Retardo Mental Final
Retardo Mental Final
Retardo Mental Final
INTRODUCCIÓN
La primera referencia histórica al retraso mental se encuentra en el papiro egipcio de Tebas (1552
a. Xto.) pero poco fue el interés médico que despertó en aquellas culturas, siendo en general
cordial el trato que se les dispensaba a quienes lo padecían. Hipócrates asoció el cuadro con
diversas malformaciones congénitas cerebrales. Las leyes de Esparta y de la antigua Roma incluían
disposiciones para el exterminio durante la infancia de los niños con grave retraso mental. Los
sabios talmúdicos judíos absolvían de responsabilidad criminal a estos sujetos. En general, su
conocimiento y descripción fue impreciso hasta el siglo XIX, considerándoselo a menudo como una
variante de la locura.
El abordaje del Retraso Mental ha sobrepasado hoy, la simple estimación estadística del nivel
psicométrico. Esto se expresa en una mayor importancia brindada a la personalidad del deficiente
mental y a su aspecto relacional, más que a un mero encasillamiento numérico surgido de las
técnicas de medición de la inteligencia a través del Coeficiente Intelectual (CI) en los llamados
tests psicométricos.
El retraso mental, llamado también retardo mental, abarca un amplio grupo de pacientes cuyas
limitaciones en la personalidad se deben, esencialmente, a que su capacidad intelectual no se
desarrolla lo suficiente para hacer frente a las necesidades del ambiente y poder, así, establecer
una existencia social independiente.
El retraso mental puede acompañarse de cualquier otro trastorno somático o mental. De hecho,
los pacientes afectados de un retardo mental pueden padecer todo el espectro de trastornos
mentales, siendo la prevalencia de éstos al menos tres o cuatro veces mayor que en la población
general. Es importante remarcar, además, que los retrasados mentales tienen mayor riesgo de
sufrir explotación o abuso físico y sexual.
DEFINICIÓN
El término retraso mental significa "un funcionamiento intelectual por debajo del promedio, que
se presenta junto con deficiencias de adaptación y se manifiesta durante el período de desarrollo
(antes de los 18 años)". Esta definición, tomada de la Asociación Americana de Deficiencia Mental,
nos proporciona una visión dinámica del trastorno.
Existen tres tipos de criterios que permiten precisar al Retraso Mental:
1- Criterio Psicométrico: fue el más comúnmente utilizado desde principios del siglo XX, gracias a
los estudios de Binet y Simón (1910) y posteriormente completados por Weschler(1958). Se basa
en la valoración del sujeto mediante tests mentales, realizados a efectos de determinar
el Coeficiente Intelectual (CI). El mismo surge del cociente entre la edad mental obtenida por
dichas pruebas y la edad cronológica del individuo en estudio, multiplicado por cien.
Los sujetos con expectativas de normalidad obtienen un CI que oscila entre 90 y 110,
considerándose -desde esta perspectiva- Retrasados Mentales a aquellos individuos con
un CI inferior a 70. Valores entre 70 y 90 constituyen "estados límite", aunque la Organización
Mundial de la Salud (OMS) recomienda el no uso de esta terminología. También con este criterio,
algunos prefieren llamar Retrasos Mentales No Morbosos a los que son superiores a 70, y Retrasos
Mentales Morbosos a los que están por debajo de ese límite.
3- Criterio Clínico: Se basa en la exploración del sujeto mediante la entrevista clínica y el estudio
de su biografía. Entre los rasgos de más valor para el diagnóstico clínico, se destacan: la capacidad
de comprensión demasiado elemental y superficial; el dominio de un presente inmediato,
concreto y fragmentario; la dificultad para las construcciones de síntesis, abstracciones,
generalizaciones y
ETIOLOGÍA
Siguiendo la clasificación de Freedman (1980), las causas y los síndromes asociados al retraso
mental pueden dividirse en:
- Fenilquetonuria
- Hiperglicemia idiopática
- Degeneraciones cerebromusculares
- Enfermedad de Niemann-Pick
- Enfermedad de Gaucher
1.3 Trastornos del metabolismo de los hidratos de Carbono. Los más frecuentes:
- Galactosemia
- Intolerancia a la fructuosa
- Glucogenosis
- Hipercalcemia idiopática
- Hipoparatiroidismo
- Cretinismo bocioso
- Enfermedad de Wilson
- Dependencia de piridoxina
- Sífilis
- Rubeola
- Otras enfermedades
Sin duda los trastornos anóxicos del parto constituyen la causa más frecuente de deficiencias
intelectuales. Aproximadamente un 19 % del total de los retrasos mentales responden a esta
etiología, sea por traumatismos, hemorragias, depresión respiratoria.
Pero en otros casos, dificultades en el ambiente social que rodea el desarrollo intelectual del niño
pueden ser las causales de un enlentecimiento o detención en el mismo, que podrán constituirse
en un retraso mental, en general de nivel Leve. El grado de estimulación sensorial y el equilibrio y
contención afectivos son los factores más decisivamente alterados para producir estas
circunstancias. Mencionemos como ejemplos, las situaciones de abandono, desarraigo,
deprivación sensorial ambiental, institucionalismo, inestabilidad emocional familiar grave, falta de
aspiraciones en el entorno, la lucha por la mera supervivencia física, el bajo nivel de estimulación
verbal y las agresiones al niño que, en todos los casos promueven una actitud de repliegue
afectivo e inactividad intelectual que podrán alterar seriamente, en los primeros años de vida, el
desarrollo de sus capacidades.
F70 Retraso Mental leve: Llamado también debilidad mental, subnormalidad mental leve,
oligofrenia leve, morón. Se considera que un cociente intelectual (C.I) de 50 a 69 corresponde a un
retraso mental leve.
Son pacientes que adquieren tarde el lenguaje, aunque son capaces de mantener una
conversación y, por lo tanto, de expresarse en la vida cotidiana. Una gran parte llega a alcanzar
una independencia para el cuidado de su persona (comer, lavarse, vestirse y controlar los
esfínteres). Las mayores dificultades se presentan en las actividades escolares, sobre todo en la
lectura y la escritura. Pueden desempeñarse en labores prácticas, más frecuentemente en trabajos
manuales semicualificados.
Cuando el retraso va acompañado de una falta de madurez emocional o social destacadas, pueden
presentarse dificultades para hacer frente a las demandas del matrimonio o la educación de los
hijos, así como en la adaptación a la cultura.
En sólo una minoría de los adultos afectados puede reconocerse una etiología orgánica.
F71 Retraso Mental Moderado: Llamado también imbecilidad, subnormalidad mental moderada u
oligofrenia moderada. Los pacientes con retraso mental moderado muestran una lentitud en el
desarrollo de la comprensión y el uso del lenguaje, teniendo en esta área un dominio limitado. Los
avances escolares son limitados, y aprenden sólo lo elemental para la lectura escritura y cálculo.
Tienen dificultad para su cuidado personal. Sus funciones motrices son pobres, y necesitan de una
supervisión permanente. Se considera que un cociente intelectual (C.I.) comprendido entre 35 y
49, corresponde al retraso mental moderado. En el trabajo desarrollan labores prácticas y
sencillas, siempre y cuando estén detalladamente estructuradas y se les supervise de modo
adecuado. De adultos es difícil que desarrollen una vida social completamente independiente; sin
embargo, muchos de ellos son físicamente activos, con total capacidad de movimientos. El nivel de
desarrollo del lenguaje varía, desde la capacidad para tomar parte en una conversación sencilla,
hasta la adquisición de un lenguaje sólo para lo cotidiano. Existen pacientes que nunca aprenden a
hacer uso del lenguaje y utilizan la gesticulación manual para compensar la carencia verbal. En la
mayoría se detecta una etiología orgánica. Son frecuentes el autismo, o trastornos del desarrollo,
así como también la epilepsia, los déficit neurológicos y las alteraciones somáticas.
F72 Retraso Mental Grave: Llamado también subnormalidad mental grave u oligofrenia grave. Se
considera que un cociente intelectual (C.I.) entre 20 y 34, corresponde a retraso mental grave.
El paciente con retraso mental grave presenta un cuadro clínico mucho más severo que el
anterior; básicamente, su etiología es orgánica, asociada a otros trastornos con escaso o nulo nivel
del desarrollo del lenguaje, necesitándose, generalmente, de una anamnesis indirecta. La gran
mayoría de los pacientes presenta marcado déficit motor, o la presencia de otras carencias que
dan evidencia clínica de un daño o anormalidad del desarrollo del Sistema Nervioso Central.
F73 Retraso Mental Profundo: Llamado también idiotez, subanormalidad profunda u oligofrenia
profunda. Se considera que el C.I., es inferior a 20.
Los pacientes de este grupo poseen muy limitada capacidad para cuidar sus necesidades básicas, y
requieren ayuda y supervisión permanente. No muestran capacidad para comprender
instrucciones o reconocerlas y actuar de acuerdo a ellas. Su comunicación no verbal es muy
rudimentaria; muestran una movilidad muy restringida o totalmente inexistente, no controlan
esfínteres. La etiología es generalmente orgánica. Suelen estar acompañados de trastornos
somáticos y neurológicos graves que afectan la motricidad, así como de epilepsia o de alteraciones
visuales y auditivas. Es frecuente el autismo atípico, sobre todo en aquellos que son capaces de
caminar, así como la presencia de trastornos generalizados del desarrollo en sus formas más
graves.
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico de retardo, cualquiera sea su grado, debe hacerse muy cuidadosamente y por un
profesional experimentado. Un diagnóstico equivocado puede causar daños irreparables para el
futuro del niño, así como prejuicios familiares y sociales. Debe utilizarse los siguientes
procedimientos:
1. Historia Clínica
Anamnesis individual y familiar. La historia del embarazo y del parto, la consanguinidad de los
padres y la presencia de trastornos hereditarios en la familia.
2. Examen Físico
Debe incluir una minuciosa observación del nivel de actividad del niño y de la cantidad de
interacción con los padres, con otras personas y con objetos inanimados. El examen físico debe ser
prolijo y objetivo.
3. Examen Neurológico
4. Pruebas de Laboratorio
5. Examen Psiquiátrico
Exploración psiquiátrica que abarca la entrevista, la historia psiquiátrica y el examen del estado
mental, pruebas de inteligencia y personalidad.
Es frecuente encontrar alteraciones en la conducta tales como hiperactividad, irritabilidad,
evitación y agresividad.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Diversas condiciones médicas pueden simular el retraso mental. Los niños que proceden de
hogares que proporcionan una insuficiente estimulación, pueden presentar retrasos motores y
mentales que son reversibles, si se les proporciona un entorno enriquecido y estimulante en la
primera etapa de la niñez. Diversas incapacidades, sobre todo la sordera y la ceguera (así por
ejemplo Helen Keller, la ciega y sordomuda famosa por su inteligencia y voluntad), pueden simular
un retraso mental. Sin embargo, es necesario establecer el diagnóstico diferencial con:
Generalmente, se establece dentro del rango de C.I. de 71 a 84, que requiere de una detenida y
prolija evaluación de todas las fuentes de información psicobiosociales.
PROGRAMA DE TRATAMIENTO
La medicina no posee los medios para curar a un retardado, una vez que el cuadro se ha instalado.
El éxito terapéutico reside, en realidad, en el diagnóstico precoz. Se debe prevenir y diseñar un
programa terapéutico integral que trate de frenar los diversos factores que en cada caso estén en
juego. Sin embargo, se puede programar:
Se considera que en un 30% de los casos se puede prevenir un retardo mental. En general, la
profilaxis del retraso mental debe tener en cuenta:
1. Información; cuando una pareja ha concebido un hijo con retraso mental, netamente
hereditario y de transmisión conocida, la probabilidad de tener otro hijo anormal es mayor que la
media de la población general.
6. Examen de cariotipo.
Si hay algo que los niños y adultos con retardo mental comparten con mucha angustia, es que son
diferentes; éstas circunstancias hacen que socialmente sean considerados como "excepcionales".
Muchas veces las familias sobreprotegen a estos niños y no les brindan la oportunidad de
experimentar y resolver sus propias necesidades, generando una imagen desdibujada de
compasión y pena e impidiéndoles que crezcan y maduren, merced al ensayo y error en la
experiencia de vivir por sí mismo. No se les prepara para la frustración positiva que conduce al
crecimiento, desprendimiento y madurez, actitud familiar que debe corregirse
En suma, según Freedman "el retraso mental puede ser considerado como un problema médico,
psicológico o educacional, aunque en último análisis es, fundamentalmente, un problema
social".
http://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtual/libros/psicologia/manual_psiquiatr%C3%ADa/cap-11.htm
https://www.psicoactiva.com/cie10/cie10_43.htm
http://alcmeon.com.ar/8/30/Ferreti.htm