Etnografías Contemporáneas

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ANDRES l.

roNAROO GóNGORA SIERRA, MARCO JuuAN MARTfNEzMORENO,


ÜAUDIAPA1RIOARMRAAMARnl.o, MANua.All}ANDRDRoDIÚGUEZRoNDÓN
EDITORES

E1NOGRAFÍAS
CONfE11PORÁNEAS
OfROSSU]E10S, OfRASAPROXIMAQONF.S
ENLAIABORANIROPOLÓGICA
CLARA PAULINA ACTYSJA Da.Río
ANDRÉS l.roNAROO GóNGORA SIERRA
DIEGO MAuruao HIGUERA RUBIO
ANAMARiAMAHEcl-IA GROOT
MMdo JuuANMARTfNEzMORENO
CIAUDlA PA1RIOA RMRA AMARnLo
MANun.Ail;JANDRO RODRÍGUEZ RONDÓN
JOHANNA CAROUNA SAIAZAR BAllÍN
ANDRÉS WooD SruCI<Y RODRÍGUEZ
DANIEl.. VE1.ANDIADíAz

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UNIVERSIDAD NACIONAL DECOLOMUIA


!'EDE KO<.i( >TA

FACI ILTAD DE CIENCIAS Hl !MANAS


\111 :u IE< ANA.I 1 :RA nE ltll;.NL'ff.-.R llNIVl:RSITARl(l
Catalogación en la publicación Universidad Nacional de Colombia
Etnografías Contemporáneas: otros sujetos, otras apróximaciones en la labor antropológica
/Andrés Leonardo Góngora Sierra ... [et al.] -- Bogotá: Universidad Nacional de
Colombia. Facultad de Ciencias Humanas. Grupo de Estudios Sociales
Contemporáneos, 2003

245 p.

ISBN : 958-701-329-8

l. Antropología social- Observaciones 2. Investigación social -3: Subjetividad

CDD-21 305.8 / E849 / 2003

.
1 \ ,

E1NOGRAÁASCONI"EMPORÁNEAS
Otros sujetos, otras aproximaciones en la labor ;mtropológica

., 2003 Andrés Leonardo Góngon. Sierra


Marco )1Jián Martlnez Moreno
CLmdiaP.itriciaRiver:i Amarillo
Manuel Alejandro Rodríguez Rood6n
{Editores)

e 2003 Universidad Nacional de Colombia


Facultad de Ciencias Hwnanas

Primer.t Edición

lmpresi6n: Publicaciones Univmidad Nacional de Colombia

Diseño decaráruL1 y diagramaci6n : Iv.ín Villamil Alvarez


Queda prohibida la reproducci6n parcial o total de esta obra por cual<Juier sistema o método
electróruco, incluso el fotocopi.do, sin autonz.ación escrita de los editores.

Impreso en Colombia
Los estudiosde etnología-tanfrecuentemente mal entendidosporsuspropios
devotos como una inútilpersecución de curiosidades, como una incursión
porl.asformassal.�yfantástU:asde < <costumbresbárbarasysupersticiones
científica, másprofundamentefilosóficasy esclarecadOrasde/,�ritu.M�
groseras> > -pod_rían convertirse en unadel.asdiscjplinasdela investigación
laEtiwlogíatienel.ashorascoritttdas;¿saldráalaluzdesu verdddero sign·

eimportanciaantesdequeseademaiiado tarde?
Bronislaw Malinowski, Losargonautas delpacífico occidental.
TABLA DE CONTENIDO

Agradecimientos 9

Presentación 11

Introducción 13

¿Indiferencia o miedo?La ex.periencia de los b o g o t a n o s


frente a la violencia urbana producto del conflicto arrr.ado
colombiano por Clara Paulina Acosta del Río. 19

El camp y lafascinación gaypor las divas: Tranformistas y


drag queens en Bogotá por Andrés Leonardo Góngora
Sierra. 43

Paz y conflicto: Lucha por la determinación de los signifi·


cados en losdiscursosde las AUCylasFARC-EPporDiego
Mauricio Higuera Rubio. 69
Protección institucional al ni�o maltratado por AnaMa­
ríaMahecha Groot. 99

Paz, modernidad y desanvllo en la construcción de la iden­


tidad nacional colombiana: El¡pbierno de Andrés Pastrana
porMarcoJuliánMartínezMoreno. 121

El mundo autista: Una arqueologíadel sujeto en historias


clínicas por Claudia Patricia Rivera Amarillo. 149

El representlldo no representlldo o el sujeto gayen la novela al


diablo la maldita primaveraporManuel Alejandro
Rodríguez Rondón. 171

/ssey Miyake:japón y modernidad porJohanna Carolina


Salazar Ballén y Andrés Wood Stucky Rodríguez. 199

Institución Indígena Contemporánea: el liderazgo en elpue­


blo 7.enúde Córrlobay Sucre, Colombia porDaniel Velandia
Díaz 225
AGRADECIMIENTOS

Este l ibr o no hub iera sido pos ible sin la v al iosa col ab or ació n de dive rsas
pe rsonas e instituciones. En primer lugar deseamos agradecer a la U niversi­
dad Nacional de Colombia y a la Vicedecanatura de Bienestar U niversitario de
la Facultad de Ciencias Humanas; especialmente a la profesora Neyla Pardo
Abril , quien desde un principio se mostró interesada en nuestra empresa y
nos ofreció su ayuda haciendo efectiva esta publicación.

En segundo término, agradecemos a Catalina V illamil , nuestra anfitriona y


colaboradora incondicional, quien estuvo presente desde el momento mismo
de la concepción de este proyecto, nuestra p rincipal lectora y más dedicada
correctora de estilo.

Agradecemos a Iván Villamil y a Clara Inés Clavijo por la diagramación y el


concepto visual de este texto.

Damos gracias a nuestras maestras y maestros, colegas, amigas, amigos, com­


pañeros y compañeras de toda la carrera y del Laboratorio: Juan F rancisco
Santamaría, Valentina Villegas, José María Barreto, Sara Zamora, Laura García,
Mara Viveros, Blanca Pérez, Camilo Rodríguez, Nydia, AngélicaDíaz, Marta
Zambrano, Juan Carlos Rodrí guez, Juliana Postarini, MayraMelo, Edgar
Avella, Dennis Bejarano, Clarita, Ana María Groot, DiegoMadiedo, M iguel
Contreras,JairoGarcía,Mario, UlianaMolano,AlessandroMartínez-Sackerman,
Luisa Hernández, La Pro/ Adriana, Juan Pablo, y a todos aquell os que nos
prestaron su apoyo y no fue ron mencionados.

A nuestras familias por todo el apoyo durante estos años.

Y para finalizar, queremos dar un sentido agradecimiento aMyriam Jime no


por sus aportes a nuestra formación, por enseñarnos que el trabajo e n grupo
y el debate son fundamentales para el desarrollo del ejer cicio de la disciplina y,
sobre todo, por mostrarnos que la labor antropológica requiere, ante todo, de
pasión y compromiso.
PRE SENTACIÓN

Etnografías contemporáneas es el resultado de un ejercicio académico desarrollado


en conjunto con estudiantes de antropología, en el marco del Laboratorio de Inves­
tigación en Antropología Social y el Seminario de Trabajo de Grado, durante el año
2002 en la Universidad Nacional de Colombia.

Los artículos reunidos en este volumen proponen acercamientos creativos a obje­


tos, sujetos y fenómenos del mundo contemporáneo, muchos de los cuales no
habían sido reconocidos como válidos dentro del conocimiento antropológico.
Aquí, la etnografía ocupa un papel central como herramienta de investigación
social y aproximación a diversas expresiones sociales de la actualidad Las fuentes y
el manejo de las mismas brindan nuevas perspectivas al ejercicio etnográfico sin
dejar de lado la clásica observación participante.
MyriamJimeno Santoyo
Directora Centro de Estudios Sociales
Universidad Nacional de Colombia
INTRODUCCIÓN

ÜTROS SUJETOS, OTRAS APROXIMACIONES EN LA LABOR


AN'IR.OPOLÓGICA

ANDRÉSl.IDNARDO GóNGORA SIEU\A


MAR.co ]llllÁN MARTiNF.zMoRENO
CIAUDIA PAlRIClA RlvERA AMARlu.o
MANua.Au:JANDRo RooRfGUEZ RoND6N
GESC1

Si quieres saber lo que es la ciencia, deberás contemplar en primer lugar, no


sus teorías ni susfundamentos, ni, por supuesto, lo que sus apologistas dicen.
Deberás atendir a lo que hacen sus practicantes.
Clifford Geertz, La interpretación de las culturas

Durante los últimos años en Colombia la antropología ha examinado situacio­


nes y contextos diversos, alejados del exotismo propio de las etnografías clásicas,
en donde el antrop6logo se internaba en la selva tras la búsqueda de un Otro
que no pertenecía a su propia sociedad2· Entre la heterogeneidad y los nuevos
acercamientos, los artículos de antrop6logas y antrop6logos egresados de la
Universidad Nacional de Colombia y de la Universidad de los Andes, presen­
tados en este libro, despliegan una gran variedad de fuentes que desbordan los
límites convencionales del análisis antropol6gico, sin dejar de lado la observa­
ci6n participante y las entrevistas como elementos fundamentales de análisis.
Hallamos así historias y textos clínicos; filmes; revistas; canciones; novelas; artí­
culos de prensa; discursos gubernamentales; páginas electr6nicas; catálogos de
diseño de modas y expedientes institucionales; los cuales son asumidos como
1 Correo electrónico GESC: [email protected]
2 Véase, por ejemplo, Antropología en la modernidad: identidades, etnicidades y
movimientos sociales en Colombia (1 997) , editado por María Victoria Uribe y Eduardo
Restrepo; Memorias hegemónicas, memorias disidentes: el pasado como política de la
Historia (2000), editado por Mana Zambrano y Cristóbal Gnecco; Modernidad,
identidad y desarrollo: construcción de sociedad y re-creación cultural en contextos de
modernización (1 998), editado por María Luda Sotomayor; El final del salvaje:
naturaleza, cultura y política en la antrop ología contemporánea (1 999) , de Anuro
Escobar; Antropologías transeúntes (2000), editado por Eduardo Restrepo y María
Victoria Uribe; De quebradores y cumplidores {2002), de Mara Viveros; Crimen
pasional. Perspectivas de una antropología de las emociones {2001), Tesis de doutorado,
Universidade de Brasília de Myriam Jimeno.
artefactos culturales que evidencian formas de pensar y de actuar en el mundo social
contemporáneo y que dan cuenta de la cotidianidad referida, no solamente a los
objetos y sujetos de estudio, sino también a la de quien realiza la investigación.
El hecho de mirar aspectos de la propia cotidianidad, cuestiona lo obvio, crea nuevas
ficciones etnográficas, formas de escritura en que se incluye reflexividad,
intertextualidad, cambios en las metodologías y en las preguntas de investigación. Se
exploran diversos terrenos que contemplan otros ámbitos de la indagación
antropológica, que van más allá de un espacio geográfico y de la descripción de
particularidades culturales, donde la búsqueda de lo puro, lo genuino, lo prístino, lo
diferente, fue, durante mucho tiempo, el ideal académico de la disciplina. Estas
propuestas se adscriben a nuevas perspectivas antropológicas que entienden la etno­
grafía en un sentido más amplio, que rebasa la observación objetiva del comporta­
miento humano existente, en donde la realidad es descrita por medio de la observa­
ción empírica de los fenómenos sociales.
En contraste con aproximaciones que consideraban aprehensible un mundo social
objetivo frente al cual quien investiga se posiciona como observador y descriptor
imparcial de la realidad; estos escritos cuestionan dicha concepción proponiendo el
ejercicio antropológico menos como una descripción de la realidad y más como una
construccióndelamisma,en laque el académico seve envuelto en relacionesdesaber
y de poder. Desde esta perspectiva, se conciben otros sujetos de estudio y otras
miradas en el ejercicio etnogr.ífico. Se legitiman otras fuentes, aproximaciones teóri­
cas y posiciones metodológicas, que incluyen reflexiones sobre el lugar que ocupan los

agentes que participan en tales investigaciones, considerando al antropólogo como


uno de ellos.
En otras palabras, en el proceso de construcción del conocimiento
antropológico, el trabajo de campo permite interactuar con los sujetos de
estudio y agrega algo más que lo propiamente dicho al análisis: la información
no verbal (que tan sólo es tangible si es vivenciada, y que muchas veces es
difícil de describir en un texto) . El establecimiento de una relación con los
sujetos permite, además de la recolección de datos, un proceso de reflexividad,
lo cual nos aleja de la mera especulación. Se pasa a lo que Hastrup y Hervik
(1994) denominan razonamiento compartido3: efectuar el análisis teniendo en
cuenta la perspectiva del mundo de las personas con quienes se mantiene la
relación investigador - sujeto de estudio. Así, el significado, en general, es de
dominio público, pues se parte de que el mundo donde vivimos está compar­
tido y por lo tanto en su conceptualización intervienen diversos significados
personales, sentidos sobre el mundo, experiencias subjetivas, pero mediadas
por condiciones generales compartidas de diversas maneras (Strauss y Quinn,
1997) . Este manej o del significado es lo que otorga al conocimiento
3 ·Shared reasoninl(•.

14 ETNOGRAFÍAS CONTEMPORÁNEAS
antropol6gico su autoridad científica y ratifica al trabajo de campo como
herramienta indispensable para la construcci6n del mismo.
Los autores y autoras del presente libro, evidencian en sus análisis las experiencias de
mundo de los otros, permitiendo la inclusi6n de categorías y conceptos nativos en la
descripci6n y entendimiento de los grupos sociales estudiados, acudiendo así a lo que
la antropología ha denominado sentido común (Geertz, [1983] 1994; Kempny y
Burszta, 1994). El sentido común se refiere a un campo de significaciones compar­
tido por los sujetos, a través del cual se edifica la realidad. &to hace de las experiencias
individuales objetos de saber.
En esta compilaci6n el conocimiento antropol6gico comprende formas propias de
conciencia, no generali7.ables a todos los humanos, pero sí evidenciables para grupos
o personas que tienen maneras particulares de ver el mundo y actuar en él. Los
artÍculos aquí reunidos evidencian estas nuevas aproximaciones de la labor y la cons­
trucci6n de conocimiento.
&tos escritos son producto del trabajo colectivo realizado en el Laboratorio de Inves­
tigaci6n en Antropología Social de la carrera de Antropología de la Universidad
Nacional de Colombia, y continuado en el marro del Seminario de Trabajo de Grado,
dirigidos por la antrop6logaMyriam Jimeno y llevados a cabo durante el año 2002.
Es pertinente resaltar que la elaboraci6n de las investigaciones, en la mayoría de los
casos, se desarroll6 conjuntamente, desde el planteamiento de las problemáticas, la
construcci6n de la metodología y el proceso de escritura.
La publicaci6n de este libro también ha sido un trabajo conjunto, una labor dial6gica
entre quienes escriben y editan. Encontrar una unidad no fue una tarea fácil. De
hecho, el proceso de edici6n del texto revel6 la divergencia temática, metodol6gica y
te6rica de sus contenidos, heterogeneidad de mirada5 antropol6gicas expresada en los
artículos, que sin embargo, hallan su punto de encuentro en el cuestionamiento de lo
obvio, lo natural, lo normal y lo verdadero. El contrato social, las relaciones de género,
la sexualidad, la homogeniz.aci6n, el exotismo, la construcci6n del otro, las institucio­
nes y sus acciones, el liderazgo, la tradici6n, la enfermedad, el saber, la forma de

concebir el poder; son categorías, nociones, conceptos, en últimas, dispositivos del


pensamiento antropol6gico que son deconstruidos desde la disciplina que los produ­
ce. Lo que se ofrece en este volumen, para los editores, es un ejercicio de reflexi6n de
la labor antropol6gica que parte de la práctica etnográfica y contempla herramientas
analíticas y metodol6gicas propositivas para abordar fen6menos sociales.
Hemos pedido a cada uno de los autores y autoras que haga una breve presentaci6n
a su artículo. A Continuaci6n introducimos el contenido de cada uno de ellos.
Clara Paulina Acosta del Río (Universidad de los Andes) en su artículo ¿Indiferencia
o miedo? la experiencia de los bogotanosfrente a la violencia urbana producto del
conflicto armado colombiano, discute la supuesta indiferencia e insensibilidad de los
ETNOGRAFIAS CONTEMPORÁNEAS 15
colombianos frente a los hechos de violencia derivados del conflicto armado
nacional. De acuerdo con la autora, estos generan una serie de repercusiones
cognitivas y emocionales que afecta la vida cotidiana de los ciudadanos y que
puede ser evidenciada a través de las narrativas de sus informantes. Por medio de
entrevistas a algunos miembros de la comunidad universitaria de la Universidad
de los Andes, la autora identifica los efectos que tienen los actos violentos en las
vidas de ellos y las formas como son contrapuestos; señalando cómo la actitud
de indiferencia que presentan algunos, es una estrategia que les permite afrontar
dichas situaciones y continuar con sus vidas. Dado lo anterior, concluye la autora,
no es posible asegurar que los colombianos sean indiferentes ante estos eventos.
Por su parte, Andrés Leonardo Góngora Sierra (Universidad Nacional de Co­
lombia) en su artículo El camp y lafascinación gay por las divas: transformistas y
drag queens en Bogotá, parte de la pregunta ¿porqué la adoración gay hacia las
divas? El autor analiza la estética encarnada por transformistas y drag queens y la
relaciona con la adopción de divas del cine y de la música, cuyo modelo de
feminidad ha sido retomado de productos culturales en desuso de acuerdo con
códigos estéticos del gusto contemporáneo. A partir de esta estrategia, denomi­
nada camp, el autor se aproxima a una visibilización social de identidad gay, que
se expresa de distintas maneras. Desde esta perspectiva, Góngora plantea la im­
posibilidad de encontrar algún tipo de rasgo esencial que defina tal identidad.
Diego Mauricio Higuera Rubio (Universidad Nacional de Colombia) en su artÍcu­
lo Paz y conflicta Lucha por la determinación de los significados en los discursos de las
AUC y las FARC-EP, aborda el tema de la paz en los discursos públicos de las
Autodefensas Unidas de Colombia {AUq y las Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia Ejército del Pueblo (FARC-EP) y se interroga sobre los significados
del concepto paz y el lugar que ocupan dentro de las construcciones discursivas de
estos grupos. Para tal efecto, caracteriza los significados del concepto de paz presen­
tes en los discursos dentro de sus contextos discursivos e históricos y examina la
pugna por la determinación de los significados, no sólo de la paz, sino de la defini­
ción de las identidades discursivas a través de las cuales tales grupos intetpretan,
clasifican y ordenan la historia y el conflicto colombiano. Según el autor, sus iden­
tidades discursivas consisten en la edificación de una diferencia diametralmente
opuesta entre un nosotros y un otro que se construyen de manera similar y que se
fundamentan en la estructura misma de los discursos.
Ana María Mahecha Groot (Universidad Nacional de Colombia) en su artículo
titulado Protección institucional al n iño maltratado: Hogares ClubMichín, un estudio
de caso, se cuestiona acerca de cómo asisten las instituciones al niño maltratado y qué
hacen éstas frente a los efectos del maltrato infantil. La autora describe la vida y las
acciones de los Hogares Oub Michín, abordando los hechos de la vida cotidiana, las
interacciones compartidas entre los niños y las niñas asistidas y los funcionarios de la
institución, el funcionamiento de lamisma,su organiz.ación y sus acciones frente a los

16 ElNOGRAFIAS CONTEMPORÁNEAS
menores en situación vulnerable. El interés del trabajo radica en la descripción de
los procesos internos de dichos hogares, en cuanto a las prácticas que se dan como
respuesta a los sistemas de asistencia y protección. A través de esta exploración, la
autora muestra la acción de unadelas múltiples instituciones que surgieron alo largo
del siglo pasado en la ciudad de Bogotá, como respuesta a la problemática del maltra­
to infantil. El análisis antropológico revela la preocupaciónde la autora por la manera
en la cual se proporciona atención a lo pequeños sometidos a situaciones de maltrato,
en relación con modelos de familia provenientes de las concepciones occidentales.
ParaMuooJuliánMartínezMoreno(UniversidadNacionaldeColombia), elanálisis
sobre el significado de la categoríapaz, durante elGobierno de Andrés Pastrana, surge
de un interés sobreel pensamiento y la acción del Estado Occidental contemporáneo
y su relación con la cotidianidad de los ciudadanos que asocia. El autor en su artículo
Paz, modernidady desarrollo en la construcción de la identidad nacional colombiana: el
GobiernodeAnd:résPastrana,muestracómoelGobiemoPastranaintentó instaurar, a
través del uso de l a categoría paz, una comunidad nacional de l a paz; lo que se
proyectó comoel ideal ideili'.l;'ldo de la sociedad colombiana,el Estado colombiano y
su forma de gobierno. El autor aborda alocuciones públicas y documentos que el
Estado agenció en su discurso. En ellos evidencia la interlocución de un sujeto­
objeto sobre el cual se hace la etnografía y expone la manera en que la paz indica
múltiples esquemas de acuerdo a circunstancias particulares .Martínezseñalaqueesta
categoría fue un bien simbólico que circuló por la sociedad colombiana yse instituyó
en su sistema político, afectando de esta manera la actividad pública, determinando
comportamientos, decisiones y acciones del Estado colombiano y sus asociados, que
tuvieron como fin consolidar una propuesta de nación.
En el campo de los estudios sobre el saber, El mundo autista: una arqueología del
siifeto en historias clínicas de Claudia Patricia Rivera Amarillo (Universidad Nacio­
nal de Colombia), da cuenta de formas de describir a los autistas en casos clínicos,
psiquiátricos y psicoanalíticos, publicados en textos especializados. En estos escri­
tos, los clínicos, como agentes de saberes que constituyen prácticas sociales, dan
vida a sus pacientes a través de la narración de sus casos otorgándoles atributos
descritos dentro de sistemas de clasificación y regulación que demarcan las condi­
ciones de la constitución de sus sujetos. Los autistas se hallan retratados en los casos
clínicos como personajes que se encuentran por fuera de las normas y convenciones
culturales. La autonomía, negada a los autistas con la figura de su padecimiento, les
es restituida en la descripción de sus casos, ev idenciando de este modo una contin­
gencia histórica, unas reglas de formación que configuran la práctica clínica y un
fundamento en el principio de la transformación de uno por uno mismo.
�resentando el género literario de la novela como un objeto legítimo de observa­
ción etnográfica, Manuel Alejandro Rodríguez Rondón (Universidad Nacional de
C olombia) describe la forma en que la nominación gay es significada en el libro A l
_ la maldita primavera (2002) del escritor colombiano Alonso Sánchez Baute.
diah!o

ETNOGRAFIAs CONTEMPORÁNEAS 17
Parael autor en su anículo El �t.ado no �ttulo o e/sujeto gayen/a novela
«Al diablo la maldita primavera» la representación de lo gay en la oora otorga un
sentido particular a la presencia de los sujetos así denominados, genCJ".llldo tanto la
identificación por parte de algunas personas con el sujeto gay allí descrito, como el
rechazo de o� �r tratan>e c:le un estereotipo que no los representa. Problematiz.ando
lo anterior, Rodríguez ubica el lugar que puede ocupar el análisis de la representa­
ción en antropología, como una herramienta que cumple una doble función. Por
un lado, ?.:rmite conocer los significados que eOifican los elementos constitutivos
de la cotidianidad de los miembros de un grupo social, y, por otro, posibilita un
ejercicio reflexivo por parte de quien investiga, al ¡:>ensar el trabajo etnográfico
como un ejercicio de representación, a través del cual suele constituir un otro.
Johanna Carolina Salazar Ballén y Andrés Wood Stucky Rodríguez (Univezsidad
Nacional de Colombia) exploran en su texto Issey_ Miyáke:japón y modernidad, la
inserción deJapón enel mundo moderno a través delos trajes y los textos del diseñador
japonés Issey Miyake. De acuerdo con los autores,el vestiClo en Japón siempre ha
permanecido ligado a las artes 1• en su devenir histórico, ha constituido una de las
grandes preocupaciones de la plastica j�c>nesa. A partir de los diseños deMiyake, ellos
exploran las tensiones, mixturas y conflictos de la inserción deJapón enlam6derni.dad.
Para finalizar, Daniel Velandia Díaz (Universidad Nacional de Colombia) en su
anículo Institución indígen? contemporánea. Elliderazgoenel.Pue'blo Zenúde Córr:fo.
ha y Sucre, Colomina, aoordalas relaCi.ones palíticas del Pueblo indí,gena Zenú conel
Estado colombiano,_que lo reconoce constitucionalmente. &te artíCulo vincula, des­
de la mirada etnográfica, los intríngulis de la vida política zenú -y sus correlaciones
con lo administrativo, económico, social, cultural y territorial- con la semántica local
del liderazgo. Desde allí el autor propone entender el liderazeo como la institución
mediadora de las relaciones &tado - Pueblos indígen?s y devefa cuáles son los escena­
rios que se luchan actualmente y cómo se presenta la apropiación de instituciones
políticas nacionales. A la p ar, Velandia contempla la lffiDricación entre diversos
sistemas políticos, en los mveles global, nacional y local, para lo cual la etnicidad se
refiere más a una cuestión política que a una de diferencia cultural.

REFERENCIAS CITADAS

GEERTZ, CLIFFORD. [ 1 983] 1994. Conocimiento local. Ensayos sobre la interpreta­


ción de las culturas. Barcelona: Editorial Paidós.
HASTRUP, KIRSTEN Y PETER HERVIK. 1994. clntroduction», en Social Experience
an Anthropological Knuwledge. K. Hastrup y P. Hervik (Eds.) . Pp. 1- 12. London, New
York: European Association of Social Anthropologists.
KEMPNY, MARIAN Y WOJCIECH J. BURSZTA. 1994. •Ün the relevance of the
common sense for anthropological knowledge», en Social experience and anthropological
knuwledge. K. Hastrup y P. Hervik (Eds.) . Pp. 121-138. London, New York: European
Association of Social Anthropologists.
STRAUSS, CLAUDIA Y NA OMI QUINN. 1997. A cognitive theoryofcultural meaning.
Cambridge: Cambridge University Press.

18 ETNOGRAFIAS CoNTEMPORÁNEAS
¿INDIFERENCIA O MIEDO? LA
EXPERIENCIA DE LOS BOGOTANOS
FRENTE A LA VIOLENCIA URBANA
PRODUCTO DEL CONFLICTO ARMADO
COLOMBIAN01

ClARAPAUUNAAa::filA. DELRíd

Es frecuente escuchar comentarios sobre la indiferencia o la insensibilidad que


presentan las poblaciones urbanas con respecto a los hechos violentos producto del
conflicto interno armado colombiano, ya que en apariencia no se encuentran en­
frentadas directamente con la violencia. Asimismo, se dice que en los centros
urbanos la gente ha disminuido sus círculos sociales con el fin de protegerse de un
entorno hostil. Lo cierto es que en las ciudades se presentan actos violentos perpe­
trados por grupos al margen de la ley como lo son atentados con bombas, secues­
tros, entre otros, así como también estos grupos amenazan con atacar la infraestruc­
tura pública de la ciudad. Dichos eventos generan una serie de tensiones y miedos
en la población, los cuales son recibidos de diferentes maneras (El Tiempo, agosto
30 de 2002; UN Periódico, octubre 20 de 2002: 10; Navia y Ossa, 2001). Por lo
tanto, un aspecto del conocimiento de sentido común que circula en el país con
respecto a los actos de violencia, es el hecho de que las personas han adoptado una
actitud de supuesta indiferencia frente a la situación, pero, como veremos más
adelante, aquello puede corresponder, por el contrario, a un sentimiento fuerte de
miedo, por lo que la gente busca el aislamiento.

En este texto me propongo mostrar, por medio de la evidencia etnográfica recogida


durante mi investigación (Acosta, 2003), la experiencia de un grupo de la pobla­
ción bogotana perteneciente a la Universidad de los Andes en su vida cotidiana,
con respecto a los eventos violentos que suceden en la ciudad producto del conflic­
to armado colombiano. En este sentido, describo los significados culturales que las
personas elaboran alrededor de dichos hechos, así como las emociones y las estrate­
gias de afrontamiento generadas por los mismos.
Esta aproximación a la experiencia de las personas pertenece al ámbito de la inves­
tigación antropológica contemporánea, por cuanto los relatos verbales proporcio-
1 Este artículo deriva de mi trabajo de grado, Las rep resentaciones de la violencia derivada
del conflicto armado colombiano en un grupo de la población bo� otana (Acosta, 2003).
Agradezco a MyriamJimeno por la dirección y apoyo en la realizacion de esta investigación;
y a todas las personas que muy amablemente partici paron a través de las entrevistas.
2 Antropóloga y psicóloga de la Universidad de los Andes . Correo electrónico:
[email protected]
CLARA p AULINA AcoSTA DEL R.Io

nados por los participantes son abordados desde una posición interdisciplinaria,
nutrida por conocimientos producidos por otras disciplinas, tales como la psicolo­
gía, pero sin dejar de lado la mirada cultural de los fenómenos sociales. Así, por
ejemplo, emociones como el miedo, anteriormente estudiadas desde y en el indivi­
duo, son interpretadas a partir de una perspectiva sociocultural en la cual las emo­
ciones son construidas socialmente.
De igual manera, la actualidad de la postura antropológica se refiere al contexto
mismo en el que la problemática en cuestión es investigada, es decir, constituye un
entorno urbano en el que se presentan eventos sociales que permean la cotidianidad
de sus habitantes, y que por lo tanto, hacen parte del entramado social. En este
sentido, la postura teórica asumida durante la investigación también posee una
visión contemporánea, al tomar en consideración al sujeto de observación como un
agente activo en la construcción de significados y al investigador como pertene­
ciente a la realidad que se observa.
Ahora bien, el concepto de representación social me sirve para abordar las interpre­
taciones que se realizan sobre los diferentes eventos que son presenciados en la
ciudad, por cuanto ésta permite darle sentido al mundo y a las experiencias del
mismo aodelet, 1986). Las representaciones son construidas socialmente, ya que
dependen de las perspectivas de los actores, del lugar desde donde se conformen, y
de las interacciones con los diferentes grupos de referencia. De suerte que, éstas
constituyen el medio a través del cual se le otorga significado a los diferentes
eventos y situaciones. Además, esta noción involucra el conocimiento práctico o de
sentido común que es elaborado por personas corrientes en su vida cotidiana (Berger
y Luckman, 1979). Este conocimiento incluye los contextos físicos y socioculturales
en los que surgen significados e interpretaciones {Schutz, 1962), así como estrate­
gias de afrontamiento con las cuales enfrentar eventos generadores de miedo.
A partir del enfoque sobre las representaciones, que acentúa los aspectos y funcio­
nes significantes de la actividad representativa, la sociedad proporciona sistemas de
codificación e interpretación de los hechos sociales, los cuales son empleados por los
individuos en tanto que miembros de una sociedad particular.
Las representaciones poseen tres dimensiones que, al trascender el ámbito indivi­
dual, «Se inscriben en procesos de larga duración, relacionados con saberes social­
mente construidos» {Bonilla y García, 1998: 20). Dichas dimensiones se refie­
ren a las «cognitivas {traen a la mente conceptos e interpretaciones), normativas
(dan un orden a la realidad) y simbólico-semióticas {significan lo que acontece)»
{Bonilla y García, 1998: 20) . Por estas tres dimensiones las representaciones
sirven como marcos de referencia que proporcionan a las personas elementos de
interpretación de su entorno social, ya que estos universos de significación3 permi-
3 Este concepto se corresponde con el de representaciones para Bonilla & García, 1 998.

20 ETNOGRAFIAs CONTEMPORÁNEAS
¿INDIFERENCIA O MIEDO?

ten a las sociedades representar sus realidades y establecer unos marcos de inter­
pretación (Bonilla y García, 1998) .
En fin, la noción de 'representación social' se refiere a la forma como «los sujetos
sociales aprehenden los acontecimientos de la vida diaria, las características de su
medio ambiente, las informaciones que en él circulan, a las personas de su entorno
más próximo o lejano» Qodelet, 1986: 473). Los objetos, las personas y las ideas,
los hechos sociales o los acontecimientos son representados de acuerdo con los
significados que se elaboran en tomo a estos. De esta forma, las representaciones
restituyen de modo simbólico algo que está ausente.
Estas cumplen la función de darle sentido al mundo y a las experiencias que de él
se tienen, ya que «constituyen modalidades de pensamiento práctico orientadas
hacia la comunicación, la comprensión y el dominio del entorno social, material e
ideal» aodelet, 1986: 474). Las representaciones proporcionan herramientas para
dominar el medio y pueden cumplir con la función de «movilizar política e ideoló­
gicamente a la sociedad a través de valores y símbolos con los que se responde a la
amenaza, a lo desconocido, al miedo, al extraño, en fin, a la realidad que se presenta
inaprensible» (Bonilla y García, 1998: 21).
En suma, los contenidos de las representaciones sociales se refieren, básicamente, a
informaciones, imágenes, opiniones, actitudes, etcétera (Bonilla y García, 1998),
los cuales permiten que en un determinado momento y contexto, surjan ciertas
representaciones. Estas últimas son conformadas y nutridas por el conocimiento
de sentido común que contribuye a la construcción de los significados en torno a la
realidad. Por consiguiente, existe una estrecha relación entre las representaciones y
el pensamiento práctico por cuanto las primeras son constituidas por la informa­
ción que circula a través del conocimiento de sentido común.

Este pensamiento práctico -o conocimiento de sentido común- alude a la cons­


trucción social de la realidad (Berger y Luckman, 1979) sobre la base de expe­
riencias, informaciones y saberes transmitidos culturalmente por medio de la
tradición, la educación y la comunicación social Qodelet, 1986), proporcionan­
do elementos de interpretación de la realidad. De esta forma, según Alfred
Schutz (1962), el pensamiento de sentido común involucra no sólo el mundo
físico, sino también el mundo sociocultural en el cual hemos sido socializados y
compartimos con nuestros semejantes.
Así pues, para estos autores (Schutz; Bergery Luckman), el conocimiento de senti­
do común es aquel que tiene lugar en la realidad de la vida cotidiana, la cual «Se
presenta como una realidad interpretada por los hombres y mujeres, y que para
ell os tiene el significado subjetivo de un mundo coherente» (Berger y Luckman,
�979: 36). Asimismo, este conocimiento contiene aquellos significados de la rea­
lidad que son compartidos con los demás a través del lenguaje.
ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS 21
CLARA PAULINA AcoSTA DEL R.Jo

El lenguaje constituye el medio para proporcionar las objetivaciones del mundo,


es decir, los objetos que conforman la realidad de la vida cotidiana independien­
temente del sujeto; y «dispone el orden dentro del cual estas adquieren sentido y
dentro del cual la vida cotidiana tiene significado para el sujeto» (Berger y
Luckman, 1979: 39). De esta forma, por medio del lenguaje, se construyen los
símbolos esenciales para el mantenimiento de la realidad de la vida cotidiana por
cuanto el diálogo permite la modificación y reconstrucción permanente de la
realidad subjetiva.
Las representaciones se hacen 'visibles' por medio del lenguaje debido a que «Se
desempeña como portador de las interpretaciones y de las formas de ver el mundo»
(Bonilla y García, 1998: 22). De esta forma, el lenguaje es la mediación necesaria
para la construcción de las representaciones sociales, ya que a través de éste se
realizan intercambios sociales y discursivos.
Tales representaciones, de acuerdo con Serge Moscovici (tomado de Potter y
Wetherell, 1978), proporcionan los medios para entender y evaluar el mundo. De
igual forma, se encuentran «estrechamente ligadas a los procesos de comunicación,
y en particular a la conversación cotidiana inestructurada: chisme, charla y discu­
siones familiares»4 (Potter y Wetherell, 1978: 140). Por lo tanto, a través de las
narrativas de los participantes es posible establecer las representaciones que han
elaborado sobre eventos particulares.
De esta forma, el concepto de representación resulta importante a la hora de enten­
der el significado que tienen ciertos eventos para un determinado grupo social. Por
lo tanto, parto de tener en cuenta la función y construcción social tanto de las
representaciones como de las perspectivas y narrativas, para así lograr aproximarme
a las diferentes formas en que son entendidos los hechos sociales y, específicamente,
los sucesos violentos que tienen lugar en la ciudad a raíz de acciones subversivas.
Teniendo en cuenta la dimensión simbólico-semiótica de las representaciones re­
sulta relevante la noción de significado con el fin de aproximarse a las representacio­
nes. Siguiendo la definición de Strauss y Quinn (1997: 6), los significados son
«[ .. ] las interpretaciones evocadas en una persona por un objeto o evento en un
.

momento determinado»5, los cuales involucran la identificación del evento u obje­


to, así como la generación de expectativas hacia éstos, de sentimientos y motivacio­
nes, con el propósito de responder ante estos (Strauss y Quinn, 1997).
Los significados son respuestas cognitivo-emocionales, producto de eventos pre­
sentes en la esfera pública, que interactúan con las estructuras mentales, las cuales,
4 «[ ] social representations are intrinsically linked to communication p rocesses, and in
...

particular to people's unstructured everyday talk: their gossip, chat, pub arguments and
family discussions».
5 «[ ] the interpretation evoked in a person by an object or event at a given time.»
...

22 ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS
¿INDIFERENCIA O MIEDO?

asu vez, son el producto de interacciones previas con el mundo. &tos significados
dependen, tanto del momento vigente de experiencia, como del marco interpretativo
que se trae al momento en que se interpreta un evento (Strauss y Quinn, 1997).
Ahora bien, los significados culturales se refieren a «la interpretación típica de un
objeto u evento evocado en la gente como resultado de experiencias de vida simi­
lares»6 <Strauss y Quinn, 1997: 6). Estos significados surgen sobre la base de los
esquemas cultura.les, es decir, sobre el hecho de que las personas comparten expe­
riencias y vivencias parecidas, las cuales resultan ser mediadas socialmente.
Por último, los esquemas pueden ser más o menos compartidos en el grupo social;
y éstos se construyen a partir de varias rormas de experiencia común. Para que un
esquema sea compartido por un grupo de personas se requiere que «experimenten
los mismos patrones generales», y no exactamente las mismas experiencias (Strauss
y Quinn, 1997: 122). «Al experimentar muchos de los mismos patrones genera­
les, la gente en una sociedad va, en alguna medida, a compartir los mismos enten­
dimientos, a tener respuestas emocionales y motivacionales comunes, y a exhibir
conductas parecidas»7 (Strauss y Quinn, 1997: 123).

LA VIOLENCIA REPRFSENTADA

La representación social sobre los eventos de violencia hace parte de los esquemas y
significados culturales, y tienen la variedad interna de éstos. &ta variedad interna
hace alusión al hecho de que dicha violencia sea concebida de diferente manera por
parte de las personas, ya que otorgan diversos significados a la misma (Serrano,
2000). De ahí el carácter heterogéneo de las imágenes e interpretaciones de la
violencia, ya que estas dependen tanto del lugar que se ocupa en la sociedad como
de la cultura local a la que se pertenezca Gimeno, 1998, 2002b). Pero, de igual
forma, un mismo grupo social comparte ciertos entendimientos o repertorios
interpretativos sobre el uso de la violencia.
Para efectos de este escrito, abordo la noción de violencia desde un enfi:>que relacional
en el que ésta es entendida como un tipo de interacción, por lo que los eventos
violentos resultan ser interacciones que tienen lugar en contextos socioculturales
específicos aimeno, 1998; 2002a). Dichas t ransacciones se realizan entre los indi­
vi duos y su entorno, y se caracterizan por una intencionalidad, es decir, por la
fi nalidad de provocar daño a otros Gimeno, 1998; 2002a). De otro lado, las
interacciones que tienen lugar en los actos violentos poseen una gran capacidad
6 «[Cultural meaning] is the typical interpretation of sorne object or event evoked in people
as a result of their similar life experiences.»
7 «Experiencing many of the same'g'eneral patterns, people in a society will, to sorne extent,
come to share the same understandings, have common emotional and motivacional responses,
and exhibit like behaviors.»

ETNOGR.AF!As CoNTEMPORÁNEAS 23
CLARA PAULINA AGOSTA DEL Rlo

expresiva, es decir, trasmiten significados, lo cual se encuentra estrechamente rela­


cionado con su eficacia instrumental, así como trascienden el hecho de violencia en
sí mismo aimeno, 2001) . Esta capacidad expresiva, y también la forma en que se
representa a los actos violeatos, depende de los significados culturales compartidos
y no tanto de idiosincrasias personales.

De acuerdo con el estudio realizado por José Fernando Serrano (2000) , Concepcio­
nes de vida y muerte enjóvenes urbanos, cuyo objetivo principal es determinar el
efecto del conflicto armado del país en los j6venes, aquello que es entendido por
violencia en este grupo poblacional implica«el uso de la fuerza y la eliminaci6n del
otro como forma de resolver los conflictos» (Serrano, 2001: 3) . En los relatos sobre
la experimentaci6n de este fen6meno social entre los j6venes urbanos se hallan
entremezcladas las diversas fOrmas de violencia, es decir, «[.. .] se conecta la violencia
intrafamiliar con la de la guerrilla, los atracos en las calles con las guerras [ ...]»
(Serrano, 2001: 3) . Por tanto, al preguntar por la violencia se encuentra que no es
posible referirse a ella de manera singular debido a que involucra gran cantidad de
fen6menos, los cuales afectan a los j6venes tanto en su corporalidad como en su
relaci6n con el entorno (Serrano, 2001) .

Por esta concepci6n totalizadora de la cuesti6n de la violencia en Colombia, ésta


adquiere una«[...] condici6n general, múltiple, de presencia constante y de límites
difusos que se riegan en todos los aspectos de la vida diaria» (Serrano, 2001: 3-4) .
Es así, como a partir de dicha investigaci6n, puede decirse que para los j6venes
urbanos el país presenta un«estado generalizado de miedo y terror»; ya que, según
Serrano (2000) , la violencia es vivida como presente de manera constante en todos
los lugares y momentos del país.

De esta fOrma, es posible afirmar que, según este mismo autor,«los j6venes mani­
fiesten la necesidad de aprender a vivir con ella [la violencia], pues al fin y al cabo
la«Vida sigue» y <<Uno no se puede quedar encerrado en la casa» (Serrano, 2001 : 5).

Así, la aparente indiferencia o habituaci6n de algunos sectores de la sociedad co­


lombiana, puede entenderse como una«domesticaci6n» de los actos violentos, al
igual que el horror y la fascinaci6n, ya que«la reiteraci6n delimita, subraya y hace
excepcional el acto violento, pero al mismo tiempo lo naturaliza y lo domestica»
aimeno, 1998: 38) . De esta manera, es posible decir que estas formas de represen­
taci6n de la violencia resultan ser mecanismos psicol6gicos que permiten sobrepo­
nerse al traumatismo causado por la violencia, asimilarlo y ubicarlo en la vida como
una experiencia aimeno, 1998) . «En este sentido, se comunica la idea de conti­
nuar la vida diaria, de proseguir y reconstruir el sentido de continuidad social»
aimeno, 1998: 38. El énfasis es mío).

Sin embargo, la domesticaci6n de las acciones violentas s6lo es parcial, pues «[ ... ]
también comunican miedo y desconfianza frente a las interacciones sociales, lo que es
24 ETNOGRAFIAS CONTEMPORÁNEAS
¿INDIFERENOA O MIEDO?

muy notorio en Colombia» Qimeno, 1998: 38). Estas emociones tienen la capaci­
dad de menoscabar la calidad de vida de la gente, de «deteriorar la calidad de la
convivencia y la confianza básica de las personas en su entorno» (fimeno, 1998: 38).
Los eventos de violencia tienden a percibirse, asimismo, como hechos que desorde­
nan la realidad, por cuanto «la acci6n violenta estremece y pone en cuesti6n el
orden sobre el cual las personas basan su vida cotidiana, pues hace dudar de la
confiabilidad del entorno y de la protecci6n que ofrecen los vínculos solidarios»
Gimeno, 2002b: 10) .
Esta proclividad a ver los actos de violencia como desorden social se debe, en parte,
a la socializaci6n de las representaciones a través de los discursos que ponen en
circulaci6n los medios de comunicaci6n Qimeno, 2002b). De esta forma, tanto los
medios como los universos de significaci6n influyen las «concepciones diarias» que
se tienen «SObre la vida, la muerte,[... ], la violencia, la paz, los conflictos, etcétera.»
(Bonilla y García, 1998: 19). Contribuyen a la conformaci6n de ciertas represen­
taciones o imágenes sobre los eventos violentos que suceden en la ciudad.
Es así como, «desde del discurso del orden, que criminaliza la violencia, los medios
refuerzan la idea de la violencia como aquel monstruo indescifrable que destruye lo
social» (Franco, 2002: 24) . lo anterior, en consecuencia, genera una visualizaci6n
de la violencia como algo desordenado e indiscriminado y este mensaje «[... ] repro­
duce una sensaci6n de inseguridad y miedo generalizado[ ... ]» (Franco, 2002: 24).
Los medios de comunicaci6n han contribuido a la propagaci6n del miedo causado
por los actos violentos, pues reiteradamente los registran y comentan de manera
detallada, aunque dicha propagaci� también se debe a que son continuamente
traídos a colaci6n durante las convers�ones cotidianas Qimeno, 2001). Esto es el
resultado de la capacidad expresiva ''impactante de las acciones de violencia. La
reiteraci6n de los actos violentos tiene el efecto, segúnJimeno (2001), de naturali­
zar la violencia y de atribuir lo que, posiblemente, es miedo a la supuesta indiferen­
cia de las personas. De igual manera, de acuerdo con Franco (2002) , con la
presentaci6n reiterada de los hechos de violencia por parte de los medios, se ha
producido una sobre-exposici6n de imágenes de violencia, las cuales, en última
instancia, ocultan y trivializan sus significados.
Las representaciones de las personas se ven influidas por las representaciones
mediáticas que difunden los medios de comunicaci6n, y estas, a su vez, son elabo­
radas «desde los supuestos del orden, donde lo violento es anormal[ ... ]» (Franco,
2002: 27). La capacidad de los medios para hacer esto, radica en que, como señala
Gerard Imbert, estos cumplen la funci6n de informar, por lo que «Sacan a la luz,
crean una conciencia, vuelven a definir los limites de lo que es aceptable y lo que no
es, y estructuran las percepciones de la índole y la magnitud de la violencia» (Imbert
citado por Franco, 2002: 24).
ElNOGRAFIAS CONTEMl'ORÁNEAS 25
CLARA PAULINA ACOSTA DEL R10

Así pues, las imágenes que elaboran las personas sobre los actos violentos que tienen
lugar en la ciudad se ven, en gran parte, influidas por las representaciones mediáticas
y por el discurso del orden que transmiten los medios con respecto a la violencia.
Pero, de igual forma, la ocurrencia de eventos violentos irrumpe el entorno social y
ffoico de tal forma que el orden y sentido social se ven quebrantados. A su vez,
aquellos repertorios interpretativos que ofrecen los medios de comunicación pro­
vienen de los repertorios más amplios del grupo social.

Las personas se ven afectadas directa o indirectamente por las diferentes formas de
violencia que operan en la ciudad, pues «la acción violenta raramente deja insensi­
bles a quienes notifica. Precisamente allí radica su poder, en su capacidad de
trasmitir el quiebre del orden de la civilidad y alterar la seguridad de la personas»
Gimeno, 2002b: 1 0). Lo anterior conlleva a la necesidad de la generación e
implementación de diferentes estrategias de afrontamiento que permitan a las per­
sonas continuar con su vida cotidiana en un entorno que les resulta sumamente
inseguro y amenazante. Es así como los actos de violencia son actos sociales disruptivos
y la diversidad en el incremento de formas de violencia en Colombia «[ . . ] afecta la.

conciencia social, principalmente, al producir un sentido de fragmentación social»8


Gimeno, 200 1 : 22 1). Esto se encuentra ligado a la percepción de vivir en un
entorno con diferentes tipos de criminalidad, por lo que las personas presentan un
sentimiento de indefensión e impotencia frente a ello Gimeno, 2001).

Este sentimiento de indefensión y desprotección alimenta, precisamente, al


sentimiento de fragmentación «[ . .] entendido como la sensación de que la
.

sociedad se ha fragmentado en piezas bien sea dominadas o disputadas por una


gran variedad de actores armados, frente a un individuo que se encuentra sin
ninguna protecciÓn»9 Gimeno, 200 1 : 224). La experimentación de la frag­
mentación social «es entonces un tipo de atmósfera o ambiente que envuelve la
vida diaria de la gente, incluso las vidas de aquellos que viven lejos de los
escenarios de la guerra, en una niebla invisible pero omnipresente que circunda
a todos los actores, mientras que al mismo tiempo los diferencia y contrasta de
manera radical»1º a imeno, 200 1 : 224).

ExPFRIENCIAS DE VIOLENCIA

Las experiencias de las personas con respecto a los eventos violentos difieren en
varios aspectos como mencioné anteriormente, por lo que al indagar sobre la violen-
8 •[ . . . ] affect social consóousness, mainly by producin g a sense of social fragmentation».
9 •[ . . . ] understood as bemg the sensation that society has fragmented into pieces either
dominated o fought over by a great variety of armed actors in the face of which the
individual is found to have no protection.»
10 •[T he experie� ce ? f fragmentation] is thus a kind of atmosphere or environment
. people s da1ly hfe, even the hves of those who live far from the theatres of war,
enfoldmg
in an invisible but omnipresent fog enveloping ali actors, whilst also differentiating and
radically contrasting them .»
26 ETNOGRAFIAS CONTEMPORÁNEA�
¿INDIFERENCIA O MIEDO?

cia es posible encontrar variados relatos que encierran imágenes y significados, así
co mo determinan en gran medida la fonna en que la ciudad es experimentada y los
comportamientos de sus ciudadanos en su vida cotidiana.
Las personas que participaron en la investigación {Acosta, 2003) corresponden a
25 estudiantes y a 25 empleados de la Universidad de los Andes, pertenecientes a
diferentes facultades y dependencias, respectivamente; quienes expresaron sus vi­
vencias y experiencias con respecto a los diversos eventos de violencia que ocurren
en Bogotá.

r1 evento más frecuentemente reportado por los entrevistados durante la investiga­


ción consistió en lo ocurrido el 7 de agosto de 2002, en el cual fueron lanzados
petamos o rockets no sólo al Palacio de Nariño, sino también a la Escuela Militar de
b calle 80 el día en que el presidente de la Republica se posesionó.

La importancia de este hecho puede deberse a su cercanía con la universidad, y en


esta medida, con los participantes. Es decir, al haberse producido en un área
cercana a la institución educativa irrumpe en el espacio social, así como quebranta
la representación social en la que se ve a sí mismo poco proclive a ser alcanzado por
sucesos de este tipo. En este sentido, las personas tienden a sentirse amenaz.adas, y
es ahí donde radica su impacto en la vida cotidiana. De igual forma, tal aconteci­

miento tiene repercusiones claras en los habitantes de Bogotá por cuanto represen­
ta la indefensión y desprotección en la que se encuentran, ya que ni las fuerzas
militares pudieron evitar esta clase de acciones.

Con respecto a los principales esquemas cognitivo-emocionales identificados en los


relatos verbales, encontré, en primer lugar, las referencias a las diferentes formas de
violencia concebidas por las personas entrevistadas, quienes distinguen entre los
eventos violentos, tales como las bombas, petardos, secuestros, entre otros, y la violen­
cia producto de la delincuencia propia de la ciudad Así lo relató una estudiante:

!�·¿Qué evento o eventos de violencia en la ciudad la han impact.ado más?


S: De los hechos, pero es que ahí viene el cuento, ¿de violencia cualquiera? Porque
est � puede tener por ejemplo hechos violentos así grandes, básicamente grandes
1 ne impactó mucho el día de la toma de posesión ahorita de Uribe... los rockets esos

con� a el palacio me parecieron uy súper agresivos, súper contundentes, pues una


i:
pos1c1ón bastante radical, ¿no? Y bueno además del contexto ahorita de la violencia
Y todo porque era lo que le iba a decir ahora, las bombas, la época de las bombas yo
tengo unos recuerdos muy vagos, muy vago, si me acuerdo pues de la presión y el
sus to, pero . . . bueno . . . porque está la violencia urbana, la violencia callejera, los
atracos y eso , y eso si que me ha impactado a mí, pues los atracos, las veces que me
han atracado a mí me han dejado psicosiada muchos días después, con temor de
rnontarme a los buses, con temor hacia la gente, con temor a pasar por un puente
peatonal porque una de las robadas, dos fueron cuando iba a subirme a un puente

ElNOGRAFfAs CONTEMPORÁNEAS 27
CLARA PAULINA AcosrA DEL R10

o a bajarme de un puente. Ah bueno y tenaces así que uno se acuerde harto,


bomba esa del DAS, ¿no? Que fue durísima y lo del avión de Avianca también, 1
de los caleños que esa no fue hace tanto, ¿no? Y ya básicamente esos tres, pero de 1
últimos ... bueno no pero están también todas las masacres.

Esta diversidad en las clases de violencia que se experimentan en la ciudad gene9


un sentido de fragmentación social, el cual deja al individuo sumido en un senti1
1
miento de indefensión e impotencia.

Asimismo, los estudiantes y empleados de la universidad denominaron de manera


recurrente al tipo de violencia que realiza la guerrilla en la ciudad como «Violencia:
terrorista», «terrorism0», oson<Qtentadaw actos terro�. Asílorefirióunestudiante:

P: ¿Qué evento<> eventos de violencia en la ciudad lo han impactado más?


L: Pues en estos momentos ... lo que los medios de comunicación nos muestran es
únicamente la violencia terrorista a todo momento y, aunque no estoy de acuerdo
porque es tenaz, tenaz que se utilice una forma terrorista para un objetivo que uno
ni sabe cuales son los objetivos ...

Este esquema encierra, porun lado, el significado alrededor de las acciones de violen­
cia correspondiente al efecto indiscriminado de las mismas, lo cual, por consiguiente,
afecta a las personas en su vida cotidiana al romper con el sentido y el orden social. Y
por otro lado, las representaciones que transmiten los medios de comunicación en
tanto emplean el término terrorismo para referirse a dichos eventos.

En segundo lugar, se hallan los significados culturales inmersos en las pen:epciones


sobre los actos de violencia por parte de los empleados, los cuales hacen referencia
al hecho de considerar a los perpetradores de la violencia derivada del conflicto
armado, como personas inhumanas en tanto no les importa el sufrimiento de los
demás, tal como relató una de las empleadas de la universidad:

P: ¿Usted quépiensa sobre lo que la guerrilla hace en Bogotá, o lo que sucedió en Chocó,
porejemplo?
N: Yo pienso que ellos no tienen coraz6n, no tienen familia, no son hijos de madres,
hasta de pronto se olvidaron que tuvieron una mamá. Yo pienso que ellos segura­
mente piensan que no tienen mamá o se les olvidó que tienen mamá, que tienen
hermanos. Yo creo que eso es lo que les pasa a ellos porque no piensan en toda esa
gente que matan que hasta de pronto tienen familia, que tienen hijos, pequeñitos,
que van a aguantar hambre, que van a aguantar necesidades, que no se van a poder
educar nunca porque... ellos no piensan en eso, solo piensan en matar y matar y en
secuestrar y en robar y en hacer cosas malas.

lo anterior, según los participantes, se relaciona con la falta de principios morales


que existe en la guerra, ya que las acciones violentas son indiscririiina.cl y cualquier
persona es una posible víctima.
28 ETNOGRAÁAS CoNTEMPORÁNEAS
¿INDJFERENOA O MIEDO ?

Ot ro significado sobresaliente en los relatos verbales consiste en la inocencia de las


perso nas que, generalmente, resultan afectadas por los hechos violentos. El sufri­
m ie nto de la gente afectada, así como el hecho de no tener responsabilidad alguna
en la situación de violencia, constituyen motivos por los que los eventos violentos
res ultan muy impactantes para los entrevistados. Esto fue expresado de la siguien­
te manera por un estudiante:
P: ¿ Qué opina sobre esos hechos?[bombas, petardos, secuestros , entre otros realizados
por l os grupos armados en la ciudad]
¡ : No, pues me parece un acto de cobardía que pues que los guerrilleros ataquen a
h población civil gue somos PW:S eersonas indefensas y no tenemo� annas ni cascos
ni nada por el estilo y pues casi siempre salen muertos muchos inocentes, o sea
niños, vendedores ambulantes, o sea me parece que son unos actos que van en
detrimento de la dignidad humana.

En este sentido, «los actos de violencia contra «inocentes» remiten a una condición
perturbadora de la violencia, su relativa impredecibilidad, su carácter de desgracia»
Gimeno, 1998: 42). Estos son entendidos como formas de comunicación extrema
en las que el mensaje trasmitido corresponde al poder que detentan para desestabi­

l izar todos los niveles de la sociedad.

Las referencias a la cotidianidad de la violencia, tanto en la ciudad como en el país,


representan la despersonalización de la misma en tanto conlleva los esfuerzos
cognitivos y emocionales que realizan los individuos con el fin de protegerse psico­
lógicamente. Lo anterior, según uno de los estudiantes, fue referido como acos­
tumbramiento a los eventos de violencia debido a su alta frecuencia.

P: ¿ Qué opinas sobre estos hechos de violencia en Bogotá? [bombas , petardos, secues­
tros]
N: Pues como que de hecho nos hemos acosnunbrado a vivir mucho esa violencia,
aco stumbrado que pues también a cuenta de que uno tiene que seguir viviendo y
no se puede dejar deprimir y todo el cuento pues porque si todos nos deprimimos
pues va a ser sencillamente peor, es como lo lógico tal ve-z ..•

Si n embargo, muestran preocupación por e l olvido que aparentemente la gente


p rese nta ante tales sucesos, por lo que se hace evidente su deseo de que sean
c o ns_t antemente reiterados debido a lo doloroso de los hechos. Esto puede verse
refl e¡ado en el siguiente aparte de entrevista realizada a un empleado:

!�· ¿ Usuxiquépiensa, en general, sobre estos hechos?


H: ..lo otro esque aquí en G>lombia pasan... hay muchos muertos y no pasa nada, o sea
es to ya es el pan de cada día. O sea aquí en un año mueren como diez veces más de los
que murieron en las Torres Gemelas y eso es normal, o sea no pasa nada, matan niños,
111 at'.111 personas inocentes, nadie se pronuncia, nadie. . . o sea ya como que estamos
cun1dos, nadie se levanta, nadie se muestra, protesta digamos pacífica, nadie...
ETNOGRAF!As CoNTEMPORÁNEAS 29
CLARA PAULINA AcoSTA DEL Rlo

Una diferencia encontrada entre alumnos y trabajadores en lo que a las representa­


ciones del conflicto armado se refiere, fue el énfasis puesto por los estudiantes en el
análisis de la situación general del país, así como se remitieron a ámbitos de relación
entre el Estado y los ciudadanos, por cuanto afirmaban que era necesario erradicar
la desigualdad e injusticia social. De igual forma, responden que el problema no es
sólo de acabar con las guerrillas, sino que se trata de una cuestión más estructural, en
la que tienen que haber cambios a todo nivel de la sociedad, por ejemplo, inversión
social o una reforma agraria. De esta manera es narrado por un estudiante de la
universidad:

P: ¿Usted qué opina sobre el conflicto annado en Colombia?


J: En Colombia, que es un conflicto que es muy complicado de resolver, de resolver
por medio de las armas aunque yo creo que para llegar a una negociación primero
toca seguirse dando bala pues ... toca seguir combatiendo porque tiene que haber
un momento en que alguno de los bandos esté mas débil que el otro para poder
negociar, si los dos bandos están fuertes no pueden haber negociaciones, porque
ninguno de los dos bandos va a ceder en sus propuestas. El conflicto en este
momento yo creo que . . . el conflicto no se va a acabar con la ... solamente con la
guerra, también tienen que haber negociaciones y buscar pues salidas diferentes a
las armas y pues lo que la gente piensa que lograr la paz a punta de bala no es
verdad, la paz no es ausencia de guerra, la paz es algo mas estructural. Para lograr la
paz también toca combatir la desigualdad que existe en el país, la injusticia social.

Mientras que los empleados consideraron que el conflicto ha generado un incre­


mento en el índice de desempleo, por lo que afirman querer «[ . . . ] que haya más
generación de trabajo, más generación... más solidaridad [ ... }; así como observé un
énfasis marcado en el deseo de que haya paz en Colombia. Otra de las percepciones
sobre el enfrentamiento armado aludía a la representación de éste como un sinsentido
y como un negocio debido a la falta de ideologías por parte de la guerrilla.

Finalmente, el impacto que tienen los actos de violencia radica en la forma en que
las personas consideran se ven afectadas por los mismos. Es decir, los eventos
violentos son impactantes en tanto resaltan la vulnerabilidad de los individuos y
sus allegados.

P:¿Usted cómo se ha visto afectado por estos hechos?


J: Pues ... por los lugares que son sitios que uno conoce y por los que ha transitado y
uno tiene como el temor de que en cualquier momento que uno esté por ahí pueda
haber un atentado de esos y resultar uno afectado pues muerto o herido o que alguna
persona conocida o familiar de uno esté en esos lugares y le pueda pasar algo.

Lo anterior afecta también la calidad de vida de las personas. De igual forma, los
actos violentos son equiparados con otros problemas, convirtiéndose estos en un

30 ETNOGRAFIAS CONTEMPORÁNEAS
¿INDIFERENCIA O MIEDO?

elemento adicional que perturba nuestro entorno, por lo que resultan ser un moti­
,u más de preocupación al constituir una amenaza.

El impacto se relaciona directamente con una serie de emociones, por ejemplo, la


desconfianza que generan los hechos violentos en las personas en cuanto a sus
relaciones con los demás, tal como lo relató una estudiante:
P: ¿ Cómo crees que te afecta esa videncia?
O: Me veo afectada simplemente en mi fOrma de pensar, en mis expectativas de las
demás personas, eh no me ha afectado gracias a Dios así pues físicamente o directa­
mente, no. Pero estar más prevenida es horrible, estar desconfiada es feísimo, eh ya
no tener fe en que las personas pueden ser mejores es feísimo también.
Este es uno de los efectos producidos por los actos violentos, a saber, la desconfianza
en el entorno, y por supuesto, en los demás.

Los SIGNIFICADOS FMOCIONALF.S

La cognición no puede ser considerada de manera separada a la emoción, por lo que


considero importante abordar a continuación los matices emocionales que presen­
tan los significados culturales, en tomo a la violencia urbana derivada del conflicto
annado .

Los significados sociales y culturales que se le atribuyen a determinados objetos y


eventos son completamente aprendidos, ya que de esto depende que ciertos objetos
y eventos generen unas emociones y no otras {Manstead, 1991}. En este sentido,
to mo el enfoque de las «[. .. ] emociones como expresiones sociales modeladas por el
ambiente específico sociocultural y atravesadas por las condiciones de la estructura de
rada sociedad» Oimeno, 2002a: 10} . Las emociones son entonces, por un lado,
ro nformadas por la cultura; y por el otro, parte fundamental de la misma.

En efecto, la cultura impregna las emociones en varios aspectos: «en el punto de


reconocer un sentimiento, de etiquetar un sentimiento, de apreciar un sentimien­
to , de manejar un sentimiento y de expresar un sentimiento» (Hochc;child, 1998:
1 1) . Las emociones constituyen un aspecto de la cultura. Por lo tanto, en la
�1e�ida en que son un elemento constitutivo de la misma, la pregunta por los
significados culturales correspondientes a determinados eventos sociales debe in­
dagar sobre los significados emocionales relacionados, con el fin de proveer una
rnirada integral al problema en cuestión (Chodorow, 1999} .
Los signifi�s emocionales, además de ser construcciones sociales y culturales,
son construcciones subjetivas, es decir, constituyen elaboraciones individuales en la
m�da en que son experimentados de manera personal por individuos
cualitativamente distintos, quienes poseen vivencias previas, que a pesar de ser

ETNOGRAFfAS Crnm!Ml'ORÁNEAS 31
CLARA p AULINA AcoSTA DEL Rlo

similares en algún grado por el hecho de compartir un entorno sociocultural pare­


cido, no son iguales para todos. Por lo tanto, para Chodorow, la pregunta por las
emociones se refiere tanto a la «fuer7.a personal» como al significado cultural, ya que
«la fuerza psicológica conduce la experiencia de emociones culturalmente recono­
cidas de igual forma que las culturas ayudan a modelar la vida emocional»11
{Chodorow, 1999: 171). El entorno social provee muchos elementos que son
interiorizados y apropiados por los individuos, pero para esta autora, las emociones
hacen parte de los significados personales que se construyen de manera individual,
los cuales son expresados diferencialmente por las personas {Chodorow, 1999).
Ahora bien, teniendo en cuenta la construcción personal de los significados, las
emociones son incorporadas a los esquemas, debido a que se asocian fuertemente con
la experimentación delos eventos sociales. Estaincorporación sucedecomo resultado
de las experiencias emocionales significativas, las cuales «pueden moldear la forma en
que la gente se apropia de un discurso social dado y conlleva que algunos discursos se
conviertan en modelos interpretativos para los individuos, activados de manera repe­
tida por ellos con el fin de dar sentido al mundo»12 {Strauss y Quinn, 1997: 228). De
esta forma, los esquemas asociados a fuertes emociones son frecuentemente activados
en aras de la interpretación de nuevas experiencias. Asimismo, las emoáones experi­
mentadas por los seres humanos «( ... ] están irremediablemente mediadas por la dota­
ción de sentido [ ... ]» Gimeno, 2002a: 24).
Las emociones con sus aspectos relacionales y comunicativos cumplen varias fun­
ciones en la vida social. Entre ellas, el impacto que tienen en procesos esenciales
como las percepciones y los juicios sobre otros, en las relaciones con los demás, así
como pueden apoyar y sustentar creencias, valores y conductas dentro de un
sistema cultural (Manstead, 1991).
En este orden de ideas, las emociones son entendidas como relacionales, es decir,
«están dirigidas a alcanzar ciertas metas dentro de determinado ambiente, humano,
social y natural» Gimeno, 2002a: 23). De igual forma, el carácter relacional implica
que éstas, al igual que las conductas, «se modelan por la interacción con el entorno»;
por lo que «las representaciones sobre la realidad tienen asociadas a ellas cargas de
afecto y desafecto que aprendemos en nuestra experiencia como individuos con
una posición particular en la sociedad {hombres \ mujeres, pobres \ ricos, etcétera.)»
Gimeno, 2002a: 24) .
Las emociones tienen un impacto en los pensamientos y comportamientos cotidia­
nos. Este impacto depende tanto de las interpretaciones culturales y personales,
1 1 «Psychological force drives the experience of culturally recognized emotions just as
cultures help to shape emotional life.»
1 ? {Emotionally significant exp�riences] can shape the way people appropriate a given social
? •s�o � rse and lead to S 01�1 e d1scourses becoming all-purpose interpretive models for
md1V1duals, repeatedly act1vated by them to make sense of the world.• . 13 «Fear and its
extreme fo rm, terror, have the effect of placing their victims in a situation of impotence [ . ]•.
. .

32 ETNOGRAÁAS CoNTEMPORANEAS
¿ INDIFERENCIA o MIEDO?

, 0mo de la concepción de la naturaleza del problema, por lo que preguntarse por


bs e mociones generadas implica aproximarse a aquello que está en cuestión en la
,·ida diaria de la personas (Lutz y White, 1986) .

Así p ues, teniendo en cuenta que las emociones se construyen sobre l a base de
,1sociaciones mediadas social y culturalmente, el miedo es entendido como una
L'moción, que, si bien se experimenta de manera individual, es una construcción
social en cuanto el entorno sociocultural determina y enseña al individuo las situa­
ciones o eventos generadores de temor.
De acuerdo con Reguillo, «[ ... ] el miedo es siempre una experiencia individual­
mente experimentada, socialmente construida y culturalmente compartida»
(Reguillo, 2000: 65) . De esta forma, «el miedo desde su dimensión colectiva [ .. . ],
se construye socialmente y se interpreta desde contextos culturales específicos»
(Villa, Sánchez y Jaramillo, 2001: 1). Los hechos que son interpretados como
generadores de emociones, tales como el miedo, son designados culturalmente. Lo
,mterior quiere decir que existen una serie de sujetos y situaciones que han sido
tlefinidos, en términos sociales, como miedosos (Villa, Sánchez y Jaramillo , 2001).
Por ot ra parte, el miedo, desde una perspectiva relacional, se experimenta en rela­
ción a algo que es objeto de temor. Este «Supone la presencia y conocimiento del
peligro. El sujeto que experimenta angustia está por entero sometido a ella y
padece toda su opresión, pero cuando identifica al agente responsable de su desaso­
siego , puede organizarse para evitar las situaciones en que debe enfrentarlo [ ... ]. El
miedo es, entonces, miedo a algo por cuanto tiene un objeto preciso» (Favez
Boutonier citado en Mannoni, 1984: 56) .
Siguiendo a Elizabeth Lira (1990) , el «riesgo de amenaza vital» consiste en la
objetivación de un peligro, el cual parte de la percepción del mismo. De esta forma,
cuando dicha percepción (inseguridad) es vista como una certeza, o con una alta
probabilidadde ocurrencia, se generael miedo. Lo anteriorse relacionacon el carácter
externo de la amenaza vital, esto es, el hecho de no ser controlable para el individuo.

U no de los efectos que produce el conflicto armado en nuestro país, y por ende las
·�ccio nes de violencia derivadas del mismo, se refiere al «temor y la angustia genera­
li zada que genera en la población. Una población que ya es indeterminada, no
de fi ni da en el contexto tradicional de la guerra, o sea, como población civil»
(R est repo, 1999: 1 1 1).
l�n este sentido, es posible afirmar que el miedo, además de cumplir funciones de
V it al importancia en la vida y relaciones sociales, también sirve a los mecanismos de
J. fro ntamiento y a la adaptación a diversas situaciones que resultan am!!nazantes.
De acuerdo con los reportes verbales de los participantes es posible señalar que los
eve ntos violentos, anotados por ellos como los más impactantes, generan, princi-
ETNOGRAFIAS CONTEMPORÁNEAS 33
CLARA PAULINA AGOSTA DEL Rlo

palmente, miedo. En la medida en que el miedo es construido socialmente, se


encontraron en los factores generadores de ésta emoción, varios lugares comunes·
entre los entrevistados. Es así como fue posible observar que el miedo a ciertos
lugares de la ciudad es recurrente en las narrativas, ya que corresponde a la percep­
ción de riesgo e inseguridad, aunque esto, en algunos casos, se generaliza a toda la
ciudad. Así lo afirmó una estudiante:

P: ¿Qué tipo de emociones leproducen estas cosas?


J: Eh me produce ansiedad, el centro es . . . venir al centro para mi es algo, salir de la
universidad o llegar a la universidad para mi es un hecho que me produce demasia­
da ansiedad... eh nunca salgo más de las seis de la tarde del centro o sea sola ...

P: Pero es másporque es el centro, noporque...


J: Si, más por el centro porque siento que en el centro estoy más insegura que en otro
lado, puede que eso sea más psicológico porque en cualquier parte le puede pasar a
uno algo pero, por ejemplo, a mí ya me da miedo ir a Chía a rumbear un fin de
semana porque me da susto que en la autopista salgan y nos hagan un retén. . .

Esta sensació n de amenaza tiene una serie de repercusiones, entre ellas el cambio de
rutinas, la evitación de lugares, y un sentimiento de desconfiama frente al entorno,
lo cual pudo verse reflejado en el relato de una estudiante:

P: ¿De quéforma se ha visto afectadapor esas cosas?


K: No pues . . . creo que ando con mucho miedo por la calle ... eh ... pues eso que es
todo porque ando siempre con mucho miedo por la calle, me da mucho miedo
vivir acá, quisiera vivir en otra parte ...

Estas emociones responden, en parte, a ciertos imaginarios creados socialmente sobre


la ciudad, los cuales parten de la percepción de riesgo e inseguridad presente en varios
sectores de la capital. Esto además, lleva a que la gente evite lugares con el fin de
suprimir la tensión y ansiedad que generan. De esta forma, el «miedo permite, y hasta
favorece en ciertos casos, la adaptación a la situación» (Mannoni, 1984: 60)
provocadora de angustia, así como promueve eludir los sitios asociados a ella.

El miedo a ser alcanzado por la violencia constituye otro factor, debido a que se
teme ser una víctima más de los eventos violentos. En la medida en que se teme ser!
afectado por la violencia en la cotidianidad, la gente está prevenida y en estado de'
alerta permanente. Es decir, además de tener que cuidarse de un atraco, la gente'
empieza a preocuparse por otros eventos que le pueden causar daño. Entonces,
según una estudiante:

P: ¿Cómo se siente con respecto a lo quepasa en la ciudad?


T: Eh es como un sentimiento ambivalente porque en parte obviamente uno se ve
amenazado, digamos en su integridad física y demás, y comienza también a sentirse

34 ETNOGRAIW CONTEMPORÁNEAS
¿INDIFERENCIA O MIEDO?

amenazado como por. . . ¿c6mo se dirá eso? Como en su vida cotidiana, pero no
solamente amenazado por hechos concretos como un petardo por ejemplo, sino
amenazado por las consecuencias que eso tiene, entonces que usted tiene que estar
pendiente, es como que se empieza a generar un miedo colectivo, yo no sé si esa
categoría se pueda... si es que usted anda todo el tiempo pendiente de que algo más
va a pasar, aparte de que me puedan atracar, digamos que es la delincuencia común,
sino algo más me puede pasar...

En el extracto de entrevista anterior, hay dos aspectos a resaltar. Por un lado, debido
a la sensaci6n de amenaza constante, la gente reporta cambiar de rutinas y moverse
de determinada manera en la ciudad. El miedo también puede ser un recurso o
meCanismo de afrontamiento y de defensa, en la medida en que genera conductas
y pensamientos de eviiaci6n de ciertas situaciones que el individuo considera peli­
grosas, amenazantes o perturbadoras. Es así, como aquello que parece indiferencia
por parte de la gente, puede ser, por el contrario, miedo.
Por otro lado, esta inseguridad genera desconfianza por el mismo miedo que pro­
duce, y esta desconfianza tiene repercusiones importantes en las relaciones con los
demás. En relaci6n con la domesticaci6n de las acciones violentas y la violencia
como una interacci6n en la que se expresan y comunican sentidos, las personas
reportan desconfianza de su entorno, de las relaciones con los demás, así como
miedo e incertidumbre con respecto al ambiente en general. Uno de los estudian­
tes lo afirm6 de la siguiente manera:
P: ¿Quépiensas de que sucedan eventos de violencia en Bogotá?
N: Que pienso, pues obviamente la convivencia se hace mucho más difícil cada
vez, llegar a hablar con una persona que no conoces es cada vez más difícil, el
contacto espontáneo con la gente es mucho más limitado, como que simplemente
se generan como un terror inconsciente digamos a nivel masivo, entonces yo ya no
me puedo acercar a cualquier persona a tratar de hablar porque muchas veces
estamos muy prevenidos, como que irrumpe mucho, como que calla mucho, como
que apacigua mucho a las personas dentro de esa apatía...

Como lo había mencionado anteriormente, uno de los efectos de las acciones violen­
tas es la desoonfianza que siembran, tanto en el entorno como en las demás personas,
lo cual conlleva una carga afectiva muy fuerte afectando la cotidianidad de los indi­
viduos al permearla de miedo y terror. La desconfianza que producen los actos
violentos en las peISODaS «Se resuelve haciendo del miedo y laevitaci6n un recurso que
a su vez tiene efectos sobre la participaci6n ciudadana» Oimeno, 1998: 42).
Por último, se presenta miedo a peligros no identificables, entre los que se hallan los
actos de violencia producto del conflicto armado por su carácter sorpresivo e impre­
decible. Los miedos anteriormente mencionados generan un sentimiento de incer-

ETNOGRAFIAS CONTEMPORÁNEAS 35
CLARA PAULINA ACOSTA DEL R.!o

tidumbre, en estrecha relación con la preocupación por la familia. En el caso


particular de las personas entrevistadas para esta investigación, el carácter sorpresivo
de los hechos violentos genera mucha incertidumbre en los estudiantes. Asimismo,
esta incertidumbre se relaciona estrechamente con el sentimiento de inseguridad,
ya que reportan no sentirse seguros en ninguna parte debido a que no saben en que
momento suceda algo.
P: ¿Cómo cree que se ve afectada por estas cosas?
J: Pero ahorita yo creo que todos somos blanco para ellos [grupos armados] o sea como
que es algo como tan ... o sea lo peor es como la incertidumbre o sea uno nunca está
seguro en ninguna parte ni nada, entonces yo creo que es algo constante...

Los empleados, por su parte, también reportan que en cualquier momento puede
suceder cualquier cosa, y por lo tanto, pueden ser víctima de un evento de violen­
cia. Este sentimiento es mayor para los empleados, posiblemente, por su relación
con la familia. Refieren vivir a la expectativa y estar alerta a cualquier situación que
se pueda presentar, por la misma sorpresividad de los actos terroristas. Por esta
razón, el hecho de «Sal.ir de la casa y no saber si se vuelve», lo perciben como algo que
afecta y perjudica sus vidas.
P: ¿Por qué la impactó tanto lo que sucedió en la 19?
E: Porque por ejemplo yo madrugo mucho, ¿si?; yo entro a trabajar muy temprano
acá, yo entro a ver a las cinco y media, faltando un cuarto para las seis y uno pues
sube a trabajar, ¿si?; y uno pues le afecta eso porque uno sale de la casa y uno no sabe
si regresa, entonces pues a uno le afecta eso porque imagínese uno cualquier mo­
mento por ahí cae uno de inocente de tanta violencia que hay.

De igual forma, los rumores fomentan la incertidumbre que se experimenta en


determinados lugares de la ciudad, es decir, a veces circulan rumores sobre la posi­
bilidad de un atentado a un sitio público. La incertidumbre se relaciona con la
vulnerabilidad que sienten y perciben las personas.
Otro sentimiento asociado a la incertidumbre, y por lo tanto, a la inseguridad es la
impotencia. «El miedo y su forma extrema, el terror, tienen el efecto de poner a sus
víctimas en una situación de impotencia [ ... ]» 13 Gimeno, 2001 : 237). Aunque
este efecto no sólo llega hasta sus víctimas directas, sino también a aquellos que
resultan espectadores, bien sea por el afecto asociado a experiencias previas o por las
emociones relacionadas con sus representaciones de eventos sociales.
El miedo generado por los eventos violentos conlleva al sentimiento de impotencia,
el cual fue narrado repetidamente por los entrevistados, ya que se perciben incapa­
ces de evitarlos, de nuevo, por ser eventos sorpresivos e impredecibles. Así lo narró
un estudiante:

36 ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS
¿ INDIFERENCIA o Mimo?

P: ¿Q!,tésentimientos o quéemociones leproduce?¿Cómo se siente en generalfrente a eso?


Lm: Pues sentirse uno que ... que a veces se siente uno como impotente frente a la
situación, no puede hacer nada, pero esa situación que ve uno un petardo qué
puedo hacer.

Los eventos de violencia resultan ser bastante tristes para las personas de los dos
grupos, debido a varias razones: por ser tan dramáticos, por afectar a personas
inocentes, por comprometer el futuro del país y la calidad de vida de las personas.
De igual forma, el hecho de no poder hacer nada les genera frustración y tristeza.
Por ejemplo, un alumno lo reportó en los siguientes términos:

P: ¿Q!,té tipo de emociones leproducen estas cosas?


J: Me da mucha tristeza por lo menos ver una familia que en una bomba entonces
se murió el papá, entonces lo chinitos quedaron sin quien les diera de comer y
bueno son unos dramas que uno dice: ¿pero esta gente a qué juega? ¿Por qué tienen
que hacer tanto daño?

Finalmente, los estudiantes reflexionaron sobre la pérdida de la capacidad de sentir


refiriendo que se han vuelto insensibles, no obstante fue posible observar que la
violencia los impacta y preocupa. Refirieron que esta insensibilidad es producto de
la habituación de la violencia, es decir, como «estamos» acostumbrados a la presen­
cia de ladrones, de la delincuencia común, de la guerrilla, entonces se pierde la
capacidad de sentir, de mostrar solidaridad por el sufrimiento de la gente.

P: ¿Cómo se siente a nivel emocional respecto a eso?


S: A mí lo que me impresiona un poco de eso es que uno definitivamente pierde
mucho la sensibilidad, es decir, como ya estamos acostumbrados a esto, esto es
nuestro modus vivendi, en medio de eso, las muertes diarias, los ataques diarios de la
guerrilla, de los miles de muertos, de los secuestrados, de todo y pues si evidente­
mente uno siente que las cosas no están bien pero no son golpes muy, muy duros...
como ... no sé, uno va creando como una capita ahí de resistencia en que pueda
asumir esto ... no tranquilo, no es tranquilo pero si como, tal va con resignación es
eso, ¿ no? Ya uno está resignado, ya no ve como... como otras posibilidades digamos
ya, ese es el medio en el que vivimos y es como si tocara aceptarlo y ya, y si el mundo
es así y que vamos a hacer.

Esta supuesta pérdida de sensibilidad puede estar asociada fuertemente al apremio


de asumir que suceden muchos actos violentos. Entonces la insensibilidad cumple
la función de autoprotección del dolor y la tristeza en el individuo. Así lo definen
los estudiantes como inmunidad y acoraz.am.iento:

P: ¿Usted cómo cree que se ha visto afect:ado por esas cosas?


A: Pues a ser un poco inmune pero a veces pienso que no es que lo afecte, mejor dicho

ETNOGRAFIAs CoNTEMPORÁNEAS 37
CLARA PAULINA AcoSTA DEL Rlo

puede que sí sea malo y se vuelva uno inmune a la violencia pero ... pero a veces es
bueno ... hay veces que es bueno, pues es la cagada que pase la violencia, ¿no?

De igual forma, la insensibilidad o la inmunidad juegan un papel importante en la


adaptación y aceptación del medio en el que se vive. Sin embargo, al reflexionar
sobre la insensibilidad, los entrevistados muestran un gran rechazo por esta actitud,
ya que para ellos no corresponde a lo que debe ser una persona, en tanto la falta de
sensibilidad tiene el efecto de impedir la colaboración a los demás; y en este sentido,
son sensibles a la insensibilidad. Así lo anotó una estudiante:

P: ¿De qué masformas te has visto afectada por esas cosas quepasan aquí en Bogotá?
A: Pues nada, como la intranquilidad con la que uno anda por la calle y de pronto
me parece también una porquería la eh la insensibilidad de uno, como que se le
puede caer alguien al lado pero igual uno es súper impotente, entonces no hace
nada, entonces se vuelve sordo y se vuelve insensible, qué clase de ser humano se
está volviendo uno, ¿no? Es eso, me parece poco humano.

También reportaron ser indiferentes frente a los actos de violencia, pero al mismo
tiempo mostraron preocupación por tales eventos, por lo que es posible decir que
tales hechos sí tienen mucha incidencia en las personas. Esto se hace evidente en el
siguiente extracto de entrevista perteneciente a una estudiante:

P: ¿Hay estrategias que utilicespara convivir con esta violencia o para enfrentarla de
algu,na manera?
M: Pues la verdad yo si tengo que decir que tengo como actitud de indiferencia
ante eso, tal vez porque no me ha tocado, entonces pues si uno se sorprende pero
por el momento y se preocupa y que tenaz la situación y no sé que, pero . . que haga
.

algo no.

En este sentido, los entrevistados aflllllan presentar una actitud indiferente, pero al
mismo tiempo son concientes de que la situación es preocupante. Esta actitud la
atribuyen, al igual que la insensibilidad, al hecho de que, según ellos, no han sido
afectados directamente.

CoNCLUSIONFS

A lo largo de la investigación describí las representaciones sociales conformadas


alrededor de los hechos de violencia que suceden en la ciudad como producto del
conflicto armado que se vive en todo el país. De esta forma, uno de los objetivos
consistía en aproximarse a los significados que las personas entrevistadas le atri­
buían a tales eventos, de acuerdo con la forma en que es concebida la realidad por
individuos pertenecientes a diferentes sectores de la sociedad bogotana.

38 ETNOGRAFIAS CONTEMPORÁNEAS
¿INDIFERENCIA O MIEDO?

A pesar de lo que nos dice el conocimiento de sentido común sobre la actitud de las
per.;onas hacia las acciones de violencia, es decir, su supuesta indiferencia, lo cierto
es que estos hechos tienen la capacidad de generar repercusiones psicológicas y
sociales, no sólo en sus víctimas, sino también en sus espectadores. Las distinciones
realizadas con respecto a las diferentes formas de violencia, demuestran, en parte, la
importancia que poseen estos acontecimientos para los ciudadanos, ya que a partir
de los relatos verbales es posible ver cómo la violencia, producto de la criminalidad
de la ciudad, se entremezcla con aquella que proviene del conflicto armado, pero en
los que se demarcan ciertos límites.

Lo anterior, además, transmite un sentido de fragmentación social, creando un


ambiente de confusión en el que se presentan demasiadas amenazas para el indivi­
duo, por lo que queda sunúdo en un sentimiento de indefensión y desprotección.

El término empleado por los estudiantes y empleados para designar el tipo de


violencia que llevan a cabo los grupos guerrilleros es <<Violencia terrorista». Esta
expresión representa el significado que se le atribuyen a tales acciones. Es decir,
tales actos permean de terror la vida cotidiana de los habitantes de la ciudad, lo cual
tiene el efecto de quebrantar el sentido social.

De otra parte, fue posible encontrar otros significados culturales en las narrativas de
los participantes, los cuales corresponden, en primer lugar, al hecho de percibir a las
personas que realizan los atentados de violencia como inhumanos por cuanto no
poseen sentinúentos, ya que no escatiman en violentar a los demás. Segundo, la
inocencia de las víctimas de las acciones de violencia es un aspecto recurrente, �anto
para estudiantes como para trabajadores, en tanto comunica el poder que poseen
los actos violentos al incrementar su capacidad de hacer daño por medio de la
violencia. En tercer lugar, se encuentra la representación de la cotidianidad de la
violencia, según la cual tiene una condición de presencia constante en la vida de los
colombianos. Esta cotidianidad tiene como consecuencia la despersonalización de
la violencia, lo cual responde a los esfuerzos cognitivos-emocionales por enfrentar
las situaciones que resultan perturbadoras.

Por último, las representaciones sobre el conflicto armado varían de acuerdo a la


posición que se ocupa en la sociedad, en tanto se encontró una diferencia marcada
entre alumnos y trabajadores con respecto a este punto. Los estudiantes se renútie­
ron al análisis estructural del conflicto; mientras que los empleados le otorgan
mayor énfasis a una de sus consecuencias, es decir, al incremento del desempleo; así
como su deseo de paz es reiterado en las narraciones.

Con respecto a la dimensión emocional de las representaciones sociales, fue posible


establecer, en primera instancia, el núedo como experiencia personal, pero desde su
dimensión colectiva. El núedo, además de cumplir funciones de vital importancia

ETNOGRAFÍAS CONTEMPORÁNEAS 39
CLARA PAULINA AcoSTA DEL Rlo

en las relaciones sociales y con el entorno, sirve a las estrategias de afrontamiento de


las diversas situaciones que resultan amenazantes para los individuos.
Los factores generadores de miedo se manifiestan al pasar por ciertos lugares de la
ciudad, lo cual responde ala percepción de riesgo y al sentimiento de inseguridad; al
hecho de ser afectado por la violencia; y a peligros difíciles de identificar como son los
atentados terroristas, por cuanto presentan un carácter sorpresivo, y por lo tanto,
impredecible. El miedo generado por los eventos de violencia y el reconocerse vulne­
rable a estos, tiene varias implicaciones en el comportamiento de la gente, ya que se
cambian las rutinas, se evitan lugares, y se desconfía en general del entorno.
Unas de las emociones reportadas en estrecha relación con el miedo hace referencia,
por un lado, a la incertidumbre narrada mayoritariamente por los empleados,
debido a que está ligada a la preocupación por la familia Por el otro, al sentimiento
de impotencia, en tanto se perciben a sí mismos como incapaces de evitar cualquier
tipo de acción violenta.
También fueron reportadas muchas expresiones de tristeza y dolor con respecto a
los acontecimientos de violencia, ya que para ellos resultan muy dramáticos debido
a lo in�criminado de sus víctimas, así como por comprometer el futuro del país y
afectar la calidad de vida de las personas. A pesar de que muchos entrevistados
afirmaron sentir tristeza por causa de esta clase de eventos, otros argumentaron ser
insensibles e indiferentes frente a las situaciones de violencia. Sin embargo, de
acuerdo con las entrevistas, el hecho de perder la sensibilidad constituye un aspecto
preocupante e impactante, por lo que es posible decir que en esta medida no son
insensibles ante la violencia.
Por otro lado, los bogotanos que frecuentan la Universidad de los Andes, emplean
varias estrategias de afrontamiento con el fin de convivir con los sucesos de violen­
cia o para enfrentar el estrés emocional que generan. De esta forma, encontré que
una manera de contrarrestar la tensión, es adoptando medidas de seguridad, tales
como no frecuentar ciertos lugares de la ciudad, como por ejemplo edificios públi­
cos, o evitar algunas actividades como espectáculos. En este sentido, los entrevista­
dos se mostraron preocupados y prevenidos con el 4nimo de evitar eventos adver­
sos. Lo anterior se presenta como consecuencia del estado de alerta permanente en
el que viven los ciudadanos, debido al miedo y a la incertidumbre. Estas emociones
intentan ser combatidas, de igual forma, por medio de la colaboración con las
autoridades y las actitudes solidarias con respecto a los demás.
Otra forma de convivir con la violencia consiste en la adaptación al entorno. El
hecho de experimentar un contexto inseguro exige la adaptación al mismo, por
cuanto es necesario continuar con el curso normal de la vida y con las actividades
propias de cada persona. Dicha adaptación se ve reflejada en la forma en que los
individuos aprenden a transitar por la ciudad.
40 ETNOGRAF!As CoNTEMPORÁNEAS
¿INDIFERENCIA O MIEDO?

«Intentar ser una buena persona» y «hacer las cosas bien» constituyen, para los
participantes, estrategias para enfrentar el impacto de los hechos violentos, en tanto
sienten que de esta forma no contribuyen a la propagaci6n de la violencia, y por el
contrario, colaboran en el mejoramiento de la calidad de vida que se tiene en este
país. De igual manera, rezar y tener fe en Dios ayuda a los empleados a seguir
adelante.
Finalmente, otros de los mecanismos psicol6gicos de defensa encontrados a partir
de los reportes verbales se refieren a la negaci6n, la evasi6n y la resignaci6n. La
primera, se expresa en la intenci6n deliberada de no pensar en los actos violentos en
aras de la protecci6n emocional, ya que resultan sumamente dolorosos, así como se

hace evidente a través del mantenimiento de las rutinas diarias. Asimismo, se evitan
los noticieros, y en general, las noticias para.no experimentar el estrés emocional que
generan dichos acontecimientos. No obstante, la violencia no es siempre negada
por las personas, debido a que para otros la estrategia consiste en la resignaci6n, es
decir, las acciones violentas han perdido su capacidad de impactar a la gente por
causa de su alta frecuencia.

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42 ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS
EL CAMP Y LA FASCINACIÓN GAY POR LAS
DIVAS : TRANSFORMISTAS Y DRA G QUEENS
EN BOGOTÁ1

ANDRÉS lroNARDO GóNGORA SIERRA2

Mensaje a mis fans.... Hola a todos mis amigos, que durante tantos años
me han dado su apoyo y cariño. Quiero decirles a todos, que hacía mucho
que qo me emoc1onaóa tanto como hoy que estoy descubriendo esta
página y que me da la oportunidad de acercarme a todos uds., pero sobre
todo decirles que no se preocupen por lo que digan los demás. Yo me
siento segura de lo que tengo y de lo qoe siento, por mi familia, amigos y
fans, y es un inmenso amor. Así que por favor no se preocupen de nadá.
También quiero decirles que las personas gays, tengo mucho que
agradecerles también por su cariño. Y si Dios les dio la oportunidad de
estar en este mundo tenemos que aceptarlas y respetarlas yo los amo. [ ... ]
Ana Gabriel
«Pues verá, qué le puedo yo decir. Yo creo que las locas se sienten muy realizadas
cuando hacen eso, se sienten como mujeres de verdad. Eso de subirse en unos
tacones es muy duro. Mire, una cosa es ser gay o homosesual [sic] y otra muy
distinta es pararse en unos tacones. Yo recuerdo una vez en un paseo: Resulta que
a mí me gustan las canciones de Ana Gabriel, ¿sí las ha escuchado?, ah bueno, yo me

sé varias de esas porque me parecen muy bonitas, y unos amigos me dijeron que si
hacía un show. A mí eso me parecía aterrador, pero les dije que bueno. Eso sí, yo les
dije que con una condici6n. ¿Cuál? -le pregunté-. Pues que me dieran dos aguar­
dientes antes porque yo así solito no era capaz. Cuando me puse esos tacones y ese
vestido -suspira-, no Andrés, usted no se imagina como me puse ¡eso las piernas
me temblaban pero sin embargo lo hice! ... Por eso digo que el que se sube en unos
tacones tiene que ser muy verraco» (Entrevista con Gerardo)3.

1 Este anículo se deriva de mi trabajo de grado Estética de closet: puesta en escena del
género y visibilidad gay �003) , presentado ante el depanamento de antropología de la
Universidad Nacional de Colombia y dirigido por la profesora Myriam Jimeno S.
Menci6n Meritoria. Antes de comenzar, quisiera darle gracias a las siguientes personas
por su invaluable colaboraci6n, sin la cual no hubiese podido redactar éstas páginas:
Catalina Villamil , Sara Zamora, Marco Manínez, Manuel Rodrlguez, Mara Viveros y
Víctor Manuel Rodrlguez.
2 Antrop6logo. Universidad Nacional de Colombia. Miembro del Grupo de Estudios
Sociales Contemporáneos GESC y del G rupo de Estudio sobre Género y Sexualidad
en América Latina GESSAM. Correo electr6nico: [email protected]
3 Los nombres de los protagonistas de esta historia fueron intencionalmente cambiados
para proteger su identidad.
ANDRÉS LEONARDO GóNGORA SIERRA

¿Por qué Ana Gabriel? Aunque la cuestión incluiría también a «La Ronca de Oro»
y en una escala distinta a Chavela Vargas. También podríamos preguntarnos ¿por
qué María Callas o Madonna? ¿porquéElizabeth TayloroMarilynMonroe? Y en un
sentido más amplio: ¿Por qué la adoración gay hacia las divas?
En las páginas siguientes quisiera plantear de manera general esta problemática.
Las posibles interpretaciones son fruto de mi trabajo de campo desarrollado con
artistas de Bogotá (Góngora, 2003), artistas claro, muy peculiares, pues sus obras
son básicamente actuaciones, rutinas, números y por qué no decirloperformance en
el sentido dramático del término. Todas estas personas tienen algo en común, su
pertenencia al ámbito gay, bien porque se autoidentifican como tales o bien porque
han trabajado en bares y discotecas de «ambiente». Decir ambiente, por su puesto,
no es una cuestión arbitraria pues como bien lo ilustra el gaycionario de la revista
gay Acénto de Bogotá, «ambiente» es una palabra propicia para describir la rumba
gay, y ser de ambiente es (o fue) un marcador de identidad: «(sust.m.) Entorno,
atmósfera. En este caso se refiere particularmente al mundo gay [ .. ] es una palabra
pasada de moda y un poquito ordinaria» (Acénto, 1(1): 33). Al parecer la palabra
se usó con mayor regularidad antes que el anglicismo (ahora neologismo) gay se
tomara bares, calles y saunas de la ciudad y empezara a significar identidad dentro
de los maricones4 bogotanos.
En la rumba de ambiente encuentro varias cosas claves: se establecen relaciones
interpersonales. Son sitios de ligue pero también son lugares propicios para hablar
de aquello que muchos no se atreven a nombrar abiertamente. En el bar se dicen
y se hacen cosas «clandestinas», cosas que manejan cierto lenguaje underground,
indecible en ocasiones de forma corriente. En los bares gay se maneja una semiótica
particular, un sistema de signos que está más allá de la comprensión general; una
defensa lingüística de este tipo, pensé, merece ser analizada. Dentro de estos
lenguajes secretos pueden encontrarse indicios que de vez en cuando pasan des­
apercibidos: usos estratégicos de un lenguaje mayor (Deleuze y Guattari, 1979)
para construir un discurso de resistencia, en este caso de resistencia a las formas
convencionales en que en nuestra sociedad se conciben el género y la sexualidad.

DIVAS: DE «EL Pow» A «CHAPINFR.O»

«El Polo» es un pequeño café del centro de la ciudad que después de cierta hora de
la tarde se convierte en una especie de «taberna gay» a la que asisten desde oficinis­
tas, pasando por loteros, vendedores ambulantes, manzanillos y toda una gran
variedad de personajes del centro. Su clientela habitual pertenece a sectores popu­
lares de Bogotá y sus edades superan en su mayoría los cuarenta años, es por esto
4 Más adelante aclararé el uso de esta palabra en el texto, por ahora debe entenderse como
una manera de utilizar un insulto para identificarse. Ver pie de página 15.

44 ElNOGRAFIAS CoNTEMPORÁNEAS
E L CAMP Y LA FASCINACIÓN GAY POR LAS DIVAS

que se ha ganado el peyorativo nombre de «La Uva Pasa». No obstante, a veces


puede verse uno que otro «pollo» Goven}.
Me acerqué al mostrador y con voz quebrada pedí un par de temas musicales. El
primero, ese que dice «usted es un mal hombresin nombre señor»5 y el otro, el famoso
c<SimplementeAmigos»6• del cual quiero ofrecer un trozo:
Siempre, como ya es costumbre Día a día es igual,
No liay nada que decir, ante la gente es así
Amigos, simplemente amigos y Oada más
Pero quien sabe en realidad
Lo que suceda entre los dos
Si cicla quien llegando la noche Finge un adiós.
Cuánto daría por gritarles nuestro amor, .
Decirles que al cerrar la puerta nos amamos sin control
Que despertamos abraiados, con ganas de seguir amándonos,
Pero es que en realidad no aceptan nuestro amor [ .. . ]

Estás canciones son verdaderos «clásiCOS» en el sitio y, si bien no podría gener.tlizar y


decir que son un elucidario gay bogotano, sí puedo afirmar que mucha gente gay de
diferentes clases sociales maneja el doble lenguaje implícito que poseen y se identifi­
can de alguna manera con ese «pero quien sabe en realidad lo que sucede entre los
doS» y claro con el «cuánto daría por gritarles nuestro amor». Sería equivocado decir
que las letras de Ana Gabriel o de Helenita Vargas hacen referencia a una relación
homoeróticaamoroso-tormentosa, lo <Jt1e considero realmente importante es el uso y
la apropiación que la gente gay hace de estas. Las personas que entrevisté en mi trabajo
de campo provienen, como diríaBourdieu (1987), de habitus distintos, pero esto no
implica un distanciamiento radical en su adoración por las divas. Las admiran básica­
mente por dos cosas: por el hecho de ser mujeres de poder y por constituirse en una
imagen arquetípicamente femenina, en términos de éste antropólogo: hiperfemenina
En este punto presiento la sorpresa del lector o lectora, seguida de las preguntas:
¿Cómo así que hiperfemeninas? y ¿a qué se refiere con mujeres depoder? Nuestro
antropólogo, dirían, raya en la ambigüedad. Permítanme explicarme: Helenita y
5 Señor. Interpretado por Helenita Vargas «La ronca de Oro». «La Ronca entre amigos».
Sonolux. 2002
6 Simplemente A migas: Interpretado por Ana Gabriel.
7 Este término lo tomo del testimonio de uno de mis entrevistados que, p or cuestión de
espacio, no puedo tratar aquí completamente. Sin embargo, es indispensable citar que: «[ ... ]
en el caso Colombiano generalmente usted mira cuáles son los prototipos de mujeres a ser
imitadas y ve mujeres de poder, estamos hablando de Helenita Vargas; estamos hablando de
Rocío Jurado; casi todas las transfonnistas quieren ser una de ellas dos, cuando no quieren ser
una de ellas dos entonces quieren ser Ana Gabriel. Ninguna quisiera ser por ejemplo,Natalia
París; o sea, no quisieran ser una mujer débil, quieren ser una mujer fuerte. ¿Sí? Alguien que
sea [ . . . ] una mujer que tenga poder» (Góngora, 2003 : 9 1)

ETNOGRAFIAs CoNTEMPORÁNEAS 45
ANDRÉS LEONARDO GóNGORA SIERRA

Ana, pertenecen a la llamada música popular e interp retan rancheras, boleros, y en


el caso de la segunda («AG» c6mo le dicen susfans), baladas y una que otra canción
pop. Lo que podríamos decir que tienen estas cantantes y por lo que han sido
admiradas por �ente gay, es el exceso, sus puestas en escena no son del todo corrien­
tes. No es comun, que una mujer proclame -así sea en un tema musical- su abierta
promiscuidad:
También quiero palabriarles
Que fui medio novia del teniente Guido,
Lo que pasa es que ese jane
Ya hace quince días que fue transferido.
Yo soy la María, María es mi gracia,
Pero a mí me llaman María de los guardias;
Yo soy la María, María,
No ando con razones, razones,
Yo llevo en mi cuenta, por cuenta, Cinco batallones".

Al igual que cantantes pop como Madonna, Helenita con su voz ronca y recia,
masculina si se quiere, excede los roles que tradicionalmente hemos de atribuirle a
la mujer como fragilidad y dulzura de carácter. AG por su parte -con tono grave­
canta con una voz muy parecida a la de Helenita, y lo hace con sumo apasiona­
miento. Sus letras hablan de traición y despecho, y son el tipo de cosas que hemos
estado acostumbrados a escuchar en voces predominantemente masculinas, pero
que ahora aparecen reivindicando a una mujer traicionada y con el corazÓn herido.
El sociólogo alemán Norbet Elias (1986) nos ha mostrado, c6mo en Occidente -a
causa de lo que denomina el proceso civilizatorio- se han atribuido a la mujer y al
hombre una serie de rasgos y emociones que entendemos como innatos y naturales.
La racionalidad y la emocionalidad, la castidad y la fogosidad, la insensatez y la
sensatez, han sido vistas respectivamente, como características inherentes al hombre y
a la mujer, es decir, como semblantes esenciales de cada género. Por el contrario, en las
canciones e interpretaciones de marras afloran el exceso y la no naturalidad del géne­
ro: vemos historias de mujeres poco convencionales. La amante, la promiscua, el amor
ilícito y prohibido del adulterio narrado por una voz femenina Aquí, la norma según
la cual la mujer queda obligada a aceptar la infidelidad, pero nunca a cometerla, el
modelo de sumisión que da derecho al hombre incluso acometer un crimen pasional
invocando las viejas reglas del honor perdido, aparece desbarajustada. Estas son
precisamente las mujeres de poder, las retomadas en los espectáculos de transformistas
ydrag.
Tenemos otro tipo de Divas que suenan mucho, sobre todo en discotecas. A
Helenita, Rocío Jurado y Ana Gabriel, es más frecuente escucharlas en cafés, taber­
nas y sitios con rockola, en los que la actividad principal es conversar al son de unas

copas. Pero, en el univer.;o de las discotecas gay, emergen otra clase de divas que

8 María de los guardias: Interpretada por Helenita Vargas. «La ronca entre amigos».
Sonolux. 2002

46 ETNOGRAF!As CONTEMPORÁNEAS
EL CAMP Y LA f ASCINACIÓN GAY POR LAS DIVAS

exceden de alguna manera «la esencia» de lo femenino,


con su exceso de glamour y de feminidad o por su mane­
ra irreverente y subversiva de cantarle al sexo. En las dis­

cotecas del sector de Chapinero, unas -predominante­


mente de música electrónica como « TeatrÓn»- dirigidas a
un público elitista y con alta presencia heterosexual y otras
más tradicionales, menos elegantes y con alta presencia
travestí, se escuchan sin parar-en las primeras- canciones
de Madonna, Cher y Kylie Minogue y en las otras de
Thalía, Paulina Rubio y Shakira (aunque en ocasiones
suenen también las divas del pop anglo) .
La fascinación por estas mujeres se hace explícita en los
espectáculos que podemos presenciar en bares y discote­
cas de ambiente, en donde hombres gay las encarnan y

simuian, pues simuiar, como lo dijo J ean Baudrillard (1987), es fingir lo que no
se tiene. Me parece importante citar aquí la manera en que este filósofo francés
define la simulación, pues es fundamental para entender qué o a quién encarnan
transformistas y drag en el escenario:
No se trata ya de imitación ni de reiteración, incluso ni de parodia, sino de
una suplantación de lo real por los signos de lo real, es decir, de una operación
de disuasión de todo proceso real por su doble operativo «[ ... ] Disimular es
fingir no tener lo que se tiene. Simular es fingir tener lo que no se tiene. Lo uno
remite a la presencia, lo otro a la ausencia [ ... ] (Baudrillard, 1987: 12-13)

La simulación es pues, más que copia, la suplantación de la copia por el original, la


suplantación de lo real por lo «hiperreal», la suplantación de lo real en las
teatralizaciones de la drag, y de la transformista. La simulación, como lo nota
Baudrillard, «no corresponde a un territorio, a una referencia, a una sustancia, sino
que es la generación por los modelos de algo real sin origen ni realidad: lo hiperreal»
(Baudrillard, 1987: 9) .
Para Michael Taussig (1993), inspirado en Walter Benjamín, la simulación hace
p arte de la naturaleza de la cultura, de su facultad de mimesis. Es la facultad de crear
otra naturaleza, de copiar, imitar, hacer modelos, explorar diferencias y convertir al
uno en el otro. La mimesis, dice Taussig, es una construcción social y tiene una
«p rofunda influencia sobre las prácticas de representación de lo cotidiano» (Taussig,
1993: XVTII. Traducción libre).
En estos espectáculos tenemos un fenómeno de mímica y simulación bastante
complejo que se caracteriza por representar el exceso del que hemos estado hablan­
do por medio de dos estrategias: transformarse en la diva o incorporarla irónica y
extravagantemente. La primera es puesta en escena por las transformistas y la

ETNOGRAFÍAS CONTEMPORÁNEAS 47
ANDRÉS LEONARDO GóNGORA SIERRA

segunda por las denominadas drag queens o «reinas de la noche» como ellas mis­
mas se hacen llamar.

TRANSFORMISTAS Y DRAG QUEFNS EN BOGarÁ

CECI
Busqué a Ceci en el lugar donde trabajaba y me hizo esperar un rato. Después me
preguntó para qué lo necesitaba y, como me sucede muy a menudo, me hice un
«bollo». ¿Cómo plantearle que me interesaba como objeto de estudio, o algo así?
¿Cómo pedirle un montón de favores a cambio de nada? Los manuales de técnicas,
los acercamientos previos, las pruebas y todo el entrenamiento etnográfico se tra.5tocan
por completo y no se puede hacer otra cosa más que improvisar; decir lo primero
que se venga a la cabeza y tratar de no cometer muchos errores. Al final lo convencí
para que me diera una entrevista a la cual accedió gustoso. Pienso que Ceci es muy
vanidoso, le encanta lo que hace y le encanta que lo busquen para preguntárselo.

Ceci tiene 28 años y se puede decir que había hecho contacto con él de una manera
un tanto insólita: por medio de un libro9• Hace algunos años leí un texto periodís­
tico, un recetario un tanto homófobo, que se preocupa de indicarles a las mujeres -
viendo lógicamente, los detalles «anormales»- tácticas para develar la identidad
sexual de su compañero. Uno de los protagonistas de este libro es Ceci, quien sale
mostrando paso a paso su transrormación. Tengo que admitir que esa fue la primera
vez que vi a una «draga» y que hasta hace cuatro años no conocía un bar gay,
también creo que este libro me inquietó bastante y quise saber más.

El día que conocí a Ceci me dejó ver una serie de fotografías donde aparece en
reinados y presentaciones, haciendo drag, con muy variados trajes �ue van desde lo
más excéntrico hasta lo más folclórico. Me prestó mucha atencion, me atendió
muy bien y nos pusimos una cita en su casa. Ceci es un hombre que se autoidentifica
como gay, es alguien muy reconocido en el mundo dragy ha ganado varios concur­
sos de belleza. Lo han contratado en los bares más caros de la ciudad y en diferentes
eventos en donde era «la reina de la noche».

Habían pasado un par de meses desde que nos conocimos y ciertamente estaba
pensando en conseguir a otra persona para entrevistar, pero un día decidí pmr la calle
e iral pequeño centro comercial � queda en frente de mi casa y entrar a la peluquería
donde Ceci trabajaba. Me entere de que ya no trabajaba allí y pedí su nueva localiza­
ción. Recorrí unos cuantos locales más al sur y por fin di con él. Le pedí que nos
viéramos y a la semana siguiente fui a visitarlo a la peluquería.

Me apoyé en el mostrador donde estaba sentado Ceci. Me causó curiosidad ver

9 RI CO MARÍA. 1 999. Un libro abieno: ¿ Cómo descubrir que su pareja es gay?. Bogotá:
,

Oveja Negra.

48 ETNOGRAFIAs CONTEMPORÁNEAS
EL CAMP Y LA FASCINACIÓN GAY POR LAS DIVAS

deb ajo del vidrio una gran cantidad de Í>tografías, la mayoría en blanco y negro,
de Marilyn Monroe (creo que no hay peluquería gay donde no halla por lo menos
u na imagen de esta diva) y en la pared otro tanto de Amparo Grisales. El sitio es
m ás bien alargado y al final tiene una silla de peluquería y un par de asientos de
esp era. Nos sentamos y comenzamos a hablar:

Ceci: Ahora sí Andresito, ¿qué me quieres preguntar?


Andrés: Tú ya sabes lo de mi trabajo de gradO ? no?� con respecto a eso que
habíamos diarlado antes me gustaría, en prinapw, Saber quées lo que hace una
dragycómo empeftSteen esto.
C: Yo comence a hacerde dragt¡Ul!en, hace más o menos ocho años, cuando
abrieron «Zona Franca» . El dueño fue el que llegó con la idea de
implementar eso aquí en Colombia.
A: j <:}ómo así, antes de esta épocf no habían drag queen aquí?
C: No, como te digo el dueno de «Zona Franca» fue el que empezó con eso .

Llamó mucha gente PaJ'!l hacer casting, entre ellos yo [ ...] A él le encanto mi
actuación y me contrató [ ...] po�que claro nosotras lo hacíamos con toda la
elegancia y el profesionafismo del caso (Entrevista a Cect).

Ceci cuenta que en esa época ellas usaban lo mejor. El mej or maquillaje y por
supuesto, los mejores zapatos, pestañas y pelucas que se podían comprar. Además
«había que tener un seudónimo, [ . . . ] nos pusimos nombres: Assesinata, Tania, [ . . . ]
¿y yo? Ceci Marcell. Me puse así porque me parecía elegante y de eso se trata, de
tener glamour, de ser una drag con clase» (Entrevista a Ceci) .

Para Ceci una draga debe ante todo «Ser clasuda.. y «glamorosa», de lo contrario se
convierte en lo que muchas son ahora:

[ . . ] drq,gas perratas, feas y ridículas [ . . . ] Es que son horribles, no se saben


.

maquillar, no tienen �rte [ ...] por eso P.recisamente es que me retiré, P.Orque
empezaron asalir estas drag,; perratas y a hacer cosas que nosotras no haOam"os,
empezaron a salir a la call e y a P.Utear [prostituirse], degradando lo que es
una verdadera drag, una rema Cle la noChe (Entrevista a Ceci) .

Entonces le pregunté:

A: y ¿porquées importante elglamour?


C: Pües P?.� tiene � ver con todo. Si lo que se hace es una ridiculiz.ación
es una ridiculización del travestí, y de la mujer con clase, y para eso se
necesita tener los mejores tocados y P.elucas, pero eso sí todo debe ser
estrambótico, porque así debe ser una arag (Entrevista a Ceci).

D espués me habló del origen de las dragas:

,sabes de donde vienen las drag? [ . . . ] pues vienen de Europa. Resulta que
hace años en Europa no dejaban entrar a los travestis a las discOtecas, entonces
ellos decidieron que en v� de no vestirse de mujer lo iban a hacer pero de

ETNOGRAÁAS CoNTEMPORÁNF.AS 49
ANDRÉS LEONARDO GóNGORA SIERRA

la forma más burlesca y estrambótica posible, recargando todo lo


femenino, los labios, las pestañas, la ropa el cabello [ ... ] (Entrevista a
Cea).

Ceci también es tranformista y ha ganado varios reinados. Por eso me pareció


importante indagar por ellos. Sin embargo, antes de contestarme me devolvió la
pregunta diciendo: «¿pero de cuales reinados me estáshablando, delosdedrags o de los
de transformistas?». Y según Ceci son muy diferentes, pues los reinados de
transformistas exigen una preparación agobiante:

[ ... ] hay que hacer gimnasio y conseguir las cosas precisas: se necesita una
buena peluca, zapatos finos, un vestido de noche, con lentejuelas u otro
bordado, con diseño, me entiendes ¿no? ... También se necesitan el vestido
de fantasía o folclórico y, por supuesto, el traje de baño (Entrevista a Ceci).

A: � ¿ Cómo te metiste en eso de los reinados?


C: Mi primer show fue en «Zona Franca». Fui ovacionada, y me pidieron
que continuara semana tras semana. Aunque antes yo odiaba lo que era el
transformismo, porque yo lo encontraba como denigrante. Después me
invitaron a concursar en un reinado, y gané (Entrevista a Ceci).

La diferencia entre el reinado drag y el de belleza, radica en que en el primero se


trata, como dice Ceci, de

[ ...] ser lo más estrambótico pero sin rayaren lo vulgar o grotesco, se trata de
tener las teta.s más grandes y la cadera más extravagante, de estar llena de
escarcha y lentejuelas; de tener unas buenas botas y un buen vestido que
brille, que rechine y que haga juego con el maquillaje. En los reinados de
belleza, en cambio, el transformista tratade seruna mujer {Entrevista a Cea).

Aquí el personaje dirige todos sus esfuerzos a repetir de la mejor forma posible los
gestos, la voz, los movimientos, todo lo que para él representa ser mujer.

Esto en cuanto a los reinados, pero en los bares el transformismo tiene otras caracterÍs­
ticas que lo acercan más a lo dragy que estarían ligadas a una función muy concreta,
a lo que Ceci llama «ameniz.aP>. Cuando le pregunté por los shows me dijo:

[ ... ] lo que se hace en un show es amenizar la fiesta, se hace animación, se


impulsan productos, se trata de divertir a la gente [ ...] se montan coreografías
y en ocasiones se interpretan temas musicales y se hacen montajes escénicos
(Entrevista a Ceci) .

Algunas drag, al igual que las transformistas, hacen doblajes de las divas del mo­
mento para entretener a su público:
50 ETNOGRAFiAs CoNfEMPORÁNEAS
EL CAMP Y LA FASONACIÓN GAY POR l.AS DIVAS

Me gustaba interpretar a distintos personajes. Me gustaba mucho


interpretar clásicos de los años 20 a los 60. Como por e1emplo lo que es
Rita Hayworth, Sara Montiel, como también puedo interpretar a artistas
más modernas, pero no es mi estilo [ .. . ] ahora se interpretan a famosas
como Christina Aguilera, Kylie Minogue y Paulina Rubio (Entrevista a
Oo).
A: � ¿qué actitud debe tenerse al salir a escena?
C: Para treparse en un escenario o una pasarela se tiene que ser regia, una
mujer de carácter. Cuando se hace show, para mí es como s1 viniera VJajando
de otra parte del mundo y ella [el personaje] viene por la noche y se va. &
fugaz, se viste, se divierte, lo pasa bien. & una manera de volver a lo que
hada antes y no hacerlo siempre (Entrevista a Cec�.

Por supuesto, el amenizar se traslada a otros espacios donde antes no era posible que
apareciera un hombre vestido de mujer. Cuando Ceci empezó a trabajar en «Zona
Franca», y se hizo bastante conocido y fue contratado por una marca muy impor­
tante (vodka Absolut) para que promocionara el producto -en eventos no necesa­
riamente gays-. Le encargaron -entre muchas otras cosas- la inauguración del pri­
mer Colombia Moda en Medellín que fue al aire libre: «Fue lindísimo, yo bajaba de
un helicóptero, haciendo drag queen y después caía en la mitad del lugar [ . . . ]».

Cuando quise insistir en el porqué de su retirada preguntándole si había vuelto a


hacer shows me respondió:

Me retiré hace tres años, ya te lo había dicho, por9ue la gente muchas veces
habla de las drag oomo si fueran travestis, y no es as1, son personas comunes y
corrientes que se suben por 5 minutos a un escenario, a hacer un show, que es
algo que te gusta a ti y al público y es un arte que se quiere expresar [ . . . ]
Después decidí dedicarme menos a hacer drag queen y más al trabajo como
maquillador y estilista[ ...] Yo puedo hacershow, lo que pasaes que no quiero.
&o sí que cuando hay cosas especiales, ahí sí lo hago encantada. &as cosas sí
las haii> porque hay gente que me pide hacerlo [ .. .] Todo esto me ha llevado
a mudios ooriflictos, sobretOclo en .relaciones oon hombres. Así soy solamente
hombre y nada más. &to fue más que nada por miedo, porque en el mundo
gay es oomo tonto, porque tienderi a criticar mucho, a Ciecir que el que hace
show anda de puto en la Calle o cosas por el estilo. Siendo tan pocos, un grupo
tan reducido, en vez de apoyarnos, tendemos a criticarnos. Aunque ya, la
verdad, no somos tan pocos, por todo lacio hay gente gay {Entrevista a Ceo).

ELIZABEnI

J. . ., el cuñado de mi mejor amigo es actor. Yo lo conocía desde hace un par de años


P.e ro la verdad nunca habíamos podido establecer algo parecido a una conversa­
ci ón. Lo llamé durante dos semanas porque me dijo que me podía contactar con

ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS 51
ANDRÉS LEONARDO GóNGORA SIERRA

unas «locas» amigas, que eventualmente Rodrían servirme en mí investigación.


Una de estas amigas es Elizabeth, y es de el de quien voy a hablar a continuación.
Eliz.abeth es maquillador de un conocido teatro de la ciudad y tiene varios años de
eicperienciaen el campo clelesp«:táculo, porev ronoce aJ. .. Cuando lo conocí, acababa
dellegardeNew York, endonclehabfacomprndo algunos aocesoriosy maciuillaje. Este
hombre de 33 años, eventualmentesetranshnnaenEli7.abeth Taylor, Marifyn Moruoe
o en reina de belleza. Su capacidad mimética es extraordinaria Elizabeth tiene una
buena posición económica, nació en una familia acomodada -como él mismo lo
afirma- y gana lo suficiente para mantener un apartamento en el norte de Bogotá.
Fuimos a su apartamento y él, muy amablemente, accedió a que lo entrevistara.
Tocamos el timbre. Se asomó entonces una cabe-za que no quise ver y nos invitó a
entrar. Abrió la puerta un gordito cachetón, de estatura baja y ojos claros. Se
saludaron y se hicieron bromas mientras 9ue Elizabeth cortaba el pelo a una mujer­
probablemente actriz- que también concXJa a mi acompañante. Flizabeth aprovechó
para ofrecerle ca.rtera.5, maquillaje y demás cosas que acababa de traer de New York
para su esp:>Sa y J. .. dijo en broma que ella no se merecía nada. Hablaban frívolamen­
te, un poco en broma, sobre «las locas» y quién de las dos es IIW «loca». Esperé. No
hablé. Estaba bastante impaciente, pero no tan nervioso como otras veces.

J ... salió y yo me quedé un instante en este cuarto en dónde había un placare!, una
silla -utilizada para peluquería-, un gran espejo, y una mesa sobre la cual se encon­
traba una maleta de maquillaje ha� camerino, recién traída de New York, por un
costo de 700 dólares. Me dirigí ·a la sala. La pared del fondo estaba tapiz.ada de
fotografías ampliadas de actores y actrices de películas de Hollywood de los años
1940 y 1950. Marylin Monroe, Greta Garbo, Vivien Leigh y dark Gable, Rita
Hayworth, Fred Astaire y Ginger Rogers, entre otros. En el muro opuesto, un
fotoestudio de Elizabeth con apariencia de modelo digna de cualquier portada. Al
acercarse, sin embargo, puede v� la peculiaridad de estas fotografías: su aparien­
cia -de súper modelo masculino- es un tanto rara. Descubrí unas cejas fuertemente
marcadas y delineadas, al igual que unos labios pintados de rojo profundo que me
recordaron la portada del libro La simulación de Severo Sarduy.
En el muro contiguo al del fotoestudio hay un gran ventanal que deja ver las
avenidas que circundan el sector, las z.onas azules o de parqueo público y justo al
frente, una tienda con parasoles. El apartamento es bastante espacioso y parece ser
que el personaje que se asomó a la ventana cuando timbramos por segunda vez, se
encontraba en uno de los cuartos del fondo . Vi un equipo de sonido y unos
muebles lujosos en madera. Me senté en ellos a esperar a Eliz.abeth, pero antes de
hacerlo observé una estola de peluche sobre una silla. Me da igual, me voy a sentar
encima de la estola, pensé, pero ... la estola se mueve y tiene bigotes, mejor no.
Eliz.abeth y yo nos sentamos en el sofá y le pregunté por sus gatos. Dos bonitos
felinos muy peludos, una gris y uno negro, que Eliz.abeth conciente como a sus

52 ETNOGRAÁAS CoNTEMPORÁNEAS
EL CAMP Y LA FASCINACIÓN GAY POR LAS DIVAS

h ijos. Se mostró un poco apático. Le pregunté qué le había dicho J . . de mí y él


.

me respondió que le había mencionado que yo estaba haciendo un trabajo de


investigación sobre homosexualidad y que podía ayudarme.
Le expliqué usando de nuevo la interminable retahíla: «pues ... mire, yo soy estu­
diante de antropología y mi interés es mirar las características estéticas10 del transfor­
mismo, de los strippers y de las drag queen ... y por otra parte, quiero mostrar cómo
estas representaciones hacen visibles lo gay».

Realizada la introducción esperé algún tipo de reacción o comentario. Parecía que


hubiese hablado en chino o que Elizabeth quisiese evadir la pregunta.
Mire, yo piemo que la homosexualidad está con uno desde siempre. Cuando
tenía trece años me di cuenta que me gustaban los hombres y decicl1 que mi
vida iba a ser así. Pasé por el colegio y tuve muchos problemas. Recuerdo
que hablé con la orientadora y me dijo: yo creo que tú ya tienes bien
definido lo �ue eres, ahora es tu familia la que tiene que aceptarlo. [ ... ] Sí,
ella me ayuoo mucho, pero como le digo, yo ya había tomadO una decisión
y en mi casa tuvieron que respetarla aunque de ninguna forma la toleraran.
A los diecisiete años me fui de mi casa y usted no se imagina [ ... ] el mundo
se le viene a uno encima, la vida es muy diferente a como uno piensa. Pero
ahora ya puedo decir tranquilamente lo que soy, por ejemplo, � sobrinos
pequeños y ellos saben como soy y que vivo con otro hombre (.Entrevista a
Elizabeth).
A: Pero,¿usted sefue a vivirsolo?
E: No, con mi amigo de ese entonces. Fue en esa época, hace como quince
años, que yo empecé a conocerel mundo gay. Porque gaytiene quevercon
los grupos, diferente a la homosexualidad[... ] yo entonces estuve trabajando
en un sauna y ahí aprencl1 muchas cosas sobre el mundo gay, cosas a lás que
yo �r supuesto me encontraba ajeno.
A: Eizabeth, y ¿qué bares había en ese entonces?lb-rrpte )O sé que hay bares que
tienen muchOs años [estaba buscando que me hablara de «La Pantera» y de
Plinio Carvajal, de algún lugar conociClo para poder seguir prepuptando]
E: Pues sí, hay muchos bares ahora y hay algunos que tienen mas de veinte
años ... (Entrevista a Elizabeth).
Me dio vueltas y vueltas, pero no me contestó nada concreto. ¿Por qué no querría
hablar de esto? ¿Le incomodaría? Le pregunté a Elizabeth por la primera vez que
había realizado un acto de transformismo y me dijo que había sido precisamente
cuando trabajaba en un sauna. Yo lo interrumpí, pues quería saber si se trataba del
m is mo sauna y Elizabeth me contestó un poco ofuscado tratando de evadir el

10 Con Elizabeth me atreví a usar éste término porque él lo maneja familiarmente,


Elizabeth es maquillador y como lo mostraré más adelante tiene unas concepciones muy
suyas de estética y «arte».

ETNOGRAFIAs CONTEMPORÁNEAS 53
ANDRÉS LEONARDO GóNGORA SIERRA

tema, como si en cierta forma sintiera vergüenz.a de su antiguo trabajo. De todas


formas, Elizabeth me cont6 que lo habían elegido para que representara al sauna en
un reinado11• Elizabeth había hecho una apuesta con otra «loca» para ver cuál de
los dos era capaz de participar. «Aposté el sueldo completo», me decía mientras
acariciaba su gato y recordaba entusiasmado; ya no hablaba más del sauna lo cual lo
abochornaba, hablaba de su reinado . Fue coronado y elegido y según me dijo, estaba
un poco nervioso por el hecho de competir contra un mont6n de «locas» en un bar
como unamujer, pero paraEliz.abeth no fueningún problema«SUbiiseenlostarones».
Elizabeth ha organizado varios reinados y últimamente los hace en teatros porque
según él «esas locas borrachas empiez.an a gritar: loca fea, y cosas de esas y los eventos
pierden seriedad. ¿Por qué no hacerlos en un teatro, donde se vea la seriedad del
asunto, que no solo es una cosa de bares, sino que la gente aprecie el esfuerzo que
hace una al subirse en un escenario?». Y es que para Elizabeth el transformismo es
un arte: dice haber «aprendido el arte del transformismo». Su representaci6n no es
simplemente un disfraz, y aunque lo hace porque le pagan -y este aspecto es muy
importante- también lo hace por placer. Por eso es que a Elizabeth le acongoja tanto
pensar en lo subvalorado que se encuentra su arte:
[ . . ] es que p6ngase a pensar Andrés, un traje puede costar seiscientos u
.

ochocientos mil pesos y a veces no se justifica lucirlo para que le paguen a


uno cien o doscientos mil pesos. En este,PaÍs eso está muy mal pago, en
Estados Unidos esa gente puede ganarse facilmente cuatrocientos d6lares
por noche, más lo que la gente le dé (Entrevista a Elizabeth).

A: ¿Qué diferencias cree usted que hay entre una draga y un transformista y
cUtdes son Íos accesorios que usan?
E: El transformista quiere parecerse a una diva. En eso consiste, en vestirse
y moverse tal como ellas lo hacen ... eso las locas se mandan a hacer los
vestidos con que las ven en la revistas y tienen mucho cuidado con el
maquillaje... Los tacones son muy importantes porque estilizan la figura y
también las pelucas. Por ejemplo, yo tengo un amigo que queda idéntico a
Helenita Vargas y él hace ese show y se ve muy bien. Ladragno es igual, ella
es como dice la traducci6n «una reina de la noche» o de la «fiesta». Ellas
andan por el sitio, casi como un animador, aunque a veces también hacen
doblajes. Las drag.sson c6mo le dijera, eicageradas en su vestir, en su maquillaje,
usan unas botas muy grandes y unos vestidos muy coloridos, son
desproporcionadas. [ ... ] Como toda reina, el transformista que participa en
un reinado gay, requiere de la asesoría de un buen maquillaaor porque eso
no lo puede hacer una sola, no es solo el maquillaje es toda una preparaci6n
del cuerpo: algunas se ponen almohadas o cojines en las caderas y en el
1 1 Los reinados transformistas tienen una característica importante: suelen utilizar nombres
de reinados de belleza femenina, Miss internacional, Reinado del Bambuco, Miss Drag
Queen internacional.

54 ETNOGRAFIAs CoNTEMPORÁNEAS
EL CAMP Y LA FASCINACIÓN GAY POR LAS DIVAS

derriere para que el cuerp o se les parezca más al de una mujer, yo


afortunadamente no necesito de eso [ .. ] otras se fajan la cintura y el pecho
.

para tornear el cuerpo [ ... ] se usa esparadrapo quirúrgico [ ... ] también se usa
la doble media, una velada hasta arriba de la rodilla ... bueno eso depende,
y encima... medias de cachemir [ ...] yo las uso para que no se me vea el vello
porque a veces no me depilo, es que soy muy velludo [se levanta la bota del
pantalón y me muestra fa pierna para que lo confirme]
A: Eli7.abeth, ¿en qué ocasiones, por decir algo, aparecen las drag?Pues tengo
entendido que no salen con demasiada regularidad.
E: Pues en fiestas, ahora salen en muchas fiestas privadas de gente de la
farándula y por supuesto en fiestas de ambiente.
A: ¿Ylasmarchas?
E: Las marchas también son muy imp<>rtantes, yo por lo menos .. espere un
.

momento le muestro. [A continuacion me mostró un paquete de fotOgrafW]


(Entrevista a Elizabeth).
A Elizabeth ya lo han entrevistado antes. Yo le confesé mi inexperiencia, pese a
esto, a él le gustó que yo no hubiese sido «amarillista.»12, creo que porque no le
p regunté sobre su pareja ni sobre su vida sexual.
A nú y a mi com¡>añero nos han entrevistado varias veces, una vez creo que
fue para Señal Colombia; en esa ocasión hablamos de nuestra relación, más
de nuestra vida �nal, pero como le digo, anú no me gusta el amarillismo
ni me gusta que la gente me pregunte cosas que creo pertenecen más a mi
intimidad que a cualquier otra cosa (Entrevista a Elizabeth).

Esto explica en parte la renuencia de Elizabeth a hablar más del sauna.


Las fotos de Elizabeth son verdaderamente sorprendentes, es demasiado difícil
reconocer que los personajes que aparecen alH son en realidad un solo hombre.
Fotos como drag;. con medias de malla, botas plateadas, pestañas gigantes, sombras
multicolores, pelucas extravagantes, y algo muy importante, las piernas con vello
que dejan ver lo masculino. Fotos como transformista: bailando en el Reimtdo del
Bambuco Gt.ry; en el Teatro Nacional cuando ganó el Reinado Miss Internacional; en
el mismo teatro cuartdo entregó la corona. Fotos como Elizabeth Taylory Marylin
donde muestra un increíble parecido, y algo que para él es muy importante: «el
�lamour y el sex-appea/» . Porque Elizabeth dice no ser «ninguna loca mal arreglada
o p atética». Luego, miró una de las fotos que le mostré {tomadas en la Marcha por
el Orgullo Gt.ry Lésbico en el 2001) y añadió:

[ ] ésta por ejemplo [su �o de repugnancia lo decía todo1 yo no sería capaz


...

de salir así, por eso anú me dicen que camino muy bien, es que yo si voy a estar
1 2 Con camarillista», se refiere a cuestiones relacionadas con su sexualidad y con la
sexualidad de los hombres gay, como la existencia de la prostituci6n y la innegable
promiscuidad.

ETNOGRAFIAs CoNrEMPORÁNEAS 55
ANDRÉS LEONARDO GóNGORA SIERRA

como una mujer lo hago con todo el glamour y la delicadeza que esto
significa, no de una forma burda [ . . . ] ¿Qué le parezco Andrés, así sí me
saca a bailar?
Yo me siento muy bien en las marchas porque todo el mundo me ve y
queda admirado, me saludan, me dicen cosas, se toman fotos conmigo.
Esto me gusta mucho porque no es ver a las locas vestidas de mujer, un
travestÍ por ej emplo, es muy diferente porque él sí se viste así todo el
tiempo, el transformista y la drag realizan un acto para una ocasión especial,
son artistas y lo transmiten. Por eso la gente ha comenzado a tolerar y
hasta disfruta del desfile (Entrevista a Elizabeth) .

Pese a esta diferenciación, parece que la palabra «loca» tiene una connotación
distinta: loca es el homosexual muy amanerado, pero tiene un uso vernáculo
diferente «cuando se dice en confianza». Entre amigos gay se usa el «loca» o se
refieren a ellos mismos en forma femenina -como en la literatura camp de Copi­
con el adjetivo de loca, así como el «marica» es usado cotidianamente sin su carga
peyorativa, por hombres y mujeres bogotanos.

Después de ver las fotos Elizabeth me hiw las preguntas de rigor: «¿Por qué terminó
haciendo este trabajo?; ¿Qué es lo que hace un antropólogo? Y, ¿usted es gay?». le di
una respuesta para intentar aclarar sus dudas, pero ahora, pensando retrospectivamente

en lo que dije, lo veo suficientemente enredado como para que no me preguntase más
y también le dije que no me consideraba gay. Seguimos con una charla un poco más
informal, me dijo que me podía prestar videos donde aparece transformándose y que
me podía seguir colaborando en lo que quisiera, cosa que le agradezeo infinitamente.

EL USO DE UN SER MUJER

Ceci y Elizabeth son transformistas y dragqueens que trabajan


o lo hicieron en la ciudad de Bogotá. En el ejercicio de ambos
oficios han aprendido acerca de los atributos necesarios para
poder salir a escena: del enigmático arte de tornar la apariencia
femenina, de disfrazar un cuerpo culturalmente leído como
de hombre y recubrirlo con atributos de una verdadera mujer.
Estos artistas nos hacen pensar inmediatamente en artificio y
teatralidad pero también en la naturalidad de los atributos
que incorporan, algunos retomados de las mujeres depoder y
otros de estrellas del cine y la canción. El culto por las divas
del cine, y en ciertos contextos por las operáticas como María
Callas, debe ser explicado aquí, para brindar elementos que
permitan entender mejor de dónde viene, en qué consiste y
qué usos puede tener -rebasando las barreras del género y la
sexualidad- la estrategia incorporada por transformistas y
dragqurens.
56 ETNOGRAFÍAS CONTEMPORÁNEAS
EL CAMP Y LA FASCINACIÓN GAY POR LAS DIVAS

Como vimos, no s6lo las cantantes populares que se muestran «raras» y que
rebasan algunos parámetros de feminidad son retomadas en las puestas en esce­
na de transformistas y drag queens. Bajo parámetros estéticos y funciones distin­
tas, estos dos tipos de personajes trabajan con la figura de la diva. Retomando los
testimonios, tanto Ceci como Elizabeth han interpretado alguna ve:z. a un tipo de
mujeres de las que no hemos hablado todavía: las divas del cine. Rita Hayworth,
Marilyn Monroe, Elizabeth Taylor y a éstas yo agregaría las figuras de Bette Davis
(de gran reconocimiento sobre todo en la escena gay Brasilera y claro, la Norte­
americana), Joan Crawfod, Greta Garbo y Mae West entre muchas otras. Ellas
son algunas �e las divas de la época dorada de Hollywood, periodo que abarc6
más o menos treinta años entre las décadas de los veinte y los cincuenta del siglo
pasado, y que se caracteriz6 por laconsolidaci6n de los grandes estudios cinematográ­
ficos norteamericanos y con ellos de sus superestrellas. Si retomamos lo dicho por
Judith Butler (1990b) con respecto aque/a mujero mejor, elsermujeresunasituaci.6n
determinada hist6rica y culturalmente, podríamos rastrear qué tipo de mujer y qué
tipo de atributos femeninos son los que ellos dicen parodiar. Siguiendo a Andrew
Ross me atrevo a decir que estamos hablando de un estereotipo femenino que tiene
sus raíces en los filmes clásicos de Hollywooc! (Ross: 1989).
Es importante mostrar c6mo estas divas poseían ciertos atributos como el gla­
mour, el buen gusto y el llamado sex-appeal, que las constituyeron en todo un
modelo, en el ser mujer de su tiempo. Sus vestidos y parafernalia nos recuen:ian la
época en que, por ejemplo, fumar era uno de los actos más seductores. Existía al
respecto toda una educaci6n impartida y propagada por los medios masivos de
comunicaci6n: el manejo de las boquillas, los labios pintados absorbiendo el
delgado pitillo y los dedos erguidos como ramas sosteniendo el hoy causante del
cáncer pulmonar. Todo aprendido: la pose y la forma de ser. Todo repetido
infinitas veces hasta lograr la llamada naturalidad, como si se naciese con tan
sofisticadas virtudes. Es la constituci6n de un modelo, de un ser específico que
da la idea de la verdadera mujer cargada de atributos femeninos innatos.
Ceci y Elizabeth dicen representar precisamente a la mujer con clase, encarnan esta
imagen y constituyen por medio de sus actos un simulacro. Pero ¿c6mo es que un
hombre puede incorporar esos atributos si su naturaleza se lo impide? El hombre,
según nuestra 16gica patriarcal, no puede de ninguna manera exhibir debilidad y
mucho menos mostrar amaneramiento, pues estaría representando un papel que
no le pertenece. Bastante extraño nos suena este argumento, cuando entra en
co ntradicci6n con la idea de pensar los rasgos femeninos o masculinos como inna­
tos y, como diría Judith Butler (1990a), esenciales. Para esta autora, el género puede
ser entendido mejor si lo pensamos como un acto performativo. Antes de aclarar este
embrollo, permítanme ilustrarlo por medio de un par de ejemplos, evidenciando
de paso un modelo del ser mujer, uno propagado por el cine de la época dorada de
Hollywood

ElNOGRAFlAs CoNTEMPORÁNEAS 57
ANDRÉS LEONARDO GóNGORA SIERRA

A continuación cito en extenso, la caracterización hecha de este modelo por una


de sus representantes: la inolvidable Mae West, que tomo de un libro argentino
editado a finales de los años treinta del siglo pasado titulado Para ser Amada, para
ser herrnosa.

Habla la creadora del <<Sex-appeal»: Sabido es que


una estrella de Cinelandia renovó el mito de la
mujer fatal entre nosotros haciéndose proclamar
la reina del sex-appeal. El hombre de nuestro
tiempo simboliza en ellas al tipo ideal de mu1er,
hastiado acaso de las figuras descamadas, castiga­
das por la moda con dietas y masa1es rigurosos,
fatigadas tanto por la anemia y la miseria fisioló­
gica como por la vida atormentada y vacía a través
de la cual pasearan su aburrimiento.
Surge de nuevo el cuerpo de acentuadas líneas
femeninas que Mae West, ambiciosa y coqueta
sabe manejar con arte certero [ ... ] No pueden ser más sencillos sus consejos con
respecto al físico. Pero luego agrega conceptos que pudieran traducirse más o
'
menos as1:
«Conocéis, seguramente, como yo, mujeres que a primera vista parecen
muy bonitas, jóvenes, nimbadas de un no sé qué tan personal como
cautivante. Su sola presencia regocija el alma y proporciona una fiesta para
los ojos. Llevan consigo un cálido rayo de sol. Estáis convencidas de que son
unas maravillas mimadas de la Naturaleza.
Pero ocurren nuevos encuentros y tenéis ocasión de verlas más de cerca. Las
examináis, las detalláis a placer y finalmente os quedáis asombradas. No son
bellas, ni jóvenes, ni brillantes, ni alegres. Poseen facciones vulgares y un
cuerpo sin gracia . . . Sin embargo, observáis a su alrededor un clima de
apasionamiento. ¿Por qué?
Son mujeres de fuerte atractivo. Observadlas con detenimiento, buscad en
ellas lo que gusta, y descubriréis que, a pesar de la edad, de la carencia de
bellaza y de ingenio, saben desprender una armonía, una ilusión que las
adorna y atrae las miradas no acostumbradas a su presencia. Tienen una
manera que les sienta de llevar la cabeza; saben fijar la mirada dulcemente,
matizan la voz, tienen gestos deliciosos y sonríen placenteramente.
No creáis que tantos incentivos son naturales. Han sido aprendidos como
una lección cualquiera y su repetición los convierte en habituales.
Así son las consideradas reinas del atractivo. Simples mujeres como las demás,
pero de sagacidad sutilísima para adoptar la modalidad que les conviene, y
que luego sorprende y ejerce fascinación sobre los hombres. Aprended a
sonreír, a mirar. Pedid consejo a vuestro espejo para imponeros la actitud

58 ETNOGR.AFIAs CONTEMPORÁNEAS
EL CAMP Y LA FASCINACIÓN GAY POR LAS DIVAS

dulce, indiferente, tierna o altiva que mejorsiente a vuestra manera de ser.


No olvidéis q.ue toda mujer puede aprisionar a los hombres en la cárcel de
un gesto boruto, de una sonnsa clara y de una mirada inteligente, oportuna
y acariciadora (Darling, 1936:-37?: 13-14. Énfasis mío).

Creo no haber encontrado en algún texto académico unacaracteriz.aci6n tan certera de


este modelo demujer. Ladivanos hac.e pensar enuna manera desermuferque, como
he notado, no es de ninguna manera natural, ni mucho menos esencial. El hombre
que se sube en los tacones busca reproducir, ya sea por la exageración o por la copia,
todo el glamour, todo este sex-appeal., al cual se refiere Mae. El gesto, la mirada, la pose,
todo se aprende -nos dice-y se convierte en hábito por medio de la repetición.
Tenemos aquí, un agudo sentido común que nos recuerda lo propuesto por
Judith Butler (1990a), en cuanto hay una serie de actos que crean la idea del género
y que a fuerza de ser repetidos, terminan entendiéndose como naturales. Para la
autora, estos son actos de habla, y más específicamente son performatroos. La idea la
toma de los planteamientos del filósofo inglés J. L. Austin, gestados en la década
del cincuenta del siglo XX, según el cual existen un tipo de expresiones (utterance)
que «pueden identificarse porque al ser enunciadas no tienen la posibilidad de ser
verdaderas ni falsas, parece que se estuviera haciendo algo en lugar de simplemente
diciendo al go [ . . . ]» (Austin, 1975 [1961]: 219) .
El ejemplo más utilizado por Austin para explicar este tipo de actos de habla fue la
enunciación de la palabra acepto (a esta mujer por esposa), en el contexto de una
ceremonia marital. Este tipo de expresiones fueron bautizadas por Austin como
performativas (performatives) en la primera de sus conferencias en Harvard en
1 955, que más tarde publicó como Haw to Do Things with Wónis? (¿Cómo hacer
cosas con palabras?) (Sedgwick., 1999).

La expresión performativa, según esto, sería aquella que mediante su enunciación


realiza una acción. El simple hecho de enunciar no ejecuta la unión marital, las
palabras tienen que decirse en circunstancias apropiadas y cumplir con unas reglas
básicas, o de lo contrario, la expresión performativa sería nula o desafortunada
(unhappy). Estas reglas serían primordialmente dos:
La primera es, pues, qt!e la convención invocada debe existir y ser aceptada
yla segunda nja, también muy obvia, es que las circunstanaas en que nos
proponemos mvocar este procedimiento deben ser apropiadas para su
mvocación (Austin, 1975 [1961]: 221) .
El segundo ejemplo que quiero brindar es construido por la propia Butler, en su
co ntrovertido texto Gender Trouble (1990a) y en su artículo PerformativeActs and
Gender Constitution: A n Essery in Phenomenology and Feminist Theory {1990b).
Butler plantea que el género puede entenderse como un acto performativo y para
explicarlo recurre a una metáfora teatral:
ETNOGRAFIAs CoNTI:MPORÁNEAS 59
ANDRÉS LEONARDO GóNGORA SIERRA

Los actores están siempre sobre el escenario sujetos a los términos del
performance. Justo como un libreto puede ser actuado de varias maneras y
JUSto como la actuación requiere tanto texto como interpretación, así el
cuerpo que actúa el género hace parte de un espacio culturalrñente restringido
e incorpora interpretaciones que están confinadas por directrices ya existentes
(Butler, 1990b: 277. Traducción libre) .

Butler señala que hay varios actos de género que al ser repetidos crean la idea de
género, es decir, que el género llega a entenderse como natural por medio de la
repetición de una serie de actos que ciertamente pueden entenderse como
performativos. Butler trata de aclarar que, si bien el género es un performance
performativo, quien actúa el género no posee libre albedrío sobre su actuación. El
género no es algo que se quita y se pone como un disfraz. Su actuación está
constreñida por una serie de regulaciones sociales y está limitada por su propio
contexto histórico:
El género es la estilización repetida del cuerpo, una serie de actos repetidos -dentro
de un marco regulador muy rígido- [ . . . ] (Butler, 1990a: 67) .
[ . . . ] el �énero es una actuación con consecuencias claramente punitivas.
Los generos diferenciados son una parte de lo que «humaniza» a los
individuos dentro de la cultura contemporánea: de hecho constantemente
castigamos a quien no representa bien su género (Butler, 1990a: 171) .

Una acción se realiza simultáneamente a la actuación del género. Esa acción es la


repetición de la propia norma de género, y es por medio de esa repetición -
iterabilidad como la llama Derrida (1989)- que se crea la supuesta naturalidad del
ser mujer o del ser hombre, tal como ocurre con el modelo de la diva que tan hábil­
mente Mae West nos ha descrito. Sin embargo, como dije anteriormente, el género
no se puede actuar de cualquier manera. Para garantizar su performance adecuado
existe el constreñimiento, el castigo, la penalización por la infracción y la incitación
a cumplir con los modelos del binarismo y de la
heterosexualidad. El performance -ro mo sugiere Butler
(1990a)- es efectuado con el ánimo estratégico de man­
tener el género dentro de un marco binario; enten­
diéndolo en términos pedagógicos, el performance de­
muestra las leyes sociales explícitas.
Ahora bien, las.vidas de algunas de las divas nos de­
jan ver la artificialidad del modelo. Mae nos dice que
eran mujeres comunes y corrientes, mujeres que si­
guiendo toda una pauta comportamental se consti­
tuyeron en la imagen idealizada de la mujer de su
época. Repasando la historia de algunas de estas mu-
jeres, Wayne Koestenbaum (1999) nos enseña a apre-
60 ETNOGRAFÍAS CONTEMPORÁNEAS
EL CAMP Y LA FASCINACIÓN GAY POR LAS DIVAS

ciarl as: muchas de las divas operáticas como Maria Call as , Roberta Peters y Clara
Butt no fueron precisamente modelos hiperfemeninos. Su imagen, la imagen
venerada, es la que reflejaron en sus interpretaciones, la que asumieron y encarna­
ro n en el escenario, la que irradiaron dando la impresión de ser siempre así; pero

también, la que traspasó las barreras histriónicas y transformó sus vidas, la que se
constituyó como la esencia de lo femenino:

Creo que los usos particulares de la conductas de la diva son un elano, un


método de movimiento de los cuerpos a través del mundo, un estilo que en
la �ente gay, particularmente las queens, tiende a ser esencial. Es este un
estilo camp de resistencia, de auto-protección, una manera de identificarse
con otra gente queer más allá de la individualidad y de la desgracia [ . . . ] Es
posible que la era de estas reinas (queen) haya ¡:>asadci, pero la luCha contra la
homofobia hace parte del presente (Koestenbaum, 1993: 85. Traducción
libre).

Para Koestenbaum los atributos básicos de las divas hacen que ejerzan una gran
atracción hacia la gente gay, hombres que han aprendido a reconocer la artificialidad
del modelo, venerándolo y parodiándolo en sus sitios de diversión. Adoramos a la
Callas -nos dice este autor- porque hace drag, por su artificio y su exageración, por
la forma en que representa el modelo de ser (Koestenbaum, 1993). Esto me hace
pensar en los postulados del cubano Severo Sarduy refiriéndose a la simulación. De
acuerdo con este autor, la simulación está presente en los más variados escenarios,
por ejemplo, en el travestismo humano, pues para él, el travestí no imita a la mujer,
su estrategia es una estrategia de mímica y simulación:

«El travestí no copia: simula, pues no hay norma que invite y magnetice la
transformación, que decida la metáfora: es más bien la inexistencia del ser
mimado lo que constituye el espacio, la región o el soporte de esa simulación,
de esa impostura concertada . . . «(Sarduy, 1982: 13 ) .

Cuando Sarduy dice que: «el travestí no imita a la mujer para él , a la limite no hay
mujer [ . . . ] sabe que ella es una apariencia que su reino y la fuerza de su fetiche
encubren un defecto» (Sarduy, 1982: 13), está diciendo, desde una posición
p osestructuralista, que aquello que conocemos como «mujer» se encuentra en el
rei no de la representación. No esta diciendo que la mujer no exista, se esta refirien­
do a l a imagen idealizadá de la mujer, ;J'l a hipermujer, al ser mujer histórica y
c_ulturalmente situado. El travestí simula una feminidad que no es irreal y que no es
ficción, pero que se encuentra más allá de lo real. '

'fransfo rmistas y drag queens han optado por retomar a las divas. Algunas con­
temporáneas y pasajeras y otras, pasadas de moda, como las actrices del viejo star
SJstem. La exaltación de estas figuras y su incorporación en las teatralizaciones que

1 3 Énfasis mío

ETNOGRAFIAs CONTEMPORÁNEAS 61
ANDRÉS LEONARDO G óNGORA SIERRA

realizan en bares y carnavales en muchas ciudades del mundo, han sido relaciona­
das con un tipo de estrategia que retoma productos culturales en desuso
resignificándolos, repitiéndolos de un modo diferente, aprovechando iconografías
y símbolos y provocando una repetición subversiva del estilo. Esta estrategia ha
sido bautizada por la crítica norteamericana como camp.

_EL RECICLAJE CULTURAL

Como vimos en las entrevistas, las divas son el modelo a


seguir en las representaciones de transformistas y drags. Mien­
tras en las primeras se personifica una en particular, en las
segundas se encontrarían presentes de forma exagerada los
rasgos de un ser mujer específico. Las divas se relacionan
también con el género en cuanto representan modelos de
feminidad, modelos que pueden ser tanto una cantante po­
pular latinoamericana como una diva del cine. Estos dos
tipos de divas tienen algo en común: de alguna manera sus
puestas en escena exceden los significados que la
heteronormatividad 14 quiere enraizar como naturales.

Según Andrew Ross (1989), no son lo mismo María Mon­


tes (que nunca fue considerada buena actriz) que Bette Davis o J oan Crawford.
Aunque todas actuaron en la época dorada de Hollywood no puede decirse que
sean objeto de culto de la cultura gay norteamericana por las mismas razones. Lo
que las caracteriza es la exageración, tanto por exceso de glamour, como por
exceso de mal gusto (kitsch) .
La sobredimensionalidad teatral que adquiere el ser mujer en las representaciones
de estas actrices es lo que hace que sean admiradas, pues nos recuerdan que mujer
u hombre no son categorías homogéneas como tampoco lo son masculino yfemeni­
no en su forma adjetiva. Además de esto, estas Div<l!' tienen en común su perte­
nencia al mundo de la cultura de masas, ambos tipos de mujer son proyectados
masivamente por el cine, la radio y la televisión, y son recibidos por diferentes
grupos de personas de maneras distintas. Unas son mujeres demasiado mujeres,
demasiado perfectas o «demasiado femeninas», y las otras parecen no correspon­
der al modelo, más bien se les rinde culto por el hecho de «ser mujeres de poder».

14 S igo a M ichael Warner y a Lauren Berlant quienes por heteronorm at ividad entienden:
«aquell as instituciones, estructura de com p rensi6n y o rientaci6n p rácticas que hacen n o
s6lo q u e l a heterosexualidad parezca coherente -es decir, o rganizada como sexualidad- s ino
j
también que sea privilegiada [ . . . ] [la heterononn atividad] pasa desapercibida como lengua e
básico sobre aspectos sociales y personales; se la percibe como un estado natural; tambien
se p royecta como u n logro ideal o moral» (Berlant y Warner, 2002: 230) .

62 ETNOGRAFiAs CONTEMPORÁNEAS
EL CAMP Y LA FASCINACIÓN GAY POR LAS DIVAS

Es t o nos puede ayudar a comprender por qué en Bogotá se simulan cantantes de


111 úsi ca poP.ular que se alejan del ideal glamoroso o que lo ado¡nan a su modo,
pero también estrellas de cine, cantantes pop y reinas de belleza. El camp se consti­
ruye como un tipo de gusto en d6nde se adoran y representan divas en desuso,
0 aquellas que sobrepasan, por exceso o por defecto, modelos de feminidad.

1. as divas -por lo menos desde el siglo XX- son producidas y prop <tP,adas por los
mass media, son piezas prefabricadas industrialmente para generar hábitos de con­
'umo, son imágenes de la «verdadera mujer» y por tanto, de la «verdadera femi­
nidad». Son simulacros que remplazan y, al mismo tiempo, generan una idea del
gé n e ro y la sexualidad. Las divas están en el universo de la representaci6n, el
universo donde se gestan los principios de realidad que entendemos como ina­
movibles, estáticos y naturales. Las divas están en el terreno en donde la copia ha
llegado a remplazar a su original, un terreno que es también el terreno del kitsch,
de la simulaci6n.
A principios de la década de 1960, el gusto por las divas operáticas y las de los
.1ños dorados de Hollywood (1940-1960), por los filmes, por la exageraci6n y la
extravagancia y por la incorporaci6n del kitsch, fue catalogado por la fil6sofa y
escritora norteamericana Susan Sontag en su célebre artículo Notes on Camp [1961]
1996), como un gusto característico de una cultura homosexual masculina, el cual
tiene por nombre camp.
Me parece apropiado hablar de la primera conceptualizaci6n hecha sobre el camp,
porque a partir de ese m.omento se generarondiversas interpretaciones, usos y rontro­
vcn;ias alrededor, por ejemplo, ele la calificaci6n de «Sensibilidad» por medio de la cual
Sontag define el camp y de lo que esta misma autora llam6 su carácter apolítico.
El camp como sensibilidad ha sido duramente criticado por la teoría queer15 o
maricona como la traduce Rodríguez (2001), que lo reivindica como parte impor­
t.mte del conjunto de prácticas que construyen las identidades queer (Santos, 2001;
i\mícola, 2000) . Sin embargo, Sontag fue la primera en relacionar camp y homose­
xualidad en una de sus notas que reza:

15 Para Víctor Manuel Rodríguez, queer implica la utilización de un término peyorativo


c on un uso estratégico: «El término queer traduce raro, excéntrico en apariencia o carácter.
Se usa también como un término peyorativo dirigido a aquellos cuyo deseo se orienta hacia
personas del mismo sexo, en cuyo caso significa marica. Se utiliza también para posicionar
un conjunto de perspectivas teóricas y de activismo cultural y político que se oponen a la
normalización continuada de la sexualidad. Al repetir en su nombre el término peyorativo
con el cual se ha estigmatizado las sexualidades marginales, pro,P onen estrategias de lucha
cultural no humanistas y no dialécticas que resistan las practicas disciplinarias de la
sexualidad resultado del multiculturalismo, el consumo global, los saberes académicos y
al gunas corrientes de activismo político» . (Rodrlguez: 2001). En este sentido uso el
término maricón dentro del texto como una estrategia, como una manera de «descolonizar»
este uso peyorativo, con la intención de que se repita de otra manera pero sin olvidar su
gé nesis.

ETNOGRAFiAs CoNTEMPORÁNEAS 63
ANDRÉS LEONARDO GóNGORA SIERRA

La relaci6n �eculiar entre el gusto camp y la homosexualidad tiene que ser


explicada. S1 bien no es cierto que el gusto camp sea el gusto homosexual,
es mdudable que hay una partiCular afinidad y un solapamiento. No todos
los liberales son judíos, pero los judíos se han mostrado singularmente
afines a las causas liberales y reformistas. Del mismo modo, no todos los
homosexuales tienen gusto camp [ . ] (Sontag, 1998: 3 19).
. .

El camp fue en sus comienzos visto como un tipo de gusto propio de la «alta
cultura», de los poseedores de lo que Bourdieu llama bilingüismo culto (1988), es
decir, la capacidad que tienen determinados actores de distinguir los c6digos esté­
ticos que caracterizan el «buen gusto» y el «mal gusto», al encontrarse en un habitus
privilegiado para tal fin. De esta manera, el camp comenz6 definiéndose como
perteneciente a la alta cultura, una sensibilidad solo posible para personas de gustos
refinados. Podría pensarse que por esta raz6n las divas operáticas hacen parte del
pante6n camp, pero no es del todo acertado, porque esta explicaci6n ocultaría una
raz6n más poderosa y es que -como ya lo he mencionado- estas divas hacen drag.
El camp también ha sido visto como una operaci6n de gusto que posee diferentes
usos y significados asignados por grupos, subculturas, élites, etcétera. El ejercicio
del gusto camp ha sido usado en diferentes temas, por ejemplo, para la gente gay,
antes y después de 1969; para los hombres gay y para las lesbianas; para las mujeres,
lesbianas y straight16• antes y después del nacimiento de los movimientos por la
liberación sexual; para los hombres straight, antes y después de la legitirnaci6n de la
androginia; para los intelectuales tradicionales, obligados ahora a visitar los «bajos
fondos» y para los intelectuales orgánicos, con su lealtad a la ética pop de la gratifi­
caci6n instantánea (Ross: 1989). El camp fue usado -afirma Ross- «por las desaven­
tajadas subculturas de las clases trabajadoras para quienes la culturapop se convir­
ti6 en una semi6tica glamorosa de aspiraciones y sueños de movilidad social»
(Ross, 1989: 136. Traducci6n libre) .
En la más reciente versi6n del viejo
Hollywood, cuando entr6 en decline el
sistema de estrellas que lo fund6, y toda
una industria econ6mica caracterizada por
el studio system fue cambiada y opacada
paulatinamente por la industria de la te­
levisi6n, el camp hace su aparici6n formal.
Al final de los cincuenta y principios de
los sesenta del siglo XX, se present6 una
recirculaci6n de los filmes clásicos de
Hollywood en televisi6n, dando opor-
1 6 Forma en 9ue se denomina al heterosexual por la gente gay norteamericana. En este
momento el termino se encuentra en expansión y ha comenzado a usarse en otros países
como los latinoamericanos.

64 EruocRAFIAs CONTEMPORÁNEAS
EL CAMP Y LA FASCINACIÓN GAY POR LAS DIVAS

mnidad a la revitalizaci6n nostálgica que trajo consigo el culto hollywoodiano,


con todos sus adornos necr6filos y su enferma fascinaci6n por un gusto entre el
glamour y la muerte (Ross: 1989) . La fascinaci6n por estos filmes dej6 de estar
reservada a miembros de sociedades fílmicas y clubes para eruditos vanguardistas
que estudiaban ciertas películas de los años 1930, en donde era manifiesto el culto
por ejemplo a María Montes, una de las más características diosas del pante6n
ca mp que irradi6 su imagen a importantes sectores como las primeras escenas
fíl micas underground.
En W1Jatever Happened to Babyjane?, este gusto es explotado como nunca antes de
forma maestra. Bette Davis y Joan Crawford, resurgen después de muchos años
protagonizando este filme, en donde aparecen como divas envejecidas, develando
así, la trampa de la hiperfeminidad. La morbilidad estilizada de este culto se convir­
ti6 en un objeto de devoci6n para sus aficionados. Cuando el cine de Hollywood
sufri6 esta grave crisis, crisis de todo un modelo, del star.rystem, la comercializaci6n
de las películas clásicas de la época dorada, hizo que empezaran a leerse de forma
diferente, muchas aunque no todas, de manera par6dica. Pese a esto, Ross plantea
que el efecto camp, no se crea simplemente por un cambio en el modo de produc­
ci6n cultural, más que eso, cuando los productos, estrellas en este caso, de un
primer modo de producci6n han perdido su poder de dominar significados cultu­
rales, comienza a habilitarse en el presente un tipo de redefinici6n de acuerdo con
los c6digos contemporáneos del gusto (Ross: 1989).
El camp tiene la misma fuerza transformacional de la teoría queer: puede ser
entendido como una estrategia de repetici6n de un c6digo, de deconstrucci6n de
un significado. La teoría queer usa el estigma, el maric6n, como una estrategia
identitaria, pero nunca buscando una base ontol6gica o esencial. Aquí la identi­
dad se entiende como estrategia. Como lo menciona Eve Sedgwick (1999), las
identidades queer son identidades sin contenido; son más bien, un posiciona­
miento, pues lo que nos hace queer no es ningún rasgo innato, lo que nos hace
queer es la vergüenza, que desestructura pero al mismo tiempo crea identidad. El
camp por su parte, no invierte el estigma, sin embargo, le da un nuevo sentido al
ser hombre y al ser mujer encarnados en las puestas en escena de transformistas y

drag queens, se apropia de un arquetipo femenino venido a menos o exaltado


hasta el cansancio y nos invita a espectar la artificialidad del género y al tiempo
su violencia, su norma, su obligatoriedad, su iterabilidad.

LA ESTRATEGIA

Las t.eatrafuaciones de transbrmistas y drag, dejan ver que categorías comofemenino,


masculino, mujer y hombre son maneras hist6ricamente situadas y culturalmente pre­
vistas, por medio de las cuales entendemos el género. No quiero decir con esto que
el género sea algo que se pone por la mañana y en las noches se quita y se rempla7.a.

ETNOGRAF!As CoNTEMPORÁNEAS 65
ANorn LEONARDO GóNGORA SIERRA

Por el contrario, transformistas y drag no cambian de gé­


nero, ellos teatralizan el escenario y el libreto de gé nero,
que según Judith B utler (1 990b) anteceden al sujeto.
Ellos hacen mímica de las divas, mujeres que represen­
tan, pero que tambié n exceden, modelos por medio de
los cuales entendemos lo femenino.

Dentro de esta estrategia de mímica estarían no solo la


muy mujer , sino tamb ié n las mujeres de poder , las que
tratan de (como me dijeron en una de las entrevistas que
realicé) «poner de rodillas lo masculino»: las mujeres que
hacen drag. La ambigüedadpresente en las teatralizaciones
estudiadas, en donde cuerpos masculinos se recubren de
atributos femeninos, deja ver que el género está inmerso en relaciones de poder, que
estimulan, condicionan y constriñen al sujeto, para que actúe su papel de determinada
forma. Si las teatralizaciones de éstos personajes son ambiguas, esto se debe a que en
nuestra cultura el género es entendido bipolarmente , quedando todo lo que no
corresponda a este modelo en la esfera de lo abyecto, de lo anormal. Pero, paradójica­
mente lo abyecto y lo anormal son indispensables para el establecimiento de la nor­
ma

En los b ares gay hombres disfrazados de divas o reinas, invierten su estatus social
de gé ne ro con dos consecuenc ias cl aras: por un lado, reite ran el estereotipo de
género, repiten modelos hegemónicos de feminidad y masculinidad, de la verdade­
ra mujer y el verdadero hombre. Al mismo tiempo, nos dejan ver una ide ntidad
gay, que hemos sido acostumbrados a pensar como la expresión de la androginia y
el amaneramiento. Además de esta especie de -usando el tér mino de Foucault
(199 1)- «her mafroditismo del alma», con el que se ha entendido la homosexuali­
dad, vemos en l as puestas en esce na de transfor mistas y drag, una manera de
entender los estereotipos de gé nero como modelos camb iantes , modelos cuyo
significado -como señala Derrida (1989)-siempre esta diferido en el tiempo y en el
espacio, y por ende, no podemos prever.

El hecho de rec iclar y darle un nuevo uso a estos patrones propone un tipo de
resistencia gay, porque aunque el gesto de transformistas y drag queens repite y, de
cierta manera, reafirma un tipo de modelo de mujer, se trata de una confirmación
invertida, en donde atributos que se piensan como esenciales de un sexo y expresa­
dos en un género, son teatralizados por hombres vestidos de divas. La no natura­
lidad de las categorías de género puestas en evidencia por estos personajes y la
reutilización de un código hegemónico, son pues, las grandes enseñanzas de esta
estrategia.

66 ETNOGRAFÍAS CONTEMPORÁNEAS
EL CAMP Y LA FASCINACIÓN GAY POR LAS DIVAS

FUENTES

ENTREVISTAS
Geranio. Mayo de 2002. Bogotá D.C.
Elizabeth. Abril de 2002. Bogot á D.C.
Ceci. Noviembre de 2002. Bogot á D.C.

FoTOGRAFiAs
Foto No. 1 . Drag Queen 1 . «Marcha por el Orgullo Gay-Lésbico», Andrés G6 ngora. Junio
200 1 . Bogot á D.C.
Foto No. 2. Drag Queen 2. «Marcha por el Orgullo Gay-Lésbico», Andrés G6ngora. Junio
200 1 . Bogotá D.C.
Foto No. 3 . Mae West. Tomada de DARLING, GLORIA. 1 936- 1 937?. Para ser A mada,
para ser hermosa: consejos, recetas, sistemas, métodos y secretos. Buenos Aires: Editorial
Atlántida, S.A.
Foto No. 4. María Callas interpretando a Turanáot. «Turandot» de Giacomo Puccini,
dirigida :'or Tullio Serafin, EMIRecords, 1 954. Tomada de http://www.emiclassics.com/
call:ls/spucca.html.
Foto No. 5. Drag Queen 3. «Marcha por el Orgullo Gay-Lésbico», Andrés G6ngora. Junio
200 1 . Bogotá D.C.
Foto No. 6. Bette Davis y Joan Crawford en Whatever Happened to Baby Ja ne?. Tomada de
httpl/my.execpc.com/" reva/babvfutos.htm
Foto No. 7. DTag Queen 4. «Marcha por el Orgullo Gay-Lésbico», Andrés G6 ngora. Junio
200 1 . Bogotá D.C.

Discos CITADOS

ANA GABRIEL. 2000. Simplemente A migos, CD, Sony Discos Inc.


VARGAS, HELENITA «La Ronca de Oro». 2002. La Ronca entre amigos, CD, Sonolux.
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ETNOGRAF!As CONTEMPORÁNEAS 67
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68 ETNOGRAFIAs CoNTEMPORÁNEAS
PAZ Y CONFLICTO:
LUCHA POR LA DETERMINACIÓN DE LOS
SIGNIFICADOS EN LOS DISCURSOS DE LAS
AUC Y LAS FARC-EP1

DIEGo MAURiao HIGUERA Rumd

La interlocución, adiferendade una comunicación animal, la cual habría que


ca/,i/icarde homogénea, introduce entre los locutores una relaCiónde semejanza
y dé disparidada la vez Las instancias yo y tú no puedenfusionarse, puesto que
la una tiene la palabra cuando la otra no la tiene todaVía, oya no 1a tiene en
ese momento [..JEnprincipio, el nosotros humano result:ade la interlocución y

no la precede. En este nosotros, lafigura del otro permanece distintamente


presente en cada uno, en t:anto � el otro es su intirlocutorpo_sible. F1 uno 'l el
otropueden llegara un acuerdo, ""después deargument:aci.ón yCJebate, yestabilrzar
entonces� comunidadpor medio de un contrato. 'Es elprincipio de lapoliteia
grjega ode la república moderna. El ciudadano es el individuo humano a quien
el derecho de airigirse a los otros es reconocidopor ellos[. ..] El derecho a la
interlocución no es reconocido a todo hombre. !.Afigura del otro es una amena:?A
quepesa desde afuera sobre la comunidad nacional. Ella no puede sino atent:ar
contra su integYidad
Jean-Frans:ois Lyotard, l.JJs derechos del otro

Inicio con la exposición de un marco teórico que sirve como punto de partida para
entender los lugares de enunciación de los discursos y su relevancia en el contexto
colombiano. A continuación muestro, en apartados separados, las construcciones
discursivas de los dos grupos y la manera como están configuradas. Finalmente,
presento una comparación entre los discursos y una reflexión sobre la dimensión
simbólica en el conflicto colombiano.
El tema de este trabajo se inscribe dentro de un amplio horizonte de reflexión
compuesto por diversos estudios sobre el conflicto colombiano (o estudios sobre
violencia), en el cual se destacan los análisis sociológicos e históricos de amplia escala
que buscan explicar los orígenes, transformaciones y condiciones de los diferentes
conflictos ocurridos en el país (ver: González, 1993; Pécaut, 1997; Sánchez, 1991;
Uprimny y Vargas, 1990) . La complejidad del problema tratado, así como la

1 E l siguiente texto hace parte d e m i trabajo de grado titulado Los discursos sobre la paz y la
paz en los discursos de las A UC y las FARC-EP. Un análisis desde la antropolog{a a una lucha
simbólica en Colombia (2003) .
2 Antrop6logo. Universidad Nacional de Colombia. Correo electr6nico: [email protected]
DIEGO M AURICIO HIGUERA RUBIO

magnitud de los antecedentes del tema, indican la necesidad de proponer un


marco analítico que permita resaltar el lugar de los grupos y sus discursos en el
conflicto actual. Dicho marco no pretende convertirse en una hip6tesis alternativa
a las explicaciones estructurales referenciadas; se trata simplemente de una herra­
mienta básica que no alcanza un análisis detallado de otras cuestiones, como la
debilidad del Estado y sus implicaciones, las cuales son retomadas como presu­
puestos a partir de los estudios mencionados.

COWMBIA COMO CAMPO DE LUCHA

En los últimos años, las guerrillas y los paramilitares han adquirido acumulaciones de
recursos y fuenaarmadaquesólo sonruperados, en parte, porel Estado (quien tampo­

co puede doblegarlos) y, al mismo tiempo, establecen distintas alianz.as con sectores de


la sociedad colombiana entre los que se encuentran políti�. militares, narcotraficantes,
comerciantes, cultivadores de coca, entre otros. Estas aliam.as se entrelaz.an para fonnar
un denso tejido de relaciones antagÓnicas, solidarias y ambiguas3.

Para abordar dicha complejidad retomo el concepto de campo formulado por


Bourdieu (1997) , quien lo define como un espacio social global en donde se
encuentran diferentes grupos y agentes que se ubican en una posición subor­
dinada o dominante de acuerdo con el volumen y la estructura de su capital
(económico, cultural, político, etcétera) . La posición de los grupos y agentes es
relativa y cambiante porque se configura a partir de la relación entre los dife­
rentes capitales; por ejemplo, cuando un agente está en una posición dominan­
te y el capital de otros agentes se incrementa más que el suyo, él pasa a ocupar
una posición distinta (más baja) dentro del campo, que también modifica la de
otros. La búsqueda de posiciones dominantes implica relaciones de poder den­
tro de los campos, por ello, los grupos y agentes realizan diferentes tipos de
acciones para conseguir capital y acumularlo con el fin de acceder a una mejor
posición. Bourdieu anota que, debido a los cambios y procesos de
3 Durante los últimos años del siglo de XX en Colombia, el tema de la paz estaba presente
en muchos ámbitos de la vida nacional; las multitudinarias marchas convocadas por la
organización Pals Libre, los carnavales, fiestas, reinados, titulares en los medios masivos,
eventos deportivos ... todos eran de o por la paz. En octubre de 1997 un mandato ciudadano
votado por diez millones de colombianos exigla que el gobierno y las fuerzas insurgentes
llegaran a un acuerdo para dar fin a un conflicto que estaba alcanzando niveles inusitados.
En este contexto la «entidad omnipresente» tenía gran importancia, a tal punto que fue el
factor determinante en las elecciones presidenciales de 1998 y marcó el devenir del gobierno
del candidato g anador, Andrés Pastrana (Romero, 2002) . Aunque la paz se «manifestaba»
de múltiples formas con fuerza y claridad, lo único diáfano era su fuerza más no su
significado. En este escrito pretendo mostrar cuál es el lugar y el sentido de la paz en los
discursos públicos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Ejército del
Pueblo (FARCEP) y las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) durante este «periodo
de paz». La historia de los grupos y sus alianzas es un tema que es inabordable en este
escrito (para una síntesis general y bibliografía ver Higuera, 2003) .

70 ETNOGRAFÍAS CoNTEMPORÁNEAS
PAZ Y CONFLICTO

co mplejizaci6n, en las sociedad.es contemporáneas se han creado camP.OS aut6-


nomos (científicos, literarios, educativos, etcétera) que se rigen por reglas parti­
culares, l o cual implica que los capitales por acumular son distintos para cada
campo y las luchas de poder son así mismo diferentes. Por ejemplo, a un cien­
tífico, dentro de su campo, le interesará más acumular capital científico y cul­
tural (gue es el fundamental según las reglas de ese campo) para asumir una
posici6n dominante. Las r�las Cie cada campo no s6lo se refieren a las formas
propias de los capitales y las posiciones, comprenden además las pautas de
co mportamiento, percepci6n y acci6n de los agentes participantes.
Dentro de esta perspectiva, el Estado se erige como la instancia m.00.ma de poder
por la influencia que tiene sobre todos los campos de la sociedad dado que
El Estado es el resultado de un proceso de concentraci6n de los diferentes
tipos de capital1 capital de fuerza física o de instrumentos de coerci6n
(eJército, policia), capital econ6mico, capital cultural o, mejor dicho,
informacional, capital simb6lico, concentraci6n que, en tanto que tal,
convierte al EstadO en voseedor de una esP.ecie de metacapital, otorgando
poder sobre las demas clases de capitil y sobre sus poseedores. La
concentraci6n de diferentes especies de capital {que va pareja con la
elaboraci6n de los diferentes cam�os correspondientes) conduce en efecto
a la �ia de un capital eseeafico, propiamente estatal, que permite al
Estado eJercer un poder sobre los diferentes campos y sobre los Oiferentes
tipos P.articulares de c:apital, en especial sobre las tasas de cambio entre sí (y,
con ello, sobre las relaciones de fuerza entre sus poseedores) (Bourdieu,
1997: 99) .
Asumo que el campo político se define por ser un espacio de acciones públicas, que
de una u otra manera siempre están dirigidas hacia colectividades {Swartz, Turner
y Tuden, 1994). Lo que ocurre con las FARC-EP y las AUC4 es exactamente eso,
son grupos que actúan sobre colectivos y que además acumulan capitales como si
fueran un Estado, bien sea para controlar el que ya existe o para edificar los suyos.
Bourdieu precisa que
[ . ] la Elaboraci6n del Estado va pareja con la elaboraci6n del campo del
. .

poder entendido como el esp:icio de juego dentro del cual los poseedores del
capital (de diferentes tipos) luchan particularmente por el poder sobre el
Estado, es decir sobre el capital estatal que da poder sobre las diferentes
especies de capital y sobre su reproducci6n (Bourdieu, 1997: 100).

Esta definici6n señala las motivaciones que generan luchas por el control del Esta­
do; para el caso que nos ocupa, las AUC y las FARC-EP acumulan capital {que se
sup one es del Estado) con base en su estructura militar {acumulaci6n de fuerza
4 Quiero subrayar, para evitar confusiones, que la definición de lo político y quienes
intervienen en él, está restringido a las cate � orías analíticas descritas en este texto y de
ninguna manera se pueden extender a otros ambitos.

ETNOG� CoNTEMPORÁNEAS 71
DIEGO MAURICIO HIGUERA RUBIO

física). Dicha concentración genera un campo del poder muy complejo en donde
identificamos tres grupos5 en una pugna por la concentración de capital económi­
co, simbólico y de fuena.
Es un fenómeno con tres dimensiones que se pueden definir analíticamente y que
están en estrecha relación; las dos primeras obedecen a la conformación histórica del
Estado colombiano quien, por una parte, no se ha podido constituir en la instancia
monopolizadora de la fuena física y, por otra, siendo el regulador del men:ado su
intervención se trastoca por la economía ilícita (narcotráfico, recolección de tributos,
entre otras actividades) reproducidapor las FARGEP y las AUC (González, 1993;
Pécaut, 1997). El centro de mi reflexión para este escrito es la dimensión simbólica.
Una vez expuesto el marco general que propongo para ubicar al discurso y los
grupos bajo estudio, pueden surgir dos objeciones válidas. En primer lugar, cues­
tionar el nivel de autonomía que se le conceda a las AUC sabiendo que tienen
apoyo o por lo menos tolerancia de varios agentes del Estado. Esta relación es
identificada por algunos autores comoparainstitucionalidad porque la condescen­
dencia con estos grupos irregulares permite la estabilidad del orden político vigente
y, al mismo tiempo, se constituye en un poderoso mecanismo de lucha antiguerrillera
{Uprimny y Vargas, 1990). El fenómeno paramilitar se ha constituido en un gran
proyecto nacional con base en el poder local de los grupos que participan en él; este
poder es el resultado de múltiples alianzas que erigen al paramilitarismo como un
F.stadoparalelo y lo instituyen como la máxima autoridad. En las zonas paramilitares
el 'Estado permanece', pero sus habitantes saben quién ejerce sus funciones. Tam­
bién podría anotarse, con toda razón, que los paramilitares no intentan reemplazar
el Estado, como sí lo pretenden las guerrillas, sin embargo, acumulan poder a costa
de éste. Es una relación paradójica en la que ayudan al Estado mientras lo fragmen­
tan; en una reflexión de largo aliento, como diría un historiador, este es un elemen­
to fundamental que no exploro en el marco propuesto porque mi interés está en el
momento de producción de los discursos, en el que se presenta una división del
Estado en diferentes poderes territoriales, tal y como lo describía Ramírez (1997)
para la región de Urabá6•

U na segun ga objeción tiene que ver con las críticas al modelo teórico de
Bourdieu. Estas señalan su incapacidad para abordar algunos aspectos del
mundo social, tales como la expresión social de las emociones y su configura-

s implifico los grupos en disputa para acotar el tema, lo cual no implica que no existan
mas.
6 Para el problema de la territorialidad privada en Urabá, ver Ramírez, 1 997: 1 1 5- 1 1 6.

72 ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS
PAZ Y CONFLICTO

ci ó n h istórica, así como su tendencia a caer dentro de una 'falacia económica'


c uan do asume que las ventajas y los intereses son fácilmente definidos por
ro do s los agentes participantes, quienes los persiguen incansablemente a través
de diferentes estrategias {Reddy, 1997) . Si bien las críticas son válidas para
ciertos problemas de investigación, en el caso que me ocupa, los grupos se
encuentran en franca disputa por acumular capitales dentro del campo políti­
co. Las propuestas de Bourdieu me permiten disgregar las dimensiones del
conflicto y la relación entre los grupos participantes, en este sentido, logro
identificar algunos elementos básicos para hacer un análisis puntual de los
discursos dentro de un contexto global de referencia.

LA LUCHA SIMBÓUCA

Ccn el fin de articular el marco general con los discursos y el lugar de la paz en
ellos, propongo el concepto de lucha simbólica para referirme a la dimensión en la
que se inscribe la investigación. En la lucha simbólica «Se puede actuar por accio­
nes de representaciones, individuales o colectivas, destinadas a hacer ver y hacer
valer ciertas realidades» (Bourdieu, 1988: 137). Así, los grupos y agentes utilizan
categorías establecidas para construir sus armas dentro de la lucha por el poder, es
decir, emplean capital simbólico que es reconocido por los individuos a los que se
les pretende dominar. Es el empleo práctico de los elementos fundamentales para
u na sociedad, es el uso de lo obuio y lo dado.

Lo obvio y lo dado se encuentran inmersos en un sistema de significados cultu­


rales que posee su propia lógica, denominado por Geertz ( 1999) sentido co­
mún. La paz es una categoría del sentido común dado que no se cuestiona su
significado, se da por sentado a priori que las máximas realizaciones humanas se
generan en un ambiente de paz: la solidaridad, el respeto, la confianza. . . Con
insistencia se evoca la paz como la esencia del bienestar, como la fórmula mágica
a cualquier problema, incluso podría pensarse que está fetichizada (Higuera,

2003) . La paz es una categoría que no se cuestiona y que es utilizada de manera


eficaz dentro de los discursos de las AUC y las FARC-EP.

De los hechos dados de la existencia social provienen los apegos primordiales, los
cuales son aprehendidos e interiorizados por los individuos durante el proceso de
socialización y se encuentran en los cimientos de cada cultura. El parentesco, la
rel igió n, el mito y la lengua son ejemplos de los hechos dados que generan
p rincipios comunes entre las personas que están involucrados con ellos (Geertz,
1? 95) . Por ejemplo, en los discursos de las AUC es claro cómo a través de la
his t oria de vida de un agente, Carlos Castaño, que se muestra como el centro y
miem bro típico de este grupo, se apunta de forma permanente a la familia, la
re ligió n y los valores (sobre todo la honestidad) , elementos fundamentales del
mo delo cultural hegemónico7 colombiano. Hervik (1994) define modelo cul-

ETNcx;RAl'fM CoNTEMPORÁNEAS 73
DIEGO MAURICIO HIGUERA RUBIO

tural como un conocimiento esquemático aprehendido e incorporado por las


personas durante su proceso de socialización y, por ello, se convierte en u n
conocimiento implícito, en un sentido común, usado y modificado, en mayor o
menor grado, de acuerdo con la experiencia de los agentes, las múltiples diná­
micas que se presentan entre ellos y las influencias que tengan otros modelos
culturales. Por tanto, los modelos culturales deben ser puestos en evidencia a
través de procesos analíticos.
En la lucha simbólica el sentido común y los apegos primordiales se articulan en
estructuras discursivas rígidas, simples y repetitivas a través de las cuales las
FARC-EP y las AUC intentan conseguir eficacia simbólica. Es decir, emplean
unidades del orden simbólico interiorizado, dado, y de las categorías cognitivas,
obvias, para generar el reconocimiento, la legitimidad de las acciones realiza.­
das por el grupo que produce el discurso. Actuar por acciones de representa­
ciones supone que los grupos o agentes hacen intentos para fijar el significa­
do según su conveniencia, que en este caso implica la disputa por determinar
el significado del conflicto, el enemigo y la paz.
Si en la lucha simbólica los grupos intentan restringir las representaciones {o la
producción de significados) para su beneficio, es pertinente aclarar que tomo el
concepto de representación desde una perspectiva discursiva, que de acuerdo
con Stuart Hall {1997), se centra en la producción de significados y su relación
con la práctica y el poder. El llamar discurso al problema que me ocupa subraya
que el poder es la dimensión fundamental dentro del análisis y no la generación
de significado, como tradicionalmente lo ha hecho la semiótica.
. , .

El discurso es un espacio abierto de disputa en el que los agentes y grupos


intentan estabilizar y cerrar el significado con unos fines particulares: quién es
el 'otro', qué es la paz y cuál es su relación con los agentes y grupos. El cierre del
significado es una dimensión fundamental para los grupos en contienda, es la
esencia de la lucha simbólica, la disputa por restringir el horizonte de posibilida­
des simbólicas. A continuación muestro la manera como las FARC-EP y la
AU C intentan restringir el significado a través de estructuras discursivas in­
flexibles y cerradas, en las que se articulan la paz y los apegos primordiales.

7 Adicionc;i el término hegemónico para señalar que dicho modelo no es el aprehendido por
todos los audadanos colombianos aunque sea mayoritario; este modelo se ejemplifica como
un deber ser por diferentes ámbitos institucionales en el país tales como la Ipiesia, la
escuela, algunos programas y elementos de los medios masivos de comunicacion, entre
otros.

74 ETNOGRAÁAS CoNTEMPORÁNEAS
PAZ Y CONFLICTO

11
L A PAZ EN FI.. DISCURSO DE LAS FARCEP

Para rastrear la eficacia simbólica de los dis�os realiro un análisis a nivel nuclear
que co nsiste en la identificación de los elementos mínimos que simulan su verdad,
q ue l o hacen aparecer como verdadero aociles, 1999)8• Esto no implica que el
investigador tenga que verificar o probar los contenidos de los discursos; la tarea
tie ne el propósito de identificar los elementos que lo colocan en un 'estado de
verdad' frente al receptor. Entre las formas de verosimilitud que señala Jociles
( 1999) la referencial y la tópica son de gran relevancia.
La p ri mera se inscribe en las relaciones del discurso con el mundo, es decir, la
forma como el discurso clasifica, ordena, da coherencia y estructura las cosas del
mundo; en términos de lo expuesto, es la manera como el discurso genera, repro­
duce o reconstruye significados compartidos, es la edificación del significado. El
investigador puede hacer explícita la construcción discursiva en forma de oposi­
ciones binarias de carácter paradigmático, al estilo del estructuralismo, o en forma
de metáforas. Si bien en los discursos de las FARC-EP y las AUC las metáforas
ocupan un lugar importante9; encuentro desde una perspectiva general, y espero
mostrarlo a continuación, que los discursos de los grupos intentan fijar el signifi­
cado a través de estructuras binarias rígidas que clasifican y caracterizan un 'noso­
tros' frente a un 'otro' agresor y, desde allí, ordenan, encasillan e interpretan el
conflicto y la historia del país.

En dichas estructuras, el concepto de paz actúa como un eje articulador y, al


mismo tiempo, aglutina las identidades discursivas que construyen los grupos. El
orden inflexible y de propósito totalizador que sustenta los discursos no lo pongo
en evidencia a partir de la aplicación arbitraria de una premisa teórica, al contra­
rio, proviene del repetido intento de los grupos por fijar el significado de forma
coherente y total dentro de la lucha simbólica. Los discursos me han llevado a la
estructura y no al contrario.

Par,1 la verosimilitud tópica se identifican y caracterizan las apelaciones a los lugares


comunes entre el discurso de los agentes y sus receptores. En este caso, alude al
sentido común Qa paz) y los apeg;s primordiales. En las FARGEP, la paz oficia como
el término que reúne todas las características del nosotros y el otro, es el momento en
el qu e las identidades discursivas esenciales encuentran sentido pleno. Los princi-

8 El nivel nuclear es un momento de una metodología de análisis del discurso que busca
relacionar los discursos con los contextos y lugares de enunciación. En este escrito he
intentado dar cuenta de ello durante la primera y última parte. En otro lugar (Higuera
2003) aplico toda la metodología y presento una discusión sobre el análisis del discurso.
9 Est rada (200 1) real iza un interesante análisis de las-metáforas empleadas por Castaño.

ETNOGRAFIAs CoNTEMPORÁNEAS 75
DIEGO MAURICIO HIGUERA RUBIO

pales apegos primordiales evocados por el grupo guerrillero son los héroes de los
catecismos patrios10, particularmente la figura de Bolívar.
Debido a la complejidad de la construcci6n discursiva de las FARCEP, expongo
por separado cinco elementos que, en mi criterio, la fundamentan y se presentan
articulados y yuxtapuestos.
l. EL NOSOl'R.OS

En el ámbito discursivo las FARGEP se colocan por encima de sus integrantes; la


mayor parte de los discursos son firmados por el grupo, el Comando Central o
Comandos de Frentesª. Es un grupo, una 'comunidad' de personas, y su lugar de
enunciaci6n es la primera persona del plural, el nosotros, las FARGEP: el pueblo,
los civiles en armas:
Las FARGEP como parte del pueblo en armas tiene la certe7.a que la paz
seria, definitiva y duradera por la que luchamos al lado de los pobres de
Colombia se loE en la medida en que desaparezcan las injusticias y las
desigualdades (r'ARC-EP, 2000f}.
2. IA CAR.ACTERIZAQÓN DEL OIR.O Y EL NOSOfR.OS
El discurso de las FARC-EP edifica un «otro» y un «nosotros» a través de la
contraposici6n de las características de cada uno; siempre las FARGEP son el
contrario de su enemigo:
Los diálogos con el Gobierno de Andrés Pastrana se frustraron porque el
Estado pretendi6 liquidar la beli_gerancia de la �a revolucionariaCle las
FARC, sin cambiar un ápice el régimen pohtico reaccionario, violento,
corrupto, oligárc¡uico y antipatriota gue impera en Colombia ni tampoco
consiClerar camOios en la comp osic16n clasista del poder. Se frustraron
también ,P orq�e la política imperialista de los Estados Unidos de
Noneamericarelamadaa partir de los insematos hechos del 11 de septiembre
en Nueva York, pretende afianzar más su hegemonía polarizando la
humanidadentrebuenosymalos, entresus�ylosterroristas, recibiendo
de la arrodillada oligarquía colombiana su respaldo incondicional, cuando
todos conocemos.9ue el gobierno gringo ha sido el terrorista mác. feroz de la
historia reciente (r'ARCEP, 2002b}.

10 De Roux {1989) emplea cate<:ismus patrios para referirse a la historia que se les enseña
a los niños en los colegios de Colombia, en donde héroes magníficos que sólo pueden ser
representados en su completa dimensión por medio del bronce imperecedero y monolítico
muestran la grandeza de la nación. En este tipo de enseñanza, sólo cuenta repetir detalles
sobre las fechas, los lugares, los acontecimientos y las personalidades míticas que le dieron
significado a Colombia. Desde luego las FARCEP no evocan el pasado de la misma forma
como lo hacen los cateásmos, pero el uso de los 'héroes de bronce' es un factor común.
1 1 Dentro del universo de 264 documentos analizados, 223 están firmados por las
FARC-EP.

76 ETNOGilAÁAS CoNTEMPORÁNEAS
PAZ Y CONFI JCTO

El ' otro', el enemigo, la oligarquía, es antidemocrática, apátrida, inmoral, mentirosa


v corrupta. Estas son sus características esenciales, que son totalmente contrarias al
�s p íritu del pueblo en armas. Características señaladas de forma reiterada en el
discurso de las FARGEP y que se unen paraconfigurar unas identidades discursivas.
Veamos ejemplos puntuales de cada una de ellas:

[ . . . ] estos 32 años de lucha nos han servido para entender que en Colombia
existe un régimen político antidemocrático, profundamente reaccionario,
excluyente, construido por la gran burguesía y los terratenientes en el poder
Qa oligarquía) para garantizar el incremento de sus ganancias y propiedades
a costa del trabajo ajeno y las riquezas del país (FARC-EP, 1996).

Para las FARGEP, la oligarquía no actúa sola y para recibir apoyo del extranjero
regala las riquezas del país al imperio Estadounidense, son los indignos vendepatria
que se arrodillan y humillan para conseguir sus metas «Fiero ante el pueblo y
arrodillado ante los gringos, ese es el establecimiento colombiano» {FARC-EP,
2001b). Frente a los apátridas se levanta el pueblo patriota y digno que no se hinca
en la búsqueda de mezquinos intereses, sino que lucha por terminar el proyecto

l ibertador para conseguir su soberanía y autodeterminación. Siempre respondien­


do firme ante las guerras declaradas por la oligarquía y el imperio, desde la opera­
ción Marquetalia hasta el actual Plan Colombia:

Exhortamos a los Colombianos a que, con sentido de patria y dignidad,


inspirados en el antiimperialismo y la unidad latinoamericana inciilcados
por nuestro libertador Simón Bolívar, expresemos de manera diversa nuestro
rechazo al visitante imperialista, a su Plan Colombia y a la oligarquía
vendepatria (FARC-EP, 2002d) .

En los discursos de las FARC-EP, el otro es corrupto, inmoral, mentiroso y


narcotraficante, pretende manchar las justas luchas del pueblo a través de su poder
en los medios de comunicación, acusando a las FARGEP de narcotraficante; al
mismo tiempo, las mentiras sirven para incrementar la violencia contra el pueblo y
l a entrada del imperio. El narcotráfico es la manifestación más clara del cinismo y
corrupción de la oligarquía capitalista; mientras se beneficia de él, lo 'condena' y
s e ñala a la 'narcoguerrilla' en una cadena de mentiras e hipocresía sin fin. Como
siempre el imperio saca el mayor provecho, es el más beneficiado con el narcotráfico
y, si multáneamente, le sirve de disculpa para saquear los demás recursos del país:

Buena parte de los grÍng<?S y de los europeos, son los que venden los precursores
c¡uímiro; para dproceso,la';quesellevarilasmayores�delnan:o-men::aOO,
los que 'se trabañ', los gueverK:lenlos química;P3!'1 fUmigar, los aviones, las � y
b.N:ilossombrerosdeb;antinan:ótim;. [...]EnO:>lombiael nan:otráfiro seentro0G1
con d paramilitarismo del F.stado, ron los latifundistas y ron la clase politiquera

ETNOGRAÁAS CoNTEMPORÁNEAS 77
DIEGO MAURICIO HIGUERA RUBIO

Llberal-C.onservadora tradicional [... 11..os�obeman��pre han permitido el


ruurotráfico yse han beneficiado de este {rARGEP, ZOOOg.l .

3. EL ORIGEN
El momento en el que se genera el antagonismo entre las dos fracciones de la
sociedadcolombiana es el eje articulador de la construcci6n discursiva de las FARG
EP, allí se encuentra la explicaci6n del presente y la fuente de las características, la
esencia, del nosotros y el otro:

A comienzos del si�o XIX, los territorios actualmente conocidos como


América Latina vivían baj o el dominio de las grandes metr6eolis
colonialistas de Europa, que se encontraban en la etapa del absolutismo
monarquista feudal . Los máximos defensores en estas tierras de ese
sistema explotador eran: Terratenientes explotadores de los indios, Los
dueños de minas, Los propietarios de esclavos y La Iglesia Cat6lica. Esta
era la composici6n de clases de los propietarios, de los ricos, de los
pudientes de aquella época [ . . . ] A su vez, las masas populares, estaban
compuestas por: Pequeños campesinos blancos, Arrendatarios de tierras,
Mestizos, Indígenas (que servían la servidumbre o vivían en sus
tradicionales comunidades agrícolas) y Esclavos de origen africano [ . . . ]
[Bolívar] Reglament6 las confiscaciones de bienes del enemigo, con el
mismo criterio de fragmentarlas y repartirlas, en vez de subastarlas;
orient6 acerca de las rentas del fisco; la fijaci6n de precios y la organizaci6n
de la superestructura del país de manera centralista; orden6 convertir
los conventos en escuelas [ . . . ]Bolívar era consecuente con su estrategia
revolucio naria y al mismo tiempo revelaba su comprensi6n de las
necesidades del campesino [ . . . ] Pero de nuevo las viej as disputas de
antaño se hacían presentes marcando las diferencias entre unos y otros.
Con su oposici6n a esta medida los santanderistas le asestaron un golpe
mortal al proyecto bolivariano. Es ahí donde debe hallarse el origen de
la gran contradicci6n que ha llevado Colombia como un estigma durante
casi dos siglos y aún hoy enfrenta a los colombianos, entre partidarios y
enemigos de la reforma �raria; entre bolivarianos y santanderistas; entre
reaccionarios y partidarios del progreso social (FAR C-EP, 1997a).

Proyecto de libertad frustrado por los enemigos del pueblo, santanderistas, quienes
al rechazar a Bolívar despreciaban y desprecian todo lo que él encarna: la tradici6n
milenaria de los antepasados libertarios. Así, el proceso de libertad frustrado s6lo

12 «E6.o lívar] De nuevo tuvo problemas al tocar las costas de Barcelona y fue entonces
cu�der decidi6 dirigirse a la Guyana desde donde intentaría unir los diversos grup os
guerrilleros que operaban en los Llanos Orientales de Apure y Casanare [ ] Por esos dí as
...

dirige encendidos mensajes a todos los jefes guerrilleros, Piar, Mariño, Arismendi, Bermúdez,
invitándolos a la unidad, mientras tanto se reúne con Páez. Tiene la vista puesta en el
objetivo fundamental de unir todas las fuerzas guerrilleras revolucionarias bajo un mandato
político y militar único e indiscutible» (FARC-EP, 1 997a) .

78 ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS
PAZ Y CONFLICTO

puede ser completado por los herederos de Bolívar y su guerrilla 12; por ello «Una
reflexi6n serena de la historia nacional nos evidencia que [ ... ] entre todos los oprimi­
dos del país seremos capaces de continuar construyendo los caminos de libertad
que nos dejara desbrozados Sim6n Bolívar» (FARGEP, 1996).
E l discurso sitúa un punto de origen, la fundaci6n de Colombia, cuando se crea el
,mtagonismo, es el momento en el que la oligarquía le declara la guerra al pueblo. Se
presenta entonces una violencia originaria que extirpa la paz de la naci6n, ésta, de
acuerdo con las FARC-EP, es ejecutada por los mismos militares y paramilitares, es
alimentada de forma permanente y reiterada en diferentes momentos de la historia
del país, siempre con la respuesta del pueblo en armas: campesinos, guerrilleros.. El .

.naque a Marquetalia en 1964, es uno de los momentos decisivos en la confrontaci6n,


donde se crean las FARGEP como respuesta al único camino que deja el enemigo:
En Marquetalia, sur del To lima, hace 35 años [ ... ] clamamos por el diálogo
y los acuerdos, recibiendo como respuesta bombas y metralla por orden Cle
quienes ej ercen desde hace 180 años el poder del Régimen y usufructúan
la violenaa del Estado contra los trabajadores del campo y la ciudad (FARG
EP, 2000b)

El nosotros implica un otro que ataca al pueblo, que le declara la guerra, lo reprime
y excluye, es la oligarquía que controla el Estado para su beneficio a través de la
violencia militar y paramilitar. El nosotros y el otro han estado desde el surgimiento
de la naci6n, son entidades esenciales que mantienen su enfrentamiento. La cons­
trucci6n discursiva de las F ARC-EP se fundamenta en un pasado en el que se
originan los elementos que configuran la identidad de los grupos enfrentados y que
han sido permanentes en la historia de Colombia, el pasado muestra la 'realidad'. El
pasado es «una construcci6n cultural en la que una comunidad (académica o étnica
[o política, en este casoD apuesta a la imposici6n de una particularvisi6n sobre unos
hechos remotos, desafiando las percepciones que sobre lo mismo pueden tener
otras colectividades que se le enfrentan. La significaci6n asignada a tales hechos
presume que, aunque distantes en el tiempo, cooperarán en la apropiaci6n del
presente y allanarán la participaci6n en el futuro» (Zambrano, 2000: 195). Así, el
pasado explica el presente y señala los rumbos del futuro, por ello, no es casual que
dentro de las relaciones de poder entre sociedades, grupos o individuos, el pasado
sea algo que esté en permanente disputa y, por lo mismo, inconcluso.

Desde luego, la visi6n de las FARGEP sobre los dos sectores sociales antag6nicos
presentes a lo largo de la historia de Colombia está relacionada con la adopci6n de
l as p remisas del materialismo hist6rico. El antagonismo comienza desde los oríge­
nes de la naci6n entre los privilegiados, antiguos protectores del régimen colonial,
Y los revolucionarios emancipadores de los oprimidos; los primeros reunidos bajo el
pensamiento santanderista y los segundos representados por el libertador Sim6n

ETNOGRAFIAS CONTEMPORÁNEAS 79
DIF.r.O M A I JRlr.IO H1r.UF.RA RUBIO

Bolívar. Es el ori� m ítico el de los catecismos patrios, en el que el héroe fundador


,

enfrenta la adversidad para crear la nación pacífica, sin embargo, su proyecto se


m al o gra por las acciones de sm en em i gos; el reto rno de la verdadera nación, de la
patria, sólo puede ser traído por los herederos de Bolívar. Desde el pao;ado se articula
la constmcción discursiva de la� FARGEP y sus características, en total oposición
a las del otro; cada ra�go , sin excepci ón es una continuidad reiterada en diferentes
,

momentos y circunstancias.
4. LA RE.�PONSABTUDAD DELCONFUCTO Y LAINMANENCIA
El establecimiento, para mantenerse en el poder, ha acudido a una �ierra
sin r�as Desde los tiem_pos de los atentadOs al Libertador Simón Bolívar y
.

el a�esinato del MariscarA ntonio José de Sucre pasando por los miles de
anónimos comoatriota� ac;ec;inados indiscnminadaffient.e, va en 'La Violencia'
ya en las múltÍples m asac res de estos días ha�ta los mágnicidios de Jorge
,

El iécer Gai tá n y Jaime Pardo Leal (FARC-EP. 2000c).


SegÚ n las FARC-EP. el enemigo es quien decl aró la guerra y la alimenta, ante la
violenta arremetida de la ol igarquía la lucha armada es la ú.nica ooción es el camino
,

que por nhligación el pueblo deb e seguir. La� declaratorias, y la guerra misma, se
hacen a través del terrori sm o de E�ado, principal arma de la oligarquía, quien en su
inmensa hioocresía señala a la guerrilla de terrorista, sobre todo desde el 1 1 de
septiembre de 2001; ante ello, las FARGEP recuerdan que:
En el proceso de conformación del E.�ado colombiano, los ol igarcas -por
dictado de los Estados Unidos de Nortea mérica- incorporaron como
co ncepció n de E�do la Doctrina de Seguridad Nacio nal que envenenó al
mundO y <:SPecialmente a América Latina [ . ] Se generalmuon la� di�
. .

militares, la gue rra sucia, los estatutos de segurídad, las desapariciones, el


paramilitarismo, las torturas, etcétera, como conduaa oficial delos gobiernos
y agresiva forma de aniquilar la oposición política y el descontento en cada
nac ió n (FARC-EP, 1996) .
En su guerra contra el pueblo, l a oligarquía y el imperio n o respetan los derechos
humanos, as esinan y expropian sin ningiín tipo de consideración porque «fue su
at ropello sistemático lo que levantó en armas a este pueblo contra un Estado que
dfa a día pasa por encima de los derechos fundamentales de todos» {FARGEP,
1995). En cambio, «Nuestra lucha es por el cumplimiento y defensa de los dere­
chos humanos» (FARC-EP, 2000e).
Cuando menciono la inmanencia quiero subrayar un elemento constante en el
discurso de la� FARGEP que alude a la permanencia de los grupos antagónicos, ele
sus características y mot ivos desde el nacimiento de Colombia hasta el presente, sin
un atisbo de variación en el tiempo. Es la continuidad ele la guerra contra el pueblo
desatada por la misma oligarquía teniendo como ejecutores a los militares y
paramilitares de siempre.

80 ETNOGRAFÍA� CoNTEMPOAANEAs
PAZ Y CONFLICTO

Es la misma oligarquía liberal-conservadora, los mismos paramilitares, el


alto mando del mismo ejército con los mismos batallones militares ahora
conformados por mercenarios a sueldo y con asesoría de los llWmos gringos
( ... ] todos juntos, continúan fraguando los golpes que les permitan asegurar
más sus privilegios en contra de los intereses populares (FARC-EP, 2001d).

A partir del surgimiento de la nación la oligarquía le declara la guerra al pueblo, es


la responsable de la agresión, de la violencia, en el principio y en el presente, el
uc mpo del conflicto se prolonga desde el pasado y cruza la historia del país hasta
nuestros días. El discurso de las FARC-EP construye identidades esenciales que no
pierden su condición y características; son los santanderistas contra los bolivarianos,
el ejército de la oligarquía, los militares y paramilitares, contra el ejército del pueblo.
La permanencia, el orden inflexible y la repetición de la agresión, ubican las entida­
des antagónicas esenciales en el tiempo del discurso de las FARC-EP.
5. EL LUGAR DE LA PAZ EN EL NOSOfROS Y EN EL OfRO
El proceso de negociación entre el gobierno Pastrana y las FARC-EP, así como el
contexto de omnipresente paz, ocuparon un lugar central en los discursos del
grupo guerrillero:
Los empresarios del campo y de la ciudad esperan la paz. Los militaristas, las
directivas de los ¡¡>artidos gobernantes, los dueños de los principales medios
de comunicacion, inversionistas nacionales y extranjeros y hasta los
paramilitares que son los mismos altos mandos militares colombianos,
también desean la paz. La CIA, la DEA [ .. . ] esI'eran con ansiedad la paz en
Colombia como ellos la conciben, a sangre y fuego o la capitulación. Los
pobres, los guerrilleros que cada día somos más, el pueblo colombiano en
general, luchamos diariamente por el logro de la paz con justicia social [ ... ]
Es que la paz de más de 30 millones de compatriotas que vivimos
necesidades sin posibilidad de solución, por culpa de las políticas de
explotación, robo y expoliación de lo que nos pertenece, es muy diferente
a la de la minoría que todo lo tiene, quedando clara la complejidad del logro
de la paz por todos anhelada. La paz de los de arriba no es la paz de los de
abajo. Las FARC-EP mantiene firme e inalterable el comprollWo de luchar
sin descanso ni tregua por la paz de los de abajo (FARC-EP, 2000� .
El p aís por el que luchan las FARC-EP, el momento 'de la paz del pueblo', tiene
lu gar sólo cuando el 'otro' no puede desplegar su esencia violenta, corrupta y
mentirosa; sólo allí, el pueblo en armas podrá reflejar fielmente su esencia democrá­
t ica y pacífica. La prueba de ello es la zona del despeje, modelo de un país en paz

Es ejemplo real de armonía, convivencia y tranquilidad; en cierta forma


podemosafirmar, que eslabasedelaColombiaNueva, del paísqueanhelamos
todos los colombianos. Quien lo creyera, que dentro de un país, destruido
por la corrupción, por el robo de nuestras riquezas naturales como el petróleo,

ETNOGRAFIAs CONTEMPORÁNEAS 81
DIEGO MAURICIO HIGUERA RUBIO

el carbón, el oro, las esmeraldas; por el asesinato, la tortura, la clesapariáón, la


impunidad y el libre tránsito de la política paramilitar, acolitada �r lasFuernis
de Seguridád del Estado y la entrega total de nuestra soberanía. Existe una
pequeña región de 42 mil kilómetros cuadrados donde se trabaja con
_ donde se piensa en el progreso, en la generación de empleo, en
tranquilidad,
la educación, en la salud y sobre todo en la seguriCiad para sus habitantes y
más aún p ara los visitantes, �e a diario llegan a este bello país, puerta de
entrada a la América del Sur (f<ARC-EP, 2001c) .

L as FARC-EP son los luchadores de la verdadera paz, mientras que su enemigo


defiende su paz: la de la mentira, la violencia y la corrupción. Las definiciones
contradictorias sobre la paz y la influencia de los enemigos de la paz del pueblo
implicaron el rompimiento de los procesos de diálogo, incluyendo el iniciado en
1999, porque «esta oligarquía no regala nada, todo hay que arrancárselo» (FARC­
EP, 2002b) :

La ruptura del proceso de paz no tomó porsorpresa alas FARC-EP [ ...] Las
causas fundamentales de la oli�9uía gobernante, alentada por el respaldo
creciente de Washington, no está dispuesta por ahora, a pactar con el pueblo
en armas los cambios estructurales en lo político, económico y social que
hagan viable la paz de todos. Sólo quieren la ¡>az que les garantice sus
ganancias y privilegios [ .. ] Hicimos toClo lo posiole para evitar la guerra [ ... ]
.

Son responsables la cúpula empresarial del país y sus poderosos medios de


información difusores de noticias falsas, la derecha guerrerista de todos los
e:lambres de civil y charreteras y hasta algunos jerarcas de la iglesia católica
(f<ARC-EP, 2002c) .

En los discursos de las FARC-EP existen dos estados de paz: por el que lucha el
pueblo en armas, en el que hay democracia, tolerancia, patriotas dignos y sinceri­
dad, al contrario, se encuentra la paz de la oligarquía y el imperio, en donde se
elimina al opositor político y la democracia a través del Terrorismo de Estado.
Existen dos «paces» porque el término agrupa las características del nosotros y el otro,
la desaparición del contrario permitirá el advenimiento de la anhelada paz del
pueblo; mientras que la paz del imperio y la oligarquía será cuando se elimine al
ejército del pueblo, por eso «[ ... ] las FARC-EP seguimos incólumes en nuestro
planteamiento de buscar la paz, pero una paz con Justicia Social y Soberanía!!! Y en
este propósito no cedemos ni un milímetro!» (FARC-EP, 2002a) .

El significado de l a paz en el discurso de las FARC-EP reúne las características


esenciales del nosotros y del otro, por ello no hay una paz, su lugar en el discurso es
central en un momento en el que es omnipresente y por ello se erige Somo la síntesis
articuladora de los principales elementos del discurso de este grupo.

82 ETNOGRAFIAS CONTEMPORÁNEAS
PAZ Y CONFLICTO

LA PAZ DFJ. PUEBLO Y lA PAZ DE IA OLIGARQUÍA

A lo largo de este apartado propuse que el discurso de las FARC-EP edifica identi­
dades discursivas esenciales a partir de cinco elementos fundamentales, que se
reiteran y entrelazan permanentemente; así mismo, mostré cómo la paz se encuen­
tra diluida en estos elementos como uno de sus puntos de confluencia más fuertes.

El primer elemento establece un nosotros, el pueblo en armas, frente a un otro, la


1iligarquía, que es su contrario. Allí entra el segundo elemento, la caracterizaci6n
del nosotros y del otro a partir de pares contrarios: pacífico / violento; democrá­
tico-tolerante / antidemocrático-intolerante; patriota digno / apátrida indigno;
defensor de los derechos humanos / violador de los derechos humanos; no
narcotraficante I narcotraficante; no terrorista / terrorista; honesto-ético / corrup­
to-inmoral; sincero / mentiroso.
El origen, el tercer elemento, marca la esencia de las identidades del nosotros y el
otro, sus características permanecen intactas desde el pasado hasta el presente, son
inherentes a los sectores antag6nicos. El pueblo es atacado desde el surgimiento de
b naci6n por un otro violento, la oligarquía, quien no ahorra esfuerzos y medios
para conservar sus privilegios. El inicio está marcado por el antagonismo entre los
bolivarianos, seguidores de las premisas libertarias del héroe latinoamericano, y los
santanderistas defensores de los privilegios que.ostentaban unos pocos bajo el
amparo de la 'invulnerabilidad del derecho adquirido con justo título'. En la actua­
l idad, los «herederos del libertador», el ejército bolivariano, continúan luchando
contra quienes mantienen frustrado el proyecto emancipador, porque «lo que Bo­
l ívar dej6 sin hacer, sin hacer está hasta hoy, porque Bolívar tiene que hacer en
América todavía» (FARC-EP, 2000c).
El cuarto elemento está muy relacionado con el anterior y alude a dos elementos
complementarios. Por una parte, la responsabilidad del conflicto colombiano, que
está en el origen de la naci6n y se renueva continuamente, especialmente cuando
«el conflicto social y armado, [es] declarado el 27 de mayo de 1964, por el Estado
al p ueblo, en cabeza de los 48 hombres marquetalianos» (FARC-EP, 2000a) .
Declaratorias de guerra que se repiten en los gobiernos de Gaviria, Sampery Pastrana;
representantes del otro violento que obliga al pueblo a tomar las armas. Desde el
principio, la única responsable de la violencia es «la oligarquía», todo lo que ocurre,
en e l antes y el ahora, es su culpa, «el pueblo» tan s6lo está envuelto en una guerra

desatada por ella. Por otra parte, la inmanencia en el discurso de las FARC-EP es un
tiempo de la invariabilidad y la reiteraci6n de la violencia del otro, de sus militares,
paramilitares, de su corrupci6n, mentiras ... y de la continua respuesta del pueblo
patriota, digno, democrático ... en cada momento de la historia y siempre de la
mis m a forma. El pasado continúa en el presente, la historia es la repetici6n y
extensi6n del antagonismo invariable.

ETNOGRAFIAs CONTEMPORÁNEAS 83
DIEGO MAURICIO HIGUERA RUBIO

Finalmente, en la configuración de las identidades, la paz es un elemento trasversal


que reúne las características de los sectores en conflicto, no es un concepto como tal,
sino es la realización definitiva de las identidades. En la paz del pueblo hay demo­
cracia, tolerancia, patriotismo, derechos fundamentales, honestidad y sinceridad;
hay paz verdadera. La paz de la oligarquía es el momento de la traición a la patria, la
antidemocracia, la intolerancia, el narcotráfico, el terrorismo, la corrupción y la
mentira; es la paz de la farsa, de la esencia de la oligarquía.

111

LA PAZ EN EL DISCURSO DE LAS AUC


He afirmado que, al igual que las FARC-EP, el discurso de las AUC construye
identidades contrarias a partir de las cuales intenta fijar significados. Lo anterior no
implica que las construcciones discursivas de los grupos sean idénticas, por ello,
primero aludo a tres generalidades determinantes del discurso de las AUC y poste­
riormente abordo los cinco elementos fundamentales que lo configuran.

La construcción discursiva de las AUC, en términos generales, se presenta como


«Simple» y coherente en cada uno de los di<;CUI"SOS que la componen. Simple porque
es limitada y repetitiva y, por lo mismo, no muestra _un mínimo atisbo de
inconsistencias. Lo anterior se evidencia a tal punto que la sección «Organización
institucional» en donde se encuentran los documentos que contienen la historia de
las AUC, su constitución e himno, abarca todos los pilares del discurso de lac; AUC.
Ninguna editorial, comunicado, entrevista de Carlos Castaño o de los demás miem­
bros del gn:po lo contradicen o se extienden más allá de aquello que aseveran
dichos discursos. Son lugares comunes en donde todo circula a su alrededor y la
introducción de nuevos elementos viene a fortalecer lo existente, como por ejem­
plo, la acogida de la palabra terrorista y los discursos que generó el gobierno de
Estado Unidos después del 1 1 de septiembre de 2001.

Mientras que en el ámbito discursivo las FARC-EP se colocan por encima de los
agentes que la componen, en el caso de las AUC una buena parte de los discursos,
o casi todos, son firmados o pronunciados por Castaño13, quien se muestra como la
representación prototípica {rayando en lo mítico) de las AUC. Además, este grupo
y Castaño son altamente mediáticos, es decir, su discurso ha sido tomado de las
alocuciones reproducidas en los medios o generadas por éstos. Las FARC-EP, con
13 Para ser exacto las cantidades son: 45 documentos firmados por Castaño y 16 en co­
autoría, a lo que se le suman los documentos firmados con los miembros del Estado Mayor
y la Direcci6n PoHtica y Militar. Cabe anotar que todos los reportajes y entrevistas han sido
realizados a Castaño o sobre él; además los discursos de las A UC toman gran fuerza cuando
Castaño da su primera entrevista televisada en marzo de 2000. Los documentos anteriores
a este año representan un número reducido: 3 .

84 ETNOGRAFIAs CONTEMPORÁNEAS
PAZ Y CONFLICTO

contadas excepciones, no recopilan discursos difundidos por medios masivos ni los


reproducen. Tenemos, entonces, un grupo y su representante, altamente mediático
frente a otro que no lo es.

En el discurso de las AUC, como en las FARC-EP, la paz se encuentra 'disuelta' en


los demás elementos fundamentales. En este momento comienza a manifestarse un
gran parecido entre las dos construcciones discursivas, por ahora, sólo quiero pre­
sent ar los elementos fundamentales en las AUC.

t . EL NOSOfROS

Las A UC o Castaño, si se quiere, siempre toma como lugar de enunciación la


primera persona del plural, desde el nosotros para marcar quienes somos y decir
quién es el otro antagónico. &e nosotros son los Colombianos civiles honestos (o el
pueblo colombiano) en busca de la paz y la tranquilidad que ha sido arrebatada de
sus vidas: Los enfrentaremos unidos los colombianos honestos [ . ] seguiremos. .

enfrentando la subversión hasta donde sea necesario (AUC, 2001b).


¡AUTODEFENSAS SOMOS TODOS!14
2. LA CARACIERIZACIÓN DEL OfRO Y EL NOSOfROS
Desde el Municipio de Riosucio, Departamento del Chocó, pregunta el
señor Obdulio Restrepo: «Yo no encuentro diferencias entre laS AUC y las
guerrillas porque las dos son violentas y matan gente. Estoy equivocado?»
Estimado Don Obdulio: Dela manera más clara y breve posible contestamos
su carta, así:
- Las guerrillas atacan a la población civil inocente. Las AUC por el contrario
la defienden.
- La guerrilla dice representar al pueblo, pero lo que hace es maltratarlo y
privarlo de sus derechos. Las AUC no pretenden representar al pueblo,
pero sí protegerlo, respetando la dignidad de las personas y sus derechos
fundanientales. - La guerrilla destruye poblaciones enteras, derriba torres
de energía, dinamita represas y acueductos, acaba con las oportunidades de
trabajo y solo piensa en enriquecer a sus dirigentes. Las AUC no piensan ni
actúan así porque su misión es hacer respetar !a autoridad yconstrwr mientras
lucha.
- Es cierto que los dos actúan militarmente, pero en el caso de la guerrilla su
violencia es para ultrajar y hacerse t.emer. En el caso de las AUC tenemos
que utilizar las armas para evitar males mayores a grupos inocentes o para
nacer justicia armada ante la insuficiencia de las fuerzas del gobierno,
haciendo respetar el principio de autoridad.
14 Lema que hace pane de la página principal del ponal de las AUC y además se encuentra
como epígrafe o lema dentro de varios discursos del grupo. Por supuesto el Todos se refiere
a los colombianos.

ETNOGRAFIAs CoNTEMPORÁNEAS 85
DIEGO M AURICIO HIGUERA RUBIO

- Es cierto que por parte de combatientes vinculados a las AUC han habido
excesos y tamfüén es verdad que algunos bandidos y delincuentes comunes
se han hecho pasar por miembros de las AUC para cometer sus fechorías,
pero esas situaciones las está controlando cada vez en forma más drástica la
Oirigencia de las Autodefensas y especialmente su Comandante, que quieren
la Paz en Colombia, pero no a cu3lquier precio, ni entregando a Colombia
en las manos de los guerrilleros, que además de peligrosos y fanáticos, no
aman a su país, ni les importa la muerte de la población civil ajena al
conflicto.
Finalmente es bueno que Usted y todos los colombianos entiendan muy
bien que la guerrilla quiere la guerra, la violencia, la destrucción y el dinero
y gue las AUC quieren la Paz, la reconstrucción de una nueva Colombiay
la implantación ae un Estado Social de Derecho donde con el respeto en la
autoridad haya igualdad de oportunidades para todos (AUC, 2002d).

El discurso de las AUC edifica un otro y un nosotros a través de la contraposición de


las características de cada uno. Incivilizado, irracional, terrorista, antidemocrático,
no tiene Dios ni orden democrático; es un otro violento en el que no se pueden
reconocer las AUC porque su naturaleza es diametralmente opuesta. A continua­
ción ejemplifico dichos atributos.
Hay un enemigo que ataca a un pueblo inerme, a la sociedad civilizada, eso quiere
decir que el otro sólo puede ser caracteriz.ado como inciviliz.ado , en estricto sentido,
o con sus variaciones de salvaje y bárbaro:
Lo más duro de aceptar en este conflicto es que la guerrilla dé continuas
muestras de su incapacidad para aprender de la experiencia y destruya
salvajemente pueblo tras pueblo (AUC, 2000a).

Si el enemi�o es salvaje, una característica, muy cercana, es la irracionalidad, que,


además, esta emparentada con la locura y con las acciones fuera de control e ininte­
ligibles para las personas conscientes; por ello «La irracionalidad y barbarie de las
Farc hizo inevitable la ruptura del proceso de negociación» (AUC, 2002b) . Las
AUC y su representante son a todas luces equilibrados y racionales; cualquier
exceso o reacción violenta obedece a las características del conflicto generado por el
agresor subversivo, porque «Los comandantes del las AUC son gente en sus caba­
les, gente educada, con familia e hijos» (AUC, 2001a) . Así, de acuerdo con el
discurso de las AUC, todo lo que dicen las guerrillas son absurdos, incoherencias y
exabruptos, son palabras de irracionales, de locos; su discurso no puede ser enten­
dido; no tiene acogida en el orden del discurso (Foucault, 1983) creado por los
colombianos honestos, debe ser rechazado y aislado.
Es obuio que un enemigo salvaje e irracional no tenga Dios, ley, ni orden democrá­
tico y, por ello, no permita la existencia de la libertad; mientras que su enemigo,
nosotros, se guíe por los designios «del creador, la ley y la democracia»:

86 ETNOGRAÁA� CoNTEMPORÁNEAS
PAZ Y CoNFLICTO

Si las Pare acuden hoy [ ... ] a la actividad delincuencial para imponerle sus
malsanos criterios a la entera comunidad que las rechaza no es porque
Colombia viva al margen de las corrientes democráticas y civilistas de la
humanidad sino porque nuestro pueblo se niega a apoyar su prédica
subversiva, totalitaria y atea (AUC, 2001e).

«Salvajes, sin raz6n ni Dios», los únicos móviles del enemigo violento sólo pueden
ser económicos: «Narcoterroristas de las Pare: Colombia entera ha oído el sonido de
sus tambores llamando a la guerra. La Nación colombiana ha dicho ¡Basta! de
guerrillas, de terrorismo, de corrupción y de narcotráfico» (AUC, 2001g).
Sistemáticamente las AUC emplean diferentes términos para subrayar esta idea:
«Narcoguerrilla, Narcosubversión, Narcoterroristas, Narcos y criminales». En con­
traposición alas PARC.EP, lasAUC ysu comandante luchanparaqueel narcotráfico
no penetre la organización y la convierta en un grupo de bandidos, como su
<>nenugo:
[ . . ] yo por naturaleza he sido un 'antinarcos' . He desconfiado de los
.

narcotraficantes por el hecho de ser tales. Desprecio el narcotráfico porque


siempre, tarde o temprano, destruye lo que toca. Acaba con ideologías y
principios, acaba con todo (Aranguren, 2001: 167).

Los hechos del 1 1 de septiembre y la influencia del discurso del gobierno de los
Estados Unidos es fundamental porque las AUC aprovechan un poderoso estigma,
terrorista, para hacerlo inherente asu enemigo. Claro, las AUC no se conciben como
terroristas, sus fines y esencia son distintos a la de su antagonista dado que «La lucha
antisubversiva en Colombia es ante todo una lucha antiterrorista» (AUC, 2001h).
El nuevo elemento se introduce con gran coherencia porque el terrorista es un
agresor que se debe destruir, es una cruzada para evitar el daño, es una defensa,
autodefensa legítima que busca una justicia infinita que tiene que «llegar hasta las
últimas consecuencias» tal y como lo dice Castaño o el presidente George W. Bush.
La ofensiva estadounidense surge como respuesta a un feroz ataque, a una violen­
cia; las AUC afirman que su nacimiento, fundación y fines responden a la agresión
irracional de la guerrilla, en últimas, es el mismo fenómeno pero en otras latitudes
y contextos:

Las Autodefensas seguiremos luchando, defendiéndonos de dos agresores


[el ejército y la guerrilla] en este conflicto de tres. A mí me preocupa,
aunque me justifica; pensar en la reciente expresión del presidente Bush
ante el irracional ataque a los Estados Unidos, por una minoría de
fundamentalistas: Porque tenemos derecho a usar la legítima defensa, los
buscaremos y atacaremos donde estén o donde se encuentren ?4UC. 200ld)

ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS 87
DIEGO MAURICIO HIGUERA RUBIO

No asombran las analogías que las AUC estaol�n entre su organiz.ación y las accio­
nes de &tados Unidos. La importancia dada a la autodenominaciónAutodefensa y su
constante evocación muestran cómo el no ser agresor es un pilar determinante en la
construcción de la identidad cliscumva de las AUC y, de igual manera, es empieado
como pieza articuladora del discurso, por eso «les molesta que los llamen paramilitares»
{AUC, 1996) .

El enemigo terrorista es entonces un fanfoco con quien no se puede establecer un


diálogo, no escucha, no entiende; sólo acepta el lenguaje del terror, ha impuesto
una guerra sucia que viola todos los derechos humanos:

Señores de las Pare: ustedes han elegido el camino de la guerra y han eiegido
combinar todos los medios de lucha como asesinos que son; ustedes han
elegido inmolarse como suicidas, que también lo son, dueños deun fanatismo
que el mismo OsamaBen Ladenles envidia Señores de las Pan:: el compromiso
de las Autodefensas Unidas de Colombia es con la Vida y con la Libertad, con
la Tolerancia y con el Respeto, con la Política de los consensos y los disensos
democráticos y con laJusticia de las Leyes y de los Jueces. Quédense entonces
ustedes en sus madrigueras salvajes rumiando resentimientos y apostándole a
la muerte. Las Autodefensas respiramos vida y superamos enconos con
autocrítica y amor por la verdad. Señores de las Pare sigan ustedes con sus
interminables gestos de barbarie que nosotros, como el Pueblo colombiano y
la misma Humanidad nos lo exige, seguiremos apostándole a la civilización
del amor y la libertad, mejorándonos cada día que pasa como individuos y
cerno organización, como hombres y mujeres de la Patria colombiana, oomo
políticos y como combatientes en el sendero de la virtud, fruto de los vaiores
universales de la ética y la fraternidad (AUC, 2001i) .

De acuerdo con el discurso de las AUC, «el terroruta» debe ser el iminado porque es
incontrolable e impredecible, atenta contra todo orden, por ello, :ante «Amenazas
Extremas, Soluciones Extremas» {AUC, 2002a). Es, finalmente, la justificación de
la concepción del enemigo como absoluto o total, un otro con el que no se puede
negociar sino derrotar, porque se es radicalmente distinto y no existen posibilidades
horizontales de relación con él, en otras palabras, dadas las características «el enemi­
go hace al enemigo» o, mejor, «el discurso hace al enemigo» (Pizarro, 1991).

Ese otro, con sus acciones quiere destruir la nación, la patria, sus ataques deben ser
enfrentados por colombianos patriotas que tienen que «pronunciamos en defensa de
nuestra Nación colombiana, de nuestra Constitución y de los Valores que e.tán en la
raíz misma de nuestra existencia como Pueblo digno y soberano» (AUC, 2001e) .

3. IA RFSPONSABILIDAD DEL CONHlCTO Y EL ORIGEN


La violencia indiscriminada de la guerrilla contra los colombianos es el origen de la
autodefensa en todo el país, principio único y lazo inquebrantable entre sus miem-

88 ETNOGRAFIAS CONTEMPORÁNEAS
PAZ Y CONFLICTO

hros que se encarna en la vida del comandante Castaño ... o de cualquier miembro
0 comandante de las AUC:
[ . . . ] el gran interrogante: ¿D6nde comenz6 todo? Cuándo se convirti6 la
venga�a contra la �errilla de las FARC �n una causa política, en una
ideologia en formaa. on aceptada por trece mil hombres arinados y algunos
colombianos [ ... ] -¿Comandante, le parece si nos devolvemos al secuestro
de su padre? -Sí, ese fue el triste comienzo de todo. Es que si a P.ªPá no lo
hubieran secuestrado y asesinado, s�ro yo no estaría aquí liClerando la
lucha antiguerrillera. Yo puedo perdonar todo lo que ha pasado en estos
veinte años de guerra, pero la muerte de mi �. no. Los tiem� cambian
y uno no sabe qué puéda pasar, pero mirar a los �os al asesino del viejo, no
sé . . . A veces lo veo como el culpable de todos los que yo he tenido gue
matar [ ... ] los días difíciles en Anialfi habían pasado ya [ ... ] Se completaoan
dos años de prosperidad en la tierra de Segovia y comenzamos a pensar
que íbamos a ser ricos, pero nos lleg6 la tragedia y detuve mis estudios [ ... ]
Nosotros no asociábamos a la_gueñill a con gente mala, nuestra visi6n de
ellos dio un giro radical [ ... ] A fínales del mes Cle agosto, dos meses después
del secuestro, mi hermano complet6 el primer pago y, confiado, le entreg6
f
a las FARC el dinero ... ] Hasta que 11 �6 la segun Cia. boleta. Las FARC
pedían cincuenta mil ones de pesos mas por el rescate de mi padre [ ... ]
Fidel no tenía ese dinero. Sin embargo, entre amigos y la Caja Agraria,
obtuvo en un mes treinta millones prestados [ ... ] El siete de febrero de
1980 lleg6 Paturro con la última carta de las FARC, ocho meses después
del secuestro. Cuando Fidel la recibi6 en la mesa del comedor, la abn6 y,
ansioso, la ley6, pero rápidamente su rostro se enfureci6 y mantuvo la
mirada fija en la hoja mientras la empuñaba en su mano para destruirla,
arru F dola con los dedos. Tir6 al piso la boleta y con la misma rabia
tomo un lápiz y en una hoja de cuaderno escribi6 mientras decía en voz
alta: «Nunca he tenido esa plata y si la tuviera al_gún día, sería p ara
combatirlos a ustedes. Fidel Castaño» [ ... ] Durante el primer año fuímos
una org1nizaci6n de espíritu exclusivamente vengativo, y cuando ya
habíamos ejecutado a la mayor parte de los asesinos de mi padre,
comenzamos a ser justicieros. La venganza como tal no conduce a nada.
Pretendíamos también hacer justicia, lo que siemp re ha faltado. No
queríamos ver a otras familias sufrir la tragedia q_ue padecimos con nuestro
padre [ ... ] Descubrimos que existía un grupo de personas que defender;
encontramos una causa [ ... ] Iniciamos la respuesta a una guerra que nos
desataron, y puestro sentimiento antisubversivo creci6 antes que
apaciguarse. Eramos unos pistoleros vengadores con una causa por la
justicia. ¡Así de sencillo! (Aranguren, 2001: 56-69)
La historia de Castaño es el ejemplo de lo que sucedía en Colombia gracias a la
gu errilla y al abandono del Estado, las AUC son un resultado espontáneo que
obedece a la naturaleza del agresor y la respuesta de sus víctimas: «[ ... ] ya que eran
los fusiles de la guerrilla los que apuntaban sobre nuestras cabezas, era a nuestros
hij os a los que secuestraban y asesinaban, era al pueblo colombiano al que estaban
matando» (AUC, 2001�.
ETNOGRAÁAS CoNTEMPORÁNEAS 89
DIEGO MAURICIO HIGUERA RUBIO

La naturaleza violenta del enemigo genera una guerra sin reglas en la que los civiles
honestos son arrojados en contra de su voluntad, ellos se ven obligados a defender­
se y a emplear los mismos métodos que sus agresores para conservar su vida, su
familia, su patria... el principal responsable de los horrores de la guerra es el que la
declaró, «Nos hemos visto obligados, como única manera de salvar nuestras vidas,
a utilizar, para nuestra defensa, los mismos métodos empleados por la guerrilla para
agredirnos» (AUC, 1999).
La guerrilla se lleva la paz, causa la guerra y la devastación de la patria; de forma
espontánea y natural surge su contrario, las AUC, como la consecuencia y la res­
puesta inevitable de la sociedad desprotegida que no soporta su destrucción y
clama justicia15• Los colombianos honestos, los patriotas, tienen que tomar las armas
para defenderse, sólo buscan restablecer la paz que ha sido anulada de sus vidas por
un ataque irracional.

4. LA SINCERIDAD
La construcción de las identidades discursivas se respalda con la sinceridad que
caracteriz.a al nosotros y es irreconocible en el enemi¡p. Para Castaño, la verdad es algo
indispensable y que debe decirse «aunque duela»:
Cinismo es la impudicia en la mentira [ ... ] Mientras en otras latitudes se
gestan tribunales de la verdad, en Colombia la verdad es despreciada[...] As�
cuando cuento las verdades que cuento, lo que espero es que otros hagan lo
.Propio [ ... ] «¿Tuverdad? No, laverdad, yven conmigo a buscarla», sentenció
el poeta Antonio Machado; «Nunca es triste la verdad... », dijo el cantante
Joan Manuel Serrat, y agregó: ¡Lo que no tiene es remedio! (AUC, 2001j).

La verdad traída por la sinceridad no está en el enemigo, porque «Quien conozca


un mínimo de las estrategias inspiradas en el caduco comunismo, sabe que la
mentira y el engaño son sus armas predilectas» (AUC, 2000a).
La «Sinceridad» de Castaño está relacionada con la premisa católica, gran apego
primordial de los colombianos, de contar los pecados para que puedan ser absueltos
por la justicia divina Castaño dice que está dispuesto a enfrentar un juicio en caso tal
que las FARC vayan con él, no le tiene miedo a los juicios finales porque él ya es una
persona confesada. El título del libro Mi confesión {Aranguren, 2001) no es casual y
se relaciona de manera directa con la construcción discursiva de las AUC; de hecho,
la autobiografía de Castaño es la encamación de la construcción discursiva del grupo,
que tiene como eje la figura prototípica, mítica, del comandante de la autodefensa,
quien reúne las características y esencia de la organiz.ación en él, en su vida.
1 5 Por ello, en varios discursos, espacialmente en el libro Mi confesi6n, Castaño (y algunos
miembros de las AUC) utiliza la palabra ajusticiamiento (o dar de baja) para señalar los
asesinatos cometidos por él o su grupo como muenes ejecutadas en nombre de la justicia
·

moral ausente en el pals.

90 ETNOGRAFIAS CONTEMPORÁNEAS
pAZ Y CONFLICTO

5, EL LUGAR DE LA PAZ EN EL OTRO Y EN EL NOSOTROS


Fn el discwso de las AUC, lapaz es algo que le ha sido arrebatado a los colombianos
ho nestos por el enemigo irracional y terrorista que trae la guerra con su presencia.
1 .,1s gu errillas no desean ia paz, sólo desplegar su naturaleza violenta y guerrerista,
m ien tras los civiles en armas luchan y sueñan con la paz; porque «El concepto de
p.1z que ellos manejan es diferente al concepto de paz que manejamos los colom-
01,i nos honestos [ ... ] ellos están apuntándole al poder» (AUC, 2000c).
Dado el enemigo, la única solución es su derrota o su destrucción. «Nuestro propó­
sito no es aniquilar al enemigo, pero, si hay que hacerlo se aniquila» (AUC, 2000c) .
J ; rente a la guerra las AUC constituyen el último y más serio recurso para traer la paz:

El panorama ahora es claro; lo que vemos es a un Presidente con sus Fuenas


Armadas y al pueblo unido en un solo propósito que dará como resultado
la derrota de la guerrilla, el fin de la guerra y el principio de la Paz. Solo falta
que el nuevo presidente de Colombia comtence gobernando, como terminó
liaciéndolo el señor Andrés Pastrana (AUC, 2002c).
EL PODER DE LA ALTERIDAD: LA NAllJRAUZACIÓN

L1 construcción del nosotros y del enemigo naturaliza la exú.tencia, la relación y


c'Ontexto. Presenta a un agresor (con todas su características) culpable de la guerra,
es quien le ha dado vida y forma y, como consecuencia de ello, de manera 'natural',
'espontánea' e 'inevitable' surge la autodefensa como parte de la condición hu­
mana de quien sufre la agresión. En síntesis, la construcción discursiva de las
AUC implica una clasificación binaria del mundo, de la guerra, en donde se pre­
senta una causa, las FARC, que perturban la paz y una respuesta obligada, la�
AUC; en otros términos:

guerrilla = guerra � (no paz) AUC,


« Es que la legÍtima defensa no es una fórmula matemática. Es una fórmula
humana» (AUC, 1996) .
Reconstruyendo el discurso de las AUC tenemos que:

Esta guerra, que desató la subversión y que nos ha obligado a responder, no


es una_guerra de posiciones con distintivos convencionales y combatientes
identificables, como en los enfrentamientos bélicos regulares. Es una guerra
irregular, en la cual la guerrilla se camufla dentro de Ta población civil; de
ahí, que ante la mirada desprevenida de la opinión pública, sea tan difícil
distinguir a las verdaderas víctimas, de los victimarios enquistados en el
seno de las comunidades [ ... ] El origen básico de nuestra Autodefensa es
espontáneo [ ... ] El dilema nacional es claro y perentorio: O avanzamos
hacia la PAZ [sic.] a través de una solución negociada o definitivamente
Colo mbia se despeñará por el abismo de una guerra de proporciones y

ETNCX;RAF!As CONTEMPORÁNEAS 91
DIEGO MAURICIO HIGUERA RUBIO

costos incalculables. El Movimiento de Autodefensas Unidas de Colombia


expresa en este sentido su vocación de paz y por la paz, sin perjuicio de la
dignidad que como combatientes en representación de grandes mayorías
nacionales conservaremos hasta que se silencie el último fusil guerrillero
contra los Colombianos (AUC, 2000b) .

[ . . . ] Y también nosotros en algunas ocasiones nos hemos visto obligados a


responderles de la misma forma (AUC, 1996).

[ . . . ] Nos hemos visto obligados, como única manera d e salvar nuestras


vidas, a utilizar para nuestra defensa los mismos métodos empleados por la
guerrilla para agredirnos (AUC, 2000b) .

[...] ¡Asumamos orgullosamente nuestro derecho a laR.esistencia Civil! (AUC,


200 1 c) .

Las AUC se muestran, y lo dicen explícitamente, como los enemigos naturales de


la guerrilla, que ataca irracionalmente todo lo que permite la permanencia de la
sociedad:

¿A qué se dedicarían sus combatientes en la eventualidad de que se llegue a


un acuerdo de paz y ustedes hagan parte de ellos? Retorno a la normalidad
social, en las Autodefensas se puede hablar de retorno porque hemos sido
sociedad, somos sociedad, el caso de la guerrilla es diferente. El 80 por
ciento de los combatientes de las FARC son analfabetas y son personas que
están en regiones en donde fueron reclutados desde los 10 o los 15 años y
ellos nunca conocieron Estado. En el caso de los subversivos hay que hablar
de inserción a la sociedad, porque nunca fueron sociedad, en el caso nuestro
de retorno a la normalidád social (AUC, 2000c) .

En este momento puedo referinne explícitamente a los apegosprimordiales, al senti·


do común y a la paz. Estos elementos adquieren significado dentro del contexto
discursivo que he retratado como elementos fundamentales de la identidad discursiva
de las AUC, específicamente, en la representación genérica de los miembros del
grupo: La figura de Castaño. Todo el discurso de las AUC gira al rededor del
comandante, el nacimiento, consolidación, motivaciones sentimentales y políti­
cas . . . la naturaleza misma del movimiento está en él:

Yo soy un colombiano sumido en una infinidad de conflictos, tirado a la


guerra en contra de mi voluntad, obl igado a defenderme, y con una
condición depoder liderar a muchísimas personas para que se defiendan
de una guerrilla cuando el Estado es incapaz de protegernos y defender la
vida, la honra y los bienes de los colombianos. Soy un hombre tolerante,
soy un hombre que respeto la libertad de expresion, la libertad de prensa,
que respeto la izquierda, respeto incluso al que es comunista, no resJ?eto es
a aquella persona que pretende destruir a Colombia con unos metodos

92 ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS
pAZ Y CONFLICTO

degradados. Soy un convencido entonces que hay que defender a una


nación cuando el Estado no lo hace, el mismo ejército regular que tienen
todos los países es la mejor muestra del derecho a la legítima defensa
(AUC, 2000c) .

r ,J
construcción discursiva de las AUC edifica una comunidad simbólica de indi­
viduos que se unen contra un enemigo común que ha intentado destruir su familia
y su patria, sus lugares comunes:

Temprano en la mañana vi al mismo ho111bre y a los dos muchachos de ayer


al mediodía, sentados en el mismo sitio. El debía tener unos cuarenta y ellos
catorce y diecinueve y supe que eran el padre y los hijos, un poco más tarde
cuando, después del desayuno, alguien le dijo a Castaño c¡ue los recibiera
porque llevaban mucho tiempo esperando para hablar con eJ. [ ] Su historia
..•

no era tan sencilla: venían de una zona ocupada por la guerril la y, según
ellos, una semana atrás habían logrado sacar de aIJ.í a la mujer y a las aos
hijas. Como para poder salir de allí alguien tiene que quedarle a cambio, nos
quedamos nosotros tres, explicó el hombre. Que ella tenía que salir con las
muchachas a donde el boticario, al pueblo y que entonces nosotros nos
quedábamos. Bueno. Las dejaron salir. A la madiugada nos fuimos nosotros
con lo que teníamos puesto. Allá se quedó todo en manos de ellos. ¿Y qué
quieren? , les pregunto Castaño. Que nos den armas y nos enseñen a guerrear
para ir a recuperar lo nuestro, diJO el hombre (AUC, 1996).

Los lazos comunes, inefables de los apegosprimordiales unen a los hombres de la


AUC, quienes intentan no romper su lazo prístino, mítico, que les permitió confor­
marse como un grupo

¿Sabe una cosa? Allá no había salario para nadie. Cada quien era un afectado
por la guerrilla. A su padre lo hab1an asesinado o a su p adre lo estaban
extorsionando o a su hermano le habían quitado detennínada cantidad de
dinero o tenía que dar un marrano hoy, una vaca dentro de un mes. De una
u otra forma, algo le estaban haciendo para que ese campesino entendiera
que no era justo. Y quien tiene una razón para hacer algo, es mil veces mejor
empleado que el que está haciéndolo por un salario. Lo hace con moral, lo
hace con cariño (AUC, 1996).

La ruptura de la familia, de la patria ... en últimas de la paz, que ocupa un punto


ce nt ral en la construcción discursiva de las AUC, es permanente, su significado
i mplica la existencia de la familia, de la propiedad y la garantía de la permanencia
del vínculo con el creador. El significado de la paz se evidencia como el insumo
�undamental para la existencia de los apegos, pero más allá de ello, es lo contrario de
las guerrillas, es lo que no existe si ellas están, es algo perdido que los civiles en armas
están buscando de forma desesperada a costa de convertirse en el reflejo de sus
enemigos.

ETNOGRAFIAS CoNTEMPORÁNEA� 93
DIEGO MAURICIO HIGUERA RUBIO

CoNCllJSIONES
En este escrito he mostrado cómo durante ' el período de paz' de final del siglo XX
y principios del XXI, las AUC y las FARC-EP edificaron estructuras discursivas
inflexibles y repetitivas para intentar atrapar el significado de tres espacios funda­
mentales: las identidades discursivas y la ubicación de un origen del conflicto en el
que el grupo que genera el discurso no es el agresor y se ve obligado a tomar las
ar� ante las acciones violentas de un otro que aleja la paz; la cual oficia, en cada
caso, como un punto que concentra y articula la construcción discursiva. Esta
pugna por el cierre de las posibilidades simbólicas conduce a una convergencia, a
una gran semejanza en la composición de los elementos fundamentales de los
discursos; algo que, dicho de improviso, parecería un exabrupto. Veamos.

Hay tres salvedades por mencionar. La concepción del otro a partir de características
diametralmente opuestas con el nosotros es semejante en los dos grupos. Sin embar­
go, las A UC (en la mayoría de sus discursos) apuntan a la obligatoriedad de elimi­
nar al enemigo dada su naturaleza violenta, «terrorista>>; mientras que en los discur­
sos de las FARC-EP no se encuentra la naturaleza, la esencia corrupta y violenta del
enemigo, por el contrario, debe ser derrotado para el advenimiento de la paz del
pueblo. Para las FARC-EP, en el momento de «la paz del pueblo», no se hace
evidente la esencia del enemigo, existe una forma más sutil, una forma de elimina­
ción del otro que tiene otros caminos, pero que, al igual que en la AUC, es una
circunstancia extrema a la que se ve abocada el pueblo, quien debe usar las armas en
contra de su voluntad.

Otra salvedad tiene que ver con el inicio del conflicto. Las FARC-EP lo ubican en
el nacimiento de la nación mientras que las AUC lo establecen en la agresión
guerrillera, en especial, en el secuestro del padre de los hermanos Castaño. Por ello
afumo que en el grupo guerrillero se presenta la inmanencia, es decir, la presencia de
un pasado en el presente, la continuación del enfrentamiento entre bolivarianos y
santanderistas. No obstante, ambos principios son míticos. Son momentos origina­
rios en los que se genera un enfrentamiento que se prolonga hasta el presente y
envuelve los mismos agentes y motivos del principio.

FARCEP AUC
1 . Nosotros: El pueblo colombiano en ar­ l . Nosotros: Colombianos civiles hones­
mas tos (o el pueblo colombiano)
2. Caracterización del nosotros a partir de 2. Caracterización del nosotros a partir de
la diferencia con el otro: la diferencia con el otro:

94 ElNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS
PAZ Y CONFLICTO

Nosotros Otro Qa oligarquía) Nosotros Otro Qas guerrillas)

Tolerante, demo- Intolerante Creyente No tiene Dios, ni


crático, pacífico, antidemocrático democrático orden democrático
defensor de los de- violento y terrorista,
rechos humanos violador de los
derechos humanos

Digno patriota Indigno Patriota Destructor de la


vendepatria patria

Honesto, ético, Corrupto No narcotraficante Narcotraficante


sincero inmoral Antiterrorista, Terrorista- fanático
no narcotraficante mentiroso
tolerante
narcotraficante
Racional, Irracional Qoco)
equilibrado Incivilizado (salva-
Civilizado je-bárbaro)
3 . El origen del otro y el nosotros: En el 3 . La sinceridad: Virtud que p osee el noso-
comienzo de la nación surge el enfrentamiento tros; irreconocible en el enem o y que actúa
entre los bolivarianos los santanderistas como la prueba del discurso �e las AUC
G
que se prolonga hasta e presente

J;
4. La responsabilidad del conflicto la in- 4. La responsabilidad del conflicto y el ori-
manencia: El enemigo es el agresor esde el gen: La guerrilla ataca a los civiles pacíficos
rosinci io de Colombia, siempre ha usado
mifiitares y aramilitares para declarar
quienes deben, en contra de su voluntad,
tomar las armas para defenderse de la arre-
E
repetidamente a guerra. Ante ello, está la metida de un enemigo salvaje, irracional,
obligada, pero firme y continua, respuesta ateo, antidemocrático, fanático y terrorista
del pueblo en armas

S. El lugar de la paz en el nosotros y el otro: 5. El lugar de la ªz en el nosotros y en el


La paz reúne las características esenciales del otro: La paz impf¡ica la existencia de los ape-
nosotros y el otro. Hay dos 'paces': l. Por la gos primordiales Qa familia, el vínculo con
¿euemocracia,
lucha el pueblo en armas, en la !} Ue hay
tolerancia, patriotas d1 & nos y
el creador, etcétera), es lo contrario de las
guerrillas, es lo que no existe si ellas están
since ridad. 2. La paz de la oligarqu1a y el
un erio en donde se elimina al o os1tor
po fíÍtico y la democracia a través derTerro-
ri smo de Estado, en medio de la corrupción
y la mentira

La anterior salvedad está muy relacionada con la tercera, los patriotismos. Para las
FARC-EP, en el origen, la nación bolivariana es truncada por el antagonista; el
pueblo en armas se levanta para defender la patria que está siendo saqueada por una
oligarquía de salteadores respaldada por el imperio. Por su parte, las AUC defien­
den a los colombianos, a su patria, de las irracionales guerrillas. Desde luego, la
P.atria es distinta porque el nosotros, los colombianos, es distinto en cada construc­
ción discursiva. Igual, cada grupo por su parte hace un sacrificio por la patria.

E1NOGRAFIAS CONTEMPORÁNEAS 95
DIEGO MAURICIO HIGUERA RUBIO

El cuadro resume las conclusiones de los apartados anteriores, a partir de las cuales
podemos afirmar que las identidades discursivas que construyen los grupos, el
nosotros y el otro, no son muy distintas. En este texto he tratado de mostrar que la
lucha simbólica durante el período estudiado se centra en quién determina el signi­
ficado de sí mismo, del otro y de la paz. No pretendo decir que los discursos sean
iguales o que finalmente los paramilitares sean lo mismo que la guerrilla, en este
texto jamás he insinuado tal cosa. Simplemente, la indagación acerca de la paz,
puso en evidencia elementos sobre los que la fijación del significado tiene gran
relevancia para acumular capital simbólico dentro un campo de lucha.

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96 E1NOGRAFIAs CONTEMPORÁNEAS
PAZ Y CONFLICTO

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98 ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS
PROTECCIÓN INSTITUCIONAL AL
NIÑO MALTRATAD01

[ .. ] Ella cogía lo que encontrara, r. un día me quem6 las manos con una
.

cuchara caliente, porque leparea6 ... Mi padrist;ro le decía que calentara


una cuchara, ella la calento, me quem6 las manos; me pas6 la cuchara
entre las manos y me ardi6. Me sentí mal, yo no quería estar ahí. Al otro
día no fui ni a la escuela, sin hacer nada, en la cama por lo que tenía las
manos quemadas... Yo aceptaba que me pegara y eso, pero es que ella no
me pegaba adecuadamente. Por eso me aburrí de que me estuviera
pegando mal. Entonces un día cogí mi ropa y me fui. Me encontré con
un amigo �de que iba pasando y me di¡o que qué me pasaba, y eso . . .
entonces me llev6 para el CAP

INfRODUCCIÓN

En la actualidad, esta es una de las tantas situaciones a las que se ven enfrenta­
dos diferentes niños4 de la ciudad de Bogotá. El maltrato infantil y la
desprotecci6n de la infancia es una realidad social que atañe tanto a Colombia
como al mundo entero. Es claro que hay niños que se encuentran en condicio­
nes de alta vulnerabilidad cuando están expuestos a situaciones de maltrato,
abuso, explotaci6n, abandono, que ponen en riesgo su integridad física, psico-
16gica, social, cultural y moral, impidiendo, en co nsecuencia, el ejercicio pleno
de sus derechos. De esta manera muchos de estos niños quedan abandonados
a su suerte y acogidos por instituciones de protecci6n.

¿En qué medida aportan estas instituciones a la calidad de vida de los niños
desamparados y contribuyen a la problemática infantil de Bogotá? A partir de
esta pregunta surgi6 el interés de conocer la acci6n institucional que gira en tomo
a la atenci6n del niño maltratado. ¿C6mo asisten las instituciones al niño maltra-
tado? ¿Qué hacen las instituciones frente a los efectos del maltrato en el niño?
1 Las siguientes páginas hacen p arte de m i trabajo de grado {Mahecha, 2003}
2 Antropóloga. Universidad Nacional de Col o m b i a . Co rreo electrónico:
[email protected]
3 Entrevista con W. O. Bogotá, Septiembre 19 de 2002. Cassette 6.
4 Quiero hacer la aclaración que al referirme a los niños y a las niñas en general usaré
los términos niñez, infancia, niño y niños sin ningún uso discriminatorio, lo hago
en el sentido de comodidad para la escritura y para la lectura.
ANA MARIA MAHEC!-IA GROOT

Al preguntarme por el qué y el cómo de la acción institucional pretendí conocer y


advertir los hechos de la vida cotidiana del mundo que se teje al interior de una
institución específica que atiende al niño maltratado. La institución se observó
como un espacio social donde se llevan a cabo interacciones y relaciones sociales
específicas. Así se hizo posible conocer el funcionamiento cotidiano de la misma; las
diversas formas de interacción de sus actores; la diferencia entre la normatividad
interna y el funcionamiento real; la organización social de la institución; la cultura
institucional y, finalmente, la propia visión de los actores envueltos en este proceso
institucional. Es decir, los significados culturales tanto de los agentes institucionales
como de los niños. También se advirtieron los procesos de socialización que tienen
los niños y las niñas en la institución, con el fin de conocer su vida al interior de
ésta: cuál es su comportamiento, qué dicen, cómo actúan, qué relación tienen con
sus pares y con las personas que los asisten, entre otras.

En consecuencia, los aspectos que se estudiaron se dividieron en tres puntos


principalmente: el primero se enfocó en las rutinas y vida diaria de la institución.
El segundo consistió en comprender, de manera general, el modelo ideal de
intervención y las acciones de la institución. Y el tercero se concentró en la
identificación de formas de pensar, de sentir y de vivir el maltrato ya fuera desde
la acción institucional como desde la experiencia propia del niño.
El trabajo de campo se desarrolló en la Fundación Hogares Club Michín, Organi­
zación No Gubernamental {ONG) sin ánimo de lucro, que ofrece programas de
prevención y protección que garantizan los derechos de la infancia. La institución
cuenta con tres programas de atención: el de protección al niño maltratado, el de
prevención abierto a la comunidad y el de apoyo a la madre maltratada y a sus hijos.
Centré la investigación únicamente en el programa de protección, el cual atiende
131 niños: 42 son niñas y 89 son niños. Ellos están repartidos por sexo y edad en
6 casas-hogar coordinadas por una persona que está a cargo de ellos las 24 horas.
La observación participante fue uno de los pilares del trabajo de campo. Participaba
en las actividades diarias de los niños como acompañante, sin embargo, nunca tuve
un cargo específico al interior de la institución. De esta manera, se estableció con
ellos una relación horizontal de juego y amistad que permitió la confianza de los
niños y de esta manera se hizo posible acercarme a su pensar y a su sentir. En este
punto fue importante propiciar los espacios para que niños y niñas tomaran la
palabra constituyendo un aspecto central en la investigación y el estudio no fuera,
como muchos otros, una visión unilateral de los adultos. A través de las rutinas, la
vida cotidiana y los procesos de socialización, identifiqué una forma de concebir, de
pensar y de sentir la experiencia del maltrato. Del mismo modo, contemplé esta
experiencia reflejada en la forma como los niños se relacionan y socializan con sus
compañeros y con las demás personas de la institución.
En la medida que estuve con los niños compartiendo sus actividades rutinarias,
también establecí relación con las otras personas de la institución: instructores, coordi-

1 00 ETNOGRAFIAs CONTEMPORÁNEAS
PROTECCIÓN INSTITUCIONAL AL NIÑO MALTRATADO

nadaras, psicólogas, nutricionista, señoras de la cocina y lavandería. Igualmente, la


relación con estas personas fue amable y cálida, generando un ambiente de confianza
y amistad

Co n el objetivo de escoger una muestra significativa para la observación tomé las


dimensiones que proponen Harnmersley y Atkinson (1994) para la extracción de
muestras: el tiempo, la gente y el contexto.
Para conocer la vida de la institución fue relevante advertir sobre su estructura
temporal y su dinámica. De esta manera realicé jornadas de observación que consis­
tieron en extracciones de muestras de tres lapsos temporales (Hammersleyy Atkinson,
1994): mañana, tarde y noche. De igual manera, fue importante observar tanto las
actividades rutinarias como las extraordinarias. Asistí cinco veces a la semana, repar­
tiéndome entre días hábiles y fines de semana. En los días restantes me ocupé de la
organización de las notas y de la información recogida en campo.
Estas observaciones se hicieron en tres casas-hogar diferentes, identificando en cada
una de ellas la gente y el contexto. Como ya he dicho, las personas sujeto de mi
investigación fueron los niños, las coordinadoras de cada casa, los instructores de los
talleres, los expertos Qas psicólogas y las trabajadoras sociales), las señoras de la
cocina y de aseo general. A partir de esto se pueden reconocer tres categorías de
gente: niños, expertos y funcionarios.
En las observaciones se indicaron los contextos en los cuales actuaban los indivi­
duos, reconociendo que son construcciones sociales y no localizaciones físicas, tal
como afirma Goffman (citado en Harnmersley y Atkinson, 1994: 66). Tales son las
situaciones en donde se dan relaciones e interacciones como el juego, las peleas
entre niños, los regaños de la coordinadora, las demostraciones de cariño, los casti­
gos, los premios, las charlas en la cocina, entre otras.
A su vez, fue importante reconocer las localizaciones físicas, ya que éstas están relacio­
nadas con las actividades que se desempeñan en la institución, las c�es, además,
están ligadas a una rutina diaria. Asistí a algunas de las actividades del Area de Psico­
logía, como los talleres de padres y familia. Así mismo, las reuniones de equipo técnico
fueron esenciales para el conocimiento de las representaciones y de las formas de
sentir que los expertos tenían de la acción institucional y del alcance que ésta tiene en
la atención al niño maltratado.
Otra fuente de datos fueron las entrevistas, grabadas y no grabadas a diferentes
personas de la institución. La revisión documental también fue otra fuente impor­
tante de información. Los documentos consultados fueron: el Proyecto de Aten­
ció n Integral Institucional (PAI)5; las carpetas de actas y reportes mensuales del

5 E l PAl es el Proyecto de Atención Integral Institucional, el desarrollo de este documento


se inició en el año 2000 y su objetivo es consolidar el quehacer institucional.

ETNOGRA!-iAs CONTEMPORÁNEAS 101


ANA MARIA MAHECHA GROOT

Instituto C.Olombiano de Bienestar Familiar {ICBF); las carpetas donde se encuen­


tran las jornadas de autoevaluaci6n institucional; los informes mensuales de psi­
cología y trabajo social y las carpetas donde se encuentra la historia de cada niño. La
lectura de estos documentos me permiti6 relacionar la cotidianidad de la institu­
ci6n con el proyecto mismo de la acci6n institucional. Me advirtieron sobre el ideal
de la acci6n, enmarcándola en un marco te6rico, político y filos6fico. La informa­
ci6n allí consignada me acerc6 a la propuesta institucional sobre los efectos de las
experiencias de violencia o abandono que han tenido los niños
C.Omo estrategia metodol6gica tomé dos enfoques específicos: los deJoseph C.Omelles
(1997) y Erving Goffman (1970) . Comelles, desde su enfoque de la enfermedad
como experiencia social, parte de la aseveraci6n de que los colectivos humanos se
preocupan por las «Situaciones de crisis» y generan unos saberes y experiencias
colectivas específicas que permiten unas prácticas de gesti6n de las crisis. Lo anterior
me permiti6 ver el maltrato como experiencia social y como una situaci6n de crisis,
mas no como una enfermedad, que genera unas prácticas de gesti6n, como es el
caso de las instituciones de protecci6n.
Por su parte, Erving Goffman en su libro Internados. Ensayos sobre la situación social
de losenfennos mentales (1970), ayud6 tanto conceptualmente como empíricamen­
te para la observaci6n de la vida en la instituci6n, principalmente su concepto de
instituci6n como espacio donde se llevan a cabo unas prácticas sociales específicas.

LA INSTIIUCIÓN

Desde la declaraci6n de los Derechos de los Niños y las Niñas se acepta la respon­
sabilidad colectiva en su protecci6n y cuidado. Así, instituciones como Hogares
Club Michín, erigen sus objetivos de atenci6n en tomo al cumplimiento y defensa
de estos derechos. Su objetivo general institucional reside en «promover la garantía
de los derechos de la infancia desde sus programas de prevenci6n y protea:i.6n» (PAI,
2000) . El objetivo de su programa de protecci6n consiste en «brindar a niños y niñas
protecci6n a través del cuidado familiar sustituto, fundamentado en los derechos de la
infanciacomprometiendo activamentealasfamiliasyalacomunidadcomo agentes de
convivencia arm6nica» {PAI, 2000).
Hogares Club Michín se cre6 en 1958 con el interés de trabajar en beneficio de la
niñez abandonada y maltratada. A través del tiempo, la fundaci6n ha desarrollado
programas de protecci6n, prevenci6n y apoyo en favor de la infancia, y así mismo
ha creado unos dirigidos a la atenci6n de la mujer maltratada y de la comunidad de
los sectores econ6micamente más deprimidos de Bogotá, como los barrios Diana
Turbay y San Agustín ubicados al sur de la ciudad.

1 02 ETNOGRAF!As CONTEMPORÁNEAS
PROTECCIÓN INSTITUCIONAL AL NIÑO MALTRATADO

Estos programas se han transformado de acuerdo con las necesidades de la ciudad


v de la gente de bajos recursos que habita en ella. Igualmente, gracias a los avances
�fe las ciencias sociales y a las políticas del Estado, se ha podido replantear y modi­
ficar la atención a la niñez. En un principio, Hogares Club Michín empezó con
un a labor de beneficencia, donde se le ofrecía al niño comida, recreación y techo;
posteriormente, se transformó en atención integral donde se buscaba fortalecer al
niño en su desarrollo afectivo, cognoscitivo y físico, ofreciéndole una mejor calidad
de vida.

Hogares Club Michín es una fundación privada sin ánimo de lucro y, desde 1968,
fecha en que se creó el ICBF, se adscribió a esta entidad, por el servicio de protección
que presta en su programa de las casas-hogar. El ICBF definió su misión institucional
apartir de la declaración de los Derechos de los Niños y las Niñas señalando que:
La familia, la sociedad y el Estado, cada uno desde su hacer y desde su
propio espacio, son quienes deben garantizar los Derechos de la Niñez. La
perspectiva de dereclios invita a la familia, sociedad y al Estado para lograr
una construcción colectiva de la cultura en favor de la infancia . [ ... ] El
ICBF, como integrante y representante del Estado y en cumplimiento de la
misión instituciorial, considera fundamental, como aporte en la construcción
de un proyecto cultural en favor de la infancia, promover, fomentar y
proteger el cumplimiento de los derechos de la niñez, así como propiciar y
gestionar acciones de apoyo al bienestar familiar, a nivel nacional,
departamental y municipaJ. y en los ámbitos familiares y comunitarios6•

Aunque Hogares Club Michín nació antes que el ICBF y ha sido autónoma en su
acción institucional, es necesario entender su modelo de intervención teniendo en
mentalaspolíticas del ICBF, yaqueMichín trabajaen asociación con el SistemaNacio­
nal de BienestarFamiliar {SNBF) cuyo integradory aglutinador es el ICBE
El modelo de intervención, tanto del ICBF como de Hogares Club Michín, está
orientado por la defensa de los derechos de la niñez. En consecuencia, la institución
ha adoptado como marco filosófico, ético y conceptual, la perspectiva de los dere­
chos de la niñez, y estructura su proceso de atención procurando la integralidad
que requiere el reconocimiento de los niños como sujetos de derechos.
El PAI se sustenta en cuatro valores: la participación, la solidaridad, el respeto y la
equidad. Con ello se pretende la formación de los niños, la familia y la comunidad
co mo sujetos autónomos que lideren y ejerciten sus propios procesos, derechos y
deb eres. A partir de esto se explicita que el desarrollo del PAI se haga desde la
vivencia de valores, lo que hace que los sujetos de atención adopten los mismos en
su modo de vida. La vinculación de las familias de los niños atendidos a la institu­
ció n es de suma importancia para el pleno ejercicio del PAI, ya que:

6Tomado de la página de Internet del ICBF (2000) : www.icbf.gov.co

ETNOGRAÁAS CoNTEMPORÁNEAS 103


ANA MARIA MAHECHA GROOT

[ . . . )es de anotar que esta descripci6n de procesos de atenci6n con familia


se da paralelo al proceso de atenci6n institucional de los niños y niñas
teniendo en cuenta que ellos son pane integral de éstas y que toda acci6n
realizada con el grupo familiar va enfocada a lograr la garantía de los
derechos fundamentales de la niñez, así como cualqwer cambio evidenciado
en la familia estará directamente relacionado con el proceso de protecci6n.

El sustento de los derechos de la niñez es un modelo familiar basado en uno moral ,


en un deber ser. La instituci6n como protectora social, tiene el compromiso de
exponer unas obligaciones y deberes que los padres deben tener con sus hijos. Hay
que tener en cuenta que en la mayoría de los casos se pretende que los niños sean
reintegrados a sus familias, es decir, la instituci6n cumple una funci6n temporal de
sustituci6n del medio familiar, no lo reemplaza.

A panir de la visi6n garantista de derechos, la instituci6n caracteriza a los niños que


ingresan como sujetos con derechos vulnerados, es decir, que han vivido situacio­
nes adversas que «Violentan» el pleno desarrollo de sus derechos. La idea del desa­
rrollo del niño bajo los parámetros de los derechos de la niñez, descansa en un
modelo moral. Esto se dirige a mostrarle al niño el deber ser de un ambiente familiar
donde reinen el respeto, la convivencia y la tolerancia entre otros valores que deben
ser aprehendidos a través de la vivencia.

EL PROCESO DE INS1TIUCIONAIJZACIÓN

«NO UNA NIÑA DE lA CAlll'., [ ] UNA NIÑA DE INSillUOÓN»


...

Los niños que ingresan a Hogares Club Michín son remitidos por el ICBF, las
comisarías de familia o la policía. Los motivos de ingreso de los niños que viven en
el Michín7 son diversos. Unos por abandono, otros por situaci6n de pobreza, otros
por abuso sexual, otros por maltrato físico.

Juana8 (9 años)9 explica que los niños llegan a Michín «porque los maltratan, por
violación, porque también se escapan de la casa, porque lospadres tienen problemas,
porque la madrina lespega, y otrosporque la mamá esprostituta».
William (9 años) 10 sali6 de su casa escapando del maltrato de su padrastro. « }V me
escapéde la casa porque mi padrastro me maltrataba». William vivía con su mamá, su
padrastro y cuatro hermanos más, dos hombres y dos mujeres. Los hermanos y las
hermanas tambien sufrían el maltrato del padrastro. Él no entendía porque él les
7Nombre cotidiano que utilizan para nombrar Hogares Club Michín
8 Los nombres de los niños y las niñas han sido modificados para preservar su identidad
9 Entrevista con Juana. Bogotá, Septiembre 9 de 2002. Cassette 6. En adelante entrevista l .
1 0 Entrevista con William. Bogotá, Mayo 1 8 d e 2002. Cassette l .

1 04 ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEA�
PR<JfECCIÓN INSTITUCIONAL AL NIÑO MALTRATADO

pegaba: «a vecesporque él, queríapegamos, a veces se agarrabapar la noche con mi mamáy


al oiro día sedesquitaba con nosotros».

Aburridos del maltrato, William y su hermano mayor decidieron escaparse de la


cJSa: «ya quería que mi padrastro no 71U! siguiera pegando». Empezaron a caminar sin

s.iber a donde llegar. Ya ruando era de noche un policía los encontró, «eran como las
8:00y estábamos solos, [.J nos llevóa un CA!, después nos llevó a Villa]avier11».

El caso de estos dos niños, entre otros, se repiten día a día en la ciudad de Bogotá.
Los niños sin encontrar otra alternativa para sobreponerse a su maltrato, abando­
nan sus casas e ingresan, las mas de las veces, a instituciones de protección.
J nana relata que los papás se peleaban mucho y que la mamá le pegaba ruando ella no
le hacía cm. Igualmente, cuando llegaba del colegio y no tenía todos los útiles o tenía un
cuaderno doblado le �a. A raíz de estas situaciones, un día decidió salir de la casa .

Llorando debajo de un árbol, una señora la encontró y le preguntó que le pasaba.


[ . . . ] Entonces una señora me vio y me llevó a la casa de ella, me pregun.tó que
había pasado. Yo me quedé callada, entonces me llevaron donde la policía, de
allá me llevaron a Villa Niña y de allá me trajeron a Michín {Entrevista 1).

Marcia, de 9 años, ingresó a la institución por maltrato, ella fue recogida por la
policía en su ?ropia casa. Vivía con su mamá y su hermano mellizo, la mamá les
pegaba, «porque a veces yo no le hacía caso, a veces me portaba mal. . . pero al que más
le pegaba era a mi hermano». Marcia narra que cuando le pegaban era bastante
doloroso, se sentía mal y quedaba con raspones. Los vecinos al darse cuenta de esta
situación decidieron llamar a la policía:
Es que un día, mi mamá me estaba pegando y entonces los vecinos se
dieron cuenta y llamaron a la policía. Entonces mi mamá abrió y entonces
entró la policía}' le dijeron que 'tenemos que llevar los niños a una institución'.
Entonces me llevaron, entonces nos entraron a unas oficinas, después
hablamos, habló mi mamá con el señor, después sí llegué a Villa Niña y a mi
hermano lo llevaron a Villa Javier12•
Oswaldo {9 años) aclara que él no entró a la institución por maltrato, él relata que
quedó bajo la protección provisional del ICBF en el momento que encarcelaron
a su mamá:

1 1 Villa Javier, al igual que Villa Niña, Centro Integral y Paz del Cerro son instituciones
de emergencia que brindan atenci6n inmediata a niños, niñas y j6venes en situaci6n de
abandono o peligro sin límite de dfa u hora de llegada, mientras el equipo interdisciplinario
adelanta las diligencias para adoptar las medidas de protecci6n pertinentes y remite a los
servicios especializados según sea el caso. Tomado de la página de Internet del ICBF: http:/
/www.icbf.gov.co.
1 2Entrevista con Marcia. Bogotá, Septiembre 4 de 2002. Cassette 6.

ETNOGRAÁAS CoNTEMPORÁNEAS 105


ANA MARÍA MAHECHA GROOT

[ . . ]Pues yo estoy acá por9ue mi mamá . . . mi papá murió hace tres años,
.

entonces mi mamá no tema con qué alimentarnos, entonces una señora le


dijo que vendiera vicio, droga, entonces ella pues dijo que sí, que no tenía la
manera de darnos de comer, entonces ella se puso a vender, entonces yo le
ayudaba también a vender vicio, entonces una vez hicieron un allanamiento
por debajo de El Cartucho, como en la olla, entonces hicieron un
allanamiento y habían unos videos, entonces cogieron a mi mamá, entonces
la dejaron allá por corrupción de menores porque aparecía yo vendiéndole
a gente grande.13

El abuso sexual infantil es otro de los motivos de ingreso a la institución,Jimena, de


8 años, menciona por qué se evadió de su casa:
Yo me escapé de la casa con mi hermanito porque allá mi papá, mi padraruo
me tocaba, mejor dicho, él me adentraba a mí y a mi hermana al baño y nos
tocaba a las dos.

[ ... ] Entonces mi hermanito me dijo que por qué no nos escapábamos para
que él no me siguiera tocando y eso, entonces yo le dije que sÍ.14

Igualmente, llegan niños, como el caso de Juan Diego (1 1 afios), por situación
económica: «[ . ] Mi mamá ya no me podía tener porque éramos tres, entonces ella
..

me internó. No tenía trabajo ni nada>.15•

Cuando ingresa el niño a la institución es recibido por la jefe de programa o por una
profesional del área psico-social, quien le da la bienvenida y le enseña en terminos
generales el funcionamiento de la institución.

Los niños en sus relatos tienen presente la primera impresión que sintieron cuando
llegaron a la casa-hogar, se hacen presentes en su vida nuevos sentimientos y emocio­
nes. Entran a un mundo desconocido y diferente a lo que han vivido, con personas
extrañas y ajenas a ellos. En su expectativa buscan alivio a lo c;iue han sufrido con sus
padres, en otros casos rechazan el haber llegado a la institucion.

Juan Diego relata como se sintió cuando llegó a Michín: «Un poco asustado, o
presionado porque uno allá [Paz del Ceno] ya estaba amañado, y viniéndose acá. .. yo
estaba asustado, no sabía nada» (Entrevista 3). Al decir que no sabía nada se refería a
las reglas y las normas. Según me dijo, principalmente le angustiaban los hábitos de la
mesa. Pero lo que realmente le asustaba era no saber nada de su mamá.

Como Juan Diego, la sensación que tienen los niños al llegar a Michín es de miedo a
lo desconocido, miedo a no poder encontrar de nuevo a su familia, miedo a la
adaptación institucional.
1 3Entrevista con Oswaldo. Bogotá, Junio 28 de 2002. Cassette 3 .
14Entrevista con Jimena. Bogotá, Septiembre 1 1 de 2002. Cassette 6. E n adelante entrevista 2.
1 SEntrevista con Juan Diego. Bogota, Agosto 30 de 2002. Cassette 4. En adelante entrevista 3 .

106 ETNOGRAÁAS CoNTEMPORÁNEAS


PROTECCIÓN INSTITUCIONAL AL NIÑO MALTRATADO

¡ei mmy, de 8 años, sintió también mied�, pero ei:i su �o le asustaba o�ra c?sa:
·,.es
_
queyopensahzqueme ibanapegar, queamihermanztase la ibana/Jevaryami me iban
a dejar sola acá». 16 \

J i inena, como otros niños, sintió alegría al llegar a Michín. Ella venía del Centro
Integral, y se alegró porque p ensó que en Michín iba a ser mejor que en la otra
i nstitución, además le ayudarían para que la mamá la visitara. Inés, de 10 años, dice
que cuando llegó a Michín tuvo miedo de «no conocernt.UÍa», pero que las compa­
ñeras la recibieron bien y le explicaron qué era lo que tenía que hacer:
Me mostraron la casa, me dijeron que aquí tenía que cumplir las normas.
[ . . . ] No pegarle a las niñas, tender la cama cuando nos levantan, ayudar en
la casa, a hicer nuestros aseos y mantener la casa limpia. 17

Posteriormente se ubica al niño en la casa-hogar que corresponde s �


n edad y
género. Quien recibe al niño tiene que haceruna evaluación de su situacion y la de su
familia, es decir, se analiz.a su estado de salud, condiciones socio-familiares, proceso de
adaptación, adquisición de hábitos, nivel de escolaridad, gustos e intereses . A partir
de esto se hace un diagnóstico y un plan de intervención. A manera de referencia, se
transcriben a continuación extractos de algunas evaluaciones:

[El niño] está escolariz.ado en �do de_primaria, mostrando una adecuada


adaptación y motivación al estuClio. En e[aspecto individual el niño_presenta
una P.t:rsoná.lidad débil con sentimientos de inseguridad. [ . .. ] En e[aspecto
social hay deseo de mantener un adecuado contacto con el ambiente J>C!O
en la actüalidad hay dificultad con el intercambio personal por lo que ha
generado, para evitar daños del miedo, una defensa excesiva. A nivel fainiliar
presenta inseguridad y miedo a la figura materna, por lo que hay
Ciesvinculación con la IDJSma. 1 8

En el aspecto social el niño teme buscar satisfacción del ambiente y en el


ambiente, pero aún así no se refugia en la fantasía y por lo contrario acude
a su yo y a la realidad. [ ... ] Con respecto a su familia a pesar de identificar los

miembros de ella, teme el contacto de los mismos y no siente la relación de


los miembros como un sistema, ni se siente parte de él. 19
Se recomienda realizar entrenamiento en habilidades sociales.20

Hay que hacer intervención psicológj.ca en autoestima y fortalecimiento de


la p ersonalidad. Igualmente para el manejo de ansiédad, inseguridad y
agresividad. 21
16 Entrevista con Jeimmy. Bogotá, Agosto 1 1 de 2002. Cassette 4. En adelante entrevista 4.
17 Entrevista con Inés. Bogotá, Agosto 12 de 2002. Cassette 4.
1 8 Extracto de una evaluaci6n de ingreso de un niño de Michln. (2001)
19 Extracto de una evaluaci6n de ingreso de un niño de Michín. (2000)
20 Extracto de un plan de acci6n de un niño de Michín. (2000)
2 1 Extracto de un plan de acci6n de un niño de Michín. (2001)

ETNOGRAFIAs CONTEMPORÁNEAS 107


ANA MARIA MAHECHA GROOT

Involucrar en el proceso al sistema familiar para resig!J.ificar el mismo y


ap<?rtar a laconstrucci6n de un hogar más eficiente con roles claros. FlM>recer
al desarrollo personal. Apoyar el reconocimiento de redes de apoyo del
sistema familiar para disminuir el riesgo social del niño.22
�p�nas. ing�an a ��hín, los ni!í-os entran en un eroceso que busca la �p�6n
mstltuaonal, mtenonz.ar una sene de normas y reglas. Este proceso consJSte pnnci­
palmente en la enseñanza y aprendizaje de quehaceres domésticos, de hábitos de
aseo y de comportamientos sociales. Sei!;ún una de las coordinadoras entrevistadas,
los niños llegan con una «carencia» de hábitos, es por eso que la instituci6n debe
reforzar este aspecto del niño:
Ellos, a veces, vienen con sus «culturitas chiq_uitas» de sus casas, donde
comen con la mano, pero llegan a una instituci6n y de pronto les ponen
una cuchara, un cubierto y un tenedor, y ellos no lo saben usar. Entonces,
uno empieza a ensefuu:les, primero, porqué es importante bañarse las manos.
Nosotras como coordinadoras eso es uno de los trabajos fundamentales que
hacemos acá, la recuperaci6n de todos esos hábitos; el aseo, cepillarse los
dientes tres veces al Oía... ellos no lo hacen en su casa porque en su casa
nunca hay una crema... , o la mamá no le pone un cuchillo, un cubierto y
un tenedor. No lo hacen porque no disponen de los elementos, pero, aquí
se les da la oportunidad de eso. 23
El niño tiene que aprender a comportarse en la mesa, «fk1SaTa/, comRdorcon las manos
limpias, con los zapatos embetunados, con un soloparde medias, y no hacer maromas en
el comedor: como imitar ni nada de eso»·24
Cuando se les preguntaba a los niños por sus obligaciones en la instituci6n, contes­
taban que no podían pelear, que debian tener buenos hábitos en el comedor y en
todas partes, no podían decir groserías, no debían poner apodos, tenían que com·
partir con los demás, debían ayudar en la casa a hacer los aseos, tenían que levantar·
se temprano, ser cuidadosos con la ropa, ser limpios, respetar a los compañeros,
hacer las tareas, ir a misa e ir al colegio:
En Mic�Ín no puedo ¡;>elear, no dec�r g�serías, ir a misa, ir a los talleres,
compartir con los demls y portarnos JUlClOSOS.
Lo que hago acá es estudiar: hacerle caso a la profe, levantarme temprano,
cumplir con todo lo que debo hacer, por lo menos si la profe me pone una
tarea, yo tengo que haeerla, el oficio � lo tengo que cumplir, no es p<?r que
yo quiera, smo es porque la profe lo dice y elfa es la coorilinadora, es la que
dirige acá. 25

22 Extracto de un plan de acci6n de un niño de Michín. (2002)


23 Entrevista con Coordinadora l . Bogotá, Agosto 28 de 2002. Cassette l .
2 4 Entrevista con Jonathan. Bogotá, Agosto 30 d e 2002. Cassette 5 .
2 5 Entrevista con Víctor. Bogotá, Junio 1 7 de 2002. Cassette 2 .

108 ETNOGIW'ÍAS CONTEMPORÁNEAS


PRCYI'ECCIÓN INSTITUCIONAL AL NiNo MALTRATADO

cuando la coordinadora escribeios reportes, tiene que advertir sobre el progreso


,1delantado del niño y dar cuenta de aspectos específicos: hábitos, interacción so­
ci al, escolaridad y visitas de padres. Ella describe la situación del niño en la institu­
ci ón según el cuidado que tienen de sus objetos personales y de las cosas de la casa,
el respeto que le tienen a los adultos, el interés por el estudio, el comportamiento del
niño en la mesa, la relación con sus compañeros y su familia, la presentación per.;o­
nal, la participación en las labores, su estado de ánimo y la aceptación de las normas.

Sus hábitos son deficientes. No utiliz.a adecuadamente los cubiertos. Se le


olvida cepiJlarse los dientes. No se baña correctamente el cuerpo. Habla en
la mesa del comedor cuando está comiendo.
Ha n_iejorado sus hábitos en el comedor pero le falta más porque no digiere
bien los alimentos.
Su comportamiento cada día es más apropiado a nivel de institución, si�e
cumP-liendo con sus actividades de hopar y escolares, izó bandera en la
escuela y ganó medalla. S�presentacion personal es buena, es un chico
aseado. No lo visitan1 ni lo llaman. Le afecta hablar de su familia.
Al niño se le encontro pegando con una correa a un compañero porque no
le hacía caso.
[El niño] no sigue normas, no tiene una diferencia sobre el premio y el
castigo.26

Cada niño afronta su vida institucional de formas distintas, unos la entienden más
fácil que otros, todo depende de su experiencia personal y del proceso sentimental
y emocional que esté viviendo.

Al comienzo para Jimena (8 años) fue dificil acomodarse a las reglas de la casa. Se
po nía brava cuando la coordinadora le decía lo que tenía que hacer. Una mañana,
Jimena no quiso tender su cama ni arreglar su cajón, entonces la coordinadora le dijo
que esas eran sus obligaciones y las tenía que cumplir. En ese momento la coordinado­
ra salió a hacer una vuelta, y le dijo a Jimena que quería ver arreglada su cama y su
cajón cuando ella volviera. Se puso muy brava y decidió no moverse de las escaleras,
g:itaba que ella no quería hacer nada. Los primeros días no quería estar en la institu­
CJ.Ón, peleabamucho conla coordinadora y las niñas; no le gustaba hacer caso. La niña
empeñada en querer ver a su mamá decidió fugarse, pero a los pocos días volvió de
nu evo a la institución. Después de acuerdos que estableció con la psicóloga y la
eoordinadora, aceptó quedarse y cumplir con las normas de la casa-hogar.
Jeimmy, de 8 años, como se mencionó anteriormente, sintió miedo al comienzo,
pero después se sintió bien:

1 26 Extractos de los informes mensuales que hacen las coordinadoras sobre los niños,
tomados de las carpetas de historia de caso. 1999 2002
-

ETNOGRARAs CoNTEMPORÁNEAS 1 09
ANA MARIA MAHECHA GROOT

Ahora me he sentido bien, porque me han enseñado a ser una niña


decente, no una niña de la calle, sin groserías, decente. U na niña de
instituci6n
Para ella, ser una niña «decente» es ser una persona que no es grosera, que se «Sabe
comportar», que no amenaza con cuchillos, que es juiciosa y que no trata mal a l�
profesoras. Ella ha aprendido también a «convivir feliz», sin pelear y sin pegarse.
Juan Diego (1 1 años), después del «Susto» de no saber las normas, sinti6 que con
ellas aprendía a «Ser respetuoso». Él aclara: «yo era más o menos como aquí, pero acá
hay como más normas». Ernesto, de 10 años de edad, cuenta que los dos primeros
meses en la casa de recepci6n fueron difíciles para él.
Allá, yo no me aguantaba, yo siempre lloraba, y entonces a los dos meses me
cambiaron a la uno, y después me cambiaron, y me gust6 y me quede con
un amigo de esa casa que yo tenía. 27

Los niños van aceptando su situaci6n, hay unos más receptivos que otros, pero en
general aprenden a adaptarse a sus nuevas condiciones de vida. Los que definitiva­
mente no logran amoldarse, prefieren evadirse. Algunos niños ven en Michín una
oportunidad para «salir adelante», otros no se sienten bien y quieren volver a sus
casas.

VIDA INS1TIUCIONAL

A veces cuando no tenemos nada/o vemos como el hoga:r,


como micasaocvmounadecuento
Los niños cuando ingresan a la instituci6n son descritos en las evaluaciones
como individuos que tienen debilidades en cuanto a su nutrici6n, a su situación
psico-afectiva, sus modales y sus comportamientos sociales. Dado que en Michín
ingresan niños por diferentes motivos, la acci6n institucional tiene que manejar
cada situaci6n con una proyecci6n de vida, según el caso. Sin embargo, la atenci6n
general es la misma, pretende enseñarle y mostrarle al niño que es un sujeto aut6no­
mo que lidera sus propios procesos, derechos y deberes.
Partiendo de la visi6n de los niños como sujetos de derechos y de la búsqueda de las
instituciones de protecci6n en fomentar en el niño nuevas formas de educaci6n y
crianza a través de la vivencia de valores, se puede observar que en Michín, a traves
de las rutinas y las relaciones que establecen los niños con las diferentes personas
que trabajan allí, se hace un gran énfasis en adquirir nuevos hábitos y conductaS
que permitan reconocer otras maneras de convivencia. Se procura que experimen-

27 Entrevista con Ernesto. Bo gotá, Junio 17 de 2002. Cassette 2.

1 10 ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS
PROI'ECCIÓN INSTITUCIONAL AL Nn'lo MALTRATADO

te n al go diferente a lo que han vivido en sus hogares, en donde no sea el maltrato


l a ú nica vía de movilizar cambios. Se busca un espacio de convivencia armónica
qu e p ropicie modos diferentes de aprendizaje que pueda imitarse en nuevos
espacios de reproducción social, cuando el infante llegue a su edad adulta.

A t ravés de estas rutinas se puede observar que en el plan de acción se hace énfasis
en la disciplina, que va dirigida al refuerzo, a la repetición y a la motivación de un
co mp ortamiento adecuado. Las rutinas son, de por sí, modelos repetitivos por
medio de los cuales los niños aprenden y vivencian un deber ser.

Entre las rutinas se identifican unas de aseo personal, otras de quehaceres domésticos,
otras de estudio y formación, otras de «comida», y por último, unas �ue tienen que
ver con el manejo del tiempo libre. Es a partir de la observación de estas, como se
evidencian ciertos mecanismos transmisores de comportamientos, actitudes y valores.

Asro PERSONAL

A los niños se les inculca la importancia del baño diario por motivos de higiene y
salud. El baño está supervisado por la comdinadora, principalmente en las casas en
donde son más pequeños. Cuando los niños terminan de tender su cama, se quitan
la pijama, se ponen la toalla, y hacen fila para duchme. Para el baño cada uno respeta
su turno y son concientes del orden que se debe tener para que no haya peleas.

Dentro del aseo personal se encuentra: lavarse los dientes después de cada comi­
da, tener embetunados los zapatos y no tener la ropa sucia. Dentro de su rutina
de aseo los niños no pueden olvidar lavarse las manos antes de comer.

A partir de esta rutina se puede observar cómo la institución desde la perspectiva


de los derechos de la niñez, desarrolla unas estrategias de educación en salud y
aut o cuidado. La limpieza conlleva a que los niños no adquieran enfermedades y
estimul a el respeto hacia sí mismos y hacia los otros, además de la presentación
pers onal. De esta manera, la adquisición de hábitos y conocimientos básicos de
higiene y salud, comprende el derecho a la vida y a la supervivencia.

En la observación que hice, ciertos niños manifiestan desacuerdo al realizar algunas


de estas rutinas. En estos momentos las coordinadoras refuenan el propósito de las
mismas para que éstos interioricen la importancia de la adquisición de hábitos.

QUE.HACERES DOMÉSTICOS

l!n la mañana los quehaceres que le corresponden al niño consisten en tender la


cama, arreglar su cajón y su cuarto, barrer y brillar el piso del comedor y de la sala,
arre glar las mesas para el desayuno y pasar los alimentos a éstas.

ETNOGRAFIAs CoNTEMPORÁNEAS 111


ANA MARIA MAHECHA GROOT

En cada cuarto hay un niño supervisando el orden y el arreglo de éste. Para la


coordinadora, esto genera en él responsabilidad, lo motiva a llevar un orden de las
cosas y lo hace sentir confiado de sí mismo, al ser escogido como supervisor. Para los
otros oficios también hay encargados, en cada casa los asignan y los cambian cada
semana o cada mes, según el orden que tengan establecido en la casa - hogar.

El aseo general de la casa se hace dos veces al día, antes del desayuno y después de
la comida. Consiste principalmente en secar los baños, arreglar el patio, preparar el
comedor para el desayuno y demás comidas, barrer y brillar la sala.

Hay algunos fines de semana en que la coordinadora y los niños dedican más tiempo a
las tareas domésticas, entonces, el aseo es más profundo, como el que hace la aseadora.
Los niños toman de diferentes formas estas obligaciones, que varían según las
costumbres que cada uno traiga de su hogar. Muchos creen que está bien ayudar y
colaborar en la casa, a otros simplemente les da «pereza» y les parece muy «aburri­
do» hacer oficios todos los días.

La coordinadora les explica que tienen que cuidar y arreglar los espacios donde
habitan, les dice que es una obligación de todos y que hay que aprender a trabajar
en equipo. Es una manera de fomentar el sentido de pertenencia y de compromiso
a cuidar lo que tienen.

Considero que estos quehaceres domésticos se enfocan a la enseñanu de una disá­


plina diaria, en la que los niños tienen que hacerse responsables de actividades
concernientes al cuidado de la casa. Se busca con ello enseñar deberes paralelos a
derechos. Los niños frecuentemente mencionan que se les dan cosas en la institu­
ción pero que, igualmente, tienen que participar en el cuidado y en el funciona­
miento adecuado de ésta.

Ca.MIDAS

El desayuno, al igual que las otras dos comidas, está acompañado por una serie de
normas y reglas, supervisadas por la coordinadora. Se realiz.a una oración antes de la
comida, se vigila que los niños tengan las manos limpias para pasar a la mesa, utili7.ar
adecuadamente los cubiertos, no molestar y no hablar con la boca llena.

En la oración, los niños mencionan que ellos son muy afortunados de te ner
alimentos, ya que hay personas en el mundo, inclusive familiares de ellos que no
tienen esa oportunidad. Es por eso que deben agradecer el poder alimentarse. «La
oración e ir a misa, entran a hacer parte de la formación de valores, -afirma la jefe
de programa- va dirigido a la enseñanza de ser agradecidos; es una acción de
gracias» .
1 12 ETNOGRAFIAs CoNTEMPORÁNEAS
PROTECCIÓN INSTITUCIONAL AL Nnilo MALTRATADO

c ua ndo pregunté a algunos niños sobre la oración, contestaron que era una
n o rma más, pero que en cierta medida estaban de acuerdo porque hay que agra­
decerle a Dios por todas las cosas que les estaba dando.

po r lo general la coordinadora se sienta con ellos en la mesa (en algunas casas la


familia de ella también). Así, puede controlar y enseñarles a los niños los hábitos en
¡,1 mesa. En las comidas, la coordinadora·encuentra un espacio para conversar con
el los y charlar sobre temas generales conc.ernientes ala casa, principalmente a la hora
de la cena. Este es un momento bastante íntimo entre la coordinadora, la familia y
los niños, ya que no hay otra persona de la institución presente.

U no de los papeles que tiene Michín es el de agente socializador. Lo anterior


dem uestra que hay unos objetivos institucionales, que tienen que ver con el apren­
dizaje de conductas y hábitos en d niño.

EsTUDIO

Dentro de la rutina diaria de los menores, d estudio ocupa una parte considerable
de s u tiempo. Al interior de la institución ellos tienen un espacio de estudio y
refuerzo escolar en ho� de la mañana y de la noche. La coordinadora, y en algunos
casos la familia de la coordinadora, ayudan a los niños en su estudio.

TALI.ERES y TIEMPO I.JBRE

l ,os talleres permiten a los niños aprender cosas distintas a las que les enseñan en la
escuela, además los estimula en otros aspectos de sus vidas, como la creatividad, la
motricidad, la destrez.a física. Además, hacen que su experiencia en la institución no
se tome aburrida y monótona Durante las vacaciones, enmarcadas igualmente en
una rutina diaria, el equipo técnico introduce diferentes actividades y salidas para
que los niños estén entretenidos la mayor parte dd tiempo. Las actividades y los
talleres que se programan van enfocados, siempre, a enseñar algo.
La coordinadora es la encupda de organiz.ar, los sábados y los domingos, diferentes
activ idades para la distracción de los muchachos. La mayoría de las veces ellos
man ifiestan su deseo de no quedarse encerrados en la casa. Por eso, la coordina­
dora acuerda con ellos salir al parque donde se encuentran con los compañeros de
l as otras casas y con sus hermanos que también están en la institución.

\odos estos momentos de esparcimiento y actividades diferentes a las del diario


vivir, tienen un valor especial en la medida en que infunden interés y entusiasmo
al niño, rompen, en cierta medida, con la rutina.

ETNOGRAFIAs CoNJ'EMPORÁNEAS 1 13
ANA MARIA MAHECHA GROOT

NORMAS, PREMIOS Y SANCIONES: REGULACIÓN DE IAS RUflNAS

A través de estas rutinas se puede observar que la institución regula en la conducta


del niño una serie de aspectos como su vestir, su comportamiento y sus modales .
Las más de las veces, la coordinadora es la que regula y controla el diario vivir del
niño. Todo esto se hace a partir de un sistema de sanciones y premios que es en sí
mismo un modo de organización propio de cada casa-hogar.
Esto mismo fue observado por Goffman {1970) en su estudio sobre las inst itu­
ciones de enfermos mentales, bajo el término de sistema deprivilegiosy castigos. Él
plantea que en las instituciones totales los privilegios son simplemente ausencia de
privaciones {Goffman, 1970). En Michm, los castigos son en sí sanciones basa­
das en p rivaciones y los premios van más allá de la ausencia de p rivaciones. Algo
que vale la pena aclarar es que las sanciones se dan tanto a nivel individual como
a nivel grupal, siendo el segundo una forma de presión de conjunto, en donde
los premios se entregan a la totalidad de los integrantes.
Los niños no hablan de castigos, manejan más los términos de consecuencia y
sanción. Liliana {8 años) cuenta que cuando ella o algún compañero se «porta
mal», la institución los priva de alguna actividad programada, por ejemplo, cuan­
do hay un paseo no los dejan ir. También expresa que cuando le dice groserías a
la coordinadora o se levanta tarde y se demora en tender la cama, la coordinadora
le pone a hacer los oficios que no le corresponden para ese día.
Los niños consideran que «portarse mal» es incumplir con sus deberes y oficios,
al igual que cuando son irrespetuosos con sus compañeros o con las coordinado­
ras, cuando dañan algo en la casa, por ejemplo. En general «portarse mal» está
asociado a infringir las normas y las reglas de la casa-hogar.
Oswaldo {12 años) menciona que en su casa-hogar los niños y la coordinadora son
los que deciden qué sanciones le deben poner al niño que se portó mal. Esto va
dirigido a promover en el niño una conducta reflexiva y normali7.adora de sus actas.
Los premios tienen como objetivo motivar a los niños a hacer cosas. Por ejemplo
en los talleres, los niños casi siempre obtienen algo de los instructores, ya sea un
refresco después de educación física, dos panes después de panadería o colombi­
nas en el taller de arte. Las coordinadoras procuran incentivarlos a que hagan sus
deberes sin fastidiarlos, recompensándolos con salidas, con películas o con activi­
dades que quieran hacer y estén al alcance de la institución.
Como se puede advertir en la descripción de las rutinas, cada actividad y cada acción
está relacionada con otra; hay un orden establecido que conforma el encadenamien­
to de un suceder institucional. Las normas que regulan este suceder, están dirigidas
aestablecerunotden. Todaslasaaividades son controitldas, supervisddtts y estimulttdl.ls
Se encaminan a adquirir hábitos de higiene, limpie7.a y disciplina.
1 14 ETNOGRAFIAs CoNI'EMPORÁNEAS
PROTECCIÓN INSTITUCIONAL AL N11'10 MALTRATADO

A t ravés de las rutinas pude observar que la acción institucional para la protección
de los niños se implementa a través del encadenamiento de una interacción
guiada por normas y reglas, que pretende dar sentido a una forma diferente de
co nvivencia entre los niños, y, entre éstos y las personas que hacen operativo el
programa. Las normas y reglas que guían el programa, llevan consigo unos códi­
gos de orden, disciplina y compromiso que permean las interacciones cotidianas
de los niños. El salirse de esas normas, lleva consigo una acción punitiva que lleva
a la reflexión del niño con respecto a su proceder.

ALGUNAS REFLEXIONES

De acuerdo con los resultados de esta investigación, presento a continuación


algunas reflexiones con respecto a la acción institucional que gira en torno a la
atención del niño maltratado, teniendo en cuenta tanto el modelo ideal como el
modelo rP.td de atención.
El modelo ideal de intervención de Hogares Club Michín se basa en la garantía de
los derechos de los niños y las niñas. Dentro de este modelo, también entra a
jugar una representación moral de familia, que en cierta medida está inmersa en
estos derechos. Estos modelos, propios de las sociedades occidentales, no son
simplemente términos de referencia sino el producto de procesos históricos en
los cuales se encuentran estrategias corporativas y grupos humanos que luchan
por imponer a la población en general formas de abordar los males sociales, en
este caso la desprotección de la infancia.
Los derechos de la niñez están enmarcados dentro de un mundo moral de la
sociedad occidental, que gira en tomo a una serie de discursos religiosos y civiles
que se precisan alrededor de las nociones defz/antropía, caridad, beneficencia y final­
mente protección social. Comelles plantea que estos conceptos incorporan una
noción común de obligación social, ética o moral hacia el projimo, y se diferencian
por el papel que se atribuye a las obligaciones de carácter religioso o cívico y la
responsabilidad personal, colectiva o estatal: la filantropía y la beneficencia pare­
cen más asociadas a una idea de sociedad, la caridad se arraiga a un discurso
religioso y tiene que ver con los deberes del individuo, mientras que la noción de
bienestar social y de providencia caracterizan un modelo específico de responsabi­
lidad de Estado (Comelles, 1997).
En el caso de Michín vemos como en un comienzo (1958), independientemente
del Estado, era una institución basada en la beneficencia y filantropía de unas
se ñoras, que posteriormente se dan cuenta que tienen que ampliar la visión y
acceder a saberes expertns en busca de una atención «integral». De acuerdo con esto,
Michín adopta la responsabilidad del Estado de ofrecer protección y bienestar
social. A partir de 1968 con la creación del ICBF, se vinculó al proyecto estatal de

ETNOGRAFIAsCoNTEMPORÁNEAS 1 15
ANA MARIA MAHECHA GROOT

protección a la infancia. El ICBF, igualmente, toma la perspectiva de los derechos


de la niñez, lo que advierte que el proyecto estatal de atención al niño hace parte de
un proyecto más global que se crea a partir de la Convención de los Derechos de
la Niñez de 1989.
De acuerdo con Nelson Ortiz:
[ .. ] el único criterio éticamente aceptable y universal para fundamentar los
.

procesos de atención yprotección a los niños y niñas, es su reconocimiento


como sujetos plenos de derechos, porque los derechos consagrados en la
Convención Internacional y ratificados en nuestra Carta Política son
mandatarios y universales (Ortiz, 1997: 28).
Michín es una entidad autónoma en su actuar y en su proceder, pero su acción
institucional está regida por un proyecto más global y universal. En palabras de
Comelles (1997) , se puede asegurar que Michín actúa como un dispositivo
asistencial, como mediador de procesos, guiado por el complejo asistencial de los
derechos de la infancia.
Los sujetos de atención son niños que han sido maltratados física y psicológica­
mente. De igual forma, dentro de las causas de ingreso de los niños se considera
el peligro moral o físico y la situación de pobreza. Cada motivo o causa de ingreso
es muy diferente y cada niño vive y siente su experiencia de forma diversa. No
obstante, desde la perspectiva de los derechos de la niñez, se puede observar que
todos los motivos de ingreso se reducen a la ausencia del pleno cumplimiento de
éstos. Es decir, que cualquier niño de por sí es maltratado en la medida en que se
han violentado sus derechos. Es entonces como el maltrato infantil se extiende,
en el marco de la perspectiva institucional, más allá de la agresión física; dentro del
maltrato se sitúan, de igual manera, factores morales y sociales que impiden el
pleno desarrollo del menor.
Al trabajar en la institución, observé que entre los niños se diferencia el maltrato
de los otros factores de riesgo por los que pueden estar bajo protección institucional.
Cuando planteo que la perspectiva institucional de maltrato va más allá de la agre­
sión e introduce los peligros sociales y morales, estoy diciendo que no todos los
motivos se manejan de forma independiente sino homogénea, se tratan todos los
problemas como violación de derechos desde un enfoque ético.
Los niños se convierten en sujetos de derechos, para desarrollar todas sus poten­
cialidades y participar como individuos activos en su grupo social. La acció n
institucional va dirigida a un proceso educativo y de reflexión, que logre afectar w
prácticas de crianza, la concepción sobre el desarrollo infantil y los modelos de
relación en los procesos de socialización. Busca el mejoramiento de la calidad de
vida de los niños y niñas, y es así como asume su papel directo o mediador en los
procesos de socialización.
1 16 ETNOGRAFIAS CONTEMPORÁNEAS
PROTECCIÓN INSTITUCIONAL AL NIJilO MALTRATADO

To do esto se da a través de la vida cotidiana, las rutinas, las relaciones y las


interacciones compartidas por los niños internos y los funcionarios de la institu­
ció n. Las rutinas vividas por los niños se caracterizan por generar disciplina,
hábitos de higiene y de limpieza. Igualmente en el diario vivir se inculcan valores
orientados a la reflexión y conocimiento de sus derechos.
¿ Hasta qué punto los niños aprehenden estos valores, hábitos y disciplina? ¿Qué
alcance tienen éstos en su vida futura? Y volviendo a la pregunta inicial: ¿En qué
medida ªforta la institución a la calidad de vida de estos niños y contribuye a la
problematica infantil de Bogotá? Aunque la institución p one todo su empeño
en llevar a cabo este modelo que se traduce en una accion integral, me parece
importante destacar algunas reflexiones que hago en relación con mi vivencia
como antropóloga en el quehacer cotidiano de la institución.
Al intentar contestar estas preguntas, debo decir que en mi diálogo con los niños
percibo que sí se llevan a cabo transformaciones en la manera de relacionarse entre
sí y con los adultos en la institución. Se nota que ellos interiorizan y tienen
conciencia de las situaciones de maltrato que han vivido y que dichas prácticas no
deben repetirse en sus proyectos de vida (en su edad adulta como ciudadanos y
cuando conformen una familia). El trabajo conjunto con familiares y niños es de
suprema importancia para estas transformaciones, este espacio de reflexión y
conscientización se da en la institución una vez por mes, y en casos difíciles se
aumentan las terapias a nivel familiar.
A demás, hay que tener en cuenta, que la familia es uno de los soportes funda­
mentales de los niños en los procesos de socialización primaria, en donde se
transmiten, refuerzan, transforman y generan la mayoría de los códigos sociales,
de las normas, de los valores y de los modos de pensar y de comportarse (F.cheverri,
2002; Messina, 1997; Roman, 2001).
Cuando los niños son reintegrados a su grupo familiar la institución hace un
seguimiento durante un año. En este caso valdría la pena investigar, a través de
historias de vida, cuál fue la experiencia familiar después de su vida institucional.
Quiero recalcar que el modelo basado en los derechos del niño va acompañado de
uno moral de familia. La institución, que entra a ocupar el lugar de la familia del
niño en su papel socializador, tiene que dar cuenta de un «hogar». En este
sentido observo que el afecto existe y que la relación más cercana que tiene el niño
en su cotidianidad es con sus compañeros, la coordinadora y la familia de ésta.
Siendo estos dos últimos los referentes afectivos cotidianos que el niño tiene.
Pese a esto, existe una preocupación por parte de la institución en cuanto a los
vínculos afectivos que puedan fortalecerse entre los niños, las coordinadoras y
sus familias, dado que en últimas el propósito de la institución, es el reintegro del
n iño a su familia. Por esta razón, las coordinadoras rotan anualmente de cada
casa-hogar.

ETNOGRAFIAs CoNTEMPORÁNEAS 1 17
ANA MARIA MAHECHA GROOT

En esta situación hay un manejo ambivalente de la afectividad, quizá comprensi­


ble ante el futuro eminente de reintegrar a algunos niños a su familia, pero que,
en cierta medida, establece una barrera frente a un desarrollo consciente y progre.
sivo de los vínculos afectivos entre los niños y las familias de las coordinadoras .
La experiencia colectiva en el establecimiento y fortalecimiento de lazos afectivos
en esta situación, está afectada por la rotación anual de las coordinadoras.

Además del programa de protección la institución ha incursionado en campos


como el de prevención abierta a la comunidad y el de apoyo a la madre maltratada
y a sus hijos. El programa de comunidad, tiene una repercusión social significativa,
en la medida en que el trabajo se desarrolla conjuntamente con la comunidad y el
niño en una aprehensión de nuevos valores y nuevos procesos socializadores
basados en la tolerancia y el respeto. El niño en el programa de protección obtiene
unos hábitos y unos valores, pero está aislado de su medio social y familiar. Vale la
pena anotar que el niño que llega al programa de protección no necesariamente
viene de los barrios en donde se llevan a cabo los programas de comunidad, para
pensar que se de una retroalimentación en su reintegro posterior.

Más allá del trabajo comunitario es importante destacar que los centros educati­
vos, tienen una responsabilidad en la construcción de valores y procesos que
generen espacios de reflexión y diálogo acerca de la problemática infantil, no sólo
con el grupo en cuestión, sino también con sus familias. En esta medida existe
una urgencia por plantear alternativas que permitan la organización y participa·
ción comunitaria; ya que la responsabilidad de satisfacer las necesidades de la
infancia es concebida para toda la sociedad. Se requeriría entonces, de una amplia
participación de todos los sectores en la planeación y desarrollo de los programas,
para proporcionar mayores oportunidades y mejores condiciones de vida a los
niños y las niñas.

Las instituciones de protección son necesarias debido al aumento de niños desam­


parados que se registra por los diferentes problemas sociales y el conflicto armado
que se ha recrudecido últimamente en el país. Pero también creo que paralelamente
a los programas de protección, es de preponderante valor crear una política de
prevención.

Acorde con el objetivo de mi trabajo, de ver la acción institucional de protección


que atiende al niño maltratado, encuentro que sí hay un modelo específico que
apunta a tratar las secuelas del maltrato. Este modelo se materializa en una aten­
ción integral al niño sustentado en el fortalecimiento de los valores del respeto, la
equidad, la solidaridad y la participación. Dado esto, la atención va dirigida a
mostrarle al niño una vivencia diferente que consiste en un aprendizaje de valores
y conductas de acuerdo a un esquema posible de lo que debe ser el desarrollo
humano.

118 ETNOGRAFIAs CoNTEMPORÁNEAS


PROTECCIÓN INSTITUCIONAL AL NIÑO MALTRATADO

fUENTES DOCUMENTALES

CARPETAS DE HISTORIA DE CASO. Estas carpetas están divididas en seis secciones:


. Legal: Se describe el estado legal del niño y se informa si cuenta con registro civil.
. Técnico-Administrativo: Se describe el Plan de Intervención Integral Individual del
niño.
. Social: Se identifica el entorno socio-familiar del niño.
. Psicología: Se hace una evaluación p sico-afectiva del niño. Igualmente se registran las
ch arlas que se tienen con el niño y los informes de los talleres de grupo.
- Hogar-Pedagogía: Se encuentran los informes mensuales del niño de su comporta­
miento y desarrollo en la casa-hogar. De igual manera se encuentran las calificaciones
y los reportes de la escuela.
- Nutrición: Descripción del estado nutricional del niño.
- Médico: Descripción del estado ge salud del niño. ,
INFORMES MENSUALES DEL AREA DE PSICOIDGIA. Enero · Septiembre 2002.
INFORMES MENSUALES DEL ÁREA DE TRABAJO SOCIAL. Enero - Septiembre 2002.
REVISTA HOGARES Club Michín 30 años. 1988.

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ETNOGRAFiA.s CoNTEMPORÁNEAS 119


PAZ, MODERNIDAD Y DESARROLLO EN
LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD
NACIONAL COLOMBIANA: EL GOBIERNO
DE ANDRÉS PASTRANA1

MARco]UIJÁN MARliNEz MoRENd

INl'RODucaóN

La paz es un tema ya recurrente en la política colombiana desde hace van.,,,


períodos presidenciales. En él se puede observar proyectos sobre la socie­
dad y la naci6n colombiana, formas particulares de gobierno, mecanismos
para el control social y formas para la legitimaci6n del Estado cuando se
encuentra en crisis.
Desde el gobierno de Belisario Betancur {1982-1986), cada presidente se
esforz6 por dar término al conflicto armado a través de fa negociaci6n con las
organizaciones insurgentes o la confrontaci6n armada3 con las mismas, y a lo
que posteriormente se le sum6 la «guerra contra el narcotráfico». Cada man­
datario realizaba lecturas particulares del conflicto y asimismo p ropiciaba
acercamientos con las guerrillas y los grupos al margen de la ley, de acuerdo a
políticas específicas sobre la paz. Con todo, cada uno intent6 capitalizar los
esfuerzos del anterior. Dictaminaba qué era la paz y buscaba una política
coherente, que fue entendida como la estrategia para finalizar el conflicto
armado en Colombia, y más aun, como el mecanismo para solucionar todos
los problemas de la Naci6n.

1 Las siguientes palabras hacen parte de mi trabajo de grado para optar por el titulo de
antropológo: La Utopía de la Paz: representación y uso poUtico de la paz en Colombia
(Martínez, 2003) . Deseo agradecer a las siguientes personas por la colaboración con
valiosos comentarios 9ue hicieron posible la escritura de este artículo: Myriam Jimeno,
Claudia Rivera, Andres Góngora, Paulina Acosta, Manuel Rodríguez, Johanna Salazar
y Sara Zamora.
2 Antropólogo. Universidad Nacional de Colombia. Miembro del Grupo de Estudios
Sociales Contemporáneos GESC y del Grupo de Estudio sobre Género, Sexualidad y
Salud en América Latina GESSAM. Correo electrónico: [email protected]
3 Si bien es cierto que Belisario Betancur hizo las primeras negociaciones formales con
las guerrillas colombianas, los primeros antecedentes sobre procesos de paz, o al
menos, intentos para terminar con el conflicto armado desde una perspectiva de la
negociación política, fueron los acercamientos de Alfonso López {presidente de Colombia
de 1 974 a 1978) y la Comisión de paz del ex presidente Julio César Turbay (1 978-
1 982) .
MARCO }ULIÁN MARTINEZ MORENO

Las estrategias de paz, como conjunto de acciones encaminadas hacia un fin políti­
co, proyectaron y dirigieron las decisiones de los actores involucrados en el conflicto
para tal sentido. Cuando el Gobierno nacional intenta pactar la paz, negocia lo que
entiende por paz en términos políticos, con una estrategia para alcanzarla. La
comprensión de aquello que se negocia es fundamental para el entendimiento
entre las partes. Si se entra a negociar políticamente un conflicto armado con la
intención de alcanz.ar la paz, los interesados estipulan lo que se buscaría alcanz.ar y
el beneficio que obtendrían. En este sentido, la paz se constituye como una
categoría del sentido común (Geertz, [1983] 1994; Kempny y Burszta, 1994)
que designa múltiples cosas según las circunstancias, y se instaura como un bien
simbólico, ligado a referentes reales y concretos obedeciendo a necesidades materia­
les específicas.
Así, para mí es de gran interés evidenciar qué significa esta categoría para las agen­
cias involucradas en un proceso de paz en Colombia, y sobre todo, entender y
analizar la perspectiva del Gobierno nacional, quien representa y se hace responsa­
ble por las necesidades de los ciudadanos colombianos. Este interés también abar­
ca, en este caso, cómo es empleada esta categoría, además de comprender qué es lo
que se negocia y las diníÍroicas que ello implica. Con todo, he anotado que cada
proceso es singular para cada presidente y por lo tanto, el significado de la paz
probablemente no es el mismo para cada gobierno. Ante estos hechos, enfoqué mi
atención en la política para alcanz.ar la paz del Gobierno de Andrés Pastrana (1998-
2002), por ser este el conjunto de estrategias más reciente para al canzar la paz;
además de enfatizar, más que otros gobiernos, que la paz era una necesidad urgente
,

de todos los colombianos, se argumentó que se obtendrían cambios y beneficios


para la nación y se empleó una estrategia que sumó las experiencias de los cuatro
mandatos anteriores para entablar diálogos. Todos los esfuenos gubernamentales y
todas las herramientas del Estado se dispusieron para que la resolución del conflicto
armado se facilitara durante este mandato.
La paz como categoría y bien simbólico circuló en la sociedad colombiana y se
instituyó dentro de su sistema político, afectando la actividad pública; determinó
comportamientos, decisiones y acciones, estableció metas que Pastrana y su equipo
de Gobierno interpretaron como globales a toda la nación, pues en ellas se hizo
participar a todos los ciudadanos. No obstante, no dejó de producirse una álgida
discusión alrededor de las políticas de paz de este Gobierno.
En un proceso de paz no sólo se la pacta, también se negocia toda una serie de
bienes simbólicos que permiten configurar al país como algo distinto después de la
resolución del proceso, y por lo tanto del conflicto. A la par con el objetivo de paz.
se encuentra la negociación política y social de un proyecto de nación, en donde
puede que se busque una nueva estructura social, política o económica, o tan sólo
ajustes a la ya existente. No obstante, se demanda una nueva manera � entendi-

122 ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS


PAZ, MODERNIDAD Y DESARROLLO •••

mi ento entre el Estado y sus asociados, a la par que entre los ciudadanos mismos,
nuevas formas de comportamiento y de relacionarse. Lo que significa la paz en la
po lít ica de paz y en el proceso político de negociación es lo que se desea como
nación en aquél momento.
Cuando se tiene idea de que la paz es necesaria para un país como Colombia, tal
como lo afirmó Andrés Pastrana, lo que se considera de ella son las imágenes sobre
su significado y el uso práctico que se le concedería, es decir, sus representaciones
aodelet, 1986). En el momento mismo de la presentación de políticas de paz o de
establecer un proceso de negociación, la forma de la enunciación de esas represen­
taciones sobre la categoría paz, estaban señaladas por una manera particular en el
lenguaje -formaciones discursivas- (Hall , 1997). Lo que se decía sobre la paz era lo
que en sí misma era. A la paz se le asignaron significados dependiendo de su
contexto e intención.
De esta manera, estas imágenes sobre la paz conforman un esquema cultural (Strauss
y Quinn, 1997) que funciona por representaciones, y éstas' a su vez por formacio­
nes discursivas. El análisis de las formaciones discursiVQS so�r,e la paz me remite a
representaciones sobre la misma, compuestas de esquemas sobre bienes deseados
que circulan en la sociedad y que tienen un sustrato cultural que explica y otorga
sentido a las imágenes de la paz que se utilizaron durante el Gobierno de Pastrana.
Analizar el significado cultural de la categoríapaz durante este período presiden­
cial, y a través de documentos oficiales y discursos de gobierno, remite al estudio de
relaciones que permiten hallar la razón de ser de esta categoría cultural para el
Gobierno colombiano, y por extensión, para el Estado. Si se tiene como meta
política la obtención de la paz, es porque, como sustento del esquema, se encuen­
tran unos referentes culturales que remiten a los campos político, económico y
social; cómo se piensa una sociedad y una nación, la cual se proyecta por medio de
políticas y se negocia en ámbitos de concertación con la sociedad, como es el caso
del proceso de paz.
Para contestar lo anterior elaboré una etnografía sobre los documentos y discursos
de gobierno, los cuales fueron abordados como objetos culturales•. Accedí a las
representaciones de la categoría e identifiqué los esquemas que se formaron alrede­
do r de la misma de acuerdo a contextos determinados en donde se hacía circular la
po lítica y se encontraba con la «realidad social» de Colombia. Así, esta investiga-
4 Los documentos principales utilizados para el análisis fueron: la compilación de discursos
presidenciales de Andrés Pastrana, El Mes en la Casa de Nariño (42 núm.) , la publicación
de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, Hechos de Paz (1 1 núm.), y el Plan
Nacional de Desarrollo Cambio Para Construir la Paz 1 998-2002. Además, numerosos
documentos de las siguientes páginas de internet de la Presidencia de la República de
Colombia: http://www.presidencia.gov.co y http://www.hechosdepaz.gov.co; del grupo de
investigación norteamericano Colombia Project: http://www.cpionline.org; y de las FARG
EP: http://www.farc-ep.org.

ETNOGRAÁAS CoNTEMPORÁNEAS 123


MARCO }ULIÁN MARTINEZ MORENO

ción es una etnografía sobre la política de paz del gobierno de Andrés Pastrana; una
etnografía sobre el uso de los esquemas de paz que el Gobierno hizo circular en la
sociedad colombiana y de los propósitos que tuvo al asignarle significados peculiares,

EL CONTEXIO: lA PAZ CIRCUIA EN lA SOCIEDAD COLOMBIANA

Durante los meses previos a las elecciones presidenciales de 1998 en Colombia, la


«Voluntad» de paz de los actores involucrados en el conflicto armado rondaba en la
sociedad e hizo que creciera una esperanza de paz para el país. Esto, en contrapo­
sición al panorama generala.ufo de actos violentos aimeno, 2001) que se experi­
mentaba. Con la idea de la paz, el Gobierno nacional asumió que el conflicto
armado, en general, finalizaría, lo que implicó la llegada de una «paz anhelada» .
Para esta época la paz estaba en vigencia en Colombia.
De acuerdo con Mauricio Romero (2001), el incremento de la acción colectiva por
la paz en la década de 1990 obedeció al incremento significativo del conflicto
armado interno de C91ombia, provocando una mayor visibilidad de este conflicto
ante organizaciones y entidades nacionales, y al interior de organismos de las Nacio­
nes Unidas, organizaciones internacionales de derechos humanos, promotoras de
desarrollo sostenible y del medio ambiente, al igual que en comunidades de nacio­
nes. Esto estuvo acompañado de un cambio en las agendas de estas organizaciones
con el fin de cooperar en la resolución del conflicto armado en Colombia y en los
proyectos sobre el mismo tema de los diversos grupos de la sociedad civil, quienes,
a su vez, hadan parte de las movilizaciones por la paz que venían de la década de
1980 {Romero, 2001) .
En la presidencia de César Gaviria (1990-1994), Redepaz inició una campaña
nacional para hacer efectivo el artículo 22 sobre la paz de la Constitución de 1991,
suscitando encuentros y consultas ciudadanas para apoyar la iniciativa popular
legislativa y agilizar una reglamentación sobre este artículo constitucional; esta
misma organización propuso la creación de consejos regionales y locales para la paz
y ampliar el marco jurídico. En su momento, el ponente de este artículo en la
Constituyente, Diego Uribe Vargas, anotó que este derecho era una innovación,
puesto que permitiría ejercerper se todos los derechos y libertades que promulga
esta carta (Uribe, 1992).
El derecho a la paz es condición para la vida civilizada y sustentáculo del
orden jurídico y de las libertades públicas. El compromiso de mantenerla
no corresponde sólo a los poderes públicos, sino que se torna en acción
solidaria de todos los que conforman el tejido social (Uribe, 1991: 1 O) .
Este artículo constitucional hace parte del Capítulo 1 «De los derechos fundamen­
tales», del Título II «De los derechos, las garantías y los deberes». Dicho título

124 ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS


PAZ, MODERNIDAD Y DESARROLLO . . .

incorporo l a doctrina internacional de los derechos humanos, con sus t res genera­
ci ones, las cuales distinguen los derechos civiles y políticos que la Revoluci6n Fran­
cesa proclam6 como universales, de los econ6micos, sociales y culturales que se
adscribieron al ideario socialista de los revolucionarios franceses de 1848. Estas
ideas liberales y socialistas al interior de la Constituci6n colombiana de 199 1 ,
evidencian un sustrato filos6fico que contempla ala democracia como la garante de
Jos derechos y las libertades. Ante esto, René-Jean Dupuy {1984) argumenta que
existe una trilogía de atributos que describen una sociedad democrática: la paz, el
desarrollo y los derechos humanos. La paz sería una condici6n necesaria para el
desarrollo, y éste, a su vez; para los derechos humanos. Por otro lado, sin las
garantías de estos y la inexistencia del desarrollo, no existiría paz sino violencia.
Para 1995 las manifestaciones por la paz, que se basaron en este artículo constitu­
cional, empezaron a tener alcances nacionales, aunque no fueran manifestaciones
de un movimiento social único. La Iglesia Cat6lica organiz6 la Comisi6n de Con­
ciliaci6n Nacional con el objetivo de acercar las partes involucradas en el conflicto
armado y estructurar una política permanente de paz; las confederaciones obreras
y los sindicatos nacionales, las ONG de derechos humanos y los activistas de
izquierda, organizaron el Comité de Búsqueda por la Paz desde una perspectiva
«por fuera del oficialismo». De otro lado, la Fundaci6n Social impuls6 el debate al
interior de sectores privados, sobre la conveniencia de la resoluci6n negociada al
conflicto armado, lo que deriv6 en la organiz.aci6n del grupo de Empresarios por la
Paz5, dando un giro a la posici6n tradicionalmente adoptada por los empresarios
colombianos que apoyaban la salida militar al conflicto armado (Romero, 2001).
Estas manifestaciones de apoyo de diversos sectores de la sociedad nacional a favor
de un proceso de negociaci6n política del conflicto armado, hicieron que la posi­
ci6n de enfrentamiento bélico hacia los grupos alzados en armas de la administra­
ci6n de Ernesto Samper {1994-1998), fuera rechazada y criticada, argumentando
su ineficiencia militar frente al enorme gasto y carencia de resultados (Fundaci6n
Social y CINEP, 1996: 17; Romero, 2001) . A pesar de esta respuesta, finalizando
este mandato, se cre6 el Consejo Nacional de Paz por decreto presidencial, hecho
que también se constituy6 como un logro de estas manifestaciones sociales por la
paz en Colombia (García-Peña, 1998; Romero, 2001).
El período Samper termin6 con relativa calma después del Proceso 8000, que
sindic6 a altas personalidades del Gobierno y el mundo político colombiano de
us ar dineros del narcotráfico. De este modo, el foco de interés se centr6 en las

campañas presidenciales que tuvieron como uno de sus ejes, si no, el más importan­
te, la política de paz (Zuluaga, 1999).

5 Este gru p o estaba organizado por la Asociación Nacional de Industriales, la Asociación


Nacional de Instituciones Financieras, Asobancaria, la Asociación Nacional de Exportadores,
la Sociedad de Agricultores de Colombia, la Asociación de Pequeños Industriales, entre
otros.

ETNOGRAFIAs CoNTEMPORÁNEAS 125


MARCO }ULIÁN MARTINEZ MORENO

LA PAZ EN IA POÚTICA: ANDRÉS PAS1RANA CANDIDA10 PRFSIDENCJAI.

La campaña de la Gran .Afuma por el Ounbio, cuyo candidato era Andrés Pastnina,
tuvo especial interés cuando el 13 de junio de 1998, Víctor G. Ricardo, miembro
de la campaña, y Andrés Pastrana, se reunieron con Manuel Marulanda, coman.
dante en jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Ejército del
Pueblo (FARCEP). El propósito era posibilitar los acercamientos para una even­
tual negociación de paz. Con posterioridad a las votaciones presidenciales, el 9 de
julio, el entonces presidente electo, Pastrana, se reunió de nuevo con Marulanda en
«algún lugar de las montañas de Colombia» -como aseguraron medios de comuni­
cación en aquel entonces-. El motivo, acordar el despeje de 42. 139 Km2, área
correspondiente a los municipios de La Uribe, Vistahermosa, Macarena y Mesetas
del departamento del Meta y San Vicente del Caguán del departamento del
Caquetá, en el plazo de los primeros 90 días de su gobierno, para la creación de la
zona de distensión en donde se adelantaron los diálogos de paz.

Pastrana atrajo la atención de los votantes haciendo especial énfasis en el tema de la


paz durante su campaña. De hecho, la paz se convirtió en su referente para
gobernar, y el proceso que adelantó con las FARCEP y con el Ejército de Libera­
ción Nacional (ELN), fue conducido por los lineamientos que se detallaron en la
Política Integralpara la Paz . Esta Política fue presentada el 8 de junio de 1998
durante el debate electoral que se vivió en el país entre Pastrana y el candidato
liberal oficialista Horacio Serpa Uribe.

Esta política aglutinó los propósitos de la Gran Alianza por el Ounbio y definió un
panorama político, economico y social de lo que se vivía en Colombia para la época.
Además, intentó cambiar las formas de hacer política en el país, manifestando que
la Gran Alianza y su programa eran «la claridad y la esperanza de los amaneceres»
ante las «Sombras del crepúsculo», alusión simbólica a lo que ocurrió durante el
período Samper (Pastrana, 1998a).

Pastrana resumió los deseos que consideró propios de la Nación. Él describió a


través de esta política los atributos de lo que debe contener una nación en paz:
La Colombia en paz que yo sueño es aquella donde los colombianos tengan
un emeleo digno y un ingrc:so justo, donde los colombianos vivan con
tranquilidad y con seguridad y no esclavizados por el miedo, donde haya
justicia, donde cada uno sea tolerante y respetuoso con las ideas de los
demás, donde no imperen el hambre ni la pobrez.a, donde no se maltrate a
nuestros niños, donde todos ellos puedan asistir al colegio, donde los
campesinos puedan trabajar su tierra y generar un ingreso digno, donde
nuestros jóvenes estén libres del flagelo de la droga, donde el EStado esté al
servicio de los ciudadanos, es decir, un país con auténtica justicia social
(Pastrana, 1998a: 41).

126 ErnOGRAJ.1As CONTEMPORÁNEAS


PAZ, MODERNIDAD Y DESARROLLO •..

observamos c6mo l a p az s e describe a través de l o que sería l a justicia social y se


co nstituye como utopía social que todo abarca. Esta categoría, que venía en las
Jllanifestaciones de los movimientos ciudadanos por la paz durante la década de
1990, a su vez, remiti6 al empleo, la reactivaci6n de la econonúa y la dignidad de los
col ombianos como características de una naci6n pacífica, y por oposici6n, a todo
,1quello que debería eliminarse de Colombia: la rorrupci6n, el narootráfioo, la violen­
ci a y la guerra. Esta descripci6n de una naci6n en paz se concret6 en veinte puntos,
que fueron la política para instaurar la paz en Colombia durante su mandato. Estos
puntos también mostraron que la paz, además de ser una cuesti6n política (reforma
del Estado, negociaciones de paz, zonas de despeje), también fue una cuesti6n social
y econ6mica, puesto que se orient6 el desarrollo econ6mioo de Colombia y se identi­
ficaron las fuentes del conflicto y las condiciones para el alz.amiento en armas, esbo­
zando, además, los mecanismos de «reconciliaci6n nacional».
Par.l asegurar la cohesi6n social y el favor de la sociedad en torno a la paz,
Pastrana
y s u equipo de gobierno
se propusieron diseñar e implantar una serie de políticas
sociales y econ6micas que apuntaron al cambio social y cultural a través de dos
mecanismos de «transformaci6n»: la concenaci6n de la sociedad con apegos que la
identificara como naci6n y la confrontaci6n armada que procur6 «defender al
Estado».

Con las políticas que buscaron la concertaci6n de la naci6n, el Gobierno busc6 la


conformaci6n de partidos políticos representativos y responsables de las garantías
de las minorías; formalizó una zona de desmilitari7.ada para la negociaci6n con las
FARC-EP; invit6 a participar a la comunidad internacional para la búsqueda de
soluciones pacíficas al conflicto interno colombiano; apoy6 los movimientos socia­
les que buscaban la paz negociada y la gesti6n de proyectos de desarrollo sostenible;
intent6 disminuir la «enorme diferencia entre ricos y pobres en Colombia», para lo
cual se convoc6 a la sociedad nacional a presentar sus necesidades y a hacer gesti6n
propia, iniciativa desde la base; y defendi6 los Derechos Humanos en Colombia.
Por otro lado, el Gobierno promulg6 la autoridad del Estado colombiano para todo
el te rritorio nacional, afirmando que el Estado sería «inflexible» en su tarea de
recuperar el monopolio de la fuerza y determinando que s6lo se podía hacer una
reforma política dentro de los lineamientos de la Constituci6n de 1991. Caracteri­
zó los cultivos ilícitos como un factor desestabilizador del Estado y propendi6
esfuerzos para erradicarlos; dispuso a las Fuerzas Militares y a la Policía Nacional,
fuerzas estatales, para la obtenci6n de la paz.

la política de paz incluy6 la plataforma de la guerrilla, puesto que, para el Gobier­


no nacional, todos buscaban el mismo objetivo: alcanzar la paz en Colombia. La
Paz de las guerrillas coincidía para el Gobierno nacional con lo que éste concebía
Para dicha categoría. Igualmente, resalt6 la necesidad de la negociaci6n política
como mecanismo válido para alcanzar dicho objetivo común.

ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS 127


MARCO JuuAN MARTINEZ MORENO

Mi política integral para la paz parte de la base de que lo que busca la


gueñill.a es una transfonnaci6n de las estructuras políticas y econ6micas del
país, que tiene sus principales trazos en las agendas de reconciliaci6n que en
tiempos recientes los grupos i�ntes hañ dado a conocer. Esas agendas
versan sobre los aspectos sustantivos que pueden y deben ser abordados
por el Gobierno en una negociaci6n, lo cual le resta aún más sentido a la
guerra. La negociaci6n no s6lo pondría fin a la confrontaci6n, sino que
garantizaría que a través de la conc.ertaci6n amplia de un nuevo proyecto de
país quedarían sentadas las bases de la verdadera reconciliacion entre los
colombianos. Cuando se analizan las agendas sustantivas para la
reconciliaci6n que han sido presentadas por los movimientos insurgentes,
especialmente la plataforma para la reconciliaci6n de diez puntos de las
FARC y la de doce puntos del EI.N, es fácil apreciar que todoS los temas allí
consignados son susceptibles de negociacion (Pastrana, 1998a: 30-3 1).

La inclusi6n por el Gobierno de puntos de las guerrillas, fue parte misma de la


negociaci6n política de la paz, buscando poner fin a la confrontaci6n armada, lo
cual procuro garantizar la más amplia concertaci6n de personas para el nuevo
proyecto de país.
La política además consider6 que si se erradicaban las prácticas de corrupci6n
dentro del sistema político y se adelantaba una reforma política, las garantías para la
negociaci6n política estarían dadas, y sería más fácil conformar una zona de disten­
si6n como un «espacio para la paz». La zona de distensi6n tuvo el prop6sito
exclusivo de suministrar condiciones de seguridad y garantías para adelantar diálo­
gos, negociaciones y firmar acuerdos con organizaciones al margen de la ley, a las
cuales se le haya reconocido su carácter político, como fue el caso del despeje de los
cinco municipios para los diálogos con las FARC-EP. Sin embargo, desde el prin­
cipio del mandato de Andrés Pastrana, y con esta política, se advierte un lenguaje
ambiguo de la paz: promulgar la obtenci6n de la paz a través de la negociaci6n
política con los grupos insurgentes y al mismo tiempo mantener una posici6n
combativa (de guerra) para alcanzar la paz.
Para el inicio del período presidencial de Pastrana, la intenci6n gubernamental de
conseguir una sociedad pacífica, evidencia que esta práctica no era s6lo una cues­
ti6n política o de voluntad de cualquiera de los actores involucrados en el conflicto
(Rangel, 2001) . Era, además, el hecho de vincular los 6rdenes social y econ6mico
y dirigirlos conjuntamente hacia la búsqueda de un fin que se considera común Y
necesario para la estabilidad de la sociedad, el establecimiento del orden, y el desarro­
llo de la misma como naci6n.
«El gran prop6sito nacional [ ...] por encima de consideraciones partidistas» (Pastrana.
1998a), que era la paz, represent6 para ese gobierno la formad.e detener el conflictO
armado y buscar las condiciones para que los alzados en armas fueran parte de la
soluci6n negociada, junto con las garantías para el empleo y el acceso a la justicia

128 ETNOGRAÁAS CoNTEMPORÁNEAS


p AZ, MODERNIDAD Y DESARROLLO ..•

p•lfª todos los ciudadanos. El nuevo lenguaje político que circuló e n la sociedad
col o mbiana durante los meses previos a la elección presidencial, atravesó casi todos
Jos s ect ores sociales y fue aprovechado por la Gran Alianza para hablar en los
términos de paz de Pastrana. Así, Pastrana y la Gran Alianza instrumentaliz.aron la
p.iz como una herramienta que les posibilitó ganar las elecciones presidenciales de
t 99 8 y diseñar un modelo ideal de nación fundameqtado en la paz.

La paz se constituyó como el medio y fin para consolidar la nueva sociedad.

PLANFACIÓN DE IA SOCIEDAD COLOMBIANA ALRIDFDOR DE IA PAZ

La concepción de manejar y guiar la sociedad colombiana para el establecimiento


de la paz, desarrolló una serie de estrategias que deberían ser aplicadas a una pobla­
ción heterogénea y que permitirían implantar un nuevo modelo de sociedad que
trabajara para la consolidación de la paz. De este modo el Gobierno buscó renovar
el contrato social entre el Estado colombiano y sus afiliados, recreando y movilizan­
do símbolos y significadOs de la unidad nacional colombiana en tomo a la idea de
paz, lo que conllevaría al progreso y desarrollo de Colombia y al bienestar de sus
ciudadanos.

Durante la posesión presidencial del 7 de agosto de 1998 en Bogotá, y durante los


primeros meses de su mandato, Pastrana presentó de nuevo un panorama de lo que
había sido Colombia hasta ese momento. Además, fijó unos referentes de la paz
para establecer el reconocimiento de la diversidad al interior de la Nación y conci­
bió un país con base en la Constitución de 199 1, en donde todos y todas, nosotros
y los otros, el rico y el pobre, y demás peculiaridades que se le puedan ocurrir a
cualquiera sobre lo que es el País, entraran a dialogar.

La primera cuestión es de identidad. �Qué es Colombia y qué queremos


que sea? Históricamente la Nación buscaba su identidad en la
lioniogeneidad excluyente, que despreciaba la identidad o la anulaba. Una
patria exigía una religión, una lengua, incluso una etnia dominante. Desde
posiciones dictatori3.les o desde pactos republicanos se iban imponiendo
estas condiciones de identidad durante un tiempo indefinido para configurar
otros sistemas de poder. La evolución _posterior, en particular la actual,
demuestra que los excluidos de cualquier tipo, suelen reclamar con gran
violencia el reconocimiento de su existencia y de su derecho a participar. La
gracia es que la identidad de la nueva Colombia que encare los desafíos del
siglo XXI y se ofrezca a las nuevas generaciones, tiene que ser incluyente de
la diversidad colombiana, y no excluyente, como ha sido hasta ahora para
una parte importante de los colombianos. Mantener la unidad de la Nación
tiene q_ue estar en el origen y la finalidad de esta determinación histórica a
favor de la paz (Pastrana, 1998b: 14) .

ETNOGRAFIAs CoNTEMPORÁNEAS 129


MARCO jULIÁN MARTINEZ MORENO

la multiculturalidad y la plurietnicidad, el respeto a la opini6n y la tolerancia hacia


los otros, y en términos generales, la inclusi6n de la diversidad colombiana, fue
instaurada como la base desde la cual el proyecto de naci6n del nuevo Gobierno
tuvo que fundamentarse. la visibilizaci6n de diversos sectores del país hizo que los
objetivos de éstos, en cuanto proyecto político, identitario y para su autonomía,
fueran compatibles con los del gobierno y trabajaran en tomo al mismo plan. El
hecho de asumir lo distinto al interior del país, genero un discurso que reconoci6 Ia
diversidad como componente constitutivo de la naci6n colombiana, y en esa medi­
da, dio paso a posiciones de tolerancia, diálogo y concertaci6n, que se privilegiaron
como el mecanismo para alcanz.ar la paz.
A la vez, se convoc6 a toda esa diversidad para que trabajara bajo el liderazgo
presidencial en la construcci6n de la paz. Ese liderazgo contempl6 guiarse por las
bases del Plan Nacional de Desarrollo «Otmbio para Omstruir la P10 (PND).
la construcci6n de la paz será una poµticade F.stado, pero primordialmente
un compromiso de toda la sociedad. El comproffilSO social corre por las
venas de todo nuestro plan. Ampliaremos el marco de la democracia
invocando el compromiso social. Nunca en la historia se ha visto que exista
compromiso con aquello que se considera ajeno. Por lo tanto los estoy
invitando a que se tomen el plan como si les perteneciera, P.orque es de
ustedes y nosotros. S6lo si participamos todos, si cada colombiano siente
gue es forjador de su destino, si se sabe parte del engranaje total, s6lo así
liabremos construido la paz y creado un Estado más Justo y democrático.
Hay una luz de esperanza. Hemos comenzado a darle el rumbo correcto a nuestra
Patria y nos alejamos, lenta pero certeramente, del sendero equivocado. Mi fe en
Colombia sigue intacta. Nuestro plan de desarrollo es el derrotero que nos condu­
cirá a la paz y a su equivalente, la justicia social {Pastrana, 1998c: 54-55).
la sociedad en este momento fue reconocida y convocada para que trabajara para
sí y oonstruyera una sociedad en paz apelando ala iniciativa misma de los colombia­
nos en general. Al tiempo, la guía para dicha construcci6n, el PND, fue promulga­
do como «la carta de navegaci6n que nos permita abrir las puertas del siglo XXI a
una sociedad con un crecimiento mejor e igualitario [y en donde la paz se registr6
como] una estrategia inteligente de desarrollo econ6mico [ ... ] la tarea más urgente
en la agenda de nuestro país y el mejor contrato social que podemos hacer hacia el
futuro» (República de Colombia, 1999: 1).
Los objetivos primordiales del PND apuntaron a la soluci6n de los problemas
nacionales que Pastrana identific6 como aquellos que impedían laconsolidaci6n de
la paz en Colombia. Alcanz.ar esos objetivos sería el trabajo de Pastrana y su equipa
de gobierno durante el tiempo que les restaba en la Casa de Nariño.

130 ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS


p AZ, MODERNIDAD Y DESARROLLO . . .

El edificio del cambio para construir la paz habrá de sostene� sobre cuatro
p ilares, sin los cuales no dejará de ser un sueño: lograr un Estado viable y
P.aiticipativo; reconstruir el tejido social; avamar en el desarrollo de la mano
Cíe la paz y devolverle la vida al motor del crecimiento oconómico: el empleo.
No tengo ninguna duda, no podemos perder un minuto más sin fortalecer
la democracia participativa. Heredamos un Estado descompuesto, y sólo si
entendemos que es responsabilidad de todos y cada uno de nosotros
recuperarlo y mejorarlo, podremos en el 2002 hacer entrega de un país
fortalecido, vigoroso y físicamente saneado.
Nosotros hemos comenzado esta tarea en el Gobierno central. Sabemos
que reparar las � públicas tiene poco atractivo político para cualquier
gobierno. Pero hacerlo es la base para reactivar la econom1a y rescatar el
empleo. Debemos dar grandes pasos en moderniz.ar el Estadoy en aumentar
su honestidad y su eficiencia y en asegurar del Estado una relación sólida y
responsable con las necesidades sociales y el bienestar de la sociedad.
El Plan de Desarrollo no puede ser visto como la simple ejecución de un
presupuesto público. Un plan de desarrollo es el norte que se traza una
sociedad, y ese norte debe estar sustentado en la liberación de las fuerzas
sociales más aptas para liderar el desarrollo económico y social {Pastrana,
1998c: 48} .
f'.5tos objetivos abstractos apuntaban, sin embargo, a la solución de problemas con­
cretos; problemas que el PND señaló como «profundos y complejos problemas socia­
les»: el conflicto social y el desempeño económico. Con el PND se aseguró que el
conflicto social se manifestaba a través de los «altísimos niveles de violencia que
golpean a Colombia» y de la pobreza. Se argumentó que Colombia tenía una de las
más altas tasas de homicidios y secuestros por cada cien mil habitantes en 1997,
además de otras formas de violencia como la callejera, la rural y la familiar; y que los
ac"tores quealimentaban estostipos deviolencia eranlos llamado «grupos organiz.ados
de desestabiliución social»: guerrilleros y paramilitares, calificativo que incluía a las
mafias de narcotraficantes y las bandas de crimen organizado . De acuerdo con el
PND, estas manifestaciones del conflicto social no habían sido solucionadas por los
Gobiernos, por el contrario, la misma sociedad colombiana los solucionaba a través
del «conflicto violento y destructivo», que era la antítesis del desarrollo de la nación
(DNP, 1998: 3-4) .
De otro lado, con base en los datos sobre la pobreza en Colombia que presenta el
PND, se declaró que el país tenía un ingreso medio-bajo y que esto explicaba las
múltiples necesidades insatisfechas de los colombianos. De acuerdo con el PND
para la década de 1990 Colombia tuvo una tendencia al incremento del gasto
público y del déficit fiscal, que fue acompañada por la revaluación de la moneda
nacional (DNP, 1998).
!ransformar este contexto político, económico y social nacional en el que Past rana

inicia su mandato como presidente de Colombia, requetÍa la proposición de «un


n uevo modelo para la paz,..

ETNOGRAFIAs CoNTEMPORÁNEAS 131


MARCO JuuAN MARTINEZ MORENO

[...] se impone la tarea de proponer un nuevo tipo ele sociedad para Colombia,
y de convocar esfuerzos de todos para lograrla. La que se quiere es una
sociedad en paz, participativa, con oportunidades de empleo; una sociedad
sin corrupc16n y sin miedo, en la q_ue se vuelva a percibir que el trabajo
honesto paga, en la que se pueda volver a tener fe en el futuro.
Una sociedad así no es el fruto de la ejecuci6n de un plan de gobierno. Es, más
bien, el resultado del compromiso social ele trabajar en la construcci6n ele una socie­
dad propicia para la paz. Se trata ele un acuerdo y un compromiso con el gobierno
y la sociedad civil para identificar y ejecutar las acciones básicas que llevarán al país
por el camino ele una sociedad con más y mejores oportunidades para el desarrollo
y para la realizaci6n del potencial ele cada persona, grupo social y regi6n, dentro ele
un marco de participaci6n y justicia social (DNP, 1998: 10).
La búsqueda ele un nuevo modelo de desarrollo para alcanzar la,P az, aseguraría,
además ele la cohesi6n social, el crecimiento sostenible ele la econmrua. Para Pastrana,
el desarrollo parte ele dos tipos ele capital: el natural y el físico. El capital natural estaba
representado por <<toda la riqueza ele sus recursos naturales y ambientales [los de
Colombia]». El PND tom6 la idea ele capital natural del economistaRobert Solow,
quien argument6 que de la provisi6n ele este tipo de capital depende su uso en el
tiempo, lo cual implica su explotaci6n racional para garantizar la sostenibilidad am­
biental del mismo, y que a la par del capital natural, se acumule el capital físico:
«entendido como todos los instrumentos producidos por la mano del hombre que
multiplican su capacidad productiva» {Solow, 19566, citado en el DNP 1998: 1 1).
A estos dos tipos de capital, se le suma la necesidad de acumular un tercero, el
humano, para la apropiaci6n del conocimiento ele los individuos. La acumulaci6n
de este tercer tipo favorecería la adquisici6n de «ventajas comparativas» (DNP,
1998: 1 1-12), para equilibrar la divergencia de requerimientos de educaci6n y
capacitaci6n para el trabajo respecto a países desarrollados, y así asegurar el empleo,
el gasto de los ciudadanos y la salud.
La adquisici6n de estos tres capitales s6lo sería posible a través de ese pacto social
alrededor de la construcci6n del nuevo modelo de sociedad para la paz, que se
mencion6 con anterioridad. Esos compromisos fundamentales tendrían lugar
cuando se acumulara un cuarto tipo ele capital, paralelo a los otros tres, el social. El
PND, define a este último con base en el concepto del economista Partha Dasgupta,
quien argumenta:
[ ] una amalg?JTia de ciertas características ele la organizaci6 n social, tales
...

como la confianza, las normas, las redes de contactos y, con mayor


generalidad, las relaciones ele largo plazo que pueden mejorar la eficiencia

6 SOLOW, ROBERT. 1956. «A Contribution to the Theory of Economic Growth», 7be


Quartly fou rnal of Economics 70(1) : 65-94.

132 ETNOGRAÁAS CoNTEMPORÁNEAS


PAZ, MODERNIDAD Y DESARROLLO •..

colectiva de una comunidad, no sólo facilitando la acción coordinada, sino


también permitiéndole a la gente llevar a cabo acciones cooperativas eara el
beneficio mutuo (Dasgupta, 19977: 1, citado en el DNP 1998: 13)

Beneficio mutuo, aquí el contrato social encuentra su sustento. Por un lado, las
acciones cooperativas de beneficio mutuo señalan que «el desempeño económico y
social es mejor en las sociedades en las cuales prima la cooperación sobre el conflic­
to» (DNP 1998: 13) . Lo anterior se percibía como lo opuesto al panorama de
violencia en Colombia de 1998. Por otro lado, la posibilidad de accion coordinada
de la sociedad, en donde los esfuerzos individuales deriven en prop6sitos comunes,
superarían al horizonte de fragmentación social de la nación. De esta manera,
cooperación y coordinación, eran atributos requeridos a los ciudadanos, los cuales
ayudarían al Gobierno nacional en la construcción de esa sociedad en paz.
De esta manera se integraron las ideas del desarrollo, del crecimiento económico,
del individuo y de lo social en un solo discurso acerca de los problemas de la
sociedad colombiana y su solución con la instauración de un nuevo modelo de
organización social. De otro lado, la búsqueda de la cohesión social y el fortaleci­
miento de los lazos solidarios entre los ciudadanos para construir una nueva iden­
tidad, giró en tomo a la construcción de una sociedad de colombianos que viven en
paz, en oposición a la sociedad que vive en el conflicto armado.
La integración del concepto de cultura, en el discurso de la construcción de la
sociedad en paz creó un marco de referencia que vinculó formas de vida, creencias
y valores diferentes, que se articularon y trabajaron conjuntamente alrededor de la
idea de convivencia y participación colectiva para la «Creación» de la sociedad
nacional. &ta nueva aproximación hacia lo público permite entender la inclusión
de diversos sectores sociales en la sociedad civil en el discurso gubernamental de la
paz, sociedad que para este momento, exigió el cumplimiento y garantías del dere­
cho a la paz. Los anteriores elementos otorgaron argumentos para entender que
Pastrana y su equipo de gobierno asociaron la multicultur.Uidad y la plurietnicidad
de la Constitución de 1991, con la democraciaparticipativa como tal y la creación
de un Estado social de derecho.
La visión de desarrollo que manejó el Gobierno Past rana, resaltó que la acumula­
ción de los cuatro tipos de capital enmarcaría el tipo de políticas necesarias para la
promoción del desarrollo nacional; de tal manera, se optimizaría el uso de recursos
naturales y de tecnología, la atención a comunidades particulares al interior de la
nación, la garantía de educación, salud y empleo, e impedir la polarización y frag­
mentación social y política. Todo esto otorgaría la confianza necesaria hacia el
Estado por parte de sus asociados y daría las bases para un tipo de comportamiento
en comunidad, que privilegiara la individualidad y las acciones colectivas.
7 DASGUPTA, PARTHA. 1997. Social Capital and Economic Performance. Cambridge:
University of Cambridge.

ETNOGRAFÍAS CONTEMPORÁNEAS 133


MARCO JuuAN MARTINEZ MORENO

No obstante, el PND mencion6 que el conflicto interno y la inequidad eran los dos
factores que impedían la consolidaci6n del llamado capital social, y que por lo tanto
obstaculiz.aban el establecimiento de esta nueva naci6n colombiana:

Es imposible que una sociedad acumule capital social si en ella prima el


conflicto sobre la cohesi6n, o si existe la percepci6n generaliz.ada de que las
principales decisiones sociales sontomadaS porunos pocos yparael beñeficio
econom.ico de unos pocos (DNP, 1998: 19).

Y en un país donde prima el conflicto y una inadecuada distribuci6n de las


oportunidades no puede abundar el material con el que se construye el
capital social (DNP, 1998: 22).

Estas afirmaciones presentan una paradoja en el discurso sobre la construcci6n de


la sociedad en paz al tiempo que se alzan como reto para la administraci6n Pastrana:
¿C6mo era posible acumular capital social sin cohesi6n social y en un contexto de
conflicto interno, si el requisito para la acumulaci6n de este capital es que haya tal
cohesi6n? ¿C6mo aclarar la paradoja, en donde el conflictó impide el desarrollo
nacional y la ausencia de éste, impide la superaci6n del primero? Bien, para acumu­
lar este capital, terminar con los actos de violencia y permitir el desarrollo nacional,
en funci6n de la construcci6n de este nuevo modelo social, se contemplaron obje­
tivos y estrategias que entendieron a la paz como un medio para la consolidaci6n de
la democracia participativa que permitiría la consecuci6n de este nuevo modelo
social pacífico.

La planeaci6n de este nuevo modelo de sociedad para un país que describe el PND,
expres6 las expectativas sobre C.Olombia y los colombianos de Pastrana y su equipo
de gobierno. Esta visi6n destac6 a una naci6n en paz que necesitaba de un diseño
que debía fundamentarse en el «crecimiento sostenible con cohesi6n social» como
el principal objetivo del PND (DNP, 1998: 25). C.On este objetivo se busc6:

Promover la producci6n de la riquez.a y la reducci6n si�cativa de la tasa


de desempleo para asegurar la diStribuci6n equitativa, Ta eliminaci6n de la
pobrezi y la protecci6n y el adecuado aprovecllamiento del medio ambiente.

Ofrecer incentivos para la promoci6n social y econ6m.ica de la poblaci6n, e


igualdad de condiciones para la expansi6n de las oportunidades sociales y de
las capacidades que la poolaci6n necesita para aproVecharlas libremente. Esto
en particular para la que se encuentra en condiciones de vulnerabilidad, por
sus caracterfsticas socioecon6m.icas, culturales, étnicas, territoriales, � o
de género.

Contribuir a una mayor convivencia ciudadana, tolerante y solidaria, así


como al reconocimiento y ampliaci6n del �o a los derechos humanos y
la reconciliaci6n nacional para la construccion de una paz duradera.

134 ETNOGRAFiAS CoNTEMPORÁNEM


PAZ, MODERNIDAD Y DESARROLLO . . .

Mejorar la eficiencia y la equidad en la asignaci6n de recursos públicos,


teniendo en cuenta criterios de ingreso y de distribuci6n regional y de
género (DNP, 1998: 26) .

Así, se busc6 reducir los índices de desocupaci6n por el desempleo, superar las
condiciones de pobreza y establecer la «justiciasocial». De igual manera, las ideas
de sostenibilidad y cohesi6n social, necesarias para el desarrollo de la naci6n en paz,
acompañaron a la de crecimiento. &ta última debía fundamentarse econ6mica­
mente en el incremento de la productividad; ambientalmente en la preseivaci6n y
manejo adecuado de los recursos naturales; socialmente como generadora de em­
pleo, capacidades laborales, y oportunidades para los máspobres; y políticamente,
sobre un proceso equitativo y participativo.
El PND se enfoc6 hacia «la conseivaci6n de la paz, con el fin de ubicar al país en
una senda de crecimiento sostenible con cohesi6n social» (República de Colom­
bia 1999: 1) . Con esto se tuvo presente el establecimiento de esa sociedad
pacífica para lo cual el PND se propuso establecer normas de convivencia al
interior de todos los componentes de la sociedad colombiana como un mecanis­
mo para la reconciliación nacional. De esta manera, toda la política social y
econ6mica apunt6 a la construcci6n de una sociedad a través de la acumulaci6n
individual de capital humano y su posterior capitalizaci6n social para lo que se
denomin6 desarrollo nacional. Con esto se pretendía lograr el crecimiento econ6-
mico, sostenible en lo doméstico, y competir en los mercados internacionales. La
intenci6n del Gobierno fue lograr cohesión social para impulsar el desarrollo eco­
n6mico de la naci6n colombiana.
A la par del fortalecimiento en los campos econ6mico, social y ambiental del &ta­
do, se busc6 fortalecer la cultura alrededor de los diálogos entre los diversos sectores
de la sociedad nacional, para el desarrollo social y econ6mico de la naci6n, en donde
esos diálogos multiculturales y la organizaci6n de los colombianos alrededor de su
memoria y su identidad, dieran atributos para la cohesi6n social en tomo a la paz.
De esta manera, la paz no s6lo se proponía como la resoluci6n del conflicto armado
del país, sino además, como la construcci6n de una sociedad con un nuevo contrato
social, el establecimiento y consolidaci6n efectiva de un nuevo ordenamiento demo­
crático, incluyente de los ciudadanos en los campos de participaci6n política, econ6-
mica, social y cultural, bajo el precepto claro de la república como paradigma social .

ANDRF..5 PAZIRANA, PRFSIDENTE DE LOS COLOMBIANOS


La política de paz de Pastrana comenz6 a operar desde el momento mismo de su
posesi6n como presidente. Gracias a la aplicaci6n de esta política, sucedieron

ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS 135


MARCO }UUÁN MARTÍNEZ MORENO

numerosos hechos que hicieron disponer todas las herramientas del Estado para
alcanzar este ideal. Uno de estos hechos fue el proceso de paz, adelantado con las
FARC-EP a partir del 7 de enero de 1999, en donde entraron en debate las
concepciones sobre lo que debía ser una sociedad en paz, y por supuesto, lo que
debía ser Colombia. Al tiempo que tenía lugar el proceso de paz, otros hechos y
acontecimientos se dieron en el país real, lo cual hizo que la política de paz fuera
puesta a prueba al igual que el modelo de sociedad y nación que propusiero n
Pastrana y su equipo de gobierno.
Como lo argumenta Zuluaga (1999), negociar en medio del conflicto implica
tener dos agendas por separado, una para la paz y otra para la guerra. Los combates
entre las FARC-EP y las Fuerzas Armadas se intensificaron, a la vez que los
acercamientos entre el Gobierno colombiano y el grupo guerrilel ro hacían parecer
viables los diálogos. Así, se produjo una disyuntiva entre la certidumbre o el deseo
de poner fin al �nflicto armado y la continuación del mismo. Disyuntiva entre el
rumbo del proceso de paz y el militarismo creciente; sobre cómo afectarÍa el proceso
el control local del poder por distintos actores armados. A la presencia del narcotráfico
y la presión de Estados Unidos por erradicarlo, se sumaba el paramilitarismo.

Gobernar con la perspectiva de la paz y al tiempo con una agenda para la guerra,
llevó a que Pastrana y su equipo de gobierno se sentaran a negociar «a toda costa».
Se demostró así que la negociación política era posible pese a que los actos violentos
del opositor para demostrar la inconformidad política se incrementaran y se divul­
garan discursos aparentemente contradictorios sobre el manejo de un proceso de
paz y las perspectivas sobre el mismo. Tal contradicción: manejar un discurso
pacifJSta y emplear por otro lado acciones bélicas para contrarrestar al agente con el
que se dialoga, muestra más bien que, al interior del discurso sobre la paz, también
se contemplaron prácticas pacificadoras. Es decir, acciones que conllevaron a nor­
maliz4ry reinstitucionalizar a quienes se salieron de las normas consagradas en el
Estado de Derecho colombiano.
El día 7 de enero de 1999 se instaló, en la cabecera municipal de San Vicente del
Caguán, la mesa de conversaciones para la paz entre el Estado colombiano, repre­
sentado por su Gobierno Nacional, y las FARC-EP. Allí se puso de manifiesto al
país la voluntad de paz de estas dos agencias protagonistas del conflicto armado
colombiano.
En aquel momento Pastrana �mentó que en C.Olombia el narcotráfico era el prin­
cipal generador de violencia, y por tanto, era aquello que impedía la consolidación de
la paz en el país. En ese entonces se anunció al Plan Colombia como la estrategia que
buscaba erradicar este «flagelo» y así llegar a ese estado pacífico que los ciudadanos
«anhelaban». Allí la igualdad ante el Derecho sería posible para todos y garantizaría
la presencia efectiva del Estado colombiano en todo su territorio.

136 ETNOGRAÁAS CoNTEMPORÁNEAS


PAZ, MODERNIDAD Y DESARROLLO ..•

Sólo en la paz crecerán la justicia social y las oportunidades P.ara todos. El


crecimiento de la convivencia pacífica hará posible la aplicactón del Plan de
Desanollo «Cambio para Construir la Paz» en toda su capacidad y del «Plan
Colombia» en todo su si�cado. [ .. ] Sólo la paz, entendida como derecho
.

a la eaz y al desarrollo, oféecerá la oportunidad de en� a los campesinos


pos1bihclades ciertas para la sustitución agrícola y la eliminación de los
Cultivos vinculados al tráfico de drogas. Con narcotráfico, no hay paz. No
se deben sustituir las convicciones, por justificadas que sean, por el uSufructo
de los intereses ilícitos {Pastrana, 1999a: 13-14) .

Con la idea de que el Plan Colombia era una estrategia viable para la consolidación
de la paz, Pastrana ligó la problemática de la paz a las det.erminaciones internaciona­
les sobre el narcotráfico. Éste, por su naturaleza transfronteriza, dificultaba las
relaciones internacionales de Colombia con otras naciones. La aplicación del Plan
Colombia para combatir el narcotráfico llevó las acciones estatales hacia una pers­
pectiva militar y policiva sobre las fuentes de producción y distribución. De esta
manera se produjo una contradicción del discurso de la paz del gobierno y el
empleo de la fuerza por el mismo, como parte de la solución para alcanzar la paz.

El Plan Colombia, financiado por Estados Unidos, destinó cerca del 70% de la
cuota correspondiente a ayudas a las Fuer7.as Armadas y la Policía colombianas para
la erradicación de los cultivos ilícitos, especialmente en el sur del país. Asimismo,
esta estrategia antinarcótica, devino en antiinsurgente por señalar a los integrantes
de las guerrillas como agentes que promovían el cultivo y la comercialización de los
alcaloides prohibidos. En ese entonces se mencionó que este negocio proporciona­
ba grandes recursos para los llamados «narcoguerrilleroS», por lo cual se aceptó que
las Fuerzas Armadas los atacaran cuando cuidaran zonas de cultivo y gravaran la
comercialización de la coca. Las fumigaciones, la sustitución de los cultivos ilícitos
y la erradicación de la presencia de la guerrilla de las áreas de cultivo, generaron una
gran ambigüedad en el discurso pacifista del Gobierno, pues al tiempo que opera­
ba con acciones de fuerza, se situaba como el defensor más fuerte de la paz.

El discurso gubernamental buscó que la guerrilla tomara al Estado de Derecho


como modelo político de sociedad. Los intereses de los sectores que la guerrilla
decía representar debían hacer parte para el Gobierno de una propuesta más equi­
tativa, que respondiera a los intereses de los colombianos por el camino de la
participación política y no por medios de imposición «Violenta» de su modelo
social. La idea aquí era el rescate de la participación política al servicio de la demo­
cracia participativa. Para ello, las estrategias propuestas para la trasfOrmación estruc­
tural del país no podían realizarse al margen de las instituciones y del Derecho que
las rige, de lo contrario, las FARC-EP se enfrentarían a la pacificación estatal .
De nuevo, dos agendas y dos discursos gubernamentales sobre la paz. Ambos,
enfrentamiento bélico y proceso de negociación, chocaban y le ciaban un doble

ETNOGRAFIAs CoNTEMPORÁNEAS 137


MARCO jULIÁN MARTINEZ MORENO

lenguaje a la paz del Gobierno Nacional. La Agenda comúnpor el cambio hacia una
nueva Colombia (Gobierno colombiano y FARC-EP, 1999), presentada por el
Gobierno nacional y las FARC-EP durante las negociaciones el 6 de mayo de
1999, fue formulada pensando en reformas estructurales del Estado y planeando
el funcionamiento de un Estado ideal. La agendapara la guerra fue aplicada para
la reproducci6n del statu quo, con el acoplamiento necesario del PND y su Plan
Colombia, impuesto para superar la crisis econ6mica, lograr la inserci6n a la
globalizaci6n y hacer figurar el país en el concierto internacional. A pesar de los
encuentros personales entre los encargados de las negociaciones del Gobierno Na­
cional con los representantes de las FARC-EP, la invalidaci6n del otro en las pala­
bras y las acciones bélicas fue la agenda durante el proceso de paz. La transforma­
ci6n de la estructura y funcionamiento del Estado, que dice el Gobierno esperaban
las FARC-EP, se present6 en su discurso de la paz como un fetiche ideol6gico que
impedía que el Gobierno colombiano se preocupara por entender a su interlocutor
y llegar a los ansiados acuerdos � paz.
Para el Gobierno Nacional era una necesidad legitimarse ante una sociedad que ya
no confiaba en las acciones del Estado respecto al proceso de paz, puesto que no se
veían resultados. Parecía que, por el contrario, se incrementaban los actos violentos
en el país. El primer mecanismo para la legitimaci6n fue intentar elevar la política
de paz del Gobierno al título de estatal (por lo menos en el discurso). Se puso al
Estado de Derecho vigente como lo justo y necesario para que una sociedad como
la colombiana viviera en paz con los referentes de la legalidad, la normalidad y la
naturalidad que tal Estado representa. Lo importante era normali7.ar a todos aque­
llos que no estuvieran en él, quienes provocaban la desestabilidad de Colombia,
desde la perspectiva del Gobierno. De otro lado, ante la comunidad internacional,
Colombia debía «convivir» de acuerdo a las normas del derecho internacional
público. Colombia debía ser precisamente legal, normal y natural ante la comuni­
dad internacional.
[ ... ] Para nosotros [los colombianos], en nuestro pensamiento político, el
derecho a la vida y el derecho a la paz, conducen a una cultura de los
derechos humanos que se constituye en la expresi6n más auténtica de la
cultura de la vida y de la cultura de lapaz. Los derechos humanos lo son en
su integridad y es esa relaci6n de la unicidad la que exige respetarlos
absolutamente a todos.
Una agrupaci6n política, cualquiera que ella sea; un gobierno, cualquiera
que sea él; una sociedad, llámese como se llamare, no tendrá garantaido su
futuro si no ha construido previamente la certeza del respeto a los derechos
humanos de sus asociados partiendo del más pequeño de ellos. Una cultura
de los derechos humanos, vinculada a la cultura de la vida y a la cultura de
la paz, delinea con precisi6n el sitio donde el Estado coincide con todos los
demás actores individuales o comunitarios que se preocupan por la paz.

138 ETNOGRAFlAs CONTEMPORÁNEAS


PAZ, MODERNIDAD Y DESARROLLO ..•

Los derechos humanos son e l punto d e encuentro d e l a cooperación


internacional, de aquella cooperación que comprende que es preciso ayudar
a construir y que, además, es preciso realizar eSfuerms para habilitar, en la
acción cooréliñada, a los distintos actores que hacen de los derechos humanos
su punto de compromiso (Pastrana, 2000a: 68).

Estas formas de concebir el comportamiento en comunidad sugieren que el proceso


de paz estaba atravesado por varios procesos simultáneos que lo relacionaban con el
campo del derecho y las relaciones internacionales. La creación de vínculos del
Estado colombiano con otros países hizo comprometer acciones políticas y militares
al interior del país para que fuera normal ante las dem� naciones, es decir, eliminar
los actos violentos y el narcotráfico. Lo anterior, a su vez, incitó a establecer lazos de
afinidtJd cultural para la identificación de una política internacional a manera de
partido: Colombia debería tener un gobierno de carácter democrático y ser un
Estado demoliberal, con el modelo de participación ciudadana consagrado en un
parlamento y el poder del Estado representado por una rama ejecutiva.

LA CUESTIÓN DE IA PAZ EN CoLOMBIA

Puestas en práctica, las estrategias para la paz, expuestas a la sociedad colombiana


desde el principio del mandato de Pastrana en el PND, se confrontaron a hechos
que evidenciaron tensiones en la sociedad, las cuales salieron a flote en el contexto
espedfico del proceso de paz con las FARGEP: constantes congelamientos, secues­
tros, masacres, acciones de la guerrilla, de paramilitares, y aun de las mismas Fuerzas
Armadas. Con las acciones para erradicar al narcotráfico, y posteriormente, al terro­
rismo, se puso a prueba la capacidad del Estado para cohesionar la sociedad nacio­
nal, y por supuesto, la disposición de la misma para fijarse una meta común: la
construcción de la sociedad en paz.

En este contexto, se enfrentó la resolución política del conflicto armado a la defensa


del Estado y a la comunidad internacional a la que se adscribe, vía confrontación
armada. Pastrana nunca descartó el uso de la fuerza estatal, de hecho propició la
reestructuración de las Fuerzas Armadas para que fueran proactivas y tuvieran
efectividad en el ataque, todo apoyado por la necesidad de suprimir al narcotráfico,
factor que impedía la consolidación de la paz en Colombia.

búsquédi del ar

No hay, pues, n · n na contradicción en perseguir simultáneamente la
o político del conflicto y el incremento de la capacidad
combativa de las uerzas Armadas. La experiencia ha demostradci que los
dos procesos no son excluy:entes frente al objetivo buscado, y ca.di día es
m� evidente que la subversión puede llepr a acuerdos positiv � onales
con el Estadoy la Nación, pero que jamas podrá imponerse m · te el uso
del crimen y de las armas (Pastrana, 2000b: 189) .

ETNOGRAÁAS CoNTEMPORÁNEAS 139


\1ARCO JuuAN MARTINEZ MORENO

[ . . ] En medio de este panorama de diálogo e, infortunadamente, de


.

confrontación, es indispensablepara Colombia contar con unas Fuerzas


Armadas sólidas, modernas y profesionales, qu� representen los intereses de la
nación y garanticen la tranqtiilídad y la seguridaddesuscompatriotas �
2000b : 1 90) .

Ocurrió entonces un enfrentamiento entre métodos para obtener la paz y la conso­


lidación del modelo de nación. ¿Por qué el discurso de la paz contempló recwsos
que contradecían el principio de la «no violencia» para llevar a cabo el proyecto de
nación en paz?

El Gobierno comenzó a negociar la paz con las FARGEP en medio del conflicto.
Para tal efecto se creó una zona desmilitarizada, por fuera de la cual era permitida la
:onfrontación armada. Nunca hubo una tregua definitiva de cese al fuego, y los
intentos que se hicieron para hacerla efectiva, dilataron las conversaciones imposi­
bilitando un acuerdo. La oposición planteada entre narcotráfico y paz era tan
fuene, que derivó en múltiples esfuerzos que buscaban la erradicación del primero
para garantiz.ar la segunda. Aquí, el Plan Colombia entró como una estrategia con
LJn doble fin implícito para la paz. El primero era establecer un país en paz
fomentando el desarrollo comunitario, la autogestión y la descentralización:

Un aspecto esenc ��de ara las iniciativas de paz de mi gobierno es el Plan


Colombia, un ver ro Plan Marshall de Ciesarrollo Social y económico
dirigido a las regiones más afectadas �r la violencia. El Plan, promoverá el
desarrollo y la inversión en varios frentes, en el corto y largo plazo, en
sectores como la agricultura y la infraestructura, para fortalecer nuestra
sociedad y para acercar y proteger a los ciudadanos y protegerlos.

Al mismo tiem}'<?, el Plan Colombia apoyaráprogramas que fomenten una


cultura de paz en la educación y a nivel muniapal. Y para ayudar a financiar
todos estos esfuerzos, el Plan creó un fondo para la paz, c¡ue será una
herramienta financiera complementaria a las acciones del Estado que
permitirá la contribución de todos los ciudadanos y la Comunidad
Internacional. El Fondo fue diseñado como mecanismo para canaliz.ar los
f.
recursos, de manera rá ida y eficiente, hacia las regiones más necesitadas
{Pastrana, 1999b : 1 43 .

El segundo objetivo de este Plan era la erradicación del narcotráfico, un factor de


peso para la estabilidad política y económica de Colombia. Para ello se utilizaron
controles militares y policivos que garantizaran la eliminación de este elemento.
Hubo un giro en el método: primero se procuró la conservación de la biodiversidad
de la mano del desarrollo sostenible y la gestión al interior de comunidades panicu·
lares como medio para consolidar la paz. Posteriormente, se usó el Plan para elimi·
nar el terrorismo del país (y del hemisferio occidental dados los hechos del 1 1 de

septiembre de 2001), lo cual se constituyó en otra forma para alcanzar la paz. En

140 ETNOGRAFIAS CoNTEMPORÁNEAS


PAZ, MODERNIDAD Y DESARROLLO . . .

este caso, d uso del terrorismo en los discursos gubernamentales se muestra como
uno de los descriptores por oposición de la paz.
De este modo, el Gobierno colombiano pretendió la construcción de una comuni­
dad nacional que se identificara con la obtención de la paz, lo cual renovaría d vínculo
ruJtural entre la sociedad nacional y d Estado colombiano a través de un contrato
social, contrato que los comprometió en la consolidación de un proyecto colectivo
para propiciar factores para la paz, y con lo cual se obtendrían beneficios mutuos. Así,
el Gobierno nacional tuvo que hacer coincidir «a toda costa» d país del proyecto de
paz con d país real al cual se le aplicó la política de paz. La tarea fue la reincorporaci.ón
de todos aqudlos que estaban por fuera del Estado de Derecho, a través de la negocia­
ción política o por la confrontación armada. Ese «mundo desmembrado de la na­
ción» haría de nuevo parte de la ciudadanía colombiana. Pero, ¿para qué era impor­
tante reincorporara la insurgencia?, ¿era imprescindible normali?Ara aquellos sectores
sociales como un demento para la consecución de la paz?
Dado lo manifestado múltiples veces por las declaraciones del Gobierno, Pastrana
tuvo que hacer de la insurgencia parte de esta nueva comunidad política. Para tal
efecto, d Gobierno nacional les garantizó el derecho a la expresión política y a la
diferencia, y la oportunidad de ser elegidos a través del voto en el marco de la
democracia participativa del Estado de Derecho preexistente. Lo anterior imposi­
bilitaba a las FARC-EP que fueran tomadas en cuenta, pues sus consideraciones
sobre d cambio de la estructura y funcionamiento del Estado fueron invalidadas
en las negociaciones ya que atentaban contra el Estado de cosas. El Gobierno
colombiano esperaba hacer de las FARC-EP un actor más en d juego de la política
que permitía la Constitución de 1991, Constitución que Pastrana «juró defender»
y que contempló incluir la diferencia como parte de la oposición política.

En d nuevo modelo social, discursos sobre el Estado y la sociedad se consideraron


como parte de la diversidad de la nación. No obstante, los actos violentos no lo
estaban, puesto que la sociedad de la paz no podía contemplarlos. La forma de
expresión de la inconformidad sería la vía del diálogo, y la forma de afirmación
positiva se daría a través del desarrollo para todo el país. El nuevo modelo social
partía, de hecho, de la Constitución de 1991, en la cual comenzó a circular el
derecho a la diferencia y, con éste, el de la expresión, que incluye la política.
De otro lado, la Constitución consagró los derechos humanos y junto con este acto,
Colombia se inscribió en una comunidad internacional que vda por los mismos,
hubo una visibilización internacional de Colombia en estos términos. Para Pastrana,
el Estado colombiano debía acumular un capital simbólico como defensor de tales
derechos. Con esto, el Gobierno ofreció opciones para la sustitución de cultivos
ilícitos, propuso formas alternativas de desarrollo, acordes a las concepciones, nece­
si dades y formas de gestión propias de las comunidades. Todas las anteriores
pretendieron ser una respuesta a prácticas ilegítimas que contradecían estos princi-
E1NOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS 141
MARCO }UUÁN MARTINEZ MORENO

pios, prácticas que se asociaron al narcotráfico y a los actos de violencia armada, y


por extensi6n, atentaban contra el sistema normativo de derechos humanos.

En la Constituci6n de 1991 también se propuso la democracia participativa como


mecanismo de acceso al poder del Estado. Democracia que fue retomada con
fuerza por Pastrana y que impuls6 activamente la participaci6n de las comunidades
particulares en el Estado. As{ se promovi6 la participaci6n de las comunidades en
las decisiones que las afectaban. De esta manera, el Estado colombiano se situ6
como un agente democratizador, al tiempo que proyectaba ser defensor de la diver­
sidad al interior del país y ser propulsor de una identificación de los colombianos
alrededor de la paz, lo anterior dentro del ideal democrático. El Estado represent6
al tiempo la diversidad y la unidad al interior de la naci6n.

Para que el Estado no fuera algo ambiguo para sus asociados, el Gobierno pmpici6
estrategias de descentralizaci6n política y administrativa, enfocadas a una respuesta
de eficiencia y eficacia en la gesti6n y en la forma de gobierno, transfiriendo la
iniciativa y la responsabilidaddel mismo al nivel local. Conjuntamente, acompa­
ñando a la democracia participativa y a la proliferaci6n de derechos basados en la
diferencia, vino la presencia de un movimiento social a favor de la paz con el
desarrollo paralelo de la tercería denominada «Sociedad civil» (Romero, 2001).
Este movimiento se propuso la exigencia del cumplimiento del derecho a la paz
consagrado en la Constituci6n. Desde otra perspectiva, la defensa de un derecho
colectivo identific6 a personas, desconocidas entre sí, con la idea de la resoluci6n
política del conflicto y la búsqueda de la paz. Así, diversos grupos de defensa del
derecho a la paz se agruparon en tomo a una identidad genérica que iba más allá de
la ackcripci6n de intereses partimlares, conformando un espacio a nivel nacional, e
incluso internacional, para su encuentro alrededor de la reivindicaci6n de un dere­
cho constitucional . Estas personas hicieron parte de la idea nacional de la paz, lo
que correspondi6 a una comunidad imaginada (Anderson, 1983) de la paz,, comu­
nidad pretendida por el gobierno con su proyecto de naci6n.

A pesar de dicha identificaci6n, y su consecuente instrumentalizaci6n y politizaci6n,


la conformaci6n de tal comunidad hizo cuestionar la representaci6n del Estado y el
funcionamiento de los mecanismos de expresi6n democrática del momento. Cuando
iniciaba el período presidencial de Pastrana, la opini6n pública comenz6 a jugar un
papel preponderante y juzgaba la legitimidad de las acciones del Estado. La socie­
dad civil exigi6 ser parte de la soluci6n del conflicto armado, ámbito en que s6lo
participaba el Estado. El Estado colombiano tom6 en serio esta exigencia, y junto
con su labor democratizadora, reconoci6 que debfa darse un cambio en su funcio­
namiento, lo cual asegurada la lealtad de su ciudadanía, y lo hada parecer legítimo
ante la comunidad internacional, pues se debe recordar que su proyecto de naci6n
no fue el único . En la arena política se encontraban diversas propuestas de la
sociedadcivil, los partidos políticos y los grupos armados.

] 42 ETNOGRAJ1AS CONTEMPORÁNEAS
p AZ, MODERNIDAD Y DESARROLLO ..•

El debate aquí se centra en ¿cómo se concibió un proyecto de nación que incluyera


un diversas propuestas y que a su Vf2 asegurara la unidad de la misma?, lo cual lleva
,1 cu estionarse ¿qué significó que el Estado aceptara la diversidad, si se tiene en

cu enta que éste se afirmaba como una unidad? El asunto de la unidad nacional
entró a jugar políticamente, ¿qué pudo hacer el Gobierno ante la fragmentación de
b sociedad colombiana y sus múltiples intereses?

Para la construcción de la nueva nación y la firma del contrato social, el Gobierno


colombiano contempló en el PND al individuo como motor de desarrollo, concep­
ción que vino acompañada de la ideas de modernidad y progreso. Lo anterior trae
múltiples consideraciones.
Como primera instancia, la organización de la sociedad colombiana fue un proble­
ma para el Gobierno Pastrana, en donde éste asoció el orden de la sociedad al
Estado, el cual debía ofrecer a sus asociados el bienestar necesario para que éstos
alcanzaran un nivel de vida que les permitieravivir en paz; paz que se aproximó a
la idea de justicia social, la idea de un bien común que debía ser compartido y que
debía consolidarse a través del Estado de Derecho vigente. Esta mediación del
Estado colombiano hizo que surgiera una relación entre el bien común de la paz y
los ámbitos públicos. De otro lado, la paz del Gobierno de Pastrana se representó
como un interés general que garantizaba el bienestar a los miembros de la nación: la
paz como el valor más importante a escala individual generaría beneficios sociales a
los cuales el Gobierno aspiraba.
El pensamiento aristotélico dictamina que el bien común es lo que todos apetecen
y es bueno, no por ser apetecido por todos, sino porque es bueno. De aquí que una
sociedad organizada para el bien común tiene que proporcionar a cada uno de sus
miembros lo necesario para su bienestar y felicidad como ciudadanos (Zubiría,
2002). En las formaciones discursivas de la paz, ésta, como bien común, otorgaba
todo lo «anhelado» por los ciudadanos, por lo tanto la paz debía ser sentida como
propia de los individuos, y tenía una conexión fuerte con la buena vida y la
felicidad. Al respecto, la totalidad de la sociedad colombiana debía estructurar una
comunidad que se aglutinara por la paz, y gracias a esta, podía alcanzar un estado de
perfección, en donde todos los problemas estuviesen resueltos. De acuerdo con
Rawls, la búsqueda de un núcleo común normativo, que pueda asociar la diversi­
dad de perspectivas de los ciudadanos, prosigue la idea de la tolerancia de la moder­
nidad liberal que posibilita una sociedad ética y plural, para lo cual la tolerancia se
erige como la convivencia de ideas distintas de bien y no impide la configuración
de lo justo como ámbito de interacción entre los individuos (Zubiría, 2002).
De otro lado, concebir al individuo es ponerlo a disposición de la razón, del progre­
so y del reconocimiento de derechos de carácter universal; todo lo anterior, hace
parte de su sentido común. Christian Gros (1997) afirma que el pensamiento

E1NOGRAÁAS CoNTEMPORÁNEAS 143


MARCO jULIÁN MAR TiNEZ MORENO

sobre lo universal es un componente necesario de la teoría occidental de los dere­


chos humanos, la cual se nutre de la representación homogénea y racional de la
humanidad, y desde la cual se afirma que los seres humanos tienen derecho s
inalienables e imprescriptibles; por otro lado, que esos derechos humanos son
descubiertos por la experiencia de la razón mucho más que por la experiencia de la
tradición, a menudo asociada a lo arbitrario. De este modo, asegura Gros , l as
constituciones liberales de América Latina adjudicaron la preeminencia de lo indi­
visible sobre lo plural y la igualdad de derechos sobre todas las distinciones funda­
das en el origen, la raza o la religión, y en donde, a través del individuo, se accedía
a lo universal. Este autor está en desacuerdo con aquellos que piensan que si el
Estado colombiano reconociera la diversidad, fragmentaría aun más al país porque
las lealtades particulares primarían sobre los intereses de la nación, alimentando así
n u evas formas de violencia (Gros, 1997); o, como señala Todorov (1989), que el

Estado caería en un relativismo cultural absoluto negando así sus pretensiones de


unidad
. y de organización de la sociedad con valores rectores y universales de la
,
naaon.
Además, el Gobierno procuró fortalecer a los individuos, el capital humano, con el
objetivo de disolver las lealtades particulares a favor de una lealtad colectiva nacio­
nal, la construcción del capital social. Ambos capitales eran interdependientes y
darían beneficios mutuos: tanto para el individuo en la nación, como para el
Estado. Para la construcción de tales capitales la paz se erigió como un valor sin el
cual el ciudadano no podría existir, la cohesión social sería imposible y el mito de la
democracia no tendría sentido. La paz como valor nacionalfue central, univmal y
absoluto. lD anterior, supuso que la paz fuera un apego (Geertz, 1997), lo que
motivó la creación o transformación de ámbitos para el encuentro con la nación,
dando como resultado, la disposición de la sociedad colombiana para permanecer
adscritos a este esquema. Esto la unía a otras comunidades que buscaban la paz y
se mantenían en el ideal democrático de gobierno. Se produjeron así múltiples
adhesiones a diversas comunidades.
Gracias a este proceso de conformación de la comunidad de paz, se procuró una
reelaboración simbólica para la búsqueda de la legitimidad del :&tado, como garan­
te del bienestar de los individuos, y así lograr la unidad de mando nacional de toda
esa diversidad en su interior. En la medida en que el Gobierno colombiano prome­

tió garantizar el acceso de los ciudadanos a su política de desarrollo, organizÓ las


expectativas individuales y colectivas alrededor de la idea del progreso como na·
ción, la reactivación económica, las garantías de empleo y gasto. En últimas, todo
lo que para el Gobierno representaba el bienestar individual y colectivo.
El Estado colombiano aceptó en parte la fragmentación social de la nación corno
condición necesaria para proyectar la utopía de la comunidad nacional en torno al
valor común de la paz. La paz se erigió como el aglutinador de la diversidad social

144 ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS


PAZ, MODERNIDAD Y DESARROLLO . . .

colombiana, fomentando así la unidad. La integración no supuso la renuncia a la


dife rencia por el acceso a la ciudadanía genérica que se adquiere por medio de la
adscripción nacional (colombiana) . El Estado colombiano y sus asociados acepta­
ron conjuntamente las concepciones de lo universal y de lo individual. Según Gros
(1997), esta aceptación es propia de la tradición democrática y de los derechos
humanos, que se asocia a la libertad del individuo y al ejercicio de los derechos
políticos. La figura de la democracia participativa se concibió como el mecanismo
para la integración, puesto que sus bases eran las comunidades, se alimentaba de la
iniciativa local y la descentraliz.ación (en principio administrativa) , y su pretensión
era la participación de los individuos en el Estado.

Con estas medidas, el Estado no necesitaría imponer su fuerz.a para asegurar la uni­
dad. Sin embargo, esta gestión, que también fue promovida por la comunidad
internacional, no excluyó el recurso de la fuerz.a y la violencia paraadscribiralgunos
sectores al interior del país, como ya se ha mencionado, pues la necesidad era asegurar
la paz.

Con todo, puede aseverarse que estas prácticas de participación comunitaria y de


descentraliz.ación, constituyeron una nueva tecnología de control social que reno­
vaba los campos social y económico (Gros, 1997), los principios de la democracia
participativa intentaron renovar la vida política, puesto que era un mecanismo
cultural para la adscripción de todos los habitantes a la idea de un territorio colom­
biano, controlado por un sólo Estado, que pretendió legitimarse a través de las
garantías de la participación del poder desde las bases mismas. El Estado colombia­
no pudo así exigir a sus nacionales el aporte para trabajar conjuntamente en la
solución de sus problemas.

El Gobierno reconoció las contradicciones sociales que se vivían al interior de la


Nación. Contradicciones en términos de inequidad al acceso a las estructuras de
poder y de la economía, las cuales derivaban en actos violentos, que sumados al
ascenso del narcotráfico y la corrupción, presagiaba la caída del sistema normativo
colombiano y la ineficiencia de sí para controlar y dirigir a sus asociados (Gros,
1997) . De todos modos, ante este «derrumbe del Estado» (mencionado por
Pastrana en una alusión al gobierno de Samper), el Estado se propuso reforzarse, vía
legitimación, aún cuando nunca dejó de perder control sobre sí y fue afectado por
actos de contestación de sectores de la sociedad que expresaron diferencias con su
proceder ante ella. Con base en la democracia participativa, la descentralización y
el desarrollo sostenible, el Gobierno procuró construir dicha identidad genérica
sob re la paz, que rebasara las fronteras de identificación comunitaria local, y, más
allá de señalar aquello que diferenciaba y separaba a unos de otros, intentó constituir
el mando sobre la paz por medio de apegos para la adscripción nacional.

Tal es apegos inscribieron la comunidad imaginada de la paz en la nación de la


so ciedad de la paz; lo que a su vez derivó en la capacidad del Estado para integrar

ETNCJGRAFIAS CONTEMPORÁNEAS 145


MARCO jULIÁN MARTINEZ MORENO

en su acción política y administrativa un conjunto de nuevos parámetros que


rompieran con un modelo de Estado asistencialista (Gros, 1997) al tiempo que
pretendía retomar el poder de todos sus asociados. Se asumió así, que el esquerna
de la integración y la cohesión de una sociedad dependió del hecho de compartir
una identidad colectiva, de la implementación de un proyecto común y de una
igual capacidad de competir en los mismos términos: «justicia social» co mo la
llama el Gobierno. Hubo entonces un proceso de instrumentalización política de
la identidad genérica de la paz.
A su vez, en todo este proceso se observó una simultaneidad en donde la Nación y
su gente se movieron, a través de la historia, hacia el propósito común de identifi­
cación mutua, lo cual refirió a una totalidad homogénea y modernizante. De otro
lado, otra simultaneidad desprovistade esta historia en don� laNación dejó de ser
el garante de la modernidad y devino en la representación de la heterogeneidad de
su gente. Así, esta «doble temporalidadª» de la nación evidenciaba, por el quehacer
cotidiano, «el síntoma de una etnografía de lo contemporáneQ»9 (Bhabha, 1994).
De este modo, en vez de crearse una oposición entre el Estado (o la gente que lo
controla) y una sociedad nacional diversa; una oposición de un agente que se
empeña en homogenizar y unas comunidades que pueden reivindicar su heteroge­
neidad, se muestra que la narrativa nacional de la paz implicó esta oposición dentro
de sí misma, como un «espacio liminal» (Bhabha, 1994}, y se deslizó de modo
ambivalente de una oposición a otra.
No creo que haya una posición antagónica entre el discurso totalizador de la paz y
las particularidades de los ciudadanos colombianos. El Gobierno hizo uso de esta
diversidad; resignificó la heterogeneidad de la cual él mismo hacía parte. Esto, en
palabras de Talal Asad (1993} , da a entender que lo hegemónico no suprime
necesariamente la diferencia, y que el poder no desprecia la ambigüedad.
Para finalizar, la comunidad de la paz que pretendió Pastrana materializa la tradi­
ción utópica de concebir el mundo. La utopía de la paz fue la representación de
una sociedad aún posible y necesaria para el Gobierno Nacional y para el Estado de
Derecho colombiano. En ella se representó, a través de esquemas sobre la paz, una
concepción sobre el deber ser de la sociedad colombiana; una serie de ideales éticos
que fueron caracterizados como universales a todos los seres humanos e inscritos en
el ámbito institucional, lo cual otorgó al Estado , a través del Gobierno Nacional, el
poder de organizar y determinar las acciones de los individuos y las comunidades
particulares al interior del territorio colombiano.
El Gobierno fundamentó este orden social, basado en el Estado, en una política de
c.irácter prescriptivo y reiterativo. Esto quiere decir que el Gobierno dictaminó exac-
8 Double-time (Bhabha, 1 994)
9 É nfasis de Homi Bhabha.

146 ETNOGRAl:fAs CoNU:MPORÁNEAS


p AZ, MODERNIDAD Y DESARROLLO •••

tJillente lo que iba a suceder con la Nación. Dicha política se sustentó en el peso que
ruvo el significado de la categoría paz en la sociedad colombiana durante los meses (e
incluso años) previos a las elecciones presidenciales y durante el período de gobierno
de Andrés Pastrana. De este modo, las representaciones de la democracia participativa
y el proc.eso de negociación política, constituyeron imágenes ideales e idealizadas,
descritas a través de esquemas ambiguos que referían al bien común. Las formaciones
discursivas de la paz, en el mandato de Andrés �rana, se convirtieron en objetivo y
principio fundamental del Estado y la sociedad colombiana.

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148 ETNOGRAF!As CoNTEMPORÁNEAS


EL MUNDO AUTISTA: UNA ARQUEOLOGÍA
DEL SUJETO EN HISTORIAS CLÍNICAS1

CIAUDIA PAlRICIA RlvERA AMAluu.o2

INTRODUCCIÓN

En este escrito me propongo explorar la manera en que se constituye a los


autistas en la narrativa de las historias que a ellos se refieren, escritas por especia­
listas reconocidos en el tema del autismo. Las narraciones escogidas muestran a
los niños como pequeños perturbados, como reyezuelos insensatos y tozudos,
como apilamientos de máquinas carentes de todo sentido. Se trata en estas des­
cripciones de no sujetos y sujetos incompletos, carentes de un alguien que los
habite, a los que se les devuelve el estatuto de sujeto aut6nomo cuando se les
restablece la posibilidad de decidir enfermarse y recuperarse.
Elegí historias publicadas en libros escritos por especialistas, porque en estos
textos se hace manifiesta la mirada clínica con el fin de ser transmitida y aprendida:
se establecen antecedentes familiares y personales; se traza el camino seguido por
la enfermedad a lo largo de su evoluci6n; se revelan modos de vida, ambientes,
predisposiciones; se discuten, corrigen y reafirman diagn6sticos y terapias anterio­
res; se le relaciona con patrones, conceptos, leyes; se describen los síntomas a través
de los cuales es posible especificar el padecimiento. En suma, los autistas son descri­
tos dentro de sistemas de clasificaci6n y regulaci6n en los cuales los pequeños se
dibujan a través de técnicas de inteivenci6n y modificaci6n de los comportamien­
tos, con las que se pretende corregirlos, manifestándose de esta forma las relacio­
nes entre el sujeto aut6nomo y su suplemento y el principio de la transformaci6n
de sí como condici6n de libertad y de verdad.

1 Agradecimientos: Myriam Jimeno, Mara Viveros, Luis Santos, María Elvia Domlnguez,
Manuel Rodríguez, Marco Martínez, Ana María Mahecha, Clara Paulina Acosta, Mauro
Brigeiro.
2 Antrop6loga. Universidad Nacional de Colombia. Miembro del Grupo de Estudios
Sociales Contemporáneos GESC, del Grupo de Estudio sobre Género, Sexualidad y Salud
en América Latina GESSAM y del Grupo de Estudio en Antropología Médica. Correo
electr6nico: [email protected]. Trabajo de grado: Aprender a mirar. El
discurso sobre el autismo (2003) . Candidata a Tesis Laureada.
CLAUDIA PA TRIOA RIVERA AMARIU.O

EL AUTISMO

La palabra autismo 'enc..uentra su origen en el vocablo griego autós, el cual puede


traducir.;e al español como 'uno mismo'. Fue usada por primera VEZ por el psiquia­
tra Eugen Bleuler en 19 1 1 . Para este especialista, cada individuo poseía dos estilos
de pensamiento: un pensamiento realista, desarrollado en la vida exterior, y uno
autista, que tenía lugar en la vida interior. Este último era un aspecto normal y
necesario en todas las personas, mas, si caía en la exageraci6n, se convenía en
síntoma fundamental de una demencia (Bleuler, [ 19 1 1] 1960; Sellin, 1994) .

Hacia 1943, el psiquiatra Leo K.anner desarroll6 una investigaci6n que involucraba
9 niños y 2 niñas de diferentes edades, en el pabell6n infantil del Hospital John
Hopkins en F.stados Unidos. Kanner encontr6 en estos niños tres grupos de sínto­
mas que, en líneas generales, fueron: (1) incapacidad para relacionarse con otros;
(2) alteraciones en el lenguaje, que variaban desde el mutismo total hasta la produc­
ci6n de relatos sin significado; y (3) movimientos repetitivos y limitados sin una
finalidad específica. El doctor Kanner se hallaba entonces convencido de que había
descubieno una nueva enfermedad mental, y la nombr6 empleando el término
'autismo' (Kanner, [1943] 1972; Sacks, 1997; Zappella, 1998) . Para Kanner, el
autismo era causado por la falta de respuesta de los padres y las madres a las
demandas de sus hijos, con lo cual acuñ6 la expresi6n «padres nevera» en la elabo­
raci6n de la etiología del autismo. Los padres y madres del doctor Kanner solían ser
intelectuales, personas exitosas en el ámbito laboral, pero frías y distantes en las
relaciones con sus hijos (Kanner, [1943] 1972).

Durante las décadas de 1950 y 1960, el psiquiatra austro americano Bruno


Bettelheim, en una instituci6n bajo su tutela que se denominaba la Escuela
Ortogénica de Chicago, observ6 y trat6 un gran número de niños que presentaban
síntoma� similares a los del doctor Kanner. Para Bettelheim, el autismo consistía en
una panida sin retorno de la realidad en la cual las percepciones se hacían
inclasificables y en consecuencia, el mundo carecía de sentido (Sellin, 1994;
Bettelheim, [1967] 2001) . Esta retirada implicaba una elecci6n en respuesta a un
ambiente inadecuado y a una no-reacci6n permanente por pane de las madres y
padres de los autistas (Bettelheim, [1967] 2001). La idea del autismo como enfer·
medad fue puesta entonces en tela de juicio.

En la década de 1970, el psiquiatra Michael Rutter añadi6 a la tríada de síntomas


propuesta por Kanner, una edad de inicio para el autismo, que ubic6 en los prime­
ros treinta meses de edad de los pequeños (Rutter, 1978). Para los años 1980, la
pareja de et6logos Elisabeth y Nikolaas Tinbergen discutían acerca de la pertinen­
cia del concepto de enfermedad en el caso del autismo. Según estos dos especialis­
tas, el autismo no era más que la expresión de un conflicto interno y profundo con
las motivaciones. Los síntomas propuestos por Leo Kanner se mantienen y la edad

1 50 ETNOGRAFIAs 0.>NTEMPORÁNEAS
EL MUN DO AUTISTA

de inicio del autismo se amplió hasta los tres años de edad (finbergen y Tinbergen,
1 9 85; Zappella, 1998) .
H acia esta misma época y en una discusión que está todavía sin resolverse, el
autismo oomenzó a servisto oomo un síndrome, un conjunto de ellos y aún oomo un
síntoma. Para el doctor Delacato, psicólogo, el autismo es el resultado de la
exacerbada percepción de quienes lo padecen, puesto que según su concepción,
que denomina sensorismo, los autistas reciben grandes cantidades de información
que no pueden ser procesadas por su personalidad incipiente {Delacato, 1979;
citado por Sellin, 1994) . Especialistas como Loma Wing [1979] 1998) , Uta
Firth [1989] 199 1), Mary Coleman y Christopher Gillberg (1989) y Michele
Zappella (1998), entre otros, han elaborado diversas propuestas en relación con la
manera en que debe definirse el autismo. En la actualidad puede encontrarse
términos para referirse al autismo que incluyen estado, trastorno, organización,
oondición, tipo de oomportamiento, rasgo, espectro y, oomo mencioné oon anterio­
ridad, síntoma. Todas estas fuentes anotan que, sin importar el calificativo que
reciba, el autismo es una muestra de un problema de fondo que se halla en un lugar
J.Ún más profundo que la simple exposición de su presencia:
Cuando un individuo no tiene la posibilidad de ser y de existir en relación
con el mundo que le rodea y no puede comunicarse con sus semejantes, se
hunde progresivamente en una organización autista. Así pues, este síntoma
� romo d telón, que ocultad cs::enario en d cual se desarrolla realmente
la alteración propiamente dicha (De Villard, 1996: 49; las cursivas son
mías).
Según el DSM-IV (1999)3, el autismo constituye un «trastorno generalizado del
desarrollo» (DSM-IY, 1999), lo cual significa que su origen puede ser ubicado en
una etapa específica de la vida, razón por la cual se encuentra en el apartado
titulado «Trastornos de inicio en la infancia, la niñez o la adolescencia» {DSM-IY,
1999:1). Los criterios diagnósticos contenidos en el manual giran en torno a tres
postulados básicos: (1) perturbaciones en la interacción social que son de orden
cualitativo; (2) trastornos en la comunicación que llevan a narraciones vacías de
significado y pueden estar ausentes del todo; y (3) comportamientos, posturas,
disposiciones e intereses que no parecen tener objetivos claros y que se manifiestan
una y otra vez {DSM-IY, 1999: 4). Estos criterios no difieren en mayor medida de
los propuestos por el doctor Leo Kanner en 1943.
De exageración a trastorno, de estilo de pensamiento a expresión, de segmento
válido del propio interior a alteración y límite, el autismo ha sufrido un cambio
profundo ubicado, más allá del plano de sus síntomas o de la determinación de sus
3 Este es el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales en su cuana
versión, gula genérica, producto de un acuerdo entre especialistas de la salud mental en
todo el mundo.

ETNOGRAFIAs CoNTEMPORÁl'<'EAS 151


CLAUDIA PATRIOA RlvERA AMARJU.O

causas, en las reglas que rigen su configuración. Las maneras de esta transfo rma­
ción desbordan el interés de este artículo, pues los nuevos modos de los s1Stemas
que enuncian el autismo traspasan sus fronteras y se extienden sobre otras enfer­
medades dentro del extenso campo de las taxonomías de la anormalidad. Este
cambio se expresa sin embargo en los textos clínicos que describo a continuació n,
evidenciando por momentos los sistemas de reglas que los conforman y las
tensiones que impulsan sus modificaciones.

EL TIRANO

El primer caso es el de Nicola, paciente del doctor Zapella. Es un niño de tres


años de edad cuyos padres llevaron a consulta porque se negaba a caminar por sí
mismo, razón por la cual alguien debía siempre llevarlo en braws. Si nadie estaba
dispuesto a ello, Nicola se desplazaba sobre sus rodillas o sobre su trasero, a pesar
de que las pruebas a las que había sido sometido muestran que él podía caminar
sin problemas, y que el que no lo hiciera no tenía, según la historia, una justifica­
ción física. Nicola no consumía alimentos sólidos, y la única palabra que compo­
ne su lenguaje era 'no'. Se trata de un caso de autismo infantil. Nicola aparece
descrito no solamente en sus conductas, sino también en su apariencia, con lo
que se convierte, a través de las palabras de su doctor, en un niño de carne y
sangre, «con las sienes poco pobladas, cabellos castaños cortados como cepillo y
ojos claros. lo habían enviado al gimnasio porque no caminaba solo, y el médico
que primero lo vio quiso que lo revisaran los terapeutas» (Zappella, 1998: 140).
Nicola aparece en el texto para revelar la manera en que la enfermedad puede ser
corregida con los métodos del doctor, la forma en que puede corregirse el curso de
la vida del niño, como si se tratase de un desvío en el camino que altera el plan de
viaje al que aún es posible retornar. los síntomas están siempre visibles: no obstante
la humanidad de Nicola parece emerger en el texto, él sigue siendo un autista. El
autismo está ahí presente, alterando su vida y la de su familia; en la historia el
pequeño se hace autista como si hubiese tenido la posibilidad de decidirlo. Como
veremos más adelante, y a pesar de constituir una contradicción visible, la autono­
mía, cualidad fundamental del sujeto de Occidente, está presente aún en aquellos
que se ubican en sus límites: no sujetos y sujetos incompletos.
El autismo de Nicola tiene, en este texto, una primera causa conocida. El niño sufre
de fenilcetonuria, enfermedad que le provoca una deficiencia en la asimilación de
cierto conjunto de proteínas presente en los lácteos. Según Zappella, el hecho de que
la madre de Nicola lo hubiese amamantado durante un largo período de tiempo, no
hizo más que acrecentar las consecuencias de su enfermedad, esto es, retraso mental y
autismo. Esto responde al «principio de la alteración de la alteración» en la constitu·
ción de la enfermedad, que ha sido descrito por Foucault, según el cual exist en
«efectos de facilitación que encadenan unos a otros los diferentestrastomOS» (Foucault,
[1953) 2001: 2 1 4). Así, las formas que tomaría la fenilcetonuria en la vida de Nicola
152 ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS
EL MUNDO AUTISTA

h.1bían sido ya descritos; en su caso, el autismo no es más que uno de esos modos
de acción, anticipado por las características con que se clasifica esta enfermendad y
reversible en alto grado con una dieta, si se hubiese hecho un diagnóstico temprano
que para el doctor no tuvo lugar, pues «en una primera etapa no se tuvo el resultado
del examen de laboratorio que haría posible el diagnóstico, el cual después hicimos
a la segunda oportunidad: en este punto se inició una dieta específica, que por lo

demás no modificó sus capacidades» (Zappella, 1998: 140).

Durante esta primera consulta el doctor Zappella pide a los padres de Nicola que
describan su familia. El padre de Nicola es descrito por el psiquiatra como «joven y
sonriente», pues se presentó con «confianza y simpatía». La madre «era una mujer
muy temerosa que desde hacía años tenía miedo a salir sola a la calle y siempre
necesitaba a alguien que la acomp añara, pues de otra manera era presa de gran
ansiedad En casa, el padre resolv1a las dificultades de la esposa» (Zappell a , 1 998:
1 42) . Ella indica que tiene tres hijos, el mayor de siete años con capacidades
normales, Nicola y un pequeño de dos meses. Comenta también que amamantó al
primero durante 8 meses y a Nicola por 19 por recomendación del pediatra.

En esta historia se hace visible que no solamente Nicola es evaluado y diagnosticado


por el doctor, sino que también lo son sus padres y hermanos, tíos y abuelos, e
incluso el edificio en que viven. Estos aspectos, que usualmente son titulados por el
DSM-IV como «problemas psicosociales y ambientales» (DSM-IY, 1999: XV)
hacen pensar que no solamente Nicola, quien es el enfermo y quien está en consul­
ta, necesita de tratamiento. También lo necesita mamá, pues su ansiedad, según
Zappella, puede estar agravando el estado del pequeño autista.

Después de inventariar la vida en familia de Nicola y el estado general de este


último, el doctor hace una descripción de la manera en que habrá de realizarse el
tratamiento y de las personas que se verán involucradas en él. «El padre estaba
disponible y probablemente era capaz, mientras, a ojos vistas, la madre debía par­
ticipar en grado menor» (Zappella, 1998: 142)

A continuación Zapella se remite a su paciente y hace un diagnóstico, según el cual:


Nicola tenía dificultades en la relación de reciprocidad corpórea, por lo que
pretendía mantenerse en la posición que él quería, mirando a los extraños.
Probablemente, un año antes había sUfrido un encierro autista acentuado,
cuando lo revisó el psicólogo de su USL4 : pero ahí, delante de mí, era un
niño muy atento a Cada detalle del ambiente, a las expresiones de nuestro
rostro, y preocupado de q_ue un extraño se acercase a él [ . . . ] su única
palabra, 'no', era Oirecta y sm equívocos (Zappella, 1998: 142).

4 Posiblemente el servicio médico de Nicola, si bien el doctor Zappella no menciona


en momento alguno en qué consiste USL.

ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS 153


CLAUDIA PATRICIA RIVERA AMARILLO

La intervención comienz.aa desanollarse a partir de este momenlD. El doctor indiClba


al padre qué hacer con su hijo, proponiendo diversas actividades de acercamiento:
carreras, ju�os con cubos, gimnasia; todas ellas destinadas a tender un puente de
comunicacion entre Nicola y el resto del mundo. La madre desarrollaba un papel
menos activo, puesellasimplemente guiaba a su hijo hasta los juguetes. Nicolacomen­
w a mejorar en muchos a�pectos de su vida, se alimentaba mucho mejor, ya que antes
de esta terapéutica solamente aceptaba el biberón, y comenro acorntituirunarelación de
commucación con sus padres. Sin embaim aún no aceptaba ponerse de pie, con lo cual
el doctor Zappella expone otro método para evaluar al pequeño y su familia. Pide a los
padres que le pongan a Nicola unos patines, que jueguen a la pelota, que hagan lo
posible para que él se ponga en pie. Pero ante sus ojos se desarrolla una escena distinta
a la que esperaba, pues los padres tratan de convencer a su hijo de que se pare con toda
clase de propuestas tentadoras con los juguetes de lasala, pero él se niega rotundamente.
«El padre le propone otro juego con el pequeño teléfuno anaranjado de plástico, pero
repiteNicola 'no y no!'. Ahorael tiranuelo havuelto aserdueño de lasituación, impone
a todos el juego de la pelota y se deshace en risotadas felices»{Zappella, 1998: 144. El
1 f • I )
en asIS es m10 .

En estas líneas, Zappella hace explícita una categoría con la cual califica a sus pacientes:
son unos pequeños tiranos. El autista descrito en esta historia es un manipulador y
petverso dueño del mundo cuyo úniro deseo es someterlo a la propia voluntad. Al decir
que Nicolaelige negarse alosjuegos desus padres ytieneposesión deellos hasta el punto
de manejarlos asu antojo, este caso le restituye al pequeño su estatuto de sujeto autóno­
mo, pues en el escrito es Nicola quien decide no caminar sobre sus dos piernas, no mar
los patines, no comer galletas, no callarse, no hablar, no cumplir las disposiciones ajenas;
en pocas palabras, Nicola decide autónomamente no dejar deser autista Esta autono­
mía que Nicola tiene y no tiene al mismo tiempo y que le es otorgada por el doctor
Zappella, es una de las cualidades del sujeto de Occidente. Nicola, sujeto incompleto,
no solamente es un sujeto en el texto, sino que posee las características de las cuales se
supone carecía y por las cuales se encuentra en una consulta bajo el rótulo de autista
Cuando no es obedecido, Nicolase exaspera,

[ .. . ] sin descanso, continúa la protesta para demostrar su enojo de soberano,


cuyos súbditos han osado alejarse algunos metros y no obedecer plenamente
a sus indicaciones [ ... ] la madre quisiera aceptar las cosas serenamente: 'Demos
un paseo!', le dice. Pero el impltu:able tirano se agita rabioso, levanta los pies,
tira puntapiés, patalea en todas direcciones (Zappella, 1998: 145. El
resaltado es mío).

Luego, Zappella narra la manera en la cual los padres de Nicola tratan de reconci·
liarse con su pequeño cediendo a sus pretensiones. El texto en este punto enfatiza
de nueva cuenta el carácter malvado y egoísta de su protagonista, apuntando una
vez más a un personaje que tiene licencia para preferir la desviación a la norma .
«¿Para qué narrar los últimos minutos de esta tiranía?» se pregunta el psiquiatra,

1 54 ETNOGRAFÍ"'-� CONTEMPORÁNEAS
EL MUNDO AUTISTA

La intervención descrita en la historia toma aquí un nuevo rumbo, pues todo lo


que se pretende de ahora en adelante es arrebatar al niño la ilusión que supuesta­
mente tiene de que puede ejercer su crueldad. La cura consiste entonces en poner
a N icola en su lugar, en sacarlo de su erro r. Pero a pesar de todos los intentos del

doctor por hacerle esta demostración al niño, no lo logra. Según el relato del
doctor, Nicola, por una elección propia, sigue negándose a caminar.
Un par de semanas después, Nicola entra al consultorio caminando con sus dos
pies, sin la ayuda de sus padres. Ante los interrogantes del doctor, la madre comenta
que en un momento le pidió al padre de Nicola que sostuviera en brazos a su hijo
menor ignorando las protestas del pequeño autista y fingiera irse con él. Cuando
Nicolavio esto, corrió hacia su padre. Desde entonces camina sobre sus dos piernas.
Como los síntomas por los cuales esta familia recurrió al psiquiatra han desapareci­
do, se dice que Nicola se ha curado. La enfermedad ha dejado de manifestarse, ya
no hay nada en Nicola que permita fijar el autismo en él, por lo tanto, ahora es un
niño no autista. Para Zappella, «por esta vía definitivamente se liberó [ ... ] todo esto
fue posible en cuanto la madre se liberó de una angustia y de una aprehensión
continua» (Zappella, 1998: 151).
L a curación tiene en este caso un carácter emancipador, pues deshace todo vínculo
con el sufrimiento asociado a la enfermedad, en dos planos distintos. En el primero
de ellos, al recobrar la salud, al no estar enfermo de nuevo, se pierden las ataduras,
se regresa al momento en que se era libre, con lo que la salud y la normalidad

constituyen, desde esta perspectiva, el estado natural de los individuos, mientras


que la enfermedad como forma desviada de los Órganos, de los fluidos o de la
concienciapertenece al dominio del envry porlo tanto, de lo quedebesercorregido.
De esta manera, Nicola ha sido desatado, pues si bien parece haber optado libre­
mente por ser autista, su trastorno truncaba el ejercicio de dicha independencia.
En un segundo plano, la curación libera a la familia de Nicola porque estaban
sujetos a los deseos fuera de lugar del pequeño «tirano». No se han deshecho
solamente de la enfermedad que los encadenaba, sino también del enfermo que
había creado a su alrededor todo un círculo de sirvientes dedicados a satisfacer su
voluntad enferma. En esta medida, al liberar al niño de su padecimiento, el doctor
ha quitado de encima de la familia al autista. Enfermo y enfermedad han sido
retirados .
Con el proceso de curación, los padres de Nicola pueden ponerse en el papel que
les corresponde dentro de su familia, pues el tirano ya no está. A partir del
momento en que los síntomas de Nicola desaparecen, cada uno de los miembros
de su familia puede adoptar el rol de hijo, hermana, padre o madre según la
posición que cada cual ocupa. Ya no se trata de someterse a los caprichos ridículos
del malvado paciente del doctor Zappella.

ETNOGRAFIAS CONTEMPORÁNEAS 155


CLAUDIA PA TRIQA RIVERA AMARlll.O

El sujeto mostrado por esta historia es un dictador egoísta que elige comportarse
como tal; un pequeño rey que, porque así lo quiso, era capaz de dominar a quienes
le rodean con el único fin de imponer sus deseos sobre los otros. Pero este rey
tiene algo de absurdo, pues padece de una enfermedad mental. Es un monan:a
fuera de toda l6gica cuyos mandatos y disposiciones no pueden más que ser
extravagantes: si no hay juego con el juguete que él dictamine, puede deshacerse
lanzando azotes y espumarajos por la boca. Su voluntad extraña no puede más
que mover a la piedad por su familia y necesitar de una correcci6n, pues es inne­
gable el dolor con el que viven.

Este desp6tico infante constituye una de las posibilidades de descripci6n de los


autistas. En el mundo no existe más que ellos mismos, nadie más les interesa a estos
tiranos, pues el universo entero está a su servicio, restringido a la exigencia del rey y
la obediencia de sus súbditos. Esta opci6n subjetiva al pequeño Nicola bajo las
características del sujeto aut6nomo de Occidente, pues le atribuye al autista sus
posibilidades al considerar su comportamiento, y aún su autismo, como una cleci­
si6n que él toma desechando otros caminos posibles.

El pequeño Nicola ha decidido que él es un rey y que su poder soberano cubre al


mundo que le rodea. Esta percepci6n de las condiciones de la existencia se funda­
menta en los vínculos que, de acuerdo con la historia, Nicola ha creado a su alrede­
dor y en sí mismo, en su interior y con el mundo. Nicola no ha sido engañado, pues
nadie le ha mentido acerca de su realidad, sino que ha sido él, por una elecci6n
propia que se evidencia en el texto, quien ha establecido una relaci6n equívoca con
la verdad de sí: se trata de un error que debe ser corregido con la restituci6n de los
lazos verdaderos, con la vuelta a una normalidad de la que se ha apartado y lejos de
la que se mantiene por decisi6n propia.

EL NIÑO MÁQUINA

J oey ingres6 a los nueve años de edad a la Escuela Ortogénica del doctor Bruno
Bettelheim, instituci6n en la que vivi6 durante varios años. El doctor Bettelheirn
hizo un extenso seguimiento del caso de Joey y registr6 su historia en uno de sus
libros más famosos (Bettelheim, [ 1967] 2001). A lo largo de 130 páginas, el
doctor describe con gran riqueza la vida de Joey en su Escuela, mostrándonos sus
progresos y retrocesos, su manera de actuar, el contacto que tuvo con los otros niños
de la instituci6n, con los especialistas y con sus maestros. Este caso constituye un
clásico de la teoría psicoanalítica en torno al autismo.

En este texto, J oey cobra una vida intensa y maquinal a un mismo tiempo fácil y
difícil de imaginar con las descripciones del doctor Bettelheim. De acuerdo con él,
Joey poseía un vocabulario, hablaba, pero no decía cosa alguna. No comunicaba
sus ideas y sentimientos más que trayendo a cuento objetos distintos a aquellos

156 ETNOGRAÁAS CoNl'EMPORÁNEAS


EL MUNDO AUTISTA

a los que se refería, alejándose de las convenciones del lenguaje: no decía. Este
autista, más que resultar una persona desviada, con acciones anormales, parecía
no tener una vida personal propia; en palabras de Bettelheim, no podía haberla,
p ues Joey, más que a un ser humano, se asemejaba a un electrodoméstico.
Como el mundo que él encontró no le concedió ni un mínimo de
autonomía, creó un mundo separado y propio [ . .. ] Tenía que ser, en una
¡>alabra, un mundo de máquinas ( . .. ] Si no lo manteníamos en el centro
oe nuestra atención, se escapaba a la pura nada. Eso es lo que nos suele
pasar con los dispositivos mecánicos de nuestra casa� . . . ] en un momento
parecía que no estaba allí, y al instante parecía una mas.uina con todos sus
engranaJes y transmisiones funcionando sin cesar (.!Settelheim, [ 1967]
2001 : 330-331).
Si bien el medio privó a Joey de su libre albedrío, según las palabras del escrito que
acabo de exponer, él decidió hacer de sí un fárrago de dispositivos mecánicos con
los cuales existía. De nuevo, el texto constituye a un no sujeto con las posibilidades
del sujeto autónomo elevadas a la enésima potencia, mostrando a un niño que optó
por crearse a través de máquinas, aunque no pudiese elegir cosa alguna, pasando
por encima de toda norma y convención cultural, al ubicarse completamente fuera
de todos los mundos posibles. As í , en una evidente contradicción, el niño sin
autonomía del doctor Bettelheim tomó autónomamente la decisión de apartarse de
la normalidad para vivir a su modo anormal, cual artificiosa maraña de cables y
bombillos, circuitos y tomas eléctricas. «Su cuerpo, delgado como una hoja de
papel, sus costillas salidas y el aspecto triste y hambriento de su rostro, no coinci­
dían en momento alguno con la grandeza megalomaníaca que sacaba de la potencia
de las máquinas» (Bettelheim, (1967] 200 1 : 331-332) .
Esta existencia electromecánica ligada a hélices, bombillos, lámparas, cables y co­
rrientes eléctricas, surge en este caso a la manera de una decisión, pues, según
Bettelheim, no se nace autista sino que se constituye como tal, a través de una
elección hecha por el pequeño durante sus primeras semanas de vida, una respuesta
a un ambiente que no le resulta favorecedor, con lo cual le devuelve su carácter de

sujeto autónomo capaz de actuar según su parecer. Por ello se trata de una retirada
por parte de Joey, y no el producto de un daño neurológico o de una enfermedad
que lo provoque; es una imposibilidad para decidir elegida libremente. La resolu­
ción tomada por Joey se debía entonces a unas condiciones presentes en su medio
familiar; más específicamente, siguiendo a Bettelheim, a la ausencia de afectos en
casa. El bebéJoey parece no importarle a nadie, ya que «fue recibido en este mundo
sin amor, sin rechazo y sin ambivalencia [ . ] nadie le tocaba nunca, salvo en caso
. .

necesario, nadie le acunó nunca ni jugó con él» (Bettelheim, [1967] 2001: 337).
Varias veces al día, Joey cobraba vida con sus máquinas. En un momento estaba
tranquilo, suspendido en un lugar distante, completamente inaccesible para quie-

ETNOGRAFIAS CoNTEMPORÁNEAS 157


CLAUDIA PATRICIA RlvERA AMARILLO

nes intentaban comunicarse con él. Al instante siguiente, movido por un impul­
so hasta aquí desconocido para sus doctores, Joey volaba en pedazos sus artefac.
tos y luego, de nuevo, se tranquilizaba.
En cuanto ll�aba la hora de hacer explotar el mundo, este niño, que vivía
en la calma mas completa, mudo e inm6vil, se volvía completamente loco,
corría }' gritaba, tirando una bombilla o un motor [ ... ] tan pronto como el
objeto lanzado se destrozaba y se apagaba el ruido, Joey moría con él [ ... ]
una Vf2 que la máquina había explotado, no quedaba ningún movimiento,
nada en absoluto (Bettelheim, [1967] 200 1 : 332) .
Según la narraci6n del doctor, estos estallidos también habían tenido lugar en casa
con papá y mamá. A pesar de lo extraño de sus costumbres, los padres de Joey no
acudieron a especialista alguno, hasta que notaron que sus palabras no estaban dirigi­
das más que a sí mismo. Inicialmente, el pequeño utilizaba su restringido léxico de la
manera adecuada. Nombraba los alimentos y juguetes que deseaba y expresaba
verbalmente sus necesidades. Pero en algún momento, Joey dej6 de dirigirse a los
demás. Para el doctor Bettelheim, esto ocurri6 porque «Viviendo en semejantevaclo
emocional y afectivo, el lenguaje de Joey, poco a poco, se fue volviendo abstracto,
despersonalizado, distante [ ... ] su caso demuestra que lo que conduce a estos niños a
desarrollar su lenguaje autista no es ninguna incapacidad específica, sino unaeleccú5n
deliberada de ellos» (Bettelheim, [1967] 2001: 338. Resaltado mío). Otra vez, se
trata de tornar aut6nomamente, aunque no se tenga autonomía, la decisi6n de no ser
aut6nomo.
En la interpretaci6n del doctor Bettelheim, el trastorno autista de Joey proviene de
algún sitio secreto en su mente, no apareci6 allí de la nada, sino que fue una
determinaci6n tomada porJoey libremente. Entonces una máquina o un número
indefinible de ellas tom6 su lugar, haciendo de él un aut6mata cuyas reacciones
estaban dirigidas por entero por los flujos de energía que le alimentaban. Sin una
fuente que le proporcionase energía, Joey no era nada. «Cuando no se entregaba a
la imitaci6n de motores -o, mejor dicho, cuando él, no era un motor en marcha, que
es como se experimentaba a sí mismo-, se sentía frustrado hasta el punto de que se
hundía completamente» (Bettelheim, [1967] 2001: 341. Énfasis en el original) .
A la edad correspondiente,}oey ingres6 en una escuela en la cual debía permanecer
interno. Esta instituci6n, de acuerdo con Bettelheim, tuvo un efecto negativo en
él. Se repleg6 aún más hacia sí mismo, y poco a poco el mundo exterior desapareció
para él. Como si se tratase de un efecto en cadena, la ausencia de afecto fue seguida
por un repliegue aún mayor, con lo que, siguiendo las características de la enferme­
dad de Joey, no podía más que acentuar su estado autista.
Aquí, la explicaci6n del mal del autista toma la forma de una ecuaci6n, cuyos
términos revelan que el vacío enJoey es directamente proporcional al vacío en SU
158 ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS
EL MUNDO AUTISTA

ambiente; o mejor, que entre menor sea el contenido de afecto en el medio,


in en or será el contenido de Joey, de sí mismo, en el cuerpo del niño. Sin embar­
go, a la manera de los principios de la física, algo debe llenar el agujero. De esta
fo rma, Joey se llen6 de máquinas. Así, el circuito trazado por el doctor en su
p aciente se completa. «Como los seres humanos no alimentaban sus emociones
y sentimientos, la electricidad haría sus veces. Como se sentía excluido del círculo
de la humanidad se enchuf6 a otro círculo que le alimentase, el circuito eléctrico»
(Bettelheim, [1967] 2001: 343).
Este juego de equivalencias entre aspectos interiores y exteriores, ajenos al control
de Joey, tiene lugar también en las interpretaciones del doctor Bettelheim sobre las
p referencias del niño con respecto a sus máquinas. Los ventiladores le resultaban
sumamente atractims, situaci6n que, según el doctor, se explica por un evento de
la infancia temprana del pequeño. El padre de Joey era militar, y en múltiples
ocasiones, suesposaysu hijo lo acompañaron al aeropuerto. Parael.doctorBettelheim,
las hélices, que inicialmente representaban el alejamiento del padre, habían acaba­
do por ocupar el lugar de tan doloroso recuerdo, con lo cual, siguiendo este razona­
miento, las hélices son al recuerdo lo que las máquinas son a Joey: lo reemplazan
según su funci6n, pues las hélices pueden ser utiliz.adas a voluntad, como deberían
serlo sus recuerdos, y las máquinas viven en Joey como debería hacerlo su sí mismo.
De nuevo, la descripci6n de una situaci6n adópta la forma de una expresi6n
matemática. «Si el ventilador podía sustituir a la experiencia total, si las máquinas
podían ser tan totalmente importantes como sus padres, también podía sustituir a
éstos y entonces él podría comprender y dominar la experiencia como tal»
(Bettelheim, [ 1967] 200 1 : 345. El énfasis es mío) .
El tratamiento de Joey debía entonces procurar que la f6rmula que caracterizaba al
niño adoptara sus términos originales, y de esta manera otorgarle un ser, una perso­
nalidad, una humanidad que había sido sustituida por las máquinas. Se ocuparían
entonces de reemplazar unas funciones por otras, una reacci6n negativa por una
positiva, una estructura que habitaba el cuerpo de Joey por otra que le devolviese su
es encia de niño. Al inicio de este proceso, los intentos de los especialistas por
adecuar al pequeño a una forma más normal fueron empleados por él de manera
que las sustituciones no se realizaron. La mejor opci6n fue entonces dirigir las malas
acciones de Joey hacia sus doctores y maestros, pues de esta manera serían los
especialistas quienes se convirtiesen en sus víctimas, ya que ellos estaban capacita­
dos para comprender su sentido y ponerlo en términos diferentes pero equivalen­
tes, proceso que no podía ser llevado a cabo por los padres, los otros niños y el
p ersonal administrativo, e incluso por el mismo Joey, pues carecían de los instru­
mentos para ello. «Esperábamos que al volver su furor contra nosotros, podría
mostrarse activo en una relaci6n humana» (Bettelheim, [1967] 2001: 359).

ETNOGRAFiAs CONTEMPORÁNEAS 159


CLAUDIA PATRICTA RIVERA AMARILLO

Tal reconfiguración de las significaciones, tal reorganización de los términos de la


ecuación, comenzó a mostrar-sus frutos un tiempo después del inicio de l a
estadía de Joey en la Escuela Ortogénica. En primer lugar, dice Bettelhei m, se
logró un reconocimiento por parte del pequeño que implicó un primer atisbo de
humanidad en el autista. Joey comenzó por darse cuenta de que no solamente las
personas y su contacto con ellas lo destruían, sino que esta era también una
propiedad de sus máquinas. Así, en la descripción del doctor Bettelheim, Joey
comienza a encontrar aspectos positivos y negativos en sus máquinas, y la ecua­
ción se recompone en estos nuevos términos.
Poco a poco empezó a admitir que también la maquinaria y las lámparas
le hacían daño. Ahora ya había lámparas buenas y malas [ . . . ] antes el
mundo en el que vivía era 'informe y vacío y había tinieblas por encima del
Abismo'; ahora, 'dividió la luz de la oscuridad'. Pero no fue solamente
una separación de luz y oscuridad; Joey empezaba a distinguir el bien del
mal. Quien hace esto ya tiene una existencia hilmana en la tierra (Bettelheim,
[1967] 2001: 361).
La noche y el sueño: el reino del error. Joey tendrá que abandonar las tinieblas para
poder ver a la luz del día al mundo y a sí mismo.
Una segunda muestra de mejoría fue que, por primera vez en mucho tiempo, Joey
mlvió a utilizar, de manera correcta, los pronombre;; en particular el 'yo'. Esto indicaba
al doctor Bettelheim que el pequeño estaba dispuesto a expresar sentimientos e ideas,
aunque estas resultasen cargadas de agresividad hacia sus padres. Era posible saber
ahora algo acerca deJoey que proviniese de él mismo y no de las interpretaciones de los
psicoanalistas. En la descripciónJoey habla, comunica, con lo que empieza a dejar atrás
su autismo. Ahora es él quien se convierte en objeto, verdadero o no, de su propio
discurso. «'Si mis padres estuvieran aquí, los mataría; no eslaEscuelala mala; es culpa de
mis padres. Si estuviesen aquí y si yo tuviese un ventilador, les haría meter los dedos
dentro y se los cortaría en trocitos'. Era la primera indicación que nos daba de algo de lo
que había detrás de su inter� por los ventiladores» {Bettelheim, [1967] 2001: 63).
Sin embargo, el niño aún no había tomado el lugar de las máquinas en el texto . En
lugar de hacerse a unas ya listas para que viviesen por él, Joey las elaboraba. El niño
del doctor Bettelheim adquirió de esta forma otro rasgo de humanidad, acercándo­
se más a esa normalidad que no necesita ser descrita, pues constituye lo natural.
Con una metáfora proveniente de una taxonomía de la evolución de la espec�e
humana, Joey, en este relato, se acercaba más a sus congéneres. Por primera vez hada
algo por sí mismo, con la ayuda de los especialistas; era capaz de crear, característica
esta que permite que comience a ser mostrado como más cercano a lo humano. «]oey
no abandonó el uso de las lámparas simplemente porque nosotros dejásemos de
comprárselas [ ... ] Habíamos creado así una situación que hacía de él, verdadera·
mente, un hornofaber, un hombre creador de herramientas» (Bettelheim, [1967]
2001: 364. Énfasis en el original).
160 ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS
EL MUNDO AUTISTA

A pesar de haber mostrado mejorfa, a pesar de poder construir algo por sí


m1Smo, Joey alÍ.n no se ha humanizad6 en el texto. El pequeño autista que
se dibuja en la historia parece no reconocer los límites de su cuerpo, según
la interpretación que se revela en la narración. Si aún no es capaz de apropiarse
de sí llllSmo, entonces continúa estando enfermo. El niño de las lineas que
siguen aún está atrapado por su autismo, pues aún pueden localizarse en
sus acciones las muestras de este padecimiento.

Teníamos que ir con él, tenía que quitarse toda la ropa que llevase; no podía sentar­
se, sino ponerse en cuclillas encima de la taza y además te,9Ía 9ue tocar la pared con
una mano mientras apretaba las lámparas que le daban energia para la eliminación.
Con la O!ra mano se sostenía el pene, mientras defecaba, o se tapaba el ano si
orinaba. Este fue el primer indicio de sus temores de que por un orificio cualquiera
se le pudiera ir todo el contenido de su cuerpo (Bettelheim, [1967] 200 1 : 367} .

La indiferenciación entre Joey y el resto del mundo que aparece en la historia hace
parte de toda la elaboración del saber psicoanalítico en torno al trastorno autista,
seglÍ.n la cual el universo de los niños de corta edad está bajo su dominio, como lo
indica el texto mismo: «Incluso la rotación de la tierra de-Fndía de lo que él hiciese
con su cuerpo. De una forma realmente extraña, contenia todas las ideas de omni­
potencia que la teoría psicoanalítica atribuye al lactante satisfecho, pero sin ningu­
no de los sentimientos de seguridad y de importancia de sí que acompañan a estas
ideas» (Bettelheim, [1967] 200 1 : 374) .

Joey, según esta historia, no distinguía entre adentro y afuera, ni a los otros, pues no
había un sí mismo que lo habitase. Desde esta perspectiva, toda cosa que Joey
hiciese no provenía de sí mismo, pues cada una de sus acciones, como comer, leer o
defecar hacía necesario el empleo de máquinas distintas, con principios de funcio­
namiento diferentes. Hacía falta un algo que unificase todos esos engranajes. Este es
el sí mismo, que debía tomar el lugar del conjunto de máquinas en Joey. En el texto,
este elemento provocarla en el autista un ónico artefacto encargado del pequeño en
su totalidad, un sí mismo, que vinculase todas las máquinas de Joey, que se movían
en él como un desordenado apiñamiento de engranajes diferentes. Se trata enton­
ces de una máquina de máquinas, con lo que los bombillos, amplificadores, cables
eléctricos, lámparas y circuitos que componían a Joey estarían bajo el dominio de
un control único.

La misma figura empleada para describir al Joey autista, la artificialidad de sus


máquinas, es utilizada para describir aquello que la suplantarla, esto es, la máquina
Única, el dispositivo singular, el uno mismo.

El aislamiento de las funciones, sometidas todas y cada una a 'leyes' y a


'prevenciones' distintas, exigía su personalización y sometimiento a la
voluntad del sujeto. Después, tenían que ligarse entre sí, salir una tras otra
de su respectivo aislamiento y eme_ezar a füncionar de torma concertada,
que es la propia del ser humano vsettelheim, [1967] 200 1 : 395) .

ETNOGRAF!As CoNTEMPORÁNEAS 161


CLAUDIA PA TRIOA RIVERA AMARlllO

Este acoplamiento de las máquinas de Joey tenía lugar a través de otro artefacto : el
cirruito afectivo. Nuevamente, el proceso de humanización se desarrolla a la manera
de un aparato electrónico, pues las emociones deben cirrular por los caminos que
traza para ellas el cirruito, atravesando sus elementos y conjurando la distancia entre
sus componentes con el fin de alcanzar un resultado esperado, pues ya ha sido
descrito. Había que desconectar a Joey de la corriente eléctrica y conectarlo al afecto
para que se unificasen sus máquinas bajo el dominio de un único elemento que lo
llevaba, a su vez, a reconocer al otro también como máquina de máquinas.
En Joey, el surgimiento de sí mismo se produjo, de acuerdo con la historia, en el
momento en el cual el niño hizo uso de su libre albedrío, aquel que antagánicamente
tenía y no tenía al mismo tiempo. Se trataba de una autonomía que estaba en él
aunque él no estaba. Como si tuviese libertad de elección por el sólo hecho de haber
nacido, Joey debía decidir con apenas un poco de ayuda por parte de los doctores,
que quería dejar de no ser para darse paso a sí mismo. Era necesario para su curación,
que este Joey no autónomo optara por su autonomía, deseable pero aterradora, que
indicaba que J oey podía transformarse a sí mismo, podía practicarse de manera
distinta a como lo había hecho h3$ta el momento, acercándose a la normalidad.
«Para reconstruir sus vidas sin peligro, tienen que escoger la vía que deben seguir
por sí mismos [ .. ] todo lo que podemos hacer es crear las mejores condiciones
.

posibles para una aventura tan arriesgada» (Bettelheim, [1967] 2001: 41 O).
Este proceso tuvo lugar gracias a la intervención de otros dos niños de la Escuela.
Uno de ellos era K.enrad, apodado por el autor del texto como 'el terrible'. K.enrad
era tres años mayor que Joey y tenía un talento para las matemáticas que solo podría
calificarse como sobrenatural. A través de los números, Kenrad dominaba el mun­
do. Joey comenzó por bautiz.ar una de sus lámparas para defecar con el nombre de
este otro niño. Luego, para el doctor Bettelheim, en la cabeza de Joey el auténtico
Kenrad entró en un sangriento combate con Kenrad la lámpara hasta derrotarla,
con lo cualJoeytuvo que defecar porsí mismo, pues sulámparahabíasido vencida.
En el texto, la reacción de Joey al notar que podía eliminar sin máquinas fue de una
alegría absoluta. A partir de entonces, cada vez que J oey quería decir algo de sí
mismo, lo hacía como si estuviese hablando de Kenrad.
Lo anterior es descrito como un enorme progreso de parte de Joey, pues comieIWl
a exhalar humanidad de una manera más comprensible para sus doctores. Nueva­
mente, es Joey quien elige mostrarse, acudiendo otra vez a su autonomía como
sujeto, aunque es un no sujeto. «En vez de negar su vulnerabilidad ocultándola
detrás de una existencia maquinal, se enfrentaba cara a cara a su deseo de vivir en
una dependencia gratificadora» (Bettelheim, [1967] 2001: 420) .
El segundo niño que, según el texto, le devolvió la existencia aJoey, fue Mitchell ,
esta vez llamado 'el bueno', como el Edipo Rey de Sófocles. También un par de

1 62 ETNOGRA!:fAS CONTEMPORÁNEAS
EL MUNDO AUTISTA

añ os mayor que Joey, Mitchell era otro pequeño de la Escuela, y según el doctor
Bettelheim, menos enfermo que los dos anteriores. Joey lo llamaba por su nom­
bre, y lo veía lleno de cualidades positivas, ya que todo lo malo había quedado en
Ken rad. Pasado un tiempo, Mitchell se fue de la Escuela, y Joey se inventó un
com pañero llamado Valvus, que de acuerdo con el propio autista, era «como él».
S egún el texto, Kenrad era el ello de Joey, Mitchell era su superyó y Valvus era su )O.
Pero Valvus no podía cumplir a cabalidad con este papel, pues era un amiguito
imaginario. «No se trataba todavía de una verdadera personalidad, porque ésta no
se puede desarrollar mediante contactos imaginarios con otrOS» (Bettelheim, [1967]

200 1 : 435) .

En este punto, el doctor Bettelheim acude a la figura mítica, el complejo de Ecllpo,


para explicar la razón por la cual Joey ha decidido enfermarse, y la manera en la que
t iene lugar esta retirada. Como lo implica el uso de Ecllpo para este saber, todo el
problema se centra en la ecuación originaria (Deleuze y Guattari, 1998),

/(x)=rnt:rdre+hijo +¡xdre+falo

cuyo resultado no se ha producido de forma correcta pues ha tenido lugar una


alteración en los términos que la componen. En este caso, los padres no se han
ubicado en sus posiciones, con lo que Joey no ha realizado los desplazamientos
necesarios para convertirse en sujeto. Como sus padres están ausentes de la fórmula
en el orden correcto, él podría hallarlos en cualquier otro.

La historia de Edipo rey nos dice lo siguiente: sucederá una tragedia a los padres y
a los hijos si los padres abandonan a los hijos y no les dan ningún lugar en su vida
Íntima. Los niños autistas [ ... ] creen escapar al destino de Ecllpo cortando absoluta­
mente todo contacto con personas. Como no saben quiénes son sus padres [ . . . ]
creen que puede serlo cualquier persona que encuentran. Por eso más vale no
acercarse a nadie (Bettelheim, [ 1967] 200 1 : 438) .

Como en el caso de Nicola, Joey está equivocado, no porque haya sido engañado,
sino porque hace una interpretación equívoca del mundo, y puede toparse con sus
padres en todos los que le rodean, en raz6n de una opción que le ha alejado del
camino correcto y de la verdad.

Las máquinas aparecen de nuevo en el texto en la forma en que ha sido descrita


anteriormente, ya que la máquina de máquinas que satisfaría las condiciones del
problema edípico no se han producido, y el proceso que daría lugar a un dispositi­
vo que alinee los trozos de niño bajo un único término, ha sufrido una profunda
alteración. El camino a seguir por las experiencias en el mundo dentro del circuito
es diferente al que se ha llamado NORMAL, con lo cual las tareas que dicho circuito
debería realizar son reemplazadas por otras, esperadas también porque, al igual
que en el circuito normal, han sido trazadas con anterioridad. El producto de estas

ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS 163


CLAUDIA PATRICIA RIVERA AMARIU.O

operaciones hechas por caminos configurados con términos perturbados es , por


lo tanto, un producto alterado, un pequeño trastornado.

Los motores eléctricos son alimentados con corriente alterna, fuente de


energía que cambia constantemente de signo, pasando del positivo al
negativo. Ahí nunca hay reposo ni solución. Nunca hay energía neutraliz.ada
[ . . . ] Joey utilizaba todá esa energía para ver, comprender, temer y evitar la
comprensión (Bettelheim, [ 1967] 200 1 : 438) .

Como la gran parte de tales componentes está constituida por otros, por máquinas
de máquinas con las cuales el niño debía conectarse, las vías del circuito deberían a
su vez contener elementos que le permitiesen enlazarse, dentro de circuitos más
amplios, a esas otras máquinas. La expresión matemática que define el circuito está
así averiada por errores en sus algoritmos; ya que no hay caminos para comunicarse
con otros, no queda más que dirigirse tan sólo a sí mismo.

Sin embargo, hace falta más que trazar dichas vías para conectarse con los demás.
Tales caminos, según el texto, tienen la característica de permitir la doble vía, pues
no solamente se recibe a través de ellos, sino que también hay que dar. El Joey del
texto de Bettelheim no se convertirá en sí mismo sólo porque demande afecto, sino
que, de la misma manera, tiene que devolver el que recibe. La reciprocidad es
entonces la característica que concede a cada cual una existencia plenamente huma­
na, pues la autonomía, como hemos visto, restituye a Joey su estatuto de sujeto, si
bien le mantiene como no sujeto, pero no autoriza a entregarle el título de humano
si la reciprocidad sigue ausente.

Renacer, ser capaz de sentir emociones e incluso desear ser amado, todavía
no constituyen una existencia plenamente humana. Hace falta, además, ser
activo, tender deliberadamente la mano a otro para obtener calor y afecto,
atreverse a llenar uno mismo el foso entre sí y otro, tender la mano y cambiar
por intimidad la separación física de los cuerpos, amar y no solamente
Clisfrutar siendo amado (Bettelheim, [1967] 200 1 : 455).

Tal correspondencia mutua fue, de acuerdo con la narración, la mayor ganancia de


J oey en la Escuela Ortogénica y en la interacción con quienes allí se hallaban .
Finalmente, en la historia, le es concedida al pequeño su humanidad. Desde esta
perspectiva, el responder a los otros, el insertarse en el circuito con la máquina de
máquinas produjo en J oey la curación de su autismo, ya que, según las últimas
frases del texto, «Joey se había liberado realmente del círculo vicioso en el cual
giraba sin fin, entre el deseo y el miedo. Él mismo había cambiado el curso de los
acontecimientos y había sido capaz, al fin, de hacer frente a la vida» {Bettelheim ,
[1967] 2001 : 468). Lejos de la oscuridad nocturna, J oey ha encontrado la verdad·

Al igual que en el caso de Nicola, la curación de Joey es, ante todo, una restitución
de su autonomía. De nueva cuenta el autista se deshace de sus ataduras. En este

164 ETNOGRAFIAS CONTEMPORÁNEAS


EL MUNDO AUTISTA

segmento de la historia, la figura del círculo indica que la enfermedad de Joey


co nsistía en un eterno retomo hacia un único punto, pues no hay nada más, y la
cura rompe este círculo posibilitándole un encuentro con los otros. Esta liberación,

como puede verse, estaba en manos de Joey mismo, pues fue él quien modificó la
ruta que le conducía a un mundo diferente para dirigirse al adentro, a la normali­
dad. De nuevo, se diría que fue Joey quien lo eligió, pero esta vez para hacerse a su
posición de sujeto como sujeto y no como otra cosa. En esta situación, dicho
estatuto se carga de la significación que le corresponde al individuo, pues se ubica
dentro de todas las convenciones, se mueve dentro de los limites. En el texto, Joey
ha dejado de huir para habitar en uno de los mundos posibles de su sociedad,
alejándose por fin de su universo propio. TambiénJoey se ha desatado.
En esta historia, el autista mostrado por el doctor Bettelheim es todo lo contrario a
una persona: una compleja combinación de máquinas completamente aisladas
entre SÍ. C.On una narración que se acerca por momentos a proposiciones cartesianas,
el texto constituye una especie de enfermo mental completamente antinatural,
pues las máquinas son aquello concebido como más artificioso, más opuesto a una
esencia humana. Sin capacidad para sentir, con la necesidad permanente de estar
conectado a la corriente eléctrica,Joey es lo menos niño que se pueda llegar a ser. Las
emociones habrían de hacer de él un sujeto, y la reciprocidad se encargaría de
humanizarlo.
Este niño máquina, tan inhumano bajo el criterio del doctor Bettelheim, tan no
sujeto, tiene, sin embargo, uno de los rasgos distintivos del sujeto autónomo, pues a
pesar de las limitaciones de las que padece a causa de su enfermedad, a pesar de que
estaba privado de la posibilidad de decic!ir, del afecto, de un ser, de un sí mismo, fue
él quien eligió ponerse en esta situación. El se retiró del mundo y se creó uno propio,
una realidad completamente ajena a aquella en la cual debería vivir. Nacio con la
capacidad de pasar por sobre toda norma cultural para crear un universo diferente al
nuestro, aunque sea este último el que lo constituye como individuo, y a un mismo
tiempo como enfermo. Este mundo autista, repleto de máquinas, se convierte a lo
largo de la narración en la prueba de una autonomía inherente aJoey, pero vacía de él
mismo. Esel sujetoJoey capazdedecidirporsí mismo, pero tan no sujeto ytan sujeto
incompleto como lo demanda su padecimiento.

CoNCLUSIÓN

Como hemos visto a lo largo de los casos clínicos que expuse en este escrito, los
expertos asignan pensamientos y deseos a los autistas. Aplican sobre los pequeños
rejillas en las que se especifican los síntomas de su trastorno y su tratamiento.
Miden, marcando las distancias entre doctores y sus pacientes, la dimensión de los
síntomas y de los trastornos. Diferencian enfermedades entre sí. Se introducen en
la cabeza de los enfermos, haciendo surgir con diversas metáforas la rica e inquietan-
ETNOGRAFIAs CONTEMPORÁNEAS 1 65
CLAUDIA PA TRIOA RIVERA AMARIU.0

te vida interior de sus protagonistas como representaciones de la enfermedad.


Narran las terapéuticas, exponiendo métodos y resultados. Corrigen diagn6sticos,
evalúan, intervienen y, si bien el autismo, de acuerdo con los especialistas, no es
curable, curan.
Pero, además de mostrar situaciones como las que acabo de enumerar, también
las crean. Los especialistas imaginan esos mundos dentro de la cabeza de sus
protagonistas desde su propia concepci6n del síndrome, haciéndolos posibles a
partir del instante en que los narran. Elaboran la enfermedad y sus formas de
expresi6n, en el marco de las convenciones sociales, tanto como a los médicos y
a los pacientes: son estos sistemas de representaci6n, como prácticas sociales, los
que los constituyen a ambos como sujetos, pues es en ellos en los que médico y
enfermo juegan sus roles, dando vida de esta manera a la enfermedad, a la nor­
malidad, a los procesos terapéuticos en los cuales se pasa de la primera a la
segunda y a los factores que de algún modo llevaron de la segunda a la primera.
Le dan a los sujetos que constituyen, un estatuto al asignarles unas posiciones
determinadas.
En los casos que describí, los autistas adquieren sus propias dimensiones, se
hacen conocibles para quien los lee. Ya sea que se esté hablando de estereotipos,
limitaciones y repeticiones en el cuerpo de un muchacho, de un amo ridículo que
ha perdido la raz6n pero ha puesto a sus congéneres bajo su dominio, de máqui­
nas desvinculadas entre sí, extrañas y despersonalizadas, cuya única característica

común es la de habitar el mismo niño, o de vacíos inconmensurables e infinitos,


estas historias construyen a sus protagonistas como anormales, como habitantes
de un lugar distante cuya ubicaci6n exacta nos resulta ajena, pero sobre el cual se
sabe, sin lugar a dudas, que no queda en el nuestro; islas recorridas sin rumbo y
sin descanso por seres monstruosos, sin linderos ni poseedores, no sujetos y
sujetos incompletos.
Sin embargo, este archipiélago localizado en el afuera de las convenciones sociales,
hogar de cuerpos deformes que son los no sujetos y sujetos incompletos, y en esta
medida tierra de nadie, no es desconocido. Está dentro de las posibilidades ofreci­
das por las prácticas que los generan, que los edifican y los caracteriz.an, poblándolos
con personajes a cual más extraños, materias sin dueños, pero comprensibles a
través de sus instrumentos, interpretables con sus teorías y conceptos, descriptibles
con sus palabras técnicas y sus metáforas, y curables con sus terapias.
Reyes absurdos, vacíos, máquinas, los pequeños no sujetos y sujetos incompletos
recobran a cada momento en los textos su condici6n de sujetos, pues son ellos
quienes toman la decisi6n de enfermarse de esa manera y del momento en el cual
habrán de curarse, con quiénes pueden identificarse, de qué modo habrá de
conducirse el universo, quién será el soberano y quiénes sus súbditos, qué extraña
materia habrá de componer sus fragmentos aislados y habitar sus vacíos, de qué
1 66 ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS
EL MUNDO AUTISTA

manera ha de ser interpretada la realidad incluso prescindiendo de las posibilida­


des históricas que los constituyen hasta dar vida a lugares diferentes del nuestro,
mundos sin cultura.
Ese sujeto que les es devuelto, es el sujeto autónomo de Occidente haciendo uso de
sus poderes infinitos, pues se deshace de todo, incluyendo de su propio estatuto de
sujeto, simplemente porque así lo ha deseado. Su voluntades la única condición: este
sujeto todo lo puede, ya que es el centro de toda acción y toda posibilidad en su
universo, pues la omnipotente cultura nada puede hacer frente asu libre albedrío. En
una relación de contradicción que se evidencia en los textos clínicos, el sujeto autóno­
mo les es restituido a los autistas a lo largo de estas historias, pues son ellos quienes
optan autónomamente por renunciar a una autonomía de la que carecen.
De la misma manera en que se da vida a estos personajes raros, que son los autistas,
los sistemas de representación en los cuales se enmarcan estos casos también crean a
los doctores, al asignarles una posición y un tipo de discurso. En estas narraciones,
el doctor se ocupa de sus pequeños carentes de uno mismo y extiende sobre ellos su
saber. Como lo indica Michael Taussig, «[ . ] la función de la relación entre el
. .

médico y el paciente es la de reconstruir ese entendimiento, esa personalidad:


recuperarlos para el seno de la sociedad e insertarlos firmemente dentro de los
principios epistemológicos y ontológicos de los cuales surgen las premisas ideológi­
cas básicas de la sociedad» (Taussig, 1995: 1 15) . Su tarea es devolverlos a nuestro
mundo, el mundo de la normalidad, hacer de sus islas una península, anexar su
materia al continente, a la nonna.
Pero si estas historias dan vida a estos mundos, es porque la enfermedad, el trastorno
autista, está allí presente, para hacerlo posible: ya ha sido clasificado, sus caminos
están trazados en las taxonomías de las enfermedades mentales, se pueden predecir
sus expresiones y las maneras en que habrá de desenvolverse, y en algunos casos
puede revertirse el proceso de su consolidación. Las condiciones de las relaciones
entre doctor y paciente les preceden, son el resultado de un conjunto de concepcio­
nes y de unas prácticas sociales que los generan.
Como pudo verse en las historias expuestas en estas páginas, sin importar si el
autismo es un signo o un conjunto de ellos, la narración expone un fondo que se
expresa en una modalidad de sujeto que no responde a las convenciones sociales
que lo delimitan y lo ubican en una posición; un fondo que está profundamente
modificado, que se aparta de lo saludable y constituye por lo tanto un fondo
a mnal.

L¡1primera condición de existencia de este fondo anormal, en los discursos que lo


constituyen, es que tenga que hablarse primero de lo normal y definir a su contra­
rio como carencia, alteración y déficit del primero. Es así como en los sistemas de
clasificación de las enfermedades mentales, el autismo debe definirse bajo unos

ETNOGRAFIAs CoNTEMPORÁNEAS 1 67
CLAUDIA PA TRIOA RIVERA AMARILLO

parámetros que expresan un modelo de sujeto que debe hacer uso apropiado del
lenguaje, con lo cual se haga posible determinar el momento en que este uso esté
modificado; que interactúe con los otros siguiendo las convenciones sociales, para
que pueda decirse cuándo esta interacci6n está perturbada; que conceda una gran
importancia a las motivaciones y a los objetivos de los comportamientos, los
intereses y actividades, pues así puede distinguirse de tal modelo la rutina inútil
de las tareas sin un particular.

De la misma manera, lo anormal requiere de la norma para poder tener lugar.


Entre estas dos concepciones hay una relaci6n de suplementariedad (Derrida,
[ 1967] 2000) . Cada una necesita de la otra para poder cargarse de significaciones y
darse un lugar dentro del conjunto de prácticas que las generan, cada una es lo que
le falta a la otra para establecerse como un mismo conjunto, un sistema completo.
Una no puede ser concebida sin la otra, ni puede tener lugar en el conjunto de
mundos posibles si no están presentes aquellos elementos de los cuales se dis­
tingue. Cuando se diagnostica se recurre a una definici6n de individuo saludabl.e, del
cuerdo, en este caso, para nombrar al anormal, desechando otras alteraciones posi­
bles.

En el escenario creado para médicos y pacientes por los casos que he narrado en
las líneas anteriores, la enfermedad es el lugar en el cual se desplazan los persona­
jes: se es su víctima en primer grado por ser quien está enfermo, o en segundo
grado por convivir con los enfermos. Se es quien la describe por estar en el lugar
del especialista, quien está en capacidad de vencerla a través de las terapias, de
tender puentes entre el afuera y el adentro de la enfermedad y la salud, de liberar
a las víctimas al restituirles su autonomía.

Esta liberaci6n se produce al restablecerse, de forma normativa, una relaci6n con


la verdad. Por esta raz6n, el error de los trastornados no debe ser buscado en los
sentidos ni en aquello que se percibe, sino en la manera como estas experiencias
sensibles se organizan con base en equívocos dados en los trazos que vinculan el
mundo y el sí mismo, que impiden el conocimiento y la libertad. Para el caso del
autismo, el mundo puede ser un territorio bajo la propia soberanía o un espacio
hostil repleto de padres distantes, no porque se reciba una informaci6n err6nea
sobre la verdad del mundo sino porque se la interpreta mal. De aquí, que el funda­
mento de las terapéuticas descritas en los dos casos sea la reconfiguración de las
relaciones con el mundo y consigo mismo, la toma de conciencia de la verdad de sí y la
transformaci6n de uno mismo.

Este sujeto auto reflexivo y auto regulado responde a un principio de nuestra


cultura heredado de un amplio y complejo proceso hist6rico: es el principio de la
correcci6n de uno mismo, según el cual siempre es posible mejorar a través de la
reflexión sobre los propios actos y los propios pensamientos para llegar a ser, al

1 68 ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS
EL MUNDO AUTISTA

transformarse en algo que no se era antes (Mauss, [1938) 1985; Dumont, 1983;
Foucault, 1990). Esta posibilidad de cambio y de superación encuentra su funda­
mento en el error.
El ejercicio de este principio propone una educación de uno mismo, que en el
caso de los autistas hace posible la integración, pues los lleva a corregirse para
acercarse a los otros. Se trata por ello de la puesta en escena de un poder discipli­
nario cuya función es pedagógica: el poder en estos casos no reprime sino que
educa, modifica los comportamientos partiendo de la existencia de un error que
puede ser enmendado al cambiar los patrones perturbados.
Es en este punto en el cual se establece la corrección de sí a la manera de un
diálogo, de una relación social que tiene lugar con uno mismo, un ejercicio perma­
nente que pone en relación a uno con uno mismo en el ejercicio de uno en algo
que es uno mismo. La finalidad de esta práctica es hacerse de capacidades, postu­
ras y disposiciones específicas y nonnales; como veíamos anteriormente, para ha­

cerse libre y acercarse al conocimiento.


Uno se ejerce a sí mismo cuando está en capacidad de constituirse para desarro­
llarse dentro de unos marcos de referencia, para ser conocido por sí mismo y para
obedecer a una ley que dictamina cómo debe tener lugar el ejercicio de sí, cuál es el
juego de reglas del conocer, cuáles son las dimensiones y las limitaciones de ese
conocimiento, a qué verdad debe conducir esa búsqueda, qué posibilidades de
transformación se construyen a través de ella, quiénes están autorizados para
decir la verdad acerca de uno mismo y bajo qué condiciones es uno mismo el que
puede enunciar esa verdad.
Si uno no es capaz de hablar por sí mismo, serán los saberes del uno mismo los
que se ocupen de hacerlo. Cuando estos saberes se pronuncian acerca de uno,
crean en uno nodos sobre los cuales despliegan sus estrategias y hacen de uno un
objeto de poder que debe ser representado según las reglas de formación de sus
prácticas. El poder y el saber se articulan así en la constitución de una representa­
ción expresada en sistemas de clasificación de salud y enfermedad, que crean las
condiciones de posibilidad para el ejercicio de uno mismo, localizadas en el inte­
rior de las convenciones de la cultura, que hace legítimas las políticas del saber para
la regulación de los sujetos. Tal configuración de la realidad no es verdadera ni
falsa, sino que se valida a través de su ejercicio al traer consigo consecuencias reales
en la vida de sus sujetos.

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ETNOGRAFIAs CoNTEMPORÁNEAS 1 69
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170 ETNOGRAFIAs CoNTEMPORÁNEA�


EL REPRESENTADO NO REPRESENTADO O
EL SUJETO GAY EN LA NOVELA AL DIABLO
LA MALDITA PRIMA VERA 1

MANua. All:JANDRO RoORfGUEZ RoND6N2

LA cuestión aquí no está en la verdadde tdes afirmaciones[..J LA cuestión está


en si un constante aluvión de declaraciones promulgatorias de este tipo[. ..)
pueden llegar a producir (como, casos concretos aparte, de hecho logran} una
descripción crez'lle de los nilóticos o, en manos de otro, lo que quizá}"% no es tan
seguro, de los australianos, polinesios, birmanos o africanos orientdles. ¿De�
modo {¿por qué?, ¿de quéforma? ¿acerca de qué?} informa tan resuelta
.f
ln,¡;.ormacwn
., .�
Cliffurd Geertz, Elantropólo[ff> como autor.

PRESENTACIÓN

El presente artículo forma parte de la investigación realizada para mi trabajo de


grado titulado Representaciones culturales y usos de la nominación gay' {Rodríguez,
2003) . Si bien aquí recojo parte de lo escrito en dicho texto, mi interés no es
presentar un panorama general sobre los resultados de mi investigación, sino abor­
dar las vías a través de las cuales se le otorga sentido a la nominación gay en un
documento particular: la obra ganadora del Premio Nacional deNovelaCiudadde
Bogotá 2002, Al diablo la maldita primavera {2002), del escritor colombiano
Alonso Sánchez Baute.
A partir de la descripción de las representaciones del hombre gay encontradas en
dicha novela, me interesa señalar la importancia que tiene el examen de las mismas
dentro del análisis antropológico en dos sentidos: primero, brinda una posibilidad
de aproximarse a las formas en que se significan los objetos y sujetos de una cultura,
el sentido que estos adquieren y la forma como tales significados determinan las
relaciones que los sujetos establecen entre sí; segundo, puede emplearse como
herramienta de reflexión sobre la etnografía, en tanto que ésta ha cumplido un
papel muy importante a lo largo de la historia de la antropología, en lo relativo a la
representación y constitución de un otro.

1 Deseo agradecer a las siguientes personas, cuya colaboraci6n y recomendaciones fueron


de gran ayuda en la escritura del presente articulo: Mara Viveros, Víctor Manuel Rodríguez,
Myriam Jimeno, Claudia Rivera, Juan Carlos Rodríguez, Marco Martínez, Andrés G6ngora,
Paulina Acosta, Johanna Salazar y a todos mis entrevistados.
2 Antrop6logo. Universidad Nacional de Colombia. Miembro del Grupo de Estudios
Sociales Contemporáneos GESC y del Grupo de Estudio sobre Género, Sexualidad y Salud
en América Latina GESSAM. Correo electr6nico: [email protected]
MANUEL ALEJANDRO RODRfGUEZ RONDÓN

Para esto dividí el contenido en cinco partes: en la primera señalo el por qué de mi
interés en la novela, cómo llegué a ella y el valor que tiene como objeto de observa­
ción etnográfica; en la segunda introduzco al lector en la forma como uso y entien­
do el concepto de representación; en la tercera abordo las representaciones del hom­
bre gay encontradas en el texto de Sánche'L Baute; en la cuarta describo las estrate­
gias textuales a partir de las cuales la obra logra la autoridad que le permite presen­
tarse como una descripción que da cuenta fielmente de la naturaleza del hombre
gay, siendo verosímil en sus representaciones; y, finalmente, en la quinta sección,
realizo una breve reflexión acerca de la representación etnográfica.

¿POR QUÉ OBSERVAR UNA NOVFIA?


Mi interés en abordar la novela de Sánchez Baute, surgió tras observar la sensación
de malestar que causó entre algunos de sus lectores el conjunto de representaciones
del sujeto gay allí expuesto. Tal disgusto lo percibí inicialmente en los comentarios
sobre la novela hechos por un amigo.
Un día, mientras caminábamos los dos por la calle, pasó frente a nosotros el autor de
la novela. Al verlo, mi interlocutor le hizo un comentario de reproche a su obra, el
cual no entendí y Sánchez Baute no escuchó, puesto que en aquel momento se
encontraba a unos cinco metros de distancia de nosotros. Luego, con tono despec­
tivo, me preguntó si ya había leído dicha novela, le dije que había escuchado el
título y que apenas sabía que abordaba la temática gay, pero que no conocía más de
ella; él me dijo «no la compre, si quiere yo se la presto», indicándome con esto el
poco valor que tenía dicho libro como para ser comprado. El tono despectivo de su
voz y su expresión desdeñosa fueron indicadores suficientes para concluir que
dicha publicación había tenido una cierta importancia, puesto que había generado
un gran rechazo entre algunos de sus lectores. Luego de interrogarlo acerca de la
molestia que ésta le ocasionaba, él, un poco indignado, señaló que a lo largo de la
novela el autor no hacía algo distinto a consolidar estereotipos sobre los gays, cosa
que le incomodaba mucho. A raíz de esta conversación decidí examinar dicha
novela, con el objetivo de identificar con claridad los elementos que causaban tanto
escowr entre algunas personas.
En un principio percibí algunas de las cosas que me habían señalado: la repetición
de estereotipos sobre los hombres gays, las generalizaciones y las homogenizaciones
hechas por parte del autor. Si bien en ocasiones la novela me causó risa, la mayoría
de las veces sentía que chocaba una y otra vez con frases tales como «para la gente
homosexual lo único que cuenta en esta vida es», «Si de algo sabemos las locas es de»,
«la mayoría de gays habían», «es una constante homosexual», «los homosexuales
nos acostumbramos a», «es otra cosa que se comparte en el ámbito de lo gay», «lo
malo es que con las locas nunca se sabe», «Uno reconoce a las locas porqUe», «es un

1 72 ETNOGRAÁAS CONJ"EMPORÁNEAS
EL REPRESENTADO No REPRESENTADO

luj o que poco pueden darse los maricaS», «porque las locas somos como», «que es, en
últimas, lo que buscamos todas las locas», «eso es, precisamente, lo que nos divierte
a las locas», frases que definen constantemente un todo gay y los sujetos que lo

componen.

Algunas personas podrán preguntarse acerca de la legitimidad que puede tener el


examen de una novela desde la antropología, teniendo en cuenta que lo que ésta
última narra no es real sino ficci6n. No obstante, antes de seguir debemos pregun­
tarnos: ¿qué es lo que entendemos por real? Lo real es lo que consideramos verdade­
ro, aquello que es incuestionable y cuya existencia solemos tomar por evidente; y
«lo que de ordinario se tiene por 'ven:iad' «, como señala Paul Rabinow resumiendo
el argumento de Ian Hacking, «no es más que la consecuencia de cierto evento
hist6rico; el emerger de un estilo de pensamiento acerca de la verdad y de lo falso,
estilo que se establece en aras de unas condiciones precisas para la proposici6n que
se desea.» (Rabinow, 199 1 : 325).

En suma, aquello que llamamos realidad no es algo inmutable, objetivo y exterior


a nosotros, al contrario, es una construcci6n social que se transforma y que compar­
timos como miembros de una cultura. Lo que en otras épocas se tenía por real ahora
puede ser calificado de ingenuo y fantástico, así como lo que ahora tomamos por
ficci6n puede llegar a ocupar el estatus de lo verdadero.

Se tiene entonces que los límites entre realidad y ficci6n en ocasiones son obscuros,
no porque no hayan sido construidos y delimitados culturalmente, sino porque
son menos estables de lo que creemos. Así, con relaci6n a las representaciones de lo
gay, lo importante es lo que la gente entiende por gay, lo que toma por lo propio de
ese otro sexual, los significados por medio de los cuales lo define, los estereotipos. Y,
en esa medida, si bien las fuentes de donde provienen {medios masivos de comu­
nicaci6n, literatura, texto académicos, etcétera) tienen un valor específico y deben
ser abordadas teniendo en cuenta sus particularidades, sus características no nece­
sariamente legitiman o invalidan perse la verosimilitud de dichas representaciones.

Pienso que un género literario como el de la novela puede ser abordado no s6lo por la
crítica literaria sino por otras disciplinas como la antropología, ya que el valor que
poseen dichos textos no se aloja únicamente en la forma en que estánescritos, de lo
cual podrían derivarse juicios estéticos, sino también en las relaciones que establece
con sus lectores y lectoras y las consecuencias observables que su publicaci6n genera.

Para el caso particular de este artículo, tenemos que la publicaci6n de Al diablo la


maldita primavera gener6 tanto agrado como repudio entre sus lectores. Para algu­
nas personas el sujeto gay que allí aparece no corresponde a la realidad y para otras
sí. Esto queda expuesto en una entrevista publicada por La Reuista del Espectador,
en la que Patty E. Patetik, una drag queen reconocida, dialoga con Sánchtz Baute
acerca de su novela:

ETNOGRAÁAS CoNTEMPORÁNEAS 1 73
MANUEL ALEJANDRO RODRIGUEZ RONDÓN
,.

Patty E. Patetik: No. E.se que_ soy yo en este momento no se siente ahí; el otro, el
r¡ue no say >'? ahora, síesta ahí. Es interesante ver el conflicto que hubo de
identificaaón de las personas. Jl>ro,¿porqué crees que la gente se iilentifzcó con
algo que es totalmenteficción?
Alonso Sánchez Baute: Porque se tocan temas muy cercanos a mucha gente
y porque además existe mucha clandestinidad en ese ambiente. Se trata de
un tema marginal, pues la sociedad lo ha marginaliz.ado de todas las maneras
porque no quiere que la gente sepa cómo viven. Me parece que eso es parte
Clel error que hay en tomo al tema.
P.P.:¿ Tú crees que la nave/a síes unaforma de describircómo vive la gente, no
hay muchasficciones ahíadentro?
A.S.: Claro, porque es una novela de ficción. El mundo que se narra es real,
pero ciento por ciento se trata de una obra de ficción. Los personajes que
hay son completamente ficticios, la historia que se narra es tocilmente ficticia,
inclusive los personajes que aparecen, que son reales, son ficción, porque
son precisamente los_persona¡es de las d!ag queens, entonces todos no son
sino personajes de la ficción (La Revista del Espectador, 2003: 7. Las cursivas
son mías).

Como se puede apreciar en este fragmento de la entrevista, ladrag queen le pregun­


ta a Sánchez Baute por qué cree que hubo gente que se identificó con el personaje
de la novela si ésta es, finalmente, una obra de ficción. Sánchez Baute señala que, si
bien los personajes son ficticios, el mundo que describe es real. Vemos entonces
cómo aparece la relación que los lectores establecieron con dicha novela: para algu­
nos fue un retrato del mundo gay, así como para otros fue una desfiguración del
mismo. Si la novela fuera tomada únicamente como un relato de ficción por parte
de quienes la leyeron, quizás este artículo no tendría objetivo; no obstante la gente
se sintió muy cercana al personaje del texto aunque fuese para rechazarlo.

Más adelante en la entrevista, Patty Patetik le pregunta a Sánchez Baute:


P.P.: ¿_No podría verse la novela como una especie de retrato antropológico de
una Bogotá de fines de siglo?
A.S.: Algunas personas piensan que es una etnografía gay urbana de Bogotá.
De pronto lo es en la medida en que está mostrando los sitios gays ae la
ciudad. En la novela se habla de gayrulla, gay hills, entre otros (La Revista
del Espectador, 2003: 8. Las cursivas son mías) .

En este punto, la novela ya es comparada con (o tomada por) una «etnografía gay
urbana de Bogotá», lo cual nos obliga a reconsiderar los límites de la misma como
documento de ficción. El problema, como lo señala James Clifford, es que solemos
tomar ficción por mentira, o por lo que muestra una realidad que no es (Clifford,
1991).
E n el momento mismo e n que l a novela es pensada como una etnografía, se la
considera como una descripción (o transcripción) de la realidadgay allí representa-
17 4 ETNOGRAFIAS CONTEMPORÁNEAS
EL REPRESENTADO No REPRESENTADO

da. & decir, se la está tomando por lo verdadero: ¡así son los gay y no de otra furma!,
¡Sánchez Baute logró capturar la esencia del gay!
Respondo entonces a la pregunta planteada en el título de esta sección «¿Por qué
observar una novela?»: Porque es un documento. Es un documento que nos
permite adentrarnos en el terreno de las representaciones que, para este caso, defi­
nen en buena medida la verdad de lo que es gay; y porque nos deja ver el sentido
culturalmente compartido, aunque no por todos, de la nominación gay. -

LA REPRESENTACTÓN COMO CONSI'RUCCTÓN CUiltJRAL DE IA REALIDAD

Antes de abordar la novela en detalle, precisaré el sentido en el que entiendo y uso


la palabra representación, ya que ésta ha sido abordada de distintas maneras las
cuales difieren con relación ala forma como se conciben los papeles jugados por los
sujetos, la cultura y el lenguaje en la dinámica de producción de significados en una
cultura, y el lugar que en ellos ocupa la noción de realidad. Por esta razón, introduz­
co brevemente al lector, señalando inicialmente las direcciones en las cuales no
quiero que sea entendida la representación, al menos para el caso de este artículo,
presentando dos enfoques distintos con sus respectivas críticas. Al final de esta
sección, enunciaré la propuesta de Hall {1997), la cual comparto, complementán­
dola con lo propuesto por otros autores.
La primera de las aproximaciones a la representación, considerada por Hall, es la
denominada «mimética» o «reflexiva». Esta propuesta afirma que los significados, a
través de los cuales podemos pensar las cosas, se encuentran dentro de las cosas
mismas (Hall, 1997b), emanan de ellas, razón por la cual estos son esenciales a
todo, objetos y sujetos.
La representación es, según este enfoque, una propiedad inherente a las cosas, las
cuales existen en una realidad objetiva que significa por sí misma. Frente a este
hecho, los sujetos deben encontrar el signo natural que carga cada objeto, que lo
compone, y aprender a leer dichas marcas ocultas con el objetivo de develar su
sentido original (Hall, 1997b; Foucault, 2001). En este caso, el lenguaje ocupa un
lugar instrumental puesto que su función es la de una herramienta al servicio del
sujeto, que le permite reflejar los significados de las cosas y comunicarlos a otros
sujetos (Hall, 1997b).
Si el lenguaje permite reflejar las representaciones de las cosas, se puede pensar que
existen buenas o malas representaciones, dependiendo de qué tanfiel o distorsionada
sea la reproducción que se hace de la realidad, lo que ratifica la idea de la existencia
de una realidad objetiva e independiente de la cultura, a la cual podemos acceder
a través de la lectura y aprehensión, así mismo objetivas, de sus sentidos y significa­

dos (Rodríguez, 2002).

ETNOGRAÁAS CoNTEMPORÁNEAS 1 75
MANUEL ALEJANDRO RODRIGUEZ RONDÓN

Esta aproximaci6n descarta cualquier posibilidad de pensar el significado como


algo construido culturalmente, ya que plantea que el concepto (o significado)
asociado a un objeto o sujeto, es algo que existe esencialmente y es independiente
de la cultura.

Para el caso de lo gay, esto nos llevaría a pensar que existe una realidad gay
extracultural e inmutable, la cual puede ser develada a través de la lectura de su
representaci6n. Los sujetos autoidentificados como gays estarían determinados
por dicha realidad, y se encontrarían naturalmente agrupados bajo tal categoría.
Lo gay sería entonces un hecho, una particularidad consubstancial a ciertos
sujetos y una marca que los define.

En pocas palabras, podríamos decir que, siguiendo este enfoque, los sujetos gays
tienen una serie finita de características esenciales, susceptibles de ser enumeradas y
clasificadas de una V'2 y para siempre, merced a la inmutabilidad de su naturalez.a,
lo que nos garantiza una nula posibilidad de cambio y la capacidad de conocer
finalmente a estos sujetos, homogenizándolos y unificándolos bajo una nomina­
ci6n: gay. Tal nominaci6n establecería entonces una relaci6n biunívoca con lo que
dichos sujetos son o significan. Esto, en mi opini6n, es lo que hace Alonso Sánche:z
Baute en su novela: presentar un modelo de sujeto gay, el cual suele ser tomado tal
y como él lo describe.

Cabe aclarar que, si bien en ningún momento afirmo que ésta haya sido la inten­
ci6n del autor, sí es el efecto que genera, logrando introducir un conjunto finito de
representaciones que agotan las posibilidades de pensar lo gay y a los hombres gay
en formas distintas.

La segunda consideraci6n de representaci6n, denominada por Hall «intencional»,


ubica la producci6n de significados en la intenci6n del sujeto, por lo que éste es
autor y origen de todos los significados. Este enfoque sugiere que el sujeto tiene la
capacidad de imponer el significado que desee al mundo, siendo el lenguaje el
vehículo que le permite realizar dicha operaci6n. Así se tiene que, según lo anterior,
«las palabras significan lo que el autor pretende que signifiquen» (Hall, 1997b: 25.
Traducci6n libre).

Esta aproximaci6n sugiere que el hablante es un sujeto aut6nomo, centro de la


representaci6n; por lo que el lenguaje es, de nuevo, un mero instrumento de él, y la
cultura no tiene relevancia alguna en la dinámica de producci6n y circulaci6n de
significados. Uno de sus principales problemas es el desconocimiento de que noso­
tros no creamos los significados como individuos, sino que los compartimos co mo
miembros de una cultura.

También podríamos objetar que, si cada sujeto tiene la posibilidad de imponer los
significados que desee a cualquier tipo de expresi6n suya, no podríamos comuni-

1 76 ETNOGRAFIAs CONTEMPORÁNEAS
EL REPRESENTADO No REPRESENTADO

carnos, debido a que no compartiríamos ningún tipo de código, convención o


significado que nos permitiera hablar de algo en los mismos términos. Cada uno
crearía los suyos, aislándonos así de las demás personas, por lo que la representación
dejaría de ser un fenómeno social, convirtiéndose en algo meramente individual.
Adicionalmente, debemos tener en cuenta que cualquier intento nuestro por crear
un significado radicalmente nuevo estaría destinado al fracaso, ya que, como afirma
Derrida, «solo la intención originaria no es suficiente para gobernar la escena y el
sistema de expresión» (Derrida, citado por Butler, 1993 : 13. Traducción libre).
Entonces ¿qué es lo que hace posible que cualquier cosa que hacemos o decimos
tenga sentido? Tanto para Derrida como para Butler la respuesta estaría dada por la
p osibilidad de repetir un código o expresión iterable, es decir, la necesidad que
tenemos de citar o evocar una norma, código o convención para podemos comuni­
car. Por lo tanto, si realmente es necesario repetir lo iterable, ¿podemos generar
significados que rompan con una serie de convenciones reiteradas en el tiempo?,
¿podemos deshacemos de la historicidad propia a la producción de significados
con el objetivo de crear nuevos sentidos? La respuesta es definitiva: no.
Afirmar entonces que la novela de Sánchez Baute logra consolidar estereotipos
sobre la gente gay, simplemente porque el autor decide hacerlo, no tiene sentido.
Justamente, lo que permite que tal operación se dé es la existencia de condiciones de
posibilidad para que las representaciones de lo gay, que él plantea en el libro, sean
las mayomiente compartidas entre sus lectores. Una de estas condiciones es la evoca­
ción en el texto de los significados que tradicionalmente han definido lo gay en el
contexto particular colombiano.
La representación, tal y como yo la entiendo, no es el conjunto de significados
que los objetos y sujetos alojan en su interior, ni aquella fuente de sentido prove­
niente de una realidad objetiva y que está esperando ser develada. Tampoco es la
capacidad que tiene el sujeto de imponer el significado que desee al mundo.
Siguiendo a Stuart Hall {1997) , la representación «es una parte esencial del
proceso por el cual el significado es producido e intercambiado entre miembros
de una cultura» {Hall, 1997b: 15. Traducción libre) . El significado nos propor­
ciona un sentido de nuestra propia identidad, de quiénes somos y a qué pertene­
cemos; por lo tanto «está relacionado con las cuestiones de cómo la cultura es
usada para demarcar y mantener la identidad dentro de un grupo y con relación
a otros» {Hall, 1997a: 3. Traducción libre).

La importancia de la representación radica en el hecho de que no podemos pensar


cosa alguna prescindiendo de ella, ni siquiera a nosotros mismos, ya que gracias a
ella los objetos y sujetos adquieren sentido y, por lo tanto, pueden ser pensados.
Los significados que componen dichas representaciones son culturalmente produ­
cidos y compartidos. Estos no dan cuenta ni reflejan la realidad, sino que la constru-
ETNOGRAFIAS CoNTEMPORÁNEAS 1 77
MANUEL ALEJANDRO RODRÍGUEZ RONDÓN

yen; por lo tanto, no se puede afirmar que existan buenas o malas representaciones
(Rodríguez, 2002). En cambio, podemos decir que existen unas que circulan más
que otras, unas que son normativas y otras que no y unas que ocupan un lugar
privilegiado en la jerarquía de representaciones sobre un objeto o sujeto, en la
medida en que son compartidas por más personas y responden a lugares construi­
dos por el discurso para definir a un objeto o sujeto anticipadamente.
Por otro lado, debemos señalar que los significados «[ . . ] no se encuentran sólo
.

«en nuestras cabezas». Ellos organizan y regulan las prácticas sociales, influyen en
nuestra conducta y, por lo tanto, tienen efectos prácticos y reales» (Hall, 1997a:
3. Traducción libre), «movilizan sentimientos y emociones poderosas, tanto po­
sitivas como negativas [ . . ] definen lo que es «normal», quién pertenece -y por lo
.

tanto quién está excluido-» y «están profundamente inscritos en relaciones de


pode).')> (Hall, 1997a: 10. Traducción libre) . En consecuencia, así como permiten
pensar a los sujetos, los significados posibilitan y determinan el tipo de relación
que establecemos con ellos.
Tenemos pues que «nuestras vidas se encuentran profundamente configuradas a
partir de la forma como los significados de hombre / mujer, blanco / negro, rico /
pobre, homosexual / heterosexual, joven / viejo, ciudadano / extranjero son pues­
tos en juego en determinadas circunstancias» (Hall, 1997a: 10. Traducción libre).
Como ejemplo de dichas circunstancias podríamos citar la publicación de la novela
en cuestión, en donde los significados que comúnmente han edificado la nomina­
ción gay son reiterados por el autor, repitiendo asimismo los estereotipos a partir de
los cuales las personas aprenden a identificar al gay por definición.
Existe otro sentido de representación propuesto por Gayatri Chakravorty Spivak
en su artículo titulado Can the subaltern speak? {1993), el cual me gustaría con­
siderar debido a la importancia que tiene para el análisis propuesto en este artícu­
lo. En su texto, Spivak retoma dos nociones distintas de representación señaladas
por Marx en El Dieciocho Brumario de luis Bonaparte, las cuales considera im­
portante manejar conjuntamente en la práctica: Darstellung y Vertretung.
La Darstellung en ocasiones se inscribe dentro de la teoría del sujeto; tiene que ver
con el retrato que de él se hace y con el significado que su presencia adquiere, por lo ·

que se entiende más en un sentido alegórico o tropológico {Spivak, 1993). Esta


noción de representación está relacionada con la que he venido desarrollando a lo
largo del texto, es decir, la que considera que la representación reúne los significados
que edifican a un objeto o sujeto y que posibilitan pensarlo y relacionarnos con él.
El segundo sentido de representación, Vertretung, es el término correspondiente
al tipo de representación propia del Estado y la economía política, en la cual un
tercero asume el papel de representante de un grupo de personas ante el Estado·
En este caso, el sentido de representación se encuentra vinculado con las acciones
178 ETNOGRAFIAS CONTEMPORÁNEAS
EL REPRfSENTADO No REPRESENTADO

de reemplazar o sustituir un elemento por otro; así, en lugar del grupo de perso­
nas o sector en cuestión, se elige un individuo, quien trabaja en nombre de los
intereses de otros (Spivak, 1993).
La representación en sus sentidos Vertretungy Darstellung, será abordada a lo largo
del texto, debido a que la posición ocupada por algunos hombres gay con relación
a la novela de Sánchez Baute, puede definirse como la de los representados
(Darstellung) no representados (Vertretung), es decir, la de ser hombres gay cuya
presencia fue significada en la novela a partir de los estereotipos, pero que a su vez
rechazan al sujeto gay allí descrito como alguien cuyos intereses, gustos, forma de
ser, actuar y pensar ocupen el lugar de único referente a partir del cual se define la

totalidad de la población gay.

EL REPRFSENTADO NO RFJ.>RFSENTADO

Al diablo la maldita primavera presenta la historia de Edwin Rodríguez Buelvas,


un hombre gay barranquillero, quien ha vivido durant,e varios años en Bogotá
participando activamente en la escena drag de la ciudad. El es quien narra al lector
todo lo que ocurre, escogiendo los aspectos de su vida que desea exponer y los que
desea ocultar.
El personaje describe con detalle aquello que suele ser llamado mundo gay, mostrán­
dolo como si fuera una realidad inmutable fácilmente aprehensible, homogénea y
con pocas tensiones entre aquellas personas que la conforman. Edwin señala cuáles
son los sitios gays de Bogotá (Cinema), en qué sectores reside la mayor concentra­
ción de homosexuales de la ciudad (Chapinero Alto o «Gay HiUS»), cuál supermer­
cado tiene mayor clientela gay («Gayrulla»), cuál es la ciudad extranjera más visita­
da por los gays colombianos (New York) y cómo son las fiestas gay, entre muchas
otras cosas.
Edwin Rodríguez habla por y en nombre de todos los gays de Colombia. Recrea
constantemente un nosotros gay que los incluye a todos, al mismo tiempo que los
asemeja y homogeniza:
Así que me fui a buscar a los míos, a los g_ays, a los quepensaban como yo
(Sánchez, 2002: 21. Las cursivas son mías) .
A la semana volví a Cinema a extasiarme con su música y su entorno
almidonado, y fue cuando comencé a conocer a los míos, a los de mi
sangre, a los dé mis mismas creencias y placeres (Sánchez, 2002: 233 . Las
cursivas son mías).
En este pasaje podemos apreciar el uso de imágenes que evocan lo natural en la
definición de los hombres gay, «los de mi sangre»; así como otras que generan un

ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS 1 79
MANUEL ALEJANDRO RoDRIGUEZ RoNOóN

efecto de unidad y mismidad a través de la homogenización, «los de mis mismas


creencias y placeres». Los gays son descritos como seres que comparten algún tiPo
de particularidad sanguínea que los hace iguales entre sí, razón por la cual les gusta
lo mismo, creen en lo mismo y disfrutan de lo mismo. El efecto naturalizador de
estas afirmaciones y de las figuras tropológicas empleadas, permite que lo que el
autor señala sea poco cuestionable en la medida en que lo natural en ocasiones
también adquiere los valores de verdad de lo real.
Este tipo de afirmaciones, y las descripciones de los gays encontradas a lo largo del
libro, hacen que el lector pueda pensar que basta con saber cómo es un gay para
conocerlos a todos:
Esta narración, pese a la distancia y el cansancio que produce el personaje,
logra mostrar el mundo marginal de los homosexuales [ ... ] (Zuleta, 2003.
Las cursivas son mías).

La diferencia del comportamienwsocialde los homosexuales estáJm!S!!nt.e dentro


del marco «moral» ael personaje, el cual es radicaly muy poco democrático
(Zuleta, 2003. Las cursivas son mías).

Este fragmento es tomado de la reseña del libro de Sánchez Baute publicada en la


revista Número 36. Zuleta considera que la narración «logra mostrar el mundo
marginal de los homosexuales» ya qu� consigue capturarlo, plasmarlo en el papel y
presentarlo a sus lectores y lectoras. El está convencido de que dicha transcripción
de la realidad gay es fiel a su original. Para Zuleta el autor de la novela es un
conocedor exhaustivo del «mundo marginal de los homosexuales», e incluso llega
a mostrar Ja diferencia del comportamiento social» de los mismos.
Por otro lado, el comentario de la novela que aparece en la contraportada reza:
Esta interesante y provocadora novela revela los conflictos de ser homosexual
en nuestra cultura, deja al descubierto lugares y prácticas sociales del
inframundo de la cultura gay en ciudades como Barranquilla, Bogotá y
Nueva York, y muestra ademas el proceso de construcción de una ideii.tidaO
diversa (Edición del Instituto D1strital de Cultura y Turismo, 2003 . Las
cursivas son mías).
Tenemos entonces que la novela «revela», «deja al descubierto» y «muestra» el
mundo gay. Las palabras escogidas por quien escribió dicha reseña nos hacen
pensar que la novela fue tomada como un calco de la realidad. Siendo así que en la
entrevista anteriormente citada entre Patty E. Patetik y Alonso Sánchez Baute, la
novela es tratada como un «retrato antropológico de una Bogotá de fines de siglo»
o como una «etnografía gay urbana de Bogotá». En palabras de Geertz (1997),
podríamos decir que SánchezBaute logró elaborar unas «diapositivas antropológial.9'
del mundo gay bogotano.

180 ETNOGRAFIAS CoNTEMPORÁNEAS


EL REPRESENTADO No REPRESENTADO

El autor, a través del personaje, describe con precisión cómo son los gays, qué les
gusta, qué actitud tienen frente a la vida, cómo se comportan, cómo se visten, qué
diseñadores prefieren, cuáles son sus sentimientos, qué productos consumen y
cuáles son sus intereses. Los especifica de tal forma que el lector puede imaginarse
perlectamente cómo es un gay, a fa Ve'L que corrobora ciertas representaciones que
de él cin:ulan, agregándole otros elementos que quizás 'desconocía' antes de leer el
libro.
Dentro de las principales características identificadas del hombre gay en la novela
de Sánchez Baute, se pueden contar las siguientes: la figura del gay como una «loca
boba», a la que le interesa la belleza y desprecia la inteligencia; la vida del gay como
solitaria, dolorosa y amargada; el gay como un sujeto que debe ser rico y arribista
por definición; el gay pasivo como alguien que desea ser mujer; y el gay como un
individuo promiscuo e idealmente joven.
Antes de abordar tales representaciones, señalo que mi interés no apunta a desvir­
tuarlas, calificándolas de falsas, o apuntar que no todos los gays son así; al contrario,
pienso que, en la medida en que éstas sigan siendo tomadas por verdaderas, efecti­
vamente lo serán, generando consecuencias de gran importancia en lo social.
Mi objetivo se dirige entonces a describir estos estereotipos como un conjunto de
imágenes construidas culturalmente, a través de las cuales se significa de una cierta
manera la presencia de los sujetos gays. A continuación presentaré brevemente
estas características, acompañando cada una con una selección de citas del libro en
donde lo anterior quedará expuesto. Adicionalmente, recurriré en ocasiones a en­
trevistas realizadas durante mi trabajo de campo, las cuales me permitirán comple­
mentar la información proporcionada.
EL GAY ES UNA LocA BoBA, A LA QUE LE INTERESA LA BEllEZA Y DESPRECIA LA
INrEuGENCIA
En el primer capítulo de la novela, Edwin narra la forma en que intentó �gresar al
mundo gay en Bogotá, luego de abandonar la universidad y el trabajo. El decide
retirarse debido a que ha sido discriminado y descubre que, en el ámbito laboral, no
importa su inteligencia ni su capacidad para ocupar un determinado cargo, ya que
lo que pesa es su orientación sexual. Por eso, decide vincularse con gente que no lo
discrimine, razón por la cual se introduce en el mundo gtty:
[ ...] buscar su amistad [la de los gays] me pareció un ju�o de tontos ya que
aprendí, así de entradita, que como a todos el lujo y la bUena vida nos atrae
como a las abejas elpanal[ .. ] también descubrí algo que habría de utilizar a
.

mi favor: para la gente homosexual lo único que cuenta en esta vida es la belleza
masculina. La in�igenciayelconocimiento no importan, salvoparapronundar

frases brillantesque apaquen a losdemás (Sánchez, 2002: 21. Las cursivasson


mías).

ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS 181


MANUEL ALEJANDRO RomúGUEZ RONDÓN

De acuerdo con lo anterior podemos decir que el gay es una persona ignorante, a
quien no le importa seguirlo siendo. Sus intereses se centran en todo bien material
que le garantice vivir cómoda y tranquilamente. Es una figura entregada al hedo­
nismo y al goce ele los sentidos, a quien sólo le interesa la dolcevita. De acuerdo con
esto, las únicas manifestaciones de inteligencia que puede tener un gay deben
encaminarse exclusivamente a desprestigiar y no dejar sobresalir a los demás .

Según lo expuesto por el personaje a lo largo del libro, el gay qesea ser siempre el
centro ele atención y no puede permitir que alguien lo supere. El debe ser el mejor
en cualquier aspecto y esto le da vía libre para que emplee cualquier estrategia que
lo haga sobresalir ante los demás. Así, no importa si debe recurrir a las mentiras, a la
traición, al chisme o a cualquier otro medio, desde que pueda lograr su objetivo:
brillar sobre cualquier otra persona.

La reiteración ele este punto a lo largo ele la novela, genera la imagen del gay como
alguien en quien no se puede confiar. En múltiples ocasiones se muestra a Edwin
traicionando a sus amigos o inventándoles chismes, debido a que ellos tienen novio
mientras él se encuentra sólo, razón por la cual debe lograr que los novios los
abandonen, reestableciendo así el orden ele las cosas: ninguno puede tener algo que
los demás no posean.

Así como el lecror genera cierta desconfianz.a hacia elgay, los personajes mismos no
se confían absolutamente nada entre sí. La relación que establecen es ele compañía
más que de amistad:

Lo importante es tener amigos y que a uno lo llamen, y lo inviten, y lo


escuchen, y llamar la atención en todas partes y gue nunca nunca nunca se
olviclen cle uno parajamás estarsolo. Ysiparaesohayque�rporboba,¿qué
le vamos a hacer?¡Si es mejor ser boba que estar sola! Además, a la larga uno
termina por acostumbrarse y entender que en esta vida hay gue preferir lo
light, porque es lo único que le interesa a la sociedad (Sánchez, 2002: 22.
Las cursivas son mías).

Esto es así, debido a que, según la novela, a todo gay lo invade la soledad. Por esto,
podría decirse que la relación que establecen dichos sujetos es ele mutua dependen­
cia, necesitándose unos a otros para no sentirse solos.

Aparte ele la anterior, el personaje admite sólo una forma ele amistad:

Nos hicimos buenos amigos clescle un principio porque me gustó mucho,


y ya se sabe que los gays sólo somos amigos de los hOmbYes a quienes deseamos
{Sánchez, 2002: 82. Las cursivas son mías) .

De acuerdo con lo anterior, la amistad entre los gays puede darse únicamente en
dos vías distintas: una, en la que dicha relación existe sólo en apariencia, pero es

182 ETNÜGRAFIAS CoNTF.MPORÁNEAS


EL REPRESENTADO No REPRESENTADO

invocada como necesaria ciado que el hombre gay no quiere sentirse solo; y otra, en
la que sólo es verdaderamente posible, si uno de los dos desea al otro.

A lo largo del texto el autor nos muestra cómo Edwin encarna perfectamente ese
modelo, a tal punto, que cada vez que el personaje señala cómo son los gays, éste
hace una descripción minuciosa de sí mismo.

Si bien este es un punto que ha sido descrito como cierto por parte de algunos
hombres gay a quienes he entrevistado, otros señalan con cierta incomodidad el
hecho de que las cosas tengan queserasí. La molestia que esto genera permite ver un
modelo o deber sergay, que se erige detrás de estas representaciones y que suele ser
rechazado por algunos gays, al ser considerado falso o indeseable.

&to mismo fue mencionado por uno de los hombres a quien entrevisté durante mi
trabajo de campo. Para él lo gay estaba asociado «a las superficialidades, a la vani­
gad, a la moda [ . . . ] y a un modo de vida muy superficial» (Entrevista a Claudio3) .
El se autoidentificabacomo gay, aunque no se consideraba representado (Vertretung)
por dicha imagen. Curiosamente, siendo un hombre que se autoidentificaba como
gay, Claudia rechaz.aba dicha nominación �mo algo que legítimamente le otorgara
sentido a su propia existencia (DarsteUung). El no quería ser asimilado al modelo del
gay superficial, vanidoso y poco inteligente, optando, en ocasiones, por categorías
de autoidentificación como la de «marica», la cual, si bien es empleada de forma
despectiva, no se encuentra asociada a esa cultura o mundo gay que tanto lo violen­
ta con su modelo de ser gay.
LA VIDA DEL GAY ES SOUfARIA, OOLOROSA Y AMARGADA
Otra imagen del hombre gay que se va delineando a lo largo de la novela, es la del
gay solitario:

[ ...] Soy de los que � que la soledad es una constante homosexual. Existen
algunos casos casi exoticos de parejas dizq_ue estables, pero son matrimonios
que tarde o temprano acaban porque siempre hay alguien encargado de
meterse en la relación (Sánchez, 2002: 27. Las cursivas son mías) .

La soledad es mucho más que una característica compartida por los homosexuales: es
una «constante homosexual». Al enunciarla de esta manera, se afirma dicha particu­
laridad como algo determinante y condicional en los hombres gay. Esta constante no
es algo fortuito, ni siquiera es una generalidad de lo gay; prácticamente define el
destino de un gay, es algo inexorable, y los casos en que un gay tiene pareja son
denominados «exóticos», por lo que la excepción confirma la regla, aunque lo haga
durante poco tiempo ya que, como señala Edwin, «tarde o temprano [las parejas]
acaban porque siempre hay alguien encargado de meterse en la relación».

3 Todos los nombres de los entrevistados corresponden a seudónimos.

ETNOGRAFiAs CONTEMPORÁNEAS 183


MANUEL ALEJANDRO RooRfGUEZ RoNoóN

Este punto se encuentra explicado por el anterior, en el que señalaba que un gay no
puede tener algo que no posean los demás, y si esto es compañía se debe hacer todo
lo posible para que todos compartan lo mismo, es decir, la soledad. Pareciese que
existieran mecanismos de regulación de la propiedad entre los gays, cuyo objetivo
siempre es buscar la igualdad, ya que ninguno puede sobresalir ante los demás
aunque todos intenten hacerlo, siendo los mismos gays los encargados de ejecutar
lo dictado por dichos dispositivos reguladores.

Si bien se le teme a la soledad durante la juventud, se le teme más durante la vejez:

Aunque lo que sí creo que a uno la afecta mucho es eso de � que se va


a llegar a la vejez todo solito así, chuchumeco y todo, pero solito, sm nadie
que lo acompañe, sin nadie guo [sic] lo ayude, sin nadie que lo cuide, como
tienen los straight a sus mu¡ercítas, o a sus hijos del alma que nunca los
abandonan, así los odien, pero a la hora de la enfermedad ahí están,
cuidándolos, apoyándolos, pendientes todo el tiempo de q_ue no les pase
nada. Pero uno, nadita de nada, solito todo el tiempo (Sánchez, 2002: 71.
Las cursivas son mías) .

La vejez es un tema recurrente en la novela. Cuando un gay llega a viejo necesaria­


mente se queda solo, sobre todo porque pierde todo su atractivo, nadie lo va a
querer y a nadie le va a importar. Muchas de estas características son expuestas en
contraposición a los straíght o heterosexuales, quienes al parecer tienen muchas
cosas que los gays anhelan pero no poseen como la compañía y el amor. Edwin
parece detestar a los straight por esto, señala que lo tienen todo aunque muchas
veces no lo merezcan, que son cobardes, que corren a esconderse en las faldas de sus
mujeres y �ue todo el tiempo critican y discriminan a los homosexuales, no obstan­
te él tambien lo hace con los heterosexuales.

Los límites entre homosexualidad/heterosexualidad y gays/rtraights, se marcan pro­


fundamente a lo largo de la novela. Se trazan con claridad sus diferencias, a tal
punto que se llega a afirmar que los straights son personas que siempre van a
disfrutar de algún tipo de compañía, mientras que los gays están condenados a estar
solos. Estas afirmaciones alimentan con el odio, que transmiten las palabras de
Edwin, la intolerancia entre unos y otros.

En una entrevista, Sánchez Baute negó que su intención fuera la de marcar estaS
fronteras o darle importancia a la orientación sexual: «Creo sinceramente que hay
que mamarle gallo a la vida, ver las cosas importantes cuando son importantes, pero
no darles trascendencia a temas como el de la homosexualidad, que no lo es»
(Revista de El Espectador, 2003: 8) . Independientemente de lo que se desee
expresar en la novela, el texto siempre mostrará más de lo que su autor quiso decir,
razón por la cual no basta con analizar la intención de éste, sino que se debe mirar
lo que efectivamente transmite el libro.

184 ETNOGRAFIAS CONTEMPORÁNEAS


EL REPRESENTADO No REPRESENTADO

En este C1&> la intención del autor se ve contrariada por la voz del texto, quien habla
porsí mismo, yaque en él la orientación sexual se erige como un eje funclamental para
la división del mundo entre gays y straights, buenos y malos, valientes y cobardes,
solitarios y acompañados. El personaje no sólo reproduce estereotipos sobre los gays,
sino que establece su diferencia con los straights marcándolos exageradamente, a tal
punto que se dibujan homosexualidad y heteroséxualidadcomo naturalezas antagó­
nicas, que marcan a cada sujeto con su propio signo, determinándolo y constituyén­
dolo en un yo/otro claramente identificable. Recordemos lo que afirma Derrida con
relación al signo: «el signo representa lo presente en su ausencia. Tiene lugar en ello.
Cuando no podemos tomar o mostrar la cosa, digamos lo presente, el ser-presente,
cuando lo presente no se presenta, significamos, pasamos por el rodeo del signo [ .. . ] El
signo sería, pues, la presencia diferida» (Derrida, 1998: 45).

De la forma como son representados en la novela, se tiene que tanto el homosexual


como el heterosexual evidencian a través de su comportamiento, las inflexiones de su
voz, sus maneras, sus gustos, sus sentimientos y sus vidas, el signo de una y otra
orientación sexual. Se puede leer sobre ellos las grafías que muestran lo ausente, lo que
no podemos ver ni tocar pero que sabemos que está allí y que se revela a través del
signo. La orientación sexual está oculta pero se expresa, desborda al sujeto e incluso
determina su vida, señalándole cómo va a ser su infancia, su adultez y su vejez:

Sup e, además, que la mayoría [de gays] había vivido infancias iguales a la
m1a y que en sus corazones había dolor y am argura (Sánchez, 2002: 21).

Lo único que me llamó poderosamente mi atención fue que no había


veneno en las palabras de Assesinata, ni mucho menos amargura en su
corazón. Me aialtó la duda, por tanto, de creer que Assesinata erastraight, que
son esos hombres raros que tienen sexo con mujeres (Sánchez, 2002: 25.
Las cursivas son mías).

Los signos deben ser tan claros y unívocos, que una ligera variación puede hacer
que el «hermeneuta de la sospecha4» se confunda, y llegue a tomar a un gay por un
straight. Con esto se naturaliza cada vez más al homosexual.
Et GAY DEBE SF.R RICO, nNER BUEN GUSIO Y SF.R ARRIBISTA POR DEFINIOÓN
El autor continúa particularizando al homosexual y describiéndolo, a tal punto
que logra convertirlo en una «especie» con una naturaleza particular (tal y como
Foucault (1991) señala lo hicieron las ciencias médicas durante el siglo XIX) :

[ . . . ] Es más, creo que era lo únicO en lo que el tipo noparecía loca: tenía un mal
gusto irremediable, siempre con sus saquitos amadOs de un sastre cualquiera,
y los zapaticos corronChones de marca anónima, y las corbaticas de mil

4 La expresi6n es de Lee Edelman (1 994) .

ETNOGRAFIAs CoNTEMPORÁNEAS 185


MANUEL ALEJANDRO RooRfGUEZ RoNOóN

pesos comp radas en cualquier kiosco de vendedores ambulantes de la


Décima (Sanchez, 2002: 141. Las cursivas son mías).
De nuevo, vemos como la expresión incorrecta de uno de los signos de la homose­
xualidad es suficiente para poner en duda la orientación sexual del sujeto en cues­
tión. En este caso, la falta de buen gusto es una característica suficiente para que un
homosexual no lo parezca.
Además del buen gusto, el gay debe ser una persona adinerada o al menos
aparentarlo:
[ ... ] Tuve q_ue incum_plirle la cita y quedó sin saber que yo no soy el Richard
q_ue firma los e-mails, ni el chico rubio, alto, déclassé, elegante sí, sin duda
alguna, porque siempre me consideraron el hombre mejor vestido de
BarranqUilla por andar a la derniere, pero no con la ropa de Armani de la
que siempre liablo. En realidad ni siqwera tengo para un vestido de Ricardo
Pava. Lo �JJaS!1. es que uno wadentrándose en la mentira y salirde ellafJue!Íe_
serimpos"ibli, 'Y._ lo ma/,o es que con las locas nunca se sabecuáñdo se dice la Verdad
y cuándo no (Sánchez, 2002: 28. Las cursivas son mías).

Estas descripciones constituyen al mundo gay, incluyendo a los sujetos, como una
gran fachada cuya función es ocultar un fondo no deseable de soledad, pobreza y
amargura. A lo largo de la novela lo gay va adquiriendo cada vez más un matiz de
falsedad, recordemos que los gays no tienen verdaderos amigos y que «lo malo es
que con las locas nunca se sabe cuándo se dice la verdad y cuándo no». Esto justifica
que el gay incurra en mentiras y en apariencias, ya que lo importante no es mostrar­
se como realmente se es, sino como al� mejor.
Esta característica, la de aparentar ser mejor, suele ser abreviada con la palabra
arribismo:
[ . . . ] En Colombia la cosa es así: uno reconoce a las locas no porque sean
amaneradas sino por_que todas toditas son arribistas, y viven en un mundo de
fantasía que ellas solitas se inventaron, en donde son reinas millonarias a
quienes todo el mundo le debe hacer la zalá (Sánchez, 2002: 1 87. Las
cursivas son mías).

En este caso, es la combinación de la nacionalidad con la orientación sexual lo que


hace que las «locas» sean arribistas. La marca definitiva no es tanto el hecho de ser
amaneradas sino de ser arribistas.
En la entrevista realizada a Claudio, se encuentra una crítica fuerte a la representa­
ción del gay, que aparece en el libro. Si bien para el momento de la entrevist a
Claudio no lo había leído, la imagen que critica es la misma. A Claudio le molesta
que la categoría gay se encuentre estrechamente vinculada al COilliumO. Así, señala
que se exige que la gente gay:
186 ETNOGRAFIAS CONTEMPORÁNEAS
EL REPRESENTADO No REPRESENTADO

[ ... ] se vista de esta manera [ ...] ten� esta música y compre estas lociones [ ... ]
Uno tiene que tener música de Cher e ir a ciertos lugares para ser gay [ ... ]
[por lo que nene que] acomodar sus actitudes y su forma de vida al estereotipo
gay (Entrevista a Claudia).

Claudia advierte que este estereotipo genera exclusión, ya que:


[ . . . ] dentro de lo �y importa muchísimo como la gente se vea. Entonces
alguien está excluido deSde el comienzo si es feo o muy poco atractivo para
la mayoría de personas. Es que esa categoría es demasiaOO excluyente. Yo me
pongo a �y son muy pocas las personas que conozco que realmente se
adaptan a lo que se establece como gay, a pesar de que ellos se consideran
gays. Por ejemplo, mucha gente pobre, ¿sí? , que no tiene [dinero] para ir a
jinetes o para ponerse la ropa que se considera gay [ ... ] según esta categoría
y ante mUchaotra gente no son gays, son locas pobres (Entrevista a OaUdio).
[son los homosexuales] de clase media quienes aspiran a ser eso. Para mí el
sujeto gay es ideal. Es como las mujeres Dellas, como las modelos, el modelo
de belleza que se tiene es supremamente irreal y para mí lo gay es así
(Entrevista a Claudia).
Aquí podemos apreciar uno de los efectos de dicha imagen del gay: la discrimina­
ción. Si no se tiene el dinero suficiente para consumir lo que consumen los gays, se
es excluido. No obstante, aparece una diferencia entre la forma como es tratado lo
gay en la novela y en la entrevista anteriormente citada. En la novela, el gay está
determinado por una naturaleza superior a él, que lo gobierna y lo moldea en
cuanto a sus intereses, gustos y comportamientos, algo así como una «gaycidad5»;
pero en el caso de Claudia lo que está presente es un modelo gay. Para Edwin los gays
son, mientras que para aaudio los gays deben ser.
No creo que estemos frente a dos cosas diferentes, al contrario, pienso que son dos
manifestaciones de lo mismo: un modelo cultural que dicta cómo debe ser un gay.
Ocurre que éste aparece representado de maneras distintas: en el primer caso es una
naturaleza específica del homosexual, algo que es consubstancial a él, que penetra
su carne y que lo desborda, lo que lo hace ser de cierta manera; mientras que para
Claudia es un ideal, es decir, algo que no se acomoda a la situación real de las cosas,
pero que mueve a ciertos sujetos a imitarlo, a repetirlo. El hecho de que no sea algo
que da cuenta de la realidad de los sujetos gays, no le resta realidad a dicha represen­
tación, lo cual podemos apreciar en los efectos que ésta genera.
'..;;\:
Repito que, en la medida en que algo es tomado por verdadero por parte de un
grupo de personas, efectivamente lo es, y en esa medida si un gay no es adinerado
o no aparenta serlo, va a ser rechazado por aquellos que comparten dicho modelo,
ya que para ellos él no va a ser gay, sin importar cómo se autoidentifique.

5 El término es de Leo Bersani (1998) .

ETNOGRAÁASCONTEMPORÁNEAS 187
MANUEL ALEJANDRO RooRIGUEZ RoNOóN

EL GAY ES ACilVO O PASIVO, Y SI ES LO SEGUNDO, DESEA SER MUJER


A lo largo de la novela, el autor introduce y repite la norma de género al interior
de las relaciones homosexuales:

Esas cosas no se deben hacer, me repetía una voz en mi conciencia [Al


intentar tener sexo con una mujer]: sexo con el mismo sexo no se puede tener
(Sánchez, 2002: 227. Las cursivas son mías) .

[ . . . ] Pensó que el Flaco y yo teníamos alg4n tipo de relación sexual, lo cual


es absolutamente falso, \'ues el Flaco es la única amiga que es más pasiva que
yo, y me pregunto, ¿que diablos haríamos dos mujERES6en la cama? Salvo
arreglarnos mutuamente las uñas, no se me ocurre nada más (Sánchez,
2002: 172. Las cursivas son mías) .
La reacción descrita es la que, de acuerdo con el texto, tiene un homosexual pasivo
al tener sexo con una mujer. El gay pasivo es definido como femenino y como
mujer, mientras que el activo, quien no se encuentra descrito en éstas líneas pero
cuya presencia se puede ubicar aún en su ausencia, debe ser masculino y hombre.
La lógica de la complementariedad de los sexos y los géneros se encuentra plac;mada
allí: un suceso en el que se procura unir lo propio de lo mismo (dos mujeres), depara
un intento fallido ya que «SeXO con el mismo sexo no se puede tener».

El autor muestra lo masculino y lo femenino como componentes que deben existir


necesariamente en una relación homosexual con el objetivo de permitir dicha
unión, se repite entonces la norma de ladiferenáa como complemento. Así como al
hombre le corresponde la mujer, al gay activo le debe corresponder el pasivo y alo
masculino lo femenino, mostrándose como única posibilidad de vínculo entre
homosexuales.

Adicionalmente, le asigna a cada uno de los términos una serie de caracterÍsticac; que
lo definen:

Dicen que el hombrees un animal de costumbre, perocomo unaes mujF.R., ya


ven: el ntual siempre se repite, y una va y se ilusioñaysevuelvesuperromántica,
y ve los pajaritos revoloteándole por la cabeza, y se come el cuento de que,
por fin, apareció Antínoo [ . . . ] pero por esas vuéltas de la vida una termina
peor que Llorónica Castro (Sanchez, 2002: 76).

De acuerdo con lo anterior, el hombre se acostumbra al amor, lo que elimina este


último término. Por el contrario, en el caso de la mujer y del gay pac;ivo, no importa
cuantas veces la persona sea abandonada o esté con alguien, siempre se va a ilusio­
nar y a volver «romántica».

6 La escritura en el original contempla las últimas letras de la palabra 'mujeres' en


mayúsculas.

188 ElNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS


EL REPRESENTADO No REPRESENTADO

Si bien el autor presenta al menos dos tipos distintos de homosexuales, el activo y


el pasivo, muchas veces la imagen del primero queda asimilada a la del segundo,
borrándose cualquier diferencia y volviendo a representarse a elgay como alguien
que puede ser singularizado merced a una descripci6n homogeniz.ante y reductora,
en la que predominan los atributos de lo femenino, debido a que, en última
instancia, todos los homosexuales son representados como personas que al menos
tienen un gusto idéntico al de las mujeres: el deseo por otros hombres.
La representaci6n bien difundida del hombre homosexual como alguien que desea
ser mujer, o al menos como un afeminado, ha sido imagen de autoidentificaci6n
para algunos pero también de rechazo para otros. Fabián, uno de mis entrevistados,
es uno de ellos.

Fabián muestra un gran descontento por la asimilaci6n de la figura del homosexual


a la de una mujer, o como la de alguien que quiere hacer c9sas de mujer, o que se

encuentra en un estado intermedio entre hombre y mujer. El reconoce que, si bien


existen personas gay que son amaneradas y que hacen cosas de mujeres, esto no es
algo que pueda ser tomado como un todo gay. A él le molesta enormemente que lo
incluyan o asimilen a «esas personas», como las llama, por el hecho de ser gay.
Recordemos que las representaciones (Darstellung) determinan y posibilitan en
buena medida la forma en que las personas se relacionan con otras. La figura del gay
amanerado o del gay 'medio mujer' ha sido ampliamente difundida a través de los
chistes y los medios de comunicaci6n como algo grotesco, que en ocasiones es
c6mico. En esta medida, la consolidaci6n de dicho estereotipo como algo ridículo
y general a todos los homosexuales hace que muchas personas se burlen de ellos, ya
que éstos han sido representados (Darstellung) como aquellos que se ubican en
estados intermedios, lo que los hace grotescos; y de los cuales es regla burlarse.
Et. GAY ES PROMISCUO y JOVEN
Siguiendo la novela, otracaracterÍstica que se puede resaltar del gay es su promiscuidad:
[ . . ] Enamorarse es un lujo que poco pueden darse los maricas, porque todos los
.

gays del mundo s6lo piensan en sexo y sexo y sexo [ . . ] (Sánchez, 2002: 85. Las
.

cursivas son mías).

[ ...] que es, en últimas, lo que buscamos todas las locas: acostarnos con todo el que se
nos antoje y punto, así de sencillo (Sánchez, 2002: 183. Las cursivas son mías).

Tenemos pues que aunque el gay se ilusione con una persona y se vuelva
«superromántico», no se puede enamorar. Como señalé páginas atrás, él está entre­
gado a ladolcevita y al hedonismo, s6lo le importan los placeres y uno de ellos es el
sexo.

ETNOGRAFIAS CoNTEMPORÁNEAS 1 89
MANUEL ALEJANDRO RooRIGUEZ RoNDóN

En el libro de Sánchez Baute se puede encontrar una serie de 'pistas', que le penni­
ten al lector 'explicar' el por qué de cienos comportamientos como la promiscuidad.
Podría decirse que, si el gay es promiscuo es poi:que no se enamora, y no se enamora
porque pareja estable no va a tener (ya que todos los gays tienen que estar solos); y
debe ser promiscuo, por que la soledad en la vejez va a ser total (razón por la cual
debe aprovechar su juventud para goz.ar desenfrenadamente); y se va a estar sólo en
la vejez, porque los viejos ya no disfrutan de la fiesta (porque ellos se quedan
dormidos «en la primera silla de la disco»), lo que, finalmente, rompe con el para­
digma del gay entregado al goce de los placeres:
[ . . . ] Entiendo q_ue el problema no es sólo de arrechera sino además de
tiempo, poi:que final.triente las locas somos como los r'gures:venimos confecha
de vencimiento, aunque yo prefiero darle mas glamour al asunto y
compararnos mejor con las top models [ . . . ] antes de los cuarenta las
oportunidades llueven, pero después, después es un cantar que se paga a
otro precio y, más exactamente, se paga es con buena platica, porque a nadie
le gusta acostarse con viejittJs que ni siquierapueden salira rumbear una noche
completa sin quedarsedónnidos en laprimerasJ/ade la disco [ .. .] a mí lo único
que me preocupa en esta vida es la vejez, cuando pase los cuarenta y ya no
tenga amigos nipueda ira los saunas a leVantanne gatitos sin que ellos me wan
como un vejete�ido [. . .]Y �reso también tengc? muy claro que mientras
no llegue a esa ffiad maligna debo acostanne con tiidos los hombi-es que se me
atraviesen, porquedespués, idénticos a las modelos, ya nadie requerirá de mis
servicios (Sánchez, 2002: 1 83-1 84. Las cursivas son mías).
Metáforas como las del yogur y las top models le dan fuerza a la aseveración de que
los gays después de los cuarenta años van a estar irremediablemente solos. En ella
logra comparar tres elementos distintos Oos hombres gays, las top models y los
yogures) los cuales se encuentran vinculados a través de una misma propiedad: su
caducidad. El destino del gay se determina al compararlo con cosas que todo el
mundo sabe que ocurren y que forman parte del sentido común: todo yogur tiene,
inevitablemente, una fecha de vencimiento.
Las reiteradas metáforas y comparaciones, junto a las cadenas de tipo causa-efecto
que le son presentadas al lector: se es mentiroso porque no se quiere mostrar la
pobreza; se es traicionero porque nadie puede ser mejor que uno; se es gay poi:que
se tiene buen gusto; no se es gay porque se es realmente feliz; los gays son solitarios
porque ninguno puede tener algo que los demás no posean; se es boba porque de
lo contrario no se va a ser aceptada entre los gays; se es arribista porque se es loca Y
colombiana; se debe ser promiscuo en la juventud porque en la vejez se va a estar
irremediablemente solo, etcétera. Tales cadenas logran darle al texto una cierta
credibilidad y un efecto de coherencia del mundo representado (Darstellu nrJ
Todo es efecto-de una causa, que a la vez es el efecto de otra.
Con relación a la necesidad del gay de ser joven, Claudio señalaba que tales ideales
de ser gay promovían también el desprecio por los viejos, quienes, al no ser recono-
1 90 ETNOGRAFIAS CoNTEMPORÁNEAS
EL REPRESENTADO No REPRESENTADO

ciclos por los otros como gays, sino como «locas feas y viejas», necesariamente eran
llevados a ocupar una posici6n marginal dentro de los ámbitos gays: Según Oaudio,
el «estilo de vida gay», como él lo llama, implica que cuando usted llega a los
cuarenta años, no le queda otro remedio distinto a suicidarse, ya que nunca va a
estar acompañado (Entrevista a Claudia).
A lo largo de esta descripci6n de los estereotipos del gay, he contrastado lo dicho por
personas como Claudia y Fabián, con el objetivo de mostrar c6mo, a lo largo de la
novela, se consolidan representaciones (Darstellun?J que no representan {Vertrettm?J
a todas las peISonas gay, aunque se muestran como si realmente lo hicieran.
También me interesaba mostrar c6mo las representaciones no son un grupo de
significados ajenos al mundo, sino que, por el contrario, determinan nuestras vidas
más de lo que nosotros pensamos. Efectos como la discriminaci6n y el odio hacia
ciertos sectores sociales, tienen lugar merced a las representaciones.
Tales representaciones constituyen verdades y circulan como tales. Recordemos la
reseña de la novela aparecida en la revista Número 36, en donde el autor señala que
Sánchez Baute logra «mostrar el mundo marginal de los homosexuales» (Zuleta,
2003). Para él la novela fue un reflejo fiel de la realidad, en donde se evidenciaba
c6mo eran realmente los gays: seres promiscuos y hedonistas, marcados por una
naturaleza femenina que se expresa en sus maneras, acciones y comportamientos
(como el hecho de que sean vanidosos); quienes se interesan profundamente por la
belleza en detrimento de la inteligencia, y cuyas vidas están marcadas por la tristeza
y el desconsuelo de la soledad.

Vemos como el abordaje de las representaciones de lo gay permite ver, inicialmente,


uno de los distintos modelos a partir de los cuales se define c6mo es y c6mo debe ser
un gay, el cual suele actuar como imperativo cultural que exige una homogenidad
en la forma de ser de los sujetos que han establecido alguna relaci6n de
autoidentificaci6n con dicha nominaci6n. Por esto, es importante conocer lo que la
gente entiende por gay, lo que toma por lo propio de ese otro sexual y los significa­
dos por medio de los cuales lo define.
Así como existen peISOnas para quienes dicho modelo es representativo (Vertretun?J
de la realidad de los sujetos gay, para muchas otras no, por lo que podemos
afirmar que, si bien tal modelo es ampliamente compartido al interior de nuestra
sociedad, no es la revelaci6n de una esencia del ser gay, sino la expresi6n de una
representaci6n hegem6nica, que en ocasiones refuerza «lineamientos de poder,
dominancia y autoridad» (Richard, 1993: 1 1) entre sujetos gay, al marginar y
descalificar a todos aquellos que se alejan del deber ser gay Qos viejos y los pobres)
y que, por diversas razones, no repiten exitosamente el papel que se espera ejecu­
ten ellos como sujetos gay.

ETNOGRAÁM CONTEMPORÁNEAS 191


MANUEL ALEJANDRO RooRfGUEZ RONDÓN

AuroRIDAD PARA REPRESENTAR

Si bien en este artículo tomo una novela para acercarme a la problemática de la


representación, la obra no es el centro de mi reflexión. Como el lector o lectora
podrá imaginar, lo importante no es el libro, en tanto texto que narra una historia,
sino los efectos que éste genera. Pienso que el análisis de dichos textos no se debe
concentrar únicamente en las páginas, los párrafos, las líneas o las palabras que en
ellos se encuentran, sino en el sentido que cobra el texto al ser leído, en la relación
que se establece entre el lector y la obra durante el proceso de lectura, ya que «el
lector ' concreti:za' la obra literaria, la cual, en sí misma, no pasa de ser una cadena
organizada de signos negros estampados en una página.» (Eagleton, 1994: 98. Las
cursivas son mías).
No obstante, mi intención tampoco se ha dirigido a rastrear todos los efectos que
causó la publicación de Al diablo la maldita primavera entre las personas. Me he
concentrado únicamente en un aspecto en particular: la negación o el rechazo de
ciertas representaciones culturales reproducidas a través de la novela, las cuales
significan (Darstellung) la existencia de los hombres gay.
Este tipo de efectos que pueden ser originados por una obra, son posibles debido
a que la novela no se autocontiene en sí misma, ni sus límites están trazados por las
fronteras físicas del libro; por el contrario, su contenido las desborda llegando, en
ocasiones, a formar parte del sentido común a través de la dinámica de la represen­
tación (Darstellung), es decir, merced al proceso de circulación de significados entre
miembros de una cultura, lo 9ue le permite definir y especificar tanto objetos como
sujetos de un discurso, a traves de la construcción del sentido de su presencia en un
determinado contexto; por lo que se podría afirmar con Maite Villoria Nolla que
«[ . . ] la literatura es capaz de fijar estereotipos o subvertirlos, posicionándose, a la
.

vez, en medium y en lugar de encuentro con el Otro» (Villoria 2002: 1 14), lo que
hace que un libro como Al diablo la maldita primavera, tenga la posibilidad de
poner en circulación verdades sobre el sujeto gay, mostrándole al lector cómo es él.
Antes de continuar, quiero señalar que en ningún momento pretendo afirmar que
la fuerza que tiene la literatura para hacer circular estereotipos provenga del hecho
mismo de ser literatura. Pienso que no basta con publicar una novela para poder
producir verdades acerca de un objeto o sujeto. Es necesario tener en cuenta las
condiciones y posiciones particulares que ubican a cada obra dentro de un contex­
to cultural específico, las cuales le permiten o no alcanzar el «nivel dialógico de
expresiÓn7 » suficiente para ser 'escuchadas' por sus lectores y ser tomadas por reali­
dades en lugar de ficciones.
La novela de Sánchez Baute posee unas características bien definidas que le posibi­
litan alcanzar dicho nivel y ser tenida como un fiel calco de la realidad. Entre ellas

7 Este término es de Gayatri Ch. Spivak (Spivak citada por Kilburn, 1 997) .

192 ETNOGRAFÍAS CoNTI:MPORÁNEAS


EL REPRESENTADO No REPRESENTADO

se puede contar la repetici6n de los estereotipos anteriormente mencionados, los


cuales suelen constituir una visi6n normativa de los homosexuales a lo largo de la
novela, siendo también los mayormente compartidos en nuestra sociedad. Así,
reproduce ciertas verdades sobre los gays, haciendo que el retrato expuesto de estos
sujetos sea considerado verdadero.
Por otro lado, la relaci6n que se establece entre el autor, el personaje de la novela y
el lector, le confiere una gran credibilidad a las descripciones. Para explicar esto, voy
a retomar la metáfora que define la novela de Sánchez Baute como una «etnografía
gay urbana de Bogotá».
El personaje que narra la historia a lo largo del libro, Edwin Rodríguez Buelvas,
hace una descripci6n de los ámbitos y sujetos que conforman el mundo gay. Su
autoridad proviene, en buena medida, del hecho de no ser un narrador ajeno a la
realidad objeto de su descripci6n, él no es alguien que se acerca desde 'fuera' de lo
gay para describir lo que opina, sino que narra desde 'dentro' del mundo gay lo que
conoce a partir de su experiencia como hombre gay. fa un personaje que ha vivido
como homosexual desde su niñez y que, al llegar a Bogotá, participa en todas las
actividades y elementos que, según muestra, definen lo gay: reinados gay, bares gay,
fiestas gay, etcétera. Incluso vive un tiempo en lo que es considerado por muchos
como 'la meca gay': New York. En pocas palabras, podríamos decir que Edwin es
un 'gay por definici6n'.
El formar parte del mundo que describe autoriza al personaje para definirlo. El
lector podría preguntarse ¿quién mejor que un gay para describir el mundo del cual
hace parte?
Como he venido señalando, el personaje es construido en la novela como el gay
estereotípico. El autor está autorizado para decir c6mo son los gays a través de uno
de ellos. La relaci6n que el lector establece con la novela es similar a la que logra con
una etnografía, en donde el autor-etn6grafo no muestra su yo presencial en las
descripciones, pero sí deja escuchar la voz del informante, del nativo, del otro, quien
responde sin parar ante las preguntas de ¿c6mo es su sociedad?, ¿que hacen uste­
des?, ¿qué costumbres tienen?, ¿qué prácticas religiosas o mágicas ejercen?, ¿en qué
creen?, ¿qué les gusta? ...
El autor publica los relatos de su informante, gracias a los cuales puede construir
varias diapositivas antropol6gicas que le permiten al lector acercarse a ese mundo
ex6tico del nativo, en el que todo lo que lo compone es raro.
El informante no s6lo habla en nombre de él sino de todo el grupo, él puede
representar (Vernetung) a toda su comunidad, ya que pertenece a un 'nosotros' claro
y homogéneo, el cual puede ser fácilmente descrito, cuyo sentido de la existencia
(Darstellung) podemos atrapar en un texto.

ETNOGRAFIAS CoNTEMPORÁNEAS 1 93
MANUEL ALEJANDRO RooRlGUEZ RoNOóN

Edwin, el nativo, 'el gay', es nuestro interlocutor. Debido a que el autor no se


entromete en la descripción, la presenta como un camino inmaculado para el
diálogo intercultural entre ese otro y el nosotros, mostrándonos una imagen transpa­
rente del nativo y su mundo ya que en ningún momento lo interrumpe, dejando
que sólo él hable y que nos cuente lo que quiere hacer público, y que esconda lo que
quiere mantener en secreto.

En la medida en que esta novela logra invisibilizar «las construcciones y mediacio­


nes de los signos, para hacernos creer que palabras e imágenes hablan por sí mismas
y no por las voces interpuestas y concertadas de los discursos sociales que histórica­
mente traman sus sentidos» (Richard, 1993: 1 1) , genera un efecto de verdad del
modelo gay, el cual difunde sin exponer su artificialidad, presentando tal ficción
como una naturalidad.

Finalmente, quien lee el libro, es quien 'decide' si creer o no en las representaciones


(Darstellung) allí expuestas; si pensar que se encuentra frente a un espejo fidedigno
de la realidad o, por el contrario, frente a una pintura textual que la desdibuja. No
obstante, sin importar qué tan fielmente sea pensada la imagen que el libro refleja,
el lector o lectora ya ha incursionado en un primer acercamiento a dicho mundo,
sea para aprender cómo viven los gays, o para rechazar el texto como algo no
representativo (Vermtung) de su mundo.

REFLExloNFS FINALES: SOBRE IA DESCRIPCIÓN ElNOGRÁFICA

Al principio de este artículo planteé, como uno de mis principales objetivos, obser­
var las representaciones del hombre gay en la novela Al diablo la malditaprimavera,
señalando además la importancia del análisis de la representación en la antropolo­
gía. Esto debido a que, además de permitir aproximarnos a las formas en que los
objetos y sujetos de una cultura son significados, dicho análisis también nos puede
guiar en nuestra reflexión acerca de la propia labor antropológica, en la medida en
que pone de presente la importancia política que ha tenido la etnografía en la
representación de un otro.

Dicha representación debe ser entendida en los dos sentidos descritos páginas atrás:
el Darstellung, en la medida en que la antropología ha contribuido enormemente a
la construcción de una serie de significados que definen la existencia del otro; y el
�rtretung, debido a que muchos antropólogos, quienes han asumido el papel
libertador del otro oprimido, han decidido tomar la voz de éste y hablar po r él ,
considerándolo como un infante, es decir, como un sin voz {Eagleton, 1994) ,
convencidos de que realmente representan los intereses de éste, lo que los lleva a
rep roducir el paternalismo de occidente, bajo una posición ética que tantas inter­
venciones ha justificado en otras sociedades, ya sea en nombre de la religión o en el
de la democracia.

1 94 ETNOGRAFIAs CONTEMPORÁNEAS
EL REPRESENTADO No REPRESENTADO

No obstante, para esta reflexi6n he decidido profundizar en el primer sentido, el


DarsteUung.
En su libro titulado El antropólogo como autor (1997), Geertz destaca como una
característica de la antropología en la actualidad, lo poco llevadero en que se ha
convertido el peso de ser autor, debido a que los autores de los textos etnográficos
«aparecen como más responsables de ellos» (Geertz, 1997: 148) .

Geertz señala que esto se debe, en buena medida, a que así como los autores clásicos
tuvieron que enfrentar sus propios problemas específicos (el de la incredulidad en
su descripci6n, por ejemplo, que los llevaba continuamente a exhibir en el texto un
«estuve allí» para darle un aire de verosimilitud a sus etnografías), los contemporá­
neos nos enfrentamos a otros muy distintos, como la justificaci6n (ética) de nuestra
propia empresa etnográfica,.las consecuencias (políticas) que ésta genera y toda una
problemática en tomo a c6mo se hace etnografía (Geertz, 1997) . La dificultad de
firmar un texto proviene entonces de los usos y consecuencias que puede llegar a
tener el mismo.

Pienso que la posibilidad que tiene la antropología de constituir a un otro a través de


sus descripciones, de definirlo con precisi6n, de mostrarlo ante la comunidad cien­
tífica y ante el resto de la sociedad, y de influir grandemente en la relaci6n que
nosotros podemos establecer con él, se debe, en buena medida, a su capacidad de
producir lo que Geertz denomina «diapositivas antropol6gicas» (Geertz, 1997) .
Estas diapositivas nos proveen de un retrato textual del otro, el cual aparece dibu­
jado ante nuestros ojos, cumpliendo así una funci6n mediadora en la forma como
lo entendemos y experimentamos.

Con esto, vemos dibujarse la inmensa importancia de la antropología en lo relativo


a la representaci6n: construye realidades sobre los otros y sobre el sí mismo, ya que
se encuentra ubicada en un lugar autorizado por el discurso para producir verdades

sobre sujetos y fen6menos culturales. La antropología se ha erigido como la cliscipli­


na dedicada a investigar las diferencias culturales, merced a la facultad que tiene de
decir c6mo son y c6mo no son los otros y nosotros.

En ocasiones se suele criticar el hecho de que la teoría antropol6gica y su material


etnográfico tengan un uso político-instrumental. No obstante, pienso que el pro­
blema no reside en que tengan un uso, sino en el uso mismo que se le dé. Política,
sentido común y saber científico no pueden ser entendidos como términos del
todo independientes, éstos se soportan unos a otros en la construcci6n de las
verdades de nuestra época.

Recordemos la prescripci6n de prudencia que nos hace Foucault en el primer


volumen de su Historia de la Sexualidad (199 1), en donde señala que los saberes
producidos por el conocimiento científico no deben ser pensados como libres y

ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS 195


MANUEL ALEJANDRO RooRIGUEZ RoND6N

desinteresados, o como si fueran exteriores al poder, ya que «entre técnicas de saber


y estrategias de poder no existe exterioridad alguna» {Foucault, 199 1 : 1 19-120).
Tenemos entonces que la descripción etnográfica del otro no puede ser vista como
una tarea transparente, ya que en la medida en que la antropología 'narra' al otro lo
constituye a través de la representación. Cuando lo representa como otro lo funda
en su calidad de otro.
Las representaciones no son solamente significados que circulan de manera libre e
inocente ¡:or las cabezas de los miembros de una cultura, sino que son «hechos
sociales» (Rabinow, 1991), por lo que es tarea importante considerar el papel que
juega la antropología en la producción de dichas realidades.
Paulatinamente comprendemos mejor la declaración hecha por Spivak cuando
señala que «[ .. ] el intelectual es tan cómplice en la persistente constitución del Otro
.

como de su propia sombra» (Spivak, 1993: 75. Traducción libre) . Tal «Violencia
epistémica», señala Spivak, «tiene su más claro ejemplo en el extendido y heterogé­
neo proyecto de constituir al sujeto colonial como Otro» (Spivak, 1993: 76. Tra­
ducción libre).
En la actualidad no podemos acudir a alguna especie de tribunal superior de la
verdad, de orden ético y científico, que nos indique lo que está bien y lo que está
mal, lo que debe ser aceptado como verdadero porque va en pro de la igualdad
mundial en un contexto intercultural, o lo que debe ser censurado debido a que
atenta contra dicho ideal. Nos encontramos en un momento de tensiones, en el que
la antropología debe reconocer necesariamente el papel ético-político que tiene en
el mundo contemporáneo, en el que no vamos a encontrar un padre que 'haga
justicia'.
La antropología necesariamente se encuentra instrumentaliz.ada, el saber sirve y se
soporta del poder, por lo que no podemos pretender instituir una disciplina libre
de cargas políticas. Pienso que nuestra labor no es la de deshacemos de esta caracte­
rística fundadora de la antropología, sino, la de posicionamos como antropólogos
frente a nuestro trabajo, ser conscientes de las consecuencias que puede desencade­
nar, y vigilar constantemente la representación (Darstellung) que hacemos del otro .

FUENTES ORALFS

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'--­
ETNOGRAFIAS CoNTEMPORÁNEAS 1 97
ISSEY MIYAKE : JAPÓN Y MODERNIDAD 1

]OHANNA CAROLINA SALAZAR BALLÉN


ANDRÉS Wooo SruCKY RooRÍGUEZ2

Desde sus orígenes, las artes decorativas del Jap ón no


han estado separadas de las artes plásticas. As1, el ves­
tido en Japón siempre ha permanecido ligado a las
artes y a su devenir histórico, al igual que la pintura, la
escultura y las demás artes. A través de su historia, el
traje transluce las diferentes fluctuaciones y transfor­
maciones de la sociedad en los ámbitos sociales, polí­
ticos y económicos. De hecho, los cambios estéticos
en los trajes están Íntimamente ligados con la coyun­
tura social en la que son producidos; y, recíprocamen­
te, los cambios a nivel social producen cambios a nivel
de la representación estética. En Japón esto es tangi­
ble. Su particular historia del desarrollo de las artes y el vestido, su expansión de
fronteras y su incursión en los espacios occidentales, creó maneras muy particu­
lares de diseño y utilización del vestido.
En este artículo nos acercamos a la obra del diseñador japonés Issey Miyake y a
sus particularidades, que son expresión de la forma como evolucionó Japón
hasta el siglo XX y reflexión sobre la relación del hombre con la naturaleza en el
siglo XXI. Para comenzar haremos referencia a la primera mitad del siglo XX
donde era frecuente en el Japón la pregunta referida al papel que cumplía este país
en la modernidad: ¿Se había dado la modernidad en el Japón? Al buscar res­
puesta se propuso a la modernidad como un p roceso de los países
industrializados de occidente, por lo que se pretendió darle una nueva significa­
ción al término desde una perspectiva orienta/izada, que fuera coherente con las
procesos culturales experimentados por el país en cuestión. Tal discurso preten­
dió generar una autonomía cultural, una modernidad japonesa caracterizada por
la originalidad más que por la imitación de modelos industriales europeos y
norteamericanos.
Motivados por la preocupación de buscar una identidad japonesa, en 1930 se
1 Este a rtículo p roviene del t rabajo de grado del depart amento de A nt ropología de l a
Universidad N acional de Colombia t itulado El discurso del traje (Salazar y Stucky, 2003) .
Agradecemos a: nuestra di rectora Myriam Jimeno, a nuestros j u rados Carlos Pinzón y
Guillerm o Páramo, a Cata y su casa, a nuestros patrocmado res: Letti, Pedro, Helda y Julio
y a todo el equipo de lectores especialmente a Claudita, Manuel, Andres, Marco y Danza
Com ú n .
2 A n t ro p ó l o g o s . U n i ve r s i d a d N a c i o n al d e C o l o m b i a . C o r r e o s e l e ct r ó n i c o s :
johitash@hotrnail .com y [email protected].
jOHANNA SALAZAR Y ANDRÉS STUCKY

organiz6 la exhibici6n fapanese Things y más adelante, en 1942, los disdpulos de


un importante fi16sofo japonés, Nishida K.itaro, organizaron un debate en Kyoto
que tuvo por nombre Kindai no Chokoku (superando la modernidad). Su prop6-
sito era repensar el Zen, la estética FAo, la arquitectura tradicional y el folclor
japonés . Se impuls6 así, una modernizaci6n basada en la fuerza de las masas,
articulando la 16gica japonesa en un contexto global. Fue entonces después de la
Segunda Guerra mundial cuando surgi6 un movimiento en busca de apertura y
globalizaci6n, una cultura japonesa marcada por un encuentro entre la tradici6n,
teniendo como base el budismo Zen y la adopci6n de elementos y recursos foráneos.

Miyake hace parte de esta corriente, ya que inici6 su trabajo en la postguerra y nos
muestra, a través de su creaci6n, la manera en que Jap6n se inscribe en la dinámica
mundial de la moda, convirtiéndose en uno de los grandes expositores del arte japonés
y de su contacto con el mundo de occidente. Nuestro prop6sito es acercamos a las
representaciones culturales del mundo queMiyake plasma en sus trajes, e identificar su
propuesta estética, señalando la manera enque ésta se inserta en el mercado de la moda.
Con este prop6sito entenderemos su propuesta de diseño como un discurso cultural..

Miyake ha identificado 5 períodos distintivos que marcan su obra. Su trabajo co­


mienza en la década de 1960 con A-POC3; en los años 1970 su propuesta se titul6
East Meets Wést; su tercer período va de 1980 a 1988, con la presentaci6n de su
proyecto Bodyworks; el cuarto período va del año 1988 a 1993, en el cual desarroll6
su trabajo Pkatsl'kase; y finalmente, su quinto período lo constituye Making Things.

Empezaremos por explorar la parte más visible en el diseño textil, constituida por
el cuerpo y el traje. Nos acercaremos a la concepci6n y al pensamiento que en el
Jap6n se construy6 del cuerpo humano, y a la manera en que las artes manifiestan
estas teorías corporales. Entender la importancia de los sentidos y de las experien­
cias sensibles y sensoriales, como punto de partida para alcanzar el conocimiento y
el desarrollo del intelecto, nos ayudará a comprender la manera en que J ap6n
concibe el mundo que lo rodea.

Siguiendo estas ideas, nos adentraremos en la problemática de la modernidad y la


postmodernidadoriental. Analizaremos el proceso hist6rico delJap6n y los factores
que influenciaron su proceso de modernizaci6n. También veremos c6mo, durante
finales del siglo XIX y principios del XX, Jap6n recibi6 una gran cantidad de
informaci6n occidental y la asimil6 de forma tal que no modific6 sustancialmente
el sentimiento y el deber hacia el espíritu nacional. Este espíritu nacional es visto a
través de la tradici6n budista Zen, la cual considera al hombre como un elemento
más de la naturaleza, que forma un todo coherente con la cultura. Todas estas ideas
se consolidaron durante la restauraci6n Me iji (1 868-1912), período que ten.Ía
como consigna una ideología oriental unida a la tecnología occidental.

1 3 A Piece of Cloth, un pedazo de tela.

200 ETNOGRAFIA.s CoNTEMPORÁNEAS


!SSEY M¡y AKE

}APÓN Y LA MODERNIDAD
Japón fue el primer país asiático que se insertó en
el capitalismo mundial y adoptó de Occidente lo
necesario para mantener el equilibrio entre la mís­
tica de sus tradiciones y la practicidad de la tecnolo­
gía. En las primeras dos décadas del periodo Meiji,
entre los años de 1 868 y1887, existió un afán por
«alcanzar y superar a la cultura occidental», para
esto se implantó una nueva constitución, se cen­
tralizó la reforma tributaria, se propuso industria­
lizar el campo y se adoptó el capitalismo como
sistema económico. Estos cambios repercutieron
a nivel ideológico, ya que se hizo necesario un so­
porte, una ideología nacional que estuviera acorde
con los nuevos parámetros gubernamentales. Los
mitos modernos del Japón se crearon precisamente para el período Meiji, defen­
diendo tres propósitos principales: Fukoku Kybha, una nación rica con un ejército
poderoso; Shokusan Kogyo, el deber de impulsar la industria; y por último, Bonne
i Kayak, civilización e ilustración.
El mito, presente en cualquier acción humana, es una vía de acceso para compren­
der las diferentes manifestaciones y dinámicas que caracterizan a una sociedad. El
vestido, en la mitología japonesa, construye un lenguaje visual que articula múlti­
ples implicaciones psicológicas y culturales, y se convierte en el testimonio primor­
dial para ilustrar diversos momentos y pensamientos. En los mitos modernos japo­
neses el tejer se relaciona con el desarrollo de la vida humana, y por consiguiente
todo lo que suceda en la sala nútica del tejido es causa y efecto del comportamiento
de los seres. La tejedora divina, la reina solar, es a la vez constructora y dueña del
vestido, que resulta ser su vestimenta luminosa. Se habla de cuerpos que brillan por
sí mismos, que no necesitan una gran 1uminosidad exterior porque su belleza radica
precisamente en la luz que ellos mismos pueden proporcionar. Así, la vitalidad
otorgada al vestido promueve la importancia de ser una e>..'tensión de una entidad
creadora.
Miraremos también al Japón de la posguerra, su incidencia en el arte y en el artista
japonés. Se enfatizarán las ideas desarrolladas por el movimiento simbiótico como la
tradición invisible, el respeto por � material y la expansión de fronteras en pro de
la propagación de la cultura japonesa. Junto con Miyake, varios personajes impor­
tantes en el Japón evidenciaron la posición de la sociedad japonesa desarrollada en
la postguerra, en un mundo que vivió los procesos de globalización y apertura de
fronteras. Algunos de estos personajes son maestros como Tadao Ando, Kisho
Kurokawa, Isamo Nogushi y el coreógrafo William Forsythe, quienes contribuye-

ETNOGRAFÍAS CONTEMPORÁNEAS 201


}OHANNA SALAZAR y ANDRÉS STUCKY

ron desde sus propios oficios y disertaciones teóricas al desarrollo artístico de


Miyake, proporcionándole una cantidad de significados que reafirmaron el poder
y la conceptualización de su propuesta artística. El contacto y la colaboración de
varios artistas y pensadores en las obras de Issey Miyake, hace que su trabajo se
enriquezca y a la vez devele la potencialidad y la firmeza de la corriente estética a la
que pertenece.

Los traj es de Miyake no son solamente objetos que reflejan la condición del
artista, sino que se convierten en una ventana, en una excusa para descubrir las
dinámicas del mundo cultural al que pertenecen, y que en su ser acarrean una
multiplicidad de retóricas y personas, que precisamente son las autoras y protago­
nistas de ese mundo cultural .

La convivencia de opuestos es una constante reflexión que Miyake utiliza como


fuente para el desarrollo de su trabajo. Puntos claves han sido : la intersección del
arte y del diseño, la naturaleza y la tecnología, la innovación y la tradición, y
notablemente entre Oriente y Occidente. El futurismo y la vanguardia son su gran
obsesión, mientras que la naturaleza y la tradición se convierten en una herramienta
inspiradora.

ISSEY MIYAKE

La primera impresión que las prendas de Miyake


generan al ser observadas es su intento de mostrar
la confección de prendas de vestir como algo total­
mente artístico, dej ando a un lado el imaginario
frío y superficial que envuelve todo lo que tiene
que ver con la moda. Es por esto, que la mayoría
de sus exposiciones involucran espacios como mu­
seos y galerías de arte y sus desfiles resultan siendo
instalaciones, perfo rmancias o piezas de danza.
Adicionalmente, sus diseños son catalogados
como obras maestras que logran mostrar no sola­
mente la utilidad y la belleza del vestido, sino los
s(!ntimientos y emociones que se despiertan en el diario vivir de quien los elabo­
ra. El arte en su totalidad, deviene Socius, espacio social público (Deleuze, 1988) .
Miyake intenta abarcar todo el espacio del arte japonés y se sitúa entre dos expre­
siones: el arte plástico y el diseño.

El arte j ap onés de la posguerra tuvo mucha relación con los obj etivos de la
Bauhaus y el constructivismo, en la medida en que constituyeron una revolución
artística unida a una revolución social. La Bauhaus, al igual que Miyake y sus
coetáneos, «quiso volcar la experimentación formal en un nuevo diseño indus-

202 ETNOGRAF!As CONTEMPORÁNEAS


ISSEY MIYAKE

tria! y urbano, y los avances de las vanguardias en la cultura cotidiana» (García,


1989: 42). Por eso, la utilidad de la arquitectura, el diseño industrial, la produc­
ci6n en masa, la preocupaci6n por el usuario y la utilizaci6n adecuada de espacios,
no desmeritaron la calidad y la expresi6n artística que dicho objeto merece. Esta
raz6n, es la que nos permite ver en los trajes de Miyake su posici6n ante concep­
tos como: cuerpo, vestido, Oriente, Occidente, naturaleza y movimiento.

East Meets West

Durante la década de 1970, Miyake enfatiz6 en sus propuestas sobre las raíces
rurales y campesinas del J ap6n. Su propuesta de ropa práctica y durable iba en
contra del generalizado refinamiento que se presentaba en el mundo de la moda.
Exploraba con telas y tejidos tradicionales del Jap6n al mismo tiempo que experi­
mentaba con nuevas texturas , y tomaba prestadas formas de todo el mundo, mien­
tras reafirmaba las cualidades de su propia cultura. Aquí, se hace alusi6n precisa­
mente al interés por crear diseños c6modos y funcionales, haciendo especial énfasis
en la durabilidad y en la practicidad del traje. El prop6sito era que se percibiera
como una segunda piel (Holborn, 1997).
En su primer año con el MDS (Miyake Desing Studio), Miyake present6 una
colecci6n para la casa Vogue. Esta primera colecci6n trabaj6, en diseños impresos en
sus textiles, un claro acercamiento al estilo de los tatuajes utilizados por las bandas
Yakuza de Jap6n, pero las imágenes utilizadas en estos trajes eran personajes norte­
americanos. En 1971 Miyake fund6 la Jssey Miyake ln ternational, !ne. y se convir­
ti6 en el primer diseñador japonés en tener oficinas en Nueva York y Paris. Este año
present6 su primera colecci6n en Nueva York con ocasi6n de la inauguraci6n de la
fapanese House Gallery, y posteriormente la present6 de nuevo en el parqueadero
multinivel de un centro comercial en Tokio, en una impactante e innovadora
exposici6n producida por Show Tsurumoto. Para esta ocasi6n Miyake, en su bús­
queda de ropa democrática, útil y c6moda, present6 abrigos hechos con shashiko,
tela acolchada de colores primarios que se ha utilizado en Jap6n desde el periodo
Nara y que generalmente se usa para hacer trajes de judo y kendo, pero que había
sido adaptada para su fabricaci6n industrial. En 1972 present6 la colecci6n ¿ W1.iat
is Bodywear? en el Tokyo Imperial, Hotel, patrocinada por Wacoal Ol, Ltd., en donde
mostr6 al traje como segunda piel (SeeondSkin).
En la primavera-verano del mismo año, con ocasi6n de la presentaci6n de París
Colleetion !ne., que se realiz6 en un pequeño hall sobre Madison Avenue en Nueva
York, Miyake present6 su versi6n del Kappogi (delantal japonés para cocinar) con­
virtiendo una prenda, tradicionalmente de trabajo, en una moderna prenda para el
uso diario. Al respecto, Kazuko Koike, director creativo opina «Pienso que la mane­

ra en la que Miyake exager6 las formas de Kappogi fue el indicio de la forma en la

ETNOGRAÁAS CoNTEMPORÁNEAS 203


]OHANNA SALAZAR y ANDRÉS STUCKY

que su trabajo se desarrollaría en el futwo»4 (Miyake 1998: 151. Trad. nuestra). En


1973 Miyake estableci6 el /ssey Miyake and Associates !ne. y desde ese año en
adelante comenz6 a presentar dos colecciones por año en Paris.
La exploraci6n de las posibilidades de las telas llev6 a Miyake a crear un vestido
simple, de orientaci6n minimalista, claramente derivado del tradicional Kimono.
Traje que denomin6 «A piece ofOoth» que consiste en una tela cuadrada a la cual se
le añaden mangas, y que permiten que la tela fluya sobre el cuerpo en lugar de ser
una construcci6n ensamblada sobre él (Miyake, 1983). El traje, en la perspectiva
de Miyake, debe ser uno con el cuerpo, debe ser confortable, sencillo y mostrarse
como una extensi6n del cuerpo en donde confluyen todas relaciones sociales. Esta
idea de fluidez también se encuentra en la base de la filosofía 'Zen.
La definici6n de la propia identidad de Miyake es innegablemente japonesa,
pero su inspiraci6n y la ejecuci6n de su trabajo, muestra un modelo que es
resultado de la exploraci6n de diferentes culturas. Su innovaci6n, más que una
simple asimilaci6n, aparece del reconocimiento de la tradici6n. Su creatividad
surge como respuesta a la necesidad de definirse a sí mismo, en la experiencia de
vivir en un país que se recupera de las heridas de la guerra y de una identidad
nacional fracturada por la ocupaci6n norteamericana. Miyake es producto de
una nueva generaci6n de japoneses, que durante la década de 1950 comenz6 a
sentir el influjo del pensamiento occidental, y más exactamente del sueño ameri­
cano, «donde la moda era uno de los lenguajes de esa cultura» (Holborn, 1997:
30). Jap6n logr6 insertarse en las trayectorias modernas de Occidente sin olvidar
su cultura, sincretizando en armonía las dinámicas de las tradiciones japonesas y
el capitalismo occidental.
En un mundo donde las barreras están siendo destruidas o re-definidas
cada día, ante nuestros ojos, siento que la gente se está quedando sin una
noci6n de definici6n. Me gustaría que las barreras permanecieran en los
noventas, hasta creo que son necesarias. Son la expresi6n de una cultura y
su historia. En lugar Cle las paredes de piedra del pasado, mi esperanza es
que se vuelvan transparentes (Miyake citado en Holborn, 1997: 16).

Esto es claro en East Meets West, donde Miyake plantea, no solamente una explora­
ci6n a la cultura japonesa. También hace una invitaci6n a rescatar las tradiciones de
diversas culturas que, de una u otra forma, ayudaron a Miyake a ser reconocido
como uno de los primeros diseñadores asiáticos en presentar una estética de inspi­
raci6n global, y convertirlas en un motivo para la confecci6n de un traje, que hizo
parte de las más novedosas y modernas creaciones que marcarían lo último en
tendencias en cuanto al diseño de vestidos.

4 : «I think that the way that Miyake exaggerates the ample fonns of the kappogi was
suggestive of the way his work would develop in the future»

204 ETNOGRAf1AS CONTEMPORÁNEAS


ISSEY MIY AKE

Se puede afirmar que en este trabajo, su propuesta unificadora es más explícita y


directa, ya que a lo largo de su carrera, la relaci6n Oriente-Occidente ha sido otra de
sus grandes preocupaciones. A partir de esa presentaci6n como un diseñador que
se interesa por mostrar principalmente sus raíces, ha surgido otra necesidad, y es la
de hacer partícipe al resto del mundo de su propia concepci6n de las cosas y de su
trabajo. Miyake ahora no quiere ser catalogado como el extraño diseñador japonés,
su prop6sito es ser reconocido como un gran diseñador de vestidos nacido en
Jap6n, quien con sus trajes, da una visi6n acerca de lo que lo rodea y de las realida­
des que, por su situaci6n y por su historia, le ha tocado vivir (Holborn, 1997) .

Bajo este principio de síntesis, heredado del Meiji, se introdujo un Jap6n en ruinas
luego de la Segunda Guerra Mundial a las dinámicas del mercado mundial capita­
lista, y ocurri6 el cruce y la convivencia entre lo tradicional y lo moderno, entre el
adentro y el afuera y por ende entre todos los opuestos. Trabajos como 7atoo
reflejan esta convivencia; los trajes se refieren al tradicional arte japonés del tatuaje
y van desde la copia directa de tatuajes tradicionales sobre licras, hasta una metáfora
del tatuaje como tributo a los cantantes Jimmy Hendrix y Janis Joplin, que repre­
sentaban la libertad y el entusiasmo que suscitaba el sueño americano. El tatuaje es
usado tanto de una forma directa al construir las licras con diseños de tatuajes
originales, como de una forma esencial, captando precisamente la naturaleza del
arte de la elaboraci6n del tatuaje, y la importancia que tienen los diseños impresos
en el cuerpo, los cuales, revelan momentos o personajes cruciales en la vida de quien
los lleva. El tatuaje es algo indeleble, que significa e identifica cuerpo y lo inscribe al
interior de un grupo social. Un profundo respeto a la memoria se hace explícita en
el cuerpo y Miyake muestra toda esta carga del tatuaje a través de su colecci6n.

Esto es un reflejo total del sueño japonés: ser reconocidos como japoneses hijos del
mundo. Aunque la Segunda Guerra fue perturbadora y aferr6 el nacionalismo y la
necesidad de mantener la tradici6n a lo largo de la historia, también entraron el
sueño americano y los ideales capitalistas como parte de las necesidades del ser
japonés. Miyake lo ha hecho tangible con los homenajes que lo han catalogado
como «el hijo de ParÍs>> o cosas por el estilo. A esto es lo que se refiere con la apertura
de fronteras. Esto es lo que manifiesta en sus trajes, es el conflicto interno que cada
vez se vuelve más grande debido a la presi6n capitalista que enajena cada vez más las
tradiciones. Es la convivencia de opuestos que une la intenci6n de mantener vivas
sus raíces y alcanz.ar el sueño americano. J ap6n se va construyendo en la síntesis de
opuestos, permitiendo así la indeterminaci6n en la que no hay una posible exclu­
si6n; los polos se unen y están presentes en todas las cosas, ellos mismos son esencias
entre sí, que posibilitan el ser. Esta es una característica de vital importancia en el
pensamiento japonés, que precisamente permite que el conflicto se desvanezca en
esta polarizaci6n, donde se maneja la idea del pecado y por lo tanto no hay un juicio
de valor que descarte un opuesto . La belleza y la fealdad tienen cabida en un
mismo ser, y los dos están en la misma escala de importancia hasta tal punto, que lo

ETNOGRAFIAS CoNTEMPORÁNEAS 205


JoHANNA SALAZAR Y ANDRÉS STUCKY

feo puede ser inmensamente bello. Todos los polos están de igual a igual y
existen, se desdibujan las fronteras que hay entre polo y polo logrando el equili­
brio. Todo el ser y el quehacer japonés se dispone con miras a lograr dicho
equilibrio entre mente y cuerpo, exigiendo por consiguiente el equilibrio entre
todos los opuestos, que más que opuestos, como polaridades (Hume, 1995).
Sin embargo, la fuerza del capitalismo y la occidentalización han trastocado este
modo de vida. Por un lado, a medida que pasan las generaciones, el japonés quiere
desvincularse de su ideal de alcanzar el equilibrio, embelesado por la idea de acu­
mulación capitalista que día a día se convierte más en una necesidad. Pero, por otro
lado, y gracias a los movimientos que difundieron la filosofía oriental generados
después de la Segunda Guerra, sus tradiciones manifestadas en las artes y las prác­
ticas religiosas han alcanzado tal grado de difusión, que hoy en día un muy alto
índice de personas en el mundo realizan o están vinculadas a algún tipo de práctica
oriental (Munroe, 1994).
Oriente y Occidente es una gran dicotomía que pone a prueba la convivencia de
muchos opuestos y polaridades. Miyake con su trabajo ha puesto al descubierto
todas estas dicotomías y sus manera de congeniarlas para mantener el equilibrio.
«La realidad es contradictoria, y en cuanto más intensa es la contradicción, tanto
más podemos pensar en ella como la realidad verdadera. Pues en cuanto más
profunda y espontánea se vuelve la unidad interna, incluye la contradicción den­
tro de si misma» (Hegel citado en Heisig, 2002).
F.ste mismo año Miyake participó en la exposición de Ma: �tempsdu]apon en
el Musée des A rts Décoratifs de Paris, como parte delfestival d'automne y el Cooper·
Hewitt Museum, New lórk. Esta exposición giraba entorno al concepto Ma desde
muchos puntos de vista diferentes. Ma es un concepto japonés sobre el espacio,
que describe los lugares intermedios. En 1979 Issey Miyake presentó el show East
Meets West en el último día de una conferencia internacfonal de diseño en Aspen,
Estados Unidos. En esta presentación Miyake desarrolló la idea de un estilo que
represente el encuentro de Oriente y Occidente.
La exposición A-UN, realizada en Paris muestra ese equilibrio que Miyake intenta
alcanzar. El nombre significa «punto silencioso de equilibrio» o «comunicación
tácita.» Se apoya de la connotación que el Zen tiene con respecto del concepto de
equilibrio y unidad entre Oriente y Occidente, y cuerpo y traje, los cuales han sido
sus polos de creatividad. Miyake utiliza materiales como el aburagami, papel
tradicional japonés hecho a mano usado en la fabricación de las sombrillas, y
también imágenes asociadas con la naturaleza tales como rocas, insectos y árboles,
todo esto, unido a maniquíes elaborados en metal, silicona y demás materiales
sintéticos. Miyake sugiere así la desaparición de las fronteras.

206 ETNOGRAFIAS CONTEMPORÁNEAS


lsSEY M !YAKE

BODYWORKS

El cuerpo japonés es una herramienta crucial en la educa­


ción, en el acercamiento a la sabiduría y al equilibrio. <<El
cuexpo existe, se despliega, actúa, se entrega, sin histeria,
sin narcisismo, pero según un puro proyecto erótico -
aunque sutilmente discreto.» (Barthes, 1991). Así, el cuer­
po es la experiencia sensorial de la forma japonesa de
pedagogía; y en este sentido es un recurso cognoscitivo,
que empieza con un estímulo estético de cualquiera de
los sentidos y, a medida que va traspasando el nivel
coxpóreo, va acercándose poco a poco al conocimiento.
El propio cuerpo es el lugar y el medio más certero para
descubrir y aprender, es donde la sensación, la emoción
yelgocese despiertanparadarpaso aun reconocimiento
y una reflexión tanto de sí mismo como del espacio y de los otros cuexpos que lo
rodean, ya que todos éstos son elementos que conforman su estilo de vida.
El cuerpo y su expresión se nos presenta como primera referencia para la elabora­
ción de un traje. El cuerpo es el punto de interacción con la realidad, es el espacio
y el vehículo por excelencia de la realización humana (Pedraza, 1999) . Allí se
encuentran y se hacen visibles las sensaciones, la motricidad y el intelecto; por eso
no es una concepción unívoca y universal, sino una construcción que da cuenta de
nuestras experiencias y nuestras relaciones con el resto del mundo. Teniendo en
cuenta lo anterior, lo corporal contiene las expresiones físicas, psíquicas, sociales y
personales que se producen en un espacio y un tiempo definido. Da lugar a la
multiplicidad e individualidad, y a la vez, fija ciertas direcciones y modalidades o
pautas comunes que constituyen épocas, estilos, modas y movimientos (Rico, 1984).
En 1983 Miyake fundó Jssey Mryake On Limits, !ne. y presentó la exhibición Issey
Miyake Spectacle· Bodyworks, en el LaforetMuseum o/ModemA rt, Tokyo, en el Otisl
Pasons Gallery, Los Angeles, y en el San Franczsco Museum o/ModemA rt. Esta presen­
tación mostró un panorama del trabajo de Miyake desde principios de la década de
1980, particularmente de sus exploraciones con el cuexpo, y de éste en relación con
el traje, regresando al concepto del traje como una «segunda piel». Esta exposición
desplegó una serie de maniquíes de plástico idénticos, colgados del techo en un
cuarto vacío, como guerreros en trajes de combate, que simbolizaron una generación
cibernética en el espacio (Sato, 1999). Para Holborn es impresionante el sentido de
libertad que dan estos trajes; uno de los comentadores de esta colección dice que es
posible que tal libertad provenga de las máscaras que los trajes proveen a la persona, de
la misma manera en que la decoración corporal determina la confianza y el rol del
guerrero Nuba. Además de la libertad mental, experimenta la libertad del cuerpo, de
fácil movilidad y sin ataduras en su «segunda piel» (H:olborn, 1997) .

ETNOGRAFÍAS CoNTEMPORÁNEAS 207


jOHANNA SALAZAR Y ANDRÉS STUCKY

El proyecto de Bodyworks tom6 la idea de second skin, le dio continuidad y la


convirti6 en una pieza de ciencia ficci6n representada en un s6lido busto de
silicona Bodyworks era laexpresi6n concreta de lainvestigaci6n que conduda Miyake
hacia la plasticidad del cuerpo y presentaba trajes hechos de materiales que hasta el
momento habían sido impensables. La mise-en-scene de esta exhibici6n enfatizaba
la imagen de la mujer bella y fuerte que había escapado del pasado y estaba resuel­
tamente mirando hacia el futuro.

Miyake comenz6 por entonces una colaboraci6n con Makiko Minagawa, una
diseñadora de textiles motivada por la preocupaci6n de mostrar la esencia de un
material, por medio de sus diferentes posibilidades de movimiento y las texturas de
su superficie, mezc16 fibras naturales y sintéticas que desencadenaron una visiona­
ria exploraci6n por toda una variedad de mundos posibles. De la sinergia de sus
raíces tradicionales, reinterpretaci6n de signos presentes de corte futurista que con­
tiene una propuesta de telas de poliéster cubiertas de poliuretano y bustos de
silicona, naci6 Bodyworks. La búsqueda de Miyake por identificar el espacio inter­
medio entre el cuerpo y el traje lo llev6 a incurrir en terrenos novedosos y modernos
pero sin olvidarse de sus tradiciones.

El cuerpo es uno de los primeros dilemas al que se enfrenta un diseñador. Desde sus
comienzos, los desfiles de moda han marcado la pauta del cuerpo ideal. Mujeres de
contextura delgada y rostros j6venes son prototipos de belleza para un sin número
de sujetos que no pierden de vista los últimos desfiles de la moda en París, Milán y
Nueva York. Miyake, aunque no puede escapar de los parámetros dominantes del
mercado en sus modelos, propone una serie de diferentes tipos de cuerpos y fisio­
nomías modelo. En sus presentaciones podemos apreciar fisonomías de diferentes
regiones, edades y hasta materiales. Casos insignes son 1WelveBlack Girls, presenta­
do en Tokio en 1976, y Beautiful Ladies de 1995. El primero presentaba una
docena de mujeres negras con las cuales rompi6 la idea de su inspiraci6n exclusiva­
mente en la tradici6n oriental; y el segundo trabajo fue realizado con seis mujeres
entre los 62 y 92 años. Sin embargo, y a raíz de su trabajo con el core6grafo William
Forsythe, Miyake prefiri6 trabajar con bailarines, ya que sus cuerpos compagina­
ban con el movimiento, elasticidad y fluidez de la ropa que construía.

Bodyworks es su propuesta más reveladora en cuanto al tema del cuerpo. Esta gran
instalaci6n es un compendio de sus consideraciones acerca del cuerpo y su relaci6n
con la ropa. La idea principal que Miyake quiere dar a conocer es la concepci6n del
traje como una segunda piel, como un cuerpo reinventado, una extensi6n del
cuerpo que tiene intenci6n de proyectar ciertas tradiciones perennes, dentro de un
contexto que se desarrolla a la vanguardia del día. Bodyworks explora diferentes
materiales para lacreaci6n de esta segunda piel. Para su presentaci6n utiliz.6 maniquíes
de diversidad de elementos como látex, alambre, y metal.

208 ETNOGRAFIAS CoNTEMPORÁNEAS


!SSEY MIY AKE

En el cielorraso de las galerías de Tokio, San Francisco, los Ángeles y Londres, en


donde se expuso este proyecto, se encontraban suspendidos numerosos maniquíes
de silicona vestidos con trajes de bambú y materiales plásticos Dichos trajes evoca­
ban las armaduras tradicionales de los samuráis del período Shogun. Los repetidos
cuerpos de silicona, dispuestos en una silenciosa fila que se marcaba como un
recorrido a través del espacio, hacían referencia a la generación cibernética. Dicha
generación, propia de la década de 1980, comienza siendo un movimiento litera­
rio-cultural, que proyectó un futuro computarizado en el que tiempo y espacio
estaban dominados por la tecnología y la información. El cuerpo también es alcan­
zado por la tecnología hasta tal punto, que hace parte de su propio sistema biológi­
co, de tal forma que los implantes biónicos, la biomecánica y la cirugía plástica son
la norma y no la excepción. A pesar de todo ese derroche de tecnología, dicho
movimiento también tiene muchas referencias históricas y mitológicas. Bodyworks
expresa en una primera instancia esa inexistencia de barreras entre el cuerpo y la
segunda piel que lo reinventa. Igualmente, es una muestra de cómo el cuerpo se
resiente de todo lo que se haga en el universo, de tal modo que el que lo ve en su
totalidad podría leer en cada uno de sus componentes lo que ocurre en todas partes
(Leibniz, 1983) .
El reconocimiento de l a multiplicidad de opciones con las que el diseñador puede
jugar, no solamente en la elaboración de un traje, sino en cuanto a la diversidad de
usuarios, constituye un énfasis básico de este trabajo. Abriendo la posibilidad de
que una persona de cualquier edad o sexo independientemente de su lugar de
procedencia, pueda explorar y ser partícipe del diseño de modas. Una particulari­
dad en este trabajo, es que Miyake utiliza un mismo modelo de cuerpo para todos
los materiales, haciendo referencia a un cuerpo biomorfo y cibernético resultado de
la unión entre cuerpo y máquina. Por otro lado, puede ser que utilice esa homoge­
neidad para desdibujar el cuerpo y realzar el material, reforzando su trabajo como
creador de esa segunda piel que puede vestir a cualquier persona.

PLEASE PLEATS

El pliegue es un tema recurrente en las construcciones de


sus trajes. Durante una gran parte de su carrera su preocu­
pación por las nuevas formas llevaron a Miyake a experi­
mentar con varias modalidades de intervención de la pren­
da para crear texturas. Pleats Please convirtió el pliegue en
su mayor foco de investigación. Era su diseño más sim­
ple, ligero y práctico; el pliegue era el look perfecto para la
era moderna, pues combinaba la practicidad con constan­
tes sorpresas visuales (M.iyake, 1985). Los trajes de Miyake
se doblan y se pliegan sobre sí mismos, los dobleces se

ETNOGRAFIAs CoNTEMPORÁNEAS 209


jOHANNA SALAZAR y ANDRÉS STUCKY

cruzan y superponen la tela, y el pliegue en su sencillez insinúa y al mismo


tiempo oculta el cuerpo. El traje, más que traducir los pliegues del cuerpo lo
rodea. El pliegue al salir de los cuerpos finitos, cuerpo y traje, y rodearlos con SUs
pliegues autónomos, se comporta como una extensión de cada uno y además se
convierte en un tercer cuerpo que mediatiza la relación entre los dos anteriores y
forma una unidad distinta, comprensiva y espiritual, puntual y conceptual . Sien­
do así, Miyake no concibe el traje sin la animación y el movimiento que le propor­
ciona el cuerpo que lo viste, es precisamente ese tercer cuerpo, el cuerpo vestid-O, el
que le da la validez al trabajo del diseñador. Es la conciliación entre cuerpo y traje
lo que completa y expresa las intenciones de Miyake. Ese es el mundo de Leibniz,
que no tiene dificultad en cohciliar la continuidad plena en extensión con la
individualidad mas comprensiva y mas condensada (Deleuze, 1988).
Miyake realizaJumping, instalación que se encuentra en continuo movimiento.
fumpzng consta de 25 piezas que en juego establecen un diálogo con el espacio a su
alrededor, sus movimientos alear.orios permiten la entrada de corrientes de aire que
inflan la superficie plana del traje, dándole una nueva fluidez tridimensional. Esta
exhibición explora muchas posibilidades ofrecidas por la dinámica del cuerpo, que
puede convertir un disco plano en un bufón multicolor. Los materiales son vibran­
tes y ligeros, imitan formas tomadas tanto de la naturaleza como de la geometría
pura, y todos hacen alusión particular a la relación del cuerpo con el espacio.
El pliegue puesto en diferentes direcciones y dimensiones expande el cuerpo y lo
hace interminable, a medida que se desdobla se descubre una nueva posibilidad que
aunque distinta está plenamente determinada por su entorno, se transforman recí­
procamente y conforman el entorno mismo, creando un espacio y tiempo definido.
El cuerpo al interactuar con la mente deja de ser tma cosa más en el mundo, ya que
al tiempo que es una cosa, constituye un yo. Esto lo convierte, según Nishida en el
instrumento paradigmático en términos del cual todos los demás instrumentos
vuelven a verse como extensiones del cuerpo. {Kitaro citado en Heisig, 2002). Pero
no por ello el cuerpo deja de tener una participación pasiva en el mundo, el cuerpo
es sujeto y objeto a la vez, es individual y hace parte de un todo, es para si mismo y
para el mundo.
En su exposición de 1998 Making 7hings se trabaja sobre cinco conceptos básicos
que se encuentran en el centro de la exploración tecnológica y conceptu al de
Miyake. Colombe, Dunes, Tubed �il, Prism Collage yA-poc. Just BeforeA-POC: Un
gigantesco material elaborado en una especie de tejido tubular, tiene delineado
sobre él vestidos que pueden ser cortados de formas diferentes. Las líneas sugieren
una multitud de vestidos, pero el vestido es dejado incompleto, no se termina, sólo
se sugiere. Este proceso da cabida a la evolución y a la transformación del traje por
manos del usuario.

210 ETNO GRAl1AS CONTEMPORÁNEAS


ISSEY MIYAKE

Para la elaboración de un nuevo vestido lo único que se necesita es desenrollar


otro pedazo de tela y seleccionar una nueva secuencia de cortes para que el resul­
tado sea totalmente distinto. Las partes son seleccionadas no solo de acuerdo a su
función sino también de acuerdo a su significado. Esta diferenciación de las
formas en el espacio hace posible una semiología del vestido, un vocabulario
visual formado por la combinación de signos correspondientes a unidades autó­
nomas de significación. Análoga a las cápsulas de Kurokawa, quien en su bús­
queda por descomponer edificios en unidades desarrolló una arquitectura
interactiva, un sistema de «autoservicio» que permite a las personas que las habi­
tan participar del proceso de creación. ]ust Be/ore intenta aproximarse a la subje­
tividad del otro, es una invitación a interactuar tanto con el diseñador como con
el vestido. «Cuando no hay dialogo, no hay intercambio, la creatividad se vuelve
imposible, esta noción esta en la base de mi trabajo5» (Miyake, 1998: 106. Trad.
propia).
La creación se dinamiza al provocar sentimientos, sensaciones y reacciones. La
práctica deviene proceso, y las distancias entre puntos de vista forman el continuo.
Como diría el filósofo chino (o japonés), el mundo es el círculo, la pura reserva de
acontecimientos que se actualizan en cada yo y se realizan en las cosas una a una
(Deleuze, 1988) . El tej ido tubular se despliega en una infinidad de vestidos, y
cada vestido expresa por su cuenta el conjunto. El mundo está incluido en todas las
mónadas existentes, éstas presentan la misma infinidad de pequeñas percepciones,
y las mismas relaciones diferenciales que producen en ellas, percepciones conscien­
tes extrañamente semejantes. «Todas las mónadas perciben así el mismo verde, la
misma nota, el mismo río, y en cada caso un sólo y mismo objeto eterno se actualiza
en ellas. Por otro lado, la actualización es diferente según cada mónada. Diríase que
cada mónada privilegia ciertas relaciones diferenciales, que le proporcionan como
consecuencia percepciones exclusivas» (Deleuze, 1988: 1 17).
En ese sentido, cada mónada expresa el mismo mundo que las otras, pero no por
eso carece de una zona de expresión que le pertenece exclusivamente y que la
diferencia de las demás. Así mismo los vestidos de]ust Befare se pliegan en toda una
serie de expresiones individuales, y al mismo tiempo se despliegan hacia uno.
Encontramos así, una simbiosis de las partes con el todo, activada por la energía de
la interacción entre estos dos polos. No se puede decir que la parte sea una repro­
ducción del todo en pequeño porque precisamente es una expresión particular,
sino que la parte esta atravesada por la esencia del todo, por eso hace parte de él y lo
construye. A Bouncing Dress de Miyake es el mismo traje de Arlequín que Leibniz
utiliza para explicar como funciona esta polaridad, «el vestido de abajo no es el
. mismo que el de arriba. Por eso más que cambio de dimensión hay metamorfo-
S . When there is no dialogue, no exchange, creativity becomes imposible.this notion is at
the heart of my work

ETNOGRAFIAS CoNTEMPORÁNEAS 211


jOHANNA SALAZAR Y ANDRÉS STUCKY

Cada pliegue es un cúmulo de pliegues que fluctúan infinitamente; cada pliegue


se encuentra dentro de dos pliegues: uno elástico y uno plástico los cuales son
equiparables al aspecto emotivo y materialista de las cosas. Cada uno es crucial
para la configuración del todo porque contienen una especificidad que lo caracte­
riza y lo hace único, en otras palabras contiene un poco de su materialidad y de su
espíritu.

Valiéndose para la creación de A-POC de los conceptos de evolución y transrorma­


ción, que están en la base de su trabajo, Miyake produce una sutil actualiz.ación defust
Befare, donde se hace evidente una nueva jerarquía, que surge como una síntesis de la
relación entrelac; partes y el todo, genernda por la mayorautonomíadelac; partes al no
existirpatrones predeterminados en el tubodetela A primeravistaparece no exirurun
orden, pero la energía, libertad y multiplicidad que proviene de lac; partes está alú. La
creación de esta nueva jerarquía es un proceso que hace uso de fuerzas sucesivas espon­
táneas, encontrándose alú en algún punto entre el caos y un nuevo orden.
El carácter colectivo y el todo-partes a nivel de producción se ve reflejado, también,
en el MDS. El Miyake Desing Studio es un proyecto que se inició bajo la primicia
del trabajo en equipo, ya que, según su parecer, gracias al espíritu de colaboración,
Miyake ha podido forjar un reconocimiento público.

Issey Miyak.e afirma que el gran error de los ochentas radica en que los diseñadores
comenzaron a volverse estrellas. «El diseño no es una expresión de mi ego. El
diseño es un equipo de trabajo» {Miyake, citado por Holborn, 1997: 78. Trad.
propia) . El cuerpo de trabajo está conformado por un grupo personas entre las
cuales se cuentan principalmente otros diseñadores. Cada persona tiene una res­
ponsabilidad particular que cumplir alrededor de un tema propuesto por Miyake
y redondeado por las ideas de cada miembro del equipo, por consiguiente cada
miembro del MDS no solamente hace su trabajo, sino que, reflexiona acerca de él
y aporta ideas para el buen desarrollo de los proyectos. Trabajar en equipo es el
principio fundamental y cada persona debe demostrar lo que es y lo que hace . Cada
colección envuelve todos los aportes de cada uno; cada vestido es una combinación
de ideas canalizadas hacia cierto punto de investigación y reflexión. La alianza con
el rotógrafo Irving Penn ha sido una de las más preciadas que ha podido establecer
Miyake. Su trabajo en conjunto empieza desde la década de 1980 y los resultados
han contribuido a enriquecer tanto a la fotografía como al diseño. Penn logró
captar el movimiento y la fluidez de los diseños de Miyake internándose y descu·
briendo la belleza de cada vestido en su forma más simple y natural.

El trabajo realizado en 1996 GuestA rtist Series es un tributo a las valiosas AlianzaS
que han fortalecido los proyectos de Miyake. Personas como Shiro Kuramata,
Tadao Ando, Isamu Noguchi, Lucie Rie, William Forsythe y el propio Irving
Penn, han aportado su conocimiento para que cada traje de Miyake, adquiera un

212 ETNOGRAfÍAS CoNTEMPORÁNEAS


ISSEY MIY AKE

carácter más artístico y se llene de esa tradición invisible que todos estos artistas de
la modernidad han cultivado . La idea subyacente a los Guest A rtist Series nos
remonta no solo a la idea de interacción e intercambio en la base de la filosofía
budista sino que nos hace remontar al periodo Edo y a sus tradiciones artísticas mas
flexibles e inclusivas. Donde artistas de prestigio como OgataKorin y Sakai Hoitsu
de las escuela R impa y Goin Nanakai importante expositor de la escuela Nanga,
pintaban por encargo de los mercaderes y nobles, diseños de paisajes y de motivos
literarios sobre la superficie de los kosode. No se contentaban con dominar una solo
técnica, como la pintura, sino que exploraban toda una variedad de medios y
posibilidades que se presentaban en la creación artística. Se trata de integrar el arte
en sí mismo y de abrirle un espacio a la funcionalidad.

Como un homenaj e póstumo a Isamu Noguchi , en 1997, Miyake presenta la


exhibición A rizona. Basados en una serie de pinturas del artista Inokuma, Miyake
y N oguchi crean una divertida instalación en donde los niños , especialmente,
tienen la oportunidad de hacer vestidos y usarlos, hacer parte de la presentación.
Este trabaj o, es uno de los más compactos porque soporta todas las reflexiones
hechas por Miyake a lo largo de su carrera. Al ser uno de los más recientes, tiene una
calidad de madurez de ideas. Ideas que se fueron construyendo a lo largo de toda
una vida de trabajo, que desde su juventud fueron convergiendo con otras, trans­
fo rmándose para const ruir, hoy, unas nuevas síntesis del vestido, una forma
particular de relacionarse con el mundo y con la gente que nos rodea, un retorno
a los valores del budismo, y a su estética a la luz del siglo XX, de sus flujos de
información y la tecnificación de la industria.

La semántica no es importante, pero en japonés tenemos


tres palabras: yofuku que significa ropa occioental, wafuku, -

que significa ro p a japonesa; y fuku que significa ropa en


general y tambien quiere decir buena fortuna, una especie
ae felicidad. La gente me pregunta qué es lo que hago. Yo
no digo wafuku o yofuku yo digo que hago felic1dad.6
(Cock:s, Artforum, 1985. Trad. propia) .

A-POC

Miyake constantemente esta intentando resignificar el traje y


su relación con el cuerpo, llegando a interpretarlo de muchas
maneras y logrando diseños de una belleza Única sin preten-

6The semantics arent important, But in japanese we have three words: yofuku which
means west e rn clot h i n g ; wafuku, which means j a p a n ese clothing; and fuku which
means cloat h i n g . lt can also mean good fo 1tune, a kind of happiness. People ask me
what I do. I dont say yofuku or wafuku . 1 say I make Happiness

ETNOGRAF[AS CONTEMPORÁNEAS 2 13
jOHANNA SALAZAR Y ANDRÉS STUCKY

siones de moda o alta costura. Actualmente se ha interesado por los procesos de


producción del traje. Desde la generación del material en bruto y su paso por las
maquinas tejedoras hasta el sistema de distribución y tallaje. Junto a Day Fujiwara
han revolucionado todo el proceso de producción para desarrollar A -POC, su
última iniciativa. A -POC esta basada en la posibilidad de crear rollos intermina­
bles de material, con la ayuda de maquinas programadas por computador, de
propiedades anteriormente desconocidas. Un sofisticado sistema de huecos y
enlaces en la prenda, permite que sea cortada en cualquier lugar del tubo. En vez
de una gruesa e incomoda matriz de tela, que debe ser cocida y torneada en la
forma del cuerpo humano, emerge un continuo sin costuras que se acerca más al
cuerpo humano que nunca antes. A -POCpermite crear trajes a partir de una sola
pieza, se introduce la materia prima en la maquina y se recibe la prenda terminada
en el otro lado. En él se refleja el sueño que comenzó en la revolución industrial.
Más que una fe irracional en la tecnología, se estimula la optima utilización de los
recursos al eliminar desperdicios, y un racionamiento del proceso de manufactu­
ra. Gracias a la computación, el proceso de producción está mas cercano que nunca
a la creatividad humana, la maquina se convierte en un sistema flexible que reac­
ciona directamente a cualquier instrucción del creador. A -POC apunta al futuro y
nos muestra la integración de la tecnología en el proceso de diseño. Para Miyake
esta integración puede tener un efecto clarificante ya que utilizando la tecnología
como limitación formal, ésta ofrece al mismo tiempo una libertad nunca antes
conocida.
El interés de Miyake en los procesos de producción lo ha llevado a interesarse por
la creación de nuevos materiales que, sin dejar de ser naturales, son reinventados
por el hombre. En este sentido el concepto de naturaleza y lo que es natural
inevitablemente cambia. Para Miyake es interesante pensar lo que puede significar
la innovación en el material para la creación del vestido. La innovación de la
naturaleza empodera al ser humano, y como resultado de esto resulta A -POC.
Ame Kalland y Pamela Asquit {1997) citan a Saito Yuriko quien afirma que los
japoneses se encuentran identificados con la naturaleza en dos sentidos: uno emo­
cional o emotivo y otro basado en la trascendencia del hombre y la naturaleza. El
primero tiene que ver con los sentimientos y pensamientos que despiertan los
objetos y fenómenos naturales, los cuales por un efecto hiperestésico dan paso al
conocimiento. El segundo posee la plena convicción de que hombre y naturaleza
están unidos y deben comportarse como uno solo, ambos están enraizados en el
mismo principio de existencia {Saito citado por Kalland y Asquith, 1997).
La unidad entre el hombre y la naturaleza ha sido el lema del ethos religioso
budista que a través de un entrenamiento espiritual, shugyo, que se impartía b ajo
cascadas de hielo, en los picos de las montañas, haciendo ayunos y otros sacrifi·
cios para que el practicante enfermara, y, el hombre entrase en el reconocimiento
de la naturaleza en sí mismo. Como ya se había afirmado antes, la naturaleza está

214 ETNOGRAFIAS CONTEMPORÁNEAS


lSSEY MIYAKE

presente en todas las cosas animadas e inanimadas porque todas están en un


constante fluir, en el ciclo de la vida y la muerte, en el de la transmigraci6n de las
almas (Heisig, 2002).
Uno de los primeros significados de naturaleza está dado por el término Sei que
significa la cualidad, el carácter o la disposici6n de algo. Según Peter Ackerman, para
entender la fluctuaci6n de la naturaleza nos podemos referir a la secuencia de las
cuatro estaciones. La naturaleza es básicamente la secuencia de la fuena y la decaden­

cia, del cambio y la transformaci6n, en un pequeño momento, en dicha secuencia, la


naturaleza es el resultado de una especial constelaci6n de fuerzas y circunstancias.
Miyake le da ese carácter natural al traje desde que lo cataloga como la segunda piel,
sus presentaciones proyectan una profunda vitalidad humana que renueva y es
renovada por los diseños. Ningún vestido está totalmente terminado por lo menos
hasta su uso, el vestido no es concebible sin un cuerpo que lo use. Por otro lado, la
naturaleza de crear hace del diseño una constante reflexión que no puede ser
estática. Esta idea de naturaleza está fuertemente ligada con la idea de libertad, la
cual fue uno de los primeros emblemas del MDS y hace alusi6n al desplazamiento
de fronteras que abre el panorama a las diversas posibilidades de jugar con los
materiales y las formas. Así mismo se evoca la idea de movimiento como la fuerza
que impulsa el fluir natural de las cosas. Su colaboraci6n con el Frankfurt Ballet en
1991 epitomiza la síntesis natural, la síntesis donde interactúan cuerpo y traje en
los movimientos de la danza no s6lo intentan ser metáfora del fluir eterno de la
naturaleza, sino que son la naturaleza. Como se aprecia en 1he ÚJss ofSmallDetail
de William Forsythe en cuyas obras particip6 Miyake como diseñador. A partir de
esta pieza, Miyake utiliza frecuentemente bailarines del Frankfurt Ballet en las
presentaciones de sus diferentes colecciones, con el prop6sito de que la libertad de
sus movimientos realcen la belleza del traje. Nishida K.itaro afirma que: «el arte es
una expresi6n de la belleza en la que el Yo libre trasciende el tiempo para revelar la
eternidad en el momento presente» (Kitaro citado por Heisig, 2002: 81).
La religi6n y la filosofía reflejan el influjo de cosas que reverberan y cambian con la
entrada de cosas nuevas; al igual que las olas del mar, están constantemente cam­
biando; entrando y saliendo; creciendo para luego romperse y ser espuma. Las olas
siguen entrando y constantemente transformando la fisonomía del paisaje. En el
mundo de la religi6n japonesa, la tradici6n y la innovaci6n se han unido tan bien
que, aunque todo un nuevo estrato se construye constantemente sobre las religio­
nes anteriores que se han venido sumando hasta el día de hoy, nada desaparece
completamente, y así, podemos observar en un mismo panorama, templos
milenarios, templos budistas, iglesias cristianas fundadas por misioneros en el siglo
XIX y edificios de nuevas religiones fundadas luego de la Segunda Guerra Mun­
dial. Lo nuevo se superpone pero lo viejo no es desplazado.

El budismo llego a Jap6n más o menos por la misma época en 9-ue Europa estaba
siendo cristianizada, pero en lugar de desplazar y prohibir la practica de la antigua
ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS 215
jOHANNA SALAZAR Y ANDRl\s STUCKY

creencia, los templos budistas florecieron junto a los templos shintoist� , y los
kami (dioses) del Shinto eran considerados guardianes de los iluminados {Kall and
y Asquith, 1997). Así el budismo desde su llegada se introdujo profundamente
en el pensamiento japonés, el cual lo ..1Simil6 muy bien, creando procesos y
conceptos como el de simbiosis, que se utilizan actualmente para explicar y poner
en practica el pensamiento balístico inclusivo del budista. Dicho movimiento,
creado por el arquitecto Kisho Kurokawa, intent6 generar una tendencia que
plasmara en sus creaciones una simbiosis donde convivieran elementos e ideas
opuestas y diferentes entre sí. El arte de postguerra en Jap6n se impulsa por un
creciente interés por conseguir un punto intermedio, un equilibrio entre su iden­
tidad tradicional y los nuevos influjos occidentales. Personajes como � Miyak.e,
se perfilan como artistas que utilizan su cultura japonesa como base para la
creaci6n de un arte inclusivo de proyecci6n internacional.
El budismo no ve la vida como absoluta: la vida y la muerte están relacionados,
hacen parte del mismo ciclo. La arquitectura y las ciudades siempre están en constan­
te cambio, no debemos preocuparnos por lo material, sino por lo sustancial, son un
ejemplo evidente del concepto budista de impermanencia y de esta simbiosis entre la
tradici6n y la innovaci6n. Cada diseño trae dentro de sí el poder de la hiStoria y la
revoluci6n de la tecnología, rigiéndose bajo la idea de yug, lo no evidente.
El arte en J ap6n lleva la marca distintiva del 'Zen en este país, y esto puede ser
percibido especialmente en las «VÍas» y artes inspiradas por el pensamiento Budista
EnJap6n una gran cantidad de artes y oficios son llamadoscaminos (po). Lavíadel
té (sado), lavía de las flores (k:tdo), la de la espada (kendo), de la defensa personal (judo),
una vía de la poesía �k:tdo) y una de caligrafía (shodo). Esto no quiere decir �ue todas
las grandes artes esten directamente conectados con estados de iluminacion o que
provean acceso seguro a la experiencia religiosa, aunque se sabe de casos de artistas,
entre los que están Seshu y Basho (1644-94), que estuvieron bien avanzados por el
camino del Zen. Tampoco quiere decir que cualquier persona con avanzadas expe­
riencias religiosas esté en capacidad o posea las habilidades necesarias para la creaci6n
artística, o que la experiencia desatoriseala única medida para la perfecci6 n artística.
Pero el 'Zen sí provey6 una atm6sfera adecuada para que las vías y las artes desarrolla­
ran manifestaciones inspiradas en él (Dumoulin, 2002).
El efecto del espíritu del Zen sobre las artes exhibe una característica muy típica del
Zen japonés, es el retorno constante a la relaci6n que mantienen el hombre y la
naturaleza y la observaci6n de la práctica religiosa en la vida cotidiana. Los dibujos
de Seshu permiten una delicada pero poderosa imagen de la naturaleza. En su obra
maestra de las cuatro estaciones, la naturaleza es continuamente cambiante, como
una representaci6n artística del «devenir» (becoming) de la filosofía Zen, donde
realismo y simbolismo se presentan inevitablemente unidos (Dumoulin, 2002).
Otro arte donde es fácilmente observable el espíritu del Zen es la poesía. Cada una
hace énfasis en un aspecto específico de la interacci6n humana, en ocasiones sutil

216 ETNOGRAÁAS CoNTEMPORÁNEAS


ISSEY MIY AKE

pero compleja, y en los sentimientos que suscita. La poesía japonesa es más bien
la expresión de respuestas emocionales antes que una narración descriptiva de
una situación. El poeta busca encontrar el sentir de un momento, pero no se
desborda de descripciones o intenta armar un cuadro lógicamente estructurado
de la situación. Se vale de ciertos detalles muy tenues, pero poderosos simbóli­
camente. Tal vez el mejor ejemplo es Basho, el más famoso de los poetas que
compusieron Haiku:
April's air stirs
in willow leaves ...
a buterfly
floats and balances
Nowthat eyes of hawks
in dusky night
are darkeneO. ..
chirping of the quails
The snowy: morning
that blaé:k crow
I hate so much ...
but he's beautiful

El Zen es una celebración de cada día, de la vida y de la realidad como cotidianidad.


En el Zen la vida está imbricada con la muerte, no existen el uno sin el otro, se
suceden continuamente, eternamente y en cada momento, generando en este
proceso cambio y transformación. La muerte deviene el retorno de la vida. La
realidad se presenta entonces, como una eterna sucesión de instantes, momentos
que se despliegan en otros y otros. El presente se convierte a cada instante en el
futuro pero solo puede ser presente. Por lo tanto, la realidad sólo puede ser presen­
te, y es sólo en el instante donde el hombre puede ser parte de la realidad, de la
naturaleza, donde puede apropiarse de ella y comenzar a construirla y valorarla
como realmente es. «Las cosas de todos los días son el Tao» (Dumoulin, 2002: 84).
Es claro el puente que el Zen ha construido entre las artes plásticas (pintura, arqui­
tectura, poesía, etcétera) y las artes decorativas (floristería, sastrería, jardinería), y en
últimas con todo el grueso de la vida cotidiana. La religión se traslada al diario vivir,
el Zen se convierte en una manera de aproximarse a la vida, convierte lo cotidiano
en rito, lo profano en sagrado.
Un buen ejemplo de la influencia budista en el arte es una exhibición tituladaMa:
Espace-temps dujapón en el Musée des A rts Décoratifs en Paris (1978) a la cual fue
invitado Miyake y que intentaba expresar este carácter especial del budismo japo­
nés que contempla los espacios intermedios, intervalos existentes entre elementos
opuestos. Esto también es evidente en la admiración que sienten por la luz tenue en
Japón, en oposición a la apreciada luz brillante que usamos en occidente, ya que
ETNOGRAF!As CoNTEMPORÁNEAS 217
JOHANNA SALAZAR Y ANDRÉS STUCKY

enfatiza la importancia de las sombras, las cuales se presentan como el espacio


intermedio entre la luz y la oscuridad. «Los japoneses creamos belleza haciendo
nacer sombras en lugares que en sí mismos son insignificantes» (fanizaki, 1997:
46). Se aprecia la sombra por contraste con la luz y, es en el contraste precisamente,
donde se presenta realmente la experiencia estética y donde Ma se hace presente.
En los trajes, se experimenta con las texturas y las formas de la tela para crear un
juego de luz y de sombras en las prendas. Los antiguos trajes de los emperado­
res, al igual que los trajes de los actores de noh están cosidos con algunas fibras de
oro y plata, que al ser utilizados en entornos oscuros reflejaban y magnificaban la
poca luz que penetraba en las habitaciones, dejando escapar destellos dorados y
plateados que le daban un carácter especial a los trajes (con el mismo fin se solía
aplicar polvo de oro a las paredes de los templos) (fanizaki, 1997) .
Esta tendencia hacia una estética de las sombras y de lo indeterminado es descrita
por Tanizaki en el Elogio de las Sombras. Nos permite acercarnos a otros aspectos
concernientes al gusto cultivado por los japoneses durante siglos y que permea
todos los campos sociales de la cultura. Probablemente no podna hacerse una
aproximación afortunada a la cultura japonesa, sin hacer referencia a la concepción
japonesa de belleza, uno de los elementos centrales de dicha cultura (Keene, 1998).
Basados en los escritos del monje budista conocido como Kenko (1283-1352),
que fueron recopilados posteriormente en tsurezuregusa, «Aes.sti)IS in idleenes» , Donald
Keene identificó c;uatro características de la estética japonesa que se presentaban
como de especial importancia: sugestión, irregularidad, simplicidad, perecebilidad.
No se pretende por medio de estas cuatro cualidades caracterizar toda la estética
japonesa, pues debemos tener en cuenta que el tsurezuregusa fue escrito hace ya más
de 600 años y que los procesos vividos por el Japón en este tiempo han sido
numerosos, especialmente desde finales del siglo XIX. Pero sin emb� sí creemos
que contienen muchos de los elementos que determinan la sensibilidad y el gusto
japonés de hoy en día. Desde la simplicidad, Miyake teje con sus trajes plegados,
todo un compendio de conceptos y percepciones estéticos, manejados por la socie­
dad y por los artistas que se formaron contemporáneos a él.
Una pantalla o una puerta decorada con una pintura de.brocha burda y
descuidada dice menos sobre su propia fealdad que sobre el mal gusto de su
dueño. Es muyprobable que las poses.iones de un liombre po� en evidencia
su inferioridad. No estoy sugiriendo que un hombre no deba poseer sino
obras maestras. Me refiero a la práctica de decorar su hogar deliberadamente
7 A Screen or sliding door decorated with a painting or inscription in clumsy b rushwork
g1ves an impression les of its own ugliness than of the bad taste of the owner. lt is ali too apt
to happen than a mans possessions betray his mferiority. 1 am not suggesting that a man
should own nothing but masterpieces. 1 refer to the practice of deliberately decoratmg in a
tasteless and ugly manner to keep the house from showing 1ts age, or adding ali manner
of useless things in arder to create the inpression of novelty, though only producing the
effect of fussiness. Possessions should look cid, not overly elaborated; they need not cost
much, but there quality should be good.

218 ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS


lssE Y MIY AKE

de mal gusto para evitar que la ca.5a muestre su verdadera edad, o añadiendo
todo tipo de objetos inseivibles para crear la impresión de novedad, aunque
solo produzca un efecto de disonancia. las posesiones deben verse viejas, no
demasiado elaboradas; no deben ser muy costosas pero su calidad debe ser
buena7 (K.enko: sección 8 1 , citado por Keene, 1997. Trad. propia).

Aunque no pretendamos hacer una extensa exposición de estas cuatro premisas, si


nos parece importante mencionarlas brevemente: la no permanencia o perecebilidad
es indisoluble de la belleza. En una entrevista concedida a Hervé Chaneles (curador
de laFondation Cartier pour L ' art Contemporain) Miyake dijo:
Es difícil definir belleza, obviamente es algo que estoy buscando. La belleza es
como un atardecer: se esca¡>a tan pronto intentas ca�turarlo. La belleza que
busco esprecisamente aquella que se me escapa. Detrás del amor por el cerezo
en flor, de la preferencia por¡>aPel y la.madera en lugar de la roca, ciertamente
encontramos esta premisa Cle1o que perece (Miyake, 1998: 1 12).

Al respecto Kenko dijo: «Si todos los hombres nunca se desvanecieran como el rocío
de Adashino, que nunca desapareciera como el humo sobre 10ribeyana, sino per­
maneciera para siempre en el mundo, cuánto perderían las cosas el poder de mover­
nos. La cosa mas preciosa en la vida es la incertidumbre8» (Kenko: sección 46,
citado por Keene, 1997. Trad. propia) .
Paradójicamente, aún en el Japón, sobreviven construcciones de madera y estatuas
de piedra que tienen miles de años. Sin embargo, aquellos elementos que han de
alguna manera sobrevivido al paso de los años no fueron intencionalmente cons­
truidos con ese objeto y aunque hayan sobrevivido por mucho tiempo no son
inmunes al paso del tiempo, se han envejecido y su calidad se ha desvanecido
insinuando así perecebilidad, o evocando un pasado.
En la sección 137 encontramos: «¿Debemos ver el cerezo solo cuando está en flor,
o la luna sólo cuando no hay nubes? desear luna al mirar la lluvia, bajar las persianas
y ser conciente del paso de la primavera esto es mucho más conmovedor. Ramas a
punto de florecer o jardines llenos de flores marchitas son más dignas de nuestra
admiración. En todas las cosas son el principio y el fin los que son interesantes.9»
(Kenko, sección 137, citado por Keene, 1997. Trad. propia) .

8 Ali man where neverto fade away like the dews of adashino never to vanish like the smoke
over toribeyama, but lingered on fo rever in this world, how thing would loase there power
to move us. The most precious thing in life is its uncertainty
9 Are we to look at cherry blossoms only in full bloom, the mean only when it is
cloudless? to long far the mean while looking at the rain, to lower the blinds and be aware
of the passing of the spring-these are even more deeply moving. Branches about to
blossom ar gardens stewn with faded flowers are worthier of our admiration. In al!
things, it is the beginnings and ends that are interesting

ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS 219


JOHANNA 5ALAZAR Y ANDRÉS STUCKY

Los japoneses son concientes de los momentos climáticos y los aprecian, celebran
la luna llena y las flores cuando se encuentran completamente ·abiertas, pero por
más que aprecien los momentos climáticos, éstos se encuentran congelados en el
tiempo y no permiten la sugerencia. La estética japonesa valora el proceso me­
diante el cual se llega al momento climático, de hecho más que el momento
mismo, la expansión y la contracción, las oscilaciones. La contemplación de los
principios y los finales permite la sugestión y el uso de la imaginación. El princi­
pio promete un futuro y el final evoca el pasado. Este concepto de sugerencia se
encuentra Íntimamente ligado al de lo incompleto e irregular. Dejar un objeto
incompleto lo hace interesante, es dar cabida a la expectativa y crea la impresión de
que todavía queda campo para el crecimiento. La irregularidad es también una
característica de la cerámica japonesa, a la cual se dejan protuberancias e imperfec­
ciones para evitar la simetría. «En todo, no importa que, la uniformidad es
indeseable. dejar algo incompleto lo hace interesante y crea la sensación de que hay
espacio para crecer1º» (K.enko) . Lo incompleto y la irregularidad van bien con la
simplicidad, la cual también sugiere más de lo que denota. La simplicidad permi­
te el ejercicio de la imaginación y de la creación. Un ejemplo de simplicidad es la
arquitectura japonesa, donde reina la monocromía y la sombra. Los materiales
utilizados para construir una residencia japonesa son los materiales en bruto:
piedra, madera, papel y se conserva su color y textura natural. Ahora, unidas estas
ideas al desarrollo tecnológico, lo que se busca es mantener la naturaleza en las
innovaciones. Naturaleza es belleza y es esencia. La tecnología también hace parte
del ciclo vital, todo y todos nos encontramos en una relación simbiótica, no se
puede pensar el uno sin el otro. «La revolución tecnológica es responsable de la
colección, pero mi diseño no puede existir sin la persona oculta tras la prenda»
(Miyake citado por Newman, 2003: 70).
Solemos pensarnos a nosotros mismos como si estuviéramos separados del
mundo y de los instrumentos que utilizamos. Este modo de pensar se transfiere
al pensar sobre nuestro cuerpo, separándolo de nuestra mente. Nishida, para
muchos considerado el heredero intelectual del maestro Dogen más sobresalien­
te, se interesa por el mundo occidental, y su preocupación por conciliar la filosofía
budista y la lógica aristotélica lo llevó a conformar una teoría que abriría las
puertas a la conformación del primer pensamiento filosófico japonés, en el sen­
tido occidental de la palabra. La escuela de Kyoto más tarde desarrollaría el pensa­
miento de Nishida. Para Nishida, el cuerpo es al mismo tiempo cosa y yo. Es el
instrumento paradigmático por el cual todos los demás instrumentos se con­
vierten en extensiones del cuerpo. De esta manera, el cuerpo no puede relacionar
la mente y el mundo, a no ser de que él mismo pertenezca esencialmente a ambos.

10 In everything no matter what uniformity is undesirable, leaving something incomplete


.

makes it interesting and gives one the feeling that there is room for growth.

220 ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS


ISSEY MIYAKE

Existe una identidad entre yo y mundo en el cual el yo, que intuye a través de la
acción, nunca puede ser separado del mundo que actúa en toda intuición. «En
todo acto de conocimiento no está presente sólo una captación activa y reflexio­
nada del mundo sino también una intuición pasiva en la cual uno es captado por
el mundo» (Heisig, 2002: 85) . Nishida busca una condición de auto despertar
en el que se trascienda las dicotomías. La intuición pasiva no debe abrumar la
acción mental con la promesa de un conocimiento objetivo y puro del mundo;
y la intelección activa no debe eclipsar la realidad del mundo objetivo resignán­
dose a sus propias predisposiciones trascendentales. Más bien, debe formarse
una nueva relación en la que el yo y el mundo interactúen y se intuyan el uno al
otro. «Todo el mundo cree que existe en el universo un principio fijo e
invariable y que todas las cosas están en conformidad con eso. Este principio es
creativo y nosotros podemos volvemos ese principio y obrar de acuerdo con él,
pero no es algo que podamos ver como un objeto de la conciencia» {Nishida
citado por Heisig, 2002) . Esto es lo que Nishida llamó «pensar algo a través de
volverse ello, hacer algo a través de volverse ello» (Heisig, 2002) .
La idea de actuar en el mundo nos lleva inmediatamente a pensar en la expresión
artística y, la creación artística, como tal, puede verse como una extensión directa de
la noción de cuerpo que propone Nishida para la dialéctica de la intuición activa.
En la voluntad actual, sujeto y objeto están unidos y el yo se encuentra en
el contexto de la acción. Esto lo llamo el punto de vista de la voluntad
absoluta. De la misma manera, la actividad artística es un entrar en la
realidad verdadera que es el objeto de esta voluntad actual. Para entrar en
esa realidad, el cuerpo entero ha de concentrarse en una sola fuerza y
convertirse en una sola actividad. Lo verdaderamente actual no se
encuentra en algún punto determinado por condiciones de espacio y
tiempo. Más bien, es algo que proyecta la conciencia en general hacia
dentro, algo que introduce en el interior de la experiencia misma el progreso
infinito de un ideal. Unidades particulares o individuales son visibles
sólo sobre un avance sin fin de la unidad. El artista no debería pensar en
estas cosas mientras no tenga un pincel. Sólo frente a su lienzo, pincel en
mano, puede ese avance infinito abrirse hasta hacer claro cómo debe
pintar [ . . ] Cuando tanto el pasado como el futuro están apagados en el
.

presente todo viene de ninguna parte y conduce hacia ninguna parte, y


todo lo que es, es eternamente tal como es. Este modo de pensar corre en
las profundidades de las civilizaciones de Oriente en las que hemos sido
criados {Nishida citado por Heisig, 2002: 230) .

EL PRINCIPIO Y EL FIN

The sound of the bell of the Gion temple echoes


the im_permanence of all thin�.
The bue of tiowers of the Sala trees éieclares
ETNOGRAÁAS CoNTEMPORÁNEAS 221
J 01-lANNA SALAZAR Y ANDRÉS STUCKY

that they who flourish must be brought low.


Ye, the proud ones are but for a moment,
like an evening dream in springtime.
The mighty are destroyecf at die last,
they are but as the dust oefore the wind.
(Citado por Dumoulin 1979:85)

A lo largo del texto hemos querido mostrar que el


traje se nos presenta como una aproximación a la vi­
sión específica del artista sobre sus más tradicionales
rasgos identitarios, por ende, es un acercamiento a la
problemática de la relación entre el sujeto y su cultura.
El traje como creación artística, da cuenta de su rela­
ci9 n con el cuerpo y de su interacción con el entorno. A su vez, muestra los flujos
de signos que atraviesan dichos encuentros, los cuales permiten una resignificación
recíproca. El artista se presenta como una mónada que posee cierta autonomía
frente al socius pero que al mismo tiempo lo refleja, y hace parte del mismo. La
cultura y el sujeto funcionan ambos como espejos mutuos que se reflejan el uno
al otro. La producción artística, en este sentido, se convierte en reconstrucción y
resemantización de signos a la luz del siempre nuevo sujeto. El arte es dinámico,
transforma y reinterpreta sus motivos, creando siempre nuevos sentidos en la
continua metamorfosis de la naturaleza. El mundo evoluciona y se construye
eternamente, el mundo es arte y el hombre como mundo lo transforma y lo crea.
El hombre deviene mundo, deviene realidad, donde la cultura se proyecta como
la manera en que el hombre le da sentido a su relación con las cosas.

El caso japonés sale al encuentro como una manera especialmente interesante de


leer la realidad, que muestra una sociedad marcada por la energía de sus contingen­
cias históricas. El desenlace de la Segunda Guerra Mundial constituye un momen­
to determinante en el porvenir de Japón. De allí surge una generación sellada por
el diálogo entre la tradición y la fe en el progreso. Una ideología japonesa (imperia­
lista) construida en el Meiji que, aunque caracterizada por el afán de modernización
y progreso tecnológico, se aferra a sus tradiciones. Las convierte en estrategias de
juego para el encuentro con una sociedad occidental globalizada, que venía presio­
nando, cada vez con más fuerza, su entrada al Japón.
La respuesta de Japón a este flujo occidentalizador se manifiesta por su enorme
interés en aprehender las novedades técnicas occidentales, para aplicarlas a sus
propósitos personales y generar una propuesta internacionalista que enfatiza las
especificidades culturales. Issey Miyake es uno de los mayores expositores de esta
simbiosis japonesa y de la convivencia en el Japón de muchas culturas que sobrevi­
ven como un todo organizado, o desorganizado, si se prefiere. La contradicción
cultural genera infinidad de flujos que co-evolucionan y generan flujos nuevos.
El trabajo de Miyake sintetiza la complejidad de su cultura, no sólo la japonesa

222 ETNOGRAFfAs CONTEMPORÁNEAS


ISSEY MIY AKE

tradicional sino también la occidental. Sus trajes reflejan una constante pregunta
por la naturaleza. La naturaleza como creación y como punto de partida para ser
creada. El arte de Miyake deviene en naturaleza y transfiguración del cuerpo.
Busca la armonía entre los opuestos para generar novedosas maneras de interpre­
tar la relación entre el cuerpo, el traje y el mundo. Pensarse como mundo está en
la base de la filosofía budista. Miyake retoma esta idea por medio de la construc­
ción de trajes interactivos, hechos con el fin de actuar en el mundo, de ser uno con
el mundo y participar de su movimiento.
La comodidad y practicidad son conceptos básicos para la elaboración de un traje
que permita movimiento, dice Miyake; sus trajes están hechos para y por el movi­
miento. Así su trabajo, al comunicarse con todo lo que le rodea, se transforma
constantemente en la idea Zen de crear y ser naturaleza. Finalmente, observamos
una sociedad japonesa y una generación de artistas que, basados en la tradición
Zen, abrieron sus puertas a la tecnología y la modernización, estableciendo un
modelo simbiótico de convivencia con el resto del mundo, obteniendo como resul­
tado un influyente movimiento que, actualmente, es la marca de una nación que
entró al sistema mundial de una forma muy particular y distintiva.

FUENTES

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ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS 223


jOHANNA SALAZAR Y ANDRÉS STUCKY

ÍNDICE DE IMÁGENES
Foto No. 1 . lssey Miyake Permanente. Issey Miyake, otoño I invierno 1996 Oouve 1992,53) .
Foto No.2. liquid Onix. Issey Miyake, primavera / verano 1982 Oouve 1 997,35)
Foto No.3 . lacquer Plcats. Issey Miyake, primavera I verano 1 990 Oouve 1 997, 59)
Foto No.4. Wire Body. lssey Miyake, otoño/inviemo1983 (Miyake 1998,42)
Foto No.5 Flying Saucer. Issey miyake, primavera/ verano 1994 (Holborn 1 995, 13)
Foto No.6. A -poc. Issey Miyake, otoño/invierno 1 999 (Miyake 2001 ,59)
Foto No.7 Flying saun'Y dress. Issey Miyake, primavera / verano, 1 994 Oouve 1 997,49)

224 ETNOGR.AFIAS CoNTEMPORÁNEAS


INSTITUCIÓN INDÍGENA CONTEMPORÁNEA
EL LIDERAZGO EN EL PUEBLO ZENÚ DE
CÓRDOBA Y SUCRE, COLOMBIA1

INm.ODUCCIÓN

&te artículo explora la semántica, el ejercicio y la estructura del liderazgo que coliga a
las comunidades indígenas del Pueblo Zenú bajo la figura de Resguardo. En princi­
pio, el liderazgo indígena será entendido como un fenómeno intrínseco a las luchas
por la etnicidad dentro del movimiento social, pero no por ello, como únicamente
comprensible a panir de la relación de los líderes y el conjunto de seguidores. En ese
sentido, se indaga el amplio contexto de la vida social desde el trabajo etnográfico; con
esta idea, mi formulación metodológica toma elementos de la teoría de Max Weber
sobre el lideraz.go político, descriptibles y útiles para la comprensión de este fenóme­
no en la realidad contemporánea de un Pueblo indígena.

Weber (1982) propuso tres tipos de justificaciones a la legitimidad de la domina­


ción: la costumbre, arraigada en la tradición; la gracia, en el carisma personal; y la
legalidad, en la creencia de la validez de los preceptos legales; justificaciones que
efectivamente pueden ser rastreadas en el escenario social y permiten en gran medi­
da hacer comparaciones entre diferentes sociedades, pero que logran una clasifica­
ción poco explicativa del fenómeno. Tomo distancia de las aproximaciones del
precursor de la teoría sobre el liderazgo, por la sugerente distinción que Stemberger
(1992) formula entre dominación doméstica o real, basada en formas de sujeción
a través del trabajo (dominium servile), y dominación en la vida pública, que se
produce en el marco de sistemas constitucionales (dominiun civile). Con estas dos

1 En primer lugar, agradezco a la profesora M yriam J imeno el apoyo brindado para lograr
la publicación de las ideas contenidas en este artículo, y por contribuir oportunamente en
el proceso de investigación y de trabajo etnogr..ífico. Este texto forma parte de una investigación
más amplia que concluyó con la presentación de mi trabajo de Grado intitulado Liderazgo
Indfgena. Institución política y tradición de lucha en el Pueblo Zenú, Departamento de
Antropología, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de Colombia (2003};
trabajo dirigido por el profesor Carlos Vladimir Zambrano, a quien debo importantes
aclaraciones '/ también ideas sugerentes. Por último, debo agradecer la colaboración que el
Pueblo Zenu me prestó, y el afecto y la confianza de l íderes, comunidades y familias, que
aún no sé como retribuir.
2 Antropólogo. Departamento de Antropología. Universidad Nacional de Colombia.
Miembro del Grupo de Investigación Relaciones interétnicas y minorías culturales (étnicas
y religiosas) desde la perspectiva de la Ciencia Política y el Derecho, COL 00 1 5624.
Correo electrónico: [email protected]
DANIEL VELANDIA DfAZ

formas de dominación, se pueden distinguir claramente dos momentos de la histo­


ria de los zenúes: primero, el anterior a la década de 1970, basado en el trabaj o a
jornal, y la dominación ejercida por no-indígenas en todos los ordenes de la vida
social; y segundo, el escenario de la última década, regido por el ordenamiento de
la Constitución Política de 1991 con el reconocimiento de la diversidad étnica y
cultural. La transición de estos periodos-formas en las décadas de 1970 y 1980,
muestra la emergencia del movimiento indígena zenú, la fuerz.a organizativa inter­
na y la capacidad de complementar luchas propias con luchas de otros Pueblos
indígenas ubicados en el territorio colombiano; así como las luchas por el poder
local y regional.
Para hacer puntual la aproximación a /a vida pública, entenderé lo político como
un amplio escenario en el que se vinculan dos formas de institucionalidad política:
primero, la basada en la constitucionalidad o en las disposiciones reguladas del
poder, como lo son el Estado y las ramas del poder público o las naciones regidas
por amplios cuerpos normativos, verbigracia el Coran; en el caso del Pueblo Zenú,
las instituciones constitucionales aceptadas en el marco del Estado en Colombia
son: el Res�do (territorio y jurisdicción) y el Cabildo (organización de autorida­
des propias). Por otra parte, la basada en instituciones extra-constitucionales, como
lo son los caciques de partido y las camarillas políticas, que completan el escenario
de lo político formando parte de la morfología social (Bohannan, 1979).
Si bien, la puesta en marcha de toda la empresa política depende de la oficialidad
que vigila las relaciones sociales y establece lo ortodoxo, es precisamente en la
contraparte, en las instituciones extra-constitucionales que se generan por las distri­
buciones de competencias para el ejercicio del poder -y en donde es fundamental
la incidencia de líderes-, donde yacen las disposiciones políticas que las colectivida­
des arman para sostenerse frente a condiciones externas que demandan actuar con
vocaciónpolítica: el ejercicio de lo extra-constitucional opera justamente incidien­
do en la práctica de la institucionalidad cabal. Este es el caso del sistema de facciones
que distribuye el poder en los zenúes de acuerdo a la filiación comunitaria y políti­
ca, y del liderazgo que por diferentes vías une la organización política indígena con
las instituciones constitucionales.

LA TRADICIÓN

En primer lugar, la relación que los zenúes tienen con el pasado está fuertemente
vinculada a la figura del líder tradicional y junto con ésta, a la lucha por la tierra que
tuvo comienzo en la década de 1970 con el apoyo de la Asociación Nacional de
Usuarios Campesinos -ANUC-. La referl!ncia a los líderes es una constante en la
expresión delamemoriacolectivaque fomentalaidentidadcomunitariaparalalucha
y la organización, y por ello, la noción de liderazgo tiene acepciones particulares en el
contexto zenú: si bien, la persona que tiene cualidades excepcionales en el espacio
sociopolítico, quien va a la cabeza, es denominado líder, y el liderazgo es la calidad y
226 ETNOGRAFIAs CONTEMPORÁNEAS
INSTITUQÓN INOfGENA CoNTEMPORÁNEA

la institución que cobijan la acción de liderar; las nociones de líder tradicional y


liderazgo, pueden entenderse opuestas histórica y conceptualmente. El líder tradicio­
nal, forjador de la lucha por la tierra es contraparte del liderazgo, que es contemporá­
neo y representa luchas desiguales que se arman sobre los logros del Resguardo. La
noción de lúlersin más, es utilizada localmente y en este trabajo, genéricamente.
El líder dentro de los zenúes es quizá la figura de mayor importancia, la forma en
que es entendido es relativa al conocimiento sobre la historia de consolidación del
actual Resguardo y a la incidencia de las expectativas que se generan frente a esta
figura. De allí que sea una noción polisémica, que no obstante, refiere claramente el
escenario de la toma de decisiones y de la puesta en juego de capacidades singulares.

Lo que representa el líder, es además, muy diferente de lo que representa una autori­
dad tradicional, ésta en términos generales puede entenderse como la que reproduce
y guarda el cumplimiento a las normas sociales, que siempre han sido así, en sociedades
denominadas tradicionales; en donde la legitimidad reside en la devoción religiosa, en
la sabiduría, en la eficacia de las artes curativas, o bien, en el adecuado mandato o la
justa distribución de dones. Las sociedades de la tradición, garantizan el espacio a las
autoridades, por la necesidad de escapar al desorden, para mantener una armonía
relativa que proteja la reproducción de la sociedad (dastres, 1981).
El líder tradicional es aquel personaje que participó y dirigió la beligerante lucha
concreta por la tierra. Quien está (y ha estado) al frente de esa indisoluble comuni­
dad que lo apoya; en el seno de la relación que tiene con cada familia, con cada
persona, y en la cual se reproducen modelos para lograr el objetivo. Los primeros
momentos de las recuperaciones se basaron en la movilización irrefrenable de las
comunidades hacia las haciendas de «los ricos» de la región. El apoyo que los líderes
recibían de la comunidad propició ingresar a las fincas de los terratenientes ricos y
penetrar en el interior de los predios para tomar posesión; el enfrentamiento con
capataces fue siempre el principio de una lucha frontal con los dueños. Quienes
solicitando el apoyo de la fuerza pública arremetían luego contra los invasores. No
obstante, la competencia siempre fue desigual, veamos los dos episodios que guia­
ron las recuperaciones de tierras.
En un primer momento, la comunidad arremete3 con los hombres en contra de
quienes custodian las haciendas, el ganado y demás pertenencias; los líderes abren
campo para levantar un asentamiento y edifican rápidamente un poblado, se desa­
rrollan labores en las cocinas, los niños están repartidos en los potreros jugando y, de
cuando en cuando, van a donde sus madres a comer; éste ha sido el tiempo necesa-
3 En la descripción de las recuferaciones de tierra, el uso del tiempo presente obedece a dos
razones. Primero, las caractensticas de la recuperación se presentaron recurrentemente en
varias cx:asiones y no sólo una vez, en e �é sentido me refiero no a hechos que sucedieron,
sino a dispositivos sociales más allá del pasado. Y segundo, la memoria de quienes estuvieron
al frente de las comunidades, va al pasado p ara volver al presente, y en ese sentido las luchas
por la tierra sostienen mecanismos actuales de lucha que operan en diversos ámbitos y no
sólo en la lucha por la tierra.

ETNOGRAFfAs CoNTEMPORÁNEAS 227


DANIEL VELANDIA D!Az

rio para que se dé aviso del revés a los p oseedores afectados. Se consolida una
comunidad en una porci6n de la hacienda, al tiempo que los dueños buscan c6mo
desbaratarla solicitando la presencia policial o militar para ccsacar a la gente».
En un segundo momento, cesa la importancia de los dirigentes de la recuperaci6n;
se avistan casas, cocinas y fogones custodiados por mujeres y niños indefensos,
frente a los cuales las autoridades acuarteladas no tienen armas que descargar. los
uniformados están preparados para escarmentar cabecillas y expulsar riadas, no
para agredir a quienes representan lo más íntimo de familias parecidas a la propia.
Surgen de allí auténticas líderes, que se enfrentan con sus hijos a la fuerza del
bolillo, interpelan a las autoridades con la imagen de su existencia. La escena con­
mueve a policías y militares quienes interpretan familias acéfalas y pobres en ran­
chos desprovistos: derribar semejante esfuerzo sería insoportable. Cede la tropa que
no pudo enfrentarse a un cuerpo de familias sin hombres.
Estos dos momentos son la clave para el triunfo de la movilizaci6n y el asentamien­
to. El poder del líder radica en el grado de claridad e iniciativa sobre la causa que se
defiende y en la capacidad de hacerse, de conseguir el respeto de la comunidad, de
divulgar en la misma los conocimientos adquiridos en las diferentes capacitaciones
que ha recibido en materia organizativa. La distinción dentro de la estructura social
se da en términos de direcci6n y no de jerarquía. Los líderes surgen de la capacidad
y de la aceptaci6n, las líderes de la invulnerabilidad, de la indefensi6n. Se teje una
disposici6n orgánica entre fuerza y debilidad, entre violencia y contenci6n. Esta
fue la tendencia que hizo triunfantes las recuperaciones de tierra.
Es esta estrategia de lucha, la beligerancia y la coordinaci6n de las comunidades
para hacerla efectiva, la que se reconoce como ¡tradicional! Más que la referencia a la
tradición, como lo consuetudinario y permanente, se invierte el sentido para enfa­
tizar lo opuesto: el levantamiento y el cambio. Son tradicionales, por ser forjadores,
por e.tar allí , en el inicio de lo que hoy significa el Resguardo; y son líderes, por ser
combativos(as) y trans:tOrmar. De allí, las cruentas contradicciones para la compren­
sión misma de lo indígena: cuán sencillo es comprender líderes por el respeto
desinteresado que las comunidades les deben y trJdicionales por la sabiduría que en
su seno detentan, y cuán complicado volver a los hechos y las evidencias de las
luchas, donde justamente se gesta y se ejerce la etnicidad zenú.
Más aún. la noci6n de lo tradicional, que precisamente se confunde con lo quesiempre
ha sido así, agrupa las formas de dominio políticas, económicas y culturales que
eiercen los políticos, los ricos y los terratenientes de la regi6n. Lo tradicional fue lo que
debió permutarse, y fue precisamente éste, el signo de una voluntad emancipatoria.
La tradición ha sido la permanente sujeción alas formas culturales y de producci6n de
los pode.rosos. Tradicionalmente se ha cultivado la inferiorizaci6n del indio, la explo­
tación de los trabajadores, etcétera. Y con ello se ha hecho tradición. Tan es así, <Jue los
caciques tradicionales son precisamente los opresores tradicionales, y las practicas
caciquiles se refieren ala negociaci6n de las vidas de los pobres, ya por la más silenciosa

228 ETNOGRAF!AS CONTEMPORÁNEAS


INSTITUOÓN INDIGENA CONTEMPORÁNEA

compra electoral o la más abierta compra de mujeres indígenru;. En definitiva, tradi­


ci6n no como lo propio no Occidental, sino como una revaloraci6n de los 6rdenes
imperantes en el seno de la sociedad contemporánea. No como el presente que busca
hacerse de p3Sld.o, sino como el p3Sld.o que atraviesa e invierte el presente.
Líder tradicional y político tradicional manifiestan la punta de intencionalidades
contrapuestas, pero más aun, dinamizan, reordenan y luchan el orden social, el
dominio del orden social . De esta pugna saldría en principio victoriosa la lucha de las
comunidades que hoy pueden reconocerse como Pueblo. De batallas, de beligerancia,
de exclusi6n, de opresi6n y de victoria, es que se habla en expresi6n zenú, de tradición.

EL PUEBI.O Zmú DFSDE 1RFS LUGARF.S

El Pueblo Zenú tiene un área adjudicada bajo la modalidad de resguardó de


1 1 .598 Km2 y una poblaci6n de 32.324 personas4• Las comunidades indígenas
pertenecientes al Resguardo se ubican mayoritariamente dentro del municipio de
S3:f1 Andrés de Sotavento y muchas otras se encuentran en otros trece municipios5•
La distribuci6n de los cabildos menores es reveladora, de los 326, en San Andrés se
concentran 226; además, allí tienen sede la Casa Indígena y los Cabildos Mayor y
Mayor Municipal. En virtud de esto, el radio de acci6n en la investigaci6n ha sido
el municipio de San Andrés, en particular el centro urbano, y.las comunidades de
Tuchín y Flechas, llegando a varios lugares comprendidos en las cercanías.
SAN ANDRÉS DE SOI'AVENfO
San Andrés es el centro del gobierno municipal y también del indígena, allí se
encuentran representados en la Alcaldía, el Consejo Municipal, el Cabildo Mayor
y el Cabildo Mayor Municipal. San Andrés concentra la actividad político-admi­
nistrativa de la regi6n, en tanto son éstas instituciones constitutivas del &tado. San
Andrés es el mayor centro urbano primordialmente indígena del Resguardo y es en
donde se dan cita personalidades del gobierno y de las comunidades zen úes.
El parque central del municipio rodeado con calles pavimentadas y casas de concre­
to, se debate entre la fresca sombra de los árboles y el imperante sol durante el día,
tres o cuatro calles al este, y subiendo en la colina, se encuentra la plaza del «SOmbre­
ro vueltiao», mientras al oeste del amplio parque, esta el palacio municipal. La
cotidianidad en San Andrés es apacible y transcurre en medio de imbricadas rela­
ciones interétnicas, que reproduce en niveles distintos, convivencias y xenofobias.
4 Instituto Colombiano de la Reforma Agraria, INCORA. Subgerencia ordenamiento
social de la propiedad. Programa indígena. Resguardos constituidos Departamento de
Córdoba. Resolución de ampliación 043-30- 1 1-98; población DANE 200 1 .
5 E n el departamento de Córdoba: Chimá, Purísima, Momil, Ciénaga de Oro, Chinú,
San Amero y Sahún; y en Sucre : San Antonio de Pa lm ito, Sampués, Sincelejo, San Onofre,
Santiago de Tolú y Tolú Viejo.

ETNOGRAÁAS CoNl"EMPORÁNEAS 229


DANIEL VELANDIA DIAz

Se observan relaciones trabajador - patrono, donde los campesinos y los indígenas


se entrevistan con los dueños de tierras para acordar labores y solucionar problemas
de fincas de las inmediaciones de la región. No menos claro es que a las tendencias
dominantes de los propietarios -que buscan el mayor provecho para sí y el menor
para los trabajadores- responde la fuena adquirida por el movimiento indígena. De
todas formas, la alta sociedad del municipio está diferenciada de la baja, por opo­
siciones que van desde los materiales para la construcción de las casas, pasando por
la forma de vestir y protegerse del sol, hasta por el acceso al agua.
Las casas zenúes se erigen en los márgenes del municipio, en palma y sobre caminos
de menor tránsito y de herradura; la forma de vestir, es decir, la forma de vestirse
bien, se distingue entre los indígenas y los no indígenas por el uso de abarcas y
zapatos, y por el uso de sombrillas de colores llamativos para proteger del sol los
rostros de las mujeres. Por otra parte, el agua escasa y «gruesa» que provee el acue­
ducto del municipio no es apta para el consumo; las cargas, cuatro galones llenos de
agua transportados en mulas, por niños y viejos indígenas y campesinos, se distri­
buyen para el consumo de los residentes del centro urbano, mientras en la periferia
muchos barrios cercanos a fincas o a pozos construidos en los cabildos menores,
disponen de ella con menos precariedad.
& notoria la circulación de personas en tomo a los cabildos mayores y otras institu­
ciones; a ellas diariamente concurren personas buscando solución a problemas de
diverso orden, pero además, líderes interceden por las comunidades en relación con
las instancias del poder instituido. & aquí en donde el liderazgo tiene la manifesta­
ción más clara como institución interpelan te en la relación colectividad política /
gobierno. & San Andrés el lugar donde convergen tanto la historia oficial de los
zen úes, como el liderazgo, en cuanto es institución extra-constitucional, con las
instancias de poder legítimas por las formas institucionales constitucionales.
1UCHÍN
A quince minutos de camino desde San Andrés por la carretera, partiendo de Puerto
Seco en el transporte público hacia el occidente, se llega a Tuchín. En él recientemente
se ha consolidado la estructura de cabildos que fracturó el poder que antes de la
década de 1990 tenían autoridades municipales y la Junta de Acción Comunal. Si
bien, lapoblación indígena residente en Tuchín, no así la circulante, hasidomenoren
relación con la no-indígena y se presenta una gran inserción de la «Otra cultura» por
el asentamiento de cachacos y paisas, el manejo político en manos de políticos tradi­
cionales ha debido compartir su poder con la jurisdicción indígena.
Y precisamente, compartir significa adaptar y promover prácticas propias de ambas
jurisdicciones. Primero, la política tradicional partidista ha operado sobre los su­
puestos del clientelismo y las prebendas, la compra de votos y la presión a personas
para que permanezcan prosélitas a los políticos. Se podría decir que la población en

230 ETNOGRAÁAS CoNTEMPORÁNEAS


INSTITUOÓN INDIGENA CONTEMPORÁNEA

Tuchín tardíamente ha visto la necesidad de afincarse en alguna posición política,


y esto ha afectado el curso normal de la politiquería, que si bien, pudo mantenerse
monop6licadurante los primeros años del movimiento zenú, recientemente, por el
empoderamiento progresivo de los indígenas se hace improcedente. Y en segundo
lugar, la más sencilla consigna: «indio vota por indio», ha despertado una concien­
cia étnica y de clase donde se manifiestan tácticas interesantes para votar efectiva­
mente por indígenas; por ejemplo, que los candidatos no-indígenas crean durante
el periodo de campaña que encabezan la votación, cuando ocurre lo contrario en la
intención de voto.
Pero, en concreto, se observa que el lento ingreso de lo indígena al escenario político
de Tuchín, ha sido viable porque ha seguido el estilo de la política, tal como es
entendido históricamente allí, candidatos (indígenas o no) de cualquier campaña,
ven en este lugar la posibilidad de adquirir una importante masa votante, al tiempo
que la gente está segura de la importancia que tiene la causa indígena por encima de
la cooptación electoral, así la unidad comunitaria sea difusa. No obstante, los polí­
ticos tradicionales ante la notoria competencia por el control político-administrati­
vo, buscan mejor, ejercer presión sobre los candidatos opositores que sobre las

clientelas; pueden procurarse beneficios efectivos saliendo de la política pública y


desplazando sus estratagemas al campo de la política privada.
En este poblado converge la comercialización de productos agrícolas y de artesanías
entre Córdoba y Sucre los días sábado y domingo. Las actividades económicas
funcionan bajo la producción de campesinos e indígenas y la subsiguiente distri­
bución hacia fuera, que manejan los paisas. La larga calle de la plaza aglomera yuca,
ñame, plátano, arroz, fibra de caña flecha y más productos locales. La mayoría de
ellos tiene como fin la distribución en municipios urbanos y capitales. La caña,
materia prima del famoso «SOmbrero vueltiao» y también de numerosas innovacio­
nes artesanales, es comprada al detal por familias que trabajan en sus casas a peque­
ña escala, siendo para muchos la actividad primordial para la subsistencia. Se con­
traponen los almacenes con graneros y vitrinas llenas que ofertan productos estándar
para el consumo de un colombiano: productos de aseo, enlatados, refrescos, etcéte­
ra. En la plaza se dan cita proveedores, comerciantes, y los compradores que a
tempranas horas establecen los costes de todos los productos: especulan con los
precios, haciendo irrisoria la ganancia para los productores. La división en la cadena
económica está fuertemente establecida, y muy pocos son los indígenas que tienen
acceso a comercializar.

Es precisamente en esté escenario mercantil en donde surgen diferentes movimien­


tos por la recuperación de lo zenú en escenarios diferentes a los que dominan los
cabildos menores; nuevas dimensiones de los líderes se observan y se proponen para
hacer frente a las distancias generacionales e ideológicas. Allí, la formación en el
ámbito de las recuperaciones de tierra tiene menor incidencia (aunque sea referente)
y se avistan espacios para la formación de líderes jóvenes.

ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS 23 1
DANIEL VELANDIA DfAZ

HECHAS
Flechas es uno de los lugares donde se dio inicio a la lucha por la recuperación de la
tierra, el territorio y la identidad. Allí se vivió intensamente la emergencia del
movimiento por la recuperación del territorio consignado en el título colonial, y
desde entonces ha sido importante el proceso de reafirmación cultural y política,
simultáneo a las recuperaciones de tierra; resultante de ello, el liderazgo y lo tradi­
cional son reflejo de la lucha por la tierra y la etnicidad. El largo proceso de luchas
ha dado resultados importantes para las comunidades, tal es el caso del colegio
tecnológico y del poro y el acueducto que interrumpe el servicio [sólo] un día a la
semana (en otras comunidades el servicio se interrumpe continuamente). Poblados
fundamentalmente rurales, se caracterizan por las amplias casas de cocinas grandes
y animales en los solares, dispuestas en los alrededores de una plaza central abierta,
que no obstante, soportan las limitaciones de cultivar lo justo para el consumo
familiar y para llevar al mercado de Tuchín.
Flechas tiene comunicación por carretera con Sincelejo y hacia allí se dirige una
parte de la producción local, la gran mayoría de las familias trabaja en recuperacio­
nes (fincas recuperadas) colectivamente, donde los hombres de las familias se distri­
buyen el trabajo en jornadas intercaladas para completar el cuidado semanal de la
finca comunitaria. La vida cotidiana se da en el seno de una colectividad unida por
la familiaridad y la correspondencia; por la Íntima relación con los lugares cercanos
y propios. Asimismo, las colinas alternan con planicies y los recorridos son diversos
pero del todo conocidos. Los caminos son conectores de familias y se reconocen las
casas de personajes importantes y líderes tradicionales. Los forjadores de la lucha
son vecinos y sabiendo todo lo que se ha conseguido desde entonces, parece que se
alejan cada vez más de los centros actuales de la torna de decisión. Por una parte,
porque efectivamente han mejorado en alguna medida las condiciones adversas
que antes vivían y, por otra, porque con suspicacia observan las maquinarias
politiqueras que cooptan las posibilidades de autonomía.
Así, Flechas representa el sentir de muchas comunidades rurales y trabajadoras que
fomentaron la lucha beligerante y han tenido que asumir nuevos retos, luego de
lograr en buena medida algunas de las demandas; por ejemplo, cuando se busca
capitalizar la inme.iorable educación del colegio con una intensa concientización de
estudiantes y familias, para que los jóvenes que logren profesionalizarse regresen al
resguardo a trabajar por la gente propia; o cuando la organización y la administra­
ción de las familias en torno a responsabilidades y beneficios para el trabajo en la
recuperación, implica toda una labor política que fomenta trabajar en pro de la
unidad de la colectividad por encima de los beneficios específicos de la producción.
Las relaciones sociales se reproducen por la correspondencia entre las familias zenúes
que se unen localmente sin un fin específico; o mejor, por cualquier fin necesario,
que desde la solidaridad económica, pasando por la afinidad política y llegando a la
producción cultural colectiva, verbigracia el fandango, arman una unidad socioló-
232 ETNOGRAFJAS CONTI'.MPORÁNEAS
INSTITUCIÓN lNDfGENA CoNTEMPORÁNEA

gica que permite sobrevivir en medio de las desiguales relaciones que presentan
lugares centrales como Tuchín y San Andrés.

De este modo, el ejercicio de lo político en Flechas, San Andrés y Tuchín presenta


características diferentes. Flechas representa, en la colectividad unida por la corres­
pondencia y el trabajo para la lucha diaria y política, la comprensión y pennanencia
de la tradición; prevalecen las filiaciones comunitarias y la autoridad vernácula
sobre la jerarquía política y la funcionalidad contemporánea de los líderes. En San
Andrés, la relación directa con el aparato del Estado fomenta el ejercicio de funcio­
nes burocráticas y del poder legitimado democráticamente; las relaciones sociales
son interétnicas en el grueso de la población y políticas dentro de las instancias del
gobierno; es allí donde reside la capital fuerza del liderazgo para vincular la colecti­
vidad política indígena comunitaria y el gobierno dirigente indígena y no indíge­
na: las instituciones extra-constitucionales y las constitucionales. Tuchín es el lugar
donde predomina el vínculo de los zenúes con el poder local, con los políticos
tradicionales; aquí es menor la importancia de /o tradicional y de lo burocrático, la
política se presenta como la búsqueda del poder a través del manejo de candidatu­
ras y elecciones, pero no es obstáculo para que se promuevan formas de liderazgo

joven. En la comparación de estos tres escenarios políticos se mostrará cómo el


liderazgo zenú es una institución. La investigación se instaló en el centro del res­
guardo, donde la consolidación de lo indígena predomina y el proceso histórico del
Pueblo Zenú manifiesta su forma ortodoxa.

DIMENSIONE'i DEL LIDERAZGO

El liderazgo y el sistema de facciones (en el léxico local: sectores, gremios o grupos,


SGG), son las dos instituciones extra-constitucionales que en el Pueblo Zenú
ordenan espontáneamente el escenario político e inciden directamente en las insti­
tuciones constitutivas del Estado: la Alcaldía, el Consejo y los Cabildos Mayores y
Menores. El liderazgo abre las posibilidades de interpelación al Estado y paulatina­
mente en la relación mutua, desencadena la estructura interna para el ejercicio del
poder. Las facciones clasifican las colectividades políticas, a manera de partidos con
intenciones o ideologías determinadas, equiparables parcialmente a la distribución
territorial del Resguardo. Al tiempo que el liderazgo atravesado por el conjunto de
competencias y atribuciones de autoridad, es la institución que vincula comunida­
des con las instituciones locales y con los SGG.
En la taxonomía zenú, los líderes se distribuyen de acuerdo a la importancia y el
poder en las jerarquías del Resguardo, a diferentes escalas trascienden y unen co­
munidades en torno a derroteros:

ETNOGRAÁAS CoNTEMPORÁNEAS 233


DANIEL VELANDIA DIAz

A lo largo de la historia del resguardo han surgido diferentes líderes, pero


nunca antes han sido clasificadOS. Según la cercanía y el conocimiento sobre
el Pueblo Zenú se pueden clasificar de la siguiente manera: Llderes primarios,
los que surgieron, se hicieron en el seno de la organU,ación, los que recibieron
algunas orientaciones intelectuales por parte de profesionales y luego
orientaron las recuperaciones de tierra iniciadas en los años setenta, los
líderes primarios se han mantenido en el resguardo aun<Jue su misión ha
cambiado, estos son conocedores de toda la problematica que vive el
resguardo zenú, en general desde la comunidad y los cabildos.

Líderes secundarios, son aquellas�nas que reciben orientaciones de líderes


primarios y se encargan de dirigir a los cabildos menores. Digamos � estos
son capitanes menores, y en algunos casos los capitanes son líderes
secundarios, son quienes liacen el papel de interlocutor entre los cabildos
mayores y los cabildos menores el Cual dirige o administra.

Líderes terciarios, este se encarga de dirigir única y exclusivamente a la


comunidad a la cual pertenece y es orient:aOo por el �itán de su cabildo y
otras veces por autoridades de los cabildos mayores (Entrevista 4).

Bajo esta esquemática presentación, una pirámide jerárquica e histórica explica a


grosso modo la distribución de la autoridad en cada segmento de la sociedad y del
gobierno. Pero lo m� importante es que el liderazgo se ubica en el lugar intermedio
donde confluyen las disposiciones sociales de una colectividad, sea esta la comuni­
dad, el cabildo o el Resguardo, y las disposiciones externas a ella misma y de su
incumbencia, sea la legislación, la emergencia de movimientos sociales o las relacio­
nes políticas locales. Justamente, en las disposiciones externas colaterales al funcio­
namiento interno en la distribución jerárquica, es en donde se definen las posibili­
dades de mediación que el liderazgo potencializ.a.

Si bien los SGG se conforman en torno a comunidades centrales de base, también


se hacen presentes diferencialmente dimensiones del liderazgo de acuerdo a lugares
del territorio del Resguardo como Flechas, San Andrés o Tuchín. Asesoría, solidari­
dad y cooperación son las instancias del liderazgo que se ponen en juego en el
escenario político, para articulme en la institución emergente del Pueblo Zenú. La
cooperación como función que se desempeña liderando conjuntamente una em­
presa, es el común acuerdo entre líderes. La asesoría como disposición de personas
no zenúes para participar de los derroteros de los líderes, mediante la utilización de
capacidades específicas al servicio de los propósitos indígenas. Y la solidaridad como
sustrato del que emergen preocupaciones de diversas personas -principalmente
profesionales- sobre condiciones de vida desfavorables y se capitalizan·
tangencialmente en el escenario político, pero directamente en otros verbigracia en
educación.

234 ETNOGRAJ-1As CoNTEMl'ORÁNEAS


INSTifUQÓN INDIGENA CoNTEMPORÁNEA

ASF.SORÍA
La emergencia del movimiento social indígena estuvo ligada a la capacitaci6n que
recibieron los potenciales líderes de la lucha zenú; hoy día, y quizá por una perma­
nente gratitud y necesidad, es importante para los líderes capitalizar a favor del
propio Pueblo Zenú las capacidades de profesionales que estén prestos a apoyar,
mediante la aplicaci6n y divulgaci6n de conocimientos, la causa zenú, la defensa de
los derechos, etcétera.
La lucha no es sola, la luchase hace en la unidad, todo lo que ganamos fue por
los estudiantes, los obreros y los científicos que estudiaron la ley de los indios
{Entrevista 3).

La asesoría tiene efecto cuando se capacita personas para llevar a cabo una labor
política en las comunidades; cuando se enseñan los mecanismos por los cuales
acceder a los derechos constitucionales, o se develan los significados de las leyes; y,
cuando para laelaboraci6n, desarrollo, ejecuci6n, etcétera, de proyectos es relevante
tener dentro del grupo de trabajo profesionales vinculados en una relación de
apoyo. En todos estos casos la condición central es la presencia y la intencionalidad
política de los líderes, quienes van armando y adicionando insumos de los que se
carece, para fortalecer las posibilidades de llevar a efecto un prop6sito.
Asesorar implica tener un conocimiento profundo de lo que se desea hacer y un
desconocimiento relativo de las relaciones internas e ideol6gicas que envuelven el
quehacer político. La colaboraci6n externa permite que la vinculación con los derro­
teros de líderes concretos aparezca (tendencialmente) como la vinculaci6n con el
Pueblo Zenú o con el Resguardo. Las complicaciones que esta función ha presen­
tado en casos concretos, han favorecido la generalizada propuesta de profesionalizar
a j6venes zenúes para que suplan las labores de personas externas al Resguardo, y
con ello tener una colaboraci6n identificada de lleno con la causa indígena. De
cualquier modo, la función de aconsejar también se vincula al conocimiento pleno
de un campo específico, es el producto de la experiencia y la familiaridad con el
proceso de emergencia étnica y política, y por ello implica una trayectoria que
satisfaga las pretensiones de los líderes. Se pone en juego la capacidad plena del
poder, del poder del saber, de la racionalidad aplicada a una meta concreta y
acopiada por un líder avezado que transmite a los asesores las cualidades para
transformar la externalidad en liderazgo.

COOPERACIÓN
La cooperación implica la vinculación íntegra de los favorecedores del Resguardo,
esto es, el conocimiento de los intríngulis de las relaciones internas del Pueblo
Zenú. La consolidación de las alianzas inter SGG son ejemplo de ello, los dirigentes
ETNOGRAFIAs CoNTEMPORÁNEAS 235
DANIEL VELANDIA D!Az

disponen un cuerpo de líderes y personas afines que sostienen toda la empresa. La


cooperación para vencer la contienda electoral es indispensable en el quehacer de
un líder, sea este primario, secundario o terciario, pone en funcionamiento la auto­
ridad sobre las comunidades o cabildos de su influencia, de cara a sostener la
candidatura que favorece la posición propia.

Cooperar significa que el esfuerzo se ampara en beneficios que prevén el fortaleci­


miento del poder y la autoridad, las adhesiones otorgan mayor posibilidad de salir
avante en el desarrollo de una empresa cualquiera, de la mano de otros líderes
contribuyentes a esa causa. La cooperación si se quiere, parte de relaciones más o
menos igualitarias entre las posiciones iniciales para el acuerdo; este es el seno de las
relaciones entre líderes, y de la misma forma, de las facciones.

Cuando la asesoría externa aprehende y es aprehendida por la dinámica interna, se


sectoriza, se hace consciente la posición en el ejercicio político, y la vinculación
abierta tiende a encubrirse y cobijarse absolutamente por el SGG que soporta la
intencionalidad política de los líderes con los cuales se relaciona directamente. En
adelante se coopera y las facciones hacen lo propio para que las contribuciones
circulen dentro del marco amplio de negociaciones internas; por ejemplo, la red del
oleoducto petrolero en el municipio de San Andrés atraviesa cabildos menores
afines a diferentes SGG. En los programas de prevención de riesgos, la relación
directa que tiene la empresa petrolera con el Cabildo Mayor no es suficiente para
llevar a cabo capacitaciones y para gestionar la asignación de recursos; para ello es
necesario que dicha empresa tenga una relación diferencial para cada cabildo me­
nor o para coaliciones de ellos, o mejor bien, se entienda con los dirigentes de SGG.

SOLIDARIDAD
El reconocimiento de falencias de todo orden dentro del Pueblo Zenú, junto con
los conocimientos adquiridos fuera del Resguardo por universitarios, instituciones
privadas o religiosas, en diferentes áreas del saber, desencadenan un escenario de
solidaridad que se apoya en la búsqueda de soluciones a necesidades puntuales y
tiende a separarse de las disposiciones reguladas por la institucionalidad zenú. Se
ejerce, desde este escenario, una política en negativo que pretende aislarse de la
estructura de facciones. Esta es considerada por muchas personas, la vía privilegia­
da para mejorar las condiciones de vicia. Cuando forma parte de la lucha étnica,
consolida líderes indígenas universitarios que favorecen a la comunidad desde la
intencionaliclad individual, programas y proyectos en un campo específico, verbi­
gracia salud oral, que pueden desarrollarse desde una iniciativa no corporacla e
incluso ignorada por el Cabildo Mayor o los SGG. La solidaridad abre otras dimen­
siones al ejercicio político, argumenta los olvidos y carencias del gobierno central y
los dirigentes, y apuesta a solucionar problemas evidentes.

236 ETNOGRA.ÁAS CONTEM!'ORANEAS


INSTITUCIÓN lND(GENA CoNTEMPORÁNEA

No obstante, la solidaridad es también ejercicio de las relaciones internas de las


comunidades que con agudeza avizoran posibles salidas a diferentes circunstancias,
de la mano de la colaboración de personas comprometidas con la situación indíge­
na. Es el caso de pocos residentes de Tuchín que se aprestan a dar soluciones
efímeras a algunos problemas de personas con dificultades económicas, como sub­
vencionar costos de transporte para desplazamientos al hospital o al Cabildo Ma­
yor. En suma, la función de la solidaridad opera como una reacció n a las relaciones
reguladas institucionalmente por la organización política zenú y se resguarda en las
iniciativas individuales de cara a solucionar problemas que no han abordado las
instancias legítimas del gobierno, o quizá no abordarán de lleno por no encajar en
la competencia exclusiva de la política ejercida en el Resguardo. La solidaridad no
va de la mano con la lucha indígena; sólo cuando forma parte de la unidad de
comunidades políticas y sustenta la emergencia del liderazgo al interior del movi­
miento social, la solidaridad adquiere de lleno una cualificación política.

Asesoría, cooperación y solidaridad, tienen prioridad diferente en los lugares que he


tomado como referente de campo. En Flechas, la asesoría es un bien escaso, tanto la
unidad comunitaria y política, como la historia de los grandes precursores heroicos,
han sido un referente claro de lucha propia, si se quiere aislada y en rigor beligerante,
que no recurre a una búsqueda para el ejercicio político en estos términos. Aquí los
líderes se desenvuelven en el precepto de hacerse así mismos y con referencia específica
a la comunidad-las capacidades se producen en la lucha misma-, los logros se dan por
la facultad de llegar a interpelar las instancias necesarias, en la búsqueda de los fines
propuestos y para ello sobra la delegación de funciones en terceros.
En ese sentido, la solidaridad es la unidad para las luchas y la responsabilidad
respecto al ejercicio del poder adquirido para el beneficio comunitario; efecto de
ello, aparece una comunidad unida y particular en el contexto del Resguardo, que
sin duda ha sido referente de lucha en el proceso zenú y ha obtenido logros
importantes para el beneficio común. Cobra importancia en la consolidación del
liderazgo, la cooperación de líderes menores entre sí y con la comunidad, valga
decir, la correspondencia entre las familias. La cooperación, es el punto de unión en
todos los órdenes de la vida en Flechas, desde la participación en el trabajo colectivo
en las fincas recuperadas hasta la complicidad para el desarrollo de proyecciones de
beneficio general para el Resguardo. Esto tiene que ver con la preeminencia que
tuvo el SGG con centro en estos cabildos, durante la década de 1990 en las
instancias de gobierno zenú, y el salto en los últimos años hacia las instancias del
Consejo municipal.
En Tuchín por el contrario, las furmas desagregadas para el ejercicio político echan
por la borda las posibilidades de cooperación en el sentido inmediatamente ante­
rior. Aquí, la cooperación es eminentemente intra SGG y no territorializada, los

ETNOGRAJ.1AS CONTEMPORÁNEAS 237


DANIEL VELANDIA DIAZ

dirigentes mayormente afincados en otras comunidades consolidadas previamen­


te,ejercen un poder desde fuera y buscan en Tuchín niveles 6ptimos de represen­
taci6n electoral. Si bien no existe una cooperaci6n arraigada en lo político según
esta semántica, formas de solidaridad sostienen fluidamente las relaciones sociales.
Solidaridades de lucha como lo son la expansi6n y monopolio indígena del trabajo
artesanal, o la formaci6n de líderes j6venes suficientemente conscientes del legado
indígena y las cosas que están por hacer, manifiestan un giro lento hacia formas de
cooperaci6n que se apartan de la simple identificaci6n con la situaci6n zenú.
Igualmente, coexisten solidaridades anti-lucha que se distancian del recurso a la
diferencia étnica, y se arraigan en posiciones desarrollistas e individuales para esca­
par a la condici6n indígena: volverse de alguna religi6n que tiene asiento aquí, o
desear ir a la ciudad en busca de futuro, son algunas metas que se logran al encuen­
tro con auspicios que las favorecen. Quienes comprometidos con la situaci6n zenú,
detentan capacidades para asesorar las directrices de los líderes indígenas, mejor
bien resuelven por cuenta propia las iniciativas que pueden capitalizar de acuerdo
a las capacidades que poseen; profesores, médicos, académicos, etcétera, conforman
un cuerpo de solidaridad alterno pero no menos efectivo, en reducidas porciones
de la comunidad.
A choque, en San Andrés las solidaridades se disuelven casi por completo, es el lugar
donde se dan cita las relaciones de poder zenú en contrapeso al poder sanandresano,
pero además donde la segmentaci6n es ratificada en el celo político interno. La
cooperaci6n tiene una importancia clara cuando se llevan a efecto las relaciones
entre SGG y los cabildos mayores; pero en concreto, San Andrés es el lugar clave
para definir las adhesiones de asesores. Aquí acuden decenas de líderes diariamente,
entre ellos se destacan algunos que ponen a disposici6n de los dirigentes al mando,
capacidades de trabajo y buscan ser incluidos en el desarrollo de proyectos. Si bien,
forman parte de algún SGG, la labor que desempeñan se basa en el ejercicio
administrativo o ejecutivo de recursos y propuestas. En este sentido, son asesores
más que líderes y sin embargo detentan niveles de autoridad en las comunidades
que r�presentan, así la relaci6n con ellas no sea efectiva en el devenir de las labores
que e¡ercen.
PoSiaONFS COMPLEMENii\RIAS
En busca del entendimiento de la instituci6n extra-constitucional y tratando de
ordenar la polisemia del liderazgo, propongo que el liderazgo representa las dispo­
siciones diferenciales del líder en tanto en cuanto se relaciona con el Resguardo, a
través de las tres dimensiones: solidaridad, asesoría y cooperaci6n. Se definen luga­
res desde los cuales el líder manifiesta una competencia del liderazgo, teniendo en
cuenta el espacio de mediaci6n política entre el Pueblo Zenú y el Estado, la socie­
dad nacional y la propia colectividad política; se trata de referir el lugar, de acuerdo
a la posición en las jerarquías sociales y las distribuciones sectoriales (SGG), de cara

238 ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS


INSTITUQÓN INDIGENA CoNTEMPORÁNEA

a entender la relación entre la continuidad de la lucha indígena y la progresiva


institucionalización por la vía legislativa y funcional.

El li� indígena adquiere una polisemia restringida a las posiciones ejemplares


de líderes: a la práctica y a las representaciones que la sociedad tiene para esta
categoría central. El Pueblo Zenú en el marco de las relaciones con el Estado ha
conformado: canales directos de comunicación con él (intermedios), capacidades
de organizar tales canales y reproducir la sociedad (internas}, y formas concr� de
relación con el más amplio marro de lo nacional y de la nación (exteriores). Para
comenzar, tomaré la órbita interna del Pueblo Zenú y la puesta en marcha de
liderazgos dentro del Resguardo en tanto le aluden incipiente, formal y
operativamente.

INTERNO
Liderazgos de autoridad, corporativo y sistémico, arman las designaciones para el
ejercicio del poder de los líderes en el campo especifico de las relaciones sociales
internas de los zenúes; el común denominador de estos tres lugares es la coopera­
ción. El «liderazgo de autoridad» establece la dimensión predominantemente po­
decir
lítica en las relaciones sociales, se puede que hace referencia al líder cooperan­
do en la comunidad: el sujeto con autoridad y con poder. Aquí el líder esta comple­
tamente respaldado y se debe a la comunidad que lo vio formarse como luchador.
El compromiso con la comunidad, con las familias, en el propósito de superar
adversidades y desigualdades es permanente; líderes tradicionales forman parte de
esta categoríapero igualmente, líderes jóvenes en el seno de la formación tradicional
representan la cooperación comunitaria Este liderazgo es interno porque se fomen­
ta en las relaciones comunitarias y encara las circunstancias inmediatas desencade­
nando una relación unívoca con el «bien común»; ejemplo de ello, es el papel de
líderes tradicionales que convocaban los trabajos colectivos. Pero además, se presen­
ta en el incipiente Resguardo, no hago referencia exclusiva al desarrollo histórico,
sino mejor bien, a la distancia de las relaciones con la lucha emblemática por él; en
este sentido el liderazgo de autoridad se precia por rayar con la indiferencia sobre lo
étnico, por darse en el terreno de la identificación comunitaria sin más; es decir , por

ser un liderazgo emergente y suficientemente libre para adaptar luchas de mayor


envergadura. Es el lugar en donde se producen los líderes específicos por el recono­
cimiento del poder y de la autoridad

El «liderazgo corporativo» está relacionado con la institucionalidad extra-constitu­


cional, esdecir, con el proceso de formalización de las relaciones con el Estado por

medio de la identidad con el Resguardo. El «líder cooperando en la lucha», esta


comprometido con la causa propia, ya como líder primario, secundario o terciario.
El liderazgo corporativo se apoya en la relación con el proceso organizativo, es la

ETNOGR.AF!As CONTEMPORÁNEAS 239


DANIEL VELANDIA DIAZ

evidencia de la colectividad política y el funcionamiento normal de las institucio­


nes, verbigracia SGG. El liderazgo corporativo es formal porque se vincula de lleno
a la cooperación dentro del Resguardo y a la lucha indígena por el Pueblo Zenú.
Aquí el líder se moviliza conociendo la función que desempeña en la pirámide
jerárquica de las relaciones políticas, y por ello, en lo corporativo está la posibilidad
de avanzar en la escala social: desde líder comunitario hasta dirigente de SGG.

El «liderazgo sistémico» es la contraparte de las relaciones constitucionales, porque


se produce en el funcionamiento espontáneo de la dinámica política luego de la
conformación de la identidad respecto al Resguardo, es operativo e interno. Aquí,
los líderes cooperan particularmente cuando reconocen la importancia y el funcio­
namiento de la institucionalidad de las facciones. Este es el escenario de los dirigen­
tes; de quienes movilizan el campo de las ideas políticas, de las alianzas, de las
coaliciones, de cara al desenvolvimiento político del Resguardo y del Pueblo Zenú
en conjunto. El «líder cooperando en el Resguardo», edifica nuevos significados
para la lucha original.

En Flechas, es este el liderazgo predominante, por las reservas respecto a otros


líderes y en consecuencia a otros SGG, pero específicamente porque desde allí se
han generado las propuestas innovadoras para el devenir del Pueblo Zenú. En
Flechas se hace el balance del trayecto de las luchas originales, desde allí se califican
los pasos seguidos por otras comunidades, cabildos y SGG; en consecuencia, se
observan los ires y venires del Pueblo Zenú en conjunto. El liderazgo sistémico, es
si se quiere, lidertt:zgo de lidertt:zgos porque allí se perfilan, quizá con mayor certeza,
los rumbos de toda la empresa política y se proyecta el devenir de comunidades, de
líderes, de cabildos, de SGG, etcétera.

Estas dimensiones del liderazgo interno, establecen la comprensión política que


tiene el Pueblo Zenú sobre las transformaciones políticas que ha sobrellevado . Es el
lugar de la evidencia estructural de las instituciones extra-constitucionales donde
todos los insumos se colectan paulatinamente para organizar la amplia comunidad
del Resguardo.

INTERMEDIO
Los liderazgos formativo, constitucional y burocrático, establecen las relaciones
directas con el Estado, desde la exigencia social hasta la reproducción institucional
nacional en los zenúes: aquí se arraiga el centro del liderazgo como cúspide de la
mediación. El «liderazgo formativo» es más o menos externo al Pueblo Zenú, aquí
anacrónicamente se representan los imprescindibles apones de académicos, estu­
diantes y obreros que encabezaron la cafacitación de las comunidades emergentes
y hoy constitutivas del Resguardo. El «hder asesorando la l�cha», es la voz contes­
tataria desde y hacia el Estado , es el que promueve el movimiento social y el

240 ETNOGRAFIAs CONTEMPORÁNEAS


INSTITUCIÓN INDIGENA CONTEMPORÁNEA

indígena. El liderazgo formativo, basado en la capacitación para la lucha, represen­


ta el génesis de transformaciones magnas en los movimientos ya que allí se perfilan
los derroteros que evaluarán los logros, verbigracia desde la constitucion de la
ONIC en 1982, la asesoría para otras luchas tuvo una F importancia, en este
caso, pares del movimiento indígena companían y debatJan sobre los derroteros del

movimiento. No es inocuo que la lucha por la tierra gire a la lucha por el territorio
y que la incidencia de las concienti?.aciones fuese definitiva. La asesoría cumple una
función de relativa duración pero el ejercicio de los líderes es, cuando menos,
representado y memori7.ado, es referente para nuevos líderes al apoyo de la causa
zenú. Es el primer paso para la consolidación del devenir de la colectividad junto
con el Estado, porque lo que brota como muestra de resistencia y confrontación, es
en definitiva, la búsqueda de un lugar concreto de las relaciones políticas frente a él.
El «liderazgo constitucional» representa la resistencia suma a la institucionalidad
extra-constitucional, es la puesta en escena de lo específicamente formalizado en las
relaciones Estado - Resguardo, es el lugar de las autoridades tradicionales, que han
sido vinculadas a las figuras de Capitán y Cacique. El gobierno es la consumación
del líder asesorando la comunidad, es allí desde donde se puede llevar a efecto
cabalmente la toma de decisiones y esta autorizado el ejercicio del poder bajo el peso
de la institucionalidad; aquí no es necesario ejercer influencia sobre la sociedad, se
dispone del poder de decisión para establecer. En la estructura de cabildos, se
ponen en juego las mediaciones internas, entre la comunidad y la autoridad cons­
titucional, el líder asume la contención de la oferta y la demanda de elementos de
varias clases. El liderazgo constitucional encuentra expresión modelo en San An­
drés, donde las cabezas de la estructura de cabildos, Cabildo Mayor y Cabildo
Mayor Municipal, ejercen el control político. Como argumentó un líder sistémico:
Si ponen a esa persona como cacique es por algo, porque tiene carácter
fuerte y sabe esperar y dar veredicto {Entrevista 2).

Es la cualidad precisá, el manejo equilibrado del ejercicio político sagaz. La respon­


sabilidad que se encara legítima del modelo organizativo del Pueblo Zenú, sostiene
el funcionamiento del Resguardo como institución. El liderazgo constitucional
representa la emergencia emancipadora de la lucha de los líderes y la intención
incorporante y administrativa del Estado. Y seguramente lo que otrora no se pre­
sentó: la organización funcional del resguardo al servicio del Estado, tiene lugar
mediante la forma sofisticada del «liderazgo burocrático». Es el lugar del «líder
asesorando al Resguardo», sirviéndole para que se reproduzca como institución. Es
justamente la negación del líder carismático, ¡qué gran paradoja!, y ha sido el frío
devenir del liderazgo formativo: las consignas logradas en una autonomía a medias.
Desde aquí se promueve la mala imagen de la administración y el gobierno zenú,
pero sea este el lugar para decir que la responsabilidad no es de los gobernantes
indígenas (esto es importante para una comprensión antropológica y no psicológi­
ca), precisamente porque la existencia como Pueblo indígena, se supedita en todos

ETNOGRAFÍAS CoNTEMPORÁNEAS 24 1
DANIEL VELAND!A D!Az

los órdenes a la operativización de las relaciones con el Estado y a la normaliz.ación


de las relaciones internas, desactivando la forma del movimiento social. La política
como vocación, que propusiera Weber, no entra a choque con las funciones pro­
puestas en la normatividad legal de la administración, por el contrario, esteescena­
rio de poder impensable otrora, es un insumo codiciado para ejercer un poco de la
difusa autonomía. Nada parecido a lo que ocurre en el liderazgo de autoridad, la
consolidación del lugar burocrático implica el desarrollo de capacidades letradas; la
profesionaliz.ación de jóvenes zenúes aspira aumentar el control del lugar interme­
dio entre el Estado y el Resguardo. Es quizá esta última, la lucha procaz por el
control de un terreno compartido y difícilmente equiparable al dominio sobre las
formas internas de liderazgo.

Las posiciones de los líderes en el liderazgo intermedio, demuestran el curso segui­


do por la lucha emancipatoria, la cooptación de la energía social del movimiento
social, si se quiere, es el panorama desesperanz.ador, pero fehacientemente represen­
ta el lugar eminente del liderazgo, centro de la diplomacia del Resguardo. En
palabras de un líder tradicional: «la candela está bajita» {Entrevista 1) .

EXTERIOR
El liderazgo exterior representa un escenario desequilibrante a la intemalidad de los
zen úes, pero es completamente pertinente en la construcción completa de la Insti­
tución, es el panorama desde el cual se recogen los insumos claves para el ejercicio
del liderazgo interno e intermedio y es un referente que acompaña y diagnostica el
estado de las cosas en Pueblo Zenú. El «liderazgo no institucional» es incipiente, es
el ámbito de relaciones sociales que se dan paralelamente a las instituciones de los
zenúes reconocidas por el Estado. Es exterior porque desarrolla formas espontáneas
que suplen las funciones sociales no correspondientes stricto sensu a las institucio­
nes del Estado y a las facciones. El «líder en solidaridad con la lucha por el Resguar­
do», se presenta como el sujeto que fomenta desde escenarios concretos , la solución
de falencias de la comunidad, omitiendo el conducto regular de las autoridades de
gobierno y de las autoridades de SGG.

Predominantemente en Tuchín, líderes no institucionales ejercen diveISas labores,


por ejemplo, el programa de prevención del VIH tuvo un alcance satisfactorio a lo
largo y ancho del Resguardo , quien lo encabezó, tuchinera, encontró en la población
vulnerable un bastión de personas que apoyan la labor y la autoridad que en la
actualidad representa, excede el conocimiento médico. La colectividad que se aglutina
respecto al carisma, lo hace a su ve:z respecto al fin trascendente de vivir, pero en
concreto, conforma una colectividad segregada geográficamente y vinculada
específicamente con una persona por un asunto concreto y para cualquier asunto
venidero. Igualmente ocurre con los proyectos educativos en algunos colegios de
Tuchín, que fomentan un tipo específico de formación para que los estudiantes

242 ETNOGRAFiAs CoNTEMPORÁNEAS


INSTITUOÓN INDIGENA CoNTEMPORÁNEA

tomen conciencia de la situaci6n del resguardo, de la historia, etcétera, y coligan una


comunidad a su alrededor. La solidaridad, en el liderazgo no institucional es una
dimensi6n dirigida específicamente al fortalecimiento de la indigenidad, opera como
el apoyo a los zenúes desprotegidos o a lüll futuros líderes. Los artífic.es son profesiona­
les preparados en la organizaci6n indígena, indígenas o no, que retroalimentan las
experiencias y creen firmemente en el valioso aporte de «cada grano de arena».

El «liderazgo supra-constitucional» es exterior al Pueblo Zenú en tanto se refiere a


lo nacional y municipal. Aquí, el «líder en solidaridad con el Resguardo», se ubica
en el centro mediador de la relaci6n Estado - Pueblo Zenú, en tanto ejerce la
representaci6n frente a las instancias de gobierno ajenas al cuerpo de cabildos. En
el Consejo municipal donde se ha tenido representaci6n mayoritariamente indíge­
na en un periodo de gobierno, o en la aspiraci6n de participar en la Cámara de
Representantes, el líder supra-constitucional se erige como representante de una
unidad monovalente, de cara a la continuaci6n de luchas objetivas y se permite el
diálogo con la institucionalidad constitucional de cara a la incidencia nacional. Por
esa misma vía, se abren correspondencias con los indígenas nacionales en general,

abriendo un marco justificado de lucha.

Estábamos en contra de los partidos tradicionales y nadie votaba. Pero poco


después que Pacho Rojas dijo que iba por un plebiscito y nosotros dijimos:
por un inOio votamos y hicimos la campaña y lo llevamos ala constituyente.
Y fue un espacio que ganamos porque logramos el decreto 1 8 1 1 y fue
cuando empezamos a tener valor que los políticos tradicionales quedaban
asustados. El movimiento cogi6 hiena en todas las regionales, pero desde
que los indígenas empezaron a tener relaciones con los partidos hay una
decadencia. Tuvimos muchos logros y ya nadie quiere seguir (Entrevista 3).

El esfuerw de los zenúes para formar parte de instancias externas al Cabildo Mayor,
para consolidar e integrar lo nacional-indígena y para ejercer con autonomía el
gobierno propio, refleja la búsqueda para construir desde lo formal, el espacio
operativo de las cosas limitadas por la institucionalidad y extra-constitucionalidad
del Resguardo. Es símil a la intenci6n por el control del espacio burocrático, pero
desde aquí se tiene la fortaleza para gobernar bajo las implicaciones de la democracia
y la estructura de partidos nacionales. Es la estrategia más avez.ada que encabezan
los líderes cuando la solidaridad para con el resguardo, fruto de la cooperaci6n y las
más de las vec.es, de atravesar / conocer todas las dimensiones anteriores, conduce a
la necesidad de legislarpa,ra el Resguardo. Es un liderazgo externo y formal, está al
servicio del Resguardo pero no lo constituye, y es constitucional sin ser diseñado
exclusivamente para los pueblos indígenas (Consejo y Senado) .

El «liderazgo extra-político» cierra el círculo de las dimensiones del liderazgo, y


conduce a los límites de la dimensi6n política. Representa la solidaridad al inte­
rior de la comunidad, que se manifiesta en el conjunto de las relaciones sociales y

ETNOGRAFIAs CONTEMPORÁNEAS 243


DANIEL VELANDIA DIAz

produce relaciones regladas por líderes que ejercen sendos m6viles de lucha. En
la comunidad el liderazgo es extra-político porque actúa en todos los dominios de
la vida social y no específicamente en uno, o en alguno pero no en el político. Es
exterior al Pueblo Zenú porque no se funda en la cohesi6n que genera el prop6-
sito de tal colectividad y es operativo porque ha devenido luchas, verbigracia por
la cultura. El ejemplo más claro, es la comercializaci6n de productos artesanales,
reivindicaci6n de la producci6n y riqueza cultural y a la vez funcional a las
condiciones econ6micas deprimidas. El liderazgo extra-político se afinca en soli­
daridades comunitarias y familiares que obvian la dimensi6n política que ap�
jan, pero la efectividad que tiene en la escena nacional es notable. En concreto, la
cultura es el bien que mejor revierte al Estado las concesiones a los indígenas: la
artesanía 7..enú, homologada a cultura, se convierte en la representaci6n de todo
un Pueblo, se utiliza para poner en escena lo étnico, los accesorios del mundo. Pero
para no ir más lejos, el grandioso símbolo del Pueblo Zenú y del Resguardo: el
sombrero vueltiao, compendia además de la identidad indígena, la identidad
costeña, la identidad folcl6rica de las apreciadas tradiciones dancísticas del caribe
como la cumbia o el vallenato, la identidad de la gente alegre, abierta y salaz, la
identidad de la Colombia digna de mostrar internacionalmente aut6ctona. El
poder nacional de este sombrero, nacido de manos 2;enÚes, es algo que queda por
escudriñar, pero fue lo que se llevaron puesto como trofeo y souvenir, el Papa en
su visita, y Bill Clinton cuando pis6 Cartagena.

Los liderazgos exteriores tienden a separarse de la lucha indígena, asumen el Res­


guardo como lema para luchas alternas a la consolidaci6n política zenú; pero todas
las dimensiones del liderazgo interno e intermedio caminan de la mano con ellos.
Los líderes se desvanecen paulatinamente desde el incipiente liderazgo no­
institucional hasta el operativo. Sin embargo la nueva lucha, si se pudiese denomi­
nar así, está concentrada en la búsqueda del ejercicio de los liderazgos burocrático y

supra-constitucional. El primero, porque permite la gesti6n aut6nomade recursos,


y el segundo, porque cualquier posibilidad de autonomía plena se constriñe a la de
legislar desde las instituciones constitucionales como lo son el Consejo Municipal o
el Senado de la República.

C0Ncws16N

El liderazgo indígena como instituci6n extra-constitucional que soporta la necesidad


social de relacionarse con el Estado, y la necesidad del Estado de incluir sectores de la
naci6n que lo conforman, se nutre de las posiciones del líder en escenarios precisos.
Pero no es la sumatoria de las partes, el liderazgo sobrevive como vehículo de enlace,
porta un don de cada escenario y lo pone en juego. El líder tradicional surge para
historia demuestra
contestar al Estado, y la que las victorias han recibido como trofeo,
un liderazgo transigente a la constitucionalidad de las instituciones que lo subsumen

244 ETNOGRAÁAS CONTEMPORÁNEAS


INSTITUOÓN INDIG ENA CONTEMPORÁNEA

y a las transformaciones de las cualidades beligerantes del movimiento social. La


lucha z.enú continúa en busca de un posicionamiento eficaz en los escenarios buro­
cráticos y sup ra-constitucionales, mientras, al mismo tiempo, se debate entre las
interacciones y demandas internas de sectores y comunidades concretas.

Las instituciones del Pueblo Zenú son, más allá de figuras formales como el
Resguardo y el Cabildo, la sedimentación del espacio de choque donde confluyen
intenciones emancipadoras de comunidades indígenas y ajustes en la conforma­
ción de la nacionalidad y el Estado colombianos. El liderazgo indígena se define
por la intencionalidad política de cobijar escenarios constitucionales y extra-consti­
tucionales -partidos locales y SGG- sin distinción, y por buscar resolver las relacio­
nes entre los Pueblos indígenas y el Estado. El Pueblo Zenú ha sido el marco para
establecer cómo, desde la peculiaridad de su lucha, las relaciones que sostiene con el
Estado colombiano adquieren un matiz nacional; y por esa vía quedan abiertas las
reflexiones en tomo al papel de esta novedosa institución que se produce por la
trayectoria de las luchas indígenas y la institucionalización de la política espontá­
nea: el liderazgo indígena.

ENfREvisTAs A LíDERFS

l . Entrevista con Euclides Terán, La Esmeralda, 1 80402. En cassette 004. Elaborada por
el autor.
2. Entrevista con Álvaro Ortiz, Tuchín, 250402b. En cassette 009. Elaborada por el autor.
3 . Entrevista con Zoila Riondo, Casa Indígena, 260402b. En cassette 0 1 1 . Elaborada por
el autor.
4. Entrevista con Eliécer Moreno, San Andrés de Sotavento, 260402c. En cassette 012.
Elaborada por el autor.

REFEluNCIAS BIBilOGRÁFICAS

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ETNOGRAFIAs CoNTEMPOllÁNEAS 245

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