Contaminación de Los Totorales en Huanchaco
Contaminación de Los Totorales en Huanchaco
Contaminación de Los Totorales en Huanchaco
Es marcada la diferencia entre los humedales. En algunos de ellos se puede ver un conjunto de
tallos verdes en crecimiento, mientras que, en otros, la totora está languideciente. Antes los
humedales tenían un desarrollo parejo, actualmente unos crecen y otros se secan.
Caballitos de totora rellenos de plástico, una población con poca conciencia y autoridades
indiferentes a este problema. Ese es el panorama que se vive en el aún turístico balneario
trujillano de Huanchaco.
La grave amenaza se debe a tres factores: la erosión costera; la contaminación, pues son los
mismos pobladores quienes botan sus residuos en los humedales como si estos fueran
depósitos de basura y el transporte pesado ya que como la pista está pegada a los totorales, el
tránsito de estas unidades vehiculares ocasiona desmoronamiento de la arena de los
humedales situados a los costados de la pista. Además, el humo y los restos de carbón son
muy nocivos para cualquier ambiente ecológico, en este caso, para los totorales.
Pero de estas 3 causas lo que mas me indigna es que son los mismos poblares quienes
contaminan a los totorales y matan a nuestra cultura viva dado que la pesca artesanal en
caballitos de totora desaparecerá, pues ya no tendríamos totora para construirlos. Nuestros
caballitos son los que atraen al turismo, somos una cultura viva que data desde antes de los
incas
Recientemente Navarrete dijo que, de unos 300 humedales, hoy quedan unos 170. De ahí la
exigencia a las autoridades para que tomen cartas en el asunto, pues una de las últimas
normas que los protege es la Resolución Viceministerial 066-2013 del Ministerio de Cultura.
Este documento declara patrimonio cultural nacional el uso tradicional de la totora en el norte
del país.
En conclusión, se sabe que la totora es la que mantiene con vida a Huanchaco ya que es
cultura viva, pero ¿Quién la mantiene con vida a esta? La respuesta está en nosotros, depende
de nosotros darle el verdadero cuidado que este recurso realmente se merece porque no solo
hablamos de una simple planta sino de un elemento milenario.
Es tiempo que reflexionemos sobre nuestra vida, pero no sobre una vida propia, sino una vida
en la que podamos mantener nuestros recursos naturales vivos.