COM - U4 - 5to Grado - Sesion 003

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UNIDAD : 04

SESIÓN : 03
PROF. : VERÓNICA SAIRE ALVAREZ
PLANIFICACIÓN DE SESIÓN DE APRENDIZAJE
¿Qué tipo de vida queremos vivir? ¿Qué vida vivimos? Seguimos reflexionando sobre las
certezas e incertidumbres de nuestra vida

APRENDIZAJES ESPERADOS
COMPETENCIAS CAPACIDADES INDICADORES
Comprende textos Reflexiona sobre la forma, Opina sobre el tema, las ideas, la efectividad de
escritos contenido y contexto de los los argumentos y conclusiones de textos con
textos escritos. estructura compleja, comparándolo con el
contexto sociocultural.
Explica las relaciones entre personajes a partir de
Interpreta textos literarios en
sus motivaciones, transformaciones y acciones en
Interactúa con relación con diversos
diversos escenarios.
expresiones literarias contextos.

SECUENCIA DIDÁCTICA
INICIO (45 minutos)
Motivación/ conflicto cognitivo
 La docente entrega tarjetas rojas, amarillas y blancas que representaran el infierno, el purgatorio y el paraíso
respectivamente.
 Se les indica a los estudiantes que después de la pregunta hecha deben levantar una tarjeta que responda al lugar
donde se sintó que estaba en ese momento.
 Las preguntas son las siguientes:
- ¿Dónde sentí que estaba en el momento más triste de mi vida?
- ¿Dónde sentí que estaba en el momento más amargo de mi vida?
- ¿Dónde sentí que estaba en el momento más feliz de mi vida?
- ¿Dónde sentí que pasé más tiempo en 1ero. de secundaria?
- ¿Dónde sentí que pasé más tiempo en 2do. de secundaria?
- ¿Dónde sentí que pasé más tiempo en 3ero. de secundaria?
- ¿Dónde sentí que pasé más tiempo en 4to. de secundaria?
- ¿Dónde sentí que pasé más tiempo en 5to. de secundaria?
- ¿Cómo me siento en vacaciones?
- ¿Dónde estuvo ubicado mi hogar de la infancia?
- ¿Dónde estuvo ubicado mi hogar de la pubertad?
- ¿Dónde está ubicado mi hogar adolescente?
- ¿Dónde quiero ser y estar con mis amigos/as?
- ¿Dónde me sentiré cuando termine mi quinto de secundaria?
- ¿Dónde quiero ser y estar con mi proyecto de vida futura?
30 minutos
ANEXO 1 (20 MINUTOS)
(25 MINUTOS)
(25 MINUTOS)
 La docente comenta que todos hemos pasado temporadas en el infierno, purgatorio y paraíso.
 Los estudiantes comparten en parejas (técnica del cuchicheo) el tipo de vida que viven actualmente y el tipo de vida
que quieren vivir utilizando las metáforas/creencias de la dinámica del Infierno, Purgatorio y Paraíso.

DESARROLLO (80 minutos)


 Leen el texto: “El cielo, el purgatorio y el paraíso según el catolicismo” 1(anexo) y contrastan sus saberes previos con
sus saberes nuevos.
 Participan en la lectura (predicciones, hipótesis) de los fragmentos del Infierno y del Paraíso de La Divina Comedia.
Libro MED pág.86, 87.
 Comentan y desarrollan las actividades del libro MED enfatizando en el comentario de los roles y arquetipos de los
personajes principales: Dante (alma humana); Virgilio (la razón que guía en el infierno y purgatorio); Beatriz (musa que
representa la belleza y la gracia y que recibe a Dante en el Paraíso).
 Comparten reflexiones en torno a la Divina Comedia y sobre el peregrinaje imaginario del personaje principal a los
mundos de ultratumba en el que se “encuentra” con personajes de su época …Se plantea el siguiente
cuestionamiento:
¿Qué sentido tendrá colocar a personajes reales de su época y de su contexto social (territorio que luego
fue Italia) en los círculos del infierno?
 Se relacionan las respuestas con lo siguiente:
- La Divina Comedia como síntesis creativa de la cultura cristiana de la Edad Media.
- La Divina Comedia, narración alegórica en verso, en la que el autor expresa su opinión ética y política sobre su
época y su sociedad (denuncia de corrupción moral, eclesiástica y política).
-
CIERRE (30 minutos)
1. Elaboran un comentario a partir de la selección personal de las mejores citas sobre las certezas e incertidumbres
de la vida y la libertad humana del texto literario leído (fragmento de La Divina Comedia) .
2. “Yo no caí del cielo…
¡Yo subí del infierno!” (Dante)
Comenta a la luz de lo leído, de la indagación de la biografía de Dante y de las experiencias vividas en clase.
 ¿Qué paralelo puedes establecer entre Dante, personaje narrador y Dante Alighieri, autor?
 ¿Qué diferencias existen entre “caer” del cielo y “subir” del infierno? (se puede vincular la respuesta con la
resiliencia y la libertad humana).

TAREA A TRABAJAR EN CASA


 Comparte lemas o memes desde la “voz” de Beatriz y Virgilio.

MATERIALES O RECURSOS A UTILIZAR


1
- Libro 5 de Comunicación
- Tarjetas de color para la dinámica

ANEXO 2
EL CIELO, EL PURGATORIO Y EL PARAÍSO SEGÚN EL CATOLICISMO 2

II. El cielo

1024 Esta vida perfecta con la Santísima Trinidad, esta comunión de vida y de amor con ella, con la
Virgen María, los ángeles y todos los bienaventurados se llama "el cielo". El cielo es el fin último y
la realización de las aspiraciones más profundas del hombre, el estado supremo y definitivo de
dicha.

1025 Vivir en el cielo es "estar con Cristo" (cf. Jn 14, 3; Flp 1, 23; 1 Ts 4,17). Los elegidos viven "en
Él", aún más, tienen allí, o mejor, encuentran allí su verdadera identidad, su propio nombre (..)

1026 Por su muerte y su Resurrección Jesucristo nos ha "abierto" el cielo. La vida de los
bienaventurados consiste en la plena posesión de los frutos de la redención realizada por Cristo,
quien asocia a su glorificación celestial a aquellos que han creído en Él y que han permanecido
fieles a su voluntad. El cielo es la comunidad bienaventurada de todos los que están perfectamente
incorporados a Él.

1029 En la gloria del cielo, los bienaventurados continúan cumpliendo con alegría la voluntad de
Dios con relación a los demás hombres y a la creación entera. Ya reinan con Cristo; con Él "ellos
reinarán por los siglos de los siglos" (Ap 22, 5; cf. Mt 25, 21.23).

III. La purificación final o purgatorio

1030 Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados,
aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin
de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo.

«Respecto a ciertas faltas ligeras, es necesario creer que, antes del juicio, existe un fuego
purificador, según lo que afirma Aquel que es la Verdad, al decir que si alguno ha pronunciado una
blasfemia contra el Espíritu Santo, esto no le será perdonado ni en este siglo, ni en el futuro (Mt 12,
31). En esta frase podemos entender que algunas faltas pueden ser perdonadas en este siglo, pero
otras en el siglo futuro (San Gregorio Magno, Dialogi 4, 41, 3).

1032 Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya
habla la Escritura: "Por eso mandó [Judas Macabeo] hacer este sacrificio expiatorio en favor de los
2
En: http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p123a12_sp.html
muertos, para que quedaran liberados del pecado" (2 M 12, 46). Desde los primeros tiempos, la
Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el
sacrificio eucarístico (cf. DS 856), para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica
de Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en
favor de los difuntos:

«Llevémosles socorros y hagamos su conmemoración. Si los hijos de Job fueron purificados por el
sacrificio de su padre (cf. Jb 1, 5), ¿por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los
muertos les lleven un cierto consuelo? [...] No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y
en ofrecer nuestras plegarias por ellos» (San Juan Crisóstomo)

IV. El infierno

1033 Salvo que elijamos libremente amarle no podemos estar unidos con Dios. Pero no podemos
amar a Dios si pecamos gravemente contra Él, contra nuestro prójimo o contra nosotros mismos:
"Quien no ama permanece en la muerte. Todo el que aborrece a su hermano es un asesino; y
sabéis que ningún asesino tiene vida eterna permanente en él" (1 Jn 3, 14-15). Nuestro Señor nos
advierte que estaremos separados de Él si no omitimos socorrer las necesidades graves de los
pobres y de los pequeños que son sus hermanos (cf. Mt 25, 31-46). Morir en pecado mortal sin
estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de Él
para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión definitiva de la
comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra "infierno".

1035 La enseñanza de la Iglesia afirma la existencia del infierno y su eternidad. Las almas de los
que mueren en estado de pecado mortal descienden a los infiernos inmediatamente después de la
muerte y allí sufren las penas del infierno, "el fuego eterno" (cf. DS 76; 409; 411; 801; 858; 1002;
1351; 1575; Credo del Pueblo de Dios, 12). La pena principal del infierno consiste en la separación
eterna de Dios en quien únicamente puede tener el hombre la vida y la felicidad para las que ha
sido creado y a las que aspira.

1036 Las afirmaciones de la Escritura y las enseñanzas de la Iglesia a propósito del infierno son un
llamamiento a la responsabilidad con la que el hombre debe usar de su libertad en relación con su
destino eterno. Constituyen al mismo tiempo un llamamiento apremiante a la conversión: "Entrad
por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y
son muchos los que entran por ella; mas ¡qué estrecha la puerta y qué angosto el camino que lleva
a la Vida!; y pocos son los que la encuentran" (Mt 7, 13-14):

«Como no sabemos ni el día ni la hora, es necesario, según el consejo del Señor, estar
continuamente en vela. Para que así, terminada la única carrera que es nuestra vida en la tierra
mereceremos entrar con Él en la boda y ser contados entre los santos y no nos manden ir, como
siervos malos y perezosos, al fuego eterno, a las tinieblas exteriores, donde "habrá llanto y rechinar
de dientes"» (LG 48).

1037 Dios no predestina a nadie a ir al infierno (cf DS 397; 1567); para que eso suceda es necesaria
una aversión voluntaria a Dios (un pecado mortal), y persistir en él hasta el final. En la liturgia
eucarística y en las plegarias diarias de los fieles, la Iglesia implora la misericordia de Dios, que
"quiere que nadie perezca, sino que todos lleguen a la conversión" (2 P 3, 9):

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