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LUCHANDO CONTRA LA

SECULARIZACIÓN DE LA IGLESIA
por Arival Dias Casimiro
Vol. 5, No. 2

Parte 1 - La secularización invade la iglesia

Secularizar es el acto de volver lo que es sagrado en profano. En el caso de la Iglesia, es sustituir los
valores de Dios por los valores de una sociedad sin Dios. «No os conforméis a este siglo», exhorta la
Palabra de Dios, «sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que
comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta» (Rom. 12:2). Observe que Pablo
contempla la posibilidad de que un cristiano o una institución cristiana adopte una actitud mental moldeada
por el mundo y no por la Biblia. Pablo también señala aquí la imposibilidad de que una mente secularizada
comprenda o experimente la voluntad de Dios.
El proceso de la secularización de una iglesia se da principalmente por fuerzas internas, cuando
falsos maestros introducen herejías en medio del pueblo de Dios. El apóstol Pedro nos alertó: «Pero hubo
también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán
encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismo
destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad
será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas» (2 Pedro 2:1,2). El
texto es enfático, que es por medio de los falsos maestros, esto es, por medio de la falsa enseñanza
teológica, que la iglesia es perjudicada. También, la motivación del falso maestro es siempre la avaricia y el
lucro personal.
En el proceso de secularización de la Iglesia Presbiteriana en los Estados Unidos de América en el
siglo 20, todo comenzó con la enseñanza teológica. En un estudio producido por el Presbiterio de
Piratininga (Brasil) El secularismo en la enseñanza teológica de la IPB, leemos: «Durante la crisis que dio
pie al metamorfosis de la Presbyterian Church in the USA, los siguientes elementos fueron introducidos,
conduciendo al lamentable estado en que se encuentra en vías de extinción: 1) Pluralidad teológica,
abandonando referencias a la teología reformada; 2) Un apartarse de referencias a la teología reformada;
3) La interpretación liberal de las escrituras; 4) La valorización de la experiencia subjetiva, en detrimento
de los hechos históricos registrados en las Sagradas Escrituras; 5) El énfasis en el activismo social; 6) El
enfoque en la unidad institucional a expensas de la unidad doctrinal; 7) Alteraciones en la educación
teológica adoptando las posiciones arriba mencionadas; 8) La reestructuración de los centros de educación
teológica claves (por ejemplo, Princeton), despidiendo a los maestros y doctores fieles a los símbolos de fe -
la Confesión de fe de Westminster, los Catecismos Mayor y Menor; 9) La toma de los centros de educación
teológica por parte de los maestros y doctores liberales o ‘moderados’, es decir, los que eran tolerantes del
liberalismo.
El Dr. James Kennedy en su libro Las puertas del infierno no prevalecerán (1998), habla sobre la
influencia destructiva de los seminarios liberales en la iglesia norteamericana: «Trágicamente muchos de los
seminarios de este país son tan liberales que ya abandonaron el cristianismo histórico o los elementos
básicos de la fe. Ellos no creen en la biblia, en la divinidad de Cristo, en su obra de redenci ón en la cruz ni
en su resurrección corporal. Ellos son guías ciegos que hacen naufragar la fe de muchos jóvenes que
quieren servir a Dios - y que salen del seminario como virtuales incrédulos.

1
El proceso de secularización de la Igreja en el Brasil ya comenzó. Y está siendo promovido desde
arriba hacia abajo en nuestros seminarios. Hoy hay profesores que no aceptan la inspiración y la inerrancia
de la Biblia, pero continúan impartiendo clases en nuestras instituciones. Los profesores fieles son llamados
‘fundamentalistas’ y son despedidos de los seminarios. Es necesario orar y trabajar. Los oficiales y concilios
de la iglesia necesitan tomar advertencia contra el sueño de la apatía y el pecado de omisión. Deben
observar la recomendación del apóstol Pablo: «Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el
Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia
sangre. Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no
perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para
arrastrar tras sí a los discípulos. Por tanto, velad...» (Hechos 20:28-21).

Parte 2 - ¿Vocación o profesión?

En la iglesia evangélica de hoy, el pastorado se está secularizando, o sea, dejando de ser un oficio
sacerdotal y convirtiéndose en una profesión. La secularización del pastorado se manifiesta en el proceso de
ser, de formarse, y de ejercer el pastorado - no según un modelo bíblico, sino según el modelo de una
sociedad sin Dios. El que selecciona el candidato al ministerio hoy ya no es la comprobación del llamado de
Dios, sino un funcionario religioso. Lo que forma al pastor hoy ya no es la iglesia, sino una Facultad
Teológica de maestros y doctores sin experiencia pastoral. Los pastores cambian de iglesia como se cambia
un trabajo. Mas y mas el sacerdocio pastoral está desvalorado.
La vocación de ser pastor, según la biblia, es una vocación divina que incluye el llamado para un
oficio y para el campo de trabajo. El apóstol Pablo declara: «Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo
preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo y el ministerio que recibí del Señor
Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios» (Hechos 20:24). Y el Espíritu dijo:
«Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado» (Hechos 13:2). En estos dos
versículos, la biblia muestra que la prioridad del verdadero ministro es cumplir el ministerio que recibió del
Señor, trabajando siempre en el lugar al cual el Señor lo envió.
La gran consecuencia para la iglesia hoy es que con la secularización del pastorado, ella produce
muchos teólogos pero pocos pastores. El hecho incontrovertible de que esto es así es que hoy hay muchos
pastores sin trabajo en la iglesia Presbiteriana de Brasil, pero los seminarios continúan fabricando teólogos
en serie como si fuera un linea de producción industrial. Hay varias iglesias que han tenido experiencias
traumáticas con sus pastores, y hoy necesitan de pastores pero no quieren recibir esta sobrada mano de obra.
¿Cómo podemos resolver este problema a la luz de la afirmación de Jesús, cuando dijo, La mies a la verdad
es grande, más los obreros son pocos? Si los obreros son pocos, y la mies es grande, ¿cómo explicar el
exceso de pastores y de seminarios y de facultades teológicas? Si la mies es grande y sobran los obreros, ¿no
está fallando la iglesia en su tarea misionera? O ¿será que debemos cerrar algunos seminarios?
El profeta Jeremías afirma que una de las maneras en que Dios castiga su pueblo es dándoles un
liderazgo sin vocación. Dice él: «Convertíos, hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo soy vuestro esposo;y os
tomaré uno de cvada ciudad, y dos de cada familia, y os introduciré en Sion;y os daré pastores según mi
corazón, que os apacienten con ciencia y con inteligencia» (Jeremías 3:13,14). Los pastores según el
corazón de Dios, que apacienten el rebaño de Cristo hoy, es una gran necesidad. Es necesario hoy que la
iglesia encare la selección de sus pastores desde esta perspectiva sobrenatural, por medio de la oración,
como una dádiva de Dios y no meramente de la perspectiva secularizada de la contratación de un nuevo
funcionario.

2
Yo entiendo que el pastor «según el corazón de Dios» apacentará cualquier rebaño local con
conocimiento e inteligencia, dedicándose a tres tareas principales: la oración, la predicación y la
enseñanza, y la visitación. Estas tres cosas darán fundamento sólido para cualquier pastorado,
independientemente de la región o del contexto en que se encuentre la iglesia. Toda oveja necesita las
oraciones de su pastor, necesita el alimento de la palabra preparada por su pastor, y necesita consejo y
cuidado por medio de las visitas de su pastor. Cualquier programa de formación pastoral, sea en un
seminario o una facultad, que no contemple estas tres tareas, no formará un pastor con una filosofía bíblica
del ministerio.
Hermano - luchemos juntos contra la secularización del pastorado, valorando los verdaderos
pastores. Pidamos a Dios la bendición de tener pastores según su corazón: «Rogad al Señor de la mies que
envíe obreros a su mies» es la orden de Jesús.

Traducido con permiso del libro Resistindo a secularização, por Arival Dias Casimiro, 2002, SOCEP.

3
LA GRACIA IRRESISTIBLE
Y LA PERSEVERANCIA DE LOS SANTOS
por Christine Farenhorst
Vol. 5, No. 2

E l Monsieur de la Borde era un hombre que vivía en Francia durante el período llamado «Les
Troubles» o las guerras civiles que ocurrieron después de la muerte de Henry II en el año 1559. Estas
guerras, llamadas comúnmente «Las Guerras de la Religión», eran de origen muy complejo. La
causa básica de estas era el antagonismo de los católicos contra los protestantes (los Hugonotes) y viceversa.
El Monsieur de la Borde era un hombre muy listo. En su juventud había estudiado en el Colegio de
París y después había viajado extensamente por todo Alemania e Italia. En Alemania varias veces había
escuchado la predicación en Estrasburgo, aun teniendo la experiencia única de oír el Dr. Martín Lutero en
debate con otros doctores eruditos. Pero este fue su único grado de conocimiento de la doctrina de los
protestantes.
Después de su matrimonio con una católica devota, el Monsieur de la Borde se estableció en París.
Obteniendo una posición como Presidente del Chambres des Comptes, una posición financiera,
generalmente era considerado como hombre honesto. Los que tenían negocios con él confiaban en él de
todo corazón porque no aceptaba sobornos, rechazando aun frutas y dulces.
Cuando comenzaron «Les Troubles», el Monsieur de la Borde llegó a ser el objeto de la ira de
algunos católicos porque libremente prestó dinero al Príncipe de Condé, un Hugonote prominente y capitán
del ejercito protestante. Tomado como prisionero, el Monsieur de la Borde fue expulsado de su finca rural
en la Borde, y bruscamente arrastrado a París a pie. A veces los soldados le amenazaron con una pistola en
su garganta y otras veces usaron una daga.
Encarcelado en la Faubourg de St. Marceau, le pareció que por un tiempo había sido abandonado por
completo por todos sus familiares y amigos. El Gobernador de París, sin embargo, conocía al Monsieur de la
Borde como un hombre honesto y fue movido a darle la libertad. Pero no lo hizo hasta que el Monsieur de la
Borde había negado con juramento al protestantismo. Y, para ser honesto, negar al protestantismo no fue
difícil para el Monsieur de la Borde, porque nunca se le había ocurrido abandonar el catolicismo.
Otra vez libre y pensando en sus circunstancias trágicas, el Monsieur de la Borde concluyó (con
alguna ayuda divina), que Dios es de verdad un Dios providencial. Porque aunque su finca rural había sido
saqueada, ¿no había sido salva su propia vida? – y ¿no había sido llevado a la Faubourg de St. Marceau por
muchas millas en medio de populacho pillando, con una daga y pistola a su garganta sin herida? – y ¿no
había sido encarcelado en un calabozo miserable y después liberado porque el Gobernador de París había
recordado su nombre?
El Monsieur de la Borde concluyó que de veras Dios era un Dios de gracia. Y ¿por qué?, continuó
pensando, ¿Él tenía tanta misericordia conmigo? Yo fui perseguido por causa de una fe que ¡no profeso pero
que sin embargo he guardado segura! Quizás deba yo estudiar el asunto; quizás deba yo tomar medidas para
recibir instrucciones en estas doctrinas hugonotas que no me son totalmente claras.
Muchas veces la gente medita en grandes cosas sin hacerlas. El Monsieur de la Borde, sin embargo,
no continuó meditando en estas cosas solamente. Él actuó. Hizo contacto con dos pastores protestantes, el
Monsieur Gaudet y el Monsieur de Miremont. Ellos vivían no muy lejos de su casa en la Borde y los buscó.
Explicándole la Biblia, estos dos hombres estaban muy felices de encontrar un espíritu receptivo y bien
dispuesto. Y Dios, dándole al Monsieur de la Borde la gracia en el corazón, le convirtió.

1
El asunto no terminó allí. La fe sin obras es muerta. No tiene vida. Durante su primer viaje de
regreso del Monsieur de la Borde a París, buscó al Gobernador – el mismo Gobernador que había sido
instrumental en su libertad de la prisión. El Gobernador y sus hombres habían sido los que estaban ante el
Monsieur de la Borde cuando había abjurado el protestantismo; había jurado que no creía. Una vez más
enfrente de este grupo, les pidió el libro en el cuál había firmado su nombre en la abjuración. Mientras lo
tenía en su mano, profesó valientemente y abiertamente su cambio de corazón.
«Yo lamento», dijo, «que yo haya sido un traidor a Dios por firmar este libro. También lamento»,
añadió, «que yo he tenido tan poco interés en mi salvación que aun negaba esa parte pequeña de la verdad
que sí conocía».
Posiblemente se refiere a los discursos que había escuchado como joven en Estrasburgo. Después de
haber dicho estas palabras, borró su firma.
«Cualquiera», continua, «desde ahora en adelante podrá saber que ahora acepto la nueva religión y
que me he arrepentido del hecho de que antes la rechazara».
Poco tiempo después, el Monsieur de la Borde se enfermó. Su propiedad fue tomada, sus muebles
inventariados y una guarnición alojada en su casa. Pero se atrevió a mantenerse firme en su nueva fe por los
creyentes protestantes que con frecuencia le visitaron. Al Monsieur de Morvillier, un amigo, le ofreció un
cambio de sitio y le envió un coche. En el camino a la casa de su amigo, mientras pasaba frente a la abadía
de St. Peré en Melun, se desmayó. Le llevaron a la abadía, y cuando se despertó, tenía tiempo para decir
nada más que estas palabras:
«Señor, han pasado cincuenta y ocho años desde que Tú me diste el alma. Tú me la diste blanca y sin
mancha. Te la devuelvo sucia y vil. Lávala en la sangre de Jesucristo, Tú Hijo».
Después de haber dicho esto, el Monsieur de la Borde murió. Su cuerpo fue llevado a Chatillon, en la
parroquia de la Borde y allá lo enterraron.
Es una cosa temerosa entender que la fe sin obras es muerta. El Monsieur de la Borde conoc ía esto
muy bien. Él no tenía porqué - se podría debatir - regresar al Gobernador de París para poner su mano en ese
libro. Pero el señorío de Jesucristo sobre toda su vida le era tan importante para él que simplemente tuvo que
hacerlo. Muchas veces, en nuestra tierra tan cómoda de leche y miel, olvidamos que somos rodeados por los
que demandan que adoremos según su manera. No entendemos que cada día nos confronta «el bien que
queremos y que no hacemos, y el mal que no queremos, eso hacemos».

Traducido del Christian Renewal con permiso

2
EL CARÁCTER CATÓLICO DE LA IGLESIA
por César Rodríguez
Vol. 5, No. 2

E l texto recibido (Textus receptus) del Credo Apostólico dice: “Credo sanctam ecclesiam catholicam”
También en el credo niceno encontramos el vocablo “católica” “Creemos en la Iglesia que es Una,
Santa, Católica y Apostólica La palabra “Católica” es la combinación del pronombre relativo kata y
el adjetivo holos (“Todo”). “Relativo o conforme al todo” “General” “Universal”
“Católica” Siempre se refiere a la totalidad: Totalidad en el tiempo, Totalidad en el espacio,
Totalidad en la cultura o Totalidad de la verdad. Cuando hablamos de la catolicidad de la Iglesia, en cuanto
al tiempo, nos referimos a la Iglesia de todos los tiempos. Esta catolicidad histórica. Si nos referimos a la
Iglesia católica en cuanto al espacio, pensamos en la asamblea del pueblo de Dios a lo largo y ancho del
mundo. Esta es la catolicidad ecuménica o geográfica. En el Heidelberg, domingo 21, confesamos que el
Hijo de Dios reúne una Iglesia de entre toda la raza humana. Esta es la Catolicidad Cultural. Y finalmente,
pero no menos importante, esta Iglesia es reunida en la unidad de la verdadera fe. Se adhiere a la totalidad
de la verdad. En este respecto con frecuencia hablamos de la Catolicidad Cualitativa, mientras que la
catolicidad católica, geográfica y cultural juntas en cierta forma comprende lo que es la catolicidad
cuantitativa de la Iglesia.
La Iglesia no sólo está prefigurada en el A. T. sino realmente congregada desde el principio del
mundo. Es, como decía Agustín, ekcclesia ab Abel la iglesia que existe desde el tiempo de Abel.
En el llamamiento de Abraham está la noción de catolicidad (Gen. 12:3,17:5). A lo largo de toda la
profecía del A.T. hay una perspectiva misionera de catolicidad: Isaías 2:2,3; 49:5,6; 11:9; 60:4.
No sólo la Ley y los profetas sino también los salmos proclaman el reinado mundial del prometido Mesías
(Sal. 2:8; 87).
En el Evangelio según Mateo aparecen las promesas del pacto a Abraham y David cumplidas en
Cristo: 8:11.
El Evangelio del Reino sería predicado a todas las naciones... 24:14; 28:19; He.1:8.
Vemos la pequeña congregación de Pentecostés manifestando su carácter católico a una cantidad de
lenguas culturas (Hc.2:8-11). Dios ordena a todos los hombres de todo lugar que se arrepientan (Hc.17:30).
El Nuevo Testamento termina con maravillosos himnos de la Iglesia redimida por la sangre del
Cordero de toda tribu, lengua, pueblo y nación (Ap.5:9).
Quien se aísla dentro del estrecho círculo de una pequeña congregación no conoce la verdadera
catolicidad y nunca experimentará el poder y la consolación de este carácter de la Iglesia en su propia vida.
quien por fe se reconoce unido a la Iglesia, llamado de entre toda la raza humana del principio del mundo
hasta el fin, no puede ser estrecho de corazón ni de mente en cuanto al pueblo de Dios.
Según la epístola a los efesios, el Hijo de Dios (al igual que el Padre) es el que lo llena todo en todo
(I Cor.15:28; Ef.1:23). El artículo 27 de la C. B. basa correctamente la catolicidad temporal de la Iglesia en
el reinado universal de Cristo, su Cabeza.
El Espíritu Santo trae a la vida y a la plenitud el cumplimiento no sólo en la creación sino también en
la re-creación. Él guía a los discípulos de Cristo a toda verdad (Jn. 16:13) y hace que la congregación crezca
en la plenitud de Cristo. Él es el espíritu de comunión y compañerismo de toda la plenitud de dones.

1
El Espíritu Santo es el creador, maestro y médico de la Iglesia, quien le da a esta la administración
de toda doctrina necesaria; de la obediencia religiosa de todo tipo de personas; la cura universal de todo tipo
de pecado y la posesión de toda forma de virtud y toda gracia espiritual.
Ignacio (A C. 110) escribió a la Iglesia en Esmirna: “Donde este presente el obispo (pastor) que se
reúna allí la congregación así como donde está Jesucristo, está la Iglesia Católica (Nota: Ignacio no dice,
donde este la Iglesia está Jesucristo, sino al contrario)”. Aquí la palabra “católica” no se refiere a la
distinción entre la Iglesia y las sectas sino entre la Iglesia Universal y la congregación local.
Cipriano, obispo de Cartago trató con la unidad de la iglesia católica en su lucha contra los
donatistas. En la iglesia oriental del siglo IV hubo una interesante exposición por Cirilo de Jerusalén (A C.
350) donde él expresa que la iglesia es llamada Católica porque...
No hay región que la Iglesia Católica no alcance; clases de personas que no contengan; maldad
contra la cual no tenga remedio; virtud que ella no inculque y, especialmente, no existe doctrina necesaria
que ella no enseñe: La Iglesia Católica enseña toda la verdad.
En la iglesia latina occidental se le dio un carácter triunfalista al concepto de catolicidad, afirmando
que la Iglesia era Católica porque era creída en todas partes siempre y por todo el mundo.
En la Reforma del siglo XVI, los reformadores no negaron los términos por todas partes siempre y
por todos sino que añadieron que: Católica es la fe que ha sido creída en todas partes siempre y por todos,
pero según las Santas Escrituras. La Palabra de Dios es la regla suprema de la verdadera Catolicidad. La
reforma no inició una nueva Iglesia. Ellos creyeron en la fidelidad del pacto de Dios y enfatizaron la
continuidad de la Iglesia a lo largo de la historia (Su indefectibilidad).
El artículo 27 de la confesión Belga es una bella declaración de la catolicidad de la Iglesia.
El Catecismo de Heidelberg (Domingo 21) habla del Hijo de Dios reuniendo Su Iglesia de entre toda
la raza humana desde el comienzo del mundo hasta el final en la unidad de la verdadera fe. Es una bien
fraseada formulación de la universalidad cultural, temporal y cualitativa de la Iglesia.
La Segunda Confesión Helvética (por Bullinger) tiene un amplio artículo (XVII), acerca de la Santa
Iglesia Católica de Dios. Esta Confesión también condena a los Donatistas quienes quisieron confinar la
Iglesia a un rincón de África. Por eso tampoco nosotros aprobamos la pretensión del clero romano quienes
quieren limitar la iglesia católica a la iglesia romana.

Seis Observaciones Dogmáticas

I. Observación Teológica concerniente al término Católico. Siendo que desde el siglo XVIII se nota una
vergüenza en los círculos protestantes para usar el adjetivo católica, con frecuencia los protestantes han
abandonado esta palabra reemplazando por La Universal dejándole la palabra católica a los Romanistas
olvidando que el catolicismo romano ya en su terminología, es cualquier cosa menos católica. La verdadera
iglesia católica no está confinada a cierto lugar ni a ciertas personas (Belga 27). La expresión “catolicidad
evangélica” también restringe y limita el concepto de catolicidad.

II. Observación Teológica, concerniente al Fundamento de la Catolicidad de la Iglesia. Para abordar lo


concerniente a la doctrina de la catolicidad de la Iglesia (o alguna de sus dos otras características), debemos
hacerlo desde una perspectiva teocéntrica y triunitaria. La Iglesia es la asamblea del pueblo de Dios; El
Cuerpo de Cristo y el templo del Espíritu Santo. La catolicidad de la Iglesia está fundamentada en la obra
de Dios Padre mediante Su obra de creación; La unidad de la raza humana y Su obra de recreación.

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III. Observación Teológica:, concerniente a la dimensión Católica de la Iglesia. La sola extensión espacial
no hace que una iglesia sea católica. La catolicidad no es en primer lugar un concepto geográfico. La
cantidad numérica o la variedad cultural sola no hace tampoco a una iglesia católica. La catolicidad no es
primeramente un concepto geográfico, ni numérico ni cultural.

La continuidad temporal sóla tampoco satisface el significado de la “catolicidad”. de una iglesia,


pues tampoco es en primer lugar un concepto histórico.
La confesión escocesa de 1560 expresa esta verdad poderosamente de esta forma: “Se refiere a las
notas, señales mediante las cuales se conoce la inmaculada esposa de Cristo en contraste con la horrible
ramera, la falsa iglesia, y declara que estas notas “no son ni antigüedad, ni título usurpado, ni sucesión
lineal, ni lugar señalado, ni la cantidad de personas que aprueban un error”. Luego continúa, “Pues Caín fue
antes de Abel y Set en tiempo y título... y mayor número de personas siguió a los escribas, fariseos y
sacerdotes que aquellos que creyeron y siguieron a Jesús y su doctrina... y creemos que ningún hombre de
buen juicio sostendrá que ninguno de los antes mencionados representaron a la Iglesia de Dios”.
Ciertamente nuestros hermanos escoceses ofrecieron una excelente refutación a un concepto tan superficial
de catolicidad.
La catolicidad es una dimensión o característica de la Iglesia al igual que la unidad, la santidad y la
apostolicidad, y nadie puede divorciar una dimensión o característica de la otra. No se puede separar la
catolicidad de la apostolicidad únicamente por decir que solamente es Iglesia católica la que es edificada
sobre el fundamento de los apóstoles y profetas (Ef. 2:20).
En la Iglesia que creemos y que reconocemos como verdadera, es la que es una Santa, Católica y
Apostólica. Estas características no solamente me dicen qué es la Iglesia sino que también son marcas que
me muestran dónde encontrar esta Iglesia. La catolicidad no puede ser sin normas. La catolicidad es un
privilegio y una obligación; Es el don de Dios y la responsabilidad nuestra; es la promesa del pacto a la
Iglesia y la demanda de la Iglesia; La catolicidad ha sido obtenida y al mismo tiempo debe ser realizada. La
Iglesia católica siempre debe llegar a ser católica.
Cuando Roma, con un aire triunfalista contra la Reforma, pretendió y se enorgulleció por su
antigüedad y por la cantidad de sus miembros y su diversidad cultural hizo que las dimensiones de la
catolicidad como dimensión temporal, estadística y étnica se convirtiesen en las marcas de la Iglesia.
Olvidaron el pacto de Dios. “El que crea estar firme, mire que no caiga” (I Cor. 10:12).

IV. Esta cuarta observación trata con lo que no es la catolicidad. No es en primer lugar una dimensión de la
Iglesia invisible como diferente de la Iglesia visible o de la Iglesia como un organismo distinto de la Iglesia
como una institución. Aún teólogos reformados tan respetados como Calvino y Luis Berkhof fallaron en este
sentido. En sus Instituciones (iv, 2) Calvino dice que debemos dejar sólo a Dios el conocimiento de Su
Iglesia, cuyo fundamento es Su elección secreta. “La Iglesia es llamada católica o universal porque no
podrían haber dos o tres iglesias a menos que Cristo se dividiese lo cual no puede suceder.” Pero todos los
elegidos están tan unidos en Cristo que dependen de una sola Cabeza y crecen juntos en un cuerpo. Quien
lee a Calvino en esta parte recibe dos impresiones. La primera es que la catolicidad es casi identificada con
la unidad. “Católica para Calvino es unidad en pluralidad”. La segunda impresión es que él suscribe la
dimensión de la catolicidad, al menos a la Iglesia invisible, la comunión de los elegidos de Dios sobre toda
la tierra.

Luis Berkhof declara que la doctrina de una Iglesia católica presenta muchos problemas difíciles que
aún esperan solución.
3
El problema en este punto con Calvino y Berkhof, que a pesar de que apreciamos su énfasis en
refutar el concepto triunfalista romanista de catolicidad y su intento de mantener la unicidad de la Iglesia,
sus distinciones de Iglesia visible e invisible y de la Iglesia como organismo e institución no se encuentran
en la Sagrada Escritura. Estas distinciones oscurecen más de lo que iluminan.
Debemos recordar que ya en la Iglesia primitiva se le aplica a una congregación concreta y local. Por
ejemplo, la Iglesia de Dios que está en Esmirna escribe a la Iglesia de Dios que está en Filomelio y a todas
aquellas de la Iglesia Santa y Católica que habita en cada lugar. En la carta llamada “El martirio de
Policarpo” leemos acerca de Policarpo como el obispo de la Iglesia Católica en Esmirna.
Una congregación local no es la Iglesia total, pero, si muestra las marcas de una verdadera Iglesia,
por fe uno puede reconocerla como perteneciente a una Iglesia total, la Iglesia Católica llamada a realizar y
ejercitar su catolicidad. ¿Una iglesia local es la Iglesia Católica?

V. Observación Teológica concerniente a la universalidad de la Iglesia. La Universalidad de la Iglesia nada


tiene que ver con universalismo. Cuando hablamos de la Iglesia Católica hablamos de la Iglesia que no es
del mundo. Cristo oró por los que el Padre le dio (la Iglesia), haciendo la salvedad que su oración no era
“universalista” (Jn. 17). Sus discípulos son enviados al mundo, pero no son del mundo. Hay una estrecha
relación entre Iglesia y elección (El Heidelberg habla una Iglesia escogida desde la eternidad. La Iglesia es
escogida de entre toda la raza humana y por lo tanto, es universal. La La Iglesia es escogida de entre toda la
raza humana y por lo tanto, no es universalista.
VI. Observación Teológica concerniente a lo que realmente confieso cuando declaro: “Creo en la Iglesia
Católica”. K Schilder siempre enfatizaba que la Iglesia no es Católica sólo in ipso sino también in fieri. Que
la una Iglesia no sólo está en un estado de ser, sino también en un proceso de llegar a ser. La Iglesia es
creatura Verbi; es nacida de la Palabra de Dios y existe en obediencia a esa Palabra y por la gracia de Dios
continúa creciendo en esa obediencia.

Conclusión

La catolicidad de la Iglesia está basada en la “toda abarcante” obra del triuno Dios en la creación
y la redención. Ello caracterizq a la Iglesia en su total adherencia a toda la verdad, revelada en la Sagrada
Escritura y en ser una congregación universal a lo largo de toda la historia o todos los tiempos y de todos
los lugares, como también de entre todas las naciones. Esto es lo que creo cuando digo: Credo ecclesiam
catholicam. Gloria damos al Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. ¡Laus Deo!

César Rodríguez es pastor y profesor en las Iglesias Reformadas en Venezuela. Pastorea y enseña en Barquisimeto.

4
LA VERDADERA ESENCIA DEL AVIVAMIENTO
por Charles H. Spurgeon
(1834-1892)
Vol. 5, No. 2

Nota del Traductor

Con dolor vemos que muchísmas iglesias carecen de la vitalidad necesaria para cumplir con la comisión que les fue encomendada
por el Señor y algunas otras están siendo arrastradas por un «falso avivamiento» basado en el emocionalismo. Esta reflexión,
escrita hace más de cien años da justo en el clavo con respecto a lo que necesitan las iglesias de Dios y en general los que
profesan el Cristianismo. Alexander León J.

Avivamiento espiritual, La necesidad de la Iglesia.

«Oh Jehová, aviva tu obra, en medio de los tiempos» Habacuc 3:2

La religión verdadera es obra de Dios: es pre-eminentemente así. Si Él fuera a seleccionar de entre


sus obras aquella que Él estima más, sin duda seleccionaría la verdadera religión. Él considera la obra de
gracia aun más gloriosa que las obras de la naturaleza; y por lo tanto tiene cuidado de que esto sea conocido.
Así que si alguien se atreve a negar esto, tendrá que enfrentarse a repetidos testimonios que demuestran que
así es, que Dios es verdaderamente el autor de la salvación en el mundo y en los corazones de los hombres,
y que la religión verdadera es el efecto de la gracia, y que es obra de Dios. Creo que el Eterno perdonaría
antes el pecado de atribuir la creación del cielo y de la tierra a un ídolo, que el pecado de atribuir las obras
de gracia a los esfuerzos de la carne, o a cualquier cosa aparte de Dios mismo. Es un pecado de gran
magnitud suponer que hay algo en el corazón del hombre aceptable delante de Dios, a excepción de aquello
que Dios mismo ha creado primero en él. Cuando se niega la obra de Dios en la creación del sol, se niega
una verdad; pero cuando se niega que Él es quien realiza la obra de gracia en el corazón, se están negando
cientos de verdades en una; porque la negación de esta gran verdad, que Dios es el autor del bien en las
almas de los hombres, se están negando todas las doctrinas que sostienen los grandes artículos de fe, porque
si hay algo en nuestras almas que nos puede llevar al cielo es la obra de Dios, y más aún, si ha de haber algo
de bueno y excelente en Su iglesia, esto es completamente obra de Dios, de principio a fin. Creemos
firmemente que es Dios quien despierta el alma que estaba muerta, verdaderamente muerta «en delitos y
pecados»; que es Dios quien mantiene la vida de esa alma, y Dios quien consuma y perfecciona esa vida
ahora y para siempre. No atribuimos méritos al hombre, sólo a Dios. No nos atrevemos ni por un momento a
concebir que hay métodos y medio que se puedan utilizar, excepto la obra de Dios, quien es el Alfa y la
Omega, todo es del Señor. En consecuencia pensamos que hacemos lo correcto al aplicar la obra de la gracia
divina, tanto en el corazón como en la iglesia; y entonces no encuentro otro texto más apropiado para el
tema que tratamos que este: «¡Oh, Jehová, aviva tu obra!»

1
I. La obra de Dios en nosotros

Primero, amados, confiando en que el Espíritu de Dios me ayudará, me dedicaré a aplicar el texto a
nuestra alma de forma personal, y luego al estado de la iglesia en forma extensa, porque de cierto necesita
que el Señor avive Su obra en media de ella.

Primero entonces a NOSOTROS MISMOS.

Debemos empezar en el hogar. Muy frecuentemente queremos castigar a la iglesia, cuando la


disciplina debería ser puesta sobre nuestros propios hombros. Vestimos a la iglesia como a un reo, la
llevamos a juicio y queremos ejecutar sentencia sobre ella; le amarramos las manos, y despellejamos su
temblorosa carne – encontrando faltas en ella cuando no la hay, y magnificando sus pequeños errores;
cuando nosotros con demasiada frecuencia olvidamos los nuestros. Entonces, empecemos con nosotros
mismos, recordando que somos parte de la iglesia, y que nuestra propia necesidad de avivamiento personal
es la causa en gran medida del avivamiento en la iglesia en mayor escala.
Ahora, yo responsabilizo directamente a la gran mayoría de los cristianos profesos – y me
responsabilizo a mí mismo también – con la necesidad de un avivamiento de piedad en estos días. Creo que
la gran masa de cristianos en esta edad necesitan un avivamiento, y mis razonamientos son estas:

1. Primera observación

En primer lugar, miremos la conducta y conversación de muchos de los que profesan ser hijos de
Dios. Es muy dañino para un hombre que ocupa el sagrado lugar de un púlpito adular a sus oyentes, y por lo
tanto no haré tal cosa. La evidencia la tienen ustedes que se unen con iglesias cristianas, y en la práctica van
contra su profesión de fe.
Se ha vuelto muy común en estos días unirse a una iglesia; ir donde se encuentren cristianos profesos
y sentarse a la mesa del Señor, ya sea aquí o allá; pero ¿hay menos engaños de los que había antes? ¿Se
cometen menos fraudes? ¿Se nota un mayor grado de moralidad? ¿Será que los vicios ya casi se han
eliminado? No, no es esto lo que vemos. Esta época es tan inmoral como cualquier otra anterior a ella;
todavía hay mucho pecado, aunque tal vez esté tapado o escondido. La parte externa del sepulcro puede ser
que esté más blanca; pero por dentro; los huesos están tan carcomidos como antes. Aquellos hombres que,
en las revistas populares nos presentan una imagen de la vida en Londres, no tienen por qué modificar la
verdad, podemos creerles – no tienen motivo para mentir; Y la imagen que nos dan con respecto a la
moralidad de esta gran ciudad es devastadora. Está llena de criminales, llena de pecado; y digo que si todas
las profesiones de fe que se hacen en Londres fueran verdaderas, no habría lugar para tantos lugares impíos
como lo hay; no podría ser de ningún modo. Hermanos míos esto es conocido de todos, y el que lo niegue
hablaría con falsedad, ya que lamentablemente no es garantía suficiente para medir la honestidad de un
hombre el hecho de que pertenece a una iglesia, como debería de ocurrir. Esto es algo difícil de reconocer
para los ministros cristianos, pero si no lo decimos nosotros, y si los amigos no lo dicen, los enemigos lo
harán; y es preferible que hablemos la verdad entre nosotros, y que se sepa que nos avergonzamos de esta
situación, que los de afuera se enteren que negamos lo que deberíamos reconocer. Oh, señores, las vidas de
muchos miembros de iglesias cristianas proporcionan una grave causa para sospechar que no hay nada de
bondad en ellas! ¿Por qué ese afán por conseguir dinero? ¿Por qué esa avaricia y codicia? ¿Por qué ese
deseo de seguir el estilo y las maneras de un mundo malvado? ¿Por qué ese olvido de las necesidades de los

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pobres, ese mal trato a los obreros, y cosas similares, - Si los hombres son lo que profesan ser? Dios en el
cielo sabe que lo que estoy hablando es cierto, y muchísimos aquí lo saben también. Si fueran cristianos al
menos deberían anhelar el avivamiento; si es que hay vida en ellos, es sólo una chispa que debe estar
cubierta por montones de ceniza; tendrán que atizarla, ¡Ay! Y también necesita removerse, para ver si,
felizmente, algunas de las cenizas se apartan y la chispa puede encender. La iglesia quiere avivamiento en
las personas de sus miembros. Los miembros de iglesias cristianas no son ya lo que una vez fueron. Ahora
está de moda ser religioso; ya no hay persecución como antes; y... ¡Ah! Bueno ya casi lo dije: las puertas de
la iglesia parece que también fueron quitadas con la persecución. La iglesia está, con pocas excepciones, del
todo sin puertas; sus hijos vienen y van, salen y entran, del mismo modo como entran y salen de la Catedral
de San Pablo, y lo hacen un lugar de paso, en vez de considerarla un lugar sagrado, santificado al Señor, y
para la excelencia de la tierra, en el cual Dios tiene su deleite. Si este no es su caso personal, entonces no
tiene de qué arrepentirse, ni tiene que confesar su pecado, pero si esta es su situación, Oh, humíllese bajo la
poderosa mano de Dios; pídale que lo pruebe y lo lleve a cuentas, y si usted no es su hijo que le ayude a
renunciar a su profesión falsa, para que no sea su ridícula vestimenta de muerte, su ropa de gala barata para
ir al infierno. Si usted es suyo, pídale que le dé más gracia, de modo que pueda renunciar a la falsedad y a
las necedades, y volverse a Él con verdadero propósito de corazón, como efecto de una piedad avivada en su
alma.

2. En segundo lugar

En los casos donde la conducta y la profesión de los cristianos es consistente, permítanme hacer una
pregunta, ¿No es cierto que la conversación de muchos profesores de Biblia nos hace dudar del fruto de su
piedad, o al menos nos impulsa a orar para que su piedad sea avivada? ¿Han notado la conversaci ón de
muchos que se llaman a sí mismos cristianos? Podríamos vivir con ellos desde el primero de enero hasta el
final de diciembre, y nunca tendríamos queja de que hablan mucho de religión, porque ni siquiera la
mencionan. Escasamente mencionan el nombre del Señor. En la tarde del día del Señor se habla de sobre de
los ministros de la iglesia, se les encuentran faltas tanto a este como a aquel, y se hacen toda clase de
conversaciones, que podrían llamarse «religiosas», porque tienen que ver con lugares religiosos. Pero
¿hablan alguna vez los que van a las iglesias, de lo que se dijo y se hizo, y de lo que el ministro sufre por el
rebaño? ¿Recibe usted alguna vez el saludo de su hermano que le dice: «Amigo, ¿cómo prospera tu alma?»
Cuando entramos en la casa de nuestros hermanos, ¿tenemos el interés principal de hablar de la verdad de
Dios? ¿Piensan que Dios se asomará desde el cielo para escuchar la conversación de su iglesia, como está
escrito que «El Señor se inclinó y oyó, y fue escrito un libro en memoria para aquellos que temen a Jehová y
que meditan en su nombre?» Yo declaro solemnemente, porque lo he observado detenidamente, y creo que
imparcialmente, que la conversación de los cristianos, aunque no se puede tachar de inmoral, sí se puede
tachar por su calidad de cristianismo. Hablamos muy poco de nuestro Señor y Dueño. La palabra
«sectarios» ha calado tanto en medio nuestro, que no podemos mencionar a Cristo, para no ser tachados de
sectarios. Yo soy un sectario entonces, y espero serlo hasta el día que muera, y me glorío en ello; porque no
puedo entender cómo, en nuestros días, un hombre puede ser un cristiano, verdadera y sinceramente, sin
siquiera intentar merecer para sí mismo este título. ¿Por qué no hablamos de esta doctrina? Porque es
posible que otros no crean así, o aún nieguen estas verdades; y preferimos la comodidad de conversaciones
en las cuales todos estamos de acuerdo, y estos tópicos serán pues cosas mundanas y no espirituales. ¿No es
esto cierto? ¿Y no es un triste pecado de nuestra parte, que tengamos que estar orando: «Señor, aviva tu obra
en mi alma, para que mi conversación sea más semejante a la de Cristo, sazonada con sal, y dirigida por el
Espíritu Santo»?

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3. Tercera observación

Aún una tercera observación. Hay algunos cuya conducta es todo lo que podríamos desear, su
conversación es en gran parte relacionada con el evangelio, tiene sabor a la verdad; pero aún ellos han de
confesar una tercera responsabilidad o culpa, la cual con dolor cargo sobre mí mismo; cual es, que hay muy
poca comunión real con Cristo Jesús. Si por la gracia de Dios hemos sido capacitados para mantener una
conducta tolerablemente consistente, y no se nos puede culpar de algo, cuánto tenemos que llorar por
nosotros mismos, por falta de aquella santa comunión con Jesús que es la verdadera marca de un verdadero
hijo de Dios, hermanos míos. Permítanme preguntarles: ¿Hace cuánto que han experimentado una visita de
Jesús en la intimidad, de manera que puedan decir, «Mi amado es mío, y yo soy Suyo, Él apacienta en
medio de los lirios?» ¿Hace cuánto que «él le llevó a la casa del banquete, y su bandera sobre usted fue
amor?» Tal vez algunos de ustedes puedan decir, «Esta mañana le vi; contemplé su rostro con alegría, y fui
alentado con su faz». Pero temo que la mayor parte tendrá que decir, «Ah, señor, por meses he estado sin
recibir el brillo de su rostro.» ¿Qué han estado haciendo entonces? Y ¿cuál ha sido el camino que han estado
llevando? ¿Han gemido entonces cada día? ¿Han llorado cada minuto por ser esto así? «¡No!» Y deberían
haberlo hecho. No puedo entender cómo nuestra piedad puede brillar de forma alguna, si no vemos la luz de
Cristo y seguimos contentos como si nada. Sí es posible que los cristianos pierdan a veces la comunión con
Jesús; la conexión entre ellos mismos y Cristo puede afectarse severamente a veces, en cuanto a lo que los
sentimientos les dictan; pero ellos han de lamentar y llorar esta pérdida de comunión con Dios. ¡Cómo
puede ser! ¿Es Cristo tu Hermano, y vive Él en tu casa, y no has pasado tiempo en conversación verdadera
con Él? Me parece que hay poco amor entre tú y tu Hermano, puesto que no has tomado el tiempo para
compartir con Él en todo este tiempo. ¡Cómo puede ser! ¿Es Cristo el esposo de su iglesia, y no tiene ella
comunión con Él? Hermanos míos, no quiero condenarlos, no quiero juzgarlos, pero por favor dejen que su
misma conciencia hable dentro de ustedes. Mi conciencia hablará y así debe hablar la de ustedes. ¿No nos
hemos olvidado de Cristo? ¿No hemos vivido demasiado sin tomarlo en cuenta? ¿No hemos estado bien
contentos con el mundo, en vez de tener deseo por Cristo? ¿No hemos sido todos nosotros esa oveja querida,
que ha bebido de la copa de su amo y se ha alimentado de su mesa? Entonces, ¿cómo es que preferimos
irnos a alimentarnos lejos a las montañas, en vez de venir al hogar? Me temo que muchos de los pesares de
nuestro corazón provienen de nuestra falta de comunión con Jesús. No muchos de nosotros somos la clase
de hombres que, al vivir cerca de Jesús, conocen sus secretos. Oh! No; vivimos tan lejos de la luz de su
rostro; y tan felices lejos de Él. Hagamos pues juntos esta oración, porque estoy seguro de que la
necesitamos en alguna medida: «O Jehová, aviva tu obra!» Ay! Pero me parece escuchar por ahí a algún
profesor decir: «Señor, yo no necesito ningún avivamiento en mi corazón; soy todo lo que quiero ser».
¡Arrodílllense hermanos míos! ¡Doblen sus rodillas por el que así piense! Él es el quien necesita más
oración de todos. Dice que no necesita avivamiento en su alma; pero necesita un avivamiento en su
humildad, en cualquier medida. Si supone que él es todo lo que debe ser, y reconoce que es todo lo que
quisiera ser, entonces su noción del cristianismo es bastante pobre, o de lo que debe ser un cristiano, además
de ideas muy inadecuadas de sí mismo. Porque los que están en mejor condición espiritual, aún así desean
avivamiento, y reconocen su situación y gimen por ella.
Ahora que creo que he argumentado con pruebas suficientes pruebas mi queja; permítanme notar en
el texto algo que todos nosotros tenemos. No solo hay mal implícito en las palabras – «O Jehová, aviva tu
obra»; más bien es evidente. Habacuc sabía cómo clamar. «Oh Jehová», decía él, «¡aviva tu obra!», Ah, y
hay muchos de nosotros que queremos ver avivamiento, pero pocos de nosotros tenemos un verdadero
sentimiento de necesidad por Él. Es una bendita marca de la vida interior, cuando sabemos cómo lamentar
nuestro alejamiento del Dios viviente. Es fácil encontrar por cientos, a los que se han apartado, pero con
dificultad hallamos a los que de verdad lamentan haberse alejado. El verdadero creyente, sin embargo,
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cuando se da cuenta que necesita avivamiento, no se sentirá feliz; sino que comenzará esa continua e
incesante necesidad de clamar a Dios, el cual finalmente escuchará, y traerá la bendición del avivamiento
sobre él. Este creyente no parará durante días y noches, no tendrá descanso, siempre clamando «¡Oh,
Jehová, aviva tu obra!»
Permítanme mencionar algunos tiempos de clamor, que siempre ocurrirá al cristiano que necesita
avivamiento. Estoy seguro de que clamará siempre, cuando mire lo que el Señor ha hecho en su vida desde
antes. Cuando medite en los montes Mizar y Hermón, aquellos lugares donde el Señor se le ha aparecido,
diciendo, «Con amor eterno te he amado», estoy seguro de que el Cristiano no puede recordar esas épocas
sin derramar lágrimas. Si es lo que debe ser como cristiano, o si piensa que no está en una correcta
condición, siempre llorará al recordar el amor bondadoso de Dios que le ha sido mostrado en el pasado. Oh,
siempre que el alma ha perdido la comunión con Jesús, no puede soportar recordar los «carruajes de
Aminadab»; no puede pensar en «la casa del banquete», porque hace tiempo que no ha estado allí; y cuando
piensa en ello ha de decir,

«Las horas de paz que entonces disfruté,


cuán dulce memoria aún guardan.
Pero han dejado un vacío doloroso
Que el mundo jamás podrá llenar»

Cuando escucha un sermón que se relaciona con la gloriosa experiencia del creyente que está en
estado saludable, querrá tapar sus oídos y decir, «¡Ah! Esa fue mi experiencia una vez; pero aquellos días
felices han pasado. El sol se ha puesto; aquellas estrellas que una vez alumbraron mi oscuridad se han ido;
¡Oh! Si yo pudiera sostenerlo de nuevo; ¡Oh! ¡Si yo pudiera ver su rostro una vez más!; ¡Oh! Anhelo
aquellas dulces visitas de lo alto; Si esta es tu situación, te sentarás por los ríos de Babilonia y llorarás.
Llorarás al recordar cuando subías a Sión – cuando el Señor era precioso para ti, cuando Él llenaba tu
corazón de la plenitud de Su amor. Aquellos tiempos serán tiempos de clamor, cuando recuerdes «las
lágrimas en la mano derecha del Altísimo».
También, para un cristiano que desea avivamiento, las ordenanzas serán momentos de clamor.
Subirá a la casa de Dios; pero dirá cuando salga, «¡Ah! ¡Qué cambio tan terrible! Antes iba con la
muchedumbre que guarda el día del Señor y lo santifica como precioso. Al elevar las canciones mi alma
tenía alas, y arriba subía teniendo su nido en las estrellas; cuando se ofrecía la oración, yo podía decir con
devoción, ‘Amén’; pero ahora, el predicador da el sermón como antes, mis hermanos se edifican como
antes; pero el sermón me parece seco, sin sentido. No está la falta en el predicador, la falta está en mí
mismo. El himno es el mismo – la misma dulce melodía, como armonía pura; pero mi corazón está pesado;
las cuerdas de mi arpa se han reventado, y no puedo cantar»; y aquél cristiano volverá a los benditos
medios de gracia, suspirando y sollozando, porque sabe que desea avivamiento. De forma específica, en la
Cena del Señor pensará, cuando se siente a la mesa, «¡Oh! ¡Qué bellas temporadas tuve aquí antes! Al partir
el pan y beber el vino que mi Señor me presenta.» Añorará los tiempos en que su alma era llevada como al
séptimo cielo y se convertía la casa verdaderamente en «casa de Dios y puerta del cielo». Pero ahora, dice,
«es pan, solo pan seco para mí; es vino, vino sin sabor, sin dulzura alguna del paraíso en él; Bebo, pero en
vano. No estoy pensando en mi Cristo. Mi corazón no se levanta; mi alma no eleva pensamientos como
debería acerca del Él!» y entonces el cristiano comenzará a clamar de nuevo – «¡Oh, Jehová, aviva tu obra!»
Pero no los detendré más en este asunto. A aquellos entre ustedes que saben que son de Cristo, pero
sienten que no están en la condición que desean, porque no le aman lo suficiente, y no tienen aquella fe en
Él que desearían tener, solo les preguntaré: ¿Se lamenta usted de esto? ¿Puede clamar ahora? Cuando siente
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que su corazón está vacío - ¿se trata de un vacío que duele? Cuando siente que sus ropas están sucias -
¿puede lavarlas con sus lágrimas? Cuando piensa que su Señor se ha ido - ¿levanta usted la bandera negra
del duelo y grita, «¡Oh, mi Jesús! ¡Oh, mi Jesús! No me dejes? Si no hace esto, entonces le exhorto a que lo
haga. Hágalo, hágalo; y quiera el Señor darle la gracia para continuar haciéndolo, hasta que venga el
momento en que su alma reviva.

4. En cuarto lugar

Y recuerde, en último lugar, con respecto a este punto, que el alma, cuando de verdad es traída a
reconocer su propio estado, por causa de su alejamiento de Dios, nunca disfrutará a menos que el clamor se
vuelva en oración y ruego, y hasta que no ore como estamos diciendo: «Oh, Jehová, aviva tu obra».
Algunos de ustedes dicen tal vez, «sí señor, siento mi necesidad de avivamiento, y tengo la intención de
comenzar esta tarde, en cuanto salga de aquí, de revivir mi alma» NO lo diga, y, sobre todo, no trate de
hacerlo, porque nunca lo logrará. No tome decisiones con respecto a lo que va a hacer; sus buenos
propósitos van a quebrarse en cuanto los formule, y sus propósitos mal logrados sólo servirán para aumentar
el número de sus pecados. Yo les exhorto, en vez de tratar de avivar sus propias almas, ríndanse en oración.
No digan, «Me voy a avivar», más bien clamen «Oh, Señor, ¡aviva tu obra!» Y déjenme decirles esto con
toda solemnidad, ustedes nunca se habrían percatado de la triste situación de sus almas y de cuánto se han
alejado de Dios, hasta que ustedes mismos hablen de la necesidad personal de avivamiento. Un soldado
herido en batalla no se cura a sí mismo sin tener medicina, ni va a un hospital por sí mismo cuando ha sido
herido en la batalla. Esto es lo mismo que pensar que usted se puede reavivar a sí mismo sin la ayuda de
Dios. Te advierto que no lo intentes, no busquen hacer cosa alguna para reavivar sus almas, hasta que hayan
reconocido que lo primero que se debe hacer es dirigirse al Señor en humilde oración suplicando Su poder –
si usted no ha clamado «Oh, Jehová, aviva tu obra»
Recuerde, es Aquel que primero le dio vida, el mismo que lo puede mantener con vida; y Aquel que
lo ha mantenido con vida ha de restaurar su vida también. Aquel que lo ha preservado de caer en el fondo
del abismo, cuando sus pies casi han resbalado, es el único que puede ponerlo sobre la roca, y establecerte
con seguridad. Comience, entonces, por humillarse renunciando a toda forma de auto-confianza o esperanza
de reavivarse a sí mismo como Cristiano, en vez de esto, hay que empezar con firme oración y sincera
súplica delante de Dios: «Oh, Señor, lo que yo no puedo hacer, ¡hazlo tú! Oh, Jehová, ¡aviva tu obra!»

II. La obra de Dios en la Iglesia

Y ahora seguiré con la segunda parte del asunto, sobre el cual debo ser más breve. En LA IGLESIA
MISMA, vista como un cuerpo, esta plegaria debe ser un solemne e incesante ruego: «Oh, Jehová, ¡aviva tu
obra!»

1. La ausencia de una piedad vital

En la era presente hay un triste descenso en la vitalidad de la piedad. Esta edad se ha vuelto la edad
de las formas, en vez de la edad de la vida. Volvamos unos cien años atrás cuando se puso la primera piedra
para construir este edificio donde adoramos a Dios. Eran los días de la vida divina, y del poder, enviado de
lo alto. Dios revistió a Whitefield de poder: él predicaba con una majestad y una fuerza que pocos serían
capaces de reproducir; no porque fuera él algo en sí mismo; sino porque Su Amo le dio estos dones.
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Después de Whitefield vinieron varios grandes y santos hombres. Pero ahora, señores, hemos caído en los
malos tiempos. Ya casi no hay hombres en este mundo; ya casi no quedan. Casi no tenemos hombres en
nuestro gobierno que manejen las políticas correctamente y casi tampoco con respecto a la religión.
Tenemos quienes realizan las tareas, y de forma externa todo parece seguir la forma antigua, pero los
hombres que se atrevían a ser singulares, es decir singulares en el sentido de que querían hacer lo correcto y
aborrecían la impiedad, ya casi no se ven. En comparación con la era puritana, ¿dónde están nuestros
maestros en Biblia y rectores? Aquellos Howes, aquellos Charnocks. ¿Podríamos juntar tantos nombres
como antes que se podían listar más de cincuenta a la vez? No lo intentaría. Tampoco podríamos traer
aquella galaxia de gracia y talento que siguió a Whitefield. Pensemos en Rowland Hill, Newton, Toplady,
Doddridge, y tantos otros que no habría tiempo de mencionar. Se han ido, se han ido; Sus venerables cenizas
duermen en el polvo, y ¿dónde están sus sucesores? Preguntemos ¿Dónde? Y el eco nos responderá
¿Dónde? No hay ninguno. Sucesores de estos hombres, ¿dónde están? No los ha levantado Dios aun, y si lo
ha hecho, no los habéis encontrado. Hay predicación, y ¿qué es esto? «Oh, Señor, ayuda a tu siervo a
predicar, y enséñale por medio del Espíritu lo que debe decir.» Luego se lee el sermón. Un insulto al
Altísimo Dios! Tenemos predicaciones pero de esta clase. Esto no es predicación. Esto es hablar muy bonito
y muy finamente, con gran elocuencia, digamos en el sentido mundanal, pero ¿dónde está la predicación
verdadera, como la de Whitefield? ¿Han leído alguna vez alguno de sus sermones? Ustedes no lo
considerarían elocuente; más bien sus expresiones eran rudas, frecuentemente parecían desconectadas; y se
dice mucho de la forma en que declamaba; lo cual caracterizaba en gran parte su discurso. Pero, ¿dónde
estaba su elocuencia? No en las palabras que usted puede leer, sino en el tono en que las decía, en la
sinceridad con que las expresaba, en las lágrimas que siempre corrían por sus mejillas, en el derramamiento
de su alma mientras predicaba. La razón de su elocuencia radicaba en el significado de las palabras. Él era
elocuente, porque hablaba de corazón – desde la profundidad del alma. Podemos notar que cuando hablaba
de verdad creía lo que decía. No predicaba por contrato, como una máquina, sino que predicaba lo que
sentía que era la verdad, y lo que no podía dejar de predicar. Si le escuchaban predicar, podía notarse que si
este hombre no predicara se moriría, porque lo hacía como si fuera una necesidad imperante para él, y con
todas sus fuerzas él llamaba a los hombres diciendo: «Ven, Ven!, Ven a Jesucristo, y cree en Él!» Ahora,
esto es lo que falta en nuestro tiempo. ¿Dónde? ¿Dónde está la pasión? No la encontramos ni en el púlpito ni
en las bancas, en la medida que la deseamos; y es una triste, triste edad, cuando se mofan de la pasi ón por el
evangelio, y cuando el verdadero celo que debería caracterizar al púlpito se considera simple emoción o
fanatismo. Pido a Dios que nos hiciera tales fanáticos aunque el resto de la gente se burle y despreciara
nuestro entusiasmo. Consideramos el mayor fanatismo de este mundo dirigirse al infierno, el mayor
entusiasmo de esta tierra el amor al pecado en vez de a la justicia; y no consideramos ni fan áticos ni
emocionales a aquellos que buscan obedecer a Dios antes que a los hombres, y seguir a Cristo en todos sus
caminos. Repetimos entonces, que una triste prueba de que la iglesia necesita avivamiento es la ausencia de
esa pasión ardiente que alguna vez se veía en los púlpitos cristianos.

2. La ausencia de sana doctrina

3. La necesidad de compromiso real

Y la iglesia en general, es posible, que necesite una avivamiento de real compromiso en sus
miembros. Todavía no somos los hombres de Dios que podemos pelear sus batallas. Todavía no tenemos la
entrega, el celo, que antes tenían los hijos de Dios. Nuestros ancestros fueron hombres de roble, hombres de
sauce. Nuestro pueblo, ¿dónde está nuestro pueblo? Son fuertes en doctrina cuando andan con hombres
fuertes en doctrina; pero débiles y titubeantes cuando andan con otros, y cambian tan frecuentemente a
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como cambian de compañía; a veces dicen una cosa, y a veces dicen otra. No son hombres que pudieran ir a
la hoguera a morir; no son hombres que saben cómo morir diariamente para estar listos a enfrentar la muerte
cuando se presente. Echemos un vistazo a nuestras reuniones de oración, con algunas excepciones aquí y
allá. Entre, habrán seis mujeres; y si acaso suficientes miembros para hacer cuatro oraciones. Mírelos. Se
llaman reuniones de oración; reuniones de evasión deberían ser llamadas, porque la mayoría no asiste, sino
que las evitan. Y también son pocos los que concurren a las reuniones de compañerismo, u otras reuniones
que tienen el propósito de ayudarnos unos a otros en el temor del Señor. ¿Cómo es la asistencia a estas
reuniones en cualquiera de nuestras capillas en Londres? Se dará cuenta que son una o dos capillas las que
mantienen estas reuniones. Ah! Amigos míos, son tan pocos los que van, que juntando los de todas las
iglesias, una o dos capillas en todo Londres sería suficiente para acomodarlos. No tenemos entrega, no
tenemos vida, como una vez la tuvimos; si la tuviéramos, nos pondrían más sobrenombres de los que
tenemos; si fuéramos más fieles a nuestro Maestro; no estaríamos tan tranquilos y confortables como lo
estamos, si sólo sirviéramos a Dios mejor. Estamos convirtiendo a la iglesia en una institución en nuestra
tierra – una honorable institución. Ah! Pensaría alguno, es una gran cosa que la iglesia sea considerada una
institución honorable! Yo pienso que cuando se comienza a considerar así, es decir, cuando el mundo
considera a la iglesia como algo aceptable a sus ojos, es porque hemos decaído. La iglesia debe ser
desestimada por el mundo, y hasta maltratada, hasta que venga el día, cuando su Señor la honre a causa de
que ella lo ha honrado a Él – en el día de Su retorno.

Conclusión

Amados, ¿Creen que es cierto que la iglesia necesita avivamiento? ¿Sí o No? Me responden que No,
«¡No al grado que lo está exponiendo usted! Pensamos que la iglesia está en buena condición.» Ustedes
pueden suponer que la iglesia está en buena condición; y si es así, por supuesto no simpatizarán conmigo
por predicar sobre este texto, y exhortarles a orar de esta manera. Pero sé que hay otros entre ustedes que sí
están dispuestos a clamar, «La iglesia necesita un avivamiento». Permítanme amonestarles, en vez de
quejarse por el ministro de su iglesia, en vez de buscar fallas en las diferentes partes de la iglesia; clamen
«Oh, Jehová, aviva tu obra», «¡Oh!», Dice alguno, «si tuviéramos otro pastor». •¡Oh! Si el compañerismo
fuera diferente. ¡Oh! Si el culto fuera diferente!, ¡Oh! Si las predicaciones fueran mejores.» ¡¡¡Como si
hubiera predicaciones del todo!!! Yo digo: ¡Oh! ¡Si el Señor viniera a los corazones de los hombres! ¡Oh!
¡Si Él llenara de poder las formas que ustedes usan!. Ustedes no necesitan nuevas maquinarias o nuevas
formas de hacer las cosas, ustedes necesitan la vida que hay en lo que tienen. Si hay una locomotora en la
vía férrea y alguien dice traigan otro motor, y luego, traigan otro, y luego otro, no es que se necesite otro
motor para que el tren se mueva. ¡Encienda el que tiene! Y échele combustible, esto es lo que se necesita, de
lo contrario el tren no se moverá nunca. No necesitamos nuevos ministros, nuevos planes, nuevas formas,
aunque se pueden inventar muchas; para hacer que la iglesia sea mejor; lo que necesitamos es avivamiento
en lo que se nos ha dado. Ya sea el hombre que predica en la capilla y por el cual está casi vacía, la misma
persona por la cual las reuniones de oración son escasas; Dios puede hacer que la capilla esté llena, abrir las
puertas de la iglesia, y traerle miles de almas a ese mismo hombre. No es otro hombre lo que se necesita; lo
que se necesita es que este hombre tenga la vida que Dios da. No clamen por algo nuevo; no será más
exitoso que lo que ya tienen. Más bien, clamen: «Oh, Jehová, ¡aviva tu obra!»; He notado esto en diferentes
iglesias, que el ministro ha lidiado con este problema. Ha intentado un plan, pensando que tendría éxito,
luego ha intentado con otro plan; y tampoco. Use el viejo plan, pero póngale vida a ese plan. No
necesitamos de nada nuevo. «Lo viejo es lo mejor» – aferrémonos a la forma antigua, pero es preciso que lo
hagamos con vigor, con vida, o destruiremos la forma antigua. ¡Oh!, Que el Señor nos diera esa vida. La
iglesia quiere avivamientos frescos, como en los días de Cambuslang otra vez, cuando Whitefield predicaba
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con poder. ¡Oh! Cuando cientos de personas se convertían bajo sus sermones. Se ha documentado que hasta
dos mil casos creíbles de conversión ocurrían en un solo discurso. ¡Oh! Anhelamos las épocas en que los
oídos estaban listos a recibir la palabra de Dios, y cuando la gente deseaba beber de la palabra de vida, como
en verdad lo es, la verdadera agua de vida, ¡que Dios le da al alma moribunda! ¡Oh! Anhelamos la época del
verdadero sentir - la era de la ¡profunda y continua pasión espiritual! Roguemos a Dios por esto; pidámoslo
en súplica. Tal vez Él tiene al hombre, o los hombres, en algún lado, que harán temblar la tierra de nuevo; tal
vez incluso ahora Él va a derramar su poderosa influencia sobre los hombres, que va a hacer que la iglesia
sea en esta era tan gloriosa como lo fue en cualquier época pasada.

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DECLARACIÓN DE NITEROI SOBRE LA ADORACIÓN
Vol. 5, No. 2

«Venid, adoremos y postémonos; arrodillémonos


delante de Jehová nuestro hacedor».
Salmo 95:6

(Ofrecemos esta Declaración como aporte al diálogo sobre la liturgia en nuestros tiempos)

CONGRESO LATINOAMERICANO DE ADORACIÓN


PRIMERA IGLESIA BAUTISTA DE NITEROI, RJ; BRASIL
15 al 18 de marzo de 2000

N osotros, seguidores del Señor Jesucristo, llamados bautistas, procedentes de varios países, reunidos
en Niterói, Río de Janeiro, República del Brasil, del 15 al 18 de marzo del año 2000, somos
auspiciados por la Unión Bautista Latinoamericana (UBLA), con el apoyo de la Alianza Bautista
Mundial (ABM), vinimos a presentar la siguiente declaración, portadora de nuestras convicciones sobre la
naturaleza e importancia de la adoración, de las realidades que percibimos de acuerdo con lo que hacemos
como pueblo bautista de América Latina.

Nuestras convicciones:

A semejanza de nuestros hermanos y hermanas reunidos en el Congreso Mundial de Adoración en Berlín,


Alemania, del 15 al 18 de octubre de 1998, afirmamos nuestra fe de un Dios Trino y en las verdades
expresas en el Credo de los Apóstoles. Al mismo tiempo, consideramos importante reafirmar los
aspectos fundamentales de nuestra fe.
Creemos en un Dios creador del universo que se reveló a través de su Palabra y en el Señor Jesucristo, que
permanece activo en el mundo, la Iglesia y los seres humanos. Por su Espíritu, él es el único digno de ser
adorado, por su poder, su santidad y grandeza de su obra creadora, su providencia y su obra redentora a
favor del ser humano. Dios está formando un pueblo que reconozca agradecido su grandeza y santidad,
que le honre con su vida y palabra.
Creemos en el Señor Jesucristo, quien tomó la forma humana para revelarnos su amor y el propósito
salvador de Dios, y enseñarnos que la verdadera adoración consiste en la obediencia de una vida
consagrada a una misión de servicio, antes de la muerte. Por su obra, en la cruz, podemos llegar al Dios
eterno como Padre y así reconocernos como hermanos, formando un nuevo pueblo, cuya comunión
traspase toda clase de barreras y cuya adoración se hace a Dios en el nombre del Señor Jesucristo.
Creemos en el Espíritu Santo que opera en nosotros para que conozcamos a Dios y le amemos, para que
todos crezcamos como pueblo siguiendo un modelo de nueva humanidad en Cristo. El Espíritu Santo
renueva constantemente a la Iglesia y la impulsa al cumplimiento de su misión. Esa misión siempre
comienza en el acto de adoración a partir del cual somos enviados al mundo.
1
Creemos que el ser humano fue creado para amar a Dios con todo su ser. Corrompido por el pecado, pasó a
amar y a adorar como una criatura nacida del Creador. Redimidos por el Señor Jesucristo como ser
humano anhela por una plena adoración, individual y corporativa, entregando todas sus facultades
intelectuales, emotivas, volitivas, de discernimiento moral, corporal y social de la persona, conforme a
las Escrituras.
Para cumplir su misión de proclamación, servicio, compañerismo y adoración la Iglesia es continuamente
renovada y capacitada por el Espíritu Santo. De esta manera, de una cultura hacia otra, de cómo vivir en
tiempos históricos diferentes, la misión de la Iglesia en su adoración va tomando formas diferentes. Así
es que el tesoro del evangelio no cambia, como van cambiando los vasos de barro.
Como bautistas, tenemos como principios y convicciones fundamentales el sacerdocio universal de los
creyentes, centralizado en la Palabra de Dios y en la vida de la Iglesia y el llamado a la santidad de una
plenitud de vida en obediencia a las Escrituras. Por lo tanto, un cambio de formas culturales e hist óricas
de esos principios de adoración de la Iglesia, atentan contra esas condiciones fundamentales de nuestra
fe.

Una realidad de nuestras preocupaciones:

Estamos conscientes de la situación que viven algunas de nuestras iglesias y las convicciones para las cuales
una adoración también ha sido forma de debate, razón de conflictos y causas de lamentables divisiones.
Como bautistas latinoamericanos, herederos de una rica tradición litúrgica, estamos por enfrentar
cambios en una nueva época, caracterizados entre otros, por diferentes formas de religiosidad y
expresiones nuevas de espiritualidad y de culto. En este nuevo contexto cultural y religioso nos
preguntamos con sinceridad delante del Señor: ¿Qué significa «adorarlo en espíritu y en verdad»? Por
otro lado nos preocupa la decadencia moral, la pérdida de valores y la crisis social y política de nuestro
continente. En vista de la creciente pobreza de nuestros pueblos y de las terribles situaciones de
injusticia, violencia y marginalización, debemos preguntarnos también qué relación existe entre la
adoración a Dios y una preocupación social; entre adorar al Creador y servir a sus criaturas hechas a su
imagen y semejanza; entre adoración y compromiso integral como lo es su reino de paz y justicia.
Hay gran diversidad de expresiones de nuestra fe común y de adoración en nuestras iglesias como pudimos
verificar en los modelos de los cultos ofrecidos en el Congreso. Esa diversidad de deriva de los dones,
talentos, temperamentos, personalidad y culturas. Además, una diversidad de formas no debe
comprometer la unidad de nuestra fe.

Entre tanto nos preocupa:

Una transformación, con mucha frecuencia, del culto en espectáculo y exhibición de belleza musical o de
talento retórico, como objetivo principal.
Por un lado la «clericalización» del culto, con sus principales funciones siendo ejercidas por «ministros», o
por otros con excesivas informalidades, improvisación, falta de armonía y desarticulación entre las
partes del culto.
Una hipertrofia de los llamados «momentos de alabanza» en los cultos en detrimento de la ministración de
la Palabra que orienta, alimenta, santifica, que conduce a una fe y una vida de compromiso con Dios.
2
Una centralización del culto en la persona humana, que parece una diversión, cambiando el énfasis de la
ética por la estética, de ser santo para ser feliz y realizado como persona.
Una mentalidad competitiva o de conflicto en cuanto a unas formas o modelos de culto de adoración con
perjuicio para la unidad de la Iglesia de Señor Jesucristo.
Un tratamiento inadecuado de las ordenanzas del bautismo y de la Cena del Señor, como apéndice del culto
y no como parte esencial de él, portadores de esas grandes verdades de la fe cristiana.
Una ausencia del mensaje de Cristo crucificado, en el púlpito, que no enseña al cristiano, que no disciplina y
que no ofrece vida cristiana.
Una mentalidad consumista presente en nuestras iglesias, en detrimento de los valores inestimables de
nuestra fe.

Nosotros reclamamos, como líderes del pueblo de Dios en nuestras iglesias:

Que haya de parte de nuestros líderes, pastores y personas involucradas en el ministerio de la música una
búsqueda constante de la verdadera adoración cristiana.
Que haya un reconocimiento del culto a Dios como una experiencia vital de todo el pueblo de Dios que
tiene que enfrentar a un mundo en el que tiene que cumplir su misión reconciliadora. Ningún otro
propósito debe tener el culto.
Que haya equilibro entre todos los elementos constitutivos del culto cristiano, proclamando la Palabra de
Dios como privilegio esencial.
Que el culto en nuestras iglesias se realice centrado en Dios, en su gloria y no en ningún ser humano.
Tenemos que buscar la excelencia del culto y la integridad de nuestras vidas.

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LA CASI INEVITABLE RUINA DE
TODO MINISTRO... Y CÓMO EVITARLA.
por Don Whitney
Vol. 5, No. 2

(Traducido y adaptado por Alexander León con el permiso del autor, cualquier consulta o comentario enviarla a esta dirección:
[email protected], este documento puede ser distribuido solamente si no se modifica y si se menciona la fuente
original)

I Timoteo 4:15-16

Casi todo el mundo conoce a alguien que antes estuvo en el ministerio. Casi todos conocen a alguien
que no debería estar en el ministerio. Y todo ministro conoce otro ministro – si no varios – a los cuales no
desearía parecerse.
Pero la triste noticia para los ministros es que, sea cual sea su edad o su educación o experiencia, es
casi inevitable que usted se convierta en la clase de ministro que no quiere ser. Así que pienso que es
importante tratar el tema sobre la casi inevitable ruina del ministro... y cómo evitarla.
Cierta vez, cuando un ejecutivo de la Convención Bautista del Sur estuvo en el Seminario del medio
oeste a fines de los años 1990, dijo que las estadísticas muestran que de cada veinte hombres que entran al
ministerio, solo uno de ellos continúa en el ministerio al llegar a la edad de 65 años.
A pesar de todo el empeño con el que suelen empezar la carrera, a pesar de toda la inversión en
tiempo y dinero para prepararse, a pesar de los años de servicio, a pesar de el costo de re-direccionar sus
vidas, casi todos abandonarán el ministerio. Algunos saldrán por motivos de salud. Algunos se recluirán en
vida privada. Algunos aceptarán que en realidad malinterpretaron el llamado de Dios. Algunos abandonarán
porque el estrés es demasiado. Algunos serán expulsados por sus iglesias. Algunos se retirarán por el
sentimiento de frustración y fracaso. Y si usted nunca ha tenido pensamientos de abandonar el ministerio,
creo que no ha estado en el ministerio por mucho tiempo.
A pesar del hecho de que nadie entra en el ministerio por casualidad, la ruina de casi todo ministro
parece inevitable. Porque además del alto porcentaje que hace abandono del ministerio, algunas veces
parece que muchos de los que sí permanecen, parecen haber fracasado en otras formas. Pueden arruinarse
por dinero, ya sea por el deseo de dinero o la carencia de él. Toman demasiadas decisiones basados en hacer
más dinero, o bien, afectan su actitud hacia la iglesia porque sienten que no se les paga lo suficiente.
Pueden arruinarse por causa del sexo. Tengo una publicación de la Convención Bautista del Sur en
mis archivos que dice que «entre 25% y 30% de los ministros [están] envueltos en conducta sexual
impropia» en algún nivel. Aún cuando no llegue a ser conocido por otros, los pecados sexuales o la
pornografía causan un verdadero impacto en la vida espiritual de manera que los ministerios llegan a la
ruina.
Pueden arruinarse por el poder. Se vuelven autoritarios. Puede ser que no fueran así al principio; tal
vez se volvieron así porque sirvieron fielmente por mucho tiempo en algún lugar y esto ocurrió
gradualmente. O quizás empezaron poco a poco a servir sus propios apetitos políticos más que a Cristo,
entonces se interesaron en escalar puestos en su denominación. Estar encargados de jalar los hilos parece
más satisfactorio que predicar sermones. Comenzó a disfrutar estar conectado con la gente importante, tener
influencia y posición entre los que dirigen.
1
Pueden arruinarse por el orgullo. Entre más influencia les concede Dios, más grandes se sienten en
su propia opinión y creen que merecen esta influencia que manejan. Pero el orgullo es probablemente el
pecado que Dios y la gente más detesta. Sin importar cuán grande sea su conocimiento o habilidades, los
orgullosos no son amados ni admirados. Puede ser que obtengan la admiración de los ignorantes, o de los
que no saben discernir, o de aquellos que procuran favorecerse del poder que ostentan, pero nunca una
aprobación benigna.
Pueden arruinarse por el cinismo. Cuando pasan mucho tiempo rodeados de ministros iguales a ellos
– ministros que se han arruinado en alguna medida por causa del dinero, el sexo, el poder o el orgullo, no es
de sorprenderse que se vuelvan cínicos. Además, cuando usted tiene que tratar semana tras semana con
gente que se supone que dice que es cristiana pero frecuentemente no actúan como tales, cuando aquellos
que se supone que son el pueblo de Dios hablan de usted y lo tratan peor de lo que lo tratan los del mundo,
cuando ha ministrado por años y se ve tan poco fruto en las vidas de aquellos por los cuales usted casi ha
dado su vida, es fácil volverse cínico. No se preocupa más por el testimonio de nadie. No hay libro que le
impacte. No hay sermón que le mueva.
Pueden arruinarse por el éxito. Se vuelven presidentes ejecutivos, no pastores. Se vuelven
administradores, no ministros. Su modelo son los negocios, con sus énfasis en números, unidades,
productos, mercadeo y clientes, en vez de una familia con su énfasis en el amor, las relaciones, nuevos
nacimientos y madurez, o una granja con su énfasis en las ovejas, el fruto y las cosas que crecen.
Se vuelven algo que usted no quiere ser. Los puede ver haciendo política en su denominación y usted
dice «No quiero llegar a ser así». Usted puede notar su cinismo en las conversaciones y usted dice: «No
quiero ser así». Usted percibe en ellos su auto-importancia en las reuniones. Cuando usted les habla de
temas espirituales se lleva la impresión de que ellos están más interesados en otros temas que en las cosas de
Dios y usted vuelve a pensar: «No quiero nunca llegar a ser así». Usted los escucha predicar con esa actitud
arrogante, con su mundanalidad, con su falta de pasión, con su profesionalismo e hipocresía y usted ora en
silencio diciendo: «Señor, por favor nunca dejes que yo llegue a ser así».
La triste realidad es que usted sí puede llegar a ser así. Ese hombre podría ser usted en unos pocos
años. Y eso es lo mismo que pensarán de usted los ministros jóvenes. Es casi inevitable para los ministros –
si no se esfuerza en progresar. No hay tierra neutral.
Siempre ha sido de esta forma. Cuando el apóstol Pablo fue inspirado para escribir las cartas que
llamamos «epístolas pastorales» – cartas escritas para instruir a ministros – se habla de aquellos que habían
entrado al ministerio y habían fracasado.

En I Timoteo

∙ 1:6 había ministros que: «...habiéndose desviado, se apartaron en pos de vanas palabrerías,»
∙ 1:19 «algunos desecharon y naufragaron en cuanto a la fe»
∙ 4:2 advertía de ministros «...Con hipocresía hablarán mentira, teniendo cauterizada la conciencia»
∙ 6:4 dijo a Timoteo que se cuidara de aquel ministro que «...se ha llenado de orgullo y no sabe nada.
Más bien, delira acerca de controversias y contiendas de palabras, de las cuales vienen envidia, discordia,
calumnias, sospechas perversas»
∙ 6:5 Pablo habla con respecto al poder que el dinero tenía en esos ministros, «que tienen la piedad
como fuente de ganancia»

2
∙ 6:20-21 advierte a Timoteo evitar ministros que se caracterizan por «...las profanas y vanas
palabrerías y los argumentos de la falsamente llamada ciencia;»

En II Timoteo

∙ 1:15 Pablo menciona a dos ministros que le abandonaron


∙ 2:16-18 habla de ministros cuya palabra carcomerá como gangrena. Luego menciona dos nombres
de ministros que se apartaron de la verdad
∙ 3:5 advierte de ministros que aunque profesan piedad, niegan la eficacia de ella
∙ 3:8 estos ministros son «hombres que se oponen a la verdad»
∙ 4:3-4 Pablo habla de ministros que enseñarán conforme a sus propios deseos y que «no sufrirán la
sana doctrina»

En Tito

∙ 1:10-11 describe a muchos ministros como rebeldes, habladores de vanidades y engañadores y que
no deben enseñar por deseo de ganancias deshonestas.
∙ 1:16 advierte de ministros que «... profesan conocer a Dios, pero con sus obras lo niegan a Él,
siendo detestables y desobedientes y faltos de todo bien».

Pablo advierte a los ministros con respecto a estas cosas porque esto le había ocurrido a otros ministros y los
había llevado a la ruina. Y Dios inspiró y preservó estas palabras para los ministros de todas las
generaciones porque estas cosas aún suceden a los ministros y los arruinan. Existe una ruina casi inevitable
para cada ministro, y le sucederá a usted a menos que usted evite que esta ruina siga progresando. ¿Cómo se
hace para progresar en el ministerio en vez de ir hacia el fracaso? Pablo le escribió a Timoteo – Y Dios nos
dice a nosotros – en I Timoteo 4:15-16. «Dedícate a estas cosas; ocúpate en ellas, para que tu progreso sea
manifiesto a todos. Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello...»
¿Cuáles son estas cosas, a las cuales hay que dedicarse para que el progreso sea manifiesto a todos?
En un contexto más amplio, son todas las cosas que Pablo ha escrito en la epístola a Timoteo, y en las
últimas tres epístolas pastorales. En el contexto inmediato, se refiere a la disciplina que Pablo manda a todo
ministro en 4:6-16. Y estas están resumidas en el versículo 16.
Y esto es lo que va a ocurrir – el ministerio le ocupa tanto que usted pierde su enfoque en Jes ús – a
menos que usted «se dedique a estas cosas».
Pero esto suena un poco egoísta ¿no? No, porque cuando el apóstol Pablo fue inspirado a escribir al
joven ministro Timoteo dijo: «Ten cuidado de ti mismo», y con esto quería decir, «cuídese usted mismo»
como hombre de Dios, no descuide su relación personal con Cristo Jesús. En otras palabras, asegúrese de
estar cerca de Él, tener su mirada fija en Él, crecer en el conocimiento de Él. Asegúrese de que nada, ni
siquiera el ministerio, pueda alejarle de su relación personal con Jesús.
Usted estará pensando, «¿Cómo puede ocurrir esto? Mi vida entera está edificada alrededor de
Cristo. No solo vivo para Él en general, sino que me he entregado a estudiar Su Palabra y ministro a Su
pueblo. ¿Cómo podría el ministerio alejarme de Cristo? Recuerde este mandamiento, «Cuida de ti
mismo...», fue escrito primero a un ministro. Y nos referimos a I y II de Timoteo y a Tito como las ep ístolas
pastorales porque tienen las instrucciones dadas por Dios para aquellos en el ministerio, y son también
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aplicables a cada cristiano. Así, el apóstol Pablo instruyó a su joven discípulo que pusiera especial atención
en sí mismo precisamente porque es fácil para un ministro no poner atención a sí mismo y arruinar su vida
espiritual por causa del ministerio.
El ministerio le aleja de Jesús cuando le impide escuchar de Jesús. Pero recuerde, el ministerio es «el
ministerio de la Palabra» (Hechos 6:4). No hay ministerio verdadero aparte de las Escrituras, porque las
Escrituras son la forma en la cual Dios nos habla. Y cuando usted no tiene tiempo para sentarse a los pies
del Maestro y escuchar lo que quiere enseñarle por medio de Su Palabra, algo le está alejando de Jesús. Y
¿cómo puede usted hablar regularmente de Jesús con poder si no escucha de Él con regularidad?
El ministerio te aleja de Jesús también cuando te impide hablar con Jesús. ¿Es usted todavía una
persona de oración? Si usted no tiene tiempo para orar sin prisa y pasar tiempo con Jesús, su vida no solo
está demasiado ocupada y demasiado complicada, sino que hay gran posibilidad de que pueda ser engañado.
Pablo escribió de su preocupación a los cristianos de Corinto cuando les dijo «Pero me temo que como la
serpiente engañó a Eva, vuestras mentes sean extraviadas de la sencillez y pureza de devoción a Cristo» (II
Corintios 11:3)
No se engañe con respecto a su necesidad de devoción a Cristo, y de la necesidad que tiene de estar
cerca de Él. La devoción a Cristo es una cosa simple y pura, pero estamos tentados a hacer de esto algo
complicado. Tendemos a pensar que si no tenemos las circunstancias correctas, o el lugar correcto, o el
tiempo correcto, o suficiente tiempo, o los libros correctos, entonces no podemos pasar tiempo con Él y que
no podemos amarlo como debemos.
Y estas tentaciones se presentan más que todo en aquellos que están activamente involucrados en el
ministerio. Conforme la vida y el ministerio se vuelven cada vez más complicados, la simplicidad y la
pureza de la devoción a Jesús puede parecer no muy esencial para algunos que son hábiles ministros, o que
tienen buena educación teológica, o muchos años de experiencia, o simplemente se mira esto como algo no
tan importante como el resto de cosas que hay que hacer. Porque llegamos a pensar que somos llamados a
un ministerio tiempo completo con responsabilidad 24/7, hay muchas más necesidades y muchas reuniones
que atender y correos que contestar y llamadas que devolver, visitas que hacer. ¿Por qué debo preocuparme
por esto de la oración si todo lo que hago es para Jesús?
Uno de los Bautistas líderes en África del Sur, Martin Holdt me contó una historia que le pedí que
me repitiera para este artículo:

«La historia que te conté es acerca de un amigo mío que era rector en un Colegio Bíblico que después
de haber caído vino a verme y me contó que esta caída tuvo dos razones principales: había estado tan ocupado
en la obra del Señor que simplemente había sido negligente en orar y leer la Biblia. Al pasar mucho tiempo en
esta situación, llegó a cometer adulterio. Cuando compartí esto con Bob Sheehan (un ministro de Inglaterra)
hace un tiempo cuando estuvo aquí en Sudáfrica, sus palabras para mí fueron, ‘Casi te interrumpo cuando me
estabas contando esto, porque esas son exactamente las dos causas en todos los casos que conozco de ministros
que caen en adulterio en Inglaterra’. Bob me contó además que un teólogo líder en Inglaterra que fue en una
época ampliamente reconocido había caído en ruina, para luego aceptar que había sido negligente en la lectura
de la Biblia!»

Puede ser adulterio sexual, o puede ser adulterio espiritual, o la cazería, la pesca, el golf, el gimnasio, el
navegar en internet, el activismo, o las tareas políticas de la denominación, o un hobby, o miles de otras
cosas que te llevan y te impiden buscar a Jesús y Su reino primero que cualquier otra cosa. Pero es casi
inevitable que en una u otra forma cada ministro tienda a arruinarse. Pareciera como si debe escoger en
tener progreso en el ministerio o en su vida espiritual.
Ponga atención especial a usted mismo. No permita que el ministerio lo aleje de Jesús.

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Pero poner especial atención a la vida espiritual personal es solamente una parte de la advertencia de
este versículo. Hay quiénes mantienen una vida devocional de gran piedad cuya efectividad en el ministerio
puede arruinarse de otro modo. Usted puede arruinarse de otro modo si usted no «pone atención a lo que
enseña». Y por esto le ruego...
Cuando el texto dice: «cuida de ti mismo y de la doctrina», la palabra griega es didaskalia, lo cual
significa «enseñanza, instrucción, doctrina». Por esta razón algunas traducciones dicen «ten cuidado de ti
mismo y de tu doctrina» y otras «... y de tu enseñanza». Si usted va a hacer esto, usted tiene que mantenerse
aprendiendo doctrina y aprendiendo de las cosas de Dios. Así que mi segundo reto es: No permita que el
ministerio le impida seguir aprendiendo.
Cuando un hombre está en su entrenamiento formal para el ministerio, se sumerge en el aprendizaje,
casi se le obliga a aprender. Si lleva bastantes horas en el seminario, siente que está intentando beber agua
de un hidrante. Va a una clase y se llena de información, y luego sale para otra clase y se le satura con más
información. Luego regresa a casa y estudia por horas. La información es mucha y tan grande que este
hombre parece estar en pie frente al mar tratando de detener las olas.
Pero el día que sale del seminario para un trabajo tiempo completo en el ministerio, ocurre
exactamente lo contrario. Ahora él es como un pozo lleno de agua y el mundo está necesitado de él. Todos
tienen sus demandas y necesidades, y vuelven repetidamente esperando otro sermón, otra lección, otra clase
de discipulado. Y si este hombre no sigue aprendiendo, toda esta gente hará que el pozo se seque. Es
inevitable. Así es el ministerio. De modo que el ministro debe mantenerse progresando y una de las formas
para hacer es continuar aprendiendo de las cosas de Dios.
En su últimas cartas inspiradas, Pablo exhorta a Timoteo, «Pero tú, persevera en lo que has
aprendido y te has persuadido, sabiendo de quién has aprendido» (II Timoteo 3:14). Has aprendido doctrina.
Muy bien!. Continúe viviendo esta doctrina y continúe aprendiendo más de ella. Ha aprendido de la Biblia.
Muy bien!. Continúe aprendiendo. Ha aprendido a predicar. Continúe estudiando y aprendiendo cómo
predicar durante toda su vida. Este es el camino del ministerio. Porque si usted no continúa aprendiendo las
cosas que ya ha aprendido, llegará a arruinarse como ministro; ya sea que se arruine en su vida personal o en
la efectividad de su ministerio.
Para un hombre que de verdad ha sido llamado por Dios, uno de los más grandes temores en la vida
es dejar de servir a Cristo, sean cuales sean sus esfuerzos en el reino de Dios, lo que teme es no permanecer
para Cristo. Pero esto es lo que ocurrirá, la efectividad de su ministerio llegará a arruinarse – es casi
inevitable – si permite que el ministerio le impida seguir aprendiendo.
Los hombres que progresan en el ministerio son hombres como los que describe Proverbios 10:14:
«los sabios adquieren conocimiento». Ellos almacenan conocimiento bíblico, almacenan conocimiento
teológico, almacenan conocimiento pastoral, ellos salen y buscan todo el conocimiento que pueda
mantenerles más cerca de Cristo, porque esto les hace conocer mejor a Dios, y les hace ser más efectivos en
su ministerio. ¿Desea usted ser sabio? Claro que sí, usted lo desea! Entonces no permita que el ministerio le
impida continuar aprendiendo.
Escuchemos otra de las observaciones inspiradas del rey Salomón en Proverbios 15:14. «El corazón
del entendido busca el conocimiento». De acuerdo a las Escrituras, la forma de determinar si usted es un
entendido, una persona inteligente y que sabe discernir, no es tanto por las calificaciones que usted
consiguió en clases, sino por su búsqueda del conocimiento. Un hombre puede ser que con dificultad
apruebe para graduarse en el Seminario, o puede ser que hasta carezca de entrenamiento formal, y a ún así
puede ser que logre progreso y fruto en su ministerio para Cristo, si se cuida de la doctrina y de continuar
aprendiendo de las cosas de Dios. Y otro hombre puede ser muy dotado y reconocido en su denominación,
pero si se duerme confiando en su conocimiento de Dios, es un tonto.

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Samuel Hopkins, uno de los primeros biógrafos de Jonathan Edwards, decía que cuando conoció a
Edwards, le impresionó que un hombre que ya tenía veinte años de estar en el ministerio tuviera una sed tan
grande y poco común por el conocimiento... leía todos los libros, especialmente los de teología, que pudiera
conseguir. Este pastor Edwards fue escogido por la Enciclopedia Británica como una de las grandes mentes
que jamás han existido en América, y aún así, nunca dejó de utilizar esto para la gloria de Dios y para el
bien de su pueblo. Él no permitió que el ministerio le impidiera seguir aprendiendo.
Jonathan Edwards me hace recordar al apóstol Pablo, que casi al final de su vida y en uno de sus
últimas frases, le ruega a Timoteo, «Cuando vengas trae el capote que dejé en Troas con Carpo, los libros y
los rollos especialmente los pergaminos» (II Timoteo 4:13). Aquí está un hombre con distracciones y
persecuciones y responsabilidades que no podemos ni imaginar, y aún así no permitía que el ministerio le
impidiera seguir aprendiendo. Aún siendo un viejo y experimentado ministro, no se confiaba en su edad o en
su experiencia, sino que se mantenía buscando más de Dios tanto en su cabeza como en su corazón. Así es
como peleó la buena batalla y es así como acabó la carrera, y por supuesto fue así como conservó la fe (II
Timoteo 4:7).
Si no se tiene esta intención, esta perseverancia en cuidarse en la vida y en la doctrina, un ministro se
arruinará. Es casi inevitable. Pero también es casi imperceptible, por lo menos por un tiempo. Con dificultad
se da usted cuenta que el tiempo está pasando y que se ha vuelto esa clase de ministro que usted antes
criticaba. Es como esos caminos que en larga distancia van en un descenso casi imperceptible kilómetro a
kilómetro, hasta que ha descendido miles de metros. «Ten cuidado de ti mismo» dice el texto, «Ten cuidado
de ti mismo y de tu enseñanza; persevera en estas cosas».
Y no piense que de alguna forma las cosas mejorarán por sí solas y que en el futuro el ministerio no
te impedirá seguir aprendiendo como en el presente. Los seminaristas me dicen que una vez que dejen de
leer libros como requerimiento para sus clases y que no tengan que estudiar para los exámenes, tendrán
mucho tiempo para el ministerio y seguir aprendiendo, y se asombran (y algunos se molestan) cuando yo les
digo que no será así.
«Pero», protestan ellos, «cuando esto acabe no tendré que pasar las noches de los martes entre
papeles y preparándome para exámenes».
«Cierto», les contesto, «pero luego pasarán cada noche libre en reuniones con diáconos, en una visita
a un hospital, o en una reunión de algún comité, o haciendo cierta visita - ¿cuál es la diferencia?
La cuestión es el tiempo, y como el ritmo y la complejidad de vida se acelera tanto, usted estará cada
vez más ocupado, no menos ocupado; siempre tendrá más cosas qué hacer y no menos cosas qué hacer.
Richard A. Swenson documenta esto en su libro Margen, donde observa que si usted está dentro del
promedio, la vida será cada vez más ocupada y más compleja año con año. Y a menos que algo cambie, será
más complicada de lo que es hoy en día. Peor que todo, esta tendencia continúa por el resto de su vida. En
otras palabras, las cosas no van a mejorar en este aspecto, usted no va a tener menos e-mails, menos
llamadas telefónicas, y menos responsabilidades. Más bien, habrá más y más cada vez.
Otro factor que deben considerar los ministros es que si su iglesia crece, o si se cambia a otra iglesia
más grande, esto significa que habrá más necesidad, más visitas que hacer, más bodas que celebrar y más
funerales que oficiar, y más reuniones a las cuales asistir. De seguro, llegará el momento en el que la iglesia
se dará cuenta de esto y proveerá otro ayudante, pero aunque esto le ayude en cierta manera, aumenta las
responsabilidades en otras áreas y también en cuanto a las personas que usted debe supervisar.
Supongamos que eventualmente usted llegue a tener suficientes ayudantes y voluntarios que le
alivien el trabajo administrativo. Para cuando esto, su ministerio será reconocido al punto de que tendrá un
aumento de responsabilidades en cuestiones fuera de la iglesia también. Le llamarán a reuniones estatales,

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reuniones denominacionales, y espero que usted tenga cierto sentido de la mayordomía en esto también. Su
influencia se llegará a percibir en las reuniones y comités.
Sumado a esto, su familia estará creciendo – en edad, si no en tamaño – y habrá más juegos
deportivos y otras actividades a las que usted querrá asistir. Conforme aumentan los días y los años, del
mismo modo aumentan los privilegios y responsabilidades. Pero más temprano que tarde, si no está
cuidando de sí mismo espiritualmente, todo esto se convertirá en una marea que sobrepasará todo y lo
dominará para que llegue a ocurrir aquello que es casi inevitable, su ruina como ministro.
Y usted se levantará un día para darse cuenta de que está más ocupado que nunca, pero no en las
cosas de Dios como años antes. Usted se levantará – o al menos eso espero que haga – para descubrir que se
ha vuelto un profesional religioso, un ministro con más estilo que sustancia, un ministro que sabe más de
política que de doctrina, que sabe más de técnicas de crecimiento de iglesias que de oración, y que se ha
convertido en aquella clase de ministro que usted no deseaba nunca llegar a ser.
No permita que el ministerio impida que usted siga aprendiendo.
Aunque hay más formas en las cuáles aplicar este pasaje, sugeriré dos.

Cuídese de la carga de los negocios. El aumento creciente de la influencia tecnológica nos permite
ser aún más eficientes. Podemos hablar por teléfono mientras comemos alguna comida rápida y a la vez
estar retirando dinero del cajero automático. Pero no solamente podemos hacer varias cosas a la vez y ser
más productivos y eficientes, sino que esto nos obliga a llevar un ritmo más acelerado. Y así vamos por la
vida, caminando cada vez más rápido, y estando más ocupados. Fíjese cómo sucede que usted no habla con
otro ministro o con algún otro de la iglesia por sesenta segundos sin mencionar lo ocupado que está. El
resultado es que en nuestra productividad de negocios, nos volvemos más eficientes pero nuestras vidas
menos significativas.
Hay que resistir la tentación de creer en la espiritualidad de microondas o en la forma rápida de
seguir a Cristo. Leí recientemente un libro de James Gleicḱs, Faster. El subtítulo, describe no solo el
contenido del libro, sino el contenido de nuestras vidas. El subtítulo del libro es «Acelerar prácticamente
todo». Pero los ministros deben recordar que una de las cosas que serán siempre una excepción en cuanto a
lo que se puede acelerar es el crecimiento en la piedad. El rápido crecimiento de la velocidad de nuestras
máquinas no sirve para estimularnos a un mejor crecimiento de nuestras almas. Conexiones más rápidas de
Internet no nos ayudan a ser personas más cercanas a Jesús rápidamente. El crecimiento del alma, de su
alma y de las almas de la gente a su cargo, toma tiempo.
Producir frutos, ya sea en términos evangelísticos o en términos de crecimiento de las almas a la
semejanza de Cristo, viene como resultado de «tener cuidado de uno mismo y de la doctrina». Escuche: «...
persevera en estas cosas, porque haciendo así, te salvarás a ti mismo y a los que te escuchan». I Timoteo
4:16
Hay una diferencia entre la actividad y el progreso. Usted puede conducir durante quinientos
kilómetros a doscientos kilómetros por hora en una pista NASCAR y no llegar a ningún lado. De la misma
manera, usted puede parecer muy ocupado en el ministerio, pero dañar su ministerio. Tenga cuidado.

Sufra con las epístolas pastorales. Vuelvo a la exhortación inicial, las palabras de un viejo
predicador para uno joven en I Timoteo 4:15, «Dedícate a estas cosas, ocúpate en ellas, para que tu progreso
sea evidente a todos».
Nada es más común para un profesor de seminario que escuchar a los estudiantes decir: «no me
enseñaron eso en el seminario». Un profesor de seminario debe reconocer las limitaciones de la educación

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en el seminario. Créanme, nos gustaría que los estudiantes pasaran aún más tiempo en el seminario por
varias razones. Y aunque tres o cuatro años de educación en el seminario suena como demasiado tiempo,
cuando uno se da cuenta de la cantidad de tiempo que se necesita dedicar a ciertas materias y tantos asuntos
que necesitan estudio, no es tanto tiempo. Por ejemplo, pienso que es muy importante para los ministros
estudiar las epístolas pastorales, esas dos cartas a Timoteo y la que escribió a Tito. Y sin embargo en tres de
los cuatro años, es inusual que los estudiantes estudien en más de una o dos clases, digamos la epístola a
Tito.
Esa es la razón por la cual usted no puede dejar de estar aprendiendo. Un seminario no puede darle a
los estudiantes todo lo que necesitan para una vida de ministerio, no alcanza el tiempo. Nosotros los
profesores damos a nuestros estudiantes herramientas y experiencias valiosas, les damos una brújula bíblica
y los enviamos en la ruta camino al ministerio. Pero a partir de aquí ellos tienen que dedicarse y poner
atención a sí mismos y a la enseñanza de la doctrina, tienen que perseverar en estas cosas, como lo dice
Pablo en el versículo 15.
Una forma práctica de absorber estas cosas es leer el capítulo de las epístolas pastorales cada día. Por
el resto de su vida, manténgase y repita esto, un capítulo a la vez.
El autor cristiano Os Guinness cita a un hombre de negocios japonés que dijo: «Cada vez que
conozco a un líder budista, conozco un hombre santo. Cada vez que conozco un líder cristiano, conozco a
un administrador». La ruina de todo ministro cristiano para volverse un simple administrador religioso es tal
vez algo peor, es inevitable. No sea un «manager», sea un ministro de Jesucristo. Sea un hombre santo. Y
para ser un hombre santo de Dios usted tiene que estar sumergido en las cosas de Dios.
Cada vez que veo un grupo de graduados en nuestra sesión inicial en Mayo, haciendo fila por última
vez antes de dejar el seminario, temo por la cruda lucha a la que se enfrentarán. Y temo porque de alguna u
otra forma vayan a fracasar. Es inevitable.
El mundo, la carne, y el diablo son más que usted, y lo tienen en la mira. Ya sea que usted esté recién
salido del Seminario o que sea un ministro veterano, a menos que usted mantenga el progreso espiritual del
que hablan las epístolas pastorales, el enemigo le dañará con sus ataques. Tenga cuidado de usted mismo,
sumérjase en las epístolas pastorales, ponga atención a la doctrina y la enseñanza. No permita que el
ministerio le aparte de Jesús y no deje de seguir aprendiendo.

Traducido con permiso por Alexander León J.

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¿DÓNDE ESTÁN LOS ATALAYAS?
por Guillermo Green
Vol. 5, No. 2

«Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya...» Ezeq. 3:17

Dios encargó al profeta Ezequiel con el deber de cumplir la tarea de atalaya en Israel. Ezequiel debía
oír con cuidado la palabra de Dios, y luego amonestar a Israel por parte de Dios (Ezeq. 3:17). De acuerdo
con la respuesta a su mensaje se salvaría el pecador o no. Pero si Ezequiel no amonestaba con fidelidad, y
por ese descuido no se convirtiera, Dios demandaría la sangre del impío de la mano de Ezequiel. Pablo tenía
el mismo sentido de responsabilidad, afirmando que Dios les «...encargó la palabra de la reconciliación» (2
Cor. 5:19). Los otros apóstoles manifiestan el mismo sentir de responsabilidad con ser fieles portadores de la
palabra de Dios.
Nuestros días piden a gritos tales atalayas, ya que se difunden en grados cada día mayores doctrinas
engañosas, tanto más peligrosas porque se entregan empaquetadas en una apariencia de piedad. Fui
recordado de la necesidad de que los predicadores y ancianos seamos atalayas hoy al presenciar un
programa en el canal «Enlaces» en el cual habló su dueño don Jonás (hijo) y otro pastor, Luis Apuy,
acompañados por dos personas más. Lo que compartieron estas personas fue típico de sus programas. Ya
que muchos de nuestros hermanos miran los programas de «Enlaces», nos es menester ser claros en cuanto a
la teología que promueven estos falsos maestros.

1. Interpretación bíblica ‘inspirada’ (léase ‘rara’)

Don Jonás comenzó haciendo un comentario que a través de los videos de la guerra en Iraq se ha
dado cuenta de que ahora queda sólo arena y desierto donde Dios había sembrado el huerto de Edén. El se
hace la pregunta «¿Qué ha pasado para que un huerto tan fértil se haya convertido en desierto?»
Quisiéramos que alguien le diera a don Jonás un curso breve en lógica: ¿Los videos que don Jonás ha visto
son del mismo lugar que el huerto de Edén? ¿No existe ninguna parte en el Eufrates que sea fértil?
Pero aceptemos la pregunta tal como la plantea don Jonás. La biblia no dice específicamente lo que
pasó con el Edén, pero sí nos da una respuesta implícita cuando reporta la maldición de Dios sobre la
creación a causa del pecado. Pero ni don Jonás ni sus compañeros atribuyen la desaparición del Edén al
pecado que mora en el corazón del hombre. De hecho, en toda la hora era claro que estas personas no creen
que el hombre tenga una naturaleza pecaminosa, ni que esté bajo la maldición de Dios en general, ni que la
creación esté bajo la maldición de Dios. Así que, el primer problema surge de la pura entrada al tema - Jonás
y equipo realmente no quieren sacar la respuesta a su pregunta de la Biblia. Y esto es porque tienen otra
agenda.
Entró el pastor Luis Apuy y tomó control de la sesión, y se emocionó con el tema. Enfatizó con vigor
que la bendición de Dios no consistía en cosas materiales, sino que la unción de Cristo resulta en
bendiciones materiales. A pesar de que se esforzó mucho por aclarar su revelación - hasta sudaba - lo sutil
de su argumento le escapaba a Jonás, y el magnate televisado prefería las cosas blanco y negro - los
desobedientes no reciben cosas terrenas, y los obedientes sí. Pero lo que nos interesa aquí es cómo tanto
Apuy como Jonás intentaban convencernos a nosotros, pobres ovejas sin pastor. Brincaban de texto a texto -
desde Génesis a Marcos a Génesis a Proverbios a Juan a Génesis... todos sacados totalmente fuera de su

1
contexto histórico y bíblico. Sería digno de un estudio sicológico cómo seres supuestamente pensantes
pueden leer un libro que abarca 1400 años de historia y muchas facetas teológicas y de cualquier parte
¡sacar un sólo punto - Dios quiere bendecirme materialmente si ofrendo a don Jonás! Creo que si
contáramos las referencias a los términos «bendecido» y «ungido» se manifestaría casa una sicosis.
A Apuy le serviría mucho un curso elemental en el idioma y costumbres hebraicas. Refiriendose a
unos textos que dicen que Dios «coronará» a su pueblo de bendición, nos dijo que la bendición de Dios
desciende sobre nuestra cabeza de manera que parecía ser literal, es decir, la bendición de Dios desciende
por encima de mi persona. Obviando la metáfora hebrea, de las cuales está repleto el idioma hebreo, Apuy
aplica la promesa de manera casi chistosa. Claro, Apuy llamó su interpretación «una revelación importante.»

Teología del ‘adaptador’

Existe una pregunta ardiente - ¿qué hacía la Iglesia de Jesucristo antes de la aparición de don Jonás?
¡Tantas cosas ocultas en la biblia que nunca han sido descubiertas hasta que Enlaces vino a iluminarnos! En
este programa el teólogo Apuy ofrece sin fundamento textual alguno que nuestra fe es como un adaptador de
un equipo de sonido. Ahí está el tomacorriente, y ahí está el equipo. Pero sin que se enchufe el adaptador, el
equipo no funciona. No se requiere un grado teológico mayor que primer grado para saber que le toca a uno
enchufar el adaptador para que fluyan las bendiciones. Claro, a Jonás le gusta las cosas claras, blanco y
negro, e interrumpe para asegurar que la teología del adaptador esté clara para todos. Nosotros tenemos que
enchufarlo, nos dice en voz no elevada, seria, mirando la cámara, de manera que nadie se equivoque. Y por
supuesto, Apuy está de acuerdo (el programa es de Jonás). Me imagino que queda para otro programa
explicar como es que se enchufa la fe en el tomacorriente. También queda para una futura revelación el por
qué la fe se asemeja a un adaptador y no simplemente como el cable de corriente - pero supongo que estos
misterios son entendidos por los que son mejor iniciados que yo.
El tema del adaptador se deterioró por ser muy abstracto. De hecho, tanto Apuy como Jonás ya
habían hecho referencia a Marcos 15:6 (fuera de contexto) donde Jesús critica a los fariseos por invalidar la
ley de Dios por su propia tradición. Dejando claro que ‘las tradiciones’ (iglesias tradicionales, teologías
tradicionales, etc) estorban un entendimiento de sus revelaciones, Apuy y Jonás optaron por decir las cosas
tales como realmente querían decirlas. «Dios pide un intercambio - nuestra fe por su bendición.» Jonás
habló que el manejo de nuestras finanzas era crucial para la bendición de Dios (¿hacia dónde va esto? ¿A
alguien le queda una duda?) «Mi obediencia va a activar la bendición de Dios.» «Estamos diseñados por
Dios para éxito.» «Me apropio de las promesas (de Abraham) para mi.» «La fe es un acto de obediencia. Si
yo obedezco, dando el diezmo, cuidándome para mi esposa... hay un intercambio, te conectas a la energía.»
«La tradición invalida la bendición.» «Si yo viviera en Badgad ahorita, leería la Biblia y confiaría en las
promesas de Dios» (¿por qué no le pedimos que se vaya a Bagdad? ¿No es Jonás quien nos dice que
debemos probar nuestra fe? ¿Qué sería una pequeña prueba en Bagdad? ¡Casi nada!). Con todo, la teología
del adaptador se resume en esto - nos toca a nosotros enchufar, obedecer, dar un intercambio, y
sencillamente creerle a Jonás bajo bombas.

No somos una ‘llaga podrida’

Refiriéndose a una buena ranchera, «La llaga podrida», que por cierto aprendí en Nicaragua hace
muchos años, Jonás rotundamente niega que lo seamos. Según Jonás, fuimos creados «a imagen y
semejanza de Dios».... ¿y? Todo niño sabe esto. Pero el punto de Jonás es que así como fuimos creados,
seguimos siendo. Queda claro que el pecado no afectó nuestra naturaleza, no afectó nuestra capacidad, no
2
afectó nuestra habilidad de alcanzar todo lo que Adán podía alcanzar: «Estamos habilitados para éxito.»
Para Jonás y clones las cosas son muy simples: Dios está listo en este momento para hacer un intercambio.
‘Cree en sus promesas,’ que significa ‘actúa en obediencia dando el diezmo.’ Dice Jonás «En Cristo tenemos
acceso a todas las bendiciones de Dios, punto y final.» Y uno de los clones reafirma, «Está en nosotros el
recibir (estas bendiciones) o no.»
Pero sí existe por lo menos un pecado, y consiste en criticar al bendecido (como a Jonás). Cuando
Apuy mencionó Génesis 12:1-3 en su exposición del adaptador, a Jonás le llamó mucho la atención una cosa
«Maldeciré al que te maldijere.» En reiteradas ocasiones en el programa Jonás evidencia un extraño temor
para alguien tan bendecido de éxito - temor de la crítica. Repitió muchas veces que la persona que criticaba
a Abraham iba a ser maldita por Dios. Ya que todos somos hijos de Abraham el bendecido, el que hoy critica
a los bendecidos también le irá mal. Bueno. Ya estamos acostumbrados a estos cortocircuitos teológicos.
Pero ¿por qué Jonás siente la necesidad tan urgente de ser pregonador de estas imprecaciones? Espero que la
respuesta sea que alguien lo esté criticando. Pero me temo que sea sencillamente prevenir que nadie lo haga.

¿Dónde está Jesús?

La ausencia de un reconocimiento serio del pecado en el hombre nos prepara para la total ausencia
del Jesucristo bíblico - el que cumplió la ley de Dios para poder imputar su justicia a su pueblo, él que murió
para expiar nuestros pecados, y el que resucitó para sellar su triunfo y enviar su Espíritu Santo. Por lo menos
Jonás y equipo son consecuentes. El hombre tiene toda la capacidad para recibir la bendición de Dios. No se
necesita a Jesucristo. Admirable lo compacto de su teología. Realmente no sé porqué se necesitan tantas
horas de programación para comunicarla. Me gustaría que Jonás nos diera una exposición del texto: «El que
no tiene al Hijo no tiene la vida.» Pensándolo bien, creo que ya sé lo que diría... No debemos dejarnos
engañar por las pequeñas cuñas de «recibir a Jesucristo ahorita» que a menudo ofrece. El Jesucristo de Jonás
no es el Jesucristo de los evangelios.

Atalayas a sus puestos!

Si los Reformadores del siglo 16 creyeron que la superstición y semi-pelagianismo de la iglesia


Catolicorromana presentaban suficientes razones para una denuncia fuerte, ¿cuánto más el pelagianismo
puro de Jonás y equipo? Si Lutero se opuso a la venta de indulgencias de Teztel, ¿cuánto más debemos
oponernos al ‘intercambio’ descarado que Jonás hace por la bendición de Dios? Si Jesús permanecía vedado
detrás de santos, vírgenes y ritos en el siglo 16, ¿cuánto más queda en el olvido de la teología que promueve
don Jonás y por tanto debe ser denunciado? Atalayas - ¡a sus puestos!

3
EL PASTOR Y EL PLAGIO
por Guillermo Green
Vol. 5, No. 2

Raíces y consecuencias del plagio

E l pastor y predicador es a menudo asediado por muchas tentaciones - el desánimo, el dinero ilícito,
aquella mujer atractiva, abusar del poder o la autoridad. Pero ser tentado no es pecado - rendirse sí
lo es. Y todo estriba en la forma que el siervo de Dios responde a la tentación. En nuestros días el
fácil acceso a mucha literatura, especialmente sermones y bosquejos de sermones, presenta una tentación
también para el predicador que ha perdido o está en vías de perder, su vocación de escudriñar y aplicar las
escrituras para su rebaño. La tentación se llama el plagio. Esta tentación es sutil por muchas razones, pero
en primer lugar porque no parecería ser ‘pecado’. El que echa mano al plagio siempre está ‘predicando’.
Todavía debe ‘estudiar’ (por lo menos se necesita tiempo para transcribir el mensaje a sus propios apuntes).
Sin embargo, el plagio representa síntomas espirituales muy graves, y por ello debe ser confrontado por el
individuo que lo emplee, y si no, por los ancianos de la iglesia. ¿Cuáles son los peligros y las consecuencias
del plagio?

1. En primer lugar demuestra pereza - y la pereza es pecado. Pero cuando se refiere a su vocación principal
de predicar la Palabra de Dios, es doble pecado. Indica una pérdida de sentido de responsabilidad ante Dios.
Su ‘trabajo’ es cualquier cosa que no amerita más que copiar otro material. El plagio implica pereza

2. El plagio muestra una condición espiritual peligrosa - porque el plagio es mentira. Ud. predica como si
fuera SU mensaje, su trabajo. Está pasando media hora en una mentira prolongada. Algo ha pasado con su
corazón - está cauterizado. Ud. puede parar delante de un público y hablarles algo que no es suyo como si
lo fuera. Ud. no puede decir: «Lo que voy a decir lo copié todo de un libro» - su iglesia no lo tiene
predicando para copiar mensajes, sino para estudiar la biblia y aplicarla personalmente a las vidas a su
cargo. Por tanto, al recurrir al plagio, ud. tiene que predicar un sermón que otro escribió como si fuera suyo.
El plagio es mentira.

3. El plagio muestra una condición espiritual patética. El predicador que hace plagio evidencia una
renuencia a enfrentarse con la Palabra de Dios. No le llama la atención meterse profundamente en la
Palabra, porque sabe que en su corazón guarda pecado. Puede ser la lascivia - me he dado cuenta de varios
casos de pastores que practicaban el plagio, y el pecado de fondo era una vida promiscua y adúltera. O
podría ser la arrogancia - el pastor siente que la iglesia es su iglesia, y nadie se va a meter. Por tanto hace
plagio de sermones inocuos que le ayuden a llenar el tiempo del culto, pero no puede enfrentarse con todo el
consejo de Dios. El pecado guardado podría ser la misma pérdida de vocación, de llamado. En este caso el
predicador no quiere confrontarse con la Palabra de Dios porque tiene miedo. Está presentado con una de
dos opciones: 1) Renunciar a su trabajo o 2) Arrepentirse por haber maltratado el rebaño con su indiferencia.

4. El plagio es contra el ejemplo y el mandato de los apóstoles. Pablo pide los pergaminos, porque seguía
estudiando. Y Pablo, junto con los demás autores del Nuevo Testamento, muestra un gran estudio y
conocimiento del A.T. Luego, Pablo le dice a Timoteo: «Ocupate en la lectura, la exhortación y la
1
enseñanza» (1 Tim. 4:13). El «ocuparse» en el estudio bíblico es la vida y el aliento del predicador. Es lo
que le da pasión por la Palabra, y frescura a su enseñanza. Es encontrarse con nuestro Dios y Salvador,
escucharle, adorarle, oírle, conocerle. Por eso Pablo le dice muy claramente al siervo de Dios: «ocúpate en
la lectura, la exhortación y la enseñanza». Esto acompaña aquél otro mandato: «Procura con diligencia
presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de
verdad» (2 Tim. 2:15) y «Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple
tu ministerio” (2 Tim. 4:5). ¿Acaso el plagio llena estas expectativas del apóstol?

5. El plagio es la trampa del diablo para terminar de destruir una iglesia. Un predicador podr ía emplear el
plagio durante mucho tiempo, y algunos serán más astutos que otros para emplearlo. Pero generalmente
acompaña un ministerio en problemas, y por todo lo mencionado arriba el predicador echa mano al plagio.
Pero esta táctica sólo agrava el problema. Los sermones copiados no cumplen con hablar a la congregación,
ya que fueron hechos para otro lugar y otro tiempo - a pesar de esfuerzos por hacerlos aplicables. Los
sermones copiados muchas veces son presentados de manera aburrida, ya que el predicador no puede hacer
«suyo» el material. Ya que el plagio es un estado de desesperación, a veces un predicador ni siquiera revisa
bien lo que va a decir, y habla cosas ¡que nunca ha hablado! Teología extraña, ideas extrañas, cualquier
disparate puede suceder. Esto por supuesto crea confusión en la iglesia, y ciertamente no edifica. De esta
manera, aunque se sigue «predicando» de domingo en domingo, la iglesia no se alimenta de una palabra
dinámica y fresca, y su espíritu se seca poco a poco.

6. El plagio hace cortocircuito entre el predicador y Dios. No hay formas rápidas y fáciles para aprender y
aplicar las verdades de Dios a su iglesia. Pero el plagio le provee al pastor una forma cómoda o rápida para
llenar el momento del sermón. Sin embargo, tal predicador no ha luchado con el texto, no ha estudiado por
sí mismo el contexto en que se escribió, no ha dejado que la Palabra de Dios lo confronte a él con su propio
pecado primero antes de llevar el mensaje a la iglesia. He visto que la desobediencia obstinada en la vida de
un cristiano conduce al olvido de la biblia, hasta ¡de las partes más básicas! Podría ser que el uso
prolongado del plagio podría conducir a un predicador al olvido de muchos detalles de la biblia. Esto es
natural, ya que ha dejado su pasión por el estudio propio, y otras cosas ocupan su mente.

El uso correcto de otros sermones

Surge la pregunta entonces, que si se puede hacer uso de otros sermones. Por supuesto que sí. Pero
lo debemos hacer dentro del marco de la honestidad y la integridad. Sugiero los siguientes puntos:

1. No copiar todo el sermón - el trabajo de elaborar un sermón es el trabajo necesario de cada obrero dentro
del contexto que vive su rebaño en ese momento. No existen rutas rápidas para acortar la labor ardua de
descubrir y aplicar la voluntad de Dios para su iglesia. El uso correcto de otro sermón debería limitarse a
entender mejor la estructura de un pasaje - tal vez usando los puntos principales, algunas citas que ud.
considera buenas, y tal vez para apasionarse por el tema si el sermón es un sermón bíblico y bueno.
También ud. puede observar cómo el autor aplicó el tema para sus días, para poder reflexionar en cómo
hacerlo en su propio contexto. Y por supuesto los sermones - especialmente de los ‘grandes’ - le puede
ayudar en la exégesis del pasaje. Dicho esto, quiero decir también que la gran mayoría de los libros de
sermones son basura. Parece que se ha vuelto un buen negocio esto de recopilar mensajes e imprimirlos.
La gran mayoría no predican la redención de un Dios soberano, sino son ensayos de moralejas tomando
ejemplos bíblicos, lejos de una teología reformada. Mi consejo personal para poder usar sermones sin
2
peligro es asegurar primero que ud. tiene un conocimiento adecuado de la historia de la redención, de la
teología bíblica, de la revelación de Cristo en el Antiguo y Nuevo Testamentos.

2. Ser honesto en citar la fuente - si ud. usa el bosquejo, o en algún punto utiliza material de otro autor, la
ética cristiana requiere que ud. dé a conocer su fuente. Una ética bíblica aún no ha calado profundamente en
muchos líderes cristianos, puesto que sucede a menudo el copiar entero, o usar parcialmente, sin mencionar
el autor. Todos aprovechamos de los estudios de otros hombres de Dios. La ética requiere que
reconozcamos tal dependencia.

3
PADRES, INSTRUYAN A SUS HIJOS
por Hermina Dykxhoorn
Vol. 5, No. 2

Si Dios es Dios, con seguridad creó un sistema que funciona. Dios creó la familia como una
patriarquía, o sea, ordenó la familia bajo la autoridad del padre. Aunque ofensivo para nuestra sociedad
moderna, y aún para muchas iglesias, este hecho es corroborado con regularidad por los estudios objetivos
de investigación.
Una investigación reciente volvió a probar este punto de manera contundente. La obra se llama The
Demographic Characteristics of Linguistic and Religious Groups in Switzerland (Las Características
demográficas de grupos lingüísticos y religiosos en Suiza) y fue escrita por Werner Haug y Phillipe
Warnier, y publicado por la «Federal Statistics Office», en Neuchatel, y también por el «Council of Europe
Directorate General». Esta investigación confirma sin duda las intenciones de Dios para su creación.
A diferencia con muchas investigaciones religiosas que son superficiales, los doctores Haug y
Warnier hacían preguntas de fondo. Querían saber específicamente si la religión del padre o la madre es
transmitida a los hijos, y cuáles eran los factores críticos en esta transmisión.
Los resultados «asombrosos» indican que es la fe del padre, y no la de la madre, que es crucial en
determinar la fe y práctica de los hijos. Específicamente los investigadores encontraron lo siguiente:

● Si ambos - padre y madre - asisten regularmente a la iglesia, un 33% de sus hijos llegan a ser
asistentes regulares, un 41% asisten con irregularidad, mientras un 25% no practican la fe en la cual
fueron criados.
● Si la madre asiste regularmente mientras el padre asiste sólo ocasionalmente, sólo el 3% de
sus hijos llegarán a asistir fielmente, un 59% asistirán esporádicamente, y el 38% de ellos perderán
por completo su fe.
● Si el padre es inconverso y la madre asiste con regularidad, los eruditos suizos encontraron
que sólo el 2% de los hijos llegarán a asistir fielmente, un 37% asistirán esporádicamente, mientras
más del 60% de sus hijos nunca van a la iglesia cuando llegan a ser adultos.

Parece que la práctica de las madres tienen poca influencia sobre sus hijos. En cambio, los
investigadores encontraron los siguientes datos en cuanto a la influencia de los padres:

● Si el padre asiste a la iglesia con regularidad pero la madre muy poco, un 38% de los hijos
asistirán cuando son adultos. Y si los dos son fieles, un 33% continuarán en la fe.
● Sorprendentemente, los investigadores encontraron que si el padre practica su fe y la madre
es completamente no-practicante, un 44% de sus hijos asistirán a la iglesia con regularidad.
● Aún si el padre asiste con irregularidad y la madre no asiste del todo, un 25% de sus hijos
asistirán a la iglesia, mientras sólo 3% asistirán si el padre es irregular y la madre asiste fielmente.
● Cuando ninguno de los dos padres asisten a la iglesia, sólo 4% de los hijos llegan a la iglesia,
mientras el 80% nunca van. ¡Ninguna sorpresa aquí!

1
Este estudio demuestra que una madre sola, aunque sea fiel, sólo produce hijos que asistirán
irregularmente. Si los hijos son criados con un padre que no asiste a la iglesia, no importa qué tan entregada
es su esposa - sólo un hijo en cincuenta llegará a ser miembro fiel de una iglesia. Sin embargo, donde hay
un padre fiel, no importa lo que haga su esposa, el porcentaje de hijos fieles sube entre 33% a 50%.
¿Cuáles son las implicaciones de esto? El Rev. Robbie Low in la revista británica «New Directions»
escribe: «no puedes contradecir la biología del orden creado.» O como yo lo digo: «Si Dios es Dios, con
seguridad creó un sistema que funciona».
¿Cuál es este orden creado por Dios? Sencillamente esto: una madre provee el cuidado necesario y
el cariño para los primeros años de vida, mientras el padre interpreta el mundo afuera para sus hijos, y su
lugar en ese mundo. Si los hijos ven la iglesia como algo para «mujeres y niños», ellos obedecerán la
enseñanza.
Nuestro mundo de hoy y la iglesia moderna, ambos, militan en contra de la participación masculina.
El estado abismal de la familia hoy ya ha sido documentado por muchos. Muchos factores están incluídos:
la infidelidad común de los padres que conduce a su ausencia en el hogar; relaciones confusas de padrastros,
madrastras, etc.; figuras masculinas sombrías que entran y salen de las vidas de hijos sin padres. Muchas
mujeres, al llegar a ser adultas, buscan reponer el amor paternal que nunca tuvieron, con encuentros
promiscuos sexuales. Hombres que no tuvieron padre a menudo lo sustituyen con la pandilla destructiva.
Todos estos ‘sustitutos’ sólo distraen a la persona para que no contemple al Padre celestial.
¿Cuál ha sido la respuesta de la iglesia para corregir estos caminos de destrucci ón? Por lo general ha
seguido, y no ha resistido, las corrientes del mundo. «El liderato efectivo femenino» ha sido la orden del
día. Sacerdotisas, pastoras, biblias e himnarios libres de referencias a ningún género específico, y liturgias
castradas de toda referencia masculina han sido las prioridades para casi todas las iglesias, con la excepción
de unas pocas ‘conservadoras’. Antes de los años 90, el balance entre los géneros era 45% hombres y 55%
mujeres como promedio. De acuerdo con el Dr. Low, los números van por 37% hombres y 63% mujeres. Y
la asistencia de los niños ha bajado en un 50% a 66%.
De acuerdo con este estudio, la feminización de la Iglesia es su campana de muerte. Si hoy ningún
hombre asiste a tu iglesia, es muy probable que dentro de 20 años nadie asistirá. La única esperanza hoy
queda en enseñar con confianza la verdad bíblica, promoviendo un modelo patriarcal, que atraerá a los
hombres, quienes atraerán a sus hijos. Así se preservará la fe.

Traducido con permiso del Christian Renewal, Marzo, 2003

2
¿CESARON LAS LENGUAS?
BREVE ENSAYO SOBRE EL CESE DE LOS DONES SOBRENATURALES DE REVELACIÓN EN 1 COR. 13
por Jaime Adams
Vol. 5, No. 2

E n el capítulo 13 de la primera carta a los Corintios, encontramos el «poema de amor.» En los


primeros siete versículos Pablo nos muestra el camino mas excelente del amor. Sobre la necesidad y
las características del amor Pablo nos dice: «Si…no tengo amor, no soy mas que metal que resuena o
un platillo que hace ruido. Y si… no tengo amor, no soy nada. Y si…no tengo amor, de nada me sirve.» Es
necesario el amor en nuestros ministerios. Sin el amor no somos nada más que bulla y ruido—¡no somos
nada!
¿Cuáles son las características del amor? «El amor es sufrido, es benigno, el amor no tiene envidia,
el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda
rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo
lo soporta» (1 Cor. 13:4-7). Pablo alaba las actitudes y atributos del verdadero Cristiano en contraste con los
«fuertes» que andan con orgullo, envidia, y celos. El amor no es solamente indispensable pero es también el
fruto del Espíritu Santo. El Cristiano no camina con el orgullo del pavo real sino con humildad para con los
demás. Como pastores, debemos pastorear los corazones del pueblo de Dios con el amor del Espíritu Santo.
Ahora debemos tratar lo que Pablo afirma en los versículos 8-13. ¡El amor jamás dejará de existir!
Pablo trata los dones espirituales en los capítulos 12-14, entre los cuales menciona ahora los dones
extraordinarios: profecía, lenguas, y conocimientos directos de Dios (dones de revelación). En el versículo 8
Pablo declara que estos dones cesarán: «las profecías se acabarán» (el don de profecía terminará) y «cesarán
las lenguas» (no se hablará en lenguas), «y la ciencia acabará» (los conocimientos directos de Dios tendrán
fin). Pablo dice claramente: Las profecías (revelaciones de Dios) se acabarán, las lenguas (señales del pacto)
cesarán, y la ciencia (conocimiento de Dios) acabará.
Lo que es característico de estos dones extraordinarios es que son transitorios, pasajeros,
provisionales y parciales. No hay sombra de duda que las iglesias de hoy no han entendido esta
característica provisional de los dones apostólicos (dones extraordinarios de revelación). Pablo dice
claramente que llegarán a su fin cuando venga lo que es perfecto o «to teleion.»
Hay tres grandes preguntas que debemos contestar esta noche--tres preguntas que son necesarias
para profundizarnos en lo que es eterno.

1) ¿Cuándo «desaparecerán, se acabarán» los dones extraordinarios?


2) ¿Cuál es el significado de «lo perfecto» o «lo completo»? («to teleion»)
3) ¿Qué debemos hacer?

La primera pregunta: ¿Cuándo desaparecerán los dones extraordinarios?


El cuando es muy claro. Cuando venga lo que es completo. En otras palabras el texto dice: ‘cuando
tenemos todas las partes no hay necesidad de mas partes.’ Profecías, lenguas y ciencia de Dios desaparecen
con el conjunto de todas las partes.
Recuerdo bien como mi esposa y mis tres hijos tenían el gozo de armar los rompecabezas. Yo
entraba en la sala y los veía trabajando juntos con el propósito de poner cada pedazo del cuadro bello de un
lago con un castillo… ¡Que proceso para armar el rompecabezas! El margen, los colores del agua, mar, etc.,
1
todo pedazo tiene su conexión única con los demás. Pero una vez está armado, ¡nadie puede añadir ni una
pieza al rompecabezas! Hace daño a todo si alguien trata de poner un pedazo más. Ya está el cuadro
completo.
Dios es quien da todas las partes de su cuadro redentor. Entonces cuando llega «lo completo» no hay
más necesidad de los «dones extraordinarios» después de «lo completo», según Pablo. Es cierto.
La segunda pregunta: ¿Cuál es el significado de «lo perfecto»—«lo completo»? (v. 10). Casi todos
los comentaristas dicen que «lo perfecto» es la segunda venida de Cristo o el nuevo cielo y la tierra nueva.
Meditando y estudiando este pasaje alrededor de 1970 yo comencé a dudar de esta interpretación. A través
de los años he llegado a unas conclusiones.
Primero: El contexto no menciona la segunda venida de Cristo. De hecho, no hay referencia en los
capítulos 12-14 a la segunda venida del Señor. Se trata de los dones de revelación (profecías, lenguas, etc.).
«Lo perfecto» (to teleion» aparece 18 veces en el Nuevo Testamento, pero nunca se usa con referencia a la
segunda venida de Cristo ni al cielo nuevo. Esto me hizo dudar que «lo perfecto» fuera la segunda venida de
Cristo.
Segundo: El texto dice claramente que cuando «lo perfecto» llega los dones se acaban, pero
permanecen el trío de la fe, la esperanza y el amor. Mi pregunta era: ¿Permanecen la fe y la esperanza
después de la segunda venida de Cristo? Sabemos de hecho que el amor es eterno, que durará en el cielo
nuevo y la tierra nueva. Pero ¿la esperanza y la fe? La esperanza no es lo que nos caracterizará en el cielo.

«…También nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos dentro de nosotros mismos
esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza
que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ya puede ver, ¿para qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no
vemos, con paciencia lo aguardamos» (Rom. 8:23-25).

Ya en el cielo ¡todo es realidad! No hay más esperanza como ahora, sino realidad. Lo mismo
tenemos con la fe.

«Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del
Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero confiamos, y mas quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y
presentes al Señor» (2 Cor. 5:6-8). «Es, pues, la fe la certeza de la que se espera, la convicción de lo que no se
ve» (Heb. 11:1).

En la segunda venida del Señor, ya veremos. La fe y la esperanza no caracterizán el cielo nuevo. No


son atributos del ambiente del universo nuevo.
Tercero: ¿Se acaban la ciencia sobrenatural, el conocimiento de Dios directo, las lenguas, las
profecías y las revelaciones directas con la segunda venido de Cristo? ¿Cesación de los dones
extraordinarios? No. ¡No! El apóstol Pedro dice,

«Aunque por ahora Jesucristo debe permanecer en el cielo hasta que Dios ponga en orden todas las cosas, como
dijo por medio de sus santos profetas que vivieron en los tiempos antiguos» (Hechos 3:21, V.P).

Cuando llegue el tiempo de la restauración de todas las cosas, ¡vamos a tener revelaciones directas
de Dios en abundancia como nunca antes! ¿Lenguas? No entiendo yo como, pero vamos a entendernos a
todos. Los judíos en hebreo con los griegos en su idioma, todos van a tener entendimiento. Los de toda
familia, lenguaje y nación vamos a estar con el Señor: japoneses, alemanes, navajos, apaches, mexicanos,
peruanos, quechuas, venezolanos, colombianos, nicaragüenses, costarricenses, hondureños y chinos
2
también. ¿En la segunda venida parará el conocimiento directo de Dios? La segunda venida da impulso ¡no
a la cesación, sino al comienzo de una nueva era con dones extraordinarios constantes!
¿Qué es «lo perfecto», «lo completo»? Pablo hace un contraste entre «lo parcial» y «lo completo».
«Lo completo» no es la segunda venida de Cristo sino la revelación completa de la voluntad de Dios. Nos
hace llegar a la conclusión que cuando tenemos todas las partes ya tenemos «lo completo.» Al tener el
cuadro completo de todas las profecías, interpretaciones apostólicas, lenguas como señales y la ciencia
directa de Dios ya tenemos la revelación completa. Es decir, con la finalización de la Palabra de Dios, los
dones extraordinarios se acaban. No caben más piezas en el rompecabezas. Ya no hay más necesidad de
nada. Ya tenemos toda la explicación de la obra redentora de Jesucristo. Con todas las partes unidas
podemos ver todo el cuadro del plan de Dios, y ¡Qué bello es!
La tercera pregunta (la más importante): ¿Qué debemos hacer? Con la plenitud y la consumación de
la revelación de Dios (la Biblia) hay cinco puntos importantes para nosotros como pastores:
1. Debemos ser maduros y no buscar más partes de la revelación de Dios. Pablo nos habla de la
manera de pensar de los niños. Tienen partes del conocimiento, pero no tienen el cuadro entero. Razonan
con sólo una parte del cuadro. Ya nosotros tenemos toda la explicación de la obra redentora en Cristo. Dios
no nos manda más partes (libros de la Biblia) porque no nos manda a Cristo a morir otra vez en la cruz. Ya
somos adultos con toda la palabra de Dios. Pedimos fervientes a Dios la iluminación de su Espíritu Santo
para poder entender «lo completo» (la revelación de Dios en Cristo), pero ya no buscamos más las piezas
del plan de Dios. No es inspiración que necesitamos sino iluminación del Espíritu Santo para predicar la
palabra de Dios. No busquemos mas cartas de Pablo ni otra de Pedro, sino seamos maduros (¡y contentos!)
con la Biblia completa en la mano.
2. Debemos vernos a nosotros mismos con claridad. En el versículo 12 Pablo dice que antes de tener
«lo completo» vemos de manera indirecta y velada como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara.»
«Ahora» (en proceso de recibir todas las partes), Pablo les dice, «conozco de manera imperfecta
(incompleta); pero «entonces’ (con la llegada de «lo perfecto») conoceré tal y como soy conocido.» Pablo
no habla aquí de cómo vamos a ver al Señor sino de cómo nos podemos ver a nosotros mismos en el espejo
de la palabra completa de Dios. Con esta palabra podemos entendernos a nosotros mismos con toda la luz de
Dios en Cristo Jesús (véase Santiago 1:23-25). El espejo es la ley perfecta en Cristo. Todos los santos de
siglos atrás veían con oscuridad, parcialidad, en proceso. Ahora (después de la terminación del proceso)
vemos claramente aun nosotros mismos con toda la palabra de Dios. Estudiemos la palabra de Dios porque
podemos ver en ella todo lo necesario para nuestra fe y nuestra vida (2 Tim. 3:16). Es suficiente para aclarar
cualquier dificultad de la vida.
3. Debemos confiar solamente en la Palabra de Dios. En el mundo de hoy hay tantos problemas y
tanta injusticia. Sin embargo debemos tener fe en la Palabra de Dios. La fe en la palabra escrita es algo para
ahora. La palabra es «lo perfecto» que es poderoso para salvar al hombre aun en este mundo de corrupción.
Es «la palabra viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos.» No debemos tener fe en los
grandes hombres sino en Dios y su palabra para cambiar el mundo.
4. Debemos vivir con esperanza. Dios nos da todo lo necesario por medio de su poderosa palabra. Es
una palabra para nuestros días. Podemos vivir con gozo porque tenemos la palabra completa y aun más
segura en su totalidad que la iglesia apostólica. Pablo proclama que ahora permanecen la fe, la esperanza y
el amor» (v. 13). ¡Nuestras vidas están llenas de fe y esperanza!
5. Debemos vivir con amor siempre. En lugar de vivir buscando más revelaciones (más partes del
plan de Dios que sabemos está completo), más lenguas (como señales que la palabra de Dios es salvación
para todas las naciones) y más milagros (la autenticación de los apóstoles como enviados por Cristo, (2 Cor.
12:12), vivamos en amor. Ya no somos «extranjeros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la

3
familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas, siendo Cristo Jesús mismo
la piedra angular» (Efesios 2:19-20).
Martin Lutero dijo:
«Yo tengo un pacto con Dios que El no me mande ni visiones, sueños, ni aún angeles. Estoy muy bien
satisfecho con el don de las Sagradas Escrituras, las cuales me dan abundante instrucción y todo lo que necesito
saber tanto para esta vida como para la venidera.»

El deber nuestro para hoy es vivir en amor con todos. ¡El amor es para siempre! Vivamos con
madurez, entendimiento, fe, esperanza y amor. Sin el amor no somos nada, no somos nada más que «un
metal que resuena o un platillo que hace ruido.» El mejor camino no es de buscar mas partes del
rompecabezas de Dios sino de vivir en amor. Les dejo con las palabras de Pablo, el apóstol de Jesucristo:
«…de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre si por todas las coyunturas que se ayudan
mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en
amor» (Efesios 4:16).
Vivamos en amor—¡a la carga!

4
LA DOCTRINA DE JUSTIFICACIÓN:
EL ARTÍCULO EN EL CUAL LA IGLESIA SE MANTIENE O SE CAE
por J. A. O. Preus

«
Vol. 5, No. 2

¿Por qué es importante?» Es algo que oigo mucho como miembro del Concilio de la Alianza de la
Confesión Evangélica (una organización en EEUU/Canadá para el avance de la fe histórica). ¿Por
qué enfatizamos tanto la doctrina de justificación? ¿Qué está en vista y por qué somos tan
cuidadosos con este tema? Son buenas preguntas. Por supuesto, no somos los primeros de enfatizar esta
doctrina. Enfocando en lo que más cuenta, pensamos en nosotros mismos como seguidores de las huellas de
Lutero y Calvino y los otros grandes reformadores del siglo dieciséis. Esta es la razón por la cual hablamos
tanto de la teología reformada. Según los reformadores, el evangelio de la gracia de Dios para con los
pecadores por medio de Cristo es central a nuestra fe. Estamos simplemente tratando de restaurar eso a su
posición prominente, donde debe estar.
También debemos ser críticos del estado del evangelicalismo contemporáneo. Nuestra preocupación
surge porque estamos convencidos de que los reformadores tenían razón cuando colocaron el evangelio en
el centro de su pensamiento teológico. Este entendimiento debe ser claro especialmente entre gente que se
llama a sí misma ‘evangélicos’. Pues la palabra griega para «evangelio» es euangelion, de la cual viene
nuestra palabra en español «evangélico». Hablando correctamente, ser evangélico implica ser centrado en el
evangelio. Sin embargo, mucho del evangelicalismo no ha sido fiel a su propio nombre, al sustituir lo
central del evangelio con un enfoque en la actividad humana - tal como nuestra respuesta de amor o nuestra
obediencia o algo similar. Este es lo que nos ha causado ser tan vehementes en nuestro énfasis. Examinemos
algunas de las verdades ricas de la fe reformada.
Las tradiciones clásicas reformadas y luteranas han sostenido que la doctrina de la justificación es el
articulus stantis et cadentis ecclesiae, el artículo sobre el cual la iglesia se mantiene y cae. Lo que en
realidad estamos diciendo es que el evangelio, que es la Buena Nueva que Dios justifica a los pecadores por
gracia, a través de fe por causa de Cristo, es el articulus stantis et cadentis ecclesiae. Entonces, en las
mentes de los reformadores, la doctrina de justificación es sinónimo con el evangelio. Ahora, cuando
hablaban de esta manera tenían la intención de afirmar la necesidad absoluta del mensaje del evangelio para
la existencia continua de la iglesia,. El mensaje que los pecadores son justificados ante Dios por gracia, por
causa de Cristo, a través de la fe sola, aparte de las obras de la ley, es absolutamente necesario para que la
iglesia sea la iglesia.
Según los reformadores, este evangelio (o la doctrina de justificación) le da a la iglesia el derecho
legítimo de llamarse ‘iglesia’. Es el criterio de lo que de veras es la iglesia y lo que no es. Es la presencia de
este evangelio, en sus formas verbal o visual (o sea, palabra y sacramentos) que identifica la iglesia de
Jesucristo y que la distingue de otra organización o secta. Donde esté este evangelio, allí se tiene la iglesia.
Donde no haya evidencia de este evangelio, no hay evidencia visible y confiable de la iglesia. Es verdad que
sólo Dios es capaz de ver el corazón para determinar si la persona tiene fe. Dios puede discernir la verdadera
iglesia en su sentido interior (o invisible). Pero nosotros no podemos ver el corazón. Somos limitados a lo
que podemos ver. Podemos ver y oír el evangelio. De esta manera, el evangelio, o la doctrina de
justificación, llega a ser el único visible o audible indicador de la existencia de la iglesia.
Sin embargo, el evangelio no sirve solamente como un indicador infalible de la iglesia, sino que
también sostiene a la iglesia como su única base firme. Lutero dijo que sin este evangelio la iglesia no puede
mantenerse, ni aun por una sola hora. Es la sustancia de la fe, el sustrato, y el fundamento sobre lo que se

1
mantiene la teología, la iglesia, y la fe. Entonces, el evangelio no solamente nos indica dónde está la iglesia,
sino es también la misma sustancia de la fe, que alimenta y sostiene la fe y que mantiene la existencia de la
iglesia.
Los líderes de la Reforma de los siglos 16 y 17 hablaban de esta doctrina como el «artículo cardinal»
de la fe cristiana. Eso viene de la palabra latín cardo, que significa bisagra. La idea aquí es que la doctrina
de justificación es como el punto clave de donde se mueve la totalidad de la doctrina cristiana, o de donde se
gira. Esta palabra era usada para hablar del eje del mundo, o como un hecho principal sobre el cual otros
hechos dependen. Sin la bisagra, se cae la puerta. Perder esto es perder su propio eje. Sin el fundamento, la
iglesia simplemente se cae en pedazos. Es muy sencillo: sin la doctrina de la justificación, se puede perderlo
todo.
Entonces, ¿dónde encontramos información acerca de esta doctrina principal? Los reformadores
insistieron que la única fuente y norma para teología era la Santa Escritura. De hecho, eran tan firmes en
insistir que solamente la Biblia debe ser usada como fuente para la teología y la práctica que usaban la frase
«sola Escritura» (sola scriptura). El decidir cuál será nuestro artículo de fe cardinal no es algo que
escogemos. La Biblia nos dice lo que debe ser el fundamento principal. Los reformadores creían que el
propósito de la Escritura era hablarnos de la provisión bondadosa y milagrosa de Dios en la persona y la
obra de Jesucristo, para la salvación de la humanidad perdida y pecaminosa. El sufrimiento, muerte, y
resurrección de él forman el corazón de la enseñanza bíblica. Jesús mismo lo afirmó cuando dijo,
«Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que
dan testimonio de mí» (Juan 5:39).
Habiendo visto que la doctrina de justificación es crucial, es necesario que la examinemos más
detalladamente para ver sus componentes esenciales. El apóstol Pablo hace un buen trabajo de identificación
de estos elementos en su resumen magistral de la doctrina de justificación en Romanos 3:21-24. «Pero
ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia [o justificación] de Dios, testificada por la ley y por los
profetas; la justicia [o justificación] de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él.
Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo
justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús».
En el pasaje, Pablo identifica cuatro partes a la doctrina de justificación. Uno es justificado ante
Dios:
1. Aparte de la ley
2. Gratuitamente por su gracia
3. Mediante la redención que es en Cristo Jesús
4. Por fe

Aquí, entonces, tenemos una buena definición de la doctrina de justificación (o el evangelio) según
Romanos 3: Somos justificados (o salvos) aparte de nuestros propios méritos, por gracia, a causa de Cristo,
por medio de fe.
Mientras buscamos una definición más clara del evangelio, sería de ayuda clarificar a qué se opone
este evangelio. En otras palabras, se puede discernir su significado por entender lo que contradice. Si se
puede considerar el evangelio como la solución al problema de la ley, entonces debemos entender la ley en
último lugar como un asunto coram Deo, o sea, ante Dios (véase Romanos 3:19-20). El evangelio es
solamente la buen nueva, como dice la Escritura, si viene como solución al problema de Dios, su ira, su
condenación, su separación de nosotros por causa de nuestro pecado. En un sentido, la verdadera dificultad
humana es el Dios que juzga; el Dios ante el cual estamos acusados por su ley, o el Dios ante el cual

2
estamos muertos a la luz de su vida, o el Dios ante el cual somos profanos a la luz de su perfección. Hay
varias maneras de expresarlo, pero sea cual sea el lenguaje que se usa, llegamos todos a la misma condena:
la justa ira de Dios (Efesios 2:3).
En realidad, los efectos de la ley también son causantes de problemas entre las personas. El pecado es
un problema social, antropológico, psicológico, y quizás aun genético. Pero el pecado no es principalmente
estas cosas – como seres humanos pecaminosos, nuestro verdadero problema es Dios mismo. Necesitamos
una solución al problema de Dios, al problema que tiene nombre, el problema que se llama Dios. Quizás
suene raro, aun blasfemia decirlo en esta manera, pero nuestro verdadero problema como pecadores no es
meramente que nuestros pecados nos hacen daño o que dañan a nuestro prójimo. Nuestro verdadero
problema es que Dios está enojado y ofendido personalmente a causa de nuestros pecados. El enojo y la ira
demandan reconciliación. Nuestro verdadero problema tiene nombre, y su nombre es Dios (véase Romanos
5:10, donde dice que somos ‘enemigos de Dios’).
El evangelio, o la doctrina de justificación, describe una solución a dicho problema. Esto significa
que el evangelio es, en primer lugar, una categoría teológica. Describe cómo estamos en nuestra relación
con Dios. Anuncia la buena noticia de lo que Dios ha hecho por nosotros en Cristo para resolver el problema
que es Dios mismo. Este asunto es un hecho claro abordado por Pablo en su extraordinaria presentación del
evangelio en Romanos 3. Él dice, «No hay temor de Dios» (v. 18), «todo el mundo quede bajo el juicio de
Dios» (v. 19), «por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él» (v. 20), «pero
ahora . . . se ha manifestado la justicia de Dios» (v. 21), etcétera. El resultado más importante de la
obediencia perfecta de Cristo es que la ira de Dios era cancelada y nos miró con una mirada favorable (2
Corintios 5:19).
Entonces, el evangelio ante todo, encuentra su centro en la obra de Dios en Cristo. Este es su
componente primario que define su significado. La doctrina de justificación describe lo que Dios ha hecho
en los eventos históricos asociados con el ministerio terrenal de Jesucristo en Palestina del primer siglo.
Asimismo, tal como los teólogos de la Reforma dijeron, la doctrina de justificación es extra nos, o sea, fuera
de nosotros. Su foco y centro se encuentra en Cristo.
En segundo lugar, se refiere a la obra que Dios hizo por nosotros (pro nobis), en las acciones
históricas de Cristo en la cruz. Aunque nos regocijamos en lo que Dios hace en aquellos a los que él
justifica, esto es propiamente llamado el fruto o resultado del evangelio (o sea, santificación), más bien que
el evangelio mismo. La doctrina de justificación, por supuesto, lleva a dar fruto abundante (Gálatas 5:22). Y
esto es muy importante para los cristianos, debido a que hemos sido salvos para una vida de servicio tanto
para Dios como entre nosotros (Efesios 2:10). Sin embargo, el evangelio significa lo que Dios hizo por
nosotros en Cristo, no lo que Dios hace en nosotros ni a través de nosotros como resultado de lo que hizo
Cristo.
En tercer lugar, debido a que la doctrina de la justificación es genuinamente el «evangelio» (o sea, la
buena nueva), enfatiza la única suficiencia de la obra de Cristo por el mundo en Viernes Santo y Día de la
Resurrección (solo Christo). Es la palabra de Dios situada específicamente y estrechamente en la obediencia
de Cristo (su obediencia activa en su vida y su obediencia pasiva en su muerte). Esta buena palabra fue
consumada en la cruz y anunciada victoriosamente en la resurrección de nuestro Señor. Sentado a la diestra
del Padre en gloria, el Señor resucitado espera el último día cuando regrese para juzgar a los vivos y
muertos.
Entonces, en cuarto lugar, la doctrina de justificación reconoce y genuinamente honra el hecho de que
nuestra posición favorable ante Dios se debe solamente a la gracia de Dios (sola gratia). Colocar el
evangelio en el centro, entonces, significa que atribuimos nuestra salvación a nadie excepto a Dios en
Cristo. Lo gloria no se coloca en ningún otro sitio: ni a la obra transformadora de Dios en nosotros, ni a

3
nuestra propia fe ni buenas obras ni obediencia. El evangelio le da la gloria solamente a Dios (soli Deo
gloria), porque la gracia de Dios es la única causa suficiente de nuestra salvación ante Dios.
Finalmente, hablar del evangelio en una nueva manera que coloca a Cristo en el centro, significa que
debemos reconocer que la salvación ocurre solamente por fe (sola fide, véase Romanos 1:17), como manera
de recibir los beneficios de la obra de Cristo en la cruz. Esto significa que se puede hablar pero s ólo
cuidadosamente de la fe como «causa» de salvación. No somos salvos por causa de nuestra fe. Somos
redimidos por fe como el medio para recibir la redención ya perfecta que Cristo proveyó en la cruz.
Solamente de esta manera puede Cristo recibir toda la gloria para nuestra salvación (Romanos 11:36).
Hemos visto que la doctrina de la justificación por gracia a causa de Cristo mediante la fe es algo
esencial. Es la bisagra sobre la cual depende todo, y es el fundamento sobre el cual todo se mantiene. La
razón de su importancia radica en la conexión con las verdades bíblicas, centrales y cristianas como sola
escritura, sola gracia, y sola fe.
Nosotros que formamos parte del Concilio de Alianza nos vemos comprometidos con estas verdades
y con promover su prominencia en nuestro mundo de hoy en día. Creemos que mucho del evangelicalismo
americano contemporáneo ha perdido su centro en el evangelio. Recuperar la doctrina de la justificación es
crucial. Nada en nosotros, ni aun la obra de Dios en nosotros por fe, puede tomar el lugar de lo que Jes ús
hizo por nosotros en la cruz. Nuestro único propósito es restaurar esta doctrina hermosa, y las solas que
forman su corazón, al lugar céntrico que la Escritura y los reformadores les han dado. Sólo esta enseñanza
preciosa da toda la gloria a Cristo y pleno consuelo a las conciencias perturbadas.

Confesión luterana

Contra los dos errores mencionados, unánimemente creemos, enseñamos, y confesamos que Cristo es
nuestra justicia no según la sola naturaleza divina ni según la sola naturaleza humana, sino que es el Cristo
entero según ambas naturalezas, en su sola obediencia, el cual como Dios y hombre regresó al Padre aun
bajo la muerte e hizo méritos para perdonar nuestros pecados y darnos vida eterna, como está escrito:
Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos serán constituidos justos, Rom. 5, 19.
Entonces, nosotros creemos, enseñamos, y confesamos que nuestra justicia ante Dios es [esta misma
cosa], que Dios nos perdonó de nuestros pecados por pura gracia, sin obras, mérito, ni dignidad por parte de
nosotros en el pasado, presente, ni futuro, que Él nos presenta y nos imputa la justicia de la obediencia de
Cristo, por causa de esta justicia somos recibidos en gracia por Dios y considerados justos.
Nosotros creemos, enseñamos, y confesamos que la fe sola es el medio e instrumento con que
recibimos a Cristo, y una vez en Cristo la justicia que cuenta ante Dios, por cuyo bien esta fe es imputada a
nosotros para justicia, Rom. 4, 5.

Traducido de Modern Reformation con permiso

4
JUAN KNOX
Vol. 5, No. 2

C uando le dieron la libertad, Juan fue a Inglaterra. El Rey Eduardo VI le amaba y le hizo el capellán
real. Juan predicó un sermón fuerte contra la traición. Los que rodeaban a Eduardo sabían que estaba
reprendiendo el abuso de confianza del joven rey, y odiaron a Juan por eso.
Eduardo murió y María Tudor llegó a ser reina. Juan tuvo que salir sin
su esposa, huyendo a Suiza por su seguridad, a la Ginebra de Juan
Calvino, porque María la católica quemaba a los protestantes. Luego,
cuando Juan regresó a Inglaterra para llevar a su esposa, descubrió que
las ideas reformadas todavía vivían en Escocia. Cruzó desde Inglaterra
para predicar. Los Frailes Negros le llamaron a Edimburgo para
responder a acusaciones de herejía. Los señores poderosos apoyaron a
Juan, y los frailes se retractaron. Regresó de nuevo a Ginebra con su
familia sin problemas.
Juan envió cartas a su patria, fomentando la reforma. Los líderes de
Escocia le rogaban que regresara. Juan consintió. La noticia de su
regreso fue motivo de alegría para Escocia. Juan publicó sus ideas para
un nuevo tipo de iglesia de hombres libres en Cristo. Muchos escoceses
lo siguieron, pero los líderes católicos vacilaron.
Sin embargo, el ambiente cambió. Juan casi fue capturado y castigado
como un segundo Wishart. Pero justo a tiempo, los amigos lo rescataron. La situación se empeoró para los
reformadores, y estaban al punto de rendirse hasta que Juan les animó a tener valor y esperanza.
La situación cambió cuando Elizabeth tomó el trono inglés. Inglaterra y Escocia firmaron un pacto
que le dio a Juan la libertad de construir la Kirk (Iglesia). Bajo Juan, nadie era quemado ni torturado por la
fe en Escocia.
Sin embargo, vendrían dificultades en el futuro. La Reina María de Escocia, una joven hermosa y
católica, regresó de Francia después de la muerte de su esposo, Francisco II. Ella creía en una monarquía
absoluta. Pero Juan no lo creía así. La sonrisa de ella derritió los corazones del pueblo y Juan cayó de gracia
con ella. Los sermones de Juan ofendían a María, cuando él predicaba contra la misa. «No es la presencia
[de Cristo] en el pan que nos salva sino su presencia en nuestro corazón . . .» dijo Juan.
María le obligó a presentarse ante ella. Juan le dijo abiertamente que cualquier autoridad que rompe
las leyes de Dios sobre un pueblo puede ser quitada por ellos.
María llamó a Juan otra vez cuando él predicó contra el matrimonio de ella y el príncipe católico
Don Carlos de España. «¿Qué tiene que ver usted con mi matrimonio?» demandó. «¿O quién es usted dentro
de este estado?»
«¡Un sujeto nacido dentro del mismo!» respondió Juan. El escocés más humilde tenía el mismo
deber de avisar a su nación de cualquier peligro, así como lo haría el escocés mas grande.
Cuando Juan exhortó a los escoceses a reunirse para proteger la fe reformada, María le enjuició por
traición. Al principio los señores estaban de acuerdo con María, pero las respuestas atrevidas de Juan les
convencieron a declarar un veredicto de «no culpable.»

1
Los escándalos de María causaron la pérdida de su trono. Juan mismo tuvo que mudarse a St.
Andrews por su seguridad después de que los enemigos trataron de asesinarlo. Cuando ya era viejo, su
influencia política declinó. El día antes de su muerte a los 67 años de edad, exhortó a sus amigos a vivir en
Cristo. Él había luchando con Dios por la Kirk, dijo él. «¡He estado en el cielo!» Cuando no podía hablar
mas, levantó dos dedos para mostrar que todavía tenía fe, y poco tiempo después salió para la eternidad.

Knox nació entre 1505 y 1513


1546 la ejecución de Wishart
1547 Knox predica en St. Andrews; es capturado
1549 librado de la esclavitud de la galera
1551 llega a ser capellán del Rey Eduardo VI
c. 1553 se casa en secreto
1553 huye a Ginebra
1555 visita Inglaterra, encuentra a los Frailes Negros
1556 predica en el Continente
1558 Elizabeth asciende al trono inglés
1559 Knox regresa a Escocia, inspira la reforma
1560 escribe la Confesión Escocés
1561 La Reina María de Escocia regresa a casa
1563 Knox enjuiciado por traición
1567 predica diariamente contra María
1567 abdica María
1572 la muerte de Knox

La heliografía de Juan para la iglesia parecía imposible al preparar su Libro de Orden. Pero Escocía
estaba lista para la reforma. Él escribió, «La sed de los pobres, como también la de los nobles, es algo
maravilloso y grande, lo cual me anima saber que Cristo Jesús triunfará por un tiempo aquí . . . .» A la hora
de su muerte, lo «imposible» era lo común. La iglesia católica, que comenzó la lucha con todo el poder a su
lado, era completamente derrotada. En su lugar había la Kirk protestante, la iglesia presbiteriana, gobernada
no por la jerarquía romana sino por cleros y ancianos particulares.
Bajo el liderazgo de Knox, las familias escoceses se transformaron. Un sin número de hombres
dirigieron cultos en sus propias casas. El cantar salmos en la vida diaria llegó a ser común. Por el hecho de
que Juan enfatizó la educación universal, la Biblia fue leída en todos pueblos escoceses.
La idea de Knox de que un líder es responsable a sus sujetos impactó la política inglés y americana. En Gran
Bretaña, el parlamento que destronó al Rey Carlos I era mayormente presbiteriano; y en América, los
presbiterianos eran prominentes en la revolución.
La iglesia presbiteriana llegó a ser una fuerza para el bien no solamente en Escocia sino en
dondequiera que fueron los escoceses Los presbiterianos famosos como Juan Flynn, visionario del Outback
de Australia; David Livingstone, el explorador; María Slessor, la misionera; y Juan Witherspoon, el
educador. La mayoría de las naciones del habla inglesa tienen fuertes tradiciones presbiterianas, al igual que
Sudáfrica y Corea del Sur, donde evangelizaron los presbiterianos.

2
En Escocia, Knox dijo por ejemplo. «No busqué ni pre-eminencia, ni gloria, ni riqueza; mi honor fue
el reino de Cristo.» Knox guardó detalles inestimables en su aclamada Historia de la Reforma en Escocia.
María era una joven audaz y muy divertida que tenía 19 años cuando conoció a Juan Knox. El
choque de voluntades escribió un capítulo significativo en la historia escocesa. Ella era criada en Francia y
se casó con Francisco II en 1558. Después de la muerte de él, ella regresó a Escocia, evitando la armada
naval de Isabel.
Cuando desembarcó en 1561, lloró al ver los caballitos peludos escoceses. Ella había esperado
caballos de guerra. Para mantener su ánimo durante los inviernos largos y fríos, tenía fiestas – aunque
cuando su propia gente estaba pasando hambre.
A diferencia que los soberanos que comprometieron su creencia por causa de la conveniencia, María
mantenía la fe católica en que fue criada. Esto la puso en oposición a Knox, líder de la Reforma escocés.
Ella lo encontró difícil de aguantar. Él nunca le lisonjeó sino que predicó perdición sobre su locura. Antes de
que ella recibiera el trono, Knox escribió un ataque salvaje contra las soberanas mujeres; eso causó aun más
desacuerdos entre ellos.
María se casó con su primo el Conde Darnley, luego se fatigó de él, y puso su mirada en un secretario.
Darnley y otros lo apuñalaron delante de ella. A su vez, Darnley fue asesinado, probablemente por el Conde
de Bothwell, con quien María se casó inmediatamente.
Los dos levantaron un ejército pero fueron derrotados por los
protestantes. Dejando su trono, María se escapó a Inglaterra, fue
encarcelada allí y por fin fue decapitada por una supuesta conspiración
contra Isabel.
Juan Knox era esclavo en una galera francesa como lo
demuestra el dibujo. Allí sufrió al lado de criminales calvinistas
franceses (los hugonotes), quienes fueron castigados por causa de su fe.
Las galeras eran prisiones flotantes. Los prisioneros podían
esperar falsas promesas, hambre, frió y arduo trabajo. Había momentos
de terror grande cuando los esclavos miraban hacia las bocas del cañon
del enemigo estando encadenados a sus bancos. Los prisioneros
protestantes eran presionados a convertirse al catolicismo. Las penas
para las infracciones menores consistían en azotes severos.

Traducido con permiso de Glimpses, Instituto de la Historia Cristiana

3
METÁFORAS BÍBLICAS
Stevan Henning
Vol. 5, No. 2

(El siguiente ensayo asume que el lector entiende los términos: las doctrinas de la gracia, el calvinismo, y el arminianismo.
Cuando uno habla de la posición calvinista o las doctrinas de la gracia, se afirma que “la salvación es del Señor.” Esta posición
bíblica fue la posición de San Agustín y fue sostenida por el Concilio de Cartagena en 418 cuando un monje llamado Pelagio fue
condenado como hereje. Específicamente, Pelagio fue condenado por su enseñanza de que el hombre en su estado pecaminoso
puede elegir o rechazar la gracia de Dios por su libre albedrío, negando la doctrina del pecado original que enseña que el
pecador es incapaz de hacer alguna cosa para agradar a Dios.
Juan Calvino, frecuentemente considerado como el autor del calvinismo, ya era muerto cuando Jacobus Arminius
rechazó cinco puntos de su teología. Dado que Calvino basó su teología sobre la tradición Agustiniana, lo que Arminius hizo fue
rechazar la posición del Concilio de Cartagena e identificarse con la enseñanza de Pelagio, aunque él no quiso identificarse con
el monje herético. Arminius y sus seguidores enseñaron la habilidad del hombre de agradar a Dios, la elección condicional, la
expiación ilimitada, la gracia resistible y la posibilidad de que los santos no perseveraran. Ellos afirmaron que el pecador es
caído pero no totalmente, que la elección se hace por Dios al prever la fe del pecador, que la expiación de Cristo fue universal,
que la gracia salvadora de Dios se puede resistir, y que los santos pueden perder su salvaci ón. Esta es historia, pero la
controversia continúa entre los calvinistas que exaltan la gloria de Dios en la salvación y los arminianos que exaltan la voluntad
humana como el factor supremo en la salvación de los hombres. No hay una tercera opción. Uno es calvinista o arminiano. La
gracia es irresistible o resistible. El hombre es totalmente depravado o no lo es. La elecci ón es incondicional o se condiciona
sobre algo en el pecador. El siguiente ensayo destaca lo que se pierde al exaltar las enseñanzas de los arminianos.)

H ay muchos adjetivos para describir las doctrinas de la gracia: lógicas, bíblicas, útiles, y hermosas.
¿Hermosas? Aun para muchos calvinistas el adjetivo hermosa para describir la elección, la
predestinación, y la expiación particular no cabe dentro de sus pensamientos. Sin embargo, Charles
Spurgeon pensaba así. El dijo que el sistema arminiano, que alega que el factor determinante en la salvación
es el libre albedrío del hombre en vez de la elección soberana de Dios, destruye la hermosura de las muchas
metáforas que describen la relación del creyente con su Salvador. Hay muchas metáforas que podríamos
analizar, pero vamos a ver solamente cuatro: la relación conyugal del creyente con Cristo, la adopción del
hijo de Dios con su Padre, la seguridad de las ovejas dentro del rebaño del Buen Pastor, y el sacerdocio de
cada creyente con Dios.
Al nacer de nuevo, cada creyente entra en una relación muy íntima con Jesucristo. Efesios 5:25-32
habla del misterio de la relación de Cristo con su iglesia. Lo maravilloso de esta relación es la metáfora que
se usa en este pasaje: la relación conyugal. Esta intimidad entre el marido y su esposa es la más secreta,
profunda, y especial relación experimentada en la tierra. No obstante, Dios creó la relación conyugal para
que la iglesia entendiera algo mucho más bello. La Biblia nos declara que Cristo es el esposo y nosotros la
iglesia somos su novia. La belleza de esta metáfora lastimosamente pierde mucho significado al enfatizar el
libre albedrío.
En primer lugar, en el sistema arminiano, los papeles tradicionales se invierten. En dicho sistema,
vemos a la esposa eligiendo al marido y el pobre marido forzado a recibir a toda mujer que lo escoja a él. Es
interesante que los que niegan la elección y la predestinación de un Dios soberano, están contentos con
obligar a Dios a casarse con cualquier persona que le pida la mano en matrimonio. No están dispuestos a
reconocer a un Dios que escoge a los que quiera para ser su conyugue. Pero la Biblia afirma que nosotros lo
amamos porque él nos amó primero. Efesios 5:25b-27 dice, “Se entregó a si mismo por ella, para
santificarla en el lavamiento del agua por la palabra a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia
gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.” En otras
palabras, la auto-entrega de Cristo fue para lograr algo específico: una esposa santa para si mismo.
1
Este pasaje también destaca el éxito de la entrega de Cristo. Donde se enfatiza el libre albedrío, se
podría deducir que era una posibilidad real que Cristo se quedara sin ninguna esposa. Pero, ¿qué es un
marido sin esposa? Sea lo que sea, ¡no es marido! Pero Juan el Bautista, tres años antes de la cruz, entendió
que Cristo era el esposo y dijo, “El que tiene la esposa es el esposo.” Aún antes de la crucifixión
comprendemos la profundidad y el éxito de la expiación de Cristo. Entendemos que el Mesías iba a morir
por su esposa, un pueblo de cada lengua, nación, raza, y tribu. Su sangre derramada garantizó que él sería
esposo de un pueblo numerosísimo.
El arminiansimo es, además, contradictorio a la naturaleza de las cosas. Tanto los calvinistas como
los arminianos reconocen que “estábamos muertos en nuestros delitos y pecados”. También concuerdan que
la metáfora bíblica y apropiada para describir nuestro estado es la de una mujer adultera, una ramera, o en
palabras modernas, una prostituta. Con esta verdad en mente, el tipo de mujer que eligiera a Cristo sería una
ramera, una prostituta de la peor clase. Empero, es imposible concebir la idea de una prostituta eligiendo a
Cristo. Una ramera actúa según sus deseos adúlteros. Ella no puede ser fiel, ni quiere ser fiel. No obstante,
¿qué es lo que vemos en las Escrituras? Vemos a Cristo eligiendo a muchas rameras para ser “vírgenes
puras” delante de él (2 de Corintios 11:2). (El libro de Oseas toca este tema y es interesante que Oseas
escoge a una ramera para ser su esposa pero no aparece ni una sola vez que una ramera escogiera a Oseas
para ser su marido). Por medio de la regeneración, una prostituta espiritual experimenta un cambio de sus
afectos y por la fe otorgada por Dios recibe el perdón y la justicia de Cristo.
Pero ¿qué dicen las Escrituras de esta relación? Juan describe una escena de los 144,000 de pie en el
Monte Sión, cantando. La biblia los describe como vírgenes. Aún más bonito vemos la redención particular
y propia de cada una de ellas. Apocalipsis 14:3-4 dicen que estas “fueron redimidos de entre los de la
tierra...como primicias para Dios y para el Cordero.” Enfatizamos que Cristo escogió a su esposa, la
Iglesia. Es él que la edifica y que de todos los que el Padre le dio, nunca ha perdido ni uno.

La segunda metáfora que pierde su sentido dondequiera que se enfatiza el libre albedrío es: la
adopción de los hijos de Dios por el Padre. Para ser consistente con la idea del libre albedrío, uno tendría
que decir que son los hijos que adoptan a Dios o por lo menos solicitan la adopción. Estos hijos se cansan de
su padre el diablo y optan por uno mejor. Como en el sistema arminiano es la esposa que elige a su marido,
también aquí vemos al Padre celestial obligado a recibir a su mesa a todo el que decida ser su hijo. De nuevo
es Dios que es obligado a actuar por la decisión del hijo que quiere pertenecerle y nuevamente los papeles
del proceso de adopción se invierten.
También esta creencia menosprecia, sin querer, la palabra Abba-Padre. Un padre es uno que
engendra hijos. Si no puede tener hijos, quiere decir que es estéril. No son los hijos que dan vida a uno para
que sea padre, sino que es el padre que da vida a su descendencia para que sean llamados hijos. No son los
creyentes que hacen a Dios Padre, sino es el Padre celestial que testifica de si mismo como Padre porque El
“puede levantar hijos a Abraham aún de estas piedras” (Mateo 3:9).
Gracias sean dadas a Dios que las Escrituras no contienen tales absurdos. Es Dios que elige a sus
hijos y fueron presentados a Cristo como un regalo de amor. Hebreos 2:12-13 dice, Anunciaré a mis
hermanos tu nombre, en medio de la congregación te alabaré. Y otra vez: Yo confiaré en él. Y de nuevo: He
aquí yo y los hijos que me dio. Cada hijo que lo recibe fue otorgado poder para ser un hijo de Dios. Es Dios
que con voz de mando dice, Diré al norte: Da acá; y al sur: No detengas; trae de lejos mis hijos, y mis
hijas de los confines de la tierra, todos los llamados de mi nombre (Vea I de Juan 3:1); para gloria mía los
he creado, los formé y los hice...Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve. Yo anuncié, y salvé e hice
oír (Isaías 43:6-7, 11-12a). La expiación de Cristo en la cruz garantizó “linaje” y le satisfizo. Pablo afirma
que fuimos “escogidos en El antes de la fundación de mundo, predestinados para ser adoptados hijos suyos
por medio de Jesucristo.” (Efesios 1:4-5).
2
Lo hermoso de esta metáfora es que somos hijos adoptados por Dios porque nos ama con un amor
eterno a pesar de nuestra pecaminosidad. No adoptó a los suyos porque fueran buenos, bien parecidos,
saludables, y capaces de beneficiarlo, sino que adoptó a los suyos porque incondicionalmente los amó.

La siguiente metáfora de las ovejas y el Buen Pastor se hace ridícula cuando se destaca el libre
albedrío. Una oveja no elige a su pastor de la misma manera que el creyente no elige a Dios. Las ovejas son
animales que necesitan que sus pastores provean pastos verdes, aguas cristalinas, y protección de los lobos.
Una palabra que las describe bien es dependientes. Expresada sencillamente, una oveja no puede resolver
sus problemas ni sabe dónde comenzar.
Dios expresó palabras duras hacia los pastores que no se preocuparon por las ovejas (Vea Ezequiel
34). ¡Qué contraste entre estos pastores inútiles y el Buen Pastor! El Buen Pastor conoce a sus ovejas y las
llama por nombre, las saca y va delante de ellas. El Buen Pastor conoce a sus ovejas y las ovejas
responden a su voz, pero los que no son sus ovejas no pueden creer en El. Sobre todo el Buen Pastor da su
vida por las ovejas y El trae a todas las suyas para que haya un solo rebaño (Juan 10).
Hace muchos años yo vi un tratado que describía la salvación como un puente con Dios a un
extremo del puente y el pecador al lado opuesto. El tratado explicaba que Dios por medio de Jesucristo
edificó un puente para que pueda venir toda persona que quiera venir. Mientras yo creo firmemente en la
verdad de “él que quiera,” a la luz de esta metáfora, me inquieta el mensaje de ese tratado . No es que el
Buen Pastor dice a las ovejas: “Yo he hecho todo lo que pueda; ahora depende de ustedes cruzar el puente
que edifiqué.” Más bien la Biblia dice que Dios “va y busca a lo perdido.” Lo lleva sobre sus hombros y se
regocija. La pobre oveja no ha cooperado nada, pero la consolación y amor de un pastor misericordioso la
llena de tranquilidad y contentamiento. El profeta Isaías lo expresó hermosamente: “He aquí que Jehová el
Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante
de su rostro.Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará;
pastoreará suavemente a las recién paridas.”

Finalmente, la última metáfora es la del sacerdocio de cada creyente. Los sacerdotes fueron
privilegiados para ministrar en las cosas de Dios. No obstante, estos tuvieron una gran responsabilidad.
Entrar en la presencia de este Dios sin santidad fue una invitación a la muerte. Cuando Saúl y luego Uzías
intentaron cumplir las responsabilidades del sacerdocio, el juicio de Dios cayó severamente sobre ellos. La
Biblia está repleta de relatos de personas que menospreciaron la seriedad de los papeles del sacerdocio y
cosecharon para sí condenación. Hablando del sumo sacerdocio, el autor de Hebreos dice que “nadie toma
para sí esta honra, sino el que es llamado por Dios.” Esta es obviamente una referencia a nuestro Señor
Jesucristo, pero hay un principio general también: el sacerdocio es solamente para los que Dios escoge. Dios
es “un fuego consumidor” y la persona que se atreve a entrar en su presencia santísima sin su llamado está
jugando con fuego.
La Biblia declara resueltamente que Jesucristo nos hizo sacerdotes (Apoc. 5:10). . Cada persona que
está en Cristo tiene acceso directo al trono de Dios. Pero la Biblia afirma que solamente los llamados son
hechos sacerdotes. Nuestra disposición no nos da este papel. En los días de Jeroboam, cualquier persona
podía traer una ofrenda para consagrarse como un sacerdote. Lastimosamente, hay muchos sacerdotes según
el orden de Jeroboam quienes por su voluntad eligen su puesto. ¡Que triste será el día que el Sumo
Sacerdote les dirá, “Apartaos de mí, hacedores de maldad, no os conozco!” Pero no es así con el sacerdocio
real de Dios. Este oficio es para los escogidos y se les da únicamente a ellos. Mas vosotros sois linaje
escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de
aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable (I de Pedro 2:9).

3
Ninguna metáfora expresa completamente nuestra relación con Cristo, pero tengo que convenir con
Spurgeon: «el arminiamismo destruye las verdades hermosas que amo en la Biblia». Quiero destacar que
muy pocos de nuestros hermanos que creen en el libre albedrío como el factor determinante en la salvación
van a presentar estas metáforas desde una perspectiva arminiana. Ellos, mientras que afirman la soberanía
de la voluntad humana, aman y predican estas cuatro metáforas de relación en una manera muy parecida a
nosotros los calvinistas. Ellos son calvinistas inconsistentes.
Hemos visto solamente cuatro metáforas aquí, pero la Biblia está llena de otras riquezas: la vid y los
pámpanos, el amo y sus siervos, el grano de trigo y su fruto y muchas más. Todas pierden su belleza al
destacar la doctrina del libre albedrío.
Lo cierto es que la bella riqueza de las doctrinas de la gracia concuerdan de manera hermosa con las
muchas metáforas que describen la relación amorosa que cada cristiano disfruta en el Señor. Soli Deo
Gloria.

4
UN DÍA
por Adriana Brenes de Agüero
Vol. 6, No. 1

Desordenada y vacía, yacía la tierra,


En su soledad, una inmensa oscuridad
Que todo lo cubría.
Era la noche más severa de todas las noches,
Una como la que no ha existido jamás.
Ni a derecha ni a izquierda se podía mirar,
No había nada, sólo oscuridad
A lo lejos un sonido quebró la soledad y
El silencio que imperaba ya no era más,
Rugía con calma, rugía sin parar,
Era como si se moviera sobre las aguas,
Era como si anduviera sobre el mar.
A su paso las aguas serenas, levantaban tempestad
A su mirada solo podían reposar.
Una y otra vez,
Sólo ese sonar,
Sin hallarse nada, sólo oscuridad.
En silencio todo el mundo volvió a estar,
Como silbo apacible empezó a hablar,
De sus palabras y sin más
Pequeños rayos que atravesaban la oscuridad.
¡Un tono gris!, se miró en vez de oscuridad,
Lentamente uno tras otro,
Penetraron los rayos la oscuridad,
Miles de destellos florecían
Hasta formar, como uno la claridad.
Luz que ciega a algunos para que no puedan mirar,
Luz que es señal de algo celestial.
Tan grande fue la luz, que quitó el velo de la oscuridad,
Dejando al descubierto un inmenso mar
Que se mecía lentamente y sin parar.
Otra vez el rugido, otra vez la tempestad,
Que de entre las aguas levantaba su sonar.
Miró los cielos y el ancho mar,
Recordó la noche, la gran oscuridad
Y con un suspiró se gozó en la claridad
Dijo entonces: ¡Bien hecho todo esta!,
Y fue así la tarde y la mañana, un día

***

1
Volvió, volvió la luz a brillar,
lentamente se inundaba todo a su andar,
dibujando un cielo lleno de azul,
Un azul penetrante y profundo que hacía suspirar,
Dentro de sí, nubes blancas que le rodeaban sin cesar Y
Mientras se movía sobre las aguas, se movía sobre el mar,
Separó en el horizonte ese ancho mar,
Para que el cielo no fuera su final,
Aunque al mirarlo pareciera que nunca iba acabar.
Contempló y admiró el cielo, sonrió al mirar el mar
Y fue así la tarde y la mañana, un día

***

Sobre el mar la luz brilló,


Mientras un fuerte viento soplaba sin cesar,
Juntándose las aguas en un lugar
Dejando al descubierto lo que no era mar,
Secando todo aquello que descubrió,
Llamando tierra, tierra a lo que no era mar
Poniendo límites para que no pudieran traspasar
Los linderos que hoy había en su lugar.
De entre la tierra una pequeña hoja
Su cabeza asomó, miles le siguieron hasta llenar
Toda esa tierra de un verde sin igual,
Hierba que da semilla,
Hierba que flores da,
árboles robustos que se mecían sin más
Entretejiendo en sus ramas destellos de luz
Que crecían y llenaban la tierra,
Aquella que el viento descubrió de entre el mar
Y fue así la tarde y la mañana, un día

***

Con un asomo tímido el sol brilló


Haciendo crecer la mañana,
Despertando a su llegar, todas aquellas
Plantas que habían nacido ya,
Fue sin furia, fue con paz
Dio su cálida luz y el cielo alumbró
Para enseñar a su paso en que hora se está,
Fue entonces que al acostar, tornó el cielo su azul radiante
por celajes de colores que despedían
A ese sol que brillaba y recibían la oscuridad.
¡Oh, noche que te asomas! ¡Oh, noche que apareces!
Sin temor te recibo, pues tu oscuridad hoy no es más
2
Miles de luceros hay en ti
Para alumbrar mi camino,
Para alumbrar mi andar,
Ya no temeré cuando llegues,
No temeré que te alejes,
Con gozo te recibiré y también exclamaré
¡Bien hecho está!
Y fue así la tarde y la mañana, un día

***

Dando su mejor color fue su asomo


Y esta vez sin temor,
Anunciando orgulloso, aquí estoy yo
Llenó de luz la tierra, y descubrió el verdor.
Dejó el mar su reposo y se agitó.
En su interior,
Miles de peces se asomaban curiosos
Para ver esa belleza que se reflejan en su interior,
Desde sus árboles mientras miles de aves cantaban,
Saludando al nuevo día que hoy comenzaba,
Volando una y otra vez, sobre los árboles
Que bailaban con el viento,
Y se quitó, se quitó el agudo silencio
Que llenaba la tierra, que había desesperado.
Cerró los ojos, y se regocijó en el canto de las aves,
Abrió sus manos y se envolvió en el vaivén del mar,
Y fue así la tarde y la mañana, un día

***

De entre los arreboles de la mañana


Un rugido se escuchó, era el león anunciando
Que había amanecido ya, miles de aves gritaron
Y despertaron sin más, a los otros animales
Que dormían sin parar, de luz se llenó la tierra
Y los ojos hirió de aquellos aún no se acostumbraban a su llegar,
Y aumentó el sonido, aumentó su cantar
Llegando hasta el cielo,
Como un canto de Dios.
Con un suspiró despertó, el único que faltaba ya
Corpulento y fuerte, era el hombre Adán
Que yacía junto a Eva, en su portal
Admirando la belleza de todo este lugar,
El hogar que le había sido dado ya.
Y fue así la tarde y la mañana, un día
***
3
De entre el mar se mecía,
Que parecía andar, sobre las aguas en una forma sin igual
Admiró las aves y el ancho mar,
Jugando con los animales y dándole un lugar
al hombre que había creado,
Que había bendecido ya,
descansó y fue su obra hasta el final
y sólo se escuchó
¡Bien hecho está!
Y fue así la tarde y la mañana, un día

4
PASTORAS, ANCIANAS Y DIACONISAS:
UNA PERSPECTIVA BÍBLICA
por Augustus Nicodemus Lopes
Vol. 6, No. 1

(Comenzamos con este número una parte de una serie sobre la ordenación de la mujer para los oficios de la Iglesia. Esperamos
que sea una contribución positiva para este diálogo.)
Esta primera parte sobre el desarrollo histórico es basado en una tesis de maestría hecha por Ludgero Bonilha Morais, intitulado A
Espiritualidade Femininista.

P oca duda puede haber en cuanto a la validez y necesidad del ministerio femenino en la Iglesia de
Cristo. Hay abundantes pruebas en el Antiguo y Nuevo Testamentos de que las mujeres
desempeñaron papeles cruciales, ocupando funciones destacadas y siendo instrumento de bendición
para el pueblo de Dios, tales como las profetizas y las juezas de Israel, las ayudadoras de Jesús y los
apóstoles, las profetizas de las iglesias apostólicas y aquellas que recibieron iglesias en sus casas - sólo para
mencionar algunas.
La pregunta, sin embargo, que ha dividido a los evangélicos en años recientes es sobre la validez,
necesidad y lo apropiado del ministerio femenino ordenado. O sea, mujeres que ejercen sus actividades
habiendo sido ordenadas para este fin por sus iglesias. No existe debate en cuanto a la participación de las
mujeres en la vida de la iglesia. El debate gira en torno del ejercicio de los oficios eclesiásticos por ellas.
La parte histórica sobre el movimiento feminista, y también la respuesta a la indignación sobre el
patriarcado en el último artículo están basadas en la tesis de maestría del Rev. Ludgero Bonilha Moraes. La
parte que analiza los textos bíblicos del Nuevo Testamento que son más relevantes para nuestro tema está
basada en material que yo escribí anteriormente, publicado por Publicações Evangélicas Selecionadas en
Ordenação de Mulheres, y es usado con permiso.

Breve resumen histórico del


movimiento feminista

Es de gran ayuda para nosotros estudiar el surgimiento del movimiento feminista. Generalmente una
perspectiva global y amplia del tema bajo discusión nos ayuda a entender mejor determinados aspectos del
mismo. En el caso del movimiento feminista, su historia nos revelará que la ordenación de mujeres al
ministerio es a penas un punto de una agenda mucho mas amplia y radical.

Orígenes del movimiento feminista


fuera de la Iglesia

Examinemos primero el movimiento feminista fuera de la iglesia, enfocando en sus principales


protagonistas.

Siglo 18: La vindicación de los derechos de la mujer


La ‘Primera honda’ del feminismo tuvo inicio en la primera mitad de los años 1700, cuando una
inglesa, Mary Wollstonecraft, escribió A Vindication of the Rights of Woman (Una vindicación de los
1
derechos de la mujer). Un año después de esta publicación, Olimpe de Gouges publicó un panfleto en París
intitulado La Droits de la Femme (Los Derechos de la mujer) y una americana, Judith Sargent Murray,
publicó On the Equality of the Sexes (Sobre la igualdad de los sexos). Otras pensadoras feministas surgieron
en poco tiempo tales como Frances Wright, Sarah Grimke, Sojourner Truth, Elizabeth Cady Stanton, Susan
B. Anthony, Harriet Taylor y también John Stuart Mill. Sus pensamientos y obras fueron defendidos con
fervor y poco a poco fueron dejando profunda influencia en la sociedad moderna contemporánea del mundo
occidental.

Siglo 19: La Declaración de los sentimientos


En 1848 cerca de 100 mujeres se reunieron en una convención en Seneca Fall, Nueva York, para
ratificar la Declaración de los Sentimientos, escrita para defender los derechos naturales de la mujer. Las
autoras de la Declaración de los Sentimientos reclamaban que las mujeres estaban impedidas de tener
posiciones en la sociedad con respecto a trabajos mejores, además de no recibir el pago equitativo por el
trabajo que realizaban. Notaron que las mujeres estaban excluidas de profesiones tales como la teología,
medicina y abogacía, y que todas las universidades estaban cerradas a ellas. Denunciaban también un doble
patrón de moral que condenaba a las mujeres con penas públicas pero excluía a los hombres del mismo
castigo en relación a crímenes de naturaleza sexual. La Declaración fue un marco profundamente
significativo en el movimiento feminista. Sus reclamaciones eran, en su gran mayoría, justas y consistentes.
Por esto, el movimiento fue ganando muchas y muchos adeptos, a pesar de las grandes barreras que eran
impuestas a las mujeres que se exponían a la defensa de sus ideas e ideales. La leyes del divorcio fueron
liberalizadas y ocurrieron cambios drásticos con el estado legal de la mujer dentro del contexto del
matrimonio. Alrededor de los años 30, como resultado de su educación profesional, las mujeres comenzaron
a entrar en el mercado de trabajo como fuerza competitiva. Muchas barreras legales, políticas, económicas y
educativas que restringían a la mujer fueron removidas y ella comienza a pisar el mundo del hombre con
pasión y celo.

Siglo 20: Simone deBeauvoir y Betty Friedan


La primera fase de la construcción del feminismo moderno comenzó con la obra de filosofía de
Simone deBeauvoir, Le Deuxiéme Sexe (El segundo sexo), en 1949. Las mujeres, según deBeauvoir, fueron
definidas y diferenciadas tomando como referencia al hombre, y no con referencia a ellas mismas. Ella creía
que el sexo masculino tomaba a sí mismo como medida por la cual el mundo entero era medido, incluyendo
a las mujeres, siendo ellas definidas y juzgadas por este patrón. Las mujeres eran el «otro» no esencial.
Simone deBeauvoir observa esta falta de igualdad del estátus sexual en todas las áreas de la sociedad,
incluyendo la económica, industrial, política, educacional, y hasta en relación del lenguaje. Las mujeres
fueron forzadas por los hombres a conformarse y moldearse a aquello que los hombres creaban para su
propio beneficio y placer. A las mujeres de sus días no les era permitido o no eran animadas a hacer o llegar
a ser otra cosa más allá de que el femenino eterno dictaba; ellas eran cercadas en un papel de «Kuche,
Kirche, und Kinder» (cocina, iglesia e hijos). De acuerdo con deBeauvoir la mujer estaba destinada a existir
solamente para la conveniencia y el placer de los hombres.
Al inicio de los años 60 una periodista norteamericana, Betty Friedan, transformó los conceptos
filosóficos de Simone deBeauvoir en algo más fácil de asimilar para la mujer moderna, al publicar La
Mística Femenina, un libro que examina el papel de la mujer norteamericana. Según Friedan, las mujeres de
sus días fueron enseñadas a buscar satisfacción sólo como esposas y madres. Ella afirmó que esta mística
del ideal femenino produjo mujeres infantiles y frívolas, casi como niñas, livianas y femeninas, pasivas,
cómodas sólo en el mundo de la cama y la cocina, de sexo, de bebés y de casa. Al igual que deBeauvoir, ella
afirma que la única manera para que la mujer se encuentre a si misma es conocerse a si misma como una
2
persona seria, por medio de la obra creativa ejecutada por ella misma. Friedan bautizó el dilema de las
mujeres: «Un problema sin nombre». Friedan estaba de acuerdo con deBeauvoir que la liberación de las
mujeres requeriría cambios estructurales profundos en la sociedad. Para esto, las mujeres tendrían que tener
control de sus propias vidas, tendrían que definirse a sí mismas y dictar su propio destino.

El «Problema sin nombre» - el patriarcado


Al final de los años 60 la autora feminista Kate Millett usó el término ‘patriarcado’ para describir el
«problema sin nombre» que afligía a las mujeres. El término tiene su origen en dos palabras griegas: pater,
que significa ‘padre’, y arche, que significa ‘gobierno.’ La palabra ‘patriarcado’ era entendida como el
‘gobierno del padre’, y era usada para describir el dominio social del macho y la inferioridad y la
servidumbre de las mujeres. Las feministas pusieron el patriarcado como la causa última del
descontentamiento de las mujres. La palabra patriarcado definía para ellas el problema que deBeauvoir y
Friedan no pudieron nombrar, pero sí lograron identificar. De acuerdo con las feministas, el patriarcado fue
el poder de los hombres que oprimía a las mujeres y que era responsable por la infelicidad de ellas. Las
feministas concluyeron que la destrucción del patriarcado traería de vuelta la realización de las mujeres. La
liberación de las mujeres del patriarcado permitiría que ellas llegaran a poder realizarse.

Surgimiento del movimiento feminista


dentro de la iglesia

Katherine Bliss
Podemos considerar el libro de Katherine Bliss, El trabajo y el estátus de la mujer en la Iglesia
(1952) como el marco inicial del movimiento moderno feminista dentro de la cristiandad. El libro era
basado en una encuesta sobre las actividades y los ministerios en los cuales las mujeres cristianas estaban
comúnmente involucradas. Bliss observó que, a pesar de que las mujeres estuvieran muy involucradas en la
vida de la Iglesia, la participación de ellas estaba limitada a papeles auxiliares tales como la Escuela
Dominical y las misiones. Las mujeres no participaban en los puestos de liderazgo tradicionalmente
aceptados, tales como la enseñanza, predicación, administración y evangelismo, aunque muchas de ellas
parecían estar preparadas y tenían dones para estos ejercicios. Bliss le llamó la atención a la Iglesia para que
una re-evaluación de los papeles hombre/mujer en la Iglesia, particularmente la ordenación de las mujeres.

Activistas cristianas abren fuego


La obra de Bliss sirvió como munición para los activistas cristianos en la lucha por los derechos
civiles y políticos en 1961. Ellos, junto con las feministas en la sociedad secular, comenzaron a vocalizar su
descontento con el tratamiento diferente que las mujeres recibían a causa de su sexo, inclusive, dentro de las
iglesias cristianas. En este mismo año, varios periódicos evangélicos publicaron artículos sobre el ‘síndrome
de las mujeres limitadas a los papeles de casa y de esposa’, donde se argumentaba que las mujeres estaban
restringidas a los papeles inferiores en la Iglesia. Los hombres podían ser ministros ordenados, pero a las
mujeres se les imponían barreras para las actividades ministeriales como la enseñanza, la consejería y el
pastoreo. Las mujeres, afirmaban los activistas, desean participar de la vida religiosa en un nivel más
significativo que sólo la costura, o dirigir los bazares, o poner la mesa para la Santa Cena, o los servicios
generales tales como levantar recursos para los necesitados - actividades con frecuencia designadas para
ellas. Al igual que con el trabajo físico, ellas querían contribuir con ideas para la Iglesia.

3
El Consejo Mundial de Iglesias
La atención dada a los papeles de los hombres y las mujeres dentro de la Iglesia se hizo más intensa
en la medida en que el movimiento secular de las mujeres fue ganando fuerza. Ya en 1961 el Consejo
Mundial de Iglesias distribuyó un panfleto intitulado En cuanto a la ordenación de las mujeres, llamando a
las iglesias afiliadas a que hicieran un «re-examen de sus tradiciones y leyes canónicas». Varias
denominaciones comenzaron a aceptar que el cristianismo había incorporado en sus valores una actitud
patriarcal dominante de la cultura de sus orígenes. Muchos católicos, metodistas, bautistas, episcopales,
presbiterianos, congregacionalistas y luteranos estaban de acuerdo: la mujer en la Iglesia necesitaba
liberación. Con esta conclusión en mente, de que la mujer necesitaba de liberación dentro de la Iglesia, se
estableció un camino de acción que tenía como meta abrir el ministerio ordenado tanto para la mujer como
para el hombre.
En los años 60 las feministas cristianas se pusieron en un rumbo paralelo a aquel establecido por las
feministas en la sociedad secular. Ellas, junto con sus contrapartes, buscaron anular las diferenciación de
papeles hombre/mujer. El tema dominante fue la necesidad de que la mujer se definiera a sí misma. Las
feministas creían que a las mujeres se debía permitirles hacer todo lo que el hombre puede hacer, de la
misma manera y con el mismo reconocimiento que es conferido al hombre. Esto, según ellas creían,
constituía la verdadera igualdad.

Los primeros argumentos en pro de


la ordenación de las mujeres

Las feministas cristianas buscaron la inclusión de las mujeres en el liderazgo de la Iglesia sin un
análisis claro de la estructura y funcionamiento de la misma según el patrón bíblico. Ellas simplemente
juzgaron la Iglesia como sexista e iniciaron su camino de acción en respuesta a este juicio. Las feministas
cristianas, mano a mano con sus contrapartes seculares, comenzaron a demandar “derechos iguales”. Para la
defensa de estos “derechos”, a esta altura del movimiento feminista cristiana, todavía partía del presupuesto
que la Biblia era la Palabra de Dios. Veamos sus argumentos:

Los Padres de la Iglesia fueron influenciados por el patriarcalismo


Según las feministas cristianas, Clemente de Alexandría, Orígenes, Ambrosio, Crisóstomo, Tomás de
Aquino, Lutero, Tertuliano, Calvino y otros teólogos y líderes importantes de la Iglesia Cristiana,
influenciados por el patriarcado, reafirmaron la inferioridad de la mujer a través de la historia de la Iglesia, y
así, prohibieron la ordenación de la mujer y cometieron errores en cuanto a los papeles conyugales. Las
mujeres fueron excluidas de las posiciones de autoridad porque los Padres de la Iglesia las veían por
naturaleza inferiores y menos capaces intelectualmente que los hombres.

La Biblia enseña la igualdad de los sexos


En segundo lugar, las feministas cristianas pasaron a afirmar que la Biblia daba apoyo a la plena
igualdad de las mujeres y que los hombres habían ignorado estos conceptos bíblicos. Las primeras
feministas cristianas afirman que el registro de la creación de la mujer en Génesis ha sido interpretado casi
universalmente de manera equivocada, para enseñar que «Dios impuso la inferioridad y la sujeción» de la
mujer. Los teólogos (hombres) fueron acusados por las primeras feministas cristianas de haber ignorado los
pasajes bíblicos que dan apoyo a la igualdad femenina, torciéndolos para su propio interés. La doctrina del
liderazgo en la Iglesia que excluía las mujeres del ministerio, fue presentada como subproducto de un
estudio amputado de las escrituras.
4
No hay diferencia entre hombre y mujer
La tesis principal que fue propuesta por las feministas cristianas al inicio de los años 60 era idéntica
al feminismo secular: no hay diferencia entre hombre y mujer. Las feministas argumentaban que con
respecto a las emociones, el psique, y el intelecto, no hay demostración válida de que existan diferencias
entre mujeres y hombres. Cualquier diferencia aparente resulta ser única y exclusivamente el resultado del
acondicionamiento cultural y jamás de factores biológicos. Por tanto, teniendo en vista la igualdad de los
sexos, las feministas cristianas demandaban que la mujer fuera colocada en posiciones de pleno liderazgo
dentro de la casa y la Iglesia, con total igualdad con el hombre.
El primer paso del movimiento feminista dentro de la Iglesia fue la ordenación de mujeres para los
oficios eclesiásticos, y este fue sólo el primer paso. La ordenación de las mujeres requiere el desarrollo de
una nueva teología, de una nueva visión sobre Dios, sobre la Biblia, el culto y el mundo. La teología debía
redefinirse, alineándose con el punto de vista feminista. Este fue el próximo paso que se dio.

Desarrollos recientes en la teología feminista

Se necesitaba una teología totalmente nueva, basada en la experiencia y en la interpretación de la


mujer. Un nuevo desarrollo teológico era necesario para dar apoyo a la ordenación feminina. Esta nueva
teología se movió en varias direcciones. Veremos que la ordenación femenina es apenas un punto en una
agenda mucho más grande y más radical.

La re-interpretación de la sexualidad femenina


Rechazando la definición de la feminidad y de los papeles femeninos que les fueron impuestos por
los hombres y por la mentalidad patriarcal dominante, las mujeres demandaron una nueva definición de
estos puntos que partieran de otro punto de referencia. La conclusión a que llegaron fue que la misma mujer
es el mejor punto de referencia para su autodefinición. En la caminata hacia este nuevo descubrimiento, ella
debe descubrirse a si misma en relación con otras mujeres y no en relación con los hombres.
En la década de los 70, los movimientos radicales en pro del lesbianismo llegaron a identificar la
misión y propósito del movimiento feminista en general. Fue aquí que el lesbianismo entró en el
movimiento feminista cristiano más radical como elemento clave en la re-interpretación de la mujer, su
feminidad, espiritualidad y su rol. La contribución más importante con respecto a la introducción del
lesbianismo en el movimiento feminista fue dada por la líder feminista Kate Millet, que admitió
públicamente ser lesbiana, después de escribir el libro Sexual Politics, un ‘best seller’ (de mayor venta)
publicado en 1970. Este acontecimiento fue divulgado mundialmente por medio de la revista Time en ese
mismo año. Surgieron dentro de las iglesias grupos de lesbianas ‘cristianas’ presionando para la ordenación
de las mujeres, de lesbianas, la celebración del matrimonio de los gays y la aceptación de los homosexuales
y lesbianas activos como miembros plenos en la iglesia.

La re-interpretación feminista de la Biblia


La teología feminista llegó a ser profundamente influenciada por la hermenéutica pos-moderna, la
cual enseña que la escritura y la lectura de cualquier texto son totalmente determinadas por las perspectivas
sociales y las experiencias de vida de los autores y lectores. Empleando este principio de lectura b íblica, las
feministas cristianas concluyeron que la Biblia es un libro machista y refleja el patriarcado dominante en la
cultura israelita y griega de aquella época. La Biblia es un libro de experiencia religiosa de las mujeres y los
hombres, judíos y cristianos; sin embargo su texto fue formado por los hombres, adultos e instruidos. Pocos
textos fueron escritos por las mujeres. Como resultado, los autores frecuentemente enfatizaron solamente el
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papel de los hombres. Ellos contaron la historia de todo un pueblo desde su perspectiva masculina.
Desarrollaron una visión patriarcal de la religión hasta el punto de transformar a Dios - un espíritu puro sin
género - ¡en un ser masculino! Y este Dios siempre escoge a hombres como profetas, sacerdotes y reyes,
¡porque los hombres son mejores o más fuertes moralmente que las mujeres!
Las feministas proponen una re-interpretación radical de la Biblia, partiendo de la óptica de ellas.
Proponen también que las mujeres aprendan a examinar las lecturas hechas desde la óptica patriarcal y a
impugnar cualquier interpretación distorsionada por el machismo. La interpretación tradicional de la Biblia
siempre fue masculina, pues lo masculino era tenido como universal. Hoy, esa lectura ideológica incomoda
a muchas mujeres y hombres en las iglesias.
Además, desean que se publique versiones bíblicas donde el elemento masculino sea quitado del
lenguaje. Estas versiones, llamadas versiones con lenguaje inclusivo, ya no se refieren a Dios como ‘Padre’,
y llaman a Jesús ‘el niño de Dios’ en vez del ‘Hijo de Dios’. Ya existen docenas de versiones bíblicas así en
el mercado mundial. En Brasil, la segunda edición de la Biblia na Lenguagem de Hoje introdujo una forma
suavizada de lenguaje inclusivo. Y algunas feministas radicales declaran que la Biblia no es confiable y que
las historias de las mujeres hoy deben ser agregadas al canon de la Biblia.

La re-interpretación del cristianismo


Como resultado de esta nueva lectura de la Biblia, orientada en contra de todo elemento masculino y
contra el patriarcalismo, las feministas propusieron una reforma radical del cristianismo tradicional. La
ordenación de las mujeres era apenas un pequeño aspecto de este proyecto, porque para ellas, la verdadera
religión debía contar con elementos que reflejan el poder y la cooperación de las mujeres, cuya principal
característica es generar la vida. Así, muy naturalmente, las feministas adoptaron y ‘cristianizaron’ los
antiguos ritos paganos de la fertilidad, que celebraban los ciclos de la naturaleza, las estaciones del año. la
fertilidad de la tierra, el sexo y la generación de vida. Los cultos siguen temas litúrgicos relacionados con las
estaciones del año. Este nuevo cristianismo femenino entiende que la mujer es más apta que el hombre para
establecer y conducir la religión, pues mientras el hombre, el guerrero, mata y quita la vida, la mujer genera
vida. Aquella que conduce a la vida dentro de sí es más apta para definir la religión y conducir sus cultos.

Una re-interpretación de Dios


El paso más radical dado recientemente por el movimiento feminista cristiano radical fue el re-
invento de Dios. Mas de 800 feministas, gays, y lesbianas del mundo entero se reunieron en los Estados
Unidos en 1998 para realizar un congreso llamado Re-imaginando a Dios. Los participantes llegaron a
conclusiones tremendas: el verdadero dios de Israel era una diosa llamada Sofía, que los autores masculinos
transformaron en el dios masculino Javé, hombre de guerra. Jesucristo no era Dios, sino que era la
encarnación de Sofía, quien es la personificación de la sabiduría femenina. Esta diosa puede ser hallada
dentro de cualquier mujer y es identificado con el ego femenino. En el congreso celebraron una ‘Cena’ en la
cual el pan y el vino fueron sustituidos por leche y miel, y pidieron que las iglesias tradicionales pidieran
perdón por haberse referido a Dios siempre en términos masculinos. Maldijeron a aquellos que están en
contra del aborto, y bendijeron a los que defendían a los gays y las lesbianas.

Conclusión

La lectura de las orígenes y el desarrollo del movimiento feminista deja claro que la ordenación de
las mujeres al ministerio es apenas un punto de una agenda mucho más amplia. Es claro que no todos los
que defienden la ordenación de la mujer concuerdan con toda la agenda del movimiento feminista cristiana.
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Sin embargo, considerando que muchos de los argumentos usados para defender la ordenación femenina son
los mismos que son empleados para una defensa del lesbianismo o del homosexualismo en las iglesias, para
las versiones feministas de la Biblia, y para el mismo re-invento de Dios y del cristianismo, se percibe que
la ordenación femenina es sólo un pedazo de un todo indivisible, que tarde o temprano habrá de prevalecer
donde se le dé oportunidad.

Continuaremos esta serie en los próximos números.


El próximo artículo se intitula: «La pregunta decisiva:
¿qué dice la Biblia?»

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CARTAS DE TÍO POLICARPO - #4
Vol. 6, No. 1

Tío Policarpo:

Recibe saludos. Perdona por no haberte escrito antes, pero todas las iglesias en nuestra ciudad han estado
envueltas en una controversia que nos tienen a muchos muy afligidos. Es sobre el papel del hombre y la
mujer en la iglesia. Algunos dicen que Dios ha creado a ambos iguales, y tanto los hombres como las
mujeres pueden ejercer todas las funciones en la iglesia sin discriminación. Otros dicen que tanto hombres
como mujeres son iguales, pero que Dios ha diferenciado papeles para los dos, y que las mujeres no deben
ser pastoras ni enseñar en capacidad oficial. A mi me parece un poco 'machista' esta última posición, pero
me remito a ti, querido tío, para que me orientes.

Tu sobrino confundido,
Justus

Querido sobrino Justus:

Gracias por tu amable cartita. ¿Sabes me gusta mucho tu sinceridad? Conozco muchos creyentes
muy queridos que tienen un gran confusión sobre el rol del varón y el de la mujer en la iglesia.
Mira sobrino, en realidad hay varios argumentos tanto a favor como en contra de que a los oficios de
Presbítero y diácono sólo sean elegidos los varones. Pero en esta oportunidad voy a contestarte la pregunta
explicando estas dos posiciones que has mencionado
1. La primera posición teológica es la que afirma, como bien los has enunciado, que «Dios ha creado a
ambos iguales, y tanto los hombres como las mujeres pueden ejercer todas las funciones en la iglesia sin
discriminación.»
2. La segunda posición teológica que te parece un poco machista, afirma que «tanto hombres como
mujeres son iguales, pero que Dios ha diferenciado papeles para los dos, y que las mujeres no deben ser
pastoras ni enseñar en capacidad oficial.»
Sobrino Justus, como me pides orientación, déjame ir al grano. La segunda posición es la más
correcta y está deducida de la Biblia misma, mientras que la primera posición teológica es incorrecta,
porque no se basa en una lectura seria de la Palabra de Dios.
Permíteme explicarte por qué la primera posición es incorrecta. Claro que es una posición que va
ganando terreno en las iglesias que se apartan de la autoridad de la Biblia y buscan autoridad en una
corriente de moda que se llama el feminismo humanista. Es más, la primera posición es muy atractiva
porque basa la igualdad de roles en la igualdad con que Dios creó al varón y a la mujer. En efecto, Dios los
creó a ambas en su propia imagen conforme a su semejanza. Es más, a ambos Dios les encargó ejercer el
gobierno de la tierra y el mar (Génesis 1:26-28). Cuando Adán y Eva desobedecieron a Dios, a ambos Dios
los castigó, lo cual daría a entender que los trató de la misma manera por ser iguales desde su creación.
Hasta aquí todo parece favorecer el argumento de que puesto que el varón y la mujer pueden tener los
mismos roles en el gobierno de la iglesia porque ambos fueron creados como seres iguales.

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Pero, cuidado sobrino Justus, esta posición se basa en un argumento que no es correcto sino que es
engañoso y falso. Aun si la Biblia estuviera formada sólo por el libro de Génesis, aun si así fuese, este
argumento es engañoso y falso. Te ruego que estudies bien las razones que te voy a dar para demostrarte por
qué es un argumento engañoso y falso.
En primer lugar, porque en Génesis 1 al 3 la igualdad de naturalezas entre el varón y la mujer no
significa automáticamente una igualdad de roles en el gobierno de la iglesia. Los reformados nunca hemos
afirmado que haya diferencia de naturalezas esencial entre el hombre y la mujer, más bien hemos afirmado
que esto es así. Pero esta verdad no implica que haya una igualdad de roles en el gobierno de la iglesia de
Dios.
Es posible que Eva no haya considerado su rol de sumisión a la voz de su esposo Adán quien tenía el
rol de sacerdote, rey y profeta. Como sacerdote, Adán ofrecía los sacrificios de obediencia a Dios, y como
profeta era el portador de la Palabra de Dios para su esposa, y como rey era cabeza de toda la humanidad,
incluida Eva. Por esta razón, después de la desobediencia Dios le clarificó muy bien el rol que Eva debía
tener en la familia al decirle: «… y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti» (Génesis 3:16).
Dios clarifica más el rol de Adán y el rol de Eva, él es el jefe del hogar y Eva está bajo la voluntad y
autoridad de Adán. Entonces, no es verdad que la igualdad de naturaleza de la cual gozan el varón y la mujer
significa una igualdad de roles en el gobierno de la familia y de la iglesia. Por eso te decía sobrino que ese
argumento es engañoso y falso.
En segundo lugar, porque al leer Génesis es muy claro que Adán no hizo lo correcto en obedecer a la
voz de Eva respecto al fruto prohibido. Eva había invertido su rol de estar sujeta a Adán, y Adán había
invertido su rol de ser la cabeza de la primera familia y de toda la humanidad. Por eso, las primeras palabras
antes de declarar el castigo fueron: «Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que
te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los
días de tu vida» (Génesis 3:17).
Este relato implica que incluso antes de la caída ya existía esta igualdad de naturaleza esencial entre
el varón y la mujer, pero con una clara diferencia de roles. Parte de la razón por la cual Dios castiga a Adán
es por no haber asumido su rol de ser el jefe del hogar y por haber permitido que Eva tenga la voz cantante.
El falló en su rol de sacerdote, de rey y de profeta. Eva falló en su rol de ser obediente a la voz de Adán.
Ambos fallaron al desobedecer la voz de Dios. Por lo tanto el argumento que la igualdad de naturaleza
esencial entre el varón y la mujer no significa que tenían una igualdad de roles en el gobierno de la familia y
de la iglesia. Date cuenta una vez más que, como te vengo diciendo, ese argumento es engañoso y falso.
En tercer lugar, porque al leer Génesis es muy claro que Dios mismo se dirigió a la primera familia
siguiendo el orden estructural de roles que el había establecido. La estructura familiar y de su gobierno,
desde el principio estaba basada en la igualdad de naturaleza esencial entre el varón y la mujer pero con una
diferencia de roles. Adán era el responsable por la caída del ser humano, de la suya propia, de la de su
esposa y ¡de la toda la humanidad!
Esto se demuestra en el hecho que Dios no se dirigió en primer lugar a ambos para llamarles la
atención por la desobediencia. La primera en desobedecer la voz de Dios y aceptar la voz del diablo fue
Eva, pero Dios se dirigió al varón Adán: «Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?Y él
respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí» (Génesis 3:9-10).
Adán era la cabeza de pacto de la primera familia, su rol era el de ser el responsable principal, el de ser el
jefe de la familia. Adán había abdicado a su rol de ser el jefe de la familia, y eso acarreó una inmediata
disensión entre él y su esposa, pues Eva compartía la culpa de haberlo hecho caer. De modo que cuando el
varón deja de cumplir su rol de jefe de la familia y permite que la mujer ocupe ese rol, la disensión es y será
una consecuencia inmediata en la familia. Así, pues, sobrino Justus, queda claro del propio Génesis que la

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igualdad del varón y mujer por ser ambos criaturas de Dos no significa que tengan roles iguales en el
gobierno de la familia, o en la familia más amplia que es la iglesia.
En cuarto lugar, Dios mantiene hasta ahora la igualdad del varón y la mujer en su naturaleza
esencial, pero les asigna roles distintos en el gobierno de la familia y de la iglesia. Por eso, el apóstol Pablo
va nuevamente al Génesis para establecer el fundamento de la diferencia de roles en el gobierno de la
Iglesia. De modo que él le hace recordar a la Iglesia de Cristo que la mujer no está permitida enseñar ni
ejercer dominio sobre el varón (1 Timoteo 2:11-14). El texto dice: «La mujer aprenda en silencio, con toda
sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.
Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo
engañada, incurrió en transgresión.»
Sobrino Justus, ¿ves este texto? Aquí se mencionan los roles que ya se mencionaban en Génesis. El
rol de sujeción de la mujer y no el de dominar, el rol de aprender en silencio y no el de enseñar. Eva hizo lo
contrario en su desobediencia. Adán abdicó a su rol de jefe de la familia y de la humanidad en su
desobediencia. Es muy claro que el orden de la creación y el orden estructural de la familia, y de la Iglesia
de Cristo, exigen una distinción de roles entre el varón y la mujer. Esta distinción de roles se aplica a la
familia y a la Iglesia especialmente en el contexto del Servicio de Adoración.
En conclusión, sobrino Justus, desde la creación hasta el día de hoy, tanto el hombre como mujer son
iguales, pero que Dios les ha dado distintos roles a los dos. Como la mujer no está permitida enseñar ni
ejercer autoridad sobre el varón, entonces nuestras hermanas mujeres no deben ser ordenadas como
presbíteras ni gobernantes ni docentes o pastoras. Porque si así lo hiciéramos, estaríamos contradiciendo la
propia Palabra de Dios y la estructura que Dios ha determinado para la familia y para la Iglesia de Cristo.
Cuando las iglesias nos resistimos a ordenar mujeres al ministerio pastoral no lo hacemos por ser machistas
sino por obediencia a Dios, al Espíritu Santo, y a Cristo que es Cabeza única de la Iglesia.
No te he explicado todavía otros detalles que sobre este tema hay en la Biblia, así que espero que en
tus posteriores cartas, podamos dialogar más sobre otros aspectos de este tema. Hasta pronto, sobrino.

Tu tío,
Policarpo

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LA BÚSQUEDA PARA EL REPOSO.
EL SÁBADO – ¿SÉPTIMO DÍA O PRIMER DÍA?
por Donald Van Dyken
Vol. 6, No. 1

L a mayoría de las preguntas son buenas y al preguntar si debemos celebrar un día de reposo en el
séptimo o el primer día de la semana es hacer una de esas buenas preguntas. A veces reaccionamos
contra las preguntas. No tememos paciencia con preguntas que requieren una respuesta bien
considerada, ni quizás con preguntas que no se pueden contestar con satisfacción. Entonces quizás
contestamos a la pregunta del primer o séptimo día diciendo, «Bueno, es como siempre lo ha hecho la
iglesia.»
Esta respuesta suena un poco vacía, ¿no? Podemos hacer mejor, aunque nos cuesta verificar nuestra
propia posición. Confiamos que nuestros antepasados en la iglesia nos entregaron una práctica bíblica, y
también confiamos que tenían sus buenas razones. Nos cuesta realizar una investigación, pensamiento y
sabiduría para encontrar estas buenas razones. Estamos animados sin embargo, porque tenemos la bendición
prometida del Espíritu Santo para guiarnos en toda verdad.
Este estudio tiene como propósito mostrarte que podemos alcanzar los requisitos del cuarto
mandamiento, guardar el día sábado, solamente en observarlo como el primer día de la semana. La Iglesia
ha observado el día Domingo como el sábado por casi 2000 años y siempre ha creído que tiene autoridad
divina para hacerlo.
Vamos a examinar la evidencia desde tres perspectivas. Primero, veremos el significado del término
sábado. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento nos dicen mucho acerca del concepto entero del
sábado o reposo. Vamos a observar que el reposo siempre sigue al trabajo. La primera obra, por supuesto,
era la obra de Dios. El primer reposo entonces, era también de Dios. Luego Dios mandó al hombre, Su
imagen, a imitarle a Él en trabajo y descanso.
Estos principios nos dirigen a observar que el sábado es una celebración de la obra cumplida del
Dios Trinitario. El sábado del Antiguo Testamento celebró el cumplimiento de la obra del Padre de la
creación en el séptimo día. El sábado del Nuevo Testamento celebra el cumplimiento de la obra del Hijo de
redención en el primer día, el Domingo de la resurrección. Y ahora trabajamos en pacto con Dios en Cristo
hacia el cumplimiento de la obra del Espíritu Santo quien aplica la obra de redención, perfeccionando a los
santos, llenando la familia de Dios, y guiándonos hacia un sábado eterno.
Una vez que hemos visto el patrón bíblico, trinitario en la Escritura, vamos para nuestro segundo
punto al Nuevo Testamento y allí encontramos indicaciones de que el Espíritu Santo estaba causando que la
Iglesia reconociera la necesidad de cambiar desde el séptimo día hacia el primer día de la semana.
Finalmente, estudiaremos algunos de los testimonios de los escritores cristianos más tempranos y
descubriremos que la práctica del primer día o la observancia del Domingo comenzó desde los tiempos más
antiguos.
El sábado es un tiempo de descanso, una celebración de gozo en las labores cumplidas, en el trabajo
bien hecho, en la obra de Dios.
Siempre ha sido un axioma de la Iglesia, redescubierto durante la Reforma, el que todas las prácticas
de los cristianos deben estar de acuerdo con la Escritura. Eso no significa que un texto de prueba debe ser
citado para cada práctica, sino más bien que todas las prácticas, y sobre todo las que tienen que ver con
adoración y el sábado, deben estar de acuerdo con la Escritura entera.

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Al hacer la transición desde el Antiguo hacia el Nuevo Testamento, la Iglesia reconocía que mientras
las formas externas cambiaron, la verdad que forma la base se quedó constante y sin cambios.
Los siguientes son algunos ejemplos que sirven como ilustraciones:
a. Aunque los ritos del Antiguo Testamento de la circuncisión y Pascua fueron substituidos por el
bautismo y la Cena del Señor, las verdades esenciales y fundamentales se quedaron iguales.
b. Quien adora en el Antiguo Testamento podía acercarse a Dios solamente por Sus sacrificios
prescribidos. Aunque el que adora en el Nuevo Testamento nada más trae los toros y ovejas,
todavía debe venir por el único camino, a través del sacrificio de Jesucristo.
c. Dios mandó al miembro de la Iglesia del Antiguo Testamento a adorar solamente en el templo. El
mandato del Nuevo Testamento no ha cambiado; solamente la forma del templo ha
cambiado. No más está hecho de manos en un solo sitio, sino es la asamblea del pueblo de
Dios dondequiera que Él haya establecido una iglesia.

¿Qué es el sábado?
Ahora examinamos el sábado. La palabra «sábado» significa descanso y tiene que ver con el verbo
que significa reposar, desistir del esfuerzo. Encontramos que el descanso del sábado siempre está conectado
con el trabajo. Un sábado es un reposo del cual uno disfruta después del cumplimiento de una obra; cuando
dejamos de lado nuestras herramientas y con un gran suspiro de satisfacción, nos sentamos y disfrutamos
admirando lo que hemos hecho.

Dios trabajó, descansó, disfrutó


Lo hacemos porque es lo que Dios hizo. Originalmente Dios apartó el séptimo día para reposo. Y vio
Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera (Génesis 1:31). Luego leemos que
acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó en el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo
Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación
(Génesis 2:2-3).
Dios terminó Su gran obra de creación, vio que era muy bueno, y apartó un día en el cual Él se
regocijó y descansó de las labores de Sus manos. La creación es la obra del Dios trinitario. El Padre hizo
todas las cosas a través del Verbo/Hijo (Juan 1:3), y por el Espíritu (Salmo 33:6). En Su reposo Dios celebró
el cumplimiento de creación dentro de Él mismo, Padre, Hijo y Espíritu Santo (Proverbios 8:30-31), y con
gracia le invitó a Su imagen, el hombre, a entrar en esta celebración (Éxodo 20:8-11).
No duró mucho tiempo. Por causa del pecado original de Adán y la corrupción consecuente de todos
sus descendientes, y por causa de la maldición sobre la creación, el hombre fracasó al entrar en este reposo.
Repetidamente Dios denunció a Israel por profanar y contaminar Sus sábados (véase Ezequiel 20:16, 21).
«Este es el reposo,» dice Dios, «dad reposo al cansado,» y «este es el refrigerio». Sin embargo no
quisieron oír (Isaías 28:12). No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos (Isaías 57:21). A Israel en el desierto
Él juró que no entrarían en Su reposo (Hebreos 3:18). Luego Dios expulsó al Israel desobediente e incrédulo
de Su tierra de reposo.
Aunque la muerte también es un reposo, una suspensión de labor, no es un descanso de trabajo
cumplido y victorioso, sino lo contrario, es la derrota final, de descanso de fracaso, y eventualmente la
entrada a la intranquilidad y frustración. El hombre fracasó al entrar en el primer reposo, el sábado del
séptimo día, por causa del pecado. Dios notablemente enfatizó la esclavitud perpetua del hombre al pecado
y su acompañante intranquilidad con el ejemplo de la esclavitud de nuestros antepasados en Egipto. Cuando
Dios los rescató de Egipto con Sus actos poderosos de redención, llamó a Su pueblo a seguirle a una tierra
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de reposo. Mientras estaban en la frontera de Canaán les dio una fuerte indicación de que su celebración del
sábado no era solamente para el sábado de creación que se ha profanado y perdido, sino para un nuevo
sábado de redención que ha de venir.
Dios da una profecía clara de este nuevo sábado en Deuteronomio 5:12-15, que repite el cuarto
mandamiento. Después del mandato inicial para guardar el día sábado, en lugar de basarlo en la obra
creativa de Dios como lo hace en Éxodo 20, Dios dice, «Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y
que Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido; por lo cual Jehová tu Dios te ha
mandato que guardes el día de reposo» (Deuteronomio 5:15).
La esclavitud en Egipto ilustró el verdadero problema de la esclavitud al pecado y la búsqueda sin
esperanza del hombre pecador para el reposo. La redención de Egipto ilustró la redención prometida de Dios
del pecado, cuando Dios proveerá el reposo e invitará a la humanidad redimida a entrar y celebrar.
Venid a mí, dijo nuestro Salvador, y yo os haré descansar (Mateo 11:28). Como Cristo experimentó
la intranquilidad de la muerte eterna por Su pueblo, Él ganó el reposo eterno, porque se levantó del sepulcro
y garantizó vida e inmortalidad para todos nosotros. El banquete de la resurrección habla de victoria,
vencimiento, celebración, gozo, luz, y bendiciones.
Cristo ha entrado en el reposo de la vida eterna para Su pueblo y Él invita a Su pueblo a compartir en y
celebrar este reposo. ¿En cuál día de la semana fue ganado este reposo? Este fue ganado el primer día, el
Día del Señor, el sábado cristiano.
El séptimo día celebró el cumplimiento de la obra de Dios de la creación. Nosotros fracasamos a
entrar en este reposo por causa del pecado. Dios proveyó otro día, el día cuando Su obra de redención fue
completa. El creyente está guiado a este reposo cada Día del Señor. El séptimo día habla de un Pacto de
Obras violado e incompleto. El primer día habla de un Pacto de Gracia, extendido a y poseído por cada
creyente.
También vale la pena observar que muchas festividades del Antiguo Testamento incluían
solemnidades y adoración en el primer día de la semana, anticipando el cumplimiento glorioso de la
expiación de Cristo. Véase, por ejemplo, la Pascua (Lev. 23:5), el Festival de Las Semanas (Lev. 23:16), el
Festival de Las Trompetas (Lev. 23:24), y el Festival de Los Tabernáculos (Lev. 23:34).
Debido a que estás observando que el día de reposo, el sábado, está conectado a las obras cumplidas
del Dios trinitario (Dios el Padre y la creación – descanso en el séptimo día; Dios el Hijo y la redención –
descaso en el primer día), observarás que las Escrituras anticipan un día de reposo conmemorando el
cumplimiento de la obra del Espíritu Santo. Hebreos 4:1 dice que hay «una promesa de entrar en Su
reposo». Pero ¿quién dice eso? Hebreos 3:7 dice que el Espíritu Santo lo dice. Él es el Espíritu de Cristo
quien ahora nos dirige hacia el reposo final, el reposo eterno – «Por tanto, queda un reposo para el pueblo de
Dios» (Hebreos 4:9).
¿Cuándo viene ese reposo? Cuando venga nuestro Señor Jesús. ¿Cuándo viene? Cuando la obra del
Espíritu Santo, aplicando la ganada redención a Su pueblo, haya sido cumplida.
Eso comenzará el sábado eterno, el reposo final. Ese descanso vendrá cuando todos los elegidos
estén reunidos, cuando el edificio del nuevo Jerusalén esté completo, cuando la santificación esté realizada,
cuando la obra del Espíritu de Cristo llegue a su conclusión gloriosa. La creación será salva de sus cadenas y
gemidos, las colinas danzarán por gozo, los árboles aplaudirán, y los santos celebrarán para siempre la obra
cumplida del Padre, Hijo, y Espíritu Santo – el Padre para Su obra de creación, el Hijo para Su obra de
redención, y el Espíritu Santo para Su obra de santificación.

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Puede usted ver ahora cómo el primer día sábado reconoce nuestra profanación de la celebración del
séptimo día de creación, celebra nuestro gozo en el primer día triunfo de redención, y anticipa nuestro día
eterno de la celebración de santificación?
Aunque el argumento que hemos presentado bajo este último tema es el menos entendido y menos
apreciado, es el argumento más convincente. Es un argumento que evita los peligros de basarlo en un poco
de clavos de textos de pruebas. Al contrario, acude a la estructura entera de la Biblia. La Escritura, al
moverse desde el Génesis a Apocalipsis, comienza con la creación y la caída del hombre, continua
anticipando la redención, luego ve esta redención cumplida y aplicada, y finalmente termina entrando en la
gran consumación de gloria.
Durante el viaje desde el Jardín de Edén hasta el Nuevo Jerusalén, Dios se revela como Padre, Hijo,
y Espíritu Santo, a través de Su poderosa obra. El Padre creó y mantiene todas las cosas. El Hijo redimió a
la humanidad y creación. El Espíritu Santo aplica esta redención.
El Credo Apostólico desfila esta misma gloriosa procesión de las personas y la obra de la Santa
Trinidad. El Credo Apostólico es el resumen de la fe cristiana; es una declaración sencilla de quién es Dios y
qué hace.
Este Dios trinitario invita a cada creyente a entrar en el gozo y triunfo de Su obra. Como avance de
la majestuosa procesión de esta obra, en cada etapa de cumplimiento, Dios presenta Su imagen en reposo y
celebración. Cuando dejamos el sábado del Antiguo Testamento, el séptimo día, por el hecho de que no
podemos reparar las ruinas de nuestras manos, entramos en el sábado del Nuevo Testamento, el primer día,
regocijándonos en la redención, completa, perfecta, brillante en todo el esplendor de nuestro Señor
resucitado, quien ha restaurado las ruinas.
El trabajo cumplido y el descanso ganado: este es el ciclo de Dios para el hombre. La obra del
hombre fracasa, la de Cristo aprovecha. Moviéndonos desde el séptimo día hacia el primer día reconoce y
celebra este triunfo de Dios en Cristo. Cuando celebramos la obra de Cristo en el primer día vemos que la
base para nuestra obra es Su obra.
La historia de la Iglesia grabada en el Nuevo Testamento nos presenta con un entendimiento
creciente y progresivo del significado de la obra de Cristo. La Iglesia siguió eso y dio expresión a su
entendimiento a través de las prácticas.
Lo que no encontramos en el Nuevo Testamento es algún mandato para cambiar del séptimo al
primer día. Se considera bueno recordar que los direccionamientos específicos del Nuevo Testamento para
muchos aspectos de la vida de la Iglesia son conspicuos por su ausencia – simplemente no existen. No nos
dice cuándo adorar ni cómo organizar nuestra adoración. No tenemos mandatos cuándo, dónde, ni cómo
administrar los sacramentos, ni qué tipo de gobierno eclesiástico debemos tener. No encontramos textos que
nos manda a bautizar a los infantes, ni encontramos un texto mandándonos a cambiar el sábado desde el
séptimo hacia el primer día.
Dios creó la Iglesia como un organismo, un cuerpo de pacto vivo, creciente, y desarrollado. La
Iglesia se creó y se desarrolló desde Adán hacia Abraham, desde Abraham hacia Moisés, desde Moisés hacia
David, y desde David hacia Pablo, y desde Pablo a la actualidad.
Nosotros observamos los cambios desde un período de tiempo a otro pero los cambios nunca
implican una nueva iglesia, ni un nuevo camino de gracia. Aunque Noé no circuncidó a sus hijos pero sí lo
hizo Abraham, el principio fundamental del pacto redentor de Dios se quedó igual.
Los cambios más significativos ocurrieron cuando la Iglesia se movió hacia el Nuevo Testamento.
Eso es completamente lógico si entendemos lo que estaba ocurriendo dentro de la Iglesia. Para examinar

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eso, usamos la figura sencilla que Pablo usa en Gálatas. Eso ilustra la idea de crecimiento y desarrollo, pero
siempre dentro la misma Iglesia. Pablo comparó la Iglesia del Antiguo Testamento a un niño. Dios trató el
Antiguo Testamento como un infante. Igual como en nuestra niñez, su vida era regulada por muchas leyes.
Como los niños son castigados y enseñados por los castigos físicos y por los premios, de la misma manera
Dios trató con el antiguo Israel. Así como los niños necesitan muchas ilustraciones y modelos para entender
cosas, de la misma manera Dios dio una variedad de ilustraciones y tipos para presentar la verdad a la
Iglesia del Antiguo Testamento.
La mayor transformación en la vida de una persona es la de la niñez hasta la madurez. Se guardan
los juguetes y los dibujos, y se dejan todas las pequeñas reglas que gobiernan toda faceta de la vida del niño.
Los castigos para el mal comportamiento y el helado para lo bueno desaparecen. Este cambio es un proceso,
un ajuste que ocurre durante los años de la adolescencia. Definitivamente es un cambio, pero algo gradual.
El cambio definitivo ocurrió para la Iglesia durante su transición desde el Antiguo hacia el Nuevo
Testamento. Como un niño, quien no está más regulado por las reglas de la niñez, pero quien sin embargo
debe vivir por los principios implícitos en ellas, también la Iglesia debe vivir según los principios
encontrados en las reglas del Antiguo Testamento. Por ejemplo, la Iglesia del Nuevo Testamento no más
debe obedecer las reglas dietéticas de su niñez del Antiguo Testamento, pero sí debe vivir según el principio
de distinguir entre lo que es espiritualmente puro y lo que es impuro y que hace daños.

El cambio es un proceso
Cuando pasó desde el Antiguo hacia el Nuevo Testamento, la Iglesia llegó a su madurez – la realidad
de redención ha llegado, el cumplimiento del Espíritu ha sido derramado, y sus límites no más son los del
jardín infantil de Canaán, sino del mundo.
Como la transición de una persona desde la niñez hacia la madurez es un cambio definitivo pero a la
vez un proceso, de igual manera es así para la Iglesia del Nuevo Testamento. Podemos observar algunas de
las prácticas para ver que este cambio no era un mandato sino mas bien un reconocimiento de algo
necesario. En segundo lugar, vemos que este cambio era un proceso que ocurrió durante un período de
tiempo.
Las prácticas del Antiguo Testamento que estaban desapareciendo tenían que ver con el templo.
Aunque Cristo dijo que Él era el templo (Juan 2:21) y predicó la destrucción del templo en Jerusalén (Mateo
24); aunque Pablo demuestra que Cristo es ahora el templo (1 Cor. 3:17; Efe. 2:19-22), y que después de la
ascensión encontramos los apóstoles adorando (Lucas 24:53) y predicando allá (Hechos 3:1; 5:20). El
cambio era gradual, reconocido, no un mandato.
La circuncisión, una señal sangrienta del Antiguo Testamento, era reemplazada por el bautismo, una
señal sin sangre, porque por causa de la muerte de Cristo no hay necesidad para más sangre. Sin embargo,
Pablo en Hechos 16:3 circuncidó a Timoteo. La circuncisión estaba a punto de desaparecer pero todavía
existía.
La madurez de la Iglesia causó cambios. Estos cambios no vinieron como resultado de un mandato
directo de Cristo, sino por el creciente reconocimiento por parte de la Iglesia de que aunque los principios
de Dios encontrados en el Antiguo Testamento eran eternos, la manera en que estaban observados debe ser
cambiada.
La historia de la Iglesia, tanto dentro del Nuevo Testamento como dentro de otras fuentes, nos
demuestra que esta etapa de transición duró aproximadamente cuarenta años después de la ascensión de
Cristo. Al final de este período, 70 DC, los romanos destruyeron tanto Jerusalén como el templo. Con esta
destrucción, todas las prácticas asociadas con el Antiguo Testamento generalmente cesaron. Entre las que
eran descontinuadas permanentemente era la observancia del sábado en el séptimo día.
5
Lo que encontramos en el Nuevo Testamento entonces son los momentos y ocasiones que nos
muestran que la Iglesia estaba cambiando de una práctica del Antiguo Testamento hacia una del Nuevo
Testamento. Ahora vamos a examinar ejemplos del Nuevo Testamento que indican un cambio de la
observancia del sábado en el séptimo hacia el primer día.
El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo
de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche (Hechos 20:7).
Los elementos normales de la adoración cristiana aparecen aquí. Los discípulos se reúnen, partieron
el pan, que aparentemente implica que celebraron la Cena del Señor, y Pablo habló con ellos, predicando la
Palabra. Todo esto ocurrió en el primer día de la semana, el domingo.
Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado,
guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas (1 Cor. 16:2).
Aquí Pablo en realidad asume que la iglesia en Corinto se reúne cada Día del Señor, cada primer día
de la semana para adoración. Él está recordándoles que las ofrendas y diezmos deben formar parte de la
adoración.
Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta
(Apocalipsis 1:10).
En Apocalipsis, el apóstol Juan llama el primer día de la semana el Día del Señor para las razones
que ya hemos visto. Si uno ve cuidadosamente el libro de Apocalipsis, observa que su contexto es la
adoración.
Después del versículo 10 del mismo capítulo uno, Juan oye la voz de Cristo hablando entre las siete
iglesias – de veras el elemento principal de adoración. Cristo se revela repetidamente por todas partes del
libro.
Encontramos la reunión de la Iglesia en capítulo 7. Encontramos la celebración de victoria, siempre
un elemento esencial del sábado, algo que ocurre por todo el libro.
Encontramos la Iglesia respondiendo a la Revelación de Dios en Jesucristo a través de la alabanza y
cánticos. Por ejemplo, leemos en Apocalipsis 4:11, «Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el
poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas». Y otra vez en 5:9-10,
12-14: «Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y
adoraron al que vive por los siglos de los siglos». (Para otros ejemplos de la respuesta congregacional, véase
7:12; 11:17-18; 15:3-4; y 16:56.)
Todos estos elementos de la adoración del sábado entonces están revelados al apóstol Juan por el
Espíritu en el Día del Señor, el primer día de la semana, el domingo.
Como ya hemos dicho, no estamos buscando un mandato específico que indica un cambio del
séptimo hacia el primer día para la observancia del sábado. Los que sí encontramos sin embargo es
evidencia que el Espíritu Santo dirigió a la Iglesia a entender que su vida y obra deben estar fundadas en
Cristo, y que su labor procede de su celebración de la victoria de Cristo sobre la muerte en aquel primer
domingo de resurrección.
Presentamos esta evidencia simplemente para mostrar que la Iglesia primitiva celebraba el sábado, el
día de reposo, en el primer día de la semana. Aunque existen los que dicen que la observancia del día
domingo era invención del Emperador Constantino (c. 314 DC) o de un Papa, la evidencia es al contrario.
a. 90 DC La Didajé «Pero cada Día del Señor, se reúnan y compartan el pan y den gracias después
de haber confesado sus transgresiones, para que su sacrificio sea puro» (The Teaching of the Twelve
Apostles, 14:1, Anti-Nicene Fathers Vol. 7, p. 381).

6
b. 90 DC La Didajé «… cada Día del Señor, se reúnan en sus solemnes asambleas, y se regocijen:
por que el que ayuna en el Día del Señor estará culpable de pecado, siendo el día de la resurrección..».
(Constitutions of the Holy Apostles, Anti-Nicene Fathers Vol. 7, p. 449).
c. 90 DC La Didajé «En el día de la resurrección del Señor, o sea, el Día del Señor, se reúnan juntos,
sin duda, dándole gracias a Dios, y alabándole por las misericordias que Dios les ha bendecido a través de
Cristo» (Constitutions of the Holy Apostles, Anti-Nicene Fathers Vol. 7, p. 471).
d. 107 DC Ignacio «Que cada amigo de Cristo guarde el Día del Señor como un festivo, el día de la
resurrección, la reina y el principal de todos los días de la semana» (Ignatius, Epistle to the Magnesians,
cap.9. Ante-Nicene Fathers, Vol. 1, pp. 62-63).
e. 130 DC La Carta de Bernabé «...nosotros los cristianos guardamos el octavo día para el gozo, en
lo cual también Jesús se levantó de la muerte y cuando apareció ya habiendo ascendido hacia el cielo»
(15:8s, The Epistle of Barnabas, 100 AC, Ante-Nicene Fathers, Vol. 1, p. 147).
f. 150 DC Justino «Pero el Domingo es el día en lo cual tenemos nuestra asamblea común, porque es
el primer día de la semana y Jesús nuestro Salvador en este mismo día se levantó de la muerte» (First
Apology of Justin, Cap. 68).
g. 200 DC Tertuliano «Hacemos solemne el día después del Sábado, en contra a los que llaman este
día [Sábado] su sábado» (Tertullian’s Apology, Cap. 16).
h. 220 DC Orígenes «Durante el día Domingo no se puede participar en ninguna de las acciones del mundo.
Si entonces, se abstiene de todas las obras de este mundo y se mantiene libre para las cosas espirituales,
asista a la iglesia, escuche a las lecturas y las predicaciones divinas, medite en las cosas celestiales» (Homil.
23 en Numeros 4, PG 12:749).
i. 345 DC Atanasio «El sábado era el cumplimiento de la primera creación, el Día del Señor era el
comienzo de la segunda, en la cual Él renovó y restauró la vieja, en la misma manera como mandó que
deben anteriormente observar el sábado como memorial del cumplimiento del final de las primeras cosas,
entonces honramos el Día del Señor como el memorial de la nueva creación». (On Sabbath and
Circumcision 3).
Quizás las obras y los autores citados aquí son desconocidos para usted. Si desea, podemos proveerle
más información acerca de cada uno. La historia demuestra que estos hombres estaban reconocidos como
líderes entre las iglesias y creemos en la fidelidad de sus testimonios.
Ahora podemos resumir esta evidencia de la historia de la iglesia al citar de un importante
historiador eclesiástico del siglo dieciocho, Philip Schaff:
«La celebración del Día del Señor en memoria de la resurrección de Cristo sin duda tiene su origen
en la época apostólica. Nada menos que el precedente apostólico puede explicar la observancia religiosa
universal en la iglesias del segundo siglo. No hay voz de desacuerdo. Esta costumbre está confirmada por
los testimonios de los escritores post-apostólicos más tempranos, como Bernabé, Ignacio, y Justino
Mártir . . . ».
Entonces, el primer día ya durante la época apostólica estaba designado honorablemente como «el
Día del Señor». Aparece, entonces, del Nuevo Testamento mismo, que el Domingo estaba observado como
un día de adoración, y una conmemoración de la resurrección, en la cual la obra de redención se cumplió. La
práctica universal y sin contradicciones de guardar el Domingo durante el segundo siglo se puede explicar
solamente por el hecho de que tiene sus raíces en la práctica apostólica.

7
Vamos a concluir en demostrar que nuestro punto de vista es lo que se llama la posición recibida. Es la
posición autorizada por la Iglesia, reconocida por siglos. Esta cita que sirve como resumen viene de John
Murray, un teólogo reformado muy respectado de Escocia, quien, junto con J. Gresham Machen, era uno de
los fundadores del Seminario Teológico de Westminster en Filadelfia.

Esta ordenanza [del Sábado del primer día] se basa en el ejemplo divino. El ciclo y la secuencia establecido para
el hombre en la división del tiempo entre semanas se basa en la secuencia que Dios siguió en la obra de
creación. Se puede hablar del sábado como el memorial del reposo de Dios, el reposo de deleite y satisfacción
en la obra cumplida. «Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera» (Gén.
1:31). En la economía cristiana el sábado es el Día del Señor y por eso el cumplimiento de una obra de Dios aun
más grande que la de la creación. Es el memorial de redención cumplida por la resurrección de nuestro Señor de
la muerte. Es completamente apropiado que el repetitivo séptimo día debe ser ahora el memorial para el reposo
de la labor de redención en que nuestro Señor y Redentor entró cuando se levantó de la muerte, en el grande
poder de Dios.

Pero el sábado no es solamente un memorial de la creación cumplida y la redención hecha; es también la


promesa de una esperanza gloriosa, la anticipación del reposo del sábado que viene para el pueblo de Dios. Es
la esperanza del gran final a la totalidad de la historia, el reposo del sábado que es la secuela prometida a la
totalidad de las obras y las labores de la historia . . . La relevancia perpetua del s ábado semanal en el plan divino
de la historia y del destino y con su relevancia perpetua va su obligación perpetua.

Para todos los santos quienes de sus labores descansan,


Quienes te confesaban por fe ante el mundo,
Tú nombre, oh Jesús, sea bendecido para siempre:
Aleluya, Aleluya.

William Walsham How, 1864

8
GUERRA ESPIRITUAL
por Guillermo Green
Vol. 6, No. 1

S e cuenta que un pastor subió a una montaña para hacer lucha espiritual con los demonios que
dominaban sobre su ciudad. Un tiempo después se le acercó al pastor una hermana de la iglesia, muy
preocupada, y le dijo: «Necesito que vayas pronto a mi casa para hacer un exorcismo. Cuando tú
expulsaste los demonios de las alturas, vinieron todos a alojarse en mi casa, ¡porque vivo en la bajura!»
Sea chiste o sea verdad, este relato ilustra hasta dónde hemos llegado con la contemporánea fe
evangélica cuyo estado de bancarrota la está llevando más y más lejos de la fe histórica, y más y más cerca
al animismo y la brujería. Se ha oído de pastores derramando aceite sobre ciudades en avioneta. Otro pastor
de mi país subió a las Himalayas en Tibet para reprender al demonio del lugar más alto del mundo, así
‘liberando’ a todos los países de su poder para la extensión del evangelio. En otra ocasión me dijo una
persona que nuestro cantón de Goicoechea tiene tantos alcohólicos porque el cura cuyo nombre lleva el
cantón era alcohólico, y su espíritu de alcoholismo hasta hoy oprime a las personas que viven bajo su
‘dominio.’ Es curioso que nunca he sentido yo este impulso...
Toda esta ola tiene repercusiones negativas en dos sentidos: 1) Lo que ignora del testimonio bíblico,
y 2) lo que añade al testimonio bíblico. Realmente es una traición del testimonio de la persona y obra de
Jesucristo. Por tanto, un grupo de personas que busca su ‘salvación’ o su ‘liberación’ en estas cosas, busca
equivocadamente, como los discípulos cuando buscaban al Jesús resucitado en la tumba. El único problema
es que Dios ya no va a enviar ángeles para decirles «no está aquí», ya que tenemos el testimonio amplio y
completo de las escrituras.

La ‘guerra espiritual’ de hoy ignora


la obra eficaz de Jesucristo
Desde los comienzos del relato del evangelio, queda establecido que el Rey Jesús ha venido, y
estableció su reinado en la tierra. Leemos en Marcos 1:14,15, «Después que Juan fue encarcelado, Jesús
vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de
Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio». Debemos notar que el verbo traducido «se ha
acercado» para describir el reino de Dios, se encuentra en el tiempo perfecto (h=ggiken), lo cual da a entender
que lo señalado ha acontecido. En este caso, es el reino de Dios que se ha presentado, se ha hecho presente.
Note que no se debe traducir «se está acercando», como si fuera algo en proceso. Jesús dice que el reino de
Dios «ya se ha hecho presente». Esta declaración del reino de Dios debe verse a la luz de las profecías del
Antiguo Testamento, en las cuales Dios promete ‘venir’ para establecer su reino. Por ejemplo, profetizando
de la venida del mesías, Daniel dice:

Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino
dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre
(Daniel 2:44).

Muchos textos hablan de la venida de Dios a su pueblo, trayendo los frutos de su reino: salvación y juicio.
Por ejemplo,

1
Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con
pago; Dios mismo vendrá, y os salvará (Isaías 35:4)

y Habacuc, hablando del futuro profetiza:

Oración del profeta Habacuc, sobre Sigionot. Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra
en medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acu érdate de la misericordia. Dios
vendrá de Temán, Y el Santo desde el monte de Parán. Selah. Su gloria cubrió los cielos, Y la tierra se llenó de
su alabanza. Y el resplandor fue como la luz; Rayos brillantes salían de su mano,Y allí estaba escondido su
poder. Delante de su rostro iba mortandad, Y a sus pies salían carbones encendidos. Se levantó, y midió la
tierra; Miró, e hizo temblar las gentes; Los montes antiguos fueron desmenuzados, Los collados antiguos se
humillaron. Sus caminos son eternos. (Habacuc 3:1-6)

Es a la luz de textos como estos que debemos entender el llamado radical de Jesús de que todos «se
arrepientan y crean el evangelio». En un sentido, los ‘postreros días’ habían llegado con la persona y el
ministerio de Jesucristo. En su sermón en la sinagoga de Nazaret, cuando Jesús aplicó la profecía de Isaías a
sí mismo (Lucas 5:16-30), los judíos al principio se maravillaron, pero luego se llenaron de ira y trataron de
matarlo. Ellos se daban cuenta que sólo podía haber dos posibilidades - o Jesús era Dios encarnado, o era un
loco. Optaron por creer lo último. Durante todo su ministerio Jesús daba testimonio de que su ministerio era
definitivo, era el cumplimiento del plan de Dios. Las parábolas sobre el reino de Dios dan testimonio de que
en la persona de Cristo las realidades del reino se hicieron presente. Lamentablemente, fueron los demonios
que entendieron mejor el significado cósmico de la venida de Cristo. Ante Jesús, como ante ningún otro, los
demonios clamaban por misericordia, sabiendo que el tiempo era corto (Marcos 5:7; Lucas 4:35). Los
autores de los cuatro evangelios enfatizan una y otra vez que Jesús «cumplía» lo escrito en el Antiguo
Testamento. Su obra y su persona era el cumplimiento de lo profetizado. El reino de Dios hab ía llegado en
Jesús. Dios mismo había venido para pastorear su rebaño. Y cuando Jesús, colgando en la cruz, clamó
finalmente «¡Consumado es!» - todo estaba consumado.
Sin embargo, es posible confundirnos con el reloj divino, y Jesús mismo introduce una faceta nueva
que el Antiguo Testamento no podía especificar. Mientras Jesús da testimonio claro de lo definitivo de su
obra, a la vez introduce un ‘alargamiento’ de su finalización. Muchas parábolas hablan del reino también
como algo futuro - ‘cuando el Hijo del hombre venga en su reino...’ Algunos teólogos llaman esta dinámica
el ‘ya y todavía no.’ Quieren decir que el reino de Dios fue establecido ‘ya’ - pero ‘todavía no’ está
consumado en su forma final. Es esta distinción sutil pero muy importante la que debe informar nuestro
trabajo cristiano. Si olvidamos cualquiera de las dos facetas, caemos en errores graves. Si por ejemplo, me
olvido del ‘todavía no’, podría llegar a creer que todas las bendiciones de Dios son para mí en este momento
- como lo hace la mal-llamada ‘teología de la prosperidad’. Pero la biblia enseña claramente que muchas de
las bendiciones de Dios serán reservadas en su forma final para el reino consumado - es decir, la nueva
tierra y los nuevos cielos: «toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora...
esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo» (Romanos 8:22-23). La santidad completa, la
sanidad completa (mi cuerpo glorificado), el conocimiento pleno de Dios (le veremos cara a cara), la plena
llenura del Espíritu Santo - todas estas bendiciones vendrán en la nueva tierra, y creer que aquí se darán ha
conducido a la Iglesia a muchos errores - algunos absurdos y otros peligrosos.
Pero si olvidamos del ‘ya’ - también podemos caer en la trampa de un escapismo, olvidando que
Dios ha establecido su reino en la tierra, y este reino abarca toda faceta del hombre. El reino de Dios no es
de este mundo, pero se ha establecido en este mundo por medio de la obra y presencia de Cristo, por su
Espíritu y en la presencia de su Iglesia. Los miembros de este reino - los cristianos - deben ser diligentes en
ejercer los deberes de este reino en sus familias, su trabajo, sus iglesias, sus países, sus escuelas, etc.:
2
«porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo» (Romanos
14:17). Somos miembros del reino divino mientras tanto caminamos en este mundo: «os encargábamos que
anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria» (1 Tes. 2:12).
Es en este sentido que se ha mezclado la brujería con el sensacionalismo en estos días, olvidando el
‘ya’ de la obra de Jesucristo. Muchos - con grandes aclamaciones, amenazas al demonio, y maldiciones más
elocuentes que Elías mismo - pretenden hacer lo que ya está hecho. Todo el escándalo, las horas y horas de
cultos realizados con el propósito de deshacer la obra del demonio - todo es una pérdida de tiempo. Si las
tele-novelas enferman a las personas, ¿cuánto más las enferman horas y horas invocando el nombre de un
enemigo derrotado? Tenemos espacio para ver sólo un texto para mostrar lo inútil de todos aquellos
esfuerzos por ‘enviar al abismo’ el demonio.
Es interesante cuántas personas mal-interpretan el pasaje en Mateo 12:22ss. En este pasaje, Jesús
echa fuera un demonio, pero los fariseos lo acusan de echarlo por el mismo poder de Beelzebú, el príncipe
de los demonios (en otras palabras, acusan a Jesús de ser parte de las legiones demoniacas). Parte de la
respuesta de Jesús consiste en una pregunta retórica (vs 29), en la que hace la pregunta: «¿Cómo puede
alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá
saquear su casa.» El contexto nos muestra claramente que «El hombre fuerte» es Satanás. Y él que ha
‘entrado en su casa’ (es decir, al mundo) y lo ‘ha atado’ es Jesús mismo - con el propósito de saquear su
casa. La liberación de los demonios que hacía Jesús mostraba de manera dramática toda su labor - la de
liberar a las personas del poder de Satanás. Pero había una condición para poder hacer esto - el hombre
fuerte tenía que ser atado. Jesús deja testimonio claro que él estaba dejando a Satanás atado, para que las
personas pudieran ser libradas (ver Lucas 10:18; Juan 12:31).
Hoy una teología falsa atrapa la Iglesia. Si bien el demonio anda como ‘león rugiente, buscando a
quien devorar’, debemos aceptar que es un león atado, y no podrá devorar a todos que quisiera. Jesús ha
dejado atado al hombre fuerte para que el evangelio haga su labor en este mundo, salvando a todo el pueblo
escogido de Dios. Toda la autoridad ha sido dada a Cristo, y la forma de discipular a las naciones es
llevando la Palabra de Cristo: «enseñandoles a que guarden todas las cosas que yo os he enseñado». Es de
suma importancia notar que en todas las epístolas del Nuevo Testamento no encontramos el énfasis sobre los
exorcismos que muchos practican hoy. Lo que sí encontramos, es el mandato de ‘predicar la Palabra a
tiempo y fuera de tiempo.’ El énfasis está en el poder de Cristo, comunicado por medio de su Palabra - la
‘espada del Espíritu’.
Para aquellos que se tornan afónicos por pasar horas y horas reprendiendo espíritus inmundos - les
tenemos buenas noticias. Jesús ya puso el demonio en su lugar. Nuestro deber es anunciar este Rey y
Salvador por medio de la poderosa predicación de su Palabra. Muchos tendrán ‘comezón de oír’, queriendo
escuchar alguna novedad. Pero ya hemos sido advertidos sobre eso. Nuestro deber es seguir predicando a
Cristo - a tiempo y fuera de tiempo - porque la fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios. No
debemos ignorar lo que hizo Jesucristo en su ministerio aquí en la tierra. La ‘guerra espiritual’ Jesús ya la
libró, y la ganó, «despojando a los principados y las potestades...triunfando sobre ellos en la cruz»
(Colosenses 2:15). Jesús nos ha salvado del poder demoniaco, «y nos hizo sentar en los lugares celestiales
con Cristo Jesús» (Efesios 2:6). ¡Ay de aquellos que esclavizan a las personas de nuevo al temor del diablo,
habiendo Jesús librado a su pueblo una vez por todas!

La ‘guerra espiritual’ añade al testimonio bíblico


La falsa teología de la ‘guerra espiritual’ no sólo ignora lo que la biblia enseña, sino añade lo que no
enseña. Por ejemplo, las enseñanzas de ‘sanidad interior’ muchas veces enfatizan la necesidad de «romper
con maldiciones pasadas, romper asideros demoniacos en su vida». Mezclando un poco de Freud, Carl Jung

3
y la biblia, nos ofrecen fórmulas que si uno ya no era psicótico cuando comenzó, seguramente lo será
cuando termina. Estos mercaderes de la religión, ofrecen sus miles de libros, seminarios y conferencias
sobre el tema de cómo tener la paz interna, cómo gozar de una vida plena. Y las recetas distan claramente de
la sencilla palabra de Dios. La prueba de que las personas no logran lo que buscan está en que siguen
siempre buscando ‘otra receta’ para la sanidad interior. Si realmente obtuvieran la sanidad interior por medio
de las técnicas ofrecidas, no habría necesidad de seguir buscando. Jesús dijo, que él que creía en él, «de su
interior correrán ríos de agua viva» (Juan 7:38). ¿Será posible que los auto-proclamados ‘sanadores’ de hoy
hayan obviado lo más fundamental? Jesús mismo dice que por medio de la fe en él, habrá abundancia
interior de la bendición de Dios - ¡Sola fide!
Ahora, muchos dirían: «Claro que sí, es por la fe. Pero hay que apropiarse de estas bendiciones por
medio de ejercitar la fe en ciertas maneras - por ejemplo, el renunciar a maldiciones pasadas, romper con
ataduras familiares del pasado, etc.» Con las ‘técnicas’ de la llamada sanidad interior, podemos ver la triste
realidad que estas personas no comprenden la salvación en Cristo.
En primer lugar, como la iglesia ha dejado de predicar el arrepentimiento como parte de la fe
verdadera, ahora se encuentra con personas que ‘creyeron’ en Cristo pero nunca se arrepintieron de muchas
actitudes o conductas de su pasado. Esto crea una confusión terrible en la vida de la persona. Pero en lugar
de corregir su mala teología, la empeoran añadiendo otra cosa no-bíblica - la ‘sanidad interior’ - para
intentar corregir el problema causado por su deficiente teología.
En segundo lugar, al no predicar la ‘justificación por la fe’ de manera bíblica, congregaciones enteras
nunca llegan a poder apreciar lo que Jesucristo ha realizado por nosotros - reconciliándonos perfectamente
con Dios, imputando su perfecta justicia a nuestra cuenta, y así abriendo de nuevo plena comunión entre
nosotros y el Padre. Tal vez la enseñanza más ‘pastoral’ de toda la biblia es la ‘justificación por la fe.’
Cuando Cristo quita el verdadero obstáculo entre nosotros y Dios - nuestra culpa y pecado - de ahí en
adelante nada nos podrá separar del amor de Dios que está en Cristo Jesús, Señor nuestro (Romanos 8:39).
Malas son aquellas personas que se aprovechan de nuestras debilidades y temores para vender su mercader ía
falsa, añadiendo cosas que Dios nunca mandó. Dios nos recibe plenamente como hijos adoptados, en Cristo
por la fe, y no tenemos que buscar técnicas secretas para obtener sus favores. Jesús hizo hincapié en esta
verdad:

Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre de vosotros,
si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le
pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros
hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan? (Lucas 11:10-13)

Todo el punto de Jesús es lo fácil que es obtener la bendición de Dios. Con sólo pedir, Dios está
dispuesto a darnos lo mejor - su propio Espíritu Santo. Atientan contra las escrituras aquellas personas que
convierten la súplica sencilla de fe en arduos ejercicios de renunciar, reprender, y romper. Es de suma
importancia notar que el mismo contexto es la expulsión de un demonio. Jesús termina diciendo, «Mas si
por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros» (Lucas
11:20). Jesús estableció su reino de poder en las vidas de los creyentes. Jesús rompió para siempre el poder
del diablo sobre los hombres que creen en él. Jesús ganó el privilegio del Espíritu Santo para aquellos que
tan sólo lo piden. Cualquier otro evangelio, no sólo es incapaz de librar verdaderamente, sino viola el
principio sagrado de ‘no añadir’ a la Palabra de Dios.
Presencié el ‘exorcismo’ de una muchacha. Después de 50 minutos de interrogación sobre el nombre
del demonio, después de reprensiones y ataduras, por fin se rindió el demonio - más o menos. En nada

4
parecía esta ‘expulsión’ a lo que hacía Jesús y los apóstoles. Al preguntar la muchacha si había sido
‘liberada’ antes, dijo que sí - ¡6 veces!
La Iglesia de Cristo hoy se encuentra en una encrucijada. ¿Volverá al evangelio, las ‘buenas nuevas’
de salvación en Cristo, la fe histórica confesada por la Iglesia durante miles de años - o inventará otro
mensaje, otra religión, otro evangelio - todos falsos? Es por algo que Pablo pide, de rodillas, que los Efesios
fueran arraigados y cimentados en amor, y que pudieran comprender la anchura, la longitud, la profundidad
y la altura, y de conocer el amor de Cristo que excede todo conocimiento, para que fueran llenos de la
plenitud de Dios (Efesios 3:17-19). El evangelio verdadero nos pone sobre un fundamento real, y nos hace
seguros en Cristo. Los falsos evangelios colocan a las personas sobre arena movediza, añadiendo y quitando
de la biblia, en última instancia dejándolas ‘sin Dios y sin esperanza en este mundo’.
Dios nos ha dado una salvación hermosa, completa, y eterna por la fe en Cristo Jesús. La guerra
espiritual la ganó Jesucristo - ¡una vez por todas! ¡Aleluya!

5
INCRÉDULOS «NACIDOS DE NUEVO»
INVESTIGACIONES REVELAN UN CONTINUO
COLAPSO TEOLÓGICO ENTRE LOS CRISTIANOS DE LOS EE.UU.
por Gene Edward Veith
Vol. 6, No. 1

S ECULARES, LIBERALES, Y MUSULMANES YA NO tienen que temer a los cristianos


conservadores, dice Dave Shiflett en el periódico The Wall Street Journal. Según él, los cristianos no
tienen mucho interés en convertir a los paganos. No creen que en realidad existan «paganos», y
tienden a creer más bien que todas las religiones son igualmente válidas. «Aun los cristianos más temidos -
los pavorosos 'nacidos de nuevo' que han causado tantas dificultades para los cabecillas de la organización
People for the American Way1 - a menudo aceptan la ley moderna de la tolerancia por encima de las
enseñanzas tradicionales de su fe.» Él cita datos de encuestas del investigador cristiano George Barna que
dicen que el 26 por ciento de los ‘nacidos de nuevo’ creen que todas las religiones son esencialmente
iguales, y que el 50 por ciento de ellos cree que una vida de buenas obras permite que una persona vaya al
cielo.
Shiflett continua, sin embargo, citando datos que causan duda de que algunos de estos cristianos
nacidos de nuevo de veras estarán allá. Más de un tercio (35 por ciento) de los cristianos nacidos de nuevo
no creen que Jesús resucitara físicamente de la muerte.
¿No es la fe en la resurrección de Jesús algo importante para la fe cristiana? Sobre todo a la luz de
Romanos 10:9: «Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor» [esto los ‘nacidos de nuevo’ sí hacen] «y
creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos,» [esto no lo hacen] «serás salvo» [entonces, ¿son
salvos?].
Más de la mitad de los cristianos nacidos de nuevo (52 por ciento), según los datos del señor Barna,
no creen que el Espíritu Santo sea un ser viviente. En Hechos 19, el apóstol Pablo encontró un grupo de
personas que decían que eran cristianas, pero nunca habían oído del Espíritu Santo. Pablo tuvo que
evangelizarlos y bautizarlos de nuevo. ¿Hoy...?
Más cristianos nacidos de nuevo creen en el diablo que en el Espíritu Santo, aunque el 45 por ciento
no cree que Satanás exista. El diez por ciento cree en la reencarnación. El 29 por ciento cree que es posible
comunicarse con los muertos.
En cuanto a los asuntos morales, uno de cada tres de los cristianos nacidos de nuevo (33 por ciento),
según los datos de Barna, aceptan las uniones matrimoniales del mismo sexo. Más de uno de cada tres (39
por ciento) cree que es moralmente aceptable que las parejas se junten antes del matrimonio. Y es
significativo que los cristianos nacidos de nuevo tienen más probabilidad que los no creyentes de haber
experimentado el divorcio (27 por ciento vs. 24 por ciento de la población general).
El señor Barna define a los «cristianos nacidos de nuevo» como aquellos que dicen que han hecho
un compromiso personal con Cristo y que esperan ir al cielo porque han aceptado a Jesús. Él tiene una sub-
categoría de cristianos nacidos de nuevo - los «evangélicos» - que cumplen con criterios más estrictos. Pero
estos son solamente ocho por ciento (8%) de todos los cristianos americanos, dejando un 33 por ciento que
componen los menos ortodoxos «nacidos de nuevo no-evangélicos».

1 Una organización dedicada a promover el secularismo, combaten la iglesia cristiana.


1
¿Es esta desenfrenada incredulidad entre los que han ‘aceptado a Cristo’ un ejemplo de
analfabetismo bíblico? O, ¿es una convicción positiva de que la fe es meramente una experiencia subjetiva
mas que una declaración apropiada de verdades objetivas?
Sea como sea, esta es una evidencia fuerte de cómo el cristianismo americano se conforma a la
cultura secular dominante. Se puede ser religioso, según lo que dice el posmodernismo, con tal de que su fe
exista solamente en la mente. Si comienza a declarar que sus creencias son más que simplemente un estado
mental que le hace sentirse bien, afirmando mas bien que lo que cree es una realidad objetiva y válida para
todos, entonces usted llega a ser una amenaza intolerable para la sociedad. Aparentemente muchos cristianos
están de acuerdo, y se sienten conformes con sus propias decisiones mentales privadas y experiencias
místicas, sin referirse al Dios que existe fuera de ellos, revelado en Su Palabra y en Su Hijo crucificado y
resucitado.
A veces los predicadores exhortan a la gente a «invitar a Jesús a su corazón» sin proclamar quién es
Jesús y qué ha hecho por los pecadores. Este es un evangelismo que cae corto de la verdadera predicación
del evangelio. El resultado será «nacidos de nuevo no-evangélicos».
Los nuevos cristianos, como infantes, necesitan ser alimentados, enseñados, y cuidados; si no,
morirán en sus cunas.
Por lo menos, los cristianos no son los únicos confundidos por su cultura al sostener creencias
contradictorias. Los ateos también están confundidos en su teología. «La mitad de los ateos y agnósticos
dicen que cada persona tiene un alma, que existen el cielo y el infierno, y que hay vida después de la
muerte,» informa el señor Barna. Además, «uno de cada ocho ateos y agnósticos aun cree que aceptando a
Jesucristo como salvador probablemente hará posible tener vida después de la muerte.» Ellos creen que
aceptar a Cristo puede llevar a la vida eterna, aunque no creen en Jesucristo. Al igual que los «nacidos de
nuevo no-evangélicos».

2
JONATHAN EDWARDS
Y EL GRAN AVIVAMIENTO AMERICANO
Vol. 6, No. 1

E ra espantoso. Buenos Cristianos estaban riéndose histéricamente o llorando en forma interrumpida,


lanzándose al piso. Estaban confrontando a sus amigos y vecinos acerca de la necesidad de estar bien
con Dios. Clamaban que el espíritu de Dios los estaba llenando, controlando, inspirando, pero todo
esto parecía demasiado emocional para la gente normal de Massachussets.
El Gran Avivamiento habría significado no más que una rareza, habría quedado al margen de ser
experimentado por la nación Americana, de no haber sido por un pastor llamado Jonathan Edwards. La
apertura y el agudo análisis de este erudito le dieron sentido a este movimiento del Espíritu, y como
resultado, aún más vidas fueron transformadas. Durante este proceso, una nación emergente encontró su
alma.
Era el año 1740, y los colonizadores desde Savannah hasta Boston estaban cautivados por la
prodigiosa predicación de George Whitefield, un clérigo Inglés que estaba adentrándose en los Estados
Unidos montado a caballo. Muchas iglesias lo rechazaron, temiendo su teatralidad y emocionalismo.
Justamente esto fue lo que envió a Whitefield hacia los campos y a las calles, donde aun más personas lo
podían escuchar. Se estimó que 25,000 se congregaron en un servicio al aire libre para oírlo predicar. (Ben
Franklin puso en duda dicha estadística, pero un día lo pudo comprobar en las calles de Philadelphia.
Mientras Whitefield predicaba desde las gradas del palacio de justicia, Franklin pudo escucharlo a una
cuadra de allí. Calculando la distancia y la cantidad de espacio que cada persona ocupaba, concluy ó que más
de 30,000 podían oír a este orador al mismo tiempo.)
Si tanta cantidad de gente es incitada espiritualmente por algo, debe de haber algo extraño en ello.
Esa era la opinión de muchos críticos.. Lo cierto es que Whitefield era una curiosidad, y un espectáculo
hasta cierto punto. Pero el “guión” de Whitefield era puramente evangelio: «Debes nacer otra vez.» Decía
esto a los miembros de su iglesia, convencido de que las iglesias estaban repletas de gente que nunca había
conocido a Dios realmente. Whitefield le trajo a la gente el mismo mensaje que había sido dado por Lutero
y Wycliffe y Francis y por el mismo Jesús: Dios quiere conocerte; El quiere cambiar tu vida. Esto siempre
ha sido visto como información peligrosa por aquellos con intereses creados. Si el Cristianismo equivale a
respetabilidad, entonces la referencia a la gente normal es escandalosa y su liberada respuesta emocional es
aún peor.
Jonathan Edwards sabía lo que debía hacerse. Era tan respetable como se pueda llegar a ser, bien
criado y preparado. Hijo de un ministro y nieto de otro, acudió a la Escuela Divina de Yale (aún antes era
llamada así) y relevó a su famoso abuelo como pastor de la Iglesia Congregacional en Northampton,
Massachussets. Edwards predicaba brillantemente. Estudió filosofía y ciencia, así como teología. Algunos
han argumentado que él fue posiblemente el hombre más inteligente de todos los tiempos en Estados
Unidos.

La asombrosa obra de Dios


Cuando el renacimiento de Whitefield llegó desde la costa, Edwards le dio la bienvenida. Él ya había
visto este tipo de cosas antes. Seis años atrás, su propia iglesia había sido arrasada por una efusión del
Espíritu de Dios. En Una Fiel Narración de la Asombrosa obra de Dios, Edwards analizó el renacimiento
de 1734-35 que arrasó Northampton y las ciudades aledañas. Había empezado con «una flexibilidad inusual,
1
y dándole campo al consejo, entre nuestros jóvenes.» Pronto hubo un interés religioso destacable a través de
toda la región. La muerte a destiempo de un joven en los inicios de 1734 provocó que muchos reflexionaran
acerca de su destino eterno, y una oleada de conversiones personales le siguieron.
Edwards mostró una habilidad de psicólogo al evaluar el proceso de conversión. «Algunos son más
rápidamente sobrecogidos por las convicciones,» escribió. «sus conciencias son estremecidas, como si sus
corazones fueran traspasados con un dardo. Otros despiertan gradualmente, al principio empiezan a ser algo
más pensativos y considerados...Otros que han sido anteriormente algo religiosos, e interesados en su
salvación, han sido despertados de una nueva manera; y (se dieron cuenta) que su forma lenta y torpe de
buscar nunca fue capaz de conseguir ese propósito.»
Entonces en 1740-43, cuando las predicaciones de Whitefield despertaron arranques emocionales, y
muchos líderes religiosos veían los excesos físicos y vocales con sospechas, Edwards concentró su atención
en las realidades internas. ¿Están estas personas realmente convertidas? ¿Está el Espíritu obrando aquí? En
Un Tratado Concerniente a las Afecciones Religiosas, ofreció una destacada y equilibrada crítica del nuevo
movimiento y sus manifestaciones emocionales, el cual llamo “ altas afecciones.”
Algunos están listos para condenar todas las altas afecciones: Si las personas parecen tener sus
afecciones religiosas en un nivel extraordinario, éstas son perjudiciales para ellos y se establece que estas
son engaños, sin futuras averiguaciones. Pero si ... la verdadera religión es elevada a grandes alturas en los
corazones de los hombres, afecciones divinas y santas serán elevadas a una gran altura.
Edwards prosiguió a buscar la historia bíblica de la emoción. Su punto era que la verdadera
conversión debe tener manifestaciones emocionales. Esto puede no ser lo que se espera de un clérigo
Calvinista, pero tal vez sí lo sea. Edwards advirtió que no debemos decirle al Espíritu cuáles métodos puede
o no usar. Dios puede obrar de la manera que Él desee.
Edwards prosiguió a advertir que las manifestaciones emocionales no son necesariamente obra del
Espíritu y que el Diablo puede imitarlas. Pero miren el fruto en la vida de la gente, ¿están ellos amando a
otros? ¿Están ellos sirviéndole a Dios?
Así, una de las mentes más dotadas en Estados Unidos dio una importante luz verde al Gran
Avivamiento. Es una obra genuina de Dios, concluyó; sólo sean cuidadosos con la decepción. No todo el
mundo estuvo de acuerdo con Edwards, por supuesto, pero su apoyo tuvo gran peso, especialmente en
Nueva Inglaterra.

Heridas salientes
El Gran Avivamiento marcó el comienzo del movimiento evangélico en Estados Unidos. Los
primeros colonizadores habían tenido creencias evangélicas, pero el énfasis de una experiencia personal con
Dios era más bien nueva. E iba en contra de las tradiciones establecidas por la iglesia. Jonathan Edwards
descubrió esto de manera dolorosa.
La sociedad giraba en torno a la iglesia; las iglesias estaban llenas de gente que acudía por razones
sociales. Los niños eran bautizados dentro de la iglesia y crecían ahí, pero algunos nunca habían tenido un
compromiso personal con Dios. Edwards quería cambiar eso. El empezó una política de retener la
Comunión a cualquiera que no hubiera tenido dicho compromiso personal. Su iglesia sería una comunidad
de los redimidos.
A muchos no les pareció esto. Su estimado abuelo, Samuel Stoddard, quien previamente lideró esa
iglesia, había recibido a todo el mundo a la Mesa del Señor. ¿Quien pensaba Edwards que era para mantener
alejada a la gente, especialmente cuando habían acudido toda su vida?

2
Edwards se mantuvo firme, y en 1750 la iglesia votó para desplazarlo. En su discurso de despedida,
predicó sobre 2 Corintios 1:14, esperando futuro regocijo en el día de Cristo, «no habrá más algún debate o
diferencia de opiniones. La evidencia de la verdad debe aparecer por encima de toda disputa, y todas las
controversias deberán ser finalmente y para siempre decididas.»Esa experiencia negativa le permitió a
Edwards alcanzar oportunidades importantes. En 1751, trasladó a su familia hacia el oeste a la ciudad
fronteriza de Stockbridge., Massachussets, donde inició un ministerio entre la tribu Housatonnoc. (este
traslado fue posiblemente inspirado por un amigo de la familia David Brainerd, un misionero de las tribus
Indias en las colonias. Brainerd estaba comprometido con la hija de Edwards, Jerusha; pero murió en 1747
antes de que pudieran casarse.)
En 1754, Edwards publicó Libertad de la Voluntad, un libro que muchos consideran su obra maestra.
Con un alto pensamiento teológico, trató de darle sentido a las aparentementes contradictorias nociones de
la soberanía divina y la libre voluntad humana.
Tres años después, fue invitado a presidir La Universidad de Nueva Jersey (conocido después como
Princeton). Pero durante el primer año en este cargo, en el interés de la ciencia, acordó ser vacunado contra
la viruela, un tratamiento controversial en ese entonces. Al contraer la enfermedad, murió poco después.
En 1958, en el bicentenario de su muerte, el teólogo H. Richard Niebuhr dio un discurso en
Northampton, MA, argumentando que el mismo Edwards se sentiría incómodo por cualquier predicación
dirigida a él. Concluyó, «No hay realmente una forma honesta y consistente de honrar a Edwards excepto en
el contexto de honrar, de reconocer y renovar nuestra dedicación a su causa. Esa causa no es nada más que
la gloria de Dios.»

Traducido con permiso de Glimpses, Institute of Christian History, #167.

3
LA SEDUCCIÓN DE LA EXPERIENCIA VS.
UNA REFORMA VERDADERA
por Leonel Ortíz
Vol. 6, No. 1

H ace muchos años, recién iniciaba mi vida cristiana, por mi posición en la Primera Iglesia de la
Unión Evangélica Colombiana, de Cali (V), asistí como delegado a la convención anual de la
denominación, en el campamento de la misma en el Llanito (Valle), Colombia.
Estoy hablando de la época de los 70, a mediados, cuando la entrada del movimiento Carismático
Pentecostal a Colombia, tomaba la característica de invasión.
La Unión Misionera Evangélica Colombiana, era el resultado del trabajo para el Señor de Gospel
Missionary Union (GMU). Los misioneros pioneros y fundadores en su mayoría tuvieron un trasfondo
Presbiteriano Reformado. Pero, al pasar esta generación de pioneros, la situación en la obra en Colombia y,
creo en América Latina, comenzó a cambiar rápidamente. El interdenominacionalismo en el movimiento
misionero comenzaba a dar a la luz su engendro: LA SEDUCCIÓN DE LA EXPERIENCIA.
Durante la convención de que empecé a hablar en el Llanito (Valle), Colombia, reunía todos los
pastores de la denominación y todos los delegados de las iglesias. Era magnífico aquel tiempo. Pero ya en
esa época escuché una conversación entre varios pastores: La Iglesia de Pereira, decían, en menos de 2 años
tiene 700 miembros. Todos estuvieron de acuerdo en manifestar que era un fenómeno asombroso. Y
discutieron el asunto tratando de explicar las causas del fenómeno. Recuerdo que uno de los comentarios
más debatidos y extensamente considerado, era que el pastor de la iglesia de Pereira no tenía formación
teológica en el Instituto Bíblico, pero que con todo el Espíritu Santo lo estaba usando con gran poder. Los
pastores no podían ocultar su admiración (¿o envidia?) por el pastor de la Iglesia de Pereira. La conclusión
del diálogo fue más o menos así: “Vamos a tener que <<jalar>> al carismatismo, porque nuestras iglesias se
están muriendo.”
El asunto es que de mi denominación inicial, tuve la noticia cinco años después de que el 95% de
sus iglesias eran carismáticas pentecostales, incluyendo la Primera Iglesia Unión Misionera de Cali, donde
inicié mi vida cristiana y donde yo y mi esposa fuimos bautizados. Hoy en día, podemos decir que mucho
más del 90% de las iglesias, misiones y denominaciones cristianas en Colombia son Carismáticas y
Pentecostales, en mayor o menor grado en sus prácticas y principios. El movimiento carismático pentecostal
ha llevado a muchos a extremos indescriptibles y en otros muchos casos (gracias a Dios) a una crisis que los
ha colocado en la posición de cuestionar sus creencias, sus prácticas y de evaluar el retroceso del
movimiento.
Hace unos siete años, conversé con un pastor Cuadrangular que me visitó en Villavicencio y me
decía, que su Iglesia en Bogotá, Colombia, estaba experimentado un fenómeno aterrador, según sus
palabras: « La gente de mi congregación siempre es nueva. Llega mucha gente, pero mucha gente se va.» El
movimiento carismático está llegando al punto que no encuentra experiencia satisfactoria y está
peregrinando de iglesia en iglesia para buscar experiencias que llenen sus expectativas. En otras palabras, el
pastor me dijo que estaba a las puertas de una crisis de consecuencias insospechadas.
Al mismo tiempo, mi esposa y yo dábamos gracias a Dios porque habíamos encontrado otros
pastores y otras iglesias en Bogotá, que creían y predicaban las doctrinas de la Gracia. Lo sorprendente del
hecho es que las doctrinas de la gracia, la fe reformada, están creciendo en Colombia y están cosechando
adeptos en forma impresionante. Gracias a Dios. Hemos orado por este avivamiento por años y habíamos
pedido al Señor compañerismo. En Bogotá existen por lo menos de cinco a ocho iglesias e instituciones de
1
la Fe Reformada; incluyendo Institutos Bíblicos y Programas de Seminario. He oído de varios pastores e
iglesias donde se predica y practica las doctrinas de la gracia en San Gil, en Barranquilla, en Santa Marta, en
Riohacha, en Quibdó, en Medellín, y en otras ciudades más. Programas radiales y literatura se promueven a
muy buena escala en Colombia; comenzamos a ser un impacto donde Dios nos ha llevado. S ólo Escritura,
Sólo Gracia, Sólo Fe, por encima de la tradición, por encima de la experiencia y por encima de cualquier
magisterio humano, parece ser la respuesta ideal para un país como Colombia y es lo que la gente está
acogiendo hoy día.
Por estos tiempos oímos también de la CLIR y por medio de ella del movimiento de la Reforma en
Centro América y México. En Brasil, en Chile y en tantas naciones Latinoamericanas. Aquí está pasando
algo raro y le vamos a tener que «jalar» a la Reforma. ¡No estamos solos! ¡Dios se ha reservado sus fieles,
como siempre! Gracias a Dios.
Pero, quisiéramos, desde lo más profundo de nuestros corazones, expresar nuestros sentimientos por
si alguien quiere recogerlos y darles trámite en sus reflexiones: La época actual, especialmente en
Colombia, es una época para el fortalecimiento del liderazgo y de nuestras iglesias. Cualquier general en el
universo, primero entrena sus reclutas y organiza sus ejércitos. Entrena sus trabajadores y les instruye hasta
la madurez. El afán expansionista no siempre es una virtud. Si saltamos algunos peldaños normales del
crecimiento, algún día estaremos escribiendo la historia de otro fenómeno, distinto al de la proclamación de
la Fe reformada y las doctrinas de la Gracia, en el continente Latinoamericano, especialmente en el contexto
colombiano que es el que conozco bien. El expansionismo, los números no son necesariamente el
testimonio, ni el resultado del éxito.
La masificación, sin profundización, sin entrenamiento serio, llenaría a nuestro país, de carismáticos
“reformados”, por decirlo así, así como decimos ahora que en Colombia muchos son actualmente, católicos
“evangélicos”, si es que la ironía alcanza a anunciar lo que quiero expresar. El trabajo sistemático, arduo,
pero paciente y bajo el cobijo de la gracia de Dios, debería marcar nuestras actividades como Reformados.
Nosotros, personalmente, estamos preocupados, por la masificación, en la trasmisión de las doctrinas
de la Gracia y de la Fe Reformada en Colombia. Los esfuerzos por un robusto y profundo compañerismo y
una verdadera confraternidad, nos darían la fuerza que necesitamos para hacer de nuestros países blanco
efectivo de nuestro esfuerzo evangelístico y misionero.

«Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado,
guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros para que todos sean uno; como tú, OH Padre,
en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La
gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí,
para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a
ellos como también a mí me has amado. (S. Juan 17)

Es muy importante que los esfuerzos del compañerismo, la confraternidad, el fortalecimiento de


nuestros líderes y de nuestras iglesias, sean una etapa a cumplir en estos años, sin distraernos en otras cosas.
Hablo en el contexto Colombiano, específicamente, ignoramos la situación en otros países, pero ardemos en
profundos deseos de ayudar a construir un sólido compañerismo latinoamericano con todas las iglesias e
instituciones Reformadas.
La Mision Nacional Colombiana, MNC, tiene los siguientes ministerios en Colombia:

Iglesia Betania de La Reforma, Instituto Biblico Betania de La Reforma, Seminario Betania de La Reforma,
Ibbr-mints, Programa Radial Estudiemos La Biblia (Villavicencio E Ibague), Gimnasio Campestre Betania,
2
Proyecto Misericorida Camino de Emaus para los niños desprotegidos de Villavicencio, Proyecto Iglesia
Betania de La Reforma de Ibagué, Proyecto Iglesia Betania de La Reforma Cali (Valle), Proyecto Rios de
Agua Viva, Segunda Iglesia Betania de La Reforma en Villavicencio. Escuela Cristiana Gimnasio
Campestre Betania.
Estamos a las órdenes de todos los hermanos de la fe reformada en Latinoamérica y nuestra
infraestructura esta a la orden de la CLIR y de todos los hermanos, para conferencias, seminarios, cursos,
visitas, compañerismo, cualquier cosa. Queremos apoyar decididamente con oración y con ofrendas el
tremendo ministerio de la CLIR.

3
EL SEGUNDO Y GRAN MANDAMIENTO
por Natalie Carley
Vol. 6, No. 1

S abemos que el primer y gran mandamiento es «Amarás a Jehová, tu Dios, con todo tu corazón, de
todo tu alma y con todas tus fuerzas» (Deuteronomio 6:5). Y que el segundo y gran mandamiento es
«amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Mateo 22:39). Pero me sorprende, entonces, que cuatro
veces en el NT dice que toda la ley y los profetas se resumen en el segundo y gran mandamiento:
No tengan deudas pendientes con nadie, a no ser la de amarse unos a otros. De hecho, quien ama al
prójimo ha cumplido la ley. Porque los mandamientos que dicen: «No cometas adulterio», «No mates», «No
robes», «No codicies», y todos los demás mandamientos se resumen en este precepto: «Ama a tu prójimo
como a ti mismo.» El amor no perjudica al prójimo. Así que el amor es el cumplimiento de la ley (Romanos
13:8-10).

…sírvanse unos a otros con amor. En efecto, toda la ley se resume en solo un mandamiento: «Ama a tu prójimo
como a ti mismo» (Gálatas 5:13-14).

Hacen muy bien si de veras cumplen la ley suprema de la Escritura: «Ama a tu prójimo como a ti mismo»
(Santiago 2:8).

Así que en todo traten ustedes a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes. De hecho, esto es la ley
y los profetas (Mateo 7:12).

Toda la ley y los profetas» es una frase que en la Biblia se usaba para referirse a todo el Antiguo Testamento.
¿Cómo puede ser que toda la revelación de Dios antes de la venida de Cristo se resuma en el segundo y gran
mandamiento, en lugar del primero, como hubiera sido «más lógico»? También Jesús, en el último discurso a
sus discípulos en el evangelio de Juan, dice, «Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros.

¿Cómo puede ser que el énfasis cae en el segundo y grande mandamiento, en el amor hacia los
demás? La respuesta está en entender de dónde viene y en qué consiste este amor para el prójimo.

El amor humano se origina con Dios


Copié del internet:1

He comprendido que para amar a otro,


antes tenía que amarme a mí misma.
No obstante, persiste la idea de que amarse a uno mismo
es un sentimiento egocéntrico, infantil, destructivo...
pero la lógica nos dice que sólo podemos ofrecer lo que poseemos
y que lo máximo que poseemos es nuestra capacidad de dar...

Es verdad que sólo podemos ofrecer lo que tenemos, pero siendo pecadores, no tenemos la capacidad
de amar con amor puro. Nuestro amor es debilitado por nuestro deseo de sentirnos bien, y en relaciones,
buscamos sentirnos bien por medio de otra persona. (¿Qué clase de “regalo” sería ofrecerle a alguien el
mero amor humano, el que se pone a sí mismo en primer lugar, no al amado? ¡Qué pobre cosa tenemos para
ofrecer a otros!) No podemos ofrecer lo que no tenemos; tenemos que recibir una capacitación en amor para

1
poder darlo. Para amar al otro como Dios ama, Él mismo tiene que darnos el amor. «Amémonos los unos a
los otros, porque el amor viene de Dios…» (1 Juan 4:7).
El amor humano genuino se origina con Dios. «Nosotros amamos a Dios porque él nos amó
primero» (1 Juan 4:19). El orden es este:
1) Dios nos ama y este amor nos vivifica (o regenera)
2) Ya tenemos una nueva naturaleza que puede amar, reconocemos a Dios como nuestro Padre y
lo amamos
3) Por amor a Dios, amamos a otros

Vi un retrato emocionante de este proceso en la adaptación cinematográfica de Kenneth Branaugh de


Mucho Ruido y Pocas Nueces, una obra de Shakespeare la cual el teólogo John Frame dice que presenta el
reino de Dios como una «fiesta». La joven Beatriz siente nada menos que desdén por Benedicto. Pero al
escuchar de otros que Benedicto la ama, su corazón se rinde y experimenta una especie de «conversión». 2
Llena de gozo, da un giro de 180 grados y devuelve el amor de Benedicto, amándole a él.
Vemos cada uno de estos puntos en un poco más de detalle:

1) Dios nos ama. El amor de Dios nos vivifica, nos hace vivos de entre los muertos. Quita el
poder de la vieja naturaleza.
2) Amamos a Dios. «Nosotros amamos a Dios porque él nos amó primero» (1 Juan 4: 19)
Tenemos una nueva naturaleza. El proceso de santificación empieza a transformarnos a la
imagen de Dios. El amor es uno de los frutos del Espíritu Santo que se ve.
3) Amamos a los demás. Sigue Juan, «Queridos hermanos, ya que Dios nos ha amado así,
también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. Nadie ha visto jamás a Dios, pero si
nos amamos los unos a los otros, Dios permanece entre nosotros, y entre nosotros su amor se
ha manifestado plenamente» (1 Juan 4:11-12). El amor de Dios es el amor puro y original;
nuestro amor es la respuesta a la iniciativa divina. 3 Aun más específicamente Juan nos reta,
diciendo «Si alguien afirma: ‘Yo amo a Dios’, pero odia a su hermano, es un mentiroso;
pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha
visto. Él nos ha dado este mandamiento: él que ama a Dios, ame también a su hermano» (1
Juan 4:20-21). Nuestro amor humano es diseñado para ser un reflejo del perfecto amor de
Dios.4 Si no reflejamos su amor, no tenemos base para declarar que ‘amamos’ a Dios.

Regresamos a la pregunta original, ¿Cómo puede ser que el NT dice que toda la ley y los profetas se
resumen en el segundo y gran mandamiento? Porque es fácil decir las palabras «Amo a Dios;» pero ¿cómo
puedes tú saber si yo amo a Dios? Si el amor fuera sólo sentimental, no podrías discernir si amo a Dios
verdaderamente o no, porque no sabes cómo me siento, es completamente subjetivo. La prueba o evidencia
visible del amor para con Dios es el amor—manifiesto en los hechos que Dios manda—para con los demás.
«En esto consiste el amor de Dios: en que obedezcamos sus mandamientos» (1 Juan 5:3), los cuales
incluyen «ama a tu enemigo.» El profesor y autor Ed Welch nota:

Dios dice que tratemos a los enemigos de la misma manera como tratamos a los amigos y a la
familia. ¿Imposible? Por supuesto. Pero no cuando tenemos el temor del Señor. Cuando
sabemos que el poder de Dios es más grande que el de nuestros enemigos, cuando sabemos

2
que él es justo, y cuando sabemos que él nos amó aun cuando éramos enemigos, entonces
somos libres para ser siervos sencillos que imitan y obedecen al Padre. 5

La nota de pie para Romanos 12:10 en The NIV Study Bible dice acerca de la admonición a honrar al
otro antes que a ti mismo, «únicamente una mente renovada por el Espíritu Santo podría hacer esto» (p.
1725).6 ¿Conoces a personas que jamás intentarías a amar si no fuera por amor a Dios y el deseo de
obedecerle? Es cuando amamos a tales personas que el amor se ve más, y destacamos más del mundo. «El
amor a los enemigos es el pináculo de la obediencia cristiana hacia Dios. Como indica el Sermón del Monte,
es fácil amar a la gente que nos ama. Pero se requiere de la obra poderosa del Espíritu de Dios para amar a
aquellos que están dedicados a dañarnos.»7
Juan el evangelista relata cuatro ocasiones cuando Cristo mandó a sus discípulos que se amen los
unos a los otros. Cristo les dijo, «De este modo sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los
otros» (Juan 13:35). Claramente, el amor a los demás es la manifestación visible del amor a Dios. La
persona que se esmera visiblemente por cumplir el segundo y grande mandamiento es alguien que ya está
cumpliendo el primer y gran mandamiento, es una persona que verdaderamente ama a Dios.

Notas:
1. http://www.publicanary.com/espiritual/5.htm
2. Lo mismo sucede con Benedicto. Los dos resultan completamente transformados, por el mero hecho de recibir la informaci ón
de que son amados.
3. Heidi Smid, compartida en un devocional 14 de Feb., 2003.
4. Heidi Smid, compartida en un devocional 14 de Feb., 2003.
5. Welch, Ed, When People Are Big and God is Small (Phillipsburg, NJ: P&R Publishing) 1997, p. 189.
6. “Only a mind renewed by the Holy Spirit (see v. 2) could possibly do this.” The NIV Study Bible, (Grand Rapids: Zondervan)
1985, p. 1725.
7. Welch, Ed, When People Are Big and God is Small (Phillipsburg, NJ: P&R Publishing) 1997, p. 190.

3
2 2. Lo mismo sucede con Benedicto. Los dos resultan completamente transformados, por el mero hecho de
recibir la información de que son amados.
3 3. Heidi Smid, compartida en un devocional 14 de Feb., 2003.
4 4. Heidi Smid, compartida en un devocional 14 de Feb., 2003.
5 5. Welch, Ed, When People Are Big and God is Small (Phillipsburg, NJ: P&R Publishing) 1997, p. 189.
6 6. “Only a mind renewed by the Holy Spirit (see v. 2) could possibly do this.” The NIV Study Bible, (Grand Rapids:
Zondervan) 1985, p. 1725.
7 7. Welch, Ed, When People Are Big and God is Small (Phillipsburg, NJ: P&R Publishing) 1997, p. 190.
LOS OBISPOS HOMOSEXUALES:
UN OXÍMORON TEOLÓGICO
por Peter Jones
Vol. 6, No. 1

J usto al momento de pensar que la situación no pudiera ser peor, así sucedió. Los obispos episcopales
americanos celebraron nuestro fracaso moral cultural al recibir entre ellos mismos un divorciado que
practica abiertamente la homosexualidad. Estos sacerdotes entremetidos están fuera de la curva cultural.
¿Se puede privar a los homosexuales del estado de matrimonio cuando quienes tienen la autoridad espiritual
para administrar el rito de matrimonio ya son homosexuales?
Este sector radical de la iglesia ha abandonado toda norma moral objetiva del comportamiento
sexual. Sin duda alguna, las obispas lesbianas ya están esperando su turno. Un sacerdote católico romano
dice que «la única espiritualidad auténtica es la espiritualidad homosexual». Algunos en las iglesias
protestantes principales declaran que el sexo grupal entre los amantes «comprometidos» es algo «santo».
¿Será que pronto veremos al obispo en su toga ordenando al hombre acompañado por su amada familia
bisexual de tres «esposas» y el otro «esposo»? Dicho acto será celebrado como una declaración única de la
«unidad de la iglesia . . . [algo que] ninguno de los demás podemos hacer», para citar a Douglas Theuner,
obispo jubilado de New Hampshire, pensando en el «testimonio cristiano» único de Gene Robinson y su
amante masculino.
La comunidad anglicana está en condición de sobresalto, pero esta situación es inevitable cuando la
disciplina doctrinal ha sido abandonada. Los ministros de la iglesia podían ser laxos cuando los obispos
excéntricos negaban «solamente» las doctrinas (la divinidad de Cristo, su resurrección física y aun la
doctrina bíblica de Dios). Pero con frecuencia la desviación teológica precede la degeneración moral. Las
ideas tienen consecuencias. Nosotros reaccionamos cuando se escapa el gato moral de la bolsa teológica,
pero después, hay poco que se puede hacer. Una perspectiva de Dios no-bíblica inevitablemente lleva a la
justificación de la homosexualidad. El público reacciona con mucha cortesía. Algunos hablan con
optimismo de hermanos separados que un día van a «regresar juntos». El Primate inglés Rowan Williams
declara a la vez que la ordenación de Robinson fue hecha en «buena fe» y que «los resultados deben ser
confrontados con honestidad». ¿Será que nunca hará la pregunta descortés pero necesaria: «¿cuál es la
naturaleza de la ‘buena fe’ de los obispos americanos?» Un «primate» anterior, el apóstol Pablo, nombró dos
categorías de fe: «la buena doctrina de Jesucristo» y «la doctrina de demonios» (1 Ti. 4:1,6).
Pablo utilizó un lenguaje fuerte porque las enseñanzas falsas que denunció en la iglesia de Efeso
rechazaban la doctrina bíblica de Dios y la naturaleza de la redención misma – cosa que el mundo
demoniaco siempre ha hecho. La actual justificación teológica de la homosexualidad viene de una apostasía
semejante. Honrar la homosexualidad carece de respeto por las estructuras de diferenciación (noche y día,
aguas y tierra seca, varón y hembra) que Dios como Creador ha establecido en el mundo, porque así lo
quiso. Dichas distinciones son rechazadas como tonterías mitológicas sin importancia teológica. El acto de
normalizar la homosexualidad redefine la idea del pecado, y por eso niega la historia del Evangelio de la
muerte redentora de Cristo por los pecadores. Le quita el significado a las doctrinas bíblicas del
arrepentimiento, santidad y santificación, y se burla de la iglesia como sal y luz en un mundo pecaminoso.
No estamos tratando de otra versión fiel del cristianismo, sino, como debe saber el arzobispo
Williams, su opuesto antitético. Una pastora lesbiana, comentando sobre el conflicto con los conservadores
en su iglesia, dijo, «Quizás estemos hablando de un dios diferente». No existen muchos dioses diferentes
para discutir. Existe el Dios trascendente del teísmo, y los dioses de la naturaleza del paganismo. La
adhesión a la homosexualidad ciertamente es una posición de «buena fe» si el sistema de creencia de uno es
1
la espiritualidad panteísta. Pero dicha apostasía no puede servir como base para re-establecer comunión
dentro del contexto de una significativa confesión cristiana. El apóstol Pablo rechaza dicha mezcla: «¿Qué
acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos?»
El asunto de los obispos homosexuales nos trae a un momento histórico, con solamente dos opciones
reales. 1. Por un lado el anglicanismo mundial se dividirá definitivamente sobre la cuestión de verdad, sobre
la base de la exclusividad bíblica de «un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo,» y del Credo «una sola
iglesia, santa, y católica,» 2. o por otro lado, el viejo «vivir y dejar vivir transigiendo» traerá a todos juntos
sobre la base de un sincretismo seudo-cristiano. En el último sermón durante la Convención en Agosto del
año 2003, cuando Robinson fue elegido, el obispo que presidía, Frank Griswold dijo: «Esta Convención ha
sido acerca del amor... algo ha ocurrido que es más allá que cualquier perspectiva sola... » Aquí, en una
manera perfectamente posmoderna, la verdad y las mentiras han llegado a ser «perspectivas», y un nuevo
tipo de unidad eclesiástica ha sido revelado. No citando la Biblia sino el poeta Sufi Rumi (un pagano),
Griswold declaró: «Más allá de las ideas de hacer lo malo y hacer lo bueno hay un campo. Nos encontramos
ahí». «Reunidos otra vez» sobre esta base sería una victoria trascendental para el paganismo abierto. El
contexto que nos une ya no es la verdad cristiana sino la unidad pagana. La predicción del historiador
luterano Frederic Baue ha llegado a ser una realidad. Baue pregunta: «¿Qué viene después del
posmodernismo?» Él responde: «Una fase de civilización occidental/mundial que es naturalmente religiosa
pero que va en contra del cristianismo... o peor, una iglesia dominante pero falsa que une todas sus fuerzas
en contra de la verdad de la Palabra de Dios.»

Traducido con permiso de


Christian Witness to a Pagan Planet

2
EL YOGA CRISTIANO:
OTRA CONTRADICCIÓN DE TÉRMINOS
por Peter Jones
Vol. 6, No. 1

V einte millones de norteamericanos practican el yoga - incluyendo Madonna, Oprah, Gwyneth


Paltrow, Monica Lewinski, Hillary Clinton, Phil Jackson, muchos de los L.A. Lakers, y la familia
Gore. «Nosotros dos creemos en la oración constante y regular», explica Al Gore. «Con frecuencia
oramos juntos. Pero la meditación - que es diferente a la oración - la recomiendo mucho», dice el budista
bautista del sur, quien casi llegó a ser presidente. Sandra Day O'Connor, llamada «la mujer más influyente
en toda América», y el notable «voto clave» de la Corte Suprema, practica el yoga. Tal vez la juez O'Connor
llegó a ser miembro clave oscilando entre la cosmovisión del yoga, inventado por los místicos orientales, y
la de la constitución norteamericana, escrita por los hijos de puritanos occidentales. ¿Esto es lo que significa
«la constitución viva»? Mientras tanto, se encuentra el yoga no solamente entre las estrellas, sino también al
nivel de la calle, y en los centros comunitarios, las escuelas y gimnasios de la mayoría de los barrios.
El yoga también va a la iglesia. Bajo la rúbrica «¿Por qué son del diablo todas las melodías buenas?»
los cristianos preguntan por qué el diablo tiene todas las buenas vibraciones espirituales. Mis viajes
recientes por los EEUU confirmaron mis investigaciones en el internet: los cristianos americanos promedio
buscan una espiritualidad más profunda a través del yoga «cristiano». Una revista cristiana para jóvenes
define el yoga para esta generación futura de la iglesia como «la unión entre el individuo y algo más
grande . . . [el yoga] no representa ni promueve ninguna religión; es un sistema cuyo propósito es ayudar a
la persona a alcanzar su potencial completo y la consciencia aumentada».
El yoga salta la malla de la separación entre iglesia y estado al declararse una técnica no religiosa
para reducir el estrés - un instrumento neutro para los judíos, católicos, protestantes o cualquier otro grupo.
Físicamente es posible que haya beneficios, pero la práctica del yoga es como jugar con un arma cargada.
No es neutral. El yoga es un rito religioso pagano. Significa «unido a dios» o «unión con Brahmán» y su
meta es inducir un estado hipnótico en el cual se retira del mundo de ilusión (maya) para conocer, a través
de la auto-realización, la «verdad» que representa Brahmán. El yoga alivia el estrés moral al unir los
opuestos - cuerpo y mente, tranquilidad y movimiento, masculino y femenino, sol y luna, lo correcto y lo
malo - para alcanzar la «Kaivalya» (libertad).
Sin embargo, al unir estos opuestos, el yoga destruye las estructuras distintivas de la creación,
incluyendo la distinción más grande - la que existe entre Dios el Creador y su creación. El yoga también
trata de eliminar la culpabilidad, como parte de una agenda masiva, porque el yoga ahora pretende ofrecer
«a las multitudes en el occidente un camino para abrir el planeta a una nueva manera de pensar y vivir...» sin
el Dios de la Biblia. En nuestras narices y en nuestras iglesias, el sueño de teosofistas como Madame
Blavatsky, quien deseaba la unión del occidente y el oriente, está llegando a ser una realidad.
El resultado es que, imperceptiblemente, ya no consideramos el evangelio como exhortación al
arrepentimiento y la santidad. Los que practican el yoga, que llegan a estar «unidos con dios», no pueden oír
el evangelio, porque ya no entienden ni aceptan que son pecadores alienados de Dios. Eso tiene
consecuencias prácticas para la iglesia. Después de presentar un discurso acerca de la espiritualidad mística,
un líder «evangélico» influyente declaró: «¿[Entienden] por qué ningún cristiano puede decir que una
manera de orar es mejor que otra, ni decir que una religión es mejor que otra?» Esta «nueva manera de
pensar y vivir», ahora propuesta también dentro de la iglesia, no deja espacio para el único Dios de la Biblia.

1
Se encuentra dicho pensamiento en todas partes. Yo estaba hablando acerca de este tema en
Santiago, Chile, en Junio pasado. Durante mi primera presentación, una joven llamada Maya expresó su
rebelión contra las doctrinas exclusivas de la cosmovisión cristiana. «¿Por qué es así», ella preguntó, «que
lo bueno en las religiones como la del budismo y otras, no tiene valor?» Pero durante la cuarta noche, algo
pasó. Maya escribió, «Por mucho tiempo, he creído que puedo cumplir con todo lo que el cristianismo y la
Biblia requieren a través de esta nueva espiritualidad. En medio de la presentación, el último oleaje de
orgullo y rebelión se manifestó en mi mente cuando me pregunté, casi con ira, 'Bien Señor, si no puedo
hacer nada, entonces ¿por qué me creaste?' Y en este preciso momento , como si entrara el debate en mi
mente, el Dr. Jones dijo 'tú has sido creada para glorificar a Dios como Creador y Redentor'». Luego durante
la noche, Maya oró: «Señor, por fin entiendo que no puedo hacer nada para salvarme a mí misma;
perdóname por ser tan orgullosa y rebelde. Te pido tú perdón, y que pongas tú Espíritu en mi corazón donde
quitaste la mentira. Amen.» En el caso de Maya, la esclavitud al yoga fue rota por la claridad de la Palabra.
La convicción vino de haber visto la antítesis entre la verdad y la mentira; la convicción causó
arrepentimiento; el arrepentimiento causó perdón; el perdón causó el nuevo nacimiento, la reconciliación y
una verdadera paz sin estrés, con el verdadero Dios vivo.

Traducido con permiso

2
¿APLASTA A LA MUJER
EL CRISTIANISMO?
por Rebecca Jones
Vol. 6, No. 1

E n su libro What our Mothers Didn’t Tell Us (Lo que no nos dijeron nuestras madres) Danielle
Crittenden hace la siguiente declaración: «Desafortunadamente no hay modelo contemporáneo del
matrimonio que armonice nuestra creencia en la igualdad sexual con las diferencias inherentes de
nuestras naturalezas sexuales» (p. 110). Espero aquí poder inspirarles al demostrar cómo la fe cristiana
ofrece este modelo. Al proveer una relación trascendental, un ‘matrimonio’, entre Dios el Creador/Redentor
y su pueblo (este matrimonio celestial que es el clímax de la historia de la redención), el cristianismo provee
un canal de poder genuino, amor duradero y libertad verdadera, y reproduce estos mismos frutos en los
matrimonios de los que pertenecen a Cristo.

¿Qué buscan las mujeres?


En mi experiencia con las mujeres durante los 30 años después que me gradué de la universidad, he
encontrado que la mayoría - sean cristianas o ateas, solteras o casadas, tengan 20 años ó 70 - la mayoría
buscan las mismas cosas:
En sus relaciones con los hombres, quieren padres, hermanos, esposos e hijos fieles, quienes las amen y las
respeten, en lugar de burlarse, ignorarlas o da arlas. Quieren relaciones sexuales divertidas pero a la vez
serias, significativas.
En sus relaciones con otras mujeres, desean la honestidad, la verdadera hermandad, y quieren amigas
mayores que les puedan ense ar.
Quieren la satisfacción de tener y criar hijos bien.
Quieren un lugar que puedan llamar ‘mi hogar’ - no sólo un apartamento. Quieren un hogar seguro en donde
encuentren el amor, donde no hay temor, y donde otros puedan recibir de ellas.
Quieren tener un sentido de importancia, de hacer algo que cuenten en el mundo. Algo que s ólo ellas puedan
ofrecer.
Al parecer algunos de estos deseos mutuamente contradictorios, las mujeres ceden sus esperanzas de
lograr algunos para perseguir su satisfacción en otros. Creyendo que la libertad de las estructuras de
autoridad les va a dar un sentido de identidad propia, han promovido la autonomía. Recordemos la
aseveración de Kate Millett en 1970: «La autonomía de la mujer es lo que trata la liberación femenina».
Creyendo que los hombres debían aprender algunas cosas importantes sobre cómo tratar a las mujeres con
respeto, ellas han tratado de forzarlos a hacerlo. Pensando que podían destacar su valor y su individualidad
al afirmar el control sobre sus propios cuerpos, han escogido defender el derecho a la satisfacción sexual sin
frenos y al aborto sin culpa. Pensando que la mejor forma de tener y criar hijos es tener menos hijos, más
tarde, ellas colocaron sus carreras antes que sus hijos - tanto cronológicamente como en importancia.
Pensando que la ‘libertad’ debía degollar al rey, han asaltado el palacio del Patriarca Último, al Dios
cristiano (tomemos por ejemplo lo que afirma Virginia Mollenkot, identificada hasta hace poco como
evangélica: «Lo patriarcal es un sistema social profundamente equivocado, y responsable por la miseria de
millones, y podría aún causar la destrucción de la raza humana y el planeta que compartimos».)
Nadie podrá negar la revolución que las mujeres han librado en los últimos 30 años. No voy a
apuntar todos los cambios que han sucedido. Pero ¿cómo están las mujeres hoy? ¿Están más felices hoy que
1
hace 30 años cuando me gradué de la universidad Wellesley en 1971, en medio de la marcha feminista a su
independencia?

¿Ha hecho más felices a las mujeres la revolución sexual?


Danielle Crittenden describe sus investigaciones de esta pregunta. «Las mujeres hoy gozan de
libertades y oportunidades sin precedente» ella afirma.

Pero, me preguntaba, ¿por qué los artículos en las revistas para mujeres tan pesimistas? Yo busqué las revistas
de hace 30 años de Mademoiselle, Glamour, Vogue, Redbook, Cosmopolitan, y McCall’s en la biblioteca. Fue
al leer estas revistas que Betty Friedan había concluido en 1963 que las mujeres de su generación se sentían
tristes y oprimidas. Desde ese entonces había sucedido una tremenda transformación en la sociedad ...
¿Estaban más felices las mujeres? Al juzgar de manera general, la respuesta es claramente ‘No’.

Según Crittenden, las mujeres hoy tienen más probabilidad de ser divorciadas o nunca se casaron,
más probabilidad de que tuvieron hijos fuera del matrimonio, más probabilidad de ser drogadictas o
borrachas, y más probabilidad de morir en la pobreza. Probablemente tendrá que cargar con la mayor parte
del trabajo del hogar, aún si trabajan fuera de la casa. Por la forma que Crittenden presenta el problema
podríamos decir: «hace 30 años muchas mujeres no fueron tratadas como humanos; hoy muchos humanos
no son tratados como mujeres». Ella cita una universitaria que decía acerca de los hombres: «Lo único que
quieren los hombres es sexo, y muchos ni llaman en la mañana ... entre menos formal las mujeres permiten
llegar sus relaciones con los hombres, menos respeto tienen. Los hombres ya no nos cortejan a nosotras
porque no tienen que hacerlo.» Yo soy madre de 5 hijas, y sólo una ha encontrado ‘su hombre.’ Las otras se
quejan diario de los hombres modernos que flotan como aguamala en el mar, sin rumbo, propósito ni
valentía.
Es posible encontrar una relación balanceada entre los sexos? ¿Puede una mujer encontrar y
comprometerse con un hombre que no es ni tirano ni debilucho? ¿Puede encontrar satisfacción en su hogar
sin perder un sentido de su identidad en el mundo alrededor? ¿Puede criar hijos sin convertirse en su
esclava?

Las relaciones de ‘pacto’ satisfacen los deseos de la mujer


Las mujeres sí pueden tener relaciones que llenan. Pueden descubrir su valor tanto dentro como
fuera de la familia. Pueden tener la esperanza de crear un verdadero hogar, y tener hijos con un hombre fiel.
Una mujer feliz, al igual que un hombre feliz, es una persona cuyas relaciones se fundamentan en un pacto.
Yo sé que este término es obsoleto. En una ciudad cercana esta palabra describe un barrio de casas muy
finas. Todos sueñan con vivir en ‘El pacto’. En estas páginas quisiera invitarle a que considere vivir en ‘El
pacto divino’, un lugar aún más fino que el barrio que describí.
Un pacto es una relación entre dos partes en la cual ambos cumplen ciertas responsabilidades.
Resultan recompensas cuando se guarda el pacto. Consecuencias negativas resultan cuando se rompe.
Nosotros entramos en relaciones de pacto constantemente: sacamos un préstamo para la casa o la educación,
firmamos una declaración jurada, aceptamos las condiciones para una tarjeta de crédito. Nuestra firma es
nuestra promesa de guardar las reglas del acuerdo, y así declaramos que entendemos las consecuencias si
violamos estas reglas. Aunque hay ocasiones en que lamentamos haber firmado algunos acuerdos, por otro
lado nuestra firma generalmente nos garantiza protección.
Tanto hombres como mujeres necesitan una estructura de pacto si sus relaciones van a ser fructíferas.
Las relaciones de pacto se basan en la confianza mutua, y esta confianza se basa en el compromiso.
2
Las relaciones bajo pacto son seguras
Aunque las promesas humanas no son infalibles, tienen gran valor. Estimamos aquellas personas
cuya palabra es veraz. Escogemos amigos quienes son honestos consigo mismos y con respecto a la vida -
aún cuando su honestidad nos recuerda de algunas de nuestras debilidades. Pero la honestidad no es el único
criterio de una promesa. Para que un pacto pueda establecerse, la honestidad se une a un compromiso: «Seré
fiel a ti hasta que la muerte nos separe». La honestidad de un hombre no vale nada hasta que le hace esta
promesa específica a ella. Y su promesa no vale nada si no se respalda con un carácter confiable.
Aquí tenemos un problema. Dos personas no pueden prometer tal fidelidad a menos que acepten la
noción de sacrificio. Un hombre y una mujer que prometen fidelidad uno con el otro declaran que el
sacrificio es un elemento en hacer feliz al otro. Una promesa bajo pacto implica una promesa de sacrificio:
«Pondré tus necesidades antes que las mías». O como lo pone el lema de mi universidad: «non ministrari
sed ministrare», es decir, ‘no para ser servido sino para servir’. A veces les digo a mis hijos que hay sólo
una discusión que me gustaría escuchar: «¡Pase primero usted! ¡No! ¡Pase primero usted!»

Las relaciones bajo pacto son personales


Las promesas nos envuelven como individuos. Asumen que no somos piedras ni palos. Existe un
elemento ‘tú a tú’ en los votos, que reconoce un valor igual de cada parte, y también el valor de la unidad
creada al unir a los dos individuos. La primera reacción de Adán ante la aparición de Eva en el idioma
hebreo equivale «¡Que cosa!», seguido por un reconocimiento de la relación demasiada cercana que ahora
tenía con Él: «¡Que cosa! Esto es ahora hueso de mi hueso y carne de mi carne.»
Algunas promesas personales son corporativas. Algunos contratos legales tratan a un grupo de
personas como si fueran una sola persona. Las comunidades son atadas por las promesas que sus
legisladores hacen en relación al estado civil. Un grupo en la escuela pueden ‘pactar’ con su profesor para
realizar un drama en la escuela. Pero en el voto matrimonial los compromisos son hechos de un individuo a
otro.

Las relaciones de pacto involucran la persona entera


Las promesas hechas en un matrimonio de pacto son tales que tanto cuerpo como alma están
involucrados. Para que se guarde la verdadera fidelidad matrimonial, estos dos deben siempre permanecer
juntos, y se debe evitar aquella división gnóstica entre lo físico y lo espiritual. Cuando tal división sucede,
entregamos el cuerpo al desenfreno (ya que es de menor importancia) o practicamos un asceticismo (porque
consideramos el cuerpo como algo malo). Pero una relación pactual verdadera entre un hombre y una mujer
permite al hombre ver lo hermoso de su esposa y regocijarse, mientras la ama como persona entera. Permite
a una mujer absorber la atención física de su marido sin negarle la unión de alma que debe acompañar. Lo
espiritual y lo físico se unen para la verdadera comunión.

Las relaciones de pacto son íntimas


La confianza permite la honestidad. La honestidad en una pareja significa que el amor permanece a
pesar de la conducta débil o egoísta. La gracia necesaria para tal relación engendra la ternura y el perdón,
que cuando es recibido, crea un deseo de responder de igual manera. Cuando una mujer sabe que su hombre
sabe todo lo que hay de saber de ella y aún la ama, ella puede experimentar la verdadera intimidad. Como
dijo Lord Peter Wimsey, hablando a su esposa Harriet en el libro escrito por Dorothy Sayers y Jill Pastor
Walsh Thrones, Dominations: «Tú me has descubierto toda, y aún me amas». Esta intimidad es
fundamentada en la gracia y el perdón.

3
Todas estas cosas son imposibles alcanzar en nuestra propia fuerza. Una promesa absolutamente
segura sólo puede provenir de una persona absolutamente sacrificial y absolutamente honesta. Una relación
verdaderamente personal sólo puede ser creada entre dos personas perfectas. Una unidad perfecta de cuerpo
y alma sólo puede provenir de alguien que entiende y controla a los dos. La verdadera intimidad sólo puede
ocurrir entre dos personas perfectas, o dos personas que son perfectamente capaces de perdonar en todo
tiempo.

El evangelio cristiano es el único fundamento para nuestros pactos


¿Cómo pueden dos personas infieles esperar la honestidad y fidelidad uno del otro? ¿Cómo pueden
las mujeres llegar a confiar en los hombres después de todo lo que les han hecho - sea en la historia o a nivel
personal? Y ¿cómo pueden los hombres llegar a creer que las mujeres no los van a manipular si llegan a
serles vulnerables? Sólo existe una fuente de seguridad, de integridad, de personalidad, de intimidad. Esta
fuente es aquella Persona creativa quien hizo el mundo para que reflejara tales cualidades, que se
encontraban originalmente sólo en el Creador. Todos los seres humanos son capaces de relaciones de pacto
porque somos hechos a la imagen de su Creador. Pero las personas que se apoyan en su Creador para
encontrar las fuerzas, la humildad y el amor pueden guardar sus pactos matrimoniales (u otras relaciones de
pacto) y construirán relaciones mucho más fuertes que aquellas que sólo toman ‘prestados’ elementos o
cualidades que no respetan como suyos propios.
El cristiano aprecia el orden fundamental, creado, que Dios ha dejado en este mundo, y recibe las
fuerzas para vencer el mal, lo cual ha distorsionado este orden, haciendo burla de Él. Para que podamos
entender el pacto ‘pequeño’ que hace una mujer con un hombre cuando se casa, es necesario comprender
que este pacto es sólo una sombra de un Pacto mayor.

El pacto familiar refleja la naturaleza de Dios el Creador


- Inviolable - «Soy quien soy».

Dios ha erigido una estructura de pacto con sus criaturas. Existe un Gran Acuerdo Cosmológico, y
Contrato con el universo, que conlleva promesas y consecuencias. Por supuesto, cuando dos seres humanos
entran en un acuerdo, ellos lo sellan ante algún tribunal o autoridad que podrá administrar justicia si alguien
falla. Pero Dios no puede jurar por alguien mayor que Él mismo. Como el autor del libro de Hebreos dice,

Porque los hombres ciertamente juran por uno mayor que ellos, y para ellos el fin de toda controversia es el
juramento para confirmación. Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la
promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento; para que por dos cosas inmutables, en las cuales
es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la
esperanza puesta delante de nosotros. La cual tenemos como segura y firme ancla del alma... (Hebreos 6:16-
19).

El carácter inmutable de Dios y su juramento, dado con base en su propia naturaleza y nombre,
proveen el fundamento para el Pacto Cósmico, y sirven como el tribunal de justicia para todas las relaciones
humanas. Solamente cuando entendemos y nos comprometemos con las estipulaciones de este pacto mayor,
podemos comprender las implicaciones de los pactos menores, porque todos los menores están relacionados
íntimamente con el propósito y funcionamiento del pacto universal. Tanto la creación y sus pactos reflejan
su carácter, y nos muestran algo de su persona.

4
Separados - pero ‘cara a cara’
En la persona de Dios existen las separaciones con que luchamos en el matrimonio. En Dios el Padre
encontramos autoridad, Él que inicia el amor, poder creativo, y los orígenes de la compasión. En Dios el
Hijo encontramos la expresión igual pero en sumisión al Padre, Él que es «el resplandor de su gloria, y la
imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder» (Hebreos 1:3 ).
El Hijo expresa la gloria del Padre y recibe la gloria del Padre. El Espíritu es el gran comunicador, el que
cambia corazones, revela la naturaleza de Dios, convence del pecado, nos muestra la hermosura de la
justicia de Dios, revela la verdad de la Palabra de Dios, nos guía, nos insta, nos aconseja, y nos conquista
por el Padre y el Hijo.
La igualdad de las personas y la separación de las funciones es uno de los grandes y hermosos
misterios de la Trinidad. No pretendo poder alcanzar con mi mente pequeña este inmenso tesoro, pero estoy
convencida de algo. Dios creó estructuras en este universo para revelarse a sí mismo. Las distinciones y la
igualdad de los miembros de una familia - el hombre como esposo y padre, la mujer como esposa y madre,
los hijos de ambos sexos como reflejos iguales de madre y padre, pero individuos separados en sujeción a
sus padres - todas estas relaciones humanas, misteriosas en sí, reflejan una profundidad aún mayor de amor
expresado en la Trinidad insondable.

Unidos
En las relaciones de la perfección trinitaria tenemos la fuente de amor infinito, de comunión
absoluta, de fidelidad indivisible, de honestidad ardiente, de gozo intenso, y de paz perfecta. En nuestra
sociedad de hoy hay un gran deseo por la unidad del mundo. Todos sentimos que esta unidad es necesaria si
nuestro mundo va a funcionar bien. En la Trinidad encontramos unidad última, la base para nuestra unidad
humana. Jesús ora al Padre por sus discípulos, «Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu
nombre, para que sean uno, así como nosotros» (Juan 17:11). Los cristianos saben cómo mantener su
identidad y a la vez buscar la verdadera unidad unos con otros. Así también el esposo y la esposa cristiana
tienen este fundamento para su matrimonio.

Dios creó a los hombres y las mujeres


No quiero decir que podremos saber todo lo de Dios al mirar las relaciones humanas que Él creó.
Pero Dios ofrece libremente un rico conocimiento de su persona, y lo manifiesta tanto en su Palabra como
en su mundo. Nunca queremos definir a Dios de acuerdo a nuestro entendimiento. Pero encontraremos gran
satisfacción si nos definimos a nosotros de acuerdo a su entendimiento.

Separados
Dios creó a los hombres y las mujeres no sólo como individuos separados, sino como diferentes
tipos de individuos, creados para complementarse el uno al otro, para ‘encajar’ juntos, así reflejando una
verdad mayor de Dios que cualquier otras dos personas podrían en otra relación fuera del matrimonio. El
matrimonio tiene un lugar en la creación de Dios, tanto como expresión de su ser, como expresión de su
plan de redención. Al crear las diferencias claras y objetivas entre el hombre y la mujer, Dios subraya -
dentro de la estructura misma de su creación - lo separado que Él es de su creación.
Sin embargo, esta separación de Dios no es una separación de soledad cósmica. Nosotros fuimos
creados separados, pero hechos para la comunión.

5
Iguales
Dios creó a los hombres y las mujeres iguales. La biblia está llena de la evidencia de la igualdad
fundamental de los hombres y mujeres ante Dios. Ambos son herederos del pacto de gracia, que fue
establecida por la muerte y resurrección de Jesús (Gálatas 3:28; 1 Pedro 3:8). Ambos son creados a la
imagen de Dios (Génesis 1:27). Ambos tienen que dar cuenta por su pecado. Ambos reciben el Espíritu
Santo y son constituidos hijos de Dios. Ambos reciben la comisión de señorear en el mundo y llenarlo
(Génesis 1:28). Ambos, al cumplir fielmente sus papeles como esposo y esposa, participan en la encarnación
de Cristo. Ambos reciben dones espirituales con que sirven a Cristo, a su Iglesia y al mundo.

A su imagen
Cuando hablamos de ser creados a la imagen de Dios, no debemos definir al Creador en términos de
sus criaturas. La reina de las tierras abajo - en el libro por C.S. Lewis La silla de plata -, trata de convencer
a Puddleglum, el Príncipe, Jill y Scrubb de que la ‘tierra abajo’ es el único mundo que existe. Los tres
amigos, bajo el encanto de la música de la reina, y el poder de un polvo mágico que la reina arrojó en el
fuego, luchan por afirmar la realidad del sol. Entonces, la voz suave de la bruja decía, «¿Qué es este sol del
que ustedes hablan? ... ¿Cómo es?»
«¿Ves esa lámpara?» responde el Príncipe. «Lo que nosotros llamamos el sol es como esa lámpara,
sólo que más grande y más brillante». La reina se ríe, «Cuando usted trata de describir claramente este sol,
usted sólo puede decirme que es cómo una lámpara. Su sol es un sueño».
Aunque las cosas creadas nos dan algunas pistas sobre la naturaleza de Dios, no podemos crear a
Dios por lo que vemos. Entendemos que las estructuras creadas en las cuales vivimos, aunque válidas y
buenas, son sólo un reflejo débil de su esencia. Por tanto, el hecho de que el hombre sea creado a la imagen
de Dios ‘varón’ y ‘hembra’ no quiere decir que Dios sea tanto hombre como mujer, algún ser andrógeno
reflejando la totalidad de la naturaleza humana. Al contrario, tenemos que decir que ‘varón y hembra’
reflejan algo de la identidad de Dios. Su persona es mucho mayor de lo que somos, sin embargo, nuestra
naturaleza como ‘personas’ reflejan la identidad personal de Dios.

Creados para relacionarnos con Dios y unos con otros


Somos creados en primer lugar para relacionarnos con nuestro Creador, y después para relacionarnos
con otros seres humanos. Dios es un ser que se relaciona. Dentro de su propia naturaleza ya se comunicaba,
amaba, iniciaba, respondía, se regocijaba, y experimentaba comunidad mucho antes que existieran los seres
humanos. Dios no creó al hombre porque se sentía sólo. Pero cuando lo creó, lo creó a su imagen para
relacionarse con El primero, y luego con otros seres humanos. La primera relación humana que Dios creó
fue de esposo y esposa. Dios no tenía necesidad de escuchar votos de fidelidad entre Adán y Eva, aunque
quizás lo hicieron. Dios creó la primera relación varón-hembra como un matrimonio ya existente. La
fidelidad de Adán para con Dios implicaba una fidelidad no sólo en cuidar la tierra, sino fidelidad a la mujer
que Dios había creado. Y la fidelidad de Eva a Dios implicaba fidelidad al hombre ya creado. Fuimos
creados con una relación ya existente con Dios, y ya existente entre varón y hembra.
Primero en su estado de santidad, y luego después de la caída, Dios les pide su obediencia y promete
su presencia.

Creados para relacionarnos en familia


Dios nos ha colocado en familias. Dice Salmo 68, «Cantad a Dios ... Padre de huérfanos y defensor
de viudas Es Dios en su santa morada. Dios hace habitar en familia a los desamparados; Saca a los
6
cautivos a prosperidad» (Salmos 68:4-6). En Efesios 3:14 el apóstol Pablo dice que, « Por esta causa doblo
mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y
en la tierra». Dios ha colocado estructuras familiares en el mundo no sólo para nuestro beneficio, sino para
mostrarnos una sombra de la hermosura de la Trinidad, porque en la persona de Dios se manifiestan todas
las glorias de una relación personal: la comunión, la comunicación, compañerismo, amor e intimidad.

Creados para vivir en sociedad


Una extensión del orden familiar se encuentra en la sociedad. Aunque el reino eterno es obviamente
una teocracia, tal orden no puede ser impuesto en la política del mundo hoy todavía. Jesús refrenó a Pedro
cuando tomó la espada en un intento vano de establecer el señorío de Cristo con la espada. Yo no soy
analista política, pero creo que podríamos decir que las mejores expresiones de estructura política reflejan
algún aspecto del señorío de Dios. Por ejemplo, la democracia evidencia el valor individual con que Dios
dotó a los hombres. La monarquía refleja el reinado benevolente de Dios el Rey de reyes. Un comunismo
teísta podría enfatizar la bondad sacrificial que los seres humanos deben mostrar unos a otros. Me parece
que si pudiéramos poner personas perfectas en cualquier estructura política, su sociedad caminaría muy
bien. Ahora, yo no me considero competente para pensar en todas las implicaciones que podría tener la fe
cristiana en el área de la ciencia política. Sin embargo, Dios nos ha pedido que obedezcamos a las
autoridades mientras no nos pidan desobedecer a los mandamientos de Dios: «Sométase toda persona a las
autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido
establecidas» (Romanos 13:1). Pero recordemos que existen una jerarquía de autoridades, y la obediencia a
Dios precede todas las otras lealtades: «Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer
a Dios antes que a los hombres» (Hechos 5:29).

Creados como Iglesia


La familia redimida de Dios es llamada ‘su novia’. La historia de la salvación es presentada en el
libro de Oseas, en el cual Dios continúa llamando a su pueblo, aunque son infieles. Oseas es llamado por
Dios a que se case con una prostituta, y debe seguirla amando no importa lo que haga. Una y otra vez la
rescata. Es difícil dar explicaciones a los no-creyentes sobre lo que la Iglesia representa realmente para
nosotros que somos cristianos. Esta familia que cruza las barreras de diferencias sociales y económicas,
cruza barreras de lenguaje y cultura, esta familia que permite la honestidad, intimidad, confianza,
hermandad - esto es un gran misterio. Los lazos de amor que unen a los cristianos sobrepasan los lazos de
sangre. Con esto no quiero decir que nosotros siempre somos consecuentes con las estructuras que Dios ha
creado para la Iglesia. Fallamos en la Iglesia al igual que en nuestras familias y matrimonios. Pero no son
las estructuras que son deficientes, sino nosotros que no cumplimos con su meta sublime.

Dios se comunica con los hombres y con las mujeres

Dios define su identidad


No tengo el espacio ni la habilidad para que consideremos toda la riqueza de la comunicación de
Dios con nosotros. Pero usted debe leer la biblia de principio a fin antes de hacer pronunciamientos sobre
ella. Dígale a Dios, «Si tú existes, quiero saber si realmente tú te revelas a ti mismo en este libro». Yo no
tengo ningún problema con creer que yo no me hice a mí misma, y que debo encontrar la respuesta sobre
cómo ser feliz y cómo relacionarme en este mundo del que me creó. A veces la gente acusa a los cristianos
por aislarse de los demás con una actitud orgullosa. Pero ¡todo lo contrario! Requiere humildad permitir que

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otro me defina desde afuera. Es señal de orgullo si yo hago el punto de referencia para mi auto-definición y
para definir el mundo alrededor. No, yo quiero descubrir el verdadero ‘yo’. Quiero que El que me hizo me
ayude a conocerme realmente, a El realmente, para descubrirle, para amarle, y para glorificarle.
Cuando nuestra familia se mudó de la Francia a los Estados Unidos en 1991, una de mis hijas tenía
13 años. Ella es una niña agraciada y desde pequeña nos presentaba bailes, dramas, canciones y otros
‘programas’ para la familia. Ella era atraída naturalmente a la música, al drama y al canto. Sin embargo,
cuando entró a clases en los EEUU estos talentos no eran particularmente valorados. Yo observé cómo ella
intentó expresarse aprendiendo a jugar baloncesto. Ahora, yo no quiero decir que mi hija no pudiera haberse
divertido con el baloncesto, pero ella estaba bastante triste durante sus años de secundaria intentando
conformarse a una imagen impuesta por otros alrededor, en lugar de desarrollar la naturaleza que le fue dada
por Dios.
Esto no es un ejemplo exacto, porque a pesar de conocer bien a mi hija, yo no soy su creadora. Pero
sus luchas son un ejemplo bueno de lo que hacemos con nosotros mismos muy a menudo. Dios, quien nos
creó, sabe exactamente lo que nos hace felices. Si nosotros tomáramos el tiempo para preguntarle, Él nos
mostraría cómo realizar y desarrollar nuestra verdadera naturaleza. Pero si escuchamos las voces alrededor,
probablemente terminaremos frustrados y miserables, intentando jugar baloncesto - por decirlo así - en lugar
de cantar y danzar. ¿Por qué yo debo creer que un grupo de seres humanos egoístas y finitos, quienes no me
conocen ni les importará lo que me pase, saben más acerca de lo que me ayudará de lo que sabe mi Padre
celestial quien me creó y me ha mostrado un plan para mi vida, y quien envió a su propio Hijo para morir
por mi?

Dios define nuestros papeles


Dios define cómo debemos relacionarnos con Él y unos con otros. Afortunadamente no estamos
abandonados para adivinar estas cosas. Dios nos ha revelado sus pensamientos sobre ello. En la biblia,
encuentro una expresión confiable, consistente, y profundamente satisfactoria de su voluntad y su obra en
este mundo. Yo he escrito unos cuentos para niños, y cuando yo veo qué tan difícil es amarrar los hilos de
unos pocos personajes para que el cuento tenga sentido, ¡estoy maravillada cuando leo la historia de Dios!
Escrita durante cientos de años, por muchos autores - la biblia tiene una unidad sin par en toda la literatura
del mundo. Usted puede tomar casi cualquier tema y trazarlo desde Génesis hasta el Apocalipsis y puede
encontrar la confluencia de las más maravillosas verdades. Los personajes son reales. Su conducta es
consistente. Sus vidas encajan juntas en un tapiz increíble de la historia. El drama del hombre contra la
maldad comienza en los primeros capítulos, y encuentra su clímax en la muerte del Autor encarnado, quien
entra en las páginas de su historia para salvar a sus personajes. Verdaderamente increíble.
Dios, el autor de la historia, es también autor de la Palabra que nos informa de su voluntad y sus
planes, de su designio para nuestras vidas. Yo confío en Él para que Él me defina la forma de vida que me
dará verdadera satisfacción, aún si me lleva - cómo seguramente lo hará - por los pantanos de la aflicción y
sufrimiento.

Dios reclama nuestra obediencia


Dios reclama nuestra obediencia. Estamos sujetos a su señorío porque somos sus criaturas, creados
por Él para su gloria. No tiene sentido intentar negar que Dios lo reclama todo. Dios espera que nosotros le
creamos, confiemos en Él, le sirvamos, le demos nuestros corazones y que conformemos nuestras
voluntades a la de Él, y que «llevemos todo pensamiento cautivo a la obediencia de Cristo». En este sentido,
el cristianismo no aplasta sólo a las mujeres, sino ¡a todos! Toda persona que nombra el nombre de Cristo

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debe comenzar muriendo a sí mismo. Sólo cuando la semilla muere y se entierra puede brotar para nueva
vida.

Dios promete su presencia


Pero junto con sus demandas, Dios promete su presencia. Sus hijos nunca están solos, «Nunca los
dejaré». Como dijo Moisés, «Porque ¿qué nación grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo
está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le pedimos? Y ¿qué nación grande hay que tenga estatutos y
juicios justos como es toda esta ley que yo pongo hoy delante de vosotros?» (Deuteronomio 4:7-8).
Esta cercanía de Dios aumentó infinitamente cuando Cristo derribó la barrera de separación causado
por la caída en el pecado. Esta cercanía, esta presencia de Dios es el fundamento mismo de la fidelidad
cristiana. Sin la presencia de Dios, los cristianos no podrían ser fieles a sus cónyuges más que cualquier otra
persona.

Dios redime al hombre y a la mujer


Si el pecado nunca hubiera entrado al mundo, no tendríamos problemas con conformar nuestras
vidas al plan de Dios. Hubiera sido algo totalmente natural. Pero el pecado ha venido a oscurecer nuestro
entendimiento y endurecer nuestra voluntad, de manera que ahora buscamos liberarnos de lo que percibimos
como un freno o una esclavitud. Consideremos el endemoniado gadareno a quien Cristo llegó. El estaba
perfectamente libre para hacer lo que quería. Su fuerza enloquecida lo hacía casi imparable. Nadie lo podía
controlar. Nadie lo podía apresar. Nadie podía obligarlo a hacer algo. Ni se preocupaba por ponerse ropa -
¡era totalmente autónomo!
Sin embargo, el gadareno pasaba los días con gritos, cortándose, vivía desnudo entre las tumbas - un
cuadro insano de miseria, e ira. Su total autonomía lo llevó a los ‘lugares solitarios’, como nos dice el texto
bíblico (Lucas 8:29), y lo privó de su identidad, ya que no podía siquiera dar su propio nombre (versículo
30). ¿Estaba Pedro recordando este hombre cuando escribió las siguientes palabras? «Les prometen libertad,
y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo
venció. (2 Pedro 2:19). Cuando el endemoniado gadareno conoció a Jesucristo, las fuerzas de las tinieblas
sabían que se habían topado con uno más fuerte. La autoridad del Hijo de Dios echó fuera los demonios, y
alcanzó aquella masa humana desfigurada con el propósito de rescatar a un ser humano creado a la imagen
de Dios. ¿Y cuál es el fin de la obra de Cristo en su vida? Un hombre sentado a los pies de Jesús, vestido, en
su sano juicio. Un hombre comisionado por Jesús a «regresar a casa y contar todo lo que Dios ha hecho
por ti» (versículo 39).
Este es el gran privilegio de cristiano - haber sido rescatado de la esclavitud de nuestra propia
autonomía y llevado a los pies de Jesús, ahora vestido y en sano juicio, comisionados con llevar las buenas
nuevas a nuestra familia y amigos. Esta gran salvación es nuestra esperanza segura. Sin ella, intentamos
sacar un poco de fidelidad, o amor, o sacrificio de las reservas del mundo - pero estos se secan pronto bajo
el sol radiante del juicio de Dios.
Hace unos días escuché en la radio un comentario sobre la ecología. Llegaron al extremo de decir
que los crímenes se debían a la polución ambiental. Aunque yo no discutiría la relación entre el crimen y la
polución, creo que lo tenemos al revés. El problema con el mundo no es en primer lugar la contaminación
del agua. Esto es sólo un ejemplo, una figura de la tragedia verdadera. El problema verdadero es la
contaminación moral de la tierra. Dios trae su acusación: «Perjurar, mentir, matar, hurtar y adulterar
prevalecen, y homicidio tras homicidio se suceden» (Oseas 4:2). Edificios explotados, las oficinas federales
de la ciudad de Oklahoma bombardeadas, un presidente que vacila diciendo, «todo depende de lo que

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significa ‘es’2» ¿Qué pasa con una cultura que sigue este camino? Oseas nos muestra los resultados: «Por lo
cual se enlutará la tierra, y se extenuará todo morador de ella, con las bestias del campo y las aves del
cielo; y aun los peces del mar morirán» (Oseas 4:3).
¿Qué pasa con el pacto? Si Dios ha establecido este acuerdo y su justicia es el tribunal de justicia,
¿dónde está la esperanza de poder llegar a tener verdadera comunión unos con otros, y también con Dios
mismo? «Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!» (Hebreos 10:31). «Los pecadores se asombraron
en Sion, espanto sobrecogió a los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién
de nosotros habitará con las llamas eternas? (Isaías 33:14).

Seguro, no tambaleante
En este desierto, mientras caminamos perdidos y desesperados, hay una roca. Pablo dice que la roca
en el desierto ‘seguía’ al pueblo de Dios proveyendo agua viva (1 Corintios 10:3). Esta Roca sobre la cual
paramos nos nutre y satisface nuestra sed. Jesucristo provee el único fundamento sobre el cual podemos
edificar nuestros hogares y nuestros matrimonios.
Cristo nos provee protección de la ira de Dios. En el Antiguo Testamento leemos una historia en que
Dios ‘cortó’ o hizo un pacto con Abraham (Génesis 15). En este rito cultural de pacto, las dos partes
caminan entre los animales partidos en dos. «Si no guardamos este pacto, que nos corten en dos como estos
animales» era el sentido de este rito. Pero cuando Dios ‘corta’ un pacto con Abraham, sólo su presencia pasa
por en medio de los animales. Dios sólo carga con las consecuencias de nuestros pactos rotos. El sacrificio
de Cristo en la cruz y su resurrección proveen un camino de regreso a la comunión con Dios. El velo del
Lugar Santísimo, aquél cuarto especial en el templo representando la presencia sagrada de Dios, es rasgado
de arriba hasta abajo. Dios ahora se mueve entre todo su pueblo. El camino es abierto. El escudo de Cristo
nos protege del fuego de la ira de Dios. Jesús vino a buscar y salvar al que se había perdido.
El Espíritu que se mueve en nuestros corazones para darnos fe en Cristo es el aliento de la nueva
creación que convierte nuestros corazones de piedra en corazones de carne, permitiéndonos amar a Dios
primero, y amar a otros, y también poder estar en paz con nosotros mismos. Cuando bebemos el agua que Él
ofrece, nunca volvemos a tener sed. Los hombres encuentran en Cristo la humildad para ser líderes
compasivos y amorosos. Las mujeres encuentran en Él el poder de ser siervas fuertes. Los hijos encuentran
en Él la fe para obedecer a padres pecaminosos.

Personal, no impersonal
El Dios a quien servimos no es una fuerza impersonal ni algún imperativo eterno moral. Dios se da a
conocer. Él llega a nosotros y nos habla. Llegó a ser carne, compartiendo nuestros débiles cuerpos afligidos
por las consecuencias del pecado. Jesús vino en la carne, vivió entre nosotros, sufrió todo lo que hemos
sufrido, para que pudiéramos conocer la grandeza de su amor. Como dice Pablo en Romanos 8:38,39: «Por
lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente,
ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios,
que es en Cristo Jesús Señor nuestro» (Romanos 8:38-39).
Este es el amor sobre el cual un cristiano edifica su vida. El sacrificio de Cristo abre el camino para
nosotros hasta el día en que este orden será cambiado y se desaparecerá el pecado para siempre.

2 Una referencia al presidente Bill Clinton cuando estaba intentando evadir uno de sus escándalos.
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Íntegros, no quebrantados
Jesús nos redime tanto el cuerpo como el alma. En su resurrección Jesús es el primer homo noeticus.
Aquellos que son redimidos por su sangre forman una nueva raza, para poblar un nuevo mundo que viene.
No nos engañamos en cuanto a la muerte de nuestro cuerpo actual, pero como Pablo lo dijo, «Por tanto, no
desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se
renueva de día en día» (2 Corintios 4:16). Y «que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en
apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos;
llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se
manifieste en nuestros cuerpos. (2 Corintios 4:8-10). La fe cristiana es realista y poderosa. Estimula la
mente, crea gozo en la unión sexual, y permite que el dolor y el sufrimiento sean instrumentos de poder y
paz.

Intimidad, no soledad
El plan de Dios para la intimidad es totalmente cumplido en Cristo. Los hombres y las mujeres,
como los judíos y los gentiles, no tienen barreras de enemistad entre ellos. El pecado había destruido la
intimidad gozosa entre Dios y su creación. También destruyó la comunión pura entre Adán y Eva. En lugar
de la intimidad del compañerismo puro, recibieron la maldición de pleito y la competencia en sus relaciones.
Eva desea ‘tener’ a Adán (de la misma manera que el pecado estaba a la puerta de Caín con el deseo de
tenerlo, Génesis 4:6). Adán ‘dominará’ a Eva en lugar de cuidar de ella como Dios había planeado. La
relación entre los sexos y dentro de la familia es inmediatamente torcida, produciendo conflicto,
competencia, celos y homicidio (Caín contra Abel). Pero Dios busca a Adán y Eva y les hace un vestido
para cubrir su pecado. Dios inicia el primer sacrificio, y los cubre con pieles de animales.
Dios restaura la intimidad con su pueblo, y aunque vivimos en una etapa de la historia en que
estamos ‘ya’ redimidos pero ‘todavía no’ poseemos nuestros nuevos cuerpos, ‘ya’ santificados en Cristo
pero ‘todavía no’ terminado con el viejo hombre - a pesar de esto sabemos que veremos a Dios cara a cara y
vivir con Él eternamente. El poder de la muerte de Cristo y su resurrección les da a los hombres y a las
mujeres el poder de restaurar las relaciones como Dios planeaba desde el principio en el matrimonio.

La mujer dentro del pacto


Hemos discutido la teología, y aún no he dicho mucho sobre las mujeres. Pero lo he considerado
muy importante describir el contexto de mi cosmovisión. Desde este enfoque usted podrá entender mi
actitud en cuanto a la mujer. Es posible que mi perspectiva le parezca extraña, pero yo era extraña en la
universidad de Wellesley en los años ‘60 y podrían pensar que soy extraña hoy. Pero para poder explicar el
porqué escogí la vocación de esposa y madre, yo tenía que darles el contexto.
Cuando yo llegué a Wellesley a la edad de 17 años, tenía mi carrera toda planeada. Quería ser la
esposa de un pastor, y ser el apoyo de un hombre de Dios en sus esfuerzos por servir a Cristo. Yo quería la
mejor educación posible, para usar mi mente a la máxima capacidad en esta vocación, o para poder trabajar
si Dios me llamaba a ser soltera.
Conocí al que un día sería mi esposo en mi primer semestre de clases. Adelantando cursos, pude
graduarme un semestre antes que los demás. Nos casamos el día 30 de Enero, 1971 y seguimos casados
hasta hoy, 29 años después. Tengo 7 hijos, desde 12 a 27 años, y 3 nietos. No me he arrepentido de la
decisión que tomé ni por un segundo. Claro, sería mentira decir que nunca he sido tentada por el contorno
feminista. A veces, razonando conmigo misma, oigo una voz que dice, «Los hijos son maravillosos, pero si
usted le diera a la escritura un poco más importancia podría escribir mucho mejor de lo que hace». Y
comienzo a soñar con haber escrito un libro de mucha influencia. O a veces he cedido a la tentación de
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buscar realizarme ‘realmente’. A veces he podido acoplar estas actividades con nuestra familia, otras veces
eran las voces del orgullo.
Pensando en los 29 años de matrimonio, yo podría mencionar algunos ‘éxitos’, las cosas que uno
incluiría en curriculum vitae. Ayudé a comenzar una escuela cristiana, dí a conocer en la Francia una forma
efectiva de comunicarse con los sordos, enseñé clases de preparatoria, séptimo, y educación física en una
escuela para muchachas delincuentes, dí clases del habla para terapistas, enseñé técnicas de la escritura en
un seminario teológico, he producido varias obras de teatro para escuelas cristianas e iglesias, serví en las
mesas directivas de varias organizaciones, publiqué varios artículos y una novela, fui editora de una docena
de libros teológicos y proyectos de Doctorado, y he dado muchas conferencias para retiros de mujeres. Sin
embargo, mi logro verdadero, y la tarea por la cual seré juzgada cuando vea a Dios, tendrá otra lista
totalmente diferente. Esta lista podría incluir algunas de las otras cosas, pero la mayoría son basura
comparado con el valor de tener, nutrir, instruir, amar, y educar siete imágenes de Dios totalmente
fascinantes, y habiendo podido ayudar a formar la imagen de Dios en mi esposo.
Encuentro gozo verdadero al poder reír con otros tomando té, de resolver un conflicto entre los hijos,
ver uno de ellos librado de la tentación, oír mi familia cantar en la mesa, ver los nietos en sus juegos, enviar
a mi esposo e hijos de la casa animados para poder llevar el nombre de Dios a otros - me da gran gozo ver
que Dios los toca a través de mí.
Les puedo encomendar sinceramente la vocación de esposa y madre. Si desea aprender las
disciplinas de la administración, ¡intente organizar las vidas de 9 personas, todas viviendo bajo el mismo
techo! Si usted desea aprender la psicología, ¡siéntase con 5 hijas mientras discuten los pro y los contra de
los hombres que han conocido! Si usted desea aprender el poder de la espiritualidad, ¡confronte una hija de
12 años que se planta delante de usted y le dice ‘NO’! ¿Qué poder tiene usted sobre su corazón? Usted tiene
sólo el poder de la oración y la fe, porque sólo Dios puede cambiar un corazón. ¿Quiere usted un reto
intelectual? ¡Trate de explicar la energía atómica a un niño de 4 años! ¿Quiere aprender de linguística, o de
educación especial? ¡Trate de enseñar tanto el francés como el inglés a una hija de 2 años que es totalmente
sorda! ¿Desea desarrollar las características de la misericordia, la paciencia y la sabiduría? Entonces cállese
y escuche el dolor y las luchas de su marido cuando decide cambiar su trabajo. ¿Desea amigos cercanos?
Busque 4 mujeres que le aman y ore con ellas todos los lunes durante 2 horas.
Cuando yo olvido estos logros, o cuando ya no me bastan para mantenerme feliz con haber escogido
mi vocación, trato de imaginarme en el día de juicio ante el trono de Cristo donde todos compareceremos
«para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo»
( 2 Corintios 5:10). En ese día, por la misericordia de Jesucristo, tendré el sumo gozo de oír a mi Salvador
decirme personalmente:

Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque
tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve
desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí ... De cierto os digo que en
cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis (Mateo 25:34-36, 40)

No estoy siempre segura de lo que significa ser una mujer. He luchado con mis propias expectativas,
las de mi esposo, y la sociedad que me rodea. He buscado en las escrituras, que me dicen que la santidad es
más importante que la belleza física, pero que también dan a entender que mi cuerpo femenino y su poder
seductor debe ser un regalo hermoso en la relación con mi esposo. Como otras mujeres lucho con estas
cosas. Y mi esposo lucha por amar mi cuerpo en particular, en lugar de anhelar un ‘cuadro perfecto’, o el
cuerpo de otra mujer. Ambos pedimos que Dios impulse nuestro romance con la conclusión sencilla que yo
soy muy femenina porque soy mujer, creada a la imagen de Dios. Y yo debo evitar la tentación de imponer
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sobre mi esposo algún ideal de lo que significa ser ‘varonil’. Al contrario, yo debo escoger amar al hombre
que es mi esposo, y dejar al Espíritu de Dios la obra de conformarlo a su imagen. No es el trabajo de mi
esposo conformarme a mi a su imagen, ni tampoco es mi trabajo conformarlo a Él a mi imagen. Es el trabajo
del Espíritu Santo conformanos a los dos - hombre y mujer - a la imagen de Cristo.

Una relación de pacto con Dios

Diseñados para reflejar la imagen de Dios


Mi primer deber como mujer es a mi Esposo celestial, Él que redimió la Iglesia. Si yo avanzo en mi
entendimiento de Dios, llegaré a ser más y más femenina. Yo soy una imagen de Dios, una mujer hecha a la
imagen de Dios. «Varón y hembra los creó». Así que, entre más me conformo a la imagen de Cristo, me
conformaré más y más a la imagen femenina de Dios que soy. Con esto no quiero decir que yo me imagino a
Cristo como algún ser sin forma. No, Jesucristo como Dios encarnado fue un ser humano hombre. Sin
embargo, como Salvador, Jesús entendió tanto la sumisión y la autoridad, y por lo tanto puede identificarse
con mis luchas de mujer.

Diseñados para reflejar a Cristo


Yo fui diseñada como mujer. Parte de este diseño es someterme a mi esposo. En la lucha contra mi
deseo pecaminoso por la autonomía yo miro a Cristo. Jesús es mi ejemplo de sumisión voluntaria. Él fue a
la cruz por amor. Nunca se me ha ocurrido considerar a Jesús un debilucho porque fue a la cruz, porque se
sometió a la voluntad de su Padre. Si alguna vez ha habido una situación injusta, un hombre que sufre
infinitamente por lo que no parece ser una buena razón - fue en el caso de Jesucristo. Los teólogos
feministas se burlan de la cruz, negando su necesidad de ‘gente que se cuelgan de cruces, con chorros de
sangre y esas cosas extrañas». Ellos llaman la crucifixión lo último en el abuso de los niños. Pero - Jesús
voluntariamente dio su vida por nosotros. Esto no es abuso del niño. No había otra forma para que obrar
nuestra salvación sino caminar esas horas oscuras de soledad absoluta, de abandono absoluto. Lo hizo por
amor a mi, y por amor de su Padre.
Yo puedo identificarme con Cristo. Cuando los dolores de parto son demasiados para soportar, una
mujer piensa en el gozo por delante, y enfrenta los dolores con más ganas, porque traerán vida, y paz, y un
nuevo comienzo. «¡Consumado es!» Y emerge una nueva vida, un nuevo comienzo. Consumado es, sin
embargo, a penas está comenzando, esta aventura de una nueva persona.
Pero el rol de una mujer no es sólo la sumisión. Ella es llamada muchas veces a ejercer la autoridad -
sobre sus hijos, sobre la clase a su cargo, o en su trabajo. En estas áreas una mujer debe apoyarse en la
humildad y poder de Cristo para ejercer su autoridad de manera firme pero compasiva.

En pacto con su esposo

Reunir todas las cosas bajo una Cabeza


La biblia nos enseña que Cristo es Cabeza de la iglesia, y que nuestra tarea es «reunir todas las cosas
bajo una Cabeza, esto es, bajo Cristo». Yo imagino todo esto como una sombrilla muy grande, con la punta
arriba la soberanía de Cristo. Bajo la protección de la sombrilla grande, me imagino una familia pequeña
sentada bajo otra sombrilla más pequeña. El padre debe ser la cabeza del hogar, ocupando un papel de
autoridad sobre su esposa e hijos (recordemos que ya dijimos que tener autoridad sobre ellos no implica
superioridad de esencia, sino un papel que le es dado). La tarea de la esposa cristiana es «reunir todas las
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cosas bajo una cabeza», la de su esposo. No en términos absolutos, por supuesto. Pero en tanto que ella
reúne las experiencias y las relaciones de su familia en sumisión a su marido, haciendo del hogar un lugar
ordenado, seguro, pacífico - ella reúne todas las cosas bajo el señorío de su esposo y por tanto bajo Cristo.
Los esfuerzos de una mujer cristiana por reunir todas las cosas bajo el liderazgo de su esposo es una forma
pequeña de los esfuerzos de la Iglesia por reunir todas las cosas bajo una Cabeza, Cristo.

Dar y recibir honor


La descripción bíblica de la pareja es muy rica. La mujer acepta el señorío de su esposo dentro del
marco que Dios describe. Pero la mujer también recibe honor de parte de su esposo. 1 Corintios describe un
círculo inter-dependiente. Cristo es la cabeza del hombre, y el hombre es la imagen y gloria de Dios. ¡No
hay que avergonzarse de eso! De igual manera las mujeres no deben avergonzarse de que «la mujer es la
gloria del hombre». La mujer fue creada para el hombre, dice Pablo, y salió del hombre. ¡Parece muy
machista hasta aquí! Aunque realmente no es machista. Porque Pablo continúa diciendo, unos versículos
después «Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón; porque así como la mujer
procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios» (1 Corintios 11:11-12).
Una mujer no tiene que pensar que es humillante asumir un rol de apoyar, de animar y de ayudar a su
esposo. Todo el tiempo que ella honra a Cristo en esta manera, ella está honrando a su marido, quien honra a
Cristo, quien honra al Padre. A la vez, Dios Padre exalta a Cristo, y lo honra. De igual manera el esposo
cristiano exalta a su esposa y la honra. Proverbios 31 dice,

Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; Y su marido también la alaba: Muchas mujeres hicieron el
bien; Mas tú sobrepasas a todas. Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme a Jehová, ésa
será alabada. Dadle del fruto de sus manos, Y alábenla en las puertas sus hechos (Proverbios 31:28-31).

A pesar del deseo por honra inmediata que a veces me tienta, yo sé que la meta que yo persigo tiene
un valor mucho más duradero. Es posible que aún intentaré escribir otro libro, pero yo considero que los
corazones de mis hijos y mi esposo son libros de valor eterno. Y yo sé que el territorio de mi hogar
pertenece a Cristo. Yo soy libre - aún más, me veo comprometida - para usar este hogar para su honor. Al
decidir no perseguir una carrera fuera del hogar, ahora soy libre para escuchar la voz de muchos que
necesitan compasión, un consejo, una cama o un comida.
Uno mi voz con la de John Piper, quien ruega a las mujeres cristianas:

Por favor no piensen que un trabajo secular es un reto mayor o mejor uso de su tiempo o vida que las
oportunidades sin número de servir y testificar en su hogar, el vecindario, la comunidad, la iglesia y el mundo.
No se hagan la pregunta, ‘¿carrera o ama de casa?’ sino, ‘¿carrera de trabajar todos los días o la libertad
para el ministerio?’ Tomen en serio la pregunta, ‘¿cuál sería mejor - trabajar para alguien para hacer
prosperar su negocio, o ser instrumento de Dios con el tiempo suficiente para soñar acerca de cómo puede
prosperar su hogar, para que con su creatividad pueda hacer prosperar el reino de Dios?’ Las desafío a tomar
decisiones basadas no en las presiones seculares de consumir más y más, sino en lo que fortalecerá más la fe
de su familia y lo que avanzará el reino de Dios.

Una hermana cristiana


Una mujer cristiana no es un eco de su marido, tampoco debe sentarse tranquila si su esposo
comienza el camino a la autodestrucción. Ella debe llamarlo con valentía a la obediencia. Este llamado de
una esposa tiene una fuerza sin par si se ofrece con humildad, de manera tranquila, sin juzgar, y cuando su
propia vida da testimonio claro del amor que ella espera de Él. Cuando una mujer habla en paz, con amor,

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descubriendo el pecado pero cubriéndolo con el perdón, ella llega a ser una forma de la presencia de Dios en
la vida de su marido. Ahora, algunos hombres no responden positivamente a este trato, porque el pecado no
puede soportar una mujer que mira el mal y sigue amando. Pero a veces un hombre se quebranta bajo la
presión de tal manifestación de santidad. Pedro ofrece el consejo a las mujeres cristianas que están casadas
con hombres no-creyentes: «Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que
también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas,
considerando vuestra conducta casta y respetuosa» (1 Pedro 3:1-2). Cuando Dios le da la fuerza a las
mujeres para vivir de esta manera, los corazones de los hombres serán ganados.

Fe
Una mujer cristiana ejerce su fe cuando se somete a un hombre pecador. Juan Calvino argumenta que
cuando los cristianos se someten a la autoridad de sus pastores humanos, los cristianos muestran al mundo el
poder de la fe. ¡Que tremendo el hecho de que los hombres y mujeres llegan a ser más santos por medio de
someterse a líderes pecaminosos! No quiero decir que nosotros debemos seguir el pecado y la
desobediencia. Pero sabemos que todo líder en la Iglesia, sea pastor, anciano o el esposo en su hogar - todos
son pecadores. No nos sometemos a ellos por algún respeto natural que les tengamos, sino es parte de
nuestra fe en Cristo la razón de nuestra sumisión.

En relación de pacto con sus hijos

Una mujer cristiana instruye y disciplina a sus hijos


La relación de obediencia fiel bajo su pacto con Dios, y el pacto subordinado con su esposo - ambos
proveen la estructura y fundamento para que la mujer cristiana se relacione con sus hijos. De nuevo, la meta
final es «reunir todas las cosas bajo una Cabeza, Cristo Jesús». Si la mujer recuerda esta meta en todo
tiempo, podrá tomar decisiones que son buenas y correctas con relación a sus hijos. Esto le da una base
objetiva sobre la cual puede fundamentar la instrucción moral y las reglas del hogar. También le da una
fortaleza de Dios para que ella no tenga que depender del amor de sus hijos para su identidad. Esto la
refrenará de «derribar su propia casa» (Proverbios 14:1), como es la tendencia de la mujer necia. Lejos de
minar el respeto que sus hijos tienen por su padre de manera irresponsable, ella hará todo dentro de su poder
para fortalecerlo.
La mujer cristiana no tiene que sentirse a la defensiva cuando algunos la critican diciendo que «la
pisotean». Para empezar, ella como cristiana acepta el rol de poner su vida por otros. Ella tiene la libertad de
poner a un lado sus ‘derechos’, su orgullo, su ego, el deseo de tener la razón o de recibir reconocimiento.
Desafortunadamente el mensaje que las mujeres reciben hoy es que son medio locas si deciden seguir un
camino de sacrificio. Como mujer cristiana, yo quiero afirmar aquí y ahora ¡mi derecho dado por Dios de
negarme a mí misma!

Una mujer cristiana recibe honor y amor de sus hijos y su esposo


Toda esposa y madre que se entrega a su vocación sabe que las recompensas por su sacrificio son
muchas. Los hijos y los esposos mismos a menudo son inspirados por el ejemplo de la madre y la esposa. Su
gratitud es real, y sus alabanzas genuinas. Aún los hijos rebeldes admiten en secreto (¡y a veces
abiertamente) su aprecio por una madre que no los abandonó en sus agonías y sufrimientos. Los esposos se
sienten honrados cuando su mujer los respeta - aun cuando han sido desleales de alguna forma. Y por

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supuesto, como ya mencioné, el honor más alto para la mujer cristiana es ser recibida y encomendada por
Cristo mismo, cuyo sacrificio no conoció límite alguno.

En relación de pacto con la Iglesia

La mujer cristiana tiene la libertad de usar todos sus dones


Maestra, consejera, coordinadora de actividades, chef, jardinera, decoradora de casas, pintora,
escritora, consejera financiera, entrenador de deportes, guía espiritual - todo esto ¡y el cielo también!
Aunque ser madre tiempo completo es duro, la mujer cristiana que se dedica a su marido, sus hijos y a su
iglesia, tiene muchas ocasiones de servir. Siempre debe recordar que todas las actividades deben servir la
meta última: reunir todas las cosas bajo nuestra Cabeza, Cristo. La satisfacción más alta de una mujer
cristiana es ver a su esposo, y sus hijos y sus amigos dedicarse a la honra y gloria de Cristo.

Mujeres solteras
Me he dirigido principalmente a las mujeres casadas. Dios nos ha colocado en familias, y el
matrimonio es la estructura normativa. No debe ser la excepción, sino la norma.
Sin embargo, no todos se casan, y Dios llama a algunos a una vida soltera. La mujer soltera sigue
siendo mujer. Y ella usará sus instintos maternales para ayudar con los hijos de otros, o de las mujeres más
jóvenes. Ella llevará honra a los líderes hombres de su iglesia y su comunidad. Ella trabajará por formar un
hogar que honre a Cristo por servir a los pobres, y a los débiles. Ella obedecerá el mandato de Dios al traer a
muchos al banquete con Cristo, y su casa puede servir esta meta. Esta mujer puede crear una familia
cristiana en su iglesia, y puede encontrar estructuras de autoridad que le permitan aconsejar dentro de esta
familia mayor. En la familia cristiana nadie es autónomo, todos nos necesitamos unos a otros.

Las bodas del Cordero

El matrimonio - la imagen que Dios usa para describir su comunión con sus criaturas
Jesús enseñó que en el cielo no habrá matrimonio. Yo no creo que esto quiere decir que las
distinciones entre hombre y mujer serán borradas, porque estas estructuras creadas reflejan la misma
naturaleza de Dios y probablemente no serán borradas. Sin embargo, el matrimonio humano no es el patrón
último para la intimidad , fidelidad, amor personal y productividad. La relación que mejor refleja estas
cualidades se encuentra dentro de la Trinidad misma, y por extensión, entre Cristo y su Iglesia. Como un
novio entusiasta y responsable, Jesús ha ido adelante para alistar su casa para su novia, la Iglesia. Toda la
belleza e intimidad del matrimonio es tan sólo una sombra pasajera comparado con la relación amorosa
entre Cristo y su Iglesia.
En el libro de Apocalipsis, el apóstol Juan recibe una visión del cielo. En esta visión, una gran
multitud clama, «¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! Gocémonos y alegrémonos y
démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado». Y después el
ángel le dijo, «Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero»
(Apocalipsis 19:6-9).
Este es el contexto del matrimonio. Este matrimonio final provee el fundamento para todos los
matrimonios humanos. Sólo cuando un esposo comprende el alcance del sacrificio de Cristo y el poder de su
resurrección podrá hacer lo que le pide Jesús en el matrimonio:

16
Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para
santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo,
una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.
Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a s í
mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también
Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Por esto dejar á el
hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne (Efesios 5:24-31).

Sólo cuando una mujer llega a entender que su valor y su identidad no dependen de cómo su esposo
la vea, ni tampoco en cómo el mundo alrededor la defina, sino sólo en el amor incondicional de Cristo para
con ella, podrá ella tener la fortaleza de someterse voluntariamente y gozosamente a la autoridad de su
marido:

Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así
como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y Él es su Salvador. Así que, como la iglesia está
sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo (Efesios 5:22-24).

La necesidad de humillarnos al recibir el vestido de bodas - Ezequiel 16, Apocalipsis


¿Aplasta a la mujer el cristianismo? Sí, con certeza, al igual que aplasta a todo cristiano. Llegamos a
ser esclavos de Cristo. Yo ya no soy dueña de mi propio cuerpo. Yo no soy dueña de mi alma. Nos humilla
(mas no es humillante) darnos cuenta que toda nuestra justicia son ‘trapos sucios’ a los ojos de Dios. Es
difícil suprimir mi orgullo y admitir que yo no tengo nada que ofrecerle a Dios. Ser cristiano es admitir mi
pecado, y arrojarme boca abajo ante un Dios santo para suplicar su perdón. Las teólogas feministas tienen
razón. Si vamos a poder destruir las estructuras de matrimonio tal como la biblia las define, entonces
debemos destruir el último Patriarca.
En Ezequiel 16 tenemos un relato muy ‘patriarcal’. Una infante niña es desechada al nacer, y se
queda en medio de un campo todavía en sus sangres, sin lavar, sin nadie que la ame. Un joven pasa por ahí y
se conmueve de compasión. La alza y la lleva para lavarla y cuidarla. Provee todo lo que necesita de ropa y
cuidado hasta que ella llega a ser una joven. Un día el hombre pasa para ver cómo está, y es impresionado
por su emergente hermosura. Le compra un vestido de bodas y la toma para su esposa.
En esta parábola Dios nos da una figura de su cuidado de nosotros, su pueblo. Pero para muchas
personas hoy, esta alegoría sería totalmente ofensiva. ¿Está la mujer totalmente dependiente del cuidado de
un hombre? ¿Es ella basura hasta que un hombre pasa para salvarla? ¿Es ella su propiedad de manera que Él
puede pasar un día y tomarla para sí? Sin embargo, todo cristiano ha tenido que admitir la realidad de esta
historia. Estamos muertos en nuestros pecados, arrojados a la basura en este mundo. Aunque fuimos creados
para tener valor, no somos nada ahora por nosotros mismos. Y a nadie le importamos. Nadie nos va a salvar.
Pero Jesucristo vino para rescatarnos, lavarnos, y proveer su vestido de justicia para nosotros. El cristiano
no es una persona arrogante, sino muy humilde. El cristiano ha admitido que depende totalmente en vida y
en muerte de la gracia y la misericordia de un esposo celestial amoroso. Su valor depende de Él. Y su meta
es honrarlo a Él. Existimos para llevar honra a su nombre. Todo nuestro amor es para Él. Él nos ha dado su
nombre. Nuestra identidad es gravada en las manos de Aquél que murió por nosotros.
Esta humildad ante Cristo, esta identidad en Él, esta obediencia - estas cosas son nuestra alegría,
nuestra fuerza, honor, poder, motivación, pasión y éxtasis. Si mi Creador y mi Padre celestial ha declarado
‘buena’ la estructura matrimonial porque refleja aspectos importantes de Él, porque me enseña de mi
Salvador, entonces la abrazaré con todo mi corazón, aún cuando mi pecado me invita a rebelarme. Renuncio

17
a la ‘libertad’ que lleva a mi auto-destrucción para asirme de la ‘esclavitud’ que me trae vida y amor.
Prefiero aceptar la hermosura que Dios me ofrece:

Y salió tu renombre entre las naciones a causa de tu hermosura; porque era perfecta, a causa de mi hermosura
que yo puse sobre ti, dice Jehová el Señor (Ezequiel 16:14).

Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del
agua de la vida gratuitamente (Apocalipsis 22:17).

Este artículo fue publicado en el sitio en el internet de Peter & Rebecca Jones, www.spirit-wars.com. Traducido con permiso

18
LA SUMISIÓN
por Rebecca Jones
Vol. 6, No. 1

M ientras yo manejaba, llevando a mi hija de quince años a casa después de su práctica de gimnasia,
le escuchaba describir un momento doloroso y vergonzoso. Sus emociones no solamente pesaban
sobre mi alma, sino también sobre el acelerador. Un sentimiento feo me sobrevino cuando vi las
luces del policía atrás. Cuando el oficial de tránsito me preguntó si tenía una buena razón para correr 40
millas por hora en una zona de 30, respondí sencillamente, «No, señor, simplemente no estaba poniendo
atención». Al terminar las formalidades del proceso de la multa, lentamente volví a manejar. Mi hija, ahora
emocionalmente afectada por verme recibir una multa que no pude pagar, empezó a criticar la injusticia del
oficial.
«No», repliqué. «El no fue injusto. Si yo sobrepasaba la velocidad , él tenía todo el derecho de
multarme.»
«Pero él fue tan arrogante», mi hija agregó. «El hubiera podido advertirle para no volver a hacerlo.»
«Pues, he visto peores cosas», contesté.
No tuve ningún resentimiento para con el oficial, tampoco lo temí como persona. No me sentí ni
mejor ni peor que él; sin embargo, él era el policía. En esa situación, fui obligada a someterme a su
autoridad.
Esta situación de la autoridad legal es casi la única que sigue en nuestra sociedad que tiene paralelos
con la sumisión que una esposa debe tener en relación a su marido. Ella no es un ser humano inferior, pero
él ha sido puesto en autoridad. Es su trabajo, su puesto en la sociedad.
Nunca he oído ni leído la palabra «sumisión» en el lenguaje común o en el periodismo. Me imagino
que el consumidor típico asignaría una connotación negativa a esta palabra. Solamente los débiles se
someten. La persona realizada es fuerte, autónoma, y auto-suficiente. Cuando yo asistí a la Universidad
Wellesley, el movimiento feminista iba fortaleciéndose. Era poco aceptado que una mujer anunciara que su
vocación en la vida iba a ser el matrimonio y la maternidad. Desde entonces, estas actitudes negativas sobre
la vocación de ser ‘esposa’ y ‘madre’ han aumentado hasta que ahora son la norma, en vez de pertenecer a
unas pocas mujeres radicales.
En este contexto, aún las mujeres cristianas tienen mucha dificultad al ajustarse a las palabras del
Apóstol Pablo en Efesios: «Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor». Por supuesto,
algunos intentan argumentar que Pablo quiere decir que tal sumisión es nada más que una consideración
mutua de las necesidades de su cónyuge. Para fortalecer esta perspectiva, algunos señalan Efesios 5:20 que
parece implicar una sumisión mutua, una sumisión aceptable por nuestra cultura. Pero seguramente
debemos fijarnos en la gramática de su declaración dentro del contexto del libro entero, porque él sigue
diciendo, «Someteos unos a otros - » con las maneras en que nos sometemos, es decir, las esposas a sus
esposos, los hijos a los padres y los siervos a sus amos. Si Pablo estuviera enfatizando nada más que un
principio general de la sumisión mutua, ¿por qué tocaría casos específicos? Y si él hubiera deseado ilustrar
la sumisión mutua, él habría enfatizado ambos lados del asunto al especificar «Siervos, sométanse a su amos
y amos, sométanse a sus siervos. Maridos, sométanse a sus casadas y las casadas, estén sumisas a sus
maridos. Padres, sométanse a sus hijos e hijos, hay que someterse a sus padres». No, me temo que este
pasaje es totalmente anti-democrático.
Así que, ¿como pone en práctica una mujer cristiana esta noción de la sumisión? ¿Qué involucra?

1
Me gustaría utilizar dos pensamientos paulinos para hablar de la sumisión. Tal vez si pudiéramos
entrenarnos para pensar un poco más como el apóstol Pablo, entenderíamos lo que es sumisión.
Una Obediencia Radicalmente Positiva
Primero, me gustaría enfatizar el principio de la obediencia radicalmente positiva. Algunos lo han
descrito como despojarse y revestirse. Fíjese en Efesios 3, cuando Pablo habla de robar, él no se detiene con
el mandamiento negativo, «No hurte más». No, Pablo nos dice que para dejar de robar, debemos utilizar
nuestro tiempo trabajando con nuestras manos. Sin embargo, esto no es suficiente. El ladrón tiene que dejar
de robar, y empezar a trabajar con el fin de tener algo para regalar. Por ende, el comportamiento negativo es
hurtar. El comportamiento «neutro» es el trabajo, y el comportamiento positivo es entregar los bienes de uno
para beneficiar a los demás. Vemos a Pablo usando este mismo principio respecto a la conversación. No es
suficiente dejar de mentir, tampoco callarse, sino que debemos hablar la verdad con la meta de edificar a
alguien más. No debemos embriagarnos con vino, sino que debemos estar llenos del Espíritu para que
cantemos los salmos y canciones espirituales bajo Su control para la edificación del cuerpo de Cristo.

El principio de paralelismo
El segundo principio paulino que nos ayudará a entender el pasaje sobre la sumisión es el principio
del paralelismo. Pablo hace un paralelo fuerte y específico entre la relación de Cristo y Su iglesia y la
relación de cada hombre con su esposa. La misma razón por qué Dios creó a los hombres y las mujeres en
una unión física y espiritual profunda que experimentan en el matrimonio tiene el fin de enseñarles de
Cristo. Todas las estructuras en la creación fueron diseñadas por Dios para enseñarnos de Su naturaleza. El
nos anima a aprender de Cristo y la iglesia por medio de lo que conocemos de la relación conyugal y
también aplicar lo que sabemos de la unión entre Cristo y Su iglesia a nuestros matrimonios para que
podamos entender mejor cómo amar dentro del contexto de esa unión.
Ahora apliquemos estos pensamientos paulinos a la sujeción.

Reemplazar la rebelión negativa con un amor radical.


Las mujeres que frecuentemente se rebelan contra la autoridad de sus maridos, rehusando aceptar lo
que Dios ha puesto en sus vidas para protegerlas, obviamente no están sujetas. Sin embargo, la sumisión
verdadera no sólo es poner las marchas en neutro. No es una actitud ‘sumisa a regañadientes’. Para obedecer
el mandamiento de Cristo para someterse, una esposa tiene que intentar conocer el corazón de su marido,
honrar tal corazón, y convenirse con sus deseos y gozos, sus instintos y pasiones, y alinearse y a sus hijos
con esos deseos y pasiones. No solamente debemos evitar el menosprecio de nuestros maridos, debemos
edificarlos. No solamente debemos evitar rehusar nuestros cuerpos a ellos, sino que somos llamadas a
entregarnos con gozo. No solamente no debemos intentar dominarlo (vea Génesis 3:16 y 4:7) sino debemos
desear aumentar su autoridad y respeto en toda manera posible, sea a los ojos de nuestros vecinos, nuestros
hijos, o nuestras amistades en la iglesia. El famoso pasaje de Proverbios 31 presenta a una mujer que usa su
gran iniciativa y creatividad para controlar una esfera de influencia dada a ella por su esposo, en orden para
traer honor a su nombre.

La relación de la iglesia con Cristo paralela a la relación de la esposa con su marido.


Una esposa tiene que someterse a su marido como la iglesia se somete a Cristo. El papel de la iglesia
mientras que está en la etapa de «noviazgo» es aprender a reunir todas las cosas en Cristo (Efesios 1:10), y
permitir que Su Salvador le santifique (5:26). Todos sabemos lo que se exige de la iglesia en relación a
Cristo. Debemos llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo (2 de Corintios 10:5). Debemos

2
renovar nuestro entendimiento (Romanos 12:2), para que estén conformes a la mente de Cristo, nuestro
Salvador. Debemos ser limpios por el lavamiento de la palabra de Cristo (Efesios 5:26). La iglesia tiene que
adoptar el corazón de Cristo.
El papel de la esposa al someterse a su marido es mucho más que sencillamente dar consentimiento
cuando la voluntad de su marido no está de acuerdo con su propia voluntad, o en permitirlo a tomar
decisiones sin discutir. No, una esposa «debe reunir todas las cosas en una cabeza», su marido. En otras
palabras, en la esfera de su hogar, donde su marido es la cabeza, ella tiene que reunir y someter todas esas
cosas que están bajo su supervisión (¡incluso a sus hijos!) al control de su marido como un medio de
someterlas todas al dominio de Cristo.
Me casé desde hace veinte y ocho años. Entre tanto que entiendo lo radical de la sumisión, también
entiendo la profundidad de mi propia rebelión. Sin el poder y la gracia de Cristo, la iglesia no puede
alcanzar la meta de reunir todas las cosas bajo una Cabeza, Cristo. Sin el poder y la gracia de Cristo, jamás
empezaré a reunir todas las cosas en mi hogar bajo una cabeza, mi marido. Pero en mi debilidad aprendo del
poder de Cristo, y mientras en obediencia me someto a mi marido, al estar de acuerdo con su coraz ón, aún
cuando no lo entienda, también estoy participando en reunir todas las cosas en Cristo—porque el hombre es
la cabeza de la mujer, Cristo es la cabeza del hombre, y entonces Cristo entregará todo a los pies de Su
Padre cuando El tenga dominio sobre todas las cosas (I Corintios 15:21-28).
Entonces, ¿que es la sumisión? Es una participación de todo corazón de exaltar a su marido y
elevarlo a la gloria y honor bajo Cristo. Sin darse cuenta de la base bíblica por su conclusión, una graduada
de Wellesley, habiendo llegado al momento de divorcio por la segunda vez en su vida, dijo, «Supongo que
mi primer marido tuvo la razón. Se requieren dos personas para experimentar un solo éxito». Dios me dio a
mi marido para ayudarle a tener éxito en su labor de criar a su familia bajo el liderazgo de Cristo y en su
labor de predicar el evangelio eficazmente. Como los hijos se someten a sus padres en la fuerza del Señor;
como los empleados o esclavos se someten a las voluntades de aún los jefes más difíciles por medio del
poder maravilloso del evangelio; como las casadas someten a la autoridad divina dada a sus maridos; todos
crecemos en Él que es la Cabeza, que es Cristo (Efesios 4:15), y llenamos todo el universo con el
conocimiento del Dios glorioso del evangelio (Efesios 4:10), quien nos ha amado con un amor eterno.
Al someternos radicalmente a nuestros maridos con gozo, por el poder del Espíritu Santo, nosotras
las esposas cristianas participamos no solamente en el mandato de llenar la tierra y sojuzgarla, sino que
también participamos en el mandato de la iglesia de Dios para mostrar la «multiforme sabiduría de Dios...a
los principados y potestades» (Efesios 3:10) y «llegar a la medida de la estatura y plenitud de Cristo» (4:13)
para exaltarlo en gloria, para «llenar todo el universo» (4:10). ¡Cuan grande y alto es nuestro llamado, y qué
Salvador tan entregado tenemos para mostrarnos el camino y darnos su justicia!

3
MI CREDO COMO MUJER CRISTIANA
por Rebecca Jones
Vol. 6, No. 1

Yo creo que Dios me creó, una mujer, a Su imagen.


Yo creo que Dios tiene la autoridad, como mi Creador, para definir toda mi persona: cuerpo, alma, mente, y
emociones.

Yo creo que Dios ha escogido revelarse por la creación del mundo donde habito, y en la encarnación de Su
Hijo, Jesucristo. Aprendo de estas revelaciones en Su Palabra, la Biblia, la cual se aclara por el poder de
Jesucristo, cuyo Espíritu obra en mi corazón y en mi entendimiento.

Yo creo que Dios existe como uno, en tres personas iguales, y que estas personas tienen entre sí relaciones y
funciones que son reveladas en las Escrituras.

Yo creo que todo compañerismo humano es una reflexión de aquel compañerismo perfecto, definido y
experimentado desde toda la eternidad por Dios mismo en sus relaciones trinitarias.

Yo creo que Dios hizo a Su imagen, tanto al hombre como a la mujer.

Yo creo que Dios le dio al hombre un papel federal (representativo) en la humanidad en general (visto tanto
en Adán como en Cristo) y que Él también dio a todo hombre el papel representativo y autoritario como
cabeza tanto de su esposa como de su familia.

Yo creo que Dios creó el matrimonio y a la familia como la entidad fundamental de la sociedad.

Yo creo que Dios creó el matrimonio (como creó todas las instituciones humanas) para revelar Su carácter
de Sus relaciones con los hombres.

Yo creo que Dios me creó para ser una ayudante a mi marido y que al servir y obedecerle, también sirvo y
obedezco a Dios.

Yo creo que mi marido es creado sobre todo para amar a Dios, pero que en sus relaciones humanas, él debe
reflejar la naturaleza de Dios al cumplir su papel de protector, defensor, guía, líder, maestro, proveedor, y
padre.

Yo creo que soy creada sobre todo para amar a Dios, y, dado que Dios no me escogió para una vida de
soltera, también soy creada para criar a mis hijos, apoyar a mi marido, y servir a Dios y a Su iglesia,
principalmente, aunque no exclusivamente, en el ejercicio de estas funciones.

1
Yo creo que debo considerar mi hogar como la prioridad principal de mi ministerio a Dios y que al hacer
esto, no traeré ningún reproche al evangelio.

Yo creo que debo desarrollar una atracción sexual, una honestidad intelectual, y un fervor espiritual en mi
papel como esposa.

Yo creo que mi marido dará respuesta a Dios por su parte en mi desarrollo espiritual, pero que cuando esté
delante del trono del juicio de Dios, seré justificada, no por la justicia de mi marido, sino por la justicia de
Cristo.

Yo creo que la Biblia me enseña como una mujer a sostener la autoridad de mi marido en mi matrimonio y
que en mi hogar; respetarla, animarla, desearla, apreciarla, trabajar para su aumento y animar a mis hijos a
hacer lo mismo.

Yo creo que las Escrituras me impiden ejercer una autoridad espiritual final en la iglesia. Debo evitar la
usurpación de los papeles de autoridad ejercitados por los hombres en la enseñanza y en la disciplina
eclesiástica. Específicamente, tengo que evitar la enseñanza a los hombres o el juicio en contra del liderazgo
masculino.

Yo creo que soy libre para expresarme verbalmente dentro de la iglesia para animar, alabar, testificar,
aconsejar, orar, cantar himnos y canciones, e instruir sin violar las estructuras de autoridad ya mencionadas.
Estoy especialmente responsable por el entrenamiento y enseñanza de las mujeres más jóvenes, con la meta
de animarlas para amar a sus maridos e hijos, para ocuparse en sus casa, y para no traer ningún reproche al
evangelio.

Yo creo que también debo ejercer mis dones particulares y personales en la iglesia sin ignorar la
hospitalidad, el servicio humilde, la disponibilidad en emergencias, y toda buena obra.

Yo creo que el pecado afecta todo aspecto de mi vida. Por consiguiente, no estoy sorprendida de que mi
naturaleza pecaminosa se rebela contra algunas de las verdades que confieso. ¡Que Dios en Su misericordia
suavice mi corazón para conformarme a Su voluntad perfecta!

[Dado que creo e intento poner en la práctica tales creencias, no he tenido mucha voz pública. Alguien me preguntó una vez,
«¿dónde están las mujeres cristianas que están dispuestas a tocar y defender estos asuntos? Si los hombres hablan de esto, no hay
nadie que los escuchará.» La respuesta, por supuesto, es que las mujeres cristianas están obedeciendo el mandamiento bíblico de
«ocuparse en la casa,» y por esta razón no tienen la oportunidad de expresar su voz. Me agrada el privilegio de compartir este
credo con cualquier persona que lo halle beneficioso. Si quiere dialogar conmigo respecto a su contenido, me puede escribir por
medio de nuestro sitio web, http:www.spirit-wars.com.]

.
Humildemente, Rebeca Jones

2
UN LLAMADO A LA VALENTÍA:
HOMBRE Y MUJER EN PERSPECTIVA BÍBLICA
por R. Albert Mohler
Vol. 6, No. 1

L as líneas de batalla en el cristianismo moderno cruzan muchos temas, pero ninguno tan volátil como
el asunto de género. Mientras los cristianos han estado reflexionando sobre este tema en años
recientes, un patrón claro de divergencia ha aparecido. Algo más importante que la cuestión de
género está en juego, ya que las implicaciones de la controversia llegan hasta la esencia más profunda del
cristianismo y la autoridad bíblica.
Por demasiado tiempo las personas que sostienen una perspectiva tradicional de los papeles del
hombre y la mujer han permitido que otros los acorralen en una postura defensiva. Dado el espíritu de los
tiempos y la presión enorme cultural a que todos se conforman, los tradicionalistas son acusados hoy de ser
terriblemente anticuados. Hoy es un buen momento de reconsiderar los asuntos básicos de este debate, y de
reafirmar los argumentos a favor de la perspectiva bíblica del hombre y de la mujer.

El meollo
La pregunta más básica de esta controversia se resume en esto: ¿Ha creado Dios a los seres humanos
como hombre y mujer con un propósito revelado en las escrituras en cuanto a cómo debemos relacionarnos
unos con otros? El mundo secular hoy está comprometido profundamente con una confusión sobre esto.
Negando al Creador, la cosmovisión secular considera que el género es nada más que un derivado accidental
del proceso evolutivo ciego. Por tanto, el género es reducible a un hecho simplemente biológico, como
argumentaban las feministas: «la biología no constituye el destino».
Esta rebeldía radical en contra del concepto de un patrón divino de género ha llegado hoy a extremos
antes inimaginables. Si el género es nada más que un accidente biológico, y si los seres humanos no tienen
ningún deber moral de darle importancia a su género, entonces los teóricos radicales y los promotores del
homosexualismo tienen razón. Si nuestro género es un factor secundario en cuanto a la esencia de nuestra
humanidad, entonces podemos realizar cualquier ajuste, alteración o transformación en las relaciones entre
los géneros que nuestra generación considere deseosa o necesaria.
La cosmovisión pos-moderna abraza la noción de género como ‘un invento social.’ Los pos-
modernistas argumentan que nuestras ideas de lo que es ser ‘hombre’ y ‘mujer’ son formadas totalmente por
la sociedad en que vivimos. Por supuesto, el pos-modernismo cree que toda verdad es una ‘construcción
social’, pero cuando el tema es género, los argumentos se tornan más volátiles. El argumento feminista se
reduce a la declaración que las fuerzas patriarcales en las sociedades han definido lo que es ser hombre y
mujer de tal manera que todas las diferencias atribuidas a las mujeres representan el esfuerzo por los
hombres de proteger su posición de privilegio.
Este argumento universalizado del feminismo radical explica el porqué tiene que ser ligado al
esfuerzo de los homosexuales. Si el género es una construcción social, y las diferencias entre hombres y
mujeres es nada más que un invento social, entonces lo normativo de las relaciones heterosexuales cae
también como nada más que una preferencia sexual de los privilegiados de la cultura.
La utopía promovida por las feministas ideológicas sería un mundo libre de toda preocupación con
respecto al género - un mundo en que los términos masculino y femenino serían borrados como nociones
anticuadas, y llegaría una edad en que las categorías de hombre y mujer serían cambiables y negociables. En
la perspectiva pos-moderna, todas las estructuras son plásticas y todos los principios líquidos. El pos-
1
modernismo dice que los siglos anteriores nos han influenciado de tal manera que creemos que los hombres
y las mujeres son distintos en formas significativas, pero la nueva era no promete liberarnos de tales errores,
y nos llevará hacia un nuevo mundo de una consciencia transformada con respecto a género.
Elizabeth Elliot dijo una vez, «Durante los milenios de la historia humana, hasta hace unas dos
décadas, todos daban por sentado que las diferencias entre los hombres y las mujeres eran tan obvios que no
podría haber discusión. Aceptaban las cosas como eran. Pero nuestros presupuestos han sido asaltados y
confundidos, nos hemos perdido en una neblina del discurso sobre algo que llaman ‘la igualdad’, de tal
forma que me encuentro con la tarea incómoda de machacar ante gente preparada lo que antes era patente
para la persona más humilde».
En respuesta al feminismo, los tradicionalistas seculares argumentan que la experiencia histórica de
la raza humana afirma las distinciones importantes entre los hombres y las mujeres, y los diferentes papeles
en la familia y la sociedad en general. Los tradicionalistas seculares tienen a su favor el peso de la historia y
reclaman autoridad con base en la sabiduría acumulada de las edades. Como evidencia, estos tradicionalistas
señalan el patrón consistente de matrimonio heterosexual en todas las culturas, y la realidad no-negable
histórica que los hombres han predominado en las posiciones de liderazgo y que el papel de las mujeres ha
sido principalmente orientadas al hogar, los hijos y la familia. Por tanto, advierten estos tradicionalistas, el
feminismo representa una amenaza al orden social, y que la consciencia transformada de género que
demandan las feministas llevaría al caos social.
Sin duda, los tradicionalistas llegan al debate con un argumento fuerte. Realmente tiene la historia a
su favor, y debemos reconocer que la experiencia histórica de la raza humana es significativa. Algunas de
las feministas más honestas dicen que su propósito es volcar este patrón histórico, y muchos de sus estudios
son dirigidos en identificar y borrar el patrón patriarcal en el futuro. El problema con los tradicionalistas
seculares es que su argumento, al fin y al cabo, es esencialmente secular. Se puede reducir su argumento a la
declaración que la sabiduría heredada de la experiencia humana debe formar un imperativo moral que nos
debe guiar en el presente y en el futuro. Este argumento, sin embargo, aunque poderoso y aparentemente
correcto, tampoco convence. Las personas modernas han sido enseñadas desde la cuna a creer que toda
generación debe formarse de nuevo y que el pasado no cuenta.
La ética moderna de ‘liberación’, ahora arraigada profundamente en la mente de la persona moderna,
indica que las tradiciones del pasado perfectamente pueden ser una prisión de la cual la generación presente
debe demandar su libertad. Es aquí donde los tradicionalistas bíblicos deben entrar al debate con vigor.
Compartimos terreno común con el argumento de los tradicionalistas seculares. Los tradicionalistas bíblicos
afirmamos que la experiencia histórica del hombre debe informar el presente. También afirmamos que el
patrón perdurable de papeles distintos de hombres y mujeres, y la importancia central de la familia natural,
presentan un argumento que debe ser tomado como descriptivo y prescriptivo. Sin embargo, el argumento
más fundamental de los tradicionalistas bíblicos llega más allá que la historia.
En esta era de confusión desbordada, debemos volver a abrazar el concepto bíblico del hombre y de
la mujer. Nuestra autoridad debe ser nada menos que la Palabra revelada de Dios. Entonces, a la luz de la
biblia, la historia afirma lo que la biblia revela claramente - que Dios hizo al hombre a su imagen, tanto
hombre como mujer, y que el Creador ha revelado su gloria tanto en las semejanzas como en las diferencias
con que él dotó a los seres humanos cuando los hizo hombre y mujer.
Cuando estamos confrontados con la evidencia bíblica, estamos obligados a tomar una decisión
interpretativa vital. Debemos escoger entre dos opciones y no hay tercera: (1) Afirmamos que la biblia es la
Palabra infalible de Dios, y como tal presenta una visión completa de la verdadera naturaleza humana en su
unidad como en su diversidad, o (2) La biblia es, en una medida u otra, distorsionada por una visión
patriarcal y machista que debe superarse en favor de la raza humana.

2
Para los tradicionalistas bíblicos la opción es clara. Entendemos que la biblia es una presentación
hermosa de la complementariedad de los sexos, y que tanto los hombres como las mujeres están encargados
de reflejar la gloria de Dios en diferentes formas. Por tanto, existen distinciones reales que enmarcan las
diferencias entre la masculinidad y la feminidad, hombre y mujer. Con base en la autoridad b íblica, debemos
criticar tanto el presente como el pasado cuando el patrón bíblico ha sido distorsionado o negado. De igual
manera, debemos mirar hacia el futuro, con nuestras iglesias y nuestros hijos, reconociendo que la gloria de
Dios está en juego con respecto a nuestra obediencia o desobediencia a sus designios.
Durante mucho tiempo los que sostienen el patrón bíblico de las distinciones de género se han
dejado callar, marginar, y avergonzarse cuando los nuevos teoristas de género los confrontan. Ahora es el
tiempo de tomar de nuevo impulso, hacer nosotros las preguntas difíciles, y mostrarle a esta generación el
designio de Dios para el hombre y la mujer. La gloria de Dios se manifiesta al mundo en la
complementariedad de los hombres y las mujeres. El reto para hoy es ¡a la valentía cristiana!

El Dr. Albert Mohler sirve como presidente de Southern Baptist Theological Seminary, uno de los seminarios más grandes del
mundo. Mohler es teólogo, pastor, autor y conferencista. Tiene además su propio programa radial. Este artículo fue publicado en
la página web de Council for Biblical Manhood and Womanhood, y ha sido traducido con permiso. Puede visitar este sitio en
inglés: www.cbmw.org

3
EL ORDEN DE LA CREACIÓN
por R.C. Sproul
Vol. 6, No. 1

A l crear el mundo, Dios hizo al hombre a su imagen. El término «hombre» es usado genéricamente, y
vemos que el hombre fue creado hombre y mujer. En el orden de la creación, Dios le dio al hombre
dominio sobre la tierra. Adán y Eva servían como mayordomos para Dios. Eva compartía este
dominio. Si pensamos en el dominio de Adán como una especie de señorío como rey, pensaríamos en Eva
como la reina. Sin embargo, es claro en el orden de la creación que Eva fue puesta en una posición de
subordinación con relación a Adán. Ella fue asignada el papel de «ayuda idónea».
Algunos temas relacionados con la creación han sido destacados por el movimiento feminista. Por
ejemplo, los pasajes del Nuevo Testamento que llaman a las esposas a someterse a sus maridos, y que los
hombres deben liderar la iglesia han encontrado protestas clamorosas. Pablo ha sido calumniado como
machista del primer siglo, mientras otros intentan enterrar estos pasajes en una relativización histórica
alegando que pertenecían a las costumbres del primer siglo pero no se aplican a nuestro mundo moderno.
También ha sido argumentado que el principio de la sumisión denigra a la mujer, robándoles su dignidad y
relegándolas a un nivel de inferioridad.
Con respecto a este último punto, se comete el error de creer que la subordinación significa
inferioridad, y se comete también el error de pensar que la subordinación destruye la dignidad y el valor.
Tristemente, el machismo con frecuencia se ha alimentado de este error, cuando los hombres asumen que la
razón que Dios manda que la mujer se someta debe ser porque la mujer es inferior.
Lo falso de esta inferencia se ve claramente por las relaciones de las personas divinas de la Trinidad.
En la economía de la redención, el Hijo es subordinado al Padre, y el Espíritu Santo subordinado al Padre y
al Hijo. Esto no implica que el Hijo sea inferior al Padre, y que el Espíritu Santo sea inferior al Padre y al
Hijo. En nuestra comprensión de la Trinidad entendemos que las tres personas son iguales en dignidad y
gloria. Son co-eternos y consubstanciales.
De igual manera, en cualquier organización, no consideramos inferior como persona un vice-
presidente comparado con el presidente, sólo porque sea vice-presidente. Es obvio que la subordinación no
implica inferioridad.

Cultura
Sigue siendo una pregunta importante si la subordinación de la esposa a su esposo en el matrimonio,
y de las mujeres a los hombres en la iglesia, es meramente una costumbre cultural del mundo antiguo. Si
estas relaciones fueron compartidas como costumbres culturales y no como principios firmes, sería una
injusticia aplicarlos a aquellas sociedades donde no pertenecen. Por otro lado, si fueron dados como
principios firmes por mandato divino, aplicable para todo tiempo, entonces no podríamos tratarlos como
costumbres culturales pasajeras, porque violentaríamos el Espíritu Santo y sería rebeldía contra Dios mismo.
En otras palabras, si estos pasajes reflejan sentimientos machistas de un judío del primero siglo, no
son dignos de nuestra aceptación. Pero si Pablo escribió bajo la inspiración del Espíritu Santo, y si el Nuevo
Testamento es la Palabra de Dios, entonces tenemos que acusar de «machista» no sólo a Pablo sino al
Espíritu Santo también - una acusación que no debemos hacer con ligereza.
Si estamos convencidos que la biblia es Palabra de Dios, y sus mandatos son mandatos de Dios,
¿como podemos discernir entre mandatos divinos y las costumbres? He escrito sobre la relación entre
costumbres culturales en la biblia en mi libro Knowing Scripture (Conociendo las escrituras). En este libro
1
menciono los dos extremos - que toda la biblia es principio firme que ata a todas las personas en todos los
tiempos y lugares, y el otro extremo - que toda la biblia es meramente costumbres culturales locales sin
relevancia y aplicación más allá de su tiempo. Si no estamos dispuestos a aceptar ninguno de estos dos
extremos, estamos obligados a buscar formas claras para discernir la diferencia entre principio y costumbre.
Para ilustrar este problema, veamos lo que pasa si decimos que toda la biblia es principio. Si así
fuera el caso, tendríamos que hacer cambios radicales en el evangelismo. Jesús mandó a sus discípulos: «no
llevéis bolsa, ni alforja, ni calzado...» (Lucas 10:4). Si hacemos de este texto un principio trans-cultural,
entonces debemos realizar el evangelismo descalzos.
Obviamente en la biblia encontramos asuntos que reflejan costumbres culturales. No es requisito
llevar la misma ropa que la gente de ese entonces llevaba, y pagar nuestro diezmo en shekels o denarios. Las
cosas tales como la ropa y la moneda son sujetas a cambio.
Una de las consideraciones principales para determinar la cuestión de principio o costumbre es
averiguar si involucra una ordenanza establecida en la creación. Las ordenanzas creacionales pueden ser
distinguidas tanto de las leyes del antiguo pacto y de los mandatos del nuevo pacto. La primera
consideración tiene que ver con las partes involucradas en los diversos pactos. En el Nuevo Testamento, el
pacto es establecido con los creyentes cristianos. Por ejemplo, los cristianos son llamados a celebrar la Cena
del Señor. Pero este mandato no se extiende a los no-creyentes, quienes están advertidos a no participar en
este sacramento. De igual manera, existían leyes en el Antiguo Testamento que se aplicaban sólo para los
judíos.
Ahora podemos preguntarnos, «¿quiénes son los involucrados en el pacto de la creación?» Al crear
el mundo, Dios hizo un pacto no sólo con los judíos o cristianos, sino con el hombre como hombre. Mientras
existan los seres humanos en relación con el Creador, las leyes de la creación quedan vigentes. Y fueron
reafirmadas tanto en el antiguo pacto como en el nuevo.
Las ordenanzas creacionales trascienden toda costumbre cultural. Es por esta razón que es peligroso
tratar la subordinación de la mujer en el matrimonio y la iglesia como si fuera mera costumbre cultural
cuando es claro en el Nuevo Testamento que el fundamento para ello descansa en un llamado de los
apóstoles a guardar una ordenanza creacional. Tales argumentos aclaran el hecho de que estos mandatos no
deben ser tratados como costumbres locales. El hecho de que la iglesia moderna hoy trata reglas divinas
como si fueran meras costumbres culturales no refleja tanto el acondicionamiento cultural de la biblia, sino
de la iglesia moderna. Este es un caso en que la iglesia moderna cede a su cultura, en lugar de ser obediente
a la ley trascendental de Dios.
Si alguien estudia un tema como este, y no puede discernir si un asunto es principio o costumbre,
¿qué debe hacer? Aquí entra la regla de la humildad, una regla que el Nuevo Testamento nos enseña: lo que
no procede de la fe, es pecado. Así dice el refrán: «Si tiene duda, no lo haga.» Si por motivos de consciencia
tomamos una costumbre por un principio, no somos culpables de ningún pecado. Pero por otro lado, si
tratamos un principio como costumbre que podemos dejar de lado, somos culpables de desobedecer a Dios.
Las ordenanzas creacionales pueden ser modificadas, como lo hizo la ley de Moisés con respecto al
divorcio, pero el principio aquí es que las ordenanzas establecidas en la creación son normativas para
siempre, a menos que Dios mismo claramente las modifique.

El Dr. Sproul es presidente del Ligonier Ministries. Este artículo


fue traducido con permiso de la revista Tabletalk, Mayo 1999.

2
LA CUESTIÓN DECISIVA: ¿QUÉ
DICE LA BIBLIA SOBRE LA
ORDENACIÓN DE LA MUJER?
por Augustus Nicodemus Lópes
Vol. 6, No. 2
(Comenzamos esta serie con el número pasado, en el cual Augustus Lópes incluye una breve historia del desarrollo del
feminismo. Con este artículo seguimos la serie. Si desea el primer artículo comuníquese con el Secretario de la CLIR,
([email protected])

A unque la perspectiva histórica enriquece y nos ayuda a entender las inquietudes principales que
están asociadas con la lucha por el ministerio femenino ordenado, la pregunta decisiva es: ¿qué dice
la biblia sobre este tema? Los argumentos en defensa de la ordenación de la mujer, como vimos,
con frecuencia emplean argumentos basados en el avance de la civilizaci ón, en la modernización de nuestros
tiempos, en el progreso humano, en la creciente participación de la mujer en otras áreas de la sociedad, y no
siempre da atención adecuada a los textos bíblicos relevantes. Aunque en nuestro deseo de seguir la verdad
de Dios debemos tomar en cuento los tiempos en que vivimos, como por ejemplo lo que nos enseñan las
ciencias de apoyo para la teología como la psicología y la sociología, a fin de cuentas el asunto sólo podrá
ser decidida realmente en términos de las Escrituras - por lo menos para las iglesias que se consideran
‘Reformadas’, y que suscriben confesionalmente a la regla de los reformadores: Sola Scriptura. Nuestro
propósito en este artículo es señalar y examinar (aunque de manera breve) los pasajes del Nuevo Testamento
que no pueden ser ignorados sobre la ordenación de mujeres a los oficios eclesiásticos.

Pasajes del Nuevo Testamento usados para defender la ordenación de mujeres

Comenzamos esta parte analizando dos pasajes del Nuevo Testamento usados por los defensores de
la ordenación femenina como evidencia de que las mujeres deben ser ordenadas al ministerio.

Gálatas 3:28 - ‘La Carta Magna de la humanidad’

Este pasaje, aclamado por las feministas como la «Carta Magna de la Humanidad» es, sin duda, el
más usado por los defensores de la ordenación femenina:

Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en
Cristo Jesús (Gálatas 3:28).

La interpretación feminista
La interpretación feminista interpreta la expresión «todos vosotros sois uno en Cristo» significando
«todos vosotros sois iguales en Cristo». O sea, interpreta «uno» como «iguales». De acuerdo con esta
interpretación, el pasaje muestra que están abolidas todas las diferencias en la Iglesia provocadas por raza,
posición social o sexo. Todos son iguales. Con la venida de Cristo se acabó la distinción entre judíos y
gentiles, entre esclavos y libres, y entre hombres y mujeres; todos son aceptados en la Iglesia, inclusive para
ejercer actividades como iguales. En Cristo (así defienden los defensores de la ordenación femenina)
1
volvemos al propósito original de Dios en la creación, que fue la plena igualdad entre hombre y mujer. La
subordinación de la mujer al hombre, continúan diciendo, fue el resultado posterior de la caída (Gen. 3:16b),
y no era parte de la creación original de Dios. Cristo vino para abolir la maldición impuesta por la caída, y
en El todas las dimensiones de la maldición sobre la mujer quedan anuladas. Impedir que las mujeres
ejerzan puestos oficiales en la Iglesia, argumentan, sería introducir una distinción basada en el sexo, lo que
sería abiertamente contrario a la enseñanza de Pablo en este pasaje.

Dificultades con esta interpretación


La interpretación feminista de Gálatas 3:28 conduce a algunos problemas exegéticos. Primero en
cuanto al contexto. Pablo escribe la carta a los gálatas para responder a cuestiones que surgieron sobre la
justificación por la fe en Cristo en contraste con las demandas de la ley de Moisés y el papel de la
circuncisión, del calendario religioso de los judíos y de las leyes dietéticas. En el capítulo 3 Pablo está
exponiendo el papel de la ley de Moisés dentro de la historia de la salvación, que fue el de servir de ayo para
conducir a Cristo (Gálatas 3:23-24). Con la venida de Cristo, continúa el apóstol, los de la fe ya no están
bajo la ley de Moisés: por el bautismo pertenecen a Cristo (3:25-27). La abolición de las diferencias
mencionadas en el versículo bajo estudio (3:28) son en relación a la justificación por la fe. Todos,
independiente de su raza, color, posición social y sexo, son recibidos por Dios de la misma manera: por la fe
en Cristo. Por tanto, Gálatas 3:28 no está tratando del desempeño de los papeles en la Iglesia o en la familia,
sino de nuestra posición delante de Dios. El asunto de Pablo no es las funciones que los hombres y las
mujeres desempeñan en la Iglesia de Cristo, sino la posición que todos los que creen disfrutan delante de
Dios - esto es, herederos de Abraham e hijos de Dios.
En segundo lugar, Pablo fundamenta la subordinación femenina no solamente en la caída, sino
también y principalmente en la propia creación (1 Corintios 11:7-10; 1 Timoteo 2:12-15). Cuando Pablo
argumenta en favor de la sujeción de la esposa, él parte no de la teología de la caída, sino de la teología de la
propia Iglesia, de la relación entre Cristo y su Iglesia, como en Efesios 5:22-24.
Tercero, Pablo no está enseñando en este pasaje - ni en ningún otro pasaje del Nuevo Testamento -
que Cristo ya abolió en esta presente época total y plenamente los efectos del pecado y los castigos
impuestos por Dios al hombre y la mujer desde la caída. Todavía hay aspectos o dimensiones de la era
venidera que aguardan pleno cumplimiento cuando Cristo vuelva. Por ejemplo, Cristo ya reina, pero no todo
está sujeto plenamente a él (Heb. 2:8b); ya tenemos la vida eterna, y ya fuimos resucitados con Cristo, más
aun no estamos libres de la muerte impuesta por Dios a Adán en Génesis 3:29 (ver 1 Corintios 15:20-28). La
nueva creación (ver 2 Cor. 5:17) ya fue inaugurada, pero aún no vemos la presente creación librada de la
sujeción a la corrupción (Rom. 8:8-25); Satanás ya fue derrotado conforme a lo prometido en Génesis 3:15,
pero aún será destruido (Rom. 16:20). Los creyente ya entraron en el descanso de Dios (Heb. 4:1-13), pero
aún no están exentos del trabajo arduo al cual la humanidad fue sometida después de la caída (Gen. 3:17-
19). Las mujeres cristianas no están libres de los sufrimientos de parto por estar en Cristo, e igualmente no
deben esperar estar exentas de la subordinación que fue determinada en la creación y reforzada en la caída.
La plena redención de estas cosas, y las demás que aún afligen a los cristianos hombres y mujeres, ocurrirán
plenamente en la parousia, cuando el Señor Jesús trae el Reino de Dios en plenitud.
Por lo tanto, no se puede usar Gálatas 3:28 como fundamento para la ordenación femenina sin que se
haga violencia al contexto original, y sin que se ignore la enseñanza de Pablo sobre el cumplimiento aún
venidera de la plenitud de las bendiciones de Cristo.

2
Hechos 2:16-18: Pentecostés y las mujeres
Este pasaje es parte del sermón de Pedro en el día de Pentecostés, donde él cita una profecía del
Antiguo Testamento sobre el futuro derramamiento del Espíritu Santo (Joel 2:28-29) para explicar lo que
acababa de acontecer consigo y con los demás discípulos de Jesús en Jerusalén cuando el Espíritu Santo
vino sobre ellos (Hechos 2:1-4).

Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas
profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos
y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán (Hechos 2:17-18).

La interpretación feminista
Los defensores de la ordenación femenina destacan que Pedro incluye a las hijas y a las siervas, al
igual que a los hijos y a los siervos, en la recepción del Espíritu Santo. Y argumentan que no puede haber
ninguna distinción en cuanto al servicio a Dios basada en sexo, ya que las mujeres recibieron el mismo
Espíritu (y ciertamente los mismos dones) que los hombres, lo cual fue dado para capacitar a la Iglesia para
el servicio.
El argumento procede mostrando que en la Iglesia apostólica las mujeres oraban, profetizaban (ver
Hechos 21:9, las cuatro hijas de Felipe que eran profetizas), hablaban en lenguas, servían (Rom. 16:1, Febe),
evangelizaban al igual que los hombres. Algunas tenían iglesias reunidas en sus casas (Hechos 12:12).
Priscila, por ejemplo llegó a enseñar a Apolos el camino de Dios con más exactitud (Hechos 18:26).
Pentecostés, argumentan las feministas, es la abolición de las distinciones de género en la Iglesia, pues al
dar a las mujeres el mismo Espíritu que a los hombres, Dios mostró que ellas deben ser admitidas a los
mismos niveles de servicio que ellos.

Las dificultadas con la interpretación feminista


Primero, si las mujeres ejercían los mismos ministerios que los hombres en el período de la Iglesia
apostólica, ¿por qué no hay ninguna mención en el Nuevo Testamento de apóstolas, presbíteras, pastoras,
diaconisas o obispas? ¿Por qué no hay ninguna recomendación de Pablo en cuanto a la ordenación de
mujeres, cuando instruyó a Timoteo y Tito sobre la ordenación de presbíteros? Basta una lectura superficial
de las calificaciones exigidas por Pablo en 1 Timoteo 3:1-7 y Tito 1:5-9 para tener la impresión de que el
apóstol tenía en menta la ordenación de hombres: el oficial debe ser marido de una sola esposa, gobernar
bien su casa y sus hijos (función del hombre en los escritos de Pablo, Efesios 5:22-24).
Segundo, los fenómenos asociados por Pedro con el derramamiento del Espíritu Santo en los últimos
días - como profecía, sueños, visiones, los cuales se mencionan como dados a las mujeres - no están ligados
en el Nuevo Testamento al puesto de presbítero, pastor o diácono, y por tanto podían ocurrir sin que las
personas involucradas (hombre o mujer) fueran ordenadas. Había profetizas en la iglesia apostólica, como
las cuatro hijas de Felipe (Hechos 21:9; ver 1 Cor. 11:5), pero no leemos que eran presbíteras, pastoras o
diaconisas. Aunque no tenemos registro en el Nuevo Testamento de otras personas que tuvieron sueños o
visiones como resultado del derramamiento del Espíritu Santo, no es imposible que haya acontecido; pero
en este caso, con certeza, no estaba restringido a pastores y presbíteros. La conclusión es que las
manifestaciones carismáticas mencionadas en Hechos 2:17-18 (profecía, sueños, visiones) y extendidas a las
hijas y siervas (mujeres creyentes) no exige la ordenación al ministerio de presbítero o diácono de las
personas que las reciban.
Tercero, la recepción de los dones del Espíritu Santo (especialmente los dones relacionados con la
enseñanza) por parte de las mujeres cristianas no implica que ellas deben ser ordenadas por las iglesias para

3
ejercer tales dones. No se puede demostrar bíblicamente que en la iglesia apostólica las mujeres dotadas con
dones de enseñanza y liderazgo fueran ordenadas. Aunque Pablo reconoce que las mujeres podrían
profetizar durante los cultos al igual que los hombres, sin embargo les impone una participación diferente en
el acto de profetizar, exigiendo que oren y profeticen con la cabeza cubierta, expresión cultural de que
estaban bajo autoridad (1 Cor. 11:3-15).
Cuarto, el Nuevo Testamento no enseña que el acceso a los puestos oficiales era basado
exclusivamente en la posesión de los dones espirituales, o que las personas espiritualmente dotadas eran
necesariamente ordenadas. No parece que esto siempre fuera el caso. Aunque la aptitud de enseñanza (¿don
de enseñanza/maestro? ver Rom. 12:7; Ef. 4:11) y la capacidad de gobernar (1 Tim. 3:4-5; ¿don de
gobierno? Rom. 12:8) sean requisitos claros en las únicas dos listas que tenemos en el Nuevo Testamento
para las calificaciones de los presbíteros y pastores (1 Tim. 3:2; Tito 1:9), no hay evidencia en el Nuevo
Testamento que todos los que tenían estas capacidades (o dones) debían ser ordenados.
La interpretación de los dos pasajes examinados arriba muestra que las mujeres tenían un papel
importante en el nacimiento y desarrollo de la Iglesia cristiana, pero no muestra que ellas debían ser
ordenadas para esto. Encontramos que las mujeres cristianas, junto con los hombres, participaban de la
gracia de Dios y los dones del Espíritu sin restricciones. Sin embargo, esto no nos dice nada sobre la
ordenación al ministerio.

Pasajes del Nuevo Testamento que ponen


restricciones al ministerio femenino

Si los pasajes usados a favor de la ordenación de pastoras, presbíteras y diaconisas no prueban


realmente el punto, de otro lado tenemos diversos pasajes que claramente imponen restricciones al
ministerio femenino en las iglesias locales.

1 Corintios 11:3-16
Escribiendo a los creyentes de Corinto acerca de cuestiones relacionadas con el culto público, Pablo
aborda el problema causado por algunas mujeres que estaban orando, profetizando (y probablemente
hablando en lenguas) con la cabeza descubierta, o sea, sin velo, y así contradiciendo la costumbre de las
iglesias primitivas (1 Cor. 11:16). Lo que todos los datos indican es que ellas habían entendido que el
evangelio había abolido no sólo las diferencias entre raza, sino toda diferencia de función en la Iglesia entre
hombres y mujeres creyentes. Por tanto, ellas querían abolir en los cultos públicos el uso del velo, que en la
cultura de aquella época era la expresión externa del concepto de la subordinación de la mujer al hombre.
Pablo no les niega el derecho de participar en el culto, sino que insiste en que ellas deben hacerlo usando el
velo. No usarlo significaba deshonra, indecencia, vergüenza (1 Cor. 11:5,6,14). La enseñanza de Pablo en 1
Corintios 11 es que las mujeres deben participar en el culto preservando la señal de que están bajo la
autoridad eclesiástica masculina. La implicación es que si las mujeres deben participar en el culto bajo la
autoridad eclesiástica masculina, se sigue que no pueden ejercer esta autoridad; y ya que el ejercicio de
autoridad eclesiástica es realizado por medio de personas ordenadas para los oficios eclesiásticos, se sigue
que las mujeres no pueden ser ordenadas a estos oficios.

4
Respuesta a algunas preguntas
Examinemos ahora algunas preguntas que generalmente surgen en contra de la interpretación
tradicional del pasaje conforme a la exposición arriba. Nuestra meta es aclarar dudas y rebatir acusaciones
infundadas.

1. ¿Cuál es la relación entre lo que Pablo manda sobre el uso del velo en la Iglesia y el asunto de la
ordenación de mujeres? Una cosa no tiene nada que ver con la otra. Respondemos que sí, tiene mucho que
ver. Aunque el uso del velo es obviamente una práctica de la cultura oriental, el punto central del pasaje es
lo que el velo representaba en aquella cultura. El apóstol está preocupado con la pregunta sobre la autoridad
eclesiástica y ¡no con un pedacito de ropa femenina! El se refiere al velo como señal de autoridad. El texto
griego original dice literalmente que «la mujer debe traer autoridad sobre su cabeza» (1 Cor. 11:10). Esto es
una referencia a lo que el velo representaba en aquella cultura, o sea, que ella tenía la autoridad del hombre,
su cabeza, sobre sí8. En otras palabras, aunque Pablo permite que la mujer ore o profetice en el culto
público, él requiere que ella debe presentarse de una manera que muestra claramente que está bajo autoridad
en el mismo acto de orar o profetizar. Una mujer ordenada ejerce autoridad eclesiástica sobre una
congregación en la cual existen hombres. Ella gobierna y enseña con autoridad - sea como pastora o
cualquier oficio en la iglesia. Tal posición contradice claramente la enseñanza de Pablo.

2. La enseñanza de Pablo sobre el uso del velo está condicionada por la cultura de su época y no tiene más
aplicación hoy. Respondemos que el uso del velo obviamente formaba parte de otra cultura. Sin embargo, el
uso del velo representaba estar bajo la autoridad masculina, y esto es un principio permanente para la mujer
cristiana de cualquier cultura. Tanto es así, que el argumento de Pablo para fundamentar su posición se basa
en principios teológicos e inmutables. Primero Pablo argumenta a partir de la subordinación de Dios Hijo a
Dios Padre (1 Cor. 11:3-5). El Padre es la cabeza de Cristo que, por su lado, es cabeza del hombre, y el
hombre es cabeza de la mujer. Segundo, Pablo argumenta con base en el relato de la creación en Génesis 2
(1 Cor. 11:8,9). El apóstol inspirado ve en los detalles de la creación una determinación divina en cuanto a
los diferentes papeles del hombre y la mujer. La mujer fue creada no sólo del hombre, sino por causa de él.
La intención divina debe ser reflejada en el culto público. O sea, la mujer debe participar de forma
voluntaria en su condición de subordinación.

3. La palabra ‘cabeza’ no necesariamente significa autoridad, sino fuente, o responsable. Pablo sólo está
diciendo que Dios formó a la mujer del hombre. Respondemos que hay varios hechos que militan en contra
de que esta interpretación sea la correcta: 1) Estudios exhaustivos hechos en la literatura griega antigua
demuestran que ‘cabeza’ en la vasta mayoría de los casos, significa ‘cabeza’ y no ‘fuente’. 2) En el pasaje
paralelo de Efesios 5:22,23, el término ‘cabeza’ tiene el sentido claro de ‘tener autoridad sobre’. Lo mismo
encontramos en Efesios 1:22. Es en este sentido que Pablo usa el término aquí en 1 Corintios 11:3.

1 Corintios 14:33b-38
Este es otro pasaje de la pluma del apóstol Pablo que es de relevancia para el debate sobre el
ministerio femenino ordenado, pues aquí Pablo pone algún tipo de restricción para la participación de las
mujeres.

8 Algunos entienden el texto así: «la autoridad que la mujer tiene». Pero este exégesis hace violencia a todo el contexto, y
a la enseñanza del Nuevo Testamento.
5
Como en todas las iglesias de los santos, vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es
permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. Y si quieren aprender algo, pregunten en
casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación (1 Corintios 14:33-35).

El punto principal relacionado con este pasaje es ¿que tipo de restricción le está imponiendo Pablo a
las mujeres? Esta restricción no parece ser absoluta en el sentido de reducir a las mujeres al silencio total en
los cultos, ya que en 1 Corintios 11:5, Pablo da a entender que ellas podían orar y profetizar en las reuniones
siempre que se presentaban de manera apropiada, reflejando que estaban bajo la autoridad masculina. La
interpretación que trae menos problemas es la que defiende que Pablo tienen en mente un tipo de ‘habla’ de
parte de las mujeres que no implique una posición de autoridad eclesiástica sobre los hombres creyentes.
Ellas podían hablar en los cultos, pero no de una forma en que parecían insubordinadas (ver v. 34). En el
contexto inmediato Pablo habla de ‘juzgar’ a los profetas en el culto (v. 29), y esto involucra un cierto tipo
de cuestionamientos, y posiblemente la corrección de los profetas por la iglesia reunida. Posiblemente Pablo
está prohibiendo que las mujeres pregunten o enseñen a los profetas en público (ciertamente habría hombres
entre ellos).Si ellas tenía dudas en cuanto a lo que fue dicho por uno o más profetas, las casadas entre ellas
deberían aclararselo en las casas con sus maridos (si eran creyentes, naturalmente, ver vs. 35). Esta
prohibición de hablar autoritativamente en las iglesias ciertamente las excluye del ministerio ordenado.

Respuestas a algunas preguntas


Veamos ahora algunas preguntas en conexión con lainterpretación tradicional de este pasaje
conforme a lo expuesto arriba.

1. Este pasaje donde Pablo manda el silencio de las mujeres en las iglesias no fue escrito por Pablo, sino
por un escribano machista, muchos años después de Pablo, y fue introducido en la biblia. Es una
interpolación y no forma parte del texto inspirado. Respondemos que aunque existen algunos problemas
textuales en 1 Corintios 14:33-35 (en algunos manuscritos este pasaje aparece en un lugar diferente), sin
embargo todos los manuscritos griegos de 1 Corintios que tenemos tienen este pasaje. El que hace este tipo
de especulación carga con el deber de probar lo que afirma, o sea, producir un manuscrito de 1 Corintios
donde falta este pasaje. Como se desconoce la existencia de tal manuscrito hasta hoy, esta pregunta queda en
el campo de las meras especulaciones.

2. Pablo simplemente se contradice: en el capítulo 11 él había afirmado que la mujer podía orar y
profetizar en los cultos. Respondemos que aunque dejáramos de lado la doctrina de la inspiración y la
inerrancia de las escrituras, aún así esta hipótesis sería altamente improbable que un hombre inteligente,
capaz y agudo como Pablo se contradijera en un asunto tan vital para el culto en las iglesias en el corto
espacio ¡de dos capítulos! Si en el capítulo 11 Pablo permitía que las mujeres hablaran en culto, se sigue que
la prohibición de capítulo 14 debe ser de algún tipo de compartir especial. Conforme a lo que estamos
afirmando, la prohibición de Pablo era con respecto a juzgar a los profetas.

3. Pablo está prohibiendo simplemente que las mujeres hablen en lenguas. Respondemos que si esto es el
sentido del pasaje, no es patente ni natural. ¿Por qué Pablo prohibiría solamente a las mujeres que hablaran
en lenguas? Se debe notar que las indicaciones de Pablo sobre lenguas se terminan en 14:28. Después de
esto él trata la cuestión de los profetas en 14:29-33. No tiene mucho sentido que Pablo esté retornando al
asunto de hablar en lenguas en 14:34. Sus lectores ciertamente no percibirían esto.

6
4. Pablo se refiera a las conversaciones durante el culto que interrumpían el servicio divino. Respondemos
que este tipo de argumento realmente es machista, porque supone que las mujeres son ¡más ‘hablantines’
que los hombres! ¿Por qué Pablo prohibiría las conversaciones de las mujeres y no de los hombres?

5. La prohibición de Pablo es simplemente cultural, pues en el Oriente era vergonzoso para una mujer
hablar en culto. Pablo quería evitar motivos de conflicto y hostilidades sociales que impidieran el avance
del evangelio en Corinto. Nuestra respuesta es que las indicaciones de Pablo están de acuerdo con el espíritu
cristiano de todas las demás iglesias, 14:33b. Por lo tanto no es sólo un mandato local para la iglesia en
Corinto. Está conforme a la ‘ley’, una referencias no a las leyes griegas (el término ‘ley’ nunca es usado en
el Nuevo Testamento en este sentido), sino conforme a las Escrituras, donde claramente enseña la sumisión
de la mujer (ver Gen. 3:16; Nm 30:3-13). Y las iglesias de Corinto no debían infringir las costumbres de las
demás iglesias o las enseñanzas de los apóstoles (14:36-38). Ellas no era la ‘iglesias madre’, de quienes
había salido la Palabra de Dios (14:36). Sus líderes, los profetas y los ‘espirituales’ debían reconocer la
autoridad apostólica de Pablo y someterse a su enseñanza en este asunto (14:37-38). Queda claro que Pablo
esta estableciendo un principio permanente para las iglesias, y no está ejerciendo una mera jurisprudencia
teológica local por escrúpulos misioneros culturales.

1 Timoteo 2:11-15

En su primera carta a Timoteo, su colaborador e hijo en la fe, quien tenía a su cargo la iglesia en
Efeso, Pablo hace las siguientes indicaciones en cuanto a las mujeres:

La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio
sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue
engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión. Pero se salvará engendrando hijos, si
permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia (1 Timoteo 2:11-15).

La interpretación histórica de este pasaje es que el apóstol aquí determina que las mujeres creyentes
de Efeso aprendan la doctrina cristiana en silencio, sometiéndose a la autoridad eclesiástica de los que
enseñan - en el contexto, estos son hombres (v. 11). Ellas, por su parte, no tienen permiso para enseñar a los
hombres con esta autoridad, ni ejercer autoridad en las iglesias sobre los hombres, sino que debe estar en
sumisión y silencio (v. 12). El fundamento que presenta el apóstol es doble: Dios primero formó al hombre y
luego la mujer (v. 13). Y ella fue engañada por Satanás y pecó (v. 14). La inferencia obvia es que las mujeres
no pueden ser ordenadas al ministerio, pues así estarían contradiciendo claramente lo que Pablo especifica,
ya que la ordenación al ministerio dota a la mujer con autoridad eclesiástica para gobernar y enseñar a los
hombres. En las cartas pastorales de Pablo, ‘enseñar’ siempre tiene el sentido restringido de instrucción
doctrinal autoritativa, hecha con el peso de la autoridad oficial de los pastores y presbíteros (1 Tim. 4:11;
6:2; 5:17).
Notemos que Pablo no está prohibiendo todo y cualquier tipo de enseñanza hecha por las mujeres en
la iglesia. Las profetizas en la iglesia apostólica seguramente tenían algo que decirle a los hombres durante
el culto. Para el apóstol Pablo, el asunto es el ejercicio de autoridad sobre los hombres, y no la enseñanza.
El ministerio didáctico femenino, ejercido con la autoridad que el oficio conlleva, sería una violación de los
principios que Pablo percibe en la creación y en la caída.

7
Respuestas a algunas dudas

Algunos han levantado dudas en cuanto a la interpretación tradicional que hemos dado arriba. Vamos
a intentar responder a ellas.

1. Si Pablo está prohibiendo que las mujeres enseñen, por qué Priscila enseñó a Apolo (Hechos 18:24-26),
y había profetizas en las iglesias primitivas? Respondemos que enseñar en el Nuevo Testamento es una
actividad bien amplia. El mismo apóstol manda que las mujeres ancianas enseñen a las más jóvenes a amar
a sus maridos (Tito 2:3-5). Así, queda claro que Pablo no está ordenando una prohibición general. La
enseñanza que Pablo no permite es aquella en que una mujer asume una posición de autoridad eclesiástica
sobre el hombre. Esto se torna evidente por el hecho de que Pablo fundamenta su enseñanza en las
diferencias con que el hombre y la mujer fueron creados (v. 13), y por la frase ‘dominio sobre el hombre’ (v.
12b).

2. Las indicaciones de Pablo simplemente se refieren a que las mujeres no enseñen a sus esposos, ya que
las palabras usadas por Pablo para ‘hombre’ y ‘mujer’ en este pasaje pueden ser traducidas como ‘esposa’
y ‘esposo’. Respondemos que esta traducción no es muy factible. El contexto y la forma en que Pablo
construye las frases apuntan en otra dirección. Si Pablo quería referirse a los esposos, habría usado un
artículo definido o un pronombre posesivo antes del término ‘hombre’. Si así fuera el caso, quedaría así:
«No permito que la mujer enseñe, ni que ejerza dominio sobre su esposo», como lo hace en Efesios 5:22
(ver Col. 3:18). Aparte de estas consideraciones, el contexto claramente trata de hombre y mujer
genéricamente (1 Tim. 2:8-9).

3. La crítica moderna ya probó que 1`Timoteo no fue escrita por Pablo sino por un discípulo de él, en el
siglo 2, quien tenía tendencias machistas. Respondemos que la crítica moderna no ha presentado resultados
tan seguros como se alega. No tenemos espacio aquí para exponer los argumentos a favor del carácter
genuino de 1 Timoteo. Nos limitamos a decir que los argumentos presentados en contra de la autoría paulina
no son tan convincentes como para abandonar lo que la Iglesia ha aceptado durante siglos. Las diferencias
de estilo, algunas diferencias de vocabulario y énfasis doctrinales que se encuentran en 1 Timoteo pueden
ser explicado fácilmente de otra forma que negar la autoría de Pablo. No debemos rechazar las
implicaciones de 1 Timoteo 2:11-15 para el debate con base en un hipótesis de algunos teólogos liberales en
cuanto a la autenticidad de esta carta.

4. Si el mismo Pablo enseña que no hay más condenación para los que están en Cristo (Rom. 8:1), ¿por qué
las mujeres creyentes aún tienen que cargar sobre ellas la culpa de Eva? Respondemos que ninguna mujer
cristiana lleva la culpa del pecado de Eva (todas nuestras culpas fueron pagadas por el Señor Jesús), pero si
lleva las consecuencias de ella. Estas consecuencias son más que la sumisión al marido: incluyen también
los dolores de parto y la misma muerte (Gen 3:16, 19). Estos serán quitados solamente en la resurrección de
la muerte. Pero aún más, la sumisión de la mujer no fue establecido solamente después de la caída, sino que
en la misma creación del hombre y la mujer, como ya vimos ampliamente arriba.

8
Conclusión

Nuestro análisis de los pasajes más usados para defender la ordenación de la mujer al ministerio
demostró que estos no dan apoyo a los objetivos del programa feminista, aunque, ciertamente debemos
impulsar y defender el ministerio no-ordenado de la mujer en nuestras iglesias. Por otro lado, nuestro
análisis de los pasajes usados como evidencia de que Dios no quería que las mujeres cristianas ministren a
los hombres con autoridad eclesial en la iglesia - sea en la enseñanza o el gobierno - mostró que la
interpretación tradicional de estos pasajes se encaja en sus contextos, honra la aplicabilidad de los principios
bíblicos para nuestros días, y responde satisfactoriamente a las objeciones.

(Continuará)

9
CARTA DE GEORGE WHITEFIELD
AL REV. JUAN WESLEY
Vol. 6, No. 2
En respuesta al sermón del Sr. Wesley titulado “Gracia Libre” Bethesda, Georgia, Diciembre 24 de 1740
(Ofrecemos este intercambio entre Juan Wesley y George Whitefield. George y Juan eran buenos amigos. Pero en estas cartas el
lector podrá apreciar qué tan importantes eran las doctrinas de la gracia de Dios para Whitefield, que estaba dispuesto a perder
la amistad humana por afirmarlo)

Prefacio a su carta - George Whitefield

E stoy consciente de los diferentes efectos que publicar esta carta contra el sermón del querido Sr.
Wesley producirá. Muchos de mis amigos que son fervientes defensores de la redención universal, se
ofenderán. Muchos que son celosos del lado contrario se regocijarán. Aquellos que son débiles en
ambos lados y que se dejan llevar por razonamientos carnales desearán que este debate nunca se hubiera
dado.
Las razones que doy al inicio de la carta, creo que son suficientes para satisfacer cualquier conducta.
Deseo entonces que aquellos que sostienen la doctrina de la elección no se sientan triunfantes, o que hagan
otro partido (detesto tal cosa) – y que aquellos que tienen prejuicio con respecto a esta doctrina no se sientan
ofendidos tampoco.
Conocidas al Señor son todas su obras desde el principio del mundo. El gran día descubrirá por qué
permitió el Señor que el Sr. Wesley y yo tuviéramos diferentes formas de pensar. Al presente, no voy a
inquirir en eso, más allá de lo que él mismo afirma en la siguiente carta, que recibí de sus manos hace poco:

(Juan Wesley había escrito la siguiente carta a George)

Londres, Agosto 9, 1740


Mi querido Hermano,

Te agradezco por la tuya, Mayo 24. El caso está claro. Hay burladores de ambos lados, tanto de la
predestinación como contra ella. Dios está enviando un mensaje tanto a los unos como a los otros. Pero
ninguno lo recibe, excepto si se los expone alguien de su mismo lado. De manera que, por un tiempo hemos
de sufrir ser uno de una opinión y el otro de otra. Pero el tiempo vendrá, cuando Dios hará lo que el hombre
no puede hacer, es decir, hacer que tengamos un mismo sentir. Entonces la persecución vendrá, y veremos si
contamos nuestras vidas valiosas para nosotros mismos, para que podamos acabar nuestra carrera con gozo.
Yo siempre, mi querido hermano,
Siempre tuyo,

J. Wesley.

Entonces, mi honrado amigo, de corazón pido a Dios que apresure el tiempo, en que nos ilumine en todas la
doctrinas de revelación divina, para que estemos muy unidos en principio y en juicio así como de corazón y
afecto. Y entonces si el Señor nos llamara, no temo ir a prisión, o a la muerte. Porque como Pablo y Silas,

1
espero cantar alabanzas a Dios, y lo contaré como nuestro gran honor sufrir por la causa de Cristo, y dar
nuestras vidas por nuestros hermanos.

Carta de George Whitefield al Rev. John Wesley


En respuesta al sermón del Sr. Wesley titulado
“Gracia Libre”
Bethesda, Georgia, Diciembre 24 de 1740

Reverendo y muy querido Hermano,

Solo Dios sabe el indecible dolor que tengo en el corazón por tu causa desde que dejé Inglaterra. Ya
sea por falta de carácter o no, pero confieso francamente, que ni Jonás iba tan indispuesto a Nínive, de lo
que yo me siento al tomar la pluma para escribir algo para contradecirte. Preferiría morir; y aún así, si soy
fiel a Dios, a otras almas y a la mía propia, no debo permanecer neutral por más tiempo. Estoy muy
consciente de que nuestros adversarios comunes se regocijarán al comprobar que hay diferencias entre
nosotros. Pero, ¿qué puedo decir? Los hijos de Dios están en peligro de caer en el error. Más bien, muchos
han sido extraviados, en los cuales Dios había obrado por medio de mi ministerio, y aún un gran número
está clamando a mí para que les muestre mi opinión. Debo entonces mostrar que no conozco a ningún
hombre según la carne, y que no hago acepción de personas, más allá de lo que sea consistente con mi labor
para mi Señor y Dueño, Jesucristo.
Esta carta, no hay duda, me hará perder muchos amigos: y quizás sea por esta causa que Dios ha
puesto esta tarea sobre mis hombros, para probar si estoy dispuesto a arriesgarlo todo por su causa o no. Por
causa de estas consideraciones, creo mi deber dar mi humilde testimonio, y argumentar con ardor por las
verdades, que estoy convencido, están claramente reveladas en la Palabra de Dios. En la defensa de lo cual
debo ser abiertamente explícito, y tratar a mis más queridos amigos en esta tierra con la más grande
simpleza, fidelidad y libertad, dejando las consecuencias de todo esto a Dios.
Por algún tiempo antes, y especialmente desde mi última partida de Inglaterra, tanto en público
como en privado, en predicaciones o en forma impresa, tú has estado propagando la doctrina de la
redención universal. Y cuando recuerdo cómo Pablo reprendió a Pedro por su disimulo, temo que he pecado
al guardar silencio por tanto tiempo. Entonces, no te enojes conmigo, mi estimado y honrado señor, si ahora
libero mi alma, al decirte que en esto cometes un grave error.
No es mi intención entrar en un largo debate con respecto a los decretos de Dios. Te refiero al Dr.
Edwards en su Veritas Redux [1], el cual, creo es irrefutable – excepto en cierto punto, concerniente a una
clase intermedia entre elegidos y reprobados, lo cual él mismo de hecho, llega a condenar después.
Solamente haré algunas anotaciones sobre tu sermón titulado Gracia libre. Y antes de entrar en el
discurso mismo, déjame que hable un poco sobre el prefacio que según apuntas, es una obligación
indispensable publicarlo a todo el mundo. Debo confesar que siempre he pensado que estabas equivocado en
esto.
El caso (como sabes) es este: Cuando estuviste en Bristol, creo que recibiste una carta de mano
privada, acusándote de no estar predicando el evangelio, porque no predicabas con respecto a la elección.
Sobre esto tomaste el desafío: “predicar e imprimir”. Con frecuencia cuestioné, como lo hago ahora, si al
hacer esto, no tentabas al Señor. Un necesario ejercicio de prudencia religiosa, antes de tomar tu decisión,
habría sido considerar esta cuestión. Además, nunca me enteré que inquirieras de Dios, para determinar si la
elección era una doctrina del Evangelio o no lo era.
2
Pero, temo que, dándolo por sentado [que la elección no es una doctrina bíblica], solo consideraste si
debías permanecer en silencio o predicar e imprimir en contra de ella. Sea como sea, tomaste el desafío
“predicar e imprimir”; y hacerlo en contra de la doctrina de la elección. Conforme a mi deseo, suprimiste la
publicación del sermón mientras estuve en Inglaterra; pero pronto lo enviaste por todo el mundo después de
mi partida. ¡Ojalá te lo hubieras reservado! Sin embargo, si ese sermón fue impreso en respuesta a un
desafío, me inclino a creer, que la razón por la cual Dios debía sufrir que fueras engañado, era, para
imponerme una obligación especial a mí, de declarar fielmente lo que dice la Escritura con respecto a la
doctrina de la elección, y que así el Señor me diera una nueva oportunidad para mostrar lo que hay en mi
corazón, y si sería fiel a Su causa o no, como te consta que Él lo hizo ya antes, cuando tomaste aquella
decisión en Deal.

La mañana que sarpé de Deal para Gibraltar [2 Febrero 1738], tu regresaste de Georgia. En vez de
darme una oportunidad de conversar contigo, aunque la nave no estaba tan lejos de la costa, tomaste una
decisión, e inmediatamente te dirigiste a Londres. Dejaste una carta, en la cual dejaste palabras tales como:
“Cuando vi que Dios, me enviaba a mí por medio del mismo viento que te traía a tí, consulté a Dios. Su
respuesta va en esta carta.” Esto fue un trozo de papel en el cual estaban estas palabras: “Déjale regresar a
Londres”.
Cuando recibí esto, estuve algo sorprendido. Aquí estaba un buen hombre, diciéndome que tomara
una decisión, y que Dios quería que yo regresara a Londres. Por otro lado, yo sabía que mi llamado era para
Georgia, y que había dejado Londres y que no podía, en justicia, dejar a los soldados que estaban bajo mi
cargo. Me puse a orar con un amigo. Ese pasaje en I Reyes 13 me impresionó poderosamente, donde se nos
relata que un profeta fue atacado por un león al haber sido tentado a retroceder (en contra de la orden
expresa de Dios) siendo que otro profeta la convence de que Dios así lo quería. Te escribí que no podía
volver a Londres. Zarpamos de inmediato.
Algunos meses después, recibí una carta tuya en Georgia, en la cual escribiste palabras a este efecto:
“Aunque Dios nunca me había dado un desafío erróneo, sin embargo, quizás, sufrió el dármelo en aquella
oportunidad, para probar lo que había en tu corazón”. Yo nunca habría publicado esta transacción privada al
mundo, si la gloria de Dios no me llamara hacerlo. Es claro que tomaste un mal desafío aquí, y justamente,
porque tentaste a Dios con tu decisión. Y así creo que es lo mismo en el presente caso. Y si es así, no
permitamos que los hijos de Dios que son íntimos amigos tuyos y míos, y que también promueven la
redención universal, crean que esa doctrina es correcta – solo porque la predicas siguiendo un desafío que
viene de Dios.
Esto, creo, puede servir como respuesta a parte del Prefacio de tu sermón impreso, en el cual dices,
“Nada aparte de la más fuerte convicción, de que no solo lo que aquí se expone es la verdad como lo es en
Jesús, sino que también estoy indispensablemente obligado a declarar esta verdad a todo el mundo”. El que
tú creas que lo que has escrito es la verdad, y que tú honestamente deseas la gloria de Dios al escribirlo, eso
no lo dudo ni un momento. Pero entonces, honrado señor, no puedo menos que pensar que has errado al
imaginar que estás bajo una obligación indispensable de tomar una acción, cuando has tentado a Dios,
tomando una decisión en la forma que lo hiciste, y mucho menos publicar tu sermón contra la doctrina de la
predestinación para vida.
Debo observar ahora, que has hecho tan mal al imprimir siguiendo una garantía imaginaria, como al
elegir tu texto. Honorable señor, ¿como pudo entrar en tu corazón el escoger un texto como Romanos 8 para
desaprobar la doctrina de la elección, si se expone tan abiertamente esta doctrina allí? Una vez hablé con un
Cuáquero sobre este tema, y no encontró otra forma de evadir el argumento del Apóstol que decir: “Creo
que Pablo estaba equivocado”. Y otro amigo últimamente, quien estuvo antes muy predispuesto en contra de

3
la elección, ingenuamente confesó que él solía pensar que San Pablo mismo debió haberse equivocado, o
que el texto no fue traducido apropiadamente.
En verdad, honorable señor, está más allá de toda contradicción que San Pablo, en todo el capítulo 8
de Romanos, está hablando de los privilegios de aquellos que realmente están en Cristo. Y cualquier persona
sin prejuicios, que lea lo que viene antes y después del texto, tendría que confesar que la palabras “todos” se
refiere a aquellos que están en Cristo. Y la parte final del texto prueba plenamente, lo que, encuentro, el
querido Sr. Wesley de ninguna manera acepta. Me refiero a la perseverancia final de los hijos de Dios: “El
que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, [i.e. todos los santos] ¿cómo no
nos dará también con él todas las cosas?” (Rom. 8:32). [Él nos dará] gracia, en particular, para perseverar, y
cualquier cosa necesaria para llevarlos al hogar del reino celestial de nuestro Padre.
¡Alguien que tenga la intención de probar la doctrina de la elección, así como la perseverancia final,
no podría pensar en un texto más apropiado para este propósito que el que tú has escogido para
contradecirla! Alguien que no te conociera pensaría que estabas enterado de esto, porque después del primer
párrafo, me percato que si acaso mencionaste el texto una vez en todo el sermón.
Pero tu discurso, en mi opinión, tiene poco que ver con el texto que escogiste, y en vez de
envolverme, me confirma más y más en la creencia de la doctrina de la elección eterna de Dios.
No mencionaré cuán ilógicamente has procedido. Si hubieras escrito con claridad, habrías, honorable
señor, probado primeramente tu proposición: “La Gracia de Dios es libre para todos”. Y luego a modo de
inferencia [debiste] haber exclamado en contra de lo que has llamado el horrible decreto. Pero sabías que la
gente (ya que el Arminianismo, abunda recientemente entre nosotros) está por lo general predispuesta en
contra de la doctrina de la reprobación, y así pensaste que manteniendo esta aversión, podrías echar abajo
por completo la doctrina de la elección. Porque, sin duda, la doctrina de la elección y la de la reprobación
deben sostenerse o caer juntas.
Pero pasando por alto esto, y tu definición equivocada de la palabra gracia, y tu falsa definición de
la palabra libre, y que deseo ser lo más breve posible, yo reconozco con franqueza: Creo en la doctrina de la
reprobación, en este sentido, que Dios quiere dar gracia salvadora, por medio de Jesucristo, solo a cierto
número, y que al resto de la humanidad, después de la caída de Adán, les dejó Dios con toda justicia,
continuar en sus pecados, por lo cual de forma justa también, sufrirán muerte eterna que es el pago
merecido.
Esta es la doctrina establecida en las Escrituras, y reconocida como tal en el artículo 17 de la Iglesia
de Inglaterra, como el obispo Burnet mismo confiesa. Aunque el querido Sr. Wesley la niega absolutamente.
Pero las objeciones más importantes que has expresado contra esta doctrina como las razones por las
cuales la rechazas, al considerarlas seriamente, y tratarlas fielmente por la Palabra de Dios, aparecen sin
fuerza alguna. Permítaseme revisar con calma y humildad la cuestión, de la manera siguiente:

Primero, dice que si esto fuera así, (i.e., si existe la elección) entonces toda predicación es vana: no
es necesaria para aquellos que son elegidos; porque ellos, sea con predicación o sin ella, serán salvos de
manera infalible. Así que el fin de la predicación que es salvar las almas no tiene sentido con ellos. Y es
inútil para los que no son elegidos, porque no pueden ser salvos. Ellos, sea con predicación o sin ella, serán
condenados. Se impide el fin de la predicación para ellos también. De manera que tanto nuestra predicación
como el escuchar es también en vano. Página 10, párrafo 9.
O mi querido señor, ¿qué clase de razonamiento – o más bien sofisma – es este? ¿No ha sido Dios,
quien ha elegido la salvación para cierto número, el mismo que ha determinado que sea la predicación de la
Palabra el medio por el cual los traerá a sí? ¿Será que hay quien cree en la elección en otro sentido? Y si
fuera así, ¿cómo es que se vuelve innecesaria la predicación a los elegidos, cuando el evangelio está
4
designado por Dios mismo como poder para la salvación eterna de ellos? Y como nosotros no podemos
saber quiénes son elegidos y quiénes reprobados, debemos predicar sin discriminación a todos. Porque la
Palabra puede ser muy útil, incluso a los no-elegidos, al refrenarles de mucha más maldad y pecado. Sin
embargo, es suficiente razón para mostrar la mayor diligencia en la predicación y escucha, si consideramos
que por este medio, algunos, tantos como el Señor ha ordenado a vida eterna, serán vivificados y habilitados
para creer. ¿Y quién podrá negar que al escuchar, especialmente con reverencia y cuidado, se encontrará el
individuo entre aquel feliz número?

Segundo, dices que la doctrina de la elección y de la reprobación tiende directamente a destruir la


santidad, la cual es el fin de todas las ordenanzas de Dios. Porque (según dice el querido Sr. Wesley en su
error) “quita por completo aquella primera motivación para continuar, que con tanta frecuencia se propone
en las Escrituras. La esperanza de recompensa futura y el temor al castigo, la esperanza del Cielo, y el
miedo al infierno, etc.”
Yo pensaba que alguien que lleva la perfección a un punto tan exaltado como lo hace el querido Sr.
Wesley, debería saber que un verdadero amante del Señor Jesucristo luchará por ser santo por el hecho
mismo de ser santo, y trabajará para Cristo por amor y gratitud, sin esperar recompensas en el cielo, o por
temor del infierno. Tú recuerdas, querido señor, lo que dice Scougal, “El amor es la más poderosa
motivación que en verdad los mueve”. Pero pasando esto por alto, y reconociendo que las recompensas y los
castigos (que lo son en realidad) pueden ser motivos por los cuales un Cristiano puede honestamente desear
actuar por Dios, ¿cómo destruye la doctrina de la elección estas motivaciones? ¿No saben los elegidos que
entre más buenas obras realicen, más recompensas recibirán? Y ¿no es este estímulo suficiente para causar
que perseveren trabajando por Cristo? Y ¿cómo es que la doctrina de la elección destruye la santidad?
¿Quién predica otra doctrina de la elección que aquella que el apóstol predicó, cuando dijo, “escogidos ---
para santificación en el Espíritu? (II Tesalonicenses 2:13). ¿No es la santidad una marca de la elección,
según aquellos que la predican? Entonces, ¿cómo podría esta doctrina destruir la santidad?
El ejemplo que traes para ilustrar tu proposición, es ciertamente, querido señor, algo impertinente.
Porque tú dices, “Si un enfermo sabe que inevitablemente muere o inevitablemente se recupera, aunque no
sabe cuál de las dos cosas, no es razonable tomar medicina alguna”. Querido señor, ¿qué razonamiento
absurdo es este? ¿has estado enfermo en tu vida? Si es así, no es la mera probabilidad de recuperación, un
estímulo para tomar la medicina, aunque sepas que está inalterablemente dispuesto el hecho de que vivas o
mueras? Porque, ¿cómo vas a saber si esa medicina es el medio por el cual Dios te dará la recuperación?
Del mismo modo es en la doctrina de la elección. Yo se que está inalterablemente dispuesto (podría
decirse) que yo sea salvo o condenado; por qué no luchar, aunque al presente en una forma natural, ya que
no se si este luchar sea el medio por el cual Dios me dará la bendición, para traerme al estado de gracia?
Querido señor, considera estas cosas. Haz una aplicación imparcial, y luego juzga qué razón tenías
para concluir el párrafo 10, página 12, con estas palabras: “Así, esta doctrina tiende directamente a cerrar la
puerta misma de la santidad en general, dificulta a los impíos acercarse, o luchar por entrar”.
“Tan directamente”, dices, “esta doctrina tiende a destruir varias ramas particulares de la santidad
como la mansedumbre, el amor, etc.”. Diré poco, querido señor, en respuesta a este párrafo. ¿Quizás el
querido señor Wesley ha estado disputando con algún hombre grosero y estrecho de espíritu que favorece la
elección, y entonces infiere que su grosería y estrechez se debía a sus principios? Pero, ¿no conoce el señor
Wesley muchos queridos hijos de Dios, que son predestinarios, y que son mansos, piadosos, corteses, de
tierno corazón, agradables y de gran espíritu, y que anhelan ver al más vil pecador convertido? ¿Y por qué?
Porque reconocen que Dios los salvó a ellos por un acto de su amor selecto, y saben que puede haber
elegidos entre aquellos que parecen ser los más abandonados.

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Pero querido señor, no debemos juzgar la verdad de los principios en general, ni en particular de este
principio de la elección, por la práctica de algunos que los profesan. Si fuera así, estoy seguro que mucho
podría decirse en contra de los tuyos. Porque yo apelo a tu propio corazón, no has sentido en ti mismo, u
observado en otros, estrechez de espíritu y desunión en el alma de aquellos que sostienen la redención
universal. Si es así, entonces de acuerdo a tu propia regla, la redención universal es errónea, porque
destruye varias ramas de santidad, tales como: mansedumbre, amor, etc. Pero no he de insistir en esto, ruego
que tu observes que la inferencia que has hecho es enteramente rechazada por la fuerza del argumento del
Apóstol, y el lenguaje que utiliza expresamente en Colosenses 3:12-13: “Vestíos, pues, como escogidos de
Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de
paciencia soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros, si alguno tuviere queja contra otro. De la
manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.”
Aquí vemos que el Apóstol los exhorta a la entrañable misericordia, benignidad, humildad de mente,
etc., sobre esta consideración: precisamente, porque ellos son elegidos de Dios. Y todos los que han
experimentado esta doctrina en sus corazones sienten que estas gracias son los efectos genuinos de haber
sido elegidos de Dios.
Pero quizás el querido señor Wesley puede errar en este punto, y llamar pasión a lo que solamente es
celo por las verdades de Dios. Sabes, querido señor, que el Apóstol nos exhorta a “contender ardientemente
por la fe que una vez fue dada a los santos” (Judas 3). Así que no debes condenar a todos los que parecen
celosos por la doctrina de la elección como si fueran estrechos de espíritu, o perseguidores, solo porque
piensan que su deber es oponerse a ti. Estoy seguro, de que te amo entrañablemente en Cristo Jesús, y
pienso que hasta daría mi vida por ti, pero aún así, querido señor, no puedo dejar de oponerme a tus errores
sobre esta importante materia, porque creo que, con calor aunque no maliciosamente, se opone a la verdad
que es en Jesús. ¡Quiera el Señor remover las escamas de prejuicio de tus ojos y de tu mente para darte un
celo de acuerdo con el conocimiento Cristiano!
Tercero, dice tu sermón, “esta doctrina tiende a destruir el consuelo de la religión, la felicidad del
Cristianismo, etc.”
Pero, ¿cómo sabe esto el señor Wesley, si nunca ha creído en la doctrina de la elección? Yo creo que
quienes hayan experimentado esta doctrina estarán de acuerdo con nuestro artículo 17 en que “la piadosa
consideración de la predestinación, y la elección en Cristo, está llena de dulce, agradable e inexpresable
consuelo para las personas piadosas, y al sentir en ellos mismos la acción del Espíritu de Cristo,
mortificando las obras de la carne, y sus miembros terrenales, y llevando sus mentes a las cosas altas y
celestiales, así como les establece grandemente y les confirma en su fe de eterna salvación, que se goza en
Cristo, porque fervientemente muestran su amor a Dios,” etc.,
Esto muestra plenamente que nuestros piadosos reformadores no pensaban que la doctrina de la
elección destruía la santidad o el consuelo de la religión. Por mi parte, esta doctrina es mi diario soporte.
Sucumbiría bajo la amenaza de mis intentos fluctuantes, si no estuviera persuadido que Dios me ha escogido
en Cristo desde antes de la fundación del mundo, y que ahora habiéndome llamado eficazmente, no
permitirá que nada me arrebate de su todopoderosa mano.
Procediste así: “Es evidente que para todos los que se creen ser reprobados, o solamente lo
sospechan o lo temen; todas las grandes y preciosas promesas son perdidas para ellos; no les dan rayo
alguno de consuelo.”
En respuesta a esto, déjame observar que ninguna persona, especialmente ninguno que tenga deseos
de salvación, puede saber que él no esté entre el número de los elegidos de Dios. Nadie, sino los
inconversos, podrían tener una razón justa para temer esto. Y, ¿daría el querido señor Wesley confianza, o
intentaría aplicar las preciosas promesas del evangelio, el pan de los hijos, a hombres en su estado natural,

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mientras continúan así? ¡Dios no lo permita! ¿Qué problema hay si la doctrina de la elección y la
reprobación en verdad produce cierta duda? Lo mismo ocurre con la regeneración. Pero, ¿no es esta duda un
medio benigno para hacer que busquen y se esfuercen?; y ese esfuerzo, ¿no es un buen medio para
confirmarlos en su llamado y hacer segura su elección?
Esta es una razón entre muchas otras por las cuales admiro la doctrina de la elección y estoy
convencido de que debe tener un lugar en el ministerio del evangelio y debe insistirse con fidelidad y
cuidado en ella. Tiene una tendencia natural a levantar al alma de su estado de seguridad carnal. Y así
muchos hombres carnales se levantan contra ella. Mientras que la redención universal es una noción
tristemente adaptada para que el alma se mantenga en su condición de letargo somnoliento, y por esto tantos
hombres naturales la admiran y la aplauden.
Tus párrafos, 13, 14 y 15 vienen a consideración ahora. “El testimonio del Espíritu”, dices, “la
experiencia muestra que se obstruye por esta doctrina”.
Pero, querido señor, ¿la experiencia de quiénes? No la tuya propia; porque en tu travesía, desde tu
embarque para Georgia, hasta tu regreso a Londres, pareces admitir que no la tenías, de manera que no eres
competente para juzgar en cuanto a esto. Debes referirte por lo tanto a la experiencia de otros. Porque dices
en el mismo párrafo, “Aún en aquellos que han saboreado ese don, aunque pronto lo han perdido”,
(Supongo que te refieres a que han perdido el sentimiento otra vez) “y caído de nuevo en dudas y temores y
oscuridad, aún horribles tinieblas que pueden sentirse, etc. ) Ahora, con respecto a la oscuridad de la
desilusión, ¿no fue este el caso del mismo Jesucristo, después de haber recibido una unción sin medida del
Espíritu Santo? ¿No fue su alma abrumada con una horrible oscuridad, tanto que se podía sentir cuando en
la cruz clamó: “Dios mío, Dios mío, por qué me has desamparado?”
Y que todos sus seguidores son susceptibles a lo mismo, ¿no es evidente en las Escrituras? Porque el
apóstol dice, “Él fue tentado en todas las cosas como nosotros” (Hebr. 4:15) para que él mismo sea capaz de
socorrernos a los que somos tentados (Hebr. 2:18). Y no es esta susceptibilidad entonces consistente con la
conformidad de Él al sufrimiento, de lo cual sus miembros han de participar? (Filip. 3:10) ¿Entonces, cómo
puede ser un argumento contra la doctrina de la elección el hecho de que las personas pueden caer en
oscuridad, después de haber recibido el testimonio del Espíritu?
“Sin embargo”, dices tú, “muchísimos de los que no creen en la elección, en todas partes de la tierra,
han disfrutado del testimonio ininterrumpido del Espíritu, la luz continua del rostro de Dios, desde el
momento en que por primera vez creyeron, por meses y años, hasta este día”. Pero, ¿como sabe esto el Sr.
Wesley? ¿Ha consultado la experiencia de muchísimos, en todas parte de la tierra? O, podría estar seguro de
lo que ha adelantado sin base suficiente, que es consecuencia de no creer en la doctrina de la elección el que
se mantengan en la luz? No, esta doctrina, de acuerdo con los sentimientos de nuestra iglesia: “confirma
grandemente y establece una verdadera fe Cristiana de eterna salvación por medio de Cristo”, y es ancla de
esperanza, seguridad y constancia, al que camina en oscuridad y no ve luz; como de hecho ocurre, aún
después de haber recibido el testimonio del Espíritu, aunque tú u otros inapropiadamente aseguren lo
contrario.
Luego, tener respeto al pacto eterno de Dios, y arrojarse en el amor distintivo de que Dios no
cambia, hará que las manos caídas se levanten y que las rodillas débiles se fortalezcan.
Pero sin la creencia en la doctrina de la elección, y la inmutabilidad del amor gratuito de Dios, no veo cómo
es posible tener la seguridad de una salvación eterna. ¿Qué significaría para un hombre cuya conciencia es
verdaderamente despertada, y al cual se le advierte que debe buscar huir de la ira que vendrá, aunque se le
asegure que todos sus pecados pasados están perdonados, y que ahora es un hijo de Dios; si no se cree en la
elección, cómo asegurarle que él no se volverá luego hijo del diablo, y arrojado al infierno? ¿Podría tal
seguridad dar alguna sólida, durable seguridad a alguna persona convencida de la corrupción de su corazón

7
y de la malicia y poder de Satanás? ¡No! Aquella que verdaderamente merece el nombre de completa
seguridad de fe es aquella que pone al creyente bajo el sentido de su interés en un amor particular, para retar
a todos sus adversarios, sean hombres o diablos, que intenten destruirle ya sea en el futuro, así como el
presente- diciendo como el Apóstol: ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió, mas aún, el que también resucitó, el que está sentado
a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo?
Tribulación, o angustia, o persecución, o peligro o espada? Como está escrito, Por causa de ti somos
muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas somos más que
vencedores por medio de aquél que nos amó. Por tanto estoy persuadido, que ni la muerte, ni la vida, ni
ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna
cosa creada, nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro. (Romanos 8:33-
39)
Este, querido señor, es el lenguaje de cada alma que ha obtenido completa seguridad en la fe. Y esta
seguridad solo puede surgir de una creencia en el amor electivo de Dios. El que muchos tengan una
seguridad de estar en Cristo en el presente, pero no piensan o no están seguros de poseerla mañana – o por la
eternidad – es más bien una imperfección y su infelicidad y no un privilegio. Yo ruego a Dios que les traiga
un sentido de su amor eterno, para que dejen de construir sobre la base de su propia fidelidad, y lo hagan en
base a la irrevocabilidad de los dones y del llamamiento de Dios, que no se arrepiente. Porque aquellos que
una vez fueron justificados, serán también glorificados.
Mencioné antes, querido señor, que no es regla segura juzgar la verdad de los principios por la
práctica de la gente. Y así, suponer que todos los que sostienen la redención universal de la forma que la
explicas, después de haber recibido la fe, disfruten de una vista continua e ininterrumpida del rostro de Dios,
no por eso se deduce que esto es fruto de este principio. Porque más bien estoy seguro de que esto tiende a
mantenerlos en la oscuridad para siempre, ya que se le enseña que el mantenerse en el estado de salvación se
debe a su propio libre albedrío. Y ¿qué arenoso fundamento es ese para una pobre criatura que ponga sus
esperanzas de perseverancia en esto? Cada caída en pecado, cada tentación sorpresiva, debe arrojarle en
dudas y temores, en horrible oscuridad, oscuridad que se puede sentir.
De ahí que las cartas que recibo de aquellos que creen en la redención universal sean tan faltas de
vida, secas e inconsistentes, en comparación con las de aquellos del lado contrario. Aquellos que se adhieren
al esquema universal, aunque comienzan por el Espíritu, (aunque digan lo contrario), terminan en la carne,
construyendo una justicia fundada en su propio libre albedrío: mientras que los otros triunfan en la
esperanza de la gloria de Dios, y construyen sobre la promesa infalible de Dios cuyo amor nunca cambia,
aún cuando el sentimiento de la presencia de Dios les sea quitado.
Pero no voy a juzgar la verdad de la elección por la experiencia de ninguna persona en particular: si
lo hiciera (sopórtame en esta tontería de jactancia) creo que yo mismo me gloriaría en la elección. Porque
por estos cinco o seis años he recibido el testimonio del Espíritu de Dios; desde que, bendito sea Dios, no he
dudado ni un cuarto de hora de tener mi interés en Cristo Jesús: pero con dolor y humilde vergüenza debo
reconocer, que he caído en pecado con frecuencia desde eso. Aunque yo – yo no me atrevo- a excusar
ninguna transgresión, aunque se que no seré capaz en este mundo de vivir un solo día perfectamente libre de
defectos y pecados. Y como las Escrituras declaran que no hay justo ni aún uno en la tierra (no, ni siquiera
entre los más maduros en la gracia) que solo haga el bien y nunca peque (Ecl. 7:20), sabemos que este será
el caso de todos los hijos de Dios.
La experiencia universal y el reconocimiento de esto entre los piadosos en cada época es abundante
y suficiente para refutar el error de aquellos que se sostienen en sentido absoluto que después que un
hombre nace de nuevo no puede cometer pecado. Especialmente porque el Espíritu Santo condena a las
personas que dicen no tener pecado, engañándose a sí mismas, y estando desprovistas de la verdad,
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haciendo a Dios mentiroso. (I Juan 1:8-10). También he estado en toda suerte de tentaciones, y espero
estarlo con frecuencia hasta que muera. Así como lo estuvieron los apóstoles y los cristianos primitivos. Así
fue Lutero, aquél hombre de Dios, quien, hasta donde yo se, no se aferraba a la elección; y el gran John
Arndt quien estuvo en gran perplejidad, incluso poco antes de su muerte, y él tampoco era predestinario.
Y si he de hablar con libertad, creo que tu lucha tan acérrima contra la doctrina de la elección y tu
apego vehemente hacia una vida de perfección sin pecado, son las razones por las cuales no disfrutas de la
libertad del evangelio, de la plena seguridad de la fe de aquellos que sí prueban día a día el amor eterno con
que los elegidos de Dios son amados.
Pero quizás podrías decir, que Lutero y Arndt no eran Cristianos, o cristianos débiles. Yo se que tú
consideras mal a Abraham, aunque él fue llamado el amigo de Dios: y, creo, también piensas mal de David,
el hombre con un corazón conforme a Dios. No es sorpresa, pues, que en una carta que me enviaste no hace
mucho, me decías que ningún escritor Bautista o Presbiteriano que habías leído, sostenía las tales libertades
de Cristo o cosas por el estilo. ¿Qué? ¿Ni Bunyan, Henry, Flavel, Halyburton, ni ninguno de los doctores
Ingleses o Escoceses? Mira, querido señor, qué estrecheces y faltas de caridad surgen de tus principios, de
manera que no sigas vociferando más en contra de la elección sobre el supuesto de que es “destructivo para
la mansedumbre y el amor”.

Cuarto, procederé ahora con otra mentalidad. El querido señor Wesley dice: “Qué incómodo
pensamiento es este, que miles y millones de hombres, sin ninguna ofensa previa, sean condenados al fuego
eterno”.
Pero ¿quién ha afirmado, que miles y millones de hombres sin ofensa de su previa, sean
condenados? Los que creemos en la condenación de los hombres, también creemos, que Dios los mira como
hombres caídos en Adán. El decreto que ordena castigo para los descendientes de Adán, ¿no corresponde al
merecido castigo por el crimen cometido? ¿Cómo dices que sean condenados sin ofensa previa?
Seguramente el señor Wesley no objetará la justicia de Dios al imputar el pecado de Adán a su posteridad. Y
también, después de la caída de Adán, y de su posteridad en él, Dios podría haberlos abandonado a todos, y
no haber enviado a Su propio Hijo a que salvara a nadie. Si no creyeras esto, estarías negando el pecado
original. Pero si reconoces estas verdades, entenderás que la doctrina de la elección y la reprobación son
justas y razonables. Porque si Dios habiendo imputado el pecado de Adán a todos, justamente podría
haberlos dejado a todos en su pecado, entonces también justamente podría haber dejado a algunos. Sea que
vires a la izquierda o a la derecha, quedas reducido a un dilema. Y, si has de ser consistente, tendrás que
hacer una de dos cosas: o abandonar la doctrina de la imputación del pecado de Adán, o recibir la doctrina
de la elección por gracia, con la parte de la santa y justa reprobación como consecuencia. Porque, ya sea que
lo creas o no, la Palabra de Dios se mantiene fiel: “Los elegidos lo han alcanzado, y el resto fue cegado”
(Romanos 11:7)
Tu párrafo 17, página 16, lo omito. Lo que se ha dicho del noveno y décimo párrafo, con poca
alteración, lo contestará. Solo diré que, es la doctrina de la elección lo que me impulsa más a abundar en
buenas obras. Estoy dispuesto a soportarlo todo por amor de los escogidos. Esto me hace predicar con
confianza, porque yo se que la salvación no depende del libre albedrío del hombre, sino de Dios que actuará
en el día de Su poder, y podrá utilizarme para traer algunos de sus elegidos al hogar, cuando Él así lo quiera.

Pero, quinto, dices, “Esta doctrina tiene una tendencia directa a prescindir de la religión Cristiana”.
Porque, según dices, “al suponer que por un decreto eterno e inmutable, una parte de la humanidad será
salvada, entonces la revelación cristiana no sería necesaria”. Pero, querido señor, ¿cómo llegas a esta
conclusión? La revelación cristiana es el diseño de Dios para que su iglesia sea salvada por la muerte de su
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Hijo. Sí, en el pacto eterno está establecido que la salvación sea aplicada a los elegidos por medio del
conocimiento y la fe en Él. Como dice el profeta Isaías 53:11, “Por su conocimiento justificará mi siervo
justo a muchos”. ¿Cómo entonces tiene la doctrina de la elección una tendencia a desechar la revelación
cristiana? ¿Quién ha creído que la declaración que Dios hizo a Noé, de que la época de la siembra y la
cosecha no cesarían, daría un argumento para que fuésemos negligentes para arar y recoger? O ¿que el
propósito inmutable de Dios, de que la siega no cesara, haría menoscabo al calor del sol, o a la influencia de
los cuerpos celestiales para suponer que son innecesarios para producirla? Del mismo modo, el propósito
absoluto de Dios de salvar a los elegidos, no elimina la necesidad de la revelación del evangelio, o el uso de
los medios por los cuales él ha determinado que aquél decreto será efectivo. Nunca el correcto
entendimiento, o la reverente creencia en el decreto de Dios, debe permitir a un Cristiano en ningún caso,
separar los medios del fin, o el fin de los medios.
Y como somos enseñados por la revelación misma que este es el medio por el cual Dios trae a sus
escogidos, lo recibimos con gozo, lo apreciamos altamente, y lo usamos con fe, y nos damos a la tarea de
esparcir por todo el mundo el evangelio, en la plena seguridad de que donde quiera que Dios nos envíe,
tarde o temprano, será para salvación y utilidad de los escogidos que serán llamados.

¿Cómo pues, al abrazar esta doctrina, vamos a unirnos a los modernos incrédulos en hacer al
Cristianismo innecesario? No, querido señor, cometes un error. Los infieles de todas clases están de tu lado
en esta cuestión. Deístas, Arrianos y Socinianos, todos acusan la soberanía de Dios y defienden la redención
universal. ¡Pido a Dios que el sermón del querido señor Wesley, aunque ha lastimado los corazones de
muchos hijos de Dios, no sirva para darle fuerza a sus más acérrimos enemigos!
Aquí podría casi recostarme y llorar. “No lo digáis en Gad, no lo publiquéis en las calles de
Ascalón; para que las hijas de los Filisteos no se regocijen, para que no triunfen las hijas de los
incircuncisos” (II Samuel 1:20)
Más adelante, dices, “Esta doctrina hace que la revelación se contradiga”. Por ejemplo, dices, “Los
que defienden esta doctrina interpretan el texto de la Escritura, a Jacob amé, mas a Esaú aborrecí, como si
Dios, en un sentido literal, aborreciera a Esaú y a todos los réprobos por la eternidad” Pero, al considerarlos
a ambos caídos en Adán, ¿no eran ambos objetos de su odio? Y ¿no podría Dios de su beneplácito, amar y
mostrar misericordia a Jacob y a los elegidos – sin esto ser injusto para los reprobados? Pero dices, “Dios es
amor”. ¿Y piensas que Dios no puede ser amor, a menos que muestre misericordia a todos?
De nuevo, dices, querido señor Wesley, “Infieren de ese texto, 'tendré misericordia del que yo tenga
misericordia', que Dios es misericordioso solo con algunos, es decir con los escogidos; y que ha tenido
misericordia solo de ellos, siendo esto contrario a todo el tenor de las Escrituras, como se expresa: 'El Señor
es amoroso con todos, y su misericordia sobre todas sus obras'”.
Y reconozco que así es, pero no de su misericordia salvadora. Dios tiene amor con todos: Él envía la
lluvia sobre buenos y malos. Pero dices, “Dios no hace acepción de personas” (Hechos 10:34). ¡No! Para
todos, sean Judíos o Gentiles, el que cree en Jesús, y hace justicia, es aceptado en él. “Pero el que cree no
será condenado” (Marcos 16:16). Porque Dios no hace acepción de personas, sobre la base de su condición
externa o las circunstancias en la vida, cualesquiera que sean; ni la doctrina de la elección supone que lo
haga así. Pero como Señor soberano de todo, y que no le debe nada a nadie, tiene el derecho de hacer lo que
quiere con lo que es suyo, y dispensar sus favores a los objetos que él mira, basado en su beneplácito. Y su
supremo derecho está claramente y firmemente expuesto en aquellos pasajes de la Escritura, donde dice,
“Moisés, tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca”
(Rom. 9:15, Exod. 33:19)

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Siguiendo en el texto, “los niños no habían nacido aún, ni habían hecho ni bien ni mal, para que el
propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por obras, sino por el que llama; le fue dicho a
ella [Rebeca], el mayor servirá al menor” (Rom 9:11-12) – Tú nos representas como si la predestinación
para vida no depende del conocimiento de Dios. Pero ¿quién infiere esto, querido Señor? Porque si el
conocimiento previo significa aprobación, como resulta en varias partes de la Escritura, entonces
confesamos que la predestinación y la elección sí dependen del conocimiento previo de Dios. Pero si por
conocimiento previo (presciencia) tú entiendes que Dios ha mirado de antemano alguna buena obra hecha
por sus criaturas y sobre esto ha basado o tenido una razón para apartarlos y escogerlos, entonces decimos
que en tal sentido la predestinación no depende del conocimiento previo de Dios.
Pero te referí, al inicio de esta carta, al Dr. Edwards que escribió Veritas Redux, lo cual también te
recomendé en una carta anterior, con Elisha Coles sobre La Soberanía de Dios. Por favor léelos, y también
los excelentes sermones de Mr. Cooper de Boston en Nueva Inglaterra (los cuales también te mandé) y no
dudo que verás todas tus objeciones contestadas. Aunque he de observar, que después de todas nuestras
lecturas en ambos lados de la cuestión, nunca seremos en esta vida capaces de inquirir en los decretos de
Dios de forma perfecta. No, debemos con humildad adorar lo que no podemos comprender, y con el gran
Apóstol al fin de todas nuestras investigaciones clamar, “Oh profundidad de las riquezas y de la sabiduría
de Dios, cuán insondables son tus juicios, e inescrutables tus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del
Señor? ¿o quién fue su consejero? (Rom. 11:33-34) – o con nuestro Señor, cuando admiraba la soberanía
de Dios. “Sí Padre, porque así te agradó” (Mateo 11:26)
Sin embargo, debe tomarse nota de que esos textos: “El Señor es paciente... no queriendo que
ninguno perezca sino que todos procesan al arrepentimiento” (II Pedro 3:9) y “No me complazco de la
muerte del impío; sino que el impío se vuelva de su camino y viva” (Ezeq. 33:11) – y otros así – deban ser
tomados en sentido estricto, pues si no, nadie se perdería.
Pero aquí hay una distinción. Dios no halla placer en la muerte de los pecadores, como para
deleitarse simplemente en su muerte; pero Él se complace en su justicia, al infringir el castigo que sus
iniquidades merecen. Como un juez justo que no se complace en condenar al criminal, pero aún así con
justicia ordena que sea ejecutado, la ley y la justicia deben ambas ser satisfechas, aunque esté en su poder
evitarlo.
Sugiero además, que injustamente cargas a la doctrina de la reprobación con blasfemia, porque la
doctrina de la redención universal, como la expones, causa gran afrenta a la dignidad del Hijo de Dios, y al
mérito de su sangre. Considera si no es blasfemia decir que Cristo no solo murió por los salvados, sino
también por los que se pierden.
El texto que has aplicado mal para esto lo explicó muy bien Ridgely, Edwards, Henry; y no respondo
yo mismo a esto para obligarte a leer esos tratados, los cuales, Dios mediante, te mostrarán tu error. No
puedes hacer tal afirmación a menos que llegues a afirmar (como el Moravo Peter Bohler, tuvo que llegar a
afirmar, para sostener la redención universal) que finalmente todas las almas serán salvadas del infierno. No
creo que sea eso lo que afirmas. Y sin embargo puede probarse que la redención universal, tomada en
sentido literal, cae por su peso. Porque, ¿como puede ser que él haya muerto por todos y todos no sean
salvos?
Querido señor, por el amor de Cristo, considera el deshonor que haces al negar la doctrina de la
elección. Has dicho abiertamente que la salvación depende de la gracia libre de Dios, pero en base al libre
albedrío humano. Si es así, es muy que probable, que Jesucristo no habría visto nunca el fruto de su muerte
en eterna salvación para una sola alma. Nuestra predicación sería en vano, y todas las invitaciones para que
las personas crean serían en vano.

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Pero, bendito sea Dios, nuestro Señor sabía por quiénes moría. Había un pacto eterno entre el Padre
y el Hijo. Le fue dado al Hijo un número de ovejas que le son dadas en recompensa de su muerte. Por estas
ovejas oró (Juan 17:9), y no por todo el mundo. Por los escogidos, y solo por ellos, Él intercede por ellos, y
con la salvación de ellos Él está plenamente satisfecho de su labor.
Omito, a propósito hacer anotación alguna con respecto a ciertas páginas de tu sermón. En verdad, si
tu nombre no hubiera dado fe que escribiste tal sermón, no podría pensar que serías el autor de tal sofisma.
Querido, querido señor, ¡no te ofendas! Por el amor de Cristo, ¡no seas áspero! Dedícate a leer.
Estudia el pacto de gracia. Deja ese razonamiento carnal. Hazte como un niño; y entonces, en vez de
empeñar tu salvación, como lo has hecho en el último himnario, si la doctrina de la redención universal, no
es cierta; en vez de hablar de perfección sin mácula, como lo pones en el prefacio del himnario, y hacer que
la salvación dependa del libre albedrío del pecador, como lo has hecho en este sermón; compondrás himnos
que alaben el amor soberano y distintivo de Dios. Advertirás a los creyentes para que no procuren la
perfección confiando en sus corazones, y imprimirás otro sermón contrario a este, y le pondrás por título
“Gracia libre, de verdad”. Libre, no porque sea para todos sin excepción, sino libre, porque Dios puede
otorgarla a quien Él quiera.
Hasta que hagas esto, dudaré si te conoces a ti mismo. Mientras tanto, debo culparte porque censuras
al clero de nuestra iglesia de que ellos no cumplen los artículos de la fe, y tú mismo al sostener tus
principios, positivamente niegas los artículos 9, 10 y 11.
Querido señor, estas cosas no deben ser así. Dios conoce mi corazón, como te dije antes, vuelvo a
declarártelo, me veo forzado a escribir esta carta solamente por el honor de Cristo. Yo te honro y amo por su
causa; y cuando hubiera de juzgarte, agradezco delante de los hombres y los ángeles, el bien que has hecho
a mi alma, bajo el amparo de Dios.
Así, estoy persuadido, de que veré al querido señor Wesley convencido de la elección y el amor
eterno de Dios. Y con frecuencia me lleno de alegría al pensar que he de verte quitarte tu corona y postrarte
a los pies del Cordero, y tal vez con un santo rubor por haberte opuesto a la soberanía divina de la manera
que lo has hecho.
Pero espero que el Señor te mostrará esto antes de que llegues allá. ¡Oh, cómo deseo ver ese día! Si
el Señor quisiera hacer uso de esta carta para ese propósito, habría abundante gozo en mi corazón, querido y
honrado señor.

Tu allegado, aunque indigno hermano y siervo en Cristo,

George Whitefield.

Traducido por Alexander León


San José, Costa Rica

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LIBERADA DEL FEMINISMO
EL TESTIMONIO PERSONAL DE CAROLYN MCCULLEY
Vol. 6, No. 2

Hay una cierta respuesta de los hombres que tanto las mujeres cristianas como las feministas deseamos obtener:
una benevolencia masculina, de tal manera que los hombres sepan vivir con las mujeres de una manera
comprensiva, siendo considerados y respetuosos con aquellas que son coherederas del hermoso regalo de la
vida.

L as feministas seculares abordan este deseo de una manera estridente, desde una posición de enojo. A
las mujeres cristianas se les enseña abordarlo con suavidad, desde una posición de confianza en Dios
sabiendo que su palabra manda al hombre a vivir a la altura de este estándar (1 Pedro 3:7) y a la
mujer a que lo cultive con un espíritu de gracia y de paz (v.4).
En mi propia generación, ha sido claramente evidente que minimizar a los hombres a través del
enojo ha tenido efectos culturales desastrosos. Les hemos dicho a los hombres que no podemos contar con
ellos, y les hemos dado abundancia de formas de eludir las responsabilidades por las relaciones que inician y
los hijos que procrean. Los índices culturales productos de este error continúan en ascenso: pornografía,
abuso sexual, asesinatos públicos de mujeres estranguladas, hijos sin padres, y enfermedades de transmisión
sexual - para nombrar algunos focos. ¡¿De qué se liberan las mujeres en este desastre?!

Consecuencias impredecibles
Cuando crecía en los rebeldes años 70s nunca preví estas consecuencias. Aun cuando niña, mi
feminidad era una fuente de confusión para mi. Siendo la mayor de tres hijas, siempre sentí que tenía que
probarle a los niños que yo era mas rápida, mas inteligente, y mas agresiva que ellos. Yo no quería tener
límites, y buscaba toda oportunidad que me permitiera para demostrar mi independencia. Como me
regodeaba y me jactaba cuando Billy Jeans derrotó a Bobby Riggs en un partido de tenis enormemente
publicitado como la batalla de los sexos. En mi adolescencia también fui cabeza dura y no me sometía a
mi padre. No respetaba sus decisiones, y buscaba la manera de desgastarlo a través de constantes
discusiones. Aunque mi madre nos llevaba a mí y a mis hermanas a misa todas las semanas, yo carecía de
una brújula espiritual personal, y adoptaba cualquier filosofía que estuviera de moda.
Llegue a la universidad llena de la ‘sabiduría’ de la revista Cosmopolitan, pero iba a encontrarme
con algo aun mas insidioso que las revistas de modas: el feminismo y el Departamento de Estudios de la
Mujer. Clase tras clase se promovía la perpetua victimización, el irrespeto a todos los hombres, una
declarada aceptación del lesbianismo, y el enojo militante. Yo me convertí en un asistente de enseñanza en
ese departamento por un semestre antes de graduarme con un titulo en periodismo y un certificado en
estudios de la mujer. Mis años 20s fueron más de lo mismo. Recuerdo que cuando tenía 29 años estaba tan
confundida y deprimida que entré a terapia para entender porqué estaba tan enojada y porque todavía estaba
soltera. (¡No sería que las dos cosas pudieran estar relacionadas!) Obviamente, yo no tenía una visión muy
positiva de mi feminidad, y mi terapeuta no hizo mucho progreso conmigo. Sin embargo, Dios intervino
gentilmente justo cuando llegaba a los 30. Realicé un viaje de placer a Sur África para visitar a mi hermana,
quien vivía allí en ese entonces. Escuché el evangelio mientras estaba allí, y durante la última semana de mi
visita, escuché al pastor norteamericano C.J. Mahaney, predicar en una iglesia en Cape Town. ¡El estaba tan
apasionado por Jesús, y era tan real! Su relación con Cristo me llamó la atención, y decidí responder al
trabajo regenerador del Espíritu Santo en mi vida, y le entregué mi vida a Cristo. Cuando regresé a casa,

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llamé a la iglesia del pastor Mahaney para obtener una recomendación para una iglesia evangélica en mi
ciudad.

El choque cultural del cristianismo


Aunque yo sentía que Dios me estaba llamando a esta iglesia, yo estaba en un choque cultural. Era
como estar en otro planeta - las mujeres y sus puntos de vista eran completamente desconocidos para mí.
Recuerdo haberme reunido con mi pastor y su esposa al poco tiempo de haber empezado a asistir y haber
hecho una burla de la sumisión. ¡No podía creer que todavía hubiera alguien que creyera en esa parte de la
Biblia! Mi pastor sabiamente me preguntó si a mi me gustaba leer, y luego me recomendó leer el libro
Recuperando la masculinidad y la feminidad bíblicas - una lectura teológica que no se recomienda
típicamente a una persona que tiene dos meses de convertida.
Dios utilizó esa conversación para comenzar a reorganizar mis conceptos de feminidad y sexualidad,
y a renovar mis puntos de vista de toda la vida sobre el aborto, la inmoralidad sexual, y hasta la sumisión.
Leí la palabra de Dios ansiosa por descubrir porqué mis nuevos amigos de la iglesia tenían puntos de vista
tan diferentes a los de todos los demás que yo conocía. De Génesis, entendí que la creación está llena de los
propósitos de Dios. De los evangelios, entendí que la redención está llena de propósitos. Me di cuenta que él
era muy serio en cuanto a la pureza sexual antes del matrimonio y la fidelidad dentro del matrimonio.
También me convencí de que el aborto es un terrible acto de egoísmo para no tener que enfrentar las
consecuencias del pecado sexual. Igualmente importante, supe que Dios me había hecho mujer, y que él
tiene tareas y roles específicos para mi que lo glorificarán a él ante un mundo todavía incrédulo. Poco a
poco, iba preocupándome más de su gloria, y no de la mía.
A medida que estudiaba la Biblia, también estudiaba los matrimonios de mis nuevos amigos, ansiosa
por conocer como se veía en la vida real este concepto cristiano del benevolente liderazgo masculino y la
gozosa sumisión femenina. Aunque no era perfecto, lo que veía era atractivo. Veía hombres que sacrificaban
sus propias preferencias y placeres para asegurarse que sus esposas y sus hijos fueran cultivados
espiritualmente. Estos eran hombres que tomaban en serio su responsabilidad de ser siervos líderes. Ellos no
veían el matrimonio como una trampa o a sus hijos como un impedimento para sus propias diversiones o
pasatiempos del fin de semana. En lugar de eso, sus familias eran vistas como regalos dignos de su arduo
trabajo.
Asimismo, veía que mis amigas casadas buscaban respetar y hacer crecer a sus esposos. Yo estaba
acostumbrada a escuchar las quejas de las mujeres sobre lo inútiles y poco confiables que son los hombres -
pero esto no era lo que escuchaba de las mujeres maduras en mi iglesia. Su sumisi ón parecía - me atrevo a
decir - ¡¿liberadora?! Ciertamente parecían libres de mucha de la discordia, sarcasmo, y decepción que yo
me encontraba en los matrimonios modernos.
Poco a poco, comencé a notar que el trabajo en equipo de estos matrimonios reflejaba el trabajo en
equipo en la iglesia. Mientras los hombres casados tenían la responsabilidad de guiar a sus familias, estos
mismos hombres eran llamados a someterse a los líderes espirituales que Dios había puesto sobre ellos. De
hecho, cuando yo me enfocaba en las limitaciones que yo percibía en la sumisión de una esposa hacia su
marido, demostraba que no había comprendido que la sumisión es lo que ciñe todo el concepto de
cristianismo. Mi mayor ejemplo de sumisión es mi Señor, cuya obediente sumisión garantizó mi redención.
Como Hebreos 5:7 dice, «Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y suplicas con gran clamor y
lagrimas al que le podía liberar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente».
Con el tiempo, a medida que crecía en conocimiento del Señor y de su palabra, me di cuenta que la
independencia que me había esforzado tanto en proteger cuando era inconversa era un simple auto-engaño.
Como criatura finita, era completamente dependiente de Dios hasta por mi propia vida y respiración. No
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había sido independiente. Más bien, había sido terca. Pude comprender que la sumisión simplemente me
despoja de mi orgullo y no mi dignidad como ser creado a la imagen de Dios mismo.

Soltera y totalmente femenina


Una vez que comprendí el dulce fruto de la sumisión femenina, todavía tenia que descubrir cómo
aplicarla a mi vida diaria. Una de las áreas en las que he luchado es cómo debe verse la feminidad en una
mujer soltera. Dado que el Señor hizo a la mujer para ser una ayudadora, los perfiles de la feminidad bíblica
usualmente son esculpidos a través de las relaciones con los demás - como esposa, madre, hija, hermana, tía.
Aunque yo soy definidamente hija, hermana, y tía, no soy (todavía) esposa ni madre. Pero sé que Dios me
creó a su imagen, y que me ha dado este regalo de la soltería en esta época de mi vida. Estos no son
conceptos mutuamente excluyentes, pero todavía tengo dificultades con cómo expresar los dos para la gloria
de Dios.
Al final de 1998, me mudé para tomar un trabajo como parte de un ministerio misionero y para
servir en una iglesia local pastoreada por el pastor que conocí en Sur África, C.J. Mahaney. Un año después,
asistí a una serie de seminarios sobre el libro de Tito impartidos por su esposa, Carolyn Mahaney. A través
de sus enseñanzas, me di cuenta que de las siete cualidades que Pablo le dice a Tito que les pida a las
mujeres mayores que enseñen a las mujeres jóvenes, solo dos de ellas son explícitamente dirigidas a las
mujeres casadas, y una a las madres. Eso deja por lo menos cuatro cualidades para todas las mujeres,
solteras o casadas. A pesar de mi estado civil, yo debo tener auto control, ser pura, cuidar de mi casa, y ser
generosa. Esa es una orden difícil de cumplir, pero no significa que debo ignorar las otras tres. Hay
implicaciones para las mujeres solteras en los mandamientos de amar a sus esposos y a sus hijos y de ser
esposas sujetas a sus esposos. Basadas en ese pasaje, las siguientes son algunas maneras en las que Dios me
ha dado la gracia de aplicar a mi vida las virtudes que se mencionan en Tito 2, y de disfrutar genuinamente
mi feminidad como mujer soltera.

«Que amen a sus esposos»


Por toda la basura mundana que yo había absorbido en los temas de feminismo, inicialmente leí un
número de libros sobre el matrimonio cristiano. He continuado leyendo ampliamente sobre el matrimonio
cristiano, y cuando ha sido apropiado, he asistido a seminarios. Quiero tener una visión bíblica del
matrimonio si el Señor me da ese regalo. Pero hay una aplicación práctica para mi vida ahora mismo. Creo
que puedo servir a mis hermanas casadas al apoyar sus matrimonios. En nuestras conversaciones y con mis
observaciones sobre sus vidas, quiero poder ayudar a mis amigas casadas a pensar bíblicamente acerca de
sus matrimonios y a pensar lo mejor de sus esposos. En cuanto a las no creyentes, quiero estar preparada
para explicar el misterio de Cristo y la iglesia en la institución del matrimonio. Mientras el mundo nos dice
que no tenemos conocimientos validos que compartir a menos que hayamos experimentado un aspecto
particular de la vida, la palabra de Dios nos equipa para el discernimiento sabio, sin importar nuestras
experiencias - o quizás, a pesar de ellas. Finalmente, si Dios me da el regalo del matrimonio, quiero amar a
mi futuro esposo desde ahora a través del desarrollo de una perspectiva bíblica sobre el amor, el matrimonio,
y el papel de una esposa antes de casarme. Me doy cuenta que la «mujer virtuosa» que se menciona en
Proverbios 31 le trae a su esposo «bien y no mal TODOS los días de su vida» - los días antes y los días
después del matrimonio. Lo que estoy sembrando en estos días de mi vida es parte del diseño de Dios para
bendecir a mi esposo - sin mencionar darle la gloria a el sin importar mi estado civil.

3
«Que amén a sus hijos»
Tengamos hijos o no, las mujeres somos llamadas a cuidar la nueva vida a nuestro alrededor en
muchas formas. Antes de convertirme en cristiana, no estaba muy interesada los niños. Asumía que algún
día tendría hijos, pero era indiferente con los niños a mi alrededor y no me interesaba pasar ningún tiempo
con ellos. Esta es una de las áreas en las que Dios ha hecho un tremendo cambio en mi vida. Al pasar de los
años, he tenido ricas relaciones con muchos niños. El Señor también me ha dado la oportunidad de
evangelizar niños. Hasta he creado un club informal con unos seis niños en mi vecindario. Ellos llegan por
refrescos y videos y yo comparto el evangelio y oro con ellos.
Aunque no tengo mis propios hijos, tengo tres sobrinas y un sobrino en los cuales invertir. Se
requiere planeamiento para estar involucrada en sus vidas, pero vale la pena cultivar esas relaciones. Puesto
que he experimentado indirectamente los sacrificios de la maternidad cuando he ayudado a mis hermanas en
estos años, tengo una ventana hacia ese aspecto de la feminidad. A través de este tiempo juntos, he
desarrollado amistades de uno a uno con estos pequeños parientes que espero que florezca a través de las
diferentes épocas de nuestras vidas. Quiero ser un pariente importante en sus vidas, no una tía lejana. Eso
significa renunciar a las oportunidades de pasar mis vacaciones con mis amigos para pasarlas con mis
sobrinas que viven lejos. Eso significa renunciar a eventos sociales los fines de semana para cuidar a mi
sobrino y sobrina que viven cerca, o tomar un día libre durante el verano para planear un día especial de
aventuras con ellos. Pero también significa que soy la beneficiaria de mensajes de correo electrónico
chistosos, dibujos elaborados, «tesoros» especiales envueltos en gruesas capas de papel y cinta adhesiva, y
grandes abrazos cuando toco a sus puertas. De alguna manera, no me parece ningún sacrificio. Quizás esto
contribuyó a la reciente decisión de una de mis hermanas y su esposo de nombrarme guardián de sus dos
hijas en caso de que ellos mueran en un accidente. A pesar de que soy soltera, ellos pensaron que yo podr ía
guiar a sus hijas lo más cerca posible a sus valores. ¡No hay palabras para expresar lo que ese acto de
confianza significó para mí!

«Que tengan auto dominio»


Mi mayor reto en cuanto a auto dominio como mujer soltera es en el área de la especulación sobre
los hombres y el matrimonio. Creo que no estoy sola en esto. Sé que he sido llamada a esperar y a confiar,
pero es tan fácil para mi hacer lo opuesto - ya sea a intentar manipular las circunstancias a mi favor, o a
quejarme cuando otros son bendecidos con el cortejo o el matrimonio. Con los años, el Señor ha hecho
mucho por matar en mi el pecado de la auto-lástima por las esperanzas de matrimonio pospuestas, y uno de
los frutos de eso es que ahora sirvo gozosamente a muchas parejas como organizadora de sus bodas. Pero el
contentamiento puede ir y venir en mi vida. A veces siento que el gozo baña mi alma como las olas que
bañan la costa. Otras veces siento que se va como el agua que retrocede cuando baja la marea. Esto no es
otra cosa que el resultado de cambiar mi enfoque: cuando el gozo parece alejarse, me doy cuenta que he
estado observando críticamente mis circunstancias en lugar de estar contemplando la gloria a Dios.
Una forma especifica en la que hago esto es cuando me encuentro «probando» a los hombres en mi
mente. A juzgar por las conversaciones que he tenido con muchas mujeres solteras, esta es una tentaci ón
muy común. Tendemos a conocer hombres solteros, buenos y atractivos, e inmediatamente nos imaginamos
cómo seria cortejar y casarnos con este hombre. Convencidas de que esta es una posibilidad, comenzamos a
analizar cada uno de sus movimientos mientras discutimos cada escenario con nuestra «red de amigas».
Una buena amiga mía le llama a esto «noviazgo imaginario» - ¡una frase invaluable! Ejercitar el auto-
control en esta área como mujer soltera es poner límites razonables a las conversaciones con nuestras
amigas sobre nuestros intereses románticos. El hecho de hablar hace que nuestros deseos se conviertan en
expectativas, lo que eventualmente se convierte en una exigencia. En mi vida, he descubierto que me meto

4
en problemas cuando registro en mi diario cada interacción que tengo con un hombre soltero, o cuando
hablo sobre este hombre con muchas de mis amigas. Para mi, auto-control significa limitar estas detalladas
conversaciones a mis compañeras de confianza y a aquellos que están sobre mi en el Señor, como el líder de
mi pequeño grupo o mi pastor y su esposa. Ellos saben que soy débil, y me animan a mantener mi enfoque a
donde pertenece.

«Cuidadosas de su casa»
Esto ha sido todo un reto para mí como mujer soltera pues trabajo fuera de la casa para mantenerme.
Tengo que ser muy cuidadosa para planear mi horario para poder estar mi casa una o dos noches a la
semana. Esto es difícil tratándose de mi ocupada iglesia, pero esta virtud de Tito 2 me da una visión de
prioridad.
Luego están los quehaceres domésticos. En mis 20s, yo vivía con montañas de ropa sucia y
periódicos. Mi casa era el lugar de paso entre mis compromisos externos. Yo no tenía ninguna visión de la
domesticidad. Sin embargo, después de ver los modelos de las artes domesticas, deseaba cambiar. Comencé
a practicar la cocina, a ofrecer cenas, a comprar decoraciones para el hogar, y hasta escogí mi propio juego
de china fina. Eso fue un gran paso porque es difícil visitar tiendas de china sin tener que admitir que no
tienes una fecha para la boda. Ahora Dios me ha bendecido con mi propia casa, y estoy tan feliz de anidar
allí que hasta tengo que revisar ¡que no tengo ramas y hojas en mi cabello antes de irme a trabajar!
Aunque a las mujeres solteras no nos damos el lujo de estar ocupadas con nuestras familias, sí
podemos estar ocupadas en asuntos del reino de los cielos. Nuestras casas pueden ser el lugar donde
podemos orar con otros, consolar a otros, evangelizar a otros, y servir a través de la hospitalidad. Romanos
12:13 claramente nos dice que practiquemos la hospitalidad y alabemos a Dios, y este mandato no hace
diferencias entre solteras y casadas. No importa la estructura de nuestro hogar, nuestras casas pueden ser
faros de esperanza y hospitalidad en nuestra comunidad. Sólo por esta razón, me encanta tomar fotografías
de aquellos que han estado en mi casa y desplegarlas junto a ese versículo bíblico de Romanos.

La libertad de Cristo
Pablo exhortó a los Gálatas a recordar que «para la libertad Cristo nos hizo libres». Antes de mi
conversión, yo veía el cristianismo como una carga, una religión con muchas reglas y leyes. No estaba
capacitada para ver que mi propio pecado era la esclavitud mas grande. Como lo hemos hecho todos desde
Adán y Eva, yo culpaba a otros por la opresión del pecado en mi vida. Yo creía que necesitaba ser liberada
de los hombres que desprecian a las mujeres, de los trabajos estereotipados, y de las «cargas» de la moral
sexual tradicional. No podía ver que mi propia justicia, orgullo, enojo y obstinación causaba mas daño a mi
felicidad real que cualquier percepción de disminución de mi libertad.
Cuando Cristo inauguró su reino, sorprendió a todos - incluyendo a sus propios discípulos - con el
«mundo opuesto» que el introdujo. Todo estaba «al revés» del pensamiento natural de los hombres. Los
más grandes eran los siervos. Había que orar por nuestros enemigos y hasta amarlos. Lo que nos hace
impuros viene desde dentro de nosotros, de nuestros corazones, no de lo que nos ponemos. Para tener vida
eterna, debemos nacer de nuevo.
No tiene sentido a primera vista, pero la Biblia promete que la sabiduría de Dios «es locura para el
mundo» (1 Corintios 1:18-21). De lo que estoy mas agradecida es que me liberó de mi frívola manera de
pensar y de las ataduras del pecado, y me guió al camino eterno.

5
Carolyn McCulley es la especialista en mercadeo y medios de comunicación para el ministerio misionero Sovereign Grace
Ministries. Ella es también autor independiente que escribe para varias publicaciones. Este artículo fue publicado en la página
web de CBMW, y es traducido con permiso. Se puede visitar esta página en inglés al: www.cbmw.org

6
CRISIS EN LAS IGLESIAS EVANGÉLICAS
por Guillermo Green
Vol. 6, No. 2

C uando Jorge Gómez escribió su libro El Crecimiento y la Deserción en la iglesia evangélica


costarricense (IINDEF, 1996), muchos pastores en su país ignoraron su estudio, o peor, se burlaban
de él como otro ‘aguasfiestas’. Debieran haber escuchado. Edward Cleary, misionero a Bolivia y
Perú y actual profesor de estudios sobre Latinoamérica en Providence College, Rhode Island, acaba de
confirmar que no todo anda bien en las iglesias evangélicas de Latinoamérica.11 De hecho, andan mal.
Durante las últimas décadas mucha atención enfocaba en las personas que salían de la iglesia
Católica para las iglesias evangélicas, especialmente las iglesias pentecostales. Muchos artículos han sido
escritos, encuestas realizadas, y victorias cantadas - como por ejemplo las supuestas cifras que sal ían de
Guatemala de que el 50% del país era evangélico. Pero nuestros lentes no estaban bien enfocados,
padecíamos de miopía. Al mismo tiempo que muchos salían de la iglesia Católica, las religiones indígenas
se han fortalecido mucho, y un ‘avivamiento’ del viejo paganismo americano está en proceso. Quiere decir
que no todos salían de la iglesia Católica para unirse a los evangélicos. También, al mismo tiempo, las
religiones orientales, incluyendo la Nueva Era, budismo, y gnosticismo están creciendo de manera
estrepitosa. Y como estos movimientos no tienen ‘membresía’ como tal, es difícil saber la cantidad de
adeptos - máxime que muchos practican también la religión Católica o evangélica. El mismo
pentecostalismo ha experimentado una metamorfosis, convirtiéndose en muchos lugares en una nueva
religión, el neo-pentecostalismo de ‘salud, prosperidad y victoria’. Y mientras la vieja guardia sigue
proclamando ‘estamos en avivamiento’ - hoy hay que preguntarse ‘¿avivamiento de cuál religión?’ Es un
hecho que las últimas 3 décadas han presenciado movimientos masivos de una religión a otra. Y parece que
estos movimientos siguen dándose en la actualidad. Y parece que la iglesia evangélica está muy envuelta en
el mismo proceso.
Hoy existen mejores criterios y estudios más profundos del fenómeno que está experimentando
Latinoamérica. Casi ha llegado a ser una ‘moda’ el cambiar de religión. El problema para nosotros es que así
muchos tratan su ‘conversión’ a la fe evangélica - una mera moda. Veamos algunas estadísticas.

Cifras y cifras
La ciencia de encuestas y cifras es bien difícil. Nos quitamos el sombrero para con aquellos que
realizan estos estudios tan valiosos. Sin embargo, el optimismo ha plagado lamentablemente a los
evangélicos cuando han realizado sus encuestas. Por ejemplo, Johnstone publicó en Operation World
(Operación Mundo) en 19932 que el 27.9% de los chilenos eran protestantes, con 25.4% de los chilenos
siendo pentecostales. Pero un censo realizado cuidadosamente en 1992 mostró que sólo un 12.4% eran
evangélicos.3 En 2002 las cifran eran aproximadamente 16%. 4 En Brasil el crecimiento numérico de las
iglesias evangélicas ha sido rápido, de hecho, ¡probablemente la mitad de todos los evangélicos de
Latinoamérica residen en Brasil! En 1993 Johnstone dijo que el 21.6% de la población nacional era
evangélico, pero esto se contrasta con el censo de 2000 que pone el porcentaje de evangélicos en 15.4.

11 Edward L. Cleary, “Shopping Around: Questions About Latin American Conversions” en International Bulletin of
Missionary Research, Vol. 28, No. 2, April 2004, pág. 50-54.
2 Patrick Johnstone, Operation World (Grand Rapids: Zondervan, 1993), p. 160, citado por Cleary, p.54.
3 Cleary, p.52.
4 Cleary, p.52.
1
Durante muchos años hemos oído que Guatemala ya pasó a ser un país ‘evangélico’, con más del
50% de la población siendo evangélica. Sin embargo, la realidad es otra. Desde los primeros años de la
década de los 90 parece que el crecimiento evangélico paró en un 25% de la población. Diversas encuestas
han mostrado cifras similares, comprobando que el porcentaje de la población evangélica no incrementa. A
pesar de que las conversiones continúan, la población evangélica no aumenta. Esto es muestra siniestra de
problemas graves.
Un estudio sobre la asistencia a culto en Chile mostró que menos de la mitad de los pentecostales
asistían a culto una vez por semana, y una tercera parte no asistían casi nunca. El nominalismo no sólo ha
crecido grandemente en el seno de la iglesia pentecostal, sino es permitido. Encontramos tazas altas de
nominalismo en otras denominaciones también. En México se encuentra patrones similares, con menos de la
mitad de los evangélicos activos en la iglesia, y grandes porcentajes nunca asisten. 5

Deserción
Existe más y más evidencia de que muchas personas no sólo dejan de practicar su fe evangélica, sino
que salen del todo del protestantismo. Bowen encontró que en Latinoamérica un 43% de aquellas personas
que fueron criadas en iglesias protestantes ya no son protestantes como adultos. Y encontró que 68% de los
que fueron bautizados en iglesias protestantes en México en los años 80, para el año 1990 habían salido.6 Se
estima que las mismas cifras se darían en otros países. Lo que estamos viendo es que mientras las personas
siguen ‘convirtiéndose’, también desertan a la Iglesia. Una respuesta típica podría ser: «Pues, su conversión
no fue genuina.» Pero, ¿cómo puede fallar tanto las iglesias evangélicas en apuntar ‘conversiones’ que
resultan ser falsas? ¿Dónde está la responsabilidad de la iglesia? ¿Dónde está el discernimiento de los
líderes? Las excusas superficiales ya no convencen a estas alturas. Ni ayudan. Los líderes evangélicos tienen
que encarar sinceramente la situación que han creado. Es hora que nos hagamos las preguntas difíciles.
No podemos seguir hablando de ‘conversiones’ sin hablar de ‘la deserción’ también. No tiene sentido
hablar de ‘crecimiento’ si no hablamos de ‘nominalismo’ y de ‘éxodo’. No tiene sentido hablar de
‘evangelismo’ si ¡nuestros propios hijos no se quedan en nuestras iglesias! La desobediencia cobra caro.
Hace 20 años el Dr. René Padilla hacía un llamado al discipulado y la enseñanza en las iglesias, señalando
que los jóvenes evangélicos eran fácilmente llevados por cualquier otro movimiento. Padilla hablaba como
pastor que observaba empíricamente. Hoy tenemos los resultados a nivel regional, y el cuadro es triste. El
fundamento falso que muchas iglesias evangélicas han dejado podría terminar en un colapso grande. ¿Será
esta la razón el porque nuevas modas constantemente se inventan y atraen a tantos? ¿No tiene nada que
ofrecer el protestantismo histórico? O más bien, ¿nunca se fundó el protestantismo histórico?

Del catolicismo al protestantismo - del protestantismo al mundo


Durante siglos en Latinoamérica la gran mayoría de personas eran religiosas, creían en Dios,
practicaban algún tipo de culto o por lo menos se consideraban parte de alguna religión. Sin embargo, esto
está cambiando. Las cifras continúan aumentando con respecto a las personas que se califican a sí mismas
como ‘no-religiosas’ o bien ‘ateos’. Algunas personas que dejaron las iglesia Católica por la iglesia
evangélica han regresado a la iglesia Católica. Pero muchos salen de la iglesia evangélica para no practicar
ninguna religión. Una encuesta cuidadosa realizada por Steigenga en Costa Rica y Guatemala encontró que
un gran porcentaje de lo que hoy afirman no tener religión habían formado parte de grupos evangélicos. El
57% dijeron que habían experimentado una sanidad milagrosa.. 37% dijeron que habían experimentado una

5 Cleary, p.52.
6 Citado por Cleary, p.52.
2
conversión personal. Y 13% dijeron que habían hablado en lenguas.7 Las encuestas muestran que hoy un
12% de la población en Guatemala dicen no tener afiliación religiosa. Estas cifras crecientes se presentan en
Costa Rica también.
En México Bowen encontró que de las personas criadas en hogares evangélicos un 43% ya no se
identificaban con ninguna religión. Lo mismo se presentó en Guatemala y Costa Rica. Muchas personas
salen de las iglesias evangélicas para ser ‘nada’ en términos religiosos.

Sacando conclusiones
Estos estudios nos exigen un auto-examen sincero de nuestra práctica y nuestra teología. Como dice
Cleary, ante cifras altas de deserción no basta echar la culpa a que las personas ‘vuelvan al mundo por falta
de compromiso’. Ante el fenómeno de tanta deserción, la iglesia evangélica tiene que hacer un escrutinio de
cerca de todo su programa. Quiero señalar sólo dos puntos que considero importantes.

1. ‘Conversión’ sin arrepentimiento - La práctica predominante hoy entre las iglesias evangélicas es pedir
‘una decisión por Cristo.’ Pero este ‘decisionismo’ superficial es el punto de arranque para todo el mal que
estamos experimentando. Es muy claro en la biblia que Jesús exigía un buen conocimiento de lo que el
‘convertido’ estaba aceptando. Jesús tomaba especial cuidado cuando le seguían las multitudes de asegurar
que sus esperanzas no fueran falsas. En Lucas 14, por ejemplo, le advirtió a la multitud que «él que no lleva
su cruz y viene en pos de mi, no puede ser mi discípulo» (Lucas 14:27). Y les exhortó a calcular el costo de
ser su discípulo (vs. 28-33). En muchas otras ocasiones Jesús aclaró que ser discípulo de él requería negarse
a sí mismo, aceptar a Jesucristo como único Señor y Rey, y fue por esto que Jesús comenzó su predicación
diciendo «el reino de Dios se ha acercado, arrepentíos y creed el evangelio».
Por practicar un evangelismo sin arrepentimiento, la misma iglesia evangélica ha producido
‘cristianos’ no-arrepentidos, asegurando a muchos la promesa de la salvación y la vida eterna sin cumplir
con los requisitos que Dios exige. Esta práctica distorsionada ha producido ‘cristianos’ distorsionados, e
iglesias distorsionadas. Y no es de sorprenderse que una persona no-arrepentida que llega a una iglesia llena
de otros no-arrepentidos pronto se da cuenta que tampoco necesita esa iglesia para ¡vivir su vida no-
arrepentida! Y tenemos a mano las cifras que lo demuestran. La deserción de tantas personas de la iglesia es
muestra de un grave problema en nuestra forma de evangelizar. El afán por las ‘decisiones por Cristo’
probablemente nace de la carne - nosotros queremos ver números, y fácilmente aseguramos a las personas
que ‘recibieron a Cristo’ a pesar de que su vida no lo muestre. En cambio, Jesucristo envió su iglesia a hacer
discípulos, seguidores de él, «enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado» (Mat. 28:20).
Es por esto que un trabajo evangelístico basado en el próximo punto es tan importante para que la carne no
intervenga y para que sea el Dios Soberano que defina los resultados.

2. Un evangelio sin Dios - Existen problemas con los métodos de evangelismo, pero hay un problema más
grave aún, y ese es con respecto al contenido del mensaje predicado hoy. El ‘evangelio’ se ha convertido
más y más en un mensaje enfocado en el hombre. Se le dice a la gente que debe ‘aceptar’ el llamado para ser
feliz, o para ser próspero, o para solucionar sus problemas, o para sentir un propósito en la vida. El llamado
profético de humillarse y conocer al Dios Santo y Soberano de la biblia se ha apagado, y ha tomado su lugar
un mensaje terapéutico, centrado en el hombre. Hemos convertido a Jehová en otro dios pagano, un dios
caprichoso, no-soberano, a la merced de las ofrendas y clamores de los seres humanos. Dejó de resonar el
anuncio del Dios tres veces santo, absolutamente soberano, a quien se le conoce por medio de su Palabra
infalible, tal como anunciaron los profetas, los Padres de la Iglesia primitiva, y los Reformadores
7 Cleary, p. 53.
3
protestantes. La biblia nos comunica una fe basada en el ‘conocimiento de Dios’, y este conocimiento está
transmitido por su Palabra. Como el salmista dijo, «Estad quietos, y conoced que yo soy Dios» (Salmo
24:10). En cambio, hoy se proclama «dance con la música y sienta la presencia de Dios». Esta clase de
misticismo anti-bíblico ha dejado a miles de personas sin ningún fundamento para su fe, y las cifras
tristemente nos muestran las consecuencias. Los ‘resultados’ inmediatos no lo es todo. El mensaje
superficialmente ‘atractivo’ se está volviendo opio del pueblo. Nuestro único deseo debe ser servir como
instrumento de los medios de Dios, para que Dios soberanamente actúe como él quiere. Creo que muchas
veces no creemos en el poder soberano de la Palabra de Dios, y queremos ‘ayudarle’ a la Palabra, metiendo
nuestras técnicas, presiones, y adiciones. Pero recordemos lo que Dios mismo dijo:

Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis
pensamientos más que vuestros pensamientos. Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no
vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que
come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será
prosperada en aquello para que la envié (Isaías 55:9-11).

¿Nos basta esta Palabra poderosa, o creemos que nuestras palabras son más efectivas?
Es urgente que la iglesia evangélica no sólo cambie su forma de evangelizar, sino urge un cambio del
mismo mensaje que proclama. Hemos vagado lejos de los fundamentos bíblicos e históricos de la fe.
Muchos sufren en carne propia las consecuencias de la desobediencia doctrinal y práctica. Lleguemos ante
la presencia de Dios con humildad, pidamos su perdón, y hagamos un compromiso sincero de retornar al
camino de Dios. No seamos como los hijos desobedientes de Israel, sino escuchemos el llamado del profeta:

Así dijo Jehová: Paraos en los caminos,


y mirad, y preguntad por las sendas antiguas,
cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis
descanso para vuestra alma. Mas dijeron:
No andaremos. (Jer. 6:16)

El propósito de este número de Reforma Siglo 21 es hacer un aporte hacia esta meta. Los temas son
variados, pero todos tienen su enfoque en cómo nuestras iglesias pueden cimentar su fe y conducta más
sólidamente en la Palabra de Dios. Que Dios nos ayude. Y que Dios reciba la gloria.

4
LA TRINIDAD - ¿UNA
DOCTRINA IMPORTANTE?
por Guillermo Green
Vol. 6, No. 2

A l repasar la historia de la iglesia, encontramos que una de las primeras batallas fue sobre la trinidad.
De hecho la iglesia se dividió peleando la trinidad y la divinidad de Cristo. Hoy los términos
patripasionismo, monarquismo, modalismo, probablemente no causarían ningún debate. Pero hubo
un tiempo en la historia de la iglesia cuando se reunían sínodos enteros para debatir precisamente estos
temas porque creían que la fe cristiana dependía de comprender y creer la verdad sobre ello.
Hoy todo cristiano sabe que debe creer que Dios es Dios trino, y que los Testigos de Jehová están
equivocados. Sin embargo, muchos cristianos no están dispuestos a entrar en debate con los Testigos de
Jehová, o los Mormones. Y en realidad encontramos un conocimiento bien superficial entre los evangélicos
con respecto a la trinidad. Sabemos que fue Jesús que murió, y el Espíritu Santo que fue enviado. Pero la
misma superficialidad de nuestra fe permite que los viejos errores acosen de nuevo a la Iglesia, como se ha
visto con la teología confusa y hasta herética de Jimmy Swaggert, y ahora con Benny Hinn y sus clones.
Cumpliendo las palabras de Pablo, la iglesia evangélica es llevada por cualquier viento de doctrina y
estratagema de hombre - precisamente porque no tiene fundamento - el fundamento que Dios puso en su
Palabra.
¿Por qué la iglesia evangélica no puede decir casi nada sobre un tema que durante toda la historia de
la iglesia ocupó un lugar central? Nuestro primer credo, el Credo Apostólico, se organiza de manera
trinitaria. Todos los catecismos de la Iglesia durante siglos tenían secciones extendidas sobre las personas y
obras de la trinidad. Si repasamos los libros de teología de los tiempos anteriores, encontraremos mucho
sobre el tema único de la trinidad. Para vergüenza de la iglesia evangélica, el Catecismo Católico tiene una
parte extensa (¡y buena!) sobre la naturaleza trinitaria de Dios. ¿Es nuestro deseo separarnos de la Iglesia
histórica, al enfatizar otras cosas de ‘mayor’ importancia? Si la iglesia hoy cree que la trinidad es de menor
importancia comparada con otras cosas, ¿cuáles son estas cosas? Cuando intentamos contestar esta pregunta
sólo podemos llegar a la conclusión: casi cualquier otra cosa se considera más importante que la trinidad.
Hoy se escribe libros, se predica sermones, se realiza conferencias sobre casi cualquier otra cosa que la
trinidad. En este artículo quiero señalar algunas razones porqué debemos afirmar y enseñar la trinidad.

La autorrevelación de Dios
Uno de los fundamentos más importantes de la fe bíblica es que Dios se revela al hombre, y el
hombre no tiene el derecho de intentar definir a Dios. El hombre recibe la revelación de quién es Dios. El
libro de Génesis comienza con la afirmación que el hombre es creado a la imagen de Dios, y Adán recibe de
Dios sus órdenes para su trabajo, y su matrimonio. Una parte de la tentación del diablo a Eva incluía
intentar hacer su propia definición de Dios y de su relación con Dios. Satanás susurra que ella sería «como
Dios» si comía del fruto.
Dios no reveló plenamente su naturaleza trinitaria desde el puro principio, sino que se fue revelando
poco a poco. En el Ángel de Jehová Dios manifestó en forma oscura pistas de su naturaleza trinitaria. Los
profetas son más claros, anunciando un mesías divino que haría la voluntad de Jehová. Lo que sí
encontramos es que su naturaleza trinitaria siempre se manifiesta lo más claro en relación con la redención.
Tomemos el ejemplo cuando el Ángel de Jehová conversó con Abraham sobre la salvación de Lot. Es
importante recordar que él que se le apareció a Abraham fue «El Señor» (Gén. 18). Aquí tenemos una
1
manifestación anticipada de que Dios existe en múltiples personas. El Dios del cielo (El Padre) no dejó su
trono como Gobernador del universo, pero se aparece en forma de hombre para ejecutar salvación y juicio.
¿Qué necesidad tenía Dios de manifestarse en forma de hombre, si su naturaleza no exige revelarse como
Dios trino en salvación y juicio? Por esta y otras razones muchos teólogos han interpretado este pasaje como
una manifestación de la segunda persona de la trinidad, de Jesucristo.
De igual manera, leemos a menudo que «El Espíritu de Dios cae sobre» alguien (ej. Ex. 31:3; Jueces
6:4; 1 Sam. 16:13). La capacidad de realizar tareas especiales para Dios consistía en recibir nada menos que
el Espíritu de Dios. Y ¿qué diríamos de Ezequiel 37? Solamente el Espíritu de Dios podía transformar
aquellos huesos secos en un ejercito vivo para Dios. Dios el Padre envía su Espíritu regenerador para dar
vida nueva. Jesús repitió esto en Juan 3, cuando afirmó que nadie podía entrar al reino de Dios si no nacía
de agua y del Espíritu (Juan 3:5). Y no es de sorprenderse que cuando Jesús envía a sus discípulos con la
misión de edificar su Iglesia, mande bautizarlos en el nombre del Dios trino, del Padre, Hijo y Espíritu
Santo (Mateo 28:19).
Mientras que la historia de la redención se va desenvolviendo poco a poco, la revelación de un Dios
trinitario se va aclarando. Y esta aclaración se torna más y más importante en el desarrollo de la salvación.
Cuando llegamos al final del Antiguo Testamento, los profetas claman casi a gritos por la redención de un
Dios trino. Y fue así que la Iglesia primitiva reconoció en las sagradas Escrituras, que si Dios no existía en
tres personas, no podía haber redención. ¿Por qué llegaron a esta conclusión?

La trinidad y la redención
Como mencionamos arriba, la naturaleza trinitaria de Dios se manifestaba más claro en los
momentos de la redención. Esto no es casualidad, sino que la misma redención del hombre requería este
Dios trino. ¿Será por esto que la Iglesia Primitiva en el Credo de Atanasio unifica los temas sobre la trinidad
con los temas sobre la persona y obra de Jesucristo, y afirma que si no creemos esto se «perderá
eternamente»?
Hablemos en primer lugar de la ley de Moisés. En la ley, Dios estableció los sacrificios por los
pecados y el orden de los sacerdotes. Mientras estos ‘sacramentos’ simbolizaban la expiación de culpa, sin
embargo el mismo arreglo de la ley clamaba por un cumplimiento. Como lo manifiesta Hebreos 9,10, la
debilidad de estas ceremonias se veía en el hecho de que siempre debían continuar, y nunca cumplían
perfecta redención. De esta manera entendemos que tanto el sacerdote como los sacrificios eran deficientes
en cuanto a su capacidad de efectuar perfecta redención. Pero ¿qué otra clase de ofrenda podría haber?
Dentro de las posibilidades humanas, realmente no había otro remedio. Los sacrificios débiles y los
sacerdotes pecaminosos parecían nunca poder hacer expiación completa por los pecados, sino seguían y
seguían.
En el acontecimiento del ‘sacrificio’ de Isaac (Génesis 22), Dios había dejado un anticipo de la
respuesta. Un sacrificio humano era necesario. Un sacrificio prometido por Dios. Un Vencedor (Génesis
3:15), y a la vez un Sacrificado (Génesis 22:10). El Hijo de la promesa sería la respuesta, y a pesar de que
en este caso Isaac no pudo cumplir con el requisito y Dios proveyó un cordero, un día más tarde otro Hijo de
promesa ofrecería sacrificio perfecto - Jesucristo.
Cuando Isaías escribió el capítulo 53, sin duda muchos de su día no comprendieron. El eunuco
etiope probablemente expresa muy bien las dudas de muchos: «¿Habla de sí mismo o de algún otro?»
(Hechos 8:34). Este capítulo de Isaías contiene palabras tan claras pero tan increíbles que ¡nadie podría
entender su significado aparte de la obra de Cristo! ¿Cómo podía alguien ser molido, herido, azotado y
castigado por Dios por nuestras rebeliones? (Isa. 53:4,5) ¿Qué significa que «Dios cargó sobre él el pecado
de todos nosotros»? ¿Cómo puede ser posible que «fue llevado al matadero» y que «por juicio fue quitado»
2
(vs. 7,8), fue «sepultado con los impíos» (vs 9) - pero sin embargo «vivirá por largos días»? ¿Qué significa
que puso «su vida en expiación por el pecado», pero a la vez «verá el fruto de la aflicción de su alma y
quedará satisfecho»? (vs 10,11). Claramente tenemos aquí tres elementos importantísimos. 1) Dios Padre
entrega al Siervo (Jesucristo) como sacrificio humano. 2) Jesús muere como sustituto en expiación por
otros. El Padre derrama sobre él el castigo que los otros pecadores merecen. En contra de la interpretación
de ‘gobierno moral’11, este Siervo es un sacrificio humano expiatorio que satisface la ira de Dios 2. 3) Jesús
vuelve a vivir - verá linaje, vivirá por largos días (un hebraísmo que significa muchas veces eternamente).
También leemos que «la voluntad de Jehová será en su mano prosperada». Este Siervo «verá el fruto de la
aflicción de su alma». Al vencer la muerte, «justificará a muchos» (vs. 11).
¿Por qué nos detenemos en estos puntos con relación a nuestro tema, la trinidad? Precisamente
porque quiero mostrar cómo la biblia unifica a las dos personas - Padre, Hijo - en la redención. Sin un Dios
en tres personas, la redención no hubiera sido posible. Ningún sustituto entre los hombres podría ser
encontrado - ningún ser creado pudiera haber muerto en nuestro lugar. Como lo afirma Nahum:
¿Quién permanecerá delante de su ira? ¿Y quién quedará en pie en el ardor de su enojo? Su ira se derrama como
fuego, y por él se hienden las peñas (Nahum 1:6).

Dios exige que se satisfaga su justicia, y Dios mismo provee la respuesta. Sin un Dios trino,
estaríamos en nuestros pecados aún. Pero siendo divino, Jesús pudo morir bajo la ira de Dios Padre,
expiando nuestros pecados, y pudo volver a vivir, triunfando. Jesús dijo que nadie le quitaba la vida, sino
que él mismo la ponía. «Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento
recibí de mi Padre» (Juan 10:18). Gracias a un Dios trino, es posible la redención de los seres humanos.
Creo que no es casualidad que junto con el desvío doctrinal sobre la redención (desde Finney para
acá) hemos visto la descomposición de la doctrina sobre la trinidad, especialmente dentro de los
movimientos de santidad y pentecostalismo. La iglesia Apostólica ha desechado la trinidad, al igual que las
iglesias comúnmente denominadas ‘Sólo Jesús’ (en EE.UU. ‘United Pentecostal Church International’ -
Iglesia Pentecostal Unida Internacional). Junto con esta aberración se desecha las doctrinas protestantes
históricas, tales como la justificación por la fe sola, y por la justicia imputada de Jesucristo. Así vemos que
las enseñanzas bíblicas sobre la trinidad están muy relacionadas con sus enseñanzas sobre la redención. Si
cae uno, también caerá el otro.
Podemos ver lo mismo en los ‘profetas’ de nuestros días - en muchas ocasiones se puede detectar
confusión y hasta herejía en sus declaraciones sobre la trinidad. Y esto va de la mano con sus declaraciones
sobre la salvación. Y casi siempre lo que reemplaza las enseñanzas bíblicas de la obra expiatoria de Cristo es
un legalismo esclavizador, o su opuesto, un libertinaje desenfrenado.

El Espíritu Santo

11 Abelardo (1079-1142) fue uno de los más conocidos que definió claramente esta teoría de la muerte de Cristo,
interpretándola no como una expiación para con Dios, sino un ejemplo del amor de Dios, quien permitió a su Hijo morir para
mostrar hasta dónde estaba dispuesto a identificarse con nosotros. Su ejemplo debe ser un estímulo para que creamos y
obedezcamos a Dios. Desde Carlos Finney este concepto ha tenido gran difusión en las iglesias evangélicas - que durante toda la
historia de la Iglesia nunca fue aceptado como la enseñanza bíblica (Ver un resumen de la historia de la obra de Cristo en Berkhof,
Teología Sistemática). La teología de la liberación le dio un matiz revolucionario al concepto, y generalmente desecha también el
testimonio de Isaías 53 y una expiación humana (ver Severino Croatto, Hermeneutica)
2 Nótese el lenguaje de vs. 10, « Jehová quiso quebrantarlo, sujentándole a padecimiento.»
3
De igual importancia son las enseñanzas bíblicas sobre la tercera persona de la trinidad, el Espíritu
Santo. La biblia enseña que Jesús ascendió corporalmente al cielo. Algunos cristianos aparentemente creen
que cuando Jesús ascendió al cielo dejó de tener un cuerpo físico y ahora goza de algún tipo de cuerpo
amorfo y ubicuo. Sin embargo, la Iglesia histórica siempre ha afirmado una ascensión corporal y física.
Ahora bien, Jesús habló con los discípulos antes de su muerte acerca de enviar al ‘Consolador’. Dijo que era
‘mejor’ que él se fuera, porque el Espíritu Santo podría bendecirles en otras formas mejores de lo que Jesús
podía con su presencia física. En Juan 14 Jesús está prometiendo el Consolador. En este contexto
Jesús dice, «El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada
con él» (Juan 14:23). ¿De qué manera vendrían el Padre y Jesús? En el Espíritu de Dios. Es por esto que
Pedro afirma el día de Pentecostés que Jesús, «habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha
derramado esto que vosotros veis y oís» (Hechos 2:33). Basado en el cumplimiento de su obra, Jesús ‘ganó’
(por decirlo así), el derecho de derramar el Espíritu Santo sobre su Iglesia. El Espíritu comunica la presencia
del Padre y del Hijo. El derramamiento del Espíritu Santo ¡no puede entenderse sin una comprensión de la
trinidad! Jesús indica, y Pedro afirma que el derramamiento del Espíritu Santo el día de Pentecostés fue el
cumplimiento de una promesa, la promesa de que el Dios trino moraría con su pueblo.
El abandono de una teología trinitaria caerá fácilmente en aberraciones en cuanto al Espíritu Santo.
Jesús dijo que el Espíritu Santo no hablaría por su propia cuenta, sino que hablaría sólo lo que oyera del
Padre y del Hijo, y su única tarea sería «glorificar a Jesús» porque tomaría de lo suyo (Juan 16:13,14; ver la
interrelación trinitaria en los vss. 12-15). Lamentablemente hemos visto en las últimas décadas las tristes
consecuencias de este abandono, con aquellos que multiplican desesperadamente nuevas ‘unciones’ - ¡como
si la unción de la presencia del Dios trino no fuera suficiente! ¡¿Cómo podemos comparar escarcha o risas
con el consuelo, la presencia y el confort del Dios trino?! Querido lector. La iglesia evangélica hoy en gran
parte ha cambiado un plato de lentejas por su primogenitura. ¡Volvamos a nuestro Dios trino, revelado en las
escrituras! La falta de una fe sólida, fundamentada en la salvación y presencia del Dios trino, ha dejado a
muchos cristianos anegados en corrientes confusas que no ofrecen claridad doctrinal y muchos menos,
consuelo espiritual.

La doctrina de la trinidad y la historia


Durante su historia, la Iglesia de Jesucristo ha tenido que pelear por afirmar las enseñanzas bíblicas
sobre la trinidad, porque ha comprendido bien la importancia vital de esta doctrina para la salvación. Los
ataques contra la trinidad acompañaban ataques contra la persona y la obra de Jesucristo. En los mismos
años en que Arrio (256-336) negaba la divinidad de Jesús, los modalistas y monarquistas negaban la
trinidad. La Iglesia respondió con el Credo de Nicea (325), de Constantinopla (381), y luego con el Credo
de Calcedonia (451). Pero al pasar los años, de nuevo la ignorancia se apoderó de muchos. Al reventar la
Reforma protestante bajo Martín Lutero, Juan Calvino, Martín Bucer y otros, muchos indisciplinados e
ignorantes fueron llevados por sus impulsos sin conocimiento. Dentro del movimiento anabautista surgieron
graves problemas doctrinales en cuanto a la función e identidad de las personas de la trinidad. En una
ocasión se dice que Lutero comentó (con su típica caridad), encolerizado por las tonterías que se oía de parte
de personas infladas con una falsa ‘espiritualidad’ ignorante: «Mi puerco sabe más del Espíritu Santo que
todos ellos». Es por esto que todas las confesiones que fueron confeccionadas en la época de la Reforma de
parte de las iglesias Reformadas, Luteranas, Presbiterianas y luego las Bautistas repiten las doctrinas
históricas de la Iglesia sobre la trinidad - ¡a veces en el primer artículo! 3

3 Para confesiones Reformadas y Presbiterianas puede ver: La Confesión Belga (1561), Segunda Confesión de fe Helvética
(1566), Confesión de fe de Westminster (1643); Confesiones Luteranas, Confesión de Augsburgo (1530); Confesión Bautista:
Confesión de fe de Londres (1644).
4
Por otro lado, los socinianos atacaron la doctrina de la trinidad como una doctrina anti-racional.
Como Servet, quien denunció la doctrina de la trinidad como una doctrina que promovía un «monstruo de
tres cabezas», los socinianos negaban la divinidad de Cristo, afirmaban una fe unitaria y la salvación con
base en obras. Podemos ver tanto en los anabautistas fanáticos como en los socinianos racionalistas, que
junto con las aberraciones doctrinales sobre la trinidad, cayeron en herejías sobre la salvación. En cambio,
los reformadores fueron cuidadosos y se unieron con la Iglesia histórica y ortodoxa en sus declaraciones
sobre la trinidad, y con base en el testimonio bíblico, reafirmaron las doctrinas bíblicas sobre la salvación,
tales como la justificación por la imputación de la justicia de Cristo por la fe. Encontramos en Juan Calvino
un ejemplo cabal de un teólogo que comprendía la estrecha unión entre las doctrinas de la trinidad y de la
redención. Y es por esto que Calvino y los otros reformadores pudieron navegar entre los dos polos
equivocados de los anabautistas fanáticos y los socinianos racionalistas.
Fundamentalmente, los reformadores siguieron a Anselmo (1033-1109) en su exposición de la obra
de Cristo en su Cur Deus Homo? (¿Por qué Dios-Hombre?). En su tratado, Anselmo afirma la absoluta
necesidad de la encarnación de Dios mismo para poder salvar la raza humana. A la vez, afirma la necesidad
de aplacar la ira y cumplir con la justicia de Dios. Sólo un Dios trino podía traer esta salvación, cuando
Cristo pagó ante el Padre nuestra deuda. Anselmo seguía en la linea de la Iglesia Primitiva. Y los
reformadores siguieron en la linea de Anselmo y la Iglesia histórica.
Durante el siglo 19 una porción grande de la iglesia protestante comenzó a apartarse de una fe
doctrinal e histórica, y creció una práctica anti-doctrinal y legalista. Estas tendencias crecieron dentro de los
movimientos de ‘santidad’, y fueron transmitidas a las nacientes denominaciones pentecostales del siglo 20.
Al zafarse de un fundamento histórico, cayeron fácilmente en aberraciones doctrinales serias, incluyendo el
deshecho del fundamento del protestantismo - la justificación por la imputación de la justicia de Cristo, ¡y la
misma trinidad! (arriba se mencionó los movimientos unitarios entre los pentecostales). Sin embargo, la
plaga ha sido contagiosa. No sólo los pentecostales sucumbieron a una fe anti-doctrinal, sino muchos
Metodistas, Presbiterianos, Reformados, y Bautistas también. Prueba de ello es la triste evidencia de
congregaciones debilitadas seriamente, muchas reteniendo una forma externa de su tradición, pero raquíticas
en su comprensión y vivencia de una fe bíblica. Y como siempre, las aberraciones doctrinales llegan a
afectar el concepto de la salvación misma. Denominaciones que antes pregonaban con poder la salvación de
Dios por gracia, hoy murmuran sobre cosas inocuas, promueven ‘programas’ en lugar del evangelio, y han
perdido su antigua práctica de exposición sólida de la biblia. Algunos han llegado a negar que Jesucristo sea
el único camino de salvación.

Conclusión
Los pilares de la fe cristiana no consisten de fragmentos o pedazos, sino de un sistema de doctrina
coherente, que Dios ha revelado en las escrituras. Equivocarse en una o más partes es como introducir
polilla en estos pilares, que come y debilita la totalidad. Hemos visto muy brevemente en este ensayo que
las enseñanzas bíblicas sobre la trinidad son importantes en relación con la redención del hombre. Ni
siquiera hemos explorado otras áreas o relaciones (como por ejemplo la doctrina de la Iglesia, la escatología,
la consejería, y otros).
Hoy la iglesia protestante en gran parte languidece cómodamente en su fe sentimental e ignorante. El
costo ha sido alto. Las pérdidas han sido fuertes, tal vez irreparables en algunos casos, a menos que Dios
intervenga. Personalmente estoy convencido que las banderas que levantaron los reformadores Lutero,
Calvino y otros deben ser de nuevo levantadas: Solo las escrituras, sólo por gracia, sólo por fe, sólo Cristo.

5
RENOVANDO PACTO CON DIOS - CELEBRANDO LA GRACIA DE DIOS
EN EL SERVICIO DE ADORACIÓN
UN ENSAYO SOBRE LA LITURGIA CRISTIANA
por Guillermo Green
Vol. 6, No. 2

Comentario preliminar

E l estudio de la Palabra de Dios me ha llevado paulatinamente a apreciar más y más el tema de pacto.
Encuentro que muchos de mis estudios, sermones y cursos de una forma u otra deben incluir facetas
del pacto que Dios estableció con su pueblo. Lo encuentro en toda parte - a veces es muy obvio, a
veces aparece en formas más sutiles. Pero un sólo hilo atraviesa todas las escrituras - el pacto de gracia.
También yo venía pensando en las implicaciones del pacto en cuanto a la vida práctica de la Iglesia,
especialmente en el área de culto. Leía en muchas partes cómo Dios convocaba a su pueblo en ocasiones
para renovar pacto con él, o cómo los reyes o profetas en Israel renovaban pacto con Dios en presencia de
todo el pueblo. En el Nuevo Testamento yo encontraba los mismos motivos - el libro de Hebreos es el m ás
claro, pero también se ven salpicados en otras partes. Todo esto lo he venido apreciando poco a poco, pero
sin poder relacionarlo todo en un marco coherente.
Cuando leí el libro por Jeffrey Meyers, The Lord’s Service: The Grace of Covenant Renewal
Worship, (Moscow, ID: Canon Press, 2003) sentí que él estaba aclarando cosas que yo ya sabía. No estoy de
acuerdo con todos los detalles de su argumento, pero en cuanto a su tesis principal - que el servicio de
adoración debe ser considerado como un momento de renovación de pacto con Dios - estoy totalmente de
acuerdo. Y estoy de acuerdo también en que debemos encontrar en la Palabra de Dios las formas que
agradan a Dios en esta renovación de pacto. A lo largo de todas las Escrituras, Dios ha dejado un testimonio
consistente con respecto a la forma en que el hombre debe y puede acercarse a él. Por tanto, estoy
endeudado a Meyers por explicar en una forma clara y bíblica estos importantes aspectos de nuestro culto a
Dios.
Mucho de lo que sigue es resumen de Meyers, especialmente los primeros seis capítulos de su libro.
Pongo notas de pie en algunas partes para dirigir al lector a las citas respectivas. Recomiendo la lectura de
su libro como lectura necesaria en el debate sobre la liturgia hoy.

Introducción
Las librerías están repletas de libros sobre cómo renovar nuestras iglesias, incluyendo el tiempo de
culto. Las revistas para pastores tocan a menudo este importante tema. Las conversaciones entre líderes y
laicos incluyen con frecuencia comentarios sobre “lo aburrido” o “lo emocionante” de tal culto, tal iglesia, o
tal campaña. Y en muchos países la constante travesía que hacen muchos de iglesia en iglesia es prueba de
que algo falta. ¿Dónde está el vacío? ¿Cuál es el verdadero problema?

¿Por qué ir a culto?


Si pudiéramos mirar la tierra desde un satélite cualquier domingo por la mañana, veríamos un
glorioso panorama de miles de cristianos saliendo de sus casa para ir a culto, Biblias en mano, pasos
apresurados. ¿A qué van? A pesar de que todos participen de una actividad común, no existe un consenso
sobre el propósito del servicio dominical. Ha ocurrido una especie de amnesia en la iglesia, dejando una

1
noción vaga del propósito principal de la adoración a Dios. ¿Cuáles son algunos de los conceptos comunes
sobre el tiempo de culto? 1

Primer criterio: El culto es evangelismo


Muchas iglesias consideran el servicio dominical como una actividad evangelística, y que la
evangelización define la naturaleza del servicio. Arreglan las actividades del culto alrededor de los posibles
visitantes, y la música y el mensaje son dirigidos principalmente al inconverso o al no-miembro. El mensaje
no profundiza mucho en el pasaje bíblico de manera exegética para no dejar afuera a los no-cristianos, y
frecuentemente concluye con un llamado a pasar adelante a ‘recibir al Señor’. Grandes esfuerzos se hacen
para ‘atraer’ a las personas al culto, para así poder evangelizarlos. En algunas iglesias se toma mucho
cuidado para examinar cada faceta del culto, desechando todo lo que pudiera alienar una persona nueva.
Claro, esto a veces crea conflictos serios con la naturaleza de la iglesia. Una vez visité una iglesia que tenía
poco tiempo de haberse iniciado. Su filosofía era usar el culto para atraer a nuevos miembros. La señora
escogida ese domingo para recolectar la ofrenda repitió la fórmula debida, que había sido cuidadosamente
elaborada para no ofender a nadie: «Ahora vamos a recoger una ofrenda, sin embargo, esto es una recolecta
voluntaria y ninguno debe sentirse obligado a participar si no tiene el deseo...» Al finalizar su parte, se
quedó pensando un momento, y después añadió sus propias palabras; «Pero hermanos yo creo que si
amamos a Dios ¡debemos sentir un compromiso con él y su obra para ofrendar!» Rompiendo las reglas sin
saberlo, esta hermana mostró la inconsistencia de convertir toda faceta del culto en evangelismo.
Pero, el culto no es evangelismo. Esto se prueba por el mismo término que usamos: ‘servicio de
adoración.’ Solamente los hijos de Dios pueden adorar a Dios. Un no-cristiano no quiere y no puede adorar
a Dios. No puede por la naturaleza de su propio corazón, y no puede porque Dios no acepta la adoración del
hipócrita ni del injusto. Además, el evangelismo por definición es ir a buscar a los no-creyentes, y traerlos al
banquete del Señor, al redil del Señor (Mat. 14:23; 28:16-20; Hechos 1:8). Pero es a sus hijos que Dios
convoca para adorarle. El apóstol Pedro dice que la iglesia es un «sacerdocio santo que ofrece sacrificios
espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo» (1 Pedro 2:5). Las primeras reuniones de los
cristianos incluían ‘el partimiento de pan’ (Hechos 2: 42) que sólo los creyentes pueden disfrutar,
«discerniendo el cuerpo» so pena del juico de Dios (1 Cor. 11:29). Si bien hay un ‘evangelismo’ que sucede
en el culto, el culto no se define por una reunión evangelística.

Segundo criterio: El culto como técnica para crecer


Cuando el servicio dominical se define como evangelismo, es fácil tomar el siguiente paso y
convertir cada actividad del culto en una técnica para atraer a los no-miembros. Esto sucede principalmente
en el campo de la música y el mensaje. En algunas iglesias, los otros elementos tradicionales - como por
ejemplo la confesión de los pecados, la oración congregacional, el confesar en voz alta la Palabra de Dios -
se han olvidado por completo. En cambio se provee un atractivo ‘programa’ con la esperanza de que
cualquier visitante vuelva. Las ‘técnicas’ más conocidas son sospechosamente muy parecidas a lo que usa el
mundo para atraer a los consumidores. Cuando una tienda quiere anunciar ofertas y promociones, alquilan
un gran equipo de sonido y ponen música atractiva a toda volumen. En sus instancias más crasas, algunas
iglesias han convertido sus cultos en ‘ofertas’, completos con ‘buena’ música, acción, y movimiento
(eufemísticamente llamado ‘danza hebrea’ o algo por el estilo). Tristemente esto sólo ilustra hasta qué punto
han convertido el evangelio en un ‘producto’ para ser consumido.

1 He sido desafiado por el libro The Lord’s Service por Jeffrey Meyers: Canon Press, Moscow. Muchos de los puntos que
siguen son desarrollados más al fondo en su libro. Estoy endeudado a su material.
2
No sólo la música, sino el mensaje se convierte en técnica para los consumidores religiosos.
Desechando la exposición cuidadosa de la Biblia, los mensajes se vuelven también ‘técnicas’ para que la
gente siga volviendo. Por tanto hay que entregar un mensaje que es atractivo y ‘práctico’ - lo cual quiere
decir un mensaje que no requiere pensar mucho. De aquí provienen los mensajes que se parecen más a
sesiones de consejería psicológica o se reducen a ‘10 pasos fáciles para tener éxito en su negocio’.
Pero, el servicio de adoración no puede reducirse a una técnica. La adoración de Dios no es un
medio para atraer a los incrédulos, sino un fin - glorificar a Dios en ser el momento de comunión entre Dios
el Salvador y Señor, y su pueblo. Por haber perdido vista de esta gran verdad, tantas personas nunca
disfrutan del verdadero significado del culto, y deben conformarse con algo mucho más inferior.
El culto bíblico es evangelístico, pero de otra manera en que comúnmente se piensa. Cuando un
incrédulo contempla a una congregación confesando sus pecados, escuchando y recibiendo el perdón de
Dios, oye porciones de la Biblia leídas y explicadas con cuidado, oye la congregación confesar su fe juntos a
toda voz - esto sí produciría un impacto verdadero.

Tercer criterio: El ‘estilo’ de culto es determinante para el evangelismo


Cuando una iglesia utiliza su culto para ‘atraer’ a los miembros, entonces debe poner todo su
enfoque en la forma o el ‘estilo’ de sus actividades, ya que debe ser ejecutadas con el fin de producir ciertos
resultados. El culto se puede volver más como un concierto (donde la banda y los cantantes son el enfoque),
o como un cine (completo con una pantalla grande y buenas cameras) o como un teatro (con excelente
‘actor’ que hace reír o llorar a la gente como quiere). Lo interesante de todo esto son los paralelos que tiene
con las técnicas de ‘marketing’ norteamericanos, que han convertido en ciencia las formas de promoción
con el fin de vender un producto. Como señala Meyers, en este tipo de iglesia la congregación se vuelve un
‘público’, no un pueblo de adoradores2. Son consumidores de un producto que se les ofrece, no son
adoradores participantes. Por supuesto creen que son participantes, ya que se les invita a aplaudir, repetir
frases, bailar y hasta silbar. Pero fácilmente se puede ver que son simplemente una masa manipulada por los
que dirigen el evento.
Pero, el ‘estilo’ debe ser bíblico: Algunos alegan que el estilo de culto es neutral, pero esto es falso.
Tanto las actividades que se realicen como la forma en que se hagan son condicionadas - o por la cultura
alrededor o son informadas por una perspectiva bíblica. No se puede separar la forma del contenido - el uno
influye al otro. Para la mayoría de nosotros orar con la cabeza inclinada, o de rodillas, no es igual que orar
recostado en posición de dormir. La forma de orar acompaña muy estrechamente el contenido. Es parte de
un todo. De manera igual, la forma en que la iglesia ora, predica, y confiesa es importante para que nuestro
culto glorifique a Dios y sirva para renovar a la congregación. No podrá haber una renovación en nuestras
iglesias si no podemos identificar elementos extraños al verdadero evangelio. Creo que todo estudiante de
teología y todo líder en la iglesia debe prestar mucho atención a este asunto de estilo. Lo que hacemos afecta
lo que creemos. Muchas veces los cambios de doctrinas sucedieron años después que se había cambiado el
estilo. Un día la iglesia simplemente se daba cuenta que ya no creía tal cosa, porque durante años habían
gradualmente practicado otra cosa. Sólo los que caminan con los ojos vendados experimentan primero la
caída, y luego lo creen. Dios nos ha dejado dos ojos para mirar primero hacia donde vamos, y nos ha dado
su Palabra para dirigir nuestras creencias y nuestras prácticas - ¡ambas!

2 Meyers, The Lord’s Service, p. 24.


3
Cuarto criterio: el culto es enseñanza
Hay otro sector en la iglesia que cree que la principal meta del culto es impartir enseñanzas bíblicas.
Estos convierten la iglesia en un instituto bíblico, hasta con pizarras o retroproyectores. Los otros elementos
en el culto son meramente preludio para la ‘conferencia bíblica’.
Pero, el culto es más que enseñanza: Si bien la explicación de la Palabra de Dios es de suma
importancia, no es el único elemento importante. Es las escrituras encontramos una rica variedad de
prácticas que rodean la lectura de la Palabra:

Alabanza, reverencia, humillarse: (Salmo 95:1-2,6) Venid, aclamemos alegremente a Jehová; Cantemos
con júbilo a la roca de nuestra salvación. Lleguemos ante su presencia con alabanza; Aclamémosle con
cánticos... Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor.

Confesión, disponer nuestros corazones: (Salmo 95:7-8) Porque él es nuestro Dios; Nosotros el pueblo
de su prado, y ovejas de su mano. Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestro corazón, como en Meriba,
Como en el día de Masah en el desierto.

Oración (no ‘instituto bíblico’): Jesús dijo, (Mateo 21:13) les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración
será llamada;

Cuando Juan nos da un vistazo del culto celestial, vemos que los adoradores se arrodillan ante Él que
está sentado en el trono, y cantan un nuevo canto al Cordero juntos, confesando ‘a gran voz’ (Apoc. 5:12)
sus atributos. Si este culto en alguna forma debe informar nuestros cultos hoy, ciertamente deben ser
incorporadas las actividades de humillarnos ante Dios (¿de rodillas?), cantarle sus glorias y confesar juntos
lo que Cristo ha hecho por nosotros.

Quinto criterio: El culto es una ‘experiencia’


Es común oír hoy el comentario «tal iglesia me llena» o «tal culto no me llenó». Estos comentarios
frecuentes son prueba de que muchas iglesias han promovido el concepto que el culto debe ser una
experiencia que conmueve mi corazón para sentirme mejor, para sentir más la presencia de Dios, para
sentirme más feliz - en fin, que sea una experiencia placentera. La teología de esta religión se expresa en los
rotulitos: «Jesús te ama tal como eres», lo cual vuelca pata arriba la teología bíblica. Dios nos dice que nos
ama a pesar de lo que somos, y se compromete en Cristo y el Espíritu Santo a recibirnos y moldearnos de
nuevo a la imagen de su Hijo. Muchos han caído en un sentimentalismo de tal magnitud, que el ‘éxito’ del
culto se mide si produjo algún éxtasis en el participante.
Pero, la Biblia no enfoca en nuestra experiencia. Sería muy difícil probar de las escrituras que la
meta del culto es producir alguna emoción en el adorador. En la Biblia encontramos que el creyente se
acerca para hacer ciertas actividades: «ofrendamos» (Salmo 4:5), «nos postramos» (Isa. 49:7),
«confesamos» (Salmo 32:5), «nos arrodillamos» (Salmo 95:6), «cantamos» (Salmo 95:1), «traemos
ofrendas» (Ex. 34:20). Sobre todo, Dios evalúa nuestros cultos no por el efecto que haya tenido en nuestras
vidas, sino ¡si fue «aceptable» para él! (Ver Gen 4:3-7; Ex 32; Isa. 1; Rom. 12:1,2; 14:17,18; Heb. 12:28-29,
13:16).

4
Conclusión
En cada una de las perspectivas mencionadas aquí hay un grano de verdad. Pero todos sufren de un
reduccionismo - es decir, reducen la esencia primordial de nuestra adoración a Dios a una de estas cosas, y
se ignora su verdadera esencia. ¿Cuál es la esencia verdadera de nuestro culto a Dios? Este es nuestro
próximo tema.

PARTE 1
PACTO Y CULTO

Salmo 25:14 La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, Y a ellos hará conocer su pacto.
En la sección anterior dijimos que el servicio de adoración no puede ser reducido meramente a
evangelismo, instrucción o experiencias. ¿Qué es el culto cristiano entonces? El concepto de ‘pacto’
comunica la esencia de lo que sucede cuando el pueblo de Dios se reúne. En la Biblia Dios establece su
pacto con su pueblo, y establece actividades para la renovación del pacto. Es esa renovación de pacto lo que
define mejor el culto cristiano. En la renovación de pacto, hay un progreso desde la limpieza del pecado
hasta la comunión con Dios expresada en sentarse a comer juntos. 3
Los más escépticos dirán aquí: «¿Dónde hay un texto que afirma que nuestro culto es una renovación
de pacto?» Lo cierto es que no existe un sólo versículo que señale esto. Sin embargo, cuando estudiamos las
escrituras encontramos que la forma en que Dios se relaciona con su pueblo siempre es a través de un pacto,
y los pactos siempre siguen un patrón. La fuerza de este argumento se basa en el peso cumulativo de todo el
testimonio bíblico.

Dios y pacto
La Biblia es un libro acerca de pactos. De hecho, nuestra Biblia en gran medida es el «libro del
pacto». El término se usa explícitamente más de trescientas veces. 4

* Dios establece su pacto, recuerda su pacto, y lo renueva con su pueblo (Gen. 6:18; Deut. 5:3; Ezeq. 16:60;
Luc. 1:72; 22:20; Heb. 8:10)
* Por su parte, el pueblo de Dios debe guardar el pacto, y renovarlo cuando haya fallado (1 Cron. 16:15;
Salmo 103:18; Oseas 6:7)
* Existe ritos para hacer pactos (Gen 15:1021; 21:27; Ex 24:7-8; 34:27; Jer. 34:18)
* Documentos de pacto (Ex. 34:27-28; los 10 mandamientos, Deut 31«, 26; el libro de Deuteronomio, Heb
9:4)
* Leyes de pacto (Ex. 21-23; Esdras 10:3)
* Señales de pacto (Gen. 9:12; 17:9-14)
* Comidas de pacto (Luc. 22:20; 1 Cor. 12:25)
* Mediadores de pacto (Heb 12:24)
* Sacrificios de pacto (Ex. 24:8; Heb 9:18-20; 10:29)
* Recordatorios de pacto (Gen. 9:15-16; Ex. 20:24; Josué 4:7; 1 Cor. 11:25)

3 Ver excelente capítulo 2 de Meyers.


4 Los siguientes ejemplos son dados por Meyers, p. 35.
5
* Promesas de pacto (Salmo 105:9-11; Heb. 8:6)
* Maldiciones de pacto (Deut. 29:21; 30:1; Josué 8:34)
* Testigos de pacto (Deut. 31:26; Mal. 2:17)

Es extraño que los cristianos modernos hayan perdido la noción de pacto, cuando toda nuestra Biblia
está empapada de este concepto. Parte del problema es el divorcio entre Antiguo Testamento y Nuevo
Testamento que hace algunas teologías. El problema no es que no haya ‘pacto’ en el Nuevo Testamento, sino
que sin el conocimiento adecuado del AT, pasa desapercibido. El término ‘pacto’ ocurre 32 veces en el
Nuevo Testamento, y los conceptos relacionados con él, muchas veces más.
Una debilidad de nuestro tiempo es querer reducirlo todo a un pequeño lema o ‘slogan’ breve - «Dios
te ama» o «Dios quiere bendecirte» o «esta unción es para ti». El concepto de pacto es más complejo,
implica relaciones, leyes, rituales, documentos. Los que buscan un mensaje rápido, superficial, que
«funcione» no parecerían encontrar en el concepto de pacto lo que necesitan. El problema con ese enfoque,
como ya mencionamos, es que convierte el ‘evangelio’ en algo que nosotros hacemos, una técnica. Si Dios
es Autor y Consumador de la salvación, y si Dios ha escogido relacionarnos por medio de un pacto, la
decisión no es nuestra. O nos relacionamos con Dios como él dispone, o no nos relacionamos del todo. Dios
no nos está dando opciones en esta materia.

Pacto implica ‘pueblo’


Un grave problema de nuestros días es el deseo de una religión personal. Muchos hablan de «su
relación personal con Jesús». Debemos tener cuidado con definir la religión bíblica en estos términos. Es
cierto que Dios se relaciona con nosotros de manera muy personal - pero nunca de manera individual - y
esta diferencia es clave. Siempre los términos de salvación son corporativos. Jesús nos enseña a orar: «Padre
nuestro...». Pablo nos recuerdo que «Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella» (Efesios
5:25), y Jesús mismo había dicho «Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas» (Juan
10:11). En el Antiguo Testamento el término por un creyente en Dios es «pueblo», y el Nuevo Testamento
sigue al Antiguo, empleando muchos términos corporativos - «pueblo, familia, casa, cuerpo, nación santa,
sacerdocio real, congregación, llamados, elegidos».
El problema con definir nuestra relación con Dios como ‘una relación personal’ es lo subjetivo de lo
mismo. Hoy mi relación puede estar bien, y mañana puede cambiar. De hecho, muchos se relacionan con
Dios de esta manera. Hace algún tiempo una señorita que asiste a una iglesia ‘evangélica’ grande me dijo
que estaba enojada con Dios porque ella ha estado sirviéndole, pero Dios aún no le ha dado un novio. Me
manifestó que se había apartado de la iglesia por un tiempo porque estaba enojada con Dios.
Muchos creen que el evangelismo requiere presentar a Cristo como ‘Salvador personal’, porque las
personas necesitan alguien en quien pueden confiar. Pero dado lo subjetivo de nuestras relaciones
personales, ¿ofrece este modelo mucha esperanza? Y más importante, ¿es este el modelo que Dios usa en la
Biblia?
Existe diferencias significativas entre nuestra relación con otro ser humano, y con Dios. La última
reunión que Jesús tuvo con sus discípulos en el aposento alto era una preparación para su ausencia. Desde
que Cristo ascendió al cielo, no podemos tocar, ver, ni oír a Jesús aparte de medios que Dios ha establecido -
por ejemplo la predicación de la Biblia, y la administración de los sacramentos. Jesús dejó el Consolador
para recordarle a los doce todas sus palabras y para que ellos dieran testimonio de Cristo (Juan 15:26,27). El
contexto de Juan 13 al 17 está muy relacionado con preparar a los discípulos para ser apóstoles del Señor.
Jesús afirma que aunque ellos no entendieran en ese momento todo lo que hacía y decía, lo entenderían

6
después con la ayuda del Espíritu Santo (Juan 13:7; 16:13). Una vez que los apóstoles habían dejado ‘el
depósito’ del testimonio de Cristo, la orden es: «Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en
nosotros» (2 Tim. 1:14). La idea de que Dios ‘habla directamente conmigo’ es característica de todas las
sectas, y el primer fundamento del desvío doctrinal. En el pacto, Dios deja su palabra de forma objetiva - los
documentos de pacto siempre han estado al alcance de todo el pueblo como testimonio. Pedro afirma
«...entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque
nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo
inspirados por el Espíritu Santo» (2 Pedro 1:20-21). La revelación de Dios siempre ha sido pública, para
todo el pueblo. Todo el movimiento de ‘revelaciones privadas’ se deriva de un concepto anti-pactal, y por
tanto socavan la forma en que Dios se relaciona con nosotros. En el pacto, Dios se comunica con su pueblo
y lo bendice no de manera ‘individualista’ sino de manera corporativa y pública. Esta es una diferencia
importante entre nuestra relación con otro ser humano y con Dios.

Entendiendo el pacto
Para que entendiéramos mejor la idea de pacto, Dios nos dejó una historia. A veces las personas se
frustran con tantas historias en la Biblia, y preguntan sobre la necesidad de conocerlas. Pero cuando
entendemos que la historia bíblica es la historia de una relación de pacto entre Dios y su pueblo, todo el
relato cobra nueva vida. Podemos entender que el relato bíblica es el relato de una relación formal entre
Dios y su pueblo, con base en promesas, y podemos entender que este relato también es mi historia, si yo
soy parte del pueblo de Dios. Esta relación de pacto constituye una rica y compleja estructura, incluyendo
documentos oficiales, hechos formativos, ritos y ceremonias de iniciación, declaraciones y juramentos.
Lo primero que debemos decir es que el modelo para los pactos es el mismo Dios trino. La relación
íntima de fidelidad y amor que existe entre las tres personas de la trinidad forma la base para el pacto de
Dios con su pueblo. Esto es parte de nuestro problema en definir la relación de pacto, porque goza de la
complejidad y riqueza de las relaciones interpersonales del Dios trino. A la vez, entre más comprendemos la
auto-revelación de Dios en las escrituras, más podemos llegar a celebrar la relación pactal entre él y su
pueblo. Una teología verdaderamente trinitaria, debe ser pactal, y vice versa.
Ahora volvemos nuestra atención al testimonio bíblico sobre los pactos en la Biblia. Como lo ha
señalado Meyers5, estos cinco pasos son: 1) Dios toma; 2) Dios separa y crea algo nuevo; 3) Dios habla; 4)
Dios establece señales o sellos para celebrar el pacto; 5) Dios provee para el futuro. Veamos estos pasos con
la creación de Adán.6
Primero Dios toma la tierra (Gen. 2:4). Dios había creado todo el universo como Dios soberano, pero
ahora toma tierra, barro, en las manos.
Segundo, Dios separa del barro una nueva criatura. Esto es clave en todos los demás pactos, porque
todos involucran después la separación de lo viejo y lo nuevo. Al separar de la tierra un poco de barro, Dios
hace algo nuevo, sopla el aliento de vida en sus narices. Lo que Dios separa, lo recrea en algo nuevo.
Tercero, Dios habla. Dios le da a Adán su nombre - ‘Adán’ - y le da sus órdenes de cuidar y labrar el
huerto (Gen. 2:15). Con frecuencia en los pactos bíblicos, después de la caída en el pecado, Dios da nuevos
nombres a sus hijos. La actividad de dar un nombre manifiesta las lineas de autoridad. Dios es el Soberano -
Adán es su mayordomo y su siervo. Existen lineas de autoridad, existe una relación formal entre Dios y su
siervo - y es a través de su palabra que Dios establece todo esto. Es por medio de su palabra que Dios
inaugura, afirma y sostiene su pacto.
5 Meyers, The Lord’s Service, p. 40.
6 Oseas 6:7 traza un paralelo entre Israel y Adán en violar el ‘pacto’. Pero más allá de versículos de prueba, la relación
entre Dios y Adán sigue los mismos patrones que los demás pactos en la Biblia.
7
Cuarto, los pactos incluían señales visibles. En el Edén, Dios escoge los dos árboles especiales como
señales, como sacramentos (y con frecuencia las señales del pacto se relacionan con comidas). Las señales
del pacto confirman públicamente las bendiciones otorgadas por la obediencia, y las maldiciones que
vendrían por la desobediencia. La fidelidad a Dios se manifestaba y se celebraba al mantener fidelidad a
estas señales o sacramentos. Hoy existe un gran vacío en cuanto a la comprensión de los sacramentos. Si
reducimos el sacramento a meramente un recordatorio nuestro, perdemos la esencia profunda de lo que Dios
está comunicando en él. En los dos árboles del Edén, Dios comunicaba ritualmente su bendición o su
maldición sobre la conducta del hombre. En los pactos posteriores esta presencia ritual de los sacramentos
queda intacto, y Dios públicamente y realmente comunica su bendición o su advertencia de castigo por
medio de los sacramentos. Una de las posibles razones que tantas iglesias protestantes celebran la Santa
Cena con tan poca frecuencia podría ser que han olvidado su verdadera esencia como señal de pacto.
Quinto, Dios provee para la continuación del pacto. En este caso, Dios provee una mujer para Adán,
para que juntos levanten a otros que podrían participar de las bendiciones de Dios. Generalmente el último
punto de la formación de los pactos es proveer para su expansión o su continuación.
¡Ya tenemos un pacto! Lo que era meramente barro, tierra, fue tomado por Dios, separado y
nombrado. Adán recibe órdenes de su Soberano, Dios lo invita a celebrar la intimidad de su relación por
medio de comer del árbol de la vida, y finalmente Adán recibe el maravilloso regalo de una esposa para que
el pacto de Dios se expanda en la tierra.
A pesar de que la caída del hombre en el pecado altera muchas cosas, encontraremos estos elementos
básicos en los futuros pactos entre Dios y el hombre. Repasemos brevemente algunos de los pactos para que
veamos estos paralelos. Comencemos con el pacto con Noé.

1) Dios toma a Noé: «Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová» (Gen. 6:8).
2) Dios separa a Noé y su familia del viejo mundo, muerto en su pecado y que está bajo su juicio.
Esta separación es una muerte (encerrado en el arca) y una resurrección (salen al final del diluvio para
habitar un mundo nuevo).
3) Dios le habla a Noé, y le da nuevas promesas y nuevas leyes. Por ejemplo, antes del diluvio no
existía la pena de muerte, más en cambio después Dios instituye este castigo para refrenar la maldad del
hombre (Gen. 9:5,6).
4) Dios inaugura nuevos señales de su pacto - ahora existen animales limpios para sacrificio, y
animales inmundos. Dios también provee el arco iris como recordatorio de su pacto.
5) Dios provee para el futuro de su pacto con su promesa de nunca enviar otro diluvio (Gen.
8:21,22).

Ahora echemos un vistazo al pacto con Abraham:


1) Abraham es tomado por Dios para un propósito nuevo (Gen. 12:1).
2) Dios lo separa por su gracia a Abram y su familia de su vieja familia de idólatras. Abram debe
‘morir’ a esta vieja vida para ser unido a una nueva tierra (Canaan). Para señalar esto Dios le da un nuevo
nombre - ‘Abraham’.
3) Dios le habla a Abraham, confirma su pacto y sus promesas por medio de su palabra,
prometiéndole un hijo. Una de las formas en que Abraham debe ser fiel a Dios es creer la palabra de Dios y
esperar con paciencia su cumplimiento.
4) Hay una nueva señal para este pacto, la circuncisión (Gen. 17). Hay maldiciones y bendiciones
relacionadas con este sacramento.
8
5) Y hay provisión para el futuro del pacto en el heredero prometido. Hacia este fin Dios ha escogido
a Abraham para que él levante hijos fieles a Dios: «Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa
después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová
sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él» (Génesis 18:19).

Después de Abraham sigue el pacto con Israel por medio de Moisés.


1) Dios recuerda su pacto con Abraham, Isaac y Jacob, oye el clamor de su pueblo, y los toma en
gracia.
2) Dios los separa de su vieja vida de esclavitud y muerte, los hace pasar por el Mar Rojo - símbolo
de muerte - y los conduce al otro lado a una nueva vida, un nuevo nombre: ‘Israelitas’, y Dios se revela con
un nuevo nombre - ‘Yahweh’. Dios establece nuevas lineas de autoridad - Moisés, los sacerdotes, los levitas,
los ancianos del pueblo. La vieja vida pasó, ahora Dios forma un nuevo pueblo.
3) Dios habla con su pueblo, proveyendo su ley de sabiduría resumida en los Diez Mandamientos.
Estos mandamientos son llamados ‘la ley del pacto’ (Ex. 20 - 23). El pueblo de Israel oye y toma votos de
lealtad ante la palabra de Dios.
4) Dios no sólo les da su palabra, sino les provee nuevas señales y sellos de su salvación: el
tabernáculo, el sacerdocio, y los sacrificios. De nuevo existen maldiciones para aquellos que desprecian su
gracia otorgada por medio de estas señales, y bendiciones para aquellos que los guardan con fe.
5) Dios provee para la continuación del pacto al proveer un nuevo líder - Josué. Todo el libro de
Deuteronomio es una renovación del pacto antes de entrar a la tierra de Canaan. No es de sorprenderse que
en este libro encontramos el fuerte énfasis en la enseñanza de los futuros hijos en cuanto a la ley de Dios
(Deut. 6).

En el Nuevo Pacto encontramos los mismos motivos:


1) Dios ‘toma’ su creación para hacer una nueva creación. Jesús toma nuestra carne para cumplir
fielmente las condiciones del pacto.
2) En Cristo se cumplen todas las figuras del AT de muerte/resurrección. El pueblo de Dios es unido
a Cristo, y mueren al viejo mundo y la vieja vida. La iglesia como ‘novia’ del Señor es apartada para él.
Somo ‘nuevas criaturas’ en Cristo. Se les da un nuevo nombre - ‘cristianos’. Hay una nueva organización y
nuevas lineas de autoridad - Cristo ahora gobierna con pastores, ancianos y diáconos (Ef 4).
3) Dios habla ‘una vez por todas’ en su Hijo (Heb 1:1-3). Hay un ‘nuevo pacto’ y un ‘nuevo
mandamiento’ - el amor. Todo esto en un ‘nuevo documento de pacto’ - el ‘Nuevo Testamento’.
4) Tenemos nuevas señales y sellos del pacto. Ya no existen los sacrificios sangrientos, sino
sacramentos sin sangre - el bautismo y la Santa Cena.
5) Jesucristo provee para la continuación del pacto al mandar que se haga discípulos a las naciones, y
al constituir pastores y maestros para ‘la obra del ministerio.’

Los ritos que acompañan la Santa Cena (que Jesús llama ‘La copa del nuevo pacto en su sangre’) y
el Bautismo manifiestan los mismos elementos.
1) Jesús toma el pan y da gracias, lo mismo con la copa.
2) Partió el pan y derramó la copa (haciendo separación), dándoles nuevos nombres (‘mi cuerpo y mi
sangre’), y los distribuyó a sus discípulos.
3) Les habló, les enseñó mientras comían acerca de su muerte y resurrección (Juan 14-17).
9
4) Jesús les dijo que ‘hicieran’ lo que él hacía, así recordando su vida, muerte y resurrección en esta
comida ritual.
5) Después de comer y beber, los discípulos están fortalecidos para su misión. Cantan un salmo y
salen.

El bautismo, como rito de iniciación en el pacto, también muestra estos elementos:


1) El niño o adulto es llamado por Dios.
2) Es separado de su vieja vida. Dios lo aparta del viejo mundo y lo coloca dentro de su Iglesia.
Unido a Cristo y su cuerpo, se le da un nuevo nombre - ‘cristiano’ - y lo coloca bajo nuevas autoridades - los
pastores y ancianos.
3) Como discípulo de Cristo, la persona aprende a escuchar a Dios y su Palabra.
4) Es admitido a la cena pactal que señala su compromiso de vivir fielmente bajo Dios, y le sella las
bendiciones del pacto.
5) Finalmente llega a aprender la importancia de la continuación del pacto al participar en el
evangelismo, el matrimonio y criando hijos bajo la enseñanza de la Palabra.

Como Meyers comenta, hay muchas facetas más en cuanto a los pactos, como por ejemplo la forma
en que los nuevos pactos desarrollan y modifican pactos anteriores. Somos llevados de ‘gloria en
gloria.’7Otra faceta es el carácter social de los pactos - nunca son hechos con sólo un individuo - siempre
abarcan familias o comunidades de personas. Así la renovación de nuestro pacto con Dios (por ejemplo en el
culto dominical) no es un acto de varios individuos, sino un pueblo que Dios toma para sí.

La liturgia y el pacto
Al recorrer el testimonio bíblico, hemos notado una consistencia en la forma que Dios se relaciona
con su pueblo. Dios siempre se relaciona en pacto, y se relaciona con un pueblo. Por tanto, cuando Dios
convoca a su pueblo en reunión santa de adoración, lo más natural es ver este momento como renovación de
pacto entre Dios y su pueblo. Y después de milenios en que Dios se relaciona por medio de los elementos
principales de pacto, lo más natural es guardar esta misma secuencia. Y esto es lo que encontramos en las
liturgias históricas de la Iglesia.

1) El llamado a la adoración: Dios se acerca, toma a su pueblo y nos acerca a él.


2) La confesión y el perdón: Dios nos recuerda que nos ha separado de nuestro pecado en Cristo.
Nosotros confesamos nuestros pecados, y Dios nos promete el perdón. Dios nos recuerda que llevamos un
nuevo nombre, su nombre, el nombre de Cristo.
3) Lectura bíblica y el sermón: Dios nos habla por medio de su Palabra. Su pueblo afirma su fe y su
obediencia al ofrecerse a sí mismo, su ofrendas y sus alabanzas.
4) La Santa Cena: Dios nos invita a celebrar, conmemorar y recordar su pacto, recibiendo la
provisión de su gracia en el sacramento.
5) Bendición y despedida: Dios nos bendice y nos comisiona para extender el pacto, haciendo
discípulos de todas las naciones. ¡Salimos renovados y equipados para la tarea!

7 Meyers, The Lord’s Service, p. 51.


10
Es interesante notar que Juan Calvino quería celebrar la Santa Cena cada domingo, pero los otros de
la ciudad de Ginebra no querían - quizás en reacción contra la misa Católica. Sin embargo, Calvino sentía
que la Cena del Señor debía acompañar la Palabra predicada. Meyers afirma que el clímax del culto -
siguiendo el patrón del rito de los sacrificios en el Antiguo Testamento - es una comida de comunión en
presencia de Dios.8
Podríamos preguntar ¿cómo los cristianos a través de la historia llegaron prácticamente al mismo
orden de culto que aquí se señala como renovación de pacto, si no había tanta consciencia del pacto.
Realmente poco se encuentra sobre el culto como renovación de pacto. Seguramente, a pesar de la falta de
una mayor consciencia sobre el culto, se reconocía los elementos básicos en los rituales bíblicos que no se
puede obviar. Sin recurrir a categorías de ‘pacto’, se puede apreciar la forma en que Dios se relaciona con su
pueblo. Además, la iglesia ha definido su culto en términos de sacrificio, y los ritos de renovación de pacto
por medio de los sacrificios seguían estos patrones. Donde hay pacto, hay sacrificio. La iglesia ha ‘sentido’
que el orden natural de su culto debía presentarse en la manera que Dios establecía en la Palabra.
Tal vez la falta de apreciar la relación pactal entre Dios y la Iglesia ha contribuido a que muchas
iglesias evangélicas hoy se creen con la libertad de inventar sus propias liturgias. El caos litúrgico de hoy es
indicativo de lo lejos que nos hemos ido del marco bíblico. Una renovación en la iglesia hoy debe comenzar
por reformar su liturgia con base en un encuentro con Dios en renovación de pacto.

PARTE 2
RENOVANDO EL PACTO: EL CULTO Y SACRIFICIO

Dios se relaciona con su pueblo por medio de pacto. Para muchos hoy en día, esta verdad se ha olvidado.
Muchos creen que su ‘relación’ con Jesús es una relación individual, personal, que se reduce (en los peores
casos) a que Jesús los va a llevar al cielo cuando mueran porque levantaron la mano en una campaña
evangelística o pasaron adelante a ‘recibir al Señor.’ En la Biblia, encontramos que Dios se relaciona con su
pueblo a través de una manera formal - que se llama ‘un pacto.’ Este pacto es confirmado con un grupo, un
‘pueblo.’ En este capítulo, vemos que Dios siempre confirma su pacto por medio de un sacrificio (Gen. 8:20-
9:17; Gen 15:8-18; Ex. 24:4-11; 34:15; Lev. 2:13; 24:1-8; Num. 8:19; 1 Reyes 3:15; Salmos 50:5; Lucas 22:20;
Heb. 9:15, 18; 9:20; 12:24; 13:20).9

La salvación consiste en que Dios nos toma en Cristo, y por medio del Espíritu Santo nos acerca y
nos recibe como sacrificios vivos por medio del sacrificio perfecto de Jesucristo (Ef. 2:18, Rom. 12:1,2;
Heb. 10:19-25). El pasaje en Hebreos 10:19-25 es de especial importancia con respecto a esto. Los capítulos
9 y 10 de Hebreos están mostrando cómo el sacrificio de Cristo es el sacrificio perfecto, real, final - que lava
verdaderamente todos nuestros pecados. La meta de este sacrificio de Cristo, es que «nos acerquemos con
corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los
cuerpos con agua pura...» (Heb. 10:22). En la ley, Dios había mandado que los que se acercaran para
presentar sacrificios fueran purificados y lavados con agua (Ex. 29:4; 30:18-20; 40:32). Pero no sólo los que
ofrecían (los sacerdotes), sino el sacrificio también debía lavarse con agua (Ex. 29:17; Lev. 1:13; ) y aún las
vasijas que se usaban en los ritos (Lev. 6:28). Ya que este pasaje en Hebreos 10 está hablando directamente
acerca del servicio de adoración (el culto - Heb. 10:25), tenemos un claro ejemplo de cómo la iglesia del

8 Meyers, The Lord’s Service, p. 52.


9 Meyers, The Lord’s Servive, p. 55-71.
11
Nuevo Testamento entendía nuestra adoración a Dios. Era un momento de renovación de pacto por medio de
sacrificios. Entramos por medio del sacrificio de Cristo, y nos presentamos a nosotros mismo como
sacrificio, como ofrenda a Dios. Todo lo que representaba el sacrificio del Antiguo Testamento es cumplido
en nuestra adoración hoy por medio de Cristo.

Encontramos los cinco pasos de renovación de pacto en el pasaje de Levítico 1:1-9:


1) Llamado a la adoración: Dios llama al adorador a que acerque. El adorador responde trayendo el
animal apropiado (Lev. 1:1,2)
2) Confesión y perdón: El adorador pone la mano en la cabeza del animal, ‘traspasando’ su culpa. El
pecador se identifica con el animal para ser sacrificado. Luego el animal es sacrificado, y su sangre separada
y salpicada en todo el altar, como una presentación pública a Dios que el animal/adorador ha sido muerto
(Lev. 1:3-5).
3) Consagración: Dios ordena que los sacerdotes corten el animal para prepararlo para ser colocado
en el altar de Dios, para ascender a la presencia del Dios de gloria y fuego. No sólo debe morir el
adorador/animal, sino debe ser preparado para entrar a la presencia de Dios (Lev. 1:6,7).
4) Comunión: El adorador, representado por el animal, asciende en fuego y humo a la presencia del
Dios de gloria y fuego (recordando la nube de fuego y gloria). La ofrenda es ‘olor grato’ para Dios, su
comida de comunión, se vuelve humo y fuego y es incorporado en la gloria de Dios, representado por el
fuego encima del altar. Es una comida de comunión.
5) El envío: Una vez terminado el sacrificio, Dios envía el adorador con la bendición de su nombre,
ahora capacitado para servirle (Nu. 6:22-27). 10

Dios nos acerca a sí mismo para ser purificados por ‘espada y fuego’ (Gen. 3:24; Heb. 4:12). Nuestro
‘culto racional’ ahora es presentarnos a nosotros como sacrificios vivos (Rom. 12:1,2).

Sacrificios y el culto hoy


Meyers hace una afirmación interesante con respecto al lugar del sacrificio en nuestro culto de hoy:
«...debo aclarar un malentendido común entre las iglesias evangélicas de hoy. En el resto de este capítulo
presentaré un argumento por la continua relevancia de los ritos sacrificiales del A.T. El camino de sacrificio
no ha sido abrogado; son los sacrificios de animales que han sido abrogados» 11 Meyers nota que en el Nuevo
Testamento el lenguaje de sacrificio no se limita a la obra de Cristo en la cruz (ver Ef. 5:2;Heb. 9:26; 10:12).
Mucho de lenguaje para describir la Iglesia y la vida cristiana se deriva de los rituales del tabernáculo, el
templo y el sistema de sacrificios.
Es común hoy en día buscar en el culto de la sinagoga las raíces para el culto cristiano. Sin embargo,
en el Nuevo Testamento hay muy poca información sobre los cultos de las sinagogas. Lo que sí encontramos
es una rica dependencia de los símbolos y ritos del tabernáculo y templo del Antiguo Testamento. La
adoración de la Iglesia de Cristo fue pre-figurada y simbolizada en los ritos que Dios dio a su pueblo de
Israel.
En la ley Dios disponía que su pueblo adorara no sólo en Jerusalén, sino que cada Día de descanso
fuera una ‘santa convocación’, una ‘fiesta’ santa (Lev. 23:1-3). Y esta ‘santa convocación’ debía ser ‘en
dondequiera que habitéis’ - o sea, Dios disponía un día en Israel en que toda la nación adorara a Dios de

10 Meyers, The Lord’s Service, p. 56.


11 Meyers, The Lord’s Service, p. 57.
12
manera decentralizada. En cada aldea y pueblo se adoraba a Dios el día sábado. Seguramente los orígenes
de las sinagogas están en este mandamiento. Y al no encontrar detalles en la ley sobre lo que se debía hacer,
podemos suponer que los israelitas modelaban su servicio en el rito del templo. Existe buena evidencia que
para el tiempo de Philo y Josefo el culto de la sinagoga era descrito en términos del rito de templo (las
oraciones eran denominadas ‘sacrificios’ y el lugar de la sinagoga era llamado ‘lugar santo’) 12.
A pesar de que la reuniones locales y las sinagogas modelaban sus cultos en el rito del templo, no
podían duplicarlo porque faltaba la fiesta y la comida sacrificial en presencia de Yahweh. El sello y el
clímax de la renovación de pacto con Dios era la comida de comunión. Sin embargo, después de la muerte y
resurrección de Cristo ¡la Iglesia es el templo de Dios! Y celebra en la Santa Cena ‘la fiesta’ con Yahweh (1
Cor. 5:8).13Para el judío del primer siglo, el poder comer en comunión con Dios cada semana debe haber
sido algo impactante. La Iglesia del Nuevo Testamento estaba maravillada de que Dios los re-creara para ser
un Templo para él. Lo mencionan los apóstoles una y otra vez (1 Cor. 3:16,17; 2 Cor. 6:16; Ef. 2-22; Heb.
8:1,2; 1 Pedro 2:5; Apoc. 21:3). Cuando se reunían los primeros cristianos, comían juntos - ‘partían pan’
(Hechos 2:42, 46; 20:7, 11; 1 Cor. 5:8; 10:16-17; 11:17-34; Apoc. 3:20). La Iglesia entendió que ella era el
cumplimiento de lo que era simbolizado en el los ritos del Antiguo Testamento. Los sacrificios y las fiestas
de comunión ahora se cumplían en el culto cristiano. Dice Meyer,
Piedras vivas y Sacrificio: Considere el nacimiento de la Iglesia bajo el nuevo pacto el día de
Pentecostés como es relatado por Hechos capítulo 2. En la vieja época, cuando la nube de gloria descendía
sobre el tabernáculo o el templo, el fuego de Dios encendía la madera que estaba encima del altar para el
propósito del sacrificio. Ahora en la inauguración de la nueva creación en Cristo, la nube de gloria
desciende sobre el nuevo templo de Dios en Hechos 2, y el fuego de Dios es encendido por encima de las
cabezas de los apóstoles, el nuevo templo humano de Dios, así capacitándolos para poder ofrecer sus vidas
como sacrificios vivos (Ef. 2:1; 1 Pedro 2:5). Los animales del viejo pacto simbolizaban los seres humanos.
Una vez que Jesús se ofrece a si mismo como el sacrificio humano que cumple todos los sacrificios de
animales en el orden antiguo, los rituales tipológicos de animales cesan. Desde la muerte y resurrección de
Cristo lo que queda es la realidad de lo que señalaban los sacrificios de animales - que los seres humanos se
ofrecen a Dios. La Iglesia de Jesucristo es el Nuevo Templo, y como tal su adoración y sus ministerios son
en un sentido profundo «el servicio del templo».
Este punto es reforzado si nos preguntamos sobre lo que era el propósito de los animales, los
muebles, las lámparas, las varas, las cortinas, las mesas y los altares en el Antiguo Pacto? Dios realmente no
estaba interesado en animales y objetos santos, ¿verdad? ¿Se complacía realmente en la grosura de bueyes y
carneros quemados? ¡Por supuesto que no! Todos estos ritos señalaban algo con respecto al pueblo de Dios.
El templo verdadero de Dios se compone de seres humanos (Juan 2:19; 1 Cor. 3:16; 2 Cor. 6:19; Apoc.
3:12). Las cosas no se acercan a Dios en adoración, son los seres humanos que lo hacen. ¿No es este
precisamente el punto de la crítica de los profetas en relación a la apostasía de Israel? Los israelitas no
aplicaban el verdadero significado de los ritos y sacrificios de los animales en su propias comunidades
(Salmo 40:6; 51:16; 54:6; 66:15; Isa. 1:11; Jer. 6:20; Oseas 3:4: 4:13; 6:6; 8:13; 12:1; 13:2; Amos 4:5; 5:22).
Lo que acontece con el animal sacrificado es simbólico de lo que pasa ‘espiritualmente’ a la persona
cuando Dios la acerca a sí mismo para que le adore. Sólo así podemos entender la queja de Dios en contra
de que los israelitas ofrecieran meramente los sacrificios de animales. El pueblo de Israel no estaba
entendiendo la verdadera relación. Ellos debieran haberse ofrecido en sacrificios vivos por medio de ofrecer
los sacrificios de animales. Citando Salmo 40:6, el autor de Hebreos escribe: Por lo cual, entrando en el
mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste cuerpo (Hebreos 10:5). Jesús llenaba en su
12 Meyers, The Lord’s Service, p. 58. Meyers cita Peter Leithart y Ismar Elbogen en apoyo, ver notas de pie 2 y 3.
13 Meyers considera que la comida de comunión con Dios es central para la adoración de Dios, y que se debe celebrar la
Santa Cena cada domingo. Esta era también la posición de Juan Calvino.
13
persona los requisitos de Dios descritos en el sistema de sacrificios. El era el verdadero y fiel Israelita quien
se ofreció a sí mismo tal como era requerido. Sus hechos de obediencia, oración, y auto-sacrificio cumplían
la verdadera intención de los sacrificios de animales.
Aún antes de que viniera Jesús, algunos como David entendieron el verdadero significado de los
sacrificios cuando se acercaban a Dios por medio de los sacrificios: «Porque no quieres sacrificio, que yo lo
daría; No quieres holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y
humillado no despreciarás tú, oh Dios» (Salmo 51:16-17). Hay muchos pasajes en el Antiguo Testamento
que utilizan el lenguaje de sacrificio por otras actividades que los sacrificios de animales. La conexión
simbólica entre el animal/sacrificio y el adorador/humano tenía que haber sido muy conocido para el
Israelita (por ejemplo, el carnero sustituía y representaba a Isaac en el altar (Gen. 22:13). Todo sacrificio de
animal simbolizaba el sacrificio humano. Por ejemplo, el profeta Miqueas exhorta una forma de devoción
que todo Israelita debiera haber podido discernir por medio del simbolismo de la liturgia del sacrificio de
animales: «¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con
holocaustos, con becerros de un año? ¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos
de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? Oh
hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar
misericordia, y humillarte ante tu Dios» (Miqueas 6:6-8).
Dios no se complacía en última instancia en los animales sacrificados, cortados y quemados. Dios se
complace en el sacrificio de su pueblo. Es por esto que decimos que el sacrificio fundamental de Cristo no
sólo puso fin a todos los sacrificios y ofrendas, sino que ha manifestado su verdadero significado. Jesús nos
muestra el camino de sacrificio - el verdadero sacrificio humano - en su vida y su muerte voluntaria en la
cruz... la muerte de Cristo no sólo cumple el significado del rito sacrificial, en que sufre la ira de Dios por
nuestro pecado, sino que la misma muerte junto con su resurrección y ascensión, tiene un significado
sacrificial que va más allá que la satisfacción penal por los pecados. En su muerte Jesús nos muestra la
forma de vivir en imitación de su auto-negación y la forma en que se dio a si mismo por los otros. «Si
alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame» (Lucas 9:23). En
unión con Cristo, su pueblo comparte su vida de sacrificio, y esto es lo que encontramos al estudiar el
Nuevo Testamento.14
Meyers luego señala que el lenguaje de sacrificio en el Nuevo Testamento es común. Jesucristo fue
sacrificado no sólo por nosotros, sino que su sacrificio ahora se realiza en nosotros. «Vosotros también,
como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios
espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo» (1 Pedro 2:5 ). Este es el mismo lenguaje que el
apóstol Pablo usa para describir la obra de los filipenses, cuando Pablo llama su trabajo: «el sacrificio y
servicio sacerdotal [leitourgia - leitourgia] de vuestra fe» (Filipenses 2:17). La vida cristiana es descrita por
Pablo en Romanos 12:1,2 en términos de sacrificio. Cuando Pablo habla aquí de ‘sacrificios vivos’,
debemos entender que los sacrificios tenían un aspecto positivo, y no sólo sustitutivo, expiatorio. Una vida
generosa de servicio es un ‘sacrificio’ para Dios. El autor de Hebreos le exhorta a la iglesia: «Y de hacer
bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios» (Hebreos 13:16). En
Efesios 5:2 Pablo exhorta a los cristianos a andar en amor, tal como Cristo nos am ó y se ofreció a Dios
como «ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante» (Ephesians 5:2). El sacrificio a Dios de parte de Cristo
ahora se realiza en los cristianos cuando su amor es expresado por medio de nosotros. El sacrificio de Cristo
se cumple en nosotros.
Los autores del Nuevo Testamento pensaban tanto en términos de los sacrificios del Antiguo
Testamento, que Pablo aún utiliza la analogía del olor de los holocaustos. Dice en 2 Corintios 2:15,16 que
‘olemos’ bien a Dios, pero a muerte para los incrédulos. Pablo toma esto de los sacrificios, que ‘agradaban’
14 Meyers, The Lord’s Service, p. 63-65
14
a Dios como ‘olor grato’ (Gen. 8:21; Ex 29:18; Lev. 1:9,13). Pablo enfatiza que somos olor grato a Dios.
Pero no somos olor grato a todos, sino que somos olor a muerte para algunos. Aquí Pablo está pensando en
otro olor que salía de los sacrificios, el olor espantoso de piel, pelo y sangre quemados. Unos olores eran de
muerte y juicio, otros de carne cocido para saborear en comunión con Dios. El cristiano cumple los dos en
este mundo.
En Hebreos 4:12 leemos que la Palabra de Dios es como espada de doble filo, y divide tuétanos y
coyunturas, espíritu y alma. La imagen es del cuchillo del sacerdote que partía los pedazos del sacrificio
para presentarlo a Dios. La Palabra de Dios nos prepara, separando aquellos pecados que creíamos
inseparables, para presentarnos a Dios en sacrificio vivos, agradables para él.
El servicio ejemplar de los apóstoles es denominado ‘servicio sacerdotal’ (Rom. 15:16, ver
Filipenses 2:17; Col. 1:24-25). La meta del ministerio de Pablo era presentar a los gentiles a Dios como
ofrenda aceptable a Dios: «...para ser ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de
Dios, para que los gentiles le sean ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo» (Romanos 15:16).
Los dineros ofrendados para la obra de Dios son descritos en términos de sacrificios: «Pero todo lo
he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor
fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios» (Filipenses 4:18).
Y finalmente, la adoración de la Iglesia es considerada explícitamente un sacrificio a Dios (Salmo
50:8, 14, 23; Hebreos 13:15: «Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza,
es decir, fruto de labios que confiesan su nombre»). Pablo describe las oraciones en términos del humo que
ascendía del altar (Apoc. 8:1-5). Y Pablo habla de la Santa Cena en términos de la Pascua (1 Cor. 5:8).
Meyers señala que las imágenes y el lenguaje de la Cena toman la forma de la ofrenda de paz («Haced esto
en memoria de mi»)15También es de notarse que el pan y el vino son separados en la Cena, al igual que en el
Antiguo Testamento, así siguiendo el patrón de los sacrificios de pacto. Cuando la Iglesia hoy participa de la
Cena, encuentra que el sacrificio ya ha sido dividido, porque Cristo ya fue ofrecido. La bendición que Dios
nos ofrece hoy es participar en los beneficios de su sacrificio, hecho ‘una vez por siempre’, para llegar a ser
transformados en sacrificios vivos en unión con él.
Al contrario de lo que enseñan muchos evangélicos, el Nuevo Testamento no abroga los sacrificios.
El sacrificio con sangre es cumplido en Cristo y por tanto ‘abrogado’. Como afirma Meyers,

«Jesucristo cumple y establece el verdadero significado y práctica de sacrificio y ofrenda. Las imágenes y ritos
de ‘sacrificio’ son parte del meollo de la revelación bíblica concerniente la relación entre Dios y el hombre... En
el mundo antes que viniera Cristo, la obra del Mesías y la obra de su pueblo era presentada en las estructuras
simbólicas de ritos, sacrificios y lo demás - altares, utensilios, cuchillos y otros objetos. En el Nuevo
Testamento los viejos símbolos de sacrificios son cumplidos por Cristo y por el creyente que es unido a Cristo
por la fe. En unión con Jesús - quien se ofreció a si mismo como El Sacrificio - no sólo encontramos la
expiación por nuestra culpa, sino somos formados en sacrificios aceptables a Dios mediante la fe. La promesa
es que si por la fe nos ofrecemos al Padre por medio de Cristo y el Espíritu, llegaremos a ser lo que Dios tiene
destinado para nosotros - hombres y mujeres re-creados a la imagen de Dios». 16

15 Meyers, The Lord’s Service, p. 68.


16 Meyers, The Lord’s Service, p. 69-71.
15
PARTE 3
LA LITURGIA SACRIFICIAL DE RENOVACIÓN DE PACTO

La palabra ‘liturgia’ para muchos les recuerda del ritualismo Católico con elementos inventados por
hombres. Las iglesias que promueven ‘la libertad del Espíritu’ se han reaccionado violentamente en contra
de tal ritualismo. Como dijo un pastor: «Nunca sé lo que va a pasar en nuestros cultos. Llegamos a la
expectativa de lo que va a hacer el Santo Espíritu de Dios. ¡Siempre es una sorpresa!» Estas ideas militan
poderosamente en contra de un patrón consistente para culto.
El término ‘liturgia’ viene de la palabra griega ‘leitourgia’, que se traduce ‘culto, ministerio o
servicio público’. Por ejemplo, en Hechos 13:2 encontramos (Reina Valera): «Ministrando éstos al Señor, y
ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado...» El
término traducido ‘ministrando’ es del verbo ‘leitourgeo’ - ‘sirviendo, rindiendo culto al Señor’. La
‘liturgia’- es el tiempo de culto cuando la Iglesia sirve al Señor y Dios derrama su gracia.
Otro término clave es ‘latreia’, traducido ‘servicio, culto’ y señala el servicio sacrificial que un
adorador presenta a Dios (Filip. 3:3; Heb. 9:9; 10:2; 12:28). Este sacrificio es su ‘liturgia’. Por ejemplo, en
Romanos 12:1 Pablo llama a los cristianos a presentar sus cuerpos en sacrificios vivos, porque este es
nuestra ‘liturgia racional’ (latreia). Nuestra adoración, nuestro culto a Dios en su forma más básica es
ofrecernos a nosotros mismos en sacrificio vivo. En Hebreos 9:6 el servicio que rendían los sacerdotes en el
tabernáculo se llama su ‘latreia’. Se señala el elemento de sacrificio que es incluido en la ‘liturgia’ bíblica.
Ahora el pueblo de Dios entero es un sacerdocio real que ofrece su ‘liturgia’ en una presentaci ón sacrificial
de sus vidas. Lo hacemos cuando «no dejamos de congregarnos, como algunos tienen por costumbre...»
(Hebreos 10:25) sino que presentamos ante Dios nuestra ‘latreia’ como el nuevo Israel en Cristo.
Cuando los autores del Nuevo Testamento adoptan estos términos, nos están señalando que la forma
en que hoy nos acercamos a Dios es la misma forma que siempre se la ha acercado su pueblo - por medio de
sacrificio y de una forma prescrita por Dios. En el Antiguo Testamento no se podía variar en lo más mínimo
la forma de acercarse a Dios. ¿Por que hoy creemos que de pronto el carácter de Dios ha cambiado, y que su
forma de actuar en pacto ha cambiado? El Nuevo Testamento más bien nos lleva a la conclusión que al igual
que en el Antiguo Testamento cuando Dios acercaba en gracia a los animales para ser sacrificados, hoy este
mismo Dios nos acerca por medio de Cristo a su santa presencia. En el A.T., por medio de un animal sin
defecto y con la ayuda de un mediador (sacerdote) Dios acercaba al adorador a su presencia. Hoy bajo el
nuevo pacto Dios nos acerca por medio del Hijo con la ayuda del Espíritu Santo. Este es el mismo camino
de sacrificio. ‘Sacrificio’ responde a la pregunta «¿Cómo podemos acercarnos a Dios?» El verbo hebreo
‘sacrificar’ u ‘ofrendar’ (qrb) se relaciona con la idea ‘acercar a algo o alguien’. Dios proveía el medio por
el cual el pecador arrepentido podía acercarse a él. En la Biblia, el sacrificio no es una técnica para procurar
algo de Dios, o ganar su favor - como en las religiones paganas. 17 Dios ha dado el sacrificio en última
instancia, al proveer a Cristo. Pero el camino a la presencia de Dios siempre ha sido, y es todavía hoy, el
camino de sacrificio.
El camino establecido por Dios para entrar a su presencia es el camino de sacrificio. Este fue el
camino de Jesucristo que por medio de su vida, muerte y resurrección llevó nuestra humanidad a participar
de la vida trinitaria de Dios. Jesús se ofreció a sí mismo por el Espíritu Santo al Padre una vez por todas por
su pueblo. Ahora nosotros, unidos a Jesús, seguimos el mismo camino. Por el Espíritu Santo somos llevados

17 Sería interesante hacer una comparasión con el mal llamado ‘evangelio de la prosperidad’ hoy, que promueve la idea de
‘dar a Dios para recibir.’ Este concepto es fundamentalmente pagano, y lejos de las ideas bíblicas. En la Biblia es Dios que
establece el sacrificio, y Dios que dio el sacrificio en Cristo.
16
a la presencia del Padre unidos a Jesucristo. Esto es lo que sucede cada Día del Señor en nuestra ‘liturgia’ -
nuestro ‘servicio de sacrificio’. No sólo somos unidos unos con otros en Cristo y en el Espíritu, sino que
somos acercados al Padre por el Espíritu en el Hijo, al ser lavados y consagrados a Dios.
La ‘liturgia’ de la Iglesia Cristiana es por el camino de sacrificio - aún hoy. Somos acercados a la
presencia de Dios por medio del Cordero perfecto de Dios. El cuchillo filoso de la Palabra de Dios, y el
fuego consumidor del Espíritu Santo nos preparan para ser ofrendas aceptables a Dios. En la liturgia del
pacto Dios se acerca a su pueblo en gracia, y nosotros nos sometemos voluntariamente a Dios. Esta
renovación pactal sucede a través de los actos litúrgicos de confesar el pecado, dar gracias a Dios, alabar su
nombre, oír su Palabra y ofrecer oraciones. Y culmina en la Cena de comunión, la Cena pactal, en la cual
Dios afirma su presencia y su gracia para con nosotros. Así ha sido siempre - desde Levítico hasta hoy.
¿Realmente no sabemos lo que va a pasar en un culto? No puedo pensar en algo más desmotivador
para un domingo. Seguramente con base en estas ideas es que muchos salen de culto ‘no llenos’ - porque ese
día ninguna novedad sucedió. Las buenas noticias son: ¡Podemos saber con seguridad lo que va a pasar en
TODOS los cultos! - porque Dios ha prometido bendecir a su pueblo que se acerca a él en la forma que él
dispone. Podemos tener la absoluta seguridad de recibir la gracia y el perdón de Dios, podemos tener la
absoluta seguridad de recibir en forma especial la comunión de Dios, podemos estar seguros que vamos a
experimentar el gozo que proviene de ser un pueblo reconciliado con Dios - y sobre todo, podemos tener la
certeza que DIOS se agrada con nuestro ‘servicio’, Dios se glorifica, Dios es exaltado. Siendo el propósito
principal de nuestra existencia el de glorificar a Dios y gozar de él, nuestra ‘llenura’ en cada culto es
garantizada por medio de la promesa pactal de Dios confirmada cada domingo: «Seré su Dios, y ustedes
serán mi pueblo».
Con base en lo visto hasta ahora, entonces, podemos entender que Dios sí nos da una liturgia para
culto. El Dios de pacto se ha relacionado con su pueblo de manera consistente, y su gracia y salvación se
aprecia de forma más profunda dentro de este marco. Sobre todo, la Iglesia puede estar segura que está
ofreciendo sacrificios verdaderamente aceptables, cuando adora a Dios por la forma que él establece. Quizás
la esterilidad y superficialidad que se encuentra en muchos grupos evangélicos tiene su origen en haberse
apartado de un culto bíblico. Es común hoy en día separar la doctrina de la práctica en asuntos de culto. Se
dice a menudo que la forma de adorar a Dios es algo culturalmente determinado, es algo secundario.
Lógicamente la cultura tiene algo que ver - se realiza culto en cierto idioma, en lugares culturalmente
apropiados, vestidos de manera culturalmente apropiada, etc. Sin embargo, dados los elementos culturales,
lo que hacemos en culto y la forma de hacerlo no son cosas neutrales. Como hemos visto, Dios ha dado
mucha enseñanza sobre las formas en que debemos acercarnos a él en adoración. En la relación de pacto,
Dios nos ha indicado las formas apropiadas de entrar a su presencia, porque son las formas que él dispone
para recibirnos, bendecirnos y capacitarnos para servicio. En este ensayo se ha sugerido que los ritos de
renovación de pacto deben formar la base para nuestro acercamiento a Dios en adoración. Enseguida,
ofrecemos un posible modelo para un culto basado en estos principios.

17
CULTO DE RENOVACIÓN DE PACTO18

(La bienvenida, anuncios, etc)


Entrada a la presencia de Dios - Dios acerca a su pueblo

El llamado a la adoración Salmo 100:4-5


Respuesta del pueblo - Canto en salmo, himno, y/u oración
Invocación con lecturas antifonales

Pastor: Nuestro socorro está en el nombre de Jehová


Congregación: Que hizo el cielo y la tierra
Salmo 124:8
Los ojos de todos esperan en ti
Y tú les das su comida a su tiempo
Abres tu mano
Y colmas de bendición a todo ser viviente
Salmo 145:15,16
Pastor: «Oremos»
Dios Padre Todopoderoso, tú que todo lo ves, quien conoces todo corazón, ante quien no hay cosa
secreta - limpia nuestros pensamientos y corazones por tu Santo Espíritu, para perfeccionar tu amor
en nosotros, y para que podamos exaltarte perfectamente por medio de Jesucristo, Amén.

La ofrenda por los pecados

El llamado a la confesión: «Amados, acerquémonos al Señor con corazón contrito, y confesemos


nuestras ofensas a Dios, implorando su perdón en el santo nombre de Jesucristo».

Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad,


Y en cuyo espíritu no hay engaño. Salmo 32:2

Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad.


Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú
perdonaste la maldad de mi pecado Salmo 32:5

Lectura de los 10 mandamientos (u otro pasaje que


declara la voluntad de Dios)

18 Adaptado de un ejemplo que da Meyers de un culto de su iglesia, The Lord’s Service, p. 159-162.
18
(Oración) Dios Todopoderoso, tú quien eres rico en misericordia para con todos lo que invocan tu
nombre, escucha mi clamor, que vengo en humildad, confesando mi pecado e implorando tu perdón
y tu misericordia. He violado tu ley santa en mis hechos, y con los deseos pecaminosos de mi
corazón. Confieso mi desobediencia, mi falta de gratitud, mi orgullo, y todas mis fallas ante ti, ante
mi familia, y mis amigos. Ten misericordia de mi, Padre de misericordia, y por tu bondad permite
que te pueda servir para siempre, agradándote con mi vida. Te pido esto únicamente por medio de
Jesucristo, mi Salvador y Señor.

(Pastor): Ahora escuchen las buenas nuevas del Señor. Dios, nuestro Padre celestial, manifiesta su
misericordia para con nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. En el nombre del Señor le declaro el perdón
completo de Dios por medio de Jesucristo en el poder del Espíritu Santo.

Y todo el pueblo de Dios dice: ¡Amén!

La ofrenda de ascenso

Pastor: ¡Levanten sus corazones!


Los levantamos al Señor

Demos gracias al Señor nuestro Dios


Bueno es alabar a Dios

(Oración) Bueno es alabarte, o Dios, y bendecir tu nombre en todo tiempo y todo lugar, Padre eterno
y Rey fuerte. Con los ángeles del cielo, y con tu Iglesia en toda la tierra, te alabamos y exaltamos tu
glorioso nombre, cantando alabanzas:

(Canto)

Lectura del Antiguo Testamento


Lectura del Nuevo Testamento

Lectura antifonal de un Salmo

Credo apostólico o Niceno

Sermón

La ofrenda de tributo

Canto
19
Ofrendas
Oraciones

Pastor: Oremos por toda la iglesia, que Dios la defienda contra todo asalto y tentación del adversario
y que la guarde siempre fiel a Cristo

Congregación: Salva y defiende tu Iglesia universal, redimida con la preciosa sangre de Cristo.
Danos pastores y líderes conforme a tu Espíritu Santo, fortalece tu Iglesia por tu Palabra y los
sacramentos. Establece tu pueblo en la fe y las buenas obras. Santifica y unifica a los tuyos en todo
el mundo para ser una sola Iglesia santa, dando testimonio de ti. Amen.

Pastor: Oremos por nuestros misioneros

Envía tu luz y tu salvación a los fines de la tierra, o Dios. Levanta siervos fieles de Cristo para
tu obra en nuestro país y tierras lejanas. Otorga fuerzas y perseverancia para nuestros
misioneros y evangelistas. Que puedan regocijarse en una cosecha abundante para tu nombre.
Derrama tu Espíritu sobre toda carne, y apresura la venida de tu reino. En Cristo Jesús,
Amén.

Pastor: Oremos por todos lo que están en posiciones de autoridad, para que podamos vivir quieta y
reposadamente, en paz y honestidad.

Nuestro gran Dios de misericordia, tú que tienes en tu mano todo el poder, tú que has ordenado que
los gobernantes castiguen la maldad y recompensen el bien, pedimos que dirijas al presidente de
nuestro país, y a todos los que gobiernan en sus respectivos oficios, para que obren rectitud y
justicia. En el nombre de Jesucristo, Amén.

Pastor: Oremos por todos los que estén afligidos o enfermos en cuerpo o en alma:

Dios de misericordia, oramos que tú consueles con tu gracia y Espíritu Santo a todo aquél que esté
triste, que tenga necesidad, que esté enfermo o padezca adversidad. Recuerda a los que padecen
persecución por tu nombre. Recuerda a los de nuestra congregación (nombres específicos). Consuela
al anciano en su vejez. Y a todo tu pueblo comunica tu amor y gracia por Jesucristo, en cuyo nombre
oramos, Amén.

Pastor: Finalmente, ofrezcamos la oración que nos enseño nuestro Señor Jesucristo:

Padre Nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino, hágase tu voluntad,
como en el cielo así también en la tierra. el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy, y perdónanos
nuestras deudas, así como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en
tentación, mas líbranos del mal, porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por todos los siglos,
Amén.

20
La ofrenda de paz

Oración de gratitud por el sacramento - La Santa Cena


Palabras de la institución del pan y vino
Distribución y comunión de la Cena del Señor

Pastor: Que Dios le fortalezca y le preserve por estos signos y sellos de nuestra salvación, para que
ande en fe y obediencia. En el nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo,

Congregación: Amén

Canto de gratitud

Bendición (Por ejemplo, Números 6:24-26)

Doxología

Salida y saludos mutuos

21
¿SE PREDICA HOY OTRO EVANGELIO?
por Guillermo Green
Vol. 6, No. 2

E xiste el evangelio verdadero, y existe un anti-evangelio. Existe el Cristo verdadero y existe un


anticristo. Existe el Dios verdadero y existen los dioses falsos. Durante la historia de la Iglesia desde
tiempos antiguos algunos han introducido los anti-evangelios dentro del seno de la Iglesia.
Pablo luchó con este problema con los gálatas. Pablo reprende a los cristianos en esa ciudad por
haberse alejado del verdadero evangelio, el mensaje de la gracia de Dios en Cristo (1:6). Se dejaron llevar
por algunos que los estaba engañando. A penas comenzando su carta, y Pablo les dice:

Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea
anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que
habéis recibido, sea anatema (Gal. 1:8,9).

En pocas palabras ¿cuál fue el error de estos que ‘pervertían’ el evangelio? No negaban a Cristo, no
negaban a Dios - de hecho, no parecen haber negado ninguna doctrina básica del evangelio. Lo que hacían
era añadir otras condiciones para poder recibir la plena bendición de Dios. En este caso, los engañadores en
Galacia les decían a los cristianos que debían guardar ciertas leyes de Moisés para poder recibir todo el
poder del Espíritu Santo, toda la bendición plena de Dios. Añadían al mensaje de fe y gracia que Pablo
había llevado.
En los siglos posteriores a la Iglesia primitiva, muchos añadieron otras cosas también, al extremo
que se requirió una reforma completa de la Iglesia para retornar al verdadero evangelio (la Reforma
protestante del siglo 16). Sin embargo, en nuestros días, estamos presenciando el desvío una vez más,
porque muchos añaden doctrinas de hombres al mensaje bíblico. De muchas maneras hoy se enseña que
para recibir la plena bendición de Dios, se debe cumplir con esto o lo otro. Otros de forma más descarada,
convierten el mensaje del evangelio en un mensaje de craso materialismo. Toda enseñanza que pone otras
condiciones para recibir al Espíritu Santo - ayunos, oraciones, ejercicios, lenguas - atenta contra el mensaje
de sola fide y sola gratia del evangelio. Toda enseñanza que pone como condición para recibir la bendición
de Dios - «declarar con fe» - niega las promesas de nuestro Padre celestial. Toda enseñanza que pone como
condición de tener paz en la vida - «ritos para romper maldiciones del pasado» - niega el poder del
evangelio.
En Gálatas capítulo 1 podemos aprender algunas lecciones muy importantes para la iglesia de hoy.
En primer lugar Pablo enfatiza que los gálatas ya habían recibido el evangelio, y ni Pablo mismo podía
cambiarlo. Este enfoque dista mucho de las enseñanzas de hoy. Pablo pone énfasis en el depósito, dejado
una vez por todas a los santos (ver 2 Tim. 1:14; Judas 3). Este depósito del evangelio no es cambiable por
nadie, no por Pablo mismo ¡ni aun por un ángel del cielo! (Gal. 1:8). Creo que las implicaciones de esta
gran verdad deben impactar nuestras iglesias hoy de una forma más profunda. Lo que Pablo destaca es lo
objetivo del evangelio. El evangelio no es abierto a diversas interpretaciones, no acepta que otros agreguen o
quiten. Es un depósito dejado y goza de objetividad divina. El ‘anatema’ - o sea, la ‘maldición’ - de Dios
estará sobre cualquiera que tergiverse o pervierta este depósito.
En segundo lugar, Pablo no liga el evangelio en última instancia a la autoridad personal. Aunque
Pablo en sus cartas apela a su apostolicidad, aquí en Gálatas Pablo destaca el hecho que hay una autoridad
superior a toda persona - aun él mismo. La predicación inspirada, y las escrituras inspiradas (el A.T. y los
libros del N.T. que ya hubiera) tenían mayor autoridad para Pablo que sus propias opiniones personales.
1
Encontramos este mismo respeto en Pedro, quien comenta sobre las cartas inspiradas de Pablo, y las pone a
la par de las ‘otras escrituras’, las cuales algunos «tuercen para su propia perdición». Los apóstoles como
personas no eran infalibles - como Pablo les recuerda a los mismos Gálatas, cuando habla de la vez que tuvo
que reprender a Pedro (Gál. 2:11). Lo infalible fue su testimonio y sus escritos inspirados por el Espíritu de
Dios. Hoy encontramos una tendencia perniciosa de creer con base en el personaje, no en su fidelidad a las
escrituras. Le creemos a cualquiera que diga «Recibí una palabra de Dios», ignorando la verdadera Palabra
de Dios. Son los niños ingenuos que son secuestrados por adultos que dicen que tienen un dulce o una
sorpresa para ellos. Asimismo, son los inmaduros en la fe que están siendo secuestrados por los falsos
maestros. Pero no tenemos razón de ser inmaduros, sino que ya muchos debemos ser maestros porque
tenemos la Palabra de Dios entre nosotros (ver Hebreos 5:11-14). Cuando los falsos apóstoles y falsos
profetas de la televisión o de las grandes campañas hablan de sus propias visiones y su propia autoridad, dan
evidencia que están bajo el anatema de Dios. Nadie necesita mayor autoridad que: «Escrito está».
En tercer lugar, queda claro que añadir o quitar lo más mínimo del evangelio consiste en una traición
total, y convierte el mensaje en un anti-evangelio. Pablo lucha por convencer a los gálatas que su carrera
temeraria los dejará sin la gracia de Dios, sin la libertad de Dios y sin la salvación. El meollo del mensaje
del evangelio es la justificación gratuita por la fe en Cristo, quien cumplió los requisitos de la ley a nuestro
favor, e imputa su justicia a los que creen en él (Gál. capítulos 3, 4). Y el resultado del verdadero evangelio
es la verdadera libertad (Gál capítulo 5,6). En pocas palabras, ¡es imprescindible estar seguro que tenemos
el verdadero evangelio! Si estamos siguiendo otro evangelio, no sólo estamos engañados, sino que estamos
en grave peligro.
Yo acostumbro preguntarle a las personas: «Para ud., ¿qué es el evangelio?» Increíblemente la
mayoría de las personas que se auto-identifican como ‘evangélicas’ no pueden contestar esta sencilla
pregunta mejor que los católicos o los ateos. Demasiado pocas personas tienen una noción clara del
evangelio, las ‘buenas nuevas de Dios.’ Muy probablemente esto contribuye a lo fácil que ha sido engañar a
poblaciones enteras con el ‘anti-evangelio’ que tanto se está promoviendo hoy.
Es importante recalcar que la verdadera libertad está ligada al verdadero evangelio. Muchos pastores
hemos tenido que enderezar o rescatar personas dañadas por los falsos evangelios, y no es fácil. Pero una
vez que las personas encuentren la verdadera libertad de la justificación completa, la reconciliación con
Dios con base en la obra completa de Cristo, la seguridad de que el Espíritu de Dios me acompaña en todo
momento - estas personas se preguntan: «¿Cómo puede ser posible que me engañaran tan fácilmente?»
Creo que una de las respuestas a la última pregunta es porque los que hemos sido iluminados por la
gracia de Dios para recibir el verdadero evangelio somos cobardes y miedosos frente a las luces y la bulla de
los falsos maestros. Como la tortuga, nos hemos metido dentro de nuestras conchas sólo esperando que no
nos dañen a nosotros - sin pensar en un mundo entero que está siendo perjudicado. Es hora de despertarnos.
Es hora de tomar consciencia de las multitudes que no tienen acceso a la verdad, y cuya salvaci ón misma
peligra. Es hora de pensar en los muchos esclavizados a un dios falso, a un anticristo, por medio de un anti-
evangelio. Pablo abre su carta a los gálatas recordándoles que Cristo murió para «librarnos del presente
siglo malo...» Sólo Cristo, sólo el evangelio, sólo Dios nos puede librar de este siglo malo. Si no estamos
100% seguros de que tenemos a Cristo por medio del evangelio verdadero - no deberíamos descansar hasta
tener esa seguridad. Si no estamos 100% seguros de que estamos predicando el verdadero evangelio, no
debemos subir a otro púlpito hasta tener esa seguridad.

Hay un evangelio verdadero, objetivo y real. Hay también un anatema venidero, objetivo y real.

2
LA CENTRALIDAD DE LA PREDICACIÓN
DE LA PALABRA EN EL CULTO
por Hermisten Maia Pereira da Costa1
Vol. 6, No. 2
(La Iglesia evangélica mantiene un énfasis hoy en la predicación. Sin embargo, su uso varía mucho. El hermano Hermisten
analiza bíblicamente la predicación.No hemos podido traducir las notas de pie al español, sin embargo, la mayoría se entiende)

D entro de la visión reformada, la Palabra de Dios ocupa el lugar central del culto, ya que es a través
de ella que Dios nos habla2. Dios se dignó de revelarse a sí mismo como Palabra y por medio de la
Palabra: «En el principio era el Verbo» (Juan 1:1). «En el principio, no era la música, ni el teatro.
Dios identifica a su Hijo, quien es Dios, con su Palabra. Esto es tremendamente importante». 3 «Uno de los
objetivos del sermón, sin duda el más elevado, debe ser la adoración de Dios y la exaltación de su nombre».4
La predicación no debe ser rechazada (1 Tes. 5:19-21); ella debe ser entendida como la Palabra de
Dios para nosotros; rechazarla es lo mismo que rechazar el Espíritu de Dios (ver 1 Tes. 4:8)5. El mundo se
caracteriza por oír ansiosamente otra cosa que no sea la Palabra de Dios (1 Juan 4:5). Como hay falsos
predicadores y falsos maestros, es necesario ‘probar’ lo que se está predicando para ver si el contenido se
ajusta con la Palabra de Dios (Hechos 17:11,12; 1 Juan 4:1-6). Sin embargo, en este período de grandes
transformaciones culturales se hace evidente que los hombres - en forma más y más vehemente - quieren oír
más el reflejo de sus propios deseos y pensamientos, el discurso sobre sus propias prácticas. Siendo así, la
palabra que debería ser profética, tiende con demasiada frecuencia (así firmando su obituario) a tornarse
algo apetitivo para el publico, algo que afirma sus valores. También sucede que los predicadores estamos
tentados a usar nuestra «elocuencia» para compartir algunas generalidades de la semana, por supuesto
incluyendo alguna alusión bíblica aquí o allá para justificar nuestra «predicación». La realidad es que una
generación incrédula es siempre cínica y crítica con respecto a la Palabra profética.6

1. Los oráculos de Dios


La Iglesia fue encomendada con la Palabra de Dios, la cual ella debe preservar con sus enseñanzas y
su práctica (Rom. 3:2; 1 Tim. 3:15). Calvino entendía que «la verdad, entonces, sólo es preservada en el
mundo a través del ministerio de la Iglesia. Aquí entendemos cuan grande peso de responsabilidad reposa
sobre los pastores a quienes se ha confiado el encargo de un tesoro tan inestimable» 7. Es por esto que «un
buen pastor debe estar siempre alerto para que su silencio no propicie la invasión de doctrinas impías y

1 El autor es ministro de la Igreja Presbiteriana do Brasil, pastorea la Igreja Presbiteriana Ebenézer, Osasco (SP) es
profesor de Teologia Sistemática y Contemporanea en el Seminário Presbiteriano Rev. José Manoel da Conceição en São Paulo
y del Curso de Pós-Graduação em Ciências da Religião de la Universidade Presbiteriana Mackenzie, São Paulo.
2 Ver Segunda Confesión Helvética, XXIII, Confesión de Westminster 21.5; Juan Calvino, Institución, IV.1.5
3 John Piper, O Lugar da Pregação na Adoração: en Fé para Hoje, São José dos Campos, SP., Fiel, #11
4 D. Martyn Lloyd Jones, Do Temor a Fé, Miami: Vida, 1985, p. 46
5 Vd. J. Calvino, As Institutas, I.9.3.
6 Vd. D. Martyn Lloyd-Jones, Do Temor à Fé, Miami, Vida, 1985, p. 46-47.
7 João Calvino, As Pastorais, São Paulo, Paracletos, 1998, (1Tm 3.15), p. 97. Ver também: João Calvino, As Pastorais,
(1Tm 3.15), p. 97-98; (Tt 1.9); p. 313; João Calvino, Efésios, São Paulo, Paracletos, 1998, (Ef 4.12), p. 124-125; As Institutas,
IV.1.5; IV.3.11; David M. Lloyd-Jones, A Unidade Cristã, São Paulo, PES., 1994, p. 167.
1
dañinas, o que permita una oportunidad libre para que los perversos los difundan». 8 Por tanto el ministro
debe tener una fidelidad inmovible ante la Palabra: Es demasiado arriesgado apartarse aunque sea un pelo. A
causa de la debilidad de la carne, somos excesivamente inclinados a caer, y el resultado es que Satanás, por
medio de sus siervos, rápidamente y fácilmente destruye lo que los maestros piadosos construyen con
grande y penoso labor»9. En otro lugar, comentando sobre Gálatas 5:9, Calvino insiste: «Esta cláusula los
advierte de cuán dañina es la corrupción de la doctrina, para que cuidaran de no ignorarla (como es de
costumbre), como si la doctrina fuera algo de poco o ningún riesgo. Satanás entra en acción con astucia, y
obviamente no destruye el evangelio en su totalidad, sino que mancha su pureza con opiniones falsas y
corruptas. Muchos no tienen en cuenta la gravedad del mal, y por esto hacen una resistencia menos radical...
Debemos ser muy catuelosos, no permitiendo que algo (extraño) sea añadido a la íntegra doctrina del
evangelio»10. Escribiendo a Cranmer (¿Julio, 1552?) dice: «La sana doctrina ciertamente jamás prevalecerá
hasta que las iglesias sean mejor provistas de pastores calificados, quienes puedan desempeñar con seriedad
el oficio de pastor».11 Por esto «Es casi imposible exagerar la cantidad de prejuicio que causa la predicación
hipócrita, cuyo única meta es la ostentación y el espectáculo vacío».12

2. El profeta Amós y la religiosidad estereotipada


Recordemos un poco el caso de Amós. El profeta Amós ubica bien el período de su mensaje,
indicando que era en el reinado de Uzías en Judá y Jeroboam II en Israel. Uzías comenzó a reinar en el año
7 de Jeroboam (2 Reyes 15:1). Jeroboam reinó 41 años (2 Reyes 14:23). Amós vivió en un período de gran
riqueza y abundancia, y al mismo tiempo, inmoralidad. Jeroboam lograría restaurar las fronteras del Reino
del Norte. Había riquezas y abundancia en su reino, resultado de los despojos de guerra y de negocios
ventajosos realizados con Damasco y con otras naciones al norte y al nordeste. Pero juntamente con la
prosperidad - de la cual la clase baja no participó en nada - había un materialismo dominante, caracterizado
por la explotación de los pobres y la inmoralidad, mientras intentaban aplacar la ira de Dios con ceremonias
vacías.13
El mensaje de Dios a través del profeta es destinada más específicamente al Reino del Norte, con su
capital en Samaria, comúnmente llamado ‘Israel’ (Amós 7:11; 1:1). Fue proferido por lo menos dos años
antes de su redacción; ahora, después del terremoto predicho, Amós les recuerda lo que aconteció y muestra
lo que aún está por venir (Amós 1:1; 2:13; 7:10; 8:8; Zac. 14:5). Su libro fue escrito alrededor de 760-755
a.C. Su mensaje es un lamento por la situación del pueblo (Amós 5:1,2). La métrica utilizada en su registro,
propia de los cantos fúnebres, testifica a la tristeza del poeta mediante el mensaje que lleva al pueblo. 14
Amós era un hombre humilde, del campo, cuidaba bueyes y cosechaba sicómoros15 (Amós 1:1; 7:14). Vivía

8 João Calvino, As Pastorais, (Tt 1.11), p. 316.


9 João Calvino, As Pastorais, (Tt 1.11), p. 317.
10 João Calvino, Gálatas, São Paulo, Paracletos, 1998, (Gl 5.9), p. 158-159.
11 Calvin to Cranmer, Letter 18. In: John Calvin Collection, The AGES Digital Library, 1998. Do mesmo modo, Letters
of John Calvin, Selected from the Bonnet Edition, Carlisle, Pennsylvania, The Banner of Truth Trust, 1980, p. 141-142.
12 João Calvino, As Pastorais, (1Tm 6.3), p. 164.
13 Cf. G. Archer Jr. Merece Confiança o Antigo Testamento, São Paulo, Vida Nova, 1974, p. 358-359.
14 Ver: J.A. Motyer, O Dia do Leão: A Mensagem de Amós, São Paulo, ABU Editora, 1984, p. 100-101.
15 Sicômoros, “ou figueiras bravas, uma árvore donde se extraía um tipo de seiva, ao serem feitas incisões na época certa,
quando então essa seiva formaria um tipo de bola endurecida que os pobres compravam como frutas.” (G. Archer Jr. Merece
Confiança o Antigo Testamento, p. 358). Sicómoros...
2
en Tecoa, que quedaba a 10 km al sur de Belén, siendo una región pastoril, caracterizada por montañas con
una altura de 850 metros.
Dios está profundamente airado con su pueblo elegido, y por eso lo disciplinaría (Amós 3:1,2).
Amós describe de forma vívida la situación de Judá y, principalmente, de Israel. El principal problema es
que han rechazado la ley de Dios y no guardan sus estatutos; por tanto no actuaban rectamente; cambiaron el
mensaje de Dios en algo amargo, arrojándola al suelo (Amós 5:7; 6:12): «... menospreciaron la ley de
Jehová, y no guardaron sus ordenanzas, y les hicieron errar sus mentiras,» (Amos 2:4). «... Israel no sabe
hacer lo recto, dice Jehová, atesorando rapiña y despojo en sus palacios» (Amós 3:10).
Como resultado de la desobediencia a la ley de Dios, todas las relaciones están trastornadas,
marcadas por el dominio del pecado:

a) La vida familiar

La inmoralidad - padre e hijo cohabitando con la misma mujer (Amós 2:7)

b) La vida social, política y económica

a) Jueces corruptos: Amós 2:6,7; 5:12


b) Injusticias de todo tipo: Amós 5:7; 6:12
c) Opresión: Amós 3:9, 4:1; 8:4-6; 5:11,12
d) Explotación de los pobres: Amós 5:11,12; 8:4-6
e) Insensibilidad para con el sufrimiento ajeno: Amós 4:1; 6:6

c) La vida religiosa

a) Las ofrendas eran mecánicas, no alteraban en nada su conducta. Ellos se conformaban con el
ritual: Amós 4:4,5
b) Aborrecían la instrucción: Amós 5:10

Aquí está el punto principal: no querían oír la Palabra de Dios, y por tanto intentaban corromper los
mensajeros de Dios (Amós 2:11,12; 5:10; 7:14-16). El mensaje profético era entendido como complot
(Amós 7:10). Y lo trágico de todo esto es que el mensaje que no querían oír era justamente el que los podía
salvar, porque Dios les estaba hablando a través del profeta. Pero ellos no querían que se les profetizara:
«Porque Jehová no hará nada sin que revele su secreto a sus siervos los profetas» (Amós 3:7). Pero «ellos
aborrecieron al reprensor en la puerta de la ciudad, y al que hablaba lo recto abominaron» (Amós 5:10).
Amós, fiel a su llamado, testifica en contra del esfuerzo del pueblo para callarlo: «Y Jehová me tomó
de detrás del ganado, y me dijo: Vé y profetiza a mi pueblo Israel. Ahora, pues, oye palabra de Jehová. Tú
dices: No profetices contra Israel, ni hables contra la casa de Isaac» (Amós 7:15,16; ver Amós 2:12).
Entretanto que el pueblo no oía el profeta, se alimentaba de mentiras (Amós 2:4). Dios señala la falta
de sensibilidad espiritual del pueblo al no convertirse a El: (del mismo modo que Hageo)
a) hambre adelante: Amós 4:6
b) sequía adelante: Amós 4:7,8
3
c) plaga adelante: Amós 4:9
d) peste adelante: Amos 4:10
e) catástrofe adelante; Amós 4:11
Dios dice que castigará a su pueblo (Amós 3:2,14); lo abandonará (Amós 6:8). Dios no es
sobornable mediante cultos mecánicos que no cambian en nada su conducta. Al pueblo le gustaba sólo el
ritual (Amós 4:4,5; 5:21; Miqueas 6:6-8; Oseas 6:6; 1 Samuel 15:22; Oseas 8:13).
El ritualismo vacío puede ser ilustrado en la vida de Israel. Las naciones tienen por costumbre tener
sus lugares sagrados que señalan algún gran acontecimiento o algún gran personaje en su historia. Se dirigen
hacia estos lugares para rendir culto o bien para buscar inspiración. El pueblo de Israel también tenía esta
práctica, pues el libro de Amós nos habla de tres lugares (Amós 5:1-6):
a) Betel: Jacob tuvo una visión de Dios y concluyó diciendo que Dios estaba en aquel lugar (Gen.
28:16). Aquí Jacob salió con una nueva perspectiva de la vida amparada de las promesas de Dios (Gen.
28:13-15). Mas tarde Jacob fue a Betel recordando la anterior revelación de Dios hacia él (Gen 35:7) y tuvo
una nueva experiencia: Dios le habló (Gen. 35:15), cambió su nombre - él ya no se llamaría Jacob, sino
‘Israel’ (Gen. 35:10). Betel significaba la presencia de Dios y su poder renovador.
b) Gilgal: Josué erigió un monumento con doce piedras después de cruzar a pie el río Jordán.
También ahí los hombres que nacieron en el desierto fueron circuncidados y el pueblo celebró la pascua
(Jos. 4 y 5). Gilgal era el santuario que proclamaba la herencia y la posesión de la tierra prometida de
acuerdo con la voluntad de Dios.16
c) Beerseba: Abraham hizo un pacto con Abimelec e invocó el nombre del Señor. Abimelec dijo a
Abraham: «Dios está contigo en todo lo que haces» (Gen. 21:22). La bendición de Dios.
Dios no quiere que su pueblo busque mecánicamente los lugares de culto, corrompidos por ellos
mismos (Amós 5:5; 4:4), sino que busquen a Dios mismo para que tengan vida (Amós 5:6). Buscar a Dios
es lo opuesto a meras peregrinaciones a lugares santos, a santuarios como Betel, Gilgal y Beerseba (Amós
3:14; 4:4-5; 8:14); estos santuarios juntamente con el pueblo estaban bajo juicio.
Por causa de su pecado, Israel sería destruido (Amós 3:11-12; 5:3; 6:16), siendo llevado en
cautiverio (Amós 4:2,3; 6:7; 7:11,17). Israel debe prepararse para encontrarse con el Señor, y para rendir
cuentas a él (Amós 4:12,13). Mientras tanto el mensaje de Dios permanecía hasta el último instante,
llamando al pueblo a una actitud de arrepentimiento y de buscar a Dios. La única solución para Israel estaba
en la proclamación de Amós: «Buscad al Señor y vivid» (Amós 5:6).
Es necesario que no permitamos que una religiosidad estereotipada caracterice nuestra vida. Dios no
quiere que simplemente cumplamos unos ritos. Él quiere que lo busquemos a él. Los ritos sólo tienen valor
cuando son realizados conforme a la Palabra y con sinceridad. Nuestra única esperanza real de salvación es
buscar a Dios.
Como vimos, el pueblo no quería oír el mensaje profético. En el siglo 19, Spurgeon (1834-1892),
comentando sobre la relevancia del sermón en la adoración, escribe: «Oír correctamente el evangelio es una
de las partes más nobles de la adoración al Altísimo. Es un ejercicio mental en que, cuando practicado
correctamente, todas las facultades del hombre espiritual son llamadas a realizar actos de devoción. Oír
reverentemente la Palabra ejercita nuestra humildad, instruye nuestra fe, nos envuelve en una robusta
alegría, nos inflama de amor, nos inspira al celo por Dios, y nos eleva hasta los cielos». 17

16 J.A. Motyer, O Dia do Leão: A Mensagem de Amós, p. 100.


17 Charles H. Spurgeon, Lições aos Meus Alunos, São Paulo, PES., 1982, Vol. 2, p. 64.
4
3. La fidelidad vs. la popularidad
En el libro de Amós vemos un ejemplo del desprecio de la profecía, y al mismo tiempo, la fidelidad
del profeta. Me parece correcto el comentario de Vincent cuando declara que «La demanda genera la
provisión. Los oyentes contratan y moldan a sus propios predicadores. Si la gente quiere un becerro de oro
para adorar, el ministro que fabrica becerros se busca y se halla. 18 Es necesario que pongamos mucha
atención en esto, para no caer en esta trampa, ya que no es difícil confundir los efectos de un mensaje con el
contenido de lo que anunciamos: la predicación debe ser evaluada por su contenido, y no por sus supuestos
resultados. Este punto está relacionado con el crecimiento de la Iglesia. Iain Murray está en lo correcto,
cuando afirma, « El crecimiento espiritual en la gracia de Cristo viene en primer lugar. Dondequiera que
este crecimiento es menospreciado a cambio de buscar ‘resultados’, puede haber sucesos, pero ser án de poca
duración, y al final resta eficacia genuina de la Iglesia. La dependencia de números de miembros, o la
preocupación con números con frecuencia se ha convertido en una trampa para la Iglesia». 19
Es fácil caer en una confusión entre contenido y resultados porque, como enfatiza MacArthur, «El
predicador trae el mensaje que más necesita oír la gente, pero a la vez es el mensaje que menos le gusta oír.20
Con base en esta observación, la popularidad podría en muchos casos ser un testimonio de infidelidad de
parte del predicador en la transmisión de la voz profética. Recordemos, «Toda la tarea del ministro fiel gira
en torno de la Palabra de Dios - guardarla, estudiarla, y proclamarla». 21 También, «Nadie puede predicar con
poder sobrenatural, si no predica la Palabra de Dios». 22 Entre más confiamos en el poder de Dios para obrar
a través de la Palabra, menos estaremos dispuestos a confiar en nuestra supuesta capacidad. Nuestra oratoria
ciertamente no es totalmente adecuada, sin embargo, la Palabra que predicamos jamás será ineficaz en su
propósito. En este sentido, escribe Chapell, «Cuando los predicadores perciben el poder que la Palabra
posee, la confianza en su llamado crece, de la misma medida que su orgullo hacia sí mismo disminuye. No
tenemos que temer nuestra ineficacia cuando hablamos las verdades que Dios revistió de poder para el
cumplimiento de sus propósitos. Por el contrario, si creemos que nuestros talentos producen la
transformación espiritual en las personas, nos volvemos semejantes al mensajero que pide premio por haber
puesto fin a la guerra sólo porque entregó la declaración de paz. El mensajero tiene una tarea noble que
realizar, pero pondrá en riesgo su misión y despreciará al verdadero victorioso si busca ‘hazañas’ personales.
El mérito, la honra y la gloria en relación con los efectos de la predicación pertenecen sólo a Cristo, pues
solamente la Palabra produce renovación espiritual».23
Recordemos que el predicador no ‘comparte’ opiniones, ni da sus ‘opiniones’ sobre un texto bíblico.
Su tarea no es hacer paráfrasis irreverentes del texto, sino predicar la Palabra de Dios. Su objetivo es
expresar lo que Dios dice a través de sus siervos. Debe predicar, explicar y aplicar la Palabra a los oyentes.
La aprobación de Dios no viene sobre nuestras teorías o desvíos, mucho menos sobre la ‘gracia’ de nuestros
chistes, sino sobre su Palabra. Es por esto que el predicador predica el texto, de donde viene la verdad de
Dios para su pueblo.

18 Marvin R. Vincent, Word Studies en the New Testament., Peabody, MA., Hendrickson Publishers, [s.d.], Vol 4, (2 Tm
4.3), p.321.
19 Iain Murray, A Igreja: Crescimento e Sucesso: In: Fé para Hoje, São José dos Campos, SP., Fiel, nº 6, 2000, p. 27
20 John F. MacArthur Jr., Com Vergonha do Evangelho, São José dos Campos, SP., Fiel, 1997, p. 35. Packer, faz uma
pergunta inquietante: “Costumamos lamentar, hoje em dia, que os ministros não sabem pregar; mas não é igualmente verdadeiro
que nossas congregações não sabem ouvir.” (J.I. Packer, Entre os Gigantes de Deus: Uma visão puritana da vida cristã, São
José dos Campos, SP., FIEL, 1996, p. 275).
21 John F. MacArthur Jr., Com Vergonha do Evangelho, p. 29
22 John F. MacArthur Jr., Com Vergonha do Evangelho, p. 30.
23 Bryan Chapell, Pregação Cristocêntrica, São Paulo, Editora Cultura Cristã, 2002, p. 22.
5
En el último día, cuando Cristo regrese, ciertamente no le va a interesar a qué escuela de homilética
pertenecíamos, ni si éramos ‘progresistas’ o ‘conservadores’, sino si fuimos fieles a su Palabra en nuestra
vida y nuestra predicación.
Insistimos: debemos estar atentos con sinceridad a lo que el Espíritu dice a la Iglesia por la Palabra,
con el fin de practicar sus enseñanzas; y esto tiene validez tanto para aquel que la oye como para quien la
predica.
Por otro lado, aquel quién predica debe estar consciente de que el púlpito no es el lugar para ejercitar
las opiniones personales y subjetivas pero sí, para predicar la Palabra, anunciando todo el plan de Dios, bajo
la iluminación del Espíritu. Alexander R. Vinet ( 1797 - 1847 ) usó una buena definición de la predicación,
al decir que ella es «la explicación de la Palabra de Dios, la exposición de las verdades cristianas, y la
aplicación de estas verdades a nuestro rebaño».24 Sin la Palabra, el púlpito se vuelve un lugar que sólo sirve
para suministrar una terapia, para aliviar las tensiones de un público cansado y ansioso, en busca de un
alivio para sus necesidades sentidas. Se puede lograr el alivio del síntoma, pero no la cura para sus
necesidades reales.
Otra verdad que debe ser puntualizada es que apesar de que muchos de nosotros no somos ‘grandes’
predicadores25, y que existen predicadores infieles, Dios dice que su Palabra es más poderosa que nuestra
incompetencia o la infidelidad de otros. Por eso, existe responsabilidad de ambos lados : Quién predica, que
predique la Palabra, quién oye, oiga con discernimiento la Palabra del Espíritu de Dios. Recientemente leí
Chapell, y decía: «Los esfuerzos personales de los más grandes predicadores son aún muy débiles y
manchados por el pecado para ser responsables por el destino eterno de las personas. Por esta razón Dios
infunde su Palabra con poder espiritual. La eficacia del mensaje, mas que cualquier virtud del mensajero,
transforma corazones».26 Más adelante dice: «La gloria de la predicación es que Dios realiza su voluntad por
medio de ella, pero somos siempre humillados y ocasionalmente confortados con el conocimiento de que El
actúa mas allá de nuestras limitaciones humanas».27 Además dice: «Puede ser que usted jamás oiga elogios
del mundo o sea pastor de una iglesia con millares de miembros, pero una vida de piedad junto con una
clara explicación de la gracia salvadora y santificadora de las Escritura es testimonio del poder del Espíritu
para la gloria de Dios».28
Debemos tener siempre en nuestras mentes que la predicación fue el medio escogido por Dios para
transformar las personas y edificar su pueblo, preservando la sana doctrina por medio de la Iglesia que es
baluarte de la verdad.29

24 A.R. Vinet, Pastoral Theology: or, The Theory of the Evangelical Ministry, 2ª ed. New York, Ivison, Blakeman,
Taylor & Co. 1874, p. 189.
25 É-nos alentadora a observação de Spurgeon: "O pregador do evangelho pode não ser um bom pregador. Mas o Senhor
fala aos pecadores mesmo por meio de pregadores incultos." (C.H. Spurgeon, Sermões Sobre a Salvação, São Paulo,
Publicações Evangélicas Selecionadas, 1992, p. 46). Do mesmo modo, Chapell: “Grandes dons não o tornam grande pregador. A
excelência técnica da mensagem pode repousar nas suas habilidades, mas a eficácia espiritual da sua mensagem reside em
Deus.” (Bryan Chapell, Pregação Cristocêntrica, p. 25).
26 Bryan Chapell, Pregação Cristocêntrica, p. 18. À frente continua: “Pregação que é fiel à Escritura converte, convence
e amolda o espírito de homens e mulheres, pois ela apresenta o instrumento da compulsão divina, e não que pregadores tenham
em si mesmos qualquer poder transformador.” (Bryan Chapell, Pregação Cristocêntrica, p. 19).
27 Bryan Chapell, Pregação Cristocêntrica, p. 25.
28 Bryan Chapell, Pregação Cristocêntrica, p. 33.
29 MacArthur acentua com veemência em lugares diferentes: “.... Não ousemos menosprezar o principal instrumento de
evangelismo: a proclamação direta e cristocêntrica da genuína Palavra de Deus. Aqueles que trocam a Palavra por
entretenimento ou artifícios descobrirão que não possuem um meio eficaz de alcançar as pessoas com a verdade de Cristo.”
(John F. MacArthur Jr., Com Vergonha do Evangelho, p. 117-118). “Os que desejam colocar a dramatização, a música e outros
6
Conclusión

La predicación es una tarea de interin; ella ocurre en un locus temporal: entre la realidad histórica
del Cristo encarnado y el regreso del Cristo glorificado, y es en esta condición que ella se realiza y se
desarrolla.30 La Iglesia predica la Palabra cumpliendo así su ministerio ordenado por Dios mismo; para tanto
ella se prepara de la mejor manera posible, usando de todos los recursos disponibles que se armonicen con
los principios bíblicos, recorriendo de modo indispensable al auxilio del Espíritu para ejecutar su misión.

Dado en São Paulo, 28,29 de Marzo, 2004


Traducido con permiso

meios mais sutis no lugar da pregação deveriam levar em conta o seguinte: Deus, intencionalmente, escolheu uma mensagem e
uma metodologia que a sabedoria deste mundo considera como loucura. O termo grego traduzido por ‘loucura’ [1Co 1.21] é
mõria, de onde o idioma inglês tira a sua palavra moronic (imbecil). O instrumento que Deus utiliza para realizar a salvação é,
literalmente, imbecil aos olhos da sabedoria humana. Mas é a única estratégia de Deus para proclamar a mensagem.” (Ibidem.,
p. 130).
30 Anthony A. Hoekema observou que: “O período entre a primeira e a segunda vinda de Cristo é a era missionária por
excelência. Este é o tempo da graça, um tempo em que Deus convida e insta com todos os homens para serem salvos.” (A.A.
Hoekema, A Bíblia e o Futuro, São Paulo, Casa Editora Presbiteriana, 1989, p. 187).
7
PROFETAS Y PROFECÍAS
por Juan Pablo Bongarrá
Vol. 6, No. 2

C uesta recordar que alguna “profecía” haya convulsionado el ambiente evangélico de la Argentina,
como la recibida hace unos días. La especie vino de Singapur pero era de un Coreano y el “adelanto”
nos llegaba a través de un Uruguayo. Traía palabras de prosperidad, especialmente para los
mendocinos de San Rafael. Nos anunciaba que cada año, de aquí al 2010, se iban a convertir dos millones
de compatriotas, el presidente iba a invitar a mil pastores a orar con él y una marea de inmigrantes vendría a
poblar nuestras tierras. Y seguía con más precisiones acerca de un futuro venturoso para nosotros.
A través de una rápida lectura, es sencillo descubrir contradicciones, inexactitudes y expresiones
delirantes. Lo que produce la lectura es la sensación de que otra vez el débil en la fe iba a ser engañado y
manipulado. Pero jamás pensábamos que pastores iban a creer semejante mensaje, buscar de invitar a quien
trajo esta palabra y que grupos de creyentes irían a comprar terrenos en la zona de San Rafael lugar donde
comenzaría la lluvia de bendición, según la profecía.
Asusta pensar que pastores y miembros de iglesias tengan tal tremenda necesidad de escuchar algo
nuevo, sorprendente, que los saque de la mediocridad; algo que les diga que los argentinos somos distintos,
elegidos, casi únicos. Al mismo tiempo, se hace evidente en otros, de otros países, la necesidad de inventar
cada año algo nuevo a fin de motorizar sus proyectos personales y generar recursos, programando
conferencias que incluyan tours a la Argentina, el país del “gran avivamiento”.
Llama la atención la poca memoria de estos hermanos; pero es imposible olvidar algunos anuncios
proféticos tales como:

● “Fueron expulsados los demonios de la Casa Rosada y del Ministerio de Economía. Como resultado
se detuvo la inflación”.
● “El próximo presidente de los argentinos saldrá de la congregación de un pastor (hoy caído en
desgracia)”.
● “El avivamiento argentino se multiplicaría en todo el mundo.”
● “Han sido conquistadas varias ciudades para Cristo: Resistencia, San Nicolás, La Plata”.
● “El Casino de Mar del Plata fue liberado de los demonios que lo poseían”. (¿Esto significa que los
cristianos podríamos ir al Casino, ahora que fue liberado…?)

Todo esto sin mencionar las palabras proféticas declarando sanidad en personas que poco después
pasaban a la eternidad.
El lector podrá agregar a esta lista otros tantos disparates sin ninguna dificultad.
El abuso de las frases: “El Señor me dijo”, “Recibí del Señor”, etc, la manipulación del texto
bíblico, y el cada vez menor uso del don de discernimiento de espíritus produce que cualquier cosa dicha
por estos modernos profetas es creída, publicada y seguida con resultados desastrosos para iglesias y
hermanos débiles en la fe, sin mencionar los efectos negativos fuera de la Iglesia.
Lo penoso es que esta ola que nos llega “del norte”, como tantas otras cosas, viene de organizaciones
y ministerios que lucran con producir “novedades” para luego desarrollar su negocio a través de libros,
conferencias y viajes. La supuesta creatividad no es otra cosa que una mala copia de un mal modelo. El

1
antecedente más cercano es el Movimiento Profético de Kansas City que diezmó cientos de iglesias,
destruyó ministerios y avergonzó el nombre del Señor.
Ahora nos toca a nosotros ver aterrizar en nuestra tierra a estos modernos profetas que dicen recibir
mensajes de Dios que pastores e iglesias les permiten dar sin ningún tipo de cuidado ni análisis.
Como ejemplo lamentable, consideremos una profecía recibida por la Sra. Cindy Jacob, que ella
misma escribió y publicó en una página en Internet. Rescato de la misma tres párrafos que evidencian el
grado de desvío a los que se llega cuando dejamos de basar nuestra fe en el texto sagrado y comenzamos a
confiar en nuestros sentimientos. Lo escrito se refiere a las conclusiones de un “encuentro de generales”,
pocos días antes del inicio de la guerra de los Estados Unidos contra Irak.

“Al preguntarle al Señor porqué Estados Unidos iría contra Irak, una de las razones que el Señor me dio fue que
él deseaba que protegiéramos a Israel de un ataque de Irak. Otra razón que el Señor me dio es que él deseaba
que el Oriente Medio se abriera al evangelio. Él deseaba humillar el espíritu del Islam”.

No puede hacerse ningún comentario a la primera parte dado que Irak no atacó a Israel. Pero sí
podemos analizar el segundo mensaje que el “el Señor le dio”. Basta conversar con los misioneros que
trabajan en países bajo la influencia del Islam —tengo una hija en esta situación— para comprobar que
sucede exactamente lo contrario a lo aquí expresado. La realidad es que como resultado de esta guerra los
musulmanes se han cerrado aún más al mensaje del evangelio. Hoy son los llamados cristianos, no los
musulmanes, los que arrojan toneladas de bombas sobre ciudades, pueblos y familias, sembrando la muerte
de miles de inocentes.

“Otros de los líderes nos dijo que ella había estado estudiando Jeremías 50: 2, que dice: «Anunciadlo en las
naciones, hacedlo saber; levantad también bandera, publicadlo y no lo encubráis; decid: "¡Conquistada ha sido
Babilonia! ¡Bel está avergonzado! ¡Merodac está deshecho, destruidas sus esculturas, destrozados sus ídolos!"
“Algunas versiones traducen la palabra “confundido” en vez de “avergonzado”. Al buscar ella la palabra
“confundido” en el lexicon, encontró que la palabra en hebreo es “Bush” ¡Todos quedamos maravillados de eso!
Cada uno de nosotros sintió en el corazón que Dios desea humillar el espíritu del Islam y su dios, Ala, y que
Dios esta dirigiendo al Presidente Bush. Sentimos que la verdad de Dios va a prevalecer y que la regi ón se
abrirá al evangelio. El espíritu de Babilonia sería quebrado para cambiar la nación de Irak.”

Produce desconcierto pensar que alguien puede manipular el texto bíblico de semejante manera. Es
evidente que si estos “profetas” son capaces de encontrar el apellido del presidente de los Estados Unidos de
Norteamérica en el Antiguo Testamento para apoyar una guerra como la de Irak, son capaces de encontrar
cualquier cosa. No es sorprendente que hayan quedado maravillados, semejante descubrimiento nos
sorprende a nosotros también.

“El grupo pequeño que estudiaba el caso de Babilonia también discutió lo que un líder de Austria compartió con
nosotros acerca de espíritus ancestrales. Cush y Bel, que fueron los poderes detrás de Nínive, continuaron en
Babilonia. En la cultura griega, Bel se convirtió en Hermes. De esa palabra tomamos nosotros la palabra
“hermenéutica”. Esto es lo que se estudia en los seminarios cristianos hoy, y produce un pensamiento griego
que se opone al pensamiento hebreo de la Biblia. Hubo arrepentimiento de esa clase de ense ñanza y
pensamiento en la iglesia, así nuestras mentes podrían estar libre para orar correctamente.”

Lo que se estudia en los seminarios es la ciencia llamada “hermenéutica”, que simplemente es cómo
“entender e interpretar el texto bíblico”. Se usa para interpretar tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento

2
y es la base de la teología. No solo no debemos arrepentirnos de hacer uso de esa herramienta sino que, por
el contrario, debemos ponerla al alcance de quienes quieren estudiar y enseñar la Palabra de Dios.

Conclusión
Estos son tres ejemplos entre otros tantos disparates, a los que se les da el nombre de “profecías”.
La Biblia nos alerta en muchos pasajes de que aparecerán falsos profetas que tratarán de engañar a
los creyentes. La pregunta que surge es: ¿Cómo saber cuando un profeta es verdadero o falso? Las escrituras
nos dan la respuesta:

Un profeta verdadero es aquel al que siempre se le cumple todo lo que dice. En Deuteronomio 18: 20 al 22
leemos:

“El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado hablar, o
que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá.Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la
palabra que Jehová no ha hablado?; si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni
aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él”.

Un falso profeta es aquel que, habiendo dicho que recibió algo de Dios, esa palabra no se cumple.
Por ejemplo una profecía atribuida a Benny Hinn decía que:

“entre los años 2001 y 2003 iba a recorrer nuestro país un grupo de unos 150 a 200 jóvenes, con rostros
oscuros, de color marrón, que iban a viajar por la Argentina trayendo un nuevos espíritu de alabanza. Cuando
las nuevas canciones comiencen a fluir...¡Toda oposición satánica quedará rota aquí en la Argentina!.

Simplemente, no hubo tal grupo, una falsa profecía.


Es imprescindible que volvamos a poner a la Biblia en el centro de nuestra atención, que se predique
en los púlpitos la Palabra y nada más que la Palabra y que quienes reciban algo del Señor tengan la
humildad de ponerlo bajo el escrutinio de otros hermanos y pasarlo por el tamiz de las escrituras.
El consejo del Apóstol es muy pertinente para estos días, 1 Tesalonisenses 5: 19 al 22

No alejen de ustedes al Espíritu Santo.Y si él les da la capacidad de profetizar, no la desprecien. Pónganlo todo
a prueba, pero quédense sólo con lo bueno y rechacen todo lo malo.

3
EL AMOR SEGÚN LA BIBLIA
por Natalie Carley
Vol. 6, No. 2

El concepto común del amor

U n concepto equivocado del amor es un error de la cultura que hemos absorbido. En lugar de tomar
nuestra definición de amor de la Biblia, hemos permitido que el mundo (que no conoce el amor
perfecto de Dios) nos diga qué es amor. El mundo iguala el amor con el afecto. Más frecuentemente
se retrata como sentimientos fuertes y bonitos. Las voces e imágenes (para usar la frase del autor David
Powlison) de nuestra cultura enfatizan tanto esta cara del amor, que el concepto del amor se reduce a sólo
esta faceta. Es un concepto reduccionista. Además, lo sentimental es una faceta secundaria del amor, ni
siquiera es su esencia.
Piénsalo: Todos sabemos que Dios nos dice «Amen a sus enemigos» (Lc 6:27, 35). Dios no está
mandándonos tener sentimientos bonitos hacia nuestros enemigos. Esto es poco posible. No podemos
cambiar nuestros sentimientos por simple fuerza de voluntad. Pensamos que ni siquiera nos caen bien
nuestros enemigos, )cómo será posible sentir amor hacia ellos? Y entonces nos equivocamos al reducir el
amor a sólo sentimientos emocionales.
Cuando Cristo entró en Jerusalén montado en el asno, a la gente le caía bien. Pero unos días después
esa misma gente lo asesinó. Los sentimientos son evanescentes. El amor permanece (1Co 13: 13). Imaginate
a Cristo cuando estaba colgado en la cruz, mirando a sus asesinos. Sabemos que los amó, porque murió
inclusive por cualquiera de ellos que creyera en Él. Pero dudo que en ese momento, sintiera complacencia
en ellos. El amor es algo más que sólo sentimientos, aunque con mucha frecuencia encontramos el amor
expresado en buenas emociones. ¿Puede ser que el hecho de tener buenos sentimientos, o por decir, el
hecho de que nos caiga bien alguien, nos hace más fácil amarle?
En una trascripción de una sesión de consejería, Winston Smith desenmascara una especie de amor:
Imaginemos que tú y yo estamos conversando. Digo «Realmente te amo. ¿Sabes cómo puedo saber que te
amo? Porque me haces sentirme tan bien conmigo mismo. Es por eso que te amo». Entonces, él pregunta
«¿Cómo queda corto esto en cuanto a alcanzar lo que es el verdadero amor? 1» Lo que se describe es la
atracción que sentimos hacia las personas que nos agradan, que nos hacen sentirnos bien. Es verdad que el
amor se expresa en sentimientos bonitos cuando amamos a personas que son amables o que nos aman
también. Pero Cristo dejó muy claro que esto no es el amor que él manda. Dijo «¿Qué mérito tienen ustedes
al amar a quienes los aman? Aun los pecadores lo hacen así. Ustedes, por el contrario, amen a sus
enemigos» (Lc 6:32, 35). Mateo agrega «Y si saludan a sus hermanos solamente, )qué de más hacen
ustedes? ¿Acaso no hacen esto hasta los gentiles? Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es
perfecto,» implicando que el amor perfecto no depende de las cualidades del amado.
Si algo o alguien nos cae bien, lo que pasa es que recibimos algo en este trato que le llamamos
«amor». Dado que por naturaleza somos egoístas, no estamos muy dispuestos a amar a menos que tengamos
estos sentimientos, a menos que recibamos algo (por lo menos una experiencia emocional agradable) a
cambio. Así llegamos a limitar el amor a este tipo de «amor». En otras palabras, nuestra baja capacidad de
amar ha traído como resultado el empobrecimiento del concepto del amor. En los casos más extremos, se
limita el «amor» a tan sólo esta emoción. El autor M. Scott Peck en un libro muy conocido ofrece una
crítica a la vez aguda y perspicaz de este uso de la palabra «amor», explicando cómo responde a ciertas
declaraciones clásicas «románticas»:

1
[Me dicen] «No deseo vivir. No puedo vivir sin mi esposo (esposa, novio, novia). Lo amo tanto.» Y cuando les
respondo, como frecuentemente lo hago, «Estás equivocada; tú no amas a tu esposo (esposa, novio, novia).» La
respuesta airada es: «¿Qué está diciendo? Le acabo de decir que no puedo vivir sin él (o ella)». Entonces, les
trato de explicar: «Lo que describes no es amor, sino algo parecido a un parásito».2
Nuestro amor es contaminado por nuestro deseo de sentirnos bien por medio de esta persona. La
queremos por cómo nos hace sentir, es decir, por lo que recibimos de él. Nuestro deseo de recibir/sentirnos
bien compite con nuestro deseo de servirle y racionalizamos para poder satisfacer los dos deseos a la vez.
Así que todos tenemos la tendencia de usar al otro en esta actividad de «amarle».
Uno de los ejemplos más claros y tristes es bien conocido: Un joven le dice a su novia que quiere
acostarse con ella porque «Te amo tanto». Quizá ella había planeado mantenerse virgen hasta casarse, pero
le gusta sentirse tan especial y no quiere perder este trato, así que sucumbe a las palabras seductoras. Pero
esto no es amor sino exactamente su opuesto. Ella debiera decirle: «No es cierto. Si me amaras, querrías lo
mejor para mí, jamás me persuadirías a pecar contra nuestro Dios así». Él la estaría usando para satisfacer
su deseo de placer físico, a cualquier costo, que sea el de un hijo ilegítimo huérfano, vergüenza pública a la
iglesia de Cristo, carrera parada (que deja la madre soltera con aun menos posibilidades de sostener al hijo),
o la inhabilidad de dar a su esposo algún día el regalo de su virginidad. Por su parte, ella también puede
estar usándole a él, para sentirse especial, amada, y segura también a cualquier costo.
Nos equivocamos en la definición de amor porque no conocemos el amor verdadero. Ilustro esto con
ejemplos de diferentes alimentos regionales. En EEUU se come mucho lo que llaman «comida Mexicana»,
pero esa comida no se parece mucho a lo que realmente es la comida Mexicana. La llaman «Mexicana»
sólo porque no conocen la cosa real. Igual en México te ofrecen «miel de maple» para tus arepas, pero lo
que te dan no es miel de maple. Miel de maple es un producto natural que se toma del árbol que se llama
maple,o arce y crece sólo en ciertos estados muy al norte en EEUU y Canadá. Se obtiene con dificultad y
por eso es caro. Pero vale la pena, tiene una textura ligera y un sabor delicado que la tecnología moderna no
ha logrado imitar. Llaman a este jarabe para arepas «miel de maple» porque no conocen la cosa real. Y
aunque el miel de maple verdadero ya se vende en México, dado que cuesta como $10 dólares el frasco,
dudo que los que no lo conocen vayan a querer pagar el precio para conocerlo. En una manera parecida, no
conoceremos el amor verdadero si no estamos dispuestos a pagar el costo personal, que se explorará
próximamente.
No encontraremos las respuestas correctas si no hacemos las preguntas correctas. Cuando Dios nos
manda amar a otros, nuestra pregunta debe ser «Bueno, y ¿qué quiere decir amar?» Esta sí es una pregunta
que la Biblia contesta ampliamente.

El concepto bíblico del amor: los hechos


En la Biblia la definición más concisa del amor se da con sólo tres palabras cortas: Dios es amor
(1Jn 4:8 y 16). Entonces, en un sentido, debido a que toda la Biblia nos revela el carácter de Dios, al mismo
tiempo también expone qué es el amor. Dios es amor . Su naturaleza y sus acciones definen el amor.
Cualquier concepto del amor formado sin tomar a Dios en cuenta, es incorrecto. Sólo aprendemos qué es el
amor a través de aprender quién es Dios.3
Tenemos que estudiar su Palabra, especialmente los textos que tratan explícitamente el concepto de
amor.
Otro texto que parece ser escrito precisamente para contestar la pregunta ¿Qué es el amor? es 1Jn
3:16, «En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también
nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos.»

2
«Así manifestó Dios su amor entre nosotros: en que envió a su Hijo unigénito al mundo para que
vivamos por medio de él» (1Jn 4:9). El amor de Cristo se nos presenta como el modelo perfecto visible del
amor. El dijo a sus discípulos, «Nadie tiene amor más grande que dar su vida por sus amigos» (Jn 15:13).
Adelante, se expone más acerca del grado del amor de Dios en Cristo: «Difícilmente habrá quien muera por
un justo, aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena. Pero Dios muestra su amor
por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores [es decir, enemigos de Dios], Cristo murió
por nosotros» (Ro 5:7-8).
Notamos que dar la vida es una acción, no una emoción. Claro que sería más fácil dar tu vida por
otra persona si tuvieras las emociones correspondientes para la persona, y por eso el punto de Romanos 5:8
es tan impresionante. El amor se ve en el acto, y mientras más se te dificulta el acto, más grande es el amor
que lo hace a pesar de lo desagradable que es.
Después de describir el amor sacrificante de Cristo, el apóstol Juan ruega a sus lectores, «Queridos
hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y verdad» (1Jn 3:18). Esta petición
también deja claro que el amor verdadero se ve en los hechos.
Pocos de nosotros tendremos la oportunidad de amar por medio de dar nuestra vida literalmente.
Pero el amor se puede ver en otros hechos también. Notemos lo que se enseña con el paralelismo de estos
dos textos: «Pero a ustedes que me escuchan les digo: Amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los
odian» (Lc 6:27). «Ustedes, por el contrario, amen a sus enemigos, háganles bien y denles prestado sin
esperar nada a cambio» (Lc 6:35). Estos versículos son ejemplos del estilo común de los escritores del NT
que consiste en decir la misma cosa dos veces en seguida, la segunda vez diciéndola en una manera
diferente, o sea, con una cláusula explicatoria. En estos dos textos, el mandamiento háganles bien explica
qué quiere decir amar al enemigo.
Primera de Corintios 13:4-8 nos enseña varias maneras de hacerle bien a alguien. Es el pasaje bíblico
más famoso acerca del amor. Dice que el amor es paciente y bondadoso (v. 4). Se regocija con la verdad (v.
6). «Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta» (v. 7). Se nota que ninguna de estas
cosas que describen el amor es un sentimiento que la persona que ama tenga que sentir para poder decir que
esto es amor. No es una descripción típica del amor («el amor es sentir mariposas en tu estómago cuando
ves al ser amado») De hecho, ya vemos que el mandamiento de Dios a amar al enemigo sí tiene razón,
porque uno puede hacer estas cosas que 1Corintios 13 dice es amor sin tener bonitos sentimientos hacia la
persona amada.
También dice este pasaje qué es lo que el amor no hace: «no envidia, ni se jacta. No es orgulloso.
No se comporta con rudeza y no es egoísta. No se enoja fácilmente y no guarda rencor. No se deleita en la
maldad» (1Co 13:4-6). Este pasaje es realmente un breve resumen de la presentación original acerca de
cómo amar al prójimo que Dios dio a Moisés como ley en Levítico 19:1-3, 9-18.

«No sieguen hasta el último rincón de sus campos no recojan las uvas que se hayan caído. Déjenlas para los
pobres y los extranjeros. Yo soy el Señor su Dios. No roben. No mientan. No engañen a su prójimo. Yo soy el
Señor. No explotes a tu prójimo, ni lo despojes de nada. No retengas el salario del jornalero hasta el día
siguiente. No maldigas al sordo, ni le pongas tropiezos al ciego, sino teme a tu Dios. Yo soy el Se ñor. No
perviertas la justicia, ni te muestres parcial a favor del pobre o del rico, sino juzga a todos con justicia. No andes
difundiendo calumnias entre tu pueblo, ni expongas la vida de tu prójimo con falsos testimonio. Yo soy el
Señor» (Lv 19:9-16).
Lo que se describe mayormente es cómo actuar y cómo no actuar para amar al prójimo. Otra vez
notamos que una persona, por lo menos una persona con dominio propio (el cual es un fruto del Espíritu
Santo), puede también cumplir con estas descripciones del amor sin sentir emociones agradables hacia la
persona amada. Podemos obedecer a Dios al tratar a otros de estas maneras, inclusive cuando los otros no
3
nos caen bien. En otras palabras, podemos amar bíblicamente hasta una persona que no nos agrada, porque
el amor empieza como un acto de la voluntad. Concuerda un autor en su página web:

ese amor es un acto de la voluntad, y que al amar en Dios siempre queremos perfeccionarnos en servirlo a El y
a sus criaturas. Por eso podemos escoger amar a alguien aún cuando en principio no acompañen los
sentimientos a nuestra resolución.4

Si entendemos que el amor primero se expresa como un acto de la voluntad, que se ve mayormente
en los hechos, ya podemos comprender cómo Jesús pudo extender el mandamiento de amar al prójimo para
incluir al enemigo. Esto lo Ilustró con la parábola del buen samaritano. El relato no fue meramente un
ejemplo de amor hacia un desconocido. Los judíos y los samaritanos se odiaban, así que esto fue un ejemplo
de amar al enemigo. Hablando del segundo y grande mandamiento, «Ama a tu prójimo como a ti mismo»
(Lc 10:27), el experto en la ley preguntó a Jesús «¿Y quién es mi prójimo?» (Lc 10:29). Jesús enseguida
contó esta historia para contestar su pregunta, y a la vez, estaba dando una ilustración de lo qué es el amor.
El samaritano amó con sus hechos a este varón del pueblo despreciado: vendó sus heridas, le dio asiento
sobre su bestia mientras el samaritano caminaba, lo cuidó, y proveyó para que siguieran cuidándolo.
El evangelio de Mateo incluye enseñanzas aun más explícitas de Jesús acerca de esto:

«Ustedes han oído que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos,
bendigan a quienes los maldicen, hagan bien a quienes los odian, y oren por quienes los ultrajan y los
persiguen para que sean hijos de su Padre que está en el cielo» (Mt 5:43-45).
El teólogo John Stott dio una exposición «revolucionaria» de la enseñanza bíblica sobre cómo tratar a
los demás.5 Esta cita es larga, pero es tan aguda y sorprendente que merece ser incluida. Espero que
revolucione tu pensamiento acerca de cómo Dios quiere que tratemos a otras personas, igual como lo ha
hecho al mío.

En el nombre del Señor ...como trabajando para el Señor


Quisiera mencionar un principio muy revolucionario en buenas relaciones. En Colosenses 3:17, 23)
«Y todo lo que hacéis sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a
Dios por medio de él» y en el v.23: «Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no
para los hombres». Aquí hay algunos principios de aplicación universal y se complementan
maravillosamente unos con otros. El versículo 17 habla de hacer cosas en el nombre del Señor que es
hacerlo como representante suyo o como su apoderado; pero el versículo 23 habla de hacer cosas bajo
ordenes del Señor Jesús, que significa hacer cosas como siervos. De acuerdo al primer versículo, debo tratar
a mi vecino como si yo fuera Jesucristo; pero de acuerdo con el segundo versículo, debo tratar a mi vecino
como si fuera él Jesucristo. Cuando me comporto con una persona «en el nombre del Señor», debo darle el
respeto y la cortesía que Jesucristo le hubiera dado. Pero de acuerdo al segundo versículo debo darle el
respeto y la cortesía que le daría a Cristo. Cualquiera de las dos es revolucionaria y las dos juntas son
doblemente revolucionarias.
Primeramente, debemos comportarnos con los demás en el nombre de Cristo. En este caso
representamos a Jesús, somos embajadores sobre la tierra. Aprendemos a considerar a las personas como Él
las consideró y aprendemos a tratar a las personas como Él las trató. Honramos a las mujeres como Él las
honró, amamos a los niños como Él, mostramos compasión a aquellos que la necesitan como Él lo hizo, y
nos humillamos para lavar los pies tal como lo hizo Él. La pregunta en cada situación es: «¿Qué haría
Jesús?»

4
El principio contrario
Ahora llegamos al principio contrario que es hacer todo para el Señor. Deberían ser obedientes y
trabajadores, concienzudos y honestos. ¿Por qué? Porque deberían fijar su mirada en el amo celestial y
hacer las cosas para Él y no para los hombres. En este segundo principio se cambian los papeles, el respeto
y el honor que debemos darles a las personas no es el que Cristo les daría, sino el que Cristo recibiría. «En
cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños a mí me lo hicisteis». Este es el principio que
podemos aplicar a todo lo que hacemos. Es fácil y posible limpiar un cuarto si estamos esperando una visita
de Jesucristo. Es posible preparar una comida como Marta si Jesús fuera a comer con nosotros. Es posible
servir al prójimo como si fuera Cristo, es posible escribir una carta como si Cristo fuera a leerla.
A fines del siglo pasado Samuel Chadwick cuenta acerca de una conversación que tuvo cuando tenía
10 anos. El pastor itinerante que pasó por casualidad dijo que si fuera un lustrazapatos, sería el mejor de su
pueblo, porque el lustraría zapatos como si fuera a utilizarlos Jesucristo. Eso tocó el corazón del niñito
porque su trabajo en casa era limpiar los zapatos de su padre y para él era el peor trabajo que le podían
asignar.
El lunes siguiente, en la mañana, empezó a limpiar los zapatos de su papá. Cuando terminó, recordó
las palabras del pastor y observó las botas que había limpiado. Se preguntó a sí mismo si se verían bien en
los pies de Jesucristo. Como respuesta, las levantó limpiándolas por segunda vez. El sostiene que éste fue el
acto más importante que realizó en su vida, aprendió a hacer las cosas para el Señor y no para los hombres.
El principio revolucionario del que estoy hablando es introducir a Cristo en ambos extremos de la
relación. Por una parte, nos comportamos en el nombre de Cristo como si fuéramos Cristo, y por el otro
lado, nos comportamos por amor a Cristo, como si las otras personas fueran Cristo y nosotros le
estuviéramos sirviendo.
Si entendemos esto, estamos levantando el estándar de lo que es el amor a un nivel que parece jamás
alcanzable. Como observa mi amiga Heidi, si me está yendo bien un día, quizá trato a algunas personas bien
en algunas de las maneras anteriormente descritas. Pero Dios cumple con todo lo que es una expresión del
amor, sin excepción, todo el tiempo. Así es. El es el único que ama perfectamente.
Sin embargo, si somos cristianos, tenemos el Espíritu Santo, y uno de los frutos de su obra en
nosotros es el amor. Podemos amar más y más cómo Dios ama por medio de la obra continua del Espíritu en
nosotros (la cual llamamos la santificación progresiva).
De hecho, si el amor verdadero es fruto del Espíritu Santo, ha de ser algo que alguien que no tiene al
Espíritu simplemente no puede producir. Ha de ser algo más alto del mero amor humano.
Así que la Palabra de Dios describe el amor mayormente como hechos. Pero también el amor se ve
en palabras.

El concepto bíblico del amor: palabras


Probablemente es con palabras que más se expresa los sentimientos que esperamos que acompañen
el amor. De hecho, es común, pero no necesariamente correcto, que una mujer diga que «no se siente
amada» porque su novio o marido no le ha dicho, o no con suficiente frecuencia, «te amo». Bien podemos
decir que las palabras son una manera importante por la cual el amado percibe la paciencia y bondad que
son expresiones del amor (1Co 13:4). También los hechos de disculpar, creer, esperar, y soportar a menudo
son expresados en palabras.

5
Casi el todo de un libro de la Biblia (Cantares) consiste en elogios amorosos (y aun apasionados) de
los amantes el uno al otro.6 Cuando el amor habla, se incluyen palabras de estima que subrayan las buenas
cualidades del amado.
En el caso de tratar con un enemigo, aunque no se nos ocurra algo para estimar de él, uno puede
amarle con palabras por medio de bendecirle, es decir, expresar el deseo para su bien, como manda Dios:
«Bendigan a quienes los persigan; bendigan y no maldigan» (Ro 12:14).
Además de estas palabras bienvenidas, el amor habla las palabras que podrían ser difíciles que el
amado escuche, pero que el que ama sabe que son necesarias para el bien del amado. El amor edifica al
amado, pero a veces antes de edificar lo bueno es necesario derrumbar lo malo. El amor bíblico es
inseparable de la verdad (Ef 4:15) porque las dos son atributos del carácter de Dios. El amor busca el bien
del amado, y este bien es ser como Cristo. «Al vivir la verdad con amor, creceremos hasta ser en todo como
aquel que es la cabeza, es decir, Cristo» (Ef 4:15). Así que palabras de amor pueden incluir palabras de
advertencia o exhortación, como las que salen de una madre viendo su hijo al punto de cruzar la calle
cuando viene un auto, igual las palabras de un pastor a un miembro arriesgando su matrimonio con una
relación adúltera. Dice Santiago, «Hermanos míos, si alguno de ustedes se extravía de la verdad, y otro lo
hace volver a ella, recuerdan que quien hace volver a un pecador de su extravío, lo salvará de la muerte y
cubrirá muchísimos pecados» (Stg 5:20). Esta es la misma idea de Levítico Capítulo 19 donde uno de los
detalles de cómo amar al prójimo es «No alimentes odios secretos contra tu hermano, sino reprende con
franqueza a tu prójimo» (v. 17). Dios afirma, «Yo reprendo y disciplino a todos los que amo» (Ap 3:19). La
reprensión es para el bien del amado.

El concepto bíblico del amor: actitud


El pasaje de Levítico (citado anteriormente) continúa:

«No alimentas odios secretos contra tu hermano, sino reprende con franqueza a tu prójimo para que no sufras
las consecuencias de su pecado. No seas vengativo con tu prójimo, ni le guardes rencor. Ama a tu prójimo como
a ti mismo. Yo soy el Señor» (Lv 19:17-18).

También en los textos anteriores vimos que el amor se ve en una actitud paciente, misericordiosa y
compasiva. De hecho, si buscamos la emoción que más frecuentemente está asociada con el amor, sería la
compasión.
Dice 1 Cor. 13:8 que «el amor jamás se extingue.» Los sentimientos o emociones cambian, fluctúan.
El amor es mucho más que algo tan efímero. Amar a algo es estar comprometido con ello o dedicado a ello.
Esta actitud de compromiso se ve en textos bíblicos como estos: «Amo tus estatutos» (Sal 119:119), «Amo
tus mandamientos» (Sal 119:127), «El que ama la disciplina ama el conocimiento» (Pr 12:1), «El que ama
el placer se quedará en la pobreza» (Pr 21:17), «(Odien el mal y amen al bien!» (Am 5:15), «el amor al
dinero es la raíz de toda clase de males» (1Ti 6:10) y «Amen a sus enemigos» (Mt 5:44).

Nuestra meta: una definición práctica del amor bíblico


En fin, concluimos que en contraste a las ideas comunes, el concepto bíblico del amor es algo que se
ve en hechos, palabras y actitudes, ya sea que esté acompañado de sentimientos agradables o no. También
hemos visto que el amor es un concepto tan grande y maravilloso que se necesitan muchas palabras para
tratarlo como merece. Sin embargo, para ayudarnos a seguir manejando el tema, tomando en cuenta todo lo
que ya hemos estudiado, quisiera sugerir una definición o resumen de qué es el amor bíblico: desear el bien

6
del amado y hacer todo lo posible por procurarlo, en cuanto tengamos oportunidad. Con el verbo desear,
me refiero a la actitud, postura, o disposición de amar. Con el verbo procurar, me refiero a todos los hechos
de bondad que hemos mencionado y aun más (porque la lista de posibilidades es infinita). «El bien» es otro
concepto que se tiene que definir bíblicamente. Nos acostumbramos a citar Ro 8:28a, «Sabemos que Dios
dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman,» pensando que Dios va a obrar para producir un
resultado que nos guste. Pero el resto del texto muestra qué es «el bien» que Dios obrará para «los que han
sido llamados de acuerdo con su propósito» (Ro 8:28b). Versículo 29 explica «Porque a los que Dios
conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él
sea el primogénito entre muchos hermanos.» «El bien» más alto que él que ama buscará para el amado es
que sea transformado a la imagen de Cristo. Esto es ser verdaderamente «realizado» como persona. Para
esta finalidad fuimos creados. Todo otro «bien» es sometido a éste.
Si el amado es inconverso, su «bien» primero es que sea salvo. Procurar su bien incluye «considerar
cómo servirles de tal manera que les dirijamos hacia Jesús y se arrepientan de sus pecados». Si el amado es
creyente, su bien es que sea santificado, conformado a la imagen de Cristo. En ambos casos amar es brindar
lo que necesitan, no necesariamente lo que quieren.
Si pensamos del amor en este sentido y estamos dispuestos a obedecer a Dios, podemos amar a
cualquier persona, inclusive a un enemigo.

Notas
1 Mi traducción, tomada del artículo ‘Dawning Insights and Changing Agendas’ por Winston Smith, The Journal of Biblical
Counseling, Vol. 21, No. 1, Fall 2002. p. 47.
2. M. Scott Peck, The Road Less Traveled (New York: Simon & Schuster, 1979), 98.
3. Esta descripción debo a mi amiga Heidi Smid, compartida en un Devocional 14 de Feb., 2003.
4. http://www.cristiandad.org/investigaciones/popsicolog.htm
5. Stott, John, Los Problemas del Liderazgo Cristiano (Colombia: IINDEF y Desarrollo Cristiano) 1995, pp. 35-40.
6 Estoy persuadida que Cantares tiene varios niveles correctos de interpretación. Aun si alguien lo considerara sólo una alegoría,
el punto de que el amor se expresa en palabras no sería nulo por eso.

7
PAGANISMO EN LA MIRA - #1
por Peter Jones
Vol. 6, No. 2

Gracias al libro El Código DaVinci, el evangelismo nunca será lo mismo.

¡ Es como si estuviéramos en el segundo siglo! Ireneo, un presbítero de la iglesia en Lyons (Francia), fue
a Roma en 177 D.C. Cuando regresó, encontró que cuarenta de sus hermanos miembros de la iglesia,
incluyendo el pastor Pontino, habían sido ejecutados por las autoridades paganas. Ireneo llegó a ser el
nuevo pastor, y pasó el resto de su vida protegiendo su rebaño tanto de las autoridad paganas desde afuera,
como de los ‘cristianos gnósticos’ y sus enseñanzas herejes dentro de la iglesia.

En nuestros tiempos las sociedades antes informadas por el cristianismo parecen más y más a la
Roma pagana. De hecho, nunca desde los tiempos de Roma el homosexualismo ha sido aceptado como una
conducta normal - aunque ni en Roma existió ‘matrimonio gay’. En nuestras sociedades liberadas y
‘seculares’ (pero muy religiosas en términos paganos), el cristianismo lleva un bozal y está siendo más y
más marginado. Esto es lo que vemos desde afuera. Dentro de la Iglesia nos encontramos con apostasía.
Enfrentamos una forma de cristianismo que no es nada más que la misma herejía que Ireneo luchó por
denunciar.
A principios de este año me invitaron a colaborar con el Dr. Jim Garlow para escribir una respuesta a
la tremendamente exitosa novela El Código DaVinci. Al escribir esto, se han vendido más de 6 millones de
copias del Código, y están comenzando a hacer una película. Hace 6 semanas la editorial Victor no sabía
que yo existía. Hoy recibí una copia del libro que escribimos, Cracking DaVinci’s Code (Descodificando el
código DaVinci). ¡En tan sólo 6 semanas el libro fue escrito, editado, publicado y colocado en las tiendas!
Por supuesto lo único que he hecho durante las últimas semanas es trabajar en este libro. Ya se está
vendiendo en las librerías principales.
Durante estas últimas semanas - sin ninguna ilusión desmedida - me sentía como si estuviéramos
haciendo lo que hizo Ireneo hace 1800 años. Ireneo enfrentaba el poder seductor de los textos gnósticos
cuando primero aparecieron. Estos mismos textos fueron recientemente descubiertos de nuevo y traducidos
al inglés. Y eruditos bíblicos apóstatas los están usando, especialmente aquellos que están identificados
con el llamado ‘Seminario de Jesús’ (Jesus Seminar), también teólogos feministas radicales, y ahora Dan
Brown (autor de El Código DaVinci) para socavar si es posible los fundamentos históricos del Nuevo
Testamento.
En días pasados nuestro testimonio cristiano era más fácil. Podíamos citar la biblia como prueba para
nuestros argumentos, y la persona no-creyente aceptaba o rechazaba las afirmaciones bíblicas. Pero El
Código DaVinci relativiza el testimonio bíblico de Jesús. Reclama como un ‘hecho’ que el Nuevo
Testamento es un relato secundario y tardío. Reclama que Jesús realmente fue un gnóstico, y que los
primeros documentos ‘cristianos’ fueron el evangelio gnóstico de Tomas y el documento hipotético ‘Q’.
Uno de los personajes principales en El Código DaVinci dice, «Muchos eruditos afirman que la Iglesia
primitiva literalmente robó a Jesús de sus seguidores originales, modificando su mensaje humano,
vistiéndolo de un manto impenetrable de divinidad y lo usaron para ampliar su propio poder». En otras
palabras, el testimonio bíblico de Jesús es realmente un impostor, una imposición más tarde desde una
perspectiva machista y patriarcal por unos hombres quienes creían equivocadamente que Jesús era salvador
divino y humano.
1
Brown hace dos cosas que hemos intentado rebatir en nuestro libro Cracking DaVinci’s Code: 1) De
manera negative Brown intenta desacreditar la biblia, el canon y el evangelio por medio de usar los
‘descubrimientos’ de la ciencia moderna de Nuevo Testamento; 2) De manera ‘positiva’ Brown propone una
nueva agenda espiritual (en el próximo noticiero tocaré este punto).
Uno puede leer en el internet muchos comentarios que declaran que la novela de Brown ‘nos da
permiso’ de abandonar el cristianismo bíblico. Una señorita de 16 años le dijo a una señora que intentaba
compartir con ella el evangelio: «El Codigo DaVinci muestra que la biblia es un fraude. Además, me siento
muy cómoda con la espiritualidad que he encontrado en el libro. Me queda perfecto». Esta señorita ha sido
influenciada por los dos elementos de la novela. Ella desecha la biblia como una falsificación de la historia,
y es prosélito a su ‘nueva espiritualidad’ - el triste resultado del golpe doble que lleva el libro.
Para que podamos dar razón de la esperanza que hay en nosotros, es mi firme convicción que los
cristianos debemos leer esta novela para familiarizarnos con lo que están creyendo nuestros vecinos. Porque
cuando la novela y la película terminen con nuestro continente el evangelismo nunca será lo mismo.

Traducido con permiso


de: Christian Witness to a Pagan Planet
www.cwipp.org

2
PAGANISMO EN LA MIRA - #2
por Peter Jones
Vol. 6, No. 2

E n mi último noticiero comenté que yo, junto con Jim Garlow, escribimos una respuesta a la novela de
Dan Brown (El Código DaVinci). Nuestro libro se llama Cracking DaVinci’s Code: You read the
fiction, now read the facts. A response to the novel The DaVinci Code. (Descodificando el código
DaVinci: Ud. leyó la ficción, ahora lea los hechos. Una respuesta a la novela Código DaVinci). El Código
ahora tiene más de 7 millones de libros impresos, que representa unos 30 millones de lectores. Ron Howard,
quien produjo la película ‘Beautiful Mind’, está haciendo la versión cinemática del Código, proyectado para
salir en 2005. Cuando Dan Brown termina con América, el evangelismo nunca será lo mismo.

Señalé anteriormente el ataque de Brown contra la historicidad de la fe cristiana, pero su programa


para una nueva ‘espiritualidad’ es aún más explosivo. Es aquí que comienza la batalla en serio. En el
programa televisivo ‘Deborah Norville Tonight’, mi co-autor Jim Garlow discutió nuestro libro en compañía
de dos eruditos gnósticos - Karen King de Harvard y Harold Attridge de Yale - quienes han adoptado las
perspectivas de Brown sobre el feminismo y la espiritualidad. El conflicto ya se abrió. La táctica de Brown
es resucitar símbolos ‘pre-cristianos’ y promover la espiritualidad pagana antigua - la adoración de la
Naturaleza como dios. La esperanza que ofrece Brown para el futuro del planeta en la Era de Aquario se
representa con el círculo que lo abarca todo, la ‘divina femenina’, y la figura de la diosa. Él encuentra este
mensaje esculpido en los bloques del templo Rosslyn, que Brown llama ‘La catedral de los Códigos’.
Escribe Brown: «Cada bloque del templo tenía un símbolo... dejando una superficie multifaceta... cruces
cristianas, estrellas de David, símbolos masónicos, crucifijos templares, cornucopias, pirámides, signos
astrológicos, plantas, vegetales, pentáculos y rosas ... el templo Rosslyn era un homenaje a todas las
religiones, todas las tradiciones, y sobre todo, a la Naturaleza y la diosa».
Uno de los personajes le exhorta al héroe, Robert Langdon, casi con fervor misionero: «Estamos
comenzando a sentir la necesidad de restaurar la ‘divina femenina’...Cante la canción de ella. Este mundo
necesita trovadores».
El código que Brown entreteje en todo el libro es sencillo y radical: la espiritualidad pagana, antigua,
debe reponer al impostor ‘cristiano’. El ‘paganismo matriarcal’, que fomenta paz entre los hombres, y la
‘divinidad femenina’, existieron antes que el cristianismo, que es la religión de los violentos, los sedientes
de poder, los patriarcas machistas. La diosa pre-cristiana debe reponer al Dios de la biblia. Esto, por
supuesto, fue el ‘evangelio’ de los gnósticos antiguos, a los cuales Brown alude numerosas veces. En sus
formas extremistas, el gnosticismo declaraba que la diosa, la ‘divina femenina’, arrojaría a Jawheh - el
Creador del cielo y la tierra - al infierno.
¿Por qué el libro de Brown se ha hecho tan popular? Porque toca un acorde profundamente arraigado
en nuestra cultura contemporánea. Desde la década de los 60, hemos experimentado una revolución. Este
golpe religioso nos ‘liberó’ de nuestro pasado cristiano, y estableció nuevas perspectivas de la familia, la
educación, la moral, la sexualidad, la espiritualidad y Dios. El darvinismo eliminó al Creador, mientras el
feminismo (en sus propias palabras) « se ha encargado de la ejecución lenta de Cristo y de Jahweh» (los
últimos patriarcas). Hasta ahora, estas perspectivas eran sostenidas por una élite pequeña, quienes no salían
de sus torres de marfil del mundo académico. Pero los profesores como el ficticio Langdon han estado
enseñando cursos requeridos en las universidades a nuestros hijos durante más de una generación. La novela
de Brown y los planes para la película muestran la efectividad de su propaganda. La ‘nueva espiritualidad’
ahora comienza a permear grandes sectores de la cultura popular.
1
En nuestro libro Jim y yo hemos intentado escarbar debajo de la parte ficticia de la novela de Brown
para mostrar su agenda verdadera. Hemos estado inundados con entrevistas para la televisión (Fox,
NSNBC), radio, y los periódicos. Por supuesto, ¡la gloria no es nuestra! La gente lee nuestro libro sólo
porque están interesados en comprender la obra de Brown. Y los cristianos podríamos deplorar esta
propaganda anti-cristiana de Brown, correr al monte más cercano, y escondernos ahí mientras esperamos el
retorno de Jesús. Pero la Iglesia nunca corre. Declaramos la verdad con credos, con confesiones, con
argumentos teológicos, y si es necesario, con nuestra sangre. El desafío de Brown provee una ocasión
maravillosa para evangelizar, y nuestro libro, gracias a Dios, está proveyendo una herramienta para esto.
Hoy recibí un correo electrónico que decía, «Señor, yo quiero averiguar todo lo que se pueda sobre cómo
recibimos la biblia, de dónde venían los documentos, etc. No sé dónde comenzar. ¿Podrías tú ayudarme ...
existen libros que puedo comprar?»
Junto con otros cristianos, nuestro ministerio ‘Christian Witness to a Pagan Planet’ conduce a las
personas hacia la verdad al promover respuestas teológicas responsables ante la amenaza neo-pagana. Que
Dios nos conceda un avivamiento de fe verdadera y testimonio valeroso para dar testimonio hombro a
hombro, fortalecidos en saber que «no hemos recibido un espíritu de cobardía, sino de poder, amor, y
dominio propio», para «llevar todo pensamiento cautivo a la obediencia de Cristo» - Creador y Redentor.

Traducido con permiso


de: Christian Witness to a Pagan Planet
www.cwipp.org

2
Redefiniendo la «adoración» para
UNA ÉPOCA AUTÓNOMA
por Ronald Feuerhahn
Vol. 6, No. 2

H
conocido?
oy en día, la palabra «adoración» tiene un significado diferente para cada persona. Sin embargo
estos significados tienen algo en común, una descripción de adoración que muchos reconocen. Esta
descripción es lo siguiente: «Cuando adoro, doy gracias y alabanza a Dios.» ¿Suena como algo

¿Existe una manera diferente para describir la adoración? ¿Existe una manera bastante diferente de
hablar de la adoración?
La descripción antes mencionada implica una acción de parte de las personas – nosotros o yo –
hacia Dios. Yo soy el sujeto de los verbos – la fuente del «agradar» y del «alabar» – y Dios es el objeto. Yo
soy el actor; Dios es la audiencia. Sin embargo, ¿podría ser expresado en una manera diferente? Yo quiero,
yo necesito, es un requisito para mí; yo debo alabar a Dios, darle gracias por su misericordia hacia mi, sus
regalos a mi, etc. Por supuesto, todo eso es correcto. Pero, ¿eso es el mejor punto de partida para la
adoración cristiana? ¿Es eso el énfasis principal de la adoración cristiana – desde mí hacia Dios? El
lenguaje puede ser ambiguo y engañoso. Por ejemplo, cuando identificamos algo como «la adoración de
Dios,» ¿significa nuestro trabajo para Dios o la obra de Dios para nosotros? La palabra de puede significar
cualquier opción, para Dios o desde Dios. A veces hablamos de un «culto de adoración.» Una vez mas,
¿significa nuestro servicio para Dios o su servicio a nosotros? La respuesta es que significa ambos. Pero
¿cuál viene primero? ¿Cuál tiene primer lugar en el entendimiento cristiano de la adoración?
La introducción a Adoración Luterana (Lutheran Worship) responde, «Nuestro Señor habla y
nosotros escuchamos. Su Palabra confiere lo que dice. La fe que nace de lo que escucha, reconoce los
regalos recibidos con gratitud y ardiente alabanza.» ¡Así es! Dios actúa primero, y luego actuamos nosotros.
Dios actúa a través de su Palabra, que es una Palabra activa. Después, y sólo después, respondemos
nosotros. Como declara la Apología a la Confesión de Augsburg (Apology to the Augsburg Confession),
«Por fe Dios quiere ser adorado, o sea, que recibimos de él lo que promete y ofrece.»
Un versículo conocido de la Escritura nos dice que «donde están dos o tres congregados en mi
nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mat. 18:20). Una de las indicaciones más directas de la presencia
de Dios entre los seres humanos en el Antiguo Testamento era expresada por el nombre de Dios. Entonces, a
Israel le dice, «sino que el lugar que Jehová vuestro Dios escogiere de entre todas vuestras tribus, para
poner allí su nombre para su habitación, ése buscaréis, y allá iréis» (Deut. 12:5, mí énfasis; véase también
12:11; 14:23-24; 15:20, etc.). Luego Dios reveló que Salomón «edificará casa a mi nombre» (1 Reyes 5:5).
Durante la dedicación del templo Salomón anunció, «he edificado la casa al nombre de Jehová Dios de
Israel» (1 Reyes 8:20). Y Dios respondió a la oración de Salomón en la dedicación al declarar, «Yo he oído
tu oración y tu ruego que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has edificado, para
poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días» (1 Reyes 9:3).
Los hijos del Nuevo Israel se llamaban gente del «Camino» (Hechos 9:2) y «Cristianos» (Hechos
11:26). Pero también eran identificados en otra manera. Jesús habló a Ananías en una visión, y Ananías
respondió: «y aun aquí tiene (Saulo) autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que
invocan tu nombre (o sea, de Jesús)» (Hechos 9:14, mí énfasis). Este mismo Saulo, ahora Pablo, luego
comenzará una de sus cartas con las siguientes palabras, «a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los
santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre

1
de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro» (1 Cor. 1:2, énfasis mío). La adoración, entonces,
debe ser también en el nombre de Dios.
W. Loche ha dicho, «En la adoración pública la Iglesia experimenta una cercanía especial a Dios;
ella se acerca a la presencia actual del Novio, viviendo una vida celestial en la tierra, una vida terrenal en el
cielo.» Aprendemos en Hebreos (10:19-20) que «tenemos libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la
sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne.»
Cuando murió Jesús, el velo separando el Lugar Santo del Lugar Santísimo «se rasgó en dos, de arriba
abajo» (Mat. 27:51; Marcos 15:38). Aquí aprendemos que el cuerpo de Cristo es el velo por lo cual
entramos en el Lugar Santísimo, tal como en el antiguo pacto había el velo por lo cual entró el Sumo
Sacerdote. El apóstol Pablo describe eso. «Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por
medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual
estamos firmes» (Rom. 5:1-2, mí énfasis).
Por esta razón «tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios» (2 Cor. 3:4). «Porque por
medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre» (Efe. 2:18). De hecho,
nadie viene al Padre excepto por él (véase Juan 14:6). Cuando en el gran Gloria in Excelsis declaramos que
«te adoramos,» ¿dónde ocurre eso? ¿En la iglesia? Por supuesto. Pero aun más: en la verdadera presencia
de Dios y de su Hijo. Y así es, como dicen las palabras del himno, «en el banquete del Cordero que
cantamos.»

2
EL PODER DE LA PALABRA
Y LA CHATARRA DEL PAPA - MARTÍN LUTERO
por R. C. Sproul
Vol. 6, No. 2

E
muerte.
l día 18 de Febrero de 1546, Martín Lutero, el titánico reformador magisterial del cristianismo,
murió. Irónicamente murió en la ciudad de Eisleben en presencia de su amado amigo Justus Jonas.
Eisleben llegó a ser entonces no solamente el sitio del nacimiento de Lutero, sino también de su

Durante su tiempo en Eisleben, Lutero ejerció su ministerio de predicación. Con toda probabilidad
su último sermón fue predicado el día lunes 15 de Febrero, ante una gran multitud de todas partes de la
región.
En su último sermón público Martín Lutero predicó sobre su tema favorito, el evangelio. Sus
comentarios preliminarios eran «Este es un Evangelio maravilloso, con mucho contenido» (véase Luther’s
Works 51:383s). Su texto era Mateo 11:25-30 que habla de la revelación de la verdad del evangelio a los
niños pero escondida de los sabios y entendidos.
Durante sus últimos años Lutero con frecuencia avisó que la luz gloriosa del evangelio que fue
redescubierta durante y por la Reforma (Post tenebras, lux) estará en cada época en peligro de caer en
eclipse. Lutero entendía que dondequiera que esté predicado el evangelio con claridad y ánimo, causará
controversia y hostilidad. Lutero sabía que al ser amantes de la paz y el deseo de ser libre de controversia,
los predicadores tendrían la tendencia a silenciar aquello que el evangelio cause dicho conflicto. La iglesia
tiende a buscar en lugares diferentes que el evangelio para encontrar «poder» para su pueblo.
En su último sermón Lutero reprendió al pueblo por haber dejado el evangelio para buscar poder en
otro lugar.

«En otros tiempos hubiéramos ido hasta el fin del mundo de haber sabido que había un lugar en donde
podríamos escuchar la voz de Dios. Pero hoy en día escuchamos eso todos los días en sermones . . . no vemos
que eso ocurre. Al fin y al cabo, hay predicaciones todos los días . . . y estamos aburridos . . . Entonces, adelante
querido hermano, si no quieres que Dios hable contigo . . . entonces sé sabio, buscando algo diferente; en Trier
está el abrigo de nuestro Señor Dios; en Aachen están los pantalones de José y la camisa de nuestra bendita
Dama; vayan allí y pierdan su dinero, compren indulgencias y la chatarra de segunda del Papa . . . ¿No somos
tontos y locos? . . . mientras cualquier persona puede ir al bautismo y al púlpito . . . Pero estos bárbaros dicen:
¿Qué? ¿Bautismo, sacramento, la Palabra de Dios? – ¡los que sirven son los pantalones de José!»

Una de las ironías supremas de la Reforma era que Lutero fue protegido por Federico el Sabio,
Elector de Saxony. Este mismo Federico, en su deseo de establecer Wittenburgo como un importante centro
religioso y comercial en Alemania, gastó una fortuna en amasar una colección de reliquias que contenía más
de 19,000 artículos, cuyo valor como indulgencia fue equivalente a poco menos que dos millones de años en
el purgatorio. A pesar de su amor y apreciación por Federico, Lutero nunca dejó de predicar contra la locura
de las indulgencias. Su experiencia en la crisis en la Iglesia Lateran en Roma durante su visita en el año
1510, le despertó del error de buscar el poder de Dios en reliquias y peregrinaciones.
Hasta hoy día los pasos sagrados en Roma en el Lateran (Scala Sancta) atraen centenares de miles
de peregrinos cada año para recibir las valiosas indulgencias actuales. La gente buscan el «poder del las
Llaves» antes que el poder del evangelio.

1
¿Somos diferentes como protestantes? Nosotros rechazamos la chatarra del Papa mientras al mismo
tiempo buscamos la «Bendición de Toronto» o «caer en el Espíritu» en las manos de Benny Hinn. Buscamos
poder en nuestros métodos y estrategias de iglecrecimiento, nuestros programas innovados, nuestras nuevas
formas de adoración. Buscamos el poder de Dios en todas partes, menos donde él lo ha puesto. Como Pablo
declara en Romanos 1:16, «Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación
a todo aquel que cree.»
Los pantalones de José son impotentes. Solamente la Palabra y los sacramentos pueden hacer lo que
los pantalones de José nunca podrían realizar.

2
LOS EVANGÉLICOS MODERNOS
Y LA PALABRA DE DIOS
por Steve Henning
Vol. 6, No. 2

C
dice:
uando Pablo estaba a punto de morir, sabiendo que su martirio estaba cercano, le escribió a su hijo
en la fe, Timoteo, advirtiéndole del peligro de los postreros tiempos. En los últimos dos capítulos de
la segunda carta a Timoteo, Pablo describe una situación amenazante para la iglesia en general. El

También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres
amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos,
impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno,
traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán la apariencia de
piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita (2 de Timoteo 3:1-5).

Lo sorprendente de este pasaje no es que esto caracterice el mundo, porque ésta siempre ha
sido la descripción del mundo, sino que Pablo está describiendo la condición de la iglesia visible en los
postreros días. El mundo no tiene una apariencia de piedad, pero la iglesia visible sí la tiene.
Ser evangélico es popular hoy en día. Tenemos voz y poder en la sociedad; somos aceptados.
Tenemos nuestros partidos políticos, nuestros colegios y escuelas, nuestras universidades, nuestras librerías,
y hasta nuestros canales de televisión. Para muchos, es una señal de victoria espiritual, de avivamiento, y del
avance del reino de Cristo. Sin embargo, Pablo le recuerda a Timoteo que la piedad verdadera no ser á
aceptada. El escribe, “Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán
persecución.”
Entendamos bien lo que Pablo está diciendo aquí. Habrá una fachada de piedad que será
aceptable y popular, pero es nada más que una fachada. Sin embargo, habrá un remanente que
verdaderamente son piadosos. Ellos serán odiados y padecerán persecución. La característica de estas
personas es que viven en Cristo Jesús. ¿Qué significa vivir en Cristo Jesús? ¿Es este vivir algo subjetivo
según las inclinaciones espirituales de ellos o es algo objetivo, basado en algo firme, algo fuera de sus
experiencias? El pasaje exige que este vivir sea algo firme porque Pablo termina el capitulo diciendo:

Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la
niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es
en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir,
para instruir en justicia, a fin de que el hombre sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra (II
de Timoteo 3:14-17).

¿A dónde lleva Pablo a Timoteo? A las Escrituras donde se revela la fe que es en Cristo Jesús.
Podemos resumir este capítulo de esta manera: en los postreros días, la mayoría de los que profesan
el cristianismo tendrán una fachada de piedad, pero por dentro son iguales a los impíos. “Siempre estarán
aprendiendo pero nunca podrán llegar al conocimiento de la verdad” porque han rechazado la autoridad de
esta verdad sobre ellos. Sin embargo, al lado de ellos vivirán los que son verdaderamente piadosos. Estos
siguen la doctrina apostólica, conocen las Escrituras, y viven conforme a ellas. Ellos serán odiados, aun por

1
los que forman parte de la iglesia visible.
Tal es nuestro día. Un gran porcentaje de los que forman parte de la iglesia visible se preocupa más
por su experiencia, su opinión, su salud, su éxito, y sus bienes que por una obediencia a la totalidad de las
Escrituras.
No hay tiempo para hablar de los falsos profetas de nuestros días que andan promoviendo un
evangelio de sanidad corporal, éxito profesional, y riqueza material como si fuera la voluntad de Dios para
toda su iglesia. Pero, sí nos queda una pregunta a la cual queremos dirigirnos en el resto de este ensayo:
¿dónde está la iglesia que se aferra a las Escrituras y qué sucedió en la historia para que la iglesia sacrificara
la autoridad de las Escrituras en su práctica y en su predicación? Hay por los menos tres factores en la
historia que contribuyeron al analfabetismo moderno de la Palabra de Dios. Estos factores son el
menosprecio de un estudio sólido de la Biblia, una confianza espiritual en uno mismo (experiencia), y un
sacrificio de las grandes doctrinas bíblicas.
Estos tres factores tuvieron su origen en los Estados Unidos y fueron transportados al mundo entero
por medio del movimiento misionero, las publicaciones cristianas, los medios de comunicación, y la
práctica.

El menosprecio de un estudio serio de la Biblia


En los días de Jorge Whitfield, Jonathan Edwards, y los hermanos Wesley, las colonias
norteamericanas estaban bajo la monarquía inglesa. Estos y otros hombres eran instrumentos de Dios para el
avivamiento, conocido hoy como el Gran Despertar. Dos de estos hombres, Whitfield y Juan Wesley veían
al clero mismo como parte del problema de la falta de vitalidad espiritual en las iglesias. En parte, su
diagnóstico era correcto. Es triste, pero a muchos pastores les faltó la vitalidad espiritual, y no alimentaron
al rebaño del Señor. No obstante, al denunciar al clero profesional, muchos laicos perdieron su respeto y
confianza en el clero. Cuando Whitfield pasaba por las colonias predicando que muchos de los hombres que
ocupaban los púlpitos no eran regenerados, fue una gran tentación para los laicos considerarse iguales o
hasta más capacitados para la obra de Dios que el clero que se había preparado en las universidades. Este
movimiento democrático coincidió con la Revolución de las colonias, y las ideas de la democracia política
echaron raíces también en las iglesias. Las denominaciones tradicionales como la Presbiteriana, la
Congregacional, y la Reformada perdieron muchos miembros. Estas denominaciones, en las mentes de una
gran parte de la población, fueron consideradas anti-democráticas, mientras que las iglesias metodistas y
bautistas, con su gobierno congregacional, ganaron miembros y llegaron a ser consideradas las
denominaciones del hombre oftlinecomún.1
No hubo ningún abandono inmediato de las doctrinas cardinales de la Reforma, pero poco a poco
con el avance del liberalismo y la ignorancia pastoral de las doctrinas bíblicas, estas denominaciones se
hallaron sin vitalidad y sin un norte doctrinal para guiarlos por las aguas oscuras del racionalismo y
arminianismo. Lastimosamente, las iglesias con un credo tradicional y bíblicamente ortodoxo, como las
Presbiterianas, las Bautistas y las Reformadas, no proveyeron ningún ejemplo de una espiritualidad bíblica.
Cansados de una ortodoxia muerta que afirmaba el poder de Dios pero que negaba la eficacia de ella
en la vida, muchos en las denominaciones democráticas se convencieron de que había que ser algo más
vital, más vibrante en la vida cristiana. Correctamente fueron a las Escrituras, pero lo que nos interesa es:
¿cómo se acercaron a las Escrituras? Y aquí es importante destacar dos cosas: su actitud y su método ante
las Escrituras.
No hay duda de que la iglesia en general careció de la vitalidad que debía tener. Incluso, podemos
decir que 2 Timoteo 3 se aplicó tanto hace cien años como para hoy. Pero, la actitud de estas personas fue,
1 Wells, David. God in the Wasteland. (Grand Rapids: Eerdmans Publishing Company, 1994) páginas 63-67.
2
por lo general, menospreciadora de la ortodoxia. Consideraron un estudio serio de las doctrinas centrales de
la iglesia como algo sin mucha importancia y ¿por qué no? dado que la ortodoxia no había evitado el
liberalismo y la frialdad espiritual. No estuvieron satisfechos con la mera declaración de que estaban sin
condenación (Rom. 8:1). Lo que deseaban era sentirse espirituales y llenos. Fueron convencidos que la vida
cristiana debe ser sobre todo una vida de experiencias gozosas y de éxtasis. Este sacrificio de la ortodoxia
dejó este movimiento de santidad sin ningún fundamento firme para establecerse y como tantos otros
movimientos que eventualmente abandonaron las doctrinas más importantes, sus inicios estuvieron sin la
firmeza de una teología bien formada. Más bien, al estudiar la historia de este movimiento de la santidad,
podemos decir que pocos de verdad se preocuparon por un estudio serio de, por ejemplo, la inspiración, la
justificación por la fe, la expiación, y la Trinidad.
Empero, este movimiento sediento de una vitalidad espiritual se preocupó por el estudio de la
Palabra de Dios y debemos felicitarlos por su inquietud con respecto a la ortodoxia muerta. Sin embargo,
con relativamente poca preparación doctrinal, estos creyentes se sentaban y ‘estudiaban’ la Biblia en una
manera inusual. En aquellos tiempos, las biblias de estudio estaban ganando en popularidad. Estas biblias de
estudio contenía una cadena de referencias de varios temas. Sus estudios bíblicos consistían en un grupo de
personas que se sentaban para leer una lista de versículos sobre cierto tema, y después ofrecían opiniones
sobre lo que habían aprendido.2
Por ejemplo, si una iglesia quisiera aprender de la creación, podría buscar la palabra crear en todos
sus textos bíblicos y ofrecer comentarios sobre el significado de este tema en su vida. Fue popular,
democrático, y bien intencionado. Es cierto que uno puede aprender mucho, pero lastimosamente, la
mayoría de estos estudiantes de la Palabra de Dios ignoraron el contexto de los pasajes, no se esforzaron
para utilizar los idiomas originales, y violaron muchas leyes de la hermeneútica. No se preocuparon por
estas cosas porque, como hemos visto, no respetaban a los eruditos de los seminarios, ni tampoco a los
lideres de la iglesia del pasado. Lo que buscaban era un avivamiento inmediato. Querían algo que les
llenara. Fue incomprensible para ellos que el estudio serio de las doctrinas formales de la Reforma pudiera
ser el medio de una satisfacción gozosa en sus vidas espirituales. Así que, utilizaron los textos fuera de sus
contextos y, a veces, llegaron a conclusiones nuevas y erróneas. Pero sobre todo, ellos querían experimentar
algo más que no habían experimentado jamás en su vida espiritual. Buscaban algo más que el gozo de la
salvación. La justificación por la fe era importante, por supuesto. Pero hallaron en el Pentecostés la
respuesta para su hambre de una experiencia. Si solamente pudieran volver a experimentar lo que sucedió el
día cuando el Espíritu Santo vino sobre la iglesia, tendrían la experiencia que tanto anhelaban. No obstante,
esto abrió la puerta para sujetar las Escrituras a la autoridad de la experiencia.
El segundo factor que ha producido esta crisis en muchas iglesias evangélicas es el énfasis de la
experiencia como una autoridad para interpretar los acontecimientos y hasta las Escrituras mismas. Antes de
criticar a los demás, cada creyente que no cree en hablar con lenguas debe preguntarse: ¿qué haría yo si , de
repente, comenzara a hablar en lenguas en un culto, junto con otras veinte personas? ¿Sería la experiencia
suficiente para convencerlo de que su experiencia está de acuerdo con la Palabra de Dios? Tristemente, la
mayoría de las personas afirmarían que sí. John Deere, un lider en el movimiento pentecostal, dice, «Hay
una razón básica de que los cristianos creyentes, que creen en la Biblia no crean en los dones milagrosos del
Espíritu para hoy. Es sencillamente ésta: no los han visto.»3 Podemos deducir, entonces, que para muchos y
probablemente la mayoría, la experiencia es una autoridad irrefutable.

2 MacArthur, John. Charismatic Chaos. (Grand Rapids: Zondervan, 1992) página 37.
3 Edgar, Thomas R. Satisfecho con la Promesa del Espíritu Santo. (Grand Rapids: Editorial Portavoz, 1996), página 19.
3
En el pensamiento del Apóstol Pablo, la carne es el «VIEJO EON», la «NUEVA CREACIÓN». Con
la resurrección de Cristo aparece la «Nueva Creación», y esta tiene como característica fundamental al
Espíritu Santo.
La teología reformada es un proceso. La historia es un proceso. La muerte y resurrección de Cristo,
dentro del proceso histórico, son puntales que hacen que la historia cambie. Cristo se hizo carne, es decir,
toma la transitoriedad del hombre e irrumpe en la historia para darle un destino diferente. Hay muchos
pasajes que nos hablan sobre la humanidad de Cristo, para esta ocasión sólo mencionaré tres, que nos van a
ir introduciendo a la visión paulina de los dos eones (periodos) de Cristo en Romanos 1:3,4

Gálatas 4:4 «Nacido de mujer» Esto indica que Cristo nació como un ser humano «cualquiera».
Romanos 8:3 «Semejanza de carne de pecado» Esto indica que Cristo se hizo hombre de verdad.
Hechos 13:33 «Yo te he engendrado hoy» Esto indica que Cristo se hizo carne (hombre) Vino a este mundo
como cualquier nacimiento natural.

En Romanos 1:3,4 el Apóstol Pablo nos presenta los dos periodos (Carne – Espíritu) de Jesucristo.
La VRV lo traduce así: «Acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la
carne, que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre
los muertos.»
Veamos tres interpretaciones que se dan sobre este pasaje paulino:
La «carne» indica la naturaleza humana de Cristo, y el «Espíritu de santidad» la naturaleza divina de
Cristo. Es decir, este pasaje trata de las «Dos naturalezas» de Cristo, a saber la humana y la divina.
La «Carne» indica el «cuerpo» de Cristo, y el «Espíritu de santidad» indica el «alma» de Cristo. Es
decir, este pasaje trata de los «Dos compuestos del hombre», a saber cuerpo y alma.
Interpretación reformada. Este pasaje trata de los «Dos periodos» (Eones) distintos en la persona de
Cristo. Veamos como es esto:

«Del linaje de David según la carne» Esto indica que Cristo nace a través de la descendencia de David (Mateo
1) Este periodo se da en el terreno de la «carne» como frágil y mortal. «Según la carne», nos indica el área
donde acontece el nacimiento de Cristo, en este mundo perecedero. Describe la existencia de Cristo durante su
vida terrena, previa a su resurrección, es decir, la existencia de alguien nacido de padres terrenos. Este es el
modo de existir de Cristo antes de su resurrección. Es descrito como uno que era «según la carne», la carne era
el vehículo de la existencia de Cristo antes de la resurrección. A esto, la teología reformada le llama la «Antigua
Creación».

«Hijo de Dios con poder» Esto se interpreta así, Cristo es introducido a otra «era», «periodo», «existencia»
distinta a la anterior antes de la resurrección. Esta «nueva era» no es de debilidad, sino de poder y gloria. Cristo
es designado como «Hijo de Dios con poder». Esta designación que Cristo adquiere viene por la resurrección, y
la resurrección da una acción de poder y gloria.

«Según el Espíritu de santidad» La interpretación es que el Espíritu Santo es el «marco», la «esfera» y el


«ambiente» al cual Cristo es introducido. Este es el modo de existir de Cristo posterior a su resurrecci ón. Es
descrito como uno que es «según el Espíritu de santidad». El Espíritu es ahora el vehículo, el modo de su nueva
posición como Señor. Este nuevo ambiente, la teología reformada lo llama la «Nueva Creación» Cristo es el
«Nuevo Hombre» y con él empieza la «Nueva Creación» Nueva Creación significa que Dios vuelve a hacer al
ser humano nuevo. Cristo es el «Nuevo Adán» (Romanos 5:18,19) Cristo, entonces, por la resurrección operada
por el Espíritu Santo, pasa a ser eterno, poderoso, glorioso, santo, distinto como ser humano. La resurrección es,
según Pablo, el ingreso de Cristo a una «nueva era» caracterizada por la posesión y el ejercicio de un singular

4
poder sobrenatural llamado Espíritu Santo. Bien se puede decir, que el Espíritu Santo sostiene a Cristo en la
«nueva creación», y el mismo Espíritu Santo inaugura la vida de resurrección, la nueva vida.

La resurrección es, según Pablo, el ingreso de Cristo a una nueva era caracterizada por la posesión y
el ejercicio de un singular poder sobrenatural. Bien se puede decir de esto, que si el Espíritu Santo sostiene a
Cristo durante esta nueva creación, el Espíritu mismo debe haber inaugurado también la vida de
resurrección de Cristo. En Romanos 8:11 se afirma que el «mismo» que levantó a Cristo también levantará a
los creyentes «por su Espíritu que mora en ellos.» No cabe duda que si los creyentes han de ser levantados
por el Espíritu Santo, se puede inferir que el espíritu Santo también levantó a Cristo de entre los muertos
para introducirlo a un nuevo ambiente.

Revelado en la Carne
La resurrección de Cristo anuncia el comienzo de la nueva creación. Las epístolas paulinas se basan
en una predicación que anuncian la tradición apostólica a las iglesias. No enfatiza una predicación en la obra
terrena de Cristo, sino más bien hace alusión directa o indirectamente a dichos de Cristo.
Pablo enfoca la vida y venida de Jesús de un punto de vista «histórico-redentor». Caracteriza la vida
de Jesús antes de la resurrección, como una existencia según la carne, o en la carne. La revelación de Cristo
se manifiesta en la carne, es decir, acepta el modo de existencia del mundo terreno. Esto quiere decir que
Cristo vino a un mundo, o mejor dicho, a un estado humano débil y perecedero, pero sin ser partícipe del
pecado del género humano.
La vida anterior a la resurrección de Cristo y lo que ha de ser adorado, es el Cristo revelado en la
carne. Esto lleva a decir que la muerte de Cristo, revelado en la carne, es el momento cr ítico de la «vieja
era», ya que la resurrección es el comienzo de la «nueva creación». Para el apóstol Pablo, este es el punto de
orientación, el cual desea que todos los creyentes apunten hacia él. Comenzando esta nueva creación, ha
terminado el EON del dominio único de la carne, y se ha entrado en el EON de existencia del Espíritu
Santo, es decir, al dominio del Espíritu pertenece la Iglesia como comunidad y el creyente convertido como
individuo.
Los términos «carne» y «espíritu», apuntan más bien a DOS FORMAS DE EXISTENCIA. La
primera, es el viejo EON (era) Está caracterizado y determinado en la carne, que es la Antigua Creación. La
segunda, es el nuevo EON (era) Está caracterizado y determinado en el Espíritu, que es la Nueva Creación.
Según la contraposición «histórico-redentor», Pablo alude a la vida de Cristo «antes» y «después» de la
resurrección, como EON de la Vieja y de la Nueva Creación. Debido a la resurrección de Cristo de entre los
muertos, la cual nos introduce en la Nueva Creación, Jesucristo se revela según el Espíritu de santidad como
Hijo de Dios con poder. Debido a este hecho trascendental, la Iglesia puede ahora conocer y considerarse
unida a Cristo, en virtud de la presencia del Espíritu Santo.
Por lo anterior se entiende que, la Iglesia actual no está en la carne, el Viejo EON, sujeta al mal que
reina en esta Vieja Era, sino está en el Espíritu, el Nuevo EON, bajo el dominio de la libertad de Cristo y el
poder de Dios.
Otro punto importante dentro del pensamiento paulino es que, no hay que considerar la naturaleza
del PNEUMA (Espíritu), como un concepto griego o helenista cristianizado. El trasfondo evidente y natural
de la interpretación paulina del PNEUMA es el pensamiento y el lenguaje veterotestamentario. En el
Antiguo Testamento el Espíritu tiene su representatividad en el poder creador y recreador de Dios que
gobierna el mundo y la historia teleológica. El concepto paulino de PNEUMA hay que entenderlo como un
don del tiempo escatológico. Para apreciar en profundidad esta idea, remito al lector a leer el capítulo cinco
del texto «La Biblia y el Futuro» de Antonio Hoekema.
5
Vivir en el Espíritu
Al leer al Apóstol Pablo, encontramos como utiliza ideas que por simple vista reflejan una dialéctica
Judía-cristiana. Esta visión se marca entre la Ley y el Espíritu. Echemos un vistazo a esta idea paulina.
La ley es inoperante para la regeneración del hombre. En cambio, el Espíritu es operante eficaz para
introducir al hombre a la Nueva Creación. El Espíritu es el que gobierna actualmente el Nuevo EON. Esto
lleva al creyente a tomar la actitud de estar abierto al espíritu, dejarse guiar por él y andar en él. El creyente
está en la esfera de la nueva soberanía redentora del PNEUMA.
La Iglesia tiene la presencia de Cristo, manifestado a través de la presencia interna del Espíritu. El
Espíritu no se manifiesta primeramente a los creyentes, un por uno, para formar el Cuerpo Místico de Cristo
(La Iglesia), sino que los que en virtud de la relación corporativa están unidos con Cristo, en quien han
muerto y fueron sepultados con El, pueden saberse muertos al pecado (carne) y vivos para Dios (espíritu)
Estos son los que están en el Espíritu, estos son los que tienen al Espíritu Santo. A través de esta
incorporación al Cuerpo de Cristo, el nuevo ambiente dominado por el PNEUMA, los creyentes ya no están
en la carne, sino en el Espíritu. No están bajo la ley y no viven en la ley, sino bajo el Espíritu y en el
Espíritu.
El sentido de esta nueva era de libertad, no significa que hay una línea subjetiva, sino que la libertad
que tenemos nos libera de la escritura en la tabla de piedra, donde el hombre estaba atado a sus propios
esfuerzos. Las demandas de esta ley sólo pueden ser cumplidas por los que no andan según la carne, sino
según el Espíritu. El PNEUMA es el que escudriña la profundidad de Dios, para dársela a la Iglesia, y para
que esta conozca lo que Dios a revelado. De esta forma se establece la acción del Espíritu en la vida
individual y corporativa, o en la Comunión de los Santos.

Conclusión

La visión y enfoque reformado ortodoxo de la Pneumatología es estrictamente bíblico y si queremos


ser más específicos, la Pneumatología reformada tiene una fuerte base en el pensamiento del Apóstol Pablo.
En este enfoque, la Iglesia siempre será vencedora y el creyente un vencedor. Esto en razón de vivir en una
atmósfera donde el Espíritu Santo, vicario de Cristo, nos dota de poder para vencer la tentación y el pecado.
El ejército chileno tiene el lema: «Ejército de Chile, siempre vencedor, jamás vencido» Justamente eso
produce el Pnema en el Cuerpo de Cristo. La Iglesia de Cristo jamás será vencida, sino al contrario, siempre
vencedora porque tiene la presencia del Espíritu Santo. Estamos viviendo en el Espíritu y no en la carne.
Esto no significa experiencias subjetivas y extravagantes, sino seguridad y fidelidad en lo que Dios ha
prometido: el perdón de todos nuestros pecados, la salvación eterna y el ser declarados hijos de Dios con
poder. La presencia del Pneuma es salvación y vida nueva. Somos llamados nuevas criaturas, no se nos
llama a ser criaturas ditirámbicas 4.

Dios les bendiga.

4 De «Ditirambo», composición poética de arrebatado entusiasmo, alabanza exagerada, encomio excesivo.


6
LA SECULARIZACIÓN
POLÍTICO-ADMINISTRATIVA DE LA IGLESIA
por Arival Días Casimiro
Vol.7, No.1

J esucristo estableció los criterios fundamentales para su discípulos con respecto al ejercicio del
liderazgo: «Mas Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las
naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero no será así entre
vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros
quiera ser el primero, será siervo de todos» (Marcos 10:42-44).
En primer lugar, notemos que el ejercicio de liderazgo en la Iglesia es totalmente opuesto a las otras
instituciones seculares: «Pero no será así entre vosotros». En segundo lugar, el camino para el ejercicio del
liderazgo, «entre vosotros» y no «sobre vosotros», es el servicio. Además de estos principios establecidos
por Jesús, el apóstol Pablo habla sobre el don o capacitación espiritual para el ejercicio del liderazgo: «el
que preside, con diligencia» (Romanos 12:8).
Tristemente, en la iglesia hoy los criterios bíblicos han sido sustituidos por criterios seculares. En
algunos casos, las acusaciones son peores en la iglesia que las del mundo secular, pues vienen vestidas de
‘espiritualidad’ y son hechas falsamente en el nombre del Señor, y de hermano contra hermano.
Un ejemplo es en el proceso de las elecciones para la Mesa Directiva de la Asamblea General en
nuestra iglesia. Hace mucho tiempo ya la metodología parece más la política secular que cualquier otra cosa.
La oración y la dirección del Espíritu Santo son despreciadas. Los intereses de poder y por los puestos
lucrativos son colocados por encima de los intereses del Reino. El ‘marketing’ político es cada vez más
utilizado en la iglesia. A través de encuestas las necesidades de los electores son identificados y, a partir de
ahí, el candidato monta su discurso o su plataforma de campaña, echando por tierra completamente la
naturaleza conciliar de la iglesia. El ‘culto’ de apertura se vuelve un espectáculo para impresionar a los que
votaron. La figura del presidente, quien debe ser nada más que un moderador, es vista más como un
emperador, a quien no se le permite contradecir.
La forma más evidente de la secularización político-administrativa de la Iglesia es la continuación de
cargos y funciones para un mismo grupo de personas. Está probado, aún en los gobiernos seculares, que las
reelecciones continuas son perjudiciales para la vida de la institución. En algunas repúblicas el presidente
sólo puede ser reelecto una vez, habiendo realizado un buen gobierno. La reelección, probada por la
experiencia, crea en la persona reelecta el complejo narciso, es decir, ella se considera tan competente que
nadie podría sustituirla en el ejercicio de esa función. Otra forma de la secularización en la
administración de la Iglesia es la búsqueda de títulos y diplomas en detrimento de la consagración espiritual.
Para ocupar funciones y ministerios en la Iglesia hoy, se exige diplomas de pos-graduado. Ser Master o
Doctorado es casi una obsesión de los pastores hoy. Es lo que Roberto Gomes, en su libro Crítica da Razão
Tupiniquim ( 1984 Crítica de la razón primitiva o ignorante) llama «la razón ornamental: ser algún día
llamado ‘brillante’ es la gloria a la cual aspira el intelectual ‘tupiniquim’ (ignorante). Y ser ‘brillante’ hoy es
tener títulos. No existe algo más raro que ‘un doctorado en ministerios, cursado en dos años.’ Sin maldad,
me pregunto ¿qué significa ser doctor en ministerio? ¿Y si la persona fuera doctor en ministerio y no
consigue pastorear una iglesia local? Como dice Oswald de Adrade: «Siempre traté de ser yo mismo; mal
pero yo».
Muchas personas competentes y consagradas son alejadas de la administración de la iglesia por no
poseer maestría o doctorado. La Biblia, por el contrario, al hablar sobre los dones conectados a los oficios
1
para la edificación de la iglesia dice, «Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros,
evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio,
para la edificación del cuerpo de Cristo». Los pastores y maestros son regalos de Cristo para su Iglesia, y
no productos fabricados por universidades.
Por causa del alcance amplio de la secularización la iglesia sufre hoy de prejuicio espiritual. El
soberano Dios permite - aunque sea temporalmente - que la iglesia ande por sus propios caminos: «Yo soy
Jehová tu Dios, Que te hice subir de la tierra de Egipto; Abre tu boca, y yo la llenar é. Pero mi pueblo no
oyó mi voz, E Israel no me quiso a mí. Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón; Caminaron en sus
propios consejos» (Salmo 81:10-12). Luego vemos como Israel en el tiempo de Saúl tenía líderes no según
el corazón de Dios, sino de acuerdo con la voluntad del pueblo. Muchos líderes piadosos hoy se apartan de
servir en la iglesia para dar campo para aquellos, que de forma equivocada, hacen su carrera la política
eclesiástica.
Hermanos: luchemos contra la secularización política y administrativa de la iglesia. Con humildad y
valor tomemos dos decisiones: Oremos con perseverancia por la Iglesia, y resistamos a aquellos que
introducen en la Iglesia los valores del mundo.

2
RESPUESTA A ALGUNOS ARGUMENTOS
USADOS A FAVOR DE LA ORDENACIÓN FEMENINA
por Augustus Nicodemus Lopes
Vol.7, No.1
(Este artículo es el tercero y último de nuestra
serie sobre este tema. Para conseguir los primeros
dos artículos, comuníquese con el editor)

E n este artículo analizaremos los argumentos generalmente empleados en favor de la ordenación de


mujeres para el ejercicio de actividades en la Iglesia de Jesucristo.

Pregunta #1 ¿No creó Dios originalmente al hombre y a la mujer iguales? ¿Cuál es la base, pues, para
impedir que la mujer sea ordenada?

Respuesta: De hecho, leemos en Génesis 1 que Dios creó al hombre y la mujer a su imagen y semejanza.
Sin embargo, leemos en el relato más detallado de Génesis 2 que Dios les dio papeles diferentes, dando al
hombre el papel de liderar y cuidar de la mujer, y a la mujer el papel de ser su ayuda, en sumisi ón. Esta
diferenciación es percibida por Pablo en el orden en que fueron creados (primero el hombre y después la
mujer, 1 Corintios 11:8) y en el propósito para lo cual fueron creados (la mujer fue creada por causa del
hombre, 1 Corintios 11:9). La igualdad de creación, por tanto, no anula la diferencia de funciones
establecidas en la misma creación.

Pregunta #2 ¿No es la subordinación femenina parte de la maldición por causa de la caída? ¿No ha
abolido Cristo la maldición del pecado? ¿Por qué, entonces, las mujeres no pueden ejercer el ministerio
en igualdad con los hombres?

Respuesta: Sin duda uno de los castigos impuestos por Dios sobre la mujer fue el agravamiento de su
condición de sumisión. Pero la subordinación femenina tiene origen antes de la caída, aún en el mismo
orden de la creación. El hombre no fue hecho de la mujer, sino la mujer fue hecha del hombre. El hombre no
fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del hombre (1 Corintios 11:8,9). En cuanto a la
obra de Cristo, recordemos que sus efectos no son total y exhaustivamente aplicados por Dios aquí y ahora.
Por ejemplo, aunque Cristo ya ha vencido el pecado y la muerte, aún pecamos y morimos. Otros efectos de
la maldición impuesto por Dios después de la caída aún continúan, como la muerte, el sufrimiento en el
trabajo y el parto doloroso de las mujeres. Además, ya que los diferentes papeles del hombre y de la mujer
habían sido determinados en la creación, antes de la caída, se sigue que continúan siendo válidos hoy. Lo
que hace el cristianismo es reformar esta relación de sumisión para que la misma sea ejercida en amor
mutuo y refleje la relación entre Cristo y la Iglesia.

1
Pregunta #3 Hay abundantes pruebas en la Biblia de que las mujeres desempeñaron papeles cruciales,
ocupando funciones destacadas y siendo instrumentos de bendición para el pueblo de Dios. ¿Esto no
prueba que ellas hoy pueden ser ordenadas y ejercer liderazgo?

Respuesta: Estas pruebas demuestran la tremenda importancia del ministerio femenino, mas no la
existencia del ministerio femenino ordenado. Ninguna mujer fue apóstol, pastora, presbítera o diaconisa.
Jesús no llamó a ninguna mujer para ser apóstola. Los requisitos para ser pastor en 1 Timoteo 3 y Tito 1
dejan claro que era una función ejercida por hombres cristianos. El hecho de que las mujeres siempre fueron
extremamente activas y ejercían muchas y diferentes actividades y servicios en la iglesia cristiana no trae
como corolario que ellas hayan sido, o tenga que ser, ordenadas para tal.

Pregunta #4 Hay evidencia en la Biblia de que Hulda, Débora, Priscila Febe eran líderes y ejercían
autoridad. ¿Esto no es prueba bíblica suficiente para la ordenación de mujeres?

Respuesta: Hay dos puntos a tenerse presentes en cuanto al ministerio de estas mujeres. 1) El hecho de que
la Biblia describe cómo Dios usó determinadas personas en épocas específicas para propósitos especiales no
hace de esto una norma. Recordemos la importantísima distinción entre lo descriptivo y lo normativo en la
Biblia. Dios usó el profeta falso Balaam (Número 22:35) y hasta una burra para transmitir su Palabra (Núm.
22:28;2 Pedro 2:16). El desobediente Saúl también profetizó en varias ocasiones (1 Sam. 10:10; 19:23), al
igual que los mensajeros enviados a Samuel (1 Sam. 19:20,21). La descripción de estos casos no establece
una norma para ser seguida por las iglesias en la ordenación de los oficiales. El hecho de que Dios
transmitió su mensaje a través de una mujer no hace de ella un oficial en la iglesia. Hay otros requisitos en
el Nuevo Testamento para los puestos oficiales conforme a lo que leemos en las especificaciones expl ícitas
de 1 Timoteo 3 y Tito 1.

2) Los profetas de Israel no recibían un oficio mediante la imposición de manos para ejercer autoridad
eclesiástica oficial. Los reyes y sacerdotes, al contrario, eran ‘ordenados’ para aquellas funciones, y las
ejercían con autoridad. No hay sacerdotisas ‘ordenadas’ en Israel, por lo menos en las épocas cuando
prevalecía el culto verdadero. Hulda fue una profetisa en Israel, recibiendo consultas en su casa (2 Reyes
22:13-15). Lo mismo puede ser dicho de Débora, que fue juez en Israel en una época en que no había rey, y
tampoco funcionaba el sacerdocio - todos hacían lo que bien les parecía a sus propios ojos. El ministerio de
Débora fue una denuncia de lo débil y la falta de valor de los hombres de la época (Jueces 4:4-9; compare
con Isa. 3:12). Sobre Priscila, su liderazgo parece evidente, sin embargo, es menos evidente que ella fuera
pastora o presbítera. En cuanto a Febe, ver la pregunta sobre ella más adelante.

Pregunta #5 ¿No podemos afirmar que el patriarcado, conforme a lo que encontramos en la Biblia,
especialmente el Antiguo Testamento, es una institución nociva y perversa, que denigra y humilla a la
mujer?

Respuesta: El patriarcado, como lo encontramos en la Biblia, y especialmente en el Antiguo Testamento, no


es simplemente una afirmación de la masculinidad, no es jamás sinónimo de dominio del macho o un
sistema de valores en el cual el hombre trata a la mujer con desprecio, desvalorándola y super-valorándose a
si mismo. El patriarcado es el sistema en el cual los padres cuidan de sus familias. La imagen del padre en el
Antiguo Testamento no es primeramente de aquél que ejerce autoridad y poder, sino de amor adoptivo, de

2
lazos pactales de bondad y compasión. Solamente en las Escrituras hebreas podemos encontrar a un Dios
Padre Todopoderoso y Todo-bondadoso. Los patriarcas reflejan la paternidad de Dios, aunque pobremente.
El Dios de los hebreos no es como los dioses masculinos irresponsables de las culturas paganas alrededor de
Israel, porque Él jamás abandona a sus hijos que engendra, al contrario, los cuida. Los patriarcas siguen el
ejemplo de Dios. En aquella cultura se le enseñaba al hombre judío que él no era simplemente un animal,
agresivo, asertivo, y violento, sino que era padre, cuya agresividad debía ser transformada por la
responsabilidad, y que habría que manifestar la gentileza, y que el cuidado de los hijos era la expresión
completa de masculinidad, y que debería unirse con el ser femenino y el mundo femenino de la familia, al
mismo tiempo que mantenía una separación necesaria para ejercer la autoridad. El machismo es una versión
totalmente distorsionada de algunos aspectos del patriarcado, y oprime a las mujeres. Debemos luchar
contra el machismo, y no dejar de reconocer la verdad sobre el patriarcado.

Pregunta #6 ¿Febe no era una diaconisa, conforme a Romanos 16:1,2? ¿No prueba esto que las mujeres
pueden ejercer autoridad eclesiástica en la Iglesia?

Respuesta: Tenemos que considerar los siguientes aspectos. 1) No es claro que Febe fue realmente una
diaconisa. A pesar de que el griego original use el término ‘diácono’ para referirse a ella, recordemos que
este término en el Nuevo Testamento no siempre significa el oficio de diácono. Puede ser traducido como
siervo, ministro, etc. Por tanto, nuestra traducción: «Les recomiendo nuestra hermana Febe, que está
sirviendo la iglesia de Cencrea» es perfectamente posible y no es una traducción prejuzgada.
2) Aunque hubieran diaconisas en la Iglesia apostólica, es cierto que ellas no ejercían ninguna autoridad
sobre las iglesias y sobre los hombres - el liderazgo estaban con los presbíteros (1 Tim. 5:17), y su trabajo
probablemente fue con otras mujeres (Tito 2:3,4) y relacionado con la asistencia a los pobres. Es interesante
que la primera referencia que existe en la historia de la Iglesia sobre el trabajo de las mujeres dice así: «La
mujer debe servir a las mujeres» (Didascalia Apostolorum). Esto quería decir que ellas instruían a las otras
hermanas que se iban a bautizar, ayudaban en los entierros de mujeres, cuidaban de los pobres y enfermos.
No hay ningún indicador de que tales mujeres fueran ordenadas para el ejercicio de la autoridad eclesiástica.

Pregunta #7 ¿Qué se debe hacer cuando las mujeres poseen visión pastoral, liderazgo, habilidad para la
enseñanza o capacidad administrativa, o dones para el evangelismo?

Respuesta: La mujeres deben ejercer estas habilidades y dones dentro de las posibilidades existentes en las
iglesias. Ellas no tiene que ser ordenadas para desarrollar sus ministerios y manifestar sus dones.

Pregunta #8 ¿No es la resistencia a la ordenación de la mujer otra reafirmación del concepto antiguo de
la inferioridad de la mujer, hecha por teólogos y líderes importantes en la Iglesia?

Respuesta: La Iglesia debe andar por la enseñanza de las Escrituras Sagradas. Si teólogos y líderes antiguos
defendieron ideas erradas sobre la inferioridad de la mujer, le toca a la Iglesia corregirlas a la luz de las
Escrituras, que muestran que Dios creó al hombre y a la mujer iguales. Así que, corregir los errores de los
antiguos en el presente no significa ordenar mujeres, pues de esa forma estaríamos cometiendo otro error.
Ciertamente las mujeres no son y nunca fueron inferiores a los hombres. Pero hay un gran abismo entre
reconocer la igualdad de ambos, y abolir los papeles distintos que Dios determinó en la creación para cada
uno.
3
Pregunta #9 ¿Existe algún texto en la Biblia que diga claramente: «Es prohibido que las mujeres sean
ordenadas al ministerio?»

Respuesta: Ninguno de los pasajes usados en contra de la ordenación femenina dicen explícitamente que
las mujeres no pueden ser ordenadas al ministerio. Pero todos ellos imponen restricciones al ministerio
femenino, y exigen que las mujeres cristianas estén sumisas al liderazgo cristiano masculino. Estas
restricciones tienen que ver principalmente con la enseñanza de las mujeres en la iglesia. Ya que el gobierno
de las iglesias y la enseñanza pública oficial en las mismas son funciones de los presbíteros y pastores (ver 1
Tim. 3:2,4-5; 5:7; Tito 1:9), se infiere que tales funciones no forman parte del llamado cristiano de las
mujeres. Pero aún más, si se quiere usar el argumento de silencio, este gira en contra de la ordenación
femenina también, pues no hay texto alguno que diga que las mujeres deben ser ordenadas al ministerio de
la Palabra y el gobierno eclesiástico. Las Escrituras atribuyen al hombre cristiano el ejercicio de la autoridad
eclesiástica e de la familia.

Pregunta #10 Si las mujeres reciben los mismos dones espirituales que los hombres, no es una prueba de
que Dios desea que ellas sean ordenadas al ministerio?

Respuesta: No. Las condiciones para ejercer los puestos oficiales en la Iglesia apostólica están prescritas en
1 Timoteo y Tito 1. Debemos notar que el don de enseñanza es sólo uno de los requisitos. Hay otros, como
por ejemplo, saber gobernar a su propia casa y ser marido de una sola mujer, que no pueden ser cumplidos
por mujeres cristianas - por más dones que tengan.

Pregunta #11 ¿Se aplica hoy la enseñanza de Pablo sobre las mujeres en la Iglesia? ¿No estaba Pablo
bajo la influencia de la cultura de aquella época, que fue muy diferente de la nuestra?

Respuesta: Es necesario hacer una distinción entre el principio teológico supra cultural y la expresión
cultural de este principio. Hay cosas en la enseñanza de Pablo que son claramente culturales, como las
instrucciones para el uso del velo en 1 Corintios 11. Sin embargo, mientras que el uso del velo es claramente
una costumbre cultural, al mismo tiempo expresa un principio que no está condicionado por ninguna cultura
en particular, y este principio es la diferencia funcional entre el hombre y la mujer. Lo que Pablo está
defendiendo en aquel pasaje es la vigencia de esta diferencia en el culto público - el velo es simplemente la
forma por medio de la cual esto ocurriría normalmente en las ciudades griegas del siglo 1. Se debe notar que
Pablo defiende la participación diferenciada de la mujer en el culto usando argumentos permanentes, que
trascienden la cultura, tiempo y sociedad, como la distribución o las funciones de las personas de la Trinidad
(1 Cor. 11:3), y el modo por el cual Dios creó al hombre (1 Cor. 11:8,9).

Pregunta #12 Pablo escribía sus cartas para atender problemas locales y específicos. ¿Cómo podemos
aplicar hoy lo que Pablo escribió si las situaciones y contextos son diferentes?

Respuesta: Casi todos los libros del Nuevo Testamento fueron escritos en respuesta a alguna situación
específica en una o más de las comunidades cristianas del siglo 1. Pero los que defienden la ordenación
femenina no dirían por esto que nada del Nuevo Testamento se aplica a las iglesias cristianas de hoy. La
carta a los Gálatas, por ejemplo, en que Pablo defiende la doctrina de la justificación por la fe sola, fue
escrita para combatir el legalismo de los judaizantes que procuraban desviar las iglesias gentiles de Galacia
4
a mediados del siglo 1. ¿Nos atreveríamos a decir que la enseñanza de Pablo sobre la justificación por la fe
no tiene relevancia hoy por haber sido enseñada en reacción a una herejía que afligía las iglesias en el siglo
1? El punto es que existen principios y verdades permanentes que fueron transmitidos para atender las
cuestiones locales, culturales y pasajeras. Pasan las circunstancias históricas, mas el principio teológico
permanece. La conducta inadecuada de las mujeres en las iglesias de Corinto y Éfeso, a quienes Pablo
escribió indicando que se quedaran calladas en la Iglesia, fue un momento histórico definido, pero los
principios aplicados por Pablo para resolver los problemas causados por estas actitudes permanecen válidos.
O sea, la enseñanza que las mujeres deben estar sumisas al liderazgo masculino en las iglesias y en las
familias, sin ocupar posiciones de liderazgo y gobierno, es el principio permanente y válido para todas las
épocas y culturas.

Pregunta #13 ¿Dónde se encuentra en la Biblia que solamente los hombres pueden ser pastores,
presbíteros y diáconos?

Respuesta: Los textos más explícitos son Hechos 6:1-7; 1 Timoteo 2:11-15; 1 Corintios 14:34-36 y 1
Corintios 11:2-16. Algunos de estos pasajes fueron analizados con más profundidad en los capítulos
anteriores. Además, la relación intrínseca entre la familia y la Iglesia muestra que aquél que es cabeza en la
familia (Efesios 5:21-33) también debe ejercer el liderazgo en la Iglesia.

Pregunta #14 ¿Dónde se encuentra en la Biblia que el hombre debe ser cabeza de la familia?

Respuesta: Hay diversos pasajes en el Nuevo Testamento que tratan los papeles del hombre y la mujer en la
familia: Efesios 5:21-33; Colosenses 3:18-19; 1 Pedro 3:1-7; Tito 2:5. En todos estos, el liderazgo de la
familia es atribuido al hombre.

Pregunta #15 ¿No son los argumentos usados hoy para defender la sumisión de la mujer los mismos
usados en el siglo pasado por muchos cristianos para defender la esclavitud?

Respuesta: El hecho de que en el pasado la Biblia fuera utilizada en forma equivocada para defender la
esclavitud no significa que la defensa de la subordinación femenina sea igualmente hecha de forma
equivocada. No debemos pensar que la relación entre el hombre y la mujer en la familia y la iglesia esté al
mismo nivel de importancia que la esclavitud. Primero, los papeles distintos del hombre y de la mujer est án
enraizados en la misma creación, mas la esclavitud no lo está. Segundo, el hecho de que Pablo hace
recomendaciones a los esclavos cristianos para que sean buenos esclavos no significa que él aprobaba de la
esclavitud. En verdad, las recomendaciones que él da a los cristianos que eran dueños de esclavos ya traían
incluidas la idea de la disolución de la esclavitud (Filemón 16; Ef. 6:9; Col. 4:1; 1 Tim. 6:1,2).

Pregunta #16 Había una mujer llamada Junias que Pablo considera como apóstola en Romanos 16:7. Si
había apóstolas, ¿por qué no pastoras, presbíteras y diaconisas?

Respuesta: El pasaje dice los siguiente: «Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y mis compañeros
de prisiones, los cuales son muy estimados entre los apóstoles, y que también fueron antes de mí en Cristo»
(Rom. 16:7). No es tan simple deducir que Junias era una apóstola. Existen varias cuestiones relacionadas

5
con la interpretación de este texto. ¿Es ‘Junias’ un nombre masculino o femenino? Hay mucha disputa sobre
esto, pero la evidencia apunta hacia un nombre masculino. Otra cosa, la expresión «estimados entre los
apóstoles» - ¿significa que Junias era uno de los apóstoles, ya antes de Pablo y un apóstol estimado, o
significa que los apóstoles antes de Pablo tenían a Junias en alta estima? La última posibilidad es la más
probable. En última instancia, sólo podemos afirmar con certeza, a partir de Romanos 16:7, que quién haya
sido Junias, era una persona tenida en alto estima por Pablo, y que ayudó a Pablo en su ministerio. No se
puede afirma con seguridad que era una mujer, ni que era una ‘apóstola’, y mucho menos una como los
Doce o como Pablo. El pasaje no sirve como evidencia bíblica para la ordenación femenina en el período
apostólico. Y esta conclusión está en armonía con el hecho de que Jesús no escogió mujeres para ser
apóstoles. No hay ninguna referencia clara a una ‘apóstola’ en el Nuevo Testamento.

Pregunta #17 El Nuevo Testamento dice que en Cristo no hay hombre ni mujer, todos son iguales delante
de Dios (Gálatas 3:28). Si prohibimos a las mujeres ser oficiales en la iglesia, ¿no es esto hacer
distinciones basadas en el género?

Respuesta: No se puede negar que el evangelio es poder de Dios para abolir las injusticias, el prejuicio, la
opresión, el racismo, la discriminación, al igual que la explotación machista. Y no se puede negar que Cristo
vino para rescatarnos de la maldición impuesta por el pecado. La pregunta es si Pablo está hablando de la
abolición de la subordinación femenina y de la igualdad de funciones en este pasaje. ¿Está diciendo el
apóstol que las mujeres pueden ejercer los mismos cargos y funciones que los hombres en la iglesia, ya que
todos son aceptados por Dios a través de Cristo por la fe? Entendemos que la respuesta es ‘no’. Gálatas 3:28
no está enseñando la igualdad para el ejercicio de funciones, sino la unidad de todos los cristianos en Cristo
(vea el análisis anterior de este pasaje).

Pregunta #18 ¿El concepto de la sumisión femenina enseñado en la Biblia no nos llevaría
inevitablemente a la idea de que el hombre es superior a la mujer?

Respuesta: Infelizmente, muchos han llegado a esa conclusión, sin embargo, es una conclusión equivocada.
La enseñanza bíblica es que Dios creó al hombre y la mujer iguales, mas con diferentes atribuciones y
funciones. La Biblia enseña que Dios tiene autoridad sobre Cristo, Cristo tiene autoridad sobre el hombre, y
el hombre tiene autoridad sobre la mujer. Es una cadena jerárquica que comienza en la Trinidad y continua
en la iglesia y la familia. Podemos inferir (guardando las debidas proporciones) que, de la misma forma
como la subordinación de Cristo al Padre no lo hace inferior - como afirma la fe Reformada en su doctrina
de la Trinidad - la subordinación de la mujer al hombre no la hace inferior. Así como el Padre y el Hijo, que
son iguales en poder, honra y gloria, desempeñan papeles diferentes en la economía de la salvación (el Hijo
se somete al Padre), hombre y mujer se complementan en el ejercicio de diferentes funciones, sin que esto
implique ninguna inferioridad de la mujer. En varias ocasiones en el Nuevo Testamento se exige que los
cristianos se someten a las autoridades civiles (Rom. 13¡-5; 1 Pedro 2:13-17). Sin embargo, este argumento
en ningún momento implica que los creyentes son inferiores o tiene menos valor que los gobernantes.
Igualmente, los hijos no son inferiores a sus padres simplemente porque deben someterse a su liderazgo
(Efesios 6:1). El concepto de la subordinación de uno a otro tiene que ver solamente con la manera en la
cual Dios estructura y ordena la sociedad, la familia y la Iglesia.

6
Pregunta #19 En 1 Timoteo 3:11, al describir los requisitos para diáconos, Pablo se refiere a las mujeres:
«Las mujeres asimismo, sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo». ¿No prueba este
versículo que había diaconisas en las iglesias apostólicas?

Respuesta: No necesariamente. Este pasaje ha sido entendido de diferentes maneras: (1) Pablo puede
estarse refiriendo a las mujeres de los diáconos (Calvino). Por esto Pablo emplea para ellas la expresión «es
necesario» (1 Tim. 3:11), que son las mismas palabras que él empleó para los presbíteros (3:2) y los
diáconos (3:8) al describir sus requisitos. Pero a nosotros no nos parece que el apóstol se refiera a las
mujeres de los diáconos. (2) Pablo puede estar refiriéndose a todas las mujeres de la iglesia, sin embargo, es
bastante extraño que hubiera colocado instrucciones para todas las mujeres en ¡medio de las instrucciones
para los diáconos! (3) Pablo puede estar refiriéndose a las asistentes de los diáconos, mujeres piadosas, que
prestaban asistencia en obras de misericordia a los necesitados de la iglesia (Hendriksen). (4) Pablo se
refería a las diaconisas. Sin embargo, es un poco extraño que Pablo no empleó el termino apropiados para
describir su función (diaconisas), ya que él viene hablando de presbíteros y diáconos.
La opción #3 no parece la mejor y más probable: había mujeres piadosas en las iglesias apostólicas,
no ordenadas como ‘diaconisas’, que ayudaban a los diáconos en las obras de misericordia, trabajando
directamente con otras mujeres pobres y necesitadas. Es a éstas que Pablo se refiere.

Conclusión
Nuestra conclusión es que no hay respaldo bíblico suficiente para que se ordenen mujeres al
ministerio de las iglesias cristianas locales en que van a presidir, gobernar y enseñar doctrina a los hombres.
En realidad, las evidencias bíblicas apuntan en otra dirección. La enseñanza bíblica no puede ser ignorada
por los que están promoviendo la ordenación de mujeres en la iglesia.

7
EXPRESANDO MI FEMINIDAD:
COLABORANDO CON EL CUIDADO DE LOS HIJOS DE OTROS
por Carolyn McCulley
Vol.7, No.1

C asi inmediatamente después de mi conversión al cristianismo, Dios cambió radicalmente mis


creencias sobre la abstinencia, y el aborto. Yo había sido durante mucho tiempo una defensora del
‘derecho’ de tener abortos, y nunca creía que yo llegaría a apoyar las clínicas ‘pro-life’, es decir,
aquellas que atendían a muchachas que decidían tener hijos y no tener un aborto (estas clínicas ofrecen
ayuda y el servicio de adopción si la madre lo desea). Cuando yo era una inconversa, apoyando los abortos,
yo no sabía que estas clínicas existían, ni me importaba. Yo no sabía de aquellas personas que respaldaban
su posición contra el aborto al servir a estas mujeres con tanto sacrificio y sin cobrar. Dentro de unos pocos
meses de haber sido convertida, me matriculé para recibir entrenamiento en una clínica local, y dentro de
algún tiempo llegué a ser una orientadora para mujeres buscando ayuda.
Cada vez que yo comenzaba con una nueva mujer, la conversación siempre comenzaba de la misma
manera.
«¿Cuántos hijos tienes?» me preguntaban.
«Ninguno» yo siempre respondía con gozo.
«Oh», decían, y luego una pausa prolongada. «¿Has estado embarazada alguna vez?»
«No, nunca», yo respondía.
«Oh». Otra pausa prolongada. «Entonces, ¿por qué te asignaron como mi ayudante?»

Es una pregunta entendible, y nunca me desanimaba. Yo respondía que siendo soltera yo tenía más
tiempo que muchas de las mujeres casadas que tenían sus propios hijos. Como yo tenía 31 años cuando
comencé con este trabajo, yo creía que dentro de poco tiempo yo también sería esposa y madre. Pero han
pasado muchos años ahora, y he tenido tiempo para meditar sobre la relación entre no tener hijos y la
feminidad bíblica.

Toda mujer engendra vida

La Bíblia enseña claramente que la mujer es llamada para ser engendradora de vida. Desde la
maldición sobre los partos de Eva, y las pruebas de la esterilidad de Sara, Ana, Raquel, Elizabet y otras, los
asuntos del vientre de la mujer se destacan en las escrituras. Aún en el relato de Rut - para mi el papel más
claro que la Bíblia da para la mujer soltera - cuando recibe las bendiciones de los ancianos en la puerta de la
ciudad, consisten en «tener muchos hijos». Y el relato termina con el nacimiento de su primer hijo, quien fue
el abuelo del rey David.
También me encontraba con el texto desafiante en 1 Timoteo 2:15, que la mujer será salvada por
medio de tener hijos (los comentarios que yo leí no estaban claros sobre el punto de Pablo aquí). Pero Pablo
añade «si ellas continúan en fe, caridad y sobriedad». Por la gracia de Dios - con o sin hijos - todas podemos
perseguir estas cualidades, ¡por lo menos!
Con todo el dolor del parto, cualquier madre dirá que el embarazo y el parto es mucho más fácil que
criar los hijos hasta llegar a la madurez. Los hijos requieren mucho cuidado años después de salir del

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vientre. Es aquí que la mujer sin hijos puede contribuir mucho en el proceso de ‘engendrar vida’, al apoyar
el trabajo de los padres de familia alrededor de ellas. Esta ayuda es de especial importancia para aquellas
madres solteras, quienes agradecen tremendamente a aquellas personas que les ayuden con la carga de criar
hijos solas. Como tías, o tan solo amigas, mujeres solteras pueden hacer una inversión en el futuro al buscar
relaciones positivas con los niños que las rodean. Y si ser tía te parece un papel insignificante, por favor lee
2 Reyes 11:1-3. Cuando la reina pagana Atalía, una persona mala y vengativa, decidió destruir toda la linea
real, casi logra su meta si no fuera por un sólo bebé. De no ser así, hubiera extinguido la linea de David en la
tierra. Fue Jehoseba, la hermana del rey muerto, Acaz, quien llevó a Josías, el hijo de Acas, y lo arrebató de
entre los hijos que fueron muertos. Escondió al niño de un año junto con su nodriza, en el templo del Señor
durante 6 años mientras Atalía reinaba. La madre de Josías era Ziba de Beerseba, mientras Jehoseba era su
tía. ¿Quién sabe? Tal vez tú has sido llevada a la vida de tus sobrinos y sobrinas para tal labor de heroísmo.
O tal vez tan sólo para cumplir el mandato de Salmo 145:4 de ser parte de una generación que traspasa el
conocimiento de Dios a otra. De cualquier manera, tú estás haciendo una inversión en algo eterno.

Hablando de la vida cotidiana

Durante años me ha fascinado el pasaje de Isaías 54:1, donde dice que la mujer estéril cantará porque
tendrá más hijos que la mujer casada. Esta imagen de la gloria futura de Sion nos llama la atención por los
contrastes: gozo en medio de esterilidad, e hijos dados a la desolada. Dios continua, diciéndole a la mujer
estéril que no se desanime, que ensanche su tienda. Obviamente estas son palabras proféticas acerca de Dios
quien es Redentor, el Santo de Israel. Pero yo creo que hay también una aplicación práctica para la mujer
estéril - que haga campo para los ‘hijos’.
Cuando yo era una cristiana nueva y una de las pocas solteras en mi iglesia, una amiga muy sabia me
dijo que buscara algunas familias en la iglesia en las cuales invertir mis energías, y que limitara mi enfoque
a ellas. En aquel momento su consejo me pareció un poco raro, como muy ‘selectivo’. Pero luego vi cómo
esta práctica me permitió desarrollar relaciones personales significativas con los hijos. Cuando llegué a
conocerlos bien, pude planear formas importantes para serles una bendición, apartando tiempo para sus
actividades, comprando regalos que les fueran útiles. ¡Parece que me pasé disfrutando de ello! Cuando me
tocó pasarme a otra iglesia, los recuerdos que estos amigos compartieron en la fiesta de despedida incluían
trasnochadas, jugar en la lluvia, postres servidos antes de la comida, muchos chocolates y ¡otras cosas
indisciplinadas! Ahora que tengo tres sobrinas y un sobrino yo planeo visitas, pasamos la noche juntos. Y
más importantemente, oro con ellos y por ellos, intentando compartir el amor de Dios y el evangelio en
formas que puedan comprender.
Estoy segura que tengo que crecer aún más en este papel, pero no quiero perder la visión de lo
importante que es serle ‘tía’ cristiana para muchos. Cuando me desanimo, siempre puedo contar con Dios
para proveer ánimo por medio de alguna cosa, como por ejemplo una nota dictada por mi sobrina de cuatro
años: «De Claire: me encanta jugar contigo. Muchas gracias por la ropa y el libro. Muchas gracias por todo.
Siempre te amaré. Te amaré hasta que la luna salga y hasta la mañana y hasta la noche». ¡Estas cosas crean
en ti el deseo de ensanchar aún más las cuerdas de la tienda!

Carolyn McCulley es autor de artículos


para una variedad amplia de publicaciones.
Ella agradece comentarios: [email protected]

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RED DE EDIFICADORES
por César Rodriguez
Vol.7, No.1

¿ Es posible que el Cuerpo de Cristo, al igual que el cuerpo físico, también presente deformaciones en su
crecimiento, tales como: hidrocefalia, gigantismo, acromegalia... ?
Hidrocefalia es la desproporción entre el tamaño de la cabeza y el resto del cuerpo. Cristo es la
Cabeza del Cuerpo y éste debe crecer cónsono con su Cabeza. Gigantismo: Es el que presenta una persona
con un estatura mayor a la estatura normal del resto de las personas. Este tipo de gigantismo es el que puede
sufrir el pastor cuando por ejemplo, crece mucho intelectual o teológicamente con respecto al resto de los
miembros quienes, ante él, lucen como enanos (como Gulliver en la isla de Liliput). O también cuando cae
en la pastorcracia. Y es que así como el Papa Inocencio III creó la “Teocracia Pontificia”, así mismo en
América Central y del Sur se ha sentido el efecto de “Teocracias Pastorales” y de “Teocracias Misioneras”
que han impedido el sano desarrollo de muchas iglesias. Hombres que han visto a la iglesia más como una
sierva de sus propios intereses que como aquella a la que se debe servir. Y esto nos llama a mantenernos
alertas ante esta actitud peligrosa en la que cualquiera de los ministros podemos caer, pues está arraigada en
el corazón mismo de nuestra naturaleza caída. Cualquier ministro que no se vea como un siervo de los
santos para prepararles para la labor que cada uno de ellos tiene que realizar, corre el riesgo de hacerse, no
siervo sino señor de la grey, lo cual el apóstol Pedro advirtió que puede suceder (1Pe 5). Y por último,
Acromegalia la cual, aunque es sinónimo de gigantismo, se refleja, más en la desproporción del tamaño de
determinados miembros del cuerpo, por ejemplo, manos más grandes de lo normal. En la iglesia también se
ven miembros que crecen más que los otros, pero que no cooperan para que el resto de los miembros
también se desarrollen.
En Julio del año pasado se celebró el II Encuentro Binacional de Jóvenes Reformados (con la
participación de jóvenes de Venezuela y Holanda. El primero fue con jóvenes de la Iglesia reformada en
Curazao). De este encuentro los jóvenes salieron con una noción clara de que todos los cristianos (jóvenes o
adultos, hombres o mujeres) tenemos una profesión común: siervos de Dios. Que hemos sido llamados por
él, no sólo para ser salvos, sino para ser co-obreros Suyos en la edificación de su Iglesia. Y además, que
todo edificador necesita saber dos cosas elementales: En primer lugar, cómo planificar para el trabajo (por
ejemplo, cómo administrar fielmente los recursos dados por Dios para la obra del ministerio o mayordomía
y, en segundo lugar, cómo participar activamente en el trabajo de edificación). En Venezuela hemos
comenzado a visualizar una iglesia participativa. EL MINISTERIO DE TODOS LOS SANTOS.
Pero también debemos estar conscientes que así como Esdras y Nehemías enfrentaron enemigos que
se oponían al trabajo de reedificación en Jerusalén, igualmente hoy en día hay, aparte de las destructivas
“pastorcracias” arriba mencionadas y de los poderes y consejos malignos contra la Iglesia (Mt 16:18), hay
otras amenazas que también se oponen a la obra de edificación: Individualismo, Secularismo (funcionar
según las normas del mundo) y la Indiferencia.
¿Puede, quien esté centrado en sí mismo, participar de una labor en la que hay que considerar al otro
más importante que uno mismo? No. Esta es una labor en la que el edificador debe considerarse siempre el
número tres. Nunca el Uno, que es Cristo ni tampoco el dos, que es el otro, sino el tres.
En cuanto al secularismo, la Escritura advierte que quien edifique sobre la base de la sabiduría de
este mundo corre el riesgo de destruir el templo de Dios y que por lo tanto tal persona tiene que ser
destruida. (1Cor 3:17-21ª).
Y por último, ¿hay, en la labor de edificación, lugar para la indiferencia? ¿Existe un término medio
entre edificadores y destructores? Textos como los siguientes afirman lo contrario:
1
Mt 25:24-30 Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre
duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu
talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente

Lc 11:23 El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama.

Jn 1:25 El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.

Mt 7 El que edifica sobre la arena, sufrirá pérdida

Mt 25:27-30 ... debías haber depositado mi dinero en el banco, para que a mi regreso lo hubiera recibido con
intereses. 'Quítenle las mil monedas y dénselas al que tiene las diez mil. Porque a todo el que tiene, se le dará
más, y tendrá en abundancia. Al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese siervo inútil échenlo
afuera, a la oscuridad, donde habrá llanto y rechinar de dientes. (NVI)

¿Qué entiendes, pregunta el Catecismo de Heidelberg (pregunta #55), por la ‘Comunión de los
Santos’?; y la respuesta dice:

Primero: Que todos y cada uno de los creyentes como miembros de esta comunidad participamos de
Cristo y de todos sus tesoros y dones
Segundo: Que cada miembro debe considerar su deber de usar estos dones con solicitud y con
agrado para el servicio y enriquecimiento de los otros miembros. Cada miembro de cada iglesia debe crecer
proporcionalmente contribuyendo a la edificación de los otros miembros.

Es para lograr ese crecimiento armonioso para lo que necesitamos desarrollar iglesias participativas.
Iglesias en las que todos sus miembros (adultos, jóvenes y niños de ambos sexos) tengan acceso, según sus
dones, a todas las áreas ministeriales de la iglesia, conservando la unidad del Cuerpo en Fe y Práctica”. Para
lograr esto es para lo que existen los ministerios oficiales. Pero ojo, no por ser los ministros oficiales son los
únicos ministros. El Catecismo pregunta: ‘¿Por qué te llaman cristiano?’. La respuesta dice que: ‘es por ser
miembros de Cristo y participantes de su unción por lo que somos también participantes de sus tres oficios
de Profeta, Sacerdote y Rey’ (pregunta #32). John Stott, en su comentario a la carta a los Efesios declara que
“Los reformadores recuperaron esta verdad: EL SACERDOCIO DE TODOS LOS CREYENTES,” y afirma
que en nuestros días debemos recuperar esta otra: EL MINISTERIO DE TODOS LOS SANTOS. Pero yo creo
que lo que Stott plantea separadamente: el sacerdocio de todos los creyentes y el ministerio (Diakonía) de
todos los santos, en realidad es lo mismo, porque Dios se agrada de sacrificios como éstos: de hacer bien y
de ayudarse mutuamente (He 13).
Así que digámoslo una vez más: Los ancianos docentes (o pastores) somos los primeros
responsables en promover esto, pues es para ello para lo que fuimos dados a la iglesia por el Cristo exaltado.
Es decir, para que los santos sean debidamente entrenados en saber cómo ser productivos en su servicio de
edificación del Cuerpo de Cristo. Es vital que los pastores preservemos la perspectiva de nuestro ministerio,
manteniendo siempre conectados los versículos 11 y 12 de Efesios 4.
Pero otro factor que ha permitido esas deformaciones y abusos de iglesias es que edificamos aislados
los unos de los otros. En Efesios y Colosenses leemos acerca de articulaciones y ligamentos en el Cuerpo de
Cristo:

Efesios 4:16: Por su acción todo el cuerpo crece y se edifica en amor, sostenido y ajustado por todos los
ligamentos, según la actividad propia de cada miembro.,
2
Colosenses 2:19: ...no se mantienen firmemente unidos a la Cabeza. Por la acción de ésta, todo el cuerpo,
sostenido y ajustado mediante las articulaciones y ligamentos, va creciendo como Dios quiere.

En el sistema óseo de nuestros cuerpos, los ligamentos cumplen el papel de fortalecer, estabilizar y
limitar los movimientos en nuestras articulaciones. Eso es verdad tanto en el cuerpo físico como en el
Cuerpo de Cristo. Por lo tanto, estamos en la necesidad tanto de articularnos (a niveles local, nacional e
internacional) como de determinar la cantidad de ligamentos que tenemos en común quienes edificamos en
la Iglesia Reformada (además de las confesiones y el Orden Eclesiástico) y fortalecerlos.
Quiero aprovechar la oportunidad de este artículo en esta revista que sirve a las iglesias en América
Latina, para comenzar a presentar la idea de la creación de una Red de Edificadores de la Iglesias
Reformadas que nos ayude a articularnos cooperativamente. Dice en el libro de Nehemías: ...la tarea es
grande y extensa, y nosotros estamos muy esparcidos en la muralla, distantes los unos de los otros (4:19
NVI). Así mismo sucede con los diferentes líderes y miembros que edificamos iglesias reformadas en
diferentes países, estamos distantes los unos de los otros. Hoy en día ha tomado mucho auge el concepto de
“Redes Sociales”.
La característica principal de una red es que une o interconecta elementos (personas, instituciones)
que compartan vínculos (ligamentos) comunes. Aunemos esfuerzos para unirnos más y edificar más
efectivamente sabiendo que a todos cuanto se han propuesto y se proponen dedicar su vida al servicio del
Señor en la edificación de su Iglesia les espera grande recompensa: Al que es fiel en lo poco se le confiará
lo mucho. ...la obra no es en vano en el Señor (1Cor 15:58). El Señor no es injusto para olvidar el trabajo
de amor que han mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aun (He 6). Por lo
tanto, para el servicio de pastores y maestros fieles, nuestro lema es...

(Neh 2:18)

Dirección postal:
César Rodríguez
Calle 23 entre carreras 32 y 33 # 32-41
Barquisimeto, Venezuela

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PEREGRINOS EN LA PROVIDENCIA:
¿TIENE DIOS UN PLAN MARAVILLOSO PARA MÍ VIDA?
por Craig Troxel
Vol.7, No.1

C omo si no fuera un desafío suficiente vivir según los Diez mandamientos y los dos Mandamientos
Principales (véase Mat. 22:33-40), en algún momento alguien decidió que necesitábamos agregar
también las «Cuatro Leyes Espirituales». Ahora, entonces, después de que «Dios amó al mundo»,
muchos cristianos añaden, «Dios te ama y tiene un plan maravilloso para tu vida». Pero ¿se halla esta «ley
espiritual» en las Escrituras? Esta es una pregunta importante porque muchos –desde Herodoto siguiendo el
hilo del destino en la historia hasta Neo tratando de comprender su vida programada en el Matrix – han
creído que existe un plan maestro que guía la historia de la humanidad. La gente se anima con la idea de que
sus vidas son significativas porque forman parte de un plan más grande o un propósito mayor de lo que se
puede ver comúnmente con los ojos.
Algunos cristianos piensan que la creencia en un predeterminado plan es igual a la creencia en la
soberanía de Dios. Pero la creencia en el determinismo y la creencia en Dios como el que determina son dos
cosas completamente diferentes. Nosotros debemos mantener celosamente esta diferencia, sobre todo
cuando consideramos las preguntas que tienen que ver con la voluntad de Dios para nuestras vidas y la
doctrina de la providencia.
El determinismo en sí mismo es una forma de fatalismo, haciendo del hado y el destino los factores
decisivos en lugar de Dios. En otras palabras, el determinismo al descubierto socava la idea de que Dios,
personal y activamente, «preserva y gobierna todas sus criaturas y sus acciones» (Catecismo Menor de
Westminster #11; ver Catecismo de Heidelberg #27). En las discusiones teológicas acerca de la providencia,
nos referimos a Dios como la «causa primera» o «primaria» entre «las causas secundarias», para evitar una
confusión panteísta entre Dios y la creación. Sin embargo, este lenguaje puede confundirnos y tentarnos a
pensar ante todo en categorías filosóficas y no según la doctrina bíblica. De acuerdo a las Escrituras,
cualquier concepto que elimina o despersonaliza a Dios o que disminuye su compromiso activo en su
creación con sus criaturas no es adecuado. Para los cristianos, no es cuestión de andar en el camino
establecido y de simplemente seguir los mandatos de Dios; es cuestión también de confiar en nuestro amado
Padre celestial porque sabemos que él continuamente nos guía, dirige, protege, sustenta y cuida de formas
muy especiales.
Sin embargo, el miedo, la incertidumbre y la confusión pueden con frecuencia, como observa G. C.
Berkouwer, «aparecer con notable fuerza en los corazones de los creyentes» – considere a Job, los Salmos y
a Eclesiastés. Y luego nos preguntamos, «Tiene Dios un plan para mí vida?» y «Cómo puedo conocer la
voluntad de Dios para mí?» Este tipo de preguntas tienen que ver con la providencia de Dios y su soberana
voluntad. Podemos entender una parte de la voluntad de Dios porque Dios nos la ha revelado en su Palabra
escrita. Pero, no podemos comprender mucho de su voluntad porque el Señor ha decidido no revelarla. Aquí
los teólogos distinguen entre la «voluntad revelada» de Dios y su «voluntad secreta». Ellos hacen esta
distinción con base en textos como Deuteronomio 29:29, «Las cosas secretas pertenecen a Jehová, nuestro
Dios, pero las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, a fin de que cumplamos todas
las palabras de esta Ley». De acuerdo a la voluntad revelada de Dios «el corazón del hombre se propone un
camino», pero en su voluntad secreta «Jehová endereza sus pasos» (Prov. 16:9). Lo que la Escritura revela
se puede conocer, y todos los discípulos de Cristo estamos llamados a obedecer su Palabra, porque es lo que
Dios demanda. Pero el hecho de no discernir la voluntad secreta de Dios, dificulta vivir por la providencia
1
porque a veces nos encontramos en situaciones difíciles que son imposibles de explicar o que aparecen sin
propósito alguno. ¿Es la solución sencillamente resignarnos y aceptar el plan predeterminado y establecido
por Dios? ¿Es la fe en la providencia de Dios y su soberana voluntad nada más que la confesión de un plan
predeterminado? El libro de Proverbios provee una respuesta.

Un plan proverbial para la providencia


En Proverbios, el creyente encuentra principios generales y específicos para caminar sabiamente «en
el temor del Señor». Aunque estamos separados de este libro por abismos de tiempo y cultura, Proverbios
mantiene nuestro interés a través de sucintos dichos y declaraciones irónicas acerca del dinero, el
matrimonio, la paternidad, la lujuria, la pereza, la arrogancia y la verbosidad. Nos habla de formas
llamativas, como cuando percibe la crueldad lenta de una gotera continua (Prov. 27:15), la tristeza cómica
de la decepción del perezoso (26:13), la inevitable nariz sangrienta de la contienda (30:33) o el mareo de la
adicción negada (23:34-35). No podemos salir de esta colección de dichos sin experimentar su picadura, su
humor, su ironía, su ingeniosidad y sobre todo, su conmovedora exposición de nuestras debilidades diarias y
culpables locuras.
Pero justo cuando hemos estereotipado a Proverbios como una colección de dichos que equipan al
creyente con autoestima y entendimiento para caminar según la voluntad revelada de Dios, Proverbios 3:5-6
nos sorprende con su exhortación: «Confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia
prudencia. Reconócelo en todos tus caminos y él hará derecha tus veredas». Eso no es lo que muchos
esperarían de este libro. Esto nos parece contrario al tono y propósito del libro, aumentar nuestro
entendimiento para que nosotros mismos podamos guiar sabiamente nuestros caminos.

Dios, en quien confiamos


Proverbios 3:5-6 contrasta la confianza que tenemos en Dios con la confianza que no debemos tener
en nosotros mismos, aunque nuestro entendimiento tenga su base en proverbios inspirados divinamente.
Estos dos versículos nos recuerdan que debemos comprometernos junto con nuestros caminos
completamente a Dios, y que podemos confiar con seguridad en la promesa de Dios de preservarnos y
dirigirnos en todos nuestros senderos. Ellos no nos exhortan a confiar únicamente en los propósitos de Dios
sino más bien a confiar en Dios mismo. Nuestra idea no se encuentra principalmente en la idea de un
sendero predeterminado sino en nuestra confianza en un Señor que nos ama. Somos llamados a confiar en
Uno que es confiable y que actúa según sus propósitos en una forma santa, sabia y poderosa. Eso hace la
diferencia cuando he perdido mi empleo o cuando tu mejor amigo ha sido diagnosticado con una
enfermedad terminal, o cuando nuestra iglesia pasa a través de una inquietante controversia. ¡Que ánimo es
en tales circunstancias encontrar ayuda en un Dios infinitamente poderoso, sabio y compasivo, en lugar de
fortalecernos con la idea de que Dios tiene un plan maravilloso para nuestras vidas! Podemos mirarle con la
fe de un niño, descansando en su comprobado, seguro y fiel amor.
No debemos depender de nosotros mismos ni de nuestro entendimiento. La clave está en el contraste
entre nosotros y el Señor, entre nuestro entendimiento y el suyo. Algunas cosas son confiables, como el
Señor; otras no lo son, como nuestro propio entendimiento. Colocando este proverbio en el contexto de todo
el libro enfatiza el punto que, a pesar de toda la sabiduría y bondad que podríamos recibir de Proverbios, si
dependemos de nuestra propia sabiduría – aunque sea bien formada – si no tememos al Señor ni confiamos
en él, hemos perdido la enseñanza central del libro. Como dice: «El que confía en su propio corazón es
necio» (Prov. 28:26). La voluntad secreta de Dios va más allá de nuestro propio entendimiento. No podemos
espiar el plan maravilloso de Dios para nuestras vidas. De manera que si tratamos de establecer nuestros
planes en la fuerza de nuestra inteligencia santificada es confiar en lo que es carnal, sombrío y con
2
frecuencia poco fidedigno. Dicho de manera sencilla: el mero acto de pensar no es colocar «la confianza en
la carne», pero depositar la confianza en nuestro propio pensamiento es seguramente un acto de la carne.

Reconociendo a Dios
Proverbios 3:5-6 nos llama a confiar completamente en el cuidado de Dios, con todo nuestro
corazón, alma, mente y fuerza. Nuestro compromiso debe ser total y exclusivo. El mandamiento de no tener
otros dioses ajenos delante de él significa que dándole a Dios la mayoría de nuestro corazón no es lo mismo
que darle todo el corazón. Dicha fe demanda que debemos entregarnos completamente a lo que él desea, por
obediencia a sus mandatos. Pero, una vez más, no debemos pensar en nuestra obediencia como algo
separado de Dios y de su cuidado providencial. Debemos confiar en ambos puntos: en lo que Dios desea y
en lo que está haciendo. Hemos apostado nuestra vida en la verdad revelada de Dios y en su persona. Dicha
responsabilidad absoluta – «en todos tus caminos»- significa que debemos confiar en Dios en cada paso de
nuestro peregrinaje. Debemos someter a Dios todas nuestras creencias, decisiones, opciones, motivaciones,
intenciones y planes, aunque sean mayores, menores, presentes o futuros. Y debemos hacer esto durante los
días agradables cuando el camino es llano, justo, cómodo, fácil, que nos lleva a los «pastos verdes», como
también cuando el camino se torna desagradable, rodeado de espinas, con la cruz a cuestas y atravesando el
valle de la sombra de la muerte.
Una forma de ejercitar esta confianza en la providencia de Dios es reconociéndolo a él en todos
nuestros caminos. En un sentido, la Escritura nos anima a «practicar la presencia de Dios». Pero hay mucho
más. Reconocer a Dios no solo significa tener conciencia de él y de su constante cuidado sobre nosotros
sino también consultarlo. Los sabios consultan con otros para consejo y asesoramiento (véase Prov. 15:22).
Como Israel siguió la dirección del Señor en el desierto y buscó la voluntad del Señor antes de la guerra,
también nosotros le reconocemos en los tiempos de la vida placenteros como en los tiempos de adversidad.
Si no confiamos en nuestra propia inteligencia, entonces, tenemos que buscar la sabiduría de Dios.
Nosotros reconocemos a Dios de rodillas y con el libro abierto. Tomamos nuestras dificultades,
preocupaciones, planes y esfuerzos y se las llevamos a él en oración. Aún podríamos dedicar tiempo para el
ayuno porque somos muy entusiastas para reconocerlo a él y a su voluntad. El ayuno no hace que nuestras
decisiones sean santificadas o infalibles; simplemente enfatiza que no dependemos de nuestra fuerza, sino
en la de él. Por supuesto, buscando, estudiando, meditando y memorizando las Escrituras se nos enseña
como reconocer y admitir la voluntad, poder, sabiduría y bondad de Dios en formas prácticas. Por
consecuencia, descuidando la oración o no leyendo o no predicando la Palabra de Dios implica como si Dios
no estuviese aquí o como si estuviese silencioso. No buscar el rostro de Dios, su consuelo, paz, sabiduría y
verdad implica vivir como si no hubiese nada que reconocer excepto nuestro propio entendimiento.
Considere a Abraham, quien no estableció su vivienda sin construir un altar. Nosotros tampoco podemos
permanecer sin reconocer al Señor.

Reconociendo la buena providencia de Dios


El meollo de la doctrina de la providencia es que Dios es el que protege y gobierna todas sus
criaturas y toda su creación. Pero lo bueno de la providencia especial de Dios es que él está cuidando a sus
hijos cristianos, aún en formas más distintivas y particulares. El conoce no solamente nuestras vidas y
necesidades individuales, sino que también guía nuestros caminos – él endereza nuestras veredas. La palabra
«enderezar» tiene un sentido moral. Una mala persona es torcida. Juan el Bautista preparó «el camino del
Señor» haciendo «sus sendas derechas» (Marcos 1:3). El Señor hace recto y mejor nuestro camino. Y
entonces, oramos para que él no nos deje caer en la tentación y nos guíe para evitar los caminos torcidos que
conducen a la destrucción.
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Los caminos de los cristianos no siempre se hallan en pastos verdes, sin embargo, siempre son los
mejores caminos hacia la gloria porque Dios tiene el control de todo. Cuando David describe la providencia
especial de Dios sobre su vida en el Salmo 23, él no comienza refiriéndose a Dios como su fortaleza, ni su
roca, ni la fuerza de su Salvador o su refugio, ni en su escudo o grandeza, ni en su cuerno de salvación. En
contraste, se refiere a él como su Pastor. El se fortalece, sobre todo, en el hecho de que Dios lo cuida en una
manera semejante a la forma en que un buen pastor guía, protege, cuida y vigila sus ovejas. Nuestros
caminos individuales han sido ordenados por Dios, pero transitamos estos senderos predestinados confiando
en la persona que nos da el poder de su Espíritu y su gracia, sobre todo, cuando los senderos llegan a ser
arduos. Dios es justo y su voluntad hacia nosotros es recta. El es todo-sabio y su voluntad en nuestras vidas
es razonable. El es fiel y lo que permite en nuestra vida es soportable (véase 1 Cor. 10:13). El es muy bueno
y lo que establece para nosotros es lo mejor.
En este sentido, Proverbios 3:5-6 es el equivalente en el Antiguo Testamento a Romanos 8:28: «Y
sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su
propósito son llamados». Pablo no escribió esto como una promesa para ser reclamada por los que en su
carácter son pasivos en su fatalismo sino para los que activamente aman a Dios. Por ejemplo, el camino de
José lo llevó a una cisterna, a las cadenas de la esclavitud y a un calabozo. Esto no fue nada placentero y
seguramente fue inescrutable para José, quien no entendía lo que Dios estaba haciendo. Cuando el sol
apareció, él no resintió lo que Dios estaba haciendo, y confesó a sus hermanos que, a pesar de sus
intenciones, Dios lo encaminó todo para bien (véase Gén. 50:20; 45:8). Como Israel en el desierto, nuestros
caminos a través de los desiertos de la vida no siempre son cortos, pero siempre son santificados y nos
santifican. Quizás no sean agradables, pero son perfectos para los propósitos de Dios. Como Sinclair
Ferguson dice, la nuestra es «una senda de gloria, a través de las tribulaciones». Mientras le entregamos a él
todo nuestro corazón, alma, pensamiento, fuerza y camino según su voluntad revelada, Dios ha dirigido
todos nuestros caminos hacia él, según su voluntad secreta. No la conocemos, pero lo conocemos a él y
podemos confiar en él.
Sea cual sea nuestra circunstancia, necesitamos oír nuevamente el llamado de Proverbios 3:5-6
acerca de no apoyarnos en nosotros mismos sino confiar en el Señor. Si estamos andando en la vereda
incorrecta – el camino ancho y más común que lleva a la destrucción – entonces necesitamos entender que
debemos apoyarnos en Jesucristo, el único camino. Si hemos errado en el camino estrecho y menos usado
porque hemos comenzado a confiar en nuestra propia sabiduría, fuerza y entendimiento limitado, entonces,
necesitamos oír una vez más que Dios debe ser reconocido en todo. O si estamos desanimados o cansados
porque últimamente hemos visto nada más que el valle del desierto y la oscuridad, igualmente, necesitamos
recordar que Dios, en su tiempo perfecto, enderezará nuestros caminos. Necesitamos alentarnos sabiendo
que el Señor hará lo que ha prometido y nos guiará en cada paso en el camino que él ha ordenado.
El Señor ha demostrado su fidelidad a su pueblo mientras lo ha pastoreado. Cuando Israel llegó al
mar Rojo y fue rodeado por el ejército de Faraón, Dios los guió a través de lo que parecía un obstáculo
imposible. Israel no podía discernir su voluntad secreta anticipadamente, pero ellos podían confiar en él.
Cuando los hijos de Israel viajaban por el desierto, Dios les alimentó con el pan del cielo y les dio agua que
brotaba de la roca. Les guió fielmente con la nube y el fuego. Ellos no sabían a dónde les llevaría, pero
confiaban en el Pastor de Israel. El se comprometió a llevarlos a la Tierra Prometida; y cumplió con su
promesa.
De igual manera, el Buen Pastor guía, protege, alimenta y fortalece su actual rebaño, por su Palabra
y su Espíritu. El Señor prometió a sus discípulos que el espíritu de la Verdad los guiaría a toda verdad (véase
Juan 16:13) y la Escritura promete que seremos guiados por el Espíritu Santo (véase Rom. 8:14). La forma
como nuestro Pastor nos dirige es a través de su Espíritu, obrando en y con la Palabra de Dios en nuestros
corazones y mentes. De este modo, conocemos la voz de nuestro Buen Pastor y podemos seguir su
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dirección. Así, el Espíritu de Dios nos recuerda que debemos confiar en las promesas de Dios y su buena
providencia hasta que nuestra vida culmine su curso final y seamos guiados hacia nuestra herencia celestial.
Si el Señor nos guía «junto a aguas de reposo», aunque las aguas del mar «bramen y se turben», no debemos
temer mal alguno, porque él estará con y en medio de nosotros, y moraremos en la casa del Señor para
siempre.
Debemos vivir animados de que existe un plan, pero no sujetado a la idea de ‘destino’. Nuestro Dios
Trinitario ha ordenado nuestros pasos, pero más importante aún, es que él es capaz y está dispuesto a
cuidarnos para que no caigamos. Nuestro Capitán, Dios el Hijo, ha ido delante de nosotros en su muerte y
resurrección para conseguir nuestro pasaje seguro en este viaje a la Tierra Prometida Celestial, donde él nos
guiará a esas «fuentes de agua de vida» celestiales (Apoc. 7:17). Nuestro Consolador, el Dios Espíritu,
testifica que Dios enderezará nuestras actuales veredas difíciles porque somos sus hijos y nadie puede
arrebatarnos de su mano (véase Juan 10:28). Nuestro Dios y Padre nos ama y ha predestinado nuestros
caminos. Estos caminos no siempre nos parecen como parte de un plan maravilloso, pero ellos son parte de
un plan exquisitamente bueno y perfecto. Nuestra responsabilidad no es sólo confiar en Dios por este plan,
sino confiar en Dios mismo, el Dios vivo que ha obrado grandemente para conducirnos hacia él mismo.

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SEÑALES PENTECOSTALES
por Daniel R. Hyde
Vol.7, No.1

Sermón
Hechos 2:1-13

¿ Cómo sería posible que tanto el individuo como la iglesia llegaran a tener un interés arduo por la
adoración como un celo por el evangelismo - todo «lleno del Espíritu»? Esta es una pregunta que se
nos presenta hoy en día. Según la Santa Escritura es claro que hay dos maneras de buscar ser «lleno del
Espíritu».
La primera es por el camino humano, el camino de la Ley. Recordemos las palabras del apóstol
Pablo en Gálatas 3:2. «Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o
por el oír con fe?» Como una iglesia joven en crecimiento, ¿vamos a «estar en el Espíritu» por confiar en las
leyes de métodos, programas, investigaciones sicológicas, y las cosas que hacemos? Esta es la manera
humana.
La segunda manera es el camino de Dios, el camino del evangelio. Nuestro texto esta mañana no es
un texto de «instrucciones» de la ley, sino un texto «ya completo» del evangelio. Y nos declara que como la
iglesia ya somos llenos del Espíritu. ¡Esta es una noticia maravillosa y gozosa para nosotros hoy en día! No
necesitamos, ni podemos, hacer algo para «estar en el Espíritu»; sino que debemos simplemente recibirlo a
él y su mensaje por medio de la fe, ordenada por Dios.

El día de Pentecostés había llegado

Comencemos con nuestro texto que dice, «Cuando llegó el día de Pentecostés.» ¿Qué era
Pentecostés? Era una de las tres fiestas observadas por todos los varones hebreos (Éxod. 23:17), que se
celebraba en el decimoquinto día después de la Pascua. Se llamaba «la fiesta de la siega» (Éxod. 23:16)
porque se celebraba el final de la cosecha de la cebada que el Señor había proveído abundantemente.
Nuestro texto dice que el día de Pentecostés «llegó» (2:1).
¿Qué significa la frase «cuando llegó»? Lucas usa una palabra con un significado especial y
profético. La palabra traducida «ha llegado» es usada en la versión griega de Jeremías 25:12 para decir que
los setenta años del exilio babilónico fueron «cumplidos». Lucas también la utiliza para decir que «se
cumplió el tiempo» para la ascensión del Señor al cielo (Lucas 9:51). Como nosotros decimos que «se acabó
el tiempo» cuando los granos de arena llenan la hora de arena, en la misma manera vemos el cumplimiento
de esta fiesta en Hechos 2. Lo que los discípulos celebraron no era el final de esta fiesta tipológica del
Antiguo Pacto, sino el comienzo de la realidad del Nuevo Pacto. Este es el amanecer de la nueva era, el
principio de la cosecha de las naciones que vienen al Monte de Sion para ser enseñadas por el Señor mismo
(Isa. 2:2-4).
Pentecostés fue cumplido; nunca se repetirá. Pero los beneficios y bendiciones de ese día continúan.
El tiempo había llegado para el Señor Jesucristo – nuestro Segundo Adán, el Verdadero Israel – para recibir
el premio de su mérito, el Espíritu Santo. Pero ahora él ha derramado sobre nosotros este Espíritu (2:33),
para recoger la iglesia de los cuatro puntos cardenales de la tierra.

1
La señal del Nuevo Pacto (2:2)

En una habitación insignificante, llena con 120 hombres y mujeres insignificantes, el significado de
aquel día sería conocido por una señal poderosa. No era una brisa fresca ni suave que los refrescó, sino «un
viento recio que soplaba», llenando toda la habitación y significando que la iglesia es una nueva creación.
Piense en eso por un momento. Damos por hecho que en la Escritura este viento con frecuencia
significa el Espíritu Santo. Pero, ¿por qué es así? Porque como Jesús dice, «El viento sopla de donde quiere,
y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu»
(Juan 3:8). El viento es soberano, poderoso, y controlado por sí mismo. Y también así es el Espíritu Santo.
Aprendemos en Génesis 1:2 que el Espíritu es la presencia soberana y creativa de Dios. «En el
principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre
la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas» (Gén 1:1-2). En el principio Dios
creó todas las cosas de la nada, por su soberana voluntad. Pero la tierra todavía estaba desordenada.
Entonces el Espíritu de Dios viene y se mueve sobre esta masa de caos para crear de nuevo, para labrar, para
formar del caos un templo bonito para el Señor. Desde el verdadero principio el Espíritu es la presencia
recreativa de Dios.
Miremos también Génesis 2:7: «Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y
sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.» Adán era «del polvo,» significando que
fue hecho de la misma cosa sobre que usted camina cada día. Adán era polvo, un terrón de barro sin vida. Es
el poder creativo y dador de vida del Espíritu, el «aliento de vida» – el aliento que da vida – que lo hizo un
ser viviente.
Tanto en la Creación, como en la Redención. Ezequiel ve al valle lleno de los huesos de los muertos
(Eze. 37:1), y el Señor le manda que los vivifique por predicar a ellos. La predicación del evangelio – el
anuncio de lo que Dios va a hacer – resulta que el respiro entre en los huesos, que tengan carne y vida. El
versículo 11 dice, «todos estos huesos son la casa de Israel.» Una vez más el Espíritu re-crea, pero esta vez
es su pueblo, el pueblo del pacto, quienes son formados de prácticamente nada – ¡huesos sin vida y
podridos!
Recordemos, amados, que antes de la obra del Espíritu Santo en darnos vida, nuestras almas eran
oscuras y vacías, sin forma e inútiles. Nosotros estábamos, y todavía estamos, llenos de pensamientos
depravados, llenos de oscuridad. Nosotros éramos esa vasija de barro, muerto en nuestras transgresiones y
pecados. La ley nos mandó a «amar al Señor tu Dios y a tu prójimo como a ti mismo,» pero no teníamos
poder para obedecer. Ni tampoco la ley nos da este poder. Estábamos en un valle de los muertos, huesos
secos, un desierto de muerte espiritual y eterna.
Pero, ¡he aquí lo que Dios ha hecho por nosotros! Nos ha hecho una nueva creación -- ¡su iglesia!
¡Ha dado luz a la oscuridad, carne a los huesos! Como dicen los Cánones de Dort, «Lo que, entonces, ni la
luz de la naturaleza ni la ley podía hacer, Dios lo hace por la obra del Espíritu Santo a través de la palabra o
ministerio de reconciliación, que es el evangelio.» No solamente como individuos, sino también como la
iglesia de Jesucristo somos una nueva creación. Como cantamos, «La fundación única de la iglesia es
Jesucristo su Señor; ella es su nueva creación por agua y palabra.»
Corporativamente como iglesia hemos recibido nueva vida, resucitada de entre los muertos. Hemos
sido hecha una vasija de honor para glorificar a Dos, a través de la proclamación a otros la nueva vida
maravillosa que Dios nos ha dado. No somos los ‘escogidos congelados’, sino una comunidad de fe llena

2
del Espíritu, habilitada por el Espíritu, y ungida por el Espíritu, yendo al mundo para compartir la gloriosa
noticia de Cristo crucificado, muerto, y resucitado.
La Señal de un Nuevo Templo (2:3-4)

La segunda señal, «lenguas repartidas, como de fuego,» significa que la iglesia es un nuevo templo.
La imagen de fuego en la Biblia significa a la vez limpieza y juicio. Todos los que estaban presentes
en aquel último Pentecostés de cierto conocían la historia de la zarza ardiente en Éxodo 3. El sitio donde
estuvo Moisés era «tierra santa» porque estaba allí Yahweh, señalado por la zarza ardiendo. La imagen de
fuego ilustra el aspecto de limpieza de la santidad y pureza de Dios. Pero el fuego de la santidad de Dios
también trae justicia, forzando a Moisés a inclinarse para reconocer su falta de santidad.
La presencia de Dios con su pueblo en el desierto fue señalada por la columna de fuego cada noche.
Este fuego animó a Israel con protección y dirección, pero advirtió a los egipcios de juicio si cruzaban su
límite.
Lo más importante para nuestro texto es la historia de la construcción del tabernáculo en Éxodo
40:34-38 y luego lleno de la nube de gloria, una de las imágenes del Espíritu Santo en el Antiguo
Testamento. Nos dice que cuando el tabernáculo fue cumplido, el Espíritu descendió para dar su aprobación
en consumir las ofrendas y llenar el Lugar Santísimo con gloria. Este es el mismo Espíritu que descendió
para dar sus bendiciones al primer «templo,» la tierra «buena en gran manera» (Gén. 1:31). Entonces, todos
que llevaron ofrendas al tabernáculo sabían que iban a ser limpiados, como con la plena confianza de que
sus ofrendas eran juzgadas en fuego, por sus pecados.
Pero sabemos que el pueblo fracasó, con el resultado de que el templo y su sacerdocio eran
corrompidos. Sin embargo, el Señor profetizó en el evangelio acerca de un día venidero, cuando se
manifestaría en su templo y purificaría a los sacerdotes de Leví como «fuego purificador» (Mal. 3:2-5). En
Pentecostés, el tabernáculo terrenal y tipológico es cumplido por la realidad celestial, aun por el Señor
Jesucristo mismo (Juan 2:21; Heb. 10:20). Los profetas anticiparon este templo más glorioso en la persona
de nuestro Señor, y en su cuerpo la iglesia (Hag. 2:9).
Y entonces Lucas anota para nosotros en versículo 4 que «fueron todos llenos del Espíritu Santo.»
La iglesia, este nuevo templo, con su nuevo sacerdocio de todos los creyentes, fue purificada cuando fue
«lleno» por este mismo Espíritu Santo.

La Señal de una Nueva Humanidad (2:4-13)

No hay solamente una nueva creación y un nuevo templo en esta nueva creación, sino también una
nueva humanidad para adorar como este templo. Y aprendemos que la iglesia es una nueva humanidad en la
señal de los idiomas de las naciones.
Pentecostés invirtió la maldición de la torre de Babel (Gén 11:1-9). En Babel «tenía toda la tierra una
sola lengua y unas mismas palabras,» y comenzaron a elevar su propia justicia en la forma de una ciudad
que ascendió al cielo. Pero Dios lo vio y descendió sobre ellos en justicia para «confundir allí su lengua,
para que ninguno entienda el habla de su compañero.» Entonces «los esparció Jehová desde allí sobre la faz
de toda la tierra.» La diversidad de idiomas y grupos étnicos de la tierra es un juicio de Dios.
Pero la iglesia es una nueva humanidad, en la que la gracia de Dios corrige la maldición de división.
Por esta gracia los diversos pueblos son unidos en un solo pueblo, el pueblo del Señor, y por su gracia son
unidos en un solo cuerpo, el Cuerpo de Cristo. Los profetas anticiparon que en la nueva era del Espíritu
«habrá cinco ciudades en la tierra de Egipto que hablen la lengua de Canaán, y que juren por Jehová de los
3
ejércitos» (Isaías 19:18). ¡Los que antes odiaron Dios y su pueblo lo conocerán como Salvador! Y entonces,
aun ahora los que estaban «lejos» (Efe. 2:13) han llegado a ser hijos de Abraham, en quien «serán benditas
todas las familias de la tierra» (Gén. 12:3).
Qué mensaje de unidad y bendición; qué mensaje tenemos para el mundo. En toda nuestra diversidad
de veras hemos llegado en unidad esta mañana. Somos unidos alrededor la mesa, sobre que Cristo nos da a
él mismo a través del poder del Espíritu Santo. A pesar del color de nuestra piel, el origen de nuestro
nacimiento, o la ideología de nuestro pensamiento, somos unidos ante el mundo como testigos de la gracia
salvadora de Dios, en la que «no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque
todos vosotros sois uno en Cristo Jesús» (Gál. 3:28).
¡Que vivamos como esta nueva creación, asi como este pan y vino levantan nuestro corazón a los
nuevos cielos y la nueva tierra! ¡Que traigamos el sacrificio de alabanza así como este pan y vino nos
recuerdan del templo en esta nueva Jerusalén, o sea Jesús! Y ¡que tengamos amor más ferviente de unos
para con otros como una nueva humanidad, aun como venimos a esta mesa y recibimos de un solo pan!

4
EN EL ‘NOMBRE DE DIOS’
Vol. 7, No. 1
Este artículo, encontrado en una revista secular, muestra la actitud de la población en general hacia ciertas manifestaciones del
sector evangélico. Si seguimos así, se cumplirán las palabas de Karl Marx que la iglesia realmente es ‘opio del pueblo’ en vez de
ser sal y luz.

¡ Indignados! Estoy seguro de que muchos se deben sentir así cada vez que sintonizan Enlace TBN por
canal 23 y se topan con la misma pedidera de plata, que unos señores predicadores del evangelio –según
no sé quién–, montan cada rato.
El descaro no tiene límites.
Según ellos, para salir de deudas y recibir bendiciones del Todopoderoso, es necesario realizar una
transacción comercial, en dólares preferiblemente, sin la cual no hay posibilidad de salir adelante.
Declarados a sí mismos príncipes, hijos del Rey Celestial, utilizan este pretexto para justificar el
dinero que amasan a costa de la fe de cientos de miles de creyentes que apuestan hasta lo que no tienen, a la
oferta de salvación de este canal.
El propio Parmenio Medina (¡qué falta nos haces compañero!) denunció en su oportunidad, y en
varios programas, cómo muchos cedieron terrenos, joyas y otros objetos de valor a los señores de «la
Palabra» que al parecer encontraron en las páginas de la Santa Biblia, la clave para construir su propio cielo
terrenal.
Inspirados en sus maestros, los experimentados telepredicadores estadounidenses, y las poderosas
cadenas televisivas que los respaldan, se han convertido en verdaderos amos del escenario en donde, con
música cuidadosamente seleccionada para mover fibras, una buena expresión corporal, facilidad de
palabra y lágrimas que brotan en el momento justo, cualquier billetera se afloja.
«¡Llame ya, nuestras operadoras lo están esperando!» Cualquier similitud con los programas de
ventas por televisión , no es coincidencia. Precisamente en eso consiste el negocio: Las bendiciones de Dios
están a la venta, con intermediarios. Hasta eso hemos llegado.
Y pensar que el Dios que invocan envío a su Hijo a nacer en un humilde pesebre, vivió toda su vida
con humildad, pidió a los apóstoles no llevar más de una túnica y recomendó hacer tesoros en el cielo, y no
en la tierra, en donde los ladrones hurtan y la polilla corroe.
Jorge Debravo hablaba de «religiones mohosas hasta el alma». Cualquier similitud, tampoco es
coincidencia.

Este artículo apareció en El Topo,


«La esquina incómoda», San José,
Costa Rica, Noviembre, 2004

1
MERCADERES DEL EVANGELIO -
UNA CARTA ABIERTA
por Elkin Pérez
Vol.7, No.1

Elkin Pérez participó como músico durante varios años con un grupo ‘evangélico’. Al darse cuenta de muchas aberraciones tanto
doctrinales como morales, salió del grupo, y se ha unido a la Iglesia Reformada en Bogotá. En las palabras que siguen, cuenta un
poco de su experiencia

C
gracia.
onocí la llamada ‘teología de la prosperidad’ a penas comenzando mi vida cristiana. Puedo hablar
abiertamente de ella, pues lo que escribo fue una experiencia real, de lo cuál nada es inventado. Mi
intención es compartir mi experiencia, porque estoy muy feliz de haber conocido las doctrinas de la

Tristemente tengo que decir que participé del abuso que se le hace a la gente haciéndole creer cosas
totalmente anti-bíblicas. En la iglesia donde comencé a servir a Dios yo participaba tocando el piano en la
alabanza, y una de las cosas que distinguía a esta iglesia era la venta indiscriminada de pañuelos ungidos
con aceite ‘santo’ supuestamente traído de ‘Israel’. Pero el truco consistía en que el pastor me mandaba a
comprarlos al supermercado donde el dueño casualmente se llamaba ‘Israel’. Mi ‘pastor’ con risa burlona
justificaba este proceder de un pasaje bíblico - Hechos 19:11- y decía que de igual forma como había
sucedido a Pablo, sucedía con sus pañuelos. Él aseguraba que si había un endemoniado o un enfermo y le
colocaban este pañuelo, automáticamente quedaría libre y sano de toda enfermedad. Lo mismo hacían con
cassettes de la oración ‘ungida’ del misionero David Martins Miranda, fundador de esta iglesia bien llamada
secta, ‘Dios es amor’ de procedencia brasileña. A este hombre lo idolatraban de manera exagerada. Vend ían
además de sus cassettes, llaveros con su fotografía, pues afirman que supuestamente esto les ayudan a cuidar
su vivienda, su carro etc. Inclusive recuerdo a una señora que testificó que una vez que salió de su casa dejó
por descuido las llaves pegadas en la puerta y se demoró todo el día. Cuando llegó a su casa no se le habían
entrado los ladrones, pues el misionero le había cuidado la casa.
Es vergonzoso para mi contar estas bajezas que practican ciertos pseudo-cristianos. Yo sabía que
todo era parte de un ‘show’ para que la iglesia se llenara de gente. El tiempo que yo pertenecí a esta iglesia
lo hice por que realmente quería de todo corazón servirle al Señor, pero estas personas hicieron que mi
estadía fuera un martirio. Después de un tiempo de hacerme miembro de su iglesia, comenzaron a utilizar
mi testimonio, pues en mi vida pasada estuve involucrado con el mundo de la música y llegué a conocer lo
que era la fama. Yo había formado parte de una orquesta muy conocida en la frontera con Venezuela, y a raíz
de éste testimonio hicieron el dinero que usted no se imagina. Lo mas triste es que utilizaron a Jesucristo y
mi testimonio como gancho publicitario para ‘atracar’ a una cantidad enorme de personas, que sumergidas
en la profunda ignorancia, participaban de aquellos cultos.
Aprovecho para contar que esta iglesia llama a la preparación teológica y a sus instituciones como
‘cementerios de cristianos’, pues afirman que quien estudia teología es por que el Espíritu Santo
seguramente no les da la palabra suficiente para enseñar. Por esto necesitan estudiar. Algo que me pareció
contradictorio fue esto que te acabo de contar, pues en mi corazón siempre existió el anhelo inmenso de una
preparación para el ministerio, y por eso aprovecho para agradecerle a MINTS (Miami International
Theological Seminary - un programa por extensión con más de 500 estudiantes en Colombia) por haber
llegado a nuestras vidas.

1
Una de las cosas que mas me pareció absurda y que no pude soportar, fue la última experiencia
desastrosa que viví con ellos. Tuvo lugar en una vigilia, que tradicionalmente ellos hacían de las 9 de la
noche hasta las 5 de la mañana, donde el pastor comúnmente tenía participación a las 4 de la mañana para
dar la última palabra. En esta ocasión particular, subió dos horas antes de lo acostumbrado, y formó un
relajo que llegó a tal punto de vender cuanto objeto inanimado había en el púlpito. Estaba tan desesperado
por dinero, que cuando ya iba a finalizar la vigilia (no predicó la palabra esa noche) tuvo la gran idea de
sacar su pañuelo, secó el sudor de su frente y dijo que allí ¡reposaba la unción del Espíritu Santo! Para
comprobarlo, pidió a la iglesia que le miraran y que los demonios comenzarían a gritar. ‘Casualmente’ así
sucedió. Para resumir, dicho pastor de nacionalidad peruana llamado Antonio Ginés, subastó el pañuelo y le
dieron un millón de pesos colombianos, aproximadamente unos 300 dólares americanos. El pañuelo
realmente costaba medio dólar americano. Esta fue la última noche que toqué con ellos, ya que mi
consciencia no soportó más. Gracias a Dios que Él tenía preparada una iglesia sana para mi y mi esposa.
Espero que no sea la única oportunidad que tenga para compartir con ustedes estas vivencias, pues
yo sé que hay muchos que leen el boletín de la CLIR, y sé que van a pedir orientación en cuanto a estas
cosas. Los felicito por su boletín teológico, y que ¡sigan adelante! Que Dios los bendiga.

Bogotá, Colombia

2
¿CÓMO REFORMAR LA IGLESIA?
por Guillermo Green
Vol.7, No.1

L a reunión de la junta de la iglesia había durado muchas horas ya. Las propuestas habían sido
múltiples, pero no se pudo llegar a ningún acuerdo. Los hermanos ancianos de la congregación
sentían la necesidad de dar un impulso más dinámico para la iglesia, pero no había unanimidad en
cuanto a cómo hacerlo. El hermano Juan opinaba que una guardería para la comunidad atraería a muchas
familias, pero los otros preguntaban ¿quién estaría a cargo? El hermano José opinaba que se debía planear
ferias y paseos familiares mensuales para unir más a las familias, pero no se pudo llegar a un acuerdo sobre
las fechas y horarios. El hermano pastor habló con mucha pasión que el evangelismo debía ser la prioridad.
Pero cuando los otros señalaron que ya se había intentado con grupos de evangelismo y fracasaron, el pastor
mudó. El hermano Carlos dijo que charlas sobre temas matrimoniales podría ayudar mucho a las familias
tambaleantes de la iglesia, y también se podría ofrecer para la comunidad. El problema era quién alistaría las
charlas. Por fin eran las once horas de la noche, y se terminó la reunión sin decisión alguna.
Este cuadro ficticio quizás expresa los intentos de algunos líderes para dar ‘vida’ a su congregación.
Horas y horas son invertidas en planear y llevar a cabo una u otra actividad. Muchos se cansan, el fruto es
variado, y muchas veces la congregación vuelve a su vida rutinaria sin mayor cambio. Predomina la apatía,
el poco compromiso, y el desánimo entre el liderazgo.
Sin querer ser simplista, creo que Dios no nos ha dejado en la oscuridad en cuanto a lo que Él quiere
para su Iglesia. Y no requiere descubrimientos ni técnicos ni profesionales. Pero para que lleguemos al
fondo del asunto, es importante aclarar algunas presuposiciones en cuanto a nuestro concepto de la Iglesia y
del ministerio.

#1 ¿Quién está en control?

Esta pregunta muy sencilla tiene implicaciones muy extensas, y todo tiene que ver con nuestro
concepto del carácter de Dios. Sólo existen dos opciones. La primera es la perspectiva Reformada que
afirma sin titubeos la soberanía de Dios. La segunda es el pelagianismo o semi-pelagianismo que deposita la
suerte del hombre en sus propias manos.
La perspectiva no-reformada, es decir, la pelagiana (en sus distintos matices), arroja sobre el
cristiano la terrible carga de salvar las almas de los perdidos y de mantener ‘avivada’ la iglesia. Y no sólo
esto, sino acompaña este encargo grave con un notable vacío en cuanto a cómo hacerlo. El pelagianismo nos
encarga la responsabilidad de la suerte eterna de los seres humanos, pero sólo provee pistas generales (en el
mejor de los casos) sobre cómo desenvolver esta tarea. El lector me permitirá una explicación de lo que
quiero decir con esto.

1
El pelagianismo (incluyendo el Arminianismo31) da por sentado que Dios no elige a las personas, ya
que Dios no es absolutamente soberano (o cede su soberanía, como los Arminianos suelen decir). La
voluntad del hombre en materias de su salvación es soberana - el hombre decide por sí sólo si se salvará o
no, sin que Dios altere su voluntad. Por tanto, en la evangelización de un no-creyente, un ser ‘soberano’ (en
cuanto a su propia salvación) intenta persuadir a otro ser ‘soberano’ a que acepte las condiciones de la
salvación. Surge inmediatamente la pregunta: «¿Cómo hacer esto?» El pelagianismo ha respondido de una
manera muy variada. Por supuesto se incluye el anuncio del mensaje bíblico - pero no se limita sólo a ello.
Cualquier cosa que no sea pecado es lícito en esta búsqueda de conversiones. Charles Finney, con base en su
pelagianismo, fue el que perfeccionó las tácticas emotivas para persuadir a las personas. Finney creía que
producir conversiones, o ¡todo un avivamiento!, no era una obra especial de Dios más de lo que era la ley de
la gravedad - ambos obedecían leyes naturales que Dios había dejado establecidas en la creación.4 Por tanto,
decía Finney, se vale cualquier método emocionalista que provoque tristeza, o alegría, o esperanza con tal
de que termine en una ‘decisión’ para Cristo. Fue Finney el pionero de la ‘banca de los ansiosos’ - una banca
adelante en la campaña donde en manera directa el predicador intentaba manipular las emociones de las
personas para que se rindieran al llamado evangelístico. Hoy se ha modificado en ‘pasar adelante’, pero la
búsqueda de crear un impacto psicológico sigue practicándose. Finney creía que cualquier evangelista podía
producir conversiones - ¡muchas conversiones! - si tan solo aplicaba las técnicas apropiadas. Desde Finney
hasta nuestros días hemos visto ola tras ola de esta misma perspectiva. El «Mes de Avivamiento» en las
iglesias, cuando se ‘produce’ un avivamiento con la música debida, los predicadores invitados especiales,
etc. etc. es heredero de Finney. Las «Campañas de Milagros» son diseñados para no sólo maravillar a los
visitantes para que ‘acepten al Señor’, sino intentan manipular al mismo Dios, quien deberá hacer milagros
querer o no. Sobreabundan libros, retiros y conferencias sobre cómo producir avivamiento en la iglesia, la
comunidad o el país. Parece que la iglesia evangélica tiene un tremendo poder de ‘aguante’ - porque no se
cansa de marchas y desfiles, de organizar ‘días de oración y ayuno’, de campañas nacionales, de traer
‘evangelistas’ del exterior, de escuchar incansablemente la letanía de invitaciones en la radio evangélica de
‘campaña de milagros y poder’ en tal lugar o tal iglesia. El semi-pelagianismo nos ha sumergido en un
activismo patético que según las estadísticas, el efecto producido es más bien negativo. Hace muchos años
está comprobado que la inversión de dinero, tiempo y esfuerzo en estas actividades es totalmente
desproporcionada con la cantidad de almas incorporadas en la Iglesia.
La historia nos ha dejado el triste legado de todos estos ‘avivamientos’ pelagianos, y ha llegado a
formar parte de nuestro vocabulario el término «región quemada». En el tiempo del mismo Finney, él tuvo
que reconocer que el impacto final de todas las campañas era más bien un endurecimiento con respecto al
evangelio, y le costaba conseguir invitaciones para predicar porque tantos estaban hastiados de sus
‘métodos’ que ya no funcionaban. América Latina podría llegar a ser la región más grande ‘quemada’ por el

13 El Arminianismo es la doctrina de una parte significativa de iglesias evangélicas en América Latina


hoy, que tiene su origen con Jacobo Arminio del siglo 16. Arminio y sus seguidores enseñaron que el
hombre tenían libre albedrío para escoger para sí la salvación, que realmente la fe no era ‘don de Dios’
excepto en alguna forma general, y que la ‘elección de Dios’ no era una elección soberana que Dios hacía de
individuos. Fueron contestados en el Sínodo de Dort (1618-1619). Muchos siguen esta corriente hasta hoy.
Lamentablemente Arminio y sus seguidores no reconocieron que estas enseñanzas realmente eran un retorno
al semi-pelagianismo de Roma.
4 Ver artículo por Michael Horton publicado en Reforma Siglo 21, Vol.1/#1, citando varias obras de
Finney, incluyendo su Revivals of Religion, p. 4,5.
2
evangelio pelagiano. Las cifras muestran índices altísimos de nominalismo y deserción dentro de las iglesias
evangélicas - síntomas típicos de una región quemada.5
Desde una perspectiva meramente empírica, podríamos decir que el pelagianismo no entrega lo que
promete. Los ciclos tristes de fuego evangelístico pelagiano siempre han terminado en vidas arruinadas. El
mensaje falso de un fuego ‘auto-encendido’ sólo ha conducido a un fuego ‘auto-apagado.’ Es obvio que el
capricho del corazón humano no puede lograr la perseverancia hasta el fin - tarde que temprano la persona
se desanima, se desinfla, y cae en pecado - y como dice Finney, cada vez que pecamos comenzamos el
proceso de justificación de nuevo desde cero. Respondiendo a la pregunta «¿quién está en control?» el
pelagianismo no puede decir «Dios» porque no lo cree. Tampoco puede decir «el hombre» porque la
realidad lo desmiente. ¿Quién entonces? ¿El diablo? ¿Nadie? Realmente el pelagianismo nos deja una gran
inquietud con respecto a esta importante pregunta.
En cambio, los reformados no dudan en afirmar con todo entusiasmo: «Dios está totalmente en
control». El Dios de la Biblia es absolutamente soberano, totalmente en control de todo lo que sucede. Los
reformados afirman las palabras de Isaías: «Aun antes que hubiera día, yo era; y no hay quien de mi mano
libre. Lo que hago yo, ¿quién lo estorbará?» (Isaías 43:13). Los reformados afirman sin pena:

Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mi. Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste, para que
se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más
que yo, que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehov á soy el que hago
todo esto. (Isaías 45:5-7).

Los reformados aceptan que hay preguntas a las cuales no tienen todas las respuestas, especialmente
en cuanto a la responsabilidad humana y la soberanía de Dios. Pero saben que la Biblia enseña claramente
que Dios está en control de todo, y que es una parte vital de la fe bíblica. También afecta profundamente el
concepto de ‘avivamiento’ en la iglesia. Si Dios está en control, quiere decir que Dios producirá los cambios
en los hombres cuándo y cómo él quiere. No puede haber manipulación ni de los seres humanos, ni de Dios.
Los reformados afirman: «Dios está en control».

#2 ¿Cómo obra Dios entonces?

Los pelagianos ya han descartado la intervención soberana de Dios en la voluntad del hombre. Es
más, el pelagiano consistente no puede siquiera orar por la conversión de un incrédulo, ya que no cree que
Dios pueda intervenir en su albedrío. ¿Se puede imaginar una oración pelagiana? Sería más o menos así:

Dios Padre, oramos por nuestro vecino Ricardo. Sabemos que tú eres un Dios Caballero que no violas la
voluntad de nadie. Sabemos que ya hiciste todo lo que pudiste al enviar a Cristo para morir por todos, y que
ahora le toca a Ricardo el resto. Sabemos que ni esta oración servirá de nada si Ricardo no quiere aceptar el
evangelio - pero Dios, ¿no podrías hacer algo? Amén.

Curiosamente a muchos no se les ha ocurrido la inconsistencia que viven entre su teología


(pelagiana) y sus oraciones (reformadas). Los pelagianos contestan la pregunta en cuanto a cómo obra Dios:
que ya hizo lo que pudo, ahora nos toca a los hombres. Dios no interviene en las libres decisiones de los
seres humanos. Dios no viola nuestra libertad. Dios simplemente ofrece la salvación, y los que quieran la

5 En el número pasado incluimos cifras para la iglesia evangélica en América Latina que son
preocupantes en extremo.
3
aceptan. Por tanto, los pelagianos contestan: «Dios no obra - somos nosotros que debemos obrar». Y ya
hemos comentado los resultados de esta posición. Todo el ‘activismo’ moderno sale de una teología
pelagiana. La búsqueda frenética de nuevas técnicas para crecer obedece este patrón: NOSOTROS debemos
crear las condiciones para las conversiones. Dios no va a hacer nada - nos toca a nosotros salvar a las
personas.
Cuando pensamos en esta posición seriamente, vemos algo realmente terrible. Si la responsabilidad
de la salvación de otro ser humano descansa sobre mi (pues, ¿no es esto la Gran Comisión?), yo tengo el
deber máximo de hacer todo dentro de mi poder para convertirlo. De lo contrario yo estoy contribuyendo a
la destrucción eterna de mi prójimo. Si yo no hago todo lo que está dentro de mi poder para convertirlo,
soy cómplice en su destrucción, porque tal vez se habría salvado si tan sólo yo hubiera hecho un intento
más. El mandato de amar a mi prójimo como a mi mismo me exige con peso infinito ejercer el máximo
esfuerzo por la salvación de mi prójimo. Sin embargo, todos debemos admitir que no lo hacemos. ¿Y con
cuántas personas se repitió el mismo problema durante toda mi vida? No me esforcé a lo máximo con 10,
con 100, con 1000. Ahora bien. ¿Cómo Dios va a recibir en el cielo a una persona que por negligencia
contribuyó a la destrucción en el infierno de miles de personas? ¡Ciertamente esto sería el pecado
imperdonable! ¡Y todos lo hemos cometido! ¿Quién podría decir con consciencia limpia que hemos hecho
todo lo que pudimos para la salvación de los demás? Pero la posición pelagiana, si fuera consistente, tendría
que aceptar que si no se salvan todos no se salva nadie. Bajo el esquema pelagiano, la Gran Comisión indica
una responsabilidad que todos tienen para hacer lo posible para la salvación de los otros. Y si no hacemos
‘lo posible’, estamos contribuyendo directamente a su perdición - algo inadmisible dentro del marco bíblico,
pues Jesús dijo que fuera mejor que le colgase una piedra de molino y lo echaran en el mar al que causaba el
tropiezo de tan sólo un niño (Mateo 18:6). Por tanto, el pelagianismo sólo nos deja dentro de una confusión
teológica y emocional en cuanto a cómo reformar la iglesia.
En cambio, la fe reformada encuentra una respuesta clara para la pregunta: «¿Cómo obra Dios?» Ya
que los reformados creen que el Dios soberano realmente obra, buscan en su Palabra la forma que Dios ha
revelado en cuanto a su forma de obrar. Y en la Biblia encontramos que Dios ha expresado claramente la
forma en que El va a obrar para producir no sólo conversiones, sino iglesias sanas y fuertes. Esta forma es
por medio de su Palabra. Cuando Pablo eleva la pregunta angustiosa: «¿Cómo pues, invocarán a aquel en el
cual no han creído?» - su respuesta no incluye ninguna ‘técnica’ ni manipulación. Su respuesta es muy
sencilla: «La fe es por el oír, y el oír por la Palabra de Dios» (Romanos 10:17). Los reformadores del siglo
16 estaban unánimes en una posición clara: Sola Scriptura, o sea, Dios revela su voluntad para el hombre
sólo en las Escrituras, y las Escrituras tienen la prioridad absoluta en toda obra de evangelismo y reforma.
Los otros medios de gracia que Dios usa para edificar al cristiano (los sacramentos y la oraci ón) no pueden
ser desligados de la Palabra, más bien, son expresiones auxiliares de la misma Palabra.
Este principio es tan liberador como lo es revolucionario para los tiempos en que vivimos. Es
precisamente la búsqueda de nuevas ‘técnicas’ o actividades para avivar la iglesia que absorben la atención
de los predicadores para que NO dediquen el tiempo necesario a la exposición responsable de la Biblia. Con
sólo comparar los sermones hoy con los sermones de los reformadores como Lutero, Calvino, Knox y otros,
se verá el porqué no tenemos hoy una verdadera reforma como lo hubo en el siglo 16. Mientras los
reformadores exponían de manera profunda la palabra de Dios, hoy abunda la psicoterapia, moralismos
inocuos, moralejas o peor, sueños alocados de cada atrevido que se sube al púlpito en nombre de Dios.
Mientras los reformadores dedicaban su esfuerzos para entender los idiomas originales, el contexto histórico
del texto bíblico, la teología bíblica en su totalidad - hoy estamos ante quienes se jactan de tener el don
espiritual que está por encima aún de la fe, el amor y la esperanza - es decir, el don de la ignorancia. Cuando
el oscurantismo teológico y bíblico plagaba la iglesia Católica en los años medievales, sobreabundaban el
‘activismo’ religioso - procesiones, dramas, marchas, reliquias, y todo cuanto la imaginación alcance. Pues
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hoy, la muestra del retorno al mismo oscurantismo es el surgimiento de la misma clase de activismo. Como
no basta la Palabra de Dios para muchos, se debe inventar cualquier otra cosa. Con su dios no-soberano y su
Biblia no-poderosa, el pelagiano tiene que echar mano a cualquier otra cosa que se le ocurra para ‘convertir’
a las almas y ‘avivar’ a la iglesia. En cambio, el reformado sabe que sirve a un Dios soberano, quien habla
hoy por medio de su Palabra eficaz - y basta y sobra para toda obra en la iglesia.
Es por esto que el predicador reformado se dedica con mucho esmero a la preparación de sus
mensajes. Con mucha oración, con corazón pastoral - indaga acerca de la voluntad de Dios desde la fuente
primaria - su propia Palabra. El predicador reformado no piensa en ‘técnicas’ para avivar, ‘técnicas’ para
crecer - piensa únicamente en glorificar a Dios al transmitir fielmente SU Palabra a su pueblo. Puede ser que
el mensaje no sea popular, puede ser que tenga que hablar del pecado - pero el pecado más grande para tal
predicador sería estorbar la palabra pura de Dios. El predicador reformado sabe que lo único que convierte
corazones y los hace dispuestos a servir a Dios (el ‘avivamiento’, pues) es la Palabra de Dios predicada y
aplicada con fidelidad. El predicador reformado prefiere sacrificar toda otra actividad de la semana con tal
de llevar un mensaje fiel y responsable a la congregación el día domingo. El pretexto: «Tuve demasiadas
cosas que hacer y no pude preparar bien el sermón» es un pretexto pelagiano y vil, que demuestra no sólo la
irresponsabilidad del predicador, sino su falta de fe en un Dios soberano que obra por medio de su Palabra
eficaz, y los ancianos de la iglesia tiene el deber de atender urgentemente ese caso. Y lamento decir que aún
dentro del campamento de los que se declaran ‘reformados’, hay muchos pelagianos en la práctica.
La perspectiva reformada es tanto liberador como revolucionario. ‘Libera’ al predicador de la
búsqueda incesante de lo novedoso para producir cambios. Libera al predicador de la culpa cuando las cosas
no parecen andar como quisiera. Libera al predicador para dedicarse a su tarea principal - predicar. También
es revolucionario, porque acepta la soberanía de Dios. Da gracias a Dios cuando por medio de la Palabra
predicada las personas son convertidas y llegan a servir en el reino de Dios. Y también acepta la soberanía
de Dios cuando a Dios no le place derramar su gracia de manera amplia. Cuando Pedro dijo el día de
Pentecostés: «Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los
pecados...» (Hechos 2:38) él no sabía lo que iban a ser los resultados. Pedro fue fiel al mensaje de Dios, hizo
el llamado a reconocer sus pecados y al arrepentimiento y la fe en Cristo. Ese día a Dios le plació darle
3,000 hombres como fruto sobre su mensaje. Pero cuando Esteban hizo lo mismo unos días después, lo
mataron (Hechos 7). Y cuando Pablo predicó fielmente en Listra ¡después de haber sido aclamado como
Mercurio! fue apedreado y dejado por muerto. Y ¿qué diríamos de todos los mártires por el evangelio, y los
misioneros que sembraron durante muchos años para que otros tuvieran la cosecha? La perspectiva
reformada es revolucionario porque libera al predicador a obedecer el mandato de Dios dejando totalmente
los resultados a Dios.
No es casualidad que el impulso de los grandes misioneros fue esta misma fe reformada, una fe en la
soberanía de Dios y el poder de su Palabra. William Carey, Hudson Taylor, David Brainerd, John Paton,
Henry Martin y muchos más que hoy aclamamos como grandes hombres de Dios y siervos fieles del
evangelio, todos compartían esta fe Reformada. Fue precisamente su fe en un Dios soberano y su Palabra
eficaz que los mantuvo en medio de grandes pruebas y aparentes atrasos. Pero al no estar dispuestos a ceder
el evangelio por ‘técnicas’ humanas - hoy los aclamamos como los siervos fieles que fueron. Que el día de
mañana usted y yo, querido predicador, seamos honrados por nuestra fidelidad a la Palabra de Dios - y nada
más.

Conclusión
El mensaje reformado es revolucionario pero también liberador. Exige del predicador fe, fe
verdadera en un Dios omnipotente y soberano que hará su voluntad de acuerdo a su propio designio. Exige
fe para seguir el mandato de Dios de predicar ‘a tiempo y fuera de tiempo.’ Exige fe para caminar como
5
caminaron todos los santos mencionados en Hebreos 11 - por fe, y no por vista. Pero este mensaje
reformado es liberador porque al echar mano a los medios que Dios dispone, permite descansar realmente
en la soberanía de Dios. Cuando el predicador consciente ha entregado su sermón con fidelidad - puede
acostarse en la noche contento, en paz, con consciencia limpia, porque Dios no nos pide la conversión de
nadie - sólo pide que transmitamos fielmente sus Palabras. Dios se encargará de las conversiones, los
avivamientos, las reformas. ¡Que grande! ¡Cuántos pastores necesitan este ánimo! Ojalá podamos compartir
en todo nuestro continente este enfoque liberador. Faltan obreros constantes, fieles, no soplados con cada
viento de doctrina. Faltan predicadores no manipulados por cada moda que pasa. Faltan predicadores que
marquen la pauta según la Palabra de Dios, y que no sean monos imitando cada nueva idea que otros
inventan para enriquecerse.
La falta de poder transmitir un mensaje claro, convincente, y consistente nos ha ganado el desprecio
de muchos en nuestras sociedades, e iglesias que están experimentando la deserción. Si no hay un retorno a
la Palabra de Dios, la necesidad no será ‘avivamiento’, sino limpieza profunda. ¡Y Dios mismo se encargará
de eso!

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LA DISCIPLINA ECLESIAL
por Guillermo Green
Vol.7, No.1

L a hermana Esmeralda llegó un domingo hace unos meses, e informó al pastor que quería hacerse
miembro. El pastor Hector estaba contento con recibir un miembro nuevo, especialmente dado que el
mes pasado perdió una familia. Esmeralda fue recibida como miembro, y enseguida se involucró en
casi todas las actividades de la iglesia. Todos la aplaudían por ser activa y muy espiritual, hasta que
comenzaron los problemas. Resulta que la Esmeralda chismea mucho, y tiende a dividir a las personas.
También le gusta controlarlo todo. Es crítica de la música y quiere introducir cantos de su iglesia anterior en
el culto. Ha comenzado a criticar la sociedad de damas de no orar y ayunar como lo hac ía en su iglesia
anterior. También ha comenzado a criticar al hermano Hector de no predicar con el poder de lo alto como lo
hacía el hermano Juan, su pastor anterior. Tanto habla de su iglesia anterior, que un día al pastor Hector se le
ocurrió contactar al hermano Juan para preguntar sobre Esmeralda. Resulta que la hermana causó tantos
problemas ahí que fue puesta en disciplina, pero salió de la iglesia antes que someterse a la disciplina de su
iglesia. Además, informó el hermano Juan, ella había sido miembro de otras varias iglesias, pero con el
mismo patrón.
Este ejemplo ficticio no anda muy lejos de eventos reales en algunas iglesias.

La disciplina
En el siglo 16 la Iglesia había dejado de ejercer la disciplina. Había una gran flojera en cuanto a la
conducto tanto del clero como de los laicos. Los grandes Reformadores - Lutero, Calvino, Knox y otros no
sólo enfocaban sus esfuerzos en reformar la doctrina de la Iglesia, sino por restaurar la disciplina eclesial.
El término bíblico del Nuevo Testamento por ‘disciplina’ es paideia, y se refiere a la «instrucción, el
entrenamiento, o la disciplina». Los soldados se sometían a una ‘disciplina’ - un régimen, un orden para ser
buenos soldados. Los atletas se sometían a sí mismos a una ‘disciplina’ para preparar sus cuerpos para
alguna competencia. La ‘disciplina’ incluye tanto lo positivo como lo negativo - establecer lo correcto y
corregir lo incorrecto. En primer lugar, es un término positivo - la meta es establecer lo correcto. Sin
embargo, incluye también la amonestación (Romanos 15:14), la corrección (2 Timoteo 3:16) y si es
necesario la excomunión (1 Corintios 5:1-5; Mateo 18:17).
En la Iglesia, la ‘disciplina’ tiene como meta preparar al cristiano para una vida que glorifique a
Dios. Dios es el que disciplina al que ama, tal como un buen padre lo hace con sus hijos (Hebreos 12:5-11).
Pero Dios usa también el ministerio de los ancianos y pastores para aplicar su disciplina también. El
ministerio de la Palabra es la instrucción, el entrenamiento, ‘la disciplina’ de Dios. Y el ministerio de la
amonestación también es parte de esta disciplina cuando sea necesario. La meta es preparar la Iglesia como
novia santa para recibir a su Señor.
Los Reformadores destacaban tres razones bíblicas como motivos para ejercer la disciplina
eclesiástica: 1) La gloria de Dios; 2) La reconciliación del cristiano desobediente con Dios y su prójimo; 3)
La separación del pecado del cuerpo de Cristo. Estos motivos eran tan importantes para los Reformadores,
que incluyeron la disciplina eclesial como uno de los tres puntos necesarios para que una Iglesia sea una
verdadera iglesia. Sin la práctica de la disciplina, decían, no es una Iglesia de Jesucristo. Por ejemplo, la
Confesión Belga (escrita en 1561) afirma:

1
Los signos para conocer la Iglesia verdadera son estos; la predicación pura del Evangelio; la administración
recta de los Sacramentos, tal como fueron instituidos por Cristo; la aplicación de la disciplina cristiana, para
castigar los pecados (Artículo 29).

Algunos estudiosos han alegado que gran parte de la teología evangélica hoy realmente es un retorno
a Roma. El semi-pelagianismo evangélico y el semi-pelagianismo Catolicorromano difieren sólo en forma,
no en sustancia. Es interesante - y triste - notar que grandes sectores de las iglesias ‘protestantes’ no s ólo han
retornado a la teología romana, sino a la práctica romana de no aplicar una disciplina bíblica. Hoy día todo
el mundo cuenta atrocidades que ocurren dentro de las iglesias evangélicas a la luz del día, sin ninguna
sanción. Es más, a veces son los mismos líderes o sus hijos que incurren en pecados abiertos, sin
consecuencias algunas. ¿Es hora para una Nueva Reforma?

¿Cómo implementar la disciplina?


Para que un pastor o un grupo de ancianos implementen la disciplina bíblica se requiere 3 cosas:

1) Un aprecio alto por la Palabra de Dios


2) Un aprecio alto por la vocación del pastor y anciano
3) Un aprecio alto por la Iglesia.

Si tenemos un concepto bajo de cualquiera de estas tres cosas, la disciplina es lo primero que sufre.
Echemos un vistazo breve a cada uno.

1) Concepto alto de la Palabra de Dios - En la Biblia desde principio a fin, Dios establece que su pueblo
debe ser un pueblo de disciplina (Deut 4:5-8). En el Nuevo Testamento Jesús mismo establece pautas
sencillas y concretas (Mateo 16:24; Mateo 18:15-19). Pablo luego amplía las instrucciones con el caso del
hombre fornicario en la iglesia de Corinto (1 Cor 5:4,5,7).
Los ancianos y pastores deben llevar una disciplina especial, por la responsabilidad más alta que
tiene. Son dignos de doble honor si sirven bien (1 Tim 5:19), pero a los que persisten en pecar llevan un
castigo público y más severo que los miembros de la congregación (1 Tim. 5:20), y por esto, Pablo le
instruye a Timoteo que «no imponga con ligereza las manos a ninguno» (1 Tim. 5:22). Dos o tres testigos se
necesitan para acusar al anciano, porque su castigo es mayor si es cierto. En el AT los profetas denunciaban
a los sacerdotes con palabras mucho más fuertes que al pueblo. Y Jesús denuncia a los fariseos de la misma
manera. Esto es contrario a lo que hoy se practica en muchos grupos, donde el pastor es casi intocable.
Hemos vuelto a la práctica de la Iglesia Católica. Con el nuevo invento de ‘autoridad espiritual’ hoy se ha
creado lo contrario de lo que enseña la Biblia - una clase élite de líderes que no está bajo ninguna
responsabilidad. De esta manera se desprecia la Palabra de Dios, y se levantan normas humanas.
La Palabra de Dios nos enseña que la única autoridad que tiene el pastor es la autoridad de la Palabra
de Dios. No tenemos mayor autoridad fuera de ella. Pero sí tenemos mayor responsabilidad por ser
ministros, siervos de ella. Pablo habla de ser «siervo» de la Palabra, pero este concepto se está perdiendo en
el seno de la Iglesia evangélica. Dice en Colosenses 1:24,25: «Ahora me gozo en lo que padezco por
vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia; de la
cual fui hecho ministro, (es decir, ‘siervo’) según la administración de Dios que me fue dada para con
vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios».

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Los ministros somos siervos de la Palabra. Cuando perdemos vista de este concepto, las ideas
humanas comienzan a gobernar nuestro trabajo. Y como la disciplina en la iglesia es algo desagradable en
algunas instancias, la desechamos. Pero sólo lo podemos desechar si ya de antemano hemos disminuido la
importancia de la Palabra en nuestro ministerio, y nos hemos exaltado a nosotros mismos y nuestros
criterios por encima de la norma de Dios.

2) Concepto alto de la vocación de pastor/anciano - A los ancianos de Efeso Pablo dijo: «mirad por
vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del
Señor, la cual él ganó por su propia sangre» (Hechos 20:28). Pablo entiende que la vocación de anciano o
pastor es una tarea dada por Dios mismo, por medio de su Espíritu Santo, con base en el sacrificio que
Cristo hizo por los miembros. Los ancianos de Efeso debían tener especial cuidado cada uno por sí mismo,
porque debían representar a Cristo fielmente ante la congregación. En el contexto Pablo usa términos y
lenguaje que dan a entender que los está poniendo bajo juramento. Es una tarea muy, muy seria. Rendirán
cuentas a Dios mismo. Creo que la práctica de muchas de nuestras iglesias evangélicas dista mucho de este
grado de seriedad, y se ponen y se quitan a los ancianos o pastores con poca formalidad.
Otro pasaje importante para la vocación del pastor o anciano es Mateo 18:18, donde Jesús entrega a
todos los apóstoles (y por ende, a su Iglesia durante toda la historia) las ‘llaves del reino’ para atar o desatar.
En nuestros días de la teología «Dios es amor» muchos pastores tienen dificultad con decir con confianza
que abren o cierran el cielo.
La Confesión de Fe de Westminster, en su artículo 30, afirma lo siguiente acerca de las llaves del
reino:

1) El Señor Jesús, como Rey y Cabeza de su iglesia, ha designado en ella, un gobierno en mano de los
oficiales eclesiásticos, distintos del magistrado civil. 2) A estos oficiales han sido encargadas las llaves del
Reino de los Cielos, en virtud de lo cual, tienen poder, respectivamente, para retener y remitir los pecados,
para cerrar aquel Reino a los que no se arrepienten, tanto por la Palabra como por las censuras; y para
abrirlo a los pecadores arrepentidos, por medio del ministerio del Evangelio, y mediante la absolución de las
censuras, según lo requieran las circunstancias

Un problema hoy día es que muchos pastores no creen en la eficacia verdadera del ministerio, tienen un
concepto muy bajo de su vocación. Subestiman el papel que Dios les ha otorgado. Entonces nos
encontramos con la paradoja que muchos líderes tienen un concepto demasiado alto de sí mismos (por
encima de la Palabra de Dios), pero un concepto demasiado bajo de su vocación como portadores de las
llaves del reino.
Ahora, el concepto bíblico del uso de las llaves es de gran importancia. Un uso incorrecto de la
disciplina es desastroso - tanto para la persona como para el pastor. Si imponemos una disciplina injusta,
vamos contra la voluntad de Dios. Si no aplicamos la disciplina cuando se debe, omitimos hacer lo que Dios
manda y estorbamos la obra de Dios. Vea el engaño - si no disciplinamos, estamos diciéndole a la persona
que el pecado que comete está bien, y puede seguir su vida feliz y contento hacia el cielo. Pero yo me
pregunto: ¿A cuántos pastores le van a reclamar los pecadores cuando Dios les cierra el cielo, pero su pastor
nunca les advirtió? ¿Tendremos la sangre de las personas en nuestras manos porque omitimos declararles
con firmeza la voluntad de Dios? La disciplina es ni más ni menos que ejercer nuestra tarea de abrir o cerrar
el cielo por medio de la Palabra de Dios. Si una persona, miembro de la iglesia, insiste en vivir en el pecado,
el pastor/anciano está en la obligación de reprender, y si no se arrepiente, de tomar otras medidas necesarias.
Si no estamos dispuestos a hacer esto, sería mejor renunciar a nuestro cargo, porque esta es la tarea que
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acompaña predicar la Palabra. Es una tarea seria. Es una tarea divina. Es una tarea en nombre de Dios
mismo.
¿Qué de las personas que simplemente se van de la iglesia? Veamos bíblicamente: ¿Conoce la Biblia
el caso de ‘irse de la congregación’? Definitivamente no. Todos los términos para describir la esencia de ser
cristiano son corporativos - pueblo, familia, templo, Iglesia. SOMOS iglesia, no es que VAMOS a la iglesia.
‘Irse de la iglesia’ es un concepto que se asemeja más al Catolicismo popular. Ningún miembro tiene el
derecho de irse. Es en la Iglesia del Señor que escuchamos predicada autoritativamente la Palabra de Dios, y
donde son administrados los sacramentos, que son medios de su gracia. El desastre eclesial que vivimos en
Latinoamérica es una desgracia. Con el afán de crecer a cualquier costo, las iglesias hoy día aceptan a
cualquier persona sin preguntar ni indagar si estaba bajo disciplina. Y la poca estimación por la vocación del
pastor y anciano permite que las personas simplemente se les vayan sin ser cumplidos en el pastoreo de
ellos.
Urge volver a un aprecio alto por la vocación de pastor, de tomar en serio nuestra vocación, de ser
serios en nuestro trato tanto con los miembros de la congregación como entre las diferentes iglesias.

3) Todo esto nos lleva a un concepto alto de la iglesia. Si amamos la Iglesia como Cristo la ama, seremos
fieles en el desempeño de nuestra tarea. Pablo dice en Efesios 5:25 «Cristo amó la iglesia y dio su vida por
ella.» ¿Y nosotros? ¿Estamos dispuestos a dar nuestra vida por la Iglesia? Hebreos 12 nos dice que Dios
disciplina a los que ama. El trabajo del pastor/anciano es uno de los medios que Dios usa para obrar
disciplina en su Iglesia. Si amamos la Iglesia como Dios la ama, seremos cumplidos en desempeñar una
disciplina sana, bíblica y justa.
Muchas veces los líderes dicen que no aplican disciplina «por amor a la persona». Esta vil excusa
debe enojar a Dios, quien nos dijo con mucha claridad lo que es el amor que él quiere que se practique. Aún
si vemos desde el punto de vista terrenal, no es agradable avisarle a una persona que tiene cáncer, pero
podría salvar su vida. ¿Cuánto más incluye el amor cristiano a veces palabras difíciles pero necesarias? El
descuidar la disciplina podría ser muchas cosas, pero ‘amor’ no lo es - al contrario, es aborrecer al hermano
que necesita la aplicación de uno de los medios muy importantes establecidos por Dios. Un concepto alto de
la Iglesia nos llevará a ser obedientes en esta área.

¿Por qué el pastor rehuye a disciplinar?


La razón básica de no disciplinar es amor por si mismo, y una falta de amor por la iglesia. No
queremos ofender, no queremos hacer un escándalo - pero esto es amarse a si mismo, es no querer
complicarse la vida. Por tanto no disciplinamos. Pero el amor verdadero por la Iglesia pone todo argumento
personal al lado, y busca el bien espiritual de la persona y del cuerpo. Recordemos - ‘disciplina’ no consiste
en echar una persona de la iglesia en primer lugar. Es trabajar con la persona pastoralmente, luchar con ellas
para que se santifiquen.
Muchos pastores no entienden que si ellos no hacen la tarea de disciplina, Dios lo hará directamente.
¿Y cómo son las ocasiones de disciplina cuando Dios tiene que intervenir directamente? Drásticas.
Rápidamente vienen a la mente varias ocasiones: La rebelión de Coré, Ananías y Safira, los muertos de 1
Corintios 11:28-30. Y muchos pastores no entienden que Dios disciplina también al que se niega a hacer su
trabajo. Creo que el fracaso de muchos pastores comenzó hacía muchos años cuando se negaron a ser fieles
y consecuentes con la aplicación de la Palabra de Dios, que es la disciplina.
¿Qué se puede hacer para recuperar la disciplina si no lo ha estado practicando? 1) Arrepentirse ante
Dios de haber desobedecido sus mandatos claros en su Palabra. 2) Instruir la Iglesia en la necesidad de la
disciplina. 3) Comenzar la práctica.
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Pasos de la disciplina eclesiástica
La disciplina debe comenzar informalmente, entre hermanos. Si nos cuidáramos unos a otros más, el
trabajo formal de los pastores y ancianos sería menos. La Biblia nos exhorta a que nos amonestemos unos a
otros (Romanos 15:14). El ‘sobrellevar las cargas unos a otros’ es parte de esta disciplina mutua, parte de
crecer juntos en el Señor para llegar todos a la meta.
Cuando la exhortación y amonestación mutuas fallan, los ancianos o los pastores deben involucrarse,
y se comienza una disciplina más formal. Con base en los pasajes ya mencionados en este artículo,
ofrecemos algunos pasos que serían consecuentes con los principios bíblicos:

1) La exhortación pastoral.
2) Exhortación ‘oficial’, es decir, que el hermano bajo disciplina sepa que su pecado llevará a otras
consecuencias.
3) Privar de la Santa Cena con continuas exhortaciones.
4) Advertir y anunciar su nombre en la congregación, pidiendo oración y que los hermanos intervengan con
sus oraciones y exhortaciones.
5) Excomulgar de manera oficial, con las advertencias debidas al individuo y la congregación.

¡Que Dios nos ayude a aplicar una buena disciplina sana!

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LA SORPRENDENTE OBRA DE DIOS
(PREDICADO EN SAN JOSÉ, EN DICIEMBRE DEL 2004
COMO PARTE DE UNA SERIE SOBRE JOSUÉ)
por Guillermo Green
Vol.7, No.1

(Ofrecemos este sermón como ejemplo de la predicación ‘redentivo-histórica’. Esta forma de predicar no busca moralejas en la
biblia, sino procura ver cómo Dios se revela a sí mismo ante su pueblo, como juez y Redentor. Sobre todo, nota cómo Dios obra
por medio de un pacto, culminando su obra en Cristo Jesús - Cabeza del pacto, Redentor Supremo)

Leer Josué 3

I ntroducción: La hora había llegado. Los 40 años de castigo en el desierto se habían terminado. Los
espías habían traído su reporte. Josué les recuerda una vez más de las promesas de Dios para darles la
tierra. Hay gran expectativa en el campamento - y sin duda, había temor también. Pero esta vez nadie se
atrevía a decir nada. ¡No querían arriesgarse con otros 40 años en el desierto!
Josué hizo que el campamento se pasara de Sitim hasta la orilla del Jordán y ahí esperaron 3 días.
¿Qué esperaban? ¿Qué se imaginaba cada uno? Mientras crecía la expectativa - ¿qué pensaban los niños?
¿Los padres? ¿Los ancianos? Dios los dejó 3 días pensando, meditando - porque pronto vendría la orden
«Marcharán en pos de Jehová» (vs 3). El Dios del pacto los había conducido 40 años - ahora estaba pronto a
cumplir sus promesas de darles una herencia. Ya no estarían acampados por largos tiempos. «¡Marcharán en
pos de Jehová!» era la orden.

I. Dios guiaba a Israel por medio del arca - Vs 3

A. El Arca: ¿Qué era el arca? ¿Qué función tenía en Israel, en su religión? En primer lugar, recordemos que
el arca del testimonio era el lugar de expiación. En el Día de Expiación el sumo sacerdote hacía sacrificio
por los pecados del pueblo, y salpicaba sangre en la parte superior del arca - el propiciatorio - en presencia
de Dios (ver Levítico 16). Entonces, ¿por qué se destaca el arca aquí en Josué? Dios quería remachar la
necesidad de expiación para recibir las bendiciones del pacto. Dios aún le estaba enseñando a Israel que su
salvación en primer lugar era del pecado - no del desierto. Su salvación en primer lugar era de sus
transgresiones, no de Egipto. ¿Cuántas veces nosotros nos enfocamos en las cosas materiales o terrenales?
Queremos que Dios nos salve de alguna condición, de alguna situación - queremos que Dios nos rescate de
Egipto, del desierto, que nos libre de la mano de los amorreos, que nos provea maná del cielo. Y la justicia
de Dios pasa ignorada. Y lo grave de nuestro pecado pasa por desapercibido. Dios alzaba el arca a la vista de
todos para que TODOS recordaran que la tierra prometida era dada sólo con base en la sangre expiatoria del
holocausto.

B. Pero en segundo lugar, recordemos que el arca era también el 'arca del testimonio', o 'el arca del pacto'
donde se guardaba copias del pacto entre Dios e Israel. El arca contenía las promesas de Dios de ser Dios
para Israel, e Israel sería pueblo para Dios. El arca recordaba no sólo la justicia de Dios, sino también su
misericordia. Confirmaba de manera tangible que Dios honraba su Palabra - y cuando los Israelitas veían
1
adelante el arca, aún en medio de temor o duda, podían presenciar visiblemente las promesas de Dios, y
tomaban fuerzas. Como la Santa Cena hoy nos señala y sella visiblemente la salvación de Dios, de igual
manera Dios señalaba visiblemente para el Israelita que todas sus promesas se cumplirían.

C. Un detalle más se debe destacar - Israel debía seguir a Dios, pero a una distancia de dos mil codos -
aproximadamente 1000 metros, es decir, ¡un kilómetro! ¡Era bastante la distancia! Dios fue enfático, que
debían seguirle - pero guardando una distancia. ¿Cómo debemos tomar esta orden?
C.S. Lewis, en uno de los libros de las Crónicas de Narnia, tiene un excelente diálogo. Un niño le
pregunta a otro si Aslán era un león manso (Aslán representa a Cristo en estos cuentos excelentes). El otro le
contesta después de un momento de reflexión: «No, manso no es. Pero él es bueno.» ¡Excelente descripción
de Dios!
Dios invitaba a Israel a seguirle para recibir su herencia y salvación. Pero aún debían guardar 2000
codos de distancia. La santidad de Dios y la pecaminosidad del pueblo debían estar presentes ante ellos.
Debían marchar con confianza, con esperanza, pero con actitud sobria también.
Dios nos estaba enseñando una gran lección. Aunque Josué era el mediador para el pueblo, no era
capaz aún de acercar a Dios al pueblo de Israel. Eso le tocaría a otro Josué más tarde - y hablaremos de eso
pronto.

II. Dios engrandecerá a Josué (vs. 7)

A. Cabeza del pueblo. En toda etapa de la historia, y con todos los pactos, Dios escoge a un hombre para
ser cabeza del pueblo y representante de él ante ellos. Podemos pensar en Abraham, Moisés, Samuel, David,
y Cristo.
B. Josué. Vs 7 - Dios exaltaría a Josué.

1. Josué no toma para sí este privilegio. Es iniciativa de Dios. Hoy tantos toman para sí títulos y puestos
como 'profetas y apóstoles'. Pero Hebreos 5:4 nos dice: «Nadie toma para sí esta honra, sino el que es
llamado por Dios». Este es un principio en TODAS las escrituras por una sencilla razón - la salvación es de
Dios. Y especialmente con respecto a los que representan de manera específica la redención de Dios, Dios es
celoso para escogerlos él mismo. En concordancia con su forma normal de obrar, Dios promete engrandecer
a Josué - será una obra divina, soberana, de Dios mismo.

2. Había otra razón - para darnos una enseñanza. Dios siempre quiere dirigir a su pueblo por medio de un
líder. Como vimos en capítulo 1, las tareas de Josué sería tanto dirigir las batallas como ser pastor y
predicador. Y su nombre «Josué» - que significa 'Yahve salva' - nos recuerde de otro Josué, en griego,
'Jesús'. Dios nos estaba preparando para entender la obra de Cristo. Cristo, en el nuevo pacto, es nuestra
cabeza, nuestro representante, líder, jefe, pastor. Como Josué - quien dirigía la batalla, y también enseñaba
la voluntad de Dios, exhortaba y juzgaba - así Cristo. Cuando los Israelitas no obedecían a Josué (como por
ejemplo Acán), tuvieron terribles fracasos y se perdían vidas. En esto vemos la importancia que Dios le da al
Mediador. El éxito o el fracaso depende de lo que hacemos con el Mediador que Dios establece.
- Por eso, cuando nació Jesús, Dios dijo que le pusieran el nombre Josué - o sea - ‘Jesús’. Y ¿cuántos
recuerdan la profecía de Simeón? (Lucas 2:4): «Este está puesto para la caída y para levantamiento de
muchos en Israel.» Sólo en Josué podía haber victoria para Israel. Pedro hoy dice lo mismo - sólo en el
nombre de Jesús hay salvación (Hechos 4:12).
2
- ¿De cuáles maneras estamos tentados a buscar nuestras soluciones fuera de Jesús? ¿La felicidad,
resolver conflictos, componer las relaciones personales, el sentimiento de culpa? VS 7. Israel marcharía en
pos de Jehová dirigidos por el representante que Dios había puesto. Lo mismo es hoy - sólo en Cristo Jesús
podemos estar seguros de estar en el camino de Dios.

III. Dios confirma sus promesas con señales - Vss 9 - 13

A. Mientras leo la biblia, me está impactando algo con respecto a la obra de Dios. Siempre anuncia sus
milagros de antemano, cumple la señal, y muchas veces vuelve a interpretar la señal. Pensemos en todos
los grandes acontecimientos - con Noé, las plagas, el éxodo, la conquista de palestina, los milagros de Elías,
y de Jesús - en todos Dios siempre anunciaba de antemano lo que iba a hacer. Dios no nos toma por
sorpresa, no actúa de la nada. Dios habla, anuncia, explica. La religión bíblica no es como las otras
religiones que el hombre inventa, con misterios que sólo los iniciados saben, con una élite de ‘sacerdotes’
que tienen conocimientos más allá que el hombre común. Y aún entre los evangélicos han entrado corrientes
místicos que darían a entender que la esencia de la religión cristiana es ‘misterio, sorpresa, lo novedoso.’
Estas cosas son foráneas a la forma en que Dios ha obrado en todas las Escrituras.

B. Una señal del liderazgo de Josué y de la firmeza de las promesas de Dios iba a ser un milagro estupendo -
el partimiento del río Jordán.

1. Los Israelitas necesitaban ánimo. Ahora les tocaría una tarea difícil, ardua. Ya había llegado la hora. Y Vs
10: Y los sacerdotes que llevaban el arca se pararon en medio del Jordán hasta que se hizo todo lo que
Jehová había mandado a Josué que dijese al pueblo, conforme a todas las cosas que Moisés había
mandado a Josué; y el pueblo se dio prisa y pasó

2. Nótese que es el mismo milagro que Dios les hizo cuando salieron de Egipto. Comenzando su libertad los
condujo por el Mar Rojo en tierra seca - un milagro que daba a entender (entre otras cosas) que ning ún
obstáculo podía impedir el cumplimiento de las promesas de Dios. Ahora Dios hará el mismo milagro - ya
no sellando su libertad, sino sellando su herencia.

3. Notemos que los Israelitas ingresan a palestina en el mismo mes en que habían sido libertados de Egipto -
el primer mes del año (4:19). Dios a veces usa cosas tangibles para recordarnos de su salvación. Para Israel
Dios usó fechas, los mismos milagros, las señales de la circuncisión y la Pascua. Hoy tenemos el bautismo y
la Santa Cena como señales visibles de su obra. Y tenemos el día domingo como fecha que celebramos la
victoria de Cristo.

4. La señal de abrir el río Jordán era una señal irrefutable. La época era la primavera, cuando la siega
temprana estaba lista. En esta época la nieve de las montañas en Siria y otras cordilleras se derrite y el
Jordán es un caudal de agua que corre en torrentes hacia el Mar Muerto. No habría paso de ninguna manera.
A los ojos de los hombres, pareciera que el ingreso a la tierra prometida tendría que ser pospuesto. Pareciera
que Dios se equivocó trayéndolos en esta época. Pareciera que Josué estaba loco. Pero todo esto estaba
dentro del plan de Dios para que Israel y los Canaanitas vieran su poder.
Este milagro no es aquel milagrito de tantos hoy que imponen las manos y el dolor de cabeza se
quita. ¿Dónde están los milagreros hoy que pueden dividir el río Jordán? ¡Traigalos si los hay! El Dios del
3
cielo, el Dios de Israel, sí puede parar las aguas cuando él quiere - y lo hizo. Los Israelitas lo estaban viendo
desde lejos - a 2000 codos. Se adelantan los sacerdotes con el arca. A penas sus pies tocan el agua, y el río se
separa en dos, y se amontonan las aguas arriba mientras se seca toda la cuenca. ¿Qué pensaron cuando
vieron eso? ¡Que cosas! ¡Que maravilla! Me imagino que gritaron «¡Ay!» de sorpresa, de maravilla, de
temor. «¿Quién es este Dios que ejerce absoluto dominio sobre la creación?»
¿Qué siente ud. ante la partición del río Jordán? Algunos liberales que no creen mucho en la biblia
intentan buscar otras explicaciones - como que un derrumbe hizo una represa. Pero ese día en Israel NADIE
estaba dudando del poder de Dios. Tampoco los Canaanitas estaba dudando del poder de Dios. Era un hecho
tan fuera de toda posibilidad.
La división del río Jordán era: 1) Señal de confirmación del liderazgo de Josué; 2) Señal de
confirmación del poder y santidad de Dios; 3) Señal de confirmación de las promesas de Dios para con su
pueblo.
En toda época de la redención Dios ha sellado su Palabra con pruebas tremendas. Pero cuando viene
la parte final de la salvación - la obra de Cristo - Dios sella la redención con la señal más grande de todas -
no abriendo un río, sino abriendo ¡una tumba! ¡La resurrección de Jesús es la máxima señal! ¿Ha dudado
alguna vez de Dios? Dios ha dado amplia evidencia de su poder - para Israel partió el río Jordán - y para
nosotros levantó de los muertos a nuestro Salvador, Jesucristo. ¡Amén! Es por esto que no hacen falta más
señales. ¿Qué se podría comparar con las señales que hizo Dios en Cristo? ¿Qué más se necesita para
confirmar la salvación obrada en Cristo? Pedir más señales hoy sería como algún Israelita pidiéndole a
Josué una señal justo después de cruzar el río Jordán.

Conclusión - Dios da la orden de marchar detrás de él y de Josué. ¿Cómo debía marchar?

A. Dios quería que su pueblo lo honrara, le reverenciara como el Santo de Israel - que guardaran 2000 codos
de distancia. Vs 5 - «Santifíquense» dice Josué. Hoy podemos alabar a Dios, porque el Hijo de Dios ha
abierto el Lugar Santo para que podamos entrar confiadamente a la presencia de Dios. Dios ya no nos
mantiene lejos, sino que nos acerca íntimamente en Cristo. Tenemos promesas más grandes que Israel.
Tenemos beneficios más grandes que Israel. Pero siempre recordemos que no son nuestros méritos que nos
permiten acercarnos. Por nosotros, deberíamos guardar no 2000 codos, sino ¡2.000.000 de kilómetros!
Acerquémonos a la presencia de Dios en Cristo, conscientes de nuestra propia indignidad, pero confiando
en la obra que él hizo por nosotros. Marchemos en pos de Jehová - confiados pero sobrios.

B. Dios quería que Israel marchara siguiendo a Josué, a quien Dios había constituido cabeza. Ahora nosotros
marchamos en pos de Jehová siguiendo a Jesús. ¿Cómo hacemos esto, puesto que Jesús volvió al cielo? Por
medio de su Palabra. Hay trabajo para nosotros, hay una marcha - ¿estamos escuchando la voz de nuestro
Josué? Nunca debemos decir que estamos tan ocupados que no tenemos tiempo para escuchar a Dios. No
descuidemos la lectura bíblica. Y de manera especial Dios quiere que apartemos este día domingo para
escuchar su Palabra predicada, y para meditar y orar. Dios a nosotros nos llama a seguir en pos de él - y nos
dice cómo, cuándo, y dónde por medio de su divina Palabra.

C. Dios quería que Israel marchara absolutamente convencidos de su majestad y su poder. Y comprobó su
poder con señales maravillosas - dividió las aguas de un gran río. Dios a nosotros
nos ha dado promesas aún mejores, y señales aún mejores en Cristo Jesús.

4
¿Qué dicen mis hermanos? Hoy la voz de Dios y su Cristo nos dice: «Marchen en pos de mi». ¿Cómo
responderemos? ¡Amen!

5
LA FE Y EL CREYENTE
por Geerhardus Vos
Vol.7, No.1
Geerhardus Vos (1862-1949) fue un gran teólogo y exegeta bíblico de trasfondo holandés quien trabajó en los EEUU. Poco
conocido en el mundo latino, Vos fue instrumental en desarrollar la ‘teología bíblica’ desde un fundamento reformado,
metodología que pone énfasis en el desarrollo del ‘plan de salvación. Ofrecemos esta introducción al teólogo eminente tomado de
su sermón "Heavenly-Mindedness" (Una mente enfocada en el cielo) en ‘Grace and Glory: Sermons Preached in the Chapel of
Princeton Theological Seminary’ Edinburgh: Banner of Truth Trust, reimpreso 1994, 103-107.

Hebreos 11:9-10

E ste texto es el capítulo preeminente de la fe. Ilustra la naturaleza, el poder y los efectos de esta gracia
mediante una serie de ejemplos de la historia sagrada. La profecía de Habacuc es citada “el justo por
fe vivirá”. Recordemos que en las epístolas de Romanos y Gálatas la misma cita tiene preeminencia.
De igual manera, Abraham figura como gran ejemplo de fe. Por tanto, uno podría creer que el desarrollo del
concepto ‘fe’ sigue las mismas lineas en Hebreos 11. Pero esto sería correcto sólo parcialmente. Sin duda,
las dos enseñanzas están de acuerdo, y se combinan en algunos puntos. Sin embargo existen matices
diferentes.
En los libros de Romanos y Gálatas, la ‘fe’ generalmente significa aquella confianza en la gracia de
Dios, que es el instrumento de la justificación, canal mediante el cual el poder de Cristo fluye hacia el
creyente. Pero en Hebreos el concepto de ‘fe’ es más amplio. La ‘fe’ es ‘la convicción de lo que no se ve, la
seguridad en lo que se espera.’ Es el órgano para percibir lo no-visible de las realidades futuras, y nos
permite acceso y contacto con otro mundo. Es la mano extendida por vastas distancias de espacio y tiempo,
por la cual el Cristiano acerca para sí cosas muy distantes, para que lleguen a ser actuales. Las otras
epístolas más tempranas de Pablo también conocen este aspecto de la fe. Pablo declara en 2 Corintios que en
el tiempo presente el cristiano camino por fe y no por vista. Y por otro lado, el capítulo 11 de Hebreos
también conoce la función justificadora de la fe, como por ejemplo cuando se menciona Noé, que llegó a ser
heredero de la justicia que es por la fe.
Con todo, debemos tomar en cuenta las diferencias, y las distinciones de perspectiva no deben
ignorarse. Y apreciamos mejor estas diferencias al considerar que en las epístolas de Romanos y Gálatas
Cristo es el objeto de nuestra fe, Aquel hacia quien nuestra confianza es dirigida. Pero en Hebreos se
describe a Cristo como uno que ejerció fe él mismo. De hecho, se presenta a Cristo como el creyente
perfecto e ideal. El autor exhorta a sus lectores a “correr con paciencia la carrera que tenemos por delante,
puestos los ojos en Jesús, autor y consumador de la fe”. Jesús, por ser sin pecado, no pudo ejercer el tipo de
fe que justifica al pecador (la ‘fe’ como confianza justificadora que describe Romanos y Gálatas). Pero la fe
que es “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” tuvo un lugar central en la vida de
Jesús. Sólo por medio de este tipo de fe pudo lograr Jesús un estilo de vida y una intensidad de obediencia
nunca alcanzados por otro. Fue por medio de esta clase de fe que Jesús pudo proyectar su alma a lo invisible
y el futuro, así participando del mundo celestial a que pertenecía aún cuando andaba en este mundo oscuro
de sufrimiento y muerte al cual se entregó.
Al mismo tiempo que las dos clases de fe no se encuentran en Jesús (por lo antedicho), no tienen
contradicción en el cristiano. Realmente, la fe que justifica es simplemente una aplicación del concepto de
fe más amplio. Entre las cosas invisibles que esperamos por la fe, ninguna provoca más la fe que la
declaración por medio del evangelio que somos justificados ante Dios - !siendo pecadores! !Esto no sólo es
invisible, parece imposible! Esta es la paradoja de todas las paradojas. Esto requiere una energía especial
1
para poder creerlo, es la victoria de la fe sobre toda la realidad visible, y confiesa que Dios llama lo que no
es como si fuera. Esta confianza compenetra la deidad de Dios más que cualquier otro acto de fe.
Lo que leemos en Hebreos 11 acerca de las varias actividades de la fe en la vida de los santos del
Antiguo Testamento podría crear la impresión que el término ‘fe’ se usa en una forma diferente, y que se le
atribuyen muchas cosas a la fe que no le pertenecen estrictamente con base en la definición del mismo autor.
Algunos pensarían que se debe usar términos más precisos para clasificarlos con otras virtudes cristianas.
Ciertamente hay una tremenda variedad de trajes de los que desfilan ante nuestros ojos. La comprensión que
el mundo fue formado de la nada, la habilidad de ofrecer a Dios un sacrificio aceptable, la experiencia de no
gustar la muerte y ser trasladados vivos hasta Dios, la preparación del arca, el llamado a dejar su patria, el
poder de concebir ya anciana, la voluntad de sacrificar su propio hijo, la profecía de José de antemano
acerca de la liberación de Egipto, su mandato respecto a sus huesos, el esconder al niño Moisés, la decisión
de Moisés, ya grande, de despreciar los tesoros de Egipto al preferir el vituperio con el pueblo de Dios -
todo esto y más es lo que se representa como aquello que pertenece a la singular categoría de la fe. Pero no
malentendamos al autor. Cuando afirma que por medio de la fe si hicieron todas estas cosas, no est á
diciendo que todo lo que se hizo era necesariamente la expresión de la fe. Lo que quiere decir es que en
última instancia fue la fe sola que hizo posible los demás actos. Sólo las personas dirigidas por fe podían
realizar estas obras y producir esta riqueza de fruto aquí descrito. Sin fe, hubiera sido imposible lograr estas
cosas. Si no tuvieran sus ojos puestos en lo invisible, aquel mundo prometido por Dios.
Si fueron llamados a creer o a seguir, hacer o soportar - la obediencia de todos estos santos nació no
de ninguna fuente terrenal sino de aquella reserva de energía almacenada en la tierra celestial. Si Moisés
soportó, no fue debido a su propio fortaleza humana, sino porque su propia debilidad fue compensada por la
visión de Aquel que es invisible. Si Abraham, quien recibió con gozo las promesas, ofreció a su propio hijo
único, no fue por alguna resignación heroica, sino porque por medio de la fe vio que Dios era mayor que
aún las leyes de la naturaleza: «Él creyó que Dios podía resucitar aún a los muertos.» De igual manera los
otros casos. Por la fe el poder del mundo celestial se hizo disponible para aquellos a quienes este mundo
amenazaba con destrucción, y sucedió el milagro que los débiles fueron transformados en fuertes.

2
IPB ENVÍA SECRETARIO EJECUTIVO A
LA ALIANZA MUNDIAL
DE IGLESIAS REFORMADAS
Vol.7, No.1
(Ofrecemos este noticiero tomado de la revista Brasil Presbiteriano, Año 46 #601, un boletín de noticias publicado por la Igreja
Presbiteriana do Brasil, miembro de la CLIR. Enviaron a su Secretario Ejecutivo, Rev. Ludgero Bonilha, a la reunión de la
Alianza Mundial de Iglesias Reformadas (AMIR). La AMIR ha tomado una postura bastante ‘progresista’ en cuanto a temas
bíblicos. En este artículo el Secretario Ludgero Bonilha comparte su experiencia ahí).

U na exaltación al pluralismo religioso, a la diversidad sexual y al feminismo fue lo que presenció el


Secretario Ejecutivo de la IPB, Rev. Ludgero Bonilha Morais, cuando asistió a la 24 Asamblea de la
Alianza Mundial de Iglesias Reformadas (AMIR). Ludgero fue enviado al evento como
representante de la IPB por la Comisión de Relaciones Inter-eclesiásticas. La AMIR, o World Aliance of
Reformed Churches (WARC) es una organización internacional que, según sus líderes, reúne cerca de 75
millones de miembros entre las denominaciones reformadas. El evento ocurrió el 31 de Julio hasta el 13 de
Agosto, 2004, en la ciudad de Accra, Ghana, en oeste de África.
Según el Rev. Ludgero, la IPB decidió ingresar a la Alianza en 1998 conforme a una decisión del
Supremo Concilio, después de 20 años fuera de toda participación. Por eso él fue enviado como delegado de
la IPB a la asamblea, y regresa con los documentos que constatan las resoluciones tomadas por la AMIR, y
también con una carga: la de informar a nuestra iglesia lo que vio y oyó. «La IPB tiene la solemne
responsabilidad de analizar críticamente estos documentos y tomar una posición en cuanto a su participación
en esta entidad» Ludgero exhorta.
El tema de la asamblea fue: Que todos tengan plenitud de vida, con los subtemas: Plenitud de vida
para todos: HIV/Aids; Honrando la diversidad: Inclusión y participación; Paz; Justicia de género; La
creación y la justicia económica.
Estos temas serán los mismos para ser tocados en la Asamblea General del Consejo Mundial de
Iglesias, que será realizada en 2006 en Porto Alegre. El Consejo Mundial de Iglesias, que tiene una postura
más allá del ecumenismo, fue fundado en 1938 por iniciativa de algunas iglesias protestantes.

Resoluciones de la AMIR
Los documentos firmados en Accra dan testimonio de la posición oficial de la AMIR en relación a
los temas tratados. En relación al combate contra el SIDA, por ejemplo, la Alianza anima a todos sus
miembros a tomar una posición en contra de la discriminación «en todas las formas, respetando las
diferentes orientaciones sexuales». Ludgero informa que fue recomendado - a pesar de que AMIR reconozca
que cada iglesia miembro tiene diferentes posiciones sobre los homosexuales - que todos tengan una actitud
positiva, proponiendo que este pecado sea tratado meramente como una cuestión de ‘inclinación sexual.’
Según Ludgero, la discusión sobre la diversidad enfatizó la expresión religiosa humana. «No se
discute más el ecumenismo entre los cristianos. Los temas van más allá y tratan del diálogo inter-religioso,
de la multi-fe, admitiendo valores sagrados en todas las manifestaciones de la religiosidad humana,
recomendando la mutua cooperación y total tolerancia y respeto», afirma el secretario ejecutivo.
El concepto tradicional de misiones y evangelización fue cuestionado, y AMIR recomendó el uso de
estrategias y alianzas con el Consejo Mundial de Iglesias, la Federación Luterana Mundial, y otras
organizaciones regionales ecuménicas para abordar diálogos religiosos.
1
En la discusión de Justicia y Economía, el delegado de la IPB relata que la AMIR colocó a los
Estados Unidos, y principalmente su modelo económico, como el gran enemigo: «Los Estados Unidos de
América y sus aliados, junto con las instituciones financieras (Fondo Monetario Internacional, Banco
Mundial y la Organización Mundial del Comercio) y el uso de alianzas políticas, económicas y militares
para proteger y expandir la ganancia de los dueños del capital», afirma el documento, llamando ese país
‘imperio’, expresión usada para «significar la asociación de dominio económico, político y militar
conducido por una nación poderosa» (ver Documento GC 23).
La AMIR hizo una Confesión de fe ante la injusticia económica y la destrucción ecológica que,
entre otras cosas, afirma «... Jesús muestra su pacto inclusivista en el cual el pobre y el marginado son partes
preferidos...» Sigue diciendo «En un mundo de corrupción, explotación y lucro, Dios es, de manera especial,
el Dios del destituido, del pobre, del explotado, del maltratado y del abusado ... Por tanto,» concluye el
documento, «rechazamos cualquier práctica o enseñanza de la iglesia que no coloca al pobre y la creación
en el centro de su misión...» De esta manera afirman su preferencia y adopción de la ‘Teología de la
liberación.»

El homosexualismo, Feminismo y Esoterismo


Al tratar el tema de Justicia de Género, la AMIR dio un mandato a sus iglesias miembros, según el
Rev. Ludgero, a que encuentren una ‘nueva hermenéutica’ (interpretación de la biblia) para que se
produzcan fundamentos para la ordenación de mujeres en todos los puestos de la iglesia.
Ludgero relata que los momentos de devocionales reflejaban los temas, y que el plataforma (y en
algunas ocasiones todo el auditorio) estaba cubierto de los colores del arco iris (usado como símbolo de la
diversidad sexual y del homosexualismo). Los elementos de la naturaleza fueron introducidos en cada
devocional y en la Santa Cena: «tierra, agua, fuego y plantas medicinales representando la paz entre los
pueblos, el sol, la luna y el aire».
Según el secretario ejecutivo de la IPB, en ninguno de los devocionales fue predicada la Palabra de
Dios - ella fue mencionada a penas en el discurso final del nuevo presidente electo en el último día, el Dr.
Clifton Kirkpatric. El nuevo presidente de la AMIR es también secretario ejecutivo de la Presbyterian
Church in the United States of America (PCUSA), denominación que, según Ludgero, contribuye cerca del
80% del presupuesto de AMIR.
«En el auditorio principal de la Asamblea, la cruz fue vestida de mujer, mostrando evidencias del
movimiento feminista radical». Por increíble que parezca y preocupante que sea, las liturgias se referían a
Dios como «ella» y «Madre». En la mayoría de los devocionales estaban presentes referencias a los cultos
paganos africanos y orientales. Llegó a ser un dicho que «el sol, la luna, el fuego, el agua y los árboles
oraban», y así se recomendaba que cada participante silenciara el alma. En cuanto a la Santa Cena, era
distribuida por centenares de pastores y pastoras, y los que oficiaban invocaba a la diosa madre «... de cuyo
vientre de compasión fue traído el cosmos ... Tú, que nos diste existencia y vida, diosa madre, mira a tus
hijos que estamos reunidos en adoración».
El Rev. Ludgero informa que el movimiento feminista estaba muy presente, y no fue cuestionado en
ninguno de las tesis que presentaron, y lo mismo fue con el movimiento ‘gay’, cuyos representantes estaban
identificados con un arco iris. Colocado en la carpeta de cada delegado fue el número de Mayo, 2004 de
Update, la revista oficial de AMIR, y traía un artículo de Jane Dempsey Douglas, simpatizante del
movimiento gay y autora del libro Mujeres, Tradición y Calvino. Ella presidió la 23aa Asamblea General de
AMIR en Debrecen, Hungría, cuando dio su segundo discurso sobre «el fuerte trabajo en Bangalore para
producir una declaración apoyando los derechos humanos de las personas de orientación homosexual»,

2
dejando claro que «la discusión sobre la cuestión de orientación sexual no puede ser evitada en el futuro de
la Alianza».

Iglesias Reformadas en el mundo


Contactos con los delegados de las iglesias de otros países permitieron al Rev. Ludgero obtener
información sobre ellas. Según lo que él oyó, la iglesia en Europa es decadente y la Iglesia Presbiteriana en
la Suiza está muriendo, a pesar de tener el 57% de mujeres en el grupo pastoral. «La delegación de las
iglesias presbiterianas unidas y reformadas en los Estados Unidos representó las denominaciones más
decadentes, en algunas de las cuales se promueve el culto a la diosa Sofía» compartió Ludgero.
La representación latinoamericana fue significativa, a pesar de ser formada de iglesias pequeñas. La
iglesia latina presbiteriana más grande, La Iglesia Nacional Presbiteriana de México no envió ningún
representante. La Iglesia Presbiteriana de América (PCA) y la Iglesia Presbiteriana Evangélica (EPC) no son
miembros de AMIR y no enviaron siquiera observadores.
«La Igreja Presbiteriana do Brasil es vista con sospecha por muchos en AMIR por no ordenar
mujeres a los puestos oficiales», informó Ludgero. Según él, la decisión de AMIR con respecto a las iglesias
miembros como la IPB es que encuentren rápidamente los medios para la «plena justicia de género»,
promoviendo la ordenación inmediata de mujeres para el pastorado de la iglesia (Documento GC 25-e).

3
LA EXTINCIÓN DE LA DISTINCIÓN:
LA IGLESIA FRENTE AL POS-MODERNISMO
PARTE 1
por P. Edouard
Vol.7, No.1

La semilla del Post-Modernismo y la cosecha del Post-Cristianismo

E n Edén Satanás echó a andar una estrategia calculada para hacer borrosa la distinción entre su
palabra y la palabra de Dios. Eso significaba borrar las diferencias entre la obediencia y la
desobediencia, la autonomía y la sumisión, la felicidad y la miseria, la vida y la muerte, la gracia y el
juicio. La estrategia es aquella donde las contradicciones se mezclan juntas en una sola cosa. ¿El resultado?
La verdad se pierde en el proceso. El diablo tuvo éxito; pero Dios respondió con juicio, expulsión y una
eterna enemistad antitética. En Génesis 6 los matrimonios no hicieron distinción entre los hijos de Dios y los
hijos del diablo, Dios respondió con el diluvio.
En Babel Dios impidió el primer intento de globalismo, y produjo distinción a través de la confusión
de las lenguas.
El clan de Coré despreció la diferencia entre Moisés y ellos mismos; la tierra se los tragó en juicio.
Balaán buscó cómo eliminar cualquier posibilidad de distinción entre los Israelitas y los Moabitas; Dios
respondió con una plaga mortal. La plaga se detuvo únicamente cuando Finees restauró la distinción. Los
hijos de Aarón no vieron distinción alguna entre la forma de adoración a Dios centrada en el hombre y la
forma de adoración a Dios prescrita por Dios mismo; el fuego de Dios los destruyó. Al conquistar la tierra
los Israelitas desobedecieron a Dios y fracasaron al no mantener la distinción entre ellos mismos y los
Canaanitas; como resultado se acuñó el término “Boquim.”
Desde el mismo momento que la creación fue comenzada Dios se presenta a Sí mismo como uno
que hace distinción: distinción entre la luz y las tinieblas, la noche y el día, lo seco y lo cubierto por agua, lo
viviente y lo no viviente, el descanso y la labor, el cielo y la tierra, etc. Satanás, por otro lado, ha buscado
siempre destruir todas las distinciones, y unir lo que Dios ha decretado que debe mantenerse separado.
Nuestro enemigo ha estado tratando de erradicar la antítesis y de este modo destruir la misma identidad y
fortaleza de la Iglesia. A lo largo de toda la historia de la redenci ón la Iglesia se ha mantenido o ha caído con
respecto al mantenimiento de las distinciones apropiadas entre la observación del pacto y el
quebrantamiento del pacto, lo sagrado y lo profano, el Creador y la criatura, el hombre y la bestia, el tiempo
y la eternidad, el pasado y el futuro, la vida y la muerte, el pecado y la santidad, etc. Hoy, Satan ás ha vuelto
a insertar a la Iglesia en el viejo juego de la “no-distinción.” Pero esta vez jugará su juego con más
sofisticación, más subterfugio, más malicia y con más consecuencias nefastas.
Tenemos mucho que temer. Que la comunidad del Pacto vele y se guarde.

La Visión desde el muro

Las raíces y los senderos que nos han conducido a nuestra presente condición son tan variados, tan
complejos y están tan entrelazados que es virtualmente imposible encontrar un solo culpable o extrapolar un
solo punto de origen. Muchos de los que tratan de evaluar esta época son incapaces de localizar y verbalizar

1
con exactitud lo que anda mal con ella. La dificultad estriba en que demasiadas cosas están mal; y se hallan
integradas de manera perfecta en una vasta red de maldad. Las excentricidades de este actual desorden
cultural productor de desintegración desafían tanto la definición convencional como la descripción, y eso de
manera deliberada. Esta época ha destruido el lenguaje como para quedar inmune a los pronunciamientos de
juicio del lenguaje; ha destruido el significado como para existir fuera del rango de visión del significado;
ha destruido todo sentido y sensibilidad como para ejercer así el reinado libre en todos los ámbitos, libre de
obstáculos en sus asolamientos. Lo que es cierto es que con cualquier vestigio de sentido común que haya
quedado en la cultura, algunos de nosotros somos capaces de percibir que algo está terriblemente mal con
esta época. El punto de origen podría encontrarse en la duda; pero no el destino. No obstante, existe un
creciente sentido de desesperación incluso de parte de los conductores de este buque desenfrenado que les
dice que no podemos seguir en este curso. A menos que giremos y cambiemos de curso de manera rápida
nos vamos a auto-destruir. ¿Pero cómo revertimos el curso?

Los problemas de esta época se encuentran en dos áreas:

(1) Los elementos buenos y malos de la sociedad se han entretejido y entrelazado más allá del punto de
separación, haciendo difícil extraer uno y no también el otro, o castigar al elemento malo sin destruir
simultáneamente la utilización buena. Parece que lo bueno y lo malo se levantan o caen juntos. Ese fue
aparentemente el caso en Edén, donde el mismo jardín tenía dos árboles antitéticos. Pero allí había un
mandamiento, una elección y una distinción clara. Es un mundo caído esto es difícil. Rescatando uno
rescatamos al otro; destruyendo uno se destruye al otro. Por lo tanto, ha llegado a ser muy difícil en este
mundo holístico catalogar a una cosa como puramente “buena” o puramente “mala.” La distinción entre las
dos ha llegado a ser no solamente imposible, sino también irrelevante. La historia de la ciencia y la
tecnología ha mostrado que los avances tecnológicos – aunque sean concebidos con propósitos benevolentes
– siempre viene con una dualidad una detrás de la otra: buena y mala. La palabra “progreso” es,
notoriamente, difícil de definir. Richard Feynman dijo una vez de la ciencia: “En un sentido es una llave a
las puertas del cielo, y la misma llave abre las puertas del infierno, y no tenemos ninguna instrucci ón de cuál
es de cuál puerta” (El Significado del Todo: Pensamiento de un Científico Ciudadano, p. 7).

(2) Antes de habernos embarcado en esta misión suicida, neutralizamos todas las fuerzas contrarias que
pudieran sacarnos de curso. Una amplia operación de sabotaje ha precedido a nuestra partida. Todos los
frenos fueron removidos resultando en una caída libre virtual, sin ninguna posibilidad de detenernos aún si
lo quisiéramos. Las luces de advertencia en el tablero estaban desconectadas. Silenciamos todas las voces
opuestas que podrían hablar en contra de la misión o sus objetivos. Todos los mapas y sistemas de
navegación a bordo fueron destruidos. Por lo tanto, somos incapaces de distinguir de dónde venimos, hacia
dónde nos dirigimos, dónde estamos ahora y como regresar. Le hemos hecho una lobotomía a cada pasajero
a bordo de modo que nadie pueda ser capaz de formarse un pensamiento independiente, y descubrir de ese
modo la terrible verdad. Cegamos a todos a bordo para que nadie pudiese ser capaz de notar que estamos
extraviados. Llenamos toda la cubierta con una cacofonía de ruidos pluralistas y contradictorios de modo
que los pasajeros no solamente estarán en una confusión total y perpetua, pero más importante aún, ni una
sola de las voces ni de las aseveraciones se atreverá a levantarse por encima de las demás para tener así una
ventaja injusta o la apariencia de autoridad, claridad e inmunidad. Por último, colocamos a todos los
pasajeros en la cama igualitaria de Procrustes, conformándolos para que quepan: los largos fueron cortados
a la medida, y los cortos fueron sometidos a un proceso de alargamiento para que también cupiesen. Con el
tiempo todos los pasajeros se acostumbraron a estas nuevas condiciones. Las alabaron como liberadoras, e
2
incluso celebraron esta nueva vida como un derecho “inalienable” que reciben todos aquellos que hayan
nacido durante el viaje – a bordo del USS Perdición. ¡Bienvenidos al Occidente Post-Cristiano!

¿Dónde estamos?

El nombre apropiado para la era recién descrita – o para nuestra ubicación actual – es Postmoderna.
Es difícil definir la época en la que uno está viviendo. Como Robert Nisbet ha dicho: nadie mira en
realidad a una sociedad “crecer,” “desarrollarse,” “decaer,” o “morir.” Todas estas son metáforas
retrospectivas. ¿Quién de los contemporáneos de J. S. Bach sabían que cuando él muriera en 1759, el
período Barroco también moriría, o que, a pesar de los editoriales en Leipzig de la época, siempre sería el
más grande compositor que jamás hubiese vivido? ¿Quién sabía que el 24 de Mayo de 1543, cuando murió
Copérnico, sosteniendo la primera copia de su Revoluciones, que el antiguo orden en el estudio de la
astronomía también moría? Se dice que el día que cayó La Bastilla, Luis XVI escribió en su diario “Rien”
(nada), refiriéndose a los eventos insignificantes de ese día. La dificultad para valorar la época de uno se
complica aún más cuando la época en cuestión desafía la clasificación, como es el caso con la nuestra. De
hecho, en el caso de postmodernismo, es incluso difícil ponerse de acuerdo sobre su nombre correcto. La
vasta literatura incluye “postmodernismo,” “post-modernismo,” “post-Modernismo” y “Post-Modernismo.”
Algunos insisten en la importancia del guión. La historia del término igualmente ha ocasionado mucha
especulación y hasta revisionismo. Por ejemplo, algunos escritores argumentan que el término – con guión y
en letras iniciales – ha andado dando vueltas desde que Irving Howe y Harry Levin lo usaron en los 1950’s.
Otros sostienen que fue Robert Venturi, en su obra de 1972 Aprendiendo de Las Vegas, el manifiesto de un
arquitecto, el que lanzó el postmodernismo en América. (Por cierto, la conexión entre la arquitectura y las
ideas es fascinante, cf. La Torre de Babel. ¿Adivina por qué la apariencia de los edificios de la iglesia ha
cambiado? La respuesta es el postmodernismo.)
El primer uso del prefijo “post” se le atribuye a Leslie Fiedler en 1965. En ese tiempo Fiedler se
estaba refiriendo a las tendencias de la contra-cultura. A finales de los 70’s Ihab Hassan se convirtió en el
autoproclamado vocero del nuevo movimiento. Hassan se refiere al movimiento como una “discontinuidad,
una indeterminación e inmanencia.” En su obra El Lenguaje de la Arquitectura Post-Moderna (p.23),
Charles Jencks argumenta que la era moderna terminó abruptamente a las 3:32 p.m., el 15 de Julio de 1972,
cuando fue dinamitado el desarrollo habitacional Pruitt-Igoe. En realidad, el término puede encontrarse aún
antes, en el 1870.
Tan difícil es definir este “ismo” que a menudo se hace referencia a él como una “condición.” Dos de
los libros más descriptivos que han intentado elaborar una definición son La Condición de la
Postmodernidad, por David Harvey de la Universidad de Oxford, y otro escrito por el ya fallecido Jean-
François Lyotard, La Condición Postmoderna: Un Reporte de Primera Mano.
Uno encuentra la misma dificultad al tratar de definir como el postmodernismo ha afectado la vida y
las creencias. La ironía es doblemente significativa cuando uno considera que el postmodernismo es la suma
total de un movimiento lingüístico complicado que se había dedicado a la erradicación de todas los
caprichos, y a restaurar la claridad, la precisión y el significado en el lenguaje en contenido, referencia y
expresión. Note que el capítulo tres del libro de Lyotard se titula “El Método: Juegos del Lenguaje.” Aunque
no hay un acuerdo sobre qué es esta “condición,” hay un amplio acuerdo sobre las áreas clave que afecta, y
existen cuatro: (1) la auto-actualización, (2) el relativismo moral y ético, (3) la reinvención artística y
cultural, y (4) la globalización. Se pueden identificar más.

3
Somos más extraños

Virtualmente todas las disciplinas han tenido que forcejear con el nuevo terreno en el cual se
encuentran, un terreno donde el antiguo vocabulario ya no se aplica, donde los antiguos significados ya no
tienen atributos definitivos, donde las viejas normas carecen de poderes de gobierno, donde los acuerdos
comunales ya no pueden ser reclamados. Como lo dice Walter Truett Anderson: “La postmodernidad,
entonces, es la era de la sobre-exposición de la condición de ser otro... Todos los sistemas de creencias de
primera línea todavía deambulan por allí, pero todos ellos están en algún tipo de problema postmoderno: las
guerras civiles internas. Los creyentes entran y salen. Los innovadores nuevas y extrañas variaciones – el
Comunismo de libre mercado, el Cristianismo feminista, la ciencia de la Nueva Era.” Para citar la famosa
declaración de Yeats, “el centro no puede sostenerse.” La razón es que ya no hay ningún centro. Esta es la
era de la síntesis dialéctica, una generación sin ningún punto de referencia como el punto de Arquímedes, y
por lo tanto, una generación que es incapaz, tanto sistémica como endémicamente, de hacer distinciones. La
muerte de la distinción inevitablemente conduce a la muerte del significado; la muerte del significado
significa la muerte de todo lo que depende de la verdad, es decir: la justicia, la moralidad, la honestidad, la
rectitud, la fe, etc.
La descripción más apta de esta tierra incógnita es la que el Profesor Stephen Toulmin ha dicho en
su libro El Regreso a la Cosmología: La Ciencia Postmoderna y la Teología de la Naturaleza (1982):

Debemos reconciliarnos nosotros mismos con un pensamiento que suena paradójico: a saber, el pensamiento de
que ya no vivimos en el mundo “moderno.” El mundo “moderno” es ahora una cosa del pasado. Hoy, nuestra
propia ciencia natural ya no es una ciencia “moderna.” En lugar de ello (para tomar prestada una frase útil de
Frederick Ferré) está rápidamente dedicada a llegar a ser una ciencia “postmoderna”: la ciencia del mundo
“postmoderno,” de la política “postnacionalista” y de la sociedad “postindustrial” – el mundo que aún no ha
descubierto como definirse a sí mismo en términos de lo que es, sino solamente en términos de lo que ha dejado
de ser. A su debido tiempo, se llevará a cabo el cambio de la ciencia moderna a la ciencia postmoderna y este se
corresponderá con cambios en la filosofía y también en la teología; en particular, las posiciones y los métodos
“postmodernos” que los científicos naturales ahora están desarrollando tendrán implicaciones, también, para
una posible reunión de la ciencia natural con la teología natural (p. 254).

La perspicacia de Toulmin parece clarividente, sino profética. Desdichadamente, escribiendo en


1982, como él lo estaba haciendo, sus señalamientos vanguardistas fueron en realidad pronósticos de la
retaguardia. Parecía estar describiendo el presente y el futuro, cuando de hecho estaba en realidad
describiendo un pasado que ya casi tenía cien años. Más bien llegó demasiado tarde. Como físico el profesor
está indudablemente familiarizado con el fenómeno conocido como paralaje.11 Y como un historiador de las
ideas debió haber sabido que existe una correlación entre los fenómenos cosmológicos y los fenómenos
ideológicos, en términos de sus fuentes, trayectoria y observación. Cuando observamos la luz emanando de
un objeto, digamos una galaxia, debemos darnos cuenta de que aunque la observación es en el presente, el
objeto observado, i.e., el haz de luz de un fenómeno físico o cuerpo celestial, se halla en realidad en el
pasado. Necesitó tiempo para viajar y así alcanzar al observador. En algunos casos, puede que la galaxia ya
no exista. Extrapolamos la fuente y edad de la luz calculando su velocidad. La misma analogía es válida en
el caso de las ideas y de sus eventos correspondientes. A menudo pensamos que estamos observando un
fenómeno presente, cuando de hechos estamos escuchando el eco de algo del pasado. En algunos casos,
puede ser que la fuente del evento haya desaparecido desde hace mucho. Nos quedamos solamente siendo
testigos de las consecuencias. El granjero sabe que está levantando la cosecha de una semilla plantada hace

1 Diferencia entre las posiciones aparentes que en la bóveda celeste tiene un astro, según el punto desde donde se supone
observado. (Diccionario de la Real Academia Española, versión electrónica, 1995).
4
mucho, que permaneció latente en la tierra. Lo mismo se aplica al proceso de cosechar las consecuencias de
ideas plantadas hace mucho, pero que han germinado hoy.
En el caso del postmodernismo vemos que el mundo que describen los libros del pasado, o incluso el
que conocíamos no hace mucho, y del que hablan nuestros padres, el que estaba imbuido de inocencia,
significado, certidumbre y precisión ya no es el mundo en que vivimos. Y a pesar de todas las promesas de
lo contrario, el mundo no ha mejorado. He llegado a apreciar más y más el libro de Marshall Berman Todo
lo que es Sólido se Derrite hasta Hacerse un Soplo: La Experiencia de la Modernidad (1982).
Cualquier cosa que pensábamos que sabíamos, cualquier certeza que una vez tuvimos como algo
normativo o como convicción, ha sido sujeto a la re-evaluación, lo que conduce ya sea a la re-definición
completa o al abandono total. Nada se encuentra fijo, nada es sagrado, nada está más allá del límite, y nada
tiene algún poder sustentador en contra del influjo poderoso de esta ola de cambio. Todo desciende hacia el
vórtice del sin sentido, a la matriz de la condición de ser otro, y emerge hecho jirones de manera
irreconocible e irremediable.
En la teología, en la alta crítica, en la teoría fuente, la Teología de Tubinga, y otros males ayudados
por las fuerzas pseudo-científicas, llevaron a la modernización de lo que es la Biblia y de lo que dice en
realidad. James Fraser, William Blake y Northrop Frye redujeron la Biblia a mitos culturales, igual a todas
las otras narrativas religiosas en la evolución sociológica de los mitos, y una sierva de la literatura
occidental. Cualquier cosa que creíamos saber acerca de las matemáticas, Kurt Gödel, junto con Cantor,
Dedekind y Frege mostraron que era incorrecto. Al fin, ni siquiera sabemos lo que son los números. La obra
de Gödel Sobre las Proposiciones Formalmente Indecisas (1931), que elimina de las matemáticas todas las
certezas previamente valoradas, fue elogiada como el adelanto más grande en la lógica matemática desde
Aristóteles. Los avances más grandes en la nueva ciencia pueden ser reducidas a la Relatividad (Einstein) y
al “principio de incertidumbre” (Heisenberg). En la La Teoría de la Relatividad y la Mecánica Cuántica, el
espacio-tiempo es relativizado, y la posición y el ímpetu (momentum) de cualquier partícula son “inciertos,”
de allí el flujo de quantum. La idea llevó al famoso intercambio entre Einstein y Bohr, en el que el primero
proclamó que “Dios no juega a los dados con el universo.” El orden de pensamiento de la antigua ciencia
fue incrustado en el tejido mismo de la naturaleza, la que en un tiempo dio alguna validez al así llamado
Argumento Cosmológico que es muy apreciado por los apologistas Evangélicos. Aquello fue reemplazado
con la nueva ciencia que estudia la teoría del Caos, y la teoría del Complejo impredecible y los sistemas
incontrolables. Esos hombres no hablaron de ética; sus teorías eran puramente científicas. Pero no pasó
mucho tiempo antes que la ética extendiera esos principios para hacer relativa, y convertir en quantums, la
conducta humana – presumiblemente el más complejo y caótico de todos los sistemas. Francis Crick usó su
reputación como co-descubridor del ADN para ir más allá de Darwin argumentando que somos meramente
un manojo de átomos, lo que no es exactamente una idea original – Hobbes ya la había planteado primero.
Al escuchar la nueva música, conocida como atonalidad o “tonalidad total,” nos damos cuenta que el orden
de armonía, el contrapunto, la tónica, la melodía y la clave de compás, etc., han sido asesinadas en las
manos de Schoenberg y Webern. A leer las nuevas novelas, al estilo Joyce, Wolf y Kafka, entre otros, nos
damos cuenta que la trama ya no es necesaria. La nueva poesía ya no tiene métrica, de acuerdo a Whitman,
Rimbaud y Laforgue. El nuevo arte ya no necesita un objeto. Los positivistas lógicos nos dicen que el
problema más grande con la comunicación es el lenguaje.
De Foucault, Derrida y Ricoeur, aprendemos que ya no existe un significado fijo para cualquier texto
dado. Al mirar las nuevas bodas observamos que el género es ahora irrelevante. La nueva política es la de
centro, donde no hay convicciones ni distinciones. El nuevo Cristianismo no tiene que ver con Dios, el
pecado, la salvación, el cielo, el infierno, y ni siquiera con Cristo. La dificultad al evaluar estas ideas y
movimientos estriba en que no están del todo equivocados. Pero están todos infestados con el veneno de esta
era, y sirven para impulsar la agenda y promover la causa.
5
De regreso al futuro

Hay muchos antecedentes del postmodernismo. En un sentido – particularmente en el arte y en la


literatura – los fundamentos del postmodernismo son similares a los del modernismo; y a veces los
movimientos son idénticos.
Ambos rechazan los límites, los absolutos y las distinciones. Ambos adoptan la ironía, la parodia, la
ambigüedad, la fragmentación, el bricolaje,2 la imitación, la incoherencia y la discontinuidad; ambos
ensalzan lo carente de estructura, lo que se halla fuera de centro, lo descontextualizado y lo deshumanizado.
La principal diferencia es de actitud. El modernismo se hallaba lo bastante cerca de la influencia del
Cristianismo como para sentirse avergonzado y restringido en su apasionamiento. Así que, incluso en su
desprecio por el viejo orden, el modernismo representaba el lado trágico de su propio sistema, a menudo
guardando luto por el paso de la antigüedad y temiendo hacia dónde se dirigía lo “nuevo.” Sus principales
proponentes todavía luchaban para mantener un sistema de “bueno y malo,” “orden y desorden,” “sentido y
sin sentido,” “aquí y allí,” “aceptable e inaceptable.” Ese sistema produjo muchos apologistas porque el
Occidente Cristiano no aceptó de buena gana la nueva dirección que la cultura estaba tomando. Todo matiz
tuvo que pelear buscando su aceptación.
Aunque la cultura estaba perdida, nos aferramos al mapa, a la brújula, y teníamos una idea de cuál
era el camino correcto. En el contexto postmoderno desechamos todos los eslabones que nos vinculaban al
sistema ordenado, destruimos todas las paredes que servían para identificar diferencias, y celebramos el sin
sentido.

Seamos conscientes de dos hechos muy importantes:

(1) Todo nuevo movimiento o idea nace a partir de los restos de su predecesor ya difunto. Las ideas
implican cambios de paradigmas, y son desplazadas frecuentemente por ideas subsecuentes que describen
mejor la conducta, y que ayudan a la agenda que las acompaña. Así, el Deconstruccionismo dio lugar al
Estructuralismo, que engendró al Postmodernismo. Aunque, una vez más, algunos hablan de Modernismo,
Modernismo tardío, y Post-modernismo.

(2) Todas estas ideas son una parte integral del antagonismo sistemático contra el Cristianismo.

En su magnífico tomo La Ilustración (o La Era de la Razón), Peter Gay señala que la amplia gama
de pensadores y personalidades tales como Motesquieu, Voltaire, Rousseau, Hume, Diderot, Gibbon,
Lessing y Kant compartían una meta y un vínculo común: “todos ellos prestaron atención a los escritores de
la antigüedad clásica en busca de una alternativa viable a la fe y al dogma Cristiano en el que habían crecido
pero que ya no parecía proveer una respuesta satisfactoria a sus necesidades intelectuales y a las necesidades
de su mundo.” El Volumen Uno de Gay se titula de manera acertada “El Surgimiento del Paganismo
Moderno.” Esto no se limita a la Ilustración.
Debimos habernos dado cuenta de que el Deconstruccionismo realmente no tenía como blanco a
Shakespeare; su blanco último era la Biblia. Shakespeare nunca reclamó tener infalibilidad; la Biblia sí. Por
lo tanto, ningún movimiento que tenga como propósito desmantelar o deconstruir el significado va a dejar
intacta la Biblia. Las afirmaciones de la Escritura son las amenazas más grandes para todos estos
movimientos. Estas novedades usualmente comienzan en los márgenes externos de la cultura pop y poco a
2 La idea de hazlo a tu manera, hazlo por ti mismo, (N. del T.)
6
poco impregnan al mundo académico, y pronto ganan aceptación tanto popular como técnica. Pero, con el
tiempo, todas convergen, en formación de ataque, contra la Fe Cristiana, buscando su derrocamiento.
El feminismo en realidad nunca tuvo como su blanco la política conservadora; su blanco era la
definición bíblica de hombría y de feminidad. El Igualitarismo en realidad nunca tuvo como blanco a los
libertarios, y nunca buscó liberar a los “oprimidos” de su imaginaria opresión; su blanco era la insistencia
bíblica sobre la autoridad y el status de distinción. Los derechos de la agenda homosexual no tiene que ver
con el amor; su deseo es aniquilar la distinción bíblica de la distinción de género y la definición bíblica del
matrimonia. Esta es la razón por la cual insisten en una ceremonia de matrimonios que sea indistinguible del
matrimonio Cristiano tradicional, excepto por el género.
Los escritores están en lo correcto al denominar al postmodernismo como una “condición” porque
realmente es el estado resultante de otros “ismos” que le precedieron. Es más un efecto que una causa, más
una condición que una posición. El Postmodernismo es el resultado lógico y consistente de una cosmovisión
que nació en Edén, a saber, la autonomía, la actualización del yo y el distanciamiento de Dios. Hoy, sin
embargo, ese alejamiento y huída de la normalidad, como el Occidente Cristiano definió una vez la
normalidad, ha alcanzado un nivel de apogeo sin precedentes. Que no quepa duda: la iglesia Cristiana ha
sido afectada frente a esta fuerza emergente y generalizada de cambia que no deja nada a su paso.
Usted personalmente ha sido afectado. ¡Manténgase en contacto!

(Continuará)

Traducido por Donald Herrera


Costa Rica

7
REDEFINIENDO LA «ADORACIÓN» PARA
UNA ÉPOCA AUTÓNOMA
Ronald Feuerhahn
Vol.7, No.1

H
conocido?
oy en día la palabra «adoración» tiene un significado diferente para cada persona. Sin embargo
estos significados tienen algo en común, una descripción de adoración que muchos reconocen. Esta
descripción es lo siguiente: «Cuando adoro, doy gracias y alabanza a Dios.» ¿Suena como algo

¿Existe una manera diferente para describir la adoración? ¿Hay otra definición de la adoración?
La descripción antes mencionada implica una acción de parte de las personas –nosotros o yo– hacia Dios.
Yo soy el sujeto de los verbos –la fuente de «agradar» y de «alabar»– y Dios es el objeto. Yo soy el actor;
Dios es el público. Sin embargo, ¿podría ser expresado en una manera diferente? Yo quiero, yo necesito, es
un requisito para mí; yo debo alabar a Dios, darle gracias por su misericordia hacia mi, sus regalos a mi, etc.
Por supuesto, todo eso es correcto. Pero, ¿es este el mejor punto de partida para la adoración cristiana? ¿Es
esto el énfasis principal de la adoración cristiana – desde mí hacia Dios? El lenguaje puede ser ambiguo y
engañoso. Por ejemplo, cuando identificamos algo como «la adoración de Dios,» ¿significa nuestro trabajo
para Dios o la obra de Dios para nosotros? La palabra de puede significar cualquier opción, para Dios o
desde Dios. A veces hablamos de un «culto de adoración.» Una vez mas, ¿significa nuestro servicio para
Dios o su servicio a nosotros? La respuesta es que significa ambos. Pero ¿cuál viene primero? ¿Cuál tiene
primer lugar en el entendimiento cristiano de la adoración?
La introducción a Adoración Luterana (Lutheran Worship) responde, «Nuestro Señor habla y
nosotros escuchamos. Su Palabra confiere lo que dice. La fe que nace de lo que escucha, reconoce los
regalos recibidos con gratitud y ardiente alabanza.» ¡Así es! Dios actúa primero, y luego actuamos nosotros.
Dios actúa a través de su Palabra, que es una Palabra activa. Después, y sólo después, respondemos
nosotros. Como declara la Apología a la Confesión de Augsburg (Apology to the Augsburg Confession),
«Por fe Dios quiere ser adorado, o sea, que recibimos de él lo que promete y ofrece.»
Un versículo conocido de la Escritura nos dice que «donde están dos o tres congregados en mi
nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mat. 18:20). Una de las indicaciones más directas de la presencia
de Dios entre los seres humanos en el Antiguo Testamento era expresada por el nombre de Dios. Entonces, a
Israel le dice, «sino que el lugar que Jehová vuestro Dios escogiere de entre todas vuestras tribus, para poner
allí su nombre para su habitación, ése buscaréis, y allá iréis» (Deut. 12:5, mí énfasis; véase también 12:11;
14:23-24; 15:20, etc.). Luego Dios reveló que Salomón «edificará casa a mi nombre» (1 Reyes 5:5). Durante
la dedicación del templo Salomón anunció, «he edificado la casa al nombre de Jehová Dios de Israel» (1
Reyes 8:20). Y Dios respondió a la oración de Salomón en la dedicación al declarar, «Yo he oído tu oración
y tu ruego que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi
nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días» (1 Reyes 9:3).
Los hijos del Nuevo Israel se llamaban gente del «Camino» (Hechos 9:2) y «Cristianos» (Hechos
11:26). Pero también eran identificados en otra manera. Jesús habló a Ananías en una visión, y Ananías
respondió: «y aun aquí tiene (Saulo) autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que
invocan tu nombre (o sea, el nombre de Jesús)» (Hechos 9:14, mí énfasis). Este mismo Saulo, ahora Pablo,
luego comenzará una de sus cartas con las siguientes palabras, «a la iglesia de Dios que está en Corinto, a
los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el

1
nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro» (1 Cor. 1:2, énfasis mío). La adoración,
entonces, debe ser también en el nombre de Dios.
W. Loche ha dicho, «En la adoración pública la Iglesia experimenta una cercanía especial a Dios;
ella se acerca a la presencia actual del Novio, viviendo una vida celestial en la tierra, una vida terrenal en el
cielo.» Aprendemos en Hebreos (10:19-20) que «tenemos libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la
sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne.»
Cuando murió Jesús, el velo separando el Lugar Santo del Lugar Santísimo «se rasgó en dos, de arriba
abajo» (Mat. 27:51; Marcos 15:38). Aquí aprendemos que el cuerpo de Cristo es el velo por lo cual
entramos en el Lugar Santísimo, tal como en el antiguo pacto había el velo por lo cual entró el Sumo
Sacerdote. El apóstol Pablo describe eso. «Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por
medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual
estamos firmes» (Rom. 5:1-2, mí énfasis).
Por esta razón «tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios» (2 Cor. 3:4). «Porque por
medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre» (Efe. 2:18). De hecho,
nadie viene al Padre excepto por él (véase Juan 14:6). Cuando en el gran Gloria in Excelsis declaramos que
«te adoramos,» ¿dónde ocurre eso? ¿En la iglesia? Por supuesto. Pero aun más: en la verdadera presencia de
Dios y de su Hijo. Y así es, como dicen las palabras del himno, «en el banquete del Cordero que cantamos.»

2
UNIDAD VS DIVERSIDAD
(Este material fue repartido en forma de volante por la secta ‘Creciendo en gracia’, Costa Rica. Aquí transcribimos exactamente
como venía el volante.¡Que Dios les tenga misericordia!)

¿ Sabia usted que la unidad espiritual depende que viva en sanidad, prosperidad, gozo, etc.? Pablo rogaba
por que se guardara la unidad del espíritu en el vínculo de la paz, (Efe 4:3-6), por que si la unidad no
está presente, la cubierta no se agrada. Cuando alguien está en desacuerdo, o riega cizaña, rompe la
unidad y eso perjudica las finanzas, la salud. Naturalmente donde no se guarda la unidad se sufren las
consecuencias, por eso el Apóstol vela por que se guarde la unidad.
En un pacto inferior, la ley, a Moisés lo conocieron en carne y empezaron a hablar de él y dudar de
que era la voz de Dios, (Num. 12-16). De la misma manera sucede hoy día quienes dudan que Dios habla a
través del Apóstol José Luis; lo que hacen es romper la unidad del espíritu, y al igual que entonces trae
graves consecuencias para los creyentes. En aquel entonces a María le dio lepra, y hoy la lepra al que rompe
la unidad es que se turba, le va mal, viene tristeza a su vida, desaparecen las finanzas. Pablo dice que
debemos apartarnos de los que causan división y tropiezo en contra de la doctrina, es decir los que rompen
la unidad. (Rom. 16:17-19).
Pero ¿que es la unidad?, la unidad es hablar todos una misma cosa, que no haya divisiones, estar
perfectamente unidos en una misma mente y un mismo parecer, (1Cor. 1:10). La unidad no se obliga porque
es en el vínculo de la paz; pero para lograr eso hay una sola cabeza, un solo director, un solo Apóstol,
nuestro Apóstol José Luis De Jesús Miranda. La unidad es seguir una misma regla, sentir una misma cosa,
(Fil.3:16-18), y como la iglesia del Señor es una sola, un solo cuerpo, un solo, solo puede haber una cabeza
a la cual imitar. Buscar la unidad de otra forma, se hace enemigo de la cruz de Cristo.
Aunque haya muchos maestros, Dios ha engendrado la Iglesia en el evangelio, solo a través de un
Apóstol; y lo hizo así para que el creyente pueda imitar al Apóstol y a los que así se conducen y así guardar
unidad del espíritu (1 Cor.4:15-17).

(Iglesia Dios es amor)

1
TRANSFORMANDO LA VERDAD: LA APOLOGÉTICA
EN UN MUNDO POSMODERNO
por William Edgar
Vol.7, No.1

F ue educacional, si no angustioso, leer algunos periódicos universitarios inmediatamente después del


11 de Septiembre, 2001. Los estudiantes con frecuencia estaban sobresaltados por la crueldad de los
actos de terrorismo y no tenían ningún problema en llamarlos «malos». Algunos profesores, sin
embargo, tenían una perspectiva diferente. «¡No nos han escuchado!» fue su retórica. En el intercambio
vigoroso que inundó las páginas de estas publicaciones, algunos cuestionaron la conveniencia de llamar algo
bueno o malo, o correcto o incorrecto. «¡No tiene que ver con absolutos, sino con perspectiva y poder!» fue
la triste súplica.
Para efectos de discusión, asumamos que hay alguna verdad en la pretensión que somos una cultura
posmoderna. La central pretensión negativa de los posmodernistas es que debemos ser «sospechosos de las
meta-narrativas.» Esta manera inusual de expresar las cosas simplemente significa que no se puede confiar
ni en los relatos de realidad que encuadran conceptos universales ni en los sistemas ‘coherentes’ de la ética.
Dichos relatos y sistemas forman parte (por ejemplo) del cristianismo y del marxismo, pero inevitablemente,
según los posmodernistas, resultan en violencia y coerción. Y por eso, el posmodernismo reemplaza al
modernismo, que trató de fundar la vida humana en las meta-narrativas construidas humanamente – y que
fracasó bajo sus propias expectativas no realistas.
Esta pretensión posmoderna ha sido proclamada en varios sitios. Al nivel universitario significa lo
siguiente: El conocimiento no tiene que ver con la verdad sino con el poder. Michel Foucault, el fascinante y
frustrado historiador social francés, ha explicado cómo la búsqueda para el poder ha resultado en el
desarrollo de conocimiento en varias áreas. Por ejemplo, él cree que la higiene moderna no es simplemente
algo bueno por lo que debemos estar agradecidos, sino también algo con lo cual debemos ser cautelosos
porque implica que les da control sin precedente a los padres sobre los niños y a los médicos sobre sus
pacientes menos educados.
¿Cuáles pretensiones positivas hacen los posmodernistas? Ellos dicen que deberíamos reconocer que
no necesitamos grandes esquemas filosóficos para hacer algún bien. Por ejemplo, la experta en ética, Edith
Wyschogrod, quiere que abandonemos la teoría moral y simplemente actuemos como «santos
posmodernos», que simplemente sienten un «deseo excesivo» en tratar de aliviar el sufrimiento de los
demás. El equivalente común y corriente de este punto de vista se encuentra en el modelo terapéutico de
relaciones humanas: «No me ofendas – y sé sensible a mí punto de vista.» Se encuentra también en la
filosofía de Bob Pittman, el presidente fundador de MTV, quien dice que la mejor programación es «no
narrativa» y que le hace sentirse bien más que darle algún conocimiento objetivo. Desde esta perspectiva,
los estilos e identidades llegan a ser como ropa que se prueba. Si le conviene, lo guarda; si no, los botan.
¿Cómo llevamos el mensaje de Jesucristo a esta cultura? ¡No es fácil! Nuestra creencia en la verdad
objetiva y en la moral absoluta se encuentra constantemente con la acusación de terrorismo – la acusación
que estamos simplemente imponiendo nuestra perspectiva a los demás.
Por desgracia a veces esta acusación es creíble. Por ejemplo, William Meade, obispo episcopal de
Virginia antes de la Guerra Civil, les dijo a los esclavos que aun cuando no merecieron estar golpeados, eso
servía para darle gloria a Dios y les preparaba para la vida eterna. Su «meta-narrativa» – o sea, su manera de
justificar dicho tratamiento tan injusto – fue peor que la de los amigos de Job. Hoy d ía, algunos
fundamentalistas de derecha esperan un tipo de teocracia cristiana donde los incrédulos sean ciudadanos de
1
segunda clase. Esta es una razón del porque muchas personas tienen miedo de los «fundamentalistas»,
aunque apenas conozcan qué significa la palabra.
Sin embargo normalmente esta acusación de que nuestra creencia en la verdad objetiva y en los
absolutos morales es terrorista no es justa. La fe cristiana no tiene que ver con teocracia ni coerción, sino en
realidad tiene que ver con verdad y bondad. Pero ¿cómo contestamos a los que confunden el deseo de poder
y la búsqueda por la verdad?
En primer lugar, no podemos hacer mejor que seguir al apóstol Pablo. Él tenía un don dado por Dios
para encontrar la contradicción fatal en la incredulidad. Sin embargo cada vez que lo hizo, no simplemente
reveló las inconsistencias lógicas de la incredulidad, sino que también enfatizó la verdadera conciencia de la
revelación de Dios encontrada en la cultura de los incrédulos. Por ejemplo, en Atenas citó a los poetas
favoritos atenienses para mostrar que sus ídolos eran inadecuados y que a la vez conocían la verdad y la
negaban (Hechos 17:28). En una manera parecida, podemos encontrar bastante evidencia dentro del
posmodernismo de la creencia en una verdad última y un significado supremo, a pesar de sus declaraciones
contrarias. Al fin y al cabo, la etiqueta del posmodernismo que dice «Practicar actos casuales de
misericordia y actos de belleza sin sentido» no fomentan actos casuales feos ni de crueldad. La visión de
Wyschogrod es aliviar el sufrimiento, no aumentarlo. A pesar de sus declaraciones de «sentimiento» mas
que «conocimiento» en el mundo del MTV, solamente ciertos sentimientos califican. Los gurús que avisan a
los adolescentes en estos canales son fuertemente moralistas. Sus recomendaciones no son arbitrarias.
Entonces, ¿de dónde vienen estos instintos hacia bondad, belleza, compasión y moralidad?
Las Escrituras nos informan que estos instintos vienen del sentido de deidad que todos los seres
humanos poseemos, no importa el esfuerzo de algunos para suprimirlo (véase Rom. 1:19-22). Si usted
insiste que debo ser sensible e inofensivo, entonces usted debe observar lo mismo con base en sus propias
reglas, y debe ser ‘sensible’ a la voz de Dios dentro de usted mismo (véase Rom. 2:1-4, 14, 16). Esta
estrategia apologética no es simplemente una hábil táctica para destruir la cosmovisión de un contrario. Mas
bien, es atrayente a la conciencia de los que tratan de vivir dentro del mundo fabricado e inconsistente de la
terapia posmoderna. Esta estrategia reconoce la realidad insistente de la revelación divina.
El segundo paso es aun más difícil. Es presentar el evangelio en una manera que utiliza la
persuasión, no la coerción (véase 2 Cor. 5:11-21). Este es el evangelio integral de transformación (véase 2
Cor. 3:17-18). Al darnos cuenta de que Jesucristo asumió la culpabilidad, el dolor y la miseria de la
condición humana, y cuando venimos a él en arrepentimiento y fe, podemos reconocer el fracaso de muchas
de las declaraciones posmodernas. Es importante reconocer que el conocimiento puede tener una relación
con el poder. Pero considerada como algo aislado, esta declaración es reduccionista. El conocimiento
también tiene que ver con la verdad. De hecho, si los posmodernistas son correctos cuando dicen que el
conocimiento tiene que ver con el poder, entonces ellos mismos han descubierto una verdad. El apologista
cristiano suplica que centremos el conocimiento en la verdad de Dios y en la gloria de Dios más bien que en
el poder humano. Nosotros reconocemos que nuestra única esperanza se encuentra en la debilidad y
«locura» de la sabiduría de Dios que revela la mentira en las pretensiones arrogantes del mundo (véase 1
Cor. 1:21-25). Creer en Cristo es abandonar el cinismo, el escéptismo y la desesperación, y comenzar de
nuevo, no en una manera casual ni con sensibilidad, sino sobre la Roca – Cristo crucificado y resucitado.
Creer en Cristo es abandonar el modernismo. La fe absoluta de los modernistas en la razón humana
no es más amiga al evangelio que el rechazo posmodernista de la razón. La revelación divina no es una
meta-narrativa cruel y fría sino una verdad calurosa y suficiente, una verdad por la que podemos vivir, una
verdad en que podemos confiar, una verdad que transforma (véase 2 Ped. 1:2-4).

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