Enseñanza de La Escritura en Educación Superior Navarro 2017
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Enseñanza de La Escritura en Educación Superior Navarro 2017
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Federico Navarro
Universidad de O'Higgins
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LENGUAS
N.º 50
MODERNAS
N.º 50
SEGUNDO SEMESTRE 2017
LENGUAS MODERNAS
Volumen monográfico
Enseñanza de la escritura en educación superior:
el rol de la lectura y la escritura en la inclusión,
equidad y calidad educativas
Editor invitado: Federico Navarro
UNIVERSIDAD DE CHILE
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y HUMANIDADES
DEPARTAMENTO DE LINGÜÍSTICA
LENGUAS
MODERNAS
N.º 50
Segundo semestre 2017
Volumen monográfico
Enseñanza de la escritura en educación superior:
el rol de la lectura y la escritura en la inclusión,
equidad y calidad educativas
Editor invitado: Federico Navarro
UNIVERSIDAD DE CHILE
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y HUMANIDADES
DEPARTAMENTO DE LINGÜÍSTICA
U N I V E R S I D A D D E C H I L E
Rector
Ennio Vivaldi Véjar
Decana
María Eugenia Góngora
DEPARTAMENTO DE LINGÜÍSTICA
Director
Guillermo Soto
LENGUAS MODERNAS
Director
Hiram Vivanco
Secretaria de Redacción
Ximena Tabilo
Editor invitado
Federico Navarro
Comité Editorial
Ana María Burdach (Universidad de Chile)
Miguel Ángel Farías (Universidad de Santiago, Chile)
Luisa Granato (Universidad Nacional de La Plata, Argentina)
Daniel Muñoz (Universidad de Chile)
Héctor Ortiz-Lira (Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, Chile)
Abelardo San Martín (Universidad de Chile)
Guillermo Soto (Universidad de Chile)
Comité Científico Asesor
Pedro Benítez Pérez (Universidad de Alcalá, España, e Instituto Cervantes
de São Paulo, Brasil)
Douglas Biber (Northern Arizona University, Estados Unidos de Norteamérica)
Carmen Luisa Domínguez (Universidad de Los Andes-Mérida, Venezuela)
Clare Furneaux (Universidad de Reading, Reino Unido)
César Hernández (Universidad de Valladolid, España)
Glyn Hughes (University of Jyväskylä, Finlandia)
Joseph Hung (The Chinese University of Hong Kong)
Marta Shiro (Universidad Central de Venezuela)
Margit Thir (Universidad de Viena, Austria)
Teun van Dijk (Universitat Pompeu Fabra, España)
René Venegas (Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile)
Lenguas Modernas es una revista arbitrada de periodicidad bianual que publica
trabajos originales en las áreas de adquisición y desarrollo de la lengua materna,
adquisición y aprendizaje de segundas lenguas y de lenguas extranjeras, lenguaje
y cognición, y análisis del discurso. Las colaboraciones pueden dar cuenta de
los hallazgos provenientes de la experimentación, la observación o el análisis en
estas áreas y de teorías que fundamenten los estudios en los respectivos campos.
Asimismo, las contribuciones pueden informar del estado del conocimiento en
los ámbitos mencionados o estar centradas en propuestas que, por su generalidad,
puedan aportar a una aproximación transdisciplinaria a las cuestiones en estudio.
Lenguas Modernas invita a someter los manuscritos al Comité Editorial, según las
especificaciones consignadas en las últimas páginas.
Lenguas Modernas é uma revista de periodicidade semestral que publica trabalhos originais
nas áreas de aquisição e desenvolvimento da língua materna, aquisição e aprendizagem
de segundas línguas e de línguas estrangeiras, linguagem e cognição, e análise do
discurso. As colaborações podem apresentar resultados das descobertas originadas de
experimentações, observações ou de análises destas áreas e das teorias que fundamentam
os estudos dos respectivos campos. Da mesma forma, as contribuições podem informar
o nível de conhecimento nos ámbitos mencionados ou estar direcionadas às propostas
que, por sua generalidade, possam contribuir com a aproximação transdisciplinária das
questões em estudo.
Lenguas Modernas é publicado pelo Departamento de Lingüística na Facultade de
Filosofia e Ciências Humanas da Universidade do Chile. A Facultade de Filosofia e
Ciências Humanas foi fundada em 14 de novembro de 1842.
Lenguas Modernas convida a submissão de manuscritos ao Comitê Editorial, segundo as
especificações escritas nas últimas páginas.
Índice
A rtículos
Federico Navarro
Estudios latinoamericanos de la escritura en educación superior
y contextos profesionales: hacia la configuración
de un campo disciplinar propio.......................................................................9
Carolina Guzmán-Valenzuela
Tendencias globales en educación superior y su impacto
en América Latina: desafíos pendientes........................................................15
Charles Bazerman
Equity Means Having Full Voice in the Conversation...................................33
Teresa Oteíza
Escritura en la historia: potencial de los recursos lingüísticos
interpersonales e ideacionales para la construcción de la evidencia..............191
Lenguas Modernas 50 (Segundo Semestre 2017), 9 - 14
Universidad de Chile
Carolina Guzmán-Valenzuela*
Centro de Investigación Avanzada en Educación, Universidad de Chile
Abstract: Massification is one of the global trends in higher education with more
impact on the Latin American region. It has promoted discussion around the public/
private divide in the provision of higher education, the role of the state and students
in financing higher education studies, issues regarding quality, and challenges about
how to teach students with diverse backgrounds. Also, stratification in access as well
as across institutions has been under scrutiny and has prompted the implementation
of policies and strategies. This article examines the main features of higher education
institutions in Latin America and critically addresses these issues. The article ends
with reflections about the relevance of implementing policies and institutional
strategies to correct the inequity of the higher education systems in the region and
to allow every student to develop basic skills in order to learn in a holistic way.
Introducción
En cuanto al producto interior bruto (PIB), los países más ricos son Uruguay (15.573
dólares per cápita), Chile (13.416 dólares per cápita) y Argentina (13.431 dólares per
cápita) (World Bank, 2015). Latinoamérica es también una de las regiones con uno de
los mayores índices de desigualdad (medido a través del coeficiente de GINI) junto a
África; Honduras, Colombia, Brasil, Panamá y Chile son los países con un coeficiente
de GINI más alto (50,6; 53,5; 51,5; 50,7 (World Bank, 2014) y 50,5 (World Bank,
2013), respectivamente).
Actualmente, existen más de 8.000 instituciones de educación superior en AL
de las cuales unas 3.000 aproximadamente son universidades, y de estas unas 2.000
son universidades privadas, lo cual da cuenta de un alto grado de privatización en el
sector universitario. Las universidades más antiguas de la región datan del período
colonial (fundadas entre los siglos XVI y XIX) y fueron creadas por la corona
española y portuguesa en estrecha colaboración con la iglesia católica (Arocena &
Sutz, 2005; Levy, 1986). El número de instituciones de educación superior en AL ha
aumentado dramáticamente en las últimas décadas para dar respuesta a la demanda
educativa. Por ejemplo, en Brasil, entre el 2004 y el 2011 se han creado cerca de 60
nuevas universidades (estatales y privadas); en Chile, a partir de los años 80 hubo
un aumento explosivo de universidades privadas (en la actualidad, existen más de 40
universidades privadas); en Paraguay se aumentó de una a 8 universidades estatales
entre 1993 y 2013; y en Perú, junto con el aumento de instituciones privadas, también
se han creado 21 nuevas instituciones públicas (CINDA, 2015).
Los datos aportados por el Banco Mundial también muestran que existe un
rápido crecimiento del sector en términos de estudiantes matriculados en el sistema,
de ambos sexos (World Bank, 2010-2014). Esta tendencia es liderada por Chile,
Argentina y Puerto Rico. En algunos países como Cuba, Uruguay y Bolivia existe
un predominio de matrículas en universidades públicas; en países como Honduras,
Costa Rica, El Salvador, Nicaragua, Perú y Brasil más del 60% está matriculado en
universidades privadas; mientras que en Chile y Paraguay más del 80% de estudiantes
está matriculado en este tipo de instituciones (CINDA, 2015). En cuanto al gasto
gubernamental por estudiante (como porcentaje del PIB per cápita), los gobiernos de
México y Brasil son los que más inyectan recursos al sector: 37,3% (World Bank, 2011)
y 28,5% (World Bank, 2012), respectivamente. En el extremo opuesto se encuentran
El Salvador (11,2%) (World Bank, 2011), Chile (15%) y Argentina (15,4%) (World
Bank, 2012).
Ahora bien, ¿qué explica este exponencial aumento en el acceso a educación
superior y con ello del número de instituciones (públicas y/o privadas) de este nivel
educativo?
Existe abundante literatura que hace referencia a los fines de la educación superior.
Diversos autores, por ejemplo, apuntan al rol público de la educación superior
(Guzmán-Valenzuela, 2016a; Barnett, 2015; Marginson, 2014, 2012, 2011). Marginson
(2014, 2012, 2011), por ejemplo, distingue entre bienes públicos (plural) y bien público
(singular). Los bienes públicos son aquellos bienes y servicios que son producidos y
que están disponibles para todos/as sin distinción, rivalidad (en el sentido de que su
uso no reduce su disponibilidad para otras personas), ni exclusividad (no involucran
un costo adicional para aquel que lo consume o usa) (Holcombe, 1997; Samuelson,
1954). En cambio, el bien público (singular) hace referencia más bien a actividades
y beneficios colectivos y/o recursos cuyo uso es asequible para todos/as (Marginson,
2011).
Al analizar la educación superior como bien público para el bien público surge
una serie de distinciones que no permiten aplicar estas definiciones y sus criterios de
manera absoluta en todos los casos (Guzmán-Valenzuela, 2016a). Así, por ejemplo,
si la educación superior en sí misma es concebida como un bien público (singular),
al aplicar los criterios de disponibilidad para todos, sin distinción, rivalidad y
exclusividad, entonces la educación superior debiera estar disponible para todos, sin
selección y de manera gratuita. Sin embargo, sólo un grupo muy pequeño de sistemas
de educación superior satisfacen estos criterios (por ejemplo, Argentina y Cuba en
Latinoamérica). Por otro lado, si se considera la tradicional tarea de producción de
conocimiento científico por parte de la universidad, nuevamente aparecen ciertas
dificultades para aplicar estos criterios. Así, por ejemplo, el conocimiento producido
tendría que ser gratuito y estar disponible para todos/as sin distinción, cuestión que
no sucede en la mayoría de los casos; por ejemplo, al tener que pagar para poder
acceder a conocimiento protegido por derechos de autor, o bien, al tener que contar
previamente con cierto conocimiento especializado para poder acceder y entender un
nuevo conocimiento (Kauppinen, 2014).
Si la educación superior es concebida como un bien para el bien público (singular),
también surgen ciertas distinciones que son problemáticas. Por ejemplo, nadie dudaría
de que los avances en medicina o en ingeniería contribuyen a salvar vidas, a mejorar
la calidad de estas o a resolver problemas. Sin embargo, el acceso a estos beneficios
puede estar restringidos a ciertos grupos de poder (económico, político y/o social),
o bien, el conocimiento científico o ciertos servicios profesionales pudieran ser
concebidos como bienes a transar en el mercado que son adquiridos sólo por aquellos
que pueden pagar por ellos (Kauppinen, 2014; Slaughter & Rhoades, 2004). Y es aquí
Carolina Guzmán-Valenzuela / Tendencias globales en educación superior y su impacto en América Latina:
desafíos pendientes 19
cuando surge cierta polémica acerca de quiénes producen bienes públicos y con qué
fines (comerciales o políticos, por ejemplo) (Calhoun, 2006).
Según Clark (1960), cuando el ingreso al sistema educativo superior aumenta, sólo un
grupo reducido de estudiantes accede a universidades de elite mientras la gran mayoría
ingresa a universidades menos selectivas. Lo anterior ha dado lugar a la discusión en
torno a prestigio y calidad educativa.
22 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
una discusión de fondo acerca de la calidad del sistema que ya era discutida por Clark
(1960) en los años 60: ¿Aquellos que acceden a universidades más selectivas pueden
beneficiarse de una educación de mayor calidad educativa que aquellos/as que van a
universidades menos selectivas?
Debido a la tensión entre masificación y calidad educativa, se han implementado
políticas educativas cuyo foco es evaluar y acreditar dicha calidad. Así, al menos en
LA, desde los años 90, se han llevado a cabo reformas para evaluar y regular la calidad
educativa de las instituciones de educación superior (Villanueva, 2010; Acosta Silva,
2002) ya sea a través del establecimiento de agencias de acreditación (casos de Chile,
El Salvador y Colombia, por ejemplo) o a través de sistemas de evaluación de calidad
(casos de Argentina, Brasil, México, Costa Rica y Cuba, entre otros). La mayoría
de estos sistemas se han centrado en el nivel de pregrado y, en la actualidad, se está
dando mayor visibilidad a la evaluación de programas de postgrado así como de la
institución en general. Ahora bien, estos sistemas están lejos de ser perfectos pues la
calidad educativa constituye un proceso complejo que incluye numerosas variables
no siempre fáciles de evaluar. Como consecuencia, la medición de calidad en el nivel
terciario ha tendido a basarse en indicadores duros relativos a la infraestructura y
facilidades en los campus, dotación de académicos y productividad académica, número
de titulados e inserción laboral, entre otros. Sin embargo, queda trabajo por hacer
en cuestiones relativas a cómo se enseña en las instituciones de educación superior
y cómo promover un aprendizaje profundo, así como desarrollar instrumentos que
recojan las valoraciones que realizan los estudiantes de su experiencia académica.
A modo de conclusión
& Rubi, 2014) así como de programas que brinden a los estudiantes apoyo académico,
especialmente en los primeros años. Es en este contexto en donde el desarrollo de
habilidades para la escritura y la lectura de estudiantes menos aventajados en términos
socio-económicos resulta crucial. Los procesos de lectura y escritura están a la base
de los procesos de enseñanza-aprendizaje pues es a través de estos que los estudiantes
pueden comprender y consolidar el conocimiento disciplinar y demostrar que lo han
asimilado (Hyland, 2013). Consecuentemente, el debate público debe poner más
atención a la necesidad de desarrollar estos procesos básicos y, desde ahí, implementar
políticas educativas e institucionales que permitan a los estudiantes desarrollar todas
sus capacidades profesionales y disciplinares así como su pensamiento crítico. Lo
anterior adquiere especial relevancia si se quiere hacer frente a la inequidad que
muestra el sistema de educación superior en Latinoamérica.
Agradecimientos
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32 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
Bases de datos
Charles Bazerman*
University of California Santa Barbara
Abstract: Higher education reforms and inclusion policies open the door to many
new talented students previously unable to enter traditional research universities.
However, these new students need academic support, particularly in reading and
writing to meet the new expectations and cultures of higher education. Academic
reading and writing are challenges even for the best prepared students: the language
and textual forms of academic disciplines are unfamiliar and highly specialized--
building new relationships between the participants and new approaches to academic
subjects. Students should be able to synthesize and evaluate information and ideas
from multiple sources and generate their own conclusions within the theoretical
frameworks and disciplinary practices of their areas, representing data, evidence
and knowledge appropriately and establishing meaningful links with the relevant
literature. In fact, students, both new and traditional, would gain from support in
building such skills. Such support increases retention, completion of studies and
professional success for both types of students.
Introduction
Higher Education reforms and inclusion policies have opened the door to many
new talented students who previously did not have access to traditional research
universities. These initiatives are to be applauded. They lead down the path of social
justice and hold the promise of increasing the diversity and strength of the talent that
will lead the nations’ democracies and economies in the challenging years to come.
Further, the presence in the university of students from all backgrounds enriches the
experience for all students and their understanding of the complexity of their societies
and nations. But the open door can easily become a revolving door if students do not
get the needed academic support. That support must go beyond success in secondary
education to help students orient to the new expectations and cultures of higher
education. The support needed by new students may also be discovered to be of great
value for traditional students, improving their university success as well. This essay
will explore more specifically the value that supports for academic writing may have
in Latin American countries, as they have had in the U.S.
Students who gain entry to top universities are among the most talented, energetic, and
disciplined students in their countries. This is true whether the students come through
traditional channels of economic advantage, top schools and highest test scores or
they have overcome many challenges of class, education, and limited opportunity to
be still recognized as having great potential. In some ways, nontraditional students
who come from less economic advantage, who have had fewer educational resources,
whose school experiences have not prepared them for university challenges, and who
have cultures, perspectives, and affiliations different from traditional students, may
bring advantages of character, commitment, and motivation that could bring even
greater academic success than those who have had fewer obstacles to overcome. The
nontraditional students understand well the opportunities being offered to them, and
they have had the grit, discipline, and resilience to keep focused on academic success,
despite obstacles and struggles.
Nonetheless, the nontraditional students may be at risk because they may not have
the specific academic preparation of others, may not have the confidence to assert their
own voices, may not have families who can give them guidance in the academic life,
Charles Bazerman / Equity Means Having Full Voice in the conversation 35
and may not feel fully part of university and academic life. Yet given the right support
and guidance they can succeed as well as or better than the other students. In either
case, traditional or non-traditional, failure to complete the university and to gain the
most from the experience is a loss both for the individual student, who will carry the
awareness and consequences of the lack of degree throughout life, and for the nation
which will not have the full use of a talent gone astray. These students are potentials
to be nurtured and supported rather than to be cast aside because they struggled with
difficult-to-overcome obstacles.
Let me switch the metaphor. New policies and programs and expanding Higher
Education Systems (see Navarro, 2017) are inviting people to the table who never
received an invitation before. Will those newly invited stay to the end of the meal?
Will they get the full benefit? Will they thrive, engage, and develop in mind and spirit
in the rich discussion that will carry on long after the dishes vanish, and will they
carry that development into their lives after?
Imagine you were invited to an exclusive restaurant and the hosts, seeing you were
new, first put you at the children’s table until they were convinced you could act like
a proper guest. And then imagine you could not understand the menu. Or the exotic
dishes were unfamiliar to you, so you couldn’t be sure what you were ordering or
whether you would enjoy it. Or you could not pronounce your requests in a way that
the waiter would understand or that would lead the waiter to treat you with the respect
and pleasantness given to other customers. And then you were handed chopsticks
which you did not know how to use or you were given five forks that left you anxious
about which to use when.
Assume you did not make excuses and did not run off in embarrassment or
frustration before the meal was finished. Assume you could figure out the puzzles
of ordering and eating, overcome anxiety about choices and how you appear, and
endure the social judgment of others. Even if you survived all these, emotions may
detract from what you take away from the meal and decrease your chance of hanging
around for the talk, returning another day, or following up on the connections you
made. What you experience, remember, and learn may be discomfort, lack of fitting
in, and perhaps survival skills.
I have taken this metaphor a bit far, but I want to make graphic that the real value of
an invitation is in the experience that you have once you enter, the experience that
will determine whether you persist in the opportunity and what you will take from it.
Much of a successful experience in the university depends on a student’s ability to
write. Writing is a central means for students to express themselves and interact within
the university. Writing is a means for students to develop their thinking and critical
reasoning. Writing is also the means by which much of student work and learning
will be evaluated. If students do not have the means to communicate successfully in
writing in the university their experience will be painful and unfortunate. Without
36 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
support for writing an invitation to the university will be likely an invitation to failure.
Since writing is a key skill in expressing ideas, building critical thought, developing
reasoning and intellect, and communicating intelligently with others, I will in this
essay focus on the kinds of writing programs that we have found to support student
success in the particular contexts of U.S. universities. Latin American universities in
their desire to support success of students must, of course, design programs that fit
the context of their programs, academic cultures, and students, but they may find the
U.S. experience informative.
I have devoted my career to supporting student success through writing
development, starting with teaching basic writing to nontraditional students in the
early years of open-admissions in the City University of New York. I gradually came
to understand how their writing challenges are embedded within academic practices,
disciplinarity, and ultimately the evolution of societies that have made literacy
the hidden infrastructure of communication, thought, social memory, and social
organization. In my research and pedagogy I have come to see how writing gives all
people voice in the literate world. Limits on our ability to write limit our ability to
engage with and represent our interests in the institutions of modernity.
It has turned out that what is a challenge and opportunity for nontraditional students
is also a challenge and opportunity for all students. Writing takes a lifetime to learn.
Writing is endlessly complex and one never stops learning, particularly as we enter into
the highly specialized communicative worlds of academic disciplines and professions.
So the extra benefit in building programs to support nontraditional students in their
academic journey is that we learn to support all students. As we discover what kinds of
support help our new students benefit most from their education, we also discover the
kinds of supports that may help all students, who may have been getting by but not yet
understanding how to enjoy and engage deeply with the experience. This is precisely
what we have been discovering in writing programs in the US over the last fifty years,
as we have developed many models of courses and student supports, designed for
the specific circumstances of each university and described in the extensive literature
within composition studies.
Some quantitative, statistically significant studies have specifically shown that well-
designed writing supports for students provide demonstrable benefit on such measures
as persistence, retention, grades, and graduation. These numbers miss the depth and
reality of the experience, but they do show in institutional terms that writing programs
pay off and are worth the investment. The studies also offer some guidance on how
support should be organized. These studies all come from the U.S. context where a
required first year writing courses have been a standard expectation at most universities
for well over a century. This writing course of one or two terms is typically located
within general education requirements for the first two university years, before students
are required to commit to a major. Through general education requirements students are
Charles Bazerman / Equity Means Having Full Voice in the conversation 37
introduced to a wide variety or disciplines and ways of looking at the world. Writing
courses typically require extensive writing of essays, often on academic topics, usually
involving student development of their own ideas and arguments. There is now also
usually an attention to writing process and peer feedback. Also common are additional
courses for students who are identified as less prepared than the entering norm and
need additional instruction. Whether such a model of first year courses for all with
additional work for selected students is structurally, financially, and institutionally
viable in other countries or whether supports should be offered through other means,
these studies show the value of well-designed supports. The experience elsewhere
can help policy makers think through what might be appropriate in each local context.
Producing quantitative evidence of the success of writing courses is tricky because
every writing program is different, along with every university and every student
population. In fact, an important principle of writing program design is that writing
programs need to fit local circumstances and cultures. Additionally, many variables
influence student success and retention, and complexity of variables only increases
if you want to look at consequences several years later such as graduation or career
success. Third, finding controls or comparisons is difficult as programs are usually
campus-wide and student populations in the different course sequences are not
comparable because of the characteristics that initially determine how students are
placed in different courses. Comparisons across campuses bring in many too many
variables to consider one as a control or comparison for the other. Finally, causality
is, as always, a challenge to prove, though correlations can be quite suggestive.
Given these difficulties, I have searched for the clearest statistically significant
studies that directly indicate the value of writing courses for university success.
Separately they each establish important elements about the value of writing or
writing instruction; together they make the argument that writing skill is important
to college success, well-designed writing instruction can improve writing skills, and
attention to writing in subject area courses can foster deep learning. In total, these
studies indicate attention to writing, in whatever form best fits the context, aids student
success and learning.
The most general study I could locate examined student records at a small university
using Association Rule Mining, a technique to see what factors or patterns predict
others to identify what experiences predict success. This study finds that success at the
initial writing course is strongly predictive of graduation within six years-and success
at this course is about equal in importance to success in courses in the major. They
found that only 17% students earning a C- or less in first year writing (below basic
pass) eventually graduated compared to 53% who earned C or above. Repeating the
course did not improve the odds greatly. This correlation between doing poorly in the
writing course with graduation was about the same as for failing a course related to
the student’s major. That is, not being able to write well was as serious a difficulty as
38 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
not doing well in one’s chosen subject. While this study does not directly show the
success was the result of the course or of students’ previous skills that determined
success in the course, the course seemed to provide practice and evaluation of the skills
and experience that students needed to succeed at the university. Further a cluster of
courses consisting of first-year library science, first-year public speaking, and First
Year Writing predicted retention more than any other general education courses,
with First Year Writing being the most influential component (Garrett, Bridgewater
& Feinstein, 2017).
The implication of this for Latin American universities is clear: even without a full-
scale General Education curriculum, the most significant components for retention and
persistence to graduation, namely writing and other communication and information
courses, can be added within careers.
Other studies have shown retention improvement for specific programs designed
for the needs of students within particular institutions. These studies provide more
direct evidence that success is due to the course and not students’ prior skills. Two
such programs shown to be of value in appropriate contexts are the CLASP model at
Washington State University which combines faculty development with a curriculum
that focuses on critical pedagogy (Buyserie, Plemons, & Freitag Ericsson, 2017) and
the Accelerated Learning Program (Cho et al., 2012) which has proved effective in
Baltimore County Community College and has been replicated in other two and four
year colleges. The Accelerated Learning Program integrates students into university
level work and presents challenges for critical thought from the beginning.
One of the most detailed series of studies of the value of a well-designed writing
program comes from Arizona State University, examining the impact of a redesign of
the writing course sequence for students who are identified as needing extra support.
Prior to the redesign such identified students had to take a no-credit remedial, pre-
university level course. Both before and after the redesign all students at the university
had to take a 2-term sequence English 101 & 102, typically completed in the first
year or as early as possible for those needing remedial courses. After the redesign, the
remedial no-credit course was eliminated and the students identified as needing more
work were placed in a two-term version of 101 (designated WAC [Writing Across the
Curriculum] 101 followed by English 101), but stretched out and with smaller class
size. This sequence relied on the theory that these students were ready for university
work, but that they needed more time and personal support to do the work. Integration
into college level work was hypothesized to be more effective in advancing writing
skills than holding students in preliminary courses. It was a simple concept and a
simple change, that the key thing to be worked on was university writing rather than
a more generic writing, repeating high school skills.
In the first year after this program was instituted in 1994, 23 percent more passed
the first stretch term WAC 101 than the remedial course, 20 percent more went on to
Charles Bazerman / Equity Means Having Full Voice in the conversation 39
take English 101, and 30 percent more passed English 101, with a 92 percent pass
rate. So the stretch course was clearly an improvement and the concept of integration
into university work seemed correct. Further, the stretch-course students seemed to be
more engaged than even the traditional students who were not required to take extra
work, as indicated by the retention rate for the two term sequence fall to winter, which
was 81.8 percent, 15 points higher to students placed directly in regular sections of
101 who continued to 102 the next term at 66.2 percent rate (Glau, 1996: 83). Results
for Spring to Fall version and Summer to Fall versions of the stretch course were not
as successful, suggesting momentum and continuity in integration into the university
may be an issue.
A ten year follow-up which included data for all the intervening years confirmed the
value of the stretch course and indicated that the students who passed through it were
even more successful than the non-designated students who took only the traditional
101-102 sequence. It turns out at the end of 101, students in the stretch versions had
higher pass rates than students in the traditional one term version (Glau, 2007: 38).
Not only that, the stretch students got as good or better grades than the non-designated
students in the follow-up course 102, where they were mixed together. Persistence
across terms was also better for the stretch students (p. 42). These trends also held
when looking only at the subgroup of students from underrepresented minorities (pp.
40-41). The lesson from this set of studies is that not only are appropriately designed
writing courses useful in improving student writing for students with weaker skills,
but that with appropriate support students entering with weaker skills could surpass
their peers who enter with stronger skills.
A follow up study looking at Second Language Students taking an ESL version of
the stretch course found even greater persistence than for the Native English Speaking
(NES) stretch students (Snyder, 2017). The cohort of ESL stretch students beginning
in Fall 2012 passed at a 93% rate compared to the 89% pass rate of the students
in NES stretch course. Of those passing 97% of the ESL students registered in the
second course of their sequence and of those 96% passed, compared to 88% of the
NES students registering and 91% passing. Then in the final course, 74% of the ESL
students who had completed the stretch sequence enrolled and 97% of those passed,
compared to 64% of the NES students who had completed the stretch sequence and
85% passing. The pass rates of the NES speakers coming out of the stretch sequence
were almost as good as those of the traditional students who did not take the stretch
sequence, and the ESL students taking the stretch sequence exceeded both the NES
stretch students and the traditional students.
Overall, these studies confirm that at-risk students with proper support can become
highly successful and well-designed programs that meet the needs of particular
populations have positive effects on persistence, retention, and even grades in
consequent courses. The Garrett, Bridgewater and Feinstein study further indicates
that writing skills are important not only in further writing courses but in success
in completing majors, so improvements in writing skills resulting from appropriate
writing courses can be linked to university success. These studies also indicate that the
40 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
students who come through these programs can match or even exceed better-prepared
students who take only the traditional sequence. These findings suggest these special
programs may offer something that even more typically prepared students can use.
These constructs, after some adjustment were confirmed by the survey, and then
found to correlate with already established constructs of deep learning (taken from
Nelson Laird, Shoup, & Kuh, 2006), measured as follows:
• Higher-Order Learning is measured by four questions about how much
students say their course work emphasizes analyzing experiences and theories,
synthesizing concepts and experiences into more complex relationships, making
judgments about the value of information, and applying learned concepts to
practical problems.
• Integrative Learning survey items measure the student’s engagement in
combining ideas from various sources, such as including diverse perspectives
in course work, using ideas from different courses in assignments or class
discussions, and discussing course concepts with either faculty members or
others outside of class.
Reflective Learning is measured by three questions that center on the student’s
self-examination of views on a topic, understanding the perspectives of others,
and learning that changes the way the student understands an issue (Anderson
et al.: 211).
The correlations of constructs of writing with the constructs of deep learning ranged
from 0.19 to 0.42. These correlations were stronger than those between constructs of
deep learning and amount of writing, which ranged from about 0.11 to 0.27. Further
it was found that these three constructs of effective writing instruction correlated with
student perceptions of learning and development. Students perceived that they were
learning and developing more through experiencing these best practices, but did not
perceive the same gains just from the amount of writing assigned.
While these data do not indicate actual learning, nor actual outcomes, they
do indicate that writing assigned and carried out across the curriculum within
best assignment practices were perceived by students to be associated with deep
learning and development. Since such perceptions are indicators of engagement, and
engagement has been shown to correlate with a variety of academic success outcomes
(Kuh, 2008), these findings suggest that engagement in writing tasks is important to
learning and academic success.
These findings from NSSE argue for attention to improving the quality and quantity
of meaningful writing experiences across the curriculum, which would entail greater
engagement and forethought of disciplinary faculty in assigning, supporting, and
responding to writing assignments. In conjunction with the findings reported earlier
in this essay, they argue for well designed locally appropriate writing instruction and
support, that writing be integrated into actual university level work, and that writing
assignments in subject courses that follow best practices aid learning. That is, these
findings indicate the educational value of a Writing Across the Curriculum approach
that works with the faculty in the various subject areas to provide better assignments
and supports that foster deep learning.
42 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
What would such a Writing Across the Curriculum orientation look like within Latin
American higher education, and in particular among the most demanding public and
private universities? That ultimately is something that is best left to local knowledge
and wisdom of local educators about the nature of students, institutions and majors. The
expanding set of writing studies with the Latin American context provide important
starting points (for overviews of that work see Avila, 2017: Navarro et al, 2016;
and Tapia Ladino et al, 2016). Nonetheless, based on my own research, experience
and pedagogy, as well as the consensus of national panels of writing teachers and
researchers, I can make a few general comments about writing development and the
challenges faced by students.
First students to develop as writers need a variety of meaningful and motivated
experiences, opportunities to practice writing in a variety of specific settings, and
understanding the value of carrying out those tasks (Bazerman et al., 2017; Adler-
Kassner & Wardle, 2015). That is, students, in fact all writers, grow in their capacity
to write by being engaged in writing tasks they find interesting, challenging and
useful, resulting in valued accomplishments. Each experience then builds capacity
for each new one.
Further if the goal is improvement of academic writing, the settings need to be
specifically academic, and the most motivating rewards are those of learning and
intellectual discovery. So while brief periods of directed instruction and support (within
writing sequences) are useful, these must be seen and experienced substantively as
moving students into the identities and worlds of knowledge and thought students
aspire to. Further these experiences must provide the opportunity for students to
assert their own thoughts, meanings, and conclusions into the disciplinary space,
solving puzzles they have taken ownership of and asserting themselves as legitimate
participants.
Within the university curriculum we have some control of the sequencing of these
writing experiences, and within the careers or majors chosen by students we already
have a framework of experiences and affiliations that can drive engagement. The
majors or careers identify where students have already been successful, where they
want to go, and what they want to become. Insofar as students see writing as part
of achieving those directions and goals, they are predisposed to solve problems and
engage in communicative tasks.
What are the specific kinds of challenges students face in academic writing and the
problems they must solve to produce successful academic work? University reading
and writing present challenges for even the best-prepared students. The language and
textual forms of academic disciplines are unfamiliar and specialized, but even more
disciplinary communications establish different relationships among the participants
and different stances towards the subject matters. To understand disciplinary texts and
to be able to produce them, students must develop new ways of thinking and new ways
of looking at the world. Merely repeating received knowledge using phrasing from
Charles Bazerman / Equity Means Having Full Voice in the conversation 43
textbooks leads at best to limited understanding and poor performance and does not
ask students to develop a sense of competence, performance, and autonomous thought.
Students must be able to synthesize the ideas and information from multiple sources
and come to their own conclusions; they must be able to evaluate points of views and
biases of sources; they must weigh the claims of their sources against evidence they
themselves learn to collect; they must come to argue for their original claims. Students
must do all these things within the disciplinary practices and theoretical frameworks
of their chosen fields-representing data, evidence, and knowledge appropriately and
drawing meaningfully from relevant literatures. They must recognize and care about
the stakes in disciplinary discussions and develop confident positions to speak from.
If they fail to carry out these transformations of knowledge they will remain alienated
from the academic work and academic ways of reasoning. They will see academic work
as artificial, not meaningful, and done only under duress for grades. They may even
develop more negative beliefs about academic work. In short, students must develop
and commit to professional or academic identities that give them positions from
which to participate whole-heartedly within the work of their careers, citizenship, and
communities. It is a long journey to emerge from beneath dominant authoritative texts
in order to assert active, engaged, confident, and competent voices in the discussions
of their professions.
To guide curriculum development in the U.S. to prepare students for this kind of
disciplinary engagement and academic success a consortium of the major teaching of
writing organizations-the Council of Writing Program Administrators, the National
Writing Project, and the National Council of the Teachers of English (which includes
the Conference on College Composition and Communication) have developed a
set of outcomes for first year writing courses <http://wpacouncil.org/positions/
outcomes.html>. In additional to the traditional understanding of conventions, this
statement of outcomes has three other major categories that coincide with the kinds
of development we have been discussing: Rhetorical Knowledge; Critical Thinking,
Reading, and Composing; and Processes. These outcomes may prove useful as
heuristics for considering the goals of programs elsewhere that would fit local needs
in Latin American countries.
Other potentially useful resources are available at the Writing Across the
Curriculum website <htttp://wac.colostate.edu>. These include pedagogic and program
development materials that illustrate and provide alternatives for both first year courses
and writing across the curriculum materials, including Reference Guides in Rhetoric
and Composition and Landmark Publications in Writing Studies.
Support in both the first year courses and the more advanced subject courses
within majors has been useful for all students, non-traditional and traditional within
U.S. settings. This support goes beyond the kinds of preparation students are likely to
achieve in even the best of secondary school experiences, and requires the atmosphere,
motives, and culture of higher education to be meaningfully realized for students.
Such support has increased retention, completion, and success for all students in the
U.S. and may be of some use in other Latin contexts. The challenge now facing Latin
American universities is to design and implement appropriate support in ways that
44 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
fit local institutional structures, the societies they are part of, and the characteristics
and motivations of the students. I look forward to the solutions that Latin American
academics will find.
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Lenguas Modernas 50 (Segundo Semestre 2017), 47 - 72
Universidad de Chile
Resumen: En este artículo se abordan los principios teóricos que han guiado el
diseño de programas de escritura y las estrategias seguidas para su implementación,
procurando en esta instancia una generalización que los vuelva aplicables a
diferentes contextos institucionales y geográficos. Con este criterio, se desarrollan
posicionamientos teóricos acerca de diversas cuestiones relevantes: el o los
objetos de enseñanza de un programa de lectura y escritura; la metodología para
lograr un aprendizaje efectivo y el rol del docente en ese trabajo; los equipos de
profesionales docentes a quienes asignar esta responsabilidad y, en consecuencia,
el lugar institucional que adopta un programa de esta naturaleza. Asimismo, se
abordan las estrategias que se consideran fundamentales para su implementación,
teniendo en cuenta especialmente la necesidad de sostener en el tiempo este tipo
de iniciativas a lo largo de las diferentes carreras dictadas en las instituciones de
educación superior donde se instalen.
Abstract: This paper elaborates on the theoretical principles that have oriented
the design of reading and writing programs and on the strategies that have been
followed in their implementation. It aims to offer generalizations that can be
useful to different institutional and geographical contexts. Different relevant issues
are theoretically discussed: Literacy programs’ teaching objects; appropriate
methodologies for effective learning and teachers’ role in this process; professional
teams to whom assign this responsibility; and, consequently, the institutional place
Introducción
1
Los criterios que se presentan en este trabajo, tanto principios como estrategias, fueron los que sostuvieron
la creación del Programa de Desarrollo de Habilidades de Lectura y Escritura Académicas (PRODEAC), de
la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS) y del Programa de Lectura y Escritura Académicas
(PROLEA) de la Universidad de Flores (UFLO), ambos en la República Argentina. Es necesario destacar, sin
embargo, que actualmente existen algunas diferencias entre ambos programas, debidas a su peculiaridad, a las
características de las instituciones en las que se instalan y a la impronta que cada coordinación les da.
50 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
Principios
1. ¿Qué enseñar?
pueden dar cuenta uno del otro: el contexto construye el lenguaje, en el sentido de que
los significados contextuales seleccionan entre las opciones del sistema del lenguaje
recursos para ser realizados; al mismo tiempo, puede decirse que si se toman en
cuenta las realizaciones lingüísticas como opciones efectuadas para la producción de
significado puede inferirse el contexto, lo que se expresa diciendo que el contexto es
creado por el lenguaje. Así, la realización resulta un fenómeno de doble vía.
Además, los significados del contexto y los del lenguaje se relacionan de manera
diversificada funcionalmente. En el lenguaje, los significados se organizan de acuerdo
con un modelo que contempla tres metafunciones: ideacional, interpersonal y textual.
Como lo explica sintéticamente Martin, (1997: 4), la metafunción ideacional se
relaciona con la representación de mundo, teniendo en cuenta sus procesos, los
participantes que se involucran en ellos y las circunstancias en que tienen lugar; la
interpersonal, con la interacción entre participantes, teniendo en cuenta sus relaciones
y las valoraciones que sobre el mundo realizan; la textual, con el flujo de información,
es decir, el modo como la información se organiza en el despliegue del texto. Estas tres
metafunciones se proyectan en el contexto, realizando, respectivamente, las variables
de campo, tenor y modo en que sus significados se distribuyen. El campo se centra
en las diferentes prácticas institucionales en que los humanos interactúan; el tenor en
las relaciones y los posicionamientos sociales; y el modo en el canal, lo que involucra
diferentes niveles de abstracción y el uso de lenguaje congruente o el abstracto, que
incluye el uso de metáforas gramaticales (Martin, 2010: 13). Los significados del
campo se realizan a través de los recursos de la metafunción ideacional, los del tenor
mediante los de la metafunción interpersonal y los del modo a través de los propios
de la metafunción textual.
Otro concepto a tener en cuenta en esta descripción es el de ‘estratificación’.
Siguiendo a Hjemslev (1961), Martin (1997: 5) explica que el lenguaje como sistema
semiótico denotativo tiene un plano de contenido, que construye significados, y
un plano de expresión, que se especializa en la realización de esos significados en
lenguaje oral o escrito (fonología o grafología). Yendo un paso más allá, la Lingüística
Sistémico-Funcional (LSF) estratifica el plano de contenido del lenguaje, considerando
un estrato léxico-gramatical, que toma como unidad la cláusula y el estrato semántico
discursivo, que se centra en los recursos para construir texto cohesivo (Martin, 1997:
5; 2014: 13).
En el modelo de Martin (1992; 2014), el contexto también es considerado como
un sistema estratificado en dos niveles: registro y género. El término ‘registro’ se
utiliza para denominar el conjunto de las variables de campo, tenor y modo, en el
estrato menos abstracto del contexto, que interactúa directamente con el estrato
semántico-discursivo del lenguaje a través de su diversificación metafuncional. El
término ‘género’ se utiliza para nombrar el estrato superior del contexto, más allá de
las metafunciones. Por un lado, el género se construye como significado, es decir, como
una configuración particular de campo, tenor y modo, que permite la combinación de
estas variables relativamente libre, en una construcción más holística de los procesos
sociales; por otro, se centra en los pasos o etapas en que los textos se despliegan,
haciéndose cargo de su estructura esquemática (Martin, 1997: 6).
52 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
Figura 1. Contexto y lenguaje estratificados (adaptado de Martin & Rose, 2007: 309).
En este marco, se entiende por género un proceso social llevado a cabo a través del
lenguaje, ya sea que éste funcione como auxiliar o como constitutivo de la actividad,
en un ámbito específico de una cultura dada. Estos procesos se llevan a cabo en
pasos o etapas que constituyen la estructura esquemática del género, y se proponen el
logro de un propósito, objetivo o meta social. Dado que los géneros son realizados a
través del lenguaje, se prevé, para su caracterización, la identificación de los recursos
semántico-discursivos que con mayor probabilidad se encuentran en los textos y que
permiten, como ya señalamos, a partir de la construcción del registro, identificar los
pasos de la estructura esquemática y el propósito global del texto.
Para graficar la complejidad de la concepción de lenguaje, contexto y las relaciones
entre ellos, en la LSF se ha diseñado el gráfico que se observa como Figura 1. En lo
que hace a las relaciones entre semiosis connotativa y denotativa, se grafican como
se observa en la Figura 2.
Estela Inés Moyano / Diseño e implementación de programas de lectura y escritura en el nivel universitario:
principios y estrategias 53
Campo
género Tenor
Modo
Léxico- Fonología/
Semántica
discursiva gramática Grafología
Los diversos textos que se pueden producir en una lengua determinada pueden
compartir características similares, derivadas de las opciones adoptadas por los
hablantes tanto en términos de estructura esquemática como de las elecciones a
partir del sistema del lenguaje para realizar el registro y lograr los propósitos sociales
perseguidos. Así, los textos pueden asumir características de un género, es decir, ser
ejemplares o ‘instancias’ de ese género (Martin, 2010: 17-18).
En este modelo, los textos, instancia de un género, son la unidad del estrato
semántico-discursivo del lenguaje, de manera que los significados que realizan pueden
analizarse teniendo en cuenta los recursos que se han descripto para ese estrato en
las tres metafunciones (Martin & Rose, 2007), como se muestra en el Cuadro 1.
Considerando el concepto de ‘metarredundancia’, tomado de Lemke (1995), estos
recursos se entienden como patrones de patrones de recursos léxico-gramaticales,
que a su vez se entienden como patrones de patrones fonológicos (Martin, 2010: 5).
A su vez, como ya señalamos antes, los significados ideacionales permiten construir
el campo de un texto, los interpersonales el tenor y los textuales el modo, de manera
que el análisis de los recursos semántico-discursivos permiten reflexionar sobre el
registro de un texto (Cuadro 1). A través del registro se puede reflexionar sobre el
género en términos de proceso social con un propósito definido. Por otra parte, el
análisis semántico-discursivo permite identificar pasos en el texto a medida que se
observan cambios en los patrones de recursos utilizados (Eggins, 1994). Esta fase
54 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
del análisis permite, entonces, identificar la estructura esquemática del texto y, por
lo tanto, su configuración como género.
CONTEXTO LENGUAJE
Tipo de Patrones
Variable de Patrones léxico-
significado semántico-
Registro gramaticales
en juego discursivos
* Transitividad
(caso)
G
* Ideación
Campo Ideacional * Relaciones
É
* Conjunción lógico-
N semánticas
(taxis)
E
* Función del habla * Modo
R Tenor
Interpersonal * Negociación * Modalidad
O
* Valoración * Vocación
* Tema
* Identificación
Modo Textual * Flujo de la
* Periodicidad
Información
junto con el grupo de estudiantes en los textos que se presentan como modelo así
como también en los elaborados por ellos.
Este análisis permite a los estudiantes reflexionar sobre los textos como proceso
y como producto, es decir, comprender qué significados construyen como objeto
semiótico y cómo estos significados se despliegan en el texto. Esto se logra a partir del
reconocimiento de partes en el texto que se van sucediendo para lograr un propósito
social específico y de la identificación de algunos de los recursos lingüísticos a nivel
del estrato semántico-discursivo, los más relevantes en cada género, que se utilizan
para construir significados. Asimismo, se toman como objeto de enseñanza los rasgos
lingüísticos descriptos en el marco de la LSF para caracterizar el discurso científico,
de modo que los estudiantes se apropien de los recursos que han sido desarrollados
para producir textos en el marco de las disciplinas (Halliday & Martin, 1993; Veel,
1997; Hood & Martin, 2005; Wignell, 2007; Korner, McInnes & Rose, 2007; Hood,
2010; entre otros).
En suma, proponemos que, en un programa de desarrollo de habilidades discursivas
instalado en la educación superior de manera transversal a las carreras y a lo largo del
curriculum, se enseña la lectura y escritura de textos entendidos como instancias de
géneros, tomando en cuenta sus características: contexto, propósito social perseguido,
estructura esquemática y recursos lingüísticos relevantes para la producción de
significado.
Como se observará en la propuesta didáctica que se presenta a continuación, otro de
los objetivos de enseñanza es que el estudiante alcance autonomía en sus habilidades
para la lectura y la producción de textos académicos y profesionales.
2. ¿Cómo enseñar?
El segundo principio que consideraremos aquí tiene que ver con la elección de una
propuesta didáctica para la enseñanza de la lectura y la escritura de géneros académicos
y profesionales. La opción elegida se basa en la desarrollada por la Escuela de Sydney,
que se propone como una didáctica visible e intervencionista (Martin, 1999b: 124-
125). Estos rasgos se relacionan con un alto grado de explicitud en el momento de
la enseñanza, en el sentido de que los estudiantes sepan, a través del diálogo con el
docente, qué están aprendiendo, por qué y para qué, cuando trabajan con un texto.
Asimismo, la visibilidad e intervención de la didáctica se relacionan con el apoyo que
se provee a los estudiantes durante el desarrollo de sus habilidades discursivas mientras
se efectúan las tareas previstas, a fin de lograr su incorporación a las comunidades
discursivas a las que necesitan pertenecer.
En el modelo de enseñanza que presentaremos aquí, el rol de los docentes es
relevante. Se trata de considerar al equipo docente como expertos conocedores del
género a enseñar, que guiarán a los estudiantes, mediante andamiaje (Wood, Bruner
& Ross, 1976) y modelaje, en el aprendizaje. Se trata de docentes que estimulen la
participación activa de los estudiantes, promoviendo la interacción en discusiones
acerca de diversos aspectos del género, el registro y los recursos semántico-discursivos
56 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
Para la deconstrucción, se eligen uno o dos textos que resulten instancias del género
que se espera que los estudiantes produzcan en una asignatura determinada. Como
se señalará más adelante, los textos deben cumplir una función de enseñanza y de
evaluación en una materia específica de una carrera, según el diseño de aplicación del
Programa (cf. sección siguiente). De esta manera, el trabajo adquiere mayor sentido
para los estudiantes que cuando el trabajo se realiza en talleres paralelos al curriculum,
como también se discutirá en otro momento del presente artículo.
La deconstrucción de los textos elegidos se inicia mediante la reflexión sobre
el campo que cada uno construye. El docente guía a los estudiantes, a partir de la
consideración de recursos ideacionales (Martin & Rose, 2005; Moyano, 2015a), en la
identificación de los significados que el texto construye, ubicándolo en el campo de la
disciplina que se esté abordando. Asimismo, anticipa el género al que el texto pertenece,
explica cuál es su propósito, en qué contexto tiene lugar, qué tipo de destinatario tiene,
qué rol asume el autor del texto en relación con ese destinatario, si es un texto oral
o escrito y qué relación tiene con otros géneros en el mismo contexto académico o
profesional. Existen otras experiencias regionales que proponen alternativas para este
trabajo, que en el presente modelo lleva a cabo un docente especialista en la disciplina
en juego. Por ejemplo, en los talleres de escritura diseñados por Motta-Roth (2009;
2012), la exploración contextual es realizada por los estudiantes en una investigación
58 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
etnográfica. Esto se debe, entre otras razones, a que en las iniciativas brasileñas, el
docente a cargo del taller suele ser un profesor de Lengua. En cambio, en la propuesta
que aquí se presenta, el trabajo de enseñanza se lleva a cabo de manera conjunta por
un equipo docente conformado por el profesor de Ciencias del Lenguaje que integra
el equipo del programa y el o los profesores especialistas en la disciplina a cargo de
la materia a la que el programa se asocia, de manera que el rol del especialista en la
disciplina es crucial en este momento del trabajo.
De acuerdo con lo expuesto en el parágrafo anterior, en la deconstrucción de los
textos seleccionados como modelo de escritura se identifican la estructura esquemática
con sus pasos correspondientes, algunos de los recursos semántico-discursivos
seleccionados por los autores para la construcción de significado y algunas de sus
realizaciones léxico-gramaticales, cuando esto resulte necesario. Este trabajo debe
surgir de varias lecturas del texto realizadas en conjunto entre la clase y el docente, y
tener como objetivo reconocer mediante qué recursos se construyen los significados
que el texto produce (cf. como ejemplos de deconstrucciones de textos disciplinares
en español: Moyano, 2011b; 2012a). Para realizar esta tarea de manera conjunta,
el docente modela la lectura y provee andamiaje a la comprensión del estudiante
mediante sus explicaciones y preguntas acerca de dos cuestiones: cómo proceder para
el reconocimiento de las características genéricas y discursivas de un texto y para
la comprensión de su significado. El estudiante, entonces, comienza un proceso en
el que no solo comprende el texto que tiene que leer, sino que comienza a aprender
estrategias de abordaje de la lectura, para aplicar en el momento en que deba hacer
el trabajo en pequeños grupos o individualmente.
Por otra parte, la deconstrucción de textos como modelos de ejemplares de un
género determinado debe dejar en claro para el estudiante las características que
debe adoptar el texto que él vaya a producir. Si bien es cierto que algunas variantes
pueden aparecer, pues los géneros no son modelos estáticos a los que los textos deban
adaptarse sino recursos que una cultura tiene para llevar a cabo sus propósitos, los
modelos son orientación suficiente para la producción del estudiante.
La etapa siguiente en la propuesta didáctica es la construcción de un texto sobre
una temática elegida por el estudiante dentro del campo propuesto por el docente de
la materia en juego y en el marco del género también establecido por la cátedra. Esto
requerirá, en consecuencia, de una nueva reflexión sobre estos aspectos del contexto,
como se anticipa en el modelo (Figura 3).
En esta etapa de formación, la construcción del texto se hace de manera
independiente o, a lo sumo, en pequeños grupos. Solamente se trabaja con la
construcción conjunta en momentos en que se procure enseñar cómo utilizar en los
textos algunos recursos semántico-discursivos, como las metáforas gramaticales
(Halliday, 1994; 1998) o los diferentes recursos con que se cuenta en español para
la proyección de otras voces en el texto (Moyano, 2013b; 2015b) o la periodicidad
(Moyano, 2011b; 2015a; 2016).
No obstante, es importante destinar una clase a la sub-etapa diseño, en la que se
guíe a los estudiantes en aspectos que tienen que ver con la selección de los contenidos
Estela Inés Moyano / Diseño e implementación de programas de lectura y escritura en el nivel universitario:
principios y estrategias 59
los logros y problemas de los textos. Y cuando señalen problemas, se propone que
en conjunto trabajen para proponer modificaciones que lleven a su superación. El
docente de la materia específica tiene también su espacio en esta etapa: guía a los
estudiantes cuando se producen problemas de contenido disciplinar en los textos,
adoptando también una metodología dialógica para discutir acerca de la producción
de significado. Se modela así el trabajo de edición individual, que los estudiantes
deberán hacer como tarea inmediata, fuera de la clase.
Transcurrido el tiempo pautado para realizar este trabajo individual o grupal, según
el caso, el docente del programa vuelve a recibir los trabajos para un segundo proceso
de edición conjunta. Luego los estudiantes llevan a cabo una edición final y entregan
el texto, ahora sí, para ser evaluado y calificado por el docente del programa antes de
transferirlo al docente de la materia que, como ha participado de todo el proceso, es
quien coloca la nota final a cada estudiante.
3. ¿Quién enseña?
Entre las décadas de los ‘80 y la de los ‘90, se planteaba en el ámbito anglosajón
un debate acerca de quiénes tenían que hacerse cargo de la enseñanza de la lectura
y la escritura en las universidades (Moyano, 2004). Diversos autores sostenían que
sólo los profesores de las disciplinas están en condiciones de hacerse cargo de la
tarea pues son los que conocen las prácticas sociales, lo que permite introducir a los
estudiantes en las “convenciones de cada disciplina”, y pueden poner el acento en
“habilidades generales de escritura”, las que consideran necesarias –sin explicitar de
cuáles se trataría– para habilitar a los estudiantes en esa tarea (Fullwiler & Young,
1982). Los más extremados en esta posición rechazaban de plano la participación de
los docentes de Lengua en esta tarea (Freisinger, 1982). En otros casos, sin embargo,
se proponían cursos iniciales paralelos a las materias específicas de cada carrera, en
los que los profesores de Lengua eran quienes debían enseñar, mediante el análisis
retórico, el reconocimiento y uso de convenciones de escritura consideradas centrales
en las disciplinas (Peterson, 1992), mientras que en cursos posteriores se avanzaba
sobre “habilidades más específicas” de cada una de ellas, que tampoco son explicadas
(Farris & Smith, 1992).
Sin embargo, tanto en esa cultura como en América Latina y en el mundo,
siguen conviviendo ambas prácticas más una tercera opción, que en muchos casos
se trata de la capacitación de docentes de las disciplinas por parte de profesores
de Lengua. Pueden verse ejemplos de diferentes experiencias en volúmenes que
compilan trabajos de diferentes latitudes (Bazerman et al., 2009; Thais et al., 2012).
En América del Norte, por ejemplo, parecen seguir existiendo los cursos paralelos a
las disciplinas dictados por profesores de Lengua (McLeod, 2007), mientras en otros
casos se instalan centros o programas con características diversas. Más actualmente,
Hjortshoj (2017) señala que los estudiantes deben aprender “lo que los profesores
en diferentes campos consideren cómo debe ser la escritura”, con ausencia de guías,
consignas, requerimientos y todo lo que la autora considera que limitaría el trabajo,
Estela Inés Moyano / Diseño e implementación de programas de lectura y escritura en el nivel universitario:
principios y estrategias 61
a fin de hacerlo “más fácil”. Como variante, MacDonald, Procter y Williams (2017)
dan cuenta de la existencia de un programa independiente de las carreras pero con
espacios específicos para cada disciplina instalados en los diferentes departamentos
de la universidad, tomando la forma de centros de escritura. El trabajo se basa en la
colaboración entre especialistas en escritura y profesores de las disciplinas, “evitando
así que sea el especialista en escritura el que le diga a la facultad cómo enseñar a
escribir” (McDonald et al., 2017: 112-113). El rol de estos especialistas es preparar a
los docentes de materias específicas en ciertos aspectos, para que sean ellos los que
enseñen a los estudiantes las prácticas de cada disciplina en cada demanda particular.
Esta experiencia cuenta también con estudiantes de doctorado que reciben un curso
en didáctica de la escritura, diseñado para fortalecer sus conocimientos específicos
en la disciplina y ofrecerles especialización en escritura.
En América Latina e Iberoamericana, existen variadas experiencias en cursos
guiados por profesores de Letras así como también en la enseñanza en el marco de
las disciplinas directamente implementada por el profesor a cargo. Muchas de éstas
han sido presentadas en extensos volúmenes como el elaborado por la UNLu (2001),
o los coordinados por Parodi (2010) y por Vázquez y otros (2012). La variedad de
propuestas acerca de quiénes deben hacerse cargo de la enseñanza de la escritura
académica y profesional se puede observar también en un trabajo de reciente aparición
(Bañales, Castelló y Vega, 2016). En este extenso libro, se recogen experiencias muy
diversas, tanto en el pre-grado como en el postgrado, entre las que predominan las
propuestas de enseñanza a cargo de docentes de las disciplinas específicas o tutores
alumnos avanzados o graduados, que en muchos casos reciben capacitación por
parte de profesores de Lengua. En otro volumen (Moss, Benítez y Mizuno, 2016), se
presenta un programa en el que la enseñanza de la lectura es realizada por profesores
de las materias que intervienen en él con un asesoramiento antes, durante y después
de la experiencia, realizado por profesores de Ciencias del Lenguaje.
La posición que hemos asumido desde el inicio de nuestra actividad en la práctica
y la reflexión sobre la enseñanza de la lectura y la escritura en el nivel superior es la
de la enseñanza compartida por un profesor de Ciencias del Lenguaje y un profesor de
la disciplina en juego (Moyano, 2004; 2009; 2010; Moyano y Natale, 2012; Moyano
y Giudice, 2016a; 2016b). Este principio contempla la conformación de un equipo de
docentes de Ciencias del Lenguaje, cuyos integrantes se asocian a los responsables de
las materias de diferentes carreras participantes del Programa a fin de integrar equipos
que les permitan trabajar de manera conjunta e interdisciplinaria.
Como señalamos en los dos primeros principios presentados en este artículo, la
enseñanza de la lectura y la escritura se lleva a cabo teniendo en cuenta una didáctica
basada en el concepto de género desarrollado en la LSF (Martin, 1992; 1994; 1997;
2001; 2014; Eggins y Martin, 2003; Martin y Rose, 2007; 2008). Esto implica que,
para enseñar a leer y escribir textos se indaga a qué género pertenecen, teniendo en
cuenta tanto su estructura genérica como los recursos discursivos y léxico-gramaticales
que construyen las variables de registro que se combinan. Este trabajo es especialidad
de un investigador en Ciencias del Lenguaje con algún grado de especialización en el
marco teórico de referencia. Como primera consecuencia de la elección teórica que
62 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
se asume, los docentes de Ciencias del Lenguaje tienen que participar del trabajo de
descripción del género y su enseñanza. Asimismo, se trata de docentes a los que se
los introduce en la didáctica de la lectura y la escritura basada en géneros elegida
como marco teórico para este aspecto del trabajo (Martin, 1999b; Rose y Martin,
2012; Moyano, 2007; 2010; 2011a; 2013a), que requiere del conocimiento teórico
lingüístico señalado antes. Por lo tanto, como segunda consecuencia, son estos docentes
los que están preparados para la enseñanza de la lectura y la escritura de géneros en
la enseñanza superior.
Este trabajo, sin embargo, no se plantea como opción para cursos de escritura
anteriores o paralelos al cursado de las materias específicas de una carrera en la que
el Programa se instala, pues demanda que los objetos de enseñanza sean textos como
instancias de géneros propios de la actividad académica de cada carrera así como
otros propios de los ámbitos profesionales donde los graduados de esas carreras van a
desempeñarse en el futuro. Por una parte, los docentes de Ciencias del Lenguaje no se
especializan en el conocimiento del contexto específico en que los géneros que deberían
enseñarse tienen lugar, ni tampoco dominan el campo que los textos construyen, pues
corresponden a otras disciplinas. Por otro lado, como ya fue señalado por Hyland
(2002), los estudiantes no establecen relación directa entre los cursos independientes
sobre habilidades de lectura y escritura y los trabajos de lectura y producción textual
que tienen que realizar en otros espacios de formación. En efecto, las habilidades que
se han propuesto como objeto de estos cursos independientes no suelen ser transferidos
posteriormente en todos los casos a las tareas de lectura y escritura en las materias
de las carreras de pre-grado, según nos han reconocido los propios profesores de
esas asignaturas en la Universidad Nacional de General Sarmiento, donde existen un
curso anterior y otro al inicio de los estudios superiores (cf. Braidot, Moyano, Natale
& Roitter, 2008).
Por otra parte, como han señalado otros autores (Fullwiler & Young, 1982;
Carlino, 2005), son los docentes de las disciplinas específicas los que tienen un
conocimiento preciso del contexto en el que los géneros que ellos deciden que sus
estudiantes deben aprender a leer y producir se generan y circulan. Asimismo, son
especialistas en el campo que se realiza en esos textos a través del lenguaje: son los
que manejan en profundidad los conocimientos que se construyen en los textos, sus
implicaciones, las discusiones a su alrededor, según el tipo de disciplina de que se
trate. En consecuencia, teniendo en cuenta el modelo didáctico elegido, se vuelve
imprescindible la participación de estos profesores en la tarea de enseñanza de los
géneros. Aun así, no es un trabajo que puedan llevar a cabo de manera independiente,
ya que no conocen en profundidad las características genéricas y discursivas de los
textos ni los recursos teóricos que permiten identificarlos, dado que no se trata de un
campo propio de su especialidad.
En resumen, si se pensara que cualquiera de los dos grupos de profesores se
hiciera cargo de la enseñanza de géneros académicos y profesionales –como ocurre
en otras propuestas–, los estudiantes solo contarían con docentes que abordaran de
manera especializada un aspecto de la cuestión. En cambio, un trabajo de asociación
entre ambos tipos de docentes potencia la propuesta didáctica diseñada, que ha dado
Estela Inés Moyano / Diseño e implementación de programas de lectura y escritura en el nivel universitario:
principios y estrategias 63
Estrategias
1. Negociación
La primera estrategia que surge ligada a los principios descriptos para la instalación de
un programa de lectura y escritura es lo que llamamos ‘negociación’. En una primera
instancia, hacemos referencia a la negociación como la relación que necesariamente
tiene que establecerse entre los profesores socios de enseñanza, es decir, los profesores
de Ciencias del Lenguaje y los de las materias específicas de las carreras asociadas al
programa (Moyano, 2004; 2010).
Esta relación implica la necesidad de un trabajo conjunto fuera del aula, antes,
durante y después de iniciar las prácticas de enseñanza asociada. Este trabajo conlleva
el establecimiento de una serie de acuerdos que es necesario reafirmar y renovar
continuamente, en el sentido de irlos ajustando a medida que el proceso en el aula
se va llevando a cabo, así como también en los diferentes ciclos lectivos en los que
la aplicación se realice. El objetivo es establecer una relación que se extienda en el
64 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
tiempo, de manera que las materias asociadas al programa sean siempre las mismas2
(cf. más abajo).
Los acuerdos a establecer en el marco de la negociación entre pares docentes o socios
de enseñanza han sido formulados en tres ocasiones diferentes, ejemplificándolos en
dos de los casos (Moyano, 2009; 2010; Moyano & Giudice 2016a). Sintéticamente, se
trata de acordar los siguientes puntos: el rol de la lectura y la escritura en la materia;
la planificación de las actividades de lectura y escritura a lo largo de la asignatura,
determinando momentos en los que contribuyan al aprendizaje y otros a la evaluación;
la identificación y caracterización de los géneros que los estudiantes tienen que abordar,
teniendo en cuenta su contexto, su estructura y sus rasgos semántico-discursivos y
léxico-gramaticales relevantes; la elaboración de consignas y rúbricas o grillas de
evaluación; y el establecimiento de la cantidad de participaciones de los profesores
de Ciencias del Lenguaje en el curso del dictado y el objetivo de cada participación,
teniendo en cuenta la propuesta didáctica diseñada (cf. Principios).
Cabe señalar que la negociación acerca de las características del género puede
ser hecha a partir del análisis que los profesores de Ciencias del Lenguaje hagan de
los textos modélicos provistos por los docentes de las materias, si estos existieran, o
a partir de un trabajo etnográfico también conducido por el lingüista, en el caso de
que no se cuente con textos modelo o en los casos de que se trate de géneros que no
circulen socialmente de manera abierta sino que pertenezcan a ámbitos privados de
actuación profesional (Moyano, 2012b).
Esta relación de negociación resulta vital para el desarrollo del programa. Si no
se logran estos acuerdos, no se obtiene adhesión por parte de los estudiantes a las
actividades propuestas y, por lo tanto, el trabajo en el aula queda completamente
desvirtuado, poniendo el programa en riesgo. De ahí la importancia de esta vinculación
entre los docentes involucrados en el trabajo asociado.
Sin embargo, la estrategia de negociación no se agota en este nivel, sino que se
extiende a niveles jerárquicos superiores, y en rigor se inicia en ellos. En el nivel
inmediatamente superior, la negociación es la estrategia que debe tener lugar entre la
coordinación del programa y los responsables de las unidades académicas en el que
éste se instale. Según cada estilo de conducción, en algunos casos estos responsables
se hacen cargo directamente del mantenimiento de la negociación; en otros, se produce
la delegación en quienes están al frente de las carreras.
El objeto de negociación en este nivel tiene que ver con la elección de las materias
que se asociarán al programa en cada carrera, para lo que suelen tenerse en cuenta
algunos de los siguientes criterios o ambos a la vez: la centralidad de las materias en
2
En este punto hay una modificación en nuestra posición inicial, que suponía que el programa trabajaría
un tiempo en una materia para después cambiar a otra, entendiendo que el docente iba a adoptar la propuesta
didáctica para aplicarla por su cuenta (Moyano, 2010). Sin embargo, con la experiencia pudimos observar que,
una vez que ya no trabajan con el programa, los docentes van modificando su práctica. De ahí que hayamos
cambiado la posición, entendiendo que es necesario continuar el trabajo entre socios de enseñanza y que
establecerlo en ciertas materias de una carrera da estabilidad al programa y contribuye a su sostenimiento en el
tiempo.
Estela Inés Moyano / Diseño e implementación de programas de lectura y escritura en el nivel universitario:
principios y estrategias 65
2. Transversalidad
3. Seguimiento y evaluación
Consideraciones finales
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Lenguas Modernas 50 (Segundo Semestre 2017), 73 - 90
Universidad de Chile
writing across the curriculum program design: Theoretical choices and strategic
actions
Abstract: The growing interest in the development of writing in tertiary education has
led to the emergence of a great diversity of programs which aim to support students
in the task of communicating academically within their disciplines. Considering this
context, this paper presents some of the theoretical options and strategic actions
carried out in order to develop a writing program in Chilean tertiary education.
The integration of diverse theoretical approaches is discussed, with focus on the
contributions of each theory for the main purposes of the program. In addition,
strategic decisions related to the development of the program are described,
advancing its relevance for the creation of a writing program that acknowledges the
needs and ruling principles of the institution where it emerges, in order to develop
an organic relation with it. The paper aims to contribute to the domain of writing
programs in Chile and Latin America, proposing a model that could address the
growing need of teaching writing tertiary institutions face in these contexts.
Keywords: Writing across the curriculum, writing in the disciplines, writing program
administration, new rhetoric, systemic functional linguistics.
Introducción
El diseño del programa que aquí se presenta ha integrado diversos modelos teóricos en
su desarrollo. Estas perspectivas provienen de ámbitos disciplinares diversos, pero se
integran y complementan de manera coherente para el objetivo de enseñar la escritura
disciplinar en el ámbito universitario. En esta sección se presentan los principios de
los movimientos Escribir a través del currículum (WAC) y Escribir en las disciplinas
(WID), y la perspectiva lingüística de la Lingüística sistémico funcional (LSF).
1
Véase Martin (2007) para una explicación del abordaje tradicional al conocimiento desde la LSF, y
Martin (2017) para una explicación actualizada y detallada de las diferencias entre conocimiento cotidiano y
especializado y de una mirada metafuncional sobre la construcción de conocimiento a través del lenguaje.
78 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
La tradición norteamericana reconoce la relación estrecha que existe entre los géneros
discursivos y los contextos histórico-culturales en los que aquellos circulan. Desde
esta perspectiva se pone atención a los cambios que experimentan los diferentes
géneros en relación a los contextos y momentos históricos que les dan forma. Así,
Miller (1984) se refiere a los géneros discursivos como acciones retóricas tipificadas
en el marco de situaciones sociales recurrentes.
Bazerman (1988) entiende los géneros como formas recurrentes y reconocidas
socialmente para alcanzar ciertos propósitos y responder a actividades sociales
tipificadas. Propone además que los géneros van evolucionando y dando forma a las
nuevas prácticas y estructuras sociales de la actividad humana. Desde esta perspectiva,
la actividad social ha tenido un rol central en la comprensión de los géneros discursivos,
los que no pueden ser distinguidos en función de sus características externas o de
contenido, sino porque encarnan situaciones, relaciones y, finalmente, maneras
particulares de hacer cosas (Bazerman, 2013). Esta línea centra su interés en la
manera en que los textos organizan la actividad social, la que, a su vez, da sentido y
orientación a las prácticas de escritura.
La tradición norteamericana de los estudios del género ha tomado en consideración,
además, los aportes de la Teoría Histórico Cultural de la Actividad (CHAT por sus
siglas en inglés). Esta surge inicialmente de los trabajos de Vygotsky (1978), quien
enfatiza que los procesos psicológicos surgen a través de actividades culturalmente
mediadas. Para Vygotsky, los sujetos se relacionan con los objetos a través de
herramientas mediadoras, dentro de las cuales destaca el lenguaje. Engënstrom (1987)
introduce la noción de sistema de actividad a partir de una expansión del triángulo
vygotskyano (sujeto-herramienta-objeto) (Russell, 2010), e incorpora las nociones de
comunidad, reglas y división del trabajo para comprender al sujeto en campos más
amplios de actividad.
El sistema de actividad puede entenderse como redes de personas y artefactos
(máquinas, edificios, textos, etc.) surgidos históricamente y que llevan a cabo
actividades tipificadas, las que permiten coordinar el trabajo de todos los participantes
Soledad Montes y Margarita Vidal Lizama / Diseño de un programa de escritura a través del currículum:
Opciones teóricas y acciones estratégicas 79
de formas que son reconocidas por ellos (Bazerman, 2013). Desde esta perspectiva,
los géneros solo pueden ser entendidos en el marco de los sistemas de actividad de
que ellos participan. Esto tiene una implicancia radical en el marco de los programas
y centros de escritura, puesto que sugiere la consideración del contexto amplio en el
que la escritura se desarrolla. La teoría de sistemas de actividad entrega herramientas
conceptuales útiles para comprender el contexto de una disciplina. Lo anterior resulta
clave para diseñar intervenciones a través del currículum orientadas al desarrollo de
la escritura que sean adecuadas al contexto y valoradas por la comunidad en la que
se sitúan.
Los programas de escritura son organizaciones complejas que tienen su propia historia,
visión, cultura y modos particulares de hacer las cosas. Asimismo, estos se insertan en
instituciones de educación que tienen también su propia historia, misión y objetivos en
permanente evolución. En este marco, uno de los primeros desafíos de un programa de
escritura es generar una narrativa que le permita coordinar su actividad hacia una meta
clara y en consideración del contexto de la institución educativa de la que forma parte.
docentes por mejorar la escritura de los estudiantes en el contexto del aula universitaria.
Entre el 2002 y el 2012 se generaron más de 35 proyectos FONDEDOC (Fondo para
el Desarrollo de la Docencia) postulados por profesores o facultades que estaban
orientados al desarrollo de la comunicación escrita (FONDEDOC-UC, 2016). El
relato de PED surgió, entonces, de una necesidad identificada a partir de diferentes
evidencias. Estos hallazgos permitieron orientar la misión del programa con base en
consideraciones locales.
escritura deben tener en cuenta que esta narrativa no es natural sino socialmente
construida. En efecto, para que más actores de la organización en la que se sitúa
el programa de escritura empaticen y colaboren con él, es recomendable que su
narrativa sea socializada y negociada con los actores relevantes. Esto implica muchas
veces resignificar la manera en que las instituciones están definiendo sus problemas
o necesidades (Adler-Kassner & O’Neill, 2010; Adler-Kassner, 2008). Preguntas
como ¿qué se entiende por escritura académica?, ¿qué son las habilidades básicas
de escritura? o ¿cuál es el rol de los docentes en el desarrollo de la escritura en la
universidad? representan puntos críticos que los administradores deben negociar para
generar una comprensión compartida.
Muchos docentes universitarios utilizan textos escritos en el marco de sus cursos para
evaluar los aprendizajes de sus estudiantes, lo que señala la estrecha relación entre
escritura y aprendizaje. Sin embargo, los docentes no siempre manejan herramientas
Soledad Montes y Margarita Vidal Lizama / Diseño de un programa de escritura a través del currículum:
Opciones teóricas y acciones estratégicas 83
para transparentar sus expectativas respecto de las diferentes tareas escritas. En este
marco, PED ofrece cada semestre talleres destinados a profesores de la comunidad UC
interesados en conocer y aprender sobre metodologías para trabajar con la escritura
como herramienta de aprendizaje. Asimismo, los talleres entregan a los docentes
herramientas para que puedan apoyar a los estudiantes en el desafío de escribir
académicamente y de acuerdo con las convenciones de sus disciplinas. En ellos se
abordan problemáticas como el diseño de tareas de escritura, la retroalimentación y
el apoyo de la escritura académica en el aula universitaria.
Los talleres se realizan a través del Centro de Desarrollo Docente (CDDoc) de la
universidad, como parte de los electivos del Diplomado de Docencia Universitaria
que este ofrece. Lo anterior genera mayores incentivos para que los profesores asistan
a los talleres del programa, puesto que estos forman parte de una trama institucional
mayor y son válidos como cursos del diplomado mencionado. La alianza estratégica
con los centros de desarrollo docente o áreas para la promoción de aprendizajes es
especialmente pertinente si el programa de escritura se funda en los principios de
“escribir para aprender”. Asimismo, vincularse con otras áreas de la universidad
permite al programa de escritura enraizarse de manera orgánica en la organización
de la que forma parte y contribuir con las metas institucionales de esta.
Con el fin de ofrecer oportunidades a los docentes para desarrollar la escritura como
herramienta de aprendizaje y la escritura disciplinar en el marco de sus cursos,
PED generó una segunda estrategia de amplio alcance: un sitio web con recursos
didácticos para docentes de la UC. Estos recursos abordan temas como la elaboración
de instrucciones para tareas de escritura, la construcción de rúbricas para evaluar la
escritura, el diseño de actividades de escribir para aprender, entre otros. Los recursos se
orientan a promover la implementación de metodologías que favorezcan el desarrollo
de la escritura académica en los estudiantes, así como también a que estos puedan
aprender los contenidos del curso a través de un proceso de escritura.
Generar recursos destinados al conjunto de los profesores de una universidad
resulta complejo dada la alta variedad disciplinar. Las disciplinas son diferentes en las
maneras en que utilizan el lenguaje y en los géneros que son relevantes para mediar
su actividad. Asimismo, es posible encontrar diferencias al interior de las disciplinas
según áreas profesionales o de investigación (Thaiss & Zawacki, 2006). Pese a esta
diversidad y al dinamismo propio de las diferentes disciplinas, los recursos on line
para docentes que ofrece un programa de escritura pueden centrarse en herramientas
que sean posibles de transferir de un contexto a otro. Para ello, es fundamental que los
recursos permitan a los docentes, por ejemplo, reflexionar sobre la manera en que los
objetivos de aprendizaje de sus cursos pueden determinar la elección de una tarea de
escritura u otra; o abordar cómo la retroalimentación sobre un trabajo escrito puede
variar si se trata de una entrega intermedia o final, entre otros.
84 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
Por último, PED tiene un espacio de recursos en línea específicos para algunas
carreras que realizan implementaciones en el currículum, estrategia que se detalla a
continuación.
Implementación en el currículum
Conclusiones
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Lenguas Modernas 50 (Segundo Semestre 2017), 91 - 108
Universidad de Chile
Palabras clave: prácticas letradas; género académico; tutoría par; modelo crítico-
reflexivo; investigación-acción; asesoría educativa
support to teachers to promote these skills across the curriculum, with the purpose
not only of developing verbal skills, but also epistemological and heuristics that allow
all actors to validate and consolidate their discursive and disciplinary knowledge
based on the reflection on their literacies.
Keywords: literacy; academic genre; peer tutorial; critical reflective model; action
research; educational counseling.
Introducción
existe una práctica de “decir el conocimiento” que responde a una escritura sin una
planificación previa, basada principalmente en el conocimiento disponible y en las
habilidades discursivas con las que cuenta el escritor. En este proceso interviene
principalmente la memoria, la que le permite al individuo recabar algún elemento
significativamente vinculado con el contenido a desarrollar, así como la forma
discursiva más adecuada para expresar lo que se quiere comunicar. Una vez reunida
la información, se procede a escribir las primeras líneas, las que servirán a su vez
para activar la búsqueda de más elementos pertinentes, hasta que se agote todo lo que
supuestamente se sabe con respecto de un tema.
El modelo de “transformar el conocimiento”, en cambio, se basa en un esquema
de resolución de problemas que, aunque supone o subsume el modelo anterior, apela
principalmente a un proceso dialéctico entre lo que se quiere decir (el contenido),
cómo se va a decir y con qué intención (el espacio retórico). Esto incentiva que los
problemas que se generan dentro de dicho espacio terminen influyendo sobre lo
aprendido, del mismo modo en que las modificaciones de contenido darán lugar a
desajustes retóricos que el sujeto tendrá que resolver. Este proceso no se agota con
decir todo lo que se sabe con respecto a un tema, sino que concluye una vez que el
texto representa lo que el escritor finalmente quiso decir acerca del contenido. Este
modelo de composición refleja con propiedad la función epistémica de la escritura,
ya que esta práctica no es solamente vista como un producto del pensamiento, sino
que como una parte integral del mismo.
Escribir reflexivamente supone e implica el dominio de habilidades de composición
textual, capacidad de reflexión, capacidad de cuestionar conocimientos, habilidad
para identificar los aspectos confusos del discurso y capacidad de autocrítica. En
consecuencia, las habilidades que suele poner en práctica el escritor experto no son
meramente reproductivas, sino que se centran en su capacidad de dialogar consigo
mismo y con el texto, lo que le permitirá asumir un rol más pertinente y crítico.
Del mismo modo, hoy no se duda de que las habilidades letradas ocupan un lugar
preponderante en las prácticas educativas modernas (Hoyos Vásquez & Melich, 2008),
aunque sí se debaten su enseñanza y su evaluación, principalmente en lo que respecta
a la relación entre la teoría y la práctica, lo que implicará asumir posiciones en torno
a qué enfoques didácticos pudiesen resultar más adecuados.
Dichas decisiones han puesto el énfasis en diversas dimensiones de la escritura,
como lo que ocurre con los denominados enfoques de producto, que consideran que
la práctica escrita es una habilidad general cuya enseñanza debe centrarse en aspectos
formales o gramaticales; también se han desarrollado los modelos procesuales, que
acentúan la importancia de los procesos cognitivos involucrados –como el ya referido
de Bereiter y Scardamalia (1987)–, enfatizando el reconocimiento de las distintas
etapas de la composición escrita (Flower & Hayes, 1981, 1984; Miras & Solé, 2007);
y finalmente, los modelos contextuales, que a partir de los postulados de Vigotsky y
Bajtin consideran que la escritura es una actividad fundamentalmente social y que por
ello depende de estructuras sociales, por lo que es necesario atender a la naturaleza de
las interacciones individuales, y no al estudio del contexto concebido como una especie
de “trasfondo” objetivo e inanimado de la acción comunicativa (van Dijk, 2013).
Hasta los años 70, los enfoques didácticos en la educación superior seguían
centrándose en un paradigma positivista, en el que los procesos de aprendizaje
privilegiaban una racionalidad instrumental y técnica1, reafirmando que la solución
de los problemas prácticos siempre depende de una adecuada aplicación de las teorías
(Schön, 1992). Según esta premisa, el conocimiento emergerá en la medida en que
se cumplan las condiciones establecidas por los marcos teóricos inherentes a los
distintos dominios profesionales. Para la didáctica de la escritura, dicho paradigma
es el que subyace en los ya referidos enfoques de producto, que consideran que este
tipo de saberes debiese ser evaluado mediante criterios de adecuación empírica, sin
considerar los procesos cognitivos o procedimentales implicados en la escritura, ni
el rol que cumplen los distintos actores sociales y sus prácticas, tal como ocurre con
los enfoques procesuales y contextuales, respectivamente.
Asimismo, la escritura en la educación superior constituye una puerta de acceso
a las comunidades académicas disciplinares, cuyas prácticas letradas obedecen a
estándares altamente situados, lo que se advierte tanto en la especificidad de sus
metalenguajes como en las maneras de abordar sus respectivos objetos de estudio
(Biglan, 1973; Becher, 2001; Braxton & Hargens, 1996), por lo que se espera que en
el plano comunicativo la mirada del futuro profesional sea consistente con las distintas
formas de expresión que empleará.
A partir de los movimientos de renovación curricular de los años 60, comienzan a
discutirse los fundamentos y pertinencia de las teorías educativas. En este sentido, se
cuestionará por qué las prácticas docentes debiesen solo ajustarse dentro de los marcos
epistemológicos validados por las ciencias de la educación, cuando la evidencia y el
1
Este enfoque está fuertemente arraigado al currículum por objetivos.
96 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
sentido común nos hablan de que las experiencias en el aula suelen rebasar el alcance
de dichos enfoques. Como lo plantea Elliot (1990):
Yo aprendí como profesor que las teorías estaban implícitas en todas las prácticas, y que
teorizar consistía en articular tales “teorías tácitas”, sometiéndolas a la crítica en un discurso
profesional libre y abierto. Yo también aprendí que la calidad del discurso profesional depende
de la buena disposición de todos los que están implicados para tolerar la diversidad de visiones
y prácticas (pág. 32).
Esta reflexión evidencia cómo la tensión entre teoría y práctica depende de los
paradigmas que aquí entren en juego. Por un lado, desde el ya referido enfoque
positivista, se asume que la práctica debe ser orientada a partir de la observación
de las consecuencias deductivas de las teorías en contraste con las observaciones
experimentales. En este enfoque se valora sobre todo el poder predictivo de las teorías
en constante diálogo con las evidencias empíricas (Popper, 2008).
Los enfoques críticos de la enseñanza, en cambio, han cuestionado esta relación
entre teoría y práctica, subrayando que la educación es ante todo una experiencia más
que un saber, y que, como tal, es su práctica la que finalmente modela y transforma
el sentido de la enseñanza, por lo que es allí donde debiese focalizarse la reflexión
educativa (Kemmis et al., 2013).
El modelo de investigación-acción
2
La desvinculación entre teoría y práctica ha sido una de las principales razones de por qué el currículum
formal no siempre logra reflejar todo lo que ocurre en el aula. Según Perrenoud (2001), esto se debe a la
coexistencia de dos currícula de distinta naturaleza: “El currículum formal es una imagen de la cultura digna de
transmitirse, con la división, codificación, formación correspondiente a esta intención didáctica; el currículo real
98 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
es un conjunto de experiencias, tareas, actividades, que originan o se supone han de originar los aprendizajes”
(pág. 208).
Pablo Lovera Falcón y Fernanda Uribe Gajardo / Hacia una didáctica crítico-reflexiva
en la enseñanza de la escritura en la educación superior 99
Las preguntas abiertas fueron las siguientes: (i) ¿Cree que el programa es
importante para que los estudiantes puedan mejorar sus habilidades de lectura y
escritura? (ii) ¿Qué acciones cree que se deberían tomar para que el programa
responda mejor a las necesidades de su unidad académica o pueda llegar a más
estudiantes?
Para el análisis de las preguntas abiertas, las respuestas fueron codificadas de
acuerdo a los tópicos mencionados con mayor recurrencia por los docentes, a saber:
acciones curricularizadas; prácticas letradas y aprendizaje; formación; continuidad
y cobertura.
A continuación, se describen las tendencias más relevantes para dichas categorías:
• Acciones curricularizadas: mayoritariamente se valora el trabajo situado y
colaborativo con el asesor, al integrar las acciones didácticas en escritura
académica con los resultados de aprendizaje específicos de la asignatura
impartida (Ej: “Trabajar al interior de los cursos...como lo estamos haciendo”;
“incluirlo en el currículum” ; “la comprensión de lectura y redacción en
ocasiones son factores que influyen en las calificaciones”; “no siempre las mallas
de las carreras consideran espacios concretos de trabajo de estas habilidades
tan necesarias para el desarrollo profesional de los egresados”). Asimismo, los
profesores esperan que se siga promoviendo el trabajo interdisciplinar (Ej: “que
se institucionalice su presencia en planes de estudio, por medio de una red de
profesionales en el tema”; “Necesitamos más actividad interdisciplinaria con
los lingüistas, los psicólogos, etc.”).
• Prácticas letradas y aprendizaje: los docentes asimilan que el desarrollo del
saber en la universidad estará siempre influenciado por la lectura y la escritura
(Ej: “Lectura y escritura son formas fundamentales de interacción entre seres
humanos, entre nuestros mundos”; “el aprendizaje en contexto universitario
se sostiene y está mediado por las habilidades de lectoescritura”; “solo cuando
somos capaces de escribir y comunicar lo que hemos aprendido hemos logrado
un aprendizaje efectivo”).
• Formación: los docentes mencionan, aparte de la asesoría, la necesidad de
cursos de formación tanto a profesores como estudiantes ( Ej: “sugiero avanzar
en la inclusión de la multimodalidad y su formación docente” ; “Creo que otros
cursos debieran incorporarse para que sea algo transversal en la enseñanza a
nuestros estudiantes; “Deberían tener un curso obligatorio de Lectura-Escritura,
tipo CFG impartido en la Facultad no en otro campus de la Universidad” ;
“Instalar tutorías con evaluación, más allá de la intervención en clases, ya
que combinar contenidos de las asignaturas propias de la disciplina con este
importante trabajo, no es suficiente”).
• Continuidad y cobertura: los docentes valoran una mayor continuidad de
las acciones –sobre todo en contextos de paralización estudiantil– y también
desean que se amplíe a más académicos (Ej: “debiese generarse con mayor
sistematicidad y seguimiento”; “En el contexto de los paros creo que se vuelve
Pablo Lovera Falcón y Fernanda Uribe Gajardo / Hacia una didáctica crítico-reflexiva
en la enseñanza de la escritura en la educación superior 101
El programa también cuenta con un equipo de tutores pares que acompañan el proceso
de escritura en los estudiantes, cuyas acciones estimulan deliberadamente la reflexión
y las habilidades de pensamiento crítico en sus tutorados a través de un trabajo
colaborativo y de negociación entre el tutor y el estudiante (Molina, 2017). El objetivo
de esta práctica es que los estudiantes sean capaces de identificar las particularidades
discursivas de lo que deben escribir en sus carreras, con el propósito de que estas
cumplan no solo con las expectativas de los docentes, sino también con los distintos
modos de construir y comunicar el conocimiento según la comunidad académica y
profesional a la que pertenecen.
Actualmente, el equipo de tutores está conformado por estudiantes de diversas
carreras impartidas en 15 de las 17 facultades, institutos y programas de la universidad,
y su habilitación y labor contempla distintas etapas durante el semestre. Estas etapas
son las siguientes:
· Ciclo de formación inicial: este ciclo de formación es obligatorio para los
tutores que son aceptados en el programa. Es una capacitación que se realiza en
modalidad virtual durante 4 semanas y que presenta cuatro pilares de formación:
(i) la alfabetización académica como concepto articulador de los programas
102 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
que los estudiantes tomen conciencia de las habilidades y estrategias que resulten ser
más adecuadas para su contexto disciplinar.
Durante su formación inicial, los tutores se interiorizan, a través de la lectura y
análisis de artículos de investigación, sobre qué es lo que se entiende por alfabetización
académica, la tutoría entre pares y la caracterización de géneros académicos.
Posteriormente, mediante la entrega de tareas de escritura que deben desarrollar en el
marco de esta formación, los tutores abordan el potencial epistémico de la escritura
(Gordon, 1990; Serrano, 2004; Miras, 2000), y, por lo tanto, del carácter recursivo
que poseen la tarea escritural y el proceso de revisión (Sommers, 1980; Carlino,
2015). Este proceso de formación finaliza con el diseño de un material didáctico de
caracterización de géneros que contempla el acuerdo y negociación entre el equipo de
coordinación del programa y los equipos locales, incluyendo tanto a los profesionales
de apoyo de las distintas unidades académicas como a los docentes que participan del
proceso de implementación de la tutoría, considerando la selección de las asignaturas
en las que se incorporan los tutores.
La elaboración de este material resulta fundamental para el ejercicio de la labor
tutorial, ya que consiste en una primera aproximación a los desafíos que los estudiantes
enfrentarán en las asignaturas y constituye el principal recurso de aprendizaje en
función del cual se realiza la tutoría una vez iniciado el año académico. Su relevancia,
por otro lado, está dada porque permite transparentar a los estudiantes cuáles son las
características que poseen los textos en sus respectivas disciplinas y, de esa manera,
complementar las instrucciones que los docentes detallan en rúbricas y pautas de
evaluación. De este modo, el tutor, además de colaborar en la formación de sus
tutorados, participa en el proceso de levantamiento, discusión y sistematización de las
prácticas de escritura de sus disciplinas, mediante un estudio descriptivo que resulta
fundamental para la efectividad de su trabajo.
Dicha tarea investigativa es permanentemente monitoreada y acompañada por
los profesionales del equipo de coordinación del programa con el objeto de que los
tutores sean capaces no solo de realizar aproximaciones etnográficas a los corpus
textuales con los que trabajan, sino que además reconozcan la relevancia de realizar una
adecuación sobre los desafíos específicos a los que se ven enfrentados los estudiantes
en sus distintas carreras. En este escenario, los tutores, junto con relevar el lugar de la
escritura en la práctica pedagógica de cada disciplina, también desarrollan variados
meta aprendizajes a partir de la reflexión continua sobre la realización de sus tutorías.
Posteriormente, la modalidad de inserción del tutor dentro del curso es negociada
con los profesores y las autoridades académicas locales de acuerdo a las características
de los géneros que escriben los estudiantes, los objetivos de aprendizaje de la
asignatura y el programa del curso. El tutor, al igual que el asesor docente, actúa como
un mediador en la definición de estos espacios y en la articulación entre los actores
involucrados en el proceso formativo de los estudiantes, por lo que es adecuado
reconocer que su campo de acción apunta tanto al estudiantado, en la medida en que
realiza un acompañamiento directo, como a los distintos actores de la comunidad
104 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
Reflexión final
Referencias
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Pablo Lovera Falcón y Fernanda Uribe Gajardo / Hacia una didáctica crítico-reflexiva
en la enseñanza de la escritura en la educación superior 107
Soledad Concha
Paola Miño
María Paz Vargas*
Universidad Diego Portales
Abstract: Selecting and teaching specific genres, which are supposed to be common
in higher education in general, or within particular discourse communities, is a
typical pedagogical decision for writing educators who follow a cultural approach.
This study questions the supposed discursive consensus among members of two
Introducción
Metodología
1. Participantes
3. Marco metodológico
(Strauss & Corbin, 2002). Esta metodología cualitativa está orientada a comprender
cómo funciona el mundo social, asumida su complejidad y el hecho de que “sus
significados no se vislumbran con facilidad” (Strauss & Corbin, 2002: 14). La
metodología permite que una teoría emerja y se fundamente a partir de los datos,
por la vía de descubrir en ellos categorías y sus relaciones, que puedan luego ser
organizadas en un esquema explicativo teórico. En relación con esta metodología,
se analizaron entrevistas semiestructuradas en los siguientes pasos metodológicos:
A. Codificación abierta:
a) La totalidad de las entrevistas, de las dos comunidades, fue distribuida entre
dos investigadoras, quienes identificaron temáticas macro que organizaban el
contenido, las que fueron luego consensuadas: i) la naturaleza del conocimiento
en su disciplina, ii) cómo se construye el conocimiento en su disciplina y iii)
cómo deberían escribir los estudiantes en el pregrado. De acuerdo con esta
primera conceptualización, todas las entrevistas transcritas fueron organizadas
al interior de los temas macro.
b) Cada investigadora asumió los datos de una comunidad y realizó un
microanálisis (Strauss & Corbin, 2002: 117) de cada entrevista, en la búsqueda
de conceptos que pudieran ser considerados propiedades o dimensiones de las
temáticas macro, al interior del discurso de cada entrevistado.
c) Los microconceptos fueron organizados en relación con las temáticas macro
y refinados o reducidos en la medida en que podían ser subsumidos unos en
otros.
B. Codificación axial
a) Los conceptos micro derivados de todas las entrevistas de una misma comunidad
fueron organizados en una tabla comparativa. En este ejercicio se buscó,
primero, determinar si era posible homologar microconceptos entre entrevistas
y se elaboraron definiciones para cada uno de ellos.
b) Se produjeron oraciones y esquemas en los que se establecieron relaciones
lógicas entre los conceptos macro y micro al interior de cada entrevista.
c) Se compararon las oraciones y esquemas de cada entrevista para determinar
posibles relaciones entre ellas.
d) Se levantaron categorías más abstractas o matrices conceptuales para agrupar
los fenómenos que se repetían entre entrevistas.
e) Se construyeron esquemas conceptuales para relacionar los fenómenos que
coexistían en las entrevistas de cada comunidad.
Soledad Concha, Paola Miño y María Paz Vargas / Representaciones sociales sobre el conocimiento
y la escritura en el pregrado, en dos comunidades discursivas: implicancias para la enseñanza
de la escritura en la Educación Superior 117
Resultados
La historia es:
Subjetiva: la construyen los sujetos; no puede aspirar a la objetividad; hay selección (de sujetos,
de enfoques, de palabras, de fuentes, etc.).
Dialógica: se construye sobre el estado del arte, en diálogo con otros que estudian el mismo
fenómeno o evento.
“Nosotros, en ese sentido, no es que tengamos una postura absolutamente relativista, pensando
en un relativismo nihilista que desecha todo y que no cree que exista nada, pero creemos, o yo
particularmente, creo en la historia en términos muy plurales, muy móviles, más bien inciertos
que ciertos, que dependen mucho de cómo se está analizando, de quién lo está analizando, desde
dónde se está analizando, cuáles son los intereses que hay detrás, cuáles son las perspectivas,
cuáles son ¿los modos? Así yo creo que es una historia mucho más, en ese sentido me parece
más rica, claramente mucho más ¿feble?, menos asible” (FD).
“Yo creo que en general (…) los historiadores caen en un academicismo exacerbado, entonces
pueden estar, no sé, hablando sobre los sujetos populares, las manifestaciones de los años sesenta
y pueden estar hablando de los habitantes de las poblaciones callampa, pero que finalmente
difícilmente un poblador va a poder leer o comprender su relato porque utiliza conceptos
tan rebuscados que hasta para una persona, un estudiante, es difícil de comprender, entonces
yo creo que es uno de los principales vicios de la academia” (CB).
“Cuando yo te digo esto de que hay que presentarle un campo amplio sobre cómo se ve la historia,
en definitiva cómo se concibe, hay que presentarles, por supuesto, distintas teorías sobre historia
y aquí es donde nos vamos a un plano súper conceptual, muy teórico, porque precisamente para
ver estas nuevas formas de hacer historia es necesario que nos apoyemos en muchísima teoría.
Por ejemplo, a ver todo lo que dice relación con antropología histórica, sociología histórica,
qué se yo, los estudios comparados, todo esto es súper necesario, y es que no existe una forma
de mirar la historia. Y bueno como te decía ambas cuestiones son súper complementarias, todo
lo que tiene que ver con la teoría, cuál va a ser el punto de vista que el estudiante va a asumir
para abordar un fenómeno histórico va a estar por supuesto condicionado no únicamente a la
cantidad de fuentes que él tenga, sino que además la teoría que va a asumir” (UM).
En contradicción con esta perspectiva, uno de los miembros de este grupo representa
al ensayo como un género más literario, que requiere gran dominio bibliográfico y
trabajo empírico, pero sobre todo “buena pluma”, creatividad escritural. Esta última
representación es consistente con el concepto de creatividad para la construcción
del conocimiento histórico que, respecto de la pregunta anterior, representaba una
posición marginal en el continuo de formas de resolver la subjetividad en la historia. La
siguiente cita, que corresponde al mismo entrevistado, ilustra la relación que establece
entre los conceptos de escritura creativa y hermenéutica, que sería una propiedad del
conocimiento histórico que lo alejaría de la verdad absoluta:
cierto? Entonces de la misma forma se puede decir que todo se expresa en las escrituras, en cómo
se escriben, en cómo se plantean, en qué verbos se usan, mil cosas que tienen que ver con el
ejercicio escritural, estilístico, artístico. Entonces, yo cada vez estoy más convencido de que el
conocimiento histórico no va por el lado de la objetividad, no va por ese lado, va por el lado de
ser capaz de expresar, de ser capaz de escribir lo más creativo, lo más sugerente posible” (AT).
“... me parece interesante que cuando se trabaja más literatura se empieza a entender más la
sutileza de las metáforas, de pensar más creativamente, de tratar de tal vez como pensar esto
de la escritura ¿no? Como muy a lo Hayden White, que son narrativas. Pero ellos generalmente
como no tienen mucha formación de ese lado, les cuesta mucho pensar como fuera de esa caja
que se llama historia objetiva” (HI).
Tres de los entrevistados van más allá y proponen que en el pregrado se debería
promover la narrativa literaria, como una forma de escribir en historia con técnicas
literarias, con atención al estilo; con expresión estética, intuición, imaginación,
probando distintos formatos y formas de seducir al lector. Uno de ellos extrema esta
posición con representaciones que acentúan la idea de subjetividad como escribir
desde adentro, entendida como la historia escrita por sus protagonistas y escritura
de sentimientos, entendida como una reparación necesaria frente a un tipo de
conocimiento histórico que se ha empeñado en reducir la subjetividad de sus sujetos.
El siguiente esquema ilustra una teoría abstracta deducida del análisis, que incluye
las representaciones aquí resumidas y la manera como se relacionan al interior de la
comunidad:
Soledad Concha, Paola Miño y María Paz Vargas / Representaciones sociales sobre el conocimiento
y la escritura en el pregrado, en dos comunidades discursivas: implicancias para la enseñanza
de la escritura en la Educación Superior 121
En historia se
debe:
Explicar Cuestionar
el pasado la verdad
histórica
porque es una
disciplina:
Una ciencia No científica
social
Un Diversa
conocimiento epistemo-
que afecta a la lógicamente
sociedad
Subjetiva
Situada
Plural
Inasible
Cambiante
Hermenéutica
Dialógica
Inclusiva
Por esto, el
conocimiento
histórico se
debe construir:
Con método Con rigor Con Con rigor Con lectura Con
científico investigativo método académico crítica creatividad
científico
adaptado
Con Con escritura Con ensayo Con Escribiendo
proyectos de crítica literario narrativa desde
investigación literaria adentro
Con ensayos Con ensayos Escribiendo
con hipótesis sentimiento
y metodología
rigurosa
Con lenguaje Con escritura
directo, claro y libre
explicativo
Para un
público amplio
2. La comunidad de Sociología
Como en el caso anterior, en esta comunidad fue posible reconocer una matriz de
representaciones dominante, si bien fue más evidente la existencia de divergencias
al interior del grupo. Específicamente, la totalidad de los entrevistados coincidió en
que el objeto de estudio de la Sociología son los fenómenos sociales y que estos se
estudian desde diversos enfoques. Estos últimos se representan como perspectivas
epistemológicas más centradas en las estructuras sociales (macro), por una parte, o
más centradas en los sujetos (micro), por otra, o bien integrando ambas dimensiones
en un ejercicio recursivo de búsqueda de vínculos entre ellas, por medio de conceptos
teóricos. No obstante estas coincidencias, ya en este punto divergen cuatro miembros
de la comunidad quienes, adhiriendo a esta representación global del campo, se definen
en relación a ella en enfoques específicos: desde la teoría social, desde un enfoque
crítico, desde una perspectiva cultural, o bien, asumiendo las dimensiones macro y
micro y sus metodologías (más cuantitativa la macro, más cualitativa la micro) como
complementarias y necesarias para la exploración de fenómenos sociales.
Del análisis de relaciones entre categorías fue posible derivar que los señalados
enfoques diferenciales con que asumen el estudio de la disciplina los distintos
miembros están vinculados con sus representaciones acerca de cómo se construye
el conocimiento en Sociología y acerca del papel de la escritura en la formación de
sociólogos.
En primer lugar, respecto de la construcción del conocimiento sociológico es
llamativo que, como en el caso de Historia, los miembros de la comunidad definen
sus representaciones en contraposición con tendencias que reconocen en el campo.
Por ejemplo, en relación con la matriz dominante, se recoge la representación de una
instrumentalización en la que habría caído la disciplina en la actualidad. En palabras
de una de las entrevistadas: “…lo que agarran son los conceptos, individualismo,
modernidad y dicen, y el esfuerzo es, yo soy crítica, lo digo, me parece de un simplismo
espantoso, digamos, porque la sociología se reduce a ver si estas categorías, que fueron
diseñadas en otros contextos, funcionan o no funcionan, o llegan y las usan y dicen,
ya esto es Chile hoy día” (RB). O en la voz de otro de ellos: “creo que la tendencia
general es hacia la especialización y a formar profesionales para insertarse en el
mercado laboral y ahí el problema es que es un instrumentalismo tan brutal porque
entonces tú solo te formas en las capacidades que se valoran en el mercado laboral
y esas son métodos cuantitativos de sociología” (RE). Cuatro de los entrevistados
se oponen a esta Sociología que utiliza los métodos de una manera mecánica para
aplicarlos directamente a resolver problemas prácticos y adapta irreflexivamente
nociones teóricas foráneas o clásicas al estudio de fenómenos sociales locales o que
son incoherentes con ellas.
En consistencia con lo anterior, casi todos los miembros de la comunidad se
representan que el conocimiento sociológico debe ser construido por la vía de
problematizar la realidad en estudio, tanto como la teoría y la metodología a las que
se acude para estudiarla. Así también, coinciden en que la investigación sociológica
debe siempre incluir interpretación, en tanto la realidad que se estudia no es simple,
Soledad Concha, Paola Miño y María Paz Vargas / Representaciones sociales sobre el conocimiento
y la escritura en el pregrado, en dos comunidades discursivas: implicancias para la enseñanza
de la escritura en la Educación Superior 123
“Yo lo que percibo en nuestro campo, en nuestra disciplina es que tú justificas por
qué estás en una perspectiva de carácter más teórico, más epistemológico y puedes
demostrar que entiendes las implicaciones de esa perspectiva, lo digo para un
estudiante que es capaz de entender cuáles son como las claves fundamentales de la
perspectiva que está adoptando para desarrollar un argumento, una idea, una forma
de interpretar los datos, no se po, si tienes un cuadro en el que ves los ingresos de
las mujeres y las brechas respecto de los ingresos de los hombres y te das cuenta que
a medida que tenemos más educación las brechas son más grandes, puedes tomar
varias perspectivas para analizar ese resultado. Entonces, si tomas una perspectiva
de género, de interseccionalidad entre clase y género, saber en el fondo qué implica
esa perspectiva, cuáles son los argumentos centrales de esa perspectiva y eso” (MN).
“...por ejemplo si uno utiliza un enfoque más bourdieuano difícilmente vai a tratar de
entender en términos de causalidad una pregunta. Siempre vai a hablar de relación,
de asociación de correspondencias, etc., entonces uno va afinando ese tipo de cosas,
puede que para determinadas partes del campo ese no sea un problema tan importante,
digamos, establecer una coherencia entre teoría y método, pero cuando uno va escalando
un poco y va buscando un público más difícil para acceder, por ejemplo, a revistas,
que son de mayor impacto, ese tipo de cosas son exigencias naturales” (OH).
“... la distinción entre teoría y metodología, o lo teórico y lo empírico. Y yo lo que intento decirles
es que esa es una falsa división, en términos de que supone que uno puede comprender y observar
empíricamente el mundo sin categorías y eso no solo es un problema para la investigación
científica sino que en la vida cotidiana nos damos cuenta que nosotros operamos con categorías
del mundo, observamos el mundo a través de ciertos lentes y algunos de esos lentes tienen un
componente conceptual (...)” (CS).
profundidad lo que señalan los primeros sobre los fenómenos sociales. Para él, el
conocimiento sociológico en la actualidad debería propender a los métodos mixtos,
pues es innegable el volumen de datos disponibles que permiten explorar causalidades,
las que pueden luego ser explicadas en profundidad con técnicas cualitativas.
Así organizados los tres grupos al interior de la comunidad (el grupo dominante
que promueve la problematización y coherencia entre teoría y métodos, el grupo más
teórico y el grupo más empírico), las representaciones sobre qué deberían escribir
los estudiantes que se forman como sociólogos se ordenan, en términos generales, en
tres bloques. Sin embargo, se da el caso de que las representaciones sobre la escritura
establecen algunos cruces entre grupos. Respecto del grupo dominante, se derivaron
dos conceptos de alta frecuencia en los discursos: los estudiantes deben escribir para
aprender a argumentar la perspectiva que asumen en su investigación y para reportar
la investigación. Para aprender a argumentar deben escribir ensayos investigativos,
una categoría que se construyó sobre la base de conceptos y etiquetas variadas
producidas por los entrevistados, pero que coinciden en un texto que contiene las
partes de una investigación y permite el ejercicio de un punto de vista y la posibilidad
de persuadir al lector de la perspectiva teórica y metodológica asumida, así como
de la manera en que se interpretan los datos a partir de la teoría. Para reportar la
investigación los estudiantes deberían escribir reportes que se diferenciarían de los
ensayos investigativos porque no requieren argumentación sino solo una relación del
estudio realizado y de sus resultados.
El grupo denominado aquí como más teórico se asocia con dos representaciones
sobre la escritura en el pregrado: escribir para aprender a razonar y escribir para
aprender a argumentar teóricamente. La primera categoría se relaciona en el
discurso de los entrevistados con una concepción de la escritura como proceso de
pensamiento. Uno de los entrevistados explica que escribir es parte integral del proceso
de investigación, pues mientras se escribe se descubren relaciones entre conceptos
y fenómenos, así como preguntas e interpretaciones: “... la escritura es un correlato
de cómo uno piensa (…). De alguna manera, uno cuando está escribiendo, cambia lo
que está pensando, porque la propia materialidad, el ejercicio, la práctica de escribir
lo fuerza” (CS). En este sentido propone la escritura de distintos formatos lo que se
asociaría con aprender a razonar de distintas maneras. La segunda categoría se asocia
con la producción de un ensayo teórico que estaría centrado en la sección teórica de
una investigación. Es relevante destacar que esta propuesta es compartida por uno de
los miembros del grupo más cuantitativo que ve en este tipo de escrito un paso previo
a la producción escrita de un texto investigativo.
Por último, respecto del grupo denominado aquí como más empírico, ambos
miembros se asocian a la categoría de reporte de investigación, pero uno de ellos
agrega que en el pregrado los estudiantes deberían poder escribir artículos académicos.
En una posición afín, uno de los miembros del grupo dominante considera que los
estudiantes deberían escribir al menos un borrador de artículo académico, lo que lo
posiciona en el extremo más cuantitativo de las representaciones derivadas de esta
comunidad.
126 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
La sociología
Estudia
fenómenos
sociales
Sin embargo
Hay una Se ha Hay una Hay una Ya no
realidad instrumentalizado sociología sociología existe el
externa que extrae acrítica sociólogo
que patrones intelectual
investigar abstractos
Por eso,
el conocimiento
sociológico se
debe construir
Con ética Problematizando Con inter- Contex- Estudiando
la realidad, la disciplina tualizando teoría
teoría y los social
métodos
Interpretando
Vinculando Superando
teoría y método la división
entre teoría y
empiria
Con coherencia
Y escribir en el
pregrado
Conclusiones y discusión
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130 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
Introducción
universidades, tanto tradicionales como privadas. Estos avances a partir del 2010
debieron responder
favorece el acceso de los estudiantes a las diferentes culturas escritas de las disciplinas,
posibilitado por las acciones de los profesores, con el fin de que los estudiantes
desarrollen habilidades propias de la comunidad. Conlleva dos objetivos: enseñar a
participar en los géneros propios de un campo del saber y enseñar las prácticas de
lectura y escritura adecuadas para aprender en él (Carlino, 2013: 370).
Asimismo, a partir de los hallazgos, se busca determinar la relación que existe entre
prácticas de escritura y el razonamiento científico.
Para ello, se despliega a continuación el marco de referencia, constituido por
la alfabetización académica y el rol de las prácticas de escritura en el contexto de
la comunidad disciplinar investigada. Luego, se aborda la metodología cualitativa
que sustenta el estudio y su aplicación al corpus recabado in situ para, en definitiva,
proceder al análisis e interpretación de los resultados y los comentarios que se derivan
del trabajo realizado.
Marco de referencia
escritas de las disciplinas” (Carlino, 2013: 370). Son los profesores los que deben
realizar acciones con apoyo institucional para que los universitarios aprendan a
exponer, argumentar, resumir, buscar información, jerarquizarla, ponerla en relación,
valorar razonamientos, debatir, etcétera, según los modos típicos de hacerlo con cada
contenido disciplinar.
La misma autora señala que esto supone, por un lado, enseñar a los estudiantes a
participar en los géneros discursivos propios de un campo del saber y, por otro, enseñar
las prácticas adecuadas para aprender en dicho ámbito. En el primer caso, se trata de
formar para escribir y leer como lo hacen los especialistas; en el segundo, de enseñar
a leer y a escribir para apropiarse del conocimiento producido por ellos, es decir,
construir conocimiento nuevo a partir de lo que se va conociendo. De acuerdo con
esto, alfabetizar académicamente equivale también a ayudar a participar en prácticas
contextualizadas, lo cual es distinto de ejercitar habilidades que las fragmentan y
desvirtúan. Esto último significa que el aprendizaje de las prácticas de escritura implica
participación en comunidad y que la adquisición de conocimientos se considera un
proceso de carácter social.
Desde estas perspectivas, y en consideración a que el foco del estudio está en el
campo de la formación inicial en la carrera de Biología, nos adherimos, en primer
lugar, tanto al movimiento WAC por concebir la escritura como herramienta de
aprendizaje y, por tanto, de naturaleza epistémica, como al WID por poner el acento
en las convenciones retóricas propias del contexto disciplinar en que se escribe. En
segundo lugar, acorde con una propuesta integradora, coincidimos con Lea y Street
(2006) en el sentido de que las alfabetizaciones académicas como modelo se centran
en la adquisición de la competencia escritural, en las bases del desarrollo curricular y
en las prácticas de escritura que, en este caso, se instancian en la asignatura Anatomía
Humana de segundo año. En definitiva, estamos en presencia de una unidad de
enseñanza y aprendizaje inserta en el proceso de alfabetización situada que demanda
estrategias de aprendizaje particulares y que no suele ser adquirido de forma natural,
sino que debe ser enseñado.
La puesta en marcha de una actividad está mediada por un objetivo, por lo que
es necesario el desarrollo de diversas acciones para su realización y evaluación.
Asimismo, este proceso requiere el uso de recursos que posibilitarán el cumplimiento
de los aprendizajes esperados, así como también de los productos (diversidad de textos)
que se convertirán en la evidencia del aprendizaje de los miembros que se encuentran
en proceso de ingreso a la comunidad. En un fragmento del discurso del docente,
que sirve de base para el análisis que nos motiva en este trabajo, se reconoce que el
objetivo último de la formación de los estudiantes es el desarrollo del razonamiento
científico, tal como se aprecia en el siguiente ejemplo:
“… uno puede asociarlo [el razonamiento científico] también a una cierta lógica de cómo
resolver este problema. O sea, podemos incluir ahí las habilidades de hipotetizar, o de diseñar
un experimento. Ya sería como el pensamiento lógico que me lleva finalmente, a partir de ciertas
observaciones, a inferir o determinar la lógica de esta resolución de, del problema, en términos
de que si yo tengo un problema, tengo que tratar, por ejemplo, de, la mayoría de las veces, de
obtener datos empíricos para ver o para poner a prueba una hipótesis. Es como la articulación
del pensamiento científico, en el cual yo puedo incluir los conocimientos y habilidades asociadas
a él y en eso leer y escribir es fundamental” (Entrevista profesor de biología).
Marco metodológico
Enfoque de la investigación
el marco de esta investigación, se llevaron a cabo los pasos propuestos por Yin (2014)
en cuanto a la acción metodológica en un estudio de caso.
Objetivos de la investigación
Objetivo general
- Caracterizar –de manera preliminar y a partir de una serie de dimensiones– las
prácticas de escritura académica que se identifican en el discurso de un docente
y en la observación de sus clases en la asignatura de Anatomía Humana en una
comunidad de Biología y su relación con el razonamiento científico.
Objetivos específicos
- Identificar las prácticas de escritura en el discurso del docente que dicta la
asignatura Anatomía Humana y en dos clases de dicha asignatura en una
comunidad académica de Biología.
- Describir –de manera preliminar– las prácticas de escritura relevadas en el
discurso del docente y en dos clases de la asignatura Anatomía Humana.
- Relacionar las prácticas de escritura académica relevadas del discurso de un
docente y de la observación de dos clases con el razonamiento científico.
Este trabajo se lleva a cabo en una comunidad de Biología en una universidad chilena.
Los participantes de este estudio de caso corresponden a un profesor que imparte
Juana Marinkovich Ravena, Marisol Velásquez Rivera, Marjory Astudillo Figueroa / Hacia una
caracterización de las prácticas de escritura en la comunidad académica de Biología 141
Técnicas de análisis
Resultados y discusión
“En casi todas las instancias [se realizan actividades de escritura]. Una es clase, la segunda, se
pueden pedir algunos trabajos, que los entreguen los estudiantes. Y la tercera que yo creo (…)
es en los laboratorios, que son los prácticos” (Entrevista profesor de biología).
Asimismo, agrega:
(…) “O sea, hay varias cosas que nosotros les pedimos habitualmente y que claramente lo voy
a estar ocupando en esta asignatura” (Entrevista profesor de biología)
Estas declaraciones coinciden con lo observado y con que una de las actividades de
escritura que se desarrolla al interior de la clase es resolver una guía de trabajo y que
se utiliza una metodología por modelo, tal como se señala en la siguiente intervención:
“para que después, siguiendo las etapas que les enseñamos, después puedan escribir y se vayan
guiando más o menos por esas etapas. Tener una adecuada introducción, cuál es explícitamente
tu problema de investigación, hipótesis, objetivos, etc.” (Entrevista profesor de biología).
“Ahí [en las clases] tienen que escribir, que tienen que tener buenas sus partes de habilidades
científicas, tanto como para desarrollarlas, como para plasmarlas en un texto” (Entrevista
profesor de biología).
“cuando uno entrega un artículo que ellos sean capaces de extraer ideas fuerza de ese artículo
y lo principal de ese artículo” (Entrevista profesor de biología).
Luego agrega:
“por ejemplo, explícitamente cuáles son los antecedentes importantes que movieron esta
investigación. Luego, si a raíz de eso, ellos [los estudiantes] encontraron o explicitan el problema
Juana Marinkovich Ravena, Marisol Velásquez Rivera, Marjory Astudillo Figueroa / Hacia una
caracterización de las prácticas de escritura en la comunidad académica de Biología 143
PRÁCTICA DE ESCRITURA
Instancia de planificación
Decisiones Actividades Métodos Recursos
- Escribir en clases - Resolver - Por modelo - Aplicación para
- Leer en clases guía de Android
trabajo Specto - Por exposición
- Dialogar en clases - anatómica del
- Fomentar el aprendizaje del tórax
método científico
- Utilizar material concreto
- Utilizar aplicaciones
educativas
Instancia de Ejecución
Estrategias Acción Actividades Instrucción del docente Recursos
Activación / Descripción de
Podría describir los eventos macroscópicos
preparación componentes Conocimientos
y el trayecto de la sangre desde la entrada
del del corazón e previos de los
Describir
previos en temática
conocimiento punto de los iones, canales, etc.
lectura de textos
disciplinar
académicos
Visualización del
Construcción
Planteamiento Basado en la visualización, plantee hipótesis sistema cardíaco
Hipotetizar
del
de hipótesis sobre los efectos de cada una de estas dos a través de
razonamiento
proyectivas alteraciones comunes en los seres humanos aplicación realidad
científico
aumentada
Luego, de analizar el texto, discuta en
Integrar información
de investigación (…) que ellos puedan comprender muy bien lo que están, lo que ellos tienen
que leer” (Entrevista profesor de biología).
“Finalmente, es como una lógica que nosotros ocupamos asociado al método científico para poder
evidenciar algún experimento o alguna característica, algún fenómeno en ciencia. Entonces,
generalmente, lo que nosotros realizamos es asociarnos al método científico. Entonces, lo que
nosotros queremos es que los chicos finalmente empiecen a tener ese raciocinio así y lógicamente
cada una de esas, de las partes del método científico. Lo que más destacamos es que no sea
como receta de cocina, que no sea así, secuencialmente, aunque en un principio tenemos que
enseñarlo así, que tiene… que tiene una secuencia, pero claramente nosotros insistimos en que
no es tan así” (Entrevista profesor de biología).
“Vamos a trabajar con la aplicación de la guía Specto, comenzaremos con TVTES” (Fragmento
extraído de clase de biología).
Estudiante: “Estaba pensando que la respuesta no sería liberar más calcio. Las conducciones se
harían más fuertes, pero no más rápido.
Profesor: “Piensa, en el texto de la aplicación hay información relevante, conecta con los
ventrílocuos, piensa…”.
Si bien no se puede afirmar que haya planificado una actividad por descubrimiento,
sí decidió utilizar material concreto para apoyar el aprendizaje de sus estudiantes.
En síntesis, y tomando en consideración la información relevada desde el discurso
del docente y algunos segmentos de la clase que hacen alusiones a decisiones tomadas
por él, se puede señalar: (1) la práctica de escritura que propone se compone de
actividades de escritura en clases, que contemplan una lectura preliminar con foco en la
comprensión de las ideas fundamentales que apuntan al desarrollo de habilidades que
potencian el razonamiento científico; (2) la metodología que utiliza se basa en que los
estudiantes reconozcan modelos, para que luego puedan emularlos en la elaboración
de sus textos; y (3) la utilización de aplicaciones de realidad aumentada y una figura
anatómica como recursos que aportan al aprendizaje del estudiante.
Sin embargo, esta caracterización preliminar de la práctica de escritura resulta
muy general; por lo que se ha recurrido al análisis de la observación de las dos clases
para complementarla, especialmente, en lo que se refiere a la producción de textos.
De este modo, a partir de un análisis de tipo espiralizado se van agregando atributos a
la primera caracterización de la práctica, a fin de complementarla con la información
obtenida de la observación de las dos clases.
A continuación, se describen -de manera más bien general- las dos clases analizadas
para, posteriormente, seguir con el proceso de caracterizar la práctica de escritura
relevada.
En un primer momento, el docente presenta la agenda y el objetivo de la clase:
Reconocer las partes del corazón, su ubicación exacta en la cavidad torácica y sus
principales funciones de irrigación sanguínea. Enseguida, entrega una explicación
usando recursos visuales (figura anatómica) y solicita a los estudiantes descargar en sus
teléfonos celulares una aplicación referida a la utilización de la realidad aumentada.
A continuación, propone una guía de trabajo (Specto) que contempla actividades
individuales y en grupo y una posterior socialización de las ideas elaboradas por los
estudiantes. Finalmente, realiza un cierre temático, responde interrogantes y adelanta
las actividades de la segunda clase. Luego de un receso de 15 minutos, se continúa
desarrollando la guía de trabajo, propiciando el desarrollo del razonamiento científico,
por ejemplo, en la elaboración de una hipótesis o en la discusión entre pares y el
establecimiento de relaciones con el conocimiento disciplinar.
Si se analiza la clase propiamente tal, se contempla que la práctica de escritura
relevada incluye varias actividades y acciones en las que se debe usar la aplicación
(realidad aumentada), descargada en los teléfonos celulares y producir textos asociados
a la comprensión de la temática de la clase. Igualmente, se ponen en marcha diversas
estrategias centradas en el desarrollo del conocimiento disciplinar y el razonamiento
científico. Estas últimas se relacionan directamente con la escritura, por ejemplo, el
146 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
Profesor: (respondiendo al estudiante 1). “Eso es lo que queremos ver, lo tienes que registrar”.
(Los estudiantes siguen trabajando en silencio. El profesor observa lo que ellos desarrollan).
Figura 2. Texto auténtico elaborado por un estudiante según instrucciones del profesor.
Comentarios finales
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150 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
Palabras clave: Estudio e informe de caso, escritura a través del currículum, géneros
de formación docente, sistemas de actividad.
* Para correspondencia, dirigirse a Natalia Ávila Reyes ([email protected]) o a Ana María Cortés Lagos
([email protected]). Pontificia Universidad Católica de Chile, Facultad de Educación. Av. Vicuña Mackenna 4860,
Macul, Santiago (Chile). Teléfono +56223544407. Las autoras agradecen el financiamiento otorgado por el II
Concurso de Docencia, en el marco del Convenio de Desempeño PUC 1201. Asimismo, reconocen el valioso
aporte de las profesoras en formación Solange Morales y Natalie Céspedes como ayudantes de investigación.
154 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
Introducción
retoma las preguntas sobre una descripción de los géneros pedagógicamente relevante
y sobre la innovación pedagógica en escritura a través del currículum, aportando
argumentos para situar la acción social y comunicativa en el centro de la pedagogía
de los géneros de formación.
Géneros y actividad
La idea de que los géneros son respuestas discursivas prototípicas a las interacciones
sociales es propia de los llamados Estudios Retóricos del Género (Freedman &
Medway, 1994), corriente conocida en Latinoamérica con el nombre de sociorretórica.
Desde esta perspectiva, los géneros corresponden a una acción social tipificada que se
manifiesta en una forma discursiva, con un conjunto de rasgos y regularidades. Según
Bazerman y Prior (2005), este enfoque se interesa por los rasgos textuales y lingüísticos
de los géneros, entendidos como una consecuencia de la situación sociorretórica, que
incluye las intenciones de los autores, propósitos elaborados socialmente, recursos
intertextuales, entre otros factores. Sin embargo, pese a poner un fuerte acento en la
situación y el contexto que les da origen, en este enfoque los géneros son tomados
como formas textuales dadas.
Por otro lado, en el mismo marco epistemológico de los estudios retóricos, se
ha configurado una tradición particular de estudios del género fuertemente influida
por la Teoría de la Actividad, que concibe los géneros como fenómenos de lenguaje
emergentes. Entender los géneros como un fenómeno letrado emergente tiene
consecuencias concretas en al menos dos actividades que competen a los estudios
de la escritura: (a) cómo se estudian los géneros, y (b) cómo se enseñan. En lo que
sigue, se explicarán brevemente los principios de esta postura, de la que se desprende
el constructo de “géneros de formación”, propio del sistema de actividad académico.
observarse en actividades tan simples como las del niño intentando alcanzar un objeto
fuera de su alcance, o tan complejas como las que configuran el sistema de interacciones
puestas en marcha para producir conocimiento en un centro de investigación. Por
supuesto, las actividades de enseñanza y de aprendizaje en el contexto de una carrera
universitaria resultan fácilmente analizables en términos de esta teoría.
Russell (1995), basándose en Engeström, plantea que la unidad básica de la
teoría, tanto para analizar los procesos culturales como individuales, es el sistema de
actividad. Este se define como un sistema funcional que consiste en uno o más sujetos,
un objetivo, y herramientas que median la interacción. Los sistemas funcionales se
caracterizan por ser de carácter histórico, mediados por herramientas, estructurados
dialógicamente; pueden ser analizados en términos de la relación entre participantes y
herramientas, y modificados por medio de zonas de desarrollo próximo (1995, 1997a).
Las herramientas son materiales, pero pueden ser de naturaleza muy diversa,
incluida la naturaleza semiótica. Tal como las herramientas cambian según la finalidad
de su uso, los textos se adaptan y se desarrollan históricamente para cumplir diversas
finalidades. De hecho, esta es una posible definición del concepto de “género” desde
esta perspectiva. Así como los sistemas de carácter histórico y social cambian, también
los géneros tienen una naturaleza cambiante y dinámica. La calidad genérica de un
texto, en esta perspectiva, puede ser modificada no solo por la forma textual, sino
también por fuerzas como los procesos de producción, recepción y distribución; las
relaciones con las condiciones sociales y materiales; el uso que se les da dentro de
la actividad, entre otros muchos factores (Bazerman & Prior, 2005). Para dar cuenta
del carácter dinámico, fluido y emergente de un género, una descripción centrada
únicamente en elementos, pasos o movidas del texto resulta insuficiente.
Los sistemas de actividad como modelo para conceptualizar el género facilitan el
estudio de los usos escritos en contextos de producción de conocimiento, tales como
la academia, la investigación o los entornos laborales, porque ponen de relieve el rol
de los textos como mediadores de la actividad. Así, la idea de que la escritura opera
dentro de las culturas disciplinares para facilitar las múltiples interacciones requeridas
para la producción del conocimiento es propia de esta perspectiva (Berkenkotter
& Huckin, 1995). Más aún, a raíz de este carácter mediador es que los géneros se
entienden también como “herramientas de la cognición”:
“nuestra tesis es que los géneros son estructuras retóricas inherentemente dinámicas que pueden
ser manipuladas de acuerdo con las condiciones de uso y que la mejor forma de entender el
conocimiento sobre el género es como una forma de cognición situada inserta en actividades
disciplinares” (Berkenkotter & Huckin, 1995: 3, traducción propia).
Una de las contribuciones más explícitas de esta perspectiva es proponer una definición
de género que trascienda la identificación de una estructura y de sus rasgos lingüísticos.
Concebir al género únicamente como un conjunto de rasgos textuales ignora el rol
158 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
“se pone un énfasis en lo que la gente está haciendo y la manera en que los textos le ayudan a
hacerlo, en lugar de ver a los textos como el objetivo en sí mismos. En los contextos educacionales
las actividades se enfocan en preguntas como de qué forma los estudiantes construyen los
conceptos y el conocimiento a través de la resolución de problemas, cómo es que las actividades
instructivas posibilitan la construcción de conocimiento y las oportunidades de aprendizaje, cómo
apoyan y estructuran el aprendizaje los profesores y cómo y para qué propósitos los estudiantes
adquieren habilidades” (Bazerman, 2012: 136).
De este modo, se hace patente la importancia de adoptar una perspectiva de este tipo
al analizar el género con propósitos de escribir a través del currículum, especialmente,
porque el foco de la escritura en la formación disciplinar no debería estar en lo
normativo (ej. “así debes construir tu ensayo”), sino en tener una función disciplinar
materializada en actividades (ej. “estos son los conceptos que debes relacionar en tu
ensayo”). Sin embargo, los estudiantes muchas veces desconocen los elementos más
mínimos que componen los textos académicos (ej. “¿cómo debo comenzar mi ensayo?”
“¿puedo usar la primera persona?” “¿en qué tiempo verbal lo redacto?”, etc.). Por lo
tanto, es necesario estudiar las regularidades que efectivamente se configuran a partir
de la actividad. Como explica Russell, “los géneros no están constituidos por rasgos
formales, sino por acciones sociales recurrentes que hacen emerger regularidades
en el discurso que las media” (Russell, 1997b: 26, traducción y destacado propios).
En este sentido, es necesario investigar con los usuarios de los géneros dentro
del sistema de actividad cuáles son las acciones recurrentes que justifican la
materialización de ciertos rasgos lingüísticos, para luego hacerlos transparentes a los
estudiantes y ayudarlos a consolidar el rol de los géneros como “herramientas de la
cognición”.
Sin embargo, es preciso tener en cuenta que los textos reconocidos por los
participantes de un sistema de actividad como pertenecientes a un género, esto
es, lo que los participantes (u otra persona, como un lingüista) señalan cuando les
preguntan si este es un tipo de texto u otro, pueden no compartir un conjunto fácilmente
reconocible de rasgos formales. Al contrario, los participantes a veces reconocen estos
textos como pertenecientes a un mismo género escrito porque operacionalizan las
acciones de participantes de un mismo sistema de actividad, independientemente de
sus partes o formatos (Russell, 1997a). Esta salvedad metodológica es particularmente
importante cuando equipos de lingüistas, con concepciones del género como formas
dadas, nos aproximamos a los participantes para levantar sus conocimientos de un
género en particular.
En síntesis, estudiar el género desde los sistemas de actividad privilegia la
comprensión de lo que las comunidades hacen a través de los textos, es decir, la
actividad que termina por dotar de sus particularidades lingüísticas a los mismos.
Natalia Ávila Reyes y Ana María Cortés Lagos / El género “informe de caso”
en la formación inicial docente: una aproximación basada en la actividad 159
generar un material que diera cuenta de cómo solucionarlos en la escritura misma del
texto. Para eso, se recurrió a herramientas de la lingüística aplicada como las movidas
retóricas (Swales, 2004), el metadiscurso y los mitigadores (Hyland, 1996, 2005)
cuando resultó necesario describir realizaciones del discurso a partir de la actividad.
Método
1. Investigación-acción
2.1. Entrevistas
Para ejecutar esta fase del proyecto se detectaron 5 cursos de la malla curricular de
Pedagogía Básica en cuyo programa se solicitan informes de caso y se contactó a
los docentes que los dictaban regularmente. En uno de los cursos, sus docentes se
excusaron de participar, mientras que, en otro, se detectó que el trabajo no correspondía
al género y fue dejado fuera de la muestra. Un total de 4 profesores de tres cursos
(uno sobre desarrollo, otro sobre sociedad y una didáctica disciplinar) participaron
de las entrevistas, las que se realizaron utilizando un protocolo semiestructurado y
fluctuaron entre los 30 minutos y una hora por participante. Los participantes firmaron
un consentimiento informado y se registró en audio cada entrevista.
El protocolo incluía 4 preguntas principales, cada una orientada a un objetivo.
Se planificaron algunas preguntas de profundización (probes) en caso de que fuesen
necesarias o atingentes al objetivo. Las preguntas de sondeo y ejemplos de sondeo
realizados se encuentran en la Tabla 1.
Ejemplos de preguntas de
Preguntas centrales
sondeo realizadas
1. ¿En qué consiste el trabajo de estudio de caso de 1.a: Este trabajo, ¿culmina
su curso? con un informe escrito?
2. ¿Cómo se les comunica a los alumnos en qué
consiste el texto que deben escribir?
3. A partir de las muestras que nos ha
proporcionado como ejemplo, ¿qué caracteriza un
buen informe de caso?
4. ¿Qué tipo de dificultades percibe usted que 4.a: ¿En qué se expresa ese
tienen sus alumnos en la elaboración del informe “escribir mal”? ¿Me puede
de caso? dar un ejemplo?
Tabla 1. Preguntas centrales y de profundización de la entrevista.
162 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
“Ya no lo llamamos estudio de caso […] puesto que pensamos que el estudio de caso tenía
ciertos requisitos metodológicos más rigurosos de lo que nosotros hacemos. Entonces, el estudio
de nuestro curso consiste en que dos estudiantes tienen que hacer un análisis de la trayectoria
escolar de un alumno del sistema escolar, y visualizar qué factores socioculturales han influido
en su desempeño escolar” (P4).
Esta aclaración se debe a que en las ciencias sociales y educación, los estudios
de caso corresponden a una metodología cualitativa utilizada frecuentemente para
estudiar fenómenos complejos, que se delimitan en objetos tales como un programa,
una institución, una persona, un proceso o unidad social (Merriam, 2009; Yin, 2002).
El género experto equivalente sería probablemente un artículo de investigación o
un reporte de investigación, los que difieren con el género de formación en varios
aspectos, como por ejemplo el metodológico.
Si bien existe una relación en términos generales con la metodología de casos,
no hay una relación sistemática entre un potencial género experto y su “versión” de
Natalia Ávila Reyes y Ana María Cortés Lagos / El género “informe de caso”
en la formación inicial docente: una aproximación basada en la actividad 165
“… la función, cierto, de que el alumno sea capaz de tomar la teoría. Sí, los conceptos centrales
que los pueda relacionar entre sí…” (P1).
“… que sean capaces de evidenciar en terreno, a través de la observación, pistas que te permitan
caracterizar a niños en distintos rangos etarios, en función de los ámbitos del desarrollo que
abordamos en el semestre” (P2).
“[el objetivo es ver]… cómo van relacionando teoría-práctica, cómo van relacionando lo que
uno está viendo aquí en la sala de clases, y cómo ellos lo ven en el colegio, por ejemplo” (P3).
“Nuestra expectativa no es que ellos hagan un levantamiento de información, sino más bien
la aplicación de la teoría a esa entrevista. Entonces, no es que ellos estén jugando, a ser
investigadores que van a levantar un nuevo patrón o una nueva lógica de cómo se comporta
la realidad, no. Más bien están tratando de contrastar, si estos lentes teóricos aparecen; esos
factores que hemos trabajado en clases” (P4).
1
Se ha optado en este artículo por la denominación “comunidades” y no “comunidad discursiva”
como es frecuente en los estudios sobre géneros (Swales, 1990), siguiendo la propuesta de Devitt (2004), quien
distingue diferentes tipos de agrupaciones humanas, tales como comunidades, colectivos y redes. Entre otros
motivos, el concepto de Swales es descartado pues sugiere un alto grado de centralidad, límites rígidos en los
grupos humanos, la idea de un discurso altamente homogéneo entre sus participantes y la idea de que los grupos
humanos se cohesionan por el discurso y no por las actividades que realizan o los objetivos que persiguen.
166 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
“[…] yo, de verdad, no lo entendía. Como que no fue un proceso agradable, aparte, era un trabajo
gigante, inmenso, muy largo, que en ninguna parte entendí lo que tenía que hacer, y me acuerdo
que llegué a julio entregando la cuestión y nunca entendí lo que hice” (E3).
Esta falta de claridad con respecto a la finalidad del informe que se escribe, y
su relación con la actividad que para los docentes motiva el estudio, dificulta la
comprensión de la manera y la finalidad con que deben utilizar la teoría en sus textos.
Así, una estudiante plantea:
“Entonces como que el marco teórico, ya, bien, qué lindo Piaget, no sé qué, lo ponías y después
no tenías idea de cómo usar todo lo que habías escrito” (E9).
En esta actividad existe una interacción entre los alumnos para buscar una idea en común (E-E)
y la ayuda de la profesora que sería la real “experta” en el tema pues lo comprende (E-P), entre
todos forman y conversan sobre el juego para complementar y comprender.
“Existe una construcción del conocimiento a través de un proceso interno, activo y personal.”
(Aznar, 1992, pp. 282) (Fragmento de informe de estudiante).
“Ok, si usted va a hacer una definición, siempre tiene que poner cuál es el concepto, cuál es la
definición, cuál es la edad en la que ocurre, está desfasado el niño, no está desfasado, y después
la referencia, que ahí tiene que aplicar el APA […] les cuesta harto y no ponen las citas” (P1).
“…Y además de la utilización de los anexos, porque en la parte donde vinculan la práctica con
la teoría, se les pide que hagan referencia explícita a las evidencias que le dan pistas” (P2).
De este modo, como parte del proceso de elaboración del material, se buscó
ejemplos de informes reales en los que estas exigencias del manejo intertextual se
cumplieran y se contrastaron con ejemplos menos logrados, explicitando la forma
en la que se espera que utilicen estos recursos intertextuales, como se muestra en la
figura 2. Este modelamiento se hizo tanto con el uso de la literatura, como con las
evidencias empíricas.
Natalia Ávila Reyes y Ana María Cortés Lagos / El género “informe de caso”
en la formación inicial docente: una aproximación basada en la actividad 169
“Creo que la mayor dificultad siempre son los prejuicios que tenemos. Entonces, nos hemos
topado en algún momento, como con esta tensión de que, llegan al caso, y rápidamente tratan
de interpretarlo. Nos cuesta detener esa interpretación. Entonces, creo que la mayor dificultad
170 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
son los prejuicios, y la sobre-interpretación de ciertos fenómenos. Yo creo que ahí hay un tema
más a trabajar, como cómo lograr mayor objetividad” (P5).
“Yo nunca me voy a olvidar de algo que me dijeron en [curso X], que ninguna verdad la tenemos
que asumir como dada, sino que tiene que ser todo con condicionales. Que podría ser “el papá
está sin trabajo, quizás por eso esta niña se comporta así...” relativizar nuestros juicios, pero
también siempre muy fundamentados por los marcos teóricos. No hacer ningún juicio como
“ah, esta niñita, es pésima alumna, porque tiene problemas en la casa”. Sino como, qué autor
me dice... y desde ahí sustentarlo” (E4).
Por este motivo, se dedicó una sección completa del material didáctico a modelar
el uso de mitigaciones de las afirmaciones. El método escogido consistió en citar un
ejemplo real, poner de manifiesto sus problemas y proponer una posible reescritura,
como se muestra en la figura 3. Este modelamiento se acompañó, además, de un
listado de mitigadores y refuerzos propios del registro académico.
Natalia Ávila Reyes y Ana María Cortés Lagos / El género “informe de caso”
en la formación inicial docente: una aproximación basada en la actividad 171
Discusión
Una de las preguntas que motivaron las opciones teóricas y metodológicas de esta
investigación-acción atendía a cómo estudiar la producción escrita universitaria desde
una perspectiva pedagógicamente relevante. En estas páginas, se ha intentado mostrar
que esta relevancia pedagógica requiere de un enfoque que permita comprender qué
actividades se realizan por medio de la escritura de este género, máxime cuando la
comunidad que lo produce está en una situación de enseñanza y aprendizaje. El estudio
del género informado por los sistemas de actividad, desde ese punto de vista, permite
dar cuenta de las actividades de aprendizaje que se intentan mediar con la escritura, y
permite relacionar los desafíos en la escritura con esas funciones concretas.
Por otro lado, es necesario incluir en este tipo de descripciones no solo una mirada
exclusivamente textualista a los ejemplares del género que se consideran exitosos en
la comunidad, sino también las dificultades, las experiencias y las perspectivas de los
profesores y los estudiantes en el complejo entramado de escribir y enseñar a escribir
estos informes. De lo contrario, si no se comprende el origen de las dificultades, lejos de
172 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
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2
El material desarrollado en el marco de esta investigación puede consultarse en la URL: http://
informedecaso.educacion.uc.cl
Natalia Ávila Reyes y Ana María Cortés Lagos / El género “informe de caso”
en la formación inicial docente: una aproximación basada en la actividad 173
Mónica Tapia-Ladino
Roxanna Correa Pérez
Beatriz Arancibia Gutiérrez
Universidad Católica de la Santísima Concepción**
Resumen: una de las actividades más comunes de los profesores que guían tesis en
pregrado es retroalimentar por escrito los borradores de avance. El presente estudio
describe un corpus de 1.061 Comentarios Escritos de Ajuste al Género (CEAG)
provistos por 12 académicos a 3 borradores de sus respectivos tesistas ofrecidos
durante un semestre de formación. La investigación se enmarca en el Proyecto de
Investigación FONDECYT 1140360 y se trata de un estudio de caso descriptivo
con alcance cuantitativo. Los participantes pertenen a 4 carreras de pedagogía de
dos universidades chilenas de la ciudad de Concepción. El análisis de los CEAG
demuestra que los guías de tesis ofrecen retroalimentación orientada a que el texto
progresivamente se aproxime a los rasgos genéricos de la tesis propios del discurso
académico. Interesa que el texto presente los apartados prototípicos, distinga entre las
voces y los autores, considere el sistema de actividad y se adecúe discursivamente.
* Este estudio ha sido posible gracias al financiamiento del programa FONDECYT al proyecto regular
1140360 (2014-2017) denominado Los comentarios escritos y su relación con la elaboración de las tesis de
pregrado en carreras de pedagogía de la ciudad de Concepción: análisis retórico discursivo de la construcción
de un género académico a partir de su género primario.
** Para correspondencia, dirigirse a Mónica Tapia-Ladino ([email protected]), Roxanna Correa (rcorrea@
ucsc.cl), Investigadora Asociada CIEDE, o Beatriz Arancibia ([email protected]), Directora CIEDE, Universidad
Católica de la Santísima Concepción, Facultad de Educación, Departamento de Ciencias del Lenguaje y Literatura,
Alonso de Ribera 2800 (altura Paicaví 3000), Concepción (Chile), teléfono 41-2345013, 41-2345021.
176 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
Antecedentes
Los Comentarios Escritos (CE) de los profesores a los borradores que los estudiantes
presentan para su revisión son una de las modalidades de retroalimentación más
habitual durante el proceso de escritura. El análisis del contenido de dichas anotaciones
permite evidenciar cuáles son los aspectos del escrito que valora el profesor. Si los
comentarios aluden a cuestiones como el uso del código de la lengua, podemos
inferir que quien guía la elaboración del escrito está más preocupado de los aspectos
normativos de la lengua. En cambio, si las anotaciones ofrecen sugerencias acerca del
modo como se organizan las ideas o la manera como el texto se va pareciendo más
al género que la comunidad valora como típico, podríamos pensar que el comentario
escrito aprecia el apego a los rasgos genéricos. El presente artículo es parte de una
investigación mayor (FONDECYT 1140360) que busca caracterizar cómo son los
comentarios que los profesores guías dejan consignados en los borradores durante el
desarrollo de la tesis. El objetivo de esta investigación, en particular, es caracterizar
un tipo de retroalimentación escrita que proponemos denominar como “Comentarios
Escritos de Ajuste al Género” (CEAG). Se trata de la retroalimentación escrita que
el profesor guía de tesis ofrece en borradores sucesivos para promover que el escrito
responda a las convenciones discursivas de la tesis en términos de su adecuación a los
apartados prototípicos, las formas de atribución del conocimiento y el modo como el
discurso se aproxima a lo que la comunidad académica espera de la tesis de pregrado.
A partir del análisis de un corpus real de comentarios escritos, nos interesa discutir
cómo este tipo de retroalimentación conforma un género discursivo anclado en una
situación retórico-comunicativa que gatilla acciones y manifiesta las convenciones
discursivas que los integrantes de una comunidad académica extienden hacia sus
estudiantes en formación.
A partir de la caracterización de los CEAG que ofrecen los profesores guías
esperamos saber más acerca del rol que asumen los docentes en la interacción con
Mónica Tapia-Ladino, Roxanna Correa Pérez, Beatriz Arancibia Gutiérrez /Retroalimentación con
Comentarios Escritos de Ajuste al Género (CEAG) en el proceso de elaboración de tesis de Programas
de Formación de profesores 177
Marco referencial
Desde el punto de vista lingüístico, otro rasgo que caracteriza a los textos
académicos como la tesis es la frecuencia de aparición de rasgos lingüísticos que
co-ocurren sistemáticamente a lo largo de las tramas textuales. Estamos de acuerdo
con Parodi (2004, 2005) y Venegas (2005, 2006 y 2007) en la idea de que el
conocimiento disciplinar que se transmite se manifiesta inevitablemente a través de
ciertas selecciones léxicas y retórico estructurales que son reconocidas como propias
por la comunidad académica. Por lo tanto, interesa averiguar si los académicos que
guían tesis valoran, mediante la provisión de comentarios escritos, que el texto que
van desarrollando sus tesistas se aproxime a los rasgos propios del género, así como
conocer los aspectos contextuales como se dan las acciones asociadas al escrito.
Elaborar una tesis de grado es una actividad que se realiza en un período de la
formación académica, normalmente en un semestre de trabajo. Durante ese período,
es común que los profesores guías ofrezcan comentarios orales y escritos a los
sucesivos borradores de la tesis. Según Hyland y Hyland (2006), Bitchener y Ferris
(2012), Christiansen y Bloch, (2016) y Hyland (2010), desde la aproximación de la
enseñanza del inglés con propósitos específicos, la retroalimentación escrita durante
el aprendizaje de la escritura en inglés como segunda lengua es uno de los métodos
más usados por los profesores para interactuar y comunicarse con los estudiantes.
Asimismo, en procesos de enseñanza de escritura en inglés como primera lengua,
Sommers (2013) señala que la retroalimentación que ofrece el profesor al escrito
permite a los estudiantes dar saltos críticos en el desarrollo de sus habilidades
de escritura, especialmente cuando se les ofrece en ambientes comprensivos con
conversaciones cara a cara y cuando alude a múltiples dimensiones de sus textos
para, de ese modo, estimular una amplia gama de respuestas. En este contexto, el
uso de CE es la expresión de una dinámica dialógica de orden lingüístico, textual,
discursivo y retórico que pone de manifiesto cómo son las relaciones sociales entre los
participantes (Russell, 1997; Hyland, 2004b, Camps & Castelló, 2013), cómo se van
dando los procesos de aculturación (Berkenkotter & Huckin, 1993; Haswell, 2006)
y cómo se despliega el proceso de enseñanza aprendizaje de los textos académicos
entre profesor, aprendices y el entorno de la tarea (Bazerman, 2012). Para comprender
cuál es la naturaleza de los comentarios escritos de una manera situada, la teoría de
los géneros discursivos ofrece un marco teórico explicativo que logra integrar las
diferentes dimensiones del fenómeno: los aspectos cognitivos y sociales, así como
los lingüísticos, discursivos y retóricos. En nuestra investigación, hemos adoptado
una visión de los géneros desde la Nueva Retórica entendida como una aproximación
que examina el modo cómo las personas usan los recursos de la lengua no solo para
persuadir, sino para relacionarse y crear experiencias compartidas de la realidad
social (Bawarshi & Reiff, 2010). Para dicha aproximación, los géneros discursivos se
entienden como acciones sociales complejas y dinámicas, interdependientes unas de
otras (Bazerman et al., 2010). Esta visión situada es la que hemos venido señalando
(Tapia-Ladino, 2014; Tapia-Ladino, Arancibia & Correa, 2016) para asumir que los
CE que los profesores dejan consignados en los borradores de sus estudiantes son un
género pedagógico (Bazerman, 2012) escrito, manual o electrónico, que contiene como
mínimo una palabra y que es parte del sistema de actividad en que se desarrolla un
180 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
Metodología
1. Participantes
Programas de
Universidad Participantes Especialidades por universidad
Formación
Educación Básica, Pedagogías
1 9 5 Medias: inglés, castellano,
historia y biología
Pedagogías Medias: inglés,
2 3 2
castellano
3 12 4 4
Tabla 1. Características generales de la distribución de los participantes.
Para obtener el corpus de CE se les solicitó a los profesores participantes que, apenas
enviaran a sus tesistas un borrador revisado, hicieran llegar una copia de este al equipo
de investigación. Una vez recibido, un grupo de asistentes –previamente entrenado
por las investigadoras– procedía a respaldar digitalmente el material, a etiquetarlo con
un código identificador y a registrar cada CE junto con el correspondiente fragmento
de la tesis al que aludía, respetando en todo su forma original. La información fue
vaciada en una planilla Excel en la que todos los registros fueron codificados de manera
de poder identificar al participante (profesor, universidad y carrera), a qué entrega
correspondían los CE (primer, segundo o tercer borrador), y el orden de aparición de
cada uno (número del comentario). Se incorporaron nuevas columnas en las que se fue
registrando la clasificación de cada CE de acuerdo con las categorías y subcategorías
empleadas en el análisis, las que también fueron codificadas numéricamente. Cabe
señalar que sólo se incorporaron como parte del corpus los comentarios ofrecidos
verbalmente, es decir, con al menos una palabra, los que totalizaron 2070 comentarios
escritos.
4. Análisis de información
Para cumplir con el objetivo de caracterizar los CEAG, el análisis se efectuó mediante
técnicas de estadística descriptiva. De esta forma, se da cuenta de las frecuencias
absolutas y relativas de los distintos tipos de CEAG presentes en el corpus total y en
cada uno de los borradores, de acuerdo a las categorías y subcategorías establecidas.
De igual forma, se muestran los resultados por borrador, con el fin de observar si
se producen cambios en las características de los CEAG a medida que avanza el
desarrollo de la tesis.
Resultados
escrito a las convenciones del género tesis, los cuales fueron provistos en 3 borradores.
Ello equivale al 51% del total de comentarios del corpus completo. Este primer dato
revela que quienes dirigen tesis se preocupan de retroalimentar con el fin de que el
escrito adopte progresivamente los rasgos característicos de una tesis.
El análisis del sub-corpus permitió identificar que dichos CEAG aludían
principalmente a dimensiones como: Apartado Prototípico, Atribución del
Conocimiento, Sistema de Actividad y Adecuación Discursiva. En la Tabla 3, se
presentan los datos correspondientes a estas subcategorías considerando la totalidad
de los casos.
Apartado Atribución Sistema Adecuación
Borrador Otros Total
Prototípico conocimiento Actividad Discursiva
280
Primero 197 (70%) 51(18%) 5 (2%) 23 (8% ) 5 (2%)
(100%)
319
Segundo 185 (58%) 93 (29%) 9 (3%) 32 (10%) 1(0.3%)
(100%)
463
Tercero 241 (52%) 156 (34%) 19 (4%) 43 (9% ) 3 (1%)
(100%)
1063
Total 623 (59%) 300 (28%) 33 (3%) 98 (9%) 9 (1%)
(100%)
Tabla 3. Distribución de los CEAG según subcategorías en los tres borradores.
Organización Propósitos
Borrador Eje temático Totales
del texto Comunicativos
Primer 120 (19%) 63 (10%) 14 (2%) 197 (31%)
Segundo 115 (18%) 48 (8%) 22 (4%) 185 (30%)
Tercero 150 (24%) 67 (11%) 24 (4%) 241 (39%)
Total 385 (62%) 178 (29%) 59 (9%) 623 (100%)
Tabla 4. Distribución de los CEAG según las sub categorías de Apartados Prototípicos
en los tres borradores.
Mónica Tapia-Ladino, Roxanna Correa Pérez, Beatriz Arancibia Gutiérrez /Retroalimentación con
Comentarios Escritos de Ajuste al Género (CEAG) en el proceso de elaboración de tesis de Programas
de Formación de profesores 185
Los datos de la Tabla 4 revelan que los CEAG de los que aluden a los apartados
se centran aspectos relacionados con el eje temático, es decir, se orientan a solicitar
precisión, adecuación y pertinencia en el contenido (62% del total). Tal focalización
va en aumento entre borrador y borrador (19%, 18%, 24%). Nuestros datos son
consistentes con los aportados por Narvaja de Arnoux (2006) a nivel de postgrado quien
señala que para los tesistas uno de los principales problemas es plantear un problema
relevante para hacer un aporte al área con cierta originalidad. En este sentido, los
resultados relacionados con eje temático demuestran que al profesor guía le interesa
que la tesis despliegue los contenidos con precisión y pertinencia.
Asimismo, el segundo grupo importante (29% total) de comentarios que ofrece
el profesor guía a sus tesistas se relaciona con que los contenidos estén ubicados en
los apartados que corresponden. Estos CEAG se relacionan con solicitudes como
cambios de lugar o reorganización de las ideas. Sin embargo, son menos las alusiones
a los propósitos comunicativos (9% total), que se orientan a que se cumpla con el
objetivo comunicativo del apartado correspondiente. Resulta interesante que, en
general, para cada uno de los casos, los CEAG tienden a aumentar entre borrador
y borrador, cuestión que se puede explicar porque en cada entrega va aumentando
el volumen del material. Para complementar los datos, ofrecemos algunos ejemplos
de los CEAG sobre Apartados Prototípicos. Con P se identifica al participante y con
número al borrador:
Eje temático
· Antes de desarrollar los apartados del marco teórico, sería bueno un párrafo
introductorio que nos explicara brevemente cuál es, para este trabajo, la
necesidad de desarrollar estos temas. (P3-02)
· Pero no veo la relación con la idea de la introducción. (P6-03)
Propósitos comunicativos
· Me parece un apartado débil en relación con los otros. No alcanza, realmente,
a justificar nada. (P3-01)
· No es un supuesto de la investigación (en el sentido que le damos en este
proceso). Corresponde a antecedentes. (P5-02)
186 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
La revisión de los casos permite señalar que los CEAG relacionados con
apartados prototípicos buscan que los contenidos de la tesis se ajusten a las temáticas
comprometidas, que las ideas se ubiquen en los lugares que corresponde y que se
ajusten a la finalidad comunicativa. Como señala Narvaja de Arnoux (2006), el profesor
guía es un lector experto de tesis, por lo tanto, está habilitado para discernir cuándo
un aspecto del escrito queda fuera lugar. En cambio, el tesista no suele leer tesis de
otros estudiantes con el fin de elaborar su propio texto. De hecho, muchos llegan a
esta etapa de formación con escasa experiencia en la elaboración de estos tipos de
textos (Tapia-Ladino, Arancibia & Correa, 2016).
Otro de los rasgos genéricos a los que aluden los comentarios de ajuste al género se
relaciona con que los tesistas realicen las debidas distinciones entre el discurso propio
y el ajeno, sea mediante observaciones al uso de las convenciones APA o solicitando
los recursos discursivos que permitan identificar cuáles son las ideas de los autores
citados. En la tabla 5 se presentan los datos de distribución según las subcategorías
Atribución del Conocimiento, los que corresponden a 300 del total de CEAG.
Voz
· No es exactamente así. Los comentarios de las citas son un punto sensible de
la tesis y hay que ser precisos. (P3-02)
· Incorporar investigaciones que denoten la falta de reflexión en los profesores
de ciencias en general y cómo estos afectan los aprendizajes. (P1-03)
Otro de los rasgos que caracterizan a los géneros es el sistema de actividad en que
se desarrolla el género tesis. Como señalan Berkenkotter y Huckin (1993), Straub y
Lunsford (1995), Bazerman (2012) y Camps y Castelló (2013), este aspecto considera
el escrito, el proceso de escritura, los contextos de los participantes y los contextos
sociales. Los resultados se presentan en la Tabla 6, donde se expresa la distribución
de los comentarios según la categoría Sistema de Actividad.
Audiencia
· PARA TODO ESTE CAPÍTULO: se trata de informar al lector (evaluadores
y otros investigadores) qué decisiones se tomaron, entendiendo que la
investigación ya se realizó. (P5-03)
Acciones
· This is common practice among writers. (P8-01)
188 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
Patrones léxico
Borrador Estilo Totales
gramaticales
Primero 6 (6%) 17 (17%) 23 (23%)
Segundo 14 (14%) 19 (19%) 33 (33%)
Tercero 15 (15%) 28 (29%) 43 (44)
Total 35 (35%) 64 (65%) 99 (100%)
Tabla 7. Distribución de los CEAG según la subcategoría Adecuación Discursiva.
Los resultados de la Tabla 7 revelan que son pocos los comentarios de ajuste al
género en esta dimensión. La provisión de este tipo de CEAG aumenta progresivamente
entre borrador y borrador en las dos subcategorías. De ellas, la porción más grande
(65%) se destina a comentar aspectos que permitan al escrito hacer lucir su texto
como una tesis. Los casos relacionados con estas subcategorías se ejemplifican con
los siguientes CEAG:
Estilo
· Uno de los desafíos del discurso científico es encontrar la expresión adecuada
para evitar estas exageraciones. (P3-01)
· ¿No se podrá decir de una manera menos arriesgada semánticamente? (P3-02)
Como se aprecia por los ejemplos, existe un esfuerzo explícito para que el escrito
vaya poco a poco pareciéndose a una tesis de formación licenciada. Sin embargo, a la
luz de los resultados, esta sub área es a la que menos atención presta el profesor guía.
Claramente, la revisión general de los resultados revela que los aspectos semánticos
relacionados con el desarrollo de la temática – cobertura y precisión temática -, su
organización, la distinción entre la voz propia y la ajena, y el apego a las normas
de referenciación bibliográficas son los aspectos genéricos de la tesis que más son
retroalimentadas en los comentarios escritos del profesor.
Mónica Tapia-Ladino, Roxanna Correa Pérez, Beatriz Arancibia Gutiérrez /Retroalimentación con
Comentarios Escritos de Ajuste al Género (CEAG) en el proceso de elaboración de tesis de Programas
de Formación de profesores 189
Discusión
que produce el estudiante presente apego a las normas de la lengua, sino también que
se ajuste a las convenciones discursivas de la comunidad donde circula el escrito. El
CEAG revela la consciencia del director de tesis sobre la responsabilidad que le cabe
en la transmisión del género –en tanto manifestación de la lengua– durante un proceso
de aprendizaje situado. El carácter sistemático y dialógico con que se proporciona la
retroalimentación escrita favorece el aprendizaje de un género discursivo particular,
con lo cual se asegura su supervivencia en el tiempo. En este sentido, nuestra
investigación se alinea con lo señalado por Basturkmen, Meast y Bitchener (2014)
en términos de que los comentarios del director de tesis en los sucesivos borradores
permiten adentrar a sus estudiantes en las prácticas y los valores de la comunidad
académica especializada a la cual aspira pertenecer el estudiante tesista.
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Lenguas Modernas 50 (Segundo Semestre 2017), 193 - 224
Universidad de Chile
Teresa Oteíza*
Pontificia Universidad Católica de Chile
Introducción
La formación de una conciencia crítica del lenguaje ha sido desde varias décadas
una prioridad para muchos lingüistas que trabajan en las áreas de la lingüística
educacional y de los estudios críticos del discurso (Fairclough, 1989; Hodge & Kress,
1993; Schleppegrell, 2004; Moss, 2010; Achugar, 2015, entre muchos otros). Desde
esta postura, uno de los aspectos fundamentales que es necesario considerar en la
enseñanza de las diferentes disciplinas es la explicitación de cómo se construye el
significado y de cómo esos significados y elecciones son parte del contexto social más
amplio (Achugar, 2015). Así, la centralidad del lenguaje y la enseñanza explícita del
mismo ha motivado que el metalenguaje tenga un espacio clave en los procesos de
alfabetización escolar primaria, secundaria y de educación terciaria (Christie, 2002;
Schleppegrell, 2004; Schleppegrell et al., 2004; Martin & Rose, 2007, 2008; Rose &
Martin, 2012; Moss et al., 2013; Moyano & Giudice, 2016). De manera concordante,
la noción de alfabetización corresponde necesariamente a una postura situada, esto
es, a un trabajo de alfabetización que varía de contexto en contexto y que es parte
constitutiva de una práctica social, lo que ha exigido a su vez la explicitación de una
determinada visión de mundo por parte de los investigadores (Manghi et al., 2016).
Para todos quienes trabajamos desde esta perspectiva, que considera al lenguaje como
un sistema abierto y dinámico que construye y es construido por la realidad social
(Fairclough, 1989, 2013; Halliday, 1994, 2014; Lemke, 1995), la alfabetización no
es vista como un espacio de reproducción de conocimiento, sino de manera crítica
como un espacio que posibilita la construcción de nuevas formas de participación en
el mundo a través y con el lenguaje. Una posición de alfabetización crítica implica
entonces el reconocimiento de los mecanismos por los que se reproducen las ideologías
y las desigualdades sociales a través del lenguaje.
El presente artículo se posiciona en la vertiente de una alfabetización crítica del
lenguaje en el ámbito de la historia en el nivel terciario de formación. De manera
específica, este trabajo se concentra en describir los recursos de construcción de
significados interpersonales e ideacionales que los estudiantes de una carrera de
Licenciatura en Historia despliegan para incluir la evidencia de fuentes primarias y
de bibliografía secundaria asignadas por sus profesores, en la actividad evaluativa
‘control de lectura’. Este análisis se inserta en la tradición teórica- metodológica de
los estudios del discurso (Navarro et al., 2016), y reconoce una fuerte influencia de la
arquitectura teórica de la Lingüística Sistémico Funcional (LSF). Los estudiantes de
Teresa Oteíza / Escritura en la historia: potencial de los recursos lingüísticos
interpersonales e ideacionales para la construcción de la evidencia 195
1
Este artículo presenta corpus proveniente del Proyecto “El camino de Clío: la adquisición y el desarrollo
de las habilidades de pensamiento histórico en producciones escritas de los estudiantes de Licenciatura en
Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile” (PUC 2011.2013). IR: Rodrigo Henríquez.
196 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
La historia es una ciencia social que tiene como propósito comprender la complejidad
de las sociedades humanas desde una perspectiva diacrónica e interpretativa. Para un
historiador con oficio en su disciplina, así como para un estudiante universitario de
historia que está en proceso de formación disciplinar, adentrarse en esta construcción
histórica implica tomar en consideración ciertos dominios de conocimiento que son
claves para el desarrollo de este ámbito del conocimiento, esto es, la construcción
de la causalidad o de las cadenas causales, las cuales pueden configurarse de manera
lineal o multifactorialmente; la construcción de la dimensión espacio-tiempo, en tanto
secuenciación cronológica o de construcción de carácter simbólico, y la elaboración de
la evidencia a partir de la selección de fuentes primarias y de bibliografía secundaria
(Oteíza & Pinuer, 2012; Oteíza, 2014; Oteíza, en prensa a y b). Asimismo, y desde
la perspectiva de la alfabetización histórica, es fundamental identificar y utilizar
en la producción verbal –y eventualmente multimodal– los recursos característicos
del lenguaje especializado de la disciplina, el cual ha sido descrito por un conjunto
Teresa Oteíza / Escritura en la historia: potencial de los recursos lingüísticos
interpersonales e ideacionales para la construcción de la evidencia 197
semiótico conlleva de manera intrínseca una perspectiva temporal, por lo que los
significados intertextuales que se actualizan en la construcción de la evidencialidad en
el discurso “implican una negociación de significados ideacionales (de representación
de la experiencia) e interpersonales (de interacción de intersubjetividades) en un
tiempo determinado y de acuerdo con una jerarquía discursiva que actúa en una matriz
semiótica social mayor” (Oteíza et al., 2014: 61).
Con el objetivo de dar cuenta de la construcción de los significados interpersonales
en el discurso, recurrimos al sistema o modelo de valoración (Martin & White, 2005;
Oteíza & Pinuer, 2012, 2013; Oteíza, en prensa a), el cual forma parte de la arquitectura
teórica de la Lingüística Sistémico Funcional (Halliday, 2014). Este sistema permite
abordar el análisis de las estrategias discursivas de la inclusión de las diferentes
voces históricas en el discurso de la historia escrita por sus productores textuales –los
estudiantes de licenciatura en historia– desde sus diferenciados niveles de experticia.
El sistema de valoración opera en el estrato discursivo-semántico del lenguaje y
considera la construcción prosódica o acumulativa de significados interpersonales,
los cuales se instancian en el discurso a través de una amplia gama de recursos
léxicos y gramaticales de manera inscrita (explícita) o evocada (implícita). Este
sistema contempla las regiones semánticas de actitud, compromiso y gradación, las
cuales organizan las valoraciones positivas o negativas que los autores o escritores
asignan a personas, cosas, procesos, eventos y fenómenos semióticos y naturales. El
subsistema de actitud considera las valoraciones de afecto, en cuanto expresión de
emociones y sentimientos; las valoraciones de juicio, en tanto valoraciones de estima
y sanción social de la conducta humana; y las de apreciación, las cuales incluyen
valoraciones de entidades semióticas y fenómenos naturales (Martin & White, 2005).
Estas valoraciones pueden codificarse en el discurso de manera graduada por Fuerza
o por Foco, esto es, los significados de actitud pueden intensificarse o disminuirse,
o pueden ser construidos con mayor o menor precisión y completud por parte de los
productores textuales.
El subsistema de compromiso es de especial importancia para nuestro análisis,
dado que permite explorar la fuente u origen de las valoraciones incorporadas por
la voz autoral en el discurso y, por lo mismo, nos permite dar cuenta de los recursos
de intertextualidad. Así, el autor/hablante puede posicionarse desde una orientación
monoglósica por Aserción o Presunción (Martin & White 2005; White 2010); o
desde el reconocimiento de otras voces y de posiciones alternativas en el discurso y
adoptar una orientación heteroglósica con diferentes niveles y grados de contracción
o expansión dialógica (Martin & White 2005; White, 2010). Si bien todo enunciado
es inherentemente dialógico y valorativo, la opción monoglósica implica el no
reconocimiento o la supresión de este dialogismo al ignorarse las otras voces o
posiciones y presentar las proposiciones como un dado, cerrando el espacio dialógico
en el discurso. Esta opción monoglósica se instancia prototípicamente a través de
enunciados declarativos o afirmativos, de construcciones nominalizadas y a través
del uso de estructuras impersonales, cuyos efectos de sentido estarán sujetos a su
contexto específico de enunciación. La opción heteroglósica se instancia mediante un
espectro amplio de recursos léxico-gramaticales que permiten construir las opciones de
Teresa Oteíza / Escritura en la historia: potencial de los recursos lingüísticos
interpersonales e ideacionales para la construcción de la evidencia 199
Figura 2. Red sistémica del sistema de apreciación (Oteíza & Pinuer, 2012; Oteíza, en
prensa a).
significado puede ser de carácter epistémico, esto es, puede referirse a conceptos
o a descripciones empíricas; o puede ser de carácter axiológico y aludir a posturas
afectivas, estéticas, éticas y políticas (Maton, 2014, 2016). Esta condensación de
significados puede considerarse en un continuo de instancias más o menos fuertes
en el discurso (DS+, DS-), dependiendo de las magnitudes de condensación de los
significados.
Por su parte, la noción de ‘gravedad semántica’ guarda relación con los diferentes
niveles de dependencia contextual de un significado. Según Maton (2014, 2016), los
significados pueden construirse de modo más o menos dependiente de su contexto,
estableciendo diferentes niveles de vínculo con su contexto simbólico o social de
adquisición o uso. Si los significados son más dependientes de su contexto, estamos
frente a una instancia de ‘gravedad semántica’ más fuerte (GS+); y si los significados
son menos dependientes de su contexto, frente a una instancia de ‘gravedad semántica’
más débil (GS-). Así, en el primer caso, de acuerdo con Maton estaríamos por ejemplo
frente a un desplazamiento de ideas más abstractas y generales (GS-) a ideas más
concretas y de casos delimitados o específicos (GS+).
En el ámbito disciplinar de la lingüística y, con el propósito de colaborar con el
productivo diálogo que se ha venido realizando entre la TCL y la LSF, Martin (2014,
2017) teoriza sobre estas nociones sociológicas desde la variable del registro ‘campo’, y
propone los conceptos de ‘masa’ para referirse a la ‘densidad semántica’, y ‘presencia’
para la ‘gravedad semántica’. La noción de ‘masa’ estaría abordada trinocularmente
desde las tres metafunciones propuestas por Halliday (1994) en el marco de la LSF:
ideacional (en tanto construye realidad), interpersonal (en tanto posibilita la realización
de relaciones sociales), y textual (organización de tales construcciones y realizaciones
en olas de flujo de la información). De esta manera, los conceptos sociológicos podrían
ser conceptualizados en el lenguaje desde los tres tipos de significados que operan
simultáneamente en la construcción del significado. Desde la perspectiva de Maton y
Doran (2017), las nociones de Martin serían ‘conceptos de entrada’ (‘portal concepts’)
o conceptos análogos que permitirían un diálogo inter-teorías, sin que se produzcan
simplificaciones o elisiones teóricas en el análisis.
En consecuencia, desde la variable ‘campo’ del registro, según Martin (2017), en
los discursos especializados o discursos verticales (Bernstein, 2000), los significados
que se apartan del sentido común o de lo cotidiano se construyen desde la perspectiva
de las tres metafunciones: textual, ideacional e interpersonal. El término ‘masa’ sería
un concepto que abarca multifuncionalmente todos los recursos: ‘tecnicalidad’ para
los significados ideacionales; ‘iconización’ para los interpersonales y ‘agregación’ para
los textuales (Martin 2014, 2017; Matruglio et al., 2012). Por otro lado, el término
‘presencia’, análogo al de ‘gravedad semántica’, cubriría en términos lingüísticos y
también de modo multifuncional las nociones de ‘iconicidad’ para los significados
ideacionales, de ‘negociabilidad’ para los interpersonales y de ‘implicitud’ para los
textuales. El punto clave de la propuesta desde una teoría lingüística de Martin es la
integración multifuncional de las elecciones de significado que se despliegan en un
texto.
202 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
Martin (2017) se refiere, al igual que Maton (2014), a las posibilidades de construir
condensaciones de significado epistémicas y axiológicas y cómo hasta los términos
técnicos como “comunismo” pueden estar cargados con ambos tipos de valores en el
discurso. Así, toda expresión de ‘technicality’ o ‘tecnicalidad’ (discurso especializado
en español), ya sea que se codifique con un término técnico o con una nominalización,
puede evocar una valoración de actitud en un campo determinado de la experiencia.
De acuerdo con Martin, para estudiar los valores condensados en los términos “tenemos
que considerar la actitud, y esto significa incorporar los recursos interpersonales de
valoración en el análisis y preguntarnos por cómo están acoplados con ideación en
una disciplina y por quién” (2017: 143, traducción propia).
En este trabajo, nos centramos en la exploración de los recursos de valoración
–actitud y compromiso– para dar cuenta de la incorporación de la evidencia histórica
por parte de los estudiantes en sus respuestas de controles de lectura; asimismo,
incorporamos algunos elementos de las elecciones de la construcción de la experiencia
(significados ideacionales) que les permiten construir mediante nominalizaciones y
términos técnicos un lenguaje especializado en la disciplina (lo que Martin denomina
‘tecnicalidad’). Por último, como parte de la construcción de un discurso especializado
en su dimensión ideacional lógica, exploramos la incorporación de relaciones
lógico semánticas de causalidad en cuanto a si se expresan de manera congruente
o incongruente (metáfora gramatical lógica en términos de Halliday, 1994, 2014).
Análisis y discusión
vista del estudiante y d. reformulación con inferencia, sentido histórico y/o juicio:
el estudiante incorpora planteamientos de la evidencia y los integra en su escritura a
través de un proceso deductivo que le permite construir sentido histórico.
“La relación de Gonzalo Guerrero encarna una fuente clave para el entendimiento del conflicto
entre españoles e indígenas en la zona maya del Yucatán. Caracterice dichas particularidades
desde la activa dinámica desarrollada entre las expediciones realizadas por los españoles hacia
la zona y, a su vez, la concepción y actitud del indígena respecto de este conquistador europeo.
Utilice la figura de Guerrero como un actor principal y a la vez único dentro de tal situación”
(subrayado y énfasis agregado).
Los estudiantes tenían asignada la fuente primaria titulada “El encuentro con el
mundo maya. La relación de Gonzalo Guerrero”, la cual corresponde a una crónica
del siglo XVI. Esta crónica se organiza de manera cronológica y corresponde a un
género histórico que se encuentra entre el relato autobiográfico y el recuento histórico
de eventos (Martin & Rose, 2008). La voz autoral de la crónica toma la figura de
Gonzalo Guerrero, quien fue un soldado español que participó del denominado
proceso de conquista de las américas, y cuya embarcación naufragó en la península del
Yucatán. En esta crónica se describen hechos y motivaciones históricas en relación a
las experiencias de Guerrero desde que es un esclavo del pueblo maya que lo captura,
hasta convertirse en el esposo de la hija del jefe local indígena. El núcleo de la crónica
lo constituyen las reacciones de Guerrero en el marco de los acontecimientos que se
desencadenan a partir de la llegada de la expedición de Hernán Cortés a la zona, así
como de la tensión que se genera por el origen español del protagonista y los lazos
2
La Pontificia Universidad Católica de Chile corresponde a una institución de carácter privado, pero
de larga tradición y prestigio en el sistema universitario chileno. Se la considera una universidad tradicional.
3
Para un análisis de las respuestas de los estudiantes de los casos considerados en este artículo desde
el punto de vista exclusivo de la calidad de la inclusión de la evidencia tomando en cuenta los recursos de
intertextualidad o de incorporación de otras voces, véase Oteíza et al. 2014.
204 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
4
Los casos de respuestas de estudiantes son diferenciados con un número de identificación (ID), el cual
no contempla una distinción de género masculino o femenino. Se usará de manera aleatoria el masculino para el
primer caso analizado y el femenino para el segundo. Se han eliminado algunas líneas en este y el próximo caso
que no agregaban un elemento nuevo a lo ya elaborado por el o la estudiante; esto se ha señalado con “(…)”.
La redacción se ha mantenido intacta y sólo se han corregido las faltas de ortografía.
Teresa Oteíza / Escritura en la historia: potencial de los recursos lingüísticos
interpersonales e ideacionales para la construcción de la evidencia 205
este primer párrafo, el foco está puesto en lo que los indígenas consideran, así como en
la evaluación afectiva evocada de Guerrero en relación a sus dudas de sobrevivir luego
del naufragio. Luego de la marca de contraexpectativa “Sin embargo”, el estudiante
estructura su relato con procesos materiales (Guerrero “es adoptado”; “integrado”) y
continúa con un recuento de los hechos que más adelante en su respuesta le servirán para
construir una relación lineal de causalidad. Así, junto con el uso de un lenguaje familiar
o no especializado, el estudiante refuerza su elaboración desde una fuerte ‘gravedad
semántica’ (GS+), con el uso de una causalidad congruente que construye con la estructura
‘al + infinitivo’ (“al ver”, “al ofrecerlo”, “al vestirlo”), como una manera de situar desde
las circunstancias cómo se van concatenando los eventos en el relato histórico.
5
En la segunda columna se señalan las valoraciones de actitud presentadas por el estudiante; la tercera los
recursos que construyen una orientación monoglósica o heteroglósica; la cuarta, los recursos para construir un
206 Lenguas Modernas 50, SEGUNDO SEMESTRE 2017
lenguaje especializado en la disciplina; por último la quinta para señalar los niveles de ‘densidad’ y ‘gravedad’
semántica. En relación a los recursos del sistema de actitud: (+va): valoración positiva; (-va): valoración negativa;
Entidad Discursiva Valorada: EDV. Los recursos del sistema de compromiso de heteroglosia y monoglosia están
subrayados en la respuesta del estudiante (primera columna).
Teresa Oteíza / Escritura en la historia: potencial de los recursos lingüísticos
interpersonales e ideacionales para la construcción de la evidencia 207
intentar
agraciarlos
Tabla 3. Análisis de párrafo 3 de respuesta del estudiante de primer año.
estudiante abandona por un momento el lenguaje del sentido común para referirse
a las motivaciones de los actores históricos considerados –Guerrero y el pueblo
maya– y se sitúa en un espacio de elaboración de las ideas de mayor complejidad y
generalización de procesos históricos. Así, su respuesta transita desde la presentación
de un pueblo maya que se “ofende” hacia la construcción abstracta de la valoración
de las creencias y de la defensa de las identidades propias de los pueblos, más allá de
personajes particulares. Este movimiento desde un discurso más concreto a uno más
abstracto puede apreciarse en la Tabla 4.
ORIENTACIÓN DENSIDAD
RESPUESTA VALORACIONES LENGUAJE SEMÁNTICA/
ESTUDIANTE MONOGLÓSICA/ ESPECIALIZADO GRAVEDAD
(ACTITUD)
HETEROGLÓSICA SEMÁNTICA
4. El +va apreciación: monoglosia: Términos
sincretismo, Impacto (inscrita) Presunción técnicos:
base del logro intransable;
de España, importancia
se manifiesta -para Guerrero GS-, DS+
en la no como para los se manifiesta El sincretismo
pérdida de la nativos
identidad y
el reflejo de
la unión de heteroglosia: Nominalizaciones:
concepciones (edv: la
y creencias religiosidad) Contracción
imposibles de dialógica,
desarraigar. Proclamación: no pérdida de
Tanto para Pronunciamiento la identidad; el
Guerrero reflejo de la unión
como para de concepciones;
los nativos la
importancia es intransable la importancia de
de la la religiosidad
religiosidad
es intransable.
(ID 17)
Tabla 4. Análisis de párrafo 4 de respuesta del estudiante de primer año.
el cual habría estado influenciado por las ideas ilustradas y de la modernización, así
como por la intolerancia de estos grupos sociales dominantes hacia la vida de las clases
populares y, en especial, hacia sus expresiones teatrales. A continuación se presenta
la consigna elaborada por el profesor y la repuesta que dio la estudiante:
LENGUAJE DENSIDAD
ORIENTACIÓN
RESPUESTA VALORACIONES ESPECIALIZADO/ SEMÁNTICA/
MONOGLÓSICA/
ESTUDIANTE (ACTITUD) NO GRAVEDAD
HETEROGLÓSICA
ESPECIALIZADO SEMÁNTICA
1. Viqueira -va apreciación: heteroglosia: Términos técnicos
realiza en Impacto
su obra un (inscrita) un Contracción
cuestionamiento cuestionamiento- dialógica,
a la tesis clásica por Viqueira Atribución: S. XVIII GS-,DS+
que decía que novohispano;
en S. XVIII (edv: tesis clásica
novohispano del relajamiento el paradigma;
se había de las costumbres un cuestionamiento afrancesamiento;
producido un populares en el
relajamiento de novohispano del sin duda era la elite;la plebe
las costumbres S.XVIII)
populares. Él
plantea que si (él) plantea pueblo
bien se produce
un relajamiento -va juicio, sanción
de la elite la social: Integridad
que adquiere (Viqueira) Nominalizaciones
(inscrita)
valores ilustrados comienza a
y es parte de juzgar- por la
un proceso de elite (en palabras
afrancesamiento de Viqueira) monoglosia: un
que hace que cuestionamiento;
cambie el Aserción
(edv: la plebe)
paradigma según un relajamiento
el cual analiza la de las costumbres
realidad social. populares;
Así, comienza
a juzgar a la -va apreciación: se manifiesta
Impacto (inscrita) un relajamiento
plebe desde
juzgadas; se había producido de la elite; valores
la perspectiva
intoleradas- ilustrados;
de sus nuevos
valores, por la elite (en habían estado
basados en la palabras de instaladas proceso de
moderación, la Viqueira) afrancesamiento;
razón, el orden, heteroglosia:
la salud, etc. De (edv: tradiciones la realidad social
esta manera, las populares Contracción
tradiciones que mexicanas) dialógica, (gran) represión
habían estado Proclamación:
instaladas en Pronunciamiento
la sociedad,
comienzan a Causalidad
ser juzgadas congruente: Causa
e intoleradas
comienzan a
por la elite, la
ser juzgadas e
cual comienza
intoleradas
a ejercer gran
Así; De esta
represión contra
(elite) manera
el pueblo.
que si puede
serle útil. no le sirve;
adoptando
entonces;
puede serle
Para esto
Tabla 6. Análisis de párrafo 2 de respuesta del estudiante de tercer año.
cargada por la actitud y los puntos de vista negativos de la elite hacia la plebe también
se expresa en otras instancias de lenguaje no nominalizado (“comienza a juzgar a la
plebe”, “juzgadas”, “intoleradas (sic)”). La estudiante ‘hace suyos’ los planteamientos
de Viqueira en una primera instancia, construyendo un discurso cargado axiológicamente
por heteroglosia de Atribución, pero luego los plantea en tanto monoglosia como
Aserción de lo que ‘efectivamente’ eran los hechos y los planteamientos de los actores
sociales involucrados. La monoglosia es utilizada por la estudiante, por tanto, como un
recurso de apropiación de los planteamientos de Viqueira, como se muestra en la Tabla 5:
Teresa Oteíza / Escritura en la historia: potencial de los recursos lingüísticos
interpersonales e ideacionales para la construcción de la evidencia 215
DENSIDAD
ORIENTACIÓN
RESPUESTA VALORACIONES LENGUAJE SEMÁNTICA/
MONOGLÓSICA/
ESTUDIANTE (ACTITUD) ESPECIALIZADO GRAVEDAD
HETEROGLÓSICA
SEMÁNTICA
DENSIDAD
ORIENTACIÓN
RESPUESTA VALORACIONES LENGUAJE SEMÁNTICA/
MONOGLÓSICA/
ESTUDIANTE (ACTITUD) ESPECIALIZADO GRAVEDAD
HETEROGLÓSICA
SEMÁNTICA
4. El teatro había +va apreciación: heteroglosia: Términos técnicos
representado Impacto Contracción
siempre un (evocado) dialógica,
microcosmos de microcosmos Atribución:
la sociedad. En de la sociedad; el realismo
este espacio se diversión que no
juntaban ricos y distinguía por GS-, DS+
había representado
pobres y era una calidad o nivel
diversión que no social; forma (la sociedad) Nominalizaciones
distinguía por fácil- por la elite
calidad o nivel (en palabras de
social. Era así Viqueira)
una forma fácil (edv: el teatro) Contracción un microcosmos de
de llegar a todos dialógica, la sociedad
y transmitir Refutación:
ideas. La elite Contraexpectativa
tomó así el teatro +va apreciación:
pero lo reforma Integridad Causalidad
para lograr (inscrito) se congruente: Causa
su objetivo. censuran; pero
Se censuran promiscuos;
los temas banales- por la
promiscuos y elite (en palabras así
banales y se de Viqueira) monoglosia:
introducen temas Aserción
cultos, inspirados (edv: el teatro de
en las luces. ‘los pobres’) como parte de los
Se controlan planteamientos de Causalidad
Viqueira congruente:
las formas y
comportamientos Propósito
sociales que +va apreciación:
se daban en el Integridad
teatro. Se impone (inscrito) (único) se juntaban; era
el realismo como criterio válido- era; tomó; se para
el único criterio por la elite (en censuran;
válido para la palabras de
se introducen;
representación de Viqueira)
se controlan; se
las obras (…). (edv: el daban; se impone
realismo)
Tabla 8. Análisis de párrafo 4 de respuesta del estudiante de tercer año.
Teresa Oteíza / Escritura en la historia: potencial de los recursos lingüísticos
interpersonales e ideacionales para la construcción de la evidencia 219
Reflexiones finales
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Instrucciones y normas para la presentación de trabajos a la revista
Lenguas Modernas de la Universidad de Chile
Generalidades
El proceso de arbitraje es del tipo doble ciego e implica la evaluación de, a lo menos,
dos especialistas, quienes tendrán un plazo de dos meses para informar acerca
de la calidad del trabajo en consideración. Los evaluadores de los trabajos serán
especialistas externos al Comité Editorial y a la institución editora de la revista. La
evaluación de las contribuciones considerará aspectos tales como la relevancia del
tema, la importancia y la actualidad de los contenidos y la originalidad del estudio.
El Comité Editorial comunicará la factibilidad de publicación de los trabajos dentro
de un período de tres meses.
Normas editoriales
Libro:
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Cambridge University Press.
Colaboración en volumen colectivo:
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communication strategies. En G. Kasper y E. Kellerman (Eds.), Communication
strategies. Psycholinguistic and sociolinguistic perspectives. Pp. 31-48. Londres:
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Artículo:
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Tesis:
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Magíster en Lingüística con mención en Lengua Inglesa. Universidad de Chile.
Ponencia:
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Internacional Lectura y Escritura: Nuevos Desafíos. Mendoza.
Documento electrónico:
Nwogu, K. Structuring scientific discourse using the given-new perspective.
Forum33/4: 22 [en línea]. Disponible en: http://exchanges.state.gov/forum/vols/
vol33/no4/p22.htm [Consulta 15/04/2004].
Lenguas Modernas
Periodicidad: bianual
Suscripción en el país: $5.000
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(franqueo aéreo incluido)
Composición y corrección de textos: Reditext. Fono: 56 (2) 22 239 9194
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Author guidelines
Authors will receive 10 offprints of their articles and one copy of the journal.
1. Submission of an article to Lenguas Modernas is taken to imply that it has not been
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2. Contributions must be submitted electronically as e-mail attachments in Word format
(.doc). PDF files should also be sent if the manuscript contains unusual fonts or
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3. Contributors should use 12-point Times New Roman font, justified margins, 1.5
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4. Manuscripts must specify the title of the article, the name(s) of the author(s),
affiliation, full postal address of the institution, telephone numbers and e-mail
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5. The text of an article must be preceded by an abstract of about 150 words, both
in the original language of the manuscript and English. If the article is written in
English, the abstract should be translated into Spanish. Three to six keywords must
be provided in both languages.
6. Articles should not exceed 30 pages including footnotes, references, and
appendices.
7. Articles must be clearly divided into adequately subtitled sections and subsections
(if necessary).
8. Words or phrases which need emphasis should be written in italics. Technical
terms should be enclosed between single quotation marks.
9. Quotations must be written between double quotation marks within the text,
provided they do not exceed three lines. Longer quotations should be written as
separate indented blocks, with no quotation marks. Citations or sources should
include the surname(s) of the author(s), year of publication and, after a colon, the
number(s) of the corresponding page(s). The source can be given either before the
quotation or immediately after it. The same conventions can be used for indirect
quotations and cross-references. If the author is quoted by his name in the text,
the reference will simply indicate the year of publication and the corresponding
page.
10. Notes should appear as footnotes and numbered consecutively. They are referred
to by superscript numbers, without parentheses. Quotation marks closing the quote
and superscript numbers referring to footnotes should go before the punctuation
marks, not after them.
11. Bibliographical references should be ordered as follows:
a) Author, beginning with the surname and followed by the initial(s) of the
first name. If the reference includes more than one author, in the second and
following authors, the initial(s) should be written before the surname(s).
b) Year of publication. Use small letters after the year (without space or comma)
to distinguish different items published in the same year by a given author.
c) Title of the publication. Titles of books and journals should be italicized;
titles of articles and book chapters should be written in Roman typeface.
d) Place (city) of the publication.
e) Publisher.
12. In the case of reference to a chapter in a collective volume, the editor(s) name(s)
should be followed by the title of the book and by the numbers of the first and
last pages of the chapter.
13. In the case of an article, the title should be followed by the name of the journal,
volume, and number. Then the numbers of the first and the last pages of the article
should be included, separated by a hyphen.
14. Bibliographical references should include only in-text citations.
Example references:
Book:
Carter, R. and M. McCarthy. 2006. Cambridge grammar of English. Cambridge:
Cambridge University Press.
Article:
Dörnyei, Z. and J. Kormos. 1998. Problem-solving mechanisms in L2 communication.
A psycholinguistic perspective. Studies in Second Language Acquisition 20:
349-385.
Lenguas Modernas
Biannual publication
Single volume (Chile) $ 5.000
Single volume (abroad) US $28
(airmail postage included)
Layout and text production: Reditext (Phone: 56 (2) 22 239 9194)
Printed by: Gráfica Lom (Fax / Phone: 56 (2) 22 672 2236)
Instruções e normas para a apresentação de trabalhos à revista
Lenguas Modernas da Universidad de Chile
Generalidades
Normas editoriais
Livro:
Carter, R. e M. McCarthy. 2006. Cambridge grammar of English. Cambridge:Cambridge
University Press.
Tesis:
Tabilo, X. 2000. Estrategias léxicas compensatorias de comunicación utilizadas
por aprendientes de inglés como segunda lengua. Tesis para optar al grado de
Magíster en Lingüística con mención en Lengua Inglesa. Universidad de Chile.
Palestras:
Giammatteo, M., A. Ghio e H. Albano. 2002. Incidencia de las estrategias
morfosemánticas en la comprensión textual. Ponencia presentada en el Seminario
Internacional Lectura y Escritura: Nuevos Desafíos. Mendoza.
Documento eletrônico:
Nwogu, K. Structuring scientific discouse using the given-new person. Forum 33/4:22
(on line). Disponivel em: http://exchanges.state.gov/forum/vol33/ No4/p22.htm
[Consulta 15/04/2004).
15. A seção Referências deve incluir apenas os trabalhos citados no texto.
16. Qualquer dúvida a respeito das normas devem ser enviadas a direção de Lenguas
Modernas. Correio eletrônico: [email protected]
Lenguas Modernas
Periodicidade: semestral
Valor de cada número (no Chile): $ 5.000
Valor de cada número (no estrangeiro): US$ 28
(franquia aérea incluida)
Composição e correção de textos: Reditext (Tel.: 56 (2) 22 239 9194)
Impressão: Gráfica Lom (Tel./Fax: 56 (2) 22 672 2236)
ISSN 0716-0542
LENGUAS
N.º 50
MODERNAS
N.º 50
SEGUNDO SEMESTRE 2017
LENGUAS MODERNAS
Volumen monográfico
Enseñanza de la escritura en educación superior:
el rol de la lectura y la escritura en la inclusión,
equidad y calidad educativas
Editor invitado: Federico Navarro
UNIVERSIDAD DE CHILE
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y HUMANIDADES
DEPARTAMENTO DE LINGÜÍSTICA