Alicia, Autor Ricardo Falla
Alicia, Autor Ricardo Falla
Alicia, Autor Ricardo Falla
explorando la identidad
de una joven maya
Créditos
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Alicia: explorando la identidad de una joven maya
Indice de Contenido
INTRODUCCION
1. Ixkik’ 7
2. Alicia, una joven del Ixcán 10
3. Identidad 12
PRIMERA PARTE
ALICIA, CONSTRUCCION DE UNA IDENTIDAD
1. Ya no soy niña 18
2. Nos hacemos novios 22
3. El problema rebasa el hogar 26
4. El retorno rompe el estudio, pero no el amor 31
5. Desencuentro 35
6. Esa noche quedé embarazada 39
7. No hallaba ni qué hacer 42
8. Qué tal si me muero 44
9. Las hermanas mediadoras 47
10. Nace la nena 52
11. Vuelvo a estudiar 54
12. ¿Y el novio qué? 58
13. Voces de mujer 60
14. Transición simbólica 68
SEGUNDA PARTE
ALICIA, IDENTIDAD E IDENTIDADES
1. La familia como oscuro inconsciente de seguridad 81
2. Vocación de enfermera 86
3. Identidad negativa: el mundo agrícola 91
4. Identidad con Ixcán 95
a. Ixcán lugar histórico 96
b. Anclajes locales 97
c. La pobreza me invade 99
d. Mentalidad proyectista 101
e. Gobernar la comunidad 104
f. Concluyendo: tal vez trabajo fuera
y referencia dentro 107
5. Nacionalidad guatemalteca 107
6. Orgullosa de ser indígena 110
a. Organizaciones indígenas 112
b. Rigoberta 113
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CONCLUSIONES
1. Génesis de este estudio 187
2. Sexualidad y hogar en red 188
3. Globalización e identidades 193
4. Itinerarios imaginarios 198
ANEXO
1. Las entrevistas 207
2. Fichaje de las entrevistas 210
3. Textos de autores importantes 211
BREVE BIBLIOGRAFÍA
DE TEMAS JUVENILES
GUATEMALTECOS 221
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Popol Wuj
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Introducción
Ixkik’
La historia de la joven Ixkik’ es muy conocida. Es central en el
libro sagrado de los Maya Quichés, porque ella es la madre de los
dos jóvenes que derrotaron el reino del Miedo, Xibalbá. Quedó
embarazada por la saliva mágica de otros dos héroes que habían
perecido en la guerra contra Xibalbá. Sus calaveras en forma de
jícara le hablaron y le escupieron en la mano, y ella quedó
embarazada.
Pero su padre nada supo de esto. Se dio cuenta de algo anormal,
cuando vio que su hija comenzaba a engordar.
Entonces, le pregunta quién es el padre de la criatura que lleva
en su vientre. Teme por lo que dirán en su pueblo, porque es una
gran autoridad. Pero más teme, porque talvez el padre de esa criatura
es un enemigo de Xibalbá.
Ella le niega a su padre la verdad. No estoy embarazada. Pero su
padre y señor de Xibalbá decide, en unión con las otras autoridades
del pueblo del Miedo, matar a la joven. Encargan esta tarea a cuatro
alguaciles, que son cuatro tecolotes. No la han de sacrificar delante
de ellos. Matar es algo feo. Lo deben hacer lejos. Entonces, los
tecolotes levantan en el aire con sus garras a la joven y la llevan a
una gran distancia.
Pero ella tiene un encanto especial y una palabra conmovedora.
Los convence que no la maten y que en vez de su corazón lleven un
puño de savia roja que, al quemarse, dará un olor muy agradable,
como el pom.
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van a ser tus obras, porque los que van a ser mis nietos ya tienen
un ser mágico”. En la lengua antigua del Popol Wuj dice, mis nietos
son e nawinaq chik, que quiere decir algo como que “ya son
nahualizados”.
¿Cuál es su nahual? Su nahual es una energía muy fuerte, una
energía identificada, no anónima, los acompaña desde dentro, es y
no es parte íntima de ellos, les da identidad y sentido, y los empuja
a cumplir una misión aparentemente imposible. Serán los vencedores
del Miedo, los dominadores de Xibalbá, los liberadores definitivos
de su pueblo K’iche’.
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Identidad
¿Qué entendemos por identidad?
Cuando yo me pregunto quién soy yo y quién dicen las gentes que
soy yo, entonces esa es una pregunta sobre mi identidad. Si fuera
la joven Ixkik’, puedo responder, soy mujer, soy joven, soy xibal-
beña, soy madre con una misión especial, rara, mágica, nahualizada
que me ha traído a Quiché, y voy a intentar ser k’iche’.
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Primera Parte
Alicia, Construcción de una
identidad
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Una segunda transición tiene más que ver con una manera de
sentir, según lo expresa ella, que con una conducta diferente. Ya
no le gustaba estarse siempre en la casa. Tenía ganas de salir a
pasear. Los límites de su mundo habían cambiado y hubo un
impulso interior que la hacía buscar la calle para ver cosas distintas.
Por último, menciona ella un cambio en la experiencia de la
autoridad de sus padres. De niña sentía la presencia de sus papás
casi como extensión de sí misma y no reflexionaba sobre la
molestia de las órdenes que le daban, pero ya de joven la
experimentó como un recorte doloroso a su libertad, particu-
larmente a sus deseos de abrirse a ese mundo mayor: “a la joven
no la dejan salir a pasear”. Subraya que “no la dejan”, pues ella es
conciente de que ella ya puede salir por sí misma sin perderse.
Este cambio en las relaciones sociales inmediatas (juego/
trabajo, casa/calle, autoridad/libertad) facilita que el cambio radi-
cal de la menstruación se integre como otro elemento más del
cambio de identidad y, aunque reflejamente no diga que ya no es
niña, en su conciencia reconozca que se ha dado una trans-
formación en la manera de verse y de ser vista. Es decir, que la
identidad “atragantada” y semi clandestina, se va poco a poco
expresando hacia fuera.
¿Qué soy yo? Ya no soy una niña, como la hermanita a quien le
llevo año y medio, sino que ya soy más parecida a las compañeras
de mi clase y de cursos superiores, en quienes veo cambios
parecidos a los míos y preveo cómo se desarrollarán
próximamente. No me comparo con mis dos hermanas mayores,
pues me llevan seis y ocho años y se encuentran lejos del
campamento en una ciudad.
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5. Desencuentro
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Las hermanas han podido ser mediadoras por tener los pies
puestos en los dos lugares, en la familia y en la cultura donde se
acepta este tipo de identidad. En la familia: Alicia tuvo confidencia
de su secreto, antes que comunicárselo a las hermanas, con su
novio, con los médicos y con el amigo pretendiente, pero ninguno
de ellos podía ser mediador, por no tener entrada en la familia, no
ser de ella. Las hermanas sí. Estas hermanas, que luego se casarían
con mexicanos, viven en esa otra cultura donde las madres solteras
no son ya una excepción (“no es la única mujer que le pasa eso”),
el padre no castiga físicamente a las hijas y estas gozan de más
libertad para sus decisiones (“no va a estar toda la vida con Ud.”).
Además, tienen una posición económica no sólo independiente
del papá, sino que de posible apoyo desde México para la familia
del Ixcán y esto les permite, sin ser ricas, ofrecerse a velar por los
gastos de la futura niña, aspecto que dijimos de mucha importancia
para tranquilizar al papá. Tanta es su ascendencia respecto al papá
que le hablan en tono amenazante y lo recriminan diciéndole, “¡tú
tienes la culpa!”. Desde lejos, por carta, lo dejan callado y algo
humillado.
El uso de la carta para derivar el apoyo de las hermanas por
parte de Alicia y el uso de ellas, inteligentemente preparado, de
tres cartas distintas, aparece como una nueva forma, propia de
personas que han recibido cierto nivel de educación como para
expresarse fluidamente, sin acudir a terceros. La organización
pensada por las hermanas de las tres cartas distintas, parece una
respuesta a la falta de privacidad de que sufrió la carta de Alicia
por parte de su hermano. La privacidad es una norma cultural que
el hermano no reconoce, pero que las hermanas desde México
enfatizan para poder decir lo que quieren y obtener de los ánimos
del papá y de Alicia lo que desean.
Adelante nos ocuparemos del novio que poco después del
nacimiento de la nena se va a EE.UU.
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Cuando nació fue una experiencia terrible. Tardó casi dos días
el dolor. No tuve partera durante los nueve meses y a la hora
del parto, mi mamá dijo, ‘¿Cómo va a ser que mi hija esté sin
partera?’. Y buscó a doña Ana. Toda la noche y no nacía la
nena. Piensan en llevarme a Cantabal, pero ya no tenía fuerza.
Entonces, mi papá fue a buscar a los Médicos del Mundo. Pero
cuando salió a buscarlos, la nena nació, y cuando llegaron los
médicos ya ha nacido.
Pero yo tenía pena de salir. ‘¿Qué va a decir la gente?’,
pensaba. Todo lo miraba triste, rojo miraba el cielo. En eso, a
los veinte días del nacimiento, llegaron los que vacunan. Yo no
quiero llevar a la nena, porque ‘todos me van a ver’. No quería
llevar a la nena a la vacunación. ‘Pobrecita la nena’, decía mi
mamá. Y fui, fue la primera vez que salí con mi hermanita.
Pensaba, ‘¿qué dirán de mí?’.
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había tenido la suya un mes antes, así que vinieron a ver a las
dos. ‘Tenés que estudiar para salir adelante con esta nena, aquí
en el Básico’, me dijeron. ‘No quiero estudiar, me da vergüenza’.
‘Entrá, mujer, te vamos a apoyar’, me decían. Por fin, me decidí,
‘voy a estudiar’, dije. ¡Uuuna vergüenza...!, porque ninguna mujer
hay allí con hijos.
Quería entrar en 3o., pero me hicieron repetir 2o. por la
mecanografía que me faltaba. El director me decía, ‘entra, no
eres la única que te ha pasado así, te voy a poner de ejemplo,
eres muy valiente para venir. Otras lo que hacen es que se van
con otro hombre. No importa que vas a entrar en 2o., es por
requisitos de la papelería.
Mis compañeros eran jovencitos. Me daba pena estar con
ellos. No tenía yo amigos. Todos se me quedaban viendo...
Pero luego empecé a tener amigos y amigas. Los profesores
me platicaban y yo les contaba lo que había pasado. ‘Eres bien
valiente, le vas a demostrar a él que no eres una mujer que se
queda’, me decían.
Terminé 3o. Básico. Gracias a Dios que vino el magisterio,
entré al magisterio y me decidí a seguir. Se me fue quitando la
pena. Ahora, siempre me dicen que soy la mejor estudiante.
Los compañeros me dicen, ‘¿será que tenés tiempo para
estudiar?’ ‘¿Cómo tiempo? Tengo trabajo de madre y trabajo
de hija que hacer’. Yo hago mis tareas aunque sea de noche y
siempre entrego mis trabajos pendientes. ¡Quiero salir adelante!
Ya cuando eligieron a alumnos para viajar a Europa,
buscaron a seis estudiantes (para el intercambio). Entonces,
tuvimos la oportunidad de ir a Francia. Pasamos por España,
Madrid...
Ya sólo me falta un año para terminar.
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sino con la mamá de Alicia, para que ella corrija a su hija, cosa que
ella no hace directamente, sino a través del papá, a quien se lo
comunica, el cual entonces monta en cólera. La mamá no acudió
primero a Alicia para indagarse y corregirla, sino directamente a
su esposo. Esta comunicación y buen entendimiento entre padre
y madre probablemente influyen para que Alicia no comunique
su problema a su mamá, porque está segura de que se lo va a
contar al papá, de la misma forma como el papá le cuenta a la
mamá que Alicia está embarazada después de haber leido la carta
escrita desde México a él, no a ambos papás.
Sin embargo, algunas cosas no se las dice la mamá al papá.
Cuando Alicia la busca de intercesora para que acepte la plática
del novio, la madre se niega a serlo, se niega a decirle al papá lo
que la hija le pide, previendo que no le va a gustar nada. La mamá
no juega su poder independiente del marido. Sin embargo, anima,
contradictoriamente, a Alicia, para que ella misma sirva de
intercesora entre el novio y el papá. La mamá se hace a un lado y
tira a la hija directamente ante la previsible furia del papá. No
sabemos si estima que Alicia tiene más poder de convencimiento
ante el papá que ella, debido talvez a una preferencia en el cariño
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Segunda Parte
Alicia, identidad e identidades
Hemos terminado el capítulo anterior con una Alicia que al final
de su relato aparece como una persona que ha superado una crisis
de identidad dolorosa y ha rehecho su vida. Da ya la apariencia de
gozar de un sentimiento de identidad, sense of identity, en palabras
de Erikson.
Según él, hay tres características que nos ayudan a juzgar si el
proceso de la adolescecia se ha terminado. La primera es que el
individuo está ya en casa en su propio cuerpo. Esta se cumple en
Alicia, porque ya no está fuera de sí, ida, olvidadiza, ya no ve el
cielo ensangrentado, ni siente el objeto en el pecho. Si tiene
dolencias, como un dolor de cintura, ya no tienen que ver con su
identidad. La segunda, que el individuo goza de un sentimiento
de saber adónde se dirige en la vida, aunque no de una forma
cerrada y completamente definida. Tiene un norte que le da sentido
a su existencia. También se cumple esta nota en Alicia, pues ya ha
aceptado ser madre soltera y luchar por sacar adelante a la hija a
través del estudio. La tercera es que el individuo tiene la seguridad
interna de un reconocimiento anticipado por parte de las perso-
nas que para él importan. También se encuentra esta caracterísitica
en Alicia que recibe el reconocimiento de sus hermanas, poco a
poco de sus padres, luego de amistades y prevé que este reco-
nocimiento se ampliará cada vez más. Alicia es una joven en
tranquila posesión de su identidad.
Su identidad principal se define por una combinación de madre
y estudiante y una manera distinta de ser mujer. Y probablemente
se entiende más como madre que como estudiante, cosa que ahora
nos toca investigar.
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1. La familia
como oscuro inconsciente de seguridad
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2. Vocación de enfermera
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que las cosas habrán cambiado? ¿O será que así como estamos
vamos a estar siempre?
No seee, yo tengo muchas dudas en esto. A veces me siento
muy desanimada y digo dentro de mí misma, ‘aquí parece que
no hay futuro, especialmente para una mujer’. Las mujeres aquí
como que no tienen futuro, a no ser que estudien y que salgan
a estudiar afuera. Yo así lo miro.
Pero hay mujeres que dicen, ‘yo aquí me voy a quedar toda
la vida, yo no voy a estudiar, aquí voy a vivir siempre, aquí la
voy a pasar, y si me caso y me encuentro un marido, entonces
voy a vivir feliz’. Yo no pienso así como ellas.
Porque digo, ‘si soy joven y me caso, entonces me voy a
quedar sin estudiar y ya no voy a tener un futuro mejor’. Y
peor si no tenemos siembra, entonces no hay nada para vivir.
Si me caso, bueno, yo puedo decir, ‘ya logré casarme con un
hombre’, pero si él no tiene siembras, y si no tiene terreno, y si
él tampoco estudia, entonces ¿cómo vamos a vivir?
Si él tiene terreno, cuando menos, voy a estar como mis
padres. Pero estando como mis padres, tampoco tendremos
nada, no tendremos nada, nada para darles a mis hijos. Porque
¿qué les voy a dar a mis hijos con siembras que no valen nada?
No les voy a dar nada.
Por eso, yo digo que una mujer y también un joven tienen
que hacer todo lo posible por estudiar. Sólo allí está el futuro.
Sólo así veo yo que es la única manera en que puedas salir adelante.
Si todos los jóvenes y todos los niños que vienen creciendo
estudiaran, entonces, yo digo que las cosas van a cambiar.
Alicia contrasta su punto de vista con el de otras mujeres
jóvenes. Según estas, su felicidad consistirá en encontrarse un
marido y superar la incertidumbre de su propia persona y el
desprecio o la conmiseración de la comunidad porque se quedó
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México por sus papás y avalada por ella de vivir en el Ixcán y ser
del Ixcán. Más adelante veremos si este arrepentimiento supuso
el rechazo a la identidad guatemalteca también.
Pasaron siete años y su vida ha comenzado a echar raíces. La
historia relatada por sus padres de la lucha por esas tierras desde
el tiempo del Padre Woods y de la sangre derramada allí le ha
hecho valorar el Ixcán como un lugar histórico y de relevancia en
el extranjero, por ejemplo, Francia, adonde fue a hablar de la
situación de su pueblo. Algún sentido tuvo el esfuerzo de sus
papás y el de ella misma por volver desde México y atravesar los
sufrimientos del acomodamiento.
Anclajes locales
Su principal anclaje local es la nena, a quien no puede andar
llevando de un lado para otro. Es cierto que se separó de ella,
cuando la llevaron a México por casi 10 meses, pero allá la cuidaron
las hermanas mayores, cosa que probablemente no harían las
menores, aunque están en Pueblo Nuevo. Estando más pequeña
la niña, Alicia no pudo salir a trabajar en Cantabal más de un mes
por no abandonarla. Según crezca, será más fácil que los papás de
Alicia la cuiden como hija, en la suposición de que los papás sigan
siempre en Ixcán.
Otro amarre con El Ixcán son sus padres, quienes talvez
seguirán viviendo y trabajando allí, y probablemente allí morirán
y serán enterrados. El cementerio de los antepasados es siempre
en los pueblos un símbolo de referencia para la identidad.
La propiedad de la tierra es otra base para la identidad con
Ixcán. En este aspecto, Alicia no está directamente anclada, porque
carece de parcela, ya que debido a la crisis del embarazo temprano
le cedió a su hermana menor la que le tocaba, pero indirectamente
a través de su padre, de sus dos hermanos mayores y de su hermana
menor, que son dueños de parcela, sí lo está. Su decisión de
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La pobreza me invade
Estos pros y contras deben verse contra el telón de fondo de su
apreciación del futuro. Ya oimos algunas opiniones negativas de
ella sobre el futuro. Entremos a pormenorizar más, tanto
problemas como soluciones que ella ve. Cuando le preguntamos
qué problemas veía que obstaculizaban el desarrollo de su
comunidad, nos enumeró básicamente tres, el primero “la falta de
economía” que significa “la falta de empleo” y por ello la falta de
dinero. El segundo dijo que era “la falta de un centro de salud”,
en consonancia con su sensibilidad ante el problema de la
enfermedad y la conexión de este problema con el anterior por
los grandes gastos, deudas y penurias que se sufren cuando alguien
de la familia cae enfermo. Tal vez al mencionar la necesidad de un
centro de salud también está pensando que allí podría ella trabajar
en el futuro. Y el tercero es “la educación profesional”, pues no
basta con la educación para maestros, ya que el
mercado de maestros se está saturando. No
menciona dos problemas de alcance nacional, la
falta de tierra, porque la hay en
Ixcán, y el de las huellas de la
guerra, porque, como veremos,
los conflictos han bajado de
intensidad y entre los jóvenes hay
una actitud nueva de unidad.
De los problemas menciona-
dos, el primero es el que más la
afecta y la hace retroceder al pasado
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Mentalidad proyectista
En el Instituto les enseñan a hacer pequeños proyectos. Ella misma
conoce muy bien el proceso de su elaboración y define los pasos.
Primero, al iniciar el año escolar, los profesores sacan al
estudiantado a ver la realidad del Ixcán. Luego enumeran y
clasifican los problemas vistos y eligen, por grupos, un núcleo
generador con su lema para operativizarlo. Habiendo ya dividido
la clase en grupos como de 8 a 10 estudiantes, se enumeran los
proyectos que cada grupo podría desarrollar, se redacta un texto
paralelo y se formula un proyecto que debe durar solamente tres
meses. Por fin, la ejecución del proyecto en la comunidad: “vamos
allá afuera, a la comunidad, para que vean que allí en el Instituto
no sólo es estudiar y estudiar, y no se hace nada”. Entonces palpan
la reacción de la comunidad, especialmente de sus dirigentes, que
no suele ser favorable, como veremos en dos ejemplos. La iniciativa
de la juventud choca con los adultos.
El primer proyecto fracasó, el segundo tuvo éxito. El primero
fue de una biblioteca comunitaria. La mayoría de los compañeros
y compañeras de Alicia comenzaron muy motivados para
proyectarse hacia afuera. Tenían el apoyo del profesor encargado
que “nos animaba y nos motivaba, ‘¡van a poder!’, nos decía”. Por
carta solicitaron de instituciones y de personas conocidas por los
profesores algunos libros que les sobraran. Así recogieron “dos
costales de libros”. Luego, fueron con la Junta Directiva a pedirle
prestada una casita para colocarlos. La Junta Directiva, en vez de
recibirlos con entusiasmo, les dijo que una biblioteca así “ya estaba
en el plan de nosotros”. No aceptó la iniciativa de la juventud
estudiante, ni la incluyó dentro de sus planes para ayudarse
mutuamente, si es que realmente existían estos. Dice ella que los
estudiantes sintieron “como si les estuviéramos quitando algo” a
la Junta Directiva. Evidentemente, era enfrentamiento de poder
entre jóvenes y mayores, entre el Instituto y los representantes de
la comunidad. Como la juventud insistiera, la Junta Directiva les
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Gobernar la comunidad
Más adelante le preguntamos a Alicia si la juventud que estudia
está pensando en gobernar a la comunidad, en participar
directamente en la Junta Directiva de la cooperativa o en los car-
gos de la Auxiliatura, no sólo en desarrollarla a través de proyectos
que pueden gestionar-se por aparte. Su opinión sobre la actitud
de la juventud, que también refleja la suya, es la siguiente: “No
creo, yo no creo que estén pensando en gobernar a la comunidad”.
Pero, por el contrario, dice que:
Los asociados viejos, los padres, ellos ya se dieron cuenta que
si los profesores van a estar en la Junta Directiva, entonces sí
va a funcionar bien la cooperativa. Y dejan a un profesor de
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Concluyendo:
tal vez trabajo fuera y referencia dentro
Después de este recorrido sobre la formación de la identidad per-
sonal de Alicia como parte de una identidad colectiva de
pertenencia al Ixcán, ¿cómo concluimos? ¿Se siente del Ixcán?
¿Es ixcaneca? Ella creo que nos diría que sí, porque allí nació, allí
viven su padres que le ayudarán a criar a su nena, allí tiene hermanos
parcelistas o asociados, allí viven sus amistades, el Ixcán es un
lugar reconocido en la historia reciente de Guatemala. Pero pondría
en duda sus lazos con el Ixcán, frente a México, especialmente,
por la atracción de sus hermanas que pueden significar para su
nena e incluso para su padres un lugar para resolver sus problemas.
No puede uno hacer predicciones, sólo reconocer las diferentes
articulaciones que entran en juego si algo inesperado se precipita.
Si Alicia se quedara en Guatemala, el sentimiento de pertenencia
al Ixcán parece ser más fuerte que el de pertenencia a otro
municipio, como Santa Eulalia, pero se encuentra abierta a trabajos
fuera del Ixcán, con referencia actualizada por visitas periódicas
al Ixcán y con cierta preocupación por el futuro del mismo.
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Organizaciones indígenas
En una de las entrevistas largas le preguntamos si querría trabajar
en una organización indígena y respondió que “me encantaría”,
usando la misma palabra con que expresaba su vocación por la
salud, “me encanta jalar espinas”. Lo razona así:
Sí, me gustaría trabajar en una organización indígena, me
encantaría trabajar en eso. Nosotras las mujeres a veces
despreciamos nuestro traje. No lo queremos usar. Si hubiera
una mujer que estuviera diciendo, ‘esto, esto’ a las jóvenes....
Pero las mamás no se enfrentan a esto. Pero las que sí creemos,
son las jóvenes que vienen ahora creciendo. Y Rigoberta es
valiente, porque donde quiera anda con su traje. No como otras
mujeres que se visten pantalón o otro traje, desprecian su
cultura, están a un nivel alto que ganan mejor. A Rigoberta
Menchú la conocen mundialmente. Es como si nos levantara a
nosotras, que tenemos que usar el traje. Si apareciera ella con
pantalones, ¿cómo sería?. Ella nos sube en alto, es valiente. Me
encantaría trabajar en una organización indígena.
Alicia ve el trabajo de una organización indígena como una
plataforma para concientizar a las jóvenes sobre el valor de la
cultura indígena. Por eso, le gustaría trabajar en ella. Para explicar
la razón de ser y la estrategia de lo que llamaríamos concientización,
aunque ella no usa esta palabra, ella parte de la realidad de las
mujeres y del desprecio que a veces tienen ellas mismas del símbolo
central de su identidad, el traje. Ella piensa que no hay que
concientizar directamente a las madres adultas, porque ellas son
parcialmente causantes de que las jóvenes no aprecien su cultura,
sino a las jóvenes, pensando en que serán madres. Curiosamente,
al plantear así esta estrategia, acusa a la generación mayor de ser la
responsable de la pérdida de la identidad étnica, cuando ordina-
riamente se cree que es al revés, que la gente mayor la quiere man-
tener y la juventud, no. Pero es que la defensa de la identidad
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Rigoberta
Una de sus fuentes de inspiración es Rigoberta Menchú, premio
Nóbel 1992. Rigoberta es valiente, pues se enfrenta ante el
desprecio general que sufre la cultura indígena, usando en todas
partes donde aparece en público el símbolo que la identifica, por
supuesto, un traje elegante. Su lucha es tanto más difícil, cuanto
más alto es el nivel de prestigio en que se mueve, porque en ese
nivel el desprecio es más fuerte, piensa Alicia. La fuerza de
Rigoberta no son sus palabras, ni sus obras, sino su persona, su
imagen. Al sólo verla, sin que hable, sin que se sepa qué está
haciendo, “es como si nos levantara a nosotras”. Se da una
identificación entre las mujeres que la ven y ella, tal que donde
esté Rigoberta allí están las mujeres y adonde se mueva Rigoberta,
para abajo o para arriba, allí van pegadas las mujeres indígenas
con ella. La concientización que ejerce consiste en “levantarlas”,
en darles ánimo para que reconozcan sus propios valores y para
que sean valientes en la defensa de la cultura indígena. Alicia está
pensando aquí en las mujeres que se mueven a niveles más altos
que el Ixcán, las personas que “ganan mejor”. Muchas mujeres
indígenas al subir a ese nivel se olvidan de su pueblo y se disfrazan
de pantalones u otros trajes. Alicia, que usa vestido, no traje, está
imaginando el riesgo de desidentificación de las que suben, no el
riesgo en que se encuentran las mujeres pobres que no tienen
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Pero hay más, lo que Alicia llama “la mentalidad”. Ella se sitúa
en el hospital y lo primero que ve de la enferma es lo que lleva
puesto: “si la veo con corte”, dice. Inmediatamente después, ella,
la enfermera, sentirá una reacción espontánea que dependerá de
su mentalidad, o acercarse a la enferma o alejarse de ella. La reac-
ción que Alicia apuesta que nunca desaparecerá de su corazón es
la del acercamiento a la enferma, aun antes de saber si la enferma
habla o no q’anjob’al.
Cree que siempre sentirá y actuará de esa manera: “no creo que
se me cambie esa mentalidad”. Esa “mentalidad” es algo más que
mero sentimiento, es convicción profunda y duradera enraizada no
sólo en ideas, sino en afectos, que orienta la forma de proceder.
Diríamos nosotros que equivale al concepto de identidad.
Encontramos aquí la raíz profunda de esa identidad en la
identificación con la familia, más aún, con la madre. Si Rigoberta
es fuente de inspiración para Alicia, la inspiración es como el soplo
que pone al rojo vivo el carbón que ya tenía fuego. Ese fuego
anterior al soplo es la identificación con la madre. Porque en la
imaginación de Alicia la enferma miserable que no se puede
comunicar más que por señas es su propia madre tirada en el
hospital de Comitán. Por eso, ella dice que “no nos ven”, no dice
que “no las ven” a esas mujeres. Se incluye entre las no miradas,
no atendidas y discriminadas, porque al ser su madre la que eso
sufre, ella también lo sufre. Así como ella se siente “levantada”
por Rigoberta, así ella se siente “no atendida” y discriminada en
su mamá. La raíz de la identidad étnica y su última referencia es la
identidad con la familia, con la madre y el padre, con las abuelas y
los abuelos, pero según este análisis sobre todo con la madre, ya
que las mujeres son las más discriminadas.
Entonces, en esa “mentalidad” une Alicia su identidad voca-
cional como enfermera y su identidad indígena. El símbolo vivo
que unifica ambas fuerzas, no es ya el bello traje, sino la imagen
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Cultura maya
Hasta aquí hemos estado usando la palabra “indígena”. Al hablar
de la atracción de Rigoberta habría sido más correcto usar la
palabra “maya”. Alicia no la usó quizás porque las preguntas, tanto
de la encuesta como de la entrevista, usaban “indígena”, por
ejemplo, “organización indígena”. Entonces, Alicia repitió
“organización indígena”. Sin embargo, en el tratamiento de la
discriminación a la mujer pobre, ella sí usa, por su propia cuenta,
la palabra “indígena”: “No nos ven. Quizás porque somos
indígenas”. “Indígena” tiene una connotación más de pobreza,
de atraso y de estrechez regional, mientras “maya” una de prestigio,
de futuro y de amplitud a toda Guatemala y al mundo.
Otra fuente de inspiración y más aún de formación para la
juventud en los valores de la cultura maya es el Instituto. Así
comenzamos el tema en nuestra entrevista con Alicia:
- ¿Cómo influye el Instituto en la cultura maya?
- El Instituto es Instituto Maya, así se llama. Allí hablamos de
nuestra cultura. Nos motivan a defenderla delante de la cultura
dominante. Los profesores son mayoría indígena. Nos dicen
que siempre nos han dejado abajo. De allí que admiro a
Rigoberta Menchú .
Según Alicia el Instituto tiene una identidad que le da su mismo
nombre, es maya. Además, es para estudiantes indígenas que
acuden de Pueblo Nuevo y poblados vecinos, aunque no
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entonces ella piensa que la formulación de que para los mayas los
animales y la naturaleza son sagrados merece una reinterpretación
que no se ha hecho al tratar idealizada y abstractamente de la cultura
maya. Más adelante, analizaremos más esta discusión, ya que toca
el tema religioso. Aquí solamente queríamos mostrar cómo la
formación sobre los valores mayas adolece de una falta de aterrizaje
más crítico y por eso no se da una internalización profunda de
esos valores, ni en los estudiantes, ni en una persona, como Alicia.
Idioma
La otra dimensión problemática de la formación en el Instituto y
de la cultura juvenil en general es la lingüística. Le preguntamos a
Alicia:
- ¿Y en el Instituto usan su idioma?
- Es difícil aprender en nuestro propio idioma en el Instituto,
porque allí son muchos idiomas. Nos dejan listas de palabras
en castellano para averiguar con nuestros papás cómo se dicen
en nuestro idioma.
La situación multilingüe del Ixcán (q’anjob’al, mam, popti’,
kaqchik’el, ixil...) presenta un problema real para el uso de las lenguas
propias de cada grupo étnico en la educación y favorece el uso
del castellano como lengua franca en el Instituto. El problema se
da en la transmisión de los conocimientos en el aula, pero más
aún en el espacio de convivencia del estudiantado que para
entenderse en recreos y juegos usa el castellano. Aquí, Alicia no
opina si el uso del castellano se daría en el aula y en los recreos,
aunque no existiera la situación de multilingüismo, por la fuerza
arrolladora de la cultura y la lengua dominante. No es el caso del
Ixcán. Sólo menciona cómo se pretende solucionar el problema a
través del acceso a los papás, como fuente de información
lingüística por medio de listas de palabras. Evidentemente esta es
una solución ficticia, porque con sólo listas de palabras, sin combi-
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Paradoja cultural
En resumen, podemos decir que la identidad étnica de Alicia y del
sector estudiantil con el que ella se siente más identificada, se
encuentra en un proceso aparentemente paradójico. Por un lado
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7. Huellas de la guerra
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Luchas de poder
El conflicto fue más complicado de lo que Alicia cuenta. Ella no
dice, por ejemplo, que la lucha de poder entre ambas directivas llegó
hasta un momento en que los representantes de la directiva de Pueblo
Nuevo ocuparon la directiva de la Ixcán Grande y entonces cesó el
conflicto entre las directivas, pero no entre los sectores de población
que estaban detrás. Esta fusión de hecho (no jurídica) de los dos
núcleos de poder llevó a la corrupción y a la arbitrariedad de parte de
la directiva de Ixcán Grande en la redistribución de parcelas.
En Pueblo Nuevo había partidarios de cada una de las partes.
Alicia recuerda cómo el enfrentamiento era de palabra y a veces de
golpes, sin consideración a la sensibilidad de las personas. Ella distingue
dos niveles en los grupos enfrentados: los representantes de cada
grupo u organización, y los que se metían a opinar, que serían bastantes,
pero no todos. El enfrentamiento generaba una “clasificación”: era
imposible mantenerse en la mitad, neutral; que es lo que Alicia dice,
como veremos adelante, que ella y la juventud han querido superar.
En Pueblo Nuevo tuvo más fuerza el grupo que representaba
al ejército. Al envalentonarse, su senti-miento de superioridad se
convertía en autonomía y exclusión de toda autoridad civil ex-
terna, como FONAPAZ, que representaba al gobierno, o aun la
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Clasificaron a mi papá
El papá de Alicia era retornado. Oigamos ahora cómo describe
ella la postura de su padre, el cual, en esos años, si recordamos la
crisis de Alicia, era la encarnación de la imposición para ella. En
esta cita, sin embargo, nada de este sentimiento personal se trasluce.
- Cuando llegamos aquí, mi papá no estaba con ningún lado,
andaba allí, daba su opinión...
- ¿Con ningún lado?
- Sí, con ninguno, ni con esos, ni con los otros. Daba su
opinión. Si estaba bien lo de este, allí se iba y lo apoyaba. Si
estaba bien lo del otro, lo apoyaba. Pero, mas sin embargo, a
veces, siempre su idea era siempre que apoyaba a los de este
lado o sea, no sée, a los de de la cooperativa Ixcán Grande, así
lo decían, porque a él le parecía la idea de ellos, porque la de
los otros de la Junta Directiva antes, no estaba bien para él. Y
entonces, allí lo involucraron en este lado, sin que él iba... O
estaba aquí en el grupo... Sí iba a favor de su idea, porque a él le
parecía bien. Pero allí lo pusieron la gente. Y entonces, ‘no, es
que don Tomás está en ese lado, aah, junto con su hermano’.
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Desmovilización de la guerrilla
El clímax del conflicto se dio a principios de 1997, después de la
firma de la paz, a raíz de la desmovilización de la guerrilla. En este
momento, no se barajó el tema tierra, sino que salieron a flor de
piel los rencores y los odios, que eran las huellas de la guerra.
Oigamos a Alicia:
...algunas mujeres, señoras u hombres de acá o muchachas
se fueron... de repente desaparecieron aquí de la comunidad.
¡Yyy!, yo no sé dónde se habían ido. Ya de repente escucho y
dijeron mis hermanos... que estaban allá en Santiaguito. No sé
en dónde era. Ya venían, traían su arma, estaban uniformados.
Y algunos andaban diciendo, ‘pueden venir a ver los que
quieren, a esta hora se van a ir al Río Pescado, los que quieren
ir...’ No sé, no me acuerdo muy bien cómo dijeron. Pues, se
vino la gente a ver. Yo no sé, la verdad, no sé cómo estaba ese
asunto. Sólo que pasaron uniformados con su arma, con su
gorra y se subieron en el camión y los fueron a dejar... Ya
después hubo problemas, porque quisieron sacar a los que
habían ido allá, no los dejaron venir a vivir aquí otra vez, cuando
regresaron... Creo que era esa fecha cuando amarraron el avión
de FONAPAZ. O ya no me acuerdo, pero sí...
Los hechos fueron así. Civiles de la comunidad de Pueblo
Nuevo, días antes del comienzo del proceso de desmovilización,
desaparecieron. Eran hombres y mujeres, como ella cuenta.
Después se supo que se habían ido a congregar con la guerrilla en
la comunidad central de las CPR, llamada Santiaguito, cercana
hora y media de Pueblo Nuevo. Allí se vistieron de militar y
recibieron un arma. Es decir, de civiles, se declararon de repente
guerrilleros. Así, uniformados y mezclados con la guerrilla hicieron
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Deseo de neutralidad
¿Cuáles son las razones de fondo de este deseo de neutralidad de
la juventud, según Alicia? ¿Por qué ni ella, ni ese joven “miraban
eso”, el pleito entre sus padres? Una primera razón es que la
juventud no ha vivido el pasado que vivieron sus padres, no lo
vio, no lo oyó, y, por eso, no lo conoce bien y no puede argumentar
con fuerza y “agarrarse”, utilizando de base esos argumentos. Sólo
los ha oido narrados.
Ya no, ya no vimos eso. Por eso tal vez los jóvenes ahorita no
se meten tanto en eso. No tanto les interesa, como que no
hubiera pasado. Ya sólo te cuentan. Pero nuestros padres, sí lo
saben bien, lo vieron bien. Y ellos mismos se dicen las cosas
que vieron, y se agarran.
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Le preguntamos a Alicia:
- ¿Será que ellos están cambiando su mentalidad? ¿o los hijos
van a ser como los papás?
- Yo digo que no. No, yo digo que no, no van a ser como sus
papás. Porque son diferentes los hijos de los señores que están
allí... No son casi igual como sus papás. Y no creo que piensen
lo mismo que sus papás o vayan a ser lo mismo. No creo.
Si esto que dice Alicia es cierto, entonces los hijos de los que
fueron radicales luchadores contra el ejército y revolucionarios,
tampoco van a ser iguales a sus padres. Entonces, parecería que la
actitud abierta y serena de Alicia, replicada en la juventud, puede
ser un puente para retejer las relaciones heridas por la guerra,
como acabamos de decir arriba.
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“Eso es un pedacito nada más. Pero nada (ha hecho)”. Por eso,
haciendo la exclamación como propia, cita a dos profesores que
hacía unos días platicaban: “estaban diciendo del alcalde Marcos:
‘ah, puras pajas... ¡esto!, mirá ahorita’”, refiriéndose al pequeño
proyecto que no había cumplido. Esta opinión es una crítica a la
propaganda de la izquierda que mucho habla (“puras pajas”), pero
que a la hora de estar en la silla nada hace.
Sobre el gobierno central dice que “no ha dado nada” a la
comunidad, pero al hablar de su deficiencia es más benigna que
con el alcalde. Esta benignidad tal vez proviene del contexto en
que le hicimos la pregunta: “¿qué harías tú si fueras presidenta de
Guatemala?” Titubeó y no sabía qué contestar, porque no lo había
pensado antes. Entonces, arrancó hablando de la dificultad de
gobernar, citando una conversación que había tenido sobre el tema
con su hermano en la casa. Dice ella que es fácil decir “este
presidente no ha hecho nada”, pero es difícil ponerse en su lugar,
porque el dinero de los proyectos “no alcanza para todas las
comunidades” y es imposible contentar a todos. Así explica el
contrasentido de que en el Ixcán “como que no lo queremos”,
porque “aquí, nada, no vemos nada”, mientras en la TV se ve que
lo quieren en otros departamentos.
Pero luego se pone más crítica e inmediatamente duda de dos
cosas. La primera, de si realmente quieren a Portillo en esos
departamentos como se ve en la “tele” y si realmente ha sido
bueno con ellos: “Y allí la geeente, todos, ¿pero esa gente será
que está...? ¿Es muy bueno Portillo con ellos?” O si es una
apariencia de los medios de comunicación. Y la segunda duda,
relacionada con la primera, si otra razón de que no alcancen los
recursos es que...
quizás agarran dinero también ellos. ¿Acaso lo van a decir?
Entonces agarran una cantidad de dinero que estaba destinado
para algo, no sé, y quizás por eso no hay tantos apoyos.
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9. Amistades
De la infancia
¿Cómo fueron esas amistades de antes? Las primeras amistades,
cuando entró a la escuela primaria en México, eran todas de niñas.
Recuerda a Ana, con quien fue amiga desde tercero hasta sexto.
“Nos caíamos bien, me sabía entender y yo la entendía. No se
burlaba de mí y lo que le decía, ‘está bien’, me decía, y lo hacíamos.”
No era familiar de ella, pero aunque también hablaba q’anjob’al,
“más que todo en castellano nos comunicábamos con ella”. Iban
a jugar juntas, “y si la llamaba, se iba conmigo; si ella compraba
algo, me daba; y si yo compraba algo, le daba. Nos prestábamos
cosas... lo que no podía hacer con mis otras compañeras”. Con
Ana fue amiga hasta sexto, porque después Ana ya no siguió
estudiando: “ya casi no nos hablábamos. Más mejor dicho, casi ya
no éramos amigas, porque ella se fue a la casa y ya no la dejaban
salir”. Es decir, los intereses se diferenciaron, no hubo coincidencia
de espacios y la amistad desapareció.
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De la pubertad
Ya cuando ella entra a sexto - con la pubertad -, el sistema de
amistades cambia. Al abrirse esta etapa, comienza ella también a
sentir las oleadas del primer enamoramiento. Ahora ya tiene amigos
varones. Se hablan con confianza. Se hacen bromas sin enojarse,
se divierten, se prestan cosas (como entre niñas), se acompañan a
hacer algún mandado e incluso se cuentan los problemas que
tienen. También recuerda que jugaban hombres y mujeres juntos
en la cancha de básquet de la iglesia y al finalizar el juego se
invitaban a tomar una Coca Cola.
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Amistades profundas
Las amistades de ahora son relaciones que han contribuido a la
construcción y al fortalecimiento de la identidad de Alicia. Por
eso, son muy profundas. No se pueden confundir con las de antes.
Citamos una parte de la entrevista grabada:
Sigo teniendo amistades y ahora sí puedo decir que tengo
más que antes. Sí, más que antes. Porque antes, tenía mis amigos
y todo, pero no sé, no tenía cosas que contarles. Sí tenía, pero,
así, nada más cositas. Pero ahora, no. Yo miro que mi amistad
hacia las otras personas o ellas hacia mí es mucho más fuerte.
Yo así lo siento. Porque cuando yo conozco a alguien, yo me
siento mayor y más, no sé, más madura, entonces yo les trato
así, bien y ellos también me entienden.
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Y cuando les cuento esto que me pasó, ‘¡ay!’, como que ellos
más me quieren y miran que yo estudio... Y entonces les
empiezo a contar así mi vida y todo. ‘¡Aah!’, me dicen, se quedan
allí como admirados. Y lo primero que me dicen, si son perso-
nas ya mayores que yo, ‘eres valiente’. Y no sé, yo los quiero
mucho y entonces así los empiezo así a querer como amigos o
como amigas.
Podemos extractar de esta cita cinco pasos de la construcción
de la amistad a partir de la experiencia de su crisis y de la superación
de la misma. Lo primero es la comunicación de su intimidad y de
su profundidad, cuando “les cuento esto que me pasó”. Lo que le
pasó no es “una cosita”, sino “una cosa”. Y la comunica, no en
forma abstracta, sino en forma de relato, de historia que cautiva:
“les cuento”. El segundo paso es el amor de amistad que se suscita
con esa comunicación: “¡ay!, como que ellos más me quieren”. Ya
era apreciada, ya recibía su cariño, pero ahora el cariño crece, se
enciende, la calienta y por eso ella suspira: “¡ay!”. El tercero es la
admiración que se genera hacia ella: “se quedan admirados”. Lo
que ella ha narrado no sólo suscita simpatía y amor, sino que es
una gran gesta. Entonces el relato se va convirtiendo en una especie
de declaración cada vez más estructurada de lo que ella es. Su
historia se va pareciendo a un mito repetido y condensado con
una gran lección. No es mito, porque es historia y autobiografía,
pero se parece al mito porque en la repetición se van resaltando
cosas y se van omitiendo otras. Es un evangelio, una buena noticia,
porque revela la fuerza del bien sobre el mal y de la esperanza
sobre la desesperación. Y la admiración que suscita el relato no
sólo se refiere al pasado, sino al presente, porque “miran que yo
estudio”, a pesar de ser una madre soltera. El cuarto paso es la
devolución del amor recibido y el estrechamiento de la amistad
en el pleno sentido de la palabra: “yo los quiero mucho y entonces
así los empiezo a querer como amigos o amigas”. Y por fin, el
quinto paso, a partir del reconocimiento percibido por ella y de la
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Por fin, entre las amistades de Alicia parece que más han influido
en la construcción de su identidad las verticales (con profesores y
profesoras) que las horizon-tales (con compañeros y compañeras):
“lo primero que me dicen, si son personas ya mayores que yo, ‘eres
valiente’”. Su voz de ánimo en contra de la cultura de la comunidad
ha sido un elemento clave para que ella, como madre soltera, siga
estudiando. El status de profesor o profesora y su poder para abrir
horizontes (recomenda-ciones, ayudas) ha provocado en ella más
confianza para que ella abra su experiencia, así como el mismo
status, exageradamente acentuado provoca desconfianza. Lo que
no pudimos ya platicar con ella es si, así como ella les ha comunicado
su experiencia, así esas mismas amistades también le han abierto su
corazón. En tantas horas de conversación, no lo menciona. Parecería
que no, por lo menos, no en la medida en que ella ha contado su
vida. Entonces, la relación de amistad todavía adolecería de ser de
una vía, no completamente plena, en la acepción de la misma Alicia.
Sin embargo, notemos que la relación de ella con los profesores
que son sus amigos o amigas no es como de estudiante a consejero,
a quien la joven cuenta su vida, pero luego en el diario le guarda
mucho respeto, porque ella enfatiza que “yo sí con ellos me llevo
muy bien”.
Compañeros y compañeras
La relación con los compañeros es también muy importante para
la construcción y el fortalecimiento de la identidad de Alicia. Ella
lo comprende. Después de hablar de las amistades entra al tema:
Y entre compañeros, igual los respeto, no me gusta hacerles
cosas o burlarme o decirles ‘esto’. No sé por qué me da tanta
pena o es que mi corazón... No me atrevo a decirles algo o
decirles algo feo o contestarles con palabras así groseras o malas.
Entonces, eso hace que mis compañeros del salón, allí todos
me hablan, con todos me llevo bien. ‘Alicia’, me dicen, o no
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Fuera del Instituto, sí, en la calle que nos vemos, ‘buenas tardes’,
y todo, ‘hola, cómo estás’ y bueno, nos vemos y ya, pero nunca
nos sentamos a platicaaar así. Más que todo es en el Instituto,
es en el Instituto... (donde están mis amistades).
Es claro que el espacio de sus amistades es el centro educativo.
Son amistades producto de su propia iniciativa por establecer una
comunicación personal. No son amistades nacidas de las relaciones
familiares, ni de las relaciones de paisanazgo (originarios de Santa
Eulalia), ni de las relaciones lingüísticas, aunque todas ellas tal vez
influyan para facilitar la comunicación de alguna manera que no
hemos podido establecer. En la calle saluda a todas esas personas
que no son ni amistades, ni compañeros o compañeras, con
respeto. Tal vez se pueda uno “poner a platicar” con ellas, como
cuando ella y Miguel platicaban montados en sus bicicletas, pero
no “sentarse a platicar”. Parecería que tampoco la casa es el lugar
que tiene esta juventud para sentarse a platicar, sino los espacios
externos al hogar, como el Instituto o los locales de reunión de
las iglesias o las áreas que los jóvenes sienten como prolongación
de estos.
10. Presidenta
de la Asociación de Estudiantes
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Asociación de Estudiantes
Los estudiantes estaban organizados en una Asociación que tenía
su propia directiva elegida democráticamente por ellos. Pero la
iniciativa de la elección no partía del deseo de poder de los
estudiantes, ya sea para ver quién sobresalía o para presentar un
frente común contra los profesores, sino que partía del programa
del Instituto para dos principales finalidades: organizar las tareas
complejas del centro de estudio que los profesores no podían
realizar solos y preparar al estudiantado en el ejercicio de la
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Me tenían casi limitadas las cosas que iba a hacer, mis tiempos
y todo… a puras penas me daban permiso para salir. No me
daban, no see, el tiempo, esa libertad de ir un poco a ver, y
tampoco mi mamá quería ir y ninguno de ellos quería
acompañarnos… Sólo cuando me escapo, entonces voy.
¿Qué buscaba ella al escaparse? ¿Qué buscaba con sólo ir a
mirar el baile? Parece que lo que más le atraía, no era ni la sóla
música, ni menos la letra de las canciones, sino el ritmo, el
movimiento, el ruido ensordecedor, el alboroto. Contemplaba a
otras jóvenes que sí bailaban y bailaban delante de sus mamás:
“veo a otras muchachas, ¡yyy!, andan allí, entran a bailar, van las
mamás, todos allí…”. Aunque el baile ha sido un elemento
tradicional de la cultura indígena, este baile de la juventud era algo
nuevo, pues era todo movimiento y era una expresión que rompía
con el control social, lo estático, lo que no cambia. Mientra el
papá representaba el inmovilismo, ella sintonizaba más con el
ritmo, la música, el amor difuso que se expresaba en el ambiente.
Piénsese en la cumbia que Alicia dice ser la música bailable
preferida por ella. Esa búsqueda de libertad personal frente al
control social sería luego una de las notas de la experiencia que
caracterizaría su identidad.
Al escaparse también pensaba encontrarse con el novio cuyas
intenciones iban más allá que el gusto de bailar. La invitaba a
entrar al ruedo, pero un respeto al qué dirán la inhibía: “siempre
me decía él, ‘vamos a bailar’. ‘No, le decía, me van a ver mis papás
y además nunca he bailado”. Los papás no la iban a ver, porque
no se acercaban, pero ella sabía que lo que hiciera llegaría a sus
oidos. El novio pretendía que se integrara a todo ese mundo de
gente que se movía, donde se adoptaba una identidad naciente.
Le preguntamos qué tipo de música es el que más le gusta
ahora y nos dio una lista larga. Dijo que la cumbia, los corridos, la
romántica, la de marimba, y por último, los cantos e himnos
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menciona los peligros del viaje vistos “en la tele, en las noticias”:
: “cuántos indocumentados se ahogan o se mueren o los agarran
en la cárcel. ¡Pobrecitos! Hasta dan ganas de llorar, cuando ves
que salen allí”. Este argumento contra la migración está reforzado
por las hermanas desde México que desde allá desalientan a sus
hermanas a pensar en salir de Guatemala para ir al norte. Les
insisten, “no se vayan... ¿por qué se van a ir?”, como diciendo,
aquí tienen lo más necesario para la vida, no se engañen. Y por
último, una razón de fondo, es la conciencia de ambiente que les
dice que eso no es correcto, que no está bien visto. Cuando Alicia
contaba que “quizás mi hermano se va”, añadía, “somos muy
sinceros en decirlo”. ¿Para qué recalcar la necesidad de ese esfuerzo
de sinceridad, si no hubiera esa mala conciencia? Quizás esa mala
conciencia es la que resuena en ella con la expresión de Arjona
cuando toca el núcleo del espejismo que consiste en que todos
quisiéramos inconscientemente que Guatemala fuera EE. UU. y
que el Sur fuera el Norte, que se volteara la tortilla. Esa sería la
peor desgracia, canta Arjona, ese sería el peor engaño,
Si el Norte fuera el Sur
seríamos igual
o tal vez un poco peor...
si el Norte fuera el Sur
sería la misma porquería
yo cantaría un rap
y esta canción no existiría.
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ya como esos dos años que pasaron, que quiero rezar, lo hago
y tengo palabras... ya no puedo realmente, ya no. Ya no puedo.
Entonces, no sée, casi ya no me da gana de ir a la iglesia. Y
más cuando me duele la cintura, ya no quiero. ‘Ya no quiero,
me duele’. Y está lejísimos. Lejísimos... Bueno, ese es un pretexto
para decir, porque si uno quiere, pues, no le importa lo lejos o
donde uno esté. Y queda un poco lejos para mí. ‘Ay, muy lejos,
calooor...’ y ya... Bueno, y en fin me desanimo. Y si tengo trabajo,
ya lo dejo allí. ‘Ya no voy a ir’. Ya no. Y como ingresamos a
veces siempre un día domingo, un día domingo, cuando vamos
allí al Instituto... Siempre ingresamos a las dos de la tarde. Y
entonces, tengo que dejar lavada la ropa o preparado allí todo...
la ropa de la niña y todo lo que me hace falta, mi maíz, mi
frijol, tengo que buscarlo, librearlo, medirlo, y ya... ¡Ya no voy,
ya no voy!
De esta explicación entrecortada de sus sentimientos podemos
analizar algunas de las características de esa desgana y falta de
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El trabajo que hizo fue velar “por los derechos de las perso-
nas, de los indígenas, de los pobres... un buen trabajo que ayuda a
muchas personas”. Ella menciona hechos y acciones de justicia
social constatablemente provechosos para la gente, no menciona
expresiones de fe, ni celebraciones, ni concentraciones religiosas.
Se fija en lo objetivo, no en lo subjetivo, se fija en el resultado de
su trabajo. Pero lo que le da realce a ese trabajo no es el beneficio
del mismo para la gente, sino el testimonio de haberlo terminado
-“terminó su libro”- a pesar de las amenazas de muerte, que ella
supone que recibiría Gerardi, cosa que contrasta con la actitud de
las jóvenes que no se atreven a meterse en situaciones difíciles.
En el caso de Woods hace recuerdo de las palabras de su papá,
quien lo conoció de cerca y le oyó decir “si me muero, pues me
muero”. Ambos estaban confiados en dios y dios estaba en ellos.
Hablando de Gerardi dice “dios estaba con él” y supone, haciendo
ahora sí una referencia a la experiencia íntima del mártir, que en-
tre ambos había una familiaridad como la que ella ha tenido con
dios, ahora olvidado: “quizás rezaba y todo”. De esa relación,
según ella, nacía la fuerza para entregar su vida hasta la sangre.
¿Qué pasos ha caminado para llegar a esta desgana interior,
que es como una erosión de la identidad religiosa? Según el testi-
monio de Alicia, se pueden distinguir cuatro. El primero parte de
las exigencias del Instituto. Las exigencias del Instituto son más
fuertes que las de la Iglesia. Dice ella, “te exigen estar allí, te exigen
estar en la reunión o te exigen que entregues tu tarea”. Aunque
estas exigencias se usan como pretexto, es una realidad que el
Instituto va ocupando cada vez más y más tiempo de la juventud,
especialmente durante los diez días de educación presencial, y
que la juventud van frecuentando menos la iglesia. En los
principios del Instituto, incluso, “los domingos no nos dejaban
salir” para ir a la celebración o al culto, parece que en un intento
de acaparar a la juventud por encima de todo. Frente a las exigencias
del Instituto la exhortación de la familia, aunque sea más pro-
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todo este trabajo hemos tomado sus palabras muy en serio y las
hemos analizado dándole peso a los matices de su expresión como
si fuera un texto muy denso. Puede haber, entonces, el peligro de
que en este ejercicio se cuele la idealización y que otras personas
que la conocen nos digan, está bien, pero yo conozco Alicia y tú
la has deformado en tu esfuerzo por profundizar en su experiencia.
Un tercer obstáculo es que no podemos hablar propiamente de
identidades, como si fueran definiciones o leyes que se deben cumplir
a lo largo de una existencia. Se trata más bien de un hilo de vida,
reinterpretado continuamente al contacto con las circunstancias
externas. La reinterpretación de ese hilo le va aclarando al individuo
y consiguientemente a la persona observadora, cuál es el fondo de
ese sentido de la vida, cuál es la identidad principal que da forma a
las otras identidades. Luego, se traslada a palabras esa experiencia, a
sabiendas que las palabras se quedan cortas, una señal de lo cual es
que nos aparecen metá-foras en los intentos de explicación. La
misma palabra “hilo” es una expresión metafórica. Esto sucede,
porque, como hemos visto, en la construcción de la identidad
interviene el símbolo. El individuo en la vida va negociando su
identidad frente a las circunstancias, por olfato, por intuición, al
tanteo de la disonancia o consonancia de sus símbolos ocultos con
las circunstancias. Así es como reinterpreta su identidad sin entregarla
y a lo largo de la negociación encuentra en ella nuevos ángulos y
nuevas profundidades.
Nos parece que en el fondo de su identidad está la conciencia
de ser mujer y lo que se ha fortalecido en el proceso de su crisis es
la identidad femenina. Ella siempre ha sido mujer, pero ahora se
siente como tal. Ya no es una niña, ni una adolescente irres-
ponsable, sino una mujer desarrollada. Una mujer que sale de su
escondite, que se muestra, que es valiente, y que va a demostrar
ante el padre de su hija que puede salir adelante. Una mujer que
tiene como referente a muchas mujeres, aunque no sean de su
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es, por tanto, sólo una experiencia interna, sino una referencia a
un mundo social de mujeres. A pesar de la ruptura a las normas
comunitarias de su maternidad soltera, ella se distancia de los
jóvenes “callejeros” que rompen otras normas de la convivencia
con el alcoholismo y la droga. Y por ser madre (y estudiante) no
considera seriamente tampoco el ingreso a la identidad de los
migrantes que viajan a EE.UU.
Segunda, Alicia tiene una identidad de pertenencia muy fuerte
a su familia cercana. Su familia se encuentra geográficamente
partida (Guate / México) aunque un flujo de solidaridad une am-
bos extremos. Por tanto, es hija de sus padres, es hermana de sus
hermanos y herma-nas, especialmente de sus hermanas mayores,
es tía de su sobrina y, otra vez, es madre de su hija. La pertenencia
a la familia incluye todas estas identidades más particulares de
hija, hermana y tía. Esta identidad se ha forjado a través del influjo
de la madre desde la niñez por la transmisión del afecto, por la
cercanía, el ejemplo y la defensa, a través del padre por la seguridad
que brinda, por la autoridad y la capacidad de coordinación de los
miembros del hogar, y también a través de las hermanas y
hermanos, con quienes hay más confianza y facilidad de
comunicación como amigas y amigos. Alicia no se entiende fuera
del hogar. Esta identidad de parentesco inmediato la apoya en la
identidad de madre, ya que todas las mujeres de ese hogar son
como madres múltiples y el hogar en general es como un seno
materno para la niña. Por fin, en esta identidad encuentran anclaje
la identidad étnica y la identidad religiosa, entre otras.
Tercera, Alicia tiene una identidad de mujer independiente de
un posible esposo. Esta identidad es una consecuencia del
fortalecimiento de la conciencia de mujer y de la identidad de
madre soltera. Se ve a sí misma independiente económica y
emocionalmente del varón. Rechaza un matrimonio en que ella
sea relegada a las tareas domésticas. Se distancia –identidad
negativa- de las jóvenes que buscan casarse pronto para adquirir
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Conclusiones
Empezamos este estudio con una pregunta que nos acuciaba desde
hace tiempo. La pregunta era cómo conocer los cambios rápidos y
profundos que se han venido generando en la cultura guatemalteca
y en particular en la cultura indígena en los últimos años. De allí
pensamos que para encontrar la respuesta debíamos acudir a los
sectores de la sociedad donde las estructuras profundas de la cultura
están más a flor de piel y se pueden detectar más fácilmente. Por
eso, pensamos en la juventud, que por ser sector bisagra, habría de
reflejar en su cultura las tensiones que esos cambios producen. Pero
luego descubrimos la fuerza invasora de la globalización que atraviesa
todas las poblaciones. Entonces, había que unir globalización y
cultura juvenil. ¿Pero cuál iba a ser el concepto que habría de unir a
esos dos extremos? Leyendo a autores, asistiendo a seminarios de
análisis social y confiriendo con compañeros y compañeras se nos
fue iluminando que ese concepto era el de identidad, ya que la
globalización está levantando grandes marejadas de identidad, no
sólo visibles en los grandes movimientos sociales, como el ecologista,
feminista, el movimiento étnico y nacionalista, sino casi invisibles
en todas partes de la tierra, también en las aldeas rurales apartadas
de Guatemala, donde no hay luz eléctrica, ni menos conexión a
internet, ni ambiente de gran ciudad, ni tampoco movimiento
económico de importancia. En esos espacios sociales el influjo de
la globalización no había que pensarlo en término de movimientos
sociales ruidosos y bien organizados, aunque hubieran sido terrenos
de guerra hacía una década, sino más bien como brisas tenues que
pueden anunciar vendavales.
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Por eso, surgen dentro del hogar red otros hilos tenues pero
muy eficaces que hacen que la madre también comparta su función
con las hermanas y la madre de todas. Ya no se trata sólo de una
jerarquía de madres, encima de todas las cuales está la abuela, y
debajo de ella las hijas, las mayores con más respeto, y las menores
con menos, sino una red bastante intercambiable de madres
múltiples, donde se reconoce quién es la responsable principal de
la hija, pero que no excluye que la hija se separe de ella y que de
hecho la niña pueda ir creciendo más hija de tías o abuelas, que de
la madre misma, como cuando la red se estira y la madre emigra o
la hija emigra. Podríamos decir que se está gestando una forma de
madres múltiples en red. Es un fenómeno de la globalización. Ni
malo, ni bueno. Es. Castells, experto de la globalización, dice: “las
redes de personas –sobre todo en el caso de las mujeres- sustituyen
cada vez más a la familia nuclear como forma primaria de apoyo
emocional y material” (III, 418-19)
Como estas redes y redecillas son una forma primaria de apoyo
emocional y material, las identidades son todavía más cambiantes
e inestables que cuando la familia nuclear o extensa desempeñaban
ese papel. No sólo porque permiten la migración, en este caso a
México y posiblemente a EE.UU., a espacios culturales muy
diversos, sino porque los flujos que corren por los hilos de la red
son múltiples (remesas, conversaciones telefónicas, traslado de
objetos culturales, señales de prestigio, religión...) y porque el hogar
red se vincula para subsistir con otras redes, algunas de las cuales
están unidas por la pertenencia al hogar y entonces se forman
matrimonios, y algunas de las cuales tienen otras identidades.
Aunque en tiempos de Popol Wuj los hogares formaron redes
de parentesco y matrimonio, los nodos de las redes eran cercanos,
se movían dentro de un mismo ambiente cultural, y la
diferenciación económica no era tan grande como para hacer
posible una red. La red supone diversidad: yo doy lo que tú no
tienes. También, en el caso excepcional de Ixkik’ que es alianza
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Globalización e identidades
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futuro que apunta a tiempos distintos de los que vivieron sus pa-
dres. Y cuando al instituto llegan computadoras regaladas por la
universidad, entonces palpa con las puntas de los dedos esa
máquina que es a la vez tecnología y símbolo, y que está revo-
lucionando el mundo. Los padres y las madres, a la vez que se van
sintiendo alejados de sus hijos y de sus hijas, porque hablan otro
lenguaje, intuyen también que en el conocimiento existe una fuerza
misteriosa como la del capital del dinero y hacen sacrificios
enormes para que estudien y luego velen por ellos, con el apoyo
del dinero que ganen y más aún con las conexiones que abran.
Así, el conocimiento va sustituyendo también a la tierra como
fuente de riqueza.
La identidad educacional no sólo pega entre los jóvenes, sino
también entre las jóvenes que, como Alicia, van desarrollando la
conciencia de sus capacidades como mujer, que sobresalen en los
centros de estudio no sólo por las notas sino por la amistad y el
liderazgo y que poco a poco van nivelando las proporciones de
género en el sistema escolar, como estudiantes y maestras. No
puede dejar de verse en este crecimiento de la conciencia de la
mujer el influjo a nivel global del movimiento feminista y del
movimiento de mujeres que choca contra la globalización
utilizando sus mismos instrumentos.
La formación de una nueva clase social de “profesionales”
dentro de la población indígena, no sólo guatemalteca, sino
latinoamericana, es otro efecto de la identidad educacional y su
fortalecimiento se debe también en parte a la globalización, ya
que sobre esa clase social descansa la nueva identidad maya que
pertenece al tipo de identidades étnicas y nacionales que, aunque
distintas entre sí, reciben todas el mismo soplo reactivo a la
globalización en todo el mundo. Alicia claramente muestra una
identidad maya en construcción y un proyecto de pertenencia a
esa nueva clase social dentro del contexto guatemalteco. Esa
identidad maya le ha nacido al calor del centro de estudios dirigido
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Itinerarios imaginarios
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Lo felicito en este tan mentado día del cariño y le digo que siempre lo
recordamos en la casa. Leemos el librito y nos reimos mucho a veces
mirando las cosas de entonces y comparando con lo de hoy.
Quiero contarle ahora algo de lo que hemos pasado en estos últimos
diez años. Después de graduarme de maestra, logré una plaza en
Piedras Blancas. Pasaba la semana allá y dejaba a Sandrita con mi
mamá. Allí pude recordar el q’anjob’al que algo se me había olvidado
en Pueblo Nuevo. Enseñé a los niños a escribir en su idioma. Los
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Alicia,
la que usted decía que tenía
“identidad negativa agrícola”.
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Anexo
1. Las entrevistas
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Angel Martínez, el poeta de “Río hasta el Fin”, una vez nos dijo
en el Ecuador que al venir de Europa ya traía tres o cuatro libros
suyos en unos baúles. Lo único que le faltaba es escribirlos. Al
volver del Ixcán a principios de 2003 traje unas cuantas páginas
de las entrevistas con Alicia y en la soledad sonora de Sta. María
Chiquimula comencé a hacer este ensayo de acuerdo a un método
artesanal que ha probado su eficacia para el análisis fresco, sin
esquemas que le hacen a uno decir lo que todos saben. Ese método
es el fichaje. Yo lo hice a mano, se puede hacer con computadora.
Se numeran primero todas las páginas de los cuadernos de notas
y todas las hojas dispersas. Luego, se repasan línea por línea,
siguiendo el método ignaciano del discernimiento: donde yo
“siento” que hay jugo, allí me dentengo y hago una ficha. Se escribe
en el centro de la ficha el tema, por ejemplo, Educación o México
o Trabajo Agrícola, en la esquina derecha la página de los
cuadernos y en la izquierda el área geográfica, Ixcán, ya que la
investigación cubría a la vez Ixcán, Sta. María Chiquimula, Zacualpa
y el Puente Belice. Luego, se detalla abajo el contenido, citando lo
que Alicia dice y haciendo observaciones, en tinta roja, que son
los primeros brotes del análisis. Y así, una ficha y otra y otra.
Algunas tocan temas de profundización del proceso de construcción
de la identidad e irán luego ordenadas evolutivamente, otras se
refieren a las diferentes identidades, otras al conocimiento general
del área y su importancia para la juventud, etc.
Una vez terminadas las fichas, que en este caso fueron 70, se
procedió a ordenarlas conforme el orden que iban a llevar en el
libro, por paquetitos, enunciando a la vez el nombre de cada
paquetito en un cartón de color. Ya cuando está la caja de fichas
estructurada, creo que Angel Martínez podría haber dicho que el
libro está hecho, sólo falta escribirlo.
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La era de la información:
economía, sociedad y cultura
por Manuel Castells
3 volúmenes. Siglo 21. 2002 (1ª. Edición en inglés: 1996)
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Breve Bibliografía
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El sistema educativo formal y la conformación de referentes de
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IDIES-URL (Guatemala) y IUDOP-UCA (El Salvador). Maras y
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