Trombon
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Tromb�n
Posaune.gif
Tesitura
Range trombone.png
Caracter�sticas
Clasificaci�n Instrumento de viento metal
Instrumentos relacionados Trompeta, trompeta de varas, trompeta baja,
bombardino, sacabuche, tuba, trompa, fliscorno
[editar datos en Wikidata]
El tromb�n es un instrumento de viento metal. Su sonido se produce gracias a la
vibraci�n de los labios del int�rprete en la parte denominada boquilla a partir de
la columna del aire (flujo del aire). Las diferentes notas se obtienen por el
movimiento de un tubo m�vil, denominado vara, alargando la distancia que el aire en
vibraci�n debe recorrer, produciendo de este modo sonidos que tambi�n se pueden
controlar con una mayor o menor presi�n del aire soplado por el int�rprete en la
vara. Se diferencian siete posiciones distintas a lo largo de la vara. Cuanto m�s
se alarga la columna de aire con cada posici�n, el sonido producido es m�s grave
que en la anterior. Sin embargo, tambi�n existen trombones con v�lvulas. Al igual
que casi todos los instrumentos de esta familia de viento metal, el tromb�n de
varas es de lat�n (aunque actualmente muchas f�bricas optan tambi�n por el cobre y
los ba�os de plata), y consiste en un tubo cil�ndrico y abierto enrollado sobre s�
mismo.
�ndice
1 Construcci�n
2 Tipos
3 Historia
3.1 Or�genes y antecedentes del tromb�n
3.2 Renacimiento y barroco
3.3 El siglo XVIII
3.4 El siglo XIX
3.5 El siglo XX
4 Repertorio destacado
5 Trombonistas
6 Enlaces externos
Construcci�n
Boquilla o embocadura: pieza peque�a y hueca que se adapta al tubo del tromb�n para
que el int�rprete sople, de modo que los labios se apoyen en los bordes, vibren y
produzcan el sonido primario. El tromb�n tiene una boquilla que determina su
timbre.
Pabell�n o campana: ensanchamiento final del tubo.
Vara: tiene forma de U y se mueve en siete diferentes posiciones con distinta
longitud del tubo. La vara del tromb�n no permite grandes velocidades cuando se
toca, pero es perfecto para interpretar glissandos (escala r�pida entre dos notas).
Tipos
Tromb�n de varas
Se puede clasificar seg�n el sonido particular que emite y por tanto las notas y
claves que le cambia la altura de las notas utilizando un sistema de v�lvulas y
pistones. El sonido es distinto y exagera cualquier imprecisi�n en la entonaci�n.
Los romanos usaban las trompetas para acompa�ar sus cantos guerreros y en sus
fanfarrias her�ldicas. Pod�an ser de tres tipos: el lituus, curvado y de sonido
agudo, que utilizaba la caballer�a; la tuba, recta y de sonido m�s grave, para la
infanter�a; y la bucina, en forma de espiral y que produce sonidos aun m�s graves.
Una obra de Virdung, impresa en B�le hacia 1511, menciona el busaun como
�instrumento de tubos que se prolongan�. En 1590, el franc�s Guillaume, can�nigo de
Auxerre, inventa un instrumento que llama bucsen a cozilise, lo que quiere decir
bocina de varas. Consist�a en dos tubos largos, en forma de grandes bombas, que se
alargaban. Ten�a una forma rudimentaria y un sonido �spero, y era usado en
fanfarrias y bandas militares, pero pronto cay� en desuso.
Entre los siglos XV y XVI aparecen las varas tal como han llegado a nuestros d�as.
Su forma actual puede verse en pinturas, relieves, marfiles y manuscritos de la
�poca. En la Biblioteca Nacional de Par�s hay un manuscrito de 1457 con una
miniatura donde se ven trompetas graves en forma de sacabuches. Sacabuche proviene
de los verbos franceses saquer, que significa tironear, y bouter, presionar; es
decir, literalmente significa tirar y presionar, para representar el movimiento de
la vara. Este era el nombre que daban los franceses al tromb�n de varas. Tambi�n
podr�a venir del parecido del instrumento con un arma empleada en la �poca para las
acciones de asalto, consistente en una especie de garfio largo utilizado para
descabalgar al jinete enemigo, aunque esto es menos probable. Este instrumento era
parecido al actual tromb�n de varas, pero de menor tama�o.
Renacimiento y barroco
El siglo XVIII
El auge moderno del tromb�n en la orquesta empieza a partir de 1767 con la �pera de
Christoph Willibald Gluck, Alceste.
Durante el siglo XVIII el acampanamiento del pabell�n del tromb�n se hizo m�s
pronunciado y los soportes m�viles se sustituyeron por abrazaderas firmemente
soldadas. La primera parte del siglo fue tambi�n testigo de un declive general en
la utilizaci�n del instrumento. Pero esta tendencia se invirti� a finales del
siglo, cuando las bandas militares encontraron �til el tromb�n y cuando sus
asociaciones eclesi�sticas y sobrenaturales lo introdujeron en las �peras de Gluck
y Mozart.
Mozart utiliza los trombones para producir ciertos efectos dram�ticos en sus �peras
La flauta m�gica y Don Juan y lo utiliz� en varias de sus obras sacras, como por
ejemplo en la Missa solemnis, Missa en do menory o en el R�quiem. Beethoven s�lo lo
utiliza en las sinfon�as quinta, sexta y novena. Schubert lo emple� en sus �ltimas
sinfon�as y Weber, en sus �peras, mostrando el efecto maravilloso de los trombones
en una armon�a muy suave. Georg Friedrich H�ndel (1685-1759) le dio una especial
importancia en los oratorios Israel in Egypt (1738) y Saul (1738) y es posible que
en El Mes�as. Su contempor�neo Johann Sebastian Bach (1685-1750) lo emple� en
muchas de sus composiciones, especialmente en cantatas, aunque nunca le asign� un
solo, cosa que hizo con casi todos los instrumentos, y lo emple� siempre para
reforzar las voces doblando sus partes. Como H�ndel lo us� con cautela y sin
apartarse de la rutina. Johann Mattheson (1713) hizo hincapi� en su gran sonoridad,
aunque reconoc�a que fuera de la m�sica sacra era de poco uso. Franz Joseph Haydn
(1732-1809) lo destac� en Die Sch�pfung (1798).
En el siglo XVIII se escribieron los primeros conciertos para tromb�n, pero estos
conciertos no eran para el tromb�n tenor que se usa hoy en d�a sino m�s bien se
parecer�a al tromb�n alto. Algunos otros compositores de esta �poca fueron Leopold
Mozart, Michael Haydn y Johann Georg Albrechtsberger.
Debido a esto, desde Alemania hubo voces en contra de esta utilizaci�n del tromb�n
fuera del �mbito religioso, ya que era considerado como una profanaci�n.
En Alemania, adem�s del tromb�n tenor era representativo el tromb�n alto, como se
aprecia en algunas de las composiciones de Albrechtsberger (maestro de capilla de
la abad�a de Melk), en concreto su famoso Concierto para tromb�n alto as� como la
participaci�n de este instrumento en otras obras como en la ant�fona Alma
redemptoris mater en la que en uno de sus tres movimientos comprende solos de
trombones altos y tenores. Adem�s en la cercana abad�a de G�ttweig, fue nombrado en
1736 organista y compositor Zechmer quien escribi� numerosas composiciones que
inclu�an a los trombones.
El siglo XIX
Berlioz y Wagner, m�s que nadie, contribuyeron a dar al tromb�n una posici�n
estable; y despu�s de 1860 la popularidad de este instrumento aumento enormemente.
Berlioz se lamentaba en 1843 de que s�lo se usara el tromb�n tenor, y no se le
diera importancia al tromb�n bajo.
Sin embargo, en Leipzig, se inici� una �poca que devolvi� al tromb�n de nuevo su
gran popularidad. En 1815 un trombonista llamado Friedrich August Belcke estaba
empleado en la Gewandhaus Orchestra y su debut en ese mismo a�o fue aclamado de en
la Allgmeine Musikalische Zeitung por su virtuosismo y conocimiento del
instrumento. Ese a�o Belcke dej� Leipzig y consigui� trabajo en Berl�n. Desde aqu�
comenz� su carrera como solista con giras que le llevaron por toda Europa.
Aunque Belcke abandon� Leipzig, el tromb�n sigui� ganando gran importancia all�. En
1817 un joven de 17 a�os lleg� a la ciudad al conseguir un trabajo como violinista
y trombonista en la Leipzig Stadstmusik. Se llamaba Carl Traugott Queisser. Durante
algunos a�os fue violinista en el Matth�i Quartet y estuvo como l�der en la
orquesta Euterpe, pero su gran contribuci�n a la m�sica la hizo como trombonista en
la Gewandhauss Orchestra, donde trabaj� desde 1820 hasta 1843. El debut de Queisser
como solista no fue menos exitoso que el de Belcke.
Despu�s de este gran debut, Queisser apareci� como solista con la Gewandhaus
Orchestra en muchas ocasiones, y creci� su fama en Alemania.
A finales del siglo XIX muchos m�sicos se dieron cuenta que el extra�o y bonito
timbre de los instrumentos de metal se hab�a perdido con los instrumentos de
v�lvulas y que las v�lvulas no mejoraban la t�cnica de los instrumentos por lo que
la popularidad del tromb�n fue en aumento y el inter�s por este instrumento creci�
desde entonces.
Durante el siglo XIX el tromb�n entr� a formar parte de las orquestas sinf�nicas. A
partir de Berlioz el uso del tromb�n se hizo necesario para la gran orquesta
sinf�nica y los compositores m�s importantes escriben para �l. Wagner contribuy� a
darle una posici�n estable.
El siglo XX
Tromb�n de cilindros
Es en este siglo cuando los compositores han explotado todas las posibilidades del
tromb�n, no s�lo en la orquesta (confi�ndole importantes solos), sino tambi�n en su
papel como instrumento solista, ya que la literatura para tromb�n solista ha
aumentado considerablemente.
Se podr�a afirmar que el renacimiento del tromb�n comenz� en los Estados Unidos a
comienzos del siglo XX. El trombonista de jazz Jack Teagarden y Arthur Pryor, cada
uno en su tipo de m�sica, llevaron el tromb�n a unos l�mites antes no conseguidos.
No fue hasta mitades de siglo cuando los compositores cl�sicos de Estados Unidos
comenzaron a escribir en serio m�sica para tromb�n como solista. Los pensamientos
de los solistas todav�a no influ�an en los compositores de m�sica seria: la m�sica
de Teagarden o de Pryor estaba infravalorada. El jazz era una m�sica para negros,
la m�sica de Pryor estaba dedicada a la clase obrera media-baja, mientras que los
compositores de m�sica seria escrib�an m�sica para los grupos de intelectuales.
Es por esto bastante natural que la primera vez que se escribi� de manera seria
para tromb�n como instrumento solista lo hiciera un compositor que estuviese
interesado en la t�cnica de la m�sica de jazz, de la m�sica ligera y de la m�sica
cl�sica.