Trombon

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Tromb�n

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Tromb�n
Posaune.gif
Tesitura
Range trombone.png
Caracter�sticas
Clasificaci�n Instrumento de viento metal
Instrumentos relacionados Trompeta, trompeta de varas, trompeta baja,
bombardino, sacabuche, tuba, trompa, fliscorno
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El tromb�n es un instrumento de viento metal. Su sonido se produce gracias a la
vibraci�n de los labios del int�rprete en la parte denominada boquilla a partir de
la columna del aire (flujo del aire). Las diferentes notas se obtienen por el
movimiento de un tubo m�vil, denominado vara, alargando la distancia que el aire en
vibraci�n debe recorrer, produciendo de este modo sonidos que tambi�n se pueden
controlar con una mayor o menor presi�n del aire soplado por el int�rprete en la
vara. Se diferencian siete posiciones distintas a lo largo de la vara. Cuanto m�s
se alarga la columna de aire con cada posici�n, el sonido producido es m�s grave
que en la anterior. Sin embargo, tambi�n existen trombones con v�lvulas. Al igual
que casi todos los instrumentos de esta familia de viento metal, el tromb�n de
varas es de lat�n (aunque actualmente muchas f�bricas optan tambi�n por el cobre y
los ba�os de plata), y consiste en un tubo cil�ndrico y abierto enrollado sobre s�
mismo.

Durante los periodos barroco y cl�sico se usaba mucho en la m�sica religiosa, y


desde el siglo XIX es imprescindible en la gran orquesta sinf�nica. Tambi�n se
utiliza en la m�sica de jazz, donde, adem�s de ser un instrumento clave para la big
band, interpreta pasajes solistas. En la familia del tromb�n hay muchas variantes
con distintas tesituras y tama�os. En la orquesta se suele usar el tromb�n tenor y
a veces el bajo.

�ndice
1 Construcci�n
2 Tipos
3 Historia
3.1 Or�genes y antecedentes del tromb�n
3.2 Renacimiento y barroco
3.3 El siglo XVIII
3.4 El siglo XIX
3.5 El siglo XX
4 Repertorio destacado
5 Trombonistas
6 Enlaces externos
Construcci�n

1. Brazo de la bomba de afinaci�n.


2. Boquilla o embocadura.
3. Pabell�n o campana.
4. Llave de desag�e.
5. Vara principal.
6. Puente de soporte.
7. Puente de soporte.
8. Rosca de encaje de la vara.
El instrumento se compone de las siguientes partes:

Boquilla o embocadura: pieza peque�a y hueca que se adapta al tubo del tromb�n para
que el int�rprete sople, de modo que los labios se apoyen en los bordes, vibren y
produzcan el sonido primario. El tromb�n tiene una boquilla que determina su
timbre.
Pabell�n o campana: ensanchamiento final del tubo.
Vara: tiene forma de U y se mueve en siete diferentes posiciones con distinta
longitud del tubo. La vara del tromb�n no permite grandes velocidades cuando se
toca, pero es perfecto para interpretar glissandos (escala r�pida entre dos notas).
Tipos

Tromb�n de varas
Se puede clasificar seg�n el sonido particular que emite y por tanto las notas y
claves que le cambia la altura de las notas utilizando un sistema de v�lvulas y
pistones. El sonido es distinto y exagera cualquier imprecisi�n en la entonaci�n.

Tromb�n bajo de varas


Historia
Or�genes y antecedentes del tromb�n
El tromb�n, como los otros instrumentos de viento, tuvo su origen en la barra hueca
y los cuernos de los animales.

En el 3000 a. C., cuando el hombre descubre los metales, empieza ya a hacer


instrumentos musicales. Se ha demostrado que los chinos, los asirios y los
babilonios ya ten�an instrumentos de metal con forma de trompetas rectas con
embocadura. Los hind�es pose�an tambi�n instrumentos parecidos a las trompetas
rectas. En la tumba de Tutankamon (1350 a. C.), se encontraron trompetas de plata
dorado y plata, cortas y de sonidos agudos. Los hebreos tomaron las trompetas de
los egipcios. En el Antiguo Testamento aparece documentado este hecho; es m�s, se
dice que Mois�s estableci� normas para su construcci�n. En la marcha hacia la
Tierra Prometida, relatada tambi�n en el Antiguo Testamento, el ej�rcito de Josu�
debi� contar con ellas, en concreto los shofars, construidas con cuernos de animal,
ya que seg�n la Biblia derribaron las murallas de Jeric�.

Grecia y Roma heredaron la cultura musical y los instrumentos de estos pueblos. La


trompeta met�lica ten�a una gran importancia para los griegos, que la usaban en
actos religiosos y en los Juegos Ol�mpicos, donde se celebraban tambi�n
competiciones de int�rpretes de trompetas. Uno de estos trompetistas fue Herodoro
de Megara (siglo III a. C.), que se hizo famoso tocando dos trompetas a la vez,
habilidad con la que gan� diez campeonatos. Estas trompetas ten�an tubo c�nico y
recto, y proven�an de las egipcias. Verdi hizo construir reproducciones de estos
instrumentos para el estreno de su �pera Aida con motivo de la apertura del canal
de Suez en 1870, aunque debido a la guerra franco-prusiana y a la lentitud de este,
no pudo representarse hasta un a�o despu�s en El Cairo.

Los romanos usaban las trompetas para acompa�ar sus cantos guerreros y en sus
fanfarrias her�ldicas. Pod�an ser de tres tipos: el lituus, curvado y de sonido
agudo, que utilizaba la caballer�a; la tuba, recta y de sonido m�s grave, para la
infanter�a; y la bucina, en forma de espiral y que produce sonidos aun m�s graves.

Para facilitar el manejo y ampliar el registro de sonidos arm�nicos alargando la


tuber�a se desarroll� la curvatura del instrumento. Esto aparece documentado en el
Epitome Institutionum Rey Militaris, de Vegio Renato Flavio (siglo IV).

En el siglo XI, la tuba romana se alarga y hace m�s estrecha ensanchando el


pabell�n, como influencia de las trompetas musulmanas que llegaron a Europa con las
invasiones. Un poema del siglo XI menciona las Trompas y Buisines, como �largas
trompetas de pabell�n ensanchado, en cobre o plata�. En Espa�a, y en las cantigas
de Alfonso X El Sabio (siglo XIII), se cita, entre otros instrumentos, la anafilos
o trompeta recta de origen romano. Los franceses le llamaban buisine, como aparece
en la Chanson de Roland.

Por un encargo de Federico II a la villa de Arezzo, en 1240, se construyeron dos


tipos de trompetas: la trombetta, peque�a y de madera, y la bucina, grande y de
metal. En 1783 se descubrieron entre las ruinas de Pompeya dos grandes trompetas
construidas en bronce con embocadura de oro, una de las cuales, parece ser,
pertenec�a a la colecci�n del Rey de N�poles Windsor. Los turcos usaban una
trompeta llamada surme.

Durante la Edad Media los instrumentos de embocadura mantuvieron sus nombres


primitivos: lituus (corneta), tuba (trompeta) y buccina (trompeta grande o
tromb�n). En esta �poca tambi�n aparece un instrumento llamado serpent�n, con forma
de "S" (de ah� su nombre). Este instrumento ten�a seis agujeros, tres para cada
mano, y una boquilla met�lica.

En Alemania la denominaci�n buccina fue convirti�ndose en busan, pusun y pousane,


t�rmino que aplicado al tromb�n ha llegado a nuestros d�as y que se mantiene en los
pa�ses germ�nicos y del centro y norte de Europa. El nombre de tromb�n, del
italiano trombone, o trompeta grande, se mantuvo hasta el siglo XVIII y es el usado
en los pa�ses latinos, Inglaterra, Am�rica Latina y Norteam�rica.

La curvatura de las barras que despu�s llevar�a a la vara corredera aparece


documentada por primera vez en los grabados y pinturas del siglo XIV, en dos
l�minas de ��ngeles m�sicos� (derecha) del siglo XV pintados por fray Ang�lico en
Italia y por Hans Hemling en los Pa�ses Bajos. En estas ilustraciones se ve un
�ngel tocando una trompeta cuya boquilla sostiene con los dedos, por lo que se
supone que se introduc�a y se sacaba del tubo para variar los sonidos. Algo
parecido a lo que se llamar�a tromba di tirarsi, trompeta cuya boquilla hac�a de
corredera en el tudel, y que posiblemente utiliz� Johann Sebastian Bach.

Una obra de Virdung, impresa en B�le hacia 1511, menciona el busaun como
�instrumento de tubos que se prolongan�. En 1590, el franc�s Guillaume, can�nigo de
Auxerre, inventa un instrumento que llama bucsen a cozilise, lo que quiere decir
bocina de varas. Consist�a en dos tubos largos, en forma de grandes bombas, que se
alargaban. Ten�a una forma rudimentaria y un sonido �spero, y era usado en
fanfarrias y bandas militares, pero pronto cay� en desuso.

Entre los siglos XV y XVI aparecen las varas tal como han llegado a nuestros d�as.
Su forma actual puede verse en pinturas, relieves, marfiles y manuscritos de la
�poca. En la Biblioteca Nacional de Par�s hay un manuscrito de 1457 con una
miniatura donde se ven trompetas graves en forma de sacabuches. Sacabuche proviene
de los verbos franceses saquer, que significa tironear, y bouter, presionar; es
decir, literalmente significa tirar y presionar, para representar el movimiento de
la vara. Este era el nombre que daban los franceses al tromb�n de varas. Tambi�n
podr�a venir del parecido del instrumento con un arma empleada en la �poca para las
acciones de asalto, consistente en una especie de garfio largo utilizado para
descabalgar al jinete enemigo, aunque esto es menos probable. Este instrumento era
parecido al actual tromb�n de varas, pero de menor tama�o.

Al contrario que en el caso de los �rganos o los instrumentos de cuerda, la


construcci�n de instrumentos de viento no puede localizarse en ning�n pa�s en
concreto, porque aparecen por toda Europa. No obstante, pueden destacarse
constructores alemanes, flamencos e ingleses. En la construcci�n de trombones
destaca la ciudad alemana de N�remberg, donde nacieron los Neuschel, artesanos del
cobre y un tanto responsables de la evoluci�n del tromb�n en el siglo XVI; de
hecho, uno de los trombones m�s antiguos que se conservan fue construido por J�rg
Neuschel (N�remberg 1557). Gracias a su reputaci�n, los Neuschel tuvieron encargos
de las cortes europeas, incluso del papa Le�n X. N�remberg tambi�n fue la ciudad
natal de Erasmus Schintzer (nacido en 1551), el constructor de otro de los
trombones m�s antiguos. Entre los flamencos destaca Pieter Bogaerds, de Amberes, y
Hemy van der Moer, de Malinas (siglo XV). El Parlamento franc�s registra y reconoce
en 1680, la construcci�n de instrumentos de viento, ente ellos los Raoux y
Courtois. Los Courtois a�n se siguen fabricando. En Inglaterra se menciona a la
familia Distin (1798), como constructores de la trompeta de varas, instrumento que
a�n se suele usar en aquel pa�s.

Renacimiento y barroco
El siglo XVIII
El auge moderno del tromb�n en la orquesta empieza a partir de 1767 con la �pera de
Christoph Willibald Gluck, Alceste.

Durante el siglo XVIII el acampanamiento del pabell�n del tromb�n se hizo m�s
pronunciado y los soportes m�viles se sustituyeron por abrazaderas firmemente
soldadas. La primera parte del siglo fue tambi�n testigo de un declive general en
la utilizaci�n del instrumento. Pero esta tendencia se invirti� a finales del
siglo, cuando las bandas militares encontraron �til el tromb�n y cuando sus
asociaciones eclesi�sticas y sobrenaturales lo introdujeron en las �peras de Gluck
y Mozart.

Mozart utiliza los trombones para producir ciertos efectos dram�ticos en sus �peras
La flauta m�gica y Don Juan y lo utiliz� en varias de sus obras sacras, como por
ejemplo en la Missa solemnis, Missa en do menory o en el R�quiem. Beethoven s�lo lo
utiliza en las sinfon�as quinta, sexta y novena. Schubert lo emple� en sus �ltimas
sinfon�as y Weber, en sus �peras, mostrando el efecto maravilloso de los trombones
en una armon�a muy suave. Georg Friedrich H�ndel (1685-1759) le dio una especial
importancia en los oratorios Israel in Egypt (1738) y Saul (1738) y es posible que
en El Mes�as. Su contempor�neo Johann Sebastian Bach (1685-1750) lo emple� en
muchas de sus composiciones, especialmente en cantatas, aunque nunca le asign� un
solo, cosa que hizo con casi todos los instrumentos, y lo emple� siempre para
reforzar las voces doblando sus partes. Como H�ndel lo us� con cautela y sin
apartarse de la rutina. Johann Mattheson (1713) hizo hincapi� en su gran sonoridad,
aunque reconoc�a que fuera de la m�sica sacra era de poco uso. Franz Joseph Haydn
(1732-1809) lo destac� en Die Sch�pfung (1798).

En el siglo XVIII se escribieron los primeros conciertos para tromb�n, pero estos
conciertos no eran para el tromb�n tenor que se usa hoy en d�a sino m�s bien se
parecer�a al tromb�n alto. Algunos otros compositores de esta �poca fueron Leopold
Mozart, Michael Haydn y Johann Georg Albrechtsberger.

En Alemania los sacabuches se usaron en algunas ocasiones en el acompa�amiento de


corales. Su registro crom�tico los hac�a perfectos para estas funciones, lo que las
trompetas y trompas no pod�an realizar por no poder variar sus notas fundamentales,
circunstancia que les imped�a llenar los claros de las series arm�nicas.

En la zona alemana el tromb�n perdura para la m�sica religiosa. La Corte de los


Habsburgo contrataba a compositores tanto alemanes como italianos (Fux, Caldara,
Ziani) en cuyas obras sacras, destacaban muchos y bonitos solos para tromb�n.

Debido a esto, desde Alemania hubo voces en contra de esta utilizaci�n del tromb�n
fuera del �mbito religioso, ya que era considerado como una profanaci�n.

En el siglo XVIII en la m�sica austriaca el tromb�n tuvo un importante papel.


Cuando los altos y los tenores del coro no cantaban, se tocaban largos solos. Estos
pasajes que ten�an igual importancia que las voces eran sacados de una gran
variedad de m�sica encontrada entre la Liturgia romana de la Iglesia cat�lica. El
tromb�n de usaba en misas, oratorios, el �Salzburg Schuldramen�, vespers, letan�as
y ant�fonas.

Existieron tres grandes trombonistas en el siglo XVIII: Thomas Gschlatt de


Salzburgo, Anton Bachschmidt de Melk y Leopold Christian de Viena, que era el m�s
joven de los tres. Los tres vivieron en la misma �poca. La Stadtpeifer tradici�n en
Austria todav�a produc�a trombonistas que inspiraban a compositores como Leopold
Mozart, Johann Michael Haydn, Johann Georg Albrechtsberger, Georg Christoph
Wagenseil, e incluso Wolfgan Amadeus Mozart.

Thomas Gschlatt (1723-1806) tocaba el tromb�n alto. Compositores como Leopold


Mozart, Michael Haydn y Johann Georg Albrechtsberger. le escribieron composiciones
exclusivas para �l.

Anton Bachschmidt (1728-1797) fue un m�sico capaz de tocar el viol�n y el tromb�n


en el monasterio de Meltz, Austria. Fue el �ltimo de tres generaciones de
Bachschmidts todos ellos Thurnermeisters. Un Thurnermeister (literalmente maestro
de la torre) era el encargado de un peque�o grupo de m�sicos (Stadtpeifer).
Compositores como Melk hicieron composiciones para �l.

En la Capilla de la Corte de Viena aparecen en las n�minas de 1680 a 1770 de cinco


trombonistas con el apellido Christian. En concreto dos de ellos Leopold Christian
Jr. Y Leopold Christian Estaban muy bien pagados y eran muy conocidos por su
habilidad como solistas. Dos Maestros de Capilla de la Corte, Johann Georg Reuter
(1708-1772) y Georg Christoph Wagenseil (1715-1775) escribieron composiciones
inspir�ndose en el talento de Leopold Christian Jr., incluyendo un concierto de
Wagenseil.

El tromb�n fue un important�simo instrumento en la m�sica sacra del siglo XVIII.


Esto dificult� su mayor alcance y uso en la m�sica profana hasta la llegada de las
bandas militares en el siglo XIX. La contribuci�n del tromb�n como instrumento
mel�dico en la m�sica sacra del siglo XVIII ha sido pasada por alto durante mucho
tiempo; en nuestros d�as esto ha cambiado y se ha reconocido la importancia del
tromb�n en dicha �poca.

Se cree que algunos trombonistas de Alemania y de Austria pasaron a Francia y a


Inglaterra durante los �ltimos 20 a�os del siglo XVIII para introducir de nuevo
este instrumento en esos pa�ses, pero ya no �nicamente con finalidad religiosa si
no con una finalidad militar, de orquestas de danzas...

En Alemania, adem�s del tromb�n tenor era representativo el tromb�n alto, como se
aprecia en algunas de las composiciones de Albrechtsberger (maestro de capilla de
la abad�a de Melk), en concreto su famoso Concierto para tromb�n alto as� como la
participaci�n de este instrumento en otras obras como en la ant�fona Alma
redemptoris mater en la que en uno de sus tres movimientos comprende solos de
trombones altos y tenores. Adem�s en la cercana abad�a de G�ttweig, fue nombrado en
1736 organista y compositor Zechmer quien escribi� numerosas composiciones que
inclu�an a los trombones.

El siglo XIX
Berlioz y Wagner, m�s que nadie, contribuyeron a dar al tromb�n una posici�n
estable; y despu�s de 1860 la popularidad de este instrumento aumento enormemente.
Berlioz se lamentaba en 1843 de que s�lo se usara el tromb�n tenor, y no se le
diera importancia al tromb�n bajo.

Al comienzo del siglo XIX la mayor�a de los instrumentos de viento-metal sufrieron


una importante transformaci�n con la invenci�n del sistema de v�lvulas. El tromb�n
permaneci� con su forma original y no fue modificado. Esto supuso que no se
compusiera m�sica para �l y excepto en algunos casos (Rimsky-Korsakov, Weber,
Guilmant, David) fue utilizado exclusivamente en m�sica para orquesta sinf�nica.

En esa �poca la mayor�a de los instrumentos de viento metal fueron sometidos a


importantes cambios con la invenci�n de las v�lvulas. El tromb�n de varas fue
considerado un instrumento tosco, torpe y la mayor�a de los instrumentistas lo
abandonaron en favor de la trompa, el tromb�n de pistones, o la corneta por lo que
obras como la Romanza para tromb�n y piano de Weber fue olvidada durante m�s de un
siglo.

Debido a la invenci�n de las v�lvulas, en el principio del siglo XVIII, el tromb�n


perdi� importancia.

Sin embargo, en Leipzig, se inici� una �poca que devolvi� al tromb�n de nuevo su
gran popularidad. En 1815 un trombonista llamado Friedrich August Belcke estaba
empleado en la Gewandhaus Orchestra y su debut en ese mismo a�o fue aclamado de en
la Allgmeine Musikalische Zeitung por su virtuosismo y conocimiento del
instrumento. Ese a�o Belcke dej� Leipzig y consigui� trabajo en Berl�n. Desde aqu�
comenz� su carrera como solista con giras que le llevaron por toda Europa.

Aunque Belcke abandon� Leipzig, el tromb�n sigui� ganando gran importancia all�. En
1817 un joven de 17 a�os lleg� a la ciudad al conseguir un trabajo como violinista
y trombonista en la Leipzig Stadstmusik. Se llamaba Carl Traugott Queisser. Durante
algunos a�os fue violinista en el Matth�i Quartet y estuvo como l�der en la
orquesta Euterpe, pero su gran contribuci�n a la m�sica la hizo como trombonista en
la Gewandhauss Orchestra, donde trabaj� desde 1820 hasta 1843. El debut de Queisser
como solista no fue menos exitoso que el de Belcke.

Despu�s de este gran debut, Queisser apareci� como solista con la Gewandhaus
Orchestra en muchas ocasiones, y creci� su fama en Alemania.

Por su gran popularidad y por quedar impresionado al escuchar a Queisser,


Mendelssohn (que se convirti� en director principal de la Gewandhaus Orchestra en
1835), le prometi� un concierto para tromb�n, que no compuso al enamorarse de
Cecile Jeanrenaud y casarse con ella en 1837, olvid�ndose del tema. Afortunadamente
Mendelssohn no fue el �nico compositor de Leipzig de esa �poca. En el primer a�o en
la orquesta, Mendelssohn ten�a como maestro a su colega y amigo Ferdinand David.
Queisser y David se conocieron y este �ltimo prometi� a Queisser componer lo que
Mendelsson no tuvo tiempo para realizar: un concierto para tromb�n. David acab� su
concierto para tromb�n Op.4 en 1837. El estreno de la obra se convirti� en un gran
acontecimiento y fue tocado en varias ocasiones, no s�lo en Alemania sino tambi�n
en el extranjero. Este concierto fue considerado su mejor trabajo.

Despu�s de la muerte de Queisser en 1846, el tromb�n pas� desapercibido en Alemania


para el p�blico de m�sica seria durante largo tiempo. Los sucesos de Leipzig , sin
embargo, no pasaron desapercibidos para el resto de Europa. Esto hizo que en
Francia creciese el inter�s por este instrumento al tiempo que en Alemania
disminu�a. En el Conservatorio Superior de Par�s se cre� un ambiente muy favorable
para el tromb�n.

Pero aparte de la presentaci�n de Belcke lo que aument� la popularidad del tromb�n


fue la revolucionaria invenci�n del tromb�n en F en 1816. Esto fue probablemente lo
que inspir� a Carl Mar�a von Weber a componer su Romanza para tromb�n y piano
escrita poco despu�s.

La creaci�n de la clase de tromb�n en el Conservatorio Superior de Par�s hizo


aumentar considerablemente el repertorio para tromb�n. Esta clase se introdujo
experimentalmente por Cherubini en 1833 con F�lix Vobaron como profesor, la clase
se hizo oficial en 1836 siendo dirigida por Antoine Dieppo (1808-1878) hasta 1871.
Dieppo, que fue admirado por Berlioz, fue Tromb�n Solista de la �pera y Sociedad de
Conciertos del Conservatorio. Junto a Fr�deric Berr escribi� uno de los primeros
m�todos para tromb�n. Sus sucesores fueron Saul Delisse (1817-1888) desde 1871
hasta 1888, seguido de Louis Allard (1852-1940) desde 1888 hasta 1925.

La clase de tromb�n de pistones se sum� a la de tromb�n de varas entre los a�os


1857 y 1870. Los primeros Solos de Concurso para ex�menes del Conservatorio fueron
escritos en 1838. Son piezas importantes para la evoluci�n del repertorio. Sus
autores no fueron conocidos hasta 1842, siendo algunos de los primeros Dieppo,
Verroust, Gounoud o Bazin. Una importante parte de estos trabajos se ha perdido.

El perfeccionamiento del sistema de v�lvulas fue lo que caus� una revoluci�n en la


fabricaci�n de instrumentos musicales. Adolphe Sax (1814-1894) utiliz� estos
sistemas de v�lvulas para modificar y crear nuevos instrumentos. El tromb�n de
v�lvulas supuso en un principio una importante revoluci�n pero progresivamente cay�
en desuso. Este tromb�n pose�a seis v�lvulas independientes que representaban las
posiciones de la vara. La complejidad de su t�cnica y la exageraci�n que hac�a de
las imprecisiones de la entonaci�n provoc� que r�pidamente se dejara de utilizar.

A finales del siglo XIX muchos m�sicos se dieron cuenta que el extra�o y bonito
timbre de los instrumentos de metal se hab�a perdido con los instrumentos de
v�lvulas y que las v�lvulas no mejoraban la t�cnica de los instrumentos por lo que
la popularidad del tromb�n fue en aumento y el inter�s por este instrumento creci�
desde entonces.

Durante el siglo XIX el tromb�n entr� a formar parte de las orquestas sinf�nicas. A
partir de Berlioz el uso del tromb�n se hizo necesario para la gran orquesta
sinf�nica y los compositores m�s importantes escriben para �l. Wagner contribuy� a
darle una posici�n estable.

El siglo XX

Tromb�n de cilindros
Es en este siglo cuando los compositores han explotado todas las posibilidades del
tromb�n, no s�lo en la orquesta (confi�ndole importantes solos), sino tambi�n en su
papel como instrumento solista, ya que la literatura para tromb�n solista ha
aumentado considerablemente.

La mayor�a de la m�sica compuesta para tromb�n se ha producido entre 1940 (fecha en


que se escribi� la Balada de Martin) y nuestros d�as.

Se podr�a afirmar que el renacimiento del tromb�n comenz� en los Estados Unidos a
comienzos del siglo XX. El trombonista de jazz Jack Teagarden y Arthur Pryor, cada
uno en su tipo de m�sica, llevaron el tromb�n a unos l�mites antes no conseguidos.

No fue hasta mitades de siglo cuando los compositores cl�sicos de Estados Unidos
comenzaron a escribir en serio m�sica para tromb�n como solista. Los pensamientos
de los solistas todav�a no influ�an en los compositores de m�sica seria: la m�sica
de Teagarden o de Pryor estaba infravalorada. El jazz era una m�sica para negros,
la m�sica de Pryor estaba dedicada a la clase obrera media-baja, mientras que los
compositores de m�sica seria escrib�an m�sica para los grupos de intelectuales.

Es por esto bastante natural que la primera vez que se escribi� de manera seria
para tromb�n como instrumento solista lo hiciera un compositor que estuviese
interesado en la t�cnica de la m�sica de jazz, de la m�sica ligera y de la m�sica
cl�sica.

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