La Risa de F. Nietzsche
La Risa de F. Nietzsche
La Risa de F. Nietzsche
Homo sapiens
Homo ridens vs. Homo sapiens
PAULINA RIVERO WEBER
Universidad Nacional Autónoma de México
RESUMEN
En este artículo la risa se explica a través de la conocida teoría de la risa como una respuesta
ante la incongruencia. Con base en lo anterior, la autora compara dos tipos de respuesta ante la
incongruencia: aquella que pretende resolver la incongruencia, a saber, la filosofía, y aquella
que la festeja sin remediarla: la risa. Y es que la tragedia y la comedia, el llanto y la risa, tienen
en el fondo un mismo origen, tanto como obras de arte, en la antigua Grecia, como en la vida
humana.
PALABRAS CLAVE
RISA, FILOSOFÍA, TRAGEDIA, COMEDIA, INCONGRUENCIA, RESOLVER
ABSTRACT
In this paper, laughter is explained through the well-known incongruence theory, i.e. as a way to
deal with incongruence. The author compares two different ways of acting upon incongruence:
one of them is to try to resolve it by setting a rational order and the other one is to take it as it
is, accept it, and laugh. Tragedy and comedy, just like crying and laughing, have both the same
origin, as works of art in ancient Greece, and also in human life.
KEY WORDS
LAUGHTER, PHILOSOPHY, TRAGEDY, COMEDY, INCONGRUENCE, RESOLVE
© Contrastes. Revista Internacional de Filosofía, vol. XIV (2009), pp. 257-267. ISSN: 1136-4076
Licenciatura de Filosofía, Universidad de Málaga, Facultad de Filosofía y Letras
Campus de Teatinos, E-29071 Málaga (España)
258 paulina rivero weber
maravilloso judío cosmopolita del siglo XVII, la risa fue vista con un desprecio
inaudito. En el Filebo, Platón concluye que la risa es un vicio, en el cual se ve
mermado el dominio de la psique sobre el cuerpo. En La República, condena
la risa violenta, esto es, la carcajada, por ser algo inconveniente, obsceno y
perturbador. Aristóteles repite una variante de la valoración platónica de la
risa: ésta es una mueca de fealdad que deforma el rostro. Así en Occidente las
primeras interpretaciones filosóficas de la risa la dejan como un mal indigno de
la humanidad. Huelga decir que los padres de la Iglesia tampoco la valoraron
en gran medida. Quizá baste con recordar al evangelista Lucas al asegurar que
quienes ríen ahora, llorarán después. (Lucas, 6, 25) Para el cristianismo mejor
no reír, no es ésta una religión que considere la risa como un valor positivo para
la vida: la vida es, al menos para esa religión ya institucionalizada, un valle de
lágrimas.
Baruj Spinoza, decíamos, fue el primer filósofo en pensar algo verdadera-
mente positivo sobre la risa. Para este filósofo son dos los afectos fundamentales
de los cuales se derivan el resto de las emociones: la alegría y la tristeza. El
único camino posible hacia el perfeccionamiento tanto del cuerpo como del
espíritu –pues para este filósofo poseen ambos la misma dignidad– es el camino
de la alegría: cualquier afecto derivado de la alegría, es positivo, mientras que
ninguno afecto derivado de la tristeza puede conducir a la perfección ni al bien.
De manera que para Spinoza la risa es un bien deseable y resulta benéfica para
el cuerpo y el espíritu.
Medio siglo después de Spinoza, Francis Hutcheson10 le dio al mundo la
base para una de las más sobresalientes teorías sobre la risa: la llamada «teoría
de la incongruencia». Ésta, como su nombre lo indica, considera la risa como
una respuesta ante la percepción de una incongruencia. Si bien la paternidad
de esta idea parece atribuible a Hutcheson, serán dos filósofos más reconocidos
los que muy tenuemente la secunden: Kant y Hegel. Para ambos, la risa tiene su
origen en la percepción de algo absurdo. Sin embargo ni uno ni otro dedicaron
obra alguna a un estudio detallado de este fenómeno. Es Kierkegaard quien
posteriormente ahondó más en esta idea, y dignificó a la risa al considerarla un
La dos tesis contrapuestas en este diálogo enfrentan por un lado la filosofía y el mundo
racional frente al placer y al goce. Cf. Platón, Filebo, (11b – 67b).Madrid: Gredos, 1992.
Aristóteles, Poética 1449 a.
Me refiero a la religión tal y como devino en su institucionalización, que es la que
propiamente conocemos Las nuevas fuentes sobre el cristianismo primitivo, nos dejan ver otra
religión diferente a la institucionalizada, en la cual la risa y la alegría quizá tuvieran también
otro lugar.
10 Francis Hutcheson estudió en la Universidad de Glasgow, donde comenzó su enseñanza
como profesor en el año 1716. De regreso en Irlanda fue profesor en la Dublín Academy. Hoy
en día se le considera uno de los líderes de la Ilustración escocesa.
paso previo al estadio religioso.11 Pero más que un análisis de la risa en este
filósofo, para los fines de este escrito lo que resulta oportuno señalar es que él
encontró la raíz tanto de lo cómico como de lo trágico en la incongruencia propia
de la discrepancia y la contradicción. El análisis kierkegaardiano nos deja ver
que lo trágico surge de una contradicción sufriente mientras que lo cómico surge
de una contradicción indolora: reímos ante incongruencias, ante el absurdo o
las contradicciones que no nos dañan, que no representan un peligro inminente
para nuestro ser. En ese sentido, lo trágico y lo cómico, ya desde este filósofo,
apuntaban a un mismo origen.
Dentro de la misma teoría de la incongruencia Henri Bergson escribió la
obra filosófica mas importante que se ha escrito sobre la risa y la más conocida
también: La risa. En ella Bergson ubica la risa como un fenómeno humano con
ciertas razones sociales y con ciertas implicaciones éticas: así, para reírnos de
lo que nos parece gracioso, dirá sabiamente Bergson, es necesario reprimir
otras emociones como la compasión o el amor, para que así la incongruencia
no resulte dolorosa. Porque en ciertas ocasiones una incongruencia provoca risa
únicamente si el que ríe no se solidariza con los que padecen esa incongruen-
cia, esto es: la risa llega cuando el que ríe no siente un verdadero amor o una
auténtica compasión por aquellos que son el objeto de la risa. En ese sentido a
Bergson le preocupa restringir su estudio sobre la risa a cuestiones filosóficas
sobre todo de corte ético o moral.
A mi modo de ver es el filósofo alemán Joachim Ritter12 quien agrega algo
más a la noción de la risa como respuesta a la incongruencia. Ritter considera
que por ser la risa una respuesta ante algo que se considera incongruente y a la
vez indoloro, ésta dependerá de aquello que un individuo o sociedad considere
como incongruente. Esto nos lleva a afirmar que toda comedia, toda broma, todo
chiste posible, y en general la risa y el sentido del humor, son siempre locales e
históricos, pues como todo lo humano, la risa existe en un cierto espacio y un
cierto tiempo: todo chiste es un chiste local.
Los chistes o bromas los comprenden solo aquellos que comparten una
cierta realidad, un cierto universo de significados comunes. El texto de Freud
sobre el chiste,13 que coherentemente con el título, analiza más el chiste que
la risa como tal, es un claro ejemplo de lo anterior: los chistes que sirven de
materia de análisis para Freud, a duras penas parecen tales ante nosotros. Y
cabe aclarar que la posible capacidad de un mexicano para comprender un chis-
te ruso o reír ante el humor inglés no hecha por tierra esta tesis: simplemente
demuestra que hay ciertas parcelas de significado que compartimos con los
rusos o con los ingleses.
Ritter ofrece una combinación filosófico-sociológica para comprender la
risa. Sin embargo la clave propiamente filosófica para la comprensión de lo que
la risa es, me parece que la tiene Marie Collins Swabey.14 Porque filosófica-
mente hablando, la pregunta es muy simple: ¿qué es la risa? Pregunta que sin
miedo a una buena metafísica se traduciría por ¿cuál es el ser de la risa? Marie
Collins responde partiendo de la teoría de la risa como una respuesta a la in-
congruencia, pero va más allá de ésta. Ella hace notar que al decir que algo es
incongruente, se tiene de manera previa un concepto de lo que es congruente.
Cada sociedad tiene una concepción de la congruencia y de acuerdo con ella,
percibe lo incongruente como tal. Pero la clave está que Collins ofrece la razón
por la cual reímos ante lo incongruente: en el ser humano, nos dice, existe un
impulso básico a ordenar la realidad: la respuesta humana ante el desorden,
es imponer un cierto orden, para lo cual es del todo necesaria la competencia
de la Razón. La risa, en cambio, ante la incongruencia o el desorden, no ordena
racionalmente, sino que simplemente festeja la incongruencia; percibir algo
como gracioso y la risa que ello provoca, de acuerdo con Collins, es también
la expresión del impulso humano básico de ordenar la realidad. Encontramos
aquí nuevamente la imagen de Tales de Mileto y su insuperable seriedad, frente
a la risa de la muchacha tracia. Tales no soporta la incongruencia, y ordena el
mundo racionalmente para no morir de desesperación: es el primer filósofo de
Occidente. La muchacha tracia, ante la incongruencia de ver al sabio imposi-
bilitado de llevar a cabo la más elemental función (caminar sin caer) no ordena
nada ni pretende regresar a las cosas a su quicio: simplemente rompe a reír. Esta
misma idea de Marie Collins ha llevado a Berger a decir que «la risa cómica
es, por decirlo así, el instinto filosófico en clave menor».
La lúcida propuesta de Marie Collins ahonda en la teoría de la risa como
respuesta ante la incongruencia. Pero cabe señalar que si bien ésta es la más
importante teoría sobre la risa, no es la única. Existen otras que no necesaria-
mente se enfrentan a ésta, sino que de hecho la complementan. Así, la teoría de
la superioridad y la degradación del otro, que es la que en realidad sustenta el
rechazo platónico a la risa, no deja de ser una realidad que precisamente puede
ser acotada partiendo del pensamiento de Bergson: resulta en efecto necesario
reprimir ciertos sentimientos morales si no se quiere reír de la desgracia ajena,
14 Cf. Marie Collins Swabey, Comic Laughter: A Philosophical Essay. Yale: Yale Uni-
versity Press, 1961.
15 Nos referimos a aquella que surge del pensamiento de Friedrich Nietzsche y fructifica
en Martin Heidegger y H. G. Gadamer.
16 Trag-edia y com-edia comparten la partícula «edia» que viene de «ode», oda, canto. La
trag-edia es el canto de los Tragos, los machos cabríos, mientras que la com-edia es el canto de
la Kome, de la aldea. Ambas pues tienen su origen en el coro, una en el coro religioso a Dioniso,
la otra en el coro popular.
17 Nos referimos al texto de Schiller, «Sobre el uso del coro en la tragedia», el cual
aparece como prólogo a La novia de Mesina.
18 Nietzsche, El nacimiento de la tragedia, tr. Andrés S. Pascual. Madrid: Alianza
Editorial, 1985. Esta es una de las tesis fundamentales de esta obra, la primera escrita por este
filósofo.
¿Quién de vosotros puede a la vez reír y estar elevado? Quien asciende a las monta-
ñas más altas se ríe de todas las tragedias, de las del teatro y de las de la vida.21
19 Para una completa explicación sobre este asunto, cf. Luis Enrique de Santiago Guervós,
Arte y poder. Aproximación a la estética de Nietzsche. Madrid: Editorial Trotta, 2004.
20 Luis Enrique de Santiago Guervós, op. cit., p. 156.
21 Friedrich Nietzsche, Así habló Zaratustra, «Del leer y el escribir», tr. Andrés S. Pas-
cual. Madrid: Alianza Editorial, 1988.
¿Es que él no encontró en la tierra motivos para reír? Lo que ocurrió es que buscó
mal. Incluso un niño encuentra aquí motivos.22
Por todo lo anterior, la expresión «tomarse las cosas con filosofía», misma
que se brinda como consejo para aminorar un dolor, es del todo errónea. El que
se toma las cosas con filosofía, debe darle un cierto peso teórico a cada palabra,
debe cuidar con detenimiento y seriedad la situación a analizar. El verdadero
consejo, debería ser: «tómate las cosas con ligereza: ríe. Y no me refiero con
ello a la mera superficialidad que invita a tomar todo a la ligera: la ligereza de
la que habla Zaratustra nos remite a la profundidad abismal: el pensamiento
alado, dirá Nietzsche, se eleva a la ligereza desde la profundidad abismal. Como
lo mostró Nietzsche en El nacimiento de la tragedia, no toda superficie es mera
liviandad o superficialidad: el arte griego, con su ligereza y su jovialidad son
una muestra de ello. Así, la ligereza de la risa viene de lejos, y la prueba de
ello es que no cualquiera sabe reír: es necesario aprender a reír. Y lo es porque
toda incongruencia indolora, por inofensiva que sea, puede tomarse como un
despropósito, como una verdadera molestia e incluso como una de las múltiples
tragedias cotidianas, o puede tomarse simplemente como algo risible, como
algo propio de este mundo incongruente. Hoy en día los médicos anuncian la
influencia del estado anímico de la persona en el proceso de sanación de una
enfermedad: corroboran que el que ríe de su destino, incluso de su enfermedad,
se cura más pronto y mejor que el que se dedica a llorarla.
Sí: la vida es en gran medida un estado emocional. Y si todo lo anterior es
verdad, la existencia humana depende más del estado anímico propio, que de
la realidad exterior al individuo. Y si todo ello es verdad, ejercitar el sentido del
humor debiera ser casi una disciplina religiosa, porque aprender a reír puede
brindar una experiencia y una interpretación completamente nueva y revitali-
zadora de la existencia humana. La risa redime, como lo sugiere Berger desde
el título de su mencionada obra: sólo la risa que expresa alegría vital puede
salvarnos. ¡Aprender a reír! Quizá esa sea la clave de la existencia... o como
lo decía el viejo Zaratustra nietzscheano: «Yo he santificado el reír; vosotros,
hombres superiores, aprendedme -¡a reír!».23
Publicaciones recientes:
Nietzsche, verdad e ilusión. México: Gerardo Villegas, 2000.
Alétheia: la verdad originaria. Encubrimiento y descubrimiento del ser en Martin Heide-
gger. México: UNAM, 2004.
Se busca heroína: reflexiones en torno a la heroicidad femenina. México: FCE, 2007.