Ficha Corporal
Ficha Corporal
Ficha Corporal
Esta es la principal área a trabajar y es sin duda la fundamental, ya que se trata de tu ser, tu
identidad cristiana. Por ello debe ser siempre lo primero a estabilizar, a crecer. Contemplar tu
vida de oración, tu encuentro con la Palabra, tu vida sacramental, tu proceso de conversión, etc.
San Pablo nos manda que “oremos sin cesar”. Esta oración
constante, que es estar en la presencia de aquel que sabemos que
nos ama, se tonifica con los “momentos fuertes” de oración que
debemos tener cada día. Esto lo podemos hacer de muchas
maneras. Es importante conocerlas y luego organizar tu
propio proyecto de vida espiritual, de acuerdo a los tiempos y
circunstancias reales de tu vida.
Por vida espiritual entendemos: “La vida según el Espíritu de Jesús. Es el seguimiento de Jesús,
que
supone un esfuerzo por vivir como Él vivió, haciendo nuestras sus actitudes y prosiguiendo su
causa. Esel modo concreto de vivir nuestra condición de bautizados. Es la manera específica de
vivir el Evangelio,
en la Iglesia y desde la Iglesia, en un tiempo y lugar determinados”. VALADEZ FUENTES S.
Espiritualidad
Pastoral, ¿Cómo superar una pastoral “sin alma
Aunque el padre Sías señaló que el plan de vida espiritual es distinto para
cada persona, enumeró algunos aspectos importantes para su realización.
Corto plazo: educarme para ser profesional culminando mis estudios de bachiller y universitarias
Mediano plazo: ser totalmente un profesional y especializarme para ser una buena profesional.
Largo plazo: tener clínica de acuerdo a mi profesión y trabajar en lugares adecuados a mi especialización.
MI AREA FAMILIAR
Corto plazo: Vivir unidos y felices con mi familia, con mucho amor y paz entre mis
padres y mis hermanos
Largo plazo: formar mi propia familia y ser un hombre admirado por mi pareja.
MI AREA ESPIRITUAL
Largo plazo: Ser líder en la iglesia para interpretar ó para predicar las buenas nuevas
a nivel nacional como también a nivel internacional.
DEJARNOS “TOCAR” POR DIOS
“Tanto amó Dios al mundo que envió a su Único Hijo.” (Jn 3: 16)Es a veces imposible entender este amor de
Dios, sobre todo cuando nos vemos en nuestras situaciones de pecado y de nuestras limitaciones. Sin
embargo, ésta es la grandeza de Dios: es un Dios cercano a nuestra vida y a nuestra historia. Para Dios no
pasamos desapercibidos como un grano de arroz en medio de una cazuela de paella. Desafortunadamente, a
veces racionalizamos mucho este amor, sin dejarnos “tocar” por Dios y simplemente corresponder a su
llamado de amor con amor.
En el discernimiento espiritual, no hay otra salida que dejarnos “tocar” por Dios. Esta es la única forma de
distinguir lo bueno de lo malo. Es dejarnos conducir por Dios en el camino de la vida. Este Dios toca nuestras
vidas no porque seamos mejores que otros, ni siquiera porque tenemos más capacidades que otros. La
diferencia radica en nuestra respuesta, en nuestra capacidad para transformar nuestra vida a la Luz de Dios.
Cuando nos dejamos “tocar” por Dios, nuestra vida adquiere un nuevo sentido que se manifiesta en la forma
de hacer el bien a los demás, y de ser capaces de transformar la historia, nuestra historia. Hoy en día es
necesario contarles a los jóvenes una verdad trascendental: Estamos en el corazón de Dios, y lo único que
hay que hacer es dejarnos amar por Él. Hay que abrirse al amor de Dios y corresponder a su amor
La Misión de Proyecto de Vida se
fundamenta en cinco pilares Bíblicos. Predicar
las buenas nuevas de salvación (evangelismo),
e incorporar a los creyentes en la familia de
Dios (comunión), para
La Misión de Proyecto de Vida se
fundamenta en cinco pilares Bíblicos. Predicar
las buenas nuevas de salvación (evangelismo), e incorpora La Misión de Proyecto de Vida se
fundamenta en cinco pilares Bíblicos. Predicar las buenas nuevas de salvación (evangelismo), e
incorporar a los creyentes en la familia de Dios (comunión), para educarlos en la Palabra de Dios
(discipulado) y equiparlos para la misión de Dios en su vida (ministerio), y así glorificar a nuestro
Señor Jesucristo (adoración).EDUCARLOS en la Palabra de Dios (discipulado) y equiparlos para la
misión de Dios en su vida (ministerio), y así glorificar a nuestro Señor Jesucristo (adoración).
El corazón humano genera muchos proyectos, pero al final prevalecen los designios
del Señor” Proverbios 16:3
La palabra cónyuge quiere decir unidos por el yugo, en referencia a la
yunta que mantiene unidos a los bueyes para que puedan arar en la
misma dirección. El matrimonio debe estar unido en todos los sentidos y
la unión espiritual es vital. Debemos estar unidos en Cristo, ambos amar
y obedecer a Jesús para poder vivir en armonía y para que Cristo sea
glorificado en todo lo que hacemos.Ante ti, Señor, están todos mis deseos; no te
son un secreto mis anhelos” Salmos 38:9
Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella
para hacerla santa.
(Efesios 5:25-26a)
Ser cristiano significa seguir el ejemplo de Jesús. Cuando lo aceptas en tu vida, Dios se
convierte en el dueño y Señor de todo lo que tienes; y por lo tanto, tu vida cambia. Gálatas 5:22-
23 (TLA) dice: “El Espíritu de Dios nos hace amar a los demás, estar siempre alegres y vivir en
paz con todos. Nos hace ser pacientes y amables, y tratar bien a los demás, tener confianza en
Dios, ser humildes, y saber controlar nuestros malos deseos. No hay ley que esté en contra de
todo esto.” De este versículo se entiende que todo cristiano que verdaderamente tiene a Jesús
en su corazón, debe reflejar las siguientes características:
Es imposible que alguien diga que es cristiano y no refleje amor. Esto en sí ya es una
contradicción directa, pues, Dios es amor. La Biblia no nos dice que amemos cuando el amor
es recíproco, o cuando la otra persona lo merece; sino que amemos a otros de la misma manera
en que lo hacemos con nosotros mismos. Sin embargo, para amar a otros, primero debemos
amar a Dios. Marcos 12:30 dice: “Ama a tu Dios con todo lo que piensas, con todo lo que eres
y con todo lo que vales”, una vez que cumples esa parte, amar a los demás es un simple reflejo
de lo que ya llevas dentro: “Cada uno debe amar a su prójimo, como se ama a sí mismo” (v. 31
TLA).
Demostrar alegría no significa sonreír todo el día. Cuando eres cristiano, entiendes que tu lugar
no está en la Tierra y que, por lo tanto, las cosas que aquí ocurren son pasajeras. Cada aflicción,
problema, tristeza, o preocupación es nada comparado con la eternidad que nos
espera. Colosenses 3:2 nos dice que fijemos nuestra atención en lo eternal; y cuando piensas
en el cielo que Dios nos tiene preparado, la alegría que Él pone en nuestros corazones se
muestra en cada área de nuestra vida.
“Estén siempre llenos de alegría en el Señor. Lo repito, ¡alégrense!” (Filipenses 4:4, NTV).
Ser cristiano no significa estar libre de problemas, sino tener la paz y seguridad de Dios cuando
estas cosas ocurren. Juan 16:33 (NTV) dice: “Les he dicho todo lo anterior para que en mí
tengan paz. Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo
he vencido al mundo.” Hay muchas técnicas y ejercicios que prometen traernos paz; sin
embargo, la paz que Dios da no se iguala a ninguna otra, pues, su paz no es circunstancial, sino
que es duradera.
Ser amables implica demostrar un genuino interés por la otra persona. Filipenses 2:3-4 (DHH)
dice: “..que cada uno considere a los demás como mejores que él mismo. Ninguno busque
únicamente su propio bien, sino también el bien de los otros.” Uno puede practicar la amabilidad
desde pequeños gestos y esforzarse para hacer que otros vean el fruto del amor que Dios nos
da.
Hay distintas maneras de demostrar buen trato y una de ellas es con las palabras. Efesios 4:29
nos advierte que debemos decir palabras que edifiquen a la comunidad y traigan beneficios a
quienes las escuchen. Debemos de tratar bien a otros, incluso cuando ellos no hacen lo mismo
con nosotros. En Mateo 5:43-44 (TLA) también nos recomienda a orar por aquellos que no nos
desean lo mejor: “Amen a sus enemigos y oren por quienes los maltratan. Así demostrarán que
actúan como su Padre Dios, que está en el cielo.”
Dios nos pide depositar toda nuestra confianza en Él, sin importar los momentos difíciles que
pasemos, así como dice Hebreos 11:1 (TLA): “Confiar en Dios es estar totalmente seguro de
que uno va a recibir lo que espera. Es estar convencido de que algo existe, aun cuando no se
pueda ver.” Dios sabe recompensar a quienes le tienen fe, pues, al hacerlo le estamos
demostrando fidelidad. Al ser fiel a Dios, le estás poniendo por sobre todo lo demás en tu vida;
y cuando lo haces, todas las cosas siempre trabajan para bien.
La humildad no puede faltar en los cristianos. Efesios 4:2 (TLA) dice: “Sean humildes, amables
y pacientes, y bríndense apoyo, por amor, los unos a los otros.” Ser humilde es aceptar que
sin Dios no podemos ser nada, y que, gracias a Él lo tenemos todo. Humildad no es sinónimo
de baja autoestima ni pobreza, sino de dejar que Dios sea más importante que nuestro yo.
1 Corintios 10:23 (TLA) dice: “Algunos de ustedes dicen: «Yo soy libre de hacer lo que quiera.»
¡Claro que sí! Pero no todo lo que uno quiere, conviene; ni todo fortalece la vida cristiana.” Dios
nos ha dado la libertad para elegir entre el bien y el mal. Cada elección que hagamos tiene una
consecuencia. A diferencia de los animales, Dios nos entregó dominio propio para que
aprendamos a controlar nuestros malos deseos. Quien necesite ayuda para gobernar sus
impulsos, puede acudir a Dios para que Él le dé la fortaleza necesaria.