Asccenso de Napoleon
Asccenso de Napoleon
Asccenso de Napoleon
La Convección temidoriana se sustituyó por un directorio, que se apoyó en los militares; entre ellos
destacó Napoleón Bonaparte. Este aprovechó el prestigio adquirido con sus victorias militares en
Europa y colaboró en el golpe de estado del 9 de noviembre de 1799. Como consecuencia, tres
cónsules se hicieron con el poder, con Napoleón como cónsul principal.
No habían pasado aún cinco meses desde que el Directorio asumiera el poder, cuando
comenzó la primera fase (de marzo de 1796 a octubre de 1797) de las Guerras
Napoleónicas. Los tres golpes de Estado que se produjeron durante este periodo -el 4 de
septiembre de 1797 (18 de fructidor), el 11 de mayo de 1798 (22 de floreal) y el 18 de junio
de 1799 (30 de pradial)-, reflejaban simplemente el reagrupamiento de las facciones
políticas burguesas. Las derrotas militares sufridas por los ejércitos franceses en el verano
de 1799, las dificultades económicas y los desórdenes sociales pusieron en peligro la
supremacía política burguesa en Francia. Los ataques de la izquierda culminaron en una
conspiración iniciada por el reformista agrario radical François Nöel Babeuf, que defendía
una distribución equitativa de las tierras y los ingresos. Esta insurrección, que recibió el
nombre de 'Conspiración de los Iguales', no llegó a producirse debido a que Babeuf fue
traicionado por uno de sus compañeros y ejecutado el 28 de mayo de 1797 (8 de pradial).
Luciano Bonaparte, presidente del Consejo de los Quinientos; Fouché, ministro de Policía;
Sieyès, miembro del Directorio y Talleyrand-Périgord consideraban que esta crisis sólo
podría superarse mediante una acción drástica. El golpe de Estado que tuvo lugar el 9 y 10
de noviembre (18 y 19 de brumario) derrocó al Directorio. El general Napoleón Bonaparte,
en aquellos momentos héroe de las últimas campañas, fue la figura central del golpe y de
los acontecimientos que se produjeron posteriormente y que desembocaron en la
Constitución del 24 de diciembre de 1799 que estableció el Consulado. Bonaparte, investido
con poderes dictatoriales, utilizó el entusiasmo y el idealismo revolucionario de Francia para
satisfacer sus propios intereses. Sin embargo, la involución parcial de la transformación del
país se vio compensada por el hecho de que la Revolución se extendió a casi todos los
rincones de Europa durante el periodo de las conquistas napoleónicas.
Emperador de Francia, nacido en Ajaccio (Córcega) en 1769 y muerto en Santa Elena el 5 de mayo
de 1821. El que llegara a ser emperador de los franceses entre 1804 y 1815, se reveló como uno de
los militares más brillantes de todos los tiempos y un estadista cuya influencia en el continente
europeo determinó cambios tan profundos que dieron lugar a la Edad Contemporánea.
Napoleón fue el hijo de Carlo de Buonaparte (posteriormente afrancesó su nombre hasta quedar
como Bonaparte) y Letinia Ramolino. Con el apoyo del gobernador francés en la isla, estudió en el
colegio de Autun y, posteriormente, gracias a unas becas concedidas por Luis XVI, ingresó en la
Escuela Militar de Brienne, para continuar su formación en la Escuela Militar de París. En 1785
acabó sus estudios militares, alcanzando el grado de teniente y colocándose al frente de un
regimiento de artillería. Los años posteriores los pasó en guarniciones de provincias (Valence y
Auxonne), aprovechando su tiempo para ampliar su preparación militar (profundizó en sus
estudios de matemáticas, artillería y táctica militar), entrar en conocimiento de los pensadores
políticos clásicos (en especial Maquiavelo y Montesquieu) y descubrir su pasión por la historia (le
deslumbraron las biografías de Alejandro, César y en especial la de Federico II). La melancolía
sentida por la larga ausencia de su isla natal se fue convirtiendo en simpatías por el movimiento
autonomista corso, dirigido entonces por Paoli. La Revolución Francesa, iniciada en 1789, fue el
gran trampolín para la ascensión de Napoleón. Cuando estalló se trasladó a Córcega, participando
activamente en las luchas políticas, por lo que alcanzó el grado de teniente coronel; pero su
enfrentamiento con Paoli, quien desconfiaba de la ambición del joven militar, y en especial la
ruptura del movimiento independentista con la Convención y su llamada a los ingleses para
conseguir la retirada francesa, hicieron que Napoleón y su familia tuvieran que huir (junio, 1793).
Estos acontecimientos despertaron en el militar el orgullo patriótico y lo hicieron, mas que la
preparación anterior, un verdadero nacionalista francés. Nombrado comandante, se hizo cargo de
la artillería del ejército de Dugommier, siendo determinante su actuación para la reconquista de
Tolón (diciembre, 1793), lo que le valió el ascenso a general. En ese momento comenzó su relación
directa con los políticos dirigentes de la revolución; el apoyo que le había otorgado Robespierre le
pasó su factura a la caída de éste, sin embargo Barras reclamó su participación, encargándole la
represión del levantamiento realista de octubre de 1795. Su actuación le valió el nombramiento de
comandante del ejército del interior, dirigiendo la represión de las actividades subversivas, en
especial contra los club jacobinos. La culminación de su ascenso la significó su matrimonio
con Josefina de Beauharnais, una de las figuras de los influyentes salones del París de la
revolución.
En marzo de 1797 recibió el mando del ejército francés en Italia, donde se llevaba a cabo un
enfrentamiento contra Austria; la península fue el escenario de las primeras manifestaciones del
gran genio militar de Napoleón. Las victorias de Arcole, Lodi y Rivoli obligaron a Austria a firmar
el tratado de Campoflorido. Temerosos los políticos del Directorio de la ascensión napoleónica,
aprobaron su proyecto de atacar el corazón de la ruta inglesa hacia Oriente; deseoso de emular a
los grandes del pasado, Napoleón dirigió su expedición contra Egipto: ocupó Malta y Alejandría
(junio, 1798) y venció definitivamente a los mamelucos en la batalla de las Pirámides. Pero el
almirante Nelson consiguió destruir su flota, lo que le hacia prisionero de su triunfo y le
incomunicaba con Francia. Llevó a cabo una brillante política de obras públicas y excavaciones
arqueológicas (origen de la pasión europea por Egipto), atacó a los turcos en Siria y estuvo a
punto de conquistar San Juan de Acre. Pero conocedor de las dificultades francesas en el
continente, abandonó Egipto rompiendo el cerco inglés. En París y nombrado comandante de las
tropas de la capital, Napoleón contempló la gran impopularidad del Directorio; lo que facilitó la
preparación y el triunfo del golpe de estado que llevó a cabo el 18 de brumario (noviembre, 1799).
Se fundó una República plebiscitaria cuyo ejecutivo quedaba en manos de un triunvirato
(Bonaparte, Ducos y Sieyès); pero, como Primer Cónsul, Napoleón acabó acaparando el poder y
fundando una dictadura militar que duraría quince años. La labor del Consulado fue
extraordinaria: acabó con las guerras civiles que asolaban el Oeste francés, reorganizó la
administración y dotó al estado de nuevas instituciones llamadas a tener una vigencia que alcanza
el presente (Consejo de Estado, organización judicial, prefectos, códigos legislativos), favoreció él
resurgimiento de la vida religiosa e hizo de la Iglesia un fiel colaborador de su obra (Concordato de
1801) e inauguró una administración financiera que acabó con el déficit crónico anterior. En el
exterior, se enfrentó a la Segunda Coalición, a la que derrotó en las batallas de Marengo y
Hohenlinden (junio y diciembre de 1800), alcanzando la Paz de Lunéville con Austria y la Paz de
Amiens con Gran Bretaña, afectada en su comercio por las campañas y comprometida a devolver
las colonias francesas que había ocupado.
La popularidad que le ofrecieron las paces interior y exterior permitieron a Bonaparte depurar el
triunvirato, someter a las instituciones y hacer aprobar la Constitución del año X (agosto, 1802)
que le nombraba Cónsul vitalicio permitiéndole elegir a su sucesor, lo que significaba la
restauración monárquica de hecho. La desconfianza inglesa antes los planes expansionistas
napoleónicos reavivaron la guerra; además de poner en marcha un programa de expansión
colonial (Santo Domingo, Luisiana, India), en el centro de Europa Napoleón tutelaba una
reordenación constitucional en su beneficio (fue nombrado presidente de la República Italiana,
reorganizador de Alemania, tutor de la Confederación Helvética). Londres incitó
varios complots que fracasaron, permitiendo la persecución de los opositores del Cónsul, que
acabó consiguiendo la adhesión de antiguos revolucionarios. Esto fue aprovechado por Napoleón
para establecer una monarquía militar hereditaria y proclamarse emperador, haciéndose coronar
por el Papa en Notre Dame, en diciembre de 1804.
El imperio
Napoleón en su estudio, por Jacques Louis David (Óleo sobre lienzo, 1812). Galería Nacional
de Arte (Washington).
Aun en vida y al tiempo que se iban olvidando los peores tintes de su autoritarismo, la figura de
Napoleón fue entrando en la leyenda. Su rápido encumbramiento, las extraordinarias aventuras y
su trágico final hicieron de el arquetipo del personaje romántico. El hijo de la Revolución, como
gustaba denominarse, aunque repudió con sus actuaciones los principios de la misma, extendió a
toda Europa sus bases ideológicas. Con el "retorno de las cenizas" en 1840 a los Inválidos, la figura
de Napoleón recibió el definitivo apoyo popular y su consagración histórica.