Introduccion y Presencia Real y Simbolismo de Jesus Espeja
Introduccion y Presencia Real y Simbolismo de Jesus Espeja
Introduccion y Presencia Real y Simbolismo de Jesus Espeja
ESTO ES MI CUERPO
selección ope 8
EDITORIAL OPE. Huici, 18. VILLAVA. Pamplona. España.
"No SON EL PAN Y EL VINO FIGU-
RA DEL CUERPO y SANGRE DE CRISTO
- iLEJOS DE NOSOTROS TAL COSA!-
SINO EL MISMO CUERPO DIVINI-
ZADO DEL SEÑOR ... "
,
CREEMOS ...
"Creemos:
- que la misa celebrada por el sacerdote, represen-
tante de la persona de Cristo, en virtud del poder
recibido por el sacramento del Orden, y ofrecida
por él en nombre de Cristo y de los miembros de
su Cuerpo místico, es el Sacrificio del Calvario,
hecho presente sacramentaímente en nuestros al-
tares.
Creemos:
que del mismo modo que el pan y el vino consa-
grados por el Señor en la santa Cena se convir-
tieron en su Cuerpo y en su Sangre, que iban a
ser ofrecidos por nosotros en la Cruz, así también
el pan y vino consagrados por el sacerdote se con-
vierten en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo
glorioso, sentado en el cielo.
y creemos:
que la misteriosa presencia del Señor, bajo lo que
sigue apareciendo a nuestros sentidos igual que
7
antes, es una presencia verdadera, real y sustan-
cial.
Cristo no puede estar así presente en este Sacra-
mento más que por la conversión de la realidad
misma del pan en su Cuerpo, y por la conversión
de la realidad misma del vino en su Sangre, que-
dando solamente inmutadas las propiedades del
pan y vino, percibid as por nuestros sentidos.
- Este cambio misterioso es llamado por la Iglesia,
de una manera muy apropiada, transustanciación.
- Toda explicación teológíca que intente buscar al-
guna inteligencia en este misterio, debe mantener
para estar de acuerdo con la fe católica, que en la
realidad misma, independiente de nuestro espíritu,
el pan y el vino han dejado de existir después de la
consagración, de suerte que el Cuerpo y la San-
gre adorables de Cristo Jesús son los que están
desde ese momento realmente delante de nosotros,
No es del hombre de la tierra comprender, según la
bajo las especies sacramentales del pan y del vino,
como el Señor ha querido, para darse a nosotros ciencia física, esa realidad que Dios creó en el día octa-
en alimento y para asociarnos en la unidad de vo, el día de nuestra redención, y que permanecerá has-
su Cuerpo Místico. ta que El venga.
- La existencia única e indivisible del Señor en el Esta realidad en la tierra es la humanidad gloriosa
cielo no se multiplica, sino que se hace presente
por el sacramento en los numerosos lugares de de Cristo -unida en persona a la divinidad-, que vive
la tierra, donde se celebra la misa. entre los hombres mortales, como amigo que no puede
-- y sigue presente, después del sacrificio, en el abandonarnos por "el extremo" de su amor, como ali-
Santísimo Sacramento, que está en el taber- mento que se precisa para regenerarnos y, también, co-
náculo, corazón viviente de cada una de nuestras mo voluntad humana que cumple continuamente desde
iglesias. aquí, en, holocausto incruento, el querer del Padre.
Es para nosotros un dulcísimo deber honrar y Con la repetición de estas palabras "ESTO ES MI
adorar en la Santa Hostia, que ven nuestros ojos,
CUERPO ... " se perpetúa en el tiempo, bajo el signo sa-
al Verbo Encarnado, a quien no pueden ver, y
que sin abandonar el Cielo se ha hecho presente cramental del pan y vino -comida y bebida- esta rea-
ante nosotros" 1. lidad anta lógica, sustantiva, que es el centro de la fami-
30 de junio de 1968. lia humana congregada como pueblo de Dios. La asimila-
ción de este alimento es, por antonomasia, la reserva
PAULUS, PP. VI
fecunda de nuestra inmortalidad. "El que come este
1 Texto castellano de la Oficina de Prensa del Vaticano.
9
8
,
pan, nos ha dicho el Señor, vivirá para siempre". Y an- Por otra parte, desde el magisterio de la suprema
tes de llegar a esa bienaventuranza nos concede, por cátedra hasta el de los catequistas se ha traoauuio por
la entrega de su cuerpo, cohabitar con El: "El que come definir, esclarecer y comunicar la consoladora verdad
mi carne y bebe mi sanqre, habita en mí y yo en él; de este "mysterium fidei" (misterio por lo invisible,
el que come vivirá por mí". misterio por el signo sensible) que nos hace experimen-
tar constantemente el fruto de la redención.
El magisterio actual de la Iglesia, con sus documen-
N o sabemos si son más dignos de agradecimiento tos conciliares y posconciliares -especialmente "Mys-
que de censura los escritos de unos cuantos autores, terium fidei" y "Eucharisticum Mysterium"- ha dado
que en este posconcilio vaticano han puesto en duda, nueva luz a la enseñanza tradicional, comunicando al
de una o de otra forma, la presencia real, ontológica, dogma una extraordinaria fuerza pastoral, que ha con-
de la persona de Cristo en este sacramento, o han con- vertido la verdad eucarística en "Palabra de salud" y
fundido el sentido de la "transustanciación" con el de "Pan de vida".
la transfinalización y transignificación 1.
y las alocuciones de Pablo VI con motivo de los con-
Porque, al igual que en Trento ante el racionalismo gresos eucarísticos, nacionales e internacionales, y de
protestante, la Iglesia de nuestros días ha respondido la festividad del Corpus Christi, de uno y otro año, abren
ante el error, con una reacción no menos rápida y se- el apetito de la piedad eucarística e invitan poderosa-
gura, llena de fe. Se repite una vez más en la historia, mente a los lisiados y perdidos por la ciudad terrena a
apremiada por una coyuntura providencial, la adhe- entrar al banquete.
sión ferviente de Pedro: "¿A dónde iremos, Señor, si
En el llamado "Credo del Pueblo de Dios", que es el
tú tienes palabras de vida eterna?"
símbolo de la inmortal tradición de la santa Iglesia de
Somos testigos hoy, en medio de mucha apatía y Dios, explicitado por Pablo VI para responder con ma-
violencia desordenada, de un emqruie suave y conta- yor claridad a la necesidad de luz que experimentamos,
gioso dentro de la Iglesia (y en las comunidades cristia- se profesa, con palabras precisas, la fe constante de la
nas separadas) hacia una profesión de fe más activa y Iglesia en el misterio eucarístico.
consciente de este sacramento, que ha multiplicado
prodigiosamente los convidados a la mesa del Señor.
,
Siguiendo un orden más expositivo que pedagógico,
más de lectura que de texto, se determina en las dos
primeras partes la verdad católica de la presencia real
l.
de Cristo y sus motivos. Y en las dos siguientes, con
gran riqueza de erudición, se examinan las fuentes neo-
testamentarias y patrísticas de esta realidad revelada
por el Hijo.
Agradecemos al padre director de "La Ciencia To-
mista" la oportunidad que nos ha concedido para redi-
tar estos estudios teológicos.
Jesús Espeja, O. P.
12
,
El misterio eucarístíco es la realidad profunda de la
Su contenido rebasa toda lógica hu-
Iglesia peregrina.
mana y nos sitúa en el plano trascendente de la fe.
,
gracia y verdad, vivifica a los hombres en su condición to de la Iglesia que aún camina por la tierra;' y esta
humana y temporal: los sacramentos actualizan la única comunidad peregrina en el tiempo, cae dentro de una
actividad salvadora; el Magisterio es actualización de la historia salvífica, como una etapa bien precisa de la
única palabra reveladora, "eco perenne de la voz de misma.
Cristo" 1. Perspectiva fundamental para comprender la Cada fase de la historia sagrada tiene sus caracte-
misión de la Iglesia docente: no es algo cerrado e inde- rísticas propias. 'La eucaristía, enclavada en el tiempo
pendiente en sí misma; más bien es "sacramento de la de la Iglesia, revestirá también las notas correspon-
1I1 palabra divina", que se integra en una economía elegida dientes a ese tiempo de salvación.
por Dios para manifestarse a los hombres.
Así, una primera parte del trabajo presentará breve-
Los problemas teológícos deben ser proyectados en mente el contexto que ambienta y de algún modo explica
la fe. Esta proyección es necesaria especialmente cuan- el dogma eucarístico. Después, recogeremos la doctrina
jllli do queremos descubrir los caminos de salvación. Todos profesada por la Iglesia en distintos momentos de su
estos caminos, que se vislumbran dispersos en la noche vida. Así podremos llegar a ese justo y difícil equilibrio
de los tiempos, convergen en la eucaristía, presencia entre realidad y símbolísmo, que importa el dogma
real del único camino 2. eucarístico.
Hay que acercarse a ella con fe: es "un misterio al-
tísimo" 3; sólo creíble por la palabra de Dios "que se
justifica a sí misma" 4; palabra viva, que resuena en la
Iglesia, y escucharemos "siguiendo como una estrella 1. LA EUCARISTIA, NUEVA ALIANZA
su magisterio" 5.
Así la llaman los relatos evangélicos 6. Con ello dan
2. Otra observación preliminar para comprender el a entender que este sacramento se integra en una his-
desarrollo de este trabajo: la eucaristía es un sacramen- toria de salvación, cuyo centro es la alianza de Dios con
su pueblo 7. El Concilio de Trento reafirma esta inte-
1La voz de la Iglesia: "Christi vocem iugiter resonat": PABLO gración, presentando la eucaristía como "nueva pascua",
VI, Enc. Mysterium jidei, 3 sept. 1965: AAS 57 (1965) 766. que hace realidad lo anunciado en la pascua de los
2 Cf. Jn. 14, 6.
3 "Pergrande mysterium": Myst. jid., 1. C., p. 756. Poco antes . hebreos 8.
de publicar esta Encíclica, el Papa había dicho: "sabemos que al
proponer esta realidad (habla de la eucaristía) presentamos un
misterio ... , repítámoslo : sabemos que anunciamos un misterio, pero
es así" (Homilía en el XVII Congreso Nacional de Italia, 10 de 6 La tradición Lucas-Pablo presenta la eucaristía como "nueva
junio, 1965: AAS 57 (1965) 588-589). Ultimamente, en el discurso alianza en mi sangre" (L. 22, 20; ICor. 11, 25). S. Marcos añade:
con motivo de la apertura del Sínodo de Obispos, Pablo VI insistió "esta es la sangre de la alianza que es derramada por muchos" (14,
una vez más: "ninguna ciencia, que no sea la fe en su palabra, 24). S. Mateo puntualiza más aún: esta sangre será derramada por
nos da la certeza de una realidad tan excelente" (29 de sept. de muchos "para remisión de los pecados" (26, 28).
1967: en "Ecclesia", 7 de oct. de 1967, p. 5 (1.519). 7 Estas expresiones evangélicas deben leerse en el contexto de
4 Pablo VI, Hom. en el XVII Congr. Euc. Nac. de Italia, 1. c., Ex. 24, 1-11; Heb. 9, 18, 22. Una explicación adecuada de este con-
p. 590. texto puede verse en V. TAYLOR,Jesus and His Sayrijice. Londres,
5 La expresión se encuentra en la Myst. jid., 1. c., p. 757. Es 1943, pp. 136-139; P. BENDIT, Les récits de l'institution de l'Eucha-
muy interesante sobre la importancia de seguir al Magisterio en ristie et leur portée: en "Exegese et Theoligie", t. I, París, Ed. du
el misterio eucarístico el n. 39 de la Carta Pastoral del episcopado Cerf, 1961, pp. 213-216.
Alemán a cuantos la Iglesia ha encomendado la predicación de la 8 Cf. Conc. Trid., Ss. XIII, Doctrina de ss. Misae Sacrificio, cap.
fe, del 20 de sept. de 1967, IV. Eucaristía, n. 39: en "L'Osservatore 1: Dz. 938 (740). Precisamente en la celebración de la pascua ju-
Romano", 17 dic. 1967, n. 291 (32.668) p. 5. día, el Señor instituye la Cena (Cf. Me. 14, 12).
16 2 17
"
LA IGLESIA PEREGRINA, MOMENTO HISTORICO. vivirá en medio de los hombres; ellos por su parte obe-
decerán a Yavé: "si oís mi voz y guardais mi alianza" 12.
La historia salvífica se desenvuelve en distintas eta- Así tenemos un contrato a cumplir y una promesa que
pas. Distintos momentos escalonados que, sin embargo, se debe realizar: Dios estará presente en su pueblo, que
no son independientes, sino que mutuamente se ex- le reconocerá como único Señor 13.
plican.
El deseo comuníonal de Yavé se va encarnando poco
En la mentalidad judía la línea del tiempo está [alo- a poco, según la condición temporal del hombre. La Bi-
nada por dos acontecimientos fundamentales: creación blia cuenta esta realización paulatina: Dios acompaña
y parusía o día de Yavé. Así aparecen tres fases en la a su pueblo peregrino en el desierto y establece su tien-
historia: tiempo anterior a la creación; tiempo que va da en el campamento de los hebreos 14. Cuando el pueblo
de la creación a la parusía; tiempo escatológico, que elegido llega a la tierra prometida y se encuentra libre
sigue al día de Yavé. Como se trata de una historia de de sus enemigos, David quiere edificar un templo a
salvación, el momento decisivo es la venida mesiánica, Yavé, como el lugar en que el Altísimo vivirá con los
que inaugura el tiempo escatológico 9. suyos; pero el Señor rechaza sus planes, y promete en
Los hebreos no sospechaban en la división bipartita cambio una casa, un templo nuevo, una presencia más
de los tiempos nuevos; no pensaban en el tiempo que real y profunda, que implantará la venida del Mesías 15.
separa la resurrección de Cristo de la parusía. Sin em- Dios está presente a su pueblo en el Antiguo Testa-
bargo, aquí está el momento paradójico de la Iglesia mento. Pero esta presencia es sólo dinámica, externa,
peregrina. Tensión entre un acontecimiento central -el imperfecta. Actúa en la historia del pueblo mediante su
misterio de Cristo- ya realizado, y una salvación total espíritu y su palabra. Espíritu de Yavé que interviene ya
que aún no se ha conseguido: "la última hora antes del en la historia premosaica 16, irrumpe frecuentemente en
fin" 10. Tiempo en que la realidad ya se posee, pero aún los jueces 17, e informa a los enviados de Dios 18. Igual-
espera la manifestación definitiva. Presencia real del mente su palabra dirige los destinos del pueblo 19, se
don divino, de bienes escatológicos, pero en un hombre manifiesta en la ley y habla por los profetas 2tI.
que aún camina sensiblemente por la tierra. Tiempo de
12 Ibid.
realidad y tiempo de simbolismo. la Of. R. DE VAUS, O. P., Introtiuctum générale au Pentateuque,
en "La Sainte Bible". París, 1953, p. 23.
a "Llevándole en los brazos como un padre a su hijo pequeño"
1. Hay una idea constante en toda la revelación del (Deut. 1, 31). La nube (Ex. 33, 7-11; 16, 10; 29, 43; Núm. 11, 16-30;
14, 10), la tienda de reunión (Ex. 25, 22; 33, 7; Núm. 1, 1; 7, 89) el
Antiguo Testamento: Dios quiere introducir a los hom- arca del testimonio (Ex. 25, 22; Deut. lO, 5; 1 Sam. 4, 21) son evi-
bres en la comunión de su vida. El momento solemne dentes signos de la presencia de Yavé entre los suyos, de su deseo
comunional con el pueblo elegido.
de la teofanía en el Sinaí manifiesta bien claramente 15 cr, II Sam. 7, 11-14; 1 Par. 17, 1-14; en Act. 2, 30 se relacio-
na la profecía con Jesucristo. Los profetas anunciarán "que el va-
ese deseo: "vosotros seréis mi propiedad entre todos los rón cuyo nombre es Germen... edificará templo a Yavé" (Zac. 6,
pueblos" 11. El estará presente a la comunidad israelita; 12-13; cf. Jer. 23, 5; Is. 28, 16).
16 Cf. por ejemplo Gén. 4.1, 38.
17 cr, Jue. 3, 10; 11, 29; 13, 25. Igualmente en los reyes (I Sam.
io, 10; 11, 6; II Sam. 23, 2).
P Cf. O. CULLMANN, Christ et le temps. Neuchatel-Paris, Biblio- 18 cr, II Re. 2, 16; Ez. 8, 3; 43, 5.
theque Théologique, 1966, pp. 35-42 Y 57. 1P cr. Gén. 12, 1; 12, 17; 13, 14-17; 15, 7-11; Ex. 4, 10-17.
10 Cf. 1 Jn. 2, 18; O. OULLMANN, O. C., p. 103. 20 or. Ex. 44, 3; 34, 1, 27-28; Jer. 1, 9; 20, 7-9; Amós 3, 8;
11 Ex. 19, 5. Miq. 3, 8.
18 19
•.
Pero este Espíritu y esta Palabra aún no han pene-
trado en la vida íntima del pueblo ni han calado en el Yavé, en la pedagogía para con su pueblo, respeta
interior de los hombres. La Biblia anuncia tiempos nue- los esquemas espontáneos del espíritu humano. En sus
vos, en que el Espíritu de Yavé llenará de vida los cora- relaciones con los hombres, en su acercamiento al pue-
zones de carne 2\ y su Palabra será realidad encarnada blo elegido, actúa mediante formas o expresiones sen-
en lo más profundo de la humanidad 22. En esta presen- sibles adecuadas al conocimiento racional. Así, el sacra-
cia íntima y personal se realizará finalmente el deseo mentalismo del Antiguo Testamento se explica de algún
comunional de Dios. modo en el sacramentalismo natural; y el sacramenta-
lismo cristiano se enraiza en el Antiguo Testamento co-
2. El Antiguo Testamento inaugura esta presencia mo una realización del mismo.
de Dios entre los hombres mediante reaiuuuies sensibles.
Yavé manifiesta su proximidad, su presencia activa sa-
3. La Iglesia peregrina en la tierra sucede en el
cramentalmente. La tienda de reunión y la nube que
tiempo al pueblo elegido del Antiguo Testamento, y
descendía sobre ella; la morada y el arca del testimo-
queda dentro de la historia salvífica como un momento
nio, son distintas expresiones de este sacramentalis-
mo 23. En esta misma línea habría que situar la revela- de la misma. Ha destacado esta verdad fundamental
ción de Dios en tantos acontecimientos históricos del Oscar Cullmann en su libro ya citado, "Cristo y el tiem-
po" 26.
pueblo elegido y en los simbolismos empleados por los
profetas 24. - Los cristianos son destinatarios de las promesas
En el plano natural, el hombre encuentra la mani- hechas por Dios a Abraham y sus descendientes. L~ da
festación de Dios en ese mundo sensible, fruto de su a entender bien claramente san Pablo en su Carta a
causalidad. Originariamente el sacramentalismo es tan los Gálatas. La Iglesia es también pueblo de Dios, ca-
extenso como la creación. El efecto es signo de la cau- minante entre realidades sensibles. En ella, como en
sa; manifiesta al menos que la causa existe y que es el tiempo de Israel, Dios entra en comunión vivificante
fecunda 25. con los hombres mediante realidades sensibles, sacra-
mentalmente. El magisterio, los sacramentos, la [erar-
21 Cf. Is. 32, 15-47; 44, 3; Ez. 39, 39.
22 "Yo pondré mi ley en ellos y la escribiré en su corazón" quia, en fin, todo el organismo eciesuü, con sus leyes y
(Jer. 31, 33; cf. Ez. 36, 27). estructuras, son el gran medio sensible de comunión,
23 Cf. R. DEVAUX,O. P., Instituciones del Antiguo Testamento.
Barcelona, Ed. Herder, 1964, pp. 382-426; Y. CONGAR,El Misterio el sacramento de los tiempos nuevos 27. El sacramenta-
del Templo. Barcelona, Ed. Estela, 1964; L. BOUYER,La Bible et
l'Evangile. París, 1951, pp. 95-119.
24 Cf. E. JACOB,Theologie de l'Ancien Testament. Neuchatel-Pa-
ris, 1955, pp. 216-217.Las fiestas Iítúrgícas de Israel eran verdaderas of Religion and Eth". Edimburgo, 1918, pp. 896-903. Distintas ma-
representaciones que debían introducir a los fieles en aconteci- nifestaciones de este sacramentalismo natural se pueden ver en
mientos históricos pasados, cuando Yavé se había manifestado como el libro de M. ELIADE,Traité d'histoire des religions. Paris, 1953.
salvador del pueblo. ASI, por ejemplo, la celebración de la Pascua 26 Véase sobre todo el cap. IV de la II Parte, p. 102 S.
con los lomos ceñidos, las sandalias puestas y el bastón en la mano 27 El Concilio Vat. 1, de acuerdo con la expresión de Is. 11, 12,
(Ex. 2, 11; 12, 24-27); igualmente la fiesta de los tabernáculos, presenta a la Iglesia como "sígnum levatum in nationes" (Const.
habitando bajo tiendas para revivir la existencia en el desierto Dei titius, cap. 3 Dz. 1794; cf. en el Conc. Vat. II, Consto Sacro-
(cf, Lev. 23, 43). Algunos ejemplos de imágenes o acciones simbó- sanctum Concilium, introd. n. 2). La Iglesia es la presencia de Cristo
licas en los profetas, cf. 1 Re. 11, 29-39; 1 Sam. 11, 7; Is. 20. 2-4; en el tiempo, fuente de todas las gracias, "mírabíle sacramentum"
Jer. 13, 1; 19, 1; 27, 2; Ez. 4, 1-5. (Conc. Vat. n, Consto Ser. Conc., cap. 1, n. 5), "sacramentum uní-
25 Cf. Mac. CULLOCH,Sacraments Primitive et Btñnics: "Enc. tatis" CIbid., n. 26).
20 21
,
lismo es característica de la economía seguida por Dios La Escritura presenta a la Iglesia como nuevo tem-
en Israel, en Cristo y en la Iglesia peregrina. plo edificado sobre la piedra angular que es Cristo 32. Es
la comunidad de hombres vivificados y transformados
- Pero la Encarnación del Verbo inaugura no sólo por el Espíritu de Dios 33. La comunión de gracia y cari-
una etapa nueva en la historia salvíñca, que sigue cro- dad, que introduce la palabra y la ley del Señor en el
nológicamente al tiempo de Israel. Es un hecho que corazón de los cristianos 34. La Iglesia es el cumplimiento
hace realidad lo prometido en la primera alianza. En- del plan divino: presencia de Dios entre los hombres.
tre la promesa y su cumplimiento hay un cambio radi-
De ahí que la comunidad creyente del Nuevo Testa-
cal. Tan radical, que el tiempo histórico que sigue a la
mento no sólo es pueblo de Dios, como Israel, sino tam-
Encarnación está integrado ya de algún modo en el
bién cuerpo de Cristo. Vivificado interiormente por la
estadio definitivo del plan salvador: "nueva y eterna
realidad divina, por el Espíritu del Padre que está ple-
alianza".
namente en el Verbo Encarnado 35.
La separación entre las dos alianzas es un hecho
Los protestantes nunca aceptaron esto. Y así nega-
realísimo, de trascendencia profunda. No sólo hay una
ron la transformación interior del hombre justificado 36,
diferencia de perspectivas temporales: el misterio de
la realidad de la gracia en el corazón de los fieles 37, la
Cristo para nosotros es algo ya realizado, mientras que
eficacia de los sacramentos 38, y el sentido prorundo del
para los fieles del Antiguo Testamento era futuro. Hay
sacerdocio jerárquico 39.
también un cambio, un paso de la figura a la realidad,
de la esperanza a la posesión. Se comprende ahora la condición paradójica de la
Iglesia peregrina en la tierra. Es ya realidad de bienes
Dios había prometido su presencia a los hombres, divinos concedidos a los hombres. Y, sin embargo, es-rea-
con tal de que ellos respondiesen a su amor: "si oís mi lidad que se presencializa sacramentalmente.
voz y guardais mi alianza". Jesucristo es el siervo in-
Un ejemplo pudiera ser la doctrina que expone santo
condicional de Yavé; por eso es también el sí de las pro-
mesas divinas 28. El mismo se proclamó nuevo templo de
Dios, presencia personal de Yavé en la humanidad 29. 32 Cf. Mt. 21, 42; I Petr. 2, 4-6; 6, 8; Ef. 2, 20-21; Rom. 9, 33;
Act. 4, 11.
Al misterio del Verbo Encarnado va unida también 33 "En El somos edificados para morada de Dios en el espíritu"
(Ef. 2, 22; cf. Conc. Vat. rr, Consto Sacro Con c., introd., n. 2).
la misión del Espíritu 30. Así todas las promesas del An- M Léanse con esta idea los caps. 7 y 8 de la Carta a los Ro-
tiguo Testamento se han hecho realidad cumplida en manos.
ss "El Espfritu habita en la Iglesia y en el corazón de los fieles
la Encarnación del Verbo 31. como un templo" (Conc. Vat. II, Consto Lumen gentium, n. 4; cf.
ICor. 3, 16; 6, 19). El Conc. Vat. II presenta el plan de Dios sobre
los hombres: el Padre Eterno quiso darles participación de su vida
28Cf. n Coro 1, 20. divina (Const. Lum. gent., n. 2); para eso envió a su Hijo, que se
29Cf. Mat. 12, 6; Jn. 2, 19-21: "Destruid este templo y en tres encarnó (ibid., n. 3); consumada la obra del Hijo, envió su Espí-
días lo levantaré ... ; El hablaba del templo de su cuerpo"; un tem- ritu que vivifica a la Iglesia (ibid., nn. 4 y 5).
plo "que no será hecho por mano de hombre" (Me. 14, 58; cf. n 36 cr, Conc. Trid., Decr. De iustificatione, cap. 7: Dz. 799 (528);
Sam. 7, 11). Cristo con su sacrificio, con su pascua, levanta ese can. 11: Dz. 812 (1561).
templo nuevo de Dios: "cuando resucitó de entre los muertos, se 37 Cf. íbid., cap. 4: Dz. 796 (1524).
acordaron los discípulos de que había dicho esto" (Jn. 2, 22). 38 Es 10 que condena la Iglesia en la clásica expresión "ex ope-
30 Cf. Jn. 1, 32-33; 7, 39. re operato" (Cf. Conc. Trid., Ss. VII, Canones de sacramentis in
31 Cristo es la Palabra de Dios encarnada, que había dirigido genere, cáns. 6-8: Dz. 849-851 (1606-1608).
los destinos del pueblo judío (cf. Jn. 1, 14). Todas las maravillas 39 Cf. Conc. Trid. Ss. XXIII, Doctrina de sacramento Ordinis,
de Dios con su pueblo se hacen realidad en el Verbo Encarnado cap. 1: Dz. 957 (1764); can. 1: Dz. 961 (771).
(cf. Conc. Vat. n, Consto Sacro Conc., n. 5).
23
22
,
la misteriosa presencia de Cristo en la eucaristía,
Tomás, comparando los sacramentos de la antigua y y la relación esencial que ésta tiene con el Cuerpo
nueva alianza: los primeros no justificaban como los místico de Cristo, esto es, con la Iglesia" 41.
sacramentos de Cristo, porque sólo éstos son portadores
de la virtud redentiva 40. La Iglesia es ya la realidad La encíclica Mysterium tuiei invita a contemplar el
misterio eucarístico "no buscando razones humanas que
misma de la salvación en la visibilidad histórica. Pre-
deben callar, sino adhiriéndonos firmemente a la reve-
sencia real del Dios vivo mediante un organismo sa-
lación divina" 42. Esta revelación nos dice que en la
cramental.
eucaristía está real y. personalmente presente el Señor
Jesús bajo los signos de pan y vino. Realidad y símbo-
lismo.
EL MISTERIO EUCARISTICO, CENTRO DE LA NUEVA ALIANZA.
,
dición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre
de Cristo?; y el pan que partimos, ¿no es la comunión presencia real: "aún los Apóstoles no habían recibido
de la carne de Cristo? .. ; quien come el pan y bebe el la eucaristía de manos del Señor (Mt. 26, 26; Me. 14, 22),
cáliz del Señor indignamente se hace reo del cuerpo y cuando El había afirmado que allí estaba verdaderamen-
de la sangre del Señor" 47. La forma de expresarse su- te el cuerpo que ofrecía; y ésta fue siempre la creencia
giere que este sentido realista de la presencia del Señor de la Iglesia de Dios" 52. La misma enseñanza en la Mys-
en la eucaristía era familiar a los primeros cristianos; terium. tuiei: "las palabras de Cristo al instituir la euca-
no es solamente un signo sino la misma realidad del ristía, nos obligan a profesar que ella es la carne de
cuerpo y sangre de Cristo. Nuestro Señor Jesucristo, que padeció por nuestros pe-
cados, y a la que el Padre por su bondad ha resucita-
El capítulo sexto de san Juan está escrito para los do" 53.
primeros cristianos a fines del siglo l. Reflejando la fe "
de la comunidad creyente sobre la eucaristía, describe
3. Sin embargo, esta presencia real de Cristo se hace
la promesa de la Institución: "Yo soy el pan vivo baja-
bajo los signos de pan y vino. Para instituir la eucaris-
do del cielo; si alguno come de este pan, vivirá para
tía, "Jesús tomó el pan" y "tomó el cáliz" 54. El Concilio
siempre; y el pan que yo le daré es mi carne vida del
mundo" 48. de Trento hace notar esta verdad: "ofreció su cuerpo Y
sangre a Dios bajo las especies de pan y vino y bajo
Para evitar cualquier interpretación metafórica, san los símbolos de las mismas especies lo presentó a los
Juan insiste en la reacción de los oyentes: "duro es este Apóstoles para que lo comiesen" 55.
lenguaje, ¿quién podrá escucharlo?" 49; Y la declaración
El pan y el vino son símbolos muy adecuados para
confirma tiva del Señor a SUs discípulos: "¿queréis iros
representar la presencia real del Señor en la eucaristía
vosotros también?" 50. Con razón Pablo VI, apoyado en
como vida para los hombres. En la promesa de este
este pasaje de san Juan, concluye:
augusto sacramento Jesucristo mismo se presenta como
"Al participar del sacramento, los fieles por la
el maná que comieron los Padres en el desierto y como
sagrada comunión comen la carne y beben la san-
el pan que da vida a quienes lo coman 56; su carne es
gre de Cristo; recibiendo la gracia que es una an-
la verdadera comida y su sangre la bebida auténtica 57.
ticipación de la vida eterna y medicina de inmor-
talidad, según las palabras del Señor: el que come San Pablo en la Carta a los Corintios habla del pan
mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna, y como símbolo de la unión. En realidad según el Após-
Yo le resucitaré en el último día" 51. tol no es el pan, sino el mismo Cristo comulgado por
todos los cristianos el que une al pueblo eclesíal ". Sin
Lógicamente, el Concilio de Trento declaró que en las
embargo, la tradición explicará este efecto del cuerpo
palabras de la institución se encuentra ya revelada la
,
entender adecuadamente la doctrina expuesta en esas
de Cristo recibido en comunión, acudiendo al simbolis-
declaraciones.
mo del pan: así como muchos granos y espigas se aúnan
en un solo pan, los cristianos se hacen un solo cuerpo El dogma eucarístico ha sido siempre el centro vital
uniéndose en el pan eucarístico 59. de la Iglesia. Sólo en el siglo XI, cuando se niega por
primera vez la fe de la comunidad creyente en la pre-
Realidad y simbolismo. Presencia bajo signos o rea-
sencia real, interviene el Magisterio presentando públi-
lidades sensibles. Son dos verdades unidas en el mis-
camente esa fe. Los grandes errores sobre la eucaristía
terio eucarístico, características propias de la Nueva
que han tenido lugar desde el siglo XI atacan igualmen-
Alianza en cuyo centro se ambienta la eucaristía. Dos
te esta realidad del misterioeucarístico. Y así, es natural
notas que deben conjugarse equilibradamente para no
que la Iglesia insista más en este realismo que en el
desfigurar el dogma católico. Así lo dan a entender,
aspecto simbólico, también esencial a este sacramento.
como veremos, las distintas declaraciones de la Iglesia.
Sin embargo, veremos cómo en sus declaraciones docsrí-
nales el Magisterio recoge los dos aspectos, necesarios
para entender rectamente el dogma eucarístico.
La Iglesia ha profesado públicamente su fe en la
n. DOCTRINA DEL MAGISTERIO SOBRE
eucaristía, principalmente en tres momentos de su his-
LA EUCARISTIA
toria: en el siglo XI contra Berengario de Tours, ante
El dogma católico del misterio eucarístico incluye los errores protestantes del siglo XVI, y últimamente en
verdades íntimamente unidas; aspectos de la única rea- la encíclica Mysterium juiei, donde Pablo VI llama la
lidad. Por una parte: conversión substancial total del atención sobre algunas desviaciones actuales en doctrina
pan en el cuerpo y del vino en la sangre de Cristo; una eucarística.
presencia real de ese cuerpo y de esa sangre después
de la consagración; y, finalmente, una permanencia de
PROFESION DE FE IMPUESTA A BERENGARIO.
Cristo mismo aún después de la misa, mientras no se
corrompan las especies. Por otro lado, el catolicismo afir- A mediados del siglo XI, la Iglesia propuso la fórmu-
ma que esa conversión, esa presencia real y esa perma- la de fe, que debía profesar Berengario: "conociendo la
nencia de Cristo se verifican sacramentalmente, bajo fe verdadera y apostólica, condeno toda herejía; de mo-
los símbolos de pan y vino. do especial, aquella que falsamente se me atribuye, se-
No obstante, las declaraciones del Magisterio salen gún la cual el pan y el vino, que se ponen sobre el altar
generalmente al encuentro de errores precisos. Por eso después de la consagración, son únicamente signo y no
no es de extrañar que insistan en los puntos atacados verdaderos cuerpo y sangre de Nuestro Señor Jesu-
por esos errores, haciendo sólo breves referencias, e in- cristo" 60.
cluso meras aluSiones, a otros aspectos del dogma igual- - Berengario aceptó esa fe en 1059. Pero veinte años
mente verdaderos, y que no se pueden olvidar para más tarde cayó de nuevo en el error, y hubo de profesar
otra vez la doctrina católica sobre la presencia euca-
59 Pablo VI en la Myst. jui. trae este pasaje del Apóstol, junta-
mente con varios testimonios de la tradición, hablando del símbo-
lismo eucarístico (1. c., pp. 764-765). 60 Profesión de fe propuesta a Berengario: Dz. 350 (690).
28 29
"
rística: "Yo, Berengario, creo de corazón y confieso que doctrina es ampliamente desarrollada dentro de todo un
el pan y el vino que se ponen en el altar, por el misterio sistema. El Concilio de Trento profesó la fe católica.
de la oración sagrada y por las palabras de nuestro
Redentor Se convierten substancialmente en la verda-
dera, propia y vivificante carne y sangre de Nuestro 1. Los teólogos ,de Trento emitieron su juicio sobre
Señor Jesucristo; y que después de la consagración, está la doctrina reformadora acerca de la eucaristía. Entre
el verdadero cuerpo de Cristo, que nació de la Virgen, y los artículos puestos a examen de los peritos, y recha-
que ofrecido por nuestra salvación estuvo en la cruz, y zados unánímemente por todos, figuran:
está sentado a la derecha del Padre; igualmente está la a. En la Eucaristía el cuerpo, sangre y divinidad
verdadera sangre de Cristo, que brotó de su costado; no de N. S. Jesucristo no están presentes en su rea-
sólo simbólicamente o por la virtud del sacramento, sino lidad, sino solamente como en un signo 62.
en propiedad de naturaleza y en verdad de la substan- b. En la Eucaristía están el cuerpo y la sangre de
cia" 81.
Nuestro Señor Jesucristo, juntamente con la
- Es verdad que en estas profesiones de fe se resal- substancia de pan y vino; de forma que no hay
ta claramente el realismo de la transubstanciación y transubstanciación, sino unión hipostática de la
presencia de Cristo. Era el error de Berengario, que in- humanidad y de la substancia de pan y vino 63.
sistía demasiado en el simbolismo. Sin embargo, en ellas c. En las hostias o partículas consagradas, después
no se niega que el sacramento de la eucaristía, como los de la comunión no permanece el cuerpo del Se-
demás sacramentos, sea un signo; antes bien lo dan a ñor; solamente está presente allí cuando se co-
entender, pues condenan la doctrina según la cual des- mulga, pero no antes ni después 6'.
pués de la consagración el pan y el vino siguen siendo
pan y vino, mientras que Cristo estaría allí únicamente Consiguientemente:
como la realidad significada en el signo. Está realmen- No hay que guardar la eucaristía en el sagrario,
te presente, aunque bajo las especies de pan y vino. sino que inmediatamente debe ser comida y re-
partida a los presentes; quienes actúan de otra
forma abusan de este sacramento 65. No se debe
adorar a Cristo en la eucaristía, ni venerarle en
Los REFORMADORES
DELSIGLOXVI
las fiestas; ni hacer procesiones en su honor, ni
YEL CONCILIO
DETRENTO.
llevarle a los enfermos; quienes le adoran son
El error de Berengario, que negó la presencia real, verdaderos idólatras 66.
ha sido siempre en los siglos posteriores un peligro cons- Los reformadores atacan directamente el realismo
tante. Es, sin duda, la maravilla más grande de la Iglesia eucarístico. Cae fuera de este trabajo analizar los motí-
y por tanto exige un acto de fe especialísimo, ante la
tentación de racionalismo. Los reformadores del s. XVI
caminan en la misma línea herética de Berengario, cuya 62 Acta oonc. Tríd., ed. Goerresiana, t. VII, Frib-Brisg., 1961,
p. 111.
63 O. C., p. 112.
8, O. C., p. 113.
61 Dz. 355 (700). 85 Ibid.
66 O. C., p. 112.
30 31
,
vos y génesis de estos errores, asi como los matices que del vino en la sangre de Nuestro Señor Jesucristo, per-
revisten en cada uno de sus autores. El simple enun- maneciendo 'sólo las especies de pan y vino" 69. Es lo que
ciado de estos artículos da a entender que la presencia se llama "transubstanciación". Palabra que, según afir-
de Cristo en la eucaristía se reduce a mero simbolismo, ma el mismo canon, es aptisíma para definir la conver-
y que la transubstanciación o es un cambio puramente sión eucarística 7~.
simbólico o al menos no es entendida con el realismo de Prescindimos del examen detallado acerca de la men-
la doctrina católica 67. Lógicamente, se niega también la talidad escolástica de padres y teólogos conciliares, así
permanencia sacramental de Cristo bajo las especies an- como de su posible influjo en la formulación del dog-
tes o después de la comunión. ma 71. En la Mysterium tuiei Pablo VI ha declarado una
Reducida la presencia del Señor e11 la eucaristía a vez más que las fórmulas empleadas por la Iglesia en la
una presencia simbólica, sólo queda la posibilidad de declaración de su fe "expresan conceptos que no están
comulgar a Cristo mediante la fe; no es posible recibir ligados a una determinada forma de cultura ni a una
en el sacramento su cuerpo y sangre realmente 68. determinada fase del progreso científico; ni tampoco a
una u otra escuela teológica" 72. Las expresiones dogmá-
Negada la permanencia sacramental después de la
ticas manifiestan sencillamente "lo que la mente hu-
comunión, no tiene sentido guardar en el sagrario las
mana percibe de la realidad en la universal y necesaria
hostias o partículas consagradas; quienes mediante pro-
experiencia, expresándolo con términos o palabras to-
cesiones o fiestas especiales dan culto latréutíco a esas
madas del lenguaje popular o del lenguaje culto" 73.
hostias o partículas son verdaderos idólatras.
En particular, la palabra "substancia", empleada por
No se niega que la eucaristía sea un signo. Pero los
el Concilio de Trento, significa realidad o naturaleza.
protestantes rechazan la realidad profunda del misterio
Substancia de pan y de vino es el ser, la realidad objeti-
eucarístico. Y en este realismo va a insistir especial-
mente el Concilio de Trento.
G9 Ss. XIII, Canones de ss. Eucharistiae sacramento, can. 2:
Dz. 884 (1652).
2. El Concilio de Trento proclamó la fe vivida siem- 70 " ... Quam quídem conversionem catholica Ecclesia aptíssírne
transubstantiationem appellat" (Ibíd.).
pre en la Iglesia, sobre el realismo del misterio eucarís- 71 Sin duda los Padres y teólogos de Trento pensaban y hablaban
tico. Propuso los tres aspectos fundamentales del dogma con mentalidad escolástica (cf. G. Ghysens, Présence réelle eucha-
ristique et transubstantiation, en "Irénikon" 32 [1959] 424-429).Pero
negados por los reformadores: tampoco hay que exagerar esa dependencia de la filosofía aristo-
télíco-escolástíca (cf. E. Gutwenger, Substanz und Akzidenz in de!'
- La "admirable y singular conversión de toda la Eucharistielehre, en "Zeitschrift für Kath.Theologie" 83 (1961) 257-
306). Parece equilibrada la posición de P. Schillebeeckx: aunque se
substancia del pan en el cuerpo y de toda la substancia debe admitir una mentalidad escolástica en Padres y teólogos con-
ciliares, ellos han querido definir no sus propias categorías filosó-
ficas, sino la realidad de la presencia eucarístíca (cf. Christus'te-
67 Lutero declaraba: "juzgo impío y blasfemo decir que el genwoordigheid in de Eucharistie, en "Tijdschrift voor theologle"
pan se transubstancia; es en cambio católico y piadoso afirmar 5 (1965) 148-155; véase también su conferencia Transubstantiation,
con Pablo: el pan que partimos es el cuerpo de Cristo" (Contra transjinalisation, transignijication: Do-e, p. 3 (multic.) ; publicada
Henricum regem Arujliae, 1522: en Act. Conc. Trid., ed. cit., VII, posteriormente en "Rivista di pastorale liturgica" 16 (1966) 227 s.,
p. 142, nota 3). con el título: Una questione actuale di teologia eucaristia: tran-
68 Entre los artículos de la doctrina protestante sometidos a substanziazione - transtiruuizeazione - transsignijicazione.
examen y condenados, figura este : "exhiberi in Eucharistia Chris- 72 L. c., p. 758.
tum, sed spiritualiter tantum, manducandum per fidem, non autem 73 Ibid. Véase R. Masi, Transubstanziazione e transignijicazio-
sacramentaliter" (O. c., p. 112). ne, en "Dívinítas" (19661 295-297.
32 3 33
va, lo que los hombres entienden cuando hablan de pan pio ser natural, ontológica substancialmente. Esa pre-
y de vino ¡'. sencia simbólica dependerá de la apreciación subjetiva
Conversión substancial del pan y del vino en el cuer- si se trata de un signo de razón; o cuando más, será
po y sangre del Señor, tal como lo entiende el Concilio, una presencia virtual en el caso de un signo natural
quiere decir un cambio de carácter real, Objetivo, onto- que a la vez es efecto de la realidad significada.
lógico: la realidad o ser que es el pan, después de la La presencia de Cristo en la eucaristía no puede re-
consagración, objetiva y ontológicamente, al margen de ducirse a una presencia simbólica. Ni siquiera a una
cualquier apreciación subjetiva, ya no es pan sino el presencia virtual como en los demás sacramentos. La
cuerpo de Cristo. La expresión "traselementan" y otras realidad misma de Cristo, su ser -"realiter et substan-
parecidas empleadas por los padres orientales, nada sos- tialiter", según la expresión del Concilio- se presencia-
pechosos de categorías aristotélicas o escolásticas, refle- liza bajo las especies de pan y vino.
jan el sentido exacto de la definición tridentina 75. Lo Así, comulgar a Cristo no es sólo unirse a El espi-
mismo da a entender la fórmula empleada por santo ritualmente por la fe; en la comunión sagrada se recibe
Tomás: "conversión de todo el ser" 16. a Cristo mismo, su realidad o substancia, presente en
las hostias o partículas consagradas 18.
- También la presencia de Cristo en la eucaristía
es interpretada en sentido realista: "en el sacramento
de la santísima eucaristía el cuerpo y la sangre de Nues- - Finalmente, y en el mismo sentido realista, se
tro Señor Jesucristo, junto con su alma y divinidad, define la permanencia sacrarnental del Señor: "una vez
están (contenidos) verdadera, real y substancialmente; realizada la consagración, el cuerpo y sangre de Nuestro
no sólo como en un signo, figura o virtualmente" 17. Señor Jesucristo permanecen en el admirable sacramen-
to de la eucaristía; no sólo mientras se comulga, sino
La realidad significada no está en el signo con su pro- también antes y después; en todas las hostias y par-
tículas consagradas que se reservan después de la co-
l' La Myst. jid. viene a identificar substancia con naturaleza: munión" 79.
"conversa substantia seu natura panis et vini in corpus et sanguí-
nem Christi. .." (L. c., p. 766). Permanencia que ha de ser interpretada en el mismo
75 He aquí algunas de estas expresiones: las palabras eucarís-
ticas "transtorman. las cosas ofrecidas" (S. Juan Crisóstomo, De plano ontológíco de los cánones anteriores. Cristo, en su
prodit. Iudae, hom. 1, 6: PG 49, 380); "las cosas ofrecidas son realidad propia y substancial, se presencialíza mediante
transjormadas" (Cirilo Alej., In Math. 26, 27: PG 72, 451), se
transelementan (Gregario Nis., Orat. cat., 37: PG 45, 93); "el pan la conversión admirable de esa otra realidad que llama-
ofrecido se hace, por medio de la plegaria, cuerpo de Cristo" (Orí- mos pan. Y ese único Cristo, "Verdadero Dios y hombre",
genes, Contra Cels., VIII, 33: PG 11, 1565; Tertuliano, Adv. Marc.,
4. 40: PL 2, 461); "el pan y el vino vienen a ser cuerpo y sangre permanece bajo las especies sacrarnentales ". Un paso
del Señor" «ir. Justino, Apol. I, 66: PG 6, 428; S. Atanasio, Frag-
menta, VII: PG 26, 1325; S. Cirilo Jer., Cato 19, 7: PG 33, 1072); más en el contenido del dogma eucarístico.
"se cambia la naturaleza del pan y del vino" (cf. S. Ambrosio, De Lógicamente -el Concilio sigue profesando la fe de
Mysteriis, 9, 52: PL 16, 424). Cf. en la Myst. jid., 1. C. ,pp. 766-767.
16 III, 75, 4 e y ad 3. De acuerdo con esta expresión, Schille- la Iglesia- "en el sacramento santo de la eucaristía hay
beeckx propone otra: "transentatio" (cf. Christus'tegenwoordigheid
in de Eucharistie, en "Tijschrift voor theologie" 5 [1965] 160). La
Carta Pastoral del episcopado alemán, citada anteriormente, trae 78 "Cristo. presente en la Eucaristía, es comido no sólo espi-
otra expresión adecuada "Wesensvervvandlung" (transformación ritual sino también sacramental y realmente" (Cene. 'I'ríd., 1. c.,
esencial) (IV. Eucaristía, n. 44: en "L'Osservatore Romano", 1. c.), can. 8: Dz. 890 (1658).
77 Conc. Trid., Ss. XIII, Canon es de ss. Eucluiristiae sacramen- 79 Ibid .. can. 4: Dz. 886 (1654).
to, can. 1: Dz. 883 (1651). 80 Ss. XIII, Decr. De ss. Eucharistia, cap. 1: Dz. 874 (1636).
34 35
,
que adorar al Hijo unigénito de Dios con el culto de
latría incluso externo" 81. De esta forma se condena la Este simbolísmo o contexto sacramental se mantiene
doctrina reformada, según la cual "no hay que venerar en los tres aspectos del dogma eucarístico señalados
con solemnidad especial a Cristo en la eucaristía; ni anteriormente. La presencia real del Señor tiene lugar
llevarle solemnemente en procesión como es costumbre "bajo las especies de pan y vino" Sll. También la tran-
laudable y universal en la Iglesia santa; tampoco hay substanciación se realiza bajo el signo de sacramentalis-
que exponerlo públicamente para que el pueblo fiel lo mo, de modo que "permanecen las especies de pan y
adore" 82. vino", aunque la realidad de estos elementos se ha con-
Afirmada la permanencia sacramental del Señor, se vertido en el cuerpo y sangre de Cristo 87; precisamente
manda reservar en el sagrario las hostias que no se han por ser sacramental, la consagración no puede ser cruen-
comulgado, y se reafirma la conveniencia de llevar esa ta y actualiza el sacrificio del Señor en la Cruz 88. Fi-
comunión a los enfermos S~. nalmente, la permanencia de Cristo en la eucaristía des-
Realismo en la conversión eucarística y en la presen- pués de la consagración continúa bajo las especies
cia real. Realismo también en la permanencia sacra- sacramentales de pan y vino 89.
mental de Cristo bajo las especies de pan y vino. Des- A la hora de explicar los efectos de la eucaristía, el
pués de la comunión, quedan las "especies" -el Con- Concilio acude a este sacramentalismo o significado de
cilio evitó el empleo del término "accidentes", de mar- las especies de pan y vino. Así como estos elementos
cado sabor aristotélico-; pero la realidad que era pan alimentan al hombre y mantienen su vida, el cuerpo del
antes de la consagración, es ahora el cuerpo del Señor. Señor presente en la eucaristía es "como alimento espi-
La permanencia sacramental es continuación de la pre- ritual de las almas (Mt. 26, 26), que alimente y conforte
sencia en el tiempo; y, como ella, real, ontológica, obje- a quienes viven su vida" 90; el Concilio hace referencia
tiva, substancial. a las palabras de Cristo: "el que me come vivirá por
mí" 91. Igualmente, el pan y el vino significan unión, ya
3. El Concilio de Trento recoge también la otra ca- que están hechos de muchos granos y racimos; también
racterística de la eucaristía: el simbolismo. Sitúa la rea-
lidad eucarística en un marco sacramentaí.
86 "Sub specie íllarum rerum (panís et viní) contínerí (D. N. 1.
La eucaristía es un sacramento, es decir un signo Christum)" (Decr. De ss. Euch., cap. 1: Dz. 874 [1636]).
sensible portador de una gracia invisible. San Agustín y 17 " ... manentibus dumtaxat speciebus panís et vini" (Can. de
ss. sucn. sacro can. 2: Dz. 884 (1653).
santo Tomás han insistido en esta idea: el sacramento 88 Cf. Conc. Trid. Ss. XXII, Doctrina de ss. Missae sacrificio,
es un signo s,. Precisamente el Concilio trae esta defini- cap. 1: Dz. 938 (1740). La misa es un sacrificio figurativo, en cuanto
se realiza bajo símbolos que sacramentalmente simbolizan la sepa-
ción, hablando de la eucaristía: "tiene de común con ración del cuerpo y de la sangre de Cristo (Cf. Pío XII, Enc. Me-
diator Dei, AAS XXXIX (947) 548-549>. Es verdad que el cuerpo
los demás sacramentos, ser un signo de una realidad de Cristo presente en la eucaristía no puede ya sufrir por ser el
sagrada y forma visible de una gracia que no se ve" 8". mismo cuerpo glorioso sobre el que ni el sufrimiento ni la muerte
tienen dominio, y en consecuencia la misa no puede ser sacrificio
cruento (Cf. Metiuitor Dei, 1. c., p. 548); pero un argumento más
8\ Can. de ss. eucn. sacram., can. 6: Dz. 888 (1656). profundo, válido también para el sacrificio de la Ultima Cena, es
s" Ibid. la. cualidad sacramental de la misa, "por su misma naturaleza
B" Decr. De ss. Ech. cap. 6: Dz. 879 (1645). inmolación incruenta de la divina víctima" (Med. Dei, 1. c., p. 5631.
8¡ Cf. S. Agustín, De Civ. Dei, X, 5: PL 42, 282; S. Tomás, IIr. 89 Cf. Decr. De ss. Euctumstia, cap. 3: Dz. 876 (1639); can. 4:
60, 1. Dz. 886 (654).
S5 Conc. Trid. Decret. De ss. Euch., cap. 3: Dz. 876 (1639). 90 Decr. De ss. Euctuiristia, cap. 2: Dz. 875 (638).
01 Jn. 6, 58; Cf. en el Conc., 1. c.
36
37
,
/
la unión de la Iglesia es efecto de Cristo eucaristizado : No se hace aquí una exposición detallada de las mis-
"Nuestro Salvador dej ó la eucaristía en la Iglesia como mas. Unicament~ nos interesa conocerlas tal como apa-
'1 recen reflejadas en la Encíclica y en otros documentos
símbolo de su unidad y caridad, en las que quiso estu-
vieran unidos entre sí todos los cristianos" 92; la euca- magisteriales de las mismas fechas 96. Veamos cuáles son
ristía es "signo de aquel único cuerpo, de quien El es sus principales tesis y peligrosas desviaciones. Así ten-
cabeza (1 Coro 11, 3; Ef. 5, 23), Y en el cual quiso que dremos ya el contexto imprescindible para entender las
nosotros fuéramos miembros unidos con el lazo íntimo afirmaciones de la Mysterium tuiei.
de la fe, esperanza y caridad" 93. El Papa denuncia estas explicaciones: "sabemos cier-
Quede bien claro esto: el Concilio de Trento afirma tamente que entre los que hablan y escriben de este
que la eucaristía es el sacramento de la presencia real. sacrosanto misterio, hay algunos que divulgan ciertas
Sacramentalismo y realidad. Insiste más en el segundo opiniones acerca de las misas privadas, del dogma de la
aspecto porque así lo exigían las circunstancias histó- transubstanciación y del culto eucarístíco, que turban
ricas. las almas de los fieles, engendrándoles no poca confu-
Es posible que los teólogos posteriores hayan dej ado sión en las verdades de fe" 97.
más o menos en la sombra la dimensión simbólica de la
eucaristía. Pero no se puede insistir ahora en el "sim- En particular se distinguen esas teorías por una
bolismo" de tal modo que se niegue la "realidad" euca- exaltación del simbolismo eucarístíco, dejando en la
rística vivida siempre en la Iglesia. Será cuestión de sombra, o deformando, la transubstanciación, la pre-
mantener el justo equilibrio, siguiendo las orientaciones sencia real y la permanencia sacramental, según lo
del Magisterio, que insiste en uno u otro aspecto del en tiende la verdadera doctrina católica.
dogma, según los signos y necesidades de los tiempos.
matíons Catholiques Internationales", n. 249. 1 oct. de 1965, pp. 26-
28; "Herder Korrespondenz", agosto 1965, II, 517-520; "Katholiek
Archief" 20 (1965) 626-645.De estas nuevas interpretaciones habla el
LA "MYSTERIUM FIDEI", P. Schillebeeckx en su conferencia Transubstantiation, transjina-
lisation, trtmsumtiicatum, 1. C. En 1966 el mismo A. da una visión
RENOVADA PROFESION DE LA VERDAD CATOLICA. más completa de todas esas teorías, sometiéndolas a juicio y pro-
poniendo su propia explicación, en De enotuiristische wijjze var
Algunas opiniones actuales han provocado la inter- Christus 'uierkelijke tegenwooTdigheid: en "Tijdschrif voo Theolo-
vención de Pablo VI. En su encíclica Mysterium tuiei ex- gi" 6 (1966) 368-394; cf. también E. Schillebeeckx, Die euctuiristiche
Gegenwart -zur diskussion über die Realprasenz-. Düsseldorf, Ed.
pone "con autoridad apostólica" la verdadera fe eclesíal Patmos, 1967.
sobre la eucaristía 91. 96 Véanse Homilía de Pablo VI en la Basílica de Letrán du-
rante el rito litúrgico de la Feria V "In Coena Dorníni", 15 de
abril de 1965: AAS 57 (1965) 381-38~; Homilía de Pablo VI en
Nuevas teorias. Pisa, con motivo del XVII Congreso Eucarístico Nacional de Italia,
10 de junio de 1965: AAS 57 (1965) 587-592; Carta "In urbe Huan-
Estas nuevas interpretaciones de la doctrina euca- cayo", al Emmo. Cardo Landázuri, arz, de Lima, nombrándole Le-
rística han sido expuestas en conferencias y escritos 95. gado para el VII Congrego Eucarístico Nacional del Perú, 25 de
junio de 1965: AAS 57 (1965) 719-721; Radiomensaje a los fieles
Decr. De ss. Eucharistia, Proem.: Dz. 873 a (1635).
~J del Perú con motivo del VII Congrego Eucaristico Nacional, 30 de
Decr. De ss. Eucharistui, cap. 2: Dz. 875 (1638).
93
agosto de 1965: AAS 57 (1965) 805-808.Es muy importante y sig-
9, L. C., p. 756. nificativa la intervención de los obispos holandeses, el 27 de abril
95 El P. Schillebeeckx. en una conferencia dada en Roma a de 1965: Dos pastorales del episcopado holandés, II, Eucaristía:
fines de 1965, dio una visión sobre las nuevas teorías eucarístícas. en "Ecclesia". 24 de julio de 1965, pp. 15-16.
Como resúmenes menos desacertados del problema, citaba "Infor- 97 Myts. jid., 1. c., p. 755.
38 39
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- Reducída la conversión eucaristica a simple
- La transubstanciación -afirman- no es "la
"transignifica,ción", cambio de carácter intencional o
conversión admirable de toda la substancia del pan en
subjetivo; y la presencia real a una presencia simbó-
el cuerpo de Cristo y de toda la substancia del vino en
lica, la permanencia sacramental debe ser negada o al
su sangre según profesa el Concilio de Trento" 98. No
menos mal entendida. El signo sacramental del pan
hay cambio ontológico, de entidad objetiva: después
-Cristo dándoss ra nosotros como alimento- no existe
de la consagración el pan sigue siendo pan en su rea-
fuera de la comunión; por consiguiente, "en las hostias
lidad substancial; sólo hay un cambio de significado
consagradas que quedan después de la celebración del
o finalidad: la realidad que antes significaba pan
sacrificio de la Misa, nuestro Señor Jesucristo no estaría
significa ahora el cuerpo de Cristo; e igualmente ad- ya presente" 102.
quiere un nuevo destino, pues sirve para alimentar
espiritualmente a los hombres. Así, pues, sólo se puede Aunque se admitiera esa permanencia, dada la falta
hablar de "transignificación" o "transñnanzacíón". de realismo ontológico en la conversión y en la presen-
cia de Cristo, sólo tendría un valor puramente simbó-
- Consiguientemente, después de la consagracion lico. No se podría hablar propiamente de una perma-
no hay presencia real, substancial y ontológíca del nencia real y objetiva.
cuerpo y sangre de Cristo; se insiste demasiado en la
razón de signo sacramental, "como si el simbolismo, - El Papa llama la atención: "cualquiera ve cuánto
que todos ciertamente admiten en la sagrada eucaris- daño reciben de estas opiniones y de otras semejantes
tía, expresase exhaustivamente el modo de presencia que se divulgan la fe y el culto de la divina euca-
de Cristo en el sacramento" g9. ristía" 103. Es natural: si el Señor no está realmente
presente, o si esta presencia se limita al momento de la
Encontramos de nuevo la opinión ya condenada en
comunión, ¿a qué viene el culto eucarístico o cualquier
Trento: Jesucristo está en la eucaristía sólo como la
manifestación de fe en este sacramento, una vez termi-
realidad significada está en el signo 100. Con razón Pablo
nada la celebración de la Misa?
VI define estas teorías como "evasivas a la doctrina
tradicional y autorizada de la Iglesia" 10\ Es el error que denunciaban los obispos holandeses
el 27 de abril de 1965: "muchos entre nosotros, final-
'8 Ibid. mente, lamentan que ciertas manifestaciones de devo-
,g Ibíd. ción a la eucaristía, familiares y ricas de significado,
100 Los obispos holandeses, pocos meses antes de la ene. Myste-
rium. tui., llaman la atención sobre las nuevas opiniones y sus pe- hayan sido sistemáticamente relegadas al olvido: como
ligros, insistiendo en las verdades tradicionales: "la Iglesia ha la adoración del Santísimo Sacramento, y la acción de
creído siempre, bajo palabra de Jesús, que en la eucaristia nos da
su carne y su sangre; se entrega a sí mismo en comida y bebida: gracias particular después de la comunión" 101.
que el pan y el vino, en virtud de las palabras de Jesús, son el
cuerpo y la sangre del Señor; que bajo las especies de pan y Poco nos importa ahora si las nuevas teorías han
vino está el Señor realmente presente". Y un poco más adelante: sido bien o mal interpretadas, si la Encíclica condena
"podemos dejar a la investigación el cómo está Cristo en la euca-
ristía, mientras se mantengan firmemente la conversión del pan tesis expresamente publicadas o más bien apunta hacia
y del vino en el cuerpo y sangre del Señor, así como la realidad
de su presencia en las especies eucarísticas" (Carta Pastoral, 1. e.,
p. 16). Esta forma de hablar da a entender que las doctrinas o 102 Myst. fid., 1. c., p. 755.
peligros actuales, combatidos en esa Pastoral, son muy semejantes 103 Ibid.
a la enseñanza de los reformadores del siglo XVI. 10. L. c., p. 15.
101 Hom. en el XVII Congr. Euc. Nac. de Italia, 1. c., p. 589.
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peligros vitandos en algunas explicaciones. Es, sin em- clón ; el agua ontológica y realmente sigue siendo agua,
bargo, cierto que estas opiniones reales, o posibles peli- En la eucaristía se da esa "transignlflcaclón" y "trans-
gros, son muy semejantes a los errores expuestos por finalización"; pero no sólo hay significación nueva o
los reformadores del siglo XVI y muy afines con la ense- nuevo destino de las especies sacramentales después
fianza de teólogos protestantes actuales 105. de la consagración, porque ahora tengan una virtud
espiritual de que antes carecían; hay un cambio más
La realidad eucaristicti profundo, de la misma realidad objetiva contenida bajo
Frente a estas teorías Pablo VI profesa una vez más las especies de pan y vino. Hay "transignificación" y
el realismo de la fe católica sobre la. eucaristía. Y toca "transfinalización" de las especies; pero primero y fun-
los tres puntos, a que venimos refiriéndonos: transubs- damentalmente hay una "transubstanciación": conver-
tanciación, presencia real y permanencia sacramental. sión de la entidad del pan y del vino en la entidad del
cuerpo y sangre de Cristo.
- La encíclica Mysterium juiei define la transuos- La substancia del pan y del vino objetivamente han
tanciación con las mismas palabras de Trento: "con- cambiado; después de la consagración hay una subs-
versión de toda la substancia del pan en el cuerpo de tancia o naturaleza nueva: el cuerpo y la sangre de
Cristo, y de toda la substancia del vino en su san- Nuestro Señor. Por eso precisamente, una vez realizada
gre" 106. Reafirma el carácter ontológíco y realista de la conversión admirable, las especies sacramentales no
ese cambio: no puede quedar reducido a una "transíg- significan ya la realidad del pan y del vino que no
nificación" o "transfinalización"; las especies sacra- permanecen, sino el cuerpo y la sangre de Jesucristo
mentales "adquieren nuevo significado y nuevo fin, en que se presencializan.
cuanto contienen una realidad nueva que con razón Propiamente, no se puede hablar de una "transig-
llamamos ontológica" lOi. nificación" o "transfinalización" del pan y del vino,
En los demás sacramentos hay una "transignifica- ya que estas realidades no permanecen después de la
ción" o "transfinalización". El agua del bautismo, por consagración. El cambio de significado o destino sólo
ejemplo, reviste un nuevo significado espiritual y se afecta a las especies sacramentales, ya que la realidad
ordena a la purificación del alma. Precisamente tiene contenida antes y después de la consagración es real
ese simbolismo eficaz porque recibe una virtud nueva. y ontológicamente distinta. El pan no se "transígní-
Pero en el agua del bautismo no hay transubstancía- fica" o "transfinaliza"; más bien se convierte entíta-
tivamente, se "transubstancializa".
105 Véanse las interpretaciones de algunos católicos actuales,
expuestas por el P. Schillebeeckx en la obra citada anteriormente, Este cambio de realidad lleva consigo la "transig-
pp. 368-376; Y compárense con las doctrinas de F. J. Leenhardt, nificación" o "trtmsfiruüizacum" de las especies 108: és-
Ceci est ?non corps, ed. cít., pp. 27-33; o de Max Thurian, quien
por lo demás trata con sentido ecumenista de pasar por alto puntos
en que no puede estar de acuerdo con los católicos, en La Euca-
ristía. Salamanca, Ed. Sígueme, 1965, pp. 296-30l. 108 Por eso dice justamente la Myst. tui.: "hecha la consagra-
106 L. c., p. 766; también en la p. 755. El episcopado alemán ción, las especies de pan y vino revisten nuevo significado y nuevo
profesa la fe en la transubstanciación asi entendida como "la ver- fin" (l. c.), La carta ya citada de los obispos alemanes puntualiza
dad central de la doctrina católica sobre la Eucaristía" (Carta cit., bien: "como base de la significación... está el hecho de que el pan
n. 46: 1. c.). y el vino se convierten realmente en el cuerpo y en la sangre de
107 L. c., p. 766. Cristo; por eso la doctrina de la transubstanciación puede ser
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,
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tas ya no significan el pan natural sino el cuerpo de también en la Iglesia que ora, ejerce obras de miseri-
Cristo dándose; ya no se ordenan al mantenimiento cordia y anuncia la palabra de salvación; que rige y
físico del hombre, sino a nutrirle espiritualmente, por- gobierna, que ofrece el sacrificio de la misa en nombre
que la realidad que contienen es el mismo Cristo 109. del Redentor; de modo especial, en los sacramentos,
"acciones de Cristo", realizadas por sus ministros, por-
- Idéntico realismo en la presencia eucarística del tadoras de la virtud salvif'ica 115.
Señor. La Encíclica recoge también aquí la doctrina Todas estas presencias son reales. La Iglesia en su
del Concilio de Trento: "en el benéfico sacramento de ser y en su dinamismo es sacramento de Cristo. Pero
la eucaristía, después de la consagración del pan y del la presencia eucarística es "real" de modo excelente,
vino, bajo las especies de estas realidades sensibles, porque es substancial: Cristo, Dios y hombre, entero e
está verdadera, real y substancialmente presente íntegro se hace presente bajo las especies sacramen-
Nuestro Señor Jesucristo, verdadero Dios y verdadero tales 116.
hombre" no.
Poco antes el Papa había dicho en una homilía: No es sólo la virtud. Se presencializa la realidad
"nuestro magisterio apostólico nos autoriza a profesar; misma del Señor, su ser. Por eso el modo de la presen-
más aún, nos obliga a profesar que Cristo está real- cia eucarística es bien distinto de los demás sacra-
mente presente en el sacramento eucarístico" lll.
mentos, "ya que contiene a Cristo mismo" 117.
No se refiere a una presencia puramente simbólica: El Concilio de Trento, cuya doctrina recoge la
"los signos sacramentales de la eucaristía no son úni- Mysterium juiei, declaró: "después de la consagra-
camente símbolos y figuras de Cristo, O modos de ción están presentes el verdadero cuerpo de Nuestro
indicar su amor y actividad hacia los comensales en Señor y su verdadera sangre bajo las especies de pan
su cena" m. La Encíclica trae las palabras de san y vino, juntamente con su alma y divinidad" 118. El
Buenaventura: "se admite sin dificultad que Cristo Papa Pablo VI precisa más aún: "bajo las especies de
esté en la eucaristía como en un signo" m; pero el pan y vino, Cristo entero e integro está presente en
misterio de la presencia eucarística del Señor es más su "realidad" física, incluso corporalmente, aunque no
profundo y trasciende nuestra comprensión y catego- del mismo modo que los cuerpos están en un lugar" 119.
rías humanas: "que esté verdaderamente en el sacra- y expresamente rechaza opiniones ya condenadas, se-
mento como en el cielo, ahí está la grandísima difi- gún las cuales sólo habría una presencia "pneumática
cultad" lB. Sin embargo, ahí también está el centro de del cuerpo glorioso presente en todas partes", o esa
la fe católica sobre la eucaristía. presencia quedaría reducida "a los límites del simbo-
Aún hay que precisar más. Cristo se hace presente lismo" 120.
ilustrada con la transignificación, pero no quedar sustituida por
ella" (IV. Eucaristía, n. 45: 1. c.i. 115 Cf. Myst. jid., 1. e.. pp. 762-763.
109 Cf. Ibid. 116 Ibid., p. 764.
110 L. c., p. 765. m Ibid.
m Hom. al XVII Congr. Euc. Nac. de Italia, 1. c., p. 586. 118 Conc. Trid., Decr. De ss. Eucharistia, cap. 1: Dz. 876 (1639);
112 Ibid., p. 588. cf. Myst. jid., 1. c., p. 764.
m L. c., p. 757; cf. S. Buenaventura, In IV Sent., disto 10, P. I, m Myst. jid., 1. c., p. 766.
art, un., qu. 1: Opera Omnia, t. IV, Ad Claras Aquas 1889, p. 217. ieo Myst. jid., 1. e.. p. 764. El Papa recuerda las condenaciones
11< Ibid. anteriores de la Enc. Humani Generis: AAS 42 (1950) 571 Y 578;
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,
Todos los sacramentos son signos. Los de la Nueva verdad" 129; "el mismo que ahora está a la derecha del
Alianza son además causas ínstrumentales de la gra- Padre según su modo natural de existir" 130. Breve-
cia. En ellos está Cristo real y virtualmente presente. mente: "los signos sacrosantos de la eucaristía ... con-
Pero hay una presencia muy especial, real y substan- tienen a Cristo vivo y verdadero, y lo muestran presen-
cial, propia de la eucaristía, que la distingue de los te como está vivo en la gloria eterna" 131.
demás ritos sacramentales: "el simbolismo eucarístico,
El realismo no 'puede ser más profundo. Es la única
si nos hace comprender bien el efecto propio de este
fe que siempre ha proclamado la Iglesia, cuando ha
sacramento, que es la unidad el Cuerpo Místico, no
surgido la herejía, desde la profesión de fe impuesta
explica sin embargo, no expresa la naturaleza del sacra-
a Berengario hasta las últimas declaraciones de Pa-
mento en lo que se distingue de los demás" 121. Todos
blo VI 132.
los sacramentos "nos dan la gracia y nos unen a Cristo,
pero la eucaristía nos pone en comunión con el mismo
Cristo" 122. Por eso, a diferencia de los demás, la euca-
- Queda un tercer aspecto de la verdad eucarístíca,
ristía es sacramento independientemente de su recep-
íntimamente ligado y dependiente de la transubstan-
ción en un sujeto 123. Ello explica también el modo de
ciación y presencia real: la permanencia sacramental
causalidad propio de la eucaristía 124.
de Cristo bajo las especies de pan y vino, una vez hecha
Tal es la presencia real eucarística que profesa el la consagración, antes y después de la comunión.
dogma católico: bajo las especies sacramentales, está
presente el mismo Cristo, "Dios y hombre entero e Pablo VI proclama esta realidad: "debemos creer
integro" 125; el Verbo que asumió carne de la stma. firmemente, afianzados en la solidez de la fe católica,
Virgen María 126; esa carne, "que padeció por nuestros lo referente a la presencia de Cristo: está presente en
pecados y a la que el Padre por su bondad ha resuci- la eucaristía todo entero bajo cada especie y en cada
tado" 127; el único Señor Jesús, "Cabeza visible de la una de las partículas divididas de cada especie; efec-
Iglesia y Redentor del mundo" 128, "lleno de gracia y de tuada la consagración, mientras las especies perma-
necen íncorruptas, está Cristo presente; y su verdadero
también Aloe. de Pío XII al Congr. de Pastoral Lit., celebrado cuerpo permanece en las hostias o partículas consa-
en Asís, 22 de sept. de 1956: AAS 48 (1956) 719-720. gradas, que se guardan o quedan después de la comu-
121 Myst.na; 1. c., p. 765.
nión, y se adoran y veneran" 133. Por eso, la eucaristía
122 Pablo VI, Aloe. en la audiencia gen. del 14 de sept. de 1965:
en "Ecclesla", 2 de oct. de 1965, p. 5. se reserva en templos y oratorios "puesto que, bajo el
12.~ Cf. Conc. Trld., Decr. De ss. Eucharistia, cap. 3: Dz, 876
(1639); cf. S. Tomás, III, 73, 1 ad 3. velo de las sagradas especies, contiene a Cristo, Cabeza
m "Lo que es el Espíritu Santo para el agua del bautismo,
es el verdadero cuerpo de Cristo respecto a las especies de pan y visible de la Iglesia" 13'.
vino. Estas especies no causan la gracia sino en virtud del verda-
dero cuerpo de Cristo" (III, 73, 1 ad 2).
125 Conc. Trid., Decr. De ss. Eucharistia, cap. 3: Dz. 876 (1640); 129 Myst. fid., 1. C., p. 771; Cf. Jn. 1, 14.
Myst. [ui., 1. c., p. 764. 1~O Myst. jui., 1. C., p. 765; Cf. p. 773.
12B Myst. jui., 1. c., p. 774; "El mismo Verbo hecho carne" l:n Hom. de Pablo VI en el XVII Congr. Euc. Nac. de Italia, 1.
(PABLOVI, Radiomensaje a los fieles del Perú en el VII Congr. C., p. 588.
Euc. Nac., l. c., p. 807. J:l2 La Myst. fid. expresamente renueva la profesión de fe im-
m Myst. fid., 1. c., p. 765 trae estas palabras de S. Ignacio de puesta por Gregorio VII a Berengario de Tours (Cf. 1. c., p. 768).
Antloquía, Epist. ad Smyrn. 7, 1; PO 5, 714. l~~ Carta "In urbe Huancayo" al Cardo Landázuri, 1. c., p. 720.
1211 Myst. tiá., l.c ., p. 772. m Myst. iui., 1. C., p. 770.
46 47
,
Precisamente porque la comunidad creyente ha vi- El simbolismo eucarístíco
vido siempre este dogma de la permanencia sacramen- La Encíclica' recoge también "el simbolismo euca-
tal de Cristo en la eucaristía, "ha adorado en todos los rístíco" que de algún modo explica el porqué Cristo se
tiempos tan gran sacramento con culto latréutíco, que presencializa y permanece en este sacramento.
se debe sólamente a Dios" 135. Adoración que ha tenido
lugar "no sólo durante la misa, sino también fuera de - Pablo VI da por supuesto que la eucaristía es un
su celebración; conservando con la mayor diligencia signo. El símbolísmo es nota esencial de todo sacra-
las hostias consagradas, presentándolas a la solemne mento. Pero no hay que insistir de tal modo en este
veneración de todos los cristianos, llevándolas en pro- simbolismo, que se llegue a la negación de la realidad
cesión con alegría de la multitud del pueblo" 136. El culto eucarística.
al Santísimo Sacramento, que contiene a Cristo Señor El Papa habla de esta posible exageración en los
-declara Pablo VI- "es un tesoro que no podemos tres aspectos del do.gma. En cuanto a la presencia real
dejar pasar como flor que hubiera llegado ya a su "no se puede insistir tanto en la razón de signo sacra-
otoño" 137. mental como si el simbolismo, que todos ciertamente
No hace falta insistir más aquí sobre la cualidad admiten en la sagrada eucaristía, expresase exhausti-
realista de esta permanencia sacramental. Es la misma vamente el modo de la presencia de Cristo en este
presencia real continuada en el tiempo; y las cuali- sacramento" 138. En cuanto a la transubstanciación: no
dades de una pueden aplicarse a la otra. Después de la se puede hablar de ella "sin decir una palabra de la
consagración, independientemente de que se comulgue admirable conversión de toda la substancia del pan en
o no, el mismo Cristo, verdadero Dios y hombre, que el cuerpo de Cristo y de toda la substancia del vino en
pasó por nuestro mundo, murió en la cruz y vive en el su sangre, de que habla el Concilio de Trento; de suerte
cielo, permanece real y substancialmente presente bajo que quede limitada solamente, como dicen, a la "tran-
las especies sacramentales de pan y vino. significación" o "transfinalización" 139. Aplicada esta
exageración a la permanencia sacramental, "en las
135Ibid., pp. 768-769. hostias consagradas que quedan después de la cele-
136Ibid., p. 769. Pío XII, de acuerdo con la doctrina definida bración del sacrificio de la misa, Nuestro Señor Jesu-
sobre la permanencia real de Cristo en la eucaristía, escribió: "no
hay que maravillarse si la Iglesia ha adorado desde su origen, el cristo no estaría ya presente" 140. Todo se reduciría a
cuerpo de Cristo bajo las especies eucarísticas" (Ene. Med. Dei: puro simbolismo.
AAS 39 [1947] 569).
137 Radiomensaje a los fieles del Perú en el VII Congr. Euc.
Nac., 1. c., p. 805. Según las nuevas teorías sobre la presencia real - Contra estas interpretaciones la Encíclica insiste
eucaristica, se habla del culto al Santísimo fuera de la misa como en el realismo de la transubstanciación, presencia real
de algo inventado en la Edad Media contra la negación de Beren-
gario (Cf. E. Dumoutet, Le désir de voir l'hostie et les origines de y permanencia sacramental. Pero sin olvidar la otra
la devotion au Saint Sacrement. París 1926; E. Maffei, La reser-
vation euchnristique [usqu'c: a la Réinaissance. Bruxelas, 1940. L. verdad: "realizada la transubstanciación, las especies
Küster, De custodia Ssmae Euchnristiae, disquisitio histórico-iuri-
dicas. Roma, 1940; Cf. A. Piolanti, 1 Motivi dell'Enciclica "Myst.
tui.", en "Divinitas" 10 (1966) 243-245). Sin duda se debe admitir culturales, es tan antigua como la celebración del misterio santo,
que las distintas formas del culto eucarístico medievales y poste- según lo testimonian muchos Padres (Cf. Myst. fid., 1. c., 769-770).
riores al Concilio de Trento, son fruto de la mentalidad de cada Véase también el n. 48 de la Carta del episcopado alemán: 1. c.
época; así hay una sucesión de prácticas inexistentes en la Iglesia 138 Myst. tiá., 1. e.. p. 754 Y 764.
primitiva. Pero la veneración a Cristo presente bajo las especies 139 My$t. jid., 1. c., p. 754.
sacramentalss, constante inspirador a de las distintas modalidades 110 Ibid.
48 4 49
,
de pan y vino adquieren sin duda un nuevo significado alianza es "sacramentum tantum", el signo de una
y un nuevo fin, puesto que ya no son el pan ordinario realidad rutura ; el estadio de la Iglesia peregrina sería
y la ordinaria bebida, sino el signo de una cosa sa- como "res et sacramentum": realidad ya cumplida y
grada" lH. anuncio de realidad plena -"res tantum"-, a la que
El nuevo simbolismo que adquieren las especies de se ordena todo el plan divino HG.
pan y vino está claramente señalado en la Encíclica. Los sacramentos corresponden a esa etapa de la
Primero, significan "el alimento espiritual" de los historia salvífica, que corresponde a la Iglesia de la
hombres 142. Sobre todo, Pablo VI destaca el simbolismo tierra: tiempo de realidad y tiempo de simbolismo. El
de la eucaristía respecto a la unidad de la Iglesia: trae tiempo de la fe 1<7. Son ya portadores de la virtud de
la enseñanza del Apóstol en su Carta a los Corintios 1<1, Cristo; pero esa virtud se presencializa mediante sig-
algunos testimonios antiguos de padres y doctores de nos sensibles 148.
la Iglesia w, así como la declaración del Concilio Tri- Realidad y simbolismo también en la eucaristía.
dentino H5. Santo Tomás explica cómo la comunión eucartstíca,
recibir a Cristo baj o las especies de pan y vino, es
propio del hombre que aún camina por el mundo: esta
presencia real se hace simbólica o sacramentalmente,
IIl. REALIDAD Y SIMBOLISMO en signos sensibles, de modo apto únicamente para los
hombres caminantes en la fe; los ángeles ya están en
Hemos dicho que la Iglesia peregrina es ya la reali- comunión directa con Cristo en el cielo, sin necesidad
dad anunciada en el Antiguo Testamento, comunión y de símbolos sacramentales ni de la fe H9. Así como ésta
posesión; pero realidad aún imperfecta, bajo símbolos se ordena a la visión manifiesta, la comunión sacra-
o sacramentos, que tiende hacia su plenitud, estadio mental de Cristo llegará a su perfección y plenitud en
último y definitivo de la historia salvífica. Valiéndonos la fruición del cielo, de que ya gozan los ángeles 150.
del formulismo sacramental, diríamos que la primera
REALIDAD
141 M'yst. na., 1. C., p. 766.
m Ibid.; cf. Carta del episcopado alemán, n. 45: 1. c. Queda expuesto en las páginas anteriores el realis-
14~ Myst. fid., 1. C., p. 765.
Por ejemplo la Didaché o Doctrina de los doce Apóstoles.'
144
mo del misterio eucarístico. Las palabras de la consa-
"por lo que toca a la eucaristía, dad gracias así. .. : como este pan gración -dice Pablo VII-- son "transrorrnadoras"!":
partido estaba antes disperso sobre los montes y recogido se hizo
uno, así se reúna tu Iglesia desde los confines de la tierra en tu la realidad que es pan se convierte en la realidad que
reino" (9. 1: Funk, Patres ApostoZicí, I, 20; en la Myst. fíd., 1. C., es cuerpo de Cristo.
p. 764). También S. Cipriano: "los mismos sacrificios del .señor
manifiestan la unanimidad de los cristianos, entrelazada con sóli- La Iglesia siempre ha defendido esta doctrina con-
da e indisoluble caridad. Porque cuando el Señor llama cuerpo
suyo al pan amasado con la unión de muchos granos, El está in-
dicando nuestro pueblo unido, a quien El sostenía; y cuando llama 146 Cf. S. TOMÁS,III, 61, 4 ad 1.
sangre suya al vino exprimido de muchos granos y racimos, que 1<7 cr. ibid.
unidos forman una sola realidad, está indicando igualmente nuestra 148 or. In, 60, 4; 61, 1.
grey compuesta de una multitud reunida entre sí" (Epíst, Ad Mag- 149 cr. III,80, 2.
num, 6: PL 3, 1189; en la Myst. fíd., 1. c., pp. 764-765). 150 Ibid. copo et ad 1.
145 Decr. De ss. Eucharistia, proem. y cap. 2: Dz. 873 a (1635) 151 Hom. predicada en Letrán en la Feria V "In Coena. Domi-
y 875 (1638); en la Myst. na., 1. c., p. 764. ni", 1. c., p. 382.
.50 51
,
tra cualquier interpretación puramente simbólica; de
tra razón y a nuestra inteligencia ... , porque su palabra
ahí su interés e insistencia por mantener la palabra
no puede engañar" 157.
"transubstanciación" del Concilio Tridentino, donde
significa conversión de la realidad ontológica 152. Rea- Esta presencia real de Cristo en la eucaristia, por
lismo también en la presencia y permanencia del Señor ser substancial, centraliza y da sentido a todas las
bajo las especies sacramentales. No hace falta insistir demás presencias re~les del Salvador en la Iglesia 158;
más en ello. todos los sacramentos se consuman en la eucaristía 15!1;
Y la misma presencia de Cristo en las almas de sus fieles
He aquí "el antiguo y siempre nuevo mensaje que es fruto de su presencia real bajo las especies de pan y
la Iglesia profesa todavía" 15~. Quede bien claro: "no vino 160.
es una sugestión supersticiosa o fantasía mítica; es
una verdad no menos real, aunque situada en distinto De esta forma, toda la comunidad eclesial recibe su
plano, que aquellas que nosotros, educados en la cultura vida y su amor de este centro permanente que es la
moderna, exploramos, "conquistamos y afirmamos sobre persona misma de Cristo. La adhesión a esta presencia
las cosas que nos rodean; verdades que, una vez cono- asegura la conservación y desarrollo de la vida comu-
cidas, dan el sentido de la verdad segura, positiva y nitaria de la Iglesia, de su unidad con El 101. En el sagra-
útil, la verdad cientifica" 1~. rio está el Señor "como fuente inexhausta de todas las
gracias" 1.2, que vivifica a todos los sacramentos y da
Situada en plano distinto que las verdades cientí-
ficas, la presencia real del Señor en la eucaristia es
15i S. Juan Crisóstomo, In Mat., hom. 82, 4: PG 58, 743; en la
misterio de fe: sólo "quien cree en la palabra de Cristo Myst. tui., 1. C., p. 756.
encuentra la realidad de Cristo" 155. Sólo en la fe en- 158 En su Carta Pastoral, ya citada anteriormente, los obispos
holandeses comentan: "en la eucaristía el Señor está presente de
cuentra explicación esta maravilla: "la eucaristía es un modo muy particular; pero esta presencia no está desconectada
luz dulcísima, luz certísima para quien cree; rito ca- de las demás formas de presencia en medio de nosotros" (1. c., p.
16). Se podría ver esto en todas las formas de presencia, a las que
rente de sentido para el que no cree" 156. La única actitud alude el Concilio Vaticano II (Const. Sacrosanctum Coneilium, n.
7) y la Myst. [id. (1. e., pp. 762-761): la Iglesia ora, ofrece o ejer-
aceptable es humildad y gratitud ante el plan divino: ce S11 misericordia eficazmente en el sacrificio de Cristo, que El
"inclinémonos ante Dios, y no le contradigamos, aun nos ha dejado en la eucaristía; la Iglesia que predica, rige o go-
bierna en nombre de Cristo, se ordena a la santificación de los
cuando lo que El dice pueda parecer contrario a nues- fieles, que culmina cuando el hombre entra realmente en comu-
nión con Cristo mediante la eucaristía (Of. Ene. Med. Dei, 1. c., p.
557).
159 "Ninguno de los sacramentos supera a éste en virtud y ex-
152 "Las fórmulas dogmáticas -dice Pablo VI- se pueden ex- celencia; los otros confieren la gracia; pero éste contiene al mismo
plicar más clara o más ampliamente con mucho fruto, pero nun- autor de la gracia; es origen y fin de los otros; como esplendoroso
ca en sentido diverso de aquel en que fueron usadas" (Myst. fid., sol del mediodía, en torno al cual giran y son iluminados los otros
1. C., p. 758). Así se explica la intervención de Pío XII contra quie- satélites" (Pablo VI, Carta In urbe Huancayo al Card Landázuri,
nes, dando una interpretación puramente simbólica del misterio 1. e., p. 720). La Myst. iui. recoge y confirma la doctrina de Santo
eucarístico, querían abandonar la palabra "transubstanciación" y Tomás: la eucaristía es fin de todos los sacramentos (l. c., p. 764;
su contenido dogmático, como vieja o anticuada palabra y noción cf. In, 65, 3 e; 73, 3).
filosófica ccr. Dz. 2318 [38911). 160 De esta presencia del Señor en las almas justas habla la
1" PABLOVI, Hom. en el XVII Congr. Nac. de Italia, 1. C., p. 589. Encíclica en la p. 763; también es fruto de la presencia eucarístíca,
15' Ibid. "perfección de la vida espiritual" (cf. S. Tomás, In, 73, 3; en la
15.; Hom. del Papa en la Basílica de Letrán en la Feria V "In Myst. na., 1. c., p. 764).
Coena Domini", 1. C., p. 383. 161 cr. Myst. na: 1. c., pp. 753-754.
156 Hom. en el xvn Ccngr. Euc. Nac. de Italia, 1. c., p. 590. 162 Carta de Pablo VI al Cardo Alfrink, 1 de julo de 1965: AAS
57 (965) 857.
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,
sentido al culto eclesial. La eucaristía hace que la Igle- futura, luminosa y maravillosa palingénesis escatoló-
sia sea realmente comunión de gracia y comunidad de gica: cuando Jesús, visible y triunfante, retorne al fin
culto divino 1M. de la historia, "hasta que venga" 166.
"Sacramento de la presencia real del Señor". Así
podríamos definir la Eucaristía. Ahí se incluyen reali-
SIMBOLISMO dad y simbolismo. Habrá que insistir más en uno u otro
aspecto según las necesidades de los tiempos, pero los
Tampoco se puede olvidar este aspecto del sacra- dos quedan incluidos igualmente en la fe católica. El
mento eucarístico. Difícilmente podríamos explicar la 29 de septiembre de 1967 Pablo VI expuso muy bien el
na turaleza del sacrificio de la misa prescindiendo de dogma santo: "es la misa la celebración de nuestra
los signos sacramentales, Y el símbolismo de las espe- reiterada dicha de podernos encontrar con Cristo, no
cies de pan y vino manífiestan el sentido de la presencía sólo por vía de recuerdo, de símbolo, de promesa, sino
real y permanencia eucarísticas: Cristo se ha quedado por vía, además y principalmente, de verdadera y viva
ahí como alimento para el hombre caminante, y como comunión, aunque escondida y expresada con los signos
principio de unión entre los fieles.
sacramentales" 167.
Realidad y simbolismo son dos aspectos de la única
realidad. Es necesario mantener el justo equilibrio. Los ***
dos son esenciales al sacramento de la eucaristía. Al "Pondré mi santuario en medio de ellos por los
fin de los tiempos, cuando la Iglesia haya sido edificada siglos" 168. La profecía se ha encarnado en Cristo y sigue
plenamente, cuando la oscuridad de la fe haya quedado siendo realidad viva para nosotros en la eucaristía:
suplantada por la visión clara de Dios, ya no habrá "guardada en la Iglesia y oratoríos, Cristo es verdade-
sacramentos, sólo quedará la realidad -"res"- de la ramente el Emmanuel, Dios con nosotros; día y noche
Eucaristía 16'. está en medio de nosotros, habita en nosotros lleno de
Pero ahora, en la Iglesia peregrina, la presencia real gracia y de verdad" lB!).
de Cristo se hace bajo símbolos: tal es la presencia de El 25 de junio de 1965 Pablo VI escribía al Cardenal
Dios con el hombre que aún camina, que todavía espe- Landázuri, arzobispo de Lima; y comentaba la frase
ra, que vive la tensión hacia la plenitud escatológica 165. de Prov. 8, 31, "mis delicias son estar con los hijos de
Pablo VI explica: "las palabras de Jesús, al instituir el los hombres": "esto quiso y establecíó el Redentor en
sacramento, van cargadas de realismo sobrenatural"; este venerable sacramento" 170. Toda la Biblia manifiesta
pero un realismo "que está expresado en símbolos y claramente el deseo comunional, de presencia, de amor
enigmas, comprensibles sólo a la fe; preludio de una que Dios tiene para los hombres. Este deseo se realiza
por fin en la Eucaristía.
163 Todo porque la eucaristía contiene a Cristo "en quien se
realizó plenamente nuestra reconciliación y se nos dio la plenitud 166 Hom. del papa en Letrán en la Feria V "In Coena Domini",
del culto divino" (Conc. Vaticano rr, Consto sacr. Cone., n. 5). Cf.
Hom. del Papa en el xvn Congr. Euc. Nac. de Italia, 1. C., p. 588. 1. c., p. 381; cf. ICor. 11, 26.
16< Cf. Ene. Med. Dei, 1. c.,' p. 528; Conc. Vat. n, Consto Ser. 167 Discurso del Papa en la apertura del Sínodo de los Obis-
Cone., n. 59; S. Tomás, In III Sent., prol.; IV G. Gent., cap. 74. pos: en "Ecclesia", 7 de oct. de 1967, p. 5 (1519).
les Los sacramentos son signos anunciadores de la gloria futu- 1G8 Ex. 37, 27.
169 Myst. jid., 1. c., p. 771; cf. Jn. 1, 14.
ra ccr. In, 60, 3; véase también III, 80, 2, ad 1 y ad 2.
170 L. c., p. 721.
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La Encarnación del Verbo inaugura la nueva alian-
za: Dios se presencializa real y personalmente entre los
11.
hombres, asumiendo naturaleza humana. La presencia
real y misteriosa de la Encarnación sigue en la Euca-
ristía, bajo las especies sacramentales de pan y vino:
en el augusto sacramento está real y substancialmente
presente la misma carne que nació de María y que
sufrió en la Cruz; así Dios permanece día y noche entre
los hombres, realizando su plan comunional en la Igle-
sia y en cada uno de sus miembros.
La eucaristía, presencia real de Dios bajo formas
sensibles proporcionadas a la condición humana, queda
in tegrada en la única economía de la Encarnación:
hacer participes de la vida divina a los hombres. Esta
comunión llegará a su plenitud en el cielo, donde "Dios
será todo en todos" 17l. Sólo entonces podremos com-
prender claramente el verdadero sentido de la Encar-
nación, Iglesia sacramental y Eucaristía.
LOS MO'l
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