Chomsky - Biolingüística y Capacidad Humana
Chomsky - Biolingüística y Capacidad Humana
Chomsky - Biolingüística y Capacidad Humana
Resumen
Este artículo presenta de manera sucinta el enfoque llamado 'biolingüístico' que empezó a
desarrollarse en los primeros años de la posguerra, teniendo en cuenta los avances de la
biología y las matemáticas. Se pasa revista a algunos postulados de la neurociencia (i.e.
ciencia cognitiva) en lo concerniente a la 'facultad del lenguaje', así como a los dos últimos
modelos de la GG: el modelo de 'Principios y Parámetros' (P&P) y el modelo 'Minimalista'.
Estos últimos buscan responder las cuestiones fundamentales de la biología del lenguaje,
su naturaleza, uso y evolución. Desde este punto de vista, se trata de caracterizar el
equipamiento biológico gracias al cual los seres humanos adquieren una gramática. Así
las cosas, se considera el equipamiento biológico como una función que asocia experien-
cia y gramática.
Me gustaría decir unas pocas palabras sobre lo que ha dado en llamarse “la
perspectiva biolingüística” que comenzó a conformarse hace medio siglo en discu-
siones de unos cuantos licenciados que estaban muy influidos por los desarrollos de
la biología y las matemáticas en los primeros años de la posguerra, incluyendo
estudios de etología que comenzaban a conocerse en Estados Unidos.
Uno de tales licenciados era Eric Lenneberg, cuyo estudio pionero, Biological
Foundations of Language, sigue siendo básico en este campo. Para entonces
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Artículo enviado por el profesor Noam Abraham Chomsky para la revista Forma y Función
número 19. Traducción a la lengua castellana expresamente solicitada y autorizada por el autor.
Traducido por José Joaquín Montes, Instituto Caro y Cuervo.
Revisión y corrección a cargo de Julio Daniel Sanabria, Filólogo UN, corrector de El Tiempo
Este documento se publica también en los anales de la Húngarian Academy of Sciences, según
indica el profesor Chomsky.
* Artículo recibido: 15-05-05, Artículo aceptado: 22-06-05
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ces la evolución del lenguaje es breve, especulaciones que tienen algo que ver
sobre la clase de investigación del lenguaje que puede resultar productiva.
Tattersall considera el lenguaje como “prácticamente sinónimo de pensa-
miento simbólico”. En la misma línea uno de los iniciadores del simposio de 1974,
premio Nobel François Jacob, observó que “el papel del lenguaje como sistema
comunicativo entre individuos pudo haber aparecido solo de modo secundario”,
quizá recordando las discusiones de la conferencia de 1974 donde su colega de
premio Nobel, Salvador Luria, fue uno de los defensores más vigorosos de la
tesis de que las necesidades comunicativas no habrían ejercido “mayor presión
selectiva para producir un sistema como el lenguaje” con su decisiva relación
con “el desarrollo del pensamiento productivo abstracto”. “La cualidad del len-
guaje que lo hace único no parece ser tanto su papel en comunicar directivas
para la acción” u otros rasgos comunes de la comunicación animal, continúa
Jacob, sino, más bien, “su papel es simbolizar, evocar imágenes cognitivas”, en
“moldear” nuestra noción de la realidad y producir nuestra capacidad para el
pensamiento y la planeación mediante su propiedad única de permitir “una infini-
ta combinación de símbolos” y con ello “la creación mental de mundos posibles”.
Ideas que se remontan a la revolución cognitiva del siglo XVII.
Jacob también reforzó la opinión de que las respuestas a cuestiones de la
evolución “en la mayoría de los casos... difícilmente pueden ser algo más que
conjeturas más o menos probables”. En muchos casos, difícilmente siquiera esto.
Un ejemplo que quizás es de interés aquí es el estudio de la evolución del sistema
comunicativo de las abejas, raro en cuanto en principio permite transmitir infor-
mación en una serie infinita (continua). Hay centenares de especies de abejas
melíferas y sin ponzoña y algunas con variados sistemas de comunicación, otras
sin ellos, aunque todas parecen sobrevivir muy bien. Hay pues, plena oportuni-
dad para el trabajo comparativo. Las abejas son incomparablemente más fáciles
de estudiar que los humanos, en cualquier dimensión. Pero entendemos poco y
aún la bibliografía es escasa. La revisión extensa más reciente que conozco, del
entomólogo Fred Dyer, anota que hasta el problema básico computacional para
codificar la información espacial para comandos motores y la inversa para las
abejas seguidoras es aún “problemático” y “Qué tipos de procesos neurales pue-
den subyacer a estos varios procesos de mapeo es desconocido”, mientras que
los orígenes evolutivos difícilmente pasan de especulaciones. No hay nada simi-
lar a la extensa bibliografía y confiables pronunciamientos sobre el lenguaje hu-
mano, algo que podría parecer también un tanto “problemático”.
Podemos agregar otra mirada de la filosofía de los siglos XVII y XVIII con
raíces tan remotas como el análisis hecho por Aristóteles de lo que mas tarde se
interpretó como entidades mentales: que incluso los conceptos más elementales
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tringido formato de gramáticas específicas para las lenguas. Volviendo a los tres
factores del diseño lingüístico, la adopción del marco de P&P supera una difícil
barrera conceptual para pasar la carga de la explicación del factor (1), la dota-
ción genética, al factor (3), los principios de arquitectura estructural y eficiencia
computacional independientes del lenguaje, ofreciendo de este modo algunas
respuestas a las cuestiones fundamentales de la biología del lenguaje, su natura-
leza, uso y quizás evolución.
Superadas las fronteras impuestas por el formato del marco podemos aguzar
más la cuestión de lo que constituye la explicación teórica de las propiedades del
lenguaje y volver a una de las cuestiones más fundamentales de la biología del
lenguaje: ¿en que se acerca el lenguaje a una solución óptima de las condiciones
que debe llenar para ser utilizable dada su arquitectura estructural? Estas condicio-
nes nos llevan de nuevo a la caracterización de lenguaje, tradicional desde Aristóteles
como un sistema que une sonido y significado. En nuestros términos, la expresión
generada por el lenguaje debe satisfacer dos condiciones de interfaz: las impuestas
por el sistema sensorio-motor y el sistema conceptual intelectual que entra en la
capacidad intelectual y en la variedad de los actos de habla.
Podemos considerar una explicación de las propiedades del lenguaje como
teórica en tanto pueda reducirse a propiedades del sistema interfácico y a consi-
deraciones generales de eficiencia computacional y similares de modo indepen-
diente; el sistema de interfaz puede estudiarse en sí mismo, incluyendo el estudio
comparativo que ha estado en curso de modo productivo. Y lo mismo pasa con
los principios de computación eficiente aplicados al lenguaje en trabajos recien-
tes de muchos investigadores con resultados importantes y quizás aplicables tam-
bién a la investigación comparativa. De diversos modos, entonces, es posible
esclarecer y enfrentar algunos de los problemas básicos de la biología del len-
guaje.
En este punto hemos de entrar en una discusión mucho más técnica de lo
que es posible aquí, pero unas pocas observaciones pueden ayudar al menos a
esbozar el cuadro general.
Un hecho elemental acerca de la facultad de lenguaje es que es un sistema
de infinitud discreta, raro en el mundo orgánico. Tal sistema se basa en una
operación primitiva que toma objetos previamente construidos y construye con
ellos un nuevo objeto: en el caso más sencillo, el conjunto que los contiene. Lla-
memos a esta operación Fusión. Fusión o algún equivalente es un requerimiento
mínimo. Disponiendo de la Fusión tenemos al instante un sistema no ligado de
expresiones jerárquicamente estructuradas. La descripción más simple del “Gran
salto adelante” en la evolución de los humanos sería que el cerebro se reestruc-
turó quizá por una leve mutación para proveer la operación de Fusión, poniendo
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al momento una parte básica del fundamento de lo que se halla en este decisivo
momento de la evolución humana, por lo menos en principio; conectar los puntos
está lejos de ser un problema trivial. Hay especulaciones sobre el origen del
lenguaje que plantean un problema mucho más complejo: primero, alguna muta-
ción que permite la expresión biunitaria, quizá dando ventajas de selección al
reducir la carga de memoria para ítems léxicos; luego, nuevas mutaciones para
permitir otras mas extensas; y, finalmente, el Gran salto que produce la Fusión.
Tal vez los primeros pasos se dieron en efecto, aunque no hay argumentos empí-
ricos o conceptuales serios para tal creencia. Una especulación más prudente es
que no se dieron y que el Gran salto fue realmente instantáneo, en un solo indivi-
duo que fue dotado de modo instantáneo de capacidades muy superiores a las de
otros, transmitidas a sus descendientes y que llegaron a predominar. Al menos
una conjetura razonable como son todas las especulaciones sobre tales materias
y no incoherente con lo conocido o razonablemente supuesto. Es difícil ver qué
descripción de la evolución humana dejara de aceptar al menos esto, en una u
otra forma.
Interrogantes similares surgen sobre el desarrollo del lenguaje en el indivi-
duo. Se acepta generalmente que hay un estadio de dos palabras, de tres pala-
bras, etc., con el último Gran Salto Adelante hacia la producción no ligada. Esto
se observa en la actuación pero también se aprecia que en un estadio temprano
el niño entiende expresiones mucho más complejas y que modificaciones al azar
de algunas más largas –aún cambios tan simples como la colocación de las pala-
bras funcionales de modo no acorde con la GU o la lengua del adulto producen
confusión y mala interpretación. Podría ser que la fusión no ligada y cualquier
otra cosa implicada por la GU esté presente en el momento pero sólo se mani-
fiesta en forma limitada por razones extrañas, limitaciones de memoria y aten-
ción, etc.; cuestiones discutidas en el simposio de 1974 y que ahora se pueden
investigar de modo mucho más sistemático y productivo.
El caso más restringido de fusión se aplica a un solo objeto que forma un
solo conjunto. La restricción en este caso provoca la función del sucesor de la
que pueden desarrollarse la serie de los números naturales en forma conocida.
Esto sugiere una posible respuesta a un problema que inquietaba a Wallace en el
siglo XIX: en sus palabras, “que el gigantesco desarrollo de la capacidad mate-
mática queda totalmente inexplicada por la selección natural y ha de deberse a
una causa muy diferente”, así sea solo porque permaneció sin utilizar. Una posi-
bilidad es que los números naturales resultan de un simple impulso en la facultad
del lenguaje, por tanto, no dada por Dios, de acuerdo con el famoso aforismo de
Kronecker, aunque lo demás es creado por el hombre, como lo continúa afirman-
do. Las especulaciones sobre el origen de la capacidad matemática como una
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Referencias
The American Academy of Arts and Sciences. (1999). “The Decade of the Brain”.
Gallistel, C. (1980). “From Muscles to Motivation”, American Scientist, 68.
Hume, D. (1978). A Treatise of Human Nature. 2 vols. Oxford, Clarendon Press.
Lenneberg, E. (1967). Biological Foundations of Language. New York, John Wiley et
Sons. (Hay traducción española en Alianza, 1975).
Moravcsik, J. (1975a). “Aitia as Generative Factor in Aristotle' s Philosophy”,
Dialogue.
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