Butler Judith. Sujetos de Sexo Género Deseo.

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FeminariaFor
/ Evaluation
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Only.

Sujetos de sexo / género / deseo*


Judith Butler**

Mujer no se nace, se hace. la relación entre la teoría feminista y la política ha sido


Simone de Beauvoir desafiada desde el mismo discurso feminista. El mis-
mo sujeto “mujeres” ya no se comprende en términos
Estrictamente hablando, no puede decirse que de estabilidad y permanencia. Hay una gran cantidad
“las mujeres” existan. de literatura que no sólo cuestiona la viabilidad del
Julia Kristeva “sujeto” como el candidato (definitivo) a ser represen-
tado o, incluso, liberado, sino que, después de todo,
La mujer no tiene sexo. manifiesta muy poco acuerdo en cuanto a qué es lo que
Luce Irigaray constituye, o debería constituir, la categoría “muje-
res”. Las áreas de representación política y lingüística
El despliegue/estructuración de la sexualidad ... delimitan con anterioridad los criterios según los
planteó esta noción del sexo. cuales los mismos sujetos se forman; la representa-
Michel Foucault ción atañe, en consecuencia, solo a lo que se reconoce
como sujeto. En otras palabras, los requisitos para ser
La categoria del sexo es la categoría política que sujeto se deben reunir antes de que la representativi-
fundamenta la sociedad como heterosexual. dad pueda ser ampliada.
Monique Wittig Foucault señala que los sistemas jurídicos de
poder producen los sujetos que van a representar a
continuación.1 Las nociones jurídicas del poder pare-
i. “Mujeres” como sujeto del feminismo. cen regular la vida política en términos puramente
negativos –esto es, mediante la limitación, prohibi-
a teoría feminista, en su mayoría, ha asu- ción, regulación, control e incluso “protección” de los

L mido que existe una identidad, comprendida


mediante la categoría de las mujeres, que no sólo
origina los intereses y objetivos feministas en el dis-
individuos relacionados con esa estructura política
mediante la operación eventual y retractable de la
elección–. Pero los sujetos regulados por estas estruc-
curso, sino que constituye el sujeto para el que se turas son, en virtud de su sometimiento a ellas,
quiere conseguir representación política. Pero política formados, definidos, y reproducidos de acuerdo con
y representación son dos términos controvertidos. Por los requerimientos de ellas. Si este análisis es correcto,
un lado la representación funciona como el término entonces la formación jurídica del lenguaje y de la
operativo que intenta hacer extensiva la visibilidad y política que representa a las mujeres como “el sujeto”
legitimidad en el proceso político a las mujeres como del feminismo es en sí misma una formación discursi-
sujetos políticos; por otro lado, la representación es la va y un efecto de una versión dada de una política
función normativa de un lenguaje al que se acusa representacional. El sujeto feminista resulta estar cons-
tanto de revelar como de distorsionar lo que es verda- tituido discursivamente por el mismo sistema político
dero acerca de la categoría de las mujeres. Para que pretende facilitar su emancipación. Esto resulta
potenciar la visibilidad política de las mujeres, la políticamente problemático si se puede demostrar que
teoría feminista ha considerado necesario el desarro- este sistema produce sujetos genéricos sobre un eje
llo de un lenguaje que represente a las mujeres de diferencial de dominación o si produce sujetos presumi-
forma completa y adecuada. Se ha considerado que blemente masculinos. En tales casos, apelar de manera
esto era obviamente importante teniendo en cuenta la no crítica a tal sistema para la emancipación de “las
condición cultural omnipresente en la que la vida de mujeres” sería contraproducente.
las mujeres se representaba erróneamente o no se La cuestión del “sujeto” es crucial para la política,
representaba en absoluto. y en particular para la política feminista, porque los
Recientemente, esta concepción predominante de sujetos jurídicos son invariablemente producidos me-
diante ciertas prácticas excluyentes que no son visi-
bles una vez que la estructura jurídica de la política ha
* Este artículo, “Subjects of Sex /Gender / Desire,” es el sido establecida. En otras palabras, la construcción
primer capítulo de su libro Gender Trouble. Feminism and the
política del sujeto se lleva a cabo con ciertas intencio-
Subversion of Identity (New York, Routledge, 1990).
nes legitimadoras y excluyentes, y estas operaciones
** Judith Butler enseña en el Department of Rhetoric de
la University of California, Berkeley. Es autora del libro del políticas son ocultadas de forma eficaz y naturalizadas
cual tomamos este artículo y Bodies that Matter. On the por un análisis político que toma las estructuras
Discursive Limits of “Sex” (New York, Routledge, 1993). políticas como su base. El poder jurídico “produce”
inevitablemente lo que pretende sólo representar, de
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ahí que la política deba preocuparse de esta función el término no es exhaustivo, no porque una “persona”
dual del poder: la jurídica y la productiva. En efecto, pregenérica trascienda la parafernalia de su género,
la ley produce, y a continuación oculta, la noción de sino porque el género no es constituido siempre de
“un sujeto ante la ley”2 para invocar esta formación forma coherente o consistente en distintos contextos
discursiva como una premisa fundacional históricos, y porque el género se intersecciona con
preestablecida que legitima la misma hegemonía modalidades raciales, de clase, étnicas, sexuales, y
reguladora de la ley. No es suficiente inquirir acerca de regionales de identidades constituidas discursiva-
cómo las mujeres pueden alcanzar una representati- mente. Como resultado, es imposible separar “género”
vidad mayor en el lenguaje y en la política. La crítica de las intersecciones políticas y culturales en las que
feminista debería también comprender cómo la cate- invariablemente se produce y mantiene.
goría de “mujeres”, el sujeto del feminismo, está La asunción política de que debe haber una base
producido y reprimido por las mismas estructuras de universal para el feminismo, que debe encontrarse en
poder a través de las cuales se busca la emancipación. una identidad que se asume existe interculturalmen-
De hecho, la cuestión de las mujeres como el sujeto te, a menudo acompaña la noción de que la opresión
del feminismo plantea la posibilidad de que quizá no de las mujeres tiene una forma particular discernible
exista un sujeto “ante” la ley, que aguarda ser repre- en la estructura universal o hegemónica del patriarca-
sentado en o por la ley. Quizá el sujeto, así como la do o la dominación masculina. La noción de un
invocación de un “ante/s” temporal, sea constituido patriarcado universal ha sido criticada ampliamente
por la ley como el fundamento ficticio de su propia en estos últimos años por su incapacidad para dar
apelación de legitimidad. La asunción imperante de la cuenta del funcionamiento de la opresión por causa
integridad ontológica del sujeto ante la ley podría ser del genero en los contextos culturales en los que
entendida como el recuerdo contemporáneo de la existe. Donde esos contextos distintos han sido teni-
hipótesis del estado natural, esa fábula fundacional dos en cuenta dentro del marco de estas teorías ha
que constituye las estructuras jurídicas del liberalis- sido para encontrar “ejemplos” o “ilustraciones” de un
mo clásico. La invocación performativa a un “ante/s” principio universal que se asume desde el comienzo.
no histórico se convierte en la premisa fundacional Esta forma feminista de teorizar ha sido criticada por
que garantiza la ontología pre-social de las personas sus esfuerzos por colonizar y apropiarse de culturas
que libremente consienten en ser gobernadas y, de ese no occidentales para apoyar nociones de opresión
modo, constituyen la legitimidad del contrato social. eminentemente occidentales, pero que tienden tam-
Aparte de las ficciones fundacionales que apoyan bién a construir un “Tercer Mundo” o incluso un
la noción del sujeto, tenemos el problema político que “Oriente” en el que la opresión por causa del género es
el feminismo encuentra en la asunción de que el sutilmente explicada como sintomática de un barba-
término mujeres denota una identidad común. Más rismo esencial y no occidental. La urgencia del femi-
que un significante estable que apela a la aprobación nismo por establecer un estatus universal para el
de aquellas personas a quienes pretende describir y patriarcado con la intención de reforzar las aparien-
representar, mujeres, incluso en plural, se ha conver- cias de representatividad de sus propias demandas ha
tido en un término problemático, un espacio de en- llevado ocasionalmente a tomar el atajo hacia una
frentamiento, una causa de ansiedad. Como sugiere el universalidad categorial y ficticia de la estructura de
título de Denise Riley, ¿Soy yo ese nombre? es una dominación, la cual es acusada de producir la expe-
pregunta producida por la posibilidad misma de que riencia común de sumisión de las mujeres.
este nombre tenga significaciones múltiples.3 Si una Aunque la pretensión de un patriarcado universal ya
“es” una mujer, esto no es seguramente todo lo que es; no disfruta de la misma credibilidad que anteriormente,

Contenido (sin los detalles del primer capítulo que aquí publicamos en traducción):
Preface
1 Subjects of Sex/Gender/Desire
2 Prohibition, Psychoanalysis, and the Production of the
Heterosexual Matrix
i Structuralism’s Critical Exchange
ii Lacan, Riviere, and the Strategies of Masquerade
iii Freud and the Melancholia of Gender
iv Gender Complexity and the Limits of Identification
v Reformulating Prohibition as Power
3 Subversive Bodily Acts
i The Body Politics of Julia Kristeva
ii Foucault, Herculine, and the Politics of Sexual
Discontinuity
Routledge, Chapman & Hall, Inc.
iii Monique Wittig: Bodily Disintegration and Fictive Sex
29 West 35 Street
iv Bodily Inscriptions, Performative Subversions
New York, NY 10001
Conclusion: From Parody to Politics
U.S.A. Notes
Index
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la noción de una concepción generalmente compartida sino únicamente una genealogía crítica de sus propias
de “las mujeres”, el corolario de este esquema, ha sido practicas legitimadoras. Como tal, el punto crítico de
mucho más difícil de desplazar. Ciertamente, ha habido partida es el presente histórico, como dijo Marx. Y la
gran cantidad de debates: ¿hay puntos en común entre tarea es formular dentro de este marco ya constituido
“las mujeres” que preexistan a su propia opresión, o una critica de las categorías de identidad que las
tienen las mujeres algo en común únicamente en virtud estructuras jurídicas contemporáneas engendran, na-
de la opresión que padecen? ¿Existe un algo especifico turalizan, inmovilizan.
de las culturas de mujeres que es independiente de su Quizá haya una oportunidad en esta coyuntura de
subordinación a culturas hegemónicas, machistas? la política cultural, un período que algunos llamarían
¿Se actualizan siempre la especificidad e integridad de “posfeminismo”, para reflexionar desde una perspec-
las practicas culturales o lingüísticas en contra y, por tiva feminista sobre el mandato de construir un sujeto
tanto, dentro de los términos de una formación cultural del feminismo. Desde la práctica política feminista
más dominante? ¿Hay un área de lo “específicamente parece necesario un replanteo radical de las construc-
femenino”, un área que está al mismo tiempo diferencia- ciones ontológicas de la identidad para formular una
da de lo masculino como tal y reconocible en su política representacional que pudiera revivir el femi-
diferencia por una universalidad no marcada y, por nismo sobre otras bases. Por otro lado, puede que sea
tanto, presupuesta? La dualidad masculino/femenino hora de considerar la posibilidad de una crítica radical
no sólo constituye el marco único en el que esa especi- que intente liberar a la teoría feminista de la necesidad
ficidad puede ser reconocida, sino que también, en de tener que construir una base única y perdurable
cualquier otro sentido, la “especificidad” de lo femenino que es invariablemente criticada por aquellas posicio-
está de nuevo completamente descontextualizada y nes de identidad o anti-identidad que este excluye
separada analítica y políticamente de la constitución de invariablemente. ¿Las prácticas exclusivistas que fun-
clase, raza, etnicidad, y otros ejes de las relaciones de damentan la teoría feminista sobre la noción de “las
poder que constituyen la “identidad” y hacen de la mujeres” como sujeto limitan paradójicamente los
singular noción de “identidad” una denominación erró- objetivos del feminismo de ampliar sus pretensiones
nea.4 de “representatividad”?5
Mi sugerencia es que la presunta universalidad y Quizá el problema sea incluso más serio. ¿La
unidad del sujeto del feminismo es efectivamente construcción de la categoría de las mujeres como
minada por las limitaciones del discurso representa- sujeto estable y coherente es una regulación y repro-
cional en el que funciona. De hecho, la insistencia ducción de las relaciones de género? Y ¿no es tal
prematura en un sujeto estable para el feminismo, reproducción precisamente contraria a los propósitos
comprendido como una categoría de mujeres sin del feminismo? ¿Hasta qué punto la categoría de las
suturas, genera inevitablemente rechazos múltiples mujeres adquiere estabilidad y coherencia solo en el
para aceptar dicha categoría. Estas áreas de exclusión contexto de la matriz heterosexual?6 Si una noción
revelan las consecuencias coercitivas y reguladoras de estable de género no demuestra ya ser la premisa
tal construcción, incluso cuando esta construcción ha fundacional de la política feminista, quizá es deseable
sido elaborada con una intención emancipadora. De un nuevo tipo de política feminista para responder a la
hecho la fragmentación dentro del feminismo y la misma reproducción de género e identidad, un nuevo
oposición paradójica al feminismo de “las mujeres” a tipo que tomará la construcción cambiante de la
las que el feminismo dice representar sugiere las identidad como un pre-requisito, tanto metodológico
limitaciones propias de la política de la identidad. La como normativo, o incluso como un objetivo político.
sugerencia de que el feminismo pueda buscar una Seguir la pista de las operaciones políticas que
representatividad más amplia para un sujeto que él producen y esconden lo que se califica como el sujeto
mismo construye tiene la consecuencia irónica de que jurídico del feminismo es precisamente la tarea de una
los objetivos feministas pueden fracasar al rehusar genealogía feminista de la categoría de las mujeres. En
dar cuenta de los poderes constitutivos de sus propias el curso de este esfuerzo por cuestionar a “las mujeres”
pretensiones de representatividad. Este problema no como sujeto del feminismo, la invocación no proble-
mejora mediante una invocación a la categoría de las mática de esta categoría puede acabar excluyendo la
mujeres por razones meramente “estratégicas”, ya que posibilidad de que el feminismo sea una política
las estrategias siempre tienen significados que exce- representacional. ¿Qué sentido tiene ampliar la repre-
den los propósitos para los que fueron diseñadas. En sentación a sujetos que están construidos mediante la
este caso, la misma exclusión podría calificar como tal exclusión de aquéllos que no reúnen los requisitos no
un significado no intencionado y sin embargo derivado escritos del sujeto? ¿Qué relaciones de dominación y
de la exclusión misma. Al estructurarse de acuerdo de exclusión se mantienen inadvertidamente cuando
con un requisito propio de la política representacional la representación se convierte en el único centro de la
que el feminismo articula como un sujeto estable, el política? La identidad del sujeto feminista no debería
feminismo queda expuesto a acusaciones de flagrante ser la base de la política feminista, si la constitución
tergiversación. del sujeto tiene lugar dentro de un marco de poder
Obviamente, la tarea política no es rechazar la normalmente enterrado por medio de la afirmación de
política representacional -¿acaso podemos hacerlo?–. esta base. Quizá, paradójicamente, “la representa-
Las estructuras jurídicas del lenguaje y la política ción” acabará teniendo sentido para el feminismo
constituyen el campo contemporáneo del poder; por únicamente cuando el sujeto “mujeres” no se presuma
tanto, no hay ninguna posición fuera de ese campo, en ningún lugar.
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ii. El orden obligatorio otros intereses políticos y sociales? Si el carácter


del sexo/género/deseo inmutable del sexo es criticado, quizá este constructo
Aunque la unidad no problemática llamado “sexo” sea cultural en la misma medida en que
de “mujeres” es a menudo invocada lo es el género; de hecho, quizá siempre fue género, con
para construir una solidari- la consecuencia de que la distinción entre sexo y
dad basada en la identidad, se género resulta no ser una distinción en absoluto.11
produce una escisión en el No tendría sentido, pues, definir el género como la
sujeto feminista por la distin- interpretación cultural del sexo, si el sexo mismo es un
ción entre sexo y género. Aun- categoría genérica. El género no debería ser concebido
que en un principio esta diferencia- meramente como la inscripción cultural del significa-
ción pretendía cuestionar la fórmula do sobre un sexo dado (una concepción jurídica); el
biología-es-destino, esta distinción género debe también designar el mismo aparato de
entre sexo y género apoya el argumen- producción mediante el cual los mismos sexos son
to de que no importa cuál sea la establecidos. Como resultado, género no es a cultura
insolubilidad biológica que el sexo pa- como sexo es a naturaleza; el género también es el
rezca tener, el género es un constructo medio discursivo/cultural mediante el cual la “natu-
cultural: por tanto, el género no es ni el resultado raleza sexuada” o un “sexo natural” se produce y
causal del sexo ni tan aparentemente fijo como el sexo. establece como “prediscursivo”, anterior a la cultura,
La unidad del sujeto es de esta manera respondida una superficie políticamente neutra sobre la que la
potencialmente por la distinción que da lugar al géne- cultura actúa. Esta construcción del “sexo” como lo
ro como una interpretación múltiple del sexo.7 radicalmente no construido nos concernirá de nuevo
Si el género es el significado cultural que el cuerpo en la discusión de Lévi-Strauss y el estructuralismo en
sexuado asume, entonces no puede decirse que un el capítulo 2. En esta coyuntura está ya claro que una
género sea la consecuencia de un sexo en ningún caso. manera mediante la cual es asegurada la estabilidad
Llevado a sus últimas consecuencias lógicas, la distin- interna y la estructura binaria para el sexo es situando
ción entre sexo/género sugiere una discontinuidad la dualidad sexual en un terreno prediscursivo. Esta
radical entre los cuerpos sexuados y los géneros producción del sexo como lo prediscursivo debería ser
construidos culturalmente. Asumiendo de momento entendida como el efecto del aparato del constructo
la estabilidad de un sexo binario, no se sigue que el cultural diseñado por el género. ¿Cómo, pues, necesita
constructo de “los varones” corresponda exclusiva- ser reformulado el género para abarcar las relaciones
mente a los cuerpos de los varones o que “las mujeres” de poder que producen el efecto de un sexo
se interpretará solo como cuerpos femeninos. Es más, prediscursivo y ocultan la operación misma de esta
incluso si fuera cierto que los sexos puedan conside- producción discursiva?
rarse como binarios en su morfología y constitución
sin que esto plantee ningún problema, no hay razón iii. Género: las ruinas circulares
para asumir que los géneros deberían también ser de un debate contemporáneo
dos.8 La presunción de la existencia de un sistema de E
¿ xiste “un” género que se supone que las personas
géneros binario en su morfología hace perdurar implí- tienen, o es un atributo esencial que una persona
citamente la creencia en la relación mimética del presuntamente es, como implica la pregunta “¿Qué
género con el sexo de donde se sigue que el género género eres tú”? Cuando las teóricas y los teóricos
refleja el sexo, o por otra parte, es restringido por él. feministas afirman que el género es la interpretación
Cuando el estatus construido del género es teorizado cultural del sexo o que el género es un constructo
como radicalmente independiente del sexo, el mismo cultural, ¿cual es el procedimiento o el mecanismo de
género se convierte en un artificio a la deriva, con la este constructo? Si el género se construye, ¿podría ser
consecuencia de que varón y masculino podría con la construido de forma diferente, o implica su constructi-
misma facilidad designar un cuerpo femenino que uno vidad algún tipo de determinismo social, que extingue
masculino, y mujer y femenino uno masculino con la la posibilidad de agencia y transformación? ¿Sugiere el
misma facilidad que uno femenino. término “constructo” que ciertas leyes generan diferen-
Esta ruptura radical del sujeto genérico plantea cias genéricas sobre ejes universales de diferencia
todavía otro grupo de problemas. ¿Podemos referirnos sexual? ¿Cómo y dónde se construye el género? ¿Qué
a un sexo “dado” o a un género “dado” sin antes sentido podemos encontrarle a un constructo que no
inquirir acerca de cómo sexo y/o género se dan, puede asumir un/a constructor/a humano/a anterior
mediante qué medios? Y, en cualquier caso, ¿qué es el a dicha construcción? En algunas versiones, la noción
“sexo”? ¿Es natural, anatómico, cromosomático, hor- de que el género se construye sugiere un cierto determi-
monal, y cómo va una crítica feminista a evaluar los nismo de significados genéricos inscritos en cuerpos
discursos científicos que pretenden establecer tales diferenciados anatómicamente, donde aquellos cuer-
“hechos” por nosotras?9 ¿Tiene el sexo una historia?10 pos son entendidos como recipientes pasivos de una ley
¿Tiene cada uno de los sexos una historia o historias cultural inexorable. Cuando la “cultura” que “constru-
distintas? ¿Hay una historia de cómo se estableció la ye” el género es entendida en los términos de esta misma
dualidad del sexo, una genealogía que pudiera expo- ley o grupo de leyes , parece que el género esté tan
ner las opciones binarias como un constructo cam- determinado y fijado como lo estaba según la formula
biante? ¿Los hechos ostensibles del sexo se producen biologia-es-destino. En tal caso, no es la biología, sino
mediante distintos discursos científicos en favor de la cultura, la que se convierte en destino.
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Por otro lado, Simone de Beauvoir sugiere en El binarias que se presentan como el lenguaje de la
segundo sexo que “mujer no nace, se hace”.12 Para racionalidad universal. La limitación se construye así
Beauvoir, el género se “construye”, pero hay un/a en lo que ese lenguaje constituye como el campo
agente implícito en su formulación, un cogito, quien de imaginable del género.
alguna manera toma sobre sí o se apropia de ese Aunque los científicos sociales se refieren al género
género y podría, en principio, tomar sobre sí cualquier como un “factor” o una “dimensión” del análisis,
otro género. ¿Es el género tan cambiante y volitivo también se aplica a personas reales como “una marca”
como la descripción de Beauvoir parece sugerir? ¿Pue- de diferencia biológica, lingüística y/o cultural. En
de el constructo en tal caso reducirse a una modalidad estos últimos casos, el género puede ser entendido
de opción? Parece claro que para Beauvoir una “se como un significado que un cuerpo (ya) diferenciado
hace” mujer, pero siempre bajo la coacción cultural de sexualmente asume, pero incluso entonces el signifi-
convertirse en tal. Y claramente, la coacción no provie- cado existe sólo en relación con otro significado opues-
ne del “sexo”. No hay nada en su descripción que to. Algunas/os teóricas/os del feminismo consideran
garantice que el individuo que se convierte en mujer que el género es “una relación”, de hecho un conjunto
sea necesariamente de sexo femenino. Si “el cuerpo es de relaciones, y no un atributo individual. Otras/os,
una situación”,13 como ella indica, no hay recurso siguiendo a Beauvoir, argumentarían que sólo el géne-
posible a un cuerpo que ya no haya sido desde siempre ro femenino está marcado, que la persona individual
interpretado por medio de significados culturales; por y el género masculino están refundidos; así pues,
tanto, el sexo no podría calificarse como una facticidad definir a las mujeres de acuerdo con su sexo y ensalzar
anatómica prediscursiva. De hecho el sexo, por defini- a los varones como los portadores de una personalidad
ción, resultará haber sido género todo el tiempo.14 universal que trasciende el cuerpo.
La controversia acerca del constructo parece estar Complicando la discusión todavía más, Luce Irigary
fundada en la polaridad filosófica entre libre voluntad argumenta que las mujeres constituyen una paradoja,
y determinismo. En consecuencia, se podría sospe- si no una contradicción, dentro del discurso de la
char razonablemente que algunas restricciones identidad. Las mujeres son el “sexo” que no es “uno”.
lingüísticas acerca del pensamiento forman y al mis- Dentro de un lenguaje predominantemente machista
mo tiempo limitan los términos del debate. En lo que y falocéntrico, las mujeres constituyen lo irrepresen-
respecta a esos términos, “el cuerpo” se presenta como table. En otras palabras, las mujeres representan el
un medio pasivo en el que se inscriben significados sexo que no puede ser pensado, una ausencia y
culturales o como el instrumento por medio del cual opacidad lingüística. Dentro de un lenguaje que des-
una voluntad apropiativa e interpretativa determina cansa sobre la significación unívoca, el sexo femenino
un significado cultural por sí misma. En ambos casos, constituye lo indelimitable e indesignable. En este
el cuerpo es representado como un mero instrumento sentido, las mujeres son el sexo que no es “uno” sino
o medio para el que un conjunto de significados múltiple.16 En oposición a Beauvoir, para quien las
culturales están relacionados sólo externamente . mujeres son designadas como el Otro, Irigaray argu-
Pero “el cuerpo” es en sí mismo un constructo, como menta que tanto el sujeto como el Otro son pilares
el millar de “cuerpos” que constituye el campo de los masculinos de una economía de significación falocén-
sujetos genéricos. No puede decirse que los cuerpos trica que consigue su objetivo totalizador mediante la
tengan una existencia significativa anterior a la marca exclusión total de lo femenino. Para Beauvoir, las
de su género; la cuestión surge pues: ¿Hasta qué mujeres son el negativo de los varones, la carencia con
punto comienza el cuerpo a existir por medio de y en respecto a la que la identidad masculina se diferencia
la(s) marca(s) del género? ¿Cómo concebimos de nuevo a sí misma. Para Irigaray, esta dialéctica particular
el cuerpo ya no como un medio o instrumento pasivo constituye un sistema que excluye una economía de
a la espera de la capacidad vivificadora de una volun- significación totalmente diferente. Las mujeres no
tad claramente inmaterial?15 están únicamente representadas de manera falsa
Determinar si el género o el sexo es fijo o libre es dentro del esquema sartriano del sujeto que significa
una función del discurso que, se sugerirá, intenta y del Otro significado, sino que la falsedad de la
establecer ciertos límites al análisis o salvaguardar significación señala que toda la estructura de repre-
ciertos dogmas del humanismo como presuponibles a sentación es inadecuada. El sexo que no es uno, pues,
cualquier análisis del género. El locus de insolubilidad, ofrece un punto de partida para una crítica de la
ya sea en el “sexo” o en el “género” o en la misma representación hegemónica occidental y de la metafí-
significación del “constructo”, da una pista acerca de sica de la sustancia que estructura la misma noción de
que posibilidades culturales pueden o no pueden sujeto.
movilizarse mediante cualquier análisis adicional. Los ¿Qué es la metafísica de la sustancia, y cómo
límites del análisis discursivo del género presuponen informa el pensamiento acerca de las categorías sexua-
y aseguran las posibilidades de una configuración del les? En el primer caso, las concepciones humanistas
género imaginable y realizable dentro de la cultura. del sujeto tienden a asumir una persona sustantiva
Esto no quiere decir que cualquiera o todas las posi- que es portadora de varios atributos esenciales y no
bilidades genéricas estén abiertas, sino que los límites esenciales. Una posición feminista humanista podría
del análisis sugieren los límites de una experiencia entender el género como un atributo de una persona
condicionada discursivamente. Estos límites son siem- que se caracteriza esencialmente como una sustancia
pre fijados dentro de las condiciones de un discurso o “núcleo” pregenérico, llamado persona, que denota
cultural hegemónico predicado mediante estructuras estar capacitado para la razón, la deliberación moral,
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o el lenguaje. La concepción universal de la persona, acerca del significado del género (de hecho, que sea el
sin embargo, es desplazada como punto de partida de género el término a discutir, o que sea el constructo
una teoría social del género por aquellas posiciones discursivo del sexo más importante, o quizá las muje-
históricas o antropológicas que entienden el género res o la mujer y/o los varones y el varón) sugiere la
como la relación entre los sujetos socialmente consti- necesidad de un replanteo radical de las categorías de
tuidos en contextos especificables. Este punto de vista la identidad dentro del contexto de relaciones de una
relacional o contextual sugiere que lo que la persona radical asimetría del género.
“es”, y, de hecho, lo que el género “es”, está siempre Para Beauvoir, el “sujeto” dentro de la misoginia
relacionado con las relaciones construidas en las que analítica existencial siempre es masculino, refundido
se determina.17 Como fenómeno cambiante y contex- con lo universal, diferenciándose del “Otro” femenino
tual, el género no denota un ser sustancial, sino un fuera de las normas universalizadoras de la personali-
punto de convergencia relativo entre conjuntos de dad, lamentablemente “particular”, personificado, con-
relaciones cultural e históricamente específicos. denado a la inmanencia. Aunque se suele interpretar
Irigaray mantendría, sin embargo, que el “sexo” que Beauvoir reclama el derecho de las mujeres, en
femenino es un punto de ausencia lingüística, la efecto, a convertirse en sujetos existenciales y por tanto,
imposibilidad de una sustancia denotada gramatical- la inclusión en los términos de una universalidad
mente, y, por tanto, el punto de vista que muestra la abstracta, su posición también implica una crítica
sustancia como una ilusión fundacional y perdurable fundamental de la despersonalización del sujeto episte-
de un discurso machista. Esta ausencia no está mológico masculino abstracto.19 Ese sujeto es abstracto
marcada como tal dentro de la economía significante en tanto que niega su personificación marcada social-
masculina - una opinión que invierte el argumento de mente y, lo que es más, proyecta esa personificación
Beauvoir (y el de Wittig) de que el sexo femenino está negada y menospreciada sobre la esfera femenina,
marcado, mientras que el sexo masculino no lo está. constituyendo efectivamente el cuerpo como femenino.
Para Irigaray, el sexo femenino no es una “carencia” o Esta asociación del cuerpo con lo femenino funciona de
un Otro que define al sujeto en su masculinidad acuerdo con las relaciones mágicas de reciprocidad por
inmanente y negativamente. Por el contrario, el sexo lo que el sexo femenino queda restringido a su cuerpo,
femenino elude los requisitos de la representación, ya y el cuerpo masculino, totalmente negado, se convierte,
que no es ni “Otro” ni “carencia”, esas categorías que paradójicamente, en el instrumento incorpóreo de una
permanecen relacionadas con el sujeto sartriano, in- libertad aparentemente radical. El análisis de Beauvoir
manente al esquema falocéntrico. Por tanto, para plantea implícitamente la siguiente pregunta: ¿median-
Irigaray, el sexo femenino no podría nunca ser la te qué acto de negación se plantea lo masculino como
marca de un sujeto, como diría Beauvoir. Es más, lo una universalidad incorpórea y lo femenino se constru-
femenino no podría ser teorizado en términos de una ye como una corporalidad negada? La dialéctica del
relación concreta entre lo masculino y lo femenino maestro- esclavo, totalmente reformulada aquí dentro
dentro de un discurso dado, ya que el discurso no es de los términos no recíprocos de la asimetría del género,
una noción relevante aquí. Incluso en su variedad, los prefigura lo que Irigaray describiría luego como la
discursos constituyen muchas modalidades del len- economía significante masculina que incluye tanto el
guaje falocéntrico. La relación entre lo masculino y lo sujeto existencial como su Otro.
femenino no puede ser representada en una economía Beauvoir propone que el cuerpo femenino debería
significante cerrada en que lo masculino constituye el ser la situación y la instrumentalización de la libertad
significante y el significado. Paradójicamente, Beauvoir de las mujeres, no una esencia que define y limita.20 La
prefiguró esta imposibilidad en El segundo sexo cuan- teoría de la personalización que informa el análisis de
do dijo que los varones no podían resolver el problema Beauvoir queda claramente limitada por la reproduc-
de las mujeres porque estarían actuando al mismo ción no crítica de la distinción cartesiana entre liber-
tiempo como jueces y como parte del caso.18 tad y el cuerpo. A pesar de mis propios esfuerzos para
Las distinciones entre las posiciones descritas demostrar lo contrario, parece que Beauvoir mantiene
anteriormente distan de estar claras; puede pensarse el dualismo de mente/cuerpo, incluso cuando propo-
que cada una de ellas problematiza el lugar y el ne una síntesis de ambos términos.21 La preservación
significado tanto del “sujeto” como del “género” dentro de esa misma distinción puede ser interpretada como
del contexto de la asimetría del género instituida sintomática del mismo falocentrismo que Beauvoir
socialmente. Las posibilidades de interpretación del desprecia. En la tradición filosófica que empieza con
género no quedan ni mucho menos agotadas por las Platón y continúa con Descartes, Husserl y Sartre, la
alternativas sugeridas anteriormente. La problemáti- distinción ontológica entre alma (conciencia, mente) y
ca naturaleza circular de una investigación feminista cuerpo apoya invariablemente relaciones de subordi-
del género es puesta de relieve por la presencia de nación política y psíquica, y de jerarquía. La mente no
posiciones que, por un lado, presumen que el género sólo domina al cuerpo, sino que ocasionalmente entre-
es una característica secundaria de las personas, y tiene la fantasía de escapar por completo de su
aquéllas que, por otro lado, consideran que la noción corporeidad. Las asociaciones culturales de la mente
misma de persona, posicionada dentro del lenguaje con la masculinidad y del cuerpo con la feminidad
como “sujeto”, es un constructo machista y una están bien documentadas dentro del campo de la
prerrogativa que efectivamente excluye la posibilidad filosofía y el feminismo.22 Como resultado, cualquier
estructural y semántica de un género femenino. La reproducción no crítica de la distinción mente/cuerpo
consecuencia de estos desacuerdos tan acentuados debería ser reconsiderada debido a la jerarquía de
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género implícita que esta distinción ha producido, machista. Puede funcionar para dar lugar a otras
mantenido y racionalizado tradicionalmente. relaciones de subordinación racial, de clase, hetero-
El constructo discursivo del “cuerpo” y su separa- sexista, para mencionar unas pocas. Y sin duda,
ción de la “libertad” en Beauvoir no consigue marcar enumerar las variedades de opresión, como he empe-
la distinción misma de mente-cuerpo sobre el eje del zado a hacer, asume su coexistencia secuencial y clara
género que se supone ilumina la persistencia de la sobre un eje horizontal que no describe sus convergen-
asimetría del género. Oficialmente, Beauvoir sostiene cias dentro del ámbito social. De la misma manera, un
que el cuerpo femenino está marcado dentro del modelo vertical es insuficiente; las opresiones no se
discurso machista, por lo que el cuerpo masculino, en pueden clasificar sumariamente, relacionar
su refundición con lo universal, permanece no marca- causalmente, distribuir entre planos de “originalidad”
do. Irigaray sugiere claramente que tanto quien marca y planos de derivación.24 De hecho, el campo de poder,
como quien es marcado se mantienen dentro de un estructurado en parte por el gesto imperialista de
modo de significación machista en el que el cuerpo apropiación dialéctica, excede y engloba el eje de la
femenino es excluido del ámbito de lo significable en el diferencia sexual, ofreciendo un mapa de diferenciales
mismo momento que se le da nombre, por decirlo de que se intersectan y que no pueden ser jerarquizados
alguna manera. En términos pos-Hegelianos, ella [la sumariamente ni en los términos del falocentrismo ni
mujer] es “cancelada”, pero no preservada. En la de cualquier otro candidato al puesto de “condición
interpretación de Irigaray, la afirmación de Beauvoir primaria de opresión”. Más que una táctica exclusiva
de que la mujer “es sexo” es invertida para decir que de las economías significantes machistas, la apropia-
ella no es el sexo con el que se la designa, sino más ción dialéctica y la supresión del Otro es una de las
bien, el sexo masculino encore (y en corps) desfilando muchas tácticas, utilizadas principalmente pero no
disfrazado de otredad. Para Irigaray, ese modo falo- exclusivamente, al servicio de la expansión y raciona-
céntrico de significar el sexo femenino reproduce lización del ámbito machista.
perpetuamente fantasmas de su propio deseo de auto- Los debates feministas contemporáneos acerca del
ampliarse. En lugar de un gesto lingüístico de auto- esencialismo plantean de distintas maneras la cues-
limitarse que ofrece la alteridad o diferencia a las tión de la universalidad de la identidad femenina y de
mujeres, el falocentrismo ofrece un nombre para la opresión machista. Las afirmacio-
eclipsar lo femenino y tomar su lugar. nes universalistas se basan en un
punto de partida epistemológico
iv. Teorizando lo binario, compartido o común, entendi-
lo unitario, y más allá do como la conciencia articula-
B eauvoir e Irigaray difieren claramente acerca de las da o las estructuras de opre-
estructuras fundamentales por medio de las sión compartidas o en las es-
cuales se reproduce la asimetría del tructuras ostensiblemente trans-
género; Beauvoir se basa en la recipro- culturales de la feminidad, la materni-
cidad fallida de una dialéctica asimé- dad, la sexualidad y/o la écriture feminine. La
trica, mientras que Irigaray amplía discusión inaugural en este capitulo argumen-
claramente el alcance de la crítica fe- taba que este gesto globalizador ha dado lugar a
minista mostrando las estructuras epis- una serie de críticas por parte de las mujeres que
temológicas, ontológicas y lógicas de la eco- afirman que la categoría “mujeres” es normativa y
nomía significante machista, el poder de su análisis se exclusivista y se invoca con las dimensiones no mar-
debilita precisamente por su alcance globalizador. ¿Es cadas de privilegio de clase y raza intactas. En otras
posible identificar una economía machista monológi- palabras, la insistencia acerca de la coherencia y
ca así como monolítica que atraviese la totalidad de unidad de la categoría de “mujeres” ha rechazado
contextos culturales e históricos en los que tiene lugar efectivamente la multiplicidad de las intersecciones
la diferencia sexual? El esfuerzo por incluir “otras” culturales, sociales, y políticas en las que la variedad
culturas como ampliaciones abigarradas de un falo- concreta de “mujeres” se construye.
centrismo global constituye un acto apropiador que Se han hecho algunos esfuerzos para formular
corre el riesgo de repetir el gesto de auto-engrandeci- políticas de coalición que no asumen previamente el
miento del falocentrismo, colonizando bajo el signo de contenido del término “mujeres”. Por el contrario,
lo mismo aquellas diferencias que podrían de otra proponen un conjunto de encuentros dialógicos por
manera poner en duda ese concepto totalizador.23 medio de los cuales mujeres distintamente posiciona-
La crítica feminista debería explorar las afirmacio- das articulen identidades diferentes dentro del marco
nes totalizadoras acerca de una economía significante de una coalición incipiente. Claramente, el valor de
machista, pero también seguir siendo autocrítica con esta política de coalición no debe despreciarse, pero la
respecto a los gestos totalizadores del feminismo. El forma misma de la coalición, de un conjunto emergen-
esfuerzo para identificar al enemigo como singular en te e impredecible de posiciones, no puede imaginarse
su forma es un discurso invertido que imita la estrate- previamente. A pesar del impulso claramente demo-
gia del opresor de forma no crítica en lugar de ofrecer cratizador que motiva la construcción de coalición, la
un conjunto de términos distintos. Que la táctica teórica de coalición puede inadvertidamente reinser-
pueda funcionar en contextos feministas y antifemi- tarse a sí misma como soberana del proceso mediante
nistas de la misma forma sugiere que el gesto coloni- un intento de imponer una forma ideal de estructuras
zador no es fundamentalmente o irreduciblemente de coalición a priori, una que garantizará efectivamen-
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te la unidad del resultado. Los esfuerzos coordinados consecución. Porque la articulación de una identidad
para determinar lo que es y no es la verdadera forma dentro de unos términos culturales disponibles insta
de un diálogo, lo que constituye la posición de sujeto una definición que excluye por adelantado la emergen-
y, lo que es más importante, cuándo la “unidad” se ha cia de nuevos conceptos de identidad en o mediante
alcanzado, pueden obstaculizar la dinámica de auto- acciones políticamente comprometidas, la táctica fun-
formación y auto-limitación. dacional no puede tomar la transformación o expan-
La insistencia a priori en la “unidad” de coalición sión de los conceptos existentes de identidad como un
como objetivo asume que la solidaridad, no importa a objetivo normativo. Es más, cuando las identidades
qué precio, es un pre-requisito para la acción política. consensuadas o las estructuras dialógicas consen-
¿Pero qué tipo de política exige ese tipo de compra “por suadas, por medio de las cuales se comunican identi-
adelantado” de la unidad? Quizá una coalición nece- dades ya establecidas, dejan de ser el tema o el sujeto
site reconocer sus contradicciones y actuar respetan- de la política, entonces las identidades pueden cons-
do esas contradicciones. Quizá parte de lo que la tituirse y desintegrarse de acuerdo con las prácticas
comprensión dialógica implica es la aceptación de la concretas que las constituyen. Ciertas prácticas polí-
divergencia, ruptura, escisión, y fragmentación como ticas instituyen identidades sobre una base contin-
parte del a menudo tortuoso proceso de democratiza- gente para conseguir sus objetivos cualquiera que
ción. La noción misma de “diálogo” es culturalmente estos sean. La política de coalición no requiere ni una
específica y está delimitada históricamente, y mien- categoría ampliada de “las mujeres” ni una identidad
tras que una persona que habla pueda estar segura de internamente múltiple que ofrezca inmediatamente
que la conversación se está produciendo, otra puede su complejidad.
estar segura de lo contrario. Las relaciones de poder El género es una complejidad cuya totalidad es
que condicionan y limitan las posibilidades dialógicas permanentemente aplazada, no es nunca lo que en-
deben ser cuestionadas en primer lugar. De otra contramos en un momento particular. Una coalición
manera, el modelo de diálogo corre el peligro de volver abierta, pues, afirmará las identidades que se institu-
a caer en el modelo liberal que asume que los/las yan y abandonen alternativamente de acuerdo con los
agentes del diálogo ocupan iguales posiciones de propósitos existentes; será un conjunto abierto que
poder, que hablan desde los mismos presupuestos permita convergencias y divergencias múltiples sin
acerca de lo que constituye “el acuerdo” y “la unidad” obediencia a un telos normativo ni a una clausura
y que ésos son los objetivos a perseguir. Sería erróneo definidora.
asumir a priori que existe la categoría de “mujeres” que
sólo tiene que ser rellenada con los distintos compo- v. Identidad, sexo y
nentes de raza, clase, edad, etnicidad, y sexualidad la metafísica de la sustancia
con el fin de que esté completa. La asunción de la ¿Q ué quiere decir “la identidad” pues, y qué funda-
parcialidad esencial de la categoría podría pues servir menta la presunción de que las identidades son idén-
como ideal normativo exento de fuerza coercitiva. ticas a sí mismas, que persisten a lo largo del tiempo
¿Es “la unidad” necesaria para una acción política como la misma identidad, unificada e internamente
efectiva? ¿Es la insistencia prematura en el objetivo de coherente? Y lo que es más importante, ¿cómo infor-
la unidad precisamente la causa de una cada vez más man esas asunciones los discursos de “la identidad
amarga fragmentación de las filas? Ciertas formas de genérica”? Sería erróneo pensar que la discusión
fragmentación reconocidas podrían facilitar la acción acerca de “la identidad” debería llevarse a cabo antes
de coalición justamente porque la “unidad” de la que la discusión sobre la identidad genérica, por la
categoría de las mujeres no es presupuesta ni desea- sencilla razón de que “las perso-
da. ¿Establece “la unidad” una norma excluyente de nas” sólo son inteligibles en el
solidaridad al nivel de la identidad que descalifica la momento en el que se consti-
posibilidad de un conjunto de acciones que perturba tuyen como pertenecientes a
los mismos límites de los conceptos de identidad, o que un género u otro de acuerdo
intentan conseguir precisamente la perturbación como con patrones reconocibles de
un objetivo político explícito? Sin el presupuesto u inteligibilidad genérica. Las
objetivo de “la unidad”, que es, en cualquier caso, discusiones sociológicas han
siempre instituido a un nivel conceptual, las unidades intentado comprender con-
provisionales podrían emerger en el contexto de accio- vencionalmente la noción de
nes concretas que tienen unos objetivos distintos de la persona en términos de una
articulación de la identidad. Sin la expectativa obliga- agencia que reclama priori-
toria de que las acciones feministas deban ser institui- dad ontológica sobre los dis-
das desde alguna identidad consensuada, unificada y tintos roles y funciones por
estable, esas acciones podrían ser comenzadas más medio de los cuales asume
fácil y rápidamente y parecer más afines a un número visibilidad social y significa-
de “mujeres” para quienes el significado de la categoría do. Dentro del discurso filo-
es permanentemente discutible. sófico, la noción de “la perso-
Este acercamiento antifundacionalista a la política na” ha sufrido una elabora-
de coalición asume que ni “la identidad” es una ción analítica de acuerdo con
premisa ni la forma o el significado del conjunto de el presupuesto de que cual-
coalición pueden conocerse con anterioridad a su quier contexto social en que
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la persona “esté” queda de alguna manera relacionado ¿Cuál es la alianza peculiar que se presume existe
externamente con la estructura de personalidad que entre un sistema de heterosexualidad obligatoria y las
define, sea ésta la conciencia, la capacidad del lengua- categorías discursivas que establecen los conceptos
je, o la deliberación moral. Aunque esa literatura no es de identidad en cuanto a sexo? Si “la identidad” es un
examinada aquí, una premisa de tales investigaciones efecto de las prácticas discursivas, ¿hasta qué punto
es el foco de exploración e inversión crítica. Mientras es la identidad genérica, interpretada como una rela-
que estudio acerca de qué constituye “la identidad ción entre sexo, género, práctica sexual y deseo, el
personal” dentro de descripciones filosóficas casi siem- efecto de una práctica reguladora que puede ser
pre se centra en la cuestión de qué rasgo interno de la identificada como una heterosexualidad obligatoria?
persona establece la continuidad o identidad a uno/a ¿Nos lleva esta interpretación a otro marco totalizador
mismo/a de la persona a lo largo del tiempo, la en el que la heterosexualidad obligatoria meramente
cuestión aquí será: ¿Hasta qué punto las prácticas toma el lugar del falocentrismo como la causa mono-
reguladoras de la formación y división del género lítica de la opresión por causa del género?
constituyen la identidad, la coherencia interna del Dentro del espectro del feminismo francés y la
sujeto, es más, el estatus de identidad a uno mismo de teoría posestructuralista, se entiende que regímenes
la persona? ¿Hasta qué punto es “la identidad” un de poder muy distintos producen los conceptos de
ideal normativo más que un rasgo descriptivo de la identidad del sexo. Consideremos la divergencia entre
experiencia? ¿Y cómo gobiernan las prácticas regula- aquellas posiciones, tales como la de Irigaray, que
doras, que también gobiernan el género, las nociones afirman que sólo hay un sexo, el masculino, que se
culturalmente inteligibles de identidad? elabora a sí mismo por medio de la producción del
Los géneros “inteligibles” son aquellos que institu- “Otro”, y aquellas posiciones, la de Foucault, por
yen y mantienen de alguna manera las relaciones de ejemplo, que asumen que la categoría de sexo, ya sea
coherencia y contigüidad entre sexo, género, práctica masculina o femenina, es una producción de una
sexual y deseo. En otras palabras, los espectros de la economía difusa reguladora de la sexualidad. Consi-
discontinuidad y la incoherencia, que sólo pueden ser deremos también el argumento de Wittig de que la
pensados en relación con las normas de continuidad categoría del sexo es, bajo las condiciones de hetero-
y coherencia, son prohibidos constantemente y pro- sexualidad obligatoria, siempre femenina (la masculi-
ducidos por las mismas leyes que intentan establecer na queda no marcada y es, por tanto, sinónima de
líneas de conexión causal o expresiva entre el sexo “universal”). Paradójicamente, Wittig coincide con
biológico, los géneros constituidos culturalmente y la Foucault al afirmar que la categoría del sexo desapa-
“expresión” o “efecto” de ambos en la manifestación del recería y, en efecto, se disiparía mediante la perturba-
deseo sexual por mediación de la práctica sexual. ción y el desplazamiento de la hegemonía hetero-
La noción de que podría haber una “verdad” del sexual.
sexo, como Foucault la llama irónicamente, se produ- Los distintos modelos explicativos ofrecidos sugie-
ce precisamente mediante las prácticas reguladoras ren las maneras muy distintas en que se entiende la
que generan identidades coherentes por medio de la categoría del sexo de acuerdo con cómo el campo de
matriz de normas de género coherentes. La hetero- poder sea articulado. ¿Es posible mantener la comple-
sexualización del deseo requiere e instituye la produc- jidad de estos campos de poder y pensar mediante sus
ción de oposiciones asimétricas y claras entre “lo capacidades productivas al unísono? Por otro lado, la
femenino” y “lo masculino”, en las que se entienden teoría de la diferencia sexual de Irigaray sugiere que
como atributos expresivos del “varón” y “mujer”. La las mujeres no pueden ser nunca comprendidas se-
matriz cultural por medio de la cual la identidad gún el modelo de un “sujeto” dentro de los sistemas de
genérica se ha hecho inteligible requiere que ciertos representación convencionales de la cultura occiden-
tipos de “identidades” no puedan “existir” - esto es, tal precisamente porque constituyen el fetiche de la
aquellos en los que el género no se deriva del sexo y representación y, por tanto, lo irrepresentable como
aquellos en los que las prácticas de deseo no se derivan tal. Las mujeres no pueden nunca “ser”, según esta
ni del sexo ni del género. “Derivarse”, en este contexto, ontología de sustancias, precisamente porque, en
tiene una relación política de implicación instituida relación con la diferencia, son lo excluido, por medio
por las leyes culturales que establecen y regulan la del cual ese campo se delimita. Las mujeres son
forma y el significado de la sexualidad. En efecto, también una “diferencia” que no puede ser entendida
precisamente porque ciertos tipos de “identidades como una simple negación u “Otro” del sujeto-siem-
genéricas” no se conforman de acuerdo con esas pre-masculino. Como se discutió anteriormente, no
normas de inteligibilidad cultural, aparecen única- son ni el sujeto ni su Otro, sino una diferencia de la
mente como fracasos de desarrollo o imposibilidades economía de oposición binaria, una artimaña para
lógicas dentro de este campo. Su persistencia y proli- una elaboración monológica de lo masculino.
feración, sin embargo, ofrecen oportunidades críticas La noción de que el sexo aparece en el lenguaje
de mostrar los límites y los objetivos reguladores del hegemónico como sustancia, metafísicamente hablan-
campo de la inteligibilidad y, por tanto, de crear dentro do, como un ser idéntico a sí mismo, es crucial para
de los mismos términos de esa matriz de inteligibilidad cada una de estas perspectivas. Esta apariencia es
matrices rivales y subversivas de desorden genérico. conseguida mediante un giro performativo del lengua-
Antes de que tales prácticas desordenadoras sean je y/o del discurso que oculta el hecho de que “ser” un
consideradas, parece crucial entender la “matriz de sexo o un género es fundamentalmente imposible.
inteligibilidad”. ¿Es única? ¿De qué está compuesta? Para Irigaray, la gramática no puede nunca ser un
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índice claro de las rela- Por tanto, Wittig aboga por la destrucción del “sexo”
ciones de género preci- para que las mujeres puedan asumir el estatus de
samente porque apoya sujeto universal. En su camino hacia esa destrucción,
el modelo sustancial del “las mujeres” deben asumir un punto de vista tanto
género como una rela- universal como particular.29 Como sujeto que puede
ción binaria entre dos hacer realidad la universalidad concreta por medio de la
términos positivos y re- libertad, la lesbiana de Wittig se distingue de Irigaray,
presentables. En opinión de Irigaray, la gramática no sólo en lo que se refiere a las oposiciones ya conocidas
sustantiva del género, que asume a varones y mujeres, entre esencialismo y materialismo,30 sino en los térmi-
así como sus atributos de lo masculino y lo femenino, nos de la adhesión a la metafísica de la sustancia que
es un ejemplo de una dualidad que enmascara eficaz- confirma el modelo normativo del humanismo como el
mente el discurso unívoco y hegemónico de lo mascu- marco para el feminismo. Donde parece que Wittig ha
lino –el falogocentrismo–, silenciando lo femenino suscrito un proyecto radical de emancipación lesbiana
como el lugar de una multiplicidad subversiva. Para y ha hecho valer la distinción entre “lesbiana” y “mujer”,
Foucault, la gramática sustantiva del sexo impone lo que hace en realidad es defender una “persona”
una relación binaria artificial entre los sexos, así como pregenérica, caracterizada por la libertad. Este movi-
una coherencia interna artificial dentro de cada térmi- miento no sólo confirma el estatus presocial de la
no de esa dualidad. La regulación binaria de la sexua- libertad humana, sino que se suscribe a esa metafísica
lidad suprime la multiplicidad subversiva de una de la sustancia que es responsable de la producción y
sexualidad que perturba las hegemonías heterosexua- naturalización de la categoría del sexo.
les, reproductoras y medico-jurídicas. La metafísica de la sustancia es una expresión que
Para Wittig, la restricción binaria del sexo colabora se asocia con Nietzsche dentro de la crítica contempo-
con los objetivos de reproducción de un sistema de ránea al discurso filosófico. En un comentario sobre
heterosexualidad obligatoria; en ocasiones, afirma Nietzsche, Michel Haar explica que un cierto número de
que el abandono de la heterosexualidad obligatoria ontologías filosóficas han quedado atrapadas en ciertas
inaugurará un humanismo verdadero de “la persona” ilusiones de “ser” y “sustancia” que son adoptadas en la
liberada de las cadenas del sexo. En otros contextos, creencia de que la formulación gramatical del sujeto y
sugiere que la profusión y difusión de una economía el predicado refleja la realidad ontológica anterior de la
erótica no falocéntrica disipará las ilusiones del sexo, sustancia y el atributo. Estos constructos, dice Haar,
el género y la identidad. Es más, en otro contexto, constituyen los medios filosóficos artificiales por medio
parece que “la lesbiana” emerge como un tercer género de los cuales la simplicidad, el orden y la identidad
que promete trascender la restricción binaria en cuan- quedan efectivamente instituidos. De ninguna manera,
to al sexo impuesta por el sistema de heterosexualidad sin embargo, revelan o representan un cierto orden de
obligatoria. En su defensa del “sujeto cognitivo”, Wittig cosas verdadero. Para nuestros propósitos, esta crítica
parece no plantear ninguna disputa metafísica a los nietzcheana es iluminadora cuando se aplica a las
modos de significación o representación hegemónicos; categorías psicológicas que gobiernan la mayor parte
de hecho, el sujeto, con su atributo de autodetermina- del pensamiento popular y teórico acerca de la identidad
ción, parece ser la rehabilitación de la agente de la genérica. Según Haar, la crítica de la metafísica de la
elección existencial bajo el nombre de la lesbiana: “la sustancia implica una crítica de la noción misma de la
llegada de sujetos individuales exige destruir primero persona psicológica como un ente sustantivo:
las categorías de sexo”.26 No critica “el sujeto” como La destrucción de la lógica por medio de su
invariablemente masculino de acuerdo con las reglas genealogía trae consigo también la ruina de las
de un simbólico invariablemente patriarcal, sino que categorías psicológicas basadas en esta lógica.
propone en su lugar el equivalente a un sujeto lésbico Todas las categorías psicológicas (el ego, el indivi-
como usuario del lenguaje.27 duo, la persona) se derivan de la ilusión de la
La identificación de las mujeres con el “sexo”, para identidad sustantiva. Pero esta ilusión vuelve bási-
Beauvoir como para Wittig, es una refundición de la camente a la superstición que no sólo engaña al
categoría de las mujeres con los rasgos ostensible- sentido común sino también a los filósofos, por
mente sexuados de sus cuerpos y, por tanto, un ejemplo, la creencia en el lenguaje y, más precisa-
rechazo a ofrecer a las mujeres libertad y autonomía mente, en la verdad de las categorías gramaticales.
de la manera en que la disfrutan los varones. Así, la Fue la gramática (la estructura de sujeto y predica-
destrucción de la categoría del sexo seria la destruc- do) lo que inspiró la certeza de Descartes acerca de
ción de un atributo, el sexo, que ha llegado a tomar el que “yo” es el sujeto de “pienso”, aunque es más
lugar de la persona, mediante el gesto misógino de la bien al revés, que los pensamientos vienen a “mí”:
sinécdoque, el cogito que se autodetermina. En otras en el fondo, la fe en la gramática simplemente
palabras, sólo los varones son “personas”, y no hay indica la voluntad de ser la “causa” de nuestros
otro género que el femenino: propios pensamientos. El sujeto, el ser, el indivi-
El género es el índice lingüístico de la oposición duo, son sólo conceptos falsos, ya que transforman
política entre los sexos. El género es utilizado en en sustancias unidades ficticias que tienen como
singular porque en realidad no hay dos géneros. origen sólo la realidad lingüística.31
Sólo hay uno: el femenino; el “masculino” no es un
género. Ya que lo masculino no es lo masculino, Wittig ofrece una alternativa crítica al mostrar que
sino lo general.28 las personas no pueden ser significadas en el lenguaje
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sin la marca del género. Ofrece un análisis político de es asumida: “Me haces sentir como una mujer de
la gramática del género en francés. De acuerdo con verdad”.34 Este logro requiere una diferenciación del
Wittig, el género no sólo designa a las personas, las género contrario. Por tanto, un individuo es su propio
“califica”, por así decirlo, sino que constituye una género hasta el punto que uno no es el género contra-
episteme conceptual por medio de la cual se universa- rio, una formulación que presupone y hace valer la
liza el género binario. Aunque el francés da género a restricción del género dentro del par binario.
toda clase de nombres además de los de persona, El género puede denotar una unidad de experien-
Wittig afirma que su análisis afecta al inglés también. cia, sexo, género y deseo, sólo cuando se puede
Al principio de “The Mark of Gender” (1984), escribe: interpretar que el sexo exige la existencia del género -
La marca de género, de acuerdo con los en la que género es una designación psíquica y/o
gramáticos, afecta a los sustantivos. Hablan de cultural del ser- y deseo -en la que el deseo es
esto en términos de función. Si se los interroga heterosexual y, por tanto, se diferencia por medio de
acerca de su significado, quizá bromeen, y lo una relación de oposición a ese otro género que desea.
llamen un “sexo ficticio” [...] en lo que se refiere a las La coherencia interna o la unidad tanto del género,
categorías de la persona, ambos [el inglés y el varón o mujer, requiere, entonces, una heterosexua-
francés] son portadores de género en la misma lidad tanto estable como de contrarios. Esa hetero-
medida. Ambos en efecto permiten un concepto sexualidad institucional requiere y, al mismo tiempo,
ontológico primitivo que hace valer en el lenguaje produce la univocidad de cada uno de los términos
una división de los seres en dos sexos. [...] Como genéricos que constituyen el límite de posibilidades
concepto ontológico que trata de la naturaleza del genéricas de un sistema genérico, binario y de contra-
ser, de acuerdo con toda una nebulosa de concep- rios. Esta concepción del género presupone no sólo
tos primitivos que pertenecen a la misma línea de una relación causal entre sexo, género, y deseo, sino
pensamiento, el género parece pertenecer original- que sugiere también que el deseo refleja o expresa el
mente a la filosofía.32 género y que el género refleja o expresa el deseo. Se
asume que la unidad metafísica de los tres se conoce
En lo que respecta al género, “pertenecer a la verdaderamente y se expresa mediante un deseo
filosofía” es, según Wittig, pertenecer a “ese cuerpo de diferenciador por el género contrario -esto es, en forma
conceptos que son evidentes por sí mismos, sin los de heterosexualidad de contrarios–. Sea como para-
cuales los filósofos creen que no pueden desarrollar digma naturalista que establece una continuidad cau-
una línea de pensamiento y que, según ellos, funcio- sal entre sexo, género y deseo o como un paradigma
nan sin necesidad de mencionarlos, ya que existen con auténtico-expresivo en el que se dice que un ser
anterioridad a cualquier pensamiento, cualquier or- verdadero se revela simultáneamente o sucesivamen-
den social, en la naturaleza”.33 La perspectiva de Wittig te en el sexo, el género, y el deseo, aquí “el viejo sueño
es corroborada por el discurso popular acerca de la de la simetría”, como lo llama Irigaray, se presupone,
identidad genérica que utiliza la atribución flexiva del reproduce y racionaliza.
“ser” para géneros y “sexualidades” de forma no críti- Este somero esbozo del género nos da una pista
ca. La afirmación no problemática de “ser” mujer y de para entender las razones políticas de la perspectiva
“ser” heterosexual sería sintomática de esa metafísica sustantivista del género. La institución de una hetero-
de las sustancias del género. En el caso tanto de “los sexualidad obligatoria y naturalizada requiere y regu-
varones” como “las mujeres”, esta afirmación tiende a la el género como una relación binaria en la que el
subordinar la noción del género a la de identidad y a término masculino se diferencia del femenino, y esta
llegar a la conclusión de que una persona es un género diferenciación se consigue mediante las prácticas de
y lo es en virtud de su sexo -sea éste masculino o deseo heterosexual. El acto de diferenciar los dos
femenino-, de su percepción psíquica del ser y de las momentos contrarios de la dualidad da lugar a una
distintas expresiones de ese ser psíquico, siendo el consolidación de cada término, la coherencia interna
deseo sexual la más importante. En tal contexto respectiva de sexo, género y deseo.
prefeminista, el género, confundido ingenuamente El desplazamiento estratégico de la relación bina-
(más que críticamente) con el sexo, sirve como princi- ria y de la metafísica de la sustancia en la que
pio unificador del ser corporeizado y mantiene esa descansa presupone que las categorías de femenino y
unidad por encima de y contra un “sexo contrario” masculino, mujer y varón, se producen de manera
cuya estructura se presume que mantiene una cohe- semejante dentro del marco binario. Foucault suscri-
rencia paralela pero contraria entre el sexo, el género be implícitamente esta explicación. En el capitulo que
y el deseo. La expresión “me siento mujer” dicha por clausura el primer volumen de La historia de la sexua-
una hembra o “me siento varón” por un varón presu- lidad y en su breve pero significativa introducción a
pone que en ninguno de los dos casos la afirmación es Herculine Barbin, Qué son los diarios descubiertos
redundante de una manera carente de sentido. A recientemente de un hermafrodita del siglo XIX,35
pesar de que no parezca problemático ser una anato- Foucault sugiere que la categoría del sexo, anterior a
mía dada (aunque consideraremos más tarde la forma cualquier reordenación de la diferencia sexual, se
en que este proyecto está también repleto de dificulta- construye mediante un modo de sexualidad histórica-
des), la experiencia de una disposición psíquica del mente específico. La producción táctica de una
género o identidad cultural se considera un logro. Así, reordenación binaria y clara del sexo oculta los obje-
“me siento mujer” es verdadero hasta el punto de que tivos estratégicos de este mismo aparato de produc-
la invocación de Aretha Franklin al Otro que la define ción por medio de la postulación del “sexo” como “una
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causa” de la experiencia sexual, el comportamiento y es un constructo ficticio producido mediante la orde-


el deseo. La investigación genealógica de Foucault nación obligatoria de los atributos en secuencias de
muestra esta “causa” ostensible como “un efecto”. La género coherentes, entonces parece que el género
producción de un régimen dado de sexualidad que como sustancia, la viabilidad de varón y mujer como
intenta regular la experiencia sexual instando las nombres, no consiguen adaptarse a los modelos se-
categorías discretas del sexo como funciones causales cuenciales o causales de inteligibilidad.
y fundacionales dentro de cualquier descripción dis- La aparición de una sustancia duradera o ser
cursiva de la sexualidad. genérico, lo que el psiquiatra Robert Stoller denomina
La introducción de Foucault a los diarios del herma- “núcleo del género”,38 es pues producido por la regu-
frodita, Herculine Barbin, sugiere que la crítica genea- lación de atributos de acuerdo con líneas de coheren-
lógica de esas categorías producidas es la consecuencia cia culturalmente establecidas. Como resultado, el
involuntaria de las prácticas sexuales que no pueden mostrar esta producción ficticia está condicionado por
ser descritas dentro del discurso medico-legal de una el juego liberalizado de atributos que se oponen a ser
heterosexualidad naturalizada. Herculine no es una asimilados por el marco ya formado de nombres
“identidad”, sino la imposibilidad sexual de la identi- primarios y adjetivos subordinados. Siempre es posi-
dad. Aunque los elementos anatómicos masculinos y ble, por supuesto, decir que los adjetivos disonantes
femeninos se distribuyen conjuntamente en o sobre un funcionan retroactivamente para redefinir las identi-
cuerpo, éste no es el verdadero origen del escándalo. Las dades sustantivas que se supone que modifican y, por
convenciones lingüísticas que producen seres genéri- tanto, para ampliar las categorías sustantivas de
cos inteligibles encuentran su límite en Herculine pre- género para incluir posibilidades excluidas anterior-
cisamente porque ella/él da lugar a una convergencia y mente. Pero si estas sustancias no son nada más que
desorganización de las reglas que gobiernan el sexo/ coherencias creadas contingentemente por medio de
género/deseo. Herculine utiliza y redistribuye los térmi- la regulación de los atributos, parecería que la ontolo-
nos del sistema binario, pero esa misma redistribución gía de las sustancias misma no es sólo un efecto
perturba y hace proliferar esos términos fuera de la artificial, sino esencialmente superflua.
dualidad misma. Según Foucault, Herculine no es En este sentido, el género no es un nombre, pero
categorizable dentro de la dualidad del género tal como tampoco es un conjunto de atributos que flotan libre-
es; la convergencia desconcertante de heterosexualidad mente, porque hemos visto que el efecto sustantivo del
y homosexualidad en su persona son sólo ocasionadas, género se produce y se fuerza performativamente por
pero nunca causadas, por su discontinuidad anatómi- medio de las prácticas reguladoras de la coherencia
ca. La apropiación de Herculine por Foucault es sospe- del género. Por tanto, dentro del discurso heredado de
chosa,36 pero su análisis implica la creencia interesante la metafísica de la sustancia, el género demuestra ser
de que la heterogeneidad sexual (paradójicamente clau- performativo -esto es, que constituye la identidad que
surada por una “hetero”-sexualidad naturalizada) im- se pretende que sea–. En este sentido, el género
plica una crítica de la metafísica de la sustancia, en la siempre existe como una acción, pero no una acción
medida que informa las categorías del sexo que confor- realizada por un sujeto que podría decirse que preexiste
man la identidad. Foucault imagina la experiencia de al evento. El desafío de replantear las categorías de
Herculine como “un mundo de placeres en el que las género fuera de la metafísica de la sustancia tendrá
sonrisas existen sin el gato”.37 Las sonrisas, las alegrías, que considerar la importancia de la afirmación del
los placeres y los deseos se presentan aquí como mismo Nietzche en Sobre la genealogía de las morales
cualidades carentes de una sustancia duradera a la que de que “no hay ningún ‘ser’ tras la acción, la ejecución
se suponga que se adhieran. Como atributos que flotan o el llegar a ser; ‘el agente’ es meramente una ficción
libremente, sugieren la posibilidad de una experiencia añadida al evento -el evento lo es todo–”.39 En una
anterior al género que no puede ser atrapada mediante aplicación que el mismo Nietzsche no hubiera antici-
la gramática jerarquizadora de los sustantivos (res pado ni aprobado, podríamos establecer un corolario:
extensa) y los adjetivos (atributos esenciales y acciden- no hay identidad genérica tras las expresiones del
tales). Por medio de su lectura superficial de Herculine, género; esa identidad se constituye performativamen-
Foucault propone una ontología de los atributos acci- te por medio de las mismas “expresiones” que se
dentales que muestra el postulado de la identidad como supone como sus resultados.
un principio de orden y jerarquía culturalmente restrin-
gido, una ficción reguladora. vi. El lenguaje, el poder, y las estrategias
Si es posible hablar de un “varón” con un atributo de desplazamiento
masculino y entender ese atributo como un rasgo feliz Una gran cantidad de literatura y teoría feminista ha
pero accidental de ese varón, entonces también es asumido sin embargo que hay un/a “agente” tras el
posible hablar de un “varón” con un atributo femeni- evento. Sin el/la agente, se piensa, no puede haber
no, no importa cual sea éste, y sin embargo mantener ninguna agencia y, por lo tanto, ningún potencial para
todavía la integridad del género. Pero una vez que iniciar una transformación
hemos acabado con la prioridad del “varón” y la de las relaciones de domi-
“mujer” como sustancias duraderas, entonces ya no nación dentro de la socie-
es posible subordinar los rasgos disonantes del género dad. La teoría feminista ra-
como tantas características accidentales y secunda- dical de Wittig ocupa una
rias de la ontología del género que está intacta funda- posición ambigua dentro del
mentalmente. Si la noción de una sustancia duradera continuo de teorías acerca
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de la cuestión del sujeto. Por un lado, Wittig parece orden de materialidad”,44 una institución que puede
disputar la metafísica de la sustancia; pero por el otro, ser transformada radicalmente. El lenguaje se clasifi-
mantiene al sujeto humano, el individuo, como el locus ca entre las prácticas concretas y contingentes y las
metafísico de agencia. Mientras que el humanismo de instituciones mantenidas por las opciones de los
Wittig presupone claramente que existe un/a agente individuos y, por tanto, debilitado por las acciones
tras la acción, sin embargo, su teoría perfila el cons- colectivas de individuos que eligen. La ficción lingüís-
tructo performativo del género dentro de las prácticas tica del “sexo”, explica, es una categoría producida y
materiales de la cultura, discutiendo la temporalidad puesta en funcionamiento por el sistema de hetero-
de esas explicaciones que confundirían “causa” con sexualidad obligatoria en un esfuerzo por restringir la
“resultado”. En una frase que sugiere el espacio inter- producción de identidades de acuerdo con los ejes del
textual que conecta a Wittig con Foucault (y revela los deseo heterosexual. En una parte de su trabajo, tanto
rastros de la noción marxista de producción en las la homosexualidad femenina como la masculina, así
teorías de ambos autores), dice: como otras posiciones independientes del contrato
Un enfoque feminista materialista muestra que heterosexual, ofrecen la ocasión del abandono o de la
lo que tomamos como la causa o origen de la proliferación de la categoría del sexo. En El cuerpo
opresión es en realidad la marca impuesta por el lésbico y otros textos, sin embargo, Wittig parece
opresor; el “mito de la mujer”, sumado a sus efectos tomar partido con una sexualidad organizada genital-
materiales y manifestaciones en la conciencia y mente per se y parece abogar por una economía de
cuerpos apropiados de las mujeres. Así, esta marca placeres alternativa que se enfrentaría al constructo
no preexiste a la opresión ... se toma el sexo como de subjetividad femenina marcada por la función
un “don inmediato”, un “don sensible”, “unos ras- reproductora supuestamente distintiva de las muje-
gos físicos”, que pertenecen a un orden natural. res.45 Aquí, la proliferación de placeres fuera de la
Pero lo que creemos que es una percepción directa economía reproductora sugiere una forma específica-
y física es sólo un constructo sofisticado y mítico, mente femenina de difusión erótica, entendida como
una “formación imaginaria”.40 una contra-estrategia enfrentada al constructo repro-
ductor de la genitalidad. De alguna manera, El cuerpo
Debido a que esta producción de “la naturaleza” lésbico puede interpretarse, según Wittig, como una
funciona de acuerdo con los dictados de una hetero- lectura “invertida” de Los tres ensayos sobre la Teoría
sexualidad obligatoria, la emergencia del deseo homo- de la sexualidad de Freud, en los que él argumenta a
sexual, en su opinión, trasciende las categorías del favor de la superioridad evolutiva de la sexualidad
sexo: “Si el deseo pudiera liberarse, no tendría nada genital sobre la sexualidad infantil menos restringida
que ver con la señalización preliminar de los sexos”.41 y más difusa. Solo el “invertido”, el término médico
Wittig se refiere al “sexo” como la marca que es invocado por Freud para referirse a “los homosexua-
aplicada de alguna manera por una heterosexualidad les”, no consigue “alcanzar” la norma genital. Al apos-
institucionalizada, una marca que puede borrarse o tar a una crítica política en contra de la genitalidad,
confundirse por medio de prácticas que responden Wittig parece hacer uso del término “inversión” como
eficazmente a esa institución. Su visión, por supuesto, una práctica de lectura crítica, valorando precisamen-
difiere radicalmente de la de Irigaray. Esta última te aquellos rasgos de una sexualidad no desarrollada,
entendería la “marca” del género como parte de la diseñada por Freud, e inaugurando una “política
hegemonía que significa la economía de lo masculino posgenital” con eficacia.46 En efecto, la noción de
que opera por medio de mecanismos auto-elaboradores evolución se puede leer sólo como la normalización
de especularización que han determinado casi por dentro de la matriz heterosexual. Y sin embargo, ¿es
completo el campo de la ontología en la tradición esta la única lectura posible de Freud? Y, ¿hasta qué
filosófica occidental. Para Wittig, el lenguaje es un punto la práctica de Wittig de “inversión” está compro-
instrumento o herramienta que no es de ninguna metida con el modelo mismo de normalización que
manera misógino en sus estructuras, sino solo en sus intenta desmantelar? En otras palabras, si el modelo
aplicaciones.42 Para Irigaray, la posibilidad de un de una sexualidad más difusa y antigenital funciona
lenguaje o economía significante distinto es la única como la única alternativa opuesta a la estructura
oportunidad de escapar a la “marca” del género que, hegemónica de la sexualidad, ¿hasta qué esta relación
para lo femenino, no es más que el borrado falocéntri- binaria punto está destinada a reproducirse infinita-
co del sexo femenino. Mientras que Irigaray intenta mente? ¿Qué posibilidad hay de perturbar esta misma
mostrar la relación ostensiblemente “binaria” entre dualidad enfrentada?
los sexos como una artimaña machista que excluye a El enfrentamiento de Wittig con el psicoanálisis
lo femenino por completo, Wittig considera que posi- tiene como consecuencia inesperada que su teoría dé
ciones como la de Irigaray consolidan la dualidad por sentada precisamente esa teoría psicoanalítica de
entre lo masculino y lo femenino y hacen volver a la evolución, ahora totalmente “invertida”, que trata
entrar en escena la noción mítica de lo femenino. de superar. La perversión polimórfica, que se supone
Basándose claramente en la crítica de Beauvoir al mito existe con anterioridad a la señalización del sexo, es
de lo femenino en El Segundo Sexo, Wittig afirma, “no valorada como el telos de la sexualidad humana.47 Una
existe una ‘escritura femenina.’” posible respuesta psicoanalítica feminista a Wittig
Wittig está consciente del poder del lenguaje para diría que ella no razona en profundidad y que subes-
subordinar y excluir a las mujeres. Como “materialis- tima el significado y la función del lenguaje en el que
ta”, sin embargo, considera que el lenguaje es “otro “la marca del género” tiene lugar. Entiende la práctica
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de señalización como algo contingente, radicalmente la prohibición que construye la identidad es ineficaz
variable e incluso dispensable. El estatus de la prohi- (la ley paterna debería ser entendida no como una
bición original en la teoría lacaniana funciona más voluntad divina determinista, sino como una torpeza
convincentemente y menos contingentemente que la perpetua, que prepara el terreno para la insurrección
noción de la práctica reguladora en Foucault o la en contra de ella).
descripción materialista de un sistema de opresión Las diferencias entre el materialismo y las posicio-
heterosexista en Wittig. nes lacanianas (y poslacanianas) surgen en una dis-
En Lacan, como en la reformulación poslacaniana puta normativa acerca de si existe una sexualidad
de Freud llevada a cabo por Irigaray, la diferencia recuperable, sea “antes” o “fuera” de la ley, en forma de
sexual no es una simple dualidad que mantiene la el inconsciente; o sea “después” de la ley, como una
metafísica de la sustancia como fundamento. El “su- sexualidad posgenital. Paradójicamente, se entiende
jeto” masculino es un constructo ficticio producido que el tropo normativo de la perversión polimórfica
por la ley que prohibe el incesto y obliga a un despla- caracteriza ambos puntos de vista de la sexualidad
zamiento infinito de un deseo heterosexualizador. Lo alternativa. No hay acuerdo, sin embargo, en lo que se
femenino no es nunca una marca del sujeto; lo feme- refiere a delimitar esa “ley” o conjunto de “leyes”. La
nino es el significado de una ausencia, significada por crítica psicoanalítica consigue dar una descripción del
el simbólico, un conjunto de reglas diferenciadoras “sujeto” -y quizá también de la ilusión de sustancia-
que crean la diferencia sexual eficazmente. La posi- dentro de la matriz de las relaciones genéricas norma-
ción lingüística masculina pasa por la individuación y tivas. Wittig, de acuerdo con su actitud existencial-
heterosexualización requerida por las prohibiciones materialista, supone que el sujeto, la persona, tiene
fundacionales de la ley simbólica, la ley del Padre. El una integridad presocial y pregenérica. Por otro lado,
tabú del incesto que separa al hijo de la madre y en “la ley paterna” en Lacan, así como el dominio
consecuencia establece la relación de parentesco en- monológico del falocentrismo en Irigaray, lleva la
tre ellos [madre e hijo] es una ley promulgada “en el marca de una singularidad monoteísta que quizá sea
nombre del Padre”. De igual manera, la ley que recha- menos unitaria y culturalmente universal de lo que los
za el deseo de la niña por su madre y su padre requiere supuestos directrices estructuralistas de la descrip-
que ella asuma el emblema de la maternidad y perpe- ción suponen.52
túe las reglas del parentesco. Tanto la posición mas- Pero la disputa parece también referirse a la articu-
culina como la femenina se instituyen pues por medio lación de un tropo temporal de una sexualidad subver-
de leyes prohibitivas que producen géneros cultural- siva que surge con anterioridad a la imposición de una
mente inteligibles, pero sólo mediante la producción ley, después de su abandono, o durante su reinado
de una sexualidad inconsciente que vuelve a emerger como un desafío constante a su autoridad. Parece
en el campo de lo imaginario.48 aconsejable volver a referirnos ahora a Foucault quien,
La apropiación feminista de la diferencia sexual, ya al afirmar que la sexualidad y el poder son coextensivos,
sea escrita en contra del falocentrismo de Lacan refuta implícitamente el postulado de una sexualidad
(Irigaray) o como una reelaboración crítica de Lacan, emancipadora o subversiva que pudiera liberarse de la
intenta teorizar lo femenino, no como una expresión ley. Podemos llevar el argumento un poco más allá
de la metafísica de la sustancia, sino como la ausencia señalando que el “antes” de la ley y el “después” son
irrepresentable llevada a cabo por la negación (mascu- modos de temporalidad instituidos discursivamente y
lina) que fundamenta la economía significante por performativamente que se invocan dentro de los térmi-
medio de la exclusión. Lo femenino como lo repudia- nos de un marco normativo que afirma que la subver-
do/excluido dentro del sistema constituye la posibili- sión, la desestabilización o el desplazamiento/
dad de una crítica y la perturbación de ese esquema sublimación requiere una sexualidad que escape de
conceptual hegemónico. La obra de Jacqueline Rose49 alguna manera a las prohibiciones hegemónicas acer-
y Jane Gallop50 pone de manifiesto de distinta manera ca del sexo. Para Foucault, esas prohibiciones son
el estatus construido de la diferencia sexual, la ines- invariable e involuntariamente productivas en el sen-
tabilidad inherente de tal constructo y la consecutividad tido de que “el sujeto” que se supone se funda y
de una prohibición que instituye la identidad sexual, produce en y mediante esas prohibiciones no tiene
al mismo tiempo que asegura la exposición del tenue acceso a una sexualidad que esté en algún sentido
argumento del constructo. Aunque Wittig y otras/os “fuera”, “antes”, o “después” del poder mismo. El
feministas materialistas en el ámbito francés dirían poder, más que la ley, abarca las funciones jurídicas
que la diferencia sexual es una reproducción irreflexiva (prohibitivas y reguladoras) y productivas (involunta-
de un conjunto reproducido de polaridades sexuadas, rias y generadoras) de las relaciones diferenciales. Por
esas opiniones no tienen en cuenta la dimensión tanto, la sexualidad que surge dentro de la matriz de
crítica del inconsciente que, como lugar de sexualidad relaciones de poder no es una simple reproducción o
reprimida, vuelve a emerger dentro del discurso del copia de la ley, una repetición uniforme de la economía
sujeto como la imposibilidad de su coherencia. Como machista de la identidad. Las producciones se desvían
Rose señala muy claramente, el constructo de una de sus propósitos originales y movilizan involuntaria-
identidad sexual coherente de acuerdo con los ejes mente posibilidades de “sujetos” que no exceden me-
disyuntivos de lo femenino/masculino está destinado ramente los límites de la inteligibilidad cultural, sino
a fracasar;51 los trastornos de esta coherencia por que expanden eficazmente estos límites de lo que es
medio de la reaparición involuntaria de lo reprimido culturalmente inteligible.
revela no sólo que “la identidad” se construye, sino que La norma feminista de una sexualidad posgenital
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se convirtió en el objeto de una sueño que pospone la tarea concreta y contemporánea


crítica significativa por parte de de replantearse las posibilidades subversivas de la
las/los teóricas/os feministas sexualidad y la identidad en los términos mismos del
de la sexualidad, algunas/os de poder. Esta tarea misma presume, por supuesto, que
los cuales han buscado una operar dentro de la matriz del poder no es lo mismo que
apropiación específicamente fe- reproducir de forma no crítica las relaciones de domi-
minista y/o lesbiana de nación. Ofrece la posibilidad de una repetición de la ley
Foucault. Esta noción utópica que no es su consolidación, sino su desplazamiento.
de una sexualidad liberada de constructos hetero- En lugar de sexualidad “identificada con lo masculino”
sexuales, una sexualidad más allá del “sexo”, no pudo en la que lo “masculino” funciona como la causa y el
dar cuenta de las maneras en las que las relaciones de significado irreducible de esa sexualidad, podríamos
poder continúan construyendo la sexualidad para las desarrollar una noción de la sexualidad construida en
mujeres, incluso en términos de una heterosexualidad términos de relaciones fálicas de poder que repiten y
“liberada” o lesbianismo.53 La misma crítica recibe la redistribuyen las posibilidades de ese falocentrismo
noción de un placer sexual específicamente femenino precisamente mediante la operación subversiva de
que se diferencia radicalmente de la sexualidad fálica. “identificaciones” que son, dentro del campo de poder
Los esfuerzos ocasionales de Irigaray por derivar una de la sexualidad, inevitables. Si las “identificaciones”,
sexualidad femenina específica de una anatomía fe- de acuerdo con Jacqueline Rose, pueden ser expues-
menina específica han sido el centro de argumentos tas como fantasmagóricas, entonces debe ser posible
anti-esencialistas durante cierto tiempo.54 El retorno llevar a cabo una identificación que ponga al descu-
a la biología como ámbito de una sexualidad femenina bierto su estructura fantasmagórica. Si no hay un
específica o de un significado parece frustrar la premi- rechazo a la sexualidad culturalmente construida, lo
sa feminista de que la biología no es equiparable al que queda es la cuestión de cómo reconocer y “hacer”
destino. Independientemente de que la sexualidad el constructo en el que uno o una está invariablemen-
femenina se articule aquí mediante un discurso bioló- te. ¿Existen formas de repetición que no constituyan
gico por razones puramente estratégicas,55 o si es, de una simple imitación, reproducción y, por tanto, con-
hecho, un retorno feminista al esencialismo biológico, solidación de la ley (la noción anacrónica de una
la caracterización de la sexualidad femenina como “identificación masculina” que debería ser descartada
radicalmente distinta a la organización fálica de la del vocabulario feminista)? ¿Qué posibilidades de
sexualidad sigue siendo problemática. Las mujeres configuración del género existen entre las distintas
que no consiguen reconocer esa sexualidad como la emergentes y ocasionalmente convergentes matrices
suya propia, o que entienden su sexualidad como de inteligibilidad cultural que gobiernan la vida gené-
parcialmente construida en términos de economía rica?
fálica, quedan potencialmente excluidas en el marco Dentro de los términos de la teoría sexual feminis-
de esa teoría por “identificarse con lo masculino” o “no ta, queda claro que la presencia de una dinámica de
estar iluminadas”. De hecho, a menudo resulta poco poder dentro de la sexualidad no es en absoluto lo
claro en la obra de Irigaray si la sexualidad es construi- mismo que la simple consolidación o el aumento de un
da culturalmente o si es solamente construida cultu- régimen de poder falocéntrico. La “presencia” de las
ralmente dentro de los términos del falo. En otras así llamadas convenciones heterosexuales en contex-
palabras, ¿el placer específicamente femenino está tos homosexuales así como la proliferación de discur-
“fuera” de la cultura como su prehistoria o como su sos específicamente gays de diferencia sexual, como
futuro utópico? Si es así, ¿de qué sirve este concepto en el caso de “marimacho” y “afeminados” como iden-
para negociar la lucha contemporánea de la sexuali- tidades históricas de estilo sexual, no pueden ser
dad dentro de los términos de su constructo? explicadas como representaciones quiméricas de iden-
El movimiento a favor de la sexualidad dentro de la tidades originalmente heterosexuales. Y tampoco pue-
teoría y práctica feminista ha argumentado eficaz- den ser entendidas como la insistencia perniciosa de
mente que la sexualidad siempre se construye dentro constructos heterosexuales dentro de la sexualidad e
de los términos de un discurso de poder, en el que el identidad gay. La repetición de constructos hetero-
poder es entendido parcialmente en términos de con- sexuales en las culturas sexuales gay y heterosexual
venciones culturales heterosexuales y fálicas. La emer- puede perfectamente ser el lugar inevitable de la
gencia de una sexualidad construida (o determinada) desnaturalización y el desplazamiento de las catego-
en estos términos en contextos lésbicos, bisexuales, y rías del género. La reproducción de constructos hete-
heterosexuales no es, por tanto, un signo de identifi- rosexuales en ámbitos no heterosexuales resalta el
cación masculina en un sentido reduccionista. No es estatus completamente construido del así llamado
el proyecto fallido de una crítica del falocentrismo o de original heterosexual. Así, gay es a heterosexual no
la hegemonía heterosexual, como si una crítica políti- como copia es a original, sino más bien como copia es
ca pudiera deshacer de manera eficaz el constructo a copia. La repetición paródica del “original” discutida
cultural de la sexualidad de la persona que hace crítica en las secciones finales del capítulo 3 de este texto,
feminista. Si la sexualidad se construye culturalmen- revela que el original no es nada más que una parodia
te dentro de las relaciones de poder existentes, enton- de la idea de lo natural y lo original.56 Incluso si el
ces el postulado de una sexualidad normativa que está constructo heterosexista circula como los lugares
“antes”, “fuera” o “más allá” del poder es un imposible disponibles de poder/discurso desde los que crear el
cultural y un sueño políticamente impracticable, un genero, la pregunta queda sin responder: ¿qué posibi-
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lidades de recirculación existen? ¿Qué posibilidades aquí es que el “ser” del género es un efecto, un objeto
de hacer género repiten y desplazan por medio de la de una investigación genealógica que organiza los
hipérbole, la disonancia, la confusión interna y la parámetros políticos de su construcción a modo de
proliferación los mismos constructos por los que se ontología. Afirmar que el género se construye es no
movilizan? afirmar su carácter ilusorio o su artificialidad, enten-
Consideren que no sólo las ambigüedades e in- diendo estos términos como pertenecientes a la dua-
coherencias en y entre prácticas heterosexuales, ho- lidad que contrapone lo “real” a lo “auténtico”. Como
mosexuales y bisexuales son suprimidas y reinscritas genealogía de la ontología de género, esta investiga-
en el marco reproducido de la dualidad disyuntiva y ción pretende comprender la producción discursiva de
asimétrica de lo masculino/femenino, sino que esas la plausibilidad de esa relación binaria y sugiere que
configuraciones culturales de confusión cultural ope- ciertas configuraciones culturales del género toman el
ran como lugares para la intervención, muestra y lugar de “lo real” y consolidan y amplían su hegemonía
desplazamiento de estas reproducciones. En otras mediante esa oportuna auto-naturalización.
palabras, la “unidad” del género es el efecto de una Si hay algo de verdadero en la afirmación de
práctica reguladora que pretende que la identidad Beauvoir de que no se nace, sino que se hace mujer, se
genérica quede uniforme por medio de una hetero- deduce que mujer es un término en proceso, un llegar
sexualidad obligatoria. La fuerza de esa práctica , a ser, un construirse que no puede decirse que tenga
gracias a un aparato de reproducción excluyente, un origen o un final. Incluso cuando el género parece
restringirá los significados relativos de “heterosexua- congelado en las formas más reproducidas, el “conge-
lidad”, “homosexualidad” y “bisexualidad”, así como lado” es en sí mismo una práctica insidiosa e insisten-
los lugares subversivos de su convergencia y su resig- te, apoyada y regulada por varios medios sociales.
nificación. Que los regímenes de poder de heterosexis- Según Beauvoir, nunca es posible convertirse en
mo y falocentrismo pretendan ampliarse mediante mujer finalmente, como si hubiera un telos que gober-
una repetición constante de su lógica, su metafísica y nara el proceso de aculturación y construcción. El
sus ontologías naturalizadas no implica que la repeti- género es la estilización repetida del cuerpo, un con-
ción deba ser detenida -como si esto fuera posible–. Si junto de actos repetidos dentro de un marco regulador
la repetición está destinada a persistir como el meca- muy rígido que se congela con el tiempo para dar lugar
nismo de reproducción cultural de identidades, en- a una apariencia de sustancia, de una forma natural
tonces se plantea la pregunta crucial: “¿qué tipo de del ser. Una genealogía política de las ontologías del
repetición subversiva podría cuestionar la práctica género, si triunfa, deconstruirá la apariencia sustantiva
reguladora de la identidad misma?” del género en sus actos constitutivos y localizará y
Si no hay recurso a una “persona”, un “sexo” o una describirá esos actos en los marcos obligatorios esta-
“sexualidad” que escape a la matriz del poder y de las blecidos por las distintas fuerzas que custodian la
relaciones discursivas que producen y regulan con apariencia social del género. Exponer los actos contin-
eficacia esos conceptos para nosotros, ¿qué constitu- gentes que crean la apariencia de una necesidad
ye la posibilidad de una inversión, subversión o des- naturalista, un movimiento que ha sido parte de una
plazamiento eficaz en los términos de una identidad crítica cultural al menos desde Marx, es una tarea a la
construida? ¿Qué posibilidades existen en virtud de que ahora se añade la pesada carga de mostrar cómo
un carácter construido del sexo y el género? Mientras la misma noción del sujeto, inteligible sólo mediante
que Foucault es ambiguo acerca del carácter preciso su apariencia como genérico, admite posibilidades
de las “prácticas reguladoras” que producen la catego- que han sido excluidas por la fuerza por las distintas
ría del sexo, y Wittig parece confiar la responsabilidad reproducciones del género que han constituido sus
total del constructo a la reproducción sexual y su ontologías contingentes.
instrumento, la heterosexualidad obligatoria, otros El capítulo siguiente investiga algunos aspectos de
discursos convergen para producir esta ficción la descripción psicoanalística estructuralista de la
categorial por razones no siempre claras o consisten- diferencia sexual y del constructo de la sexualidad con
tes entre sí. Las relaciones de poder que sustentan las respecto a su poder para responder a los regímenes
ciencias biológicas no se reducen fácilmente, y la reguladores esbozados aquí, así como su papel en la
alianza médico-legal que emerge en la Europa del reproducción de esos regímenes. La univocidad del
diecinueve ha producido ficciones categoriales que no sexo, la coherencia interna del género y el marco
podían haber sido previstas. La misma complejidad binario tanto para el sexo como para el género se
del mapa discursivo que construye el género parece consideran como ficciones reguladoras que consoli-
mantener la promesa de una convergencia involunta- dan y naturalizan los regímenes de poder convergen-
ria y generativa de estas estructuras reguladoras y tes de opresión masculina y heterosexista. El capítulo
discursivas. Si las ficciones reguladoras del sexo y el final considera la noción misma del “cuerpo”, no como
género son lugares de significado puestos en duda por una superficie ya preparada a la espera de significa-
múltiples razones, entonces la misma multiplicidad ción, sino como un conjunto de límites, individuales y
de sus constructos plantea la posibilidad de una sociales, políticamente significados y mantenidos. El
perturbación de su posicionamiento unívoco. sexo, que ya no puede ser entendido como una “ver-
Este proyecto no se propone establecer en términos dad” interior de disposiciones e identidad, resultará
filosóficos tradicionales una ontología del género se- ser una significación realizada performativamente (y
gún la cual el significado de ser mujer o varón se por tanto no “ser”), una significación que, aliviada de
resuelva en términos fenomenológicos. La presunción su interioridad y superficies naturalizadas, puede dar
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lugar a la proliferación paródica y el juego subversivo deseos son naturalizados. Me baso en la noción de
de significados genéricos. Este texto continúa, pues, Monique Wittig del “contrato heterosexual” y, en me-
como un esfuerzo para pensar por medio de la posibi- nor medida, en la noción de Adrienne Rich de “hetero-
lidad de subvertir y desplazar esas nociones naturali- sexualidad obligatoria” para caracterizar un modelo
zadas y reproducidas del género que apoyan la hege- epistémico/discursivo hegemónico de inteligibilidad
monía masculina y el poder heterosexista, para hacer del género que da por supuesto que para que los
el género problemático, no mediante estrategias que cuerpos tengan coherencia y sentido debe haber un
imaginan un utópico más allá, sino mediante la movi- sexo estable expresado mediante un género estable
lización, la confusión subversiva y la proliferación de (masculino expresa varón, femenino expresa mujer)
esas categorías constitutivas que pretenden mantener que es definida oposicionalmente y jerárquicamente
el género en su lugar mediante posicionamientos mediante la práctica obligatoria de la heterosexuali-
como las ilusiones fundacionales de identidad. dad.
7 Para una discusión de la distinción sexo/género

Notas en la antropología estructuralista y las apropiaciones


1 Ver Michel Foucault, “Right of Death and Power y críticas feministas de esta formulación, ver el capí-
over Life”, in The History of Sexuality, Volume I, An tulo 2, sección i, “Structuralism’s Critical Exchange”.
Introduction, trad. Robert Hurley (Nueva York, Vintage, 8 Para un estudio interesante del berdache y las

1980), publicado originalmente como Histoire de la disposiciones de género múltiple en culturas de nati-
sexualité 1: La volonté de savoir (Paris, Gallimard, vo–americanos, ver Walter L. Williams, The Spirit and
1978). Michel Foucault, Historia de la sexualidad; T.1 the Flesh: Sexual Diversity in American Indian Culture
(Madrid, Siglo XXI de España Editores, S.A., 1995). En (Boston, Beacon Press, 1988). Ver también, Sherry B.
ese capítulo final, Foucault discute la relación entre la Ortner y Harriet Whitehead, eds., Sexual Meanings:
ley jurídica y productiva. Su noción de la productivi- The Cultural Construction of Sexuality (Nueva York,
dad de la ley está tomada claramente de Nietzsche, Cambridge University Press, 1981). Para un análisis
aunque no idéntica a la voluntad de poder de Nietzsche. provocativo y políticamente inteligente del berdache,
El uso de la noción de Foucault de poder productivo no transexuales, y la contingencia de las dicotomías del
pretende ser una “aplicación” parcial de Foucault a las género, ver Suzanne J. Kessler y Wendy McKenna,
cuestiones del género. Como muestro en el capítulo 3, Gender: An Ethnomethodological Approach (Chicago,
sección ii, “Foucault, Herculine, and the Politics of University of Chicago Press, 1978).
Sexual Discontinuity”, el tratamiento de la diferencia 9 Una gran parte de la investigación feminista ha

sexual en el ámbito de la obra del mismo Foucault sido realizada dentro de los campos de la biología y la
revela contradicciones en su teoría. Su concepción del historia de la ciencia que evalúan los intereses políti-
cuerpo también es criticada en el último capítulo. cos inherentes a los distintos procedimientos
2 Las referencias a lo largo de este trabajo a un
discriminatorios que establecen las bases científicas
sujeto ante la ley son extrapolaciones de la lectura para el sexo. Ver Ruth Hubbard y Marian Lowe, eds.,
derridiana de la parábola de Kafka “Before the Law”, Genes and Gender, vols. 1 y 2 (Nueva York, Gordian
en Kafka and the Contemporary Critical Performance: Press, 1978, 1979); los dos números sobre feminismo
Centenary Readings, ed. Alan Udoff (Bloomington, y ciencia de Hypatia: A Journal of Feminist Philosophy,
Indiana University Press, 1987). vol. 2, No. 3, Otoño 1987, y vol. 3, No. 1, Primavera
3 Ver Denise Riley, Am I That Name?: Feminism and
1988, y especialmente The Biology and Gender Study
the Category of ‘Women’ in History (Nueva York, Group, “The Importance of Feminist Critique for
Macmillan, 1988). Contemporary Cell Biology” en este último número
4 Ver Sandra Harding, “The Instability of the
(Primavera 1988); Sandra Harding, The Science
Analytical Categories of Feminist Theory”, en Sex and Question in Feminism, (Ithaca, Cornell University Press,
Scientific Inquiry, eds. Sandra Harding and Jean F. 1986); Evelyn Fox-Keller, Reflections on Gender and
O’Barr (Chicago, University of Chicago Press, 1987), Science (New Haven, Yale University Press, 1984);
pp. 283-302. Donna Haraway, “In the Beginning was the Word: The
5 Se me recuerda la ambigüedad inherente en el
Genesis of Biological Theory”, Signs: Journal of Women
titulo de Nancy Cott, The Grounding of Modern Feminism in Culture and Society, Vol. 6, No. 3, 1981; Donna
(New Haven, Yale University Press, 1987). Comenta Haraway, Primate Visions (Nueva York, Routledge,
que el movimiento feminista norteamericano de prin- 1989); Sandra Harding y Jean F. O’Barr, Sex and
cipios de siglo XX trato de “fundamentarse” en un Scientific Inquiry (Chicago, University of Chicago Press,
programa que acabó por “fundamentar” ese movi- 1987); Anne Fausto–Sterling, Myths of Gender:
miento. Su tesis histórica plantea implícitamente la Biological Theories About Women and Men (Nueva
pregunta de si las bases aceptadas sin crítica operan York, Norton, 1979).
como “el retorno de lo reprimido”; las identidades 10 Claramente la obra de Foucault, History of

políticas estables, que se basan en prácticas Sexuality [Historia de la sexualidad] ofrece una manera
exclusionistas, pueden invariablemente llegar a ser de replantearse la historia del “sexo” en un contexto
amenazadas por la misma inestabilidad que el movi- Eurocéntrico moderno dado. Para una consideración
miento fundacional crea. más detallada, ver Thomas Lacquer y Catherine
6 Utilizo el termino matriz heterosexual a lo largo
Gallagher, eds., The Making of the Modern Body: Sexuality
del texto para designar ese entramado de inteligibili- in the 19th Century (Berkeley, University of California
dad cultural mediante los que los cuerpos, géneros y Press, 1987), publicado originalmente como un número
Feminaria / x / 19 / 18

de Representations, No. 14, Primavera 1986. no sea una materialización, sino una modalidad de
11 Ver mi “Variations on Sex and Gender: Beauvoir, libertad. La pregunta que se nos plantea, sin embargo,
Wittig, Foucault”, en Feminism as Critique, eds. Seyla es si esta síntesis requiere y mantiene la distinción
Benhabib and Drucilla Cornell (Basil Blackwell, dist. ontológica entre cuerpo y mente de que se compone y,
por University of Minnesota Press, 1987). por asociaciación, la jerarquía de mente sobre cuerpo y
12 Simone de Beauvoir, The Second Sex, trad. E.M. de masculino sobre femenino.
Parshley (Nueva York, Vintage, 1973), p. 301. [Nota del 22 Ver Elizabeth V. Sprelman, “Woman as Body:

Trad.: Simone de Beauvoir, Obras completas, (Madrid, Ancient and Contemporary Views”, Feminist Studies,
Aguilar, S.A. de Ediciones, 1978) Vol. 8, No. 1, Primavera, 1982.
13 Ibid., p.38. 23 Gayatri Spivak elabora inequívocamente esta
14 Ver mi “Sex and Gender in Beauvoir’s Second clase particular de explicación binaria como un acto
Sex”, Yale French Studies, Simone de Beauvoir: Witness colonizador de marginalización. En una crítica de la
to a Century, No. 72, Winter, 1986. “presencia del ser supra-histórico conocedor”, que es
15 Fijense en que medida las teorías fenome- característica del imperialismo epistemológico del cogito
nológicas como la de Sartre, la de Merleau Ponty, y la filosófico, ubica la política en la producción del conoci-
de Beauvoir tienden a usar el término embodiment. miento que crea y censura los márgenes que constituye,
Este término, tomado de contextos teológicos, tiende mediante la exclusión, la inteligibilidad eventual del
a presentar “el” cuerpo como una forma de encarna- régimen de conocimiento dado de ese sujeto: “Llamo
ción y, por tanto, tiende a preservar la relación externa ‘política como tal’ a la prohibición de la marginalidad
y dualista entre la inmaterialidad significadora y la que está implícita en la producción de cualquier expli-
materialidad del cuerpo en sí. cación. Desde esta perspectiva, la elección de oposicio-
16Ver Luce Irigaray, The Sex Which Is Not One, nes binarias concretas...no una mera estrategia intelec-
trad. Catherine Porter con Carolyn Burke (Ithaca: tual. Es, en cada caso, la condición de la posibilidad de
Cornell University Press, 1985), publicado original- centralización (con las excusas correspondientes) e,
mente como Ce sexe que n’ est pas un (Paris: Editions igualmente, marginalización” (Gayatri Chakravorty
de Minuit, 1977). Ese Sexo que no es uno (Madrid, Spivak, “Explanations and Culture: Marginalia”, en In
Saltes, S.A., 1982) Other Worlds: Essays in Cultural Politics (Nueva York:
17 Ver Joan Scott, “Gender as a Useful Category of Routledge, 1987(, p. 113).
Historical Analysis” en Gender and the Politics of 24 Ver el argumento en contra de “opresiones

History, (Nueva York, Columbia University Press, 1988), superiores” en Cherrie Moraga, “La Guerra”, en This
pp. 28-52, repr. de American Historical Review, Vol. Bridge Called My Back: Writings of Radical Women of
91, No. 5, 1986. Color, eds. Gloria Anzaldua y Cherrie Moraga (Nueva
18 Beauvoir, The Second Sex, p. xxvi. York, Kitchen Table, Women of Color Press, 1982).
19 Ver mi “Sex and Gender in Beauvoir’s Second 25 Para una elaboración más completa de la

Sex”. irrepresentabilidad de las mujeres en el discurso


20 El ideal normativo del cuerpo como una “situa- falogocéntrico, ver Luce Irigaray, “Any Theory of the
ción” al tiempo que una “instrumentalidad” es acepta- ‘Subject’ Has Always Been Appropriated by the
do tanto por Beauvoir en lo que se refiere al género Masculine”, en Speculum of the Other Woman, trad.
como por Frantz Fanon en lo que se refiere a la raza. Gillian C. Gill (Ithaca, Cornell University Press, 1985);
Fanon concluye su análisis de la colonización median- [Luce Irigaray, Speculum. Espéculo de la otra mujer,
te el recurso al cuerpo como un instrumento de trad. B. Alberdi Alonso (Madrid, Saltes, S.A., 1978).
libertad, donde la libertad es, en sentido cartesiano, Irigaray parece revisar este argumento en su discu-
equiparada a una conciencia capaz de dudar: “¡O mi sión del “género femenino” en Sexes et parentés.
cuerpo, haz siempre de mí un varón que cuestiona!” 26 Monique Wittig, “One is Not Born a Woman”,

(Franz Fanon, Black Skin, White Masks (Nueva York, Feminist Issues, Vol. 1, No. 2, Invierno 1981, p. 53.
Grove Press, 1967, p. 323 [publicado originalmente 27 La noción del “simbólico” es discutida con cierta

como Peau noire, masques blancs (Paris, Editions de profundidad en la Sección 2 de este texto. Debe ser
Seuil, 1952)]. entendida como un conjunto ideal y universal de
21 La disyunción ontológica radical de Sartre entre normas que gobiernan el parentesco y la significación
la conciencia y el cuerpo es parte de la herencia cartesiana y, en el ámbito del estructuralismo psicoanalítico,
de su filosofía. Es la distinción de Descartes, significa- gobierna la producción de la diferencia sexual. El
tivamente, lo que Hegel interroga implícitamente al simbólico, basado en la noción de una “ley paterna”
principio de la sección “Señor-Esclavo” de La fenomeno- idealizada, es reformulado por Irigaray como un dis-
logía del espíritu. El análisis de Beauvoir del sujeto curso dominante y hegemónico del falogocentrismo.
masculino y el Otro femenino se inscribe claramente en Algunas feministas francesas proponen un lenguaje
la dialéctica hegeliana y en la reformulación sartriana alternativo al gobernado por el falo o la ley paterna, y
de esta dialéctica en la sección sobre sadismo y maso- en consecuencia critican el simbólico. Kristeva propo-
quismo de Being and Nothingness. Crítico sobre la ne lo “semiótico” como una dimensión específicamen-
posibilidad misma de una “síntesis” de conciencia y te maternal del lenguaje, y tanto Irigaray como Hélène
cuerpo, Sartre vuelve a la problemática cartesiana que Cixous se han asociado con la écriture feminine. Wittig,
Hegel intentó superar. Beauvoir insiste en que el cuerpo sin embargo, siempre se ha opuesto a este movimien-
puede ser el instrumento y la situación de libertad y en to, alegando que el lenguaje en su estructura no es ni
que el sexo puede ser la oportunidad para un género que misógino ni feminista, sino un instrumento a utilizar
Feminaria / x / 19 / 19

para propósitos políticos desarrollados. Su creencia atribuye tanto la noción de la “marca” del género como
en un “sujeto cognitivo” que existe con anterioridad al la de “formación imaginaria” de grupos naturales a
lenguaje facilita claramente su comprensión del len- Colette Guillaumin cuyo trabajo sobre la marca de
guaje como un instrumento, más que como un campo raza ofrece una analogía al análisis de Wittig de género
de significación que pre-existe y estructura la misma en “Race et nature: Système des marques, idée de
formación del sujeto. group naturel et rapport sociaux”, Pluriel, Vol. 11,
28 Monique Wittig, “The Point of View: Universal or 1977. El “Mito de la mujer” es un capítulo en El
Particular?”, Feminist Issues, Vol. 3, No. 2, Otoño 1983. segundo sexo de Beauvoir.
p. 64. 41 Monique Wittig, “Paradigm”, en Homosexualities
29 “Se debe adoptar un punto de vista tanto parti- and French Literature: Cultural Contexts/Critical Texts.
cular como universal, por lo menos para ser parte de eds. Elaine Marks y George Strambolian (Ithaca, Cornell
la literatura”, Monique Wittig, “The Trojan Horse”, University Press, 1979), p. 114.
Feminist Issues, Vol. 4, No. 2, Otoño 1984, p.68. 42 Está claro que Wittig no entiende la sintaxis
30 La revista, Questions Feministes, disponible en como la elaboración lingüística o reproducción de un
traducción inglesa con el título Feminist Issues, defen- sistema de parentesco organizado de forma patriarcal.
día generalmente un punto de vista “materialista” que Su rechazo del estructuralismo a este nivel le permite
tomó las prácticas, la institución, y el estatus construi- entender el lenguaje como genéricamente neutral. El
do de lenguaje como los “terrenos materiales” de la Parler n’est jamais neutre de Irigaray (Paris: Editions
opresión de las mujeres. Wittig formaba parte del de Minuit, 1985) critica el tipo de posición humanista,
consejo editorial inicial. Wittig argumentaba, junto con característico aquí de Wittig, que defiende la neutrali-
Monique Plaza, que la diferencia sexual era esencialista dad genérica y política del lenguaje.
en tanto que derivaba el significado de la función social 43Monique Wittig, “The Point of View: Universal or

de las mujeres de su facticidad biológica, pero también Particular?”, p. 63.


porque suscribía la significación primaria de los cuer- 44 Monique Wittig, “The Straight Mind”, Feminist

pos de las mujeres y, por tanto, daba fuerza ideológica Issues, Vol. 1, Verano 1980, p. 108.
a la hegemonía de la sexualidad reproductiva. 45 Monique Wittig, The Lesbian Body, trad. Peter
31 Michael Haar, “Nietzsche and Metaphysical Owen (Nueva York, Avon, 1976), publicado original-
Language”, The New Nietzsche: Contemporary Styles mente como Le corps lesbien (Paris: Editions de Minuit,
of Interpretation, ed. David Allison (Nueva York, Delta, 1973). Monique Wittig, El cuerpo lesbiano (Valencia,
1977), pp. 17-18. Editorial Pre-Textos, 1977).
32 Monique Wittig, “The Mark of Gender”, Feminist 46Agradezco esta expresión a Wendy Owen.

Issues, Vol. 5, No. 2, Otoño 1985, p.4. 47 Por supuesto, el mismo Freud distinguia entre
33 Ibid., p. 3. “lo sexual” y “lo genital” ofreciendo la distinción que
34 La canción de Aretha, escrita por Carole King, Wittig usa contra él. Ver, por ejemplo, “The Development
también responde a la naturalización del género. “Like of Sexual Function” en Freud, Outline of a Theory of
a natural woman” es una frase que sugiere que la Psychoanalysis, trad. James Strachey (Nueva York,
“naturalidad” sólo se consigue mediante una analogía o Norton, 1979). Sigmund Freud, Introducción al psicoa-
una metófora. En otras palabras, “Me haces sentir como nálisis (Madrid, Alianza Editorial, S.A., 1995)
una metáfora de lo natural”, y sin “ti”, se descubriría 48 Puede encontrarse un análisis más completo de

algún terreno desnaturalizado. Para una discusión más la posición lacaniana en distintas partes del capítulo
profunda del alegato de Aretha a la luz de la afirmación 2 de este texto.
de Simone de Beauvoir de que “mujer no se nace, se 49 Jacqueline Rose, Sexuality in the Field of Vision

hace”, ver mi “Beauvoir’s Philosophical Contribution”, (London, Verso, 1987).


in eds. Ann Garry y Marjorie Pearsall, Women, Knowledge, 50 Jane Gallop, Reading Lacan (Ithaca, Cornell

and Reality (Rowman y Allendheld, en prensa). University Press, 1985); The Daughterís Seduction:
35Michel Foucault, ed., Herculine Barbin, Being the Feminism and Psychoanalisis (Ithaca, Cornell
Recently Discovered Memoirs of a Nineteenth Century University Press, 1982).
Hermaphrodite, trad. Richard McDougall (Nueva York, 51 “Lo que distingue al psicoanálisis de las descrip-

Colophon, 1980), publicado originalmente como Herculine ciones sociológicas del género (para mí, el impasse
Barbin, dite Alexina B. presenté par Michel Foucault (Paris, fundamental del trabajo de Nancy Chodorow) es que
Gallimard, 1978). Michel Foucault, Herculine Barbin mientras que para ésta última, la internalización de
llamado Alexina B. (Madrid, Talasa Ediciones, S.L., 1985). las normas se asume a groso modo para trabajar, la
La versión francesa carece de la introducción realizada premisa básica y de hecho el punto de partida del
por Foucault para la versión inglesa. psicoanálisis es no asumirla. El inconsciente revela
36Ver capítulo 2, sección ii. constantemente el ‘fracaso’ de la identidad” (Jacqueline
37 Foucault, ed., Herculine Barbin, p.x. Rose, Sexuality in the Field of Vision, p. 90).
38 Robert Stoller, Presentations of Gender (New 52 No es de extrañar, quizá, que la noción estruc-

Haven, Yale University Press, 1985), pp. 11-14. turalista singular de “la Ley” recuerde claramente a la
39 Friedrich Nietzsche, On the Genealogy of Morals, ley prohibitiva del Antiguo Testamento. La “ley pater-
trad. Walter Kaufmann (Nueva York, Vintage, 1969), na” por tanto es sometida a una crítica posestructura-
p. 45. Fiedrich Nietzsche, La genealogía de la moral lista mediante la comprensible reapropiación francesa
(Madrid, Alianza Editorial, S.A., 1995) de Nietzsche. Nietzsche encuentra defectos en la “mo-
40 Wittig, “One is Not Born a Woman”, p. 48. Wittig ral de esclavo” judeo-cristiana por concebir la ley tanto
Feminaria / x / 19 / 20

en términos singulares como prohibitivos. La volun- autoerótico de las mujeres anterior a la “separación”
tad de poder, por otro lado, designa las posibilidades, de esta dualidad mediante el acto de la penetración por
tanto múltiples como productivas, de la ley, mostran- el pene que elimina del placer. Ver Irigaray, Ese sexo
do efectivamente el concepto de “la Ley” en su singu- que no es uno. Wittig, junto con Monique Plaza y
laridad como un concepto represivo y ficticio. Christine Delphy, ha manifestado que la valoración de
53 Ver Gayle Rubin, “Thinking Sex: Notes for a Irigaray de la especificidad anatómica es en sí misma
Radical Theory of the Politics of Sexuality”, en Pleasure una copia carente de crítica de un discurso reproduc-
and Danger, ed. Carole S. Vance (Boston, Routledge tor que marca y esculpe el cuerpo femenino designan-
and Kegan Paul, 1984), pp. 267-319. También en do “partes” artificiales como “vagina”, “clítoris” y “vul-
Pleasure and Danger, ver Carole S. Vance, “Pleasure va”. En una conferencia en Vassar College, alguien
and Danger: Towards a Politics of Sexuality”, pp. 1-28; preguntó a Wittig si tenía vagina, y ella respondió que
Alice Echols, “The Taming of the Id: Feminist Sexual no.
55 Ver un argumento convincente para esta inter-
Politics, 1968-83”, pp. 50-72; Amber Hollibaugh,
“Desire for the Future: Radical Hope in Pleasure and pretación de Diana J. Fuss, Essentially Speaking
Passion”, pp. 401-410. Ver Amber Hollibaugh y Cherrie (Nueva York, Routledge, 1989).
56 Si aplicáramos la distinción de Fredric Jameson
Moraga, “What We’re Rolling Around in Bed with:
Sexual Silences in Feminism” y Alice Echols, “The New entre parodia y pastiche, las identidades gay se enten-
Feminism of Yin and Yang”, en Powers of Desire: The derían mejor como pastiche. Mientras que la parodia,
Politics of Sexuality, eds. Ann Snitow, Christine Stansell, según Jameson, mantiene alguna simpatía por el
y Sharon Thompson (Londres, Virago, 1984); Heresies, original del que es una copia, el pastiche discute la
Vol. No. 12, 1981, el “número de la revista sobre el sexo”; posibilidad de un “original” o, en el caso del género,
Samois ed., Coming to Power (Berkeley, Samois, 1981); muestra el “original” como un esfuerzo fallido por
Dierdre English, Amber Hollibaugh, y Gayle Rubin, “copiar” un ideal fantasmagórico que no puede ser
“Talking Sex: A Conversation on Sexuality and copiado sin fracasar. Ver Fredric Jameson,
Feminism”, Socialist Review, No. 58, Julio-Agosto, 1981; “Postmodernism and Consumer Society”, en The Anti-
Barbara T. Kerr y Mirtha N. Quintanales, “The Complexity Aesthetic: Essays on Postmodern Culture, ed. Hal Foster
of Desire: Conversations on Sexuality and Difference”, (Port Townsend, WA, Bay Press, 1983).
Conditions (8; Vol. 3, No. 2, 1982, pp. 52-71.
54 La afirmación más controvertida de Irigaray ha Traducción: Adolfo Campoy Cubillo
sido quizá que la estructura de la vulva como “dos
labios que se tocan” constituye el placer no unitario y

[ Sobre la Mujer: investigación y discusión


en el Vol. 19, Nº 2 – Vol. 20, Nº 1 (feb. a dic. 1996) [
Yolanda Zayas: La mujer puertorriqueña como líder
Mercedes Otero de Ramos: La mujer en la política
puertorriqueña
Shigaki Yoshiko: Julia de Burgos y Yosano Akiko: La
UNA EXPERIENCIA DE COMUNICACION
comparación de dos poetas precursoras de la libera-
ción de la mujer en Puerto Rico y Japón
Director Gina Gallardo Rivas: La inmigrante dominicana en
Alejandro Crimi España
Loida M. Martínez Ramos: En el salón me dijeron
Periodismo cultural “mami”: reflexiones en torno a las mujeres, la edu-
Ensayo cación y la búsqueda de alternativas pedagógicas
al sexismo
Reportajes Lisandra Torres Martínez: CIDOM y la Bibliografía de
Plástica la Mujer en la Universidad Interamericana de Puerto
Poesía Rico
Blanca Villamil: La construcción del rol de la mujer en
Crisis
Puerto Rico: tres perspectivas generacionales
Historia
Erotismo
Cuentos
Filosofía
Medios
Libros
Universidad Interamericana de Puerto Rico
Rodríguez 482 • 5500 Mendoza • Tel.: (061)23–8527 Apartado 191293, Hato Rey, PUERTO RICO 00919
Feminaria / x / 19 / 21

Diva, divina, dividida


Guadalupe Santa Cruz*

esearía en estas líneas tender algunos respecto de los otros, tajante delimitación que disuelve

D puentes entre distintas formas de expre-


sión de mujeres, inspirados por el labora-
torio que han sido los Talleres de Oratoria con dirigen-
o pone en suspenso por un instante los lazos y
proximidades, forzando a reconstruirlos a través del
habla? Desde el psicoanálisis se ha destacado esta
tes1 que me ha tocado durante largo tiempo conducir. figura espacial como una vivencia que moviliza, en
Lo he hecho desde el oído y la distancia propias de la quien se ejecuta, el fantasma de la devoración. Mas
escritura, desde su radical exigencia por decir, a la vez esta amenaza parece tornarse pánica3 para las muje-
que he callado este dictamen, haciendo uso en esos res. Hay un perder pie –me sentí en el aire, subía y
espacios dispuestos para la exposición –al igual que la bajaba– que no puedo dejar de asociar a esta apretada
participantes– de las escaramuzas y obliteraciones relación de las mujeres con los cuerpos y objetos, a
propias de las entradas en escena. nuestra compulsión por entablar territorios. Capaci-
Son algunas de las tensiones –dramáticas y gozo- dad cultural de tejer unidades, entre elementos homo-
sas– de la aparición que quisiera aquí recorrer, las géneos y, por sobre todo, dispares; pero resistencia
dificultades vividas por las mujeres en sacar la voz también a dibujar los límites de un contorno propio, a
desde un cuerpo que se encuentra a merced de la vista singularizarnos respecto de las matrices identitarias.
ajena, las crispaciones provocadas por esta asimetría Hay un descentramiento respecto de sí misma: otra en
fundamental en la comunicación. No pudiendo reco- mí evolucionaba mientras hacía el discurso. Como si la
ger un legado de participación en el ágora, las formas oralidad ejercitada en un afuera expusiera a una
de sostener un habla pública se cargan para nosotras fuerza centrífuga desintegradora.
de preguntas. Entre la paralización, que pareciera
querer llenar esta brecha histórica con un ritual de Cuerpo estallado, cuerpo reunido
sacrificio, y el desplante en y por la repetición del Asisto a las dificultades de colocación de los cuer-
sistema de lugares atribuidos a lo femenino y lo pos de mujeres, a nuestra dificultad para hacer brotar
masculino ¿cómo no comparecer a las citas del orden desde allí y con él los discursos, evocando a Sylvia
dominante, reinventando el lugar del encuentro? Molloy: “El cuerpo es de otro. No une sus partes
Estas preguntas se multiplican al ser atravesadas encontradas como no una la mirada con la ceguera”.
por los efectos propios de los medios de comunicación, Si esta voz que habla –“piel de voces”, dice Molloy–
los que le han impuesto al espectáculo estrechas logra pespuntar su unidad a través del relato escrito
reglas de ejecución, alfabetizándonos con códigos y ¿cómo resolver esa dispersión, ese extravío, en un
formatos fuera de los cuales toda representación relato en vivo, para una hablante “mal protegida por su
parece irrisoria, pobre excedente de un libreto mayor. piel ineficaz”?4
Cuando lo lejano semeja encontrarse tan cerca y lo En la coreografía social y cultural de los cuerpos
cercano carece de brillo porque extraviamos la venta- hay una vulnerabilidad particular de los sitios de lo
na2 para mirarlo. Cuando la iluminación técnica hace femenino. Una dirigente sindical de gran desplante,
las veces de discurso y construye la escena. Cuando, con ocasión de un ejercicio de alocución en torno a
en nuestro país, sólo se esperan las tres o cuatro algún objeto de gran significado personal, que permi-
palabras–clave, como santo y seña para ubicar la tiera presentarse –y representarse– escogió, entre la
pertenencia –clánica y familiar– del hablante: ¿cómo diversidad de objetos usuales que he escuchado a lo
cautivar la atención hacia otros sentidos? ¿Cómo largo de los Talleres (la argolla, la Biblia, el reloj, el
inaugurar otras estéticas, que hablen –objeto y envol- diario de vida, una carta, el crucifijo, la cartera…) e
torio confundidos– de nuevos órdenes? inusuales (el cloro, el refrigerador, un busto, el carrito
de distribución de alimentos…), su maquillaje. Des-
Adentro–afuera pués de breves instantes, su habla y su mímica se
El círculo de personas, el hueco en el medio, como rompieron. Comentamos posteriormente el “sacrifi-
vacío, me descolocó, dijo una mujer. ¿Cuáles son los cio” que ella había operado, invirtiendo el orden de la
peligros que corren las mujeres al ocupar aquel espa- representación: no había hablado sobre ella, sino que
cio vacante del escenario, esta separación de aguas se había ofrecido ella misma en bandeja, llamando
objeto algo que llevaba adherido a la piel y que apelaba
precisamente tanto a la exhibición como al oculta-
*Es chilena, grabadora de oficio y licenciada en Forma-
miento. Podría decir algo similar de aquella otra
ción de Adultos y Educación Permanente. Es autora de dos
dirigente que escogió por objeto sus tacos altos como
novelas: Salir (1989) y Cita capital (1992) y co–autora –con
pretexto para hablar de su baja estatura y permanecer
Victoria Hurtado y Alejandra Valdés– de Un indecente deseo.
luego en silencio.
Escuela de Formación de Lideres Mujeres. Metodología (1995).
Hay un introducir el cuerpo en contrabando para
Feminaria / x / 19 / 22

decir la imposibilidad de hablar prescindiendo de él y, Es difícil referirse a los espacios públicos omitiendo
a la vez, la dificultad de hablar a través de él. La lo que ellos representan ante todo: arreglos espaciales,
escisión aristotélica entre cuerpo femenino –necesita- instalaciones que conforman verdaderas arquitecturas
do, y por ello excluido del debate público– y logos de la mirada. Ordenes carentes de inocencia: las mira-
masculino prosigue su viaje, exigiendo construir nue- das son invitadas a realizar recorridos jerárquicos, en el
vas articulaciones y sentidos que pasan por síntesis ritmo y en la extensión. A detenerse aquí, a elevarse
individuales riesgosas. hacia allá, a borrar, a fijar, a desprender, a asimilar, a
Hay aquí, entonces, un desafío estético, casi icono- generalizar, a despedazar… Si algunos autores7 han
gráfico, de invención: puesto que se trata de darse al propuesto interpretaciones para entender el moderno
entendimiento y a la mirada pública, ¿cuáles son los miedo a la exposición, basado en las fragmentaciones
elementos que pueden mediar entre aquel cuerpo y las sociales y valóricas que operan nuestras ciudades,
miradas? ¿Cómo puede éste establecer un texto, un habría que indagar de manera específica en la incomo-
cuadro, que permita proteger su exposición y su didad de las mujeres para comparecer en aquel espacio
producción? Esta pregunta nos lleva al tópico de la público a partir de la afinidad o desasosiego respecto de
pose, en el sentido fuerte de la palabra: más allá de su diseño, de la posibilidad de reapropiación o resigni-
oposiciones polares entre autenticidad y alienación, ficación de la trama que éste organiza.8
verdad y mentira, arte y artificio –oposiciones que La plaza iluminada en Lumpérica,9 los laberintos
inquietan permanentemente a hombres y mujeres en del Estadio en Silencio,10 los islotes de añicos y ruinas
los Talleres de Oratoria–, se trataría de asumir el en La tercera mitad,11 el aire enrarecido en La ciudad
cuerpo y sus movimientos como una construcción cercada,12 el ojo de la urbe elevada y cuadriculada en
cultural e histórica, colectiva e individual. Digo cuerpo Cita capital13: cuerpos de mujeres que extravían y
y entiendo con él el campo que es capaz de establecer, reescriben su navío en el cuerpo de la ciudad. Que
desde todas y cada una de sus particularidades, con deben atravesar la dispersión, el encierro, el síncope,
otros elementos, en un desenfrenado juego de relacio- a fin de balbucear una palabra propia que redibuje
nes. (Siempre he dudado de aquella parca delimita- aquel espacio. Se me fue la voz para adentro; como que
ción de los cuerpos que los aisla bruscamente de su me falta aire; salió haciéndose un nudo, dicen las
zócalo y suelo, de su aire, de sus lazos y sentidos, mujeres en los Talleres.
asimilándolo más a la definición de “soma” –cadáver– El descaro sería entonces exponer un habla que
que a aquélla de un cuerpo vivo.) logre sobrellevar el ritmo de la mirada ajena, que no
Digo cuerpo e incluyo todos sus lenguajes. sesgue ante ella –cuando la gente está pendiente de mí,
La pose sería la forma articuladora, la figura con la voy rebobinando al mismo tiempo– ni le sea dictada
cual se desea estar presente. La primera mitad del desde allí. El ser para la mirada, lugar atribuido a lo
discurso fue sin hilo, luego con todo el cuerpo, comenta femenino, supone un hiato, una inercia, una mudez,
una mujer respecto de otra. que llena, mueve y traduce la mirada ajena. El conjuro
La vinculo, después de la lectura del artículo sería entonces levantar, a partir de la palabra, un
“Cuerpo oscuro, cuerpo resplandeciente”,5 a la nece- paisaje que nos posiciones “en otro lugar del contrato
sidad que han tenido los cuerpos humanos de simbólico”14 respecto de las topologías dominantes.
proyectarse en cuerpos divinos. ¿Salir al espacio pú- Del mismo modo que supondría un due-
blico, desprenderse de la gestualidad ordinaria, no es lo entre ojo y mirada, como lo sugiere
un poco acercarse a los dioses? Lo público ha endio- Ana Bundgard, a propósito de la escri-
sado diversas figuras –políticas, religiosas, artísticas, tura de Inés Arredondo,15 en el cual “la
deportivas, criminales, del mundo del espectáculo mirada remite siempre a un más allá,
(pero ¿cuál es, hoy en día, la frontera de este “mundo que el ojo no ve, pero desde donde es
del espectáculo”?)… El repertorio de consagraciones, mirado”. Pugna en la cual el intercam-
para lo femenino, se anuda aun a los sentidos equívo- bio de miradas entre actores de género
cos que condensa el ser mujer pública, le confiere pies masculino y femenino lleva a los pri-
de barro. meros a deponer las armas, en tanto
De ahí el aspecto fundamental de la pose. De ahí la percepción, frente a la mirada de estas
ambivalencia de las mujeres, entre celebrar a otra últimas, entendida como “lugar, pun-
porque la vida es un escenario para ella, es sexy, se to de mancha” que desarma el ojo.
saca partido, y ser sorprendida por el escote de la viuda Pero duelo también en su acepción de
de un asesinado político, en el adolorido discurso de pérdida, en el sentido de que la mira-
una ceremonia pública, percibido como no logrando da, al pasar del registro imaginario al
dominar el cuerpo. Hasta promocionar la presencia de simbólico, aleja al sujeto de la rela-
un podio como estructura que protege, porque a la ción especular y, por la renuncia de
mujer se le mira mucho el físico. éste a la ilusión narcisista, opera un
corte que “remite a la falta como
La mirada: fuegos cruzados condición ineludible del sujeto”.
“Imaginar a la mujer con la cabeza baja para eludir Aquí habría que evocar la mor-
una luz/ Imaginar su cuerpo enteramente curvado daz mirada chilena, el mironeo im-
iluminado por una luz de gran potencia./ […] Imaginar placable y descarnado al cual se somete
la impresión bajo una luz./ Imaginar la extrema nuestro cuerpo social. Arte, por un lado, de
curvatura impresa bajo una luz”.6 la observación aguda y sensibilidad extre-
Feminaria / x / 19 / 23

ma ante el desequilibrio y lo grotesco –basta evocar los Me ha parecido reconocer en el habla sincopada de
sobrenombres y apodos que conforman nuestro inten- una dirigente surgida de un grupo de auto–apoyo en
so mercado de imágenes–. Y su contraparte, la con- violencia doméstica –en la primera alocución pública de
ciencia obsesiva de la participación en el montaje de una mujer que había sido mujer golpeada– la voz de
un escenario permanente. Luisa Valenzuela en Cambio de armas, en momentos
El ojo, “carnívoro depredador”,16 aquí no perdona. que la protagonista pasa de ser habitada por la amnesia
Hiere ojeando por envidia. Bufoniza el desacato o impuesta por su torturador, a recordar; una voz emer-
desvío respecto de un libreto: mostró la hilacha, se giendo de la ventriloquía en la que se encontraba presa.
soltó las trenzas, se le cayó el cassete, se salió de sus También rememoro el timbre monocorde con el
casilleros, se le arrancó la moto, se fue en banda… cual que mujer operaba en los Talleres una brillante
Por cierto que esta alta visibilidad social habría que hilación de ideas, y, ante el fastidio colectivo, la
vincularla al intenso deseo de homogeneidad que es vinculación posterior que ella hiciera entre esta carac-
nuestro y que Florián Moreira asocia a una estrategia terística y la proscripción materna de levantar la voz.
de ocultamiento de las grandes desigualdades que Mientras resuena en mis oídos el yú–yú de las
atraviesan nuestra sociedad. mujeres argelinas, que enloquecía a los soldados
Diferenciarse, entonces, salirse de madre, en nues- franceses durante la batalla de Argel, recuerdo el
tro país significa para las mujeres no sólo abandonar relato, brevísimo y tajante, que hizo una dirigente para
lo que Celia Amorós llama el “espacio de lo indiscerni- referirse al tema de la familia. Ella no enhebró argu-
ble” –por carencia de visibilidad y valor–, figura del mentos, sino que enunció la realidad del suicidio en la
enjambre en la construcción cultural de lo femenino, población: lo arrojó a la asamblea con la violencia de
sino arrastrar en este movimiento los otros no–dichos, un término que la censura ha mantenido oculto.
las subordinaciones supuestas a la vez que acalladas Quienes le hacían de audiencia manifestaron que el
por el discurso dominante. suyo no había sido un “discurso”, aunque el impacto
en ellas era certero. Invoqué la eficacia de la poesía, en
La voz la economía que le es propia, y hablamos de palabras–
He dejado para el final la voz, como trapecio del cual ambulancia.
cuelga un cuerpo cuando habla. Es en torno a ella que
se amarra y es tal vez desde ella que se dispara hacia He recurrido, involuntariamente, a imágenes que
afuera: la entiendo antes que nada como canto. bordean la catástrofe, y quizá no sea ello inocente. Tal
El texto, oral o escrito, se hace por su trama, sobre vez, apuradas por el deseo ajeno que nos ubica en lo
aquel soporte. Pienso que allí se alojan los sentidos más sublime y lo contenido –con miedo a la burla, la mujer
ocultos, una suerte de inteligencia singular que se pone es perfeccionista, tensa– la singularidad de nuestras
en juego y sostiene el discurso como superficie. voces sólo pueda surgir después de atravesar una
¿Quién habla? ¿Cómo habla, desde dónde? ¿Hacia suerte de derrumbe, de sentidos y sonidos, para tener
dónde? lugar. Decepcionando el discurso higiénico de la vir-
Se expresó como extensión; tiene que pensar en más tud, desdiciendo el cuerpo sin hilachas de la vestal,
grande; está impregnada; ella desplazaba que no se desactivando la inmovilidad de la musa, la decencia
quería, se desmerecía; tuvo un movimiento felino en las del ideal latinoamericano para el liderazgo de las
preguntas, y las respuestas fueron como zarpazos; tiene mujeres.17 Montadas sobre paradojas de nuestra po-
una voz como agua que corre; tiene un discurso legítimo, sición, sobre sus sinsentidos, sus contaminaciones,
de oráculo; habló como mamá; es acartonada, represen- sus bisagras y líneas de fuga. Desde voces que inven-
ta el protocolo; tiene un carisma humilde, modestia, no ten con su entrada un nuevo escenario y trastoquen el
adorna; es circular, va amarrando; es lineal, excluyente; aparecer en dicha.
tiene poder escénico, lo que hablaba se veía… Escribe Marina Arrate: “Ahora y así, tanteando,
Más allá del sentido explícito del discurso –que no lujosa y tisú, ataviada y terrorífica, paradigmática y
es objeto de esta reflexión–, o más acá –como mordién- sin enigma, pura horcajada, arrojo de un solo salto,
dolo entre sus fauces, manera de revertir la angustia infinitamente distinta”.18
de la devoración– se encuentra esta columna vertebral
Notas
invisible de la voz, que iría a buscar el texto, como dice 1 Estos Talleres, realizados en Federaciones Sindi-
Marguerite Duras, “que ya se encuentra ahí, en la
cales Territoriales y en la Escuela de Líderes del
noche”. En el texto escrito sería “leer desde antes de la
Instituto de la Mujer, han tenido como participantes a
escritura lo que aun es ilegible para los otros”, sería
mujeres que ocupan cargos de dirección en diversas
leerse a sí misma.
instituciones y organizaciones; las voces que retomo
En literatura sería dejarse envolver por el plácido,
pertenecen a enfermeras, asistentes sociales, mani-
lúcido y tremendo murmullo de Virginia Woolf; sería
puladoras de alimentos, jefas de Estación de Metro,
quedar adherida a la violencia de los blancos, de los
operarias de empresas, funcionarias públicas, auxi-
no–dichos, en el apretado y desapegado relato objetivo
liares de párvulos, abogadas, estudiantes secunda-
de Agotha Christof; sería ingresar en el secreto orgá-
rias y universitarias, militantes, secretarias, matro-
nico que libra Clarice Lispector; hundirse en las
nas… No podría nombrarlas, como no puedo desligar
circunvoluciones con las cuales Marguerite Duras
estas línas de la experiencia común que las sustenta.
rodea, sin agotar, sus escenarios; sería patinar en el 2 Pido prestada esta imagen a Cecilia Sánchez, en
tiempo detenido que proponen las manchas, como
su artículo inédito “La mujer en la plástica chilena”,
tiempo traumático, de la narrativa de Suzanne Jacob.
Santiago, 1980.
Feminaria / x / 19 / 24

3 Parafreaseando el título del libro Pánica, de


Cristóbal Santa Cruz, Estocolmo, BIKUPA, 1989.

LAS POLITICAS
4 Sylvia Molloy, En breve cárcel, Barcelona, Seix
Barral, 1981.
5 Jean–Pierre Vernant, en Fragmentos para una
historia del cuerpo humano, M. Feher, R. Naddaff y N.
Tazi, editores, Madrid, Taurus, 1990. DE GENERO
6 Diamela Eltit, Lumpérica, Santiago, Las Edicio-
nes del Ornitorrinco, 1983.
7 Richard Sennert, La conciencia del ojo, Barcelona, Y SU RELACION CON
Versal, 1991.
8 Verónica Petrowisch alude, por ejemplo, a los
órdenes curvos y rectos en las configuraciones espa-
EL DERECHO DE
ciales femeninas y masculinas del campo chileno, en
“El hombre, esclavo o dueño del tiempo”, Semanario El
Gallo Ilustrado Nº 1160, México, 1984; Olga Segovia,
FAMILIA
desde la arquitectura, aborda esta temática en “Espa-
cio y género”, Revista Proposiciones, Nº 21, Santiago, Seminario a cargo de
1992.
9 Diamela Eltit.
10 Clarice Lispector. Eva Giberti
11 Liliana Heer
12 María Isabel Amor.
13 Guadalupe Santa Cruz. Fechas: 24 de abril, 8, 15, 22, 29 de mayo y
14 Sara Castro–Klaren, “La crítica literaria feminis-
5 de junio
ta y la escritora en América Latina”, en La sartén por
el mango, Puerto Rico, Ed. Huracán, 1985. Horario: 18 a 19,30 hs.
15 Ana Bundgard, “La esquizia ojo–mirada en Río
Dirigida a profesionales de: psicología, derecho,
Subterráneo de Inés Arredondo”, en Mujer y literatura
ciencias sociales y trabajo social
mexicana y chicana, México, El Colegio de México/El
Colegio de la Frontera Norte, 1990.
16 Nadia Prado, Simples placeres, Santiago, Cuarto Informes e inscripción:
Propio, 1992. Departamento de Graduados
17 Elsa Chaney, Supermadre, Women in Politics in
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales
Latin America, Austin, University of Texas Press, 1979.
18 Marina Arrate, Tatuaje, Santiago, Ediciones del Avda. Figueroa Alcorta 2263 3º piso
Mirador, 1992. Tel: 803-2519

Vindicación de los derechos de la mujer , M.


Los 38 títulos de la Colección FEMINISMOS
Wollstonecraft
de la Editorial Cátedra (España) los encontrás en: Sapos y culebras y cuentos feministas (Los niños de
preescolar y el género), B. Davies
Feminismo, A. Posada
Antropología y feminismo, H.L. Moore Nacemos de mujer (La maternidad como experiencia
El infinito singular, P. Violi e institución), A. Rich
Deseo y ficción doméstica, N. Armstrong Tel.: 372-7162 int. 303 Ecofeminismos, B. Holland–Cunz
Política sexual, K. Millett La política de las mujeres, A. Valcárcel
Yo, tú, nosotras. L. Irigaray La construcción del sexo (Cuerpo y género desde los griegos hasta Freud),
Musa de la razón (La democracia excluyente y la diferencia de los sexos), G. T. Laqueur
Fraisse Fortunas familiares (Hombres y mujeres de la clase media inglesa, 1780–
Hacia una teoría feminista del Estado, C.A. MacKinnon 1850), L. Davidoff y C. Hall
Diálectica de la sexualidad (Género y sexo en la filosofía contemporánea), Discurso sobre la educación física y moral de las mujeres, J. Amar y Borbón
A.H. Puleo Fundamentos del patriarcado moderno. Jean Jacques Rousseau, R. Cobo
Discurso sobre la felicidad, Madame du Châtelet Psicoanálisis y feminismo. Pensamientos fragmentarios, J. Flax
Equidad y género (Una teoría integrada de estabilidad y cambio), J. Saltzman Los otros importantes, W. Chadwick e I. de Courtivron, eds.
Alicia ya no (Feminismo, Semiótica, Cine), T. de Lauretis La ciudad de las pasiones terribles (Narraciones sobre peligro sexual en el
El niño de la noche (Hacerse mujer, hacerse madre), S. Vegetti Finzi Londres victoriano), J. R. Walkowitz
Las Románticas (Escritoras y subjetividad en España, 1835-1850), S. El matrimonio de Raffaele Albanese (Novela antropológica), L. Accati
Kirkpatrick Ciencia, cyborgs y mujeres (La reinvención de la naturaleza), D.J. Haraway
El estudio y la rueca (De las mujeres, de la filosofía, etc.), M. Le Dœuff La herejía lesbiana (Una perspectiva feminista de la revolución sexual
Las madres contra las mujeres (Patriarcado y maternidad en el mundo lesbiana), S. Jeffreys
árabe), C. Lacoste–Dujardin Maternidad y políticas de género, G. Bock y P. Thane, eds.
El poder del amor (¿Le importa el sexo a la democracia?), A. Jónnasdóttir Las filósofas (Las mujeres protagonistas en la historia del pensamiento), G.
La construcción sexual de la realidad, R. Osborne de Martino y M. Bruzzese
De la Educación de las Damas (para la formación del espíritu en las ciencias Lo que quiere una mujer (Historia, política, teoría. Escritos, 1981–1995), A.
y en las costumbres), P de la Barre Bocchetti
Feminaria / x / 19 / 25

Manual de estrategia “Pagliachi”


o cómo triunfar en la tele
María Moreno*

a reacción a veces produce objetos sofisticados, El yo solita

L no sólo a Billy Graham vociferando en un


estadio de futbol o neonazis con la cabeza lisa
como una rodilla: la profesora italoamericana Camille
La fuente principal del pánico neoconservador fue
que las mujeres fueran muchas y estuvieran organiza-
das. Paglia persuade una y otra vez de que actúa sola
Paglia, por ejemplo, un producto añejo si se tiene en y viene en son sensual.” Si se produce una verdadera
cuenta que su libro Sexual Personae armó jaleo en el violación yo ayudaré a colgar al tipo del árbol más
primer año de la década pero a punto para la traduc- cercano. Seré absolutamente feroz”. “Si Playboy está
ción en los tiempos del menemismo. Lo que sigue es un secuestrando mujeres para fotografiarlas, entonces
manojo de notas al pie de la charla ofrecida por Camille los ayudaré a linchar a la gente de pueblo”. “No estoy
Paglia el 19 de septiembre de 1991 en el Instituto de en contra del feminismo, sólo quiero llevarlo al año
Tecnología de Masachusetts, en Cambridge. Consiste 2000. Camille Paglia afirma que no tiene nada contra
en una descripción de sus estrategias, falacias y el femi-nismo, sólo quiere ponerlo a salvo -como un
mentiras para ponerse al servicio del antifeminismo. extraño Moisés con faldas vinilo- para que esté a tono
Está dirigida a sus candorosos e ignorantes, aunque con el fin del milenio. Lo que Paglia se cuida de
no inocentes, defensores que ya la festejaron en algu- mencionar es que el supuesto imperialismo feminista
nos medios locales como a la Madonna del nuevo fue un producto del imaginario neoconservador. Da-
pensamiento aunque algunas paredes de la ciudad tos relevados por CATALYST- una agrupación que inves-
todavía griten “¡Madonna puta!”. tiga la situación de las mujeres- registra que de 12.997
altos ejecutivos pertenecientes a las 300 empresas
Rencor, su viejo rencor principales de los EE.UU., sólo 1.303 son mujeres y
La política del resentimiento hizo que un conjunto que éstas representan el 2% de los cinco mejores
de granjeros que estaban perdiendo sus tierras se sueldos. En síntesis: no hay ninguna masticadora de
agrupara en el Ku Kux Klan, que una nación de varones en Wall Street. En cambio en la última década
desempleados comprara la panacea Hitler y que Richard aumentó considerablemente el número de mucamas y
Nixon ganara unas elecciones con sólo agitar su odio de secretarias
a un stablishement debilucho con los comunistas. El (Hablar de la situación de latinas y afroamericanas
objeto de Paglia es la elite universitaria: no se cansa de exigiría una Feminaria en dos tomos)
contar los veinte años que le costó editar su primer Aunque una de las fuerzas de Paglia es pretender
libro que fue rechazado por siete editoriales, ni de hablar sólo en nombre de sí misma apoyándose en la
insultar a las feministas blancas que triunfan en Yale, desesperanza general ante la cultura política y la
Harvard o Berkeley. Su novela de joven pobre incluye desaparición de los sentimientos colectivos se anima
le mención insistente del patio trasero de su casa de a afirmar “soy los sesenta”. Para ella los años sesenta
Endicott, sus diarios cruces del Río en Filadelfia -allí han retornado como “energía” es decir algo tan difuso
tiene un modesto puesto de profesora de arte- para políticamente como la fuerza que se pierde durante una
estudiar en la biblioteca de Penn en donde la acunan depresión nerviosa o lo que provoca la erección de un
-como a Evita las voces del pueblo- las voces de la caballero. La “energía” es los sesenta sin feministas,
escuela preparatoria. drogas, panteras negras, Cuba, teoría de la dependen-
cia, ni siquiera Tom Woolf carcajeándose en la izquierda
exquisita.

El pido
Paglia se considera pro-pornografía, pro-aborto,
*Periodista (directora de Alfonsina, primer periódico para pro-homosexualidad, pro-travestismo, pro-legalización
mujeres; colaboradora de El Porteño, Página 12, Página 30 y El de las drogas, sin embargo, cuando aclara esos “pro”,
Cronista; jefa de la página de la Mujer del diario Sur; secretaria no lo hace más que como coartada, al igual que un/a
de redacción del diario Tiempo Argentino a cargo de los conservador/a puede hacer una arenga acerca de la
siguientes suplementos: La Mujer, Tiempo Joven, Salud,
salud reproductiva de las mujeres antes de lanzarse a
Nuestro Tiempo, Clase Activa y Señores); novelista (El affair
Skeffington, 1992); directora de programación del Foro Gandhi.
proponer la penalización del aborto o proclamar una
defensa encendida del placer sexual antes de prescri-
Feminaria / x / 19 / 26

birla exclusivamente para una familia heterosexual y número de profesoras universitarias -no necesaria-
con hijos. mente feministas- no pasa del 10% del total, un 6%
Su rechazo al feminismo la acerca a las brujas de más de las que había en los años sesenta. Las cátedras
la nueva derecha Connie Marshaner, integrante de la de ESTUDIOS DE LA MUJER son poco más que una decena a
fundación HERENCIA y Beverly La Haye de MUJERES PREOCU- lo largo del territorio y los artículos feministas no
PADAS POR AMÉRICA. Marshner ha considerado al MOVIMIENTO alcanzan al 7% de los estudios académicos.
DE LIBERACIÓN DE LA MUJER un grupo de machistas dispues- He aquí un ejemplo del pensamiento de Paglia
tas a conseguir su lugar en el mundo sin importarles como “historiadora”: “Si se piensa en la palabra
cuántos cadáveres tuvieran que apilar para llegar a él ‘imperialista’, si se piensa automáticamente ‘América’
y La Haye basó su campaña en sugerir que las es porque una no sabe nada. Porque alguien que ha
feministas abogaban por un mundo sólo interesado en estudiado la historia del antiguo Egipto sabe que el
el poder material. Tanto Paglia como las cultoras de la imperialismo fue prácticamente inventado en Egipto y
Tradición logran audiencia con el relato autobiográfi- en el Cercano Oriente”. ¿Qué rigor teórico puede meter
co de como fueron- al igual que los alcóholicos anóni- en la misma bolsa a Ramsés ll y Richard Nixon? Es
mos- de la oscuridad a la luz. como si se atenuara la magnitud del holocausto
argumentando: “¿Qué creen los judíos de hoy en día,
Hacer el paramecio que Hitler creó el antisemitismo? ¿Acaso no recuerdan
Paglia pretende no tener antecedentes entre las el brote antisemita de 1873 en Viena durante la caída
mujeres, se habría autoengendrado como el paramecio. de la bolsa luego del viernes negro? ¿Y las leyes
Para lograr esta impresión finge que ha hablado antisemitas de 1850?” Si para Paglia la repetición es
primero -en realidad está robando copyright- o atribu- inexorable, toda resistencia sería impotente.
ye exclusivamente a los varones ciertas preocupacio-
nes del feminismo. Hace creer que descubrió la pólvo- La lucha en el barro
ra cuando denuncia las limitaciones del concepto de Ver luchar a mujeres excita muchísimo a los varo-
“identidad” sexual pero éste ha sido una preocupa- nes y a ciertas mujeres aunque la lucha no sea en el
ción histórica de las feministas. Uno de los barro sino en el espacio de las lengua de
ejemplos más radicales ha sido la posición víbora. Paglia ha hablado pestes de
de Gayle Rubin en el Coloquio de Bernard Susan Sontag, Geramine Greer, Helene
de 1982. En su artículo “Reflexionando Cixous y otras feministas como Naomí
sobre sexo” aboga por la pluralidad de Wolf a la que llamó “besaculos de pa-
identidades sexuales incluso la de los dres y maestros”. De este modo consi-
sadomasoquistas a quienes les atri- gue a sus clientes, azuzándolos contra
buye menos violencia que a los juga- los que tienen privilegios. ¿Qué suce-
dores de fútbol americano. El concep- derá cuando Paglia sea una más en el
to de teatro sexual, más precisamente establishment que denuncia?
“performance” que Paglia atribuye ex- Era mucho más interesante la retóri-
clusivamente al movimiento gay ha sido ca de la lucha en el barro de Truman
exprimido por Judith Butler, una teórica Capote y Gore Vidal.
capaz de empalidecer el marqueting de Paglia.
Nuestra “Madonna” sugiere que los límites del Hacer la nac and pop
feminismo social cuyas cabezas más promocionadas Para reivindicar a Freud, Paglia se ve obligada a
provienen de EE.UU. han sido: considerar a la ideología ignorar los textos de Sarah Kofman (El enigma de la
como una fuerza autónoma; victimizar a las mujeres mujer ¿Con Freud o contra Freud?) y Juliet Mitchel
encubriendo sus movimientos de resistencia, compli- (Feminismo y psicoanálisis). En nombre de Harold
cidad o transacción; pensar la diferencia de los sexos Bloom, detesta a Derrida, Lacan y Foucault sin moles-
sólo en términos de poder para demonizar del poder tarse en comentar sus teorías. Historiadores feminis-
mismo; en el plano estético, adherir a los más tas y gays han hallado fértiles relaciones de correlato
anacrónicos postulados del realismo, es decir inter- entre xenofobia y misoginia.
pretar el arte como reflejo de la vida. Pero cabe aclarar
que estas limitaciones no fueron descubiertas por Hacer el gay
Paglia sino que se hicieron en el interior del movimien- Camille Paglia tiene una gran pasión por los varo-
to mismo. nes gays considerándolos mil veces más divertidos
que las lesbianas (en esto no es muy original dentro de
Tener a Homero en la manga las nuevas tendencias de la reacción al feminismo).
La nueva derecha ha levantado el estudio de los ¿Por qué los gays son tan divertidos? El movimiento
clásicos y de la historia antigua para oponerlos a los gay nació farandulizado dado el interés de los gays por
recientes ESTUDIOS DE LA MUJER. Se acuñaron best sellers las representaciones cristalizadas de la femineidad (la
como The Closing of The American Mind (El bloqueo del vedette, la muñeca, la puta). Mientras que las palabras
pensamiento americano) de Allan Bloom que acusa a (feministas y lesbianas) que denuncian la opresión no
las feministas de haber copado las universidades son nada graciosas. Digresión: amén de la militancia
impidiendo el desarrollo intelectual del varón y a los en común contra la discriminación ¿Los gays se
flamantes ESTUDIOS DE LA MUJER de haber acabado con los habrían abocado a la fundación de una estética y las
clásicos. A pesar de los gemidos de Allan Bloom el lesbianas de una moral? Lo que Paglia les reprocha a
Feminaria / x / 19 / 27

éstas últimas es la coacción a identificarse como tales no, como en los sesenta y setenta, en ciencias políticas
a mujeres que simplemente hacen el amor con otras o sociales.
mujeres. Como Paglia padece de una frecuente amne-
sia política habría que recordarle el significado que Agarrar una hojita sin mirar al bosque
“los sesenta” (que no son ella) proponían al lesbianis- Paglia se ríe de la posibilidad de que una chica
mo: una proyección ética, cultural y sexual más allá pueda ser violada durante una cita y al mencionar un
del hecho de amar con el pene “allá lejos y hace caso ocurrido en Filadelfia dice “No entienden (las
tiempo”. mujeres) lo que está ocurriendo, que su conducta tiene
un contenido sexual, que tal vez hay en su conducta
Mentir una sexualidad subliminal, algo provocativo”. Según
La mala fé consiste en decir algo que es básicamen- Paglia las mujeres no sólo deberían pensar en el efecto
te verdad pero que se enuncia en otro registro de aquel de sus actos sobre ellas mismas sino también sobre los
en que se pretende hablar. Paglia dice que el feminis- varones cuya lujuria sería incontrolable. No debe serlo
mo es puritano (es cierto que no logró construir una tanto ya que un gran porcentaje de varones adinera-
teoría radical de la sexualidad) en el momento en que dos norteamericanos pasa sus fines de semana con
el eje de la discusión es el sadomasoquismo; que ha Robert Bly, un profeta, autor de El hombre de hierro,
fallado en psicología (ha leído por lo general que les enseña a tocar el tambor, arrojar grandes
estrechamante a Freud) en el momento en que la new piedras, arañar la tierra, aullar y olerse entre las
age liquida cualquier “salud’ colectiva; y en estética nalgas como lo hacía el Dingo, un lejano antepasado
(ha pecado de realismo figurativo) en el momento en del perro. De esta manera y a cambio de 500 dólares
que las cabecillas principales son graduadas en arte y el fin de semana volverían a su estado salvaje.

IsabelTriguerosGuardiola:ManualdeprácticasdeTrabajoSocialcon
lasmujeres(SigloXXI)
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norteamericanas,1896–1996(horasyHORAS)
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VV.AA.:SimoneWeil:descifrarelsilenciodelmundo(Trotta) cuerpodelamujer(horasyHORAS)
CatalinaH.Wainerman,comp.:Vivirenfamilia(UNICEF–Losada)
AnnaAjmátova:Poemas(UNAM)
FátimaMernissi:Sueñosenelumbral.Memoriasdeunaniñadelharén
(Atlántida–Océano)
SusanaTamaro:Dondeelcorazóntelleve(Atlántida–Océano)
SimonedeBeauvoir:Lafuerzadelascosas(Edhesa)
HannahArendt:Crisisdelarepública(Taurus)
ElizabethBishop:Antología(ElTucán)
AndreaSuárezCorica:Atravesandolanoche(DelaCampana)
FrancesSherwood:Mary(Norma)
SusanaTorrado:ProcreaciónenlaArgentina(DelaFlor)
FlorindaRiquer:Bosquejos…Identidades(UniversidadIberoamericana)
BarbaraHolland–Cunza:Ecofeminismos(UNAM)
GiselaBochyPatThane,ed.:Maternidadypolíticasdegénero(Cátedra)
ColleenMcCullough:LasmujeresdeCésar(Emecé)
MaríaLuisaFemenías:Inferioridadyexclusión.Unmodeloparadesarmar
(GrupoEditorLatinoamericano)
MargaretMead:Adolescencia,sexoyculturaenSamoa(Planeta–Agostini)
MaríadelCarmenBrion:Elpartodelahembrahumana(Biblos)
MargaritaPeña,comp.:CuadernosdeSorJuana(UNAM)
DeborahTannen:Géneroydiscurso(Paidós)
EstelaV.Welldon:Madre,virgen,puta.Idealizaciónydenigraciónde
lamaternidad(SigloXXI)
CarmeCastells,comp.:Perspectivasfeministasenteoríapolítica(Paidós)
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VII Encuentro Feminista


Pocas semanas después del VII Encuentro, en una reunión del Consejo de Feminaria, las que no habían ido a Chile
nos pidieron a las que habían asistido nuestro relato del mismo. Cuando comenzamos a dar nuestras interpretaciones, nos
dimos cuenta de que eran distintas. Por eso decidimos convocar una reunión ampliada entre feministas con diferentes
miradas que representaran diversas posturas reflejadas en el Encuentro.

Diana Bellessi políticas de estado y proyectos –El problema es que las chilenas
múltiples de asociaciones privadas. rompieron los pactos anteriores. Había
uando los pactos se En algunos casos han sido y aún una historia del Encuentro Feminista.

C rompen los códigos se


reconstruyen. La pala-
bra sigue vigente en la arena políti-
son útiles para el feminismo latino-
americano; en la mayoría, me pare-
ce, han ido de la mano con la
desmovilización general, quebran-
Yo al menos voy desde el '85, que es el
tercero, y siempre hubo una historia:
cada comisión organizadora le da su
impronta al Encuentro, y cada país
ca, en el discurso psicoanalítico se
diría quizá, que roto el pacto nuevos do los lazos de solidaridad, la capa- también, tiene que ver con la historia
contratos son posibles, o que el cidad de respuesta política y perso- regional y la historia mundial. No es lo
pacto se historiza. La primera arras- nal, los aspectos más revoluciona- mismo ahora que cuando ustedes fue-
tra por antonomasia una escena rios del feminismo y en consecuen- ron a Perú y a Colombia que estaban
romántica, pacto de amor, también cia también los más amorosos. bajo dictaduras. Cuando llegamos a
a veces de silencio, y la segunda Creo que el Encuentro Feminis- Cartagena y vi el programa y estos dos
remite al derecho romano y al largo ta de Cartagena puso en escena ejes, observé que no había espacio
imperio de la burguesía. Encuentro, este momento histórico doloroso y para las mujeres que trabajan determi-
desgrana el eco significativo de ha- al mismo tiempo conmovedor. Diría nados temas. ¿Y las que quieren ha-
llar, aunque sea por un instante, lo que ahora empieza el baile y cada blar de poesía, de redes, de salud, de
buscado. Encuentro de lo mismo o quien deberá dar un paso al frente amor? Se rompió el pacto, más allá de
encuentro de lo diferente, en suce- o al costado. Siempre nos enorgu- los problemas que puede haber, se
sión o simultaneidad, la palabra llecimos de nuestra capacidad de rompió una dinámica que era tradicio-
apela a la ilusión de bienestar, de invención, no de la nada, no, sino nal, un espacio por el cual vos te junta-
completud, de equilibrado placer y de tomar de aquí y de allá, de la bas con las que te interesaba reunirte
crecimiento. Borramos la intensi- historia que escasamente nos de acuerdo con las áreas temáticas,
dad del conflicto que encontrarse incribió en su seno y de aquélla al más allá de que tenés tus amigas, podés
siempre conlleva. Encontrarse sólo margen que investigamos, recrea- ir a escuchar algo por primera vez; hay
con las semejantes gratifica, al prin- mos e inventamos cada día. Por intereses de las mujeres donde el único
cipio, luego congela. Muchas re- supuesto que a veces podemos ha- espacio que se posee para confrontar
cuerdan el encuentro de Bertioga cer uso de las tradiciones políticas experiencias, formas de trabajo es el
como un espacio idílico. No estuve donde nos entrenamos -y de las que Encuentro; eso se rompió. Me dio mu-
allí, pero no lo dudo. La nostalgia es huimos-, o llevar a cabo la “treta del cha bronca, fue muy frustrante.
tan importante y necesaria como la débil”, pero no olvidemos que a –En Lima eras expositora, además
memoria, siempre y cuando no se menudo la treta nos devora, o aque- con un trabajo previo que se repartía…
cierre haciendo de la materia viva lla tradición acaba devolviendo la En Chile fue pensado para no dejar
de la historia sólo un fósil. imagen de lo que combatíamos espacio. Y fue pensado: no fue todo
El malestar y la conciencia espe- cuando nos miramos al espejo. desorganización. Y después, me pare-
cífica de la opresión ha crecido Se dirime un poder económico y ce que se expresó en la falsa dicotomía
gigantescamente en las mujeres uno ideológico. Creo en la necesi- institucionalizada/autónomas… Hay al-
latinoamericanas en los últimos dad de fortificar y constituir espa- gunas que sí saben lo que es El Femi-
quince años. También las praxis cios feministas específicos, autóno- nismo, lo que es Una Feminista, enton-
sociales e individuales más diver- mos, de los cuales no sea propieta- ces hay un lugar para ésas y las demás
sas enmarcadas en aquel malestar ria ninguna vanguardia. No creo en al río.
y aquella conciencia. Ha dejado de los tribunales del pueblo, en el ro- -En El Salvador planteaban el femi-
ser la quintita de una clase media dar de cabezas, porque la historia nismo como un movimiento contracul-
de vanguardia. El malestar, y en patriarcal me ha enseñado donde tural, lo cual era interesante. Pero ha-
vastos sectores sociales diría la de- termina, tampoco en permitir la bía un dejo medio despectivo: “Vos no
sesperación, ha crecido por efecto fagocitación de una revolución valés porque vos trabajás en un partido
del lazo estrangulador del libertaria quedándonos en la silen- político”; esto impedía el diálogo. Pero
neoliberalismo económico aplicado ciosa complacencia de la quintita de todos modos la radicalidad de las
al continente. Al mismo tiempo, privada. propuestas era interesante porque la
dicho sistema generó con premura El potrero se ha ampliado, me radicalidad te empuja y te hace con-
resortes de apropiación y control: interesa la voz de las grandes mayo- frontar.
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Latinoamericano y del Caribe


No podían concurrir Marcela Rodríguez, Teresa Azcárate y Liliana Daunes; otras dos invitadas, Magui Bellotti y
Patricia Kolesnicof, no aceptaron participar en la conversación, pero accedieron a nuestra sugerencia de enviar sus opinones
por escrito. Transcribimos fragmentos de la conversación llevada a cabo entre Mónica Tarducci, Haydée Birgin, Diana
Bellessi, Diana Maffía y Lea Fletcher, y breves escritos de las que de una forma u otra aceptaron la convocatoria.

-De hecho así ha sido el feminismo rías que viven en situaciones cada der; 3.– desenredando nuestras es-
históricamente vez más límites, que aún no acce- trategias.
-Claro. A mí me parece bárbaro que den a los encuentros pero parecen La metodología consistía en dos
ellas te digan “tal cosa no sirve”, porque amenazar ahora con entrar en la foros con expositoras, talleres de
ahí empezás a replantearte tu práctica. arena. ¿No era eso lo que quería- profundización por afinidades o
Al menos había diálogo. En el Encuen- mos? ¿Acaso nos asusta la cólera corrientes y, además, otras activi-
tro de Chile se perdió la riqueza de la de las más oprimidas? Sólo me asus- dades propuestas por las partici-
discusión, porque no todo lo que de- ta la hegemonía del discurso, la pantes: Cueva de la Salud, talleres
cían las autónomas me pareció inváli- cancelación de la diferencia, no la temáticos, lúdicos, etc. Y, por su-
do. Pero qué pasó, que cuando meten ríspida, y conflictiva intensidad del puesto, las fiestas.
todo en una misma bolsa una termina diálogo. El Encuentro Feminista de Inicialmente había previstas dos
aliada con gente con la que tiene pro- Cartagena ha representado dramá- plenarias: una para debatir las sín-
fundas diferencias. ticamente esta realidad. Queda en tesis o conclusiones de los talleres
-Parece que había dos poderes que nuestras manos lo que viene, la rica de profundización y otra para de-
peleaban allí, el poder del dinero, en el articulación paradojal de este ins- signar la sede. Pero, en la práctica,
caso de las criticadas institucionales, tante dialéctico. Aquí, no se juega hubo tres, pues la primera tarde
políticas estatales, o de género; es de- sólo retórica, podercitos patéticos, una mayoría de participantes prefi-
cir por un lado la tenencia supuesta o se juegan vidas de millones de mu- rió sesionar en asamblea y rechazó
real de dinero, y por otro, un poder jeres empujadas al hambre, la des- la propuesta de la comisión de pa-
ideológico. ocupación, la miseria, la no exis- sar a los talleres.
-¿Hay un financiamiento bueno y tencia. Sólo allí me En Encuentro estuvo precedido
otro malo? importa cómo es por un fuerte boicot político y finan-
-En el taller de las autónomas se posible la lucha, la ciero de una parte del feminismo
discutió y redefinió el concepto de auto- inteligencia y el institucional. De hecho, recibió
nomía y financiamiento. Se dijo que no amor. financiamiento por menos del 10%
había un no rotundo a los del Encuentro anterior (El Salvador
financiamientos sino una revisión de tuvo subsidios por U$S 461.988,05
qué formas de financiamientos son le- –ver memorias– y Chile por U$S
gítimos. 40.000).
–Yo creo que la fantasía es: tenga- Pese a las dificultades políticas
mos un grupo reducido donde nos que- Magui Bellotti y financieras, pudo hacerse este
damos con este título de Movimiento encuentro desde la autonomía.
Feminista mundial, aunque no haya l VII Encuentro Feminista
mujeres, no importa, porque las otras
no son feministas, están en la política,
en el género, en la academia, no sé
E de Latinoamérica y el Ca-
ribe se hizo en Cartagena,
una playa popular cerca de Santia-
Los significados del Encuentro
Hasta Chile, el feminismo lati-
noamericano y caribeño tenía una
dónde están… Y nosotras somos las go de Chile. Desde las boletinas voz “oficial”: la que lideró el proceso
auténticas feministas, como fue toda la enviadas por la Comisión Organiza- hacia Beijing, la que tiene en sus
vida la vanguardia de la izquierda… dora, se planteaba una propuesta manos los medios de comunicación
–Creo que estalló algo que venía de clara: explicitar las posturas políti- feministas más importantes y los
años: dos fenómenos: por un lado el co–filosóficas desde las cuales se mayores recursos, la que se arrogó
crecimiento del feminismo y por otro el desarrollan teorías y prácticas fe- representatividades nunca otorga-
atenazamiento del liberalismo en Amé- ministas. Para ello plantearon tres das. Un feminismo cuya estrategia
rica Latina. ejes: 1.– marcos político–filosóficos fundamental es el acceso a las ins-
–Para mí el problema no es si reci- de las distintas corrientes del femi- tituciones políticas y económicas
bís o no recibís dinero. El problema son nismo latinoamericano; 2.– el lado nacionales e internacionales (in-
las condiciones que te ponen para esa oculto y discriminado del feminis- cluida la Banca Multilateral: Banco
financiación y cuáles son las restriccio- mo. El ser y hacer feminista. Las Mundial, Banco Interamericano de
nes en tu trabajo. indígenas, las negras, las lésbicas, Desarrollo), la consecución de cuo-
–Tus palabras, aparte de llenarnos las pobres … que hay en nosotras. tas de poder en las mismas y las
de amargura, confirmarían las presun- Diversidad, discriminación y po- reformas legales. Toda voz disiden-
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te era descalificada (y lo sigue sien- sirvió para sostener la falsa dicoto- ciones de las autónomas. Es una pena
do) por utópica, imposible, nostál- mía “autónomas vs. instituciona- que esto no se haya podido discutir.
gica. Este proceso, que se viene lizadas”. Chile significó un corte en Sigo insistiendo con que la discusión
desarrollando desde hace varios la tradición democrática de los En- se desarmó.
años, fue creando fuertes tensio- cuentros Feministas caracterizados –El problema es ser autónoma y no
nes, que se expresaron en por ser espacios plurales que per- poder estar con las autónomas.
Cartagena. El Encuentro de Chile mitieron expresar diferencias, con- ..........
permitió que esas otras voces se trastar ideas y crecer en ese proce- –Hay que pensar el movimiento fe-
escucharan. Ninguna fue acallada. so. Crear falsas antinomias fue un minista como una multiplicidad. Están
Incluso aquéllas que, en su mo- artilugio ideado por quienes se atri- los movimientos más radicalizados y
mento, boicotearon el Encuentro y buyen ser las “verdaderas” y “úni- contestatarios, los de la revolución cul-
hasta propusieron el cambio de cas” portadoras del feminismo – tural, si querés, y están los sectores
sede, tuvieron espacio. como todo ismo difícil de definir– liberales.
Reflexionar, explicitar, debatir para soslayar la discusión y ahon- –Bueno, pero hay cosas mínimas
posturas político–filosóficas es, a dar sobre temas de fondo que hacen que te definen. Como dijo Estela Suárez
nuestro juicio, indispensable en este a la estrategia del movimiento. allá en El Salvador cuando se planteó
momento de construcción del femi- Retomo el punto inicial: la con- la cuestión de los cupos. ¿Cómo lo
nismo latinoamericano. Este fue el cepción desde donde fue pensado medimos? Como mínimo una feminista
acierto básico de la Comisión Orga- marcó el Encuentro y explica: a) el no puede ser lesbofóbica, no puede
nizadora, lo que posibilitó definir tipo de convocatoria –excluyente– y estar en contra del aborto … hay tres o
responsabilidades y saber desde qué b) la mecánica de funcionamiento cuatro cosas que, para llamarte femi-
lugares pensamos y actuamos. del Encuentro –paneles sin debate– nista, tenés que aceptar, si no, sos otra
Se le dio contenidos concretos a diseñados para sostener la falsa cosa.
la diversidad, lo cual contribuyó a dicotomía entre autonómas vs. –Si estás contra el aborto, no podés
fisurar hegemonías construidas so- institucionalizadas. Por supuesto, ser feminista, pero podés ser parte del
bre la base de la indiferenciación y esto denota una concepción del movimiento de mujeres, que es muy
la negación y rompió el espejo com- movimiento y la política que las amplio y caben todas.
placiente de un mítico y afortuna- organizadoras han sabido manipu- –…pero el Encuentro es feminista.
damente inexistente espacio de lar al mejor estilo de la política ..........
idénticas. Quedó claro que nadie se tradicional y retrotrayéndonos a -El tema de la violencia de las jóve-
puede arrogar la representatividad formas autoritarias que creíamos nes a mí me preocupó. Me quedé pen-
de nadie. erradicadas. Las mujeres con larga sando en la generación nuestra que se
Recobró la voz un feminismo experiencia en estrategias de “so- asumió lesbiana, pero no públicamen-
que habla desde la autonomía ideo- brevivencia” encontraron su propia te. ¿Por qué no pensar que estas chi-
lógica, organizativa y política, que dinámica para “zafar” y desbaratar cas quieren un reconocimiento distinto
busca subvertir una sociedad y una la propuesta de las oganizadoras en que la sociedad no les da, y que eso
cultura basada en el dominio y no esta idea de “Ni las unas ni las pudo haber sido lo que despertó tanta
integrarse a la realidad definida otras”. Lamentablemente, se invir- violencia? Yo nunca vi un Encuentro en
desde el poder. Pudimos compro- tió demasiada energía para no que- donde los grupos lesbianos tuvieran
bar nuestra existencia, nuestros dar atrapadas en esa falsa ese nivel de violencia. Desde hace quin-
haceres y pensamientos. antinomia y fue escaso el tiempo ce años venimos hablando de demo-
A partir de Chile, para profundizar en el debate. Quie- cracia, de antidiscriminación, pero en
está claro que hay ro detenerme en los dos puntos el fondo siguen discriminadas. No creo
varios feminismos. señados: convocatoria y diseño de que lleguen a su casa y les digan a su
Fue un encuentro organización que expresan la con- mamá y papá: “miren, tengo una pare-
profundamente cepción de las organizadoras del ja”… Trataba de entender esto, me
político, en el me- Encuentro. acerqué para escucharlas… Yo las
jor de los sentidos. La convocatoria excluyente y miraba como si fueran hijas mías y no
sectaria del Comité encuentra su oía nada porque gritaban absolutamen-
sentido en el resultado del Encuen- te todo el tiempo y no se escuchaban.
tro. Insisto, responde a una concep- -Bueno yo voy a ser brutal con lo
ción de la política –presente en la que te voy a decir: punto uno, sería
Haydée Birgin* década de los 70– de “vanguardias” importante que las feministas porteñas
esclarecidas capaces de asumir el se dieran cuenta de lo que están ha-
ué pasó en Chile? ¿Por sentido y los deseos de otros. A la ciendo las jóvenes lesbianas desde

Q qué se produjo un cor


te con la tradición de
los Encuentros anteriores? Mi re-
luz de lo sucedido en el Encuentro,
es posible explicarnos la actitud de
nuestras amigas chilenas de no
hace mucho tiempo; punto dos, el hilo
se corta siempre por lo más delgado,
las pobres, las lesbianas son el hilo
más delgado. La furia del hilo más
flexión parte de cuestionar la con- participar y los conflictos suscita-
cepción desde donde el Encuentro dos con las organizadoras. El esca- delgado también es muy grande: la
fue pensado que obturó el debate, so número de mujeres que partici- furia de no ser escuchadas, la furia de
explica tanto el tipo de convocatoria paron –no llegaba a 300– es un dato no ser incluida, la furia de la pobreza en
como la dinámica organizativa que que no podemos dejar de lado y general que nos ataca a todas y todos,
Feminaria / x / 19 / 31

la del terror económico que también pone en evidencia la falta de res- les se exponían trabajos –segura-
corta el hilo por lo más fino, y las lesbia- puesta –por no decir boicot– que mente algunos deben haber sido
nas jóvenes están dentro de ese hilo tuvo la convocatoria, especialmen- buenos, pero es difícil poder seguir-
más finito. te en el feminismo chileno. Es posi- los durante horas sin siquiera una
–Creo que ese cierto fundamenta- ble que muchas feministas hayan copia del texto–. No hubo espacio
lismo que nos horrorizó a las veteranas evitado la descalificación y las agre- para discutir con las panelistas. Se
románticas del feminismo, está indi- siones de que fueron víctimas trasladó al Encuentro una vieja tác-
cando una cosa muy importante, muy Viviana Erazo –fempress– o Gina tica de la política tradicional de “ju-
crucial que no podemos convertir sim- Vargas. Sin embargo, creo que la gar” a que se participa porque se
plemente en una cuestión de internas. presencia de las feministas chile- invita a exponer a personas de diver-
Acá se está jugando una cosa más nas –fue sorprendente la ausencia sas corrientes. Es un viejo truco:
profunda, más conflictiva, más poten- de mujeres con larga trayectoria en escuchar sí, pero discutir no. Este
te, que si no la oímos, perdemos el tren. el movimiento–, podría haberle dado recurso me pareció burdo. Se montó
Mucho de eso que depositamos y fui- una tónica diferente al Encuentro. un espectáculo de falsas opciones
mos a reinventar dentro del feminismo Todas conocimos los cuestiona- polarizando posiciones sin espacio
fue un romanticismo pequeño burgués mientos que un grupo significativo de debate. El desarrollo de las sesio-
de todas nosotras; ahora se está de fiministas chilenas hizo al Comi- nes fue de terror; por momentos se
dirimiendo otra cosa, entran muchas té organizador en una famosa y no tenía la sensación de estar viendo
chicas jóvenes y furiosas en esa direc- muy feliz carta en la cual denuncia- una representación teatral. El
ción, y quizá como las chicas pobres no ban los manejos y la falta de demo- femistómetro estuvo presente.
van al Encuentro, las jóvenes lesbia- cracia. En su momento fui crítica al Dos hechos de los protagoniza-
nas son lo más parecido a estas chicas contenido de la carta, entendí que dos durante el Encuentro
pobres dentro del feminismo. las feministas chilenas tenían una ejemplifican el clima que se vivió y el
.......... responsabilidad para con el movi- grado de autoritarismos reinante:
-A mí me parece que la palabra miento latinoamericano y que esa fempress y Gina Vargas. En la
“autónomas” resultó un berenjenal, responsabilidad era del conjunto. relatoría del grupo de las autónomas
porque nadie quería bajarse de la auto- No podíamos privarnos del VII En- se condena a fempress por atribuir-
nomía, incluyendo las que no querían cuentro. Seguramente ha sido muy se ser el órgano del movimiento femi-
estar en ninguno de los dos talleres: ni difícil para ellas tratar de ser escu- nista. Parecería razonable la conde-
“el de Margarita” ni “el de Gina”. Creo chadas o plantear diferencias sin na, salvo que es un dato falaz:
que en esa palabra hay una trampa que correr el riesgo del insulto o la des- fempress nunca pretendió ser un
tiene que ver con repensar la ética calificación. Quizá para las argenti- órgano del movimiento. Todo lo con-
feminista. Cuando decimos autonomía, nas, acostumbradas al conflicto y trario. Para quienes hace más de
¿qué estamos diciendo? ¿Estamos di- la confrontación pública, nos es una década leemos la publicación –
ciendo que cada una haga lo que le difícil aceptar que haya sido posible y dicho sea de paso, nos informamos
parezca, o estamos hablando de un encontrar otra manera de resolver de lo que sucede en otros países,
conjunto de principios que tienen que el conflicto con un costo menor conocemos lo que se publica e
ver con qué significa ser feminista? para todas en aras de defender el intercambiamos opiniones– sabemos
¿Qué es lo que rige nuestra práctica, espacio de los Encuentros como que es falso. Esta manera de actuar
cuáles son las cosas que tenemos que espacio democráticos. Muchas fe- nos llenó de temor, además de indig-
aceptar? Ahora, ¿esta autonomía im- ministas argentinas no comparti- nación, porque nos retrotrajo a prác-
plica que cada grupo puede decidir mos los criterios del Comité Organi- ticas utilizadas por las dictaduras
esos principios? Se supone que no, zador del último Encuentro Nacio- militares o los procesos stalinistas y
que tiene que haber un acuerdo. ¿Cómo nal en el cual participaron más de que por supuesto son ajenas a un
llegamos a ese acuerdo? Acá me pare- 15.000 mujeres, sin embargo, esto movimiento como el nuestro. Es po-
ce que hay un primer problema: cómo no fue óbice para participar, escu- sible que quien lo propuso tenga un
llegamos a ese acuerdo no tiene una char y ser escuchadas. Para quie- ajuste de cuentas pendiente con la
única respuesta… nes “envidiamos” la cultura política revista y aprovechó la ocasión para
.......... chilena del “pacto”, el Encuentro zanjarlo. Lo llamativo es que el con-
-Ahora hay dinero, poder y más nos hizo pensar que “no todo lo que junto de feminista que integraron el
pobreza. Las tres cosas: en ese senti- brilla es oro” y que quizá, vivir en la taller lo haya aprobado. No hay an-
do tendríamos que hablar entre comi- confrontación no es tan malo como tecedentes en la historia del movi-
llas: “crecimiento” del movimiento femi- parece. También estimula y ayuda a miento de hechos semejantes; por
nista latinoamericano en relación al di- crecer y que lo importantes es pre- eso quizá nos produjo un dejo de
nero poder, etc.; “crecimiento” de la servar los espacios y aceptar las temor y estupor. También de dolor.
exclusión y de la pobreza. Hay un cho- diferencias. El resto –concenso y Tampoco estábamos acostumbradas
que de las dos cosas: un crecimiento acuerdo– son un resultado. a agresiones como las sufridas por
que yo no sé si es tan real del feminis- En cuanto a la mecánica de Gina Vargas, supuestamente por
mo latinoamericano, pero que sí es un organización –paneles con exposi- haber sido una de líderes de Beijing.
crecimiento material en relación al toras–, responde como la convocato- Se puede compartir o no la impor-
manejo del dinero y a los espacios de ria a una concepción del movimiento tancia del Foro de Huairou y si había
trabajo. La pobreza es cada vez mayor, y por ende del Encuentro. El primer que participar o no. Pero, insisto,
y la nueva camada de jóvenes viene día se sucedieron mesas en las cua- son temas a debatir y el objetivo de
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los Encuentros han sido histórica- financiamientos del Banco. El cargo, furibunda frente a esto, y no me parece
mente espacio de debate. Llamativa- por supuesto, es ad honorem. Sin mal que vengan furibundas aunque me
mente no hubo preguntas a Gina. entrar a discutir si la presencia de asusta el “cómo”.
Nadie indagó sobre su gestión, sim- Gina beneficia o perjudica al movi- -¿Y si entramos en una crisis que
plemente la agredieron. Mientras miento, creo que su trayectoria se da en todo movimiento social, que
exponía colocaran a su espalda un amerita un debate en otros térmi- tiene que ver con el tema de la repre-
cartel de tono agresivo y nos. Creo que más allá de la gravita- sentación? Nadie resolvió teóricamen-
descalificante. Quienes estábamos ción que Gina pueda lograr, no pue- te el tema de la representación de los
escuchando demoramos en salir del de desconocerse que el Banco está movimientos sociales. Y de repente
estupor. Gina ni siquiera lo registró, asociado a las políticas de ajuste y nos vimos en la necesidad de crear
continuó hablando ya que no podía quizá la presencia de una líder como rápidamente y de institucionalizar líde-
asociarlo con su persona. Gina tiene Gina confunda. Pero el tema no es si res. Estamos pagando también el cos-
una larga trayectoria en el movi- Gina sí o Gina no, sino qué pensa- to de lo de Gina……
miento. Podrá ser cuestionada por mos de los financiamientos del Ban- -Estamos pagando el costo de
algunas o avalada por otras, pero de co Mundial u otros bancos, de nues- líderes de clase media, alta para lo que
lo que no hay duda es de su compro- tra relación con las agencias, etc. es Latinoamérica y sus posibilidades.
miso con las mujeres, su nivel inte- Era difícil discutir cuando los alari- A lo mejor somos mujeres de clase
lectual, los aportes teóricos que rea- dos reemplazaron la palabra. Esto media que fueron a la escuela, pero
lizó y la entrega a la causa. Mucho marca una diferencia con la famosa para lo que es el espacio social de
menos su honestidad. Se puso en polémica de los 60 –quizá algunas la América Latina, es una clase media
juego en Chile lo que de alguna recuerden– contra los financia- cuasi alta.
manera intentamos colocar en el mientos externos a los centros de –Me parece que hay un riesgo, y es
debate con el documento “Del amor investigación. Fue un amplio debate el riesgo regional; tener un Encuentro
a la necesidad” en Taxco y que las que cruzó los países en el cual par- Feminista Latinoamericano, a lo mejor
feministas italianas llaman ticiparon además de los intelectua- es un poquito demodé seguir mante-
“diparidad” que no puede ser sepa- les y militantes, dirigentes políticos niendo como regionalización América
rado de “intercambio entre muje- de la talla de Fidel Castro y Carlos Latina, nadie mantiene como regionali-
res”. Es un debate pendiente aún en Altamirano. Se realizaron foros, pu- zación a América Latina en los organis-
el movimiento y lo dramatizado en blicaciones sobre el rol de los intelec- mos de financiación.
Chile puso en evidencia que no todas tuales en los cuales se confrontaron -Nosotras no tenemos que hacer
–pese a haberlo aprobado– lo com- ideas y concepciones políticas. En el eso.
prendieron en su real dimensión. El Encuentro, las agresiones reempla- -Exactamente, como son económi-
liderazgo alcanzado por Gina en los zaron el diálogo y llamativamente cas las regionalizaciones yo creo que
últimos años generó, sin, dudas, quienes con mayor virulencia agre- son un problema para este tipo de
rivalidades, envidias que obturaron dieron a Gina pertenecen a grupo que Encuentro. Si seguimos pensando en
el diálogo y la posibilidad de confron- recibe fuertes financiamientos exter- financiaciones externas, nos vamos a
tación en el plano de ideas. Quizá nos. Paradójico, ¿no? Parecería que
vale recordar que Gina ocupó el car- hay “elegidas”, las “buenas”, las “ver-
go de coordinadora del Foro de Amé- daderas feministas” que sí pueden
rica Latina, a propuesta de numero- recibir dinero. Asustaba la falta de
sas feministas –fundamentalmente ideas y la ausencia de diálogo. Para sencia de quienes piensan diferen-
chilenas– quienes preocupadas por sorpresa de muchas y sin muchos te. La pregunta sería ¿no tienen
la designación de una mujer vincu- tapujos Gina cortó por lo sano y dudas? ¿nosotras no somos inter-
lada a Pinochet, tomaron la iniciati- renunció a participar en el comité del locutoras válidas? Reconozco que
va y con el aval de un gran número Banco. Después me tocó escuchar a me hubiera gustado intercam-biar
de organizaciones de América Latina muchas decir “qué pena! … ¿quién va ideas y confrontarlas con las que no
se largaron a dar la batalla en N. U. a defender a las ONGs feministas?”. aceptaron participar en nuestro diá-
y lograron el objetivo: Gina fue desig- Es evidente que no era ésa la cues- logo. Su ausencia me ofende, quizá
nada. Se puede estar de acuerdo o tión, que tampoco se pudo debatir porque no le rehuyo al diá-
no con participar de Beijing, pero después. logo. Todo lo contrario,
cabe reconocer que no es lo mismo En síntesis, si tuviera que resu- creo que ayuda, forta-
que la coordinación del Foro esté a mir en pocas palabras qué me pro- lece y estimula. Quizá
cargo de Gina Vargas que una mujer dujo este Encuentro diría: temor. leyendo estas notas al-
de la dictadura. Otro de los cuestio- Temor por la falta de ideas, por la guien conteste y
namientos a Gina era su participa- imposibilidad de sostener un deba- pueda instaurarse
ción en un Comité Consultor del te, por prácticas autoritarias, por la el diálogo para
Banco Mundial, propuesta que rea- violencia en sustitución de la pala- aportar nuevos elementos, para cri-
lizó el presidente del Banco en el bra. Creo que nos impactó a todas ticar lo expuesto, para confrontar
Foro de ONGs en Beijing y que en como para generar reuniones como ideas.
consulta con grupos ahí presentes las que estamos manteniendo hoy,
acordaron que Gina participara, en aunque lamentablemente se dra- *Este texto aparecerá en la revista
el entendido que era importante gra- matice situaciones similares a las Debate Feminista, de próxima apari-
del Encuentro. Me refiero a la au- ción.
vitar en la orientación de los
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terminar sometiendo a estas regionali- de la no–violencia hacia la mujer– financiadores. Nosotras solemos
zaciones y puede ser que ellas conspi- para hablar de nuestras diferen- saber quienes son, de ambos lados.
ren contra la idea de un feminismo cias. Las feministas siempre habla- ¿Por qué no actuamos de acuerdo
latinoamericano. Esta idea hay que dis- mos del diálogo … pero, las que con lo que sabemos? ¿Por qué las
cutirla. plantearon una revisión profunda “autónomas” surgen ahora? ¿El
-Para mí el problema no es finan- de la situación no quisieron dialo- mundo neoliberal se achica tanto
ciado o no financiado, sino autónomo o gar. Una y otra vez espetaron sus que tuvieron que sonar la alarma al
no autónomo. La primera dicotomía me posturas para luego abandonar el estilo “trompeta de guerra”?
parece un error. sitio dialogador. No debemos, no podemos dar-
-No, de lo que se trata es de que no ¿Por qué sintieron necesaria esta nos el lujo de no dialogar con esos
nos van a financiar más. táctica? ¿Por qué no pudieron, no poderes. Esto no quiere decir que
-No, no nos van a financiar como quisieron dialogar? ¿Qué nos/les las “autónomas” tengan que dialo-
feministas, como Encuentro Feminista había pasado para provocar esto? gar con el patriarcado, pero tampo-
Latinoamericano. Nos van a financiar ¿El mundo neoliberal en que co, creo yo, deberían colocarse de-
de otro modo, que con ciertas estrate- (sobre)vivimos todos y todas es tan- trás de un muro impenetrable de
gias comunes podemos llegar a utilizar to más poderoso que nosotras, las silencio, hasta para otras feminis-
para seguir teniendo Encuentros Femi- feministas, que nos vemos obliga- tas. Pero aun cuando decidan
nistas Latinoamericanos. Como decías, das a recurrir a tácticas belicosas posicionarse allí –y es, por supues-
una vez que entrás en esta financia- ajenas? ¿Son realmente ajenas? to, su derecho–, las otras tenemos
ción, te vas por la tangente. ¿Pero qué ¿Tendrán razón las “autónomas”? el derecho, el deber de seguir ac-
pasa si hay un grupo relativamente ¿Qué significa “autónomas” en este tuando como mejor sabemos. No
organizado que te tire de las orejas? contexto? como representantes de nadie. No.
-Llegamos al punto. Ahí es donde ¿Cuál es su advertencia? Consi- Todas tenemos que hacer lo que
yo reclamo retorno, o recreación de los dero que estaban alertándonos so- nuestra conciencia y nuestra ética
espacios feministas… bre los riesgos que corre el feminis- nos indican.
-Un espacio de control… mo ante el inmenso poder de “se- Esto por un lado. Por el otro, no
-Pero para que exista tenemos que ducción” de un patriarcado que puso hay que ignorar ni mucho menos
tener objetivos, por eso yo me pregun- en marcha un proyecto político– menospreciar todos los logros obte-
taba quién era el autos de esta autono- económico–social salvaje (el nidos a través del accionar de mul-
mía, quién es el grupo que dice “estas neoliberalismo) y que ante las difi- titudes de feministas independien-
son las reglas que nos van a regir”. cultades que ese modelo encuentra tes y de las que militan en ONGs.
Podrá no ser amplísimo. No todo el a nivel mundial necesita domesti- Después de tantos años de dictadu-
mundo entiende las mismas cosas, por car justamente al movimiento de ra es difícil creer en el Estado, pero
eso estoy a favor del diálogo a través mujeres. Una manera es crear la tenemos que acercarnos a él, a sus
del cual podés abrir perspectivas que ilusión de incorporar las preocupa- representantes simpatizantes para
no tenías previamente. ciones feministas en el desarrollo no sólo presentarles nuestros
de las actividades gubernamenta- planteos sino también asegurarnos
les, cooptándolas para cambiarles de que se realicen.
el sentido. Otra es financiar las En fin, el grito violento junto con
inquietudes de los movimientos fe- la violencia de autoproclamarse
Lea Fletcher ministas y lograr –dentro de lo posi- autónomas mientras, para ellas,
ble– integrarlas, también, a la las otras no sólo no éramos autóno-
e referiré solamente globalización. mas sino traidoras, me sigue resul-

M a la polémica acerca
de la posición de “las
autónomas” … y las otras, porque,
El chupetín de fondos no
autogenerados es un vehículo que
puede –y a veces lo logra– hacer
transitar por la vía rápida hacia la
tando preocupante. Emplear un
método usado desde siempre con-
tra las mujeres para llamarnos la
atención me parece inaceptable. Sin
por más que hubo tres grupos, en
realidad, la polémica fue entre las concesión. Sin embargo, hay casos embargo, me llamó la atención. Eso
“puras” y las “impuras”, o como nos –y son muchísimos– donde esto no sí, como pocas cosas,
describieron bastante explícitamen- solamente no ocurre sino que la me llamó la atención.
te algunas de las autónomas en un entidad se convierte en todo un ¿Qué hacen los mo-
cartel, las traidoras. organismo autónomo que extiende vimientos feministas
En realidad, ni siquiera me quie- la mano a otras personas y organi- latinoamericanos
ro referir a la polémica, sino más zaciones. con este grito?
bien al porqué de la misma y a sus Una cosa más: todas sabemos ¿Nos vamos a
efectos, que me quitaron el sueño de personas y/o entidades que son escuchar mutua-
durante todas las noches del En- una farsa al nivel ético –feminista o mente?
cuentro y me inquietan hasta el día no–, pero que tienen un maniobrar
de hoy. tan perfeccionado que engañan a
No puedo entender por qué mucha gente. Esto siempre fue así.
necesitamos tanta violencia entre También siempre fue así que los
nosotras –justamente en un entes finaciadores necesitaban de
encuentro que conmemoraba el día ellas como ellas de los entes
Feminaria / x / 19 / 34

Patricia Kolesnicof lógica misma del grupo “institucio- micrófono que el que habían ocupa-
nal”. La lógica de la negociación, do las que empezaron la discusión
eguramente, en va- que supone tener algo para ofrecer- política, nadie podrá volver a confi-

S rios artículos se men-


cionará esto pero, a ries-
go de ser reiterativa, quiero que el
le a aquél con quien se negocia y
estar dispuesta a ceder algo.
Hubo un grupo –nos llamamos
narlas a un taller olvidado.
En Encuentro de Chile fue el
lugar de discusión que necesitába-
punto figure aquí: el VII Encuentro “autónomas”– que trató de decirle a mos en la coyuntura que viven los
Feminista Latinoamericano y del la gente liderada por Gina Vargas movimientos sociales en general y
Caribe empezó con un boicot. que ellas eran una tendencia, que el feminismo pos–Beijing en parti-
Mucho más tarde, algunas com- no eran todo el feminismo. Que cular. Si las corrientes
pañeras dirían que el Encuentro no teníamos diferencias de concepción que allí se identifica-
las “energizaba”. Tomo sus pala- abismales porque no tenemos nada ron consiguen tra-
bras: no fue un comienzo para ofrecer al patriarcado, porque bajar en sus pro-
“energizante”: por toda Latinoamé- no queremos nada de él. ¿Qué po- yectos, seguramen-
rica circuló una carta en la que dríamos negociar? te en el próximo po-
algunas feministas llamaban a des- Una utopía no es un enunciado dremos bailar.
tituir, de facto, a la Comisión Orga- para repetir en un fogón. Es una
nizadora del país democráticamen- concepción del mundo y, en conse-
te elegido en el Encuentro de El cuencia, de la manera de actuar en
Salvador para llevar adelante el VII el mundo. Lo que se vio en Chile fue
Encuentro. Pedían que se buscara que había utopías diferentes. Como Diana Maffía
–por fuera del único ámbito sobera- dijo Ximena Bedregal, de México:
no, que es la Asamblea de un En- tenemos otra idea de la felicidad. l último encuentro femi-
cuentro– otro país. Porque en Chile
la Comisión, decían, era sectaria.
La peruana Gina Vargas –la cara
Espontáneamente, en Cartagena
surgió otro grupo: se llamaron “Ni
las unas ni las otras”. Algunas de
E nista estuvo precedido por
algunas anormalidades.
Un año más de espera desde el ante-
latinoamericana de Beijing– sugirió ellas expresaron que veían lo que rior, un conflicto en su comisión or-
que se reunieran las Comisiones pasaba en el Encuentro como “una ganizadora que llevó al retiro de algu-
Organizadores anteriores –ya dis- miseria”. Evidentemente, en esto nas organizaciones, y tras una cam-
persas– para cambiar el rumbo del disentimos. No es una miseria po- paña no muy clara también al retiro
Encuentro que vendría. ner las cosas claras ni es una mise- de las financiadoras más fuertes.
Después llegó el boicot econó- ria un espacio que propicia el naci- Se optó por darle al encuentro la
mico. Como resultado, todo fue más miento de una corriente. En Argen- forma de debate durante tres días
duro y más tenso para la Comisión tina, las mujeres de “Ni las unas ni sobre un tema central (con lo que se
y, obviamente, menos confortable las otras” produjeron una evalua- rompió la tradición absolutamente
para las asistentes. No fue ción a pocos días del Encuentro. libre de los encuentros anteriores).
energizante. Chile renovó sus ganas de partici- Se configuró una mesa de “exper-
Esto ya pasaba cuando las 700 par. En su documento dijeron que tas” (elegidas como tales por las
nos vimos en Cartagena. Las disi- plantean la lucha por el derecho al organizadoras), hubo luego un ple-
dencias políticas ya habían llevado aborto, el respeto a la diversidad y nario asambleístico, en que varias
a la violencia impensable de boico- el enfrentamiento con el neolibe- de las expertas se negaron a res-
tear un Encuentro. La posibilidad ralismo. Quizá sea otra idea de la ponder preguntas para no pasar
de un feminismo latinoamericano felicidad, una más. No es una mise- por expertas (de la mesa no se había
plural ya había sido puesta en peli- ria que se hayan encontrado. Su levantado ninguna), y se programa-
gro. Lo más sabio que podíamos consigna “hago lo que digo y digo lo ron dos talleres con opciones de
hacer, una vez que estábamos jun- que hago” pide transparencia. Per- profundización prefiguradas. Esto
tas, era decirlo todo, discutirlo todo, sonalmente, creo que este es el pun- resultó para muchas de nosotras
exigir cuentas de lo actuado. Eso to de partida básico para la organi- sorprendente, y me produjo en lo
pasó. Cartagena fue un éxito. zación de cualquier movimiento. personal una desagradable sensa-
Pero el hecho de enunciarla no legi- ción de paternalismo.
Déjame que te cuente, limeña tima cualquier acción. No es sólo de El tema es sin duda de singular
A algunas les molestó la aspere- honestidad de lo que hablábamos actualidad e importancia para la
za del lenguaje. Es cierto, ni en las las autónomas en Chile. Hablába- marcha del feminismo latinoameri-
universidades ni en los congresos mos, también, de otra política. Ya lo cano: ¿Cómo debemos organizar-
internacionales se discute con esa dijimos: no queremos negociar ho- nos las feministas? ¿Qué tipo de
pasión. Cuando una voz acostum- nestamente. Preferimos no nego- relaciones debemos tener con los/
brada a ser hegemónica escucha ciar de ninguna manera. las representantes del poder políti-
un coro opositor es esperable que Nada será igual después de Chi- co, económico, religioso etc.? Se
se moleste. Se molestaron. Pero la le. Después de que las indígenas, dibujó una dicotomía (“autónomas”
única manera de no molestar a las lesbianas, las negras, las versus “institucionalizadas”), y has-
nadie es sonreír y aceptar. Cual- migrantes y las discapacitadas es- ta se decidió quiénes serían los
quier oposición real molesta. tuvieron en el panel, exactamente íconos de estas posturas. Todo an-
Lo que se cuestionaba era la en el mismo lugar y con el mismo tes que llegara la primer asistente.
Feminaria / x / 19 / 35

Por cierto, las “instituciona- cano no fue el VII, no fue Encuen- - No es malo que las mujeres se
lizadas” no aceptaron la dicotomía tro, no fue Feminista y no fue Lati- organicen y estén en instituciones,
ni el lado del par que les tocaba, noamericano. pero no deben olvidar lo que es el
pues también reivindicaban un Si tengo que señalar el aspecto feminismo como movimiento políti-
modo de autonomía definido, por lo más positivo del encuentro, es la co. (Ximena Bedregal, México)
que los dos talleres de profundiza- fuerza de la resistencia a esta mani- - La política que hacemos unas
ción ya no se llamaron “el de las pulación, y el hecho de que se dije- y otras no es complementaria y no
autónomas” y “el de las institucio- ron cosas muy fuertes claramente y conduce hacia el mismo fin. Por eso
nalizadas”, sino “el de las autóno- sin temor. Las posiciones fueron la convivencia entre ambas no es
mas X “(iban aquí algunos adjeti- casi generacionales, y eso alienta sana. (Margarita Pisano, Chile).
vos) y “el de las autónomas Y” (iban un futuro menos hipócrita. Pero
aquí otros adjetivos). Como esto hubo atrincheramiento en las posi- Quisiera por último reflexionar
llevaba a confusión, triunfó una ciones, por lo que el diálogo está acerca de la palabra ‘autónomas’,
singular forma de transparencia y todavía muy verde para juzgar los que estuvo en el centro de todas las
terminaron llamándose “el de Mar- resultados. discusiones. Todas quisimos ser au-
garita” (por Margarita Pisano) y “el Quiero citar algunas de las fra- tónomas, y es comprensible. Autó-
de Gina” (por Gina Vargas). ses que me impactaron y que creo nomo es quien se da sus propias
Muchas, incomodadas por esta que merecen nuestra discusión. No leyes. Las feministas queremos ha-
especie de tenaza ideológica de po- lo hago de los documentos sino de cerlo. ¿Lo haremos todas, o alguien
deres personales, autogestionaron mis propios apuntes, por lo que elegirá las mejores leyes para que
un tercer taller (que debería haber- pueden no ser literales: todas las aceptemos porque son las
se llamado “el de las autónomas de que nos llevarán al fin deseado? No
las otras autónomas”, pero se llamó - Si el feminismo de décadas me preocupa tanto el ‘nomos’ (las
en principio “ni las unas ni las anteriores consistió en despensar leyes) como el ‘autós’ (el sí mismo)
otras” y luego, en mérito a la breve- lo establecido, repensar, y pensar lo de esta autonomía. Porque si se
dad, “las unas y las otras”). no pensado, el feminismo de los ’90 trata de obedecer leyes escritas por
El encuentro tuvo dificultades consiste en instalarse en el siste- otros, lo confieso, es un mal negocio
económicas, que se saldaron en ma, en el empoderamiento. (Eliza- el VII Encuentro. Si obedeciera las
parte con el maltrato cotidiano del beth Alvarez, Guatemala) leyes del patriarcado me premia-
mal alojamiento, mala comida, - Entre tener y no tener hay una rían al menos con un trato galante.
malos servicios que recibimos. Tam- diferencia. Si la plata de la derecha Hace mucho que he desafiado esa
bién en esto se decidió por noso- sirve para financiar nuestro proce- aceptación, y por eso tengo muchas
tras. Quizás no se podría haber so, mejor. (Sofía Montenegro, Nica- dificultades en la ins-
organizado de otro modo, pero esto ragua) titución que me
le quitó fuerza al discurso militante - Poner un contingente de muje- acoge (en mi caso,
de las organizadoras. Como femi- res en el poder requiere despola- académica). En
nista deseo que ninguna mujer (nin- rizarlas, que haya voluntad de obje- Cartagena no sólo
guna persona) viva bajo el autorita- tivos común. (Sofía Montenegro) querían decidir por
rismo y la pobreza. Pero la sensa- - Hay una tecnocracia de género nosotras, sino que
ción es que en Cartagena se nos que pone su saber al servicio de la faltó alegría y faltó
impusieron estas desagradables tecnocracia internacional, incorpo- fiesta. Eros no vino.
condiciones a todas. “Era por una rando el género como adjetivo del ¿Será un instituciona-
causa noble”. ¿Volveremos a discu- modelo de desarrollo neoliberal sin lizado?
tir si el fin justifica los medios? criticar su estructura patriarcal. La
Hubo poca presencia en gene- tecnocracia de género es el vehículo
ral, y poca variedad de representa- de cooptación del discurso feminis-
ciones latinoamericanas en parti- ta, neutraliza su fuerza, es un pro-
cular; y no me pareció que el proble- ceso de usurpación y enajenación. Mónica Tarducci
ma global de América Latina cons- (María Galindo, Bolivia)
tituyera un problema, en un mo- - Se trabaja en lo financiable, y n febrero de 1993, la Co-
mento en que los bloques de regio-
nalización económica han roto
muchas lealtades y proyectos con-
no en lo importante, creando una
situación colonialista con las
financiadoras. (María Galindo)
E misión Organizadora del
VI Encuentro Latinoame-
ricano y del Caribe, invitó a mujeres
juntos, incluso en el feminismo. - Hay parte del discurso feminis- que habían formado parte de las
Chile con el bloque de la región de ta que no es subversivo, pero es comisiones organizadoras de los
Asia-Pacífico, Argentina, Brasil, válido porque permite instalar un anteriores, a una reunión en Guate-
Uruguay y Paraguay con el conjunto de derechos básicos en el mala, para intercambiar experien-
Mercosur; México con el Nafta... ¿es aquí y el ahora para las mujeres. La cias y recuperar la historia, cono-
así como las feministas queremos pobreza agudiza todas las demás cernos, aprender, avanzar….. Re-
dividirnos y asociarnos? discriminaciones existentes, por eso cuerdo las palabras de Fresia
En síntesis, y por estos argu- garantizar el aquí y el ahora de las Carrasco, de Perú, cuando expresó:
mentos, me parece que este VII mujeres permite un futuro de trans- “Los Encuentros conllevan una his-
Encuentro Feminista Latinoameri- formación. (Gina Vargas, Perú) toria de recoger lo que son los imagi-
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narios de cada una de las personas mas en muchos de los temas bási- la gente que realizaba sus tareas
que participan. Tienen la misión de cos que se manejaron en el Encuen- habituales, algo así como bichas
satisfacer las expectativas de todas tro; por ejemplo, ¿existe un raras observadas en todo momen-
y cada una, y cada vez somos más financiamiento “bueno” y otro to….
y por lo tanto las expectativas son “malo”? ¿cómo juzgamos a cada Todo fue un poco raro desde el
casi imposibles de ser satisfechas. uno de ellos? (Pisano reconoce en comienzo, no quería convencerme
Las comisiones organizadoras tie- CotidianoMujer haber enviado el de que el ritual de los seis encuen-
nen que dar respuesta a ésto y tie- proyecto del VII Encuentro a “ochen- tros anteriores habia sido roto.
nen que recrear los espacios de los ta y tantas agencias”) ¿Cualquier Presente desde Bertioga en to-
Encuentros anteriores y a la vez trabajo feminista para lograr una dos los encuentros, ellos son para
solucionar las dudas, los nudos, los reforma legal que mejore la condi- mi un territorio magico donde apren-
problemas y avanzar. Es una tarea ción de subordinación de las muje- do, discuto, gozo, me encuentro con
difícil y casi imposible de satisfa- res es inútil, ineficaz y una claudi- viejas hermanas y hago nuevas
cer.” cación porque implica interactuar amigas; puedo palpar las alegrias y
En Chile, en el VII Encuentro, con el estado? ¿Cómo superar la los pesares del continente a través
se rompieron algunos de los “pac- dicotomía entre el cambio de sus mujeres; discutir la
tos preexistentes” como el funcio- civilizatorio y la practica concreta ? globalización de la economia y su
namiento en talleres temáticos; en Son posibles las alianzas con femi- gravitación en la región durante la
ese sentido no se aseguró la “re- nistas “reformistas”, etc, etc….. mañana, escuchar a muchachas
creación de los espacios” como A su vez, tamaña polarización haitianas por la tarde y bailar toda
decía Fresia y por otro lado, se imposibilitó una serena autocritica noche pasadita de alcohol…
planteó un encuentro excluyente hacia determinadas prácticas femi- Siempre los viví como el espacio
de cualquier posición que no coin- nistas que hubiera sido interesante de la libertad, de esa efímera liber-
cidiera con la de la Comisión Orga- y necesario que se realicen en una tad que nos permitimos de vez en
nizadora. instancia como los encuentros lati- cuando. Esta vez se había tras-
El eje de la discusión autonomía noamericanos, que son parte de un tocado todo, había hostilidad en el
versus institucionalización, ya es- proceso y expresan el estado actual ambiente, poca alegría, alianzas
taba presente en El Salvador. En del movimiento en America Latina y increibles (ante el ataque despiada-
ese momento “las cómplices” parti- el Caribe. Examinar el significado do, una olvida sus “pequeñas dife-
ciparon en muchos de los talleres y de Beijing en cuanto al proceso que rencias”) diálogos de sordas donde
foros de discusión, llevando sus puso en marcha y el impacto al te sentías obligada a optar, cuando
reflexiones, tambien impresas en interior de los grupos, así como los tampoco te convencía del todo lo
un libro llamado Gestos hacia una comportamientos individuales que que elegías…
cultura tendenciosamente diferente trajo aparejados tendría que haber Qué rescato de este Encuentro a
(Bedregal, Fischer, Gabiola, Gargallo sido prioritario. Es una pena, por- nivel subjetivo, personalísimo? Las
y Pisano). La confrontación fué evi- que tanta violencia no sirvió siquie- conversaciones con las amigas de
dente y la intolerancia también, ra para llegar a fondo y poder siempre, el placer de encontrarlas
pero a diferencia de Chile hubo resurgir con un peso menos (o con cada tres años, ese intransferible
espacios para todas y las Memorias un nudo desatado como se estila en sentimiento cuando grito como loca
me refrescan los recuerdos de un lenguaje ginavarguista) sus nombres cuando me tropiezo
Encuentro de la diversidad y de las con ellas mientras hacemos algún
diferencias explicitadas, mas allá “si los talleres no me gustan me trámite de inscripción, los ataques
de la visión que le impusiera su tiro al sol”; no hubo ni talleres, ni de risa al recordar alguna anécdo-
Comisión Organizadora, que por donde tirarse, ni sol. ta, las confidencias y los chismes
otro lado no era monolítica. compartidos, los planes locos para
Chile fué una invitación a la Los rumores eran amenazado- encontrarnos antes del próximo,
batalla desde la bienvenida( recuer- res, que cupo, que boicot, que des- porque tres años es mucho tiempo;
do el “nosotras las que no fuimos a de la autonomía, que no las ONG’s, alguno que otro material im-
Beijing”) y lo que en El Salvador fue etc, etc. Nunca pensamos que iba a portante de lectura,
una propuesta de un feminismo ser el Encuentro mas hostil que nos en fin… esas cosas
contracultural y un toque de aten- tocara vivir. (Como ex-organizado- que ninguna
ción hacia ciertos vicios en los que ra de uno les digo: ¿vieron que todo Comisión con
estabamos cayendo como feminis- lo malo puede superarse? ¿no fue mala onda me va
tas, aquí fue una confusa rabia hermoso San Bernardo?) a poder arrebatar
donde se mezclaban verdades a Ya la cosa comenzó a ponerse nunca.
medias, mentiras y mucha mala espesa cuando el micro que nos
voluntad. No se quiso dialogar, ni trasladó de Santiago a Cartagena
siquiera con aquellas que se reco- se acercaba peligrosamente a su
nocían como “ni las unas ni las destino. La ciudad que aparecía
otras”. Una sentía que el discurso ante nuestros ojos era muy fea,
giraba alrededor de algunos tópi- sucia y venida a menos. De privaci-
cos y a mí no me quedó clara la dad nada, enseguida comprendi-
posición de las llamadas autóno- mos que ibamos estar en medio de
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Dossier: las nuevas tecnologías


reproductivas
Susana E. Sommer Los progresos realizados en medicina reproductiva
como en otros campos de la medicina hacen necesario
as nuevas formas de procreación generan evaluar las consecuencias de la introducción de nue-

L dilemas éticos, sociales, legales. Es por esta


razón que se ha solicitado opinión a profesio-
nales de distintas disciplinas que muestran posturas
vas técnicas antes de implementar su uso masivo.
Muchas veces los pacientes pueden pensar que están
recibiendo una terapia cuando en realidad están sien-
variadas ante este tema. do sometidos a un tratamiento experimental, es decir
Así vemos que hay coincidencias y disidencias la intención terapéutica del médico es clara pero
entre las que se dedican a proveer estas técnicas a las existen dudas acerca del éxito o seguridad del trata-
personas que las solicitan y la evaluación de las miento.
mismas que hacen las personas consultadas. Una evaluación ética de las tecnologías reproduc-
Nos parece imprescindible discutir este tema en tivas implica preguntarnos sobre los efectos políticos,
momentos que el fenómeno de la clonación parece sociales y económicos y no sólo cuestionar el lugar que
hacer invisible los dilemas asociados a la procreación ocupan en la vida privada de los individuos. Finalmen-
asistida. te no podemos ignorar que las prácticas reproductivas
Hace muy pocos años se consideraba que la clona- conllevan profundas implicaciones sociales, además
ción humana era un tema más ligado a la ciencia de las consecuencias que tienen en las vidas de los
ficción que a las posibilidades reales del laboratorio. individuos que las utilizan.
Sin embargo tanto la clonación como la fertiliza- Es por eso que hemos convocado al grupo Procrear
ción asistida, además de estar ligados técnicamente, (constituido por la Dra. Mónica Cameo, la Dra. Fran-
están asociados con la capacidad de generar vida en cisca Porro de Somenzi y la Lic. Silvia Dunayevich) que
forma no convencional. La posibilidad de discutir nos plantea su opinión desde la visión de un grupo
quiénes merecen reproducirse y quienes no subyace a interdisciplinaro que brinda un servicio de contención
algunas discusiones sobre las nuevas técnicas, y por y asesoramiento a personas que tienen problemas con
sobre todo existe la necesidad de discutir los límites su fertilidad mientras que la Dra. Florencia Luna lo
que debiera tener la investigación científica y la expe- analiza desde la bioética, la Dra. Leonor Vain nos
rimentación con seres humanos. habla desde el derecho, la Lic. Graciela Guilis se
Expertos de la Organización Mundial de la Salud pregunta como psicóloga y la Lic. Evangelina Dorola
creen que mientras no se posea suficiente informa- en tanto socióloga expresa su opinión.
ción, una nueva tecnología debe considerarse experi-
mental y su uso debe estar regido por todos los
principios y resguardos que protegen la investigación Mónica Cameo
en seres humanos, es decir la debida protección que
éstos merecen en los casos de experimentación. l debate sobre la criopreservación de game-
La procreación asistida fue ideada para resolver los
problemas de infertilidad en mujeres que carecían de
trompas de Falopio cuando las mismas estaban obs-
E tos y embriones está siempre impregnado de
sensaciones y emociones profundas, espe-
cialmente cuando de embriones se trata. Es difícil
truidas. La fecundación “in vitro” consiste en que, a encontrar consenso en este tema ya que la opinión que
diferencia de lo que ocurre habitualmente, los óvulos cada ser humano tenga al respecto será reflejo de su
se unen a los espermatozoides fuera del cuerpo de la educación y de su formación cultural, religiosa y
mujer, y los embriones así producidos son transferi- social.
dos al útero. El congelamiento de espermatozoides es un méto-
La posibilidad de tener acceso a óvulos, esperma- do generalmente aceptado. Tiene sus pro y sus con-
tozoides y embriones generó posibilidades no imagina- tras, hay datos suficientes que demuestran que los
das cuando estas técnicas comenzaron a aplicarse. Es espermatozoides congelados y descongelados son
así que las mujeres pueden ser desde donantes de menos eficientes que los frescos para producir un
óvulos a madres surrogantes que llevan el embarazo embarazo; por otra parte se puede evitar la posibilidad
por otra mujer o como acabamos de leer recientemente de transmisión de enfermedades infecciosas por
el embarazo simultáneo de los embriones de dos inseminación con semen fresco, cuando se utiliza
mujeres diferentes. Se habla de “adopción prenatal” semen congelado debidamente testeado y conservado
en casos que los embriones no están relacionados en cuarentena. Para esos pacientes que deben enfren-
genéticamente con la pareja o de “abuelismo prenatal” tar algún tratamiento de radio o quimioterapia que
cuando una madre se hace cargo del embarazo de su puede afectar la producción de espermatozoides, la
hija. Y sobre todo ésto deberíamos reflexionar. posibilidad de conservar gametos es de enorme impor-
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tancia tanto desde el superadas por la nueva realidad tecnológica y cientí-


punto de vista psicoló- fica, por lo que devienen inaplicables. En definitiva,
gico como reproduc- pensamos que es útil legislar sobre los grandes temas
tivo. éticos, como la utilización de embriones o fetos para
Por el momento, propósitos que no sean la procreación, la fecundación
no se obtienen bue- inter–especies, la manipulación embrionaria o genética
nos resultados con fines no terapéuticos, etc., pero siempre dentro de
cuando se intenta un sistema que contemple y permita el respeto por
criopreservar opiniones pluralistas y la libertad de investigación.
ovocitos maduros
no fertilizados. Esta
técnica produce una Silvia Dunayevich
alta incidencia de husos
mitóticos anómalos y/o as nuevas técnicas de procreación permiten
disyunciones cromosómicas, que alteran la división
celular. Ya que aún no podemos predecir con exacti-
tud absoluta la fertilización e implantación para cada
L que muchas mujeres cumplan su sueño de
ser madres, pero los avatares por los que
atraviesan afectan su salud física y psíquica. El trata-
ovocito, no se puede evitar el tener embriones su- miento comienza con una medicación hormonal cuyo
pranumerarios sin disminuir las posibilidades de em- objetivo es estimular el funcionamiento ovárico para
barazo de la pareja. La congelación de embriones es que se produzca la maduración da varios óvulos a la
preferible a su destrucción. Eticamente, porque respe- vez. Esta medicación puede dar lugar a múltiples
ta al embrión que se está desarrollando y médicamen- efectos secundarios como molestias abdominales,
te porque optimiza la probabilidad de embarazo para náuseas, dolor en las mamas y síntomas visuales.
la pareja que ha realizado tan enorme esfuerzo para Pero el más serio es la hiperestimulación ovárica que
intentar concebir un hijo. La decisión de congelar se caracteriza por quistes ováricos que pueden ser
embriones lleva inevitablemente a la futura decisión grandes y hasta romperse. En este caso es necesaria
de mantener congelado, donar o destruir. Es impor- la hospitalización. La recolección de óvulos puede
tante que tanto los profesionales como las parejas realizarse mediante una laparoscopía o una punción
involucradas no olviden que es preferible, y quizá ecográfica. La primera requiere anestesia general y, la
menos doloroso, evaluar dichos problemas y acordar mayoría de las veces, una noche de internación. La
decisiones antes de decidirse a congelar. No quiero segunda puede realizarse con anestesia local. Los
dejar de recalcar que, como en todas las ocasiones que riesgos son los de toda intervención invasiva y en
el ser humano se enfrenta a problemas de tal magni- ambos casos la paciente debe recuperarse del proce-
tud, el conocimiento claro del tema y un tiempo para dimiento. Muchas pacientes reciben tratamiento hor-
la reflexión son fundamentales para la futura sereni- monal y son intervenidas quirúgicamente sin tener la
dad. suerte de que sus óvulos se fertilicen. Cuando se
producen los embriones, éstos se transfieren median-
te un catéter vía la vagina y el cuello del útero. Hoy en
Francisca Porro de Somenzi día el consenso médico es transferir a lo sumo tres
embriones, pero a veces se transfieren más. El peligro
os parece necesario legislar sobre fertili- obvio es el de los embarazos múltiples que pueden

N zación asistida o sobre cualquier tema


que implique por un lado permitir la libre
investigación y por otro lado proteger la vida humana
terminar en abortos, partos prematuros, cesáreas y
que conllevan riesgo de vida para los hijos y la madre.
Las mujeres que quedan embarazadas a través de
en cualquiera de sus aspectos. ¿Por qué hacerlo? estas técnicas suelen tener gran ansiedad, miedo y
Porque la experiencia enseña que es un buen principio preocupación sobre el desenlace del embarazo y sobre
el de reconocer, establecer y aun imponer legalmente el desarrollo del bebé. Pero la realidad de estos trata-
los derechos básicos del ser humano, como el de la mientos es que sólo una pequeña parte de las pacien-
libertad individual y social, que comprende los dere- tes concibe en un intento y a lo largo el tiempo un gran
chos de investigar y procrear. Lo difícil, cuando se porcentaje permanece infértil. Cuando fracasa un
trata de legislar, en especial sobre éste u otros temas ciclo, la frustración, el dolor y la depresión son muy
análogos, es mantener el equilibro entre los principios intensos. Se produce una profunda sensación de
que se quieren reconocer. Los proyectos legislativos duelo por lo que pudo ser y no fue. Las más vulnerables
existentes en nuestro país son en algunos casos inútil son las mujeres sin hijos. El tratamiento suele ser
e injustamente restrictivos para quienes desean tener largo y representa un drenaje emocional y financiero.
un hijo propio; en otros casos los proyectos pecan por Por lo general no hay un punto claro para finalizar el
tener una escasa o nula base científica, por lo que de tratamiento porque hay una posibilidad de que en el
ser aprobados resultarían inaplicables como ley o siguiente ciclo se logre la concepción. Es la esperanza
impedirían totalmente la utilización y el desarrollo de de ser la “elegida” la que da a una mujer la fuerza de
técnicas de fertilización asistida. recorrer este camino de padecimiento físico y psíquico,
Por otra parte, el excesivo detallismo legislativo no aun sabiendo que tiene solamente entre un 15% y un
tiene en cuenta la rápida transformación científica, 20% de probabilidades de éxito.
que hace que determinadas normas sean rápidamente
Feminaria / x / 19 / 39

Leonor Vain determinación de la maternidad por el parto, y de la


paternidad por el vínculo conyugal o el reconocimiento
n el discurso público el desarrollo de las expreso.

E nuevas formas de procreación se produce,


por un lado, como respuesta a la infertilidad
de algunas personas que quieren tener hijos biológi-
Esto sólo basta para alertar sobre la inseguridad
jurídica que genera el silencio legal. Pero hay muchas
otras cuestiones sobre las que pronunciarse, y que
requieren una amplia discusión interdisciplinaria,
cos, y por el otro, como culminación de las investiga-
ciones científicas en la materia. Es indudable que esto tales como si es necesario que la ley ennumere las
último es imposible de frenar o impedir, y tampoco es técnicas permitidas, quiénes pueden ser los beneficia-
intrínsecamente malo. Seguramente hay casos en que rios de las mismas (si tienen que ser matrimonios o
la aplicación de estas técnicas es adecuada, pero para pueden ser concubinos o personas solas u homo-
poder determinarlo es necesario una evaluación inte- sexuales), cuál es la categoría jurídica de los óvulos
gral de la situación que abarque el diagnóstico médico, fecundados, qué derechos tienen o a quién pertene-
la evaluación psicológica de los pacientes, y un análi- cen, si se acepta la crioconservación, en caso afirma-
sis de la situación psicosocial. tivo por cuánto tiempo y quién tiene poder de decisión
Esto, al menos es lo explícito, pero por detrás se sobre los materiales guardados; en la inseminación
mueven situaciones subjetivas, impregnadas por es- heteróloga, ¿el donante debe ser anónimo?, ¿cuántos
tereotipos y prejuicios, junto con intereses económi- óvulos o embriones pueden implantarse?, ¿qué requi-
cos. Hay una sociedad que exalta y reconoce única- sitos tienen que cumplir los centros?, ¿quién controla
mente el modelo de mujer–madre, y las estimula a el cumplimiento de las normas?, ¿deberán incluirse
verse exclusivamente en ese rol. La que no cumple, criterios médicos consensuados sobre la oportunidad
fracasa; muchas mujeres están dispuestas a cual- de estos tratamientos y los límites de la medicación
quier sacrificio para superar esa limitación, y la forma que implique estimulación hormonal en la mujer?
parcial como son presentadas las nuevas tecnologías El mayor riesgo es dejar las cosas como están y que
reproductivas, las lleva a idealizarlas y aceptarlas sin cada institución resuelva por sí estos complejísimos
averiguar demasiado. temas. Es necesario promover un amplio debate sobre
Muchas veces las mujeres desconocen los riesgos estas cuestiones y tomar decisiones legislando de
físicos y psíquicos que los tratamientos pueden traer forma tal que se compatibilicen los derechos
aparejados, el porcentaje real de los éxitos que se personalísimos con los sociales, las posibilidades cien-
obtienen, el sufrimiento que la aplicación de las técni- tíficas con la dignidad de la persona.
cas puede producirles, la frustración ante cada fraca-
so, las consecuencias de los medicamentos sobre su
organismo, entre otras dificultades. Los defensores a Graciela Guilis
ultranza de las nuevas técnicas de reproducción creen
l origen de las nuevas tecnologías reproduc-
zanjar la cuestión a través del consentimiento infor-
mado de los pacientes, Pero en muchos casos esa
pseudo información es parcial y dudosa, y no hay
parámetros para definir cuando el consentimiento
E tivas no podría ser más sintomático: ellas
surgen, paradojalmente, a partir de investi-
gaciones asociadas a la problemática de cómo aumen-
está verdaderamente informado. tar la producción de alimentos para una población
El deseo de maternidad puede realizarse también mundial, considerada por algunos como “supernume-
a través de la adopción, pero ésta sigue siendo una raria”. La ironía es que derivan en la aplicación del
institución de la que se desconfía, que no tiene en el desarrollo de la biotecnología humana a los fines de
imaginario colectivo el mismo prestigio que las nuevas resolver la problemática de la infertilidad. Mientras en
técnicas de reproducción. Ni que hablar de la descon- los países subdesarrollados, la urgencia parece seguir
fianza que inspira una mujer que elige no ser madre y siendo el control de la natalidad –en otros términos,
no obstante se siente realizada y satisfecha. frenar una explosión demográfica, que es precisamen-
En una sociedad diferente, donde el mandato de la te “explosiva” ya que pone de manifiesto las injusticias
maternidad biológica no fuera tan fuerte, las mujeres de la distribución– en las sociedades ricas, una hasta
podrían elegir con libertad. Y por supuesto que tienen hace poco inimaginable sofisticación tecnológica per-
que tener el derecho de optar. mite (a quien puede pagarlo) aventar el fantasma de
El avance científico y tecnológico plantea una serie ser el último de la especie. Por supuesto que queda en
de interrogantes cuya respuesta está, por ahora, en pie la cuestión de quiénes serán los primeros: la
manos de los médicos. Es necesario que se legisle emergencia de las nuevas tecnologías, aunque no
sobre esta problemática porque se ha creado un vacío puedan reducirse a ello, implican un nuevo y afinado
legal muy peligroso. Hay derechos fundamentales que instrumental, en manos de un poder que ahora podría
el estado debe proteger, tales como el respeto a la “racionalizar” y simplificar, al máximo, una domina-
dignidad de las personas, los derechos del niño a ción que ya ni siquiera requiere de las complejidades
conocer su identidad, el control de las instituciones ideológicas o de la “colonización del inconsciente”,
que aplican los tratamientos, pautas a las cuales sino que puede ejercerse directamente sobre la pro-
deben ajustarse usuarios y profesionales, claridad en ducción corporal o, más simplemente, sobre la pro-
los derechos y obligaciones de cada uno, entre otros. ducción, distribución y consumo de embriones, órga-
El desafío para los legisladores es muy grande; se han nos, genes, y de su ensamblaje planeado a gusto de la
conmovido principios básicos del derecho como la persona que consume. Como bien dice Foucault,
Feminaria / x / 19 / 40

hemos accedido a la era de la biopolítica. ¿Pasará desaparecerá también la necesidad misma de vivir, es
mucho tiempo antes de que podamos acceder también decir, de intentar comprender ese dolor?
a la distracción de shoppings eugenéticos en los que
podamos elegir la altura que tendrán nuestros hijos a
los, digamos, 18 años? Paseos que, por otra parte, Evangelina Dorola
podrán muy bien ser solitarios, ya que la noción (real,
imaginaria o simbólica) de “pareja humana”, pasaría a s difícil separar las consideraciones acerca
ser una mera supervivencia arqueológica.
¿Significa esto que debemos restarle a las nuevas
tecnologías reproductivas toda legitimidad y aplicabi-
lidad positiva, por ejemplo, en los casos irremediables
E de las nuevas tecnologías reproductivas, de
otras cuestiones con las que se encuentran
profundamente entramadas.
Desde el enfoque que las considera un avance
de infertilidad? Por supuesto que no: por muy diversas positivo de las ciencias biológicas, (posible, como en
razones –de orden psicológico, social, cultural, histó- otros campos, por el impresionante desarrollo tecno-
rico y no sólo médico– la infertilidad puede constituir- lógico, razón por la cual ya deberíamos hablar de
se en una verdadera tragedia moderna, es decir, ligada “tecnociencias”) dentro del paradigma “dominar la
a ciertos parámetros ideológicos y simbólicos propios naturaleza al servicio del hombre” [sic], hasta el plan-
de la época. Lo que la ciencia y la técnica puedan hacer teo sobre los riesgos de deslizamientos eugenésicos
para aliviar esa carencia, experimentada como trage- que llevan implícitos, podemos encontrar otros nudos
dia, no tendría por qué ser rechazado in toto. Pero, problemáticos a tener en cuenta: paradojas y contra-
justamente por eso, una aceptación responsable de las dicciones debidas a la complejidad creciente de la
posibilidades no podría dejar de sostenerse en un civilización en este fin de siglo y de milenio tanto como
análisis exhaustivo y crítico de la interrelación de a la pluralidad de miradas, intenciones e intereses.
todas aquellas complejidades, so pena de rendirnos a Desde ya, para quienes acuden a un centro de
una fascinación cientificista o “tecnologista”, que sus- fertilización asistida con el objetivo personal o familiar
trae del juego variables a veces decisivas. de tener un hijo que no llega por vía natural, la
Hoy asistimos a la posibilidad “técnica” de un tecnología procreativa es un recurso médico para
control no sólo sobre la subjetividad, la conducta y la lograrlo, y difícilmente se plantean cuestionamientos
supervivencia de los cuerpos existentes, sino, incluso, éticos, sociopolíticos, jurídicos o económicos.
sobre la producción de los cuerpos futuros, a través de Asumir exclusivamente esta perspectiva que insta-
la cual todas las formas hoy conocidas o desconocidas, la las nuevas formas de procreación en el ámbito
conscientes o inconscientes, de puesta en práctica de privado de la pareja entre sí y de ésta con el equipo
la sexualidad, de sus fantasías y deseos imaginarios, médico, y a partir de allí evaluar sus riesgos y benefi-
de sus sueños o sus pesadillas, de sus ilusiones y sus cios, puede conducir a un reduccionismo. La práctica
frustraciones, podrían, teóricamente, ser reemplaza- médica se da en un contexto sociopolítico que la
das por la programación cibernética y “racional” del excede y le confiere un sentido más allá del otorgado
número, el sexo, la raza, el color de los ojos o –¿por qué por sus protagonistas particulares. Incorporar este
no?– los rasgos de “personalidad” de los próximos enfoque sociológico y, postular que las nuevas tecnolo-
habitantes del planeta. O, al menos, de lo que quede gías reproductivas, sus desarrollos y consecuencias
de él, una vez finalizado el proceso de “ajuste”, ya no tanto como los dilemas éticos que plantean constituyen
económico y social, sino directamente biológico: una una cuestión social que nos involucra a todos/as, no
comunidad perfectamente organizada de “replicantes” significa desconocer ni vulnerar los derechos indivi-
a lo Blade Runner, que ya no necesite angustiarse por duales ni la intimidad de las personas. Significa
los enigmas de su propio Deseo. priorizar la importancia del análisis de las nuevas
No se trata de recusar ciegamente todo avance tecnologías reproductivas en el ámbito público, y
científico o tecnológico, pero sí, de dar cuenta de una sostener que la sociedad, a través de grupos e institu-
potencialidad siniestra, que está inscripta en la propia ciones, de actores individuales y colectivos, tiene el
lógica que subyace al “progreso”, en una sociedad derecho y el deber de interrogarse acerca de la direc-
atravesada por las asimetrías de poder. En especial, ción que toma la curva de los desarrollos tecnocientí-
cuando las posibilidades notoriamente positivas que ficos, la cuestión de sus límites éticos (bioética), la
despiertan las nuevas tecnologías corren el peligro de necesidad de un marco jurídico (bioderecho o
la caída en el entusiasmo acrítico o en la fascinación bionomótica), y el riesgo totalitario de la eugenesia
de que la realidad supere a la ficción. Una realidad que social (biopolítica).
ahora podría ser, finalmente, dominada de manera En este sentido, las nuevas tecnologías reproduc-
absoluta por la omnipotencia tecnológica, para la que tivas son consideradas un producto lateral de un
ya no habría límites ni tabúes: borrada la diferencia desarrollo científico tecnológico mayor, cuyos alcan-
entre lo prohibido y la transgresión, entre lo Imagina- ces van más allá de sus fines terapéuticos. Este
rio y lo Real, el Deseo podría ya no tener razón de ser, enfoque sostiene que, si bien no se encuentran com-
disuelto en la pura “satisfacción”. Disuelto, también, prendidas en el concepto científico estricto de ingenie-
en la in–diferencia de los sexos, ya que el lugar del Otro ría genética (que tiende a la modificación del patrimo-
vendría a ser ocupado, obturado, por la realización del nio hereditario), tienen una íntima relación con ella
Goce tecnológico. Freudianamente dicho, allí donde tanto por razones de oportunidad en la investigación
ha desaparecido el misterio doloroso de una castra- como por compartir dilemas éticos.
ción, que es la paradójica fuente de todo deseo, ¿no Una razón de oportunidad que vincula las técnicas
Feminaria / x / 19 / 41

de procreación asistida con los procedimientos de Florencia Luna


ingeniería genética son los preembriones sobrantes
que posibilitan su utilización como sustancia embrio- a bioética no tiene una posición única y
naria para la experimentación.
Frente a esta confirmación aparecen dos posturas,
alertando sobre sus implicancias: una propone, para
continuar luego, reflexionar previamente sobre lo per-
L concluyente respecto de este tema tan con-
trovertido. Se pueden esgrimir razones muy
diferentes: desde aquéllas que pretenden proteger al
embrión, hasta aquéllas que defienden el derecho de
mitido frente a lo posible; la otra, más drástica, decidir sobre el propio cuerpo, pasando por los argu-
postula detenerse y poner en cuestión la idea misma mentos que señalan recaudos por el uso de técnicas
de progreso científico-tecnológico. supuestamente terapéuticas que aún pueden consi-
La experiencia histórica parece señalar que la derarse en estadio experimental y sus posibles daños
primera propuesta es más realista y debiera conducir a mujeres y futuros niños.
a la regulación de las experimentaciones para proteger Uno de los argumentos que defiende el uso de estas
a la humanidad de los deslizamientos eugenésicos a técnicas es el del pluralismo: éste señala que aceptar
los que son proclives. y legislar sobre este tipo de técnicas implica compro-
Nuevamente surgen dos propuestas: una postula la meterse a que la gente las pueda elegir, pero no a que
autorregulación de la comunidad científico-tecnológica todo individuo deba someterse a ellas. Señala la
y médica, y la otra sostiene que la fase de autorregula- posibilidad de compatibilizar la posición de aquéllos
ción se ha visto superada (por la concentración de que quieren superar su problema de infertilidad y
poder, la carrera competitiva entre los equipos de aquéllos que, por creencias religiosas por ejemplo, no
investigadores, y la dependencia de fondos estatales o quieren someterse a ellas.
industriales), haciendo necesario que la sociedad paute Un punto interesante que tiene relación con la
y controle las prácticas de los especialistas. pluralidad de posiciones consiste en la valoración que
En este caso la segunda propuesta pareciera más se hace de la infertilidad. Esto es, si la infertilidad es
ajustada a la situación actual, e incluso parte de los una enfermedad y una tragedia que hay que evitar por
investigadores y médicos demandan criterios y nor- cualquier medio o, si más bien, se trata de un proble-
mas que guíen y den cobertura a su actividad, a cuya ma, una desgracia que le sucede a una pareja y que
formulación debieran aportar. sólo algunas veces puede ser evitada. De la valoración
Si bien esta discusión es antigua, resurge en las que se haga dependerá la justificación de los límites
últimas décadas como consecuencia de lo que se ha que se establezcan. De esto también dependerá si se
dado en llamar la “revolución genética”, que parece considera adecuada o no la medicalización de la que
destinada a dominar las cuestiones de la vida, la ha sido objeto.
reproducción y la muerte, hechos vitales inscriptos en Resulta interesante, también, considerar la multi-
la naturaleza; de lo que se trata, entonces, es de la plicidad de perspectivas respecto de este tema que
posibilidad de modificar la naturaleza humana: si plantean posiciones feministas. Varias filósofas femi-
previamente el desarrollo científico–tecnológico nistas han tratado de ubicar estas técnicas en un
pautaba las transformaciones del estar en el mundo (al contexto histórico y social para evaluarlas. Así, se
servicio de la humanidad), con las manipulaciones concentran en los daños que las mujeres sufrieron en
genéticas comienza a pautar el ser en el mundo. El manos de una medicina dominada por los varones y
interrogante es ¿para beneficio de la humanidad? señalan los posibles abusos de las técnicas reproduc-
Con la mirada crítica y la interrogación sistemática tivas. Según tal posición, éstas son más opresivas que
que utilizamos en los Estudios de la Mujer, de Género, liberadoras, en la medida en que fomentan el rol
o Feministas (y por esta vez dejamos de lado las reproductor de la mujer. Por ejemplo, se ha argumen-
distinciones que suponen), nos enfrentamos a una tado que la mera existencia de técnicas como FIV para
cuestión que sigue abriendo nuevas preguntas como tratar la infertilidad femenina hace que se ponga una
respuestas a las iniciales (¿quienes somos?; ¿de dónde presión indebida en las mujeres infértiles, de las
venimos y a dónde vamos?), que incorpora “noveda- cuales se espera demasiado -aun a costa de daños
des“ tecnocientíficas casi a diario, y que, inexorable- psicológicos- para superar su infertilidad. La mera
mente, sigue un derrotero mercantilista y globalizado. posibilidad de un embarazo por medio de FIV, puede
En consecuencia, aun valoran- hacer mas difícil que aquellas mujeres que son infér-
do los aspectos positivos de la tiles asuman esta condición, ya que se sienten presio-
tecnociencia, de la investiga- nadas a intentar este tipo de técnica. Sin embargo,
ción y de las prácticas médi- esto no agota la posición del feminismo en estos temas,
cas y sus contribuciones en ya que puede variar hasta una postura liberal cuyo
orden a mejorar la calidad de acento está puesto en la autonomía y la elección de la
vida de las personas, la socie- mujer; desde esta última perspectiva las técnicas de
dad debiera mantener una reproducción asistida pueden ser permitidas porque
visión crítica y una actitud brindan mayores opciones a las mujeres.
interpelativa respecto a las Además de estas perspectivas y argumentos gene-
perturbaciones biomédi- rales a favor y en contra de estas técnicas, no hay que
cas de la concepción o olvidar que no todas las técnicas de reproducción
nuevas tecnologías re- asistida plantean igual tipo de problemas éticos. Pien-
productivas. so que es fundamental analizar con detalle cada
Feminaria / x / 19 / 42

técnica. No plantea iguales problemas la inseminación ción”. Ex-Asesora del Programa de Fertilización “in vitro” del
artificial que la fecundación in vitro -que incluye la Instituto de Patología Femenina de Bahía Blanca. Ex–Directo-
posibilidad de criopreservar o descartar embriones- o ra del Laboratorio de Andrología y Embriología del Instituto de
el alquiler de vientres -respecto de esta última existe Fertilidad de Buenos Aires. Ex–Directora Asociada de Fertilab–
el mayor consenso en su rechazo y la única excepción Bs.As.
Francisca PORRO DE SOMENZI. Abogada y mediadora.
admitida desde la ética es con fines netamente altruis-
Especialiazada en Derecho Civil, fundamentalmente en De-
tas evitando el pago monetario-. A raíz de las diferen- recho de Daños y Derecho de Familia.
cias que cada una de estas técnicas implica, es nece- Silvia DUNAYEVICH. Psicoanalista. Psicóloga clínica es-
sario individualizarlas, reflexionar cuidadosamente pecializada en problemas de fertilidad. Integrante del equipo
sobre cada una de ellas. Así, pese a la diversidad de de Reproducción del Servicio de Endocrinología del Hospital
argumentos que recién se señalaba, hay procedimien- Durand (1991–1997).
tos que son más controvertidos y otros en los cuales se
puede obtener cierto consenso a favor o en contra. Leonor VAIN. Abogada, especialista en derechos de la
mujer y en violencia contra la mujer. “Mi postura ante esta
problemática incluye mi ideología feminista, mi formación
profesional y mi experiencia de vida”.
Nota sobre las autoras
Graciela GUILIS. Psicoanalista. Integrante del equipo de
Susana E. SOMMER. Bióloga. Feminista. Profesora del Salud Mental del CELS (Centro de Estudios Legales y Socia-
curso de Posgrado: “Los avances de la ciencia y los límites les).
éticos”, Facultad de Psicología, UBA y del taller “Etica y
genética” en la Maestría de Etica Aplicada de la Facultad de Evangelina DOROLA. Socióloga. Feminista. Integrante
Filosofía y Letras, UBA. Autora de De la cigüeña a la probeta de ADEUEM (Asociación de Especialistas Universitarias en
(Planeta, 1994). Compiladora de Procreación: nuevas tecnolo- Estudios de la Mujer).
gías (Atuel, 1996).
Florencia LUNA. Filósofa. Compiló con Arleen Salles
PROCREAR: Mónica CAMEO. Bióloga. Directora del La- Decisiones de vida y muerte: eutanasia, aborto y otros temas
boratorio de Estudios Andrólogicos “Biologia de la Reproduc- de ética médica (1995).

Colección Archivos Colección Literatura y Crítica


B. Frederick, comp.: La pluma y la aguja: las escrito- U. Le Guin y A. Gorodischer: Escritoras y escritura
ras de la Generación del '80 Contiene: “La hija de la pescadora” (Le Guin) y
L. Fletcher, comp.: Mujeres y cultura en la Argentina “Señoras” (Gorodischer)
del siglo XIX I. Monzón: Báthory. Acercamiento al mito de la
C. Iglesia, comp.: El ajuar de la patria. Ensayos Condesa Sangrienta
críticos sobre Juana Manuela Gorriti M. Balboa Echeverría y E. Gimbernat González:
F. Masiello, comp.: La mujer y el espacio público. El Boca de dama: la narrativa de Angélica
periodismo femenino en la Argentina del siglo Gorodischer
XIX M. Balboa Echeverría: Doña Catalina [Teatro]
D. Bellessi: Lo propio y lo ajeno [Reflexiones]

Colección Temas Contemporáneos Colección Revista


L. Nicholson, comp.: Feminismo / posmodernismo
D. Maffía y C. Kuschnir, comps.: Capacitación Desde julio de 1988 publica teoría
política para mujeres: género y cambio social feminista de alto nivel producida dentro y fuera
en la Argentina actual del país. Incluye una Sección Bibliográfica y la
H. Birgin, comp.: Acción pública y sociedad. Las reproducción del arte de mujeres argentinas. La
mujeres en el cambio estructural contratapa está dedicada al humor. Desde su
L. Heller: Por qué llegan las que llegan número 7 (agosto de 1991) trae una nueva
sección: Feminaria Literaria, que contie-
ne teoría y crítica sobre la literatura de
mujeres, además de su poesía y cuentos
inéditos en la Argentina.
Feminaria / x / 19 / 43

Sección
bibliográfica
LIBEDINSKY, Juana Inés. “Chicas malas y perse-
guidas”, Revista La Nación (4.V.97), pp. 44–48.
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Ensayo
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GENOVESE, Alicia. El borde es un río. Buenos “Nuestro sentimiento de pertenecer a una comuni-
Aires, Libros de Tierra Firme, 1997. dad que es Argentina crece en medio de dramáticas
KRISCH, Isabel. Cruzar el lodazal. Buenos Aires, ambigüedades y tachaduras. Sumémosle a ello la
Libros de Tierra Firme, 1997. necesidad y voluntad de contemplarlo con una inflexión
LE GUIN, Ursula y Diana BELLESSI. The Twins, de género. En sus intersticios habla el corazón: los
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Salta, Víctor Manuel Hanne, Editor, 1996. “…Bajtín accede en su vejez al reconocimiento
soviético de la mano de Roman Jakobson. El
Narrativa posestructuralismo francés de Barthes, en sordina, y
BIALET, Graciela. Los sapos de la memoria. Córdo- de Kristeva, a viva voz, lo incluye en el temario
ba, Op Oloop Ediciones, 1997. universitario y de allí en más la vulgata hará estragos.
CAMPORA, Alicia. El ritual de la última semana. El riguroso trabajo de E. Drucaroff permite al público
Buenos Aires, Editorial Vinciguerra, 1996 lector introducirse (sin la pretendida inocencia de un
FERNANDEZ MORENO, Inés. Un amor de agua. conocimiento universal, que finge un Buenos Aires
Buenos Aires, Alfaguara, 1997. igual a París) con adecuada contextualización en una
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VEROLIN, Irma. La escalera del patio gris. Buenos 632 / 1026 Bs. As.]
Aires, Ediciones Ultimo Reino, 1996. “Este trabajo intenta investigar sobre el papel que
le tocó desempeñar a la mujer en le inmigración judía
Boletín, Cuaderno, Revista en la Argentina en los períodos que corresponden a los
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News Letter. La Red de Mujeres Ejecutivas. Año 4, Periodística CID / Av. de Mayo 666 / Bs.As.]
Nº 3 (mayo 1997). Presenta semblanzas de 29 mujeres socialistas que
Feminaria / x / 19 / 44

“nacieron en el siglo XIX y desarrollaran su actividad América. Santafé de Bogotá, Panamericana, 1997.
a principios y mediados de este siglo. Se intenta [Carrera 35 No. 14-67 / S. de Bogotá, Colombia]
recordarlas a través de sus acciones y de sus escritos “Este libro recoge biografías que rescatan el acon-
los cuales se transcriben textualmente en su totali- tecer histórico y el quehacer vital de mujeres hispano-
dad, y fragmentos de aquellos trabajos muy extensos”. americanas que marcaron su momento y su medio por
haberse enfrentado a las reglas establecidas o a las
FITERE, Susana, selección, prólogo y notas. Muje- injusticias sociales que las marginaban. Los temas se
res 2. Imágenes latinoamericanas. Buenos Aires, Edi- suceden linealmente desde la Conquista hasta el fin
ciones Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, del segundo milenio…”.
1997 [Av. Rivadavia 1944 / 1033 Bs.As.]
“La larga historia de la mujer en América Latina, OLLER, Lucrecia. Para que ningún ser humano sea
desde los días de la Conquista a este umbral del siglo golpeado jamás. Bs. As., Ed. Lugar de Mujer, s/f.
XXI es, fundamentalmente la historia entre la sumi- [Corrientes 2621 8º / 1046 Bs. As.]
sión y la liberación. Por eso importan tanto los testimo- “Esta publicación es un intento de recopilar, orde-
nios de ‘las sin voz’ y de las múltiples maneras que nar y transmitir las múltiples, diversas, vitales y a
tuvieron para expresarse: desde cartas y documentos veces desordenadas actividades que integran nuestra
personales, hasta las formas más elevadas de la experiencia de trabajo y nuestra militancia en la lucha
escritura. Esta antología registra sólo algunas voces permanente contra la violencia doméstica”.
de esa significativa lucha de las mujeres que manifes-
taron su derecho a la vida, a la dignidad, al respeto por PORTUGAL, Ana María y Carmen TORRES, edito-
su condición humana. Algunas lo hicieron desde el ras. Por todos los medios. Comunicación y género.
discurso y el accionar de la política; otras, desde la Santiago, Isis Internacional, 1996.[Casilla 2067, Co-
literatura o la canción popular”. rreo Central / Santiago de Chile]
“Presenta las reflexiones, investigaciones, expe-
FRAISSE, Geneviève. La diferencia de los sexos. riencias y los nuevos cuestionamientos de
Bs. As., Ediciones Manantial, 1996. trad. Horacio comunicadoras latinoamericanas y de otros continen-
Pons [Av. de Mayo 1365 6º / 1085 Bs. As.] tes, relativos a las mujeres y los medios de comunica-
La diferencia de los sexos no es un objeto filosófico ción –tradicionales, alternativos o los de la nueva era
y, sin embargo, esa diferencia se lee en los textos desde tecnológica– en un mundo marcado poe la economía
Platón hasta hoy. Amor y Eros no existen sin el Otro, globalizadora, el marketing y el rating. El objetivo:
otro sexo y otro discurso, otredad y alteridad. Está buscar estrategias inéditas y atrevidas para apropiar-
claro que la actividad filosófica depende del deseo. nos del espacio comunicacional de cara al 2000”.
Cómo comprender entonces esta presencia/ausencia
de la diferencia de los sexos en el testo filosófico, ¿no PRECE, Graciela, María Herminia DI LISCIA y
será un medio de intercasmbio en el discurso más que Laura PIÑERO. Mujeres populares. El mandato de
el objeto mismo del discurso? ¿No hay, por otra parte, cuidar y curar. Bs. As., Editorial Biblos, 1996.
a partir de la época moderna y de la declinación de la “Quien recorra las páginas de este libro se enfren-
metafísica, un uso nuevo de la diferencia de los sexos tará con los saberes y las prácticas de mujeres de los
que los filósofos habrían identificado, sin evaluar sectores populares de Santa Rosa (Pcia. de La Pampa),
siempre su apuesta conceptual? Para responder a además de con sus representaciones acerca de la
estas cuestiones, este libro plantea la hipótesis de la salud–enfermedad, también con datos sobre sus rela-
historicidad de la diferencia de los sexos. ciones con la medicina científica y con las prácticas
populares, sobre la accesibilidad de sus familias a los
GIBERTI, Eva, Silvia CHAVANNEAU DE GORE y servicios de salud comunitarios y a la evaluación de
Beatriz TABORDA. Madres excluidas. Buenos Aires, estos servicios por sus usuarios”.
Grupo Ed. Norma y FLACSO, 1997. [Moreno 376 1º /
1091 Bs. As.] H. SENADO DE LA NACIÓN. Encuentro Bicameral
“Madres excluidas es un ensayo que polemiza lo en homenaje al Día Internacional de la Mujer. Bs. As.,
que naturalmente entendemos por adopción. Cuestio- Secretaría Parlamentaria, 1996.
na los parámetros y los límites que la definen, pone en En este Encuentro “se analizaron las leyes sancio-
evidencia injusticias y prejuicios, y a partir de ello, nadas, se relevaron los proyectos legislativos en trámi-
permite repensarla en toda su magnitud y con un te y se propusieron las cuestiones consideradas pen-
mayor compromiso con la verdad”. dientes en relación con los derechos de la mujer, en
cinco áreas dundamentales: salud, participación po-
IGLESIA, Cristina. Islas de la memoria. Buenos lítica, educación, violencia y trabajo. Cada uno de esos
Aires, Cuenca del Plata, 1996. [Tte. Cnel. Recuero temas fue abordado, durante la asamblea legislativa,
2895, 3º / 1406 Bs. As.] por varios oradores, en representación de los bloques
La autora “analiza las relaciones entre la escritura de la mayoría, de los de la minoría y de las organiza-
autobiográfica de Victoria Ocampo, los Testimonios y ciones de la sociedad civil. Las exposiciones fueron
el proyecto literario y editorial de la revista Sur”. sintetizados por dos académicas al finalizar el encuen-
tro. Las organizaciones no gubernamentales presen-
JARAMILLO, María Mercedes y Betty OSORIO, taron, además, ponencias por escrito sobre los temas
introducción. Las desobedientes. Mujeres de nuestra de su especialidad”.
L I T E R A R I A

SUMARIO

Ensayo:
Graciela Batticuore: Lectoras en diálogo en América finisecular .................................................. 46
Martha Campobello: Mujeres memoriosas: acerca de la memoria en la escritura femenina .......... 49
Narrativa:
Esther Andradi: Propiedades ...................................................................................................... 53
Adriana Yankelevich: Rusalca ..................................................................................................... 56
Poesía:
Eavan Boland ............................................................................................................................. 58
Mayra Santos Febres .................................................................................................................. 61
Teatro:
Flavia Ugalde: “Vuelan pájaros negros” [fragmentos] ................................................................... 62
46 feminaria literaria / VII / 12

las mujeres”.3 Cuando la escuela organiza programas


Lectoras en diálogo en todavía precarios para el estímulo de la instrucción
América finisecular1 femenina en América Latina, el periódico puede contri-
buir a la formación de la mujer alfabetizada. Itinerarios,
Graciela Batticuore* personajes y costumbres folklóricas, galerías de nom-
bres célebres, biografías de héroes americanos consti-
tuyen progresivamente las páginas dispersas de la
enciclopedia semanal que montan los periódicos dirigi-
Reductos de mundanidad, espacios de dos para, y a veces por, mujeres.
aprendizaje Pero lo que quizá resulta más interesante es encon-
a escena de la lectura femenina constituyó un trar que, junto con estos aprendizajes incipientes, la

L cuadro inquietante, a veces excepcional y a


menudo riesgoso en el rompecabezas que
junta las piezas de la vida decimonónica en América
prensa otorgó a la lectora el espejo deformante de las
representaciones múltiples que su figura adopta en las
crónicas costumbristas, los ensayos, las ficciones que la
Latina. El acceso a la letra, en general privilegio de una tuvieron como protagonista y que configuran un mapa
elite de mujeres, tuvo lugar a través de una experiencia de los imaginarios que se tejieron en torno suyo. En los
mediada por la mirada, la voz y la tutela del otro, en las juicios de los intelectuales y en los vacilantes autoretratos
conversaciones que sucitaban los palcos teatrales y que las precursoras comienzan a diseñar como res-
las veladas sociales. Es decir, en el contacto con puesta al debate sobre la educación de la mujer, la
quienes señalaban modas literarias, trazando para las lectora, alternativamente encarna el ideal de las pro-
damas el circuito ya tamizado de las lecturas posibles. puestas progresistas de la modernización incipiente o
Hacia fines de la centuria, la prensa va a sumarse dramatiza los puntos de conflicto que ya empezaban a
cada vez con mayor definición a esas prácticas a las hacerse visibles. Modelo y contramodelo, objeto de
que algunos críticos han estudiado como espacios de admiración o escándalo social, la lectora es la “moza
adquisición de la “mundanidad”, en los que las muje- mala”, “la mujer sin dedal” o la redentora de todos los
res habían ido ensayando la autoconciencia de una males que aquejan a la sociedad cercana al fin de siglo.
pertenencia social, en el transcurso de los siglos
anteriores.2 Las columnas de los semanarios y perió- Nuevas ideas
dicos de actualidad no sólo incluyen temas de interés Las escritoras constituyen un referente delicado en
para la lectora, sino que en muchos casos organizan el interior de este debate de época. Se trata de “mujeres
zonas de aprendizajes que les proveen instrumentos excepcionales” que participan, en muchos casos, de la
para una formación variada y enciclopedista. El Correo interlocución masculina en sociedades literarias y que
del Perú publica, durante 1876, largas tiradas sobre ya publican en la prensa sus relatos de ficción. Es
historia de la moda europea, que ocupan sendos decir, que para trazar el perfil de la lectora, estas
números del semanario. O bien, alterna, entre las mujeres pocas veces apelan al autoretrato, buscan, en
noticias políticas y las de actualidad internacional, cambio, justificar sus propuestas reformistas, hacien-
columnas dedicadas a recuperar una tradición de do alianzas con quienes proyectan modificaciones
precursoras: escritoras europeas y poetas americanas necesarias en la sociedad del momento.4 Se podría
durante el régimen colonial. En la prensa, como hasta decir que un cierto slogan subyace explícita o implíci-
entonces en la tertulia, la lectora se nutre de estos tamente en los diversos ensayos y publicaciones diri-
textos “preparados” que le hablan a su oído casi con gidas por y/o para el género: “el grado de civilización
exclusividad, pero también accede allí a las novedades de un pueblo se mide en la educación de la mujer”.
diarias, a las notas de opinión política, a las informa- Raimunda Torres y Quiroga, quizás la más ferviente
ciones que traen los avances de la ciencia moderna y, defensora de “la nueva idea” en La Ondina del Plata,
desde luego, al espacio fascinante del folletín. A dife- afirma en 1876: “ Si se trabaja por el engrandecimiento
rencia de la tertulia, cuya organización adapta el e instrucción de la mujer americana, en los fastos de
programa a la presencia femenina, las páginas de la la historia se consignará más de un nombre célebre. El
prensa son un mundo abierto -difícil de controlar- a porvenir es de la mujer del siglo XIX. La mujer forma
los ojos de la lectora, que en esta mundanidad moder- la sociedad”.5
na puede ir formando, progresiva pero inevitablemen- El impulso de la alfabetización femenina recorre el
te, una conciencia cívica y una opinión crítica sobre los temario de muchas publicaciones americanas que
avatares sociales y políticos del momento. refuerzan su campaña trayendo las voces de las
Reflexionando sobre el éxito de las revistas ilustra- colegas que están bregando por lo mismo en otras
das y las gacetas literarias en la vida familiar de la clase partes del continente. La figura de la literata extranje-
media española, hacia la década del 40, Susan Kirk- ra funciona como un referente de legitimación que trae
patrick expresa: “La expansión de la prensa, tal vez más la constancia de que en “otra parte”, “en otras cultu-
que los cambios en el sistema educativo, desarrolló un ras” son posibles las precursoras y ese modelo actual,
papel fundamental a la hora de fomentar la lectura entre contemporáneo, puede ser imitado.6
Los recursos y las estrategias discursivas para
*Es docente de Literatura Argentina I (UBA) e investiga- alentar la instrucción femenina sin despertar mayores
dora en el proyecto “Mujeres y Escritura. Argentina. Siglo temores son muchos y variados. En La Ondina...,
XIX” radicado en el Instituto de Literatura Argentina «Dr. precisamente, toda la reflexión en torno a la reforma
Ricardo Rojas». educacional se cristaliza en la fórmula de “la nueva
feminaria literaria / VII / 12 47

idea”: “Si llega a realizarse la gran reforma que espe- mas desconocidos transportes, quedando desde este
ramos, en la educación del bello sexo, será la estrella momento declarada su vocación”.
más brillante que llevará el siglo XIX”, expresa Merce- El efecto conversor de la lectura es aquí instantá-
des Cabello en un texto que se publica repetidas veces neo. Pero por si el ejemplo literario no fuera argumento
en diversos medios de Lima y Buenos Aires: “Influen- convincente para muchos, la escritora apela a la
cia de la mujer en la civilización”.7 anécdota religiosa. San Ignacio de Loyola fue militar de
Esta “nueva idea” crece implícita pero elocuen- carácter belicoso e imaginación exaltada hasta que se
temente sobre las propuestas progresistas de las topó, por casualidad, con las “Flores de los Santos”.
viejas ideas de la generación del 37 en Argentina, que Esta lectura piadosa le provocó una “revolución com-
había sostenido con vehemencia la educación del pleta”: cambió su “espada de guerrero por la cruz y la
pueblo como medio de civilización. Las viejas crónicas disciplina de los mártires”.
costumbristas de Alberdi, como la tan oportuna “Doña Cabello construye la escena de la lectura como
Rita Material”, que tenía como protagonista a una acontecimiento definitorio del rumbo de una vida,
mujer que representaba, en su ignorancia, los males aquello capaz de darle sentido a lo que hasta entonces
de la sociedad de su época, se reciclan en estas sufría de tedio o rebeldía. Hacia el final del ensayo se
publicaciones por las cuales circulan, alternativa- desliza todavía un argumento sutilmente diverso: “Por
mente, los impulsos de ilustrar a la mujer y la necesi- medio de la lectura, podemos llegar a atesorar un
dad de controlar un saber que puede resultar caudal de ideas, que cosechado con buena eleccion en
peligrosamente excesivo. las fuentes que otras inteligencias han enriquecido,
Para Carolina Freyre de Jaimes -en un ensayo que puede llegar a formar un conjunto, al que llegará un
se publica en El Correo del Perú, también en 1876- el día que llamemos nuestras opiniones y nuestros prin-
perfil de la lectora encuentra su lugar privilegiado en cipios. Y es innegable, que las opiniones y principios
la casa del obrero. La mujer del obrero es el artífice de un individuo son los que deciden de su porvenir”.
posible de la salvación de una clase que mediante la Aunque Cabello ha eludido, a lo largo del artículo,
instrucción femenina tendrá la oportunidad de redi- ilustrar sus argumentos con la contravertida figura de
mir sus malos hábitos. “¿Por qué ese hogar triste y la lectora, el fantasma de la conversión femenina
desmantelado, sin encantos hoy para nuestra familia, acecha, ahora, a los interlocutores. ¿A quiénes incluye
no había de convertirse en una mansión de flores, en la promesa del advenimiento de estas opiniones forma-
un nido de alegrías? ¿Me oponéis como razón vuestra das que alientan la lectura, sobre el final de una
pobreza? Yo sólo opongo la indolencia natural en que columna que revela, al pié, un nombre de mujer?
habéis sido criadas, al descuido habitual y el espíritu ¿Cuál puede ser el propósito de este cauteloso texto
de vagancia infundidos desde la niñez por el círculo en que invita a la práctica de una lectura que saca al
que habéis vivido”.8 guerrero de la exaltación profana y lo lleva al claustro
En este y otros ensayos que circulan en publicacio- de la Iglesia, pero que en el desplazamiento acusa,
nes y conferencias de escritoras peruanas, la mujer justamente, el poder de conversión de la letra, su
viene a llenar todos los puntos críticos de la crisis de la capacidad de cambiar no sólo una vida sino un modo
vida moderna: es la formadora de los hijos y consejera de pensarse a sí mismo y de tomar lugar en el mundo?
del esposo, que desde el interior de la casa opera El argumento formalmente moderado de Cabello
“indirectamente” sobre el curso de la vida cívica y toca oblicuamente un punto crítico del debate social:
política, pero también, es capaz de rehabilitar la consa- el de los límites de la educación femenina. Sobre el
bida indolencia americana, y hasta de evitar la inmigra- saber de la letra de las mujeres se cierne, precisamen-
ción excesiva y peligrosa, ocupando puestos de trabajo te, el fantasma de la conversión. Raimunda Torres y
que ya demasiados extranjeros han venido a cubrir.9 Quiroga, colaboradora asidua de La Ondina... expresa,
defendiendo el derecho de las
La lectura. Conversiones y fantasmas mujeres a la educación, esta
En enero de 1876, Mercedes Cabello publicó frase crispante: “La mujer,
–también en El Correo del Perú– el ensayo “La lectura”. dándosele una sólida instruc-
Casi un mes después La Ondina del Plata lo reproducía ción, puede llegar a ser un
entre sus páginas, dándole la bienvenida a esta hombre femenino”. El argu-
interlocutora cuyas posiciones sobre la educación de mento, desde luego, es viejo,
la mujer habían tenido ya una circulación notable y remite a la figura de la sabia
venían a reforzar las ideas pregonadas por el semana- excepcional, que no consti-
rio porteño.10 tuye un modelo para las otras,
Cabello construye la escena casi sacramental de la porque, ¿qué cosa inabor-
lectura, declarando su caracter de “conversión” del dable, inasible, incontrolable es
rumbo de una vida. Su argumento se nutre de la un “hombre femenino”?
anécdota biográfica de dos clásicos: La Fontaine no
había conocido “su numen poético” hasta que un El perfil de la lectora
oficial le leyó la oda de Malherbe a la muerte de Casi un mes después de la aparición de “La lectura”
Enrique IV: “Al escuchar esta música nueva para él - de Cabello en La Ondina del Plata, se publica otro
dice la escritora citando a M. Tissot- La Fontaine, ensayo firmado con iniciales, que haciéndose eco del
semejante a esos mudos que un nuevo descubrimien- título entabla diálogo y propone ajustes.11
to ha venido a dar movimiento a su lengua, sintió los Sagazmente, el autor coloca en primer plano los
48 feminaria literaria / VII / 12

peligros que el texto de la escritora se ocupa de dominio público se hace ante todo bajo la forma de una
neutralizar en el uso de los masculinos y los sustantivos inserción indirecta, mediante el recurso al instrumento
abstractos. Si Cabello afirmaba que “la lectura es uno falsamente neutro de lo literario”.12
de los acontecimientos que más poderosamente influ- En la capacidad de la lectura de estimular emocio-
yen en el porvenir de un hombre”; el anónimo deslinda nes y formar opiniones, como señalaba Cabello, es en
y fija los alcances de la generalización: “Particular- donde se arriesga el límite entre el modelo aceptable de
mente en la mujer, sensible por excelencia, y en la “mujer ilustrada” y el de la “desdeñable literata”.
nuestro clima, donde la imaginación predomina, exal- Muchas de estas últimas son, precisamente, quienes
tándose con facilidad, la influencia de la lectura debe impulsan a las mujeres a escribir novelas que ilustren
mirarse seriamente”. la historia nacional y americana. Los relatos de Gorriti,
La lectura femenina debe situar sus límites en las las tradiciones limeñas de Clorinda Matto, entre otras,
fronteras de los textos piadosos y el relato didáctico, van abriendo el camino a las imitadoras, que serán
que ordenan el modelo a seguir, especialmente en la cada vez más numerosas.
edad “en que las pasiones empiezan a desarrollarse” El perfil de la lectora y la legitimidad de la literata
en la joven. Como Jaimes para defender el derecho a crecen conjuntamente al amparo de una superposi-
la educación femenina, el anónimo focaliza, él tam- ción táctica con la figura de la patriota. La trampa es
bién, para ilustrar su arenga, la escena imaginaria de evidente pero efectiva, irreprochable. Cuando Merce-
la lectura en la casa del obrero, que sirve esta vez, para des Cabello da su primera conferencia en El Club
situar los desastres de una formación sin tutela. Literario de Lima, en 1876, organiza su disertación en
“Nuestro corazón se estremece de dolor cuando vemos torno al amor patrio de la mujer, que desde el interior
polular en las calles de la ciudad esa multitud de del hogar doméstico cumple una acción decisiva en el
repartidores de novelas, que van al hogar de la humil- curso de la vida política. Lo interesante es que a la hora
de obrera a derramar veneno en sus venas, arrancán- de ilustrar sus argumentos con ejemplos, Cabello se
dole al mismo tiempo una parte de su trabajo diario. sale, literalmente, del espacio del hogar para recupe-
Ignorantes que apenas saben leer, para quienes cual- rar el modelo de la patriota actuando en el campo de
quier libro es un evangelio, se embiragan en la lectura batalla: “Mas no es allí, en el hogar doméstico, donde
de esas páginas encantadoras y fatales que exaltan su buscaré el tipo de la mujer patriota. [...] Lo buscaré, sin
cerebro produciendo un desequilibrio terrible que tal embargo, al pié de los altares de la patria y en medio
vez las conduce a la más triste degradación [...]. del fragor del combate, rivalizando con el hombre en
Conocemos la historia de un corazón bellísimo, extra- valor y heroísmo, cuando la patria ha necesitado de su
viado por una mala lectura”. brazo para salvar su libertad” (el subrayado es mío).13
La escena de Jaimes se ha invertido: la casa del Las leyendas biográficas de Carlota Corday, de Mme.
obrero se convierte aquí en el lugar ideal para ilustrar los Roland, de Policarpa Salavarrieta, en América, de
desvíos de esta lectora de novelas que malgasta en ellas Andrea Bellido, de Juana Azurduy, van componiendo
su tiempo de trabajo y suma, en la “mala lectura” una el mapa exaltado de estas precursoras cuya acción
degradación nueva a la miseria de su clase: la de la mala excede el lugar que sigue siendo explícitamente ade-
mujer. Así lo expresarán también otras crónicas que cuado para la labor de la mujer, pero cuyo modelo,
van trazando los cuadros costumbristas en las publica- pese a la contradicción, no puede ser rebatido esta vez
ciones periódicas. La obrera condensa, evidentemente, por los interlocutores.
el emergente más atractivo del imaginario del progreso La analogía explícita o implícita con la patriota
y sus conflictos. Sirve tanto para alentar la educación convive permanentemente con el perfil de la lectora
femenina como para contener los impulsos excesivos, modelo que promueven los intelectuales progresistas
ofreciendo una escena clave que muestra, fácilmente, la de fines de la centuria, así como del patriotismo se
solución y el problema, el derecho y el revés de una nutre el modelo de la novelista americana, en un
trama compleja que anuda el debate sobre la alfabetiza- momento en que el género todavía causa escándalo e
ción femenina con las reticencias de clase. impone la exclusión aparentemente necesarias de “la
Pero el argumento del anónimo no está en el otro mitad más bella de la raza humana”.
extremo del de Jaimes: se trata precisamente, de formar
a la mujer a través de la letra, en “la buena lectura”, sin Notas
1 Este trabajo fue presentado en las XI Jornadas de Inves-
dar curso libre a su capacidad de elección. No la lectura
tigación del Instituto de Literatura Hispanoamericana de la
en general, sino la novela, en particular, dramatiza un
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos
campo minado de peligros para la lectora: compone, por Aires, en diciembre de 1995. Ha sido incluido en Fronteras
fuera del espacio real, doméstico, en el que transcurre Literarias en la Literatura Latinoamericana. Actas de las XI
la vida de la mujer, un mundo virtual de luchas Jornadas de Investigación. Instituto de Literatura Hispanoame-
pasionales, sociales, políticas, que la invitan a la re- ricana, Universidad de Buenos Aires, Bs As., 1996
flexión y la forman en una conciencia interpretativa 2 “La mundanidad (...) en los siglos XVI, XVII y XVIII

acerca de sí misma y de su entorno. Marie -Claire Hook constituye todo un hecho civilizador”, expresa Claude Dulong
Demarle, en su ensayo “Leer y escribir en Alemania”, y cita a Voltaire: “antes de ser hombre de letras hay que ser
señala que entre 1790 y 1815 el contexto histórico hombre de mundo” . La conversación con ellos, más que la
europeo motiva una cantidad de novelas escritas por lectura, había propiciado durante mucho tiempo, el modo de
formar a una mujer ilustrada sin que fuera, ella misma, una
mujeres, cuya característica común consiste en relacio-
mujer mundana. Claude Dulong, “De la conversación a la
narse con su época, con la Revolución y con sus creación”, en Historia de las mujeres, tomo IV. Sobre este
consecuencias directas. “El acceso de las mujeres al aspecto, me ha resultado, también, muy estimulante el
feminaria literaria / VII / 12 49

trabajo de Joan B. Landes, Women and the Public Sphere, in Europa, 1892.
the Age of the French Revolution, Ithaca and London, Cornell Habermas, Jürgen, Historia y crítica de la opinión pública,
University Press, 1988. Barcelona, G. Gili, 1981.
3 Susan Kirkpatrick, Las románticas. Escritoras y subjetivi- Hoock-Demarle, Marie-Claire, “Leer y escribir en Alemania”,
dad en España, 1835-1850, Madrid, Ediciones Cátedra, 1989. en Historia de las mujeres, España, Taurus, 1990.
4 Pienso, concretamente, en el caso de la primer genera- Kirkpatrick, Susan, Las románticas. Escritoras y sujetividad
ción de escritoras peruanas -entre quienes se cuentan Mer- en España, 1835-1850, Madrid, Ediciones Cátedra, 1989.
cedes Cabello, Carolina Freyre de Jaimes, Clorinda Matto de Landes, Joan B. Women and the Public Sphere in the Age of the
Turner, Teresa de Fanning- y el círculo prestigioso de intelec- French Revolution, London, Cornell Univ. Press, 1988.
tuales de El Club Literario de Lima, que hacen alianzas para La Ondina del Plata, Bs. As., 1876-1879. Semanal.
debatir, conjuntamente, la necesidad de la educación feme- Masiello, Francine, La mujer y el espacio público. El periodis-
nina y del rol del intelectual, como panaceas de los males que mo femenino en la Argentina del siglo XIX, Bs. As., Femi-
aquejan a la sociedad del momento. En este sentido, las naria Editora, 1994.
Veladas Literarias de Juana Manuela Gorriti ofrecieron el Ramos, Julio, Desencuentros de la modernidad en América
espacio de intermediación entre el salón selecto de los Latina, México, Fondo de Cultura Económica, 1989.
intelectuales prestigiosos del Club y las literatas que recién Sánchez, Luis Alberto, La literatura peruana. Derrotero para
comenzaban a publicar sus primeros ensayos y ficciones. una historia espiritual del Perú. Tomo VI. Naturalistas,
5 Raimunda Torres y Quiroga, “Filosofía sobre la instrucción ideólogos y modernistas, Asunción del Paraguay,
de la mujer”, en La Ondina del Plata, n. 9, 27 de febrero de 1876. Guarania, 1951.
6 La escritora europea o americana de renombre: viajera, Tauzin-Castellanos, “La narrativa femenina en el Perú antes
extranjera y consagrada, provee a las contemporáneas la de la guerra del Pacífico”, en Revista de Crítica Literaria
figura simbólica indispensable para avalar el modelo de la Latinoamericana, Año XXI, n.42, Lima-Berkeley, 1995.
mujer ilustrada. En torno de la “visitante” se alimentan Villavicencio, Maritza, Del silencio a la palabra. Mujeres perua-
imaginarios sobre la cultura a la que ella pertenece, al tiempo nas en los siglos XIX y XX, Lima, Ed. Flora Tristán, 1992.
que se organiza su leyenda biográfica para que ésta garantice Williams, Raymond, Cultura. Sociología de la comunicación y
la legitimidad y, especialmente, la moralidad de su “diferen- el arte., Barcelona, Ed. Paidós Ibérica, 1981.
cia”, en la medida en que esa figura extraordinaria de la
letrada es plausible de ser imitada. Así lo evidencia el empeño
de los contemporáneos en poner de relieve la dignidad de la
vida privada de la literata, como la prueba más feaciente de
su valor intelectual. Algunos ejemplos lo proporcionan la Mujeres memoriosas:
Baronesa de Willson y Juana Manuela Gorriti, en Lima;
Clorinda Matto, en Buenos Aires; Mercedes Cabello como
acerca de la memoria en
corresponsal folletinista en España.
7 Mercedes Cabello, “Influencia de la mujer en la civiliza-
la escritura femenina
ción”. Este artículo se publica por primera vez en El Correo del
Perú, en 1874. Nuestra cita corresponde a la publicación
Martha Campobello*
posterior en La Ondina del Plata, n. 11, 12 de marzo de 1876.
8 Carolina Freire de Jaime, “El hogar del obrero. La

Mujer”, El Correo del Perú, n. VIII, 20 de febrero de 1876. a preocupación por la memoria atraviesa
9 Siempre preocupada por explicitar esta relación incon-

dicional entre la educación de la mujer y las necesidades


sociales, Teresa de Fanning es, entre las literatas limeñas,
quien señala, hacia 1876, la posibilidad de formar trabajado-
L muchos textos de la literatura latinoamerica-
na desde diferentes enfoques: memoria per-
sonal o memoria histórica, memoria íntima o colecti-
ras que puedan ganar espacios a la presencia excesiva de los va, memoria como tema o como generadora de escri-
obreros inmigrantes. “Trabajo para la muger”, Gorriti, Juana tura. Es significativo que muchas de las obras que
Manuela, Veladas literarias de Lima. 1876-1877. Tomo Pri- reflexionan de uno u otro modo sobre esta cuestión
mero, Veladas I a X, Bs. As., Imprenta Europa, 1892. hayan sido escritas por mujeres; pienso en nombres
10 “La lectura”, de Mercedes Cabello, en El Correo del Perú,
tan relevantes dentro del corpus de la literatura latinoa-
n. 1, año VI, 1876 y luego en La Ondina del Plata, n.8, 20 de mericana femenina actual como los de Elena Garro,
marzo de1876. Elena Poniatowska, Rosario Castellanos, María Luisa
11 “La lectura”, firmado con iniciales M.C.M, en La Ondina
Bombal, Esther Seligson, Gioconda Belli, Margo Glantz,
del Plata, n. 12, 19 de marzo de 1876.
12 Marie-Claire Hoock-Demarle, “Leer y escribir en Ale- María Luisa Valenzuela, entre otras. Los textos escritos
mania”, en Historia de las mujeres, tomo IV. por ellas tienen en común varios aspectos: el hecho de
13 Club Literario de Lima. Anales de la sección de literatu- que las protagonistas femeninas son el sostén de la
ra, Lima 1875 memoria, ya sea personal o histórica; el que ésta sea la
disparadora de la escritura, y, finalmente el gesto de
Bibliografía apelar a que el lector o la lectora también haga memoria,
Auzá, Néstor Tomás, Periodismo y feminismo en la Argentina, a sacudirnos del letargo del olvido, lo que se da, en
1830-1930, Bs. As., Emecé, 1988. particular, en los textos que hacen memoria de la
Basadre, Jorge, Historia de la República del Perú. 1822-1933, historia. Se sabe que la escritura es, por sí misma,
Lima, Editorial Universitaria, 1969. garantía de memoria. Como dice Carlos Fuentes, éste es
Duby-Perrot, Historia de la vida privada. Sociedad burguesa: un recurso que permite poner en circulación diferentes
aspectos concretos de la vida privada. Tomo 8. Buenos saberes, y la literatura es el medio que lo hace posible:
Aires, Altea-Taurus-Alfaguara, 1981.
El Correo del Perú, Lima 1871-1877. Semanal.
Gorriti, Juana Manuela, Veladas literarias de Lima. 1876- *Profesora en Letras. Docente en la Universidad de Morón
en la cátedra de Literatura Latinoamericana II.
1877. Tomo Primero, Veladas I a X, Bs. As., Imprenta
50 feminaria literaria / VII / 12

Nombre y voz, memoria y deseo, nos permiten tales como: la polifonía, la tematización de una sensi-
hoy darnos cuenta de que vivimos rodeados de bilidad diferente, que les permite a los personajes
mundos perdidos, de historias desaparecidas. Esos femeninos percibir situaciones de las que no se perca-
mundos y esas historias son nuestra responsabi- tan los personajes masculinos, y especialmente, el
lidad; fueron creados por hombres y mujeres. No papel que cumple en todos estos textos el cuerpo
podemos olvidarlos sin condenarnos nosotros mis- femenino, como lugar simbólico donde se inscriben/
mos al olvido. Somos los testigos del pasado para escriben los acontecimientos y los sentimientos. En
seguir siendo los testigos del futuro. todos los casos el sema “cuerpo” se reitera permanen-
Entonces nos damos cuenta de que el pasado temente: funciona como un elemento cohesivo no sólo
depende de nuestro recuerdo, aquí y ahora, y el en la textualidad de cada obra en particular, sino que
futuro, de nuestro deseo, aquí y ahora. Memoria y también es un elemento que da cohesión al corpus
deseo son imaginación presente. …Este es el hori- seleccionado. El cuerpo constituye en estos relatos
zonte de la literatura.1 otro nivel semiótico, es soporte material dotado de
significación, pues se convierte en un espacio deposi-
La memoria se filtra en la escritura como un tario de signos, marcas de los hechos y de las sensa-
palimpsesto que incorpora otras voces y otros saberes. ciones que dan sentido a los personajes. Es el lugar
En primer lugar, le da la entrada a la voz de la historia donde se conjugan el placer, la vida y la muerte, donde
y de la cultura; en el caso de estos textos se trata de las se registra el compromiso de “poner el cuerpo” para la
voces de la cultura oprimida, la cultura indígena, y lucha, para participar en la historia -así ocurre con los
también de la recuperación del espacio íntimo de las personajes de Lavinia o Laura- en La mujer habitada
mujeres, marginadas históricamente por el discurso y “La culpa es de los tlaxcaltecas”. También el cuerpo
patriarcal. La escritura memoriosa avanza sobre un es el sitio que el sufrimiento del abandono, la pérdida
vacío, una ausencia provocada por la versión oficial de y el vacío laceran, y de ese dolor surge el recuerdo y la
la historia. Se escribe porque se recuerda, para cons- reflexión sobre el comportamiento masculino, a través
truir otro imaginario y otra versión y, sobre todo, para del cual se filtra el imaginario patriarcal. Tal es el caso
que no se olvide. Por lo tanto, estos textos llevan a de los textos que operan sobre la memoria íntima.
pensar en la función social de la literatura, que es Retomando los textos que recogen la memoria
proponer la lucha contra el olvido y la apelación a la histórica, la relación que guardan entre sí el relato de
reflexión, un modo de acción que el escritor comprome- Elena Garro y la novela de Gioconda Belli, es que en los
tido ejerce a través de la palabra. En este sentido, la dos se recupera la memoria sobre el pasado indígena,
elección de hacer memoria es un gesto con significación un pasado que, en realidad, no ha quedado sumergido
ideológica de compromiso, que, asumido por estas en el tiempo sino que está presente, forma parte de la
voces femeninas es doble. Por un lado, significa convo- cultura latinoamericana y, como se desprende de
car el recuerdo de la historia y por otro, revertir la estas obras, es necesario recordarlo.
mirada tradicional, el imaginario patriarcal sobre la En “La culpa es de los tlaxcaltecas”, la protagonis-
pasividad femenina en la historia, ya que los personajes ta, Laura, vive en dos tiempos y en dos espacios: el
femeninos de estas obras toman partido en la acción, presente en la ciudad de México y el pasado en el
tienen una función actancial muy marcada en los momento de la destrucción de Tenochtitlán. Esa si-
acontecimientos. La filiación con la estética de la litera- multaneidad atraviesa el relato pero no todos los
tura comprometida se da desde dos lugares: sea a partir personajes la perciben, lo intersante del texto es que
de la actividad de las escritoras o de los personajes sólo dos mujeres –los personajes de Laura y su criada
femeninos, la connotación es la misma: la mujer es indígena, Nacha– comprenden la coexistencia temporo–
activa y su participación genera cambios. espacial porque son las que poseen el saber acerca del
Dentro de la línea de mujeres memoriosas me acontecimiento histórico –la caída de la ciudad
interesa centrarme en un corpus formado por los primigenia–. El resto de los personajes quedan al
siguientes textos: “La culpa es de los tlaxcaltecas” margen de los hechos y no entienden qué es, en
(l964), cuento de Elena Garro; la nouvelle Sed de mar realidad, lo que le pasa a Laura. Estos, que asumen la
(1987), de Esther Seligson, y las novelas Querido voz del discurso patriarcal, califican como “locura” a lo
Diego, te abraza Quiela (1978) de Elena Poniatowska, que escapa a sus saberes y su capacidad de compren-
todas ellas escritoras mexicanas; La amortajada (l938) sión. De este modo el relato tematiza otra cuestión
de María Luisa Bombal, chilena y La mujer habitada propia de la escritura femenina: ésta muestra el
(1992) de Gioconda Belli, nicaragüense. monologismo característico de dicha práctica discur-
A pesar de que estos textos constituyen un corpus siva que no acepta la “diferencia”, que lleva a los
que poseen como rasgo en común la preocupación por márgenes aquello que no forma parte de su dominio,
el rescate de la memoria, se pueden establecer dos dando el atributo de “locura” a un saber y una memo-
grupos de filiación según el tipo de recuerdo al que ria distintas, otra mirada sobre la historia.
convocan. Por una parte, el relato “La culpa es de los Me preguntaba por mi infancia, por mi padre y
tlaxcaltecas” y la novela La mujer habitada remiten a por mi madre. Pero yo no sabía de cual infancia ni
la memoria de la historia; por otra, La amortajada, Sed de cual padre, ni de cual madre quería saber. Por
de mar y Querido Diego, te abraza Quiela, a la memoria eso yo platicaba con él de la Conquista de México.
íntima, personal. En ambos casos se plantea la escri- ¿Tú me entiendes, verdad? -aclaró Laura con los
tura como la recuperación del pasado a través de la ojos puestos sobre las cacerolas amarillas. [...]
memoria, con marcas que remiten al género femenino, - Mamá, Laura le pidió al doctor la Historia de
feminaria literaria / VII / 12 51

Bernal Díaz del Castillo, dice que es lo único que le memoria acerca de la dominación presente en América
interesa. Latina. Cierta parte de la literatura escrita por mujeres
La señora Margarita dejó caer el tenedor. recupera a personajes históricamente marginados y les
-¡Pobre hijo mío! ¡Tú mujer está loca! da en la ficción un espacio para que sus voces circulen.
-No habla sino de la caída de la gran Tenochtitlán Este aspecto es, en realidad, una de las caracterís-
-agregó el señor Pablo, cabizbajo.2 ticas de la escritura femenina pues ésta ingresa a la
literatura la voz de los silenciados, los códigos orales,
A través de una trama y una historia múltiple el textos populares, es decir, aquellas voces que no entran
cuento pone en escena la permanencia del pasado en el discurso monológico del poder. En relación a este
indígena en el presente y son aquí las mujeres las que trabajo de recuperación de voces y la posibilidad de
sostienen la memoria, en oposición a uno de los perso- hacerlas circular en el sistema literario, pienso también
najes masculinos, Pablo, marcado por el rasgo del en otros dos libros donde la memoria es disparadora de
olvido. Laura no sólo es la esposa de Pablo, también es/ escritura: el texto de Elena Poniatowska La noche de
era una indígena tlaxcalteca que convoca a la historia Tlatelolco, armado con fragmentos de testimonios ora-
tanto por su experiencia de la destrucción de la ciudad les de los protagonistas de la matanza estudiantil en la
de Tenochtitlán como por sentir en el presente -tiempo Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco en 1968, y en su
cero del relato- la necesidad de leer La verdadera novela Hasta no verte Jesús mío, donde aunque la
historia de la conquista de la Nueva España de Bernal protagonista, Jesusa Palancares, es una analfabeta, es
Díaz del Castillo. Esto se puede interpretar como la su voz la que narra la historia.
explicitación de la poética del relato: la literatura es un Otro rasgo de la escritura femenina es el de situar
modo de recuperar, de hacer memoria de la historia. su producción en géneros de carácter más intimista,
En La mujer habitada, Itza es la memoriosa. Se trata que si bien ya forman parte del canon literario, mu-
del espíritu de una mujer indígena que habita en la savia chas veces se los ha considerado en los márgenes. Me
de un árbol de naranjas que penetra en el cuerpo de refiero a diarios, cartas, autobiografías, géneros por
Lavinia y le infunde su valor y su sabiduría cuando ésta excelencia memoriosos, pero que, además, se caracte-
bebe su jugo. A través del monólogo interior de Itza el rizan por trabajar sobre una memoria íntima. Se trata
texto evoca la resistencia indígena contra los españoles. de discursos donde el sujeto enunciador vuelve la
En esta novela el motor la de escritura es, precisamente, mirada sobre su interioridad y los textos trazan un
la resistencia como una constante en los pueblos lati- espacio y una memoria privada, gesto opuesto al de las
noamericanos, ya sea contra el avance del conquistador obras antes mencionadas.
o contra los gobiernos dictatoriales modernos. El texto Me interesa, en esta línea, destacar tres textos: Sed
muestra el valor performativo de la memoria: el recuerdo de mar, Querido Diego, te abraza Quiela y La amorta-
de Itza incorporado en el cuerpo de la protagonista jada. En los tres la memoria de las historias de amor
principal -Lavinia- la lleva a actuar, a tomar partido en vividas por las protagonistas es productora de escritu-
la lucha -que en este caso se produce desde las filas del ra; la palabra narrada surge de la rememoración
Movimiento de Liberación Nacional, en un espacio fic- personal, íntima, donde el cuerpo femenino es el
cional nombrado Faguas -pero que podrá representar a primer protagonista, puesto que es el lugar simbólico
cualquier país centroamericano-. La memoria, más allá donde el recuerdo lacera, lastima y se inscribe, donde
del conocimiento conciente de Lavinia, lleva a la acción. se materializa la memoria.
Ya no se irá de la tierra como las flores que Sed de mar, de Esther Selligson, juega no sólo con la
perecieron, sin dejar rastro. Oculta en la noche en multiplicidad de voces -la polifonía es otra marca de la
que me mira hay presagios y ella avanza desenvai- escritura femenina-, sino también con varios géneros
nando por fin la obsidiana, el roble. Poco queda ya que se entrecruzan para formar el texto: el diario de
de aquella mujer dormida que el aroma de mis Penélope y la carta que ésta le deja a Ulises, junto con
azahares despertó del sueño pesado del ocio. Len- las voces de Telémaco, Ulises y la nodriza Euriclea
tamente Lavinia ha ido tocando fondo en sí misma, buscando dar sentido al acontecimiento que revierte el
alcanzando el lugar donde dormían los sentimien- imaginario acerca del rol tradicional de la mujer: aquí
tos nobles que los dioses dan a los hombres antes Ulises es el abandonado por Penélope. El recuerdo de su
de mandarlos a morar a la tierra y sembrar el maíz. amor con Ulises, interlocutor ausente de su escritura,
Mi presencia ha sido cuchillo para cortar la indife- es el motor que la impulsa a escribir y a actuar. El texto
rencia. Pero dentro de ella existían ocultas las está armado sobre dos niveles de escritura, ambas
sensaciones que ahora afloran y que un día ento- convocadas por el acto memorioso de Penélope. En el
narán cantos que no morirán. primero, la memoria produce el diario y la carta. Estos,
a su vez al ser leídos por Ulises y Telémaco, son
¿Por qué la empujé? ¿Qué me llevó a impulsarla generadores del segundo nivel discursivo: las partes en
hacia afuera allí donde se escuchaban sonidos de que dichos personajes, junto con Euriclea, asumen la
batallas? Ni yo misma lo sé. ¿Sentí la profunda voz. Nuevamente, el recuerdo afecta el cuerpo, que es el
necesidad de medir mis fuerzas? ¿O fue que en mí lugar donde se siente la ausencia y el olvido masculino:
resonaron los recuerdos de los bastones de fuego? ...era soñar forzando la remembranza: ‘después
de haber sido tomada entre tus brazos -me decía-
Los dos relatos no se agotan solamente en mostrar ¿qué otros brazos sabrían recibirme?’ Mientras en el
el género femenino como sostén de la memoria de la salón el deseo de los pretendientes exhelaba su red
historia, pues convocan a que el lector también haga de espejismos hasta mi cabellera, y yo, frente al
52 feminaria literaria / VII / 12

espejo murmurando: ´tómame, tómame en el lumi- hace memoria y a la vez la exorcisa, es liberación de un
noso recinto de tu abrazo y recibe mi apasionada pasado demasiado triste para seguir siendo recorda-
entrega, ininterrumpida’ ...era reconstruir con fero- do, por eso, cuando Quiela decide no hacerlo más, en
cidad un enlace tras otro, los estremecimientos, las la última carta, el texto se cierra:
humedades, y caer exhausta cautiva de mi demonio Ya no recuerdo lo que siguió diciendo porque no
(...) Y tú, en tanto, huías, enfrascado en tus deberes quise escucharlo, ni lo creí siquiera (...) Sobre todo
de guerrero olvidándote, olvidándome... contéstame esta carta que será la última con la que
te importune...
Si Ulises está signado por el olvido, Penélope lo está
por la memoria. Para preservar esos recuerdos decide En estos últimos textos que acabo de mencionar,
huir, modificando la imagen tradicional de la mujer aquellos que forman parte del corpus de literatura
que espera. Escapa para mantener viva la memoria y intimista, se deja entrever una reflexión entre líneas
que el desengaño no la invada. Memoria que no es sólo acerca de la problemática de los géneros literarios. Los
productora de escritura, sino también, móvil disparador diarios y las cartas constituyen un tipo de discurso
de la acción que muestra a la mujer en un rol activo. apropiado para poner en circulación el saber y la toma
En La amortajada, una voz narrativa en tercera de posición del sujeto textual femenino sobre la cultu-
persona focaliza desde Ana María, la protagonista ya ra patriarcal; muestran que la actitud de introspección
muerta, y penetra en su interioridad para dar lugar, femenina es creadora de una mirada que invierte el
luego, a un cambio: fluye el monólogo en primera imaginario y la cultura marcada por el dominio de lo
persona. La escritura surge a partir de la memoria de masculino. Tal es el caso de la reversión del episodio
la vida del personaje femenino, donde se cruzan de La Odisea en Sed de mar, o el hecho de que la voz
historias de amor, odios y desencuentros. masculina tan convocada desde las cartas, en realidad
Te recuerdo, te recuerdo adolescente. Recuerdo nunca ingrese a las páginas de Querido Diego, te
tu pupila clara, tu tez de rubio curtida por el sol de abraza Quiela: el texto no le permite la entrada a la voz
la hacienda, tu cuerpo entonces, afilado y nervioso. masculina, que queda sumergida en el silencio.
[...] Te veo correr tras nuestras piernas desnudas El hacer memoria es un modo de tematizar el
para fustigarlas con tu látigo...” trabajo de la escritura, por eso es que cuando el
…Recuerdo. Me encontraba al pie de una esca- recuerdo ya ha sido dicho, los textos muestran el
linata sacudiendo las ramas, cuajadas de silencio, la escritura calla, sobreviene el final y queda
gotas de un abeto. Apenas si alcancé a oír flotando la pregunta que cierra Sed de
el chapaleo de los cascos de un caballo mar: “¿Habla el silencio? ¿Qué dice el
cuando me sentí asida por el talle, silencio cuando calla?” De estas pre-
arrebatada del suelo. Eras tú...” guntas emerge como respuesta que
el silencio efectivamente habla, pro-
Lo particular en esta obra es que la duce escritura, establece un acto
memoria parte de la muerte/a, como de comunicación, pues como dice
si el recuerdo fuese el acto final que Tamara Kamenszain en su libro
permitiese dar sentido a la existencia, acceder al saber El texto silencioso, la escritura y el silencio se recono-
último. …ésta opera como disparadora de escritura y cen en el camino que los separa del habla; escritura y
como liberadora, con una función catártica. Después silencio se autoconvocan en el espacio íntimo desde el
de recordar, la amortajada se sumerge en paz en el cual las protagonistas de estas tres obras que acabo de
mundo de los muertos. mencionar escriben, conviviendo con la soledad del
Finalmente, otro texto donde la memoria es produc- abandono o de la muerte.
tora de escritura es la novela epistolar de Elena Ponia- Desde ese lugar donde la cultura patriarcal recluye
towska, Querido Diego, te abraza Quiela. En las cartas a la mujer, silenciándola, su voz se apropia del registro
que Quiela le envía al pintor mexicano Diego Rivera, se dominante que es la escritura para rebelarse, produ-
reconstruye su historia de amor, que deviene, una vez ciendo un discurso que cuestiona dicho sistema y el
más, en desencuentro y desamparo. Quiela, la voz narra- imaginario que éste ha construído. Se produce así una
tiva, hace memoria de los años vividos con Diego en París. ampliación del canon de la literatura latinoamericana
Se inicia un invierno crudísimo y me recuerda que incorpora otras voces y otros lenguajes a su
otro que tú y yo quisiéramos olvidar. Hasta tú enorme corpus.
abandonabas la tela para ir en busca de combus- En relación con la particularidad de estos textos de
tible! ¿Recuerdas cómo los Severini llevaron un mostrar a la escritura en su hacerse a partir del
carrito de mano desde Montparnasse hasta más recuerdo, retomo las reflexiones de Tamara
allá del barrio de Montrouge donde consiguieron Kamenszain. Ella atribuye a la escritura femenina
medio saco de carbón? Hoy a la mañana al alimen- varias características, entre las cuales me interesa
tar nuestra estufita pienso en nuestro hijo. Recuer- destacar fundamentalmente la de “artesanal”. Según
do las casas ricas que tenían calefacción central ... esta autora las escrituras artesanales son aquellas
que muestran su carácter artificial, la labor de la
Crea una imagen femenina que de a poco lucha por “escritura”, el hilo que va tejiendo los relatos: precisa-
desprenderse de los recuerdos para asumir una nueva mente ese hilo es la memoria. De modo que la
vida, para independizarse de la historia de amor en autorreferencialidad en estos textos funciona como
que está atrapada y abandonada. Aquí la escritura marca de género. Escritura, memoria, cuerpo son tres
feminaria literaria / VII / 12 53

significantes que ponen en escena el hecho de que la


mujer no permanece al márgen de la historia sino que N a r r a t i v a
la construye, forma parte de ella, pero, sobre todo, la
recuerda e insta a que no se olvide. Además, los textos
producen un cuestionamiento del rol y el imaginario Esther Andradi*
patriarcal: por carecer de memoria los personajes
masculinos permanecen al margen de la conciencia Propiedades
del paso del tiempo y del devenir de la historia.
Sumergidos en sus propios mundos, están construi-
dos como marginadores “(auto)marginados” de otros I
saberes plurales. Varios de ellos no pueden ver más A los bienes que no pueden transportarse se les
allá de su sistema de interpretación del mundo, no llama bienes raíces. Como casas o terrenos. De ahí que
comprenden la historia. Esto puede ser pensado así alguna gente identifique su propia raíz con bienes
desde el momento en que algunos de dichos persona- raíces. ¿A quién se le ocurriría una raíz móvil? No
jes que atraviesan estas obras están marcados con el quiero hacer aquí un catálogo de bienes raíces, de los
sema del olvido, -sobre todo esto se da en el caso de los cuales jamás dispuse, pero sí del papel que desempe-
personajes de Pablo en “La culpa es de los tlaxcaltecas”, ñan ciertos espacios en el desarrollo personal, y en
Diego en Querido Diego, te abraza Quiela y Ulises en particular la significación de la casa en la vida de las
Sed de mar-. En oposición a ellos, los femeninos personas. En mi familia nunca fuimos propietarios, de
poseen la capacidad de hacer memoria y una concien- ahí la categoría de mueble que una va adquiriendo por
cia muy clara acerca del peso del pasado en el presente el mundo. Junto con la movilidad llegan las palabras,
y del fluir de la temporalidad. porque una no puede andar de aquí para allá sin tratar
La diferencia de signo, olvido/memoria, que carac- de hacerse entender, mientras que sí puede quedarse
teriza los géneros es connotativo en el siguiente senti- en casa calladita su alma y no me molestes compadre.
do: si el orden patriarcal margina la participación de Por eso a veces las formas de las letras se apropian de
la mujer en el discurso histórico, ésta se hace cargo del las formas de las casas. Pero a diferencia de las casas,
elemento fundante y fundamental de la historia, la las letras son muebles. Ocurre que hay casas y casas,
memoria, para revertir esa posición tradicional. Estos y así como hay gente que vive en una oración completa,
textos tematizan la contrapartida al lugar tradicional otros viven en la mera letra. Apenas la lisa y llana letra
-el espacio de la ausencia- en que se ha sumido a la para albergar un cuerpo presente completo, haciendo
mujer, el discurso femenino cuestiona el orden tradi- honor a aquello que “de esencias están hechos los
cional a través de su toma de posición en los aconte- arduos caminos del espíritu”. También hay quien vive
cimientos o de la lectura que éste hace de dicho en bibliotecas, es decir, en espacios donde los foraste-
sistema cultural, tarea que encaran los personajes ros se pasean casi permanentemente por la sala de
mencionados y, a través de ellas, las escritoras. estar, lo que sería una forma de los hoteles, las
Ya sea, entonces, desde el espacio público o priva- posadas y aun casas de inquilinato -aunque no se
do, desde lo social o lo íntimo, la mujer es la guardiana puede comparar un ambiente con otro, por supuesto.
de la memoria y es, por lo tanto, hacedora de la Hay muchos que viven en terrenos prestados. Y otros
historia. Es productora de saber histórico y creación que usurpan terrenos, una forma ciertamente menos
literaria. Una y otra práctica permiten pensar la sólida de ser propietario, porque una se encuentra
historia desde otros lugares y con otros saberes, siempre entre la acción y el efecto de apropiarse, lo que
cambiarla y (re)construirla, a partir de la praxis litera- no deja de tener sus riesgos en la sociedad moderna.
ria dentro de un entramado cultural en el que la mujer Pero como también hay “leasing” mal que mal una se
muestra que no permanece al margen. Este compro- defiende. Y por último tampoco falta la letra muerta,
miso es lo que estas escritoras nos “recuerdan”. un extendido abanico que abarca desde el famoso Père
Lachaise hasta la soledad de cualquier camposanto de
Notas pueblo, inmensos y también modestos territorios para
1 Carlos Fuentes, Valiente mundo nuevo, México, Fondo
refugio de guiones, más o menos ilustres, pero guiones
de Cultura Económica, 1994, p. 49
2 Elena Garro, “La culpa es de los tlaxcaltecas”, en al fin.
Narrativa mexicana de hoy, Madrid, Alianza, 1969, p. 88.
3 Gioconda Belli, La mujer habitada, Buenos Aires, II
Emecé, l996, p. 167. La casa que me vio nacer era de modestísima
4 Belli, Op. Cit. p. 186. construcción, una sola planta en forma de “L” acosta-
5 Esther Seligson, Sed de mar, México, Artífice Ediciones,
da, como la mayoría de las casas de campo de aquel
1987, pp. 12/ 13. entonces. A lo largo de esta “L” se distendían la cocina,
6 María Luisa Bombal, La amortajada, Santiago de Chile,
Editorial Universitaria, l994, p.14.
7 Bombal, Op. cit. p.20
8 Elena Poniatowska, Querido Diego, te abraza Quiela, *Estudió ciencias de la comunicación; se fue de su país
México, Ed. Era, l995, p11. natal –Argentina– en 1975 y desde entonces vivió en Lima y
10 Poniatowska, Op. Cit. p.70-71.
Berlín, donde ejercició el periodismo. Es co-autora de Ser
11 Tamara Kamenzsain, “Género femenino y género
mujer en el Perú (1979), de dos libros de cuentos Chau Pinela
poético” en Revista de la Universidad de México, Nueva época, (1988) Come, éste es mi cuerpo (1991) y de una novela inédita.
Nº 39, julio l984.
54 feminaria literaria / VII / 12

el comedor y el dormitorio de las niñas -en nuestra mínima historia. Siempre y cuando no nos
ese orden- y doblando por la “L”, la alcoba aplaste un camión al cruzar la autopista.
de los padres, que cerraba la construc-
ción. Debajo del comedor o sala de IV
estar -que entre nosotros sólo se usaba Hubo por cierto, una casa que concentró mis raíces
como corredor para ir de la cocina hacia en la infancia y que guardo en el jardín de la memoria.
uno u otro dormitorio y viceversa-, se No por propia decisión, sino por los avatares del
encontraba el ingreso al sótano. Su pe- movimiento, que no siempre es cauteloso y que puede
numbra dio lugar a más de una fantasía, arrasar también con lo mejor de nosotros. En la casa
pero más allá de ellas, lo decisivo es que del abuelo, el padre de papá, los nogales flanqueaban
después de las grandes lluvias que asolaron el ingreso al visitante, los rosales se disputaban un
la región, el sótano se llenó de agua y no lugar bajo el sol marcados de cerca por los granados
pudimos volver a usarlo. Una “L” con que reventaban en rojo cada otoño mientras ciruelos,
sótano en el medio y algo de imagina- damascos y durazneros se cubrían de frutos no sin
ción letrística puede llegar a convertir- antes dejar algunas ramas al alcance de la mano para
se en un “lo”, nada más ni nada menos que trepáramos los nietos. Fresas y buganvilias,
que el artículo neutro del idioma caste- mandarinos, naranjos y legumbres parecían compla-
llano. Así comienza la escritura de los cerse por igual hundiendo sus raíces en el surco
primeros años de mi vida: Con un “Lo” húmedo de aquella parcela. La casa en sí no valía
colgando en la desmesurada página en blan- nada, hay que ser sinceros. Era una “I” mayúscula, los
co de la pampa. despojos de una columna dórica donde se sucedían en
De aquella casa original mi familia pasó el más precario estado una cocina humeante -abuela
a otra algo más compleja, con dos plantas, tenía todavía una cocina a leña-, un comedor, una sala
una verdadera “H”. A esta casa prefiero que sólo se usaba en especiales ocasiones y el dormi-
adosarle el inmenso patio arbolado que le torio, donde la última vez que estuve allí fue para velar
pone sonido a la primera letra muda de mi al abuelo. En los escasos rincones donde las paredes
historia. Eran seis robustos ejemplares, habían logrado defender su pintura de la voracidad del
alineados de dos en dos como en un tablero tiempo, era posible entrever en alguna orla decorada
de damas, pero no eran damas sino tipas, la dignidad de antaño. El suelo en cambio, permanecía
Tipuana Tipu para los expertos, que así se llaman cubierto sólo por una capa de cemento, ya que el
estos frondosísimos árboles que se dan con profusión dinero nunca llegó a alcanzar para baldosas. ¿Y a mí
en la llanura santafesina. Gracias a este patio con que me importaba? Si esta casa recostada sobre el
proporcionales ínfulas, la “H” aparecía flanqueada por vientre embarazado de la huerta, enmarcada por el
una “E”. Las Tipuana Tipu me acompañaron hasta la cerco frondoso de los árboles, amortiguados sus ángu-
adolescencia con sus flores amarillas y sus chicharras los por mullidas enredaderas que protegían la muta-
del verano escritas en el paisaje del pequeño pueblo de ción de los insectos parecía la escritura en sí misma:
provincia adónde nos habíamos mudado. El fragmen- Una “I” de tiempo, custodiada por la eternidad de los
to de la pampa que comenzaba con “lo” dejaba paso olivos. El abuelo, que había dejado sus raíces en el
ahora a los balbuceos del pretérito perfecto “HE”, que desierto para buscar fortuna en el Nuevo Mundo,
me vio crecer. Claro que no escribí muchas páginas construyó esta casa con sus propias manos, con las
más a partir de “HE”, porque como dije al comienzo, mismas manos arañó la tierra abriéndole surcos, echó
formamos parte de la gran mayoría de la humanidad las cimientes, plantó los olivos, dio de comer a sus aves
que no dispone de casa propia, de un bien raíz donde y caballos, protegió el canto de canarios y asiló los
quedarse, de una casa adónde volver cuando uno se pájaros que se acercaban a este vergel a medio camino
ausenta, sea para venderla o solazarse en la nostalgia de la pampa y del pueblo que me vio crecer. En esta “I”
o ambas cosas, de modo que después de un tiempo de del abuelo se escribía diariamente la historia. Dejó la
permanecer en un ambiente letrístico, página o libro, casa a sus hijos con un ruego: no la vendan. No es un
había que salir en busca de otras páginas, otras bien transportable, quiso decir el viejo: es nuestra raíz
bibliotecas, otros estantes vacíos. Partíamos, eso sí, en varios tomos.
llevándonos lo que teníamos puesto, es decir, los
bienes muebles. La letra era uno de ellos. V
Desde aquella partida de la “HE” paterna varias
III letras fueron mi refugio transitorio a lo largo del
Las letras son una suerte de caparazón de tortuga abecedario. La primera de todas fue aquella casita en
o caracol que se arrastra con el cuerpo, con lo cual el puerto, una humilde “P” a la que se arribaba por un
quienes vamos por la vida moviéndonos de aquí para largo pasillo que conducía a una única habitación
allá solemos justificar nuestro parsimonioso andar en milagrosamente compartimentada en cocina, baño,
general y nuestra exasperante lentitud en la produc- sala de estar y de dormir, además de un mínimo
ción en particular. El caparazón que nos protege pero ángulo que hacía las veces de escritorio. Mi perro
a la vez nos acompaña es nuestra identidad móvil. Bakunin se subía a los tapiales que marcaban el
Acaso lo que vamos viviendo se va grabando de alguna perímetro de “P” y solía atrapar con precisión de felino
manera en esta suerte de coraza, que, movibles y todo a las gallinas de los patios adyacentes provocándome
como somos, pasa a ser finalmente lo más sólido de horrores ortográficos. Sin embargo este clima bucólico
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no fue roto en ninguna medida por los vecinos, habi- VIII


tantes a su vez de precarias letras, sino por la gramá- Pasar de letra en letra no sólo no es fácil sino que
tica misma. Partir, como parir, se escribe con “P” en puede ocurrir que una se quede colgada a mitad de
castellano. Y yo soy de las que tuvieron que partir, no camino sin llegar a ninguna otra, puros puntos
por nada, sino porque ahí ya no se podía más vivir. suspensivos, la página en blanco, el colmo del nihilis-
mo o la soledad. Es así que, animada por una profunda
VI nostalgia en torno a aquel “lo” original sucumbí a la
De aquella letra cursiva -impresa en una participa- tentación del regreso: veinte veces hube de pasar
ción matrimonial que se agotó- a la gótica remedando delante de aquella modesta “L” para reconocerla.
el sello de denegación del permiso de estadía de la Estaba pintada de blanco, la habitación de los padres
policía de extranjeros- fui escribiendo una que otra había sido derrumbada, y como la herrería se había
página con los caracteres que se me iban dando. No me adosado al jardín, aquel “LO” de mi infancia se había
faltó por cierto una residencia en tipo florido, como convertido en un “JE” irónico. En cuanto a la “HE”, la
aquella casita de Barranco que tenía todo el encanto Hache había enmudecido. Las constantes lluvias ele-
de la bohemia con los rezongos del mar y su tejido de varon la napa de agua y debieron extirpar las Tipuana
jazmines. Tampoco puedo olvidar una breve estadía de Tipu antes que se derrumbaran como una muela
letras cortesanas en aquel palacio encantado de Jaipur podrida aplastando con su corpulencia a cualquier
donde un jardín bordado de cedros y fuentes cobijara desprevenido. La casucha del puerto explotó en peda-
mis acrobacias en las noches. A veces sin embargo, me zos, demolida por una bomba. Fue una equivocación,
agobiaron los caracteres capitales de Udine, con su dice que se disculparon frente a los escombros. La “I”
frialdad grandilocuente. Tanto como los crepúsculos del abuelo había sido vendida. Los nuevos dueños
en Puerto Santa María, donde meses enteros fui aportaron sus ideas renovadoras en restauración,
acosada por bastardillas. Aunque pocas mayúsculas cercaron el ingreso con imponentes rejas de hierro
fueron comparables a aquella “C” invertida del portal forjado, podaron los frutales, el nogal se secó, y los
de Idris desde donde sobre- olivos... Ya no tuve fuerzas
viví a Beirut en llamas. De para ver dónde habían que-
estos achaques me resarci- dado los olivos.
ría una larga estadía en Ber-
lín: Un día en la calle de IX
Hohenstaufen el destino se El único territorio que
cruzó de vereda y por una permanece intacto a nues-
milésima de segundo fui tes- tro retorno es la “X”. La
tigo de su código cifrado. eterna “X”, la incógnita, el
Desde allí asistí estremeci- estado especial, la vieja re-
da a aquella payada entre Oriente y Occidente cuando currente de la historia. La “X” intacta con sus cuatro
le crecieron tanto los ojos al muro que acabaron por puntas, con los cuatro vientos convocados por la
perforarlo. Y aun cuando hasta el momento la cosa no encrucijada central, nos está esperando en el recodo
haya dado más que para estirar la larga lengua de una del futuro que comienza hoy por la tarde. No somos
factura, a mí, nadie me quita lo bailado. nosotros quienes decidimos la próxima letra que cu-
brirá nuestra página abierta. Incluso la misma letra
VII austera que ayer dejamos reluciente, hoy cubierta de
Porque hay letras y letras. Varios alfabetos con sus polvo es capaz de volverse cortesana o capital. Lo único
reglas y sus cifras y un montón de tipos que impregnan que permanece es el movimiento, la articulación con
los espacios según sus caracteres: letras gótica, ingle- sus infinitos giros. Ninguno parecido a otro. Acaso
sa, capitales y dóricas, cortesanas o redondas, y ésta sea la única fortuna al alcance de todos: La
aquellas emergidas de la computadora, compuestas Escritura de la página en blanco hasta agotar el propio
de tan mínimos punteados haciendo las veces de grito. Desde la calle, en tránsito, frente a miles y miles
paredes, que nos obligan a los usuarios a disponer de “XXX” que vienen y van.
cada vez de menos materia, si queremos refugiarnos
en ellas. Incluso daría la impresión que, ciertos carac-
teres alfabéticos influencian no solamente a quienes
los utilizan, sino que su espectro se vislumbra en la
arquitectura de ciertos espacios míticos. No se percibe
acaso un parentesco entre el alfabeto Indi y aquel
MercedesNaveiro
templo de Vishnu en Delhi? Y no se asemejan los
caracteres chinos a algunas pagodas mientras los Taller de dibujo y pintura
signos del parsí parecieran ondular en las mezquitas? Taller de color
La clara y fría tipología inglesa, en cambio, recuerda la
sólida arquitectura de los bancos tanto como la itálica grupos de 4–5 máximo
evoca los palazzos renacentistas. Y los caracteres del enseñanza adecuada a cada caso particular
alfabeto japonés, serán el chip que sintetiza el lengua-
je electrónico y zen en las calles de Tokio? Tel.: 813–0428
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estaba, a esa hora, adormecida y de mal humor,


Adriana Yankelevich* esperando un vuelo que no tomaría. Juanita iba
montada sobre los hombros de su papá, intoxicada
Rusalca por la nube que formaban mis recomendaciones y
consejos condensándose sobre su cabeza. Bruno y yo
E sperábamos en la puerta, Juanita y yo sentadas nos despedimos con un beso muy leve en la mejilla.
sobre las valijas. Bruno hizo un gesto con la boca, Cuando estaban atravesando la puerta que comu-
como quien va a decir algo, “no se sienten ahí, van a nicaba la sala de embarque con el largo túnel que los
romper las valijas con tanto peso”, y se arrepiente o se conduciría al avión, Juanita bajó como un mono,
esfuerza en el último segundo. aprovechando los puntos de apoyo y sobresaliencias
–Allá, allá viene uno– gritó Juanita, y poco después del torso y la ropa de Bruno, corrió a lo largo de la fila
se hizo visible la pequeña luz roja, moviéndose en la hasta llegar adónde yo estaba , me dijo “abrazáme
niebla de la madrugada. Antes de subir al taxi, Bruno, fuerte mami” , me apretó , retiró la cabeza, me tomó la
naturalmente, repartió los lugares. cara con las palmas pegajosas, me miró seriamente,
Todos estábamos un poco adormecidos y eso amor- como estableciendo puntos de interés futuro, y dijo:
tiguaba las emociones, lo que era particularmente “Por si me olvidaba a la noche de tu cara. Chau.” Y
benéfico esa madrugada en que las emociones pesa- entonces sí, despegó el avión.
ban como anclas o zaherían como cangrejos ham- La memoria es implacable, pensaría más tarde,
brientos. pero sólo de a jirones accesible. Caminaba por la
Así, insensiblemente, llegamos al aeropuerto. Uni- costanera, a lo largo de la balaustrada con que la
formes de fantasía, mujeres jóvenes arregladísimas, ciudad se niega a ver el río, que se extiende, se
altas, rígidas; una danza veloz y eficiente. Puede que encrespa y no refleja nada. Mi cabeza de Medusa
sea esta combinación de velocidad sincronizada, pen- flotaría, Ofelia urbana, cabello como algas. Pero no
sé, lo que permite concentrar tanta civilización en tan eran planes, sólo imágenes que se formaban sin
poco espacio. Parecía una vieja película de ciencia esfuerzo en vaivenes caóticos. Hundirme y flotar, todo
ficción que con grotescas exageraciones escenificara eso no era más que un ejercicio de sordidez fantástica.
un aeropuerto del futuro. Se lo dije, más o menos así, La construcción de material gris que separaba la
a Bruno, que me escuchó con el ceño fruncido en un vereda de la barranca terminaba abruptamente y se
gesto de incredulidad. continuaba con arena y deperdicios. Alguien había
–¿No te parece? – insistí, buscando sin duda una apoyado una bicicleta contra unos matorrales raquí-
pelea. ticos, doblándolos con su peso.
–Mejor– contestó Bruno con su frase preferida –no Subí esa especie de médano basurero, llenándome
decir nada, cuando no hay nada que decir. los zapatos de arena y alquitrán. El río estaba cerca.
Nos sumamos a la larga cola para despachar el Dos linyeras calentaban algo al fuego. Era una lata
equipaje. ensartada en un palo, lo que contenía fue volcado en
Juanita jugaba con la puerta automática. Un dos platos, en un reparto que incluso a la distancia era
policía gordo se inclinó hacia ella, y le dijo algo, su fea poco equitativo. Discutieron. Me vieron y se callaron.
cara a pocos centímetros del rostro aterrado de Juanita, Una rata enorme pasó corriendo frente a mí, en
que detuvo su ir y venir, paralizada. El policía se tocó dirección al río y los hombres la persiguieron, gritando
la gorra, visiblemente satisfecho y volvió a la baldosa hasta acorralarla entre ambos y ensartarla triunfal-
negra que habitaba como una isla, a la espera de mente en un palo, afilado como una lanza.
transgresores a quienes aplicar prohibiciones y casti- Habrá algunos a los que la palabra río sugiera agua
gos. “Voy a intervenir”, pensé, y lo hubiera hecho, si cristalina, piedras lustrosas, aparejos de pesca y
Bruno no hubiera roto su mutismo para advertirme corvina asada; mapas de navegación, corrientes; qui-
que ya faltaba poco para salir, y que hiciera el favor de zás El Delta, isleños. Para otros, más eruditos o con
dejarlo así, por una vez, y de ese modo evitar otra tendencia a las metáforas, río podría ser el primer
escena, justo antes de la despedida. De modo que tuve término de una ecuación que se continuara con
que conformarme imaginando un diálogo con el poli- Heráclito y el tiempo. Para la chica que fumaba sin
cía, en el que le preguntaba para qué estaban, según sacar las manos de los bolsillos del enorme saco de
él, las puertas automáticas, a lo que él respondía, un cuero verde con que se cubría, sentada sobre un cajón
poco extrañado, para entrar y salir, señora, y entonces de verduras vacío, el pelo rojo y corto revuelto, río era
yo le preguntaba si sólo podían usarlas los adultos, y esa masa turbia y amodorrada, vientre podrido, cloaca
así sucesivamente hasta que él perdiera el control, de ciudad, reflejo de nada. Ningún parentesco con
justo unos segundos después de Bruno. naturalismos pretéritos o simbólicas abstracciones
Mientras, entramos todos a la sala de embarque, sobre el devenir. Un enorme cenicero donde apagar su
aún cuando estaba claro que yo no debía estar ahí, cigarrillo.
pero todo era bastante flexible, por tratarse de un Me acerqué sin hacer ruido. No es que me guste
vuelo corto de cabotaje. Cuando llegó el momento de particularmenete sorprender a las personas, pero ella
que Bruno y Juanita embarcaran comprendí por qué había creado un aura de silencio a su alrededor. El
silencio debía respetarse y, por otra parte, no encontra-
ba en mí fuerza suficiente para resistir su atracción.
*Adriana Yankelevich es médica psicoanalista; tiene un
Durante un tiempo estuve así, callada detrás
libro de cuentos inédito “Una cosa que come tiempo”.
suyo.
feminaria literaria / VII / 12 57

Parpadear y fumar sosteniendo el cigarrillo entre Recordé, si bien nunca lo había olvidado, que mi
los labios, eran los únicos movimientos que realizaba. hija y mi marido no estarían esperándome. Habían
No parecía haber notado mi presencia, al menos eso viajado a la casa de la playa esa misma mañana, y fue
pensé hasta que dijo: quizás un gesto de solidaridad lo que en un principio
–Dicen que los cuerpos de los que se hunden me encaminó hacia la costa.
siempre salen a la superficie. Ellos estarían desembalando la ropa, abriendo los
–¿Quiénes dicen eso?– pregunté atontada, como si postigos, hasta que se disipara ese olor complejo de las
realmente esperara una respuesta. casa de veraneo, sal, encierro, y un aroma vagamente
–Lo escuché por ahí.– Hablaba en dirección al río y familiar, como si conservaran algo de los sudores, de
su voz sonaba como un eco metálico que viniera las comidas del año anterior.
rebotando contra las paredes de un túnel. Bruno habría colgado los abrigos y una vez des-
Se dio vuelta. Me sonrió, el cigarrillo haciendo pachadas las empanadas que llevaban envueltas en
equilibrio en la comisura de su boca. Pelo rojo, boca un repasador se acostarían temprano. Pero antes
roja, brasita ardiendo en la punta del cigarro. Un Bruno llamaría, ya debía haberlo hecho unas cuantas
incendio por segmentos sobre el cielo gris. veces, preguntándose por qué no atendía el teléfono,
–No es que me vaya a tirar– me dijo. –Pensaba sin permanecer en la duda más que unos segundos, ya
cosas, nomás. Esa como cualquier otra. ¿Y vos?– me que pronto encontraba una respuesta reconfortante.
preguntó, como si pudiera hacerle una síntesis infor- Las dudas tenían dificultades para anidar en Bruno,
mativa del estado actual de mis asuntos, o como si lo lo que le ahorraba muchos sufrimientos inútiles y
que pudiera decirle careciera de importancia. mucha información.
–Paseo– contesté, y en seguida pensé que la res- Ya en casa comí yo también empanadas, y tomé un
puesta no sólo era lacónica, sino que era, además, y a poco de vino. Me serví otra copa y preparé un baño
pesar de corresponderse estrictamente con los he- tibio. Puse el cassette que estaba más a mano como
chos, una mentira. Decir la verdad hubiera implicado una transacción para evitar la tele y el silencio. Me
hablar de cosas inadecuadas, describir la escena de saqué los zapatos y vacié la arena que contenían en el
caza que había presenciado sin que pareciera una basurero. Entré en la bañadera con la copa en la
alucinación, o ser confusa, largamente explicativa, mano. Me senté, miré los azulejos de la pared a través
otra vez mentirosa. Todo esto me puso de mal humor del cristal y volqué el vino rojo sobre mi cabeza, que
y enmudecí. siguió no obstante tan negra como siempre. Me su-
Miramos el río. mergí bajo la espuma. Los que se hunden, ¿siempre
Destapó una petaca de plata labrada y bebimos salen a la superficie?. Abrí los ojos bajo el agua y ví
algo que bien pudo haber sido vodka y fumamos mis pies, el vello triangular, el ombligo. ¿Sería
cigarrillos. capaz? ¿Dolería? Al unísono se escucharon bajo
Ella me dijo, sin ningún motivo, que el agua el solo de trompeta de Adolf
era maestra. Herseth del segundo movimiento y el
Le dije que no lo parecía. Me teléfono. Saqué la cabeza chorreante,
explicó que más exactamente trabajaba como maestra una sensación familiar golpeándome entre las pier-
en forma temporal. No le gustaba enseñar. nas.
¿Qué te gusta?, le dije. Pienso cosas, me contestó. –Hola, Bruno.
Quería irme de ahí y al mismo tiempo me sentía –No– dijo una voz desconocida, femenina.
paralizada, pegada al barro, como si finalmente hubie- –¿Con quién quiere hablar?– pregunté, como quien
ra encontrado un lugar donde hundir los pies y dice “equivocado”.
descansar. Pero ella, que no mencionó su nombre ni –Con vos.
preguntó el mío, dijo “vamos”. –¿Quién habla, por favor?– insistí, aunque ya lo
Caminamos por la orilla, sin hablar, durante unos sabía.
veinte minutos, hasta que tomamos una calle, a mi –Te busqué al salir de la casa. Te busqué cerca de
modo de ver, cualquiera de las que perpendiculares al la casa. No me esperaste. Y era importante.
río, se desparramaban entre casas bajas y extensos –No sé de qué me habla– dije, y corté.
baldíos. Unas cuadras más arriba, o al oeste, o aden- El recuerdo es rojo. Es un relato sin razón, no
tro, nos detuvimos, frente a un caserón de paredes obstante es descriptivo, así ocurrió, tal como lo cuen-
despintadas y persianas bajas. Apenas alcancé a to.
escuchar “esperame”, que persistió sonando cuando Nunca supe quién era ella, ni cómo había obtenido
ella había ya entrado en la casa, empujando sencilla- mi número para hacer esa única llamada que había
mente la puerta. lacrado el episodio en mi memoria, separándolo con
Apoyada contra el tronco de un plátano, esperé sin un cuidadoso paréntesis de los ridículos y emotivos
tener idea del tiempo, hasta que la súbita aparición de recuerdos que se unen unos a otros con hilos tenues
la luna me hizo reflexionar que, aún cuando no y caprichosos, pero en definitiva presentes, navega-
supiera si habían pasado minutos u horas, ya era bles, como los meandros de un río que se complican en
suficiente y hasta demasiado. En realidad, pensé los accidentes del terreno y sin embargo finalmente
mientras veía unas sábanas tendidas, agitadas por el retornan al cauce principal.
viento iluminarse dramáticamente por la luna, ¿qué Tampoco pude más que imaginar los motivos que
estoy haciendo acá? Me sentí aliviada, como quien tenía para pedirme que la esperara frente a la casa.
rompe un hechizo, libre. Me iba a casa. Durante mucho tiempo pensé que tenía que cumplir,
58 feminaria literaria / VII / 12

allí dentro, una tarea desagradable, algo así como un


sacrificio o un pacto, una empresa que en todo caso no P o e s í a
admitía testigos, y que ella simplemente quería que
alguien, que no fuera hostil de un modo declarado, la
esperara para tomar un sorbo de eso tan fuerte que Eavan Boland*
guardaba en su petaca y que yo había pensado que se
trataba de ginebra, pero ahora dudaba del recuerdo
del sabor.
Sí recordaba que la petaca era de plata y que tenía TIERNO RECUERDO
cincelada una escena de cacería muy inglesa: jinetes,
perros, y un zorro pequeño que corría sin demasiadas Era una escuela en la que todos los chicos vestían lana
posibilidades. remendada;
También recordaba la voz de ella frente al río. en la que gritaron –casi todos– cuando la Madre
Su presencia sugería que la mujer del pelo rojo Superiora
extraía de la vida un regusto, un destilado que a mí se anunció a la hora de almorzar que el Rey había muerto
me escapa permanentemente. Degustaba y me ofrecía
ese sabor metálico, su pasión por ver el río, por aspirar tranquilamente mientras dormía. Yo también me
el infecto olor de toneladas de basura que insistíamos vestía con lana,
en llamar río. Había encontrado la cuerda para hacer comía comida racionada, jugaba a juegos ingleses y
vibrar esas visiones que a mí me chocaban, que aprendía
contradecían mis raquíticos y endebles parámetros lo sabia que era la Magna Carta, lo mucho que los
estéticos, adquiridos casi por inercia y sustentados hanoverianos
con la fuerza de las convicciones fanáticas.
Haber estado cerca de ella permitió que yo espiara se esforzaron, la medida y la complejidad del verso,
otro orden. el canturreo y la partitura de toda la orquesta.
Podria resumirse esto, según creo, diciendo que ella A las tres en punto tomé dos autobuses hasta casa
era contemporánea del río, impresionable como una
película vírgen de una composición química compleja. donde a veces, muy tarde en el crepúsculo,
No encontré entonces una explicación razonable y en un piano encajado en un rincón de la sala,
coherente. mi padre se sentaba a tocar las lentas
Bruno y Juanita volvieron, tostados por el sol, los
bolsos llenos de caracoles y las zapatillas de arena. canciones de Tom Moore mientras yo permanecía ahí
Continué por unos días, sobresaltándome al oír el de pie tratando de
teléfono. no sollozar por el humo picante del cigarrillo
Pero no estamos hechos para sostener demasiado que sostenía entre sus dedos y –según puedo recordar–
tiempo emociones fuertes.
Bruno y yo nos separamos pocos meses después y pensaba éso es mi país, lo era y lo será otra vez,
retomé la carrera de historia que había abandonado esa difícil y aguda canción hecha para ser
cuando me casé. De todo eso, me refiero a la atroz nuestro catálogo confiable del dolor. Y estaba equivocada.
banalidad de un divorcio, pasaron ya muchos años.
Hace unos días, buscando material para mi tesis,
encontré en el tomo 26 de la Enciclopedia británica,
bajo el título de Tradiciones una mención a la leyenda FOND MEMORY
eslava de las rusalcas, ninfas de río, que participa de It was a school where all the children wore darned worsted;/
where they cried — or almost all — when the Reverend
los rasgos más universales de las sirenas, seres
Mother/ announced at lunch-time that the King had died//
mitológicos que rara vez faltan en antiguas
peacefully in his sleep. I dressed in wool as well,/ ate rationed
cosmogonías. No tenía relación alguna con mi inves- food, played English games and learned/ how wise the Magna
tigación y lo hubiera pasado por alto, pero el libro Carta was, how hard the Hanoverians// had tried, the
incluía la reproducción de una pintura del siglo XII, measure and complexity of verse,/ the hum and score of the
que representaba a una rusalca emergiendo de un río, whole orchestra./ At three-o-clock I caught two buses home/
presumiblemente el Volga. Había algo que me resulta- / where sometimes in the late afternoon/ at a piano pushed
ba inquietante en la figura. Busqué una lupa y com- into a corner of the playroom/ my father would sit down and
probé que sostenía con dedos desproporcionados una play the slow// lilts of Tom Moore while I stood there tryin/
pequeña botella labrada. Las rusalcas, según aclara- not to weep at the cigarette smoke stinging up/ from between
his fingers and — as much as I could think —// I thought this
ba el breve texto, a diferencia de lo que solía decirse de
is my country, was, will be again,/ this upward-straining song
las sirenas, eran criaturas que rescataban a las vícti-
made to be/ our safe inventory of pain. And I was wrong.
mas de naufragios, y los llevaban a tierra.
Por otra parte, mi hija creció hasta transformarse
en una mujer joven, con todas las manías de una *Poeta irlandesa nacida en Dublín en 1944. Tiene nueve
adolescente: ahora usa el pelo muy corto y teñido de libros de poesía publicados y uno de ensayo: The Life of the
un rojo espectacular. No logro además que se ponga Woman and the Poet in Our Time (1995). Frecuente colabora-
otra cosa que jeans y un sacón verde de su padre. Pero dora del periódico The Irish Times, fundó una editorial feminis-
ta –Arlen House– con sede en Dublín.
ya dejé de buscar explicaciones para cosas como esas.
feminaria literaria / VII / 12 59

que el amor tenía la pluma y el músculo de las alas


y que había venido a vivir con nosotros,
un hermano de fuego y aire.

Tuvimos dos niños, uno de los cuales


fue rozado por la muerte en este pueblo
y perdonado: y cuando el héroe
fue aclamado por sus compañeros en el infierno
sus bocas se abrieron y sus voces fallaron y
y no se sabe qué habrían preguntado
sobre una vida que habían compartido y perdido.

Soy tu esposa.
Fue hace muchos años.
EN ESTE MOMENTO Nuestro hijo se curó. Todavía nos queremos.
Desde nuestras distancias cotidianas y ordinarias
Un barrio. nos hablamos francamente. Nos oímos mutuamente
Al anochecer. con claridad.

Las cosas se están preparando Y sigo queriendo verte


para ocurrir sobre el puente del río Iowa cuando tenías
fuera de la vista. nieve en los hombros de tu abrigo
y pasaba un coche con sus faros encendidos:
Estrellas y polillas.
Y cáscaras peladas al lado de la fruta. Te veo como a un héroe en un texto
—la radiante imagen y los bordes dorados—
Pero todavía no. y anhelo gritar la épica pregunta
mi querido compañero:
Un árbol es negro.
Una ventana es amarilla como manteca. ¿Volveremos a vivir tan intensamente alguna vez?
¿Volverá otra vez el amor a nosotros y será
Una mujer se agacha para agarrar a un chico tan formidablemente sereno que con sólo mirarlo
que ha corrido hasta sus brazos nos permita elevarnos?
en este momento.
Pero las palabras son sombras y no puedes oirme.
Las estrellas ascienden. Te vas y no te puedo seguir.
Las polillas aletean.
Las manzanas se endulzan en la oscuridad.
LOVE
Dark falls on this mid-western town/Where we once lived
THIS MOMENT when myths collided./ Dusk has hidden the bridge in the
A neighbourhood./ At dusk.// Things are getting ready/ To river/ Which slides and deepens/ To become the water/ The
happen/ Out of Sight.// Stars and moths./ And rinds hero crossed on his way to hell.// Not far from here is our old
slanting around fruit.// But not yet.// One tree is black./ apartment./ We had a kitchen and an Amish table./ We had
One window is yellow as butter.// A woman leans down to a view. And we discovered there/ Love had the feather and
catch a child/ Who has run into her arms/ This moment.// muscle of wings/ And had come to live with us,/ A brother of
Stars rise./ Moths flutter./ Apples sweeten in the dark. fire and air.// We had two infant children one of whom/ Was
touched by death in this town/ And spared: and when the
hero/ Was hailed by his comrades in hell/ Their mouths
opened and their voices failed and/ There is no knowing what
they would have asked/ About a life they had shared and
lost.// I am your wife./ It was years ago./ Our child is healed.
AMOR
We love each other still./ Across our day-to-day and ordinary
distances/ We speak plainly. We hear each other clearly.//
Cae la oscuridad en este pueblo del medio oeste And yet I want to return to you/ On the bridge of the Iowa river
donde vivimos una vez cuando los mitos chocaron. as you were,/ With snow on the shoulders of your coat/ And
El crepúsculo ha ocultado el puente a car passing with its headlights on:// I see you as a hero in
sobre el río que corre y se ahonda a text—/ The image blazing and the edges gilded—/ And I
para convertirse en el agua long to cry out the epic question/ My dear companion:// Will
que el héroe cruzó camino al infierno. we ever live so intesely againt?/ Will love come to us again and
be/ So formidable at rest it offered us ascension/ Even to look
at him?// But the words are shadows and you cannot hear
No lejos de aquí está nuestro antiguo departamento.
me./ You walk away and I cannot follow.
Teníamos una cocina y una mesa rústica.
Teníamos una buena vista. Y allí descubrimos
60 feminaria literaria / VII / 12

LA LECCION DE LATIN EL ABANICO DE ENCAJE NEGRO QUE ME DIO MI


MADRE
Luz de Pascua en el jardín del convento.
Ahí brilla el eucalipto. Fue el primer regalo que él le dio a ella,
Suena una campana lo compró por cinco francos en las Galerías
para la primera clase. en el París de preguerra. Estaba sofocante.
El tiempo pesado sin estrellas hacía las noches
Hoy el Libro Sexto de la Eneida. tormentosas.
Una monja vieja regaña en el pasillo. Se quedaron en la ciudad durante el verano.
Modales, niñas. ¿Dónde Se encontraban en cafés. Ella siempre llegaba temprano.
están sus modales? El, tarde. Esa noche llegó más tarde.
Plegaron el abanico. El miró su reloj.
Anoche durante su sermón de Cuaresma
el cura local nos pidió que recordáramos Ella miró hacia el Boulevard des Capucines.
que todo está aquí Pidió más café. Se levantó.
para un fin: Las calles estaban vaciándose. El calor estaba matando.
Ella pensó que la distancia olía a lluvia y a relámpagos.
hasta las hojas de eucalipto sirven
para hacer aceite con el que remojar la lana
Estas son rosas silvestres, de seda aplicadas a mano,
para suavizar nuestras mantas
tenuemente espinosas, ligera y rápidamente cosidas.
y gabardinas.
El resto es carey y tiene la reticente
Mi dedo índice se desliza entre los renglones. y clara paciencia de ese elemento. Es
Una luz de tormenta llega desde la bahía.
Qué hermosas se ven un tesoro gastado, herrumbrado y conserva,
las palabras, qué incluso hoy, una implicancia de su violación.
El encaje está oscurecido como si el clima
errantes y extrañas en la página para el cual se abría y desplazaba lo hubiera penetrado.
antes de que las trituremos para extraer su fragancia
y volvamos a triturarlas El pasado es una terraza de café vacía.
para descubrir Un bochornoso anochecer antes del trueno. Un hombre
que corre.
el sendero hacia el infierno Y no hay forma hoy de saber qué pasó entonces
y que esas sombras en sus espectrales cuerpos, —ninguna forma— salvo, claro, que se improvise:
temblorosos y apiñados
en la lejana El mirlo en esa primera mañana sofocante,
en el verano, buscando brotes, gusanos, fruta,
costa, revelando su hambre por siente el calor. De pronto despliega su ala
la pequeña utilidad de una vida son —toda, completa, coquetamente estirada.
los muertos. ¿Y cómo
antes de la campana
THE BLACK LACE FAN MY MOTHER GAVE ME
voy a llamar a la negra quilla y halagar al oscuro It was the first gift he ever gave her,/ buying it for five francs
barquero y cruzar el agua y todavía in the Galeries/ in pre-war Paris. It was stifling./ A starless
seguir hablando drought made the nights stormy.// They stayed in the city for
civilizadamente? the summer./ They met in cafés. She was always early./ He
was late. That evening he was later./ They wrapped the fan.
He looked at his watch.// She looked down the Boulevard des
THE LATIN LESSON Capucines./ She ordered more coffee. She stood up./ The
Easter light in the convent garden./ The eucalyptus tree streets were emptying. The heat was killing./ She stood up./
glitters in it./ A bell rings for/ the first class.// Today the The streets were emptying. The heat was killing./ She
Sixth Book of the Aeneid./ An old nun calls down the thought the distance smelled of rain and lightning.// These
corridor./ Manners, girls. Where/ are your manners?// Last are wild roses, appliqued on silk by hand,/ darkly picked,
night in his Lenten talk/ The local priest asked us to stitched boldly, quickly./ The rest is tortoise shell and has the
remember/ everything is put here/ for a purpose: // even reticent,/ clear patience of its element. It is// a worn-out,
eucalyptus leaves are suitable/ for making oil from to steep underwater bullion and it keeps,/ even now, an inference of
wool in,/ to sweeten our blankets/ and gaberdines.// My its violation./ The lace is overcast as if the weather/ it opened
forefinger crawls on the lines./ A storm light comes in from for and offset had entered it.// The past is an empty café
the bay./ How beautiful the words/ look, how// vagrant and terrace./ An airless dusk before thunder. A man running./
strange on the page/ before we crush them for their fragance/ And no way now to know what happened then—/ none at all
and crush them again/ to discover// the pathway to hell and — unless, of course, you improvise:// The blackbird on this
that these/ shadows in their shadow-bodies,/ chittering and first sultry morning,/ in summer, finding buds, worms,
mobbing on the far// shore, signaling their hunger for/ the fruit,/ feels the heat. Suddenly she puts out her wing—/
small uselfulness of a life, are/ the dead. And how/ before the the whole, full, flirtatious span of it.
bell// will I hail the black keel and flatter the dark/ boatman
and cross the river and still/ keep a civil tongue/ in my head? selección y traducción: Jorge Fondebrider
feminaria literaria / VII / 12 61

Mayra Santos Febres* iii


pero el temor de partirme la crisma
y no poder seguir andando por ahí sin ella
pero el temor de lanzarme y que el premio sea
una crisma compartida
i pero el temor
Si parto de inmediato me parto la crisma de que no sea el día de partirse en dos la crisma
y no llego al otro lugar y derramarla
al del poema que me espera pero el temor que me metan una multa por temor
con su beso pegajoso en la mejilla que me exilien una vez más de los predios de la crisma
en la boca, en el saquito de cosas que se mojan pero el temor de que no pueda partírmela aunque
pero sueñan con ser impermeables. quiera
si me parto la crisma saldrán de no saber de qué crisma estoy hablando
montones de asesinas puñal en mano y que sea una regla inquebrantable
gritando quilombo, quilomnbo, las cimarronas el siempre saber o te parten ahí mismito.
ya afuera no lograrán nunca otra palabra, como siesta. pero el temor de que ya jamás se podrá especular
la volverán saeta hacia otras crismas prestas a sobre la crisma partida
romperse. no poder dedicar la vida a eso y peor,
yo debo no partir de inmediato no tener crisma que dedicar a ciertas cosas
yo debo engañarle al cuerpo su premura como la fiesta de las calles cuando se vaya el extranjero
debo quedarme aquí quietecita, sin ser la esteta hasta el que amo
sin ser la panfletera tal vez, no poderle dejar mi crisma de recuerdo cuando
sin ser ni el dedo en el mar de teclas chapoteando. me tenga que quedar
yo debo ser la que con la crisma entera hace aeróbicos a levantar andamios.
cocina para el que visita, se va a trabajar en una oficina el temor de que el andamio hecho no me sirva para
suave y monótona como el roce de una mano que pararme a verlo
obliga a dormitar. ir y me tenga que romper la crisma imaginándolo.

ii iv
si parto de inmediato me parto la crisma: quedarme y partirme en dos
enunciación condicional que vuelve su mirada para llegar al andamio del poema
de sonidos con premura suave de ir obligando a dormitar
al objeto; o a hacer aeróbicos con el que visita
objeto que soy la que escribe su cabeza llegar sin irme a ser la impermeable
pensando que no es la culpa mía; llegar hasta el poema que no es sino partida
una debe detenerse pero enunciación al aire y debatiendo
objeto que sea mi culpa el seguir. sus sacos de gravitación.
una debe al menos buscar temas y formas de pajarito nadie sabe quién objeta esto que es
al menos comprar billetes de la lotería el otro lado de las palabras.
estar con mercurio cromo en mano nadie sabe a quién culpar
para cuando la crisma se parta en mil pedazos, pero es la crisma rota la que anuncia
no llegue hasta el suelo con su peso el quilombo de las asesinas
se quede sin respetar leyes de gravitación. y es la presta a romperse
desparrallá en puro aire una debe al menos no decir la misma que suscribe su cabeza;
que sabía de antemano que el objeto de seguir era eso, asesinas gritando y su cabeza
desparrallarse un andamio para sí y solo de cosas descifradas
en puro aire para al fin ser nadie sabe de quién es esta crisma
la impermeable con su saquito de cosas descifradas nadie la ha venido a reclamar
lista para partir de inmediato y sin temor.

*Nació en Carolina, Puerto Rico en 1966. Dicta cursos de


Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Puerto
Rico. Libros publicados: Poesía Anamín y Manigua (1991), El
orden escapado (1991); cuento: Pez de vidrio (1995).
62 feminaria literaria / VII / 12

 T e a t r o

Me dijeron un día que una vez se llene


el cuerpo de llaguitas
de tizne
que le arriben guijarros por los dónde
y que de plano los tiesos cristales vayan rumiando
su garganta sin solsticio,
una vez el cuerpo se quede
con su cántaro más triste
y se caiga al piso de plano, uy
asustando a su mismísimo
bolso de contrabando digestivo,
que una vez tan sólo
asome su suma de columnas
a las múltiples esquinas
y muy poquito a poco un aguacero
se le entre por los codos verbolados
se llenará el cuerpo de boquitas azarosas
Flavia Ugalde*
se volverá el cuerpo más campo que batalla
se aceptará su densidá de pluma
Vuelan pájaros negros
en cualquier cabina de intercambio
y entonces será (me lo jurán)
Primera Parte, Escena 7
el pedazo de lengua definitiva.

 y
mayra santos es una mujer densa, en lo que se (El bulto de Clara cubierto por la frazada a cuadros. De
refiere a cuerpos no flotantes. ella, no flota, aunque pie junto a ella el Ronco y el Conejo. Un médico está
parece. lo que es raro según su disposición y su inclinado mirándola.)
cordura. bien raro si tenemos en cuenta los doce
años de formación religiosa; la calle siempre lejana CLARA: (voz débil en off) ¡Por favor, mátenme! ¡Qué
en un tubito, plana de postales, ocurriendo en el alguien me dé un tiro, por favor!
reverso de la ventanilla. ella no flota, algún defecto MEDICO: (levantándose) ¿Cuántos días hace que está
congénito le dejó un olor a tuerca nueva en así?
derredor, lo que la predispuso a la calzada, la CONEJO: (mirando al Ronco) Doce, doctor, sin agua ni
costa, el ronroneo sanguíneo. comida.
algunos piensan que su densidad se debe a la MEDICO: Hay que decidir cómo la quieren, viva o
negrura conque siempre carga en la cartera. pero muerta.
dicho sea de paso, este argumento no puede estar RONCO: Viva. Sabe mucho.
más lejos de lo empírico. Mackandal volaba, Sikan
flotó por el agua hasta encontrar el pez prohibido
que la transformó en tambor; hubo millones de Primera Parte, Escena 9
esclavas que se tiraron al aire a ver si regresaban a
Guinéa; que luego enviaron cartas con matasello
para probar su hazaña. otros dicen que es
debidamente su formación religiosa lo que causa el
B
prodigio de su densidad. pero entonces, si contamos
con María y todas sus apariciones y con las miles […]
de mujeres anónimas que habrán flotado al cielo
para ver si ven a dios personalmente y pedirle (La luz del atardecer entra por la ventana. Clara y
explicaciones, tampoco esta razón obliga. Amalia están sentadas muy juntas. Entra la Rucia)
la verdad es que nadie se explica cómo esta
RUCIA: ¿Y Lucía?
mujer de tan buena familia sale por las puertas con
CLARA: Se la llevaron.
montones de ansia pesada y devoradora. se hunde
en el cemento hasta los tobillos, avanza,
temblequea, porfia, sabe exactamente de sus
centros. y se los celebra, aun cuando andan * Chilena, residente de París desde 1979. Es guionista de
perdidos. mayra santos es una densa mujer que no cine. “Vuelan pájaros negros” es su primera obra de teatro;
flota. al menos esto los sabemos con seguridad. consta de tres partes, de las que extraemos estos fragmentos.
Propiedades

feminaria literaria / VII / 12 63

(Lanzando un quejido, la Rucia se deja caer al suelo. propio estado. Están sucios, maltratados, denigrados y
Clara se queda mirándola. Amalia les da la espalda) rotosos)

CLARA: (después de un momento) ¿Por qué lo haces? CLARA: (bajito, como un lamento) ¡Cómo te han dejado!
¡Hermano querido! (lo quiere abrazar pero se da
(La Rucia se vuelve a mirarla como si hubiera estado cuenta de que le va a hacer daño. Le toma las
esperando que se lo preguntara) manos) ¡Mi niñito! ¿También a ti? (grita) ¿Por qué a
él? ¡Hijos de puta! ¿Hasta cuándo?
RUCIA: No podría resistir otra vez. Me moriría… Y KELLER: (grita) ¡Hasta que la señorita se decida a
cuando empiezas a entregar compañeros… Ya no hablar!
puedes parar… No te sueltan más… El miedo te…
CLARA: (violenta) ¡El miedo! ¿Hasta cuándo? (Ella le besa las manos a René. Fastenrath avanza
RUCIA: Yo no puedo… ¿Cómo explicarte?… La prime- hacia ellos. Un temblor recorre a Clara cuando escucha
ra vez… fue sentada en una silla… Duele mucho, su voz)
¿sabes? Ahí supe que aguanté, para mí, todo lo que
podía aguantar… Aunque lo único que hice fue FASTENRATH: (con superioridad) Esta situación no
corroborar información… Tú sabes cómo es el puede eternizarse. Ni ustedes resistirán, ni noso-
partido, Patria o Muerte… Lo único que tienes tros tenemos tiempo… Por este motivo queremos
derecho a decidir es tu nombre… Entonces el sólo proponerles que si nos dan una lista de nombres,
hecho de haber hablado… Igual yo sentí que había les cambiaremos la detención por relegación… (un
traicionado lo que había jurado defender hasta la silencio)… Juntos, si quieren… Al norte o al sur…
muerte… Moralmente… (un silencio)… Dicen, no Donde quieran… (deja caer las palabras una a una)
sé, que me denunció mi jefe… Electricidad, gritos, En el caso de que no aceptaran… nos veríamos
patadas… Tanto odio… Era horrible… Entonces lo obligados a hacer lo peor.
trajeron… ¿Cómo lo supieron?… ¿Sabes? Por él
hubiera dado la vida… Y ahí estaba, ante mí… Lo (A René se le doblan las piernas. Clara lo sostiene
habían hecho mierda… Sangraba… Nos miramos… mientras enfrenta la mirada de Fastenrath)
Y tenía una mirada… ¡Putas, nunca me voy a
olvidar! Era una mirada que me decía lo que iba a FASTENRATH: Ahora los vamos a dejar para que
suceder… Y me dijeron (grita) ¡Ya mierda!… Que- reflexionen y se pongan de acuerdo. (él y Keller
rían que lo reconociera. Que les dijera… (le vuelve salen)
la espalda) ¡No! ¡No!… Algo en mí me decía… (la
mira) Pero ¿qué pasa si es una trampa y yo digo que (Un tiempo)
no y él que sí? ¿Me “emparrillan” otra vez?… ¿Me
matan?… Después apareció mutilado… Muerto… RENE: (tiritando) Cuando llegaron no los oí… estaba
Me llevaron a que lo viera… Y yo estaba más sola en la ducha… Entraron… Desnudo y a rastras me
que la mierda… Traté de comunicarme con el llevaron a la sala… No entendía nada… Gritos,
partido. Les envié una carta diciéndoles que no golpes, patadas… La vieja gritaba… Tenían ama-
podría resistir más la tortura pero, fueron rrado al papá a una silla… ¡Qué frío!… En medio del
tan conchas de su madre que nunca tuve una infierno ella me miraba comiéndose una manza-
respuesta. na…
CLARA: Ella… ¿Quién, ella?
[…] RENE: (buscando) Ella… Ella… ¡La Rucia!
CLARA: (sorprendida) ¿Cómo? ¿Cuándo?
Primera Parte, Escena 10 RENE: (tiritando) No sé… Hace tiempo… Unos veinte
días, tal vez.
CLARA: (enojada) ¡Veinte días que estás acá y yo sin
ƒ saberlo! ¡Esa hija de puta, me…!
RENE: (la interrumpe) Clara, se lo dije todo… Perdóna-
me…
(Un hombre con los ojos “vendados” de pie frente al CLARA: (con viveza) ¿Qué? ¿Qué les dijiste?
público. Keller y Clara entran) RENE: De ti… De la brigada… De las armas… Di
nombres, direcciones… Todo… (gimiendo) Era eso
KELLER: Te tengo una sorpresa. (La suelta) Espera o morir…
aquí. CLARA: (con odio) Era lo único que faltaba que me
hicieran, estos…
(Keller va donde el hombre y tomándolo de un brazo RENE: (la interrumpe) Ayúdame, hermana. ¿Oíste lo
lo pone frente a Clara. Les baja las “vendas” y se que dijeron?… Que no me maten…
retira unos pasos hacia el fondo del escenario.
Entra Fastenrath y se para junto a él. Clara, al ver a (Un silencio. Cada uno se encierra en su rincón)
René, abre la boca pero no emite ningún sonido. Las
lágrimas comienzan a correr por sus mejillas. Lo han RENE: (implorante) ¡Clara, por Dios te lo ruego, diles
molido a golpes. Al verlo así, ella toma consciencia de su que sí! ¡Elige vivir!
64 feminaria literaria / VII / 12

CLARA: (sarcástica) ¿Vivir?… ¿Qué vida?… ¿Qué Segunda Parte, Escena 2


quieres que les diga?
RENE: (con una chispa de esperanza) ¡El dijo que nos
dejaría en libertad! ¡Lo único que tienes que decir-
les es la verdad!
F
CLARA: ¿Qué haremos con eso sino colaborar con
esta locura de venganza?… Años de militancia… (El cuarto iluminado con luz de atardecer. La Rucia está
De idealismo… De creer… Los compañeros… El sentada en una colchoneta. Entran Clara y René. El se
partido… deja caer en otra colchoneta, dándoles la espalda y así
RENE: (interrumpiéndola) ¡Nada de eso tiene impor- permanece durante toda la escena)
tancia ya! ¡Ahora lo único que importa somos
nosotros! RUCIA: (irónica) ¿Cómo les fue en la caza? ¿Cuántas
CLARA: (amarga) ¡Es atroz tener que traicionar a los piezas trajeron?
amigos para salvar el pellejo!
RENE: (enérgico) ¡Llámalo como quieras! Pero, dime (Clara le da una bofetada. La Rucia no intenta defen-
¿aquí conoces a alguien que se ocupe de salvar el derse)
pellejo ajeno?
CLARA: Sí. Me ha tocado ver a algunos compañeros RUCIA: (sarcástica) ¡Tú, la heroína! ¡La inquebranta-
que han resistido hasta la muerte. ble! ¡Hoy has cerrado esa etapa gloriosa de tu vida!
RENE: (agresivo) ¿Los viste morir?… ¡Qué sabes tú! ¡Bienvenida al infierno! (con tristeza) Ya no estaré
CLARA: (pensativa) Perdería lo único que me queda… más sola.
RENE: (agresivo, la interrumpe) ¿Qué te queda? CLARA: (agresiva) ¡Juntas estaremos, pero como tú
CLARA: (enojada) ¡Un poco de dignidad, hermano! no seré nunca! ¡Yo soy consciente y responsable de
RENE: (irónico) ¡Pero si no te queda ni eso! ¡Mírate…! mis actos…
(con tristeza) ¿No te das cuenta de que ya no nos RUCIA: (apocada) Uno es lo que puede.
queda nada?… si hasta ellos son los que nos dan CLARA: (agresiva) ¡No! ¡Uno es lo que quiere! ¡Yo
la posibilidad de vivir… Somos prisioneros de una podría haber seguido soportando hasta la muerte
cárcel oculta, Clara… No estamos reconocidos… pero…
Pueden hacer con nosotros lo que quieran… Ellos RUCIA: (la interrumpe, agresiva) ¡Elegiste vivir!
tienen todo el poder… CLARA: (agresiva) ¡Sí! Pero no por cobardía…
CLARA: (enajenada, distante) Es como un torrente de RUCIA: (la interrumpe, triste) Yo no podía saber que era
males que saltan los unos sobre los otros… Y ahora cobarde.
tú, con ese odio… CLARA: (sarcástica) ¡Tú sí que eres una extremista!
RENE: (fuera de sí) ¡El odio es lo único que me queda! ¡Cómo dirigente no perdonabas ni una debilidad y
¡Ahora lo que quiero es vengarme! ¡Vengarme de (con asco) ahora… mírate!
los que te traicionaron! ¡De los que en el partido me RUCIA: (angustiada) Y tú ¿por qué lo hiciste, Clara?
trataban de cobarde pequeño burgués cuando me CLARA: (mira a René) Por miedo de…
negaba a realizar alguna acción… RUCIA: (para sí) Si uno supiera cuáles son los límites
CLARA (lejana, lo interrumpe) Tiemblo de sólo pen- de su miedo antes de conocerlo. (Clara hace un
sar… gesto de cansancio y ya no la vuelve a mirar) Si
RENE: (la interrumpe) Tú me quieres, ¿no? hubiera tenido el valor suficiente como para dejar
CLARA: (lejana) ¿Crees honestamente que todo se que me mataran… ahora no estaría viviendo en
puede decir, lo decible y lo indecible? eterna agonía. (la mira) Hemos cambiado una muerte
RENE: (se va de pie, enérgico a pesar de sus heridas. por otra. (tomando consciencia) ¡Clara, nosotras
Para sí) Cuando nada soy, resulta que me siento mismas nos hemos condenado!… (se deja caer con
un hombre. tristeza en la colchoneta) ¡Pronto será un guiñapo
como yo! (la luz baja en el cuarto hasta apagarse)

fin de la primera parte […]

Universidad Hebrea Argentina Bar Ilán • Facultad de Humanidades


Programa Interdisciplinario de Posgrado “Salud, género, subjetividad”
Módulo I: Conceptos generales acerca de los estudios Módulo III: Salud mental y género masculino (agosto
de género (abril) y setiembre)
Módulo II: Salud mental y género femenino (mayo, Módulo IV: Salud reproductiva: perspectiva sanitaria y
junio, julio) psicosocial. El enfoque de género y subjetividad
(octubre y noviembre)

Tte. Gral Perón 2933 • Tel. 863–4061/69 Telefax: 863–0440

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