Butler Judith. Sujetos de Sexo Género Deseo.
Butler Judith. Sujetos de Sexo Género Deseo.
Butler Judith. Sujetos de Sexo Género Deseo.
ahí que la política deba preocuparse de esta función el término no es exhaustivo, no porque una “persona”
dual del poder: la jurídica y la productiva. En efecto, pregenérica trascienda la parafernalia de su género,
la ley produce, y a continuación oculta, la noción de sino porque el género no es constituido siempre de
“un sujeto ante la ley”2 para invocar esta formación forma coherente o consistente en distintos contextos
discursiva como una premisa fundacional históricos, y porque el género se intersecciona con
preestablecida que legitima la misma hegemonía modalidades raciales, de clase, étnicas, sexuales, y
reguladora de la ley. No es suficiente inquirir acerca de regionales de identidades constituidas discursiva-
cómo las mujeres pueden alcanzar una representati- mente. Como resultado, es imposible separar “género”
vidad mayor en el lenguaje y en la política. La crítica de las intersecciones políticas y culturales en las que
feminista debería también comprender cómo la cate- invariablemente se produce y mantiene.
goría de “mujeres”, el sujeto del feminismo, está La asunción política de que debe haber una base
producido y reprimido por las mismas estructuras de universal para el feminismo, que debe encontrarse en
poder a través de las cuales se busca la emancipación. una identidad que se asume existe interculturalmen-
De hecho, la cuestión de las mujeres como el sujeto te, a menudo acompaña la noción de que la opresión
del feminismo plantea la posibilidad de que quizá no de las mujeres tiene una forma particular discernible
exista un sujeto “ante” la ley, que aguarda ser repre- en la estructura universal o hegemónica del patriarca-
sentado en o por la ley. Quizá el sujeto, así como la do o la dominación masculina. La noción de un
invocación de un “ante/s” temporal, sea constituido patriarcado universal ha sido criticada ampliamente
por la ley como el fundamento ficticio de su propia en estos últimos años por su incapacidad para dar
apelación de legitimidad. La asunción imperante de la cuenta del funcionamiento de la opresión por causa
integridad ontológica del sujeto ante la ley podría ser del genero en los contextos culturales en los que
entendida como el recuerdo contemporáneo de la existe. Donde esos contextos distintos han sido teni-
hipótesis del estado natural, esa fábula fundacional dos en cuenta dentro del marco de estas teorías ha
que constituye las estructuras jurídicas del liberalis- sido para encontrar “ejemplos” o “ilustraciones” de un
mo clásico. La invocación performativa a un “ante/s” principio universal que se asume desde el comienzo.
no histórico se convierte en la premisa fundacional Esta forma feminista de teorizar ha sido criticada por
que garantiza la ontología pre-social de las personas sus esfuerzos por colonizar y apropiarse de culturas
que libremente consienten en ser gobernadas y, de ese no occidentales para apoyar nociones de opresión
modo, constituyen la legitimidad del contrato social. eminentemente occidentales, pero que tienden tam-
Aparte de las ficciones fundacionales que apoyan bién a construir un “Tercer Mundo” o incluso un
la noción del sujeto, tenemos el problema político que “Oriente” en el que la opresión por causa del género es
el feminismo encuentra en la asunción de que el sutilmente explicada como sintomática de un barba-
término mujeres denota una identidad común. Más rismo esencial y no occidental. La urgencia del femi-
que un significante estable que apela a la aprobación nismo por establecer un estatus universal para el
de aquellas personas a quienes pretende describir y patriarcado con la intención de reforzar las aparien-
representar, mujeres, incluso en plural, se ha conver- cias de representatividad de sus propias demandas ha
tido en un término problemático, un espacio de en- llevado ocasionalmente a tomar el atajo hacia una
frentamiento, una causa de ansiedad. Como sugiere el universalidad categorial y ficticia de la estructura de
título de Denise Riley, ¿Soy yo ese nombre? es una dominación, la cual es acusada de producir la expe-
pregunta producida por la posibilidad misma de que riencia común de sumisión de las mujeres.
este nombre tenga significaciones múltiples.3 Si una Aunque la pretensión de un patriarcado universal ya
“es” una mujer, esto no es seguramente todo lo que es; no disfruta de la misma credibilidad que anteriormente,
Contenido (sin los detalles del primer capítulo que aquí publicamos en traducción):
Preface
1 Subjects of Sex/Gender/Desire
2 Prohibition, Psychoanalysis, and the Production of the
Heterosexual Matrix
i Structuralism’s Critical Exchange
ii Lacan, Riviere, and the Strategies of Masquerade
iii Freud and the Melancholia of Gender
iv Gender Complexity and the Limits of Identification
v Reformulating Prohibition as Power
3 Subversive Bodily Acts
i The Body Politics of Julia Kristeva
ii Foucault, Herculine, and the Politics of Sexual
Discontinuity
Routledge, Chapman & Hall, Inc.
iii Monique Wittig: Bodily Disintegration and Fictive Sex
29 West 35 Street
iv Bodily Inscriptions, Performative Subversions
New York, NY 10001
Conclusion: From Parody to Politics
U.S.A. Notes
Index
Feminaria / x / 19 / 3
la noción de una concepción generalmente compartida sino únicamente una genealogía crítica de sus propias
de “las mujeres”, el corolario de este esquema, ha sido practicas legitimadoras. Como tal, el punto crítico de
mucho más difícil de desplazar. Ciertamente, ha habido partida es el presente histórico, como dijo Marx. Y la
gran cantidad de debates: ¿hay puntos en común entre tarea es formular dentro de este marco ya constituido
“las mujeres” que preexistan a su propia opresión, o una critica de las categorías de identidad que las
tienen las mujeres algo en común únicamente en virtud estructuras jurídicas contemporáneas engendran, na-
de la opresión que padecen? ¿Existe un algo especifico turalizan, inmovilizan.
de las culturas de mujeres que es independiente de su Quizá haya una oportunidad en esta coyuntura de
subordinación a culturas hegemónicas, machistas? la política cultural, un período que algunos llamarían
¿Se actualizan siempre la especificidad e integridad de “posfeminismo”, para reflexionar desde una perspec-
las practicas culturales o lingüísticas en contra y, por tiva feminista sobre el mandato de construir un sujeto
tanto, dentro de los términos de una formación cultural del feminismo. Desde la práctica política feminista
más dominante? ¿Hay un área de lo “específicamente parece necesario un replanteo radical de las construc-
femenino”, un área que está al mismo tiempo diferencia- ciones ontológicas de la identidad para formular una
da de lo masculino como tal y reconocible en su política representacional que pudiera revivir el femi-
diferencia por una universalidad no marcada y, por nismo sobre otras bases. Por otro lado, puede que sea
tanto, presupuesta? La dualidad masculino/femenino hora de considerar la posibilidad de una crítica radical
no sólo constituye el marco único en el que esa especi- que intente liberar a la teoría feminista de la necesidad
ficidad puede ser reconocida, sino que también, en de tener que construir una base única y perdurable
cualquier otro sentido, la “especificidad” de lo femenino que es invariablemente criticada por aquellas posicio-
está de nuevo completamente descontextualizada y nes de identidad o anti-identidad que este excluye
separada analítica y políticamente de la constitución de invariablemente. ¿Las prácticas exclusivistas que fun-
clase, raza, etnicidad, y otros ejes de las relaciones de damentan la teoría feminista sobre la noción de “las
poder que constituyen la “identidad” y hacen de la mujeres” como sujeto limitan paradójicamente los
singular noción de “identidad” una denominación erró- objetivos del feminismo de ampliar sus pretensiones
nea.4 de “representatividad”?5
Mi sugerencia es que la presunta universalidad y Quizá el problema sea incluso más serio. ¿La
unidad del sujeto del feminismo es efectivamente construcción de la categoría de las mujeres como
minada por las limitaciones del discurso representa- sujeto estable y coherente es una regulación y repro-
cional en el que funciona. De hecho, la insistencia ducción de las relaciones de género? Y ¿no es tal
prematura en un sujeto estable para el feminismo, reproducción precisamente contraria a los propósitos
comprendido como una categoría de mujeres sin del feminismo? ¿Hasta qué punto la categoría de las
suturas, genera inevitablemente rechazos múltiples mujeres adquiere estabilidad y coherencia solo en el
para aceptar dicha categoría. Estas áreas de exclusión contexto de la matriz heterosexual?6 Si una noción
revelan las consecuencias coercitivas y reguladoras de estable de género no demuestra ya ser la premisa
tal construcción, incluso cuando esta construcción ha fundacional de la política feminista, quizá es deseable
sido elaborada con una intención emancipadora. De un nuevo tipo de política feminista para responder a la
hecho la fragmentación dentro del feminismo y la misma reproducción de género e identidad, un nuevo
oposición paradójica al feminismo de “las mujeres” a tipo que tomará la construcción cambiante de la
las que el feminismo dice representar sugiere las identidad como un pre-requisito, tanto metodológico
limitaciones propias de la política de la identidad. La como normativo, o incluso como un objetivo político.
sugerencia de que el feminismo pueda buscar una Seguir la pista de las operaciones políticas que
representatividad más amplia para un sujeto que él producen y esconden lo que se califica como el sujeto
mismo construye tiene la consecuencia irónica de que jurídico del feminismo es precisamente la tarea de una
los objetivos feministas pueden fracasar al rehusar genealogía feminista de la categoría de las mujeres. En
dar cuenta de los poderes constitutivos de sus propias el curso de este esfuerzo por cuestionar a “las mujeres”
pretensiones de representatividad. Este problema no como sujeto del feminismo, la invocación no proble-
mejora mediante una invocación a la categoría de las mática de esta categoría puede acabar excluyendo la
mujeres por razones meramente “estratégicas”, ya que posibilidad de que el feminismo sea una política
las estrategias siempre tienen significados que exce- representacional. ¿Qué sentido tiene ampliar la repre-
den los propósitos para los que fueron diseñadas. En sentación a sujetos que están construidos mediante la
este caso, la misma exclusión podría calificar como tal exclusión de aquéllos que no reúnen los requisitos no
un significado no intencionado y sin embargo derivado escritos del sujeto? ¿Qué relaciones de dominación y
de la exclusión misma. Al estructurarse de acuerdo de exclusión se mantienen inadvertidamente cuando
con un requisito propio de la política representacional la representación se convierte en el único centro de la
que el feminismo articula como un sujeto estable, el política? La identidad del sujeto feminista no debería
feminismo queda expuesto a acusaciones de flagrante ser la base de la política feminista, si la constitución
tergiversación. del sujeto tiene lugar dentro de un marco de poder
Obviamente, la tarea política no es rechazar la normalmente enterrado por medio de la afirmación de
política representacional -¿acaso podemos hacerlo?–. esta base. Quizá, paradójicamente, “la representa-
Las estructuras jurídicas del lenguaje y la política ción” acabará teniendo sentido para el feminismo
constituyen el campo contemporáneo del poder; por únicamente cuando el sujeto “mujeres” no se presuma
tanto, no hay ninguna posición fuera de ese campo, en ningún lugar.
Feminaria / x / 19 / 4
Por otro lado, Simone de Beauvoir sugiere en El binarias que se presentan como el lenguaje de la
segundo sexo que “mujer no nace, se hace”.12 Para racionalidad universal. La limitación se construye así
Beauvoir, el género se “construye”, pero hay un/a en lo que ese lenguaje constituye como el campo
agente implícito en su formulación, un cogito, quien de imaginable del género.
alguna manera toma sobre sí o se apropia de ese Aunque los científicos sociales se refieren al género
género y podría, en principio, tomar sobre sí cualquier como un “factor” o una “dimensión” del análisis,
otro género. ¿Es el género tan cambiante y volitivo también se aplica a personas reales como “una marca”
como la descripción de Beauvoir parece sugerir? ¿Pue- de diferencia biológica, lingüística y/o cultural. En
de el constructo en tal caso reducirse a una modalidad estos últimos casos, el género puede ser entendido
de opción? Parece claro que para Beauvoir una “se como un significado que un cuerpo (ya) diferenciado
hace” mujer, pero siempre bajo la coacción cultural de sexualmente asume, pero incluso entonces el signifi-
convertirse en tal. Y claramente, la coacción no provie- cado existe sólo en relación con otro significado opues-
ne del “sexo”. No hay nada en su descripción que to. Algunas/os teóricas/os del feminismo consideran
garantice que el individuo que se convierte en mujer que el género es “una relación”, de hecho un conjunto
sea necesariamente de sexo femenino. Si “el cuerpo es de relaciones, y no un atributo individual. Otras/os,
una situación”,13 como ella indica, no hay recurso siguiendo a Beauvoir, argumentarían que sólo el géne-
posible a un cuerpo que ya no haya sido desde siempre ro femenino está marcado, que la persona individual
interpretado por medio de significados culturales; por y el género masculino están refundidos; así pues,
tanto, el sexo no podría calificarse como una facticidad definir a las mujeres de acuerdo con su sexo y ensalzar
anatómica prediscursiva. De hecho el sexo, por defini- a los varones como los portadores de una personalidad
ción, resultará haber sido género todo el tiempo.14 universal que trasciende el cuerpo.
La controversia acerca del constructo parece estar Complicando la discusión todavía más, Luce Irigary
fundada en la polaridad filosófica entre libre voluntad argumenta que las mujeres constituyen una paradoja,
y determinismo. En consecuencia, se podría sospe- si no una contradicción, dentro del discurso de la
char razonablemente que algunas restricciones identidad. Las mujeres son el “sexo” que no es “uno”.
lingüísticas acerca del pensamiento forman y al mis- Dentro de un lenguaje predominantemente machista
mo tiempo limitan los términos del debate. En lo que y falocéntrico, las mujeres constituyen lo irrepresen-
respecta a esos términos, “el cuerpo” se presenta como table. En otras palabras, las mujeres representan el
un medio pasivo en el que se inscriben significados sexo que no puede ser pensado, una ausencia y
culturales o como el instrumento por medio del cual opacidad lingüística. Dentro de un lenguaje que des-
una voluntad apropiativa e interpretativa determina cansa sobre la significación unívoca, el sexo femenino
un significado cultural por sí misma. En ambos casos, constituye lo indelimitable e indesignable. En este
el cuerpo es representado como un mero instrumento sentido, las mujeres son el sexo que no es “uno” sino
o medio para el que un conjunto de significados múltiple.16 En oposición a Beauvoir, para quien las
culturales están relacionados sólo externamente . mujeres son designadas como el Otro, Irigaray argu-
Pero “el cuerpo” es en sí mismo un constructo, como menta que tanto el sujeto como el Otro son pilares
el millar de “cuerpos” que constituye el campo de los masculinos de una economía de significación falocén-
sujetos genéricos. No puede decirse que los cuerpos trica que consigue su objetivo totalizador mediante la
tengan una existencia significativa anterior a la marca exclusión total de lo femenino. Para Beauvoir, las
de su género; la cuestión surge pues: ¿Hasta qué mujeres son el negativo de los varones, la carencia con
punto comienza el cuerpo a existir por medio de y en respecto a la que la identidad masculina se diferencia
la(s) marca(s) del género? ¿Cómo concebimos de nuevo a sí misma. Para Irigaray, esta dialéctica particular
el cuerpo ya no como un medio o instrumento pasivo constituye un sistema que excluye una economía de
a la espera de la capacidad vivificadora de una volun- significación totalmente diferente. Las mujeres no
tad claramente inmaterial?15 están únicamente representadas de manera falsa
Determinar si el género o el sexo es fijo o libre es dentro del esquema sartriano del sujeto que significa
una función del discurso que, se sugerirá, intenta y del Otro significado, sino que la falsedad de la
establecer ciertos límites al análisis o salvaguardar significación señala que toda la estructura de repre-
ciertos dogmas del humanismo como presuponibles a sentación es inadecuada. El sexo que no es uno, pues,
cualquier análisis del género. El locus de insolubilidad, ofrece un punto de partida para una crítica de la
ya sea en el “sexo” o en el “género” o en la misma representación hegemónica occidental y de la metafí-
significación del “constructo”, da una pista acerca de sica de la sustancia que estructura la misma noción de
que posibilidades culturales pueden o no pueden sujeto.
movilizarse mediante cualquier análisis adicional. Los ¿Qué es la metafísica de la sustancia, y cómo
límites del análisis discursivo del género presuponen informa el pensamiento acerca de las categorías sexua-
y aseguran las posibilidades de una configuración del les? En el primer caso, las concepciones humanistas
género imaginable y realizable dentro de la cultura. del sujeto tienden a asumir una persona sustantiva
Esto no quiere decir que cualquiera o todas las posi- que es portadora de varios atributos esenciales y no
bilidades genéricas estén abiertas, sino que los límites esenciales. Una posición feminista humanista podría
del análisis sugieren los límites de una experiencia entender el género como un atributo de una persona
condicionada discursivamente. Estos límites son siem- que se caracteriza esencialmente como una sustancia
pre fijados dentro de las condiciones de un discurso o “núcleo” pregenérico, llamado persona, que denota
cultural hegemónico predicado mediante estructuras estar capacitado para la razón, la deliberación moral,
Feminaria / x / 19 / 6
o el lenguaje. La concepción universal de la persona, acerca del significado del género (de hecho, que sea el
sin embargo, es desplazada como punto de partida de género el término a discutir, o que sea el constructo
una teoría social del género por aquellas posiciones discursivo del sexo más importante, o quizá las muje-
históricas o antropológicas que entienden el género res o la mujer y/o los varones y el varón) sugiere la
como la relación entre los sujetos socialmente consti- necesidad de un replanteo radical de las categorías de
tuidos en contextos especificables. Este punto de vista la identidad dentro del contexto de relaciones de una
relacional o contextual sugiere que lo que la persona radical asimetría del género.
“es”, y, de hecho, lo que el género “es”, está siempre Para Beauvoir, el “sujeto” dentro de la misoginia
relacionado con las relaciones construidas en las que analítica existencial siempre es masculino, refundido
se determina.17 Como fenómeno cambiante y contex- con lo universal, diferenciándose del “Otro” femenino
tual, el género no denota un ser sustancial, sino un fuera de las normas universalizadoras de la personali-
punto de convergencia relativo entre conjuntos de dad, lamentablemente “particular”, personificado, con-
relaciones cultural e históricamente específicos. denado a la inmanencia. Aunque se suele interpretar
Irigaray mantendría, sin embargo, que el “sexo” que Beauvoir reclama el derecho de las mujeres, en
femenino es un punto de ausencia lingüística, la efecto, a convertirse en sujetos existenciales y por tanto,
imposibilidad de una sustancia denotada gramatical- la inclusión en los términos de una universalidad
mente, y, por tanto, el punto de vista que muestra la abstracta, su posición también implica una crítica
sustancia como una ilusión fundacional y perdurable fundamental de la despersonalización del sujeto episte-
de un discurso machista. Esta ausencia no está mológico masculino abstracto.19 Ese sujeto es abstracto
marcada como tal dentro de la economía significante en tanto que niega su personificación marcada social-
masculina - una opinión que invierte el argumento de mente y, lo que es más, proyecta esa personificación
Beauvoir (y el de Wittig) de que el sexo femenino está negada y menospreciada sobre la esfera femenina,
marcado, mientras que el sexo masculino no lo está. constituyendo efectivamente el cuerpo como femenino.
Para Irigaray, el sexo femenino no es una “carencia” o Esta asociación del cuerpo con lo femenino funciona de
un Otro que define al sujeto en su masculinidad acuerdo con las relaciones mágicas de reciprocidad por
inmanente y negativamente. Por el contrario, el sexo lo que el sexo femenino queda restringido a su cuerpo,
femenino elude los requisitos de la representación, ya y el cuerpo masculino, totalmente negado, se convierte,
que no es ni “Otro” ni “carencia”, esas categorías que paradójicamente, en el instrumento incorpóreo de una
permanecen relacionadas con el sujeto sartriano, in- libertad aparentemente radical. El análisis de Beauvoir
manente al esquema falocéntrico. Por tanto, para plantea implícitamente la siguiente pregunta: ¿median-
Irigaray, el sexo femenino no podría nunca ser la te qué acto de negación se plantea lo masculino como
marca de un sujeto, como diría Beauvoir. Es más, lo una universalidad incorpórea y lo femenino se constru-
femenino no podría ser teorizado en términos de una ye como una corporalidad negada? La dialéctica del
relación concreta entre lo masculino y lo femenino maestro- esclavo, totalmente reformulada aquí dentro
dentro de un discurso dado, ya que el discurso no es de los términos no recíprocos de la asimetría del género,
una noción relevante aquí. Incluso en su variedad, los prefigura lo que Irigaray describiría luego como la
discursos constituyen muchas modalidades del len- economía significante masculina que incluye tanto el
guaje falocéntrico. La relación entre lo masculino y lo sujeto existencial como su Otro.
femenino no puede ser representada en una economía Beauvoir propone que el cuerpo femenino debería
significante cerrada en que lo masculino constituye el ser la situación y la instrumentalización de la libertad
significante y el significado. Paradójicamente, Beauvoir de las mujeres, no una esencia que define y limita.20 La
prefiguró esta imposibilidad en El segundo sexo cuan- teoría de la personalización que informa el análisis de
do dijo que los varones no podían resolver el problema Beauvoir queda claramente limitada por la reproduc-
de las mujeres porque estarían actuando al mismo ción no crítica de la distinción cartesiana entre liber-
tiempo como jueces y como parte del caso.18 tad y el cuerpo. A pesar de mis propios esfuerzos para
Las distinciones entre las posiciones descritas demostrar lo contrario, parece que Beauvoir mantiene
anteriormente distan de estar claras; puede pensarse el dualismo de mente/cuerpo, incluso cuando propo-
que cada una de ellas problematiza el lugar y el ne una síntesis de ambos términos.21 La preservación
significado tanto del “sujeto” como del “género” dentro de esa misma distinción puede ser interpretada como
del contexto de la asimetría del género instituida sintomática del mismo falocentrismo que Beauvoir
socialmente. Las posibilidades de interpretación del desprecia. En la tradición filosófica que empieza con
género no quedan ni mucho menos agotadas por las Platón y continúa con Descartes, Husserl y Sartre, la
alternativas sugeridas anteriormente. La problemáti- distinción ontológica entre alma (conciencia, mente) y
ca naturaleza circular de una investigación feminista cuerpo apoya invariablemente relaciones de subordi-
del género es puesta de relieve por la presencia de nación política y psíquica, y de jerarquía. La mente no
posiciones que, por un lado, presumen que el género sólo domina al cuerpo, sino que ocasionalmente entre-
es una característica secundaria de las personas, y tiene la fantasía de escapar por completo de su
aquéllas que, por otro lado, consideran que la noción corporeidad. Las asociaciones culturales de la mente
misma de persona, posicionada dentro del lenguaje con la masculinidad y del cuerpo con la feminidad
como “sujeto”, es un constructo machista y una están bien documentadas dentro del campo de la
prerrogativa que efectivamente excluye la posibilidad filosofía y el feminismo.22 Como resultado, cualquier
estructural y semántica de un género femenino. La reproducción no crítica de la distinción mente/cuerpo
consecuencia de estos desacuerdos tan acentuados debería ser reconsiderada debido a la jerarquía de
Feminaria / x / 19 / 7
género implícita que esta distinción ha producido, machista. Puede funcionar para dar lugar a otras
mantenido y racionalizado tradicionalmente. relaciones de subordinación racial, de clase, hetero-
El constructo discursivo del “cuerpo” y su separa- sexista, para mencionar unas pocas. Y sin duda,
ción de la “libertad” en Beauvoir no consigue marcar enumerar las variedades de opresión, como he empe-
la distinción misma de mente-cuerpo sobre el eje del zado a hacer, asume su coexistencia secuencial y clara
género que se supone ilumina la persistencia de la sobre un eje horizontal que no describe sus convergen-
asimetría del género. Oficialmente, Beauvoir sostiene cias dentro del ámbito social. De la misma manera, un
que el cuerpo femenino está marcado dentro del modelo vertical es insuficiente; las opresiones no se
discurso machista, por lo que el cuerpo masculino, en pueden clasificar sumariamente, relacionar
su refundición con lo universal, permanece no marca- causalmente, distribuir entre planos de “originalidad”
do. Irigaray sugiere claramente que tanto quien marca y planos de derivación.24 De hecho, el campo de poder,
como quien es marcado se mantienen dentro de un estructurado en parte por el gesto imperialista de
modo de significación machista en el que el cuerpo apropiación dialéctica, excede y engloba el eje de la
femenino es excluido del ámbito de lo significable en el diferencia sexual, ofreciendo un mapa de diferenciales
mismo momento que se le da nombre, por decirlo de que se intersectan y que no pueden ser jerarquizados
alguna manera. En términos pos-Hegelianos, ella [la sumariamente ni en los términos del falocentrismo ni
mujer] es “cancelada”, pero no preservada. En la de cualquier otro candidato al puesto de “condición
interpretación de Irigaray, la afirmación de Beauvoir primaria de opresión”. Más que una táctica exclusiva
de que la mujer “es sexo” es invertida para decir que de las economías significantes machistas, la apropia-
ella no es el sexo con el que se la designa, sino más ción dialéctica y la supresión del Otro es una de las
bien, el sexo masculino encore (y en corps) desfilando muchas tácticas, utilizadas principalmente pero no
disfrazado de otredad. Para Irigaray, ese modo falo- exclusivamente, al servicio de la expansión y raciona-
céntrico de significar el sexo femenino reproduce lización del ámbito machista.
perpetuamente fantasmas de su propio deseo de auto- Los debates feministas contemporáneos acerca del
ampliarse. En lugar de un gesto lingüístico de auto- esencialismo plantean de distintas maneras la cues-
limitarse que ofrece la alteridad o diferencia a las tión de la universalidad de la identidad femenina y de
mujeres, el falocentrismo ofrece un nombre para la opresión machista. Las afirmacio-
eclipsar lo femenino y tomar su lugar. nes universalistas se basan en un
punto de partida epistemológico
iv. Teorizando lo binario, compartido o común, entendi-
lo unitario, y más allá do como la conciencia articula-
B eauvoir e Irigaray difieren claramente acerca de las da o las estructuras de opre-
estructuras fundamentales por medio de las sión compartidas o en las es-
cuales se reproduce la asimetría del tructuras ostensiblemente trans-
género; Beauvoir se basa en la recipro- culturales de la feminidad, la materni-
cidad fallida de una dialéctica asimé- dad, la sexualidad y/o la écriture feminine. La
trica, mientras que Irigaray amplía discusión inaugural en este capitulo argumen-
claramente el alcance de la crítica fe- taba que este gesto globalizador ha dado lugar a
minista mostrando las estructuras epis- una serie de críticas por parte de las mujeres que
temológicas, ontológicas y lógicas de la eco- afirman que la categoría “mujeres” es normativa y
nomía significante machista, el poder de su análisis se exclusivista y se invoca con las dimensiones no mar-
debilita precisamente por su alcance globalizador. ¿Es cadas de privilegio de clase y raza intactas. En otras
posible identificar una economía machista monológi- palabras, la insistencia acerca de la coherencia y
ca así como monolítica que atraviese la totalidad de unidad de la categoría de “mujeres” ha rechazado
contextos culturales e históricos en los que tiene lugar efectivamente la multiplicidad de las intersecciones
la diferencia sexual? El esfuerzo por incluir “otras” culturales, sociales, y políticas en las que la variedad
culturas como ampliaciones abigarradas de un falo- concreta de “mujeres” se construye.
centrismo global constituye un acto apropiador que Se han hecho algunos esfuerzos para formular
corre el riesgo de repetir el gesto de auto-engrandeci- políticas de coalición que no asumen previamente el
miento del falocentrismo, colonizando bajo el signo de contenido del término “mujeres”. Por el contrario,
lo mismo aquellas diferencias que podrían de otra proponen un conjunto de encuentros dialógicos por
manera poner en duda ese concepto totalizador.23 medio de los cuales mujeres distintamente posiciona-
La crítica feminista debería explorar las afirmacio- das articulen identidades diferentes dentro del marco
nes totalizadoras acerca de una economía significante de una coalición incipiente. Claramente, el valor de
machista, pero también seguir siendo autocrítica con esta política de coalición no debe despreciarse, pero la
respecto a los gestos totalizadores del feminismo. El forma misma de la coalición, de un conjunto emergen-
esfuerzo para identificar al enemigo como singular en te e impredecible de posiciones, no puede imaginarse
su forma es un discurso invertido que imita la estrate- previamente. A pesar del impulso claramente demo-
gia del opresor de forma no crítica en lugar de ofrecer cratizador que motiva la construcción de coalición, la
un conjunto de términos distintos. Que la táctica teórica de coalición puede inadvertidamente reinser-
pueda funcionar en contextos feministas y antifemi- tarse a sí misma como soberana del proceso mediante
nistas de la misma forma sugiere que el gesto coloni- un intento de imponer una forma ideal de estructuras
zador no es fundamentalmente o irreduciblemente de coalición a priori, una que garantizará efectivamen-
Feminaria / x / 19 / 8
te la unidad del resultado. Los esfuerzos coordinados consecución. Porque la articulación de una identidad
para determinar lo que es y no es la verdadera forma dentro de unos términos culturales disponibles insta
de un diálogo, lo que constituye la posición de sujeto una definición que excluye por adelantado la emergen-
y, lo que es más importante, cuándo la “unidad” se ha cia de nuevos conceptos de identidad en o mediante
alcanzado, pueden obstaculizar la dinámica de auto- acciones políticamente comprometidas, la táctica fun-
formación y auto-limitación. dacional no puede tomar la transformación o expan-
La insistencia a priori en la “unidad” de coalición sión de los conceptos existentes de identidad como un
como objetivo asume que la solidaridad, no importa a objetivo normativo. Es más, cuando las identidades
qué precio, es un pre-requisito para la acción política. consensuadas o las estructuras dialógicas consen-
¿Pero qué tipo de política exige ese tipo de compra “por suadas, por medio de las cuales se comunican identi-
adelantado” de la unidad? Quizá una coalición nece- dades ya establecidas, dejan de ser el tema o el sujeto
site reconocer sus contradicciones y actuar respetan- de la política, entonces las identidades pueden cons-
do esas contradicciones. Quizá parte de lo que la tituirse y desintegrarse de acuerdo con las prácticas
comprensión dialógica implica es la aceptación de la concretas que las constituyen. Ciertas prácticas polí-
divergencia, ruptura, escisión, y fragmentación como ticas instituyen identidades sobre una base contin-
parte del a menudo tortuoso proceso de democratiza- gente para conseguir sus objetivos cualquiera que
ción. La noción misma de “diálogo” es culturalmente estos sean. La política de coalición no requiere ni una
específica y está delimitada históricamente, y mien- categoría ampliada de “las mujeres” ni una identidad
tras que una persona que habla pueda estar segura de internamente múltiple que ofrezca inmediatamente
que la conversación se está produciendo, otra puede su complejidad.
estar segura de lo contrario. Las relaciones de poder El género es una complejidad cuya totalidad es
que condicionan y limitan las posibilidades dialógicas permanentemente aplazada, no es nunca lo que en-
deben ser cuestionadas en primer lugar. De otra contramos en un momento particular. Una coalición
manera, el modelo de diálogo corre el peligro de volver abierta, pues, afirmará las identidades que se institu-
a caer en el modelo liberal que asume que los/las yan y abandonen alternativamente de acuerdo con los
agentes del diálogo ocupan iguales posiciones de propósitos existentes; será un conjunto abierto que
poder, que hablan desde los mismos presupuestos permita convergencias y divergencias múltiples sin
acerca de lo que constituye “el acuerdo” y “la unidad” obediencia a un telos normativo ni a una clausura
y que ésos son los objetivos a perseguir. Sería erróneo definidora.
asumir a priori que existe la categoría de “mujeres” que
sólo tiene que ser rellenada con los distintos compo- v. Identidad, sexo y
nentes de raza, clase, edad, etnicidad, y sexualidad la metafísica de la sustancia
con el fin de que esté completa. La asunción de la ¿Q ué quiere decir “la identidad” pues, y qué funda-
parcialidad esencial de la categoría podría pues servir menta la presunción de que las identidades son idén-
como ideal normativo exento de fuerza coercitiva. ticas a sí mismas, que persisten a lo largo del tiempo
¿Es “la unidad” necesaria para una acción política como la misma identidad, unificada e internamente
efectiva? ¿Es la insistencia prematura en el objetivo de coherente? Y lo que es más importante, ¿cómo infor-
la unidad precisamente la causa de una cada vez más man esas asunciones los discursos de “la identidad
amarga fragmentación de las filas? Ciertas formas de genérica”? Sería erróneo pensar que la discusión
fragmentación reconocidas podrían facilitar la acción acerca de “la identidad” debería llevarse a cabo antes
de coalición justamente porque la “unidad” de la que la discusión sobre la identidad genérica, por la
categoría de las mujeres no es presupuesta ni desea- sencilla razón de que “las perso-
da. ¿Establece “la unidad” una norma excluyente de nas” sólo son inteligibles en el
solidaridad al nivel de la identidad que descalifica la momento en el que se consti-
posibilidad de un conjunto de acciones que perturba tuyen como pertenecientes a
los mismos límites de los conceptos de identidad, o que un género u otro de acuerdo
intentan conseguir precisamente la perturbación como con patrones reconocibles de
un objetivo político explícito? Sin el presupuesto u inteligibilidad genérica. Las
objetivo de “la unidad”, que es, en cualquier caso, discusiones sociológicas han
siempre instituido a un nivel conceptual, las unidades intentado comprender con-
provisionales podrían emerger en el contexto de accio- vencionalmente la noción de
nes concretas que tienen unos objetivos distintos de la persona en términos de una
articulación de la identidad. Sin la expectativa obliga- agencia que reclama priori-
toria de que las acciones feministas deban ser institui- dad ontológica sobre los dis-
das desde alguna identidad consensuada, unificada y tintos roles y funciones por
estable, esas acciones podrían ser comenzadas más medio de los cuales asume
fácil y rápidamente y parecer más afines a un número visibilidad social y significa-
de “mujeres” para quienes el significado de la categoría do. Dentro del discurso filo-
es permanentemente discutible. sófico, la noción de “la perso-
Este acercamiento antifundacionalista a la política na” ha sufrido una elabora-
de coalición asume que ni “la identidad” es una ción analítica de acuerdo con
premisa ni la forma o el significado del conjunto de el presupuesto de que cual-
coalición pueden conocerse con anterioridad a su quier contexto social en que
Feminaria / x / 19 / 9
la persona “esté” queda de alguna manera relacionado ¿Cuál es la alianza peculiar que se presume existe
externamente con la estructura de personalidad que entre un sistema de heterosexualidad obligatoria y las
define, sea ésta la conciencia, la capacidad del lengua- categorías discursivas que establecen los conceptos
je, o la deliberación moral. Aunque esa literatura no es de identidad en cuanto a sexo? Si “la identidad” es un
examinada aquí, una premisa de tales investigaciones efecto de las prácticas discursivas, ¿hasta qué punto
es el foco de exploración e inversión crítica. Mientras es la identidad genérica, interpretada como una rela-
que estudio acerca de qué constituye “la identidad ción entre sexo, género, práctica sexual y deseo, el
personal” dentro de descripciones filosóficas casi siem- efecto de una práctica reguladora que puede ser
pre se centra en la cuestión de qué rasgo interno de la identificada como una heterosexualidad obligatoria?
persona establece la continuidad o identidad a uno/a ¿Nos lleva esta interpretación a otro marco totalizador
mismo/a de la persona a lo largo del tiempo, la en el que la heterosexualidad obligatoria meramente
cuestión aquí será: ¿Hasta qué punto las prácticas toma el lugar del falocentrismo como la causa mono-
reguladoras de la formación y división del género lítica de la opresión por causa del género?
constituyen la identidad, la coherencia interna del Dentro del espectro del feminismo francés y la
sujeto, es más, el estatus de identidad a uno mismo de teoría posestructuralista, se entiende que regímenes
la persona? ¿Hasta qué punto es “la identidad” un de poder muy distintos producen los conceptos de
ideal normativo más que un rasgo descriptivo de la identidad del sexo. Consideremos la divergencia entre
experiencia? ¿Y cómo gobiernan las prácticas regula- aquellas posiciones, tales como la de Irigaray, que
doras, que también gobiernan el género, las nociones afirman que sólo hay un sexo, el masculino, que se
culturalmente inteligibles de identidad? elabora a sí mismo por medio de la producción del
Los géneros “inteligibles” son aquellos que institu- “Otro”, y aquellas posiciones, la de Foucault, por
yen y mantienen de alguna manera las relaciones de ejemplo, que asumen que la categoría de sexo, ya sea
coherencia y contigüidad entre sexo, género, práctica masculina o femenina, es una producción de una
sexual y deseo. En otras palabras, los espectros de la economía difusa reguladora de la sexualidad. Consi-
discontinuidad y la incoherencia, que sólo pueden ser deremos también el argumento de Wittig de que la
pensados en relación con las normas de continuidad categoría del sexo es, bajo las condiciones de hetero-
y coherencia, son prohibidos constantemente y pro- sexualidad obligatoria, siempre femenina (la masculi-
ducidos por las mismas leyes que intentan establecer na queda no marcada y es, por tanto, sinónima de
líneas de conexión causal o expresiva entre el sexo “universal”). Paradójicamente, Wittig coincide con
biológico, los géneros constituidos culturalmente y la Foucault al afirmar que la categoría del sexo desapa-
“expresión” o “efecto” de ambos en la manifestación del recería y, en efecto, se disiparía mediante la perturba-
deseo sexual por mediación de la práctica sexual. ción y el desplazamiento de la hegemonía hetero-
La noción de que podría haber una “verdad” del sexual.
sexo, como Foucault la llama irónicamente, se produ- Los distintos modelos explicativos ofrecidos sugie-
ce precisamente mediante las prácticas reguladoras ren las maneras muy distintas en que se entiende la
que generan identidades coherentes por medio de la categoría del sexo de acuerdo con cómo el campo de
matriz de normas de género coherentes. La hetero- poder sea articulado. ¿Es posible mantener la comple-
sexualización del deseo requiere e instituye la produc- jidad de estos campos de poder y pensar mediante sus
ción de oposiciones asimétricas y claras entre “lo capacidades productivas al unísono? Por otro lado, la
femenino” y “lo masculino”, en las que se entienden teoría de la diferencia sexual de Irigaray sugiere que
como atributos expresivos del “varón” y “mujer”. La las mujeres no pueden ser nunca comprendidas se-
matriz cultural por medio de la cual la identidad gún el modelo de un “sujeto” dentro de los sistemas de
genérica se ha hecho inteligible requiere que ciertos representación convencionales de la cultura occiden-
tipos de “identidades” no puedan “existir” - esto es, tal precisamente porque constituyen el fetiche de la
aquellos en los que el género no se deriva del sexo y representación y, por tanto, lo irrepresentable como
aquellos en los que las prácticas de deseo no se derivan tal. Las mujeres no pueden nunca “ser”, según esta
ni del sexo ni del género. “Derivarse”, en este contexto, ontología de sustancias, precisamente porque, en
tiene una relación política de implicación instituida relación con la diferencia, son lo excluido, por medio
por las leyes culturales que establecen y regulan la del cual ese campo se delimita. Las mujeres son
forma y el significado de la sexualidad. En efecto, también una “diferencia” que no puede ser entendida
precisamente porque ciertos tipos de “identidades como una simple negación u “Otro” del sujeto-siem-
genéricas” no se conforman de acuerdo con esas pre-masculino. Como se discutió anteriormente, no
normas de inteligibilidad cultural, aparecen única- son ni el sujeto ni su Otro, sino una diferencia de la
mente como fracasos de desarrollo o imposibilidades economía de oposición binaria, una artimaña para
lógicas dentro de este campo. Su persistencia y proli- una elaboración monológica de lo masculino.
feración, sin embargo, ofrecen oportunidades críticas La noción de que el sexo aparece en el lenguaje
de mostrar los límites y los objetivos reguladores del hegemónico como sustancia, metafísicamente hablan-
campo de la inteligibilidad y, por tanto, de crear dentro do, como un ser idéntico a sí mismo, es crucial para
de los mismos términos de esa matriz de inteligibilidad cada una de estas perspectivas. Esta apariencia es
matrices rivales y subversivas de desorden genérico. conseguida mediante un giro performativo del lengua-
Antes de que tales prácticas desordenadoras sean je y/o del discurso que oculta el hecho de que “ser” un
consideradas, parece crucial entender la “matriz de sexo o un género es fundamentalmente imposible.
inteligibilidad”. ¿Es única? ¿De qué está compuesta? Para Irigaray, la gramática no puede nunca ser un
Feminaria / x / 19 / 10
índice claro de las rela- Por tanto, Wittig aboga por la destrucción del “sexo”
ciones de género preci- para que las mujeres puedan asumir el estatus de
samente porque apoya sujeto universal. En su camino hacia esa destrucción,
el modelo sustancial del “las mujeres” deben asumir un punto de vista tanto
género como una rela- universal como particular.29 Como sujeto que puede
ción binaria entre dos hacer realidad la universalidad concreta por medio de la
términos positivos y re- libertad, la lesbiana de Wittig se distingue de Irigaray,
presentables. En opinión de Irigaray, la gramática no sólo en lo que se refiere a las oposiciones ya conocidas
sustantiva del género, que asume a varones y mujeres, entre esencialismo y materialismo,30 sino en los térmi-
así como sus atributos de lo masculino y lo femenino, nos de la adhesión a la metafísica de la sustancia que
es un ejemplo de una dualidad que enmascara eficaz- confirma el modelo normativo del humanismo como el
mente el discurso unívoco y hegemónico de lo mascu- marco para el feminismo. Donde parece que Wittig ha
lino –el falogocentrismo–, silenciando lo femenino suscrito un proyecto radical de emancipación lesbiana
como el lugar de una multiplicidad subversiva. Para y ha hecho valer la distinción entre “lesbiana” y “mujer”,
Foucault, la gramática sustantiva del sexo impone lo que hace en realidad es defender una “persona”
una relación binaria artificial entre los sexos, así como pregenérica, caracterizada por la libertad. Este movi-
una coherencia interna artificial dentro de cada térmi- miento no sólo confirma el estatus presocial de la
no de esa dualidad. La regulación binaria de la sexua- libertad humana, sino que se suscribe a esa metafísica
lidad suprime la multiplicidad subversiva de una de la sustancia que es responsable de la producción y
sexualidad que perturba las hegemonías heterosexua- naturalización de la categoría del sexo.
les, reproductoras y medico-jurídicas. La metafísica de la sustancia es una expresión que
Para Wittig, la restricción binaria del sexo colabora se asocia con Nietzsche dentro de la crítica contempo-
con los objetivos de reproducción de un sistema de ránea al discurso filosófico. En un comentario sobre
heterosexualidad obligatoria; en ocasiones, afirma Nietzsche, Michel Haar explica que un cierto número de
que el abandono de la heterosexualidad obligatoria ontologías filosóficas han quedado atrapadas en ciertas
inaugurará un humanismo verdadero de “la persona” ilusiones de “ser” y “sustancia” que son adoptadas en la
liberada de las cadenas del sexo. En otros contextos, creencia de que la formulación gramatical del sujeto y
sugiere que la profusión y difusión de una economía el predicado refleja la realidad ontológica anterior de la
erótica no falocéntrica disipará las ilusiones del sexo, sustancia y el atributo. Estos constructos, dice Haar,
el género y la identidad. Es más, en otro contexto, constituyen los medios filosóficos artificiales por medio
parece que “la lesbiana” emerge como un tercer género de los cuales la simplicidad, el orden y la identidad
que promete trascender la restricción binaria en cuan- quedan efectivamente instituidos. De ninguna manera,
to al sexo impuesta por el sistema de heterosexualidad sin embargo, revelan o representan un cierto orden de
obligatoria. En su defensa del “sujeto cognitivo”, Wittig cosas verdadero. Para nuestros propósitos, esta crítica
parece no plantear ninguna disputa metafísica a los nietzcheana es iluminadora cuando se aplica a las
modos de significación o representación hegemónicos; categorías psicológicas que gobiernan la mayor parte
de hecho, el sujeto, con su atributo de autodetermina- del pensamiento popular y teórico acerca de la identidad
ción, parece ser la rehabilitación de la agente de la genérica. Según Haar, la crítica de la metafísica de la
elección existencial bajo el nombre de la lesbiana: “la sustancia implica una crítica de la noción misma de la
llegada de sujetos individuales exige destruir primero persona psicológica como un ente sustantivo:
las categorías de sexo”.26 No critica “el sujeto” como La destrucción de la lógica por medio de su
invariablemente masculino de acuerdo con las reglas genealogía trae consigo también la ruina de las
de un simbólico invariablemente patriarcal, sino que categorías psicológicas basadas en esta lógica.
propone en su lugar el equivalente a un sujeto lésbico Todas las categorías psicológicas (el ego, el indivi-
como usuario del lenguaje.27 duo, la persona) se derivan de la ilusión de la
La identificación de las mujeres con el “sexo”, para identidad sustantiva. Pero esta ilusión vuelve bási-
Beauvoir como para Wittig, es una refundición de la camente a la superstición que no sólo engaña al
categoría de las mujeres con los rasgos ostensible- sentido común sino también a los filósofos, por
mente sexuados de sus cuerpos y, por tanto, un ejemplo, la creencia en el lenguaje y, más precisa-
rechazo a ofrecer a las mujeres libertad y autonomía mente, en la verdad de las categorías gramaticales.
de la manera en que la disfrutan los varones. Así, la Fue la gramática (la estructura de sujeto y predica-
destrucción de la categoría del sexo seria la destruc- do) lo que inspiró la certeza de Descartes acerca de
ción de un atributo, el sexo, que ha llegado a tomar el que “yo” es el sujeto de “pienso”, aunque es más
lugar de la persona, mediante el gesto misógino de la bien al revés, que los pensamientos vienen a “mí”:
sinécdoque, el cogito que se autodetermina. En otras en el fondo, la fe en la gramática simplemente
palabras, sólo los varones son “personas”, y no hay indica la voluntad de ser la “causa” de nuestros
otro género que el femenino: propios pensamientos. El sujeto, el ser, el indivi-
El género es el índice lingüístico de la oposición duo, son sólo conceptos falsos, ya que transforman
política entre los sexos. El género es utilizado en en sustancias unidades ficticias que tienen como
singular porque en realidad no hay dos géneros. origen sólo la realidad lingüística.31
Sólo hay uno: el femenino; el “masculino” no es un
género. Ya que lo masculino no es lo masculino, Wittig ofrece una alternativa crítica al mostrar que
sino lo general.28 las personas no pueden ser significadas en el lenguaje
Feminaria / x / 19 / 11
sin la marca del género. Ofrece un análisis político de es asumida: “Me haces sentir como una mujer de
la gramática del género en francés. De acuerdo con verdad”.34 Este logro requiere una diferenciación del
Wittig, el género no sólo designa a las personas, las género contrario. Por tanto, un individuo es su propio
“califica”, por así decirlo, sino que constituye una género hasta el punto que uno no es el género contra-
episteme conceptual por medio de la cual se universa- rio, una formulación que presupone y hace valer la
liza el género binario. Aunque el francés da género a restricción del género dentro del par binario.
toda clase de nombres además de los de persona, El género puede denotar una unidad de experien-
Wittig afirma que su análisis afecta al inglés también. cia, sexo, género y deseo, sólo cuando se puede
Al principio de “The Mark of Gender” (1984), escribe: interpretar que el sexo exige la existencia del género -
La marca de género, de acuerdo con los en la que género es una designación psíquica y/o
gramáticos, afecta a los sustantivos. Hablan de cultural del ser- y deseo -en la que el deseo es
esto en términos de función. Si se los interroga heterosexual y, por tanto, se diferencia por medio de
acerca de su significado, quizá bromeen, y lo una relación de oposición a ese otro género que desea.
llamen un “sexo ficticio” [...] en lo que se refiere a las La coherencia interna o la unidad tanto del género,
categorías de la persona, ambos [el inglés y el varón o mujer, requiere, entonces, una heterosexua-
francés] son portadores de género en la misma lidad tanto estable como de contrarios. Esa hetero-
medida. Ambos en efecto permiten un concepto sexualidad institucional requiere y, al mismo tiempo,
ontológico primitivo que hace valer en el lenguaje produce la univocidad de cada uno de los términos
una división de los seres en dos sexos. [...] Como genéricos que constituyen el límite de posibilidades
concepto ontológico que trata de la naturaleza del genéricas de un sistema genérico, binario y de contra-
ser, de acuerdo con toda una nebulosa de concep- rios. Esta concepción del género presupone no sólo
tos primitivos que pertenecen a la misma línea de una relación causal entre sexo, género, y deseo, sino
pensamiento, el género parece pertenecer original- que sugiere también que el deseo refleja o expresa el
mente a la filosofía.32 género y que el género refleja o expresa el deseo. Se
asume que la unidad metafísica de los tres se conoce
En lo que respecta al género, “pertenecer a la verdaderamente y se expresa mediante un deseo
filosofía” es, según Wittig, pertenecer a “ese cuerpo de diferenciador por el género contrario -esto es, en forma
conceptos que son evidentes por sí mismos, sin los de heterosexualidad de contrarios–. Sea como para-
cuales los filósofos creen que no pueden desarrollar digma naturalista que establece una continuidad cau-
una línea de pensamiento y que, según ellos, funcio- sal entre sexo, género y deseo o como un paradigma
nan sin necesidad de mencionarlos, ya que existen con auténtico-expresivo en el que se dice que un ser
anterioridad a cualquier pensamiento, cualquier or- verdadero se revela simultáneamente o sucesivamen-
den social, en la naturaleza”.33 La perspectiva de Wittig te en el sexo, el género, y el deseo, aquí “el viejo sueño
es corroborada por el discurso popular acerca de la de la simetría”, como lo llama Irigaray, se presupone,
identidad genérica que utiliza la atribución flexiva del reproduce y racionaliza.
“ser” para géneros y “sexualidades” de forma no críti- Este somero esbozo del género nos da una pista
ca. La afirmación no problemática de “ser” mujer y de para entender las razones políticas de la perspectiva
“ser” heterosexual sería sintomática de esa metafísica sustantivista del género. La institución de una hetero-
de las sustancias del género. En el caso tanto de “los sexualidad obligatoria y naturalizada requiere y regu-
varones” como “las mujeres”, esta afirmación tiende a la el género como una relación binaria en la que el
subordinar la noción del género a la de identidad y a término masculino se diferencia del femenino, y esta
llegar a la conclusión de que una persona es un género diferenciación se consigue mediante las prácticas de
y lo es en virtud de su sexo -sea éste masculino o deseo heterosexual. El acto de diferenciar los dos
femenino-, de su percepción psíquica del ser y de las momentos contrarios de la dualidad da lugar a una
distintas expresiones de ese ser psíquico, siendo el consolidación de cada término, la coherencia interna
deseo sexual la más importante. En tal contexto respectiva de sexo, género y deseo.
prefeminista, el género, confundido ingenuamente El desplazamiento estratégico de la relación bina-
(más que críticamente) con el sexo, sirve como princi- ria y de la metafísica de la sustancia en la que
pio unificador del ser corporeizado y mantiene esa descansa presupone que las categorías de femenino y
unidad por encima de y contra un “sexo contrario” masculino, mujer y varón, se producen de manera
cuya estructura se presume que mantiene una cohe- semejante dentro del marco binario. Foucault suscri-
rencia paralela pero contraria entre el sexo, el género be implícitamente esta explicación. En el capitulo que
y el deseo. La expresión “me siento mujer” dicha por clausura el primer volumen de La historia de la sexua-
una hembra o “me siento varón” por un varón presu- lidad y en su breve pero significativa introducción a
pone que en ninguno de los dos casos la afirmación es Herculine Barbin, Qué son los diarios descubiertos
redundante de una manera carente de sentido. A recientemente de un hermafrodita del siglo XIX,35
pesar de que no parezca problemático ser una anato- Foucault sugiere que la categoría del sexo, anterior a
mía dada (aunque consideraremos más tarde la forma cualquier reordenación de la diferencia sexual, se
en que este proyecto está también repleto de dificulta- construye mediante un modo de sexualidad histórica-
des), la experiencia de una disposición psíquica del mente específico. La producción táctica de una
género o identidad cultural se considera un logro. Así, reordenación binaria y clara del sexo oculta los obje-
“me siento mujer” es verdadero hasta el punto de que tivos estratégicos de este mismo aparato de produc-
la invocación de Aretha Franklin al Otro que la define ción por medio de la postulación del “sexo” como “una
Feminaria / x / 19 / 12
de la cuestión del sujeto. Por un lado, Wittig parece orden de materialidad”,44 una institución que puede
disputar la metafísica de la sustancia; pero por el otro, ser transformada radicalmente. El lenguaje se clasifi-
mantiene al sujeto humano, el individuo, como el locus ca entre las prácticas concretas y contingentes y las
metafísico de agencia. Mientras que el humanismo de instituciones mantenidas por las opciones de los
Wittig presupone claramente que existe un/a agente individuos y, por tanto, debilitado por las acciones
tras la acción, sin embargo, su teoría perfila el cons- colectivas de individuos que eligen. La ficción lingüís-
tructo performativo del género dentro de las prácticas tica del “sexo”, explica, es una categoría producida y
materiales de la cultura, discutiendo la temporalidad puesta en funcionamiento por el sistema de hetero-
de esas explicaciones que confundirían “causa” con sexualidad obligatoria en un esfuerzo por restringir la
“resultado”. En una frase que sugiere el espacio inter- producción de identidades de acuerdo con los ejes del
textual que conecta a Wittig con Foucault (y revela los deseo heterosexual. En una parte de su trabajo, tanto
rastros de la noción marxista de producción en las la homosexualidad femenina como la masculina, así
teorías de ambos autores), dice: como otras posiciones independientes del contrato
Un enfoque feminista materialista muestra que heterosexual, ofrecen la ocasión del abandono o de la
lo que tomamos como la causa o origen de la proliferación de la categoría del sexo. En El cuerpo
opresión es en realidad la marca impuesta por el lésbico y otros textos, sin embargo, Wittig parece
opresor; el “mito de la mujer”, sumado a sus efectos tomar partido con una sexualidad organizada genital-
materiales y manifestaciones en la conciencia y mente per se y parece abogar por una economía de
cuerpos apropiados de las mujeres. Así, esta marca placeres alternativa que se enfrentaría al constructo
no preexiste a la opresión ... se toma el sexo como de subjetividad femenina marcada por la función
un “don inmediato”, un “don sensible”, “unos ras- reproductora supuestamente distintiva de las muje-
gos físicos”, que pertenecen a un orden natural. res.45 Aquí, la proliferación de placeres fuera de la
Pero lo que creemos que es una percepción directa economía reproductora sugiere una forma específica-
y física es sólo un constructo sofisticado y mítico, mente femenina de difusión erótica, entendida como
una “formación imaginaria”.40 una contra-estrategia enfrentada al constructo repro-
ductor de la genitalidad. De alguna manera, El cuerpo
Debido a que esta producción de “la naturaleza” lésbico puede interpretarse, según Wittig, como una
funciona de acuerdo con los dictados de una hetero- lectura “invertida” de Los tres ensayos sobre la Teoría
sexualidad obligatoria, la emergencia del deseo homo- de la sexualidad de Freud, en los que él argumenta a
sexual, en su opinión, trasciende las categorías del favor de la superioridad evolutiva de la sexualidad
sexo: “Si el deseo pudiera liberarse, no tendría nada genital sobre la sexualidad infantil menos restringida
que ver con la señalización preliminar de los sexos”.41 y más difusa. Solo el “invertido”, el término médico
Wittig se refiere al “sexo” como la marca que es invocado por Freud para referirse a “los homosexua-
aplicada de alguna manera por una heterosexualidad les”, no consigue “alcanzar” la norma genital. Al apos-
institucionalizada, una marca que puede borrarse o tar a una crítica política en contra de la genitalidad,
confundirse por medio de prácticas que responden Wittig parece hacer uso del término “inversión” como
eficazmente a esa institución. Su visión, por supuesto, una práctica de lectura crítica, valorando precisamen-
difiere radicalmente de la de Irigaray. Esta última te aquellos rasgos de una sexualidad no desarrollada,
entendería la “marca” del género como parte de la diseñada por Freud, e inaugurando una “política
hegemonía que significa la economía de lo masculino posgenital” con eficacia.46 En efecto, la noción de
que opera por medio de mecanismos auto-elaboradores evolución se puede leer sólo como la normalización
de especularización que han determinado casi por dentro de la matriz heterosexual. Y sin embargo, ¿es
completo el campo de la ontología en la tradición esta la única lectura posible de Freud? Y, ¿hasta qué
filosófica occidental. Para Wittig, el lenguaje es un punto la práctica de Wittig de “inversión” está compro-
instrumento o herramienta que no es de ninguna metida con el modelo mismo de normalización que
manera misógino en sus estructuras, sino solo en sus intenta desmantelar? En otras palabras, si el modelo
aplicaciones.42 Para Irigaray, la posibilidad de un de una sexualidad más difusa y antigenital funciona
lenguaje o economía significante distinto es la única como la única alternativa opuesta a la estructura
oportunidad de escapar a la “marca” del género que, hegemónica de la sexualidad, ¿hasta qué esta relación
para lo femenino, no es más que el borrado falocéntri- binaria punto está destinada a reproducirse infinita-
co del sexo femenino. Mientras que Irigaray intenta mente? ¿Qué posibilidad hay de perturbar esta misma
mostrar la relación ostensiblemente “binaria” entre dualidad enfrentada?
los sexos como una artimaña machista que excluye a El enfrentamiento de Wittig con el psicoanálisis
lo femenino por completo, Wittig considera que posi- tiene como consecuencia inesperada que su teoría dé
ciones como la de Irigaray consolidan la dualidad por sentada precisamente esa teoría psicoanalítica de
entre lo masculino y lo femenino y hacen volver a la evolución, ahora totalmente “invertida”, que trata
entrar en escena la noción mítica de lo femenino. de superar. La perversión polimórfica, que se supone
Basándose claramente en la crítica de Beauvoir al mito existe con anterioridad a la señalización del sexo, es
de lo femenino en El Segundo Sexo, Wittig afirma, “no valorada como el telos de la sexualidad humana.47 Una
existe una ‘escritura femenina.’” posible respuesta psicoanalítica feminista a Wittig
Wittig está consciente del poder del lenguaje para diría que ella no razona en profundidad y que subes-
subordinar y excluir a las mujeres. Como “materialis- tima el significado y la función del lenguaje en el que
ta”, sin embargo, considera que el lenguaje es “otro “la marca del género” tiene lugar. Entiende la práctica
Feminaria / x / 19 / 14
de señalización como algo contingente, radicalmente la prohibición que construye la identidad es ineficaz
variable e incluso dispensable. El estatus de la prohi- (la ley paterna debería ser entendida no como una
bición original en la teoría lacaniana funciona más voluntad divina determinista, sino como una torpeza
convincentemente y menos contingentemente que la perpetua, que prepara el terreno para la insurrección
noción de la práctica reguladora en Foucault o la en contra de ella).
descripción materialista de un sistema de opresión Las diferencias entre el materialismo y las posicio-
heterosexista en Wittig. nes lacanianas (y poslacanianas) surgen en una dis-
En Lacan, como en la reformulación poslacaniana puta normativa acerca de si existe una sexualidad
de Freud llevada a cabo por Irigaray, la diferencia recuperable, sea “antes” o “fuera” de la ley, en forma de
sexual no es una simple dualidad que mantiene la el inconsciente; o sea “después” de la ley, como una
metafísica de la sustancia como fundamento. El “su- sexualidad posgenital. Paradójicamente, se entiende
jeto” masculino es un constructo ficticio producido que el tropo normativo de la perversión polimórfica
por la ley que prohibe el incesto y obliga a un despla- caracteriza ambos puntos de vista de la sexualidad
zamiento infinito de un deseo heterosexualizador. Lo alternativa. No hay acuerdo, sin embargo, en lo que se
femenino no es nunca una marca del sujeto; lo feme- refiere a delimitar esa “ley” o conjunto de “leyes”. La
nino es el significado de una ausencia, significada por crítica psicoanalítica consigue dar una descripción del
el simbólico, un conjunto de reglas diferenciadoras “sujeto” -y quizá también de la ilusión de sustancia-
que crean la diferencia sexual eficazmente. La posi- dentro de la matriz de las relaciones genéricas norma-
ción lingüística masculina pasa por la individuación y tivas. Wittig, de acuerdo con su actitud existencial-
heterosexualización requerida por las prohibiciones materialista, supone que el sujeto, la persona, tiene
fundacionales de la ley simbólica, la ley del Padre. El una integridad presocial y pregenérica. Por otro lado,
tabú del incesto que separa al hijo de la madre y en “la ley paterna” en Lacan, así como el dominio
consecuencia establece la relación de parentesco en- monológico del falocentrismo en Irigaray, lleva la
tre ellos [madre e hijo] es una ley promulgada “en el marca de una singularidad monoteísta que quizá sea
nombre del Padre”. De igual manera, la ley que recha- menos unitaria y culturalmente universal de lo que los
za el deseo de la niña por su madre y su padre requiere supuestos directrices estructuralistas de la descrip-
que ella asuma el emblema de la maternidad y perpe- ción suponen.52
túe las reglas del parentesco. Tanto la posición mas- Pero la disputa parece también referirse a la articu-
culina como la femenina se instituyen pues por medio lación de un tropo temporal de una sexualidad subver-
de leyes prohibitivas que producen géneros cultural- siva que surge con anterioridad a la imposición de una
mente inteligibles, pero sólo mediante la producción ley, después de su abandono, o durante su reinado
de una sexualidad inconsciente que vuelve a emerger como un desafío constante a su autoridad. Parece
en el campo de lo imaginario.48 aconsejable volver a referirnos ahora a Foucault quien,
La apropiación feminista de la diferencia sexual, ya al afirmar que la sexualidad y el poder son coextensivos,
sea escrita en contra del falocentrismo de Lacan refuta implícitamente el postulado de una sexualidad
(Irigaray) o como una reelaboración crítica de Lacan, emancipadora o subversiva que pudiera liberarse de la
intenta teorizar lo femenino, no como una expresión ley. Podemos llevar el argumento un poco más allá
de la metafísica de la sustancia, sino como la ausencia señalando que el “antes” de la ley y el “después” son
irrepresentable llevada a cabo por la negación (mascu- modos de temporalidad instituidos discursivamente y
lina) que fundamenta la economía significante por performativamente que se invocan dentro de los térmi-
medio de la exclusión. Lo femenino como lo repudia- nos de un marco normativo que afirma que la subver-
do/excluido dentro del sistema constituye la posibili- sión, la desestabilización o el desplazamiento/
dad de una crítica y la perturbación de ese esquema sublimación requiere una sexualidad que escape de
conceptual hegemónico. La obra de Jacqueline Rose49 alguna manera a las prohibiciones hegemónicas acer-
y Jane Gallop50 pone de manifiesto de distinta manera ca del sexo. Para Foucault, esas prohibiciones son
el estatus construido de la diferencia sexual, la ines- invariable e involuntariamente productivas en el sen-
tabilidad inherente de tal constructo y la consecutividad tido de que “el sujeto” que se supone se funda y
de una prohibición que instituye la identidad sexual, produce en y mediante esas prohibiciones no tiene
al mismo tiempo que asegura la exposición del tenue acceso a una sexualidad que esté en algún sentido
argumento del constructo. Aunque Wittig y otras/os “fuera”, “antes”, o “después” del poder mismo. El
feministas materialistas en el ámbito francés dirían poder, más que la ley, abarca las funciones jurídicas
que la diferencia sexual es una reproducción irreflexiva (prohibitivas y reguladoras) y productivas (involunta-
de un conjunto reproducido de polaridades sexuadas, rias y generadoras) de las relaciones diferenciales. Por
esas opiniones no tienen en cuenta la dimensión tanto, la sexualidad que surge dentro de la matriz de
crítica del inconsciente que, como lugar de sexualidad relaciones de poder no es una simple reproducción o
reprimida, vuelve a emerger dentro del discurso del copia de la ley, una repetición uniforme de la economía
sujeto como la imposibilidad de su coherencia. Como machista de la identidad. Las producciones se desvían
Rose señala muy claramente, el constructo de una de sus propósitos originales y movilizan involuntaria-
identidad sexual coherente de acuerdo con los ejes mente posibilidades de “sujetos” que no exceden me-
disyuntivos de lo femenino/masculino está destinado ramente los límites de la inteligibilidad cultural, sino
a fracasar;51 los trastornos de esta coherencia por que expanden eficazmente estos límites de lo que es
medio de la reaparición involuntaria de lo reprimido culturalmente inteligible.
revela no sólo que “la identidad” se construye, sino que La norma feminista de una sexualidad posgenital
Feminaria / x / 19 / 15
lidades de recirculación existen? ¿Qué posibilidades aquí es que el “ser” del género es un efecto, un objeto
de hacer género repiten y desplazan por medio de la de una investigación genealógica que organiza los
hipérbole, la disonancia, la confusión interna y la parámetros políticos de su construcción a modo de
proliferación los mismos constructos por los que se ontología. Afirmar que el género se construye es no
movilizan? afirmar su carácter ilusorio o su artificialidad, enten-
Consideren que no sólo las ambigüedades e in- diendo estos términos como pertenecientes a la dua-
coherencias en y entre prácticas heterosexuales, ho- lidad que contrapone lo “real” a lo “auténtico”. Como
mosexuales y bisexuales son suprimidas y reinscritas genealogía de la ontología de género, esta investiga-
en el marco reproducido de la dualidad disyuntiva y ción pretende comprender la producción discursiva de
asimétrica de lo masculino/femenino, sino que esas la plausibilidad de esa relación binaria y sugiere que
configuraciones culturales de confusión cultural ope- ciertas configuraciones culturales del género toman el
ran como lugares para la intervención, muestra y lugar de “lo real” y consolidan y amplían su hegemonía
desplazamiento de estas reproducciones. En otras mediante esa oportuna auto-naturalización.
palabras, la “unidad” del género es el efecto de una Si hay algo de verdadero en la afirmación de
práctica reguladora que pretende que la identidad Beauvoir de que no se nace, sino que se hace mujer, se
genérica quede uniforme por medio de una hetero- deduce que mujer es un término en proceso, un llegar
sexualidad obligatoria. La fuerza de esa práctica , a ser, un construirse que no puede decirse que tenga
gracias a un aparato de reproducción excluyente, un origen o un final. Incluso cuando el género parece
restringirá los significados relativos de “heterosexua- congelado en las formas más reproducidas, el “conge-
lidad”, “homosexualidad” y “bisexualidad”, así como lado” es en sí mismo una práctica insidiosa e insisten-
los lugares subversivos de su convergencia y su resig- te, apoyada y regulada por varios medios sociales.
nificación. Que los regímenes de poder de heterosexis- Según Beauvoir, nunca es posible convertirse en
mo y falocentrismo pretendan ampliarse mediante mujer finalmente, como si hubiera un telos que gober-
una repetición constante de su lógica, su metafísica y nara el proceso de aculturación y construcción. El
sus ontologías naturalizadas no implica que la repeti- género es la estilización repetida del cuerpo, un con-
ción deba ser detenida -como si esto fuera posible–. Si junto de actos repetidos dentro de un marco regulador
la repetición está destinada a persistir como el meca- muy rígido que se congela con el tiempo para dar lugar
nismo de reproducción cultural de identidades, en- a una apariencia de sustancia, de una forma natural
tonces se plantea la pregunta crucial: “¿qué tipo de del ser. Una genealogía política de las ontologías del
repetición subversiva podría cuestionar la práctica género, si triunfa, deconstruirá la apariencia sustantiva
reguladora de la identidad misma?” del género en sus actos constitutivos y localizará y
Si no hay recurso a una “persona”, un “sexo” o una describirá esos actos en los marcos obligatorios esta-
“sexualidad” que escape a la matriz del poder y de las blecidos por las distintas fuerzas que custodian la
relaciones discursivas que producen y regulan con apariencia social del género. Exponer los actos contin-
eficacia esos conceptos para nosotros, ¿qué constitu- gentes que crean la apariencia de una necesidad
ye la posibilidad de una inversión, subversión o des- naturalista, un movimiento que ha sido parte de una
plazamiento eficaz en los términos de una identidad crítica cultural al menos desde Marx, es una tarea a la
construida? ¿Qué posibilidades existen en virtud de que ahora se añade la pesada carga de mostrar cómo
un carácter construido del sexo y el género? Mientras la misma noción del sujeto, inteligible sólo mediante
que Foucault es ambiguo acerca del carácter preciso su apariencia como genérico, admite posibilidades
de las “prácticas reguladoras” que producen la catego- que han sido excluidas por la fuerza por las distintas
ría del sexo, y Wittig parece confiar la responsabilidad reproducciones del género que han constituido sus
total del constructo a la reproducción sexual y su ontologías contingentes.
instrumento, la heterosexualidad obligatoria, otros El capítulo siguiente investiga algunos aspectos de
discursos convergen para producir esta ficción la descripción psicoanalística estructuralista de la
categorial por razones no siempre claras o consisten- diferencia sexual y del constructo de la sexualidad con
tes entre sí. Las relaciones de poder que sustentan las respecto a su poder para responder a los regímenes
ciencias biológicas no se reducen fácilmente, y la reguladores esbozados aquí, así como su papel en la
alianza médico-legal que emerge en la Europa del reproducción de esos regímenes. La univocidad del
diecinueve ha producido ficciones categoriales que no sexo, la coherencia interna del género y el marco
podían haber sido previstas. La misma complejidad binario tanto para el sexo como para el género se
del mapa discursivo que construye el género parece consideran como ficciones reguladoras que consoli-
mantener la promesa de una convergencia involunta- dan y naturalizan los regímenes de poder convergen-
ria y generativa de estas estructuras reguladoras y tes de opresión masculina y heterosexista. El capítulo
discursivas. Si las ficciones reguladoras del sexo y el final considera la noción misma del “cuerpo”, no como
género son lugares de significado puestos en duda por una superficie ya preparada a la espera de significa-
múltiples razones, entonces la misma multiplicidad ción, sino como un conjunto de límites, individuales y
de sus constructos plantea la posibilidad de una sociales, políticamente significados y mantenidos. El
perturbación de su posicionamiento unívoco. sexo, que ya no puede ser entendido como una “ver-
Este proyecto no se propone establecer en términos dad” interior de disposiciones e identidad, resultará
filosóficos tradicionales una ontología del género se- ser una significación realizada performativamente (y
gún la cual el significado de ser mujer o varón se por tanto no “ser”), una significación que, aliviada de
resuelva en términos fenomenológicos. La presunción su interioridad y superficies naturalizadas, puede dar
Feminaria / x / 19 / 17
lugar a la proliferación paródica y el juego subversivo deseos son naturalizados. Me baso en la noción de
de significados genéricos. Este texto continúa, pues, Monique Wittig del “contrato heterosexual” y, en me-
como un esfuerzo para pensar por medio de la posibi- nor medida, en la noción de Adrienne Rich de “hetero-
lidad de subvertir y desplazar esas nociones naturali- sexualidad obligatoria” para caracterizar un modelo
zadas y reproducidas del género que apoyan la hege- epistémico/discursivo hegemónico de inteligibilidad
monía masculina y el poder heterosexista, para hacer del género que da por supuesto que para que los
el género problemático, no mediante estrategias que cuerpos tengan coherencia y sentido debe haber un
imaginan un utópico más allá, sino mediante la movi- sexo estable expresado mediante un género estable
lización, la confusión subversiva y la proliferación de (masculino expresa varón, femenino expresa mujer)
esas categorías constitutivas que pretenden mantener que es definida oposicionalmente y jerárquicamente
el género en su lugar mediante posicionamientos mediante la práctica obligatoria de la heterosexuali-
como las ilusiones fundacionales de identidad. dad.
7 Para una discusión de la distinción sexo/género
1980), publicado originalmente como Histoire de la disposiciones de género múltiple en culturas de nati-
sexualité 1: La volonté de savoir (Paris, Gallimard, vo–americanos, ver Walter L. Williams, The Spirit and
1978). Michel Foucault, Historia de la sexualidad; T.1 the Flesh: Sexual Diversity in American Indian Culture
(Madrid, Siglo XXI de España Editores, S.A., 1995). En (Boston, Beacon Press, 1988). Ver también, Sherry B.
ese capítulo final, Foucault discute la relación entre la Ortner y Harriet Whitehead, eds., Sexual Meanings:
ley jurídica y productiva. Su noción de la productivi- The Cultural Construction of Sexuality (Nueva York,
dad de la ley está tomada claramente de Nietzsche, Cambridge University Press, 1981). Para un análisis
aunque no idéntica a la voluntad de poder de Nietzsche. provocativo y políticamente inteligente del berdache,
El uso de la noción de Foucault de poder productivo no transexuales, y la contingencia de las dicotomías del
pretende ser una “aplicación” parcial de Foucault a las género, ver Suzanne J. Kessler y Wendy McKenna,
cuestiones del género. Como muestro en el capítulo 3, Gender: An Ethnomethodological Approach (Chicago,
sección ii, “Foucault, Herculine, and the Politics of University of Chicago Press, 1978).
Sexual Discontinuity”, el tratamiento de la diferencia 9 Una gran parte de la investigación feminista ha
sexual en el ámbito de la obra del mismo Foucault sido realizada dentro de los campos de la biología y la
revela contradicciones en su teoría. Su concepción del historia de la ciencia que evalúan los intereses políti-
cuerpo también es criticada en el último capítulo. cos inherentes a los distintos procedimientos
2 Las referencias a lo largo de este trabajo a un
discriminatorios que establecen las bases científicas
sujeto ante la ley son extrapolaciones de la lectura para el sexo. Ver Ruth Hubbard y Marian Lowe, eds.,
derridiana de la parábola de Kafka “Before the Law”, Genes and Gender, vols. 1 y 2 (Nueva York, Gordian
en Kafka and the Contemporary Critical Performance: Press, 1978, 1979); los dos números sobre feminismo
Centenary Readings, ed. Alan Udoff (Bloomington, y ciencia de Hypatia: A Journal of Feminist Philosophy,
Indiana University Press, 1987). vol. 2, No. 3, Otoño 1987, y vol. 3, No. 1, Primavera
3 Ver Denise Riley, Am I That Name?: Feminism and
1988, y especialmente The Biology and Gender Study
the Category of ‘Women’ in History (Nueva York, Group, “The Importance of Feminist Critique for
Macmillan, 1988). Contemporary Cell Biology” en este último número
4 Ver Sandra Harding, “The Instability of the
(Primavera 1988); Sandra Harding, The Science
Analytical Categories of Feminist Theory”, en Sex and Question in Feminism, (Ithaca, Cornell University Press,
Scientific Inquiry, eds. Sandra Harding and Jean F. 1986); Evelyn Fox-Keller, Reflections on Gender and
O’Barr (Chicago, University of Chicago Press, 1987), Science (New Haven, Yale University Press, 1984);
pp. 283-302. Donna Haraway, “In the Beginning was the Word: The
5 Se me recuerda la ambigüedad inherente en el
Genesis of Biological Theory”, Signs: Journal of Women
titulo de Nancy Cott, The Grounding of Modern Feminism in Culture and Society, Vol. 6, No. 3, 1981; Donna
(New Haven, Yale University Press, 1987). Comenta Haraway, Primate Visions (Nueva York, Routledge,
que el movimiento feminista norteamericano de prin- 1989); Sandra Harding y Jean F. O’Barr, Sex and
cipios de siglo XX trato de “fundamentarse” en un Scientific Inquiry (Chicago, University of Chicago Press,
programa que acabó por “fundamentar” ese movi- 1987); Anne Fausto–Sterling, Myths of Gender:
miento. Su tesis histórica plantea implícitamente la Biological Theories About Women and Men (Nueva
pregunta de si las bases aceptadas sin crítica operan York, Norton, 1979).
como “el retorno de lo reprimido”; las identidades 10 Claramente la obra de Foucault, History of
políticas estables, que se basan en prácticas Sexuality [Historia de la sexualidad] ofrece una manera
exclusionistas, pueden invariablemente llegar a ser de replantearse la historia del “sexo” en un contexto
amenazadas por la misma inestabilidad que el movi- Eurocéntrico moderno dado. Para una consideración
miento fundacional crea. más detallada, ver Thomas Lacquer y Catherine
6 Utilizo el termino matriz heterosexual a lo largo
Gallagher, eds., The Making of the Modern Body: Sexuality
del texto para designar ese entramado de inteligibili- in the 19th Century (Berkeley, University of California
dad cultural mediante los que los cuerpos, géneros y Press, 1987), publicado originalmente como un número
Feminaria / x / 19 / 18
de Representations, No. 14, Primavera 1986. no sea una materialización, sino una modalidad de
11 Ver mi “Variations on Sex and Gender: Beauvoir, libertad. La pregunta que se nos plantea, sin embargo,
Wittig, Foucault”, en Feminism as Critique, eds. Seyla es si esta síntesis requiere y mantiene la distinción
Benhabib and Drucilla Cornell (Basil Blackwell, dist. ontológica entre cuerpo y mente de que se compone y,
por University of Minnesota Press, 1987). por asociaciación, la jerarquía de mente sobre cuerpo y
12 Simone de Beauvoir, The Second Sex, trad. E.M. de masculino sobre femenino.
Parshley (Nueva York, Vintage, 1973), p. 301. [Nota del 22 Ver Elizabeth V. Sprelman, “Woman as Body:
Trad.: Simone de Beauvoir, Obras completas, (Madrid, Ancient and Contemporary Views”, Feminist Studies,
Aguilar, S.A. de Ediciones, 1978) Vol. 8, No. 1, Primavera, 1982.
13 Ibid., p.38. 23 Gayatri Spivak elabora inequívocamente esta
14 Ver mi “Sex and Gender in Beauvoir’s Second clase particular de explicación binaria como un acto
Sex”, Yale French Studies, Simone de Beauvoir: Witness colonizador de marginalización. En una crítica de la
to a Century, No. 72, Winter, 1986. “presencia del ser supra-histórico conocedor”, que es
15 Fijense en que medida las teorías fenome- característica del imperialismo epistemológico del cogito
nológicas como la de Sartre, la de Merleau Ponty, y la filosófico, ubica la política en la producción del conoci-
de Beauvoir tienden a usar el término embodiment. miento que crea y censura los márgenes que constituye,
Este término, tomado de contextos teológicos, tiende mediante la exclusión, la inteligibilidad eventual del
a presentar “el” cuerpo como una forma de encarna- régimen de conocimiento dado de ese sujeto: “Llamo
ción y, por tanto, tiende a preservar la relación externa ‘política como tal’ a la prohibición de la marginalidad
y dualista entre la inmaterialidad significadora y la que está implícita en la producción de cualquier expli-
materialidad del cuerpo en sí. cación. Desde esta perspectiva, la elección de oposicio-
16Ver Luce Irigaray, The Sex Which Is Not One, nes binarias concretas...no una mera estrategia intelec-
trad. Catherine Porter con Carolyn Burke (Ithaca: tual. Es, en cada caso, la condición de la posibilidad de
Cornell University Press, 1985), publicado original- centralización (con las excusas correspondientes) e,
mente como Ce sexe que n’ est pas un (Paris: Editions igualmente, marginalización” (Gayatri Chakravorty
de Minuit, 1977). Ese Sexo que no es uno (Madrid, Spivak, “Explanations and Culture: Marginalia”, en In
Saltes, S.A., 1982) Other Worlds: Essays in Cultural Politics (Nueva York:
17 Ver Joan Scott, “Gender as a Useful Category of Routledge, 1987(, p. 113).
Historical Analysis” en Gender and the Politics of 24 Ver el argumento en contra de “opresiones
History, (Nueva York, Columbia University Press, 1988), superiores” en Cherrie Moraga, “La Guerra”, en This
pp. 28-52, repr. de American Historical Review, Vol. Bridge Called My Back: Writings of Radical Women of
91, No. 5, 1986. Color, eds. Gloria Anzaldua y Cherrie Moraga (Nueva
18 Beauvoir, The Second Sex, p. xxvi. York, Kitchen Table, Women of Color Press, 1982).
19 Ver mi “Sex and Gender in Beauvoir’s Second 25 Para una elaboración más completa de la
(Franz Fanon, Black Skin, White Masks (Nueva York, Feminist Issues, Vol. 1, No. 2, Invierno 1981, p. 53.
Grove Press, 1967, p. 323 [publicado originalmente 27 La noción del “simbólico” es discutida con cierta
como Peau noire, masques blancs (Paris, Editions de profundidad en la Sección 2 de este texto. Debe ser
Seuil, 1952)]. entendida como un conjunto ideal y universal de
21 La disyunción ontológica radical de Sartre entre normas que gobiernan el parentesco y la significación
la conciencia y el cuerpo es parte de la herencia cartesiana y, en el ámbito del estructuralismo psicoanalítico,
de su filosofía. Es la distinción de Descartes, significa- gobierna la producción de la diferencia sexual. El
tivamente, lo que Hegel interroga implícitamente al simbólico, basado en la noción de una “ley paterna”
principio de la sección “Señor-Esclavo” de La fenomeno- idealizada, es reformulado por Irigaray como un dis-
logía del espíritu. El análisis de Beauvoir del sujeto curso dominante y hegemónico del falogocentrismo.
masculino y el Otro femenino se inscribe claramente en Algunas feministas francesas proponen un lenguaje
la dialéctica hegeliana y en la reformulación sartriana alternativo al gobernado por el falo o la ley paterna, y
de esta dialéctica en la sección sobre sadismo y maso- en consecuencia critican el simbólico. Kristeva propo-
quismo de Being and Nothingness. Crítico sobre la ne lo “semiótico” como una dimensión específicamen-
posibilidad misma de una “síntesis” de conciencia y te maternal del lenguaje, y tanto Irigaray como Hélène
cuerpo, Sartre vuelve a la problemática cartesiana que Cixous se han asociado con la écriture feminine. Wittig,
Hegel intentó superar. Beauvoir insiste en que el cuerpo sin embargo, siempre se ha opuesto a este movimien-
puede ser el instrumento y la situación de libertad y en to, alegando que el lenguaje en su estructura no es ni
que el sexo puede ser la oportunidad para un género que misógino ni feminista, sino un instrumento a utilizar
Feminaria / x / 19 / 19
para propósitos políticos desarrollados. Su creencia atribuye tanto la noción de la “marca” del género como
en un “sujeto cognitivo” que existe con anterioridad al la de “formación imaginaria” de grupos naturales a
lenguaje facilita claramente su comprensión del len- Colette Guillaumin cuyo trabajo sobre la marca de
guaje como un instrumento, más que como un campo raza ofrece una analogía al análisis de Wittig de género
de significación que pre-existe y estructura la misma en “Race et nature: Système des marques, idée de
formación del sujeto. group naturel et rapport sociaux”, Pluriel, Vol. 11,
28 Monique Wittig, “The Point of View: Universal or 1977. El “Mito de la mujer” es un capítulo en El
Particular?”, Feminist Issues, Vol. 3, No. 2, Otoño 1983. segundo sexo de Beauvoir.
p. 64. 41 Monique Wittig, “Paradigm”, en Homosexualities
29 “Se debe adoptar un punto de vista tanto parti- and French Literature: Cultural Contexts/Critical Texts.
cular como universal, por lo menos para ser parte de eds. Elaine Marks y George Strambolian (Ithaca, Cornell
la literatura”, Monique Wittig, “The Trojan Horse”, University Press, 1979), p. 114.
Feminist Issues, Vol. 4, No. 2, Otoño 1984, p.68. 42 Está claro que Wittig no entiende la sintaxis
30 La revista, Questions Feministes, disponible en como la elaboración lingüística o reproducción de un
traducción inglesa con el título Feminist Issues, defen- sistema de parentesco organizado de forma patriarcal.
día generalmente un punto de vista “materialista” que Su rechazo del estructuralismo a este nivel le permite
tomó las prácticas, la institución, y el estatus construi- entender el lenguaje como genéricamente neutral. El
do de lenguaje como los “terrenos materiales” de la Parler n’est jamais neutre de Irigaray (Paris: Editions
opresión de las mujeres. Wittig formaba parte del de Minuit, 1985) critica el tipo de posición humanista,
consejo editorial inicial. Wittig argumentaba, junto con característico aquí de Wittig, que defiende la neutrali-
Monique Plaza, que la diferencia sexual era esencialista dad genérica y política del lenguaje.
en tanto que derivaba el significado de la función social 43Monique Wittig, “The Point of View: Universal or
pos de las mujeres y, por tanto, daba fuerza ideológica Issues, Vol. 1, Verano 1980, p. 108.
a la hegemonía de la sexualidad reproductiva. 45 Monique Wittig, The Lesbian Body, trad. Peter
31 Michael Haar, “Nietzsche and Metaphysical Owen (Nueva York, Avon, 1976), publicado original-
Language”, The New Nietzsche: Contemporary Styles mente como Le corps lesbien (Paris: Editions de Minuit,
of Interpretation, ed. David Allison (Nueva York, Delta, 1973). Monique Wittig, El cuerpo lesbiano (Valencia,
1977), pp. 17-18. Editorial Pre-Textos, 1977).
32 Monique Wittig, “The Mark of Gender”, Feminist 46Agradezco esta expresión a Wendy Owen.
Issues, Vol. 5, No. 2, Otoño 1985, p.4. 47 Por supuesto, el mismo Freud distinguia entre
33 Ibid., p. 3. “lo sexual” y “lo genital” ofreciendo la distinción que
34 La canción de Aretha, escrita por Carole King, Wittig usa contra él. Ver, por ejemplo, “The Development
también responde a la naturalización del género. “Like of Sexual Function” en Freud, Outline of a Theory of
a natural woman” es una frase que sugiere que la Psychoanalysis, trad. James Strachey (Nueva York,
“naturalidad” sólo se consigue mediante una analogía o Norton, 1979). Sigmund Freud, Introducción al psicoa-
una metófora. En otras palabras, “Me haces sentir como nálisis (Madrid, Alianza Editorial, S.A., 1995)
una metáfora de lo natural”, y sin “ti”, se descubriría 48 Puede encontrarse un análisis más completo de
algún terreno desnaturalizado. Para una discusión más la posición lacaniana en distintas partes del capítulo
profunda del alegato de Aretha a la luz de la afirmación 2 de este texto.
de Simone de Beauvoir de que “mujer no se nace, se 49 Jacqueline Rose, Sexuality in the Field of Vision
and Reality (Rowman y Allendheld, en prensa). University Press, 1985); The Daughterís Seduction:
35Michel Foucault, ed., Herculine Barbin, Being the Feminism and Psychoanalisis (Ithaca, Cornell
Recently Discovered Memoirs of a Nineteenth Century University Press, 1982).
Hermaphrodite, trad. Richard McDougall (Nueva York, 51 “Lo que distingue al psicoanálisis de las descrip-
Colophon, 1980), publicado originalmente como Herculine ciones sociológicas del género (para mí, el impasse
Barbin, dite Alexina B. presenté par Michel Foucault (Paris, fundamental del trabajo de Nancy Chodorow) es que
Gallimard, 1978). Michel Foucault, Herculine Barbin mientras que para ésta última, la internalización de
llamado Alexina B. (Madrid, Talasa Ediciones, S.L., 1985). las normas se asume a groso modo para trabajar, la
La versión francesa carece de la introducción realizada premisa básica y de hecho el punto de partida del
por Foucault para la versión inglesa. psicoanálisis es no asumirla. El inconsciente revela
36Ver capítulo 2, sección ii. constantemente el ‘fracaso’ de la identidad” (Jacqueline
37 Foucault, ed., Herculine Barbin, p.x. Rose, Sexuality in the Field of Vision, p. 90).
38 Robert Stoller, Presentations of Gender (New 52 No es de extrañar, quizá, que la noción estruc-
Haven, Yale University Press, 1985), pp. 11-14. turalista singular de “la Ley” recuerde claramente a la
39 Friedrich Nietzsche, On the Genealogy of Morals, ley prohibitiva del Antiguo Testamento. La “ley pater-
trad. Walter Kaufmann (Nueva York, Vintage, 1969), na” por tanto es sometida a una crítica posestructura-
p. 45. Fiedrich Nietzsche, La genealogía de la moral lista mediante la comprensible reapropiación francesa
(Madrid, Alianza Editorial, S.A., 1995) de Nietzsche. Nietzsche encuentra defectos en la “mo-
40 Wittig, “One is Not Born a Woman”, p. 48. Wittig ral de esclavo” judeo-cristiana por concebir la ley tanto
Feminaria / x / 19 / 20
en términos singulares como prohibitivos. La volun- autoerótico de las mujeres anterior a la “separación”
tad de poder, por otro lado, designa las posibilidades, de esta dualidad mediante el acto de la penetración por
tanto múltiples como productivas, de la ley, mostran- el pene que elimina del placer. Ver Irigaray, Ese sexo
do efectivamente el concepto de “la Ley” en su singu- que no es uno. Wittig, junto con Monique Plaza y
laridad como un concepto represivo y ficticio. Christine Delphy, ha manifestado que la valoración de
53 Ver Gayle Rubin, “Thinking Sex: Notes for a Irigaray de la especificidad anatómica es en sí misma
Radical Theory of the Politics of Sexuality”, en Pleasure una copia carente de crítica de un discurso reproduc-
and Danger, ed. Carole S. Vance (Boston, Routledge tor que marca y esculpe el cuerpo femenino designan-
and Kegan Paul, 1984), pp. 267-319. También en do “partes” artificiales como “vagina”, “clítoris” y “vul-
Pleasure and Danger, ver Carole S. Vance, “Pleasure va”. En una conferencia en Vassar College, alguien
and Danger: Towards a Politics of Sexuality”, pp. 1-28; preguntó a Wittig si tenía vagina, y ella respondió que
Alice Echols, “The Taming of the Id: Feminist Sexual no.
55 Ver un argumento convincente para esta inter-
Politics, 1968-83”, pp. 50-72; Amber Hollibaugh,
“Desire for the Future: Radical Hope in Pleasure and pretación de Diana J. Fuss, Essentially Speaking
Passion”, pp. 401-410. Ver Amber Hollibaugh y Cherrie (Nueva York, Routledge, 1989).
56 Si aplicáramos la distinción de Fredric Jameson
Moraga, “What We’re Rolling Around in Bed with:
Sexual Silences in Feminism” y Alice Echols, “The New entre parodia y pastiche, las identidades gay se enten-
Feminism of Yin and Yang”, en Powers of Desire: The derían mejor como pastiche. Mientras que la parodia,
Politics of Sexuality, eds. Ann Snitow, Christine Stansell, según Jameson, mantiene alguna simpatía por el
y Sharon Thompson (Londres, Virago, 1984); Heresies, original del que es una copia, el pastiche discute la
Vol. No. 12, 1981, el “número de la revista sobre el sexo”; posibilidad de un “original” o, en el caso del género,
Samois ed., Coming to Power (Berkeley, Samois, 1981); muestra el “original” como un esfuerzo fallido por
Dierdre English, Amber Hollibaugh, y Gayle Rubin, “copiar” un ideal fantasmagórico que no puede ser
“Talking Sex: A Conversation on Sexuality and copiado sin fracasar. Ver Fredric Jameson,
Feminism”, Socialist Review, No. 58, Julio-Agosto, 1981; “Postmodernism and Consumer Society”, en The Anti-
Barbara T. Kerr y Mirtha N. Quintanales, “The Complexity Aesthetic: Essays on Postmodern Culture, ed. Hal Foster
of Desire: Conversations on Sexuality and Difference”, (Port Townsend, WA, Bay Press, 1983).
Conditions (8; Vol. 3, No. 2, 1982, pp. 52-71.
54 La afirmación más controvertida de Irigaray ha Traducción: Adolfo Campoy Cubillo
sido quizá que la estructura de la vulva como “dos
labios que se tocan” constituye el placer no unitario y
esearía en estas líneas tender algunos respecto de los otros, tajante delimitación que disuelve
decir la imposibilidad de hablar prescindiendo de él y, Es difícil referirse a los espacios públicos omitiendo
a la vez, la dificultad de hablar a través de él. La lo que ellos representan ante todo: arreglos espaciales,
escisión aristotélica entre cuerpo femenino –necesita- instalaciones que conforman verdaderas arquitecturas
do, y por ello excluido del debate público– y logos de la mirada. Ordenes carentes de inocencia: las mira-
masculino prosigue su viaje, exigiendo construir nue- das son invitadas a realizar recorridos jerárquicos, en el
vas articulaciones y sentidos que pasan por síntesis ritmo y en la extensión. A detenerse aquí, a elevarse
individuales riesgosas. hacia allá, a borrar, a fijar, a desprender, a asimilar, a
Hay aquí, entonces, un desafío estético, casi icono- generalizar, a despedazar… Si algunos autores7 han
gráfico, de invención: puesto que se trata de darse al propuesto interpretaciones para entender el moderno
entendimiento y a la mirada pública, ¿cuáles son los miedo a la exposición, basado en las fragmentaciones
elementos que pueden mediar entre aquel cuerpo y las sociales y valóricas que operan nuestras ciudades,
miradas? ¿Cómo puede éste establecer un texto, un habría que indagar de manera específica en la incomo-
cuadro, que permita proteger su exposición y su didad de las mujeres para comparecer en aquel espacio
producción? Esta pregunta nos lleva al tópico de la público a partir de la afinidad o desasosiego respecto de
pose, en el sentido fuerte de la palabra: más allá de su diseño, de la posibilidad de reapropiación o resigni-
oposiciones polares entre autenticidad y alienación, ficación de la trama que éste organiza.8
verdad y mentira, arte y artificio –oposiciones que La plaza iluminada en Lumpérica,9 los laberintos
inquietan permanentemente a hombres y mujeres en del Estadio en Silencio,10 los islotes de añicos y ruinas
los Talleres de Oratoria–, se trataría de asumir el en La tercera mitad,11 el aire enrarecido en La ciudad
cuerpo y sus movimientos como una construcción cercada,12 el ojo de la urbe elevada y cuadriculada en
cultural e histórica, colectiva e individual. Digo cuerpo Cita capital13: cuerpos de mujeres que extravían y
y entiendo con él el campo que es capaz de establecer, reescriben su navío en el cuerpo de la ciudad. Que
desde todas y cada una de sus particularidades, con deben atravesar la dispersión, el encierro, el síncope,
otros elementos, en un desenfrenado juego de relacio- a fin de balbucear una palabra propia que redibuje
nes. (Siempre he dudado de aquella parca delimita- aquel espacio. Se me fue la voz para adentro; como que
ción de los cuerpos que los aisla bruscamente de su me falta aire; salió haciéndose un nudo, dicen las
zócalo y suelo, de su aire, de sus lazos y sentidos, mujeres en los Talleres.
asimilándolo más a la definición de “soma” –cadáver– El descaro sería entonces exponer un habla que
que a aquélla de un cuerpo vivo.) logre sobrellevar el ritmo de la mirada ajena, que no
Digo cuerpo e incluyo todos sus lenguajes. sesgue ante ella –cuando la gente está pendiente de mí,
La pose sería la forma articuladora, la figura con la voy rebobinando al mismo tiempo– ni le sea dictada
cual se desea estar presente. La primera mitad del desde allí. El ser para la mirada, lugar atribuido a lo
discurso fue sin hilo, luego con todo el cuerpo, comenta femenino, supone un hiato, una inercia, una mudez,
una mujer respecto de otra. que llena, mueve y traduce la mirada ajena. El conjuro
La vinculo, después de la lectura del artículo sería entonces levantar, a partir de la palabra, un
“Cuerpo oscuro, cuerpo resplandeciente”,5 a la nece- paisaje que nos posiciones “en otro lugar del contrato
sidad que han tenido los cuerpos humanos de simbólico”14 respecto de las topologías dominantes.
proyectarse en cuerpos divinos. ¿Salir al espacio pú- Del mismo modo que supondría un due-
blico, desprenderse de la gestualidad ordinaria, no es lo entre ojo y mirada, como lo sugiere
un poco acercarse a los dioses? Lo público ha endio- Ana Bundgard, a propósito de la escri-
sado diversas figuras –políticas, religiosas, artísticas, tura de Inés Arredondo,15 en el cual “la
deportivas, criminales, del mundo del espectáculo mirada remite siempre a un más allá,
(pero ¿cuál es, hoy en día, la frontera de este “mundo que el ojo no ve, pero desde donde es
del espectáculo”?)… El repertorio de consagraciones, mirado”. Pugna en la cual el intercam-
para lo femenino, se anuda aun a los sentidos equívo- bio de miradas entre actores de género
cos que condensa el ser mujer pública, le confiere pies masculino y femenino lleva a los pri-
de barro. meros a deponer las armas, en tanto
De ahí el aspecto fundamental de la pose. De ahí la percepción, frente a la mirada de estas
ambivalencia de las mujeres, entre celebrar a otra últimas, entendida como “lugar, pun-
porque la vida es un escenario para ella, es sexy, se to de mancha” que desarma el ojo.
saca partido, y ser sorprendida por el escote de la viuda Pero duelo también en su acepción de
de un asesinado político, en el adolorido discurso de pérdida, en el sentido de que la mira-
una ceremonia pública, percibido como no logrando da, al pasar del registro imaginario al
dominar el cuerpo. Hasta promocionar la presencia de simbólico, aleja al sujeto de la rela-
un podio como estructura que protege, porque a la ción especular y, por la renuncia de
mujer se le mira mucho el físico. éste a la ilusión narcisista, opera un
corte que “remite a la falta como
La mirada: fuegos cruzados condición ineludible del sujeto”.
“Imaginar a la mujer con la cabeza baja para eludir Aquí habría que evocar la mor-
una luz/ Imaginar su cuerpo enteramente curvado daz mirada chilena, el mironeo im-
iluminado por una luz de gran potencia./ […] Imaginar placable y descarnado al cual se somete
la impresión bajo una luz./ Imaginar la extrema nuestro cuerpo social. Arte, por un lado, de
curvatura impresa bajo una luz”.6 la observación aguda y sensibilidad extre-
Feminaria / x / 19 / 23
ma ante el desequilibrio y lo grotesco –basta evocar los Me ha parecido reconocer en el habla sincopada de
sobrenombres y apodos que conforman nuestro inten- una dirigente surgida de un grupo de auto–apoyo en
so mercado de imágenes–. Y su contraparte, la con- violencia doméstica –en la primera alocución pública de
ciencia obsesiva de la participación en el montaje de una mujer que había sido mujer golpeada– la voz de
un escenario permanente. Luisa Valenzuela en Cambio de armas, en momentos
El ojo, “carnívoro depredador”,16 aquí no perdona. que la protagonista pasa de ser habitada por la amnesia
Hiere ojeando por envidia. Bufoniza el desacato o impuesta por su torturador, a recordar; una voz emer-
desvío respecto de un libreto: mostró la hilacha, se giendo de la ventriloquía en la que se encontraba presa.
soltó las trenzas, se le cayó el cassete, se salió de sus También rememoro el timbre monocorde con el
casilleros, se le arrancó la moto, se fue en banda… cual que mujer operaba en los Talleres una brillante
Por cierto que esta alta visibilidad social habría que hilación de ideas, y, ante el fastidio colectivo, la
vincularla al intenso deseo de homogeneidad que es vinculación posterior que ella hiciera entre esta carac-
nuestro y que Florián Moreira asocia a una estrategia terística y la proscripción materna de levantar la voz.
de ocultamiento de las grandes desigualdades que Mientras resuena en mis oídos el yú–yú de las
atraviesan nuestra sociedad. mujeres argelinas, que enloquecía a los soldados
Diferenciarse, entonces, salirse de madre, en nues- franceses durante la batalla de Argel, recuerdo el
tro país significa para las mujeres no sólo abandonar relato, brevísimo y tajante, que hizo una dirigente para
lo que Celia Amorós llama el “espacio de lo indiscerni- referirse al tema de la familia. Ella no enhebró argu-
ble” –por carencia de visibilidad y valor–, figura del mentos, sino que enunció la realidad del suicidio en la
enjambre en la construcción cultural de lo femenino, población: lo arrojó a la asamblea con la violencia de
sino arrastrar en este movimiento los otros no–dichos, un término que la censura ha mantenido oculto.
las subordinaciones supuestas a la vez que acalladas Quienes le hacían de audiencia manifestaron que el
por el discurso dominante. suyo no había sido un “discurso”, aunque el impacto
en ellas era certero. Invoqué la eficacia de la poesía, en
La voz la economía que le es propia, y hablamos de palabras–
He dejado para el final la voz, como trapecio del cual ambulancia.
cuelga un cuerpo cuando habla. Es en torno a ella que
se amarra y es tal vez desde ella que se dispara hacia He recurrido, involuntariamente, a imágenes que
afuera: la entiendo antes que nada como canto. bordean la catástrofe, y quizá no sea ello inocente. Tal
El texto, oral o escrito, se hace por su trama, sobre vez, apuradas por el deseo ajeno que nos ubica en lo
aquel soporte. Pienso que allí se alojan los sentidos más sublime y lo contenido –con miedo a la burla, la mujer
ocultos, una suerte de inteligencia singular que se pone es perfeccionista, tensa– la singularidad de nuestras
en juego y sostiene el discurso como superficie. voces sólo pueda surgir después de atravesar una
¿Quién habla? ¿Cómo habla, desde dónde? ¿Hacia suerte de derrumbe, de sentidos y sonidos, para tener
dónde? lugar. Decepcionando el discurso higiénico de la vir-
Se expresó como extensión; tiene que pensar en más tud, desdiciendo el cuerpo sin hilachas de la vestal,
grande; está impregnada; ella desplazaba que no se desactivando la inmovilidad de la musa, la decencia
quería, se desmerecía; tuvo un movimiento felino en las del ideal latinoamericano para el liderazgo de las
preguntas, y las respuestas fueron como zarpazos; tiene mujeres.17 Montadas sobre paradojas de nuestra po-
una voz como agua que corre; tiene un discurso legítimo, sición, sobre sus sinsentidos, sus contaminaciones,
de oráculo; habló como mamá; es acartonada, represen- sus bisagras y líneas de fuga. Desde voces que inven-
ta el protocolo; tiene un carisma humilde, modestia, no ten con su entrada un nuevo escenario y trastoquen el
adorna; es circular, va amarrando; es lineal, excluyente; aparecer en dicha.
tiene poder escénico, lo que hablaba se veía… Escribe Marina Arrate: “Ahora y así, tanteando,
Más allá del sentido explícito del discurso –que no lujosa y tisú, ataviada y terrorífica, paradigmática y
es objeto de esta reflexión–, o más acá –como mordién- sin enigma, pura horcajada, arrojo de un solo salto,
dolo entre sus fauces, manera de revertir la angustia infinitamente distinta”.18
de la devoración– se encuentra esta columna vertebral
Notas
invisible de la voz, que iría a buscar el texto, como dice 1 Estos Talleres, realizados en Federaciones Sindi-
Marguerite Duras, “que ya se encuentra ahí, en la
cales Territoriales y en la Escuela de Líderes del
noche”. En el texto escrito sería “leer desde antes de la
Instituto de la Mujer, han tenido como participantes a
escritura lo que aun es ilegible para los otros”, sería
mujeres que ocupan cargos de dirección en diversas
leerse a sí misma.
instituciones y organizaciones; las voces que retomo
En literatura sería dejarse envolver por el plácido,
pertenecen a enfermeras, asistentes sociales, mani-
lúcido y tremendo murmullo de Virginia Woolf; sería
puladoras de alimentos, jefas de Estación de Metro,
quedar adherida a la violencia de los blancos, de los
operarias de empresas, funcionarias públicas, auxi-
no–dichos, en el apretado y desapegado relato objetivo
liares de párvulos, abogadas, estudiantes secunda-
de Agotha Christof; sería ingresar en el secreto orgá-
rias y universitarias, militantes, secretarias, matro-
nico que libra Clarice Lispector; hundirse en las
nas… No podría nombrarlas, como no puedo desligar
circunvoluciones con las cuales Marguerite Duras
estas línas de la experiencia común que las sustenta.
rodea, sin agotar, sus escenarios; sería patinar en el 2 Pido prestada esta imagen a Cecilia Sánchez, en
tiempo detenido que proponen las manchas, como
su artículo inédito “La mujer en la plástica chilena”,
tiempo traumático, de la narrativa de Suzanne Jacob.
Santiago, 1980.
Feminaria / x / 19 / 24
LAS POLITICAS
4 Sylvia Molloy, En breve cárcel, Barcelona, Seix
Barral, 1981.
5 Jean–Pierre Vernant, en Fragmentos para una
historia del cuerpo humano, M. Feher, R. Naddaff y N.
Tazi, editores, Madrid, Taurus, 1990. DE GENERO
6 Diamela Eltit, Lumpérica, Santiago, Las Edicio-
nes del Ornitorrinco, 1983.
7 Richard Sennert, La conciencia del ojo, Barcelona, Y SU RELACION CON
Versal, 1991.
8 Verónica Petrowisch alude, por ejemplo, a los
órdenes curvos y rectos en las configuraciones espa-
EL DERECHO DE
ciales femeninas y masculinas del campo chileno, en
“El hombre, esclavo o dueño del tiempo”, Semanario El
Gallo Ilustrado Nº 1160, México, 1984; Olga Segovia,
FAMILIA
desde la arquitectura, aborda esta temática en “Espa-
cio y género”, Revista Proposiciones, Nº 21, Santiago, Seminario a cargo de
1992.
9 Diamela Eltit.
10 Clarice Lispector. Eva Giberti
11 Liliana Heer
12 María Isabel Amor.
13 Guadalupe Santa Cruz. Fechas: 24 de abril, 8, 15, 22, 29 de mayo y
14 Sara Castro–Klaren, “La crítica literaria feminis-
5 de junio
ta y la escritora en América Latina”, en La sartén por
el mango, Puerto Rico, Ed. Huracán, 1985. Horario: 18 a 19,30 hs.
15 Ana Bundgard, “La esquizia ojo–mirada en Río
Dirigida a profesionales de: psicología, derecho,
Subterráneo de Inés Arredondo”, en Mujer y literatura
ciencias sociales y trabajo social
mexicana y chicana, México, El Colegio de México/El
Colegio de la Frontera Norte, 1990.
16 Nadia Prado, Simples placeres, Santiago, Cuarto Informes e inscripción:
Propio, 1992. Departamento de Graduados
17 Elsa Chaney, Supermadre, Women in Politics in
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales
Latin America, Austin, University of Texas Press, 1979.
18 Marina Arrate, Tatuaje, Santiago, Ediciones del Avda. Figueroa Alcorta 2263 3º piso
Mirador, 1992. Tel: 803-2519
El pido
Paglia se considera pro-pornografía, pro-aborto,
*Periodista (directora de Alfonsina, primer periódico para pro-homosexualidad, pro-travestismo, pro-legalización
mujeres; colaboradora de El Porteño, Página 12, Página 30 y El de las drogas, sin embargo, cuando aclara esos “pro”,
Cronista; jefa de la página de la Mujer del diario Sur; secretaria no lo hace más que como coartada, al igual que un/a
de redacción del diario Tiempo Argentino a cargo de los conservador/a puede hacer una arenga acerca de la
siguientes suplementos: La Mujer, Tiempo Joven, Salud,
salud reproductiva de las mujeres antes de lanzarse a
Nuestro Tiempo, Clase Activa y Señores); novelista (El affair
Skeffington, 1992); directora de programación del Foro Gandhi.
proponer la penalización del aborto o proclamar una
defensa encendida del placer sexual antes de prescri-
Feminaria / x / 19 / 26
birla exclusivamente para una familia heterosexual y número de profesoras universitarias -no necesaria-
con hijos. mente feministas- no pasa del 10% del total, un 6%
Su rechazo al feminismo la acerca a las brujas de más de las que había en los años sesenta. Las cátedras
la nueva derecha Connie Marshaner, integrante de la de ESTUDIOS DE LA MUJER son poco más que una decena a
fundación HERENCIA y Beverly La Haye de MUJERES PREOCU- lo largo del territorio y los artículos feministas no
PADAS POR AMÉRICA. Marshner ha considerado al MOVIMIENTO alcanzan al 7% de los estudios académicos.
DE LIBERACIÓN DE LA MUJER un grupo de machistas dispues- He aquí un ejemplo del pensamiento de Paglia
tas a conseguir su lugar en el mundo sin importarles como “historiadora”: “Si se piensa en la palabra
cuántos cadáveres tuvieran que apilar para llegar a él ‘imperialista’, si se piensa automáticamente ‘América’
y La Haye basó su campaña en sugerir que las es porque una no sabe nada. Porque alguien que ha
feministas abogaban por un mundo sólo interesado en estudiado la historia del antiguo Egipto sabe que el
el poder material. Tanto Paglia como las cultoras de la imperialismo fue prácticamente inventado en Egipto y
Tradición logran audiencia con el relato autobiográfi- en el Cercano Oriente”. ¿Qué rigor teórico puede meter
co de como fueron- al igual que los alcóholicos anóni- en la misma bolsa a Ramsés ll y Richard Nixon? Es
mos- de la oscuridad a la luz. como si se atenuara la magnitud del holocausto
argumentando: “¿Qué creen los judíos de hoy en día,
Hacer el paramecio que Hitler creó el antisemitismo? ¿Acaso no recuerdan
Paglia pretende no tener antecedentes entre las el brote antisemita de 1873 en Viena durante la caída
mujeres, se habría autoengendrado como el paramecio. de la bolsa luego del viernes negro? ¿Y las leyes
Para lograr esta impresión finge que ha hablado antisemitas de 1850?” Si para Paglia la repetición es
primero -en realidad está robando copyright- o atribu- inexorable, toda resistencia sería impotente.
ye exclusivamente a los varones ciertas preocupacio-
nes del feminismo. Hace creer que descubrió la pólvo- La lucha en el barro
ra cuando denuncia las limitaciones del concepto de Ver luchar a mujeres excita muchísimo a los varo-
“identidad” sexual pero éste ha sido una preocupa- nes y a ciertas mujeres aunque la lucha no sea en el
ción histórica de las feministas. Uno de los barro sino en el espacio de las lengua de
ejemplos más radicales ha sido la posición víbora. Paglia ha hablado pestes de
de Gayle Rubin en el Coloquio de Bernard Susan Sontag, Geramine Greer, Helene
de 1982. En su artículo “Reflexionando Cixous y otras feministas como Naomí
sobre sexo” aboga por la pluralidad de Wolf a la que llamó “besaculos de pa-
identidades sexuales incluso la de los dres y maestros”. De este modo consi-
sadomasoquistas a quienes les atri- gue a sus clientes, azuzándolos contra
buye menos violencia que a los juga- los que tienen privilegios. ¿Qué suce-
dores de fútbol americano. El concep- derá cuando Paglia sea una más en el
to de teatro sexual, más precisamente establishment que denuncia?
“performance” que Paglia atribuye ex- Era mucho más interesante la retóri-
clusivamente al movimiento gay ha sido ca de la lucha en el barro de Truman
exprimido por Judith Butler, una teórica Capote y Gore Vidal.
capaz de empalidecer el marqueting de Paglia.
Nuestra “Madonna” sugiere que los límites del Hacer la nac and pop
feminismo social cuyas cabezas más promocionadas Para reivindicar a Freud, Paglia se ve obligada a
provienen de EE.UU. han sido: considerar a la ideología ignorar los textos de Sarah Kofman (El enigma de la
como una fuerza autónoma; victimizar a las mujeres mujer ¿Con Freud o contra Freud?) y Juliet Mitchel
encubriendo sus movimientos de resistencia, compli- (Feminismo y psicoanálisis). En nombre de Harold
cidad o transacción; pensar la diferencia de los sexos Bloom, detesta a Derrida, Lacan y Foucault sin moles-
sólo en términos de poder para demonizar del poder tarse en comentar sus teorías. Historiadores feminis-
mismo; en el plano estético, adherir a los más tas y gays han hallado fértiles relaciones de correlato
anacrónicos postulados del realismo, es decir inter- entre xenofobia y misoginia.
pretar el arte como reflejo de la vida. Pero cabe aclarar
que estas limitaciones no fueron descubiertas por Hacer el gay
Paglia sino que se hicieron en el interior del movimien- Camille Paglia tiene una gran pasión por los varo-
to mismo. nes gays considerándolos mil veces más divertidos
que las lesbianas (en esto no es muy original dentro de
Tener a Homero en la manga las nuevas tendencias de la reacción al feminismo).
La nueva derecha ha levantado el estudio de los ¿Por qué los gays son tan divertidos? El movimiento
clásicos y de la historia antigua para oponerlos a los gay nació farandulizado dado el interés de los gays por
recientes ESTUDIOS DE LA MUJER. Se acuñaron best sellers las representaciones cristalizadas de la femineidad (la
como The Closing of The American Mind (El bloqueo del vedette, la muñeca, la puta). Mientras que las palabras
pensamiento americano) de Allan Bloom que acusa a (feministas y lesbianas) que denuncian la opresión no
las feministas de haber copado las universidades son nada graciosas. Digresión: amén de la militancia
impidiendo el desarrollo intelectual del varón y a los en común contra la discriminación ¿Los gays se
flamantes ESTUDIOS DE LA MUJER de haber acabado con los habrían abocado a la fundación de una estética y las
clásicos. A pesar de los gemidos de Allan Bloom el lesbianas de una moral? Lo que Paglia les reprocha a
Feminaria / x / 19 / 27
éstas últimas es la coacción a identificarse como tales no, como en los sesenta y setenta, en ciencias políticas
a mujeres que simplemente hacen el amor con otras o sociales.
mujeres. Como Paglia padece de una frecuente amne-
sia política habría que recordarle el significado que Agarrar una hojita sin mirar al bosque
“los sesenta” (que no son ella) proponían al lesbianis- Paglia se ríe de la posibilidad de que una chica
mo: una proyección ética, cultural y sexual más allá pueda ser violada durante una cita y al mencionar un
del hecho de amar con el pene “allá lejos y hace caso ocurrido en Filadelfia dice “No entienden (las
tiempo”. mujeres) lo que está ocurriendo, que su conducta tiene
un contenido sexual, que tal vez hay en su conducta
Mentir una sexualidad subliminal, algo provocativo”. Según
La mala fé consiste en decir algo que es básicamen- Paglia las mujeres no sólo deberían pensar en el efecto
te verdad pero que se enuncia en otro registro de aquel de sus actos sobre ellas mismas sino también sobre los
en que se pretende hablar. Paglia dice que el feminis- varones cuya lujuria sería incontrolable. No debe serlo
mo es puritano (es cierto que no logró construir una tanto ya que un gran porcentaje de varones adinera-
teoría radical de la sexualidad) en el momento en que dos norteamericanos pasa sus fines de semana con
el eje de la discusión es el sadomasoquismo; que ha Robert Bly, un profeta, autor de El hombre de hierro,
fallado en psicología (ha leído por lo general que les enseña a tocar el tambor, arrojar grandes
estrechamante a Freud) en el momento en que la new piedras, arañar la tierra, aullar y olerse entre las
age liquida cualquier “salud’ colectiva; y en estética nalgas como lo hacía el Dingo, un lejano antepasado
(ha pecado de realismo figurativo) en el momento en del perro. De esta manera y a cambio de 500 dólares
que las cabecillas principales son graduadas en arte y el fin de semana volverían a su estado salvaje.
IsabelTriguerosGuardiola:ManualdeprácticasdeTrabajoSocialcon
lasmujeres(SigloXXI)
Corrientes 1551 / Tel. 374-7501
ConchaIrazábalMartín:Alice,síestá.Directorasdecineeuropeasy
norteamericanas,1896–1996(horasyHORAS)
SimoneWeil:Pensamientosdesordenados(Trotta) María–MilagrosRiveraGarretas:Elcuerpoindispensable.Significadosdel
VV.AA.:SimoneWeil:descifrarelsilenciodelmundo(Trotta) cuerpodelamujer(horasyHORAS)
CatalinaH.Wainerman,comp.:Vivirenfamilia(UNICEF–Losada)
AnnaAjmátova:Poemas(UNAM)
FátimaMernissi:Sueñosenelumbral.Memoriasdeunaniñadelharén
(Atlántida–Océano)
SusanaTamaro:Dondeelcorazóntelleve(Atlántida–Océano)
SimonedeBeauvoir:Lafuerzadelascosas(Edhesa)
HannahArendt:Crisisdelarepública(Taurus)
ElizabethBishop:Antología(ElTucán)
AndreaSuárezCorica:Atravesandolanoche(DelaCampana)
FrancesSherwood:Mary(Norma)
SusanaTorrado:ProcreaciónenlaArgentina(DelaFlor)
FlorindaRiquer:Bosquejos…Identidades(UniversidadIberoamericana)
BarbaraHolland–Cunza:Ecofeminismos(UNAM)
GiselaBochyPatThane,ed.:Maternidadypolíticasdegénero(Cátedra)
ColleenMcCullough:LasmujeresdeCésar(Emecé)
MaríaLuisaFemenías:Inferioridadyexclusión.Unmodeloparadesarmar
(GrupoEditorLatinoamericano)
MargaretMead:Adolescencia,sexoyculturaenSamoa(Planeta–Agostini)
MaríadelCarmenBrion:Elpartodelahembrahumana(Biblos)
MargaritaPeña,comp.:CuadernosdeSorJuana(UNAM)
DeborahTannen:Géneroydiscurso(Paidós)
EstelaV.Welldon:Madre,virgen,puta.Idealizaciónydenigraciónde
lamaternidad(SigloXXI)
CarmeCastells,comp.:Perspectivasfeministasenteoríapolítica(Paidós)
Feminaria / x / 19 / 28
Diana Bellessi políticas de estado y proyectos –El problema es que las chilenas
múltiples de asociaciones privadas. rompieron los pactos anteriores. Había
uando los pactos se En algunos casos han sido y aún una historia del Encuentro Feminista.
-De hecho así ha sido el feminismo rías que viven en situaciones cada der; 3.– desenredando nuestras es-
históricamente vez más límites, que aún no acce- trategias.
-Claro. A mí me parece bárbaro que den a los encuentros pero parecen La metodología consistía en dos
ellas te digan “tal cosa no sirve”, porque amenazar ahora con entrar en la foros con expositoras, talleres de
ahí empezás a replantearte tu práctica. arena. ¿No era eso lo que quería- profundización por afinidades o
Al menos había diálogo. En el Encuen- mos? ¿Acaso nos asusta la cólera corrientes y, además, otras activi-
tro de Chile se perdió la riqueza de la de las más oprimidas? Sólo me asus- dades propuestas por las partici-
discusión, porque no todo lo que de- ta la hegemonía del discurso, la pantes: Cueva de la Salud, talleres
cían las autónomas me pareció inváli- cancelación de la diferencia, no la temáticos, lúdicos, etc. Y, por su-
do. Pero qué pasó, que cuando meten ríspida, y conflictiva intensidad del puesto, las fiestas.
todo en una misma bolsa una termina diálogo. El Encuentro Feminista de Inicialmente había previstas dos
aliada con gente con la que tiene pro- Cartagena ha representado dramá- plenarias: una para debatir las sín-
fundas diferencias. ticamente esta realidad. Queda en tesis o conclusiones de los talleres
-Parece que había dos poderes que nuestras manos lo que viene, la rica de profundización y otra para de-
peleaban allí, el poder del dinero, en el articulación paradojal de este ins- signar la sede. Pero, en la práctica,
caso de las criticadas institucionales, tante dialéctico. Aquí, no se juega hubo tres, pues la primera tarde
políticas estatales, o de género; es de- sólo retórica, podercitos patéticos, una mayoría de participantes prefi-
cir por un lado la tenencia supuesta o se juegan vidas de millones de mu- rió sesionar en asamblea y rechazó
real de dinero, y por otro, un poder jeres empujadas al hambre, la des- la propuesta de la comisión de pa-
ideológico. ocupación, la miseria, la no exis- sar a los talleres.
-¿Hay un financiamiento bueno y tencia. Sólo allí me En Encuentro estuvo precedido
otro malo? importa cómo es por un fuerte boicot político y finan-
-En el taller de las autónomas se posible la lucha, la ciero de una parte del feminismo
discutió y redefinió el concepto de auto- inteligencia y el institucional. De hecho, recibió
nomía y financiamiento. Se dijo que no amor. financiamiento por menos del 10%
había un no rotundo a los del Encuentro anterior (El Salvador
financiamientos sino una revisión de tuvo subsidios por U$S 461.988,05
qué formas de financiamientos son le- –ver memorias– y Chile por U$S
gítimos. 40.000).
–Yo creo que la fantasía es: tenga- Pese a las dificultades políticas
mos un grupo reducido donde nos que- Magui Bellotti y financieras, pudo hacerse este
damos con este título de Movimiento encuentro desde la autonomía.
Feminista mundial, aunque no haya l VII Encuentro Feminista
mujeres, no importa, porque las otras
no son feministas, están en la política,
en el género, en la academia, no sé
E de Latinoamérica y el Ca-
ribe se hizo en Cartagena,
una playa popular cerca de Santia-
Los significados del Encuentro
Hasta Chile, el feminismo lati-
noamericano y caribeño tenía una
dónde están… Y nosotras somos las go de Chile. Desde las boletinas voz “oficial”: la que lideró el proceso
auténticas feministas, como fue toda la enviadas por la Comisión Organiza- hacia Beijing, la que tiene en sus
vida la vanguardia de la izquierda… dora, se planteaba una propuesta manos los medios de comunicación
–Creo que estalló algo que venía de clara: explicitar las posturas políti- feministas más importantes y los
años: dos fenómenos: por un lado el co–filosóficas desde las cuales se mayores recursos, la que se arrogó
crecimiento del feminismo y por otro el desarrollan teorías y prácticas fe- representatividades nunca otorga-
atenazamiento del liberalismo en Amé- ministas. Para ello plantearon tres das. Un feminismo cuya estrategia
rica Latina. ejes: 1.– marcos político–filosóficos fundamental es el acceso a las ins-
–Para mí el problema no es si reci- de las distintas corrientes del femi- tituciones políticas y económicas
bís o no recibís dinero. El problema son nismo latinoamericano; 2.– el lado nacionales e internacionales (in-
las condiciones que te ponen para esa oculto y discriminado del feminis- cluida la Banca Multilateral: Banco
financiación y cuáles son las restriccio- mo. El ser y hacer feminista. Las Mundial, Banco Interamericano de
nes en tu trabajo. indígenas, las negras, las lésbicas, Desarrollo), la consecución de cuo-
–Tus palabras, aparte de llenarnos las pobres … que hay en nosotras. tas de poder en las mismas y las
de amargura, confirmarían las presun- Diversidad, discriminación y po- reformas legales. Toda voz disiden-
Feminaria / x / 19 / 30
te era descalificada (y lo sigue sien- sirvió para sostener la falsa dicoto- ciones de las autónomas. Es una pena
do) por utópica, imposible, nostál- mía “autónomas vs. instituciona- que esto no se haya podido discutir.
gica. Este proceso, que se viene lizadas”. Chile significó un corte en Sigo insistiendo con que la discusión
desarrollando desde hace varios la tradición democrática de los En- se desarmó.
años, fue creando fuertes tensio- cuentros Feministas caracterizados –El problema es ser autónoma y no
nes, que se expresaron en por ser espacios plurales que per- poder estar con las autónomas.
Cartagena. El Encuentro de Chile mitieron expresar diferencias, con- ..........
permitió que esas otras voces se trastar ideas y crecer en ese proce- –Hay que pensar el movimiento fe-
escucharan. Ninguna fue acallada. so. Crear falsas antinomias fue un minista como una multiplicidad. Están
Incluso aquéllas que, en su mo- artilugio ideado por quienes se atri- los movimientos más radicalizados y
mento, boicotearon el Encuentro y buyen ser las “verdaderas” y “úni- contestatarios, los de la revolución cul-
hasta propusieron el cambio de cas” portadoras del feminismo – tural, si querés, y están los sectores
sede, tuvieron espacio. como todo ismo difícil de definir– liberales.
Reflexionar, explicitar, debatir para soslayar la discusión y ahon- –Bueno, pero hay cosas mínimas
posturas político–filosóficas es, a dar sobre temas de fondo que hacen que te definen. Como dijo Estela Suárez
nuestro juicio, indispensable en este a la estrategia del movimiento. allá en El Salvador cuando se planteó
momento de construcción del femi- Retomo el punto inicial: la con- la cuestión de los cupos. ¿Cómo lo
nismo latinoamericano. Este fue el cepción desde donde fue pensado medimos? Como mínimo una feminista
acierto básico de la Comisión Orga- marcó el Encuentro y explica: a) el no puede ser lesbofóbica, no puede
nizadora, lo que posibilitó definir tipo de convocatoria –excluyente– y estar en contra del aborto … hay tres o
responsabilidades y saber desde qué b) la mecánica de funcionamiento cuatro cosas que, para llamarte femi-
lugares pensamos y actuamos. del Encuentro –paneles sin debate– nista, tenés que aceptar, si no, sos otra
Se le dio contenidos concretos a diseñados para sostener la falsa cosa.
la diversidad, lo cual contribuyó a dicotomía entre autonómas vs. –Si estás contra el aborto, no podés
fisurar hegemonías construidas so- institucionalizadas. Por supuesto, ser feminista, pero podés ser parte del
bre la base de la indiferenciación y esto denota una concepción del movimiento de mujeres, que es muy
la negación y rompió el espejo com- movimiento y la política que las amplio y caben todas.
placiente de un mítico y afortuna- organizadoras han sabido manipu- –…pero el Encuentro es feminista.
damente inexistente espacio de lar al mejor estilo de la política ..........
idénticas. Quedó claro que nadie se tradicional y retrotrayéndonos a -El tema de la violencia de las jóve-
puede arrogar la representatividad formas autoritarias que creíamos nes a mí me preocupó. Me quedé pen-
de nadie. erradicadas. Las mujeres con larga sando en la generación nuestra que se
Recobró la voz un feminismo experiencia en estrategias de “so- asumió lesbiana, pero no públicamen-
que habla desde la autonomía ideo- brevivencia” encontraron su propia te. ¿Por qué no pensar que estas chi-
lógica, organizativa y política, que dinámica para “zafar” y desbaratar cas quieren un reconocimiento distinto
busca subvertir una sociedad y una la propuesta de las oganizadoras en que la sociedad no les da, y que eso
cultura basada en el dominio y no esta idea de “Ni las unas ni las pudo haber sido lo que despertó tanta
integrarse a la realidad definida otras”. Lamentablemente, se invir- violencia? Yo nunca vi un Encuentro en
desde el poder. Pudimos compro- tió demasiada energía para no que- donde los grupos lesbianos tuvieran
bar nuestra existencia, nuestros dar atrapadas en esa falsa ese nivel de violencia. Desde hace quin-
haceres y pensamientos. antinomia y fue escaso el tiempo ce años venimos hablando de demo-
A partir de Chile, para profundizar en el debate. Quie- cracia, de antidiscriminación, pero en
está claro que hay ro detenerme en los dos puntos el fondo siguen discriminadas. No creo
varios feminismos. señados: convocatoria y diseño de que lleguen a su casa y les digan a su
Fue un encuentro organización que expresan la con- mamá y papá: “miren, tengo una pare-
profundamente cepción de las organizadoras del ja”… Trataba de entender esto, me
político, en el me- Encuentro. acerqué para escucharlas… Yo las
jor de los sentidos. La convocatoria excluyente y miraba como si fueran hijas mías y no
sectaria del Comité encuentra su oía nada porque gritaban absolutamen-
sentido en el resultado del Encuen- te todo el tiempo y no se escuchaban.
tro. Insisto, responde a una concep- -Bueno yo voy a ser brutal con lo
ción de la política –presente en la que te voy a decir: punto uno, sería
Haydée Birgin* década de los 70– de “vanguardias” importante que las feministas porteñas
esclarecidas capaces de asumir el se dieran cuenta de lo que están ha-
ué pasó en Chile? ¿Por sentido y los deseos de otros. A la ciendo las jóvenes lesbianas desde
la del terror económico que también pone en evidencia la falta de res- les se exponían trabajos –segura-
corta el hilo por lo más fino, y las lesbia- puesta –por no decir boicot– que mente algunos deben haber sido
nas jóvenes están dentro de ese hilo tuvo la convocatoria, especialmen- buenos, pero es difícil poder seguir-
más finito. te en el feminismo chileno. Es posi- los durante horas sin siquiera una
–Creo que ese cierto fundamenta- ble que muchas feministas hayan copia del texto–. No hubo espacio
lismo que nos horrorizó a las veteranas evitado la descalificación y las agre- para discutir con las panelistas. Se
románticas del feminismo, está indi- siones de que fueron víctimas trasladó al Encuentro una vieja tác-
cando una cosa muy importante, muy Viviana Erazo –fempress– o Gina tica de la política tradicional de “ju-
crucial que no podemos convertir sim- Vargas. Sin embargo, creo que la gar” a que se participa porque se
plemente en una cuestión de internas. presencia de las feministas chile- invita a exponer a personas de diver-
Acá se está jugando una cosa más nas –fue sorprendente la ausencia sas corrientes. Es un viejo truco:
profunda, más conflictiva, más poten- de mujeres con larga trayectoria en escuchar sí, pero discutir no. Este
te, que si no la oímos, perdemos el tren. el movimiento–, podría haberle dado recurso me pareció burdo. Se montó
Mucho de eso que depositamos y fui- una tónica diferente al Encuentro. un espectáculo de falsas opciones
mos a reinventar dentro del feminismo Todas conocimos los cuestiona- polarizando posiciones sin espacio
fue un romanticismo pequeño burgués mientos que un grupo significativo de debate. El desarrollo de las sesio-
de todas nosotras; ahora se está de fiministas chilenas hizo al Comi- nes fue de terror; por momentos se
dirimiendo otra cosa, entran muchas té organizador en una famosa y no tenía la sensación de estar viendo
chicas jóvenes y furiosas en esa direc- muy feliz carta en la cual denuncia- una representación teatral. El
ción, y quizá como las chicas pobres no ban los manejos y la falta de demo- femistómetro estuvo presente.
van al Encuentro, las jóvenes lesbia- cracia. En su momento fui crítica al Dos hechos de los protagoniza-
nas son lo más parecido a estas chicas contenido de la carta, entendí que dos durante el Encuentro
pobres dentro del feminismo. las feministas chilenas tenían una ejemplifican el clima que se vivió y el
.......... responsabilidad para con el movi- grado de autoritarismos reinante:
-A mí me parece que la palabra miento latinoamericano y que esa fempress y Gina Vargas. En la
“autónomas” resultó un berenjenal, responsabilidad era del conjunto. relatoría del grupo de las autónomas
porque nadie quería bajarse de la auto- No podíamos privarnos del VII En- se condena a fempress por atribuir-
nomía, incluyendo las que no querían cuentro. Seguramente ha sido muy se ser el órgano del movimiento femi-
estar en ninguno de los dos talleres: ni difícil para ellas tratar de ser escu- nista. Parecería razonable la conde-
“el de Margarita” ni “el de Gina”. Creo chadas o plantear diferencias sin na, salvo que es un dato falaz:
que en esa palabra hay una trampa que correr el riesgo del insulto o la des- fempress nunca pretendió ser un
tiene que ver con repensar la ética calificación. Quizá para las argenti- órgano del movimiento. Todo lo con-
feminista. Cuando decimos autonomía, nas, acostumbradas al conflicto y trario. Para quienes hace más de
¿qué estamos diciendo? ¿Estamos di- la confrontación pública, nos es una década leemos la publicación –
ciendo que cada una haga lo que le difícil aceptar que haya sido posible y dicho sea de paso, nos informamos
parezca, o estamos hablando de un encontrar otra manera de resolver de lo que sucede en otros países,
conjunto de principios que tienen que el conflicto con un costo menor conocemos lo que se publica e
ver con qué significa ser feminista? para todas en aras de defender el intercambiamos opiniones– sabemos
¿Qué es lo que rige nuestra práctica, espacio de los Encuentros como que es falso. Esta manera de actuar
cuáles son las cosas que tenemos que espacio democráticos. Muchas fe- nos llenó de temor, además de indig-
aceptar? Ahora, ¿esta autonomía im- ministas argentinas no comparti- nación, porque nos retrotrajo a prác-
plica que cada grupo puede decidir mos los criterios del Comité Organi- ticas utilizadas por las dictaduras
esos principios? Se supone que no, zador del último Encuentro Nacio- militares o los procesos stalinistas y
que tiene que haber un acuerdo. ¿Cómo nal en el cual participaron más de que por supuesto son ajenas a un
llegamos a ese acuerdo? Acá me pare- 15.000 mujeres, sin embargo, esto movimiento como el nuestro. Es po-
ce que hay un primer problema: cómo no fue óbice para participar, escu- sible que quien lo propuso tenga un
llegamos a ese acuerdo no tiene una char y ser escuchadas. Para quie- ajuste de cuentas pendiente con la
única respuesta… nes “envidiamos” la cultura política revista y aprovechó la ocasión para
.......... chilena del “pacto”, el Encuentro zanjarlo. Lo llamativo es que el con-
-Ahora hay dinero, poder y más nos hizo pensar que “no todo lo que junto de feminista que integraron el
pobreza. Las tres cosas: en ese senti- brilla es oro” y que quizá, vivir en la taller lo haya aprobado. No hay an-
do tendríamos que hablar entre comi- confrontación no es tan malo como tecedentes en la historia del movi-
llas: “crecimiento” del movimiento femi- parece. También estimula y ayuda a miento de hechos semejantes; por
nista latinoamericano en relación al di- crecer y que lo importantes es pre- eso quizá nos produjo un dejo de
nero poder, etc.; “crecimiento” de la servar los espacios y aceptar las temor y estupor. También de dolor.
exclusión y de la pobreza. Hay un cho- diferencias. El resto –concenso y Tampoco estábamos acostumbradas
que de las dos cosas: un crecimiento acuerdo– son un resultado. a agresiones como las sufridas por
que yo no sé si es tan real del feminis- En cuanto a la mecánica de Gina Vargas, supuestamente por
mo latinoamericano, pero que sí es un organización –paneles con exposi- haber sido una de líderes de Beijing.
crecimiento material en relación al toras–, responde como la convocato- Se puede compartir o no la impor-
manejo del dinero y a los espacios de ria a una concepción del movimiento tancia del Foro de Huairou y si había
trabajo. La pobreza es cada vez mayor, y por ende del Encuentro. El primer que participar o no. Pero, insisto,
y la nueva camada de jóvenes viene día se sucedieron mesas en las cua- son temas a debatir y el objetivo de
Feminaria / x / 19 / 32
los Encuentros han sido histórica- financiamientos del Banco. El cargo, furibunda frente a esto, y no me parece
mente espacio de debate. Llamativa- por supuesto, es ad honorem. Sin mal que vengan furibundas aunque me
mente no hubo preguntas a Gina. entrar a discutir si la presencia de asusta el “cómo”.
Nadie indagó sobre su gestión, sim- Gina beneficia o perjudica al movi- -¿Y si entramos en una crisis que
plemente la agredieron. Mientras miento, creo que su trayectoria se da en todo movimiento social, que
exponía colocaran a su espalda un amerita un debate en otros térmi- tiene que ver con el tema de la repre-
cartel de tono agresivo y nos. Creo que más allá de la gravita- sentación? Nadie resolvió teóricamen-
descalificante. Quienes estábamos ción que Gina pueda lograr, no pue- te el tema de la representación de los
escuchando demoramos en salir del de desconocerse que el Banco está movimientos sociales. Y de repente
estupor. Gina ni siquiera lo registró, asociado a las políticas de ajuste y nos vimos en la necesidad de crear
continuó hablando ya que no podía quizá la presencia de una líder como rápidamente y de institucionalizar líde-
asociarlo con su persona. Gina tiene Gina confunda. Pero el tema no es si res. Estamos pagando también el cos-
una larga trayectoria en el movi- Gina sí o Gina no, sino qué pensa- to de lo de Gina……
miento. Podrá ser cuestionada por mos de los financiamientos del Ban- -Estamos pagando el costo de
algunas o avalada por otras, pero de co Mundial u otros bancos, de nues- líderes de clase media, alta para lo que
lo que no hay duda es de su compro- tra relación con las agencias, etc. es Latinoamérica y sus posibilidades.
miso con las mujeres, su nivel inte- Era difícil discutir cuando los alari- A lo mejor somos mujeres de clase
lectual, los aportes teóricos que rea- dos reemplazaron la palabra. Esto media que fueron a la escuela, pero
lizó y la entrega a la causa. Mucho marca una diferencia con la famosa para lo que es el espacio social de
menos su honestidad. Se puso en polémica de los 60 –quizá algunas la América Latina, es una clase media
juego en Chile lo que de alguna recuerden– contra los financia- cuasi alta.
manera intentamos colocar en el mientos externos a los centros de –Me parece que hay un riesgo, y es
debate con el documento “Del amor investigación. Fue un amplio debate el riesgo regional; tener un Encuentro
a la necesidad” en Taxco y que las que cruzó los países en el cual par- Feminista Latinoamericano, a lo mejor
feministas italianas llaman ticiparon además de los intelectua- es un poquito demodé seguir mante-
“diparidad” que no puede ser sepa- les y militantes, dirigentes políticos niendo como regionalización América
rado de “intercambio entre muje- de la talla de Fidel Castro y Carlos Latina, nadie mantiene como regionali-
res”. Es un debate pendiente aún en Altamirano. Se realizaron foros, pu- zación a América Latina en los organis-
el movimiento y lo dramatizado en blicaciones sobre el rol de los intelec- mos de financiación.
Chile puso en evidencia que no todas tuales en los cuales se confrontaron -Nosotras no tenemos que hacer
–pese a haberlo aprobado– lo com- ideas y concepciones políticas. En el eso.
prendieron en su real dimensión. El Encuentro, las agresiones reempla- -Exactamente, como son económi-
liderazgo alcanzado por Gina en los zaron el diálogo y llamativamente cas las regionalizaciones yo creo que
últimos años generó, sin, dudas, quienes con mayor virulencia agre- son un problema para este tipo de
rivalidades, envidias que obturaron dieron a Gina pertenecen a grupo que Encuentro. Si seguimos pensando en
el diálogo y la posibilidad de confron- recibe fuertes financiamientos exter- financiaciones externas, nos vamos a
tación en el plano de ideas. Quizá nos. Paradójico, ¿no? Parecería que
vale recordar que Gina ocupó el car- hay “elegidas”, las “buenas”, las “ver-
go de coordinadora del Foro de Amé- daderas feministas” que sí pueden
rica Latina, a propuesta de numero- recibir dinero. Asustaba la falta de
sas feministas –fundamentalmente ideas y la ausencia de diálogo. Para sencia de quienes piensan diferen-
chilenas– quienes preocupadas por sorpresa de muchas y sin muchos te. La pregunta sería ¿no tienen
la designación de una mujer vincu- tapujos Gina cortó por lo sano y dudas? ¿nosotras no somos inter-
lada a Pinochet, tomaron la iniciati- renunció a participar en el comité del locutoras válidas? Reconozco que
va y con el aval de un gran número Banco. Después me tocó escuchar a me hubiera gustado intercam-biar
de organizaciones de América Latina muchas decir “qué pena! … ¿quién va ideas y confrontarlas con las que no
se largaron a dar la batalla en N. U. a defender a las ONGs feministas?”. aceptaron participar en nuestro diá-
y lograron el objetivo: Gina fue desig- Es evidente que no era ésa la cues- logo. Su ausencia me ofende, quizá
nada. Se puede estar de acuerdo o tión, que tampoco se pudo debatir porque no le rehuyo al diá-
no con participar de Beijing, pero después. logo. Todo lo contrario,
cabe reconocer que no es lo mismo En síntesis, si tuviera que resu- creo que ayuda, forta-
que la coordinación del Foro esté a mir en pocas palabras qué me pro- lece y estimula. Quizá
cargo de Gina Vargas que una mujer dujo este Encuentro diría: temor. leyendo estas notas al-
de la dictadura. Otro de los cuestio- Temor por la falta de ideas, por la guien conteste y
namientos a Gina era su participa- imposibilidad de sostener un deba- pueda instaurarse
ción en un Comité Consultor del te, por prácticas autoritarias, por la el diálogo para
Banco Mundial, propuesta que rea- violencia en sustitución de la pala- aportar nuevos elementos, para cri-
lizó el presidente del Banco en el bra. Creo que nos impactó a todas ticar lo expuesto, para confrontar
Foro de ONGs en Beijing y que en como para generar reuniones como ideas.
consulta con grupos ahí presentes las que estamos manteniendo hoy,
acordaron que Gina participara, en aunque lamentablemente se dra- *Este texto aparecerá en la revista
el entendido que era importante gra- matice situaciones similares a las Debate Feminista, de próxima apari-
del Encuentro. Me refiero a la au- ción.
vitar en la orientación de los
Feminaria / x / 19 / 33
terminar sometiendo a estas regionali- de la no–violencia hacia la mujer– financiadores. Nosotras solemos
zaciones y puede ser que ellas conspi- para hablar de nuestras diferen- saber quienes son, de ambos lados.
ren contra la idea de un feminismo cias. Las feministas siempre habla- ¿Por qué no actuamos de acuerdo
latinoamericano. Esta idea hay que dis- mos del diálogo … pero, las que con lo que sabemos? ¿Por qué las
cutirla. plantearon una revisión profunda “autónomas” surgen ahora? ¿El
-Para mí el problema no es finan- de la situación no quisieron dialo- mundo neoliberal se achica tanto
ciado o no financiado, sino autónomo o gar. Una y otra vez espetaron sus que tuvieron que sonar la alarma al
no autónomo. La primera dicotomía me posturas para luego abandonar el estilo “trompeta de guerra”?
parece un error. sitio dialogador. No debemos, no podemos dar-
-No, de lo que se trata es de que no ¿Por qué sintieron necesaria esta nos el lujo de no dialogar con esos
nos van a financiar más. táctica? ¿Por qué no pudieron, no poderes. Esto no quiere decir que
-No, no nos van a financiar como quisieron dialogar? ¿Qué nos/les las “autónomas” tengan que dialo-
feministas, como Encuentro Feminista había pasado para provocar esto? gar con el patriarcado, pero tampo-
Latinoamericano. Nos van a financiar ¿El mundo neoliberal en que co, creo yo, deberían colocarse de-
de otro modo, que con ciertas estrate- (sobre)vivimos todos y todas es tan- trás de un muro impenetrable de
gias comunes podemos llegar a utilizar to más poderoso que nosotras, las silencio, hasta para otras feminis-
para seguir teniendo Encuentros Femi- feministas, que nos vemos obliga- tas. Pero aun cuando decidan
nistas Latinoamericanos. Como decías, das a recurrir a tácticas belicosas posicionarse allí –y es, por supues-
una vez que entrás en esta financia- ajenas? ¿Son realmente ajenas? to, su derecho–, las otras tenemos
ción, te vas por la tangente. ¿Pero qué ¿Tendrán razón las “autónomas”? el derecho, el deber de seguir ac-
pasa si hay un grupo relativamente ¿Qué significa “autónomas” en este tuando como mejor sabemos. No
organizado que te tire de las orejas? contexto? como representantes de nadie. No.
-Llegamos al punto. Ahí es donde ¿Cuál es su advertencia? Consi- Todas tenemos que hacer lo que
yo reclamo retorno, o recreación de los dero que estaban alertándonos so- nuestra conciencia y nuestra ética
espacios feministas… bre los riesgos que corre el feminis- nos indican.
-Un espacio de control… mo ante el inmenso poder de “se- Esto por un lado. Por el otro, no
-Pero para que exista tenemos que ducción” de un patriarcado que puso hay que ignorar ni mucho menos
tener objetivos, por eso yo me pregun- en marcha un proyecto político– menospreciar todos los logros obte-
taba quién era el autos de esta autono- económico–social salvaje (el nidos a través del accionar de mul-
mía, quién es el grupo que dice “estas neoliberalismo) y que ante las difi- titudes de feministas independien-
son las reglas que nos van a regir”. cultades que ese modelo encuentra tes y de las que militan en ONGs.
Podrá no ser amplísimo. No todo el a nivel mundial necesita domesti- Después de tantos años de dictadu-
mundo entiende las mismas cosas, por car justamente al movimiento de ra es difícil creer en el Estado, pero
eso estoy a favor del diálogo a través mujeres. Una manera es crear la tenemos que acercarnos a él, a sus
del cual podés abrir perspectivas que ilusión de incorporar las preocupa- representantes simpatizantes para
no tenías previamente. ciones feministas en el desarrollo no sólo presentarles nuestros
de las actividades gubernamenta- planteos sino también asegurarnos
les, cooptándolas para cambiarles de que se realicen.
el sentido. Otra es financiar las En fin, el grito violento junto con
inquietudes de los movimientos fe- la violencia de autoproclamarse
Lea Fletcher ministas y lograr –dentro de lo posi- autónomas mientras, para ellas,
ble– integrarlas, también, a la las otras no sólo no éramos autóno-
e referiré solamente globalización. mas sino traidoras, me sigue resul-
M a la polémica acerca
de la posición de “las
autónomas” … y las otras, porque,
El chupetín de fondos no
autogenerados es un vehículo que
puede –y a veces lo logra– hacer
transitar por la vía rápida hacia la
tando preocupante. Emplear un
método usado desde siempre con-
tra las mujeres para llamarnos la
atención me parece inaceptable. Sin
por más que hubo tres grupos, en
realidad, la polémica fue entre las concesión. Sin embargo, hay casos embargo, me llamó la atención. Eso
“puras” y las “impuras”, o como nos –y son muchísimos– donde esto no sí, como pocas cosas,
describieron bastante explícitamen- solamente no ocurre sino que la me llamó la atención.
te algunas de las autónomas en un entidad se convierte en todo un ¿Qué hacen los mo-
cartel, las traidoras. organismo autónomo que extiende vimientos feministas
En realidad, ni siquiera me quie- la mano a otras personas y organi- latinoamericanos
ro referir a la polémica, sino más zaciones. con este grito?
bien al porqué de la misma y a sus Una cosa más: todas sabemos ¿Nos vamos a
efectos, que me quitaron el sueño de personas y/o entidades que son escuchar mutua-
durante todas las noches del En- una farsa al nivel ético –feminista o mente?
cuentro y me inquietan hasta el día no–, pero que tienen un maniobrar
de hoy. tan perfeccionado que engañan a
No puedo entender por qué mucha gente. Esto siempre fue así.
necesitamos tanta violencia entre También siempre fue así que los
nosotras –justamente en un entes finaciadores necesitaban de
encuentro que conmemoraba el día ellas como ellas de los entes
Feminaria / x / 19 / 34
Patricia Kolesnicof lógica misma del grupo “institucio- micrófono que el que habían ocupa-
nal”. La lógica de la negociación, do las que empezaron la discusión
eguramente, en va- que supone tener algo para ofrecer- política, nadie podrá volver a confi-
Por cierto, las “instituciona- cano no fue el VII, no fue Encuen- - No es malo que las mujeres se
lizadas” no aceptaron la dicotomía tro, no fue Feminista y no fue Lati- organicen y estén en instituciones,
ni el lado del par que les tocaba, noamericano. pero no deben olvidar lo que es el
pues también reivindicaban un Si tengo que señalar el aspecto feminismo como movimiento políti-
modo de autonomía definido, por lo más positivo del encuentro, es la co. (Ximena Bedregal, México)
que los dos talleres de profundiza- fuerza de la resistencia a esta mani- - La política que hacemos unas
ción ya no se llamaron “el de las pulación, y el hecho de que se dije- y otras no es complementaria y no
autónomas” y “el de las institucio- ron cosas muy fuertes claramente y conduce hacia el mismo fin. Por eso
nalizadas”, sino “el de las autóno- sin temor. Las posiciones fueron la convivencia entre ambas no es
mas X “(iban aquí algunos adjeti- casi generacionales, y eso alienta sana. (Margarita Pisano, Chile).
vos) y “el de las autónomas Y” (iban un futuro menos hipócrita. Pero
aquí otros adjetivos). Como esto hubo atrincheramiento en las posi- Quisiera por último reflexionar
llevaba a confusión, triunfó una ciones, por lo que el diálogo está acerca de la palabra ‘autónomas’,
singular forma de transparencia y todavía muy verde para juzgar los que estuvo en el centro de todas las
terminaron llamándose “el de Mar- resultados. discusiones. Todas quisimos ser au-
garita” (por Margarita Pisano) y “el Quiero citar algunas de las fra- tónomas, y es comprensible. Autó-
de Gina” (por Gina Vargas). ses que me impactaron y que creo nomo es quien se da sus propias
Muchas, incomodadas por esta que merecen nuestra discusión. No leyes. Las feministas queremos ha-
especie de tenaza ideológica de po- lo hago de los documentos sino de cerlo. ¿Lo haremos todas, o alguien
deres personales, autogestionaron mis propios apuntes, por lo que elegirá las mejores leyes para que
un tercer taller (que debería haber- pueden no ser literales: todas las aceptemos porque son las
se llamado “el de las autónomas de que nos llevarán al fin deseado? No
las otras autónomas”, pero se llamó - Si el feminismo de décadas me preocupa tanto el ‘nomos’ (las
en principio “ni las unas ni las anteriores consistió en despensar leyes) como el ‘autós’ (el sí mismo)
otras” y luego, en mérito a la breve- lo establecido, repensar, y pensar lo de esta autonomía. Porque si se
dad, “las unas y las otras”). no pensado, el feminismo de los ’90 trata de obedecer leyes escritas por
El encuentro tuvo dificultades consiste en instalarse en el siste- otros, lo confieso, es un mal negocio
económicas, que se saldaron en ma, en el empoderamiento. (Eliza- el VII Encuentro. Si obedeciera las
parte con el maltrato cotidiano del beth Alvarez, Guatemala) leyes del patriarcado me premia-
mal alojamiento, mala comida, - Entre tener y no tener hay una rían al menos con un trato galante.
malos servicios que recibimos. Tam- diferencia. Si la plata de la derecha Hace mucho que he desafiado esa
bién en esto se decidió por noso- sirve para financiar nuestro proce- aceptación, y por eso tengo muchas
tras. Quizás no se podría haber so, mejor. (Sofía Montenegro, Nica- dificultades en la ins-
organizado de otro modo, pero esto ragua) titución que me
le quitó fuerza al discurso militante - Poner un contingente de muje- acoge (en mi caso,
de las organizadoras. Como femi- res en el poder requiere despola- académica). En
nista deseo que ninguna mujer (nin- rizarlas, que haya voluntad de obje- Cartagena no sólo
guna persona) viva bajo el autorita- tivos común. (Sofía Montenegro) querían decidir por
rismo y la pobreza. Pero la sensa- - Hay una tecnocracia de género nosotras, sino que
ción es que en Cartagena se nos que pone su saber al servicio de la faltó alegría y faltó
impusieron estas desagradables tecnocracia internacional, incorpo- fiesta. Eros no vino.
condiciones a todas. “Era por una rando el género como adjetivo del ¿Será un instituciona-
causa noble”. ¿Volveremos a discu- modelo de desarrollo neoliberal sin lizado?
tir si el fin justifica los medios? criticar su estructura patriarcal. La
Hubo poca presencia en gene- tecnocracia de género es el vehículo
ral, y poca variedad de representa- de cooptación del discurso feminis-
ciones latinoamericanas en parti- ta, neutraliza su fuerza, es un pro-
cular; y no me pareció que el proble- ceso de usurpación y enajenación. Mónica Tarducci
ma global de América Latina cons- (María Galindo, Bolivia)
tituyera un problema, en un mo- - Se trabaja en lo financiable, y n febrero de 1993, la Co-
mento en que los bloques de regio-
nalización económica han roto
muchas lealtades y proyectos con-
no en lo importante, creando una
situación colonialista con las
financiadoras. (María Galindo)
E misión Organizadora del
VI Encuentro Latinoame-
ricano y del Caribe, invitó a mujeres
juntos, incluso en el feminismo. - Hay parte del discurso feminis- que habían formado parte de las
Chile con el bloque de la región de ta que no es subversivo, pero es comisiones organizadoras de los
Asia-Pacífico, Argentina, Brasil, válido porque permite instalar un anteriores, a una reunión en Guate-
Uruguay y Paraguay con el conjunto de derechos básicos en el mala, para intercambiar experien-
Mercosur; México con el Nafta... ¿es aquí y el ahora para las mujeres. La cias y recuperar la historia, cono-
así como las feministas queremos pobreza agudiza todas las demás cernos, aprender, avanzar….. Re-
dividirnos y asociarnos? discriminaciones existentes, por eso cuerdo las palabras de Fresia
En síntesis, y por estos argu- garantizar el aquí y el ahora de las Carrasco, de Perú, cuando expresó:
mentos, me parece que este VII mujeres permite un futuro de trans- “Los Encuentros conllevan una his-
Encuentro Feminista Latinoameri- formación. (Gina Vargas, Perú) toria de recoger lo que son los imagi-
Feminaria / x / 19 / 36
narios de cada una de las personas mas en muchos de los temas bási- la gente que realizaba sus tareas
que participan. Tienen la misión de cos que se manejaron en el Encuen- habituales, algo así como bichas
satisfacer las expectativas de todas tro; por ejemplo, ¿existe un raras observadas en todo momen-
y cada una, y cada vez somos más financiamiento “bueno” y otro to….
y por lo tanto las expectativas son “malo”? ¿cómo juzgamos a cada Todo fue un poco raro desde el
casi imposibles de ser satisfechas. uno de ellos? (Pisano reconoce en comienzo, no quería convencerme
Las comisiones organizadoras tie- CotidianoMujer haber enviado el de que el ritual de los seis encuen-
nen que dar respuesta a ésto y tie- proyecto del VII Encuentro a “ochen- tros anteriores habia sido roto.
nen que recrear los espacios de los ta y tantas agencias”) ¿Cualquier Presente desde Bertioga en to-
Encuentros anteriores y a la vez trabajo feminista para lograr una dos los encuentros, ellos son para
solucionar las dudas, los nudos, los reforma legal que mejore la condi- mi un territorio magico donde apren-
problemas y avanzar. Es una tarea ción de subordinación de las muje- do, discuto, gozo, me encuentro con
difícil y casi imposible de satisfa- res es inútil, ineficaz y una claudi- viejas hermanas y hago nuevas
cer.” cación porque implica interactuar amigas; puedo palpar las alegrias y
En Chile, en el VII Encuentro, con el estado? ¿Cómo superar la los pesares del continente a través
se rompieron algunos de los “pac- dicotomía entre el cambio de sus mujeres; discutir la
tos preexistentes” como el funcio- civilizatorio y la practica concreta ? globalización de la economia y su
namiento en talleres temáticos; en Son posibles las alianzas con femi- gravitación en la región durante la
ese sentido no se aseguró la “re- nistas “reformistas”, etc, etc….. mañana, escuchar a muchachas
creación de los espacios” como A su vez, tamaña polarización haitianas por la tarde y bailar toda
decía Fresia y por otro lado, se imposibilitó una serena autocritica noche pasadita de alcohol…
planteó un encuentro excluyente hacia determinadas prácticas femi- Siempre los viví como el espacio
de cualquier posición que no coin- nistas que hubiera sido interesante de la libertad, de esa efímera liber-
cidiera con la de la Comisión Orga- y necesario que se realicen en una tad que nos permitimos de vez en
nizadora. instancia como los encuentros lati- cuando. Esta vez se había tras-
El eje de la discusión autonomía noamericanos, que son parte de un tocado todo, había hostilidad en el
versus institucionalización, ya es- proceso y expresan el estado actual ambiente, poca alegría, alianzas
taba presente en El Salvador. En del movimiento en America Latina y increibles (ante el ataque despiada-
ese momento “las cómplices” parti- el Caribe. Examinar el significado do, una olvida sus “pequeñas dife-
ciparon en muchos de los talleres y de Beijing en cuanto al proceso que rencias”) diálogos de sordas donde
foros de discusión, llevando sus puso en marcha y el impacto al te sentías obligada a optar, cuando
reflexiones, tambien impresas en interior de los grupos, así como los tampoco te convencía del todo lo
un libro llamado Gestos hacia una comportamientos individuales que que elegías…
cultura tendenciosamente diferente trajo aparejados tendría que haber Qué rescato de este Encuentro a
(Bedregal, Fischer, Gabiola, Gargallo sido prioritario. Es una pena, por- nivel subjetivo, personalísimo? Las
y Pisano). La confrontación fué evi- que tanta violencia no sirvió siquie- conversaciones con las amigas de
dente y la intolerancia también, ra para llegar a fondo y poder siempre, el placer de encontrarlas
pero a diferencia de Chile hubo resurgir con un peso menos (o con cada tres años, ese intransferible
espacios para todas y las Memorias un nudo desatado como se estila en sentimiento cuando grito como loca
me refrescan los recuerdos de un lenguaje ginavarguista) sus nombres cuando me tropiezo
Encuentro de la diversidad y de las con ellas mientras hacemos algún
diferencias explicitadas, mas allá “si los talleres no me gustan me trámite de inscripción, los ataques
de la visión que le impusiera su tiro al sol”; no hubo ni talleres, ni de risa al recordar alguna anécdo-
Comisión Organizadora, que por donde tirarse, ni sol. ta, las confidencias y los chismes
otro lado no era monolítica. compartidos, los planes locos para
Chile fué una invitación a la Los rumores eran amenazado- encontrarnos antes del próximo,
batalla desde la bienvenida( recuer- res, que cupo, que boicot, que des- porque tres años es mucho tiempo;
do el “nosotras las que no fuimos a de la autonomía, que no las ONG’s, alguno que otro material im-
Beijing”) y lo que en El Salvador fue etc, etc. Nunca pensamos que iba a portante de lectura,
una propuesta de un feminismo ser el Encuentro mas hostil que nos en fin… esas cosas
contracultural y un toque de aten- tocara vivir. (Como ex-organizado- que ninguna
ción hacia ciertos vicios en los que ra de uno les digo: ¿vieron que todo Comisión con
estabamos cayendo como feminis- lo malo puede superarse? ¿no fue mala onda me va
tas, aquí fue una confusa rabia hermoso San Bernardo?) a poder arrebatar
donde se mezclaban verdades a Ya la cosa comenzó a ponerse nunca.
medias, mentiras y mucha mala espesa cuando el micro que nos
voluntad. No se quiso dialogar, ni trasladó de Santiago a Cartagena
siquiera con aquellas que se reco- se acercaba peligrosamente a su
nocían como “ni las unas ni las destino. La ciudad que aparecía
otras”. Una sentía que el discurso ante nuestros ojos era muy fea,
giraba alrededor de algunos tópi- sucia y venida a menos. De privaci-
cos y a mí no me quedó clara la dad nada, enseguida comprendi-
posición de las llamadas autóno- mos que ibamos estar en medio de
Feminaria / x / 19 / 37
hemos accedido a la era de la biopolítica. ¿Pasará desaparecerá también la necesidad misma de vivir, es
mucho tiempo antes de que podamos acceder también decir, de intentar comprender ese dolor?
a la distracción de shoppings eugenéticos en los que
podamos elegir la altura que tendrán nuestros hijos a
los, digamos, 18 años? Paseos que, por otra parte, Evangelina Dorola
podrán muy bien ser solitarios, ya que la noción (real,
imaginaria o simbólica) de “pareja humana”, pasaría a s difícil separar las consideraciones acerca
ser una mera supervivencia arqueológica.
¿Significa esto que debemos restarle a las nuevas
tecnologías reproductivas toda legitimidad y aplicabi-
lidad positiva, por ejemplo, en los casos irremediables
E de las nuevas tecnologías reproductivas, de
otras cuestiones con las que se encuentran
profundamente entramadas.
Desde el enfoque que las considera un avance
de infertilidad? Por supuesto que no: por muy diversas positivo de las ciencias biológicas, (posible, como en
razones –de orden psicológico, social, cultural, histó- otros campos, por el impresionante desarrollo tecno-
rico y no sólo médico– la infertilidad puede constituir- lógico, razón por la cual ya deberíamos hablar de
se en una verdadera tragedia moderna, es decir, ligada “tecnociencias”) dentro del paradigma “dominar la
a ciertos parámetros ideológicos y simbólicos propios naturaleza al servicio del hombre” [sic], hasta el plan-
de la época. Lo que la ciencia y la técnica puedan hacer teo sobre los riesgos de deslizamientos eugenésicos
para aliviar esa carencia, experimentada como trage- que llevan implícitos, podemos encontrar otros nudos
dia, no tendría por qué ser rechazado in toto. Pero, problemáticos a tener en cuenta: paradojas y contra-
justamente por eso, una aceptación responsable de las dicciones debidas a la complejidad creciente de la
posibilidades no podría dejar de sostenerse en un civilización en este fin de siglo y de milenio tanto como
análisis exhaustivo y crítico de la interrelación de a la pluralidad de miradas, intenciones e intereses.
todas aquellas complejidades, so pena de rendirnos a Desde ya, para quienes acuden a un centro de
una fascinación cientificista o “tecnologista”, que sus- fertilización asistida con el objetivo personal o familiar
trae del juego variables a veces decisivas. de tener un hijo que no llega por vía natural, la
Hoy asistimos a la posibilidad “técnica” de un tecnología procreativa es un recurso médico para
control no sólo sobre la subjetividad, la conducta y la lograrlo, y difícilmente se plantean cuestionamientos
supervivencia de los cuerpos existentes, sino, incluso, éticos, sociopolíticos, jurídicos o económicos.
sobre la producción de los cuerpos futuros, a través de Asumir exclusivamente esta perspectiva que insta-
la cual todas las formas hoy conocidas o desconocidas, la las nuevas formas de procreación en el ámbito
conscientes o inconscientes, de puesta en práctica de privado de la pareja entre sí y de ésta con el equipo
la sexualidad, de sus fantasías y deseos imaginarios, médico, y a partir de allí evaluar sus riesgos y benefi-
de sus sueños o sus pesadillas, de sus ilusiones y sus cios, puede conducir a un reduccionismo. La práctica
frustraciones, podrían, teóricamente, ser reemplaza- médica se da en un contexto sociopolítico que la
das por la programación cibernética y “racional” del excede y le confiere un sentido más allá del otorgado
número, el sexo, la raza, el color de los ojos o –¿por qué por sus protagonistas particulares. Incorporar este
no?– los rasgos de “personalidad” de los próximos enfoque sociológico y, postular que las nuevas tecnolo-
habitantes del planeta. O, al menos, de lo que quede gías reproductivas, sus desarrollos y consecuencias
de él, una vez finalizado el proceso de “ajuste”, ya no tanto como los dilemas éticos que plantean constituyen
económico y social, sino directamente biológico: una una cuestión social que nos involucra a todos/as, no
comunidad perfectamente organizada de “replicantes” significa desconocer ni vulnerar los derechos indivi-
a lo Blade Runner, que ya no necesite angustiarse por duales ni la intimidad de las personas. Significa
los enigmas de su propio Deseo. priorizar la importancia del análisis de las nuevas
No se trata de recusar ciegamente todo avance tecnologías reproductivas en el ámbito público, y
científico o tecnológico, pero sí, de dar cuenta de una sostener que la sociedad, a través de grupos e institu-
potencialidad siniestra, que está inscripta en la propia ciones, de actores individuales y colectivos, tiene el
lógica que subyace al “progreso”, en una sociedad derecho y el deber de interrogarse acerca de la direc-
atravesada por las asimetrías de poder. En especial, ción que toma la curva de los desarrollos tecnocientí-
cuando las posibilidades notoriamente positivas que ficos, la cuestión de sus límites éticos (bioética), la
despiertan las nuevas tecnologías corren el peligro de necesidad de un marco jurídico (bioderecho o
la caída en el entusiasmo acrítico o en la fascinación bionomótica), y el riesgo totalitario de la eugenesia
de que la realidad supere a la ficción. Una realidad que social (biopolítica).
ahora podría ser, finalmente, dominada de manera En este sentido, las nuevas tecnologías reproduc-
absoluta por la omnipotencia tecnológica, para la que tivas son consideradas un producto lateral de un
ya no habría límites ni tabúes: borrada la diferencia desarrollo científico tecnológico mayor, cuyos alcan-
entre lo prohibido y la transgresión, entre lo Imagina- ces van más allá de sus fines terapéuticos. Este
rio y lo Real, el Deseo podría ya no tener razón de ser, enfoque sostiene que, si bien no se encuentran com-
disuelto en la pura “satisfacción”. Disuelto, también, prendidas en el concepto científico estricto de ingenie-
en la in–diferencia de los sexos, ya que el lugar del Otro ría genética (que tiende a la modificación del patrimo-
vendría a ser ocupado, obturado, por la realización del nio hereditario), tienen una íntima relación con ella
Goce tecnológico. Freudianamente dicho, allí donde tanto por razones de oportunidad en la investigación
ha desaparecido el misterio doloroso de una castra- como por compartir dilemas éticos.
ción, que es la paradójica fuente de todo deseo, ¿no Una razón de oportunidad que vincula las técnicas
Feminaria / x / 19 / 41
técnica. No plantea iguales problemas la inseminación ción”. Ex-Asesora del Programa de Fertilización “in vitro” del
artificial que la fecundación in vitro -que incluye la Instituto de Patología Femenina de Bahía Blanca. Ex–Directo-
posibilidad de criopreservar o descartar embriones- o ra del Laboratorio de Andrología y Embriología del Instituto de
el alquiler de vientres -respecto de esta última existe Fertilidad de Buenos Aires. Ex–Directora Asociada de Fertilab–
el mayor consenso en su rechazo y la única excepción Bs.As.
Francisca PORRO DE SOMENZI. Abogada y mediadora.
admitida desde la ética es con fines netamente altruis-
Especialiazada en Derecho Civil, fundamentalmente en De-
tas evitando el pago monetario-. A raíz de las diferen- recho de Daños y Derecho de Familia.
cias que cada una de estas técnicas implica, es nece- Silvia DUNAYEVICH. Psicoanalista. Psicóloga clínica es-
sario individualizarlas, reflexionar cuidadosamente pecializada en problemas de fertilidad. Integrante del equipo
sobre cada una de ellas. Así, pese a la diversidad de de Reproducción del Servicio de Endocrinología del Hospital
argumentos que recién se señalaba, hay procedimien- Durand (1991–1997).
tos que son más controvertidos y otros en los cuales se
puede obtener cierto consenso a favor o en contra. Leonor VAIN. Abogada, especialista en derechos de la
mujer y en violencia contra la mujer. “Mi postura ante esta
problemática incluye mi ideología feminista, mi formación
profesional y mi experiencia de vida”.
Nota sobre las autoras
Graciela GUILIS. Psicoanalista. Integrante del equipo de
Susana E. SOMMER. Bióloga. Feminista. Profesora del Salud Mental del CELS (Centro de Estudios Legales y Socia-
curso de Posgrado: “Los avances de la ciencia y los límites les).
éticos”, Facultad de Psicología, UBA y del taller “Etica y
genética” en la Maestría de Etica Aplicada de la Facultad de Evangelina DOROLA. Socióloga. Feminista. Integrante
Filosofía y Letras, UBA. Autora de De la cigüeña a la probeta de ADEUEM (Asociación de Especialistas Universitarias en
(Planeta, 1994). Compiladora de Procreación: nuevas tecnolo- Estudios de la Mujer).
gías (Atuel, 1996).
Florencia LUNA. Filósofa. Compiló con Arleen Salles
PROCREAR: Mónica CAMEO. Bióloga. Directora del La- Decisiones de vida y muerte: eutanasia, aborto y otros temas
boratorio de Estudios Andrólogicos “Biologia de la Reproduc- de ética médica (1995).
Sección
bibliográfica
LIBEDINSKY, Juana Inés. “Chicas malas y perse-
guidas”, Revista La Nación (4.V.97), pp. 44–48.
LOPRETO, Gladys. “La conquista de la tierra–
mujer”, pp. 35–84 y “La mujer y la Conquista”, pp. 85–
118, en su libro “…que vivo en esta conquista”. Textos
del Río de la Plata, siglo XVI. La Plata, Univ. Nac. de la
Plata, 1996.
“Mujeres delincuentes”, dossier en La Maga, Año 6,
Nº 271, 26 de marzo de 1997, pp. 2–7.
RODRIGUEZ, Andrea. “Cómo son las mujeres que Prensa Mujer. Nº 72 (setiembre 1996) – Nº 78
trabajan en el Poder Judicial”. Página 12, 20 de abril (marzo 1997).
de 1997, pp. 20–21.
Ensayo
Poesía BELLESSI, Diana. Lo propio y lo ajeno. Buenos
DOMINGUEZ, Reyna. Lo luz en la pared. Buenos Aires, Feminaria Editora, 1996. [C.C. 402 / 1000
Aires., Libros de Tierra Firme, 1997. Buenos Aires]
GENOVESE, Alicia. El borde es un río. Buenos “Nuestro sentimiento de pertenecer a una comuni-
Aires, Libros de Tierra Firme, 1997. dad que es Argentina crece en medio de dramáticas
KRISCH, Isabel. Cruzar el lodazal. Buenos Aires, ambigüedades y tachaduras. Sumémosle a ello la
Libros de Tierra Firme, 1997. necesidad y voluntad de contemplarlo con una inflexión
LE GUIN, Ursula y Diana BELLESSI. The Twins, de género. En sus intersticios habla el corazón: los
the Dream / Las gemelas, el sueño. Houston, Texas, poemas; y como una cronología paralela estas escritu-
Arte Público Press, 1996. ras ocasionales, originadas casi siempre en la exigen-
MENASSA, Norma. Cuando está por llover los pája- cia de sostener una voz pública en congresos y presen-
ros no vuelan. Buenos Aires, Editorial Grupo Cero, taciones de diverso orden”.
1997.
PUGLIESE, María. Buenos Aires, Ediciones Ultimo DRUCAROFF, Elsa. Mijail Bajtín. La guerra de las
Reino, 1996. culturas. Bs.As. Editorial Almagesto, 1996. [Rodríguez
GRUPO VOCACIÓN DE ORÁN. Trópico femenino. Peña 554 P.B. “A” / 1020 Bs.As.]
Salta, Víctor Manuel Hanne, Editor, 1996. “…Bajtín accede en su vejez al reconocimiento
soviético de la mano de Roman Jakobson. El
Narrativa posestructuralismo francés de Barthes, en sordina, y
BIALET, Graciela. Los sapos de la memoria. Córdo- de Kristeva, a viva voz, lo incluye en el temario
ba, Op Oloop Ediciones, 1997. universitario y de allí en más la vulgata hará estragos.
CAMPORA, Alicia. El ritual de la última semana. El riguroso trabajo de E. Drucaroff permite al público
Buenos Aires, Editorial Vinciguerra, 1996 lector introducirse (sin la pretendida inocencia de un
FERNANDEZ MORENO, Inés. Un amor de agua. conocimiento universal, que finge un Buenos Aires
Buenos Aires, Alfaguara, 1997. igual a París) con adecuada contextualización en una
MEDINA, Mirta. Los juegos siniestros argentinos. obra capital para la teoría literaria”.
Buenos Aires, Ediciones Corregidor, 1996.
MIGUENS, Silvia. Lupe. Buenos Aires, Tusquets ESCLIAR, Myriam. Mujeres en la literatura y la vida
Editores, 1997. judeoargentina. Bs. As. Editorial Milá, 1996. [Ayacucho
VEROLIN, Irma. La escalera del patio gris. Buenos 632 / 1026 Bs. As.]
Aires, Ediciones Ultimo Reino, 1996. “Este trabajo intenta investigar sobre el papel que
le tocó desempeñar a la mujer en le inmigración judía
Boletín, Cuaderno, Revista en la Argentina en los períodos que corresponden a los
Brujas. Año 16, Nº 24 (marzo 1997). “Feminismo y últimos años del siglo XIX y los primeros del XX”.
Neoliberalismo”.
Mujeres & Compañía. Nº 9 (dic. 1996) – Nº 10 (abr.– FERRO, Lucía. Las socialistas que hicieron
mayo 1997). futuro.Buenos Aires, s/e, 1996. [Impreso en Agencia
News Letter. La Red de Mujeres Ejecutivas. Año 4, Periodística CID / Av. de Mayo 666 / Bs.As.]
Nº 3 (mayo 1997). Presenta semblanzas de 29 mujeres socialistas que
Feminaria / x / 19 / 44
“nacieron en el siglo XIX y desarrollaran su actividad América. Santafé de Bogotá, Panamericana, 1997.
a principios y mediados de este siglo. Se intenta [Carrera 35 No. 14-67 / S. de Bogotá, Colombia]
recordarlas a través de sus acciones y de sus escritos “Este libro recoge biografías que rescatan el acon-
los cuales se transcriben textualmente en su totali- tecer histórico y el quehacer vital de mujeres hispano-
dad, y fragmentos de aquellos trabajos muy extensos”. americanas que marcaron su momento y su medio por
haberse enfrentado a las reglas establecidas o a las
FITERE, Susana, selección, prólogo y notas. Muje- injusticias sociales que las marginaban. Los temas se
res 2. Imágenes latinoamericanas. Buenos Aires, Edi- suceden linealmente desde la Conquista hasta el fin
ciones Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, del segundo milenio…”.
1997 [Av. Rivadavia 1944 / 1033 Bs.As.]
“La larga historia de la mujer en América Latina, OLLER, Lucrecia. Para que ningún ser humano sea
desde los días de la Conquista a este umbral del siglo golpeado jamás. Bs. As., Ed. Lugar de Mujer, s/f.
XXI es, fundamentalmente la historia entre la sumi- [Corrientes 2621 8º / 1046 Bs. As.]
sión y la liberación. Por eso importan tanto los testimo- “Esta publicación es un intento de recopilar, orde-
nios de ‘las sin voz’ y de las múltiples maneras que nar y transmitir las múltiples, diversas, vitales y a
tuvieron para expresarse: desde cartas y documentos veces desordenadas actividades que integran nuestra
personales, hasta las formas más elevadas de la experiencia de trabajo y nuestra militancia en la lucha
escritura. Esta antología registra sólo algunas voces permanente contra la violencia doméstica”.
de esa significativa lucha de las mujeres que manifes-
taron su derecho a la vida, a la dignidad, al respeto por PORTUGAL, Ana María y Carmen TORRES, edito-
su condición humana. Algunas lo hicieron desde el ras. Por todos los medios. Comunicación y género.
discurso y el accionar de la política; otras, desde la Santiago, Isis Internacional, 1996.[Casilla 2067, Co-
literatura o la canción popular”. rreo Central / Santiago de Chile]
“Presenta las reflexiones, investigaciones, expe-
FRAISSE, Geneviève. La diferencia de los sexos. riencias y los nuevos cuestionamientos de
Bs. As., Ediciones Manantial, 1996. trad. Horacio comunicadoras latinoamericanas y de otros continen-
Pons [Av. de Mayo 1365 6º / 1085 Bs. As.] tes, relativos a las mujeres y los medios de comunica-
La diferencia de los sexos no es un objeto filosófico ción –tradicionales, alternativos o los de la nueva era
y, sin embargo, esa diferencia se lee en los textos desde tecnológica– en un mundo marcado poe la economía
Platón hasta hoy. Amor y Eros no existen sin el Otro, globalizadora, el marketing y el rating. El objetivo:
otro sexo y otro discurso, otredad y alteridad. Está buscar estrategias inéditas y atrevidas para apropiar-
claro que la actividad filosófica depende del deseo. nos del espacio comunicacional de cara al 2000”.
Cómo comprender entonces esta presencia/ausencia
de la diferencia de los sexos en el testo filosófico, ¿no PRECE, Graciela, María Herminia DI LISCIA y
será un medio de intercasmbio en el discurso más que Laura PIÑERO. Mujeres populares. El mandato de
el objeto mismo del discurso? ¿No hay, por otra parte, cuidar y curar. Bs. As., Editorial Biblos, 1996.
a partir de la época moderna y de la declinación de la “Quien recorra las páginas de este libro se enfren-
metafísica, un uso nuevo de la diferencia de los sexos tará con los saberes y las prácticas de mujeres de los
que los filósofos habrían identificado, sin evaluar sectores populares de Santa Rosa (Pcia. de La Pampa),
siempre su apuesta conceptual? Para responder a además de con sus representaciones acerca de la
estas cuestiones, este libro plantea la hipótesis de la salud–enfermedad, también con datos sobre sus rela-
historicidad de la diferencia de los sexos. ciones con la medicina científica y con las prácticas
populares, sobre la accesibilidad de sus familias a los
GIBERTI, Eva, Silvia CHAVANNEAU DE GORE y servicios de salud comunitarios y a la evaluación de
Beatriz TABORDA. Madres excluidas. Buenos Aires, estos servicios por sus usuarios”.
Grupo Ed. Norma y FLACSO, 1997. [Moreno 376 1º /
1091 Bs. As.] H. SENADO DE LA NACIÓN. Encuentro Bicameral
“Madres excluidas es un ensayo que polemiza lo en homenaje al Día Internacional de la Mujer. Bs. As.,
que naturalmente entendemos por adopción. Cuestio- Secretaría Parlamentaria, 1996.
na los parámetros y los límites que la definen, pone en En este Encuentro “se analizaron las leyes sancio-
evidencia injusticias y prejuicios, y a partir de ello, nadas, se relevaron los proyectos legislativos en trámi-
permite repensarla en toda su magnitud y con un te y se propusieron las cuestiones consideradas pen-
mayor compromiso con la verdad”. dientes en relación con los derechos de la mujer, en
cinco áreas dundamentales: salud, participación po-
IGLESIA, Cristina. Islas de la memoria. Buenos lítica, educación, violencia y trabajo. Cada uno de esos
Aires, Cuenca del Plata, 1996. [Tte. Cnel. Recuero temas fue abordado, durante la asamblea legislativa,
2895, 3º / 1406 Bs. As.] por varios oradores, en representación de los bloques
La autora “analiza las relaciones entre la escritura de la mayoría, de los de la minoría y de las organiza-
autobiográfica de Victoria Ocampo, los Testimonios y ciones de la sociedad civil. Las exposiciones fueron
el proyecto literario y editorial de la revista Sur”. sintetizados por dos académicas al finalizar el encuen-
tro. Las organizaciones no gubernamentales presen-
JARAMILLO, María Mercedes y Betty OSORIO, taron, además, ponencias por escrito sobre los temas
introducción. Las desobedientes. Mujeres de nuestra de su especialidad”.
L I T E R A R I A
SUMARIO
Ensayo:
Graciela Batticuore: Lectoras en diálogo en América finisecular .................................................. 46
Martha Campobello: Mujeres memoriosas: acerca de la memoria en la escritura femenina .......... 49
Narrativa:
Esther Andradi: Propiedades ...................................................................................................... 53
Adriana Yankelevich: Rusalca ..................................................................................................... 56
Poesía:
Eavan Boland ............................................................................................................................. 58
Mayra Santos Febres .................................................................................................................. 61
Teatro:
Flavia Ugalde: “Vuelan pájaros negros” [fragmentos] ................................................................... 62
46 feminaria literaria / VII / 12
idea”: “Si llega a realizarse la gran reforma que espe- mas desconocidos transportes, quedando desde este
ramos, en la educación del bello sexo, será la estrella momento declarada su vocación”.
más brillante que llevará el siglo XIX”, expresa Merce- El efecto conversor de la lectura es aquí instantá-
des Cabello en un texto que se publica repetidas veces neo. Pero por si el ejemplo literario no fuera argumento
en diversos medios de Lima y Buenos Aires: “Influen- convincente para muchos, la escritora apela a la
cia de la mujer en la civilización”.7 anécdota religiosa. San Ignacio de Loyola fue militar de
Esta “nueva idea” crece implícita pero elocuen- carácter belicoso e imaginación exaltada hasta que se
temente sobre las propuestas progresistas de las topó, por casualidad, con las “Flores de los Santos”.
viejas ideas de la generación del 37 en Argentina, que Esta lectura piadosa le provocó una “revolución com-
había sostenido con vehemencia la educación del pleta”: cambió su “espada de guerrero por la cruz y la
pueblo como medio de civilización. Las viejas crónicas disciplina de los mártires”.
costumbristas de Alberdi, como la tan oportuna “Doña Cabello construye la escena de la lectura como
Rita Material”, que tenía como protagonista a una acontecimiento definitorio del rumbo de una vida,
mujer que representaba, en su ignorancia, los males aquello capaz de darle sentido a lo que hasta entonces
de la sociedad de su época, se reciclan en estas sufría de tedio o rebeldía. Hacia el final del ensayo se
publicaciones por las cuales circulan, alternativa- desliza todavía un argumento sutilmente diverso: “Por
mente, los impulsos de ilustrar a la mujer y la necesi- medio de la lectura, podemos llegar a atesorar un
dad de controlar un saber que puede resultar caudal de ideas, que cosechado con buena eleccion en
peligrosamente excesivo. las fuentes que otras inteligencias han enriquecido,
Para Carolina Freyre de Jaimes -en un ensayo que puede llegar a formar un conjunto, al que llegará un
se publica en El Correo del Perú, también en 1876- el día que llamemos nuestras opiniones y nuestros prin-
perfil de la lectora encuentra su lugar privilegiado en cipios. Y es innegable, que las opiniones y principios
la casa del obrero. La mujer del obrero es el artífice de un individuo son los que deciden de su porvenir”.
posible de la salvación de una clase que mediante la Aunque Cabello ha eludido, a lo largo del artículo,
instrucción femenina tendrá la oportunidad de redi- ilustrar sus argumentos con la contravertida figura de
mir sus malos hábitos. “¿Por qué ese hogar triste y la lectora, el fantasma de la conversión femenina
desmantelado, sin encantos hoy para nuestra familia, acecha, ahora, a los interlocutores. ¿A quiénes incluye
no había de convertirse en una mansión de flores, en la promesa del advenimiento de estas opiniones forma-
un nido de alegrías? ¿Me oponéis como razón vuestra das que alientan la lectura, sobre el final de una
pobreza? Yo sólo opongo la indolencia natural en que columna que revela, al pié, un nombre de mujer?
habéis sido criadas, al descuido habitual y el espíritu ¿Cuál puede ser el propósito de este cauteloso texto
de vagancia infundidos desde la niñez por el círculo en que invita a la práctica de una lectura que saca al
que habéis vivido”.8 guerrero de la exaltación profana y lo lleva al claustro
En este y otros ensayos que circulan en publicacio- de la Iglesia, pero que en el desplazamiento acusa,
nes y conferencias de escritoras peruanas, la mujer justamente, el poder de conversión de la letra, su
viene a llenar todos los puntos críticos de la crisis de la capacidad de cambiar no sólo una vida sino un modo
vida moderna: es la formadora de los hijos y consejera de pensarse a sí mismo y de tomar lugar en el mundo?
del esposo, que desde el interior de la casa opera El argumento formalmente moderado de Cabello
“indirectamente” sobre el curso de la vida cívica y toca oblicuamente un punto crítico del debate social:
política, pero también, es capaz de rehabilitar la consa- el de los límites de la educación femenina. Sobre el
bida indolencia americana, y hasta de evitar la inmigra- saber de la letra de las mujeres se cierne, precisamen-
ción excesiva y peligrosa, ocupando puestos de trabajo te, el fantasma de la conversión. Raimunda Torres y
que ya demasiados extranjeros han venido a cubrir.9 Quiroga, colaboradora asidua de La Ondina... expresa,
defendiendo el derecho de las
La lectura. Conversiones y fantasmas mujeres a la educación, esta
En enero de 1876, Mercedes Cabello publicó frase crispante: “La mujer,
–también en El Correo del Perú– el ensayo “La lectura”. dándosele una sólida instruc-
Casi un mes después La Ondina del Plata lo reproducía ción, puede llegar a ser un
entre sus páginas, dándole la bienvenida a esta hombre femenino”. El argu-
interlocutora cuyas posiciones sobre la educación de mento, desde luego, es viejo,
la mujer habían tenido ya una circulación notable y remite a la figura de la sabia
venían a reforzar las ideas pregonadas por el semana- excepcional, que no consti-
rio porteño.10 tuye un modelo para las otras,
Cabello construye la escena casi sacramental de la porque, ¿qué cosa inabor-
lectura, declarando su caracter de “conversión” del dable, inasible, incontrolable es
rumbo de una vida. Su argumento se nutre de la un “hombre femenino”?
anécdota biográfica de dos clásicos: La Fontaine no
había conocido “su numen poético” hasta que un El perfil de la lectora
oficial le leyó la oda de Malherbe a la muerte de Casi un mes después de la aparición de “La lectura”
Enrique IV: “Al escuchar esta música nueva para él - de Cabello en La Ondina del Plata, se publica otro
dice la escritora citando a M. Tissot- La Fontaine, ensayo firmado con iniciales, que haciéndose eco del
semejante a esos mudos que un nuevo descubrimien- título entabla diálogo y propone ajustes.11
to ha venido a dar movimiento a su lengua, sintió los Sagazmente, el autor coloca en primer plano los
48 feminaria literaria / VII / 12
peligros que el texto de la escritora se ocupa de dominio público se hace ante todo bajo la forma de una
neutralizar en el uso de los masculinos y los sustantivos inserción indirecta, mediante el recurso al instrumento
abstractos. Si Cabello afirmaba que “la lectura es uno falsamente neutro de lo literario”.12
de los acontecimientos que más poderosamente influ- En la capacidad de la lectura de estimular emocio-
yen en el porvenir de un hombre”; el anónimo deslinda nes y formar opiniones, como señalaba Cabello, es en
y fija los alcances de la generalización: “Particular- donde se arriesga el límite entre el modelo aceptable de
mente en la mujer, sensible por excelencia, y en la “mujer ilustrada” y el de la “desdeñable literata”.
nuestro clima, donde la imaginación predomina, exal- Muchas de estas últimas son, precisamente, quienes
tándose con facilidad, la influencia de la lectura debe impulsan a las mujeres a escribir novelas que ilustren
mirarse seriamente”. la historia nacional y americana. Los relatos de Gorriti,
La lectura femenina debe situar sus límites en las las tradiciones limeñas de Clorinda Matto, entre otras,
fronteras de los textos piadosos y el relato didáctico, van abriendo el camino a las imitadoras, que serán
que ordenan el modelo a seguir, especialmente en la cada vez más numerosas.
edad “en que las pasiones empiezan a desarrollarse” El perfil de la lectora y la legitimidad de la literata
en la joven. Como Jaimes para defender el derecho a crecen conjuntamente al amparo de una superposi-
la educación femenina, el anónimo focaliza, él tam- ción táctica con la figura de la patriota. La trampa es
bién, para ilustrar su arenga, la escena imaginaria de evidente pero efectiva, irreprochable. Cuando Merce-
la lectura en la casa del obrero, que sirve esta vez, para des Cabello da su primera conferencia en El Club
situar los desastres de una formación sin tutela. Literario de Lima, en 1876, organiza su disertación en
“Nuestro corazón se estremece de dolor cuando vemos torno al amor patrio de la mujer, que desde el interior
polular en las calles de la ciudad esa multitud de del hogar doméstico cumple una acción decisiva en el
repartidores de novelas, que van al hogar de la humil- curso de la vida política. Lo interesante es que a la hora
de obrera a derramar veneno en sus venas, arrancán- de ilustrar sus argumentos con ejemplos, Cabello se
dole al mismo tiempo una parte de su trabajo diario. sale, literalmente, del espacio del hogar para recupe-
Ignorantes que apenas saben leer, para quienes cual- rar el modelo de la patriota actuando en el campo de
quier libro es un evangelio, se embiragan en la lectura batalla: “Mas no es allí, en el hogar doméstico, donde
de esas páginas encantadoras y fatales que exaltan su buscaré el tipo de la mujer patriota. [...] Lo buscaré, sin
cerebro produciendo un desequilibrio terrible que tal embargo, al pié de los altares de la patria y en medio
vez las conduce a la más triste degradación [...]. del fragor del combate, rivalizando con el hombre en
Conocemos la historia de un corazón bellísimo, extra- valor y heroísmo, cuando la patria ha necesitado de su
viado por una mala lectura”. brazo para salvar su libertad” (el subrayado es mío).13
La escena de Jaimes se ha invertido: la casa del Las leyendas biográficas de Carlota Corday, de Mme.
obrero se convierte aquí en el lugar ideal para ilustrar los Roland, de Policarpa Salavarrieta, en América, de
desvíos de esta lectora de novelas que malgasta en ellas Andrea Bellido, de Juana Azurduy, van componiendo
su tiempo de trabajo y suma, en la “mala lectura” una el mapa exaltado de estas precursoras cuya acción
degradación nueva a la miseria de su clase: la de la mala excede el lugar que sigue siendo explícitamente ade-
mujer. Así lo expresarán también otras crónicas que cuado para la labor de la mujer, pero cuyo modelo,
van trazando los cuadros costumbristas en las publica- pese a la contradicción, no puede ser rebatido esta vez
ciones periódicas. La obrera condensa, evidentemente, por los interlocutores.
el emergente más atractivo del imaginario del progreso La analogía explícita o implícita con la patriota
y sus conflictos. Sirve tanto para alentar la educación convive permanentemente con el perfil de la lectora
femenina como para contener los impulsos excesivos, modelo que promueven los intelectuales progresistas
ofreciendo una escena clave que muestra, fácilmente, la de fines de la centuria, así como del patriotismo se
solución y el problema, el derecho y el revés de una nutre el modelo de la novelista americana, en un
trama compleja que anuda el debate sobre la alfabetiza- momento en que el género todavía causa escándalo e
ción femenina con las reticencias de clase. impone la exclusión aparentemente necesarias de “la
Pero el argumento del anónimo no está en el otro mitad más bella de la raza humana”.
extremo del de Jaimes: se trata precisamente, de formar
a la mujer a través de la letra, en “la buena lectura”, sin Notas
1 Este trabajo fue presentado en las XI Jornadas de Inves-
dar curso libre a su capacidad de elección. No la lectura
tigación del Instituto de Literatura Hispanoamericana de la
en general, sino la novela, en particular, dramatiza un
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos
campo minado de peligros para la lectora: compone, por Aires, en diciembre de 1995. Ha sido incluido en Fronteras
fuera del espacio real, doméstico, en el que transcurre Literarias en la Literatura Latinoamericana. Actas de las XI
la vida de la mujer, un mundo virtual de luchas Jornadas de Investigación. Instituto de Literatura Hispanoame-
pasionales, sociales, políticas, que la invitan a la re- ricana, Universidad de Buenos Aires, Bs As., 1996
flexión y la forman en una conciencia interpretativa 2 “La mundanidad (...) en los siglos XVI, XVII y XVIII
acerca de sí misma y de su entorno. Marie -Claire Hook constituye todo un hecho civilizador”, expresa Claude Dulong
Demarle, en su ensayo “Leer y escribir en Alemania”, y cita a Voltaire: “antes de ser hombre de letras hay que ser
señala que entre 1790 y 1815 el contexto histórico hombre de mundo” . La conversación con ellos, más que la
europeo motiva una cantidad de novelas escritas por lectura, había propiciado durante mucho tiempo, el modo de
formar a una mujer ilustrada sin que fuera, ella misma, una
mujeres, cuya característica común consiste en relacio-
mujer mundana. Claude Dulong, “De la conversación a la
narse con su época, con la Revolución y con sus creación”, en Historia de las mujeres, tomo IV. Sobre este
consecuencias directas. “El acceso de las mujeres al aspecto, me ha resultado, también, muy estimulante el
feminaria literaria / VII / 12 49
trabajo de Joan B. Landes, Women and the Public Sphere, in Europa, 1892.
the Age of the French Revolution, Ithaca and London, Cornell Habermas, Jürgen, Historia y crítica de la opinión pública,
University Press, 1988. Barcelona, G. Gili, 1981.
3 Susan Kirkpatrick, Las románticas. Escritoras y subjetivi- Hoock-Demarle, Marie-Claire, “Leer y escribir en Alemania”,
dad en España, 1835-1850, Madrid, Ediciones Cátedra, 1989. en Historia de las mujeres, España, Taurus, 1990.
4 Pienso, concretamente, en el caso de la primer genera- Kirkpatrick, Susan, Las románticas. Escritoras y sujetividad
ción de escritoras peruanas -entre quienes se cuentan Mer- en España, 1835-1850, Madrid, Ediciones Cátedra, 1989.
cedes Cabello, Carolina Freyre de Jaimes, Clorinda Matto de Landes, Joan B. Women and the Public Sphere in the Age of the
Turner, Teresa de Fanning- y el círculo prestigioso de intelec- French Revolution, London, Cornell Univ. Press, 1988.
tuales de El Club Literario de Lima, que hacen alianzas para La Ondina del Plata, Bs. As., 1876-1879. Semanal.
debatir, conjuntamente, la necesidad de la educación feme- Masiello, Francine, La mujer y el espacio público. El periodis-
nina y del rol del intelectual, como panaceas de los males que mo femenino en la Argentina del siglo XIX, Bs. As., Femi-
aquejan a la sociedad del momento. En este sentido, las naria Editora, 1994.
Veladas Literarias de Juana Manuela Gorriti ofrecieron el Ramos, Julio, Desencuentros de la modernidad en América
espacio de intermediación entre el salón selecto de los Latina, México, Fondo de Cultura Económica, 1989.
intelectuales prestigiosos del Club y las literatas que recién Sánchez, Luis Alberto, La literatura peruana. Derrotero para
comenzaban a publicar sus primeros ensayos y ficciones. una historia espiritual del Perú. Tomo VI. Naturalistas,
5 Raimunda Torres y Quiroga, “Filosofía sobre la instrucción ideólogos y modernistas, Asunción del Paraguay,
de la mujer”, en La Ondina del Plata, n. 9, 27 de febrero de 1876. Guarania, 1951.
6 La escritora europea o americana de renombre: viajera, Tauzin-Castellanos, “La narrativa femenina en el Perú antes
extranjera y consagrada, provee a las contemporáneas la de la guerra del Pacífico”, en Revista de Crítica Literaria
figura simbólica indispensable para avalar el modelo de la Latinoamericana, Año XXI, n.42, Lima-Berkeley, 1995.
mujer ilustrada. En torno de la “visitante” se alimentan Villavicencio, Maritza, Del silencio a la palabra. Mujeres perua-
imaginarios sobre la cultura a la que ella pertenece, al tiempo nas en los siglos XIX y XX, Lima, Ed. Flora Tristán, 1992.
que se organiza su leyenda biográfica para que ésta garantice Williams, Raymond, Cultura. Sociología de la comunicación y
la legitimidad y, especialmente, la moralidad de su “diferen- el arte., Barcelona, Ed. Paidós Ibérica, 1981.
cia”, en la medida en que esa figura extraordinaria de la
letrada es plausible de ser imitada. Así lo evidencia el empeño
de los contemporáneos en poner de relieve la dignidad de la
vida privada de la literata, como la prueba más feaciente de
su valor intelectual. Algunos ejemplos lo proporcionan la Mujeres memoriosas:
Baronesa de Willson y Juana Manuela Gorriti, en Lima;
Clorinda Matto, en Buenos Aires; Mercedes Cabello como
acerca de la memoria en
corresponsal folletinista en España.
7 Mercedes Cabello, “Influencia de la mujer en la civiliza-
la escritura femenina
ción”. Este artículo se publica por primera vez en El Correo del
Perú, en 1874. Nuestra cita corresponde a la publicación
Martha Campobello*
posterior en La Ondina del Plata, n. 11, 12 de marzo de 1876.
8 Carolina Freire de Jaime, “El hogar del obrero. La
Mujer”, El Correo del Perú, n. VIII, 20 de febrero de 1876. a preocupación por la memoria atraviesa
9 Siempre preocupada por explicitar esta relación incon-
Nombre y voz, memoria y deseo, nos permiten tales como: la polifonía, la tematización de una sensi-
hoy darnos cuenta de que vivimos rodeados de bilidad diferente, que les permite a los personajes
mundos perdidos, de historias desaparecidas. Esos femeninos percibir situaciones de las que no se perca-
mundos y esas historias son nuestra responsabi- tan los personajes masculinos, y especialmente, el
lidad; fueron creados por hombres y mujeres. No papel que cumple en todos estos textos el cuerpo
podemos olvidarlos sin condenarnos nosotros mis- femenino, como lugar simbólico donde se inscriben/
mos al olvido. Somos los testigos del pasado para escriben los acontecimientos y los sentimientos. En
seguir siendo los testigos del futuro. todos los casos el sema “cuerpo” se reitera permanen-
Entonces nos damos cuenta de que el pasado temente: funciona como un elemento cohesivo no sólo
depende de nuestro recuerdo, aquí y ahora, y el en la textualidad de cada obra en particular, sino que
futuro, de nuestro deseo, aquí y ahora. Memoria y también es un elemento que da cohesión al corpus
deseo son imaginación presente. …Este es el hori- seleccionado. El cuerpo constituye en estos relatos
zonte de la literatura.1 otro nivel semiótico, es soporte material dotado de
significación, pues se convierte en un espacio deposi-
La memoria se filtra en la escritura como un tario de signos, marcas de los hechos y de las sensa-
palimpsesto que incorpora otras voces y otros saberes. ciones que dan sentido a los personajes. Es el lugar
En primer lugar, le da la entrada a la voz de la historia donde se conjugan el placer, la vida y la muerte, donde
y de la cultura; en el caso de estos textos se trata de las se registra el compromiso de “poner el cuerpo” para la
voces de la cultura oprimida, la cultura indígena, y lucha, para participar en la historia -así ocurre con los
también de la recuperación del espacio íntimo de las personajes de Lavinia o Laura- en La mujer habitada
mujeres, marginadas históricamente por el discurso y “La culpa es de los tlaxcaltecas”. También el cuerpo
patriarcal. La escritura memoriosa avanza sobre un es el sitio que el sufrimiento del abandono, la pérdida
vacío, una ausencia provocada por la versión oficial de y el vacío laceran, y de ese dolor surge el recuerdo y la
la historia. Se escribe porque se recuerda, para cons- reflexión sobre el comportamiento masculino, a través
truir otro imaginario y otra versión y, sobre todo, para del cual se filtra el imaginario patriarcal. Tal es el caso
que no se olvide. Por lo tanto, estos textos llevan a de los textos que operan sobre la memoria íntima.
pensar en la función social de la literatura, que es Retomando los textos que recogen la memoria
proponer la lucha contra el olvido y la apelación a la histórica, la relación que guardan entre sí el relato de
reflexión, un modo de acción que el escritor comprome- Elena Garro y la novela de Gioconda Belli, es que en los
tido ejerce a través de la palabra. En este sentido, la dos se recupera la memoria sobre el pasado indígena,
elección de hacer memoria es un gesto con significación un pasado que, en realidad, no ha quedado sumergido
ideológica de compromiso, que, asumido por estas en el tiempo sino que está presente, forma parte de la
voces femeninas es doble. Por un lado, significa convo- cultura latinoamericana y, como se desprende de
car el recuerdo de la historia y por otro, revertir la estas obras, es necesario recordarlo.
mirada tradicional, el imaginario patriarcal sobre la En “La culpa es de los tlaxcaltecas”, la protagonis-
pasividad femenina en la historia, ya que los personajes ta, Laura, vive en dos tiempos y en dos espacios: el
femeninos de estas obras toman partido en la acción, presente en la ciudad de México y el pasado en el
tienen una función actancial muy marcada en los momento de la destrucción de Tenochtitlán. Esa si-
acontecimientos. La filiación con la estética de la litera- multaneidad atraviesa el relato pero no todos los
tura comprometida se da desde dos lugares: sea a partir personajes la perciben, lo intersante del texto es que
de la actividad de las escritoras o de los personajes sólo dos mujeres –los personajes de Laura y su criada
femeninos, la connotación es la misma: la mujer es indígena, Nacha– comprenden la coexistencia temporo–
activa y su participación genera cambios. espacial porque son las que poseen el saber acerca del
Dentro de la línea de mujeres memoriosas me acontecimiento histórico –la caída de la ciudad
interesa centrarme en un corpus formado por los primigenia–. El resto de los personajes quedan al
siguientes textos: “La culpa es de los tlaxcaltecas” margen de los hechos y no entienden qué es, en
(l964), cuento de Elena Garro; la nouvelle Sed de mar realidad, lo que le pasa a Laura. Estos, que asumen la
(1987), de Esther Seligson, y las novelas Querido voz del discurso patriarcal, califican como “locura” a lo
Diego, te abraza Quiela (1978) de Elena Poniatowska, que escapa a sus saberes y su capacidad de compren-
todas ellas escritoras mexicanas; La amortajada (l938) sión. De este modo el relato tematiza otra cuestión
de María Luisa Bombal, chilena y La mujer habitada propia de la escritura femenina: ésta muestra el
(1992) de Gioconda Belli, nicaragüense. monologismo característico de dicha práctica discur-
A pesar de que estos textos constituyen un corpus siva que no acepta la “diferencia”, que lleva a los
que poseen como rasgo en común la preocupación por márgenes aquello que no forma parte de su dominio,
el rescate de la memoria, se pueden establecer dos dando el atributo de “locura” a un saber y una memo-
grupos de filiación según el tipo de recuerdo al que ria distintas, otra mirada sobre la historia.
convocan. Por una parte, el relato “La culpa es de los Me preguntaba por mi infancia, por mi padre y
tlaxcaltecas” y la novela La mujer habitada remiten a por mi madre. Pero yo no sabía de cual infancia ni
la memoria de la historia; por otra, La amortajada, Sed de cual padre, ni de cual madre quería saber. Por
de mar y Querido Diego, te abraza Quiela, a la memoria eso yo platicaba con él de la Conquista de México.
íntima, personal. En ambos casos se plantea la escri- ¿Tú me entiendes, verdad? -aclaró Laura con los
tura como la recuperación del pasado a través de la ojos puestos sobre las cacerolas amarillas. [...]
memoria, con marcas que remiten al género femenino, - Mamá, Laura le pidió al doctor la Historia de
feminaria literaria / VII / 12 51
Bernal Díaz del Castillo, dice que es lo único que le memoria acerca de la dominación presente en América
interesa. Latina. Cierta parte de la literatura escrita por mujeres
La señora Margarita dejó caer el tenedor. recupera a personajes históricamente marginados y les
-¡Pobre hijo mío! ¡Tú mujer está loca! da en la ficción un espacio para que sus voces circulen.
-No habla sino de la caída de la gran Tenochtitlán Este aspecto es, en realidad, una de las caracterís-
-agregó el señor Pablo, cabizbajo.2 ticas de la escritura femenina pues ésta ingresa a la
literatura la voz de los silenciados, los códigos orales,
A través de una trama y una historia múltiple el textos populares, es decir, aquellas voces que no entran
cuento pone en escena la permanencia del pasado en el discurso monológico del poder. En relación a este
indígena en el presente y son aquí las mujeres las que trabajo de recuperación de voces y la posibilidad de
sostienen la memoria, en oposición a uno de los perso- hacerlas circular en el sistema literario, pienso también
najes masculinos, Pablo, marcado por el rasgo del en otros dos libros donde la memoria es disparadora de
olvido. Laura no sólo es la esposa de Pablo, también es/ escritura: el texto de Elena Poniatowska La noche de
era una indígena tlaxcalteca que convoca a la historia Tlatelolco, armado con fragmentos de testimonios ora-
tanto por su experiencia de la destrucción de la ciudad les de los protagonistas de la matanza estudiantil en la
de Tenochtitlán como por sentir en el presente -tiempo Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco en 1968, y en su
cero del relato- la necesidad de leer La verdadera novela Hasta no verte Jesús mío, donde aunque la
historia de la conquista de la Nueva España de Bernal protagonista, Jesusa Palancares, es una analfabeta, es
Díaz del Castillo. Esto se puede interpretar como la su voz la que narra la historia.
explicitación de la poética del relato: la literatura es un Otro rasgo de la escritura femenina es el de situar
modo de recuperar, de hacer memoria de la historia. su producción en géneros de carácter más intimista,
En La mujer habitada, Itza es la memoriosa. Se trata que si bien ya forman parte del canon literario, mu-
del espíritu de una mujer indígena que habita en la savia chas veces se los ha considerado en los márgenes. Me
de un árbol de naranjas que penetra en el cuerpo de refiero a diarios, cartas, autobiografías, géneros por
Lavinia y le infunde su valor y su sabiduría cuando ésta excelencia memoriosos, pero que, además, se caracte-
bebe su jugo. A través del monólogo interior de Itza el rizan por trabajar sobre una memoria íntima. Se trata
texto evoca la resistencia indígena contra los españoles. de discursos donde el sujeto enunciador vuelve la
En esta novela el motor la de escritura es, precisamente, mirada sobre su interioridad y los textos trazan un
la resistencia como una constante en los pueblos lati- espacio y una memoria privada, gesto opuesto al de las
noamericanos, ya sea contra el avance del conquistador obras antes mencionadas.
o contra los gobiernos dictatoriales modernos. El texto Me interesa, en esta línea, destacar tres textos: Sed
muestra el valor performativo de la memoria: el recuerdo de mar, Querido Diego, te abraza Quiela y La amorta-
de Itza incorporado en el cuerpo de la protagonista jada. En los tres la memoria de las historias de amor
principal -Lavinia- la lleva a actuar, a tomar partido en vividas por las protagonistas es productora de escritu-
la lucha -que en este caso se produce desde las filas del ra; la palabra narrada surge de la rememoración
Movimiento de Liberación Nacional, en un espacio fic- personal, íntima, donde el cuerpo femenino es el
cional nombrado Faguas -pero que podrá representar a primer protagonista, puesto que es el lugar simbólico
cualquier país centroamericano-. La memoria, más allá donde el recuerdo lacera, lastima y se inscribe, donde
del conocimiento conciente de Lavinia, lleva a la acción. se materializa la memoria.
Ya no se irá de la tierra como las flores que Sed de mar, de Esther Selligson, juega no sólo con la
perecieron, sin dejar rastro. Oculta en la noche en multiplicidad de voces -la polifonía es otra marca de la
que me mira hay presagios y ella avanza desenvai- escritura femenina-, sino también con varios géneros
nando por fin la obsidiana, el roble. Poco queda ya que se entrecruzan para formar el texto: el diario de
de aquella mujer dormida que el aroma de mis Penélope y la carta que ésta le deja a Ulises, junto con
azahares despertó del sueño pesado del ocio. Len- las voces de Telémaco, Ulises y la nodriza Euriclea
tamente Lavinia ha ido tocando fondo en sí misma, buscando dar sentido al acontecimiento que revierte el
alcanzando el lugar donde dormían los sentimien- imaginario acerca del rol tradicional de la mujer: aquí
tos nobles que los dioses dan a los hombres antes Ulises es el abandonado por Penélope. El recuerdo de su
de mandarlos a morar a la tierra y sembrar el maíz. amor con Ulises, interlocutor ausente de su escritura,
Mi presencia ha sido cuchillo para cortar la indife- es el motor que la impulsa a escribir y a actuar. El texto
rencia. Pero dentro de ella existían ocultas las está armado sobre dos niveles de escritura, ambas
sensaciones que ahora afloran y que un día ento- convocadas por el acto memorioso de Penélope. En el
narán cantos que no morirán. primero, la memoria produce el diario y la carta. Estos,
a su vez al ser leídos por Ulises y Telémaco, son
¿Por qué la empujé? ¿Qué me llevó a impulsarla generadores del segundo nivel discursivo: las partes en
hacia afuera allí donde se escuchaban sonidos de que dichos personajes, junto con Euriclea, asumen la
batallas? Ni yo misma lo sé. ¿Sentí la profunda voz. Nuevamente, el recuerdo afecta el cuerpo, que es el
necesidad de medir mis fuerzas? ¿O fue que en mí lugar donde se siente la ausencia y el olvido masculino:
resonaron los recuerdos de los bastones de fuego? ...era soñar forzando la remembranza: ‘después
de haber sido tomada entre tus brazos -me decía-
Los dos relatos no se agotan solamente en mostrar ¿qué otros brazos sabrían recibirme?’ Mientras en el
el género femenino como sostén de la memoria de la salón el deseo de los pretendientes exhelaba su red
historia, pues convocan a que el lector también haga de espejismos hasta mi cabellera, y yo, frente al
52 feminaria literaria / VII / 12
espejo murmurando: ´tómame, tómame en el lumi- hace memoria y a la vez la exorcisa, es liberación de un
noso recinto de tu abrazo y recibe mi apasionada pasado demasiado triste para seguir siendo recorda-
entrega, ininterrumpida’ ...era reconstruir con fero- do, por eso, cuando Quiela decide no hacerlo más, en
cidad un enlace tras otro, los estremecimientos, las la última carta, el texto se cierra:
humedades, y caer exhausta cautiva de mi demonio Ya no recuerdo lo que siguió diciendo porque no
(...) Y tú, en tanto, huías, enfrascado en tus deberes quise escucharlo, ni lo creí siquiera (...) Sobre todo
de guerrero olvidándote, olvidándome... contéstame esta carta que será la última con la que
te importune...
Si Ulises está signado por el olvido, Penélope lo está
por la memoria. Para preservar esos recuerdos decide En estos últimos textos que acabo de mencionar,
huir, modificando la imagen tradicional de la mujer aquellos que forman parte del corpus de literatura
que espera. Escapa para mantener viva la memoria y intimista, se deja entrever una reflexión entre líneas
que el desengaño no la invada. Memoria que no es sólo acerca de la problemática de los géneros literarios. Los
productora de escritura, sino también, móvil disparador diarios y las cartas constituyen un tipo de discurso
de la acción que muestra a la mujer en un rol activo. apropiado para poner en circulación el saber y la toma
En La amortajada, una voz narrativa en tercera de posición del sujeto textual femenino sobre la cultu-
persona focaliza desde Ana María, la protagonista ya ra patriarcal; muestran que la actitud de introspección
muerta, y penetra en su interioridad para dar lugar, femenina es creadora de una mirada que invierte el
luego, a un cambio: fluye el monólogo en primera imaginario y la cultura marcada por el dominio de lo
persona. La escritura surge a partir de la memoria de masculino. Tal es el caso de la reversión del episodio
la vida del personaje femenino, donde se cruzan de La Odisea en Sed de mar, o el hecho de que la voz
historias de amor, odios y desencuentros. masculina tan convocada desde las cartas, en realidad
Te recuerdo, te recuerdo adolescente. Recuerdo nunca ingrese a las páginas de Querido Diego, te
tu pupila clara, tu tez de rubio curtida por el sol de abraza Quiela: el texto no le permite la entrada a la voz
la hacienda, tu cuerpo entonces, afilado y nervioso. masculina, que queda sumergida en el silencio.
[...] Te veo correr tras nuestras piernas desnudas El hacer memoria es un modo de tematizar el
para fustigarlas con tu látigo...” trabajo de la escritura, por eso es que cuando el
…Recuerdo. Me encontraba al pie de una esca- recuerdo ya ha sido dicho, los textos muestran el
linata sacudiendo las ramas, cuajadas de silencio, la escritura calla, sobreviene el final y queda
gotas de un abeto. Apenas si alcancé a oír flotando la pregunta que cierra Sed de
el chapaleo de los cascos de un caballo mar: “¿Habla el silencio? ¿Qué dice el
cuando me sentí asida por el talle, silencio cuando calla?” De estas pre-
arrebatada del suelo. Eras tú...” guntas emerge como respuesta que
el silencio efectivamente habla, pro-
Lo particular en esta obra es que la duce escritura, establece un acto
memoria parte de la muerte/a, como de comunicación, pues como dice
si el recuerdo fuese el acto final que Tamara Kamenszain en su libro
permitiese dar sentido a la existencia, acceder al saber El texto silencioso, la escritura y el silencio se recono-
último. …ésta opera como disparadora de escritura y cen en el camino que los separa del habla; escritura y
como liberadora, con una función catártica. Después silencio se autoconvocan en el espacio íntimo desde el
de recordar, la amortajada se sumerge en paz en el cual las protagonistas de estas tres obras que acabo de
mundo de los muertos. mencionar escriben, conviviendo con la soledad del
Finalmente, otro texto donde la memoria es produc- abandono o de la muerte.
tora de escritura es la novela epistolar de Elena Ponia- Desde ese lugar donde la cultura patriarcal recluye
towska, Querido Diego, te abraza Quiela. En las cartas a la mujer, silenciándola, su voz se apropia del registro
que Quiela le envía al pintor mexicano Diego Rivera, se dominante que es la escritura para rebelarse, produ-
reconstruye su historia de amor, que deviene, una vez ciendo un discurso que cuestiona dicho sistema y el
más, en desencuentro y desamparo. Quiela, la voz narra- imaginario que éste ha construído. Se produce así una
tiva, hace memoria de los años vividos con Diego en París. ampliación del canon de la literatura latinoamericana
Se inicia un invierno crudísimo y me recuerda que incorpora otras voces y otros lenguajes a su
otro que tú y yo quisiéramos olvidar. Hasta tú enorme corpus.
abandonabas la tela para ir en busca de combus- En relación con la particularidad de estos textos de
tible! ¿Recuerdas cómo los Severini llevaron un mostrar a la escritura en su hacerse a partir del
carrito de mano desde Montparnasse hasta más recuerdo, retomo las reflexiones de Tamara
allá del barrio de Montrouge donde consiguieron Kamenszain. Ella atribuye a la escritura femenina
medio saco de carbón? Hoy a la mañana al alimen- varias características, entre las cuales me interesa
tar nuestra estufita pienso en nuestro hijo. Recuer- destacar fundamentalmente la de “artesanal”. Según
do las casas ricas que tenían calefacción central ... esta autora las escrituras artesanales son aquellas
que muestran su carácter artificial, la labor de la
Crea una imagen femenina que de a poco lucha por “escritura”, el hilo que va tejiendo los relatos: precisa-
desprenderse de los recuerdos para asumir una nueva mente ese hilo es la memoria. De modo que la
vida, para independizarse de la historia de amor en autorreferencialidad en estos textos funciona como
que está atrapada y abandonada. Aquí la escritura marca de género. Escritura, memoria, cuerpo son tres
feminaria literaria / VII / 12 53
el comedor y el dormitorio de las niñas -en nuestra mínima historia. Siempre y cuando no nos
ese orden- y doblando por la “L”, la alcoba aplaste un camión al cruzar la autopista.
de los padres, que cerraba la construc-
ción. Debajo del comedor o sala de IV
estar -que entre nosotros sólo se usaba Hubo por cierto, una casa que concentró mis raíces
como corredor para ir de la cocina hacia en la infancia y que guardo en el jardín de la memoria.
uno u otro dormitorio y viceversa-, se No por propia decisión, sino por los avatares del
encontraba el ingreso al sótano. Su pe- movimiento, que no siempre es cauteloso y que puede
numbra dio lugar a más de una fantasía, arrasar también con lo mejor de nosotros. En la casa
pero más allá de ellas, lo decisivo es que del abuelo, el padre de papá, los nogales flanqueaban
después de las grandes lluvias que asolaron el ingreso al visitante, los rosales se disputaban un
la región, el sótano se llenó de agua y no lugar bajo el sol marcados de cerca por los granados
pudimos volver a usarlo. Una “L” con que reventaban en rojo cada otoño mientras ciruelos,
sótano en el medio y algo de imagina- damascos y durazneros se cubrían de frutos no sin
ción letrística puede llegar a convertir- antes dejar algunas ramas al alcance de la mano para
se en un “lo”, nada más ni nada menos que trepáramos los nietos. Fresas y buganvilias,
que el artículo neutro del idioma caste- mandarinos, naranjos y legumbres parecían compla-
llano. Así comienza la escritura de los cerse por igual hundiendo sus raíces en el surco
primeros años de mi vida: Con un “Lo” húmedo de aquella parcela. La casa en sí no valía
colgando en la desmesurada página en blan- nada, hay que ser sinceros. Era una “I” mayúscula, los
co de la pampa. despojos de una columna dórica donde se sucedían en
De aquella casa original mi familia pasó el más precario estado una cocina humeante -abuela
a otra algo más compleja, con dos plantas, tenía todavía una cocina a leña-, un comedor, una sala
una verdadera “H”. A esta casa prefiero que sólo se usaba en especiales ocasiones y el dormi-
adosarle el inmenso patio arbolado que le torio, donde la última vez que estuve allí fue para velar
pone sonido a la primera letra muda de mi al abuelo. En los escasos rincones donde las paredes
historia. Eran seis robustos ejemplares, habían logrado defender su pintura de la voracidad del
alineados de dos en dos como en un tablero tiempo, era posible entrever en alguna orla decorada
de damas, pero no eran damas sino tipas, la dignidad de antaño. El suelo en cambio, permanecía
Tipuana Tipu para los expertos, que así se llaman cubierto sólo por una capa de cemento, ya que el
estos frondosísimos árboles que se dan con profusión dinero nunca llegó a alcanzar para baldosas. ¿Y a mí
en la llanura santafesina. Gracias a este patio con que me importaba? Si esta casa recostada sobre el
proporcionales ínfulas, la “H” aparecía flanqueada por vientre embarazado de la huerta, enmarcada por el
una “E”. Las Tipuana Tipu me acompañaron hasta la cerco frondoso de los árboles, amortiguados sus ángu-
adolescencia con sus flores amarillas y sus chicharras los por mullidas enredaderas que protegían la muta-
del verano escritas en el paisaje del pequeño pueblo de ción de los insectos parecía la escritura en sí misma:
provincia adónde nos habíamos mudado. El fragmen- Una “I” de tiempo, custodiada por la eternidad de los
to de la pampa que comenzaba con “lo” dejaba paso olivos. El abuelo, que había dejado sus raíces en el
ahora a los balbuceos del pretérito perfecto “HE”, que desierto para buscar fortuna en el Nuevo Mundo,
me vio crecer. Claro que no escribí muchas páginas construyó esta casa con sus propias manos, con las
más a partir de “HE”, porque como dije al comienzo, mismas manos arañó la tierra abriéndole surcos, echó
formamos parte de la gran mayoría de la humanidad las cimientes, plantó los olivos, dio de comer a sus aves
que no dispone de casa propia, de un bien raíz donde y caballos, protegió el canto de canarios y asiló los
quedarse, de una casa adónde volver cuando uno se pájaros que se acercaban a este vergel a medio camino
ausenta, sea para venderla o solazarse en la nostalgia de la pampa y del pueblo que me vio crecer. En esta “I”
o ambas cosas, de modo que después de un tiempo de del abuelo se escribía diariamente la historia. Dejó la
permanecer en un ambiente letrístico, página o libro, casa a sus hijos con un ruego: no la vendan. No es un
había que salir en busca de otras páginas, otras bien transportable, quiso decir el viejo: es nuestra raíz
bibliotecas, otros estantes vacíos. Partíamos, eso sí, en varios tomos.
llevándonos lo que teníamos puesto, es decir, los
bienes muebles. La letra era uno de ellos. V
Desde aquella partida de la “HE” paterna varias
III letras fueron mi refugio transitorio a lo largo del
Las letras son una suerte de caparazón de tortuga abecedario. La primera de todas fue aquella casita en
o caracol que se arrastra con el cuerpo, con lo cual el puerto, una humilde “P” a la que se arribaba por un
quienes vamos por la vida moviéndonos de aquí para largo pasillo que conducía a una única habitación
allá solemos justificar nuestro parsimonioso andar en milagrosamente compartimentada en cocina, baño,
general y nuestra exasperante lentitud en la produc- sala de estar y de dormir, además de un mínimo
ción en particular. El caparazón que nos protege pero ángulo que hacía las veces de escritorio. Mi perro
a la vez nos acompaña es nuestra identidad móvil. Bakunin se subía a los tapiales que marcaban el
Acaso lo que vamos viviendo se va grabando de alguna perímetro de “P” y solía atrapar con precisión de felino
manera en esta suerte de coraza, que, movibles y todo a las gallinas de los patios adyacentes provocándome
como somos, pasa a ser finalmente lo más sólido de horrores ortográficos. Sin embargo este clima bucólico
feminaria literaria / VII / 12 55
Parpadear y fumar sosteniendo el cigarrillo entre Recordé, si bien nunca lo había olvidado, que mi
los labios, eran los únicos movimientos que realizaba. hija y mi marido no estarían esperándome. Habían
No parecía haber notado mi presencia, al menos eso viajado a la casa de la playa esa misma mañana, y fue
pensé hasta que dijo: quizás un gesto de solidaridad lo que en un principio
–Dicen que los cuerpos de los que se hunden me encaminó hacia la costa.
siempre salen a la superficie. Ellos estarían desembalando la ropa, abriendo los
–¿Quiénes dicen eso?– pregunté atontada, como si postigos, hasta que se disipara ese olor complejo de las
realmente esperara una respuesta. casa de veraneo, sal, encierro, y un aroma vagamente
–Lo escuché por ahí.– Hablaba en dirección al río y familiar, como si conservaran algo de los sudores, de
su voz sonaba como un eco metálico que viniera las comidas del año anterior.
rebotando contra las paredes de un túnel. Bruno habría colgado los abrigos y una vez des-
Se dio vuelta. Me sonrió, el cigarrillo haciendo pachadas las empanadas que llevaban envueltas en
equilibrio en la comisura de su boca. Pelo rojo, boca un repasador se acostarían temprano. Pero antes
roja, brasita ardiendo en la punta del cigarro. Un Bruno llamaría, ya debía haberlo hecho unas cuantas
incendio por segmentos sobre el cielo gris. veces, preguntándose por qué no atendía el teléfono,
–No es que me vaya a tirar– me dijo. –Pensaba sin permanecer en la duda más que unos segundos, ya
cosas, nomás. Esa como cualquier otra. ¿Y vos?– me que pronto encontraba una respuesta reconfortante.
preguntó, como si pudiera hacerle una síntesis infor- Las dudas tenían dificultades para anidar en Bruno,
mativa del estado actual de mis asuntos, o como si lo lo que le ahorraba muchos sufrimientos inútiles y
que pudiera decirle careciera de importancia. mucha información.
–Paseo– contesté, y en seguida pensé que la res- Ya en casa comí yo también empanadas, y tomé un
puesta no sólo era lacónica, sino que era, además, y a poco de vino. Me serví otra copa y preparé un baño
pesar de corresponderse estrictamente con los he- tibio. Puse el cassette que estaba más a mano como
chos, una mentira. Decir la verdad hubiera implicado una transacción para evitar la tele y el silencio. Me
hablar de cosas inadecuadas, describir la escena de saqué los zapatos y vacié la arena que contenían en el
caza que había presenciado sin que pareciera una basurero. Entré en la bañadera con la copa en la
alucinación, o ser confusa, largamente explicativa, mano. Me senté, miré los azulejos de la pared a través
otra vez mentirosa. Todo esto me puso de mal humor del cristal y volqué el vino rojo sobre mi cabeza, que
y enmudecí. siguió no obstante tan negra como siempre. Me su-
Miramos el río. mergí bajo la espuma. Los que se hunden, ¿siempre
Destapó una petaca de plata labrada y bebimos salen a la superficie?. Abrí los ojos bajo el agua y ví
algo que bien pudo haber sido vodka y fumamos mis pies, el vello triangular, el ombligo. ¿Sería
cigarrillos. capaz? ¿Dolería? Al unísono se escucharon bajo
Ella me dijo, sin ningún motivo, que el agua el solo de trompeta de Adolf
era maestra. Herseth del segundo movimiento y el
Le dije que no lo parecía. Me teléfono. Saqué la cabeza chorreante,
explicó que más exactamente trabajaba como maestra una sensación familiar golpeándome entre las pier-
en forma temporal. No le gustaba enseñar. nas.
¿Qué te gusta?, le dije. Pienso cosas, me contestó. –Hola, Bruno.
Quería irme de ahí y al mismo tiempo me sentía –No– dijo una voz desconocida, femenina.
paralizada, pegada al barro, como si finalmente hubie- –¿Con quién quiere hablar?– pregunté, como quien
ra encontrado un lugar donde hundir los pies y dice “equivocado”.
descansar. Pero ella, que no mencionó su nombre ni –Con vos.
preguntó el mío, dijo “vamos”. –¿Quién habla, por favor?– insistí, aunque ya lo
Caminamos por la orilla, sin hablar, durante unos sabía.
veinte minutos, hasta que tomamos una calle, a mi –Te busqué al salir de la casa. Te busqué cerca de
modo de ver, cualquiera de las que perpendiculares al la casa. No me esperaste. Y era importante.
río, se desparramaban entre casas bajas y extensos –No sé de qué me habla– dije, y corté.
baldíos. Unas cuadras más arriba, o al oeste, o aden- El recuerdo es rojo. Es un relato sin razón, no
tro, nos detuvimos, frente a un caserón de paredes obstante es descriptivo, así ocurrió, tal como lo cuen-
despintadas y persianas bajas. Apenas alcancé a to.
escuchar “esperame”, que persistió sonando cuando Nunca supe quién era ella, ni cómo había obtenido
ella había ya entrado en la casa, empujando sencilla- mi número para hacer esa única llamada que había
mente la puerta. lacrado el episodio en mi memoria, separándolo con
Apoyada contra el tronco de un plátano, esperé sin un cuidadoso paréntesis de los ridículos y emotivos
tener idea del tiempo, hasta que la súbita aparición de recuerdos que se unen unos a otros con hilos tenues
la luna me hizo reflexionar que, aún cuando no y caprichosos, pero en definitiva presentes, navega-
supiera si habían pasado minutos u horas, ya era bles, como los meandros de un río que se complican en
suficiente y hasta demasiado. En realidad, pensé los accidentes del terreno y sin embargo finalmente
mientras veía unas sábanas tendidas, agitadas por el retornan al cauce principal.
viento iluminarse dramáticamente por la luna, ¿qué Tampoco pude más que imaginar los motivos que
estoy haciendo acá? Me sentí aliviada, como quien tenía para pedirme que la esperara frente a la casa.
rompe un hechizo, libre. Me iba a casa. Durante mucho tiempo pensé que tenía que cumplir,
58 feminaria literaria / VII / 12
Soy tu esposa.
Fue hace muchos años.
EN ESTE MOMENTO Nuestro hijo se curó. Todavía nos queremos.
Desde nuestras distancias cotidianas y ordinarias
Un barrio. nos hablamos francamente. Nos oímos mutuamente
Al anochecer. con claridad.
ii iv
si parto de inmediato me parto la crisma: quedarme y partirme en dos
enunciación condicional que vuelve su mirada para llegar al andamio del poema
de sonidos con premura suave de ir obligando a dormitar
al objeto; o a hacer aeróbicos con el que visita
objeto que soy la que escribe su cabeza llegar sin irme a ser la impermeable
pensando que no es la culpa mía; llegar hasta el poema que no es sino partida
una debe detenerse pero enunciación al aire y debatiendo
objeto que sea mi culpa el seguir. sus sacos de gravitación.
una debe al menos buscar temas y formas de pajarito nadie sabe quién objeta esto que es
al menos comprar billetes de la lotería el otro lado de las palabras.
estar con mercurio cromo en mano nadie sabe a quién culpar
para cuando la crisma se parta en mil pedazos, pero es la crisma rota la que anuncia
no llegue hasta el suelo con su peso el quilombo de las asesinas
se quede sin respetar leyes de gravitación. y es la presta a romperse
desparrallá en puro aire una debe al menos no decir la misma que suscribe su cabeza;
que sabía de antemano que el objeto de seguir era eso, asesinas gritando y su cabeza
desparrallarse un andamio para sí y solo de cosas descifradas
en puro aire para al fin ser nadie sabe de quién es esta crisma
la impermeable con su saquito de cosas descifradas nadie la ha venido a reclamar
lista para partir de inmediato y sin temor.
T e a t r o
y
mayra santos es una mujer densa, en lo que se (El bulto de Clara cubierto por la frazada a cuadros. De
refiere a cuerpos no flotantes. ella, no flota, aunque pie junto a ella el Ronco y el Conejo. Un médico está
parece. lo que es raro según su disposición y su inclinado mirándola.)
cordura. bien raro si tenemos en cuenta los doce
años de formación religiosa; la calle siempre lejana CLARA: (voz débil en off) ¡Por favor, mátenme! ¡Qué
en un tubito, plana de postales, ocurriendo en el alguien me dé un tiro, por favor!
reverso de la ventanilla. ella no flota, algún defecto MEDICO: (levantándose) ¿Cuántos días hace que está
congénito le dejó un olor a tuerca nueva en así?
derredor, lo que la predispuso a la calzada, la CONEJO: (mirando al Ronco) Doce, doctor, sin agua ni
costa, el ronroneo sanguíneo. comida.
algunos piensan que su densidad se debe a la MEDICO: Hay que decidir cómo la quieren, viva o
negrura conque siempre carga en la cartera. pero muerta.
dicho sea de paso, este argumento no puede estar RONCO: Viva. Sabe mucho.
más lejos de lo empírico. Mackandal volaba, Sikan
flotó por el agua hasta encontrar el pez prohibido
que la transformó en tambor; hubo millones de Primera Parte, Escena 9
esclavas que se tiraron al aire a ver si regresaban a
Guinéa; que luego enviaron cartas con matasello
para probar su hazaña. otros dicen que es
debidamente su formación religiosa lo que causa el
B
prodigio de su densidad. pero entonces, si contamos
con María y todas sus apariciones y con las miles […]
de mujeres anónimas que habrán flotado al cielo
para ver si ven a dios personalmente y pedirle (La luz del atardecer entra por la ventana. Clara y
explicaciones, tampoco esta razón obliga. Amalia están sentadas muy juntas. Entra la Rucia)
la verdad es que nadie se explica cómo esta
RUCIA: ¿Y Lucía?
mujer de tan buena familia sale por las puertas con
CLARA: Se la llevaron.
montones de ansia pesada y devoradora. se hunde
en el cemento hasta los tobillos, avanza,
temblequea, porfia, sabe exactamente de sus
centros. y se los celebra, aun cuando andan * Chilena, residente de París desde 1979. Es guionista de
perdidos. mayra santos es una densa mujer que no cine. “Vuelan pájaros negros” es su primera obra de teatro;
flota. al menos esto los sabemos con seguridad. consta de tres partes, de las que extraemos estos fragmentos.
Propiedades
(Lanzando un quejido, la Rucia se deja caer al suelo. propio estado. Están sucios, maltratados, denigrados y
Clara se queda mirándola. Amalia les da la espalda) rotosos)
CLARA: (después de un momento) ¿Por qué lo haces? CLARA: (bajito, como un lamento) ¡Cómo te han dejado!
¡Hermano querido! (lo quiere abrazar pero se da
(La Rucia se vuelve a mirarla como si hubiera estado cuenta de que le va a hacer daño. Le toma las
esperando que se lo preguntara) manos) ¡Mi niñito! ¿También a ti? (grita) ¿Por qué a
él? ¡Hijos de puta! ¿Hasta cuándo?
RUCIA: No podría resistir otra vez. Me moriría… Y KELLER: (grita) ¡Hasta que la señorita se decida a
cuando empiezas a entregar compañeros… Ya no hablar!
puedes parar… No te sueltan más… El miedo te…
CLARA: (violenta) ¡El miedo! ¿Hasta cuándo? (Ella le besa las manos a René. Fastenrath avanza
RUCIA: Yo no puedo… ¿Cómo explicarte?… La prime- hacia ellos. Un temblor recorre a Clara cuando escucha
ra vez… fue sentada en una silla… Duele mucho, su voz)
¿sabes? Ahí supe que aguanté, para mí, todo lo que
podía aguantar… Aunque lo único que hice fue FASTENRATH: (con superioridad) Esta situación no
corroborar información… Tú sabes cómo es el puede eternizarse. Ni ustedes resistirán, ni noso-
partido, Patria o Muerte… Lo único que tienes tros tenemos tiempo… Por este motivo queremos
derecho a decidir es tu nombre… Entonces el sólo proponerles que si nos dan una lista de nombres,
hecho de haber hablado… Igual yo sentí que había les cambiaremos la detención por relegación… (un
traicionado lo que había jurado defender hasta la silencio)… Juntos, si quieren… Al norte o al sur…
muerte… Moralmente… (un silencio)… Dicen, no Donde quieran… (deja caer las palabras una a una)
sé, que me denunció mi jefe… Electricidad, gritos, En el caso de que no aceptaran… nos veríamos
patadas… Tanto odio… Era horrible… Entonces lo obligados a hacer lo peor.
trajeron… ¿Cómo lo supieron?… ¿Sabes? Por él
hubiera dado la vida… Y ahí estaba, ante mí… Lo (A René se le doblan las piernas. Clara lo sostiene
habían hecho mierda… Sangraba… Nos miramos… mientras enfrenta la mirada de Fastenrath)
Y tenía una mirada… ¡Putas, nunca me voy a
olvidar! Era una mirada que me decía lo que iba a FASTENRATH: Ahora los vamos a dejar para que
suceder… Y me dijeron (grita) ¡Ya mierda!… Que- reflexionen y se pongan de acuerdo. (él y Keller
rían que lo reconociera. Que les dijera… (le vuelve salen)
la espalda) ¡No! ¡No!… Algo en mí me decía… (la
mira) Pero ¿qué pasa si es una trampa y yo digo que (Un tiempo)
no y él que sí? ¿Me “emparrillan” otra vez?… ¿Me
matan?… Después apareció mutilado… Muerto… RENE: (tiritando) Cuando llegaron no los oí… estaba
Me llevaron a que lo viera… Y yo estaba más sola en la ducha… Entraron… Desnudo y a rastras me
que la mierda… Traté de comunicarme con el llevaron a la sala… No entendía nada… Gritos,
partido. Les envié una carta diciéndoles que no golpes, patadas… La vieja gritaba… Tenían ama-
podría resistir más la tortura pero, fueron rrado al papá a una silla… ¡Qué frío!… En medio del
tan conchas de su madre que nunca tuve una infierno ella me miraba comiéndose una manza-
respuesta. na…
CLARA: Ella… ¿Quién, ella?
[…] RENE: (buscando) Ella… Ella… ¡La Rucia!
CLARA: (sorprendida) ¿Cómo? ¿Cuándo?
Primera Parte, Escena 10 RENE: (tiritando) No sé… Hace tiempo… Unos veinte
días, tal vez.
CLARA: (enojada) ¡Veinte días que estás acá y yo sin
ƒ saberlo! ¡Esa hija de puta, me…!
RENE: (la interrumpe) Clara, se lo dije todo… Perdóna-
me…
(Un hombre con los ojos “vendados” de pie frente al CLARA: (con viveza) ¿Qué? ¿Qué les dijiste?
público. Keller y Clara entran) RENE: De ti… De la brigada… De las armas… Di
nombres, direcciones… Todo… (gimiendo) Era eso
KELLER: Te tengo una sorpresa. (La suelta) Espera o morir…
aquí. CLARA: (con odio) Era lo único que faltaba que me
hicieran, estos…
(Keller va donde el hombre y tomándolo de un brazo RENE: (la interrumpe) Ayúdame, hermana. ¿Oíste lo
lo pone frente a Clara. Les baja las “vendas” y se que dijeron?… Que no me maten…
retira unos pasos hacia el fondo del escenario.
Entra Fastenrath y se para junto a él. Clara, al ver a (Un silencio. Cada uno se encierra en su rincón)
René, abre la boca pero no emite ningún sonido. Las
lágrimas comienzan a correr por sus mejillas. Lo han RENE: (implorante) ¡Clara, por Dios te lo ruego, diles
molido a golpes. Al verlo así, ella toma consciencia de su que sí! ¡Elige vivir!
64 feminaria literaria / VII / 12