El Espiritualismo
El Espiritualismo
El Espiritualismo
1. RESEÑA HISTÓRICA
El espiritualismo es una teoría idealista que tiene como primera base del mundo al
espíritu, estos consideran que el alma existe independientemente del cuerpo. Siendo el
fundador del Espiritualismo Platón (428-348 a.C.) Luego sus mayores representantes
fueron San Agustín, San buenaventura, Descartes, Berkeley, Leibniz y Fichte.
En el siglo XIV surge Tomás de Aquino con su doctrina filosófica teleológica, quien
alcanzó un mayor reconocimiento en distintas escuelas de la oren dominica. En la época
del renacimiento, tuvo como continuador más reconocido a Tomás de Vio. En el periodo
de reforma, las primeras revoluciones burguesas que motivaron la pérdida del predominio
de la Iglesia Católica, lo cual produjo la renovación del tomismo, dando lugar al
Neotomismo a mediados del siglo XIX. León XXII declaró que Neotomismo era única
filosofía verdadera en concordancia con los dogmas cristianos.
2. EL NEOTOMISMO O LA NEO-ESCOLÁSTICA
El neotomismo llegó a ser una doctrina filosófica oficial de la iglesia católica, teniendo
base en la doctrina de Tomás de Aquino. Cuando la encíclica del papa León XIII (1879)
reconoció el neotomismo como única filosofía verdadera, correspondiente a los dogmas
cristianos, declarándose que el Neotomismo era la única filosofía verdadera, porque tenía
concordancia con los dogmas cristianos. En 1889, se funda el Instituto Superior de
Filosofía (Lovaina, Bélgica), que hasta nuestros días es el centro internacional del
neotomismo, difundido ampliamente en los países de religión católica a través del mundo
(Francia, Italia, RFA, EE.UU., países latinoamericanos).
3. EL NEO-IDEALISMO
A. Benedeto Croce
Así sostiene: “Todas las formas de la actividad espiritual, con sus obras de verdad,
obras de belleza, obras de utilidad práctica; promueven la vida. Gracias a ellas se
contempla y comprende la realidad, y la tierra se cubre de campos de cultivo e
industrias, se forman familias, se fundan Estados, se combate, se vierte sangre, se
vence y se progresa” (Croce, 1942:59)
B. Charles Renouvier
Filósofo francés, nacido en Montpellier y muerto en Prades (Pirineos Orientales),
en cuyo pensamiento se pueden distinguir dos fases: la neocriticista, inspirada en
Kant, y la personalista, influida por J. Lequier.
Además, nos plantea que el ser humano vive en un constante luchar por el poder,
pero al conseguirlo se encuentra con la idea y voluntad de otros grupos de igual
representatividad produciéndose una controversia de poderes.
Entre sus principales obras son: Essais de critique générale (cuatro vols., 1854-
64), Manuel de philosophie moderne (1842), Manuel de philosophie ancienne
(1844), Esquisse d'une classification systématique des systèmes philosophiques
(dos vols., 1885-86), La nouvelle monadologie (1898), Les dilemmes de la
métaphysique pure (1901), Le personnalisme (1903).
“La anarquía de los pueblos es tan fatal para su seguridad y para su bienestar como
la tan temida anarquía de los ciudadanos lo es para sus goces y su reposo. Lo cual
nos indica que su sentido idealista no sostiene la idea de la anarquía porque en su
pensamiento se encuentra la supremacía de un guía espiritual: Dios, por lo que no
puede admitir la libertad del hombre” (Charles, 1945: 261)
4. EL ESPIRITUALISMO
A. Maurice Blondel
Blonde, menciona que el espíritu tiene una vitalidad práctica que implica una
primacía de la acción sobre el conocimiento. Como el mismo Blondel indicó, «la
acción me parecía ser este ‘lazo sustancial’ que constituye la unidad concreta de
cada ser asegurando su comunión con todos».
Blondel, afirma que existe algún plus que se evade a la pura razón; y precisamente
es la acción que implica o compromete a todo el hombre. De esta manera, lo
originario es la voluntad que quiere siempre en oposición o contraste con su
resultado efectivo, es decir, con la voluntad querida o la “acción queridad”; en
otros términos, siempre la voluntad es insatisfacción, pues nunca logra lo querido
y esta insatisfacción y tensión AD INFINITUM es la misma naturaleza de la
acción.
Como lo cita Caturelli (1977), en su libro La Filosofía, Blondel concluye que
“topándome con la suprema necesidad de la voluntad, yo tengo que determinar lo
que quiero a fin de que pueda, en toda plenitud, querer, querer”. “Y si para llegar
a él estas sombras de ser son un fundamento sólido, es porque él mismo se ha
hecho el invisible apoyo. Por eso, este querer, esta acción, implica en nosotros el
ser y la acción del único necesario, Dios; así pues, el orden sobrenatural desde su
misma inmanencia exige el paso a la explícita afirmación del orden sobrenatural;
pero solamente en cuanto se reconoce la insuficiencia de la naturaleza que pone
al hombre ante la necesidad de reconocer lo sobrenatural y dócilmente recibirlo’’
(p. 534)
No hacerlo es rechazar nuestra misma naturaleza, que es deseo ineficaz, de lo
sobrenatural; entonces se puede notar claramente que la filosofía de Blondel no
es solamente una filosofía cristiana, sino explícitamente, una filosofía católica.
B. Maine de Biran.
Este filósofo consideraba que no había conocimiento ni idea intelectual que no
estuviesen originariamente ligados a una acción de la voluntad. En ella estaba
misteriosamente inscrita la acogida de la revelación, como dos piezas que esperan
encajar independientemente de las evidencias o demostraciones históricas o
racionales. La acción se mostraba como aquel vínculo que años antes le había
atraído en sus estudios sobre Leibniz y que era capaz de unificar el pensamiento
y la realidad, la inmanencia y la trascendencia. Sin duda, y así lo vivió, un
auténtico apostolado en el contexto en el que se encontraba.
5. FENOMENOLOGÍA
A. Franz Brentano
Brentano, pertenece a esa clase de filósofos que tuvieron mayor influjo que fama,
más importancia posterior que contemporánea. Es de justicia reconocerle el
mérito y éxito de sus esfuerzos por renovar la filosofía del último cuarto del siglo
XIX, especialmente en Alemania. Los frutos de ello se percibieron tanto en el
nuevo interés por la metafísica aristotélica como —sobre todo y ya en pleno siglo
XX― la fenomenología y los inicios de la filosofía analítica del lenguaje. Si en
algo coincidían los discípulos de Brentano, era sin duda en el rigor y claridad de
las exposiciones de su maestro (rasgos que ahormaron precisamente la
fenomenología y la filosofía analítica lingüística), así como en su excelente
conocimiento de la historia de la filosofía. El estudio de los escritos de Brentano
enseña filosofía y enseña a filosofar, y proporciona además de modo único las
claves de comprensión de buena parte del pensamiento filosófico del siglo XX.
‘’El objeto principal de sus investigaciones fue la psicología; en esta rama del
saber, basándose en la psicología empírica, creó la doctrina idealista acerca de la
«intencionalidad» de los fenómenos psíquicos’’ (Rosental & Iudun, 1959). Según
dicha teoría, el objeto existe únicamente como punto de referencia de la
«intención» del sujeto, como objeto de las vivencias del sujeto. Las concepciones
de Brentano ejercieron gran influencia sobre el pensamiento de Husserl y otros
filósofos burgueses. Brentano es considerado como uno de los que han fundado
la teoría idealista de los valores en la filosofía austríaca.
Bretano, “En su método para observar un fenómeno, se toma un solo caso y se
busca que es lo esencial, aquello en que consiste, sin lo cual no es; así se obtiene
la esencia del fenómeno, por tanto, se puede decir de ello que los actos psíquicos
no son generalmente intencionales, sino que los son esencialmente. Brentano
intuye la esencia de un fenómeno. Este método depurado y perfeccionado por
Husserl, es la Fenomenología.
a) La ausencia de presupuestos
Husserl es cada vez más consciente del carácter de ciencia fundante de la
fenomenología. Así lo manifiesta claramente en 1913 en el primer
volumen de Ideas y en el discurso de toma de posesión de su cátedra en la
Universidad de Friburgo en Abril de 1916. En este orden de cosas, una de
‘’las tareas principales de esta ciencia fundante es desvelar aquellos
supuestos metafísicos y epistemológicos asumidos acríticamente por las
ciencias positivas y por la actitud en la que éstas se desenvuelven, la
llamada “actitud natural” (Crespo, 2011). El supuesto más fundamental de
las ciencias positivas es la creencia implícita en la existencia de una
realidad independiente de la mente, de la experiencia. Este supuesto no
sólo está presente en las ciencias positivas, sino también en nuestra vida
pre-teórica.
Ahora bien, si nuestra investigación ha de ser auténticamente radical, si lo
que pretendemos es buscar un nuevo punto arquimédico desde el cual
reflexionar filosóficamente con seguridad, es necesario prescindir de
cualquier supuesto y, por ende, del principal de todos, a saber, la creencia
en la existencia del mundo. De lo que se trata es de concentrarnos en
aquello que se nos da en el modo en el que se nos da. Así, Husserl enuncia
en el § 24 de Ideas I el célebre principio de todos los principios: «toda
intuición en que se da algo originariamente es un fundamento de derecho
del conocimiento; (…) todo lo que se nos brinda originariamente (…) en
la ‘intuición’, hay que tomarlo simplemente como se da, pero también sólo
dentro de los límites en que se da».
b) La reducción fenomenológica
‘’Si el objetivo último que Husserl busca es la clarificación y
fundamentación de todo conocimiento y si la filosofía es concebida como
una ciencia fundada absolutamente, este comienzo tiene que ser
absolutamente evidente, indubitable, claro.’’ (Crespo, 2011). Por tanto, es
necesario un método que nos permita buscar un conocimiento o evidencia
absolutos.
El primer paso para buscar este punto es la “desconexión” (Husserl habla
también de “puesta entre paréntesis”, “abstención de juzgar”, “puesta
fuera de juego”, etc.) de la creencia en la existencia del mundo (como
estando ahí delante) que constituye la tesis general de la actitud natural. A
esta desconexión es a lo que Husserl denomina epoché o reducción
fenomenológica. Esta se constituye en el «primer y fundamental
componente del método de la teoría del conocimiento», en el «método para
efectuar la purificación radical del campo fenomenológico de la
conciencia de todas las intromisiones de las realidades objetivas»
Ahora bien, si todo conocimiento del mundo trascendente no es aceptado
como válido, ¿permanece algún conocimiento como válido? Husserl
responde afirmativamente a esta cuestión: permanece el cogito, la
conciencia, del que filosofa. De este modo, ésta queda como “residuo”
fenomenológico. Sin embargo, el cogito porta intencionalmente, y en este
sentido inmanentemente, el mundo todo como un cogitatum [Husserl,
Ideas I (Hua III: § 49)]. Aunque el mundo y su contenido entero han sido
suspendidos como válidos por el filósofo, sin embargo, este mundo
continúa existiendo para él, pero ya no en su validez original, sino
meramente como cogitatum qua cogitatum, esto es, como fenómeno, como
correlato de mi conciencia.
En cualquier caso, es importante no perder de vista que la reducción
fenomenológica no consiste en una negación de la existencia del mundo o
en una suerte de reformulación del esse est percipi de Berkeley. Se trata
simplemente de neutralizar la tesis fundamental de la actitud natural con
la que nos enfrentamos a la realidad y adoptar una nueva actitud, la
fenomenológica, la cual se centra en los objetos en cuanto tales, en cuanto
fenómenos.
c) La reducción eidética
‘’La reducción fenomenológica constituye la puerta de acceso a un nuevo
modo —el fenomenológico— de estudio de la conciencia. No se trata de
un estudio empírico como el que lleva a cabo una ciencia empírica, fáctica,
como la psicología. Se trata de otro tipo de investigación. Husserl
denomina a ésta “investigación eidética”, “ciencia de esencias”, “ciencia
pura”.’’ (Crespo, 2011). El objetivo de ésta es permitir que las estructuras
esenciales a priori o eide de nuestra conciencia y de sus contenidos
intencionales se manifiesten ellos mismos. La ciencia perseguida es, por
consiguiente, una eidética de la conciencia pura.
C. Max Scheler
Max Scheler fue sin duda uno de los pensadores más sobresalientes de la Europa
del primer tercio del siglo XX. A su muerte dijo Heidegger de él que era «la
potencia filosófica más fuerte en la Alemania de hoy; no, en la Europa actual e
incluso en la filosofía del presente en general…». Es muy difícil pensar en gran
parte de la Ética, de la Psicología o de la Antropología del siglo XX sin el influjo
de Scheler; también en Sociología, en Filosofía de la religión, y hasta en Teología
moral las aportaciones de este autor fueron decisivas.
Sin embargo, hay rasgos de la persona y obra de Scheler que suscitan a veces
cierta incomodidad. Quizá los más relevantes sean ‘’su falta de sistematicidad y
lo que podría llamarse su rebeldía. Quien se acerca a sus escritos enseguida
advierte que su desbordante genialidad le lleva a saltar de un tema a otro, dejando
sin desarrollar algunas tesis o enzarzándose en la discusión de otras. En segundo
lugar, resalta su carácter polémico: sea en lo referente a las ideas, lo que le lleva a
extremar las posiciones en liza; sea con respecto a la tradición religiosa, sobre
todo hacia el final de su vida. Con todo, es innegable que estamos ante uno de los
más grandes y decisivos filósofos del siglo XX.
a) Fenomenología
Scheler, en un primer inicio de su vida abarca casi ‘’toda su producción y
cuya preocupación es moral, el punto focal y clave de bóveda del
pensamiento de Scheler es la persona, como la doctrina del seguimiento
hace patente.’’ (Sánchez, 2007) Por ello, no extraña que el subtítulo de
Ética rece: Nuevo ensayo de fundamentación de un personalismo ético. Y
descansa esa doctrina moral en la persona como sujeto libre y unitario.
Libre porque se comprende a sí mismo como autor responsable de su
propia aventura moral. Con una libertad que es comprensible por motivos,
no explicable por causas. Y unitario porque, aunque encuentra en sí
tendencias contrapuestas, posee la energía suficiente para poder (o al
menos intentar) dominar y encauzar las diversas dimensiones de su ser.
Además, ‘’la tesis de que cada persona posee una determinación
individual, un prototipo ideal personal, subraya la individualidad
irrepetible de cada ser humano.’’ (Sánchez, 2007). De cuya supervivencia
tras la muerte, por lo demás, tampoco duda, como sostiene en Muerte y
supervivencia. Por otra parte, se trata de una individualidad que no excluye
la honda consideración de lo colectivo o social, como muestra bien la
importancia y riqueza con que el autor concibe la noción de solidaridad y
de persona colectiva y social.
D. Nicolai Hartmann
Según el diccionario filosófico (1959), Hartmann es un:
Filósofo idealista alemán, profesor en varias universidades, entre ellas las de
Marburgo y Berlín. Muy próximo a la escuela neokantiana de Marburgo, se
separó de ella por disconformidad con el racionalismo idealista subjetivo de la
misma. Desarrolló la teoría idealista subjetiva del ser, de las categorías del ser y
de las categorías del conocimiento. En el centro de la denominada “ontología
crítica” de Hartmann, figura la doctrina acerca de los estratos del ser: inorgánico,
orgánico, alma y espíritu. En su filosofía afloran notas de irracionalismo y de
agnosticismo, dado que las formas básicas del ser que penetran en todos sus
estratos se declaran misteriosas e incognoscibles. Sobre la base de su ontología,
Hartmann estructuró su filosofía natural, la filosofía del espíritu objetivo, la ética
junto con la teoría de los “valores”, la estética y la teoría del conocimiento.
Trabajos fundamentales: Ética (1925), Para la fundamentación de la
ontología (1935), Filosofía de la naturaleza (1950), Estética(1953) (p. 210)
6. CONCEPCIÓN ANTROPOLÓGICA DEL ESPIRITUALISMO FILOSÓFICO
Visualiza un hombre a salvo de los hechos de los diferentes momentos históricos. Se
imagina un hombre total, definitivo, meta-histórico, capaz de no pasar de moda y ser
modelo monádico del género humano. Un tipo de hombre para toda época es el ideal,
y de allí también el hecho de que se le llama Hombre intemporal.
Aportes al campo pedagógico
“Se consideran principalmente tres tesis centrales:
- La espiritualidad y eternidad del proceso educativo.
- La concepción del acto pedagógico como síntesis a priori.
- La individualidad del método y la identificación de la pedagogía con la filosofía y
la historia” (Nassif, 1968:105)
Linkografía