El Régimen de La Comunidad de Bienes Muebles y Ganancias

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Índice

Introducción ................................................................................................................. 1

Justificación ................................................................................................................. 2

El régimen de la Comunidad de Bienes Muebles y Ganancias ................................... 3

a. Los regímenes matrimoniales de comunidad. ......................................................... 3

b. Naturaleza jurídica de la comunidad de bienes, Fundamento del régimen legal..... 4

c. Activos y pasivos de la comunidad de bienes. ........................................................ 6

d. Bienes propios y bienes comunes. .......................................................................... 7

e. División del activo, Activo común en el régimen de la comunidad. ......................... 9

f. Clasificación de los bienes comunes. ..................................................................... 10

g. Bienes provenientes del trabajo personal de los esposos. .................................... 11

h. Naturaleza de los bienes adquiridos. .................................................................... 12

i. Salarios y ganancias no empleadas. ...................................................................... 13

j. Adquisiciones provenientes de los frutos o ganancias de los bienes propios. ....... 13

k. Relación de los esposos con los acreedores......................................................... 14

l. Clasificación de los activos propios. ....................................................................... 15

Conclusiones ............................................................................................................. 16

Bibliografía ................................................................................................................ 17
Introducción

La presente investigación se lleva a cabo para describir el régimen de la comunidad


de bienes muebles y gananciales, detallando los rasgos históricos sobre estudio en
torno a los regímenes matrimoniales, las afectaciones de los bienes a la familia, y la
situación de las uniones de hecho y sus bienes comunes.

Al momento del matrimonio, los futuros esposos pueden determinar el conjunto de


normas jurídicas que regirán sus bienes, pudiendo tomar cláusulas de uno y otro u
otros regímenes para formar el que más les acomode a sus intereses.

Cuando los futuros esposos no se acogen a ningún régimen matrimonial, sino que
simplemente contraen matrimonio, la ley les atribuye un régimen matrimonial
determinado, que es el que se conoce como régimen de la comunidad de bienes
muebles y gananciales.

La separación de bienes no es lo mismo que la existencia separada de dos


patrimonios, como la que puede existir entre concubinos. Es un verdadero régimen
matrimonial, al cual se aplican las obligaciones personales de las personas casadas,
obligaciones de fidelidad, socorro y asistencia, deber de cohabitación, selección de la
residencia familiar y las reglas económicas del régimen primario expresadas en los
artículos 217 y siguientes del Código Civil.

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Justificación

La motivación de la creación de la presente investigación es la necesidad de


determinar el régimen de la comunidad de bienes muebles y gananciales para
determinar los efectos jurídicos de los mismos y los diferentes actores que se
involucran en el proceso jurídico llevado a cabo para consumar la separación de
bienes entre conyugues.

Hay que resaltar que en la legislación Dominicana, los esposos a la hora de contraer
matrimonio tienen la facultad de elegir el régimen que regirá sus relaciones
patrimoniales, no obstante la falta de elección o silencio, no los deja a la intemperie,
el legislador sabiamente le ha impuesto un régimen, el cual en nuestras relaciones
interpersonales juega un papel preponderante, de ahí la importancia práctica del
estudio y análisis de los distintos regímenes matrimoniales y por qué no, de las
relaciones extramatrimoniales conocidas hoy día con el nombre de concubinatos, a
las cuales ya nuestra Constitución Política les ha reconocido derechos patrimoniales.

El hombre y la mujer, unidos por vínculos o relaciones amorosas forman la familia o


núcleo fundamental de la sociedad, cuando esa relación ha sido afianzada en la
forma jurídica preestablecida, se forma el matrimonio, en sentido contrario, o sea en
forma natural, genera el concubinato o relación de hecho, no obstante en uno como
en el otro existen derechos y deberes, que en cuanto a lo patrimonial, que es el caso
que nos ocupa, detallamos todas y cada una de las vicisitudes que nos presentan los
distintos regímenes matrimoniales, así como el concubinato, para luego establecer la
importancia entre los mismos.

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El régimen de la Comunidad de Bienes Muebles y
Ganancias

a. Los regímenes matrimoniales de comunidad.

Se entiende por régimen matrimonial aquel contrato bien sea convencional o legal,
mediante el cual se regirán las relaciones de los esposos en todo lo relativo al
aspecto económico patrimonial, para regular a través de él todo lo concerniente a los
bienes, como en lo que respecta a las ganancias y pérdidas se refiere, que en su
vida común, producto de esas relaciones se produzcan.

También el régimen matrimonial puede ser definido como el conjunto de normas que
determinan el estado jurídico de los bienes de los esposos durante el matrimonio y al
tiempo de su disolución, y que rigen las relaciones pecuniarias de los cónyuges entre
sí o con los terceros con quienes contratan. El régimen matrimonial determina los
derechos y obligaciones de los esposos con relación a los bienes muebles o
inmuebles que aportan al matrimonio, así como los derechos y obligaciones de que
son titulares o que tienen contraídos al momento cuando queda disuelto el vínculo
matrimonial.

A las cláusulas contractuales que los futuros esposos convinieren para regular el
aspecto patrimonial de su matrimonio, como también las regulaciones que el
legislador ha previsto al respecto tanto en el Código Civil como en las demás leyes,
es lo que se llama régimen matrimonial. Las disposiciones del Código Civil,
reconocen cuatro tipos de contratos o regímenes matrimoniales que los esposos
puedan adoptar al momento de contraer matrimonio.

Son estos:
1) El régimen de la separación de bienes;
2) El régimen de la comunidad legal de bienes;

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3) El régimen de la comunidad de bienes convencional el cual puede adoptar dos
variantes diferentes: la comunidad de todos los bienes presentes al momento del
matrimonio, o la comunidad de bienes reducida a los gananciales;
4) Régimen sin comunidad.

Hasta la promulgación de la Ley 189-01 del 22 de noviembre del 2001, que introdujo
importantes cambios Código Civil, se contemplaba un quinto tipo de régimen
matrimonial, que lo era el régimen dotal, el cual, en nuestro ordenamiento jurídico
había quedado en desuso. Todos estos regímenes serán desarrollados en los demás
recursos de aprendizajes que continúan en esta guía digital.

b. Naturaleza jurídica de la comunidad de bienes,

Fundamento del régimen legal.

Naturaleza jurídica de la comunidad de bienes. Desde el siglo XIX, cuando fue


promulgado el Código Civil bajo el imperio de Napoleón Bonaparte, la doctrina ha
venido discutiendo cual es la naturaleza jurídica de la comunidad. Ciertos tratadistas,
sosteniendo que, y hasta la modificación introducida por la Ley No. 8555 de 1978, y
posteriormente por la Ley No. 189-01, hablaban de un conjunto de bienes que por
estar su administración confinada exclusivamente al marido, durante el matrimonio,
eran o debían ser considerados como de su propiedad.

Otros, partiendo de la naturaleza jurídica propia de este régimen matrimonial legal, el


de una sociedad, pretendieron encontrar en él una verdadera sociedad con
personalidad jurídica propia, y diferente a la de los esposos. Sin embargo, estas
posturas doctrinarias no encuentran sustento en ningún texto legal, pues si bien el
matrimonio, cualquiera que sea el régimen que puedan adoptar los esposos al
momento de contratarlo pueden ser asimilado a un contrato de sociedad, pero el
mismo y por ese solo hecho, no da lugar al nacimiento de una tercera persona moral,
dotada de personalidad jurídica propia y diferente al de los esposos, como tampoco

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se podrán considerar como propiedad exclusiva del marido los bienes que
componían o componen la comunidad por el solo hecho de que este administrarlos
de forma exclusiva y personal.

Fundamento del régimen legal. Siendo el objeto esencial de la sociedad conyugal


el bienestar de la familia que el legislador no haya querido abandonar a su suerte el
aspecto económico que subyace en dicho contrato, dejando a las veleidades del
destino la regulación de este aspecto tan esencial para los esposos y sus hijos.
Habiendo dejado a las partes en libertad de, y en ejercicio de la autonomía de su
voluntad, regular de forma particular éste aspecto de su vida común.

Por eso, y cuando exista una ausencia total de convención en contrario, y atendiendo
ese interés superior y de orden público de la familia como núcleo esencial de la
sociedad, el legislador decidió imponer su voluntad, la que ha de ser entendida como
la manifestación positiva de una de las razones esenciales del Estado, y la que, y
como establece la Constitución de la República, la familia “es el núcleo esencial de la
sociedad”.

Esta imposición del legislador francés encontró su razón de ser básicamente en la


unificación legislativa de la República Francesa, y una forma de imponerla de forma
general a los usos y costumbres que de naturaleza diversas imperaban en las
diferentes regiones de Francia, hasta la promulgación del Código Civil de 1804. Sin
embargo, ya en los albores del siglo XVI, ciertos juristas de la época, como
Dumoulin, habían planteado la tesis de que la costumbre imperante en el lugar del
domicilio de los esposos se aplicaba de forma uniforme a todos los bienes de estos,
independientemente del lugar donde los mismos hubiesen fijado su residencia y de
las costumbres particulares que en dicha región imperasen.

Fundamentaba sus tesis en la voluntad de los esposos, que producían un acuerdo


tácito de someterse al régimen matrimonial que regía en el lugar donde contraían
matrimonio, excepto que hubiesen estipulado en contrario por medio de un contrato o
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convención matrimonial. Esta tesis fue acogida en una sentencia del Parlamento de
París en 1525, que la hizo suya. Esta fue la corriente que triunfó y la cual fue
adoptada por los redactores del Código Civil de 1804, que entró a nuestro
ordenamiento jurídico en esa misma fecha, toda vez que en esa época el país era
colonia francesa.

c. Activos y pasivos de la comunidad de bienes.

El patrimonio de afectación, que surge a partir del hecho del matrimonio, conformará
una masa homogénea de bienes que estarán afectos al bienestar familiar, y cuya
propiedad, en principio, se reputará común a ambos esposos. Pero no se tratará en
realidad de un todo homogéneo, sino que un análisis más detallado, permitirá
establecer que se está en presencia de diferentes bienes muebles e inmuebles,
tangibles e intangibles, cuya propiedad en realidad, y en su conjunto, puede no ser
común.

Al efecto, en ese patrimonio encontramos dos grandes masas de bienes que son, los
propios de cada uno de los esposos y los bienes comunes que conforman la
comunidad y son una variedad particular de indivisión. Esta división no tiene ninguna
incidencia durante la existencia de la comunidad, y su importancia solo se hará
patente y tendrá aplicación en aquellos casos en que se procure la disolución de la
comunidad por una de las causas establecidas por la ley. Aunque es menester acotar
que no por ello deja de tenerlo mientras esta, la comunidad, exista, respecto a la
administración de los mismos, por parte de los esposos y respecto de los poderes de
disposición que estos tienen sobre ellos.

Tratándose de patrimonios separados, individuales, que en principio pierden su


individualidad en hecho mas no en derecho, y que permitirá distinguir sobre el
derecho de propiedad particular o compartido que recaiga sobre dichos bienes, que
sea necesario a su vez diferenciar el pasivo que pueda existir en ella, y discriminar

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de esto modo los pasivos comunes de los pasivos individuales y propio de cada uno
de los esposos. De donde, y al igual que los bienes, podemos afirmar la existencia
de tres grandes grupos de pasivos: a) Pasivos de la comunidad; Pasivos
exclusivamente del marido; y c) Los pasivos exclusivos de la mujer.

El artículo 1401 del Código Civil establece que: “La comunidad se forma activamente:
1º de todo el mobiliario que los esposos poseían en el día de la celebración del
matrimonio, y también de todo el que les correspondió durante el matrimonio a título
de sucesión, o aun de donación, si el donante no ha expresado lo contrario; 2º de
todos los frutos, rentas, intereses y atrasos de cualquier naturaleza que sean,
vencidos o percibidos durante el matrimonio, y provenientes de los bienes que
pertenecían a los esposos desde su celebración, o que les han correspondido
durante el matrimonio por cualquier título que sea; 3º de todos los inmuebles que
adquieran durante el mismo”.

Las disposiciones precedentemente citadas son a su vez complementadas por el


artículo 1402 del mismo Código Civil, el cual establece: “Se reputa todo inmueble
como adquirido en comunidad, si no está probado que uno de los esposos tenía la
propiedad o posesión legal anteriormente al matrimonio, o adquirida después a título
de sucesión o donación”.

d. Bienes propios y bienes comunes.

Al tratarse de bienes sometidos a un mismo estatus legal, es posible reunirlos en un


solo grupo para su estudio. Todo bien que queda fuera de la comunidad, es un bien
propio sea del marido o de la mujer. Estos bienes son los que constituyen el
patrimonio personal del esposo y de la esposa, y que bajo el régimen de la
comunidad legal o convencional no forma parte común.

Existen bienes muebles que son propios, aunque representan una excepción al
principio de que todo bien mueble entra a la comunidad. Tales bienes son los
siguientes:

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 Los muebles que los esposos reciben por vía de donación o sucesión de parte
de terceras personas, cuando estos o éstas expresamente los excluyen de la
comunidad en el acto de donación o en el testamento.
 Aquellos bienes muebles corporales o incorporales (cosas materiales
susceptibles de apropiación y los derechos matrimoniales), como es el caso,
por ejemplo, de las pensiones alimenticias, las indemnizaciones por
accidentes de trabajo, los seguros de vida, etc.
 Los bienes muebles comprados con dinero proveniente de la venta de un bien
propio.
 Los productos (todo lo que proviene de una cosa, pero sin periodicidad o con
alteración de su sustancia, por ejemplo, los materiales extraídos de una
cantera, los cortes de madera en montes no repoblados) de los bienes
propios, a diferencia de los frutos (productos que da una cosa a intervalos
periódicos sin alteración ni disminución de su sustancia que pueden ser
naturales, cuando los da espontáneamente la tierra, ejemplo, cría de
animales; o por el trabajo del hombre, que son frutos industriales, ejemplos,
tomates y verduras de una hortaliza; o frutos civiles, ejemplo: el interés de una
suma de dinero que se ha prestado; el alquiler de una casa, etc.) que entran
en la comunidad matrimonial.
 Las indemnizaciones por daños corporales experimentados por uno de los
cónyuges.
 Aquellos bienes de uso íntimo del cónyuge dueño de los mismos, o que éste
usa para el ejercicio de su profesión u oficio, etc. En cuanto al pasivo propio,
se trata de las deudas contraídas antes de la celebración del matrimonio. Si la
contrajo el marido, el principio de que "todo acreedor del marido es acreedor
de la comunidad", hace que los bienes comunes puedan ser embargados por
esas deudas del marido, pero éste al disolverse la comunidad, deberá
restituirle a ésta, a título de recompensa, lo que cobraron los acreedores del
marido que estaba endeudado.

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e. División del activo, Activo común en el régimen de la
comunidad.

A partir de las disposiciones de los artículos 1401 y 1402 del Código Civil, surge la
posibilidad de clasificar los bienes que integran la comunidad en dos grandes grupos:
los bienes comunes por disposición expresa de la ley, en virtud de los dispuesto por
el artículo 1401 del mismo texto, y aquellos que en vista de la presunción y de la
prueba, conforme al artículo 1402 del citado Código, han de ser considerados
propios de cada uno de los esposos.

Sin embargo, existen determinados bienes que adquiridos antes del matrimonio o
durante el mismo seguirán reputándose como propios, en razón del vínculo
personalísimo que se puede dar entre su poseedor o propietario y el bien en
cuestión. Sin básicamente aquellos bienes vinculados al ejercicio de la profesión
particular del esposo o la esposa.

Tampoco se ha de considerar comunes aquellos bienes que constituyan


instrumentos de trabajo exclusivo de uno de los esposos, ni la ropa o vestidos de uso
personal de cada uno de ellos; como también las acciones en reparación de un daño
corporal o moral, los créditos y pensiones incesibles y, más generalmente, todos los
bienes que tienen un carácter personal, así como todos los derechos exclusivamente
ligados a la persona.

En este sentido se puede afirmar que seguirán siendo reputados como bienes
propios de cada uno de los esposos, por ejemplo, el derecho moral del autor sobre
su obra, aunque el patrimonial ingrese en la comunidad, y conforme se desprende
del artículo 21 de la Ley No. 65-00 sobre Derecho de Autor: Lo mismo puede
afirmarse, y en tanto y cuanto le sea aplicable, sobre el derecho de propiedad
industrial protegido por la Ley No. 20-00. Esta exclusión, por el vínculo personalísimo
que se da entre el derecho y la persona de uno de los cónyuges, ha sido reconocida
y consagrada por la Corte de Casación dominicana.

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Eso oportuno advertir que determinados mecanismos del derecho común pueden
incidir en la modificación y consistencia de la masa común, como de los patrimonios
personales, tales como la accesión o la subrogación de bienes. En fin, es posible
distinguir cuatro tipos de bienes a partir de los cuales la masa común puede
conformar su consistencia:
 La industria o trabajo de los esposos.
 Los frutos percibidos de los bienes propios.
 Las fuentes diversas precedentemente enunciadas
 Subsidiariamente, la presunción de comunidad.

f. Clasificación de los bienes comunes.

Entendemos que esta clasificación por sí sola no es suficiente por las razones
siguientes:

a) Porque el artículo 1401 invita a distinguir dos tipos de adquisiciones realizables


por los esposos, a saber: las que se originan en su industria personal, por trabajos
realizados por cada uno de ellos, y aquellas producto de las economías realizadas a
partir de los frutos, intereses y atrasos de cualquier naturaleza que sean vencidos o
percibidos durante el matrimonio. En este sentido debe entenderse que dichos frutos,
por su naturaleza mueble y por la aplicación directa del artículo 1401 del Código
Civil, estos entran en comunidad, aun cuando no lo hada la nuda propiedad de los
mismos, principalmente cuando se trate de inmuebles. Pero, y teniendo en cuenta
otras disposiciones del Código Civil ciertos bienes, aunque se clasifiquen y
reconozcan como propios de uno de los esposos, pueden entrar en comunidad sin
ser producto de una adquisición por parte de su propietario.

b) Porque el artículo 1405 del mismo Código Civil enuncia el principio de que los
bienes adquiridos por sucesión, donación o legados, permanecerán como bienes
propios, siempre y cuando estos hayan sido atribuidos de forma exclusiva por el

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difunto, el donatario o el testador de forma exclusiva a uno de los esposos. De
donde, en ausencia de una disposición expresa en ese sentido, siempre y cuando el
objeto de la sucesión, donación o legado sean bienes muebles, se ha de considerar
que esto se ha hecho a título común, es decir a favor de ambos esposos, excepción
hecha de los inmuebles que requieren, para la aplicación de esta presunción, que la
donación o legado sea hecha expresamente a título de copropiedad.

g. Bienes provenientes del trabajo personal de los esposos.

El trabajo, de uno o de ambos esposos, constituye la fuente principal de los ingresos


que conforman el patrimonio de las personas. Sin embargo, el legislador dominicano,
a partir de la independencia e individualidad como seres humanos reconocida a los
esposos por medio de la Ley No. 855 del 1978, por la cual se modificó el Código Civil
en lo relativo a los derechos respectivos de los esposos, para, y en lo que respecta al
producto del trabajo personal de ellos, consagrar en el artículo 218 lo siguiente:

“Cada uno de los esposos puede hacerse abrir, sin el consentimiento del otro,
cuentas corrientes, cuentas de depósitos, de ahorros, de títulos”. También en el
artículo 221 de ese mismo texto, el cual ha de interpretarse común y aplicable a
ambos esposos, a partir del mandato contenido en el artículo 55.1 constitucional, que
“Bajo todos los regímenes y so pena de nulidad de cualquier cláusula contraria
contenida en el contrato de matrimonio, la mujer casada tiene sobre los productos de
su trabajo personal y las economías que de éste provengan, plenos derechos de
administración y de disposición. Ella puede hacer uso de éstos para adquirir
inmuebles o valores mobiliarios, y puede enajenar los bienes así adquiridos, así
como tomar a préstamo sobre los mismos, e hipotecarlos”.

La combinación de esta disposición con las del artículo 1401 del mismo Código Civil,
podría hacer cuestionable si dichas ganancias, producto del trabajo personal de los
esposos, ingresan o no dentro de la comunidad. Sin embargo, ha de entenderse que
por la naturaleza mobiliaria del salario, la respuesta debe ser positiva, aun cuando el

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legislador de 1978, siguiendo las pautas trazadas por el francés de 1965, va a
atenuar los efectos de este ingreso, y principalmente en lo relativo a los bienes que
con el producto de este trabajo puedan adquirir los esposos. Es oportuno resaltar
que el aspecto patrimonial del derecho de autor y a la luz de la Ley No. 65-00, no así
el derecho moral, ingresarán en el patrimonio común.

h. Naturaleza de los bienes adquiridos.

De acuerdo a lo establecido por las disposiciones del artículo 1401 del Código Civil,
todos los bienes muebles o inmuebles adquiridos con el producto de las ganancias
por salarios o por la economía realizada por uno de los esposos producto de su
trabajo, ingresarán a la comunidad. Poco importará que la adquisición haya sido
hecha por ambos esposos o por tan solo uno de ellos. Será igualmente indiferente
establecer si la adquisición del o los bienes muebles e inmuebles ha sido hecha con
o sin la contribución del otro cónyuge. Lo único que importa es la naturaleza de los
fondos empleados.

La calificación de adquisición aplicará de forma general a toda la variedad de bienes,


muebles o inmuebles, corporales o incorporales, derechos reales o derechos de
acreencia. Los derechos sociales, acciones, cuotas o partes sociales y no obstante
su carácter de indivisibilidad frente a la sociedad comercial, se reputan que ingresan
a la comunidad. En este sentido ha sido juzgado por la Corte de Casación
dominicana.

Sin embargo, y si bien el Código Civil no lo estipula ni lo dispone de ese modo, es


menester entender, que ha lugar a discriminar sobre una serie de bienes que por su
naturaleza personalísima han de ser considerados como que no ingresan y por tanto
no forman parte de la comunidad, y por eso mismo, reputados como bienes propios.
Entre ellos los que pueden ser adquiridos para la ejecución, realización o ejercicio
profesional de uno de los esposos, como lo serían los bienes muebles en que se
ubique su despacho profesional o su vestimenta.

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i. Salarios y ganancias no empleadas.

Si bien, y por disposición del artículo 1401 del Código Civil, los salarios y ganancias
de los esposos, por su carácter mobiliario se consideran que ingresan a la
comunidad, no menos cierto es que resulta ser que, sin embargo, las modificaciones
introducidas al Código Civil por la Ley No. 855 de 1978, van a regular de modo
preciso aquellos salarios y ganancias no comprometidos con el sostenimiento y
contribución de los gastos comunes del hogar.

En principio, tal y como se infiere de la lectura de los artículos 218, 220, 221, 223 y
224 del Código Civil, se puede afirmar que, y luego de haber cumplido con su
obligación esencial de contribuir a la carga del hogar, el resto de dichos fondos
resultan ser bienes propios de libre disposición para cada uno de los esposos,
quienes podrían así disponer de ellos a su voluntad. Pero no podrá confundirse el
mandato del artículo 218, con el hecho de que si del empleo o inversión o reinversión
de dichos fondos, se adquiriesen bienes de cualquier naturaleza, estos han de ser
considerados como bienes propios del cónyuge. Los bienes que puedan ser
adquiridos, sin importar su naturaleza, y no obstante el mandato del artículo 223 del
Código Civil, no pierden en su esencia la naturaleza de bienes comunes.

j. Adquisiciones provenientes de los frutos o ganancias de

los bienes propios.

Al igual que los bienes adquiridos o creados por la industria de uno de los esposos,
los frutos y ganancias producidos por los bienes propios de uno o de ambos
esposos, y por mandato expreso del artículo 1401 del Código Civil, los mismos
ingresarán a la comunidad, en razón de su naturaleza mobiliaria. Sin embargo, y a
partir de las disposiciones de la Ley No. 855 de 1978, atenuada por la de la Ley No.
189-01, que en conjunto modificaron el Código Civil, este criterio parece mantener su

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vigencia. Al efecto, el artículo 221 del Código Civil, que si bien referido básicamente
a la mujer habrá de ser interpretado como que también aplicará al marido, dispone
que: “Bajo todos los regímenes y so pena de nulidad de cualquier cláusula contraria
contenida en el contrato de matrimonio, la mujer casada tiene sobre los productos de
su trabajo personal y las economías que de éste provengan, plenos derechos de
administración y de disposición. Ella puede hacer uso de éstos para adquirir
inmuebles o valores mobiliarios, y puede enajenar los bienes así adquiridos, así
como tomar a préstamo sobre los mismos, e hipotecarlos”. Sin embargo, esto no le
quita la naturaleza de bienes comunes.

Esta contradicción aparente se da entre las disposiciones de los artículos 221 y 1401
del Código Civil, y es perfectamente conjugable con el interés del legislador de dotar
de cierta autonomía a los esposos, y conferir a su patrimonio personal autonomía
perfecta.

De ahí que, y no obstante la naturaleza de bienes propios que parece desprenderse


de las dos disposiciones del artículo 221 del Código Civil, se entiende que todos los
bienes adquiridos durante el matrimonio, producto de los frutos y ganancias
economía de sus bienes propios, han de reputarse adquisiciones de la comunidad.

k. Relación de los esposos con los acreedores.

El Artículo 1419 del Código Civil establece lo siguiente, a saber: “pueden los
acreedores exigir el pago de las deudas contraídas por la mujer, tanto sobre sus
propios bienes, los del marido o de la comunidad, salvo la recompensa debida a la
comunidad o la indemnización que se le deba al marido”. Por tal sentido, “conforme a
lo establecido por el Artículo 1409 del Código Civil, la comunidad está obligada a
pagar una deuda garantizada por una hipoteca sobre un inmueble, aun cuando este
sea propio de uno de los esposos”.

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Por tales razones, los bienes que conforman la comunidad son la prenda común de
los acreedores y, en consecuencia, estos van a responder ante el eventual ejercicio
de una acción en contra de uno de los esposos por separado, ya que en principio,
todos y cada uno de estos bienes, responden de forma solidaria ante cualquier
eventualidad.

Hay que tener en cuenta que al momento de ejercer, con la finalidad de cobrar una
acreencia por parte de un acreedor, una de las vías de ejecución en perjuicio de uno
de los activos que forman parte de la comunidad legal de bienes, en principio esto es
posible. Esto a raíz de que la solidaridad existente entre los esposos se presume.

l. Clasificación de los activos propios.

Esta clase de bienes tiene dos aspectos: a) activo; b) y pasivo. En cuanto al activo
propio, los cónyuges conservan el derecho al goce de la titularidad de los inmuebles
tanto presentes como futuros, estos últimos siempre que hayan sido obtenidos a
título gratuito, por donación o sucesión. También son bienes propios los inmuebles
adquiridos por vía de subrogación real, es decir el inmueble adquirido con el dinero
que se obtuvo al vender un inmueble propio.

También forman parte del activo propio, los inmuebles adquiridos al terminar una
indivisión, pero siempre que los esposos hayan sido propietarios de alguna parte de
esa indivisión con anterioridad al matrimonio, la indivisión es la situación jurídica de
una o varias personas, titulares en común de un derecho sobre un mismo bien o
conjunto de bienes, sin que exista división material de sus partes. La parte de cada
uno de ellos se expresa de manera puramente intelectual por una fracción y se
denomina cuota parte indivisa. Existen bienes muebles que son propios, aunque
representan una excepción al principio de que todo bien mueble entra a la
comunidad.

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Conclusiones

Evidenciada comparativamente la importancia, complejidad, fortalezas y debilidades


del régimen de la comunidad legal y el reducido a los gananciales se ha evidenciado
que este último presenta mayor importancia, mayor fortaleza y menor complejidad. A
partir de estas demostraciones evidenciadas en el estudio realizado se puede
concluir de la forma siguiente.

En República Dominicana, existen dos regímenes matrimoniales, el de la comunidad


y el régimen dotal, pero se tiene también un tercer régimen que día a día va
incrementando su cobertura hasta convertirse en uno de los más utilizados por la
facilidad con que se desarrolla, al no crear (aparentemente) compromisos fuertes
entre las partes pero que crea también grandes dudas y posibilidades de vulneración
de derechos entre las partes. Este último es la unión consensual.

En el patrimonio reducido a los gananciales puede producirse una confusión de


bienes durante el matrimonio, pero en principio, cada uno de los esposos es
privativamente propietario tanto de los bienes que posea al momento de celebrarse
el matrimonio como de aquellos que puedan ser adquiridos durante su existencia, por
lo cual, solo entra a la comunidad aquellos bienes adquiridos como ganancia del
esfuerzo matrimonial, es decir, del esfuerzo conjunto de ambos cónyuges.

Al momento de la separación de bienes, sea por separación de los esposos, bien por
la muerte de uno de ellos, los bienes existentes en la comunidad pueden separarse
con gran facilidad, de ellos solo hay que deducir lo que pertenece a cada uno de los
esposos, y luego, todo lo que ha surgido como producto de la vida matrimonial es
bien ganancial.

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Bibliografía

Biaggi Lama, J. Alfredo. (2013). Los Regímenes Matrimoniales. (1ª ed.). República
Dominicana: Editora Corripio.

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Nolasco, D. (2002). Instituciones de Derecho de Familia. Tomo I. (1ª ed.). República


Dominicana: Ediciones Jurídicas Trajano Potentini.

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Anexos

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