Proctor
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ANTECEDENTES-HISTORIA
PREFACIO
En mecánica de suelos, el ensayo de compactación Proctor es uno de los más importantes
procedimientos de estudio y control de calidad de la compactación de un terreno. A través de
él es posible determinar la densidad seca máxima de un terreno en relación con su grado de
humedad, a una energía de compactación determinada.
Existen dos tipos de ensayo Proctor normalizados, el “Ensayo Proctor Standard”, y el “Ensayo
Proctor Modificado”. La diferencia entre ambos se encuentra en la energía utilizada, la cual se
modifica según el caso variando el número de golpes, el pisón (cambia altura y peso), el molde
y el número de capas.
El origen del ensayo del Próctor Modificado se remonta a la Segunda Guerra Mundial, cuando
estadounidenses y británicos debían realizar ensayos sobre la calidad de los pavimentos de
obras aeroportuarias, y estos debían estar adaptados a los aviones de la época de una carga
muy superior a la de vehículos terrestres. Por ello, se “actualizo” el ensayo del Próctor
exigiéndole una mayor cantidad de energía, con lo que se pasó denominar ensayo Próctor
Estándar al original y Ensayo Próctor Modificado al más reciente.
Ambos ensayos se deben al ingeniero que les da nombre, Ralph R. Proctor (1993) y determinan la
máxima densidad que es posible alcanzar para suelos, en determinadas condiciones de humedad y
energía.
El ensayo consiste
en compactar una
porción de suelo
en un cilindro con
volumen
conocido,
haciéndose variar
la humedad para
obtener la curva que relaciona la humedad y
la densidad seca máxima a determinada
energía de compactación. El punto máximo de
esta curva corresponde a la densidad seca
máxima en ordenadas y a la humedad óptima
en abscisas.
Ralph R. Proctor (1933) – Aportes al Ensayos de Compactación
El Ensayo Proctor Estándar también es conocido como Ensayo AASHTO T–99 (American
Association of State Higway and Transportation Officials – Asociación Americana de Agencias
Estatales de Carreteras y Transportes).
Todo método de compactación, sea por impacto, como es el caso del Ensayo Proctor, o bien
por amasado, vibración o compresión estática o dinámica, produce estabilización del suelo al
transferirle energía al mismo.
No obstante, es tanta la experiencia que se ha acumulado sobre la prueba patrón Proctor, así
como la gran cantidad de información que da indicio de su eficacia, que desde el comienzo de
su implementación hasta el presente es un método aceptado y referenciado en un sinnúmero
de pliegos de obras. En tiempos de la Segunda Guerra Mundial se introdujo el Ensayo Proctor
Modificado (AASHTO T–180), como respuesta a las exigencias de sub-rasantes más densas en
aeropistas, demandadas por los pesados equipos de aviación militar que se desarrollaron por
entonces. Este ensayo modificó el Estándar aumentando el número de capas de 3 a 5; el
número de golpes en cada una de ellas se llevó de 25 a 55; el peso del pisón se elevó a 4,5 [kg]
y la altura de caída a 45,7 [cm]. Básicamente con ello se evitó incrementar las compactaciones
relativas por encima del 100% del Proctor Normal o Estándar, y la dificultad que presentan
algunos suelos en ser compactados en campo cuando su humedad óptima, determinada por
ésta última prueba, es cercana al Límite Plástico.
Comparando los resultados entre ambos, para un mismo suelo, se puede comprobar que el
Modificado provee valores de Densidad Seca Máxima más elevados, a consecuencia de la
mayor energía aportada, en correspondencia con menores valores de Humedad Óptima.
Actualmente, ambas pruebas cuentan con variantes a las formas originales. La elección del tipo
de ensayo a efectuar dependerá, básicamente, de la naturaleza de la obra a realizar.
REFERENCIA BIIBLIOGRAFICA