San Cirilode Jerusalén Catequesis Iniciación Cristiana
San Cirilode Jerusalén Catequesis Iniciación Cristiana
San Cirilode Jerusalén Catequesis Iniciación Cristiana
Catequesis
de la iniciación cristiana
San Cirilo y Juan de Jerusalén
Cirilo, Santo
Catequesis de la iniciación cristiana / Santo Cirilo y Juan de
Jerusalén. - 3 a ed.- Buenos Aires r Lumen, 2003.
160 p . ; 22x15 c,.- (Ichthys)
ISBN 987-00-0294-3
I. Teología I. Juan de Jerusalén II. Título
CDD 291.61
Introducción
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sición del público de la obra de tal forma que los miembros del público puedan acceder a esta obra des-
de el lugar y en el momento que cada uno elija, o por otros medios, sin el permiso previo y por escrito
del editor.
Solamente quien demostraba con la práctica —en su vida— Las catequesis contienen también las verdades doctrinales
las enseñanzas evangélicas, era luego admitido al número de los defendidas en los concilios ecuménicos contra las falsas herejías
"iluminados" (de los bautizandos). de los gnósticos, maniqueos, arríanos, etc.
Los Padres, para hacer entender mejor la doctrina de la Sa- En el siglo IV, después de la paz y libertad constantinianas
grada Escritura, se servían muy a menudo de imágenes y símbo- (año 313), la Iglesia gozaba de libertad religiosa y aprovechaba
los, con la finalidad de imprimir en la mente de los catecúmenos el período cuaresmal para preparar a los paganos a los Sacra-
las verdades predicadas por Jesucristo. mentos cristianos (Bautismo, Confirmación y Eucaristía), unien-
do estos tres sacramentos con el misterio litúrgico de la muerte
Los símbolos e imágenes de las catcquesis de los primeros si- y resurrección de Cristo.
glos procuraban iluminar al espíritu humano, allí donde el len-
guaje humano no podía directamente transmitir los misterios di- San Cirilo, en las catequesis pre-bautismales, primero se di-
vinos; ayudaban al hombre a acercarse al mundo invisible, al rigía a los bautizandos y los formaba sobre la penitencia, la re-
mundo espiritual, mediante imágenes tomadas del mundo visible misión de los pecados y la renuncia al demonio, adversario del
y material. hombre; luego explicaba el significado del bautismo y seguía
con la explicación del Credo cristiano.
El simbolismo fue uno de los métodos más practicados por los
maestros en la cultura cristiana apostólica y patrística. Las catequesis mistagogicas son de carácter más bien litúrgi-
co y teológico.
Son documentos muy importantes de la tradición que sirven
2. La tradición cristiana nos presenta un cuerpo de 24 catc- también como base para el diálogo interconfesional entre cató-
quesis cirilianas que están clasificadas de la siguiente manera: licos, calvinistas, luteranos y anglicanos, por su amplio conteni-
una catcquesis preliminar, 18 catcquesis pre-bautismales, atri- do doctrinal, eclesial y sobre el culto cristiano.
buidas a san Cirilo de Jerusalén, y 5 catequesis mistagogicas
(catcquesis que explican los misterios sagrados, especialmente El período de composición de las catequesis de san Cirilo hay
los Satramentos), atribuidas a san Cirilo y también a Juan II, que situarlo entre los años 348 y 350.
obispo de Jerusalén y sucesor de Cirilo.
3. San Cirilo de Jerusalén nació probablemente en el año
4. Leyendo las catequesis de san Cirilo, se puede obtener un
315. En el 345, fue ordenado sacerdote por Máximo II, obispo de
concepto claro sobre la vida eclesial en Jerusalén.
Jerusalén, al cual le sucedió en la sede jerosolimitana.
Se enseñaban en el período cuaresmal en la Iglesia de la Re-
Cirilo, por su fidelidad a la doctrina definida en el concilio de
surrección y en la capilla del Santo Sepulcro.
Nicea (325), fue perseguido por el metropolita eusebiano Aca-
cio, por lo cual fue desterrado tres veces. Antes de ser admitidos al catecumenado, se imponían las ma-
nos con oraciones, luego seguían los exorcismos, entonces pasa-
En los años 358/9 el concilio de Seleucia lo restableció en la
ban al grupo de los "competentes", es decir, a la preparación
sede de Jesuralén; al año siguiente, fue desterrado nuevamente
para el bautismo.
por el emperador bizantino Constancio; en el 362 pudo volver a
su sede. En el 367 Cirilo nuevamente es desterrado hasta el 378, Los candidatos eran sometidos a una exhortación por el obis-
cuando el emperador Graciano le ordenó regresar del destierro. po, luego se inscribían sus nombres en los libros de la iglesia,
pasando a la catequesis que se componía de dos partes; en la
En el año 381, participó en el concilio ecuménico de Cons- primera, se les instruía sobre la vida ascética: ayuno, penitencia
tantinopla, para defender la divinidad del Espíritu Santo contra y confesión; en la segunda, se les iniciaba en la verdadera cate-
los macedonios. La Iglesia oriental y occidental recuerda la quesis, sobre la exposición del CREDO.
muerte de san Cirilo el 18 de marzo (año 387).
Las 18 primeras catequesis estaban dirigidas a los candida-
San Cirilo ha dejado su testimonio de teólogo ortodoxo, que
tos a los Sacramentos de la Iniciación cristiana, y las 5 mistagó-
defendió la verdadera fe y la tradición cristiana; defendió a la
gicas fueron pronunciadas a los recién bautizados, durante la
Iglesia universal y, en particular, a la de Jerusalén.
semana de Pascua, en la capilla del Santo Sepulcro. Las cinco
San Cirilo dejó 24 catequesis, una carta dirigida al empera- catequesis contienen la doctrina, ritos y ceremonias del Bautis-
dor Constancio, un sermón sobre el milagro del paralítico y al- mo, Confirmación y Eucaristía.
gunos fragmentos de obras, cuyos títulos son desconocidos.
Después de la muerte de san Cirilo (387), le sucedió en la se-
5. Las 24 catequesis fueron publicadas por primera vez en
de episcopal de Jerusalén, Juan II. Monje a los 30 años, nom-
París, en 1608, por obra de Johannes Prevotius; luego, Thomas
brado obispo, murió en el año 417.
Afilies las publicó en Oxford, 1703. En París, 1720, A. Touttés
De él pocas noticias se tienen; existen algunas informaciones hizo una nueva edición crítica; también en Alemania, en 1848 y
en los escritos de san Jerónimo, san Epifanio, san Agustín y del 1869; más tarde, las cinco catequesis mistagógicas fueron publi-
Papa Inocencio V. cadas en Bon, 1909por Ruaschen en "Florilegium Patristicum"
fase. VIL
* Parece que ha sido Justino el primero de los autores cristianos en emplear la palabra (fotismós),
iluminados, para indicar el sacramento del Bautismo.
Esta palabra designa la realidad sacramental de la Iglesia, por la cual el hombre participa de la
luz de Cristo, iluminado con el Espíritu de Verdad. El hombre entra entonces a ser parte de la rea-
lidad espiritual, librándose del dominio de los poderes tenebrosos.
El propósito sincero hace de ti un elegido. Ahora, estando pre- cesario que él, viendo vestidos de blanco a los demás, se vistie-
sente con el cuerpo, si la mente está ausente, no sacas ningún ra de la misma manera.
provecho.
Pero no. Participando de los mismos alimentos, se vistió con
otras vestimentas y tuvo una actitud diferente, completamente
diversa, a la de los otros.
2. El ejemplo de Simón el Mago
Entretanto el novio, generosamente, no estaba disgustado. Pa-
También Simón el Mago un día se aproximó al bautismo. Fue sando por entre los invitados, observó (pues a él le importaba no
bautizado (Hch 8, 13), pero no iluminado. El cuerpo fue bañado cómo comían, sino con qué decoro se comportaban) y vio que
con el agua, pero no dejó que su corazón fuera iluminado por el aquel extraño no tenía el vestido nupcial.
Espíritu.
Le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí? (Mt 22, 12). ¿Con qué
El cuerpo, en verdad, descendió a la piscina y salió de ella (Jn corazón? ¿Con qué conciencia? El portero no te lo prohibió, por
5, 4), pero el alma no fue consepultada con Cristo (Rm 4, 4), no amor a la generosidad de quien hacía las invitaciones. ¿Ignora-
resucitó con Él. bas con qué vestido tenías que entrar al banquete?
Recuerda los ejemplos de los que han caído, para que nadie Pero cuando observaste el fulgor de los vestidos de los invita-
caiga (1 Co 10, 12). Todas estas cosas, acontecidas en figura, dos, ¿no tenías que haber aprendido, con las cosas que tenías an-
fueron escritas para instrucción de los que hoy se acercan al bau- te tus ojos? ¿No debías entrar convenientemente, para poder sa-
tismo (Hb 12, 15). lir de la misma manera?
Que ninguno de vosotros sea arrojado fuera, tentando a la gra- Ahora, porque entraste contrariando mis exigencias, serás ex-
cia divina (Dt 29, 18). Que ninguna raíz amarga germine y "os pulsado.
perturbe". Que ninguno de vosotros entre diciendo: "veamos lo
Y ordenó a sus ministros: atad sus pies, que penetraron aquí
que hacen los fieles, para saber lo que hacen." ¿Esperas ver y no
osadamente; atad sus manos, con las que no supo ornarse con un
ser visto? ¿Crees poder penetrar las cosas que suceden, sin que
vestido espléndido. Arrojadlo afuera, a las tinieblas exteriores
Dios escrudiñe tu corazón?
(Mt 22, 13), porque es indigno de llevar las lámparas nupciales.
Ves, entonces, lo que sucedió.
3. Llevar el vestido nupcial Cuídate, vigila tu situación.
Tal vez, Dios os muestre aquella noche, la estrella que brilla Pero el dragón, a lo largo del camino, observa lo que pasa. Vi-
como un día del cual, se dice: "Las propias estrellas no son os- gila, para no ser mordido por la infidelidad. El ve a tantos que se
curas para vosotros, la noche será brillante como el día" (Sal salvan y elige a quien devorar (1 P 5, 8). Que tú entres para es-
138, 12). tar al lado del Padre de los espíritus (Hb 12-9).
Entonces, para cada uno de vosotros, se abre la puerta del pa- Antes, tendrás que pasar por aquel dragón. ¿Cómo consegui-
raíso. Disfrutaréis de las aguas vivificadas por Cristo, exhalando rás pasar por él? Calza tus pies con la preparación del evangelio
buen olor; recibiréis el nombre de Cristo y la eficacia de las co- de la paz, para que, aunque te muerda, no te perjudique. Perma-
sas divinas. Desde ya, levantad la mirada del espíritu hacia arri- nezca en ti la fe y una firme esperanza, como calzado resistente,
ba. de manera que puedas pasar sobre el enemigo y llegues junto al
Señor.
Desde ahora, fijad la atención en los coros angélicos; en el Se-
ñor de todas las cosas: Dios que está en su trono; y en el Unigé- Prepara tu corazón para recibir las doctrinas y para participar
nito Hijo, sentado a su derecha; y, en el Espíritu, también presen- de los sagrados misterios. Reza con insistencia para que Dios te
te; en los tronos y dominaciones que sirven; y en cada uno de vo- encuentre digno de los celestes e inmortales misterios. No dejes
de rezar ni de día ni de noche. Y cuando el sueño huye de tus Dios, en verdad, puede transformar el infiel en fiel, porque Él
ojos, que tu alma se dedique a la oración. Y cuando sientas un obra en el corazón. Quiera derogar lo que tuviera contra voso-
pensamiento malvado en tu mente, acuérdate del juicio que te re- tros, concederos el perdón de los pecados pasados, plantaros
cuerda la salvación. dentro de la Iglesia y elegiros para ser sus soldados revistiéndoos
con las armas de la justicia; y conceder para siempre el sello in-
Ocupa tu alma en el aprendizaje. Así te alejarás de las cosas deleble del Espíritu Santo; en Cristo Jesús nuestro Señor, para
ruines. Si oyes a alguien decirte: ¿quizás vas allá para descender quien sea la gloria por los siglos de los siglos, Amén.
a las aguas? Acaso, ¿no dispone la ciudad de balnearios recién
construidos? Debes saber que es el monstruo marino (Is 27, 1)
que te prepara estas trampas.
No escuches las palabras de quien habla, sino sólo a Dios que
en ti obra. Conserva tu alma para que se convierta en inexpugna-
ble y, permaneciendo en la esperanza, seas heredero de la salva-
ción eterna.
Si hay un residuo de pecado, prepárate por la fe para recibir la Si alguno de los presentes quiere tentar a la gracia, se engaña
libre regeneración de la adopción filial. a sí mismo y desconoce el poder divino.
Libérate de la presente esclavitud del pecado, para aceptar la Oh hombre, conserva la sinceridad del alma, por amor de
feliz esclavitud del Señor, que te hace digno de heredar el reino aquel que conoce los corazones y los ríñones (Sal 7, 10).
celestial.
Pues, así como a los que desean servir como soldados, se les
Despójate, por la confesión, del hombre viejo que se corrom- examina la edad y los cuerpos, así también el Señor, reclutando
pe según los deseos del error, para revestirte del hombre nuevo, las almas, requiere la bondad.
que se realiza con el conocimiento de aquel que lo creó (Ef 4, 22-
24), Si alguno es llevado por la hipocresía, rechaza al hombre, co-
mo indigno de la verdadera milicia. Si obra dignamente, obtiene
Adquiere, por la fe, la prenda del Espíritu Santo (2 Co 5, 5), rápidamente la gracia.
para que puedas ser recibido en las mansiones eternas (Le 16, 9).
No arrojes lo santo a los perros (Mt 7 , 6 ) ; porque donde hay
Actúa con celo místico, para ser reconocido por el Señor. Per- una recta conciencia, allí otorga un celo saludable y admirable a
tenece el redil santo y espiritual de Cristo, colocado a su derecha la vista del cual tiemblan los demonios y se regocijan los ánge-
para recibir la herencia de la vida eterna. les, de tal modo que aquellos huyen despavoridos y éstos lo abra-
Los que aún estáis cubiertos con la vestidura de vuestros pe- zan como a un familiar.
cados, seréis colocados a la izquierda, porque no habréis aprove- Los que reciben este celo espiritual y saludable, deben acre-
chado la gracia de Dios, concedida por Cristo, mediante la rege- centarlo con el propio esfuerzo. Tal como la lapicera del escritor
neración del bautismo. y el arma reclaman el esfuerzo de quien las maneja, así la gracia
No digo regeneración de los cuerpos; sino renacimiento espi- exige correspondencia de los creyentes.
ritual del alma, porque los cuerpos están hechos para el presente
visible, pero las almas son regneradas por la fe.
4. La gracia es un don de Dios 5. La confesión de los pecados
Vas a recibir una armadura incorruptible, espiritual; vas a ser El presente es tiempo de confesión. Confiesa lo que cometis-
luego transplantado en el paraíso (Ap 12, 7) y recibirás un nom- te, tanto de palabra como de obras, tanto de noche como de día.
bre nuevo que antes no tenías. Confiesa en el tiempo favorable y en el día de la salvación (2 Co
Anteriormente, eras catecúmeno. De ahora en adelante, serás 6, 2), y recibirás el tesoro celestial.
llamado "fiel". Serás, enseguida, llevado a un olivo espiritual, Sométete a los exorcismos, participa en la catequesis, recuer-
cortado de un olivo silvestre e injertado en un olivo noble (Rm da lo que fue dicho, porque las cosas dichas no son para ser ol-
11, 24); del estado de pecado pasarás a la justicia, de la impure- vidadas, sino para que por fe, vivas todo lo dicho.
za a la pureza.
Aleja de ti todas las preocupaciones humanas; pon en riesgo
Participas de la vid santa (Jn 15, 1.4). Si permaneces en la vi- tu vida. Deja todas las cosas del mundo.
da, crecerás como un sarmiento fructífero. Si no la conservas, se-
rás consumido por el fuego. Sin importancia son las cosas que abandonas, y grandes las
que recibes del Señor.
Demos frutos dignos. No vaya a pasar lo que le aconteció a
aquella higuera estéril: que, pasando Jesús, no pronuncie su mal- Deja las cosas presentes y confía en las cosas futuras. Tanto
dición por ser infructuosa (Mt 21, 18). tiempo del año pasaste sirviendo al mundo hasta ahora. ¿No de-
dicarás cuarenta días (a la oración) por amor de tu alma? Deten-
Todos puedan repetir estas palabras: "yo soy como el olivo te y reconoce que yo soy Dios (Sal 45, 11), dice la Escritura. De-
fructífero en la casa de Dios; confío en la misericordia de Dios ja de hablar muchas cosas ociosas. No calumnies ni escuches con
para siempre" (Sal 51, 10), olivo invisible, espiritual, lleno de gusto al calumniador. Disponte prontamente para la oración. De-
luz. muestra con la ascesis la energía de tu alma.
A Dios pertenece plantar y regar (1 Co 3, 6), a ti, pues, el ha-
Limpia tu vaso (Mt 23, 26), para que entre en él gracia más
cerlo fructificar.
abundante.
A Dios pertenece conceder la gracia, a ti recibirla y conservar-
En verdad, el perdón de los pecados es concedido a todos por
la. No desprecies la gracia, porque se te concede gratuitamente;
igual, pero la comunión del Espíritu Santo es otorgada en propor-
consérvate religiosamente cuando la recibas.
ción a la fe de cada uno (Rm 12, 6).
Si poco trabajas, poco recibirás. Si trabajas con intensidad,
grande será el premio. Está atento y concluye lo que te conviene.
6. El perdón de los pecados Catequesis II
Perdona, si tuvieras algo contra alguien; si tú te acercas a re- Sobre la penitencia
cibir el perdón de los pecados, es necesario que también tú per- Pronunciada en Jerusalén, trata sobre la penitencia,
dones al que pecó contra ti. De lo contrario, ¿con qué cara dirás la remisión de los pecados y sobre el adversario. Se
al Señor: perdóname mis numerosos pecados, si tú mismo no
lee la lectura de Ezequiel: "Al justo se le imputará
perdonas al amigo las pequeñas infidelidades? (Mt 18, 23-35).
su justicia, y al impío su maldad. Si el impío no
Sé asiduo a las reuniones, aunque no sé cuál es la frecuencia renuncia a todas sus impiedades... etc."
exigida por los clérigos. Si esto era loable, antes de recibir la gra- (Ez 18, 20 y ss.).
cia, después de recibirla, ¿dejarás de hacerlo?
Si antes de ser injertado, era provechoso ser regado y podado,
acaso después de ser plantado, ¿no será aún mucho mejor?
1. El pecado
Lucha por tu alma, especialmente en estos días. Alimenta el
alma con lecturas divinas, porque el Señor te preparó una mesa
Cosa horrible es el pecado, y peligrosísima para el alma es la
espiritual.
iniquidad. Él debilita el vigor, condenándola al fuego eterno. Es
Recita, también tú, con el salmista: "el Señor es mi pastor y un mal por libre elección, un germen de la conciencia. Que pe-
nada me puede faltar. En los verdes prados me hace deleitar, jun- camos por propia culpa, sabiamente lo dice el profeta en algún
to a las aguas refrescantes me alimenta, refresca mi alma" (Sal lugar: "Yo te planté cual vid escogida y fructífera. ¿Cómo te vol-
21, 1-3). viste amarga, conviertiéndote en viña bastarda?" (Jr 2, 21).
Regocíjense los ángeles y el sumo sacerdote, Cristo, confir- La planta fue buena, el fruto malo. El mal vino por elección.
mando la elección de vuestra bondad, ofreciéndoos a todos al Pa- Quien planta, está exento de culpa.
dre. Dice: "heme aquí a mí y a los hijos que Dios me dio" (Hch
Pero la vid será arrojada al fuego si, plantada para el bien, da
2, 18). Que todos vosotros, le agradéis, y seáis conservados.
frutos malos por libre elección. Conforme al Eclesiástico, Dios
A Él, la gloria y el poder y la gloria por los siglos infinitos de creó al hombre recto y él buscó muchas confusiones (Si 1, 39).
los siglos. Amén. Somos hechuras de Él, dice el apóstol, creados para las buenas
obras (Ef 2, 10).
Pero la criatura, por propia voluntad, se inclinó para el mal.
Como ya se dijo, el pecado es una cosa horrible, pero no sin
remedio. Horrible para quien en él se endurece; de fácil curación gligentemente dieras consentimiento a las sugestiones de la con-
para quien, con la penitencia, de él se libra. cupiscencia, ella alargará sus raíces en ti, atacará tu mente y te
Imagina que alguien tenga fuego en la mano. Si tiene la brasa arrastrará al abismo del mal.
sin duda se quema. Cuando juega con brasa juega a quemarse. Tal vez digas: "Soy fiel y la concupiscencia no me vencerá,
Si alguien cree que no se quema cuando peca, dice la Escritura: aunque frecuentemente me asalte."
"¿podrá alguien esconder el fuego en su seno sin que sus vestidos ¿Ignoras que una raíz fijada a una piedra durante mucho tiem-
se quemen?" (Pr 6, 27). El pecado quema los nervios del alma. po finalmente la rompe? No recibas la semilla porque podría
quebrantar tu fe.
2. ¿Qué cosa es el pecado? Antes de que florezca, arranca al mal de raíz, para que, no ac-
tuando desde el principio con negligencia, tengas por último que
Dirá alguien: "¿Qué es el pecado?" ¿Es un ser vivo? ¿Un án- echar la mano al fuego y arrancarla de cuajo (Mt 3, 16).
gel? ¿Un demonio? ¿Qué es lo que produce? ¡Oh hombre! no es Al empezar la ceguera, cúrate a tiempo para no acudir al mé-
un enemigo que te ataca de afuera, sino un germen malvado que dico, cuando ya estás ciego.
brota de ti mismo. Que veas rectamente con tus ojos (Pr 4, 25) y
no tendrás concupiscencia.
Satisfácete con lo que es tuyo y no apetezcas lo ajeno, porque 4. El demonio es el autor de los males
la rapiña está allí. Recuerda el juicio y no fornicarás ni comete-
rás adulterio ni homicidio, ni ninguna otra transgresión prevale- El primer autor del pecado y padre de todos los males es el
cerá contra ti. Cuando te enriquezcas de Dios, entonces comen- diablo. Esto lo dijo el Señor y no yo: "El diablo desde el inicio
zarás a pensar antes de cometer cosas ilícitas. peca" (Jn 2, 8; 8, 44). Antes de él, nadie pecó. Pecó, no por ha-
ber recibido por naturaleza una necesidad irresistible de pecar (a
causa del pecado se rebeló contra aquel que lo creó).
3. El demonio, mal consejero Criatura buena, el diablo se convirtió por su propia voluntad,
recibiendo tal nombre por lo que ha hecho.
Tú solo no eres el autor del pecado. Existe otro pésimo conse-
jero: el diablo. A todos tienta, pero no domina a los que no lo con- Siendo arcángel, posteriormente se llamó calumniador, por
sienten. Por este motivo dice el Eclesiastés: "si el espíritu del que haber calumniado. Siendo buen servidor de Dios, se convirtió en
domina se levanta contra ti, no abondones tu lugar" (Qo 10, 4). satanás y es llamado así con toda razón, porque satanás significa
"adversario".
Cierra tu puerta, aléjalo lejos de ti, y no te perjudicará. Si ne-
Estas doctrinas no son mías, sino de Ezequiel: el profeta espi-
ritual. Entonando un canto fúnebre sobre él, dice: "Tú eres un Quién derramó su preciosa sangre por nosotros, ¿no nos libra-
perfecto sello anular, colmado de hermosura, vivías en el paraí- rá del pecado? No desesperemos, hermanos (Ef 4, 19), no nos de-
so de Dios" (Ez 28, 12-13) y más adelante "fuiste creado irre- jemos arrastrar por la desesperación.
prensible desde tu origen hasta que la iniquidad apareció en ti".
Es cosa horrible no creer en la esperanza de la conversión.
Dice con razón, apareció en ti, no viniendo de afuera, sino que Quien no vive en la esperanza de la salvación, acumula males sin
tú eres el propio causante del mal. Luego enseguida dice el mo- medida. Quien desea la curación, cuídese bien.
tivo: Tu corazón se inflamó de orgullo, debido a tu belleza. Por
causa de la maldad de tus pecados y de tus iniquidades, fuiste he- El ladrón que no espera la gracia, llega al colmo de la insolen-
rido y te expulsé sobre la tierra. cia: esperando el perdón, camina muchas veces a la conversión.
El Señor, de acuerdo con esto, nos repite en los Evangelios: Aún más. La serpiente puede cambiar de piel. ¿No seremos
"Vi a satanás, caer del cielo como un rayo" (Le 10, 18). capaces de librarnos del pecado?
Existe una consonancia entre el Antiguo y el Nuevo Testa- La tierra cubierta de espinas y trabajada con cuidado se con-
mento. Él, cayendo, arrastró a muchos consigo. A los que se de- vierte nuevamente en tierra fértil. ¿A nosotros se nos escaparía la
jan tentar, él fomenta las pasiones. Él impulsa al adulterio, a la salvación? La naturaleza es capaz de salvación, pero para ello se
fornicación y a todo mal. exige la libre decisión.
Aunque todo el pueblo pecase, esto no prevalecerá sobre la Si deseas, te daré otros ejemplos: recuerda al bienaventurado
benignidad de Dios. El pueblo ha fabricado un becerro, pero David como ejemplo de penitencia. Este gran hombre cayó. Una
Dios no retrocedió de su benignidad. Los hombres negaron a tarde, después de la siesta, paseaba en su terraza (2 S 11, 2). Fi-
Dios, sin embargo Dios no se negó a sí mismo. jó sus ojos incautamente y le sucedió algo muy humano.
Éstos entonces dijeron: "Éstos son tus dioses, oh Israel" (Ex Pecó, pero no murió con él la nobleza de sus sentimientos que
32, 4), y más de una vez, como de costumbre, el Dios de Israel se manifestó en la confesión de su culpa. Vio al profeta Natán,
se hizo su Salvador. Y no sólo el pueblo pecó, sino también el su- hábil acusador y médico de las llagas (2 S 121 y ss.).
mo sacerdote, Aarón. Dijo Moisés: contra Aarón el Señor se irri-
El Señor se irritó y dijo, "tú pecaste".
tó. "Yo, por eso, he rogado por él y Dios lo perdonó" (Dt 9, 20).
Interpeló al rey en forma particular. Y el rey, vestido de púr-
Moisés, por lo tanto, intercediendo por el sumo sacerdote que
pura, no se indignó, pues fijó su atención no en quien hablaba,
pecó, aplacó a Dios. ¿Cuánto más Jesús, el Unigénito, rogando
sino en quien enviaba.
por nosotros, no aplacará a Dios?
No se acordó del batallón de soldados que lo rodeaba, sino
Haz tú también penitencia, oh hombre, y la gracia no te será
que recordó al ejército de los ángeles del Señor y se angustió co-
negada. Para el futuro vive una vida irreprensible, pues Dios es
mo si estuviera viendo lo invisible (Hb 11, 27).
realmente benigno y ningún hombre puede expresar completa-
mente su benignidad. Y respondió al que vino, mejor al que le envió Dios: "Pequé
contra el Señor" (2 S 12, 13). Considera la humildad del rey; es-
Aunque todas las lenguas de los hombres se unieran, ni así se-
cucha su confesión. ¿Fue, acaso, acusado por alguien? ¿Existían,
rían capaces de narrar parte de la benignidad de Dios. acaso, muchos que sabían del crimen?
En efecto, mencionamos una parte mínima de lo que se escri-
Fue cosa de un instante y ya estaba presente el profeta acusa-
bió sobre la benignidad de Dios para con los hombres.
dor. El que cayere, confiese su mal. Al confesar noblemente el
No sabemos cuánto también perdonó a los ángeles y aún les delito, obtuvo rápida curación.
perdona, por cuanto uno solo es íntegramente sin pecado, aquel
Dijo inmediatamente Natán, el profeta amenazador: "El Señor
que nos purifica del pecado: Jesús. Basta lo que la fe dijo sobre
perdonó tu pecado" (2 S 12, 14). Ves así, un rapidísimo cambio
ellos (ángeles). del Señor en su benignidad.
Mientras tanto, dijo: "tú has sido causa de que los enemigos
del Señor hayan blasfemado contra él" (2 S 12, 14) por amor a
la justicia tenías muchos enemigos, pero la castidad te custo-
13. La necesidad de la confesión
diaba.
Perdiendo esta custodia principal tienes delante de ti a tus Reflexiona sobre lo excelente que es confesarse. Reconoce
enemigos, preparados para la lucha. Así, pues, el profeta lo con- que para los penitentes hay salvación. El mismo Salomón cayó
soló. (1 R 11,4). ¿Qué dijo? Después hizo penitencia.
Acab, rey de Samaría, era iniquo agricultor de campos y viñe-
dos. Cuando por mano de Jezabel, mató a Nabot, se llegó hasta
12. El ejemplo del rey David él el profeta Elias. Después de una larga amenaza, rasgó sus ves-
tidos y se vistió con ropa de penitencia (1 R 21, 17.27).
Sin duda, el bienaventurado David escuchó: "El Señor perdo-
nó tus pecados" y el rey no abandonó la penitencia. Se cambió la ¿Qué dio el Dios benigno a Elias? ¿Viste cómo Acab se humi-
púrpura por ropa de penitencia, y se sentó sobre ceniza, en lugar lló ante mí? (1 R21.29).
de hacerlo sobre el trono dorado (2 S 12, 16). Y no sólo se sentó
Quería con esto moderar el ardor del profeta y moverlo a mi-
sobre la ceniza, sino que la mezcló con la comida, conforme a lo
sericordia para con el penitente. Igualmente dijo (el Señor). "No
que él dijo: "Comía ceniza con pan" (Sal 101, 10).
enviaré el castigo durante sus días" (1 R 21, 29).
Con lágrimas consumió los ojos, diciendo: "Todas las noches
Después de la penitencia de su iniquidad, el Señor lo perdo-
baño con llanto mi cama. Con lágrimas inundo mi lecho" (Sal 6,
nó, no ignorando el futuro, sino concediendo en el tiempo pre-
7). Cuando los príncipes le rogaron que comiera pan, no aceptó,
sente, tiempo de penitencia, el perdón correspondiente.
sino continuó con el ayuno completo, hasta el séptimo día (2 S
12, 17-20). Después es deber del justo juez, pronunciar el juicio adecua-
do a cada hecho.
Si un rey de tal manera se confesaba, tú, hombre particular,
¿no debes también confesarte?
Y después de la rebelión de Absalón, siendo muchas las posi- 14. El remedio de la penitencia
bilidades de huida, eligió el camino del monte de los Olivares (2
S 16, 11), para invocar al Salvador, ya que desde aquí subiría a Jeroboam, por su parte, estaba ante el altar para sacrificar a
los cielos. los ídolos. La mano se le secó, porque mandó arrestar al profeta
que lo había censurado. Conoce, entonces, por propia experien-
Y cuando Semeí lo trató con palabras duras, dijo: "dejadlo,
cia el poder de aquel que estaba presente y dijo: "Ruega al Señor
pues, sabía que aquel que perdona será perdonado" (2 S 16, 11).
tu Dios" (1 R 18, 6). Por esta palabra, le fue restituida la mano.
Si el profeta curó a Jeroboam, Cristo ¿no te podría curar y li-
berarte de tus pecados? Tenemos también a Manases, hombre Para mí será suficiente que te recuerdes de mí. Tú no estás su-
muy inicuo. Rompió con Isaías, se manchó con toda suerte de jeto a los tiempos, porque tú eres el legislador de la vida.
idolatría y manchó a Jerusalén con sangre inocente (2 R 21, 16).
Además no vivimos conforme al horóscopo y a las conjeturas
Pero, llevado prisionero a Babilonia, por la experiencia del de los-astros, como alardean algunos estúpidamente. Tú eres
mal aprendió a tomar el remedio de la penitencia. Dice la Escri- quien da como quiere las leyes sobre la vida y el tiempo que nos
tura: "Manases se humilló ante el Señor y le dirigió una oración, conviene vivir. Y a aquel que por el vaticinio del profeta, ya no
y el Señor vio su oración y lo devolvió a su reino" (2 S 33, 12 y tiene esperanza de vida se la prolongas por quince años, y, en se-
ss.). ñal de esto, el sol retrocedió de su curso (Is 38, 1).
Si el que rompió con el profeta fue salvado por la penitencia, Realmente, por amor a Ezequías el sol retrocedió; por amor a
tú, que nada de esto practicaste, ¿no te salvarías? Cristo, el sol se eclipsó (Ecl 48, 26), no retrocedió sino que se
eclipsó: (con esto se demostró la diferencia entre los dos, entre
Ezequías y Jesús).
15. No desconfiar del poder de la penitencia Si aquél pudo suspender la sentencia de Dios, Jesús ¿no podía
conseguir el perdón de los pecados? Conviértete y llora intensa-
Cuídate de no desconfiar sin razón del poder de la penitencia. mente (Is 30, 15); cierra la puerta y reza para ser perdonado (Mt 6,
¿Quieres saber el poder de la penitencia? ¿Quieres conocer la po- 6), para que las llamas que te envuelven sean apagadas (Dn 3, 50).
derosísima arma de la salvación y aprender lo que obra la confe-
sión? Ciento ochenta y cinco mil enemigos, Ezequías desbarató La confesión es capaz de apagar el fuego y también de subyu-
con la confesión (2 R 19, 35). gar a los leones (Dn 6, 22).
Alégrense los cielos y exulte la tierra (Is 49, 13), porque se-
réis bendecidos con hisopo y purificados con el hisopo espiritual,
por la virtud de aquel que, en el tiempo de su pasión, su sed fue
saciada por medio de un hisopo y una vara.
Las virtudes del cielo se regocijen. Que se preparen las almas
que deberán unirse al esposo celestial. Resuena la voz del que
clama en el desierto: "preparad el camino del Señor" (Is 40, 3).
No se trata de un pequeño trabajo, ni de costumbres e incon-
troladas uniones de cuerpos, sino de la elección del Espíritu que
todo lo descubre, según la fe de cada uno (2 Co 2, 10).
Pues las nupcias y contratos del mundo no siempre se hacen
con criterio. Ante la riqueza o belleza del novio, prontamente se
inclina. Aquí al contrario, no cuenta la belleza corporal, sino la
conciencia irreprochable, no importa la riqueza condenada, sino
la riqueza del alma, en la piedad.
cuando sea dada la gracia, que la conciencia libre de culpa pue-
2. Encontrarse limpio en la conciencia da colaborar con ella.
Quien fue bautizado con el agua, pero es indigno del Espíritu, El principio del mundo fue el agua. El principio del Evange-
no posee la gracia perfecta. Si alguien practica obras virtuosas, lio fue el Jordán. Israel se liberó del Faraón atravesando el mar.
pero sin recibir, por medio del agua, el sello (del Espíritu Santo), La liberación de los pecados vino al mundo, por el bautismo del
no entrará en el reino de los Cielos. Palabras audaces, pero no agua, en virtud de la palabra de Dios (Ef 5, 26).
son mías. Donde se pacta con alguno, allí aparece el agua. El pacto con
Fue Jesús quien pronunció esta sentencia, cuya prueba se en- Noé se realizó después del diluvio (Gn 9, 9): el pacto con Israel
cuentra en la divina Escritura. en el monte de Sinaí, con el agua, sangre e hisopo (Hb 9, 19).
Cornelio, hombre justo y merecedor de la visión de los ánge- Con agua, Elias fue arrebatado de la tierra; primero cruzó el
les, erigió con sus oraciones y limosnas un hermoso monumento Jordán y después fue conducido a los cielos en un carro, tirado
en los cielos junto a Dios. por caballos (1 S 2, 11). Primero el sumo sacerdote se baña y lue-
go quema el incienso; así Aaron, antes se bañó y después se lo
Mira a Pedro. Y el espíritu descendió sobre los fieles, habla- constituyó en sumo sacerdote.
ban en varios idiomas y profetizaban (Hch 10, 3; 19, 6).
¿Cómo podría interceder por los demás, si antes no ha sido
Después de mencionar esta gracia del Espíritu, dice la Escri- purificado por el agua? Además, es símbolo del bautismo, el pi-
tura: "Ordenó Pedro que fuesen ellos bautizados en el nombre de lón colocado en el tabernáculo (Ex 40, 6-7).
Jesucristo" (Hch 10, 48), para que renacida el alma por la fe, el
cuerpo también participara de la gracia por el agua.
6. Grande es la gracia del bautismo
5. El agua: medio de la gracia bautismal El bautismo es la finalización del Antiguo y principio del Nue-
vo Testamento. Juan fue su iniciador, el mayor de los nacidos de
Si alguno quiere saber porqué por el agua y no por otro ele- mujer (Mt 11, 11), el último de los profetas. Por cuanto todos los
mento se comunica la gracia, encontrará la respuesta en las divi- profetas y la ley tuvieron la palabra hasta Juan (Mt 11, 13).
El es la primicia de los hechos evangélicos. Se dice: "princi- 7. El bautismo de Juan
pio del evangelio de Jesucristo" (Me 1, 1), y luego: "apareció
Juan en el desierto bautizando" (Me 1, 4). Ni Elias arrebatado a Juan bautizaba a orillas del Jordán, adonde concurría toda Je-
los cielos, ni Enoc trasladado, no son mayores que Juan: Moisés, rusalén, que gozaba así de las primicias del bautismo (Mt 3, 5;
el gran libertador, y todos los grandes profetas, no son por eso Me 1, 6). En verdad, Jerusalén está vinculada a la prerrogativa de
mayores que Juan. todos los bienes.
No quiero comparar a los profetas entre sí, pero el Maestro de Pero considera ¡oh Jerusalén! cómo los que concurrían eran
ellos y nuestro Señor Jesucristo sentenció: "entre los nacidos de bautizados por él, confesando antes sus pecados (Mt 3, 6).
mujeres no surgió ninguno mayor" (Mt 11, 11). No dice "entre
los nacidos de vírgenes", sino de "mujeres". Primero le mostraban sus heridas y él, enseguida, les aplicaba
el remedio. Y a los que creían, les daba la redención del fuego
Hace la comparación entre el siervo grande y los demás sier- eterno.
vos. Del mismo modo, en la relación de los siervos con el Hijo,
la superioridad de la gracia es incomparable. Si quieres convencerte de que el bautismo de Juan redimía de
las amenazas del fuego, escucha sus palabras: "Raza de víboras,
Considera qué hombre escogió Dios como iniciador de esta ¿quién os enseñó a huir de la ira inminente?" (Mt 3, 7).
gracia. Alguien que nada poseía y amante del desierto, pero no
misántropo; que comía langostas y su espíritu echaba alas; que De ahora en adelante ya no seáis víboras. Tú que antes eras de
saciaba el hambre con miel silvestre y rezaba cosas más dulces y la raza de víboras, despójate de la antigua vida pecaminosa. Pues
útiles que la miel. Se vestía con una piel de camello y aparecía toda serpiente, moviéndose por un lugar estrecho, renueva sus
como modelo de vida ascética. pieles viejas, rejuveneciendo en un cuerpo nuevo.
También Jeremías fue santificado por el Espíritu Santo, en el Así también, tú entra por la puerta angosta y apretada; morti-
vientre de su madre (Jr 1,15) pero no profetizó desde él. fícate por el ayuno y rechaza las fuerzas de la perdición. Despó-
jate del hombre viejo con sus obras y repite lo que dice el Can-
Solamente Juan, estando aún en el vientre, se estremeció de tar de los Cantares: "Ya me he quitado la túnica. ¿Cómo volver
alegría (Le 1, 44) al ver al Señor, no con los ojos del cuerpo, si- a vestirme? (Ct 5, 3).
no por acción del Espíritu. Como era tan grande la gracia del
bautismo, era necesario que fuera también grande su autor. Puede ser que haya entre vosotros algún hipócrita que busca
el agrado de los hombres, simulando piedad, sin creer en su co-
razón. Imita la hipocresía de Simón Mago, que se acerca no pa-
ra recibir la gracia, sino para informarse, por curiosidad de lo que
se da.
Escucha ahora estas palabras de Juan: "ya está puesta el ha-
cha a la raíz de los árboles; y todo árbol que no dé buenos frutos 9. El fuego divino
será cortado y arrojado al fuego" (Mt 3, 10). Inexorable es el
juez, acaba tú con la hipocresía. Tienes como gloria del bautismo, al propio Hijo unigénito de
Dios. ¿Qué cosa me falta aún para hablar del hombre? Grande
fue Juan. Pero ¿qué es en comparación con el Señor?
8. Los frutos de la penitencia En lo alto, resonaba una voz, pero ¿qué es comparado con el
Verbo? Preclaro precursor, pero ¿en qué compararlo con el rey?
¿Qué cosa es necesario hacer? ¿Cuáles son los frutos de peni- Él bautizaba en agua, pero ¿qué semejanza tiene con el que bau-
tencia? Aquel que tiene dos túnicas, dé una a quien no tiene (Le tizaba en el Espíritu Santo y en el fuego?
3, 11) (era digno de fe el Maestro, pues practicaba primero lo que
enseñaba y no se avergonzaba de hablar, ya que nada tenía en la El Salvador bautizó a los Apóstoles en el Espíritu Santo y en
conciencia que le impidiera hablar). el fuego, cuando "de repente sobrevino del cielo un ruido, como
de viento impetuoso que soplaba, y llenó toda la casa donde es-
Lo mismo debe hacer aquel que tiene alimentos, ¿quieres par- taban. Y les aparecieron lenguas como de fuego, que se dividían,
ticipar de la gracia del Espíritu Santo, sin saciar a los pobres con y se posaron sobre cada uno de ellos y todos quedaron llenos del
alimentos visibles? ¿Procuras conseguir las cosas grandes sin co- Espíritu Santo" (Hch 1, 2-3).
municar las pequeñas?
Aunque seas publicano o fornicador, espera la salvación. Los
publícanos y las prostitutas os precederán en el reino de Dios (Mt 10. El bautismo como medio de salvación
21,31).
Si alguien no recibe el bautismo, no puede salvarse. Se excep-
De esta realidad también Pablo es testigo, cuando dice: "Ni túan los mártires que aun sin el agua llegaron al reino. Recorde-
los fornicadores, ni los idólatras, ni otros que han sido nombra- mos que el Salvador en la cruz, derramó de su costado abierto
dos, heredarán el reino de Dios. Antes fuisteis todo esto, pero sangre y agua, para que unos, en tiempo de paz, fuesen bautiza-
ahora habéis sido lavados y santificados". No dijo, sois éstos, si- dos en agua, y otros en tiempos de persecuciones, en su propia
no habéis sido esto (1 Co 6, 9-11). sangre.
El pecado cometido por ignorancia es perdonado. La malicia El Salvador acostumbraba llamar al martirio con el nombre de
empedernida es condenada. bautismo, diciendo: "¿Podéis beber el cáliz que yo beberé y ser
bautizados con el bautismo con que seré bautizado"' (Me 10,
38). Y los mártires confiesan su fe siendo espectáculo para el
mundo, para los ángeles y para los hombres (1 Co 4, 9).
Tú de aquí a poco confesarás; pero ahora no es tiempo de es- 12. Jesús murió por los pecados de los hombres
cuchar estas cosas.
Desciende en el agua, cargado de pecados; pero la invocación
de la gracia sella el alma y no permite que seas devorado por el
11. El poder del bautismo terrible dragón. Muerto por los pecados, desciendes, sales vivifi-
cado por la justicia (Rm 6, 2), porque si fuiste plantado a seme-
Jesús santificó el bautismo al ser Él mismo bautizado. Si el janza de la muerte del Salvador, serás considerado como digno
Hijo de Dios se bautizó, ¿quién, piadoso, podría despreciarlo? de resurrección.
Fue bautizado, no para recibir el perdón de los pecados, porque Como Jesús tomó sobre sí los pecados de todo el mundo y por
no tenía pecado, sino para distribuir a los que lo serían, la gracia ellos murió, borrando el pecado para que tú resucitaras en justi-
y la dignidad divinas. cia, así también tú, descendiendo en las aguas y por así decir, se-
Así como los hijos participan de la sangre y de la carne, tam- pultado en ellas, resucites comenzando una vida nueva (Rm 6,
bién les participó de las mismas cosas, para que, hechos partici- 2).
pantes de su presencia corporal, también lo fuesen de la gracia
divina.
13. Las armas de la gracia bautismal
Por eso, Jesús fue bautizado para que, de ahora en adelante,
por la comunión de la misma realidad, recibamos la dignidad de Una vez que Dios te ha dotado de la gracia, te confiere el po-
la salvación. El dragón de las aguas del cual se habla en Job, re- der de luchar contra las potestades enemigas.
cibía al Jordán en su boca (Jb, 40, 18).
Tal como durante cuarenta días, después del bautismo, Jesús
Como las cabezas de los dragones debían ser amarrados, Cris- fue tentado; también tú antes del bautismo no osabas enfrentar a
to descendió en las aguas y los encadenó fuertemente, a fin de re- los enemigos, cuando recibes la gracia, confiando en las armas
cibir el poder de pisar sobre serpientes y escorpiones (Le 10, 19). de la justicia, luchas, y si quieres predicas el Evangelio.
De algún modo, pequeño era el animal, pero horroroso. Nin- Esto sucedió a Jesús no porque antes no pudiera vencer, sino
guno navio de pesca podía cargar una sola escama de su cola. porque quiso que todo se cumpliera a su tiempo.
13. Los incrédulos Si se dice que los impíos no resucitan en el juicio, significa
que resucitarán no en el juicio, sino en la condenación.
¡Oh! samaritanos, los más torpes de todos, desde el principio, Dios no necesita mucha investigación; en el momento en el
¿cómo fue hecho el hombre? Leed el primer libro de la Escritu- cual los impíos resucitan, les seguirá la condenación.
ra que también vosotros aceptáis: "y Dios hizo al hombre del
polvo de la tierra" (Gn 2, 7). Si se dice, "los muertos no te alabarán, oh Señor", significa
que sólo en esta vida hay espacio para la penitencia y el perdón.
El polvo fue cambiado en carne, y la carne ¿no puede ser res- Aquellos que lo utilizan te alabarán.
tituida, nuevamente, en carne? ¿Hay que preguntarnos cómo fue-
ron hechos los cielos, la tierra y el mar? ¿Cómo el sol, la luna y Después de la muerte no se permite, a los que mueren en pe-
los astros? ¿Cómo de las aguas, las aves y los peces? ¿Cómo de cado, alabar al Señor, sino deplorar su suerte.
la tierra, todos los animales? Tantas miríadas de criaturas pasa-
ron del no ser al ser y nosotros, hombres que tenemos la imagen La alabanza es para aquellos que son gratos, el llanto es para
de El, ¿no resucitaremos? los castigados. Entonces, los justos alabaran y aquellos que mu-
rieron en pecado no tiendrán tiempo para arrepentirse.
Verdaderamente, la vida está llena de incredulidad y grande <s
la condenación para los incrédulos; Abraham llama al Señor,
juez de toda la tierra (Gn 18, 25) y aquellos que aprenden la Ley, 15. Las profecías de los profetas sobre la resurrección
son incrédulos.
En cuanto al texto: "si el hombre baja al Hades no vuelve
Está escrito que el hombre viene de la tierra (Gn 3, 19), peio
más" (Jb 7, 9), continúa leyendo, está escrito: "no sale más ni
aquellos que leen, no creen.
vuelve a la propia casa" (Jb 7, 10). Todo el mundo pasará y cada
casa será destruida. "¿Cómo podrá regresar a su casa, si existirá
otra tierra nueva?" (2 Pr 3, 13).
Era necesario que hubiesen escuchado a Job que dice: "Para
el árbol hay esperanza. Si fue cortado, de nuevo germinará y su ra su recuerdo, mencionemos la resurrección de Lázaro al cuar-
brote continuará creciendo. Si la raíz envejece en el terreno y el to día; por brevedad de tiempo, citemos al hijo de la viuda de
tronco perece en el suelo, germinará por la humedad del agua y Naím (Le 7, 15-16) y a la hija del funcionario real (Mt 9, 25).
dará sombra como una planta joven. El hombre que muere ¿de- Se dice, también, que las rocas se rompieron y muchos cuer-
saparece? ¿El muerto no existe más?" (Jb 14, 7-10). pos de santos resucitaron de las tumbas abiertas (Mt 27, 51-53).
Para infundir pudor y rubor (de este modo hay que leer la in- En primer lugar, recuérdese que Cristo resucitó de entre los
terrogación, no existe más) dice que el tronco muere y resurge. muertos. He omitido a Elias y al hijo de la viuda por Él resucita-
Pero el hombre, para el cual existen los árboles, ¿no resucitará? dos (1 R 17, 19-23), y a Elíseo, que dos veces resucitó durante la
Para que no creas que estoy forzando el texto, continúa leyen- vida y después de haber muerto (2 R, 4, 32).
do. Después de haber dicho, en interrogación: "¿El hombre En vida, con un soplo recuperó la existencia y para que no só-
muerto no existe más?", agrega: "por tanto, si el hombre muere, lo sean honradas las almas de los justos, sino que se crea que tam-
vivirá". Y enseguida agrega: "esperaré hasta tanto, nuevamente, bién sus cuerpos tienen poder hubo un muerto llevado al sepulcro
yo reaparezca" (Jb 14 14-14). de Eliseo, que no bien tocó su cuerpo, revivió (2 R 13, 24).
En otro lugar, dice: "resucitará sobre la tierra, mi piel, que so- El cadáver del profeta manifestó un poder que sólo el alma
porta estas cosas" (Jb 19, 15), posee: Eliseo, muerto en la sepultura, devolvió la vida a un
El profeta Isaías (Is 26, 19) dice: "Los muertos resurgirán, y muerto y él mismo, que restituyó la vida, continuó muerto en el
resucitarán aquellos que están en las tumbas." sepulcro. ¿Por qué?
Abiertamente, el profeta Ezequiel que ya citamos dice: "Yo Si Eliseo hubiese resucitado, el poder se lo habría atribuido al
abriré vuestros sepulcros y os sacaré de allí" (Ez 37, 12). alma.
Daniel agrega: "muchos de los que duermen bajo el polvo ¿e Por tanto, quedó demostrado que si el alma no está presente,
la tierra, resurgirán; algunos para la vida eterna, otros para la ig- permanece cierta fuerza en el cuerpo de los santos, en virtud del
nominia eterna" (Dn 12, 29). alma justa que, durante tantos años, vivió en ella y estaba a su
servicio.
No seamos incrédulos por necedad, como si los hechos no hu-
16. La resurrección de los muertos en la Sagrada Escritura biesen acaecido. Las sábanas y vendas, usadas externamente,
aplicadas a los cuerpos de los enfermos, curaban las enfermeda-
Muchos textos de la Sagrada Escritura testimonian la resu- des. Con mayor razón, el cuerpo del profeta podía resucitar a un
rrección de los muertos. Muchas frases vienen al caso. Sólo pa- muerto (Hch 19, 12).
17. Las promesas de Pedro y Pablo
18. El resplandor del cuerpo resucitado
Muchas cosas hay para decir sobre esto, si queremos seguir
las maravillas de las narraciones de cada hecho. Recordad, particularmente, lo que dice Pablo indicándolo con
el dedo: "porque es preciso que este cuerpo corruptible se revis-
Pero estando cansados por el ayuno del viernes y por la vigi- ta de la incorruptibilidad; y que este cuerpo mortal se revista de
lia, nos referiremos, rápidamente, a cada uno de ellos. inmortalidad" (1 Co 15, 53).
Al sembrar pocas palabras, recibid como tierra buena, la se- Este cuerpo resucitará no débil como ahora, sino que él mis-
milla, haciéndola fructificar en abundancia. mo resucitará. Se transformará, revistiéndose de incorruptibili-
dad, como el hierro abrasado por el fuego se transforma en fue-
Hay que recordar también a los apóstoles que resucitaron
go, o, mejor, como sabe el Señor que lo resucitará.
muertos. Pedro resucitó a Tabita, en Jope (Hch 9, 36-41), y Pa-
blo a Eutico, en la Tróade (Hch 20, 7-12), así, también, todos los Este cuerpo resucitará. No quedará tal como es ahora, sino
demás Apóstoles, si bien no se escribieron los milagros obrados eterno. No necesitará alimentos para vivir, ni escaleras para su-
por cada uno. bir; se transformará en espiritual (1 Co 15, 44): algo admirable
que no sabemos expresar cómo será. Entonces, los justos res-
Recordad todas las cosas dichas en la primera carta a los Co-
plandecerán como el Sol, la Luna y como el esplendor del firma-
rintios que Pablo escribió contra aquellos que decían: "¿de qué
mento (Mt 13, 13; Dn 12,3).
manera los muertos resucitarán? ¿qué cuerpos retomarán?" (1 Co
15, 35). Además: "Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha Dios, previendo la infidelidad de los hombres, concedió a pe-
resucitado" (1 Co 15, 16) y llamó insensatos, a los que no creen queños gusanos de verano emitir rayos luminosos de sus cuerpos
(1 Co 15.36). para que, por medio de lo que se ve, se crea en lo que se espera.
Así está expuesta toda la doctrina de la resurrección de los Quien da una parte, también puede dar todo. Quien ha hecho
muertos. Además, también en la carta a los de Tesalónica escri- resplandecer de luz al gusano, mucho más puede hacer resplan-
bió: "no queremos, hermanos, que ignoréis lo relacionado c«n decer al hombre justo.
los que han muerto, para que no tengáis porqué afligiros, como
los otros que no tienen esperanza" (1 Ts 4, 13) y todas las cosas
que siguen, especialmente: "primero resucitarán los muertos en 19. Los distintos cuerpos de la resurrección
Cristo" (1 Ts4, 16).
Entonces, todos resucitaremos con cuerpos eternos, pero no
iguales.
Si uno es justo, recibe un cuerpo celeste para que pueda dig-
namente moverse entre los ángeles.
Si alguien es pecador, recibe un cuerpo eterno, capaz de so- Contra las futuras heridas, cuidémonos unos a otros para man-
portar la pena de los pecados, porque quemándose en el fuego no tener puro el vestido del cuerpo y no perder la realidad, la salva-
se consume jamás. ción celestial, por una vil fornicación o por cualquier otro peca-
Dios actúa de este modo con justicia con una y otra categoría. do, sino para heredar el reino eterno de Dios, del cual con su gra-
cia, os vuelva dignos a todos vosotros.
Nada obramos sin el cuerpo. Blasfemamos con la boca y re-
zamos con la boca. Fornicamos con el cuerpo y con el cuerpo so-
mos puros. Robamos con la mano, damos limosna con la mano 21. Profesar el símbolo de la fe
y otras cosas parecidas. Porque como para toda cosa sirve el
cuerpo, así también en el futuro participa de lo que ha hecho. Esto se ha dicho para demostrar la resurrección de los muer-
tos. La profesión de fe, repetida por nosotros, sea pronunciada,
ahora, por vosotros con toda diligencia, palabra por palabra, con
20. No perder la salvación eterna todo cuidado y que se grabe en vuestra memoria. [En este mo-
mento los iluminados pronunciaban la profesión de la fe cristia-
Hermanos, cuidemos nuestro cuerpo y no abusemos de él, co- na.]
mo si fuera cosa extraña.
No digamos, como los herejes, que el cuerpo es un vestido
ajeno, más bien respetémoslo como cosa propia. Deberemos ren- 22. La palabra del símbolo
dir cuenta al Señor de todo lo que hemos hecho con él (2 Co 5,
10). No digas "nadie me vio", no creas que no hay testigos de las La fe profesada está contenida en las siguientes palabras: "Y
cosas hechas. en un solo bautismo de penitencia, para la remisión de los peca-
dos y, en la santa Iglesia católica, y en la resurrección de la car-
Muchas veces no está presente el hombre, pero el Creador es un ne y en la vida eterna."
testigo leal, permanece fiel en el cielo y observa cuanto sucede.
Sobre el bautismo y sobre la penitencia, se ha hablado en las
Las manchas del pecado quedan en el cuerpo. Como por una Ce: .equesis precedentes.
llaga en el cuerpo, aunque curada, subsiste la cicatriz, así tam-
bién el pecado marca el alma y el cuerpo, y las huellas de las ci- Las cosas dichas sobre la resurrección de los muertos fueron
catrices quedan en todos. Sólo se borran en aquellos que reciben dichas para explicar: "y en la resurrección de la carne".
el baño (del bautismo).
Las cosas que faltan explicar son: "en la única santa Iglesia
Dios sana las antiguas heridas del alma y del cuerpo median- católica". Sobre este tema se podrían decir muchas cosas, pero
te el bautismo. seremos sumamente breves.
23. ¿Por qué se llama Iglesia "católica"?
dos por el Señor, os reunisteis". El salmista canta: "Te confesa-
ré, oh Señor, en la gran reunión, entre los pueblos te alabré" (Sal
Se llama "católica", porque se extiende por todo el mundo, de
35,34, 18).
un confín al otro de la tierra; porque enseña umversalmente y
con exactitud todos los principios que los hombres tienen que co-
nocer sobre las cosas visibles e invisibles, celestiales y terrena-
les, porque todo el género humano está subordinado a su culto, 25. La Iglesia de los cristianos
jefes y subditos, doctos e ignorantes; porque sana y cura toda es-
pecie de pecados, cometidos por el cuerpo y el alma. Antes, el salmista había cantado: "en el reunión, bendecid al
Señor Dios, los que sois el manantial de Israel" (Sal 68, 27). Por
Ella posee en sí toda clase de virtudes en las obras, en las pa- las insidias tramadas contra el Señor, los judíos se alejaron de la
labras y en todo carisma espiritual. gracia.
Por eso, se te ha transmitido la fe segura "en una santa Iglesia Esta Iglesia, con las armas de la justicia en la derecha, y con
católica", para que, huyendo de las reuniones de los abomina- la gloria y la ignomia en la izquierda (2 Co 6, 7-8) ha ceñido a
bles, permanezcas fiel en todo a la santa Iglesia católica, en la los santos mártires, con coronas de variadas flores de paciencia,
cual has nacido. en las persecuciones y tribulaciones.
Si pasas por la ciudad, no preguntes simplemente dónde está Ahora, en tiempo de paz, por gracia de Dios recibe el debido
la casa del Señor (Kyriakon). Porque los impíos herejes preten- honor de los reyes, de las autoridades y de hombres, de toda cla-
den llamar casa del Señor a sus cuevas. se de género y pueblos. Los reyes de las naciones que habitan ca-
da una de las regiones tienen límites en su poder.
No preguntes simplemente dónde está la iglesia, sino dónde
está la Iglesia católica. Éste es el nombre propio de aquella san- La sola Iglesia verdadera, santa, católica, tiene en todo el
ta madre de todos nosotros. Ella es la esposa de nuestro Señor Je- mundo un poder infinito. Dios, según está escrito, estableció la
sucristo, del unigénito Hijo de Dios. paz, como límites de sus fronteras (Sal 147, 14).
Está escrito: "como Cristo amó a la Iglesia y se ha sacrifica- Si quisiera exponer toda la doctrina sobre la Iglesia, necesita-
do por ella" (Ef 5, 25), y el resto que sigue. ría muchas horas para tal discurso.
Si somos instruidos y actuamos bien en esta Iglesia católica, Hay muchas pruebas para demostrar la vida eterna. Nosotros
poseeremos el reino de los cielos y heredaremos la vida eterna, queremos conquistarla y las Sagradas Escrituras nos señalan las
por la cual lo soportamos todo para conseguirla, como recom- maneras para conseguirla. Por la brevedad del discurso, citare-
pensa del Señor. mos pocos testimonios, dejando a un lado otros para que los in-
No se trata de un objetivo de pequeñas cosas, sino que nues- vestiguen los interesados.
tra lucha es conseguir la vida eterna. Un camino es la fe. Está escrito: "quien cree en el Hijo tiene
Por lo tanto, en la profesión de la fe que aprendemos después vida eterna..." (Jn 3, 46). El mismo evangelista dice de nuevo:
de las palabras y "en la resurrección de la carne", es decir de los "en verdad os digo, quien escucha mi palabra y cree en el que me
muertos, de lo cual ya hablamos, decimos: "creemos en la vida ha enviado, tiene la vida eterna" (Jn 5, 24).
eterna", por la cual los cristianos luchamos. Otro camino es la predicación del Evangelio. Dice la Escritu-
ra: "quien cosecha recibe la recompensa y recoge el fruto para la
vida eterna" (Jn 4, 36).
29. Esperar la vida eterna
Un tercer camino es el martirio y la confesión de Cristo. Está
El Padre es, real y verdaderamente, la Vida, y por el Hijo, en escrito: "El que odia su alma, en este mundo, la salvará para la
el Espíritu Santo, derrama dones celestiales, sobre todos. Por su vida eterna" (Jn 12, 25).
misericordia nos prometió, a los hombres, infaliblemente los bie-
Otro camino es anteponer a Cristo, sobre las riquezas y los pa-
nes de la vida eterna. Tenemos que creer que esto es posible.
rientes: "quienquiera que haya abandonado a sus hermanos y
Tenemos que creerlo no por nuestra debilidad, sino contem- hermanas, etc., heredará la vida eterna" (Mt 19, 29).
plando su poder divino (Mt 19, 26): "todo es posible para Dios".
Otro modo es por observancia de los mandamientos: "no for-
Que esto es posible y que esperamos la vida eterna, lo dice nicarás, no matarás", y lo que sigue, tal como Jesús respondió a
Daniel: "entre los justos, muchos lucirán como los astros, por los quien se le había acercado preguntándole: "Maestro bueno ¿qué
siglos y para siempre" (Dn 12, 3). Pablo agrega: "y así, estare- debo hacer para obtener la vida eterna?" (Mt 19, 16).
mos, con el Señor" (1 Ts 4, 16).
Otro camino es abandonando las obras pecaminosas y sirvien-
Estar siempre con el Señor, significa la vida eterna. Clara- do por siempre a Dios. Pablo dice: "liberados del pecado y sier-
mente lo dice el Salvador en el Evangelio: "aquellos, irán al su- vos de Dios, tenéis vuestro fruto en la santificación y en la vida
plicio eterno, los justos en cambio, a la vida eterna" (Mt 25, 46). eterna" (Rm 6, 22).
31. Otras vías para la vida eterna
ir al altar santo de Dios y allí gustar los misterios espirituales y
celestiales?
Existen aún otros caminos que nos permiten encontrar la vida
eterna. Pero los omito por ser demasiados. Siendo Dios miseri- Porque, iluminada vuestra alma primero, por la doctrina de la
cordísimo, no uno, ni dos, sino muchos caminos de entrada abrió palabra, después, debe conocer la grandeza de toda gracia, que
para la vida eterna, para que todos pudiesen pasar, libremente, Dios otorga.
por medios accesibles.
Dios mediante, seréis aún instruidos sobre todo lo necesario: Por último os diré cómo, de ahora en adelante, hay que actuar
¿con qué piedad y orden deben entrar los que son llamados?; con las obras y las palabras, en la dignidad de la gracia, para que
¿por qué motivo se realizan todas las santas ceremonias del Bau- todos vosotros, podáis conseguir la vida eterna. Y esto, si Dios
tismo y con que devoción y orden, después del Bautismo, debéis quiere, os será explicado.
34. La redención se aproxima 35. La misericordia de Dios
Por lo demás, hermanos, alegraos siempre en el Señor, lo re- Séame permitido decir de vosotros, también, ésto: "cantad
pito, alegraos (Fil 3, 1; 4, 4; Le 21, 28). cielos y exulte la tierra"... porque: "Dios ha tenido misericordia
de su gente y ha consolado a los pobres de su pueblo" (Is 49, 13).
Vuestra redención está cerca y el ejército celestial de los án-
geles espera vuestra salvación. Ya se escucha la voz de quien gri- Esto sucederá por la misericordia de Dios que os dice: "Yo ha-
ta en el desierto: "preparad el camino del Señor" (Mt 3, 3). ré desaparecer tus iniquidades como nube y como neblina, tus
pecados" (Is 44, 22).
Grita el profeta: "vosotros que tenéis sed, venid a las aguas"
(Is 55, 1); y enseguida prosigue: "escuchadme y comed lo que es Vosotros, que sois dignos del nombre de fieles y por vosotros
bueno y vuestra alma gozará en los bienes" (Is 55, 2). está escrito: "a mis siervos se les dará un nombre nuevo que se-
rá bendito sobre la tierra" (Is 65, 15), decid con alegría: "bendi-
Dentro de poco, escucharéis la hermosa lectura que dice: "re- to sea Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha ben-
fulge, nueva Jerusalén, porque llega tu luz" (Is 60, 1). decido con toda bendición espiritual en Cristo, en el cual tene-
De esta Jerusalén, dice el profeta: "después, serás llamada mos la redención por su sangre, el perdón de los pecados según
ciudad de la justicia: Sión, ciudad fiel" (Is, 1, 26), por la ley que la riqueza de su gracia que sobreabundó en nosotros" (Ef 1,3,7-
viene del Monte Sión y la palabra del Señor que viene de Jerusa- 8).
lén. De aquí se extendió, como lluvia sobre la tierra. Nuevamente, dice: "Dios, que es rico en misericordia, por su
El profeta, refiriéndose a vosotros, dice a ella: "levanta tus gran caridad, con la cual nos amó, aunque muertos por las caí-
ojos y ve a tus hijos reunidos" (Is 49, 18). das, nos revivió en Cristo" (Ef 2, 4-5).
Ella responde: "¿Quiénes son éstos que, como nubes y como Así, pues, alabad al Señor, autor de los bienes, diciendo:
palomas, vuelan sobre mí?" (Is 60, 8). "cuando apareció la benignidad y la misericordia del Salvador
nuestro Dios, no por las obras de justicia que nosotros hacemos,
Las nubes se refieren a la parte espiritual; las palomas, a la sino por la misericordia nos salvó mediante el lavado de la rege-
simplicidad. neración y de la renovación del Espíritu Santo, que difunde
Y de nuevo: "¿quién escuchó tales cosas? o ¿quién vio esto? abundantemente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro
¿La tierra ha engendrado en un solo día y ha nacido el pueblo re- Señor, para que justificados por su gracia, seamos herederos en
pentinamente? Sión engendró y dio a luz a sus hijos" (Is 55, 8). la esperanza de la vida eterna" (Tt 3, 4, 7).
Todo será gozo inefable, pues el Señor dice: "hago a Jerusa- El mismo Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, el Padre
lén para su exaltación y al pueblo para mi júbilo" (Is 65, 18). de la gloria, os conceda el espíritu de sabiduría y de revelación
en su conocimiento.
Os custodie con los ojos de la mente, siempre iluminados en
las obras, en las palabras y en los buenos pensamientos.
A Él, gloria, honor y poder por medio de nuestro Señor Jesu-
cristo, con el Espíritu Santo, ahora y siempre y por todos los si-
glos sin fin. Amén.
Catequesis mistagógicas
I Catequesis mistagógica
Sobre la renuncia a las obras pecaminosas
Primera catequesis mistagógica a los recientemente
iluminados, acerca del sentido de los ritos
bautismales. Se basa en la lectura de la primera
carta católica de Pedro desde: "Sed sobrios, vigilad"
(1 P 5, 8-11) hasta el final de la carta. Dicha
por el mismo Cirilo.
Cuando renuncias a Satanás, cancelando todo pacto con él, Esto se hizo en el atrio exterior. Dios mediante, cuando en las
destruyes las viejas alianzas con el infierno (Is 28, 15). catequesis mistagógicas siguientes entremos en el Santo de los
Santos, conoceremos los símbolos de las cosas que se realizan.
Se te abre el paraíso de Dios, que plantó hacia el oriente (Gn
2, 8), de donde por desobediencia fue exiliado (Gn 3, 23) nues- A Dios gloria, poder y grandeza con el Hijo y el Espíritu San-
tro primer padre. to por los siglos de los siglos.
Símbolo de esto es girar desde occidente a oriente, región de
la luz.
II Catequesis mistagógica
Sobre el bautismo en Jesucristo
La segunda catequesis mistagógica continúa
explicando el sentido de los ritos bautismales
realizados. La lectura es de la epístola a los Romanos,
desde: "¿Ignoráis que todos los bautizados en
Jesucristo fuimos bautizados en su muerte?", hasta:
"Vosotros no estáis más bajo la ley, sino bajo
la gracia" (Rm 6, 3-4).
Considerados dignos de esta santa unción, fuisteis llamados Conservad sin mancha la confirmación, que será vuestra
"cristianos", y por vuestra regeneración fue santificado también Maestra en todo si permanece en vosotros, como ya habéis, es-
vuestro nombre. cuchado las palabras de san Juan (1 Jn 2, 27), que ha hecho mu-
chas consideraciones sobre la unción. Ella es la santa y espiritual
En efecto, antes de ser dignos del bautismo y de la gracia del
salvaguardia del cuerpo y la salvación del alma.
Espíritu Santo, no teníais méritos suficientes, pero estabais enca-
minados para ser cristianos. De esta unción, ya desde los tiempos antiguos, el bienaventu-
rado Isaías profetizaba diciendo: "el Señor preparará a todos los
pueblos, sobre este monte" (Is 25, 6).
6. Los símbolos bíblicos Él también llama monte a la Iglesia en otro lugar, cuando di-
ce: "En los últimos días, será visible el monte del Señor" (Is 2,
Es necesario tener presente que el símbolo de la Confirmación 2); "beberán vino, exultarán de alegría, se ungirán de bálsamo"
se encuentra en el Antiguo Testamento. (Is 26, 6).
Cuando Moisés comunicó a su hermano la orden de Dios de Para exhortaros a comprender este bálsamo como místico, di-
constituirlo sumo sacerdote, lo lavó con agua y lo ungió (Lv 8, ce: "entrego esto todo a las naciones, el designio del Señor está
1, 12). Fue llamado Cristo, por esta unción naturalmente simbó- sobre todos los pueblos" (Is 25, 7).
lica. Así el sumo sacerdote, al elevar a Salomón a Rey, lo ungió
después que se bañó en el Guijón (1 Rey 138-39, 45). Ungidos con este sagrado bálsamo, custodiadlo puro e irre-
prensible por la práctica de las buenas obras, procurando agradar
Estas cosas les sucedían simbólicamente. En cambio para vo- al autor de nuestra salvación, Jesucristo, al cual sea la gloria por
sotros no acontece esto en figura, sino en verdad, porque quien los siglos de los siglos.
fue ungido en realidad por el Espíritu Santo, es el principio de
vuestra salvación.
El es como la levadura y vosotros sois la masa. Si la levadu-
ra es santa, la santidad se transmite, ciertamente, a la masa (Rm
11,16).
IV Catequesis mistagógica
Sobre la Eucaristía
La cuarta catequesis mistagógica trata sobre
el cuerpo y la sangre de Cristo y se lee la carta
a los Corintios: "Recibí del Señor y os lo he
transmitido a vosotros" (1 Co 11, 23).
1. La institución de la Eucaristía
El sacerdote, luego, exclama: "Levantemos los corazones". Después de esto, nos acordamos del cielo, de la tierra, del
Verdaderamente, en aquel trascendental momento, es necesario mar, del sol y de la luna, de las estrellas, de todo lo creado racio-
tener en alto los corazones hacia Dios, y no sobre la tierra y las nal, irracional, visible e invisible, de los ángeles, de los arcánge-
cosas terrenales. les, de las virtudes, de las potestades, las dominaciones, de los
principados, de los tronos, de los querubines de muchas caras
Con fuerza, el sacerdote ordena en aquel momento alejar de la (Ez 10, 21), dicendo fuertemente con David: "Alabad, conmigo,
mente todas las preocupaciones de la vida, las necesidades de la al Señoi" (Sal 34, 4).
casa y dirigir el corazón al cielo, hacia Dios misericordioso.
Nos acordamos también de los serafines que Isaías contempló 9. La oración por los difuntos
en el Espíritu Santo, mientras estaban alrededor del trono de
Dios. Con dos alas escondían el rostro y volaban diciendo: "San- Recordemos a aquellos que están muertos. En primer lugar
to, santo, santo, el Señor de los ejércitos" (Is 6, 2-3). por los patriarcas, por los profetas, por los apóstoles, por los már-
tires, para que Dios por sus oraciones y mediación, acepte nues-
Por eso decimos que la doxología nos fue transmitida por los tra súplica. Después por nuestros santos padres y obispos difun-
serafines para que, participando del himno, participemos tam- tos y por todos aquellos que han muerto antes que nosotros.
bién de los ejércitos celestiales.
Creemos que reciben una gran ayuda las almas por las cuales
se ofrece la súplica, cuando está presente la santa y tremenda víc-
7. El Espíritu Santo que nos santifica (la epíclesis)* tima.
* La epíclesis es la oración sacerdotal con la cual se invoca al Padre para que manifieste en el Es-
píritu Santo a Jesucristo glorificado. Esta oración se recita después de que el sacerdote ha recita-
do las palabras de la consagración del pan y vino. En las Liturgias orientales, la epíclesis consti-
tuye el centro de la Misa Eucarística.
11. El padrenuestro do puro en la acción, en el pensamiento y en la palabra, podrá de-
cir a Dios: "venga tu reino".
Luego recitamos la oración que el Salvador enseñó a sus dis-
cípulos. Con conciencia pura, llamando a Dios, Padre, repeti-
mos: "Padre nuestro que estás en los cielos". ¡Oh gran misericor- 14. Hágase tu voluntad
dia de Dios!
"Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo." Los ánge-
A quienes lo habían abandonado y yacían hundidos en el mal, les buenos cumplen la voluntad de Dios, cantando como David:
Él les ha concedido el perdón y la participación de gracias, de
"bendecid al Señor, vosotros sus ángeles, que sois poderosos, y
modo que lo llamasen "Padre". "Padre nuestro que estás en los
cumplid sus órdenes" (Sal 103, 20).
cielos." Los cielos podrían ser, también, aquellos que llevan la
imagen del cielo, en los cuales Dios habita y se mueve. Reza, entonces, con intensidad, diciendo: Como en los ánge-
les se cumple tu voluntad, así también sobre la tierra, que ella se
cumpla en mí, ¡oh Señor!
12. Santificado sea tu nombre
"Santificado sea tu nombre". Santo, por naturaleza, es el nom- 15. El pan celestial
bre de Dios, sea que lo pronunciemos o no. Entre los pecadores,
a veces, es profanado según el dicho bíblico: "Por vosotros, mi "Danos hoy nuestro pan de cada día." El pan común no es sus-
nombre es siempre blasfemado, entre las naciones" (Is 52, 5; Rm tancial, sino el pan santo es sustancial, es decir ordenado para la
2, 24). sustancia del alma.
Pedimos que en nosotros el nombre de Dios sea santificado. Este pan no desciende al vientre ni entra en la defecación (Mt
No rogamos que de no ser santo pase a serlo, sino que se vuelva 15, 17), sino que se extiende por toda tu persona para utilidad del
santo en nosotros, que nos santifique y que hagamos obras dig- alma y del cuerpo.
nas de santidad.
"Hoy" quiere decir, para cada día, como dice Pablo: "hasta
cuando se dice hoy" (Hb 3, 13).
13. Venga tu reino
Las faltas cometidas contra nosotros son pequeñas, ligeras y ¿Ves que hablan de su travesía sin haber caído en lo profundo
fácilmente perdonables, mientras que las cometidas contra Dios de las aguas? (Sal 69, 15); y "Tú nos has sacado a refrigerio": en-
son grandes y tenemos la absoluta necesidad de su misericordia. trar en refrigerio significa ser liberados de la tentación.
índice
INTRODUCCIÓN 5
CATEQUESIS PRELIMINAR 13
1. Espera al Rey Celestial 15
2. El ejemplo de Simón el Mago 16
3. Llevar el vestido nupcial 16
4. Despojarse de los vestidos manchados 18
5. Dejarse atrapar en la red de Cristo 19
6. El fiel, hijo de Dios 19
7. Un solo bautismo 20
8. Querer y creer 21
9. Los exorcismos 21
10. Estar preparado 22
11. Estudiar las cosas divinas 23
12. No decir las cosas divinas superficialmente 24
13. Buscar la gracia con temor 24
14. Ubicación de los hombres
y las mujeres en la iglesia 25
15. La gracia bautismal 26
16. Permanecer en la gracia de Dios 27
17. Preparar nuestros corazones 28
LAS CATEQUESIS PREBAUTISMALES 31 10. La benignidad de Dios en las Escrituras 48
4. La gracia es un don de Dios 38 16. La penitencia apaga las llamas del pecado 53
1. El pecado 41
Catequesis III: Sobre el bautismo 57
2. ¿Qué cosa es el pecado? 42
1. La unión con el Señor 57
3. El demonio, mal consejero 42
2. Encontrarse limpio en la conciencia 58
4. El demonio es el autor de los males 43
3. El Espíritu Santo es el sello del alma 59
5. Tener esperanzas en la conversión 44
4. La purificación espiritual 59
6. Dios es misericordioso 45
5. El agua: medio de la gracia bautismal 60
7. Dios es benigno 46
6. Grande es la gracia del bautismo 61
8. La bondad de Dios 46
7. El bautismo de Juan 63
9. La salvación mediante la penitencia 47
8. Los frutos de la penitencia 64
11. El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob 78
9. El fuego divino 65
12. Analogías del Antiguo Testamento 79
10. El bautismo como medio de salvación 65
13. Los incrédulos 80
11. El poder del bautismo 66
14. El tiempo de arrepentimiento
12. Jesús murió por pecados de los hombres 67 en la vida terrena 81
13. Las armas de la gracia bautismal 67 15. Las profecías de los profetas
sobre la resurrección 81
14. La filiación divina es por adopción bautismal 67
16. La resurrección de los muertos,
15. Purificar el alma de la impureza 68
en la Sagrada Escritura 82
16. Cambiar en vida nueva y en buenas obras 69
17. Las promesas de Pedro y Pablo 84
18. El resplandor del cuerpo resucitado 85
Catequesis XVIII: Sobre la Iglesia 71
19. Los distintos cuerpos de la resurrección 85
1. La esperanza en la resurrección 71
20. No perder la salvación eterna 86
2. La descomposición del cadáver 72
21. Profesar el símbolo de la fe 87
3. Para Dios todo es cercano 72
22. La palabra del símbolo 87
4. La justicia de Dios 73
23. ¿Por qué se llama Iglesia "católica"? 88
5. La conciencia de la resurrección 74
24. El nombre de "Iglesia" 88
6. Los muertos resucitan 74
25. La Iglesia de los cristianos 89
7. Dios obra la resurrección cada año 75
26. La Iglesia católica y la iglesia
8. El ave fénix 76
de los herejes 90
9. La vida y la resurrección 77 27. Dios concedió a la Iglesia el poder
ilimitado 91
10. Las demostraciones racionales 18
28. Conseguir la vida eterna 92
29. Esperar la vida eterna 92
II Catequesis mistagógica.
30.Varias vías para conquistar la vida eterna 93
Sobre el bautismo en Jesucristo 109
31. Otras vías para la vida eterna 94
1. La explicación de los ritos del bautismo 109
32. Prepara el alma para recibir los carismas 94
2. Despojarse del vestido 109
33. Actuación después de recibir los Misterios 95
3. La unción con el óleo exorcizado 110
34. La redención se aproxima 96
4. La muerte y la vida en Jesucristo 111
35. La misericordia de Dios 97
5. El misterio de la salvación 111
6. Símbolo de la pasión de Cristo 112
CATEQUESIS MISTAGÓGICAS 99
7. Participamos de la pasión de Cristo 112
I Catequesis mistagógica.
8. Cristo nos conduce a una nueva vida 113
Sobre Ja renuncia a Jas obras pecaminosas 101
1. Meditar sobre el bautismo 101 III Catequesis mistagógica.
2..Renuncia a Satanás, el Faraón 102 Sobre la Confirmación 115
3. Moisés figura de Cristo 102 1. El sello del Espíritu Santo 115
4. La renuncia a Satanás 103 2. Dios nos ha ungido con el Espíritu Santo 116
5. La renuncia a las obras de Satanás 104 3. El alma santificada por el Espíritu Santo 116
6. La renuncia a las pompas del demonio 104 4. La unción de las distintas partes del cuerpo 117
7. Lo sacrificado a los ídolos, 105 5. El nombre de "cristiano" 118
8. El culto al demonio 105 6. Los símbolos bíblicos 118
9. La profesión de la fe, hacia el oriente 106 7. Conservar sin mancha el crisma
10. Sed vigilantes 107 de la Confirmación 119
11. El Santo de los santos 107
IV Catequesis mistagógica.
8. Oraciones por las necesidades 130
Sobre la Eucaristía 121
9. La oración por los difuntos 131
1. La institución de la Eucaristía 121
10. Implorar la misericordia de Dios 131
2. Las bodas de Cana 121
11. El padrenuestro 132
3. Portadores de Cristo 122
12. Santificado sea tu nombre 132
4. El mal entendimiento de los hebreos 122
13. Venga tu reino 132
5. El pan y el Logos 123
14. Hágase tu voluntad 133
6. La necesidad de la fe 123
15. El pan celestial 133
7. El cáliz para la remisión de los pecados 123
16. Perdónanos nuestras deudas , 134
8. Tus vestidos sean siempre blancos 124
17. No nos dejes caer en la tentación 134
9. El pan espiritual 125
18. Líbranos del maligno 135
Sobre las oraciones en la Santa Misa 127 20. La comunión de la Eucaristía 136
1. La corona para el edificio espiritual 127 21. Acercarse con devoción al cuerpo de Cristo 136
2. Purificarse de todo pecado y falta 127 22. Comulgar con la sangre de Cristo 137