San Cirilode Jerusalén Catequesis Iniciación Cristiana

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Catequesis
de la iniciación cristiana
San Cirilo y Juan de Jerusalén

Introducción, traducción y notas preparadas por


P. Luis Glinka ofm

Grupo Editorial Lumen


Buenos Aires - México
Colección ICHTHYS

Dirección: Luis Glinka ofm

Cirilo, Santo
Catequesis de la iniciación cristiana / Santo Cirilo y Juan de
Jerusalén. - 3 a ed.- Buenos Aires r Lumen, 2003.
160 p . ; 22x15 c,.- (Ichthys)

ISBN 987-00-0294-3
I. Teología I. Juan de Jerusalén II. Título
CDD 291.61
Introducción
No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni su trans-
misión de ninguna forma, ya sea electrónica, mecánica, por fotocopia, por registro u otros métodos, ni
cualquier comunicación pública por sistemas alámbricos o inalámbricos, comprendida la puesta a dispo-
sición del público de la obra de tal forma que los miembros del público puedan acceder a esta obra des-
de el lugar y en el momento que cada uno elija, o por otros medios, sin el permiso previo y por escrito
del editor.

© Editorial Distribuidora Lumen SRL, 1984.


3. a edición revisada, 2004.

Grupo Editorial Lumen


Viamonte 1674, (C1055ABF) Buenos Aires, República Argentina
Tel. 4373-1414 (líneas rotativas) Fax (54-11) 4375-0453
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Hecho el depósito que previene la ley 11.723


Todos los derechos reservados

LIBRO DE EDICIÓN ARGENTINA


PRINTED IN ARGENTINA
/. Actualmente se está dando mucha importancia al estudio y
a la investigación del contenido doctrinal y del método seguido
por los Padres de la Iglesia y los obispos en los siglos I-IV, que
preparaban al catecumenado para recibir los Sacramentos de la
Iniciación Cristiana.

Existen suficientes publicaciones para exponer la doctrina y


el lenguaje simbólico que los Padres empleaban para hacer en-
tender los contenidos doctrinales del Evangelio y de la Sagrada
Escritura.

La catequesis, dada al catecumenado durante el período cua-


resmal, tenía por texto principal la Sagrada Escritura, verdade-
ra fuente formativa del candidato que esperaba entrar en el nú-
mero de los "iluminados".

La catequesis consistía especialmente en dedicarse "a la lec-


tura, a la exhortación, a la enseñanza " de la Sagrada Escritura
(1 Tm 4, 13-14), para que la "Palabra de Cristo habite en voso-
tros con toda su riqueza... " (Col 3, 16).

La Sagrada Escritura era considerada fuente inagotable de


la palabra de Cristo; es el libro santo de la oración y de la ver-
dadera vida cristiana, es un libro que enseña a seguir a Jesucris-
to, conformando la palabra con la acción de cada día.
La catcquesis, pues, obligaba a los catecúmenos e iluminados La catequesis pre-bautismal contiene temas doctrinales, en
no solamente a estudiar la doctrina de Jesucristo, sino mucho defensa del Antiguo Testamento, contra las falsas acusaciones
más, a vivirla; a ponerla en práctica, mediante el dominio de las de los judíos que negaban a las profecías del Antiguo Testamen-
pasiones humanas, de modo tal que el que seguía viviendo domi- to haberse cumplido haberse cumplido en el Nuevo: en síntesis,
nado por ellas era alejado del catecumenado, hasta cuando no los Padres defendían, con la catequesis, la continuidad de los
demostrara la sincera intención de conversión. dos Textos Sagrados.

Solamente quien demostraba con la práctica —en su vida— Las catequesis contienen también las verdades doctrinales
las enseñanzas evangélicas, era luego admitido al número de los defendidas en los concilios ecuménicos contra las falsas herejías
"iluminados" (de los bautizandos). de los gnósticos, maniqueos, arríanos, etc.

Los Padres, para hacer entender mejor la doctrina de la Sa- En el siglo IV, después de la paz y libertad constantinianas
grada Escritura, se servían muy a menudo de imágenes y símbo- (año 313), la Iglesia gozaba de libertad religiosa y aprovechaba
los, con la finalidad de imprimir en la mente de los catecúmenos el período cuaresmal para preparar a los paganos a los Sacra-
las verdades predicadas por Jesucristo. mentos cristianos (Bautismo, Confirmación y Eucaristía), unien-
do estos tres sacramentos con el misterio litúrgico de la muerte
Los símbolos e imágenes de las catcquesis de los primeros si- y resurrección de Cristo.
glos procuraban iluminar al espíritu humano, allí donde el len-
guaje humano no podía directamente transmitir los misterios di- San Cirilo, en las catequesis pre-bautismales, primero se di-
vinos; ayudaban al hombre a acercarse al mundo invisible, al rigía a los bautizandos y los formaba sobre la penitencia, la re-
mundo espiritual, mediante imágenes tomadas del mundo visible misión de los pecados y la renuncia al demonio, adversario del
y material. hombre; luego explicaba el significado del bautismo y seguía
con la explicación del Credo cristiano.
El simbolismo fue uno de los métodos más practicados por los
maestros en la cultura cristiana apostólica y patrística. Las catequesis mistagogicas son de carácter más bien litúrgi-
co y teológico.
Son documentos muy importantes de la tradición que sirven
2. La tradición cristiana nos presenta un cuerpo de 24 catc- también como base para el diálogo interconfesional entre cató-
quesis cirilianas que están clasificadas de la siguiente manera: licos, calvinistas, luteranos y anglicanos, por su amplio conteni-
una catcquesis preliminar, 18 catcquesis pre-bautismales, atri- do doctrinal, eclesial y sobre el culto cristiano.
buidas a san Cirilo de Jerusalén, y 5 catequesis mistagogicas
(catcquesis que explican los misterios sagrados, especialmente El período de composición de las catequesis de san Cirilo hay
los Satramentos), atribuidas a san Cirilo y también a Juan II, que situarlo entre los años 348 y 350.
obispo de Jerusalén y sucesor de Cirilo.
3. San Cirilo de Jerusalén nació probablemente en el año
4. Leyendo las catequesis de san Cirilo, se puede obtener un
315. En el 345, fue ordenado sacerdote por Máximo II, obispo de
concepto claro sobre la vida eclesial en Jerusalén.
Jerusalén, al cual le sucedió en la sede jerosolimitana.
Se enseñaban en el período cuaresmal en la Iglesia de la Re-
Cirilo, por su fidelidad a la doctrina definida en el concilio de
surrección y en la capilla del Santo Sepulcro.
Nicea (325), fue perseguido por el metropolita eusebiano Aca-
cio, por lo cual fue desterrado tres veces. Antes de ser admitidos al catecumenado, se imponían las ma-
nos con oraciones, luego seguían los exorcismos, entonces pasa-
En los años 358/9 el concilio de Seleucia lo restableció en la
ban al grupo de los "competentes", es decir, a la preparación
sede de Jesuralén; al año siguiente, fue desterrado nuevamente
para el bautismo.
por el emperador bizantino Constancio; en el 362 pudo volver a
su sede. En el 367 Cirilo nuevamente es desterrado hasta el 378, Los candidatos eran sometidos a una exhortación por el obis-
cuando el emperador Graciano le ordenó regresar del destierro. po, luego se inscribían sus nombres en los libros de la iglesia,
pasando a la catequesis que se componía de dos partes; en la
En el año 381, participó en el concilio ecuménico de Cons- primera, se les instruía sobre la vida ascética: ayuno, penitencia
tantinopla, para defender la divinidad del Espíritu Santo contra y confesión; en la segunda, se les iniciaba en la verdadera cate-
los macedonios. La Iglesia oriental y occidental recuerda la quesis, sobre la exposición del CREDO.
muerte de san Cirilo el 18 de marzo (año 387).
Las 18 primeras catequesis estaban dirigidas a los candida-
San Cirilo ha dejado su testimonio de teólogo ortodoxo, que
tos a los Sacramentos de la Iniciación cristiana, y las 5 mistagó-
defendió la verdadera fe y la tradición cristiana; defendió a la
gicas fueron pronunciadas a los recién bautizados, durante la
Iglesia universal y, en particular, a la de Jerusalén.
semana de Pascua, en la capilla del Santo Sepulcro. Las cinco
San Cirilo dejó 24 catequesis, una carta dirigida al empera- catequesis contienen la doctrina, ritos y ceremonias del Bautis-
dor Constancio, un sermón sobre el milagro del paralítico y al- mo, Confirmación y Eucaristía.
gunos fragmentos de obras, cuyos títulos son desconocidos.
Después de la muerte de san Cirilo (387), le sucedió en la se-
5. Las 24 catequesis fueron publicadas por primera vez en
de episcopal de Jerusalén, Juan II. Monje a los 30 años, nom-
París, en 1608, por obra de Johannes Prevotius; luego, Thomas
brado obispo, murió en el año 417.
Afilies las publicó en Oxford, 1703. En París, 1720, A. Touttés
De él pocas noticias se tienen; existen algunas informaciones hizo una nueva edición crítica; también en Alemania, en 1848 y
en los escritos de san Jerónimo, san Epifanio, san Agustín y del 1869; más tarde, las cinco catequesis mistagógicas fueron publi-
Papa Inocencio V. cadas en Bon, 1909por Ruaschen en "Florilegium Patristicum"
fase. VIL

En 1966, en París Reichl-Rupp hicieron una edición crítica


</»• UlS catctpt'sis pre-bautismales: Piédagnel ofreció las cinco
ini\l(if((if(it(is (cf. Cyrille de Jerosalem, Catécheses mystagogi-
qitr.s, Sourccs Chrétiennes, 126, París, 1966).

6. El presente volumen contiene las siguientes catequesis:


a) La catequesis preliminar.
b) Introducción a los bautizados.
c) Sobre la penitencia, la remisión de los pecados y el ad-
versario.
Catequesis preliminar
d) Sobre el bautismo.
e) Sobre la Iglesia una, santa, católica, sobre la resurrec-
ción de la carne y la vida eterna.
f) A los recién iluminados.
g) Sobre el Bautismo.
h) Sobre la Confirmación.
i) Sobre la Eucaristía,
j) Sobre la Misa.

P. Luis Glinka, ofm


Catequesis preliminar
Catequesis preliminar o protocatequesis,
enseñanza previa a las catequesis, de nuestro
santo padre Cirilo, arzobispo de Jerusalén.

1. Espera al Rey celestial

Ya nos impregna, oh iluminados,* el olor de la felicidad; ya


juntáis las flores espirituales para tejer las coronas celestiales; ya
se aspira la fragancia del Espíritu Santo (Ef 17, 19). Llegasteis
ya a la antesala del palacio real, ojalá seáis introducidos por el
mismo rey. Las flores de los árboles ya brotaron; ojalá el fruto
sea perfecto.
Ya disteis vuestros nombres para el enrolamiento en su ejérci-
to. Traed las lámparas para ir al encuentro del Esposo. Sentid el
deseo de la ciudadanía celestial y el buen propósito y la esperan-
za que le siguen.
Es verdadero aquello que dice: "Dios hace concurrir todas las
cosas para el bien de los que lo aman" (Rm 8, 28).
Dios es magnánimo para hacer el bien, en tanto espera la dis-
posición sincera de cada uno. Por eso, el apóstol agrega: "de
aquellos que Él llamó, según su designio" (Rm 8, 28).

* Parece que ha sido Justino el primero de los autores cristianos en emplear la palabra (fotismós),
iluminados, para indicar el sacramento del Bautismo.
Esta palabra designa la realidad sacramental de la Iglesia, por la cual el hombre participa de la
luz de Cristo, iluminado con el Espíritu de Verdad. El hombre entra entonces a ser parte de la rea-
lidad espiritual, librándose del dominio de los poderes tenebrosos.
El propósito sincero hace de ti un elegido. Ahora, estando pre- cesario que él, viendo vestidos de blanco a los demás, se vistie-
sente con el cuerpo, si la mente está ausente, no sacas ningún ra de la misma manera.
provecho.
Pero no. Participando de los mismos alimentos, se vistió con
otras vestimentas y tuvo una actitud diferente, completamente
diversa, a la de los otros.
2. El ejemplo de Simón el Mago
Entretanto el novio, generosamente, no estaba disgustado. Pa-
También Simón el Mago un día se aproximó al bautismo. Fue sando por entre los invitados, observó (pues a él le importaba no
bautizado (Hch 8, 13), pero no iluminado. El cuerpo fue bañado cómo comían, sino con qué decoro se comportaban) y vio que
con el agua, pero no dejó que su corazón fuera iluminado por el aquel extraño no tenía el vestido nupcial.
Espíritu.
Le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí? (Mt 22, 12). ¿Con qué
El cuerpo, en verdad, descendió a la piscina y salió de ella (Jn corazón? ¿Con qué conciencia? El portero no te lo prohibió, por
5, 4), pero el alma no fue consepultada con Cristo (Rm 4, 4), no amor a la generosidad de quien hacía las invitaciones. ¿Ignora-
resucitó con Él. bas con qué vestido tenías que entrar al banquete?
Recuerda los ejemplos de los que han caído, para que nadie Pero cuando observaste el fulgor de los vestidos de los invita-
caiga (1 Co 10, 12). Todas estas cosas, acontecidas en figura, dos, ¿no tenías que haber aprendido, con las cosas que tenías an-
fueron escritas para instrucción de los que hoy se acercan al bau- te tus ojos? ¿No debías entrar convenientemente, para poder sa-
tismo (Hb 12, 15). lir de la misma manera?
Que ninguno de vosotros sea arrojado fuera, tentando a la gra- Ahora, porque entraste contrariando mis exigencias, serás ex-
cia divina (Dt 29, 18). Que ninguna raíz amarga germine y "os pulsado.
perturbe". Que ninguno de vosotros entre diciendo: "veamos lo
Y ordenó a sus ministros: atad sus pies, que penetraron aquí
que hacen los fieles, para saber lo que hacen." ¿Esperas ver y no
osadamente; atad sus manos, con las que no supo ornarse con un
ser visto? ¿Crees poder penetrar las cosas que suceden, sin que
vestido espléndido. Arrojadlo afuera, a las tinieblas exteriores
Dios escrudiñe tu corazón?
(Mt 22, 13), porque es indigno de llevar las lámparas nupciales.
Ves, entonces, lo que sucedió.
3. Llevar el vestido nupcial Cuídate, vigila tu situación.

Se cuenta en los evangelios que alguien procuró participar en


las nupcias pero, habiéndose revestido con un vestido indigno,
entró, se reclinó y comió. El portero se lo permitió, pero era ne-
4. Despojarse de los vestidos manchados Si eres consciente de tus llagas, aplícate el remedio. Si alguien
cayó, que se levante. Que nadie, entre vosotros, sea como Simón:
Nosotros, que somos ministros de Cristo, recibimos a cada huid de la hipocresía y excesiva curiosidad.
uno. Asumiendo el oficio de porteros, dejamos la puerta abierta.
Es posible que hayáis entrado con el alma manchada de pecados
y con intenciones indignas. Entraste, fuiste admitido, tu nombre
5. Dejarse atrapar en la red de Cristo
fue inscripto.
¿Ves, la belleza admirable de esta iglesia? ¿Observas orden y Es posible ser vencido por algún otro pretexto. Puede suceder
disciplina? ¿Contemplas la lectura de las Escrituras, la presencia que un hombre quiera agradar a una mujer y venga por ese mo-
de personas eclesiásticas, el orden en la instrucción? tivo. Lo mismo, se puede decir de las mujeres. El esclavo mu-
chas veces quiere congraciarse con su patrón, el amigo con su
Déjate remover por la reverencia del lugar y procura aprender
amigo.
aquello que ves. Aprende ahora, oportunamente, para que maña-
na entres de una manera más adecuada... Asumo el riesgo y te recibo, aunque vengas con malas inten-
ciones, con la firme esperanza de que salvarás.
Si tenías el alma revestida con el vestido de avaricia, cúbrete
con otro distinto y vuelve. Tal vez no sabías a dónde venías, ni qué red te atraparía. Caís-
te en la red de la Iglesia. Fuiste capturado vivo. No huyas. Jesús
Arroja el vestido que te cubre para no ser avergonzado. Des-
te cautivó (Mt 13, 47), no para que mueras, sino para que mu-
pués de la fornicación y de la impureza, revístete con el traje es-
riendo, vivas.
pléndido de la pureza.
Debes, pues, morir y resucitar. El apóstol afirmó: "muertos pa-
Yo te advierto, antes que Jesús, el esposo de las almas, entre
ra el pecado, vivos para la justicia" (Rm 6, 11-14). Muere a los pe-
y mire los vestidos.
cados y vive para la justicia. Al comenzar con el día de hoy: vive.
Tenéis aún mucho tiempo. Tenéis un período de cuarenta días
de penitencia. Tenéis mucho tiempo para despojaros del vestido
y limpiarlo; vístete y entra de nuevo. 6. El fiel, hijo de Dios
Pero, si perseveras en malos propósitos, el que anuncia está li-
¡Considera cuánta dignidad Jesús te concedió! Eres llamado
bre de culpa.
catecúmeno. Cuando estabas afuera, fuiste envuelto por sonidos,
En este caso, no esperes recibir la gracia. escuchando la esperanza y, no viendo nada, escuchando los mis-
terios y, no comprendiéndolos; escuchando las Escrituras, sin ver
El agua, realmente, te recibirá, pero el Espíritu no te admitirá.
su profundidad. Ya no escuchas los sonidos de afuera, sino que
los mismos resuenan en tu interior.
En verdad, el Espíritu que habita en ti (Rm 8, 9-11) hará de tu 8. Querer y creer
alma una morada divina. Cuando escuches lo que se escribió so-
bre los misterios, entonces comprenderás lo que ignorabas. Y no Dios no exige de nosotros nada, más que la buena disposición.
juzgues que recibes algo de poco precio: siendo hombre misera- No digas, "¿cómo me serán perdonados los pecados?" Yo te lo
ble, recibes la adopción divina. digo: por el querer, por el creer. ¿Qué es más fácil que esto?
Pablo habla: "Dios es fiel" (1 Co 1, 9). Otra cita de la Escri- Si tus labios pronunciaran el querer con corazón nuevo, debes
tura dice: "Dios es fiel y justo" (Dt 32, 4; Jn 1, 9). Previendo es- saber que aquel que juzga es conocedor de los corazones. Deja,
to, el salmista habla a partir de la persona de Dios (una vez que desde ahora, toda obra mala, que tu lengua no diga palabras in-
los hombres serían llamados dioses); yo dije: "dioses sois y, to- convenientes; que tu mirada ya no peque más y, que tu espíritu
dos hijos del Altísimo" (Sal 81,6). no se ocupe con cosas vanas.
Cuida que, siendo llamado fiel, tu intención no sea la de un in-
fiel.
9. Los exorcismos
Entraste para la lucha, soporta el combate. No tienes otra oca-
sión como ésta. Si supieras inminentes los días de las nupcias, Corran tus pies a la catequesis. Recibe los exorcismos, pron-
¿no dejarías de lado todas las otras cosas, para ocuparte total- tamente, en el caso de que hayas sido exorcizado, recibiendo al
mente de la preparación del banquete? Estando para consagrar tu Espíritu; esto redundará para tu salvación.
alma al celestial Esposo, ¿no dejarás las cosas del cuerpo para
elevarte a las espirituales? Imagina estar ahora, impuro y adulterado, mezclado con las
más diversas materias, bronce, estaño, hierro y plomo (Ez 22,
18). Procuramos obtener el oro puro. El oro, sin fuego, no puede
ser purificado de las materias extrañas con las cuales está mez-
7. Un solo bautismo clado; así, el alma no puede ser purificada sin los exorcismos; es-
tos divinos exorcismos están sacados de las divinas Escrituras.
No es posible recibir dos o tres veces el bautismo, de manera
que sea posible decir: "lo que se hace mal una vez, puede ende- Tu rostro fue cubierto con velo para que todo tu pensamiento
rezarse después. no estuviera disperso y, divagando la mirada, hicieras vagar tam-
bién el corazón.
Si erraste una vez, podrás corregirte, porque uno es el Señor,
una la fe y uno el bautismo" (Ef 4, 5). Sólo los herejes son rebau- Con los ojos vendados, los oídos no se sienten impedidos de
tizados, pues el primero no fue bautismo. recibir la salvación. Así como los expertos en oro mediante tubos
finísimos, introducen en el recipiente en el fuego y funden el oro,
puesto en el crisol, de la misma manera los exorcismos, como en
el crisol, soplan por medio del Espíritu divino el temor, reani- 11. Estudiar las cosas divinas
mando el alma en el cuerpo.
Te recuerdo: lo que ves, consérvalo para siempre. No pienses
Huye, entonces, el demonio enemigo. Permanece la salva- que estas homilías las vas a escuchar siempre. También ellas son
ción, la esperanza de la vida eterna y, finalmente, el alma, puri- buenas y dignas de fe. Si hoy las descuidamos, las perderemos
ficada de los pecados, posee la salvación. Permanecemos, por mañana.
tanto, hermanados en la esperanza.
Las enseñanzas, con respecto al bautismo de la regeneración,
Esperemos que el Dios de todos, viendo nuestro propósito, son expuestas según un determinado orden. Si hoy no le damos
nos purifique de los pecados, nos conceda en todo la buena espe- importancia, ¿cómo podrán ser recuperadas? Créeme, es tiempo
ranza y nos otorgue la penitencia saludable. Dios es el que llamó; de plantar árboles. Si no cavamos profundamente el pozo, ¿có-
tú eres el llamado. mo podrá ser bien plantado, el que una vez fue plantado mal?
Créeme, la catequesis es como un edificio: si no profundiza-
10. Estar preparado mos y colocamos los fundamentos, si no procedemos, ordenada-
mente, a la construcción de la casa, para que no tenga rajaduras
Asiste con asiduidad a la catequesis. Aunque nuestro sermón y la construcción no muestre grietas, la obra está en peligro de
sea prolijo, no te desanimes, porque recibes armas contra los po- convertirse en ruinas y se pierde todo el trabajo anterior.
deres adversos, contra las herejías, contra los judíos, samaritanos Es preciso poner piedra sobre piedra, ladrillo sobre ladrillo,
y gentiles. sacando lo superfluo; así se levantará un edificio armonioso.
Tienes muchos enemigos; provéete de muchas armas; lucha De la misma manera, te traemos las piedras del conocimien-
contra muchos. Es necesario aprender cómo vencer al griego, có- to. Es preciso escuchar todo lo que se refiere a Dios vivo, es pre-
mo combatir al hereje, al judío, al samaritano. ciso oír todo lo que se refiere al juicio, es necesario prestar aten-
Las armas están prontas y la espada del Espíritu bien prepara- ción a lo que se relaciona con Cristo, es preciso escuchar las co-
da (Mt 26, 41; Ef 6, 17); es preciso ejercitar la mano derecha, sas referentes a la resurrección.
mediante la buena voluntad, para combatir las batallas del Señor, Muchas otras cosas serán expuestas según su orden corres-
para debilitar las fuerzas contrarias, para mostrarte invicto ante pondiente. Por ahora, serán referidas rápidamente, pero, a su
todas las maniobras de los herejes. tiempo, serán expuestas debidamente.
Si no reúnes todo en un conjunto y no recuerdas las primeras
y las últimas cosas, el constructor, en verdad, construyó, pero tú
tendrás un edificio frágil.
12. No decir las cosas divinas superficialmente
Si alguien de vosotros falte, buscadlo. Si fueres invitado a un
banquete, ¿no esperarías al que invita? Si tienes un hermano, ¿no
Si después de haber pronunciado una catequesis, un catecú-
procurarías el bien para él? Para el futuro no te ocupes con cosas
meno te pregunta qué dices de los muertos, no digas nada.
inútiles: lo que hace el ciudadano, el paisano, el rey, el obispo, el
Te transmitimos un misterio y una esperanza del siglo futuro: presbítero.
guarda el secreto, por aquel que te ha de recompensar, para que Levanta tu mirada; tu tiempo exige esto. Detente y reconoce
no acontezca que alguien te diga: ¿qué mal te hará si yo apren- que "yo soy Dios" (Sal 45, 11). Si ves a los fieles, sirviendo
do? exentos de cuidados, estad seguros, saben lo que recibirán, por-
También los enfermos suelen pedir vino. Si les fuera dado que poseen en sí la gracia.
fuera de tiempo, provoca el frenesí; de esto surgen dos males: o Tú, entonces, estás en la balanza, sin saber si serás o no reci-
el enfermo muere o el médico pierde su buena fama.
bido. No imitéis a los que gozan de seguridad, pero busca con te-
Lo mismo acontece si el catecúmeno oye los misterios de un mor.
fiel; queda desorientado (porque no entiende lo que escuchó,
confunde todo y cubre de ridículo lo que fue dicho), al mismo
tiempo que el fiel es estigmatizado como traidor. 14. Ubicación de los hombres y las mujeres en la iglesia
Tú ya estás en los umbrales. Cuídate de no decir nada super- Cuando se hace un exorcismo, hasta que lleguen todos los que
ficialmente; no porque las cosas que se dicen no sean dignas de
van a ser exorcizados, estén los hombres con los hombres y las
ser dichas, sino porque el que oye es indigno de recibirlas.
mujeres con las mujeres.
También, fuiste una vez catecúmeno, y yo no te exponía las Tengo, ahora, necesidad del arca de Noé. En ella, estaba Noé
cosas propuestas. Cuando conozcas por experiencia la sublimi- con sus hijos, su mujer y las esposas de los hijos (Gn 7, 7). Aun-
dad de las cosas enseñadas, entonces reconocerás que los catecú-
que fuera grande el arca y estuviese cerrada la puerta, todas las
menos son indignos de escucharlas.
cosas fueron dispuestas ordenadamente.
Cuando la iglesia se abre y, todos vosotros estáis adentro, que
13. Buscar la gracia con temor todos estén separados: hombres con hombres, mujeres con muje-
res, para que el motivo de la salvación no se convierta en pretex-
Vosotros, que os habéis inscripto, llegasteis a ser hijos e hijas to de perdición.
de una sola madre. Cuando llegues antes de la hora de los exor- Los hombres, sentados, tendrán algún libro útil en las manos;
cismos, cada uno hable, de lo que se refiere a la piedad. cuando uno lee, el otro escucha. El grupo de las chicas jóvenes,
por su lado, esté así dispuesto, que cante o lea en voz baja; de
manera que los labios, en verdad, hablen, pero que no escuchen sotros que se encuentra en camino de salvación.
oídos ajenos. No permito que la mujer hable en la iglesia (1 Tm Ya resuena en vuestros oídos aquella voz sonora que debéis
2, 12; 1 Co 14, 34). desear oír, cuando los ángeles os aclamen, después de haber re-
La casada proceda de manera semejante; rece, mueva los la- cibido la salvación: "Bienaventurados aquellos cuyas iniquida-
bios, pero su voz no sea escuchada (1 Co 1, 13), para que esté des fueron perdonadas y cuyos pecados fueron cancelados" (Sal
presente Samuel, a fin de que el alma estéril produzca la salva- 31,1).
ción que viene de Dios (después, aquí, se interpreta Samuel). Esto se realizará cuando entréis como astros en la Iglesia, res-
plandecientes en el cuerpo y luminosos en el alma.

15. La gracia bautismal


16. Permanecer en la gracia de Dios
Veo el esfuerzo de cada uno, la piedad de cada una. Se encien-
de la mente de piedad; sea el alma forjada sobre el yunque; sea Grande cosa es el bautismo que proponemos: liberación para
liberada de la dureza de la infidelidad para que caigan las esca- los cautivos, perdón de los pecados, muerte del pecado, renaci-
mas superfluas de hierro y, sobre todo, quede sólo lo que es pu- miento del alma, vestido luminoso, celo santo y endeleble, vehí-
ro. culo para el cielo, delicias del paraíso, pregustación del reino,
Deje la herrumbre del hierro y quede sólo lo que es genuino. gracia de adopción.

Tal vez, Dios os muestre aquella noche, la estrella que brilla Pero el dragón, a lo largo del camino, observa lo que pasa. Vi-
como un día del cual, se dice: "Las propias estrellas no son os- gila, para no ser mordido por la infidelidad. El ve a tantos que se
curas para vosotros, la noche será brillante como el día" (Sal salvan y elige a quien devorar (1 P 5, 8). Que tú entres para es-
138, 12). tar al lado del Padre de los espíritus (Hb 12-9).

Entonces, para cada uno de vosotros, se abre la puerta del pa- Antes, tendrás que pasar por aquel dragón. ¿Cómo consegui-
raíso. Disfrutaréis de las aguas vivificadas por Cristo, exhalando rás pasar por él? Calza tus pies con la preparación del evangelio
buen olor; recibiréis el nombre de Cristo y la eficacia de las co- de la paz, para que, aunque te muerda, no te perjudique. Perma-
sas divinas. Desde ya, levantad la mirada del espíritu hacia arri- nezca en ti la fe y una firme esperanza, como calzado resistente,
ba. de manera que puedas pasar sobre el enemigo y llegues junto al
Señor.
Desde ahora, fijad la atención en los coros angélicos; en el Se-
ñor de todas las cosas: Dios que está en su trono; y en el Unigé- Prepara tu corazón para recibir las doctrinas y para participar
nito Hijo, sentado a su derecha; y, en el Espíritu, también presen- de los sagrados misterios. Reza con insistencia para que Dios te
te; en los tronos y dominaciones que sirven; y en cada uno de vo- encuentre digno de los celestes e inmortales misterios. No dejes
de rezar ni de día ni de noche. Y cuando el sueño huye de tus Dios, en verdad, puede transformar el infiel en fiel, porque Él
ojos, que tu alma se dedique a la oración. Y cuando sientas un obra en el corazón. Quiera derogar lo que tuviera contra voso-
pensamiento malvado en tu mente, acuérdate del juicio que te re- tros, concederos el perdón de los pecados pasados, plantaros
cuerda la salvación. dentro de la Iglesia y elegiros para ser sus soldados revistiéndoos
con las armas de la justicia; y conceder para siempre el sello in-
Ocupa tu alma en el aprendizaje. Así te alejarás de las cosas deleble del Espíritu Santo; en Cristo Jesús nuestro Señor, para
ruines. Si oyes a alguien decirte: ¿quizás vas allá para descender quien sea la gloria por los siglos de los siglos, Amén.
a las aguas? Acaso, ¿no dispone la ciudad de balnearios recién
construidos? Debes saber que es el monstruo marino (Is 27, 1)
que te prepara estas trampas.
No escuches las palabras de quien habla, sino sólo a Dios que
en ti obra. Conserva tu alma para que se convierta en inexpugna-
ble y, permaneciendo en la esperanza, seas heredero de la salva-
ción eterna.

17. Preparar nuestros corazones

Como hombres, os enseñamos y anunciamos estas cosas: no


construyáis nuestro edificio con alfalfa y basura, para no ser que-
mados cuando la obra sea consumida por el fuego.
Ejecutad, al contrario, la obra con oro, plata y piedras precio-
sas (1 Co 3, 12-15).
Mi tarea es hablaros; vosotros debéis acoger a Dios y tender
a la perfección. Consolidemos la mente, confortemos el alma,
preparemos el corazón. Coloquemos a seguro el alma, esperemos
los bienes eternos.
Mas poderoso es Dios (que conoce nuestros corazones, sabe
quién es sincero y quién es disimulador) para custodiar al since-
ro y hacer del hipócrita, un fiel.
Las catequesis prebautismales
Al lector
A los iluminados

Estas catequesis para los iluminados puedes darlas a leer a los


que se preparan para el bautismo y a los fieles que ya lo recibie-
ron, pero a los catecúmenos y a las otras personas que no son
cristianos no se las deis de ninguna manera.
Darás cuenta al Señor. Y si quieres hacer una copia, hazla co-
mo si estuvieras en presencia del Señor.
Catcquesis I
Invitación al bautismo
Pronunciada en Jerusalén, contiene una introducción
para los que se acercan al bautismo. Lectura de
Isaías: "Lavaos, purificaos, eliminad vuestras malas
acciones de mi vista" (Is 1, 16, 17).

1. La purificación de los pecados

Discípulos del Nuevo Testamento, partícipes de los misterios


de Cristo, ahora por Él llamados, más tarde por la gracia, "pro-
ducid en vosotros un corazón nuevo y un espíritu nuevo" (Ez 18,
31), para que haya alegría entre los moradores del cielo.
Si según el Evangelio, hay alegría por un único pecador que
se convierte (Le 15, 31), ¿cuánta mayor será la alegría de los es-
píritus celestes, por la salvación de tantas almas?
Habiendo entrado en un camino bueno y suave, caminarás re-
ligiosamente por el camino de la piedad. El Hijo unigénito de
Dios está pronto para salvarnos, diciendo: "venid todos los que
estáis cansados y cargados y yo os aliviaré" (Mt 11, 28).
Vosotros, que estáis cubiertos con el manto de vuestras mise-
rias y atados con las cadenas de vuestros pecados (Pr 5, 22), es-
cuchad la voz profética que dice: "Lavaos, limpiaos, alejad vues-
tras malas acciones de mi vista" (Is 1, 16-17), para que el coro
angélico aclame: "Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades
fueron perdonadas, cuyos pecados fueron cubiertos" (Sal 31, 1).
Vosotros, que hace poco habéis encendido las lámparas de la
fe, llevadlas encendidas en vuestras manos, para que aquel que El Espíritu sopla donde quiere (Jn 3, 8) y podrás oírlo cuando
por la fe, abrió al ladrón el paraíso en el santísimo Gólgota (Le te vuelvas digno. Alégrate, siervo bueno y fiel (Mt 25, 21); esto
33, 43), os conceda la gracia de cantar un cántico nupcial. es, cuando no conservas en tu conciencia la hipocresía.

2. Revestirse del hombre nuevo 3. La colaboración con la gracia

Si hay un residuo de pecado, prepárate por la fe para recibir la Si alguno de los presentes quiere tentar a la gracia, se engaña
libre regeneración de la adopción filial. a sí mismo y desconoce el poder divino.
Libérate de la presente esclavitud del pecado, para aceptar la Oh hombre, conserva la sinceridad del alma, por amor de
feliz esclavitud del Señor, que te hace digno de heredar el reino aquel que conoce los corazones y los ríñones (Sal 7, 10).
celestial.
Pues, así como a los que desean servir como soldados, se les
Despójate, por la confesión, del hombre viejo que se corrom- examina la edad y los cuerpos, así también el Señor, reclutando
pe según los deseos del error, para revestirte del hombre nuevo, las almas, requiere la bondad.
que se realiza con el conocimiento de aquel que lo creó (Ef 4, 22-
24), Si alguno es llevado por la hipocresía, rechaza al hombre, co-
mo indigno de la verdadera milicia. Si obra dignamente, obtiene
Adquiere, por la fe, la prenda del Espíritu Santo (2 Co 5, 5), rápidamente la gracia.
para que puedas ser recibido en las mansiones eternas (Le 16, 9).
No arrojes lo santo a los perros (Mt 7 , 6 ) ; porque donde hay
Actúa con celo místico, para ser reconocido por el Señor. Per- una recta conciencia, allí otorga un celo saludable y admirable a
tenece el redil santo y espiritual de Cristo, colocado a su derecha la vista del cual tiemblan los demonios y se regocijan los ánge-
para recibir la herencia de la vida eterna. les, de tal modo que aquellos huyen despavoridos y éstos lo abra-
Los que aún estáis cubiertos con la vestidura de vuestros pe- zan como a un familiar.
cados, seréis colocados a la izquierda, porque no habréis aprove- Los que reciben este celo espiritual y saludable, deben acre-
chado la gracia de Dios, concedida por Cristo, mediante la rege- centarlo con el propio esfuerzo. Tal como la lapicera del escritor
neración del bautismo. y el arma reclaman el esfuerzo de quien las maneja, así la gracia
No digo regeneración de los cuerpos; sino renacimiento espi- exige correspondencia de los creyentes.
ritual del alma, porque los cuerpos están hechos para el presente
visible, pero las almas son regneradas por la fe.
4. La gracia es un don de Dios 5. La confesión de los pecados

Vas a recibir una armadura incorruptible, espiritual; vas a ser El presente es tiempo de confesión. Confiesa lo que cometis-
luego transplantado en el paraíso (Ap 12, 7) y recibirás un nom- te, tanto de palabra como de obras, tanto de noche como de día.
bre nuevo que antes no tenías. Confiesa en el tiempo favorable y en el día de la salvación (2 Co
Anteriormente, eras catecúmeno. De ahora en adelante, serás 6, 2), y recibirás el tesoro celestial.
llamado "fiel". Serás, enseguida, llevado a un olivo espiritual, Sométete a los exorcismos, participa en la catequesis, recuer-
cortado de un olivo silvestre e injertado en un olivo noble (Rm da lo que fue dicho, porque las cosas dichas no son para ser ol-
11, 24); del estado de pecado pasarás a la justicia, de la impure- vidadas, sino para que por fe, vivas todo lo dicho.
za a la pureza.
Aleja de ti todas las preocupaciones humanas; pon en riesgo
Participas de la vid santa (Jn 15, 1.4). Si permaneces en la vi- tu vida. Deja todas las cosas del mundo.
da, crecerás como un sarmiento fructífero. Si no la conservas, se-
rás consumido por el fuego. Sin importancia son las cosas que abandonas, y grandes las
que recibes del Señor.
Demos frutos dignos. No vaya a pasar lo que le aconteció a
aquella higuera estéril: que, pasando Jesús, no pronuncie su mal- Deja las cosas presentes y confía en las cosas futuras. Tanto
dición por ser infructuosa (Mt 21, 18). tiempo del año pasaste sirviendo al mundo hasta ahora. ¿No de-
dicarás cuarenta días (a la oración) por amor de tu alma? Deten-
Todos puedan repetir estas palabras: "yo soy como el olivo te y reconoce que yo soy Dios (Sal 45, 11), dice la Escritura. De-
fructífero en la casa de Dios; confío en la misericordia de Dios ja de hablar muchas cosas ociosas. No calumnies ni escuches con
para siempre" (Sal 51, 10), olivo invisible, espiritual, lleno de gusto al calumniador. Disponte prontamente para la oración. De-
luz. muestra con la ascesis la energía de tu alma.
A Dios pertenece plantar y regar (1 Co 3, 6), a ti, pues, el ha-
Limpia tu vaso (Mt 23, 26), para que entre en él gracia más
cerlo fructificar.
abundante.
A Dios pertenece conceder la gracia, a ti recibirla y conservar-
En verdad, el perdón de los pecados es concedido a todos por
la. No desprecies la gracia, porque se te concede gratuitamente;
igual, pero la comunión del Espíritu Santo es otorgada en propor-
consérvate religiosamente cuando la recibas.
ción a la fe de cada uno (Rm 12, 6).
Si poco trabajas, poco recibirás. Si trabajas con intensidad,
grande será el premio. Está atento y concluye lo que te conviene.
6. El perdón de los pecados Catequesis II
Perdona, si tuvieras algo contra alguien; si tú te acercas a re- Sobre la penitencia
cibir el perdón de los pecados, es necesario que también tú per- Pronunciada en Jerusalén, trata sobre la penitencia,
dones al que pecó contra ti. De lo contrario, ¿con qué cara dirás la remisión de los pecados y sobre el adversario. Se
al Señor: perdóname mis numerosos pecados, si tú mismo no
lee la lectura de Ezequiel: "Al justo se le imputará
perdonas al amigo las pequeñas infidelidades? (Mt 18, 23-35).
su justicia, y al impío su maldad. Si el impío no
Sé asiduo a las reuniones, aunque no sé cuál es la frecuencia renuncia a todas sus impiedades... etc."
exigida por los clérigos. Si esto era loable, antes de recibir la gra- (Ez 18, 20 y ss.).
cia, después de recibirla, ¿dejarás de hacerlo?
Si antes de ser injertado, era provechoso ser regado y podado,
acaso después de ser plantado, ¿no será aún mucho mejor?
1. El pecado
Lucha por tu alma, especialmente en estos días. Alimenta el
alma con lecturas divinas, porque el Señor te preparó una mesa
Cosa horrible es el pecado, y peligrosísima para el alma es la
espiritual.
iniquidad. Él debilita el vigor, condenándola al fuego eterno. Es
Recita, también tú, con el salmista: "el Señor es mi pastor y un mal por libre elección, un germen de la conciencia. Que pe-
nada me puede faltar. En los verdes prados me hace deleitar, jun- camos por propia culpa, sabiamente lo dice el profeta en algún
to a las aguas refrescantes me alimenta, refresca mi alma" (Sal lugar: "Yo te planté cual vid escogida y fructífera. ¿Cómo te vol-
21, 1-3). viste amarga, conviertiéndote en viña bastarda?" (Jr 2, 21).
Regocíjense los ángeles y el sumo sacerdote, Cristo, confir- La planta fue buena, el fruto malo. El mal vino por elección.
mando la elección de vuestra bondad, ofreciéndoos a todos al Pa- Quien planta, está exento de culpa.
dre. Dice: "heme aquí a mí y a los hijos que Dios me dio" (Hch
Pero la vid será arrojada al fuego si, plantada para el bien, da
2, 18). Que todos vosotros, le agradéis, y seáis conservados.
frutos malos por libre elección. Conforme al Eclesiástico, Dios
A Él, la gloria y el poder y la gloria por los siglos infinitos de creó al hombre recto y él buscó muchas confusiones (Si 1, 39).
los siglos. Amén. Somos hechuras de Él, dice el apóstol, creados para las buenas
obras (Ef 2, 10).
Pero la criatura, por propia voluntad, se inclinó para el mal.
Como ya se dijo, el pecado es una cosa horrible, pero no sin
remedio. Horrible para quien en él se endurece; de fácil curación gligentemente dieras consentimiento a las sugestiones de la con-
para quien, con la penitencia, de él se libra. cupiscencia, ella alargará sus raíces en ti, atacará tu mente y te
Imagina que alguien tenga fuego en la mano. Si tiene la brasa arrastrará al abismo del mal.
sin duda se quema. Cuando juega con brasa juega a quemarse. Tal vez digas: "Soy fiel y la concupiscencia no me vencerá,
Si alguien cree que no se quema cuando peca, dice la Escritura: aunque frecuentemente me asalte."
"¿podrá alguien esconder el fuego en su seno sin que sus vestidos ¿Ignoras que una raíz fijada a una piedra durante mucho tiem-
se quemen?" (Pr 6, 27). El pecado quema los nervios del alma. po finalmente la rompe? No recibas la semilla porque podría
quebrantar tu fe.

2. ¿Qué cosa es el pecado? Antes de que florezca, arranca al mal de raíz, para que, no ac-
tuando desde el principio con negligencia, tengas por último que
Dirá alguien: "¿Qué es el pecado?" ¿Es un ser vivo? ¿Un án- echar la mano al fuego y arrancarla de cuajo (Mt 3, 16).
gel? ¿Un demonio? ¿Qué es lo que produce? ¡Oh hombre! no es Al empezar la ceguera, cúrate a tiempo para no acudir al mé-
un enemigo que te ataca de afuera, sino un germen malvado que dico, cuando ya estás ciego.
brota de ti mismo. Que veas rectamente con tus ojos (Pr 4, 25) y
no tendrás concupiscencia.
Satisfácete con lo que es tuyo y no apetezcas lo ajeno, porque 4. El demonio es el autor de los males
la rapiña está allí. Recuerda el juicio y no fornicarás ni comete-
rás adulterio ni homicidio, ni ninguna otra transgresión prevale- El primer autor del pecado y padre de todos los males es el
cerá contra ti. Cuando te enriquezcas de Dios, entonces comen- diablo. Esto lo dijo el Señor y no yo: "El diablo desde el inicio
zarás a pensar antes de cometer cosas ilícitas. peca" (Jn 2, 8; 8, 44). Antes de él, nadie pecó. Pecó, no por ha-
ber recibido por naturaleza una necesidad irresistible de pecar (a
causa del pecado se rebeló contra aquel que lo creó).
3. El demonio, mal consejero Criatura buena, el diablo se convirtió por su propia voluntad,
recibiendo tal nombre por lo que ha hecho.
Tú solo no eres el autor del pecado. Existe otro pésimo conse-
jero: el diablo. A todos tienta, pero no domina a los que no lo con- Siendo arcángel, posteriormente se llamó calumniador, por
sienten. Por este motivo dice el Eclesiastés: "si el espíritu del que haber calumniado. Siendo buen servidor de Dios, se convirtió en
domina se levanta contra ti, no abondones tu lugar" (Qo 10, 4). satanás y es llamado así con toda razón, porque satanás significa
"adversario".
Cierra tu puerta, aléjalo lejos de ti, y no te perjudicará. Si ne-
Estas doctrinas no son mías, sino de Ezequiel: el profeta espi-
ritual. Entonando un canto fúnebre sobre él, dice: "Tú eres un Quién derramó su preciosa sangre por nosotros, ¿no nos libra-
perfecto sello anular, colmado de hermosura, vivías en el paraí- rá del pecado? No desesperemos, hermanos (Ef 4, 19), no nos de-
so de Dios" (Ez 28, 12-13) y más adelante "fuiste creado irre- jemos arrastrar por la desesperación.
prensible desde tu origen hasta que la iniquidad apareció en ti".
Es cosa horrible no creer en la esperanza de la conversión.
Dice con razón, apareció en ti, no viniendo de afuera, sino que Quien no vive en la esperanza de la salvación, acumula males sin
tú eres el propio causante del mal. Luego enseguida dice el mo- medida. Quien desea la curación, cuídese bien.
tivo: Tu corazón se inflamó de orgullo, debido a tu belleza. Por
causa de la maldad de tus pecados y de tus iniquidades, fuiste he- El ladrón que no espera la gracia, llega al colmo de la insolen-
rido y te expulsé sobre la tierra. cia: esperando el perdón, camina muchas veces a la conversión.

El Señor, de acuerdo con esto, nos repite en los Evangelios: Aún más. La serpiente puede cambiar de piel. ¿No seremos
"Vi a satanás, caer del cielo como un rayo" (Le 10, 18). capaces de librarnos del pecado?

Existe una consonancia entre el Antiguo y el Nuevo Testa- La tierra cubierta de espinas y trabajada con cuidado se con-
mento. Él, cayendo, arrastró a muchos consigo. A los que se de- vierte nuevamente en tierra fértil. ¿A nosotros se nos escaparía la
jan tentar, él fomenta las pasiones. Él impulsa al adulterio, a la salvación? La naturaleza es capaz de salvación, pero para ello se
fornicación y a todo mal. exige la libre decisión.

Por él, fue expulsado nuestro primer padre Adán, cambiando


el paraíso, que daba admirables frutos, por la tierra en donde bro- 6. Dios es misericordioso
tan las espinas.
¡Dios es benigno y muy misericordioso! No digas: como co-
metí fornicación y adulterio, y soy reo de graves delitos, no una
5. Tener esperanza en la conversión vez, sino muchas veces, ¿Él me podrá perdonar? ¿Él me conce-
derá la amnistía? Escucha lo que dice el Salmista: "Cuan grande
Y ahora dirá alguien: ¿nos perdemos engañados y ya no hay es, Señor, tu bondad" (Sal 30, 20).
más salvación? Caímos. ¿No habrá esperanza de levantarnos? (Jr
Tus pecados acumulados no superan la infinita misericordia
8, 4). Estamos ciegos y cojos: ¿no habrá posibilidad de recobrar
del Señor. No superan tus heridas, la experiencia del médico di-
la vista y caminar?
vino. Entrégate con fe. Muestra al médico tu enfermedad. Repi-
Para decirlo con una palabra: moriremos; ¿no habrá resurrec- te también con David: "Yo confieso mi culpa al Señor" (Sal 37,
ción? (Sal 40, 9). Ahora, quien resucitó a Lázaro, muerto desde 19), y se realizará en ti lo que dice inmediatamente: "y tú perdo-
hace cuatro días y que ya exhalaba mal olor (Jn 12, 29-34), ¿no naste la culpa de mi corazón" (Sal 31, 5).
te resucitará con más facilidad porque aún vives?
Contempla la benignidad de Dios, que esperó cien años para la
7. Dios es benigno ejecución de su castigo; ¿no podía haber hecho inmediatamente lo
que hizo después de cien años de espera? Pero esperó convenien-
¿Quieres tú, que recién vuelves a la catequesis, conocer la be- temente para dar tiempo a la penitencia. ¿Ves la bondad de Dios?
nignidad de Dios? ¿Quieres contemplar su benignidad y la abun-
dancia de su magnanimidad? Ciertamente, aquellos hombres hubieran recibido los efectos
de la benignidad de Dios, si se hubieran convertido.
Escucha la historia de Adán: desobedeció Adán, el primero
hecho por Dios, ¿no podía castigarlo inmediatamente con la
muerte? Pero mira lo que hizo el benignísimo Señor.
9. La salvación mediante la penitencia
Lo expulsó, ciertamente, del paraíso porque por el pecado se
hizo indigno de permanecer allí, pero le puso enfrente del paraí- Pasemos ahora a considerar otros casos que se salvaron me-
so (Gn 4, 12), para que, mirando de donde había salido y la si- diante la penitencia. Tal vez entre las mujeres alguna dirá: come-
tuación en la cual cayera, se salvara por la penitencia. tí fornicaciones y adulterios y manché mi cuerpo con toda clase
de lujuria. ¿Habrá salvación para mí?
Caín, el primogénito del hombre, se hizo fratricida, inventor
de los males y precursor de los asesinos, y el primer envejecido. Recuerda, oh mujer, a Rabab, y espera también tu salvación.
Después de matar a su hermano, ¿cuál fue su juicio? Gemirás y Si aquella que, pública y notoriamente, se entregara a la prosti-
vivirás atormentado sobre la tierra (Gn 4, 12). Grande es el cri- tución, mediante la penitencia se salvó; por ventura, aquella que
men, pequeña la pena. se prostituyó antes de recibir la gracia (del bautismo), ¿no se sal-
vará con la penitencia y el ayuno?
Veamos cómo aquélla se salvó. Dijo únicamente: "vuestro
8. La bondad de Dios Dios es el Dios del cielo y de la tierra. Vuestro Dios" (Jos 2, 11),
dijo ella, porque no tenía coraje de llamarlo su Dios, por causa
Todo esto es una muestra real de la benignidad de Dios, que de su pecado.
resulta pequeña en comparación de lo que sigue: medita lo que
aconteció en tiempo de Noé. Si quieres el testimonio escrito de su salvación, lo tienes en
los salmos: "me acordé de Rabab y de Babilonia, que me adora-
Pecaron los hombres y la iniquidad se extendió por toda la tie- ron" (Sal 8, 7-4). La benignidad de Dios es tan grande que, en la
rra (Os 6, 4). Por eso debía venir un diluvio. Escritura, hasta Él mismo se acordó de la prostituta. Y no dijo
Hacia el año quinientos, Dios pronunció la amenaza (Gn 6, simplemente: "Me acordé de Rabab y de Babilonia", sino agre-
13) y recién 100 años después mandó el diluvio sobre la tierra gó: "que me adoraron". Existe, por lo tanto, igualmente la salva-
(Gn7, 11). ción para los hombres y mujeres, y se alcanza con la penitencia.
10. I,ti iH-nignirinri de Dios en las Escrituras 11. Otros ejemplos sobre la misericordia de Dios

Aunque todo el pueblo pecase, esto no prevalecerá sobre la Si deseas, te daré otros ejemplos: recuerda al bienaventurado
benignidad de Dios. El pueblo ha fabricado un becerro, pero David como ejemplo de penitencia. Este gran hombre cayó. Una
Dios no retrocedió de su benignidad. Los hombres negaron a tarde, después de la siesta, paseaba en su terraza (2 S 11, 2). Fi-
Dios, sin embargo Dios no se negó a sí mismo. jó sus ojos incautamente y le sucedió algo muy humano.

Éstos entonces dijeron: "Éstos son tus dioses, oh Israel" (Ex Pecó, pero no murió con él la nobleza de sus sentimientos que
32, 4), y más de una vez, como de costumbre, el Dios de Israel se manifestó en la confesión de su culpa. Vio al profeta Natán,
se hizo su Salvador. Y no sólo el pueblo pecó, sino también el su- hábil acusador y médico de las llagas (2 S 121 y ss.).
mo sacerdote, Aarón. Dijo Moisés: contra Aarón el Señor se irri-
El Señor se irritó y dijo, "tú pecaste".
tó. "Yo, por eso, he rogado por él y Dios lo perdonó" (Dt 9, 20).
Interpeló al rey en forma particular. Y el rey, vestido de púr-
Moisés, por lo tanto, intercediendo por el sumo sacerdote que
pura, no se indignó, pues fijó su atención no en quien hablaba,
pecó, aplacó a Dios. ¿Cuánto más Jesús, el Unigénito, rogando
sino en quien enviaba.
por nosotros, no aplacará a Dios?
No se acordó del batallón de soldados que lo rodeaba, sino
Haz tú también penitencia, oh hombre, y la gracia no te será
que recordó al ejército de los ángeles del Señor y se angustió co-
negada. Para el futuro vive una vida irreprensible, pues Dios es
mo si estuviera viendo lo invisible (Hb 11, 27).
realmente benigno y ningún hombre puede expresar completa-
mente su benignidad. Y respondió al que vino, mejor al que le envió Dios: "Pequé
contra el Señor" (2 S 12, 13). Considera la humildad del rey; es-
Aunque todas las lenguas de los hombres se unieran, ni así se-
cucha su confesión. ¿Fue, acaso, acusado por alguien? ¿Existían,
rían capaces de narrar parte de la benignidad de Dios. acaso, muchos que sabían del crimen?
En efecto, mencionamos una parte mínima de lo que se escri-
Fue cosa de un instante y ya estaba presente el profeta acusa-
bió sobre la benignidad de Dios para con los hombres.
dor. El que cayere, confiese su mal. Al confesar noblemente el
No sabemos cuánto también perdonó a los ángeles y aún les delito, obtuvo rápida curación.
perdona, por cuanto uno solo es íntegramente sin pecado, aquel
Dijo inmediatamente Natán, el profeta amenazador: "El Señor
que nos purifica del pecado: Jesús. Basta lo que la fe dijo sobre
perdonó tu pecado" (2 S 12, 14). Ves así, un rapidísimo cambio
ellos (ángeles). del Señor en su benignidad.

Mientras tanto, dijo: "tú has sido causa de que los enemigos
del Señor hayan blasfemado contra él" (2 S 12, 14) por amor a
la justicia tenías muchos enemigos, pero la castidad te custo-
13. La necesidad de la confesión
diaba.
Perdiendo esta custodia principal tienes delante de ti a tus Reflexiona sobre lo excelente que es confesarse. Reconoce
enemigos, preparados para la lucha. Así, pues, el profeta lo con- que para los penitentes hay salvación. El mismo Salomón cayó
soló. (1 R 11,4). ¿Qué dijo? Después hizo penitencia.
Acab, rey de Samaría, era iniquo agricultor de campos y viñe-
dos. Cuando por mano de Jezabel, mató a Nabot, se llegó hasta
12. El ejemplo del rey David él el profeta Elias. Después de una larga amenaza, rasgó sus ves-
tidos y se vistió con ropa de penitencia (1 R 21, 17.27).
Sin duda, el bienaventurado David escuchó: "El Señor perdo-
nó tus pecados" y el rey no abandonó la penitencia. Se cambió la ¿Qué dio el Dios benigno a Elias? ¿Viste cómo Acab se humi-
púrpura por ropa de penitencia, y se sentó sobre ceniza, en lugar lló ante mí? (1 R21.29).
de hacerlo sobre el trono dorado (2 S 12, 16). Y no sólo se sentó
Quería con esto moderar el ardor del profeta y moverlo a mi-
sobre la ceniza, sino que la mezcló con la comida, conforme a lo
sericordia para con el penitente. Igualmente dijo (el Señor). "No
que él dijo: "Comía ceniza con pan" (Sal 101, 10).
enviaré el castigo durante sus días" (1 R 21, 29).
Con lágrimas consumió los ojos, diciendo: "Todas las noches
Después de la penitencia de su iniquidad, el Señor lo perdo-
baño con llanto mi cama. Con lágrimas inundo mi lecho" (Sal 6,
nó, no ignorando el futuro, sino concediendo en el tiempo pre-
7). Cuando los príncipes le rogaron que comiera pan, no aceptó,
sente, tiempo de penitencia, el perdón correspondiente.
sino continuó con el ayuno completo, hasta el séptimo día (2 S
12, 17-20). Después es deber del justo juez, pronunciar el juicio adecua-
do a cada hecho.
Si un rey de tal manera se confesaba, tú, hombre particular,
¿no debes también confesarte?
Y después de la rebelión de Absalón, siendo muchas las posi- 14. El remedio de la penitencia
bilidades de huida, eligió el camino del monte de los Olivares (2
S 16, 11), para invocar al Salvador, ya que desde aquí subiría a Jeroboam, por su parte, estaba ante el altar para sacrificar a
los cielos. los ídolos. La mano se le secó, porque mandó arrestar al profeta
que lo había censurado. Conoce, entonces, por propia experien-
Y cuando Semeí lo trató con palabras duras, dijo: "dejadlo,
cia el poder de aquel que estaba presente y dijo: "Ruega al Señor
pues, sabía que aquel que perdona será perdonado" (2 S 16, 11).
tu Dios" (1 R 18, 6). Por esta palabra, le fue restituida la mano.
Si el profeta curó a Jeroboam, Cristo ¿no te podría curar y li-
berarte de tus pecados? Tenemos también a Manases, hombre Para mí será suficiente que te recuerdes de mí. Tú no estás su-
muy inicuo. Rompió con Isaías, se manchó con toda suerte de jeto a los tiempos, porque tú eres el legislador de la vida.
idolatría y manchó a Jerusalén con sangre inocente (2 R 21, 16).
Además no vivimos conforme al horóscopo y a las conjeturas
Pero, llevado prisionero a Babilonia, por la experiencia del de los-astros, como alardean algunos estúpidamente. Tú eres
mal aprendió a tomar el remedio de la penitencia. Dice la Escri- quien da como quiere las leyes sobre la vida y el tiempo que nos
tura: "Manases se humilló ante el Señor y le dirigió una oración, conviene vivir. Y a aquel que por el vaticinio del profeta, ya no
y el Señor vio su oración y lo devolvió a su reino" (2 S 33, 12 y tiene esperanza de vida se la prolongas por quince años, y, en se-
ss.). ñal de esto, el sol retrocedió de su curso (Is 38, 1).

Si el que rompió con el profeta fue salvado por la penitencia, Realmente, por amor a Ezequías el sol retrocedió; por amor a
tú, que nada de esto practicaste, ¿no te salvarías? Cristo, el sol se eclipsó (Ecl 48, 26), no retrocedió sino que se
eclipsó: (con esto se demostró la diferencia entre los dos, entre
Ezequías y Jesús).
15. No desconfiar del poder de la penitencia Si aquél pudo suspender la sentencia de Dios, Jesús ¿no podía
conseguir el perdón de los pecados? Conviértete y llora intensa-
Cuídate de no desconfiar sin razón del poder de la penitencia. mente (Is 30, 15); cierra la puerta y reza para ser perdonado (Mt 6,
¿Quieres saber el poder de la penitencia? ¿Quieres conocer la po- 6), para que las llamas que te envuelven sean apagadas (Dn 3, 50).
derosísima arma de la salvación y aprender lo que obra la confe-
sión? Ciento ochenta y cinco mil enemigos, Ezequías desbarató La confesión es capaz de apagar el fuego y también de subyu-
con la confesión (2 R 19, 35). gar a los leones (Dn 6, 22).

Es ciertamente una gran cosa, pero insignificante frente a lo


que se va a decir. El mismo rey consiguió revocar, con la peni-
16. La penitencia apaga las llamas del pecado
tencia, la sentencia divina ya pronunciada. Estando dolido, le di-
jo Isaías: "Pon en orden tu casa, porque vas a morir y no vivirás"
Si aun no crees, medita lo que le sucedió a Ananías y a sus
(2 R 20, 1; Is 38, 1). ¿Qué le restaba esperar? ¿Qué esperanza de
amigos. ¿Cuántas fuentes hicieron surgir? ¿Cuántos baldes de
salvación podía tener, si el profeta decía: Vas a morir?
agua eran necesarios para apagar la llama que subió a cuarenta y
Pero Ezequías no desistió de la penitencia, recordando de lo nueve codos? Pero donde la llama subió poco, allí la fe se derra-
que está escrito: "Si convertido, lloras, serás salvado" (Is 30, 15). mó en ríos y anunciaban el remedio de los males: "Justo eres, Se-
Volviendo su rostro a la pared, hizo de la cama el cielo (pues las ñor, en todo lo que nos hiciste, pues pecamos y erramos" (Dn 3,
paredes no impiden las oraciones hechas con devoción) y dijo: 27-29). Y la penitencia apagó las llamas.
"Señor, acuérdate de mf' (Is 38, 8).
Si no crees que la penitencia puede apagar el fuego de la ge-
transformado en animal. Vivió en el desierto y fue castigado pa-
herma, aprende de lo que le sucedió a Ananías y a sus compañe- ra que se salvara.
ros. Pero alguno entre los oyentes perspicaces dirá: a aquellos
Dios liberó justamente. Tenía uñas como las del león, pues fue raptor de cosas santas;
tenía pelos de león, porque actuó como un león que roba y ruge;
Dios les concedió aquel poder porque no querían adorar a los comía como un buey, pues se comportó como un jumento, no re-
ídolos. Siendo así, narraré otro ejemplo de penitencia. conociendo que él tenía la realeza (Dn 4, 30).
Su cuerpo se empapó por el rocío, y cuando vio fuego apaga-
17. El ejemplo de Nabucodonosor do por el rocío, no creyó. Y ¿qué es lo que pasó? Después, dijo:
"Yo, Nabucodonosor, levanté los ojos al cielo y bendije al Altí-
¿Qué piensas de Nabucodonosor? ¿Acaso no leíste en la Es- simo; alabé y glorifiqué a aquel que vive por los siglos" (Dn 4,
critura que fue sanguinario, hombre feroz, con mentalidad leoni- 31).
na? ¿No oíste que desenterró los huesos de los reyes de las sepul- Cuando después reconoció al Altísimo y levantó la voz, agra-
turas y los expuso a la luz del sol? (Jr 8, 1) ¿No leíste como lle- deciendo a Dios, llegó al arrepentimiento de lo que hiciera y re-
vó al pueblo de Judá al cautiverio? conoció su propia debilidad.
¿No leíste cómo le sacaron los ojos al rey, después de presen- Entonces Dios le restituyó a la dignidad real.
ciar el degüello-de sus hijos? (2 R 25, 7) ¿No viste cómo destru-
yó a los.querubines? No hablo de los querubines celestes, sino de
los querubines esculpidos, que estaban sobre el arca de la Alian-
19. Nadie tiene que desesperar de la salvación
za, en medio de la cual se escuchaba la voz de Dios (Ex 25, 22).
Pisoteó el velo del santuario; tomó el turíbulo y lo llevó al Pues bien. Dios a Nabucodonosor, que tantos crímenes come-
templo de los ídolos (Dn 1, 2); destruyó todo lo que era ofreci- tiera, cuando se arrepintió le concedió el perdón y el reino. A ti
do: quemó el templo hasta sus fundamentos. ¿De cuántos casti- ¿al hacer penitencia no te dará el perdón de los pecados y el rei-
gos no era merecedor, el que matara el rey, incendiara el templo, ne de los cielos, si procedes correctamente?
llevara el pueblo al cautiverio, depositara los vasos sagrados en
Benigno es el Señor y pronto para el perdón; lento para el cas-
los templos de los ídolos? ¿Acaso no era digno de mil muertes?
tigo. Nadie, pues, desespere de la propia salvación.
Pedro, el primer príncipe de los apóstoles, negó al Señor tres
18. El arrepentimiento de Nabucodonosor veces ante una sierva. Pero luego, arrepentido, lloró amargamen-
te (Mt 26, 69.75). El llanto demuestra la conversión del corazón.
Reflexiona sobre la enormidad de los males. Considera tam-
bién, conjuntamente, la benignidad de Dios. Nabucodonosor fue
Por eso, no sólo recibió el perdón de la negación, sino que Catequesis III
conservó inalterable la dignidad apostólica.
Sobre el bautismo
Hecha en Jerusalén, acerca del bautismo. Lectura
20. El ejemplo de los pecadores y penitentes
de la epístola a los Romanos: "¿No sabéis que
cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos
Teniendo delante de los ojos tantos ejemplos de pecadores y bautizados en su muerte? En efecto, en el bautismo
penitentes que consiguieron la salvación, confiésate rápidamen- fuimos sepultados con él..." (Rm 6, 3-4).
te al Señor, para recibir el perdón de los pecados pasados. Hecho
digno del don celeste, serás heredero del reino de los cielos con
todos los santos, en Cristo Jesús a quien sea la gloria por los si-
glos de los siglos. Amén.
1. La unión con el Señor

Alégrense los cielos y exulte la tierra (Is 49, 13), porque se-
réis bendecidos con hisopo y purificados con el hisopo espiritual,
por la virtud de aquel que, en el tiempo de su pasión, su sed fue
saciada por medio de un hisopo y una vara.
Las virtudes del cielo se regocijen. Que se preparen las almas
que deberán unirse al esposo celestial. Resuena la voz del que
clama en el desierto: "preparad el camino del Señor" (Is 40, 3).
No se trata de un pequeño trabajo, ni de costumbres e incon-
troladas uniones de cuerpos, sino de la elección del Espíritu que
todo lo descubre, según la fe de cada uno (2 Co 2, 10).
Pues las nupcias y contratos del mundo no siempre se hacen
con criterio. Ante la riqueza o belleza del novio, prontamente se
inclina. Aquí al contrario, no cuenta la belleza corporal, sino la
conciencia irreprochable, no importa la riqueza condenada, sino
la riqueza del alma, en la piedad.
cuando sea dada la gracia, que la conciencia libre de culpa pue-
2. Encontrarse limpio en la conciencia da colaborar con ella.

Tened fe, hijos de la justicia; Juan os amonesta y dice: "Pre-


parad el camino del Señor" (Jn 1, 23). Alejad todos los impedi- 3. El Espíritu Santo es sello del alma
mentos y obstáculos para caminar por el camino recto a la vida
eterna. Hermanos, en verdad se trata de una cosa importante. Acer-
Purificad los vasos de vuestra alma por medio de una fe sin- caos con mucha atención. Quedaos cada uno de vosotros ante
cera, para la recepción del Espíritu Santo. Comenzad a lavar Dios, en la presencia de los ejércitos angélicos.
vuestros vestidos con la penitencia, para que, cuando seáis lla- El Espíritu Santo sellará vuestras almas: seréis incorporados a
mados por el esposo, seáis encontrados limpios. la milicia del Gran Rey. Preparaos, por tanto, no vistiendo vesti-
El novio llama a todos sin distinción, pues la gracia es abun- dos lujosos, sino con la piedad de un alma en paz consigo.
dante y la fuerte voz de los que invitan a todos, os llama. Pero El No consideres este baño (del bautismo) como de agua común,
mismo juzga a los que serán admitidos a las nupcias simbólicas sino que reflexiona sobre la gracia espiritual, otorgada juntamen-
(del bautismo). te con el agua.
No suceda a nadie de los que entraron, escuchar estas pala-
Como las ofrendas llevadas a los altares (de los gentiles) son,
bras: "amigo, ¿cómo entraste aquí sin tener el vestido nupcial?" por naturaleza, simples y puras, pero se contaminan por la invo-
(Mt 22; 12). cación a los ídolos, así el agua simple, al recibir la invocación del
Que pueda por el contrario, oír: "Alégrate, siervo bueno y fiel. Espíritu Santo, de Cristo y del Padre, adquiere la fuerza de la
Fuiste fiel en lo poco, sobre muchas cosas te pondré, entra en la santificación.
alegría de tu Señor." A los que ahora estáis delante de las puer-
tas, afuera.
4. La purificación espiritual
Ojalá todos podáis decir: Oh rey, introdúceme en tus aposen-
tos. Alégrese mi alma en el Señor, porque me hizo revestir de los Siendo el hombre compuesto de dos elementos, esto es, de al-
vestidos de la salvación y la túnica de la alegría. Me ciñó un tur- ma y cuerpo, también doble es la purificación: incorpórea para lo
bante como un novio, y como una joven esposa me engalanó de incorpóreo y corpórea para el cuerpo. En cuanto el agua purifica
joyas (Is 13, 10). al cuerpo, el Espíritu Santo purifica al alma para que, santifica-
Que el alma de todos vosotros sea hallada sin mancha ni arru- da el alma por el Espíritu y bañado el cuerpo por el agua pura,
ga, ni cosa semejante. No digo esto antes de recibir la gracia (ca- nos acerquemos a Dios (Hb 10, 22).
so contrario ¿seréis llamados al perdón de los pecados?), pero
nas Escrituras. El agua es, en verdad, grande; es el más hermoso
Estando dispuestos a descender en el agua, no repares única-
de los cuatro elementos visibles del mundo.
mente en el agua: recibe la salvación por la eficacia del Espíritu
Santo. Sin ambas purificaciones no podrás alcanzar la perfección. El cielo es la habitación de los ángeles y fue formado a partir
de las aguas. La tierra, es la morada de los hombres y fue cons-
No soy yo quien lo dice, sino el mismo Señor Jesucristo, cau-
tituida a partir de las aguas. Antes de cualquier formación de las
sa de estas transformaciones. Dice Él: "Si alguien no nace de lo
cosas creadas en la obra de los seis días, el Espíritu de Dios so-
alto, del agua y del Espíritu, no podrá entrar en el reino de Dios"
(Jn 3, 3). bre volaba sobre las aguas (Gn 1, 2).

Quien fue bautizado con el agua, pero es indigno del Espíritu, El principio del mundo fue el agua. El principio del Evange-
no posee la gracia perfecta. Si alguien practica obras virtuosas, lio fue el Jordán. Israel se liberó del Faraón atravesando el mar.
pero sin recibir, por medio del agua, el sello (del Espíritu Santo), La liberación de los pecados vino al mundo, por el bautismo del
no entrará en el reino de los Cielos. Palabras audaces, pero no agua, en virtud de la palabra de Dios (Ef 5, 26).
son mías. Donde se pacta con alguno, allí aparece el agua. El pacto con
Fue Jesús quien pronunció esta sentencia, cuya prueba se en- Noé se realizó después del diluvio (Gn 9, 9): el pacto con Israel
cuentra en la divina Escritura. en el monte de Sinaí, con el agua, sangre e hisopo (Hb 9, 19).

Cornelio, hombre justo y merecedor de la visión de los ánge- Con agua, Elias fue arrebatado de la tierra; primero cruzó el
les, erigió con sus oraciones y limosnas un hermoso monumento Jordán y después fue conducido a los cielos en un carro, tirado
en los cielos junto a Dios. por caballos (1 S 2, 11). Primero el sumo sacerdote se baña y lue-
go quema el incienso; así Aaron, antes se bañó y después se lo
Mira a Pedro. Y el espíritu descendió sobre los fieles, habla- constituyó en sumo sacerdote.
ban en varios idiomas y profetizaban (Hch 10, 3; 19, 6).
¿Cómo podría interceder por los demás, si antes no ha sido
Después de mencionar esta gracia del Espíritu, dice la Escri- purificado por el agua? Además, es símbolo del bautismo, el pi-
tura: "Ordenó Pedro que fuesen ellos bautizados en el nombre de lón colocado en el tabernáculo (Ex 40, 6-7).
Jesucristo" (Hch 10, 48), para que renacida el alma por la fe, el
cuerpo también participara de la gracia por el agua.
6. Grande es la gracia del bautismo
5. El agua: medio de la gracia bautismal El bautismo es la finalización del Antiguo y principio del Nue-
vo Testamento. Juan fue su iniciador, el mayor de los nacidos de
Si alguno quiere saber porqué por el agua y no por otro ele- mujer (Mt 11, 11), el último de los profetas. Por cuanto todos los
mento se comunica la gracia, encontrará la respuesta en las divi- profetas y la ley tuvieron la palabra hasta Juan (Mt 11, 13).
El es la primicia de los hechos evangélicos. Se dice: "princi- 7. El bautismo de Juan
pio del evangelio de Jesucristo" (Me 1, 1), y luego: "apareció
Juan en el desierto bautizando" (Me 1, 4). Ni Elias arrebatado a Juan bautizaba a orillas del Jordán, adonde concurría toda Je-
los cielos, ni Enoc trasladado, no son mayores que Juan: Moisés, rusalén, que gozaba así de las primicias del bautismo (Mt 3, 5;
el gran libertador, y todos los grandes profetas, no son por eso Me 1, 6). En verdad, Jerusalén está vinculada a la prerrogativa de
mayores que Juan. todos los bienes.
No quiero comparar a los profetas entre sí, pero el Maestro de Pero considera ¡oh Jerusalén! cómo los que concurrían eran
ellos y nuestro Señor Jesucristo sentenció: "entre los nacidos de bautizados por él, confesando antes sus pecados (Mt 3, 6).
mujeres no surgió ninguno mayor" (Mt 11, 11). No dice "entre
los nacidos de vírgenes", sino de "mujeres". Primero le mostraban sus heridas y él, enseguida, les aplicaba
el remedio. Y a los que creían, les daba la redención del fuego
Hace la comparación entre el siervo grande y los demás sier- eterno.
vos. Del mismo modo, en la relación de los siervos con el Hijo,
la superioridad de la gracia es incomparable. Si quieres convencerte de que el bautismo de Juan redimía de
las amenazas del fuego, escucha sus palabras: "Raza de víboras,
Considera qué hombre escogió Dios como iniciador de esta ¿quién os enseñó a huir de la ira inminente?" (Mt 3, 7).
gracia. Alguien que nada poseía y amante del desierto, pero no
misántropo; que comía langostas y su espíritu echaba alas; que De ahora en adelante ya no seáis víboras. Tú que antes eras de
saciaba el hambre con miel silvestre y rezaba cosas más dulces y la raza de víboras, despójate de la antigua vida pecaminosa. Pues
útiles que la miel. Se vestía con una piel de camello y aparecía toda serpiente, moviéndose por un lugar estrecho, renueva sus
como modelo de vida ascética. pieles viejas, rejuveneciendo en un cuerpo nuevo.

También Jeremías fue santificado por el Espíritu Santo, en el Así también, tú entra por la puerta angosta y apretada; morti-
vientre de su madre (Jr 1,15) pero no profetizó desde él. fícate por el ayuno y rechaza las fuerzas de la perdición. Despó-
jate del hombre viejo con sus obras y repite lo que dice el Can-
Solamente Juan, estando aún en el vientre, se estremeció de tar de los Cantares: "Ya me he quitado la túnica. ¿Cómo volver
alegría (Le 1, 44) al ver al Señor, no con los ojos del cuerpo, si- a vestirme? (Ct 5, 3).
no por acción del Espíritu. Como era tan grande la gracia del
bautismo, era necesario que fuera también grande su autor. Puede ser que haya entre vosotros algún hipócrita que busca
el agrado de los hombres, simulando piedad, sin creer en su co-
razón. Imita la hipocresía de Simón Mago, que se acerca no pa-
ra recibir la gracia, sino para informarse, por curiosidad de lo que
se da.
Escucha ahora estas palabras de Juan: "ya está puesta el ha-
cha a la raíz de los árboles; y todo árbol que no dé buenos frutos 9. El fuego divino
será cortado y arrojado al fuego" (Mt 3, 10). Inexorable es el
juez, acaba tú con la hipocresía. Tienes como gloria del bautismo, al propio Hijo unigénito de
Dios. ¿Qué cosa me falta aún para hablar del hombre? Grande
fue Juan. Pero ¿qué es en comparación con el Señor?
8. Los frutos de la penitencia En lo alto, resonaba una voz, pero ¿qué es comparado con el
Verbo? Preclaro precursor, pero ¿en qué compararlo con el rey?
¿Qué cosa es necesario hacer? ¿Cuáles son los frutos de peni- Él bautizaba en agua, pero ¿qué semejanza tiene con el que bau-
tencia? Aquel que tiene dos túnicas, dé una a quien no tiene (Le tizaba en el Espíritu Santo y en el fuego?
3, 11) (era digno de fe el Maestro, pues practicaba primero lo que
enseñaba y no se avergonzaba de hablar, ya que nada tenía en la El Salvador bautizó a los Apóstoles en el Espíritu Santo y en
conciencia que le impidiera hablar). el fuego, cuando "de repente sobrevino del cielo un ruido, como
de viento impetuoso que soplaba, y llenó toda la casa donde es-
Lo mismo debe hacer aquel que tiene alimentos, ¿quieres par- taban. Y les aparecieron lenguas como de fuego, que se dividían,
ticipar de la gracia del Espíritu Santo, sin saciar a los pobres con y se posaron sobre cada uno de ellos y todos quedaron llenos del
alimentos visibles? ¿Procuras conseguir las cosas grandes sin co- Espíritu Santo" (Hch 1, 2-3).
municar las pequeñas?
Aunque seas publicano o fornicador, espera la salvación. Los
publícanos y las prostitutas os precederán en el reino de Dios (Mt 10. El bautismo como medio de salvación
21,31).
Si alguien no recibe el bautismo, no puede salvarse. Se excep-
De esta realidad también Pablo es testigo, cuando dice: "Ni túan los mártires que aun sin el agua llegaron al reino. Recorde-
los fornicadores, ni los idólatras, ni otros que han sido nombra- mos que el Salvador en la cruz, derramó de su costado abierto
dos, heredarán el reino de Dios. Antes fuisteis todo esto, pero sangre y agua, para que unos, en tiempo de paz, fuesen bautiza-
ahora habéis sido lavados y santificados". No dijo, sois éstos, si- dos en agua, y otros en tiempos de persecuciones, en su propia
no habéis sido esto (1 Co 6, 9-11). sangre.
El pecado cometido por ignorancia es perdonado. La malicia El Salvador acostumbraba llamar al martirio con el nombre de
empedernida es condenada. bautismo, diciendo: "¿Podéis beber el cáliz que yo beberé y ser
bautizados con el bautismo con que seré bautizado"' (Me 10,
38). Y los mártires confiesan su fe siendo espectáculo para el
mundo, para los ángeles y para los hombres (1 Co 4, 9).
Tú de aquí a poco confesarás; pero ahora no es tiempo de es- 12. Jesús murió por los pecados de los hombres
cuchar estas cosas.
Desciende en el agua, cargado de pecados; pero la invocación
de la gracia sella el alma y no permite que seas devorado por el
11. El poder del bautismo terrible dragón. Muerto por los pecados, desciendes, sales vivifi-
cado por la justicia (Rm 6, 2), porque si fuiste plantado a seme-
Jesús santificó el bautismo al ser Él mismo bautizado. Si el janza de la muerte del Salvador, serás considerado como digno
Hijo de Dios se bautizó, ¿quién, piadoso, podría despreciarlo? de resurrección.
Fue bautizado, no para recibir el perdón de los pecados, porque Como Jesús tomó sobre sí los pecados de todo el mundo y por
no tenía pecado, sino para distribuir a los que lo serían, la gracia ellos murió, borrando el pecado para que tú resucitaras en justi-
y la dignidad divinas. cia, así también tú, descendiendo en las aguas y por así decir, se-
Así como los hijos participan de la sangre y de la carne, tam- pultado en ellas, resucites comenzando una vida nueva (Rm 6,
bién les participó de las mismas cosas, para que, hechos partici- 2).
pantes de su presencia corporal, también lo fuesen de la gracia
divina.
13. Las armas de la gracia bautismal
Por eso, Jesús fue bautizado para que, de ahora en adelante,
por la comunión de la misma realidad, recibamos la dignidad de Una vez que Dios te ha dotado de la gracia, te confiere el po-
la salvación. El dragón de las aguas del cual se habla en Job, re- der de luchar contra las potestades enemigas.
cibía al Jordán en su boca (Jb, 40, 18).
Tal como durante cuarenta días, después del bautismo, Jesús
Como las cabezas de los dragones debían ser amarrados, Cris- fue tentado; también tú antes del bautismo no osabas enfrentar a
to descendió en las aguas y los encadenó fuertemente, a fin de re- los enemigos, cuando recibes la gracia, confiando en las armas
cibir el poder de pisar sobre serpientes y escorpiones (Le 10, 19). de la justicia, luchas, y si quieres predicas el Evangelio.

De algún modo, pequeño era el animal, pero horroroso. Nin- Esto sucedió a Jesús no porque antes no pudiera vencer, sino
guno navio de pesca podía cargar una sola escama de su cola. porque quiso que todo se cumpliera a su tiempo.

Porque corría el peligro de perdición, contagiando a los que


encontraba; pero apareció la vida para que la muerte fuera asus- 14. La filiación divina es por adopción bautismal
tada y todos nosotros, que conseguimos la vida, pudiéramos ex-
clamar: "Muerte, ¿dónde está tu aguijón? Infierno, ¿dónde está Jesucristo era Hijo de Dios, no por eso predicó el Evangelio
tu victoria?" (1 Co 15,55). antes del bautismo. Si el mismo Señor procedió así, ordenada-
Con el bautismo, fue destruido el aguijón de la muerte.
mente y a su debido tiempo, ¿por ventura nosotros tendríamos Todo pecado que hubieras cometido te será perdonado, aun el
que actuar desordenadamente? de fornicación, adulterio o cualquier otro de este tipo.
Cuando Jesús empezó a predicar, descendió sobre Él el Espí- ¡Qué crimen más infame, el de haber crucificado a Cristo!
ritu Santo, corporalmente, en forma de paloma. Esto sucedió no También Él ha expiado por el bautismo.
para que Jesús lo viera por primera vez (pues lo conocía antes
que apareciera en forma corpórea), sino para que Juan Bautista Los tres mil que se presentaron el día de Pentecostés, com-
lo viera. pungidos de corazón, preguntaban a Pedro, ¿qué haremos, her-
manos varones?
Dijo Juan: yo no lo conocía: pero aquel que me envió a bau-
tizar en agua me dijo: "Aquel sobre quien vieres descender el Es- Grande es la llaga; nos recordaste, oh Pedro, nuestra respon-
píritu y posarse sobre Él, ése es el que bautiza en el Espíritu San- sabilidad, al decirnos: matasteis al autor de la vida.
to." ¿Qué remedio hay para tal herida? ¿Qué purificación para tan-
Si tú tienes una sincera piedad, descenderá sobre ti el Espíritu ta impureza? ¿Qué salvación para tanta perdición?
Santo y la voz del Padre se escuchará desde lo alto, no para decir: Pedro dijo: "haced penitencia, y cada uno de vosotros sea bau-
"Éste es mi Hijo", sino: éste, ahora, se convirtió en mi hijo. tizado en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de
Sólo de Él se afirmó: es el Verbo y el Verbo estaba con Dios los pecados. Recibiréis el don de Espíritu Santo" (Hch 3, 15).
y era Dios (Jn 1,1). Sólo de Él se dice: es, porque desde siempre ¡Oh infalible benignidad de Dios! No esperan ninguna salva-
es Hijo de Dios. ción y son favorecidos con el don del Espíritu Santo.
Para ti vale: ahora conviértete en tal, porque no posees la fi- Considera la eficacia del bautismo. Si alguno de vosotros cru-
liación por naturaleza. Tú la recibes por adopción. Él es desde la cificó al Cristo con palabras blasfemas; si alguno por ignorancia
eternidad. Tú, al contrario, recibes la gracia progresivamente. lo negó delante de los hombres; si alguno por sus malas obras hi-
zo que la verdad de la fe fuese difamada, que tenga buena espe-
ranza y haga penitencia, pues la misma gracia aún está a dispo-
15. Purificar el alma de la impureza sición.

Prepara, pues, la habitación del alma para que te vuelvas hijo


de Dios, heredero de Dios y co-heredero con Cristo. Cuando te 16. Cambiar en vida nueva y en buenas obras
prepares, recibirás la gracia del bautismo; debes acercarte con fe
y espontáneamente despojarte del hombre viejo para recibir la Coraje, Jerusalén, el Señor te cancelará todas tus iniquidades.
confirmación de la fe. El Señor lavará la impureza de tus hijos y tus hijas con el espíri-
tu de justicia 5 de fuego (Is 4, 4).
Derramará sobre vosotros el agua pura y seréis purificados de Catequesis XVIII
todos vuestros pecados. Danzarán alrededor vuestro los ángeles,
y dirán: ¡quién es ésta, que sube con vestidos blancos y se apoya Sobre la Iglesia
en su amado! El alma que antes era esclava, ahora llama al Se- Esta catequesis fue dada en una iglesia de Jerusalén,
ñor, bien amado. sobre "Creo en una Iglesia santa, católica y en la
Con la conciencia sincera, nacida de una confesión perfecta, resurección de la carne y en la vida eterna". Lectura del
exclamará: ¡oh! cómo eres bella, amiga mía, ¡cómo eres hermo- profeta Ezequiel: "la mano del Señor está sobre mí y me
sa! Tus dientes son como un rebaño de ovejas (cf. Ct 4, 1-3). raptó el espíritu del Señor y me puso en medio de la
llanura que estaba llena de huesos humanos..." (Ez 37, 1).
Y en el mismo texto dice: cada uno lleva dos corderitos geme-
los. Esto expresa la doble gracia que se recibe por el agua y por
el Espíritu, como está anunciada en el Antiguo y Nuevo Testa-
mento. 1. La esperanza en la resurrección
Ojalá todos vosotros, terminando el tiempo de ayuno, recor-
déis bien lo que se dice; fructifiquéis en buenas obras, estéis con La raíz de toda acción buena es la esperanza en la resurrección.
corazón irreprensible al lado del Novio espiritual y consigáis de La esperanza de la merced, fortalece al alma en la buena acción.
Dios el perdón de los pecados. Todo obrero está dispuesto a someterse a las fatigas, si ve un
beneficio de todo esto. Para los que trabajan sin la recompensa,
A Él sea la gloria con el Hijo y el Espíritu Santo, por los si-
decae el alma con el cuerpo. El soldado que espera el premio del
glos de los siglos. Amén.
combate está dispuesto para la guerra.
Ninguno que sirve a un rey sin juicio y que no reconoce los pre-
mios de las fatigas, podrá disponerse a enfrentar la muerte por él.
Así también, toda alma que cree en la resurrección, en justi-
cia, se preocupa de su salvación; aquélla, en cambio, que no cree
en la resurrección, está destinada a la perdición.
Quien cree que el cuerpo espera la resurrección, se preocupa
de los vestidos y no contamina el cuerpo con la fornicación.
Quien no cree en la resurrección, se entrega a la fornicación,
abusando de su cuerpo como si fuese de otro.
Gran doctrina y lección de la santa Iglesia católica, es la fe en
la resurrección de los muertos. Grande y necesaria, la doctrina do es cercano. No acuses a Dios de impotencia por tu debilidad,
rechazada por muchos y comprobada por la verdad. más bien considera su poder.
Los griegos la combaten, los samaritanos la niegan, los heré- El sol, obra pequeña de Dios, con la simple difusión de sus ra-
ticos se burlan. La contradicción es variada, pero la verdad es yos calienta todo el mundo, y el aire que Dios hizo circunda to-
uniforme (2 R 17, 24; Jn 4, 9: Le 30-37). do el universo creado. Dios, creador del sol y del aire, ¿está ale-
jado del mundo?
Imagínate que se hallan mezcladas entre sí, semillas de distinta
2. La descomposición del cadáver naturaleza (a ti que eres débil en la fe, te propongo ejemplos sen-
cillos) y que estas diversas semillas estén encerradas en tu puño.
Los griegos y los samaritanos argumentan de este modo con-
tra nosotros: El hombre muerto se descompone y todo se disuel- Para ti, hombre, ¿es arduo o fácil distinguir en tu puño, reunir
ve en gusanos que también mueren. Tanta podredumbre y des- y determinar cada semilla según su género y su propia naturale-
composición recibe el cuerpo. za? Si tú eres capaz de distinguir lo que tienes en tu mano, Dios,
¿no puede distinguir y determinar cuanto hay en la suya?
¿De qué manera puede resurgir? Los peces han comido a los
náufragos y los mismos peces son comidos. Los osos y los leo- Reflexiona sobre lo que te digo: es impío negarlo.
nes han devorado también los huesos de aquellos que combaten
contra los animales salvajes. Águilas y cuerpos, picoteando la
carne de los cadáveres abandonados en tierra, vuelan por todo el 4. La justicia de Dios
mundo.
¿Dónde se recompone aquel cuerpo? Puede ser que los pája- Sigue el mismo criterio de justicia y reflexiona sobre ti mis-
ros que los han comido, unos mueren en India, otros en Persia, mo. Tienes diversos criados, unos buenos, otros, malos. Tú res-
algunos en la tierra de los godos. Viento y lluvia dispersaron la petas a los buenos y castigas a los malos. Si tú eres juez, premias
misma ceniza de aquellos que son cremados. ¿Dónde se recom- a los correctos y castigas a los malvados.
pone el cuerpo? Si en ti, que eres hombre mortal, se salva el sentido de la jus-
ticia, en Dios que es el rey de todo, sin sucesor, ¿no existe la re-
muneración, basada en la justicia? Es impío negarlo.
3. Para Dios todo es cercano
Considera lo que te digo. Muchos homicidas han muerto en
Para ti, hombre pequeño y débil, la India está lejos de la tie- sus lechos sin haber sido sancionados. ¿Dónde está la justicia de
rra de los godos, y España de Persia. Dios? A menudo, a un asesino, culpable de cincuenta asesinatos,
sólo por una vez, se le corta la cabeza. ¿Dónde pagará la pena por
Para Dios, en cambio, que tiene toda la tierra en su mano, to- las otras cuarenta y nueve?
Si después de este mundo no existiese un juicio y una retribu- Valorando los esfuerzos, ¿qué es más difícil, plasmar una es-
ción, tú acusarías a Dios de injusto. No te sorprendas por la de- tatua que desde el principio no existía, o rehacer de nuevo, con
mora del juicio. Quien está en carrera, sólo después de haber fi- su forma original, una que se había roto?
nalizado la competencia es coronado o criticado.
Dios que nos hizo de la nada ¿no podrá de nuevo, hacer resur-
Jamás el arbitro corona a los que aún están compitiendo, sino gir a aquellos que existieron y murieron? Pero tú no crees lo que
espera a que todos terminen la prueba, para distribuir después el está escrito sobre la resurrección, porque eres griego.
premio y la corona.
Contempla esto en la naturaleza y reflexiona sobre las cosas
Así también Dios, mientras dura el combate en el mundo, que a diario se ven. Se siembra trigo, o cualquier otro género de
ayuda parcialmente a los justos y luego los recompensa plena- semillas. Apenas cae, como si se muriera, la semilla se pudre y
mente al final. es inútil para el alimento. Pero, de aquello corrompido, resurge
un tallo verde, y lo que se había caído, se yergue hermoso.
El trigo está hecho para nosotros. El trigo y las semillas están
5. La conciencia de la resurrección hechas para nuestro consumo, no para sí mismas. ¿Aquellas co-
sas que fueron creadas para nosotros después de muertas, revi-
Si la resurrección de los muertos para ti no existe, ¿por qué ven; y nosotros, que somos el motivo por el cual ellas viven, no
condenas a los que violan los sepulcros? Si el cuerpo se disuel- resucitaremos de la muerte?
ve y no. hay esperanza de resurrección, ¿por qué quien viola un
sepulcro es castigado?
Concluye que si bien tú la niegas con los labios, permanece 7. Dios obra la resurrección cada año
clara en ti la conciencia de la resurrección.
Es tiempo de invierno. Los árboles están como muertos.
¿Dónde están ahora, las hojas de la higuera? ¿Dónde están los ra-
6. Los muertos resucitan cimos de las viñas?
En el invierno están muertos y en la primavera verdean; y
Un árbol abatido florece y ¿el hombre abatido no florece? Lo cuando llega el tiempo, oportuno como de la muerte, renace la
que fue sembrado y cosechado permanece en la parva y el hom- fuerza de la vida.
bre separado de este mundo ¿no permanece en algún lugar?
Dios, conociendo tu infidelidad, en estos fenómenos realiza,
Los gajos de los viñedos y las ramas de los árboles, comple- cada año, la resurrección, para que al observar esto en las cosas
tamente cortados, transplantados, reciben la vida y producen fru- inanimadas, lo consideres también en lo animado.
to; el hombre, por el cual las plantas existen, una vez enterrado,
¿no resucitará? Las moscas y las abejas ahogadas en el agua muy a menudo,
al poco tiempo resurgen, y algunos animales en invierno perma- te la resurrección de los muertos.
necen inmóviles y en verano resurgen.
Hermoso pájaro es el ave fénix, pero un pájaro irracional que
A ti, que piensas cosas humildes y viles, te son propuestos estos jamás canta a Dios. Vuela en el aire, pero no sabe quién es el uni-
ejemplos. Ahora, quien concede a seres irracionales y desprecia- génito Hijo de Dios.
bles la vida más allá de la naturaleza, el mismo que hizo tales ma-
A este animal irracional, que no conoce a su Creador, le fue
ravillas por nosotros, ¿no nos concederá también la resurrección?
dada la resurrección de los muertos.
A nosotros, pues, que glorificamos a Dios y observamos sus
8. El ave fénix preceptos ¿nos será negada la resurrección?

Pero los griegos buscan una evidente resurrección de los


muertos y dicen que si estas cosas resucitan, no se pudrieron del 9. La vida y la resurrección
todo. Ellos intentan observar al animal completamente putrefac-
to, que resurge. Dios conocía tal incredulidad de los hombres y, Pero dado que está lejos y es raro el ejemplo del ave fénix, y
por ellos, creó el ave fénix. muchos no lo creen, considera una demostración de aquellas co-
Este, como escribe Clemente (Co 25, 1-5) y muchos narran, sas que cada día suceden.
es unigénito y viniendo a la tierra de Egipto, en un intervalo de Cien o doscientos años atrás, aquellos que hablamos y escu-
cincuenta años, demuestra la resurrección. Lo demuestra no en chamos ¿dónde estábamos? ¿Ignoramos, acaso, el principio de la
lugares desiertos, sino para que sea conocido el misterio que su- constitución de nuestros cuerpos? ¿No sabes que nacimos de ele-
cede, en una ciudad famosa, de modo que lo increíble sea palpa- mentos débiles, informes y uniformes?
do con la mano.
El hombre está formado con este elemento, uniforme y débil;
Se construye un nido de mirra, de incienso y de otros aromas, y lo que es débil se hace carne, se transforma en fuertes tendones
en un ciclo completo de años; entra allí y ante los ojos de todos, y en el resplandor de los ojos, en el olfato de la nariz, en el oído
muere y se pudre. de las orejas, en la lengua que habla, en el corazón que palpita,
en la laboriosidad de las manos, en la velocidad de los pies y en
Después de la putrefacción déla carne muerta, nace un gusa-
no y éste, creciendo, toma la forma de un pájaro, cree esto. todos los miembros.
Y esto que es débil se convierte en un fabricante de naves,
Como del género de abejas ves formarse gusanos, así de los
liquidísimos huevos salen plumas de aves, huesos y nervios. constructor de casas, arquitecto y obrero de arte, soldado, prínci-
pe, legislador y rey.
Luego el ave fénix se empluma, se convierte en algo tan per-
fecto que vuela en el aire, mostrando a los hombres abiertamen-
presente lectura de Ezequiel. No aceptan a los profetas.
Dios, por lo tanto, que nos hizo con elementos viles, ¿no pue-
de hacernos resucitar, cuando estamos muertos? Quien ha dado ¿Cómo persuadiremos a los samaritanos? Vayamos a los escri-
cuerpo a una cosa vil ¿no puede nuevamente resucitar a un cuer- tos de la ley. Dios dice a Moisés: "Yo soy el Dios de Abraham, de
po que está muerto? Quien ha creado lo que no existía, una vez Isaac, y de Jacob" (Ex 3, 6) que son y existen. Si Abraham, Isaac
muerto, ¿no lo puede hacer resurgir? y Jacob estuviesen muertos. Él sería un Dios de los que no existen.
¿Cuándo jamás un rey ha dicho que es rey de soldados que no
10. Las demostraciones racionales posee?
Es necesario que Abraham, Isaac y Jacob existan, para que
He aquí una demostración evidente de la resurrección de los Dios sea Dios de aquellos que existen. No dijo "fui Dios", de
muertos. Confirmada cada mes, en el cielo y entre los astros. aquellos, sino "soy". Se trata del juicio. Abraham dice al Señor:
Quien juzga toda la tierra, ¿no va a hacer justicia? (Gn 18, 25).
El rostro de la luna desaparece completamente, de modo que
no se ve más, luego aumenta nuevamente y se manifiesta como
era antes.
12. Analogías del Antiguo Testamento
Para una demostración perfecta de la cosa, la luna se eclipsa
después de ciertos años y se cambia manifiestamente en sangre Los samaritanos insensatos contestan y dicen: admitido que
y luego nuevamente toma el cuerpo resplandeciente. las almas de Abraham, de Isaac y de Jacob permanecen, sus cuer-
pos no pueden resucitar.
Dios ha preparado esto para que tú, hombre, que eres forma-
do de la sangre, creyeras en la resurrección de los muertos, y lo Si fue posible que la vara de Moisés, el justo, se convierta en
que ves en la luna, lo creyeses también para ti. Con los griegos serpiente (Ex 4, 3) ¿no es posible que los cuerpos de los justos
usa estos argumentos. vivan y resuciten? ¿Lo que sucedió contra la naturaleza, no pue-
de reconstruirse según la naturaleza?
Con aquellos que no aceptan las Escrituras, combátelos con
armas no escriturísticas, sino tomadas sólo de las demostraciones Aun la vara de Aarón, cortada y seca, brotó sin agua (Nm 17,
racionales. Porque ellos no aceptaron ni a Moisés, ni a Isaías, ni 18-24). Si bien se encontraba al cubierto, sin embargo brotó co-
al Evangelio, ni a Pablo. mo en los campos. Sucedió en lugares áridos y en una noche dio
los frutos de las plantas adecuadamente regadas. Si la vara de
Aarón resucitó de los muertos, ¿no puede resucitar Aarón?
11. El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob
Dios que para conservarle el sumo sacerdocio cumplió el mi-
lagro en la madera, ¿no puede resucitar a Aarón?
Considera ahora a los samaritanos que aceptan sólo la ley y no
admiten a los profetas. Para ellos, es ineficaz, como parece, la
Una mujer en contra de la naturaleza se transformó en sal (Gn
14. El tiempo de arrepentimiento en la vida terrena
19, 26). Si la carne se transforma en sal ¿la carne no puede ser
restituida en carne? La mujer de Lot fue transformada en estatua Esto para los infieles, pero para nosotros que creemos, vale lo
de sal, ¿no puede resucitar la mujer de Abraham? ¿Qué poder fue que enseñan los profetas. Algunos, que recurren a los profetas, no
el que cambió la mano de Moisés, que en un momento se hizo creen en las Escrituras y nos argumentan; no se levantarán los im-
como nieve y luego volvió a su estado original? (Ex 4, 6-7). píos en el juicio (Sal 1, 5); si el hombre baja al Hades no vuelve
Ciertamente por mandato divino. Si entonces el mandato di- más (Jb 7,9), no te alabarán los muertos, oh Señor (Sal 113, 17).
vino era eficaz, ¿ahora ya no lo es?
Ellos hacen mal uso de lo que está bien escrito. Pero, es nece-
sario ir también al encuentro de aquellos, como está permitido.

13. Los incrédulos Si se dice que los impíos no resucitan en el juicio, significa
que resucitarán no en el juicio, sino en la condenación.
¡Oh! samaritanos, los más torpes de todos, desde el principio, Dios no necesita mucha investigación; en el momento en el
¿cómo fue hecho el hombre? Leed el primer libro de la Escritu- cual los impíos resucitan, les seguirá la condenación.
ra que también vosotros aceptáis: "y Dios hizo al hombre del
polvo de la tierra" (Gn 2, 7). Si se dice, "los muertos no te alabarán, oh Señor", significa
que sólo en esta vida hay espacio para la penitencia y el perdón.
El polvo fue cambiado en carne, y la carne ¿no puede ser res- Aquellos que lo utilizan te alabarán.
tituida, nuevamente, en carne? ¿Hay que preguntarnos cómo fue-
ron hechos los cielos, la tierra y el mar? ¿Cómo el sol, la luna y Después de la muerte no se permite, a los que mueren en pe-
los astros? ¿Cómo de las aguas, las aves y los peces? ¿Cómo de cado, alabar al Señor, sino deplorar su suerte.
la tierra, todos los animales? Tantas miríadas de criaturas pasa-
ron del no ser al ser y nosotros, hombres que tenemos la imagen La alabanza es para aquellos que son gratos, el llanto es para
de El, ¿no resucitaremos? los castigados. Entonces, los justos alabaran y aquellos que mu-
rieron en pecado no tiendrán tiempo para arrepentirse.
Verdaderamente, la vida está llena de incredulidad y grande <s
la condenación para los incrédulos; Abraham llama al Señor,
juez de toda la tierra (Gn 18, 25) y aquellos que aprenden la Ley, 15. Las profecías de los profetas sobre la resurrección
son incrédulos.
En cuanto al texto: "si el hombre baja al Hades no vuelve
Está escrito que el hombre viene de la tierra (Gn 3, 19), peio
más" (Jb 7, 9), continúa leyendo, está escrito: "no sale más ni
aquellos que leen, no creen.
vuelve a la propia casa" (Jb 7, 10). Todo el mundo pasará y cada
casa será destruida. "¿Cómo podrá regresar a su casa, si existirá
otra tierra nueva?" (2 Pr 3, 13).
Era necesario que hubiesen escuchado a Job que dice: "Para
el árbol hay esperanza. Si fue cortado, de nuevo germinará y su ra su recuerdo, mencionemos la resurrección de Lázaro al cuar-
brote continuará creciendo. Si la raíz envejece en el terreno y el to día; por brevedad de tiempo, citemos al hijo de la viuda de
tronco perece en el suelo, germinará por la humedad del agua y Naím (Le 7, 15-16) y a la hija del funcionario real (Mt 9, 25).
dará sombra como una planta joven. El hombre que muere ¿de- Se dice, también, que las rocas se rompieron y muchos cuer-
saparece? ¿El muerto no existe más?" (Jb 14, 7-10). pos de santos resucitaron de las tumbas abiertas (Mt 27, 51-53).
Para infundir pudor y rubor (de este modo hay que leer la in- En primer lugar, recuérdese que Cristo resucitó de entre los
terrogación, no existe más) dice que el tronco muere y resurge. muertos. He omitido a Elias y al hijo de la viuda por Él resucita-
Pero el hombre, para el cual existen los árboles, ¿no resucitará? dos (1 R 17, 19-23), y a Elíseo, que dos veces resucitó durante la
Para que no creas que estoy forzando el texto, continúa leyen- vida y después de haber muerto (2 R, 4, 32).
do. Después de haber dicho, en interrogación: "¿El hombre En vida, con un soplo recuperó la existencia y para que no só-
muerto no existe más?", agrega: "por tanto, si el hombre muere, lo sean honradas las almas de los justos, sino que se crea que tam-
vivirá". Y enseguida agrega: "esperaré hasta tanto, nuevamente, bién sus cuerpos tienen poder hubo un muerto llevado al sepulcro
yo reaparezca" (Jb 14 14-14). de Eliseo, que no bien tocó su cuerpo, revivió (2 R 13, 24).
En otro lugar, dice: "resucitará sobre la tierra, mi piel, que so- El cadáver del profeta manifestó un poder que sólo el alma
porta estas cosas" (Jb 19, 15), posee: Eliseo, muerto en la sepultura, devolvió la vida a un
El profeta Isaías (Is 26, 19) dice: "Los muertos resurgirán, y muerto y él mismo, que restituyó la vida, continuó muerto en el
resucitarán aquellos que están en las tumbas." sepulcro. ¿Por qué?

Abiertamente, el profeta Ezequiel que ya citamos dice: "Yo Si Eliseo hubiese resucitado, el poder se lo habría atribuido al
abriré vuestros sepulcros y os sacaré de allí" (Ez 37, 12). alma.
Daniel agrega: "muchos de los que duermen bajo el polvo ¿e Por tanto, quedó demostrado que si el alma no está presente,
la tierra, resurgirán; algunos para la vida eterna, otros para la ig- permanece cierta fuerza en el cuerpo de los santos, en virtud del
nominia eterna" (Dn 12, 29). alma justa que, durante tantos años, vivió en ella y estaba a su
servicio.
No seamos incrédulos por necedad, como si los hechos no hu-
16. La resurrección de los muertos en la Sagrada Escritura biesen acaecido. Las sábanas y vendas, usadas externamente,
aplicadas a los cuerpos de los enfermos, curaban las enfermeda-
Muchos textos de la Sagrada Escritura testimonian la resu- des. Con mayor razón, el cuerpo del profeta podía resucitar a un
rrección de los muertos. Muchas frases vienen al caso. Sólo pa- muerto (Hch 19, 12).
17. Las promesas de Pedro y Pablo
18. El resplandor del cuerpo resucitado
Muchas cosas hay para decir sobre esto, si queremos seguir
las maravillas de las narraciones de cada hecho. Recordad, particularmente, lo que dice Pablo indicándolo con
el dedo: "porque es preciso que este cuerpo corruptible se revis-
Pero estando cansados por el ayuno del viernes y por la vigi- ta de la incorruptibilidad; y que este cuerpo mortal se revista de
lia, nos referiremos, rápidamente, a cada uno de ellos. inmortalidad" (1 Co 15, 53).
Al sembrar pocas palabras, recibid como tierra buena, la se- Este cuerpo resucitará no débil como ahora, sino que él mis-
milla, haciéndola fructificar en abundancia. mo resucitará. Se transformará, revistiéndose de incorruptibili-
dad, como el hierro abrasado por el fuego se transforma en fue-
Hay que recordar también a los apóstoles que resucitaron
go, o, mejor, como sabe el Señor que lo resucitará.
muertos. Pedro resucitó a Tabita, en Jope (Hch 9, 36-41), y Pa-
blo a Eutico, en la Tróade (Hch 20, 7-12), así, también, todos los Este cuerpo resucitará. No quedará tal como es ahora, sino
demás Apóstoles, si bien no se escribieron los milagros obrados eterno. No necesitará alimentos para vivir, ni escaleras para su-
por cada uno. bir; se transformará en espiritual (1 Co 15, 44): algo admirable
que no sabemos expresar cómo será. Entonces, los justos res-
Recordad todas las cosas dichas en la primera carta a los Co-
plandecerán como el Sol, la Luna y como el esplendor del firma-
rintios que Pablo escribió contra aquellos que decían: "¿de qué
mento (Mt 13, 13; Dn 12,3).
manera los muertos resucitarán? ¿qué cuerpos retomarán?" (1 Co
15, 35). Además: "Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha Dios, previendo la infidelidad de los hombres, concedió a pe-
resucitado" (1 Co 15, 16) y llamó insensatos, a los que no creen queños gusanos de verano emitir rayos luminosos de sus cuerpos
(1 Co 15.36). para que, por medio de lo que se ve, se crea en lo que se espera.
Así está expuesta toda la doctrina de la resurrección de los Quien da una parte, también puede dar todo. Quien ha hecho
muertos. Además, también en la carta a los de Tesalónica escri- resplandecer de luz al gusano, mucho más puede hacer resplan-
bió: "no queremos, hermanos, que ignoréis lo relacionado c«n decer al hombre justo.
los que han muerto, para que no tengáis porqué afligiros, como
los otros que no tienen esperanza" (1 Ts 4, 13) y todas las cosas
que siguen, especialmente: "primero resucitarán los muertos en 19. Los distintos cuerpos de la resurrección
Cristo" (1 Ts4, 16).
Entonces, todos resucitaremos con cuerpos eternos, pero no
iguales.
Si uno es justo, recibe un cuerpo celeste para que pueda dig-
namente moverse entre los ángeles.
Si alguien es pecador, recibe un cuerpo eterno, capaz de so- Contra las futuras heridas, cuidémonos unos a otros para man-
portar la pena de los pecados, porque quemándose en el fuego no tener puro el vestido del cuerpo y no perder la realidad, la salva-
se consume jamás. ción celestial, por una vil fornicación o por cualquier otro peca-
Dios actúa de este modo con justicia con una y otra categoría. do, sino para heredar el reino eterno de Dios, del cual con su gra-
cia, os vuelva dignos a todos vosotros.
Nada obramos sin el cuerpo. Blasfemamos con la boca y re-
zamos con la boca. Fornicamos con el cuerpo y con el cuerpo so-
mos puros. Robamos con la mano, damos limosna con la mano 21. Profesar el símbolo de la fe
y otras cosas parecidas. Porque como para toda cosa sirve el
cuerpo, así también en el futuro participa de lo que ha hecho. Esto se ha dicho para demostrar la resurrección de los muer-
tos. La profesión de fe, repetida por nosotros, sea pronunciada,
ahora, por vosotros con toda diligencia, palabra por palabra, con
20. No perder la salvación eterna todo cuidado y que se grabe en vuestra memoria. [En este mo-
mento los iluminados pronunciaban la profesión de la fe cristia-
Hermanos, cuidemos nuestro cuerpo y no abusemos de él, co- na.]
mo si fuera cosa extraña.
No digamos, como los herejes, que el cuerpo es un vestido
ajeno, más bien respetémoslo como cosa propia. Deberemos ren- 22. La palabra del símbolo
dir cuenta al Señor de todo lo que hemos hecho con él (2 Co 5,
10). No digas "nadie me vio", no creas que no hay testigos de las La fe profesada está contenida en las siguientes palabras: "Y
cosas hechas. en un solo bautismo de penitencia, para la remisión de los peca-
dos y, en la santa Iglesia católica, y en la resurrección de la car-
Muchas veces no está presente el hombre, pero el Creador es un ne y en la vida eterna."
testigo leal, permanece fiel en el cielo y observa cuanto sucede.
Sobre el bautismo y sobre la penitencia, se ha hablado en las
Las manchas del pecado quedan en el cuerpo. Como por una Ce: .equesis precedentes.
llaga en el cuerpo, aunque curada, subsiste la cicatriz, así tam-
bién el pecado marca el alma y el cuerpo, y las huellas de las ci- Las cosas dichas sobre la resurrección de los muertos fueron
catrices quedan en todos. Sólo se borran en aquellos que reciben dichas para explicar: "y en la resurrección de la carne".
el baño (del bautismo).
Las cosas que faltan explicar son: "en la única santa Iglesia
Dios sana las antiguas heridas del alma y del cuerpo median- católica". Sobre este tema se podrían decir muchas cosas, pero
te el bautismo. seremos sumamente breves.
23. ¿Por qué se llama Iglesia "católica"?
dos por el Señor, os reunisteis". El salmista canta: "Te confesa-
ré, oh Señor, en la gran reunión, entre los pueblos te alabré" (Sal
Se llama "católica", porque se extiende por todo el mundo, de
35,34, 18).
un confín al otro de la tierra; porque enseña umversalmente y
con exactitud todos los principios que los hombres tienen que co-
nocer sobre las cosas visibles e invisibles, celestiales y terrena-
les, porque todo el género humano está subordinado a su culto, 25. La Iglesia de los cristianos
jefes y subditos, doctos e ignorantes; porque sana y cura toda es-
pecie de pecados, cometidos por el cuerpo y el alma. Antes, el salmista había cantado: "en el reunión, bendecid al
Señor Dios, los que sois el manantial de Israel" (Sal 68, 27). Por
Ella posee en sí toda clase de virtudes en las obras, en las pa- las insidias tramadas contra el Señor, los judíos se alejaron de la
labras y en todo carisma espiritual. gracia.

El Salvador construyó para los gentiles una segunda Iglesia de


cristianos, santa, sobre la cual dijo a Pedro: "sobre esta piedra
24. El nombre de "Iglesia"
edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán
contra ella" (Mt 16, 18).
Propiamente, se da el nombre de "Iglesia" porque convoca y
reúne juntos a todos, como en el Levítico dice el Señor: "Reúne Profetizando sobre las dos Iglesias, sabiamente habló David.
toda la asamblea a la entrada del tabernáculo de la reunión" (Lv Sobre la primera, que fue rechazada dice: "detesto la asamblea
8,3). de los malhechores" (Sal 26, 5).
Es digno de notar que el término ekklesiason, ("reúne") es Sobre la segunda, que fue edificada, dice en el mismo salmo:
usado por primera vez aquí, en las Escrituras, cuando el Señor "el Señor amó el decoro de tu casa" (Sal 26, 8); y luego, ensegui-
constituyó a Aaron como sumo sacerdote. da, agregó: "En las reuniones te alabaré, oh Señor" (Sal 26, 12).
Repudiada la iglesia de los judíos, se extendieron por todo el
En el Deuteronomio, Dios dice a Moisés: "Convócame al
mundo las Iglesias de Cristo; sobre éstas, dice el salmo: "cantad
pueblo y escuche mis palabras, para que aprenda a temerme" (Dt
al Señor un canto nuevo, su alabanza resuene en la Iglesia de los
4, 10).
santos" (Sal 149, 1).
Otra vez, recuerda el nombre de Iglesia cuando habla de las
El profeta dice a los judíos cosas que les conviene: "no tengo
tablas. En éstas estaban escritas todas las palabras que el Señor
ninguna complacencia en vosotros, dice el Señor omnipotente"
dijo para vosotros sobre el monte, en mediodel fuego, en el día
(MI 1, 10).
de la reunión (Dt % 10).
Inmediatamente, agrega: "porque desde la salida del sol hasta
Con otras palabras, quería decir: "en el día en el cual, llama-
el ocaso, mi nombre es glorificado entre las gentes" (MI 1, 11).
Sobre esta santa Iglesia católica, escribe Pablo a Timoteo: libre y madre de todos nosotros (Ga 4, 26); era primero estéril y
"para que sepas cómo debes comportarte en la casa de Dios, que ahora es germen de numerosa descendencia (Ga 4, 27).
es la Iglesia de Dios vivo, columna y fundamento de la verdad"
( l T m 3 , 15).
27. Dios concedió a la Iglesia el poder ilimitado
26. La Iglesia católica y la iglesia de los herejes Repudiada la primera (iglesia), concentró su poder en la se-
gunda Iglesia católica, como dice Pablo: "Dios en primer lugar
El nombre de "iglesia" se aplica a realidades diversas. Como colocó a los apóstoles, en segundo a los profetas, en tercero a los
sobre la multitud, en el teatro de los efesios, está escrito: "des- doctores, luego al poder de los milagros, a las virtudes, a los ca-
pués de haber dicho aquello, disolvió a la asamblea" (Hch 19, nsinas de curación, de asistencia, de gobierno, a los géneros de
40). lenguas y a toda clase de virtudes" (1 Co 12, 28). Me refiero a la
Justamente, alguien podría llamar y con razón, iglesia de los sabiduría, a la prudencia, a la templanza y a la justicia; a la mi-
malvados, a las reuniones de los heréticos; me refiero a los mar- sericordia, a la benignidad y a una invencible paciencia en las
cionitas, a los maniqueos y a otros. persecuciones.

Por eso, se te ha transmitido la fe segura "en una santa Iglesia Esta Iglesia, con las armas de la justicia en la derecha, y con
católica", para que, huyendo de las reuniones de los abomina- la gloria y la ignomia en la izquierda (2 Co 6, 7-8) ha ceñido a
bles, permanezcas fiel en todo a la santa Iglesia católica, en la los santos mártires, con coronas de variadas flores de paciencia,
cual has nacido. en las persecuciones y tribulaciones.

Si pasas por la ciudad, no preguntes simplemente dónde está Ahora, en tiempo de paz, por gracia de Dios recibe el debido
la casa del Señor (Kyriakon). Porque los impíos herejes preten- honor de los reyes, de las autoridades y de hombres, de toda cla-
den llamar casa del Señor a sus cuevas. se de género y pueblos. Los reyes de las naciones que habitan ca-
da una de las regiones tienen límites en su poder.
No preguntes simplemente dónde está la iglesia, sino dónde
está la Iglesia católica. Éste es el nombre propio de aquella san- La sola Iglesia verdadera, santa, católica, tiene en todo el
ta madre de todos nosotros. Ella es la esposa de nuestro Señor Je- mundo un poder infinito. Dios, según está escrito, estableció la
sucristo, del unigénito Hijo de Dios. paz, como límites de sus fronteras (Sal 147, 14).

Está escrito: "como Cristo amó a la Iglesia y se ha sacrifica- Si quisiera exponer toda la doctrina sobre la Iglesia, necesita-
do por ella" (Ef 5, 25), y el resto que sigue. ría muchas horas para tal discurso.

Ella es la imagen e imitación de la Jerusalén celestial, que es


28. Conseguir la vida eterna 30. Varias vías para conquistar la vida eterna

Si somos instruidos y actuamos bien en esta Iglesia católica, Hay muchas pruebas para demostrar la vida eterna. Nosotros
poseeremos el reino de los cielos y heredaremos la vida eterna, queremos conquistarla y las Sagradas Escrituras nos señalan las
por la cual lo soportamos todo para conseguirla, como recom- maneras para conseguirla. Por la brevedad del discurso, citare-
pensa del Señor. mos pocos testimonios, dejando a un lado otros para que los in-
No se trata de un objetivo de pequeñas cosas, sino que nues- vestiguen los interesados.
tra lucha es conseguir la vida eterna. Un camino es la fe. Está escrito: "quien cree en el Hijo tiene
Por lo tanto, en la profesión de la fe que aprendemos después vida eterna..." (Jn 3, 46). El mismo evangelista dice de nuevo:
de las palabras y "en la resurrección de la carne", es decir de los "en verdad os digo, quien escucha mi palabra y cree en el que me
muertos, de lo cual ya hablamos, decimos: "creemos en la vida ha enviado, tiene la vida eterna" (Jn 5, 24).
eterna", por la cual los cristianos luchamos. Otro camino es la predicación del Evangelio. Dice la Escritu-
ra: "quien cosecha recibe la recompensa y recoge el fruto para la
vida eterna" (Jn 4, 36).
29. Esperar la vida eterna
Un tercer camino es el martirio y la confesión de Cristo. Está
El Padre es, real y verdaderamente, la Vida, y por el Hijo, en escrito: "El que odia su alma, en este mundo, la salvará para la
el Espíritu Santo, derrama dones celestiales, sobre todos. Por su vida eterna" (Jn 12, 25).
misericordia nos prometió, a los hombres, infaliblemente los bie-
Otro camino es anteponer a Cristo, sobre las riquezas y los pa-
nes de la vida eterna. Tenemos que creer que esto es posible.
rientes: "quienquiera que haya abandonado a sus hermanos y
Tenemos que creerlo no por nuestra debilidad, sino contem- hermanas, etc., heredará la vida eterna" (Mt 19, 29).
plando su poder divino (Mt 19, 26): "todo es posible para Dios".
Otro modo es por observancia de los mandamientos: "no for-
Que esto es posible y que esperamos la vida eterna, lo dice nicarás, no matarás", y lo que sigue, tal como Jesús respondió a
Daniel: "entre los justos, muchos lucirán como los astros, por los quien se le había acercado preguntándole: "Maestro bueno ¿qué
siglos y para siempre" (Dn 12, 3). Pablo agrega: "y así, estare- debo hacer para obtener la vida eterna?" (Mt 19, 16).
mos, con el Señor" (1 Ts 4, 16).
Otro camino es abandonando las obras pecaminosas y sirvien-
Estar siempre con el Señor, significa la vida eterna. Clara- do por siempre a Dios. Pablo dice: "liberados del pecado y sier-
mente lo dice el Salvador en el Evangelio: "aquellos, irán al su- vos de Dios, tenéis vuestro fruto en la santificación y en la vida
plicio eterno, los justos en cambio, a la vida eterna" (Mt 25, 46). eterna" (Rm 6, 22).
31. Otras vías para la vida eterna
ir al altar santo de Dios y allí gustar los misterios espirituales y
celestiales?
Existen aún otros caminos que nos permiten encontrar la vida
eterna. Pero los omito por ser demasiados. Siendo Dios miseri- Porque, iluminada vuestra alma primero, por la doctrina de la
cordísimo, no uno, ni dos, sino muchos caminos de entrada abrió palabra, después, debe conocer la grandeza de toda gracia, que
para la vida eterna, para que todos pudiesen pasar, libremente, Dios otorga.
por medios accesibles.

Lo que se dijo aquí con respecto a la vida eterna, se refiere al


último precepto, que es el coronamiento y fin de lo que profesa- 33. Actuación después de recibir los Misterios
mos en el Credo.
Después del santo y saludable día de Pascua, al comenzar el
Ojalá todos nosotros, que predicamos y escuchamos, consiga- segundo día, después del sábado, cada día de la semana, después
mos alcanzar la vida eterna, por gracia de Dios. de la misa, seréis llevados al santo lugar de la resurrección, para
recibir, Dios mediante, otras catequesis.
En ellas seréis instruidos, nuevamente, sobre los motivos de
32. Prepara el alma para recibir los carismas
cada una de las cosas acaecidas, recogiendo las pruebas del An-
tiguo y Nuevo Testamento.
Además, hermanos queridos, la palabra de enseñanza os ex-
horta a preparar el alma para recibir los carismas celestiales. Primero, sobre lo que precede inmediatamente al Bautismo;
enseguida, cómo habéis sido purificados de los pecados por el
Sobre la fe, santa y apostólica, que os fue transmitida para su
Señor, con el baño de agua en la palabra (Ef 5, 25).
difusión, hemos tenido, en los días pasados de la cuaresma, tan-
tas catequesis como por gracia de Dios, nos fueron posibles. Luego, sobre cómo habéis participado, sacerdotalmente, del
nombre de Cristo; cómo os fue dado el sello de la comunión del
No es esto sólo lo que tenemos que decir; muchas cosas fue-
ron omitidas, y tal vez hubieran sido dichas mejor por maestros Espíritu Santo; acerca de los misterios sobre el altar del Nuevo
más eruditos. Testamento, que aquí han tenido comienzo; sobre qué cosa han
transmitido las Sagradas Escrituras, cuál es su eficacia y cómo
Se aproxima la festividad de la Pascua y nuestro amor a Cris- acercarse a ellos (a los misterios); el modo y cuándo es necesa-
to será iluminado por el baño de la regeneración. rio recibirlos.

Dios mediante, seréis aún instruidos sobre todo lo necesario: Por último os diré cómo, de ahora en adelante, hay que actuar
¿con qué piedad y orden deben entrar los que son llamados?; con las obras y las palabras, en la dignidad de la gracia, para que
¿por qué motivo se realizan todas las santas ceremonias del Bau- todos vosotros, podáis conseguir la vida eterna. Y esto, si Dios
tismo y con que devoción y orden, después del Bautismo, debéis quiere, os será explicado.
34. La redención se aproxima 35. La misericordia de Dios

Por lo demás, hermanos, alegraos siempre en el Señor, lo re- Séame permitido decir de vosotros, también, ésto: "cantad
pito, alegraos (Fil 3, 1; 4, 4; Le 21, 28). cielos y exulte la tierra"... porque: "Dios ha tenido misericordia
de su gente y ha consolado a los pobres de su pueblo" (Is 49, 13).
Vuestra redención está cerca y el ejército celestial de los án-
geles espera vuestra salvación. Ya se escucha la voz de quien gri- Esto sucederá por la misericordia de Dios que os dice: "Yo ha-
ta en el desierto: "preparad el camino del Señor" (Mt 3, 3). ré desaparecer tus iniquidades como nube y como neblina, tus
pecados" (Is 44, 22).
Grita el profeta: "vosotros que tenéis sed, venid a las aguas"
(Is 55, 1); y enseguida prosigue: "escuchadme y comed lo que es Vosotros, que sois dignos del nombre de fieles y por vosotros
bueno y vuestra alma gozará en los bienes" (Is 55, 2). está escrito: "a mis siervos se les dará un nombre nuevo que se-
rá bendito sobre la tierra" (Is 65, 15), decid con alegría: "bendi-
Dentro de poco, escucharéis la hermosa lectura que dice: "re- to sea Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha ben-
fulge, nueva Jerusalén, porque llega tu luz" (Is 60, 1). decido con toda bendición espiritual en Cristo, en el cual tene-
De esta Jerusalén, dice el profeta: "después, serás llamada mos la redención por su sangre, el perdón de los pecados según
ciudad de la justicia: Sión, ciudad fiel" (Is, 1, 26), por la ley que la riqueza de su gracia que sobreabundó en nosotros" (Ef 1,3,7-
viene del Monte Sión y la palabra del Señor que viene de Jerusa- 8).
lén. De aquí se extendió, como lluvia sobre la tierra. Nuevamente, dice: "Dios, que es rico en misericordia, por su
El profeta, refiriéndose a vosotros, dice a ella: "levanta tus gran caridad, con la cual nos amó, aunque muertos por las caí-
ojos y ve a tus hijos reunidos" (Is 49, 18). das, nos revivió en Cristo" (Ef 2, 4-5).

Ella responde: "¿Quiénes son éstos que, como nubes y como Así, pues, alabad al Señor, autor de los bienes, diciendo:
palomas, vuelan sobre mí?" (Is 60, 8). "cuando apareció la benignidad y la misericordia del Salvador
nuestro Dios, no por las obras de justicia que nosotros hacemos,
Las nubes se refieren a la parte espiritual; las palomas, a la sino por la misericordia nos salvó mediante el lavado de la rege-
simplicidad. neración y de la renovación del Espíritu Santo, que difunde
Y de nuevo: "¿quién escuchó tales cosas? o ¿quién vio esto? abundantemente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro
¿La tierra ha engendrado en un solo día y ha nacido el pueblo re- Señor, para que justificados por su gracia, seamos herederos en
pentinamente? Sión engendró y dio a luz a sus hijos" (Is 55, 8). la esperanza de la vida eterna" (Tt 3, 4, 7).

Todo será gozo inefable, pues el Señor dice: "hago a Jerusa- El mismo Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, el Padre
lén para su exaltación y al pueblo para mi júbilo" (Is 65, 18). de la gloria, os conceda el espíritu de sabiduría y de revelación
en su conocimiento.
Os custodie con los ojos de la mente, siempre iluminados en
las obras, en las palabras y en los buenos pensamientos.
A Él, gloria, honor y poder por medio de nuestro Señor Jesu-
cristo, con el Espíritu Santo, ahora y siempre y por todos los si-
glos sin fin. Amén.

Catequesis mistagógicas
I Catequesis mistagógica
Sobre la renuncia a las obras pecaminosas
Primera catequesis mistagógica a los recientemente
iluminados, acerca del sentido de los ritos
bautismales. Se basa en la lectura de la primera
carta católica de Pedro desde: "Sed sobrios, vigilad"
(1 P 5, 8-11) hasta el final de la carta. Dicha
por el mismo Cirilo.

1. Meditar sobre el bautismo

Deseaba desde tiempo, oh verdaderos y amados hijos de la


Iglesia, hablaros de estos misterios espirituales y celestiales. Pe-
ro conociendo bien que el ojo da más credibilidad que el oído, he
esperado hasta este momento.
Os guiaré, encontrándoos más disponibles a las cosas que de-
bo deciros esta tarde, por el prado del paraíso más luminoso y
fragante.
Estáis, por el bautismo divino y vivificante, en las mejores
condiciones y más sensibles a los misterios divinos.
Por tanto, hay que cubrir la mesa, con las doctrinas de perfec-
ción. Os lo diremos con mucha atención, para que podáis perci-
bir lo que ha sucedido en vosotros, en esta tarde del bautismo.
2. Renuncia a Satanás, el Faraón aquí la sangre del Cordero inmaculado (1 P 1, 19), Jesucristo, es
el refugio contra los demonios.
Habéis venido, primero, por la parte externa, donde se admi-
El tirano persiguió al pueblo antiguo hasta el mar, y el demo-
nistra el bautismo, habéis escuchado vueltos hacia el occidente y
nio audaz, torpe y príncipe del mal, te persigue hasta las mismas
se os ha ordenado extender la mano, renunciando a Satanás, co-
fuentes de la salvación.
mo si estuviese presente.
Aquél fue sumergido en el mar; éste desaparece en el agua de
Es necesario que sepáis que esto era una figura en la historia
la salvación.
antigua.
Cuando Faraón, tirano agresivo y cruel, vejaba al pueblo libre
y generoso de los hebreos, Dios envió a Moisés para sacarlos de 4. La renuncia a Satanás
aquella dura esclavitud de los egipcios.
A ti, se te ordena extender la mano y decir como a quien está
Las puertas fueron ungidas con la sangre del cordero (Ex 12, 7,
presente: "Renuncio a ti, Satanás".
13, 22-23), para que el exterminador no tocase las cosas señaladas
con sangre, y el pueblo hebreo fue inesperadamente liberado. Quiero explicaros por qué habéis girado hacia el occidente. El
occidente es el lugar de las tinieblas visibles, una oscuridad que,
Mientras los perseguían, después de haber sido liberados, vie-
siendo tenebrosa en las tinieblas, tiene el poder. Por esto, miran-
ron que, de manera extraordinaria, el mar se abría delante de
do simbólicamente hacia occidente, habéis renunciado a aquel
ellos. Continuaron avanzando, siguiendo huella tras huella e im-
príncipe oscuro y tétrico.
previstamente, el ejército egipcio fue sumergido y tragado en
medio del Mar Rojo (Éxodo 14, 22-3). En esta posición, ¿qué dice cada uno de vosotros?: "Renuncio
a ti, Satanás, malo y cruel tirano y no temo más a tu fuerza."
"Cristo la ha destruido, participando conmigo de la sangre, de
3. Moisés, figura de Cristo
la carne. Él, abolió con sus sufrimientos, la muerte con la muer-
te, de manera que ya no esté más sujeto a la esclavitud."
Seguidme ahora, de las cosas antiguas a las nuevas, del sím-
bolo a la realidad. Allá estaba Moisés, enviado por Dios a Egip- "Renuncio a ti, serpiente engañosa y capaz de todo."
to; aquí está Cristo, enviado por el Padre al mundo.
"Renuncio a ti, que eres insidioso y, simulando amistad, has
Allá Moisés, para hacer salir a su pueblo oprimido de Egipto; realizado toda maldad. Tú has inspirado la apostasía a nuestros
aquí Cristo libera a los que en el mundo son oprimidos por el pe- primeros padres."
cado.
"Renuncio a ti, Satanás, autor y cómplice de toda maldad".
Allá la sangre del cordero sirvió para desviar al exterminador;
5. La renuncia a las obras de Satanás cirlo claramente, para el dios vientre (Fil 3, 19) exponen su vida
en combates junto a precipicios.
En la segunda parte de la fórmula, aprendes a decir: "Y renun-
Huye de las carreras de caballos, espectáculo frenético que
cio a sus obras."
hace decaer las almas. Todo esto es la pompa del diablo.
Las obras de Satanás son todos pecados, de las cuales hay que
estar alejados, como quien huye, para siempre, del tirano, aban-
donando también las armas. Toda clase de pecado se enumera en 7. Lo sacrificado a los ídolos
las obras del demonio.
También lo que se tiene colgado en los templos de los ídolos
Además, ten presente que, cuanto dices, especialmente en
y en las fiestas, como carnes, panes, y otras cosas similares con-
aquel momento terrible, se escribe, palabra por palabra, en los li-
taminadas por la invocación al demonio, deben considerarse
bros invisibles de Dios. Por tanto, al cometer cualquier cosa que
también como pompa del demonio.
sea contraria, serás juzgado como perjuro.
El pan y el vino de la Eucaristía, antes de la santa epíclesis de
Renuncia a las obras de Satanás; a toda obra y pensamiento
la adorable Trinidad, eran pan y vino comunes. Después de la
que sean contrarios a la palabra prometida.
epíclesis, en cambio, el pan se convierte en el cuerpo de Cristo y
el vino en su sangre.
6. La renuncia a las pompas del demonio De la misma manera, los alimentos de la pompa de Satanás,
que por su naturaleza son comunes, con la invocación de los de-
Luego tú pronuncias: "Renuncio a toda su pompa". La pom- monios, se transforman en impuros.
pa del demonio es la locura del teatro, de las carreras de caballos,
de la caza y de toda vanidad, de la cual, rogando de estar libera-
do, el santo pide a Dios: "aleja mis ojos de contemplar las cosas 8. El culto al demonio
vanas" (Sal 119,37).
Después de esto dices: "Y renuncio a tu culto". El culto al de-
No te agrade la pasión por el teatro, donde hay espectáculos
monio es la oración en los templos paganos y todo lo que se ha-
disolutos, llenos de violencia e indecencia, y danzas furiosas de
ce en honor de los ídolos insensibles: encender las lámparas y
hombres afeminados.
quemar incienso en las fuentes de los ritos, como algunos lo ha-
Ni la pasión de los que en Ja caza se exponen a los animales cen, engañados por sueños o por demonios.
salvajes, para satisfacer sus estómagos. Por la preocupación de
Se llega a esto para encontrar curación para los males corpo-
buscar alimentos para el vientre, se transforman, verdaderamen-
rales. No participes en tales cosas. Los auspicios, la adivinación,
te, en alimento para el vientre de los animales feroces. Para de-
los augurios, los talismanes, los escritos sobre láminas, las ma- Entonces se te invita a pronunciar: "creo en el Padre, en el Hi-
gias y otros maleficios y prácticas similares, son culto al demo- jo y en el Espíritu Santo y en un solo bautismo de penitencia."
nio.
Esto te fue muy explicado en la catequesis anterior (Catcque-
Huye entonces lejos. Si recaes, después de haberte alejado del sis 18, 22), sobre cómo nos fue concedida la gracia de Dios.
demonio para adherirte a Cristo, experimentarás una tiranía más
cruel.
El antes te trataba como a un familiar y te ahorraba una pesa- 10. Sed vigilantes
da esclavitud; ahora, en cambio, está muy enfurecido contra ti.
Tú serás privado de Cristo y probarás aquello. Fortalecidos por estas palabras, sed vigilantes. En efecto,
nuestro adversario, el demonio, como antes se ha leído, gira al-
¿No has escuchado la Historia antigua que nos narra lo de Lot
rededor de nosotros como un león buscando a quien devorar (1 P
y de sus hijas? ¿No se salvó con sus hijas llegando a la montaña,
5,8).
mientras su mujer se convirtió en una estatua de sal, inmoviliza-
da para siempre, en recuerdo de su mala intención y por mirar En el pasado, la muerte tenía predominio y devoraba; después
hacia atrás? (Gn 19, 15-26). del sagrado lavado de la regeneración, Dios ha enjugado el llan-
to de todo rostro (Is 25, 8).
Estáte muy atento (Dt 4, 23; Tb 4, 13) y no mires hacia atrás,
después de haber puesto la mano sobre el arado (Le 9, 62), a la No llorarás más, despojado del hombre viejo, sino que feste-
amarga costumbre de esta vida. Sino que huye a la montaña (Gn jarás revestido con ropaje de la salvación, Jesucristo (Rm 13, 14;
19, 17), hacia Jesucristo. Ga 3, 27).

9. La profesión de fe, hacia el oriente 11. El Santo de los santos

Cuando renuncias a Satanás, cancelando todo pacto con él, Esto se hizo en el atrio exterior. Dios mediante, cuando en las
destruyes las viejas alianzas con el infierno (Is 28, 15). catequesis mistagógicas siguientes entremos en el Santo de los
Santos, conoceremos los símbolos de las cosas que se realizan.
Se te abre el paraíso de Dios, que plantó hacia el oriente (Gn
2, 8), de donde por desobediencia fue exiliado (Gn 3, 23) nues- A Dios gloria, poder y grandeza con el Hijo y el Espíritu San-
tro primer padre. to por los siglos de los siglos.
Símbolo de esto es girar desde occidente a oriente, región de
la luz.
II Catequesis mistagógica
Sobre el bautismo en Jesucristo
La segunda catequesis mistagógica continúa
explicando el sentido de los ritos bautismales
realizados. La lectura es de la epístola a los Romanos,
desde: "¿Ignoráis que todos los bautizados en
Jesucristo fuimos bautizados en su muerte?", hasta:
"Vosotros no estáis más bajo la ley, sino bajo
la gracia" (Rm 6, 3-4).

1. La explicación de los ritos del bautismo

Os son útiles estas instrucciones cotidianas sobre los miste-


rios y nuevas doctrinas, tanto más que vosotros fuisteis regene-
rados del hombre viejo, al hombre nuevo. Por eso, es necesario
que os exponga, en orden, el contenido de la mistagogía de ayer,
para comprender el simbolismo de los ritos que se han efectuado
sobre vosotros, en el interior del edificio.

2. Despojarse del vestido

Apenas habéis entrado, os habéis sacado la túnica. Esto sim-


boliza que se eliminaba el hombre viejo, con sus hábitos (Col 3,
9). Desvestidos, habéis quedados desnudos, imitando con esto a
Cristo, desnudo sobre la cruz. Él, en su desnudez, despojó a los
principados y a las potestadas, triunfando con la frente alta, en la
cruz (Col 2, 15).
Porque en vuestros miembros se escondían las potencias ad- 4. La muerte y la vida en Jesucristo
versas, ya no se os permite más llevar la vieja túnica. No os ha-
blo de la túnica visible, sino del hombre viejo, que se corrompe Después sois conducidos de la mano a la santa fuente del di-
en las pasiones engañosas (Ef 4, 22). vino bautismo, como Cristo fue llevado de la cruz a la tumba.
El alma, una vez que se ha despojado, no se reviste de nuevo; A cada uno se le interroga si cree en el nombre del Padre, del
dice con la esposa de Cristo en el Cantar de los Cantares: "me he Hijo y del Espíritu Santo. Habéis hecho la confesión salvífica y
despojado de la túnica, ¿por qué volver a ponérmela?" (Ct 5, 3). os habéis sumergido por tres veces en el agua, simbolizando la
sepultura de tres días de Cristo.
¡Qué maravilla! Habéis estado desnudos delante los ojos de
todos y no os habéis ruborizado. Como nuestro Salvador pasó tres días y tres noches en el co-
razón de la tierra (Mt 12, 40), así también vosotros, con la prime-
Llevabais, verdaderamente, la imagen del primer hombre, Adán,
ra emersión, habéis imitado el primer día de Cristo bajo la tierra,
que en el Paraíso estaba desnudo y no se avergonzaba (Gn 2, 25).
y en la inmersión, la noche.

Aquel que está en la noche no ve más, y quien, en cambio, es-


3. La unión con el óleo exorcizado tá en el día vive en la luz; así, en la inmersión, como en la noche,
nada veis, pero en la emersión, nuevamente, os encontráis como
Después de desvestidos, habéis sido ungidos con el óleo exor- de día. Al mismo tiempo, habéis muerto y regenerado.
cizado, desde los cabellos hasta las extremidades del cuerpo, par-
ticipando de esta manera del buen olivo, que es Jesucristo. Esta agua salvífica fue vuestra tumba y vuestra madre. Lo que
dijo Salomón para otras cosas se puede adaptar a vosotros. Dijo en
Separados del olivo salvaje, habéis sido injertados en el buen el pasado: "hay un tiempo para nacer y otro para morir" (Qo 3, 2).
olivo y hechos partícipes de su abundancia. El óleo exorcizado
significa la participación en la abundancia de Cristo que ahuyen- Para vosotros, al contrario, el tiempo de morir es el tiempo de
ta toda clase de potencias adversas. nacer: "un solo tiempo ha conseguido las dos cosas: vuestro na-
cimiento ha coincidido con la muerte."
Como el ejemplo de los santos (Rm 11, 17-24) y la invocación
al nombre de Dios, quema y aleja los demonios como llama ai-
diente; así, este óleo exorcizado por la invocación a Dios y la 5. El misterio de la salvación
oración, recibe tal fuerza, que no sólo purifica quemando los ras-
tros de los pecados, sino que persigue, también, a las potencias Cosa extraña y paradojal. No fuimos verdaderamente muer-
invisibles del maligno. tos, ni verdaderamente sepultados, ni verdaderamente crucifica-
dos y resucitados, pero la imitación en imagen es la salvación en
la realidad.
Cusió liie realmente crucificado, realmente sepultado y real- tanto, somos partícipes de su pasión. Pablo lo proclama con to-
mente resucitó. da claridad: "si somos injertados en él, por la semejanza a su
muerte, también seremos partícipes de su resurrección" (Rm 6,
Cada gracia nos viene dada porque participando de sus sufri-
5).
mientos, lo imitamos ganando en realidad la salvación.
Bien dicho: "injertado". Aquí fue plantada la verdadera vid y
¡Oh misericordia sin medida! Cristo recibió los clavos en sus nosotros, por la participación en el bautismo de la muerte, injer-
manos y ha sufrido; en cambio, a mí, sin sufrir y penar, por par- tados en El.
ticipación, me concede la salvación.
Profundiza con mucha atención las palabras del apóstol. No
dice: llegamos a ser injertados con Él, por la muerte, sino por la
6. Símbolo de la pasión de Cristo semejanza con su muerte.
En realidad, en Cristo se produjo la verdadera muerte, el alma
Nadie crea que el bautismo concede solamente la remisión de se separó del cuerpo, su sepultura fue verdadera y su santo cuer-
los pecados y la gracia de la adopción de hijos de Dios, como el po fue envuelto en una sábana limpia (Mt 27, 59).
bautismo de Juan que sólo otorga la remisión de los pecados.
En Él, todo sucedió verdaderamente. Para nosotros, en cam-
Sabemos exactamente que así como es purificación de los pe- bio, es sólo una semejanza de muerte y sufrimiento; pero para
cados y mediación de los dones del Espíritu Santo, así es símbo- nuestra salvación, no es semejanza, sino verdad.
lo de la pasión de Cristo.
Por eso, Pablo hace poco proclamó en voz alta: "¿Ignoráis
que cuantos hemos sido bautizados en Jesucristo, fuimos bauti- 8. Cristo nos conduce a una nueva vida
zados para participar en su muerte? Nosotros fuimos sepultados
con él, mediante el bautismo" (Rm 6, 3-4). Suficientemente instruidos en estas cosas, os ruego que las re-
cordéis para que yo, indigno, os pueda decir: "Os amo porque
Esto decía, quizá, por aquellos que admitían el bautismo como siempre os acordáis de mí, conservando las tradiciones que os he
remisión de los pecados y adopción de la filiación divina, pero no transmitido" (1 Co 11, 2).
como participación, en figura, de la verdadera pasión de Cristo.
Dios es omnipotente. El que de la muerte os ha hecho vivir
(Rm 6, 33), os conceda llevar una vida nueva (Rm 6, 4).
7. Participamos de la pasión de Cristo A Él, gloria y poder, ahora y por los siglos. Amén.

Sabemos que todo lo que Cristo sufrió, realmente y no en apa-


riencia, lo padeció por nosotros y para nuestra salvación y, por
III Catequesis mistagógica
Sobre la Confirmación
La tercera catequesis mistagógica aborda la unción
con el crisma (la confirmación) y lectura
de la primera carta de Juan desde: "Vosotros habéis
recibido de Dios la unción y vosotros comprendéis
todo" hasta "y no tengamos que avergonzarnos
a su venida" (1 Jn 2, 20-28).

1. El sello del Espíritu Santo


Bautizados en Cristo y revestidos de Él, os habéis transfor-
mado en imagen del Hijo de Dios, que nos ha predestinado a la
adopción de hijos, nos ha hecho conformes al cuerpo glorioso de
Cristo (Ga 3, 27; Rm 8, 29).
Ahora, hechos partícipes de Cristo (Hb 3, 14), naturalmente
somos llamados Cristos. El Señor dice de vosotros: "no toquéis
a mis Cristos" (Sal 105, 15).
Llegasteis a ser Cristos al recibir el sello del Espíritu Santo.
Todo se ha cumplido en vosotros, en figura, porque sois las imá-
genes de Cristo.
Él, después de que fue bautizado en el río Jordán y comunicó
a las aguas el contacto con su divinidad, se alejó del lugar y des-
cendió el Espíritu Santo sobre su ser.
Lo semejante se posa sobre lo semejante. También para voso-
tros, después de haber salido de la fuente de las sagradas aguas,
sigue la confirmación, imagen de cuando fue confirmado Cristo.
Es el Espíritu Santo, sobre el cual habló Isaías en su profecía, este sagrado bálsamo, después de la invocación, no es más sim-
y dijo del Señor: "el Espíritu del Señor está sobre mí. Por eso me ple bálsamo, sino el crisma de Cristo, eficaz por la presencia del
ha ungido, para enviarme a evangelizar a los pobres" (Is 61, 1; Espíritu Santo.
Le 4, 18).
Con este bálsamo te ungen, simbólicamente, la frente y todos
los demás sentidos. Al cuerpo se lo unge con este bálsamo visi-
ble, pero el alma se santifica por el Espíritu Santo vivificador.
2. Dios nos ha ungido con el Espíritu Santo

Cristo no fue ungido con óleo o con perfume material. El Pa-


4. La unción de las distintas partes del cuerpo
dre, habiéndolo designado Salvador del mundo entero, lo ungió
con el Espíritu Santo, como Pedro dijo: "Dios ungió a Jesús de
En primer lugar, se unge la frente para ser liberados de la ver-
Nazaret, con el Espíritu Santo" (Hch 10, 38).
güenza que el primer hombre, prevaricador, llevaba por doquier
El profeta David exclamaba: "tu trono, oh Dios, es por los si- (Gn 3, 7-10) y para contemplar, con la frente descubierta, la glo-
glos de los siglos. El cetro de justicia es el cetro de tu reino. ria de Dios como en un espejo (2 Co 3, 18).
Amas la justicia y aborreces la iniquidad. Por esto Dios, tu Dios,
Luego se ungen los oídos, para que los tengáis como dijo
te ha ungido con el óleo de la alegría más que a tus compañeros"
Isaías: "el Señor me ha dado un oído para entender" (Is 50, 4). Y
(Sal 45, 7-8).
el Señor, en los Evangelios, "quien tiene oídos para entender, en-
Como Cristo fue verdaderamente crucificado y sepultado y tienda" (Mt 11, 15).
resucitó, también vosotros, por el bautismo, a su semejanza, fuis-
Se ungen, luego, las narices para que, recibiendo el perfume
teis dignos de ser crucificados, sepultados y resucitados con Él.
de Dios, podáis decir: "nosotros somos, para Dios, el buen olor
Así con el crisma, Él fue ungido por el óleo espiritual de ale- de Cristo entre los que se salvan" (2 Co 2, 15).
gría, a saber por el Espíritu Santo, llamado óleo de exultación,
Después se unge el pecho para que "revestidos de la coraza de
porque es el autor de la alegría espiritual. Fuisteis ungidos tam-
la justicia, podáis resistir a los engaños del demonio" (Ef 6, 11-
bién con el bálsamo y hechos partícipes y compañeros de Cristo.
14).
Como el Salvador, después del bautismo y del descenso del
3. El alma santificada por el Espíritu Santo Espíritu Santo, salió a combatir contra el adversario (Mt 4, 1-10),
así también vosotros, después del santo bautismo y la mística un-
Cuidado con pensar que aquello es un simple bálsamo. Cono ción, revestidos de la armadura del Espíritu Santo (Ef 6, 11) po-
el pan de la Eucaristía, después de la invocación al Espíritu Saa- déis resistir a los poderes enemigos y combatir diciendo: "todo
to, no es más simple pan, sino el cuerpo de Cristo, así tambiín lo puedo en Cristo que me conforta" (Flp 4, 13).
5. El nombre de "cristiano" 7. Conservar sin mancha el crisma de la confirmación

Considerados dignos de esta santa unción, fuisteis llamados Conservad sin mancha la confirmación, que será vuestra
"cristianos", y por vuestra regeneración fue santificado también Maestra en todo si permanece en vosotros, como ya habéis, es-
vuestro nombre. cuchado las palabras de san Juan (1 Jn 2, 27), que ha hecho mu-
chas consideraciones sobre la unción. Ella es la santa y espiritual
En efecto, antes de ser dignos del bautismo y de la gracia del
salvaguardia del cuerpo y la salvación del alma.
Espíritu Santo, no teníais méritos suficientes, pero estabais enca-
minados para ser cristianos. De esta unción, ya desde los tiempos antiguos, el bienaventu-
rado Isaías profetizaba diciendo: "el Señor preparará a todos los
pueblos, sobre este monte" (Is 25, 6).
6. Los símbolos bíblicos Él también llama monte a la Iglesia en otro lugar, cuando di-
ce: "En los últimos días, será visible el monte del Señor" (Is 2,
Es necesario tener presente que el símbolo de la Confirmación 2); "beberán vino, exultarán de alegría, se ungirán de bálsamo"
se encuentra en el Antiguo Testamento. (Is 26, 6).
Cuando Moisés comunicó a su hermano la orden de Dios de Para exhortaros a comprender este bálsamo como místico, di-
constituirlo sumo sacerdote, lo lavó con agua y lo ungió (Lv 8, ce: "entrego esto todo a las naciones, el designio del Señor está
1, 12). Fue llamado Cristo, por esta unción naturalmente simbó- sobre todos los pueblos" (Is 25, 7).
lica. Así el sumo sacerdote, al elevar a Salomón a Rey, lo ungió
después que se bañó en el Guijón (1 Rey 138-39, 45). Ungidos con este sagrado bálsamo, custodiadlo puro e irre-
prensible por la práctica de las buenas obras, procurando agradar
Estas cosas les sucedían simbólicamente. En cambio para vo- al autor de nuestra salvación, Jesucristo, al cual sea la gloria por
sotros no acontece esto en figura, sino en verdad, porque quien los siglos de los siglos.
fue ungido en realidad por el Espíritu Santo, es el principio de
vuestra salvación.
El es como la levadura y vosotros sois la masa. Si la levadu-
ra es santa, la santidad se transmite, ciertamente, a la masa (Rm
11,16).
IV Catequesis mistagógica
Sobre la Eucaristía
La cuarta catequesis mistagógica trata sobre
el cuerpo y la sangre de Cristo y se lee la carta
a los Corintios: "Recibí del Señor y os lo he
transmitido a vosotros" (1 Co 11, 23).

1. La institución de la Eucaristía

Esta enseñanza de san Pablo os haga plenamente conscientes


de los divinos misterios, de los cuales sois considerados dignos,
siendo un solo cuerpo y una sola sangre, con Jesucristo.
De El se dice: "en la noche en la cual nuestro Señor Jesucris-
to fue traicionado, tomó el pan y después de haber dado gracias,
lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: Tomad y comed, és-
te es mi cuerpo. Después tomó el cáliz y dio gracias, diciendo:
tomad y bebed, esto es mi sangre" (1 Co 11, 23-25).
Jesús mismo se ha manifestado y ha dicho del pan: "Este es
mi cuerpo." ¿Quién tendrá ahora el coraje de dudar? Él mismo lo
ha declarado diciendo: "Esto es mi sangre." ¿Quien lo pondrá en
duda, diciendo que no es su sangre?

2. Las bodas de Cana

Él, cierta vez, por su voluntad cambió, en Cana de Galilea (Jn


2, 1-11), el agua en vino; y, ¿no es digno de fe, si cambia el vino
en su sangre? Invitado a las nupcias físicas, hizo este milagro es- 5. El pan y el Logos
truendoso.
En el Antiguo Testamento, existían panes de la proposición
Y nosotros ¿no creeremos mucho más, ya que ha dado a los
(Lv 24, 5-9), pero finalizaron por ser de una alianza caduca.
hijos del esposo (Mt 9, 15), la alegría de su cuerpo y de su san-
gre? En el Nuevo Testamento el pan es celestial y el cáliz da salva-
ción (Sal 116, 4) y santifican el alma y el cuerpo. Como el pan
es bueno para el cuerpo, así el Logos es bueno para el alma.
3. Portadores de Cristo

Con toda seguridad, participamos del cuerpo y la sangre de 6. Necesidad de la fe


Cristo. Bajo las especies del pan está el cuerpo y bajo las espe-
cies del vino está la sangre, para que tú participes del cuerpo y No consideres como cosas simples y naturales este pan y este
de la sangre de Cristo. Así somos portadores de Cristo, penetran- vino; son, según la declaración del Señor, su cuerpo y su sangre.
do su cuerpo y su sangre en nuestros miembros. Si los sentidos te inducen a esto, adhiere firmemente a lo que di-
ce la fe.
Así, según el bienaventurado Pedro, nosotros somos "partíci-
pes de la naturaleza divina" (2 P 1,4). No juzgues por el gusto sino, por la fe, ten la plena convicción
de que tú eres juzgado digno del cuerpo y de la sangre de Cristo.

4. El mal entendimiento de los hebreos


7. El Cáliz para la remisión de los pecados
Una vez, Cristo hablando a los judíos, dijo: "Si no coméis mi
carne y no bebéis mi sangre, no tendréis vida en vosotros" (Jn 6, El bienaventurado David te explica la fuerza diciendo: "tú has
53). preparado delante de mí una mesa frente a mis opresores" (Sal
23, 5). Esto quiere decir: Antes de tu llegada, los demonios pre-
Ellos no entendieron espiritualmente sus palabras y se fueron
paraban para los hombres una mesa que estaba manchada de ini-
escandalizados (J 6, 61, 66), pues creyeron que el Salvador les
quidad (MI 1,7.12) y llena de fuerza diabólica. Pero, después de
invitaba a la sarcofagia (comer carne humana).
tu venida, oh Señor, has preparado una mesa delante de mí.
Cuando el hombre dice a Dios: "has preparado ante mí una me-
sa" ¿qué cosa significa sino la mesa mística y espiritual que Dios
preparó delante del adversario, es decir, en oposición a los demo-
nios?
Es muy razonable. Aquella mesa tenía la comunión con los
en el Señor, porque me ha hecho vestir el vestido de la salvación
demonios; ésta, la comunión con Dios. "Tú me ungiste la cabe-
y me ha recubierto con la túnica de la alegría" (Is 61, 10).
za con aceite" (Sal 23, 5). Con aceite te unge la frente mediante
el sello de Dios, para que tú, marcado con el sello, llegues a ser
templo de Dios (Ez 28, 36).
9. El pan espiritual
"¡Cómo es delicioso el cáliz que me embriaga!" (Sal 23, 5).
Tú ves que se habla del cáliz que Jesús tomó en las manos y, dan- Habiendo aprendido estas cosas, estás convencido de que lo
do gracias, dijo: "Esto es mi sangre, derramada por muchos, pa- que te parece pan, no es pan, aunque así al gusto le parezca, sino
ra remisión de los pecados" (Mt 26, 28). el cuerpo de Cristo; y el vino que parece vino, no es vino, aun-
que el gusto te lo sugiere como tal, sino la sangre de Cristo.
Sobre esto, antiguamente, David cantando, dijo: "el pan forti-
8. Tus vestidos sean siempre blancos fica el corazón del hombre y sobre la frente brilla el aceite" (Sal
104, 15). Fortifica tu corazón, comiendo el pan espiritual, y se
También Salomón, recordando esta gracia, dice en el Ecle- alegre el rostro de tu alma.
siastés: "come aquí tu pan con alegría" (Qo 9, 7), es decir, el pan
espiritual. Que tu frente descubierta en una conciencia pura pueda refle-
jar, como en un espejo, la gloria del Señor (2 Co 3, 18) y progre-
Se refiere a la invitación a la salvación que beatifica da felici- sar de gloria en gloria en Jesucristo, nuestro Señor, al cual sea la
dad. "Bebe tu vino de buen corazón" (íbid.) se refiere al vino es- gloria por los siglos de los siglos.
piritual. "Derrama el aceite sobre tu cabeza" (Qo 9, 8), ¿ves que
se refiere a la confirmación mística? "Tus vestidos sean siempre
blancos porque el Señor se ha complacido con tus obras" (Qo 9,
7-8). Antes que tú te acercases a la gracia, "vanidad de vanida-
des eran tus obras" (Qo 1, 2).
Ahora que te has despojado de las vestiduras viejas y has si-
do revestido espiritualmente por las nuevas de blanco, es necesa-
rio que siempre estés vestido de blanco.
No decimos que vistas siempre de color blanco, sino que es
necesario que estés revestido de candor, de esplendor y de espi-
ritualidad, para que puedas decir con Isaías: "Se alegra mi almi
V Catequesis mistagógica
Sobre las oraciones en la Santa Misa
Acerca de la celebración de la Eucaristía. Lectura
de la carta católica de Pedro: "Alejad toda malicia
engañosa y maledicencia" (1 P 2, 1 y ss.).

1. La corona para el edificio espiritual

Por la misericordia de Dios, en las precedentes reuniones ha-


béis escuchado hablar del Bautismo, de la Confirmación y de la
Comunión del cuerpo y de la sangre de Cristo. Ahora se debe se-
guir avanzando. Hoy se coloca la corona sobre el edificio espiri-
tual, para vuestra enseñanza.

2. Purificarse de todo pecado y falta

Habéis observado cómo el diácono daba agua al celebrante y


a los presbíteros que estaban alrededor del altar de Dios, para la-
varse. No les daba, ciertamente, agua porque hubiera suciedad
corporal.
Hemos entrado a la Iglesia limpios, prolijos, sin estar mancha-
dos en el cuerpo. Pero lavarse es el símbolo que señala que de-
bemos purificarnos de todo pecado y falta. Las manos simboli-
zan la acción, y al lavárnoslas nos referimos, naturalmente, a la
pureza y al carácter irreprensible de las acciones.
¿No has escuchado a David que ha explicado este misterio:
"lavaré mis manos entre los inocentes y rodearé tu altar, oh Se- Entonces vosotros contestáis: "Lo tenemos levantado hacia el
ñor"? (Sal 26, 5). Lavarse las manos significa no estar sujeto al Señor", obedientes a lo que vosotros confesáis.
dominio de los pecados. Ninguno de vosotros, cuando dice con la boca "lo tenemos le-
vantado hacia el Señor", tenga distraída su mente por las preocu-
paciones terrenales. Siempre hay que acordarse de Dios. Si esto
3. El beso del perdón es imposible por la debilidad humana, al menos en aquel mo-
mento es necesario desearlo.
El diácono, luego, exclama en voz alta: Abrazaos unos con
otros y saludémonos recíprocamente. No pensemos que este beso
es el común que se da en las plazas entre amigos comunes. No es
nada de eso. Este beso une las almas entre sí y las induce a todo 5. Demos gracias al Señor
perdón. El beso es señal, entonces, de que las almas se unen y se
El sacerdote luego dice: "Demos gracias al Señor".
aleja todo rencor. Por esto, Cristo dijo: "Si tú presentas la ofrenda
sobre el altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo con- Verdaderamente debemos dar gracias porque, si bien indig-
tra ti, deja tu ofrenda sobre el altar y ve primero a reconciliarte con nos, nos ha llamado a tanta gracia, porque nos ha reconciliado a
tu hermano, y luego vuelve a presentar tu ofrenda" (Mt 5, 23-24). pesar de ser enemigos, porque nos ha hecho dignos del espíritu
de filiación (Rm 5, 10-11).
El beso es reconciliación y, por esto, santo, como dice en voz
alta Pablo: "Saludaos el uno al otro con el beso santo" (Rm 16, Entonces respondéis: "es justo y necesario". Al dar gracias,
16). Y Pedro: "Saludaos el uno al otro, con el beso de la caridad" realizamos una cosa justa y necesaria. Él ha cumplido una acción
(1 P 5, 14). más que justa al beneficiarnos con tantos bienes materiales.

4. Levantad los corazones 6. "Santo, santo, santo" es el Señor Dios

El sacerdote, luego, exclama: "Levantemos los corazones". Después de esto, nos acordamos del cielo, de la tierra, del
Verdaderamente, en aquel trascendental momento, es necesario mar, del sol y de la luna, de las estrellas, de todo lo creado racio-
tener en alto los corazones hacia Dios, y no sobre la tierra y las nal, irracional, visible e invisible, de los ángeles, de los arcánge-
cosas terrenales. les, de las virtudes, de las potestades, las dominaciones, de los
principados, de los tronos, de los querubines de muchas caras
Con fuerza, el sacerdote ordena en aquel momento alejar de la (Ez 10, 21), dicendo fuertemente con David: "Alabad, conmigo,
mente todas las preocupaciones de la vida, las necesidades de la al Señoi" (Sal 34, 4).
casa y dirigir el corazón al cielo, hacia Dios misericordioso.
Nos acordamos también de los serafines que Isaías contempló 9. La oración por los difuntos
en el Espíritu Santo, mientras estaban alrededor del trono de
Dios. Con dos alas escondían el rostro y volaban diciendo: "San- Recordemos a aquellos que están muertos. En primer lugar
to, santo, santo, el Señor de los ejércitos" (Is 6, 2-3). por los patriarcas, por los profetas, por los apóstoles, por los már-
tires, para que Dios por sus oraciones y mediación, acepte nues-
Por eso decimos que la doxología nos fue transmitida por los tra súplica. Después por nuestros santos padres y obispos difun-
serafines para que, participando del himno, participemos tam- tos y por todos aquellos que han muerto antes que nosotros.
bién de los ejércitos celestiales.
Creemos que reciben una gran ayuda las almas por las cuales
se ofrece la súplica, cuando está presente la santa y tremenda víc-
7. El Espíritu Santo que nos santifica (la epíclesis)* tima.

Santificados por los himnos espirituales, invocamos a Dios


misericordioso para que envíe al Espíritu Santo sobre las ofren- 10. Implorar la misericordia de Dios
das, a fin de que transforme el pan en el cuerpo de Cristo y el vi-
no en su sangre. Pues lo que el Espíritu Santo toca, se santifica y Deseo persuadiros con un ejemplo. Sé que muchos preguntan:
transforma. ¿qué ventaja obtiene un alma, después que sale de este mundo,
con o sin pecados, si se la recuerda durante el santo sacrificio?
Supongamos que un rey haya exiliado a los que lo han ofen-
8. Oración por las necesidades dido: si algunos parientes, entrelazando una corona, se la ofrecen
por los condenados, el rey ¿no considerará, quizás, el perdón por
Después que se ha completado el sacrificio espiritual, el rito las penas?
incruento sobre esta víctima de propiciación, invocamos a Dios
por la paz de las Iglesias, por el buen orden del mundo, por las Del mismo modo nosotros, al presentar oraciones por los di-
autoridades, por los ejércitos y sus aliados, por los enfermos y funtos, aunque sean pecadores, no entrelazamos una corona, si-
afligidos. no que ofrecemos al mismo Cristo, inmolado por nuestros peca-
dos, y pedimos que Dios sea misericordioso con ellos y con no-
En una palabra, ofreciendo este sacrificio, rezamos por todos sotros.
aquellos que tienen necesidad de ayuda.

* La epíclesis es la oración sacerdotal con la cual se invoca al Padre para que manifieste en el Es-
píritu Santo a Jesucristo glorificado. Esta oración se recita después de que el sacerdote ha recita-
do las palabras de la consagración del pan y vino. En las Liturgias orientales, la epíclesis consti-
tuye el centro de la Misa Eucarística.
11. El padrenuestro do puro en la acción, en el pensamiento y en la palabra, podrá de-
cir a Dios: "venga tu reino".
Luego recitamos la oración que el Salvador enseñó a sus dis-
cípulos. Con conciencia pura, llamando a Dios, Padre, repeti-
mos: "Padre nuestro que estás en los cielos". ¡Oh gran misericor- 14. Hágase tu voluntad
dia de Dios!
"Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo." Los ánge-
A quienes lo habían abandonado y yacían hundidos en el mal, les buenos cumplen la voluntad de Dios, cantando como David:
Él les ha concedido el perdón y la participación de gracias, de
"bendecid al Señor, vosotros sus ángeles, que sois poderosos, y
modo que lo llamasen "Padre". "Padre nuestro que estás en los
cumplid sus órdenes" (Sal 103, 20).
cielos." Los cielos podrían ser, también, aquellos que llevan la
imagen del cielo, en los cuales Dios habita y se mueve. Reza, entonces, con intensidad, diciendo: Como en los ánge-
les se cumple tu voluntad, así también sobre la tierra, que ella se
cumpla en mí, ¡oh Señor!
12. Santificado sea tu nombre

"Santificado sea tu nombre". Santo, por naturaleza, es el nom- 15. El pan celestial
bre de Dios, sea que lo pronunciemos o no. Entre los pecadores,
a veces, es profanado según el dicho bíblico: "Por vosotros, mi "Danos hoy nuestro pan de cada día." El pan común no es sus-
nombre es siempre blasfemado, entre las naciones" (Is 52, 5; Rm tancial, sino el pan santo es sustancial, es decir ordenado para la
2, 24). sustancia del alma.
Pedimos que en nosotros el nombre de Dios sea santificado. Este pan no desciende al vientre ni entra en la defecación (Mt
No rogamos que de no ser santo pase a serlo, sino que se vuelva 15, 17), sino que se extiende por toda tu persona para utilidad del
santo en nosotros, que nos santifique y que hagamos obras dig- alma y del cuerpo.
nas de santidad.
"Hoy" quiere decir, para cada día, como dice Pablo: "hasta
cuando se dice hoy" (Hb 3, 13).
13. Venga tu reino

"Venga tu reino." Es propio del alma pura decir con libertad:


"venga tu reino". Quien ha escuchado a Pablo: "Que el pecado
no reine en vuestro cuerpo mortal" (Rm 6, 12) y se ha conserva-
16. Perdónanos nuestras deudas Por ejemplo, Judas, atacado por la tentación de la avaricia, no la
superó, sino que sumergido, material y espiritualmente, se colgó.
"Y perdonamos nuestras deudas, así como nosotros perdona- Pedro entró en la tentación de renegar del Maestro, pero superán-
mos a nuestros deudores." Tenemos muchos pecados, porque nos dola no fue sumergido. Cruzó el torrente con coraje y no fue
equivocamos en palabras y pensamientos y realizamos cosas dig- arrastrado por el agua.
nas de reprobación. "Si decimos que no tenemos pecados, somos Escucha el coro de perfectos santos que agradecen el haber
mentirosos" (1 Jn 1,8), como dice Juan. escapado a la tentación. "Nos has probado como se prueba la pla-
Establecemos un pacto con Dios, rogándole que perdone ta. Nos hiciste caer en la red, pusiste grave peso sobre nuestros
nuestros pecados, así como nosotros perdonamos las deudas del lomos. Hiciste cabalgar hombres sobre nuestras cabezas. Pasa-
prójimo. Sabiendo lo que recibimos en canje, no seamos indeci- mos por el fuego y por el agua, pero nos sacaste a refrigerio" (Sal
sos ni dilatemos el perdonarnos mutuamente. 66, 10-12).

Las faltas cometidas contra nosotros son pequeñas, ligeras y ¿Ves que hablan de su travesía sin haber caído en lo profundo
fácilmente perdonables, mientras que las cometidas contra Dios de las aguas? (Sal 69, 15); y "Tú nos has sacado a refrigerio": en-
son grandes y tenemos la absoluta necesidad de su misericordia. trar en refrigerio significa ser liberados de la tentación.

Cuídate de que por pequeñas y ligeras ofensas contra ti, no va-


yas a impedir el perdón de Dios a tus gravísimos pecados. 18. Líbranos del maligno

"Líbranos del maligno." Si el "no inducirnos en la tentación"


17. No nos dejes caer en la tentación significa no ser tentados por nada, Jesús no habría dicho: "líbra-
nos del maligno". El maligno es nuestro adversario, el demonio,
"No nos dejes caer en la tentación", Señor. ¿Enseña, quizás, del cual rogamos ser liberados.
el Señor a rezar para no ser jamás tentados? Porque dice en otro
lugar: "El hombre no tentado no es probado" (Sir 34, 10; Rm 5, Al final de la oración dices: "Amén", subrayando con el
3-4) y de nuevo: "tened hermanos, por sumo gozo, veros rodea- amén, que significa "así sea", lo que está contenido en la oración
dos de diversas tentaciones" (St 1, 2). enseñada por Dios.

Pero entrar en tentación, no es dejarse sumergir por la tenta-


ción. En efecto, la tentación se asemeja a un torrente de difícil
19. Las cosas santas a los santos
pasaje. Algunos no se dejan dominar por las tentaciones y lo cru-
zan: son buenos nadadores que no se dejan arrastrar por el to- El sacerdote, luego, dice: "Las cosas santas a los santos". San-
rrente. Otros, que no son tales, apenas entran, son sumergidos.
tas son las ofrendas que han recibido la venida del Espíritu San-
to. Santos sois también vosotros, estimados dignos por el Espíri- cibirías con mucho cuidado, para no perder nada y no arruinar-
tu Santo. Las cosas santas son buenas para los santos. las? ¿No pondrás mayor cuidado en lo que es más precioso que
el oro y es más estimado que las piedras preciosas, para que no
Luego, vosotros decís: "un solo santo, un solo Señor, Jesucris- caiga ni siquiera una miguita?
to". Verdaderamente solo Él, por naturaleza, es santo.
Nosotros somos santos, no por naturaleza sino por participa-
ción, por ejercicio y por oración. 22. Comulgar con la sangre de Cristo

Después de la comunión con el cuerpo de Cristo, acércate al


20. La comunión de la Eucaristía cáliz de la sangre. Sin extender las manos, sino inclinándote, con
un gesto de adoración y veneración, dices: "Amén" y santifica-
Después escucháis a un cantor que, con melodía divina, os in- do, bebes la sangre de Cristo.
vita a la comunión de los santos misterios y dice: "¡Gustad y ved
Mientras tienes húmedos los labios, tócalos con las manos y
qué bueno es el Señor!" (Sal 34, 9). santifica los ojos, la frente y los otros sentidos. Después, recogi-
No juzguéis como comida humana, sino por la fe que no du- do en la oración, da gracias a Dios que te ha considerado digno
da, el pan y el vino que gustáis; representan en imagen, pero de de tales misterios.
modo real, el cuerpo y la sangre de Cristo.

23. Santificados en la espera de la Venida del Señor


21. Acercarse con devoción al cuerpo de Cristo
Guardad intactas estas tradiciones y conservaos sin mancha.
No te acerques, pues, con las palmas de las manos abiertas ni No os separéis de la comunión ni, por mancha de pecado, man-
con los dedos separados. Con la mano izquierda haz un trono pa- cilléis estos sagrados y espirituales misterios.
ra la mano derecha, porque debe recibir al rey.
El Dios de la paz os santifique totalmente. Vuestro cuerpo, al-
Con la concavidad de la mano, recibid al cuerpo de Cristo y ma y espíritu se conserven sin mancha para la Venida de nuestro
decid, "Amén". Señor Jesucristo (1 Ts 5, 23), al cual sea la gloria, por los siglos
de los siglos. Amén.
Cuida santificar los ojos al contacto con el cuerpo santo, y re-
cíbelo procurando no perder nada de aquello.
Si pierdes algo, es como si te hubieses amputado uno de tus
miembros. Dime, ¿si alguno te regalase pajitas de oro, no las re-
Orientación bibliográfica
1) Berten I., de J., D' Emése et la théologie semi-arienne, en
RsPH TH, pp. 38-75, 1968.
2) Bosio G., Iniziazione ai Padri, vol. II, pp. 57-70, Torino,
1967.
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4) Catcquesis pré-batismais, Sao Cirilo de Jérusalem, Traducción
por F. Vier; Catequesis Mistagógicas, Petrópolis, Editora
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5) Cirillo e Giovanni de Gerusalemme, La Catechesi ai misten,
traducción por A. Quacquelli, Cittá Nuova Editrice, Roma,
1977.
6) Cyrille de Jérusalem, Catéchéses Mystagogiques, S. Ch. 126,
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8) La Bachelet, X., S. C. de Jérusalem, vol. III en Dictionnaire
de Théologie catholique, 2, 2527-2577'.
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cito, Graz, vol. 3, col. 564, 1960.
10) Pauli A., S. C. de J. Catéchéte, París, 1959.
11) Paulin, R., Saint Cyrille de Jérusalen catéchete, París, (Lex
orandi 29), 1959.
\
12) Piedagnel, R. R., Cyrille de Jérosalem, Cetécheses Mystago-
giques, Sources Chrétiennes, París, 1966.
13) Quasten J., Initiation aux Peres de L'Eglise, trad. del inglés
por J. Laporte, t. III.

índice
INTRODUCCIÓN 5

CATEQUESIS PRELIMINAR 13
1. Espera al Rey Celestial 15
2. El ejemplo de Simón el Mago 16
3. Llevar el vestido nupcial 16
4. Despojarse de los vestidos manchados 18
5. Dejarse atrapar en la red de Cristo 19
6. El fiel, hijo de Dios 19
7. Un solo bautismo 20
8. Querer y creer 21
9. Los exorcismos 21
10. Estar preparado 22
11. Estudiar las cosas divinas 23
12. No decir las cosas divinas superficialmente 24
13. Buscar la gracia con temor 24
14. Ubicación de los hombres
y las mujeres en la iglesia 25
15. La gracia bautismal 26
16. Permanecer en la gracia de Dios 27
17. Preparar nuestros corazones 28
LAS CATEQUESIS PREBAUTISMALES 31 10. La benignidad de Dios en las Escrituras 48

11. Otros ejemplos sobre la misericordia

Al lector, a los iluminados 33 de Dios 49

Catequesis I: Invitación al bautismo 35 12. El ejemplo del rey David 50

1. La purificación de los pecados 35 13. La necesidad de la confesión 51

2. Revestirse del hombre nuevo 36 14. El remedio de la penitencia 51

3. La colaboración con la gracia 37 15. No desconfiar del poder de la penitencia 52

4. La gracia es un don de Dios 38 16. La penitencia apaga las llamas del pecado 53

5. La confesión de los pecados 39 17. El ejemplo de Nabucodonosor 54

6. El perdón de los pecados 40 18. El arrepentimiento de Nabucodonosor 54


19. Nadie tiene que desesperar de la salvación 55

Catequesis II: Sobre la penitencia 41 29. El ejemplo de los pecadores y penitentes 56

1. El pecado 41
Catequesis III: Sobre el bautismo 57
2. ¿Qué cosa es el pecado? 42
1. La unión con el Señor 57
3. El demonio, mal consejero 42
2. Encontrarse limpio en la conciencia 58
4. El demonio es el autor de los males 43
3. El Espíritu Santo es el sello del alma 59
5. Tener esperanzas en la conversión 44
4. La purificación espiritual 59
6. Dios es misericordioso 45
5. El agua: medio de la gracia bautismal 60
7. Dios es benigno 46
6. Grande es la gracia del bautismo 61
8. La bondad de Dios 46
7. El bautismo de Juan 63
9. La salvación mediante la penitencia 47
8. Los frutos de la penitencia 64
11. El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob 78
9. El fuego divino 65
12. Analogías del Antiguo Testamento 79
10. El bautismo como medio de salvación 65
13. Los incrédulos 80
11. El poder del bautismo 66
14. El tiempo de arrepentimiento
12. Jesús murió por pecados de los hombres 67 en la vida terrena 81
13. Las armas de la gracia bautismal 67 15. Las profecías de los profetas
sobre la resurrección 81
14. La filiación divina es por adopción bautismal 67
16. La resurrección de los muertos,
15. Purificar el alma de la impureza 68
en la Sagrada Escritura 82
16. Cambiar en vida nueva y en buenas obras 69
17. Las promesas de Pedro y Pablo 84
18. El resplandor del cuerpo resucitado 85
Catequesis XVIII: Sobre la Iglesia 71
19. Los distintos cuerpos de la resurrección 85
1. La esperanza en la resurrección 71
20. No perder la salvación eterna 86
2. La descomposición del cadáver 72
21. Profesar el símbolo de la fe 87
3. Para Dios todo es cercano 72
22. La palabra del símbolo 87
4. La justicia de Dios 73
23. ¿Por qué se llama Iglesia "católica"? 88
5. La conciencia de la resurrección 74
24. El nombre de "Iglesia" 88
6. Los muertos resucitan 74
25. La Iglesia de los cristianos 89
7. Dios obra la resurrección cada año 75
26. La Iglesia católica y la iglesia
8. El ave fénix 76
de los herejes 90
9. La vida y la resurrección 77 27. Dios concedió a la Iglesia el poder
ilimitado 91
10. Las demostraciones racionales 18
28. Conseguir la vida eterna 92
29. Esperar la vida eterna 92
II Catequesis mistagógica.
30.Varias vías para conquistar la vida eterna 93
Sobre el bautismo en Jesucristo 109
31. Otras vías para la vida eterna 94
1. La explicación de los ritos del bautismo 109
32. Prepara el alma para recibir los carismas 94
2. Despojarse del vestido 109
33. Actuación después de recibir los Misterios 95
3. La unción con el óleo exorcizado 110
34. La redención se aproxima 96
4. La muerte y la vida en Jesucristo 111
35. La misericordia de Dios 97
5. El misterio de la salvación 111
6. Símbolo de la pasión de Cristo 112
CATEQUESIS MISTAGÓGICAS 99
7. Participamos de la pasión de Cristo 112
I Catequesis mistagógica.
8. Cristo nos conduce a una nueva vida 113
Sobre Ja renuncia a Jas obras pecaminosas 101
1. Meditar sobre el bautismo 101 III Catequesis mistagógica.
2..Renuncia a Satanás, el Faraón 102 Sobre la Confirmación 115
3. Moisés figura de Cristo 102 1. El sello del Espíritu Santo 115
4. La renuncia a Satanás 103 2. Dios nos ha ungido con el Espíritu Santo 116
5. La renuncia a las obras de Satanás 104 3. El alma santificada por el Espíritu Santo 116
6. La renuncia a las pompas del demonio 104 4. La unción de las distintas partes del cuerpo 117
7. Lo sacrificado a los ídolos, 105 5. El nombre de "cristiano" 118
8. El culto al demonio 105 6. Los símbolos bíblicos 118
9. La profesión de la fe, hacia el oriente 106 7. Conservar sin mancha el crisma
10. Sed vigilantes 107 de la Confirmación 119
11. El Santo de los santos 107
IV Catequesis mistagógica.
8. Oraciones por las necesidades 130
Sobre la Eucaristía 121
9. La oración por los difuntos 131
1. La institución de la Eucaristía 121
10. Implorar la misericordia de Dios 131
2. Las bodas de Cana 121
11. El padrenuestro 132
3. Portadores de Cristo 122
12. Santificado sea tu nombre 132
4. El mal entendimiento de los hebreos 122
13. Venga tu reino 132
5. El pan y el Logos 123
14. Hágase tu voluntad 133
6. La necesidad de la fe 123
15. El pan celestial 133
7. El cáliz para la remisión de los pecados 123
16. Perdónanos nuestras deudas , 134
8. Tus vestidos sean siempre blancos 124
17. No nos dejes caer en la tentación 134
9. El pan espiritual 125
18. Líbranos del maligno 135

V Catequesis mistagógica. 19. Las cosas santas a los santos 135

Sobre las oraciones en la Santa Misa 127 20. La comunión de la Eucaristía 136

1. La corona para el edificio espiritual 127 21. Acercarse con devoción al cuerpo de Cristo 136

2. Purificarse de todo pecado y falta 127 22. Comulgar con la sangre de Cristo 137

3. El beso del perdón 128 23. Santificados en la espera


de la Venida del Señor 137
4. Levantad los corazones 128
5. Demos gracias al Señor... 129
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA 139
6. "Santo, santo, santo" es el Señor Dios 129
7. El Espíritu Santo que nos santifica
(la epíclesis) 130

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