Los Papeles de Leonardo Castellani (1° Ed. Ampliada) PDF
Los Papeles de Leonardo Castellani (1° Ed. Ampliada) PDF
Los Papeles de Leonardo Castellani (1° Ed. Ampliada) PDF
LEONARDO CASTELLANI
LOS PAPELES
DE
LEONARDO CASTELLANI
(Recopilación de sus prólogos y epílogos a terceros)
1° edición ampliada
Prólogo:
Dra. Liliana B. Pinciroli de Caratti
2019
González Céspedes, Daniel Omar
Los papeles de Leonardo Castellani: recopilación de sus prólogos y
epílogos a terceros / Daniel Omar González Céspedes; compilado por
Daniel Omar González Céspedes; prólogo de Liliana Beatriz Pinciroli. - 1a
ed. ampliada. - San Rafael: Daniel Omar González Céspedes, 2019.
Libro digital, PDF
Los editores
5
PRÓLOGO NO INDISPENSABLE
7
Algunas veces resultan superfluos, y su existencia ha marcado para
siempre el desprestigio de sus congéneres. Otras veces demasiado
extensos, un modo hábil de parasitar el propio libro en el ajeno…
Y entre todas las variedades de prólogos están los que han tomado
vida propia y con ínfulas de texto-en-sí, han hecho casi olvidar que
aparecieron como “dentorno”. Son los que justifican su ascenso a la
categoría de género literario y no pocas veces perexistieron aun a la obra
que acompañaban. Son prólogos emancipados –aunque no
absolutamente, como es obvio– que han alcanzado estatura de ensayo.
8
El responsable de esta recopilación de prólogos de Castellani a obras
ajenas entendió que se los podía despegar del texto al que acompañaban
para ser leídos por sí mismos, porque halló en ellos algo que trascendía
la relación. Y ese algo es la universalidad que suele otorgar Castellani a
sus reflexiones, aun cuando se refiera a un hecho puntual. Siempre pega
el salto hacia los principios, hacia el deber ser, hacia el ideal, o como
quiera llamárselo: siempre mira el meollo del asunto.
Por eso es que cuando uno lee sus prólogos a terceros no siempre se
entera acabadamente de qué tratará el libro al que saluda desde el
umbral. Porque ni hace un análisis, ni una síntesis, ni una reseña.
9
INTRODUCCIÓN
1
Ezcurra, Alberto (1981). In Memoriam. P. Leonardo Castellani. En: Mikael. Paraná, a. 9, n. 25, p.
96.
2
Demaría, Domingo [Pseudónimo de Aragón, Roque Raúl] (1981). Castellani, el Escritor. En
Cabildo 2° época. Bs. As, a. V, n. 41, p. 20.
11
da la Metafísica, y aún más, la Fe. Pero el Padre Castellani era sabio
además porque no solamente conocía las cosas sino que saboreaba su
verdad, se complacía en ella y su presentación las tornaba bellas y
gustosas. Por eso puede abordar cualquier tema, analizarlo en
profundidad, comprenderlo en sus causas últimas y exponerlo,
finalmente, para hacerlo gustar y amar. Tenía mucha razón Rubén
Calderón Bouchet cuando escribió:
3
Calderón Bouchet, Rubén (1977). Estudio preliminar a Castellani, Leonardo. Las canciones de
Militis. Buenos Aires: Dictio, p. 9-10.
4
Sabiduría 8, 5.
12
Hasta aquí, sucintamente explicados, los motivos gozosos. Pero
lamentablemente existen razones que preocupan.
5
El 8 de noviembre de 1793, en la Plaza de la Revolución, antes que la guillotinaran, exclamó: “¡Oh,
Libertad! ¡Cuántos crímenes se comenten en tu nombre!”.
6
Así tituló la sección donde publicó varios artículos suyos aparecidos en la 3° época de la Revista
Cabildo (N. del E.).
7
Hernández, Pablo José (1977). Conversaciones con el Padre Leonardo Castellani. Buenos Aires:
Hachette, p. 39.
13
podemos asignar, debido a los años transcurridos, es aún mayor si
tenemos en cuenta este presente caótico.
8
Leonardo Castellani (1973). Las canciones de Militis – 6 ensayos y 3 cartas, Buenos Aires, Dictio,
pp. 374-391.
14
notar los giros, matices, y sutilezas en su pensamiento y estilo. Y porque
algunos prólogos remiten a otros escritos con anterioridad.
15
apreciaciones críticas de los autores: su función considera
solamente la ortodoxia católica y la calidad literaria de los
libros; y esto no de los suyos propios”. La fe de erratas que
figura en la página 203 también estuvo a cargo del Padre
Castellani.
La Iglesia de Nuestra Fe, de Ludwig Kösters. Bs. As.,
Herder & Cía., pp. V-X. Versión de la segunda edición
alemana por el Profesor Juan Armelín S.J., Herder y Cía,
Friburgo de Brisgovia (Alemania). Imprimi potest 30 de
septiembre de 1938, Tomás Travi (Prepósito Provincia
Argentina), sin pie de imprenta, salvo la indicación de
tipografía alemana de Herder & Cía. Presumiblemente en
Bs. As., entre 1939 y 1940.
58°, del P. Edmundo Vanini. 1945. 2° edición aumentada.
Buenos Aires, sin editorial. Impreso en los Talleres gráficos
de la Escuela de Artes y Oficios “San José”, Obra de Don
Orione, pp. 9-12. El libro trae también un estudio de
Monseñor Gustavo Franceschi.
Suma Teológica, de Santo Tomás de Aquino. Buenos Aires,
Club de Lectores, T. I, II, III, IV y V. 1944-1945. Castellani
anotó, explicó y comentó los cinco primeros tomos de esta
edición. En el primer tomo señala que se trata de un
“anteprólogo”, ya que: “Santo Tomás puso a la «Summa»
un prólogo de 22 líneas, explicando su propósito. No es
lícito pues ponerle otro prólogo, a no ser que sea un mero
comentario o paráfrasis de la media página del maestro. Eso
16
nada más quieren ser estas 22 páginas”. En la “Advertencia”
del segundo tomo informa el porqué de la traducción y en el
tercero la “razón de este trabajo”. El tomo cuarto lo inicia
con una “Nota a la cuestión CXIX” y en el último, trata de
“La fundamentación de la Moral”.
La gloria de Tomás de Aquino, de Henry Gheon. 1944.
Buenos Aires, Ediciones Penca, pp. 9-12. El prefacio a esta
obra fue firmado con el pseudónimo Jerónimo del Rey y
conjuntamente con Jorge Mejía.
La revolución que anunciamos, de Marcelo Sánchez
Sorondo. 1945. Buenos Aires, Ediciones Nueva Política, pp.
260-286. Este epílogo fue incluido posteriormente en el
libro Seis ensayos y tres cartas con ligeras modificaciones
de forma; publicado por Ediciones Dictio, en 1978, con el
título La Argentina de 1943 y de hoy – ¿La Revolución de
Junio es una revolución restauradora?, pp. 163-188.
La crítica de Kant, de Joseph Maréchal, S.J. 1946. Buenos
Aires. Ediciones Penca, pp. 13-49. En nota a pie de página
Castellani advierte que “la gente seria, estudiosa, o bien
extranjera a la República Argentina, no tiene obligación de
leer este prólogo”. El epílogo, también escrito por
Castellani, lleva por título Kant escribe, pp. 325-326.
La Reina de las siete Espadas, de Gilbert K. Chesterton.
1951. Buenos Aires, Editorial Librería Plantín, pp. 7-11.
Castellani hace la traducción directa del inglés y firma con
el seudónimo Clara Petty de Saravia.
17
Señor del mundo, de Robert H. Benson. 1958. Buenos Aires,
Ed. Itinerarium, pp. 283-292. La traducción del inglés es del
Padre Castellani.
Avivando brasas, de Federico Ibarguren. 1957. Buenos
Aires, Ediciones Theoria, pp. 13-15.
Nociones de comunismo para católicos, de Enrique C.
Elizalde. 1961. Buenos Aires, Editorial Poblet, pp. 7-26.
Este prólogo fue reproducido posteriormente en el libro
“Seis ensayos y tres cartas”, con ligeras modificaciones de
forma; publicado por Ediciones Dictio, en 1978, con el título
Prólogo al libro Nociones de comunismo para católicos, de
Enrique Elizalde, pp. 147-162.
Poemas en nostalgia mayor, del Padre Clemente Ruppel.
1961. Buenos Aires, Editorial Guadalupe, pp. 5-7.
Nosotros los inmortales, de Helvio Botana.1961. Buenos
Aires, Fariña Editores, pp. 11-19.
La Iglesia patrística y la parusía, de los PP. Florentino
Alcañiz y Leonardo Castellani. 1961. Buenos Aires,
Ediciones Paulinas, pp. 7-13.
Nos los representantes del Pueblo. Historia del Congreso de
Santa Fe y de la Constitución de 1853, de José María Rosa.
1963. 2° edición corregida. Buenos Aires. Editorial Huemul,
pp. 9-10. El autor coloca una carta enviada por el Padre
Castellani a modo de introducción.
La Universidad y la Nación. Tres disertaciones, de Carlos
Disandro. 1965. Buenos Aires, Ediciones del Autor, pp. 7-9.
18
Así fue Mayo, de Federico Ibarguren.1966. 2° Ed. Buenos
Aires, Ediciones Theoria, pp. 9-14. Con el título Los dos
Mayos y con ocasión de la aparición de la primera edición
de este ensayo histórico, el Padre Castellani redactó un
artículo que se publicó en el n. 73 de Dinámica Social,
correspondiente a octubre de 1956. Al realizarse la segunda
edición del libro, los editores decidieron incluir ese artículo
junto a una carta de Manuel Gálvez. También este artículo
fue publicado en el Volumen IV de la Biblioteca del
Pensamiento Nacionalista Argentino: Leonardo Castellani:
Crítica Literaria – Notas a caballo de un país en crisis.
Las apariciones no son un mito, de Francisco-Sánchez
Ventura y Pascual. 1966. Buenos Aires, Cruz y Fierro
Editores, pp. 9-19.
Política, Nacionalismo, Estado, de Juan Carlos Cornejo
Linares. 1966. Buenos Aires, Cruz y Fierro Editores, pp. 9-
10.
Imperialismos y Masonería, del Padre Virgilio Filippo.
1967. Buenos Aires, Editorial Organización San José, pp.
11-12. El autor coloca a modo de introducción un extracto
de la carta que Castellani le remitiera a él. El prólogo del
libro lo redactó el R.P. Julio Meinvielle.
Reflexiones sobre y desde La Pampa, de Francisco Vicente
Schoo. 1968. Buenos Aires, Cruz y Fierro Editores, pp. 11-
16.
19
Las negaciones de Garabandal, de Francisco Sánchez-
Ventura y Pascual. 1968. Buenos Aires, Cruz y Fierro
Editores, pp. 9-11.
El fusilado. El subtítulo de esta obra es: Meditación ante la
muerte, de Jorge Vicente Schoo.1968. Buenos Aires, Cruz y
Fierro Editores, pp. 7-9.
Semblanzas heroicas, de Blas A. Malvicini. 1970. Buenos
Aires, Organización San José, pp. 5-6.
Descenso a los infiernos de la burocracia en la Enseñanza
Secundaria, de Magda Ivanissevich de D’Angelo
Rodríguez. 1970. Buenos Aires, Ed. del Autor, pp. 7-15.
La ciudad de mi infancia, de Magda Ivanissevich de
D’Angelo Rodríguez. 1971. Buenos Aires, Librería Huemul,
pp. 11-14.
Las cien mejores poesías (líricas) argentinas, AA.VV.
1971. Segunda edición ampliada. Buenos Aires, Librería
Huemul, pp. 7-10. Se trata de una antología preparada junto
a Fermín Chávez, con quien firma el prefacio. La primera
edición de este libro fue publicada por la Editorial Cintra en
agosto de 1953.
Argentina y su sombra, de Juan Francisco Guevara. 1973.
2° Ed. Buenos Aires, Ed. del Autor, p. 1. La introducción al
libro corresponde a una carta enviada al autor por el Padre
Castellani.
20
Alma de pie de gallo, de Ángel L. M. Salvat. 1975.
Mendoza, Ediciones Lucta, p. 11-12. El prólogo se tituló La
musa moza.
***
(…)
9
Caponnetto, Antonio. (2002). Campanas de Tierra y Cielo. Buenos Aires: Nueva Hispanidad, en
coedición con APC, Guadalajara, Jalisco México p. 50.
21
THEONAS *
(1935)
Por el gracioso don que nos ha hecho en este libro solidísimo, sea a
la manera de antaño bautizado Doctor ínteger, que este adjetivo señorial
le cuadra por todos lados, en lo físico, en lo moral, intelectual y
doctrinal. Para quedar en lo último, siempre el eminente filósofo mostró
ese instinto totalista que es propio de los grandes, de responder a una
pregunta cualquiera con todo el universo, de para conocer una cosa,
poner al lado todas las otras del mundo. Cuando en 1919 el director de
“Les Lettres” Gaetán Bernoville le pide un artículo Arte y Moral
atañente la polémica Maurice Barrés - Francois Vincent sobre Le Jardin
sur l’Oronte, va el joven filósofo de ojos de acero y se descuelga con
Art et Scolastique que es el boceto de una estética tomista, breve y
remansado, pero nuclear y completo. Empieza a escribir una serie de
textos para el Bachi, profesor en el liceo Stanislas, y da primero una
Introduction générale á la Philosophie cuya mitad en letra 12 es para
colegiales, y el todo es para todos, espléndida sinopsis de los problemas
y posiciones perennes de toda especulación filosófica. Continúa por una
Dialéctica (Petite Logique) y esta vez el bachiller se pierde de vista, un
*
Maritain, Jacques (1935). Theonas o las conversaciones de un sabio y dos filósofos sobre materias
desigualmente actuales, Buenos. Aires: Librería Santa Catalina, pp. 9-24.
1
Desclée De Brouwer, 1932, in 8°, XVIII - 920 págs.
23
volumen in 8° de 350 páginas exhaure la materia substancial de la
Lógica Formal, o Lógica de la Razón Correcta, como él la llama.
*
* *
2
Ya lo creo: en cuanto pensada, es implicante; pero no en cuanto sujeto transobjectivo, como dicen
hoy.
24
mundo cartesiano del Objeto, y renuevan el idealismo de que huyen por
una peor y más ensimismada involucración; neorrealistas
estadounidenses, que rencuentran brutalmente la Cosa suprimiendo el
Objeto (Kant cortó el puente a la Cosa, éstos pretenden ir volando), la
Cosa-en-sí inmanente al pensar en cuanto Cosa, solución yanquimente
simplista, como el pragmatismo, mucho más cruda que el antiguo
Empédocles, que para explicar su conocer las cosas, hacía al alma una
mixtura de todas ellas; bergsonistas y neohegelianos, que cargan el
Pensar Absoluto de elementos voluntarios y biológicos y se embarcan
hacia un vago panteísmo emanatista en los equívocos empujes del
Ímpetu Vital… el cielo del conocer filosófico está aún asaz nublado,
aydenós! ¿Quién iba a pensar que tales nubarrones brotarían de los
limpidísimos diamantes de las “ideas claras y distintas” de Descartes,
inocentes intuiciones angélicas, si fuese inocente para el hombre querer
dárselas de ángel (“qui veut faire l’ange, fait la bête”, dijo Pascal). Y
bien, la prueba está hecha, los callejones sin salida tienen su utilidad,
llegará un día cuando quien desee pensar, empezará por someterse a las
humildes leyes de nuestra naturaleza intelectual la más flaca y débil de
todas, en que el filósofo dejará la Crítica en su campo que es la
Metafísica y en que ser la Filosofía del Sentido Común no será ya
baldón mas noble presea del realismo crítico de Santo Tomás, mal
llamado hoy realismo ingenuo.
3
Cf. GÉNY: Questions d’enseignement de philosophie scolastique. Beauchesne. París, 1913.
MERCIER: Logique, Préface. Bruxelles, 1905.
4
Maravillosa introducción y planta de una epistemología metafísica nos parece el libro monumental
de nuestro maestro Maréchal S. J. “Le point de depart de la Métaphysique”, cahiers I, II, III y V
lessianum, Louvain, 1922 -1926.
25
ciencia vera entraña una crítica de su objeto propio. Así el Estagirita
comienza su metafísica por una crítica de los sistemas anteriores y un
examen de los primeros principios. Así yerra Descartes, situando en la
conciencia de nuestro acto pensal, que es segunda con relación a la del
objeto, la raíz de toda especulación cierta5. Así Kant distuerce todo el
movimiento natural de nuestra mente a la Cosa por el Objeto, hacia lo
que es della sólo signo formal (“signum quo”) que no es conocido ni
tampoco existe sino en función del “signatum”. Distorsión lícita si se
quiere, pero peligrosa, posición alambicada y difícil del problema
metafísico del conocer, especie de disección sutilísima del “objeto
fenoménico”, en la que Kant no pudo zafarse del mismo error
racionalista contra el cual reagía.
lo real sensible
lo preter-real cuantitativo
lo trans-real filosófico
*
* *
27
physica
mathematica
metaphysica
6
Le Cheminement de la Pensée. Alcan. París, 1930.
28
tópico, da más deleite y provecho al hombre que todo lo que sabemos de
las inferiores”7.
7
De Animalibus, c. V. De coelo et mundo, II, text.,comment. 34. S. THOM.: Contra Gent., I, 5.
8
El Discours de la Méthode debía llamarse Projet d’une science universelle qui puisse éléver notre
nature à son plus haut dégré de perfection. Cf. MARITAIN: Le Songe de Descartes, Correa. París,
1932, passim.
29
Descartes que fue un vero sabio, precipitó por orgullo o flaqueza la
Humanidad en la tentación de comer la Manzana Sintética, fusión de
todas las ciencias al alcance de todos. Descartes es el suplantador de los
habitus por los métodos, de esa cualidad y perfección interna y dinámica
de nuestro intelecto que lo habilita en orden a un reino del saber, por un
ordiño externo o picaporte universal (ganzúa) conjunto de reglas y
astucias para conquistar el saber por sorpresa y estrategia. Descartes es
en el senso más estricto el padre de los vulgarizadores, de los inventores
de métodos fáciles para aprender cosas difíciles. De su desdichada
empresa iban a salir por arriba las corrientes filosóficas – (Malebranche,
Espinoza, Leibnitz – Hume enfrente – Kant arriba –) que terminan en el
idealismo; mas por abajo, no sólo el ideal mecanista de las ciencias
naturales hasta la mitad del siglo pasado, y la utopía de Wundt que
menté arriba, de una psicología experimental matemática o psicotecnia;
más aun la osadía de los seudosabios, de los improvisadores, de los
enciclopedistas, de los semicultos, de los librescos, de los ensayeros, de
los “pensadores” que son hoy mangas oscureciendo el sol. Me refiero a
los que osan abordar una ciencia con el “habitus” de otra, como Freud o
Pierre Janet cuando filosofan, con respeto sea dicho mas con firmeza; o
bien, horresco réferens, a los que las abordan todas sin el habitus de
ninguna. Los pensadores. ¿Qué es un pensador? Un pensador es un
hombre que no sabe filosofía, ni literatura ni historia ni matemáticas ni
física ni zoología ni lingüística ni biología… y piensa.
*
* *
30
dan visiones no ya específicas mas aun genéricamente distintas9. Lo que
hoy llaman Psicología es un conjunto inmenso de estudios e
investigaciones heterogéneas que se pueden clasificar por este cuadro:
9
De ahí el error, de que hablaré algún día, de querer introducir en la Filosofía al alumno argentino de
4° año, por medio de la Psicología. La Psicología Experimental no es hoy día una ciencia “hecha”; y
en el sentido de Wundt no es ni siquiera Ciencia, ni tiene que ver con la Filosofía. La Psicología
Experimental de aparatitos y estadísticas, es un “ersatz” desgraciado de la Filosofía, hoy día
arrinconado, excepto en Abisinia y en la Argentina. Pero ¿qué estamos pidiendo cohesión o lógica a
la enseñanza media argentina, una de las más desdichadas del orbe universo, y a mi juicio un
verdadero flagelo y crimen nacional?
31
concomitante cognitivo de Dumas: especie de Física o fisiología
aplicada, de delicada y limitadísima aplicación: de ningún modo una
“ciencia del hombre”, en frase de Anquín.
L. CASTELLANI
33
LA HISTORIA FALSIFICADA*
ERNESTO PALACIO
(1939)
*
Palacio, Ernesto (1939). La Historia Falsificada. Buenos Aires: Difusión, pp. 5-36.
35
persuasión, provenientes a mi juicio de lo que llaman los retóricos una
“invención” más profunda. El “Catilina”, como veremos luego, está
sacado de más adentro. Quiero hablar dél principalmente en este
prólogo, ya que los ensayos déste volumen sonle a modo de “Parerga y
paralipomena”; y no hay para qué tampoco delibárselos al lector.
*
* *
36
favores a los fuertes contrabandistas de su huerto sobre los entecos
peones de su biblioteca.
Solamente la fina y fuerte “Digresión sobre la Ambición Política”
—que con la “Digresión sobre una Mística de la Juventud” rompen
como dos “intermezzos” filosóficos los tres actos del drama
retrospectivo “Catilina”—, otorga un lugar a Palacio en la naciente
filosofía argentina, escuela tomista. Ha ascendido a ella por el camino
de las letras (puesto que hay dos grandes senderos) y, expresamente, por
el camino del arte poético, de la historia, de la psicología moral y la
ciencia política, como por cuatro etapas graduales. Palacio es ahora
propiamente un “moralista” especializándose en esa rama de la moral
colectiva que nombró Aristóteles la “Política”. Su pensamiento no
necesita preocuparse de los problemas de la epistemología o la
cosmología por ejemplo. Su campo es el alma del hombre realizada en
espíritu objetivo, como dicen hoy; donde le introducen regiamente su
sólida versación lingüística, su vadeo vencedor a través de las magnas
creaciones poéticas y de la crítica estética y cultural, con su ordinario
trabajo en historia; al mismo tiempo que su breve pero penetrante
experiencia política y su acción de periodista.
*
* *
37
mismo que a todo gran poeta, sobre todo dramaturgos y novelistas— y
ha sido contada por Augusto Messer como la primera de las “Tres
Raíces de la Psicología”. Pero en cierto sentido ella es también flor de
Psicología.
Esta es una vera Ciencia (y no arte sola) dependiente de la Filosofía
y parte délla indispensable. Su objeto no es “moralizar” en el sentido
corriente, es decir, producir moralina, sino anotar las causas próximas
de los fenómenos morales, y para eso, definirlos, clasificarlos,
interpretarlos, empezando por percibirlos. Esta es la ciencia que sabe
Ernesto Palacio, en la cual merece espaldarazo de Doctor recibido, como
lo hallará quien este libro leyere. Y digo “doctor” en ella, por ser él no
sólo capaz de divulgar o glosar provechosamente los maestros, sino de
ostentar pensamiento libre y reflexión propia, andar por sus pies y ver
por sus ojos.
*
* *
*
* *
39
cuando falta, como hoy, no puede ser sustituida por fórmula
circunstancial alguna"1.
El fondo déste ensayo adopta pues en forma moderada la atrevida
tesis de Berdiaeff de que la lucha de clases no puede ya ser superada
sino después del choque y la victoria de una déllas. Tesis de Marx,
podada de su intemporalidad abusiva. Esta tesis es discutible; pero no se
puede negar que tiene respaldos válidos. Después del trabajo de Palacio
nada conocemos que se le haya opuesto fuertemente, anoser la inerte
confianza de los fabricantes de paños tibios, que esa sí que es fuerte.
(“No porque uno duerma deja de llover”, me decía un paisano hace
poco). En una nota reciente Bruno Jacovella pronostica también la
necesidad actual de la coerción para llegar a una solución social durable,
lo cual implica en la Argentina una revolución previa, inclusa y
forzosamente política. He de confesar que en lo que respecta a nuestro
país, mi opinión pende déste lado. No quiero decir que la desee, sino
que no la veo evitable. Si hubo un momento en que fue esperable
declinar la lucha de clases con meras obras sociales tipo “León Harmel”
o “Marqués de Comillas”, hoy es tarde, como lo indican las mismas
encíclicas sociales de S. S. Pío XI. No digo que no se prosiga con ellas,
si son en realidad sólidas (algunas son puras “filfas”) pero no hay que
creerlas “la Solución” ni apoyar todo sobr'ellas. Palacio sostiene la
necesidad histórica y la probable inminencia de un “cesarismo popular”,
de un “nacionalismo marianista”; y cree en la medicación argentina de
un Irigoyen mejor que el otro — léase un Rozas o un Moreyra, a falta de
un Mussolini.
Esto es sin duda desconsolante para los que creen que: “se puede ir
tirando mucho tiempo así (no estamos tan tan mal)... educando a las
masas, haciendo apostolado, promoviendo la caridad de los Patrones y
la resignación de los Obreros...” (“¡Ganó Ortiz! ¡Tenemos seis años para
hacer apostolado!” —me decía un Padrecito chileno, Rector de un
Seminario) —. Lo peor no está en los patrones criollos, masa en general
buena, sino en los patrones extranjeros. Lo difícil no está en los obreros
1
Por supuesto que no zaherimos aquí la fórmula de "ir al obrero", usada por León XIII y repetida por
S. S. Pío XI en el § 61 de la "Divini Redemptoris", sino a su falso entendimiento y peor uso de parte
de los cultores de cierto "paternalismo" social aburguesado. La fórmula papal "ir al obrero" no sirve
sino en función de la otra fórmula papal "Apostolado del igual por el igual". Como nota Palacio, para
"ir al pueblo" no hay nada mejor que "ser pueblo", aunque sea en forma eminente. Jesucristo no sólo
fue al obrero sino que simplemente fue obrero, aún en los tres años de su vida pública.
40
criollos (desocupados y aplastados), está en la cosmopolita plebe urbana
con su fermento de inasimilados y judíos. Ojalá fuese cierto el
apostolado, caro R., pero ¿y “Crítica”, por ejemplo? ¿Qué me cuenta
usté de “Crítica”? En el actual momento argentino, es un hecho obvio
que la gran mayoría del pueblo pobre del país es “miliciano” o
“negrinista”. ¿Qué es eso? Eso es simplemente un triunfo de “Crítica”.
“Crítica” ha triunfado en la Argentina de manera incuestionable. Y
“Crítica” (¡oh, no crean que con maldecirla está todo arreglado!)
“Crítica” es un problema argentino que no tiene absolutamente ninguna
solución bienpensante.
*
* *
3. —Apesar de indudable genio, Lope no deja ninguna obra “aere perennior”: “se
despilfarra”. Si Rubén Darío vendió su primogenitura por un cubo de “champagne”, Lope la
despilfarró en cintajos para mujeres.
5. —Lope pudo haber sido (¡oh! ¿quién develará el “pudo haber sido”?) quizá, (digo
quizá) el Shakespeare español y se quedó en Luca Giordano Fa-Presto.
6. —La inmaturación de todas las obras de Lope les da un agridulce especial que aman
Grillparzer y… Anzoátegui; pero no es madurez, es fruta verde.
42
La “Situación del Hombre de Letras” al mismo tiempo que un
capítulo de caracterología contemporánea representa una reacción
personal y una toma autobiográfica de posiciones. Característica de
Palacio como escritor es una especie de “transfusión auto-biográfica” a
los temas abstractos, que vuelve contundentes y concretas sus
argumentaciones discursivas.
Palacio escribió “Catilina” de un tirón en unas vacaciones, en
interminables cuadernos que se llenaban por ensalmo de su clara letra
“de molde”. Se había producido ese contacto mágico de embriones
intelectuales que dan una obra viva, asaber:
su experiencia aún cálida de la Revolución de Uriburu topando con
un trozo de historia romana privilegiadamente documentado por Cicerón
y Salustio, —
todo vivificado por dentro por esa operación introyectiva del poeta, a
que el Estagirita asignaba mayor valor epistemológico que a la
reconstrucción material del historiógrafo.
A esta “invención profunda” del asunto de que hablé arriba hay que
atribuir en “Catilina” la naturalidad holgada y señorial del conjunto
(“fondo y forma”, ideología y composición) por un lado; y por otro el
picante interés actual désta “biografía novelada”, o por mejor decir,
“biografía filosofada”. No se trata de un panfleto ni de un “libro a
clave” como se ha dicho; se trata de una “historia ejemplar” a la manera
de Plutarco. Un trozo de Historia Romana ha sido aislado y cerrado
sobre sí mismo, y después, recontándolo en términos hodiernos y
dándole un sentido “thético”, ha sido transformado en un trozo de
historia Universal, y por ende también de Historia Argentina. Las
alusiones a la situación política argentina, que constituyen su pimienta
sutil, no son vulgares “indirectas” sino traslúcidas trasposiciones, que
proceden por lo que llaman los tomistas “conocimiento por analogía de
proporción” única manera legítima de aplicar la Historia.
En este libro de una sola pieza es dable ver realizada una vez más la
promesa de Horacio:
………………… cui lecta potenter erit res
43
nec facundia déseret hunc nec lúcidus ordo*
puesto que la buena “invención” del asunto, que es un don de los dioses,
ha dado por rebote los efectos de la composición elegantísima y de la
prosa recia, una novedad natural y una especie de natural elocuencia.
Los capítulos se engranan con lógica secuencia, los finales despliegan
pequeños trozos de “bravura” lírica o sentenciosa, la acción avanza
potentemente encadenando al lector atento, los prota- y anta-gonistas
son introducidos cada uno a tiempo y según rango, —Catilina, Cicerón,
César, Sila, Pompeyo— destacándose en primer plano con sus máscaras
inconfundibles, la perspectiva filosófica de la acción va indicada con
certeros toques, las reflexiones, sentencias, enuncies de leyes, definición
de entes morales, análisis de complejos políticos, y asignación teórica de
causas y efectos, forman cuerpo compacto con el severo y limpio relato
sin intersticio alguno, como carne y hueso. El prólogo es un ensayo
magnífico, una de las cosas mejor escritas de Palacio, que fundamenta y
resume todo el libro. Ernesto Palacio es un prosista potente: clásico sin
esfuerzo, nervudo sin distensión, naturalmente limpio y proporcionado,
sin acicalamientos ni efectismos femeninos, en quien una lengua de
experto lingüista se ciñe a un pensar seguro de sí mismo con el
desahogo y la morbidez de una toga. Los lectores déste libro me dirán si
miento, si no tenemos delante un maestro de la lengua moral y política,
lengua que pide ser remozada en castellano después de Jovellanos y
Saavedra Fajardo.
*
* *
*
Epístola a los Pisones, vv.40 -41 “A quien haya elegido un asunto según sus propias fuerzas, no le
faltarán la elocuencia ni el orden brillante” (N. del E).
44
Queda lo que siempre ha sido. La Historia es una ciencia auxiliar y
subordinada a la filosofía. Sus fallos son legítimos, pero subalternados a
superior apelación, sobre todo siendo dados bajo presión y violencia,
como es el caso del malaventurado Catilina; caído entre el torbellino de
odios políticos de un drama histórico de peripecias fulminantes, en la
alborada sanguinolenta del Imperio.
Catilina en su proceso no tuvo defensor; y ahora le sale un abogado
bravísimo al cabo de 20 siglos. Dése el valor que se quiera a los
argumentos de Palacio, el libro representa por lo menos un “tour de
force” como alegato de defensa. Si no llega a convertir al Conjurado en
un Mártir y un Precursor, a lo cual tiende por natural reacción contra las
atroces diatribas de Cicerón Fiscal, es cierto que consigue hacerlo más
simpático que todos sus vencedores y a crear un “Catilina poético” en el
cual quizá Palacio proyecta algo de la nobleza de su alma juvenil y
cristiana. Yo sospecho que el Catilina real debió adolecer de fallas
morales mayúsculas; así se explica con más facilidad el veredicto
unánime posterior, el abandono de César, y su caída fulminante y
definitiva. La fatalidad no es jamás tan inexorable con los buenos: Dios
los aprieta pero no los aplasta. Recordemos el proceso de Juana de Arco,
por ejemplo, y la inmediata contrarreacción popular en favor suyo. El
pormenor de la muerte ritual del esclavo (monstruosidad imperdonable
imposible de atenuar), las atroces violencias premeditadas y hasta el
olvido total de su nombre arrojan sobre la sustancia moral de Catilina
una luz sospechosa2. Sin embargo, gracias a la brillante pieza de Palacio,
desde hoy leeremos las Cuatro Catilinarias de Cicerón con mente más
cauta que cuando buscábamos solamente el latín broncisonante y la
pomposa elocución; y el pesado dómine deberá ahora decir a sus
alumnos honestamente algo como esto:
“Catilina se rebeló contra el orden establecido.
“Desde el punto de vista legal fue un criminal.
2
El Dr. Palacio, a quien comuniqué mi opinión, me contestó con fecha 6-II-39 lo siguiente:
"Al llamar: asesinato imperdonable que no se puede atenuar" la muerte ritual del esclavo, me parece
que Vd. incurre en anacronismo moral y psicológico. La vida humana no tenía la importancia que
hoy le damos ¡y la de un esclavo! Por lo demás, se trataba de un acto religioso. "Tantum religio
potuit suadere malorum". Consulte el "Traité des Sacrifices" de De Maistre y a Fustel, Burkhardt,
etc. La indignación del "libre pensador" Cicerón (no muy violenta, ni muy insistente) era ya una
manifestación de humanitarismo decadente".
45
“Sin embargo, cristianamente la rebelión no es siempre un crimen, y
por excepción ella puede ser legítima o disculpable.
“Hay un autor argentino que ha hecho ver la posibilidad de que tal
sea este caso; y por ende, que el execrado Catilina sea al fin de cuentas
más desdichado que monstruo”.
*
* *
Es natural que exista una Historia para Niños y una Historia para
Hombres, sin contar la Historia para Partidarios. Si no es una ciencia
“relativa” (es decir una mera arte) como sostuvo el cartesiano
Gheulinck, la Historia es una ciencia eminentemente revisible; y el
último fallo sobre cosas y personas pasadas pertenece de jure al filósofo,
si ya no pertenezca al teólogo, quien alega en favor de su foro lo
siguiente:
1° el margen de incognoscibilidad que todo lo que es individual
comporta, “Omne individuum ineffabile”;
2° el elemento providencial y extrahumano, “los imponderables, el
azar, la voluntad de los dioses” (como dice Palacio) que interviene en la
composición del Universo del Albedrío.
De ahí la legitimidad de la “revisión histórica” a medida que la
lejanía capacita al filósofo para el enfoque de los conjuntos y el sopeso
de las sustancias.
¡Qué diferente el Don Juan Manuel evocado por D. Carlos Ibarguren:
genio político nutrido de las más hondas esencias de nuestra tierra
aunque con grandes lagunas morales —del otro tirano sanguinario y
grotesco que nos mostraron en el Liceo. Déspota sí, tirano quién sabe,
dice hoy la crítica histórica3.
3
Me retruca el Dr. Palacio:
"No comparto su opinión sobre las profundas fallas morales que sospecha en Catilina y en Rosas. El
argumento del "veredicto unánime posterior” no es históricamente exacto. La “inmediata
contrareacción popular” existió en el caso de Catilina como en el de Juana de Arco (v. pág. 17 de
"C”). No digo que Catilina ni Rosas hayan sido perfectos; pero sí moralmente superiores a su medio.
De tal modo que, insistir sobre sus fallas morales, parece una transacción poco gallarda con la
opinión corriente. No eran santos, desde luego; pero sí grandes almas heroicas, dechados de
46
Richelieu, el fundador de la Francia y la Europa Moderna para los
maurrasianos — el siniestro Inquisidor para Michelet y Víctor Hugo
(“Marión Delorme”) sale humanizado aunque desautorizado del terrible
libro de Belloc (que desenvuelve un tema de Ludwig von Pastor), quien
retomando la tesis del antiguo “partido devoto” muestra en el sagaz
siervo de Francia el error chauvinista, destructor de la Cristiandad
Europea, y lo sindica cómplice inconsciente de todos los desastres
políticos contemporáneos.
El P. Juan de Mariana podría ser otro ejemplo de revisión histórica,
se nos ocurre. Antonio Astrain, en su “Historia de la Compañía de Jesús
en España”, castiga severamente al gran historiador y ensayista hispano,
defendiendo así la verdad oficial y legal. La verdad filosófica quién sabe
lo que diría si uno la despertase.
Astrain incrimina a su antiguo colega su adhesión a los rebeldes y
díscolos en las crueles discordias de su Orden en el siglo XVII, su
desdichada memoria sobre “Las Cosas de la Compañía” y encima el
delito de haber mandado un día españolamente a un Superior jerárquico
“allá donde no se nombra” (como diría D. Segundo): pecado este último
imborrable y sumo para Astrain, y sobre todo para el Superior, al cual
aquí Astrain se atiene. Habría que ver si en todo este asunto no era
Mariana al fin de cuenta (apesar de defectos y tachas) quien amó mejor
a su Orden, a la Verdad y a la Iglesia, quien se sacrificó por ellas, y les
hizo en definitiva el mayor beneficio.
Es posible que con el tiempo algún filósofo encuentre que en el
pobre Mariana tan golpeado se cumplió la ley que decíamos arriba de la
Inteligencia en las sociedades, la cual según Sto. Tomás es de natura
directiva déllas, porque el intelecto especulativo regla el práctico, no
difiriendo dél según sustancia, mas sólo según modo. De tal forma que
cuando, circunstancial o aberrativamente, nó el Inteligente tiene los
comandos (“intelligentis est ordinare”) sino el Practicón, el Figurón, el
Fantasmón y el Mediocre Formulero y Rutinario, entonces una de dos: o
"virtud" civil. Hay que juzgarlos con relación a sus adversarios: los Cicerones, Alberdis y
Sarmientos, que es lo que yo he hecho en Catilina" (6-II-39).
Por el contrario, a mí me sigue pareciendo justo de Rozas lo que intenté expresar en la tragedia
"Don Juan Manuel" ("Criterio" N° 559) a saber, "un genio político insuficientemente santo, quizá
también insuficientemente sano'. Lo mismo que Lope, genio poético y hombre menor.
47
bien gobierna ella lo mismo por imposición, oposición o consejo
(“servus prudens dominábitur filiis insipiéntibus”, dice la Escritura), o
bien la Sociedad padece anemia, y después colapso y ruptura: al primer
huracán se va contra un banco de arena. La aberración moral de que el
“Práctico” gobierne al Capitán, es decir, al Inteligente (aberración y
“monstruosidad” lo llama Santo Tomás, De Anim. 1. 19) es apta de suyo
a producir naufragios. Quién sabe, se nos ocurre también, si este
fenómeno no está en las raíces de la innegable derrota de la Iglesia
Española en la reciente trágica crisis de la grande y trabajada España.
No faltan indicios déllo en la contemporánea historia española: tema
bravo éste que quizá será necesario abordar un día, si se plantean aquí
como parece posible los mismos magnos problemas de la España de la
Pre-Guerra.
*
* *
4
La tentación de preferir a la moral el éxito inmediato es eterna; el problema del amoralismo político
es de suma actualidad. Pero no son sólo los "maurrasianos" y los "ultranacionalistas" a preconizarlo;
48
Ernesto Palacio primero acepta de plano la verdad metafísica de
Platón de que la injusticia, o sea el Mal, no puede ser nunca, malgrado
las apariencias, causa vera del vero Bien; y responde luego a la objeción
política de Maquiavelo que el dilema por él introducido es simplemente
“un falso problema”.
Al dilema florentino:
“El político que no quiere apartarse de la moral deberá resignarse a
fracasar”, dada la existencia de hombres inicuos, que harán con
seguridad juego sucio, responde rotundo Palacio:
“Un medio necesario para obtener un fin benéfico no puede ser
malo” (pág. 185).
Así es, vive el cielo.
*
* *
fueron los liberales los primeros en suscitarlo. Recordar la proposición 64 condenada por Pío IX en el
"Syllabus": "Tanto la violación de la palabra jurada cuanto las acciones criminales que contradicen
la ley eterna, no sólo no merecen reprobación sino que son licitas y laudables cuando se las practica
por el bien de la patria".
49
particular, como es conservar la vida de una mujer; y hay un fin bueno
universal, como es conservar el orden o la justicia de una república.
El médico que aplica atrozmente el “basiotripsor” a una criatura viva
en el seno materno para salvar a la madre, mata pura y simplemente una
persona humana inocente para salvar a otra. Que viva la madre es un fin
bueno pero no obligatorio: y el médico no ha recibido misión de
distribuir vida y muerte, sino taxativamente su función profesional es
tratar de conservar la vida a quien sea posible.
El caso del estadista que tiene que conservar o crear el orden societal
es otro distinto: espántome cómo pudo mi interlocutor identificarlos.
“Vigilanti verbo” escribió Ernesto Palacio en su riesgoso aforismo
arriba citado “fin benéfico” y no fin simplemente “bueno”. Pero todo el
contexto además está tratando dése bien general que es el Procomún, ese
famoso Bien Común, clave de la ciencia política, que para Sto. Tomás
justifica hasta la “pena cápitis” y para Lope en “La Estrella de Sevilla”
la “pena cápitis” sin juicio previo. La existencia misma del pacífico
consorcio humano es en su línea fin necesario y supremo; donde sigue
que si en un momento dado hay un único medio de conseguirlo, no es
posible que ese medio sea intrínsecamente malo, anoser que se quiera
anular la oposición ontológica del Bien y del Mal, y en el plano
teológico, hasta la Providencia Divina.5
Esta es la tesis de Palacio. Necesita otras precisiones que no puedo
hacer. Pero está a mil leguas del chambón amoralismo maquiavélico. He
aquí sus palabras:
“En realidad, el único apto (digamos “el más apto”) para conocer y
pesar todos los elementos de una situación política determinada es el
político que la domina. El único que por consiguiente sabe (al menos ex
previa suppositione) lo que se debe hacer. Un juicio objetivo sobre sus
actos sólo puede pronunciarse con criterio histórico, es decir, atendiendo
a las consecuencias. Cuando éstas son benéficas ¿no habrá de inferirse la
utilización de los medios necesarios? ¿Necesarios y por tanto buenos, ya
5
Recordar aquí el axioma metafísico: "Media et finis sunt ejusdem géneris". Un medio intrínseco está
en la línea ontológica del Fin necesariamente, puesto caso que dél recibe su ser de medio.
50
que metafísicamente el mal no puede engendrar el bien (anoser “per
áccidens)?”
Hasta aquí Palacio. Confesamos que la expresión podría ser más
técnica. Pero la doctrina no es sofística, y se reduce al fin de cuentas a
distinguir entre la moral aparencial y formalista del vulgo —y de los
fariseos— y la moral viva de la conciencia personal, para dar una
prudente voz de “cuidado” al que prejuzgare los grandes personajes
históricos desde afuera, desde abajo y desde lejos; como hacen sin cesar
hoy día periodistas, novelistas y cineastas. “La presunción debe ser
favorable y no contraria al ejecutor que obró en el sentido indicado por
su vocación... El político obra bien cuando obra en el orden de su
vocación”. Verdades naturales a las cuales el Cristianismo añadió sólo la
humildad de la exploración recelosa, controlada por la Jerarquía Visible,
de que realmente mi vocación viene de Dios.
*
* *
6
"Die Stunde, wo ihr sagt: Was liegt an meiner Gerechtigkeit! Ich sehe nicht, dass ich Glut und
Kohle wáre. Aber der Gerechte ist Glut und Kchle" (Nietzsche, A. s. Z., I, Vorrede, 3).
La verdadera justicia es brasa y llama.
7
"La Historia, tesorera del pasado, es la pitonisa del porvenir" (Nicolás Avellaneda).
52
frente a Catilina y las turbas tumultuantes. “Catilina contra la
Oligarquía”.
La oligarquía desciende degenerativamente de jefes expectables y
meritorios, cuya memoria usufructúa. Tiene el hábito (o almenos la
costumbre) de la función pública, y conoce su técnica. Ama el orden
legal que para ella implica la preservación de sus privilegios. Es
formulista y solemnuda, maneja con facilidad la palabrería patriotera o
humanitaria. Es fuerte en intriga y flexible al compromiso. Pero ha
perdido la “idea de sacrificio por el bien público, sin lo cual ninguna
clase dirigente puede justificar su subsistencia”. Son innúmeros los
rasgos certeros con que Palacio hace surgir este monstruo híbrido y
frío8, compuesto de gerontes, de capitalistas, de aristócratas tronados, de
políticos profesionales, de generales ambiciosos, de abogados venales,
de jefes de comité, de arribistas, de figurones y de matones; y detrás hay
una notable suscitación de la atmósfera turbia y movediza de una
sociedad atascada, tal como debió ser la que precedió la genial creación
política de Julio César, el segundo Catilina mayor y más dichoso que el
primero. César, uno de los “operarios de la viña” según Papini; el
Adviento providencial, según la teología de los Padres Latinos, al Reino
del Rey eviterno.
El paralelo de César y Catilina, encarnación del genio y el talento,
con la galería de retratos que los circundan; el fino distingo entre
“república”, “democracia” y “liberalismo”; la definición filosófica del
“cesarismo”, del “marianismo”, de la reacción “silana” o conservadora,
del fenómeno de los “emigrados”, son florones del libro que recuerdo
solamente; lo mismo que los agudos análisis del “clima revolucionario”,
del legalismo corrompido, de la concurrencia de causas económicas y
políticas, de la interacción de ciudad y campo y del papel de la clase
media, del ejército y de la comunidad rural en la conservación del orden
societario. El fruto más precioso de la historia es la introducción a la
meditación política. CATILINA puede ser délla un correcto manual
introductorio.
*
* *
8
Ver en "Also Sprach Zarathustra" 1. I, "Vom neuem Goetzen" la virulenta diatriba anarquista de
Nietzsche contra el moderno estado llamado liberal y en realidad plutocrático.
53
Vamos a ponerle un reparo, apesar de todo. Nos parece que deja
demasiado en sombra la “biología patológica” de las revoluciones.
En su “gageure” de defender Una subversión que pudo ser legítima,
peligra inducir al incauto que simplemente, La Subversión es legítima.
Ahora bien. La Subversión (revolución violenta de masas contra el
poder legítimo) es de suyo ilegitima, y en su gran pluralidad es
contraproducente y dañina. Por cada una subversión que haya resultado
operación quirúrgica salutífera, el histórico anota diez, si no veinte, que
no fueron sino desesperados descuartizamientos. Es que el equilibrio del
cuerpo social, lo mismo que la salud del organismo animal, es una cosa
delicadamente inestable, sostenida por causas profundas y complicadas
que sobrepasan inmensamente la penetración del médico humano y
mucho más su alcance y poder. Paludizar a un enfermo no es licito sino
en evidente caso de previa sifilización neuronal.
En el tiempo que Palacio evoca, 100 a. C., la sociedad pagana
llegada al término de su evolución providencial —y de su corrupción
histórica— estaba quizá en un punto de crisis insoluble a medios
naturales, un fatídico “embolse” donde tanto el conservadurismo de
Cicerón como la rebeldía de Catilina eran variedades de iniquidad, y en
que el grito del Hombre agotado en sus recursos reclamaba la
intervención de un elemento nuevo, la taumaturgia evangélica. No
puede el ánimo distraerse, leyendo la evocación de Palacio, désa pintura
del hombre carente de la Gracia que hizo San Agustín (Cf. Boyer S. J.
“De Gratia”) el cual no puede de hecho evitar el Mal, mientras puede
por natura distinguir el Bien del Mal — y por tanto puede pecar, puede
desear no pecar, y no dejará de facto de pecar. Así decía San Pablo que
la Ley se volvió tropiezo a los judíos, acreciéndoles responsablez sin
darles la caridad.
Así como la Razón Teórica, encarnada en el pueblo heleno, tocó los
confines de su poder natural con los grandes genios del ciclo platónico
sin acabar para la humanidad ninguna solución filosófica segura — así
parece que la Razón Práctica, sublimada en estos recios latinos al
culmen del Dominio Imperial del Mundo, (Cicerón y Catilina, César y
Augusto, testigos impotentes y fautores inconscientes del hundirse el
Coloso de Pies de Barro), la Razón Política se debió sentir entonces en
el fondo de sus entrañas herida de muerte por la radical impotencia del
54
Hombre a eternizar sus creaciones, esencialmente deiformes pero
esencialmente mortales.
CEBES. — Et les hommes ne sont que des pauvres enfants...
Mais crois-tu que Celui que je dis existe?
TÊTE D'OR. — Tu mets le doigt en moi aussi sur une vieille
blessure! — Il existe.
CEBES. — Il existe donc... (Claudel, Tête d'Or, II, pg. 310).
Entonces nació algo imprevisto. En el dilema insoluble de la
sociedad antigua, injusticia arriba contra injusticia abajo, el Cristianismo
introduce, sin suprimir los remedios de la razón, la cuña nueva del
Martirio, que limpia la atmósfera y deja ver que de hoy más la iniquidad
no podrá ser nunca obligatoria. Entre el Héroe Sublevado y el Jerarca
Injusto, el Mártir extendió los brazos, recibió los dobles golpes, y
perdonó muriendo; y todos bajaron del monte de la justicia, los que
reputáronlo Rebelde y los que lo creyeron Impostor, unos en confuso
silencio y otros diciendo: “Vaya a saber si éste no era no más el Hijo de
algún Dios”.
*
* *
59
El agudo Bergson dijo una verdad hoy día bien amarga cuando dijo:
“No hay cosa más penosa que pensar, ni más peligrosa que un
hombre que piensa”.
LEONARDO CASTELLANI. S. J.
Camet, verano 1939.
60
LA IGLESIA DE NUESTRA FE *
Palabras introductorias
(Ca. 1940)
*
Kösters, Ludwig. La Iglesia de Nuestra Fe. Versión de la segunda edición alemana por el Prof.
Juan Armelín, S.J.. Buenos. Aires: Herder, pp. V-X. (s.f.)
61
cosas propias, el primer ensayo publicado en nuestra vida (hace hoy
justo 10 años, CRITERIO, 1928 «un libro cabal») versaba sobre un
libro de buena Apologética, el «Jésus Christ» de Leónce de
Grandmaison, que estudia con rigor científico el otro hecho histórico-
teológico, éste de orden temporal, que es la existencia y la figura del
Fundador divino de la Iglesia. Es el otro tratado de la Introducción a la
Teología. En aquel ensayo juvenil aventuramos un chiste de dudoso
gusto al decir que en el idioma inglés «Apologética» significa
«disculpa» o «excusa» («to apologize»); y que en efecto muchos de los
libros que hoy día emplean o usurpan ese título, empezando por los
sosos manuales que nos hicieron sudar en el Colegio, medio justifican
la sajona semántica. Y bien, hoy aún, después de 10 años de experiencia
y lectura, no nos atrevemos a retirar el chiste, malvisto de algunos. En
el fondo del alma sentimos que M. N., T. I., R. H., R. A. (pon, lector,
los nombres que te parezca) no son libros eficaces para dar la fe, ni para
conservar la fe, ni para ilustrar la fe, ni para defender la fe. Ella no
crece en el ruido de las disputas, ni se defiende a batacazos.
62
He aquí sus palabras:
63
otros casos similares, a causa de esta especial circunstancia que
apunto…»
64
originan el fenómeno de la conversión. Sobre ellos como sobre un eje
debe girar necesariamente toda tentativa de conducción hacia la Fe. El
Concilio Vaticano lo indicó al definir por una parte la obligatoriedad de
la búsqueda de la religión verdadera y por otra la capacidad del
«milagro moral» de la Iglesia para sancionar y saciar esa búsqueda, que
es un fenómeno psicológico normal en ese «animal religiosum» que es
el hombre, según la definición de Lamarck.
65
Que el presente libro de Kösters sirva para dar a conocer esa
Sociedad a los que sienten esa hambre y esa sed. De él puedo decir que
está escrito con la prolijidad, exactitud y profundidad de que se honran
los profesores alemanes, y está traducido con la escrupulosa fidelidad al
texto, la claridad castellana, y la acomodación del genio idiomático
capaz de dar la transposición honesta, posible en tan difícil materia y en
dos lenguas tan diversas y tan soberanas.
LEONARDO CASTELLANI
Profesor de Filosofía
66
58° *
PRÓLOGO
(1940)
*
Vanini, Edmundo (1945). 58°. 2° ed. aumentada. Buenos. Aires: sin Editorial, impreso en los
talleres gráficos de la Escuela de Artes y Oficios “San José” de la Obra de Don Orione, pp. 9-12.
1
En esa época el autor era Párroco de Florida.
67
interés de la descripción de las costumbres de la clase pobre, hecha con
una especie de inexorable exactitud que no embellece ni perdona, y
brotada de la experiencia transversal –vasta y penetrante– que el
necesario tráfico de la vida parroquial proporciona.
LEONARDO CASTELLANI.
25-IX-1940.
69
SUMA TEOLÓGICA*
TOMO I
ANTEPRÓLOGO 1
(1944 – 1945)
Esa lengua latina que impregna como un mantillo húmedo las raíces
de nuestro romance castellano –y sin cuyo conocimiento al menos en
las élites intelectuales nuestra lengua degenera necesariamente– fue
*
Tomás de Aquino (1944). Suma Teológica. Buenos Aires: Club de Lectores, pp. IX-XXIV.
1
Santo Tomás puso a la “Summa” un prólogo de 22 líneas, explicando su propósito. No es lícito pues
ponerle otro prólogo, a no ser que sea un mero comentario o paráfrasis de la media página del
maestro. Eso nada más quieren ser estas 22 páginas.
2
Conocido político / Circa 1938. (N. del E.)
71
rechazada de la enseñanza por los hombres del 84 sin que se pueda
asignar para ese fenómeno hoy día ninguna razón perceptible; puesto
que en esto no imitaron según su costumbre, ni a Francia ni a los
Estados Unidos. De modo que la “Summa” del de Aquino, que está más
honda en nuestra nacionalidad que los mismos Aquinos de Corrientes,
fue sustraída en su texto original hace 60 años a la incipiente alta cultura
argentina. ¡Y así le ha ido a ella desde entonces! Y ahora hay que
traducirla como se pueda a la lengua vulgar. Paciencia. No hay mal que
por bien no venga. Puede ser que sirva como instrumento de
comunicación hispano-americana.
72
con sangre de reyes y cuerpo robusto de guerrero teutón que enseñó en
Colonia, París y Nápoles, el triángulo de la Cristiandad Trecientesca, y
recorrió en mula o a pie todos sus caminos, con los ojos grandes abiertos
sobre todas las cosas y todos los libros, sorbiendo el alma y la entraña
viva de los libros y las cosas, infatigable devorador del SER, que es el
alimento insaciable de la inteligencia, la vida más vida que hay en
nosotros… Hacer un recuento de esa grandeza, ni aun en tenue silueta,
nos resulta imposible; y por eso nos referimos al libro de Maritain. Una
imagen alegórica de la misión intelectual de Santo Tomás en el mundo,
realmente hermosa, fue diseñada en forma de Auto sacramental
o Misterio por el poeta Enrique Gheón2, traducido hace poco al
castellano por J. del Rey y J. Mejía con el nombre
de La Gloria de Tomás de Aquino.
MANDONNET, O.P.
Revue Sc. Phil. Théolog.
1920, pág. 140
1225 – Nacido antes del 9 de marzo.
30 – Oblato en Montecasino.
39 – Expulsión de los monjes por Federico II. Vuelve a
su familia.
39-40 – Universidad de Nápoles.
44 – Dominico: Abandona su patria hacia París; preso
un año en Monte San Giovanni.
45 – Con Alberto el Grande.
48-52 – Colonia.
52 – A París
56 – Bachiller bíblico y sentenciario.
56-59 – Maestro en Teología.
59-61 – Profesor en Anagni. (Alejandro IV.)
ITALIA
2
Le Triomphe de Saint Thomas d’Aquin, “Revue des Jeunes”, Paris, 1922.
73
LIBROS
PARÍS
1254 – Bachiller a los 29 años. I Sentent.
55 – De Principiis naturæ.
56-59 – DE VERITATE.
DE ENTE ET ESSENTIA.
56-64 – Collationes dominic.
57-58 – In Boeth. De Hebdom. – In De Trinit.
58-60 – SUMMA CONTRA GENTES.
59-63 – DE POTENTIA.
59-68 – In 1 ᵃᵐ 2 ᵃᵐ Decretal.
60 – Compendium Theologiæ.
61 – In De Divin. Nomin.
61-62 – Catena Aurea: Matthei.
61-68 – De articulis Fidei.
63-68 – De Malo – Quodlibeta VII-XII. – contra Errores Græcor.
ITALIA
74
El espíritu de ciencia y de inteligencia para la sabiduría de las cosas
divinas que el Verbo prometió a la Iglesia, se derramó en los primeros
siglos en la obra varia y tumultuosa de los Santos Padres, brotada
primero de la polémica con los herejes y rebalsada luego en caudalosos
remansos doctrinales. La Edad Media heredó esa enorme masa de
ciencia sacra, que incluía la ciencia profana (no profanada aún en aquel
entonces) y que tenía como fermentos poderosos las reliquias de la
filosofía pagana y la ardiente contradicción de la contemporánea
especulación mahometana y judía. San Agustín, Aristóteles, Averroes, y
Salomón Maimónides simbolizan el momento intelectual de la Alta
Edad Media. De aquesa masa que por momentos parecía
corrompiéndose más que fermentando (y de ahí los anatemas a
Aristóteles y a los estudios racionales de prelados más celosos que
sapientes) había que hacer pan de palabra divina a los pequeñuelos.
Aquella gente a la vez infantil y gigantesca, llena de fuerza y de candor,
aquel
“Moyen Age énorme et délicat”
75
y su propia vocación y total dedicación a las letras. Les convenía que
hubiese sabios en sus reinos y que nadie los estorbase, al contrario.
Como esos reyes sabían bien su oficio de Rey, sabían honrar como se
debe a los que sabían bien su oficio de Sabios; y así Luis IX rogaba a su
mesa al fraile fornido y moreno, que no hablaba más que latín y
napolitano, y que se abstraía durante la comida y dando de pronto un
puñetazo en la mesa gritaba: “Esto es definitivo contra los Maniqueos”;
sobre lo cual el Rey sonriente mandaba traer al punto vitela y tinta para
anotar el topado argumento decisivo. El rey veía en el fraile un
ministro de Dios; y el fraile veía claramente en el rey la espada de
Dios. Dichosos los puros de corazón porque ellos verán EN Dios.
Así pues en el Barrio Latino, sobre la colina de Santa Genoveva, a la
orilla izquierda del Sena, se aglomeraba y bullía el mundo pintoresco de
los maestros de toda laya en medio del hormigueo de los estudiantes de
todo pelo y pueblo, sobre los cuales el Rey había puesto una especie de
intelectual Sub-Rey, un Sabio entre los Sabios, que tenía el poder de
azotar y hasta de imponer pœna cápitis a los suyos; poder este último
que no usó casi nunca. “Studium Generale!” “Univérsitas Studiorum!”
Era toda una institución, que tenía su fuerza propia y privativa, que
podía hacer temblar a los poderosos del dinero y de la espada, incluso de
la espada espiritual, y que ocupaba una tercera parte de los pensamientos
del Rey y del Papa, aunque no les gravaba para nada la Hacienda ni el
Tesoro. Hoy día es al revés: la Universidad gasta mucho y puede poco,
su luz es más sin fuerza que la luna; y entre nosotros su pobre luz
prestada parece más bien a ratos el resplandor fosforescente que brota de
los cadáveres.
77
el “De bono pudicitiæ”, dice que la oblación del cuerpo sexual no es
posible sin la gracia sanante ni sería meritoria sino como reacción
heroica contra la tiranía de la actual concupiscencia. Por lo cual el
Divino Maestro decía: “Sed hoc non omnes capiunt.”
78
de Disputatio Menstrua cualquier bedel tenía potestad de infligir una
“sala”, y una “sala” era cosa seria. Sobre un cartapacio de piel de cabra
el Maestro anotaba tranquilamente en medio de la batahola el resumen
de las objeciones.
4
In 4 Libros Sententiarum Commentarium.
5
“Vous vous croyez au bout de la sottise humaine? Attendez encore….”, (Histoire de La Littérature
Anglaise, c. III, § VIII, pág. 225 de la edic. de 1866). Taine se hace allí una mezcolanza con toda la Edad
Media bajo la etiqueta equívoca de “escolástica”, mezcla de Sto. Tomás con Abelardo, Pedro Lombardo,
Escoto, Roscelín, Bacon, Raimundo Lulio, Occam y aun con San Ignacio y Sta. Teresa, a quienes califica de
“Edad Media que revienta espléndida y demente”. Diderot, a quien él moteja cruelmente de superficial en
la “France Contemporaine”, tomo I, no escribió páginas más frívolas ni botaratescas.
80
Pero nosotros tenemos derecho a pedir más, no al pobre filósofo
de “L’Intelligence”, pero al crítico literario de la “Histoire de Ia
Littérature Anglaise”. Muchas de las cuestiones que él pone como
ejemplo de inútiles y estúpidas y mancha con burla fácil de
enciclopedista, representan problemas eternos de filosofía, debatidos
hoy día con palabras más abstrusas y forma menos pintoresca, debatidos
por Taine mismo. La cuestión que pusimos arriba sobre la virginidad y
el matrimonio, que no está en la Suma pero sí en el Maestro de las
Sentencias, tenemos una bibliografía de más de cien libros actuales
sobre ella, desde Lutero, por Freud, hasta el monstruoso “La chasteté
perverse”, de Boivenel, que la discuten con más encarnizamiento, y
menos limpieza que antes. El mismo Taine la ha discutido sin darse
cuenta; con la diferencia de los antiguos que aquéllos eran claros y la
resolvían, y él es oscuro y encima no puede resolverla ni de lejos.
Es que la humildad de la ciencia antigua desconcierta a la
ampulosidad del cientifismo moderno. No hay nada que se parezca más
a lo simplón que lo simple; porque los extremos se tocan y la suprema
sencillez del genio puede parecerse por momentos al simple devaneo del
niño. Pero un gran crítico literario debe distinguirlos; y aquí le falló a
Taine su crítica, a causa de su rígido espíritu de sistema, de su
ignorancia filosófica y de sus prejuicios vehementes de hombre
“positivo”.
Que la escolástica haya disputado cuestiones meramente académicas
o de puro virtuosismo dialéctico o conceptual, es obvio; no hay ciencia
alguna en estado floreciente que no se vaya algo “en vicio”, sin contar
las cuestiones sistemáticas o técnicas (como la fijación del vocabulario),
que no interesan al de afuera, pero son necesarias adentro, como el afilar
un obrero la herramienta. La socorrida cuestión de “si infinitos ángeles
caben en la punta de un alfiler”, citada comúnmente como ejemplo de
ridículo bizantinismo, envuelve en sí nada menos que el problema
metafísico del espacio, puesto en solfa y como en juego. Debe
recordarse que aquellas mentes medievales eran sanas y juveniles, y no
un vitriólico pedante cansado de la vida como Taine. Sin embargo,
Santo Tomás es entre todos los escolásticos el más sobrio y serio, y
menos amigo de hacer parábolas como la del “asno de Buridán”. ¡Quién
le iba a decir a él cuando reprendía a Platón “de tener mala manera de
enseñar, porque habla demasiado alegóricamente”, que andando los
81
siglos le iban a dirigir a él la misma reprensión aunque con diferente
causa!
En el prólogo del tomito IV de esta traducci6n veremos un ejemplo
de este modo concreto de tratar los problemas filosóficos en la
sorprendente cuestión “De si en el estado de natura íntegra nacerían
solamente varones”. En esta duda más bien chusca está encerrada la
difícil cuestión de la diferencia caracterológica de los sexos, debatida
hoy, por ejemplo, por Ludwig Klages en “Grundlagen der
Charakterkunde”, cap. VI.
6
Ver De si la ciencia sagrada debe usar de metáforas y símbolos – respuesta afirmativa, en Iª, q. 1,
art. 9. Es curioso que donde tropieza un gran crítico literario como Taine, ve claro y hace justicia a la
Escolástica un pedagogo protestante, el doctor Phil. – Paul Monroe, profesor en la sección Magisterio
de la Columbia University de Nueva York. Mejor fundado que Taine en Filosofía, percibe detrás de
las cuestiones “pueriles” de la Escolástica: 1º, las más profundas inquisiciones acerca del ser, de la
naturaleza de la realidad y del espíritu, de la esencia de lo divino; 2º, un propósito pedagógico de
llegar con caridad a todas las mentes, aun a riesgo de exponerse al ridículo. En su clásico: “Brief
Course in the History of Education”, dice así el profesor Monroe:
“Hence such trivial or even sacrilegious questions as those which are so often quoted as indicative of
the puerility and utter worthlessness of scholastic learning, in reality deal with subjects regarded as
of vital importance in our own times, “How many angels can stand on the point of a needle?”, “Can
God make two hills without the intervening valley?”, “What happens when a mouse eats the
consecrated host?” – all such questions conceal beneath their simple form the most profound
inquiries concerning the relation of the finite to the infinite, the attributes of the infinite, the nature of
reality. Give them a form that only the trained metaphysician can understand, and they constitutes
the profoundities of modern thought; give them such form as the untrained adult or the youth just
beginning his course of scholastic studies can comprehend and handle, and they form the alleged
“monstrosities” of the Schoolmen.” (LC.)
82
ejemplo, que lo que es hoy el Dogma de la Concepción sin Mancha era
una opinión solamente, y la menos probable, o por lo menos no lo vio
claramente (ver S. Th., III, c. 27); falla que Dios permitió quizá para que
no presuma un hombre, aunque sea un águila del pensamiento, contener
él solo el depósito de la revelación divina, que está prometido solamente
al Cuerpo Total de la Iglesia viviente y perpetua.
El entendimiento del hombre está unido a un cuerpo, que está en el
espacio, y por ende en el tiempo; todo filósofo, por inmortal que sea,
está tocado de temporalidad. ¡No le pidamos a Santo Tomás que viva a
la vez en el siglo XIII y en el siglo XX! Justamente es de todos los
siglos porque vivió a fondo su siglo XIII –lo vivió intelectualmente, que
es la más alta manera de vivir–; pero no es de todos los siglos de la
misma manera. Su mente es tan arquitectónica, sus intuiciones tan
profundas y penetrantes, su sistema tan vasto, coherente y flexible, que
realmente fue en un momento toda la filosofía y será por todos los siglos
el representante quizá más completo de la Philosophia Perennis, de tal
modo que no parece posible surja en lo filosófico prolongación o
progreso alguno, que no sea posible injertar o integrar en ella. Pero en él
la filosofía no era una edición ne varietur, una Biblia protestante, un
depósito muerto de verdades definitivamente formuladas, como la tabla
de multiplicar: ¡era una vida! ¡Insistió tanto él mismo en la penuria de
nuestros conceptos, la intrínseca cojera del pensar discursivo, advirtió
tantas veces que el sistema, necesario a la ciencia humana, no es más
que un sucedáneo de la Idea pura, de la intuición angélica imposible al
hombre! Pero evidentemente, después de decir que el discurso es una
condición peyorativa de la existencia corporal y espacial de nuestra
mente, tiene que entregarse al discurso y a veces por cierto lo hace hasta
el punto de pasarse un poco a la embriaguez dialéctica. Sería cerrar los
ojos a la evidencia querer negar que aquí o allá confía demasiado en
algunas fórmulas, que sustituye en la explicación de los textos el
artificio lógico a la razón psicológica o histórica, que desdeña un poco la
región baja de las ciencias medias en su volar acucioso al ideal helénico
de la ciencia pura, que después de advertir que los misterios no se
comprenden ni demuestran, se pone (comprendedor incorregible) a dar
demostraciones de la Trinidad que no son sino semejanzas; o bien
pruebas congruas de la Encarnaci6n que son especie de poemas
lógicos ad edificationem fidelium más aptos para la oración que para la
apologética. El “intelectualismo” que le han incriminado Bergson y M.
83
Seeberg no es un racionalismo, mil leguas de eso; pero su confianza
absoluta de que la inteligencia y el ser son una cosa, “ens et verum
convertuntur, de que no hay divorcio final entre la Vida y la Idea, le
lleva a olvidarse a ratos de la oscuridad que infunde la materia a las
cosas de este bajo mundo, a querer explicarlo todo, a racionalizar todas
las enumeraciones, a poner a veces tranquilamente y sin decir ¡ojo! un
orden ficticio, de tipo artístico, en los puntos impenetrables al ordenar
científico, llevado quizá de ese instinto de simetría que movía al
arquitecto medieval a poner estatuas donde no eran necesarias ni casi
posibles. Estaba seguro de que la Inteligencia era la causa de todas las
cosas y por tanto ¡todo tenía que tener explicación! “Era necesario que
Cristo naciese de mujer y sin padre: porque Adán nació sin padre ni
madre, Eva nació de varón sin mujer, nosotros nacemos de varón y
mujer, luego era conveniente “ad decorum universo” que un hombre
naciese de mujer sin varón”, ¡para agotar todas las generaciones
posibles! Explicaci6n de tipo meramente poético, donde la ciencia
suprema, la Teología (como advirtió en la Prima Pars, c. 1, art. 9) toca
con los pies la ciencia ínfima, la poesía, con la cual tiene de común el
instrumento del símbolo.
Así como no se puede pedir a la Teología el método propio de las
matemáticas, tampoco se puede pedir a Santo Tomás el aparato de la
teología moderna. El teólogo medieval era un “comprendedor”
apasionado, en tanto que el teólogo moderno parece más bien (no hablo
de discípulos de Tomás como Billot) un “rememorador” minucioso y
escrupuloso hasta el delirio, un custodio armado del hipogrifo del
Dogma que jamás se le ocurre ponerle el freno para salir en él volando.
El archivista ha matado al soñador y los tratados de Teología se parecen
hoy mucho más a códigos que a poemas. Así, pues, no busquen en Santo
Tomás, por ejemplo, las aparateras “notas” teológicas que prenunció
Melchor Cano (“De Locis”) e introdujo la polémica con los jansenistas:
“Esto es de fe y esto no es de fe; esto es de fe definida, de fe próxima a
definirse, de fe por la Escritura, de fe por el magisterio común, de fe
implícita; esto es conclusión teológica cierta, doctrina unánime de los
doctores, sentencia común, probabilísima, más probable, probable,
disputada”. En la cuestión “De si negar las Nociones (de la Trinidad) es
herejía”, el Santo Doctor advirtió en general que toda proposición
negante lo que está de algún modo conexo racionalmente con el Dogma,
se reduce también de algún modo a la herejía, salva siempre la intención
84
subjetiva; pero él no se aflige por distinguir en su inmenso tratado los
diversos grados de conexión de las verdades con la Revelación: amasa
tranquilamente todo lo que él tiene por verdadero en un solo bloque, que
sería imprudente tener por monolítico; yuxtapone al dogma, la
conclusión, la congruidad, la alegoría y hasta la conjetura; y al lado del
teorema metafísico de que en el Ángel la sustancia no se identifica con
el acto intelectivo, estampa tranquilamente el loguema poético de que
los querubines fueron creados en el Cielo Empíreo, confiando quizá
demasiado en el criterio de su lector, incluso del lector de su tiempo.
7
Familiaridad que puede adquirirse meditando la Summa tan bien en cierto modo como leyendo a
Aristóteles y mejor que leyendo manualitos.
85
mucho menos los abismos de ignorancia que creyó ver, a través de la
suya propia, el pobre Taine. Él sabe ser tan sutil como Escoto, pero no
busca la sutileza por la sutileza; él es tan ecléctico como Suárez, pero
tiene demasiada sangre para no preferir a los sabios resúmenes o tibios
compromisos el avalance del propio pensar personal. En su catedral no
hay criptas ni recovas y hasta el último capitel está sosteniendo algo; no
hay adornos, contrapuertas ni falsas ventanas. Por cada artículo se entra
a alguna parte, y detrás de muchos de ellos está guardando una
Melisinda el Caballero de las Armas Verdes, hacha de todos los Taines
y los Viejos Verdes, sólo superable por la divina obstinación del
Enamorado.
Leonardo Castellani, S. J.
***
TOMO II
ADVERTENCIA *
*
Tomás de Aquino (1944). Suma Teológica. T. II. Buenos Aires: Club de Lectores, pp. 7-8.
86
honor del Santo y servicio del lector argentino, que ha respondido tan
generosamente al Club de Lectores.
Las que he añadido con la sigla (LC) se podrían hacer prohijar así en
conjunto por el Cardenal Ludovico Billot, S.J., el mayor teólogo de
nuestros tiempos, y gran comentador del Angélico, pues están tomadas
de mis cuadernos de Teología escritos en mi juventud bajo la égida del
magisterio billotiano.
***
TOMO III
*
Tomás de Aquino (1944). Suma Teológica. T. III. Buenos Aires: Club de Lectores, pp. 7-10
88
tenemos un eximio traductor orfebre, el doctor Carlos Obligado, que
siendo poeta y a la vez cumplidísimo schólar, ha puesto en verso
castellano con gran primor, las mejores poesías de los románticos
franceses y de otros modernos, así como una gran parte de Shelley y
todo Poe, con gran ventaja para las letras patrias. Así también, si lecit
parvis… lo han ensayado Jerónimo del Rey y Jorge Mejía con el poema
dramático de Ghéon La gloria de Tomás de Aquino. Traducir no es
devolver, sino imitar.
89
Los principales defectos de la traducción de Abad de Aparicio son:
1°, los errores formales. Por ejemplo, en I (pág. 63, col. 1°, al fin)
dice así:
Y como éste podría citar muchos otros, más de seis sólo en el primer
tomito nuestro, que dejo por no ser prolijo. En sólo la segunda columna
de la página 426 (I, C. L, a. 3) incurre el buen Aparicio en dos
incorrecciones que hacen decir a Santo Tomás lo que no está en su
texto: 1ª, que el número de los ángeles excede al número sumado de
todos los seres materiales, en tanto que la frase deliberadamente
indeterminada del Santo “excedit omnem multitudinem materialem”, no
autoriza a extender tanto; 2ª, más importante, le planta un “es cierto
que” en un argumento de congruencia, que expresamente al final Santo
Tomás deja calificado de probable. Mas en este tomo III de nuestra
traducción (en la P. I, C. LXXII, artículo único, a la tercera) hace decir
nuestro buen abogado a Santo Tomás una cosa graciosa: que las
hormigas son cuadrúpedos y que además son reptiles; traduciendo por
hormigas dos veces la palabra tortucæ, que significa, como ustedes bien
suponen, tortugas.
El 2° defecto es que casi todas las citas de los Santos Padres están
regularmente mal traducidas, no siempre erróneamente pero sí
toscamente, de tal modo que la nitidez de Gregorio, la ingeniosidad de
Agustín, la elegancia de Ambrosio, el alambicamiento de Hilario, la
conceptuosa oscuridad del Seudionís, la barroca facundia de Boecio
90
están monocordemente vueltos en un llano castellano de sacristía con
sabor a garbanzos. Por ejemplo, en donde dice Boecio:
En toda cosa, el ser buena es uno y otro el ser (“In rebus aliud est
quod sunt bona et aliud quod sunt”) –traduce nuestro amigo (I, p. 35):
“Veo en las cosas que el ser buenas no es lo mismo que el que
simplemente sean” –; lugar que es un prodigio de incuria estilística,
pues en sólo dos líneas nos prodiga 4 artículos, 3 relativos que, y un
adverbio simplemente que no está en el texto y que en Santo Tomás es
palabra técnica, opuesta a “secundum quid” y usada siempre en ese
sentido estricto.
91
Tomás –para el cual no está la Argentina de hoy– también estamos
ciertos que mejora no poco la chabacana versión de Abad de Aparicio.
25 de marzo de 1944
Día de la Anunciación del Ángel.
***
TOMO IV
*
Tomás de Aquino (1944). Suma Teológica. T. IV. Buenos Aires: Club de Lectores, pp. 7-12.
92
Korn) “cuestiones vacías o ridículas”; a causa de que abordaron la Suma
sin la conveniente preparación, y encima sin el condigno y razonable
respeto. Tomaremos para ello la cuestión última de este tomo, dejando
aparte la otra prometida cuestión “De si en el estado de natura íntegra
nacerían solamente varones”, de la cual basta lo dicho en la nota a su
pie. Para muestra basta cualquiera de ellas.
93
separadas; y por momentos (cuando hace ciencia) es aristotélico y tiene
la impresión confusa de que forman una sola unidad bipolar.
94
Encuéntrese la cuestión fundamental y eterna que late detrás de esas
preguntas simples y concretas hasta el punto de semejar adivinanzas o
alegorías, y póngase ella en la terminología moderna, más adulta y
también más pedante y confusa que la antigua; y velay las dos
“cuestiones vacuas” se vuelven dignas de ser debatidas incluso en el
Reader Digest. Los antiguos hacían a la vez la ciencia y el Reader
Digest, o sea la adaptación pedagógica necesaria al profano. En nuestros
días suelen andar divorciadas una y otra cosa, es decir, no sólo la ciencia
se muestra altivamente inaccesible al profano, sino que los
vulgarizadores adulteran o traicionan a la ciencia.
95
de estudiar infestó todas las ciencias y todos los países; produjo una
infinidad de opiniones pueriles o perniciosas; degradó la filosofía;
introdujo el escepticismo, por la facilidad que había de defender la
mentira, oscurecer la verdad, y disputar sobre una misma cuestión en
pro y en contra; arruinó la verdadera elocuencia; separó a los mejores
entendimientos de los buenos estudios; hizo despreciables a los autores
antiguos y modernos; retardó e impidió la verdadera inteligencia de
Aristóteles; redujo todos los conocimientos a un aspecto ingrato y
bárbaro; y últimamente se deduce que su lógica no era más que una
sofística pueril; su física, un tejido de impertinencias; su metafísica, un
embrollo imposible de entenderse; su teología natural o revelada, su
moral, su jurisprudencia y su política, una miscelánea de ideas buenas y
malas”3.
Hasta aquí el formidable La Peña, que más que peña parece aerolito,
salvȃ reverentiȃ. Pero pregúntele usted a esa peña lo siguiente:
3
De el Ensayo sobre la historia de la filosofía ¡desde el principio del mundo! hasta nuestros días, II,
pág. 187 y 190; citado por Fco. Romero, Sobre la Historia de la Filosofía (pág. 70). Subrayado
nuestro. El doctor Romero canoniza al ensayo burgalés de “buen sentido y una gran diligencia… del
“piadoso canónigo” que “es más expeditivo [que Brucker] y se despacha con una franqueza castellana
que ignora las medias tintas y las atenuaciones”… En realidad el piadoso canónigo ignora muchísimo
más que las medias tintas y las atenuaciones. Ignora Santo Tomás y toda la gran escolástica, y a
juzgar por lo que dice quizá también la pequeña, lo que no arguye una gran “diligencia”. En cuanto a
su buen sentido basta considerar las palabras que he subrayado en su texto; o bien la condenación
final con que aniquila expeditivamente toda la ciencia antigua –¡incluso la teología revelada! ¡incluso
la jurisprudencia, es decir, allí en su misma patria a Bobadilla y Las Partidas de Alfonso el Sabio!–
para que el lector pueda hacer juicio por sí mismo. (LC.)
96
– ¿Qué piensa, Monseñor, de ese apotegma de Aristóteles: “el semen
es lo superfluo del alimento”?
L. CASTELLANI, S.J.
***
TOMO V
LA FUNDAMENTACIÓN DE LA MORAL *
I. – SANTO TOMÁS, MAL EXPLICADO
*
Tomás de Aquino (1945). Suma Teológica. T. V. Buenos Aires: Club de Lectores, pp. 7-17.
97
“Hay éticas autónomas y éticas heterónomas. Éticas
heterónomas son las que toman de fuera el principio de
la Moral: por ejemplo Dios, la sociedad, o la naturaleza.
Ejemplo del primer caso es la moral cristiana. La moral
cristiana dice que el bien es bien y el mal es mal, porque
Dios lo quiere. La Moral se basa, pues, en la Ley de
Dios: es la voz de Dios, que Dios revela a los hombres.
Los encargados de administrar esta voz de Dios son los
sacerdotes. La conciencia interna de la Moralidad es
reemplazada por la voz del sacerdote”…
Etcétera.
Sí. Estas son literalmente las palabras de los alumnos en el examen.
Claro que los alumnos siempre rebajan algo. Hallábase presente un
quídam, que no se las da de filósofo sino de crítico, el cual, advirtiendo
el error, quiso sacar de él al profesor de Filosofía diciéndole:
4
“Et ideo primum ex quo pendet ratio omnis justitiæ est sapientia divini intellectûs, quæ res constituit
in debita proportione et ad se ínvicem et ad suam causam: in qua quidem proportione ratio justitiæ
creatæ consistit. Dícere autem quod ex símplici voluntate dependeat justitia, est dícere quod divina
voluntas non procedat secundum órdinem sapientiæ, quod est BLASPHEMUM.” (Quæst. Disput. XI.
De Verit., q. XXIII, a. 6)
… “Decir pues que de la mera voluntad [de Dios] depende la justicia [objetiva de las cosas], es decir
que la divina voluntad no procede según el orden de la Sapiencia, lo cual es BLASFEMIA.”
98
Según Santo Tomás la razón última de la Moral es la
Ley Natural, cuya razón a su vez es la Ley Eterna. Ley
natural es la percepción por la inteligencia humana del
orden natural de las cosas, fundado en sus esencias; y la
obligación que a esa percepción informa, basada en el
apetito natural primitivo de todo ser (que se confunde
con su propio ser) de realizarse plenamente. La
percepción del orden natural de las cosas por el hombre
se basa en la percepción que la inteligencia divina tiene
de su propia divina Esencia, que es su propio Ser, y es el
paradigma de la creación y es el ejemplar y fuente de
todos los seres, incluso de los meramente posibles. En
una palabra, la moral no es un orden venido de afuera, ni
siquiera del cielo: es la voz de la razón humana
reconocida como una voz divina. El Bien es bien y el
Mal es mal, porque el Bien es ser y el Mal es privación
de ser; y el intelecto es la facultad perceptiva del ser.
100
Y para que vean que esto no es poesía solamente, le
voy a poner en el pizarrón el esquema del eudemonismo
aristotélico, que aun antes de su compleción por Santo
Tomás, ya esquiva perfectamente el reproche de
heteronomía, cuantimás después de la integración en él
del elemento agustiniano-platónico que hizo el genio del
de Aquino:
EUDEMONISMO ARISTOTÉLICO
ONTOLOGÍA PSICOLOGÍA
MORAL
CONSECUENCIA
102
Creador. El hecho de la Creación se comprueba en nosotros por el hecho
de la conciencia, ya que fuera de la Creación es imposible explicar el
hecho de la conciencia sin desnaturalizarla de una u otra manera.”
(Discours laiques, p. 307.)
103
conecta la virtud con la felicidad, atando en un punto que Aristóteles no
enfocó, el camino y el término de la vida moral del hombre.
El
(I, 1100, 16). Y siendo esto así, llamaremos felices a quienes las dichas cosas
competen durablemente; felices como el hombre puede.
6
(1177, C. 27). Pero no viviendo en cuanto es hombre, sino en cuanto existe en él algo de divino…
pero desmortalizándonos en cuanto quepa… en vida que sea según lo más excelso nuestro… ya que
eso parece ser algo nuestro, eso divino.
104
pero existen casos en que naturas poco favorecidas o francamente
taradas o simplemente víctimas de un ambiente adverso, luchan toda la
vida contra siniestros internos o externos, sin alcanzar ni la íntima
satisfacción ni el honor social que a la virtud se deben; antes, al
contrario, las sanciones se invierten y la virtud se convierte en un
castigo de sí misma; y la acrecida delicadeza de conciencia se torna un
instrumento de tortura y de fracaso. La doctrina moral del Estagirita
parecería una brillante especulación académica en cuyo esqueleto debe
haber una grave fractura.
105
Kant rehúye la dificultad rompiendo severamente el vínculo entre el
animal sensible y el animal racional. La virtud se funda en sí misma y es
su propio premio; la ley moral es un primum cógnitum dotado no
solamente de evidencia sino también de un misterioso imperio absoluto;
el fin del hombre es realizar con su esfuerzo el “reino de los fines”. La
ley del ser racional es obsecundar (sin concesión ninguna al agrado o
desagrado) el orden universal y permanente que su conciencia le
descubre dentro de sí mismo, como un cielo estrellado. Todas las éticas
que no ponen el fundamento de la virtud en sí misma y en su intrínseca
belleza y dignidad, son “heterónomas”, anticientíficas, circulares, y por
ende van a desembocar necesariamente en el hedonismo, que es la ética
del animal. La piedra fundamental de la moral no es la felicidad sino el
“Imperativo Categórico”… He aquí la solución kantiana a la aporía de
Aristóteles.
7
Ver página anterior (*)
106
decir, es como la ampliación pantográfica de nuestros mezquinos actos
incompletos o impedidos al plano de la vida futura del hombre. La vida
de virtud deja de ser así un tejido autónomo para convertirse en un
simple hilván de ricas estofas sobrehumanas, de las cuales no vemos
sino los frunces. La virtud y su premio no son ya la misma cosa, como
en Kant; ni tampoco dos cosas diversas y ensambladas quizá más allá
del foco de nuestra vista mortal, como en Aristóteles. El premio de la
virtud es Dios, que en gracia del hábitus sobrenatural de la caridad es al
mismo tiempo su objeto y ha sido su principio íntimo. Aquí el filósofo
ha cedido ya el paso al teólogo, el cual sabe dos cosas que ignoró
Aristóteles, a saber, la elevación y la gracia. Santo Tomás sabe primero
que la verdadera felicidad del hombre sobrepasa al hombre, o sea, que la
contemplación de Dios que de hecho nos está prometida transciende la
inteligencia humana; aunque la trascienda por cierto en cuanto es
humana, no en cuanto es inteligencia. Santo Tomás sabe después que la
humilde noción de mérito, que él toma del hecho humano de la relación
social, natural al hombre (Cf. Iª IIᵆ, C. 21, a. 3°) es algo más en el fondo
del alma humana que una mera relación a algo extrínseco (Dios
prometiente): es una realidad sobrenatural, un accidente del alma
infinitamente precioso, que el teólogo llama “la gracia santificante”.
Hay una nueva vida en el hombre, vida divina enteramente invisible,
como la vida de la savia en el sarmiento injertado, que hace
prospectivamente sobrehumano cada pobre actito individual humano. O
sea, que como dijo el Aquinense por boca del otro poeta:
“Y mostraré cada acto suyo, meritorio o demeritorio,
A la luz concentrada del espejo ustorio
De la Fe, que conserva el depósito del Único Saber Necesario,
De las Virtudes y Dones que forman el nuevo organismo
depositario
De una nueva vida germinal y obsoleta
Que alborea en él de manera gratuita y secreta
Y fuente de comunión divina no cesa de manar en lo oscuro
y nunca se sacia.
Hasta la vida eterna. Y es la Gracia…8
8
GHEON: La gloria de Tomás de Aquino, traducción Jerónimo del Rey – Mejía, pág. 77, Club de
Lectores, Buenos Aires, 1944.
107
de Sócrates, sino también la virtud teologal de la Esperanza (pas
seulement l’espoir mais l’Espérance1) que la informa y la sublima.
Porque el mérito no es solamente una promesa, es una prenda. Spe
gaudentes. Es la misma vida eterna poseída en forma germinal; porque
el que está nouménicamente unido al Último Fin, no está nunca fuera
del Reino de los Fines.
1
PÉGUY: Le porche de la deuxième vertu.
108
LA GLORIA DE TOMÁS DE AQUINO *
PREFACIO
(1944)
*
Gheon, Henry (1944). La gloria de Tomás de Aquino. Buenos Aires: Penca, pp. 9-12.
1
Después de escrito este prefacio apareció la obra Introducción a la Filosofía, del P. Dr. Juan B.
Sepich, que el Estado honró, muy justamente, con un premio nacional y que simplifica de golpe, con
su prestancia, la respuesta engorrosa a que aludíamos.
109
deber de saberla. La simpatía hacia ellos le inspira a uno vagos
sentimientos ineficaces de escribir un libro (uno más) y propósitos
eficaces de hacer algunas buenas traducciones, entre las cuales la
presente, que esperamos no sea mala.
Para hacerlo más útil a nuestra patria, los traductores han tenido que
tomarse con el texto la libertad absolutamente necesaria en el caso de
todo texto poético,2 conforme al ejemplo del primer traductor de la
Hispanidad, Fray Luis de León, patrono de este oficio de lengua tan
delicado y de tan alta responsabilidad y actualmente entre nosotros tan
pisoteado. Para traducir bien un poema bueno, hay que hacer otro poema
propio y bueno, con el contenido mismo del original, que se supone el
traductor lo tiene en su alma, y con los recursos artísticos peculiares a la
lengua natal, que son diferentes en cada lengua. Así, por ejemplo, los
dos largos monólogos de la Segunda Jornada, en que Santo Tomás
2
Es evidente que para la representación de esta obrita, hay que hacer en el texto muchos cortes y
supresiones, que el escenador hallará fácilmente por sí mismo.
110
expone su resumen de la filosofía aristotélica y su plan de la Summa
Theologica, resultaban, sin duda, en su traducción literal, bastante
opacos y demasiado técnicos (natural en un autor que no profesa la
filosofía ni la teología), por lo cual han sido sustituidos por otros dos
análogos en versículos clodelianos, que expresan exactamente el mismo
contenido en forma, creemos, más aireada. “Y el que quisiere desto ser
Fiscal, pruebe primero qué cosa es traducir poesías elegantes de una
lengua extraña a la suya sin añadir ni quitar sentencia, y con guardar
cuanto es posible las figuras del original y su donaire y hacer que
hablen en castellano y no como extranjeras y advenedizas sino como
nacidas en él y naturales…”
“No digo que lo he hecho yo; mas helo pretendido hacer, y así lo
confieso.”
JORGE MEJÍA.
111
LA REVOLUCIÓN QUE ANUNCIAMOS *
A MODO DE EPÍLOGO O EPÍLOGO INTRUSO
(1945)
1. –Este libro
*
Sánchez Sorondo, Marcelo (1945). La Revolución que anunciamos. Buenos Aires: Nueva Política,
pp. 260-286.
113
médico. Para el médico, lo primero es diagnosticar. Para diagnosticar,
hay que observar e interpretar, lo cual pide ojos y principios. Leído hoy,
por ejemplo, el libro demuestra realmente que el llamado “Régimen” ya
no era soportable y que su caída tenía que producirse, aun con riesgo
de atrapar otra cosa peor; y demuestra la continuidad política de la
actual situación con la de entonces, nos cura de espantos si no de penas,
haciendo ver que los actuales males estaban en el determinismo
sociológico, y no son hijos solamente de tal o cual casualidad,
ingerencia [sic] extraña, inmoralidad o perversidad, mala voluntad o
voluntad a secas de Fulano o Zutano que hoy ocupa el “poder” o es
ocupado por él. Las personas singulares en sociología son menos causas
que “efectos”; y tanto más efectos cuanto menos personas.
114
2 –Crítica global
1
NOTA DEL AUTOR: Aquí me atrevo a trabar polémica con mi generoso crítico, este formidable
pájaro solitario, como lo describe San Juan de la Cruz, que resulta ser el P. Castellani. No es que se
creyera que la Argentina estuviese madura. Lo que se pensó es que por entonces estaba madura una
oportunidad. La oportunidad de una política hacia lo nacional. Eso es lo que testimonia el libro, y de
ahí, lo observo en el prólogo, el ansia que trasunta, redoblada a medida que transcurre el tiempo y se
deja pasar, morir la oportunidad. No es madurez atribuida al país –mayúsculo asunto sociológico–
sino referida a la contingencia política concreta que se ofrecía espontáneamente, per se, pues así
venían las cosas. Evidentemente el desgaste o desate del 4 de junio se calcula en razón de la
probabilidad u oportunidad adjunta que fue estropeada, desaprovechada: por lo que se dejó de ganar,
el “lucrus cesans” de los juristas. Pero el mismo 4 de junio con su materialidad o materialismo
revolucionario –un verdadero bombardeo de átomos desintegrador de las formas– prueba hasta qué
115
La gran verdad que sustentaba la exageración era que el país no
podía (decentemente) seguir como estaba.
punto la exigencia de una nueva acomodación de lo político era una realidad ya demasiado cruda. Es
más, requeríamos en tren urgente, perentorio, el cambio político no porque creyéramos que el país
vivía una plenitud saludable sino al contrario como remedio, precisamente porque lo conocíamos
enfermo y en peligro de desfallecer en anarquía pasiva liquidándose como nación. (Conf., entre otras,
págs., 47, 55, 156, 162, 227, 231, 241, 251). Esta alternativa en disyuntiva –o se logra la política o si
no, no se logra la nación– es, al cabo, lo que justifica, lo que enaltece la intensa inquietud política que
arrastró a nuestra generación; generación creyente en “la politique d’abord”.
116
ejemplo concreto que se puede dar es el gran aviso de la Cade (y otros
ejusdem fúrfuris) que ostenta actualmente la 5° página de La
Vanguardia. Y así mil otros ejemplos muy claros.
117
de la Democracia; dado que el Radicalismo, brote de un retoño federal,
perdió rápidamente en un proceso ya estudiado la característica que le
imprimió su fundador, el hijo del mazorquero: el federalismo
tradicional.
Bien. Esa falla interna (todos los sistemas políticos las tienen, no
nos engañemos) se desarrolló de tal modo que llegamos a fuerza de
sufragios (o “muleros” o puros) a una especie de selección al revés, al
encumbramiento casi infalible de los irresponsables y los inconscientes,
a la exclusión de los mejores. “Para subir en la Argentina no basta ser
estúpido, además hay que ser solemne” –decía allá por el Centenario mi
irritable tío don Claudio del Rey. Pues bien, después se añadió a eso
otra condición peor, si cabe, que fue el ser inmoral. Como las
elecciones son caras, había que ser “coimero”. La coima es pecado
capital argentino. En español se dice “cohecho, concusión, baratería”;
pero esos crímenes, que son sumamente graves, tres pecados mortales
en uno (dinero robado al pobre abusando de algo sacro, la autoridad
118
pública) tienen para el argentino la atracción carnal de una concubina,
que eso significa “coima” en español. Lo mismo que “rico” significa
entre nosotros todo lo apetecible, incluso lo bello, así como lo sabroso.
Singulares perversiones lingüísticas que denotan cómo la sed de oro y
la licencia sensual se han fundido y se han hecho carne en nosotros. La
concusión o la prostitución impuesta a infelices maestras a cambio del
“puesto”, vendría a ser su símbolo más detonante.
Este mal con ser tan grande no es más que un síntoma de la esencial
prevaricación oculta que consistía en la entrega consuetudinaria del
poder, o sea del país, a fuerzas tenebrosas. Los nacionalistas, con más
celo que prudencia, querían arrancar el síntoma a toda prisa y costa. Se
formó en el ejército, y también en el país, un clima. Una logia de
oficiales creyó pillar la ocasión de hacer algo. Castillo estaba muy
viejo. Se produjo la revolución, golpe de Estado o pronunciamiento del
4 de Junio. Finó el “régimen”. Comenzó el baile.
4 –Las causas
119
intereses comunes
genuino
pueblo
lo material
(masa
falso
Intereses particulares)
los partidos
las élites la aristocracia
(los demagogos)
lo formal
ejército
clero
la autoridad Estado
(caciques)
(figurones)
5 –La materia
121
“He aquí; el Caudillo, el Dios de los ejércitos,
Quitará de la nación ésta
El robusto y el fuerte
Toda fuerza de pan, toda fuerza de agua:
Tanto el fuerte y el peleador
Como el juez, el profeta, el adivino, el cuerdo,
El capitanejo, el de rostro atrayente, el consejero,
El edificador y el perito en lengua mística
Y pondré chiquillos al frente de ellos
Y los mujeriegos los dominarán.
Y caerán uno contra otro
Cada una atropellará a su prójimo
Tumultuará el mocoso contra el viejo
Y el plebeyo contra el noble.
Tomará un hombre a su hermano
O al doméstico de su casa:
–Aquí tienes el vestido, sé príncipe nuestro,
Y responde de esta ruina.
Y el otro responderá diciendo:
–No soy doctor
En mi casa no hay pan ni hay ropa.
No me pongan de rey de este pueblo”.
6 –El pueblo
122
podemos despreciar: es la expresión poética genuina de nuestra “masa”
actual.
123
los males morales de nuestro pueblo pobre. Nunca, ni aun en el caso de
que la masa vuelta turba nos destroce como “nazis”, ninguna torpeza o
error de los pequeños nos hará olvidar las palabras de Aquel que dijo:
“Me dan lástima estas turbas, porque andan como ovejas que no tienen
Pastor”. El compás que les venía de arriba no era de himno ni de
marcha sino de tango.
7 – La forma
Las élites y los cuerpos constituidos en autoridad son los que dan
forma a las masas: entre nosotros están dispersos o quebrados. El
patriciado argentino parece enteramente deshecho, como clase social
dirigente. La llamada “Inteligencia” está corrompida en parte, y en un
todo (salvo excepciones heroicas) desgonzada de la vida y de los
intereses reales del país. Los verdaderos emigrados no son los de
Montevideo. Los emigrados del país son las clases llamadas altas,
ausentistas, indolentes o necias (los argentinos en París) y los escritores
y maestros extranjerizantes, que tienen en Sarmiento y Echeverría sus
precursores.
125
Nuestro siglo está plagado de “ersatz” de la religión perdida, cargados
de la fuerza disociadora y explosiva de la religiosidad natural en estado
informe: es decir, nuestro siglo está plagado de “ídolos” y es idólatra.
La guerra que acaba de pasar (pero ¿es que ha pasado de veras?) fue
una guerra de idolatrías; lo dijimos cuando ella comenzó en
ESTUDIOS, julio 1940, siguiendo por lo demás al gran historiador
Belloc. Dios mismo está revolviendo esta cuba en fermentación, Dios o
el diablo; no penséis que vais a escapar de sus manos con palabrerías, ni
con declaraciones, ni con cartas, actas, congresos, reuniones y
pelotuderías de las cuales Él permanece ausente.
126
Un diario que es un tacho de bazofia intelectual y sensacionalista de
bestias, se llama CRÍTICA, que es la operación intelectual por
excelencia, el instrumento fino del trabajo científico y del gusto
literario;
Un diario que se distingue entre todos (lo cual es mucho decir) por
su servilismo lacayuno se llama LA RAZÓN.
Lo único que nos falta es una revista pornográfica que se llame “La
Virgen”, un diario chantajista que se llame “La Probidad”, un diario de
historietas que se llame “La Filosofía”, un diario socialista que se llame
“La Tradición”, y un diario oficialista que se llame “La Inteligencia”. Y
sin embargo (para que vean que a pesar de tanto veneno, no somos
envenenados del todo) esta misma corrupción de nuestra prensa ha
producido al menos una gran vocación periodística, porque Dios no
permitiera el mal si no pudiera sacar un mayor bien. Un amigo nuestro
que era poeta, místico y millonario, usaba decir que cuando Dios deja
corromperse diabólicamente una cosa humana, quiere sacar de ella algo
divino. Y se hizo periodista. Y escribió una Balada del Periodista, de la
cual serviré un fragmento: Decía que en el desorden extremo del
periodismo argentino él discernía una tentación de heroísmo para el
periodista criollo y para el criollo en general. Lo decía de este modo
más o menos:
127
Antes de Sión se olvidará el judío
Que nosotros del diario… oh!
Envío
128
8 –La autoridad
129
cambiarlo todo” eran por incomprensible inconsecuencia quienes
mantenían una fe extraña en que el Ejército era el Paladión de todas las
virtudes y saberes. Y en consecuencia, los mismos militares, aunque no
todos, al verse de golpe encumbrados por la “elección fraudulenta” del
4 de junio, cayeron en la ilusión tan humana de que no eran parte sino
todo, que el orden militar adecuaba y comprendía al civil, y que no
había dificultad ni problema alguno en la difícil ciencia y tarea del
gobierno que un militar de buena voluntad debidamente asesorado no
pudiese soltar, cortar, deshacer, destruir, sajar, descuajar y desmenuzar
de un tajo victorioso de su espada gordiana. Eso se vio primero en la
candidez con que llenaron todos los altos puestos con hombres del
arma; después en la tranquilidad con que empezaron a molestar a la vez
a todo el mundo; tercero, en la franqueza con que cambiaron, rodaron y
manejaron a sus colaboradores civiles; y por último en la posterior
actitud con que dieron marcha atrás dirigiéndose con velocidad a un
estado parecido al que hubo antes pero no del todo igual, porque como
dicen los italianos: “Igual que antes es peor que antes”, come prima
peggio di prima.
Al fin habrá que hallarle algo que hacer – Porque no sirve para
gobernar – Y para ganar guerras sin pelear – Resulta caro, ya lo van a
ver.
130
Son altos empleados – De instrumentos mortíferos dotados – A fin
de hacer lo que el Estado mande.
Meros esclavos de linaje adusto – Del Dios Estado, sea vil o grande
– Sea justo o injusto.
9 –La Iglesia
132
que consiste en poner a gobernar a hombres qui non eminentiâ
intellectus prœcellunt, que no resplandecen por su inteligencia.
Sodomía espiritual, es invertir el orden de las facultades, poniendo por
encima del Vidente al “Dinámico”2.
Según una leyenda oral, el Presidente Roca fue una vez cómplice de
este crimen masónico. Se trataba de ordenar la terna para nombrar un
obispo en el interior; y el Ministro del Interior le hacía al Zorro Roca el
recuento de los candidatos: –Este –le dijo– es un buen orador sagrado
que posee una verdadera elocuencia a falta de una profunda ciencia.
2
En su comentario al libro aristotélico De anima Lecc. XIX, el Angélico la llama aberración
(construm) que es la palabra que usa para designar las perversiones sexuales.
3
“Cum Ecclesia esoterismum quidem et alícubi etiam meram Theologiam palam evacuaverit, hodie
non raro a Prelatibus gubernatur qui presunt non virtute charísmatum vel excellentia spiritali
quacumque, ac deinde non obtinent obedientiam nisi disciplinæ cujusdam vel rutinae causa; unde
séquitur quod tota ædificatio Córporis, compacta atque connexa, ubi lucis ac róboris charitatis a
Cápíte descendit ut concinne per membra divercificetur, ut Paulus describit, rudéribus, purgamentis,
obstructionibus ulcéribusque impediatur…” (L. B. D. D. Pro Concilio Vaticano ressumendo
Simplices Annotationes, Romæ, Isola de Liri, Donato Cámpoli, 7, 1931, Ad usum NN. Tantum).
133
– Este otro –prosiguió el Ministro– es un frailito muy culto, muy
estudioso, muy trabajador, muy versado en esa macana que ellos llaman
Teología…
– ¡Pase! –Repitió el Zorro.
–El tercero –dijo el informante– es un prelado buen mozo, de mucho
mundo, de mucho trato, de mucha sociología, muy popular entre las
señoras; pero de mollera vacía.
–Ese –dijo Roca– Pásemelo al primer término. Ese es nuestro
Obispo. Ese no nos dará que hacer.
“El que venza poseerá todo esto; y yo le seré Dios y él será mi hijo.
“Pero los miedosos y los incrédulos y los onanistas.
Y los asesinos, los fornicarios y los supersticiosos.
Y los idólatras y todos los embusteros.
Su parte será en el estanque ardiente de fuego y azufre.
Lo cual es la muerte eterna”.
11 – ¿Qué hacer?
135
demasiado en ellos, sabiendo que Dios nos pide que luchemos, pero no
nos pide que venzamos sino que no seamos vencidos. El que tiene
mujer como si no tuviera mujer, el que tiene bienes como si no tuviera
bienes, el que tiene patria como si no tuviera patria4.
En suma, que esa palabra de San Pablo: Noli vinci a malo sed vince
in bono malum, “no te ahogue el mal, pero en bien ahoga el mal”, no
significa propiamente que hay que hacer bienes a quienes nos hacen
mal, lo cual no siempre es posible; sino más bien que hay que
desarrollar y radiar la propia actividad beneficiosa de tal modo que el
mal que nos infieren en vez de sofocarnos quede como sofocado o al
menos amortiguado en la correntada segura y pacífica de nuestro propio
raudal de vida.
Cabo
4
Los hebreos tienen hoy en la Argentina mucho más patria que muchos de nosotros. Un escritor
judío mediocre tiene en la Argentina donde escribir; yo no tengo donde escribir –aunque tengo, eso
sí, libertad de prensa. No me importa por mí; al contrario, para mí es más cómodo. Me importa por la
patria.
Los judíos son dueños actualmente entre nosotros de los más poderosos vehículos de expresión; y
los yanquis tienen el control de todos ellos. Si la Argentina no consigue rehacer la posibilidad de su
expresión independiente, está lista como nación independiente.
136
dedicaremos un soneto a la Argentina tal como la vimos el 14 –VIII –
45 desde un balcón de la Avenida al 2.100.
L. CASTELLANI S. J.
137
LA CRÍTICA DE KANT *
(1946)
I. MARÉCHAL
*
Maréchal, Joseph, S.J. (1946). La crítica de Kant. Buenos Aires: Penca, pp. 13-49.
1
La gente seria, estudiosa, o bien extranjera a la República Argentina, no tiene obligación de leer este
prólogo.
2
Lovaina,
la hoja en la vaina, la boina
con borla estudiante
walona de encaje coleto de ante.
Lovaina,
la misma de antes
flamenca flamante, pintóla
Van Dyck –o Rubens
con sangre española
y un tic– en la sien
y con castañuelas y cruz monacal,
germana y gitana y un gesto walón,
bullicio de pájaros, saber medieval
y al brazo dos ejes para la ocasión
de matar herejes o cavar carbón.
Plantada en la ruta real,
baluarte en la cúspide y abajo mesón
y un enorme escudo: caldera y león
y un águila con un fanal.
(De Postales, 1933.)
139
Kant, Fichte, Schelling y Hegel, interpretados en sus grandes líneas y en
sus últimos pormenores sobre el propio texto. Maréchal se preparó
después con la obtención de un doctorado en ciencias biológicas en la
Universidad de Bonn, con una tesis sobre el metabolismo celular,
método que me recomendó a mí mismo (y recomendó al General de los
jesuitas, Ledóchowski) para formación de filósofos: mejor que un bienio
de Filosofía en la Gregoriana, un doctorado de “otra cosa” en una gran
Universidad secular, para adquirir la experiencia del método científico
y fecundar el espíritu en el choque de la contradicción ideológica.
Porque nada nace en este mundo sino del encuentro de dos principios en
cierto modo opuestos, decía el viejo Heráclito: dos varones no tienen
hijos. Método bien lovaniense por cierto, y no para mentes mediocres.
Lovaina puesta en la misma frontera del mundo latino y germánico, en
el encuentro del catolicismo y la protesta, representa el espíritu
mozárabe de marka, es un bastión, y al mismo tiempo, un broche –como
dice el poema de Jerónimo del Rey que puse en nota.
140
posiblez» del ejercicio más fundamental de la razón teórica, queremos
decir «de la función misma con que la razón pura se da un objeto en la
experiencia»; se habría fundamentado entonces la realidad objetiva de
estos postulados sobre una «necesidad» perteneciente al dominio
especulativo. Devendrían, si es lícito hablar así, «postulados de la razón
especulativa» y podrían denominarse «constitutivos del objeto teórico».
Pero, por otra parte, por falta de contenido intuitivo suprasensible, no
nos entregarían el concepto propio y directo de los objetos
trascendentes, de quienes, sin embargo, nos develarían por un esguince
la existencia necesaria.
4
“Omnia cognoscentia cognoscunt Deum implicite in quolibet cognito, quia nihil est cognoscibile
nisi per similitudinem primæ veritatis.”
141
con la cual luz un momento creyó haber clausurado todo su apasionada
inquisición metafísica. Y sin embargo, entonces comenzaba de veras.
El gonce es éste:
143
Este cuadro está explicado en nuestro libro Conversación y Crítica Filosófica, artículo:
Descartes y San Agustín.
Es una demostración ascendente. Las dos proposiciones de la base permanecen más acá de
las conclusiones kantianas sobre la “noumenalidad” de los Postulados de la Razón Práctica, y
se limitan a dar razón a Kant contra Hume y contra Salomón Maimón. Consideran
simplemente “la afirmación objetiva como postulado práctico”. Por tanto, la palabra
“implicada” de la proposición contra los escépticos, no significa “especulativamente” o
“analíticamente”, lo cual daría la tesis por casi probada.
Las otras dos proposiciones superpuestas representan el “análisis de la afirmación
objetiva”. Ellas nos llevan a la comprobación del dinamismo de la inteligencia, y de la
implicación ontológica de la voluntad (o de la “acción”, como dice Blondel) en ella. Los libros
de este filósofo, sobre todo la segunda versión de L’Action, constituyen una monumental
demostración de estos dos peldaños.
Las proposiciones cimeras sacan la consecuencia del contenido noumenal de la
afirmación como necesidad especulativa en su objeto más alto, o sea, la existencia de Dios, el
mismo que eligió Kant para su demostración de la “exclusiva fenomenalidad del objeto de toda
afirmación especulativa”.
II. KANT AQUÍ
5
Ver nota pág. 49. (Para esta edición es la nota n. 28, correspondiente a la p. 174. N. del E).
144
Maréchal, se dará cuenta que eso es Kant, que eso es filosofía y que la
filosofía (supongamos) no es para ellos.
145
Nuestro asesinatextos ni ha pispado lo que Taine quiere decir, y
cambiando de puesto el adjetivo “vraie”, traduce en esta forma:
6
Cf. ALFREDO FRANCESCHI: La teoría del conocimiento. Buenos Aires, 1929.
146
queramos–. El que quiera conocer la filosofía moderna y no empieza por
leer y comprender a Kant, no dará un solo paso en firme; y eso, dicho no
sólo de los filósofos que le dependen directamente, como Lange o
Nicolai Hartmann, pero aun de los que parecen independientes, como
Blondel, Max Scheller, Carlini, Przywara, Klages, Adler, etc.
“Occupatio cum Kantio pro cognitione status hodiernae culturae
absolute est necessarius”, decía en latín macarrónico un profesor mío de
la Gregoriana, Schaaf, S.J.
Etcétera.
Con estas puras esencias Kant fabricó un mensaje falso: “la filosofía
del protestantismo”, como la llamó Lange… ¡Paciencia! El filósofo es
falible, pero la filosofía es eterna. Y ella no miente. A todos sus
enamorados les conviene más leer una obra maestra que 40 manuales y
las Sugerencias de Gar-Mar encima.
147
Augusto Valensin, S.J., ha intentado resumirlo en 10 proposiciones
en su obra À travers la Métaphysique7.
7
El kantismo ha muerto como sistema, pero su espíritu vive. He aquí lo que queda de él y ha
sido vulgarizado:
1°Lo que se llama Naturaleza no es dato bruto. No es que haya naturaleza externa y espíritus que
la conocen, sino un material informe (sensorial) y mentes que lo estructuran. El espíritu construye la
natura y la natura refleja el espíritu (tesis retomada y marginada por Hegel).
2° Lo que se llama Verdad no es una ecuación del conocer y de su objeto. Ontológicamente, la
verdad consiste en la regularidad de la operación por la cual inconsciamente el intelecto elabora su
objeto; y lógicamente consiste en la conformidad del uso empírico de las categorías del intelecto con
su uso transcendental. De consiguiente, la objetividad no viene del hecho de que la cosa exista en sí,
sino de que aparezca idénticamente a todo intelecto, es decir: la objetividad es el efecto de una
elaboración regular. Esta tesis pasó a la teoría de la ciencia con Henri Poincaré, y a la filosofía de la
religión con Schleiermacher y Augusto Sabatier.
3° La Razón tiene un “uso inmanente”, limitado a los puros “fenómenos”. Puede concebir pero
no puede conocer lo que traspasa el campo de la experiencia. Fuera de la intuición nuestros conceptos
no tienen sentido. La filosofía debe cesar de ocuparse de objetos, es la ciencia del sujeto. Tesis
fundamental del cientismo contemporáneo.
4° La Moral se funda sobre la necesidad y no sobre la certeza. La necesidad funda legítimamente
la persuasión. El agnosticismo metafísico debe ser completado por el dogmatismo ético. Tesis base
de la “moral autónoma” de Guyau, Payor, H. Bayet.
5° La Fe es la adhesión por motivos subjetivos a las realidades de orden práctico que la moral
necesita. Creer en Dios, por ejemplo, es conducirse prácticamente en nuestra conducta moral como si
Dios existiera; no es pronunciarse intelectualmente sobre su existencia. No hay ni puede haber deber
alguno respecto a las afirmaciones especulativas, sino solamente respecto a los actos de voluntad. El
deber no atañe al conocimiento de ningún modo, sino sólo a la práctica. Tesis que niega las virtudes
intelectuales y fundamenta el liberalismo moderno: libertad de pensar, libertad de opinar, de prensa,
etc.
6° La Ciencia y la Fe son heterogéneas: mutuamente ni pueden ayudarse ni desayudarse. Tesis
que destruye la teología tradicional al mismo tiempo que decapita las ciencias del espíritu.
7° La Voluntad del hombre es autónoma, es decir, no está sujeta intrínsecamente a dueño alguno;
parejamente es autónoma la razón, que es su propio juez en todo. Racionalismo contemporáneo.
8° El Premio o el castigo son cosas amorales. Obrar en vista de la felicidad temporal o eterna,
por evitar el castigo o por amor a la humanidad, no es conducta moral, sino solamente lo que se
cumple por el único respecto del deber. Tesis estoica desarrollada por Krause, Guyau, Renouvier, Le
Roy, Sabatier.
9° La Religión es una función de la moral: su contenido dogmático tiene un valor puramente
económico y evolutivo. Tesis que pasa a los fundamentos del modernismo; ver TYRREL, Samuel
Butler, Unamuno, etc.
10° El Hombre es un fin en sí, en el sentido de que no depende de nadie absolutamente. Remate
monstruoso al ateísmo y a la antropolatría.
Esta última tesis no sería justo adscribírsela literalmente ni formalmente a Kant; pero está
focalmente y en forma de límite contenida en el conjunto de todas las otras, si se prolongan sus líneas
de fuerza. Y es lo que ha deducido de Kant el vulgo, “el vigilante de la esquina”, como dicen. (L.C.)
148
La certidumbre del hombre no puede franquear los lindes del
conocer sensorial. Dios, el alma inmortal y la libertad moral son
“tendencias” invencibles de nuestra natura. Dios, el alma y la libertad
son una especie de “mitos” necesarios para la vida.
III. KANT EN CIFRA
149
mis ojos mismos los que, al ver tal volumen, o silueta, o color, ven al
Hombre por carambola (per accidens), y después, por doble carambola
en banda (“per conversionem ad phantasma”), ven también a Sócrates;
quiero decir, a Sócrates Recamán, que fue un compañero mío de
colegio, porque al otro Sócrates de los ejemplos no lo han visto mis ojos
carnales, francamente; aunque esperan verlo junto con Kant en los
Campos Elíseos, al lado del
150
se engaña siempre y lo engaña invenciblemente, la culpa no puede
menos de rebotar a la Natura misma, y de allí a su Autor.
Respondió el gitano:
Esto es lo que tenía que decir como excusa leal de argentino por
haber leído a Kant y traducido a Maréchal –en estos momentos de la
patria. Entra un porteño y me dice:
152
– Es seguro. Pero salieron unos herejes allá en el Viejo Mundo y
dijeron que no era seguro.
– No se puede; porque las ideas de ellos han llegado hasta aquí y por
todas partes, y se ha armado una especie de gran payada de contrapunto.
– Y ¿quién ganó?
– Usté, yo, y todos los que creemos que realmente la inteligencia del
hombre puede llegar a saber con certeza (aunque con trabajo) que hay
Dios, que hay Alma y que existe la Natura del Orbe Universo… Al
principio, los otros (¡qué herejes!) hicieron una maravillosa técnica que
agarraba únicamente los objetos de la geometría y la física, cosa de
profesores ensimismados y bol… aceros. Eso sí, con fuerza
incontestable. Todo el resto quedaba afuera. Pero ahora nosotros hemos
llegado a fabricar la planta de conexión de ese mismo aparato con las
otras máquinas viejas, hoy remozadas, con que la Humanidad ha
agarrado siempre la totalidad del Ser…
SUGERENCIAS
“Este trabajito de investigación filosófica está
especialmente dedicado a los… familiarizados con la
filosofía: sólo ellos pueden someter a crítica personal y
razonable lo que aquí se les ofrezca de nuevo.”
(Sugerencias, tomo II, pág. 156.)
154
Sugerencias de Gar-Mar es un libro sugeridor. Su papá es un
pensador. Es, ante todo, un poeta. Y es lo que salta a la primera vista:
encuentra para encarnar las ideas abstractas, afortunadas gemas de
expresión.
155
¹ Supón x=a
luego = ax
luego + = ax +
luego (x – a) (x + a) = a (x + a)
luego x+a=a
pero ¹ x=a
luego a+a=a
luego 2a = a
luego 2=1
8
“Tout français nait cartesien; et seulement avec de la peine on devient thomiste.” (Curso inédito
1933, Collège de France.)
156
Esto no tendría ninguna consecuencia; ultra el distraer
agradablemente al vulgar; y a los entendidos, hacerlos reflectir en torno
de esos eternos problemas: Materia, Forma, Espacio, Tiempo, Infinitud,
Creación, Eternidad, Movimiento, y a la postre, Ser Supremo; y muy
mucho en este otro de Kant: ¿de dónde sé yo que esto que razono tiene
un valor absoluto? si no fuera que Gar-Mar, en vez de dárnoslos por
entretenimientos de filosofía aplicada, o “sugerencias” como había
intitulado muy bien, pareciera en el cuerpo del libro querer darlo como
“metafísica” (pág. 183), “filosofía católica” (pág. 128), “teología” (pág.
127), “filosofía escolástica y moderna” (175). Eso no. No sea que los
profanos y prejuiciados puedan creer que una cosa así es Santo Tomás,
el Angélico. Yo no sé si Francisco Suárez permitiría a Sugerencias el
rótulo de “filosofía suareziana”. Pero cierto que, aun en ese caso,
todavía no sería toda la escolástica, y mucho menos toda la “filosofía
católica” (pág. 128).
★
157
la metafísica como indefinidamente divisible. Pero el físico advierte:
“Ojo, que no es ése un movimiento real”9.
En efecto, de este teorema, hace él: “un tren lleno de viajeros a una
velocidad decreciente la mitad por hora, con el milagro de que todo él,
contenido y dentornos, disminuyen también la mitad correlativamente”.
Claro, ese tren viajará siglos y siglos por un trecho de un milímetro sin
allegar fin; y se hará tan chico, que cabrá en el hueco de un átomo de
oro; y como ese tren puede ser el Universo, velay todo el Universo
jaulado en un átomo, y yo, Gar-Mar, de tamaño natural, desde fuera
contemplándolo y haciendo deducciones ascéticas y místicas12.
9
BERGSON: L’évolution créatrice, pág. 337. Alcan, París, 1932.
10
“Non potest esse continuus motus aeternus super recta.” (ARISTÓTELES: Phys., cap. VIII, 360,
12. Didot.)
11
MARÉCHAL: Le point de départ de la Métaphysique, cap. V, I. II,cap. 4, § 4. Lessianum,
Louvain, 1926. “A vrai dire, la loi de continuité spatiale qui régit toute représentation sensible (loi
inductive ou constructive, objetive ou subjéctive, peu importe ici; n’affirme ni ne nie la divisibilité
infinie de l’objet réel: elle n’assigne aucune limite nécessaire de la division, qui dépend d’autres
conditions encore que de la simple continuité; c’est tout. Il en irait d’ailleurs autrement si l’étendue
des géomètres constituait l’essence intelligible des choses matérielles, comme l’ont cru les Cartésiens
orthodoxes.”
(Para más, ver sobre este asunto, si se quiere, el luminoso análisis de la lect. II, chap. 2, § 3, Le
problème de l’apriori dans la connaissance sensible.)
12
Olvida Gar-Mar flagrantemente el severo sosegáte de Santo Tomás a Averroes: “De dimensionibus
ergo interminatis nihil ad naturalem spectat”.
158
Es lindo. Es exactamente el viejo sofisma eleático de Aquiles y la
Tortuga, ya resuelto por Aristóteles (Phys. Akroas., I. V, cap. IX, XIV)
y psicológicamente por Bergson (L’évolution créatrice, pág. 338…),
reeditado en forma moderna y atrayente y puesto como pedestal de
consideraciones religiosas: que es lo que menos nos gusta en este libro.
★
A cada uno de estos suponeres, hay que oponer esta formal recusa:
“¿Es eso posible? ¿Y cómo lo sabés?” No vayamos a antropomorfar la
creación y el “aniquile”, y dar de barato que es lo mismo que la
destrucción y refección que el hombre puede hacer, por ejemplo, de un
objeto de su bufete sin tocar los otros. Parece evidente que Gar-Mar
maneja estos dos peligrosos conceptos Creación-Aniquile con ingenuo
abuso racionalista. Los ha convertido en “términos espaciales”, como
diría Bergson.
159
De la Creación sólo sabemos: 1°, que ha sido –y eso solamente, en
opinión de Santo Tomás, por revelación–; 2°, que puede, por ende, ser;
3°, que no es como la acción, la facción, y la producción humana; 4°,
que no es en el tiempo. (Decirlo de este modo: “que es instantánea”, es
peligroso, aunque es verdad para los que pueden entender lo
“instantáneo”, no en términos de Tiempo y Espacio).
13
“Nulla creatura, annihilatur, sed quælibet secundum aliquid permanet in aeternum” (S. Th., Iª, c.
65, 1.).
14
Véase, por el contrario, un ejemplo de prudencia en el Angélico. “Et tándem non est demostratum
quod Deus non possit facere infinita actu”. (S. Th., “Deo aetern. mundi”, cond.) No afirma, por
cierto, que Dios pueda hacer infinitos; afirma que no se ha demostrado que no pueda. Es decir,
insinúa que no se puede demostrar, se gana a un prudente agnosticismo. Imitemos al Angélico.
Parecería que se puede demostrar fácil: “Si Dios pudiese hacer infinitos algos actuales, podría
también contarlos, y entonces el Infinito sería traspasado, lo que es contradictorio”. Y no. Santo
Tomás rehúsa la demostración, al parecer clara. Es que se da cuenta que del Infinito, como de la
Creación no tenemos sino idea indirecta y negativa.
160
– Pero… si algunos filósofos del siglo XVII (ARRIAGA: Cursus
philosophicus) han hecho un gran uso de esas hipótesis…
15
“Nulla res propria destituitur operatione” (S. Th., “De Ente et Ess”, cap. I in med.). “Omnis
naturalis corporis est proprius motus” (ARISTÓTELES: De Cœlo, III, cap. V). ¿Es posible existir
algo que no opere –esse sine operatione–, es concebible el mito de la Substancia Inerte?; otramente,
¿es posible la creación de Una Sola Creatura Indiferenciada? Los metafísicos son aficionados a estos
problemitas regiamente ociosos. No; Dios no puede crear la “Mónada Inmóvil”. Un Adán ontológico
sin Eva y sin Paraíso es imposible.
Es inconcebible cosa existente sin un algo allí que esté en Acto. Pura Potencia sería la Materia pura,
que no puede existir por sí. Pero esa parte en Acto debe ser o Moviente o Moviéndose, y en ambos
casos está en Moción; opera. Ahora bien; son solamente tres modos del ser posibles respecto a la
Moción: o Movible o Moviéndose o Moviente. Y si fuese puro Movible, volvíamos al primer
161
“Operatio sequitur esse, esse propter operationem”. Ese
movimiento óntico llega a nuestro conocer (a través de los sentidos) sólo
por intermedio de las categorías Espacio y Tiempo –se expresa para
nosotros en términos de Cuantidad y Sucesión; de Dónde y Cuándo–.
Mi “castellanidad”, pues, “mi selladura de cuantidad”, lo que hace que
mi Yo sea tal hombre distinto de todo otro (¡y qué distinto, según opinan
mis amigos!), sería “la función o posición dinámica de una parte de la
Materia (informada por mi vida) en la intersección inmensa de acciones
y reacciones que resultan de la movilidad esencial del Universo
corpóreo”. Por lo tanto, así como una misma palabra al fin de un poema
no es la misma que al principio (paradojalmente) por cargar en ella todo
el efecto que ya las otras y ella misma han labrado –así como la misma
romanza del caballero Walter von Stolzing es trivial en el primero, es
linda en el segundo y es sublime en el último acto del capolavoro de
Wagner–, así no puede el mismo hombre existir ahora, aniquilarse luego
y reexistir después, habiendo en tanto el Universo marchado. Esta
marcha está ónticamente dijéramos “registrada” (“quod fuit non potest
non fuisse”), y ese registro no es otro que el ser mismo material de los
individuos en cuanto individuos “interconsistentes”.
supuesto. (Véase la demostración indicada por Aristóteles contra Empédocles en Phys., VIII, C. 1,
342, 155. Didot.).
16
“Also kann das Zugleichsein der Substanzen in Raume nicht anders in der Erfahrung erkann
werden, als unter Voraussetung einer Bechsel wirkung derselben untereinander;… diese ist also auch
die Bedingung der Moglichtkeit der Dinge selbst als Gegenstande der Erfahrung…”.
162
Aquí no chocamos contra un teorema tomista; nos estrellamos al
principio de contradicción.
– Nunca.
Instan: pero el Quodl. IV, donde trata la cuestión adrede, ¿no dice
que lo permanente, contradistinto del tiempo y la moción, puede ser
recriado? ¿Y el alma no es algo permanente?
164
nominatim eso que en su natura no dice orden a la marcha óntica, que el
tiempo mide?
Kant ha existido17.
Lástima de tiempo gastado en Historia de la Filosofía si después
escribimos como si Kritik der Reinen Vernunft no hubiese tronado en el
mundo. Una tromba puede ser todo lo maléfica y pestilencial que se
quiera; pero no las permitiera Dios si no es por algún bien. Hay cosas
que deben morir. El ultrarrealismo de algunos escolásticos de la
decadencia, su (más que platónico) pitagórico racionalismo, no debe ser
reconstruido. Allí donde están, y de lejos, son venerables las ruinas, y de
noche con luna son hasta hermosas; pero vete a cobijarte allí de día…
Para vivir hay que tener casa.
“Oh les voix, mourez donc, mourantes que vous êtes”.
★
17
“Denjenige, welcher die Begebentheiten in Gebite des Geistes, und das sind die Philosophien, fur
Zufalligkeiten halt, ist es nich Ernst mit dem Glauden an eine gottliche Weltregierung, und was er
davon spricht, ein leeres Gerede.” (HEGEL: Begriff der Geschichte der Philosophie, Werke, ed.
Dmocker – Humblot, vol. XIII, pág. 49).”Aquel que tuviere por eventualidades vanas los
movimientos del Reino del Espíritu (y esto son las filosofías), ese tal no tiene fe profunda en la divina
Mundiducción, y lo que diga de la Providencia es vana palabrería…”
“Cognitio philosophiæ Kantianæ pro justa æstimatione moderni status culturæ absolute est
necessaria”. (Chr. PESCH, S.J.: Halt, pág. 126).
165
problemas del Espacio y sin ella se hace inconcebible la realidad de los
fenómenos naturales.
La Multiubicación,
la Traslación instantánea,
la Disextensión,
la Conextensión
166
absurdo, porque un Moverse local absoluto es contradictorio. “Motus
localis essentialiter est relativus” (F. SUÁREZ)18.
18
“Est probabile etiam includere transcendentalem habitudinem, ad tale spatium” (Metaphys., D. 51,
sec. 1ª, n° 13.).
19
Leibnitz siente que el problema del Vaso dentro del cual Todo se aniquila (¿se tocan o no las
paredes?) está mal puesto; y así elude prudentemente la solución llamándose a iglesia. “Ich glaube
aber das dieser Falle kraft der gottlichen Volkommenhait ausgeschlossem ist” (Nouveaux essais, pág.
136).
20
Fieri, hacerse; ubi, donde.
167
Veamos el absurdo, primero por el lado del fieri, y después, del ubi.
21
MARÉCHAL: Point de départ de la Métaphysique, tom. V, sec. II, ch. 3. Lessianum, Louvain,
1926.
22
¿Cuál es el único tren
que nadie puede tomar?
El tren para Niunlugar
que pasa por Niunaparte
que de Ningún punto parte
y a Niunlao va a parar…
23
La mitad del camino salir de casa. No quiero cargar este artículo con los lugares en que Aristóteles
rechaza el “moverse indefinido”. El //¡/ (Phys., 273, 191) y el
/ vuelven a cada instante en su pluma en la Phys. (Véase, por
ejemplo, en edic. Didot, t. II, 343, 300, 332, 376, etc).
SANTO TOMÁS: De natura loci (Opusc. 48, rom. 52): “Licet emim de ratione corporis non sit
locus, est tamem de ratione corporis moti localiter” (pág. 168).
168
¿Cómo ha hecho Gar-Mar para concebir tales engendros? Sencillo.
Ha confundido primero el Moverse Local o Motus (“hecho de
experiencia”) (pág. 47), “realidad fundada en la experiencia de los
sentidos” (pág. 64), con su causa o Nisus (“el movimiento absoluto es
totalmente imperceptible por los ojos”, pág. 51). Después ha confundido
el invisible pero necesario Nisus de los antiguos con su causa, la
Potencia. Y después ha hecho de la Potencia una Substancia
(“Movimiento Absoluto”). Claro, la potencia activa o pasiva que causa
el mover y poder-ser-movido es algo (sea lo que sea) intrínseco a los
cuerpos (aunque tampoco absoluto, según nuestro parecer),24 es algo
invisible, algo ligado a la substancia, algo que “Dios puede contemplar”
(pág. 48) independientemente del moverse actual, pues Dios puede ver
todos los efectos en sus causas.
24
Véase SUÁREZ: De Angelis, I, 4°, c. 8, n. 7. El matemático Euler no puede ser traído como asertor
del movimiento absoluto; por aquello de “Omne corpus etiam sine respecto ad alia corpora vel
quiescit vel movetur; hoc est, vel absolute quiescit vel absolute movetur” (Theoria Motus corp. sol.,
cap. 2, pág. 30).
Léase el contexto y se verá que el gran autor del Álgebra (matemático y no filósofo) no intenta
defender la absolutez del Mover Local sino sólo la del “Nisus”, tomando las dos cosas “per modum
unius”, como Gar-Mar.
25
Es curioso recordar que Kant, en su segundo estadio de su itinerario mental (1760-1770) admitió,
con Proclo Neoplatónico, el Espacio = Realidad Substancial al mismo tiempo que giraba en la órbita
del Escepticismo Humiano (De ultima ratione discriminis regionum in Spatio, año 1768). Lo mismo
Gar-Mar, y por el mismo proceso mental, rechaza esa evidencia del “Espacio Imaginario” y admite
en el fondo, sin saberlo, ese absurdo del Espacio-Substancia.
169
No es lo mismo hablar mal del Gobierno que gobernar. Gar-Mar, en
el inicio de este trabajo, en nombre de la Razón Pura, malhabla muy feo
de la fantasía y del “Espacio Imaginario” y trata a estos señores:
170
poesía, hay filosofía. En el segundo, dedicado “A ellos”, donde quiso
hacer filosofía, hay amables fantasías26.
Por quién sabe qué sino fatal, ha seguido Gar-Mar uno de esos
caminos que su segundo tomo intenta hacernos creer posibles.
Su segundo tomo sí que es una Realidad Alfa, una de esas Rectas sin
Punta, una de esas Rutas que llevan a Ninguna Parte:
V. CÉSAR PICO
26
Como lo notó certeramente desde el principio el Director de Estudios, Dr. José María Blanco, S.J.,
en la nota bibliográfica del n° de julio de 1933, t. II, pág. 78. “Tienen más enjundia tres sentencias del
primer tomo que todas esas ocho páginas del sueño de la inmovilidad…”
171
existencia innegable de la verdad” hecha por Maréchal en su Cuaderno
V, no marcha; y que todo aquel que admite el planteo del problema
epistemológico hecho por Kant, “rompe el puente” y queda
irremisiblemente preso en la isla del idealismo, rodeada por el báratro
del escepticismo.
En ese trabajo notable, nos parece, sin embargo, que César combate
con un adversario informe y no distingue bastante tres posiciones: la de
Descartes (duda universal metódica), la de Pita-Cienfuentes (duda
sistemática) y la de Maréchal (duda crítica).
27
Das aber derjenige, der Metaphysik zu beurteilen, ja selbst eine abzufassen unternimmt, den
Forderungen die hier gemacht werden, durchaus ein Gnuge tun musse, es mag nun auf die Art
geschehen das ser meine Auflosung annimt, oder sie auch grundlich widerlegt und eine andere and
eren Stelle setzs –denn abweissen kann er sie nicht… (KANT: Prolegomena, Vorwort, Insel IV, pág.
38).
Allein diese Prolegomena werden ihn dahin bringen, einzusehen, das es eine ganz neue Wissenschaft
sei, von welcher niemand auch nur den Gedanken vorher gefasst hatte, wovon selbst die Blosee Idee
unbekannt war… (Ibid., 379).
173
que de ella surgirían las tres metafísicas panteístas más
desmesuradamente dogmáticas que se conocen en la historia de la
Filosofía.
***
EPÍLOGO
KANT ESCRIBE *
28
Doble y precario remedio… No voy a poder decir… El problema del libro está pensado de un
modo para mí intolerable. Este problema consiste en que el clima argentino se hace, al parecer, cada
día más contrario al libro bueno y favorable al libro-bazofia. En suma, se hace cada día menos
“culto”; o lo que es peor, más culturalmente “falsificado”.
Mi tío el canónigo solía decir: “Quien quiera escribir hoy en la Argentina un libro eximio, debe saber
que tendrá que pasar por la siguiente carrera de baquetas: 1°, pagarlo; 2°, luchar por venderlo; 3°,
pasar la humillación de verlo pospuesto al libro-bazofia; 4°, silenciado por la prensa llamada
“grande”; 5°, para postre, el autor recibirá una andanada’ denuestos. El escribir libros para los
argentinos no es ya por ende un oficio (il ne paie pas son homme, como dice Francia) sino una obra
de caridad al alcance solamente de un santo que fuese millonario, y como yo no soy nada de eso…” –
decía mi tío.
Exageraba algo. La dificultad de ser buen autor, que siempre existió, está hoy exacerbada por el
desorden de la época, es verdad. Esta dificultad aumenta a medida que el buen autor está más al
servicio del Reino de Dios, también es verdad. Pero eso es sabido y ya profetizado por Cristo: “Si me
persequuti sunt…”. Eso no debe acobardar a nadie.
Eso sí, la Iglesia y las Órdenes Religiosas es menester que tomen conciencia de este problema, del
cual ahora parecen bastante ayunas y dando golpes de ciego; –si es que esta cultura occidental y
occidua a que pertenecemos debe seguir adelante todavía. Así lo mandó en su testamento Fray
Esquiú. Ahora, si ya se viene el Anticristo, entonces la cosa cambia. En las catacumbas no se
necesitan buenos libros.
*
Epílogo, p. 325-326.
174
____
____
____
____
____
____
____
____
____
176
Como yo, tú eres sueño de un sueño, sombra en sombra,
Que morirá primero que mi mente que piensa.
____
____
____
176
LA REINA DE LAS SIETE ESPADAS *
TRADUCCIONES
(1951)
Cervantes dijo que las traducciones son tapices vueltos del revés;
serán las traducciones en prosa; porque las en verso son simplemente
otros tapices: siempre menores o peores que el primero: en arpillera.
*
Chesterton, Gilbert K. (1951). La Reina de las Siete Espadas. Buenos Aires: Plantín, pp. 7-11.
177
El tercer ejemplo no recuerdo cuál es, pero estoy seguro que no era
Shakespeare traducido por De Vedia y Mitre, como me sugiere aquí un
amigo. Será quizá Marlowe traducido por Goethe.
178
Voy donde va la hoja del laurel…
Todas estas fábulas las dio como propias el fabulista español: son del
poeta inglés John Gay (1688–1732). El marqués de Melgar en su
179
“Poetas del siglo XVIII” descubrió el inocente hurto; que se puede
llamar inocente, pues la perfección castellana lo hace beneficiable del
indulto arriba enunciado.
El gran traductor en verso que fue D. Carlos Obligado nos decía una
vez que era posible traducir del inglés en el mismo metro y número de
versos: pues la sinalefa del castellano se traga muchas sílabas y permite
embutir muchas palabras en un endecasílabo. Lo contradijimos. Con
perdón del dilecto y llorado amigo, no es posible. El inglés es el idioma
más breve, bárbaro y hermoso del universo. El español, al menos como
lo hablamos nosotros y los catalanes, es una lengua obesa.
Por eso pues, después de haberse roto la testa para traducir en verso:
_________
P.S. –Estimada hermana y señora: Ahí va el prólogo que le prometí para el público;
permita ahora una posdata para Ud.
He revisado su versión y corregido las pocas palabras que Ud. verá. Francamente opino
que no debían haberse traducido algunos poemas, que son simplemente INTRADUCIBLES;
como por ejemplo: PEQUEÑA LETANÍA, IMÁGENES Y LOS DIJES.
Ud. sabe que los poetas juegan a veces con los sones y las imágenes y hacen especie de
ninananas para niños; al verterlas a otra lengua, cambian los sones y las imágenes aparecen
estrafalarias: desapareció la poesía.
Corremos el peligro de que al autor y a Ud. los tengan por “irreverentes”; y aun conozco
un magnate que sin duda lo hará. Eso a Chesterton no le importa; pero a Ud…
Hay en estos versos una cantidad de sutiles alusiones, poco rastreables para el lector no
inglés. ¿Quién gustará, por ejemplo, en el potente y patético poema “La Torres del Tiempo”
(que yo hubiese traducido “Los Poderes de este Mundo”) el resumen del derrumbe de Carlos I
1
Clara Petty de Saravia, quien figura como traductora del libro, es uno de los pseudónimos del P.
Castellani [N. del E.]
180
en la 2ª estrofa? ¿Y quién intuirá en la 3ª del poema “Santiago de España” la alusión conjunta
a la España roja, la España de Franco y la España sarracena todo en uno?
En fin, allá Ud. y el editor. Yo he penosamente cumplido. También Ud., pues no se puede
traducir mejor en este caso.
Suyo en Cristo Jesús.
L. C.
181
SEÑOR DEL MUNDO *
(1958)
“Qui scribit, bis legit”, decían los romanos; bien pudieran decir:
“qui vertit, ter legit”, el que traduce, lee tres veces…Quiero decir que
traducirlo me ha sido extraordinariamente provechoso también a mí.
Entre otras cosas, para traducir bien una obra maestra, hay que ir hasta
el tuétano del pensamiento y de la técnica del artista; y se le revela a
uno la delicada fábrica de ambos, oculta allá detrás.
*
* *
*
Benson, Robert (1958). Señor del Mundo. Buenos Aires: Itinerarium, pp. 283-292.
183
novela” (cito de memoria), lo cual es falso, y es una broma pesada del
autor; pues siendo éste un soberano artista, si el Prólogo fuese
superfluo, lo hubiese omitido él mismo. Un artista no pone nada
innecesario en su obra.
Pasando por Barcelona este año, vi que Gili Hijos había reeditado su
traducción de hace cuarenta años, sin retoques. Como dijimos, esa
traducción es deficiente, es “aguada”, ha puesto demasiadas palabras de
más, además de verba y retórica española; ha “rebajado” el texto, en el
sentido en que se “rebaja” el vino; y este rebajar, tratándose de una gran
obra literaria, puede equivaler a “anular”. Nosotros hemos añadido a
veces; pero para reforzar, no para diluir. Hemos añadido graduación, no
agua. Reparar algún olvido del autor, es lícito; y también sacar en
limpio, por medio de una palabra más, una conclusión que el autor sabe
que sus lectores ingleses sacarán por sí mismos; pero yo sé que mis
lectores no.
No nos parece. Pero en último caso hay que tomar lo que a uno le
dan, cuando se lo dan gratis; y si el autor no nos dio más, es que no
pudo darnos más. Inconmensurable como era el tema, preferible es que
nos haya dado el fin del mundo en una especie de poema lírico-
abstracto-místico en prosa, que no una barroca pintura a lo Wells llena
de truculencias, de un suceso que de suyo es inefable.
188
Pero en realidad el final nos parece, bien mirado, egregio. Desarrolla
una idea sencilla y profunda, que todo cristiano tiene, pero es
misteriosa; a saber, que lo sobrenatural es de suyo más poderoso que
todo lo natural, como el viento es más poderoso que la tierra (y el
espíritu que la materia) y en una batalla formal lo derrotaría.
*
* *
“Libro sombrío”…El mencionado reproche de que Benson pintaría
los últimos tiempos con colores demasiado negros, me parece carente
de sentido; yo diría que más bien se queda corto.
190
El Vaticano de Benson es un modelo, tal como lo pudo ver la mente
idealista de un joven sacerdote convertido que fue dos años a estudiar a
Roma; como lo vimos (con la imaginación) nosotros mismos durante
nuestros estudios.
Puede que Benson haya visto algo de esto, mas no haya querido
“desnudar las vergüenzas de su madre”, como prohíbe el Levítico.
Tampoco yo lo haré.
191
perdonado al lector) de la corrupción interna específica de la religión;
de la confusión dentro del redil, y no solamente fuera.
Mas, como ya hemos dicho, cuando Cristo venga por segunda vez
“en gloria y majestad”, encontrará la religión en el mismo estado (y un
poco peor) que en su primera venida: Él mismo lo dijo. Y ese fenómeno
es mucho más espantable que el de la violencia externa y corporal; la
cual no faltará tampoco. Por lo menos, así leemos nosotros las
profecías; sujetándonos, si erramos, al juicio de la Santa Madre
Iglesia. “Cuando veáis la abominación de la desolación en el lugar
donde no debe estar…entonces es”.
192
*
AVIVANDO BRASAS
(1957)
Se llama rododendro
Excepto “engendro”
Casi humano.
Ibarguren
*
Ibarguren, Federico (1957). Avivando Brasas. Buenos Aires: Theoria, pp. 13-15.
193
Recordando no sé por qué
Hasta Mañana
Por la mañana
De profesores
E “Interventores”
De la sabiduría y la erudición
De esta nación…
El libro es bueno
(Yo lo publicaría)
Sencillo y sereno
194
Y hay poemitas logrados sin rebuscarlos
La literatura argentina
No existe
“Universidad”
Masónica de verdad.
En “épocas” y “subépocas”
195
Así que Don Peco a publicar
Gustar y aprovechar.
L. Castellani
196
NOCIONES DE COMUNISMO PARA CATÓLICOS *
PRÓLOGO
(1961)
*
Elizalde, Enrique C. (1961). Nociones de Comunismo para Católicos. Buenos Aires: Poblet, pp. 7-
26.
197
Voy a bordar algunas reflexiones sobre el texto mismo del libro, sin
incurrir en la grosería de intentar hacer “otro” sobre el mismo tema ni
querer exponer mis opiniones a costa de las del autor a la manera de los
parásitos; sin dejar de notar empero al final dos o tres puntos
secundarios que me parecen discutibles o menos exactos. La verdad es
que en un trabajo de teología hecho por un médico, el teólogo puede
tener algo que decir, aunque sea por presunción profesional.
La herejía
199
Eran los populachos los que se levantaban primero contra este
movimiento disolvente, hasta el punto de linchar a sus predicadores –
Pedro de Bruys, quemado vivo 20 años antes del Concilio de Tours–;
eran los hombres de gobierno de la naciente monarquía francesa los que
propiciaban la formación de un ejército regular contra ellos; y eran los
hombres de Iglesia como San Bernardo y Santo Domingo de Guzmán
los que se oponían a la violencia; hasta que tuvieron que alzar la mano.
La contienda religiosa se había vuelto netamente política, como ahora
Rusia y Estados Unidos: los barones del Sur de Francia, celosos del
Norte semigermano; y sobre todo del reyezuelo de la Isla de Francia
Felipe Augusto, se habían ligado al Conde de Tolosa y a su compinche
el Rey de Aragón. Sin embargo, el llamado del Papa tuvo mezquino
efecto; ya está dicho que el ejército blanco (así le llamó el cronista poeta
Guillén de Tudela) tenía mil hombres; eso sí, hombres de a caballo;
mandados por el discutido Simón de Monfort:
200
propiedades de los vencidos. Bastaba que se probara que un hombre era
casado; o que delante del tribunal de teólogos abjurase su doctrina
anárquica y subversiva, para que los “hombres de la encuesta” (que eso
significa “inquisición”) liberaran al acusado; pues había un decreto del
Rey de Francia de pena capital para todo recalcitrante; y los jueces
reales no se daban mucho trabajo con la teología.
201
2°- El albianismo era una barbarie desorganizada; el comunismo es
una barbarie organizada, teorizada, calculada y (perdón por la palabreja)
tecnologizada.
Conflictos críticos
*
En realidad el capítulo se llama “La guerra de los dioses y los demonios” [N. del E].
203
El asalto actual a la Iglesia se diferencia de todos los anteriores en
que no es solamente malo (con maldad humana), sino satánico. Tiende a
liquidar no solamente lo sobrenatural, sino aun lo natural, como bien
nota nuestro autor la razón, la tradición, la convivencia política, los
derechos humanos –empezando por el derecho de propiedad privada,
palafrén del comunismo.
204
La culpa.
205
Crisis en la Iglesia
Algunos las han cumplido. ¿Era posible o fácil que todos las
cumplieran? Para eso era necesario que abajo de ellos la gente llamada
“humilde” las hubiese cumplido también; y arriba de ellos, el clero:
hostigando a los “católicos” malos ricos, como en tiempo de San Juan
Crisóstomo, San Agustín y… Jesucristo. El clero es copartícipe de esta
responsabilidad, como en tiempo de los Albigenses.
Hemos dicho alguna vez que la Iglesia atraviesa hoy una crisis por lo
menos tan grave como antes del estallido del Protestantismo. Pedidos
cuenta de esto, no podemos darla; por lo menos sin escribir un gran
libraco. Es un “pálpito”, digamos; y se han escrito a veces libros enteros
(como el de Congar O.P.), para justificar un “pálpito”, que no son
convincentes; y sin embargo, el “pálpito” era certero.
206
Quédese esto así; pues con este asunto no es muy apacible meterse
mucho. Elizalde indica esta causa muy de paso; y hace muy bien.
207
II – La fe es una de las especies de la creencia. Es, antes de todo, una
afirmación, no un sentimiento. Según la fórmula teológica, ella es
“intelectual, libre y oscura”.
208
todo de lo espiritual; y resuelven problemas, de otra manera,
desesperantes.
III – Acerca del uso de sus bienes, Elizalde da a los ricos consejos
buenos, pero incompletos.
Enrique Elizalde hace un retrato del nacionalismo del cual sólo diré
que los nacionalistas argentinos que yo conozco, no se parecen ni
sombra. Será el nacionalismo de Alemania – o de Inglaterra. O esto que
llaman ahora “nacionalismo de izquierda”.
Cabo
Este prólogo es así como es a causa de que la primera vez que leí
este manuscrito, fue en orden a hacerle una “censura”. Pido disculpa a
los lectores que hubiesen preferido quizás otra cosa. Para más
pormenores positivos ver el ensayo Comunismo en mi citado libro
“Cristo ¿vuelve o no vuelve?”, pág. 205.
*
Referencia a las tres ranas del apocalipsis de San Juan (16, 13-15).
210
O bien el Comunismo no será reducido y seguirá propagándose
lentamente y embromando a medio mundo; y entonces, yo no veré el
resultado ni mis sobrinos nietos tampoco.
LEONARDO CASTELLANI
211
POEMAS EN NOSTALGIA MAYOR *
PROLOGO
(1961)
*
Ruppel, Clemente (1961). Poemas en nostalgia mayor. Buenos Aires: Guadalupe, pp. 5-7.
213
hubiera contemplado este alcázar de palabras fabricado pacientemente
en la pampa, con las pompas refinadas del siglo XVIII – con la paleta
del Tiépolo, la plomada de Andrea Pozzo y el mármol florecido del
Bernini? Su furia se hubiese inclinado ante la poesía auténtica; y su
patriotismo se hubiese sorprendido y regocijado de este inesperado
trasplante.
Para volver a nuestro poeta, su libro tiene como tres partes: una, la de
los sonetos alejandrinos de tema religioso, factura refinada y contenido
tierno y regocijado, no pocas veces netamente evangélico, como en esa
pieza magistral
LA SAMARITANA
215
Como el olvido… De suerte
que no le quede, al final,
mucho que hacer a la muerte. (p. 153).
DESPONSORIO BLANCO
Junio de 1961
217
PRÓLOGO A NOSOTROS LOS INMORTALES
(1961)
*
Botana, Helvio (1961). Nosotros, los Inmortales. Buenos Aires: Fariña Editores, pp. 11-19.
219
Y el hecho de que algunos miembros de esa Jerarquía no sólo yerren
teológicamente acerca de esos libros, sino que anden difundiendo su
error en forma oculta y tortuosa, “por los rincones”, como dijo Santo
Tomás, es grave; pues es derechamente lo contrario de su oficio.
***
***
221
La faz tan importante de la penitencia, la cruz y la “tristeza cristiana”
(Balmes) no está negada ni mucho menos, pero está puesta de fondo y
como en sordina. También lo está en Chesterton. Quizás el singular
estado de nuestra época desesperanzada lo pide. Los Padres de los
primeros siglos no hacían más que predicar el cielo y el triunfo; es decir,
la Parusía: la “inmortalidad”, lo mismo que HB. HB. sabe que el
catolicismo es difícil, pero no se ocupa de ese aspecto de él, que aquí y
ahora no es el principal.
***
HB. dice cosas obvias que nadie dice, y por ende, pocos saben; pues
la mayoría dice lo contrario. “¡Qué lindo el vestido del Rey!”
Así HB. dice por ejemplo que no estamos en la Era Cristiana, sino en
la Era Descristianada.
El abrió los ojos y lo vio. No llegó a ello por una larga ringla de
silogismos o estadísticas.
222
HB. es aquel niño que exclamó: “El Rey está desnudo”, mientras los
cortesanos graznaban exclamaciones a su hermoso vestido; porque un
brujo los había hecho encreyentes que no verían el vestido (inexistente)
los que fueran hijos de bastardía. De esos brujos y cortesanos está lleno
el mundo. Ahora se llaman “la opinión pública”.
***
Así que no hay en la realidad de las cosas nada que responda a esa
enunciación, que es un mero “flatus vocis”. Es menos que humo, es una
palabra ociosa de las que prohíbe el Evangelio.
223
Y hay miles y miles y miles de hombres que hablan así: son “la
opinión pública”. De entre ellos elegiré el Domingo próximo el que me
ha de representar a mí en el Gobierno de esta nación. Mediante él, yo
participaré una veintemillonésima parte en el gobierno del país; pero los
otros diez y nueve y pico de millones, que son más, me gobernarán a mí.
224
Digo esto porque alguien me dijo de otro libro de Botana Helvio: que
“un neófito no debe irse de golpe a los frutos del Espíritu Santo, los
cuales son propios de los perfectos…”.
Puede que sí, puede que no. El Espíritu sopla donde quiere.
***
***
Así como todo sermón termina por la vida eterna “que para mí y
todos vosotros deseo”, así todo ensayo hoy día termina por (digamos) la
bomba atómica. HB. asegura que la bomba atómica no le da muchos
cuidado a “los Inmortales”. A la manera de los Padres de los primeros
siglos, Hermas, el pseudo Bernabé, Ignacio Mártir, Clemente, Ireneo,
maestros de martirio, HB. no predica la muerte y el infierno sino el
Paraíso Terrenal; el cual se pone a prometer con una cierta prodigalidad
de milenista. Hace bien, según me parece.
L.C.
227
LA IGLESIA PATRÍSTICA Y LA PARUSÍA *
PREFACIO
(1961)
*
Alcañiz, Florentino; Castellani, Leonardo (1961). La Iglesia patrística y la parusía. Buenos Aires:
Paulinas, pp. 7-13.
229
“Es una doctrina herética basada en fábulas judaicas y aún obscenas
que mantuvieron algunos Santos Padres antiguos, los más tontos, pero
que deshicieron para siempre San Agustín y San Jerónimo; de modo que
desde entonces todos los teólogos de nota estuvieron en contra; y hoy
día, unánimemente…La Iglesia la condenó, por lo demás”. Esto dicen
en resumen.
230
¿Cree usted que tiene importancia esta cuestión? –oigo decir–.
Responde el hecho de que yo me ponga a traducir y anotar el libro con
los años que tengo. ¿Y qué importancia tiene? –La verá el lector a
medida que lee; y si no lee, no la verá.
L. CASTELLANI
232
también una especie de Catecismo de Perseverancia, pues a vueltas de la
Parusía, toda la religión en puridad enseñan los Padres; y es finalmente
un aporte serio al problema más difícil de la exégesis. ¿No le parece a
Ud.?
233
NOS LOS REPRESENTANTES DEL PUEBLO *
(1963)
*
Rosa, José María (1963). Nos los representantes del Pueblo. Historia del Congreso de Santa Fe y
de la Constitución de 1853. 2° edición corregida. Buenos Aires: Huemul, pp. 9-10.
235
Rosas en inteligencia real. Nada extraño que pretendiendo organizar y
constituir el país lo hayan lesionado y retardado considerablemente.
Puede que me equivoque y no sea tan sencilla la cosa como todo eso:
la verdad es que sé demasiado poco para poder sintetizar. Pero el
intelecto humano tiende siempre a ver lo simple general en lo confuso
particular.
L. CASTELLANI
Casa Parroquial
Puerto Yeruá (Entre Ríos)
236
LA UNIVERSIDAD Y LA NACIÓN *
PRESENTACIÓN
(1965)
*
Disandro, Carlos A. (1965). La Universidad y la Nación. Tres disertaciones. Buenos Aires: edición
del autor, pp. 7 -9.
237
(Alemania, Inglaterra) o bien se estudia (en el 7° del Bachillerato) un
esquema de sus bases y rudimentos (Francia, Austria), pues otra cosa es
embarullar la mente juvenil y hacerle malconocer y odiar la filosofía
para toda la vida –como sucede por desgracia entre nosotros–. Y no sólo
la filosofía sino todas las ciencias, aprendidas a lo loro y sin fundamento
real. Nuestros actuales “programas” parecerían diseñados por un
enemigo del país con el designio de atrofiar la mente juvenil; y
convertirnos, por ende, en una nación sin pensamiento; o sea, no
independiente.
Leonardo Castellani
238
ASI FUE MAYO *
LOS DOS MAYOS
(1966)
Con el libro de Ibarguren sabemos por fin a punto fijo lo que fue el
cisnerismo, el morenismo y el saavedrismo; y que la “revolución” de
Mayo no fue una cosa monódica, como nos contaban, sino dual. Estas
tres facciones o movimientos eran enteramente e históricamente lógicos:
por un lado los que querían mantener a toda costa la colonia española,
por otro, los que no; estos a su vez se dividieron (encarnizadamente)
entre los que querían mantener el modo tradicional de la vida,
cortándose de España si acaso, y otros que querían aquí un cambio de
vida, a saber, el advenimiento de la revolución mundial, inaugurada en
Europa en el siglo XVI, o sea, lo que podemos denominar el
“progresismo”. Por esta segunda división, el fenómeno histórico supera
lo meramente político y penetra en lo teológico.
Ya el viejo Aristóteles notó que todas las guerras tienen dos raíces:
una económica (causa material) y otra religiosa (ideológica, decimos
*
Ibarguren, Federico (1966). Así fue Mayo. 2° ed. Buenos Aires: Theoría, pp. 9-14.
239
hoy) que es su causa formal. El antiguo piensa en la guerra de Troya, de
la cual el rapto de Elena sabe bien que no fue sino la ocasión. Ese puerto
mercantil de Troya hacía desde hace mucho atrás opresión económica a
las nacientes comunidades helénicas, y su religión asiática opuesta a la
griega; por lo cual Homero en su poema divide a los dioses entre los dos
contendientes poniendo a Venus, Mercurio y Neptuno de parte del
emporio comerciante y navegante; y de parte de los griegos a Athenea
(diosa del saber), a Febo (de la poesía) y a Ares (del valor militar).
240
dictaduras, los totalitarismos, el oscurantismo y la superstición) en la
línea recta que lleva a la realización suprema de la Libertad y la
Democracia; que son lo que ustedes saben. De manera que: la Colonia
fue una “fiera opresión” de España a estas tierras, ruin, violenta y
cruenta para cuya descripción fantasiosa los historiógrafos protestantes
les suministraron los materiales de su “Leyenda Negra”. La
Independencia fue el heroico avance a la Libertad conforme a los
módulos e ideales de la Revolución Francesa. Rosas fue otro tirano
horroroso, peor que Cisneros y Hernandarias, que resultó, en cuanto a
tiranía, más español que todos los españoles juntos. Es natural pues que
por esta coyuntura la más próxima y dolorosa comenzara la
reconsideración histórica. Por otra parte, la Colonia ha sido ya vindicada
por Vicente D. Sierra, entre otros. Mayo debe ser objeto del mismo
estudio completo; y entonces la historia argentina se convertirá en un
tema digno de ser enseñado en las escuelas; y los pobres chicos no
sufrirán una especie de embotamiento mental, que los expone al morbo
del “macaneo”, desde los siete años.
1
Cf. Philosophie des Organischen, Engelmann, Leipzig, 2a ed., p. 120.
241
Así que hay dos Mayos, hay dos tendencias implícitas inconciliables
ya el 25 de Mayo de 1810, helas. “Aquí el fiero opresor de la patria / su
cerviz orgullosa dobló…”. No existía entonces sino en aspiración la
Patria. Se ha dicho con bastante razón que la Independencia no fue sino
“una guerra civil entre españoles”; pero detrás de esa guerra local existía
un fermento internacional. “El fiero opresor de la patria”… más bien
que los modestos funcionarios locales de Carlos III y Fernando VII (si
bien bastante abusadores en ese entonces) eran en realidad los españoles
y criollos afrancesados y anglicados del “iluminismo” (que Menéndez y
Pelayo llama con ferocidad “viles ministros de la impiedad francesa”),
mucho más distantes del genuino ser nacional que los otros; lo cual
explica la actitud defensiva instintiva del clero católico de ese tiempo…
y del actual.
Por eso el libro de Ibarguren, que muestra con gran nitidez las
causales de la “revolución de Mayo”, y con ellas las líneas de fuerza de
toda la historia argentina, es de gran actualidad; causales que los
actuales momentos han hecho aflorar con gran fuerza y claridad, como
vemos, deploramos y… celebramos. La Argentina no está aislada en el
mundo, no lo estuvo nunca ni puede estarlo; y el proceso secular de la
Revolución Antitradición que comenzó en Europa con el estallido de la
Reforma Protestante, así se manifestó entre nosotros, en forma de
“progresismo” versus españolismo (y criollismo); y así continuó hasta
hoy trabajando nuestra historia, paralelamente a la de Europa.
LEONARDO CASTELLANI
243
LAS APARICIONES NO SON UN MITO *
PREFACIO
(1966)
* Sánchez Ventura y Pascual, Francisco (1966). Las Apariciones no son un mito. Buenos Aires: Cruz
y Fierro, pp. 9-19.
245
no la puede definir, así de sopetón y sin razón alguna, ni el mismo Papa,
a no ser que el Papa fuera periodista anónimo.
Una cosa extraordinaria que no trae este libro es el anuncio del Gran
Milagro, el Aviso, y el posible Castigo que anuncia repetidamente como
venido de María Santísima la mayor de las Videntes, María
Concepción1. Este anuncio está reportado en una narración muy sencilla
y elegante por don Jaime García Llorente, que trae el periódico “La
Tradición”, del Padre Hervé Le Lay (Tala, Salta) en su n° 77, julio-
agosto 1966; y en otras publicaciones de España y el extranjero…
1
En la última edición (1966) ha sido añadido el testimonio de la Vidente acerca desto; el cual va aquí
en Apéndice.
246
…………………………………………………………………
–Y después del Milagro ¿se convertirá Rusia?
–Sí, señor.
–Luego, si Rusia se convierte, Dios no mandará el castigo ¿no es
cierto?
–Que Rusia se convierta no quiere decir que la Humanidad se
convierta; si la Humanidad no se convierte, y no cambia, vendrá el
castigo.
–La Virgen te ha dicho, Conchita, que detrás del Papa actual
vendrán dos Papas que serán los últimos…
–Sí, señor.
–Si estos dos Papas son los últimos, quiere decir que detrás dellos
vendrá el fin del Mundo ¿no es verdad?
–No, señor.
–¿Cómo? ¿No ha dicho el Señor que la Iglesia vivirá hasta el fin de
los tiempos?
–Que a estos dos Papas suceda el fin “de los tiempos”, no quiere
decir que venga el fin del mundo.
–¿Y no es lo mismo? ¿Qué quieres decir?
–Quiero decir que, después del final de los tiempos, los que queden
darán gloria a Dios…
247
dado una profecía más extraordinaria que ésta, fuera de la ruina de
Jerusalén.
2
“Consolación”; visiones, profecías, hablas interiores…
248
Su tesis está en página 152: “las confidencias de los místicos…
recogidas y trasmitidas tal cual, serían tan ininteligibles como ilegibles”:
ellas son redactadas más tarde por el vidente, y después, muchas veces,
redondeadas por “secretarios”; como en el caso conocido de las visiones
de Ana Catalina Emmerich, redactadas de acuerdo a sus “notas” de 5
años por el poeta Clemente Brentano, después de muerta la Venerable.
La Virgen dijo a Lucía de Fátima (o ella dijo que le dijo) que Dios
iba a hacer de Rusia un azote para castigar a Europa, y al Mundo. La
Virgen dijo a Concepción de Garabandal (o Concepción dijo que le dijo)
que Rusia se convertirá.
249
Wladimir Solovief (1853-1900) se sabe quién fue: pensador genial
aunque excéntrico, teólogo inquieto, erudito estupendo, asceta terrible,
pasó la mitad de su corta vida trabajando por la hoy decantada “unión de
las iglesias”. Estaba excepcionalmente dotado para ser el apóstol de los
suyos –a que sin duda lo llamó la Providencia– el más sabio y el más
ruso de los rusos: el tipo del eslavo puro hasta en sus defectos. Aunque
el famoso Mons. Strossmayer (famoso por el tumulto que armó en el
Concilio Vaticano I) dijo de él, escribiendo a Roma: “Anima pía et vere
sancta”, Solovief es un diablo de hombre, el más desbaratado de los
rusos: por un lado, un sabio y un santo, por otro un cuasi demente; pero
lo primero es verdad a medias, lo segundo sólo apariencia. Un súper-
ruso.
250
Consecuentemente no quería pasarse a la profesión católica (y se
amargó cuando la Princesa Volskonky, su discípula y maestra a la vez,
contra sus consejos abjuró el cisma; lo mismo que otro discípulo, el
Padre Nikolás Tolstoi) ni siquiera al señuelo de ser recibido en la Iglesia
por León XIII y nombrado Cardenal, lo mismo que Newman; proyecto
utópico de Mons. Strossmayer.
251
tema (Benson, Boucher, Hugo Wast…) pone la Revelación de San Juan
en tesitura actual; prediciendo entre otras cosas el “peligro amarillo”, la
derrota próxima de Rusia por los asiáticos; y para más allá, otra
catastrofal de toda Europa por japoneses y chinos aliados; ubicando su
ansiada “unión de las iglesias” en el fin del siglo, ante la faz del
Anticristo; y describiendo al Gran Emperador Plebeyo, la Gran
Apostasía, la Parusía y el Milenio con salvaje energía… Este libro
desearíamos fuese traducido al español. Si nosotros lo tradujéramos del
alemán sería retraducción; pues fue escrito en ruso.
253
Por descontado, esto es una mera conjetura mía, de que harán
Ustedes lo que quieran.
LEONARDO CASTELLANI
254
POLÍTICA NACIONALISMO ESTADO *
PRÓLOGO
(1966)
Si esto vale, diré que no hay una sola frase del libro que yo no
estuviera dispuesto a firmar.
*
Cornejo Linares, Juan Carlos (1966). Política Nacionalismo Estado. Buenos Aires: Cruz y Fierro,
pp. 9-10.
255
¿Y los que leen los diarios y creen todo? Esos están perdidos sin
remedio. Pero ¿cuántos son?
Esto, como todo lo demás, está labrado con una muy honesta
exactitud, rectitud y franqueza; y no sin sentimiento; que no por
sofrenado y viril deja de ser impresionante. Una fría disquisición
académica, como las de Ousset o D’Arcy S.J., no sirve para nuestro
pueblo.
Como dije, no es sólo un buen libro, sino una buena acción: las tres
principales obras de misericordia, enseñar al que no sabe, corregir al que
yerra, dar buen consejo al que lo ha menester, están aquí cumplidas con
modesta sabiduría; quiero decir, con modestia y sabiduría. O sea, que
Cornejo Linares sabe, modestamente, mucho; y lo que según Martín
Fierro es mejor, “sabe cosas buenas”.
Dicen que para elogiar hay que ser largo y para criticar breve. Yo
seré breve en el elogiar y meteré violín en bolsa (cuando todavía me
256
sobraría partitura) porque el libro, leídas unas páginas, comienza el
elogio solo.
LEONARDO CASTELLANI
257
IMPERIALISMOS Y MASONERÍA *
[INTRODUCCIÓN] **
(1967)
*
Filippo, Virgilio (1967). Imperialismos y Masonería. Buenos Aires: Editorial Organización San
José, pp. 11-12.
**
Este extracto de la carta dirigida al autor es una introducción al libro. El prólogo corresponde al
R.P. Julio Meinvielle [N del E].
259
esclarecimiento que hace Ud. de la fórmula ambigua que le arrojaban de
que «los curas no han de meterse en política»;… ”.
260
REFLEXIONES SOBRE Y DESDE LA PAMPA *
PRÓLOGO
(1968)
*
Schoo, Francisco Vicente (1968). Reflexiones sobre y desde La Pampa. Buenos Aires: Cruz y
Fierro, pp. 11-16.
261
Por eso no es del todo discordante e incongruente que un jefe policial
sepa filosofía. Tendría que darse con más frecuencia si viviéramos en
épocas buenas, en épocas normales.
262
propias pasiones; por eso en la Edad Media era tan considerado un sabio
como un guerrero.
Por eso con todo gusto he prologado estos apuntes del inspector
mayor Schoo referidos al escenario de nuestra pampa. Constituyen un
libro vital; es decir, nacido de experiencias o vivencias, fecundadas por
la posesión serena de los principios. Los dos ensayos de apertura “La
Tierra” y “La Cruz y la Espada” respiran tradición, tal como fue y debe
ser a la luz de la razón, y tal como la da ahora, deteriorada pero no
263
muerta, la experiencia. Lo mismo se diga de la sólida definición de la
Nobleza que constituye el capítulo segundo.
LEONARDO CASTELLANI
265
LAS NEGACIONES DE GARABANDAL *
(1968)
Casualidad.
*
Sánchez-Ventura y Pascual, Francisco (1968). Las negaciones de Garabandal. Buenos Aires: Cruz
y Fierro, pp. 9-11.
267
Los sucesos de Garabandal quedan en “veremos” hasta que Dios se
digne aclararlos– “si quiere”.
LEONARDO CASTELLANI
269
EL FUSILADO *
PRÓLOGO
(1968)
272
Esta obra literaria (o como quieran llamarla) es digna de ser leída,
de ser publicada y de ser meditada. Es escritura argentina en todos
los sentidos: de plata.
LEONARDO CASTELLANI
273
SEMBLANZAS HEROICAS *
PRÓLOGO
(1970)
*
Malvicini, Blas A (1970). Semblanzas heroicas. Buenos Aires: Organización San José, pp. 5-6.
275
Hace un siglo uno de esos “católicos liberales” del tiempo (o sea
liberal aguachento y católico aguachento) escribió muy ufano la
siguiente presentación de “su mejor poema” (según Menéndez y
Pelayo):
“Hijo soy de mi siglo
De la conciencia humana
276
Bueno, en estas condiciones quiere Dios luchemos hoy día contra el
Absurdo; y nos presentaremos a la presencia de Dios dentro de poco,
quizás no muy limpios pero sonrientes.
“MÍAS SON TODAS LAS IMPRENTAS”, dice el Señor por
Jeremías; “YA NO HAY PATRIA”, dice el Señor por Isaías.
Febrero 25 de 1970
LEONARDO CASTELLANI
277
DESCENSO A LOS INFIERNOS DE LA BUROCRACIA
EN LA ENSEÑANZA SECUNDARIA *
PRÓLOGO
(1970)
Pocos son hoy en día los que se inquietan por el bien del país común,
o sea, aquellos a quienes “duele el país”, según la enérgica expresión de
la autora de este libro; y los que sirven a su costa al pro del país con
trabajo tan enérgico, honrado y bien informado como éste, menos
todavía; casi ninguno.
II
*
Ivanissevich de D’Angelo Rodríguez, Magda (1970). Descenso a los infiernos de la burocracia en
la Enseñanza Secundaria. Buenos Aires: Edición del Autor, pp. 7-15.
279
III
IV
Esto no puede ser objeto de estadísticas, pero los que hemos actuado
en la enseñanza Media tenemos experiencia horripilante de la clase de
gente (mezclada por suerte con maestros íntegros) a que el Estado confía
sus vástagos; o mejor dicho los ajenos. Esto es obvio y lo contrario sería
un milagro; la burocracia no puede criar moral ni controlarla; no puede
percibir la justicia ni menos impartirla.
VI
280
Yo he defendido la libertad de enseñanza toda la vida desde los 17
años; aunque en aquel entonces mi defensa consistía en aburrir a mis
familiares con declamaciones imitadas de mi maestro de 5° año en el
Colegio, el gaucho uruguayo Juan F. Sallaberry. Sigo defendiéndola
aunque en forma menos absoluta, porque la experiencia algo me ha
enseñado. A saber, que si el derecho de los padres de familia a disponer
la educación de sus hijos sigue siendo una verdad absoluta, lo mismo
que la inconveniencia incluso económica de que el Estado se vuelva
pedagogo, sin embargo el cambio del actual régimen a otro que
respetara y fomentara la iniciativa privada en esta materia no carece de
dificultades y peligros. En suma, que en la Argentina se debe mantener
un cierto estatismo provisorio al menos; y el tránsito de la
responsabilidad del Estado a los particulares debe hacerse con pies de
plomo y control estricto.
VII
VIII
IX
Los diarios y los políticos tienden sobre ese crimen de lesa patria un
pudibundo velo. Los padres de familia ya no se sublevan, el Padre
Castañeda murió y la Iglesia vive tan campante, codeándose con los
responsables; y eso también debe ser resultado de un siglo de educación
laica.
XI
XII
1° Juliano el Apóstata.
3° Lutero.
4° La revolución francesa.
XIII
Un país gobernado por usurpadores del poder (que son los que Cristo
llamó “ladrones que entran por la ventana”) que nunca podrá pelechar.
Es una nación o pseudo nación contra natura.
283
El problema político es el primero no en categoría quizá, pero sí
cronológicamente: condiciona a todos los otros, los cuales no pueden
solucionarse antes que él.
XIV
XV
XVI
284
Tampoco se puede decir el SACRILEGIO de desterrar de la escuela
y de la mente del niño el nombre de Dios, por la falsamente laica-neutra
ley.
Leonardo Castellani
Buenos Aires, Octubre de 1970
285
LA CIUDAD DE MI INFANCIA *
LA IMAGEN DE UNA NIÑEZ FELIZ
(1971)
Otro dicho que no creo verdad es el de que “no hay libro tan malo
que no tenga algo bueno”. Hay libros del todo malos. No digo los
enteramente canallas como La pucelle de Voltaire, Lourdes de Zola,
The fair Haven de Samuel Butler, y otros que ni nombrar se debe.
Hablo de libros honrados, pero malos. Hay una apología del
cristianismo, The Analogy of Religion de otro Samuel Butler (un
obispo) que si los ingleses lo leyeran perderían la poca religión que
tienen: ¡y lo han puesto entre sus clásicos! “Sacres ils sont, car
288
personne n’y touche”. Los libros de Apologética de P. Nicolás Buil
(que fue mi profesor de lo mismo) son malos, pero tienen algo de
bueno, y es que hacen reír de puro malos. Tratando de lo mismo,
ahora que el padre Ives Congar nos ha honrado con su no pedida
visita: este “apologista” escribió un mamotreto de 650 páginas. Vraie
et fausse reforme de l’Église que es malo de solemnidad, en su
conjunto, en cada capítulo y en cada línea. Si pusieran a un lector
maniático en un calabozo de 3 x 3 x 3 con este libro como único
compañero, no lo acabaría de leer aunque estuviese toda la vida en la
cárcel. Solamente por la intención que no cumplió este charlatán de
completar el mamotreto con otros 8 por el estilo, cuyos títulos da allí
(“Advertissement”) merecía ser azotado con escorpiones.
Feliz el que ha tenido una niñez feliz; y el que puede gozar con el
retrato de una niñez feliz.
LEONARDO CASTELLANI
290
LAS CIEN MEJORES POESÍAS (LÍRICAS) ARGENTINAS *
PREFACIO
(1971)
Las Cien Mejores Poesías del inglés, y más tarde de las otras grandes
literaturas europeas, fueron una iniciativa del librero londinense
Gowans. Menéndez y Pelayo seleccionó las españolas, que más tarde se
ampliaron en las MIL. Méjico, Chile, Cuba y Colombia hicieron sus
respectivas centenas, non sine honore. La selección inglesa se dobló de
A second hundred, y después se multiplicó en Poesía para niños.
Poesías religiosas y Poesía para el pueblo. Los ingleses tienen con qué.
La poesía griega y latina fue sometida a la misma selección; y los
alemanes escogieron además cien poesías épicas.
*
AA.VV. (1971). Las cien mejores poesías (líricas) argentinas, Segunda edición ampliada. Buenos
Aires: Librería Huemul, pp. 7-10.
291
Usurpando la frase de Leopoldo Alas, se puede decir que en la
Argentina ha habido solamente dos poetas y medio: Hernández y
Lugones son los dos; y el medio es cualquiera de todos los otros;
preciosos a veces para nuestro gusto y orgullo nacional, pero sin
proyección posible extraterritorial: Grandes de entrecasa.
Por eso le hemos dado entrada con mesura, sin correr violentamente
la selección hacia los últimos 80 años; lo cual habría de hacerse en el
292
caso de querer aproximarse absolutamente al título de “las cien
mejores”.
***
La poesía piensa por nosotros. No hay cosa como ella para educar a
los niños y para educar a los pueblos; con tal de salirse de ella a tiempo
y por arriba, como de la niñez. Claro es que hay muchos que nunca
salen y se amohosan en ella, una podre sutil en el alma como el agua que
no corre de la charca: el remanso estético.
293
La poesía no morirá nunca, aunque hoy parezca moribunda. Pasa por
la más tremenda crisis, por habérsele sustraído la sustancia de que se
sustentaba. Los poetas de hoy parecen esquizofrénicos (y algunos puede
que lo sean), no todos, mas una buena parte. Pero es conmovedor en el
fondo ese enorme e inevitable esfuerzo para labrar una poesía con la
Nada. El alimento de ella es el tuétano de todo lo que es humano; y ha
quedado sin nutrimento, destejiéndose para tejerse, alimentándose de sí
misma en una patética autofagia, porque le han sustraído su sustancia.
Año 1952.
294
ARGENTINA Y SU SOMBRA*
(1973)
Sr. Cnel.
Juan Francisco Guevara
Cap.
Enero 27 de 1971
Estimado amigo:
*
Guevara, Juan Francisco (1973). Argentina y su sombra. 2° ed. Buenos Aires: Edición del Autor, p.
1.
295
Creo que los argentinos no tenemos un lenguaje intelectual común,
y… así podría seguir razonando sobre lo que usted razona mejor en su
libro.
Suyo Affmo. en
Xto. Jesús
L. Castellani
296
ALMA DE PIE DE GALLO *
LA MUSA MOZA
(1975)
298
CLASIFICACIÓN TEMÁTICA DE LOS ESCRITOS
Temas filosóficos
Theonas.
La crítica de Kant.
Reflexiones sobre y desde La Pampa.
Temas políticos
La revolución que anunciamos.
Nociones de comunismo para católicos.
Nos los representantes del Pueblo.
Política, Nacionalismo, Estado.
Imperialismos y Masonería.
Argentina y su sombra.
Temas históricos
La historia falsificada.
Avivando brasas.
Así fue Mayo.
299
Temas literarios
58°.
La gloria de Tomás de Aquino.
La Reina de las siete Espadas.
Las cien mejores poesías líricas argentinas.
Poemas en nostalgia mayor.
El fusilado.
La ciudad de mi infancia.
Semblanzas heroicas.
Alma de pie de gallo.
300
A más de los prólogos a sus propias obras, enjundiosos e
insoslayables, Leonardo Castellani escribió prólogos a pedido –pues
fue varias veces convocado a presentar obras ajenas– que resultan
igualmente ineludibles. Fiel a su estilo, en más de una oportunidad,
luego de realizar los elogios de rigor, se metió en tema y estableció
un contrapunto con el autor en el que sus propias ideas
prevalecieron para iluminar el asunto tratado en el libro. Entonces,
más que una presentación, Castellani ha entablado en cada caso una
conversación. Le dieron pie para expresarse: así, pues, lo hizo,
dialógicamente, magisterialmente.