Investigacion

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Colegio Valverde

Tour Altiplano
Prof. Marco Ordóñez

Monografía
Semana Santa

José Javier Juárez Orozco


Bachillerato en Ciencias y Letras con Orientación en Turismo y Administración
de Hoteles con Diplomado en Administración de Resorts – Hostelería y
Gastronomía

Guatemala, 10 de abril de 2019


Introducción
Semana santa en Ciudad Guatemala

La Semana Santa en la Ciudad de Guatemala es la conmemoración de la pasión


y muerte de Cristo a través de las procesiones que realizan las hermandades de
las parroquias del Centro Histórico de la Ciudad de Guatemala durante el
periodo comprendido entre el Domingo de Ramos y el Domingo de
Resurrección. A lo largo de esos días, las procesiones realizan su recorrido por
las calles de la ciudad.

Además de los aspectos religiosos, la Semana Santa en la Ciudad de Guatemala


es un fenómeno de carácter sociocultural y turístico de gran importancia en la
ciudad. No hay un órgano centralizado encargado de la regulación del conjunto
de procesiones de la Semana Santa que controle los horarios de paso por las
calles de la ciudad.

Los cortejos procesionales de la Semana Santa, transforman la ciudad durante


ese periodo y son el resultado de la evolución durante siglos de las formas,
modos y maneras de las hermandades, las cuales cuentan entre sus miembros
a personas de todas las clases sociales. En la evolución de estas corporaciones
han influido múltiples factores, tanto religiosos como artísticos, sociales e
históricos.

Las procesiones en Guatemala son caracterizadas por las alfombras de aserrín


colorido que adornan las calles en donde son llevadas en hombros por períodos
de hasta dieciocho horas de duración. Los cortejos van acompañados durante
todo el recorrido por Bandas Sinfónicas que interpretan marchas fúnebres o
festivas compuestas por artistas nacionales en su mayoría e internacionales
destacando obras españolas e italianas. La procesión con el anda más grande
del mundo pertenece a la Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios El
Calvario. Midiendo entre 25 y 27 metros de largo. Cada Viernes Santo lleva a la
imagen del Cristo Yacente, cargado por ciento cuarenta personas cada cuadra.

El período litúrgico es inaugurado en la tarde del miércoles de ceniza con el


cortejo de Jesús de la Justicia del Templo de Nuestra señora de los Remedios
el Calvario, en un vía crucis penitencial. La primera gran procesión sale al
siguiente día (el primer jueves de Cuaresma) con la procesión del (Silencio),
organizada por el Santuario Arquidiocesano al Señor San José, cuya imagen
central es la de Jesús de los Milagros; desde esa fecha hasta el Domingo de
Resurrección las procesiones recorren las calles del Centro Histórico.

Historia
Aunque durante la Edad Media ya existieron cofradías en España, no fue hasta
el siglo xvi cuando se consolidaron las hermandades de pasión o penitencia
como asociaciones que veneran la pasión y muerte de Cristo y le rinden culto
con una salida procesional. La primera procesión cristiana en Guatemala se
realizó en la ciudad de Santiago de los Caballeros, hoy Antigua Guatemala, el
10 de marzo de 1543.

Reformas borbónicas
En 1765 se publicaron las reformas borbónicas de la Corona española, que
pretendían recuperar el poder real sobre las colonias y aumentar la recaudación
fiscal. Con estas reformas se crearon los estancos para controlar la producción
de las bebidas embriagantes, el tabaco, la pólvora, los naipes y el patio de gallos.
La real hacienda subastaba el estanco anualmente y un particular lo compraba,
convirtiéndose así en el dueño del monopolio de cierto producto. Ese mismo año
se crearon cuatro subdelegaciones de la Real Hacienda en San Salvador,
Ciudad Real, Comayagua y León y la estructura político administrativa de
la Guatemala cambió a 15 provincias.

Además de esta redistribución administrativa, la corona española estableció una


política tendiente a disminuir el poder de la Iglesia católica, poder que hasta ese
momento era prácticamente absoluto sobre los vasallos españoles. La política
de disminución de poder de la iglesia se basaba en la Ilustración y tenía seis
puntos principales:

1. Declive del legado cultural jesuítico


2. Tendencia hacia una cultura laica y secularizada
3. Actitud decididamente racionalista, de herencia cartesiana
4. Valoración de la ciencia natural sobre el dogma religioso
5. Una crítica al papel de la Iglesia dentro de la sociedad y de sus
organismos derivados, sobre todo de las cofradías y hermandades. Se
buscó limitar el excesivo poder económico de algunas hermandades y
cofradías, su elevado número, la falta de control administrativo y fiscal por
parte de las autoridades y las manifestaciones públicas de piedad;
catalogadas como signos de atraso y fanatismo, en especial las
de Semana Santa.

En América las relaciones entre la corona española y la Iglesia católica se fueron


resquebrajando en el siglo xviii; pero también hubo problemas entre el clero
secular y el clero regular, ya que se estaba secularizando las doctrinas del clero
regular. En el siglo xvii hubo un auge del clero secular, con un aumento
considerable en ordenaciones sacerdotales que lograron satisfacer la demanda
de curas párrocos en el Reino; los dominicos, por ejemplo, perdieron casi todas
sus parroquias, excepto las de la Verapaz; por su parte, los franciscanos y
mercedarios fueron despojados de la mayoría de sus doctrinas en el Reino de
Guatemala. Para 1768.

Terremoto de Santa Marta


Tras los terremotos de 1773, se produjeron grandes pérdidas en templos y
edificios públicos en la ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala, así
como casas particulares, pero no toda la ciudad quedó por los suelos. A pesar
de ello, el Capitán General Martín de Mayorga solicitó al Monarca
de España el 21 de julio de 1775 la traslación de Santiago de los Caballeros de
Guatemala, siempre vulnerable a erupciones volcánicas, inundaciones, y
terremotos. El 2 de enero de 1776 fue oficializado el cuarto asentamiento,
la Nueva Guatemala de la Asunción, con una primera sesión del ayuntamiento
con el gobernador de la Audiencia, Matías de Gálvez y Gallardo, sobre las bases
del llamado (Establecimiento Provisional de La Ermita). Por real orden dada en
Aranjuez el 23 de mayo de 1776 se extinguió el nombre de «Santiago» y se
adoptó el de (Nueva Guatemala de la Asunción) que, con el correr del tiempo es
conocida en la actualidad como Ciudad de Guatemala, logrando convertirse con
los años en la ciudad más grande y populosa de todo el istmo centroamericano.
Posiblemente los daños causados por el terremoto fueron serios, pero fueron
más serios los que provocó el saqueo y el abandono de la ciudad. El 16 de enero
de 1775 el maestro mayor de obras Bernardo Ramírez, comenzó a sacar todos
los materiales utilizables del edificio para trasladarlos a la nueva capital ya que
se había emitido orden legal en la cual se ordenaba que debían ser trasladados
al nuevo asentamiento todos los materiales que pudiesen servir en la
construcción de edificios y casas. Por esta disposición muchos edificios aún en
pie fueron despojados de puertas, ventanas, balcones, objetos decorativos, etc.

Una de las medidas tomadas por el presidente de la audiencia Martín de


Mayorga, para forzar el traslado de la ciudad fue el envío de la escultura más
importante de la ciudad. Por ello, en 1778 ordenó el traslado del Jesús Nazareno
de la Merced, junto con la imagen de la Virgen, para obligar a los mercedarios a
mudarse. El traslado fue penoso, pues los indígenas encargados del trabajo se
tardaron en llegar a recogerlo y los feligreses antigüeños rezaban y lloraban la
pérdida de la imagen mientras esperaban. Cuando salió Jesús de la Merced en
un cajón, las personas lo acompañaron hasta la garita de Animas en las afueras
de la ciudad; un devoto llevó cargando la cruz de la imagen hasta San Lucas,
población que está a quince kilómetros del convento mercedario en Antigua
Guatemala.6 Tras parar en San Lucas Sacatepéquez y en Mixco, las imágenes
llegaron finalmente a la Nueva Guatemala de la Asunción por la noche, y el Cristo
fue recibido por los frailes franciscanos y luego por los mercedarios, para ser
depositado en una armazón de madera en el terreno en donde iba a construir el
templo mercedario de la nueva ciudad. Martín de Mayorga llegó a ver a la
imagen, dando así por concluido el episodio más difícil del traslado de la ciudad.
En 1801, la cofradía de Jesús Nazareno de la Merced trasladó el retablo de la
imagen a la nueva ciudad, aunque la iglesia todavía no se había construido.

Siglo XIX
A principios de 1803, el capitán general Antonio González y Mollinedo, siguiendo
los lineamientos de las Reformas Borbónicas indicó que quedaban prohibidos
los penitentes de sangre, los que salían con grilletes en manos y pies, y los que
se empalaban, pues eran costumbres perniciosas para la salud; sí se permitía,
no obstante, que aquellos penitentes que no realizaran semejantes actividades
podían llevar el rostro cubierto dentro de las procesiones, siempre y cuando
dichas expresiones de fe no se extendieran más allá del anochecer.

Tras el derrocamiento y expulsión de los miembros del Clan Aycinena en 1829,


los liberales expulsaron a las órdenes regulares y sólo dejaron al clero secular -
pero sin el ingreso fijo del diezmo obligatorio- en Centroamérica. Esto debilitó
considerablemente a la Iglesia Católica en Guatemala, pero tras el fracaso de la
gestión liberal del gobernador Mariano Gálvez para combatir una epidema
de cólera morbus, los curas párrocos aprovecharon para azuzar a la población
campesina en su contra, y bajo el liderazdo del caudillo Rafael
Carrera expulsaron a Gálvez y a los liberales del poder. Tras una década de
gobierno, Carrera permitió el regreso de las órdenes regulares, de los
conservadores católicos y autorizó nuevamente el diezmo obligatorio, lo que
reforzó a la Iglesia en el país y las manifestaciones de fe como la Semana Santa
cobraron un gran auge. Es más, en 1852, Guatemala y la Santa Sede firmaron
un concordato en el que se le encomendaba la educación de la población a los
sacerdotes, y se reforzaba la unión Iglesia-Estado en el país.

La Semana Santa era de las fiestas más solemnes y espléndidas en la ciudad


de Guatemala durante el régimen de Carrera; era un acontecimiento no sólo
religioso, sino que también político y social. Cesaba todo el tráfico, se cerraban
las puertas de las garitas y a los campesinos que vivían en los alrededores y que
surtían los víveres de primera necesidad tenían prohibida la entrada a la
población. El Jueves y Viernes Santo callaban todos los pianos y toda la música;
las campanas de los templos enmudecían, excepto las de la Iglesia de la Merced,
pues se creía que sus ecos se escuchaban hasta en Roma; en cambio, había
sonido de matracas -con sonido de piedras que caían sobre madera- durante
esos días.

Los cristianos de la época del régimen de los 30 años se vestían de luto riguroso,
hablaban en voz baja y caminaban por las calles con paso mesurado y lento.
La Gaceta del Gobierno de Guatemala publicaba un editorial político-cristiano,
dado el fuerte influjo que el obispo Juan José de Aycinena y Piñol tenía para
entonces en el gobierno. Se escribían textos como éste: (Preciso es que
asistamos todos a los oficios con espíritu de fervorosa piedad); o bien como éste:
nada tenemos que recomendar a las autoridades civiles sobre el buen orden de
las procesiones públicas, porque actos son éstos que el cristiano no debe
profanar; pero si por desgracia nuestra tuviese en ellos entrada el espíritu de
impiedad, que todo lo corrompe, caerá sobre sus autores la maldición del cielo y
la reprobación del verdadero creyente.

Las fiestas sagradas comenzaban el viernes de Dolores en que había velación y


monumento en la iglesia de La Merced, y un oficio; seguidamente, el domingo
de Ramos en la mañana se bendecían en la Catedral y en otras iglesias las
palmas. A las nueve de ese mismo día, un niño vestido de Cristo salía de la
iglesia de Capuchinas y recorría las calles montado en un borriquito
representando en vivo la entrada de Jesús en Jerusalén; y por la tarde del
domingo, se representaba en la Iglesia de Santo Domingo la función de las
lágrimas de María Magdalena.

El Lunes Santo era la velación de la imagen de Jesús de la Merced, la cual era


colocada en un suntuoso altar; el templo no se daba abasto para dar cabida a
los devotos que concurrían a escuchar la orquesta y a los mejores cantantes del
país que interpretaban el Stabat Mater, obra clásica del compositor guatemalteco
Benedicto Sáenz. Luego, el Martes Santo, salía por la mañana la procesión de
Jesús Nazarenos y por la tarde se decía el sermón sobre las lágrimas de San
Pedro en la iglesia Catedral. El miércoles no había celebración especial, y era
hasta el Jueves Santo que continuaban los ritos litúrgicos, cuando se celebraban
actos solemnes en todas las iglesias, y al de la Catedral asistían las autoridades
del Estado; por la tarde y noche, numerosos devotos recorrían las múltiples
iglesias de la capital a visitar los sagrarios -que eran monumentos suntuosos que
se levantaban en todos los templos- rezando en voz alta mientras iban visitando
cada templo.

Durante el Jueves Santo por la noche también se observaban penitentes


autoflagelándose en las calles; unos llevaban piedras en las manos, con los
brazos en alto, confesando sus pecados a gritos, mientras que otros iban
gateando desde la Plaza de Armas hasta la iglesia de El Calvario. Y finalmente,
se encontraba a quienes iban sin camisa y se golpeaban la espalda sin piedad
hasta caer rendidos por el dolor y la hemorragia y entonces eran atendidos por
los vecinos, que con huevos y vinos reconfortaban a los penitentes.
El Viernes Santo a las diez de la mañana salía en procesión la imagen de Jesús
Nazareno de la Merced, que recorría en cuatro horas las principales calles de la
ciudad. La hora, las marchas fúnebres, y el rostro de la imagen que revelaba una
gran mansedumbre y un gran dolor al mismo tiempo eran una representación
muy exacta del martirio de Jesús. Por la tarde, la sociedad se despojaba de sus
hábitos de diario y empezaba a utilizar un sayón negro con un gorro de capirote
de color negro, que en Guatemala se llamaba cucurucho, y que los penitentes
se ponían sobre la cabeza llevando el rostro cubierto por un ancho velo negro
que sólo dejaba ver los ojos. En esos años, la sociedad criolla seguía la imagen
del Cristo sepultado, mientras que la plebe compuesta de ladinos pobres e
indígenas vestidos de luto, pero con prendas usadas y gastadas acompañando
a Virgen de Dolores; en vez de cirios, llevaban faroles con velas de cebo
colocadas sobre cañas altas y sucias, y eran perseguidos por los chiquillos con
burlas y pedradas.

Las celebraciones terminaban el Sábado de Gloria cuando en los templos se


dejaban oír los coros entonando cánticos de Pascua y en las plazas se amarraba
un muñeco a un caballo y se le hacía correr por las calles, pasto de las piedras
y de injurias, hasta que era arrancado de su cabalgadura y destrozada por la
plebe.

Iglesia de la candelaria a principios del siglo XX

Tras la reforma liberal


Tras la caída del régimen conservador y la victoria de los liberales en 1871, la
Iglesia Católica padeció ataques contra su influencia económica y política, tal y
como ocurriera en 1829 cuando fue atacada por el gobierno liberal de Francisco
Morazán. En 1873, las órdenes regulares habían sido expulsadas y sus bienes
confiscados (incluyendo conventos, haciendas y doctrinas de indios en todo el
país) y el diezmo obligatorio había sido abolido, dejando al clero
secular relegado a sus parroquias y sin ingresos estables.

En el caso particular de la de Jesús Nazareno de Candelaria, se buscaron


dispensas correspondientes, para llevar a cabo el tradicional desfile sacro de
Jueves Santo. En mayo de 1891, el papa León XIII publica su encíclica Rerum
Novarum– Sobre la situación de los obreros- documento clave que hizo que la
Iglesia Católica se transformara paulatinamente para acomodarse en los estados
liberales; en Guatemala dicha reorganización fue reforzada por una nueva forma
de reproducción de las ideas, manifiesta en la imprenta cuyas imágenes y
discursos eran enviados a los fieles por un eficiente servicio postal desarrollado
por el Estado Liberal, lo que favoreció la puesta en circulación de varias
publicaciones periódicas como la La Semana Católica, que comenzó a circular
en 1892, inspirado en La Croix o L’Universe de París, nutriéndose de
colaboradores locales de artículos y noticias del Catholic Times, que destacaba
el progreso del catolicismo en Estados Unidos, que comenzaba a servir de
ejemplo en la reconquista del poder ideológico en estados totalmente liberales.

Hubo un fortalecimiento del catolicismo durante el gobierno del general José


María Reyna Barrios (1892-1898), gracias a la apertura política de su gobierno y
su preocupación por la difusión del arte y la defensa de la cultura local, que lo
llevaron a suscribirse a la Convención de Berna, respetando las manifestaciones
populares de fe, expresadas en las procesiones de Pasión; y todo esto, a pesar
de que Reyna Barrios era masón de alto grado.

A finales del siglo XIX la presentación de adornos era semejantes entre las andas
de Jesús Nazareno de las iglesias de La Merced y de Candelaria, utilizando los
mismos recursos. Comparando fotografías de la época tomadas por José García
Sánchez de ambas imágenes se observa que había un próspero negocio de
alquiler de adornos para altares y procesiones. Ese mismo negocio fue utilizado
para las carrozas que los estudiantes de la Universidad Nacional empezaron a
sacar para su desfile bufo de la Huelga de Dolores, el que se inició en 1898.
Procesiones
Punto de identidad de los barrios
Se cerca la semana Santa Que en Guatemala se llama cariñosamente la semana
mayor y así lo es en realidad porque las más importantes del corresponder a los
días gastar más precisiones chico de los antañones barrios de la capital y de la
provincia.

Miles de personas llevan sus hombros al Nazareno, al sepultado con la santísima


virgen y sus acompañantes, por diversas calles y plazas.

Son días de muchas virtualidad y misticismo, pero también son días de


experiencias emotivas que nos recuerdan a la familia y a los vecinos, las
tradiciones atesoradas en nuestros barrios y también a todas aquellas
narraciones que se conservan. Todo este conjunto experiencias alrededor de las
imágenes de nuestra devoción ha ido construyendo la idiosincrasia de nuestros
barrios y constituyen no sólo tradiciones religiosas devocionales, sino también
parte de la identidad de nuestras comunidades divididas por barrios y cartones,
y el caso de la capital, desde el traslado de la ciudad de Santiago del valle de la
virgen.

La Candelaria, la recolección, Santo domingo, San José, por mencionar algunos,


no son solamente templos ni tampoco únicamente nombres que evocan las
imágenes de nuestra devoción, sola identidad cultural mismo de las personas
que nacimos en esos barrios y que liberamos al escuchar la marcha oficial y
besar y la imagen del tiempo.

De esa entidad hablan nuestras posesiones y este pregón cuaresma.


Hermandades
Asociación Vía Crucis Perpetuo y Viviente Templo de San Francisco

Hermandad Cruzados de Cristo El Calvario

Hermandad C.I. Santísima Virgen de Soledad El Calvario

Hermandad C.I. Señor Sepultado Santo Domingo

Cofradía C.I. Virgen de Soledad Santo Domingo

Hermandad Jesús Nazareno de la Buena Muerte Santo Domingo

Asociación Devotos cargadores Jesús Nazareno de Candelaria Nuestra Señora


de Candelaria

Cofradía C.I. Jesús Nazareno de la Merced Nuestra Señora de las Mercedes

Asociación C.I. Jesús Nazareno de la Demanda (infantil) Nuestra Señora de las


Mercedes

Hermandad Cristo Yacente de la Paz y Virgen de Soledad La Merced

Hermandad C.I. Virgen de Soledad La Recolección

Hermandad C.I. Jesús Nazareno y Señor Sepultado La Recolección

Hermandad C.I. Nuestra Señora de Los Remedios y Señor Resucitado El


Calvario.

Asociación Jesús Resucitado La Merced

Asociación Inmaculado Corazón de María Niño de Praga


Antigua Guatemala

La Semana Santa en Antigua Guatemala es la conmemoración de la pasión y


muerte de Cristo a través de las procesiones que realizan las hermandades de
las parroquias de la ciudad durante el periodo comprendido entre el Sábado de
Ramos y el Domingo de Resurrección. A lo largo de esos días, las procesiones
realizan su recorrido por las calles de Antigua Guatemala, y se han convertido
en uno de los atractivos turísticos más importantes de Guatemala.

Los desfiles procesionales de la Semana Santa, transforman la ciudad durante


ese periodo y son el resultado de la evolución durante siglos de las formas,
modos y maneras de las hermandades, las cuales cuentan entre sus miembros
a personas de todas las clases sociales. En la evolución de estas corporaciones
han influido múltiples factores, tanto religiosos como artísticos, sociales e
históricos.

Las procesiones en Guatemala son caracterizadas por las alfombras de aserrín


colorido que adornan las calles en donde son llevadas en hombros por períodos
de hasta dieciocho horas de duración. Los desfiles van acompañados durante
todo el recorrido por orquestas musicales que interpretan marchas fúnebres o
festivas compuestas por artistas nacionales en su mayoría.

El período de grandes procesiones comienza el Primer Jueves de Cuaresma y


continúa con procesiones tan representativas como las de San Bartolomé
Becerra el quinto viernes de cuaresma. Desde esa fecha hasta el Viernes Santo
las procesiones se ejecutan durante toda la cuaresma y en especial durante la
Semana Santa.

Historia
Aunque durante la Edad Media ya existieron cofradías en España, no fue hasta
el siglo XVI cuando se consolidaron las hermandades de pasión o penitencia
como asociaciones que veneran la pasión y muerte de Cristo y le rinden culto
con una salida procesional. La primera procesión cristiana en Guatemala se
realizó en la ciudad de Santiago de los Caballeros, hoy Antigua Guatemala, el
10 de marzo de 1543.

La primera procesión mercedaria ocurrió en 1655, saliendo en horas de la


noche del Jueves Santo y reingresando en la madrugada del día Viernes. En
1677 el Papa Inocencio XI, resuelve un conflicto que existía entre la cofradía de
la Iglesia de Candelaria y la cofradía de la Iglesia de la Merced, de tal manera
que decide instituir la procesión de Jesús de Candelaria para el día Jueves
Santo por ser una imagen mística y procesionar a Jesús de la Merced el día
Viernes Santo por ser una imagen que demuestra la agonía de la pasión de
Cristo camino al calvario. El 26 de julio de 1773 se suspendieron las
procesiones a causa de los terremotos de Santa Marta y no fue sino hasta
1776 que volvió a salir la imagen del Señor de la Merced en su tradicional
procesión del Viernes Santo.

Jesús Nazareno de las Tres Potencia, imagen obra de Alonso de La Paz y Toledo
quien la buriló en 1667 se encontraba originalmente en la Escuela de
Cristo en Santiago de los Caballeros de Guatemala; La Paz y Toledo no
encarnaba sus obras por lo que la encarnación de dicha imagen estuvo a cargo
del maestro dorador Joseph Mazariegos2 En 1737 se fundó la “Cofradía de la
Santa Pasión” y dieron inicio cortejos procesionales, los cuales se verificaban el
Domingo de Ramos; estas procesiones eran organizadas por caballeros de la
alta sociedad, razón por la cual la imagen del Nazareno de la Escuela de Cristo
también era conocida como Jesús Nazareno de Los Nobles.

La imagen del Nazareno para la ermita de la Cruz del Milagro, en la ciudad de


Santiago de Guatemala, obtuvo el nombre de “Nazareno de los Milagros”. La
ermita fue construida a finales del siglo XVII como prueba de devoción porque, en
1683, una cruz ubicada en el lugar tembló "milagrosamente". El edificio fue
reacondicionado como ermita para el clero secular en 1731 y, para dotarlo de
objetos de culto, le fue donada la imagen del Nazareno. En los documentos de
1703 no hay referencia sobre la imagen ni la cofradía. Sin embargo, en 1736, se
informó que (Lorenzo de Paz, vecino de esta ciudad, donó una imagen de Jesús
Nazareno a dicha ermita con la condición de que se le había de fundar una
hermandad, para mayor honra y gloria de Dios). Estas fechas hacen probable
que la talla de la imagen se deba a escultores como Juan de Chávez, Juan José
Mérida o Carlos Bolaños.

En 1733, la imagen de Jesús de Candelaria fue sacada en procesión de rogativa


por una peste de viruela que asoló la ciudad de Santiago de los Caballeros, ya
que era una de las imágenes de mayor devoción en la ciudad.

Reformas borbónicas
En 1765 se publicaron las reformas borbónicas de la Corona española, que
pretendían recuperar el poder real sobre las colonias y aumentar la recaudación
fiscal. Con estas reformas se crearon los estancos para controlar la producción
de las bebidas embriagantes, el tabaco, la pólvora, los naipes y el patio de gallos.
La real hacienda subastaba el estanco anualmente y un particular lo compraba,
convirtiéndose así en el dueño del monopolio de cierto producto. Ese mismo año
se crearon cuatro subdelegaciones de la Real Hacienda en San Salvador,
Ciudad Real, Comayagua y León y la estructura político administrativa de
la Guatemala cambió a 15 provincias.

Además de esta redistribución administrativa, la corona española estableció una


política tendiente a disminuir el poder de la Iglesia católica, poder que hasta ese
momento era prácticamente absoluto sobre los vasallos españoles. La política
de disminución de poder de la iglesia se basaba en la Ilustración y tenía seis
puntos principales:

1. Declive del legado cultural jesuítico


2. Tendencia hacia una cultura laica y secularizada
3. Actitud decididamente racionalista, de herencia cartesiana
4. Valoración de la ciencia natural sobre el dogma religioso
5. Una crítica al papel de la Iglesia dentro de la sociedad y de sus
organismos derivados, sobre todo de las cofradías y hermandades. Se
buscó limitar el excesivo poder económico de algunas hermandades y
cofradías, su elevado número, la falta de control administrativo y fiscal por
parte de las autoridades y las manifestaciones públicas de piedad;
catalogadas como signos de atraso y fanatismo, en especial las
de Semana Santa.
En América las relaciones entre la corona española y la Iglesia católica se fueron
resquebrajando en el siglo xviii; pero también hubo problemas entre el clero
secular y el clero regular, ya que se estaba secularizando las doctrinas del clero
regular. En el siglo xvii hubo un auge del clero secular, con un aumento
considerable en ordenaciones sacerdotales que lograron satisfacer la demanda
de curas párrocos en el Reino; los dominicos, por ejemplo, perdieron casi todas
sus parroquias, excepto las de la Veparaz; por su parte, los franciscanos y
mercedarios fueron despojados de la mayoría de sus doctrinas en el Reino de
Guatemala. Para 1768, las poderosas órdenes de antaño únicamente tenían a
su cargo treinta y cuatro de las doscientas ochenta y nueve parroquias que había
en la arquidiócesis.

Terremoto Manta Marta


Tras los terremotos de 1773, se produjeron grandes pérdidas en templos y
edificios públicos en la ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala, así
como casas particulares, pero no toda la ciudad quedó por los suelos. A pesar
de ello, el Capitán General Martín de Mayorga solicitó al Monarca
de España el 21 de julio de 1775 la traslación de Santiago de los Caballeros de
Guatemala, siempre vulnerable a erupciones volcánicas, inundaciones, y
terremotos. El 2 de enero de 1776 fue oficializado el cuarto asentamiento,
la Nueva Guatemala de la Asunción, con una primera sesión del ayuntamiento
con el gobernador de la Audiencia, Matías de Gálvez y Gallardo, sobre las bases
del llamado Establecimiento Provisional de La Ermita. Por real orden dada en
Aranjuez el 23 de mayo de 1776 se extinguió el nombre de Santiago y se adoptó
el de Nueva Guatemala de la Asunción que, con el correr del tiempo es conocida
en la actualidad como Ciudad de Guatemala, logrando convertirse con los años
en la ciudad más grande y populosa de todo el istmo centroamericano.

Posiblemente los daños causados por el terremoto fueron serios, pero fueron
más serios los que provocó el saqueo y el abandono de la ciudad. El 16 de enero
de 1775 el maestro mayor de obras Bernardo Ramírez, comenzó a sacar todos
los materiales utilizables del edificio para trasladarlos a la nueva capital ya que
se había emitido orden legal en la cual se ordenaba que debían ser trasladados
al nuevo asentamiento todos los materiales que pudiesen servir en la
construcción de edificios y casas. Por esta disposición muchos edificios aún en
pie fueron despojados de puertas, ventanas, balcones, objetos decorativos, etc.

Una de las medidas tomadas por el presidente de la audiencia Martín de


Mayorga, para forzar el traslado de la ciudad fue el envío de la escultura más
importante de la ciudad. Por ello, en 1778 ordenó el traslado del Jesús Nazareno
de la Merced, junto con la imagen de la Virgen, para obligar a los mercedarios a
mudarse. El traslado fue penoso, pues los indígenas encargados del trabajo se
tardaron en llegar a recogerlo y los feligreses antigüeños rezaban y lloraban la
pérdida de la imagen mientras esperaban. Cuando salió Jesús de la Merced en
un cajón, las personas lo acompañaron hasta la garita de Animas en las afueras
de la ciudad; un devoto llevó cargando la cruz de la imagen hasta San Lucas,
población que está a quince kilómetros del convento mercedario en Antigua
Guatemala. Tras parar en San Lucas Sacatepéquez y en Mixco, las imágenes
llegaron finalmente a la Nueva Guatemala de la Asunción por la noche, y el Cristo
fue recibido por los frailes franciscanos y luego por los mercedarios, para ser
depositado en una armazón de madera en el terreno en donde iba a construir el
templo mercedario de la nueva ciudad. Martín de Mayorga llegó a ver a la
imagen, dando así por concluido el episodio más difícil del traslado de la ciudad.
En 1801, la cofradía de Jesús Nazareno de la Merced trasladó el retablo de la
imagen a la nueva ciudad, aunque la iglesia todavía no se había construido.

En 1780, el párroco de Candelaria, Joseph María Eloso informó al obispo que la


imagen se pudo extraer muy maltratada, refiriéndose a los daños ocasionados
por los seísmos de 1773, agregando que la hizo componer y encarnar de nuevo
a su costa. En 1784 la imagen remozada del Nazareno fue trasladada a la nueva
capital, donde ha estado presente en las celebraciones de Semana Santa.

Tras la ruina de la ciudad de Santiago de los Caballeros por los terremotos de


Santa Marta en 1773, el templo parroquial quedó inutilizado y los bienes de la
Escuela de Cristo fueron trasladados al templo parroquial de Nuestra Señora de
los Remedios. En cuanto a la imagen del Jesús Nazareno de las Tres Potencias,
la misma fue trasladada a la Nueva Guatemala de la Asunción, siendo llevada al
nuevo templo de La Escuela de Cristo, que se encontraba en la moderna parcela
de la 4.a avenida y 7.ª calle del Centro Histórico de la Ciudad de Guatemala en
1779. Cuando el nuevo templo quedó establecido, de inmediato se inició la
procesión que quedó fijada para la mañana del Jueves Santo.

Luego del traslado forzado a la Ciudad de Guatemala en 1778, el presbítero


Joseph de Espinoza quien fue el primer mayordomo de la cofradía de 1801 a
1805 solicito a la Real Audiencia para que autorizara de nuevo la procesión
penitencial del Jueves Santo por la noche y en tal solicitud hace mención sobre
la antigüedad de la cofradía, las bulas papales otorgadas y la antigüedad de la
procesión mercedaria. Ya con un camerino permanente, en 1806 se tomó la
decisión de procesionar nuevamente la imagen el día Viernes Santo y queda
instituido el día hasta la actualidad.

Por su parte, tras el terremoto de 1773 el Nazareno de los Milagros llegó a la


Nueva Guatemala el 11 de febrero de 1781 y fue alojado en Beaterio de Indias,
una casa de religiosas que ya tenía un solar habitable. Al parecer, la imagen
estuvo allí hasta 1819, cuando, por problemas entre los cofrades y las religiosas,
fue llevado al Beaterio de Santa Rosa. Al poco tiempo, en 1826, se sabe que el
Nazareno estaba en el Cerrito del Carmen y, en 1859, ya estaba en el templo de
San José, donde quedó resguardada definitivamente. La imagen del Nazareno
de los Milagros es una talla poseedora de rasgos faciales anatómicamente
perfectos, misma característica que presenta en el cuello, manos y pies. En la
década de 1930, la imagen fue transformada para que estuviera de rodillas y se
le dio el título de “Rey del Universo”, pero después se le restituyó su posición
original.

Siglo XIX
Tras el derrocamiento y expulsión de los miembros del Clan Aycinena en 1829,
los liberales expulsaron a las órdenes regulares y sólo dejaron al clero secular -
pero sin el ingreso fijo del diezmo obligatorio- en Centroamérica.12 Esto debilitó
considerablemente a la Iglesia Católica en Guatemala, pero tras el fracaso de la
gestión liberal del gobernador Mariano Gálvez para combatir una epidemia de
cólera morbus, los curas párrocos aprovecharon para azuzar a la población
campesina en su contra, y bajo el liderazgo del caudillo Rafael Carrera
expulsaron a Gálvez y a los liberales del poder. Tras una década de gobierno,
Carrera permitió el regreso de las órdenes regulares, de los conservadores
católicos y autorizó nuevamente el diezmo obligatorio, lo que reforzó a la Iglesia
en el país y las manifestaciones de fe como la Semana Santa cobraron un gran
auge. Es más, en 1852, Guatemala y la Santa Sede firmaron un concordato en
el que se le encomendaba la educación de la población a los sacerdotes, y se
reforzaba la unión Iglesia-Estado en el país.

Tras la caída del régimen conservador y la victoria de los liberales en 1871, la


Iglesia Católica padeció ataques contra su influencia económica y política, tal y
como ocurriera en 1829 cuando fue atacada por el gobierno liberal de Francisco
Morazán. En 1873, las órdenes regulares habían sido expulsadas y sus bienes
confiscados (incluyendo conventos, haciendas y doctrinas de indios en todo el
país) y el diezmo obligatorio había sido abolido, dejando al clero secular relegado
a sus parroquias y sin ingresos estables.
Conclusión
E grafía

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