La Inspiración - David Monteza
La Inspiración - David Monteza
La Inspiración - David Monteza
Por inspiración verbal se quiere significar que el Espíritu de Dios fue quien guió la
elección de las palabras usadas en los escritos originales. Sin embargo, la Escritura indica la
factura humana. Varios libros de la Biblia reflejan las características personales del escritor, en
estilo y vocabulario, y con frecuencia sus personalidades están expresadas en sus pensamientos,
opiniones, plegarias o temores. No obstante, aunque son evidentes los elementos humanos en la
Biblia, la doctrina de la inspiración plenaria sostiene y afirma que Dios lo dirigió, de tal forma
que todas las palabras que fueron usadas, lo fueron igualmente por Dios, e inspiradas por El. Esto
se pone de relieve por el uso de la palabra «plenaria», que significa «completa inspiración», como
término opuesto a los puntos de vista que afirman que sólo hay una parcial inspiración en la
Biblia.
Para todos los propósitos prácticos, el Antiguo Testamento, escrito en hebreo, y el Nuevo,
redactado en griego, pueden ser aceptados como la verdadera Palabra de Dios y una auténtica
declaración de lo que Dios intentó comunicar al hombre.
Al afirmar que la Biblia está verbal y totalmente inspirada, además de ser inerrable e
infalible en sus declaraciones de la verdad, se sostiene que la guía perfecta y sobrenatural de Dios
es suministrada a toda palabra de la Escritura, de tal forma que la Biblia pueda ser considerada
como una precisa y exacta declaración de la verdad divina.
Algunos han sostenido que Dios realmente dictó la Escritura y que los escritores de la
Biblia actuaron sólo como taquígrafos. Pero si Dios hubiese dictado la Biblia, el estilo de la
redacción y el vocabulario de la Biblia sería el mismo en toda su extensión. En muchos casos los
autores de la Escritura expresaron sus propios temores y sentimientos, o sus plegarias para la
salvación divina, y de diversas maneras dejaron la impronta de su personalidad en el registro
divino.
Ejemplo: La oración surgida del corazón de Pablo por Israel, en Romanos 9:1-3.
Dice que Dios inspiró el concepto, pero no las palabras precisas. Esta opinión, no
obstante, presenta graves problemas si se piensa en que los autores humanos sólo entendieron
parcialmente lo que Dios les hubo revelado y, al hacerlo con sus propias palabras, pudieron muy
bien haber introducido errores de consideración en sus escritos.
La Biblia contradice expresamente la idea de que sólo les fue suministrado el concepto a
sus autores humanos. Una y otra vez se pone énfasis en el sentido de que las palabras de la
Sagrada Escritura han sido inspiradas. La importancia de las palabras se menciona
frecuentemente (Ex. 20:1; Jn. 6:63; 17:8; 1 Co. 2:13).
4. Inspiración parcial
Se han aventurado también otras teorías en el sentido de que sólo parte de la Biblia es
inspirada. Por ejemplo, algunos han afirmado que las porciones reveladas de la Biblia que se
refieren a la verdad divina son precisas y ciertas, pero que no pueden aceptarse las declaraciones
de tipo histórico, geográfico o científico. Emparejada con la inspiración parcial está la idea de
que algunos fragmentos de la Escritura están más inspirados que otros, y así la verdad y el error
se convierten en cuestión de grado. Esto se aplica, a veces, a lo que es conocido como la
«inspiración mística» o la idea de que Dios ayudó en diversos grados a los autores en lo que ellos
escribieron, pero no dándoles por completo la capacidad de escribir la Escritura sin error Todas
las formas de inspiración parcial dejan la inspiración a juicio del lector y, en consecuencia, la
autoridad de la Escritura se convierte en la autoridad de la persona que lee la Escritura, no
existiendo de tal forma dos lectores que estén de acuerdo con exactitud respecto a lo que hay de
verdad y lo que no lo es.
Sostiene que Dios habla mediante las Escrituras y las utiliza como un medio para
comunicarse con nosotros. De acuerdo con este punto de vista, la Biblia se convierte en un canal
de la revelación divina.
Esta es la opinión más extrema de incredulidad y sostiene que la Biblia es igual que otro
libro cualquiera. Aunque Dios haya podido otorgar a sus autores una capacidad fuera de lo
común para expresar conceptos, es, después de todo, una producción humana sin ninguna guía
divina y sobrenatural. La Biblia, sujeta a este concepto, se convierte simplemente en cualquier
otro libro de religión, que expresa antiguos conceptos y opiniones de experiencia espiritual que
han tenido los hombres en el pasado. Esta opinión destruye cualquier distintiva afirmación
respecto a la autoridad divina de la Biblia y deja sin explicación la maravillosa y real precisión de
la Biblia.
«Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para reargüir, para corregir,
para instruir en justicia.» Por «Escritura» el apóstol se refiere a las «Sagradas Escrituras»
mencionadas en 2 Timoteo 3:15, incluyendo tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento.
La expresión «inspirada por Dios» es una palabra que se halla en el Nuevo Testamento
griego, theopneustos, que significa «el aliento de Dios».
Con esto se quiere significar definitivamente que la Escritura procede de Dios y por este
hecho tiene la misma perfección que caracteriza al propio Dios.
Sería absolutamente imposible para Dios el ser el autor del error. La inspiración se
extiende no tanto a los autores como a la Palabra de Dios en sí misma. En tanto que los autores
eran falibles y sujetos a error, el aliento de Dios insufló a tales autores Su infalible Palabra,
dirigiéndoles con Su divino poder, y lo que está escrito por ellos fue ciertamente la infalible
Palabra de Dios. Y porque es la Palabra de Dios, es provechosa para la doctrina o la enseñanza, y
para reprobación, corrección e instrucción en la justicia.
POSICIÓN ADVENTISTA RESPECTO A LA INSPIRACIÓN
Dios en la persona del Espíritu Santo, se ha revelado a sí mismo mediante las Sagradas
Escrituras. Él las escribió, no con sus manos, sino con otras manos, mas o menos cuarenta pares,
en un período de más de 1500 años. Y por cuanto Dios el Espíritu Santo inspiró a los escritores,
Dios entonces es el autor.
Según 2 Tim 3:16 Dios respiró en las mentes de los hombres. Ellos a su vez lo expresaron
en las palabras que se hallan en las Escrituras. Por lo tanto la inspiración es el proceso mediante
el cual Dios comunica sus verdades eternas.
Estas revelaciones fueron incorporadas en el lenguaje humano con todas sus limitaciones
e imperfecciones; sin embargo, permanecieron como el testimonio de Dios. Dios inspiró a los
hombres, no las palabras.
En algunas ocasiones los escritores expresaron las palabras exactas de Dios. Pero en la
mayoría de los casos Dios los instruyó a que describieran lo mejor que pudieran lo que habían
visto y oído. En estos últimos casos los escritores usaron sus propios estilos y palabras.
ILUSTRACIÓN DE LA INSPIRACIÓN
La relación entre Moisés y Aarón es igual a lo que sucede con El Espíritu Santo y el
escritor bíblico. (Exo 7:1; 4:15,16).
Moisés informó a Aarón los mensajes de Dios y a su vez Aarón los comunicó al Faraón
en su propio estilo y su vocabulario. De la misma forma los escritores de la Biblia comunicaron
los divinos mandatos, pensamientos e ideas, en su propio estilo de expresión.
“La inspiración no obra en las palabras del hombre ni en sus expresiones, sino en el hombre
mismo, que está imbuido con pensamientos bajo la influencia del Espíritu Santo. Pero las
palabras reciben la impresión de la mente individual. La mente divina es difundida. La mente y la
voluntad divinas se combinan con la mente y voluntad humanas. De este modo, las declaraciones
del hombre son la palabra de Dios”.