El Bar
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RUBÉN M. CAMPOS
Consejo Editorial
EL BAR
La vida literaria de México en 1900
Fernando Curiel
Clementina Díaz y de Ovando
A
COORDINACIÓN DE HUMANIDADES
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
DIRECCIÓN GENERAL DE PUBLICACIONES MÉXICO 1996
Prólogo
AA
gr
en las veladas en tiempos dé El Plectro, revista dirigidaporel culto qa 114)
6 PRÓLOGO PRÓLOGO 7
falleció su esposa en 1911 y no se volvería a casar hasta 1922, Conoció ción literaria quedó sepultada en numerososdiarios y revistas de la
a su segunda esposa, originaria de Viena, en Milán hacia fines de 1920 época hasta-1983 cuandose hizo una recopilación de dicho material.”
cuando Campos desempeñaba el cargo de cónsul en esa ciudad, En cuantoa la crítica que se ha podido rescatar sobre Campos, hay que
puesto que ocupó poco tiempo debido a la cambiante situación reconocer que es muy reducida. A pesar de un brillante inicio en la
política de México. Durante su estancia en Europa escribió artículos vida literaria capitalina, con juicios muy favorables de parte de escri-
sobre arte y música para la prensa nacional y un tomo de crónicas de tores como Manuel Ugarte, José Juan Tablada y Pedro Henríquez
viajes.* El 25 de junio de 1922 contrajeron nupcias el escritor mexicano Ureña, muypocoscríticos comentaron su obra entre3907 y 19457Con
y la joven Stefanía Debeljak. motivo de su muerte, sin embargo, apareció la mayor cantidad de
Cabe señalar que Rubén M. Campostenía una buenaeducación mu- artículos y notas sobre el poeta, dispersos en los principales periódicos
sical, lacual le permitió cultivar la-erítica y la investigación sobre temas dela capital. Enestehomenaje póstumo abundan los detalles biográfi-
Telacionados con la música, ya en época de la Revista Moderna. Este cos, las impresiones personales y de cuando en cuando algunos
interés aumentaría posteriormente con colaboracionesen revistas espe- comentarios acerca de su obra. Las más interesantes, por cierto, son
cializadas comolaRevista MusicaldeMéxico, la GacetaMusical, México las opiniones expresadas por Carlos González Peña, Francisco Gon-
Musicaly el Boletín Latinoamericano de Música y al mismo tiempo em- zález Guerrero y Salvador-Azuela:*
pezaría a dedicarseal estudio del folklore mexicano. Con el tiempo sus
investigaciones en el territorio nacional produjeron obras fundamen-
tales que dieron renombre a Campos.* Como consecuencia, su obra EL POETA
literaria es hoy-poco conocida a pesar dehaber recibido altos elogios
de los más distinguidos poetas de principios desiglo. En primerlugar es preciso aludir al enigma de Laflauta de Pan, único
Además de escritor e investigador, Campos fue también catedrático poemario que aparece registrado en las bibliografías más autorizadas.
tanto de literatura como de arte, música, historia y folklore en nu- Lo curioso del caso es que nunca se mencionael editor y sólo de vez
merosas instituciones, entre las cuales destacan la Escuela Nacional en cuando se precisa la fecha de 1900. No obstante, Manuel Carpio,
Preparatoria, la Nacional de Bellas Artes, el Conservatorio Nacional, el bajo el seudónimo de Juan de Linza, anuncia la preparación de dicho
Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía, y la Universidad libro en 1907.? Nueve años más tarde Genaro Estrada escribe que el
Nacional de México.
Después de unavida activa y fecundael insigne folklorista padeció 7 Rubén M. Campos, Obra literaria. México: Gobierno del estado de Guanajuato, 1983. Estudio
una caída el 3 de diciembre de 1943 y como consecuencia de este preliminar, recopilación y bibliografía de Serge 1. Zaitzeff. Como este volumen no circuló comer-
cialmente, hemos aprovechado aquí parte de nuestra introducción.
accidente sufrió intensamente hasta su muerte acaecida en la ciudad 8 Carlos González Peña, “Rubén M. Campos”, El Universal, 14 de junio de 1945, pp.3y7.
de México el 7 de junio de 1945.(Murió en la miseria y en el olvido. Francisco González Guerrero, “Autoresy libros. Rubén M. Campos”, El Universal, 16 de junio de
Al acercarse a la obraliteraria deRubén M. Camposlo primero que 1945, pp. 3 y 13. Salvador Azuela, “El poeta de Guanajuato”, Novedades, 21 de junio de 1945, pp.
saltaala vista es su variedad y abundancia, ya que cultivó enparticular 4-5. Posteriormente cabe recordar que en su edición de las Máscaras de la Revisia Moderna
sía, la crónica, el cuento y la novela. Logró publicar pocoslibros, (México: Fondo de Cultura Económica, 1968) Porfirio Martínez Peñaloza señala la urgencia de
estudiar la obra literaria de Campos. Dos años más tarde José Emilio Pacheco alude rápidamente
todos hoy de muydifícil acceso,* así que la mayor parte de su produc-
al escritor guanajuatense en su importante Antología del modernismo (México: Universidad Na-
cional Autónoma de México, 1970). Dice: “Rubén M. Campos es una de las figuras menores más
í Las alas nómades. Viajes. Barcelona: Casa editora Araluce, 1922. interesantes de la Revista Moderna”(1, p. 128). En cuantoa la labor de Campos comofolklorista,
3 Efolklorey la música mexicana (México: Secretaría de Educación Pública, 1928), Elfolklore
consúlteseel artículo de Gabriel Moedano N., “Rubén M. Campos: un pionero dela investigación
literario de México (México: Secretaría de Educación Pública, 1929); Elfollelore musical de las
folklórica de México”, Boletín del Departamento de Investigación de las Tradiciones Populares
ciudades (México: Secretaría de Educación Pública, 1930); Laproducción literaria de los aztecas
(núm.3, 1976), pp. 5-27.
(México; Talleres Gráficos del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía, 1936).
? “Hombres de letras. Rubén M. Campos”, Crónica (Guadalajara), 15 de abril de 1907, pp.
S Sólo la novela Claudio Oronoz ha sido reeditada por Premia Editora/SEP, 1982.
122-123.
8 PRÓLOGO PRÓLOGO 9
poemario ya terminado aparecerá muy pronto” y además indica des- La producción poética de Rubén M. Camposse inicia con versos
pués de cada poema recogido en su antología el título Laflauta de Pan)lo acogidos en 1888 por El Plectro de León." De estas composiciones
cual parece sugerir que Estrada debe haber conocido el manuscrito. Resulta juveniles una se reproduce el año siguiente en El Partido Liberal,
evidente que sí hubo un proyecto de publicar tal tomo, pero lo más pro- cuandoel poeta se encontraba todavía en la provincia. Se trata de “Las
bable es que nose llevó a cabo por motivos desconocidos.!! También se golondrinas”, evocación triste y nostálgica de la muerte de la infancia de
notará en la producción poética de Campos que algunas composiciones Campos. Éste recuerda la vida casi bucólica del lugar donde vivía con su
pertenecen a un futuro librodepoemastituladoDesnudos,que tampoco madre y exalta la belleza de la naturaleza. Termina anhelando morir en
serealizó. De hecho;solamente se conocen cuatro poemas de esta colec- este escenario ideal. En estas primeras tentativas ya se advierten las huellas
ción con fecha de 1898y1912cuyo motivo central es la descripción sensual del modernismo, sobre todo en lariqueza de percepciones SersomaleES
de unas mujeres: Ruth, María de Padilla, Leda y Eva. Las colabóraciones poéticas de-Campos se reanudan de mane
Quizás debido ala ausencia de un poemario (antes de la re- regular, después de su llegada a la ciudad de México, en El Demócrata
copilación de 1983) Campos ha estado poco representado en las prin-
a partir de enero de 1895 hasta junio del mismo año. Seis de las nueve
cipales antologías poéticas. Méxicopoético de Adalberto A. Esteva, con composiciones publicadas en este periódico se agrupan bajo el título de
fecha de 1900,tieneel privilegio de ser la primera en incluir una com- “Nocturnostropicales” cuyo tema principal es la naturaleza, a veces
posición de nuestro poeta (“Nocturnos tropicales: Dies Irae!”). El de carácter violento, sin que falten matices netamente mexicanos. El
mismo antólogo vuelve a reproducir este poema en la Antología mexi- poeta “enfermo de amores” intenta buscar consuelo enel paisaje que
cana. Libro nacionalde lectura (edición de 1906) y advierte la impor- describe con sensualidad. Por lo demás, se observa que en esta primera
“2 tancia del bardo, quienformaValenzuela, Dávalos, Nervo, Tabla- época se combinan temas paisajistas y amorosos en versos que ya reve-
da Olaguíbel[Francisco], el brillante escuadrón quesostiene en el lan un dominiode la expresión poética y un fino gusto en el léxico. La
estadio de laprensa de México la causa de lapoesiadetadenta: Como
aceptación de estos poemas se demuestra en su frecuente reproduc-
se ha de esperar, la indispensable obra de Geñiaro Estrada) Poetas ción en los periódicos más importantes del día.
nuevos de México (1916), da a conocer cuatro poemasprocedentes Apenastranscurre un año cuando aparece elnombre del joven poeta
dela Revista Azul y de laRevista Modernade México. Tres años más en la publicación más prestigiosa de la época,laRevistaAzubde Manuel
tardese reproduce unodeellos, “Celeste flor angélica”, en Lírica mexi-
Gutiérrez Nájera. De hecho, el 9 de febrero-de-1896-se difunde el
cana, antología publicada porla legación de México en Madrid. No deja
poema “A ManuelGutiérrezNájeraY en-el cual ensalza los valores de
de llamar la atención el hecho de que el mismo poema escogido por
este “príncipedel arte”. Ya consagrado, Campos.colabora con otros
Esteva se halla en versión inglesa en el conocido libro de Underwood. *?
poemas en el renombrado semanario ElMundo (1896) y enel diario
También Francisco González Guerrero en Sonetos mexicanos (1945) y
ElNacional (1897). Sin embargo, publicará sus más numerosas ylo-
Félix Blanco en Poetas mexicanos (1967) recogen de la antología de
gradas composiciones en la ilustre Revista Moderna. Desde la fun-
Estrada el popular soneto “Celeste flor angélica”. Sólo Vicente Magdaleno
dación de este máximoórgano del modernismo eñMéxico, elpoeta
en suJuárez en lapoesía (1972) incorpora el poemapatriótico “Nuestra
guanajuatensefigura ya entre susredactores. Las colaboraciones poéti-
bandera”. Como resultado de la escasez depoemasrescatados en an-
casdé Cámposse inician en el segundo número (15 de agosto de 1898)
tologías, es comprensible que la poesíade Campos.sea casi totalmente
con la composición “Desnudos. Ruth”, dedicada a Liborio Crespo, poe-
desconocida... ' ta cuyo estímulo artístico en los jóvenes de Guanajuato fue inestima-
ble.!* Hasta 1908 se pueden encontrar poemas firmados por Campos
1 Poetas nuevos de México, México: Ediciones Porrúa, 1916, pp. 19-21.
1 Es interesante señalar quela viuda del poeta me confesó que tampoco conocía tal obra sino 15 véase también el trabajo de Fernañido Tola de Habich) “Rubén M. Campos y el segundo tomo
en forma de manuscrito el cual había desaparecido. de El Plectro” en su Museo literario dos (Tlahuapan: Premia Editora, 1986), pp. 61-65.
54 Liborio-Crespo, considerado guanajuatense a pesar de haber nacido en Yucatán; ba de
2 Bána Worthley Underwood, Anthology ofMexican Poets (Portland, 1932).
mucha admiración en los círculos intelectuales de León donde fundó e ElArtea cual dio
— _"
10 PRÓLOGO » PRÓLOGO 11
| tanto en larevista deeJesús E.Valenzuela como e La Patria, ElMundo Otra tendencia se observa en el excelente y extenso poema “La fiesta
Ilustradoy Crónica(de Guadalajara). ¡de Tláloc” donde el autor se escapa imaginariamente al fabuloso
Entre las piezas que se incluyen en laRevista Moderna es de especial México prehispánico, un mundoquelo tenía fascinado. Como sus con-
interés la titulada “A Rafael López” no solamente como testimonio de temporáneos Roberto Argiielles Bringas y Rafael López, Rubén M. Cam-
la amistad que unía a ambos escritores sino como expresión de los pos vuelve los ojos hacia el pasado histórico de su patria y poetiza las
conceptosestéticos suscritos por el futuro folklorista. En los consejos bellezas del paisaje mexicano.
que este último le ofrece a su coterráneo se destaca claramente su Después de 1908 y hasta 1940 la creación lírica de Campos dis-
afición a todas las manifestaciones de la belleza. Alude a sus ideales minuye considerablemente. De hecho, si se hace caso omiso de los
artísticos, cuyas raíces remontana la antigua Grecia y a Roma,así como sonetos que integran “El alma del lago”, que en realidad son de 1906
a la Francia de los parnasianos. No cabe dudade quela nota dominante a pesar de que los acoge El Independiente en 1913, sólo un poco más
de una docena de nuevos poemas ublicaron en La.Gaceta,ElIm-
y
en sus apreciacioneses el culto de lo helénico. Esta pasión se percibe
también en el soneto dedicado a Jesús Contreras, a quien admiraba parcial, Revista Blanca,México/Pe ¿2ig-Zag, El Uni
porque era un escultor “de alma griega”. Asimismo, en unos versos versalIlustrado,Revista
sta
deRevisias yPro-Cátedra (León). Porlo gene-
sobre Mendelssohn,insiste en la herencia del notable músico al decir: ral se puede afirmar que las mismas preocupaciones de antes inspiran
Tu alma pura de esteta, cualfragancia de nardos, / bebió la poesía estas últimas poesías. De ellas vale la pena destacar, por su intimidad, un
de los helenos bardos. Por lo demás, la mitología griega inspira a Cam- soneto escrito en Versalles en 1920 titulado “En el viejo bosque”. En estos
pos versos alejandrinos de cierta belleza estática cuyos títulos evocan versos el poeta se reconcilia, sin crisis ni dramatismo, con la vejez que
con nitidez el contenido temático como, por ejemplo, el “Combate de siente en su corazón,el cual “fue un bosque de amor siempre defiesta”.
centauros y lapitas”, el cual describe un episodio primordial en la Al valorizar la obra de Rubén M. Campos, el crítico Francisco Gon-
leyenda de estos monstruos, o “Sátiros y ninfas” y “Ninfas y centauros”. zález Guerrero asevera con acierto que el guanajuatense “fue uno de
En esta composición el poeta logra captar con precisión la riqueza los elementos más activos y uno de los creyentes más sinceros del
cromática de la escena, los olores, los sonidos y el movimiento ágil de movimiento modernista mexicano.”Su poesía es definitivamente de
las ninfas, pero no infunde suficiente tensión dramática a la presencia filiación modernista tanto por su temática como porsu estilo. Incor-
salvaje de aquellos seres mitológicos. pora todos los motivos característicos de ese mundo pagano-panteísta
Por otra parte, la poesía de Campos en la Revista Moderna explora tan venerado por los modernistas. Además, Campos comparte con ellos
otras tendencias temáticas. Así, dada la erudición musical del escritor, el ideal parnasianode la perfección formal valiéndose de moldestradi-
no sorprende encontrar en algunos de sus versos su pasión por ese cionales y modernos, pero sin aventurarse jamás en innovaciones
arte: Mendelssohn, ya mencionado, Wagner y Schumann. De modo métricas. Así, pues, escribe una poesía cincelada con cuidado y rigor
especial lo conmueve el contenido emocionalde la obra de este último que revela su alto concepto del arte. Sus extensas lecturas se reflejan
compositor romántico. En otras ocasiones el poeta se vuelve más per- en un vocabulario selecto y pulcro que no menosprecia el uso de vo-
sonal e íntimo al hablar de sí mismo y de sus penas. A veces busca cablos típicamente mexicanos. Sus concesiones al modernismode es-
refugio a su hastío y a su dolor en la música de una citareda o en la cuela se observan también en su marcado gusto por el exotismo de moda
mujer que iba a ser su primera esposa: “¡Oh! ¡Teresa! ¡transforma en con referencias, por ejemplo, a la mezquita de Omar,la isla de Java,
realidad mi sueño /y encúmbrameen tus alas de blancura de ensueño!” Zaira y las moras. A menudo,igual que en la obra de otros poetas de
la época, lo exótico se relaciona con lo erótico-sensual.
a conocerlos primeros poemas de Rafael| López y Manuel de la Parra. A pesar de su corta duración
Lomás característico de la poesía deCampos, sin embargo, es su
este Órganoliterario cumplió una función importante al despertar la vocación de poetas como
Rafael López, quien años más tarde en el prólogo a De otrasprimaveras (México: Escuela Indus- / predilección por los temas paisajistas, que suele tratar con una técnica
trial de Huérfanos, 1924), libro de Liborio Crespo, recordaría la profunda influencia de su querido
amigo en los escritores guanajuatenses. 15 Art.cit., p.3.
12 PRÓLOGO PRÓLOGO 13
netamente impresionista fijándoseen el efecto delos coloresy.enlos estas páginas se esmera el joven periodista en producir textos carac-
múltiples mátices. Así, sus mejores versos ofrecen al lector unavisión terizados porla elocuencia, elvigory el aliento poético. Tambiénfirma
eminentemente sensorial del mundo. Muy reveladoras del tempera- regularmente columnaseditoriales que critican con valory franqueza
mentoartístico de Campos son sus propias palabras expresadas en un las condiciones económicasy sociales de la nación siempre abogando
temprano artículo sobre Bernardo Couto Castillo: “Yo, soñador, yo porla justicia y la libertad. Su labor periodística aumenta considera-
contemplativo; yo adorador de la forma y dela luz, del sonido y del blemente en 1897 cuando entrelos 'meses de febrero y septiembre
verso. Yo panteísta.” Y un poco más adelante se confiesa “apasionado publica un artículo diario en ElNacional. Luego, entre 1898 y 1900, a
amador de los nacarados cuerpos desnudos de mujeres en flor.”* En veces con el seudónimode Oro,eseríbe diversas oca óA
efecto, su poesía, parnasiana y sensual, exhibe con fidelidad todos los (“Causerie”, “Notas”efímeras”, “Hebdomadarias”) para Lla Patria y aly'
rasgos expuestos en este lúcido autorretrato. En suma, este miembro mismo tiempo se inicia como poeta y cuentista en la RevistaMóderna,
activo de la bohemia elabora una obra poética, aunque desigual, fiel a en cuyas páginas figurará hasta 1911. Se puede notaren la producción
las doctrinas estéticas de la época. Hay que subrayar, no obstante, que periodística de Camposunsilenciocasi total entre 1901 y 1917) fecha
pesea las influenciasindelebles del parnasianismo, se percibe en al- esta última de su asociacióncon El
2lUniversal. En efecto, en este:nuevo
gunos de sus versos un amor profundo por todo lo mexicano.
la historia de México, aparecerá la conocida sección “Entre dos lunes”
a cargo de nuestro escritor. Cada semana durante casi dós años los
EL CRONISTA
lectores de El Universal pudieron deleitarse con las amenas crónicas
En nuestra época se recuerda a Rubén M. Campos sobre todo como de Campos.'” A la vez, con el seudónimo de Eudacritica con autoridad
prosista, en particular por sus valiosos trabajos sobre el folklore y la la temporada de ópera en El Univers entre el 7 de septiem-
música de México. En cambio, su amplia y rica prosa literaria ha sido bre de 1917 y el 7 de diciembre del mismo año.” La intensa labor
poco leída a pesar de haberse publicado sus dos novelas (Claudio periodística de Campos disminuye notablemente después de 1918y
Oronoz y Aztlán,tierra de las garzas) y un tomo de crónicas de viaje sólo de manera esporádica se publican sus artículos, de preferencia
(Las alas nómades). Por otro lado, un manuscrito perdido que segu- sobre la música, el folklore y el modernismo, en las revistas más im-
ramente habría sido de inmenso valor son las “Memorias” de Campos. portantes de México.
Al respecto Francisco González Guerrero ha escrito: “Últimamente
escribía sus memorias. Cuando sean conocidas se encontrarán en ellas
un tesoro de datos para la historia literaria y de retratos, tomados del EL CUENTISTA
natural, para la galería del modernismo mexicano.”Esta obra inédita Sin la menordudalaobradeCamposcomo cuentista ha sido algo más
tenía como títuloEspefismos de mivida. divulgada)Ycomentada que su producción como cronista. Parece que
Al estudiar la obra literariade Rubén M. Campos en conjunto queda sus cuentos tampoco fueron reunidos en formadelibro, aunquealgu-
claro que la prosa domina por su cantidad. A partir de sus primeras nas fuentes bibliográficas incluyen un tomo titulado Cuentos mexi-
colaboraciones capitalinas en El Demócrata (1895), Camposse da a canos. Lo cierto es que se trata de la colección Cuentosmexicanos
conocer como cronista con prosas descriptivas inspiradas en visitas al sur publicadaporElNacional1898 y que en efecto recoge cinco cuen-
del país, así como en artículos sobre temas patrióticos o culturales. En
susmejorespáginas su
Campos impone en _ ¿Tartistio porlo menos unpersonajesensiblea lasexpresionesartísti- f
visiónde poeta,por medio de imágenes brillan- i hastiadorebeldequese
ta Y
mismo. Sin embargo, acuerdo.con-el gusto modernista, no faltan realidad. En otros casos no queda ninguna huella de libros que sí
acostumbradas referencias al Oriente y al japonismo, así como la habían visto la luz como el poemario Sátiros y amores de Ricardo
]sensualidad. revestida deexotismo: Además, el estilo de la obra suele Gómez Robelo.? A veces se registran en las guías bibliográficas títulos
estarcargado de todoel lujosuntuoso característico del modernismo de obras (sin ninguna otra información) que en realidad per-
deescuela. Abundanlas alusiónesculturales y libréscas; especialmente manecieron inéditas. Éste es el caso de El bar (La vida li
las quédelatan los conocimientos musicales de Campos. México en 1900) de Rubén M. Campos, quien puso lafecha de 1935
Como la novela modernista es esencialmente poética, Claudio manuscrito conservado por sus herederos.” Lo cierto es que desde
Oronoz también obedece a unavisiónlírica que se expresa en un len- 1907 se viene anunciando la preparación de ese libro.” En 1916
guaje elaborado, plástico y opulento. Característico de su estilo es el Genaro Estrada lo menciona y en 1945, con motivo del fallecimiento
rico cromatismo de las descripciones de la naturaleza, apoyadas en un del escritor guanajuatense, Carlos González Peña afirma que por fin
vocabulario selecto y en imágenes fuertemente sensoriales..Enrealidad, aquél escribió El bar “un libro lleno de pintorescos datos para conocer
ra novela exhibe no pocos elementos que definen toda la obraliteraria) el vivir literario de México hacia 1900”.% Dos de los capítulos —uno -
/ de Campos: el gusto por el arte y la música, el brillante don de paisajista/ sobre Jésús E. Valenzuela y otro sobre Manuel José Othón— habían
a predilección por lo sensorial, y la expresión lujuriosay refinada.” aparecido antes en la Revista Moderna de México* y en Gladios* con
(¿E pesarde ciertós defectos de construcción y unidad, Claudio, la aclaración que procedíandela“novela” El bar, más tarde fueron
Oronoz interesa como documento,en parte autobiográfico, del ambiente incluidos en Elfolklore literario de México publicado en 1929. Entre
bohemio y algo decadente del México prerrevolucionario.-Por otro sus innumerables crónicas, Campos ya había tratado desde distintas
lado, dada la escasez de novelas modernistas en el país, la obra de perspectivas varios de los temas que presenta en su obra inédita.
Camposadquiere cierto valor histórico, igual que las ficciones de Efrén Eltítulo y el epígrafe de Jesús E. Valenzuela identifican el enfoque
Rebolledo. Como es el caso con los otros prosistas modernistas del que Campos escoge para elaborar sus reflexiones sobre el temadela
continente, Campos logra sus mejores páginas en el género más con- vida literaria en México en los años de la Revisia Moderna.!Elbar),
ciso y apretado de la crónica y del cuento. concepto traído a México de los Estados Unidos hacia fines delsigle
En resumidas cuentas, la obra literaria de Rubén M. Campos pro- xxx, es el lugar predilecto de los mexicanos, “lugar sagrado”de reunión
ducida casi enteramente antes de la Revolución de 1910, se inscribe y discusión,institución necesaria que brinda convivencia, fraternidady
por su temática y técnica en el marco del modernismo. A esta estética conversación a los habituados. Con cierta nostalgia, Campos recuerda
se atiene manejando con soltura y sensibilidad sus tópicos y modos “de esa época en la ciudad de Méxicola vida elegante,frívola y despreo-
expresivos. Aunquees cierto que no rebasalos límites de la preceptiva cupada. Pero sobre todo le interesa evocar la actividad literaria du-
modernista, demuestra un fuerte impulso creador y se distingue por rante ese periodo de engañosa paz porfiriana. Con ese fin se sirve a
su mexicanismo. Para una mayor comprensión de los anhelosartísticos veces del recurso del diálogo entre dos escritores: Raúl Clebodet, ad-
de los miembrosde la brillante generaciónde la Revista Moderna es mirador de la cultura francesa y simpatizante del grupo dela Revista
útil conocer la obra de un poeta menor quevivió esa época y dejó un
testimonio literario de su experiencia. 26 Sólo en 1984 Fernando Tola de Habich descubrió un ejemplary en seguida publicó en edición
facsimilar en Premia Editora ese libro que había desaparecido,
21 Quisiera expresar mis más sinceras gracias al licenciado Felipe Pablo Armas Cárdenasy a su
EL BAR esposa por haberme proporcionado copia de El bar conel fin de publicarlo. Hay en el manuscrito
original algunas palabras ilegibles que se señalan en esta edición con corchetes.
La historia literaria de México ofrece gran cantidad de enigmas sobre 28 Manuel Carpio,art.cit.
libros cuya existencia queda en duda. Muchostítulos se anuncian como 2 Art. cit.
30 «Valenzuela”, Revista Moderna de México, junio de 1911, pp. 138-140.
en prensa, lo cual representa a menudo más una esperanza que una 31 «Othón”, Gladios, febrero de 1916, pp, 107-113.
20 - PRÓLOGO PRÓLOGO 21
O
Moderna, y su amigo Benamor Cumps. Porlo visto estos anagramas audacia en un medio donde existía cierta censura política. Las anécdotas
aluden aAlberto Leduc y a Rubén M. Campos, respectivamente. Mediante dan vida a los personajes que desfilan por esas páginas, así como los
esas conversaciones ya empiezan a aparecer algunos de los protagonis- fragmentos de conversación en boca de Tablada, Ruelas, Nervo, Urueta,
tas del México literario y artístico de la época: José Juan Tablada, Ber-
Couto Castillo o Valenzuela. Se les oye hablar y se les ve viviendo, divir-
nardo Couto Castillo, Julio Ruelas y “el revolucionario en el arte de tiéndose, disfrutando de esa alegre convivencia en diversos escenarios
escribir” Ciro B. Ceballos. La personalidad dominante, sin embargo,
de la ciudad o sus alrededores. Es la ciudad de Plateros y del Teatro Arbeu
es el poetaJesús E. Valenzuela, quien sostiene con entusiasmo y dinero
o el Xochimilco límpido y bucólico del siglo pasado o el Tlalpan de Va-
laRevista Moderna, la mejor publicación después de lanotableRevista
lenzuela. Dondequiera que estén, los unen la sincera amistad y un común
Azul. ciórrdeRubén M. Campos, según su propio testimonio, ideal emo lo reconoce el mismo Rubén M. Campos,a ellos les ”>
olía pasar la mitad del tiempo en las oficinas de la Revista Moderna y / ¡intéresabacultivar una expresión pulida, sensorial y de rigor formal, o
1 Otra en el bar.En ambossitios se sentía la fuerte presencia de Valéñ: r ( sea unaliteratura artística de acuerdo con los preceptos del modernismo.
(zuela, hombre generoso, optimista y sobre todo estimulante. nin Noestá ausente de ese cuadro una alusión al nuevo periodismoque
“doríde atraer los artistas y de crear un ambiente propicio a la discusión surge con la publicación de El Imparcial, El Nuevo Diario y. El Mundo
y a la amistad. En México debe
na haber sido el último intelectual que (más tarde El Mundo Ilustrado) de RafaelReyes Spíndola, quieirintro”
quiso ypudo invitar a comidas dominicales en su casa a sus numerosos dujo en México una prensa informativa y moderna. Otro aspecto in-
amigos. Acudíansiempre unosquinte comensales entre quienes se des: teresante de la época que trae a cuento Camposes el escenario musical.
ablada, Nervo, Dávalos, Couto Castillo, Ceballos, Ruelas, Ge? De hecho, cabe recordar que además dela literatura, su otro interés
vius Campos“ La buena comida, los vinos franceses y el obligatorio fue la música. Sus amplios conocimientos sobre el tema dieron origen
coñac siempre aseguraban una sabrosa charla sobre arte y literatura. a El folfklore musical de las ciudades (1930), un sólido trabajo de
Todavía se practicaba el arte de la conversación en esos encuentros de
investigación. También fue pianista y, como se ve en El bar, un entu-
intelectuales, quienes se distinguíansuepicureísmo.
siasta aficionado junto con sus compañeros bohemios de las veladas
AEl bares más que nada'un librode sentido una época que musicales y de la ópera italiana, la cual gozaba de gran popularidad en
. Camposvivió con intensidad. Fue amigo de todos y los re- la ciudad de México. Había en ese periodo un verdadero auge
cuerda con afecto. Aunquees cierto que ue fueron artístico, al mismo tiempo que el país pasaba —como lo evoca Cam-
suscompañeros,también (como en Galo intenta presentarun pos— por una -—— en la educación debido alas
panorama más amplio dela producciónliteraria finisecular. Los breves iniciativas de Jástó Sierda, entonces ministro-deInstrucciónPública?
juicios valorativos sobre escritóres consagrados son exactos, pero lo Éste se rodeó de poetas e intelectuales y supo fomentar todas las artes:
que llama la atención es la gran cantidad de nombres que han caído La vida cultural y educativa mexicana adquiere un nuevo dinamismo
en el olvido, muchos de ellos poetas originales, y queni siquiera se y gracias al apoyo oficial que reciben los programas escolares y las ac-/
registran en las historias de literatura mexicana del siglo XIX. A través tividadesartísticaseTa cultura ocupa un lugarde privilegio, perópor
de los ojos de un contemporáneoesa literatura se enriquece con desgracia escasean los editores dispuestos a publicar obras mexicanas,
autores que posiblemente merezcan ser rescatados. Se trata de un pe- especialmente de autores poco conocidos. Entre los libreros seguía
iodo de una dente riqueza que apenas empieza a serre- la costumbre de venderlibros españoles y de menospreciar lo propio.
la por críticos como
”EmmanuelCarball]Fernando. Tolade Además, Camposobserva, al referirse a la colección de Cuentos mexi-
Eil
canos (pagada por los contribuyentes), que en México los autores re-
Lo queofrece El bar, sin embargo, no es un estudio de las letras galan sus libros ya que nadie compra libros mexicanos los cuales,
mexicanas sino un acercamiento personal a algunos de los protagonis- / además, están mal impresos.
tas que se convierten gracias al don de narrar de Camposen seres de El centro principal de la labor literario-artística se hallaba en las ofi-
carne y hueso.Así, Valenzuela se impone por su franqueza, valentía y cinas suntuosas de laRevista Moderna donde se celebraban reuniones
29 PRÓLOGO PRÓLOGO 23
SERGE 1. ZAÍTZEFF
University of Calgary
Calgary, Canadá
33 Conviene notar queal final de Laferia de la vida (Ediciones Botas) se anunciaba la publica-
ción de Las sombras largas. Tablada escribió sus memorias en Nueva York entre 1925 y 1928.
3% véase la nota 32. Esta edición no empezóa circular hasta 1994. También en “Lecturas Mexi-
canas”el Consejo sacó en 1991 una segunda edición de Laferia de la vida.
¿Te sonríes, Pedancio? Pues valen mucho
y con ellos me gusta beber cerveza;
me quieren y los quiero, me llaman Chucho
y soy la nota alegre de su tristeza.
Jesús E. VALENZUELA
I
cando chispas pasaban velozmente en todas direcciones. La invasión afortunadas lucían toaletas magníficas, en una lujosa competencia para
de las tiendas modernas empezaba a inundar las casas de la ciudad en aparecer hermosas y exquisitamente ataviadas ante los ojos de la mul-
cuyas fachadas y sobre las puertas estrechas aparecían rótulos anun- titud de curiosos a los que era permitido formar unafila adheridos a
ciadores de toda clase de establecimientos comerciales. Los portales, los muros, para dejar libre el paso en las aceras. Pasaban los carruajes
que circundaban al oeste y al sur la plaza mayor, habían sido cedidos lentamente, al paso de los caballos sujetos por los lacayos de ricas
a las indias floreras de Xochimilco y de los pueblecitos ribereños del libreas que ostentaban en la chistera una roseta y en el ojal de la casaca
canal que aún llegaba al mercado de La Merced, donde atracaban un botón de seda roja, botones dorados en el chaleco blanco, y el
canoas trajineras cargadas de forrajes, de avituallamientos, de legum- pantalón de ante dentro de la bota de charol que llegaba hasta la
bres y de flores; y estas últimas eran trasladadas hasta el centro de la rodilla, enguantados y rasurados. Las damas llevaban sombrillas de
ciudad para embellecer los portales, de los que unodeellos llevaba el seda blancas y de blondas vaporosas o de matices suaves, las que sos-
nombre de Portal de las Flores. Los portales se extendían porel lado tenían en una de sus manos enguantadas hasta el codo para dejar ver
norte de la avenida del 16 de Septiembre hasta la esquina dela calle sus brazos pulposos cubiertos de polvos de arroz. El corset oprimía los
de Motolinía; y en ellos se exhibían las frutas traídas de lejanas regiones torsos venustos dejandolibres las espaldas alabastrinas y los hombros
en los trenes de vapor,y eran conducidas en carros desde las estaciones de nácar, que emergían de las sedas claras de los vestidos ceñidos para
ferroviarias a los mercadosy a los portales. ostentar la opulencia del pecho y de las caderas y la estrechez de la
En las calles estrechas las gentes de andar indolente caminaban su cintura; y bajaban hasta la punta de los pies finamente calzados y que
sabor, sin ninguna prisa de llegar a ninguna parte, contentas de dejar apenas se dejaban ver, pues en aquella época.era unacontecimiento
pasar las horas, deteniéndose ante los pequeños aparadoresdelas joye- «ver un tobillo calzado conmedia de seda al bajar o subir una dama de|
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rías de Plateros, entre las que era una lujosa novedadel edificio de mármol su coche. |
de la Esmeralda. Al mediodía las oficinas públicas y las casas comerciales "El paseo meridiano se prolongaba desde la Plaza de la República
dejaban libres a sus empleados para que fueran a engrosar la multitud hasta la esquina de Plateros, donde se derramaban los carruajes para
que paseabaporlas aceras del Empedradillo y de las calles que convergían seguir frente al Portal de Mercaderes o frente a la Catedral o frente al
al centro de la ciudad, y saludábanse en aparatosos saludos de gentes Empedradillo, mientras nuevos carruajes seguían pasando incesante-
conocidas, descubriéndose de los sombreros de seda y copa, de los bom- mente durante dos horas, porque a las dos de la tarde todos habían
bines esféricos de alas estrechas, o de los vistosos sombreros charros que desaparecido. En la plaza principal se elevaba un bosque de árboles
ostentaban porlujomuchos caballerosdela juventud dorada que vestían perpetuamenteVerdesy unjardín de rosales perpetuamentefloridos
el pintorescotraje nacional.Las damas que paseaban pie iban enjoyadas sobre céspedes frescos. Multitud de bancas de hierro geométricamente
enguantadas, cubiertas por amplios sombreros adornados de plumas “puestas para seguir el trazo de los prados, permitían al pueblo sentarse
de avestruz o de flores de seda, y vestidas con elegantes trajes de a descansar bajo la sombra de los copudos árboles; mientras en el
telas de matices frescos, escotadas para lucir los hombrosy las gargantas rente de la Catedral otra pequeña selva de árboles inmensosestaba
turgentes, sobre las que caían los bucles de las cabelleras negras o de las tambiéncircuida de bancas de hierro para descanso de los paseantes.
cabelleras de oro partidas en preciosos peinados y recogidas las trenzas Por donde quiera los empedrados limpios y brillantes, regados al
por pequeñitas peinetas de carey, dejando libres los rizos sobre la frente amanecer con regaderas ambulantes llevadas en carros, eran cruzados
y las mejillas, y rizadas también en la nuca, según la moda de la época; portílburis, faetones, victorias, que se entrecruzaban con coches de
pues los sombreros solamente cubrían la parte superior de la cabeza y alquiler de bandera azul o roja o amarilla, estos últimos los más popu-
permitían lucir los bellos tocados y la tez empolvada de la que se lares llamados calandrias. En ellos iba el pueblo, que con excepción
desprendían leves rastros de perfumes. de la calle de Plateros a la hora del paseo, podía entrar por donde
Pero la atracción del paseo meridiano era la interminable fila de quiera y seguir el rumbo que quisiera, sin que le estorbara nadie. El
carruajes tirados por preciosos troncos de caballos, en que las damas calor del sol meridiano, tórrido en todas las estaciones, dispersaba a
32 RUBÉN M. CAMPOS EL BAR, LUGAR DE REUNIÓN DE LOS MEXICANOS 33 f.)
a Z EaA 2
e
toda aquella muchedumbre que un desconocedor de las costumbres coñ un platillo de ternera al horno, o de pescado huachinangola
metropolitanas veía asombrado desaparecer, sin saber dónde, en una veracruzana, o de pavo también al horno, bocados que le eran obse- ) o!iy Ep
ciudad sin restaurantes numerosos, pues eran contados los que había quiados sin cobrarle nada por ellos, y a los que el bebedor corres- )
en elcentro, y podrían juzgar queaquellas gentes eran absorbidas como pondía con propinaespléndida/Todoenelbar era cortesía; cabá”
por tramoya del escenario del paseo. Pero lo que no sabían era que llerosidad, reciprocidad y camaradería. unodelos bebedores no
aquellas gentes,masculinas sea dicho, se aaenel, llevaba dinero, suscamaradasnolodejaban ir, sino le suplicabanque
bar unainstituciónamericana trasplántadaa nuestra ciuda sequedarayseguíanobsequiándolo exquisitamente. Nadieestaba obli-
en los últimos añosdel siglo XIX, y que se había propagadodetal suerte * gado acorresponder una copa obsequiada, y sin embargo todos se
que en cada calle había uno o dos bares intermedios y encada esqui apresuraban a corresponder, por lo cual si a una mesa se sentaban
abía uno,vecesunocadaesquiná.Quien empujara la cinco amigos era forzoso beberse cinco copas, aunque alguno no lle-
era suelta y giratoria de un bar, quedabaasombrado al primer vara dinero, pues entonces el que había pedido las primeras copas
golpe de vista, que le presentaba una multitud sedienta y alegre, pedía otra ronda, comoerallamada una repetición de copas,y la charla /
apiñada en el muelle, como se llamaba al mostrador en que los can- seguíaalegremente sin que nadie rectificara a la hora de pagas-Elban, han nr e' n$
tineros preparaban y servían constantemente las bebidas heladas, cok- por esta circunstancia, era el lugar donde se iniciaban las amistades, Vdde) Be
tatls deliciosos que eran frescura y energía, deleite al paladar y al cere- [se afianzaban las alianzas, se ventilaban los negocios, se resolvían fácil- |
bro, o los menjuleps odorantes a las hojas de menta batidas con trozos mente los problemas, se allanaban las dificultades para que todo se |
de hielo en los cubiletes, agitados como sonajas para verter los tónicos terminara bien; y por tanto, era una institución que aunque trasplan- /
sabrosos en los vasos cristalinos, de los que serían absorbidos en pajas tada había arraigadoy eranecesaria en la vidamexicana. Todas las crisis/
ambarinas por las bocas sedientas. A poca distancia del muelle empe- í se resolvíanporlisisíSi surgía unacaloramiento entre dos amigos
zaba una larga fila de mesitas portátiles en torno de las cuales tres o o conocidos porlo menos, la intervención de los camaradas evitaba
cuatro amigos bebían y discutían apasionadamente, en medio de gran- un conflicto que siempre terminaba en otra ronda de copas y en una
des carcajadas o de libres exclamaciones, o de comentarios picantes y reconciliación; y una tercera ronda venía a reanudar el pacto de alianza
agresivos sobre la nota políticadel pueselbar era el lugarsagrado, que había podido romperse. La cocina del bar, instalada en un espacio
nquéestabapermitido comentar todo en el tono en quese quisie- de dos metros cuadrados, estaba bien provista de viandas que podían
se, sin que nadie en-ser-delatadoysin-que-nadieatrevierd condimentarse en un instante, para que todos aquellos que no
delataranadié.Lamásregalada hora del día era la hora del bar. Todo quisieran ir a comer a sus casas por el apremio de la hora para volver
mpranida, concordia,simpatía,sentimientos que brotaban afines a sus quehaceres o por otra circunstancia, hallaran un platillo caliente
por el solo hechode entrar al bar, de beberenel bar, de frecuentar el prestamente servido que impidiera el efecto de los alcaloides; y el pla-
bar. Las gentes nunca preguntaban quién era el recién venido, ni de tillo bien sazonado y salpimentado con los pequeñosfrascos de salsas
quévivía ni cuánto dinero portaba; si un desconocido no podía saldar puestos a disposición del buen gusto, daba con la nutrición el equili-
la cuenta de lo que había bebido, el cantinero se apresuraba a decirle brio de la voluntad vigorizada para volver al trabajo. A ninguna hora
que no pasara cuidado, que pagara al otro día, y ante aquella amabili- de la tarde decrecía la animación del bar, pues constantemente iban
dad nadie dejaba de ir a pagar lo que había quedado a deber. En las reanudándose los parroquianos, y los que salían satisfechos dejaban
mesitas portátiles de acero los mozos del bar iban acumulando el lugar libre a los que llegaban ávidos de comery beber. Los cantineros
pequeñas escudillas en cada una de las cuales habían servido un vaso eran la gente más popular de México. Sin perderla distancia del servi-
de cerveza, y al levantarse el bebedor contaba las escudillas el mozo dor obsequioso al peticionario que va a pagar porquesele sirva bien,
para que viera el cliente cuántos vasos debía. Desde el primer vaso de el cantinero saludaba amable y risueño al bebedor, le preguntaba
cerveza preguntabasolícito el mozo qué-bocado gustaba el señor que solícito qué deseaba beber, enumeraba complacido los vinos más 'so-
le fuera servido, y hecha la elección por el bebedor, volvía el criado licitados y las combinaciones más deleitosas de las mixturas, y una vez
34 RUBÉN M. CAMPOS
lámparas de Aladino en los cerebros lupulados con la fresca cerveza oyente, era
conocer en todos sus pormenores la vida literaria.
demarzo, La libertad, sin embargo, no llegaba nuncaa
propasarse en
ajeintoleranteí porque un cristalque constantementeentre-
Lavidaliteraria en México —decíaCleboderasúamigo—,es
alvario que vamos ascendiendo todos los quequeremosser s
)
É
A,
abríase para dar paso a quien salía o entraba no bastaba a atenuar las conquistar un n Fo vivir de un ganapán, como yo desde. yn
palabras dichas en voz alta, y los bebedores no olvidaban jamás que en los tiempos en que don cioCumplido, un hombre culto y gene-
el otro salón había oídos delicados que podrían oír lo que no deberían roso, introdujola litera: asrevistas y en los diarios que fundó.
oír; y así la alegría sonora no lastimaba a nadie, y las palabras veladas El buen editor no podía recompensar largamente ni a los escritores
por eufemismos humorescos, tornábanse ágiles y dejaban, si acaso, / políticos de combate agrupados en la redacción de los diarios, ni
una picante curiosidad de saber lo que significaría tal o cual giro de menosa los escritores que colaboraban en la parte literaria, aunque
lenguaje. en las revistas ocupasen éstos el primer rango. Desde entoncesel poe-
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ta, el novelista, el cronista de arte tuvieron que contentarse con la gloria citados me es simpático, pero nada más: mi espíritu y mi pensamiento
de que su nombre apareciera calzando sus versos, sus cuentos o sus están saturadosdela intelectualidad de los grandes escritores de Fran-
crónicas, dándose por bien pagados conel placer juvenil que produce cia. No puedo encontrar uno solo entre los escritores y los poetas
el leer su propio nombre entre nombres ya consagrados porla fama. mexicanos hasta la época del Renacimiento literario, que merezca el
Los cambios políticos de nuestro país trajeron nuevos aspectos en la nombre de poeta fino y exquisito...
producción literaria; a los poetas orientalistas que se inspiraban en —Hay uno —le interrumpió Benamor— que en mi concepto es un
asuntos sagrados bíblicos, como José Joaquín Pesado, Manuel Carpio, poeta fino y exquisito: Agustín F. Cuenca.
José María Roa Bárcena,siguieron escritores costumbristas como Mar- Ciertamente Cuenca era un poeta de talento indiscutible; pero no
cos Arróniz, José María Esteva, Manuel Payno, que fueron continuados pasaba de ser un colorista, que entendía el arte de hacer versos más
porlos líricos escritores que cantaban al amor como los románticos bellos que los de sus contemporáneos en la forma, pero frágiles y
poetas europeosde la época, y entre los que se distinguieron Luis G. sonoros, de vacuidad de cascabel, como los versos de Theodore de
Ortiz, Casimiro del Collado, Ignacio Rodríguez Galván y otros. Más Banville, a quien tal vez leyó.
tarde surgieron poetas resueltamente románticos, los cuales nos son —¿Pero usted no concibe —replicóle su amigo— que un escritor
conocidos porque habiendo descendido al rango de poetas populares, pueda pensar y escribir si no es bajo la influencia de los escritores de
popularidad que los ha consagrado, los editores se han apresurado a Francia?
coleccionar los versos de cada uno de ellos en libros que van de mano —Son los maestros de la humanidad latina —contestó prestamente
en mano, en vez de una antología en que aparecerían unos cuantos Clebodet, cuyo rostro se congestionó de orgullo comola cresta de un
versos de cada uno; y por tanto son leídos en nuestros días los poetas gallo al lanzar su clarinada de filiación gala—. Donde quiera que se
Manuel M. Flores, Antonio Plaza, Manuel Acuña, Juan Valle; en cambio abre una escuela francesa y en ella se aprende el idioma que me enor-
nos son desconocidos casi, poetas exquisitos como Alejandro Arango gullece saber, el intelectual ve que se abre una ventana a horizontes
y Escandón, Ignacio Ramírez e Ignacio M. Altamirano. Este último nos desconocidos. El alma siente que le nacen alas, halla matizaciones de
es más bien conocido como maestro, pues fundó una sociedadliteraria pensamiento que antes no conocía; la literatura nueva, en la que se
llamada el Liceo Mexicano, en la que se agruparon los poetas prede- engolfa el lector con la avidez del neófito, nos brinda gocesartísticos
cesores de los de hoy, Juan de Dios Peza, José M. Bustillos, Luis G. no soñados; y a medida que vamos explorando y ahondando en cono-
Urbina, Enrique Fernández Granados y otros menos conocidos. Hay cimiento la lengua tan exquisitamente cincelada por sus artistas, nos
personalidades literarias que se han destacado desde muchos años sentimos más fuertes para levantar el vuelo con nuestras propias alas.
atrás, aunque no como poetas sino comoescritores, novelistas, drama- Por eso simpatizo resueltamente con el grupo de escritores que se han
turgos, costumbristas; y ocupan unalto lugar en nuestra literatura, cro- unido para fundar la Revista Moderna. Todos ellos están acordes en
nológicamente, don José Joaquín Fernández de Lizardi, poeta y nove- buscar y han encontrado formas nuevas de expresión, y matizaciones
lista; autor de las novelas popularísimas El Periquillo Sarniento y Don y tenuidades que antes eran desconocidas en la poesía mexicana. José
Catrín de la Fachenda; don José Bautista Morales, que hizo famoso el Juan Tablada lleva el estandarte de la nueva escuela literaria, aunque
nombre de pluma de El Gallo Pitagórico; don Fernando Calderón y por sus veleidades de muchacho consentido, en cualquier grupo de
don Manuel Eduardo Gorostiza, dramaturgos, autores respectivos de intelectuales en que se le escuche, quiera imponersus criterios por la
dramas y comedias; don Manuel Payno, novelista como don Vicente conciencia que tiene de su superioridad intelectual; y esto le resta las
Riva Palacio; don Guillermo Prieto, que murió hace apenas dos años y simpatías que se había ganado con su cortesanía innata, con sus
que abarcó todo el siglo XIX, pues sus primeros versos fueron publi- maneras distinguidas, con su' facilidad de hablar y con su aspecto de
cados por los años 1835 y desde entonces le dieron la celebridad del mosquetero de la reina, tipo del que conserva el bigote enhiesto,la
poeta popular. Esto no quiere decir, procedió Clebodet, que yo rinda perilla a flor de labio y la cabellera negra y lacia bajo el sombrero de
parias a toda nuestra intelectualidad. Uno que otro de los escritores anchas alas que perfila su ceñuda frente, en la que se uneny se pliegan
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las cejas encrespadas sobre dos profundos ojos negros y alucinados, —Hace pocolo vi por casualidad —dijo Cumps—,estaba yo sentado
ensombrecidos por unas ojeras que acusanla vigilia perpetua en que en el patio del Casino de Cartagena, en Tacubaya, cuandovi entrar a
vive el locuaz pensador, en cuyo rostro blasonado por una nariz de un hombre joven seguido de tres o cuatro amigos, y oí decir a alguien
águila se refleja toda la inquietud de un pensamiento siempre en com- que estaba cerca de mí: “Ése es el poeta Valenzuela.” Iba cubierto por
bustión. Hay que ver el contraste que ofrece con Bernardo Couto un redingote color de azafrán, abotonado hasta el cuello, del que se
Castillo, el iniciador de la Revista Moderna, que apenas pasa de los desbordaba unacabellera rizada en completo desorden; su sombrero
veinte años y ya hace gala de un incurable tedio de vivir, con cabellos hongo de anchas alas cubría su frente casi hasta sus ojos profundos y
floridos sobre su rostro imberbe, que aparecen en vedijas de agnus en pequeños comolos ojos tarahumaras, pero de intenso y agudo brillo;
sus mejillas, con su larga mano indolente que sostiene la barbilla y un bigotillo incipiente, a pesar de sus treinta y cinco años, se enroscaba
corre bajo el maxilar, mientras sus ojos perversos que todo lo saben sobre sus labios finos que se apretaban para fumar con deleite unci-
lo escudriñan todo, sin hablar nunca, más que para pedir displicente- garrillo cuyo humo se elevaba en dos volutas de su nariz sensual,
mente un coñac al ser preguntado por el mozo, el tipo de colegial pasión que acusaban sus pómulos marcados de indio del norte, de alta
desde que volvió de la Sorbona y no piensa más que en perder el estatura y complexión hercúlea. Bajo el brazo oprimía su bastón de
tiempo como entre la garzonía latinoamericana en los jardines de ébano y puñode oro que llevaba para lucirlo, pues de nadale servía.
Lutecia, mientras en su cerebro van incubándose sueñossiniestros del Volvióse un instante, sonrió ante las parejas que bailaban bajo el día
sopordel nirvana en que vive para darle forma en bellos cuentos. Otro nublado y desapareció seguido de sus amigos internándose enlas salas
de los íntimos amigos que sin duda va a hacer un papel principal en la de juego...
revista de la que ya salió el primer númeroy la primera ilustración que —Ésees el alma de la Revista Moderna: una vez publicado el primer
lleva el nombre de “Centauro en Agonía”, es Julio Ruelas, el pintor número, Coutito no sabía qué hacer de ella; pero encontróse con Va-
que estudió en Munich el arte de la pintura y que hoy es el único lenzuela a quien le mostró un ejemplar de la revista que aún no circu-
dibujante verdaderamente artista que tenemos: es un joven cetrino y laba y le invitó a que la dirigiera, proposición que en el acto aceptó
cenceño, siempre vestido en negro, con la nariz de cigieña en un Valenzuela; pagó la edición detenida en la imprenta,la hizo circular
rostro dantesco cual de visionario que acabara de salir del infierno, regalando los ejemplares a todos los amigos que hallaba en el bar para
sin hablar ni reírse jamás, silencioso y taciturno, pero de un bello que fuese conocida; y sin vacilar decidió que fuera una publicación
corazón martirizado por una fantasía demoniaca. Ciro Ceballos, otro quincenal, ilustrada por Julio Ruelas con una sola ilustración en cada
joven escritor revolucionario en el arte de escribir, también integra número; hizo alquilar para la Revista Moderna el entresuelo de la es-
la legión modernista, y su rostro imberbe y siempre airado lanza quina de Plateros y Bolívar, adonde procedió a llevar magníficos mue-
anatemas por sus ojos centellantes bajo sus espejuelos que pliegan bles y preciosos cuadros, tapices, mármoles y bronces de su casa; y de
su entrecejo, al que lleva la mano frecuentemente para evitar que se la noche a la mañanaapareció la revista instalada en una espléndida
le caigan, suspicaz y retador, portador de una clave de Hércules casa señorial a la que se ascendía por amplias escaleras coloniales, y a
como bastón y presto a armar camorra con el primero quele salga cuyas salas se entraba sobre espesas y muelles alfombras para descan-
de frente. Estos y otros que irá usted conociendo son los que se han sar en ampliossillones y en espléndidos divanes en dolcefar niente...
agrupado en torno de uno que es el más excepcional, el único a Nunca se sabe cuándotrabaja un intelectual, cuándo escribe sus versos
quien todos respetan y quieren hasta el punto de dar porél la vida un poeta o cuándo escribe sus novelas un prosista... Yo mismo no sé
en cualquier trance; y este ser extraño, caballeresco y magnífico, que nunca cuándo escribo mis cuentos; pues aprovechoel instante en que
se quita el pan de la boca para socorrer una necesidad o unvicio, me viene en ganaescribir, esté donde estuviere; y como escribo así,
pues estima que tan desgraciado es el hambriento que no ha comido juzgo que así lo harán los demás... El hecho es que jamás se les ve
comoel borracho que no ha bebido, es Jesús E. Valenzuela. ¿No lo escribir, como si tuvieran pena de que se les viera debatirse en las
conoce usted? ansias de componer unafrase bella, pues todos son estilistas, trabajan
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PES
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exquisita y obstinadamente unafrase hasta que tenga el contorno,la tual. Ése era el ideal de las uniones humanas, sin curas y sin jueces, sin
sonoridad, la elegancia y el encumbramiento que ellos desean para ex-
hipocresías y sin gastos, y el bolchevique precursor se relamía de gusto
presar un pensamiento que después de concebir han acariciado, como lamentando in mente que no le hubiera tocado eltiempo venturoso
un escultor acaricia la cadera anforina de una mujer a la que ha dado de la repartición libre. De pronto salió de su momentánea abstracción de
vida, y su deseo es quela frase salga perfecta y bella. En esas condiciones
comunista fracasado, paréntesis raros en su eclosión que necesitaba
claro está que no quieren que el proceso de gestación y de pulimiento
de un oyente para ser explosiva, y preguntó a su amigo ex abrupto:
sea visto por nadie; y me sospecho que tienen la pretensión de hacer
—¿Pero usted no conoce aún a Valenzuela íntimamente? Pues vamos
creer a todos quesus frases salen de una plumada, como decía Gautier
a buscarlo, que es la hora en que ha de estar ya con sus amigos, que
de las suyas, que las echabaal aire como a un gatoy siempre caían en
son también amigos míos, en el Salón Bach, el bar preferido de los
sus cuatro pies, es decir, que no tenía nada que corregirles. El hecho
alemanes y de los artistas. El ya conoce a usted de nombre, por sus
es quela mitad del tiempo lo pasan en charlas interminables enel bar,
crónicas y sus cuentos, y me ha encargado queselo lleve. .
y la otra mitad en los divanes de la Revista Moderna, descansando de
Y sin más, levantáronse del rinconcito penumbroso dela cervecería
las arduas tareas del bar. A la medianoche se despiden con la misma
donde bebían plácidamente, y se encaminaron rumbo a la elegante
sed que traían al entrar, más cordiales que nunca, con más deseo de
cantina de Plateros en que iba Cumpsa serle presentado al poeta.
reunirse otra vez que antes de la jornada, y es verdaderamente triste
para ellos tener que despedirse para ganar cada uno el camino de su
casa, pues de buena gana hubieran preferido tener una sala-dormitorio
donde penetraran todos juntos para acostarse cada uno en su lecho,
alineados como en una sala de hospital e irse quedando dormidos con
la seguridad de que no descansaban lejos uno de otro.
Y el mordaz conversador engolfábase en su narración con una fo-
gosidad que era habitual en él, pues era todo pasión y sentimentalidad;
sus afectos eran tan intensos como sus odios, con la diferencia de que
éstos eran infinitos y aquéllos unos cuantos. Odiaba al burgués sobre
todas las cosas, ya todas las cosas sobre el burgués; todo lo relacionaba
con la injusticia de que hubiera gentes felices para escarnio de los que
como él no disfrutaban a tutiplén de todos los bienes que deseaba.
Hacía consistir la felicidad en gozar de todos los placeres, sin tasa ni
medida alguna, y quería que esta felicidad fuese en comunidad para
todos. No la imaginaba regateada con preces o con dinero, y obtenida
por prorrateo como unares distribuida a una multitud hambrienta,
sino puesta espléndidamente a escoger ante una selección sibarita,
como debía la humanidad a la que él pertenecía. Ponía los ojos en
blanco al soñar el paraíso mahometano,y su ideal en las uniones ma-
trimoniales era recordar con fruición el día en que Eliseo Reclus cogió
de las manosa su hija y al novio de su hija, y les preguntó: —“¿Lo
quieres tú a él por esposo? —¿La quieres tú a ella por esposa?”— Y
habiendo contestado afirmativamente los dos, los bendijo con la
palabra del Génesis, “creced y multiplicaos”, y volvió a su ajenjo habi-
TI
española entreabierta y trovadoresca, en consonancia con su cham- a cuento por su caro discípulo; una fuga de ninfas perseguidas por
bergo felpudo (regalo de Jesús Contreras) y puesto de través sobre su silvanos se esfumaba en los ojos mongólicos de Ruelas; los ojos bri-
cabeza altanera, dábanle una personalidad vigorosa o intensa, un pre- bonzuelos de Couto tenían pinceladas de agua marina florecida de
dominio tácito sobre sus compañeros, una elegancia romántica que nereidas desnudas; el escultor Contreras sonreía encantado detrás de su
armonizaba exóticamente, destacando su poderoso relieve en el bar barba mora, los ojos rientes y acariciadores de caderas anforinas de már-
penumbroso,lleno de alemanes sedientos absortos ante sus bocks con mol rosa... Othón,satisfecho y ya muy bien servido, amador de bellos
cenefas de espuma,ajenos al estruendo latino de aquellos bebedores cuentos, comentaba en una gran voz: “¡Qué bárbaro!...” Y los cuentos
insólitos de enormes corbatas y largos cabellos y ante todo de aquel sucedíanse con laudable abundancia, sápidos como el caviar sobre el
héroe que narraba aventuras interminablesy era el núcleo dela legión. pan tostado que paladeábamosen un interludio de aquel lupulamiento
Los bebedores de paso no entrabannisalían sin lanzarle un saludo atroz. Las botellas de cerveza Edelweiss, de Chihuahua, apiñábanse
cordial: vacías sobre la mesa de combate como capullos de crisálidas que
—*“¡Tuti!”... “¡Chucho!” ... “¡Buenosdías!” revoloteaban ya en torno nuestro, ante nuestros ojos radiantes; y el
—“¡Salud!” cuentista escanciaba el vigésimo vaso cual si fuese el primero, la mano
Y ceremonioso y cortés, el poeta quitábase el gran sombrero bo- firmey el ojo límpido, locuaz, infatigable y ágil. Su memoria florida era
hemio, saludaba con su diestra en el aire, elevaba su vaso a la altura de una espigadora incansable en las paraderas cuajadas de mieses de su
su boca, y bebía, bebía siempre, bebía más, sin apagar nunca su sed, imaginación fértil. Una retención pasmosa de su vida múltiple, al pare-
condenado por su destino al suplicio de ser su propia Danaide trágica. cer ociosa, pero fecunda en toda suerte de aventuras, comoes la vida
Pero él lupulaba su boca ardorosa en la sensación incomparable de intensa del bar, brindábale interminable labor de ensartar anécdotas
prender todos los candelabros de su intelecto para la fiesta diaria de su de generales, ministros, magistrados, los políticos de ayer y de hoy, de
lupulesca cena orgullosa, el festín suntuoso que el vencido de sus es- quienes había sido camarada o consejero, compañero o anfitrión, y
plendoresde antaño se daba en las burbujas de espumas de oro de sus que desfilaban ante nuestra expectación regocijada como una mas-
sueños,el terrible festín que nuncasacia, el castigo del vomitorio a la carada en procesión. La literatura habíalo reconquistado definiti-
gula y del retorno al banquete en encarnizamiento insensato, con el vamente de la camaradería aplanadora de burgueses ignorantes. De
magnífico alarde de la salud siempre en reacción. Y en el vértigo de su hoy en más tocaríale en suerte vivir dos lustros entre ingenios real-
corazón tumultuoso, en el galopar frenético de sus arterias enloqueci- zadores de la gema prismada de su intelecto soberano, sobre los que
das, en el torbellino de sus nervios encabritados, qué torrentes de brillaría más, como un brillante en una montadura lapidaria. Y él lo
generosidad, de pasión, de amor, de piedad, de flagelación a los mal- sabía, y pavoneábase con su infantil ostentación caballeresca, cual
vados, puessi alguien tenía derecho para flagelar, era él; qué incom- “vencedor en un torneo; porque nadie comoél, entonces, hubiese en-
parable hermosura de sentimientos abiertos a todos los ojos y a todos carnado el desprecio a la vida de los caballeros de la Távola Rotunda,
los juicios; qué esplendor de riquezas acumuladas y escondidas a la de la vida que no valía una estocada, y hubiese podido morir en un
fuga de la fortuna, en él que era compadecido por pobre; qué doctrina beso como Lancellotto del Lago, el dichoso amadorde la reina Ginevra.
de verdad y de vida; qué enseñanza inconsciente de tomar la vida tal Al día siguiente, al abrir Benamor Cumpslos ojos y recordar feliz la
cual es. En torno deél era un gorjeo de risas, un coro eterno de alegría despedida cariñosa en la esquina del Empedradillo, en la que le fue
de vivir, una fascinación de apurar el carquesio dionisiaco de un trago, reiterado el deseo de que se reuniera diariamente con los escritores
comosi en él se bebiera la vida, como si en él se bebiera el olvido, como agrupados, puesto que su nombre aparecía entre los redactores de la
si en él se bebiera el amor. Revista Moderna, recapitulaba en su memoria las noticias que su
Valenzuela, vuelto a la vena galante después de que Benamor Cumps amigo el bohemio Clebodet le había dado sobre la personalidad del
le fue presentado, era un primor decamerónico. El señor de Brantome poeta Jesús E. Valenzuela; y de su obra literaria dispersa en la Revista
hubiérase quedado perplejo ante la multitud de anécdotas traídas tan Nacionalde Letras y Ciencias que había editado a sus expensas, en la
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Revista Azul y en periódicos diarios, sintetizaba el análisis de tan pere- robustos, nutridos como el discípulo del centauro Chirón, con cora-
grino y jovial artista. zones de osos, sacudía su melena orgullosa y rugía ante las miserias
Un día surgió el poeta de las Anúbadas en plena lucha: como armas que solían asediar a sus amigos débiles, y mataba un dolor de un golpe,
llevaba su juventud y su ambición, como coraza y casco su corazón y como un león simbólico de un zarpazo.
su cerebro. La fortuna acababa de darle su primer beso de amor en Su encumbramiento, empero, fue fugaz, como todas las obras de en-
plena adolescencia; y el Caballero del Ensueño había sacudido su de- sueño. Al expandir su prepotente imperialismo, al acometer locas em-
liquio, y azotado por su salvaje sangre conquistadora, lanzóse al estadio presas, el poeta no conocía la perversidad de los hombres, y confió en
en que rugían tremendas pasiones hambrientas, en que una tempestad ellos con el candor de un niño. Y el desastre vino fatalmente. Los gam-
de oro llovía sobre los victoriosos y los fuertes, y en la ruda pelea se le businos cayeron sobre el “águila herida por traidora mano” comohal-
vio salir triunfante, blasonado porla fortuna, parangonado con los más cones de presa, como aves de rapiña; apiñáronse en el saqueo, y
altos, festinador de su ensueño realizado, pródigo en regar a raudales metieron la mano hasta la axila para limpiar sus arcas; la turba de ad-
su emblema: ¡un águila acuñada en una onza de oro! venedizos vividores acechaban los alardes convulsivos de aquella
Entonces vióse una cosa inaudita: un poeta fabricaba, no castillos agonía aquilina, jadeante bajo la nube rapaz, en que el poeta no podía
enelaire, sino palacios en una gran ciudad. Levantaba alcázares y los matar ya el dolor de un zarpazo, aunquesí ahuyentarlo de un aletazo;
decoraba suntuosamente, y los alhajaba espléndidamente con alfom- y, en su desmembramiento, viósele prodigar los restos que le que-
bras tejidas en Ispahán, con brocadosy telas de Oriente, con bronces daban de su vasta fortuna y consolar pequeñas miserias, icuando era
y mármoles y cuadros de firmas ilustres, con cristales venecianos y él quien necesitaba de un consuelo!
porcelanas de Sevres y de Sajonia, con tapices y tibores de China, con Pero, ¿quién era este hombre excepcional, este poeta fuerte y lírico,
lacas y biombos japoneses... todo auténtico y adquirido a gran pre- del que Benamor Cumps solamente conocía los versos forjados a mar-
cio para embellecer las fiestas espléndidas en que el poeta, entre tillazos, como las armaduras forjadas por los cíclopes, hechos para
una pléyade deintelectuales y.artistas, de viejos guerreros veteranos acorazar vidas en las cruentas luchas humanas? ¿Quién era este derra-
y jóvenes corifeos acaudalados y sonrientes, coronaba de rosas su mador de verdadesy de consuelos en sus poemas de apenas devastadas
cabeza altanera y bebía el champagne rosa en copas de Bohemia en formas titánicas, como los mármoles de Rodin, que causaban piedades
loor de Salammbófebea, de la enamoradasolitaria, apasionaday triste, histéricas a los orfebristas joyeros y alta y franca admiración a los
queabría los ojos ojerososy lánguidos en el lecho del númida, irendida artífices suntuarios del verbo?
de mucho amar! Benamorllegó tarde, y probó las heces de su vino en su viejo car-
El poeta llenó entonces con el estruendo de sus trenes la gran ciu- quesio. Pero él no sabía entonces de amarguras, y encontró el vino
dad. La lluvia de oro caía sobre la sonriente ciudad cortesana como buenoy el vaso lleno. En torno a la mesita de mármol, en la penumbra
sobre el regazo de una Dánae yacente. Los festines de poemas bárbaros amable del bar, reía gozosamente conla delicia espirituosa de la verba
de Liceo joven, a su entrada triunfal en Tracia en su carro glorioso genial del poeta. Invadióle la plácida embriaguez del vino del Rhinal
tirado por tigres dóciles, inundaban el viento con evohés vibrantes, lado del amigo noble y leal, en soñaday felizmente realizada compañía
con jubilosas aclamaciones consagradoras de poeta de los Himnossal- de artistas, en nochesestrelladas de placer, en ronda antigua de faunos
vajes, pleno de acción y de fuerza, en posesión de su ensueño real, y ninfas chezAurelie, muy lejos de la turba plebeya de analfabetos que
pletórico y púgil, desbordado como un río torrentoso que riega la no pudieron despojarlo de su hermosa alegría antigua que recibiera
abundancia con el caudal de los hielos fundidos de las cumbres. Abría como un don inmortal. La odisea de bar en bar, cual un enjambre de
su billetera, en la que cada billete valía un millar, y la ofrecía abierta abejas de flor en flor, iba a durar bien un lustro, y en tan largo, pero
como se ofrece una tabaquera henchida de habanos; y ocasión hubo para ellos tan breve tiempo, conoció ampliamente el alma del poeta,
para que su prodigalidad aliviara así fiebres y rubores y angustias como jamás lo vio entristecerse porque alguien de sus amigos se encumbrara
sed de placeres. Pero el altivo símil del león esculpido en sus versos como él se encumbró en un tiempo; jamás vio entenebrecerse su
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primera vez, a su casa de San Pedro de los Pinos. Llevaba un paquete de amigo del poeta Valenzuela, al que cierta vez que se le pregun-
de hielo para helar un coctel al llegar a su casa; pero sucedió que se
tara si él también hacía versos puesto que siempre andaba con los
enfrascó con los amigos que iban llegando, y cuando se acordó, enel poetas, respondió clavandoen el interlocutor su mirada aguda tras de
piso del bar había un pequeño charco de agua,y el paquete que colgaba
sus espejuelos de miope, enmarcando su chambergo caído de través
de una de sus manosestaba vacío, puesel hielo se había deshecho con
y emboscado tras de su corbata mariposa que anudaba su cuello al-
el calor meridiano. Fueron llegando los invitados de uno en uno o de
bísimo y tomando una actitud dramática: “fundo en bronce y soy
dos en dos, y allí pudo conocer Cumps a Jesús Urueta, el magnífico
triste”; excelente amigo, que pagaba rondas tras rondas de copas sin
orador que si defendía a un reo condenado a muerte lo arrancaba de cansarse jamás y sin hacer alarde ni ostentación de queera él quien
las garras delos jueces patibularios, sin que le fuese ajusticiado ni uno; pagaba. Llegó Couto con Ceballos y Ruelas, los dos primeros iróni-
y si pedía la pena de muerte para un criminal, éste era ajusticiado camente sonrientes y admirados de que Benamor Cumpsfuera tam-
irremediablemente sin que de nada valieran las brillantes defensas de bién de la partida. Llegó despuésel pintor Izaguirre trayendo consigo
los defensores vencidosporel tribuno. Urueta en la intimidad del bar al pintor Gedovius, de hablar torpe, pero cuya mirada inteligentísima
era ponderado,taciturno, y sólo al serle presentado alguien por quien
leía en los labios del interlocutor lo que había dicho, pues había sido
sintiese simpatía un relámpago de sus ojos cansados descubría de sordomudo de nacimiento. La llegada de los dos pintores fue saludada
súbito su insondable alma de refinado artista. Nunca pedía de beber, sonoramente, pues Izaguirre el iguanodonte, como le apodó Ceballos,
pero bebíase todas las copas quele servían con un desenfado de gran era un amigo muy querido del grupo y Gedovius un pintor muy admi-
señor, porque aquel displicente poseía innatos ademanes señoriles al rado. Llegó más tarde Balbino Dávalos, poeta de Colima, trayendo con-
saludar, al dar la mano a un recién llegado, al levantar levemente la sigo a Amado Nervo, poeta nayarita que en un lustro había conquistado
copa para brindar cuandoiba a beber; su voz enfática y melodiosa tenía un nombreliterario y que ya era amigo de los escritores de la Revista
entonaciones suaves de exordio siempre declamativo, jamás chocaba Moderna, solamente que su nombre no aparecía entre los redactores
su periodo altisonante que salía medido parcamente, sin ostentación porque así lo había pedido en virtud dehallarse ligado con los periódicos
de una cláusula estudiada, sino natural como la pose de un gallo al del editor Reyes Spíndola, de quien no quería perder la amistad. Vinieron
andar; todo en él era rítmico, armonioso, apasionadamente sincero; y después otros amigos de Valenzuela que noeran artistas, sino amigos de
cuandosele oía hablar por primera vez, se le amaba por su seducción los artistas; y ya todos juntos nos dispusimos a emprender la marcha.
intelectual. Jamás elogiaba a nadie, pero la fugaz mirada de sus ojos Valenzuela hizo parar tres coches de bandera azul, subimos en ellos y
que no volvía a conceder, y el sentir de una de sus manos posadaal partimos rumbo a San Pedro de los Pinos, dondea las cuatro de la tarde,
acaso sobre vuestro hombro, os bastaba para sentir que era vuestro sin habernos anunciado, descendimos frente a una casa pintoresca que
amigo y afirmar el pacto de alianza con aquella preciosa amistad. había sido en otro tiempo la morada del poeta Luis G. Ortiz, quince
Cuando ya creíase que estaban todos los amigos invitados, presen- comensales que penetrábamos ruidosamente en la amplia casona y nos
tábase otro quefaltaba en la reunión,y así fueron presentándose Fran- . descubríamos al ver venir hacia nosotros a Juanita, la esposa del poeta,
cisco G. Cosmes, el tremendo polemista que era un hombrecito joven señora de prematuroscabellos blancos que orlaban su rostro fresco
pequeñoy rubio, de ojos claros y vivaces de simio, bigote lacio de celta y rosado, y que solamente dijo juntando las manos en actitud cómica
y ademanes correctos de misántropo que cuando estaba entre gentes mientras reía sinceramente al ver la avalancha:
gratas soltaba su vena mordaz y agresiva para satirizar a cualquiera que —“¡Ah qué Tuti!” ,
no le fuese grato; y así recordó cómo el periodista Aldasoro, que tenía El poeta saludó con gentil donaire a su esposa, nos presentó con
una barba luenga de enano del tapanco, apareció una noche de juerga ella a los que íbamos por primera vez a la casa, y sin preocuparse ab-
detrás de un mostrador con dos zapatos metidos en las manos que movía solutamente nos hizo pasar a la sala, donde a poco apareció un criado
bailando para unoy otro lado y haciendo quese le creyera un viejo gnomo trayendo dos botellas de coñac y una bandeja con pequeñas copas,
de sesenta años caído sobre el mostrador. Llegó Baudelio Contreras, vasitos medianosy un sifón de agua de Seltz. Diez tirabuzonessalieron
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a luz como revólveres en un motín, y el invitado más ágil descorchó la amarrar sus caballos, sino que cuando se apoderó de otro con-
primera botella y sirvió las primeras copas; y procedimos a beber des- vento ilustre, habiendo visto que Napoleón estaba transido defrío, sus
pués del largo interregno del viaje, contentos de tener tal entre- nerales bajaron cuadros de pinturas magníficas que arrojaban a la
tenimiento, mientras en la cocina las criadas bajo la dirección de la chimenea para avivar el fuego que se extinguía en la sala abandonada,
dueña de la casa preparaban una comida para quince personas. Por según cuenta Jorge D'Esparbés.
afinidad los invitados no artistas agrupáronse para abrir una partida —D'Esparbés es el más gran poeta que ha tenido Francia después
de dominó sobre una mesita de caoba roja en un ángulo dela sala, y de muerto Baudelaire —dijo Tablada— aunque no haya escrito en
los otros rodearon al poeta que repartía cigarrillos habanos después verso, sino en una prosa preciosay lírica...
de saboreada la primera copa; y cada quien arrellanábase en los am- —De soldado, como la de Bernal Díaz del Castillo —intervino
plios sillones, o reclinábase en los divanes para seguir, con ojo avizor Dávalos— en su deliciosa Conquista de la Nueva España.
y oído abierto, la pirotecnia de frases ingeniosas y humorescas que —Sí, pero toda proporción guardada, porque D'Esparbés es un ar-
surgían al acaso, para gozar la fiesta de ingenio que iba a reanudarse, tista y Bernal Díaz un soldadóniletrado... —replicó Tablada.
cuando apareció en la puerta de la sala un retardado, José Juan Tabla- —¡Cómo que noes artista Bernal Díaz! —dijo Valenzuela—. Su
da, que venía de Coyoacán por San Ángel, y conocedor de las costum- prosa es la más sabrosa que se haya escrito en el siglo Xv1. La vida había
bres del poeta Valenzuela, no se había apresurado en llegar a la hora enseñado al anciano más quelos libros, y si no leyóla literatura de su
sólita en que todo el mundo come en México, o sea las dosde latarde, tiempo, tanto mejor para él porque conservó íntegra su personalidad
sino que llegaba a las cuatro, con un manojo de rosas frescas que y tanto mejor para nosotros que lo saboreamos sin que no nos sepa
ofreció gentilmente a la dueña de la casa. Una aclamación saludó al más que a Bernal Díaz.
recién venido y un reproche dicho en un abrazo por Valenzuela, que —Esto quiere decir que tenemos un gran escritor nuestro, sin
alargó la mano y cogió una copa para ofrecerla a su dilecto amigo, y saberlo, en Bernal Díaz del Castillo —puntualizó Cosmes—. Y digo
naturalmente, para que no bebiera solo, todos nos proveímos de la nuestro porque en América rompió lanzas el rudo conquistador para
nuestra y bebimos por el autor de Florilegio. Tablada iba a sentarse hacer su fama de soldado, y en América vino, ya nonagenario, a escribir
cuando llamóle la atención un busto en mármol de María Antonieta, de su preciosa Historia en la que él fue actory testigo, con el candor de
una ideal pureza de líneas en el Paros casi traslúcido, bellísima en su niño que recuperan los ancianos...
realeza deJuno, que parecía mirar en un punto vago del espacio su trágico —Y que has recuperado tú, mi querido Deucalión, al creer que te
destino... voya servir otro coñac sin recordar que estás en tu casa —concluyó
—Los hermanos Goncourt, llamados los embalsamadores del Valenzuela haciendo un ademánde invitación al viejo polemista, que
pasado —dijo en voz tranquila y conmovida—, hubieran hecho una saltó con unaagilidad de rana para ir a servirse su copa, entre la alegría
diosa de esta bella mujer para que fuera adorada en sus páginas... de los sedientos, más que hambrientos bebedores habituados a pasar
—Fue un sadismo de la Revolución haber ajusticiado a esta hermo- toda una tarde charlando sin acordarse de ir a comer, y para quienes
sura... —comentó Urueta. aquella espera no era larga.
—Las revoluciones son trombas que todo lo arrasan —agregó Cos- —El arte folklórico de Bernal Díaz ciertamente no tiene que ver
mes. nada con el arte de un pintor de batalla como es Jorge D'Esparbés,
—Ya los vencedores no les importa nada el arte ni la belleza —in- —insistió Tablada persuasivo—. La Leyenda del Aguila es el más fas-
tervino Valenzuela. —Uno delos generales de Napoleón hizo abrir una tuoso poema épico en que se hayan cantado las glorias de Napoleón
puerta debajo del fresco de la Cena de Leonardo de Vinci, justamente por un escritor que tenía toda la pasión de un napoleónida, mientras
al pie dela figura de Cristo... que Bernal fue un paciente reconstructor de hechos que vio y que
—Yla soldadesca de Bonaparte —acentuó Urueta— no sólo profanó consignó con su calma reflexiva de abuelo. Sin embargo, no hay libro
la sala de Santa María de las Gracias clavando estacas en las paredes más bello entre la multitud de libros que fueron escritos por los
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Conquistadores, frailes misioneros o soldados de acción, que el libro estribaciones de las montañas que culminan enel Ajusco, dieron la voz
de Bernal Díaz. de alarma y nos anunciaron que había que huir si no queríamos ser
—En su donosura picaresca para decir las cosas por sus nombres arrollados y calados por un aguacero torrencial, como los que en ese
—agregó Valenzuela—, se anticipó a Francisco Delicado, que en su tiempo se abaten sobre la región suroeste de la capital; y apresurada-
Lozana andaluza hace alarde de picardía desbozalada a veces, y sobre mente nos despedimos para ir a esperar el paso del último tren de
todo porque ambos florecieron por la misma época,el fraile para ver vapor que en aquel tiempo descendía de San Ángel y pasaba por San
con sus propios ojos la disolución de la Roma de los Borgias, y el Pedro cada hora.
soldado conquistador para ver la caída de un imperio al que se ha
llamado bárbaro, pero cuya cultura aún no se ha estudiado. El buen
Bernal Díaz se compadeció de aquella injusticia y fundó con sus apre-
ciaciones honrosas para los vencidos el advenimiento de las rectifica-
ciones históricas de los indianófilos...
—La sopa está en la mesa —anunció un criado interrumpiendola
sabrosa charla, y hasta entonces vimos que habíamos trasegado copas
sin llevar la cuenta, y que nuestros estómagos pedían refrigerio; y como
al toque de un botón eléctrico, mos pusimos de pie con el anfitrión y
sin fórmulas ni distancias nos encaminamosal comedor, donde humea-
ba en una gran sopera una reconfortante sopa de pescado huachi-
nango, del que la señora de la casa se había provisto en la mañana en
el mercado de San Juan para guardarlo en hielo; y al vino del Rhin con
que saludamos el advenimiento de tan grato manjar, sucedió un ex-
quisito Borgoña espumante con que rociamos un espléndido asado al
pastor en cuya condimentación había trabajado Balboa, un experto
que preparaba ese platillo en las famosas fiestas delgeneral González,
y queporcariño a Valenzuela acudía en cuanto se le llamaba, por vivir
en San Pedro de los Pinos, para hacer un asado al pastor, en el cual
empezó a trabajar desde que llegamos.
En la comida se habló de cosas amables para complacer a la dueña
de la casa que presidía la mesa y que sonreía a las frases de los intelec-
tuales, tan sencillas ahora como las de cualquier hijo de vecino que
come alegremente. Solamente se oían elogios para las viandas, dedi-
cados a la señora, y elogios para los vinos, dedicados al señor que era
el anfitrión de aquel ágape dominical. La comida pasó sin novedad,
como cualquier comida improvisada que es pretexto para estar juntos,
y al terminar nos trasladamos de nuevoa la sala, donde había ya can-
delabros encendidos porque había obscurecido; pero apenas nos
habíamos instalado de nuevo para saborear el café, cuando sonoros
truenos lejanos anunciaron que se aproximaba una tempestad, y los
que conocían aquella región del Valle de México, los lomeríos que son
v
Tomócbic, ¿Águila o sol?, El Amor de las sirenas y sus Episodios mili- único caso en que un novelista mexicano haya recogido el premio de
tares mexicanos que han sido leídos por toda la juventud delas aulas. su talento. Salvador Díaz Mirón, el gran poeta por excelencia, ha
La vida de estudiante y sus recuerdos de oficial del ejército le han dado ferido siempre vivir en Veracruz a vivir en la capital, con excepción
motivo para escribir bellos episodios llenos de emoción juvenil, y es de las veces en que ha sido representante de su tierra en la Cámara de
sin disputa el más popular de los novelistas de hoy, lo cual no le ha Diputados. Es el másalto, sin duda alguna, de nuestros liróforos, y su
servido para ocupar un puesto distinguido en la política o en el perio- personalidad novelesca de espadachín es la más interesante que corre
dismo, y va de bar en bar pero no en los de Plateros, sino en los de la de boca en boca entre la gente de pluma y la gente de acción. Sus
bohemialiteraria que se contenta con frecuentar las cantinas de barrio. anécdotas de hombre valiente y provocador son múltiples: cierta noche
Juan de Dios Peza, mi amigo muy querido que ha ocupado,ése sí, altos nos contaba, en la Revista Moderna, cómo hallábase una vez en franca
puestos en la política y en la diplomacia se conquistó un nombre riña con un jarocho enemigo suyo, hombre comoél de pelo en pecho;
glorioso y logró ser conocido en los países de habla española como el detallaba el gravísimo peligro en que estuvo al caer y rodar porel
Cantor del Hogar; y hoy es colaborador, una que otra vez, de algún suelo los dos, él debajo del otro que esgrimía un puñal en espera de
diario y pasa inadvertido; se detiene a mediodía en la tienda de Quintín que flaqueara la mano de hierro que le oprimía el puño, para matarlo
Gutiérrez, el gachupín simpático que ya había sido citado hace veinte sin remedio.
años por José T. de Cuéllar, Facundo, en su novela Baile y cochino... — “¿Y usted no lo hirió a él?” —dijo ingenuamente el pintor
de la serie de novelas a la que dio el nombre de La linterna mágica; Izaguirre. Díaz Mirón volvióse lívido hacia el interruptor, dio un ma-
allí permanece Peza una o dos horas con uno o dos amigos que le notazo que hizo bailar sobre la mesa las botellas y las copas servidas y
restan, sin entrar en la cantina anexa a la tienda, sino servido discre- exclamó en un grito—: “¡Once veces con mi daga!” —dejando estupe-
tamente en un ángulo del mostrador; y después de charlar alegre- facto a su auditorio. Otra vez, contábase, Díaz Mirón decía un discurso
mente, porque es un delicioso conversador y su charla es inagotable, en la Cámara, y como un colega desde su asiento lo increpara en forma
se despide para tomar un tren de mulitas quelo lleva hasta la calle de ofensiva, detúvose, volvióse al interruptory le dijo: “espere el misera-
la Constancia, donde tiene su casa chica a la que me ha hecho el honor ble a que yo termine, para ir a cruzarle el rostro de una bofetada”. Y
de llevarme, aunque algunas veces yo sea quien lo lleve a él, cuando comolo dijo lo hizo. Otra vez, echósele encima un perrazo danés que
después de las diez de la noche salimos de la casa de Quintín y al ver era una verdadera fiera, y Díaz Mirón lo atacó a patadas hasta que lo
que se ha cansado voy a dejarlo a un lugar seguro, para seguir yo mi domó. Quien además de ser el más famoso general mexicano de las
caminoa laVilla. ' últimas campañas, pudo haber sido un excelente escritor, según
El único novelista que en mi concepto merece tal nombre es don cuenta el poeta Valenzuela, era el general Sóstenes Rocha. De fácil y
Rafael Delgado, que vive en su tierra de Orizaba y desde allá ha publi- brillante estilo para redactar artículos en el periódico El Combate, que
cado sus novelas La calandria, Angelina y Los parientes ricos, con- él dirigía, tenía sin embargo debilidad por su amigo, que en cuanto se
quistándose un nombre de primer orden en las letras mexicanas, aun- presentaba en la redacción, Rocha tomaba su sombrero sin importarle
que por predilección viva en su ciudad natal y no haya hecho alianza ya lo que iba a escribir sobre una historia antigua de México que
con nadie; desdeña en sus libros la impersonalidad de la literatura preparaba, y dictando solamente una frase: “Al amanecer del día
mundial, y prefiere pintar lo suyo, lo que ha visto, lo que ha amado en siguiente, las tropas de Motecuhzoma e Ilhuicamina fueron ignomi-
su adolescencia y en su juventud; y esta sinceridad, unida a una fina niosamente derrotadas...” —“Ahora sigue tú” —le decía a su secretario,
percepción de artista, lo ha hecho sencillamente el mejor novelista que se daba gusto en confeccionar el capítulo a su sabor, mientras el
mexicano. Federico Gamboa es otro novelista que se ha distinguido general salía riéndose del brazo de su amigo rumboal Café Colón, que
entre nosotros como paladín de la escuela realista, y ha publicado era entonces su bar habitual. Esta intimidad de los dos amigos no fue
novelas excelentes como Suprema ley y Reconquista que prepararon obstáculo para que cierto día, ya muy bien servidos de copas, tuvieran
el advenimiento de otra novela, Santa, que le daría fama y dinero, un altercado que fue agriándose hasta el punto de que Rochase levan-
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tara y le lanzara una bofetada que Valenzuela logró esquivar y contestar con libros de segunda mano en el Factor, en la que se reunían escri-
con otra, tan certera, que derribó a Rocha porel suelo al recibir el tores y bibliófilos todas las tardes, a discutir y charlar, por el placer de
tremendo puñetazo. Intervinieron los amigos y lograron sacar a la haber reconocido unintelectual en aquel obscuro librero de viejo. Don
fuerza a Valenzuela y calmar la cólera del general, que quería tomar Eduardo Ruiz, a quienes todos conocieron como magistrado, pocos
sangrienta venganza de aquel hecho insólito. Al día siguiente des- han conocido como un distinguido escritor, autor de Las leyendas y
pertóse Valenzuela y reconstruyó la escena azorado, aliñóse y vistióse tradiciones michoacanas, de los episodios de La guerra de interven-
de prisa, y su único pensamiento fue ir en busca de Rocha;llegó a la ción en Michoacány de la linda novela Un idilio al través de la guerra,
cantina del Café Colón, empujó la puerta y lo primero que vio fue el obras que reimpresas serán una revelación de un sencillo y fuerte escri-
general que le abría los brazos y lo estrechaba contra el pecho dicién- tor. Pedro Robles, autor de Los plateados de tierra caliente, obra que
dole: “Ya sé a lo que vienes, déjate de excusas y vamos a curarnos”, se publicó en folletín, era un indio puro, oaxaqueño, que tenía un
mientras Valenzuela conmovido abrazaba al formidable hijo de Marte. talento privilegiado y era un parlanchín encantador, y que por haber
El gobernador del Estado de México, proseguía Clebodet, se ha llevado vivido en el estado de Morelos y haber conocido a muchos de los per-
a su ínsula una pléyada de escritores entre los que destaca el poeta sonajes que puso en acción, hizo una pinturafiel de esos tipos heroicos
José M. Bustillos, verdadero artista de la palabra que surgió en el Liceo y obscuros de los que es un reflejo luminoso la novela El Zarco de
Mexicano, donde publicó poemas encantadores. “Las rocas del lago”, Altamirano. ManuelJosé Othón es un gran poeta que después de pasar
una leyenda azteca, es un hermoso poema que bastaría para hacerel su juventud de estudiante en México, optó por pasar su vida en su
nombre de cualquier poeta, tiene otros muchos poemas que le con- tierra natal potosina, y ha vuelto a México por haber sido electo dipu-
quistaron un eminente lugar en las letras; es afable, tímido, humilde, tado al Congreso de la Unión; pero su nombre está hecho, su fama de
y estas cualidades lo han hechoalejarse de los intelectuales que mucho gran poeta ha sido bien ganada con sus poemas panteístas de los que
lo estiman; un lindísimo poema suyo, “Mariposas”, hizo que el Duque los más famosos son “El himno de los bosques”, “La noche rústica de
Job, el príncipe de la poesía mexicana moderna, escribiera otro poema Valpurgis”, “El idilio salvaje” y otros menos conocidos pero de tan alto
con ese mismo nombre que es una joya, comoel primero, en nuestra valor como éstos: no hay escritor que haya pintado nuestros paisajes
literatura. Aquí tiene usted otro, Manuel Gutiérrez Nájera, que acaba e interpretado nuestra naturaleza mejor que Manuel José Othón.
de morir pero que aún sentimos presente los que lo conocimosy lo Otro insigne poeta naturalista es don Joaquín Arcadio Pagaza,
amamos. Correspondió al Duque Job ser el primero de los poetas obispo de Veracruz, que tiene un gusto delicado en su inspiración
mexicanos que adoptó las formas de la poesía francesa moderna, y virgiliana y ha publicado una preciosa colección de poemas que mere-
aún sigue siendo el primero; su poesía es preciosa en la forma y en cieron el honor de que Justo Sierra dedicara un poema suntuoso con
el fondo, porque era un pensador quea la vez que cincelaba preciosi- el nombre de “Epístola al autor de los murmullos de la selva”. Justo
dades de forma decía cosas que hacían sentir y pensar: era un reno- Sierra es también poeta distinguido y un escritor por excelencia, aun-
vadoral cual siguieron todos los modernistas, y desde que apareció su que su orgullo se haya cifrado en ser el maestro en literatura de varias
Revista Azul, se le proclamó comojefe de una escuela literaria, y des- generaciones de discípulos; pero sus Cuentos románticos y sus poe-
pués de muerto todos siguen considerándolo comoel precursory el mas “Otoñal” y “Playera” le han dado tanta popularidad como sus
más artista en la moderna forma. discursos y su Historia universal. Al hablar de discursos es preciso
Hay otros insignes escritores a quienesla crítica no ha catalogado o recordar a don Francisco Bulnes, el gran tribuno del que debemos
que apenas son conocidos, como Luis G. Inclán, el admirable autor de orgullecernosy el escritor de combate que conoce más que nadie la
Los hermanosde la hoja, que es un espejo fiel de la vida de los ban- política mexicana y tiene un estilo brillantísimo y sarcástico; muchos
didos mexicanos en muchas regiones de nuestro país, magistralmente dicen que abusa de la paradoja, pero la emplea como una agresión siem-
pre certera y es un temible polemista a la par que un orador que no tiene
pintados, y que era un pobre librero de viejo que tenía un puesto de
libros en la plazoleta extinguida del Seminario, y después una accesoria rival en la tribuna. José López Portillo y Rojas es otro escritor repre-
OJEADA SOBRE OTROS ESCRITORES MEXICANOS 63
62 RUBÉN M. CAMPOS
po
——
sentativo de la cultura occidental de nuestro país, pues es oriundo de Luis Rosado Vega, de Yucatán, se ha distinguido entre los poetas de su
ando
Guadalajara, y aunque está engranado en la política general, literal- tierra por su percepción clara del modernismo, aunque conserv
su independencia de un sentido poeta personal ; José Inés Novelo ha
mente se precia de ser un escritor regional, y al escribir una novela
espigado ricas mieses de sus doradas semente ras emberme jecidas por
como Laparcela, se complace en reproducir la vida de las gentes entre
de oro.
las que ha vivido y que ha observado con su perspicacia en conocer los mirtos que dan su nota de fuego en el oleaje de un mar
Ricardo Mimenza Castillo ha escrito baladas tan sentidas como “Son
los problemas nacionales.
las doce, abuelita...” que lo han elevado al rango de los altos poetas
Entre los poetas predecesores de los actuales debemos reconocer
como un maestro a Ramón Valle, que ha escrito poemas exquisitos y yucatecos; Antonio Mediz Bolio se ha conquistado el primer lugar en-
a quien sus Cuentos color de historia han conquistado un eminente tre ellos con su bello poema “La casa de Montejo”, que no solamente
lugar en nuestras letras, aunque su carácter sacerdotal y sus actividades fue premiado por el jurado de un concurso en su tierra, sino por la
de polemista en la prensa reaccionaria le han restado la fama que de- unánime aprobación de todos los intelectuales de nuestro país; en
biera tener. El poeta Antonio Zaragoza es una revelación de que fuera Michoacán han florecido poetas como Carlos López, que han tenido
de México, sin modelos que imitar y sin influencias malsanas que sufrir, una inspiración privilegiada para laudar la hermosura de su país de los
puede haber verdaderos poetas capaces de hacer versos tan bellos lagos; Esteban Flores es un exquisito versificador lleno de ternura y de
como los de los poetas consagradosa la fama; su poema “Ante el mar” color para pintar los paisajes marinos de Mazatlán; Quirino Ordaz
es unajoya de la literatura mexicana. No es éste el poeta único que escribe también bellos y sentidos versos que le han dado un nombre
hay quecitar: entre los nombres que me vienen al acaso a la memoria a pesar de las lejanas regiones del Nayarit en dondeha florecido; Rafael
recuerdoel de Alberto Jiménez, de Tixtla, que escribe bellísimos versos López es una revelación: se han conquistado un nombre con sus
de los cuales apenas uno o dos poemas comosu “Balada del alma” nos atildados sonetos a las montañas de oro de Guanajuato y será en breve
son conocidos; Salustio Carránco Núñez, suriano como el anterior, uno de nuestros futuros poetas; Manuel de la Parra es sin duda el más
escribe poemas dulcísimos también casi desconocidos, de los que so- exquisito de nuestros poetas por su sensibilidad y su delicado gusto
lamente recuerdo uno llamado “Dentro del alma”; Manuel Rocha en pintar con tenues matices los paisajes interiores de su alma; Abel
Chabre, de Chihuahua, ha producido bellos versos que nos han traído Salazar se ha ganado en buena lid un distinguido nombre de poeta,
su nombre desdelos confines boreales de la República; MiguelPereira, con un poema que ha competido con los de los mejores poetas mexi-
de Saltillo, escribe poemas amorosos con la libertad de sus llanuras canos a los que ha vencido, y ha obtenido el primer premio en una
abiertas a todos los vientos, por las que pasan los berrendos veloces brillante velada literaria muy reciente; Honorato Barrera, otro exqui-
que desaparecen comoespectros de renos enla landainfinita; Rodolfo sito poeta que desde los márgenesdel lago de Chapala ha enviado sus
y Enrique González Llorca son dos poetas de Orizaba que pugnan no- bellos versos a la revista El Verbo Rojo, de Guadalajara, en la que apare-
blemente pordistinguirse uno y otro, sin que esta pugna haga descen- ció también el nombre de otro poeta, José Alberto Zuloaga, que fueel
der el alto nombre que se ha conquistado cada unoellos; Benito Fen- continuador de los poetas tapatios de primer orden, en esa tierra
tanes es un bardo regional que escribe preciosos versos con las regias fecunda en artistas en que han surgido intelectuales distinguidos,
tintas de sus paisajes veracruzanos que le han revelado el amor a la desde los que se agruparon en la revista que se llamó La República
tierra virgen; Rodulfo Figueroa ha pintado bellos cuadros de color Literaria, recordada con cariño por los que leímos en ella preciosos
como La sandunga, que es una linda nota de las danzas tehuanas poemas de Manuel Álvarez del Castillo, muerto en la flor de la edad y
bailadas por mujeres enloquecedoras; Justo Cecilio Santa Ana tiene celebrado por todos los escritores de su tiempo.
sonetos tan hermosos como “La sabana”, de una deliciosa languidez Manuel Puga y Acal, a quien hizo famoso su poema “La golondrina
que revela a un exquisito artista; José Felipe Castellot es un fogoso muerta”, ha sido sin dudael crítico más eminente, por su cultura y su
poeta que ha cantadola vida de las costas tabasqueñas en su caracol buen gusto literario, que hemos tenido en los últimos años; Sixto
marino de Tritón perseguidor de nereidas en los arrecifes de coral; Osuna igualmentese distinguió desde'entonces por su claro talento y
64 RUBÉN M. CAMPOS OJEADA SOBRE OTROS ESCRITORES MEXICANOS 65
pss
a
su elevada inspiración; Juan B. Villaseñor y Andrés Arroyo de Anda,
desaparecidos trágicamente, fueron dos poetas malogrados dotados bellos poemas de poeta culto en las letras francesas, que le conquis-
es una
de verdadero talento; Jesús Acal Ilizarriturri ha dejado un profundo tarán un alto rango en nuestra literatura. Enriqueta Camarillo
recuerdo como poeta popular, pues publicaba un periódico escrito exquisitay delicada poetisa que acaba de casarse con el escritor Carlos
íntegramente porél, en verso, y todos los corridos, las coplas a las que Pereyra, A a quien su cultura dará nombre de historiador, comoa ella le
ponían música los compositores populares de su tiempo, eran debidos “dará su talento nombre deescritora. Juan B. Delgado, de Querétaro,
a su pluma fácil y a su talento humorista rebosante de picardía y de ha conquistado su nombre de poeta lírico publicando versos en la
gracia. Ramón España, de León, muerto en la flor de la edad, era un rensa diaria y en las revistas literarias de nuestra capital. Un talento
sentidísimo poeta que descolló en la revista El Plectro, dirigida porel de primer orden como poeta lírico es Liberio Crespo, de Yucatán, que
maestro RamónValle y en la que descollaron talentos de primer orden ha pasado su juventud en Guanajuato y del que aparecen también en
como el poeta Salomé Gutiérrez y el sociólogo Teódulo Torres, culto las revistas literarias preciosos poemas que le han dado renombre.
y excelente escritor. Cayetano Rodríguez Beltrán, de Jalapa, era pre- Estos y otros escritores que de momento escapan a mi memoria, son
sentado en las letras por el maestro Rafael Delgado, augurándole un en mi concepto los más distinguidos intelectuales contemporáneos
porvenir brillante como cuentista y escritor regional al prologar su que hay en México.
primerlibro de cuentos costeñosde la tierra veracruzana.
En Zacatecas florecía en todo su esplendor el ingenio peregrino de
Luis G. Ledesma, autor de todas las escabrosas coplas y los epigramas
hechosen retruécanosy albures de doble sentido, génerono cultivado
hasta hoy más que por este maestro de pornografía, pero con tanto
talento que sus atrocidades puedenser leídas por una dama o un niño
sin que se den cuenta de lo que encierran, mientras queel intelectual
o el letrado o el inculto se desternillan de risa cuando van decifrando,
al leerlos, todos los primores léperos que oculta una lectura fácil y
correcta al parecer. De Colima había venido ya a México Gregorio
Torres Quintero a conquistar, al mismo tiempo que una posición como
maestro normalista, un alto puesto en las letras como escritor regional,
autor de cuentos, tradiciones y leyendas. Balbino Dávalos, que hoy
integra el grupo de la Revista Moderna, vino también de Colima a
conquistarse un nombreliterario y surgió brillantemente en la revista de
los modernistas como poeta exquisito y refinado. José P. Rivera, que in-
tegra el grupodel Liceo Mexicano, es un cuentista regional que escribe
sus impresiones juveniles de la región jarocha veracruzana a las que
ha dado el nombre de Cuentos de mitierra. Ezequiel A. Chávez, de
Aguascalientes, miembro también de este grupoliterario, se ha con-
quistado un nombre con su pluma de polígrafo y su estro de poeta.
Luis González Obregón, de Guanajuato, es ya un escritor de renombre
como historiador que debutó con su libro México viejo, y ha escrito
otroslibros en los que ha consignadotradicionesy leyendas, especial-
mente de la capital. Enrique González Martínez envía desde Sinaloa
vI
dela estatua agonizaban míseras velas de cera puestas en agujereadas mesi- las salvajes Épocas prehispánicas, como en la peregrinación de Aztlán,
tas endebles y redondas; y era una imagen fiel de la agonizante faz de los
trayendo los del Norte su pinole en pequeños sacos colgados bajo el
miserables y de los indios, que son más que miserables y se contentan con Ea detenerse donde hallan un venero de agua, echarse un
dejar una vela que casi es pabilo, como su mísera existencia para salir a la
ca opincle ala boca, como los indios peruanoslas hojas de coca,
faena de esclavitud y de miseria con el espíritu ligero pero con la existencia
k ber agua pechoa tierra y seguir su camino. La obra del fraile está en
claudicante bajo el fardo de bestias que cargan en la espalda.
—Vienen por muchedumbres, como hormigueros humanos bro-
2 regia basílica infestada de indios como una cama de metal de
tados a las primeras lluvias, los indios de todas las regiones del país en
chinches; y las autoridades dejan hacer, porque el vendedorde birria y
de barbacoa,la fila de tortilleras alineadas como soldaderas, el embau-
quelos frailes han establecido sus encomiendas de capataces, y se ins-
talan en las plazas, en las calles, en las afueras y en los cerros de esta
cador que confecciona gorditas de la Virgen,el explotador que trae un
Villa a exhibir su miseria increíble, sus proles quelas mujeres traen a la puñado de escapularios y de rosarios dizque benditos porel fraile, el
pulquero y el fondero, el estampero el foliculario de rezos con indul-
espalda y los hombres en brazos o cogidosdela mano,si los hijos ya
gencias, todos pagan un puñado de centavos al municipio, y aunque no
son mayorcitos, con un aspecto más ruin que el de canes famélicos,
alcancen ni para pavimentar las calles y las aceras, es una riqueza que
puesa éstos los viste unapiel inconsútil y los indios vienen vestidos de
no hay que desperdiciar, y hay que perpetuar el aspecto asqueroso €
harapos, sucios, mugrientos, sin bañarse jamás, en una degeneración
inmundodelas calles llenas de basuras y de toda suerte de despojos, las
peor que la de las muchedumbres que van a hacer abluciones en el
alcantarillas rebosando aguas pútridas y deyecciones y desperdicios in-
Ganges —comentaba Raúl Clebodet—. La cultura no ha podido nada
nombrables. Y para placer de esas muchedumbres híbridas integradas
contra esta maldición de miseria y de estupidez sempiternas, decre-
por indios de todas las regiones que dialogan en todos los dialectos,
tada tal vez por la Nonantzin india al ver que la Guadalu pe le usurpaba
vienen danzas de pluma de todas clases, los huehuenches, que son los
el trono del Tepeyac sobre las pululantes muchedumbres de indios
carbonerosdisfrazados de danzantes, todos tiznados de los pies a la ca-
desarraigados en su propia tierra y dando aún hijos, como los nopales.
beza, bailando ebrios sin ton ni son, bamboleándose y perdiendo el
La maldición ancestral está viva y es trasmitida de generación en gene-
“equilibrio, lo que les da un aspecto más pintoresco; otros danzantestraen
ración como una pústula, como unallaga corrosiva que aparece cuando
igo a la Malinche, que es una chicuela ataviada con pañolones,palia-
el indio entra en la infancia, que nolo dejará ni aprender a hablar, ni
Mes y espejuelos colgando de los hombros, y los danzantes con una
ir a la escuela, ni trabajar, ni siquiera desembrutecerse. Elfraile sigue
sonaja de hule hueco henchido de piedrezuelas de hormiguero para que
su obra tenaz de embrutecimientoy de abyección del indio, a diferencia
al sacudirlo haga eseruido alegre de las sonajas, con el que ritman acom-
de Bartolomé de Las Casas, Toribio de Benavente dicho Motolinía, de
pasadamente el paso de la danza; otros ostentan en la cabeza plumeros
Bernardino de Sahagún, de tantos misioneros que acometieron la ardua
" radiados comola cola de un pavo de Indias, un pañolón al pescuezo, una
tarea de desasnar los indios. El fraile de hoy es anónimo, impersonal,
máscara hórrida cubriendo el rostro del que gotea el sudor sobre el
nulo, siempre agazapado antela ley, noctívago como un vampiro, y no
pañolón, y la camisa chispada, es decir, sin fajar sobre los calzones estre-
es uno, sino que es legión: todo nuestro suelo está infestado de esa
chos, para moverse como buen bailarín. Todos danzan sin cansarse du-
carcoma colonial, y no hay poder humano quelo limpie de esa polilla.
rante todoel día, no por paga ni por placer, sino por cumplir las “mandas
Y aquí está su obra, en las muchedumbres haraposas que vienen por
que han prometido a la Guadalupana cuandola han invocado para que
todas partes en peregrinaciones miserables de abnegación estúpida, a
les conforte en unaaflicción, o les sane un enfermo, o le dé buena muerte
pie, caminando leguas y leguas penosamente, de día y de noche,en la
a uno que ya no tenía remedio. No sólo los indios infestan la villa de
impedimenta de los chamacos y de los viejos cargados de enfer-
Guadalupe enlas fiestas de diciembre, sino toda clase de vividores que
medades; y no vienen de los estados cercanos, sino de regiones remo- " acuden a explotar el tianguis que se renueva cada vez que hay fiesta:
tas donde no hay ferrocarriles, y aunquelos hubiera, no podrían abor- á los jug
eros que abren un palenque donde se despluman más jugadores
darlos jamás por su miseria abrumadora; y vienen en hordas como en
e los sallos; ruleteros que no manejan cochesde alquiler sino bolas de
70 RUBÉN M. CAMPOS EL SANTUARIO DE LA VILLA DE GUADALUPE $ 71
l
ruleta giratoria que caen al acaso para que el montero recoja todas las —¡Qué quiere usted! —replicó Clebodet—. Antes los mexicanos de
monedas y las fichas de los tapetes de hule numerados, y se engatuse las clases adineradas tenían a orgullo practicar la religión cristiana; pero
a la gente con pequeños premios en que apenas el jugador duplica desde quelas autoridades comenzaron a ponertaxativas, las señoras em-
una moneda de cobre; encantadores de serpientes sentados entre un n a desertar delas manifestaciones ostentosas de ese culto; y de-
montón de ofidios viscosos y rodeados de un público que no se ve jándoles el lugar a las mujeres del pueblo, claro está que los hombres
seguro detrás del alambrado en que el encantador se enreda serpientes también desertaron, puesto que no venían al templo sino para ver a las
en el cuello y en el abdomen, cuando un ofidio se acerca flechando mujeres lindas, y la popularización del culto quedó como he dicho a
con su lengua bífida y con sus ojos magnetizadores a los embobados usted, entre plebeyos e indios. Las antiguas romerías de calesa en que las
en ver que un ofidio aprieta con su boca desdentada la garganta del damas vestidas de negro y veladas venían desde la capital a rezar el viacru-
árabe tatuado. cis en las estaciones de piedra al aire libre, han pasadoa la historia; y hoy
Los circos de carpa que exhiben burros tatuados en vez de cebras, a nadie le interesa el anfiteatro de estaciones de piedra, de las que se
pobres asnos que se caen de sueño y de fastidio y que no se mueven ni conservan unas cuantas como reliquias históricas; la iglesia de la
a patadas; y además de las muchedumbres de indios quese retiran tem- Guadalupe es la menos frecuentada por la clase alta que prefiere los
prano a acampar en sus clanesal aire libre, hacen irrupción de noche templos de moda para encontrarse, como la Profesa o el Sagrario. Los
millares de truhanes de todas calañas, jugadores y rateros, mujerzuelas y demás son templos a los que van de ocasión, por curiosidad como la
rufianes, la flor del hampa, gentuza escapada de presidio, y entre ella noche del Jueves Santo en que hay la costumbre devisitar siete altares, y
parranderos noctámbulos de la ciudad a quienes atrae la parranda inno- los altares son tan suntuosos que no podría haber más de uno en cada
ble en la que se codean conla hez de la prostitución capitalina. Y lo iglesia, por lo cual hay quevisitar siete iglesias. Pero por lo demás la
curioso es que jamás se registra un pleito ni una riña ni un escándalo religión es una cosa que en México ha pasado de moda: la famosa
mayúsculo, pues comodios tutelar que guarda el orden para que nunca política de conciliación de don Porfirio Díaz no hatraído consecuencia
llegue la sangre al río, puede verse en los lugares de mayor peligro, como alguna, pues todo se reduce a la reunión de algunas damas en un
son las ruletas en las que puede surgir a cada instante un pleito por templo de moda, y basta. Las ideas modernas perforan los textos
cuestión de dinero,al tipo nocturno más popular de México,el general apolillados y de nada sirven esas cruzadas de ideas vencidas contra el
Caballeda, inspector general de policía, héroe de la canción del paletón renacimiento de la energía, que es la prédica socialista nuestra. Los
y de corridos populares, muy querido de todas las clases de trasno- frailes creyeron haber matadoa la energía de nuestra raza por trescien-
chadoras, además de que goza de la estimación de todos los habitantes tos años de predicar la pasividad, la renunciación, la conformidad con
de la capital, porque vela por su seguridad y en una nochebaja desde la toda clase de males que nos acechan;y al ver que no nos defendemos
Villa de Guadalupe a la Candelaria de los Patos o a los llanos de Santa nos atacan hasta reducirnos a la impotencia; todo aquel que escucha
Julia, si hay verbena en tales parajes desiertos y peligrosos; y la sola pre- la prédica de un fraile va perdiendo la voluntad y la energía hasta ser
sencia del general de pequeñafigura arrogante, bigote y barba blancos y un bagazo humano,al que los dientes del destino han triturado para
peinados, sombrero dejipi, traje claro y aspecto noble y marcial basta succionarle la última gota del jugo de la vida. “¡Sea por Dios!” es el
para quela tranquilidad reine y nadie se atreva a turbarla. Ahítiene usted comentario vergonzoso del vencido que se resigna a todo por no con-
un croquis de la ciudad levítica que en tiempos normales está desierta, travenir al mandato de humildad y de renunciación que le ha inculcado
amodorrada, con sus conventículos ocultos y su seminario tapiado, y el fraile; y el resultado son estas procesiones de vencidos, cada día más
unos cuantos curiosos que suben penosamente la rampa por la que he- escasas por cierto, que van a ofrecer su pusilanimidad en las aras del
mosascendido para ir a ver el lugar de la aparición que acabamosdever. templo, y que no es otra cosa que la aborrecida sugestión delfraile que
—¿Pero noes éste el núcleo dela fe de los mexicanosy por tanto el ha creído matar la voluntad, pero que sólo la ha paralizado, como esos
lugar de honor en que se reúnen? —dijo Benamor disgustado por ortópteros que necesitan aniquilar momentáneamente el movimiento
aquella revelación profana de lo queerala Villa de Guadalupe. de una presa mayor para poder cebarse enella.
72 RUBÉN M. CAMPOS
siguiente generación volveríamosa ver esas procesiones de vencidos temente no se ocupaban de nada que no fuese literatura, conocían al
encaminarse con pies cansadosa la Basílica de Guadalupe. dedillo la vida y milagros de cada uno de los bebedores que entraban
74 RUBÉN M. CAMPOS LA POLÍTICA Y EL DERECHO DE ASILO EN EL BAR 75
en el bar. Cada unodeellos era un político o un militar o un empleado nes de la paz octaviana en que se vivía en México, eran prestamente
público, puesla capital de la República estaba integrada en su mayor suprimidas para que unaidea vertida contra el régimendictatorial que
parte por políticos, militares y empleados. Había multitud de indi- tenía en un puñoa la República, no fuese propagada en ninguna forma.
viduos de los que no se sabía de qué vivían, pero que siempre tenían Era, pues, extraño que al grupo intelectual de la Revista Moderna se
dinero en el bolsillo para gastarlo en copas con qué obsequiar a sus le dejara en paz expresar ideas a menudo subversivas, especialidad en
amigos; y cuandose creía que ningunodelos intelectuales lo conocía, la que sobresalía Valenzuela, pero esa particularidad excepcional tenía
uno de los agregadosal grupo revelabala vida y milagros del descono- por explicación que Valenzuela había sido compañero de infancia de
cido. Naturalmente había políticos que jamás pisaban el bar; pero éstos don Ramón Corral, a la sazón ministro de Gobernación, y una sola
eran tan pocos, que su nombre era conocido de los que lo frecuenta- indicación de este personaje bastaba para que no se molestara absolu-
ban y su conductasatirizada comode alguien quetrata de distinguirse tamente al grupoliterario, que a veces solía comentar la política inte-
de los demás, puesto que a nadiele cabía en juicio que hubiese alguien rior a gritos. Esto sin embargo era ocasional, pues nadie en aquel tiempo
quedejara de frecuentar una cantina. Y por contraste singular, el grupo abrigaba temores de quela situación política se disgregase; la camarilla
de los intelectuales era el único grupotaciturno en que la nota rego- política que rodeaba al presidente Díaz había llegado a tal grado de
cijada y exótica entre ellos era Valenzuela. Valenzuela era la piedra de fuerza y de poder que en todo intervenía y todo lo resolvía, aunque
toque de los que entraban y salían, de los que se instalaban para per- respaldada siempre porla sanción del Ejecutivo en un apegofestinado
manecerlargas horas en el bar o que iban solamente a matar el tiempo a la ley. A muchas personas placíales por tanto, tomar parte en las
o a matar la sed, y que conociéndolo y estimándolo, creíanse en el discusiones del grupo literario, o cuando menos permanecer inme-
deber de pasar a saludarlo, o cuando menos saludarlo desdelejos; y diatas al lugar en que el grupo-bebía sin interesarle absolutamente lo
así la mesa de los intelectuales era sin duda la más popular, aunque que pasaba en torno.
hubiese otras en las que se derrochaba más dinero, se consumían be- Todos los habitantes de México se quejaban del amordazamiento
bidas más caras, se hablaba de cosas amables, se alardeaba de pasar en que se vivía en una época de opresión dictatorial; pero la verdad
una hora fácilmente, la hora del bar, y se dejaba a los bebedorestaci- era que jamás habíase visto que en una agrupación se denostara y
turnos que se ocuparan de sus asuntos sin que le interesaran a nadie. zahiriera con más vigor al régimendictatorial: el secreto estaba en que
Entonces, sintiéndose aislados en medio de la alegría meridiana que nunca blasonó aquel grupo más que de ser un grupo literario, y en
se palpabay se veía en las risas y en los rostros congestionadosde vida, que indudablemente los amigos políticos de Valenzuela hacían que no
los intelectuales aislábanse a su vez de los demás, que abrían una pasara de cierto límite la información que pudiera llevar alguien a las
válvula a un malestar que no sabían de qué provenía, como un enfermo altas esferas gubernamentales. El hecho es que Valenzuela tenía el
de un mal orgánico que en los primeros pródromos no puedelocalizar derecho de criticar todo acremente, sin consideración a personali-
su mal. dades que se destacasen en la política. Había sido familiar íntimo del
Todos los asuntos políticos y escandalosos del día se comentaban presidente González, quien lo llevó a la cámara de representantes,
enel bar, por lo cual estábamosal tanto de lo que pasaba en el mundo donde Valenzuela quiso constituirse en líder; pero después del primer
oficial, o más bien de lo que era permitido que se supiese; pues una discurso que pronunció y que fue muy elogiado y muy comentado,el
censura convenida por los políticos que rodeaban al presidente, im- presidente lo mandó llamar y le dijo: “No queremos habladores sino
pedía que la solución de los acontecimientos anduviera previamente oidores: téngalo usted presente”; y desde entonces Valenzuela no
de boca en boca, y solamente era sabida cuando era ya un hecho con- volvió a hablar en el Congreso, concretándose a dar su voto razonado
sumado.La política consistía en hacer callar de un zarpazo todo conato cuando se le pedía. Pero comoel presidente Díaz lo conservó en la
de rebelión, todo espíritu naciente de agrupación, toda manifestación cámara de representantes durante veinticinco años, creyóse en el dere-
que aunque considerada sin trascendencia por su carácter frívola- cho de expresar su opinión a voz en cuello en el bar, ya que nose le
mentesocial, bajo el ojo policiaco que vigilaba todas las manifestacio- pedía ni se le dejaba darla en la cámara; y era una fiesta para todoslos
76 RUBÉN M. CAMPOS LA POLÍTICA Y EL DERECHO DEASILO EN EL BAR 77
conspiradores solapados que no se atrevían a hacer lo mismo, buscar “'suramos a decir a los polizontes que el interruptor era diputadoal
en el bar al poeta, fustigarlo a que hablara con esbozos de opiniones Congreso de la Unión y por tanto gozaba de fuero, razón porla cual
oposicionistas a la política general, para gozar luego dejándolo hablar “no podía ser llevado a ninguna parte por la policía sin previa orden
a sus anchas, como acostumbraba hacerlo, sin taxativas, indicando la judicial, lo cual implicaba una tramitación que nopodía establecerse
solución que debía tener tal o cual conflicto, el papel que debía de- en aquel momento. Los polizontes, encogiéndose de hombros, toma-
sempeñar tal o cual personaje y la trascendencia que podía tenerla solu- ron nota de la dirección de la Revista Moderna, que era el domicilio
ción indicada. El hecho es que todos quedaban convencidos de la "del poeta en la ciudad de México,y se retiraron para ir a dar cuenta en
clarividencia de aquel joven que debía tener a su cargo una cartera “lo privado del incidente ocurrido. Entonces supimos queel presidente
como sus amigos Corral y Creel, de quienes fue compañerode infancia "Díaz había comentado: “Esto es ya demasiado”, y tachóde las listas de
y a quienes ayudó con su prestigio a distinguirse. Creel había usado "diputados el nombre de Valenzuela. Al día siguiente del episodio del
de un departamento del Hotel Astoria, en New York, que había Teatro Fábregas, comentaba Valenzuela regocijado: “yo fui la única
alquilado Valenzuela y al que no le servía de nada en su viaje de placer. nota saliente de la fiesta.”
Pero nole había servido de nada el hecho de que el presidente Díaz
lo hubiera hallado en privanza con el presidente González al arribar
aquél al poder, por unaligereza de Valenzuela a quien no le importaba
nada con tal de hacer unafrase. Cierta vez celebrábase con unafiesta
el último riel clavado en un ferrocarril; don Porfirio, radiante, saludó
a Valenzuela que se encontraba entre los invitadosa la fiesta, y le dijo
pavoneándose: —“Señor Valenzuela, yo he hecho de los cañones
rieles.” —“A reserva de que el pueblo haga de los rieles cañones”,
—contestó jovialmente Valenzuela. Pero a don Porfirio Díaz no le
agradó aquella jovialidad; miró airadamente a Valenzuela, le volvió la
espalda y no le volvió a hablar jamás. No obstante lo cual cada vez que
se renovaban las cámaras dejaba el nombre de Valenzuela enlas listas
de diputados cuya reelección le era grata.
Esta predilección duró un cuarto de siglo y tuvo un desenlace
tragicómico, porque una noche en que se celebraba una fiesta en el
Teatro Fábregas, un orador exponía cínicamente, para elogiar al go-
bierno, un punto devista en política general, que en la conciencia de
todos estaba no admitir. —“¡Eso no es verdad!” —dijo Valenzuela
desde su asiento, causando un movimiento de asombro general por
lo cual los detectives se acercaron al poeta invitándolo a que abandona-
ra el salón. Él, no obstante la innumerable cantidad de vasos de cerveza
que había ingerido, dióse cuenta del escándalo, y sin agregar una
palabra salió del teatro seguido de sus amigos, que no quisimos aban-
donarlo en aquel trance desagradable. Al salir en plena calle los detec-
tives pararon un coche y quisieron hacer subir en él al infractor del
reglamento de teatros que prohíbe la interrupción de un orador en la
forma ostensible en que acababa de hacerse; pero entonces nos apre-
vuI
Un día de campo en Xochimilco
KHÁAA KÁ
donde quiso o donde pudo, y nos encaminamosal lago encantado, | como a un conjuro entre las raíces de los oleajes pétreos que iban en
para llegar al cual teníamos que atravesar un pequeño desierto, un ascensión constante hasta las nevadas cumbres del Popocatépetl y el
arenal árido donde los coches se hundíanhasta el eje de las ruedas,y Iztaccíhuatl. Pero en torno solamente se veía la fiesta de los matices
después de la penosa travesía que a nuestro buen humorparecía re- verdes dorados porel sol sobre las azulinas aguas del lago; las frescas
gocijada, llegamos al embarcadero donde una gran canoatrajinera en- brisas que venían del lago Tláhuac, que es la parte sudoriental del lago
florada y engalada nos esperaba. Xochimilco, traían los gratos olores de los claveles; y a medida que nos
El lago de Xochimilco, a medida que ha ido popularizándose, ha 'acercábamosa las aguas vivas, a los remansos en cuyo fondo brotaban
perdido muchodel aspecto que guardaba en la época de que nos ocu- las aguas que aún no eran entubadas para dar de beber a la ciudad de
pamos. Unas cuantas canoas trajineras y unos cuantos cayucos bas- México,las aguas azuladas ofrecían una transparencia cristalina; una quie-
taban para el tráfico diario; los embarcaderos estaban casi desiertos,. tud sólo turbada porla trajinera plana en que bogábamos se extendía por
pues comodía feriado todas las canoas estaban enel trabajo; el aspecto los profundos viveros de agua de Nativitas, y el remero sin preguntarnos
desierto del lago dábale más encanto; era un acontecimiento cruzarse enfiló hacia uno de los manantiales, y se detuvo en el centro para mostrar
con una trajinera rebosante de forrajes y legumbres, o con una que el fondo a los viajeros. Nos inclinamos sobre los bordesdela trajinera, y
otra india rezagada con su largo y angosto cayuco henchido deflores. merced a la transparencia de las aguas pudimos ver en plenitud la per-
Cada chinampa flotante estaba cubierta por una sola legumbre o por - petua efervescencia del vivero del que brota hace milenios la misma agua
unasola clase de flor, y así había chinampas de lechugas, o de apio, o purísima que durante siglos atravesó inmensas distancias para iraverterse
de claveles, o de amapolas. Los huexotes semejaban plumeros que en las llanuras de Tequizquiac, y que hoy da la vida a la gran ciudad que
ondulasenal viento, algunos de ellos de alturas fabulosas; y los sauces la derrocha sin tasa, en la ignorancia del supremo bien quele da diaria-
llorones besaban las superficies de las aguas con sus follajes volcados ' mente, perennemente. Luján y Couto desvistiéronse prestamentey sal-
de un perpetuo verdor. Una infinidad de chinampas podían verse ' taron al agua hundiéndose al caer a unos cinco metros; pero prestamente
fugazmenteal atravesar frente a los pequeñoscanales siguiendo el gran volvieron a la superficie ateridos por el frío excesivo de las aguas del
canal aún libre de construcciones, limpio de toda urbanización y remanso, y después de nadar un poco prescindieron de continuar bañán-
r poblado solamente de unas cuantas cabañas de paja, y dabala ilusión dose y subieron tiritando ateridos, en medio de nuestras risas y nuestras
de internarse en un lago salvaje, de la antigua Anáhuac poblada por bromas, a secarse y vestirse rápidamente.
una raza de bronce entregada a su vida lacustre bajo otros dioses. Los —¡Es una revelación de tu hidrofobia! —gritó Raúl Clebodet a Ber-
pájaros no eran turbados en aquellas soledades y cantaban alegre- -nardo Couto.
mente en los altos de los árboles que absorbían perennementela vida —El regazo de la Hermana Agua te espera —dijo Tablada a Nervo.
del agua. Los ojos rientes de los viajeros que yacían en posturas indo- É y un regazo nada amoroso, pero de una delicia única —agregó
lentes sobre las esteras o contemplaban sentadosal uso oriental la fuga uján.
de las chinampas rebosantes de flores, se apacentaban en aquel pai- al que tener escamas de sirena para gozar ese placer —dijo Ta-
saje de ensueño, bebían ávidamente la poesía lacustre del único lunar
que queda delvalle de fabulosa belleza habitado en otros tiempos por —Couto semejaba una sirenita de cauda bifurcada allá en el fondo
la raza xochimilca. La alegría gárrula del instante del embarcamiento —dijo Benamor.
había desaparecido para dejar lugar a una contemplación ensoñadora > Luján parecía un tritón que soplara la cornamusa —agregó Ta-
de aquellos muchachos habituados a dejar correr las horas en la sala a.
resplandeciente del bar, en la que no había nada que ver más que caras -——|Nereidas y tritones de Anáhuac! —dijo Ruelas— he aquí un bello
abstraídas en la mismatarea de ingurgitar líquidos a pequeños sorbos; asunto de Boecklin.
y para los que ahora era unarevelación aquelpaisaje ignorado, perdido —El asado al pastor nos espera —dijo Valenzuela señalandola pra-
en unrincón delvalle que filtraba las aguas de las montañas brotadas dera de Nativitas donde Balboa había prendido una gran hoguera en
82 RUBÉN M. CAMPOS UN DÍA DE CAMPO EN XOCHIMILCO 83
cuyas llamas se asaban costillas de buey. Y sin perder tiempo, la canoa iJamás habíamos recordado otra tarde que hubiera sido tan bella!
trajinera enfiló rumboa la playa a la que saltamos con voracidad de Las brisas errantes acariciaban suavemente nuestras cabelleras de
lobos,y atacamossin vacilar los filetes de anchoas, los trozos de queso muchachos que hacían alarde de su juventud dejándose crecer los ca-
de Chiapas que formaban pequeñas pirámides jaldes en los platones de bellos como los románticos de 1830, y dejandoflotar al viento a la par
las entradas, las tajadas de jamón ahumadoy las aceitunas, todo ello que los cabellos floridos las corbatas de seda calada que formaban
con doradas rebanadas de pan, mientras venía el asado al pastor gruesos lazos en nuestro cuello. Todos interiormente adorábamosla
servido en trozos humeantes y olorosos en los platos blanquísimos, y hermosura de la naturaleza y nos prometíamos trabajar obstinada-
después una barbacoa hecha por los indios de Xochimilco y servida mente porllegar a traducir las impresiones que recibíamos en unlen-
con tortillas acabadas de hacer. guaje que fuera sarta de piedras preciosas; porque todos acordes es-
—Éste es un banquete homérico —decía Valenzuela encendiendo timábamosqueel lenguaje literario debía ser pulido como el lenguaje
el vigésimo cigarrillo para abrir un pequeño paréntesis al yantar, y musical, en arquitectura de frases resplandecientes de belleza; tomar
bebiendo a pequeños sorbos el borgoña espumante en su copa de del pintor la matización con que ennoblecela visión que sus ojosprivi-
Bohemia, pues el poeta no gustaba ni por excepción de las comidas y legiados recogen eneliris, la vuelcan en matizaciones de color sobre
las bebidas nacionales; en tanto que nosotros desdeñábamos los ricos la tela y no decir ni una frase no trabajada con amor deartista, hecha
vinos de Francia para que se nos escanciera en nuestras anchas copas para artistas y no para gentes que no entienden nadadearte. Y nuestros
el espumoso neutle con que remojábamos la barbacoa. Después de maestros .eran los románticos que ante todo fueron artistas de la
comer alegremente volvimosa subir a la trajinera para hacer otro paseo palabra, sea cual fuese su nacionalidad, y los exquisitos continuadores
por los canalesdellago, y nos internamos por el gran canal para volver del ennoblecimiento del lenguaje, no por medio de formas que fue-
a contemplar las chinampas floridas y los huexotes que según la evo- ran del gusto de todos sino por medio de tenuidades y de vagarosos
cación del poeta de Umbra “son plumeros que oscilando al viento pensamientos que hicieran de cada palabra una flor, de cada frase un
barren el éter empolvado de oro”. ¡Qué placer tan íntimo el beber a ramo florido, y de cada cláusula un rosal de amor que embalsamara el
raudales aquella poesía inspiradora de la flauta de Pan! Las ideas pensamiento y fuera a revelar otros mundos de ensueño cuando fuese
risueñas descendían a los cerebros encendidos por los ricos vinos o leído por unos bellos ojos femeninos; pues aunque los intelectuales
porel plebeyo neutle que es el más regio don de Xóchitl; y los pen- alardeasen de haber proscrito a la mujer de la austeridad laboriosa no
samientos vagaban errantes por aquel abrevadero de hermosura que dedicada más que al rebuscamiento de lo que consideraban el ideal de
encantaba a los ojos, que saturaba los pulmones de vida y que daba la su arte, la verdad es que habían proclamado como su dios a Liceo
ilusión de bogar bajo otros dioses, y nos mecía en nuestro ensueño el joven, el que en un tiempo había hecho su entrada triunfal en Tracia
paso veloz de una india florera coronada de flores ella misma, que en un carro tirado por leopardos y precedido de un coro de bacantes
hendía el agua con su remo se deslizaba velozmente pregonando su desnudas coronadas de flores y enarbolandolos tirsos para cantar la
mercancía de amapolas, margaritas rosas y claveles, de quecasi la des- riqueza desbordante de la vendimia; y naturalmentetal filiación los
pojamos haciendo que se acercara y nos proveyera a cada uno de ma- conducía a la Citerea de la que ninguna juventud ha osado jamás
zos de flores frescas a cambio de monedas relucientes de plata. La evadirse, sino que por ley natural tiene que buscar en el misterio del
travesía siguió alegremente, sin que nadie emperola profanara con un más dulce secreto, el único encanto que tiene la vida, la compañera
canto o con un grito, sino en una quietud sonriente para beber a del ensueño realizado, el único objeto por el que se tiene el derecho
raudales la hermosura de las aguas en las que se volcaban los inmensos de amar la vida, lo únicoque encarna nuestras esperanzas y nuestros
huexotes revestidos de sus ropajes verdes, lo que hacía que bogáramos : devaneos, el corolario de nuestras incertidumbres que no hallan en
sobre las aguas dormidas en cuyo fondo,allá, muy lejos, se veía una qué radicarse, a que aspiramos comoel único premio y como la única
inmensidad azul, es decir que bogábamos suspendidos entre doscielos razón de existir, la ilusión que guardamos como un secreto sagrado
bordados de oro y de fuego por las nubes radiantes del crepúsculo. que no depositaremos sino en el alma de la mujer amada.
84 RUBÉN M. CAMPOS
decidido del gobierno; y triunfante con más o menos fortuna, tuvo que —¿Y qué te parecería si en vez de ir a suicidarte te fueras mañana a
convenir en quea las últimas clases sociales no puede ofrecérseles como Europa?
lectura diaria un periódico que necesariamente tiene que ser leído por Nervo abrió más los ojos alucinados, se pasó las manosporla frente
las demás clases sociales, que no se conformarían con un periódico a mo quien no cree lo que oye y se imagina estar soñando; sonrió con
todas luces inferior, después de que ya habían leído durante muchos años aquella infantil bondad ingénita que era la base de su carácter y le
los periódicos redactados porlos intelectuales. Por tanto, los periódicos preguntó ingenuamente:
de Reyes Spíndola tuvieron que imitar a la prensa extranjera, especial- --—¿Qué, es una broma tuya?
mente a la norteamericana, en sus magníficas ediciones diarias; y descar- —No es broma: te lo digo de veras. Dentro de tres días parte un
tada así la imposibilidad de utilizar una cultura incipiente puesta al ser- buque de Veracruz y mañana mismo puedes apartar tu pasaje y partir
vicio del analfabetismo, los periódicos del nuevo periodismo siguieron por cuenta de ElImparcial a la ciudad de Europaque elijas para residir.
su curso, con la única diferencia de que ya no aparecían en sus columnas —¡A París! —dijo Nervo sin vacilar; y después de darle un estrecho
nombres más o menos conocidos que firmaran artículos como en la Labrazo al espléndido editor que así premiaba a sus redactores, echó a
prensa de antaño, sino un periodismo anónimo en que ningúnescritor correr para anunciar tan feliz nueva en su casa y principiar los prepa-
quería ponersu talento al servicio de publicidad que nole traía ninguna rativos de suviaje.
ventaja, ni la celebridad para utilizar como arma en la lucha porla vida Al día siguiente supimos en la Revista Moderna del viaje que tan
el nombre adquirido, ni la fortuna estando al servicio anónimo de una súbitamente se había resuelto, y Valenzuela suplicó al poeta que enviara
empresa que jamás se distinguió por pagar bien a sus servidores. también a la Revista Moderna su colaboración, la cual tendría a honor
Pero un rasgo relacionado con la Revista Moderna queremosdejar publicar en cada número. El tiempo apremiaba. Nervo hizo su equi-
consignado en estas páginas. Amado Nervo, que había empezado a paje, fue a despedirse de sus amistades más íntimas y ya todo resuelto
trabajar en la nueva empresa periodística desde que se fundó, había favorablemente, tocóles en suerte a Luis G. Urbina y a Benamor Cumps
llegado a ser director de la revista El Mundo Ilustrado y habiéndose pasar el último día en México del poeta en su compañía; lo llevaron a
hecho amigo personal del editor, gozaba de todas las consideraciones comer al Salón Weber, donde se deslizó la tarde en íntimas pláticas y
de Reyes Spíndola. Cierta noche presentóse Amado Nervoen la redac- donde el viajero desarrolló a sus amigos los proyectos que llevaba,
ción desierta donde solamente se encontraba el editor. Nervo era un desde luego buscar en París a Rubén Darío, entrar en la vidaliteraria
visionario, un exaltado, un neurasténico a quien los choques diarios para hacerse amigo de Jean Moreas, de Mauricio Maeterlink, conocer
de la vida habían convertido en un ser huraño en vez del muchacho a Paul Verlaine, ¡a tantos otros! de quienes tenía sed de oír aquellas
jovial que era antes. Reyes Spíndola lo conocía muy bien y le tenía en dulces pláticas que habían sido la delicia de tantos poetas americanos
alto concepto tanto porel talento indiscutible de Nervo, como por su que ávidos se apresuraban en Lutecia a oírlos ansiosamente. Por la
laboriosidad ejemplar que le hacía permanecertodoel día y gran parte noche fueron a dejar al poeta a su casa, le dieron el último abrazo y se
de la nocheenla redacción. Esa noche, al ver al editor, Nervo se dirigió volvieron comentandola felicidad de aquel muchacho predilecto de
a él con los ojos alucinados que delataban una gran perturbación de las musas que tan fácilmente había logrado realizar su sueño deir a
espíritu, y le dijo exabrupto: París en la edad de las ilusiones. Todo fue a pedir de boca y ya nos
—Rafael, vengo a despedirme deti. imaginábamos ver a Nervo a bordo, bogando viento en popa hacia
—¡Cómo! ¿Pues adónde vas? Lutecia. El poeta había planeado desde México escribir un libro que se
—Mevoy a suicidar. llamara, comose llamó en efecto, El éxodo y lasflores del camino, que
Reyes Spíndola, que conocía muy bien el espíritu inquieto y trágico iría publicando al consignar las impresiones recibidas; y he aquí que en
del poeta, comprendió súbitamente que aquella despedida era cierta, vez de mandar la primera impresión que abría el libro al Mundollus-
y después de un momento le contestó poniéndole la mano sobre el trado, la envió a la Revista Moderna, sin duda por la predilección
hombro: literaria que sentía el poeta revolucionario modernista por el órgano
88 RUBÉN M. CAMPOS UN RASGO DEL EDITOR REYES SPÍNDOLA 89
A
———
del modernismo en las letras. La revista apresuróse a publicar la primi- "de la delicia del agua, del milagro de flotar en la superficie de ella por
cia con un donosoelogio al valor de la producción y al honor de haber el equilibrio y la agilidad de la juventud; sentir ávidamente la hermo-
sido elegida para dar a conocer las impresiones del poeta en su viaje. 'sura de las formas bellas, así de las formas armoniosas de una mujer en
A los cinco días recibióse en la Revista Moderna una carta de Amado plenitud de gracia como de las formas suntuarias de los monumentos
Nervo que nosdejó consternados: Reyes Spíndola, por cable, le había que han hechola gloria de la arquitectura antigua y de la arquitectura
anunciado que todo compromiso por parte de El Imparcial quedaba “moderna; ver con ojos bien abiertos en qué consiste la inmortalidad
cancelado, y que si el poeta seguía su viaje para Europa, hallándose 'del arte en la estatuaria de la Grecia antigua y en la estatuaria del Rena-
entonces en New York, no sería ya por cuenta de Reyes Spíndola. “cimiento, divinamente marmorizados para admiración y enseñanza de
—i¡Será por cuenta de la Revista Moderna! —dijo entonces Luján, los siglos; oír con los oídos plenos de resonancias en qué consiste el
ante quien Valenzuela leía la carta de Amado Nervo—,y notifíqueselo “encanto de la verdadera música,la que está hecha con una arquitectura
usted por cable. celeste de sonidos, unidos por el milagro armonioso de la polifonía
Inútil es decir la alegría que nos produjo esta resolución, que fuimos suavemente construida bajo las leyes eternas de la ponderación, por
a celebrar inmediatamente al Salón Bach. Tal fue el único punto de más audacias que se tengan.
contacto que tuvieronlos dos grupos de intelectuales que procedían Todo esto llevaba el bagaje del joven poeta que se embarcaba para
pordistintos mediosa llevar la cultura por sendas distintas, el uno por Citerea y que veinte años después, al volver a la Lutecia encantada
la popularidad y el otro por el estudio. Jamás se estorbaron al propagar debía exclamar: “Resuenan ocultas orquestas / que tienen extraña vir-
el amor delas letras, porque si uno lo hacía en periódicos que publi- tud / el bosque es un nido de fiestas... / ¡Oh mi juventud!...” Pero
caban millares de ejemplares diarios, el otro se contentaba con unos entonces iba en plenitud de sueños, en la cumbre dela vida, en la edad
cuantos ejemplares que fueran leídos por gentes educadas en el gusto en que solamente se ama, y se olvidan por tanto las miserias diarias
literario. Pero aquella lección dada por la Revista Moderna causó un que nos acosan y nos zahieren; y no le importaba más que realizar sus
efecto desastroso en la gran empresa periodística de Reyes Spíndola. 'sueños, ser uno de los corifeos que nos trasmitieran a América el en-
Cada número de la Revista Moderna publicaba varias páginas de la canto de la vida de París, el encanto de las mujeres de París, el encanto
obra de Nervo, una de las más hermosas que escribió en su juventud, de las noches de París. Fue y realizó su sueño de vivir, como Jesús
como queerala realización de su sueño más ardiente de poeta y que Urueta, cerca de Rubén Darío cuyo ensueño, que estuvo a punto de
es el sueño de todos los poetas hispanoamericanos:ira Europa, conocer : realizar más tarde, fue el de venir a México; pero solamente pudo llegar
y pasear las ciudades de arte blasonadas con tantos nombres ilustres ala ciudad de Jalapa por causas que más tarde contaremos. Pero en-
enlas letras, en el teatro, en la música, en la pintura y en la escultura; tonces no pensaban sino en el momento que pasa, en la hora fugaz
conocerlas obras de arte que han inspirado a tantos artistas contem- que huye, en el instante que si no se aprovecha nunca más vuelve. Y
poráneos; oír las obras más bellas de la producción musical que han 'saboreaba Nervo con su avidez de muchacho, con su volubilidad de
ungido a tantos músicos que son admirados en todo el universo; ver -pájaro-mosca que bebe todas las mieles de todas las rosas en todos los
y oír en la escena a los más grandes artistas del siglo que expiraba y 'cálices, la miel que embriaga y que envenena. Llevaba el esplendor de
que fueron representativos admirables de un arte que pronto se con- su juventud para ver lo que se quiere ver, para sentir lo que se quiere
vertiría en sombras, las sombras que pasan por las pantallas de los sentir, para olvidar lo que se quiere olvidar y no ocuparse más que de
cinematógrafos; y sobre todo entrar en el esplendor de la vida de la aprisionar a la ilusión, de hacerla bella realidad y de gozarla lar-
gran ciudad que guarda sus tradiciones sagradas en las que se glorifica 'gamente, sabiamente, como se aspira en una copa que vamos a romper
al amor, se canta a la vida tal como es a los veinte años, una flor que después de haber bebido hasta las hecesel elixir de amor.
se abre para encantar con su fragancia y con su hermosura; prodigarse
en la donación de todoel ser, entrar de lleno en la vida como quien
se arroja en un estanque para saturarse por todos los poros abiertos
XxX
exhibirse, lucir, brillar; era el punto de cita de las damas que se pre- admirablemente bien reproducido en la escena se apoderó de todos,
sentaban invariablemente escotadas y enjoyadas, como. tuvimos y la figura amorosa y triste de Mimí, y la pizpireta Musette, y el poeta
ocasión de comprobarlo más tarde en tres teatros de renombre, la Scala Rodolfo y el pintor Marcelo, todos eran saludados con atronadoras
de Milán,la Gran Ópera de París y el Teatro Costanzi de Roma. Nada raciones en los pasajes culminantes de las escenas llenas de vida y de
turbaba el espectáculo que presenciamos, de ver todos los palcos "color, ennoblecidas por la preciosa música del humano compositor,
igualados, es decir sin distinción de clases, para que todas las damas e había vertido su juventud en una obra que felizmente había resul-
pudieran exhibirse después de la guerra mundial con igual prerroga- tado a gusto de todos. Los entreactos eran una fiesta de exhibición,
tiva de distinción desde el primero hasta el último palco, de arriba a como hemos dicho. Todas las damas estaban escotadas y enjoyadas, y
abajo, espléndidamente iluminado todo el salón para que los anteojos todos los caballeros que las acompañaban en los palcos estabanvesti-
de teatro acercaran hasta los ojos lo que no podía verse a la simple “dos de frac. Solamente en las lunetas, en el patio, nosotros habíamos
vista, es decir la hermosura de las damas espléndidamente vestidas. Así dado la nota bohemia vestidos de negro con nuestras americanas
es que en cada entreacto era una fiesta de los ojos poder admirar tantos abotonadas hasta el cuello de las que desbordaban nuestras amplias
atavíos, tantas hermosuras, tanta juventud, en dos de los países más corbatas caladas y negras; y entonces el público pudo darse cuenta de
cultos del mundo, que anhelaban poder gozar el placer vedado du- dónde habíamos tomado el modelo de aquellos vestidos y de aquellas
rante cuatro años a causa de la guerra. Nuestro Teatro Nacional, hoy corbatas y aquellos chambergos que para ser mosqueteros noles fal-
extinguido, estaba, como decimos, construido exprofeso para que * taba más que la plumade avestruz. Nosotros por tanto éramos el punto
cada noche de representación fuera una exhibición de hermosura en de atención, pues como hemosdicho llenábamos toda unafila de bu-
los entreactos, y como era un teatro vasto y espléndidamente cons- tacas; pero se nos veía con cariño y con simpatía, sin el más leve asomo
truido para hacer brillar las representaciones, cabía una infinidad de de ironía en los rostros de los caballeros y de las damas complacientes
damas y de caballeros en las plateas y en los palcos, además de la ¿que tenían una sonrisa aprobatoria. Al terminar la representación, la
multitud que cabía en las lunetas del salón y en los balcones circun= 'ovación a los artistas y a la preciosa música de Puccini fue incontenible.
dantes. Todo el México amante de la música y del teatro, sin exagera- “El maestro Golisciani subió al escenario con los artistas que lo abraza-
ción, hallábase reunido esa noche memorable en que íbamos a cono- ban públicamente, en testimonio de que a él se debía el triunfo; y
cer y a aplaudir unade las óperas más bellas de los tiempos modernos: ¡después de dos o tres veces que se levantó el telón apareció Napoleón
Elarte lírico italiano que habíase llenado de gloria en los compositores "Sieni, el viejo y glorioso empresario llevado a remolque porlos artistas
antiguos Paesiello, Monteverde,Scarlatti y tantos otros que anunciaron de la ópera y los utileros del teatro, y entonces la ovación fue delirante,
el esplendor de la ópera en la escena, después de principiosdel siglo pues todos comprendimos queal cariño que le tenía a México el viejo
XIX superó su antiguo esplendor con los compositores Bonizetti, Belli- artista italiano debíamosla satisfacción de ver en escena la Ópera más
ni, Rossini y Verdi, que hicieron famosa a Italia en todo el mundo; y aplaudida de aquellos tiempos, mientras el empresario conmovido reía
ahora, con el renacimientolírico representado por Mascagni, Puccini y lloraba estrechando las manos quese le tendían en señal de gratitud y
y Leoncavallo, llamaba poderosamente la atención con nuevas modali- “reconocimiento. Mucho tiempo duró la sala henchida de espectadores,
dadesel ya dicho artelírico italiano, que tendía a ser más humano, más nadie quería dejar el teatro, todos queríamos permanecer para sos-
universal y que había sido aceptado sin taxativa alguna en todos los tener aquella ovación interminable de la que los artistas se acordarían
teatros del mundo. México no podía faltar a la consagración de una toda su vida; y cuando por último fuimos desfilando por las espaciosas
ópera que era la mensajera del nuevo arte lírico, y se vistió de fiesta antesalas, nos instalamos en largas filas a ver pasar las damas, y luego
para acudir a saborear la primicia de arte. Desde las primeras escenas ' seguimos en unafiesta íntima en el bar del teatro; pero no solamente
en queviose accionar y cantar a los bohemios tan populares en México los escritores y los artistas que habían acudido a la representación,sino
por unavieja traducción propalada por Benamor Cumps,de la novela una multitud contagiada de alegría, electrizada de entusiasmo por
Escenas de la vida bobemia de Henry Miirger, el asunto simpático y aquella revelación del arte romántico de 1830 puesta en acción por un
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cánica vomitada en antiquísimos años porel Xitle, según la tradición, elemental cortesía mandaba que la conversación general fuera ac-
el cual es una pequeña montaña desprendida de la cordillera cuyas cesible y grata a todos los comensales. Cierta vez una de esas comi-
principales cumbres son el Ajusco, montaña que se halla detrás de ' “das dominicales fue dedicada al novelista orizabeño don Rafael Del-
Tlalpan aunque a una distancia considerable, y al sudeste el Popo- gado, quien tenía fama de ser un gourmet refinado y un excelente
catépetl y el Iztaccíhuatl que a lo lejos cierran el horizonte.
"cocinero; y como la dueña de la casa lamentara que no había sido
Los domingos eran los días señalados para reunirnos en la casa posible obtener una mayonesa, Delgado solicitó el honor de hacerla
de la familia Valenzuela los amigos del poeta, y éramos recibidos él mismo e invitó a Benamor Cumps para que vertiera el aceite en
cordialmente por personas que conservaban las costumbres patriar- un hilillo constante mientras él batía la mayonesa que se formaba
cales de los viejos tiempos. Las señoras iban vestidas al uso antiguo, “con la yema de huevo. Pero sucedió que se cortó la mayonesay el
con amplios trajes de seda negra abotonados hasta el cuello y con novelista dijo que no había más que volver a empezar volviendo a
mangas abotonadas en la muñeca, y tanto del cuello como de los verter lo vertido, por lo cual la operación se retardó cerca de una
puñossalían ricos encajes de Malinas en matiz crema o blancos; la “hora; y entre tanto, así a Delgado como a Cumpslos amigostraíanles
falda, también de seda negra, ostentaba multitud de pliegues que sendas copas de coñac que vaciaban de un trago sin desatender la
descendían hasta el suelo dejando ver apenas el calzado fino de función que tenían encomendada. Aquel día memorable la comida
glacé. En la sala veíase el retrato al óleo de la señora madre del poeta, fue servida a las cuatro dela tarde, y las señoras consternadas decían
y dos o tres óleos más dela rica colección de la familia. Un pequeño en voz baja que por esperar la mayonesa habíase pasado el momento
estrado para las damas y un ajuar, distribuido al acaso en torno de con- justo de servir las viandas. Pero el hecho es que la comida resultó
solas y de la mesa de centro, completaban el amueblamiento de deliciosa; el buen humor corrió a raudales comoel vino del Rhin y
aquella sala. Poco a poco iban llegando los visitantes los domingos, el vino de Burdeos, y a los postres, cuando la comida fue ofrecida
día en el que tomaban en México los trenes de las doce, de la una y por Benamor, designado por Valenzuela,al insigne escritor, éste dio
de las dos de la tarde, pues la familia había resuelto esperar hasta las gracias conmovido al verse festejado por el grupo de escritores
las tres de la tarde para sentarse a la mesa, vinieran o no vinieran a quienes tanto estimaba.
convidados en el último viaje. Las comidas eran suculentas, con el "¡Después de levantarse la sobremesa los escritores se dirigían al pe-
servicio tradicional de las dos sopas, la aguada de rico caldo de dregal, que estaba muy próximo,al caer la tarde, para beber cerveza
gallina con espárragos, o tapioca, u ostiones de Corpus Christi; la helada que los criados llevaban en cestas de mimbre con trozos de
sopa de pasta al gratín, o de arroz al horno; la tortilla de huevos con hielo. Entonces se abordaban todaslas cuestionesliterarias o políticas
chícharos; los pescados frescos de Veracruz; los asados de ternera 'Osociológicas; exponíanse teorías que para aquel momentohistórico
o de cerdo al horno con papas al vapor; los guisados de la cocina eran atrevidas, pues un movimiento unánime de rebelión crecía y uni-
mexicana en sus salsas picantes que son unadelicia; los frijoles re- ficábase en todo el país, aunque sordamente, porque la manode hierro
fritos tres o cinco veces, lo que les da un gusto exquisito; y los pas- que guiaba duramente los destinos de México sentíase pesar sobre el
teles, flanes, frutas en almíbar, todo lo que la gula ha inventado para libre examen a que tenían derecho todos los mexicanos y especial-
hacer un placer de una comida que se prolongaba dos o tres horas 'mente los intelectuales. Las excursiones al pedregal eran como hemos
entre pláticas, yantar de platillos y catar de ricos vinos que los dicho un paréntesis de solaz en que los escritores estaban a sus anchas
criados escanciaban constantemente en las copas de fino cristal. y podían abordar todos los temas de conversación libremente. Un re-
La comida era por tanto la hora ritual en que los modernistas ¿Cuerdo inolvidable para los que lo presenciamos fue la llegada del
tornaban a la tradicional comida de familia en la que se prescinde de coronel Manuel González, hijo del antiguo presidente González, y que
abordar temas en las conversaciones que no sean del agrado de las “era amigo íntimo del poeta Valenzuela a quien no veía desde hacía
damas portratar asuntos literarios, pues a la mesa solían también con- años. Un criado vino corriendo a anunciar la llegada del coronel y
currir señoras y señoritas, familiares o amistades de la familia; y una ¡poeta a la casa, pero tras él habíase venido en dirección del pedregal,
98 RUBÉN M. CAMPOS LAS REUNIONES EN CASA DE VALENZUELA EN TLALPAN 99
hacia el grupo delos escritores que divisaba a lo lejos; y habiéndosele ente buscado,sin que les importe nila vida de familia ni la vidade
atravesadoel río que venía lleno de agua por estar en la estación plu. ciedad, y que esta vez habían encontrado un hogar noble y tranquilo,
vial, el coronel desdeñó bajar por la margen en busca del puente par sierto siempre para ellos, en el que eran tratados con todas las con-
pasar al otro ladoy sin vacilar se lanzó al río para vadear el agua que raciones y con un afecto del que toda su vida han guardado un
le llegaba hasta las rodillas, y chorreando corrió con los brazosabier o y dulce recuerdo.
tos a abrazar al poeta que a su vez había bajado del pedregal y venía
corriendo a encontrarlo. Aquel rasgo inolvidable nos entusiasmó,y
rodeamos al héroe que era una excelente persona, afable y cordial.
además de ser todo un hombre. S
Los paseos al pedregal quedaron adscritos a las comidas de Tlalpan,
y eran un complemento necesario por la expansiónjovial de los escri
tores que regresaban despuésa la quinta, donde seguía una sencilla
velada en la que se cantaba, se tocaba y se recitaba, pues las visitas
vespertinas habían ido llegando durante la ausencia de los escritores,
que volvían a tiempo para escuchar a las cantantes, las recitadorasy
los pianistas que solían ir a las veladas dominicales y que eran quienes
amenizaban la reunión, pues es curioso hacer notar que ningunode
los poetas quería recitar sus versos, y solamente Valenzuela,a petición
de las señoritas, recitaba los bellísimos sonetos de su última produc-
ción literaria, de preferencia sus antiguos poemas de juventud quele
habían conquistado el rango de poeta de primer orden en las le
mexicanas. Encantadoras veladas fueron aquellas de nuestra juven-
tud. Todo era cordialidad, sencillez y sinceridad. Benamor Cumps
tocaba en el piano trozos de música romántica del buen tiempoviejo
en que florecieron Chopin y Schumann, y melopeyaba con la música
de Schubert la bellísima serenata de Gutiérrez Nájera que una seño:
recitaba, o algún otro poema de nuestros poetas al cual adaptabaal-
gún otro acompañamiento de música romántica; porlo cual el satírico
Ruelas le llamaba “el tocador de las damas”. Pronto acudieron violinis:
tas y pianistas a tomar parte en aquellas fiestas íntimas que se prolon-
gaban a veces hasta las diez de la noche, hora en que partía el último
tren para la ciudad de México, circunstancia que hacía indispensable
la disolución de los concurrentes, que quedaban invitados porla
dueñadela casa, la excelente y generosa Tina Valenzuela, esposa
hermano mayor del poeta, para volver al domingo siguiente en que
se repetían las mismas escenas de cordialidad y de confianza que he-
mos esbozado, y que eran un remanso en la vida intensa de los in-
telectuales, quienes generalmente son seres huraños, repelentes al
contacto social, que vegetan por gusto en un ostracismo deliberada-
XI
Justo Sierra, llamado de Europa, donde a la sazón se hallaba, para venir pentinas, entre cantos de las comparsas vestidas con trajes de fantasía
a encargarse de la instrucción pública a la caída de don Joaquín | y trajes regionales de las diversas regiones de nuestro país. “Así edu-
Baranda, vencidoal fin tras una larga lucha por sus enemigos, que no. caban los griegos, alegremente”, había dicho en su discurso don Justo
le perdonaronel haber desdeñado pertenecer al grupo delos científi- Sierra, y don Porfirio Díaz, que había presidido la inauguración de la
cos para no integrar con su personalidad un partido político que tan "fiesta, había felicitado a la juventud por llevar como guía aquella “alta
funesto había de ser al presidente Díaz, pues la impopularidad del y fuerte inteligencia privilegiada”. Cuando declinó la luz del día siguió
grupocientífico se reflejó al fin en el mandatario que durante tantos una iluminación feérica en todoel interior del edificio, y podría decirse
años había sido el caudillo vencedor de la voluntad nacional. que todo México, amante de educarse, desfiló por la escuela para ser
El advenimiento de don Justo Sierra al poder fue un triunfo para los testigo de la suntuosa recepción que se hacía al nuevo guiador de la
cultivadores de las letras, pues en torno de su fuerte personalidad de educación que proclamabala libertad del pensamiento.
educador, escritor y orador se congregaron todoslos jóvenes intelec- La elaboración de nuevas leyes de educación y nuevos programas
tuales que escribían o que enseñaban por medio de la cátedra o del de estudio absorbió todas las horas de estudio del profesorado, y por
libro; y las primicias del nuevo siglo fueron la anunciación de la nueva la noche, en vez de ir a descansar, reuníanse los consejeros de educa-
era tanto de la educación nacional comodela literatura mexicana. La ción pública en la sala que después sería paraninfo de la Universidad
disciplina escolar fue sostenida y arraigada aún más, y los viejos pro- de México, en sesiones que se prolongaban a veces hasta medianoche.
fesores de los que el nuevo director de la educación nacional era sin Una fiebre de distinguirse, de aportar el contingente de su intelectua-
duda el más insigne, fueron conservados en sus puestos que habían sido lidad para la elaboración de la nueva legislación educativa, convertía
ganados porellos en buena lid, en oposiciones a las que concurrían los el salón en una palestra de inteligencias en que jamás hubo disputas
más notables profesores de una materia y en las que los jurados podían mi choques de intereses personales. Allí están los testimonios taqui-
escoger al más destacado en la prueba rigurosa. La educación pública gráficos de las sesiones quejustifican este aserto. Un deseo de ser útil
recibió un impulso hacialo alto, hacia la libertad de enseñanza, pues invadía y se posesionaba de cada uno de aquellos paladines de las
ciertamente hasta entonces había conservado un aspecto sombrío de nuevas orientaciones para acaparar todas las ideas convergentes al
seminario en una universidad pontificia. Pero don Justo Sierra abrió mismo fin para después aislarlas, seleccionarlas, debatirlas y escoger
las puertas del aula a todos los vientos del saber, y una oleada de por último las más adecuadas para guiar y ampliar nuestra educación
rejuvenecimiento entró a bañar las frentes pensadoras de los pro- nacional.
fesoresy las frentes juveniles de los estudiantes. La primerafiesta esco- Para los artistas, el encumbramiento de un insigne escritor a la
lar preparada para saludar la llegada de las nuevas ideas educadoras titánica tarea de difundir la educación nacional por todos los ámbitos
se celebró en la Escuela Nacional Preparatoria, instalada en el viejo fue un acontecimiento que se reflejó en el expandimiento dela per-
Colegio de San Ildefonso y que conserva todavía los antiguos patios, sonalidad de cada uno, para contribuir a la propagación de la cultura
los antiguosclaustrosy las antiguas aulas capitulares transformadas en por medio de ensayos para alcanzar hasta donde pudieran las mani-
salas para conferencias y cátedras, hechas las adaptaciones necesarias. festaciones de la belleza en literatura, en pintura y en música. La
El inmenso recinto de la escuela viose henchido de una multitud de primera manifestación del nuevo guiador de la educación fue enviar a
intelectuales, de damas y de caballeros que acudían ávidos de ver y de oír músicos y pintores a Europa para que ampliaran su percepción artística
a los nuevos guiadoresde la juventud. Don Justo Sierra dijo un memo- y volvieran a difundir en los planteles educativos los conocimientos
rable discurso en que proclamóla alegría de propagar la enseñanza y adquiridos. Fue una peregrinación a las fuentes de belleza de los
la alegría de recibirla, patentes en aquella expansión de júbilo en que Museos de arte y de las salas de conciertos y teatros europeos. Surgió
los jóvenes discurrían por patios y claustros henchidos de nu- la Orquesta Sinfónica Nacional integrada por músicos del Conservato-
merosísima concurrencia que había asistido a presenciar la fiesta, feliz rio bajo la dirección del maestro Carlos J. Meneses, excelente organi-
al verlos cantandoy bailando, agasajando a las damas con floresy ser- zador que obtuvo un decidido apoyo del gobierno para fundarla ins-
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o
titución, la cual fue dotada desde luego con un costoso archivo de _gresaron al personal de la secretaría y de sus dependencias en las di-
música sinfónica de todas las épocas, considerada universalmente 'recciones y subdirecciones del ministerio, que había ido ensanchán-
comola representativa de las distintas tendencias musicales, desde los dose poco a poco para atender a las necesidades cada día crecientes
primitivos, los clásicos y los románticos, hasta los modernos revolu- : de la educación popular. Muchoslibros de la nueva producciónlitera-
cionarios contemporáneos, que en aquella época alcanzaban sólo a ria fueron escritos entonces, pues cada escritor favorecido creíase en
Debussy, Dvorak y Richard Strauss. Surgió también el Cuarteto del el deber de corresponder con su producción a la ayuda recibida. Sus
Conservatorio integrado por excelentes ejecutantes escogidos entre esfuerzos personales, sin embargo, estrellábanse ante la sordidez de
los más distinguidos músicos de la juventud mexicana. Ambas insti- “los editores que jamás habían querido editar libros de autores mexi-
tuciones abrían una temporada de conciertos cada año, con obras cui- “canos; y los contadísimos escritores que lograban que un editor les
dadosamente preparadas y gradualmente escogidas en programas publicara un libro tenían que conformarse con recibir veinte ejem-
eclécticos que fueran del agrado de todos los circunstantes. Para estos plares por la cesión total de su obra al editor, quien anunciaba en el
conciertos y para subvencionar compañías de ópera y opereta, y de "libro tener la exclusiva propiedad literaria. Este despojo ancestral
drama y comedia extranjeras que vinieran a contribuir para propagar hecho a los escritores mexicanos por los editores no ha encontrado
la formación del buen gusto en el teatro, la Secretaría de Educación todavía un remedio radical para ser extirpado. Los editores no quieren
arrendó el Teatro Arbeu, puesto que el Teatro Nacional había sido * “arriesgar la menor cantidad para hacer una edición de un autor
demolido, y en aquel teatro que entonces era el primero de México desconocido, que permaneciendo inédito no promete aún probabili-
.viéronse espectáculos verdaderamente dignos de una ciudad de ¡dades de reintegro en breve tiempo al editor, el cual opta por ser
primer orden: óperas de los grandes músicos antiguos y modernos, librero, simple vendedor de libros, y exhibir en sus aparadores todo
cantadas porartistas famosos en todo el mundo que venían con gusto lo que los editores de Europa le mandan,literatura barata que aquí
a un país en el que si no podía pagárseles con dólares, se les pagaba resulta carísima por los cambios de moneday los derechos aduanales;
espléndidamente con nuestro oro y eran tratados con grande estima- pero quees literatura ínfima de autores tan desconocidos aquí como
- ción y demostracionesafectuosas porla alta sociedad a la que el minis- "los autores inéditos mexicanos; porque nadie ha leído los artículos de
tro de Educación pertenecía, por la clase media a la que pertenecía la periódicos madrileños de un autor, que son los que integran un libro
burocracia, y por la clase popular que siempre tenía dedicados días en de cualquiera índole que sea, pequeñas novelas, cuentos, crónicas,
que se pagaban precios populares, mínimos, para que el pueblo pu- revistas, todo lo que cae bajo el dominio de los publicistas de la prensa
diera ir a oír en la ópera a los grandesartistas del teatro y las grandes diaria y que a los editores de allá les cuesta muy poco o no les cuesta
obras de la música sinfónica. Los más insignes comediantes que inte- mada obtener, y que mandan a los países hispanoamericanos donde
. graban compañías de drama y comedia del arte dramático italiano O los libros son vendidos altos precios.
de obras maestras vertidas al italiano, como los dramas de Shakespeare La producción literaria por tanto, no lucía lo que era de esperarse
representados por el eminente Ermete Novelli hacían la delicia de toda sen esa época de transición en que los poderosos diarios subven-
nuestra sociedad y del pueblo mismo, ya que tenía acceso al teatro * 'cionados no querían publicar las produccionesfirmadas, y las revistas
libremente cuando quisiera y especialmente en las funciones popu- de arte como la Revista Moderna no podían dar cabida a toda la pro-
lares puestas a su alcance con muy reducidos precios. ducciónliteraria, y su radio de publicidad era, como hemosdicho, muy
Hemos dicho que los poetas y los escritores estaban de plácemes “inferior a los grandes rotativos que diariamente tiraban millares de
con el advenimiento de don Justo Sierra al Ministerio de Instrucción: ejemplares. Los dos vehículos de publicidad, el periódico y el libro,
Pública y Bellas Artes, porque no había intelectual que pidiera una "estaban por tanto cerradosal escritor novel que hasta entonces no se
ayuda en cualquier forma, que no le fuese concedida; y así todos los "había conquistado un nombre, y tenía que concretarse a la pequeña
jóvenes que surgían en las letras consagrados por su talento indiscu- publicidad de la velada literaria, de la fiesta de aniversario, del con-
tible, eran ayudados en la forma que deseaban,y algunos de ellos in- ¿Curso poético, en que le era preciso triunfar para obtener el honor de
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la publicidad merced al reclamo del premio obtenido. Los poetas Abel : ramas de la enseñanza impartida en la escuela primaria, en libros que
Salazar y Manuel de la Parra debieron su popularidad al premio que “aún se conservan en las escuelas y aunque sus autores hayan muerto,
obtuvieron en un concurso abierto por la Revista Moderna para como Gregorio Torres Quintero y Luis Murillo, sus libros sirven aún
premiar las mejores composiciones presentadas,y la velada dela dis- 'en las escuelas como textos de estudio para los diños. Entre esos libros
tribución de premios a los vencedoresse efectuó en el Teatro Fábregas, están las Lecturas Mexicanas recopiladas por Amado Nervo, en cuyas
fiesta inolvidable en la que fue mantenedorde los juegos florales el páginas espigó con su buen gusto literario multitud de bellas produc-
insigne orador Jesús Urueta, quien realzó el esplendor de la fiesta Mones de los escritores mexicanos que más se han distinguido en los
digna de los torneos medievales en la corte de la princesa Clemencia diversos génerosdela literatura, y por medio de esoslibros, que son
Isaura. tres, los niños conocen a nuestros poetas y a nuestros prosistas sobre-
La protección delas letras, insistimos, no se concretaba al pequeño salientes en las diversas etapas de las letras mexicanas.
número de poetas y escritores adscritos al personal de la Secretaría de
Educación, sino que se derramabaa todos cuantossolicitaban la ayuda
moral y material del ministerio. No se concretaban los auxilios impar-
tidos a los poetas y a los novelistas, sino que era tenida en cuentala
producción de los sociólogos, de los filósofos, de los educadores, de *
los gramáticos, de los productores de libros sobre ciencias químicas,
ciencias físicas, ciencias exactas, historia natural, y todas las ramas de
la educación, ya que quienes las profesaban tenían cuidado de consig-
nar pacientemente el desarrollo lento de un curso, al fin del cual
podían presentar una guía o un tratado, no como resultado del experi-
mento hecho por un profesor incipiente, sino como resultado de lar-
gas observaciones hechas por un verdadero pedagogo que contaba
muchos años de ejercer el magisterio en una especialidad, y al fin de
diez años podía presentar el resultado de una larga práctica condensada
en las lecciones necesarias para desarrollar una materia en la extensión '
prescrita por la ley, y con la amplitud marcada porlas reglamentaciones
escolares, para estar seguro de que aquel trabajo intelectual no pasara ;
desapercibido, sino que fuera estimado en todo su valer, ya que corres-
pondía a la fama bien ganada porel profesor en la cátedra que había
desempeñadoa satisfacción de una o dos generaciones de jóvenes que
habían estudiado bajo su dirección. Todos, pues, tenían derecho a so-
licitar la ayuda del ministerio, que como hemos dicho era impartida
generosamente a cuantosla solicitaban, con tal de que estuviese justi-
ficada por el mérito indiscutible de la personalidad que la obtuviese.
Los maestros de primeras letras fueron seguramente los que obtu-.
vieron mayor ayuda del ministerio, al que interesaba mucho que hu-
biera libros de texto para las escuelas, adaptados a lamodalidad nuestra,
libros nacionalistas que respondían a las aspiraciones del alma mexi-
cana; y la producción literaria didáctica fue copiosa en todas las
XII
viera que aún podía mantener un criado con su empresa editorial. Esa
madrugada hallábase comatoso, profundamente dormido, sin con.
ciencia de nada, y tenía un brazo recargado enel respaldo de otra silla,
cuando acertó a entrar un bebedor alemán de unos cuarenta años de XIV
edad, que venía muy bien servido de algunafiesta nocturna y buscaba:
el calor del bar para reposar su cansancio de noctívago. Buscó una silla. La Revista Moderna se instala espléndidamente
y no encontró ningunavacía en que sentarse, pues todas estaban ocu-
padas porla cantidad insólita de bebedores; pero de pronto reparó en
que “El Diablo” ocupabadossillas, una en que estaba sentado y la otra
en cuyo respaldo reposaba su brazo. Correctamente le suplicó que le
cediera aquellasilla, sin fijarse en que “El Diablo” estaba en estado de
coma,insistió en su petición cortésmente, pero ya un pocoirritado al.
ver que no obtenía ninguna respuesta; y al repetir su demanda por JIMOS YA que la Revista Moderna se había instalado es-
tercera vez ya en voz áspera, al ver que tampoco obtenía respuesta pléndidamente en la esquina de Bolívar y Madero, con-
rojo de cólera empuñó la mano enguantada para levantar al descortés traesquina de la Fama Italiana, cuando todavía era aquel
de su asiento, y estupefacto vio que le había arrancado la mano y se d edificio la suntuosa casa colonial de amplias escaleras y
había quedado conella en la suya. Dirigió una mirada espantada en espaciosos salones, en uno de los cuales, el del ángulo, Valenzuela hizo
torno, y al oír la carcajada homérica con que fue saludadoel lance, colgar sus tapices chinos de seda con magníficos asuntos del arte ani-
como por encanto disipóse su borrachera, rió jovialmente como todos malista chino en que se veían pájaros rutilantes de maravillosos pluma-
y con su.cortesía manifiesta al entrar, pidió perdón al dormido de- jes, y tapices fielmente imitados de los gobelinos antiguos; hizo poner
volviéndole su mano, mas al ver que éste no la recogía, la dejó sobre como anunciadorese introductoresal salón dos faunos bien esculpidos
la mesa. El percance fue saludado con una ronda general de ponches que podían permanecer de pie sin zócalo, el uno saludandoal entrary
calientes, de los que participó el tudesco tomandoel suyo,y la alegría “el otro indicando con las manos que se sirviese pasar la persona que
duró hasta que dieron las cinco de la mañana, hora en que nos levan- entraba; colocó mármoles y bronces querepresentaban divinidades pa-
tamos para alcanzar el primer tren que partía para Tlalpan, donde ¡ganas en los ángulos; en el centro hizo poner una espaciosa mesa pre-
íbamos a tomar un reparador almuerzo con pozole al estilo de Chihua- ciosamente esculpida para la redacción, rodeada de cómodossillones
hua, en la casa del poeta Valenzuela. de respaldo y brazos torneados; en los muros hizo colocar valiosas pin-
turas quetestificaban su pasado esplendor, y los cortinajes de las puertas
y de las ventanas daban un aspecto señorial a la instalación de la revista.
Pronto sentimos el deseo de que aquella instalación sirviese de palestra
alas lides del pensamiento, y de que fuese conocida y apreciada en lo
que valía una de las salas de arte más lujosas de México, ciudad en la que
hastaentonceslas revistas y los diarios habíanse alojado en salas destar-
taladas o en simples accesorias en las que no había ni un cuadro, ni
ninguna obra de arte. Entre los artistas amigos inseparables de los escri-
tores de la Revista Moderna había uno cuya personalidad sin duda hizo
época en nuestra vida artística: el compositor y pianista Ernesto Elor-
duy, que vuelto a la patria después de haber residido veinte años en
Europa, traía como bagaje para darse a conocer, una colección de lin-
das composiciones musicales que eran la obra de su juventud; técni-
LA REVISTA MODERNA SE INSTALA ESPLÉNDIDAMENTE 115
114 RUBÉN M. CAMPOS
a
a,
camente las composiciones de Elorduy no podrían medirse con las de peligro de eclipsarse en vida y borrar elbello recuerdo de sus triunfos
los grandes maestros del arte romántico al que se había afiliado por de juventud. Los ejecutantes resisten más años para que su fama sea
eclipsada por la de otro pues es una ley el escalonamiento de los artistas
predilección; pero en la parte correspondiente al alma musical, a la sen.
timentalidad que todo verdadero artista vierte en sus obras, las composi- ame suben para que otros bajen. No nos referimos a los artistas creadores
ciones de Elorduy llenaron, como hemos dicho, una época en nuestra: as obras quedan perdurables aunque los procedimientos artísticos
ciudad. Discípulo de Georges Mathías, que a su vez fue discípulo de “ambien y las corrientes del gusto y de la moda se inclinen en otras di-
Chopin, estudió después con Clara Schumann,y unía a su manera suave recciones: la obra queda intacta, inmutable,y si llega a ser universal será
y discreta de tocar el piano una interpretación personal de sus propias “consagrada como una obra clásica, es decir como una obra modelo que
composiciones musicales que nadie podía tildar de amanerada o de resiste al tiempoy vive a través de los siglos. Pero la obra de un ejecutante
falsa, porque no se trataba de las composiciones de otro músico para es efímera y dura solamente el tiempo en queel ejecutantetiene la fuerza
establecer comparaciones, sino que se trataba de las obras de Ernesto y la virtud de infundir a su arte interpretadorla pasión que sacude y hace
Elorduy. Al volver a México anunció tres recitales en la sala Wagner, ex- vibrar las almas; pero pasado ese tiempo preciosoel intérprete decaerá,
clusivamente de sus composiciones musicales, y el primer recital fue una le faltará el vigor a su interpretación,y en el ocaso de su vida verá desfilar
revelación de aquella dulcísima música romántica que fue del agrado de otros cantantes y otros ejecutantes que estén en plena juventud y en
todos los que la oyeron y que llenóla sala en los tres conciertos. Elorduy' | pleno vigor para ser aclamados. Años más tarde vendrán las máquinas
quedó consagrado como el compositor y pianista de moda, pues muerto reproductoras para conservar la voz de los cantantes o la ejecución de
Felipe Villanueva, el compositor por excelencia que es nuestro orgullo, los instrumentalistas que han sido célebres en plena juventud yen pleno
vino Elorduy a ocupar su lugar en la predilección de los amantes de la vigor; y este recuerdo vivo merced al maravilloso invento de Edison, será
música y especialmente de los amantes del arte de tocar el piano. Perso- tanto más caro a los que hayanoído una bella voz o un gran ejecutante,
nalmente Elorduy era un curioso ejemplar de un valer inestimable; cuanto que podrán comprobar el encanto que causaron a los demás sin-
tiéndolo ellos mismos. 3
pequeño como un gnomo, de rasgos expresivos en su rostro de viejo
En todas las épocas, desde la aparición dela insigne cantante Ángela
fauno, con una gran nariz de cacatúa, siempre elegantemente vestido y
atildado, llevando un sombrero de seda y copa con el que creía hacerse Peralta, ha habido en México excelentes cantantes que se han hecho
crecer en estatura y un bastón defifí que portaba casi siempre bajo el famosos en nuestra capital, aunque ninguno ha tenido la vozprivile-
brazo, Elorduy se hacía simpático desde luego por su exquisita educa- giada del Ruiseñor Mexicano, nombre dado en Europa a nuestra pri-
ción, por su jovialidad, por su inteligencia indiscutible, por su facilidad * madonna, para lograr la universalidad; pero ha habido voces privile-
para expresarse en cinco idiomas que había aprendido en cinco países giadas que aunque no hayan sido aplaudidas por los públicos de
en quehabía vivido, y porla facilidad con que acogía las amistades y Europa, como la de Fanny Anitúa, que ha sido la única mexicanaque
las correspondía llegando hasta la intimidad y la camaradería. No había ha cantado en los teatros europeos y sudamericanos, han hecho la
reunión íntima en que estuviera Elorduy que no se animara con sus "delicia de nuestros públicos en las diversas'épocas en que han flore-
gracejadas ingeniosas, y bien pronto no hubo reunión en la que no cido; y nuestros ejecutantes, aunque tampoco han ido a tocar en otros
estuviera Elorduy. ] países para conquistar una fama universal, han tenido entre nOSotros.
Elorduy quedó encargadodeinvitar artistas para que cantaran y tocaran sus momentos fugaces de triunfo, es decir su juventud, desde Tomás.
en la velada definitiva que debía inaugurar una serie de veladas, pues la León, Julio Ituarte, Felipe Villanueva, Ernesto Elorduy, Alberto Villa-
primera no resultó porla falta de preparación; y distinguidos ejecutantes señor, Pedro Ogazón, Manuel M. Ponce, que son los que están com-
y preciosas voces ornaron una conferencia deJesús Urueta sobre el arte del ¿prendidos en la época'a que nos estamosrefiriendo, porque después
Renacimiento, que colmó de agrado atodos los concurrentes. Los cantantes de ella los cantantes y ejecutantes que han surgido en México forman
de aquella época han desaparecido, pues la voz de un cantante dura lo que legión. Preciosas voces y magníficos ejecutantes concertistas han brilla-
su juventud,y si discretamente no seretira cuando su juventud pasa, corre do, aquéllas cantando en conciertos o integrando compañías de ópera,
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de cuyas cuerdas iba cogido con la mano izquierda, mientras con la nteció que entrara en el Salón Bach un gran amigo de Valenzuela,
mano derecha empuñabael tricolor pabellón nacional que llevaba al. nuel Cuevas, joven que habíase criado en la opulencia y que aún
ternativamente a su pecho y hacia lo alto. Su silueta, vestida itaba en la casa solariega de sus antepasados, el Molino del Rey,
rigurosamente comola hemosdescrito, destacábase sobreel cielo azul ebre por haber sido uno de los últimos baluartes en que se defendió
e iba empequeñeciéndose a medida que el globo ascendía hasta la: epública durante la invasión norteamericana de 1847, antes de la
altura en que faltándole el gas al aeróstato, iba descendiendo len- ada de Chapultepec, y que es glorioso en nuestra histofia. Manuel
tamente hasta caer en los llanos de San Lázaro, o en los llanos de la Cuevas vivía una vida libre de soltero y de gran señor con los restos de
Indianilla o en otros llanos, pues entonces la ciudad no había crecido su fortuna; pero su conducta era irreprochable y su exquisita educa-
y lo que son hoy inmensas y pintorescas colonias eran entonces ción habíale merecido el honor de que el presidente Díaz, que vivía en
llanuras estériles y cenagosas. De ellas volvía don Joaquín de la Can- el Alcázar de Chapultepec, hubiera dado orden para que solamente al
tolla y Rico en un carruaje abierto, generalmente una calandria amarilla aje de Manuel Cuevas se permitiera la entrada al Bosque de
de a tostón la hora, que caminaba a paso lento seguido de una turba de »; hapultepec en las altas horas de la noche. Cuevas,feliz por el encuen-
muchachos que vitoreaban al héroe, quien pasaba triunfal por Pla- tro con su amigo el poeta Valenzuela, lo invitó para que fueran a cenar
teros, esta vez única repartiendo saludos con el sombrero alto de a su casa del Molino del Rey él y los escritores que lo acompañaban,y
seda y copa. sin más suplicó a uno de los amigos que lo acompañaban a él que
El episodio a que nos queremos referir acaeció en un bar de los llamara dos coches para partir en el acto, antes de que solamente al
hermanos Flamand, que eran tres y tenían abiertas tres cantinas en el suyo le fuera permitido atravesar por Chapultepec, pues entonces no
centro de la ciudad, todas en la avenida de Plateros y San Francisco. estaban abiertas las calles que circundan hoy el Bosque. Entre tanto
Entraron alegremente en busca de una cerveza helada para mitigar el las libaciones habían seguido, y cuando los coches llegaron al Molino
calor de aquel meridiano el pintor Julio Ruelas y los escritores Ciro “del Rey ya los invitados y el anfitrión iban muy bien servidos;
Ceballos, Bernardo Couto, Pedro Escalante Palma y Benamor Cumps, "descendieron de los coches y se encaminaron a la magnífica residencia
en gran frasca de risas y frases humorescas, cuando divisaron en el "que entonces servía de habitación al joven propietario. Al atravesar el
muelle de la cantina al propio señor de la Cantolla y Rico, que tenía "parque y ver en un pequeñolago dos cisnes negros que bogaban len-
servida una copa y la saboreaba en compañía de otro bebedor. Sin “tamente enarcando sus cuellos líricos, el poeta Valenzuela detúvose
vacilar dirigiéronse al héroe, que acababa de bajar victorioso de una un instante para admirarlos y exclamó:
atrevida ascensión, para felicitarlo. Ciro Ceballos creyóse en el deber —¡Québellos cisnes!...
de hacerlas presentaciones de sus compañerosy al llegar a la de Pedro Y un magnífico imbécil, que era uno de los parásitos que tiene todo
Escalante Palma, el popular Pierrot, que era éste su nombre de pluma, "gran señor para vivir gracias a su esplendidez y que cortejaba a Valen-
y a quien los escritores llamaban Esopo por su figurilla corcobada y zuela, acercóse solícito al poeta para decirle entusiasmado:
macrocéfala, dijo descubriéndose y saludandoal hacerla presentación: —¿Quiere usted que nos los cenemos?...
—El señor Esopo... Tanto el anfitrión como los invitados no pudieron menosquefeste-
—Heleído algunas fábulas de usted —dijo el señor de la Cantolla jar con grandes risas la peregrina ocurrencia, y Cuevas, para atenuar
descubriéndose a su vez y tendiendo la mano conmovido al satírico aquel rasgo de estolidez de su amigo,le dijo humorístico e irónico:
humorista del Cómico, mientras Pierrot se pavoneaba ante el alto —¡Cénate un guajolote!...¡Antropófago!
honor quele discernía el insigne aeronauta, y los escritores saludaban Otra vez sucedió este curioso quidpro quo. Chucho Ramosera un
con una carcajada estentórea tan estupendo quid pro quo, el que jovial personaje rico de Amecameca que daba sabrosas comilonas a sus
fueron a celebrar sentados a sus anchas en uno de los gabinetes del bar. amigos en una pequeña casa que tenía en la calle de Correo Mayor
Los encuentros fortuitos no eran raros en la vida de disipación que expresamente para reuniones de sus amigos, entre los cuales tenía
llevaban los jóvenes escritores de la Revista Moderna. Cierta noche predilección por reunir artistas en cuya compañía era feliz oyendo
120 RUBÉN M. CAMPOS
o
a
tocar a pianistas y violinistas, así como oyendo la grata voz de los can-
tantes, muchos de los cuales eran populares por andar siempre en
fiestas, como José Torres Tovando,Felipe Llera, José Silva y otros. Esta XVI
vez hallábanse reunidos con varios amigos de Amecameca, Ernesto.
Elorduy, Manuel M. Ponce, Raúl Clebodet y Benamor Cumps, quienes Las comilonas en casa de Constancio Valverde
antes de comerse solazaban oyendo alternativamente a los dos pianis-
tas y bebiendo copitas de coñac fino que era la delicia del dueño dela:
casa, al que le gustaba personalmente obsequiar las copas. El contraste
entre los artistas y los excelentes lugareños que eran agricultores de
la región de Chalco yAmecameca, habría sido notable si los plumíferos
hubieran alardeado de formar donde quiera cónclaves de intelectuali-
dad; pero su carácter corriente y llano estaba en desacuerdo con mani: OR AQUELLOS AÑOS habíase hecho muy popular en México
festaciones inútiles de fatuidad, y en el trato íntimo con sus amigos no Constancio Valverde, dueño de un famosositio de coches de
establecían diferencias entre un letrado y un analfabeto, entre un alquiler, que era una industria productiva entoncesy la cual
metropolitano y un rústico, sino que mostrando la misma afabilidad había acaparado casi, pues en sus cocheras entraban salían
para todos, establecían una cordial estimación y una democrática multitud de cochesdelujo y mediolujo, siempre resplandecientes con
igualdad que hacía que las reuniones fueran gratas y la cordialidad un lustroso barniz, especialmente los que servían para casamientos y
verdadera. Pero esta vez ocurrió que mientras los demás invitados Qque estaban decorados con ramos de azahar en sus portezuelas. Val-
hallábanse muy abstraídos en un juego de póker, los músicos y los verde ocupabael ala de un edificio legendario en México y que hay
escritores hallábanse en torno del pianista Ponce que tocaba por que deplorar que la piqueta demoledora haya hecho desaparecer hasta
predilección un nocturno de Chopin,y al llegar a cierto pasaje, Elor- mo dejar ni piedra sobre piedra: el Colegio de las Bonitas, que había
duy, que ya estaba muy bien servido de copas, lo interrumpió con la sido construido en la época colonial, todo de tezontle rojo con sus
confianza absoluta que había entre ellos, para decirle a gritos: cuatro alas y que estaba situado en el lado norte de la plazuela de
—i¡Nolo toquesasí!... ¡Tócalo como lo tocaba Mathías!... (En otra Villamil, donde está hoy la Escuela de la Corregidora. El edificio
parte decimos que Elorduy había estudiado el piano con Georges histórico, que había sido sede de las hermanas de la caridad y que
Mathías, discípulo de Chopin.) después de que fueron expulsadas fue colegio de señoritas en el que por
Y Chucho Ramos, que se había percatado de aquella interrupción, a curiosa predilección solamente eran aceptadas jóvenes graciosas
acudió solícito cuando el pianista terminaba para decir a Elorduy: > familias distinguidas, circunstancia que le dio el nombre popular de
—¿Quién es ese don Matías?... ¿Por qué nolo has traído?... olegio de las Bonitas durante muchos años. En la época a que venimos
El quidpro quo fue celebrado con una algarada y unalibación, como firiéndonos estaba ocupado por logias masónicas en la parte sur y
es de suponerse. or sociedades mutualistas en la parte occidental; la parte norte había
esaparecidotras de las casas que se construyeron anexas al muro que
itaba el edificio, y en la parte norte, como hemos dicho, estaba
talado Valverde, cuyos coches ocupabanlos claustros del piso bajo
yevolucionaban en los inmensospatios. La familia vivía en espaciosas
as transformadas en alcobas en el piso superior del edificio, que no
tante ser una construcción altísima se componía solamente de dos
pisos; y en una sala más espaciosa que antiguamente fue refectorio del
primitivo convento, habíase instalado el comedor en el que Valverde
122 RUBÉN M. CAMPOS LAS COMILONAS EN CASA DE CONSTANCIO VALVERDE 123
con frecuencia daba banquetes a los que solían concurrir cincuenta dos amigos de Cumps, unode los cuales, Margarito Chabolla, le era muy
personas. Las comidas eran tan espléndidas que pronto se hicieron querido. Al llegar a un zaguán delala oriental del edificio de las Bonitas
famosas; pero la especial circunstancia de ellas consistía en que se tocaron, y al salir el propio Valverde a quien no conocían, expusiéronle
saboreaban exclusivamente platillos mexicanos, y algunas vecesla ii n- e iban invitados y creían que ya estarían allí sus amigos; y Valverde
vitación era para saborear un solo platillo, que resultaba verdadera- gentilmenteles instó para que entraran no obstante que los amigos cuyos
mente pantagruélico. Cuando se anunciaba una chicharronada en casa “nombres dieron no habían llegado, y como no quisieran entrar los tomó
de Valverde, la multitud de amigos que tenía el dueño de la pensión de cordialmente del brazo y los introdujo a su casa. En el patio y bajo un
carruajes que se pavoneaba de haber sido en una época cochero del toldo habíase instalado una gran mesa para los comensales que ya estaban
presidente Díaz, buscabanal anfitrión en las cantinas para hacerse pre- sentados en torno deella; y al presentarse Cumps oyó que lo saludaban
sentes y reclamar el honor de ser invitados, con la confianza que les E su nombreel poeta Alberto Ituarte, el popular defensor de reos Luis
daba la camaradería de que disfrutaban con el excelente y simpático Valdés, el no menos popular Tomás O'Horán a quien todos
Constancio Valverde. Las relaciones de este personaje con el grupo de Menábamos Chango O'Horán, y otros amigos que bebían su última
la Revista Moderna se debieron a unacuriosa circunstancia. Cierto día “copa antes de comenzar a comer. Entonces Cumps, después de contestar
pasaba Benamor Cumpsporla calle del Coliseo cuando oyó quele: los saludos a los amigos que se habían levantado de sus asientos, tomó
llamaban. Volvióse y reconoció al pintor colombiano Federico Ro- una actitud dramática y haciendo un amplio ademán dijo solemnemente:
dríguez, que había residido en México por más de quince años y que —¡Señores y amigos muy queridos: tengo el honor de presentar a
acababa de merecer el honor de ser nombrado vicecónsul de Colombia ¡ustedes al señor cónsul general de Colombia en México, el insigne
en nuestra capital, Rodríguez se hacía simpático porqueera la joviali- ¡pintor Federico Rodríguez!
dad misma; jamás alardeaba de ser pintor, y a pesar de haber alcanzado Todos apresuráronse a venir a saludar al ilustre desconocido y a
este nombre seguía estudiando asiduamente en la Academia Nacional presentarle una copa al mismo tiempo quesus respetos; le fue ofrecido
de Bellas Artes; sus pinturas eran muy estimadas y su autor aún más, porel anfitrión el lugar de honor y a Cumpsle concedió el de sentarlo
porsu afabilidad y su exquisita cortesía. Pero a pesar de ser tan querido asu lado; y sin más preámbulos dio principio la comida con una rica
en México porsu carácter y tan estimado por su valer comoartista, su sopa hecha de pierna de jamón, y siguió con los platillos nacionales
único deseo era volver a Bogotá, llegar a Colombia remontandoel río. que eran la especialidad de aquellas comidas memorables. A los pos-
Magdalenay estrechar entre sus brazos a sus amigos de la infancia y “tres Cumps y Rodríguez eran amigos íntimos de Constancio Valverde,
de la adolescencia, pues su juventud la había pasado en México. el cual no los dejó ir, suplicándoles que permanecieran hasta la hora
Cuando porfin, años después, pudo realizar su sueño de volver a su "de cenar, y ante tanta amabilidad accedieron a quedarse para proseguir
país, sucedió lo que tenía que suceder a quien ha pasado un cuarto de las libaciones de cerveza, lo que en México se llama tardear, aunque
siglo lejos de su patria: nadie lo conocía; sus amigos de la infancia se ya notenían estómago para cenar por la noche a la hora en quela cena
habían dispersado siguiendo cada unosu destino; y al encontrarse solo “fue servida. Al día siguiente era indispensable que Cumps se encon-
en su propia tierra natal sintió tal tristeza y tal abatimiento, que en- 'trara en el Salón Weber con Valverde, quien al entrar y verlo en com-
fermó deictericia y al poco tiempo murió en su patria. 'pañía de sus colegas de la Revista Moderna fue a saludarlo; y Cumps,
Federico vino presuroso para decir a Benamorquela noche anterior “que había hecho ya la narración de la jornada del día anterior a sus
había estado en el bar de la Alhambra con dos mexicanos con “amigos, los cuales habían reído de buena gana, presentó a Valverde con
quienes había sido presentado, y quienes le habían dicho que bus- ellos, y la sesión terminó con una invitación general de Valverde para
caban a Cumpspara llevarlo a una comida que daba Constancio Val- “una chicharronada que ofrecía a sus amigos el próximo sábado. La
verde a un grupo de sus amigos; y al saber que Federico era amigo de invitación fue aceptada porlos intelectuales que deseaban concurrir a
Benamorhiciéronle extensiva su invitación y le rogaron quenofaltara 'una fiesta íntima en la que hubiera amplia fraternidad sin ningunatraba
acompañado de su amigo. Convinieron los dos en ir portratarse de ial de altas polendas; y el sábado a la una de la tarde encamináronse
124 ; RUBÉN M. CAMPOS
adiestrados en conocer y practicar la maldad humana. Porque la gentes envejecidas en las privaciones, por las pobres viejas que han
maldad es eterna como el mundo, y su escalonamiento es la ley que pasado sesenta años detrás de un metate, pero que no nieganal hijo
siguen las generacionesal trasmitirla por el sistema de Láncaster. Un desamparado que vuelve muerto de hambre, unatortilla resquebra-
perro hambriento lo primero que hace es robar un huesoy huir. Así jada untada de chile. Ese es el cuadro brutal, pero ceñido a la verdad,
el ser humano a quien el hambre corroe las entrañas y la desgracia que encontrará usted en cada hogar de los seres desamparados, si se
corroe el corazón: atisba, husmea, espía el momento en que pueda Aásoma usted a esas chozas miserables hechas con pedazos de láminas
mitigar al menos su necesidad, ya que no saciarla; afila sus uñas y sus viejas, con piedras superpuestas cogidas del arroyo, con pedazos de
dientes en la piedra de amolar de su desgracia; si es mujer busca niños adobe amontonados, con zacate o con rastrojo cogidos donde los hay;
prestados o arrebata niños desvalidos para instalarse en una calle a chozas que dan un abrigo irrisorio a multitud de gentes que tiene apenas
hacer creer que son sus hijos, y cuando se acerca un transeúnte los con qué cubrirse y se visten de harapos; cuyos hijos pequeños andan
pellizca para que lloren y conmuevan la piedad pública a fin de que vestidos solamente con una camisa sucia y desgarrada, y cuyas hijas
les arroje una moneda de cobre; si es hombre se tapará los ojos con púberes nosalen a la calle porque no tienen con qué tapar su desnudez.
unos anteojos negros y se hará guiar por un lazarillo, o se amarrará un Por tanta infelicidad, el proletariado de las ciudades no tiene más
pie contra la cara posterior del muslo para amarrarse un Zanco de palo consuelo que ahogar su desgracia en pulque, suplir la falta de nutrición
sobre el que descanse su rodilla para aparecer cojo, o ligará uno de con la falsa nutrición del jugo de los agaves, que le hace olvidar efímera-
sus brazosal flanco dejando la mangavacía para aparecer manco,e irá mente la miseria en que vive. Todos los obreros, el albañil que baja de
mendigandoporlas calles a fin de conmover con su desgracia a la gente los andamios con sus desgarradas ropas chorreadasdecal; el zapatero
para que algunole arroje un óbolo.Si las hijas son agraciadas, tendrán que trabaja en su cuchitril y ofrece un aspecto angustioso de miseria;
un porvenir en el amasiato o en el prostíbulo,y si los hijos son fuertes y comoéstos, los obreros que trabajan enlas fábricas y que aunque se
tendrán el suyo en la comisión precoz de un delito quelos lleve a la les crea bien pagados gozan de jornales mezquinos, en cuanto salen
cárcel o en la leva que los lleve al ejército, en un país en que no se ha del trabajo van a ahogar su desventura en el pulque, y más felices que
establecido francamente el servicio militar obligatorio. Ya nuestro gran los otros buscan los tacos apetitosos y picosos que abrasan la boca
poeta Díaz Mirón lanzó su anatema doloroso al proletario: “cría como fuego y que son vendidos en los tugurios o en las pulquerías
querubes para el presidio y serafines para el burdel”. He aquílos her- mismas; y de allí pasan a henchirse de la embriagante bebida fermen-
mosos temas que debían abordar los poetas modernos. ¿Quéley, qué tada que en unas cuantas horas entra en descomposición,y así es causa
maldición ha hecho cargar a nuestro pueblo este fardo de miserias de multitud de enfermedades del estómago que diezman a nuestra
humanas? Las revoluciones pasadas han abortadoal disolverse cuando población. Pero la situación de los labriegos de los campos es peor que
han triunfado, escudándose en proclamas de bienestar social, que se han la de los proletarios de la ciudad. Los jornales míseros de los obreros
resuelto para siempre en el bienestar de unos cuantos,los favoritos de de las ciudades son espléndidos comparados con los jornales de los
la fortuna, que si han expuestosu vida han exigido y obtenido su pre- campesinos, quesi no tuvieran la ración de maíz diaria cuya cuenta les
mio, y han dejado que el proletario se hunda más en la desgracia; lleva minuciosamente el patrón, se morirían de hambre, pues ganan
porque la guerra civil devoró la poca riqueza flotante y el dinero fue a: un real, esto es doce centavos, en infinidad de haciendas, y en muchas
dar a manos de los acaparadores de municiones de boca y guerra, que de ellas, ganan solamente seis centavos. ¿Qué va a hacer un desdichado
de la noche a la mañanase hicieron ricos. Los soldados que no murie- labrador que tiene mujer e hijos, con seis centavos diarios? La tienda
ron fueron licenciados porque no había con qué mantenerlos Y de raya, indispensable en cada hacienda o en cada negociación agrícola
volvieron al mísero taller donde aprendían un oficio antes de ser cogi le ha abierto una cuenta que no se saldará con su muerte, pues caerá
dos de leva, o a buscar trabajo inútilmente en las ciudades exhaust / sobre sus hijos que tampoco podrán saldarla, sino que cargarán con
y en los campos yermos, o fueron a sentarse en las bancas delos jar ella toda su vida como cargan con su propia cuenta. De esta tienda de
nes para llevar una vida de vagos mantenidos por el acaso, por s raya y mediante reiteradas súplicas, pueden sacar cosas indispensables
HOP, ROP : LAS IDEAS SOCIALISTAS DE RAÚL CLEBODET 129
Na
rebosaba en sus obras maestras. Recuerdo el asombro de ManuelJosé frecuentaba. “Había que verlo —nos contaba años después Luján—,
Othónal ver la interpretación que dabael artista a unos sonetos suyo; mando se presentaba el Mico en una recepción, muy atildado, muy
“¡Esto es excesivo, es admirable, es magnífico! iJamás he soñado e egante, y ponía en las manos de un criado solícito su sombrero y su
igual”, nos decía, infantilmente orgulloso de que hubiera interpretado bán, mientras un lacayo de casaca, y calzón corto y medias de seda,
la esencia de sus sonetos con semejante lujo interpretativo. “Si Rue recogía su tarjeta y se inclinaba anteél, precediéndole hasta hacerlo
escribiera en vez de pintar, nos eclipsaría a todos: nosotros no valemo entrar en el salón, dejándole el paso libre y volviendo a inclinarse para
nadajunto él”, decía Jesús Urueta cierto día en que elogiábamos unciar luego con vozvibrante:
maravillosas ilustraciones con que ilustró Ruelas el Preludio de Dul. —¡Monsieur Ruelás!”
cinea escrito por Urueta. Y Elorduy, el satírico, el humorista siempre
en contraste con su música melancólica, nos dijo un día en el bar
señalando a Ruelas con el dedo: —Podrá haber otros tan competent es
y tan diestros para pintar como éste: pero uno más fantástico y más
chiflado queél, ¡imposible! y
—i¡No me defienda, compadre! —dijo Ruelas, que era muy suscep-
tible a cualquier crítica, aunque fuera en broma como la de Elorduy,
pero riendo como reíamos todos nosotros. Augurando que Ruelas
moriría pronto, pues su consunción era palpable y todos veíamos que
se extinguía físicamente ante nuestros ojos, aunque su espíritu estu-
viera siempre alerta en una supervisión espléndida, Valenzuela le dijo
un día ante nosotros en una broma macabra, las que sólo se permitía
cuandose hallaba bien servido: “Como a usted no le gusta oír elogios,
los guardamospara cuando esté en su féretro, en una suntuosa velada
de cuerpo presente que le haremos.” Cuando Ruelas, que era muy
oscuro de color, iba entrando en la cantina, donde ya nos hallábamos
nosotros, decía Valenzuela festivamente: “Se ennegrece la situación.”
Y Benamor Cumps,cierto día en que se discutía el color fonceado de
Ruelas, le espetó esta parodia de los versos de Machado a Felipe IV:
“Nadie más cortesano ni peludo que nuestro Mico Ruelas, que Dios
guarde: siempre de negro hasta los pies desnudos”, lo que puso de
mal humoral agraciado, a quien llamábamosel Mico en la intimidad,
pero nunca delante de otras personas extrañas.
Cuando Ruelas fue a París en compañía de su amigo Luján, indagó
quién era el más hábil aquafortista que tuviese el mejortaller, pues su
deseo era estudiar ese arte por el que sentía predilección. Al mani-
festarle su deseo,el aquafortista le dijo que para aspirar a trabajar ese
arte era necesario saber dibujar; y cuando Ruelas le mostró unosdibu-
jos suyos, el artista estupefacto le dijo: “¡Es usted un maestro!” Y en-
cantado de haber descubierto aquel hallazgo le trasmitió su arte, le
abrió su casa y lo introdujo en la sociedad parisiense que el aquafortista
XIX
despedíanse para atender sus asuntos privados cada cual, y citábanse A este bajo de voz rara
al caer la tarde, en que volvían a reunirse para beber cerveza helada o a quien todos hacen úcbile,
para pasear alegremente hasta las ocho de la noche, hora en que se ya se le acabó el spara
encaminaban al Teatro Arbeu para asistir a las representaciones even. y sólo le quedaelfúchile.
tuales de ópera, de drama o de comedia; al salir deteníanse en el des.
pacho de Sandovalito, el jefe del personal servidor del teatro, donde (Úcbile es un mexicanismo que se dice al hacer burla a alguien
Urbinaescribía la crónica del espectáculo y una vez terminada a vuela 'iseñalándolo con el índice en movimiento giratorio; yfúchbile es otro
pluma para consignar la impresión cálida recibida, se encaminaban a mexicanismo que se emplea para denotar mal olor.)
la Maison Dorée, donde los esperaba ya el dueño de la popular y ele Cuandoel historiador Nicolás Rangel investigaba la vida del drama-
gante fonda para cenar juntos de la unaa las dos de la mañana. Seguía tu rgo mexicano Ruiz de Alarcón para documentar un libro que le
un rato de charla al calor del buen vino, y a las tres de la mañz dedicó, cierto día Luis G. Urbina, al ver que Rangel se encorvaba sobre
retirábanse en un coche a sus domicilios, donde el poeta iba deján una mesa con una lupa en la mano para paleografiar un viejo
dolos para ir después al suyo. Esto no impedía que a las ocho de la uscrito, exclamó:
mañana estuviera de pie, listo para todo servicio y para volver a em:
pezar la jornada que poco más o menos era comola del día anterior. ' Nicolás Rangel, bistrión
Nadie sabía a qué horas escribía sus versos; sólo sus amigos íntimos L del mexicano proscenio,
sabían que iba componiéndolos mentalmente durante el tiempo en ¡ es don Juan Ruiz Alarcón
que viajaba a pie o en coche, pues tenía una memoria prodigiosa, y con jorobay sin ingenio.
cuando había terminado un poema después de retocarlo, lo con:
signaba rápidamente con su letra caligráfica que conservó toda su vida, Otra vez que corría la tuna con Rangel y dos o tres amigos más, dijo
Perola personalidad del Viejecito, como llamábamos familiarmente exabrupto al ver la facilidad con que su amigo se bebía una copa de
a Luis G. Urbina, brillaba en los epigramas que brotaban como por coñac que había sido precedida de otras sin hacerle daño alguno:
obra de magia de su imaginación siempre humorística. Cualquier
detalle cómico o ridículo, cualquier incidente equívoco surgido enla Desdelos viejos tiempos de Tecoac
se ha emborrachado tanto este... bribón,
conversación, era azgado por su ingenio peregrino y devuelto hecho
quehasido, en un diluvio de coñac,
epigrama para gozo íntimo de sus amigos. Cierta vez hizo conocimiento
el padre Noédela prostitución.
con el excelente Antonio Dovalí, quien trataba de anestesiar un contra:
tiempo con copas de coñac que bebía ávidamente, trocando el su-
frimiento en unafranca hilaridad. Luis G. Urbina exclamó exabrupto: Comoera amigo íntimo del famoso dibujante García Cabral, éste no
se enfadó porqueel poeta le dijera un día entre amigos festivamente:
Sandovalito era así,
mitad risa, mitad llanto; Este “monero”genial
y al suprimirle lo san-to : ] de extraña reputación,
apareció Dovalí. - unas veces es Cabral
y Otras veces es ... Cabrión.*
Una noche quecantabael bajo José Silva el Sparafúcile de la ópera
Rigoletto en el Teatro Arbeu, habiendo notado Urbina que ya no re-
presentabatal personaje comoantes, exclamó en un entreacto delante -—*Cabrión era el nombre de pluma que usó durante muchos años un notable publicista mexi-
de sus amigos: Cano, el general Refugio González.
140 RUBÉN M. CAMPOS LA VIDA POPULAR DEL POETA LUIS G. URBINA 141
día de fiesta para nosotros. Nadie más recóndito que el poeta para
sus decisiones. Cuando se publicó en Jalapael libro Lascas,la recolec-
ción de los versos de Díaz Mirón, esperada desde hacía muchos años
y en la que todo el mundoliterario creía encontrar los famosos poemas
juventud quele hicieron célebre, el primero en saber en Méxicola
aparición del libro de poemas fue Benamor Cumps, por tener a su
cargo el registro de la propiedadliteraria y artística en Bellas Artes y
haber asegurado el poeta la propiedadliteraria de su obra antes que
saliera a la luz. Benamor empleó la mañana en leer todoel libro, que no
es muy voluminoso,y a las dos de la tarde llevó la noticia a los escritores
modernistas que aún se hallaban en el bar. Al preguntarle su opinión
sobre Lascas les contestó que en su concepto el libro era una joya
literaria, pero no para las mayorías, puesla técnica de la versificación
144 RUBÉN M. CAMPOS LA FUERTE PERSONALIDAD DEL POETA DÍAZ MIRÓN 145
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era totalmente distinta de la poesía diazmironiana que había heche nunca le pedían permiso para reproducirlos, y estallaba en indignación
famosoal poeta desde su juventud. Era un libro para artistas, no par: cuando veía una errata en ellos, por lo cual prefería no leerlos nunca.
grandes públicos; y el editor que pagó una fuerte suma por acapara; "Cierta vez que en el Hotel Iturbide le elogiaba yo su bellísima elegía a
la edición, aunquela pagó conlibros de su librería, no se indemniz: su hija muerta en flor, y musitéla frase “que el aura errante se me voló.
seguramente en breve plazo. Díaz Mirón conquistó de un golpe / obscura” corrigió prestamente, pues no toleraba la menor variante
fama con sus maravillosos versos de juventud, en el buen tiempoen su memoria prodigiosa. Otra vez que en la redacción de la Revista
que no había mexicano intelectual que no declamara las estrofas A Moderna, Díaz Mirón analizaba la personalidad del gran poeta ar-
Gloria y muchos otros poemas bellísimos por la forma artísticamente geritino Leopoldo Lugones, aproveché una pequeña pausa para in-
repujada, pues el poeta forjaba sus versos a martillazos como Vulcano sinuar: —Lugoneses el único poeta que dice hoy lo que nadie antes
las armaduras, o cincelaba sus estrofas como Benvenuto sus maravillo. que él ha dicho. — ¡No he dicho yo otra cosa! —contestó volviéndose
airado. Cuandose estaba ante Díaz Mirón teníase la convicción de estar
frente a un hombre. No admitía réplicas ni sufría interrupciones: habla-
ba excátedra, magistralmente, porque tenía la convicción de que era
íntima convicción de que ha sido hasta hoy el que mejor ha repre: él quien hablaba. He contado en otro libro cómo una vez a las ocho
sentado los ímpetusy las inspiraciones del alma mexicana. Díaz M: de la noche encontróse con el poeta Luis G. Urbina a la entrada del
era el alma nacional, era la encarnación viviente de nuestro orgull Hotel Iturbide y comenzó a hablar: dieron las diez, dieron las doce,
de nuestra altivez, de nuestro pundonor, de nuestra dignidad intacta,d cerraron el hotel, y cuando volvían a abrir a las cinco de la mañana,
todo lo que una nacionalidad tiene que guardar y hacer guardar, para Díaz Mirón notó que el poeta Urbina se caía de sueño, de cansancio y
merecer el derechodeser libre. Ninguna flaqueza, ninguna vacilación defrío, y quitándose su abrigo se lo puso misericordiosamentedicién-
en desafiar al destino e ir rectamente hacia él aunque nos cueste la dole: —Parece que ya es tarde, vete, ya hablaremos despacio. —Y Ur-
vida, porque a una vida sin honor es preferible mil veces la muerte bina salió como un sonámbulo.
Éste era el credo formidable del poeta, ésta fue la línea recta que se Su erudición y su poder retentivo eran asombrosos; sabía de
trazó en su existencia, ésta fue la divisa que ostentó enla frente siempre memoria poemas íntegros de Byron, de Hugo, de Leopardi, de Schiller,
alta, y que le costó persecuciones y cárceles, calumnias y traiciones, y los recitaba cada uno en el idioma en que estaban originariamente
maledicencias y odios: todo lo desafió, todo lo sufrió, y de todo salió escritos y cuandose le preguntaba si conocía tal pasaje de Shakespeare
vencedor con el cuerpo lleno de heridas, sin hipérbole, pero con el contestaba prestamente “icómo no!” y hacía gala de recitar el pasaje
alma resplandeciente y nítida. íntegro en inglés. Es el único poeta que me ha sido dado conocer, que
Para nosotros era un semidiós, era un hégos que había desafiado yy viva la vida de su poesía. No vivía más que con ella y para ella. Las
pasiones humanas que había desencadenado en su múltiple vida de
Aquiles, tuvo al fin que pagar tributo a la ley inexorable de la naturaleza político, siempre afiliado a las izquierdas en la Cámara de Repre-
aunque más feliz que los héroes antiguos tuvo tiempo de cincelaf sentantes, siempre enla lista de redactores de la prensa de oposición,
pacientemente sus maravillosos versos durante largo tiempo, pues siempre actor en lances de honor, siempre actor en pendencias juve-
había de morir a los setenta y cinco años. Tal confianza tenía en su' niles de amor, siempre como vengador de agravios o defensor de ino-
longevidad, que jamás le preocupó hacer una edición definitiva de sus: cencias, asumiendo siempre el papel de Don Quijote, de Cyrano de
poemas, ni recoger una por una las producciones que fue regando a Bergerac o de Beltrán Dugiesclin, su orgullo era estar convicto de ser
través de su vida. “Yo soy como un árbol que se cubre de hojas en la - reconocido comoel Caballero Bayado, sin miedoy sin tacha. Pero todo
primavera, las suelta y no vuelve a acordarse de ellas”, decía cuando desaparecía cuando recluido en sus soledades de Jalapa, donde no
se le preguntaba si recordaba tal o cual poema que había escrito. hablaba con nadie ni visitaba a nadie, vivía íntimamente la vida de su
Despreciaba olímpicamente a los reproductores de sus versos qué poesía. Entonces era cuando escribía estrofas tan bellas comoésta:
146 RUBÉN M. CAMPOS
su estancia en México, adonde vino del Edén de Coatepec, su tierra lina entonación lacrimosa que tenía mucho de cómico, pero con la
nativa, antes de ausentarse con el escritor que hoy es un insigne his- me hacía sentir hondamente los toques fuertemente humanos de su
toriador de América y que reside en España. Francisco A. de Icaza volvió pesía interior. José I. Novelo, sentido y armonioso versificador, en-
de Madrid a México en vacaciones de diplomático cuando era, según' stábase con los escritores recitando sus lindos versos que le conquis-
la frase de Rubén Darío, un poeta que México le había prestado a án un lugar distinguido entre los parnasianos. Antonio Mediz Bolio
España mientras ella tenía uno propio, pues sabido es por las gentes conquistaba a la sazón un alto rango con su bello poema “La casa
de pluma que después de Campoamor y Núñez de Arce pasaron al- Montejo” en un certamenliterario que le abrió las puertas de la
gunos años antes de que surgiera en Españala brillante pléyade de fama como poeta de primer orden. José Gómez Ugarte, que se con-
poetas de primer orden que vino después, Salvador Rueda, los quistaría después un lugar distinguido en el periodismo mexicano, en
Machado, Marquina, Villaespesa, Jiménez y otros. Icaza participó en edad juvenil escribía bellos poemas que lo hicieron distinguirse en-
las fiestas campestres de Tlalpan; recitaba sus versos preciosos ante pe los escritores de la capital, y asistía a las fiestas de arte, como la
muchachas sencillas y poetas exquisitos, y abrió un paréntesis en su recepción hecha al actor Ermete Novelli, feliz de sentirse entre artistas
vida cortesana como embajador de las letras, para pasar con nosotros 'en un jovial compañerismo. Álvaro Gamboa Ricalde venía también de
una temporada deliciosa. Enrique González Martínez vino de Sinaloa Yucatán a gozar en grata camaradería el juvenil desbordamiento de en-
a conquistar su nombre de poeta de la pléyade modernista, y tanto le tusiasmo que caracterizaba las reuniones cotidianas de los artistas que
plació su vida entre ella, que se quedó en México dondese distinguió dejaban pasar la vida. Jesús F. Contreras, que había vivido inten-
porsu filiación en las letras francesas hasta descollar como escritor de “samente su vida de escultor cuando modelabaen los talleres preciosas
primer orden en México. Análoga finalidad vino buscando el poeta * modelos cuya hermosura aprendió a plastizar para encanto de nues-
Rafael López, de Guanajuato, que acabó por ser uno de los familiares “tros ojos; no obstante estar después mutilado de su brazo derecho en
de la Revista Moderna en los últimos días del poeta Valenzuela. Luis ¿plena juventud, corría tras los becerros de Tlalpan pretendiendo
Rosado Vegaera ya desde joven un excelente poeta de Yucatán a quien jinetearlos y manganearlos con una mano,en efímeros arrebatos juve-
dio fama su primer libro de versos y que participó de la vida literaria 'niles. El pintor don Félix Parra, con sus luengas barbas blancas de
de México durante sus estancias en la capital; y ha continuado desde “abuelo, mezclábase con juvenil entusiasmoa las fiestas campestres en
entonces haciendo viajes constantes de Mérida a México y viceversa. las que hacía con calor la defensa del procedimiento artístico en el que
Federico Gamboa optó por publicar sus novelas en libros, en vez de fue un maestro. Ricardo Castro, el compositor y pianista de primer
prodigarse escribiendo en periódicos o en revistas, predilección con. orden, gozaba al mirar con sus ojos abstraídos tanta alegría que se
que se conquistó el nombre de novelista; pero cuando venía a México" desbordaba en torno, cuando solía presenciar el expandimiento de
en vacaciones de diplomático integraba el grupo de laRevista Moderna “gentes afines a su pensamiento de artista exquisito. El viejo compositor
dondeera feliz, porque todos los escritores lo estimaban y lo querían: Julio Ituarte, hermano del poeta Alberto Ituarte, veía reproducirse en
bien por su gracejo ingenioso de platicador incansable. Manuel Puga la vida de la nueva generación de artistas su vida feliz cuando compartía
y Acal venía raras veces de Guadalajara a México en viajes de placer con Tomás Leónel júbilo de revelar la música de Chopin ante públicos
intelectual; pero como también en Guadalajara se vivía la vida del bar, que no habían sabido hasta entonces lo que era el arte musical del
instalábase a diario con los modernistas para pasar regaladamente las incomparable romántico. Adrián Guichenné sentábase al piano para
horas y departir con ellos en pláticas amables en las que tenía la palabra acompañarse bellas arias de las más famosas óperas, pues su cultura
con el derecho de su cultura literaria adquirida en París. Alberto Ituar- 'Musical, que compartía con su hermano Enrique Guichenné, también
te, aunque por predilección hacía una vida bohemia con amigosiletra- "Pianista y cantante que ha prodigado la educación musical, le permitía
dos en frascas perpetuas, tenía predilección por aparecer en la reunión cantar en varios idiomas con la misma perfección e igual emotividad.
de los escritores de la revista, adonde fue invitado para leer su tragedia "Gustavo E. Campa, el maestro en música, asistía plácidamente con-
Medea y con frecuencia pasábase las horas recitando sus poemas con. 'tento a las expansiones que contrastaban con su austeridad, pero ante
150 RUBÉN M. CAMPOS
ad
las que dejaba correr las horas, feliz de reflejar emociones que venía
a sentir un poco tarde. Carlos J. Meneses, el conductor de orquesta a
quien se debió nuestra educación musical por medio dela ejecución XXII
de todas las obras maestras de música sinfónica desde Bach hasta De--
bussy, sentíase también feliz cuando se asomaba a alguna de aquellas Las faunalias de los intelectuales de la época
fiestas peregrinas que su pulcritud no le permitía frecuentar. Alberto
Flachebba, compositor que desde muy joven ha pasado su vida de ——— AAA
pachos, oficinas, talleres, con una frase convenida que era comoel ifa que cada una de las muchachas fuera a dar a los brazos de todos
“ábrete sésamo” de los cuentos orientales: “Mañana sábado a las d ista que encontrara uno que fuera de su agrado, con el cual tenía el
frente a Palacio.” Y el curioso que hubiera observado en un flanco de “echo de aislarse para que nadie se la quitara. Cuando las cazuelas
precioso jardín rebosante de inmensos árboles que era entonces el ían sido recalentadas, la cerveza puesta en el hielo estaba enfriada
Zócalo, habría visto un carro eléctrico aislado en un escape de la vía elpulque curado de piña comenzaba a fermentar, todos estos prepa-
férrea, amparado con el rótulo que decía “especial” y cubierto con tivos hechos a un tiempo, el maestro de ceremonias, que general-
cortinillas blancas, en el cual iban subiendo, conformeiban llegan ente era el pianista Moctezuma, alma de la reunión, entusiasta por
dos o tres amigos joviales, correctos, una mamá con cuatro oO cince idos los vicios, el más popular aunque fuese el de más ilustre
niñas que el observador perspicaz notaría que eran casi de la mism bolengo, todo el mundosentábase a la mesa que era como un alero
edad, entre los treinta y los veinte años, esto es entre la culminaci pichones en que los machoscortejaban en un constante currucucú
y la juventud; seis o siete músicos portadores de sus instrumentos,q hembras de amor, colocadas cada unaa látere de su galán, y daba
subían discretamente ocultándolos en sus cajas, con excepción di cipio aquella famosa comilona que era una exposición de galan-
músico del contrabajo que, no pudiéndolo ocultar, lo izaba recogiéns a, de buen humor y de amartelamiento recíproco, pues el galán
dolo de las manos del cargador para esconderlo dentro del carro a aba la copa antes de ofrecerla a su compañeray ella lo besaba a él
miradas curiosas; una caja de botellas de coñac Gautier aún lacrada y es de beberla; los ricos bocados escogidos de un platillo eran ofre-
sellada, una barrica de cerveza, cristalinos bloques de hielo, y, cui dos poniéndolos en la boca amada, y los pequeños sorbos en las
dadosamente tapadas, grandes cazuelas de arroz con pollo, de mole copas de vino de las muchachas contrastaban con los vasos espumosos
de guajolote, de chiles rellenos, y dos cajones de barbacoa bien en: cerveza y los vasos de neutle de piña de los hombres, bebidos de
vuelta en pencas de maguey. A
E
golpe, “sin chacualiar”, según la expresión popular netamente fol-
Pero lo curioso era que además delos artistas, iban llegando también órica de una acción heredada sin duda de los antiguos mexicanos.
sus amigos íntimos, graves magistrados, senadores de edad provecta a alegría había subido de punto, porque las risas argentinas de las
los que les gustaba el gusto, y que celosos de su conducta intachable ujeres se acordaban con la risa de saxófonos de los hombres, se
procuraban subir a escape para que no los vieran. Una vez que las dos ritaba, se reía, se comía, y se bebía sin cesar; los escanciadores giraban
O tres familias de muchachas casaderas habían subido, el carro partía nstantemente en torno de la mesa llenando los vasos vacíos, mien-
como los buques de guerra, con rumbo desconocido, y en cuanto s los platillos eran pasados de mano en mano para agasajar a las
habíase puesto en movimiento, un experto desclavabala caja de coña mas y después quedar servidos los hombres. Los rostros se arrebo-
con un perico de acero, y de sendas fundas de paja surgían las bote an cual si reflejaran la aurora de la felicidad; los arrullos de paloma
que prestamente eran descorchadas, para llenar pequeñas copitas que e las amorosas eran cada vez más sugestivos, más provocativos, más
eran ofrecidas primero a las damas y después chocadas una contra otra usicales. Las calorías de las viandas y de los clemoles, de los jugos
por los hombres para desearse salud, según la costumbre mexicana. fermentados de las uvas, del lúpulo y la malta de la cerveza y del fra-
En cuanto el carro había salido del primer cuadro de la ciudad, la te zumo de los agaves, daban a la heterogénea concurrencia una
música irrumpía a tocar gayamente, mientras las copas menudeaban moniosa pariedad de enervamiento, de dulce sopor en el que va
en una ronda incesante y la alegría brillaba en los ojos rientes de las declinando la ascensión llevada al clímax del deseo que todo lo em-
muchachas y gorgeaba en las sonoras risas de todos. Después de una: bellece y lo enaltece, que en el faisán dorado es grito de amor para
hora deviaje llegábase a un lugar ameno y bien amurallado escogido: aer a la hembrita gris y triste, y para el hombre aún cuaternario es
de antemano, como el Tívoli Veneciano, de Popotla; y tras de desem- visión de Galatea divinizada en el ojo de Polifemo. Para los mexi-
barcar los menesteres para el almuerzo que eran instalados en un lugar tanos descendientes de los aztecas de médulas electrizadas, no existía
adecuado, y de preparar una amplia mesa cubierta con albo mantel y más obsesión que el embarque para Citerea, el viaje del que no se
regada de pétalos de rosa, abríase el baile con una danza calabaceada quisiera volver, el paréntesis de la vida en el que radica toda su am-
154 RUBÉN M. CAMPOS
en las comisuras sardónicas y donde la amistad ponía un amable rict igorizábase al golpe de ola de su sangre mora, entre el humo agresivo
de atracción en aquel conjunto enérgico de rasgos nerviosos. le sus cigarrillos egipcios. Ruelas, con los ojos semicerrados en una
Unarisa general acogió la petición extraña y la estupefacción de incelada, reíase por dentro, los dos brazos acodados a la mesa y el
mozo que preguntó vacilante qué era lo que se le había pedido. eterno cigarro entre los dedos, bebedor silencioso, el más fuerte de
—i¡Un Torreón, animal! —tronó el iracundo, y luego, contagiad todos en arte y etilismo, “el gavilán sagaz” como lo apodaba Urueta,y
por la eclosión jubilosa, explicó generosamente el brebaje: b in perder detalle de Othón, a quien no perdía de vista, escuchaba
mezcladoal tequila, aguardiente del país; y el mozo, encogiéndose€ regocijado sus grandes voces estentóreas, las exclamaciones dramáti-
hombros, fue a traer lo que se le pedía. de quinto acto del poeta siempre en acción comosi fuera uno de
En ese instante me incorporé al cenáculo, y al vermellegar, Valer “sus propios personajes; y en la llama apagada de sus ojosleía yo la
zuela, nuestro guión, lanzó una exclamación cogiéndome bru satirización del obcecado: el despojamiento de la envoltura carnal de
camente porla solapa y encarándome, no que presentándome, cone 'su víctima, y la peroración altisonante de un esqueleto. Jesús Con-
poeta: treras, con el cabello y la barba en rebelión, los ojos húmedosy cinti-
—i¡Mirá, bárbaro, nos faltaba éste! y "lantes, el gran sombrero de astracán, en el que instintivamente se bus-
El poeta, sorprendido en un ataque de tos por el acceso deris; “caba la pluma artagnanesca, oblicuamente hundido hasta la ceja
volvióse hacia mí congestionado y risueño, aguzó la oreja tard: “irónica, el perfil hermoso, oleado de luz, resplandecía en eclosión devida,
poniendo la mano de tornavoz, y al oír mi nombre se levantó de un ¡bebía ávidamente, como si presintiera que su vida tenía prisa de ser
salto, y sin más preámbulos me abrió los brazos. “vivida, como si su sangre tumultuosa lo espoleara a lanzarse asido a
—¡Cómote va, hombre! ¡Eres mi camarada y mi amigo, eres mi he las crines de su hipógrifo destino, raudo, altivo, fiero, orgulloso de su
mano! ¡Siéntate! ¿Qué bebes? ¿Por qué no habías venido?... ¡ "¡superioridad sobre el ejército obscuro de artistas que vivían de las
Y yo, en plenitud de contento, porque aquel poeta meera bien cart “centellas desprendidas de su fragua de oro,el favorito, el consentido
y altamente estimado, y así habíaselo dicho en una impresión de art de la voluble fortuna que habíale cedido su rueda poniéndole una
con mi juvenil arrebato apasionado,fui sentado a su diestra, en intimi venda en los ojos para que la echara a rodar a su ciego albedrío...
dad fraternal, en la venturosa expansión del bar donde dejé mijuven: Todos resplandecían de felicidad al ver a Othón ensartandola sarta
tud, pues sé por una larga y fuerte experiencia que no hay nada qué de cantáridas de sus cuentos eróticos, salpimentados de uror sádico;
ligue y fraternice más a los hombres de buena voluntad como él 'pues el poeta era un visionario perpetuo del sexo atormentado porlas
vigésimo vaso de un buen vino. púas de fuego del deseo, medularmente condenado a sentir el
Bebimos a nuestra salud, copiosamente, como grandes bebedore: espasmo ideal de los enfermosdesatiriasis. Su etilismo prestaba alas
delante del Eterno, maravillándome a mí la amplitud de satisfacción desenfrenadas a su imaginación delirante, y lo más florido de su De-
que blasonaba aquel intemperante, que chasqueabala lengua comosi 'camerón propio salía a flor de espuma del lúpulo que es el evocador
paladease ambrosía y que regocijaba con ello a mis amigos que y por excelencia de la fiebre sexual, y los duendecillos amorosos
habían descubierto sus excelencias y genialidades con su sagacidad danzaban en sus ojos rientes y traían en coro alado a las ninfas des-
intelectuales. Couto resplandecía. Su cabellera florida desbordáb * nudas de los bosques para servirlas calientes a las fauces succidoras
en vedejas de agnus del pequeñofieltro calañes comolo dibujó Ruelas, del ogro como un exquisito manjar de amor. Y el bebedor chasqueaba
y su corbata negra plegábase pintorescamente debajo de su mano sen la lengua a la evocación atrozmente sensual, se estiraba sobre sus pier-
sual en que sostenía su rostro barbilindo, de ojos picarescos de rapaz: nas ya inseguras al andar cual sobre ascuas, pasaba su mano regalona
Tablada, con su bigote de Fieramosca, los ojos ardientes, epigramático sobre su cabeza segada al rape, voluptuosamente; sacaba su enorme
y sutil, en plena combustión de ingenio,satirizaba implacablemente y pañuelo de hierbas con el que se sonaba estrepitosamente, cualsi
poeta rústico con perífrasis semejantes a un vuelo de abejas áticas irri: fuese a hacer la policía de todas sus mucosas porla nariz, y aligerado
tadas, y su perfil, que en un tiempo bien pudo ennoblecer una meda de la perpetua obstrucción de sus vías respiratorias que era su tor-
158 RUBÉN M. CAMPOS EL POETA MANUEL JOSÉ OTHÓNEN EL BAR 159
mentoy su castigo, inhalaba con fruición el aire pesado del bar, como fango de su estupidez como un hipopótamo, el cerebro embotado, la
si fuese el más puro ozono, y regodeado en su ánimo porel latir gene. lengua torpe, el rictus paralizado por el espanto de bosquejar una
roso a su corazón contento, rejuvenecido porel látigo previsor del sonrisa en una faz que ya no es humana;otros,los jóvenes, los fuertes,
alcohol que truena en las orejas del bruto lanzado en la carrera y que los aún no intoxicados, bebiendo a la ventura, por imitación, por matar
trazará después un surco de sangre en su espaldasi fatalmente va a ser el tiempo, inconscientes de su largo y lento suicidio, de su fatal pro-
vencido, reaccionaba súbitamentea la inyecciónartificial de vida y con greso morboso, de su herencia inexorable del ancestro desconocido,
gran aparato cómico de exclamaciones estentóreas comentabael rasgo del que no se cuentan sinolas virtudes como honray prez genealógica;
de ingenio de Valenzuela o de Tablada que, aprovechando la breve pero del que se han olvidado tras de ocultarlos, los vicios del aventure-
tregua del poeta fatigado momentáneamente, habían aventajado su ro conquistador de un hombre a puñetazos, para saciar apetitos con-
ingenuidad rusticana con un dardo de fuego de su ingenio pecaminoso tenidos toda una juventud, y luego soltarlos como jauría de hienas a
no menosurente que el de Othón. saciarse en los despojos de un combate ganadoenlas tinieblas. Todos
El bar habíase henchido de un vahocaliginoso y dorado, una atmós- privados de analizar su oprobio, todos aturdidos, todos engañados,
fera que opacaba las luces estelares de los focos ardientes; Zarín,el todos creyéndose poseedores del olvido, todos envanecidos de haber
cantinero, triunfaba con su fez roja cuya bellota llevaba el compás de hallado el remedio de su mal, y todos desgraciados.
sus movimientos vivos, con su mostachoal viento, sirviendo la mil y ¡Pero ahora quién iba a pensar en eso...! Los intelectuales se daban
una copadel día con mano firme, locuaz y familiar con los bebedores un festín de ingenio, rodeabanal recién venido y descorchaban en su
que acudían a atizar su sed sempiterna, la sed que seca las fauces del honor los frascos poliédricos de su ingenio para que ascendiera en
bebedor mientras más alcohol acumula en su estómago. Y de todos burbujas de oro el vino espumante y generoso de sus escarceos
los ángulos brotaban risas locas, discusiones acaloradas, conversacio- “juglarescos, de corte de amor galante, de cenáculo de iniciados en el
nes ágiles, el espíritu del vino transformado en sprit, la bella faz del encantamiento magodela palabra; y el poeta dejábase mecer en aquel
primer periodoetílico, la etapa de la fraternización y de la expansión, adormecimiento deleitoso y malsano, atrayente como un canto de
el aturdimiento momentáneo de las penas roedoras, el paréntesis del sirena, halagador como un presagio, premiador de su larga soledad
pensar que dobla los años, el mal de nuestra raza debilitada y enferma meditativa dehombre de las landas, caído como un meteoro incen-
de nerviosdelira y sensibilidad histérica, que ponela lente de su imagi- diado del cenit y dejando un surco rutilante y espléndido de su paso
nación hética para agrandar sus contratiemposdiarios, el pretexto para horadador del corazón de la noche. Y poco a poco sumergíase en un
acudir al bar como un refugio de su debilidad ingénita, de su pobreza lejano ensueño... su infancia solitaria en el villorrio nativo, su adoles-
intelectual, de su apocamiento insensible anulador de su voluntad; de su “cencia pasada entre el libro de estudio y el placer plebeyo que no
exasperación para reflexionar en los deberes odiosos por tranquilos, el premia; su juventud desencantada de poeta desconocido e ignorado
hogar, la familia; de su rebelión ante la voz interna que le avisa que su en sus años vegetativos, los años mejores, consumidostras los pupitres
memoria flaquea, que su inteligencia se nubla, que sus facultadesintelec- curales como cuestor o como árbitro... y lentamente una contracción
.tuales no reaccionan ya por sí solas como en el buen tiempo en que el de amargura indomable aparecía en sus comisuras ya marchitas, ar-
sueño era el solo confortador para la reacción diaria. Los bebedores queaba su boca fina y voluptuosa en un delineamiento de resignación
abrevaban, sombríos unos, taciturnos y solitarios, cual si abrevasen la bebida a tragos penosos... y reaccionando bruscamente en su
hiel y el vinagre de la crucifixión de sus recuerdos; otros, locuaces y magnífica altivez salvaje, golpeaba de plano la mesa haciendo temblar
ruidosos, cual si trataran de aturdir luchas internas; otros, agresivos, el ejército de botellas y copas vaciadas, y pedía, como en el momento
torvos, comosi la eclosión de dramas ocultos irrumpiera en una erup- de su llegada:
ción de cóleras reprimidas; otros, los vencidos, con sus risas necias de —¡Un Torreón!
vacuidad inútil, con su entorpecimiento de degeneración orgánica,
fatalmente llegada, enseñoreada de un ser vegetativo zambullido en el
XXIV
quiso tocar en público, sino siempre en reunionesprivadas, ante audi- tados, pues faltaban las calorías de la nutrición del estómago para tan-
tores selectos que oían con deleite sus exquisitas interpretaciones. An- tos obreros del pensamiento y de las máquinas que trabajaban día y
tonia Ochoa de Miranda cantaba, con su preciosa voz dulcísima, bellas noche en los talleres de la Mariscala, hoy avenida Hidalgo; y el último
arias que le acompañabala delicada pianista Luz Buen Abad, primera de los paladines del periodismo intelectual vencido cayóal fin para dar
aso al periodismo “de los mozos de cordely de las cocineras”, es decir
el violín sus composiciones apasionadas acompañadoporel pianista de las gentes que jamás han leído ni leerán jamás.
Juan Velázquez Uriarte con el mismo brío queelviolinista. La publicación de los Cuentos mexicanos fue hecha por los cuentis-
El violonchelista Arturo Espinosa, virtuoso notable que daba con- tas a prorrateo, contribuyendo cada uno conla parte de dinero quele
ciertos en la sala Wagner, tocaba bellos trozos acompañado porla dis- correspondía, una vez dividido el costo de impresión en partes iguales.
tinguida pianista Artemisa Elizondo. Estos y otros artistas alternaban Presentabael libro el aspecto deloslibros a la rústica editados en París
con los recitadores de poemas propios o de los más exquisitos poetas. r el Mercurio de Francia, y bajo el título aparecían los nombres de
Todos los poetas y los músicos de aquel tiempo desfilaron porla sala los colaboradores. La edición quedó agotada en breves días porque
de lacalle Lafragua, en la que hallaban el aplauso de intelectuales como cada unodelos cuentistas recibió doscientos ejemplares que obsequió
Fernández Ortigosa, cuya cultura en música era notable, o como Fran- asus amigos, pues es un dato curioso saber que en México no se com-
cisco González Mena, que en cultura literaria era una autoridad. pran los libros de los autores mexicanos. Cada uno de los amigos y
No solamente en esta sala se reunían los artistas, y así el contacto conocidos de un autor, se considera con el derecho de pedir “milibro”,
de los escritores era constante, como hemos dicho, y aunque per: de exigir al autor que le regale un ejemplar del libro nuevo, si han
tenecieron a distintos grupos, en la intimidad fraternizaban y no trascurrido varios días y el autor no se lo ha obsequiado espon-
volvían a acordarse de banderías de publicidad mientras permanecían táneamente. Todo lo demás se compra, menosel libro. Un libro ex-
juntos. Por esta circunstancia pudo Benamorreunir un juvenil haz de tranjero es adquirido porel librero, por el vendedordelibros, en un
cuentistas que dieron un efímero esplendoral viejo diario agonizante precio mínimo que se convierte en máximo en México por el cambio
por el que habían desfilado muchosintelectuales de México desde que de moneda, aunque la moneda mexicana tenga cotización más alta que
lo fundara don Gonzalo A. Esteva hasta que murió en poder de d “la unidad de moneda del país de origen del libro; los derechos
Gregorio Aldasoro. Los cuentistas pintaban la vida mexicana bajo todos aduanales hacen subir aún más el costo dellibro extranjero importado,
sus aspectos; anticipáronse a la era de nacionalismo que vendría des y por últimoel librero aumenta un tanto por ciento para indemnizarse
pués a desbordarse impetuosamente por todo nuestro país. Pero en- de los gastos aun no pagados que le ocasionala adquisición detal libro,
tonces, que se pensaba y se escribía casi en francés, como afirmab: y las molestias que le origina la propaganda cuandotiene el libro en
Raúl Clebodet, despersonalizando todo, haciendo aparecer personaj "comisión. Además, tiene que ganar él, el librero, para sostener e im-
exóticos que accionaban en lugares imprecisos, en ciudades sin nom- "pulsar su negocio de libros y para subsistir decorosamente.
bre, fue una osadía pintar tipos reales, hacerlos accionar en México, Pero editar libros mexicanos es un asunto del que no hay que hablar.
abordar temas escabrososy salir triunfante de la prueba, como Alberto: Pudiendo adquirir los libreros que venden libros en México, tantos
Leduc en su cuento “Fragatita”, el más bello sin duda de los cuentos libros a precios ínfimos compradosa editores extranjeros, que a su vez
mexicanos, que le dio la primacía entre los cuentistas. La aparición de han hecho ediciones copiosas de libros que no les cuestan casi nada,
un cuento diario, original y nuestro, en una época en la que privaba puesto que están hechos con artículos publicados en periódicos o en
la novela breve en el mundo, cuyo portaestandarte era Guy de Mau- revistas, o que si están inéditos han sido pagados con veinte ejem-
passant en Francia, fue algo sensacional en nuestras letras, pues cada ¿plares, los tradicionales veinte ejemplares dadosal autor porel editor
unode aquellos muchachosesforzábase por superarse despuésde ha- como una gracia, ¿para qué editar libros mexicanos? Los libros extran-
ber leído el cuento del día anterior. La lucha fue breve. El periódico jeros ya están hechos, bien impresos y bien presentados, porque hoy
moría de inanición, no obstante los jugos de la vida intelectual inyec: se hace entrar el libro por los ojos exteriormente antes de queselea,
164 RUBÉN M. CAMPOS
y un libro mexicano tiene que salir mal impreso, mal presentado, por-
que no se quiere aventurar dinero en un libro que no se sabe si se
venderá o no se venderá, ya que el autor es un desconocido en el.
mundodelas letras y apenas si se le conoce en México. e XXV
Por estas razones hicimos editar los autores, por nuestra cuenta y
para obsequiarlos a nuestros amables lectores, los Cuentos mexicanos. El poeta José Juan Tablada en su juventud
Si se hubiera procedido así durante tantos años en que el periodismo —_— A ————Á
mexicano fue unalaborintelectual exclusivamente, una lucha de ideas,
no una condensación febril de cuanto pasa en el mundo y especial.
mente en la ciudad en que se publica un periódico diario, se hubieran
salvado muchas bellas páginas de tantos escritores nuestros de primer
orden, Ignacio Ramírez, Ignacio M. Altamirano, Vicente Riva Palacio,
OY A DELINEAR el espíritu más complejo y más sutil de la
Agustín F. Cuenca, Francisco Zarco (Fortún), Marcos Arróniz, Manuel
Revista Moderna, José Juan Tablada. Carácter altivo e in-
Gutiérrez Nájera, Carlos Díaz Dufóo, Justo Sierra, José Juan Tablada, '
domable, aislóse desde su adolescencia para reconcen-
Luis G. Urbina, Angel del Campo, Ignacio M. Luchichi, Enrique
trarse torvo y austero en su sueño de arte. Acendró su in-
Chávarri (Juvenal) iy tantos otros!, todos periodistas, todos excelentes
telecto en las mieles envenenadas de Lasflores del mal de Baudelaire,
cronistas, todos deliciosos cuentistas, todos ágiles narradores de
penetró en los paraísos artificiales de los poetas malditos de Francia;
cuanto vieron con su fina percepción estética, cuya labor duró un día
lanzóse al maelstróm dela fantasía maravillosa de Edgar Poe para girar
excepto pocas páginas recogidas de algunos de ellos, y que desapare-
en ronda macabra por el torbellino del visionario; asistió a las satur-
cidas las efímeras hojas volantes se perdió para siempre esa labor que
nales devoradoras de cerebros o salió ileso de los hospitales de Paul
fundó peldaño a peldañola cultura de México, sin necesidad del libro Verlaine; presintió antes que nadie a los intelectos exquisitos que
de ningún editor.
agrupó Rubén Darío en su precioso libro Los raros, que son las cum-
bres del pensamiento humanodelsiglo XIX; y con la quintaesencia de
las lecturas que su espíritu inquieto extrajo y fundió en una aleación
extraña, como bagaje diseccionador para estudiar el corazón humano,
presentóse solo enlas letras,sin filiación ninguna, sin haber integrado
academias ni liceos literarios, y conquistó de un golpe el puesto de
poeta de primer orden con su magnífico poemaintitulado “Ónix”. Y
lo asombroso del caso Tablada, caso único en nuestras letras, es que
no decayó nunca y hoy escribe fragantemente como en su adolescen-
cia. Fue un admiradordel arte del Japón antes que la fama de ese arte
exótico se expandiera por el mundo, cuando el Imperio del Sol entró
triunfante en la vanguardia de la civilización modernaa la par que las
grandes potencias occidentales, y por tanto fue un precursor de la
universal admiración al Japón. Este amor al Imperio del Sol de-
mostrado en magistrales estudios y poemas, le conquistó el premio de
“ser enviado porla Revista Moderna al Japón, dondeescribió impresio-
nes preciosas que despertaron noya la simpatía solamente sino el amor
por los ideales del pueblo japonés, que tiene como punto de contacto
166 RUBÉN M. CAMPOS EL POETA JOSÉ JUAN TABLADA EN SU JUVENTUD 167
con el pueblo mexicano el desprecio a la muerte. La imaginacj y japonesa se hallaban sobre mesitas de té, consolas y rinconeras de
poliédrica de Tablada ha hecho queel polígrafo ofrezca el caso ú laca y bambú; y entre ellas descollaba un maravilloso cacharro bla-
de estar escribiéndolo desde hace medio siglo sin cansarse jamás sonado con la firma ilustre de Satzuma, que Tablada obtuvo en un
inteligencia lúcida tiene a orgullo ser siempre la exploradora, la co m bazar japonés y que un día al andar mostrándolo en el bar provisto de
pulsadora de los grandes pensadores del universo; busca el oro de la una lupa para que se pudieran observar todos los detalles de la pre-
ideas con la avidez de un gambusino,y vierte la luz de su semáforoe ciosa porcelana, Domingo Arámburo lo dejó caer al suelo donde se
la profundidad del mar de las pasiones como un buzo en unasely hizo pedazos. Tablada, después de decir horrores del etilismo torpe,
apocalíptica. Cuando el pensamiento de su intelectualidad fuerte reconstruyó pacientementela tacita hecha trizas pegándola con greda:
choca con el suyo, de este choque surgen relámpagos que iluminar “tan sólo esta vez le vimos llorar. Su fecundidad epigramática, al par
fugazmente los antros tenebrosos del pensamiento, y se propagar que la de Urbina, era asombrosa; pero los epigramas de Tablada eran
como las ondas sonoras del éter en las alas del radio. puyas crueles, no podía hacer unafrase humorística o un epigramasin
Pero quierodejar la impresión del Tablada juvenil, de perfil aquiline herir o cuando menos levantar ámpula. Fue famosa en los círculos
y sangre mora, de mostachos enhiestos y perilla de mosquetero,de literarios la sátira de Tablada contra Díaz Mirón, cuando apareció su
ingenio agudo y fulgurante que pescaba al vuelo la imagen comour libro de poemas intitulado Lascas, del que el editor Araluce se pavo-
tutubicí una abeja de oro; de una despreocupación peregrina que le neaba de haber pagado nueve pesos por cada verso. Tablada escogió
permitía andar vestido de terciopelo, americana abotonada hasta e los versos más vulgares del libro para satirizarlos y exclamaba: “La payi-
cuello, pantalón bombacho y chambergo felpudo, todo en negro,cor ta se llama Sidonia”.. ¡Nueve pesos!... “Vino a México en una barriga”...
la nota verde de una corbata apenas perceptible bajo el cuello floj ¡Nueve pesos! Y todos los oyentes le festejaban la puya sarcástica. Sin
bien andar como un cowboy de las praderas, vestido de kaki y calzade embargo, solía hacer epigramas festivos sin trascendencia. Fue muy
con gruesas botas ferradas, por los asfaltos de la ciudad. Pero éste er “celebrado un epigrama suyo cuando empezó a aparecer diariamente
el Tablada callejero que alardeaba de bohemio y a quien no le importa Len El Imparcial, una cuarteta que era anuncio de las camas de Mestas.
ban nada los comentarios del burgués a quien asombraba;el otro era Tablada exclamó un día entre sus amigos:
el del austero recogimiento en su taller de artista, en el vasto salón de
su casa de Coyoacán, donde había atesorado todos los bibelots Ya no hay sumas, ya no hay restas
había podido adquirir y todos los libros raros que había buscado; ni tampocodivisiones,
se le veía tras de su mesa de trabajo, vestido con su kimono japonésy sólo multiplicaciones
sentado en un sillón conventual de brazos, con minúsculos tibores sobre las camas de Mestas.
sobre su mesa, en los que ardían popotes japoneses untados deraro:
perfumes que al consumirse dejaban un rastro de exquisito aroma La agilidad intelectual de Tablada era proverbial. Cierta vez que su
novia le pidió que se quitara la “mosca”, es decir la perilla que se dejaba
e
Y le presentó abierta su cigarrera de marfil. Fue también celebrado aparatos de gimnasia modernos. Una vez que se pavoneaba delante de
el epigrama que le hizo a Jesús Urueta, quien quería ponerle a un hijo el don Justo Sierra de esa propaganda, su amigo Benamor, para compla-
nombre de Marco,enitaliano: “cerlo, le dijo que había empezado su instalación de gimnasia instalando
un aparato. —¿Qué aparato instalaste? —preguntóle triunfante.
Urueta, no seas canijo —i¡Colgué una hamaca! —contestó el sibarita.
escucha, por Belcebú; ] —Veo que hace usted prosélitos —comentó don Justo Sierra riendo
no le pongas Marcoa tu hijo, de buena gana. Su vida azarosa estaba llena de sorpresas, pues su popu-
ponle mejor passe-partout. laridad era incontestable, y todo México lo conocía, lo cual no impedía
que muchas veces se pasara el día sin dinero, por su altivez ingénita.
Cuandoel poeta Salvador Díaz Mirón tuvo la peregrina idea, que | Una vez agotóseles el dinero a él y a su amigo Benamor a pesar de una
realizó, de obtener del gobierno de Veracruz permiso para perseguir batida tenaz que habían dado para buscarlo. Al caer la tarde des-
al famoso bandido Santanón, Tablada exclamó regocijado:
pidiéronse sin haber comido los dos amigos,y al ver la inutilidad de
Hay vates de guitarrita sus esfuerzos, Benamordijo estoicamente:
y hay vates de guitarrón; —Haydías que se cierran todas las puertas...
unos van a Santa Anita —¡Hay años!... —comentó suspirando. Pero su orgullo, cuandore-
y otros van a Santanón. cibía dinero de su editor, era invitar a sus amigos a comer en su casa
platillos exquisitos preparados y cocinados porél, pues además de ser
En otro libro hemos dicho que cuandoel pintor Gerardo Murillo se un exigente gourmet era un excelente cocinero. Preparaba un pollo
afilió en la Revolución y cambió su nombre porel pintoresco de Doctor con curry, el delicioso platillo hindú, que era para chuparse los dedos.
Atl, Tablada, que era su amigo íntimo, exclamó: Contábase que una vez, no trayendo dinero en el bolsillo, entró en un
bar para ver si había algún amigo con quien beber, y con gran asombro
De Bartolomé el homónimo, vio que lo llamaban regocijados varios amigos que estaban sentados
ya que emularlo no pudo, en torno de una mesa.
se ha adjudicado un seudónimo —¡Qué bueno que has llegado!
que parece un estornudo. —i¡Noshas salvado!
—¿Pero por qué? —dijo Tablada asombrado.
Hemos consignado también un exabrupto suyo cierta vez que:
—Porque se nos ha acabado el dinero y estamos debiendo estas
comíamosen la casa del poeta Valenzuela, donde comía tambiénel copas.
Cónsul Fernández Pasalagua que acababa de serle presentado, y a - Tablada impertérrito dijo: —No tengan cuidado —y llamando a un
quien increpó diciéndole:
criado le ordenó quesirviera las copas. Todos bebieron alegremente
Para no comer de guagua lo que les vino en gana pedir, y Tablada ordenó que fuera servida otra
ni beber como un rabino, ronda de copas y otra aún. Despuésse levantó y fue directamente al
pasa el vino, Pasalagua, cantinero. —Oiga usted —le dijo apresurado—, necesito urgente-
Pasalagua, pasa el vino. mente que me preste usted cien pesos.
—¿Cien pesos? ¡Pero está usted loco! Yo no dispongo de esa canti-
Su vida juvenil fue un huracán. Su salud magnífica, que reaccionaba dad.
espléndidamente con duchas y gimnasia después de una crisis en la /-—No diga usted eso: necesito ese dinero a todo trance y sólo usted
quese le veía vagar como un espectro, lo decidió a propagar la gimnasia me puedesalvar: es un compromiso urgentísimo.
tanto por medio de artículos en la prensa diaria como por medio de —Peroya le he dicho a usted que me es imposible prestárselos.
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numerosa. A Benamory a Raúl, que no tenían compromiso ni predilec: claramente lo que la otra le dice en voz muy baja, en secreto; o
ción por ninguna de las jóvenes, fuéronles destinadas dos señoritas descendían a las profundidades de la montaña por donde corre el río
americanas; pero los demás maniobraron para que a cada unole toc: entre árboles y flores, y donde haysitios preciosos por los cuales puede
su novia,y la excursión púsose en marcha alegremente, en un precio uno internarse para descubrir rincones encantadores, en pleno
día de junio en que los rayos de sol caían a plomo desde uncielo bosque, O bañarse libremente en las aguas cristalinas que forman
límpido sobre una tierra abrasada de calor, pero en la que las lluvia pequeñas cascadas. La hora meridiana había pasado, y después de pa-
habían hecho germinar todos los céspedes, y multitud de floressi sear bajo los árboles o al rayo del sol, de escudriñar el interior del
tres brotaban entre los zacatales verdehermosos. La ascensión a las convento por su patios y sus capillas, volvieron a reunirse para comer
primeras estribaciones de la sierra fue lenta, porque nadie quiso fustis sobre el césped, donde se había tendido un grande mantel y aparecían
gar a los caballos, que seguían pausadamente las angostas vereda s botellas de cerveza y naranjas como precursoras de las viandas que
pues en aquel tiempo no se habían trazado aún las vías para iban a servirse. Todos esperaban ávidamente que la comida fuera
automóviles, ni se habían instalado fondasal aire libre,y al llegar al fin servida, porque eran las tres de la tarde, y hasta entonces vino a des-
de la jornada encontrábase desierta la explanada a cuyo frente está € cubrirse que nadie se había acordado de traer a lomo de mula los
viejo convento de los carmelitas, verdaderamente en estado salva; canastos con los avituallamientos, y las cazuelas de comida se habían
sin caminoni trazos para un parque que ha surgido después,y sin qué quedado en Santa Fe. La consternación fue general, y ante la certidum-
hubiera ni un cuidador en la enorme ruina quees el convento ni meno: bre de que no se podría comer nada, el hambre hacía crisis en los
en sus alrededores. Los viajeros habían ascendido distraídos en aleg; estómagos,y las señoritas lamentábanse mientras los hombres, echán-
charlas y en sonoros cantos que se prolongaron hasta que las parej dose unosa otros la culpa de tal descuido imperdonable, reían de la
a merced de las cabalgaduras fueron internándose bajo los inmensos aventura. No había más que volver a comer a Cuajimalpa, el pueblecito
árboles del bosque y bordeando los precipicios, naturalmente yende más cercano donde podría obtenerse algo de comer, pues no existían
los caballos uno tras otro, y los viajeros encantados de la hermo las barracas de La Venta; y bajo un sol abrasador emprendióse el re-
del paisaje lleno de planos que ascienden y descienden,de precipicio greso, esta vez menos molesto ya que los caballos iban descendiendo,
en cuyo fondo corren los arroyos pluviales. Las veredas estrechas iban € aunque con los estómagosvacíos, se observó cómolos paseantes, que
zig-zag bordeando los precipicios; una multitud de pájaros salvaje ya no cantaban ni charlaban optaron por volver a reír y a echar en
cantaba constantemente en los innumerables árboles que entonce broma el fracaso invitando a todos aquellos que desfallecían o re-
tupían el bosque; a medida que se ascendía íbase sintiendoel frío di negaban del paseo, a tomarlo en broma para no inculpar a los organi-
las cimas, pues el Desierto de los Leones está a más de tres mil metrc zadores. A las cinco de latarde llegaron a Cuajimalpay recorrieronlas
sobre el nivel del mar. La flora prodigiosa de las altiplanicies y de ¡calles en busca de una casa donde se les diera de comer; pero no
cumbres se mostraba donde quiera; los antiguosfrailes llevaron mu encontraron nada y entonces Benamor propuso como último recurso
titud de árboles frutales para destilar sus frutos en los alambiques? perseguir algunas gallinas que andaban por el camposin que se supiera
fabricar vinos de uvas, de manzanas, de duraznos, de perones,y portant quien era el dueño, y a reserva de pagarlas después, fuera de quien
sus huertas estaban llenas de estos árboles, y fuera de ellas había bosque fuesey costara lo que costase, matarlas y desplumarlas para proceder
de zarzamoras y membrillos que se propagaron por todo el bosque. a freírlas crudas después de dividirlas en raciones. Púsose en práctica
Losviajeros fueron llegando a la cumbre dela colina que ostenta ul el consejo sin vacilar, pero la dueñade las gallinas presentóse enfure-
macizo de árboles inmensos, y conforme llegaban amarraban suscal cida y sin dar oídos a quienes le presentaban los pesos en la mano para
llos en los troncos de los árboles y se internaban en las pintoresci que tomara lo que costaran las gallinas, envió a dar parte a la autoridad
ruinas y en los claustros conventuales, en uno de los cuales existe ul y se logró hacer venir al presidente municipal al lugar del atentado.
lugar llamadola Sala del Secreto, en la que dos personas colocadas € Algunas vecinas y vecinos habíanse reunido para presenciar el alter-
dos ángulos opuestos pueden platicar en secreto oyendo una de cado, cuandollegó el funcionario al teatro de los actores.
UN PASEO AL DESIERTO DE LOS LEONES 175
174 RUBÉN M. CAMPOS
AE
a pa
de solaz, escuchandolas recitaciones de los poetas, las salutaciones de Urbina y Valenzuela, sino como un estímulo para seguir adelante en
los oradores al gran artista y las composiciones tocadas por los pianis-. su carrera. El artista tenía cincuentay siete años cuando vino a México;
tas Pedro Ogazón y Ernesto Elorduy. El actor estaba feliz: jamás lo pero su agilidad juvenil era pasmosa. Con un rasgo evocado nos bas-
habíamosvisto tan cordial y tan amable como aquella noche; charlaba tará para formarnos una idea de su elasticidad muscular. En la escena
íntimamente con quienes podían comprender su idioma italiano; nocturna en que Otelo, atraído por las voces del tumulto sale revestido
mostrábase encantado cuandosele dirigía la palabra para ensalzar su de sus armas para oír y castigar, su cólera estallaba al ver la confusión de
arte y realzar las bellezas de los pasajes que nos subyugaban; de-
los culpables; y al exigir que se le diera exacta y verídica cuenta de lo
mostraba conocerla lengua española, aunque nola practicase, en los sucedido, con el alfange desnudo en la mano,saltaba sobreparado con
signos de aquiescencia que prodigabaal estar escuchando, y denotaba la impaciencia de un joven, de un hombre en plenavirilidad, ávido de
el placer que sentía al estar entre intelectuales que comprendían su pelea, difundiendo el espanto entre los que lo rodeaban en la escena.
arte de interpretador de los más insignes personajes creados por los Después nosinvitó a pasar al salón de estudio del escultor, donde nos
grandes dramaturgos de todoslos tiempos; cenó con nosotros alegre- rogó que nos sentáramosfrente al actor, quien tomó unasilla, sentóse
mente, pero bebió parcamente; y cuando se levantó de la mesa des- en ella y detalló una representación mímica de una cena que efectuaba
pués de quele fue ofrecido aquel ágape por Jesús E. Valenzuela, fue
sin que aparecieran ni mesa, ni platillos, ni copas, ni comensales, ni
para dar las gracias en su idioma natal con verdadera efusión, con- criados; accionaba sin hablar una palabra, por supuesto, sino
movido hasta humedecérsele los ojos y temblarle la voz, recordando sugiriendo todo con los ademanesy los gestos, con la potencialidad
sus mocedades y sus primeros triunfos en la escena, su vida de bo- evocadora de su claro y fuerte intelecto, con su pericia de moverse en
hemio en las ciudades por las que iba errabundo con las primeras la escena, esta vez reducida a la mitad de su acción por permanecer
compañías que lo contrataron, y luego sus grandesvictorias escénicas sentado, pero demostrando una habilidad y una perfección en el arte
en que las muchedumbres delirantes de entusiasmo lo aclamaban al de la sociabilidad para atender a las damas y 'a los caballeros que
finalizar una tragedia, mientras él se apretaba las manos enelclásico cenaban conél, para dar las gracias exquisitamente porlas atenciones
ademán italiano para significar que apretaba las manos de todosal que a su vez recibía, para ordenar imperiosamente aunque con mo-
sacudir las suyas entrelazadas contra su pecho. Esas victorias lo premia- dales de gran señor a los criados a fin de queel servicio fuera impe-
ban largamente de sus esfuerzos tenaces y lo decidían a seguir estu- cable, y por último, después de servido el café y encendidoslos cigarri-
diando con denuedo, pues estudiaba siempre, de día y de noche, llos, púsose en pie para dar las gracias como anfitrión a damas y
para no necesitar del auxilio de los apuntadores ni de los consuetas, caballeros por su presencia, e hizo una reverencia final invitándolos
por lo cual se sabía las tragedias y los dramas de memoria, íntegros, a pasar al salón.
porquesiendo el director responsable del éxito de las compañías que Cuando terminóel artista la representación de su escena muda, una
organizaba con los mejores artistas que escogía personalmente, su delirante ovación coronó la excelencia de su arte para mimar con es-
éxito estaba en conocere intervenir en todos los detalles, en valorizar tupenda veracidad todos los detalles con un señorío que recordaba a
todas las interpretaciones de los actores que lo rodeaban, todas las Lúculo cenando en casa de Lúculo, según la evocación latina, y con
realizaciones de los escenógrafos que decoraban las escenas, de los una gratísima intimidad que recordaba la cena de Baltasar de Alcázar.
modistos que vestían a los personajes de diversas épocas, según lo Todos desfilamos para darle y recibir de él un abrazo cuyo recuerdo
exigía la representación exacta de cada unade las obras que integraban perduraría al través de nuestra vida. Todavía permaneció con nosotros
su repertorio. Y ahora que estaba en una reunión tan grata y tan cara largo tiempo en el taller Ermete Novelli, que admirabasin restricción
a su corazón de artista, sentíase rejuvenecido, sentíase tan bohemio candoroso y sincero como un niño, los tesoros de arte acumulados
como en sus mocedades,y tan necesitado de estímulo, según nos decía /por el escultor en su taller, de nómade moro del desierto, mármoles
con cautivadora sencillez, que no consideraba aquella fiesta como un y bronces, óleos y aguafuertes, todo escogido porel ojo sagaz y experto
homenaje que le rindiéramos, según acababan de expresarlo Urueta, de Chucho Contreras; o escuchandolas bellas evocaciones del pianista
180 RUBÉN M. CAMPOS
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Ogazón hechas con su arte exquisito, una de las cuales, La Soirée dans
Grenade de Debussy, estaba acorde con aquel ambiente en que flotaba
el alma mora del maravilloso compositor francés que es sin duda el
creador del arte musical contemporáneo llevado hasta el justo límite XXVIII
de la poesía, y que nuestro pianista en la flor de la edad interpretaba
con una emoción que nuestro entusiasmo juvenil parangonaba a la Las sesiones de sobremesa del Liceo Altamirano
evocación que de esa música divina habían hecho aquí los grandes
pianistas Lhevinne, Paderewsky y Yolanda Meroe, que en aquella época
vinieron a México. Después que acompañamosal insigne actor hasta
el carruaje que lo esperaba afuera del pórtico en el fondo de cuyo
recinto plantado de árboles y flores estaba el taller del escultor, un
último aplauso interminable y unánime lo despidió al partir acom-
N DÍA, por aquellos años, recibimos los antiguos miembros
pañadoporel poeta Urbina; y todavía al alejarse volvía hacia nosotros
del Liceo Mexicano y los poetas y escritores residentes en
su rostro risueño, mientras su mano izquierda sostenía su sombrero
México, una invitación para cenar en el restaurante Sylvain
de anchas alas que se había quitado para despedirse descubierto, y con
firmada por don Joaquín D. Casasús y don Ángel de Campo,
su diestra no cesaba de saludarnos hasta que se perdió de vista, pues
para reinstalar la sociedad literaria que fundó el maestro don Ignacio
acaso su corazón le decía que aquel saludo era el último dado a sus
M. Altamiranoy de la que surgieron poetas y escritores de renombre,
amigos mexicanosa quienesjamás volvería a ver.
entre los que se contaban Luis G. Urbina, José M. Bustillos, Enrique
Fernández Granados, Luis González Obregón, Antonio de la Peña y
Reyes, José P. Rivera, Ángel de Campo (Micrós), José Peón del Valle
y Otros cuyos nombres olvido.
Cenamosalegremente,sin la expansión del bar, pero con las dulces
añoranzas del tiempo en que, bajo la presidencia del maestro, se reunía
el Liceo Mexicano en el coro dela iglesia de San Agustín trasformada
en Biblioteca Nacional; y el primer acuerdo que se aprobó por
unanimidad,al abrirse la sesión literaria después de la cena,fue el de
que se llamara la agrupación “Liceo Altamirano”, como un homenaje
al maestro muerto en San Remo en 1892.
¡Cuán dulcemente vuelvo a añorar hoy, después de treinta años, la
reinstalación del Liceo que fundara el maestro diez años antes, y cuyo
espíritu presidía como antaño presidió en cuerpo y alma, la primera
sesión! Los discípulos que yo conocí, jóvenesal llegar a México, hoy
estaban en la plenitud de la vida o comenzaban a declinar. Casasús,
que era el alma del nuevo Liceo Altamirano, era hoy un prócer en las
letras y en la política, en las finanzas y en el poder. Pero su predilección
eran las letras, y rodeado de los escritores que al lado de él debutaron
en la prensa bajo la dirección de Altamirano, volvíase a sentir joven, lleno
de vida y de bríos, y en cada sesión daba lectura a sus estudios sobre los
poetas latinos Virgilio, Horacio, Catulo, Tibulo, estudios saturados de
182 RUBÉN M. CAMPOS LAS SESIONES DE SOBREMESA DEL LICEO ALTAMIRANO 183
erudición y perfumados en la poesía antigua de la Roma de Auguste Las sesiones del Liceo Altamirano, de sobremesa después de cenar
Angel de Campo (Micrós), el pequeño gnomo que conocía y pint: juntos una vez al mes, eran una fiesta. Estaba convenido que no hu-
la vida mexicana mejor que nadie, con los ojos radiantes de inteligencj biera más que una lectura larga, cuando más de media hora, y en cam-
tras de sus espejuelos de cristal y oro,leía capítulos de su novela in bio. todos los comensales tenían derecho a leer lo que quisieran, sin
La sombra deMedrano, que hacía desternillar de risa al cónclave mi anuncio previo y sin solicitar la venia de nadie; y esta democrática
tras digería plácidamente jugosas viandas al calor de ricos vinosy en costumbre implantada dio buen resultado, pues una lectura aplaudida
el humo aromosode los vegueros. Victoriano Salado Álvarez dabale decidía a otro comensal a leer también un poema o una prosaliteraria,
tura con su voz melosa de payo tapatío a sus sabrosas narraciones las sobremesas duraban hasta que no había más lecturas. Entonces
Santa Anna a la Reforma, que integrarían un libro en que haría se levantaba la sesión y cada uno dejaba en una bandeja que tenía en
toda una época. José P. Rivera leía con acento costeño sus realis sus manos un criado, cinco pesos del cubierto en la cena, y una propina
cuentosregionales a los que llamaba Cuentos de mitierra, y que es de para los criados, si era su voluntad. Frecuentemente el señor Casasús
sentirse que no estén reunidos en un libro que reconstruiría la vida! pedía la cuenta y pagaba todo, sin permitir que nadie pagara.
jarocha que va desapareciendo. Carlos Díaz Dufoo leía con voz que Este acuerdo decelebrar las sesiones del Liceo Altamirano después
parecía recalcar cada frase sus Cuentos nerviosos en los que se debatía de una cenaenel restaurante Sylvain, duró hasta que el señor Casasús
la vida moderna con sus paroxismosde pasión. d terminó su nueva residencia de la calle de los Héroes, pues entonces
Cada cena estaba dedicada a uno de los escritores supervivientes de la nos invitó a todos a cenar en su casa cada mes y celebrar las sesiones
vieja guardia literaria de otras épocas, y así presidieron las sesiones : de sobremesa, para lo cual pasábamosa la biblioteca después de cenar.
cenaron con nosotros don José Peón Contreras, el dramaturgo con- En la suntuosa residencia el anfitrión era él mismo, campechano,jovial,
tinuador de don Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza, de don Manuel sencillo; se veía claro que la reunión delos intelectuales y de los artistas
Eduardo de Gorostiza y de don Fernando Calderón; los dramas de Peón era la de su predilección, pues a aquellas cenas, además de los escri-
Contreras La hija del rey, Gil González de Ávila, Hasta el cielo, que tores, eran invitados músicos, pintores y escultores, sin que jamás se
eran reconstrucciones vivas de la época colonial, habían sido repre- viera en ellas un negociante ni un político. Hablábase de arte úni-
sentadas en todoslos teatros mexicanos, y su fama era de las mejores y camente, se leían composiciones poéticas y literarias, y algunas veces
más bien ganadas durante medio siglo de lucha. Conocíamosle por tocaban en el Steinway del salón de recepción, adonde nos tras-
tradición desde sus mocedades, cuando enla ciudad de Mérida, su tierra ladábamos, el pianista Villaseñor o el pianista Ogazón. Esas cenas
natal, daba serenatas a las damas yucatecas con el cancionero Chan Cil, fueron memorables por la sencillez que reinaba en torno de la mesa
vestidos ambos de trovadores medievales. Otra sesión fue presidida por opípara en la que se libaba fina y parcamente. Micrós era el
don Rafael Ángelde la Peña, autor de un Tratado de literatura y de una comisionado para recordar quetal día habíase designado parala sesión
Gramática española que le dieron autoridad de maestro en el buen del Liceo Altamirano, y a la hora señalada llegábamos puntuales, y
decir, y lo elevaron al rango de don José Rufino Cuervo entre los ha- después de charlar un momento en el salón, donde nosrecibía el an-
blistas y escritores hispanoamericanos. Presidió otra cena don Emilio fitrión, pasábamos al comedor para subir después a la espaciosa bi-
Rabasa, autor de una serie de cuatro novelas, La bola, La gran ciencia, blioteca, donde se abría la sesión literaria en torno de una gran mesa
El cuartopoder y Monedafalsa, en que pinta sencilla y fielmente la vida preciosamentetallada, arrellanados los invitados en cómodossillones
mexicanade la provincia. Don Justo Sierra presidió otra sesión en la que que circunvalaban la mesa. Los ricos vinos habían quedado en el come-
escuchó un cumplido elogio de sus obras literarias, con las cuales se ganó, dor, y en la bilioteca solamente se tomabael café y se fumaban puros
comoenla cátedra, el nombre de maestro; siendo poetajuvenil, los versos - habanos que los criados ofrecían solícitos, y retirado el servicio del café
de su Playera fueron en una época los más populares, recitados y can- abríase la sesión literaria y daban principio las lecturas. Fue festejada
ES
tados con música de nuestros cancioneros; y en la alta poesía dejó poe- ' una sesión en la que Balbino Dávalos, a la sazón encargado de negocios
mas magníficos como “Otoñal”, “Oda de Víctor Hugo” y muchosotros. de México en Lisboa, presentóse sin haberse anunciado con el derecho
184 RUBÉN M. CAMPOS
obra subterránea de multitud de conspiradores, que por defens¿ esa conciliación turbia y bochornosa; tenemosla imprescindible obligación
propia preparaban con tenaz labor anónimala revolución. de infiltrar el valor civil en las masas y denunciar todos los abusos que
cometan los empleados públicos, sean quienes fueren, y de acusar a los
La literatura de los periodistas de la oposición era candente y eficaz
que violan la constitución y las leyes de Reforma.
para exaltar los ánimos, pues aunqueel formidable polígrafo don Frz
Ya el clericalismo no es el monstruo que vio Gambetta; ya está caduco y
cisco Bulnes haya escrito que “en México, donde nocristaliza un fue derrotado por los esplendores de la ciencia; pero que no lo salve del
poder plutocrático, la opinión pública la fabrican las medianías de despeñadero el potente dique del despotismo que nos gobierna.
proletariado intelectual”, la verdad es que esa literatura, mediocre€
no, mantenía una tensión constante en el espíritu popular, efecto que Como se ve no había medianías del proletariado intelectual, sino
se obtiene más eficazmente por medio de un lenguaje que el pueblo fuertes pensadores entre los miembros de la oposición que encen-
comprenda, y no con un lenguaje retórico que no va directamentea dieron la revolución, y si no fue encarcelado quien hacía la síntesis de
alma del pueblo. Sin embargo, había claros y fuertes talentos en la la situación tan resueltamente, fue porque se escudaba con llevar el
filas de los escritores revolucionarios, como don Fernando Iglesias Cak ¡nombre ilustre de don José María Iglesias, uno de los más preclaros
derón, que hizo un resumendela situación política en este párrafo: patricios mexicanos, así como Camilo Arriaga tenía el abolengo del
inmaculado constituyente don PoncianoArriaga.
De hecho, la Nación está sometida a una dictadura militar que ejerce, no Por lo demás, los escritores del movimiento literario que revolucio-
el despotismo franco y abierto que tiene cierta grandeza en la acepte: naba la literatura, si se habían abstenido de conspirar, no estaban ig-
viril de su conducta, sino el despotismo hipócrita que se encubre en norantes de lo que pasaba en torno deellos. La dedicatoria del libro
apariencias constitucionales. Se han conservado los nombresdelas c de don Francisco 1. Madero La sucesión presidencial “A los señores
hay división de poderes, hay estados libres y soberanos, hay cámaras co
redactores de la Revista Moderna de México”, que pasó por nuestras
gisladoras, hay garantías individuales, hay constitución de 57. De hecho, l:
constitución es un mito, las garantías individuales una ilusión, las cámara
manos y que todos leímos, fue la primera clarinada que ponía en
unas corporaciones de consigna, los estados unos feudosy la divisióndi guardia al país para la acción cívica despuésdela entrevista Díaz-Creel-
los poderes unatriste parodia del dogmade la Trinidad, en la que hay tres man, y un testimonio de queel líder más preclaro de la revolución que
poderesdistintos y un solo mandón verdadero: de hecho, no hay más qu se preparaba conocía y estimaba al grupo de los escritores modernis-
una autocracia más despótica que la del zar de Rusia. En el terreno delo; tas, de uno delos cuales, Alberto Leduc, era un correligionario a quien
hechos hay que hacer conocera la nación el engaño de quees víctima, hay quería y estimaba, porque conocía su empuje y su franca rebeldía de
que patentizar que los funcionarios que han protestado guardar y hace hombrelibre que jamás quiso aceptar nada ni pidió nada a un gobierno
guardar la Constitución, son, sencillamente, unos mandatarios infieles. cuyos errores fustigaba a voz en cuello en los corrillos, públicamente,
temor a ser encarcelado o perseguido.
Don Ricardo García Granados escribía lo siguiente:
No hay, en efecto, que olvidar que la democracia tiene por base la iniciativa
individual, las virtudes cívicas, la constancia y la abnegación, y que ef
dondeéstas faltan, el gobernante más desinteresado se ve obligado,
las circunstancias, a proceder despóticamente, para evitar la anarquía, €
que la sociedad caiga en poder de aventureros audaces y sin conciencia.
premio a la reconcentración de su intelecto en la labor constante de de la casa de huéspedes que habitaba con Guillermo de la Peña, ex-
pensar, absorbente de todas las actividades. El bar es concurrido además celente camarada que administraba la Revista Moderna, y donde
por multitud de gente alegre, de jóvenes ociosos para quienes la vida íbamos a almorzar alegremente, mientras nosotros seguíamos a pie
sonríe, que hallan muy sencillo tener una hora de disipación, o un día de hacia la calle de San Lorenzo. En el camino alguien propuso tomar la
disipación, o una vida de disipación; pero no saben que el alcohol que copa del estribo en una cantina que surgió al paso, de las mil cantinas
por más o menos años fue un placer y un pasatiempo, un estímulo y un que tenía entonces la ciudad, y sin vacilar entramos y pedimos cada
acicate, con los años se convierte en una necesidad, en una urgencia, en uno lo que nosvino en gana. Pero el incidente penoso nos había lle-
un hábito fatal y por último en un vacío. El alcoholes un vicio que conduce nado de tristeza y nadie bromeaba ya.
atodoslosvicios, y el orgiástico es un crapuloso al que no detiene ningún —Loterrible de estas paraplegias —decía Guillermo de la Peña— es
valladar y que no respeta nada. La frase terrible de Edgar Poe, “el que ha que nadie sabe a qué hora se presentan ni cuándo estallan: está uno
bebido beberá”, es un estigma de fuego que marca al condenado a des- muy quitado de la pena, bebiéndose una copa como Banuet, sano,
cender a toda degeneración, y cuyo desenlace trágico no es solamentela fuerte, siempre de buen humor, cuandoel mal traidor lo fulminay lo
muerte, porque si ha engendradohijos ellos heredarán todas las miserias paraliza, sin que se haya dado cuenta desde cuándo estaba amenazado
y degeneracionesfísicas y morales del alcohólico. del terrible mal ni cuándoestallaría...
Hemos estudiado antes, aunque ligeramente, las alegrías del bar, —Noescierto —dijo Benamor Cumpsinterviniendo ante la expec-
Pero es preciso que anotemos, aunque sea también ligeramente, la tación de todos—. Todos sabemos qué mal fatal llevamos con nosotros,
tristeza del bar. Cierto día hallábanse algunos de los personajes de que nos acecha, de cuando en cuando, piadosamente, nos da un aviso
quienes hemosestado hablandoenel bar llamadoEl Palacio de Cristal; preventivo: lo presentimos, lo vemosvenir, lo sentimos ya en nosotros,
bebían alegremente una copa en el muelle, que como hemosdicho en nuestros entorpecimientos musculares, en nuestras cóleras sordas, en
era el mostrador donde los cantineros confeccionaban y servían las nuestro trágico despertar después de una orgía, en nuestra amnesia
copas. Bebían los amigos antes de ir a comer juntos y con cierta pre- que nos hace olvidar todo como si cayera un telón entre el pasado y
mura no la última copa, sino la penúltima, como ellos decían en hu- el presente, en nuestra acrimonia para los seres más queridos, en el
moresca superstición de que jamás debe beberse la última copa, pavor constante porque no sabemos qué peligro nos amenaza, en los
cuando de pronto vino a turbar su ruidosa alegría un incidente ex- insomnios que ya no nos dejan dormir como antes, en las paralizacio-
traño: Pancho Banuet, que tenía en la mano una copa de ajenjo, de nes dolorosas de las extremidades que se nos duermen y que no pode-
pronto empezó a palidecer y a titubear en la pronunciación; detalle mos mover al despertar...
que pudo notarse porque a la sazón hablaba él con el humorismo —iCállese usted! —dijo Valenzuela sordamente sacudiendo un
gracioso y mordaz que le era característico; viose que la copa se le: brazo de Benamor, junto al cual estaba, y bebiendo de un sorbo su
escapaba de las manos, que sus piernas flaqueaban temblorosas y que copa de brandy.
perdíael equilibrio,lívido y aterrado; y al ir a desplomarse enel piso, Y arrastrando a su amigo lo sacó de la cantina premuroso,la cabeza
Aurelio Ruelas, el arquitecto hermano de Julio el pintor, logró soste- baja, sin hablar, absorto en quién sabe qué pensamientos, presuroso
nerlo en movimiento súbito recibiéndolo en sus dos brazos para que por llegar a la comida que esta vez iba a ser fúnebre, temeroso como
no cayera. El estupor cundió entre todos, las copas fueron puestas sin si quisiera huir de sí mismo.
vaciar sobre el mostrador, nadie osaba comentar el caso, y cuando Subieron las escaleras y llegaron al pequeño comedor dondeyaes-
Banuet intentó dar un paso y no pudo, pueslas piernas pendían inertes taban sentados los demás comensales; y frente a la entrada, Banuet
como el trapo, determinamos salir del bar sin consultarnos previa- empuñaba una copa sentado, sin poder ponerse en pie porque ya sus
mente; y Raúl Landázuri y Aurelio Ruelas al salir del bar cargaron a piernas no lo obedecían, y exclamaba irónicamente saludándonos con
su copay repitiendo el grito de guerra que enseñó la Santa de Cabora,
Banuet a quien tenían cogido cada uno por un brazo sobre los hom-
Teresita Urrea, a los indios rebeldes de Tomóchic:
'
bros de ellos, pararon un cochey lo subieroninerte, dandola dirección:
|
194 RUBÉN M. CAMPOS
Deestos agitadores, aunque no delos líderes que se ocultaban y creyendo quelos favores de la diosa fortuna se prodigan en quien
gazmente para evitar ser perseguidos y capturados, sino de | los ha recibido, quiso volver a vivir la vida fácil que había vivido, y
desconocidos que no tenían aún sobreellos el ojo de lince del dete cuando creía hallarse a la mitad de una larga vida, un segundo
tive, se deslizaban muchosen los círculos del bar que recorrían ope de aque vino a fulminarlo concediéndole como una graciael dejarle
tunos, simulando presentaciones eventuales, aceptando invitacion la vida en suspenso, en entredicho, mientras el destino daba su fallo
fortuitas y correspondiendola invitación a sentarse con una rondaé inexorable. Pero esta vez el dilema era definitivo: o renunciaba a
copas, para poder permanecer en un círculo y escuchar, sondear | todo placer sensorial para seguir viviendo, o desafiaba al tercer
ánimos, explorar las conciencias por ver si había entre ellos la ataque del que caería muerto. El pronóstico fue dicho al enfermo por
filiación conspiradorae insinuarfraternidadesy alianzas para eng lun médico que conocía el temple de su alma, y el poeta optó por con-
la nube amagadora de la oposición que se cernía en el horizonte pa servar el don precioso de la vida. Entonces viose un caso extraño:
deshacerse en tromba revolucionaria. 1 'aquel hombre que durante veinte años, al llegar la catástrofe de su
Por entonces viose aparecer en México una nueva primavera ] “fortuna, había tratado de quitarse la vida con el mejor y más lento
nuestra literatura. En el ocaso de su malograda vida, Valenzuela wi de los venenos, porque es bebidoa tragos, y cada vez queel elixir de
llegar una nueva pléyade de escritores que iban a continuar la ob 'muerte es bebido produce la ilusión de sentir y gozar todoslos pla-
emprendida. Surgió Luis Castillo Ledón, que venía del oeste, de ceres, había dejado correr el tiempo inadvertidamente, en un deli-
tierra nayarita de Amado Nervo, con su bagaje de ensueñosa los ciosofar niente que lo había compensado de su caída y lo había hecho
daba forma en lindos versos y prosas exuberantes de juventud,y feliz, como lo dice en dos bellos versos:
su intelecto apto y sus pies ágiles para ir en peregrinación a recorrer
Yo soy de mis sueños el único dueño;
itinerario de Hidalgo, a fin de reconstruir acuciosamente las etapas
verdad o mentira, yo he sido feliz.
campaña del héroey testificar las rectificaciones históricas que de
darle fama de historiador. Surgió Roberto Argiúelles Bringas,el p oet
Y ahora que estaba herido de muerte quería, vigilante y anheloso,
de hierro que forjaba sus versos a martillazos en la fragua de1
indemnizarse del tiempo perdido; y con unaactividad febril discurría
cíclopes, y en quien despuntaba esplendorosamente una personali d:
y dictaba bellos versos que ya no podía escribir, comosi tuviera prisa
que pronto vino a segar la muerte. Surgió Manuel dela Parra, con S
de terminar un poema por temor de que la muerte lo sorprendiera.
paisajes de lejanías y sus reconditeces de alma de ensueño, evocadí
Su inteligencia estaba lúcida; pero su voluntad necesitaba un poderoso
de otras edades cuya visión llevaba en su espíritu, conturbado por ul
"revulsivo para obedecer, y suprimido el revulsivo, ya no obedecía. Obs-
penasin fin. Surgió José J. Núñez y Domínguez, el continuador
estirpe de los fuertes intelectuales veracruzanos, de los que cuar tinábase en componerpara decir lo que tantas veces pudo haber dicho,
“en el buen tiempo de la reacción diaria en que componía con tanta
cae uno, otro queda en pie, comosi recibieran el legado de sost
el nombre de los escritores de primer orden. Surgió Abel Sala “facilidad y recitaba complacido con el deleite que veía en torno suyo,
que como hemos dicho conquistó de un golpe su alto nombre € "aquellos sonetos en queestabareflejada su alma sensitiva y su voluntad
“indomable. Pero evidentemente que su débil espíritu analítico le hacía
poeta, al resultar vencedor en unos juegos florales en que ganó e
recoger aquello que en otro tiempo hubiera desdeñado: y recogía
un poema “La flor natural”. Estos y otros poetas y escritores de sig
“avariciosamente las partículas de su intelecto que tan derrochador
ficación, fueron, como hemosdicho, los que descollaron en la
“fuera en otro tiempo,y con los despojos del botín de su vida entretejía
de amordela belleza al tramontar la era neorromántica, que coincidi
¡pensamientos que a veces solían hacer que uno lamentara el que no
con la caída de Ícaro del poeta Valenzuela.
"hubiese escrito tantas cosas como aquéllas que ahora ya no podíadecir.
El proceso de su larga enfermedad habíase anunciado; y como Dos libros pudo dictar mientras su enfermedadle permitió pensar y
primer ataque del mal fue vencido fácilmente, la confianza renació
dar forma a sus pensamientos con su imaginación a veces resplan-
aquel espíritu a quien la fortuna había sonreído desde la adolescen€
198 RUBÉN M. CAMPOS LOS SÍNTOMAS PRECURSORES DE LA REVOLUCIÓN 199
a,
—— ——
deciente y a veces eclipsada, pero a pesar de esas intermitencias sy escanciado en bocas purpurinas,y su fantasía idealizadora que embe-
espíritu de artista pudo dar el canto delcisne. lleció la estatua de Tanagra de una amarilla musmé de Yoshiwara,a la
Las alegrías juveniles que ya solamente pudo oír aunque no partici que cantó en un bello poema,fueron como un bólido errante que pasó
pase de ellas en su lecho de inválido, fueron un consuelo precioso para por el cielo de nuestro arte siempre electrizado, como la atmósfera de
su tribulación, pues los demás amigos de antaño habían tenido que nuestra política que es cual una fragua en la que se forjan hombres.
seguir la corriente de la vida y unos habían desaparecido, otros habían Los poetas jóvenes, por tanto, venían a anunciar una nueva pri-
dejado la vida muelle y licenciosa de la soltería, y otros habíanse enro- mavera de arte en nuestrasletras, y ratificaban el concepto de que cada
lado definitivamente en las avanzadas de la revolución. Jesús Urueta nueva generación literaria da una eflorescencia exquisita, sea cual
había fundado un periódico político que compartía la notoriedad del fuere la dirección que tome la producciónliteraria. Cada florecimiento
día con otro periódico político que escribíaJesús M. Rábago y Francisco de una época trae sus normas de belleza, sus inclinaciones delineadas
M. de Olaguíbel, que había sido también colaborador de la Revista por los maestros que surgen en la literatura universal; y es en vano
Moderna. Ciro B. Ceballos escribía un libro, Aurora y ocaso, en que pretender que se perpetúe un modelo o quesetrate de revivir otra
diseccionaba el encumbramientoy la decadencia del presidente Díaz. época pasada, porque enla literatura, como en la moda, quien escribe
Amado Nervo era secretario en la Legación de México en España. Los en anticuadas formas o quien viste en trajes pasados de moda no está
demás habíanse dispersado siguiendo cada uno su destino. al día, desentona en la corriente del pensamiento que todolo arrolla,
Entre los poetas de laRevista Moderna que surgieron poco después, que no se detiene jamás, porquesi se detuviera, la humanidadsufriría
hay que recordar a Efrén Rebolledo, exquisito orfebre cuyo nombre se un golpe de muerte; y la humanidad está apenas en los principios de
me había escapado porque apenas en la aurora esplendorosa de su una vida intelectual definitiva, y la producción literaria recogida hasta
iniciación fue enviado a la Legación en Guatemala, donde pasó su ju- hoy no será sino los primeros intentos del pensamiento humano para
ventud; después a la Legación en Tokio donde pasó su edadviril, y elevarse sin el lastre de los ensayistas que la han precedido hasta hoy
más tarde a la Legación en Oslo, dondevio llegar la madurez de su vida y que han zozobrado en un piélago de contradicciones con las que
malograda en residencias lejanas, mientras la vida tumultuosa de unos deshacen lo que han hecho otros, quienes a su vez encuentran
México rugía desbordándose en los estrechos cauces de las democra- en cada pensador un antagonista al que destruyen antes de ser destrui-
cias oprimidas que corrían en derivación ansiosas de encontrar los dos ellos mismos, hasta que del encadenamiento de exploraciones y
remansosde la verdaderalibertad. La poesía de Rebolledo, portanto, fracasos surja un día el derrotero definitivo que ha de seguir la humani-
es ajena a ese convulsionismo de ideas en lucha que se siente vibrar dad por entre las ruinas de tantas teorías, entre las que quedan los
en otros poetas contemporáneos nuestros. La poesía de Rebolledo es libros como las osamentas de tantos héroes que han caído comba-
esencialmente erótica; pocas veces se remonta a ensalzar ensueños tiendo en servicio de la intelectualidad.
alados y apariciones vagarosas apenas entrevistas: lo esencial en su
poesía erótica es laudar la conjunción gloriosa de dos juventudescar-
nales, el choque eléctrico de dos espasmos fundidos en unosolo, la
hermosura de la hembra inmortal y fecunda, la glorificación de la ju-
ventud de Venus en plenitud de belleza, de Anadiomena surgida del
mar en una evocación más poética que la de Eva surgida dela costilla
de Adán en idéntica plenitud de hermosura. Este poeta, cuya vida malo-
grada hubiera sido fecundasi sus actividades hubieran hecho eclosión
en la tribuna o en el foro, en uno de los periodos más álgidos de la
vida política de México, fue a morir a Madrid, siempre agregado a una
legación. Su existencia desencantada que tuvo por premio el placer
XXXII
teatrosy se refugiaban en el cabaret La Parroquia, situado en la esquina asco y horror por todo. Lograbasalir sin haberse cambiado ropa inte-
de Tarasquillo, donde hervía la gente de trueno, mientras el pianista rior, ni siquiera cuello y puños de camisa, él, antes habituado al baño
Pomartocatacateaba sus danzas en el piano que rodeabanlas hetairas diario servido por bañistas expertos y deteniéndose en el pasamano
para bailar de coconito con quien las tomase. A esa hora caían por de la escalera en cuyos peldaños una vez Rafael Martínez Rubio res-
racimos, acompañadas por los galantuomos que se complacían en balóse y fue a dar hasta el piso bajo en un glisar de posaderas, bajaba
acompañarlas en espera del beneficio, el dormitorio gratis ed amore. lentamente y echábase a andar para ir de bar en bar en busca de los
Venía el Pajarito, que era como el consejero de almohada de las pe-: amigos.
cadoras de amor; venía Lerdito el pianista, a quien se disputaban en Cuando lo veíamos asomar a la puerta como un espectro en-
un volado “águila o sol” las hembras más hermosas; venía Chucho venenado de alcohol, Valenzuela pedía al mozo una copa de coñac y
Martínez a quien se llevaba la vencedora vendado para que no viera su una botella de gingerale, la que vaciaba en un vaso con hielo, volcaba
suerte hasta después, y que tras el premio pedía un reintegro. Éstos y el coñac y ofrecía al enfermo el remedio único que hay —similia simili-
muchos más favoritos de la fortuna se codeaban con el Camaleño y con bus curantur— para volver a la vida a un intoxicado de alcohol. Urueta
el Colorín, mataory novillero que estaban de moday traían su séquito veía aterrado al pobre niño que llevaba el vaso a la boca con manos
de banderilleros; y toda el hampa de trasnochadores elegantes, de vivi- temblorosas, el primer síntoma del delirium tremens, y bebía ávida-
dores que bebían al acaso, merced a la prodigalidad mexicana, pues mente hasta agotar el brebaje salvador y clamaba con voz sorda —¡Esto
un mexicano nunca bebe solo, sino que en un lugar de placer derrocha no es posible! ino es posible! —mientras pasaba su mano piado-
todo lo que trae para que todos estén contentos, y como siempre hay samente por los cabellos floridos de la víctima, la cual empezaba a
alguien que le corresponda, así se va encadenandola orgía que da fin reaccionar con una risa nerviosa, con la mirada acuosa, la boca hin-
al amanecer. chada y desgarrada, hasta que por el prodigio de la juventud volvía la
A esa hora iba Coutito, o más bien era llevado por Amparo, al Hotel sangre a circular y a vigorizar generosamente el corazón, ¡y el etilismo
del Moro, que era suyo y que estaba en donde están hoy las pa- volvía a empezar!
pelerías del Coliseo, y donde una noche que Tablada fue a dormir. Un mediodía corrió por el bar una noticia siniestra: Couto estaba
por eventualidad, contaba que las chinches se habían bebido el vaso atacado de pulmonía en la casa de Amparo. Pronto inquirimos que
de agua. Y cierta vez que Elorduy quería tomar un cuarto, le aconsejó Couto había pagado su rescate y le había puesto una vivienda en la
que mejor buscara un cuarto en el Hotel de Ventas, casa de remates que calle Verde donde apenas se habían instalado. Y cuando íbamosreuni-
acababa de abrirse. Al mediodía Couto despertábase solo, pues Am- dos a visitarlo y nos trasladamos en un coche a la calle Verde, Couto
paro partía a hacer la toaleta complicada de las sacerdotisas de Venus, había muerto de una pulmonía fulminante.
bañarse en baño turco-romano, con masaje y reposo para recibir la Atardecía cuando llegamos a la cámara mortuoria, una pieza baja
ducha y nadar en la piscina, perfumarse, cambiarse pulcramente de con una ventanaa la calle. En un catre de fierro estaba el féretro negro.
limpia para estar apta al combate de Eros. Mientras el desventurado Algunas flores regadas por el suelo y una pequeña corona sobre el
artista, después de la orgía a la que había llegado niño, levantábase ' ataúd. Dos o tres mujeres enlutadas, entre las que lloraba silen-
penosamente, tembloroso y febril, con el sabor abominable de la ciosamente Amparo. Pobres gentes acurrucadas en el suelo o sentadas
crudez en la boca, y las encías agrietadas de enfermo de piorrea; en pobressillas de tule. De pronto se oyó rodar un carruaje y tres
vestíase tambaleante alargas pausas en las cuales volvía a caer sobre jóvenes y un señor anciano, rigurosamente enlutados, descendieron
el lecho revuelto; no acertaba a aliñarse porque extrañabalos útiles de ' y pidieron permiso de entrar. Los amigos del muerto, Ciro Ceballos,
su casa elegante de gente bien, y tenía que conformarse con inclinar Pedro Escalante Palma, Raúl Clebodet, Benamor Cumps, se apartaron
la cabeza en unajofaina de peltre, lavarse mal por el entorpecimiento /para dejar pasar a los deudos que eran un tío, un hermano y dos pri-
de sus músculos doloridos, de su cefalalgia aguda, de su amnesia que mos, y venían a dar el último adiós al finado. Permanecieron de pie un
le hacía olvidar todo ¡a los veinte años!, de la náusea que le hacía sentir momento,y luego se obstinaron en suplicar que el ataúd fuese abierto
204 RUBÉN M. CAMPOS
para ver por última vez a Bernardo Couto. Despuésde titubear par
no violar la disposición del médico que prohibió terminantemente qu
se abriera el féretro, Amparo cedióal fin y ofreció la llave para que. XXXII
deseo fuese cumplido. Los deudos desfilaron uno a uno para ver
la faz amada y llevar su imagen fotografiada en la memoria; y desp 1é La tercera víctima del bar, Jesús E. Valenzuela
de que fue cerrado para siempre el ataúd, los deudos ofrendaron
corona de flores de porcelana que los jóvenes dejaron a la cabeza del
muerto, no sin haber vuelto a poner la corona pequeñaenel lugar quí
ocupaba antes. Y cumplido el piadoso deber, salieron lentamente
subieron al carruaje y desaparecieron.
Unodelos jóvenes se contagió, cayó atacado de pulmonía, y a pesa
de los cuidados que se desplegaron para salvarlo, murió a los och A TERCERA VÍCTIMA del mal del bar fue Jesús E. Valenzuela.
días después de la muerte de Bernardo Couto. Valenzuela iba a cumplir cincuenta años; tal noticia nos daba
por medio de un telegrama para que el próximo domingo
no dejáramos de concurrir a Tlalpan; y así fue que al llegar
el día señalado nos apresuramos a tomar los trenes del meridiano a
fin de no ser los últimos en llegar; y al arribar nos sentimos muy con-
trariados, porquela casa solitaria presentaba un aspecto sombrío. En
la sala hallábanse ya algunos amigos fieles del poeta, Chucho Trillo,
Avelino Gavaldón, Leopoldo Vázquez, Salvador Cordero y otros.
Nosotros, que habíamos hechoel viaje alegremente y esperábamos
pasar un día delicioso, quedamoscontrariadosal ver los rostros altera-
dos como por una intensa preocupación, de las personas que se nos
habían adelantado y que se pusieron en pie a nuestra llegada, como
para dar más solemnidad a la recepción, y nos consternamos cuando
el hijo mayor de Valenzuela se adelantó hacia nosotros y nos dijo en
voz baja:
—Tengola pena de decirles que mi papá sufrió un ataque, y aunque
fue ligero, se encuentra reposando mientras es la hora de comer, y el
médico ha ordenado que por ningún motivo se le hagan preguntas
sobre el incidente, y todos platiquen y estén contentos como si no
hubiera pasado nada.
Rodeamos al joven abrumándolo a preguntas, y mientras sa-
ludábamos a los demás y nos sentábamos, Emilio nos contaba a gran-
des rasgos lo sucedido:iban a acostarse cuando oyeron de la recámara
contigua un ruido como si se hubiera desplomado un cuerpoen el
suelo: corrieron precipitadamente y encontraron al poeta que yacía
caído sobre el pecho, mientras un estertor brotaba de su garganta, sin
articular palabras; y cuando lograron incorporarlo y ponerlo sobre el
LA TERCERA VÍCTIMA DEL BAR, JESÚS E. VALENZUELA 207
206 RUBÉN M. CAMPOS
señora Blanco: “Si tu mal tiene remedio ¿de quéte apuras?y si no tiene
izquierda no obedecía a ejecutar el movimiento que iniciaba cl L remedio ¿de qué te apuras?”
diestra, y su pierna izquierda estaba inerte, en tanto que su mi —¡Es verdad! —dijo Valenzuela reaccionando con la impetuosidad
espantadaestabafija en un punto vago. Las señoras fueron despe de un toro al sentir una banderilla de fuego—. ¡A vivir!... —agregó
y Emilio corrió a avisar al doctor Alfonso Banuet quevivía cerca, el cua incorporándose; y arrojando a un lado las colchas con la diestra, pidió
vino inmediatamente y ordenó un lavado y un drástico para limpia a e lo vistieran, lo afeitaran y lo peinaran, para recibir correctamente
desalojar las obstruccionesintestinales y estomacales. El enfermo pog a sus visitas.
a poco volvió a su normalidad,la tensión nerviosa se suavizó,losri d Sus amigos íntimos, sin embargo, no habían esperado a quesaliera
y las anquilosis fueron desapareciendo a su vez, la corriente arte ia y habían hechoirrupción en la alcoba con el derecho de su intimidad.
pudo bañar al corazón con su impulso habitual; y como resultante Entraron jubilosos, sonrientes, tratando de hacer olvidar al poeta el
reflejóse en todo su cuerpo la dulzura de volver a la vida, de sentir la golpe inicial que a su clara inteligencia no se ocultabala trascendencia
circulación de la sangre generosa que se traducía en la sonrisa de satis. que iba a tener.
facción de quien se ha salvado de un gran peligro, y de benevolencia —¡Buenosdías, Chucho! —dijo Ceballos.
afectuosa hacia los rostros aterrados que lo circundaban y que poco d —¡Feliz hemiciclo de años! —dijo Tablada.
poco fueron dejando su aspecto de estupor por la emoción detran. —¡Qué se encienda el fuego nuevo de los aztecas! —dijo Salvador
quilidad y de esperanza que les infundía aquella sonrisa. Vinieron Cordero.
palabras sacramentales en esos casos: “¿Cómo te sientes?” “¿Cómo —i¡Va mi saludo finisecular, compaire! —dijo Clebodet.
estás?”, y el poeta, que era un incorregible humorista aun en las cri ; Valenzuela creyó o fingió creer queellos ignoraban la verdad, y com-
más estupendas, en cuanto pudo hablar pidió trabajosamente u placido y sonriente recibía y devolvía los abrazos solamente con el
espejo para mirar su boca torcida antes de que fuera a desaparecer brazo derecho, simulando que tuviese ocupada la mano izquierda con
rictus. Trajéronle el espejo, viose y rió alegremente, y cuando un pañuelo desplegado, pero en realidad porque el entorpecimiento
preguntaron porquéreíadijo: “es para poder imitar mañanaeste ges del brazo aún nole permitía ejercer la acción de abrazar. Un instante
cuando lleguen mis amigos”. despuésel poeta hallábase plucramentevestido, frescamente afeitado
En ese instante otro de los hijos, Pepe, vino a llamar a Benamor y aliñadamente peinado; erguido como en sus mejores años, sonrien-
Cumps por ruego del enfermo que ya había despertado; y el amigo te y juvenil a pesar de las hebras de plata entreveradas en su cabellera
fiel pudo ver el efecto del prólogo de aquella tragedia siniestra que negra y naturalmente ensortijada tras la loción del peluquero, recibía
iba a desarrollarse: los ojos brillaban escrutadores y terribles fin- y devolvía saludos amable y jovial, prodigando leves inclinacionesa las
giendo una alegría que resultaba siniestra; las manos temblabanal ir. damas que habían recibido la misma consigna de alegría y disimulo,y
a dar al recién venido un saludo cordial; los cabellos en desorden quelo felicitaban cordialmente, y afectuosos saludos a los caballeros que
caían sobre los ojos profundos como las cuencas del espectro de la habíanse quedadoenla sala y que fueran sus amigos de infancia, Trillo,
muerte, y al iniciar una sonrisa vio Benamor claramente que se dibu- Cándano,Villaurrutia, que aunque familiares eran cordialmente res-
jaba el rictus temible y la boca íbase hacia un lado, mientras la lengua petuososy no veían con buenosojosla familiaridad de los escritores.
no estaba libre aún del entorpecimiento causado por el ataque de El poeta extrañóse pronto de que nadie bebía, y a una señal suya apare-
hemiplegia, aunque el poeta hiciese un esfuerzo sobrehumano para ció un criado trayendo en una bandeja de plata las ánforas de cristal
aparecer libre de aquel entorpecimiento, y más aún, por creerse él de roca henchidas de coñacy las finas copas de Bohemia delargostallos
mismo libre del formidable amago. Mas notando la abstracción de su que semejaban abiertas flores monopétalas rebosantes de rocío en un
amigo que se había sentado a un lado del lecho, le preguntó de / cáliz de oro. Y generosamentecorrió el vino de matiz ámbar como en
pronto: —¿En qué piensa usted? —Benamor sintió un estre- otros tiempos,y las copas fueron alzadas a la altura de las bocas para
mecimiento y contestó implacable: —Pensaba en una máxima de la desear al festejado la salud que tanto necesitaba, y que todos lamenta-
208 RUBÉN M. CAMPOS LA TERCERA VÍCTIMA DEL BAR, JESÚS E. VALENZUELA 209
ban íntimamente al ver herido de muerte a aquel hombre que semeja] aigado del claustro materno, como el hipocampo desarraigado y
un árbol fulminado por un rayo que desgarra su tronco de arrib re de su crústula de lofobranquio; y cuando el hombre : cree
abajo, y desgarrado ya, lo deja vivir íntegro y fresco bajo su
plenitud de vida, sano y fuerte, un primer aviso le recuerda que e
verde, pero herido de muerte en el corazón. ¡Ñ E rmen del mal creció a la par que el germen del bien y va a verse ahora
La comida, sin embargo,fue alegre y cordial; el doctor, que era un ién de los dos es másfuerte.
de los comensales, al servir los criados el vino del Rhin dio gen
rosamente su real permiso al enfermo para que bebiera unos dos
dos de champaña. La ventruda botella fue sacada del cubo de >
que refrescaba otras muchas, y descorchada sobre la mesa; y al
son:
el taponazo que retachó en el plafón del comedor, y serle escanciz
la copa burbujeante de espumaal héroede la fiesta, todos levantamos
nuestras copas mientras él levantaba la suya, y de todo corazón le de
seábamosla saludy la vida,la fortunay la felicidad. Él vació de un t
los dos dedos de champaña que previamente había hecho medir ve
viendo los dedos hacia abajo, y al recibir la saturación bienhecho
parece que todas sus fibras se sintieran bañadas, rejuvenecidas, vueltz
a la vida. Su sonrisa volvióse alegre y franca, sus ojos brillaron con la
luz selenita radiosa y noble que tan simpático lo hiciera, su rostr
emaciado de altivo tarahumara de las sierras volvióse atezado y fresci
sus brazos y sus manos recobraron los movimientos gentiles qu
signaban su hidalguía al agradecer una atención, al rubricar un salud o
en elaire, al levantar la copa e inclinar levemente la cabeza para desear
felicidades, mientras con la mano izquierda tocábase el ala del som-
brero o descubríase caballerescamente en el bar. Y en torno de la mesa
circularonlas sílfides aladas de la esperanza que derrama su soporletal
en los espíritus abiertos como flores de la mañana a la mentira en-
gañadora, la cual derrama el rocío de su piedad aun en el lecho del
moribundo que acaba de dormir un reparador momento efímero. Y la
alegría de vivir surgió desnuda y blanca como Anadiomemadel mar,
para verter en todoslos espíritus fatigados de pensar y de vivir el sopor
del olvido.
Nos levantamosprestamente, no obstantela alegría que reinaba, de
aquella mesa que fuera testigo de tantos días felices, antes de que la
inclinación fatal a los desbordamientoshiciera fracasar las esperanzas
del médico amigo en una reacción que los médicos esperan siempre,
no se sabe por qué, acaso porla fe en la vida; y no saben que el mal
viene dela raíz del alma, de la raigambre más obscura de las entrañas
de la vida, de donde arrancan los filamentos envenenadosdel mal al
mismo tiempo quelas fibras vivificadoras que sostienen al ser des-
XXXIV
Cuando sus amigos organizaban una faunalia, comoél llamaba a una agotábanse, su imaginación calenturienta ganaba en expansión lo que
fiesta nocturna de sátiros y ninfas, Chez Aurelie, Ruelas iba a estudiar su cuerpo perdía en vitalidad; por las mañanas tenía que acudir a la
en la faunalia la expresión de cada rostro y el movimiento en cada cafeína y a la estricnina, de la cual tomaba ya no gotas, sino un chorrito
cuerpo, cuandola sala estaba henchida de bailadores a las altas horas que vertía en una copa de vino de quina; y de la cafeína bebíase un
de la noche. Dejó una bellísima nota en una pintura al óleo sobre una vaso de café negro bien fuerte. Al mediodía bebía solamente un tónico
paleta de madera que conserva su amigo don Jesús E. Luján como un ara abrirse el apetito y escogía el coñac, al uso de México y parasatis-
tesoro, y en la que unapreciosa ninfa lleva casi a remolque a Couto y facer el hábito contraído, mientras que por las noches reconfortábase
unasparejas bailan, otras beben, en una sala que es un documento de con lo que le venía en gana, después de las cenas espléndidas entre
amueblamientoy decoración de la época, mientras él mismo,el pintor, amigos en las que se bebía copiosamente, también al uso de México.
dormita con la cara recargada en un flanco del piano vertical. No obs: Ruelas no se imaginaba que el desastre de su vida estaba próximo.
tante su seriedad y su mutismo habituales, era el centro de las cortesías Y así fue comoal llegar la noche del 15 de septiembre, los mexicanos
y de las simpatías de los demásal ver la distinción afectuosa con que que estaban en París decidieron celebrar la fiesta de la patria ausente
lo tratábamos. con una reunión quehiciera época en los anales de su vida. Tomaron
Hemosesbozadoya la personalidad del pintor Ruelas en estas pági- un salón en un gran restaurante, el cual revistieron de los colores na-
nas y solamente nos resta consignar el trágico destino del único que cionales, verde, blanco y rojo, en haces de banderas apiñadas en
en nuestro concepto podemosllamar un artista al que solamentele panoplias, y multitud de flores que les recordaran el esplendor otoñal
faltó un escenario en que fuera conocido, para ser universal. Hem de los vergeles de su tierra natal. Invitaron a Mimí Pinsón, natural-
delineado también el último esfuerzo que hizo Ruelas para obtener mente, trasmigrada en un ramillete de lindas muchachas de las que
universalidad que merecía, cuando decidió ir a estudiar el arte del cada una era amiga íntima de un mexicano, y procedieron, después de
aguafuerte en París, donde encontró un acuafortista famoso que com- la cena espléndida, a descorchar botellas de champaña y a llenar las
prendió el valer de Ruelas y le enseñó su arte del que restan una: copas para elevarlas a las once de la noche en honor de Hidalgo, cuya
cuantas aguafuertes hoy en poder de sus amigos. Solamente nosfal efigie presidía la fiesta, y rememorar la patria lejana bebiendo en su
narrar a grandesrasgosel fin trágico del pobre artista destinado a morir honor como grandes bebedores delante del Eterno. Al siguiente día
en un medio queél no tenía la fuerza de abordar a los 35 años porque despertó ya tarde, Ruelas no se sintió bien, pero atribuyó su malestar
su salud precaria estaba destruida a causa de la disipación de la vida a la orgía sostenida hasta el amanecer, y procedió a seguir la máxima
mexicana que tan intensamente vivió Julio Ruelas. En París hacía de Elorduy, que cuando alguno de sus amigos sentíase mal sin poder
misma vida de artista que hacía en México; trabajaba incesantemen explicar el origen y la naturaleza de la dolencia,le decía, “cúratela como
desde que se levantaba hasta la hora de comer, y pasado un brev si fuera cruda”. La curación fue impotente, puesel pintor sintióse peor
tiempo en que departía con sus amigosen el restaurante del hotel Sai a medida que avanzabael día, y por tanto ya no pudogozar dela fiesta
Michel, donde vivía, tornaba a su taller y se entregaba de nuevo que habían preparado sus amigos para solemnizar el día de la patria,
trabajo hasta que oscurecía. Entonces vestíase para la vida nocturn: después de haberle dedicado la noche anterior, como se acostumbra
quetanto le placía y que hemos hecho todos los que hemosdisfrutado en México; y aunque acudieron expertos médicos en auxilio del en-
de las noches de París cuando se nos ha concedido el premio en el q fermo, no pudieron detener el mal que se enseñoreaba en un organis-
hemos soñado en nuestra juventud. Cada noche le ofrecía un nue mo gastado y consumido en una combustión perpetua, en una
aspecto la ciudad encantadora, y cada noche apresurábase a ir con s eclosión visionaria en que la imaginacióntrabajaba más de lo que podia
amigos dilectos acaudillados por Luján a gozar de las mil y una noch resistir el organismo que lo sostenía; y a los cinco días, moría Juio
de París; y tan heroico esfuerzo minaba más y másla salud delartis Ruelas en plena juventud, rodeado de todos sus amigos y de todas sus
que se imaginaba que todo lo vence la voluntad y que la alegría de vi amigas, que se habían instalado en el hotel Saint Michel cuando vieron
contrarresta el vigor que va perdiéndose cada día. Pero sus fuerzas el estado de gravedad en que se hallaba el artista mexicano Murió por
214 RUBÉN M. CAMPOS LA CUARTA VÍCTIMA DEL BAR, JULIO RUELAS 215
o as
o mn
tanto dulcemente, rodeado de afectos fraternales y de ternuras dejara unos cuantos días poniéndola en unatril sobre su pupitre. Los
amorosas, que a veces se encuentran sinceras en corazones ayer días pasaban y yo no meatrevía a pedirle el retrato que ansiaba tener
desconocidos, tanto como las que han arraigado y han florecido a en micasa, hasta que una vez que entré a su despacho para preguntarle
través de nuestra vida. J algo sobre una resolución oficial suya, al verme entrar me preguntó:
En México quedamos consternados los amigos del pintoral recibir “¿Viene usted ya por su retrato, no es eso?” y yo aproveché para decirle
el cablegrama de Luján que decía a Guillermo de la Peña: “Mi amigo que efectivamente iba a ver si ya quería devolvérmelo. Me lo devolvió
Julio Ruelas murió hoy. Comuníquelo a sus familiares y a sus amigos.” afectuosamente. Pasaron cuatro años, y a la muerte de Ruelas sus her-
Contestámosle agradecidos suplicándole que en nombre del arte mexi- manos abrieron una exposición de las obras del pintor en un salón de
cano hiciera los honores póstumosa Ruelas y el gentilísimo amigo, en la escuela de Bellas Artes. Antes de inaugurarse fui y como notara que
respuesta a nuestra súplica, hizo enterrar a Julio Ruelas en el cemen- había pocos óleos en la colección llevé mi retrato para aumentar el
terio de Montparnasse, en un lote a perpetuidad donde levantó un. lote, lo cual complació mucho a sus hermanosAurelio y Alejandro, que
monumento de mármol que esculpió el escultor mexicano Arnulfo habían reunido muchasobras del pintor. El día de la inauguración fue
Domínguez. Quince años después fui a dejar un ramo de flores sobre a presidir el acto el ministro de Bellas Artes, y al ver mi retrato volvióse a
el sepulcro del artista bienamado cuya obra dispersa en telas y cartones mí y dijo: “Ahora sí me llevo a mi casa el retrato de Rubén M. Campos.”
todavía no ha logrado ser reunida en un libro de pinturas al óleo, Aunqueesto fue dicho en broma, yo me apresuré a decirle que estaba
aguafuertes y dibujos a pluma y a lápiz, que será el testimonio de la. asu disposición la pintura, y al terminar la exposición se la envié y él
excelencia del arte del único artista mexicano que hasta hoy haya mere- la puso en su sala, entre sus obras predilectas. Pasaron seis años. La
cido el nombre deartista genial. Revolución cambió el personal de los ministerios, pero haciendo jus-
Quiero consignar un episodio relacionado con el pintor Ruelas. Un ticia al indiscutible valer y a los altos méritos de don Justo Sierra, lo
día me manifestó su deseo de pintar mi retrato al óleo, me citó para | nombró ministro de México en España. Antes de partir para Madrid,
el día siguiente y concurrí a posar en el taller del artista; pero nos un día me escribió don Carlos Serrano para pedirme un dato del Minis-
interrumpieron varios amigos que vinieron por nosotros y al día: terio, donde yo había quedado por una deferencia que mucho
siguiente reanudamosla sesión que comola anterior duraría unas dos agradezco a la Revolución, y al contestarle obsequiando sus deseos
horasy el retrato quedó concluido. Pero lo curioso es que al empezar agreguéle en mi carta que hacía diez años tenía él en su poder mi
la sesión Ruelas notó que yo había cambiado de corbata y vacilaba en retrato pintado por Ruelas, y le agradecería mucho que mientras él
continuar su labor por este detalle. Le propuse ir a cambiarme de cor-. permaneciera en Europa me dejara mi retrato que yo le devolvería a
bata para sustituirla por la del día anterior; pero entonces recordamos su regreso a México. Me contestó que ya ordenaba a la persona en-
queél también usaba corbatas como las mías y encontramosunaigual cargada de velar por sus obras de arte, me devolvierael retrato, pues
a la que yo me iba a poner. Así de escrupulosoera el artista. Una vez: era justo que lo poseyera yo y él estaba muy agradecido de que se lo
terminadoel retrato hubo que dejarlo varios días en el caballete para hubiera cedido por tanto tiempo. Fuese a Madrid y un día que refería
que se secara, y mientras tanto, cada uno de los artistas, pintores O yo esto entre amigos, el pintor Jorge Enciso, que estaba presente y
escritores que desfilaban ante el cuadro elogiaban la perfección del era el guardián de la pinacoteca del ministro, me preguntósi tenía en
parecido y la excelencia de la técnica con que estaba pintado. Cuando. mi poder la carta y como yo se la mostrase, agregó: “Mañana tienes
me dijo que ya podía llevármelo, le supliqué que me acompañara a la en tu podertu retrato.” Y al día siguiente volvía yo a poner mi retrato en
casa Pellandini para que escogiera él un marco a su gusto. Lo escogió ' mi casa, donde lo conservo hasta hoy. Pero lo curioso de este inci-
y dejamosel retrato para recogerlo al día siguiente. Yo trabajaba en la dente es que el día en que Jorge Enciso me devolvió el retrato, don
Secretaría de Educación, y orgulloso de poseer una obra maestra de ¡Justo Sierra moría en Madrid. Un día más, y acaso el fiel guardián
Ruelas fui a mostrársela a don Justo Sierra, el ministro de Bellas Artes, habría sentido escrúpulo en devolverme la obra maestra de Ruelas,
quien quedóse complacido y admiradoal verla, y me insinuó quese la Sin la cual me habría quedado.
XXXV
La quinta víctima del bar, Raúl Clebodet
A QUINTA VÍCTIMA dela intensa vida del bar fue Raúl Clebodet.
Su naturaleza apasionada hacía arder en combustión intensa
su cerebro alucinado con la visión perpetua de un me-
joramiento social, no hecho realidad en un aplanamiento
general para vivir todos una vida rústica y sencilla, sino de exaltación
en un derramamiento de todos los placeres al alcance de todos, para
ue cada uno gozara de la vida en la mayor escala posible, después de
la repartición de las fortunas quitadas a los acaudalados. Para dar ejem-
plo del poderío humanohabía fundado dos hogares, y sostenía con su
pluma de escritor dos familias surgidas de mujeres fecundas a las que
había dado su corazón, no un pedazo de su corazón como dice en su
sanción Agustín Lara, sino su corazón íntegro, pues a sus dos mujeres
las quería entrañablemente, y a sus hijos los quería con ejemplar amor
aternal. Para cumplir sus heroicos deberes familiares trabajaba a veces
desde que amanecía hasta que iba otra vez a amanecer, y Otras per-
nanecía horas y horas echado en una hamaca, fumandoy discutiendo
Én la casa de Benamor Cumps, de quien envidiaba la vida muelle y
licenciosa y la renunciación definitiva a todo bienestar y a todo rango.
“lo más curioso de la existencia doble de aquel comunista excep-
lonal, era que dejaba los goces puros y sanos de la familia por los
ceres intelectuales de discutir con un soltero sobre los tópicos que
e Ocurrían a él, pues generalmente su amigo lo dejaba hablar, sa-
or de que éste era el mayor placer del bohemio incorregible que
lacía una vida de zíngaro por todoslos arrabales de la ciudad, durante
S horas en que su amigo trabajaba encorvado sobre el pupitre de
M Ministerio. Clebodet levantábase con la aurora a tomar una
|
Cha, un tub, decía él, y cuando no tenía a la mano una regadera o 'l
la ducha, substituíalos trayendo un balde de agua fría a cualquier
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>
lugar del patio donde hubiera una piedra sobre la que se paraba para tribuna de una silla o de una piedra para que lo oyeran todos, y los
no llenarse los pies de lodo; con una pequeña bandeja echábase agua dicterios más terribles eran lanzados contra los poderosos y los man-
fría desde la cabeza por todo el cuerpo, enjabonábase luego por com. datarios sin que le importara que lo oyera alguien que podría denun-
pleto con el clásico estropajo de ixtle, volvíase a echar agua para en- ciarlo como de hecho había sucedido, y por lo cual estaba como hemos
juagarse, y luego frotábase enérgicamente con unatoalla áspera pz dicho en las listas negras de la policía. Pero su predilección eran los
vigorizar el cuerpo al hacer circular la sangre de prisa. Con este baño "artistas y no le importaba renunciar a todo con tal de andar en su
quedaba listo para atacar el desayuno que hacía con café negro, un compañía.
bistec o huevosestrellados; y comoviera cierta vez que su amigo Bena- Unavez volvían de Chalco, donde solían pasar los domingos, Bena-
mor comía naranjas antes de tomar café con leche al desayunar le mor Cumps, que era el iniciador de estos paseos dominicales, con
recomendarala fruta, al siguiente día vino feliz a decirle que se había Manuel M. Ponce, Ernesto Elorduy, Miguel Lerdo de Tejada, Nicolás
comido un racimo de timbiriches (coahuixtles) antes del desayuno y Rangel y Raúl Clebode:t. Al llegar a México recordó Lerdo que tenía una
le habían caído admirablemente. El coahuixtle es la fruta más terrible- invitación de los músicos de su orquesta para ir a Tlalnepantla, donde
mente agria que hay. Pero Clebodet padecía de una gastralgía atroz, celebraban una fiesta en honor de Cruz Garnica, el primer contraba-
apenas comía algo cuando ya andaba buscando dónde devolver lo que jista de la orquesta típica. Decidieron todosir, y pasaron por el Con-
había comido, por lo cual Benamorle indicó la primera vez quelo llevó servatorio para obtenerla licencia de Ponce que era profesor de com-
a comer a su casa dónde estaban los vomitorios. posición y de Elorduy que era profesor de piano, y una vez obtenida
El excelente Clebodet llevaba una vida de agitación perpetua. La trasladáronse al Café del Cazador para desayunar alegremente y luego
lucha por partida doble que había que sostener lo tenía siempre de un se encaminaron a Tlalnepantla, adonde no era fácil llegar en aquella
humor negro. Abominaba de cuanto hay, como hemos dicho, y no: época, pues había que tomar primero un tranvía a Tacuba, después un
perdía ocasión de blasfemar de todo, no obstante que era un fervoroso: coche a Azcapotzalco y por último un trenecito tirado por una mula
espiritista, circunstancia que le había permitido trabar amistad con que los llevó hasta Tlalnepantla. En todo esto habíase pasado la
Madero antes de que el líder se lanzara a la revolución y de quien mañana por la lentitud con que se hacían entonces los viajes, y los
conservaba una dedicatoria en las obras de Allán Kardec. Poseía una - trasbordes en que había que esperar una hora para que viniera el
pequeña,pero escogida biblioteca, sobre todo de laliteratura francesa siguiente viaje de los trenecitos. Ya en Tlalnepantla nos dedicamos a
contemporánea, por la circunstancia de que el librero Raoul Mille le buscar el lugar donde iba a celebrarse la fiesta, que era en un barrio
daba todoslos libros nuevos de literatura editados en Francia para que de callejuelas con casas de adobe, y en una de ellas encontramosal
formara un índice con breves apreciaciones, y así conocía a muchos señor Falfán, un personaje envuelto en un p/aid cuadriculado, según
escritores antes que nadie en México, y sus apreciaciones nos descu- advirtió Nicolás Rangel, entelerido y despeinado porque estaba en-
brían los buenos libros nuevos, vient de paraítre. Su orgullo era fermo de “fríos”, y rigurosamente “descalzo y sin zapatos”, como decía
mostrar un retrato con dedicatoria de Pierre Loti, firmado a bordo del Baudelio Contreras. El recibimiento fue una sorpresa cordial, pues el
Formidable, fruto de una carta que Clebodet le había escrito cuando señor Falfán no esperaba más que la visita del contrabajista; pero al
leyó Aziyadé. Poseía otros retratos y otros autógrafos de grandesescri- saber que Lerdo era el director de la orquesta y que los señores que
tores franceses, pero el de Loti era el que más le complacía, porque se nos habían incorporado en la plaza de Tlalnepantla eran com-
Clebodet había sido marinero en sus andanzas juveniles.' pañeros de Garnica, nos abrió su casa que en un momento estuvo
Las predilecciones de Clebodet eran pára sus amigos los artistas; limpia, el piso regado y cubierto de flores; una mesa rústica con un
pero nunca desechaba la oportunidad de participar en las fiestas y las blanco mantel fue puesta en el patio a la sombra de unos grandes
alegrías del pueblo. Allí estaba a sus anchas, perorando en cuanto la /árboles, y las provisiones que habían hecho los amigos fueron llevadas
exposición de la miseria colectiva hacía que se le congestionara la cres- a preparar a la cocina, mientras abríamos sendas botellas para invitar a
ta de indignación por la desigualdad social de clases. Entonces hacía la familia y beber a la salud de Falfán. Cada músico del grupo de ocho
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o diez que se nos habían adelantado llevaba su instrumento, y€ porque se ahogaba, y encendidas las luces vieron sus amigos que se
cuanto llegó Cruz Garnica, que era el alma de la fiesta, repartie evaba las manos al pecho en un movimiento de angustia, y un silbido
abrazos a las muchachas y causando la alegría de aquella excelent gutural se escapaba de su garganta cuando ávidamente inhalaba por
familia, afinó el bajo de cuerda que trajeron no sé de dónde,y la mú breve instante una racha deaire para vencer la sofocación cardiaca que
rompió alegremente con las lindas piezas de la época, una regoci lo asfixiaba. El espectáculo era siniestro, pues ninguno de los amigos
matinée, mientras las buenas mujeres condimentaban en la cocina podía hacer nada en bien del enfermo que se debatía en esfuerzos
viandas calientes para todos los concurrentes que ya sumarían uno; heroicos por vencer la sofocación que lo había desplomadoal suelo,
veinte comensales. Las copas iban y venían para amenizar aquel con hasta que por fortuna el mal fue cediendo lentamente, mientras grue-
cierto al aire libre en que un grupo de los mejores músicos de orquest: sas gotas de sudor caían de su frente y el ansia de la asfixia pudo ser
tocaban a todo su gusto la dulzaina y el bandolón, la flauta y el dominada en aquella ocasión. Pero esta vez el ataque había sido de-
clarinete, el violín y el arpa, el oboe y el trombón de cañas. Elorduy: finitivo, según el médico que había sido llamado en auxilio de Cle-
Ponceestabanfelices, el primero con su greguería sempiterna daba de bodet, quien quedó conminado a no moverse ni hablar ni desafiar
beber a las muchachas cuyo número había crecido porque habían “ninguna emoción, sentado en unsillón de brazos, para ver si por su
a invitar a otras vecinas, y ofrecía cigarrillos y copas en los intermedi suerte el ataque cardiaco no repetía. A la Villa Mística fue a visitarlo
a los músicos. Lerdo en jovial camaradería con sus músicos había de Benamorllamado porel enfermo para encomendarle que fuera a hacer
jado de ser director para convertirse en timbalero que redoblaba sobre una visita en su nombrea la otra familia, y el enviado cumplióla triste
un tambor traído de un empeño, Nicolás Rangel bailaba alegremen misión y trajo el saludo que ninguno creía que fuese el último que
causando gran hilaridad, con una hembra de trenza y corpiño q recibiera Raúl Clebodet. Hallábase Benamor en Chalco cuandoleyó en
había accedido a complacerlo, y Falfán arrollándose el cuadricula la prensa de México, llegada al otro día, que esa mañanaiba a ser el
con una bufanda, sin duda impulsado porla fiebre palúdica que rena= entierro de su amigo que había muerto la víspera, y que el sepelio se
cía, bailaba ágilmente con una comadre de Tlalnepantla. Ponce y Cl efectuaría a la hora en queélleía la noticia en Chalco.
bodet reían a su sabor gozando de aquella humorada que nos hab Raúl Clebodet había muerto rodeado de las atenciones y los afectos
hecho renunciar a todo, por gozar de un día plebeyo y enfrascarnos a de una compañera abnegada, pues sus hijos eran aún pequeños, como
la par que aquellas rústicas y buenas gentes. El anuncio de la comi los de la otra familia, y no podían darse cuenta de la desgracia que se
hizo suspender la música y el baile para rodear la mesa sentados abatía sobre ellos y que los iba a dejar en la orfandad. Dos mujeres
bancos y vigas, como se pudo, mientras el buen humory la aleg iban a luchar heroicamente contra la adversidad y después de años
rondaban en torno para hacer amables las horas fugaces que pasaba negros de soledad,verían alzarse a sus hijos aptos para la vida y para
Al oscurecer, sin embargo, los músicos recordaron que tenían que la lucha, como lo fue su padre, hasta culminar cada uno enla aptitud
tocar en una recepción nocturna, y nos despedimos para ir a asaltarel definitiva que consagra al hombre, la de caminar rectamente a su
trenecito que volvía a Azcapotzalco. destino.
La vida deslizábase tranquila para nosotros, a pesar de los relám .-
pagos que presagiaban la futura revolución. Clebodet, no obstante
agitada vida, hallábase aparentemente fuerte para afrontar la lu
diaria cuando de pronto sintióse en las garras de la muerte, con
clarividencia de su intelecto que había desdeñadoanteriores avisos sin
darles importancia. Benamor fue testigo de uno de ellos, en Chalco,
una noche que se encontraban ya recogidos en las estancias que siem-:
pre tenía puestas para sus amigos el excelente Mariano Cardoso. Como
a las dos de la mañana Clebodet levantóse de un salto de su lec
XXXVI
transcurridos, la disertación que el maestro Eduardo Trucco leyó acer: de amory cerebros henchidos de ensueños, la música de Chopin será
ca del zal en la música de Chopin, es decir la nostalgia de la patria, la que interprete mejor la sed de ensueño, el estado de alma que so-
dulce añoranza,la tenaz melancolía por la ausencia de personas y cos lamente florece una vez en la vida, cuando se tienen veinte años.
muy amadas,la poesía de que está saturada la música del espíritu más Esta celebración vino a ser la última ofrenda hecha porlos artistas
poético de los artistas románticos, comprendidos los músicos, los poe: mexicanos educados en las manifestaciones del arte romántico, en aras
tas y los pintores más famosos del siglo de oro del romanticismo.El del más alto de sus representantes, no obstante que floreció en una
maestro italiano que por predilección vivía entre nosotros como p etapa en que florecieron sumosartistas cuyo nombre ha pasado a la
fesor del Conservatorio, hizo una sagaz apreciación de su tesis que e: posteridad y que, a la par que Chopin, son los representativos de época
un estudio del alma del músico, y todoslo felicitamos por haber azgado hiperestesiada del espíritu humano, sin duda alguna, puesto que dio
aquel filón de oro al analizar la personalidad del compositor incompa: más valor y más trascendencia a la sentimentalidad que a ningún otro
rable, en una noche en que insignes pianistas nuestros, Ogazón, movimiento del alma humana.
Ponce, Moctezuma, Elorduy, evocaban el alma rediviva del poeta Diez años después, en la primavera de 1920, fui a visitar el sepulcro
piano enla interpretación de sus bellas composiciones musicales. de Chopin en el cementerio del Pére-Lachaise, en París, donde también
solamente el maestro italiano leyó un estudio sobre Chopin,sinota: está el sepulcro de Alfred de Musset bajo el sauce plantado por sus
bién nosotros, los dilettanti mexicanos dimos lectura a nuestras i amigos. El sepulcro de Chopin, cincelado en mármol blanco por
presionesde arte y a divagaciones sobre la música divina del más líri Cléssinger, estaba intacto, aunque ya enmohecido por las lluvias; y
de los músicos, y los poetas leyeron bellos poemas en loor del alm sobre la estatua yacente que corona el sepulcro, había flores frescas,
sideral del músico inmortal, cuyo espíritu es el único que está vi puestas ese mismo día. Y como yo hiciera notar esa circunstancia al
todavía al ser evocado por cualquier espíritu interpretador en joven pintor Gabriel Ayala y de Landero que iba conmigo, un viejo
cualquier ámbitode la tierra, porque aún nuestra alma está acorde con guardia del panteón que nos oía, acercóse sonriente y nosdijo:
la suya. —Todoslos días, siempre, hay flores frescas sobre ese sepulcro.
La música del siglo xx ha seguido direcciones abiertamente opuestas
a la música melodiosa por excelencia y armoniosa por estética pon:
deración, llevada al límite de lo impecable en el arte de hacer sentir y
sufrir, de no despertar más que ideas de ternura, de sentimentalid
y de dolor, cualidades en las que radica y funda su precioso flo;
cimiento el arte romántico, el cual no ha sido eclipsado por otra ma
festación posterior del arte musical, precisamente porque los inno
vadores en la música han seguido direcciones abiertamente opuestas
a los fines soñados y realizados por los románticos. Y de los músict
creadores por excelencia el único a quien no dañóel afán de hall:
combinaciones nuevas en el arte de la armonía, no obstante quete:
el poder para ello y que habría superado a quienes vinieron desp
como superó a sus contemporáneos, ese único, decimos, ha sido Fede
rico Chopin, cuyo genio exploró cielos ignorados de constelaciones
de ideas musicales revestidas con su arte hasta los límites del buer
gusto, y no necesitó salir de ellos para que su música encantara a
espíritus de su épocay a los espíritus de las épocas venideras, porqui
mientras haya juventud en el mundo, corazones juveniles henchid
|
XXXVII
a sus acompañantes que no se molestaran ya, tendiéndoles la mano y de tabaco galantemente envió el obsequio valioso, pues fue escogido
dándoles las más cumplidas gracias. Antes de subir a la habitación qu a el mejor tabaco de las vegas veracruzanas para honrar el nombre de
se le tenía preparada, dijo a Villalpando que deseaba beber una Rubén Darío. Cuando Emilio Valenzuela dio un cariñoso abrazoal poe-
fresca porque se abrasaba de sed, y Villalpando hizo servir dos m ta en nuestro nombre, contestó Darío: “Dígale a Rubén Campos que
julepes, bebida traída de New Orleans a Veracruz, que el poeta beb lo conozco y quelo quiero, y le envié con usted mi saludo”. Esta nota
con deleite para pedir otra. El menjulepe de menta, es una cosa q íntima de la estancia de Rubén Darío en Jalapa es para nosotros un
se prepara con hielo triturado, polvo de azúcar, vermouth, coñac, b bello recuerdo.
ter y hojas frescas de menta, y se absorbe por medio de una paja. La escala de Rubén Darío en Jalapa fue un toque de alarmafatal-
pueblo pedía la presencia del poeta, y viendo que era inevitable co; mente necesario para evitar que el sentimiento popular, en un estado
placerlo, Rubén Darío, cuyo carácter hurañoera ajeno a las exhib de agitación y de efervescencia incontenible, hiciera erupción en el
nes, tuvo que asomarse a un balcón para decir algunas palabras que momento más culminante de los fastos de nuestra historia política,
electrizaron a la multitud. Confirmada con esta demostración popula pues en presencia de los representantes de todas las naciones habríase
la que se esperaba en la ciudad de Méxicoa la sola presencia de D visto la solidaridad del sentimiento hispanoamericano, que para guar-
invitósele a pasar a Jalapa después de un breve descanso en Veracruz dar íntegro su honor habría cumplido la orden secreta de velar el
y el viajero partió para la ciudad de las flores, donde los comisionado! cañonero Morelos antes que dejar al presidente Zelaya en poderde la
del gobierno veracruzano, Miguel Hernández Jáuregui y Enriqu escuadra norteamericana, y ha guardado en secreto la respuesta del
Guicheané, alojaron al poeta, cuya estancia en Jalapa fue unafi ¡presidente de México en la entrevista Díaz-Taft, cuando le fuera
continua, recepciones, bailes, paseos, un desfile constante de damas propuesto un pacto para ejercer la hegemonía en América: “Yo no
y caballeros no solamente de la ciudad de Jalapa sino de otras ciudad puedo ser traidor a miraza; y si esta resolución me cuesta ser derro-
escritoresy artistas de la capital. El gobierno de Veracruz autorizó al p cado, dejaré el poder, pero con honor.”
para que correspondiera recepcionesy fiestas, y los quince días
Darío permaneció en Jalapa son recordados todavía como días fe
en los anales de la ciudad. Lleváronle a los bosques de camelias
magnolias y de gardenias de los alrededores, y quedó encantado d
hermosura de los paraísos que se llaman Fortín, Coatepec, Córdob
donde hay millones de flores renovadas cada día en tupidos bosque
de inmensosárboles floridos. Una comisión de la Revista Modernas
trasladó a Jalapa a saludar al poeta que gentilmente devolvió el sa
expresando que uno de los más hondos pesares de su vida era
poderarribar a la ciudad de México, la que hacía veinte años q
conocery que fue acasola única ciudad que no conoció de las capi
hispanoamericanas. Al visitar una de las más famosas fábricas
tabaco, dondesele sirvió un banquete a él y a toda la comitiva, le
obsequiado a cada uno de los invitados una caja de puros, con t
brevete cada puro en que decía “Glorias de Rubén Darío”, y el poél
tuvo una humorada peculiar de sus genialidades: hizo que se agre;
su tarjeta, firmada con su autógrafo, en varias cajas de puroslac
y selladas, para que fueran enviadas a ilustres personalidades de E
pa con las que cultivaba amistad. Su deseo fue cumplido,y la fáb
XXXVII
sos se dio lectura a los primeros nombramientos de doctor hongo; de unavieja iglesia, hoy abandonada, y que como todas las construcciones
causa hechos por la nueva universidad en las personalidades intel abandonadas está derruyÉéndose día a día. La obra tenaz de conspiración
tuales más prominentes del mundo; y después de esto, ante tod había minado secretamente el magnífico edificio levantado sobre una
concurrencia puesta de pie, el presidente de la República declaró
imentación deleznable que iba a derrumbarse al primer empuje del
gurada la Universidad Nacional de México. alzamiento popular, y en menos de dos meses iba a verse que toda aquella
Las fiestas del Centenario continuaron celebrándose espléndid; fastuosidad exhibida iba a caer portierra como volcada por un terremoto.
mente. Cada día era una nueva fiesta preparada por las diversas di Las letras y las artes, sin embargo, pasaron desapercibidas en tan
brillante exposición del Centenario. Nadie se preocupó de quese pre-
pendencias oficiales y por instituciones que contribuyeron a darm
'sentaran libros nuevos, ni pinturas, ni estatuas recientes, y solamente
esplendora las celebraciones. Exposiciones deportivas, excursio
representaciones de gala, conciertos, exhibiciones escolares al la arquitectura pudo exhibir construcciones que era indispensable ex-
libre, todo contribuyó a dar mayor suntuosidad a las fiestas, que € ir para la demostración de bienestar y abundancia que iba a hacerse
minaron en la noche del 15 con la recepción después del grito d pable con comidas y recepciones. Los artistas conformábanse con
Independencia dado en el balcón central del Palacio Nacional pore oler los capitosos aromas delas ricas viandas cuando pasaban por una
calle donde se celebraba un banquete, o con mendigar una invitación
presidente de la República, y el 16 conla fiesta militar que presene;
a poder ir en tranvía a la maravillosa fiesta nocturna de Chapul-
todo México merced al día espléndido en que lució el sol sin qu
lloviera. Las fiestas del Centenario fueron un derroche de magnificen ec, en la que se gastó una fortuna en iluminaciones, refrescos,
cia, una demostración del bienestar de México, ostensible en la capita chs, vestidos de comparsas y ornamentacionesflorales.
y en la esfera oficial en que se desarrollaron esos festejos que serí ¡Ante la gigantesca demostración de las fuerzas vivas de la República
largo enumerar y de los que todos los representantes de las naciones representadas por bieñes materiales, los artistas, que en el fondo eran
tuna mesnada orgullosa de rebeldes que por altivez no habían ido a
lleváronse un recuerdo halagador. Pero un malestar inexplicable ex
tendíase por donde quiera que un observador hurgase más allá de l; engrosar las filas de los conspiradores, dejaban hacer, en muda pro-
zona de festejos oficiales. Las clases desheredadas tenían que conten: testa de que solamente los mediocres hubiesen medrado y gozaran de
todas las prerrogativas inherentes a los cargos oficiales y a las altas
tarse con ver de lejos el esplendor de las fiestas; los periódicos det:
llaban cada día pormenorizadamente todas las dilapidaciones que sé posiciones de los que gozan de validez y privanza. Pero cuando los
hacían en banquetes, recepciones, paseos, bailes, de todo lo cual ¡primeros albores de la revolución se anunciaron,-los escritores vieron
le llegaba al pueblo más que las reseñas entusiastas de los diarios; per claramente que una transformación social iba a efectuarse, aunque no
nadie osaba decir nada de aquel alarde de poder y de riqueza quesin la forma radical que debió efectuarse si el líder principal de la
embargo presentaba un notable contraste con las multitudes revolución, al asumir la responsabilidad, no hubiera sido tan generoso
posas de las ciudades y de los campos; de los magníficos sueldos que en dejar que siguieran ocupandoaltos puestos o vinieran a ocuparlos
se pagaban a los privilegiados que servían los cargos oficiales, mientras entes que por muchos motivos no podían tener ideas acordes con la
las muchedumbres de trabajadores eran pagados con jornalesi : ovación revolucionaria, y estorbaron por consiguiente la reali-
rios y la miseria pública era una dilatada exhibición que podía verse lación de planes trascendentales, de reformas sociales y agrarias, hasta
desde las vías férreas, al pasar el tren frente a pequeñas poblaciones que la Revolución Constitucionalista vino a castigar con mano de
formadas con casas de adobe en ruinas; pues de uno a otro confín d ierro los crímenes de lesa patria que todos sabemos fueron cometi-
la República no se ve una población floreciente, bien construida, que Ds, por haber dejado en el poder elementos que debieron ser expul-
haya surgido en época reciente dotada de buenas construccion Os y nulificados desde el triunfo de la Revolución Maderista.
hecha para durar años y para embellecer un conglomerado de gentes - Otros intelectuales iban a surgir al triunfo de la revolución. Y de
que lleva el nombre ilustre de algún héroe de nuestra nacionalidad, tre ellos surgirían artistas de la palabra, artistas del color, de la línea
)y del sonido, y el esfuerzo realizado por el grupo modernista que no
sino que son restos de poblaciones coloniales que surgieron en torno:
236 RUBÉN M. CAMPOS
Triunfo, que fue el dintel en que reposóel cuerpo de Víctor Hugo antes a todos los que fueron a pedirle educación para sushijos y alivio para
de que su espíritu entrara en la inmortalidad; fue a saludar al anciano sus necesidades. Habíase ordenado que de la estación de Buenavista
general Porfirio Díaz, quien lloró en sus brazos el paraíso perdido de a la Escuela Preparatoria se colocaran guardias militares para rendir
su patria, peregrinó a Lourdes para bañarse de gracia antes de escribir honores de embajador portan dilatado espacio que hay entre dos ám-
la preciosa carta a Luis G. Urbina, de México, una de las más bellas bitos opuestos de la ciudad, al cuerpo del maestro extinto que sería
páginas de nuestras letras; y por último fue a Madrid para presentar llevado en una carroza fúnebre lentamente. Pero al salir cortejando el
sus credencialesal rey, a quien llevaba en el mensaje de una revolución cadáver los que tuvimos el honor de haber servido en las filas del gran
triunfante el augurio de su destronamientonolejano al empuje de otra educador, por entre la apretada muchedumbre que henchía los patios
formidable revolución; y poco a poco su mal fue recrudeciéndose, de la estación, vimos que otras multitudes venían a engrosar la que se
agravándose en su lecho de muerte del que ya no se levantó, para morir desbordabade la estación ferroviaria, y se habían formado en dosalas
en Madrid, donde su cuerpo fue embalsamado y devuelto con todos y llenaban la Plaza Buenavista para llegar a la Ribera de San Cosme,
los honores de su alto rango de embajador al país que había enviado doblar por las calles de La Mariscala, Puente de Alvarado, San Fernando,
uno de sus hijos más preclaros, para testimoniarle que hacía un siglo atravesar la que es hoy avenida Hidalgo frente a la Alameda, doblar por
que luchaba por su libertad. Santa Isabel para seguir las calles de San Francisco y Plateros, hoy
El cadáver de don Justo Sierra llegó a la estación de Buenavista en avenida Madero, para llegar a la plaza principal y pasar por el frente
el tren de la mañana, y despuésde la entrega protocolaria a las autori- de la Catedral a la avenida de la República Argentina hasta entrar por
dadesdela ciudad, fue bajado en medio de una muchedumbre inmensa la calle Justo Sierra al anfiteatro de la Escuela Preparatoria, donde debía
que presenciaba consternada cómo volvía a su patria el educador de ser depositado el féretro para rendirle pleito homenaje con guardias
tantas generaciones, pues había empezado muy joven su ciclópea tarea de honor durante todo el día, una velada fúnebre en la noche y un
de educar, con su plumaen la prensa cuando fue redactor de La Liber- entierro solemneal siguiente día hasta dejarlo en el panteón Francés,
tad y publicó brillantes artículos de fuerte polemista afiliado a la oposi- de donde un día será exhumadopara llevarlo a la Rotonda de los Hom-
ción y preciosas impresiones de arte literario, pictórico y musical, ya bres Ilustres, que es donde debeestar.
que era miembro de las más ilustres academias y entre ellas tenía Durante el inmenso trayecto que hemos pormenorizado,el cortejo
predilección por la Filarmónica Mexicana, de la que era el alma en fúnebre fue avanzando lentamente, en medio de las multitudes descu-
unión de Alfredo Bablot, que comoel joven escritor, no era músico biertas silenciosas, seguido el cadáver por una multitud de maestras y
profesional. Muy joven aún para ocupar tan alto rango, fue llevado a maestros de la infinidad de escuelas que fundara el educador por ex-
la cátedra de profesor de historia en la Escuela Preparatoria, donde celencia, las mujeres llorando y los hombres gravemente apesadum-
permaneció durante muchos años, hasta llegar a ser ministro, alto brados, sombrero en manobajo el sol canicular, sin que nadie mostrara
puesto que se conquistó con su fulgurante verbo de orador, su magis- cansancio porla larga jornada, que duró buena parte de la mañana.
tral sabiduría en la cátedra y su magnífica pluma de polígrafo, que le Enel anfiteatro esperaban las autoridades de la ciudad y de la educa-
dio fama y popularidad, pues así escribía candentes artículos de pole- ción nacional, y otra multitud de educadoresy de estudiantes,a la que
mista, como bellas impresiones de arte y sentidos cantos de poeta. Su se mezcló el inmenso cortejo, y todos puestos de pie hicieron la re-
reputación sólida de maestro fue ganada por tanto desde su juventud cepción del cadáver y permanecieronlargotiempoen el recinto, mien-
y reconocida por el gobierno de la revolución que había enviado por tras iban desfilando las guardias de honor que se colocaban a ambos
sus despojos para que México le hiciera los honores que merecía. Pero lados del féretro hasta ceder el lugar a otras guardias.
el pueblo no se contentó con los honores oficiales, sino que quiso Por la noche efectuóse la solemne velada fúnebre presidida porel
hacerle los honores propios suyos, públicamente, en reconocimiento vicepresidente de la República, don José María Pino Suárez, e hicieron
de los copiosos bienes que había derramadoel ministro de la educa- el elogio del maestro en dos oraciones fúnebres don Joaquín D.
ción pública cuando pudo hacerlo, y sus manos pródigas socorrieron Casasús y don Jesús Urueta, y en una elegía el poeta Luis G. Urbina.
244 : RUBÉN M. CAMPOS
ol]
a
En Grecia el monstruo fue bello; el perro bicéfalo y lancelado a quien blanca, las espaldas anchas, las piernas grandes... Vivirás bello y floreciente
venció Herakles; el Dragón muerto por Cadmo, la Hidra, la Gorgona, la en las palestras...”) En los festivales atenienses, las mujeres dejan caer sus
Quimera ignívoma, toda esa fauna fabulosa ornamentaba graciosamente peplos sobre tapetes de violetas; en el olimpo diáfano, las diosas marchan,
las negras cráteras y las hydrias rojizas. La Esfinge, quizás por su bestial: “vestidas de sí mismas”, sobre el pavimento de oro; y diosas y mujeres
feminidad, por su misterio interrogante y por su crueldad implacable de- adoran al divino Phallus, símbolo de la virilidad inmortal y fecunda. Pero
tenía un momento nuestra atención. La veíamosarrastrarse como una pan- la Forma, desportillada y despulida por los grandes dolores de la Era Cris-
tera, erigiendo sus senos de hetaira y de un zarpazo derribar al inepto que tiana, se arropa con paños negros que no la transparenten, las vírgenes
no lograba desflorar el himen de su misterio hermético... Dejábamosatrás macilentas de facciones esfumadas y de manos pálidas, parecen consumi-
ese montón de osamentas blanqueadas porel sol africano y llegábamos a das por alguna influencia astral maléfica y celosa; se apaga la vista en los
la Edad Media. ] ojos del sabio; se arquea la espalda del empleado; el adolescente se extenúa
Los monasterios y las catedrales estaban ceñidos por un bestiario de en los bancos de la escuela, y se encallecen y se queman los brazos del
pesadilla y de terror. El Dragón tenía fauces de saurio y su espina dorsal obrero en el yunque. La vida moderna se ha concentrado en el alma, es
era una sucesión de garfios Óseos; sus garras tenían uñas retráctiles como una vida de reflexión y de pasión. El arte modernoes, o tiende a ser, esen-
las del tigre, membranas interdigitales como las aves marinas y su cauda cialmente psicológico. La escultura se ha resistido a entrar en esta vía, por
era formidable como la de un escorpión gigantesco. Luego venían seres las preocupaciones académicas y porlas dificultades propias de su limitado
bastardos, antropomorfos, semi-humanosy bestiales. Se diría que eran los procedimiento; pero ha entrado al fin dándonos obras maestras de ex-
productos mestizos de una menagerie en brama; de los caimanes cu- presión moral. El boceto de Contreras, La tentación, eminentemente
briendo a las yeguas númidas; de las hircas aparejadas con los galápagos; sugestivo,fija en el yeso un estado de conciencia: el recuerdo que surge y
del pithón fecundandoal avestruz, del águila anudada con el lobo, ésos el amor que desborda en el misterio de todas las Tebaidas...
eran los monstruos inauditos esculpidos en la Edad Media, engendros y
concepciones de los urentes arrebatos de las bestias, de las locuras genési- ¿En dónde están —clamaba Raúl Clebodet—, en dóndeviven, en quéclase
cas animales... social existen hoy las mujeres que como Eloísa, después de celestiales horas
de amor con su amante inmortal y sapientísimo le participa alegre y gozosa
Entonces —decía a Jesús Valenzuela en íntima confesión— yo estaba en el y radiante, que esas horas de amor no fueron infecundas, que un nuevo
Chat Noir hundido como un bonzo en la pagoda de su exclusivismolite- ser, producto de aquellos instantes en que los medioevales amantes sacri-
rario. Vivía yo con el blasfemo Richepin, con Rollinat, el lamentable cantor ficaban su felicidad porel bien de la especie, estaba próximo a venir a la
de las Almas, de las Neurosis y de las Lujurias; el invernadero malsano de vida y a ligar así sus existencias, no ya conel efímero lazo de la voluptuosi-
Baudelaire, la ciudad maldita de Verlaine, el laberinto de Mallarmé; ésas dad, sino con la eterna y dulcísima cadena de una nueva vida, destinada
eran las estaciones de mi extraviado vía crucis. Y tú me condujiste a tu como la de ellos a conocerel sufrimiento purificador, el dolor que depura
biblioteca como a un bautisterio, fuente de fecundas aguas lustrales. Ahí el y los placeres efímeros que constituyen esta existencia soportable a ratos y
neófito cambió su intransigente fetichismo por una religión más amplia, odiosa casi siempre? ¿Por qué la ciencia de los morticeles, como Leon
más verdadera, más humana. Dejé ahí mis prejuicios artísticos como un Daudet llama a los médicos, ha propagado el monstruoso delito de
crótalo que se desprende de su pellejo, y mi espíritu ascendió como una suprimir una existencia que podía ser la de un genio quizá?
mariposa que acaba de abandonar su crisálida... ¿Por qué lacivilización y las necesidades imbéciles e imprescindibles
de esa civilización han hecho que el advenedizo, el raspacueros, el
Sin embargo —escribíaJesús Urueta al hacer el elogio del grupo escultórico comerciante, el industrial, el abogado,el político, el médico y todos los
La tentación— Contreras comprendey siente también las bellezas expresi- miembrosdela farisaica sociedad moderna, crean queel hijo ilegítimo
vas, que en el arte moderno han sustituido a la belleza impasible (apatbía) es un obstáculo para llegar a la meta de las consideraciones sociales y
del purismo helénico. Los excesos de actividad nerviosa han atrofiado el quieren suprimirlo?
desarrollo muscular: Verlaine no danzaría desnudo comoeljoven Sófocles. Si la felicidad o la perfección moral, fueran susceptibles de peso, ¿qué
En nuestras sociedades no existe la hermosura gimnástica tan celebrada platillo de la balanza se inclinaría más, aquel en que se colocaran los goces
porlos filósofos y los poetas. (“Tendrás siempre el pecho robusto,la piel y la satisfacción del que figura en todas las mogigaterías sociales y científi-
250 RUBÉN M. CAMPOS PROSAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 251
cas, O aquel en que estuviesen los placeres [...] y sencillos del amante qu, sentir y comprenderla mitad de cuanto le rodea, sintió temor. En la imagi-
ama y a la hora en queloslabios fríos de la amada murmuran una frase nación poderosa del Señor se levantaron los veniderossiglos, vio al hombre
pasión, sólo desea que aquel acto sea fecundo, que haya un ser que creciendo y prosperando, levantando ciudades habitables donde Él, el
que sufra, que llore y ría como ellos, los amantes, lloraron y sufrieron amo, sólo había hecho campiñas ardorosas bajo el sol y húmedas bajo la
gozaron? Una señal de la época deplorable en que vivimos, es este deli; lluvia. En vez de pobres cabañas y obscuras grietas hechas en una roca, vio
más común entre los adinerados y entre los intelectuales que entre los palacios de mármol, las columnatas, la piedra vencida y hermoseada.
sencillos y entre los miserables. Vio tanto, tanto, que empezó a sentirse empequeñecido, mientras su obra
crecía. Crecía hasta desconocerlo y negarlo; vio a los hombres orgullosos,
Nuestro medio físico —escribía Jesús Valenzuela a José Juan Tablada —in- los vio interrogando todo y queriendo penetrarlo todo, los vio derribando
fluye e influirá más con el tiempo (adaptación al medio) en la nueva p dioses, lanzando el soberbio grito de negación.
ducciónliteraria, y algo también el medio social, aunque no es en puridad Entonces, del espíritu del mal que en él existe, de ese espíritu que antes
sino una reducción del europeo, con muy pocas tonalidades propias. Entre le había hecho dar crueles instintos a las bestias, garras al tigre, veneno a
tanto, ustedes van vaciando en ánforas nuevas ideas generales sobre el la serpiente, abrojosa las plantas, vidas cortas a los insectos, de ese espíritu
amor, la religión, la vida, la muerte, que son semilleros para los actuales y brotó una idea luminosa, fulgurante de crueldad.
futuros artistas mexicanos. Juzgo que no pretenden, por más quecultiven En vez de la simple hembra, de la mecánica incubadora que había pen-
el símbolo y la relación, hacernos oír con las narices, ni oler conlas orejas. sado dar al hombre, formó un ser delicado, sutil, frágil y bello. Empleó todo
En su caso, puede ser que ustedes hayan prestado mejor servicio violando su arte en darle todos los atractivos y todas las malicias. Le dio una cabeza
la lengua, que algunos académicos correspondientes velando,a solas, sin fina, perfectamente dibujada; una piel suave comolas rosas, y la cubrió con
provecho ni para tirios ni para troyanos, a fin de conservarle intacta la cabellos largos, sedosos, gratos a la mano brusca del hombre; dentro de
virginidad. Y, sin embargo, unos y otros están en su puesto y desem- ese vaso hermoso encerró los pensamientosbajos, los caprichosciegos,las
peñando funciones útiles. venganzas inexorables. Le dio un cuerpo blando, con curvas y senos ten-
Jamás podré comprenderla poesía como fuera de la Naturaleza y puesta tadores, con sensualidades irresistibles; dio a sus brazos finos y débiles
aparte de las leyes naturales. Creo que morirá la rima y que el porvenir es: fuerza para atar a los más fuertes;la dotó de piernas gallardas y ligeras para
del ritmo,lo creo firmemente; y hacia esa transformación va arrastrandoel' que fácilmente pudiera correr, arrastrando a la perdición. Encerró, en fin,
nuevo procedimientolírico. bajo la forma de todos los encantos, todas las torturas, todas las desgracias,
Crean otros a mi empolvado amigo Luis González Obregón, que afirma todos los dolores.
que por los versos de ustedes “no corre sangre sino morfina” y que su: Sonrió; el ser fuerte quedaba irremisiblemente atado; al que antes veía
prosa “no se satura de saber sino de éter”. Yo sigo creyendo que sacudido altivo y poderoso lo veía ahora humillado, vencido porla tortura del deseo,
el exclusivismo que tú arrojaste hace años como el crótalo que se arrastrado porel débil que con la sola misión del mal, lanzaba al mundo.
desprende de su pellejo, prestan un servicio real y positivo al léxico nues- Y así fue creada la perdición y el encanto de los hombres.
tro, el cual es necesario que fecunden, pero que no maten, los extran- Más tarde, cuandovio las parejas de seres enamorados perdiéndose en
jeros más civilizados. Que no nos sucedaen el viejo México, lo que a los las sombras de los bosques y enlazarse bajo las ramas a la luz plateada
newmexicains, que ya no son ni prójimos nuestros. La conservación,la ' de las noches de luna, cuando vio que el ser a quien había dotado de
vida de un idioma es encomienda de escritores; y ustedes como acción todas las maldades sabía ser bueno y abnegado y sumiso gracias al amor
y los arcaicos hablistas como reacción, acabarán por unirse en un solo de los hombres, cuando vio vencido a su vengador, sintió el más grande de
cauce: el del verbo futuro. los despechossentidos, y en un grito de impotencia que puso enlos labios
de su hijo, maldijo su obra, diciendo:
Imaginó entonces el Creador —escribía Bernardo Couto Castillo— otro ¡Mujer! ¿Qué hay de común entre tú y yo?
animal más hermoso y lo dotó de inteligencia para hacerlo capaz de com-
prender y admirar su creación: ávido de adoración, formó al hombre. Levantábase con perezavisible —describía Ciro B. Ceballos al orador Jesús
Cuandolo vio de pie ante El, fuerte, altivo y valeroso, comprendió todo Urueta— y abordabala barra de la acusación social, luego, incoaba pausada
su error. Aunque en realidad sólo hacía un ser débil y pequeño,incapaz de y sobriamente el exordio, después se hacía el prodigio.
PROSAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900
252 RUBÉN M. CAMPOS 253
No era un vulgar abogadillo de esos que se ven todoslos días alardeando ascensión a las cumbres del arte. Y para afirmar esa Opinión, repro-
de sapiencia con los viejos moldes papinianos, no era un circulador de la pucimos algunos de los poemas queflorecieron un día, como en
todas
moneda falsa del ingenio como tantos y tantos que, dados los ejemplos las literaturas, que no se detienen jamás en busca de la perfección.
políticos que tenemos, harán carrera y serán ministros, no, era un magno
tribuno, un tribuno poeta, Chatham o Vergniaud.
Deloslabios nínfeos de aquel mozo que momentosantes se abandonaba
en la silla con la ecuanímica indolencia de Esmindrido, brotaba la palabra
eléctrica y viril, hecha cláusulas de diafanidad indeficiente, interpretando
un verbo luminoso y níveo que se revelaba en figuras y en cursos que
culminaban generososy límpidos como rumorde lejas campanas de plata
repicandoa rebato][...] a medida que desarrollaba sus teorías el orador, su:
dialéctica crecía tomando proporciones sobrehumanas y desmesuradas
casi, se ensanchaba con impulsión gigantea, difundiéndose comola clari-
dad de un astro que iluminara todo el ensombrecimiento del orbe en una
tempestad en que las nubes bramaran como leonas parturientas[...] se:
agigantaba, posesionándose de la conturbada multitud por gradaciones.
ascendentes hasta hacerla reventar las válvulas de la compostura para esta-
llar al fin ebria de entusiasmo, a pesar de la prohibición legal, en gritos,
palmas y exclamaciones exaltadas|...] los periodos adquirían sonoridades
wagnerianas y metálicas fulguraciones, las metáforas se enfloraban de vo-
cablos selectos y al poderoso esfuerzo sugestivo del tribuno herían el oído
por igual manera el ritmo suave de los salterios de los ángeles en la mañana
gloriosa del génesis,que los truenos apocalípticos en la hora delas divi
venganzas[...] sabía, como ninguno, encontrar la palabra fuerte, la palab
que es amor cuando emociona, rayo olímpico cuando castiga, elevac
beatífica cuando evoca, y poesía isanta y egregia poesía! cuando exhala
claridades y adamantinas flamescencias al conjuro de un apóstrofe concep-
tuoso e ilustre como el corazón de un imperial diamante|[...] era allí un
quiromante que llevaba las almas porlos florecidos senderos que conducer
a Damasco, un ilusionista del talento que hacía desfilar ante los ojos ató
tos del auditorio pintorescas y ricas cabalgatas][...] su lógica, rotunday neta,
compacta y sin fisuras, ineludible y concisa, templada por la incesante vi
bración de unos nervios sonoros y férreos como cuerdas de un 4
babilónica fundidas con acero de espadas de nibelungos, hacía pensar
los maestros de las escuelas de Athenas y de Jonia, en el estilo y la
desplegada de Cicerón acusando a Clodio desdela rostra de las arenga
decoradas con proras de navíos de que habla Tito Livio.
A
]
bh.
3
Rubén M. Camposvestido con el uniforme de mayor asimilado de las Fuerzas Medallón con dibujo a tinta de Rubén M. Campos, por Julio Ruelas,
Constitucionalistas del Ejército de Oriente, con su hija Berenice (1916-1917). para la Revista Moderna.
Rubén M. Campos, Director de la Biblioteca Nacional. Retrato de Rubén M. Camposatribuido a Germán Gedovius, óleo sobre tela.
Poemas de los modernistas de 1900
—— oDr
JESÚS E. VALENZUELA
Manosteñidas de rosa
porla sangre de los besos
en los tremantes excesos
de una vibración nerviosa.
Manos en que no reposa
el ave de la pasión,
manos sobre el corazón,
manos teñidas de rosa.
Manoságiles de hada
que pasan por el piano
como un ensueño lejano
de la vida o de la nada;
manos, expresión alada
de un suspiro o de algún grito
que flotaba en lo infinito...
manos ágiles de hada.
ENSUEÑO
|
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262 RUBÉN M. CAMPOS POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 263
Todoen ella encantaba, todo en ella atraía: Padre nuestro que estás en los cielos.
su mirada, su gesto, su sonrisa, su andar.
El ingenio de Francia de su boca fluía. Un fanal con uncristo, en un claro
Era llena de gracia, como el Avemaría. del gran parque, al recuerdo da amparo,
¡Quién la vio no la pudo ya jamás olvidar! - y al caer sobre el lago los velos
de la noche,el recuerdo es un faro.
Ingenua comoel agua , diáfana comoel día
rubia y nevada como margarita sin par, Padre nuestro que estás en los cielos.
al influjo de su alma celeste, amanecía...
Era llena de gracia, como el Avemaría. Enellagotiritan las ondas,
¡Quiénla vio no la pudo ya jamás olvidar! en el parque se mueren las frondas
y ya muertas abaten sus vuelos:
Qué tristezas tan hondas... tan hondas...
Cierta dulce y amable dignidad, la investía
de no sé quéprestigio lejano y singular... Padre nuestro queestás en los cielos.
Más que muchas princesas, princesa parecía.
Era llena de gracia, como el Avemaría. ¡Pobre rey de los raros amores!
¡Quiénla vio no la pudo ya jamás olvidar! Como nadie sintió sus dolores,
como nadie sufrió sus desvelos,
Yo gocéel privilegio de encontrarla en mi vía le inventaron un mal los doctores.
dolorosa; porella tuvo fin mi anhelar
y cadencias arcanas halló mi poesía... Padre nuestro que estás en los cielos.
Era llena de gracia, como el Avemaría.
¡Quiénla vio no la pudo ya jamás olvidar! Su cerebro de luz era un foco;
mas un nimbo surgió poco a poco
¡Cuánto! ¡Cuánto la quise! Por diez años fue mía; de esa luz, y la turba, con celos
... ¡pero flores tan bellas nunca pueden durar! murmuró: “Wittelsbach está loco.”
¡Era llena de gracia como el Avemaría
y a la Fuente de Gracia de donde procedía, Padre nuestro que estás en loscielos.
se volvió!...icomo gota que se vuelve a la mar!
Sólo Wagner le amó como hermano,
sólo Wagner, cuya alma-océano
su conciencia inundó de consuelos,
y su vida fue un /ied wagneriano.
UN PADRE NUESTRO Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea el tu nombre,
por el alma del rey Luis de Baviera, en el venga a nosel tu reino...
lugar de su tránsito
(Schlossberg, Baviera)
268 RUBÉN M. CAMPOS POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 269
AINÓ ACKTÉ
Mas Cristo desapareció.
En su garganta de cera
esconde el ruiseñor que
oía Luis de Baviera
entre la nieve. —Ainó Ackté:
VISIÓN
El Limosnero divino,
lleno de melancolía
parecía y parecía
muy cansado del camino.
ñ
tonos imita la canción del ave, visibles, y con aire de azucenas,
himno de acentos bélicos y rudos las manos —que no rompen mis cadenas.
suena, confuso y grave. | l
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276 RUBÉN M. CAMPOS POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 277
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278 RUBÉN M. CAMPOS POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900
Ir Iv
TI V
El viento, entre los médanos opreso, Y la sombra que avanza... avanza... avanza,
canta cual una música divina, parece, con su trágica envoltura,
y finge, bajo la húmeda neblina, el alma ingente, plena de amargura,
un infinito y solitario beso. de los que han de morir sin esperanza.
PERFUME DE THEMIS
El incienso
reveló de los Dioses los oráculos de la nivosa Tracia, echa las nubes
y las sacras y ocultas profecías. inmóviles del aire tempestuoso.
De Pythó reina y reina de los pythios, serena todo en tu redor doquiera
que el poder al rey Phoibos concediste y purifica el éter deslumbrante.
de decir los oráculos. ¡Oh! ilustre
virgen, de todos venerada siempre,
que vagas en la noche,la primera
PERFUME DE ZÉPHYROS
has sido en enseñar las ceremonias
sagradas a los hombres, y de Bakkhos
El incienso
los nocturnos festines. De ti vienen
de los beatos los misterios; dones
Céfiros blandos de la mar nacidos,
tuyos son sus honores. Presto acude,
que vagáis mansamente porel aire
¡oh Virgen Bienhadada!, y sé propicia
a los iniciadores de tu culto. y armoniosos y dulces dais reposo,
frescos, primaverales, bonancibles,
que las nubes lleváis por fácil ruta,
venid benevolentes, respirando
PERFUME DE OKÉANOS muy suavemente, sin rumor, aéreos,
invisibles, ¡ligeros y fugaces!
Los aromas
PERFUME DE BÓREAS
El incienso
En las Artes y en las Letras son el tema constreñido: Graves son en los sepelios, enjaezados con luctuosas
los transforma en taumaturgos de carácter aguerrido, mantellinas y penachos, conduciendo las carrozas
la leyenda prodigiosa, de otro tiempo evocatriz; conel aire contristado de una cruel desolación;
son amados de los dioses, y por eso los preside y en los trenes de bomberos, corren, corren azorados
Marte fiero, en los combates, cuyos triunfos él decide, por las amplias avenidas, cual si fueran desbocados,
y en la caza, Diana púber, la doncella impecatriz. presintiendo que el peligro tiene el hombre en aflicción.
En “La llíada”, sus proezas son la nota palpitante; Las nevascas les ofrecen un sport en los trineos,
“El Quijote” proverbiza su lealtad en Rocinante; ,
y lanzando sus collares argentinostintineos,
Cuauhtémoc se asombra al verlos en las huestes de Cortés;
van y vienen porel hielo con monótonotrotar;
y galopan y galopan con el peso de Mazzepa, mas tirar de los carruajes es el colmo de sus gozos:
en el canto de Lord Byron, por los surcos de la estepa; ir braceando, arqueandoel cuello, altaneros, donairosos,
y Alejandro y Bonaparte a ellos deben honra y prez. sobre el terso y duro asfalto de un henchido bulevar.
Del pincel de los maestros siempre fueron preferidos: En las próvidas partidas cinegéticas, los días
dandovida a las escenas de más bellos coloridos, pasan ágiles, corriendo tras famélicas jaurías,
no hay estudio ni museo que no adorne su perfil; su atención puesta en las trompas por vencer en un ardid,
la estatuaria ha perpetuado su gentílica belleza, apostura de guerrero demandando los honores,
y en el bronce y en el mármolla altivez de su realeza toman yendo en los desfiles, al batir de los tambores,
brilla al soplo genitivo de una técnica sutil. cuandoférvida la Patria conmemora algunalid.
Sus efigies toman vida y romperquieren su inercia, En los cosos parten plaza presidiendoa los toreros,
en las viejas construcciones trogloditas de Persia, con jinetes alguaciles como heraldos vocingleros;
POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 291
290 RUBÉN M. CAMPOS
Quela muerte
me sorprenda, en un grito de entusiasmo
—yalibre del dolor y de la duda—
en el supremoinstante en que el espasmo
mis miembros y mi espíritu sacuda.
Il
ORACIÓN
De las musgosas abras, en la cuenca sombría, Fui paje de la corte de un glorioso rey Franco.
del bullicio apartada, tímidamente brotas, Más quela de Dios era respetada su ley.
y el caer argentino de tus diáfanas gotas Él mandó mearrojaran al fondo de un barranco
va entonando secreta y extraña melodía. porque una dulce noche de un plenilunio blanco
osé ponermis ojos en la hija del rey.
No los faunos lascivos en brutal cacería
enturbiaron tus aguas ni escucharon tus notas, Hace más de mil años queallí perdí la vida
y no sabes siquiera de qué fuentes remotas y desde entoncessigo fatal transmigración.
invisibles veneros te formaron undía. Van seis veces que encarna mi alma perseguida
porla visión intensa de una dicha perdida
Queel dios campestre guarde la paz de tu aislamiento; que sentí en una noche de duelo y de pasión.
queel gemirdelas hojas y el sollozo del viento
los rumores apaguende tu caudal escaso. Yo sorprendí una nochea la dulce princesa
en el cerrado parque del Palacio Real.
Perdonasi un instante mi indiscreta mirada Paseaba en los prados floridos su belleza
sorprendió sin quererlo tu existencia ignorada... y sus ojos me vieron con profundatristeza
y déjame alejarme consilencioso paso. empapadosen vago plenilunio ideal.
De la nube que pasa bajo el palio del cielo JOSÉ DE J. NÚÑEZ Y DOMÍNGUEZ
siento goce romántico al silencioso giro
y. cerrandolos ojos, contra mi corazón
SORTILEGIO LUNAR
aprieto entre ambas manos, con hondo desconsuelo,
por mi juventud ida como unailusión Estoy en el jardín. Paz oportuna,
quese diluye en lágrimas y se escapa en suspiro. soledad perfumada en que se siente
que el alma es una fuente
llena del sortilegio dela luna...
MANUEL DE LA PARRA
Amor antiguo 299
La nube o E 299
Enel Jardín de la Ilusión 300
RUBÉN M. CAMPOS
Centaurosy Lapitas 304
Sátiros y Ninfas . 306
Ninfas y Centauros. 310
El Bar. La vida literaria de México en 1900, editado
porla Dirección General de Publicaciones, se terminó
de imprimir en Editorial AmanuenseS.A. de C.V., en
el mes de noviembre de 1996. Su composición se hizo
en tipo Garamond de 11:12, 10:11, 9:10 y 8:10
puntos. La edición consta de 2000 ejemplares en
papel Cultural de 60 Kgs.