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EL BAR

La vida literaria de México en 1900

IIÁ
d

RUBÉN M. CAMPOS

Consejo Editorial
EL BAR
La vida literaria de México en 1900
Fernando Curiel
Clementina Díaz y de Ovando
A

José G. Moreno de Alba


Mario Melgar Adalid
Prólogo
Vicente Quirarte
RES TA PITAEAS

Luis Mario Schneider


SERGE1. ZAÍTZEFF
Fernando Tola de Habich
AAA Y

COORDINACIÓN DE HUMANIDADES
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
DIRECCIÓN GENERAL DE PUBLICACIONES MÉXICO 1996
Prólogo
AA

ELESTADO de Guanajuato hansalido dos escritores que con-


tribuyeron al modernismo mexicano con una obrasignifi-
cativa: Rafael Lópezy Rubén M.Campbs. Este último, un
poco mayor que su coterráneo, nació el 25 de abril de 1871
en Valle de Santiago y luego pasó con su madre Juana Camposa San
Pedro Piedra Gorda, hoy Manuel Doblado.! A partir de los ocho años,
a raíz de la muerte de su madre, se crió al cuidado de tres tías y un
sacerdote en el mismo pueblo, antes de trasladarse. a León en 1882.
En esta ciudad pasó unostres años que fueron decisivos en su vida
al estudiar con el presbítero Ramón Valle, quien le dio una excelente
preparación clásica. Años más tarde el joven Campos recordará a
RamónValle —dulcepoetag: Í nse y amigo sincero y leal—?

gr
en las veladas en tiempos dé El Plectro, revista dirigidaporel culto qa 114)

maestro. En ese ambiente es ñite ysabio se formó la vocación


literaria del que ya soñaba desde la provincia “con te unarte
netamentemexicano”.* Con sus cortos conocimientos delos clásicos
y un fuerte deseo de triunfar en el mundo literario, se trasladó a la
capital de la República alrededor o sin sacrificios y esfuer-
zos logró abrirse camino en el periodismo y sobre todo se dio a
Ao o no E ,
conocer en los mejores cenácutos cón sus finas poesías prosas.
Desdela fundacióndela ilustre Revista Moderna el poeta de Guana-
Primera edición: 1996
Urbina
crol
y Valenzuela,
A,
entre otros. Junto con y músicos, artistas
.
y escri-
DR O 1996. UniversidadNacional Autónoma de México
tores, Campos participó plenamenteen lavidabohemia. En 1908 se
Ciudad Universitaria. 04510 México, D.F.
casó con Teresa Arechavala y tuvieron una hija. Desgraciadamente
DIRECCIÓN GENERAL DE PUBLICACIONES . MEl acta de nacimiento así como mis conversaciones con la viuda del poeta corrigen de una
y vez las fechas erróneas que se encuentran en la bibliografía de Campos. También se confirma que
Impreso y hecho en México / no nació en la ciudad de Guanajuato.
2 «Ramón España” [Ramón Valle], El Demócrata, 4 de julio de 1895, p.2.
3> Ibid.
hs
ISBN 968-36-5160-7
<A CEA CAN

6 PRÓLOGO PRÓLOGO 7

falleció su esposa en 1911 y no se volvería a casar hasta 1922, Conoció ción literaria quedó sepultada en numerososdiarios y revistas de la
a su segunda esposa, originaria de Viena, en Milán hacia fines de 1920 época hasta-1983 cuandose hizo una recopilación de dicho material.”
cuando Campos desempeñaba el cargo de cónsul en esa ciudad, En cuantoa la crítica que se ha podido rescatar sobre Campos, hay que
puesto que ocupó poco tiempo debido a la cambiante situación reconocer que es muy reducida. A pesar de un brillante inicio en la
política de México. Durante su estancia en Europa escribió artículos vida literaria capitalina, con juicios muy favorables de parte de escri-
sobre arte y música para la prensa nacional y un tomo de crónicas de tores como Manuel Ugarte, José Juan Tablada y Pedro Henríquez
viajes.* El 25 de junio de 1922 contrajeron nupcias el escritor mexicano Ureña, muypocoscríticos comentaron su obra entre3907 y 19457Con
y la joven Stefanía Debeljak. motivo de su muerte, sin embargo, apareció la mayor cantidad de
Cabe señalar que Rubén M. Campostenía una buenaeducación mu- artículos y notas sobre el poeta, dispersos en los principales periódicos
sical, lacual le permitió cultivar la-erítica y la investigación sobre temas dela capital. Enestehomenaje póstumo abundan los detalles biográfi-
Telacionados con la música, ya en época de la Revista Moderna. Este cos, las impresiones personales y de cuando en cuando algunos
interés aumentaría posteriormente con colaboracionesen revistas espe- comentarios acerca de su obra. Las más interesantes, por cierto, son
cializadas comolaRevista MusicaldeMéxico, la GacetaMusical, México las opiniones expresadas por Carlos González Peña, Francisco Gon-
Musicaly el Boletín Latinoamericano de Música y al mismo tiempo em- zález Guerrero y Salvador-Azuela:*
pezaría a dedicarseal estudio del folklore mexicano. Con el tiempo sus
investigaciones en el territorio nacional produjeron obras fundamen-
tales que dieron renombre a Campos.* Como consecuencia, su obra EL POETA
literaria es hoy-poco conocida a pesar dehaber recibido altos elogios
de los más distinguidos poetas de principios desiglo. En primerlugar es preciso aludir al enigma de Laflauta de Pan, único
Además de escritor e investigador, Campos fue también catedrático poemario que aparece registrado en las bibliografías más autorizadas.
tanto de literatura como de arte, música, historia y folklore en nu- Lo curioso del caso es que nunca se mencionael editor y sólo de vez
merosas instituciones, entre las cuales destacan la Escuela Nacional en cuando se precisa la fecha de 1900. No obstante, Manuel Carpio,
Preparatoria, la Nacional de Bellas Artes, el Conservatorio Nacional, el bajo el seudónimo de Juan de Linza, anuncia la preparación de dicho
Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía, y la Universidad libro en 1907.? Nueve años más tarde Genaro Estrada escribe que el
Nacional de México.
Después de unavida activa y fecundael insigne folklorista padeció 7 Rubén M. Campos, Obra literaria. México: Gobierno del estado de Guanajuato, 1983. Estudio
una caída el 3 de diciembre de 1943 y como consecuencia de este preliminar, recopilación y bibliografía de Serge 1. Zaitzeff. Como este volumen no circuló comer-
cialmente, hemos aprovechado aquí parte de nuestra introducción.
accidente sufrió intensamente hasta su muerte acaecida en la ciudad 8 Carlos González Peña, “Rubén M. Campos”, El Universal, 14 de junio de 1945, pp.3y7.
de México el 7 de junio de 1945.(Murió en la miseria y en el olvido. Francisco González Guerrero, “Autoresy libros. Rubén M. Campos”, El Universal, 16 de junio de
Al acercarse a la obraliteraria deRubén M. Camposlo primero que 1945, pp. 3 y 13. Salvador Azuela, “El poeta de Guanajuato”, Novedades, 21 de junio de 1945, pp.
saltaala vista es su variedad y abundancia, ya que cultivó enparticular 4-5. Posteriormente cabe recordar que en su edición de las Máscaras de la Revisia Moderna
sía, la crónica, el cuento y la novela. Logró publicar pocoslibros, (México: Fondo de Cultura Económica, 1968) Porfirio Martínez Peñaloza señala la urgencia de
estudiar la obra literaria de Campos. Dos años más tarde José Emilio Pacheco alude rápidamente
todos hoy de muydifícil acceso,* así que la mayor parte de su produc-
al escritor guanajuatense en su importante Antología del modernismo (México: Universidad Na-
cional Autónoma de México, 1970). Dice: “Rubén M. Campos es una de las figuras menores más
í Las alas nómades. Viajes. Barcelona: Casa editora Araluce, 1922. interesantes de la Revista Moderna”(1, p. 128). En cuantoa la labor de Campos comofolklorista,
3 Efolklorey la música mexicana (México: Secretaría de Educación Pública, 1928), Elfolklore
consúlteseel artículo de Gabriel Moedano N., “Rubén M. Campos: un pionero dela investigación
literario de México (México: Secretaría de Educación Pública, 1929); Elfollelore musical de las
folklórica de México”, Boletín del Departamento de Investigación de las Tradiciones Populares
ciudades (México: Secretaría de Educación Pública, 1930); Laproducción literaria de los aztecas
(núm.3, 1976), pp. 5-27.
(México; Talleres Gráficos del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía, 1936).
? “Hombres de letras. Rubén M. Campos”, Crónica (Guadalajara), 15 de abril de 1907, pp.
S Sólo la novela Claudio Oronoz ha sido reeditada por Premia Editora/SEP, 1982.
122-123.
8 PRÓLOGO PRÓLOGO 9

poemario ya terminado aparecerá muy pronto” y además indica des- La producción poética de Rubén M. Camposse inicia con versos
pués de cada poema recogido en su antología el título Laflauta de Pan)lo acogidos en 1888 por El Plectro de León." De estas composiciones
cual parece sugerir que Estrada debe haber conocido el manuscrito. Resulta juveniles una se reproduce el año siguiente en El Partido Liberal,
evidente que sí hubo un proyecto de publicar tal tomo, pero lo más pro- cuandoel poeta se encontraba todavía en la provincia. Se trata de “Las
bable es que nose llevó a cabo por motivos desconocidos.!! También se golondrinas”, evocación triste y nostálgica de la muerte de la infancia de
notará en la producción poética de Campos que algunas composiciones Campos. Éste recuerda la vida casi bucólica del lugar donde vivía con su
pertenecen a un futuro librodepoemastituladoDesnudos,que tampoco madre y exalta la belleza de la naturaleza. Termina anhelando morir en
serealizó. De hecho;solamente se conocen cuatro poemas de esta colec- este escenario ideal. En estas primeras tentativas ya se advierten las huellas
ción con fecha de 1898y1912cuyo motivo central es la descripción sensual del modernismo, sobre todo en lariqueza de percepciones SersomaleES
de unas mujeres: Ruth, María de Padilla, Leda y Eva. Las colabóraciones poéticas de-Campos se reanudan de mane
Quizás debido ala ausencia de un poemario (antes de la re- regular, después de su llegada a la ciudad de México, en El Demócrata
copilación de 1983) Campos ha estado poco representado en las prin-
a partir de enero de 1895 hasta junio del mismo año. Seis de las nueve
cipales antologías poéticas. Méxicopoético de Adalberto A. Esteva, con composiciones publicadas en este periódico se agrupan bajo el título de
fecha de 1900,tieneel privilegio de ser la primera en incluir una com- “Nocturnostropicales” cuyo tema principal es la naturaleza, a veces
posición de nuestro poeta (“Nocturnos tropicales: Dies Irae!”). El de carácter violento, sin que falten matices netamente mexicanos. El
mismo antólogo vuelve a reproducir este poema en la Antología mexi- poeta “enfermo de amores” intenta buscar consuelo enel paisaje que
cana. Libro nacionalde lectura (edición de 1906) y advierte la impor- describe con sensualidad. Por lo demás, se observa que en esta primera
“2 tancia del bardo, quienformaValenzuela, Dávalos, Nervo, Tabla- época se combinan temas paisajistas y amorosos en versos que ya reve-
da Olaguíbel[Francisco], el brillante escuadrón quesostiene en el lan un dominiode la expresión poética y un fino gusto en el léxico. La
estadio de laprensa de México la causa de lapoesiadetadenta: Como
aceptación de estos poemas se demuestra en su frecuente reproduc-
se ha de esperar, la indispensable obra de Geñiaro Estrada) Poetas ción en los periódicos más importantes del día.
nuevos de México (1916), da a conocer cuatro poemasprocedentes Apenastranscurre un año cuando aparece elnombre del joven poeta
dela Revista Azul y de laRevista Modernade México. Tres años más en la publicación más prestigiosa de la época,laRevistaAzubde Manuel
tardese reproduce unodeellos, “Celeste flor angélica”, en Lírica mexi-
Gutiérrez Nájera. De hecho, el 9 de febrero-de-1896-se difunde el
cana, antología publicada porla legación de México en Madrid. No deja
poema “A ManuelGutiérrezNájeraY en-el cual ensalza los valores de
de llamar la atención el hecho de que el mismo poema escogido por
este “príncipedel arte”. Ya consagrado, Campos.colabora con otros
Esteva se halla en versión inglesa en el conocido libro de Underwood. *?
poemas en el renombrado semanario ElMundo (1896) y enel diario
También Francisco González Guerrero en Sonetos mexicanos (1945) y
ElNacional (1897). Sin embargo, publicará sus más numerosas ylo-
Félix Blanco en Poetas mexicanos (1967) recogen de la antología de
gradas composiciones en la ilustre Revista Moderna. Desde la fun-
Estrada el popular soneto “Celeste flor angélica”. Sólo Vicente Magdaleno
dación de este máximoórgano del modernismo eñMéxico, elpoeta
en suJuárez en lapoesía (1972) incorpora el poemapatriótico “Nuestra
guanajuatensefigura ya entre susredactores. Las colaboraciones poéti-
bandera”. Como resultado de la escasez depoemasrescatados en an-
casdé Cámposse inician en el segundo número (15 de agosto de 1898)
tologías, es comprensible que la poesíade Campos.sea casi totalmente
con la composición “Desnudos. Ruth”, dedicada a Liborio Crespo, poe-
desconocida... ' ta cuyo estímulo artístico en los jóvenes de Guanajuato fue inestima-
ble.!* Hasta 1908 se pueden encontrar poemas firmados por Campos
1 Poetas nuevos de México, México: Ediciones Porrúa, 1916, pp. 19-21.
1 Es interesante señalar quela viuda del poeta me confesó que tampoco conocía tal obra sino 15 véase también el trabajo de Fernañido Tola de Habich) “Rubén M. Campos y el segundo tomo
en forma de manuscrito el cual había desaparecido. de El Plectro” en su Museo literario dos (Tlahuapan: Premia Editora, 1986), pp. 61-65.
54 Liborio-Crespo, considerado guanajuatense a pesar de haber nacido en Yucatán; ba de
2 Bána Worthley Underwood, Anthology ofMexican Poets (Portland, 1932).
mucha admiración en los círculos intelectuales de León donde fundó e ElArtea cual dio
— _"
10 PRÓLOGO » PRÓLOGO 11

| tanto en larevista deeJesús E.Valenzuela como e La Patria, ElMundo Otra tendencia se observa en el excelente y extenso poema “La fiesta
Ilustradoy Crónica(de Guadalajara). ¡de Tláloc” donde el autor se escapa imaginariamente al fabuloso
Entre las piezas que se incluyen en laRevista Moderna es de especial México prehispánico, un mundoquelo tenía fascinado. Como sus con-
interés la titulada “A Rafael López” no solamente como testimonio de temporáneos Roberto Argiielles Bringas y Rafael López, Rubén M. Cam-
la amistad que unía a ambos escritores sino como expresión de los pos vuelve los ojos hacia el pasado histórico de su patria y poetiza las
conceptosestéticos suscritos por el futuro folklorista. En los consejos bellezas del paisaje mexicano.
que este último le ofrece a su coterráneo se destaca claramente su Después de 1908 y hasta 1940 la creación lírica de Campos dis-
afición a todas las manifestaciones de la belleza. Alude a sus ideales minuye considerablemente. De hecho, si se hace caso omiso de los
artísticos, cuyas raíces remontana la antigua Grecia y a Roma,así como sonetos que integran “El alma del lago”, que en realidad son de 1906
a la Francia de los parnasianos. No cabe dudade quela nota dominante a pesar de que los acoge El Independiente en 1913, sólo un poco más
de una docena de nuevos poemas ublicaron en La.Gaceta,ElIm-

y
en sus apreciacioneses el culto de lo helénico. Esta pasión se percibe
también en el soneto dedicado a Jesús Contreras, a quien admiraba parcial, Revista Blanca,México/Pe ¿2ig-Zag, El Uni
porque era un escultor “de alma griega”. Asimismo, en unos versos versalIlustrado,Revista
sta
deRevisias yPro-Cátedra (León). Porlo gene-
sobre Mendelssohn,insiste en la herencia del notable músico al decir: ral se puede afirmar que las mismas preocupaciones de antes inspiran
Tu alma pura de esteta, cualfragancia de nardos, / bebió la poesía estas últimas poesías. De ellas vale la pena destacar, por su intimidad, un
de los helenos bardos. Por lo demás, la mitología griega inspira a Cam- soneto escrito en Versalles en 1920 titulado “En el viejo bosque”. En estos
pos versos alejandrinos de cierta belleza estática cuyos títulos evocan versos el poeta se reconcilia, sin crisis ni dramatismo, con la vejez que
con nitidez el contenido temático como, por ejemplo, el “Combate de siente en su corazón,el cual “fue un bosque de amor siempre defiesta”.
centauros y lapitas”, el cual describe un episodio primordial en la Al valorizar la obra de Rubén M. Campos, el crítico Francisco Gon-
leyenda de estos monstruos, o “Sátiros y ninfas” y “Ninfas y centauros”. zález Guerrero asevera con acierto que el guanajuatense “fue uno de
En esta composición el poeta logra captar con precisión la riqueza los elementos más activos y uno de los creyentes más sinceros del
cromática de la escena, los olores, los sonidos y el movimiento ágil de movimiento modernista mexicano.”Su poesía es definitivamente de
las ninfas, pero no infunde suficiente tensión dramática a la presencia filiación modernista tanto por su temática como porsu estilo. Incor-
salvaje de aquellos seres mitológicos. pora todos los motivos característicos de ese mundo pagano-panteísta
Por otra parte, la poesía de Campos en la Revista Moderna explora tan venerado por los modernistas. Además, Campos comparte con ellos
otras tendencias temáticas. Así, dada la erudición musical del escritor, el ideal parnasianode la perfección formal valiéndose de moldestradi-
no sorprende encontrar en algunos de sus versos su pasión por ese cionales y modernos, pero sin aventurarse jamás en innovaciones
arte: Mendelssohn, ya mencionado, Wagner y Schumann. De modo métricas. Así, pues, escribe una poesía cincelada con cuidado y rigor
especial lo conmueve el contenido emocionalde la obra de este último que revela su alto concepto del arte. Sus extensas lecturas se reflejan
compositor romántico. En otras ocasiones el poeta se vuelve más per- en un vocabulario selecto y pulcro que no menosprecia el uso de vo-
sonal e íntimo al hablar de sí mismo y de sus penas. A veces busca cablos típicamente mexicanos. Sus concesiones al modernismode es-
refugio a su hastío y a su dolor en la música de una citareda o en la cuela se observan también en su marcado gusto por el exotismo de moda
mujer que iba a ser su primera esposa: “¡Oh! ¡Teresa! ¡transforma en con referencias, por ejemplo, a la mezquita de Omar,la isla de Java,
realidad mi sueño /y encúmbrameen tus alas de blancura de ensueño!” Zaira y las moras. A menudo,igual que en la obra de otros poetas de
la época, lo exótico se relaciona con lo erótico-sensual.
a conocerlos primeros poemas de Rafael| López y Manuel de la Parra. A pesar de su corta duración
Lomás característico de la poesía deCampos, sin embargo, es su
este Órganoliterario cumplió una función importante al despertar la vocación de poetas como
Rafael López, quien años más tarde en el prólogo a De otrasprimaveras (México: Escuela Indus- / predilección por los temas paisajistas, que suele tratar con una técnica
trial de Huérfanos, 1924), libro de Liborio Crespo, recordaría la profunda influencia de su querido
amigo en los escritores guanajuatenses. 15 Art.cit., p.3.
12 PRÓLOGO PRÓLOGO 13

netamente impresionista fijándoseen el efecto delos coloresy.enlos estas páginas se esmera el joven periodista en producir textos carac-
múltiples mátices. Así, sus mejores versos ofrecen al lector unavisión terizados porla elocuencia, elvigory el aliento poético. Tambiénfirma
eminentemente sensorial del mundo. Muy reveladoras del tempera- regularmente columnaseditoriales que critican con valory franqueza
mentoartístico de Campos son sus propias palabras expresadas en un las condiciones económicasy sociales de la nación siempre abogando
temprano artículo sobre Bernardo Couto Castillo: “Yo, soñador, yo porla justicia y la libertad. Su labor periodística aumenta considera-
contemplativo; yo adorador de la forma y dela luz, del sonido y del blemente en 1897 cuando entrelos 'meses de febrero y septiembre
verso. Yo panteísta.” Y un poco más adelante se confiesa “apasionado publica un artículo diario en ElNacional. Luego, entre 1898 y 1900, a
amador de los nacarados cuerpos desnudos de mujeres en flor.”* En veces con el seudónimode Oro,eseríbe diversas oca óA
efecto, su poesía, parnasiana y sensual, exhibe con fidelidad todos los (“Causerie”, “Notas”efímeras”, “Hebdomadarias”) para Lla Patria y aly'
rasgos expuestos en este lúcido autorretrato. En suma, este miembro mismo tiempo se inicia como poeta y cuentista en la RevistaMóderna,
activo de la bohemia elabora una obra poética, aunque desigual, fiel a en cuyas páginas figurará hasta 1911. Se puede notaren la producción
las doctrinas estéticas de la época. Hay que subrayar, no obstante, que periodística de Camposunsilenciocasi total entre 1901 y 1917) fecha
pesea las influenciasindelebles del parnasianismo, se percibe en al- esta última de su asociacióncon El
2lUniversal. En efecto, en este:nuevo
gunos de sus versos un amor profundo por todo lo mexicano.
la historia de México, aparecerá la conocida sección “Entre dos lunes”
a cargo de nuestro escritor. Cada semana durante casi dós años los
EL CRONISTA
lectores de El Universal pudieron deleitarse con las amenas crónicas
En nuestra época se recuerda a Rubén M. Campos sobre todo como de Campos.'” A la vez, con el seudónimo de Eudacritica con autoridad
prosista, en particular por sus valiosos trabajos sobre el folklore y la la temporada de ópera en El Univers entre el 7 de septiem-
música de México. En cambio, su amplia y rica prosa literaria ha sido bre de 1917 y el 7 de diciembre del mismo año.” La intensa labor
poco leída a pesar de haberse publicado sus dos novelas (Claudio periodística de Campos disminuye notablemente después de 1918y
Oronoz y Aztlán,tierra de las garzas) y un tomo de crónicas de viaje sólo de manera esporádica se publican sus artículos, de preferencia
(Las alas nómades). Por otro lado, un manuscrito perdido que segu- sobre la música, el folklore y el modernismo, en las revistas más im-
ramente habría sido de inmenso valor son las “Memorias” de Campos. portantes de México.
Al respecto Francisco González Guerrero ha escrito: “Últimamente
escribía sus memorias. Cuando sean conocidas se encontrarán en ellas
un tesoro de datos para la historia literaria y de retratos, tomados del EL CUENTISTA
natural, para la galería del modernismo mexicano.”Esta obra inédita Sin la menordudalaobradeCamposcomo cuentista ha sido algo más
tenía como títuloEspefismos de mivida. divulgada)Ycomentada que su producción como cronista. Parece que
Al estudiar la obra literariade Rubén M. Campos en conjunto queda sus cuentos tampoco fueron reunidos en formadelibro, aunquealgu-
claro que la prosa domina por su cantidad. A partir de sus primeras nas fuentes bibliográficas incluyen un tomo titulado Cuentos mexi-
colaboraciones capitalinas en El Demócrata (1895), Camposse da a canos. Lo cierto es que se trata de la colección Cuentosmexicanos
conocer como cronista con prosas descriptivas inspiradas en visitas al sur publicadaporElNacional1898 y que en efecto recoge cinco cuen-
del país, así como en artículos sobre temas patrióticos o culturales. En

16 «Asfodelos de Bernardo Couto Castillo”, El Universal, 24 de octubre de 1897, p.2. yy


49 be recordar que en la misma época elcotro cronista de El Universal era Rafael López.
y a cit., p. 13.
y 2 osé Juan Tablada afirmó que Rubén M. Campos era “entre todos los poetas y escritores
18 Según una conversación sostenida con la señora Stefanía D. de Campos. También se refirió artistas de la jovenliteratura mejicana quien ejerce con más tino, más autoridad y más talento la
a Otro inédito titulado Elfolklore secreto.' crítica musical.” (“La nueva poesía de Méjico. Rubén M. Campos”, El Nuevo Tiempo, Bogotá, 24
de marzo de 1919,p.3).
14 PRÓLOGO PRÓLOGO 15

aAri que habían aparecido en dicho periódico.?*!


No es dato naentre 1900 y 1903. Estos años corresponden al periodo de más
cdo er en cuenta que en esta misma valiosa antología intensa producción cuentística ya que después sólo publicará otros dos
se hallan
Juan ONpasad modernistas comoCiro B. Ceball cuentos (en El Mundo Ilustrado y en Vida Moderna). Lamayoríade ,
os, José
ia cas a y Alberto Leduc. Años más tarde se reproduce de esta estasnarraciones,algomelodramáticas,tratan temas violentos de ven-
Colección el cuento “Los dos compadres” en la conocida ganza, pasión, seducción ymuerte. El motivo central gira alrededor
É 1 2 An-
oLo8gía dez cuentos mexicanos (1926) de Bernardo Ortiz de Montella-.
. .

-no0.2 der:amorydesus consecuencias casi siempre fatales. Elamor anhelado /


o is autor, Campos y Leduc “escribieron cuentos dramáti- por los personajes de Campos, única posible fuente de felicidad, suele
José A y nerviosos, a la Guy de Maupassant”. Por otraparte, ser frustrado en casi todos los casos causando dolorosos sentimientos
lorosa or Pa mexicanos del siglo XIX (1958) incluye de tristeza, soledad y hastío. A veces la pasión no correspondida o
“Un pa e! guanajuatense: otra vez “Los dos compadres” y burlada provoca la muerte, la locura o la degeneracióntotal. El desen
notar que (tomado de la Revista Moderna). Finalmente, interesa gaño amoroso tiende a destruir la vida de jóvenes de mucho porvenir.
pea UD está representado porsu primer cuento “El cascabel “Sólo én casosaislados el amor se convierte en fuerza positiva como enp,,
laa Le cuento mexicano de los orígenes al modernismo (1966) “Flor y fruto”, “Cuento deabril”, “Cuento bohemio” y “Un cobarde”. |*
hosto pi mientras que El rey de copas” es recogido por Estos contados relatos llaman la atención sobre todo porque en ellos
Jaime
aa s en Dos siglos de cuento mexicano, XIXy XX (1979).2 Camposse aparta momentáneamente del decadentismo de la época y, y_
Ie"Oducción cuentística de
rr dividirse en etapas, Lz p
Campos, que.se realiza entre 1895 y de su visión desesperada al comunicar una nota de esperanza basada
consta de ocho narra- en el trabajo y el amor para el hombre hastiado y fracasado.
O cuando el autor tenía entre veinticuatro y veintiséis Los personajes que pueblan el mundo apasionadoy brutal de Cam-
E odasaparecieronen ElNacional (1897) en la columna pos son en gran parte seres angustiados, desesperadose infelices sin
o GuEntos mexicanos”. De hecho, estos cuentos realistas son que falten entre ellos los bohemios y los artistas, protagonistas
o aa mexicano, cuyas acciones transcurren en esce- predilectos de la narrativa modernista. También sobresalen en diversos
tos de Car ierra natal. Además, en contraste con los primeros inten- textos unas creaciones femeninas muy logradas. Igual que en la poesía,
inspiración cl E E género, caracterizados por la inocencia Campos se muestra fascinado por cierto tipo de mujer voluptuosa,
y la
tendencia hd , los “Cuentos mexicanos” se distinguen irresistible y bellísima. Tal es, por ejemplo, Clementina, cuyos ojos
por una
An Sy acia los temas fuertes y dramáticos. El cuentista hechizan a un “pobreartista, solitario”, soñador, romántico y hastiado.
se siente
Ama naciones dominadas por el terror que suelen Asimismo se destacan Rosamunda, Conchala Sardina (la que “principió
terminar
ET dl entas. Le interesa en particular la lucha desigual y un descenso rápido a las simas del mal”) y Estefanía en “Fuensanta”) En
cruel
MEM rente a la naturaleza (águilas, toros) y a la vida en este últimocuento, uno de los mejores, se puede apreciareltalento
general.
vencer lasen en algunas Ocasiones sugiere que el hombre
puede de Camposen describir relaciones sensuales y concretamente la atrac-
e e Ñ ARA con la amistad sincera y la fuerza de voluntad. ción poderosamente erótica entre la madre de la inocente Fuensanta
aria yor e aboración artística, empero, son los relatos
de su y Aarón, el novio de esta última. Él se siente incapaz deresistir la “ra-
Nao * Etapa, es decir, los que fueron publicados en laRevista Moder-, diante, espléndida, opulenta y dominadora”Estefanía (antecedente de
e| 21
So 4 PS “Las dos e Elenas” de CarlosFuentes). El placer= desenfrenado, desde|(
Y) 22 as tema véase el capítulo xxtvde este libro. a

lego, conduceinevitablementea la tragedia.


rin-
ob
av a losadres »” sese
Colección de duceEtambién
dé en el primer
reproduce número de Cuentos mexicanos.
MR
: Ores exclusivamente
A mexicanos(1940), tomito
l i queno lleva nombre de antólogo;
” Conforme a las tendencias literarias en boga en México y en los
ni 23 demás países de América Latina, loc
s uentosCamposexhiben una
| pe a
d Alfredo Pavé
y | pea comenta vemente esEl reydecopas” en
. .
“De la violencia en los modernistas” influencia netamente finisecular del naturalismoy del decadentismo”
. * Cuento (Laficción en México). México: Universidad Autónoma de de origen francés. No obstante, no se entrega incondicionalmente a las
versidad Autónoma de Puebla, 1990, p.
84.
Tlaxcala / Uni-
/An0das europeas sino que se esfuerza en crear ambientesy personajes mexi- )
16 PRÓLOGO PRÓLOGO 17

£anos) Viene al caso recordar que en su artículo sobre rto


el guanajuatense le reprocha su imitación de Ael unanimidad su admiración por el estilo elegante y el espíritu vital de
uso de“galicismoscursis”, y al mismo tiempole aconseja incorpora la obra sin dejar de señalar las flaquezas, en particular cierta prolijidad
y desigualdad en la narración. Después de estos primeros juicios más
=-nguaje másamericano. Por otra bien favorables, se advierte un silencio casi total acerca de la novela
e los personajes,de Campos tienen
rasgos que los acercan todavía que hasta la fecha ni siquiera aparece registrada en la mayoría de los
roman O más que al auténtico
decadentismo. Igualmente losdesenlacesinesperados yabruptosson estudios dedicados a la novela hispanoamericana.”
En resumen, esta obra contiene, además de un análisis del joven
Affacthra romántica.producción cuentística de“Campos
se, Oronoz(refinado y tuberculoso), cuadros impresionistas, descripcio-
ede caracterizar, pues, como
romántica la decadentis nes de la vida bohemia capitalina en aquel entonces, escenas y mu-
jeres eminentemente sensuales, aventuras orgiásticas, idilios tempes-
tuosos y no pocas digresiones que afectan el fluir narrativo. Estos
bx 0 me
rasgos generales delatan el carácter modernista de esta novela. Por lo lYAo
demás, aparece el héroe preferi e los dernismo: N

“Hay queagregar que encuartoaestilo,


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susmejorespáginas su
Campos impone en _ ¿Tartistio porlo menos unpersonajesensiblea lasexpresionesartísti- f
visiónde poeta,por medio de imágenes brillan- i hastiadorebeldequese
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tes 1s7 Además, Oronoz es un


procedimientos mat2repeticióndepalabras, la acumulación
py
L

“Lanza por fuerza a la vida bohemia y a la sensualidad desenfrenada.


verboso adjetivos, y el uso de periodoslargoscargados de detalles
Cultiva un estilo adornado, opulento, de corte barroco que se refleja Sufre,comootros“raros”delgénero, de neurastenia, desequilibiioy
avidez de sensacionesnuevas. Pese aalguñasconcesiones al decaden-
en descripciones lujosas, exotistas e impresionistas. De hecho, se ha-
llan en los más bellos textos de Campos, a la manera modernista unos tismo, loquedominaenel libro es un exuberante entusiasmo por la
cuadros esplendorosos de mucha plasticidad y colorido que atestiguan vida. De hecho, los personajes de Campos, igual en la novela que en
la sensibilidad hondamente lírica y sensorial del autor. los cuentos, no exploran(comoenotrasobras dela. época)los cami-
nos de la perversidad y de la depravación extrema, En otras palabras,
IFñota decadentista adquiere un fnatiz más bien moderado en Cam:
EL NOVELISTA pos:Tampocócaeenexcesos morbosos tan frecuentes en ciertos
modernistas. No deja de ser curioso que Claudio. Oronoz, con todos
Es interesante notar que en algunos de esos cuentos ya aparece e sus ecos de la literatura finisecular, no participa del profundo
CR el futuro protagonista de su primera novela claudio
, pesimismo típicodeaquellosaños.. :
Oronóz po deado de jóvenes bohemios despreocupados. Con STO 30 aioOronozee diferencia de muchas novelas del periodo en que
publicada € 1906$amposescribe unade las pocas novelas delmo- suargumento no transcurreenescenarios lejanos sino en México
dernismoen Méxicoalladode lasde Efrén Rebolledo y AmadoNervo
justo reconocer que Claudio Oronozesuñanovelaprácticamente - 25 No obstante, se han publicado dos trabajos específicos sobre la novela: Roland Grass, “El
Claudio Oronoz de Rubén M. Camposy el valor social del modernismo”, en Homenaje a Sherman
desconocida. Sólo a raíz de su publicación aparecieron en la Revista
H. Eoff (Madrid: Editorial Castilla, 1970), pp. 117-136 y mi “Más sobre la novela modernista:
Moderna unos artículos firmados por José Juan Tablada, Pedro Hen- Claudio Oronoz de Rubén M. Campos”, Anales de Literatura Hispanoamericana (núm. 5, 1976),
ríquez Ureña y Jesús Villalpando. Los tres críticos expresaron con pp. 371-378. Es interesante notar que Sergio González Rodríguez incluye un fragmento de
Claudio Oronoz en su antología Los amorosos. Relatos eróticos mexicanos (México: Cal y arena,
2 José Juan Tablada, “Claudio Oronoz. Novela por Rubén M. Campos”, 1993). Dice que el protagonista “lleva consigo la condena de los tardíos bohemios: la salud
Revista Moderna de | tuberculosa, el atuendo crepuscular, los modales musicales y el placer por la turba prostibularia.
México, febrero de 1906, pp. 376-377. Pedro Henríquez Ureña, “Notas sobre
Claudio Oronoz” Ení una especie de ceremonia previa a su muerte, Oronoz comparte con un amigola develación
RevistaModerna deMéxico, junio de 1906, pp. 239-240. Jesús Villalpando, “Bibliogra
fía. Claudio de la desnudez al natural en la persona de dos gallardosjóvenes, “flores preciosas en los pantanos
Oronoz, novela por Rubén M. Campos, México, 1906”, SaviaModerna, julio de
1906, pp. 309-312. del mal”.” (p. 415)
18 PRÓLOGO PRÓLOGO 19

mismo. Sin embargo, acuerdo.con-el gusto modernista, no faltan realidad. En otros casos no queda ninguna huella de libros que sí
acostumbradas referencias al Oriente y al japonismo, así como la habían visto la luz como el poemario Sátiros y amores de Ricardo
]sensualidad. revestida deexotismo: Además, el estilo de la obra suele Gómez Robelo.? A veces se registran en las guías bibliográficas títulos
estarcargado de todoel lujosuntuoso característico del modernismo de obras (sin ninguna otra información) que en realidad per-
deescuela. Abundanlas alusiónesculturales y libréscas; especialmente manecieron inéditas. Éste es el caso de El bar (La vida li
las quédelatan los conocimientos musicales de Campos. México en 1900) de Rubén M. Campos, quien puso lafecha de 1935
Como la novela modernista es esencialmente poética, Claudio manuscrito conservado por sus herederos.” Lo cierto es que desde
Oronoz también obedece a unavisiónlírica que se expresa en un len- 1907 se viene anunciando la preparación de ese libro.” En 1916
guaje elaborado, plástico y opulento. Característico de su estilo es el Genaro Estrada lo menciona y en 1945, con motivo del fallecimiento
rico cromatismo de las descripciones de la naturaleza, apoyadas en un del escritor guanajuatense, Carlos González Peña afirma que por fin
vocabulario selecto y en imágenes fuertemente sensoriales..Enrealidad, aquél escribió El bar “un libro lleno de pintorescos datos para conocer
ra novela exhibe no pocos elementos que definen toda la obraliteraria) el vivir literario de México hacia 1900”.% Dos de los capítulos —uno -
/ de Campos: el gusto por el arte y la música, el brillante don de paisajista/ sobre Jésús E. Valenzuela y otro sobre Manuel José Othón— habían
a predilección por lo sensorial, y la expresión lujuriosay refinada.” aparecido antes en la Revista Moderna de México* y en Gladios* con
(¿E pesarde ciertós defectos de construcción y unidad, Claudio, la aclaración que procedíandela“novela” El bar, más tarde fueron
Oronoz interesa como documento,en parte autobiográfico, del ambiente incluidos en Elfolklore literario de México publicado en 1929. Entre
bohemio y algo decadente del México prerrevolucionario.-Por otro sus innumerables crónicas, Campos ya había tratado desde distintas
lado, dada la escasez de novelas modernistas en el país, la obra de perspectivas varios de los temas que presenta en su obra inédita.
Camposadquiere cierto valor histórico, igual que las ficciones de Efrén Eltítulo y el epígrafe de Jesús E. Valenzuela identifican el enfoque
Rebolledo. Como es el caso con los otros prosistas modernistas del que Campos escoge para elaborar sus reflexiones sobre el temadela
continente, Campos logra sus mejores páginas en el género más con- vida literaria en México en los años de la Revisia Moderna.!Elbar),
ciso y apretado de la crónica y del cuento. concepto traído a México de los Estados Unidos hacia fines delsigle
En resumidas cuentas, la obra literaria de Rubén M. Campos pro- xxx, es el lugar predilecto de los mexicanos, “lugar sagrado”de reunión
ducida casi enteramente antes de la Revolución de 1910, se inscribe y discusión,institución necesaria que brinda convivencia, fraternidady
por su temática y técnica en el marco del modernismo. A esta estética conversación a los habituados. Con cierta nostalgia, Campos recuerda
se atiene manejando con soltura y sensibilidad sus tópicos y modos “de esa época en la ciudad de Méxicola vida elegante,frívola y despreo-
expresivos. Aunquees cierto que no rebasalos límites de la preceptiva cupada. Pero sobre todo le interesa evocar la actividad literaria du-
modernista, demuestra un fuerte impulso creador y se distingue por rante ese periodo de engañosa paz porfiriana. Con ese fin se sirve a
su mexicanismo. Para una mayor comprensión de los anhelosartísticos veces del recurso del diálogo entre dos escritores: Raúl Clebodet, ad-
de los miembrosde la brillante generaciónde la Revista Moderna es mirador de la cultura francesa y simpatizante del grupo dela Revista
útil conocer la obra de un poeta menor quevivió esa época y dejó un
testimonio literario de su experiencia. 26 Sólo en 1984 Fernando Tola de Habich descubrió un ejemplary en seguida publicó en edición
facsimilar en Premia Editora ese libro que había desaparecido,
21 Quisiera expresar mis más sinceras gracias al licenciado Felipe Pablo Armas Cárdenasy a su
EL BAR esposa por haberme proporcionado copia de El bar conel fin de publicarlo. Hay en el manuscrito
original algunas palabras ilegibles que se señalan en esta edición con corchetes.
La historia literaria de México ofrece gran cantidad de enigmas sobre 28 Manuel Carpio,art.cit.
libros cuya existencia queda en duda. Muchostítulos se anuncian como 2 Art. cit.
30 «Valenzuela”, Revista Moderna de México, junio de 1911, pp. 138-140.
en prensa, lo cual representa a menudo más una esperanza que una 31 «Othón”, Gladios, febrero de 1916, pp, 107-113.
20 - PRÓLOGO PRÓLOGO 21
O

Moderna, y su amigo Benamor Cumps. Porlo visto estos anagramas audacia en un medio donde existía cierta censura política. Las anécdotas
aluden aAlberto Leduc y a Rubén M. Campos, respectivamente. Mediante dan vida a los personajes que desfilan por esas páginas, así como los
esas conversaciones ya empiezan a aparecer algunos de los protagonis- fragmentos de conversación en boca de Tablada, Ruelas, Nervo, Urueta,
tas del México literario y artístico de la época: José Juan Tablada, Ber-
Couto Castillo o Valenzuela. Se les oye hablar y se les ve viviendo, divir-
nardo Couto Castillo, Julio Ruelas y “el revolucionario en el arte de tiéndose, disfrutando de esa alegre convivencia en diversos escenarios
escribir” Ciro B. Ceballos. La personalidad dominante, sin embargo,
de la ciudad o sus alrededores. Es la ciudad de Plateros y del Teatro Arbeu
es el poetaJesús E. Valenzuela, quien sostiene con entusiasmo y dinero
o el Xochimilco límpido y bucólico del siglo pasado o el Tlalpan de Va-
laRevista Moderna, la mejor publicación después de lanotableRevista
lenzuela. Dondequiera que estén, los unen la sincera amistad y un común
Azul. ciórrdeRubén M. Campos, según su propio testimonio, ideal emo lo reconoce el mismo Rubén M. Campos,a ellos les ”>
olía pasar la mitad del tiempo en las oficinas de la Revista Moderna y / ¡intéresabacultivar una expresión pulida, sensorial y de rigor formal, o
1 Otra en el bar.En ambossitios se sentía la fuerte presencia de Valéñ: r ( sea unaliteratura artística de acuerdo con los preceptos del modernismo.
(zuela, hombre generoso, optimista y sobre todo estimulante. nin Noestá ausente de ese cuadro una alusión al nuevo periodismoque
“doríde atraer los artistas y de crear un ambiente propicio a la discusión surge con la publicación de El Imparcial, El Nuevo Diario y. El Mundo
y a la amistad. En México debe
na haber sido el último intelectual que (más tarde El Mundo Ilustrado) de RafaelReyes Spíndola, quieirintro”
quiso ypudo invitar a comidas dominicales en su casa a sus numerosos dujo en México una prensa informativa y moderna. Otro aspecto in-
amigos. Acudíansiempre unosquinte comensales entre quienes se des: teresante de la época que trae a cuento Camposes el escenario musical.
ablada, Nervo, Dávalos, Couto Castillo, Ceballos, Ruelas, Ge? De hecho, cabe recordar que además dela literatura, su otro interés
vius Campos“ La buena comida, los vinos franceses y el obligatorio fue la música. Sus amplios conocimientos sobre el tema dieron origen
coñac siempre aseguraban una sabrosa charla sobre arte y literatura. a El folfklore musical de las ciudades (1930), un sólido trabajo de
Todavía se practicaba el arte de la conversación en esos encuentros de
investigación. También fue pianista y, como se ve en El bar, un entu-
intelectuales, quienes se distinguíansuepicureísmo.
siasta aficionado junto con sus compañeros bohemios de las veladas
AEl bares más que nada'un librode sentido una época que musicales y de la ópera italiana, la cual gozaba de gran popularidad en
. Camposvivió con intensidad. Fue amigo de todos y los re- la ciudad de México. Había en ese periodo un verdadero auge
cuerda con afecto. Aunquees cierto que ue fueron artístico, al mismo tiempo que el país pasaba —como lo evoca Cam-
suscompañeros,también (como en Galo intenta presentarun pos— por una -—— en la educación debido alas
panorama más amplio dela producciónliteraria finisecular. Los breves iniciativas de Jástó Sierda, entonces ministro-deInstrucciónPública?
juicios valorativos sobre escritóres consagrados son exactos, pero lo Éste se rodeó de poetas e intelectuales y supo fomentar todas las artes:
que llama la atención es la gran cantidad de nombres que han caído La vida cultural y educativa mexicana adquiere un nuevo dinamismo
en el olvido, muchos de ellos poetas originales, y queni siquiera se y gracias al apoyo oficial que reciben los programas escolares y las ac-/
registran en las historias de literatura mexicana del siglo XIX. A través tividadesartísticaseTa cultura ocupa un lugarde privilegio, perópor
de los ojos de un contemporáneoesa literatura se enriquece con desgracia escasean los editores dispuestos a publicar obras mexicanas,
autores que posiblemente merezcan ser rescatados. Se trata de un pe- especialmente de autores poco conocidos. Entre los libreros seguía
iodo de una dente riqueza que apenas empieza a serre- la costumbre de venderlibros españoles y de menospreciar lo propio.
la por críticos como
”EmmanuelCarball]Fernando. Tolade Además, Camposobserva, al referirse a la colección de Cuentos mexi-
Eil
canos (pagada por los contribuyentes), que en México los autores re-
Lo queofrece El bar, sin embargo, no es un estudio de las letras galan sus libros ya que nadie compra libros mexicanos los cuales,
mexicanas sino un acercamiento personal a algunos de los protagonis- / además, están mal impresos.
tas que se convierten gracias al don de narrar de Camposen seres de El centro principal de la labor literario-artística se hallaba en las ofi-
carne y hueso.Así, Valenzuela se impone por su franqueza, valentía y cinas suntuosas de laRevista Moderna donde se celebraban reuniones
29 PRÓLOGO PRÓLOGO 23

de manera regular con la participación no sólo de literatos sino de


coloca en primer lugar (según Campos quien asevera quese.tratadel
artistas como el compositor Ernesto Elorduy. Luegode las veladas se
único poeta genial de la época) y el sorprendente José Juan Tablada
trasladabanalfamoso Salón Bach paraseguirplaticandoenunambien-"
(el“espíritu más complejo y más sutil de la Revista Moderna”, recor-
te más informal. Es evidente que la Revista Moderna logró crear un
dado por su ingenio, su japonismoy el alto nivel de su obra. Para com-
grupo unido por gustos afines y por una estrecha amistad. Lo que
pletar esa visión del panorama cultural en México se mencionan breve-
más recuerda Rubén M. Campos en su libro es precisamente esa
mente otros nombres, pero sobre todo se reconoce la importancia de
convivencia cordial y jovial entre amigos, los últimos bohemios de
la literatura mexicana/ Con la pluma en una mano y la copa en la JesúsLuján como promotor y mecenas de la RevistaModerna y detoda
una generación. :
otra se entregaron a una vida de disipación que con el correr
del; El bar —ese oasis de los artistas— será hondamente afectado por dos
tiempoc ausaría estragos. de marfil
: Lejos de vivir en la torre 1 eventosdistintos. En primerlugar la realidad política, que en general poco
modernista estos poetas y artistas les interesaba a los intelectuales, acaba por penetrar en ese recinto privi-
participan plenamente en la vida capitalina, la cual les proporciona expe-
legiado de manera que los temas esotéricos o frívolos se ven sustituidos
riencias memorables. Llegan a conocer personajes dignos de una novela
por los de la actualidad, es decir, los de un país a punto de estallar.Los
como el hombre de la mano postiza o el intrépido “aeronauta” Joaquín
amigos bohemios 10. pudieron: ala política y tampoco lograron
de la Cantolla y Rico. Estos artistas también gozaron de la excepcional
€ squivarlos éfectosfatales del alcohol Consu primeravíctima,la alegría
hospitalidad de ciertos aficionados ricos como Manuel Cuevas y Constan-
del bar se convierte en tristeza. Se acaba un largo periodo en la evolu-
cio Valverde, ambos presentes en las memoriasdeJosé Juan Tablada. Éste
ción del país y está por desaparecer todo un estilo de vida. En medio de
dice acerca del segundo —dueño de unsitió dé los mejores coches de
esa realidad movediza se va dispersandoel grupo y una nueva genera-
alquiler— que era “el más genial anfitrión que escoge losartistas para
ción empieza a surgir con otros gustos y otras tendencias. Eledificio
comensales, porqueteniendo fuerte sentido humorístico, goza con los
de la cultura mexicana se desmorona poco a pocoa partir de(1901con
donaires verbales de Valenzuela, de Elorduy, de Urueta, de Rubén M.
la desaparición del hastiado Bernardo Couto Castillo) víctimade los
Campos, de todo aquel grupo que poseyendo en mayor o menor grado
excesos, y seguido unos seis años mástarde porJul Julio Ruelas, quien
tesoros de arte propio, derrochaba el ingenio a todas horas, como
sucumbe a “la sed de ensueño y de alcohol” en la ciudad delas luces.
insignificante dinero de bolsillo... ”.32 Todos esos ágapes y banquetes
Poco después —en 1908— cae RaúbClebodet(Alberto Leduc);+l amigo
rociados decoñacy de pulque se multiplican y dan la impresiónde
excursionista e interlocutor de Benamor Cumps (RubénM.Campo»). Y
querervivir conintensidad los últimos momentos de toda una época
erí1911la figura máxima de la Revista Moderna,JesúsE. Valenzuela) no
antes de la irrupción del volcán revolucionario.
resiste más al “mal del bar' luego de siete años deparálisis.Incesante-
Junto con cuadros colectivos, El bar recoge semblanzas de las figuras
menteel alcohol continuará diseminando a aquella nutrida pléyade de
ás des; el grupo dela Revista Moderna como, por ejemplo escritores y artistas con la excepción de José Juan Tablada y Rubén M.
Julio Ruelas (“visionario siniestro”), cuyo arte original y atormentado
Campos, quienes (nacidos ambos en 1871) sobrevivirán hasta 1945.
ha entendido bien Rubén M.:Campos. Éste reconoce las afinidades
El siglo XIX mexicano se cerrará con esplendor en 1910. Rubén M.
¡ ompartíanlos escritores y los artistas, especialmente su Camposrecuerda en particular una espléndida velada poético-musical
Óncepto de la belleza pura, Para Campos el artista debe ser fiel a sí
que se realizó con motivo del centenario de Chopin y las numerosas
mismonodebedejarsetentar por las modas deldía. Entre los poetas festividades celebrando otro centenario, el de la Independencia. Llega
que aparecen enlas páginas de este libro figuran Luis G. Urbina—ín-
Rubén Darío a Veracruz y Jalapa, se inaugura la Universidad de México
timo amigo de-Campo
Cz í enteros
s con quien pasaba días ter en el-L barbar y en
en con gran solemnidad, y en general se tiene la impresión de que en
el teatro—, Salvador Díaz Mirón, cuya maestría formal y expresiva lo
medio de ese “derroche de magnificencia” nadie quiere recordar que
32 Las sombras largas. ds p algo inevitable está por ocurrir. A los dos meses el país sería violen-
México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1993, p. 63.
tamente sacudido por los:primeros temblores de la Revolución.
24 PRÓLOGO

Un cuarto de siglo después Rubén M. Campos parece sentir un poco EL BAR


de amargura al observar que los modernistas han sido marginados desde
la Revolución, pero cree en la urgencia de estudiar aquel importante La vida literaria de México en 1900
periodo de las letras mexicanas. Conelfin deestimular el interés en ese
tema se incluyeal final de El baruna breve antología delos escritores
másfepresentativos deaquella generación (cinco prosistasy diecisiete
poetas). Desgraciadamente esa obra, que tenía el propósito de ofrecer
uñavisión personal de la época, no llegó a publicarse por motivos
desconocidos. Es de suponer que los pocos editores de los años treinta
no pensaron que el tema fuera suficientementeatractivo, sobre todo por-
que el renombrado José Juan Tablada pronto daría a conocer la primera
parte de sus memorias bajo el título de Laferia de la vida (1937), libro
que tambiénrecreael porfiriato. Lo interesante es que el mismo Tabla-
da fracasó en su intento de publicar Las sombras largas, segunda parte
de sus memorias. Ni su amigo el abate González de Mendoza lo logró
a pesar de sus prolongados esfuerzos después de la muerte de Tablada.
Ese volumen, que también se ocupa de algunos de los mismos per-
sonajes incluidos en El bar, apenas ahora havisto la luz.34 A diferencia
de la obra de Campos que porfin se rescata del olvido, los tomos de
Tablada abarcan mucho más que el grupo de la Revista Moderna y
ofrecen reveladoras facetas de la vida del autor. En El bar, en cambio,
casi no aparece Campos, quien prefiere resucitar a sus compañeros de
generación dentro del contexto de una época ya borrada porel tiempo.
Tanto Tablada como Campos se dan cuenta de que tienen la obligación
de restituir ese pasado que compartieron y que representa un mo-
mentosignificativo en la trayectoria cultural de México. Sus esfuerzos
no fueron en vano puesto que pese a los enormes obstáculos que
impidieron la publicación de Las sombras largas y deEl bar, segura-
mente porser libros de memorias, los lectores de este fin de siglo ya
pueden recuperar aquel otro fin de siglo ya tan lejano y remoto.

SERGE 1. ZAÍTZEFF
University of Calgary
Calgary, Canadá

33 Conviene notar queal final de Laferia de la vida (Ediciones Botas) se anunciaba la publica-
ción de Las sombras largas. Tablada escribió sus memorias en Nueva York entre 1925 y 1928.
3% véase la nota 32. Esta edición no empezóa circular hasta 1994. También en “Lecturas Mexi-
canas”el Consejo sacó en 1991 una segunda edición de Laferia de la vida.
¿Te sonríes, Pedancio? Pues valen mucho
y con ellos me gusta beber cerveza;
me quieren y los quiero, me llaman Chucho
y soy la nota alegre de su tristeza.

Jesús E. VALENZUELA
I

El bar, lugar de reunión de los mexicanos


-———A

UANDO UN VIAJERO europeo o norteamericano solía venir a la


ciudad de México en los últimos añosdelsiglo XIx, quedábase
gratamente sorprendido de hallar una ciudad distinta a las
suyas, pues tenía el sello de las ciudades viejas que han
pasado cuando menostres centurias bajo el dominio de un señor que
desde un lejano país dicta órdenes para ennoblecer colonias tan vastas
como un imperio, dándoles como base de ese ennoblecimiento un
virrey, es decir un vicerrey, al que ha investido de un poder de lugar-
teniente, que puede hacer y deshacer como el rey, aunque conla fis-
calización de una audiencia integrada por un grupo deQidoresEncar-
velarelvirreyno vayaa dar un paso en falso.
La ciudad de México ostentaba edificios que atestiguaban el estan-
camiento de una edad medieval en la que un poder oculto había cre-
cido a tal punto, que después de años cuatro ien s aún podía mostrar
conorgullolosrestosde su grandeza pasada, en templos monumen-
tales, en altos campanarios que aún alegraban el despertar del día con
las voces sonoras de sus campánas de oro, en conventos poderosos
como fortalezas, embellecidos por claustros magníficos que habían
sido ocupados porlos republicanos de la Reforma para hospitales, para
escuelas, para cuarteles del ejército y para oficinas de la administración
de la República. Algunos conventos eran tan inmensos, que a través de
ellos habíanse abierto calles, las que por idiosincrasia habían sido edi-
ficadas a uno y otro lado con casas que heredabanelsello de las cons-
trucciones coloniales. Las calles estaban empedradas pulcramente con
matatenas de río, redondas y apretadas, entre cuyas juntas crecía un
césped verde que les daba un aspecto risueño, y sobre las que pasaban
carruajes de flexibles muelles para atenuarla trepidación constante en
las piedras azotadas por los cascos herrados de los caballos que sa-
30 RUBÉN M. CAMPOS EL BAR, LUGAR DE REUNIÓN DE LOS MEXICANOS 31

cando chispas pasaban velozmente en todas direcciones. La invasión afortunadas lucían toaletas magníficas, en una lujosa competencia para
de las tiendas modernas empezaba a inundar las casas de la ciudad en aparecer hermosas y exquisitamente ataviadas ante los ojos de la mul-
cuyas fachadas y sobre las puertas estrechas aparecían rótulos anun- titud de curiosos a los que era permitido formar unafila adheridos a
ciadores de toda clase de establecimientos comerciales. Los portales, los muros, para dejar libre el paso en las aceras. Pasaban los carruajes
que circundaban al oeste y al sur la plaza mayor, habían sido cedidos lentamente, al paso de los caballos sujetos por los lacayos de ricas
a las indias floreras de Xochimilco y de los pueblecitos ribereños del libreas que ostentaban en la chistera una roseta y en el ojal de la casaca
canal que aún llegaba al mercado de La Merced, donde atracaban un botón de seda roja, botones dorados en el chaleco blanco, y el
canoas trajineras cargadas de forrajes, de avituallamientos, de legum- pantalón de ante dentro de la bota de charol que llegaba hasta la
bres y de flores; y estas últimas eran trasladadas hasta el centro de la rodilla, enguantados y rasurados. Las damas llevaban sombrillas de
ciudad para embellecer los portales, de los que unodeellos llevaba el seda blancas y de blondas vaporosas o de matices suaves, las que sos-
nombre de Portal de las Flores. Los portales se extendían porel lado tenían en una de sus manos enguantadas hasta el codo para dejar ver
norte de la avenida del 16 de Septiembre hasta la esquina dela calle sus brazos pulposos cubiertos de polvos de arroz. El corset oprimía los
de Motolinía; y en ellos se exhibían las frutas traídas de lejanas regiones torsos venustos dejandolibres las espaldas alabastrinas y los hombros
en los trenes de vapor,y eran conducidas en carros desde las estaciones de nácar, que emergían de las sedas claras de los vestidos ceñidos para
ferroviarias a los mercadosy a los portales. ostentar la opulencia del pecho y de las caderas y la estrechez de la
En las calles estrechas las gentes de andar indolente caminaban su cintura; y bajaban hasta la punta de los pies finamente calzados y que
sabor, sin ninguna prisa de llegar a ninguna parte, contentas de dejar apenas se dejaban ver, pues en aquella época.era unacontecimiento
pasar las horas, deteniéndose ante los pequeños aparadoresdelas joye- «ver un tobillo calzado conmedia de seda al bajar o subir una dama de|
|
rías de Plateros, entre las que era una lujosa novedadel edificio de mármol su coche. |
de la Esmeralda. Al mediodía las oficinas públicas y las casas comerciales "El paseo meridiano se prolongaba desde la Plaza de la República
dejaban libres a sus empleados para que fueran a engrosar la multitud hasta la esquina de Plateros, donde se derramaban los carruajes para
que paseabaporlas aceras del Empedradillo y de las calles que convergían seguir frente al Portal de Mercaderes o frente a la Catedral o frente al
al centro de la ciudad, y saludábanse en aparatosos saludos de gentes Empedradillo, mientras nuevos carruajes seguían pasando incesante-
conocidas, descubriéndose de los sombreros de seda y copa, de los bom- mente durante dos horas, porque a las dos de la tarde todos habían
bines esféricos de alas estrechas, o de los vistosos sombreros charros que desaparecido. En la plaza principal se elevaba un bosque de árboles
ostentaban porlujomuchos caballerosdela juventud dorada que vestían perpetuamenteVerdesy unjardín de rosales perpetuamentefloridos
el pintorescotraje nacional.Las damas que paseaban pie iban enjoyadas sobre céspedes frescos. Multitud de bancas de hierro geométricamente
enguantadas, cubiertas por amplios sombreros adornados de plumas “puestas para seguir el trazo de los prados, permitían al pueblo sentarse
de avestruz o de flores de seda, y vestidas con elegantes trajes de a descansar bajo la sombra de los copudos árboles; mientras en el
telas de matices frescos, escotadas para lucir los hombrosy las gargantas rente de la Catedral otra pequeña selva de árboles inmensosestaba
turgentes, sobre las que caían los bucles de las cabelleras negras o de las tambiéncircuida de bancas de hierro para descanso de los paseantes.
cabelleras de oro partidas en preciosos peinados y recogidas las trenzas Por donde quiera los empedrados limpios y brillantes, regados al
por pequeñitas peinetas de carey, dejando libres los rizos sobre la frente amanecer con regaderas ambulantes llevadas en carros, eran cruzados
y las mejillas, y rizadas también en la nuca, según la moda de la época; portílburis, faetones, victorias, que se entrecruzaban con coches de
pues los sombreros solamente cubrían la parte superior de la cabeza y alquiler de bandera azul o roja o amarilla, estos últimos los más popu-
permitían lucir los bellos tocados y la tez empolvada de la que se lares llamados calandrias. En ellos iba el pueblo, que con excepción
desprendían leves rastros de perfumes. de la calle de Plateros a la hora del paseo, podía entrar por donde
Pero la atracción del paseo meridiano era la interminable fila de quiera y seguir el rumbo que quisiera, sin que le estorbara nadie. El
carruajes tirados por preciosos troncos de caballos, en que las damas calor del sol meridiano, tórrido en todas las estaciones, dispersaba a
32 RUBÉN M. CAMPOS EL BAR, LUGAR DE REUNIÓN DE LOS MEXICANOS 33 f.)
a Z EaA 2
e

toda aquella muchedumbre que un desconocedor de las costumbres coñ un platillo de ternera al horno, o de pescado huachinangola
metropolitanas veía asombrado desaparecer, sin saber dónde, en una veracruzana, o de pavo también al horno, bocados que le eran obse- ) o!iy Ep
ciudad sin restaurantes numerosos, pues eran contados los que había quiados sin cobrarle nada por ellos, y a los que el bebedor corres- )
en elcentro, y podrían juzgar queaquellas gentes eran absorbidas como pondía con propinaespléndida/Todoenelbar era cortesía; cabá”
por tramoya del escenario del paseo. Pero lo que no sabían era que llerosidad, reciprocidad y camaradería. unodelos bebedores no
aquellas gentes,masculinas sea dicho, se aaenel, llevaba dinero, suscamaradasnolodejaban ir, sino le suplicabanque
bar unainstituciónamericana trasplántadaa nuestra ciuda sequedarayseguíanobsequiándolo exquisitamente. Nadieestaba obli-
en los últimos añosdel siglo XIX, y que se había propagadodetal suerte * gado acorresponder una copa obsequiada, y sin embargo todos se
que en cada calle había uno o dos bares intermedios y encada esqui apresuraban a corresponder, por lo cual si a una mesa se sentaban
abía uno,vecesunocadaesquiná.Quien empujara la cinco amigos era forzoso beberse cinco copas, aunque alguno no lle-
era suelta y giratoria de un bar, quedabaasombrado al primer vara dinero, pues entonces el que había pedido las primeras copas
golpe de vista, que le presentaba una multitud sedienta y alegre, pedía otra ronda, comoerallamada una repetición de copas,y la charla /
apiñada en el muelle, como se llamaba al mostrador en que los can- seguíaalegremente sin que nadie rectificara a la hora de pagas-Elban, han nr e' n$
tineros preparaban y servían constantemente las bebidas heladas, cok- por esta circunstancia, era el lugar donde se iniciaban las amistades, Vdde) Be
tatls deliciosos que eran frescura y energía, deleite al paladar y al cere- [se afianzaban las alianzas, se ventilaban los negocios, se resolvían fácil- |
bro, o los menjuleps odorantes a las hojas de menta batidas con trozos mente los problemas, se allanaban las dificultades para que todo se |
de hielo en los cubiletes, agitados como sonajas para verter los tónicos terminara bien; y por tanto, era una institución que aunque trasplan- /
sabrosos en los vasos cristalinos, de los que serían absorbidos en pajas tada había arraigadoy eranecesaria en la vidamexicana. Todas las crisis/
ambarinas por las bocas sedientas. A poca distancia del muelle empe- í se resolvíanporlisisíSi surgía unacaloramiento entre dos amigos
zaba una larga fila de mesitas portátiles en torno de las cuales tres o o conocidos porlo menos, la intervención de los camaradas evitaba
cuatro amigos bebían y discutían apasionadamente, en medio de gran- un conflicto que siempre terminaba en otra ronda de copas y en una
des carcajadas o de libres exclamaciones, o de comentarios picantes y reconciliación; y una tercera ronda venía a reanudar el pacto de alianza
agresivos sobre la nota políticadel pueselbar era el lugarsagrado, que había podido romperse. La cocina del bar, instalada en un espacio
nquéestabapermitido comentar todo en el tono en quese quisie- de dos metros cuadrados, estaba bien provista de viandas que podían
se, sin que nadie en-ser-delatadoysin-que-nadieatrevierd condimentarse en un instante, para que todos aquellos que no
delataranadié.Lamásregalada hora del día era la hora del bar. Todo quisieran ir a comer a sus casas por el apremio de la hora para volver
mpranida, concordia,simpatía,sentimientos que brotaban afines a sus quehaceres o por otra circunstancia, hallaran un platillo caliente
por el solo hechode entrar al bar, de beberenel bar, de frecuentar el prestamente servido que impidiera el efecto de los alcaloides; y el pla-
bar. Las gentes nunca preguntaban quién era el recién venido, ni de tillo bien sazonado y salpimentado con los pequeñosfrascos de salsas
quévivía ni cuánto dinero portaba; si un desconocido no podía saldar puestos a disposición del buen gusto, daba con la nutrición el equili-
la cuenta de lo que había bebido, el cantinero se apresuraba a decirle brio de la voluntad vigorizada para volver al trabajo. A ninguna hora
que no pasara cuidado, que pagara al otro día, y ante aquella amabili- de la tarde decrecía la animación del bar, pues constantemente iban
dad nadie dejaba de ir a pagar lo que había quedado a deber. En las reanudándose los parroquianos, y los que salían satisfechos dejaban
mesitas portátiles de acero los mozos del bar iban acumulando el lugar libre a los que llegaban ávidos de comery beber. Los cantineros
pequeñas escudillas en cada una de las cuales habían servido un vaso eran la gente más popular de México. Sin perderla distancia del servi-
de cerveza, y al levantarse el bebedor contaba las escudillas el mozo dor obsequioso al peticionario que va a pagar porquesele sirva bien,
para que viera el cliente cuántos vasos debía. Desde el primer vaso de el cantinero saludaba amable y risueño al bebedor, le preguntaba
cerveza preguntabasolícito el mozo qué-bocado gustaba el señor que solícito qué deseaba beber, enumeraba complacido los vinos más 'so-
le fuera servido, y hecha la elección por el bebedor, volvía el criado licitados y las combinaciones más deleitosas de las mixturas, y una vez
34 RUBÉN M. CAMPOS

decidido el bebedor, su gula se saboreaba al ver el cristal transpa-


rente dela fina copa de Bohemia en la que se caía el chorro de oro
líquido delcoñac, el topacio del vino de Xerez, el granate del Cinzano, II
la esmeralda del Piper, el ópalo del absintio o el ámbar de la cerveza.
Extraían de los cubos de hielo las ventrudas botellas de la Champaña Nuestros escritores de antaño hasta 1900
diademada de perlas, para preparar una copahelada y servirla en
una crátera abierta anchamente como una flor; y al presentarla al AA—————Á

bebedor se inclinaba respetuosamenteel cantinero, sonriente y or-


gulloso de su tino en medir los componentes esenciales. Y cuando
el bebedor, una vez saboreada la copa, preguntaba cuánto debía,
escuchaba con asombro que aquella regia copacostabaapenas una L. dre (en LA
peseta; Era el tiempofeliz en que una moneda mexicana valía
valíaque>
lo AÚL CLEBODET y Benamor Cumpshallábanse cierto día en
monedanorteamericana
tuna de igual unidad;enquéunpes
peso valía un bar del centro de la ciudad, dedicados a lupularse, mien-
16 que un dólar; enquealorodel mundo entraba el río de oro tras una plática alegre y mordaz, como era siempre la del
mexicano como en un áureo mar, para consolidar y sostenerel valor primero, ponía sus lentejuelados arabescos en los rostros
de nuestra plata igual a cualquier plata del mundo en valor in- heridos por la fuerza del reverbero, que dejaba caer la luz del foco
fundido, ¡pero superior en su ley de oro! sobre ellos, y hacía arder la imaginación del segundo de los dos amigos, |
_l Aunque a las damas estuviérales vedadosentarse a beber enunbar recientemente venido del interiordela República con su equipaje de
no les estaba vedado entrar y atravesar el bar para ir a instalarse con sueños y únicollegar
afílesea aser
artista? Clebodet conocíaal
os caballeros que las acompañabanen otro salóninteriordispuesto: dedillo la vida y milagros de la gente de pluma, pues su laboriosidad de
servido staurante;sy al entrarosalir las damas acompañadas escritor que publicaba cuentos en los periódicos diarios a condición
de un caballero descubierto, la parroquia bajaba la voz si sostenía una de que se le permitiera hacer un sobretiro de ellos formado en pliego
conversación libre, los parroquianos descubríanse o poníanse de pie para ir engrosando unlibro que publicaba después, le había permitido
si una damales era conocida, e iniciaban un saludo que era contestado codearse con los escritores y los reporteros del periodismo de aquella
levemente; y una vez que las damas franqueabanla puerta, la parroquia época. En las redacciones tenía la puerta abierta y era amigo, desde el
volvía a estallar en exclamaciones, en risas, en palmadas para llamar a diréctor hasta del linotipista, de cuantos se dedicaban a la noble tarea
los mozos de servicio; las conversaciones eran reanudadas a todo de llenar las páginas de un diario sin haber sabido ayer con quéllenar-
trapo,si la parroquia de una mesa quea veces crecía juntando varias las hoy, y sin saber hoy conqué llenarlas mañana. Pero lo que más le
mesas era locuaz y alegre, y si los alipuces habían encendido las mil interesaba en su cálidaddeir intelectuat, y lo que más interesaba a su / (o *

lámparas de Aladino en los cerebros lupulados con la fresca cerveza oyente, era
conocer en todos sus pormenores la vida literaria.
demarzo, La libertad, sin embargo, no llegaba nuncaa
propasarse en
ajeintoleranteí porque un cristalque constantementeentre-
Lavidaliteraria en México —decíaCleboderasúamigo—,es
alvario que vamos ascendiendo todos los quequeremosser s
)
É
A,
abríase para dar paso a quien salía o entraba no bastaba a atenuar las conquistar un n Fo vivir de un ganapán, como yo desde. yn
palabras dichas en voz alta, y los bebedores no olvidaban jamás que en los tiempos en que don cioCumplido, un hombre culto y gene-
el otro salón había oídos delicados que podrían oír lo que no deberían roso, introdujola litera: asrevistas y en los diarios que fundó.
oír; y así la alegría sonora no lastimaba a nadie, y las palabras veladas El buen editor no podía recompensar largamente ni a los escritores
por eufemismos humorescos, tornábanse ágiles y dejaban, si acaso, / políticos de combate agrupados en la redacción de los diarios, ni
una picante curiosidad de saber lo que significaría tal o cual giro de menosa los escritores que colaboraban en la parte literaria, aunque
lenguaje. en las revistas ocupasen éstos el primer rango. Desde entoncesel poe-
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ta, el novelista, el cronista de arte tuvieron que contentarse con la gloria citados me es simpático, pero nada más: mi espíritu y mi pensamiento
de que su nombre apareciera calzando sus versos, sus cuentos o sus están saturadosdela intelectualidad de los grandes escritores de Fran-
crónicas, dándose por bien pagados conel placer juvenil que produce cia. No puedo encontrar uno solo entre los escritores y los poetas
el leer su propio nombre entre nombres ya consagrados porla fama. mexicanos hasta la época del Renacimiento literario, que merezca el
Los cambios políticos de nuestro país trajeron nuevos aspectos en la nombre de poeta fino y exquisito...
producción literaria; a los poetas orientalistas que se inspiraban en —Hay uno —le interrumpió Benamor— que en mi concepto es un
asuntos sagrados bíblicos, como José Joaquín Pesado, Manuel Carpio, poeta fino y exquisito: Agustín F. Cuenca.
José María Roa Bárcena,siguieron escritores costumbristas como Mar- Ciertamente Cuenca era un poeta de talento indiscutible; pero no
cos Arróniz, José María Esteva, Manuel Payno, que fueron continuados pasaba de ser un colorista, que entendía el arte de hacer versos más
porlos líricos escritores que cantaban al amor como los románticos bellos que los de sus contemporáneos en la forma, pero frágiles y
poetas europeosde la época, y entre los que se distinguieron Luis G. sonoros, de vacuidad de cascabel, como los versos de Theodore de
Ortiz, Casimiro del Collado, Ignacio Rodríguez Galván y otros. Más Banville, a quien tal vez leyó.
tarde surgieron poetas resueltamente románticos, los cuales nos son —¿Pero usted no concibe —replicóle su amigo— que un escritor
conocidos porque habiendo descendido al rango de poetas populares, pueda pensar y escribir si no es bajo la influencia de los escritores de
popularidad que los ha consagrado, los editores se han apresurado a Francia?
coleccionar los versos de cada uno de ellos en libros que van de mano —Son los maestros de la humanidad latina —contestó prestamente
en mano, en vez de una antología en que aparecerían unos cuantos Clebodet, cuyo rostro se congestionó de orgullo comola cresta de un
versos de cada uno; y por tanto son leídos en nuestros días los poetas gallo al lanzar su clarinada de filiación gala—. Donde quiera que se
Manuel M. Flores, Antonio Plaza, Manuel Acuña, Juan Valle; en cambio abre una escuela francesa y en ella se aprende el idioma que me enor-
nos son desconocidos casi, poetas exquisitos como Alejandro Arango gullece saber, el intelectual ve que se abre una ventana a horizontes
y Escandón, Ignacio Ramírez e Ignacio M. Altamirano. Este último nos desconocidos. El alma siente que le nacen alas, halla matizaciones de
es más bien conocido como maestro, pues fundó una sociedadliteraria pensamiento que antes no conocía; la literatura nueva, en la que se
llamada el Liceo Mexicano, en la que se agruparon los poetas prede- engolfa el lector con la avidez del neófito, nos brinda gocesartísticos
cesores de los de hoy, Juan de Dios Peza, José M. Bustillos, Luis G. no soñados; y a medida que vamos explorando y ahondando en cono-
Urbina, Enrique Fernández Granados y otros menos conocidos. Hay cimiento la lengua tan exquisitamente cincelada por sus artistas, nos
personalidades literarias que se han destacado desde muchos años sentimos más fuertes para levantar el vuelo con nuestras propias alas.
atrás, aunque no como poetas sino comoescritores, novelistas, drama- Por eso simpatizo resueltamente con el grupo de escritores que se han
turgos, costumbristas; y ocupan unalto lugar en nuestra literatura, cro- unido para fundar la Revista Moderna. Todos ellos están acordes en
nológicamente, don José Joaquín Fernández de Lizardi, poeta y nove- buscar y han encontrado formas nuevas de expresión, y matizaciones
lista; autor de las novelas popularísimas El Periquillo Sarniento y Don y tenuidades que antes eran desconocidas en la poesía mexicana. José
Catrín de la Fachenda; don José Bautista Morales, que hizo famoso el Juan Tablada lleva el estandarte de la nueva escuela literaria, aunque
nombre de pluma de El Gallo Pitagórico; don Fernando Calderón y por sus veleidades de muchacho consentido, en cualquier grupo de
don Manuel Eduardo Gorostiza, dramaturgos, autores respectivos de intelectuales en que se le escuche, quiera imponersus criterios por la
dramas y comedias; don Manuel Payno, novelista como don Vicente conciencia que tiene de su superioridad intelectual; y esto le resta las
Riva Palacio; don Guillermo Prieto, que murió hace apenas dos años y simpatías que se había ganado con su cortesanía innata, con sus
que abarcó todo el siglo XIX, pues sus primeros versos fueron publi- maneras distinguidas, con su' facilidad de hablar y con su aspecto de
cados por los años 1835 y desde entonces le dieron la celebridad del mosquetero de la reina, tipo del que conserva el bigote enhiesto,la
poeta popular. Esto no quiere decir, procedió Clebodet, que yo rinda perilla a flor de labio y la cabellera negra y lacia bajo el sombrero de
parias a toda nuestra intelectualidad. Uno que otro de los escritores anchas alas que perfila su ceñuda frente, en la que se uneny se pliegan
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las cejas encrespadas sobre dos profundos ojos negros y alucinados, —Hace pocolo vi por casualidad —dijo Cumps—,estaba yo sentado
ensombrecidos por unas ojeras que acusanla vigilia perpetua en que en el patio del Casino de Cartagena, en Tacubaya, cuandovi entrar a
vive el locuaz pensador, en cuyo rostro blasonado por una nariz de un hombre joven seguido de tres o cuatro amigos, y oí decir a alguien
águila se refleja toda la inquietud de un pensamiento siempre en com- que estaba cerca de mí: “Ése es el poeta Valenzuela.” Iba cubierto por
bustión. Hay que ver el contraste que ofrece con Bernardo Couto un redingote color de azafrán, abotonado hasta el cuello, del que se
Castillo, el iniciador de la Revista Moderna, que apenas pasa de los desbordaba unacabellera rizada en completo desorden; su sombrero
veinte años y ya hace gala de un incurable tedio de vivir, con cabellos hongo de anchas alas cubría su frente casi hasta sus ojos profundos y
floridos sobre su rostro imberbe, que aparecen en vedijas de agnus en pequeños comolos ojos tarahumaras, pero de intenso y agudo brillo;
sus mejillas, con su larga mano indolente que sostiene la barbilla y un bigotillo incipiente, a pesar de sus treinta y cinco años, se enroscaba
corre bajo el maxilar, mientras sus ojos perversos que todo lo saben sobre sus labios finos que se apretaban para fumar con deleite unci-
lo escudriñan todo, sin hablar nunca, más que para pedir displicente- garrillo cuyo humo se elevaba en dos volutas de su nariz sensual,
mente un coñac al ser preguntado por el mozo, el tipo de colegial pasión que acusaban sus pómulos marcados de indio del norte, de alta
desde que volvió de la Sorbona y no piensa más que en perder el estatura y complexión hercúlea. Bajo el brazo oprimía su bastón de
tiempo como entre la garzonía latinoamericana en los jardines de ébano y puñode oro que llevaba para lucirlo, pues de nadale servía.
Lutecia, mientras en su cerebro van incubándose sueñossiniestros del Volvióse un instante, sonrió ante las parejas que bailaban bajo el día
sopordel nirvana en que vive para darle forma en bellos cuentos. Otro nublado y desapareció seguido de sus amigos internándose enlas salas
de los íntimos amigos que sin duda va a hacer un papel principal en la de juego...
revista de la que ya salió el primer númeroy la primera ilustración que —Ésees el alma de la Revista Moderna: una vez publicado el primer
lleva el nombre de “Centauro en Agonía”, es Julio Ruelas, el pintor número, Coutito no sabía qué hacer de ella; pero encontróse con Va-
que estudió en Munich el arte de la pintura y que hoy es el único lenzuela a quien le mostró un ejemplar de la revista que aún no circu-
dibujante verdaderamente artista que tenemos: es un joven cetrino y laba y le invitó a que la dirigiera, proposición que en el acto aceptó
cenceño, siempre vestido en negro, con la nariz de cigieña en un Valenzuela; pagó la edición detenida en la imprenta,la hizo circular
rostro dantesco cual de visionario que acabara de salir del infierno, regalando los ejemplares a todos los amigos que hallaba en el bar para
sin hablar ni reírse jamás, silencioso y taciturno, pero de un bello que fuese conocida; y sin vacilar decidió que fuera una publicación
corazón martirizado por una fantasía demoniaca. Ciro Ceballos, otro quincenal, ilustrada por Julio Ruelas con una sola ilustración en cada
joven escritor revolucionario en el arte de escribir, también integra número; hizo alquilar para la Revista Moderna el entresuelo de la es-
la legión modernista, y su rostro imberbe y siempre airado lanza quina de Plateros y Bolívar, adonde procedió a llevar magníficos mue-
anatemas por sus ojos centellantes bajo sus espejuelos que pliegan bles y preciosos cuadros, tapices, mármoles y bronces de su casa; y de
su entrecejo, al que lleva la mano frecuentemente para evitar que se la noche a la mañanaapareció la revista instalada en una espléndida
le caigan, suspicaz y retador, portador de una clave de Hércules casa señorial a la que se ascendía por amplias escaleras coloniales, y a
como bastón y presto a armar camorra con el primero quele salga cuyas salas se entraba sobre espesas y muelles alfombras para descan-
de frente. Estos y otros que irá usted conociendo son los que se han sar en ampliossillones y en espléndidos divanes en dolcefar niente...
agrupado en torno de uno que es el más excepcional, el único a Nunca se sabe cuándotrabaja un intelectual, cuándo escribe sus versos
quien todos respetan y quieren hasta el punto de dar porél la vida un poeta o cuándo escribe sus novelas un prosista... Yo mismo no sé
en cualquier trance; y este ser extraño, caballeresco y magnífico, que nunca cuándo escribo mis cuentos; pues aprovechoel instante en que
se quita el pan de la boca para socorrer una necesidad o unvicio, me viene en ganaescribir, esté donde estuviere; y como escribo así,
pues estima que tan desgraciado es el hambriento que no ha comido juzgo que así lo harán los demás... El hecho es que jamás se les ve
comoel borracho que no ha bebido, es Jesús E. Valenzuela. ¿No lo escribir, como si tuvieran pena de que se les viera debatirse en las
conoce usted? ansias de componer unafrase bella, pues todos son estilistas, trabajan
40 RUBÉN M. CAMPOS NUESTROS ESCRITORES DE ANTAÑO HASTA 1900 41
PES
—_—

exquisita y obstinadamente unafrase hasta que tenga el contorno,la tual. Ése era el ideal de las uniones humanas, sin curas y sin jueces, sin
sonoridad, la elegancia y el encumbramiento que ellos desean para ex-
hipocresías y sin gastos, y el bolchevique precursor se relamía de gusto
presar un pensamiento que después de concebir han acariciado, como lamentando in mente que no le hubiera tocado eltiempo venturoso
un escultor acaricia la cadera anforina de una mujer a la que ha dado de la repartición libre. De pronto salió de su momentánea abstracción de
vida, y su deseo es quela frase salga perfecta y bella. En esas condiciones
comunista fracasado, paréntesis raros en su eclosión que necesitaba
claro está que no quieren que el proceso de gestación y de pulimiento
de un oyente para ser explosiva, y preguntó a su amigo ex abrupto:
sea visto por nadie; y me sospecho que tienen la pretensión de hacer
—¿Pero usted no conoce aún a Valenzuela íntimamente? Pues vamos
creer a todos quesus frases salen de una plumada, como decía Gautier
a buscarlo, que es la hora en que ha de estar ya con sus amigos, que
de las suyas, que las echabaal aire como a un gatoy siempre caían en
son también amigos míos, en el Salón Bach, el bar preferido de los
sus cuatro pies, es decir, que no tenía nada que corregirles. El hecho
alemanes y de los artistas. El ya conoce a usted de nombre, por sus
es quela mitad del tiempo lo pasan en charlas interminables enel bar,
crónicas y sus cuentos, y me ha encargado queselo lleve. .
y la otra mitad en los divanes de la Revista Moderna, descansando de
Y sin más, levantáronse del rinconcito penumbroso dela cervecería
las arduas tareas del bar. A la medianoche se despiden con la misma
donde bebían plácidamente, y se encaminaron rumbo a la elegante
sed que traían al entrar, más cordiales que nunca, con más deseo de
cantina de Plateros en que iba Cumpsa serle presentado al poeta.
reunirse otra vez que antes de la jornada, y es verdaderamente triste
para ellos tener que despedirse para ganar cada uno el camino de su
casa, pues de buena gana hubieran preferido tener una sala-dormitorio
donde penetraran todos juntos para acostarse cada uno en su lecho,
alineados como en una sala de hospital e irse quedando dormidos con
la seguridad de que no descansaban lejos uno de otro.
Y el mordaz conversador engolfábase en su narración con una fo-
gosidad que era habitual en él, pues era todo pasión y sentimentalidad;
sus afectos eran tan intensos como sus odios, con la diferencia de que
éstos eran infinitos y aquéllos unos cuantos. Odiaba al burgués sobre
todas las cosas, ya todas las cosas sobre el burgués; todo lo relacionaba
con la injusticia de que hubiera gentes felices para escarnio de los que
como él no disfrutaban a tutiplén de todos los bienes que deseaba.
Hacía consistir la felicidad en gozar de todos los placeres, sin tasa ni
medida alguna, y quería que esta felicidad fuese en comunidad para
todos. No la imaginaba regateada con preces o con dinero, y obtenida
por prorrateo como unares distribuida a una multitud hambrienta,
sino puesta espléndidamente a escoger ante una selección sibarita,
como debía la humanidad a la que él pertenecía. Ponía los ojos en
blanco al soñar el paraíso mahometano,y su ideal en las uniones ma-
trimoniales era recordar con fruición el día en que Eliseo Reclus cogió
de las manosa su hija y al novio de su hija, y les preguntó: —“¿Lo
quieres tú a él por esposo? —¿La quieres tú a ella por esposa?”— Y
habiendo contestado afirmativamente los dos, los bendijo con la
palabra del Génesis, “creced y multiplicaos”, y volvió a su ajenjo habi-
TI

Jesús E. Valenzuela en el bar

LLÍ ESTABA. Su sombrero felpudo lanzaba un reto mosquetero


a la vida. Al verlo, sentíase la satisfacción de florecer en pleni-
tud conél, junto a él, al lado de él. Una oleada de juventud
se agolpaba en el corazón cuando el poeta, alargando la
mano que tenía libre (pues la otra estaba ocupadísima: entre el pulgar
y el anular sostenía el vaso de cerveza y entre el índice y el mayor el
eterno cigarrillo rubricador de nubes ruelescas), estrechaba la mano
del recién venido,le rogaba en un ademán que se sentase, y volviendo
a atusarse el bigotillo entre comentario y comentario de la sabrosa
charla dirigida a éste, a aquél, al de más allá, de los que le rodeaban,
solamente abría un paréntesis extraño al asunto discutido porél, y que
siempre hacía palpitante, para llamar en ironía cómica:
—¡Garzón!
Acudía el criado solícito, el poeta ordenábale que sirviera al nuevo
bebedor, y se engolfaba de nuevo en aquella plática que tenía pendien-
te de sus labios al auditorio, aquella plática que era una fuente límpida
de gracia, un borbotón perenne de ingenio, una locuacidad maravi-
llosa de talento al que tenía abierta una válvula siempre, pues su in-
telecto era una eclosión perpetua en combustión de gasógeno,era un
acumulador enormede volubilidad en pirotecnia de explosionesfeéri-
cas, una fiesta en pleno cenit de cascadas de oro, de aquel portentoso
espíritu piróforo que era delicia de los ojos, de los oídos, del corazón
y del ensueño. Escuchándolo se dejaba correr la vida. Sus ojos
pequeños y escondidos de indio del norte, rutilantes y oleosos, sus
cabellos ensortijados y luengos, sus rasgos emaciados de pómulossa-
/ lientes, su tez limpia y fresca en plena madurez, cual si una crema
rejuvenecedora derramara en ella su fragancia, su perfil fiero de her-
mosura aquilina, su señorío innato en sus ademanes soberbios, su capa
44 RUBÉN M. CAMPOS JESÚS E. VALENZUELA EN EL BAR 45

española entreabierta y trovadoresca, en consonancia con su cham- a cuento por su caro discípulo; una fuga de ninfas perseguidas por
bergo felpudo (regalo de Jesús Contreras) y puesto de través sobre su silvanos se esfumaba en los ojos mongólicos de Ruelas; los ojos bri-
cabeza altanera, dábanle una personalidad vigorosa o intensa, un pre- bonzuelos de Couto tenían pinceladas de agua marina florecida de
dominio tácito sobre sus compañeros, una elegancia romántica que nereidas desnudas; el escultor Contreras sonreía encantado detrás de su
armonizaba exóticamente, destacando su poderoso relieve en el bar barba mora, los ojos rientes y acariciadores de caderas anforinas de már-
penumbroso,lleno de alemanes sedientos absortos ante sus bocks con mol rosa... Othón,satisfecho y ya muy bien servido, amador de bellos
cenefas de espuma,ajenos al estruendo latino de aquellos bebedores cuentos, comentaba en una gran voz: “¡Qué bárbaro!...” Y los cuentos
insólitos de enormes corbatas y largos cabellos y ante todo de aquel sucedíanse con laudable abundancia, sápidos como el caviar sobre el
héroe que narraba aventuras interminablesy era el núcleo dela legión. pan tostado que paladeábamosen un interludio de aquel lupulamiento
Los bebedores de paso no entrabannisalían sin lanzarle un saludo atroz. Las botellas de cerveza Edelweiss, de Chihuahua, apiñábanse
cordial: vacías sobre la mesa de combate como capullos de crisálidas que
—*“¡Tuti!”... “¡Chucho!” ... “¡Buenosdías!” revoloteaban ya en torno nuestro, ante nuestros ojos radiantes; y el
—“¡Salud!” cuentista escanciaba el vigésimo vaso cual si fuese el primero, la mano
Y ceremonioso y cortés, el poeta quitábase el gran sombrero bo- firmey el ojo límpido, locuaz, infatigable y ágil. Su memoria florida era
hemio, saludaba con su diestra en el aire, elevaba su vaso a la altura de una espigadora incansable en las paraderas cuajadas de mieses de su
su boca, y bebía, bebía siempre, bebía más, sin apagar nunca su sed, imaginación fértil. Una retención pasmosa de su vida múltiple, al pare-
condenado por su destino al suplicio de ser su propia Danaide trágica. cer ociosa, pero fecunda en toda suerte de aventuras, comoes la vida
Pero él lupulaba su boca ardorosa en la sensación incomparable de intensa del bar, brindábale interminable labor de ensartar anécdotas
prender todos los candelabros de su intelecto para la fiesta diaria de su de generales, ministros, magistrados, los políticos de ayer y de hoy, de
lupulesca cena orgullosa, el festín suntuoso que el vencido de sus es- quienes había sido camarada o consejero, compañero o anfitrión, y
plendoresde antaño se daba en las burbujas de espumas de oro de sus que desfilaban ante nuestra expectación regocijada como una mas-
sueños,el terrible festín que nuncasacia, el castigo del vomitorio a la carada en procesión. La literatura habíalo reconquistado definiti-
gula y del retorno al banquete en encarnizamiento insensato, con el vamente de la camaradería aplanadora de burgueses ignorantes. De
magnífico alarde de la salud siempre en reacción. Y en el vértigo de su hoy en más tocaríale en suerte vivir dos lustros entre ingenios real-
corazón tumultuoso, en el galopar frenético de sus arterias enloqueci- zadores de la gema prismada de su intelecto soberano, sobre los que
das, en el torbellino de sus nervios encabritados, qué torrentes de brillaría más, como un brillante en una montadura lapidaria. Y él lo
generosidad, de pasión, de amor, de piedad, de flagelación a los mal- sabía, y pavoneábase con su infantil ostentación caballeresca, cual
vados, puessi alguien tenía derecho para flagelar, era él; qué incom- “vencedor en un torneo; porque nadie comoél, entonces, hubiese en-
parable hermosura de sentimientos abiertos a todos los ojos y a todos carnado el desprecio a la vida de los caballeros de la Távola Rotunda,
los juicios; qué esplendor de riquezas acumuladas y escondidas a la de la vida que no valía una estocada, y hubiese podido morir en un
fuga de la fortuna, en él que era compadecido por pobre; qué doctrina beso como Lancellotto del Lago, el dichoso amadorde la reina Ginevra.
de verdad y de vida; qué enseñanza inconsciente de tomar la vida tal Al día siguiente, al abrir Benamor Cumpslos ojos y recordar feliz la
cual es. En torno deél era un gorjeo de risas, un coro eterno de alegría despedida cariñosa en la esquina del Empedradillo, en la que le fue
de vivir, una fascinación de apurar el carquesio dionisiaco de un trago, reiterado el deseo de que se reuniera diariamente con los escritores
comosi en él se bebiera la vida, como si en él se bebiera el olvido, como agrupados, puesto que su nombre aparecía entre los redactores de la
si en él se bebiera el amor. Revista Moderna, recapitulaba en su memoria las noticias que su
Valenzuela, vuelto a la vena galante después de que Benamor Cumps amigo el bohemio Clebodet le había dado sobre la personalidad del
le fue presentado, era un primor decamerónico. El señor de Brantome poeta Jesús E. Valenzuela; y de su obra literaria dispersa en la Revista
hubiérase quedado perplejo ante la multitud de anécdotas traídas tan Nacionalde Letras y Ciencias que había editado a sus expensas, en la
46 RUBÉN M. CAMPOS JESÚS E. VALENZUELA EN EL BAR 47

Revista Azul y en periódicos diarios, sintetizaba el análisis de tan pere- robustos, nutridos como el discípulo del centauro Chirón, con cora-
grino y jovial artista. zones de osos, sacudía su melena orgullosa y rugía ante las miserias
Un día surgió el poeta de las Anúbadas en plena lucha: como armas que solían asediar a sus amigos débiles, y mataba un dolor de un golpe,
llevaba su juventud y su ambición, como coraza y casco su corazón y como un león simbólico de un zarpazo.
su cerebro. La fortuna acababa de darle su primer beso de amor en Su encumbramiento, empero, fue fugaz, como todas las obras de en-
plena adolescencia; y el Caballero del Ensueño había sacudido su de- sueño. Al expandir su prepotente imperialismo, al acometer locas em-
liquio, y azotado por su salvaje sangre conquistadora, lanzóse al estadio presas, el poeta no conocía la perversidad de los hombres, y confió en
en que rugían tremendas pasiones hambrientas, en que una tempestad ellos con el candor de un niño. Y el desastre vino fatalmente. Los gam-
de oro llovía sobre los victoriosos y los fuertes, y en la ruda pelea se le businos cayeron sobre el “águila herida por traidora mano” comohal-
vio salir triunfante, blasonado porla fortuna, parangonado con los más cones de presa, como aves de rapiña; apiñáronse en el saqueo, y
altos, festinador de su ensueño realizado, pródigo en regar a raudales metieron la mano hasta la axila para limpiar sus arcas; la turba de ad-
su emblema: ¡un águila acuñada en una onza de oro! venedizos vividores acechaban los alardes convulsivos de aquella
Entonces vióse una cosa inaudita: un poeta fabricaba, no castillos agonía aquilina, jadeante bajo la nube rapaz, en que el poeta no podía
enelaire, sino palacios en una gran ciudad. Levantaba alcázares y los matar ya el dolor de un zarpazo, aunquesí ahuyentarlo de un aletazo;
decoraba suntuosamente, y los alhajaba espléndidamente con alfom- y, en su desmembramiento, viósele prodigar los restos que le que-
bras tejidas en Ispahán, con brocadosy telas de Oriente, con bronces daban de su vasta fortuna y consolar pequeñas miserias, icuando era
y mármoles y cuadros de firmas ilustres, con cristales venecianos y él quien necesitaba de un consuelo!
porcelanas de Sevres y de Sajonia, con tapices y tibores de China, con Pero, ¿quién era este hombre excepcional, este poeta fuerte y lírico,
lacas y biombos japoneses... todo auténtico y adquirido a gran pre- del que Benamor Cumps solamente conocía los versos forjados a mar-
cio para embellecer las fiestas espléndidas en que el poeta, entre tillazos, como las armaduras forjadas por los cíclopes, hechos para
una pléyade deintelectuales y.artistas, de viejos guerreros veteranos acorazar vidas en las cruentas luchas humanas? ¿Quién era este derra-
y jóvenes corifeos acaudalados y sonrientes, coronaba de rosas su mador de verdadesy de consuelos en sus poemas de apenas devastadas
cabeza altanera y bebía el champagne rosa en copas de Bohemia en formas titánicas, como los mármoles de Rodin, que causaban piedades
loor de Salammbófebea, de la enamoradasolitaria, apasionaday triste, histéricas a los orfebristas joyeros y alta y franca admiración a los
queabría los ojos ojerososy lánguidos en el lecho del númida, irendida artífices suntuarios del verbo?
de mucho amar! Benamorllegó tarde, y probó las heces de su vino en su viejo car-
El poeta llenó entonces con el estruendo de sus trenes la gran ciu- quesio. Pero él no sabía entonces de amarguras, y encontró el vino
dad. La lluvia de oro caía sobre la sonriente ciudad cortesana como buenoy el vaso lleno. En torno a la mesita de mármol, en la penumbra
sobre el regazo de una Dánae yacente. Los festines de poemas bárbaros amable del bar, reía gozosamente conla delicia espirituosa de la verba
de Liceo joven, a su entrada triunfal en Tracia en su carro glorioso genial del poeta. Invadióle la plácida embriaguez del vino del Rhinal
tirado por tigres dóciles, inundaban el viento con evohés vibrantes, lado del amigo noble y leal, en soñaday felizmente realizada compañía
con jubilosas aclamaciones consagradoras de poeta de los Himnossal- de artistas, en nochesestrelladas de placer, en ronda antigua de faunos
vajes, pleno de acción y de fuerza, en posesión de su ensueño real, y ninfas chezAurelie, muy lejos de la turba plebeya de analfabetos que
pletórico y púgil, desbordado como un río torrentoso que riega la no pudieron despojarlo de su hermosa alegría antigua que recibiera
abundancia con el caudal de los hielos fundidos de las cumbres. Abría como un don inmortal. La odisea de bar en bar, cual un enjambre de
su billetera, en la que cada billete valía un millar, y la ofrecía abierta abejas de flor en flor, iba a durar bien un lustro, y en tan largo, pero
como se ofrece una tabaquera henchida de habanos; y ocasión hubo para ellos tan breve tiempo, conoció ampliamente el alma del poeta,
para que su prodigalidad aliviara así fiebres y rubores y angustias como jamás lo vio entristecerse porque alguien de sus amigos se encumbrara
sed de placeres. Pero el altivo símil del león esculpido en sus versos como él se encumbró en un tiempo; jamás vio entenebrecerse su
48 RUBÉN M. CAMPOS

espíritu con alguna baja pasión humana, ni vibrar un relámpago de


cólera al verse desposeído por la suerte, de los bienes con quele
colmó undía.
Y como divina flor de su espíritu fértil, de su cerebro siempre joven,
IV
brotaban los versos transparentes e inmaculados; brotaban los versos
Una comidaen la casa de Valenzuela
blancosy fragantes cual varas de nardos floridos; brotaban los versos que
perfumaron toda una vida contemplativa y soñadora con arena invio-
lada; brotaban los versos año tras año como los brotes de primavera
en primavera, en aquel árbol siempre joven, henchido de savia y de
fuerza, en aquella planta desarraigada, que comola cáctea, persistía
floreciendoy fructificando descuajada. Si acaso alguna vez un quejido
escapábase de su pecho hondamente herido, el poeta de Bárbara la- L BAR que por predilección frecuentaba el grupo de escri-
bor traducía en rotundo verso libre su queja alta y sincera, su resen- tores para hallarse en la intimidad era el bar Wondracek,
timiento infantilmente suave, dúctil y pródigo, puesto que simbolizaba pequeñorefugio de los intelectuales que preferían un lugar
el dolory la injusticia victimaria de una juventud plena, en su apólogo dondeellos solos discutieran o permanecieran silenciosos,
arbóreo. y no entre el estruendo de los grandes bares cosmopolitas. Stanislao
Wondracek era un polaco rosado y fresco como una manzana de Cali-
fornia, con un abdomen que parecía que se hubiese comido la mesa
redonda, según decía Pancho Banuet; portaba una camisa albeante
siempre, sobre la cual puso Ruelas la armadura de Falstaff en un retrato
que publicado en la Revista Moderna corrió de bar en bar e hizo céle-
bre al cantinero polaco, el cual se bebía cinco cocteles seguidos uno
tras Otro y se quedaba tan fresco como si hubiese bebido unosolo,
saboreando en la boca cinco cerezas en vez de una. Valenzuela lo dis-
tinguía con su predilección, y uno de sus sueñosera llevarlo a un día
de campo en unión de madame Faucon,la propietaria de otro bar de
la calle 5 de Mayo, al que Valenzuela también solía concurrir para
codearse con magistrados, senadores y diputados, y a la que igual-
mente Ruelas había pintado con su ancha faz fresca y rubicunda, bajo
el disfraz de una alegre comadre de Windsor. Quería hacerlos presidir
una opulenta mesa en que hubiera faisanes, jabalíes y venados, como
en las comedias de Shakespeare, y exquisitos vinos que habría que
extraer de los barriles con bitoque para llenar hondas cráteras y beber
anchamente, todo en una hostería donde hubiera una gran chimenea
en la que ardieran troncos de encinos, mientras la turba de amigos se
refocilaba en un alegre y pantagruélico gaudeamus.
Undía presentóse el poeta a las once de la mañana en el bar Won-
dracek para saludar a Stanis y encargarle un pavo al horno, pues tenía
invitados a varios amigos, entre los cuales iba Benamor Cumps por
50 RUBÉN M. CAMPOS UNA COMIDAEN LA CASA DE VALENZUELA 51

primera vez, a su casa de San Pedro de los Pinos. Llevaba un paquete de amigo del poeta Valenzuela, al que cierta vez que se le pregun-
de hielo para helar un coctel al llegar a su casa; pero sucedió que se
tara si él también hacía versos puesto que siempre andaba con los
enfrascó con los amigos que iban llegando, y cuando se acordó, enel poetas, respondió clavandoen el interlocutor su mirada aguda tras de
piso del bar había un pequeño charco de agua,y el paquete que colgaba
sus espejuelos de miope, enmarcando su chambergo caído de través
de una de sus manosestaba vacío, puesel hielo se había deshecho con
y emboscado tras de su corbata mariposa que anudaba su cuello al-
el calor meridiano. Fueron llegando los invitados de uno en uno o de
bísimo y tomando una actitud dramática: “fundo en bronce y soy
dos en dos, y allí pudo conocer Cumps a Jesús Urueta, el magnífico
triste”; excelente amigo, que pagaba rondas tras rondas de copas sin
orador que si defendía a un reo condenado a muerte lo arrancaba de cansarse jamás y sin hacer alarde ni ostentación de queera él quien
las garras delos jueces patibularios, sin que le fuese ajusticiado ni uno; pagaba. Llegó Couto con Ceballos y Ruelas, los dos primeros iróni-
y si pedía la pena de muerte para un criminal, éste era ajusticiado camente sonrientes y admirados de que Benamor Cumpsfuera tam-
irremediablemente sin que de nada valieran las brillantes defensas de bién de la partida. Llegó despuésel pintor Izaguirre trayendo consigo
los defensores vencidosporel tribuno. Urueta en la intimidad del bar al pintor Gedovius, de hablar torpe, pero cuya mirada inteligentísima
era ponderado,taciturno, y sólo al serle presentado alguien por quien
leía en los labios del interlocutor lo que había dicho, pues había sido
sintiese simpatía un relámpago de sus ojos cansados descubría de sordomudo de nacimiento. La llegada de los dos pintores fue saludada
súbito su insondable alma de refinado artista. Nunca pedía de beber, sonoramente, pues Izaguirre el iguanodonte, como le apodó Ceballos,
pero bebíase todas las copas quele servían con un desenfado de gran era un amigo muy querido del grupo y Gedovius un pintor muy admi-
señor, porque aquel displicente poseía innatos ademanes señoriles al rado. Llegó más tarde Balbino Dávalos, poeta de Colima, trayendo con-
saludar, al dar la mano a un recién llegado, al levantar levemente la sigo a Amado Nervo, poeta nayarita que en un lustro había conquistado
copa para brindar cuandoiba a beber; su voz enfática y melodiosa tenía un nombreliterario y que ya era amigo de los escritores de la Revista
entonaciones suaves de exordio siempre declamativo, jamás chocaba Moderna, solamente que su nombre no aparecía entre los redactores
su periodo altisonante que salía medido parcamente, sin ostentación porque así lo había pedido en virtud dehallarse ligado con los periódicos
de una cláusula estudiada, sino natural como la pose de un gallo al del editor Reyes Spíndola, de quien no quería perder la amistad. Vinieron
andar; todo en él era rítmico, armonioso, apasionadamente sincero; y después otros amigos de Valenzuela que noeran artistas, sino amigos de
cuandosele oía hablar por primera vez, se le amaba por su seducción los artistas; y ya todos juntos nos dispusimos a emprender la marcha.
intelectual. Jamás elogiaba a nadie, pero la fugaz mirada de sus ojos Valenzuela hizo parar tres coches de bandera azul, subimos en ellos y
que no volvía a conceder, y el sentir de una de sus manos posadaal partimos rumbo a San Pedro de los Pinos, dondea las cuatro de la tarde,
acaso sobre vuestro hombro, os bastaba para sentir que era vuestro sin habernos anunciado, descendimos frente a una casa pintoresca que
amigo y afirmar el pacto de alianza con aquella preciosa amistad. había sido en otro tiempo la morada del poeta Luis G. Ortiz, quince
Cuando ya creíase que estaban todos los amigos invitados, presen- comensales que penetrábamos ruidosamente en la amplia casona y nos
tábase otro quefaltaba en la reunión,y así fueron presentándose Fran- . descubríamos al ver venir hacia nosotros a Juanita, la esposa del poeta,
cisco G. Cosmes, el tremendo polemista que era un hombrecito joven señora de prematuroscabellos blancos que orlaban su rostro fresco
pequeñoy rubio, de ojos claros y vivaces de simio, bigote lacio de celta y rosado, y que solamente dijo juntando las manos en actitud cómica
y ademanes correctos de misántropo que cuando estaba entre gentes mientras reía sinceramente al ver la avalancha:
gratas soltaba su vena mordaz y agresiva para satirizar a cualquiera que —“¡Ah qué Tuti!” ,
no le fuese grato; y así recordó cómo el periodista Aldasoro, que tenía El poeta saludó con gentil donaire a su esposa, nos presentó con
una barba luenga de enano del tapanco, apareció una noche de juerga ella a los que íbamos por primera vez a la casa, y sin preocuparse ab-
detrás de un mostrador con dos zapatos metidos en las manos que movía solutamente nos hizo pasar a la sala, donde a poco apareció un criado
bailando para unoy otro lado y haciendo quese le creyera un viejo gnomo trayendo dos botellas de coñac y una bandeja con pequeñas copas,
de sesenta años caído sobre el mostrador. Llegó Baudelio Contreras, vasitos medianosy un sifón de agua de Seltz. Diez tirabuzonessalieron
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a luz como revólveres en un motín, y el invitado más ágil descorchó la amarrar sus caballos, sino que cuando se apoderó de otro con-
primera botella y sirvió las primeras copas; y procedimos a beber des- vento ilustre, habiendo visto que Napoleón estaba transido defrío, sus
pués del largo interregno del viaje, contentos de tener tal entre- nerales bajaron cuadros de pinturas magníficas que arrojaban a la
tenimiento, mientras en la cocina las criadas bajo la dirección de la chimenea para avivar el fuego que se extinguía en la sala abandonada,
dueña de la casa preparaban una comida para quince personas. Por según cuenta Jorge D'Esparbés.
afinidad los invitados no artistas agrupáronse para abrir una partida —D'Esparbés es el más gran poeta que ha tenido Francia después
de dominó sobre una mesita de caoba roja en un ángulo dela sala, y de muerto Baudelaire —dijo Tablada— aunque no haya escrito en
los otros rodearon al poeta que repartía cigarrillos habanos después verso, sino en una prosa preciosay lírica...
de saboreada la primera copa; y cada quien arrellanábase en los am- —De soldado, como la de Bernal Díaz del Castillo —intervino
plios sillones, o reclinábase en los divanes para seguir, con ojo avizor Dávalos— en su deliciosa Conquista de la Nueva España.
y oído abierto, la pirotecnia de frases ingeniosas y humorescas que —Sí, pero toda proporción guardada, porque D'Esparbés es un ar-
surgían al acaso, para gozar la fiesta de ingenio que iba a reanudarse, tista y Bernal Díaz un soldadóniletrado... —replicó Tablada.
cuando apareció en la puerta de la sala un retardado, José Juan Tabla- —¡Cómo que noes artista Bernal Díaz! —dijo Valenzuela—. Su
da, que venía de Coyoacán por San Ángel, y conocedor de las costum- prosa es la más sabrosa que se haya escrito en el siglo Xv1. La vida había
bres del poeta Valenzuela, no se había apresurado en llegar a la hora enseñado al anciano más quelos libros, y si no leyóla literatura de su
sólita en que todo el mundo come en México, o sea las dosde latarde, tiempo, tanto mejor para él porque conservó íntegra su personalidad
sino que llegaba a las cuatro, con un manojo de rosas frescas que y tanto mejor para nosotros que lo saboreamos sin que no nos sepa
ofreció gentilmente a la dueña de la casa. Una aclamación saludó al más que a Bernal Díaz.
recién venido y un reproche dicho en un abrazo por Valenzuela, que —Esto quiere decir que tenemos un gran escritor nuestro, sin
alargó la mano y cogió una copa para ofrecerla a su dilecto amigo, y saberlo, en Bernal Díaz del Castillo —puntualizó Cosmes—. Y digo
naturalmente, para que no bebiera solo, todos nos proveímos de la nuestro porque en América rompió lanzas el rudo conquistador para
nuestra y bebimos por el autor de Florilegio. Tablada iba a sentarse hacer su fama de soldado, y en América vino, ya nonagenario, a escribir
cuando llamóle la atención un busto en mármol de María Antonieta, de su preciosa Historia en la que él fue actory testigo, con el candor de
una ideal pureza de líneas en el Paros casi traslúcido, bellísima en su niño que recuperan los ancianos...
realeza deJuno, que parecía mirar en un punto vago del espacio su trágico —Y que has recuperado tú, mi querido Deucalión, al creer que te
destino... voya servir otro coñac sin recordar que estás en tu casa —concluyó
—Los hermanos Goncourt, llamados los embalsamadores del Valenzuela haciendo un ademánde invitación al viejo polemista, que
pasado —dijo en voz tranquila y conmovida—, hubieran hecho una saltó con unaagilidad de rana para ir a servirse su copa, entre la alegría
diosa de esta bella mujer para que fuera adorada en sus páginas... de los sedientos, más que hambrientos bebedores habituados a pasar
—Fue un sadismo de la Revolución haber ajusticiado a esta hermo- toda una tarde charlando sin acordarse de ir a comer, y para quienes
sura... —comentó Urueta. aquella espera no era larga.
—Las revoluciones son trombas que todo lo arrasan —agregó Cos- —El arte folklórico de Bernal Díaz ciertamente no tiene que ver
mes. nada con el arte de un pintor de batalla como es Jorge D'Esparbés,
—Ya los vencedores no les importa nada el arte ni la belleza —in- —insistió Tablada persuasivo—. La Leyenda del Aguila es el más fas-
tervino Valenzuela. —Uno delos generales de Napoleón hizo abrir una tuoso poema épico en que se hayan cantado las glorias de Napoleón
puerta debajo del fresco de la Cena de Leonardo de Vinci, justamente por un escritor que tenía toda la pasión de un napoleónida, mientras
al pie dela figura de Cristo... que Bernal fue un paciente reconstructor de hechos que vio y que
—Yla soldadesca de Bonaparte —acentuó Urueta— no sólo profanó consignó con su calma reflexiva de abuelo. Sin embargo, no hay libro
la sala de Santa María de las Gracias clavando estacas en las paredes más bello entre la multitud de libros que fueron escritos por los
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Conquistadores, frailes misioneros o soldados de acción, que el libro estribaciones de las montañas que culminan enel Ajusco, dieron la voz
de Bernal Díaz. de alarma y nos anunciaron que había que huir si no queríamos ser
—En su donosura picaresca para decir las cosas por sus nombres arrollados y calados por un aguacero torrencial, como los que en ese
—agregó Valenzuela—, se anticipó a Francisco Delicado, que en su tiempo se abaten sobre la región suroeste de la capital; y apresurada-
Lozana andaluza hace alarde de picardía desbozalada a veces, y sobre mente nos despedimos para ir a esperar el paso del último tren de
todo porque ambos florecieron por la misma época,el fraile para ver vapor que en aquel tiempo descendía de San Ángel y pasaba por San
con sus propios ojos la disolución de la Roma de los Borgias, y el Pedro cada hora.
soldado conquistador para ver la caída de un imperio al que se ha
llamado bárbaro, pero cuya cultura aún no se ha estudiado. El buen
Bernal Díaz se compadeció de aquella injusticia y fundó con sus apre-
ciaciones honrosas para los vencidos el advenimiento de las rectifica-
ciones históricas de los indianófilos...
—La sopa está en la mesa —anunció un criado interrumpiendola
sabrosa charla, y hasta entonces vimos que habíamos trasegado copas
sin llevar la cuenta, y que nuestros estómagos pedían refrigerio; y como
al toque de un botón eléctrico, mos pusimos de pie con el anfitrión y
sin fórmulas ni distancias nos encaminamosal comedor, donde humea-
ba en una gran sopera una reconfortante sopa de pescado huachi-
nango, del que la señora de la casa se había provisto en la mañana en
el mercado de San Juan para guardarlo en hielo; y al vino del Rhin con
que saludamos el advenimiento de tan grato manjar, sucedió un ex-
quisito Borgoña espumante con que rociamos un espléndido asado al
pastor en cuya condimentación había trabajado Balboa, un experto
que preparaba ese platillo en las famosas fiestas delgeneral González,
y queporcariño a Valenzuela acudía en cuanto se le llamaba, por vivir
en San Pedro de los Pinos, para hacer un asado al pastor, en el cual
empezó a trabajar desde que llegamos.
En la comida se habló de cosas amables para complacer a la dueña
de la casa que presidía la mesa y que sonreía a las frases de los intelec-
tuales, tan sencillas ahora como las de cualquier hijo de vecino que
come alegremente. Solamente se oían elogios para las viandas, dedi-
cados a la señora, y elogios para los vinos, dedicados al señor que era
el anfitrión de aquel ágape dominical. La comida pasó sin novedad,
como cualquier comida improvisada que es pretexto para estar juntos,
y al terminar nos trasladamos de nuevoa la sala, donde había ya can-
delabros encendidos porque había obscurecido; pero apenas nos
habíamos instalado de nuevo para saborear el café, cuando sonoros
truenos lejanos anunciaron que se aproximaba una tempestad, y los
que conocían aquella región del Valle de México, los lomeríos que son
v

Ojeada sobre otros escritores mexicanos

A VIDA LITERARIA de México no está representada sola-


mente por esta agrupación de artistas que yo considero -
—— los más refinados, sino que hay otros cuyo esfuerzo ais-
lado o de agrupamiento es muy digno de ser estudiado
—decía Clebodet a su amigo Benamor cierto día en que habían as-
cendido a la cumbre del Tepeyac después de haber almorzado juntos
en la casa que habitaba el bohemio plumífero enla Villa de Guadalupe
a la que él llamabaVilla Mística en sus cuentos—. Hay muchos talentos
que se han quedado rezagados, de la generaciónliteraria que acaba de
pasar; aunos nose les tiene ya en cuenta absolutamente, aunque hayan
producido obras que les han dado popularidad, comoel viejo novelista
Pedro Castera, autor de doslibros que lo hicieron famoso en su juven-
tud: Las minas y los mineros, novelesco estudio de un medio en que
él vivió por haber sido minero toda su vida,y la novela Carmen,realista
y séntimental, que fue tan popular entre nosotros como la novela que
haya sido más popular dela literatura universal. Hoyva Castera errante,
con su corpachón de hombrazo hercúleo vestido al uso de su
tiempo, con un gran sombrero plano y una capa española azulclara,
sin saludar a nadie y sin que nadie lo salude a él; entra en La Estrella
de Oro, la popular fonda de Silvestre Anaya queesel líder del mutua-
lismo actual, se sienta a comer solo en una mesa; y como en esa fonda
acostumbran los criados traer una gran fuente de puchero para queel
comensal se sirva a su gusto, Castera se la come toda, incluso la verdura
del puchero,y sigue comiendo los demás platillos sin que nadie le diga
nada, hasta dar fin a la lista del día, y sin que se le cobre más de los
cincuenta centavos que cuesta una comida en La Estrella de Oro. Otro
talento indiscutible que se ha obstinado en quedar aislado, misántropo
y huraño, es Heriberto Frías, autor de novelas tan populares como
58 RUBÉN M. CAMPOS OJEADA SOBRE OTROS ESCRITORES MEXICANOS 59
A
A

Tomócbic, ¿Águila o sol?, El Amor de las sirenas y sus Episodios mili- único caso en que un novelista mexicano haya recogido el premio de
tares mexicanos que han sido leídos por toda la juventud delas aulas. su talento. Salvador Díaz Mirón, el gran poeta por excelencia, ha
La vida de estudiante y sus recuerdos de oficial del ejército le han dado ferido siempre vivir en Veracruz a vivir en la capital, con excepción
motivo para escribir bellos episodios llenos de emoción juvenil, y es de las veces en que ha sido representante de su tierra en la Cámara de
sin disputa el más popular de los novelistas de hoy, lo cual no le ha Diputados. Es el másalto, sin duda alguna, de nuestros liróforos, y su
servido para ocupar un puesto distinguido en la política o en el perio- personalidad novelesca de espadachín es la más interesante que corre
dismo, y va de bar en bar pero no en los de Plateros, sino en los de la de boca en boca entre la gente de pluma y la gente de acción. Sus
bohemialiteraria que se contenta con frecuentar las cantinas de barrio. anécdotas de hombre valiente y provocador son múltiples: cierta noche
Juan de Dios Peza, mi amigo muy querido que ha ocupado,ése sí, altos nos contaba, en la Revista Moderna, cómo hallábase una vez en franca
puestos en la política y en la diplomacia se conquistó un nombre riña con un jarocho enemigo suyo, hombre comoél de pelo en pecho;
glorioso y logró ser conocido en los países de habla española como el detallaba el gravísimo peligro en que estuvo al caer y rodar porel
Cantor del Hogar; y hoy es colaborador, una que otra vez, de algún suelo los dos, él debajo del otro que esgrimía un puñal en espera de
diario y pasa inadvertido; se detiene a mediodía en la tienda de Quintín que flaqueara la mano de hierro que le oprimía el puño, para matarlo
Gutiérrez, el gachupín simpático que ya había sido citado hace veinte sin remedio.
años por José T. de Cuéllar, Facundo, en su novela Baile y cochino... — “¿Y usted no lo hirió a él?” —dijo ingenuamente el pintor
de la serie de novelas a la que dio el nombre de La linterna mágica; Izaguirre. Díaz Mirón volvióse lívido hacia el interruptor, dio un ma-
allí permanece Peza una o dos horas con uno o dos amigos que le notazo que hizo bailar sobre la mesa las botellas y las copas servidas y
restan, sin entrar en la cantina anexa a la tienda, sino servido discre- exclamó en un grito—: “¡Once veces con mi daga!” —dejando estupe-
tamente en un ángulo del mostrador; y después de charlar alegre- facto a su auditorio. Otra vez, contábase, Díaz Mirón decía un discurso
mente, porque es un delicioso conversador y su charla es inagotable, en la Cámara, y como un colega desde su asiento lo increpara en forma
se despide para tomar un tren de mulitas quelo lleva hasta la calle de ofensiva, detúvose, volvióse al interruptory le dijo: “espere el misera-
la Constancia, donde tiene su casa chica a la que me ha hecho el honor ble a que yo termine, para ir a cruzarle el rostro de una bofetada”. Y
de llevarme, aunque algunas veces yo sea quien lo lleve a él, cuando comolo dijo lo hizo. Otra vez, echósele encima un perrazo danés que
después de las diez de la noche salimos de la casa de Quintín y al ver era una verdadera fiera, y Díaz Mirón lo atacó a patadas hasta que lo
que se ha cansado voy a dejarlo a un lugar seguro, para seguir yo mi domó. Quien además de ser el más famoso general mexicano de las
caminoa laVilla. ' últimas campañas, pudo haber sido un excelente escritor, según
El único novelista que en mi concepto merece tal nombre es don cuenta el poeta Valenzuela, era el general Sóstenes Rocha. De fácil y
Rafael Delgado, que vive en su tierra de Orizaba y desde allá ha publi- brillante estilo para redactar artículos en el periódico El Combate, que
cado sus novelas La calandria, Angelina y Los parientes ricos, con- él dirigía, tenía sin embargo debilidad por su amigo, que en cuanto se
quistándose un nombre de primer orden en las letras mexicanas, aun- presentaba en la redacción, Rocha tomaba su sombrero sin importarle
que por predilección viva en su ciudad natal y no haya hecho alianza ya lo que iba a escribir sobre una historia antigua de México que
con nadie; desdeña en sus libros la impersonalidad de la literatura preparaba, y dictando solamente una frase: “Al amanecer del día
mundial, y prefiere pintar lo suyo, lo que ha visto, lo que ha amado en siguiente, las tropas de Motecuhzoma e Ilhuicamina fueron ignomi-
su adolescencia y en su juventud; y esta sinceridad, unida a una fina niosamente derrotadas...” —“Ahora sigue tú” —le decía a su secretario,
percepción de artista, lo ha hecho sencillamente el mejor novelista que se daba gusto en confeccionar el capítulo a su sabor, mientras el
mexicano. Federico Gamboa es otro novelista que se ha distinguido general salía riéndose del brazo de su amigo rumboal Café Colón, que
entre nosotros como paladín de la escuela realista, y ha publicado era entonces su bar habitual. Esta intimidad de los dos amigos no fue
novelas excelentes como Suprema ley y Reconquista que prepararon obstáculo para que cierto día, ya muy bien servidos de copas, tuvieran
el advenimiento de otra novela, Santa, que le daría fama y dinero, un altercado que fue agriándose hasta el punto de que Rochase levan-
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tara y le lanzara una bofetada que Valenzuela logró esquivar y contestar con libros de segunda mano en el Factor, en la que se reunían escri-
con otra, tan certera, que derribó a Rocha porel suelo al recibir el tores y bibliófilos todas las tardes, a discutir y charlar, por el placer de
tremendo puñetazo. Intervinieron los amigos y lograron sacar a la haber reconocido unintelectual en aquel obscuro librero de viejo. Don
fuerza a Valenzuela y calmar la cólera del general, que quería tomar Eduardo Ruiz, a quienes todos conocieron como magistrado, pocos
sangrienta venganza de aquel hecho insólito. Al día siguiente des- han conocido como un distinguido escritor, autor de Las leyendas y
pertóse Valenzuela y reconstruyó la escena azorado, aliñóse y vistióse tradiciones michoacanas, de los episodios de La guerra de interven-
de prisa, y su único pensamiento fue ir en busca de Rocha;llegó a la ción en Michoacány de la linda novela Un idilio al través de la guerra,
cantina del Café Colón, empujó la puerta y lo primero que vio fue el obras que reimpresas serán una revelación de un sencillo y fuerte escri-
general que le abría los brazos y lo estrechaba contra el pecho dicién- tor. Pedro Robles, autor de Los plateados de tierra caliente, obra que
dole: “Ya sé a lo que vienes, déjate de excusas y vamos a curarnos”, se publicó en folletín, era un indio puro, oaxaqueño, que tenía un
mientras Valenzuela conmovido abrazaba al formidable hijo de Marte. talento privilegiado y era un parlanchín encantador, y que por haber
El gobernador del Estado de México, proseguía Clebodet, se ha llevado vivido en el estado de Morelos y haber conocido a muchos de los per-
a su ínsula una pléyada de escritores entre los que destaca el poeta sonajes que puso en acción, hizo una pinturafiel de esos tipos heroicos
José M. Bustillos, verdadero artista de la palabra que surgió en el Liceo y obscuros de los que es un reflejo luminoso la novela El Zarco de
Mexicano, donde publicó poemas encantadores. “Las rocas del lago”, Altamirano. ManuelJosé Othón es un gran poeta que después de pasar
una leyenda azteca, es un hermoso poema que bastaría para hacerel su juventud de estudiante en México, optó por pasar su vida en su
nombre de cualquier poeta, tiene otros muchos poemas que le con- tierra natal potosina, y ha vuelto a México por haber sido electo dipu-
quistaron un eminente lugar en las letras; es afable, tímido, humilde, tado al Congreso de la Unión; pero su nombre está hecho, su fama de
y estas cualidades lo han hechoalejarse de los intelectuales que mucho gran poeta ha sido bien ganada con sus poemas panteístas de los que
lo estiman; un lindísimo poema suyo, “Mariposas”, hizo que el Duque los más famosos son “El himno de los bosques”, “La noche rústica de
Job, el príncipe de la poesía mexicana moderna, escribiera otro poema Valpurgis”, “El idilio salvaje” y otros menos conocidos pero de tan alto
con ese mismo nombre que es una joya, comoel primero, en nuestra valor como éstos: no hay escritor que haya pintado nuestros paisajes
literatura. Aquí tiene usted otro, Manuel Gutiérrez Nájera, que acaba e interpretado nuestra naturaleza mejor que Manuel José Othón.
de morir pero que aún sentimos presente los que lo conocimosy lo Otro insigne poeta naturalista es don Joaquín Arcadio Pagaza,
amamos. Correspondió al Duque Job ser el primero de los poetas obispo de Veracruz, que tiene un gusto delicado en su inspiración
mexicanos que adoptó las formas de la poesía francesa moderna, y virgiliana y ha publicado una preciosa colección de poemas que mere-
aún sigue siendo el primero; su poesía es preciosa en la forma y en cieron el honor de que Justo Sierra dedicara un poema suntuoso con
el fondo, porque era un pensador quea la vez que cincelaba preciosi- el nombre de “Epístola al autor de los murmullos de la selva”. Justo
dades de forma decía cosas que hacían sentir y pensar: era un reno- Sierra es también poeta distinguido y un escritor por excelencia, aun-
vadoral cual siguieron todos los modernistas, y desde que apareció su que su orgullo se haya cifrado en ser el maestro en literatura de varias
Revista Azul, se le proclamó comojefe de una escuela literaria, y des- generaciones de discípulos; pero sus Cuentos románticos y sus poe-
pués de muerto todos siguen considerándolo comoel precursory el mas “Otoñal” y “Playera” le han dado tanta popularidad como sus
más artista en la moderna forma. discursos y su Historia universal. Al hablar de discursos es preciso
Hay otros insignes escritores a quienesla crítica no ha catalogado o recordar a don Francisco Bulnes, el gran tribuno del que debemos
que apenas son conocidos, como Luis G. Inclán, el admirable autor de orgullecernosy el escritor de combate que conoce más que nadie la
Los hermanosde la hoja, que es un espejo fiel de la vida de los ban- política mexicana y tiene un estilo brillantísimo y sarcástico; muchos
didos mexicanos en muchas regiones de nuestro país, magistralmente dicen que abusa de la paradoja, pero la emplea como una agresión siem-
pre certera y es un temible polemista a la par que un orador que no tiene
pintados, y que era un pobre librero de viejo que tenía un puesto de
libros en la plazoleta extinguida del Seminario, y después una accesoria rival en la tribuna. José López Portillo y Rojas es otro escritor repre-
OJEADA SOBRE OTROS ESCRITORES MEXICANOS 63
62 RUBÉN M. CAMPOS
po
——

sentativo de la cultura occidental de nuestro país, pues es oriundo de Luis Rosado Vega, de Yucatán, se ha distinguido entre los poetas de su
ando
Guadalajara, y aunque está engranado en la política general, literal- tierra por su percepción clara del modernismo, aunque conserv
su independencia de un sentido poeta personal ; José Inés Novelo ha
mente se precia de ser un escritor regional, y al escribir una novela
espigado ricas mieses de sus doradas semente ras emberme jecidas por
como Laparcela, se complace en reproducir la vida de las gentes entre
de oro.
las que ha vivido y que ha observado con su perspicacia en conocer los mirtos que dan su nota de fuego en el oleaje de un mar
Ricardo Mimenza Castillo ha escrito baladas tan sentidas como “Son
los problemas nacionales.
las doce, abuelita...” que lo han elevado al rango de los altos poetas
Entre los poetas predecesores de los actuales debemos reconocer
como un maestro a Ramón Valle, que ha escrito poemas exquisitos y yucatecos; Antonio Mediz Bolio se ha conquistado el primer lugar en-
a quien sus Cuentos color de historia han conquistado un eminente tre ellos con su bello poema “La casa de Montejo”, que no solamente
lugar en nuestras letras, aunque su carácter sacerdotal y sus actividades fue premiado por el jurado de un concurso en su tierra, sino por la
de polemista en la prensa reaccionaria le han restado la fama que de- unánime aprobación de todos los intelectuales de nuestro país; en
biera tener. El poeta Antonio Zaragoza es una revelación de que fuera Michoacán han florecido poetas como Carlos López, que han tenido
de México, sin modelos que imitar y sin influencias malsanas que sufrir, una inspiración privilegiada para laudar la hermosura de su país de los
puede haber verdaderos poetas capaces de hacer versos tan bellos lagos; Esteban Flores es un exquisito versificador lleno de ternura y de
como los de los poetas consagradosa la fama; su poema “Ante el mar” color para pintar los paisajes marinos de Mazatlán; Quirino Ordaz
es unajoya de la literatura mexicana. No es éste el poeta único que escribe también bellos y sentidos versos que le han dado un nombre
hay quecitar: entre los nombres que me vienen al acaso a la memoria a pesar de las lejanas regiones del Nayarit en dondeha florecido; Rafael
recuerdoel de Alberto Jiménez, de Tixtla, que escribe bellísimos versos López es una revelación: se han conquistado un nombre con sus
de los cuales apenas uno o dos poemas comosu “Balada del alma” nos atildados sonetos a las montañas de oro de Guanajuato y será en breve
son conocidos; Salustio Carránco Núñez, suriano como el anterior, uno de nuestros futuros poetas; Manuel de la Parra es sin duda el más
escribe poemas dulcísimos también casi desconocidos, de los que so- exquisito de nuestros poetas por su sensibilidad y su delicado gusto
lamente recuerdo uno llamado “Dentro del alma”; Manuel Rocha en pintar con tenues matices los paisajes interiores de su alma; Abel
Chabre, de Chihuahua, ha producido bellos versos que nos han traído Salazar se ha ganado en buena lid un distinguido nombre de poeta,
su nombre desdelos confines boreales de la República; MiguelPereira, con un poema que ha competido con los de los mejores poetas mexi-
de Saltillo, escribe poemas amorosos con la libertad de sus llanuras canos a los que ha vencido, y ha obtenido el primer premio en una
abiertas a todos los vientos, por las que pasan los berrendos veloces brillante velada literaria muy reciente; Honorato Barrera, otro exqui-
que desaparecen comoespectros de renos enla landainfinita; Rodolfo sito poeta que desde los márgenesdel lago de Chapala ha enviado sus
y Enrique González Llorca son dos poetas de Orizaba que pugnan no- bellos versos a la revista El Verbo Rojo, de Guadalajara, en la que apare-
blemente pordistinguirse uno y otro, sin que esta pugna haga descen- ció también el nombre de otro poeta, José Alberto Zuloaga, que fueel
der el alto nombre que se ha conquistado cada unoellos; Benito Fen- continuador de los poetas tapatios de primer orden, en esa tierra
tanes es un bardo regional que escribe preciosos versos con las regias fecunda en artistas en que han surgido intelectuales distinguidos,
tintas de sus paisajes veracruzanos que le han revelado el amor a la desde los que se agruparon en la revista que se llamó La República
tierra virgen; Rodulfo Figueroa ha pintado bellos cuadros de color Literaria, recordada con cariño por los que leímos en ella preciosos
como La sandunga, que es una linda nota de las danzas tehuanas poemas de Manuel Álvarez del Castillo, muerto en la flor de la edad y
bailadas por mujeres enloquecedoras; Justo Cecilio Santa Ana tiene celebrado por todos los escritores de su tiempo.
sonetos tan hermosos como “La sabana”, de una deliciosa languidez Manuel Puga y Acal, a quien hizo famoso su poema “La golondrina
que revela a un exquisito artista; José Felipe Castellot es un fogoso muerta”, ha sido sin dudael crítico más eminente, por su cultura y su
poeta que ha cantadola vida de las costas tabasqueñas en su caracol buen gusto literario, que hemos tenido en los últimos años; Sixto
marino de Tritón perseguidor de nereidas en los arrecifes de coral; Osuna igualmentese distinguió desde'entonces por su claro talento y
64 RUBÉN M. CAMPOS OJEADA SOBRE OTROS ESCRITORES MEXICANOS 65
pss
a
su elevada inspiración; Juan B. Villaseñor y Andrés Arroyo de Anda,
desaparecidos trágicamente, fueron dos poetas malogrados dotados bellos poemas de poeta culto en las letras francesas, que le conquis-
es una
de verdadero talento; Jesús Acal Ilizarriturri ha dejado un profundo tarán un alto rango en nuestra literatura. Enriqueta Camarillo
recuerdo como poeta popular, pues publicaba un periódico escrito exquisitay delicada poetisa que acaba de casarse con el escritor Carlos
íntegramente porél, en verso, y todos los corridos, las coplas a las que Pereyra, A a quien su cultura dará nombre de historiador, comoa ella le
ponían música los compositores populares de su tiempo, eran debidos “dará su talento nombre deescritora. Juan B. Delgado, de Querétaro,
a su pluma fácil y a su talento humorista rebosante de picardía y de ha conquistado su nombre de poeta lírico publicando versos en la
gracia. Ramón España, de León, muerto en la flor de la edad, era un rensa diaria y en las revistas literarias de nuestra capital. Un talento
sentidísimo poeta que descolló en la revista El Plectro, dirigida porel de primer orden como poeta lírico es Liberio Crespo, de Yucatán, que
maestro RamónValle y en la que descollaron talentos de primer orden ha pasado su juventud en Guanajuato y del que aparecen también en
como el poeta Salomé Gutiérrez y el sociólogo Teódulo Torres, culto las revistas literarias preciosos poemas que le han dado renombre.
y excelente escritor. Cayetano Rodríguez Beltrán, de Jalapa, era pre- Estos y otros escritores que de momento escapan a mi memoria, son
sentado en las letras por el maestro Rafael Delgado, augurándole un en mi concepto los más distinguidos intelectuales contemporáneos
porvenir brillante como cuentista y escritor regional al prologar su que hay en México.
primerlibro de cuentos costeñosde la tierra veracruzana.
En Zacatecas florecía en todo su esplendor el ingenio peregrino de
Luis G. Ledesma, autor de todas las escabrosas coplas y los epigramas
hechosen retruécanosy albures de doble sentido, génerono cultivado
hasta hoy más que por este maestro de pornografía, pero con tanto
talento que sus atrocidades puedenser leídas por una dama o un niño
sin que se den cuenta de lo que encierran, mientras queel intelectual
o el letrado o el inculto se desternillan de risa cuando van decifrando,
al leerlos, todos los primores léperos que oculta una lectura fácil y
correcta al parecer. De Colima había venido ya a México Gregorio
Torres Quintero a conquistar, al mismo tiempo que una posición como
maestro normalista, un alto puesto en las letras como escritor regional,
autor de cuentos, tradiciones y leyendas. Balbino Dávalos, que hoy
integra el grupo de la Revista Moderna, vino también de Colima a
conquistarse un nombreliterario y surgió brillantemente en la revista de
los modernistas como poeta exquisito y refinado. José P. Rivera, que in-
tegra el grupodel Liceo Mexicano, es un cuentista regional que escribe
sus impresiones juveniles de la región jarocha veracruzana a las que
ha dado el nombre de Cuentos de mitierra. Ezequiel A. Chávez, de
Aguascalientes, miembro también de este grupoliterario, se ha con-
quistado un nombre con su pluma de polígrafo y su estro de poeta.
Luis González Obregón, de Guanajuato, es ya un escritor de renombre
como historiador que debutó con su libro México viejo, y ha escrito
otroslibros en los que ha consignadotradicionesy leyendas, especial-
mente de la capital. Enrique González Martínez envía desde Sinaloa
vI

El santuario dela Villa de Guadalupe


AAAKXKÁ

OS DOS AMIGOS descendieron de la ermita levantada en el


propio lugar en que, según la tradición, el indio Juan-Diego
iba cierto día de invierno encumbrando la montaña, cuando
se le apareció una Virgen morena cuya imagen quedó re-
tratada después en el tosco ayate que él había hecho rebosar de rosas
frescas que volcó ante el obispo y que había cortado en el lugar de la
aparición, lugar erial y azotado por el invierno. Habían descansado
frente a la ermita, junto a un velamen de piedra que la piedad de un
español náufrago había hecho esculpir en la rampa que va del pocito
de aguas salobres tenidas por medicinales a lo alto de la montaña;y des-
pués de contemplar el Valle de México desde aquella cumbre donde hay
un camposanto en el que reposan muertos ilustres al lado de muertos
desconocidos, fueron bajando al atardecer por la rampa pedregosa y se
internaron porlas angostas callejuelas del pequeñovillorrio tenido como
La Meca de los mexicanos, que no van a adorar comolos árabes en Medina
el sancarrón de Mahoma, sino la imagen de la Virgen de Guadalupe enel
tosco sayal de Juan Diego, pero que se ostenta coronada por una corona
de oro constelada de piedras preciosas y expuesta en un magnífico
marco de oro, en el lugar de honor de una basílica a la que el pueblo
llama la Colegiata. Entraron por curiosidad al suntuoso templo y lo en-
contraron vacío: un lego pedigieño sentado en unasilla de tule, de
espaldas al cancel, recogía míseras monedas de cobre de las que apenas
había en la escudilla dos o tres, de los rarísimos visitantes que daban su
óbolo; una fila de bancas desiertas con una callejuela en medio iba de la
entrada al altar mayor, frente al cual se hallaba la estatua en mármol del
arzobispo Labastida, famoso por haber sido regente antes de que llegara
un emperador a quien con su influencia había hecho venir un grupo de
renegados mexicanos de los que el arzobispo era el alma; y en torno
68 RUBÉN M. CAMPOS EL SANTUARIO DELA VILLA DE GUADALUPE 69

dela estatua agonizaban míseras velas de cera puestas en agujereadas mesi- las salvajes Épocas prehispánicas, como en la peregrinación de Aztlán,
tas endebles y redondas; y era una imagen fiel de la agonizante faz de los
trayendo los del Norte su pinole en pequeños sacos colgados bajo el
miserables y de los indios, que son más que miserables y se contentan con Ea detenerse donde hallan un venero de agua, echarse un
dejar una vela que casi es pabilo, como su mísera existencia para salir a la
ca opincle ala boca, como los indios peruanoslas hojas de coca,
faena de esclavitud y de miseria con el espíritu ligero pero con la existencia
k ber agua pechoa tierra y seguir su camino. La obra del fraile está en
claudicante bajo el fardo de bestias que cargan en la espalda.
—Vienen por muchedumbres, como hormigueros humanos bro-
2 regia basílica infestada de indios como una cama de metal de
tados a las primeras lluvias, los indios de todas las regiones del país en
chinches; y las autoridades dejan hacer, porque el vendedorde birria y
de barbacoa,la fila de tortilleras alineadas como soldaderas, el embau-
quelos frailes han establecido sus encomiendas de capataces, y se ins-
talan en las plazas, en las calles, en las afueras y en los cerros de esta
cador que confecciona gorditas de la Virgen,el explotador que trae un
Villa a exhibir su miseria increíble, sus proles quelas mujeres traen a la puñado de escapularios y de rosarios dizque benditos porel fraile, el
pulquero y el fondero, el estampero el foliculario de rezos con indul-
espalda y los hombres en brazos o cogidosdela mano,si los hijos ya
gencias, todos pagan un puñado de centavos al municipio, y aunque no
son mayorcitos, con un aspecto más ruin que el de canes famélicos,
alcancen ni para pavimentar las calles y las aceras, es una riqueza que
puesa éstos los viste unapiel inconsútil y los indios vienen vestidos de
no hay que desperdiciar, y hay que perpetuar el aspecto asqueroso €
harapos, sucios, mugrientos, sin bañarse jamás, en una degeneración
inmundodelas calles llenas de basuras y de toda suerte de despojos, las
peor que la de las muchedumbres que van a hacer abluciones en el
alcantarillas rebosando aguas pútridas y deyecciones y desperdicios in-
Ganges —comentaba Raúl Clebodet—. La cultura no ha podido nada
nombrables. Y para placer de esas muchedumbres híbridas integradas
contra esta maldición de miseria y de estupidez sempiternas, decre-
por indios de todas las regiones que dialogan en todos los dialectos,
tada tal vez por la Nonantzin india al ver que la Guadalu pe le usurpaba
vienen danzas de pluma de todas clases, los huehuenches, que son los
el trono del Tepeyac sobre las pululantes muchedumbres de indios
carbonerosdisfrazados de danzantes, todos tiznados de los pies a la ca-
desarraigados en su propia tierra y dando aún hijos, como los nopales.
beza, bailando ebrios sin ton ni son, bamboleándose y perdiendo el
La maldición ancestral está viva y es trasmitida de generación en gene-
“equilibrio, lo que les da un aspecto más pintoresco; otros danzantestraen
ración como una pústula, como unallaga corrosiva que aparece cuando
igo a la Malinche, que es una chicuela ataviada con pañolones,palia-
el indio entra en la infancia, que nolo dejará ni aprender a hablar, ni
Mes y espejuelos colgando de los hombros, y los danzantes con una
ir a la escuela, ni trabajar, ni siquiera desembrutecerse. Elfraile sigue
sonaja de hule hueco henchido de piedrezuelas de hormiguero para que
su obra tenaz de embrutecimientoy de abyección del indio, a diferencia
al sacudirlo haga eseruido alegre de las sonajas, con el que ritman acom-
de Bartolomé de Las Casas, Toribio de Benavente dicho Motolinía, de
pasadamente el paso de la danza; otros ostentan en la cabeza plumeros
Bernardino de Sahagún, de tantos misioneros que acometieron la ardua
" radiados comola cola de un pavo de Indias, un pañolón al pescuezo, una
tarea de desasnar los indios. El fraile de hoy es anónimo, impersonal,
máscara hórrida cubriendo el rostro del que gotea el sudor sobre el
nulo, siempre agazapado antela ley, noctívago como un vampiro, y no
pañolón, y la camisa chispada, es decir, sin fajar sobre los calzones estre-
es uno, sino que es legión: todo nuestro suelo está infestado de esa
chos, para moverse como buen bailarín. Todos danzan sin cansarse du-
carcoma colonial, y no hay poder humano quelo limpie de esa polilla.
rante todoel día, no por paga ni por placer, sino por cumplir las “mandas
Y aquí está su obra, en las muchedumbres haraposas que vienen por
que han prometido a la Guadalupana cuandola han invocado para que
todas partes en peregrinaciones miserables de abnegación estúpida, a
les conforte en unaaflicción, o les sane un enfermo, o le dé buena muerte
pie, caminando leguas y leguas penosamente, de día y de noche,en la
a uno que ya no tenía remedio. No sólo los indios infestan la villa de
impedimenta de los chamacos y de los viejos cargados de enfer-
Guadalupe enlas fiestas de diciembre, sino toda clase de vividores que
medades; y no vienen de los estados cercanos, sino de regiones remo- " acuden a explotar el tianguis que se renueva cada vez que hay fiesta:
tas donde no hay ferrocarriles, y aunquelos hubiera, no podrían abor- á los jug
eros que abren un palenque donde se despluman más jugadores
darlos jamás por su miseria abrumadora; y vienen en hordas como en
e los sallos; ruleteros que no manejan cochesde alquiler sino bolas de
70 RUBÉN M. CAMPOS EL SANTUARIO DE LA VILLA DE GUADALUPE $ 71

l
ruleta giratoria que caen al acaso para que el montero recoja todas las —¡Qué quiere usted! —replicó Clebodet—. Antes los mexicanos de
monedas y las fichas de los tapetes de hule numerados, y se engatuse las clases adineradas tenían a orgullo practicar la religión cristiana; pero
a la gente con pequeños premios en que apenas el jugador duplica desde quelas autoridades comenzaron a ponertaxativas, las señoras em-
una moneda de cobre; encantadores de serpientes sentados entre un n a desertar delas manifestaciones ostentosas de ese culto; y de-
montón de ofidios viscosos y rodeados de un público que no se ve jándoles el lugar a las mujeres del pueblo, claro está que los hombres
seguro detrás del alambrado en que el encantador se enreda serpientes también desertaron, puesto que no venían al templo sino para ver a las
en el cuello y en el abdomen, cuando un ofidio se acerca flechando mujeres lindas, y la popularización del culto quedó como he dicho a
con su lengua bífida y con sus ojos magnetizadores a los embobados usted, entre plebeyos e indios. Las antiguas romerías de calesa en que las
en ver que un ofidio aprieta con su boca desdentada la garganta del damas vestidas de negro y veladas venían desde la capital a rezar el viacru-
árabe tatuado. cis en las estaciones de piedra al aire libre, han pasadoa la historia; y hoy
Los circos de carpa que exhiben burros tatuados en vez de cebras, a nadie le interesa el anfiteatro de estaciones de piedra, de las que se
pobres asnos que se caen de sueño y de fastidio y que no se mueven ni conservan unas cuantas como reliquias históricas; la iglesia de la
a patadas; y además de las muchedumbres de indios quese retiran tem- Guadalupe es la menos frecuentada por la clase alta que prefiere los
prano a acampar en sus clanesal aire libre, hacen irrupción de noche templos de moda para encontrarse, como la Profesa o el Sagrario. Los
millares de truhanes de todas calañas, jugadores y rateros, mujerzuelas y demás son templos a los que van de ocasión, por curiosidad como la
rufianes, la flor del hampa, gentuza escapada de presidio, y entre ella noche del Jueves Santo en que hay la costumbre devisitar siete altares, y
parranderos noctámbulos de la ciudad a quienes atrae la parranda inno- los altares son tan suntuosos que no podría haber más de uno en cada
ble en la que se codean conla hez de la prostitución capitalina. Y lo iglesia, por lo cual hay quevisitar siete iglesias. Pero por lo demás la
curioso es que jamás se registra un pleito ni una riña ni un escándalo religión es una cosa que en México ha pasado de moda: la famosa
mayúsculo, pues comodios tutelar que guarda el orden para que nunca política de conciliación de don Porfirio Díaz no hatraído consecuencia
llegue la sangre al río, puede verse en los lugares de mayor peligro, como alguna, pues todo se reduce a la reunión de algunas damas en un
son las ruletas en las que puede surgir a cada instante un pleito por templo de moda, y basta. Las ideas modernas perforan los textos
cuestión de dinero,al tipo nocturno más popular de México,el general apolillados y de nada sirven esas cruzadas de ideas vencidas contra el
Caballeda, inspector general de policía, héroe de la canción del paletón renacimiento de la energía, que es la prédica socialista nuestra. Los
y de corridos populares, muy querido de todas las clases de trasno- frailes creyeron haber matadoa la energía de nuestra raza por trescien-
chadoras, además de que goza de la estimación de todos los habitantes tos años de predicar la pasividad, la renunciación, la conformidad con
de la capital, porque vela por su seguridad y en una nochebaja desde la toda clase de males que nos acechan;y al ver que no nos defendemos
Villa de Guadalupe a la Candelaria de los Patos o a los llanos de Santa nos atacan hasta reducirnos a la impotencia; todo aquel que escucha
Julia, si hay verbena en tales parajes desiertos y peligrosos; y la sola pre- la prédica de un fraile va perdiendo la voluntad y la energía hasta ser
sencia del general de pequeñafigura arrogante, bigote y barba blancos y un bagazo humano,al que los dientes del destino han triturado para
peinados, sombrero dejipi, traje claro y aspecto noble y marcial basta succionarle la última gota del jugo de la vida. “¡Sea por Dios!” es el
para quela tranquilidad reine y nadie se atreva a turbarla. Ahítiene usted comentario vergonzoso del vencido que se resigna a todo por no con-
un croquis de la ciudad levítica que en tiempos normales está desierta, travenir al mandato de humildad y de renunciación que le ha inculcado
amodorrada, con sus conventículos ocultos y su seminario tapiado, y el fraile; y el resultado son estas procesiones de vencidos, cada día más
unos cuantos curiosos que suben penosamente la rampa por la que he- escasas por cierto, que van a ofrecer su pusilanimidad en las aras del
mosascendido para ir a ver el lugar de la aparición que acabamosdever. templo, y que no es otra cosa que la aborrecida sugestión delfraile que
—¿Pero noes éste el núcleo dela fe de los mexicanosy por tanto el ha creído matar la voluntad, pero que sólo la ha paralizado, como esos
lugar de honor en que se reúnen? —dijo Benamor disgustado por ortópteros que necesitan aniquilar momentáneamente el movimiento
aquella revelación profana de lo queerala Villa de Guadalupe. de una presa mayor para poder cebarse enella.
72 RUBÉN M. CAMPOS

—Cualquiera que rehaga su voluntad con las lecturas modernas que


nada tienen que ver con la religión de otros tiempos, sacudirá esa
catalepsia y se lanzará a la conquista de la libertad y del bienestar, VII
porque cualquiera que haya engendrado un hijo tiene el deber
ineludible de alimentarlo y de forjar su aptitud para la lucha por la La política y el derecho de asilo en el bar
vida. Por eso no ve usted en las iglesias más que viejas desclasificadas
y casos teratológicos: ciegos tendiendo una manoal vacío, tullidos
obstruyendo el paso para hacerse notar, lazarinos que es una ver-
gúenza que las autoridades de salubridad los dejen infestar el aire con
su presencia: todos los abyectos, todos los estropeadosporla suerte,
que en un medio comoel de los lacedemoniosya no existirían porque
la ley de selección los habría arrasado, muestran sus pústulas en las RONTO BENAMOR CUMPS empezóa leer en el alma de los intelec-
iglesias que dan asilo a todas las deyecciones humanas, a los conde- tuales de quienes habíase hecho amigo merced a la aceptación
nados por la suerte para arrastrar una vida de miseria y de oprobio,y franca y leal del poeta Valenzuela, que lo invitaba cordial-
que no. tienen el valor del verdadero sacrificio que sería el de mente a no faltar a la cita diaria con sus amigos. Acababa de
suprimirse a sí mismo, porquela religión se lo veda y están en espera llegar del Norte un amigo de Valenzuela que iba a tener una grande
de un tránsito de almas en gracia porque creen en una transforma- influencia en la Revista Moderna, don Jesús E. Luján, hombre que se
ción de magia, comosi el alma de un leproso fuera a convertirse en “hacía simpático desde el primer momento en que preguntaba gentil-
un bellísimo arcángel por obra y gracia del fraile que lo asistió a la hora mente: “¿Qué bebe usted?”, y que sin duda era la fórmula de un olvi-
de su mísera muerte. No, Benamor, nos han hecho mucho mal y nos dadizo incurable, porque a los diez años todavía seguía preguntando
lo seguirán haciendo aún, si una mano de hierro no desarraiga estos al mismo tipo con una galantería imperturbable “¿Qué bebe usted?”
parásitos ya casi secos que no están arraigados más quea flor detierra. Todos los chihuahueños que venían a México buscaban a Valenzuela,
Su época pasó; su poderío acabó hace cuarenta años en que fueron el más famoso de sus paisanos por su leyenda de derrochadory de
derrotados para siempre en la batalla de Calculalpan; pero pérfida- obsequioso. Así fue que Luján al llegar a México preguntó por él, y
mente se apoderan de nuestras mujeres al ver que ya no pueden comosele dijese que en el Salón Bach podía verlo a mediodía rodeado
catequizar a los hombres por la corriente de las ideas nuevas; y el de sus amigos, encaminóse el hombre del Norte al famoso Bar: encon-
hombre tiene que ceder en muchas cosas por la persuasión de su tró efectivamente al poeta, que al oír su nombre lo invitó a que se
compañera del hogar, simplemente por no tener cuestiones íntimas. sentara, le presentó a los escritores, llamó con una palmadaal criado,
Deja a la esposa la guía de los niños por parecerle demasiado y de manera tan campechanadio principio aquella amistad de la que
fastidiosa la tarea de inculcarles ideas nuevas de voluntad y de ener- participamos todos los que rodeábamosal poeta. A las dos dela tarde
gía; y la esposa, guiada hábilmente por el fraile, les inculca a sus levantábase Luján para ir a comer a su casa invariablemente; pero al
hijos pequeños la humildad, la pasividad, la renunciación, la espe- atardecer volvía en busca de los poetas y ya no se separaba de ellos
“ranza en otra vida mejor; y, como usted comprende, la. historia se hasta las diez de la noche, hora en que se despedía. Era un millonario
repite y la predicación primera que caiga a un espíritu apenas en- de Chihuahua que venía a la Ciudad de México a vivir alegremente,
treabierto a la vida, será la que lo conduzca a través de la vida; y así, según se decía, pues él jamás hablaba de sus propias intimidades con
si la educación moderna de la voluntad y de la energía no acuden a sus nuevos amigos, en cuyo trato diario pronto enteróse de la vida
tiempo para vigorizar un alma que se despierta a la lucha, a la mexicana bajo todos sus aspectos, pues los intelectuales que aparen-
==

siguiente generación volveríamosa ver esas procesiones de vencidos temente no se ocupaban de nada que no fuese literatura, conocían al
encaminarse con pies cansadosa la Basílica de Guadalupe. dedillo la vida y milagros de cada uno de los bebedores que entraban
74 RUBÉN M. CAMPOS LA POLÍTICA Y EL DERECHO DE ASILO EN EL BAR 75

en el bar. Cada unodeellos era un político o un militar o un empleado nes de la paz octaviana en que se vivía en México, eran prestamente
público, puesla capital de la República estaba integrada en su mayor suprimidas para que unaidea vertida contra el régimendictatorial que
parte por políticos, militares y empleados. Había multitud de indi- tenía en un puñoa la República, no fuese propagada en ninguna forma.
viduos de los que no se sabía de qué vivían, pero que siempre tenían Era, pues, extraño que al grupo intelectual de la Revista Moderna se
dinero en el bolsillo para gastarlo en copas con qué obsequiar a sus le dejara en paz expresar ideas a menudo subversivas, especialidad en
amigos; y cuandose creía que ningunodelos intelectuales lo conocía, la que sobresalía Valenzuela, pero esa particularidad excepcional tenía
uno de los agregadosal grupo revelabala vida y milagros del descono- por explicación que Valenzuela había sido compañero de infancia de
cido. Naturalmente había políticos que jamás pisaban el bar; pero éstos don Ramón Corral, a la sazón ministro de Gobernación, y una sola
eran tan pocos, que su nombre era conocido de los que lo frecuenta- indicación de este personaje bastaba para que no se molestara absolu-
ban y su conductasatirizada comode alguien quetrata de distinguirse tamente al grupoliterario, que a veces solía comentar la política inte-
de los demás, puesto que a nadiele cabía en juicio que hubiese alguien rior a gritos. Esto sin embargo era ocasional, pues nadie en aquel tiempo
quedejara de frecuentar una cantina. Y por contraste singular, el grupo abrigaba temores de quela situación política se disgregase; la camarilla
de los intelectuales era el único grupotaciturno en que la nota rego- política que rodeaba al presidente Díaz había llegado a tal grado de
cijada y exótica entre ellos era Valenzuela. Valenzuela era la piedra de fuerza y de poder que en todo intervenía y todo lo resolvía, aunque
toque de los que entraban y salían, de los que se instalaban para per- respaldada siempre porla sanción del Ejecutivo en un apegofestinado
manecerlargas horas en el bar o que iban solamente a matar el tiempo a la ley. A muchas personas placíales por tanto, tomar parte en las
o a matar la sed, y que conociéndolo y estimándolo, creíanse en el discusiones del grupo literario, o cuando menos permanecer inme-
deber de pasar a saludarlo, o cuando menos saludarlo desdelejos; y diatas al lugar en que el grupo-bebía sin interesarle absolutamente lo
así la mesa de los intelectuales era sin duda la más popular, aunque que pasaba en torno.
hubiese otras en las que se derrochaba más dinero, se consumían be- Todos los habitantes de México se quejaban del amordazamiento
bidas más caras, se hablaba de cosas amables, se alardeaba de pasar en que se vivía en una época de opresión dictatorial; pero la verdad
una hora fácilmente, la hora del bar, y se dejaba a los bebedorestaci- era que jamás habíase visto que en una agrupación se denostara y
turnos que se ocuparan de sus asuntos sin que le interesaran a nadie. zahiriera con más vigor al régimendictatorial: el secreto estaba en que
Entonces, sintiéndose aislados en medio de la alegría meridiana que nunca blasonó aquel grupo más que de ser un grupo literario, y en
se palpabay se veía en las risas y en los rostros congestionadosde vida, que indudablemente los amigos políticos de Valenzuela hacían que no
los intelectuales aislábanse a su vez de los demás, que abrían una pasara de cierto límite la información que pudiera llevar alguien a las
válvula a un malestar que no sabían de qué provenía, como un enfermo altas esferas gubernamentales. El hecho es que Valenzuela tenía el
de un mal orgánico que en los primeros pródromos no puedelocalizar derecho de criticar todo acremente, sin consideración a personali-
su mal. dades que se destacasen en la política. Había sido familiar íntimo del
Todos los asuntos políticos y escandalosos del día se comentaban presidente González, quien lo llevó a la cámara de representantes,
enel bar, por lo cual estábamosal tanto de lo que pasaba en el mundo donde Valenzuela quiso constituirse en líder; pero después del primer
oficial, o más bien de lo que era permitido que se supiese; pues una discurso que pronunció y que fue muy elogiado y muy comentado,el
censura convenida por los políticos que rodeaban al presidente, im- presidente lo mandó llamar y le dijo: “No queremos habladores sino
pedía que la solución de los acontecimientos anduviera previamente oidores: téngalo usted presente”; y desde entonces Valenzuela no
de boca en boca, y solamente era sabida cuando era ya un hecho con- volvió a hablar en el Congreso, concretándose a dar su voto razonado
sumado.La política consistía en hacer callar de un zarpazo todo conato cuando se le pedía. Pero comoel presidente Díaz lo conservó en la
de rebelión, todo espíritu naciente de agrupación, toda manifestación cámara de representantes durante veinticinco años, creyóse en el dere-
que aunque considerada sin trascendencia por su carácter frívola- cho de expresar su opinión a voz en cuello en el bar, ya que nose le
mentesocial, bajo el ojo policiaco que vigilaba todas las manifestacio- pedía ni se le dejaba darla en la cámara; y era una fiesta para todoslos
76 RUBÉN M. CAMPOS LA POLÍTICA Y EL DERECHO DEASILO EN EL BAR 77

conspiradores solapados que no se atrevían a hacer lo mismo, buscar “'suramos a decir a los polizontes que el interruptor era diputadoal
en el bar al poeta, fustigarlo a que hablara con esbozos de opiniones Congreso de la Unión y por tanto gozaba de fuero, razón porla cual
oposicionistas a la política general, para gozar luego dejándolo hablar “no podía ser llevado a ninguna parte por la policía sin previa orden
a sus anchas, como acostumbraba hacerlo, sin taxativas, indicando la judicial, lo cual implicaba una tramitación que nopodía establecerse
solución que debía tener tal o cual conflicto, el papel que debía de- en aquel momento. Los polizontes, encogiéndose de hombros, toma-
sempeñar tal o cual personaje y la trascendencia que podía tenerla solu- ron nota de la dirección de la Revista Moderna, que era el domicilio
ción indicada. El hecho es que todos quedaban convencidos de la "del poeta en la ciudad de México,y se retiraron para ir a dar cuenta en
clarividencia de aquel joven que debía tener a su cargo una cartera “lo privado del incidente ocurrido. Entonces supimos queel presidente
como sus amigos Corral y Creel, de quienes fue compañerode infancia "Díaz había comentado: “Esto es ya demasiado”, y tachóde las listas de
y a quienes ayudó con su prestigio a distinguirse. Creel había usado "diputados el nombre de Valenzuela. Al día siguiente del episodio del
de un departamento del Hotel Astoria, en New York, que había Teatro Fábregas, comentaba Valenzuela regocijado: “yo fui la única
alquilado Valenzuela y al que no le servía de nada en su viaje de placer. nota saliente de la fiesta.”
Pero nole había servido de nada el hecho de que el presidente Díaz
lo hubiera hallado en privanza con el presidente González al arribar
aquél al poder, por unaligereza de Valenzuela a quien no le importaba
nada con tal de hacer unafrase. Cierta vez celebrábase con unafiesta
el último riel clavado en un ferrocarril; don Porfirio, radiante, saludó
a Valenzuela que se encontraba entre los invitadosa la fiesta, y le dijo
pavoneándose: —“Señor Valenzuela, yo he hecho de los cañones
rieles.” —“A reserva de que el pueblo haga de los rieles cañones”,
—contestó jovialmente Valenzuela. Pero a don Porfirio Díaz no le
agradó aquella jovialidad; miró airadamente a Valenzuela, le volvió la
espalda y no le volvió a hablar jamás. No obstante lo cual cada vez que
se renovaban las cámaras dejaba el nombre de Valenzuela enlas listas
de diputados cuya reelección le era grata.
Esta predilección duró un cuarto de siglo y tuvo un desenlace
tragicómico, porque una noche en que se celebraba una fiesta en el
Teatro Fábregas, un orador exponía cínicamente, para elogiar al go-
bierno, un punto devista en política general, que en la conciencia de
todos estaba no admitir. —“¡Eso no es verdad!” —dijo Valenzuela
desde su asiento, causando un movimiento de asombro general por
lo cual los detectives se acercaron al poeta invitándolo a que abandona-
ra el salón. Él, no obstante la innumerable cantidad de vasos de cerveza
que había ingerido, dióse cuenta del escándalo, y sin agregar una
palabra salió del teatro seguido de sus amigos, que no quisimos aban-
donarlo en aquel trance desagradable. Al salir en plena calle los detec-
tives pararon un coche y quisieron hacer subir en él al infractor del
reglamento de teatros que prohíbe la interrupción de un orador en la
forma ostensible en que acababa de hacerse; pero entonces nos apre-
vuI
Un día de campo en Xochimilco
KHÁAA KÁ

IERTA VEZ RESOLVIMOS dar un día de campoa Luján enel lago


de Xochimilco, y nos dimos cita en el tren de las ocho de la
mañana quesalía de la plaza de México rumboa Tlalpan;lle-
gamossin novedad a Huipulco y ahí nos bajamos para esperar
coches que debían llevarnos a Xochimilco. Toda la Revista Mo-
ase había apresurado a concurrir a la fiesta lacustre dada en honor
buen amigo que se había propuesto ayudar a la publicación en
anto fuere necesario. Eran las nueve de la mañana y no aparecían
coches; y como no había tiempo de desayunar para no perder el
je de las ocho de la mañana, Benamor Cumps propuso a Baudelio
jontreras tomar un taco picante y caliente, al ver la gran cazuela de
hile con rajas y tortillas que se cocían en el comal: de allí pasaban a
manos de quieneslas quisieran, en un puestecito de refrigerio que
bía junto a la estación. Hechos los tacos de las rajas en las tortillas
ientes, Benamor y Baudelio pidieron dos respectivas xomas de
hique dulce y espumante queles fueron servidas y de las que pro-
sedieron a beber delante de sus amigos por quienes brindaron.
—¡Es verdaderamente vergonzoso empezar a beber a esta hora!
amó Urueta levantándose y pidiendo a su vez un taco conchile
caliente y una xoma de pulque espumante.
-—¡Pues yo no vine a verlos beber a ustedes! —agregó Ruelas levan-
tándose y ordenando quesele sirviese.
—¡Niyo!
+ —¡Ni yo! —agregaron otras dos voces.
Y un momento despuéscasi toda la excursión se desayunabaalegre-
mente tacos de chile picoso y jícaras de pulque dulce, por lo cual la
alegría brotó como por encanto y la aparición de los coches fue sa-
ludada con un “ihurra!” Y sin más preámbulos cada quien se colocó
80 RUBÉN M. CAMPOS UN DÍA DE CAMPO EN XOCHIMILCO : 81
o

donde quiso o donde pudo, y nos encaminamosal lago encantado, | como a un conjuro entre las raíces de los oleajes pétreos que iban en
para llegar al cual teníamos que atravesar un pequeño desierto, un ascensión constante hasta las nevadas cumbres del Popocatépetl y el
arenal árido donde los coches se hundíanhasta el eje de las ruedas,y Iztaccíhuatl. Pero en torno solamente se veía la fiesta de los matices
después de la penosa travesía que a nuestro buen humorparecía re- verdes dorados porel sol sobre las azulinas aguas del lago; las frescas
gocijada, llegamos al embarcadero donde una gran canoatrajinera en- brisas que venían del lago Tláhuac, que es la parte sudoriental del lago
florada y engalada nos esperaba. Xochimilco, traían los gratos olores de los claveles; y a medida que nos
El lago de Xochimilco, a medida que ha ido popularizándose, ha 'acercábamosa las aguas vivas, a los remansos en cuyo fondo brotaban
perdido muchodel aspecto que guardaba en la época de que nos ocu- las aguas que aún no eran entubadas para dar de beber a la ciudad de
pamos. Unas cuantas canoas trajineras y unos cuantos cayucos bas- México,las aguas azuladas ofrecían una transparencia cristalina; una quie-
taban para el tráfico diario; los embarcaderos estaban casi desiertos,. tud sólo turbada porla trajinera plana en que bogábamos se extendía por
pues comodía feriado todas las canoas estaban enel trabajo; el aspecto los profundos viveros de agua de Nativitas, y el remero sin preguntarnos
desierto del lago dábale más encanto; era un acontecimiento cruzarse enfiló hacia uno de los manantiales, y se detuvo en el centro para mostrar
con una trajinera rebosante de forrajes y legumbres, o con una que el fondo a los viajeros. Nos inclinamos sobre los bordesdela trajinera, y
otra india rezagada con su largo y angosto cayuco henchido deflores. merced a la transparencia de las aguas pudimos ver en plenitud la per-
Cada chinampa flotante estaba cubierta por una sola legumbre o por - petua efervescencia del vivero del que brota hace milenios la misma agua
unasola clase de flor, y así había chinampas de lechugas, o de apio, o purísima que durante siglos atravesó inmensas distancias para iraverterse
de claveles, o de amapolas. Los huexotes semejaban plumeros que en las llanuras de Tequizquiac, y que hoy da la vida a la gran ciudad que
ondulasenal viento, algunos de ellos de alturas fabulosas; y los sauces la derrocha sin tasa, en la ignorancia del supremo bien quele da diaria-
llorones besaban las superficies de las aguas con sus follajes volcados ' mente, perennemente. Luján y Couto desvistiéronse prestamentey sal-
de un perpetuo verdor. Una infinidad de chinampas podían verse ' taron al agua hundiéndose al caer a unos cinco metros; pero prestamente
fugazmenteal atravesar frente a los pequeñoscanales siguiendo el gran volvieron a la superficie ateridos por el frío excesivo de las aguas del
canal aún libre de construcciones, limpio de toda urbanización y remanso, y después de nadar un poco prescindieron de continuar bañán-
r poblado solamente de unas cuantas cabañas de paja, y dabala ilusión dose y subieron tiritando ateridos, en medio de nuestras risas y nuestras
de internarse en un lago salvaje, de la antigua Anáhuac poblada por bromas, a secarse y vestirse rápidamente.
una raza de bronce entregada a su vida lacustre bajo otros dioses. Los —¡Es una revelación de tu hidrofobia! —gritó Raúl Clebodet a Ber-
pájaros no eran turbados en aquellas soledades y cantaban alegre- -nardo Couto.
mente en los altos de los árboles que absorbían perennementela vida —El regazo de la Hermana Agua te espera —dijo Tablada a Nervo.
del agua. Los ojos rientes de los viajeros que yacían en posturas indo- É y un regazo nada amoroso, pero de una delicia única —agregó
lentes sobre las esteras o contemplaban sentadosal uso oriental la fuga uján.
de las chinampas rebosantes de flores, se apacentaban en aquel pai- al que tener escamas de sirena para gozar ese placer —dijo Ta-
saje de ensueño, bebían ávidamente la poesía lacustre del único lunar
que queda delvalle de fabulosa belleza habitado en otros tiempos por —Couto semejaba una sirenita de cauda bifurcada allá en el fondo
la raza xochimilca. La alegría gárrula del instante del embarcamiento —dijo Benamor.
había desaparecido para dejar lugar a una contemplación ensoñadora > Luján parecía un tritón que soplara la cornamusa —agregó Ta-
de aquellos muchachos habituados a dejar correr las horas en la sala a.
resplandeciente del bar, en la que no había nada que ver más que caras -——|Nereidas y tritones de Anáhuac! —dijo Ruelas— he aquí un bello
abstraídas en la mismatarea de ingurgitar líquidos a pequeños sorbos; asunto de Boecklin.
y para los que ahora era unarevelación aquelpaisaje ignorado, perdido —El asado al pastor nos espera —dijo Valenzuela señalandola pra-
en unrincón delvalle que filtraba las aguas de las montañas brotadas dera de Nativitas donde Balboa había prendido una gran hoguera en
82 RUBÉN M. CAMPOS UN DÍA DE CAMPO EN XOCHIMILCO 83

cuyas llamas se asaban costillas de buey. Y sin perder tiempo, la canoa iJamás habíamos recordado otra tarde que hubiera sido tan bella!
trajinera enfiló rumboa la playa a la que saltamos con voracidad de Las brisas errantes acariciaban suavemente nuestras cabelleras de
lobos,y atacamossin vacilar los filetes de anchoas, los trozos de queso muchachos que hacían alarde de su juventud dejándose crecer los ca-
de Chiapas que formaban pequeñas pirámides jaldes en los platones de bellos como los románticos de 1830, y dejandoflotar al viento a la par
las entradas, las tajadas de jamón ahumadoy las aceitunas, todo ello que los cabellos floridos las corbatas de seda calada que formaban
con doradas rebanadas de pan, mientras venía el asado al pastor gruesos lazos en nuestro cuello. Todos interiormente adorábamosla
servido en trozos humeantes y olorosos en los platos blanquísimos, y hermosura de la naturaleza y nos prometíamos trabajar obstinada-
después una barbacoa hecha por los indios de Xochimilco y servida mente porllegar a traducir las impresiones que recibíamos en unlen-
con tortillas acabadas de hacer. guaje que fuera sarta de piedras preciosas; porque todos acordes es-
—Éste es un banquete homérico —decía Valenzuela encendiendo timábamosqueel lenguaje literario debía ser pulido como el lenguaje
el vigésimo cigarrillo para abrir un pequeño paréntesis al yantar, y musical, en arquitectura de frases resplandecientes de belleza; tomar
bebiendo a pequeños sorbos el borgoña espumante en su copa de del pintor la matización con que ennoblecela visión que sus ojosprivi-
Bohemia, pues el poeta no gustaba ni por excepción de las comidas y legiados recogen eneliris, la vuelcan en matizaciones de color sobre
las bebidas nacionales; en tanto que nosotros desdeñábamos los ricos la tela y no decir ni una frase no trabajada con amor deartista, hecha
vinos de Francia para que se nos escanciera en nuestras anchas copas para artistas y no para gentes que no entienden nadadearte. Y nuestros
el espumoso neutle con que remojábamos la barbacoa. Después de maestros .eran los románticos que ante todo fueron artistas de la
comer alegremente volvimosa subir a la trajinera para hacer otro paseo palabra, sea cual fuese su nacionalidad, y los exquisitos continuadores
por los canalesdellago, y nos internamos por el gran canal para volver del ennoblecimiento del lenguaje, no por medio de formas que fue-
a contemplar las chinampas floridas y los huexotes que según la evo- ran del gusto de todos sino por medio de tenuidades y de vagarosos
cación del poeta de Umbra “son plumeros que oscilando al viento pensamientos que hicieran de cada palabra una flor, de cada frase un
barren el éter empolvado de oro”. ¡Qué placer tan íntimo el beber a ramo florido, y de cada cláusula un rosal de amor que embalsamara el
raudales aquella poesía inspiradora de la flauta de Pan! Las ideas pensamiento y fuera a revelar otros mundos de ensueño cuando fuese
risueñas descendían a los cerebros encendidos por los ricos vinos o leído por unos bellos ojos femeninos; pues aunque los intelectuales
porel plebeyo neutle que es el más regio don de Xóchitl; y los pen- alardeasen de haber proscrito a la mujer de la austeridad laboriosa no
samientos vagaban errantes por aquel abrevadero de hermosura que dedicada más que al rebuscamiento de lo que consideraban el ideal de
encantaba a los ojos, que saturaba los pulmones de vida y que daba la su arte, la verdad es que habían proclamado como su dios a Liceo
ilusión de bogar bajo otros dioses, y nos mecía en nuestro ensueño el joven, el que en un tiempo había hecho su entrada triunfal en Tracia
paso veloz de una india florera coronada de flores ella misma, que en un carro tirado por leopardos y precedido de un coro de bacantes
hendía el agua con su remo se deslizaba velozmente pregonando su desnudas coronadas de flores y enarbolandolos tirsos para cantar la
mercancía de amapolas, margaritas rosas y claveles, de quecasi la des- riqueza desbordante de la vendimia; y naturalmentetal filiación los
pojamos haciendo que se acercara y nos proveyera a cada uno de ma- conducía a la Citerea de la que ninguna juventud ha osado jamás
zos de flores frescas a cambio de monedas relucientes de plata. La evadirse, sino que por ley natural tiene que buscar en el misterio del
travesía siguió alegremente, sin que nadie emperola profanara con un más dulce secreto, el único encanto que tiene la vida, la compañera
canto o con un grito, sino en una quietud sonriente para beber a del ensueño realizado, el único objeto por el que se tiene el derecho
raudales la hermosura de las aguas en las que se volcaban los inmensos de amar la vida, lo únicoque encarna nuestras esperanzas y nuestros
huexotes revestidos de sus ropajes verdes, lo que hacía que bogáramos : devaneos, el corolario de nuestras incertidumbres que no hallan en
sobre las aguas dormidas en cuyo fondo,allá, muy lejos, se veía una qué radicarse, a que aspiramos comoel único premio y como la única
inmensidad azul, es decir que bogábamos suspendidos entre doscielos razón de existir, la ilusión que guardamos como un secreto sagrado
bordados de oro y de fuego por las nubes radiantes del crepúsculo. que no depositaremos sino en el alma de la mujer amada.
84 RUBÉN M. CAMPOS

Estos vagos pensamientos que los intelectuales rehuían trasmitirse


de uno a otro, rondaban tenazmente el espíritu de los que apenas
teníamos veinte años y de los que apenas se habían alejado un poco IX
de ellos. Pero por un acuerdo tácito, sin que hubiéramos convenido
en él alardeábamos de nuestra soledad, de nuestro hermetismo para Un rasgo del editor Reyes Spíndola
no dar entrada a ningún pensamiento vano que se relacionara con una
mujer. Solamente Couto, el precoz pasional que debía morir tem-
prano, contaba en sus bellos cuentos los amores de su adolescencia,
sus fugas de escapado del Colegio de Francia para ir con Nina los
domingos a bogar en elrío y cortar las flores del mal. Pero tal preco-
cidad nos hacía sonreír, y tomábamos como un alarde de la imagi-
nación aquella pasión que con tanto fuego describía el pequeño TRO GRUPOLITERARIO que acababa de surgir a la vida publi-
escritor en sus notas encandescidas. Su hastío de intelectual queda- cista de México era el que había organizado don Rafael
ría consignado a fuego en su preciosa prosa “¿Mujer, qué hay de común Reyes Spíndola, iniciador del periodismo moderno en
entre tú y yo?”, y tal revelación nos hacía pensar en que Couto había nuestra capital, y en el que se destacaban verdaderostalen-
vivido ya su vida y pasaba desencantado como una sombra a pesar de tos como Amado Nervo, Luis G. Urbina, Carlos Díaz Dufoo y el doctor
su cabellera florida y de sus veinte años. ManuelFlores. La finalidad de Reyes Spíndola era acabar con la prensa
De súbito nos percatamosde que habíamos llegado al embarcadero; doctrinaria y hacer surgir la prensa informadora de cuanto pasa en el
descendimosdela trajinera y nos disponíamos a abordar los coches, mundo; y para esto se rodeó de un numeroso grupo de periodistas
cuando surgió una disputa al liquidar a los boteros y a las gentes que que hubo que reclutar en los diversos periódicos que desaparecieron
habían intervenido en llevar y traer los trastos del día de campo. Un ala aparición de El Imparcial. Otra finalidad oculta del publicista era
indio amenazó conira la autoridad si no se le daba más dinero, además la de suprimir la literatura al hacer desaparecer los artículos firmados, y
de la espléndida propina que había recibido después de haber sido dejar solamente trabajos anónimos para recreo de horteras, cargadores
pagado; y entonces Valenzuela lo cogió por el cuello y le hundió la y cocineras. La teoría del nuevo editor periodístico era la de que los
cabeza en el agua exasperado por su terquedad; y lo mantenía hundido periódicos sirven para ilustrar a las clases ínfimas sociales, enseñar a leer
sin soltarlo a pesar de que el indio era joven y fuerte, hasta que interve- alos analfabetos y por tantola literatura ofrecida a éstos debía estar a su
nimos para pedirle que lo soltara, y el indio estupefacto se fue alejando alcance. Naturalmente la protesta de los intelectuales fue unánime; la
al recibir tal lección, entre las risas de sus compañeros y la seriedad clausura de los periódicos de combate que durante muchos años había
nuestra. sostenido el gobierno para mantener su prestigio dejó en la calle a mul-
titud de periodistas y obreros que naturalmente se volvieron enemigos
del naciente periodismo y personalmente de su fundador. Pero éste era
un hombre nacido para las luchas periodísticas y afrontó estoico la lucha
terrible que desencadenaron contra él cuatro periódicos diarios: ElPaís,
El Noticioso, El Nacional y La Patria. Jamás se ha visto en nuestra
capital una lucha más terrible que la que desencadenaronestos diarios
Contra la empresa periodística que a su vez sostenía tres periódicos: El
Imparcial, El Mundo, diario y El Mundo Ilustrado, revista semanaria.
La empresa del periodismo moderno creció, tornóse poderosa, hizo
- desaparecer alos diarios enemigos que atacaban porque tenía el apoyo
86 RUBÉN M. CAMPOS UN RASGO DEL EDITOR REYES SPÍNDOLA 87

decidido del gobierno; y triunfante con más o menos fortuna, tuvo que —¿Y qué te parecería si en vez de ir a suicidarte te fueras mañana a
convenir en quea las últimas clases sociales no puede ofrecérseles como Europa?
lectura diaria un periódico que necesariamente tiene que ser leído por Nervo abrió más los ojos alucinados, se pasó las manosporla frente
las demás clases sociales, que no se conformarían con un periódico a mo quien no cree lo que oye y se imagina estar soñando; sonrió con
todas luces inferior, después de que ya habían leído durante muchos años aquella infantil bondad ingénita que era la base de su carácter y le
los periódicos redactados porlos intelectuales. Por tanto, los periódicos preguntó ingenuamente:
de Reyes Spíndola tuvieron que imitar a la prensa extranjera, especial- --—¿Qué, es una broma tuya?
mente a la norteamericana, en sus magníficas ediciones diarias; y descar- —No es broma: te lo digo de veras. Dentro de tres días parte un
tada así la imposibilidad de utilizar una cultura incipiente puesta al ser- buque de Veracruz y mañana mismo puedes apartar tu pasaje y partir
vicio del analfabetismo, los periódicos del nuevo periodismo siguieron por cuenta de ElImparcial a la ciudad de Europaque elijas para residir.
su curso, con la única diferencia de que ya no aparecían en sus columnas —¡A París! —dijo Nervo sin vacilar; y después de darle un estrecho
nombres más o menos conocidos que firmaran artículos como en la Labrazo al espléndido editor que así premiaba a sus redactores, echó a
prensa de antaño, sino un periodismo anónimo en que ningúnescritor correr para anunciar tan feliz nueva en su casa y principiar los prepa-
quería ponersu talento al servicio de publicidad que nole traía ninguna rativos de suviaje.
ventaja, ni la celebridad para utilizar como arma en la lucha porla vida Al día siguiente supimos en la Revista Moderna del viaje que tan
el nombre adquirido, ni la fortuna estando al servicio anónimo de una súbitamente se había resuelto, y Valenzuela suplicó al poeta que enviara
empresa que jamás se distinguió por pagar bien a sus servidores. también a la Revista Moderna su colaboración, la cual tendría a honor
Pero un rasgo relacionado con la Revista Moderna queremosdejar publicar en cada número. El tiempo apremiaba. Nervo hizo su equi-
consignado en estas páginas. Amado Nervo, que había empezado a paje, fue a despedirse de sus amistades más íntimas y ya todo resuelto
trabajar en la nueva empresa periodística desde que se fundó, había favorablemente, tocóles en suerte a Luis G. Urbina y a Benamor Cumps
llegado a ser director de la revista El Mundo Ilustrado y habiéndose pasar el último día en México del poeta en su compañía; lo llevaron a
hecho amigo personal del editor, gozaba de todas las consideraciones comer al Salón Weber, donde se deslizó la tarde en íntimas pláticas y
de Reyes Spíndola. Cierta noche presentóse Amado Nervoen la redac- donde el viajero desarrolló a sus amigos los proyectos que llevaba,
ción desierta donde solamente se encontraba el editor. Nervo era un desde luego buscar en París a Rubén Darío, entrar en la vidaliteraria
visionario, un exaltado, un neurasténico a quien los choques diarios para hacerse amigo de Jean Moreas, de Mauricio Maeterlink, conocer
de la vida habían convertido en un ser huraño en vez del muchacho a Paul Verlaine, ¡a tantos otros! de quienes tenía sed de oír aquellas
jovial que era antes. Reyes Spíndola lo conocía muy bien y le tenía en dulces pláticas que habían sido la delicia de tantos poetas americanos
alto concepto tanto porel talento indiscutible de Nervo, como por su que ávidos se apresuraban en Lutecia a oírlos ansiosamente. Por la
laboriosidad ejemplar que le hacía permanecertodoel día y gran parte noche fueron a dejar al poeta a su casa, le dieron el último abrazo y se
de la nocheenla redacción. Esa noche, al ver al editor, Nervo se dirigió volvieron comentandola felicidad de aquel muchacho predilecto de
a él con los ojos alucinados que delataban una gran perturbación de las musas que tan fácilmente había logrado realizar su sueño deir a
espíritu, y le dijo exabrupto: París en la edad de las ilusiones. Todo fue a pedir de boca y ya nos
—Rafael, vengo a despedirme deti. imaginábamos ver a Nervo a bordo, bogando viento en popa hacia
—¡Cómo! ¿Pues adónde vas? Lutecia. El poeta había planeado desde México escribir un libro que se
—Mevoy a suicidar. llamara, comose llamó en efecto, El éxodo y lasflores del camino, que
Reyes Spíndola, que conocía muy bien el espíritu inquieto y trágico iría publicando al consignar las impresiones recibidas; y he aquí que en
del poeta, comprendió súbitamente que aquella despedida era cierta, vez de mandar la primera impresión que abría el libro al Mundollus-
y después de un momento le contestó poniéndole la mano sobre el trado, la envió a la Revista Moderna, sin duda por la predilección
hombro: literaria que sentía el poeta revolucionario modernista por el órgano
88 RUBÉN M. CAMPOS UN RASGO DEL EDITOR REYES SPÍNDOLA 89
A
———

del modernismo en las letras. La revista apresuróse a publicar la primi- "de la delicia del agua, del milagro de flotar en la superficie de ella por
cia con un donosoelogio al valor de la producción y al honor de haber el equilibrio y la agilidad de la juventud; sentir ávidamente la hermo-
sido elegida para dar a conocer las impresiones del poeta en su viaje. 'sura de las formas bellas, así de las formas armoniosas de una mujer en
A los cinco días recibióse en la Revista Moderna una carta de Amado plenitud de gracia como de las formas suntuarias de los monumentos
Nervo que nosdejó consternados: Reyes Spíndola, por cable, le había que han hechola gloria de la arquitectura antigua y de la arquitectura
anunciado que todo compromiso por parte de El Imparcial quedaba “moderna; ver con ojos bien abiertos en qué consiste la inmortalidad
cancelado, y que si el poeta seguía su viaje para Europa, hallándose 'del arte en la estatuaria de la Grecia antigua y en la estatuaria del Rena-
entonces en New York, no sería ya por cuenta de Reyes Spíndola. “cimiento, divinamente marmorizados para admiración y enseñanza de
—i¡Será por cuenta de la Revista Moderna! —dijo entonces Luján, los siglos; oír con los oídos plenos de resonancias en qué consiste el
ante quien Valenzuela leía la carta de Amado Nervo—,y notifíqueselo “encanto de la verdadera música,la que está hecha con una arquitectura
usted por cable. celeste de sonidos, unidos por el milagro armonioso de la polifonía
Inútil es decir la alegría que nos produjo esta resolución, que fuimos suavemente construida bajo las leyes eternas de la ponderación, por
a celebrar inmediatamente al Salón Bach. Tal fue el único punto de más audacias que se tengan.
contacto que tuvieronlos dos grupos de intelectuales que procedían Todo esto llevaba el bagaje del joven poeta que se embarcaba para
pordistintos mediosa llevar la cultura por sendas distintas, el uno por Citerea y que veinte años después, al volver a la Lutecia encantada
la popularidad y el otro por el estudio. Jamás se estorbaron al propagar debía exclamar: “Resuenan ocultas orquestas / que tienen extraña vir-
el amor delas letras, porque si uno lo hacía en periódicos que publi- tud / el bosque es un nido de fiestas... / ¡Oh mi juventud!...” Pero
caban millares de ejemplares diarios, el otro se contentaba con unos entonces iba en plenitud de sueños, en la cumbre dela vida, en la edad
cuantos ejemplares que fueran leídos por gentes educadas en el gusto en que solamente se ama, y se olvidan por tanto las miserias diarias
literario. Pero aquella lección dada por la Revista Moderna causó un que nos acosan y nos zahieren; y no le importaba más que realizar sus
efecto desastroso en la gran empresa periodística de Reyes Spíndola. 'sueños, ser uno de los corifeos que nos trasmitieran a América el en-
Cada número de la Revista Moderna publicaba varias páginas de la canto de la vida de París, el encanto de las mujeres de París, el encanto
obra de Nervo, una de las más hermosas que escribió en su juventud, de las noches de París. Fue y realizó su sueño de vivir, como Jesús
como queerala realización de su sueño más ardiente de poeta y que Urueta, cerca de Rubén Darío cuyo ensueño, que estuvo a punto de
es el sueño de todos los poetas hispanoamericanos:ira Europa, conocer : realizar más tarde, fue el de venir a México; pero solamente pudo llegar
y pasear las ciudades de arte blasonadas con tantos nombres ilustres ala ciudad de Jalapa por causas que más tarde contaremos. Pero en-
enlas letras, en el teatro, en la música, en la pintura y en la escultura; tonces no pensaban sino en el momento que pasa, en la hora fugaz
conocerlas obras de arte que han inspirado a tantos artistas contem- que huye, en el instante que si no se aprovecha nunca más vuelve. Y
poráneos; oír las obras más bellas de la producción musical que han 'saboreaba Nervo con su avidez de muchacho, con su volubilidad de
ungido a tantos músicos que son admirados en todo el universo; ver -pájaro-mosca que bebe todas las mieles de todas las rosas en todos los
y oír en la escena a los más grandes artistas del siglo que expiraba y 'cálices, la miel que embriaga y que envenena. Llevaba el esplendor de
que fueron representativos admirables de un arte que pronto se con- su juventud para ver lo que se quiere ver, para sentir lo que se quiere
vertiría en sombras, las sombras que pasan por las pantallas de los sentir, para olvidar lo que se quiere olvidar y no ocuparse más que de
cinematógrafos; y sobre todo entrar en el esplendor de la vida de la aprisionar a la ilusión, de hacerla bella realidad y de gozarla lar-
gran ciudad que guarda sus tradiciones sagradas en las que se glorifica 'gamente, sabiamente, como se aspira en una copa que vamos a romper
al amor, se canta a la vida tal como es a los veinte años, una flor que después de haber bebido hasta las hecesel elixir de amor.
se abre para encantar con su fragancia y con su hermosura; prodigarse
en la donación de todoel ser, entrar de lleno en la vida como quien
se arroja en un estanque para saturarse por todos los poros abiertos
XxX

El estreno de La Bobemíia de Puccini


—_AA

NO DE LOS MÁS BELLOS recuerdos que guardamosde la vida


literaria y artística a fines del siglo pasado, es el estreno de
la ópera de Puccini La Bobemíia, en el extinto Teatro Na-
Y cional. Es una de las páginas más encantadoras que han
quedado en los anales artísticos de nuestra capital, consignada como
“una de las noches de arte más inolvidable. El arte lírico italiano habíase
aclimatado en México merced al esfuerzo indomable de unviejo em-
presario de compañías de ópera, Napoleón Sieni, que cada año traía
'un elencode artistas de los que descollaban en Italia a la sazón, y esto
durante más de veinte años. El popular empresario no solamente se
conformaba con traer buenos cantantes, sino que ponía especial in-
terés para traer a México las óperas más recientemente compuestas en
su patria; así vimos representadas en el Teatro Nacional de Méxicolas
óperas Otello y Falstaff de Verdi inmediatamente después que fueron
estrenadas en el teatro de la Scala de Milán. Esta vez tratábase de una
ópera que había llamado la atención del mundo entero, y Napoleón
Sieni puso todo empeño para vencer las dificultades que se le presen-
taron a fin de podertraer a nuestra ciudad la festinada ópera que había
sido del agrado de la crítica universal. Nosotros sabíamos esto, y al
anunciar el estreno en el viejo teatro de la calle de Vergara, todo el
México amante de la música quiso asistir a la primera representación;
y claro está que nosotros, los que por predilección nos llamábamos
bohemios, queríamosestar en primera fila la noche del estreno.
¡Qué grato es recordar las páginas más seductoras de nuestra juven-
tud! El viejo teatro, trazado como todoslos viejos teatros del mundo,
la Scala in capite, estaba hecho para que todoslos palcos de todoslos
pisos pudieran verse desde cualquier punto de la sala. El teatro de
aquellos tiempos era un lugar de honorde la sociedad que deseaba
92 RUBÉN M. CAMPOS EL ESTRENO DE LA BOHEMIA DE PUCCINI 93

exhibirse, lucir, brillar; era el punto de cita de las damas que se pre- admirablemente bien reproducido en la escena se apoderó de todos,
sentaban invariablemente escotadas y enjoyadas, como. tuvimos y la figura amorosa y triste de Mimí, y la pizpireta Musette, y el poeta
ocasión de comprobarlo más tarde en tres teatros de renombre, la Scala Rodolfo y el pintor Marcelo, todos eran saludados con atronadoras
de Milán,la Gran Ópera de París y el Teatro Costanzi de Roma. Nada raciones en los pasajes culminantes de las escenas llenas de vida y de
turbaba el espectáculo que presenciamos, de ver todos los palcos "color, ennoblecidas por la preciosa música del humano compositor,
igualados, es decir sin distinción de clases, para que todas las damas e había vertido su juventud en una obra que felizmente había resul-
pudieran exhibirse después de la guerra mundial con igual prerroga- tado a gusto de todos. Los entreactos eran una fiesta de exhibición,
tiva de distinción desde el primero hasta el último palco, de arriba a como hemos dicho. Todas las damas estaban escotadas y enjoyadas, y
abajo, espléndidamente iluminado todo el salón para que los anteojos todos los caballeros que las acompañaban en los palcos estabanvesti-
de teatro acercaran hasta los ojos lo que no podía verse a la simple “dos de frac. Solamente en las lunetas, en el patio, nosotros habíamos
vista, es decir la hermosura de las damas espléndidamente vestidas. Así dado la nota bohemia vestidos de negro con nuestras americanas
es que en cada entreacto era una fiesta de los ojos poder admirar tantos abotonadas hasta el cuello de las que desbordaban nuestras amplias
atavíos, tantas hermosuras, tanta juventud, en dos de los países más corbatas caladas y negras; y entonces el público pudo darse cuenta de
cultos del mundo, que anhelaban poder gozar el placer vedado du- dónde habíamos tomado el modelo de aquellos vestidos y de aquellas
rante cuatro años a causa de la guerra. Nuestro Teatro Nacional, hoy corbatas y aquellos chambergos que para ser mosqueteros noles fal-
extinguido, estaba, como decimos, construido exprofeso para que * taba más que la plumade avestruz. Nosotros por tanto éramos el punto
cada noche de representación fuera una exhibición de hermosura en de atención, pues como hemosdicho llenábamos toda unafila de bu-
los entreactos, y como era un teatro vasto y espléndidamente cons- tacas; pero se nos veía con cariño y con simpatía, sin el más leve asomo
truido para hacer brillar las representaciones, cabía una infinidad de de ironía en los rostros de los caballeros y de las damas complacientes
damas y de caballeros en las plateas y en los palcos, además de la ¿que tenían una sonrisa aprobatoria. Al terminar la representación, la
multitud que cabía en las lunetas del salón y en los balcones circun= 'ovación a los artistas y a la preciosa música de Puccini fue incontenible.
dantes. Todo el México amante de la música y del teatro, sin exagera- “El maestro Golisciani subió al escenario con los artistas que lo abraza-
ción, hallábase reunido esa noche memorable en que íbamos a cono- ban públicamente, en testimonio de que a él se debía el triunfo; y
cer y a aplaudir unade las óperas más bellas de los tiempos modernos: ¡después de dos o tres veces que se levantó el telón apareció Napoleón
Elarte lírico italiano que habíase llenado de gloria en los compositores "Sieni, el viejo y glorioso empresario llevado a remolque porlos artistas
antiguos Paesiello, Monteverde,Scarlatti y tantos otros que anunciaron de la ópera y los utileros del teatro, y entonces la ovación fue delirante,
el esplendor de la ópera en la escena, después de principiosdel siglo pues todos comprendimos queal cariño que le tenía a México el viejo
XIX superó su antiguo esplendor con los compositores Bonizetti, Belli- artista italiano debíamosla satisfacción de ver en escena la Ópera más
ni, Rossini y Verdi, que hicieron famosa a Italia en todo el mundo; y aplaudida de aquellos tiempos, mientras el empresario conmovido reía
ahora, con el renacimientolírico representado por Mascagni, Puccini y lloraba estrechando las manos quese le tendían en señal de gratitud y
y Leoncavallo, llamaba poderosamente la atención con nuevas modali- “reconocimiento. Mucho tiempo duró la sala henchida de espectadores,
dadesel ya dicho artelírico italiano, que tendía a ser más humano, más nadie quería dejar el teatro, todos queríamos permanecer para sos-
universal y que había sido aceptado sin taxativa alguna en todos los tener aquella ovación interminable de la que los artistas se acordarían
teatros del mundo. México no podía faltar a la consagración de una toda su vida; y cuando por último fuimos desfilando por las espaciosas
ópera que era la mensajera del nuevo arte lírico, y se vistió de fiesta antesalas, nos instalamos en largas filas a ver pasar las damas, y luego
para acudir a saborear la primicia de arte. Desde las primeras escenas ' seguimos en unafiesta íntima en el bar del teatro; pero no solamente
en queviose accionar y cantar a los bohemios tan populares en México los escritores y los artistas que habían acudido a la representación,sino
por unavieja traducción propalada por Benamor Cumps,de la novela una multitud contagiada de alegría, electrizada de entusiasmo por
Escenas de la vida bobemia de Henry Miirger, el asunto simpático y aquella revelación del arte romántico de 1830 puesta en acción por un
94 RUBÉN M. CAMPOS

mágico revelador del arte neorromántico a fines del siglo. No puede


decirse que haya sido una orgía, pues nadie desentonó en aquella no-
che memorable en que todos bebimos a discreción; y las copas eran
XI
servidas y multiplicadas como por magia: nadie sabía quién había or-
denado que se sirviese una tanda cuando tras ella venía otra servida,
y luego otra, y otra, sin que se supiera quién prodigaba tanta alegría.
Las reuniones en casa de Valenzuela en Tlalpan
En honor de la música se bebía a raudales moscato espumante, y en A————Á

honor de Múrger se bebía champaña a raudales, y los taponazos que


golpeaban el techo eran como unasalva al triunfo de la representación.
Prontolos artistas vueltos al traje de calle se unieron a los bebedores,
y todo era en el espacioso bar que ocupaba un patio de los que pre-
cedían al salón, el más grande y el más hermoso hecho para fumar y A RESIDENCIA de la familia del poeta Valenzuela se hallaba en
para beber, felicitaciones, abrazos cordiales, invitaciones exabrupto Tlalpan, a una hora de tren de la ciudad de México; y aunque
seguidas de la presentación de las copas llenas que los artistas sonrien- él desde la muerte de su esposa se había instalado en el edi-
tes tenían que aceptar, quisieran o no quisieran; pero porla alegría ficio que ocupaba la Revista Moderna, donde tenía unaal-
que cundió súbitamente entre ellos viose que estimaban aquella de- coba anexa a las salas lujosamente amuebladas, reconocía como su
mostración de afecto como una revelación de que la música había sido casa la quinta rústica en que se hallaba agrupada la familia y donde
comprendiday sentida, y el arte de los cantantes altamente estimado. vivían los cinco hijos del poeta. La familia vivía patriarcalmente, como
Mucho tiempo duró esta demostración de afecto y de alegría colectiva, en su tierra natal Chihuahuadela que el destino la había desarraigado,
por permiso dadotácitamente porlas autoridades de la ciudad; y hasta "pero donde le quedaban aún algunosbienes de fortuna en tierras con
las dos de la mañana abandonamosel vestíbulo del teatro, con el re- cuyo producto podía llevar una vida modesta sin tener que recurrir a
cuerdo más hermoso que el de cualquiera otra representación de nadie en demanda de empleosni ligas comerciales. La casa pintada de
ópera, pues nosotros habíamos alcanzado la época en que Adelina Patti blanco y pavimentada con ladrillo jarro, es decir ladrillos de tierra co-
recibió en México las ovaciones más estupendas de su vida de artista, cida a fuego y barnizada, al uso de las residencias de su país natal,
y que los viejos recordaban esa nochefelices de que hubieran vuelto estaba construida en medio de un gran predio sembrado de árboles
a repetirse demostraciones tan magníficas, para consagrar una ópera frutales, de rosales y de prados de flores; en el centro se elevaba la
tan hermosa comolas obras de la edad de oro de bel canto italiano. construcción de un solo piso entresolado, al que se subía por una
pequeña escalera de cinco peldaños; las habitaciones estaban a uno y
otro lado de un pasillo y en el fondo estaba atravesada una vasta pieza
de la anchura de la construcción, que era el comedor, ocupado por
una mesa tallada en madera preciosa, en torno dela cual cabían cómo-
damente unas cincuenta personas. Desde el comedor, así como desde
la sala y de cualquiera de las alcobas podía verse en torno el paisaje
circundante, hasta el Pedregal por una parte, y por otra la extremidad
del Valle de México que llegaba hasta Tlalpan, bordada de inmensas
calzadas trazadas poraltísimos árboles siempre verdes y salpicada por
una queotravilla de la nueva colonia que empezabaa surgir. La llanura
se extendía por el oriente hasta Xochimilco, y por el occidente estaba
limitada por el Pedregal, que es una milenaria costra de piedra vol-
96 RUBÉN M. CAMPOS LAS REUNIONES EN CASA DE VALENZUELA EN TLALPAN 97

cánica vomitada en antiquísimos años porel Xitle, según la tradición, elemental cortesía mandaba que la conversación general fuera ac-
el cual es una pequeña montaña desprendida de la cordillera cuyas cesible y grata a todos los comensales. Cierta vez una de esas comi-
principales cumbres son el Ajusco, montaña que se halla detrás de ' “das dominicales fue dedicada al novelista orizabeño don Rafael Del-
Tlalpan aunque a una distancia considerable, y al sudeste el Popo- gado, quien tenía fama de ser un gourmet refinado y un excelente
catépetl y el Iztaccíhuatl que a lo lejos cierran el horizonte.
"cocinero; y como la dueña de la casa lamentara que no había sido
Los domingos eran los días señalados para reunirnos en la casa posible obtener una mayonesa, Delgado solicitó el honor de hacerla
de la familia Valenzuela los amigos del poeta, y éramos recibidos él mismo e invitó a Benamor Cumps para que vertiera el aceite en
cordialmente por personas que conservaban las costumbres patriar- un hilillo constante mientras él batía la mayonesa que se formaba
cales de los viejos tiempos. Las señoras iban vestidas al uso antiguo, “con la yema de huevo. Pero sucedió que se cortó la mayonesay el
con amplios trajes de seda negra abotonados hasta el cuello y con novelista dijo que no había más que volver a empezar volviendo a
mangas abotonadas en la muñeca, y tanto del cuello como de los verter lo vertido, por lo cual la operación se retardó cerca de una
puñossalían ricos encajes de Malinas en matiz crema o blancos; la “hora; y entre tanto, así a Delgado como a Cumpslos amigostraíanles
falda, también de seda negra, ostentaba multitud de pliegues que sendas copas de coñac que vaciaban de un trago sin desatender la
descendían hasta el suelo dejando ver apenas el calzado fino de función que tenían encomendada. Aquel día memorable la comida
glacé. En la sala veíase el retrato al óleo de la señora madre del poeta, fue servida a las cuatro dela tarde, y las señoras consternadas decían
y dos o tres óleos más dela rica colección de la familia. Un pequeño en voz baja que por esperar la mayonesa habíase pasado el momento
estrado para las damas y un ajuar, distribuido al acaso en torno de con- justo de servir las viandas. Pero el hecho es que la comida resultó
solas y de la mesa de centro, completaban el amueblamiento de deliciosa; el buen humor corrió a raudales comoel vino del Rhin y
aquella sala. Poco a poco iban llegando los visitantes los domingos, el vino de Burdeos, y a los postres, cuando la comida fue ofrecida
día en el que tomaban en México los trenes de las doce, de la una y por Benamor, designado por Valenzuela,al insigne escritor, éste dio
de las dos de la tarde, pues la familia había resuelto esperar hasta las gracias conmovido al verse festejado por el grupo de escritores
las tres de la tarde para sentarse a la mesa, vinieran o no vinieran a quienes tanto estimaba.
convidados en el último viaje. Las comidas eran suculentas, con el "¡Después de levantarse la sobremesa los escritores se dirigían al pe-
servicio tradicional de las dos sopas, la aguada de rico caldo de dregal, que estaba muy próximo,al caer la tarde, para beber cerveza
gallina con espárragos, o tapioca, u ostiones de Corpus Christi; la helada que los criados llevaban en cestas de mimbre con trozos de
sopa de pasta al gratín, o de arroz al horno; la tortilla de huevos con hielo. Entonces se abordaban todaslas cuestionesliterarias o políticas
chícharos; los pescados frescos de Veracruz; los asados de ternera 'Osociológicas; exponíanse teorías que para aquel momentohistórico
o de cerdo al horno con papas al vapor; los guisados de la cocina eran atrevidas, pues un movimiento unánime de rebelión crecía y uni-
mexicana en sus salsas picantes que son unadelicia; los frijoles re- ficábase en todo el país, aunque sordamente, porque la manode hierro
fritos tres o cinco veces, lo que les da un gusto exquisito; y los pas- que guiaba duramente los destinos de México sentíase pesar sobre el
teles, flanes, frutas en almíbar, todo lo que la gula ha inventado para libre examen a que tenían derecho todos los mexicanos y especial-
hacer un placer de una comida que se prolongaba dos o tres horas 'mente los intelectuales. Las excursiones al pedregal eran como hemos
entre pláticas, yantar de platillos y catar de ricos vinos que los dicho un paréntesis de solaz en que los escritores estaban a sus anchas
criados escanciaban constantemente en las copas de fino cristal. y podían abordar todos los temas de conversación libremente. Un re-
La comida era por tanto la hora ritual en que los modernistas ¿Cuerdo inolvidable para los que lo presenciamos fue la llegada del
tornaban a la tradicional comida de familia en la que se prescinde de coronel Manuel González, hijo del antiguo presidente González, y que
abordar temas en las conversaciones que no sean del agrado de las “era amigo íntimo del poeta Valenzuela a quien no veía desde hacía
damas portratar asuntos literarios, pues a la mesa solían también con- años. Un criado vino corriendo a anunciar la llegada del coronel y
currir señoras y señoritas, familiares o amistades de la familia; y una ¡poeta a la casa, pero tras él habíase venido en dirección del pedregal,
98 RUBÉN M. CAMPOS LAS REUNIONES EN CASA DE VALENZUELA EN TLALPAN 99

hacia el grupo delos escritores que divisaba a lo lejos; y habiéndosele ente buscado,sin que les importe nila vida de familia ni la vidade
atravesadoel río que venía lleno de agua por estar en la estación plu. ciedad, y que esta vez habían encontrado un hogar noble y tranquilo,
vial, el coronel desdeñó bajar por la margen en busca del puente par sierto siempre para ellos, en el que eran tratados con todas las con-
pasar al otro ladoy sin vacilar se lanzó al río para vadear el agua que raciones y con un afecto del que toda su vida han guardado un
le llegaba hasta las rodillas, y chorreando corrió con los brazosabier o y dulce recuerdo.
tos a abrazar al poeta que a su vez había bajado del pedregal y venía
corriendo a encontrarlo. Aquel rasgo inolvidable nos entusiasmó,y
rodeamos al héroe que era una excelente persona, afable y cordial.
además de ser todo un hombre. S
Los paseos al pedregal quedaron adscritos a las comidas de Tlalpan,
y eran un complemento necesario por la expansiónjovial de los escri
tores que regresaban despuésa la quinta, donde seguía una sencilla
velada en la que se cantaba, se tocaba y se recitaba, pues las visitas
vespertinas habían ido llegando durante la ausencia de los escritores,
que volvían a tiempo para escuchar a las cantantes, las recitadorasy
los pianistas que solían ir a las veladas dominicales y que eran quienes
amenizaban la reunión, pues es curioso hacer notar que ningunode
los poetas quería recitar sus versos, y solamente Valenzuela,a petición
de las señoritas, recitaba los bellísimos sonetos de su última produc-
ción literaria, de preferencia sus antiguos poemas de juventud quele
habían conquistado el rango de poeta de primer orden en las le
mexicanas. Encantadoras veladas fueron aquellas de nuestra juven-
tud. Todo era cordialidad, sencillez y sinceridad. Benamor Cumps
tocaba en el piano trozos de música romántica del buen tiempoviejo
en que florecieron Chopin y Schumann, y melopeyaba con la música
de Schubert la bellísima serenata de Gutiérrez Nájera que una seño:
recitaba, o algún otro poema de nuestros poetas al cual adaptabaal-
gún otro acompañamiento de música romántica; porlo cual el satírico
Ruelas le llamaba “el tocador de las damas”. Pronto acudieron violinis:
tas y pianistas a tomar parte en aquellas fiestas íntimas que se prolon-
gaban a veces hasta las diez de la noche, hora en que partía el último
tren para la ciudad de México, circunstancia que hacía indispensable
la disolución de los concurrentes, que quedaban invitados porla
dueñadela casa, la excelente y generosa Tina Valenzuela, esposa
hermano mayor del poeta, para volver al domingo siguiente en que
se repetían las mismas escenas de cordialidad y de confianza que he-
mos esbozado, y que eran un remanso en la vida intensa de los in-
telectuales, quienes generalmente son seres huraños, repelentes al
contacto social, que vegetan por gusto en un ostracismo deliberada-
XI

Don Justo Sierra, ministro de Instrucción Pública

OR AQUELLA ÉPOCA surgió una transformación radical y trascen-


dental para los destinos de México, en la educación pública.
Entre los hombres más hábiles que rodeaban al presidente
Díaz, hallábase el ministro de Justicia e Instrucción Pública
don Joaquín Baranda, abogado campechano de origen y hombreas-
tuto quetuvo la atingencia de no querer perteneceral partido político
que había ido creciendo en poderío hasta convertirse en la mayor
fuerza política, el partido llamado científico porque casi todos sus
miembros habían sido o seguían siendo eminencias en la cátedra,
en la judicatura y en el foro. Baranda no quiso integrar este poderoso
partido político por no recibir órdenes de nadie más que del presi-
dente, y esta simple declaración le conquistó el valimiento de don
Porfirio Díaz por más de veinte años. Pero comoel jefe del partido
científico era don José Ives Limantour, ministro de Hacienda, la táctica
empleada sistemáticamente para eliminar del gabinete a Baranda fue
no darle dinero para ampliar la educación pública; y a su vez la táctica
de Baranda para no ser eliminado consistió en no pedir dinero que le
hubiera sido negadoy sujetarse estrictamente a la mísera cantidad que
el presupuesto destinaba cada año a la instrucción pública. El plan de
absoluta economía del presidente Díaz sentíase halagado con aquella
disciplina económica en uno de los ramos más trascendentales para el
progreso de la república, y por tanto el valimiento de Baranda era
refrendado cada vez que se discutía un nuevo presupuesto; y la mala
voluntad de los científicos, cuyo Órgano oficial era el ministro de Ha-
- cienda, se estrellaba ante la voluntad inflexible del presidente. El re-
“sultado fue el estancamiento de la educación nacional durante largos
“años en que para impulsar la instrucción pública hubiera sido nece-
sario gastar millones, como empezó a verse al advenimiento de don
102 RUBÉN M. CAMPOS DON JUSTO SIERRA, MINISTRO DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA 103
o
PP

Justo Sierra, llamado de Europa, donde a la sazón se hallaba, para venir pentinas, entre cantos de las comparsas vestidas con trajes de fantasía
a encargarse de la instrucción pública a la caída de don Joaquín | y trajes regionales de las diversas regiones de nuestro país. “Así edu-
Baranda, vencidoal fin tras una larga lucha por sus enemigos, que no. caban los griegos, alegremente”, había dicho en su discurso don Justo
le perdonaronel haber desdeñado pertenecer al grupo delos científi- Sierra, y don Porfirio Díaz, que había presidido la inauguración de la
cos para no integrar con su personalidad un partido político que tan "fiesta, había felicitado a la juventud por llevar como guía aquella “alta
funesto había de ser al presidente Díaz, pues la impopularidad del y fuerte inteligencia privilegiada”. Cuando declinó la luz del día siguió
grupocientífico se reflejó al fin en el mandatario que durante tantos una iluminación feérica en todoel interior del edificio, y podría decirse
años había sido el caudillo vencedor de la voluntad nacional. que todo México, amante de educarse, desfiló por la escuela para ser
El advenimiento de don Justo Sierra al poder fue un triunfo para los testigo de la suntuosa recepción que se hacía al nuevo guiador de la
cultivadores de las letras, pues en torno de su fuerte personalidad de educación que proclamabala libertad del pensamiento.
educador, escritor y orador se congregaron todoslos jóvenes intelec- La elaboración de nuevas leyes de educación y nuevos programas
tuales que escribían o que enseñaban por medio de la cátedra o del de estudio absorbió todas las horas de estudio del profesorado, y por
libro; y las primicias del nuevo siglo fueron la anunciación de la nueva la noche, en vez de ir a descansar, reuníanse los consejeros de educa-
era tanto de la educación nacional comodela literatura mexicana. La ción pública en la sala que después sería paraninfo de la Universidad
disciplina escolar fue sostenida y arraigada aún más, y los viejos pro- de México, en sesiones que se prolongaban a veces hasta medianoche.
fesores de los que el nuevo director de la educación nacional era sin Una fiebre de distinguirse, de aportar el contingente de su intelectua-
duda el más insigne, fueron conservados en sus puestos que habían sido lidad para la elaboración de la nueva legislación educativa, convertía
ganados porellos en buena lid, en oposiciones a las que concurrían los el salón en una palestra de inteligencias en que jamás hubo disputas
más notables profesores de una materia y en las que los jurados podían mi choques de intereses personales. Allí están los testimonios taqui-
escoger al más destacado en la prueba rigurosa. La educación pública gráficos de las sesiones quejustifican este aserto. Un deseo de ser útil
recibió un impulso hacialo alto, hacia la libertad de enseñanza, pues invadía y se posesionaba de cada uno de aquellos paladines de las
ciertamente hasta entonces había conservado un aspecto sombrío de nuevas orientaciones para acaparar todas las ideas convergentes al
seminario en una universidad pontificia. Pero don Justo Sierra abrió mismo fin para después aislarlas, seleccionarlas, debatirlas y escoger
las puertas del aula a todos los vientos del saber, y una oleada de por último las más adecuadas para guiar y ampliar nuestra educación
rejuvenecimiento entró a bañar las frentes pensadoras de los pro- nacional.
fesoresy las frentes juveniles de los estudiantes. La primerafiesta esco- Para los artistas, el encumbramiento de un insigne escritor a la
lar preparada para saludar la llegada de las nuevas ideas educadoras titánica tarea de difundir la educación nacional por todos los ámbitos
se celebró en la Escuela Nacional Preparatoria, instalada en el viejo fue un acontecimiento que se reflejó en el expandimiento dela per-
Colegio de San Ildefonso y que conserva todavía los antiguos patios, sonalidad de cada uno, para contribuir a la propagación de la cultura
los antiguosclaustrosy las antiguas aulas capitulares transformadas en por medio de ensayos para alcanzar hasta donde pudieran las mani-
salas para conferencias y cátedras, hechas las adaptaciones necesarias. festaciones de la belleza en literatura, en pintura y en música. La
El inmenso recinto de la escuela viose henchido de una multitud de primera manifestación del nuevo guiador de la educación fue enviar a
intelectuales, de damas y de caballeros que acudían ávidos de ver y de oír músicos y pintores a Europa para que ampliaran su percepción artística
a los nuevos guiadoresde la juventud. Don Justo Sierra dijo un memo- y volvieran a difundir en los planteles educativos los conocimientos
rable discurso en que proclamóla alegría de propagar la enseñanza y adquiridos. Fue una peregrinación a las fuentes de belleza de los
la alegría de recibirla, patentes en aquella expansión de júbilo en que Museos de arte y de las salas de conciertos y teatros europeos. Surgió
los jóvenes discurrían por patios y claustros henchidos de nu- la Orquesta Sinfónica Nacional integrada por músicos del Conservato-
merosísima concurrencia que había asistido a presenciar la fiesta, feliz rio bajo la dirección del maestro Carlos J. Meneses, excelente organi-
al verlos cantandoy bailando, agasajando a las damas con floresy ser- zador que obtuvo un decidido apoyo del gobierno para fundarla ins-
104 RUBÉN M. CAMPOS DON JUSTO SIERRA, MINISTRO DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA 105
o

titución, la cual fue dotada desde luego con un costoso archivo de _gresaron al personal de la secretaría y de sus dependencias en las di-
música sinfónica de todas las épocas, considerada universalmente 'recciones y subdirecciones del ministerio, que había ido ensanchán-
comola representativa de las distintas tendencias musicales, desde los dose poco a poco para atender a las necesidades cada día crecientes
primitivos, los clásicos y los románticos, hasta los modernos revolu- : de la educación popular. Muchoslibros de la nueva producciónlitera-
cionarios contemporáneos, que en aquella época alcanzaban sólo a ria fueron escritos entonces, pues cada escritor favorecido creíase en
Debussy, Dvorak y Richard Strauss. Surgió también el Cuarteto del el deber de corresponder con su producción a la ayuda recibida. Sus
Conservatorio integrado por excelentes ejecutantes escogidos entre esfuerzos personales, sin embargo, estrellábanse ante la sordidez de
los más distinguidos músicos de la juventud mexicana. Ambas insti- “los editores que jamás habían querido editar libros de autores mexi-
tuciones abrían una temporada de conciertos cada año, con obras cui- “canos; y los contadísimos escritores que lograban que un editor les
dadosamente preparadas y gradualmente escogidas en programas publicara un libro tenían que conformarse con recibir veinte ejem-
eclécticos que fueran del agrado de todos los circunstantes. Para estos plares por la cesión total de su obra al editor, quien anunciaba en el
conciertos y para subvencionar compañías de ópera y opereta, y de "libro tener la exclusiva propiedad literaria. Este despojo ancestral
drama y comedia extranjeras que vinieran a contribuir para propagar hecho a los escritores mexicanos por los editores no ha encontrado
la formación del buen gusto en el teatro, la Secretaría de Educación todavía un remedio radical para ser extirpado. Los editores no quieren
arrendó el Teatro Arbeu, puesto que el Teatro Nacional había sido * “arriesgar la menor cantidad para hacer una edición de un autor
demolido, y en aquel teatro que entonces era el primero de México desconocido, que permaneciendo inédito no promete aún probabili-
.viéronse espectáculos verdaderamente dignos de una ciudad de ¡dades de reintegro en breve tiempo al editor, el cual opta por ser
primer orden: óperas de los grandes músicos antiguos y modernos, librero, simple vendedor de libros, y exhibir en sus aparadores todo
cantadas porartistas famosos en todo el mundo que venían con gusto lo que los editores de Europa le mandan,literatura barata que aquí
a un país en el que si no podía pagárseles con dólares, se les pagaba resulta carísima por los cambios de moneday los derechos aduanales;
espléndidamente con nuestro oro y eran tratados con grande estima- pero quees literatura ínfima de autores tan desconocidos aquí como
- ción y demostracionesafectuosas porla alta sociedad a la que el minis- "los autores inéditos mexicanos; porque nadie ha leído los artículos de
tro de Educación pertenecía, por la clase media a la que pertenecía la periódicos madrileños de un autor, que son los que integran un libro
burocracia, y por la clase popular que siempre tenía dedicados días en de cualquiera índole que sea, pequeñas novelas, cuentos, crónicas,
que se pagaban precios populares, mínimos, para que el pueblo pu- revistas, todo lo que cae bajo el dominio de los publicistas de la prensa
diera ir a oír en la ópera a los grandesartistas del teatro y las grandes diaria y que a los editores de allá les cuesta muy poco o no les cuesta
obras de la música sinfónica. Los más insignes comediantes que inte- mada obtener, y que mandan a los países hispanoamericanos donde
. graban compañías de drama y comedia del arte dramático italiano O los libros son vendidos altos precios.
de obras maestras vertidas al italiano, como los dramas de Shakespeare La producción literaria por tanto, no lucía lo que era de esperarse
representados por el eminente Ermete Novelli hacían la delicia de toda sen esa época de transición en que los poderosos diarios subven-
nuestra sociedad y del pueblo mismo, ya que tenía acceso al teatro * 'cionados no querían publicar las produccionesfirmadas, y las revistas
libremente cuando quisiera y especialmente en las funciones popu- de arte como la Revista Moderna no podían dar cabida a toda la pro-
lares puestas a su alcance con muy reducidos precios. ducciónliteraria, y su radio de publicidad era, como hemosdicho, muy
Hemos dicho que los poetas y los escritores estaban de plácemes “inferior a los grandes rotativos que diariamente tiraban millares de
con el advenimiento de don Justo Sierra al Ministerio de Instrucción: ejemplares. Los dos vehículos de publicidad, el periódico y el libro,
Pública y Bellas Artes, porque no había intelectual que pidiera una "estaban por tanto cerradosal escritor novel que hasta entonces no se
ayuda en cualquier forma, que no le fuese concedida; y así todos los "había conquistado un nombre, y tenía que concretarse a la pequeña
jóvenes que surgían en las letras consagrados por su talento indiscu- publicidad de la velada literaria, de la fiesta de aniversario, del con-
tible, eran ayudados en la forma que deseaban,y algunos de ellos in- ¿Curso poético, en que le era preciso triunfar para obtener el honor de
106 RUBÉN M. CAMPOS DON JUSTO SIERRA, MINISTRO DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA 107

la publicidad merced al reclamo del premio obtenido. Los poetas Abel : ramas de la enseñanza impartida en la escuela primaria, en libros que
Salazar y Manuel de la Parra debieron su popularidad al premio que “aún se conservan en las escuelas y aunque sus autores hayan muerto,
obtuvieron en un concurso abierto por la Revista Moderna para como Gregorio Torres Quintero y Luis Murillo, sus libros sirven aún
premiar las mejores composiciones presentadas,y la velada dela dis- 'en las escuelas como textos de estudio para los diños. Entre esos libros
tribución de premios a los vencedoresse efectuó en el Teatro Fábregas, están las Lecturas Mexicanas recopiladas por Amado Nervo, en cuyas
fiesta inolvidable en la que fue mantenedorde los juegos florales el páginas espigó con su buen gusto literario multitud de bellas produc-
insigne orador Jesús Urueta, quien realzó el esplendor de la fiesta Mones de los escritores mexicanos que más se han distinguido en los
digna de los torneos medievales en la corte de la princesa Clemencia diversos génerosdela literatura, y por medio de esoslibros, que son
Isaura. tres, los niños conocen a nuestros poetas y a nuestros prosistas sobre-
La protección delas letras, insistimos, no se concretaba al pequeño salientes en las diversas etapas de las letras mexicanas.
número de poetas y escritores adscritos al personal de la Secretaría de
Educación, sino que se derramabaa todos cuantossolicitaban la ayuda
moral y material del ministerio. No se concretaban los auxilios impar-
tidos a los poetas y a los novelistas, sino que era tenida en cuentala
producción de los sociólogos, de los filósofos, de los educadores, de *
los gramáticos, de los productores de libros sobre ciencias químicas,
ciencias físicas, ciencias exactas, historia natural, y todas las ramas de
la educación, ya que quienes las profesaban tenían cuidado de consig-
nar pacientemente el desarrollo lento de un curso, al fin del cual
podían presentar una guía o un tratado, no como resultado del experi-
mento hecho por un profesor incipiente, sino como resultado de lar-
gas observaciones hechas por un verdadero pedagogo que contaba
muchos años de ejercer el magisterio en una especialidad, y al fin de
diez años podía presentar el resultado de una larga práctica condensada
en las lecciones necesarias para desarrollar una materia en la extensión '
prescrita por la ley, y con la amplitud marcada porlas reglamentaciones
escolares, para estar seguro de que aquel trabajo intelectual no pasara ;
desapercibido, sino que fuera estimado en todo su valer, ya que corres-
pondía a la fama bien ganada porel profesor en la cátedra que había
desempeñadoa satisfacción de una o dos generaciones de jóvenes que
habían estudiado bajo su dirección. Todos, pues, tenían derecho a so-
licitar la ayuda del ministerio, que como hemos dicho era impartida
generosamente a cuantosla solicitaban, con tal de que estuviese justi-
ficada por el mérito indiscutible de la personalidad que la obtuviese.
Los maestros de primeras letras fueron seguramente los que obtu-.
vieron mayor ayuda del ministerio, al que interesaba mucho que hu-
biera libros de texto para las escuelas, adaptados a lamodalidad nuestra,
libros nacionalistas que respondían a las aspiraciones del alma mexi-
cana; y la producción literaria didáctica fue copiosa en todas las
XII

Aventura de un tudesco en el bar La América


-—AAA-

EMOS ANUNCIADO quela característica de esta época de


decadencia moral y abundancia material en que nadie se
preocupaba más que de gozar el día que pasaba, como
si todos tuvieran el presentimiento de que el bienestar
económico de nuestro país, que era un reflejo del bienestar económico
mundial, duraría solamente unos cuantos años, gestatorios de grandes
acontecimientos políticos que habían de transformar y empobrecer al
mundo, era la convicción de que debían ser agotados ávidamente to-
dos los placeres materiales ofrecidos en el cuerno de la abundancia
que rebosaba de dones regados pródigamente a quien quisiese gozar;
y el lugar que podría decirse era el indicador del bienestar social, era
elbar. Hemos dicho que por el bar desfilaban diariamente todas las
fuerzas vivas del país, todos los representantes de una actividad, de
a misión, cualquiera que ella fuese; y este hábito adquirido y desa-
llado por todos los ámbitos sociales había llegado de tal manera a
ser una necesidad metropolitana, que el bar no solamente estaba
abierto para recibir a cuantos quisiesen entrar durante el día, sino que
onto surgieron bares nocturnos que por ser una novedad eran con-
idísimos por todos aquellos que teniendo limitadas las horas de
expansión en el día, por sus ocupaciones reanudadas en la tarde des-
pués del breve paréntesis meridiano, tuvieron que acudir al ex-
dimiento nocturno en lugares que no eran precisamente un sitio
e relajación y de escándalo, sino que simplemente, eran lugares de
Pasatiempo y de sociabilidad para los que no podían disponer a sus
anchas de las horas deldía.
(Uno de los lugares, que pronto fue el predilecto de la juventud
amiga de la disipación solamente reprochable por constituir un aten-
ado a la propia salud, fue el bar llamado La América, que estaba abierto
110 RUBÉN M. CAMPOS AVENTURA DE UN TUDESCO EN EL BAR AMÉRICA 111
pan
——

caras conocidas, satisfechas y sonrientes como las de todos aquellos


toda la noche en la avenida Juárez, frente a la Alameda, en el angosto
a quienes invade unadeliciosa embriaguez que procuran mantenerse a
block de casas cortado porlas calles de Coajomulco y Dolores. El local
fuego lento, mansamente, con la sabiduría del buen bebedor que sabe
tenía portanto vista para las tres calles y era un salón espacioso que por experiencia que el placer de beber no consiste en vaciar una botella
se extendía hacia el fondo, no pudiendo extenderse los lados porla
- prestamente bebiéndose copa tras copa hasta agotar el contenido en
limitación de las dos calles que flanqueanla avenida Juárez. La anima- : una hora, con la que basta para quedar congestionado o embrutecido,
ción del bar empezaba cerca de la medianoche, cuando los demás sino poco a poco, dejando quela siguiente copa vengaa sustituir el
bares iban quedando desiertos porque la hora de cerrar se acercaba o
efecto evaporado de la anterior que ha sido bebida también poco a
porque la falta de animación menguaba las distracciones para per-
poco y así atizar lentamente un placer cuyo secreto consiste en no
manecer más tiempo en un sitio en que los amigos y las personas * dejar que se extinga la eclosión de las burbujas del gasógeno espiri-
conocidas iban desapareciendo, y no quedaban más que unos cuantos
tuoso en que ha logrado transformarseel cerebro, para abrir un parén-
bebedores taciturnos a quienes no les importaba nada el ruido delas
tesis en la monotonía de vivir y que es tan grato a los espíritus que
conversaciones, sino que, por el contrario, se hallaban más a gusto en
buscan ese descanso en el beber. Así, pues, a cada nuevo ponche las
un lugar casi desierto. En el bar La América,al contrario, a esa hora iban
conversaciones se tornaban ágiles, humorescas, ingeniosas o fútiles,
llegando más bebedores que buscaban la animacióny la comunicación
segúnla intelectualidad de quienes dialogaran; pero de cualquier manera
con amigos o gentes conocidas, o aunque fuera nada más la proximi-
era una válvula de escape a la tensión de quienes ya cansados discurrían
dad y el conjunto de gente alegre. No había necesidad de músicos ni
bajo la influencia de una presión tonificadora del consumodefuerza vital.
de esas máquinas musicales que ensordecen y atruenan un recinto Cierta madrugada hallábanse por excepción los amigos inseparables
hasta el punto de tener uno que hablar a gritos para ser escuchado aun
de la Revista Moderna en el bar de moda, y decimos excepcionalmente
por el vecino más próximo.El bar estaba resplandeciente; multitud de
porque viviendo la mayor parte de ellos en los pueblos circundantes
candiles, en los que las bujías habían sido sustituidas por focos eléc- de la ciudad de México, no tenían el hábito de trasnochar como los
tricos agrupados en formadeflores de luz, hacía resplandecer los már-
trasnochadores que vivían en la ciudad. El bar tenía esa noche una
moles de las mesitas en torno de las cuales estaban sentados los bebe- alegría insólita, como que era la noche de San Silvestre y muchosbe-
dores, quienes eran servidos por muchachas pulcramente vestidas,si bedores habían querido tener el placer de saludar el año nuevo y
pretensiones de elegancia ni aspecto de cabareteras nocturnas, sino: habían, por hábito o por gusto, dejado trascurrir las horas para esperar
simplemente de meseras solícitas para atender a los clientes y com- la del amanecer, en queirían a abordarlos trenes que los conducirían
placerles sirviéndoles prestamente, sin sentarse a su lado ni aceptar a sus casas. En medio de la barahúnda de voces alegres o de voces
las copas o refrescos que se les invitasen. Había también servicio de cansadas de las conversaciones animadas o decrecientes de los bebe-
platillos calientes para reconfortar los estómagos a medida que las dores que habían atizado el fuego de su embriaguez para que no se
horas nocturnas pasaban y que se acercabaelfrío de la madrugada,el extinguiera, encontrábase sentado ante una mesauntipo estrambótico
cual se hace sentir vivamente en una ciudad en que no hay caloríferos apodado “El Diablo”, que andaba siempre vestido de negro, cubierto
ni chimeneas por la tradicional dulzura del clima de nuestra alti con un viejo sorbete a contrapelo, de raída levita cruzada y siempre
planicie, y que antes nadie osaba desafiar casi a la intemperie como: enguantado porque tenía una manodepalo, defecto físico que ocultaba
está el salón de un bar con sus puertas abiertas, su pavimento de cuidadosamente sin quitarse jamás los guantes. Era un pobre diablo
mosaico y sus sillas y mesas de mimbre o de madera tallada, según el que editaba un periodiquín mísero de cuatro páginas en cuarto, con
uso en tales lugares de pasatiempo eventual. “anuncios comerciales de tres líneas, de los que subsistía milagrosa-
La concurrencia de aquel bar era híbrida, como en todosellos; pero mente. Cuando editaba un número de su periódico iba personalmente
había una clientela de vagabundos trasnochadores que jamás se arepartirlo en todas las casas comerciales que anunciaba, llevando con-
acuestan antes de las horas de la madrugada, gentes sin sueño y sin sigo un chamaco portador de los números del periódico para que se
hogar, que encontraban un refugio plácido en aquel lugar en que veían
112 RUBÉN M. CAMPOS

viera que aún podía mantener un criado con su empresa editorial. Esa
madrugada hallábase comatoso, profundamente dormido, sin con.
ciencia de nada, y tenía un brazo recargado enel respaldo de otra silla,
cuando acertó a entrar un bebedor alemán de unos cuarenta años de XIV
edad, que venía muy bien servido de algunafiesta nocturna y buscaba:
el calor del bar para reposar su cansancio de noctívago. Buscó una silla. La Revista Moderna se instala espléndidamente
y no encontró ningunavacía en que sentarse, pues todas estaban ocu-
padas porla cantidad insólita de bebedores; pero de pronto reparó en
que “El Diablo” ocupabadossillas, una en que estaba sentado y la otra
en cuyo respaldo reposaba su brazo. Correctamente le suplicó que le
cediera aquellasilla, sin fijarse en que “El Diablo” estaba en estado de
coma,insistió en su petición cortésmente, pero ya un pocoirritado al.
ver que no obtenía ninguna respuesta; y al repetir su demanda por JIMOS YA que la Revista Moderna se había instalado es-
tercera vez ya en voz áspera, al ver que tampoco obtenía respuesta pléndidamente en la esquina de Bolívar y Madero, con-
rojo de cólera empuñó la mano enguantada para levantar al descortés traesquina de la Fama Italiana, cuando todavía era aquel
de su asiento, y estupefacto vio que le había arrancado la mano y se d edificio la suntuosa casa colonial de amplias escaleras y
había quedado conella en la suya. Dirigió una mirada espantada en espaciosos salones, en uno de los cuales, el del ángulo, Valenzuela hizo
torno, y al oír la carcajada homérica con que fue saludadoel lance, colgar sus tapices chinos de seda con magníficos asuntos del arte ani-
como por encanto disipóse su borrachera, rió jovialmente como todos malista chino en que se veían pájaros rutilantes de maravillosos pluma-
y con su.cortesía manifiesta al entrar, pidió perdón al dormido de- jes, y tapices fielmente imitados de los gobelinos antiguos; hizo poner
volviéndole su mano, mas al ver que éste no la recogía, la dejó sobre como anunciadorese introductoresal salón dos faunos bien esculpidos
la mesa. El percance fue saludado con una ronda general de ponches que podían permanecer de pie sin zócalo, el uno saludandoal entrary
calientes, de los que participó el tudesco tomandoel suyo,y la alegría “el otro indicando con las manos que se sirviese pasar la persona que
duró hasta que dieron las cinco de la mañana, hora en que nos levan- entraba; colocó mármoles y bronces querepresentaban divinidades pa-
tamos para alcanzar el primer tren que partía para Tlalpan, donde ¡ganas en los ángulos; en el centro hizo poner una espaciosa mesa pre-
íbamos a tomar un reparador almuerzo con pozole al estilo de Chihua- ciosamente esculpida para la redacción, rodeada de cómodossillones
hua, en la casa del poeta Valenzuela. de respaldo y brazos torneados; en los muros hizo colocar valiosas pin-
turas quetestificaban su pasado esplendor, y los cortinajes de las puertas
y de las ventanas daban un aspecto señorial a la instalación de la revista.
Pronto sentimos el deseo de que aquella instalación sirviese de palestra
alas lides del pensamiento, y de que fuese conocida y apreciada en lo
que valía una de las salas de arte más lujosas de México, ciudad en la que
hastaentonceslas revistas y los diarios habíanse alojado en salas destar-
taladas o en simples accesorias en las que no había ni un cuadro, ni
ninguna obra de arte. Entre los artistas amigos inseparables de los escri-
tores de la Revista Moderna había uno cuya personalidad sin duda hizo
época en nuestra vida artística: el compositor y pianista Ernesto Elor-
duy, que vuelto a la patria después de haber residido veinte años en
Europa, traía como bagaje para darse a conocer, una colección de lin-
das composiciones musicales que eran la obra de su juventud; técni-
LA REVISTA MODERNA SE INSTALA ESPLÉNDIDAMENTE 115
114 RUBÉN M. CAMPOS
a
a,

camente las composiciones de Elorduy no podrían medirse con las de peligro de eclipsarse en vida y borrar elbello recuerdo de sus triunfos
los grandes maestros del arte romántico al que se había afiliado por de juventud. Los ejecutantes resisten más años para que su fama sea
eclipsada por la de otro pues es una ley el escalonamiento de los artistas
predilección; pero en la parte correspondiente al alma musical, a la sen.
timentalidad que todo verdadero artista vierte en sus obras, las composi- ame suben para que otros bajen. No nos referimos a los artistas creadores
ciones de Elorduy llenaron, como hemos dicho, una época en nuestra: as obras quedan perdurables aunque los procedimientos artísticos
ciudad. Discípulo de Georges Mathías, que a su vez fue discípulo de “ambien y las corrientes del gusto y de la moda se inclinen en otras di-
Chopin, estudió después con Clara Schumann,y unía a su manera suave recciones: la obra queda intacta, inmutable,y si llega a ser universal será
y discreta de tocar el piano una interpretación personal de sus propias “consagrada como una obra clásica, es decir como una obra modelo que
composiciones musicales que nadie podía tildar de amanerada o de resiste al tiempoy vive a través de los siglos. Pero la obra de un ejecutante
falsa, porque no se trataba de las composiciones de otro músico para es efímera y dura solamente el tiempo en queel ejecutantetiene la fuerza
establecer comparaciones, sino que se trataba de las obras de Ernesto y la virtud de infundir a su arte interpretadorla pasión que sacude y hace
Elorduy. Al volver a México anunció tres recitales en la sala Wagner, ex- vibrar las almas; pero pasado ese tiempo preciosoel intérprete decaerá,
clusivamente de sus composiciones musicales, y el primer recital fue una le faltará el vigor a su interpretación,y en el ocaso de su vida verá desfilar
revelación de aquella dulcísima música romántica que fue del agrado de otros cantantes y otros ejecutantes que estén en plena juventud y en
todos los que la oyeron y que llenóla sala en los tres conciertos. Elorduy' | pleno vigor para ser aclamados. Años más tarde vendrán las máquinas
quedó consagrado como el compositor y pianista de moda, pues muerto reproductoras para conservar la voz de los cantantes o la ejecución de
Felipe Villanueva, el compositor por excelencia que es nuestro orgullo, los instrumentalistas que han sido célebres en plena juventud yen pleno
vino Elorduy a ocupar su lugar en la predilección de los amantes de la vigor; y este recuerdo vivo merced al maravilloso invento de Edison, será
música y especialmente de los amantes del arte de tocar el piano. Perso- tanto más caro a los que hayanoído una bella voz o un gran ejecutante,
nalmente Elorduy era un curioso ejemplar de un valer inestimable; cuanto que podrán comprobar el encanto que causaron a los demás sin-
tiéndolo ellos mismos. 3
pequeño como un gnomo, de rasgos expresivos en su rostro de viejo
En todas las épocas, desde la aparición dela insigne cantante Ángela
fauno, con una gran nariz de cacatúa, siempre elegantemente vestido y
atildado, llevando un sombrero de seda y copa con el que creía hacerse Peralta, ha habido en México excelentes cantantes que se han hecho
crecer en estatura y un bastón defifí que portaba casi siempre bajo el famosos en nuestra capital, aunque ninguno ha tenido la vozprivile-
brazo, Elorduy se hacía simpático desde luego por su exquisita educa- giada del Ruiseñor Mexicano, nombre dado en Europa a nuestra pri-
ción, por su jovialidad, por su inteligencia indiscutible, por su facilidad * madonna, para lograr la universalidad; pero ha habido voces privile-
para expresarse en cinco idiomas que había aprendido en cinco países giadas que aunque no hayan sido aplaudidas por los públicos de
en quehabía vivido, y porla facilidad con que acogía las amistades y Europa, como la de Fanny Anitúa, que ha sido la única mexicanaque
las correspondía llegando hasta la intimidad y la camaradería. No había ha cantado en los teatros europeos y sudamericanos, han hecho la
reunión íntima en que estuviera Elorduy que no se animara con sus "delicia de nuestros públicos en las diversas'épocas en que han flore-
gracejadas ingeniosas, y bien pronto no hubo reunión en la que no cido; y nuestros ejecutantes, aunque tampoco han ido a tocar en otros
estuviera Elorduy. ] países para conquistar una fama universal, han tenido entre nOSotros.
Elorduy quedó encargadodeinvitar artistas para que cantaran y tocaran sus momentos fugaces de triunfo, es decir su juventud, desde Tomás.
en la velada definitiva que debía inaugurar una serie de veladas, pues la León, Julio Ituarte, Felipe Villanueva, Ernesto Elorduy, Alberto Villa-
primera no resultó porla falta de preparación; y distinguidos ejecutantes señor, Pedro Ogazón, Manuel M. Ponce, que son los que están com-
y preciosas voces ornaron una conferencia deJesús Urueta sobre el arte del ¿prendidos en la época'a que nos estamosrefiriendo, porque después
Renacimiento, que colmó de agrado atodos los concurrentes. Los cantantes de ella los cantantes y ejecutantes que han surgido en México forman
de aquella época han desaparecido, pues la voz de un cantante dura lo que legión. Preciosas voces y magníficos ejecutantes concertistas han brilla-
su juventud,y si discretamente no seretira cuando su juventud pasa, corre do, aquéllas cantando en conciertos o integrando compañías de ópera,
116 RUBÉN M. CAMPOS

y éstos, dandorecitales los pianistas o tocando también en conciertos como


los violinistas y los violoncelistas, ante nuestros públicos mexicanos. So
mentela pianista Angélica Morales ha logrado en plena juventud dar con»
ciertos ante los públicos de Europa, haciéndose aplaudir en una épo ca XV
(1935) en que hay más pianistas en el mundoy enla que tienen que domi
nar una escabrosa y copiosa literatura pianística para poner en sus pro- El aeronauta don Joaquín de la Cantolla y Rico
gramas las obras de los músicos contemporáneos. j
El propósito de la Revista Moderna, sin embargo, no era más que
————A

el de reunir a los amantesdelas letras y de las bellas artes en una reunión


en la que hubiera intimidad y cordialidad; y logróse que desfilaran por
las veladas muchos escritores y artistas, músicos, pintores y escritores,
que fueron tratados por el grupo modernista con afabilidad, por lo cual"
estrecharonlos lazos de unión y amistad que hay siempre entre las gentes NTRE LA MULTITUD de encuentros fortuitos que teníamos a
de plumay las gentes que cultivan el arte musical o las artes plásticas. diario, hay uno que recordamostodavía jovialmente los dos
Comolas reuniones no tenían ninguna formalidad más que la prescrita O tres supervivientes de aquella época que solemosreunir-
porla buena educación, y tenían por finalidad buscar un acercamientoy nos. Un tipo nacional digno de recordación por su in-
no un distanciamiento por pretender blasonar de pertenecer a una de- trepidez bajo un aspecto tranquilo y una seriedad cómica quele hacía
terminada escuela literaria que no existía, la cordialidad establecida es- aparecer como un ser abstraído o un poco chiflado, era don Joaquín
peraba solamente que las damas concurrentes a las veladas se retiraran de la Cantolla y Rico, que hacíase llamar el primer aeronauta mexicano.
acompañadas por los caballeros, sus esposos o hermanos quelas habían Vestía correctamente sombrero alto de seda y copa, jaquet de paño
llevado, para quedar en franca camaradería que después de los parcos negro, chaleco de piquet blanco y pantalón claro, todo muyviejo, que
obsequios que en los intermediosy al finalizar habían sido hechos, des- caía sobre unas polainas de ante que realzaban sus zapatos negros de
bordábase en una expansión que necesitaba otro local más apropiado * charol. En la mano llevaba un bastón de ébano con puño de metal
que una sala de arte para expandirse; y nos trasladábamos al Salón dorado, en el ojal un clavel rojo y en el ojo derecho un monóculo para
Bach, que era el bar más próximo, para comentar con más libertad el ampliar su visión unilateral, pues el otro ojo era de vidrio y permanecía
éxito de la velada. Estas nochescasi llenábamosel salón que a esa hora, : parado como un reloj al que se le hubiese roto la cuerda. Desde lejos
las once de la noche,ya estaba casi desierto, por lo cual cabíamos cómo- se destacaba la silueta de este tipo singular, que era un infatigable
damente en las mesas en que nos agrupábamos uniéndolas, operación flaneador, inevitable en Plateros a las horas del paseo, algo anguloso,
que ya hemosdicho noera difícil realizar por ser las mesitas portátiles y flaco, que miraba hacia adelante sin ver a nadie, comosi estuviera
ligeras; y así podíamostener unadilatada mesa para entablar conversacio- siempre divagando en su sueño persistente y único de elevarse a las
nes generales o parciales en la compañía de personas amables que se alturas en su globo. Sus ascensiones las efectuaba por suscripción
reúnen una vez al mes para estar contentas, aunque sea un momento pública; los diarios populares abrían la suscripción y hacían pequeños
fugaz, pues a las doce de la nochelas cantinas de primer orden se cerraban reclamosal señor de la Cantolla pregonando su heroísmo e intrepidez
en México en aquella época, y rara vez podíase obtenerqueel servicio se al ascender en su globoa alturas fantásticas y en condiciones lamenta-
prolongara hasta la una de la mañana teniendo la puerta de la calle bles, pues el globo de tafetán estaba todo parchado, carecía de los
cerrada, en cuyo momentola intimidad crecía y la jovialidad expresábase útiles habituales a los aeronautas de la época, y la mísera suscripción
en canciones entonadas y coreadas por la concurrencia, lo cual hacía apenas daba para pagar el gas y los dos o tres acólitos de aquel sacer-
que el gendarme del punto se acercara para suplicar cortésmente que dote de su culto a Ícaro. Pero había que ver a don Joaquín cuandoa la
nos retiráramos para no tener que levantar una infracción.
hora anunciadael día anterior por todoslos diarios surgía halado por
su globo en un trapecio de circo, de pie en la barra del trapecio, a una
118 RUBÉN M. CAMPOS EL AERONAUTA DON JOAQUÍN DE LA CANTOLLA Y RICO 119

de cuyas cuerdas iba cogido con la mano izquierda, mientras con la nteció que entrara en el Salón Bach un gran amigo de Valenzuela,
mano derecha empuñabael tricolor pabellón nacional que llevaba al. nuel Cuevas, joven que habíase criado en la opulencia y que aún
ternativamente a su pecho y hacia lo alto. Su silueta, vestida itaba en la casa solariega de sus antepasados, el Molino del Rey,
rigurosamente comola hemosdescrito, destacábase sobreel cielo azul ebre por haber sido uno de los últimos baluartes en que se defendió
e iba empequeñeciéndose a medida que el globo ascendía hasta la: epública durante la invasión norteamericana de 1847, antes de la
altura en que faltándole el gas al aeróstato, iba descendiendo len- ada de Chapultepec, y que es glorioso en nuestra histofia. Manuel
tamente hasta caer en los llanos de San Lázaro, o en los llanos de la Cuevas vivía una vida libre de soltero y de gran señor con los restos de
Indianilla o en otros llanos, pues entonces la ciudad no había crecido su fortuna; pero su conducta era irreprochable y su exquisita educa-
y lo que son hoy inmensas y pintorescas colonias eran entonces ción habíale merecido el honor de que el presidente Díaz, que vivía en
llanuras estériles y cenagosas. De ellas volvía don Joaquín de la Can- el Alcázar de Chapultepec, hubiera dado orden para que solamente al
tolla y Rico en un carruaje abierto, generalmente una calandria amarilla aje de Manuel Cuevas se permitiera la entrada al Bosque de
de a tostón la hora, que caminaba a paso lento seguido de una turba de »; hapultepec en las altas horas de la noche. Cuevas,feliz por el encuen-
muchachos que vitoreaban al héroe, quien pasaba triunfal por Pla- tro con su amigo el poeta Valenzuela, lo invitó para que fueran a cenar
teros, esta vez única repartiendo saludos con el sombrero alto de a su casa del Molino del Rey él y los escritores que lo acompañaban,y
seda y copa. sin más suplicó a uno de los amigos que lo acompañaban a él que
El episodio a que nos queremos referir acaeció en un bar de los llamara dos coches para partir en el acto, antes de que solamente al
hermanos Flamand, que eran tres y tenían abiertas tres cantinas en el suyo le fuera permitido atravesar por Chapultepec, pues entonces no
centro de la ciudad, todas en la avenida de Plateros y San Francisco. estaban abiertas las calles que circundan hoy el Bosque. Entre tanto
Entraron alegremente en busca de una cerveza helada para mitigar el las libaciones habían seguido, y cuando los coches llegaron al Molino
calor de aquel meridiano el pintor Julio Ruelas y los escritores Ciro “del Rey ya los invitados y el anfitrión iban muy bien servidos;
Ceballos, Bernardo Couto, Pedro Escalante Palma y Benamor Cumps, "descendieron de los coches y se encaminaron a la magnífica residencia
en gran frasca de risas y frases humorescas, cuando divisaron en el "que entonces servía de habitación al joven propietario. Al atravesar el
muelle de la cantina al propio señor de la Cantolla y Rico, que tenía "parque y ver en un pequeñolago dos cisnes negros que bogaban len-
servida una copa y la saboreaba en compañía de otro bebedor. Sin “tamente enarcando sus cuellos líricos, el poeta Valenzuela detúvose
vacilar dirigiéronse al héroe, que acababa de bajar victorioso de una un instante para admirarlos y exclamó:
atrevida ascensión, para felicitarlo. Ciro Ceballos creyóse en el deber —¡Québellos cisnes!...
de hacerlas presentaciones de sus compañerosy al llegar a la de Pedro Y un magnífico imbécil, que era uno de los parásitos que tiene todo
Escalante Palma, el popular Pierrot, que era éste su nombre de pluma, "gran señor para vivir gracias a su esplendidez y que cortejaba a Valen-
y a quien los escritores llamaban Esopo por su figurilla corcobada y zuela, acercóse solícito al poeta para decirle entusiasmado:
macrocéfala, dijo descubriéndose y saludandoal hacerla presentación: —¿Quiere usted que nos los cenemos?...
—El señor Esopo... Tanto el anfitrión como los invitados no pudieron menosquefeste-
—Heleído algunas fábulas de usted —dijo el señor de la Cantolla jar con grandes risas la peregrina ocurrencia, y Cuevas, para atenuar
descubriéndose a su vez y tendiendo la mano conmovido al satírico aquel rasgo de estolidez de su amigo,le dijo humorístico e irónico:
humorista del Cómico, mientras Pierrot se pavoneaba ante el alto —¡Cénate un guajolote!...¡Antropófago!
honor quele discernía el insigne aeronauta, y los escritores saludaban Otra vez sucedió este curioso quidpro quo. Chucho Ramosera un
con una carcajada estentórea tan estupendo quid pro quo, el que jovial personaje rico de Amecameca que daba sabrosas comilonas a sus
fueron a celebrar sentados a sus anchas en uno de los gabinetes del bar. amigos en una pequeña casa que tenía en la calle de Correo Mayor
Los encuentros fortuitos no eran raros en la vida de disipación que expresamente para reuniones de sus amigos, entre los cuales tenía
llevaban los jóvenes escritores de la Revista Moderna. Cierta noche predilección por reunir artistas en cuya compañía era feliz oyendo
120 RUBÉN M. CAMPOS
o
a

tocar a pianistas y violinistas, así como oyendo la grata voz de los can-
tantes, muchos de los cuales eran populares por andar siempre en
fiestas, como José Torres Tovando,Felipe Llera, José Silva y otros. Esta XVI
vez hallábanse reunidos con varios amigos de Amecameca, Ernesto.
Elorduy, Manuel M. Ponce, Raúl Clebodet y Benamor Cumps, quienes Las comilonas en casa de Constancio Valverde
antes de comerse solazaban oyendo alternativamente a los dos pianis-
tas y bebiendo copitas de coñac fino que era la delicia del dueño dela:
casa, al que le gustaba personalmente obsequiar las copas. El contraste
entre los artistas y los excelentes lugareños que eran agricultores de
la región de Chalco yAmecameca, habría sido notable si los plumíferos
hubieran alardeado de formar donde quiera cónclaves de intelectuali-
dad; pero su carácter corriente y llano estaba en desacuerdo con mani: OR AQUELLOS AÑOS habíase hecho muy popular en México
festaciones inútiles de fatuidad, y en el trato íntimo con sus amigos no Constancio Valverde, dueño de un famosositio de coches de
establecían diferencias entre un letrado y un analfabeto, entre un alquiler, que era una industria productiva entoncesy la cual
metropolitano y un rústico, sino que mostrando la misma afabilidad había acaparado casi, pues en sus cocheras entraban salían
para todos, establecían una cordial estimación y una democrática multitud de cochesdelujo y mediolujo, siempre resplandecientes con
igualdad que hacía que las reuniones fueran gratas y la cordialidad un lustroso barniz, especialmente los que servían para casamientos y
verdadera. Pero esta vez ocurrió que mientras los demás invitados Qque estaban decorados con ramos de azahar en sus portezuelas. Val-
hallábanse muy abstraídos en un juego de póker, los músicos y los verde ocupabael ala de un edificio legendario en México y que hay
escritores hallábanse en torno del pianista Ponce que tocaba por que deplorar que la piqueta demoledora haya hecho desaparecer hasta
predilección un nocturno de Chopin,y al llegar a cierto pasaje, Elor- mo dejar ni piedra sobre piedra: el Colegio de las Bonitas, que había
duy, que ya estaba muy bien servido de copas, lo interrumpió con la sido construido en la época colonial, todo de tezontle rojo con sus
confianza absoluta que había entre ellos, para decirle a gritos: cuatro alas y que estaba situado en el lado norte de la plazuela de
—i¡Nolo toquesasí!... ¡Tócalo como lo tocaba Mathías!... (En otra Villamil, donde está hoy la Escuela de la Corregidora. El edificio
parte decimos que Elorduy había estudiado el piano con Georges histórico, que había sido sede de las hermanas de la caridad y que
Mathías, discípulo de Chopin.) después de que fueron expulsadas fue colegio de señoritas en el que por
Y Chucho Ramos, que se había percatado de aquella interrupción, a curiosa predilección solamente eran aceptadas jóvenes graciosas
acudió solícito cuando el pianista terminaba para decir a Elorduy: > familias distinguidas, circunstancia que le dio el nombre popular de
—¿Quién es ese don Matías?... ¿Por qué nolo has traído?... olegio de las Bonitas durante muchos años. En la época a que venimos
El quidpro quo fue celebrado con una algarada y unalibación, como firiéndonos estaba ocupado por logias masónicas en la parte sur y
es de suponerse. or sociedades mutualistas en la parte occidental; la parte norte había
esaparecidotras de las casas que se construyeron anexas al muro que
itaba el edificio, y en la parte norte, como hemos dicho, estaba
talado Valverde, cuyos coches ocupabanlos claustros del piso bajo
yevolucionaban en los inmensospatios. La familia vivía en espaciosas
as transformadas en alcobas en el piso superior del edificio, que no
tante ser una construcción altísima se componía solamente de dos
pisos; y en una sala más espaciosa que antiguamente fue refectorio del
primitivo convento, habíase instalado el comedor en el que Valverde
122 RUBÉN M. CAMPOS LAS COMILONAS EN CASA DE CONSTANCIO VALVERDE 123

con frecuencia daba banquetes a los que solían concurrir cincuenta dos amigos de Cumps, unode los cuales, Margarito Chabolla, le era muy
personas. Las comidas eran tan espléndidas que pronto se hicieron querido. Al llegar a un zaguán delala oriental del edificio de las Bonitas
famosas; pero la especial circunstancia de ellas consistía en que se tocaron, y al salir el propio Valverde a quien no conocían, expusiéronle
saboreaban exclusivamente platillos mexicanos, y algunas vecesla ii n- e iban invitados y creían que ya estarían allí sus amigos; y Valverde
vitación era para saborear un solo platillo, que resultaba verdadera- gentilmenteles instó para que entraran no obstante que los amigos cuyos
mente pantagruélico. Cuando se anunciaba una chicharronada en casa “nombres dieron no habían llegado, y como no quisieran entrar los tomó
de Valverde, la multitud de amigos que tenía el dueño de la pensión de cordialmente del brazo y los introdujo a su casa. En el patio y bajo un
carruajes que se pavoneaba de haber sido en una época cochero del toldo habíase instalado una gran mesa para los comensales que ya estaban
presidente Díaz, buscabanal anfitrión en las cantinas para hacerse pre- sentados en torno deella; y al presentarse Cumps oyó que lo saludaban
sentes y reclamar el honor de ser invitados, con la confianza que les E su nombreel poeta Alberto Ituarte, el popular defensor de reos Luis
daba la camaradería de que disfrutaban con el excelente y simpático Valdés, el no menos popular Tomás O'Horán a quien todos
Constancio Valverde. Las relaciones de este personaje con el grupo de Menábamos Chango O'Horán, y otros amigos que bebían su última
la Revista Moderna se debieron a unacuriosa circunstancia. Cierto día “copa antes de comenzar a comer. Entonces Cumps, después de contestar
pasaba Benamor Cumpsporla calle del Coliseo cuando oyó quele: los saludos a los amigos que se habían levantado de sus asientos, tomó
llamaban. Volvióse y reconoció al pintor colombiano Federico Ro- una actitud dramática y haciendo un amplio ademán dijo solemnemente:
dríguez, que había residido en México por más de quince años y que —¡Señores y amigos muy queridos: tengo el honor de presentar a
acababa de merecer el honor de ser nombrado vicecónsul de Colombia ¡ustedes al señor cónsul general de Colombia en México, el insigne
en nuestra capital, Rodríguez se hacía simpático porqueera la joviali- ¡pintor Federico Rodríguez!
dad misma; jamás alardeaba de ser pintor, y a pesar de haber alcanzado Todos apresuráronse a venir a saludar al ilustre desconocido y a
este nombre seguía estudiando asiduamente en la Academia Nacional presentarle una copa al mismo tiempo quesus respetos; le fue ofrecido
de Bellas Artes; sus pinturas eran muy estimadas y su autor aún más, porel anfitrión el lugar de honor y a Cumpsle concedió el de sentarlo
porsu afabilidad y su exquisita cortesía. Pero a pesar de ser tan querido asu lado; y sin más preámbulos dio principio la comida con una rica
en México porsu carácter y tan estimado por su valer comoartista, su sopa hecha de pierna de jamón, y siguió con los platillos nacionales
único deseo era volver a Bogotá, llegar a Colombia remontandoel río. que eran la especialidad de aquellas comidas memorables. A los pos-
Magdalenay estrechar entre sus brazos a sus amigos de la infancia y “tres Cumps y Rodríguez eran amigos íntimos de Constancio Valverde,
de la adolescencia, pues su juventud la había pasado en México. el cual no los dejó ir, suplicándoles que permanecieran hasta la hora
Cuando porfin, años después, pudo realizar su sueño de volver a su "de cenar, y ante tanta amabilidad accedieron a quedarse para proseguir
país, sucedió lo que tenía que suceder a quien ha pasado un cuarto de las libaciones de cerveza, lo que en México se llama tardear, aunque
siglo lejos de su patria: nadie lo conocía; sus amigos de la infancia se ya notenían estómago para cenar por la noche a la hora en quela cena
habían dispersado siguiendo cada unosu destino; y al encontrarse solo “fue servida. Al día siguiente era indispensable que Cumps se encon-
en su propia tierra natal sintió tal tristeza y tal abatimiento, que en- 'trara en el Salón Weber con Valverde, quien al entrar y verlo en com-
fermó deictericia y al poco tiempo murió en su patria. 'pañía de sus colegas de la Revista Moderna fue a saludarlo; y Cumps,
Federico vino presuroso para decir a Benamorquela noche anterior “que había hecho ya la narración de la jornada del día anterior a sus
había estado en el bar de la Alhambra con dos mexicanos con “amigos, los cuales habían reído de buena gana, presentó a Valverde con
quienes había sido presentado, y quienes le habían dicho que bus- ellos, y la sesión terminó con una invitación general de Valverde para
caban a Cumpspara llevarlo a una comida que daba Constancio Val- “una chicharronada que ofrecía a sus amigos el próximo sábado. La
verde a un grupo de sus amigos; y al saber que Federico era amigo de invitación fue aceptada porlos intelectuales que deseaban concurrir a
Benamorhiciéronle extensiva su invitación y le rogaron quenofaltara 'una fiesta íntima en la que hubiera amplia fraternidad sin ningunatraba
acompañado de su amigo. Convinieron los dos en ir portratarse de ial de altas polendas; y el sábado a la una de la tarde encamináronse
124 ; RUBÉN M. CAMPOS

en masa rumboal edificio de las Bonitas, donde fueron recibidos cor.


dialmente por el dueñodela casa, que mandó abrir botellas de coñac
para obsequiarlos, tanto a ellos como a los que habían acudido antes, XVII
mientras llegaban los restantesy la señora de Valverde anunciaba que era
la hora de comer. Una chicharronada es algo único que hay que Las ideas socialistas de Raúl Clebodet
saborear en un ágape mexicano; desde la víspera se han matado uno,
dos o tres cerdos, los necesarios según el número de comensales; se
cortan en pedazos conservando íntegras las espaldillas, las piernas y
los lomos; desde muy temprano se ponen a freír en su propia grasa
para que permanezcan ocho o diez horas friéndose en los grandes
peroles, por lo cual hay que esperar la hora en que el cocinero diga
que ya están hechos los chicharrones, para sentarse a la mesa y pro: OS ARTISTAS MODERNOSson culpables de pretender mo-
cedera servirse las raciones que sean del agrado del comensal, tomán= dernizar un ideal antiguo, la belleza pura —decía Raúl
dolas de las grandes fuentes en que son ofrecidas. De tal suerte, el: Clebodet a Benamor Cumpsen el bar Wondracek—.El
sabor exquisito de la carne refrita de un cerdo fino, cuidadosamente artista moderno debe condolerse de las miserias hu-
cebado y preparadopara ese fin, no ha sido precedido de ningún otro as, debe colgar la vieja lira en que cantaba a una mujer ideal que
saborque atenúe el placer de paladearlo, como el de una sopa ya no existe, porque han desaparecido los tiempos en que Cloe y Dafnis
ingerida, y así el placer de saborear tan deliciosa vianda es recibido gaban a los veinte años sin saber lo que era el amor, en el poema de
íntegro, salpimentado con unasalsa netamente mexicana llamada gua- mgo. Hoy el niño o la niña que despiertan a la vida ven en torno la
camole, hecha con aguacate y chile verde serrano, o con otra salsa eñanza objetiva de la miseria circundante; la madre ya marchita y
también esencialmente mexicana hecha con chile chipotle, tomate todavía fecunda, que cada año da un nuevo ser que aún no llegado a
verde y pulque y que se llama salsa borracha. Manjares tan plebeyos adolescencia ya será esclavo, y tendrá que aceptar cualquier esclavi-
son sin embargo de un gusto tan exquisito que quien ha comido los tud porque ya ha aprendido esa aceptación desde la niñez en la que
chicharrones de cerdo en esa forma preparados y acompañadosde las "hambre lo obliga a salir a la calle para buscar un mendrugo como
salsas y de tortillas calientes que del comal pasan a las manos del que un perro hambriento que busca un hueso, y ha tenido que ir a los
come, no puede menosque confesar que aquel manjar es deliciosoy mercados para suplicar que se le dé un cesto parallevarlo veinte cua-
que desea volver a saborearlo. Para los invitados ya fogueados en las as por cinco centavos que se le arrojan como una limosna; o ha
comidas de Valverde, había dos barricas de pulques curados, uno ver ido queir a acarrear cubos de agua, que lleva de dos en dos después
de apio y otro jalde de piña que eran un complemento precioso pa haberlos extraído de un pozo a pulso con unareata, trabajo que le
atenuar el efecto picante de las salsas. Seguía después de que los comen: hasido retribuido con la última moneda dada de mala gana o con las
sales habían repetido las raciones que gustaran y que los criados* ¡Obras de una comida mísera, cosas que le han sido dadas porlástima
ofrecían constantemente trayendo nuevas fuentes de chicharrones lyer la demacración del hambre en su semblante y la avidez con que
calientes, un sabroso platillo complementario de la chicharronada: ha olfateado la comida servida, aun cuando sea la más modesta. Los
frijoles negros caldosos con epazote, la preciosa yerba india, platillo pobres de hoy, como los de hace cien o doscientos o trescientos años,
humilde de los pobres pero sabrosísimo, y que Valverde hacía gala omo los de siempre, en nuestro país, viven en un mísero cuartucho,
de ofrecer porque sabía bien que a todosaquellos paladares hz ntonados como una piara de cerdos; allí nacen, crecen, se prosti-
tuados a la buena mesa, ya que era el tiempo que todos los me Uyen, se multiplican empujados porla fatalidad que les ha enseñado
canos comíanbien, les sería grato aquel sabor rústico y plébe S secretos del amor desde niños, y que los ha empujado al pudridero,
pero de un encantosingular. Acontacto de seres, aunque pequeños, más despiertos que ellos, ya
126 RUBÉN M. CAMPOS LAS IDEAS SOCIALISTAS DE RAÚL CLEBODET 127
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adiestrados en conocer y practicar la maldad humana. Porque la gentes envejecidas en las privaciones, por las pobres viejas que han
maldad es eterna como el mundo, y su escalonamiento es la ley que pasado sesenta años detrás de un metate, pero que no nieganal hijo
siguen las generacionesal trasmitirla por el sistema de Láncaster. Un desamparado que vuelve muerto de hambre, unatortilla resquebra-
perro hambriento lo primero que hace es robar un huesoy huir. Así jada untada de chile. Ese es el cuadro brutal, pero ceñido a la verdad,
el ser humano a quien el hambre corroe las entrañas y la desgracia que encontrará usted en cada hogar de los seres desamparados, si se
corroe el corazón: atisba, husmea, espía el momento en que pueda Aásoma usted a esas chozas miserables hechas con pedazos de láminas
mitigar al menos su necesidad, ya que no saciarla; afila sus uñas y sus viejas, con piedras superpuestas cogidas del arroyo, con pedazos de
dientes en la piedra de amolar de su desgracia; si es mujer busca niños adobe amontonados, con zacate o con rastrojo cogidos donde los hay;
prestados o arrebata niños desvalidos para instalarse en una calle a chozas que dan un abrigo irrisorio a multitud de gentes que tiene apenas
hacer creer que son sus hijos, y cuando se acerca un transeúnte los con qué cubrirse y se visten de harapos; cuyos hijos pequeños andan
pellizca para que lloren y conmuevan la piedad pública a fin de que vestidos solamente con una camisa sucia y desgarrada, y cuyas hijas
les arroje una moneda de cobre; si es hombre se tapará los ojos con púberes nosalen a la calle porque no tienen con qué tapar su desnudez.
unos anteojos negros y se hará guiar por un lazarillo, o se amarrará un Por tanta infelicidad, el proletariado de las ciudades no tiene más
pie contra la cara posterior del muslo para amarrarse un Zanco de palo consuelo que ahogar su desgracia en pulque, suplir la falta de nutrición
sobre el que descanse su rodilla para aparecer cojo, o ligará uno de con la falsa nutrición del jugo de los agaves, que le hace olvidar efímera-
sus brazosal flanco dejando la mangavacía para aparecer manco,e irá mente la miseria en que vive. Todos los obreros, el albañil que baja de
mendigandoporlas calles a fin de conmover con su desgracia a la gente los andamios con sus desgarradas ropas chorreadasdecal; el zapatero
para que algunole arroje un óbolo.Si las hijas son agraciadas, tendrán que trabaja en su cuchitril y ofrece un aspecto angustioso de miseria;
un porvenir en el amasiato o en el prostíbulo,y si los hijos son fuertes y comoéstos, los obreros que trabajan enlas fábricas y que aunque se
tendrán el suyo en la comisión precoz de un delito quelos lleve a la les crea bien pagados gozan de jornales mezquinos, en cuanto salen
cárcel o en la leva que los lleve al ejército, en un país en que no se ha del trabajo van a ahogar su desventura en el pulque, y más felices que
establecido francamente el servicio militar obligatorio. Ya nuestro gran los otros buscan los tacos apetitosos y picosos que abrasan la boca
poeta Díaz Mirón lanzó su anatema doloroso al proletario: “cría como fuego y que son vendidos en los tugurios o en las pulquerías
querubes para el presidio y serafines para el burdel”. He aquílos her- mismas; y de allí pasan a henchirse de la embriagante bebida fermen-
mosos temas que debían abordar los poetas modernos. ¿Quéley, qué tada que en unas cuantas horas entra en descomposición,y así es causa
maldición ha hecho cargar a nuestro pueblo este fardo de miserias de multitud de enfermedades del estómago que diezman a nuestra
humanas? Las revoluciones pasadas han abortadoal disolverse cuando población. Pero la situación de los labriegos de los campos es peor que
han triunfado, escudándose en proclamas de bienestar social, que se han la de los proletarios de la ciudad. Los jornales míseros de los obreros
resuelto para siempre en el bienestar de unos cuantos,los favoritos de de las ciudades son espléndidos comparados con los jornales de los
la fortuna, que si han expuestosu vida han exigido y obtenido su pre- campesinos, quesi no tuvieran la ración de maíz diaria cuya cuenta les
mio, y han dejado que el proletario se hunda más en la desgracia; lleva minuciosamente el patrón, se morirían de hambre, pues ganan
porque la guerra civil devoró la poca riqueza flotante y el dinero fue a: un real, esto es doce centavos, en infinidad de haciendas, y en muchas
dar a manos de los acaparadores de municiones de boca y guerra, que de ellas, ganan solamente seis centavos. ¿Qué va a hacer un desdichado
de la noche a la mañanase hicieron ricos. Los soldados que no murie- labrador que tiene mujer e hijos, con seis centavos diarios? La tienda
ron fueron licenciados porque no había con qué mantenerlos Y de raya, indispensable en cada hacienda o en cada negociación agrícola
volvieron al mísero taller donde aprendían un oficio antes de ser cogi le ha abierto una cuenta que no se saldará con su muerte, pues caerá
dos de leva, o a buscar trabajo inútilmente en las ciudades exhaust / sobre sus hijos que tampoco podrán saldarla, sino que cargarán con
y en los campos yermos, o fueron a sentarse en las bancas delos jar ella toda su vida como cargan con su propia cuenta. De esta tienda de
nes para llevar una vida de vagos mantenidos por el acaso, por s raya y mediante reiteradas súplicas, pueden sacar cosas indispensables
HOP, ROP : LAS IDEAS SOCIALISTAS DE RAÚL CLEBODET 129
Na

como manta, estampado, hilo, retazos de baqueta para huaraches, y;


ps notó que un bebedor extraño,aislado y al parecer indiferente,
sombrero de palma, una faja o un rebozo, como cosas delujo; y p
esto que les es descontado rigurosamente cada sábado, es por lo quí perdía palabra de cuanto Clebodet decía. Recordó entonces que su
| go estaba en las listas negras de la policía y que era vigilado, y
reciben doce o seis centavos diarios. 3 iendo que el extraño personaje fuera un policía privado, levantóse
Aquellas gentes no tienen vicios porque no pueden pagárselos
sretextando que era tarde y que le interesaba acudir a una cita, y ambos
todo vicio cuesta dinero, y la edad perfecta de la humanidad vendr:
salieron del bar.) )
cuando no haya dinero para ofrecer en venta los vicios ni menosp ar:
comprarlos.” Clebodet, en efecto, era vigilado porla policía, puesse le creía pe-
¡groso por las numerosas relaciones quetenía entre periodistas y hom-
—Peroel arte puro puede llevar un consuelo a los desam
parado; bres públicos. Su carácter exaltado hacía alarde de gozar de una liber-
—insinuó Benamor. : tad desenfrenada; proclamaba ser ciudadano del mundo, vivir en un
—¿Cómo? —repuso exaltado Raúl—. ¿Cantandola resignación yl
humildad, que es lo que ha predicadoel fraile? ¿Llevarles esa menti "3
naís libre, gozar de los derechos que le daba una amplia democracia y
trar y salir adonde quiera cuandole viniese en gana. Y lo curioso era
a los desgraciados que se desayunan atole o café aguado y comen tor:
ue sabía que toda libertad estaba mediday tasada, que la democracia
tilla con chile mientras nosotros repetimos este bock de cerveza que
un mito, que el derecho de obrar como hombrelibre era una apa-
no nos perjudica porque nuestro estómago está bien nutrido? Y sir
encia para los inofensivos y un cruel sarcasmo para los intelectuales
embargo nosotros que nos ganamosel pan exprimiendo nuestro cere
se habíanse atrevido a censurar abiertamente los actos de una dic-
bro en las redacciones, muchas veces no podemos darnosel lujo de
dura encubierta bajo el disfraz de un gobierno democrático y popu-
bebernos un bock de cerveza, y cuando no tenemos dinero nos da
y que tenía las prisiones de Estado llenas de conspiradores secre-
pena ir a sentarnos a la mesa en que nuestros amigos prodigan l;
; pero el rebelde desdeñaba las persecuciones siniestras que creía
cerveza. ¡No! ¡Al proletariado hay que predicarle la energía, la acción
para sacudir su inercia, la voluntad para oponerse a la fuerza del
'no se harían extensivas a los intelectuales que se escudaban en el arte
y que alardeaban de no ocuparse más que de cuestiones literarias,
poderoso que todo lo arrolla, la alianza para ligar los esfuerzos, y la
unión general del proletariado para contrarrestar el poder de la miz
cuando lo cierto era que en sus reuniones íntimas se oíanfrancas re-
'criminaciones contra los abusos del poder, aunquesin hacerlas recaer
noría dominadora!
sobre determinada personalidad, como hemos dicho. Pero Clebodet
—¡Pero eso sería la Revolución! —exclamó Cumps.
exacerbaba sus censuras sin importarle dónde estuviese ni quién lo
—¡La Revolución, fatal pero necesaria! —afirmó Clebodet—. Pero la 'oyese, y cierta Nochebuena tuvo Cumps que arrancarlo de las garras
Revolución exige hombres, no declamadores afeminados, comoel des- de la policía, porque Clebodet, subido sobre una mesa en un cabaret de
vergonzado Walt Whitman, que predica la energía y la virilidad de
'barrio, arengaba a los concurrentes predicándolesel odio a los tiranos,
acción, mientras se pasala siesta sentado en una acera de una pequeñ:
aunque sin aludir al caso concreto de un dictador reinante; y gracias
ciudad de Ohio con su Alexis, comiendo sandía. ¡No! Hay queir dire
“a que el inspector Carballeda acertó a asomarse en los momentos en
tamente al levantamiento, hay que empuñarel rifle igualador pa
que se discutía la detención del orador, quien se defendía diciendo que
oponer fuerza contra fuerza, y renunciar a la literatura declamatoria no había especificado casos concretos, pudo Cumpsacercarse al ins-
que no hace más queatrofiar los cerebros que encuentran en ella u pector y pedirle sombrero en mano, como una gracia de Nochebuena,
válvula para dejar escapar la energía de que cada ser pensante es acu- que por esta vez lo dejara libre, lo que aquél hizo después de la con-
mulador, en vez de ir resueltamente en fila apretada con los descon- minación de que sería primera y última vez que lo dejaría ir libre. Por
tentos que suman millares, a atacar un cuartel para que un regimiento tal razón Cumpssubstrajo a su amigo del bar dondele pareció ver que
se unaa la sublevación, si no es que los soldados, inactivos y viciosos, la policía les seguía los pasos, y apresuradamente tomaron ambos un
están durmiendola siesta enervados con doña Juanita. (Al hablar así tranvía que los llevara a cualquier parte, para despistar así al supuesto
Clebodet con su voz declamatoria y terminar en una risa histérica,
policía privado.
XVIII

El arte panteísta de Julio Ruelas

N LA VIDA de vorágine que llevaban los artistas cultivadores


de las letras a fines del siglo pasado, no tenían apenas
tiempo de ocuparse en cosas que no estuvieran re-
lacionadas conla finalidad que se habían propuesto: propa-
gar el buen gusto por medio de sus apreciaciones de arte en literatura
y por medio de las manifestaciones plásticas de sus amigos los pin-
tores y los escultores ligados al grupo modernista. Las tendencias
de estos últimos eran diversas. Julio Ruelas, por ejemplo, no estaba de
acuerdo en la plastización del arte real que era la finalidad del pintor
Germán Gedovius. De unoy otro han quedado obras supervivientes a
la etapa del arte en que florecieron hace treinta años, pues Ruelas
murió joven en París y Gedovius no ha vuelto a producir, o por lo
nos a exponer sus obras; pero las que datan de aquella época son
Ñexpresión neta de su poder creador en la edad de la juventud, y
evidentemente estaban los dos en desacuerdo como hemos dicho;

e arte que persiguieron, la realización de sus obras comprueba que


to uno comootro fueron dosartistas conscientes de la realización
de sus sueñosdearte; y hasta hoy no han sido superados porlos artistas
que han surgido después de ellos, uno de los cuales solamente, Satur-
nino Herrán, puede equipararse en la realización de su ideal de arte a
Os dos pintores mencionados.
- No podría afirmarse que el arte de Ruelas fuese una continuación
del arte de Boecklin. El arte de este pintor era esencialmente mi-
tológico; la época en que floreció (1827-1901) fue un renacimiento
del antiguo arte griego cantado en las Metamorfosis de Ovidio, y dio
a con su pincel mágico a centaurosy sirenas, a ninfas y náyades,a
nicornios y sátiros, los monstruos de los bosques y los mares, y las
132 RUBÉN M. CAMPOS EL ARTE PANTEÍSTA DE JULIO RUELAS 133
o.

divinidades menores que eran el espíritu de las fuentes y de los ríos,


viñeta a la revista. El espíritu atormentado de Ruelas estaba acorde con
de los bosques y las montañas; y el encanto de la hermosura de sus.
el arte visionario y satánico de Tablada, de quien la juventud turbulenta
nereidas y de sus hamadríadas, aunque éstas fueran mujeres perfectas
'era un maelstróm que absorbía todos los velámenes de púrpura de sus
y aquéllas terminaran en una cauda bifurcada de maravillosa pedrería
ueños naufragados; estaba acorde con el espíritu desolado y supli-
resplandeciente, no obstante andar revueltas con hórridos monstruos
cante de Nervo, el neomístico, que soñaba visiones apocalípticas de
marinos que son una reconstrucción de las serpientes de mar y de los
las que sentía pavor y se refugiaba en la fe perdida como un niño que
fieros tritones cuyas cornamusas anunciaran la música de Orfeo, des-
ha perdido a su madre y se refugia en su recuerdo; estaba acorde con
pertaban placidez en sus agrupamientos de seres fantásticos y salvajes,
revividos por el milagro de su arte que restauró en la imaginaciónla “elespíritu de Atlante del poeta Valenzuela, que sostenía sobre sus hom-
soberana belleza de la animalidad pagana griega, derramando un bros el peso del cielo desplomado de sus quimeras, y que antes de ser
transformado en montaña por haberle mostrado Perseo la Medusa de
sopor de ensueño en las almas soñadoras; mientras que el arte ma-
'su destino, bebía su vino alegremente para sentirse transportado a los
cabro y tétrico de Ruelas es un arte de pesadilla, es el arte de un vi:
lejanos añosjuveniles; estaba acorde con el espíritu revolucionario de
sionario siniestro que confina con el delirium tremens. “Cuando estoy
la legión de escritores agrupados en torno de un ideal, y cuya divisa
acostado sin haber conciliado el sueño con el sopor de los alipuces,
proclamaba lo efímero de la palabra modernista, pues hoy que no han
me decía Ruelas en la intimidad del bar desierto, cierro los ojos y trato
pasado cuarenta añosdel florecimiento de aquella legión de escritores
de dormir, pero no puedo porque veo en la obscuridad grandesser-
que se proclamaban modernistas, esto es, modernizadores de arte,
pientes que se desenroscan en los rincones de mi alcoba, y
son motejados con el nombre derománticos, de atrasados, de ignora-
prestamente me incorporo, me vuelvo a vestir y me salgo a la calle
dos por los ultramodernistas de hoy, los que a su vez serán motejados
hasta encontrar una cantina abierta.” El pintor estaba condenadoal
quién sabe cómo porlos futuristas de mañana, que hallarán románti-
suplicio de sus creaciones hórridas, de sus cuerpos desnudos caídos
cos y atrasados a los ultras de hoy convertidos en pretéritos.
sobre púas, de sus caballeros caídos y atacados por perros hambrien-
Esto viene a comprobar que en arte no hay que seguir el momento
tos; y sus tormentos siguen más allá de la muerte en sus esqueletos
| presente que cae bajo el dominio de la moda. Si el arte es falso será
que luchan inútilmente, en sus monstruos quiméricos de los que no
efímero. Si el arte es verdadero será inmortal. Si ojeamos un catálogo
queda más que la osamenta que llora, o en el placer siniestro del de modas, hallaremosrarísima vez una moda que esté acorde con el
esqueleto sobre el que está a horcajadas la Bella Otero en una cópula gusto del momento que nostocó existir, a la que encontraremos her-
póstuma y macabra. Edgar Poe no imaginó en sus pesadillas siniestras mosa, como por ejemplo los trajes de los mosqueteros de la época de
del pozoy el pénduloy del caso de Waldemar los suplicios espeluznan- Richelieu o de los trajes cortesanos de la época de Francisco I, o de los
tes que imaginó Ruelas en sus fantasías demoniacas que nadie había trajes nobles y plebeyos de la época de los dux de Venecia, o de alguna
tenido antes y nadie ha tenido después. Su arte panteísta puso ojos a otra época que tenga afinidad con la percepción estética de un ojo
los árboles, dio alas a los huracanes, sentidos a los peñascos que oyen los educado en escogery distinguir lo armonioso de lo ridículo. En cambio
temblores de tierra; si acaso su fantasía quería plastizar al Niño Dios, el juvenil desnudo humano siempre será bello, desde las estatuas de
lo dibujaba clavado en una cruz, y para plasmar la inutilidad final de Praxíteles hasta las de Falguieres. El arte de los intelectuales de la Re-
Satanás al ver cumplirse las profecías, lo enclavó en tres montañas vista Moderna no aspiraba, sin embargo, a velar la forma con las
sobre el Valle de Josafat. —draperías de las figuras griegas o etruscas, ni a imponerel gusto del
Tal era el artista dibujante de la Revista Moderna que se prodigó desnudo humanovivo en un país en que todavía no aparecía el des-
dibujando viñetas para ilustrar cuando se le pedía que ilustrara, pues nudoenlosteatros ni en las playas, sino que se conformaba con laudar
Gedovius dibujó poco y solamente su nombre firmaba la preciosa las bellezas clásicas, esto es las que no están de moda y que todoel
carátula que aparecía en todos los números; y otros pintores como mundoencuentra bellas, como las ya mencionadas. Y su dibujante por
Leandro Izaguirre fueron colaboradores que rara vez enviaban alguna excelencia, Ruelas, era fiel en la interpretación de aquel deseo que
134 RUBÉN M. CAMPOS EL ARTE PANTEÍSTA DE JULIO RUELAS 135

rebosaba en sus obras maestras. Recuerdo el asombro de ManuelJosé frecuentaba. “Había que verlo —nos contaba años después Luján—,
Othónal ver la interpretación que dabael artista a unos sonetos suyo; mando se presentaba el Mico en una recepción, muy atildado, muy
“¡Esto es excesivo, es admirable, es magnífico! iJamás he soñado e egante, y ponía en las manos de un criado solícito su sombrero y su
igual”, nos decía, infantilmente orgulloso de que hubiera interpretado bán, mientras un lacayo de casaca, y calzón corto y medias de seda,
la esencia de sus sonetos con semejante lujo interpretativo. “Si Rue recogía su tarjeta y se inclinaba anteél, precediéndole hasta hacerlo
escribiera en vez de pintar, nos eclipsaría a todos: nosotros no valemo entrar en el salón, dejándole el paso libre y volviendo a inclinarse para
nadajunto él”, decía Jesús Urueta cierto día en que elogiábamos unciar luego con vozvibrante:
maravillosas ilustraciones con que ilustró Ruelas el Preludio de Dul. —¡Monsieur Ruelás!”
cinea escrito por Urueta. Y Elorduy, el satírico, el humorista siempre
en contraste con su música melancólica, nos dijo un día en el bar
señalando a Ruelas con el dedo: —Podrá haber otros tan competent es
y tan diestros para pintar como éste: pero uno más fantástico y más
chiflado queél, ¡imposible! y
—i¡No me defienda, compadre! —dijo Ruelas, que era muy suscep-
tible a cualquier crítica, aunque fuera en broma como la de Elorduy,
pero riendo como reíamos todos nosotros. Augurando que Ruelas
moriría pronto, pues su consunción era palpable y todos veíamos que
se extinguía físicamente ante nuestros ojos, aunque su espíritu estu-
viera siempre alerta en una supervisión espléndida, Valenzuela le dijo
un día ante nosotros en una broma macabra, las que sólo se permitía
cuandose hallaba bien servido: “Como a usted no le gusta oír elogios,
los guardamospara cuando esté en su féretro, en una suntuosa velada
de cuerpo presente que le haremos.” Cuando Ruelas, que era muy
oscuro de color, iba entrando en la cantina, donde ya nos hallábamos
nosotros, decía Valenzuela festivamente: “Se ennegrece la situación.”
Y Benamor Cumps,cierto día en que se discutía el color fonceado de
Ruelas, le espetó esta parodia de los versos de Machado a Felipe IV:
“Nadie más cortesano ni peludo que nuestro Mico Ruelas, que Dios
guarde: siempre de negro hasta los pies desnudos”, lo que puso de
mal humoral agraciado, a quien llamábamosel Mico en la intimidad,
pero nunca delante de otras personas extrañas.
Cuando Ruelas fue a París en compañía de su amigo Luján, indagó
quién era el más hábil aquafortista que tuviese el mejortaller, pues su
deseo era estudiar ese arte por el que sentía predilección. Al mani-
festarle su deseo,el aquafortista le dijo que para aspirar a trabajar ese
arte era necesario saber dibujar; y cuando Ruelas le mostró unosdibu-
jos suyos, el artista estupefacto le dijo: “¡Es usted un maestro!” Y en-
cantado de haber descubierto aquel hallazgo le trasmitió su arte, le
abrió su casa y lo introdujo en la sociedad parisiense que el aquafortista
XIX

La vida popular del poeta Luis G. Urbina


—_———A

L POETA Luis G. Urbina pocas veces se aparecía en la redac-


ción de la Revista Moderna porque su amistad íntima con
el editor Reyes Spíndola se lo impedía; desde la ausencia
de Amado Nervo tenía a su cargo la dirección del Mundo
llustrado, y por tanto, no quería tener una diferencia ni menosrecibir
in reproche de su amigo que ponía en él absoluta confianza, pero al
1e sin duda le habría contrariado saber que la amistad que al poeta
ba con los escritores modernistas iba hasta la intimidad. Pero en
to don Justo Sierra, el flamante ministro de Instrucción Pública,
ncorporó al grupo modernista enla dirección delas Bellas Artes e hizo
u secretario particular al poeta Urbina que era su íntimo amigo, la
gua amistad de éste con aquéllos pudo explayarse y fundir en ín-
imas expansiones a los que por causas ajenas a su voluntad no habían
odido hacer vida de camaradería íntima. Luis G. Urbina tenía una
istencia increíble para la intensa vida intelectual y de placeres que
evaba. Por la mañana dedicaba toda su actividad a atender los nego-
ios de la secretaría particular, que eran muycopiosos porque muchos
suntos prefería el ministro tratarlos particularmente dada su índole
ivada, y solamente pasaban a las secciones los asuntos resueltos fa-
orablemente para el numeroso personal que diariamente engrosaba
as filas de los impartidores de la educación. Esta labor duraba hasta las
os de la tarde, hora en la que el poeta salía generalmente con Bena-
hor Cumps y uno o dos amigos solteros que no hacían vida de hogar;
irigíanse al Salón Weber donde encontraban casi siempre a Ernesto
duy, Baudelio Contreras, Nicolás Rangel, y ya sea con estos o con
s amigos, bebían alegremente una o dos copas de coñac para ir a
138 RUBÉN M. CAMPOS LA VIDA POPULAR DEL POETA LUIS G. URBINA 139

despedíanse para atender sus asuntos privados cada cual, y citábanse A este bajo de voz rara
al caer la tarde, en que volvían a reunirse para beber cerveza helada o a quien todos hacen úcbile,
para pasear alegremente hasta las ocho de la noche, hora en que se ya se le acabó el spara
encaminaban al Teatro Arbeu para asistir a las representaciones even. y sólo le quedaelfúchile.
tuales de ópera, de drama o de comedia; al salir deteníanse en el des.
pacho de Sandovalito, el jefe del personal servidor del teatro, donde (Úcbile es un mexicanismo que se dice al hacer burla a alguien
Urbinaescribía la crónica del espectáculo y una vez terminada a vuela 'iseñalándolo con el índice en movimiento giratorio; yfúchbile es otro
pluma para consignar la impresión cálida recibida, se encaminaban a mexicanismo que se emplea para denotar mal olor.)
la Maison Dorée, donde los esperaba ya el dueño de la popular y ele Cuandoel historiador Nicolás Rangel investigaba la vida del drama-
gante fonda para cenar juntos de la unaa las dos de la mañana. Seguía tu rgo mexicano Ruiz de Alarcón para documentar un libro que le
un rato de charla al calor del buen vino, y a las tres de la mañz dedicó, cierto día Luis G. Urbina, al ver que Rangel se encorvaba sobre
retirábanse en un coche a sus domicilios, donde el poeta iba deján una mesa con una lupa en la mano para paleografiar un viejo
dolos para ir después al suyo. Esto no impedía que a las ocho de la uscrito, exclamó:
mañana estuviera de pie, listo para todo servicio y para volver a em:
pezar la jornada que poco más o menos era comola del día anterior. ' Nicolás Rangel, bistrión
Nadie sabía a qué horas escribía sus versos; sólo sus amigos íntimos L del mexicano proscenio,
sabían que iba componiéndolos mentalmente durante el tiempo en ¡ es don Juan Ruiz Alarcón
que viajaba a pie o en coche, pues tenía una memoria prodigiosa, y con jorobay sin ingenio.
cuando había terminado un poema después de retocarlo, lo con:
signaba rápidamente con su letra caligráfica que conservó toda su vida, Otra vez que corría la tuna con Rangel y dos o tres amigos más, dijo
Perola personalidad del Viejecito, como llamábamos familiarmente exabrupto al ver la facilidad con que su amigo se bebía una copa de
a Luis G. Urbina, brillaba en los epigramas que brotaban como por coñac que había sido precedida de otras sin hacerle daño alguno:
obra de magia de su imaginación siempre humorística. Cualquier
detalle cómico o ridículo, cualquier incidente equívoco surgido enla Desdelos viejos tiempos de Tecoac
se ha emborrachado tanto este... bribón,
conversación, era azgado por su ingenio peregrino y devuelto hecho
quehasido, en un diluvio de coñac,
epigrama para gozo íntimo de sus amigos. Cierta vez hizo conocimiento
el padre Noédela prostitución.
con el excelente Antonio Dovalí, quien trataba de anestesiar un contra:
tiempo con copas de coñac que bebía ávidamente, trocando el su-
frimiento en unafranca hilaridad. Luis G. Urbina exclamó exabrupto: Comoera amigo íntimo del famoso dibujante García Cabral, éste no
se enfadó porqueel poeta le dijera un día entre amigos festivamente:
Sandovalito era así,
mitad risa, mitad llanto; Este “monero”genial
y al suprimirle lo san-to : ] de extraña reputación,
apareció Dovalí. - unas veces es Cabral
y Otras veces es ... Cabrión.*
Una noche quecantabael bajo José Silva el Sparafúcile de la ópera
Rigoletto en el Teatro Arbeu, habiendo notado Urbina que ya no re-
presentabatal personaje comoantes, exclamó en un entreacto delante -—*Cabrión era el nombre de pluma que usó durante muchos años un notable publicista mexi-
de sus amigos: Cano, el general Refugio González.
140 RUBÉN M. CAMPOS LA VIDA POPULAR DEL POETA LUIS G. URBINA 141

cuela Preparatoria se amotinaron contra el profesor de historia a quien


no conocían, llevaron su audacia hasta proveerse de naranjas para lan-
dos bandas, uno de comandante de rurales y otro de teniente coronel zárselas; pero fueron dispersados por los prefectos que acudieron, y
de infantería, exclamó en su presencia y delante de varios amigos de “en el momento que unodeellos, un chiquillo de cabellera ensortijada,
ambos: Luis G. Urbina, recogía del suelo una naranja para servirse de ella, un
prefecto le echó el guante para detenerlo, en el momento en que el
¿Comandante de rurales profesor le indicó quelo soltara y lo dejara libre. Don Justo Sierra cogió
y teniente coronel? ¡de la mano al sublevado, preguntándole qué le había hecho él para
Ya lo veas en los ... portales, que procediera de aquella manera, y persuadiéndolo a que nunca se
Ya lo veas enel ... cuartel, 'aliara con una mayoría inconsciente, sino que primero analizara en su
conciencia lo que debía hacer independientemente de los demás, des-
¡Comandante de rurales pertó en el pequeño soñadortal interés y tal simpatía, que en lo
o teniente coronel! sucesivo fue su alumno más adicto, y cuando le reveló que él también
hacía versos, Urbina fue el discípulo consentido del maestro, que com-
Urbina conquistó su popularidad derramando el bien a manoslle- partió la gloria de ver que el joven poeta fue proclamado el más inspi-
nas: así comola fortuna fue pródiga con él, que si no atesoró dinero rado de la pléyade de poetas de su tiempo.
fue porque nunca supolo quevalía el dinero, el poeta fue pródigo con Cuandoel poeta Urbina bajaba las escaleras del palacio de la Secre-
todos los que acudieron en busca de su ayuda, pues a todos los ayu- taría de Educación los menesterosos hallábanse escalonados y no era
daba o con un pequeño puesto que obtenía del ministro para ellos, O raro que se les viera en la acera por la que cruzaba. Al pasar no le
con monedas quesin vacilar sacaba de su bolsillo para calmar neces tendían la mano como pordioseros, sino que esperaban a queél dis-
dades imperiosas que no admitían espera. Los amigos y protegidosdel cretamente sacara una monedade plata y los socorriera saludándoles
Viejecito fueron muchos; y no pocos debiéronle ser conocidos enlas mablemente si no tenía confianza con unos, y humorísticamente si
letras y aun estimados y populares comoescritores, pues el cronista eran sus viejos protegidos. Pobres damas enlutadas a quienes la miseria
ponía de relieve las composiciones poéticas o las produccionesliteras había consumido eran felices cuando el Viejecito las saludaba quitán-
rias de muchachos de talento que habían permanecido inéditos, y 4 dose el sombrero y deslizaba un peso en su manoal saludarlas; viejos
los cuales los editores pagaban sus poemas o susartículos, e invitaban inválidos que soltaban un instante sus muletas para agradecerle efusi-
a algunos de ellos a escribir de planta en sus publicaciones. De es vamente en un apretón de manosel socorro recibido; muchachos bo-
manera fueron conocidos muchachos de verdadero talento con emios que en vez del óbolo recibían una cordial invitación para acom-
RamónFrausto, a quien la Revolución elevaría algunos años más tar arnos a beber una copa y que en la cantina, al despedirse, eran
antes de que cayera en una vorágine quelo llevó al suicidio. No erí socorridos para que pudieran ir a comer a un restaurante: todos estos
necesario ser intelectual para obtener una ayuda del poeta; ayudaba 2 desvalidos de la fortuna que un día les sonreía, partían contentos a
los desvalidos, a los rebeldes, a los menesterosos. Su ojo perspi Saciar su hambre o su sed, felices de habervisto, al menos por unavez,
descubría la verdadera miseria distinguiéndola de la falsa mediocridad que la caridad es bendita cuando el pan se ofrece sonriendo.
pedigijeña; y recordaba con jovialidad los días amargos de su infan:
que nos contaba en forma pintoresca, relatíndonos que de niño
pregonabalas pajarillas de noche, pregón popular de los vendedores
de chicharrones que le convidaban sabrosostacos calientes de carnitas.
Su amistad que llegó a ser íntima con don Justo Sierra provino de
incidente curioso; cierta vez que los alumnos de primer año de la
XX

La fuerte personalidad del poeta Díaz Mirón


—_— A XA

N INTELECTUAL del que hay que hablar a todo trance cuando


se trate de pintar la vida literaria mexicana en 1900,es el
gran poeta Salvador Díaz Mirón. Así como hemosafirmado
que el único pintor mexicano a quien podemosllamarge-
al es Julio Ruelas, así afirmamos que el único poeta nuestro a quien
odemosllamar genial es Salvador Díaz Mirón.La solidez de sus con-

s, la justeza de su ponderación, la música de sus ritmos, la novedad


us hallazgos, le dan incuestionablemente el primer lugar en nues-
tra poesía lírica. Llenó con su personalidad sesenta años, treinta de
cada siglo, de la época que le tocó en suertevivir, y tanto en su juventud
como en su vejez fue siempre el único que hallaba y pulía diamantes
en la mina de que era poseedor.
Por tanto, la Revista Moderna se vestía de gala cuando se enjoyaba

día de fiesta para nosotros. Nadie más recóndito que el poeta para
sus decisiones. Cuando se publicó en Jalapael libro Lascas,la recolec-
ción de los versos de Díaz Mirón, esperada desde hacía muchos años
y en la que todo el mundoliterario creía encontrar los famosos poemas
juventud quele hicieron célebre, el primero en saber en Méxicola
aparición del libro de poemas fue Benamor Cumps, por tener a su
cargo el registro de la propiedadliteraria y artística en Bellas Artes y
haber asegurado el poeta la propiedadliteraria de su obra antes que
saliera a la luz. Benamor empleó la mañana en leer todoel libro, que no
es muy voluminoso,y a las dos de la tarde llevó la noticia a los escritores
modernistas que aún se hallaban en el bar. Al preguntarle su opinión
sobre Lascas les contestó que en su concepto el libro era una joya
literaria, pero no para las mayorías, puesla técnica de la versificación
144 RUBÉN M. CAMPOS LA FUERTE PERSONALIDAD DEL POETA DÍAZ MIRÓN 145
rs
mm

era totalmente distinta de la poesía diazmironiana que había heche nunca le pedían permiso para reproducirlos, y estallaba en indignación
famosoal poeta desde su juventud. Era un libro para artistas, no par: cuando veía una errata en ellos, por lo cual prefería no leerlos nunca.
grandes públicos; y el editor que pagó una fuerte suma por acapara; "Cierta vez que en el Hotel Iturbide le elogiaba yo su bellísima elegía a
la edición, aunquela pagó conlibros de su librería, no se indemniz: su hija muerta en flor, y musitéla frase “que el aura errante se me voló.
seguramente en breve plazo. Díaz Mirón conquistó de un golpe / obscura” corrigió prestamente, pues no toleraba la menor variante
fama con sus maravillosos versos de juventud, en el buen tiempoen su memoria prodigiosa. Otra vez que en la redacción de la Revista
que no había mexicano intelectual que no declamara las estrofas A Moderna, Díaz Mirón analizaba la personalidad del gran poeta ar-
Gloria y muchos otros poemas bellísimos por la forma artísticamente geritino Leopoldo Lugones, aproveché una pequeña pausa para in-
repujada, pues el poeta forjaba sus versos a martillazos como Vulcano sinuar: —Lugoneses el único poeta que dice hoy lo que nadie antes
las armaduras, o cincelaba sus estrofas como Benvenuto sus maravillo. que él ha dicho. — ¡No he dicho yo otra cosa! —contestó volviéndose
airado. Cuandose estaba ante Díaz Mirón teníase la convicción de estar
frente a un hombre. No admitía réplicas ni sufría interrupciones: habla-
ba excátedra, magistralmente, porque tenía la convicción de que era
íntima convicción de que ha sido hasta hoy el que mejor ha repre: él quien hablaba. He contado en otro libro cómo una vez a las ocho
sentado los ímpetusy las inspiraciones del alma mexicana. Díaz M: de la noche encontróse con el poeta Luis G. Urbina a la entrada del
era el alma nacional, era la encarnación viviente de nuestro orgull Hotel Iturbide y comenzó a hablar: dieron las diez, dieron las doce,
de nuestra altivez, de nuestro pundonor, de nuestra dignidad intacta,d cerraron el hotel, y cuando volvían a abrir a las cinco de la mañana,
todo lo que una nacionalidad tiene que guardar y hacer guardar, para Díaz Mirón notó que el poeta Urbina se caía de sueño, de cansancio y
merecer el derechodeser libre. Ninguna flaqueza, ninguna vacilación defrío, y quitándose su abrigo se lo puso misericordiosamentedicién-
en desafiar al destino e ir rectamente hacia él aunque nos cueste la dole: —Parece que ya es tarde, vete, ya hablaremos despacio. —Y Ur-
vida, porque a una vida sin honor es preferible mil veces la muerte bina salió como un sonámbulo.
Éste era el credo formidable del poeta, ésta fue la línea recta que se Su erudición y su poder retentivo eran asombrosos; sabía de
trazó en su existencia, ésta fue la divisa que ostentó enla frente siempre memoria poemas íntegros de Byron, de Hugo, de Leopardi, de Schiller,
alta, y que le costó persecuciones y cárceles, calumnias y traiciones, y los recitaba cada uno en el idioma en que estaban originariamente
maledicencias y odios: todo lo desafió, todo lo sufrió, y de todo salió escritos y cuandose le preguntaba si conocía tal pasaje de Shakespeare
vencedor con el cuerpo lleno de heridas, sin hipérbole, pero con el contestaba prestamente “icómo no!” y hacía gala de recitar el pasaje
alma resplandeciente y nítida. íntegro en inglés. Es el único poeta que me ha sido dado conocer, que
Para nosotros era un semidiós, era un hégos que había desafiado yy viva la vida de su poesía. No vivía más que con ella y para ella. Las
pasiones humanas que había desencadenado en su múltiple vida de
Aquiles, tuvo al fin que pagar tributo a la ley inexorable de la naturaleza político, siempre afiliado a las izquierdas en la Cámara de Repre-
aunque más feliz que los héroes antiguos tuvo tiempo de cincelaf sentantes, siempre enla lista de redactores de la prensa de oposición,
pacientemente sus maravillosos versos durante largo tiempo, pues siempre actor en lances de honor, siempre actor en pendencias juve-
había de morir a los setenta y cinco años. Tal confianza tenía en su' niles de amor, siempre como vengador de agravios o defensor de ino-
longevidad, que jamás le preocupó hacer una edición definitiva de sus: cencias, asumiendo siempre el papel de Don Quijote, de Cyrano de
poemas, ni recoger una por una las producciones que fue regando a Bergerac o de Beltrán Dugiesclin, su orgullo era estar convicto de ser
través de su vida. “Yo soy como un árbol que se cubre de hojas en la - reconocido comoel Caballero Bayado, sin miedoy sin tacha. Pero todo
primavera, las suelta y no vuelve a acordarse de ellas”, decía cuando desaparecía cuando recluido en sus soledades de Jalapa, donde no
se le preguntaba si recordaba tal o cual poema que había escrito. hablaba con nadie ni visitaba a nadie, vivía íntimamente la vida de su
Despreciaba olímpicamente a los reproductores de sus versos qué poesía. Entonces era cuando escribía estrofas tan bellas comoésta:
146 RUBÉN M. CAMPOS

Y el tránsito del tiempo me consume


entre mirra floral y tiorbe insume.
y en predio propio versifico y planto;
que reputo divino el don del canto XXI
y preciso el silencio del perfume.
Fraternidad de otros artistas con la Revista Moderna
Esta es la imagenfiel del altísimo poeta ajeno a la vida exterior, como
si dedicara sus largos descansos en los aledaños de la ciudad delas
flores a lavarse del contacto del mundo,a bañarse en las aguas lustrales
de la belleza diáfana que todo lo purifica, y surgir rejuvenecido con
nuevos bríos para saltar a la palestra de los torneos políticos, pues su
espíritu era una dualidad de soñador y espadachín, y su orgullo más
OESPOSIBLE recordar, después de más de treinta años, todos
ilustre era llevar siempre enhiesto su penacho como Cyrano, después
los nombresde los intelectuales y los artistas que tuvieron
de vencer a un adversario en un encuentro rimado en verso.
gratas afinidades con los escritores de la Revista Moderna,
durante la década en que fue la palestra del pensamiento
que trataba de renovar los viejos moldes del arte romántico. Nos acor-
damosal acaso de algunos escritores que honraron con su presencia
las recepciones, o que fueronvisitas gratísimas en la intimidad, o que
participaron de las horas fugaces y encantadoras del bar, adonde iban
a sellar con copiosas o parcas libaciones, según la austeridad la jovia-
lidad del amable visitante, esa amistad que entre los artistas nace y
crece bruscamente hasta convertirse en fraternal.
Recordamosen juvenil evocación la jovial estancia por primera vez
en México del poeta argentino Manuel Ugarte, con quien nos unía ya
una amistad nacida por correspondencia. Venía de París, donde residía
entonces, y fiel amigo de la tradición romántica traía consigo a Mimí
Pinsón, a quien paseaba por nuestros bosquesy nuestros valles cuando
le dejaba tiempo libre la asidua concurrencia a las reuniones de los
escritores. El poeta Valenzuela lo recibió con los brazos abiertos, como
todos nosotros, y el che adolescente que aún no tenía necesidad de
rasurar su bozo para aparecer imberbe, participó de nuestros ágapes
y nuestras faunalias con franca cordialidad. Su ideal era acaudillar,
comoel Ariel de los moabitas, una cruzada de Sur contra Norte, tarea
de Atlante para sustentar en sus hombros un nuevo mundocuyo equili-
brio cada vez se complica más, pero que entusiasmabaal joven escritor
que dejó un grato recuerdo entre nosotros durante su larga perma-
nencia que los supervivientes recordamos con cariño. La escritora y
poetisa María Enriqueta Camarillo, a quien ya citamos, recién casada
con el historiador Carlos Pereyra, dejó también un grato recuerdo de
148 RUBÉN M. CAMPOS FRATERNIDAD DE OTROS ARTISTAS CON LA REVISTA MODERNA 149
e
o.

su estancia en México, adonde vino del Edén de Coatepec, su tierra lina entonación lacrimosa que tenía mucho de cómico, pero con la
nativa, antes de ausentarse con el escritor que hoy es un insigne his- me hacía sentir hondamente los toques fuertemente humanos de su
toriador de América y que reside en España. Francisco A. de Icaza volvió pesía interior. José I. Novelo, sentido y armonioso versificador, en-
de Madrid a México en vacaciones de diplomático cuando era, según' stábase con los escritores recitando sus lindos versos que le conquis-
la frase de Rubén Darío, un poeta que México le había prestado a án un lugar distinguido entre los parnasianos. Antonio Mediz Bolio
España mientras ella tenía uno propio, pues sabido es por las gentes conquistaba a la sazón un alto rango con su bello poema “La casa
de pluma que después de Campoamor y Núñez de Arce pasaron al- Montejo” en un certamenliterario que le abrió las puertas de la
gunos años antes de que surgiera en Españala brillante pléyade de fama como poeta de primer orden. José Gómez Ugarte, que se con-
poetas de primer orden que vino después, Salvador Rueda, los quistaría después un lugar distinguido en el periodismo mexicano, en
Machado, Marquina, Villaespesa, Jiménez y otros. Icaza participó en edad juvenil escribía bellos poemas que lo hicieron distinguirse en-
las fiestas campestres de Tlalpan; recitaba sus versos preciosos ante pe los escritores de la capital, y asistía a las fiestas de arte, como la
muchachas sencillas y poetas exquisitos, y abrió un paréntesis en su recepción hecha al actor Ermete Novelli, feliz de sentirse entre artistas
vida cortesana como embajador de las letras, para pasar con nosotros 'en un jovial compañerismo. Álvaro Gamboa Ricalde venía también de
una temporada deliciosa. Enrique González Martínez vino de Sinaloa Yucatán a gozar en grata camaradería el juvenil desbordamiento de en-
a conquistar su nombre de poeta de la pléyade modernista, y tanto le tusiasmo que caracterizaba las reuniones cotidianas de los artistas que
plació su vida entre ella, que se quedó en México dondese distinguió dejaban pasar la vida. Jesús F. Contreras, que había vivido inten-
porsu filiación en las letras francesas hasta descollar como escritor de “samente su vida de escultor cuando modelabaen los talleres preciosas
primer orden en México. Análoga finalidad vino buscando el poeta * modelos cuya hermosura aprendió a plastizar para encanto de nues-
Rafael López, de Guanajuato, que acabó por ser uno de los familiares “tros ojos; no obstante estar después mutilado de su brazo derecho en
de la Revista Moderna en los últimos días del poeta Valenzuela. Luis ¿plena juventud, corría tras los becerros de Tlalpan pretendiendo
Rosado Vegaera ya desde joven un excelente poeta de Yucatán a quien jinetearlos y manganearlos con una mano,en efímeros arrebatos juve-
dio fama su primer libro de versos y que participó de la vida literaria 'niles. El pintor don Félix Parra, con sus luengas barbas blancas de
de México durante sus estancias en la capital; y ha continuado desde “abuelo, mezclábase con juvenil entusiasmoa las fiestas campestres en
entonces haciendo viajes constantes de Mérida a México y viceversa. las que hacía con calor la defensa del procedimiento artístico en el que
Federico Gamboa optó por publicar sus novelas en libros, en vez de fue un maestro. Ricardo Castro, el compositor y pianista de primer
prodigarse escribiendo en periódicos o en revistas, predilección con. orden, gozaba al mirar con sus ojos abstraídos tanta alegría que se
que se conquistó el nombre de novelista; pero cuando venía a México" desbordaba en torno, cuando solía presenciar el expandimiento de
en vacaciones de diplomático integraba el grupo de laRevista Moderna “gentes afines a su pensamiento de artista exquisito. El viejo compositor
dondeera feliz, porque todos los escritores lo estimaban y lo querían: Julio Ituarte, hermano del poeta Alberto Ituarte, veía reproducirse en
bien por su gracejo ingenioso de platicador incansable. Manuel Puga la vida de la nueva generación de artistas su vida feliz cuando compartía
y Acal venía raras veces de Guadalajara a México en viajes de placer con Tomás Leónel júbilo de revelar la música de Chopin ante públicos
intelectual; pero como también en Guadalajara se vivía la vida del bar, que no habían sabido hasta entonces lo que era el arte musical del
instalábase a diario con los modernistas para pasar regaladamente las incomparable romántico. Adrián Guichenné sentábase al piano para
horas y departir con ellos en pláticas amables en las que tenía la palabra acompañarse bellas arias de las más famosas óperas, pues su cultura
con el derecho de su cultura literaria adquirida en París. Alberto Ituar- 'Musical, que compartía con su hermano Enrique Guichenné, también
te, aunque por predilección hacía una vida bohemia con amigosiletra- "Pianista y cantante que ha prodigado la educación musical, le permitía
dos en frascas perpetuas, tenía predilección por aparecer en la reunión cantar en varios idiomas con la misma perfección e igual emotividad.
de los escritores de la revista, adonde fue invitado para leer su tragedia "Gustavo E. Campa, el maestro en música, asistía plácidamente con-
Medea y con frecuencia pasábase las horas recitando sus poemas con. 'tento a las expansiones que contrastaban con su austeridad, pero ante
150 RUBÉN M. CAMPOS
ad

las que dejaba correr las horas, feliz de reflejar emociones que venía
a sentir un poco tarde. Carlos J. Meneses, el conductor de orquesta a
quien se debió nuestra educación musical por medio dela ejecución XXII
de todas las obras maestras de música sinfónica desde Bach hasta De--
bussy, sentíase también feliz cuando se asomaba a alguna de aquellas Las faunalias de los intelectuales de la época
fiestas peregrinas que su pulcritud no le permitía frecuentar. Alberto
Flachebba, compositor que desde muy joven ha pasado su vida de ——— AAA

artista en México, era feliz cuando acrisolaba impresiones de arte en


la vida intensa del bar, las que después haría arte puro en sus bellas
óperas puestas en escena en nuestros teatros de primer orden. Pedro
Valdés Fraga, que venía de su tierra Coahuila, habíase identificado con
la vida artística mexicana y tocaba espléndidamente su violín en las A MANODEHIERRO que tenía en un puño a la República no la
veladas de arte en que su talento de compositor era reconocidoal tocar ponía en tal aprieto que no pudiera andar. A veces la vida
sus bellas danzas. Estos y otros artistas que en otra parte hemoscitado, disipada de la juventud de entonces, especialmentedela ju-
hicieron de la vida literaria de México una época dichosa que todavía ventud intelectual, a cuyo estudio se contraen estas notas
es recordada con cariño por cuantos la vivieron y por aquellos a que son la verdad pura, echaba una canaal aire y sacudía el ostracismo
quienes se ha trasmitido su memoria. a que habíasele relegado sin que se le tuviese en cuenta para nada. El
Pero quien evidentemente mantenía el fuego sagrado delos artistas "grupo quese cernía en las alturas políticas despreciaba a los intelec-
en aquella época era nuestro amigo don Jesús E. Luján. Su generosi- tuales porque a su juicio no servían para nada más que para perderel
dad, de la que nunca hacía alarde, su indiscutible buen gusto, su tiempo en componerversoso frases sin objeto, acaso sin sentido, por-
aplauso presto a todo esfuerzo artístico premiado con la ganalura de que les estorbaban y no laudaban la obra de expoliación a que estaban
la producción, diéronle la primacía en nuestra estimación. Era el lazo entregados en su acaparamiento de todaslas fuentes de riqueza de la
de unión de todoslos artistas que se agrupaban en torno suyo; toda nación; y otro grupo que los estimaba aunquelos rehuía, era el que
iniciativa que surgía de él mismo, comola erección de un monumento -conspiraba ocultamente soñando con derrumbar el formidable poder
al Duque Job quesi no se realizó no fue por culpa suya, comoel envío sólidamente arraigado en las entrañas de nuestra tierra, antes de que
de José Juan Tablada al Japón, comola realización del primerviaje de un David viniera a derrumbar con una piedra de su honda a aquel
Amado Nervo a Europa, comoel traslado de Julio Ruelas a París, donde Goliat indestructible, y a probar que el tronco secular, como el de
murió el insigne pintor, eran rasgos de desprendimiento suyo que cum-. nuestras cácteas, estaba apenas arraigado a flor de tierra. Los intelec-
plía con la mejor voluntad, y llevaba feliz la vida bohemia que llevaban tuales, pues, hallábanse aislados, no habían sido incorporados a
sus amigos, sin que esta fraternidad le impidiera manejar una gran ningún partido político, esto es a la vida mexicana, y como una re-
fortuna a satisfacción de quienes la habían puesto en sus manosy que vancha de su aislamiento, habíanse ligado para llevar una vida de
recibieron los beneficios que todavía gozan, del hábil manejo que de placer, fenómeno que se observa siempre en las épocas de decadencia;
ella hizo el irreprochable caballero. Cuando hubo cumplido su misión, y para ampliar su radio de acción ligáronse estrechamente con músi-
libre y contento, fuese a vivir a París, donde gozó el premio de ver cos, pintores, escultores y arquitectos para realizar juntos las más es-
deslizarse su vida en una felicidad parsimoniosa que ha conservado tupendas faunalias que sin embargo quedaron inadvertidas hasta para
por muchos años hasta llegar a una vejez feliz. la policía, que jamás intervino en ellas porque nunca dieron lugar a
escándalos ni a infracciones del orden en ningún sentido. La comisión
de propaganda del núcleo organizador de las eutrapelias iba anun-
ciando el acontecimiento un día antes de la fecha convenida por des-
152 RUBÉN M. CAMPOS LAS FAUNALIAS DE LOS INTELECTUALES DE LA ÉPOCA 153

pachos, oficinas, talleres, con una frase convenida que era comoel ifa que cada una de las muchachas fuera a dar a los brazos de todos
“ábrete sésamo” de los cuentos orientales: “Mañana sábado a las d ista que encontrara uno que fuera de su agrado, con el cual tenía el
frente a Palacio.” Y el curioso que hubiera observado en un flanco de “echo de aislarse para que nadie se la quitara. Cuando las cazuelas
precioso jardín rebosante de inmensos árboles que era entonces el ían sido recalentadas, la cerveza puesta en el hielo estaba enfriada
Zócalo, habría visto un carro eléctrico aislado en un escape de la vía elpulque curado de piña comenzaba a fermentar, todos estos prepa-
férrea, amparado con el rótulo que decía “especial” y cubierto con tivos hechos a un tiempo, el maestro de ceremonias, que general-
cortinillas blancas, en el cual iban subiendo, conformeiban llegan ente era el pianista Moctezuma, alma de la reunión, entusiasta por
dos o tres amigos joviales, correctos, una mamá con cuatro oO cince idos los vicios, el más popular aunque fuese el de más ilustre
niñas que el observador perspicaz notaría que eran casi de la mism bolengo, todo el mundosentábase a la mesa que era como un alero
edad, entre los treinta y los veinte años, esto es entre la culminaci pichones en que los machoscortejaban en un constante currucucú
y la juventud; seis o siete músicos portadores de sus instrumentos,q hembras de amor, colocadas cada unaa látere de su galán, y daba
subían discretamente ocultándolos en sus cajas, con excepción di cipio aquella famosa comilona que era una exposición de galan-
músico del contrabajo que, no pudiéndolo ocultar, lo izaba recogiéns a, de buen humor y de amartelamiento recíproco, pues el galán
dolo de las manos del cargador para esconderlo dentro del carro a aba la copa antes de ofrecerla a su compañeray ella lo besaba a él
miradas curiosas; una caja de botellas de coñac Gautier aún lacrada y es de beberla; los ricos bocados escogidos de un platillo eran ofre-
sellada, una barrica de cerveza, cristalinos bloques de hielo, y, cui dos poniéndolos en la boca amada, y los pequeños sorbos en las
dadosamente tapadas, grandes cazuelas de arroz con pollo, de mole copas de vino de las muchachas contrastaban con los vasos espumosos
de guajolote, de chiles rellenos, y dos cajones de barbacoa bien en: cerveza y los vasos de neutle de piña de los hombres, bebidos de
vuelta en pencas de maguey. A
E
golpe, “sin chacualiar”, según la expresión popular netamente fol-
Pero lo curioso era que además delos artistas, iban llegando también órica de una acción heredada sin duda de los antiguos mexicanos.
sus amigos íntimos, graves magistrados, senadores de edad provecta a alegría había subido de punto, porque las risas argentinas de las
los que les gustaba el gusto, y que celosos de su conducta intachable ujeres se acordaban con la risa de saxófonos de los hombres, se
procuraban subir a escape para que no los vieran. Una vez que las dos ritaba, se reía, se comía, y se bebía sin cesar; los escanciadores giraban
O tres familias de muchachas casaderas habían subido, el carro partía nstantemente en torno de la mesa llenando los vasos vacíos, mien-
como los buques de guerra, con rumbo desconocido, y en cuanto s los platillos eran pasados de mano en mano para agasajar a las
habíase puesto en movimiento, un experto desclavabala caja de coña mas y después quedar servidos los hombres. Los rostros se arrebo-
con un perico de acero, y de sendas fundas de paja surgían las bote an cual si reflejaran la aurora de la felicidad; los arrullos de paloma
que prestamente eran descorchadas, para llenar pequeñas copitas que e las amorosas eran cada vez más sugestivos, más provocativos, más
eran ofrecidas primero a las damas y después chocadas una contra otra usicales. Las calorías de las viandas y de los clemoles, de los jugos
por los hombres para desearse salud, según la costumbre mexicana. fermentados de las uvas, del lúpulo y la malta de la cerveza y del fra-
En cuanto el carro había salido del primer cuadro de la ciudad, la te zumo de los agaves, daban a la heterogénea concurrencia una
música irrumpía a tocar gayamente, mientras las copas menudeaban moniosa pariedad de enervamiento, de dulce sopor en el que va
en una ronda incesante y la alegría brillaba en los ojos rientes de las declinando la ascensión llevada al clímax del deseo que todo lo em-
muchachas y gorgeaba en las sonoras risas de todos. Después de una: bellece y lo enaltece, que en el faisán dorado es grito de amor para
hora deviaje llegábase a un lugar ameno y bien amurallado escogido: aer a la hembrita gris y triste, y para el hombre aún cuaternario es
de antemano, como el Tívoli Veneciano, de Popotla; y tras de desem- visión de Galatea divinizada en el ojo de Polifemo. Para los mexi-
barcar los menesteres para el almuerzo que eran instalados en un lugar tanos descendientes de los aztecas de médulas electrizadas, no existía
adecuado, y de preparar una amplia mesa cubierta con albo mantel y más obsesión que el embarque para Citerea, el viaje del que no se
regada de pétalos de rosa, abríase el baile con una danza calabaceada quisiera volver, el paréntesis de la vida en el que radica toda su am-
154 RUBÉN M. CAMPOS

bición, la embriaguez ante la cual no es nada la del vino, el soporep


el que se olvidan todas las miserias de la vida, la fusión de los dos polos
de la que surgirá la chispa de la vida o la descarga dela felicidad, que XXI!
apenas estalla cuandoya está fundida.
La alegría decreciente reavivábase cuando la primera pareja sele: El poeta Manuel José Othón enel bar
vantaba de la mesa para reanudar el baile interrumpido; y como po KE —Á
encanto, todas las parejas sentían el mismo deseo de bailar, de estre:
charseella y él entre sus brazos, el uno al otro, de vencer conla agilidac
de la juventud la pesadez de la combustión inyectada; y las parejas
danzaban ágilmente, a pesar de la lasitud enervante, mientras lo;
criados deshacían las mesas, llevábanse trastos y copas, para despej;
el vasto salón que pronto se transformaba en salón de baile, bajo la UANDOEL TURBIÓN deamigosentró en el Salón Bach, ya estaba
constelaciones de focos eléctricos que realzaban la exuberancia vic yo instalado en una mesita, solitario y abstraído frente a mi
de aquella bacanal en la que las ninfas, aunque coronadas de pá bock, hojeando númerosdela revistaJugend y holgándome
panosy de amapolas bermejas, no dejaban de ser mujeres bellas, hamz en los rasgos rudosy firmes del nuevo arte tudesco,sin poder
dríadas que se bañaban desnudas en las fuentes y oréades que e escifrar la hermosura de los caracteres góticos y arcaicos en una re-
plendían desnudas bajo el peplo de sus cabelleras desceñidas al s vista en que flameaba el lema de juventud.
mientras los machos tornábanse caprípedesa los ojos turbios de Bac “Entraron con sus risas locas, con sus chambergos de pieles, con
que no veía nada, a quien no le importaba nada la solución perenn y cargamento de libros y folletos bajo el brazo, las corbatas ram-
de su obra, y empuñabael carquesio henchido de mosto para salud; tes, los ojos rieladores, el bigote mosquetero al viento,la alegría
embriagado la vida que pasa. vivir como bandera desplegada —ellos que en sus poemas y en
Al anochecer todas las parejas habían desaparecido, no se les encon cuentos maldecían de la vida—, y se abatieron como grallatoras
traba por ninguna parte; y nadie habría osado apartar a un lado, par ÑÑ una mies, en torno de una mesa amplia adonde acudieron los
hallarlas en la penumbra de las glorietas rústicas, al niño Amor qu 10ZOS solícitos, conocedores de la propina espléndida. Instaláronse
velaba sonriente con un dedo puesto sobrelos labios. pliamente, cómodamente, regaladamente, como para la larga
ión diaria, y ajenos a las miradas iracundas de los hulanos acuchi-
Os en sus rostros purpúreos y cuya cresta se encrespaba ante la
ía altisonante de los latinoamericanos turbadores de su hipo-
dria de lupulófagos, pidieron al acaso: “...¡Coñac!... ¡Cerveza!...
lerez!... ¡Rhin!...”
"De entre la granizada de voces, retumbó una como un cañonazo:
-—¡Un Torreón!
Yo no había sido visto, y en ese instante me levantaba de la mesita
lara pasar al cónclave vi salir aquel grito, como un fogonazo de un
Áañón, de un pecho rudoy rauco, ancho y recio, busto magnífico de
na cabeza segada al rape, sólida y salvaje, donde ardía un pen-
iento candente que fulminaba en unos ojos rampantes, de locura
traída, suspendidos sobre una nariz de águila y una boca fina, de
grama, que el amor plegaba por acaso con el cosquilleo de sus alas
156 RUBÉN M. CAMPOS EL POETA MANUEL JOSÉ OTHÓN EN EL BAR 157

en las comisuras sardónicas y donde la amistad ponía un amable rict igorizábase al golpe de ola de su sangre mora, entre el humo agresivo
de atracción en aquel conjunto enérgico de rasgos nerviosos. le sus cigarrillos egipcios. Ruelas, con los ojos semicerrados en una
Unarisa general acogió la petición extraña y la estupefacción de incelada, reíase por dentro, los dos brazos acodados a la mesa y el
mozo que preguntó vacilante qué era lo que se le había pedido. eterno cigarro entre los dedos, bebedor silencioso, el más fuerte de
—i¡Un Torreón, animal! —tronó el iracundo, y luego, contagiad todos en arte y etilismo, “el gavilán sagaz” como lo apodaba Urueta,y
por la eclosión jubilosa, explicó generosamente el brebaje: b in perder detalle de Othón, a quien no perdía de vista, escuchaba
mezcladoal tequila, aguardiente del país; y el mozo, encogiéndose€ regocijado sus grandes voces estentóreas, las exclamaciones dramáti-
hombros, fue a traer lo que se le pedía. de quinto acto del poeta siempre en acción comosi fuera uno de
En ese instante me incorporé al cenáculo, y al vermellegar, Valer “sus propios personajes; y en la llama apagada de sus ojosleía yo la
zuela, nuestro guión, lanzó una exclamación cogiéndome bru satirización del obcecado: el despojamiento de la envoltura carnal de
camente porla solapa y encarándome, no que presentándome, cone 'su víctima, y la peroración altisonante de un esqueleto. Jesús Con-
poeta: treras, con el cabello y la barba en rebelión, los ojos húmedosy cinti-
—i¡Mirá, bárbaro, nos faltaba éste! y "lantes, el gran sombrero de astracán, en el que instintivamente se bus-
El poeta, sorprendido en un ataque de tos por el acceso deris; “caba la pluma artagnanesca, oblicuamente hundido hasta la ceja
volvióse hacia mí congestionado y risueño, aguzó la oreja tard: “irónica, el perfil hermoso, oleado de luz, resplandecía en eclosión devida,
poniendo la mano de tornavoz, y al oír mi nombre se levantó de un ¡bebía ávidamente, como si presintiera que su vida tenía prisa de ser
salto, y sin más preámbulos me abrió los brazos. “vivida, como si su sangre tumultuosa lo espoleara a lanzarse asido a
—¡Cómote va, hombre! ¡Eres mi camarada y mi amigo, eres mi he las crines de su hipógrifo destino, raudo, altivo, fiero, orgulloso de su
mano! ¡Siéntate! ¿Qué bebes? ¿Por qué no habías venido?... ¡ "¡superioridad sobre el ejército obscuro de artistas que vivían de las
Y yo, en plenitud de contento, porque aquel poeta meera bien cart “centellas desprendidas de su fragua de oro,el favorito, el consentido
y altamente estimado, y así habíaselo dicho en una impresión de art de la voluble fortuna que habíale cedido su rueda poniéndole una
con mi juvenil arrebato apasionado,fui sentado a su diestra, en intimi venda en los ojos para que la echara a rodar a su ciego albedrío...
dad fraternal, en la venturosa expansión del bar donde dejé mijuven: Todos resplandecían de felicidad al ver a Othón ensartandola sarta
tud, pues sé por una larga y fuerte experiencia que no hay nada qué de cantáridas de sus cuentos eróticos, salpimentados de uror sádico;
ligue y fraternice más a los hombres de buena voluntad como él 'pues el poeta era un visionario perpetuo del sexo atormentado porlas
vigésimo vaso de un buen vino. púas de fuego del deseo, medularmente condenado a sentir el
Bebimos a nuestra salud, copiosamente, como grandes bebedore: espasmo ideal de los enfermosdesatiriasis. Su etilismo prestaba alas
delante del Eterno, maravillándome a mí la amplitud de satisfacción desenfrenadas a su imaginación delirante, y lo más florido de su De-
que blasonaba aquel intemperante, que chasqueabala lengua comosi 'camerón propio salía a flor de espuma del lúpulo que es el evocador
paladease ambrosía y que regocijaba con ello a mis amigos que y por excelencia de la fiebre sexual, y los duendecillos amorosos
habían descubierto sus excelencias y genialidades con su sagacidad danzaban en sus ojos rientes y traían en coro alado a las ninfas des-
intelectuales. Couto resplandecía. Su cabellera florida desbordáb * nudas de los bosques para servirlas calientes a las fauces succidoras
en vedejas de agnus del pequeñofieltro calañes comolo dibujó Ruelas, del ogro como un exquisito manjar de amor. Y el bebedor chasqueaba
y su corbata negra plegábase pintorescamente debajo de su mano sen la lengua a la evocación atrozmente sensual, se estiraba sobre sus pier-
sual en que sostenía su rostro barbilindo, de ojos picarescos de rapaz: nas ya inseguras al andar cual sobre ascuas, pasaba su mano regalona
Tablada, con su bigote de Fieramosca, los ojos ardientes, epigramático sobre su cabeza segada al rape, voluptuosamente; sacaba su enorme
y sutil, en plena combustión de ingenio,satirizaba implacablemente y pañuelo de hierbas con el que se sonaba estrepitosamente, cualsi
poeta rústico con perífrasis semejantes a un vuelo de abejas áticas irri: fuese a hacer la policía de todas sus mucosas porla nariz, y aligerado
tadas, y su perfil, que en un tiempo bien pudo ennoblecer una meda de la perpetua obstrucción de sus vías respiratorias que era su tor-
158 RUBÉN M. CAMPOS EL POETA MANUEL JOSÉ OTHÓNEN EL BAR 159

mentoy su castigo, inhalaba con fruición el aire pesado del bar, como fango de su estupidez como un hipopótamo, el cerebro embotado, la
si fuese el más puro ozono, y regodeado en su ánimo porel latir gene. lengua torpe, el rictus paralizado por el espanto de bosquejar una
roso a su corazón contento, rejuvenecido porel látigo previsor del sonrisa en una faz que ya no es humana;otros,los jóvenes, los fuertes,
alcohol que truena en las orejas del bruto lanzado en la carrera y que los aún no intoxicados, bebiendo a la ventura, por imitación, por matar
trazará después un surco de sangre en su espaldasi fatalmente va a ser el tiempo, inconscientes de su largo y lento suicidio, de su fatal pro-
vencido, reaccionaba súbitamentea la inyecciónartificial de vida y con greso morboso, de su herencia inexorable del ancestro desconocido,
gran aparato cómico de exclamaciones estentóreas comentabael rasgo del que no se cuentan sinolas virtudes como honray prez genealógica;
de ingenio de Valenzuela o de Tablada que, aprovechando la breve pero del que se han olvidado tras de ocultarlos, los vicios del aventure-
tregua del poeta fatigado momentáneamente, habían aventajado su ro conquistador de un hombre a puñetazos, para saciar apetitos con-
ingenuidad rusticana con un dardo de fuego de su ingenio pecaminoso tenidos toda una juventud, y luego soltarlos como jauría de hienas a
no menosurente que el de Othón. saciarse en los despojos de un combate ganadoenlas tinieblas. Todos
El bar habíase henchido de un vahocaliginoso y dorado, una atmós- privados de analizar su oprobio, todos aturdidos, todos engañados,
fera que opacaba las luces estelares de los focos ardientes; Zarín,el todos creyéndose poseedores del olvido, todos envanecidos de haber
cantinero, triunfaba con su fez roja cuya bellota llevaba el compás de hallado el remedio de su mal, y todos desgraciados.
sus movimientos vivos, con su mostachoal viento, sirviendo la mil y ¡Pero ahora quién iba a pensar en eso...! Los intelectuales se daban
una copadel día con mano firme, locuaz y familiar con los bebedores un festín de ingenio, rodeabanal recién venido y descorchaban en su
que acudían a atizar su sed sempiterna, la sed que seca las fauces del honor los frascos poliédricos de su ingenio para que ascendiera en
bebedor mientras más alcohol acumula en su estómago. Y de todos burbujas de oro el vino espumante y generoso de sus escarceos
los ángulos brotaban risas locas, discusiones acaloradas, conversacio- “juglarescos, de corte de amor galante, de cenáculo de iniciados en el
nes ágiles, el espíritu del vino transformado en sprit, la bella faz del encantamiento magodela palabra; y el poeta dejábase mecer en aquel
primer periodoetílico, la etapa de la fraternización y de la expansión, adormecimiento deleitoso y malsano, atrayente como un canto de
el aturdimiento momentáneo de las penas roedoras, el paréntesis del sirena, halagador como un presagio, premiador de su larga soledad
pensar que dobla los años, el mal de nuestra raza debilitada y enferma meditativa dehombre de las landas, caído como un meteoro incen-
de nerviosdelira y sensibilidad histérica, que ponela lente de su imagi- diado del cenit y dejando un surco rutilante y espléndido de su paso
nación hética para agrandar sus contratiemposdiarios, el pretexto para horadador del corazón de la noche. Y poco a poco sumergíase en un
acudir al bar como un refugio de su debilidad ingénita, de su pobreza lejano ensueño... su infancia solitaria en el villorrio nativo, su adoles-
intelectual, de su apocamiento insensible anulador de su voluntad; de su “cencia pasada entre el libro de estudio y el placer plebeyo que no
exasperación para reflexionar en los deberes odiosos por tranquilos, el premia; su juventud desencantada de poeta desconocido e ignorado
hogar, la familia; de su rebelión ante la voz interna que le avisa que su en sus años vegetativos, los años mejores, consumidostras los pupitres
memoria flaquea, que su inteligencia se nubla, que sus facultadesintelec- curales como cuestor o como árbitro... y lentamente una contracción
.tuales no reaccionan ya por sí solas como en el buen tiempo en que el de amargura indomable aparecía en sus comisuras ya marchitas, ar-
sueño era el solo confortador para la reacción diaria. Los bebedores queaba su boca fina y voluptuosa en un delineamiento de resignación
abrevaban, sombríos unos, taciturnos y solitarios, cual si abrevasen la bebida a tragos penosos... y reaccionando bruscamente en su
hiel y el vinagre de la crucifixión de sus recuerdos; otros, locuaces y magnífica altivez salvaje, golpeaba de plano la mesa haciendo temblar
ruidosos, cual si trataran de aturdir luchas internas; otros, agresivos, el ejército de botellas y copas vaciadas, y pedía, como en el momento
torvos, comosi la eclosión de dramas ocultos irrumpiera en una erup- de su llegada:
ción de cóleras reprimidas; otros, los vencidos, con sus risas necias de —¡Un Torreón!
vacuidad inútil, con su entorpecimiento de degeneración orgánica,
fatalmente llegada, enseñoreada de un ser vegetativo zambullido en el
XXIV

La edición de los Cuentos mexicanos

NA PRIMICIA dela literatura moderna mexicana que se ade-


lantó al florecimiento de la Revista Moderna, fue sin duda
la publicación diaria de una serie de novelas breves que
aparecieron reunidas después en un libro encuadernado a
' rústica e impreso en papel de periódico, con el nombre de Cuentos
mexicanos. Un día Cumpshizo anunciar en el diario El Nacional, del
que era redactor, que en el último órgano superviviente de la heca-
tombe periodística que causó la aparición de El Imparcial en la prensa
redactada por escritores que habían ganado el nombre de intelectua-
les, aparecería un cuento diario firmado por los siguientes literatos:
lunes, Amado Nervo; martes, lic Delgado; miércoles, José Ferrel;
jueves, Alberto Leduc;viernes, (Fernando Couto Castillo; sábado, Ciro
B. Ceballos; domingo, Benamor Cumps.
Aquel anuncio fue una banderilla de fuego para Reyes Spíndola,
director de ElImparcial, quien reconvino a Nervo por haber permitido
que su nombreapareciera en un periódico enemigo suyo, y esto hizo que
su nombre desapareciera del anuncio. Pero si el nombre del poeta
desaparecía del Nacional a petición suya, bien sabíamos que su
espíritu de artista estaba con nosostros, y así nos lo reiteraba cuando
solía escaparse del torbellino de los rotativos modernos para pasar una
hora con nosotros. Placíale a Amado Nervo llevar a su amigo Benamor
Cumps a la casa del doctor Ignacio Fernández Ortigosa, quien amaba
la música y la poesía tanto como su esposa Piedad Esperón, por lo cual
sereunían en su residencia de la calle Lafragua, los domingosporla tarde,
¡artistas y diletantes en amables veladas que solían durar hasta la media-
noche. Por aquellas deliciosas veladas musicales y literarias desfilaron
artistas consagrados y artistas desconocidos comoel pianista Alberto
laseñor en plenitud de gloria y el pianista Eugenio Latapi que jamás
162 RUBÉN M. CAMPOS LA EDICIÓN DE LOS CUENTOS MEXICANOS 163
]

quiso tocar en público, sino siempre en reunionesprivadas, ante audi- tados, pues faltaban las calorías de la nutrición del estómago para tan-
tores selectos que oían con deleite sus exquisitas interpretaciones. An- tos obreros del pensamiento y de las máquinas que trabajaban día y
tonia Ochoa de Miranda cantaba, con su preciosa voz dulcísima, bellas noche en los talleres de la Mariscala, hoy avenida Hidalgo; y el último
arias que le acompañabala delicada pianista Luz Buen Abad, primera de los paladines del periodismo intelectual vencido cayóal fin para dar
aso al periodismo “de los mozos de cordely de las cocineras”, es decir
el violín sus composiciones apasionadas acompañadoporel pianista de las gentes que jamás han leído ni leerán jamás.
Juan Velázquez Uriarte con el mismo brío queelviolinista. La publicación de los Cuentos mexicanos fue hecha por los cuentis-
El violonchelista Arturo Espinosa, virtuoso notable que daba con- tas a prorrateo, contribuyendo cada uno conla parte de dinero quele
ciertos en la sala Wagner, tocaba bellos trozos acompañado porla dis- correspondía, una vez dividido el costo de impresión en partes iguales.
tinguida pianista Artemisa Elizondo. Estos y otros artistas alternaban Presentabael libro el aspecto deloslibros a la rústica editados en París
con los recitadores de poemas propios o de los más exquisitos poetas. r el Mercurio de Francia, y bajo el título aparecían los nombres de
Todos los poetas y los músicos de aquel tiempo desfilaron porla sala los colaboradores. La edición quedó agotada en breves días porque
de lacalle Lafragua, en la que hallaban el aplauso de intelectuales como cada unodelos cuentistas recibió doscientos ejemplares que obsequió
Fernández Ortigosa, cuya cultura en música era notable, o como Fran- asus amigos, pues es un dato curioso saber que en México no se com-
cisco González Mena, que en cultura literaria era una autoridad. pran los libros de los autores mexicanos. Cada uno de los amigos y
No solamente en esta sala se reunían los artistas, y así el contacto conocidos de un autor, se considera con el derecho de pedir “milibro”,
de los escritores era constante, como hemos dicho, y aunque per: de exigir al autor que le regale un ejemplar del libro nuevo, si han
tenecieron a distintos grupos, en la intimidad fraternizaban y no trascurrido varios días y el autor no se lo ha obsequiado espon-
volvían a acordarse de banderías de publicidad mientras permanecían táneamente. Todo lo demás se compra, menosel libro. Un libro ex-
juntos. Por esta circunstancia pudo Benamorreunir un juvenil haz de tranjero es adquirido porel librero, por el vendedordelibros, en un
cuentistas que dieron un efímero esplendoral viejo diario agonizante precio mínimo que se convierte en máximo en México por el cambio
por el que habían desfilado muchosintelectuales de México desde que de moneda, aunque la moneda mexicana tenga cotización más alta que
lo fundara don Gonzalo A. Esteva hasta que murió en poder de d “la unidad de moneda del país de origen del libro; los derechos
Gregorio Aldasoro. Los cuentistas pintaban la vida mexicana bajo todos aduanales hacen subir aún más el costo dellibro extranjero importado,
sus aspectos; anticipáronse a la era de nacionalismo que vendría des y por últimoel librero aumenta un tanto por ciento para indemnizarse
pués a desbordarse impetuosamente por todo nuestro país. Pero en- de los gastos aun no pagados que le ocasionala adquisición detal libro,
tonces, que se pensaba y se escribía casi en francés, como afirmab: y las molestias que le origina la propaganda cuandotiene el libro en
Raúl Clebodet, despersonalizando todo, haciendo aparecer personaj "comisión. Además, tiene que ganar él, el librero, para sostener e im-
exóticos que accionaban en lugares imprecisos, en ciudades sin nom- "pulsar su negocio de libros y para subsistir decorosamente.
bre, fue una osadía pintar tipos reales, hacerlos accionar en México, Pero editar libros mexicanos es un asunto del que no hay que hablar.
abordar temas escabrososy salir triunfante de la prueba, como Alberto: Pudiendo adquirir los libreros que venden libros en México, tantos
Leduc en su cuento “Fragatita”, el más bello sin duda de los cuentos libros a precios ínfimos compradosa editores extranjeros, que a su vez
mexicanos, que le dio la primacía entre los cuentistas. La aparición de han hecho ediciones copiosas de libros que no les cuestan casi nada,
un cuento diario, original y nuestro, en una época en la que privaba puesto que están hechos con artículos publicados en periódicos o en
la novela breve en el mundo, cuyo portaestandarte era Guy de Mau- revistas, o que si están inéditos han sido pagados con veinte ejem-
passant en Francia, fue algo sensacional en nuestras letras, pues cada ¿plares, los tradicionales veinte ejemplares dadosal autor porel editor
unode aquellos muchachosesforzábase por superarse despuésde ha- como una gracia, ¿para qué editar libros mexicanos? Los libros extran-
ber leído el cuento del día anterior. La lucha fue breve. El periódico jeros ya están hechos, bien impresos y bien presentados, porque hoy
moría de inanición, no obstante los jugos de la vida intelectual inyec: se hace entrar el libro por los ojos exteriormente antes de queselea,
164 RUBÉN M. CAMPOS

y un libro mexicano tiene que salir mal impreso, mal presentado, por-
que no se quiere aventurar dinero en un libro que no se sabe si se
venderá o no se venderá, ya que el autor es un desconocido en el.
mundodelas letras y apenas si se le conoce en México. e XXV
Por estas razones hicimos editar los autores, por nuestra cuenta y
para obsequiarlos a nuestros amables lectores, los Cuentos mexicanos. El poeta José Juan Tablada en su juventud
Si se hubiera procedido así durante tantos años en que el periodismo —_— A ————Á
mexicano fue unalaborintelectual exclusivamente, una lucha de ideas,
no una condensación febril de cuanto pasa en el mundo y especial.
mente en la ciudad en que se publica un periódico diario, se hubieran
salvado muchas bellas páginas de tantos escritores nuestros de primer
orden, Ignacio Ramírez, Ignacio M. Altamirano, Vicente Riva Palacio,
OY A DELINEAR el espíritu más complejo y más sutil de la
Agustín F. Cuenca, Francisco Zarco (Fortún), Marcos Arróniz, Manuel
Revista Moderna, José Juan Tablada. Carácter altivo e in-
Gutiérrez Nájera, Carlos Díaz Dufóo, Justo Sierra, José Juan Tablada, '
domable, aislóse desde su adolescencia para reconcen-
Luis G. Urbina, Angel del Campo, Ignacio M. Luchichi, Enrique
trarse torvo y austero en su sueño de arte. Acendró su in-
Chávarri (Juvenal) iy tantos otros!, todos periodistas, todos excelentes
telecto en las mieles envenenadas de Lasflores del mal de Baudelaire,
cronistas, todos deliciosos cuentistas, todos ágiles narradores de
penetró en los paraísos artificiales de los poetas malditos de Francia;
cuanto vieron con su fina percepción estética, cuya labor duró un día
lanzóse al maelstróm dela fantasía maravillosa de Edgar Poe para girar
excepto pocas páginas recogidas de algunos de ellos, y que desapare-
en ronda macabra por el torbellino del visionario; asistió a las satur-
cidas las efímeras hojas volantes se perdió para siempre esa labor que
nales devoradoras de cerebros o salió ileso de los hospitales de Paul
fundó peldaño a peldañola cultura de México, sin necesidad del libro Verlaine; presintió antes que nadie a los intelectos exquisitos que
de ningún editor.
agrupó Rubén Darío en su precioso libro Los raros, que son las cum-
bres del pensamiento humanodelsiglo XIX; y con la quintaesencia de
las lecturas que su espíritu inquieto extrajo y fundió en una aleación
extraña, como bagaje diseccionador para estudiar el corazón humano,
presentóse solo enlas letras,sin filiación ninguna, sin haber integrado
academias ni liceos literarios, y conquistó de un golpe el puesto de
poeta de primer orden con su magnífico poemaintitulado “Ónix”. Y
lo asombroso del caso Tablada, caso único en nuestras letras, es que
no decayó nunca y hoy escribe fragantemente como en su adolescen-
cia. Fue un admiradordel arte del Japón antes que la fama de ese arte
exótico se expandiera por el mundo, cuando el Imperio del Sol entró
triunfante en la vanguardia de la civilización modernaa la par que las
grandes potencias occidentales, y por tanto fue un precursor de la
universal admiración al Japón. Este amor al Imperio del Sol de-
mostrado en magistrales estudios y poemas, le conquistó el premio de
“ser enviado porla Revista Moderna al Japón, dondeescribió impresio-
nes preciosas que despertaron noya la simpatía solamente sino el amor
por los ideales del pueblo japonés, que tiene como punto de contacto
166 RUBÉN M. CAMPOS EL POETA JOSÉ JUAN TABLADA EN SU JUVENTUD 167

con el pueblo mexicano el desprecio a la muerte. La imaginacj y japonesa se hallaban sobre mesitas de té, consolas y rinconeras de
poliédrica de Tablada ha hecho queel polígrafo ofrezca el caso ú laca y bambú; y entre ellas descollaba un maravilloso cacharro bla-
de estar escribiéndolo desde hace medio siglo sin cansarse jamás sonado con la firma ilustre de Satzuma, que Tablada obtuvo en un
inteligencia lúcida tiene a orgullo ser siempre la exploradora, la co m bazar japonés y que un día al andar mostrándolo en el bar provisto de
pulsadora de los grandes pensadores del universo; busca el oro de la una lupa para que se pudieran observar todos los detalles de la pre-
ideas con la avidez de un gambusino,y vierte la luz de su semáforoe ciosa porcelana, Domingo Arámburo lo dejó caer al suelo donde se
la profundidad del mar de las pasiones como un buzo en unasely hizo pedazos. Tablada, después de decir horrores del etilismo torpe,
apocalíptica. Cuando el pensamiento de su intelectualidad fuerte reconstruyó pacientementela tacita hecha trizas pegándola con greda:
choca con el suyo, de este choque surgen relámpagos que iluminar “tan sólo esta vez le vimos llorar. Su fecundidad epigramática, al par
fugazmente los antros tenebrosos del pensamiento, y se propagar que la de Urbina, era asombrosa; pero los epigramas de Tablada eran
como las ondas sonoras del éter en las alas del radio. puyas crueles, no podía hacer unafrase humorística o un epigramasin
Pero quierodejar la impresión del Tablada juvenil, de perfil aquiline herir o cuando menos levantar ámpula. Fue famosa en los círculos
y sangre mora, de mostachos enhiestos y perilla de mosquetero,de literarios la sátira de Tablada contra Díaz Mirón, cuando apareció su
ingenio agudo y fulgurante que pescaba al vuelo la imagen comour libro de poemas intitulado Lascas, del que el editor Araluce se pavo-
tutubicí una abeja de oro; de una despreocupación peregrina que le neaba de haber pagado nueve pesos por cada verso. Tablada escogió
permitía andar vestido de terciopelo, americana abotonada hasta e los versos más vulgares del libro para satirizarlos y exclamaba: “La payi-
cuello, pantalón bombacho y chambergo felpudo, todo en negro,cor ta se llama Sidonia”.. ¡Nueve pesos!... “Vino a México en una barriga”...
la nota verde de una corbata apenas perceptible bajo el cuello floj ¡Nueve pesos! Y todos los oyentes le festejaban la puya sarcástica. Sin
bien andar como un cowboy de las praderas, vestido de kaki y calzade embargo, solía hacer epigramas festivos sin trascendencia. Fue muy
con gruesas botas ferradas, por los asfaltos de la ciudad. Pero éste er “celebrado un epigrama suyo cuando empezó a aparecer diariamente
el Tablada callejero que alardeaba de bohemio y a quien no le importa Len El Imparcial, una cuarteta que era anuncio de las camas de Mestas.
ban nada los comentarios del burgués a quien asombraba;el otro era Tablada exclamó un día entre sus amigos:
el del austero recogimiento en su taller de artista, en el vasto salón de
su casa de Coyoacán, donde había atesorado todos los bibelots Ya no hay sumas, ya no hay restas
había podido adquirir y todos los libros raros que había buscado; ni tampocodivisiones,
se le veía tras de su mesa de trabajo, vestido con su kimono japonésy sólo multiplicaciones
sentado en un sillón conventual de brazos, con minúsculos tibores sobre las camas de Mestas.
sobre su mesa, en los que ardían popotes japoneses untados deraro:
perfumes que al consumirse dejaban un rastro de exquisito aroma La agilidad intelectual de Tablada era proverbial. Cierta vez que su
novia le pidió que se quitara la “mosca”, es decir la perilla que se dejaba
e

virtud de grafómano estaba aquilatada por la suntuosidad de su me:


moria que conserva intacta y lúcida después de sesenta años de brega en el labio inferior, se la rasuró y se la ofreció diciéndole: “A Venusse
porla vida, con la limpidez de todos los detalles al evocar personas le sacrificaban palomas; a ti se te sacrifican moscas.” En otra ocasión
cosas que pasaron hace medio siglo. Los muros de su taller de artist: que se halló por casualidad una cigarra primorosa de metal, contestó
estaban llenos de pinturas japonesas en seda, de kakemonosy págin a Benamor que le había dicho que se la vendiera:
de álbum niponas firmadas por firmas ilustres, Hokusay, Hiroshiguéy
Ya que mi suerte tan charra
otros grandes artistas. Una bugambilia morada subía del patio e
ha alborotado el cotarro,
losado al techo, toda en flor, y una de sus ramas floridas entraba
note daré la cigarra,
el cancel de la puerta interior como un saludo de juventud. Ído: pero te daré un cigarro.
aztecas y japoneses, máscaras, tibores, platos y tazas de porcelana chi
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—<—<ÉÁ

Y le presentó abierta su cigarrera de marfil. Fue también celebrado aparatos de gimnasia modernos. Una vez que se pavoneaba delante de
el epigrama que le hizo a Jesús Urueta, quien quería ponerle a un hijo el don Justo Sierra de esa propaganda, su amigo Benamor, para compla-
nombre de Marco,enitaliano: “cerlo, le dijo que había empezado su instalación de gimnasia instalando
un aparato. —¿Qué aparato instalaste? —preguntóle triunfante.
Urueta, no seas canijo —i¡Colgué una hamaca! —contestó el sibarita.
escucha, por Belcebú; ] —Veo que hace usted prosélitos —comentó don Justo Sierra riendo
no le pongas Marcoa tu hijo, de buena gana. Su vida azarosa estaba llena de sorpresas, pues su popu-
ponle mejor passe-partout. laridad era incontestable, y todo México lo conocía, lo cual no impedía
que muchas veces se pasara el día sin dinero, por su altivez ingénita.
Cuandoel poeta Salvador Díaz Mirón tuvo la peregrina idea, que | Una vez agotóseles el dinero a él y a su amigo Benamor a pesar de una
realizó, de obtener del gobierno de Veracruz permiso para perseguir batida tenaz que habían dado para buscarlo. Al caer la tarde des-
al famoso bandido Santanón, Tablada exclamó regocijado:
pidiéronse sin haber comido los dos amigos,y al ver la inutilidad de
Hay vates de guitarrita sus esfuerzos, Benamordijo estoicamente:
y hay vates de guitarrón; —Haydías que se cierran todas las puertas...
unos van a Santa Anita —¡Hay años!... —comentó suspirando. Pero su orgullo, cuandore-
y otros van a Santanón. cibía dinero de su editor, era invitar a sus amigos a comer en su casa
platillos exquisitos preparados y cocinados porél, pues además de ser
En otro libro hemos dicho que cuandoel pintor Gerardo Murillo se un exigente gourmet era un excelente cocinero. Preparaba un pollo
afilió en la Revolución y cambió su nombre porel pintoresco de Doctor con curry, el delicioso platillo hindú, que era para chuparse los dedos.
Atl, Tablada, que era su amigo íntimo, exclamó: Contábase que una vez, no trayendo dinero en el bolsillo, entró en un
bar para ver si había algún amigo con quien beber, y con gran asombro
De Bartolomé el homónimo, vio que lo llamaban regocijados varios amigos que estaban sentados
ya que emularlo no pudo, en torno de una mesa.
se ha adjudicado un seudónimo —¡Qué bueno que has llegado!
que parece un estornudo. —i¡Noshas salvado!
—¿Pero por qué? —dijo Tablada asombrado.
Hemos consignado también un exabrupto suyo cierta vez que:
—Porque se nos ha acabado el dinero y estamos debiendo estas
comíamosen la casa del poeta Valenzuela, donde comía tambiénel copas.
Cónsul Fernández Pasalagua que acababa de serle presentado, y a - Tablada impertérrito dijo: —No tengan cuidado —y llamando a un
quien increpó diciéndole:
criado le ordenó quesirviera las copas. Todos bebieron alegremente
Para no comer de guagua lo que les vino en gana pedir, y Tablada ordenó que fuera servida otra
ni beber como un rabino, ronda de copas y otra aún. Despuésse levantó y fue directamente al
pasa el vino, Pasalagua, cantinero. —Oiga usted —le dijo apresurado—, necesito urgente-
Pasalagua, pasa el vino. mente que me preste usted cien pesos.
—¿Cien pesos? ¡Pero está usted loco! Yo no dispongo de esa canti-
Su vida juvenil fue un huracán. Su salud magnífica, que reaccionaba dad.
espléndidamente con duchas y gimnasia después de una crisis en la /-—No diga usted eso: necesito ese dinero a todo trance y sólo usted
quese le veía vagar como un espectro, lo decidió a propagar la gimnasia me puedesalvar: es un compromiso urgentísimo.
tanto por medio de artículos en la prensa diaria como por medio de —Peroya le he dicho a usted que me es imposible prestárselos.
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—¡Y a mí me es imposible pagar una deuda sagrada, y no tengo ni


para pagar las copas que he pedido!
—¡Ah, todo fuera como eso! Las copas me las pagará usted cuando XXVI
quiera, pero no puedo prestarle el dinero.
Tablada volvió triunfante y dijo a sus amigos: —¡Vámonos! ¡Las co- Un paseo al Desierto de los Leones
pas están pagadas! —añadió volviéndose al criado. Y salieron todos a
la calle, dondeal oír el diálogo relatado por el poeta, pusiéronsea reír
a todo trapo para celebrar la aventura. Al día siguiente Tablada fue a
pagar.

AÚL Y BENAMORsolían tener expansiones fuera de la órbita


de los intelectuales, como la que voy a consignar. En
Coyoacán vivía el coronel Manuel Blanco, excelente per-
sona que desde su juventud habíase dedicadoa escribir en
sus horas de descanso y a propagar el mutualismo en sus horas de
solaz, pues gozaba de una amplia libertad merced a sus relaciones con
los jefes militares de quienes dependía el Parque de Ingenierosen el
que estaba afiliado. Su casa en Coyoacán era una mansión patriarcal
edificada en un predio que ocupaba la mitad de una manzana, con una
inmensa huerta frente al jardín de Santa Catarina, en la que se desta-
caban altísimos fresnos que aún están al pie. El interior era un vergel
de floresy la familia gozaba fama de ser tradicionalmente hospitalaria.
Las fiestas que allí se daban eran memorables, se tomaban ocho días
de fiesta para celebrar un cumpleaños, y durante ese tiempolas fa-
milias dormían de día para volver a reunirse en la noche a seguir
bailando; y cierta vez el entusiasmo delos jóvenesera tal, que trajeron
albañiles para tapiar la puerta y entonces el coronel impuso su autori-
dad concediendo una prórroga detres días a las fiestas.
Una detantas veces proyectóse un paseo al Desierto de los Leones,
y la cita fue en Santa Fe a las nueve de la mañana, en que fueron
llegando las familias; pero como no estaban completos los invitados,
hubo queesperar a quienes se habían retardado, y la excursión no
pudorealizarse sino hasta las once de la mañana, hora en que llegaron
los últimos retardados. La señora Blanco habíase encargado de la
comida campestre, arroz con pollo, mole de guajolote, postres; y al-
¿gunosjóvenesllevaban a su cargo los vinos. Cada uno preocupóse de
escoger la cabalgadura para la señorita que le tocó en suerte atender
y para él mismo, pues eran pocos los caballos para la concurrencia
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numerosa. A Benamory a Raúl, que no tenían compromiso ni predilec: claramente lo que la otra le dice en voz muy baja, en secreto; o
ción por ninguna de las jóvenes, fuéronles destinadas dos señoritas descendían a las profundidades de la montaña por donde corre el río
americanas; pero los demás maniobraron para que a cada unole toc: entre árboles y flores, y donde haysitios preciosos por los cuales puede
su novia,y la excursión púsose en marcha alegremente, en un precio uno internarse para descubrir rincones encantadores, en pleno
día de junio en que los rayos de sol caían a plomo desde uncielo bosque, O bañarse libremente en las aguas cristalinas que forman
límpido sobre una tierra abrasada de calor, pero en la que las lluvia pequeñas cascadas. La hora meridiana había pasado, y después de pa-
habían hecho germinar todos los céspedes, y multitud de floressi sear bajo los árboles o al rayo del sol, de escudriñar el interior del
tres brotaban entre los zacatales verdehermosos. La ascensión a las convento por su patios y sus capillas, volvieron a reunirse para comer
primeras estribaciones de la sierra fue lenta, porque nadie quiso fustis sobre el césped, donde se había tendido un grande mantel y aparecían
gar a los caballos, que seguían pausadamente las angostas vereda s botellas de cerveza y naranjas como precursoras de las viandas que
pues en aquel tiempo no se habían trazado aún las vías para iban a servirse. Todos esperaban ávidamente que la comida fuera
automóviles, ni se habían instalado fondasal aire libre,y al llegar al fin servida, porque eran las tres de la tarde, y hasta entonces vino a des-
de la jornada encontrábase desierta la explanada a cuyo frente está € cubrirse que nadie se había acordado de traer a lomo de mula los
viejo convento de los carmelitas, verdaderamente en estado salva; canastos con los avituallamientos, y las cazuelas de comida se habían
sin caminoni trazos para un parque que ha surgido después,y sin qué quedado en Santa Fe. La consternación fue general, y ante la certidum-
hubiera ni un cuidador en la enorme ruina quees el convento ni meno: bre de que no se podría comer nada, el hambre hacía crisis en los
en sus alrededores. Los viajeros habían ascendido distraídos en aleg; estómagos,y las señoritas lamentábanse mientras los hombres, echán-
charlas y en sonoros cantos que se prolongaron hasta que las parej dose unosa otros la culpa de tal descuido imperdonable, reían de la
a merced de las cabalgaduras fueron internándose bajo los inmensos aventura. No había más que volver a comer a Cuajimalpa, el pueblecito
árboles del bosque y bordeando los precipicios, naturalmente yende más cercano donde podría obtenerse algo de comer, pues no existían
los caballos uno tras otro, y los viajeros encantados de la hermo las barracas de La Venta; y bajo un sol abrasador emprendióse el re-
del paisaje lleno de planos que ascienden y descienden,de precipicio greso, esta vez menos molesto ya que los caballos iban descendiendo,
en cuyo fondo corren los arroyos pluviales. Las veredas estrechas iban € aunque con los estómagosvacíos, se observó cómolos paseantes, que
zig-zag bordeando los precipicios; una multitud de pájaros salvaje ya no cantaban ni charlaban optaron por volver a reír y a echar en
cantaba constantemente en los innumerables árboles que entonce broma el fracaso invitando a todos aquellos que desfallecían o re-
tupían el bosque; a medida que se ascendía íbase sintiendoel frío di negaban del paseo, a tomarlo en broma para no inculpar a los organi-
las cimas, pues el Desierto de los Leones está a más de tres mil metrc zadores. A las cinco de latarde llegaron a Cuajimalpay recorrieronlas
sobre el nivel del mar. La flora prodigiosa de las altiplanicies y de ¡calles en busca de una casa donde se les diera de comer; pero no
cumbres se mostraba donde quiera; los antiguosfrailes llevaron mu encontraron nada y entonces Benamor propuso como último recurso
titud de árboles frutales para destilar sus frutos en los alambiques? perseguir algunas gallinas que andaban por el camposin que se supiera
fabricar vinos de uvas, de manzanas, de duraznos, de perones,y portant quien era el dueño, y a reserva de pagarlas después, fuera de quien
sus huertas estaban llenas de estos árboles, y fuera de ellas había bosque fuesey costara lo que costase, matarlas y desplumarlas para proceder
de zarzamoras y membrillos que se propagaron por todo el bosque. a freírlas crudas después de dividirlas en raciones. Púsose en práctica
Losviajeros fueron llegando a la cumbre dela colina que ostenta ul el consejo sin vacilar, pero la dueñade las gallinas presentóse enfure-
macizo de árboles inmensos, y conforme llegaban amarraban suscal cida y sin dar oídos a quienes le presentaban los pesos en la mano para
llos en los troncos de los árboles y se internaban en las pintoresci que tomara lo que costaran las gallinas, envió a dar parte a la autoridad
ruinas y en los claustros conventuales, en uno de los cuales existe ul y se logró hacer venir al presidente municipal al lugar del atentado.
lugar llamadola Sala del Secreto, en la que dos personas colocadas € Algunas vecinas y vecinos habíanse reunido para presenciar el alter-
dos ángulos opuestos pueden platicar en secreto oyendo una de cado, cuandollegó el funcionario al teatro de los actores.
UN PASEO AL DESIERTO DE LOS LEONES 175
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¿ México antes de que fuera servido un banquete campestre en la


—¿Quiénes son los culpables? —preguntó, y comose le señalara al
iniciador que era quien llevaba las negociaciones, volvióse y al verlo. “oquedad pintoresca de Belén, donde hay una fresca arboleda y aguas
murmurantes que corren al caer del acueducto y formar estanques y
exclamó regocijado: —¡Hombre, si es Benamor Cumps!... ¿Qué andas
zanjas que riegan multitud de flores; y descendieron alegremente a la
haciendo robando gallinas? —y le abrió los brazos, pues era su viejo
'tornafiesta que esta vez siguió su curso hasta caer la tarde, en que
amigoy lo abrazaba jubiloso ante la concurrencia estupefacta. Después.
volvieron a Tacubaya para continuar después a la capital o hasta
volvióse a la dueña de la casa de cuya hospitalidad habíase abusado
Coyoacán.
bajando de los caballos en el patio, al ver un gran tejabán con una
cocina en el fondo, donde podrían comer. —Señora, ya no hay re-
medio —dijo dirigiéndose a la dueña—, los señores han abusado en.
efecto, pero lo confiesany le ofrecen a usted una compensación pagán-
dole bien las gallinas y las molestias que le causen si usted es tan amable
de acceder a la súplica que le hacen de darles de comer. —¡Cómono,
señor, con mucho gusto! —dijo la buena mujer al ver que terciaba en |
el asunto la autoridad del pueblo; y sin más procedieron a encender
la hambre, poner una gran cazuela en el fuego para freír los trozos de
gallina, mientras otras mujeres poníanse a echar tortillas con la masa
que ya estaba preparada para su cena de la noche. Las muchachas
instaláronsebajoel tejabán haciendo comentarios sobre los láncesdel:
día, y una hora después todos cenaban alegremente antes de que lle-
gara la noche agregandovíveres, pan, quesoy frutas, que habían sido
hallados en unatiendita, y rociando aquella comida frugal con las bote
de cerveza que habían sido sumergidas en un tanque de aguafría desde
la llegada. Pero sucedió que al acabar de comer cayó un aguacero ines-
perado que hacía imposible el regreso hasta Tacubaya, por lo cual fue
propuesto un baile en cuanto se supo que había una pequeña orquestz
en Cuajimalpa; y sin consultar la opinión de nadie fueron por los músic
y el baile dio principio, mientras una enorme ponchera había sido puesta
al fuego para preparar vinos calientes y un lunch para la medianoche.
Todo era alegría en torno; las muchachas del pueblo invitadas por la
autoridad vinieron bailar; los jóvenes de Cuajimalpa hiciéronse amig
de los paseantes, y todos contentos, combatiendo el fresco de la no
cuya temperatura había hecho descender bruscamente el aguacero, CO
vinos calientes y reconfortantes, ante el paisaje de la Ciudad de Méxi
cuyos millares de luces eléctricas semejaban constelaciones caídas d el
cielo estrellado en un mar negro, pasaron una noche en claro delici
en dulces pláticas o en alegres danzas; y al amanecer se decidió el
después de haber dejado descansar y comera las cabalgaduras.
"Pero he aquíqueal llegar a Santa Fe aparecieron las cazuelas delas
ricas viandas preparadas para el paseo,y a su vista ninguno quiso volvet
XXVII

Una fiesta nocturna al actor Ermete Novelli

N LA ÉPOCA a que nosreferimos venía a México año por año


una compañía de ópera o una compañía dramáticaitaliana,
como ya hemosdicho, con aprobación de todo el público
culto que tenía predilección porel arte y los artistas de Italia
como en otro tiempo había tenido predilección por el arte lírico y
' dramático francés. Muchosartistas de primer orden, tanto eminentes
cantantes como famosos declamadores, vinieron a México integrando
magníficas compañías que abrían temporadas anuales en el Teatro Ar-
beu, rentado por la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes,
como también hemos dicho ya, para cultivar el buen gusto artístico
por medio delteatro. Así tuvimosel placer de oír las admirables voces
de la soprano Luisa Tetrazzini, del barítono Stracciare, del tenor
Caruso, del tenor Bonci, del barítono Tito Ruffo, de la contralto Fanny
Anitúa y de otras celebridades. Como representantes del arte
dramático italiano vinieron el primer actor Ermete Novelli, la primera
actriz Teresa Mariani, la primera actriz Tina di Lorenzo y otras persona-
lidades de fama mundial bien adquirida.
En cierta ocasión los artistas mexicanos decidieron dar una fiesta
nocturna a Ermete Novelli en el taller simulador de una tienda árabe
del escultor Jesús Contreras, que había montado un lujoso taller de
artista para mostrar todas las preciosidades de arte, esculturas y pin-
turas, que había atesorado durante sus largos viajes y su permanencia
en Europa. La Revista Moderna invitó a todos los artistas mexicanos y
extranjeros residentes en México para que concurrierana la fiesta escri-
tores, músicos, pintores, escultores y arquitectos. Por primera vez
Viéronse reunidos en una fiesta escritores y publicistas pertenecientes
a distintos periódicos y que parecían antagónicos, pero que enla in-
timidad de esa noche gozaron fraternalmente de unas cuantas horas
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de solaz, escuchandolas recitaciones de los poetas, las salutaciones de Urbina y Valenzuela, sino como un estímulo para seguir adelante en
los oradores al gran artista y las composiciones tocadas por los pianis-. su carrera. El artista tenía cincuentay siete años cuando vino a México;
tas Pedro Ogazón y Ernesto Elorduy. El actor estaba feliz: jamás lo pero su agilidad juvenil era pasmosa. Con un rasgo evocado nos bas-
habíamosvisto tan cordial y tan amable como aquella noche; charlaba tará para formarnos una idea de su elasticidad muscular. En la escena
íntimamente con quienes podían comprender su idioma italiano; nocturna en que Otelo, atraído por las voces del tumulto sale revestido
mostrábase encantado cuandosele dirigía la palabra para ensalzar su de sus armas para oír y castigar, su cólera estallaba al ver la confusión de
arte y realzar las bellezas de los pasajes que nos subyugaban; de-
los culpables; y al exigir que se le diera exacta y verídica cuenta de lo
mostraba conocerla lengua española, aunque nola practicase, en los sucedido, con el alfange desnudo en la mano,saltaba sobreparado con
signos de aquiescencia que prodigabaal estar escuchando, y denotaba la impaciencia de un joven, de un hombre en plenavirilidad, ávido de
el placer que sentía al estar entre intelectuales que comprendían su pelea, difundiendo el espanto entre los que lo rodeaban en la escena.
arte de interpretador de los más insignes personajes creados por los Después nosinvitó a pasar al salón de estudio del escultor, donde nos
grandes dramaturgos de todoslos tiempos; cenó con nosotros alegre- rogó que nos sentáramosfrente al actor, quien tomó unasilla, sentóse
mente, pero bebió parcamente; y cuando se levantó de la mesa des- en ella y detalló una representación mímica de una cena que efectuaba
pués de quele fue ofrecido aquel ágape por Jesús E. Valenzuela, fue
sin que aparecieran ni mesa, ni platillos, ni copas, ni comensales, ni
para dar las gracias en su idioma natal con verdadera efusión, con- criados; accionaba sin hablar una palabra, por supuesto, sino
movido hasta humedecérsele los ojos y temblarle la voz, recordando sugiriendo todo con los ademanesy los gestos, con la potencialidad
sus mocedades y sus primeros triunfos en la escena, su vida de bo- evocadora de su claro y fuerte intelecto, con su pericia de moverse en
hemio en las ciudades por las que iba errabundo con las primeras la escena, esta vez reducida a la mitad de su acción por permanecer
compañías que lo contrataron, y luego sus grandesvictorias escénicas sentado, pero demostrando una habilidad y una perfección en el arte
en que las muchedumbres delirantes de entusiasmo lo aclamaban al de la sociabilidad para atender a las damas y 'a los caballeros que
finalizar una tragedia, mientras él se apretaba las manos enelclásico cenaban conél, para dar las gracias exquisitamente porlas atenciones
ademán italiano para significar que apretaba las manos de todosal que a su vez recibía, para ordenar imperiosamente aunque con mo-
sacudir las suyas entrelazadas contra su pecho. Esas victorias lo premia- dales de gran señor a los criados a fin de queel servicio fuera impe-
ban largamente de sus esfuerzos tenaces y lo decidían a seguir estu- cable, y por último, después de servido el café y encendidoslos cigarri-
diando con denuedo, pues estudiaba siempre, de día y de noche, llos, púsose en pie para dar las gracias como anfitrión a damas y
para no necesitar del auxilio de los apuntadores ni de los consuetas, caballeros por su presencia, e hizo una reverencia final invitándolos
por lo cual se sabía las tragedias y los dramas de memoria, íntegros, a pasar al salón.
porquesiendo el director responsable del éxito de las compañías que Cuando terminóel artista la representación de su escena muda, una
organizaba con los mejores artistas que escogía personalmente, su delirante ovación coronó la excelencia de su arte para mimar con es-
éxito estaba en conocere intervenir en todos los detalles, en valorizar tupenda veracidad todos los detalles con un señorío que recordaba a
todas las interpretaciones de los actores que lo rodeaban, todas las Lúculo cenando en casa de Lúculo, según la evocación latina, y con
realizaciones de los escenógrafos que decoraban las escenas, de los una gratísima intimidad que recordaba la cena de Baltasar de Alcázar.
modistos que vestían a los personajes de diversas épocas, según lo Todos desfilamos para darle y recibir de él un abrazo cuyo recuerdo
exigía la representación exacta de cada unade las obras que integraban perduraría al través de nuestra vida. Todavía permaneció con nosotros
su repertorio. Y ahora que estaba en una reunión tan grata y tan cara largo tiempo en el taller Ermete Novelli, que admirabasin restricción
a su corazón de artista, sentíase rejuvenecido, sentíase tan bohemio candoroso y sincero como un niño, los tesoros de arte acumulados
como en sus mocedades,y tan necesitado de estímulo, según nos decía /por el escultor en su taller, de nómade moro del desierto, mármoles
con cautivadora sencillez, que no consideraba aquella fiesta como un y bronces, óleos y aguafuertes, todo escogido porel ojo sagaz y experto
homenaje que le rindiéramos, según acababan de expresarlo Urueta, de Chucho Contreras; o escuchandolas bellas evocaciones del pianista
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Ogazón hechas con su arte exquisito, una de las cuales, La Soirée dans
Grenade de Debussy, estaba acorde con aquel ambiente en que flotaba
el alma mora del maravilloso compositor francés que es sin duda el
creador del arte musical contemporáneo llevado hasta el justo límite XXVIII
de la poesía, y que nuestro pianista en la flor de la edad interpretaba
con una emoción que nuestro entusiasmo juvenil parangonaba a la Las sesiones de sobremesa del Liceo Altamirano
evocación que de esa música divina habían hecho aquí los grandes
pianistas Lhevinne, Paderewsky y Yolanda Meroe, que en aquella época
vinieron a México. Después que acompañamosal insigne actor hasta
el carruaje que lo esperaba afuera del pórtico en el fondo de cuyo
recinto plantado de árboles y flores estaba el taller del escultor, un
último aplauso interminable y unánime lo despidió al partir acom-
N DÍA, por aquellos años, recibimos los antiguos miembros
pañadoporel poeta Urbina; y todavía al alejarse volvía hacia nosotros
del Liceo Mexicano y los poetas y escritores residentes en
su rostro risueño, mientras su mano izquierda sostenía su sombrero
México, una invitación para cenar en el restaurante Sylvain
de anchas alas que se había quitado para despedirse descubierto, y con
firmada por don Joaquín D. Casasús y don Ángel de Campo,
su diestra no cesaba de saludarnos hasta que se perdió de vista, pues
para reinstalar la sociedad literaria que fundó el maestro don Ignacio
acaso su corazón le decía que aquel saludo era el último dado a sus
M. Altamiranoy de la que surgieron poetas y escritores de renombre,
amigos mexicanosa quienesjamás volvería a ver.
entre los que se contaban Luis G. Urbina, José M. Bustillos, Enrique
Fernández Granados, Luis González Obregón, Antonio de la Peña y
Reyes, José P. Rivera, Ángel de Campo (Micrós), José Peón del Valle
y Otros cuyos nombres olvido.
Cenamosalegremente,sin la expansión del bar, pero con las dulces
añoranzas del tiempo en que, bajo la presidencia del maestro, se reunía
el Liceo Mexicano en el coro dela iglesia de San Agustín trasformada
en Biblioteca Nacional; y el primer acuerdo que se aprobó por
unanimidad,al abrirse la sesión literaria después de la cena,fue el de
que se llamara la agrupación “Liceo Altamirano”, como un homenaje
al maestro muerto en San Remo en 1892.
¡Cuán dulcemente vuelvo a añorar hoy, después de treinta años, la
reinstalación del Liceo que fundara el maestro diez años antes, y cuyo
espíritu presidía como antaño presidió en cuerpo y alma, la primera
sesión! Los discípulos que yo conocí, jóvenesal llegar a México, hoy
estaban en la plenitud de la vida o comenzaban a declinar. Casasús,
que era el alma del nuevo Liceo Altamirano, era hoy un prócer en las
letras y en la política, en las finanzas y en el poder. Pero su predilección
eran las letras, y rodeado de los escritores que al lado de él debutaron
en la prensa bajo la dirección de Altamirano, volvíase a sentir joven, lleno
de vida y de bríos, y en cada sesión daba lectura a sus estudios sobre los
poetas latinos Virgilio, Horacio, Catulo, Tibulo, estudios saturados de
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erudición y perfumados en la poesía antigua de la Roma de Auguste Las sesiones del Liceo Altamirano, de sobremesa después de cenar
Angel de Campo (Micrós), el pequeño gnomo que conocía y pint: juntos una vez al mes, eran una fiesta. Estaba convenido que no hu-
la vida mexicana mejor que nadie, con los ojos radiantes de inteligencj biera más que una lectura larga, cuando más de media hora, y en cam-
tras de sus espejuelos de cristal y oro,leía capítulos de su novela in bio. todos los comensales tenían derecho a leer lo que quisieran, sin
La sombra deMedrano, que hacía desternillar de risa al cónclave mi anuncio previo y sin solicitar la venia de nadie; y esta democrática
tras digería plácidamente jugosas viandas al calor de ricos vinosy en costumbre implantada dio buen resultado, pues una lectura aplaudida
el humo aromosode los vegueros. Victoriano Salado Álvarez dabale decidía a otro comensal a leer también un poema o una prosaliteraria,
tura con su voz melosa de payo tapatío a sus sabrosas narraciones las sobremesas duraban hasta que no había más lecturas. Entonces
Santa Anna a la Reforma, que integrarían un libro en que haría se levantaba la sesión y cada uno dejaba en una bandeja que tenía en
toda una época. José P. Rivera leía con acento costeño sus realis sus manos un criado, cinco pesos del cubierto en la cena, y una propina
cuentosregionales a los que llamaba Cuentos de mitierra, y que es de para los criados, si era su voluntad. Frecuentemente el señor Casasús
sentirse que no estén reunidos en un libro que reconstruiría la vida! pedía la cuenta y pagaba todo, sin permitir que nadie pagara.
jarocha que va desapareciendo. Carlos Díaz Dufoo leía con voz que Este acuerdo decelebrar las sesiones del Liceo Altamirano después
parecía recalcar cada frase sus Cuentos nerviosos en los que se debatía de una cenaenel restaurante Sylvain, duró hasta que el señor Casasús
la vida moderna con sus paroxismosde pasión. d terminó su nueva residencia de la calle de los Héroes, pues entonces
Cada cena estaba dedicada a uno de los escritores supervivientes de la nos invitó a todos a cenar en su casa cada mes y celebrar las sesiones
vieja guardia literaria de otras épocas, y así presidieron las sesiones : de sobremesa, para lo cual pasábamosa la biblioteca después de cenar.
cenaron con nosotros don José Peón Contreras, el dramaturgo con- En la suntuosa residencia el anfitrión era él mismo, campechano,jovial,
tinuador de don Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza, de don Manuel sencillo; se veía claro que la reunión delos intelectuales y de los artistas
Eduardo de Gorostiza y de don Fernando Calderón; los dramas de Peón era la de su predilección, pues a aquellas cenas, además de los escri-
Contreras La hija del rey, Gil González de Ávila, Hasta el cielo, que tores, eran invitados músicos, pintores y escultores, sin que jamás se
eran reconstrucciones vivas de la época colonial, habían sido repre- viera en ellas un negociante ni un político. Hablábase de arte úni-
sentadas en todoslos teatros mexicanos, y su fama era de las mejores y camente, se leían composiciones poéticas y literarias, y algunas veces
más bien ganadas durante medio siglo de lucha. Conocíamosle por tocaban en el Steinway del salón de recepción, adonde nos tras-
tradición desde sus mocedades, cuando enla ciudad de Mérida, su tierra ladábamos, el pianista Villaseñor o el pianista Ogazón. Esas cenas
natal, daba serenatas a las damas yucatecas con el cancionero Chan Cil, fueron memorables por la sencillez que reinaba en torno de la mesa
vestidos ambos de trovadores medievales. Otra sesión fue presidida por opípara en la que se libaba fina y parcamente. Micrós era el
don Rafael Ángelde la Peña, autor de un Tratado de literatura y de una comisionado para recordar quetal día habíase designado parala sesión
Gramática española que le dieron autoridad de maestro en el buen del Liceo Altamirano, y a la hora señalada llegábamos puntuales, y
decir, y lo elevaron al rango de don José Rufino Cuervo entre los ha- después de charlar un momento en el salón, donde nosrecibía el an-
blistas y escritores hispanoamericanos. Presidió otra cena don Emilio fitrión, pasábamos al comedor para subir después a la espaciosa bi-
Rabasa, autor de una serie de cuatro novelas, La bola, La gran ciencia, blioteca, donde se abría la sesión literaria en torno de una gran mesa
El cuartopoder y Monedafalsa, en que pinta sencilla y fielmente la vida preciosamentetallada, arrellanados los invitados en cómodossillones
mexicanade la provincia. Don Justo Sierra presidió otra sesión en la que que circunvalaban la mesa. Los ricos vinos habían quedado en el come-
escuchó un cumplido elogio de sus obras literarias, con las cuales se ganó, dor, y en la bilioteca solamente se tomabael café y se fumaban puros
comoenla cátedra, el nombre de maestro; siendo poetajuvenil, los versos - habanos que los criados ofrecían solícitos, y retirado el servicio del café
de su Playera fueron en una época los más populares, recitados y can- abríase la sesión literaria y daban principio las lecturas. Fue festejada
ES

tados con música de nuestros cancioneros; y en la alta poesía dejó poe- ' una sesión en la que Balbino Dávalos, a la sazón encargado de negocios
mas magníficos como “Otoñal”, “Oda de Víctor Hugo” y muchosotros. de México en Lisboa, presentóse sin haberse anunciado con el derecho
184 RUBÉN M. CAMPOS

que tenía de hacerlo, y al terminar la sesión se despidió porque al otro


día tenía que partir para Lisboa. :
Estas reunionesliterarias fueron la despedida de un pasado román- ¿Y XXIX
tico, el último fulgor de un procedimiento artístico que se extingu
y el prócer letrado que nos abría su casa espléndida, previó sin du "Los primeros truenos de la tempestad revolucionaria
con su poderosainteligencia que el antiguo régimen se disgregaba]
queel orden de cosas existente iba a desaparecer a los embates de una 4 K——AÁ

formidable revolución social, y quiso dar el último esplendorintele C-


tual en su propia casa, al lado de los suyos, en la plenitud de su pode
de ministro sin cartera, de consejero de un gobierno al que pronto
a representar como embajador ante el gobierno más poderoso d
mundo, los Estados Unidos de América. d á LEDIFICIO POLÍTICO cimentado sobre limo, materia de la que
| según el geólogo barón de Humboldt está formado el sub-
suelo del valle en el que se levanta la ciudad de México,iba
a desmoronarse al empuje de un poderosocataclismo. Una
inquietud febril permitía que los rumores corriesen de boca en boca
entre los frecuentadoresdel bar, puesel bar era, naturalmente,el lugar
"donde se recogían todos los rumores propalados porespíritus alarmis-
tas, que se complacían en reproducir aquello que fuese grato a las
conciencias atormentadas por la prolongación de un estado de apla-
namiento, en que se le había dado al pueblo pany circo y a las gentes
de pluma pan y alcohol. Esos rumores trasmitían noticias de la con-
densación de nublados dispersos en cúmulos amenazantes y pre-
sagiadores de no lejana tempestad. Otros intelectuales temibles, los
que no se conforman con escribir poemas ni prosas para laudar la
belleza abstracta, sino que estudian en constante vigilia, ocultándose
en las sombras como los conjurados de Hernanien las criptas de Aquis-
grán, trabajaban dispersos para removerel antiguo régimen, que mien-
tras más aplastante era tenía más posibilidades de derrumbarse si lo-
graba ser minado en sus cimientos. Los intelectuales conspiradores
ponían sumo cuidado para no ser descubiertos, y algunos tuvieron que
expatriarse voluntariamente para redactar periódicos políticos en los
Estados Unidos y desde allá combatir la dictadura del presidente Díaz
que llevaba entonces un cuarto de siglo en el poder.
La lucha contra Porfirio Díaz no era nueva. Desde que el caudillo de
Tuxtepec, triunfante en Tecoac, entró vencedor en México a la caída
del presidente Lerdo de Tejada, el coronel Pedro Valdés había procla-
¿mado en 1877 la restauración del lerdismo y el general Mariano Esco-
bedo, que también proclamara aquella restauración, cayó prisionero
LOS PRIMEROS TRUENOS DE LA TEMPESTAD REVOLUCIONARIA 187
186 RUBÉN M. CAMPOS
==
en Cuatro Ciénegas en 1878 y fue deportado. En 1879 abortó otra de esta celebración se recrudeció la lucha política a la vuelta de los
conspiración del general Miguel Negrete, héroe del Cinco de Mayo. delegados a sus núcleosde acción. Enla capital había más amplio campo
descubierta en Tepoxtlán y el conspirador fue encerrado en Santiago de acción para los conspiradores, a pesar de que las persecuciones
de Tlaltelolco. En 1880 el general Jesús Ramírez Terrones fue vencid prestamente ahogaban los movimientos de sedición, y de que los repre-
en Villa Unión por el coronel Bernardo Reyes, quien fue ascendido 'sentantes intelectuales de la oposición eran perseguidos y encarcelados
rango de general por esa acción, y en el mismo año el general Manu hasta llenar las cárceles con reos políticos, entre los cuales destacaban,
Márquez de León fue vencido porel general José Tiburcio Otero cerca además de Ricardo Flores Magón,Alfonso Cravioto, Juan Sarabia, Camilo
de Ures, al invadir el estado de Sonora. Reelecto presidente el gene al Arriaga, Antonio Díaz Soto y Gama, Santiago R. de la Vega, Jesús Martínez
Díaz, en 1886 se rebeló el general García de la Cadena, y vencido p Carrión, Antonio 1. Villarreal, Manuel Mestre Ghigliazza, Esteban B. Cal-
el general Sóstenes Rocha, murió trágicamente en su carruaje cuand derón, Lauro Aguirre y otros. Muchos líderes brotaban en cada núcleo
iba a ser procesado. Es fama que el general Díaz dijo al general fabril, en cada centro obrero y fundaban clubs antirreleccionistas y de-
de la Cadena cuandoéste fue a despedirse para volver a Zacatecas: “No. mocráticos Manuel M. Diéguez en Sonora,José Neira en Río Blanco, Juan
vayas, compadre; te vas a levantar y yo te mando fusilar.” En 1890 Álvarez en Torreón, Alberto Tagle en Uruapan,Hilario Salas en Veracruz,
general Francisco Ruiz Sandoval fue derrotado por el coronel Cerón Pedro Antonio Carbajal en Tabasco, Ángel Barrios en Oaxaca y muchos
cerca de Laredo, pero el conspiradorpasóla frontera y fue preso por otros en tantas otras regiones. En la capital los escritores de oposición
fuerzas americanasen el condado de Webby encarcelado en Texas con Diódoro Batalla, Juan Sánchez Azcona, Carlos Trejo y Lerdo de Tejada,
otros mexicanos. Éstas no son sino unas de tantas asonadas revolu: Jesús Urueta, Ciro B. Ceballos, Luis del Torose afiliaban abiertamente en
cionarias durante el gobierno del general Díaz. En 1892 estalló en la oposición y algunos de ellos como Calixto Maldonado y Donaciano
México una conspiración de estudiantes de los que muchos fueron Pérez eran encarcelados en México; José María Pino Suárez y Carlos R.
presos,entre ellos Ricardo Flores Magón, que desde entoncesfue líder: Menéndez eran perseguidos en Yucatán, así como Salvador Martínez
de la oposición contra el general Díaz. En ese mismo año de 1892 Alomia en Campeche. Nuestra intención es solamente dar una idea
estalló la revolución de Tomóchic que dio tema al joven teniente de los entusiasmos juveniles que brotaban por todas partes, anhe-
Heriberto Frías para escribir una hermosa novela, Tomócbic, que losos de un mejoramientosocial, y no estudiar el desarrollo cronológico
sensacional y que iba a costarle la vida, pues procesado por revelar de los sismos anunciadores de la erupción revolucionaria, labor que ya
secretos en campañase libró de la muerte, ya puesto en capilla, porque ha sido emprendiday realizada por historiadores contemporáneos.
no pudo probársele que fuera el autor de la novela. En 1893 la opa Nuestro propósito solamente es subrayar la efervescencia política
ción desafió el poder del dictador y fundóse en México el diario El que se desbordaba donde quiera a partir de 1900, como la espuma de
Demócrata bajo la dirección de Joaquín Clausell; que fue encarcelado los bocks de cerveza traídos para los sedientos que henchían el bar, y
con todos los redactores en la Cárcel de Belem; la novela Tomócbic de: cuyas conversaciones, aunque en tono discreto y lenguaje reticente,
Heriberto Frías empezó a publicarse en este diario que antes de tres no se referían más que a los movimientos políticos brotados en todas
meses fue clausurado. Este trágico desenlace hizo que los periodistas partes, y a los que los elementosoficiales de la capital de la República,
de oposición prefirieran radicarse en los Estados Unidos, lejos de la: que era el núcleo del poder, fingían no dar ninguna importancia. El
persecución de las autoridades mexicanas, y Ricardo Flores Magón - número de los conspiradores presos en todas las cárceles del país
fundó el periódico Regeneración, que fue el órgano del descontento hacíase ascender a sesenta mil personas; pero los diarios de la
quereinaba en Méxicoy la voz clamante que denunciabalas exacciones. poderosa empresa editorial que sostenía el gobierno no dejaban tras-
de que eran víctimas los intelectuales que luchaban por dar otras orien- lucir al público metropolitano la fabulosa cantidad de aprehensiones
taciones de libertad a los mexicanos. En 1901 se reunió el Primer Con- / que se efectuaban dondequiera, y aparentemente la calma reinaba en
greso de Clubs Liberales en San Luis Potosí, al que concurrieron los la capital, porque en las estaciones postales eran decomisados los
representantes de todos los clubs políticos de la República, y después periódicos extranjeros y mexicanos que traían informaciones de la
188 RUBÉN M. CAMPOS LOS PRIMEROS TRUENOS DE LA TEMPESTAD REVOLUCIONARIA 189
AS

obra subterránea de multitud de conspiradores, que por defens¿ esa conciliación turbia y bochornosa; tenemosla imprescindible obligación
propia preparaban con tenaz labor anónimala revolución. de infiltrar el valor civil en las masas y denunciar todos los abusos que
cometan los empleados públicos, sean quienes fueren, y de acusar a los
La literatura de los periodistas de la oposición era candente y eficaz
que violan la constitución y las leyes de Reforma.
para exaltar los ánimos, pues aunqueel formidable polígrafo don Frz
Ya el clericalismo no es el monstruo que vio Gambetta; ya está caduco y
cisco Bulnes haya escrito que “en México, donde nocristaliza un fue derrotado por los esplendores de la ciencia; pero que no lo salve del
poder plutocrático, la opinión pública la fabrican las medianías de despeñadero el potente dique del despotismo que nos gobierna.
proletariado intelectual”, la verdad es que esa literatura, mediocre€
no, mantenía una tensión constante en el espíritu popular, efecto que Como se ve no había medianías del proletariado intelectual, sino
se obtiene más eficazmente por medio de un lenguaje que el pueblo fuertes pensadores entre los miembros de la oposición que encen-
comprenda, y no con un lenguaje retórico que no va directamentea dieron la revolución, y si no fue encarcelado quien hacía la síntesis de
alma del pueblo. Sin embargo, había claros y fuertes talentos en la la situación tan resueltamente, fue porque se escudaba con llevar el
filas de los escritores revolucionarios, como don Fernando Iglesias Cak ¡nombre ilustre de don José María Iglesias, uno de los más preclaros
derón, que hizo un resumendela situación política en este párrafo: patricios mexicanos, así como Camilo Arriaga tenía el abolengo del
inmaculado constituyente don PoncianoArriaga.
De hecho, la Nación está sometida a una dictadura militar que ejerce, no Por lo demás, los escritores del movimiento literario que revolucio-
el despotismo franco y abierto que tiene cierta grandeza en la acepte: naba la literatura, si se habían abstenido de conspirar, no estaban ig-
viril de su conducta, sino el despotismo hipócrita que se encubre en norantes de lo que pasaba en torno deellos. La dedicatoria del libro
apariencias constitucionales. Se han conservado los nombresdelas c de don Francisco 1. Madero La sucesión presidencial “A los señores
hay división de poderes, hay estados libres y soberanos, hay cámaras co
redactores de la Revista Moderna de México”, que pasó por nuestras
gisladoras, hay garantías individuales, hay constitución de 57. De hecho, l:
constitución es un mito, las garantías individuales una ilusión, las cámara
manos y que todos leímos, fue la primera clarinada que ponía en
unas corporaciones de consigna, los estados unos feudosy la divisióndi guardia al país para la acción cívica despuésdela entrevista Díaz-Creel-
los poderes unatriste parodia del dogmade la Trinidad, en la que hay tres man, y un testimonio de queel líder más preclaro de la revolución que
poderesdistintos y un solo mandón verdadero: de hecho, no hay más qu se preparaba conocía y estimaba al grupo de los escritores modernis-
una autocracia más despótica que la del zar de Rusia. En el terreno delo; tas, de uno delos cuales, Alberto Leduc, era un correligionario a quien
hechos hay que hacer conocera la nación el engaño de quees víctima, hay quería y estimaba, porque conocía su empuje y su franca rebeldía de
que patentizar que los funcionarios que han protestado guardar y hace hombrelibre que jamás quiso aceptar nada ni pidió nada a un gobierno
guardar la Constitución, son, sencillamente, unos mandatarios infieles. cuyos errores fustigaba a voz en cuello en los corrillos, públicamente,
temor a ser encarcelado o perseguido.
Don Ricardo García Granados escribía lo siguiente:

No hay, en efecto, que olvidar que la democracia tiene por base la iniciativa
individual, las virtudes cívicas, la constancia y la abnegación, y que ef
dondeéstas faltan, el gobernante más desinteresado se ve obligado,
las circunstancias, a proceder despóticamente, para evitar la anarquía, €
que la sociedad caiga en poder de aventureros audaces y sin conciencia.

Don Camilo Arriaga, radical exaltado, escribía estas declaraciones:'

Traemosel fin político de combatir al clero como facción política y pof


endeel de poneren claro la conciliación del gobierno del general Díaz en
' XXX
La primera víctima del bar

L MISMO TIEMPO quelas asonadas políticas se multiplicaban


en todoel país, y hacían patente el descontento de los mexi-
canos porla prolongación de un gobierno que notenía ya el
predominio porlas simpatías populares que se había captado
a su restablecimiento, sino que se hacía temer porla fuerza que des-
plegaba para sofocar los movimientos de rebelión por medio de la
cárcel, de la clausura de periódicos y del impedimento dela circulación
de libros por correo, los cuales se veían obligados a circular clandesti-
namente, un viento de fronda hacía estremecer de pronto el oasis en
el cual se habían refugiado los intelectuales, que se creían a salvo de
los ciclones desencadenadosde la política.
No intentamos hacer un estudio amplio de la vorágine de alcohol en
que naufragan no solamente los intelectuales, es decir los que trabajan
con su inteligencia como un medio honesto de vivir, pues no se crea que
al dar a los escritoresel calificativo de intelectuales tratamos de elevarlos
a un rango superior al de los demás. Tan intelectual es el que escribe
literatura como el curial que estudia un proceso y consigna una resul-
tante, o comoel ingeniero que concibe y hace cálculos matemáticos para
una construcción, o como el médico que compulsa lineamientos de
procesos morbososy sintomáticos para diagnosticar un mal o para fundar
un pronóstico, o como el constructor de una máquina que resuelve mul-
titud de problemas de concatenaciones de movimiento para traducirlo
en acción, o como el músico que crea arquitecturas de sonidos vanos
como un espejismo pero sujetos a leyes armoniosas imponderables:to-
dos son intelectuales, todos trabajan con la inteligencia, y su labor está
reconocida como la más alta y noble de la humanidad pensante.
Ahorabien, los intelectuales no son los únicos que más asiduamente
concurrenal bar, donde creen encontrar la expansión necesaria como
192 RUBÉN M. CAMPOS LA PRIMERA VÍCTIMA DEL BAR 193
ama an
—.

premio a la reconcentración de su intelecto en la labor constante de de la casa de huéspedes que habitaba con Guillermo de la Peña, ex-
pensar, absorbente de todas las actividades. El bar es concurrido además celente camarada que administraba la Revista Moderna, y donde
por multitud de gente alegre, de jóvenes ociosos para quienes la vida íbamos a almorzar alegremente, mientras nosotros seguíamos a pie
sonríe, que hallan muy sencillo tener una hora de disipación, o un día de hacia la calle de San Lorenzo. En el camino alguien propuso tomar la
disipación, o una vida de disipación; pero no saben que el alcohol que copa del estribo en una cantina que surgió al paso, de las mil cantinas
por más o menos años fue un placer y un pasatiempo, un estímulo y un que tenía entonces la ciudad, y sin vacilar entramos y pedimos cada
acicate, con los años se convierte en una necesidad, en una urgencia, en uno lo que nosvino en gana. Pero el incidente penoso nos había lle-
un hábito fatal y por último en un vacío. El alcoholes un vicio que conduce nado de tristeza y nadie bromeaba ya.
atodoslosvicios, y el orgiástico es un crapuloso al que no detiene ningún —Loterrible de estas paraplegias —decía Guillermo de la Peña— es
valladar y que no respeta nada. La frase terrible de Edgar Poe, “el que ha que nadie sabe a qué hora se presentan ni cuándo estallan: está uno
bebido beberá”, es un estigma de fuego que marca al condenado a des- muy quitado de la pena, bebiéndose una copa como Banuet, sano,
cender a toda degeneración, y cuyo desenlace trágico no es solamentela fuerte, siempre de buen humor, cuandoel mal traidor lo fulminay lo
muerte, porque si ha engendradohijos ellos heredarán todas las miserias paraliza, sin que se haya dado cuenta desde cuándo estaba amenazado
y degeneracionesfísicas y morales del alcohólico. del terrible mal ni cuándoestallaría...
Hemos estudiado antes, aunque ligeramente, las alegrías del bar, —Noescierto —dijo Benamor Cumpsinterviniendo ante la expec-
Pero es preciso que anotemos, aunque sea también ligeramente, la tación de todos—. Todos sabemos qué mal fatal llevamos con nosotros,
tristeza del bar. Cierto día hallábanse algunos de los personajes de que nos acecha, de cuando en cuando, piadosamente, nos da un aviso
quienes hemosestado hablandoenel bar llamadoEl Palacio de Cristal; preventivo: lo presentimos, lo vemosvenir, lo sentimos ya en nosotros,
bebían alegremente una copa en el muelle, que como hemosdicho en nuestros entorpecimientos musculares, en nuestras cóleras sordas, en
era el mostrador donde los cantineros confeccionaban y servían las nuestro trágico despertar después de una orgía, en nuestra amnesia
copas. Bebían los amigos antes de ir a comer juntos y con cierta pre- que nos hace olvidar todo como si cayera un telón entre el pasado y
mura no la última copa, sino la penúltima, como ellos decían en hu- el presente, en nuestra acrimonia para los seres más queridos, en el
moresca superstición de que jamás debe beberse la última copa, pavor constante porque no sabemos qué peligro nos amenaza, en los
cuando de pronto vino a turbar su ruidosa alegría un incidente ex- insomnios que ya no nos dejan dormir como antes, en las paralizacio-
traño: Pancho Banuet, que tenía en la mano una copa de ajenjo, de nes dolorosas de las extremidades que se nos duermen y que no pode-
pronto empezó a palidecer y a titubear en la pronunciación; detalle mos mover al despertar...
que pudo notarse porque a la sazón hablaba él con el humorismo —iCállese usted! —dijo Valenzuela sordamente sacudiendo un
gracioso y mordaz que le era característico; viose que la copa se le: brazo de Benamor, junto al cual estaba, y bebiendo de un sorbo su
escapaba de las manos, que sus piernas flaqueaban temblorosas y que copa de brandy.
perdíael equilibrio,lívido y aterrado; y al ir a desplomarse enel piso, Y arrastrando a su amigo lo sacó de la cantina premuroso,la cabeza
Aurelio Ruelas, el arquitecto hermano de Julio el pintor, logró soste- baja, sin hablar, absorto en quién sabe qué pensamientos, presuroso
nerlo en movimiento súbito recibiéndolo en sus dos brazos para que por llegar a la comida que esta vez iba a ser fúnebre, temeroso como
no cayera. El estupor cundió entre todos, las copas fueron puestas sin si quisiera huir de sí mismo.
vaciar sobre el mostrador, nadie osaba comentar el caso, y cuando Subieron las escaleras y llegaron al pequeño comedor dondeyaes-
Banuet intentó dar un paso y no pudo, pueslas piernas pendían inertes taban sentados los demás comensales; y frente a la entrada, Banuet
como el trapo, determinamos salir del bar sin consultarnos previa- empuñaba una copa sentado, sin poder ponerse en pie porque ya sus
mente; y Raúl Landázuri y Aurelio Ruelas al salir del bar cargaron a piernas no lo obedecían, y exclamaba irónicamente saludándonos con
su copay repitiendo el grito de guerra que enseñó la Santa de Cabora,
Banuet a quien tenían cogido cada uno por un brazo sobre los hom-
Teresita Urrea, a los indios rebeldes de Tomóchic:
'
bros de ellos, pararon un cochey lo subieroninerte, dandola dirección:

|
194 RUBÉN M. CAMPOS

—¡El santo poder de Dios nos valga! —y apuró su copa de untrag


La comida fue tétrica, como decía humorísticamente Aurelio Rue
pues aunquetodostratábamos de disipar el recuerdo de la escena del XXXI
bar, la teníamos grabada a fuego en la memoria. Después de breve
sobremesa nos despedimos, mientras los compañeros de habitaci; Los síntomas precursores de la Revolución
de Banuet habían ido a traer un médico. Inútilmente. Banuet, mec
a inyecciones, fue decayendovisiblemente; perdió el humor, perdió -—_—_—_—— AAA

alegría; le fue privado el alcohol estrictamente; y como insistiera ef


beber, al segundo ataque complicado con una antigua “avería”, hu
que amputarle una pierna, y como fueran a amputarle la otra, pre
morir y pronto halló la muerte.
AVIDA SIGUIÓ su curso. Los síntomas de la perturbación social
atizada másy más porlos agitadores que integraban unavasta
ramificación en toda la República, en vano los periódicos go-
biernistas pretendían hacerlos pasar inadvertidos. El bar, que
para todos los demás parroquianos crecía en interés, porque era el
único lugar donde se conspiraba en pequeñoscorrillos, en la intimidad
de círculos concéntricos a la realización de un ideal común, para
nosotros había decaído en interés, porque no era ya el lugar de la
plácida alegría comunicativa, sino el centro adonde convergían todas
las conspiraciones. Ojos febriles nos miraban con recelo, como a gen-
tes extrañas que no tomaban parte activa en sus discusiones porani-
madversión hacia los que no pensaban comolos escritores. Hoy existe,
como antes de la evolución de la prensa, una multitud de publicistas
congregados en torno de los grandes diarios modernos; pero enton-
ces, a la desaparición de los antiguos diarios políticos, no admitía más
que un pequeño grupo de plumíferos que formaban, como hemos
dicho, un pequeño mundoaparte al que sólo se asomaban porafinidad
los artistas, pero no los políticos intelectuales que no se sentían hala-
gados con el nombre de escritores porque su lema no eraescribir sino,
como decían ellos, difundir sus ideas al calor del miting y en la eferves-
cenciadel club, cuandolas injurias hechas a los obreros aún están vivas
y la sangre gotea de su corazón lacerado. Entoncesellos, los agitadores,
levantan su palabra flamígera para incitar a los ofendidos a vengar
afrentas, hacen vibrar de entusiasmo a cuerposflácidos que se creían
decadentes y que se yerguen aptos para agitar la tea vengadora, para
empuñarel arma igualadora y para invadir las propiedades que debían
ser de todos los desposeídos y que no son sino de unos cuantos aca-
paradores.
196 RUBÉN M. CAMPOS LOS SÍNTOMAS PRECURSORES DE LA REVOLUCIÓN 197

Deestos agitadores, aunque no delos líderes que se ocultaban y creyendo quelos favores de la diosa fortuna se prodigan en quien
gazmente para evitar ser perseguidos y capturados, sino de | los ha recibido, quiso volver a vivir la vida fácil que había vivido, y
desconocidos que no tenían aún sobreellos el ojo de lince del dete cuando creía hallarse a la mitad de una larga vida, un segundo
tive, se deslizaban muchosen los círculos del bar que recorrían ope de aque vino a fulminarlo concediéndole como una graciael dejarle
tunos, simulando presentaciones eventuales, aceptando invitacion la vida en suspenso, en entredicho, mientras el destino daba su fallo
fortuitas y correspondiendola invitación a sentarse con una rondaé inexorable. Pero esta vez el dilema era definitivo: o renunciaba a
copas, para poder permanecer en un círculo y escuchar, sondear | todo placer sensorial para seguir viviendo, o desafiaba al tercer
ánimos, explorar las conciencias por ver si había entre ellos la ataque del que caería muerto. El pronóstico fue dicho al enfermo por
filiación conspiradorae insinuarfraternidadesy alianzas para eng lun médico que conocía el temple de su alma, y el poeta optó por con-
la nube amagadora de la oposición que se cernía en el horizonte pa servar el don precioso de la vida. Entonces viose un caso extraño:
deshacerse en tromba revolucionaria. 1 'aquel hombre que durante veinte años, al llegar la catástrofe de su
Por entonces viose aparecer en México una nueva primavera ] “fortuna, había tratado de quitarse la vida con el mejor y más lento
nuestra literatura. En el ocaso de su malograda vida, Valenzuela wi de los venenos, porque es bebidoa tragos, y cada vez queel elixir de
llegar una nueva pléyade de escritores que iban a continuar la ob 'muerte es bebido produce la ilusión de sentir y gozar todoslos pla-
emprendida. Surgió Luis Castillo Ledón, que venía del oeste, de ceres, había dejado correr el tiempo inadvertidamente, en un deli-
tierra nayarita de Amado Nervo, con su bagaje de ensueñosa los ciosofar niente que lo había compensado de su caída y lo había hecho
daba forma en lindos versos y prosas exuberantes de juventud,y feliz, como lo dice en dos bellos versos:
su intelecto apto y sus pies ágiles para ir en peregrinación a recorrer
Yo soy de mis sueños el único dueño;
itinerario de Hidalgo, a fin de reconstruir acuciosamente las etapas
verdad o mentira, yo he sido feliz.
campaña del héroey testificar las rectificaciones históricas que de
darle fama de historiador. Surgió Roberto Argiúelles Bringas,el p oet
Y ahora que estaba herido de muerte quería, vigilante y anheloso,
de hierro que forjaba sus versos a martillazos en la fragua de1
indemnizarse del tiempo perdido; y con unaactividad febril discurría
cíclopes, y en quien despuntaba esplendorosamente una personali d:
y dictaba bellos versos que ya no podía escribir, comosi tuviera prisa
que pronto vino a segar la muerte. Surgió Manuel dela Parra, con S
de terminar un poema por temor de que la muerte lo sorprendiera.
paisajes de lejanías y sus reconditeces de alma de ensueño, evocadí
Su inteligencia estaba lúcida; pero su voluntad necesitaba un poderoso
de otras edades cuya visión llevaba en su espíritu, conturbado por ul
"revulsivo para obedecer, y suprimido el revulsivo, ya no obedecía. Obs-
penasin fin. Surgió José J. Núñez y Domínguez, el continuador
estirpe de los fuertes intelectuales veracruzanos, de los que cuar tinábase en componerpara decir lo que tantas veces pudo haber dicho,
“en el buen tiempo de la reacción diaria en que componía con tanta
cae uno, otro queda en pie, comosi recibieran el legado de sost
el nombre de los escritores de primer orden. Surgió Abel Sala “facilidad y recitaba complacido con el deleite que veía en torno suyo,
que como hemos dicho conquistó de un golpe su alto nombre € "aquellos sonetos en queestabareflejada su alma sensitiva y su voluntad
“indomable. Pero evidentemente que su débil espíritu analítico le hacía
poeta, al resultar vencedor en unos juegos florales en que ganó e
recoger aquello que en otro tiempo hubiera desdeñado: y recogía
un poema “La flor natural”. Estos y otros poetas y escritores de sig
“avariciosamente las partículas de su intelecto que tan derrochador
ficación, fueron, como hemosdicho, los que descollaron en la
“fuera en otro tiempo,y con los despojos del botín de su vida entretejía
de amordela belleza al tramontar la era neorromántica, que coincidi
¡pensamientos que a veces solían hacer que uno lamentara el que no
con la caída de Ícaro del poeta Valenzuela.
"hubiese escrito tantas cosas como aquéllas que ahora ya no podíadecir.
El proceso de su larga enfermedad habíase anunciado; y como Dos libros pudo dictar mientras su enfermedadle permitió pensar y
primer ataque del mal fue vencido fácilmente, la confianza renació
dar forma a sus pensamientos con su imaginación a veces resplan-
aquel espíritu a quien la fortuna había sonreído desde la adolescen€
198 RUBÉN M. CAMPOS LOS SÍNTOMAS PRECURSORES DE LA REVOLUCIÓN 199
a,
—— ——

deciente y a veces eclipsada, pero a pesar de esas intermitencias sy escanciado en bocas purpurinas,y su fantasía idealizadora que embe-
espíritu de artista pudo dar el canto delcisne. lleció la estatua de Tanagra de una amarilla musmé de Yoshiwara,a la
Las alegrías juveniles que ya solamente pudo oír aunque no partici que cantó en un bello poema,fueron como un bólido errante que pasó
pase de ellas en su lecho de inválido, fueron un consuelo precioso para por el cielo de nuestro arte siempre electrizado, como la atmósfera de
su tribulación, pues los demás amigos de antaño habían tenido que nuestra política que es cual una fragua en la que se forjan hombres.
seguir la corriente de la vida y unos habían desaparecido, otros habían Los poetas jóvenes, por tanto, venían a anunciar una nueva pri-
dejado la vida muelle y licenciosa de la soltería, y otros habíanse enro- mavera de arte en nuestrasletras, y ratificaban el concepto de que cada
lado definitivamente en las avanzadas de la revolución. Jesús Urueta nueva generación literaria da una eflorescencia exquisita, sea cual
había fundado un periódico político que compartía la notoriedad del fuere la dirección que tome la producciónliteraria. Cada florecimiento
día con otro periódico político que escribíaJesús M. Rábago y Francisco de una época trae sus normas de belleza, sus inclinaciones delineadas
M. de Olaguíbel, que había sido también colaborador de la Revista por los maestros que surgen en la literatura universal; y es en vano
Moderna. Ciro B. Ceballos escribía un libro, Aurora y ocaso, en que pretender que se perpetúe un modelo o quesetrate de revivir otra
diseccionaba el encumbramientoy la decadencia del presidente Díaz. época pasada, porque enla literatura, como en la moda, quien escribe
Amado Nervo era secretario en la Legación de México en España. Los en anticuadas formas o quien viste en trajes pasados de moda no está
demás habíanse dispersado siguiendo cada uno su destino. al día, desentona en la corriente del pensamiento que todolo arrolla,
Entre los poetas de laRevista Moderna que surgieron poco después, que no se detiene jamás, porquesi se detuviera, la humanidadsufriría
hay que recordar a Efrén Rebolledo, exquisito orfebre cuyo nombre se un golpe de muerte; y la humanidad está apenas en los principios de
me había escapado porque apenas en la aurora esplendorosa de su una vida intelectual definitiva, y la producción literaria recogida hasta
iniciación fue enviado a la Legación en Guatemala, donde pasó su ju- hoy no será sino los primeros intentos del pensamiento humano para
ventud; después a la Legación en Tokio donde pasó su edadviril, y elevarse sin el lastre de los ensayistas que la han precedido hasta hoy
más tarde a la Legación en Oslo, dondevio llegar la madurez de su vida y que han zozobrado en un piélago de contradicciones con las que
malograda en residencias lejanas, mientras la vida tumultuosa de unos deshacen lo que han hecho otros, quienes a su vez encuentran
México rugía desbordándose en los estrechos cauces de las democra- en cada pensador un antagonista al que destruyen antes de ser destrui-
cias oprimidas que corrían en derivación ansiosas de encontrar los dos ellos mismos, hasta que del encadenamiento de exploraciones y
remansosde la verdaderalibertad. La poesía de Rebolledo, portanto, fracasos surja un día el derrotero definitivo que ha de seguir la humani-
es ajena a ese convulsionismo de ideas en lucha que se siente vibrar dad por entre las ruinas de tantas teorías, entre las que quedan los
en otros poetas contemporáneos nuestros. La poesía de Rebolledo es libros como las osamentas de tantos héroes que han caído comba-
esencialmente erótica; pocas veces se remonta a ensalzar ensueños tiendo en servicio de la intelectualidad.
alados y apariciones vagarosas apenas entrevistas: lo esencial en su
poesía erótica es laudar la conjunción gloriosa de dos juventudescar-
nales, el choque eléctrico de dos espasmos fundidos en unosolo, la
hermosura de la hembra inmortal y fecunda, la glorificación de la ju-
ventud de Venus en plenitud de belleza, de Anadiomena surgida del
mar en una evocación más poética que la de Eva surgida dela costilla
de Adán en idéntica plenitud de hermosura. Este poeta, cuya vida malo-
grada hubiera sido fecundasi sus actividades hubieran hecho eclosión
en la tribuna o en el foro, en uno de los periodos más álgidos de la
vida política de México, fue a morir a Madrid, siempre agregado a una
legación. Su existencia desencantada que tuvo por premio el placer
XXXII

La segundavíctima del bar, Bernardo Couto

A SEGUNDAVÍCTIMA dela alegre bandada fue Bernardo Couto.


Heredero de un nombre ilustre en los anales de la cultura
mexicana, pues su abuelo había sido fundadorde la escuela de
Bellas Artes y un impulsor tenaz del buen gusto artístico,
Coutito, como le decíamos cariñosamente por su extremada juventud
que frisaba en los veinte años, había venido al mundo con un hastío
incurable. Estudió en el Colegio de Francia no se sabe qué, para de-
sertar alos quince años de edad en plena vida bohemia, la que él quería
vivir, la que había leído en Murger y en Musset y que ahora le tocaba
gozar en Montmartre con MimíPinsón,y su pipa en la boca todavía sin
bozo... (¡Pasarán otra y otra generaciones, y la ilusión de los adoles-
centes latinoamericanos seguirá siendoir a vivir en París, en Montmar-
tre, con la montmartroise Mimí Pinsón!)
En sus cuentos nos habla de Nina, con la que había ido a nadar al
país de los lagos y en la que había aprendido a amar. Y tan bien
aprendió a amar, que del grupo de la Revista Moderna él era el único
pasional, o por lo menosel único que alardeaba de ser pasional. Cierto
día apareció con Amparo, moradora del barrio latino, lo que dio lugar
a que Tablada hiciera reír en el bar al papá de Couto que verborizaba
contra el libre estilo de escribir de su hijo.
—¡Le van a decomisar sus libros y lo van a procesar!
—Eso no importa —dijo Tablada—, quedará libre en el acto.
—¿Por qué?
—¡Porque ya tiene el recurso de amparo!
El quid pro quo fue celebrado con una copa que invitó el papá.
/ Aparecía Coutito con Amparo a las altas horas de la noche, cuando ya
la reuniónliteraria habíase dispersado,y surgían los noctivagos deam-
bulatorios, cómicos, toreros, cantantes de zarzuela que salían de los
202 RUBÉN M. CAMPOS LA SEGUNDA VÍCTIMA DEL BAR, BERNARDO COUTO 203
2 a

mm.

teatrosy se refugiaban en el cabaret La Parroquia, situado en la esquina asco y horror por todo. Lograbasalir sin haberse cambiado ropa inte-
de Tarasquillo, donde hervía la gente de trueno, mientras el pianista rior, ni siquiera cuello y puños de camisa, él, antes habituado al baño
Pomartocatacateaba sus danzas en el piano que rodeabanlas hetairas diario servido por bañistas expertos y deteniéndose en el pasamano
para bailar de coconito con quien las tomase. A esa hora caían por de la escalera en cuyos peldaños una vez Rafael Martínez Rubio res-
racimos, acompañadas por los galantuomos que se complacían en balóse y fue a dar hasta el piso bajo en un glisar de posaderas, bajaba
acompañarlas en espera del beneficio, el dormitorio gratis ed amore. lentamente y echábase a andar para ir de bar en bar en busca de los
Venía el Pajarito, que era como el consejero de almohada de las pe-: amigos.
cadoras de amor; venía Lerdito el pianista, a quien se disputaban en Cuando lo veíamos asomar a la puerta como un espectro en-
un volado “águila o sol” las hembras más hermosas; venía Chucho venenado de alcohol, Valenzuela pedía al mozo una copa de coñac y
Martínez a quien se llevaba la vencedora vendado para que no viera su una botella de gingerale, la que vaciaba en un vaso con hielo, volcaba
suerte hasta después, y que tras el premio pedía un reintegro. Éstos y el coñac y ofrecía al enfermo el remedio único que hay —similia simili-
muchos más favoritos de la fortuna se codeaban con el Camaleño y con bus curantur— para volver a la vida a un intoxicado de alcohol. Urueta
el Colorín, mataory novillero que estaban de moday traían su séquito veía aterrado al pobre niño que llevaba el vaso a la boca con manos
de banderilleros; y toda el hampa de trasnochadores elegantes, de vivi- temblorosas, el primer síntoma del delirium tremens, y bebía ávida-
dores que bebían al acaso, merced a la prodigalidad mexicana, pues mente hasta agotar el brebaje salvador y clamaba con voz sorda —¡Esto
un mexicano nunca bebe solo, sino que en un lugar de placer derrocha no es posible! ino es posible! —mientras pasaba su mano piado-
todo lo que trae para que todos estén contentos, y como siempre hay samente por los cabellos floridos de la víctima, la cual empezaba a
alguien que le corresponda, así se va encadenandola orgía que da fin reaccionar con una risa nerviosa, con la mirada acuosa, la boca hin-
al amanecer. chada y desgarrada, hasta que por el prodigio de la juventud volvía la
A esa hora iba Coutito, o más bien era llevado por Amparo, al Hotel sangre a circular y a vigorizar generosamente el corazón, ¡y el etilismo
del Moro, que era suyo y que estaba en donde están hoy las pa- volvía a empezar!
pelerías del Coliseo, y donde una noche que Tablada fue a dormir. Un mediodía corrió por el bar una noticia siniestra: Couto estaba
por eventualidad, contaba que las chinches se habían bebido el vaso atacado de pulmonía en la casa de Amparo. Pronto inquirimos que
de agua. Y cierta vez que Elorduy quería tomar un cuarto, le aconsejó Couto había pagado su rescate y le había puesto una vivienda en la
que mejor buscara un cuarto en el Hotel de Ventas, casa de remates que calle Verde donde apenas se habían instalado. Y cuando íbamosreuni-
acababa de abrirse. Al mediodía Couto despertábase solo, pues Am- dos a visitarlo y nos trasladamos en un coche a la calle Verde, Couto
paro partía a hacer la toaleta complicada de las sacerdotisas de Venus, había muerto de una pulmonía fulminante.
bañarse en baño turco-romano, con masaje y reposo para recibir la Atardecía cuando llegamos a la cámara mortuoria, una pieza baja
ducha y nadar en la piscina, perfumarse, cambiarse pulcramente de con una ventanaa la calle. En un catre de fierro estaba el féretro negro.
limpia para estar apta al combate de Eros. Mientras el desventurado Algunas flores regadas por el suelo y una pequeña corona sobre el
artista, después de la orgía a la que había llegado niño, levantábase ' ataúd. Dos o tres mujeres enlutadas, entre las que lloraba silen-
penosamente, tembloroso y febril, con el sabor abominable de la ciosamente Amparo. Pobres gentes acurrucadas en el suelo o sentadas
crudez en la boca, y las encías agrietadas de enfermo de piorrea; en pobressillas de tule. De pronto se oyó rodar un carruaje y tres
vestíase tambaleante alargas pausas en las cuales volvía a caer sobre jóvenes y un señor anciano, rigurosamente enlutados, descendieron
el lecho revuelto; no acertaba a aliñarse porque extrañabalos útiles de ' y pidieron permiso de entrar. Los amigos del muerto, Ciro Ceballos,
su casa elegante de gente bien, y tenía que conformarse con inclinar Pedro Escalante Palma, Raúl Clebodet, Benamor Cumps, se apartaron
la cabeza en unajofaina de peltre, lavarse mal por el entorpecimiento /para dejar pasar a los deudos que eran un tío, un hermano y dos pri-
de sus músculos doloridos, de su cefalalgia aguda, de su amnesia que mos, y venían a dar el último adiós al finado. Permanecieron de pie un
le hacía olvidar todo ¡a los veinte años!, de la náusea que le hacía sentir momento,y luego se obstinaron en suplicar que el ataúd fuese abierto
204 RUBÉN M. CAMPOS

para ver por última vez a Bernardo Couto. Despuésde titubear par
no violar la disposición del médico que prohibió terminantemente qu
se abriera el féretro, Amparo cedióal fin y ofreció la llave para que. XXXII
deseo fuese cumplido. Los deudos desfilaron uno a uno para ver
la faz amada y llevar su imagen fotografiada en la memoria; y desp 1é La tercera víctima del bar, Jesús E. Valenzuela
de que fue cerrado para siempre el ataúd, los deudos ofrendaron
corona de flores de porcelana que los jóvenes dejaron a la cabeza del
muerto, no sin haber vuelto a poner la corona pequeñaenel lugar quí
ocupaba antes. Y cumplido el piadoso deber, salieron lentamente
subieron al carruaje y desaparecieron.
Unodelos jóvenes se contagió, cayó atacado de pulmonía, y a pesa
de los cuidados que se desplegaron para salvarlo, murió a los och A TERCERA VÍCTIMA del mal del bar fue Jesús E. Valenzuela.
días después de la muerte de Bernardo Couto. Valenzuela iba a cumplir cincuenta años; tal noticia nos daba
por medio de un telegrama para que el próximo domingo
no dejáramos de concurrir a Tlalpan; y así fue que al llegar
el día señalado nos apresuramos a tomar los trenes del meridiano a
fin de no ser los últimos en llegar; y al arribar nos sentimos muy con-
trariados, porquela casa solitaria presentaba un aspecto sombrío. En
la sala hallábanse ya algunos amigos fieles del poeta, Chucho Trillo,
Avelino Gavaldón, Leopoldo Vázquez, Salvador Cordero y otros.
Nosotros, que habíamos hechoel viaje alegremente y esperábamos
pasar un día delicioso, quedamoscontrariadosal ver los rostros altera-
dos como por una intensa preocupación, de las personas que se nos
habían adelantado y que se pusieron en pie a nuestra llegada, como
para dar más solemnidad a la recepción, y nos consternamos cuando
el hijo mayor de Valenzuela se adelantó hacia nosotros y nos dijo en
voz baja:
—Tengola pena de decirles que mi papá sufrió un ataque, y aunque
fue ligero, se encuentra reposando mientras es la hora de comer, y el
médico ha ordenado que por ningún motivo se le hagan preguntas
sobre el incidente, y todos platiquen y estén contentos como si no
hubiera pasado nada.
Rodeamos al joven abrumándolo a preguntas, y mientras sa-
ludábamos a los demás y nos sentábamos, Emilio nos contaba a gran-
des rasgos lo sucedido:iban a acostarse cuando oyeron de la recámara
contigua un ruido como si se hubiera desplomado un cuerpoen el
suelo: corrieron precipitadamente y encontraron al poeta que yacía
caído sobre el pecho, mientras un estertor brotaba de su garganta, sin
articular palabras; y cuando lograron incorporarlo y ponerlo sobre el
LA TERCERA VÍCTIMA DEL BAR, JESÚS E. VALENZUELA 207
206 RUBÉN M. CAMPOS

señora Blanco: “Si tu mal tiene remedio ¿de quéte apuras?y si no tiene
izquierda no obedecía a ejecutar el movimiento que iniciaba cl L remedio ¿de qué te apuras?”
diestra, y su pierna izquierda estaba inerte, en tanto que su mi —¡Es verdad! —dijo Valenzuela reaccionando con la impetuosidad
espantadaestabafija en un punto vago. Las señoras fueron despe de un toro al sentir una banderilla de fuego—. ¡A vivir!... —agregó
y Emilio corrió a avisar al doctor Alfonso Banuet quevivía cerca, el cua incorporándose; y arrojando a un lado las colchas con la diestra, pidió
vino inmediatamente y ordenó un lavado y un drástico para limpia a e lo vistieran, lo afeitaran y lo peinaran, para recibir correctamente
desalojar las obstruccionesintestinales y estomacales. El enfermo pog a sus visitas.
a poco volvió a su normalidad,la tensión nerviosa se suavizó,losri d Sus amigos íntimos, sin embargo, no habían esperado a quesaliera
y las anquilosis fueron desapareciendo a su vez, la corriente arte ia y habían hechoirrupción en la alcoba con el derecho de su intimidad.
pudo bañar al corazón con su impulso habitual; y como resultante Entraron jubilosos, sonrientes, tratando de hacer olvidar al poeta el
reflejóse en todo su cuerpo la dulzura de volver a la vida, de sentir la golpe inicial que a su clara inteligencia no se ocultabala trascendencia
circulación de la sangre generosa que se traducía en la sonrisa de satis. que iba a tener.
facción de quien se ha salvado de un gran peligro, y de benevolencia —¡Buenosdías, Chucho! —dijo Ceballos.
afectuosa hacia los rostros aterrados que lo circundaban y que poco d —¡Feliz hemiciclo de años! —dijo Tablada.
poco fueron dejando su aspecto de estupor por la emoción detran. —¡Qué se encienda el fuego nuevo de los aztecas! —dijo Salvador
quilidad y de esperanza que les infundía aquella sonrisa. Vinieron Cordero.
palabras sacramentales en esos casos: “¿Cómo te sientes?” “¿Cómo —i¡Va mi saludo finisecular, compaire! —dijo Clebodet.
estás?”, y el poeta, que era un incorregible humorista aun en las cri ; Valenzuela creyó o fingió creer queellos ignoraban la verdad, y com-
más estupendas, en cuanto pudo hablar pidió trabajosamente u placido y sonriente recibía y devolvía los abrazos solamente con el
espejo para mirar su boca torcida antes de que fuera a desaparecer brazo derecho, simulando que tuviese ocupada la mano izquierda con
rictus. Trajéronle el espejo, viose y rió alegremente, y cuando un pañuelo desplegado, pero en realidad porque el entorpecimiento
preguntaron porquéreíadijo: “es para poder imitar mañanaeste ges del brazo aún nole permitía ejercer la acción de abrazar. Un instante
cuando lleguen mis amigos”. despuésel poeta hallábase plucramentevestido, frescamente afeitado
En ese instante otro de los hijos, Pepe, vino a llamar a Benamor y aliñadamente peinado; erguido como en sus mejores años, sonrien-
Cumps por ruego del enfermo que ya había despertado; y el amigo te y juvenil a pesar de las hebras de plata entreveradas en su cabellera
fiel pudo ver el efecto del prólogo de aquella tragedia siniestra que negra y naturalmente ensortijada tras la loción del peluquero, recibía
iba a desarrollarse: los ojos brillaban escrutadores y terribles fin- y devolvía saludos amable y jovial, prodigando leves inclinacionesa las
giendo una alegría que resultaba siniestra; las manos temblabanal ir. damas que habían recibido la misma consigna de alegría y disimulo,y
a dar al recién venido un saludo cordial; los cabellos en desorden quelo felicitaban cordialmente, y afectuosos saludos a los caballeros que
caían sobre los ojos profundos como las cuencas del espectro de la habíanse quedadoenla sala y que fueran sus amigos de infancia, Trillo,
muerte, y al iniciar una sonrisa vio Benamor claramente que se dibu- Cándano,Villaurrutia, que aunque familiares eran cordialmente res-
jaba el rictus temible y la boca íbase hacia un lado, mientras la lengua petuososy no veían con buenosojosla familiaridad de los escritores.
no estaba libre aún del entorpecimiento causado por el ataque de El poeta extrañóse pronto de que nadie bebía, y a una señal suya apare-
hemiplegia, aunque el poeta hiciese un esfuerzo sobrehumano para ció un criado trayendo en una bandeja de plata las ánforas de cristal
aparecer libre de aquel entorpecimiento, y más aún, por creerse él de roca henchidas de coñacy las finas copas de Bohemia delargostallos
mismo libre del formidable amago. Mas notando la abstracción de su que semejaban abiertas flores monopétalas rebosantes de rocío en un
amigo que se había sentado a un lado del lecho, le preguntó de / cáliz de oro. Y generosamentecorrió el vino de matiz ámbar como en
pronto: —¿En qué piensa usted? —Benamor sintió un estre- otros tiempos,y las copas fueron alzadas a la altura de las bocas para
mecimiento y contestó implacable: —Pensaba en una máxima de la desear al festejado la salud que tanto necesitaba, y que todos lamenta-
208 RUBÉN M. CAMPOS LA TERCERA VÍCTIMA DEL BAR, JESÚS E. VALENZUELA 209

ban íntimamente al ver herido de muerte a aquel hombre que semeja] aigado del claustro materno, como el hipocampo desarraigado y
un árbol fulminado por un rayo que desgarra su tronco de arrib re de su crústula de lofobranquio; y cuando el hombre : cree
abajo, y desgarrado ya, lo deja vivir íntegro y fresco bajo su
plenitud de vida, sano y fuerte, un primer aviso le recuerda que e
verde, pero herido de muerte en el corazón. ¡Ñ E rmen del mal creció a la par que el germen del bien y va a verse ahora
La comida, sin embargo,fue alegre y cordial; el doctor, que era un ién de los dos es másfuerte.
de los comensales, al servir los criados el vino del Rhin dio gen
rosamente su real permiso al enfermo para que bebiera unos dos
dos de champaña. La ventruda botella fue sacada del cubo de >
que refrescaba otras muchas, y descorchada sobre la mesa; y al
son:
el taponazo que retachó en el plafón del comedor, y serle escanciz
la copa burbujeante de espumaal héroede la fiesta, todos levantamos
nuestras copas mientras él levantaba la suya, y de todo corazón le de
seábamosla saludy la vida,la fortunay la felicidad. Él vació de un t
los dos dedos de champaña que previamente había hecho medir ve
viendo los dedos hacia abajo, y al recibir la saturación bienhecho
parece que todas sus fibras se sintieran bañadas, rejuvenecidas, vueltz
a la vida. Su sonrisa volvióse alegre y franca, sus ojos brillaron con la
luz selenita radiosa y noble que tan simpático lo hiciera, su rostr
emaciado de altivo tarahumara de las sierras volvióse atezado y fresci
sus brazos y sus manos recobraron los movimientos gentiles qu
signaban su hidalguía al agradecer una atención, al rubricar un salud o
en elaire, al levantar la copa e inclinar levemente la cabeza para desear
felicidades, mientras con la mano izquierda tocábase el ala del som-
brero o descubríase caballerescamente en el bar. Y en torno de la mesa
circularonlas sílfides aladas de la esperanza que derrama su soporletal
en los espíritus abiertos como flores de la mañana a la mentira en-
gañadora, la cual derrama el rocío de su piedad aun en el lecho del
moribundo que acaba de dormir un reparador momento efímero. Y la
alegría de vivir surgió desnuda y blanca como Anadiomemadel mar,
para verter en todoslos espíritus fatigados de pensar y de vivir el sopor
del olvido.
Nos levantamosprestamente, no obstantela alegría que reinaba, de
aquella mesa que fuera testigo de tantos días felices, antes de que la
inclinación fatal a los desbordamientoshiciera fracasar las esperanzas
del médico amigo en una reacción que los médicos esperan siempre,
no se sabe por qué, acaso porla fe en la vida; y no saben que el mal
viene dela raíz del alma, de la raigambre más obscura de las entrañas
de la vida, de donde arrancan los filamentos envenenadosdel mal al
mismo tiempo quelas fibras vivificadoras que sostienen al ser des-
XXXIV

La cuarta víctima del bar, Julio Ruelas


€—— A——Á

A CUARTA VÍCTIMA dela sed de ensueño y de alcoholfue Julio


Ruelas. El pintor Ruelas era un solitario desencantado.
Cuandoel hastío de vivir le entenebrecía el alma, cogía su
sombrero, dejabael lápiz o el pincel, pues era un trabajador
infatigable, y salía en busca de sus amigos. Si se le preguntaba adónde
iba, contestaba: “He trabajado todo el día y voy a premiarme.” Y el
premio consistía en un vaso de cerveza que bebía a largas pausas, sin
ninguna prisa. Pero cuando sus amigos tenían un día de asueto y lo
dedicaban a pasearse, a reuniones, a días de campo, Ruelas quedábase
en su casa dibujando o pintando,y al caer la tarde se dirigía solitario
y tranquilo al bar, donde lo hallaba Benamor Cumps cuando iba a
buscarlo, sentado frente a la pared, con el sempiterno cigarro
encendido entre los dedos, olvidado de beber y de fumar hasta el punto
de que la cerveza perdía su fuerza y entonces pedía otra, y el cigarrillo
acumulaba ceniza al irse consumiendo sin que el pintor lo fumara; y
cuando arrojaba el cigarro y éste se quedaba ardiendo en el suelo,
molestábale el humo y levantábase a pisarlo, diciendo una frase que
aprendió a los estudiantes bávaros cuando estudió la pintura en Mu-
nich: “iun prusiano!”, y volvíase a sentar. Nada había que le divirtiera
ni que le entusiasmara. Cierta vez llevóle a su casa el poeta Valenzuela
para mostrarle un retrato al óleo que había sido muy elogiado por otros
pintores, Ruelas le dio una ojeadaal llegar y no volvió a verlo para nada
durante toda la tarde. Sus elogios eran concisos. Una vez que Benamor
le elogiaba calurosamente el arte de Boecklin ante una fidelísima punta
seca de su Idilio en el mar y lamentabala fealdad grotesca del tritón,
/ Ruelas señaló con el dedo las olas despedazadas en el arrecife y dijo:
“¡Pero esto es agua!” Había visto en Basilea la preciosa tela y la llevaba
burilada en su intelecto.
212 RUBÉN M. CAMPOS LA CUARTA VÍCTIMA DEL BAR, JULIO RUELAS 213
————

Cuando sus amigos organizaban una faunalia, comoél llamaba a una agotábanse, su imaginación calenturienta ganaba en expansión lo que
fiesta nocturna de sátiros y ninfas, Chez Aurelie, Ruelas iba a estudiar su cuerpo perdía en vitalidad; por las mañanas tenía que acudir a la
en la faunalia la expresión de cada rostro y el movimiento en cada cafeína y a la estricnina, de la cual tomaba ya no gotas, sino un chorrito
cuerpo, cuandola sala estaba henchida de bailadores a las altas horas que vertía en una copa de vino de quina; y de la cafeína bebíase un
de la noche. Dejó una bellísima nota en una pintura al óleo sobre una vaso de café negro bien fuerte. Al mediodía bebía solamente un tónico
paleta de madera que conserva su amigo don Jesús E. Luján como un ara abrirse el apetito y escogía el coñac, al uso de México y parasatis-
tesoro, y en la que unapreciosa ninfa lleva casi a remolque a Couto y facer el hábito contraído, mientras que por las noches reconfortábase
unasparejas bailan, otras beben, en una sala que es un documento de con lo que le venía en gana, después de las cenas espléndidas entre
amueblamientoy decoración de la época, mientras él mismo,el pintor, amigos en las que se bebía copiosamente, también al uso de México.
dormita con la cara recargada en un flanco del piano vertical. No obs: Ruelas no se imaginaba que el desastre de su vida estaba próximo.
tante su seriedad y su mutismo habituales, era el centro de las cortesías Y así fue comoal llegar la noche del 15 de septiembre, los mexicanos
y de las simpatías de los demásal ver la distinción afectuosa con que que estaban en París decidieron celebrar la fiesta de la patria ausente
lo tratábamos. con una reunión quehiciera época en los anales de su vida. Tomaron
Hemosesbozadoya la personalidad del pintor Ruelas en estas pági- un salón en un gran restaurante, el cual revistieron de los colores na-
nas y solamente nos resta consignar el trágico destino del único que cionales, verde, blanco y rojo, en haces de banderas apiñadas en
en nuestro concepto podemosllamar un artista al que solamentele panoplias, y multitud de flores que les recordaran el esplendor otoñal
faltó un escenario en que fuera conocido, para ser universal. Hem de los vergeles de su tierra natal. Invitaron a Mimí Pinsón, natural-
delineado también el último esfuerzo que hizo Ruelas para obtener mente, trasmigrada en un ramillete de lindas muchachas de las que
universalidad que merecía, cuando decidió ir a estudiar el arte del cada una era amiga íntima de un mexicano, y procedieron, después de
aguafuerte en París, donde encontró un acuafortista famoso que com- la cena espléndida, a descorchar botellas de champaña y a llenar las
prendió el valer de Ruelas y le enseñó su arte del que restan una: copas para elevarlas a las once de la noche en honor de Hidalgo, cuya
cuantas aguafuertes hoy en poder de sus amigos. Solamente nosfal efigie presidía la fiesta, y rememorar la patria lejana bebiendo en su
narrar a grandesrasgosel fin trágico del pobre artista destinado a morir honor como grandes bebedores delante del Eterno. Al siguiente día
en un medio queél no tenía la fuerza de abordar a los 35 años porque despertó ya tarde, Ruelas no se sintió bien, pero atribuyó su malestar
su salud precaria estaba destruida a causa de la disipación de la vida a la orgía sostenida hasta el amanecer, y procedió a seguir la máxima
mexicana que tan intensamente vivió Julio Ruelas. En París hacía de Elorduy, que cuando alguno de sus amigos sentíase mal sin poder
misma vida de artista que hacía en México; trabajaba incesantemen explicar el origen y la naturaleza de la dolencia,le decía, “cúratela como
desde que se levantaba hasta la hora de comer, y pasado un brev si fuera cruda”. La curación fue impotente, puesel pintor sintióse peor
tiempo en que departía con sus amigosen el restaurante del hotel Sai a medida que avanzabael día, y por tanto ya no pudogozar dela fiesta
Michel, donde vivía, tornaba a su taller y se entregaba de nuevo que habían preparado sus amigos para solemnizar el día de la patria,
trabajo hasta que oscurecía. Entonces vestíase para la vida nocturn: después de haberle dedicado la noche anterior, como se acostumbra
quetanto le placía y que hemos hecho todos los que hemosdisfrutado en México; y aunque acudieron expertos médicos en auxilio del en-
de las noches de París cuando se nos ha concedido el premio en el q fermo, no pudieron detener el mal que se enseñoreaba en un organis-
hemos soñado en nuestra juventud. Cada noche le ofrecía un nue mo gastado y consumido en una combustión perpetua, en una
aspecto la ciudad encantadora, y cada noche apresurábase a ir con s eclosión visionaria en que la imaginacióntrabajaba más de lo que podia
amigos dilectos acaudillados por Luján a gozar de las mil y una noch resistir el organismo que lo sostenía; y a los cinco días, moría Juio
de París; y tan heroico esfuerzo minaba más y másla salud delartis Ruelas en plena juventud, rodeado de todos sus amigos y de todas sus
que se imaginaba que todo lo vence la voluntad y que la alegría de vi amigas, que se habían instalado en el hotel Saint Michel cuando vieron
contrarresta el vigor que va perdiéndose cada día. Pero sus fuerzas el estado de gravedad en que se hallaba el artista mexicano Murió por
214 RUBÉN M. CAMPOS LA CUARTA VÍCTIMA DEL BAR, JULIO RUELAS 215
o as
o mn

tanto dulcemente, rodeado de afectos fraternales y de ternuras dejara unos cuantos días poniéndola en unatril sobre su pupitre. Los
amorosas, que a veces se encuentran sinceras en corazones ayer días pasaban y yo no meatrevía a pedirle el retrato que ansiaba tener
desconocidos, tanto como las que han arraigado y han florecido a en micasa, hasta que una vez que entré a su despacho para preguntarle
través de nuestra vida. J algo sobre una resolución oficial suya, al verme entrar me preguntó:
En México quedamos consternados los amigos del pintoral recibir “¿Viene usted ya por su retrato, no es eso?” y yo aproveché para decirle
el cablegrama de Luján que decía a Guillermo de la Peña: “Mi amigo que efectivamente iba a ver si ya quería devolvérmelo. Me lo devolvió
Julio Ruelas murió hoy. Comuníquelo a sus familiares y a sus amigos.” afectuosamente. Pasaron cuatro años, y a la muerte de Ruelas sus her-
Contestámosle agradecidos suplicándole que en nombre del arte mexi- manos abrieron una exposición de las obras del pintor en un salón de
cano hiciera los honores póstumosa Ruelas y el gentilísimo amigo, en la escuela de Bellas Artes. Antes de inaugurarse fui y como notara que
respuesta a nuestra súplica, hizo enterrar a Julio Ruelas en el cemen- había pocos óleos en la colección llevé mi retrato para aumentar el
terio de Montparnasse, en un lote a perpetuidad donde levantó un. lote, lo cual complació mucho a sus hermanosAurelio y Alejandro, que
monumento de mármol que esculpió el escultor mexicano Arnulfo habían reunido muchasobras del pintor. El día de la inauguración fue
Domínguez. Quince años después fui a dejar un ramo de flores sobre a presidir el acto el ministro de Bellas Artes, y al ver mi retrato volvióse a
el sepulcro del artista bienamado cuya obra dispersa en telas y cartones mí y dijo: “Ahora sí me llevo a mi casa el retrato de Rubén M. Campos.”
todavía no ha logrado ser reunida en un libro de pinturas al óleo, Aunqueesto fue dicho en broma, yo me apresuré a decirle que estaba
aguafuertes y dibujos a pluma y a lápiz, que será el testimonio de la. asu disposición la pintura, y al terminar la exposición se la envié y él
excelencia del arte del único artista mexicano que hasta hoy haya mere- la puso en su sala, entre sus obras predilectas. Pasaron seis años. La
cido el nombre deartista genial. Revolución cambió el personal de los ministerios, pero haciendo jus-
Quiero consignar un episodio relacionado con el pintor Ruelas. Un ticia al indiscutible valer y a los altos méritos de don Justo Sierra, lo
día me manifestó su deseo de pintar mi retrato al óleo, me citó para | nombró ministro de México en España. Antes de partir para Madrid,
el día siguiente y concurrí a posar en el taller del artista; pero nos un día me escribió don Carlos Serrano para pedirme un dato del Minis-
interrumpieron varios amigos que vinieron por nosotros y al día: terio, donde yo había quedado por una deferencia que mucho
siguiente reanudamosla sesión que comola anterior duraría unas dos agradezco a la Revolución, y al contestarle obsequiando sus deseos
horasy el retrato quedó concluido. Pero lo curioso es que al empezar agreguéle en mi carta que hacía diez años tenía él en su poder mi
la sesión Ruelas notó que yo había cambiado de corbata y vacilaba en retrato pintado por Ruelas, y le agradecería mucho que mientras él
continuar su labor por este detalle. Le propuse ir a cambiarme de cor-. permaneciera en Europa me dejara mi retrato que yo le devolvería a
bata para sustituirla por la del día anterior; pero entonces recordamos su regreso a México. Me contestó que ya ordenaba a la persona en-
queél también usaba corbatas como las mías y encontramosunaigual cargada de velar por sus obras de arte, me devolvierael retrato, pues
a la que yo me iba a poner. Así de escrupulosoera el artista. Una vez: era justo que lo poseyera yo y él estaba muy agradecido de que se lo
terminadoel retrato hubo que dejarlo varios días en el caballete para hubiera cedido por tanto tiempo. Fuese a Madrid y un día que refería
que se secara, y mientras tanto, cada uno de los artistas, pintores O yo esto entre amigos, el pintor Jorge Enciso, que estaba presente y
escritores que desfilaban ante el cuadro elogiaban la perfección del era el guardián de la pinacoteca del ministro, me preguntósi tenía en
parecido y la excelencia de la técnica con que estaba pintado. Cuando. mi poder la carta y como yo se la mostrase, agregó: “Mañana tienes
me dijo que ya podía llevármelo, le supliqué que me acompañara a la en tu podertu retrato.” Y al día siguiente volvía yo a poner mi retrato en
casa Pellandini para que escogiera él un marco a su gusto. Lo escogió ' mi casa, donde lo conservo hasta hoy. Pero lo curioso de este inci-
y dejamosel retrato para recogerlo al día siguiente. Yo trabajaba en la dente es que el día en que Jorge Enciso me devolvió el retrato, don
Secretaría de Educación, y orgulloso de poseer una obra maestra de ¡Justo Sierra moría en Madrid. Un día más, y acaso el fiel guardián
Ruelas fui a mostrársela a don Justo Sierra, el ministro de Bellas Artes, habría sentido escrúpulo en devolverme la obra maestra de Ruelas,
quien quedóse complacido y admiradoal verla, y me insinuó quese la Sin la cual me habría quedado.
XXXV
La quinta víctima del bar, Raúl Clebodet

A QUINTA VÍCTIMA dela intensa vida del bar fue Raúl Clebodet.
Su naturaleza apasionada hacía arder en combustión intensa
su cerebro alucinado con la visión perpetua de un me-
joramiento social, no hecho realidad en un aplanamiento
general para vivir todos una vida rústica y sencilla, sino de exaltación
en un derramamiento de todos los placeres al alcance de todos, para
ue cada uno gozara de la vida en la mayor escala posible, después de
la repartición de las fortunas quitadas a los acaudalados. Para dar ejem-
plo del poderío humanohabía fundado dos hogares, y sostenía con su
pluma de escritor dos familias surgidas de mujeres fecundas a las que
había dado su corazón, no un pedazo de su corazón como dice en su
sanción Agustín Lara, sino su corazón íntegro, pues a sus dos mujeres
las quería entrañablemente, y a sus hijos los quería con ejemplar amor
aternal. Para cumplir sus heroicos deberes familiares trabajaba a veces
desde que amanecía hasta que iba otra vez a amanecer, y Otras per-
nanecía horas y horas echado en una hamaca, fumandoy discutiendo
Én la casa de Benamor Cumps, de quien envidiaba la vida muelle y
licenciosa y la renunciación definitiva a todo bienestar y a todo rango.
“lo más curioso de la existencia doble de aquel comunista excep-
lonal, era que dejaba los goces puros y sanos de la familia por los
ceres intelectuales de discutir con un soltero sobre los tópicos que
e Ocurrían a él, pues generalmente su amigo lo dejaba hablar, sa-
or de que éste era el mayor placer del bohemio incorregible que
lacía una vida de zíngaro por todoslos arrabales de la ciudad, durante
S horas en que su amigo trabajaba encorvado sobre el pupitre de
M Ministerio. Clebodet levantábase con la aurora a tomar una

|
Cha, un tub, decía él, y cuando no tenía a la mano una regadera o 'l
la ducha, substituíalos trayendo un balde de agua fría a cualquier
218 RUBÉN M. CAMPOS LA QUINTA VÍCTIMA DEL BAR, RAÚL CLEBODET 219
>

lugar del patio donde hubiera una piedra sobre la que se paraba para tribuna de una silla o de una piedra para que lo oyeran todos, y los
no llenarse los pies de lodo; con una pequeña bandeja echábase agua dicterios más terribles eran lanzados contra los poderosos y los man-
fría desde la cabeza por todo el cuerpo, enjabonábase luego por com. datarios sin que le importara que lo oyera alguien que podría denun-
pleto con el clásico estropajo de ixtle, volvíase a echar agua para en- ciarlo como de hecho había sucedido, y por lo cual estaba como hemos
juagarse, y luego frotábase enérgicamente con unatoalla áspera pz dicho en las listas negras de la policía. Pero su predilección eran los
vigorizar el cuerpo al hacer circular la sangre de prisa. Con este baño "artistas y no le importaba renunciar a todo con tal de andar en su
quedaba listo para atacar el desayuno que hacía con café negro, un compañía.
bistec o huevosestrellados; y comoviera cierta vez que su amigo Bena- Unavez volvían de Chalco, donde solían pasar los domingos, Bena-
mor comía naranjas antes de tomar café con leche al desayunar le mor Cumps, que era el iniciador de estos paseos dominicales, con
recomendarala fruta, al siguiente día vino feliz a decirle que se había Manuel M. Ponce, Ernesto Elorduy, Miguel Lerdo de Tejada, Nicolás
comido un racimo de timbiriches (coahuixtles) antes del desayuno y Rangel y Raúl Clebode:t. Al llegar a México recordó Lerdo que tenía una
le habían caído admirablemente. El coahuixtle es la fruta más terrible- invitación de los músicos de su orquesta para ir a Tlalnepantla, donde
mente agria que hay. Pero Clebodet padecía de una gastralgía atroz, celebraban una fiesta en honor de Cruz Garnica, el primer contraba-
apenas comía algo cuando ya andaba buscando dónde devolver lo que jista de la orquesta típica. Decidieron todosir, y pasaron por el Con-
había comido, por lo cual Benamorle indicó la primera vez quelo llevó servatorio para obtenerla licencia de Ponce que era profesor de com-
a comer a su casa dónde estaban los vomitorios. posición y de Elorduy que era profesor de piano, y una vez obtenida
El excelente Clebodet llevaba una vida de agitación perpetua. La trasladáronse al Café del Cazador para desayunar alegremente y luego
lucha por partida doble que había que sostener lo tenía siempre de un se encaminaron a Tlalnepantla, adonde no era fácil llegar en aquella
humor negro. Abominaba de cuanto hay, como hemos dicho, y no: época, pues había que tomar primero un tranvía a Tacuba, después un
perdía ocasión de blasfemar de todo, no obstante que era un fervoroso: coche a Azcapotzalco y por último un trenecito tirado por una mula
espiritista, circunstancia que le había permitido trabar amistad con que los llevó hasta Tlalnepantla. En todo esto habíase pasado la
Madero antes de que el líder se lanzara a la revolución y de quien mañana por la lentitud con que se hacían entonces los viajes, y los
conservaba una dedicatoria en las obras de Allán Kardec. Poseía una - trasbordes en que había que esperar una hora para que viniera el
pequeña,pero escogida biblioteca, sobre todo de laliteratura francesa siguiente viaje de los trenecitos. Ya en Tlalnepantla nos dedicamos a
contemporánea, por la circunstancia de que el librero Raoul Mille le buscar el lugar donde iba a celebrarse la fiesta, que era en un barrio
daba todoslos libros nuevos de literatura editados en Francia para que de callejuelas con casas de adobe, y en una de ellas encontramosal
formara un índice con breves apreciaciones, y así conocía a muchos señor Falfán, un personaje envuelto en un p/aid cuadriculado, según
escritores antes que nadie en México, y sus apreciaciones nos descu- advirtió Nicolás Rangel, entelerido y despeinado porque estaba en-
brían los buenos libros nuevos, vient de paraítre. Su orgullo era fermo de “fríos”, y rigurosamente “descalzo y sin zapatos”, como decía
mostrar un retrato con dedicatoria de Pierre Loti, firmado a bordo del Baudelio Contreras. El recibimiento fue una sorpresa cordial, pues el
Formidable, fruto de una carta que Clebodet le había escrito cuando señor Falfán no esperaba más que la visita del contrabajista; pero al
leyó Aziyadé. Poseía otros retratos y otros autógrafos de grandesescri- saber que Lerdo era el director de la orquesta y que los señores que
tores franceses, pero el de Loti era el que más le complacía, porque se nos habían incorporado en la plaza de Tlalnepantla eran com-
Clebodet había sido marinero en sus andanzas juveniles.' pañeros de Garnica, nos abrió su casa que en un momento estuvo
Las predilecciones de Clebodet eran pára sus amigos los artistas; limpia, el piso regado y cubierto de flores; una mesa rústica con un
pero nunca desechaba la oportunidad de participar en las fiestas y las blanco mantel fue puesta en el patio a la sombra de unos grandes
alegrías del pueblo. Allí estaba a sus anchas, perorando en cuanto la /árboles, y las provisiones que habían hecho los amigos fueron llevadas
exposición de la miseria colectiva hacía que se le congestionara la cres- a preparar a la cocina, mientras abríamos sendas botellas para invitar a
ta de indignación por la desigualdad social de clases. Entonces hacía la familia y beber a la salud de Falfán. Cada músico del grupo de ocho
220 RUBÉN M. CAMPOS LA QUINTA VÍCTIMA DEL BAR, RAÚL CLEBODET 221

o diez que se nos habían adelantado llevaba su instrumento, y€ porque se ahogaba, y encendidas las luces vieron sus amigos que se
cuanto llegó Cruz Garnica, que era el alma de la fiesta, repartie evaba las manos al pecho en un movimiento de angustia, y un silbido
abrazos a las muchachas y causando la alegría de aquella excelent gutural se escapaba de su garganta cuando ávidamente inhalaba por
familia, afinó el bajo de cuerda que trajeron no sé de dónde,y la mú breve instante una racha deaire para vencer la sofocación cardiaca que
rompió alegremente con las lindas piezas de la época, una regoci lo asfixiaba. El espectáculo era siniestro, pues ninguno de los amigos
matinée, mientras las buenas mujeres condimentaban en la cocina podía hacer nada en bien del enfermo que se debatía en esfuerzos
viandas calientes para todos los concurrentes que ya sumarían uno; heroicos por vencer la sofocación que lo había desplomadoal suelo,
veinte comensales. Las copas iban y venían para amenizar aquel con hasta que por fortuna el mal fue cediendo lentamente, mientras grue-
cierto al aire libre en que un grupo de los mejores músicos de orquest: sas gotas de sudor caían de su frente y el ansia de la asfixia pudo ser
tocaban a todo su gusto la dulzaina y el bandolón, la flauta y el dominada en aquella ocasión. Pero esta vez el ataque había sido de-
clarinete, el violín y el arpa, el oboe y el trombón de cañas. Elorduy: finitivo, según el médico que había sido llamado en auxilio de Cle-
Ponceestabanfelices, el primero con su greguería sempiterna daba de bodet, quien quedó conminado a no moverse ni hablar ni desafiar
beber a las muchachas cuyo número había crecido porque habían “ninguna emoción, sentado en unsillón de brazos, para ver si por su
a invitar a otras vecinas, y ofrecía cigarrillos y copas en los intermedi suerte el ataque cardiaco no repetía. A la Villa Mística fue a visitarlo
a los músicos. Lerdo en jovial camaradería con sus músicos había de Benamorllamado porel enfermo para encomendarle que fuera a hacer
jado de ser director para convertirse en timbalero que redoblaba sobre una visita en su nombrea la otra familia, y el enviado cumplióla triste
un tambor traído de un empeño, Nicolás Rangel bailaba alegremen misión y trajo el saludo que ninguno creía que fuese el último que
causando gran hilaridad, con una hembra de trenza y corpiño q recibiera Raúl Clebodet. Hallábase Benamor en Chalco cuandoleyó en
había accedido a complacerlo, y Falfán arrollándose el cuadricula la prensa de México, llegada al otro día, que esa mañanaiba a ser el
con una bufanda, sin duda impulsado porla fiebre palúdica que rena= entierro de su amigo que había muerto la víspera, y que el sepelio se
cía, bailaba ágilmente con una comadre de Tlalnepantla. Ponce y Cl efectuaría a la hora en queélleía la noticia en Chalco.
bodet reían a su sabor gozando de aquella humorada que nos hab Raúl Clebodet había muerto rodeado de las atenciones y los afectos
hecho renunciar a todo, por gozar de un día plebeyo y enfrascarnos a de una compañera abnegada, pues sus hijos eran aún pequeños, como
la par que aquellas rústicas y buenas gentes. El anuncio de la comi los de la otra familia, y no podían darse cuenta de la desgracia que se
hizo suspender la música y el baile para rodear la mesa sentados abatía sobre ellos y que los iba a dejar en la orfandad. Dos mujeres
bancos y vigas, como se pudo, mientras el buen humory la aleg iban a luchar heroicamente contra la adversidad y después de años
rondaban en torno para hacer amables las horas fugaces que pasaba negros de soledad,verían alzarse a sus hijos aptos para la vida y para
Al oscurecer, sin embargo, los músicos recordaron que tenían que la lucha, como lo fue su padre, hasta culminar cada uno enla aptitud
tocar en una recepción nocturna, y nos despedimos para ir a asaltarel definitiva que consagra al hombre, la de caminar rectamente a su
trenecito que volvía a Azcapotzalco. destino.
La vida deslizábase tranquila para nosotros, a pesar de los relám .-
pagos que presagiaban la futura revolución. Clebodet, no obstante
agitada vida, hallábase aparentemente fuerte para afrontar la lu
diaria cuando de pronto sintióse en las garras de la muerte, con
clarividencia de su intelecto que había desdeñadoanteriores avisos sin
darles importancia. Benamor fue testigo de uno de ellos, en Chalco,
una noche que se encontraban ya recogidos en las estancias que siem-:
pre tenía puestas para sus amigos el excelente Mariano Cardoso. Como
a las dos de la mañana Clebodet levantóse de un salto de su lec
XXXVI

El centenario del nacimiento de Chopin

NO DELOS RECUERDOS más bellos que tenemos los supervi-


vientes de aquella época literaria y artística, es la con-
memoración del centenario del nacimiento de Chopin,
celebrado el 11 de febrero de 1910enla sala principal del
estaurante Sylvain. Todavía esta vez fuimos algunos amigos a cenar
imtos antes de que se efectuara la velada para la celebración de la fecha
n que nació el insigne músico; pero niel Liceo Altamiranoni la Revista
Moderna fueron invocados para invitar a los artistas a la velada, sino
in grupo de admiradores del gran compositor, para quela fiesta fuera
más amplia y más íntima. Desde las ocho de la noche fueron llegando
músicos, escritores, pintores, escultores y arquitectos al restaurante
le moda entonces para las fiestas mundanas, aunque no comola
jue íbamosa realizar; y con verdadero placer vimos que al ágape con-
urrieron numerosas personas a quienes la popularidad había dado el
jombre de artistas, y muchas otras que espontáneamente concurrían
manifestando que como adoradoras de la música del gran compositor,
querían tener el honorde participar dela fiesta, lo cual nos regocijaba
y nos llenaba de orgullo. Al acabar de cenar en la otra sala, nos
sladamosal salón principal donde sobre una peanacubierta de ter-
pelo rojo aparecía el busto en mármol de Federico Chopin en plena
juventud, y con dos bellos tibores puestos al pie del sencillo pedestal
yde los que surgían flores frescas puestas en profusión por señoritas
rtistas que habían hecho estudios disciplinadospara poder interpre-
tar bellamente las obras del insigne romántico. En varias filas de sillo-
nes fueron colocándose los espectadores, y sin anuncio ni programa,
fel que quería se levantaba de su asiento para ir a recitar un poema o a
er un elogio o a tocar en el piano Steinway una composición de
Chopin. Recordamos con agrado aún, después de veinticinco años
224 RUBÉN M. CAMPOS EL CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE CHOPIN 225

transcurridos, la disertación que el maestro Eduardo Trucco leyó acer: de amory cerebros henchidos de ensueños, la música de Chopin será
ca del zal en la música de Chopin, es decir la nostalgia de la patria, la que interprete mejor la sed de ensueño, el estado de alma que so-
dulce añoranza,la tenaz melancolía por la ausencia de personas y cos lamente florece una vez en la vida, cuando se tienen veinte años.
muy amadas,la poesía de que está saturada la música del espíritu más Esta celebración vino a ser la última ofrenda hecha porlos artistas
poético de los artistas románticos, comprendidos los músicos, los poe: mexicanos educados en las manifestaciones del arte romántico, en aras
tas y los pintores más famosos del siglo de oro del romanticismo.El del más alto de sus representantes, no obstante que floreció en una
maestro italiano que por predilección vivía entre nosotros como p etapa en que florecieron sumosartistas cuyo nombre ha pasado a la
fesor del Conservatorio, hizo una sagaz apreciación de su tesis que e: posteridad y que, a la par que Chopin, son los representativos de época
un estudio del alma del músico, y todoslo felicitamos por haber azgado hiperestesiada del espíritu humano, sin duda alguna, puesto que dio
aquel filón de oro al analizar la personalidad del compositor incompa: más valor y más trascendencia a la sentimentalidad que a ningún otro
rable, en una noche en que insignes pianistas nuestros, Ogazón, movimiento del alma humana.
Ponce, Moctezuma, Elorduy, evocaban el alma rediviva del poeta Diez años después, en la primavera de 1920, fui a visitar el sepulcro
piano enla interpretación de sus bellas composiciones musicales. de Chopin en el cementerio del Pére-Lachaise, en París, donde también
solamente el maestro italiano leyó un estudio sobre Chopin,sinota: está el sepulcro de Alfred de Musset bajo el sauce plantado por sus
bién nosotros, los dilettanti mexicanos dimos lectura a nuestras i amigos. El sepulcro de Chopin, cincelado en mármol blanco por
presionesde arte y a divagaciones sobre la música divina del más líri Cléssinger, estaba intacto, aunque ya enmohecido por las lluvias; y
de los músicos, y los poetas leyeron bellos poemas en loor del alm sobre la estatua yacente que corona el sepulcro, había flores frescas,
sideral del músico inmortal, cuyo espíritu es el único que está vi puestas ese mismo día. Y como yo hiciera notar esa circunstancia al
todavía al ser evocado por cualquier espíritu interpretador en joven pintor Gabriel Ayala y de Landero que iba conmigo, un viejo
cualquier ámbitode la tierra, porque aún nuestra alma está acorde con guardia del panteón que nos oía, acercóse sonriente y nosdijo:
la suya. —Todoslos días, siempre, hay flores frescas sobre ese sepulcro.
La música del siglo xx ha seguido direcciones abiertamente opuestas
a la música melodiosa por excelencia y armoniosa por estética pon:
deración, llevada al límite de lo impecable en el arte de hacer sentir y
sufrir, de no despertar más que ideas de ternura, de sentimentalid
y de dolor, cualidades en las que radica y funda su precioso flo;
cimiento el arte romántico, el cual no ha sido eclipsado por otra ma
festación posterior del arte musical, precisamente porque los inno
vadores en la música han seguido direcciones abiertamente opuestas
a los fines soñados y realizados por los románticos. Y de los músict
creadores por excelencia el único a quien no dañóel afán de hall:
combinaciones nuevas en el arte de la armonía, no obstante quete:
el poder para ello y que habría superado a quienes vinieron desp
como superó a sus contemporáneos, ese único, decimos, ha sido Fede
rico Chopin, cuyo genio exploró cielos ignorados de constelaciones
de ideas musicales revestidas con su arte hasta los límites del buer
gusto, y no necesitó salir de ellos para que su música encantara a
espíritus de su épocay a los espíritus de las épocas venideras, porqui
mientras haya juventud en el mundo, corazones juveniles henchid

|
XXXVII

El Centenario de la Proclamación de la Independencia

NTANTOquelos días y los años se deslizaban comolas aguas


de un río, un acontecimiento se preparaba poniendo en
acción todas las fuerzas vitales de la República: la cele-
bración del Centenario de la Proclamación de la Inde-
pendencia Mexicana.En las alturas oficiales cada quien aportó sus ideas
encaminadas al mayor lucimiento de la fiesta; unos querían que se
celebraran exposiciones y certámenes, otros proponían congresos y
asambleas, algunos proyectaban la construcción de suntuososedificios
que surgirían como por encanto del haz de latierra, no obstante que
había en ejecución monumentos que era imposible terminar en un
plazo breve en el cual se empezó por derribar manzanas de casas y
abrir nuevas calles para levantar un nuevo Teatro Nacional y un nuevo
Palacio Legislativo. Los proyectos de inauguraciones de edificios adap-
tados a tal o cual necesidad eran numerosos; la colocación de primeras
piedras para futuros monumentosy zócalos para futuras estatuas fue
resuelta. Se proyectó la creación de una Universidad Nacional con
todas sus facultades, escuelas, gimmasios y dependencias, una
pequeña república escolar que surgiría al conjuro de una vara
mágica en un plazo perentorio; pero como no se podía levantar de
la noche a la mañanaenel aire este prodigio que había que cimentar
sólidamente piedra sobre piedra, en un lugar espacioso como por
ejemplo el que fuera lecho infinitamente dilatado del lago de Texcoco,
optóse por convenir en la paradoja de que la Universidad Nacional ya
existía de hecho, solamente que las facultades, las escuelas y las de-
'pendencias se hallaban desparramadas por toda la ciudad y ocupaban
cada unade ellas los inmuebles de los que fueron antiguos conventos
transformados en escuelas superiores con sus dependencias aledañas,
ya que hasta la antigua Universidad Pontificia era Conservatorio Na-
EL CENTENARIODE LA PROCLAMACIÓN DE LA INDEPENDENCIA 229
228 RUBÉN M. CAMPOS
a
—_——
o

navegando estalló una revolución en Nicaragua que cambió los acon-


cional. Salvada así la principal dificultad cuya solución fue aprobada,
tecimientos de la República. El presidente Zelaya, derrocado por la
convínose en invitar a todas las naciones para que enviaran sus repre-
sentantesa las fiestas del Centenario, y como contestarandiciendo que revolución, refugióse en el pequeño cañonero mexicano Morelos an-
clado en el puerto de Corinto, y cumpliendo órdenes de México salió
aceptaban con placer y que enviarían embajadas y delegaciones para
que representaran dignamente a las grandes potencias en las suntuo- de las aguas nicaragúenses entre dos buques de guerra americanos que
vieron escapar la presa que había estorbado sus planes políticos en la
sas fiestas, pensóse cómo podrían ser alojadas en una ciudad en que
no había hoteles de primer orden, sino sólo unos cuantos dignos de joven república. Como consecuencia de estos sucesos,al llegar a Vera-
cruz Rubén Darío ya no traía la representación del gobierno caído. Es
aspirar a ese rango y donde no podrían ser alojadas las embajadas, para
las que sería una ofensa ofrecerles un cuarto de hotel, y se procedió a interesante recordar el episodio del arribo del gran poeta a las costas
comprar o alquilar magníficos palacios para ofrecer a cada embajador: yeracruzanas. Un enviado de la Secretaría de Relaciones no quiso dar
un palacio suntuosamente amueblado, con todoslos servicios, carrua-: a Darío la noticia y comisionó al periodista Jesús Villalpando para que
jes, caballos y un personal de servidumbre correspondiente a una casa se la diera. El periodista presentó su tarjeta al anclar el barco y le fue
montada a todolujo. 3 permitido ascender a cubierta, donde se hallaba el poeta vestido de
Las fiestas fueron espléndidas. Como no bastaban los días fijados levita cruzada y sombrero de copa.
para distribuir las festividades anunciadas, se dedicó todo el mes de —¿Señor Rubén Darío? —dijo el periodista descubriéndoseal sa-
septiembre las fiestas del Centenario de la Proclamación de la Inde- ludarlo.
pendencia, y la ciudad no bastó para dar cabida y albergue a la infinidad —Perdoneusted, estoy bajo el protocolo —contestó Darío.
de viajeros que vinieron de todas partes del mundo y tuvieron que —Es justamente del protocolo que quiero hablar a usted.
—¿De quése trata?
desbordarse por las poblaciones del Valle de México, pues entonces.
—Setrata, señor Darío, de poner en conocimiento de usted que una
todavía no surgían las nuevas colonias que llevan una continuidad de
casas, calles y plazas desde México hasta San Ángel, hasta Tlalpan, hasta revolución ha derrocado al presidente Zelaya, y no tiene usted ya la
representación de Nicaragua. Sin embargo, el gobierno mexicano en
Azcapotzalco, pues porla otra parte de la ciudadya existían las calzadas
atención al alto nombre de usted, lo invita a que pase a una de las
pobladas hasta Guadalupe Hidalgo, hasta el Peñón de los Bañosy hasta
las llanuras de la Aviación y Balbuena. La revolución que se sentía venir,
ciudades mexicanas que usted elija, Orizaba o Jalapa porque no es
posible permitirle que vaya a la ciudad de México.
que se anunciaba comotifón en el ambiente cálido, tuvo la galantería,
—¿Por qué?
podría decirse, de esperar que pasaran las fiestas del Centenario para
estallar, y así no hubo ninguna perturbación en la vida de la capital ni —Tal vez porque los Estados Unidos están representados por una
embajada...
en la vida de la República para no dejar una impresión que no fue:
—Comprendo—,contestó Darío taciturno después de una pausa,y
satisfactoria en el alma de las multitudes que presenciaronlas fies
cogiendo al periodista por el brazo agregó: —i¡Vamos!— Y bajaron al
memorables. Un incidente relacionado con la vida literaria pa
muelle donde una multitud saludaba agitando los sombreros y los
desapercibido para los turistas, pero no para los que esperábamos el
pañuelos enel aire, delirante de entusiasmo:
advenimiento de un gran escritor que venía delegado a las fiestas.
—¡Viva Rubén Darío! ¡Bienvenido el gran poeta! ¡Viva Nicaragua!
Cuandoel gobierno mexicanoinvitó a todoslos países para quefuera
El pueblo agolpábase ávido de conocerlo, de estrechar su mano, y
representados enlas fiestas del Centenario, no se olvidó naturalmente
los gendarmes tenían que abrirle paso entre una lluvia de flores arro-
de invitar a la República de Nicaragua, con la que siempre nos ha
jadas a sus pies por las señoritas veracruzanas quienes ademásle traían
unido los lazos de una leal amistad. Nicaragua nombró su embajador
ramos de flores y que el poeta llevaba entre sus brazos, visiblemente
"E

al gran escritor Rubén Darío, quien se hallaba en España como ministf |


conmovido bajo la seriedad que le era habitual. Una comisión del
de su país natal, y aceptó cordialmente porque hacía muchos años qué
puerto lo llevó hasta el Hotel de Diligencias,y al llegar suplicó el poeta
acariciaba la ilusión de venir a México. Embarcóse, y cuando venía
230 RUBÉN M. CAMPOS EL CENTENARIO DE LA PROCLAMACIÓNDE LA INDEPENDENCIA 231
e y

a sus acompañantes que no se molestaran ya, tendiéndoles la mano y de tabaco galantemente envió el obsequio valioso, pues fue escogido
dándoles las más cumplidas gracias. Antes de subir a la habitación qu a el mejor tabaco de las vegas veracruzanas para honrar el nombre de
se le tenía preparada, dijo a Villalpando que deseaba beber una Rubén Darío. Cuando Emilio Valenzuela dio un cariñoso abrazoal poe-
fresca porque se abrasaba de sed, y Villalpando hizo servir dos m ta en nuestro nombre, contestó Darío: “Dígale a Rubén Campos que
julepes, bebida traída de New Orleans a Veracruz, que el poeta beb lo conozco y quelo quiero, y le envié con usted mi saludo”. Esta nota
con deleite para pedir otra. El menjulepe de menta, es una cosa q íntima de la estancia de Rubén Darío en Jalapa es para nosotros un
se prepara con hielo triturado, polvo de azúcar, vermouth, coñac, b bello recuerdo.
ter y hojas frescas de menta, y se absorbe por medio de una paja. La escala de Rubén Darío en Jalapa fue un toque de alarmafatal-
pueblo pedía la presencia del poeta, y viendo que era inevitable co; mente necesario para evitar que el sentimiento popular, en un estado
placerlo, Rubén Darío, cuyo carácter hurañoera ajeno a las exhib de agitación y de efervescencia incontenible, hiciera erupción en el
nes, tuvo que asomarse a un balcón para decir algunas palabras que momento más culminante de los fastos de nuestra historia política,
electrizaron a la multitud. Confirmada con esta demostración popula pues en presencia de los representantes de todas las naciones habríase
la que se esperaba en la ciudad de Méxicoa la sola presencia de D visto la solidaridad del sentimiento hispanoamericano, que para guar-
invitósele a pasar a Jalapa después de un breve descanso en Veracruz dar íntegro su honor habría cumplido la orden secreta de velar el
y el viajero partió para la ciudad de las flores, donde los comisionado! cañonero Morelos antes que dejar al presidente Zelaya en poderde la
del gobierno veracruzano, Miguel Hernández Jáuregui y Enriqu escuadra norteamericana, y ha guardado en secreto la respuesta del
Guicheané, alojaron al poeta, cuya estancia en Jalapa fue unafi ¡presidente de México en la entrevista Díaz-Taft, cuando le fuera
continua, recepciones, bailes, paseos, un desfile constante de damas propuesto un pacto para ejercer la hegemonía en América: “Yo no
y caballeros no solamente de la ciudad de Jalapa sino de otras ciudad puedo ser traidor a miraza; y si esta resolución me cuesta ser derro-
escritoresy artistas de la capital. El gobierno de Veracruz autorizó al p cado, dejaré el poder, pero con honor.”
para que correspondiera recepcionesy fiestas, y los quince días
Darío permaneció en Jalapa son recordados todavía como días fe
en los anales de la ciudad. Lleváronle a los bosques de camelias
magnolias y de gardenias de los alrededores, y quedó encantado d
hermosura de los paraísos que se llaman Fortín, Coatepec, Córdob
donde hay millones de flores renovadas cada día en tupidos bosque
de inmensosárboles floridos. Una comisión de la Revista Modernas
trasladó a Jalapa a saludar al poeta que gentilmente devolvió el sa
expresando que uno de los más hondos pesares de su vida era
poderarribar a la ciudad de México, la que hacía veinte años q
conocery que fue acasola única ciudad que no conoció de las capi
hispanoamericanas. Al visitar una de las más famosas fábricas
tabaco, dondesele sirvió un banquete a él y a toda la comitiva, le
obsequiado a cada uno de los invitados una caja de puros, con t
brevete cada puro en que decía “Glorias de Rubén Darío”, y el poél
tuvo una humorada peculiar de sus genialidades: hizo que se agre;
su tarjeta, firmada con su autógrafo, en varias cajas de puroslac
y selladas, para que fueran enviadas a ilustres personalidades de E
pa con las que cultivaba amistad. Su deseo fue cumplido,y la fáb
XXXVII

La fiesta de la fundación de la Universidad


K—_— A ———Á

A FIESTA de la fundación de la Universidad Nacional fue sin


duda la más solemne delas fiestas del Centenario. Las prin-
cipales universidades del mundo, desde las más antiguas
hasta las modernas, enviaron sus representantes a la ciudad
México, y el día señalado para esa celebración viose un.magnífico
sfile de togas universitarias y de vistosas insignias desfilar del
Paraninfo de la Universidad a la Escuela Nacional Preparatoria, en cuyo
anfiteatro iba a efectuarse solemnemente la ceremonia de la inaugu-
ración. En el palco escénico del anfiteatro frente al hemiciclo de las
'oraderías henchidas de una concurrencia en la que estaba repre-
ntada toda la intelectualidad mexicana, profesores, letrados, juristas,
octores, escritores y multitud de estudiantes de las escuelas pro-
'fesionales, hallábase un estrado en el que estaban alineados a derecha
e izquierda los delegados de las universidades europeas y americanas,
y al frente dejóse un espacio para el presidente de la República y sus
secretarios de Estado, el Cuerpo Diplomático y las autoridades univer-
'sitarias. A las once de la mañana se presentó el presidente con su bri-
llante Estado Mayor y la ceremoniadio principio con el magnífico dis-
curso del secretario de Instrucción Pública que fue una exposición del
estado en que se hallaba la intelectualidad mexicana y de las necesi-
dades que se había creado esa intelectualidad. Siguieron a con-
tinuación los discursos de los representantes de las universidades
entre los cuales llamaron la atención los delegados de las univer-
sidades de París, de Berlín, de Oxford, de Roma, de Salamanca;
pero el orador más aplaudido fue M. Martinenche, delegado dela
Sorbona, cuyo discurso fue conmovedor porlas frases llenas de
amor que simuló poneren la bocadela vieja Universidad de Fran-
cia para la naciente Universidad de México. Terminados los discur-
- LA FIESTA DE LA FUNDACIÓN DE LA UNIVERSIDAD 2 35
234 RUBÉN M. CAMPOS

sos se dio lectura a los primeros nombramientos de doctor hongo; de unavieja iglesia, hoy abandonada, y que como todas las construcciones
causa hechos por la nueva universidad en las personalidades intel abandonadas está derruyÉéndose día a día. La obra tenaz de conspiración
tuales más prominentes del mundo; y después de esto, ante tod había minado secretamente el magnífico edificio levantado sobre una
concurrencia puesta de pie, el presidente de la República declaró
imentación deleznable que iba a derrumbarse al primer empuje del
gurada la Universidad Nacional de México. alzamiento popular, y en menos de dos meses iba a verse que toda aquella
Las fiestas del Centenario continuaron celebrándose espléndid; fastuosidad exhibida iba a caer portierra como volcada por un terremoto.
mente. Cada día era una nueva fiesta preparada por las diversas di Las letras y las artes, sin embargo, pasaron desapercibidas en tan
brillante exposición del Centenario. Nadie se preocupó de quese pre-
pendencias oficiales y por instituciones que contribuyeron a darm
'sentaran libros nuevos, ni pinturas, ni estatuas recientes, y solamente
esplendora las celebraciones. Exposiciones deportivas, excursio
representaciones de gala, conciertos, exhibiciones escolares al la arquitectura pudo exhibir construcciones que era indispensable ex-
libre, todo contribuyó a dar mayor suntuosidad a las fiestas, que € ir para la demostración de bienestar y abundancia que iba a hacerse
minaron en la noche del 15 con la recepción después del grito d pable con comidas y recepciones. Los artistas conformábanse con
Independencia dado en el balcón central del Palacio Nacional pore oler los capitosos aromas delas ricas viandas cuando pasaban por una
calle donde se celebraba un banquete, o con mendigar una invitación
presidente de la República, y el 16 conla fiesta militar que presene;
a poder ir en tranvía a la maravillosa fiesta nocturna de Chapul-
todo México merced al día espléndido en que lució el sol sin qu
lloviera. Las fiestas del Centenario fueron un derroche de magnificen ec, en la que se gastó una fortuna en iluminaciones, refrescos,
cia, una demostración del bienestar de México, ostensible en la capita chs, vestidos de comparsas y ornamentacionesflorales.
y en la esfera oficial en que se desarrollaron esos festejos que serí ¡Ante la gigantesca demostración de las fuerzas vivas de la República
largo enumerar y de los que todos los representantes de las naciones representadas por bieñes materiales, los artistas, que en el fondo eran
tuna mesnada orgullosa de rebeldes que por altivez no habían ido a
lleváronse un recuerdo halagador. Pero un malestar inexplicable ex
tendíase por donde quiera que un observador hurgase más allá de l; engrosar las filas de los conspiradores, dejaban hacer, en muda pro-
zona de festejos oficiales. Las clases desheredadas tenían que conten: testa de que solamente los mediocres hubiesen medrado y gozaran de
todas las prerrogativas inherentes a los cargos oficiales y a las altas
tarse con ver de lejos el esplendor de las fiestas; los periódicos det:
llaban cada día pormenorizadamente todas las dilapidaciones que sé posiciones de los que gozan de validez y privanza. Pero cuando los
hacían en banquetes, recepciones, paseos, bailes, de todo lo cual ¡primeros albores de la revolución se anunciaron,-los escritores vieron
le llegaba al pueblo más que las reseñas entusiastas de los diarios; per claramente que una transformación social iba a efectuarse, aunque no
nadie osaba decir nada de aquel alarde de poder y de riqueza quesin la forma radical que debió efectuarse si el líder principal de la
embargo presentaba un notable contraste con las multitudes revolución, al asumir la responsabilidad, no hubiera sido tan generoso
posas de las ciudades y de los campos; de los magníficos sueldos que en dejar que siguieran ocupandoaltos puestos o vinieran a ocuparlos
se pagaban a los privilegiados que servían los cargos oficiales, mientras entes que por muchos motivos no podían tener ideas acordes con la
las muchedumbres de trabajadores eran pagados con jornalesi : ovación revolucionaria, y estorbaron por consiguiente la reali-
rios y la miseria pública era una dilatada exhibición que podía verse lación de planes trascendentales, de reformas sociales y agrarias, hasta
desde las vías férreas, al pasar el tren frente a pequeñas poblaciones que la Revolución Constitucionalista vino a castigar con mano de
formadas con casas de adobe en ruinas; pues de uno a otro confín d ierro los crímenes de lesa patria que todos sabemos fueron cometi-
la República no se ve una población floreciente, bien construida, que Ds, por haber dejado en el poder elementos que debieron ser expul-
haya surgido en época reciente dotada de buenas construccion Os y nulificados desde el triunfo de la Revolución Maderista.
hecha para durar años y para embellecer un conglomerado de gentes - Otros intelectuales iban a surgir al triunfo de la revolución. Y de
que lleva el nombre ilustre de algún héroe de nuestra nacionalidad, tre ellos surgirían artistas de la palabra, artistas del color, de la línea
)y del sonido, y el esfuerzo realizado por el grupo modernista que no
sino que son restos de poblaciones coloniales que surgieron en torno:
236 RUBÉN M. CAMPOS

quiso incorporarse de una manera encubierta al movimiento revolu


cionario, iba a ser desechado por los nuevos hombres de acción quí
iban a regir y a orientar por otros derroteros los destinos de la patria XXXIX
Hay necesidad, por tanto, de deslindar el estudio de la cultura mexi
cana hasta el momento en que fue demolido el antiguo orden de co La muerte de Jesús E. Valenzuela
en nuestro país, y que surgió la nueva orientación dada por los hombr
que se propusierondirigir la mentalidad mexicana, al implantarse le <=

nuevosideales revolucionarios consistentes en quela cultura no fuera e


privilegio de unos cuantos afortunados, sino que fuera derramada com
el bienestar material entre todos los habitantes de nuestro país. La no
de la celebración del grito de Dolores pudo verse en la plaza mayord
ciudad de México el presagio anunciador de la revolución, en la cam: L PRINCIPAL VINCULADORdela legión modernista había caído
inaudita de policías secretos que invadía el recinto en torno al b vencido de la cumbre dela vida: Valenzuela estaba clavado
principal del Palacio Nacional, donde según la costumbretradicional definitivamente en el lecho de su larga agonía. El
presidente victoreaba a la Independencia a las once de la noche. Nos movimiento de la vida había ido paralizándose lentamente
permitía la entrada en un vasto perímetro más que a los que llevas ¡desde las extremidades por todo su organismo. Todavía su intelecto
tarjetas expedidas con escrupulosidad, por el temor de que se des podía dar una forma lúcida a su pensamiento; pero su lengua entor-
entre los que iban a presenciar la ceremonia algún conspirador que pecida se negaba a formular la expresión de la idea, y el poeta no podía
tara contra la vida del general Díaz; la muchedumbre de policías optar por escribir, porque su diestra ya no podía fijar con la plumael
constantemente los movimientos de los concurrentes, quienes movimiento desordenado del pulso, que no disciplinaba ya los dedos
sido conminados de no portar armas y registrados los nombres para dar forma a las palabras ni a las letras. Los jugos de la vida no
permiso para tenerla certidumbre de que nolas portaban. El mome fluían ágiles como antañoparasaturar el cuerpoy lubricar la epidermis
culminante de vitorear la Independencia, que siempre había del decrépito yacente que ahora aparecía marchito, anquilosado por
clamoroso por la innumerable muchedumbre que henchía la i parálisis lenta pero inflexible que subía de las extremidades, las
plaza en otros años, fue en el Centenario de la Independencia un gl cuales ya no obedecían a la voluntad impotente para obligar a los pies
débil, apenas contestado desde muy lejos por la multitud a la que n a refugiarse sobre un calorífero eléctrico que habíase colocado en el
había permitido penetrar en el recinto de los afortunados, quienes piso. Los movimientos del enfermo reducíanse a hojear con la diestra
ban las graderías con sus paraguas abiertos para resguardarse de la: 'un volumende la Revista Moderna que se hallaba colocado sobre un
y copiosalluvia que caía sin cesar. La fiesta fue suntuosa dentro di atril al alcance de su mano,y enla siniestra tenía siempre un reloj de
salones espléndidos para los invitados, que guardarán un recu bolsillo que consultaba a cada instante, para que no fuera a pasar la hora
inolvidable de ella; pero la fiesta popular quedó deslucida por la de los medicamentos atenuadores del mal inexorable, y de los alimentos
por el ambiente de tristeza que llenaba de presagios la imaginació idos sostenedores de la combustión en el viejo cuerpo ya casi parali-
Todos los mexicanos sabemos que el aplazamiento de la ez do. Solamente los ojos ardían con una vida intensa, la vida espiritual
revolucionaria era incontenible, y que cuando se quiso sofocar eadora hasta el último instante en un intelectual que se extingue. Sus
gloriosa muerte de Aquiles Serdán en la ciudad de Puebla, este abellos habían emblanquecidoy resaltaban bajo un birrete de terciopelo
acontecimiento vino a ser el prólogo de la epopeya revolucionark Megro y sobre la pulcritud de una camisa blanquísimaplanchada sin
meses despuésdelas fiestas del Centenario, que haría resurgir la ita almidón y de un vestido negro pulcramente llevado.
proclamada cien años antes por Hidalgo, y exigida cien años des; El poeta, siempre señoril, invitaba a comer a sus amigos que iban a
por Madero. : aludarlo, y su alegría era oír, desde su sillón de enfermo,la alharaca
LA MUERTE DE JESÚS E. VALENZUELA 239
238 RUBÉN M. CAMPOS pa

una realidad funesta, porque el poeta quedó fulminado definiti-


vamente, deshecho tanto corporal comoespiritualmente, y cayó para
sus amigos después de haber tomadoel café tras una buena comida,
no levantarse más. Evidentemente que su razón había huido, y esta
pues el poeta no permitía que su mesa decayera porqueél nola presi-
irresponsabilidad era un lenitivo para sus amigos, que se imaginaban
diese, a saludarlo para despedirse. Así se prolongó su vida durante
que ya no sentía, que ya no pensaba, que ya no recordaba, las tres
potencias que constituyen el supremo dondela vida.
Los seres para él en otro tiempo tan queridos lo rodeaban con la
resignación de quien espera una catástrofe inevitable, sin saber cuándo
ardiente de vivir fue aplacándose hasta la renunciación a tornar a lez
vendrá. Los días y los años pasaban lentamente para el enfermo, en
vantarse para volver a la vida de movimiento y de calor. La antigua
contraste con su antigua vida tumultuosa en que su corazón había
alegría de vivir comenzó a declinar y a extinguirse para abrir paso 4
latido vertiginosamente, como un corcel encabritado y lanzado a es-
una dulce resignación de vivir, a aceptar una vida vegetativa como la
cape bajo el látigo del alcohol. Ahora recogía ávidamente las migajas
del viejo árbol arraigado que no se mueve sino a impulsos del vien
del festín de su vida, como un sediento que espera en su boca seca
pero queesfeliz al sentir la caricia del viento, el asperjar de la lluvia
una gota de agua que se forma lentamente filtrada por una roca. De
el beso ardiente del sol. Llevaba la cuenta de los días, él, que jamás
ocupó durante largos años de saber en qué día vivía; y si por acas
cuando en cuando unfulgor instantáneo relampagueaba ensus ojos,
perdía esa cuenta apresurábase a preguntar qué día era de la sema que volvían a su tenuidad apacible, en la que apenas reían dos gotas
y del mes. Bebía sin la avidez de antes los jugos tonificadores y nutris luminosas como las de un gusanito de luz en las praderas nocturnas.
Pero todavía en su postración letal, cuando un rayo de luz iluminaba
tivos que alargarían un día siquiera su vida puesta en entredicho, que
lo mismo podía ser suprimida en un instante por un ataquefinal, como su inteligencia nublada, tenía humor para hacer unafrase ingeniosa,
como una vez que Benamorfue a saludarlo conla frase sacramental:
podía prolongarse años por un olvido de la fatalidad. El poeta, qué
—Chucho, ¿cómo está usted?
había exclamado en una protesta por la supresión voluntaria de un:
—Estoy comolas mujeres de Raúl, a pura leche —respondió traba-
vida en plena juventud: “valor para la muerte es lo que sobra; va
josamente con vozfestiva y ojos risueños. Parecían hacerle mucho bien
para la vida es lo que falta”, veíase abatido ahora por su destino inexo:
rable, y solamente justificaba su imprecación dejando pasar la vida.*
las risas que provocaban sus frases epigramáticas, y que su corazón
palpitaba jubilosamente como antaño en el bar cuando su ingenio
Un furor surgido de lo más hondo de sus fuentes genésicas poblé
de pronto su imaginación con las lejanas lecturas de las Metamorfosis peregrino triunfaba rodeado de sus amigos, que celebraban a toda
orquesta sus ocurrencias humorísticas.
Ovidio; su mente nublóse de visiones carnales, cuando jamás hz
acariciado sino visiones seráficas en su deificación romántica de la mu
Sus últimos días, sin embargo, fueron deplorablemente expiatorios.
Sus recuerdos fueron extinguiéndose comolas velas de un tenebrario en
jer y su fantasía atormentada por la obsesión de la hembra era
parodia de las tentaciones de San Antonio, evocadas por Gus la ceremonia de las tinieblas el Viernes Santo; y cuando no quedaba
Flaubert. Un incidente fatal fue a agravar su cruel obsesión.Vivía al encendida más que unavela, la de su vida que se extinguía, vino la muerte
-compadecida al fin de su largo penar, y cerró piadosamente susojos.
sazón entre nosotros la insigne cantante cubana Rosalía Chalía, crei
dora de Fedora en México, la que a ruego de varios amigos, acu A los escritoresy artistas que no fallecieron en la década de los años
visitar al poeta al saber el estado en que se hallaba. Rosalía Chalía que comprende el movimientoliterario y artístico que hemos trazado,
toda pasión, su preciosa voz de oro era la expresión de su alma no podemoscontarlos entre las víctimas desaparecidas entonces, pero
cánica. Cantó para Valenzuela con toda la ternura de su vida huraci sí podemos anotarlos entre las víctimas del bar, porque su muerte fue
nada, y el poeta encarnó en aquella mujer de fuego todo su deseo un proceso del mal latente pero fatal —¿qué mal hay comparable al
la antesala de la muerte; pero en la impotencia de confesarlela fa
_alcohol?, dijo Poe— que más o menostarde los llevaría al sepulcro en
Castigo a su azarosa vida juvenil. Entre ellos recordamos al escultor
nación con que lo había galvanizado, cristalizó aquella aparición €
240 RUBÉN M. CAMPOS
a

Jesús F. Contreras, que mutilado de su brazo derecho sobrevivió pocos


años hasta que, atacado de parálisis general, hubo necesidad de segar
su vida con su aquiescencia, dada con un movimiento de sus ojos,
porque había perdidoel habla. Ricardo Castro, pianista y compositor, XL
comoel compositor Felipe Villanueva, fue una víctima del bar a quien
la muerte le arrebató en plena producción de obras musicales y en útil Los funerales de don Justo Sierra
labor como guiador musical de la juventud. Ernesto Elorduy, composi- —— A
tor y pianista, fue arrebatado piadosamente por la muerte para no dar
el espectáculo de una decadencia deplorable. Jesús Urueta fue a morir
en Sudamérica como Amado Nervo, los dos amargados en sus últimos
días con la nostalgia de la patria lejana. Alberto Ituarte, que confiaba
en su naturaleza ciclópea, cayó vencido en la plenitud de su vida.
A ÚLTIMA NOTA que los supervivientes de aquella época po-
Baudelio Contreras, el fundidor en bronce delas estatuas del escultor,
dríamos conceptuar comoel entierro de unaetapa artística
su hermano, cayó fulminado en plena madurez. José Torres Ovando,
y literaria, es las honras fúnebres tributadas públicamente al
que tuvo la más bella voz de barítono de nuestros cantantes, fue otra
cadáver de don Justo Sierra. Hemos dicho que el gobierno
de las víctimas del bar. Abel Salazar falleció en plenitud de vida con el:
de la revolución triunfante, haciendo una honrosa excepción a los
alma lacerada. Heriberto Frías murió casi ciego, pagandoel tributo de
méritos incontestables del impulsor por antonomasia de la educación
su infortunada y azarosa juventud. Manuel de la Parra sufrió la ex-
mexicana, lo invitó cordialmente para que fuera a representar a México
piación cruel de su intemperancia hasta que encontró en la muerte
en España, y el maestro, no obstante que se hallaba muy enfermo,
una bienhechora liberación. José M. Bustillos se extinguió ocultamente
aceptó tan honrosa distinción. El día de su partida viose rodeado en
después de brillar un día a la par que Manuel Gutiérrez Nájera, otra
el carro puliman quelo iba a llevar a Veracruz, por todos sus familiares
llorada víctima del bar. Antenor Lezcano murió desencantado en plena
y muchos de sus amigos y de los representantes de la educación na-
juventud. Joaquín Villalobos, exquisito pianista que hacía soñar con
cional que fueron a despedirlo. Antes de que partiera el tren quien
sus interpretaciones musicales, fue a morir en su tierra natal. Pedro L.
escribe estas memorias sentóse un instante a su lado por última vez
Manzano, a quien el maestro Carlos J. Meneses daba siempre el lugar
para despedirse del maestro, y allí pudo estimar los estragos que en
del violín concertino en la Orquesta Sinfónica, fue hallado muerto en
su espíritu había hecho el mal que lo fulminara. Su espíritu errante
su camaranchóndesolitario. Jesús Villalpando, el bohemio tan desas-
divagábase en quién sabe qué abstracciones de las que apenas pudo
trado como Miguel Othón Robledo, murió después que este poeta,
volver un fugaz instante para exclamar “¡Rubén!” y retener nuestra
fulminadoporla fatalidad. Alberto Fuentes, que dejaba correr las horas
diestra entre sus poderosas manos; pero la convicción que teníamos
improvisandoal piano vaguedades de ensueño, fue a morir a Cholula.
de que su robusta naturaleza había sido vencida nos quitó la audacia de
Francisco M. de Olaguíbel, el de los bellos rondeles, murió empon-
mentir un alivio en tan cruel instante, y solamente bajamosla cabeza,
zoñado por el mal tremendo. Luis G. Urbina tuvo unalarga resistencia
lo acompañamos un momento y nos despedimos en silencio para
hasta que falleció en Madrid después de haber realizado su obra de
cederel turno al doctor Vallarino, que debía acompañarlo en su viaje,
poeta. Nicolás Rangel fue castigado con una agonía de un año por el.
y cuando descendimosdel carro recordamos unadelas siete palabras
delito de haber vivido alegremente su vida. ¡Y tantos otros que no
de Cristo: “Mi reino no es de este mundo”.
hemos anotado por ignorar su suerte, pero que han caído inexorable-.
Don Justo Sierra embarcóse en Veracruz moribundo; pero en la
mente, “porque nadie escapa a su destino” según la sentencia de Vi-
travesía reaccionó su espíritu y trasmitió su perdido vigor al cuerpo de
lliers de Isle Adam,y su destino trágico fue llevar consigo la maldición
- Atlante que pudo todavía dominar con su presencia el mar. Pudo aún
de Edgar Poe: “el que ha bebido beberá”! *
arribar a Francia para ver por última vez París, pasar bajo el Arco de
242 RUBÉN M. CAMPOS LOS FUNERALES DE DON JUSTO SIERRA 243

Triunfo, que fue el dintel en que reposóel cuerpo de Víctor Hugo antes a todos los que fueron a pedirle educación para sushijos y alivio para
de que su espíritu entrara en la inmortalidad; fue a saludar al anciano sus necesidades. Habíase ordenado que de la estación de Buenavista
general Porfirio Díaz, quien lloró en sus brazos el paraíso perdido de a la Escuela Preparatoria se colocaran guardias militares para rendir
su patria, peregrinó a Lourdes para bañarse de gracia antes de escribir honores de embajador portan dilatado espacio que hay entre dos ám-
la preciosa carta a Luis G. Urbina, de México, una de las más bellas bitos opuestos de la ciudad, al cuerpo del maestro extinto que sería
páginas de nuestras letras; y por último fue a Madrid para presentar llevado en una carroza fúnebre lentamente. Pero al salir cortejando el
sus credencialesal rey, a quien llevaba en el mensaje de una revolución cadáver los que tuvimos el honor de haber servido en las filas del gran
triunfante el augurio de su destronamientonolejano al empuje de otra educador, por entre la apretada muchedumbre que henchía los patios
formidable revolución; y poco a poco su mal fue recrudeciéndose, de la estación, vimos que otras multitudes venían a engrosar la que se
agravándose en su lecho de muerte del que ya no se levantó, para morir desbordabade la estación ferroviaria, y se habían formado en dosalas
en Madrid, donde su cuerpo fue embalsamado y devuelto con todos y llenaban la Plaza Buenavista para llegar a la Ribera de San Cosme,
los honores de su alto rango de embajador al país que había enviado doblar por las calles de La Mariscala, Puente de Alvarado, San Fernando,
uno de sus hijos más preclaros, para testimoniarle que hacía un siglo atravesar la que es hoy avenida Hidalgo frente a la Alameda, doblar por
que luchaba por su libertad. Santa Isabel para seguir las calles de San Francisco y Plateros, hoy
El cadáver de don Justo Sierra llegó a la estación de Buenavista en avenida Madero, para llegar a la plaza principal y pasar por el frente
el tren de la mañana, y despuésde la entrega protocolaria a las autori- de la Catedral a la avenida de la República Argentina hasta entrar por
dadesdela ciudad, fue bajado en medio de una muchedumbre inmensa la calle Justo Sierra al anfiteatro de la Escuela Preparatoria, donde debía
que presenciaba consternada cómo volvía a su patria el educador de ser depositado el féretro para rendirle pleito homenaje con guardias
tantas generaciones, pues había empezado muy joven su ciclópea tarea de honor durante todo el día, una velada fúnebre en la noche y un
de educar, con su plumaen la prensa cuando fue redactor de La Liber- entierro solemneal siguiente día hasta dejarlo en el panteón Francés,
tad y publicó brillantes artículos de fuerte polemista afiliado a la oposi- de donde un día será exhumadopara llevarlo a la Rotonda de los Hom-
ción y preciosas impresiones de arte literario, pictórico y musical, ya bres Ilustres, que es donde debeestar.
que era miembro de las más ilustres academias y entre ellas tenía Durante el inmenso trayecto que hemos pormenorizado,el cortejo
predilección por la Filarmónica Mexicana, de la que era el alma en fúnebre fue avanzando lentamente, en medio de las multitudes descu-
unión de Alfredo Bablot, que comoel joven escritor, no era músico biertas silenciosas, seguido el cadáver por una multitud de maestras y
profesional. Muy joven aún para ocupar tan alto rango, fue llevado a maestros de la infinidad de escuelas que fundara el educador por ex-
la cátedra de profesor de historia en la Escuela Preparatoria, donde celencia, las mujeres llorando y los hombres gravemente apesadum-
permaneció durante muchos años, hasta llegar a ser ministro, alto brados, sombrero en manobajo el sol canicular, sin que nadie mostrara
puesto que se conquistó con su fulgurante verbo de orador, su magis- cansancio porla larga jornada, que duró buena parte de la mañana.
tral sabiduría en la cátedra y su magnífica pluma de polígrafo, que le Enel anfiteatro esperaban las autoridades de la ciudad y de la educa-
dio fama y popularidad, pues así escribía candentes artículos de pole- ción nacional, y otra multitud de educadoresy de estudiantes,a la que
mista, como bellas impresiones de arte y sentidos cantos de poeta. Su se mezcló el inmenso cortejo, y todos puestos de pie hicieron la re-
reputación sólida de maestro fue ganada por tanto desde su juventud cepción del cadáver y permanecieronlargotiempoen el recinto, mien-
y reconocida por el gobierno de la revolución que había enviado por tras iban desfilando las guardias de honor que se colocaban a ambos
sus despojos para que México le hiciera los honores que merecía. Pero lados del féretro hasta ceder el lugar a otras guardias.
el pueblo no se contentó con los honores oficiales, sino que quiso Por la noche efectuóse la solemne velada fúnebre presidida porel
hacerle los honores propios suyos, públicamente, en reconocimiento vicepresidente de la República, don José María Pino Suárez, e hicieron
de los copiosos bienes que había derramadoel ministro de la educa- el elogio del maestro en dos oraciones fúnebres don Joaquín D.
ción pública cuando pudo hacerlo, y sus manos pródigas socorrieron Casasús y don Jesús Urueta, y en una elegía el poeta Luis G. Urbina.
244 : RUBÉN M. CAMPOS
ol]
a

La oración fúnebre del insigne orador Urueta hizo sollozar a la multi-


tud que henchíael anfiteatro, rigurosamente enlutada comose hallaba. EPÍLOGO
el recinto con cortinajes y paños negros, al hacer la evocación del desa- €_——-— o
parecido en frases trémulas de emoción que narraban momentosínti-
mos, en la que la madurez de un corazón lleno de bondad había sal-
vado de la vorágine a una juventud huracanada al llevarla con la
dulzura de su fuerza a recibir el perdón maternal. i
La luctuosa ceremonia reunió así por última vez a los representantes
dispersos de una etapaartística y literaria que se extinguía, pues como
hemos dicho antes, otros intelectuales iban a surgir al triunfo de la
revolución e iban a orientar por otros derroterosel reflorecimiento de
las artes y de las letras.
Prosas de los modernistas de 1900

¿Cómo pensabany escribían los modernistas? Si fuésemos a querer


recordar sus elucubraciones efímeras en la intensa vida intelectual
del bar, sus divagaciones en esa eclosión de la guerra florida de
los ingenios, en que cada uno lanza,sin la pretensión de exhibirse,
las flechas de oro de su aljaba con la gallardía de un flechador del
cielo, no haríamossino pastiches parafrásticos de ideas, en los que,
naturalmente, campearía la modalidad del parafraseador. Op-
temos, en consecuencia, por espigar a la ventura algunas puntas
de la hierba de la copiosa mies que creció apretada y rica en la
Revista Moderna para nuestro solaz, y que es un reflejo fiel de las
ideas vertidas en el bar.

Dejábamosatrás las Misas Blancas de la Belleza griega —escribía José Juan


Tablada en una Fantasía estética—. Esperábamosa que el día del Ideal se
apagara, y ya en plena noche huíamos los sagrados bosquesy el sol meri-
diano dela estética, para vagar bajo los claros de luna espectrales al través
de las landas desoladas y de las estepas malditas. Para llegar hasta el sabbat,
nos untábamos con ungúentos de perversión, y nuestra fantasía era el ma-
cho cabrío que nos llevaba hasta la Misa Negra. Queríamos el opio de lo
extraño, las mentas más picantes, las belladonas más turbadoras. Y un cirio
de negra pez alumbrabael altar de nuestras devociones, y en elincensario
sacudido con ritmos epilépticos ardían los euforbios acres en vez de los
unciosos perfumes bíblicos. La Venus Calipigya era el altar... yacía proster-
nada, y sobre sus ancas macizas y culminantesiban y venían nuestras mons-
truosas divagacionesartísticas, como el hormiguero de minúsculos faunos
sobre La Lujuria grabada por Feliciano Rops.
Seguíamos al monstruo paso a paso. Lo vimos nacer en Patmos engen-
drado porel Profeta en el árido vientre de su melancolía... Ya lo habíamos
visto en Asiria, como un toro androcéfalo y alado. En Egipto tuvo cabeza
de gavilán o fue un hipopótamo con vientre y senos de mujer y acorazado
porel fango del Nilo, que estallaba al fuego del sol.
248 RUBÉN M. CAMPOS PROSAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 249
a o

En Grecia el monstruo fue bello; el perro bicéfalo y lancelado a quien blanca, las espaldas anchas, las piernas grandes... Vivirás bello y floreciente
venció Herakles; el Dragón muerto por Cadmo, la Hidra, la Gorgona, la en las palestras...”) En los festivales atenienses, las mujeres dejan caer sus
Quimera ignívoma, toda esa fauna fabulosa ornamentaba graciosamente peplos sobre tapetes de violetas; en el olimpo diáfano, las diosas marchan,
las negras cráteras y las hydrias rojizas. La Esfinge, quizás por su bestial: “vestidas de sí mismas”, sobre el pavimento de oro; y diosas y mujeres
feminidad, por su misterio interrogante y por su crueldad implacable de- adoran al divino Phallus, símbolo de la virilidad inmortal y fecunda. Pero
tenía un momento nuestra atención. La veíamosarrastrarse como una pan- la Forma, desportillada y despulida por los grandes dolores de la Era Cris-
tera, erigiendo sus senos de hetaira y de un zarpazo derribar al inepto que tiana, se arropa con paños negros que no la transparenten, las vírgenes
no lograba desflorar el himen de su misterio hermético... Dejábamosatrás macilentas de facciones esfumadas y de manos pálidas, parecen consumi-
ese montón de osamentas blanqueadas porel sol africano y llegábamos a das por alguna influencia astral maléfica y celosa; se apaga la vista en los
la Edad Media. ] ojos del sabio; se arquea la espalda del empleado; el adolescente se extenúa
Los monasterios y las catedrales estaban ceñidos por un bestiario de en los bancos de la escuela, y se encallecen y se queman los brazos del
pesadilla y de terror. El Dragón tenía fauces de saurio y su espina dorsal obrero en el yunque. La vida moderna se ha concentrado en el alma, es
era una sucesión de garfios Óseos; sus garras tenían uñas retráctiles como una vida de reflexión y de pasión. El arte modernoes, o tiende a ser, esen-
las del tigre, membranas interdigitales como las aves marinas y su cauda cialmente psicológico. La escultura se ha resistido a entrar en esta vía, por
era formidable como la de un escorpión gigantesco. Luego venían seres las preocupaciones académicas y porlas dificultades propias de su limitado
bastardos, antropomorfos, semi-humanosy bestiales. Se diría que eran los procedimiento; pero ha entrado al fin dándonos obras maestras de ex-
productos mestizos de una menagerie en brama; de los caimanes cu- presión moral. El boceto de Contreras, La tentación, eminentemente
briendo a las yeguas númidas; de las hircas aparejadas con los galápagos; sugestivo,fija en el yeso un estado de conciencia: el recuerdo que surge y
del pithón fecundandoal avestruz, del águila anudada con el lobo, ésos el amor que desborda en el misterio de todas las Tebaidas...
eran los monstruos inauditos esculpidos en la Edad Media, engendros y
concepciones de los urentes arrebatos de las bestias, de las locuras genési- ¿En dónde están —clamaba Raúl Clebodet—, en dóndeviven, en quéclase
cas animales... social existen hoy las mujeres que como Eloísa, después de celestiales horas
de amor con su amante inmortal y sapientísimo le participa alegre y gozosa
Entonces —decía a Jesús Valenzuela en íntima confesión— yo estaba en el y radiante, que esas horas de amor no fueron infecundas, que un nuevo
Chat Noir hundido como un bonzo en la pagoda de su exclusivismolite- ser, producto de aquellos instantes en que los medioevales amantes sacri-
rario. Vivía yo con el blasfemo Richepin, con Rollinat, el lamentable cantor ficaban su felicidad porel bien de la especie, estaba próximo a venir a la
de las Almas, de las Neurosis y de las Lujurias; el invernadero malsano de vida y a ligar así sus existencias, no ya conel efímero lazo de la voluptuosi-
Baudelaire, la ciudad maldita de Verlaine, el laberinto de Mallarmé; ésas dad, sino con la eterna y dulcísima cadena de una nueva vida, destinada
eran las estaciones de mi extraviado vía crucis. Y tú me condujiste a tu como la de ellos a conocerel sufrimiento purificador, el dolor que depura
biblioteca como a un bautisterio, fuente de fecundas aguas lustrales. Ahí el y los placeres efímeros que constituyen esta existencia soportable a ratos y
neófito cambió su intransigente fetichismo por una religión más amplia, odiosa casi siempre? ¿Por qué la ciencia de los morticeles, como Leon
más verdadera, más humana. Dejé ahí mis prejuicios artísticos como un Daudet llama a los médicos, ha propagado el monstruoso delito de
crótalo que se desprende de su pellejo, y mi espíritu ascendió como una suprimir una existencia que podía ser la de un genio quizá?
mariposa que acaba de abandonar su crisálida... ¿Por qué lacivilización y las necesidades imbéciles e imprescindibles
de esa civilización han hecho que el advenedizo, el raspacueros, el
Sin embargo —escribíaJesús Urueta al hacer el elogio del grupo escultórico comerciante, el industrial, el abogado,el político, el médico y todos los
La tentación— Contreras comprendey siente también las bellezas expresi- miembrosdela farisaica sociedad moderna, crean queel hijo ilegítimo
vas, que en el arte moderno han sustituido a la belleza impasible (apatbía) es un obstáculo para llegar a la meta de las consideraciones sociales y
del purismo helénico. Los excesos de actividad nerviosa han atrofiado el quieren suprimirlo?
desarrollo muscular: Verlaine no danzaría desnudo comoeljoven Sófocles. Si la felicidad o la perfección moral, fueran susceptibles de peso, ¿qué
En nuestras sociedades no existe la hermosura gimnástica tan celebrada platillo de la balanza se inclinaría más, aquel en que se colocaran los goces
porlos filósofos y los poetas. (“Tendrás siempre el pecho robusto,la piel y la satisfacción del que figura en todas las mogigaterías sociales y científi-
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cas, O aquel en que estuviesen los placeres [...] y sencillos del amante qu, sentir y comprenderla mitad de cuanto le rodea, sintió temor. En la imagi-
ama y a la hora en queloslabios fríos de la amada murmuran una frase nación poderosa del Señor se levantaron los veniderossiglos, vio al hombre
pasión, sólo desea que aquel acto sea fecundo, que haya un ser que creciendo y prosperando, levantando ciudades habitables donde Él, el
que sufra, que llore y ría como ellos, los amantes, lloraron y sufrieron amo, sólo había hecho campiñas ardorosas bajo el sol y húmedas bajo la
gozaron? Una señal de la época deplorable en que vivimos, es este deli; lluvia. En vez de pobres cabañas y obscuras grietas hechas en una roca, vio
más común entre los adinerados y entre los intelectuales que entre los palacios de mármol, las columnatas, la piedra vencida y hermoseada.
sencillos y entre los miserables. Vio tanto, tanto, que empezó a sentirse empequeñecido, mientras su obra
crecía. Crecía hasta desconocerlo y negarlo; vio a los hombres orgullosos,
Nuestro medio físico —escribía Jesús Valenzuela a José Juan Tablada —in- los vio interrogando todo y queriendo penetrarlo todo, los vio derribando
fluye e influirá más con el tiempo (adaptación al medio) en la nueva p dioses, lanzando el soberbio grito de negación.
ducciónliteraria, y algo también el medio social, aunque no es en puridad Entonces, del espíritu del mal que en él existe, de ese espíritu que antes
sino una reducción del europeo, con muy pocas tonalidades propias. Entre le había hecho dar crueles instintos a las bestias, garras al tigre, veneno a
tanto, ustedes van vaciando en ánforas nuevas ideas generales sobre el la serpiente, abrojosa las plantas, vidas cortas a los insectos, de ese espíritu
amor, la religión, la vida, la muerte, que son semilleros para los actuales y brotó una idea luminosa, fulgurante de crueldad.
futuros artistas mexicanos. Juzgo que no pretenden, por más quecultiven En vez de la simple hembra, de la mecánica incubadora que había pen-
el símbolo y la relación, hacernos oír con las narices, ni oler conlas orejas. sado dar al hombre, formó un ser delicado, sutil, frágil y bello. Empleó todo
En su caso, puede ser que ustedes hayan prestado mejor servicio violando su arte en darle todos los atractivos y todas las malicias. Le dio una cabeza
la lengua, que algunos académicos correspondientes velando,a solas, sin fina, perfectamente dibujada; una piel suave comolas rosas, y la cubrió con
provecho ni para tirios ni para troyanos, a fin de conservarle intacta la cabellos largos, sedosos, gratos a la mano brusca del hombre; dentro de
virginidad. Y, sin embargo, unos y otros están en su puesto y desem- ese vaso hermoso encerró los pensamientosbajos, los caprichosciegos,las
peñando funciones útiles. venganzas inexorables. Le dio un cuerpo blando, con curvas y senos ten-
Jamás podré comprenderla poesía como fuera de la Naturaleza y puesta tadores, con sensualidades irresistibles; dio a sus brazos finos y débiles
aparte de las leyes naturales. Creo que morirá la rima y que el porvenir es: fuerza para atar a los más fuertes;la dotó de piernas gallardas y ligeras para
del ritmo,lo creo firmemente; y hacia esa transformación va arrastrandoel' que fácilmente pudiera correr, arrastrando a la perdición. Encerró, en fin,
nuevo procedimientolírico. bajo la forma de todos los encantos, todas las torturas, todas las desgracias,
Crean otros a mi empolvado amigo Luis González Obregón, que afirma todos los dolores.
que por los versos de ustedes “no corre sangre sino morfina” y que su: Sonrió; el ser fuerte quedaba irremisiblemente atado; al que antes veía
prosa “no se satura de saber sino de éter”. Yo sigo creyendo que sacudido altivo y poderoso lo veía ahora humillado, vencido porla tortura del deseo,
el exclusivismo que tú arrojaste hace años como el crótalo que se arrastrado porel débil que con la sola misión del mal, lanzaba al mundo.
desprende de su pellejo, prestan un servicio real y positivo al léxico nues- Y así fue creada la perdición y el encanto de los hombres.
tro, el cual es necesario que fecunden, pero que no maten, los extran- Más tarde, cuandovio las parejas de seres enamorados perdiéndose en
jeros más civilizados. Que no nos sucedaen el viejo México, lo que a los las sombras de los bosques y enlazarse bajo las ramas a la luz plateada
newmexicains, que ya no son ni prójimos nuestros. La conservación,la ' de las noches de luna, cuando vio que el ser a quien había dotado de
vida de un idioma es encomienda de escritores; y ustedes como acción todas las maldades sabía ser bueno y abnegado y sumiso gracias al amor
y los arcaicos hablistas como reacción, acabarán por unirse en un solo de los hombres, cuando vio vencido a su vengador, sintió el más grande de
cauce: el del verbo futuro. los despechossentidos, y en un grito de impotencia que puso enlos labios
de su hijo, maldijo su obra, diciendo:
Imaginó entonces el Creador —escribía Bernardo Couto Castillo— otro ¡Mujer! ¿Qué hay de común entre tú y yo?
animal más hermoso y lo dotó de inteligencia para hacerlo capaz de com-
prender y admirar su creación: ávido de adoración, formó al hombre. Levantábase con perezavisible —describía Ciro B. Ceballos al orador Jesús
Cuandolo vio de pie ante El, fuerte, altivo y valeroso, comprendió todo Urueta— y abordabala barra de la acusación social, luego, incoaba pausada
su error. Aunque en realidad sólo hacía un ser débil y pequeño,incapaz de y sobriamente el exordio, después se hacía el prodigio.
PROSAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900
252 RUBÉN M. CAMPOS 253

No era un vulgar abogadillo de esos que se ven todoslos días alardeando ascensión a las cumbres del arte. Y para afirmar esa Opinión, repro-
de sapiencia con los viejos moldes papinianos, no era un circulador de la pucimos algunos de los poemas queflorecieron un día, como en
todas
moneda falsa del ingenio como tantos y tantos que, dados los ejemplos las literaturas, que no se detienen jamás en busca de la perfección.
políticos que tenemos, harán carrera y serán ministros, no, era un magno
tribuno, un tribuno poeta, Chatham o Vergniaud.
Deloslabios nínfeos de aquel mozo que momentosantes se abandonaba
en la silla con la ecuanímica indolencia de Esmindrido, brotaba la palabra
eléctrica y viril, hecha cláusulas de diafanidad indeficiente, interpretando
un verbo luminoso y níveo que se revelaba en figuras y en cursos que
culminaban generososy límpidos como rumorde lejas campanas de plata
repicandoa rebato][...] a medida que desarrollaba sus teorías el orador, su:
dialéctica crecía tomando proporciones sobrehumanas y desmesuradas
casi, se ensanchaba con impulsión gigantea, difundiéndose comola clari-
dad de un astro que iluminara todo el ensombrecimiento del orbe en una
tempestad en que las nubes bramaran como leonas parturientas[...] se:
agigantaba, posesionándose de la conturbada multitud por gradaciones.
ascendentes hasta hacerla reventar las válvulas de la compostura para esta-
llar al fin ebria de entusiasmo, a pesar de la prohibición legal, en gritos,
palmas y exclamaciones exaltadas|...] los periodos adquirían sonoridades
wagnerianas y metálicas fulguraciones, las metáforas se enfloraban de vo-
cablos selectos y al poderoso esfuerzo sugestivo del tribuno herían el oído
por igual manera el ritmo suave de los salterios de los ángeles en la mañana
gloriosa del génesis,que los truenos apocalípticos en la hora delas divi
venganzas[...] sabía, como ninguno, encontrar la palabra fuerte, la palab
que es amor cuando emociona, rayo olímpico cuando castiga, elevac
beatífica cuando evoca, y poesía isanta y egregia poesía! cuando exhala
claridades y adamantinas flamescencias al conjuro de un apóstrofe concep-
tuoso e ilustre como el corazón de un imperial diamante|[...] era allí un
quiromante que llevaba las almas porlos florecidos senderos que conducer
a Damasco, un ilusionista del talento que hacía desfilar ante los ojos ató
tos del auditorio pintorescas y ricas cabalgatas][...] su lógica, rotunday neta,
compacta y sin fisuras, ineludible y concisa, templada por la incesante vi
bración de unos nervios sonoros y férreos como cuerdas de un 4
babilónica fundidas con acero de espadas de nibelungos, hacía pensar
los maestros de las escuelas de Athenas y de Jonia, en el estilo y la
desplegada de Cicerón acusando a Clodio desdela rostra de las arenga
decoradas con proras de navíos de que habla Tito Livio.

En cuanto a la producción de los poetas modernistas, no pretende:


mos revelarlos después de treinta años, ni insinuar que llegaron a l
cumbredela perfección artística. Simplemente opinamosque esa pro
ducción fue diversa de la anterior, y que fue un peldaño más en li
ILUSTRACIONES
'

A
]

bh.
3

Rubén M. Camposvestido con el uniforme de mayor asimilado de las Fuerzas Medallón con dibujo a tinta de Rubén M. Campos, por Julio Ruelas,
Constitucionalistas del Ejército de Oriente, con su hija Berenice (1916-1917). para la Revista Moderna.
Rubén M. Campos, Director de la Biblioteca Nacional. Retrato de Rubén M. Camposatribuido a Germán Gedovius, óleo sobre tela.
Poemas de los modernistas de 1900

—— oDr

JESÚS E. VALENZUELA

BALADA DE LAS MANOS


Manos —capullos en flor—
de niños buscando el seno
en el piélago sereno
de una mirada de amor.
En inefable fulgor
manecitas de Jesús
bañadas en leche luz...
manos —capullos en flor.

Manosteñidas de rosa
porla sangre de los besos
en los tremantes excesos
de una vibración nerviosa.
Manos en que no reposa
el ave de la pasión,
manos sobre el corazón,
manos teñidas de rosa.

Manoságiles de hada
que pasan por el piano
como un ensueño lejano
de la vida o de la nada;
manos, expresión alada
de un suspiro o de algún grito
que flotaba en lo infinito...
manos ágiles de hada.

Manosde ebúrnea blancura


que en la sombra del mantón

Rubén M. Camposa los 45 años de edad.


256 RUBÉN M. CAMPOS POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 257

iluminan la oración Manosduras y sangrientas


con luz sideral y pura, que abren el surco en el suelo
manos entre cuya albura árido y triste, que el vuelo
la camándula desgrana no sienten de horas cruentas:
toda la desdicha humana, las que mueven las imprentas,
manos de ebúrnea blancura. las queeltaller estremecen,
las que en las minas perecen...
Manosde la Caridad manos duras y sangrientas.
que a la noche del hambriento
llevan consuelo y sustento
pan de esperanza y verdad ENVÍO
manos de entera bondad,
nobles y místicas manos. Manoshechasal trabajo,
¡Ah! todos somos hermanos... fuertes manos de hombrelibre;
manosde la Caridad. cuandoen el espacio vibre,
lo mismoarriba que abajo,
Manospálidas, difuntas moviendo el mundodecuajo,
en el amoro el martirio, de la Justicia la ira...
pétalos del mismolirio, vosotras tendréis la lira,
manosabiertas o juntas; manos hechas al trabajo!
manosllenas de preguntas,
de aspiraciones y anhelo,
manos tendidas al cielo,
manospálidas, difuntas.
A UNA ESTRELLA
Manosde la bendición,
manosdel trémulo anciano Bajola luz occidua, en el confín lejano,
que emergen del océano entre una nube negra, sobre la blanca cumbre,
en inútil oblación; abre unaestrella sola su pupila de lumbre,
manosdel papa León fija, inquieta y profunda, hacia el enorme arcano.
en quela hostia divina
se deshace en la neblina... Mi almaasí los ojos ha dirigido en vano
manosde la bendición. al misterio insondable, contriste incertidumbre;
y no ha encontrado nunca pálida vislumbre
Manos que empuñan espada de algo definitivo para el anhelo humano.
y un cetro han hechoenla guerra,
y que llenaronla tierra Es unastro apagado, tal vez, y su luz pura
con la sangre derramada, fue vertida hace siglos y aun hiere mi pupila,
manosdela plebe armada ilusoria existencia, entre la noche obscura.
en la riña o el combate,
rojas manos de magnate,
manos que empuñan espada.
POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 259
258 RUBÉN M. CAMPOS

El velador lanzaba rayos de luna


¡Cómoarde y esplende! ¡Cual se opacay vacila! sobre el intacto lecho de la doncella;
¡Cómo, muerta en el tiempo, su resplandor perdura, había de sus brazos hecho una cuna
y apagada hace siglos aun hiere mi pupila! para el Amor dormido, dormidoenella,

¡Una luz indecisa, la luz de un astro


encendido en su alma, pero distante,
como a través pasando de un alabastro,
EN LA NOCHE
daba místicos tonos a su semblante!
¡Ay! roto ya de la esperanzael broche,
¡Oh, ensueñosvirginales! ¿Con qué blancura
ansié la muerte, la busqué yo mismo;
armiño,cisne, nieve, vellón o nube
y a las negras orillas del abismo,
soñaba sonriendo la niña pura,
me habló Jesús en medio de la noche.
con sonrisa de virgen o de querube?
Alada brisa que en la sombra salta,
medijo así su voz: aliento cobra,
valor para la muerte es lo que sobra,
valor para la vida es lo que falta.

Y en estremecimiento entre el follaje


(de hojas y aves) murmuró a mi oído
las notas de un cantar nunca aprendido
en las largas etapas delviaje.

Y en reversión hacia la edad primera,


a la voz inefable del maestro,
escuché en mi redor el Padre Nuestro
que repetía la Natura entera.

Nofue su voz la dura del reproche,


sino dulce de amory de ventura;
así en mis fuertes horas de amargura
me habló Jesús en medio de la noche.

ENSUEÑO

Lo recibió en su alcobala dulce niña


y le dijo muy quedo: “tú eres mi dueño,
deja que con mis brazos tu cuerpo ciña,
deja que arrulle y cuide tu dulce sueño.”
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MANUEL GUTIÉRREZ NÁJERA y porquebrillan lágrimas ignotas


en el amargo cáliz de mi salmo;
NON OMNIS MORIAR porqueexiste la santa poesía
y en ella irradias tú, mientras disperso
¡No moriré del todo, amiga mía! átomo de mi ser escondael verso,
de mi ondulante espíritu disperso, ino moriré del todo, amiga mía!
algo en la urna diáfana del verso,
piadosa guardará la poesía.

¡No moriré del todo! Cuando herido


caiga a los golpes del dolor humano, PARA ENTONCES
ligera tú, del campo entenebrido
levantarás al moribundo hermano. Quiero morir cuando decline el día
en alta mar y conla cara al cielo,
Tal vez entonces por la boca inerme donde parezca un sueñola agonía
que mudaaspira la infinita calma, y el alma un ave que remontael vuelo.
oigas la voz de todo lo que duerme,
icon los ojos abiertos de mi alma! No escuchar en mis últimos instantes
ni con elcielo ni la mar a solas
Hondosrecuerdosde fugacesdías, más voz que mis plegarias sollozantes
ternezastristes que suspiran solas; y el majestuoso tumbo delas olas.
pálidas, enfermizas alegrías
sollozando al compásdelas violas... Morir cuandola luz triste retira
sus áureas redes de la onda verde
Todo lo que medroso oculta el hombre y ser como ese sol que lento expira:
se escapará, vibrante, del poeta, algo muy luminoso que se pierde...
en áureo ritmo de oración secreta
que invoque en cada cláusula tu nombre. Morir ¡y joven! Antes que destruya
el tiempo aleve la gentil corona
Y acaso adviertas que de modo extraño cuandola vida dice: aun soy tuya
suenan mis versos en tu oído atento, aunque sepamos bien que nostraiciona.
y en el cristal, que con mi soplo empaño,
mires aparecer mi pensamiento.

Al ver entonces lo que yo soñaba,


dirás de mi errabunda poesía: PARA UNMENÚ
era triste, vulgar lo que cantaba...
¡Mas, qué canción tan bella la que oía! Las novias pasadas son copas vacías,
en ellas pusimos un poco de amor;
Y porque alzo en tu recuerdo notas el néctar tomamos... huyeron los días...
del coro universal, vivido y almo; ¡Traed otras copas con nuevo licor!
Ñ| |
l

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262 RUBÉN M. CAMPOS POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 263

Champagnesonlas rubias de cutis de azalia; fueron tan bellos cual la coqueta


Borgoñalos labios de vivo carmín; de ojitos verdes, rubia griseta
los ojos obscuros son vino de Italia, que adora a veces el Duque Job.
los verdes y claros son vino de Rhin!
Si pisa alfombras, no es en su casa;
Las bocas de grana son húmedas fresas; si por Plateros alegre pasa
las negras pupilas escancian café, y la saluda madam Marnat,
son ojos azules las llamas traviesas noes, sin disputa, por quela vista,
que trémulas corren como almas delté! sí porque a casa de otra modista
desde temprano rápidava.
¡La copa se apura, la dicha se agota,
de un sorbo tomamos mujer y licor... Notiene alhajas mi duquesita,
Dejamoslas copas... Si queda una gota, pero es tan guapa, y es tan bonita,
que bebael lacayo la heces de amor! y tiene un cuerpotan válan tan pschutt,
de tal manera trasciende a Francia
que nola igualan en elegancia
ni los clientes de Hélene Kossut.

LA DUQUESAJOB Desde las puertas de la Sorpresa


hasta la esquina de Jockey Club,
En dulce charla de sobremesa, no hay española, yankee o francesa,
mientras devoro fresa tras fresa ni más bonita, ni más traviesa
y abajo ronca tu perro Bob, que la duquesa del DuqueJob.
te haré el retrato de la Duquesa
que adora a veces el DuqueJob. ¡Cómo resuena su taconeo
en las baldosas! ¡Con qué meneo
Noesla condesa que Villasana luce su talle de tentación!
caricatura, ni la poblana ¡Con queairecito de aristocracia
de enaguas rojas, que Prieto amó; - mira a los hombres, y con qué gracia
no esla criadita de pies nudosos, frunce los labios. - ¡Mimí Pinsón!
ni la que sueña con los gomosos
y con los gallos de Micoló. Si alguien la alcanza, si la requiebra,
ella, ligera como una cebra,
Mi duquesita, la que me adora, sigue camino del almacén;
no tiene humos de gran señora: pero ¡ay del tuno si alarga el brazo!
es la griseta de Paul de Kock, nadie le salva del sombrillazo
no baila Boston, y desconoce que le descarga sobre la sien!
de las carreras el alto goce,
y los placeres delfive o” clock. ¡No hay en el mundo mujer más linda!
Pie de andaluza, boca de guinda,
Pero ni el sueño de algún poeta, espíritu rociado de Veuve Clicgot;
ni los querubes que vio Jacob, talle de avispa, cutis de ala,
264 RUBÉN M. CAMPOS POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 265

ojos traviesos de colegiala las niñas ricas, la aristocracia,


como los ojos de Louise Theó! ni mis amigas de cotillón?

Ágil, nerviosa, blanca, delgada, Toco; se viste; me abre; almorzamos;


media de seda bien estirada, con apetito los dos tomamos
gola de encaje, corsé de icrac! un par de huevos y un buen beefsieak,
Nariz pequeña, garbosa, cuca, media botella de rico vino
y palpitantes sobre la nuca y en coche juntos, vamos camino
rizos tan rubios comoel cognac. del pintoresco Chapultepec.

Sus ojos verdes bailan el tango;


inada hay más bello que el arremango
provocativo de su nariz!
Porser tan joven y tan bonita, Desde las puertas de la Sorpresa
cual mi sedosa blanca gatita hasta la esquina del Jockey Club,
diera sus pajes la emperatriz. ino hay española, yankee o francesa,
ni más bonita ni más traviesa
¡Ah! tú no has visto cuando se peina que la duquesa del Duque Job!
sobre sus hombros de rosa reina
caer los rizos en profusión!
Tú no has oído que alegre canta,
mientras sus brazos y su garganta
de fresca espuma cubre el jabón!

¡Y los domingos!... ¡Con quéalegría


oye en su lecho bullir el día
y hasta las nueve quieta se está!
¡Cual se acurruca la perezosa
bajo la colcha color de rosa
mientras a misa la criada va!

La breve cofia de blanco encaje


cubre susrizos, el limpio traje
| aguarda encima del canapé;
altas, lustrosas y pequeñitas,
sus puntas muestran las dos botitas
abondonadas delcatre al pie.

Despuésligera, del lecho brinca, l


ioh, quién la viera cuando se hinca || |
blanca y esbelta sobre el colchón! Ñ|
¿Que valen junto de tanta gracia
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AMADO NERVO Aquí fue dondeel rey Luis Segundo


de Baviera, sintiendo el profundo
malestar de invencibles anhelos,
GRATIA PLENA puso fin a su imperio en el mundo.

Todoen ella encantaba, todo en ella atraía: Padre nuestro que estás en los cielos.
su mirada, su gesto, su sonrisa, su andar.
El ingenio de Francia de su boca fluía. Un fanal con uncristo, en un claro
Era llena de gracia, como el Avemaría. del gran parque, al recuerdo da amparo,
¡Quién la vio no la pudo ya jamás olvidar! - y al caer sobre el lago los velos
de la noche,el recuerdo es un faro.
Ingenua comoel agua , diáfana comoel día
rubia y nevada como margarita sin par, Padre nuestro que estás en los cielos.
al influjo de su alma celeste, amanecía...
Era llena de gracia, como el Avemaría. Enellagotiritan las ondas,
¡Quiénla vio no la pudo ya jamás olvidar! en el parque se mueren las frondas
y ya muertas abaten sus vuelos:
Qué tristezas tan hondas... tan hondas...
Cierta dulce y amable dignidad, la investía
de no sé quéprestigio lejano y singular... Padre nuestro queestás en los cielos.
Más que muchas princesas, princesa parecía.
Era llena de gracia, como el Avemaría. ¡Pobre rey de los raros amores!
¡Quiénla vio no la pudo ya jamás olvidar! Como nadie sintió sus dolores,
como nadie sufrió sus desvelos,
Yo gocéel privilegio de encontrarla en mi vía le inventaron un mal los doctores.
dolorosa; porella tuvo fin mi anhelar
y cadencias arcanas halló mi poesía... Padre nuestro que estás en los cielos.
Era llena de gracia, como el Avemaría.
¡Quiénla vio no la pudo ya jamás olvidar! Su cerebro de luz era un foco;
mas un nimbo surgió poco a poco
¡Cuánto! ¡Cuánto la quise! Por diez años fue mía; de esa luz, y la turba, con celos
... ¡pero flores tan bellas nunca pueden durar! murmuró: “Wittelsbach está loco.”
¡Era llena de gracia como el Avemaría
y a la Fuente de Gracia de donde procedía, Padre nuestro que estás en loscielos.
se volvió!...icomo gota que se vuelve a la mar!
Sólo Wagner le amó como hermano,
sólo Wagner, cuya alma-océano
su conciencia inundó de consuelos,
y su vida fue un /ied wagneriano.
UN PADRE NUESTRO Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea el tu nombre,
por el alma del rey Luis de Baviera, en el venga a nosel tu reino...
lugar de su tránsito
(Schlossberg, Baviera)
268 RUBÉN M. CAMPOS POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 269

AINÓ ACKTÉ
Mas Cristo desapareció.

Ainó Ackté, lirio del norte, Encontrándole después:


Ainó Ackté, gran rosa-té; —¿Quéhallaste? —dije. Y él: —¡Les
sueñode los fiords, consorte perdonó! Llegado a penas,
de los vikings. —Ainó Ackté: hallé muchas Magdalenas
y ungieron todas mis pies.
Ducal armiño de Suecia,
flor de hielo, alburas de
las inmortales de Helvecia,
ojos de azur. —Ainó Ackté:

En su garganta de cera
esconde el ruiseñor que
oía Luis de Baviera
entre la nieve. —Ainó Ackté:

Esla blanca Sinfonía


del viejo Theo Gautier.
Ainó Ackté: ¡Quién fuera un día
amado por Ainó Ackté!

VISIÓN

Una tarde, en mi sendero,


tuve un encuentro imprevisto:
me encontré con Jesucristo,
el divino Limosnero.

El Limosnero divino,
lleno de melancolía
parecía y parecía
muy cansado del camino.

—(¿Adónde vas, Señor?y:


—A París, me respondió.
—¿A París?...¿a París? ¡No,
Señor, no vayas ahí!
RUBÉN M. CAMPOS POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 271
270

JUSTO SIERRA ven y careyes tendrá tu trenza


y tu albo cuello rojo coral.

PLAYERAS La dulce niña bajó temblando,


bañó en el agua su blancopie;
Bajé a la playa la dulce niña, después cuandoella se fue llorando,
perlas hermosas le buscaré; dentro las olas perlas hallé.
dejé que el agua durmiendo ciña
con suscristales su blanco pie.

Vengala niña risueña y pura,


el mar su encanto reflejará,
y mientras llega la noche obscura,
cosas de amoresle contará.

Cuando en Levante despunte el día


verá las nubes de blancotul,
comolos cisnes de la bahía,
rizar serenas el cielo azul.

Enlazaremosa las palmeras


la suave hamaca, y en su vaivén
las horas tristes irán ligeras,
y sueños de oro vendrán también.

Y si la luna sobre las olas


tiende de plata bello cendal,
oirá la niña mis barcarolas
al son del remo que hiendeel mar.

Mientras la noche prende en sus velos


broches de perlas y de rubí,
y exhalaciones cruzan los cielos,
¡lágrimas de oro sobre el zafir!

El mar velado con tenue bruma


te dará su hálito arrullador,
que bien merece besos de espuma
la concha nácar, nido de amor.

Ya la marea, niña, comienza,


ven, que ya sopla tibio terral,
272 RUBÉN M. CAMPOS
POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 273

SALVADOR DÍAZ MIRÓN ¡La flor en que se pasan los insectos


es rica de matiz y de perfume!
A GLORIA
El mal esel teatro en cuyo foro
¡No intentes convencerme de torpeza la virtud, esa trágica, descuella;
con los delirios de tu mente loca! es la sibila de palabra de oro;
¡la sombra que haceresaltar la estrella!
¡Mi razón esal parluz y firmeza,
firmeza y luz comoel cristal de roca!
¡Alumbrar es arder! - ¡Estro encendido
será el fuego voraz que me consuma!
Semejante al nocturno peregrino,
¡La perla brota del molusco herido
mi esperanza inmortal no mira al suelo:
y Venus nace de la amarga espuma!
no viendo más que sombra en el camino,
isólo contempla el esplendordelcielo!
Los claros timbres de que estoy ufano
¡Vanas son las imágenes que entraña han desalir de la calumniailesos.
Hay plumajes que cruzan el pantano
tu espíritu infantil, santuario obscuro!
y no se manchan... ¡Mi plumaje es de esos!
¡Tu numen, comoel oro en la montaña,
es virginal, y por lo mismo, impuro!
¡Fuerza es que sufra mi pasión! —La palma
A través de este vórtice que crispa, crece enla orilla que el oleaje azota.
y ávido de brillar, vuelo o me arrastro, El mérito es el náufrago del alma:
¡oruga enamorada de unachispa, vivo, se hunde; pero muerto, ¡flota!
o águila seducida por un astro!
¡Depón el ceño y que tu voz me arrulle!
¡Consuela el corazón del que te ama!
Inútil es que con tenaz murmullo
Diosdijo al agua deltorrente: ¡bulle!
exageresel lance en que me enredo:
Y al lirio de la margen: ¡embalsama!
iyo soy altivo, y el que alienta orgullo
lleva un broquel impenetrable al miedo!
¡Confórmate, mujer! - Hemos venido
a este valle de lágrimas que abate,
Fiado en el instinto que me empuja,
desprecio los peligros que señalas. tú, comola paloma, para el nido,
y yo, comoel león, ¡para el combate!
“El ave canta aunque la rama cruja:
como que sabe lo que sonsusalas.”

Erguido bajo el golpe enla porfía,


mesiento superiora la victoria.
Tengofe en mí: la adversidad podría REDEMPTIO
quitarmeeltriunfo, ¡pero nola gloria!
Llegué a desesperar... ¿A dónde iba
¡Deja que mepersigan los abyectos! por el rudo peñóncortadoa tajo?
¡Quiero atraer la envidia, aunque me abrume! ¡Miré al cielo, y estaba muyarriba!
POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 273
274 RUBÉN M. CAMPOS

¿Es el Peán? —Guerreros espolones


¡La sima con su vértigo me atrajo; amagan en las proras esculpidas;
tornéla faz a la traspuesta hondura, y la flota triunfal lleva festones
vi la tierra, y estaba muy abajo! de rosas y relámpagos de egidas,
y argenta de espumosos borbotones
Y a la mitad de la pendiente dura las olas divididas.
de el fragoroso alud bota o resbala,
dudé entre la vergúenza y la locura. El Sol entre arreboles resplandece,
como broquel de oro quea indistinto
Y un gran buitre al pasar me hirió con suala; dios vestido de púrpura guarece;
y oré, sabiendo que el incienso sube y el húmedocristal, a trechos pinto
las excelsitudes que el cóndorno escala. de reflejos de múrice, parece
en sangre persa aúntinto.
Imploré con fervor... y me detuve
observando con pasmo que mi ruego
se condensaba alrededor en nube. A ELLA

Y algo como unalágrima de fuego Semejas esculpida en el más fino


brilló en ese vapor, germen deestragos, hielo de cumbre sonrojado al beso
y dijo a mi dolor convulsoy ciego: del Sol, y tienes ánimo travieso,
¡y eres embriagadora conel vino!
“Yo soy el numen de tus sueños vagos;
yo soy la llama dela zarza ardiente; Y mientes: no imitaste al peregrino
yo soy la estrella de los reyes magos; que cruza un monte de penoso acceso,
y párase a escuchar con embeleso
Yo soy la Redención”. Y eco rugiente un pájaro que canta en el camino.
se levantó del valle, y parecía
como un rumor de mar... Y alcé la frente Obrando tú comorapaz avieso,
y puseel pie en la nube quepartía. correspondiste con la trampael trino,
¡por ver mi pluma y torturarme preso!

Noasí el viandante que se vuelve a un pino


y párese a escuchar con embeleso
un pájaro que canta en el camino.
LA CONMEMORACIÓN

¿A dónde, con los griegos melenudos, EL FANTASMA


va porel golfoinsigne tanta nave?
Al compás dela tibia, que en agudos Blancas y finas, y en el manto apenas

ñ
tonos imita la canción del ave, visibles, y con aire de azucenas,
himno de acentos bélicos y rudos las manos —que no rompen mis cadenas.
suena, confuso y grave. | l
Ú
,
|
ÚN
276 RUBÉN M. CAMPOS POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 277

Azules y con oro enarenados,


como las noches limpias de nublados,
MANUEL JOSÉ OTHÓN
los ojos —que contemplan mis pecados.
IDILIO SALVAJE
Comoalbo pecho de palomael cuello;
y comocrin de sol barba y cabello; A fuerza de pensar en tus historias
y comoplata el pie descalzo y bello. y sentir con tu propio sentimiento,
han venido a agolparse al pensamierito
Dulce y triste la faz; la veste zarca... rancios recuerdos de perdidas glorias.
Así, del mal sobre la inmensa charca,
Jesús vino a mi unción, comoa la barca. Y evocandotristísimas memorias,
porque siemprelo ido estriste, siento
Y abrillantó a mi espíritu la cumbre amalgamarel oro de tu cuento
como fugaz cuanto rica certidumbre, de mi viejo román conlas escorias.
como con tintas de refleja lumbre.
¿He interpretado tu pasión? Lo ignoro;
Y suelo retornar, y me reintegra que me apropio, al narrar, algunas veces
la fe que salva y la ilusión quealegra; el goce extraño y el ajeno lloro.
y un relámpago enciende mi alma negra.
Sólo sé que,si tú los encareces
(Cárcel de Veracruz) con tu ardiente pincel, serán de oro
mis versos, y esplendor sus lobregueces.

¿Por qué a mi helada soledad viniste


cubierta con el último celaje
de un crepúsculo gris?... Mira el paisaje,
árido y triste, inmensamente triste.

Si vienes del dolor y en él nutriste


tu corazón, bien vengasal salvaje
desierto, donde apenas un miraje
de lo que fue mi juventud existe.

Mas si acaso no vienes de tan lejos


y en tu alma aún del placer quedanlos dejos,
puedes tornar a tu revuelto mundo.

Si no, ven a lavar tu cyprio manto


en el mar amarguísimo y profundo
de un triste amor, o de un inmenso llanto.

ll
278 RUBÉN M. CAMPOS POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900

Ir Iv

Mira el paisaje: inmensidad abajo. La llanada amarguísima y salobre,


inmensidad, inmensidad arriba; enjuta cuenca de océano muerto
en el hondoperfil, la sierra altiva y, en la gris lontananza, como puerto,
al pie minada por horrendotajo. el peñascal, desamparado y pobre.

Bloques gigantes que arrancó de cuajo Unta la tarde en mi semblante yerto


el terremoto,de la roca viva; aterradora lobreguez, y sobre
y en aquella sabana pensativa tu piel, tostada porelsol, el cobre
y adusta, ni una senda, ni un atajo. y el sepia de las rocas del desierto.

Asoladora atmósfera candente, Y en el regazo donde sombra eterna,


do se incrustan las águilas serenas, del peñascal bajo la enormearruga,
comoclavos que se hunden lentamente. es para nuestro amor nido y caverna,

Silencio, lobreguez, pavor tremendos las lianas de tu cuerpo retorcidas


que viene sólo a interrumpir apenas en el torso viril que te subyuga,
el galope triunfal de los berrendos. con una gran palpitación de vidas.

TI V

Enla estepa maldita, bajo el peso ¡Qué enferma y dolorida lontananza!


de sibilante brisa que asesina, ¡Qué inexorable y hosca la llanura!
irgues tu talla escultural y fina, Flota en todoel paisaje tal pavura,
como un relieve en el confín impreso. comosi fuera un campo de matanza.

El viento, entre los médanos opreso, Y la sombra que avanza... avanza... avanza,
canta cual una música divina, parece, con su trágica envoltura,
y finge, bajo la húmeda neblina, el alma ingente, plena de amargura,
un infinito y solitario beso. de los que han de morir sin esperanza.

Vibran en el crepúsculo tus ojos Y allí estamos nosotros, oprimidos


un dardo negro de pasión y enojos por la angustia de todas las pasiones,
que en mi carne y mi espíritu se clava; bajo el peso de todoslos olvidos.

y, destacada contra el sol muriente, En uncielo de plomoel sol ya muerto;


como unairón, flotando inmensamente, y en nuestros desgarrados corazones
tu bruna cabellera de india brava. el desierto, el desierto... y ¡el desierto!
280 RUBÉN M. CAMPOS POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 281

vI JOSÉ JUAN TABLADA


¡Es mi adiós!...Allá vas, bruna y austera,
porlas planicies que el bochorno escalda, ÓNIX
al verberar tu ardiente cabellera,
como una maldición, sobre tu espalda. Torvo fraile del templo solitario
queal fulgor de nocturno lampadario
En mis desolaciones, ¿qué me espera?... O a la pálida luz de las auroras
(ya apenas veo tu arrastrante falda) desgranas de tus culpasel rosario...
una deshojazón de primavera —¡Yo quisiera llorar comotú lloras!
y una eterna nostalgia de esmeralda.
Porquela fe en mi pechosolitario
El terremoto humano ha destruido se extinguió comoel turbio lampadario
mi corazón y todo en él expira. entre la roja luz de las auroras,
¡Mal hayan el recuerdoy el olvido! y la vida en un fúnebre rosario
más triste que las lágrimas quelloras...
Aún te columbro,y ya olvidé tu frente;
sólo ¡ay! tu espalda miro, cual se mira Casto amadorde pálida hermosura
lo que huyey se aleja eternamente. O torpe amante de sensual impura,
que vas novio feliz o amante ciego
ENVÍO llena el alma de amor o de amargura
— yo quisiera abrasarme con tu fuego!
En tus aras quemé mi último incienso
y deshojé mis postrimeras rosas. Porque no me conmueve la hermosura
Dose alzaban los templos de mis diosas, ni el casto amor, ni la pasión impura,
ya sólo queda el arenal inmenso. porque en mi corazón dormido y ciego
ha pasado un gran soplo de amargura
Quise entrar en tu alma, y ¡qué descenso! ¡que también pudo serlluvia de fuego!
¡qué andar por entre ruinas y entre fosas!
¡A fuerza de pensar en tales cosas ¡Oh! guerrero de lírica memoria
me duele el pensamiento cuando pienso! quealasirel laurel dela victoria,
caíste en tierra con el pecho abierto
¡Pasó!...¿Qué resta ya de tanto y tanto para vivirla vida de la Gloria,
deliquio? En ti ni la moral dolencia, — ¡Yo quisiera morir como tú has muerto!
ni el dejo impuro, ni el sabor delllanto.
Porque al templo sin luz de mi memoria
Y en mí ¡qué hondo y tremendo cataclismo! sus escudostriunfales la victoria
¡Qué sombra y qué pavor en la conciencia, no hallegado a colgar. Porque no ha abierto
y qué horrible disgusto de mí mismo! mi corazón obscurecido y muerto...

Fraile, amante, guerrero, yo quisiera


saber qué obscuro advenimiento espera
282 RUBÉN M. CAMPOS POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 283

el amorinfinito de mi alma y aquella noche en que postrado


pues de mi vida en la tediosa calma miré los astros en tus ojos...!
no hay ni un Dios, ni un amor, ni una bandera.
Desalterando mis amores
bebí con besos silenciosos,
zumo de guindas en tuslabios...
gotas de luna entre tus ojos...
BALADA DE LOS OJOS
Luegola roja guillotina
En el minueto, entre las blondas sobre tu cuello y el tesoro
miré lucir tu talón rojo.... de tu albo seno ensangrentado,
¡Ah! la sonata de Scarlatti iy el velo turbio de tus ojos!
¡Que celebra tus dulces ojos!
Luego Sansón crispó su mano
Un pabellón allá en Versalles sobre tus blondos rizos de oro
y en el marfil del clavicordio, y tus dos párpados cayeron
tú, con rondós y madrigales, icomo el sudario de tus ojos!
irimandoel dúo de tusojos!
ENVÍO
Allá en el Parque de los Ciervos
de egregios árboles sonoros ¡Blanca princesa, azul pastora!
brillando una alba entre tus labios Nuestros amores suntuosos
y un sol poniente entre tus ojos... en el Trianón de los recuerdos,
en el Versalles misterioso,
Grana y marfil en tu sonrisa, no han muerto aún; aunque tu cuello
en tu abanico nácar y oro, corte el verdugo y alce torvo
satín y encajes en tus batas, sobre el azul, como untrofeo,
y astros y sombras en tus ojos. tu testa real de nieve y oro...
Pues sobre el hachay el cadalso,
Watteau, Boucher, Fragonard, Greuze, sobre la muerte y sobre el rojo
con su pincel galante todos, sangriento abismo en quecaíste
copiaron rosas en tus risas ¡brilla la gloria de tus ojos!
¡y azuleslirios en tus ojos!

La Pompadourte dio sus trajes,


Lenotre las fuentes y los kioscos DECAMERÓN
del parque obscuro en que lucieron
como luciérnagas tus ojos... Exhala un campanil en manso vuelo
del Angelus las notas argentinas
¡Ah, la marmórealechería, y áureo, como un broquelde Pisanelo,
y los boscajes penumbrosos, el sol crepuscularfijo en el cielo
empurpura las frondas cupresinas.
284 RUBÉN M. CAMPOS POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 285

Su irisado penacho desbarata BALBINO DÁVALOS


el surtidor que canta una sonata,
y brillan en el lago reflejados
los cisnes con sus cuellos enarcados HIMNOS ÓRFICOS
como proras de góndolas de plata.
PERFUME DE PROTHYRAIA
¡La Peste está en Florencia! Y la palabra
que pronuncia el más rubio de los pajes El Styrax
cunde en angustia atónita y macabra;
que ya la muerte asomaen los follajes Óyeme, ¡oh Diosa venerable!, genio
sus ojos hueros y sus pies de cabra... de nombres mil que en el dolor acorres
de la maternidad, que te complaces
¡Y ríe la faunesa descarnada! en nupciales uniones, protectora
mientras gimen las dulces mandolinas de la mujer y amante delos niños,
y en el estanque surgen las ondinas grata vigiladora de los partos,
y el sol con su candente llamarada ¡oh dulce Prothyraia! a los mortales
empurpura las frondas cupresinas... siempre propicia, amiga de la infancia,
guardián de las puertas, moradora
Y mientras, al oír las libres bromas de todas las mansiones, y que amas
del Medici, tremulan impacientes el placerdelas fiestas. Invisible,
los abanicos despertando aromas, el cinturón desatas de las madres,
y deshoja el pudor sobre las frentes alivias sus dolores y te gozas
sus rosas... y se hinchan los turgentes de la fecundidad. ¡OhEileithyia
senos como gargantas de palomas... quefacilitas el penoso esfuerzo!
¡Oh reposo del alma! eres la única
que invocan las que alumbran cuando empiezan
sus dolores a ser intolerables.
Artemis Eileithyia, veneranda
Prothyraia, ¡oh Bienhadada!, dame
hijos y consérvalos, ya que eres
de la vida la gran conservadora!

PERFUME DE THEMIS

El incienso

Invoco a Themis, casta hija de Ouranos,


dealto linaje y germen dela Gaia;
virgen de hermososojos la primera
que en el templo de Delphos, a los hombres
286 RUBÉN M. CAMPOS POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 287

reveló de los Dioses los oráculos de la nivosa Tracia, echa las nubes
y las sacras y ocultas profecías. inmóviles del aire tempestuoso.
De Pythó reina y reina de los pythios, serena todo en tu redor doquiera
que el poder al rey Phoibos concediste y purifica el éter deslumbrante.
de decir los oráculos. ¡Oh! ilustre
virgen, de todos venerada siempre,
que vagas en la noche,la primera
PERFUME DE ZÉPHYROS
has sido en enseñar las ceremonias
sagradas a los hombres, y de Bakkhos
El incienso
los nocturnos festines. De ti vienen
de los beatos los misterios; dones
Céfiros blandos de la mar nacidos,
tuyos son sus honores. Presto acude,
que vagáis mansamente porel aire
¡oh Virgen Bienhadada!, y sé propicia
a los iniciadores de tu culto. y armoniosos y dulces dais reposo,
frescos, primaverales, bonancibles,
que las nubes lleváis por fácil ruta,
venid benevolentes, respirando
PERFUME DE OKÉANOS muy suavemente, sin rumor, aéreos,
invisibles, ¡ligeros y fugaces!
Los aromas

Invoco el padre Okéanos, eterno


generador de dioses inmortales
y de mortales hombres,
quecircunda los límites del mundo,
de quien mananlosríos y los mares,
el manantial y el agua de las fuentes.
Oyeme, ¡oh rico Venturoso! extremo
fin de la Tierra, límite del Kosmos,
gran purificador de nuestros Dioses,
que por sendero líquido caminas,
benévolo aquí ven, y isé piadoso
con los que te deparan sacrificios!

PERFUME DE BÓREAS

El incienso

¡Oh! Bóreas helado, que del Kosmos


el aire inmenso, poderoso agitas
con tu soplo kimerio, ven del seno
288 RUBÉN M. CAMPOS POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900
289

LUIS CASTILLO LEDÓN en Persépolis la heroica, en la Roma de Nerón,


en las ruinas memorosas de los pueblos del Oriente,
en los templos majestuosos de la Grecia decadente
LOS CABALLOS
y en el ático y los frisos del divino Partenón.
Su principio es legendario. Son de origen fabuloso, Los caballos, seres nobles y orgullosos, se apasionan
les dio vida el Dios Neptuno, y con ímpetu fogoso porla caza y los combates; tienen rasgos que pregonan
de su conchaiban tirando por los mares de Aquilón. al Hidalgo enamoradodela Gloria o el Ideal;
Son de alta y noble alcurnia y descienden del Pegaso, tan variado es su carácter, como el medio en que seagitan:
el alígero viajero de las cumbres del Parnaso, Zo son valientes o cobardes, son sumisos o se excitan,
que surgió al correr la sangre de Medusa en convulsión. aristócratas, plebeyos, practicando el bien o el mal.
De sus padres los Centauros aún conservan las pasiones. Son joviales cuando llevan en su lomo a las hermosas,
A Quirón debenel timbre de ostentar en sus blasones porque toman actitudes y posturas armoniosas,
al flechero Sagitario que es un signo zodiacal,
movimientos de felino y estudiada pulcritud;
Y de Hipógrifo, ¿qué guardan? Los instintos puji-alados y se vuelven juguetones, bulliciosos, infantiles,
de las águilas reales y el honor de ser montados y retozan incansables, alocados y pueriles,
por los héroes, semidioses cuyo nombrees inmortal. si los niñossus ijares espolean con inquietud.

En las Artes y en las Letras son el tema constreñido: Graves son en los sepelios, enjaezados con luctuosas
los transforma en taumaturgos de carácter aguerrido, mantellinas y penachos, conduciendo las carrozas
la leyenda prodigiosa, de otro tiempo evocatriz; conel aire contristado de una cruel desolación;
son amados de los dioses, y por eso los preside y en los trenes de bomberos, corren, corren azorados
Marte fiero, en los combates, cuyos triunfos él decide, por las amplias avenidas, cual si fueran desbocados,
y en la caza, Diana púber, la doncella impecatriz. presintiendo que el peligro tiene el hombre en aflicción.
En “La llíada”, sus proezas son la nota palpitante; Las nevascas les ofrecen un sport en los trineos,
“El Quijote” proverbiza su lealtad en Rocinante; ,
y lanzando sus collares argentinostintineos,
Cuauhtémoc se asombra al verlos en las huestes de Cortés;
van y vienen porel hielo con monótonotrotar;
y galopan y galopan con el peso de Mazzepa, mas tirar de los carruajes es el colmo de sus gozos:
en el canto de Lord Byron, por los surcos de la estepa; ir braceando, arqueandoel cuello, altaneros, donairosos,
y Alejandro y Bonaparte a ellos deben honra y prez. sobre el terso y duro asfalto de un henchido bulevar.

Del pincel de los maestros siempre fueron preferidos: En las próvidas partidas cinegéticas, los días
dandovida a las escenas de más bellos coloridos, pasan ágiles, corriendo tras famélicas jaurías,
no hay estudio ni museo que no adorne su perfil; su atención puesta en las trompas por vencer en un ardid,
la estatuaria ha perpetuado su gentílica belleza, apostura de guerrero demandando los honores,
y en el bronce y en el mármolla altivez de su realeza toman yendo en los desfiles, al batir de los tambores,
brilla al soplo genitivo de una técnica sutil. cuandoférvida la Patria conmemora algunalid.
Sus efigies toman vida y romperquieren su inercia, En los cosos parten plaza presidiendoa los toreros,
en las viejas construcciones trogloditas de Persia, con jinetes alguaciles como heraldos vocingleros;
POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 291
290 RUBÉN M. CAMPOS

en la lidia toman parte sosteniendoal picador.


EFRÉN REBOLLEDO
Y como haz de raudasflechas hábilmente disparadas
en hipódromosy pastas con los jockeys a horcajadas FAUNALIA
salen rápidos, ligeros, a un ¡hip! ¡hurra! atronador.
Sonó la danza en el teclado,
Son también funambulescos, en los circos las palmadas y entre la luz y los aromas
de la gente los conturba. Hacen lindas bufonadas, del camarín flordelisado,
corren, saltan, cabriolean con notable intrepidez; como un suspiro sofocado
y al sonar de cascabeles y timbales, con delicia, lloró un arrullo de palomas.
galopandoporel ruedo, siente que es unacaricia
de un ecuyére, en las ancas, los pequeños levespies. Atormentaban los turgentes
senosel lino de las batas,
Dondequiera su silueta descubrimos. Surge adusto, y en las alfombras insolentes
de ovaladas herraduras, entre látigos, su busto, se deslizaban indolentes
como emblemade la caza, como hípico blasón; las zapatillas escarlatas.
su figura anda en alfombras, gobelinos y tapices,
en los naipes y en las piezas de ajedrez, con las cervices Desparramabansusreflejos,
casi siempre levantadas por indómita elación. ojos, turquesas y diamantes,
y retrataban los espejos
Ya aparecen bajo el polvo quelos siglos amontonan, los azabachesy orosviejos
sobre objetos que curiosos anticuarios coleccionan de los toisoneslujuriantes.
para gusto de poetas amadores del ayer;
ya se ostentan esculpidos en arcaicos camafeos, Kipris brindaba su ambrosía,
ya en escudos nobiliarios, con heráldicos arreos, Baco sus uvas y sus lauros,
o en medallas que conservan numismático valer. y en el desorden dela orgía
el baile lúbrico seguía
En los más absurdos cuentos, en historias estupendas, como un galope de centauros.
en obscuras y remotas, mitológicas leyendas,
nos cautivan sus hazañas de un saborcasi infantil; Sangraban labios de granate,
e historiógrafos, poetas, dibujantes y escultores, tentaban bocas hechiceras,
en ellibro, en el poema, en el block y en los colores, y las lujurias, su acicate
su figura han prestigiado con espíritu viril. encarnizaban en el mate
de las olímpicas caderas.
Los caballos son el tipo más hermoso de animales.
¡Vedlos! blancos, brunos, grises, de colores desiguales, Bregaba el pecho sofocado
de sedeñapiel y crines que la luz hacebrillar, porel fulgor y los aromas
se encabritan, luego piafan, estornudan, cabecean; del camarín flordelisado,
retroceden ensanchandola nariz, caracolean, y suspiraba en el teclado
se recubren de alba espuma para alegres relinchar, una parvada de palomas.
y corriendoo al galope, o controte acompasado,
allá van tirando airosos de los coches, sin enfado,
sobreel terso y duro asfalto de un henchido bulevar.
292 RUBÉN M. CAMPOS POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 293

Las crespas barbas en horquilla LUIS G. URBINA


acariciaban la caduca
coloración de la mejilla
o deslizaban su cosquilla PLEGARIA PROFANA
por el armiño de la nuca.
Que un cuerpo de Bacante, tibio y blanco,
Y en los espejos biselados mi amor impuro encuentre,
de aguas glaciales y serenas, de recias carnesy flexible flanco,
se destacabanreflejados anchas caderas y macizo vientre.
broncostritones irritados
ciñendo grupas desirenas. ¡Oh amorimpuro! Para ti, que el grueso
rubí caliente de la boca se abra,
a confundir en el convulso beso
el suspiro,la risa, la palabra.

Que húmedasbrillen las pupilas, llenas


de languidez tras el encaje obscuro
de las pestañas, implorando obscenas
caricias locas a mi amor impuro.

Que enlos senos, de albura nacarada,


se yerga, rojo y alto, el pezón breve,
como rosa de púrpura clavada
en un alcor de nieve.

Que venga hasta mi alcoba, de improviso,


el mármol hecho carne: que del friso
las figuras eróticas se muevan;
que torne el almaa la escultura inerte,
y que sienta en mi ser que se renuevan
las juveniles ansias.

Quela muerte
me sorprenda, en un grito de entusiasmo
—yalibre del dolor y de la duda—
en el supremoinstante en que el espasmo
mis miembros y mi espíritu sacuda.

Materia, vieja madre: estoy rendido


de ir tras el Ideal; búscame un nido
donde sacie mi ardor sus devaneos;
294 RUBÉN M. CAMPOS POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 295

la idea y el dolor me han consumido FRANCISCO M. DE OLAGUÍBEL


y ya sólo me quedan los deseos.

Que del templo en el pórtico distante, DOS RONDELES


en éxtasis profético, los sabios
mediten, yo a ti vuelvo, hijo constante, I
con un verso de Ovidio entre los labios:
Sé compasiva... Como dos mariposas sobre la nieve
vuelan tus manos blancas sobre el teclado,
¡Quiero una Bacante...! y sollozan las notas que ha despertado
de tus ágiles dedos el soplo leve.

El ambiente está obscuro y en el nublado


cielo la luz se apaga temblando... llueve...
como dos mariposas sobre la nieve
vuelan tus manos blancas porel teclado.

Cae sobre mi espíritu un llanto helado


y el pensamiento,triste, que no se atreve
a volver a mis días de mi pasado,
mira volar tus manos porel teclado
como dos mariposas sobre la nieve.

Il

Entre un áureo repique de cascabeles


la adorada a buscarme vendrá algún día
y tenderá a sus plantas poesía
las enfermizas flores de mis rondeles.

Se ahuyentará la negra melancolía


y alumbrando del tedio las sombras crueles,
entreun áureo repique de cascabeles
la adorada a buscarme vendrá algún día.

No me llaméis entonces: la amada mía


mellevará a las filas de sus tropeles
y mi manoa la suya, pálida y fría,
iremos por la inmensa ruta sombría
entre un áureo repique de cascabeles.
RUBÉN M. CAMPOS POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 297
296

porque ya me penetra como un hálito helado


ANTENOR LEZCANO
hasta el fondo del alma el tenaz desagrado
de haber sido engendrado.
SOPLO DE EROS
¡Oh, Señor! Vierte un hatchis que anonade y aduerma
Me aparece a menudo que en mi vida sombría, en micráneosin luz. Mi razón está enferma
en una época absurda, que el pasado ya empaña, ioh, Señor, haz que duerma!
una esposa del Cristo, para todos huraña,
se entregaba a mis besos con insanaalegría.

¿Cuándo fue? ¿No fue nunca? ¿Mi memoria me engaña?


¡No lo sé; pero siempre que la vida me hastía
la ficción deliciosa de aquella época extraña
vigoriza mi espíritu y le presta energía!

Porque sé que en mivida de infinita amargura


solamente esa imagen de mujer me procura
la euforia divina de un sueño inefable.

Cuando sueñoconella, que a mi lado temblaba


llena de hondos temoresy en su seno albergaba
junto al Cristo sagrado, mi cabeza culpable...

ORACIÓN

¡Oh, Señor! Vierte un hatchis que anonade y aduerma


en mi cráneosin luz. Mi razón está enferma,
haz, Señor, que se duerma.

Vierte en mi los vapores del sopor, el amargo


licor que me aniquile; llegue mi alma a un letargo
muycallado... muy largo...

Porque ya sólo espero tu piedadinfinita,


y el ruborde vivir, como una ola maldita,
me sacude y agita;

porque no he penetrado tu designio secreto


al donarle una vida a mi espíritu inquieto
sin destino ni objeto;
298 RUBÉN M. CAMPOS POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 299

ENRIQUE GONZÁLEZ MARTÍNEZ MANUELDE LA PARRA

FUENTE OCULTA AMOR ANTIGUO

De las musgosas abras, en la cuenca sombría, Fui paje de la corte de un glorioso rey Franco.
del bullicio apartada, tímidamente brotas, Más quela de Dios era respetada su ley.
y el caer argentino de tus diáfanas gotas Él mandó mearrojaran al fondo de un barranco
va entonando secreta y extraña melodía. porque una dulce noche de un plenilunio blanco
osé ponermis ojos en la hija del rey.
No los faunos lascivos en brutal cacería
enturbiaron tus aguas ni escucharon tus notas, Hace más de mil años queallí perdí la vida
y no sabes siquiera de qué fuentes remotas y desde entoncessigo fatal transmigración.
invisibles veneros te formaron undía. Van seis veces que encarna mi alma perseguida
porla visión intensa de una dicha perdida
Queel dios campestre guarde la paz de tu aislamiento; que sentí en una noche de duelo y de pasión.
queel gemirdelas hojas y el sollozo del viento
los rumores apaguende tu caudal escaso. Yo sorprendí una nochea la dulce princesa
en el cerrado parque del Palacio Real.
Perdonasi un instante mi indiscreta mirada Paseaba en los prados floridos su belleza
sorprendió sin quererlo tu existencia ignorada... y sus ojos me vieron con profundatristeza
y déjame alejarme consilencioso paso. empapadosen vago plenilunio ideal.

Su doliente mirada me hirió tan hondamente,


MAÑANA LOS POETAS... que desde aquella noche no tengo corazón
sino para la dulce misteriosa doliente,
Mañana los poetas cantarán un divino que hace más de mil años me miró dulcemente
verso que no logramos entonar los de hoy; y me enseñóel secreto de la eterna ilusión.
nuevas constelaciones darán otro destino
a sus almas inquietas con un nuevo temblor.
LA NUBE
Mañana los poetas seguirán su camino
absortos en ignota y extraña floración, Cabe el octante pálido de la luna, al poniente,
y al oír nuestro canto, con desdén repentino una nube ha tendido, en el atardecer,
echarán a los vientos nuestra vieja ilusión. un airoso flabelo: simula suavemente
como una cabellera dorada de mujer.
Y todo será inútil, y todo será en vano;
será el afán de siempre y el idéntico arcano Pienso entoncesen Ella, en el vivir ardiente
y la mismatiniebla dentro del corazón. de una vida soñada que nunca pudoser:
yo supe de algún lloro la ignorada corriente
Y ante la eterna sombra que surgey se retira, queallá, en sus años mozosle dejara un querer.
recogerán del polvo la abandonadalira
y cantarán con ella nuestra misma canción.
| 300 RUBÉN M. CAMPOS POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 301

De la nube que pasa bajo el palio del cielo JOSÉ DE J. NÚÑEZ Y DOMÍNGUEZ
siento goce romántico al silencioso giro
y. cerrandolos ojos, contra mi corazón
SORTILEGIO LUNAR
aprieto entre ambas manos, con hondo desconsuelo,
por mi juventud ida como unailusión Estoy en el jardín. Paz oportuna,
quese diluye en lágrimas y se escapa en suspiro. soledad perfumada en que se siente
que el alma es una fuente
llena del sortilegio dela luna...

Juegan los niños al redordel viejo


EN ELJARDÍN DELA ILUSIÓN surtidorde alabastro,
de cuyas aguas en el roto espejo
Cuandoella me hablaba, yo veía tan sólo ponela timidez de su reflejo
sus ojos inocentes como los de los niños, el fulgurante corindón de un astro.
y pensé, conmovido, que no estaba yo solo
en el aduar. Sentía despertarse cariños Llegan María, Rosa y Margarita,
desdeel fondo más hondo de mi vida. Encantado. y hay enla sencillez de su aldeano
vestir, un hondo encanto que me incita
yo musitaba, viéndola: —¿Será la que he soñado? a ser bueno. Todas tienden la mano
¿No estoy en el País de la Ilusión? Tranquila a los novios. Se encienden en sus ojos
me miraba y me hablaba con gran dulzura...Oíla las luciérnagas de una ansia escondida,
y no sentí en su espíritu ni sombra de pecado. y con su inesperado advenimiento,
la belleza inefable de la vida
Yo veía tan sólo su mirar inocente pasa como un aroma porel viento...
tal como el de los niños, en tanto su voz suave,
al caer de la tarde, sonaba dulcemente En este embrujamiento dela luna
porla sendaflorida, como cantar de ave, hasta la melancólica plazuela
comocaer de hojas, comolloro de fuente. tiene un vibrante espíritu que anhela
alzarse hacia los cielos... La barriada
Ya no volveré a verla. ¿Para qué? Unavez sola parece quese vela
me hizo ver el secreto de su melancolía. con el cándido tul de una nevada...
No quiero que se pierda para mi poesía
de una tediosa sirte entre la amarga ola. ¡Ah. Los brazos que tiemblan!... ¡Ah, el desmayo
¡Yo estuve en el Jardín de la Ilusión un día! de las tres cabecitas que yo miro
tristemente, al soslayo!...
¡Ah, romántico y púdico suspiro
que hace tremar sus senos!... en la sombra
se esfuman como sombras fantasmales
otras parejas y cruje la alfombra
de las postreras hojas otoñales...
302 RUBÉN M. CAMPOS POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 303

Estoy en el jardín pobre que ampara ¡Oh, indecible momento


el amorsin fortuna, en queel ángel del véspero va borrando sus huellas,
y en el misterio de la nocheclara, y comoen el ocaso se enciendenlas estrellas
en la paz luminosa, en la oportuna en el fondo del alma se enciende el pensamiento!
soledad, el dolor punza mifrente...
¡Y mi alma es una fuente ¡Perfumes de leyenda
llena del sortilegio de la luna! , de la húmeda senda!
¡Arboles de floridas ramazones que un día
la vieron a mi vera, cuando en un vago sueño,
la enfermaba el crepúsculo de su melancolía,
y cual se lleva en brazos a un ser suave y pequeño
LA SENDA CREPUSCULAR la llevaba en la sombra mi dulce poesía!...

¿Cómo podrá buscar el apoyo de un hombro


que noes el mío? ¿Cómo podrá ir porla senda,
si allí en sus ojos claros miré el primer asombro,
si allí flotan divinos aromas de leyenda
romántica, que juntos aspiramos? Moría
la tarde, y la penumbra la enfermaba de ensueño,
la enfermaba el crepúsculo de su melancolía...

Y cual se lleva en brazos un ser suave y pequeño


la llevaba en las sombras... ¡Ah, dulce poesía
del tramonto lluvioso cantado por el vate
de arrabal y el poeta que se siente magnate!
¡Ah, dulce poesía de la noche que llega
y de la niña cursi que todo nos entrega:
desde el pañuelo hasta las juveniles galas!
¡Afán de poneralas
a la esperanza mutila y a la ilusión quees ciega!...

¿Pero el roce delrizo fragante, la cosquilla


de la crenchaenla tez?... ¿La mano abandonada
que enla tiniebla es una marmórea maravilla
porel cincel del beso lascivo cincelada?
¿Los ojos que se cierran para mirar mejor
el paisaje encantado del jardín interior?...
¿Y la voz tembladora,
y el desfallecimiento
de todo: de las frondas, del alma, de la hora,
del azul en las playas, del azul firmamento?
¿y la voz tembladora que parece quellora?...
304 RUBÉN M. CAMPOS POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 305

RUBÉN M. CAMPOS Porla boca lo hunde hasta el pecho de Evago;


mata a Corito, el mozo de pequeñez de onagro;
CENTAUROSY LAPITAS
a Drías acomete, pero éste a su vez azga
De Piritoo en las bodas truena el tropel equino un tizón, y de un golpe hace que muerto yazga.
| de los Centauros. ebrios de lascivia y de vino.
Huyen Lícidas, Taumas, Eurinomo, Licabas,
Héroesy Lapitas, próceres de Tesalia,
Pisenor, Neso, Felo, Imbreo, el Nemrod Abbas...
cantan el Himeneo en medio a la faunalia.
En medio del combate, Afides yace echado
Enlas piras sagradas la mirra arde y humea; sobre unapiel de oso, dormido y embriagado.
Hipodamiaen la pléyade de doncellas campea.
Forbas le mira y dice: —ive, y en la Estigia yanta!
Eurito, enardecido,a la recién casada la boca le abre y clava un dardo en su garganta.
rapta y echa en sus brazos divina y desmayada.
Prende a Petreo en un árbolPiritoo de un lanzazo,
Los Centauros imitan al Centauro másfiero y a Helops atraviesa las sienes de un saetazo.
y cada uno hace presa de la que ve primero.
Teseo salta en ancas del Centauro Bianor
A Hipodamia Teseo del raptorarrebata,
y consu clava el rostro le aplasta. De Orantor
luchan, y con un vaso cincelado le mata.
venga la muerte Amíntor, dejándole el costado
Ven brotar los Centauros los sesos de su cráneo a Demoleón su dardo en los huesos clavado.
y —ial arma, al arma!— gritan con furor instantáneo.
Vuelan cántaros, cráteras, hechos armas de guerra;
Herido, lanza coces a la muerte que pasa,
y Peleo de un golpe los flancos le traspasa.
un candelabro ardiendo con Celadóndaen tierra.
Su espadael vientre abre a Dorilas con brío,
Los ojos del Lapita saltan al golpe fuerte; salta el Centauro, y cae con el vientre vacío.
sin nariz, su faz hiende el rictus de la muerte.
Cilaro, de los púberes Centauros el más bello,
Al matadorderriba Peleo, le hunde el pecho, de barba de oro y luengas guedajas de cabello,
le desquijara y en el Tártaro le da un lecho.
rostro gentil de Cástor, pecho ebúrneo, anchas ancas,
Grineo ruge: —iarmaosde las aras benditas! nervioso,de piel negra, crines y piernas blancas;
las arranca humeantes y aplasta a dos Lapitas.
amado de Hilomene, de todas las Centaura s
Conlas astas de un ciervo ciega Exadio a Grineo la que un torso de Venusdaal beso de las áuras;
y así venga la muerte de Orión y de Broteo.
conella ve la lucha, cuando unaflecha errante
Reto a Carax aplica un tizón encendido el corazónle hiere y cae agonizante...
que empapado de sangre hierve y da un estallido.
POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 307
306 RUBÉN M. CAMPOS

Alborada: las tintas bermi-jaldes del orto.


Ella la flecha arranca, su boca unea la suya, ¿Quées lo que mira Sirio rezagado y absorto?
¡y se quita la vida antes quela de él huya! Sobre el tapiz de Persia del musgo verde-umbrío,
uno, dos, cinco sátiros ha acurrucadoelfrío.
Uninfernal estruendo los espacios asorda Al fulgor tremulado se ven yacer dispersos;
y a los Lapitas diezmala sagitaria horda. es un soberbio asunto de alejandrinos versos.
Aclarece, y adviértese una ventruda cuba
El crepúsculo arde, y sus reflejos quiebra yacente y derrumbada. Cuando en su carro suba
en los tórax nervudosy en las ancas de zebra. Faetón,a las abejas verá tornar hambrientas...
ini una gota de Lesbosa las fauces sedientas
Y es triunfal himno rítmico de la línea, los dorsos dejaron los borrachos en su sed insaciable!
centáuricos curvados en rápidos escorzos. Murió roto un carquesio de barro deleznable;
pero antes fue durmiendo con sueñode alegría
El combate hace crisis bajo el fuego de ocaso a la legión faunálica en placeres bravía.
y cada sagitario finge alas de Pegaso. Su airado ojo de cíclope Sirio en el cielo eclipsa:
la cornamenta luenga de un sátiro se elipsa
A Ceneo no puedeherir, y le circuyen; y cuerna la entrepierna de sus patas peludas;
y en galope frenético van y vienen y huyen, doblado en dos, semeja las arañas velludas.
De otro la boca abierta es un panal de moscas;
del Pelión las encinas con sus brazos descuajan a golpe lapidario la mueca de sus toscas
y al Lapita derriban y en ellas le amortajan... fauces, grabó el dios Momo para solaz de Puck,
iy surgió lo grotesco del faunálico block!
Su alma trasmigró a un pájaro de flavas plumas de oro Otro yace de vientre: de espaldas atezadas
que ascendió y extinguióse cual fugaz meteoro... por el perpetuo espasmo briosas y electrizadas,
sólo muestra que vive, en su rabo cabrío
Cuandoven de su héroela fatal muerte acerba, y tiene sus mechones perlados de rocío.
a los fieros Lapitas el dolor exacerba; Otro, echado de espaldas, sueña sueños carnales:
una fragua es el soplo de sus fosas nasales,
se lanzan como aludes sobre los sagitarios, y tiene un pie caprino en tensión de cordaje
su furor de leones los hace victimarios, y el otro contraído en brusco anquilesaje.
El último, el más joven con los ojos abiertos
y los que restan huyen, según yámbicosplectros, deja al frescor del áura sus instintos despiertos:
dispersos en la noche comolegión de espectros. la nube de su orgía se evaporóse,y siente
ansia de otros placeres ignotos... De repente,
de un salto se incorpora, acecha, presta oído...
¿del trígono y el aulos no es acaso el sonido?...
Oye un encanto que es flébil cantar de abejarucos,
SÁTIROS YNINFAS se arrastra sobre el vientre y entreabre los bejucos,
y sin aliento quedase suspenso y arrobado:
La Cólquida. Un oasis de plátanos dorados. Es un grupo de ninfas. Unas vuelan a nado,
Un pequeñito prado abierto. Entrelazados, y a flor de agua semejan nereidas oceánidas;
los bejucos hamacas fingen de rubia seda. otras cantan celestes cantos de amor heridas
Abajo, en un declive, murmurio de agua leda.
308 RUBÉN M. CAMPOS POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 309

y al hermoso Narciso reclaman plañideras Quedasola la cítara de la blanca hamadríade


y a Endimión, el dormido en sopor de adormideras... | y oyéndola, a las bellas dulce tristeza invade;
Lánguidas y yacentes, sueñan enamoradas; se agrupan silenciosas en torno dela ninfa,
las nadadorasbrillan de rubio sol besadas, y solamente lloranla cítara y la linfa...
y al aire desceñidas las cabelleras blondas Silvano, el fauno efebo, ha desaparecido
refrescan su caliente alabastro en las ondas... y ha vuelto cauteloso. Un vívido sonido
Una vibra los crótalos del tímpano sonoro, que es miel por lo suave, que es áurea y fresca nota
otra la lira jonia tañe con plectro de oro de pájaro, ignorado de entre la selva brota:
otra la doble flauta, de pie en musgosa piedra, los ojos de las ninfas se buscan azorados,
y otras arbolan tirsos coronadosde hiedra... sus tiernos corazoneslaten apresurados
El sátiro, abstraído, respira como fragua y no obstante, ellas sienten una ventura extraña,
y sus ojos flamantes van delribazo al agua; que subyugay atre, que fascina y que daña...
de pronto, temeroso de que huyanlas ninfas Silvano en su syringa modula ardiente idilio
si despiertan los sátiros y bajan a las linfas, ¡oh la del boquirrubio Alexis de Virgilio!
va sigiloso, muévelos, y sobre el labio el dedo Y las limpias notas vivas y apasionadas
hace que se estremezcan de sorpresa y de miedo. de las siete cañuelas se escapan en parvadas...
Esperezan en cruces sus dos brazos de simio, Centellean los ojos de la faunalia espuria
abren sus secas fauces en un bostezo eximio, henchidade lascivia, de urory de lujuria...
y no bien la sentida canción de abejarucos y las ninfas absortas oyen del caramillo
oyen, de un salto se irguen y entreabren los bejucos: el gorjeo de un éxtasis... Cual relámpagoel brillo
La danzadelas ninfas ha principiado a Ceres, de sus ojos los sátiros cruzan y se comprenden
y en loor de la diosa de los florales seres, y en galope frenético el declive descienden.
han desceñido el palla talar de sus caderas, Ante el tropel faunálico súbitas se levantan
no cubren conel peplo sus luengas cabelleras, las desnudas yacentes y gritan y se espantan
el strophion no oculta sus pechos erectados, y locas se dispersan con palidez de muerte
ni el masthotenion ciñe sus flancos. Arrobados y a sus pies fugitivos encomiendan su suerte...
siguen los cinco sátiros el ritmo del pirriquio ¡Pero ya es tarde! un sátiro cae sobre su presa,
y se estremecen presos en un carnal deliquio... una friada que prende su cabellera espesa
Una blanca hamadríade adolescente y bella, en unrosal: dos náyades al ir a echarse a nado,
que tiene en sus ojuelos tenue fulgor de estrella, son cogidas la una deltobillo rosado,
reclina su blancura en el prado florido, la otra porlas pomas del opulento torso
y arranca de su cítara un doliente gemido... queel sátiro azga rápido en atrevido escorzo:
Presurosas las náyades salen de la fontana y la hamadríade blanca de dormidos ojuelos
y vienen sonrientes a oír, de la mañana se deja alzar raptada del lecho de asfodelos...
los haces refulgentes acarician y quiebran Los cuatro interseccionan los puntos cardinales
su luz y en los cabellos de las ninfas se enhebran, y huyena la espesura, a sus bodas nupciales...
esmaltan los perfiles, los contornos avivan Y en el paisaje eglógico de plátanos dorados
y pequeñas penumbras ruborosas esquivan... solamente se escuchan los sones encantados
Ya de las danzadoras la danza languidece, de la syringa: el sátiro soñador, a su anhelo
su cintura flexible un débil ritmo mece carnal, ¡prefirió su arte que lo encumbrabaalcielo!
y a un acordedeltrígono, del aulosy la lira,
en una cadenciosa genuflexión espira... J
310 RUBÉN M. CAMPOS POEMAS DE LOS MODERNISTAS DE 1900 311

NINFAS Y CENTAUROS Otra ninfa locuela y gentil danzarina,


conel sistro acompaña su danza peregrina,
¡Oh pradial! mes que nutres de frescor los desiertos y va tejiendo al viento graciosa zarabanda
y, florido sudario del campo de los muertos, y ríe de alegría la femenina banda.
envuelves los espíritus en clámides de lianas Otra ninfa...
y das vida a la muerte de las yertas sabanas!...
Cuando los arroyuelos de tus aguas pluviales ¿Fue acaso ilusión de un momento?
van cantando el murmurio de tus primaverales, ¿Qué rumorde tropel en las alas del viento
y el pájaro del ciclo voraz bebelas linfas, pareció de muylejos, salvando la espesura,
yo sueño en las praderas un enjambre de ninfas... venir como un funesto presagio de pavura?
Del bosque virgen surgen diademadasdeflores, —¡Es el viento! —dice una de las ninfas heridas
del bosque verde-umbríoal sol de los alcores, de pavor. —¡Es el viento! —dice otra, y conmovidas
y en la penumbra verde destacan su blancura prosiguen espigandoflores de la pradera
de azucenas carnales de divina hermosura... y bordan el paisaje cual flores de quimera.
Rubios como las mieses de una son los cabellos Los espliegos aroma:la tarde que declina;
y sus ojos azules con dorados destellos: una ninfa reanuda su piar de golondrina
parece en su guirnalda de amapolas bermejas, y cuenta cómo un día, errando en unalcor,
que sus ojos violas son y espigas sus cejas. vio armado de sus flechas y su arco al niño amor...
Otro ostenta cual noche su cabellera bruna Pero las ninfas oyen y no entienden su charla
y su blancura mate de palidez de luna, " (la gacela presiente cuando van a zarparla);
y su boquita es pulpa de la flor del granado por un presentimiento del peligro se alejan
y tentadora incita como flor del pecado. y la orilla del bosque precipitadas dejan.
Otra en escorzo rítmico su ágil cintura quiebra Van lejos, van muy lejos y ya se creen salvadas;
y esplende triunfadora con sus áreas de zebra: del plagiaulos se escuchan las notas aflautadas,
es fruta de los trópicos que madura y que cae, un alegre murmurio de aves emigradoras
y su tez de durazno con su perfumeatrae. viene del bello enjambre de ninfas triscadoras...
Otra tiene por gracia su agilidad felina, Depronto,allá en el bosque, surge un centauro brioso,
persigue mariposas y ondula serpentina, se irgue sobre sus músculos, y su ojo codicioso
sus ojos cintilantes son de pájaro-mosca la pradera escudriña, ve a las ninfas huyendo
y hace presas innúmeras graciosamente hosca. y da voces: del bosque al conjuro surgiendo
Otra es también bravía: una rama de arbusto un tropel de centauros al galope se lanza,
tronchóy privó de hojas, y echando atrás el busto ¡un galope glorioso visto en la lontananza!
el sendero florido a su paso golpea Frenéticos y ansiosos devoran el espacio
y una lluvia de sangre pétalos gotea. con las crines al viento, luengo cabello lacio,
Otra ninfa auletrida su doble flauta sopla la mirada encendida,el aliento vulcánico,
y su canción pudiera melopeyarla copla semejan de la fiebre un conjuro satánico...
más dulce de Anakreón,el viejo pico de oro Pisenor, el más ágil, galopa a la vanguardia
¡amador de los versos y del buen vino moro! y sus ojos flamígeros de tono de buvardia
Otra ninfa espigando va los mirtos purpúreos codician a la ninfa de opulentas caderas
y entreteje con ellos sus cabellos espúreos queirradia blanca y nítida en las glaucas praderas.
en dos crenchas castañas de reflejos dorados, Eurímonole sigue: los dos se la disputan:
rubios y obscuros, luengos, con primor enhebrados. —¡Es mía! —¡No! ¡Es mía!— Susijares se enjutan,
312 RUBÉN M. CAMPOS

encabritados bregan, y de espumacubiertos, Índice


sobre quién es vencido, los dos están inciertos;
sus brazos forcejean asiéndose con furia...
y arrancan poseídos desalvaje lujuria
al ver que los centauros designan a su presa
en el grupo de ninfas que el crepúsculo besa.
Deltropelal ruido, las ninfas espantadas,
Prólogo . A E A A 5
de pavor han quedado semipetrificadas...
Los centauros se acercan devorando los vientos...
EL BAR
Las ninfas sienten lasos sus miembros macilentos...
La vida literaria de México en 1900
El tropel de centauros con su ruido asorda...
Se oye un grito de triunfo de la espantable horda...
. El bar, lugar de rermión de los mexicanos .......... 29
De pronto, en el oriente, la Luna blanca asoma: IL. Nuestros escritores de antaño hasta 1900 ..........
—¡Casta Diva!— y las ninfas a su alma de paloma 35
IT. Jesús E. Valenzuela enelbar ................. 43
piedad imploran: —¡Diosa! ¡Sálvanos de la muerte!
Una comida en la casa de Valenzuela ............ 49
¡Nuestras virginidades en ti ponen su suerte!
. Ojeada sobre otros escritores Mexicanos .......... 57
... Y cuando los centauros llegan, tan sólo un vuelo
El santuario de la Villa de Guadalupe ............ 67
fugaz de cisnes blancos hiende el azul del cielo!
vil. La política y el derecho de asilo enelbar .......... 73
vin. Un día de campo en Xochimilco ............... 79
Un rasgo del editor Reyes Spíndola ............. 85
El estreno de La Bohemia de Puccini ............ 91
. Las reuniones en casa de Valenzuela en Tlalpan ...... 95
XII. DonJusto Sierra, ministro de Instrucción Pública . . ...... 101
XII. Aventura de un tudesco en el bar La América ........ 109
La Revista Moderna se instala espléndidamente ...... 113
El aeronauta don Joaquín de la Cantolla y Rico . ...... 117
Las comilonas en casa de Constancio Valverde ....... 121
XVII. Las ideas socialistas de Raúl Clebodet ............ 125
XVIII. El arte panteísta de Julio Ruelas ............... 131
La vida popular del poeta Luis G. Urbina .......... 137
La fuerte personalidad del poeta Díaz Mirón ........ 143
Fraternidad de otros artistas con la Revista Moderna . . . . 147
XXI. Las faunalias de los intelectuales de la época ........ 151
XXIUL El poeta Manuel José Othón enel bar ............ 155
La edición de los Cuentos mexicanos ............ 161
El poeta José Juan Tablada en su juventud ......... 165
. Un paseo al Desierto de los Leones ............. 171
_XXVIL Una fiesta nocturna al actor Ermete Novelli . ........ 177
/ XXVIIL Las sesiones de sobremesa del Liceo Altamirano ...... 181
Los primeros truenos de la tempestad revolucionaria . . . . 185
. La primera víctima del bar .................. 191
314 RUBÉN M. CAMPOS ÍNDICE 315

XXXI. Los síntomas precursores de la Revolución ........ 195


JUSTO SIERRA
XXXII. La segundavíctima del bar, Bernardo Couto ....... 201
Playeras... 26550... 290922 .02.%:%0500400004 da 270
XXXII. La tercera víctima del bar, Jesús E. Valenzuela . . .... . 205
XXXIV. La cuarta víctima del bar, Julio Ruelas . .......... 211 SALVADOR DÍAZ MIRÓN
XXXV. La quintavíctima del bar, Raúl Clebodet. ......... 217 AGloria 272
XXXVI. El centenario del nacimiento de Chopin ......... 223 Redemptió ... co... co. uo mear ds as er 273
XXXVII. El Centenario de la Proclamación de la Independencia . . 227 La CONMEemMOración 274
XXXVII. La fiesta de la fundación de la Universidad ........- 233 Aela ...... 275
XXXIX. La muerte de Jesús E. Valenzuela ..........+..-. 237 El fantasma 275
XL. Los funerales de don Justo Sierra .........-. o. . 241
MANUEL JOSÉ OTHÓN
EPÍLOGO Idilio salvaje ........ A 277

Prosas de los modernistas de 1900 JOSÉ JUAN TABLADA


ONIX. «susi 99155736as asas 281
Fantasía estética, de José Juan Tablada. ..............- 247 Balada de los 0j0S ......... o... ... ...... .. 282
Elogio del grupo La Tentación de Jesús Urueta .........+..+.- 248 Decamerón 283
Raúl Clebodet . .. isis aaa e rn 249
Fragmento de Jesús E. Valenzuela ......... o... 0.2... 250 BALBINO DÁVALOS
Mujer, ¿qué hay de común entre tú y yo? Himnos OTÍiCOS . .......... . . . . . . +... . . . . 2... 285
de Bernardo Couto Castillo . .......... o... +... . 250
........ 251 Luis CASTILLO LEDÓN
Retrato del orador Jesús Urueta, de Ciro B. Ceballos
Los caballos. ............ e... 288
Poemas de los modernistas de 1900
EFRÉN REBOLLEDO
JEsÚs E. VALENZUELA Faunalia 291
Balada de las manos ......... e... 255
257 Luls G. URBINA
Auna estrella ........ e...
Enlanoche ......... 258 Plegaria profana ................ . . e... . 2. ". 293
Ensueño 258

MANUEL GUTIÉRREZ NÁJERA FRANCISCO M. DE OLAGUÍBEL


Non Omnis MOTOS... .. 260 Dos rondeles ............. e... 295
Para entonces 261
Para UNO MeO 261 ANTENOR LEZCANO
La DuquesaJob ......... o... +... . +... +... 262 Soplo de ErOS. ....... o... o... . . 0... . . . .. 296
Oración 296
AMADO NERVO
Gratia plena ......o.o ooo oorcorrrr 266 ENRIQUE GONZÁLEZ MARTÍNEZ
Un Padre Nuestro ........ +... .. . ee... eo... 266 Fuente OCUÍta .................. .. e... . +. 298
AIDÓ ACKIÉ .... oo... Brant AA 268 Mañana los poetas ........... .. . . . . . . . . . . .. 298
Misión 268
316 RUBÉN M. CAMPOS

MANUEL DE LA PARRA
Amor antiguo 299
La nube o E 299
Enel Jardín de la Ilusión 300

JOSÉ DE J. NÚÑEZ Y DOMÍNGUEZ


Sortilegio lunar 301
La senda crepuscular 302

RUBÉN M. CAMPOS
Centaurosy Lapitas 304
Sátiros y Ninfas . 306
Ninfas y Centauros. 310
El Bar. La vida literaria de México en 1900, editado
porla Dirección General de Publicaciones, se terminó
de imprimir en Editorial AmanuenseS.A. de C.V., en
el mes de noviembre de 1996. Su composición se hizo
en tipo Garamond de 11:12, 10:11, 9:10 y 8:10
puntos. La edición consta de 2000 ejemplares en
papel Cultural de 60 Kgs.

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