Pueblo Uro Otras Denominaciones: Uru: Bdpi - Cultura.gob - Pe
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Los uros constituyen un pueblo originario ubicado en la bahía de Puno, cuya población
mayoritaria se ha asentado durante siglos en enormes balsas de totora denominadas
“islas flotantes”, las cuales navegan sobre las aguas del lago Titicaca; y cuya lengua
pertenece a la familia linguística Uru-Chipaya.
Adaptados a su medio natural, los antiguos uros tuvieron como principal actividad la
pesca y la caza de aves que habitan en el lago, desarrollando además conocimientos y
prácticas relacionadas al manejo de la totora que les sirven hasta la actualidad para la
confección de las “islas flotantes”, viviendas y naves del mismo material.
A través del expediente remitido por la Dirección Regional de Cultura de Puno, para la
declaratoria en mención, se conoce que la población auto-identificada como parte del pueblo
uro habita principalmente en las islas flotantes del lago Titicaca, dentro de la Reserva
Nacional del mismo nombre.
Historia
Los orígenes del pueblo uro se remontan a épocas anteriores a los incas. De acuerdo con
varios investigadores, los uros serían un grupo de los pobladores más antiguos de la meseta
del Collao. Julio Delgadillo (1998) sostiene que existe evidencia arqueológica para estimar
que los antepasados del pueblo uro ocuparon el área en el año 1200 a.C. Por su parte, otros
investigadores han relacionado los orígenes del pueblo uro al denominado periodo pre-
cerámico, entre los años 3000 y 2000 a.C. (DRC Puno 2012).
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El Collao es una región que ha pasado por sucesivas ocupaciones. Entre el siglo I y siglo
XIII fueron los tiawanaku quienes habrían habitado esta zona, los cuales serían los
portadores de la lengua puquina, posiblemente la lengua originaria de los uros (Bouysse-
Cassagne 1987). Luego de la desaparición de los tiawanaku, esta zona fue ocupada por
varios reinos aimaras, quienes habrían sometido a los pobladores originarios, entre ellos los
uros, arrinconándolos a un hábitat más propio: el lago, el río Desaguadero y sus afluentes,
e incorporando a otros a la sociedad agrícola aimara (Prada 2008).
Luego de la conquista del Collao, por parte de los Incas, los uros habrían sido
incorporados al imperio a través del pago de tributos, los cuales eran de pescado y la
confección de petacas de paja (Prada 2008, Delgadillo 1998).
Los primeros informes coloniales que refieren a este pueblo se remontan a la década de
1570, durante el gobierno del virrey Francisco de Toledo. Tras un viaje a la provincia de
Charcas, hoy parte del territorio boliviano, Toledo daría cuenta de la existencia de dos etnias
en el Collao: aimara y uro. La proporción de aimaras y uros en las encomiendas de Charcas
y Cusco se estimó en 3 a 1, por aquella época dando cuenta de la predominancia
aimara. Según Therese Bouysse-Cassagne (1987), esta relación se mantendría 40 años
después. Ya para esta fecha, además, se encuentra población uro que habla
indistintamente uroquilla, puquina, aimara y quechua. Esto supone que, como grupo, los uro
condensan de alguna manera las diversas etapas históricas por las que ha atravesado la
zona: la primera, la más lejana, serían los uros de habla uroquilla; la segunda, los uros de
habla puquina, que representan la influencia tiawanaku; y la tercera la predominancia del
grupo aimara (Bouysse-Cassagne1987).
Durante las últimas décadas del siglo XVI, se tuvo diversas referencias al pueblo uro;
relacionadas a la tributación, la ubicación del pueblo en la meseta del Collao, sus relaciones
con población aimara y quechua, su evangelización, su lengua y sus costumbres. Los
cronistas Martín de Murúa y Baltasar Ramírez, en los añor 1590 y 1597 respectivamente,
hicieron mención a este pueblo y a la manera en que vivían en casas construidas sobre
totora que flotaban en el agua (Delgadillo 1998).
Entrado el siglo XVII, las menciones al pueblo uro serían cada vez más escasas; sin
embargo, los documentos de viajeros que visitaron la zona del Altiplano durante el siglo XIX,
volverían a referirse a este pueblo, a su ubicación y a la población estimada de indígenas
uro. Por ejemplo, el historiador José Toribio Polo realizó un viaje a la región Desaguadero
en el año 1873, a partir del cual estimó que la población de indígenas uro en las haciendas
del mismo nombre de Perú y Bolivia, era de 809 personas (DRC Puno 2012).
En las últimas décadas el sector turístico empezó a crecer en Puno y con esto empezaron
a visibilizarse nuevamente los uros como pueblo originario. Si bien actualmente los uros
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no cuentan con idioma propio pues la mayoría de ellos habla aimara como lengua
materna, se conoce que la población de la Comunidad Campesina Uros Chulluni conservó
el uro como idioma nativo hasta la década de 1920 (DRC Puno 2012).
A mediados de la década de 1980, la región Puno se vio afectada por una serie de
inundaciones. Estas inundaciones afectaron a la población uro que habitaba algunas islas
flotantes, pues tuvieron como resultado el desplazamiento de una importante cantidad de
islas desde la parte norte hacia la parte sur de la Reserva Natural del Titicaca.
Aunque el pueblo uro conserva una fuerte identidad cultural, desde hace casi un siglo ya
no habla su lengua originaria, el uro, que perteneció a la familia lingüística Uru-chipaya
(también llamada uruquilla). De este grupo de lenguas hoy únicamente se habla la lengua
chipaya, en territorio boliviano.
Actualmente, el pueblo uro tiene como lengua materna predominante el aimara, seguido por
el quechua. Muchos uros también hablan castellano como primera o segunda lengua. En
un esfuerzo por recuperar y fortalecer sus rasgos identitarios, hoy en el pueblo uro existen
iniciativas de recuperar el conocimiento de su antigua lengua extinta, con apoyo del
Ministerio de Cultura.
Harriet Klein (1973) sostiene que, si bien en sus inicios el pueblo uro se caracterizaba por
las uniones matrimoniales al interior del grupo, el creciente intercambio con el pueblo aimara
desde épocas tempranas motivó el incremento de uniones matrimoniales entre uros y
aimaras.
Los uros han habitado mayoritariamente en enormes balsas de totora que flotan sobre el
lago Titicaca, las “islas flotantes”. Una característica de este tipo de isla es que, recién
construida, esta suele albergar una o dos familias. Con el paso del tiempo y el crecimiento
natural de la población, la superficie de la isla se va ampliando continuamente (DRC Puno
2012).
Por la ubicación de este pueblo, el agua ha sido el recurso natural de mayor importancia
para los uros. Así, este pueblo ha consistido tradicionalmente en una colectividad de
pescadores, cazadores de aves, recolectores y cortadores de totora, elemento determinante
en el ecosistema del lago Titicaca. Sin embargo, con el paso del tiempo, muchos uros se
vieron obligados dejar las islas flotantes y migrar a tierra firme, convirtiéndose gradualmente
en agricultores debido a factores demográficos y ecológicos (Klein 1973). Su condición de
pescadores, cazadores y recolectores dentro del habitat de Lago Titicaca evidencia que en
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tiempos anteriores al incanato, los uros habrían sido una población semi-nómade, obligada
a sedentarizarse para el cobro de tributos (Prada 2008).
La presencia del turismo en la región Puno durante las últimas décadas, ha provocado
cambios importantes en la forma de vida de las familias uro. Actualmente, muchas
familias uro forman parte del circuito turístico dirigido a promocionar la visita de turistas
nacionales y extranjeros a las denominadas “islas flotantes de los uros”. Durante estas
visitas, las familias ofrecen servicios tales como paseos en balsas de totora, venta de
artesanías, turismo vivencial, entre otros (DRC Puno 2012).
Mientras tanto, la población uro de las islas flotantes ubicada en zonas más alejadas del
lago Titicaca, y que no participa del circuito turístico, estaría dedicada en mayor medida a
las actividades productivas tradicionales, tales como la pesca, la caza y la recolección.
El pueblo uro ha sido ampliamente conocido por el uso tradicional de la totora, planta
perenne que constituye el recurso natural por excelencia de los habitantes que, desde
tiempos ancestrales, se asentaron en torno a los humedales y pantanos del lago Titicaca.
A lo largo de su historia, los uros han dado a la totora dos usos principales, los cuales han
sido centrales para la subsistencia de su pueblo: en primer lugar, la totora ha sido un recurso
imprescindible para la construcción de grandes balsas habitables, “islas flotantes” en donde
sigue habitando una gran cantidad de familias uro. Y, en segundo lugar, los uros han
empleado la totora para la construcción de embarcaciones destinadas a la pesca, la caza y
la recolección de huevos de aves en el lago; las cuales también sirven como medio de
transporte (DRC Puno 2012).
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La construcción de “islas flotantes”, como de naves lacustres, constituye una de las prácticas
ancestrales del pueblo uro, y refieren a conocimientos que los uros han transmitido de
generación en generación hasta la actualidad. Un ejemplo de cómo estos conocimientos y
prácticas han sido el resultado de su adaptación al medio ambiente y a los recursos
disponibles, es que la construcción de embarcaciones de totora tiene la ventaja de que no
contribuye a la contaminación del lago como aquellas propulsadas a motor. Por otro lado,
esta práctica aprovecha al máximo la disponibilidad abundante de totora como materia prima
(DRC Puno 2012).
Debido al contacto sostenido, que desde tiempos prehispánicos mantuvieron los pueblos
uro y aimara, es difícil distinguir creencias ancestrales cuyos orígenes se relacionan
únicamente con el pueblo uro. Quizá una de las pocas evidencias con las que hoy se cuenta
sobre la cosmovisión del pueblo uro es el hallazgo de cerámica en Tiahuanaco, cuyos
dibujos y decoraciones representan a la luna. Se cree que la luna habría sido la deidad
principal de este pueblo por haber "iluminado" a los uros en sus expediciones nocturnas de
pesca y caza (DRC Puno 2012).
A partir de las fuentes oficiales recopiladas, tales como los censos del Instituto Nacional
de Estadística e Informática y el directorio de comunidades campesinas del Organismo de
Formalización de la Propiedad Informal (COFOPRI), no se cuenta con información
respecto de organizaciones representativas del pueblo uro.
Otros datos
Actualmente, el pueblo uro habita principalmente en el distrito de Puno y en las islas flotantes
de la bahía de Puno, sobre el lago Titicaca. La Comunidad Campesina de Uros Chulluni ha
sido identificada como el lugar en tierra firme, donde habita la mayor parte de la población
que se reconoce como parte del pueblo uro.
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Amantani. A diferencia de las primeras, la dinámica en estas islas no tiene como eje
económico la actividad turística.
Por otro lado, en enero del año 2014, el actual alcalde del Centro Poblado Uros Chulluni,
Víctor Panca, solicitó asistencia al Ministerio de Cultura en el proyecto de revitalización de
la lengua uro, mediante el oficio N° 043-2014 MCPT-UCH-PUNO.
Bibliografía
BOUYSSE-CASSAGNE, Therese
1987 La identidad aymara: aproximación histórica, siglo XV – siglo XVI. Lima: IFEA
DELGADILLO, Julio
INEI
KLEIN, Harriet
1973 “Los urus: el extraño pueblo del Altiplano”. En: Revista de Estudios Andinos.
Volumen III, No 1, La Paz.
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PRADA, Raúl
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