5 Poemas de Pablo Neruda
5 Poemas de Pablo Neruda
5 Poemas de Pablo Neruda
Si tú me olvidas
Quiero que sepas
una cosa.
Tú sabes cómo es esto:
si miro
la luna de cristal, la rama roja
del lento otoño en mi ventana, Soneto 22
si toco
junto al fuego Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin
la impalpable ceniza recuerdo,
o el arrugado cuerpo de la leña, sin reconocer tu mirada, sin mirarte, centaura,
todo me lleva a ti, en regiones contrarias, en un mediodía quemante:
como si todo lo que existe, eras sólo el aroma de los cereales que amo.
aromas, luz, metales, Tal vez te vi, te supuse al pasar levantando una copa
fueran pequeños barcos que navegan en Angola, a la luz de la luna de Junio,
hacia las islas tuyas que me aguardan. o eras tú la cintura de aquella guitarra
Ahora bien, que toqué en las tinieblas y sonó como el mar
si poco a poco dejas de quererme desmedido.
dejaré de quererte poco a poco. Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria.
Si de pronto En las casas vacías entré con linterna a robar tu retrato.
me olvidas Pero yo ya sabía cómo era. De pronto
no me busques,
que ya te habré olvidado.
mientras ibas conmigo te toqué y se detuvo mi vida: y entonces tu cabezase adelgaza en cabellos,
frente a mis ojos estabas, reinándome, y reinas. y su forma guerrera, su círculo seco,
Como hoguera en los bosques el fuego es tu reino. se desploma de súbito en hilos lineales
como filos de espadas o herencias de humo.
Juntos nosotros
Qué pura eres de sol o de noche caída,
qué triunfal desmedida tu órbita de blanco,
y tu pecho de pan, alto de clima, Soneto 83
tu corona de árboles negros, bienamada,
y tu nariz de animal solitario, de oveja salvaje Es bueno, amor, sentirte cerca de mí en la noche,
que huele a sombra y a precipitada fuga titánica. invisible en tu sueño, seriamente nocturna,
Ahora, qué armas espléndidas mis manos, mientras yo desenredo mis preocupaciones
digna su pala de hueso y su lirio de uñas, como si fueran redes confundidas.
y el puesto de mi rostro, y el arriendo de mi alma Ausente, por los sueños tu corazón navega,
están situados en lo justo de la fuerza terrestre. pero tu cuerpo así abandonado respira
Qué pura mi mirada de nocturna influencia, buscándome sin verme, completando mi sueño
caída de ojos oscuros y feroz acicate, como una planta que se duplica en la sombra.
mi simétrica estatua de piernas gemelas Erguida, serás otra que vivirá mañana,
sube hacia estrellas húmedas cada mañana, pero de las fronteras perdidas en la noche,
y mi boca de exilio muerde la carne y la uva, de este ser y no ser en que nos encontramos
mis brazos de varón, mi pecho tatuado algo queda acercándonos en la luz de la vida
en que penetra el vello como ala de estaño, como si el sello de la sombra señalara
mi cara blanca hecha para la profundidad del sol, con fuego sus secretas criaturas.
mi pelo hecho de ritos, de minerales negros,
mi frente, penetrante como golpe o camino,
mi piel de hijo maduro, destinado al arado,
mis ojos de sal ávida, de matrimonio rápido,
mi lengua amiga blanda del dique y del buque,
mis dientes de horario blanco, de equidad sistemática,
la piel que hace a mi frente un vacío de hielos
y en mi espalda se torna, y vuela en mis párpados,
y se repliega sobre mi más profundo estimulo,
y crece hacia las rosas en mis dedos,
en mi mentón de hueso y en mis pies de riqueza.
Y tú como un mes de estrella, como un beso fijo,
como estructura de ala, o comienzos de otoño,
niña, mi partidaria, mi amorosa,
la luz hace su lecho bajo tus grandes párpados,
dorados como bueyes, y la paloma redonda
hace sus nidos blancos frecuentemente en ti.
Hecha de ola en lingotes y tenazas blancas,
tu salud de manzana furiosa se estira sin límite,
el tonel temblador en que escucha tu estómago,
tus manos hijas de la harina y del cielo.
Qué parecida eres al más largo beso,
su sacudida fija parece nutrirte,
y su empuje de brasa, de bandera revuelta,
va latiendo en tus dominios y subiendo temblando,