Radio Lecturas en Riberalta
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Radio Lecturas en Riberalta
Dedicatoria total
2
Calle
Norah Lange
Escritora argentina
3
Algún vestigio de tu paso
Enrique Molina
Poeta argentino
4
Nadie sabe de mis cosas
Blanca Varela
Poetisa peruana
1
a ti capaz de desaparecer
de ser atormentado por el fuego
luminoso opaco ruin divino
a ti
fantasma de cada hora
mil veces muerto recién nacido siempre
a ti capaz de hacer girar la llave
de inventar el sol en un cuarto vacío
a ti
observador de la tarde
infatigable lector del reloj del sueño
de la fatiga del tedio de la esposa
a nadie sino a ti
5
Autorretrato de adolescencia
Pablo de Rokha
Poeta chileno
6
Vestal Marina
Roberto Ibañez
Escritor uruguayo
7
Yo fui
Luis Cernuda
Poeta español
Yo fui.
Columna ardiente, luna de primavera.
Mar dorado, ojos grandes.
Busqué lo que pensaba;
pensé, como al amanecer en sueño lánguido,
lo que pinta el deseo en días adolescentes.
Canté, subí,
fui luz un día
arrastrado en la llama.
Como un golpe de viento
que deshace la sombra,
caí en lo negro,
en el mundo insaciable.
He sido.
8
Los besos
Jorge Cáceres
Artista chileno
9
Antelación de amor
10
Café en Martirok Utja
Antonio Cisneros
Poeta peruano
11
Ella
Vicente Huidobro
Poeta chileno
12
Convento de las dueñas
Jaime Siles
Valencia, España, 1951
13
Soliloquio del farero
Luis Cernuda
Poeta español
14
Como al ave cansada los brazos de la piedra.
15
Traslación
Y esperé...esperé…esperé
cegando percepciones.
Trémula en la cornisa
cogida del hilo,
hurgando misterios del abismo.
Sufrí la desunión
al súbito varado de la rueca.
¿Tu rostro?
¡Ente atávico dorando el cardinal!
16
Entre sombras del parque
19
Palmenes Yarza
Poetisa venezolana
17
Elegía
Enrique Molina
Poeta argentino
18
El paraíso recobrado
19
La Nebulosa Espiral de Andrómeda.
La Cabellera de Berenice.
20
Ultima Rima
Juana Borrero
Poetisa cubana
21
De certezas y presagios
22
La ausencia
Esteban Echeverría
Escritor argentino
Fuése el hechizo
Del alma mía,
Y mi alegría
Se fue también:
En un instante
Todo he perdido,
¿Dónde te has ido
Mi amado bien?
Cubrióse todo
De oscuro velo,
El bello cielo,
Y el astro hermoso
Que me alumbró;
De mi destino
En su camino
Se oscureció.
Perdió su hechizo
La melodía
Que apetecía
Mi corazón.
Fúnebre canto
Sólo serena
La esquiva pena
De mi pasión.
Doquiera llevo
Mis tristes ojos,
Hallo despojos
Del dulce amor;
Doquier vestigios
de fugaz gloria,
Cuya memoria
Me da dolor.
23
Adolescente fui en días idénticos a nubes
Luis Cernuda
Poeta español
24
Monsieur Monod no sabe cantar
Blanca Varela
Poetisa peruana
querido mío
te recuerdo como la mejor canción
esa apoteosis de gallos y estrellas que ya no eres
que ya no soy que ya no seremos
y sin embargo muy bien sabemos ambos
que hablo por la boca pintada del silencio
con agonía de mosca
al final del verano
y por todas las puertas mal cerradas
conjurando o llamando ese viento alevoso de la memoria
ese disco rayado antes de usarse
teñido según el humor del tiempo
y sus viejas enfermedades
o de rojo
o de negro
como un rey en desgracia frente al espejo
el día de la víspera
y mañana y pasado y siempre
25
tapiz rodante tan veloz y tan negro
que ya no sabes
si eres o te haces el vivo
o el muerto
y si una flor de hierro
como un último bocado torcido y sucio y lento
para mejor devorarte
querido mío
adoro todo lo que no es mío
tú por ejemplo
con tu piel de asno sobre el alma
y esas alas de cera que te regalé
y que jamás te atreviste a usar
no sabes cómo me arrepiento de mis virtudes
ya no sé qué hacer con mi colección de ganzúas
y mentiras
con mi indecencia de niño que debe terminar este cuento
ahora que ya es tarde
porque el recuerdo como las canciones
la peor la que quieras la única
no resiste otra página en blanco
y no tiene sentido que yo esté aquí
destruyendo
lo que no existe
querido mío
a pesar de eso
todo sigue igual
el cosquilleo filosófico después de la ducha
el café frío el cigarrillo amargo el Cieno Verde
en el Montecarlo
sigue apta para todos la vida perdurable
intacta la estupidez de las nubes
intacta la obscenidad de los geranios
intacta la vergüenza del ajo
los gorrioncitos cagándose divinamente en pleno cielo
de abril
Mandrake criando conejos en algún círculo
del infierno
y siempre la patita de cangrejo atrapada
en la trampa del ser
o del no ser
o de no quiero esto sino lo otro
tú sabes
esas cosas que nos suceden
y que deben olvidarse para que existan,
verbigracia la mano con alas
y sin mano
la historia del canguro —aquella de la bolsa o la vida-
la del capitán encerrado en la botella
para siempre vacía
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y el vientre vacío pero con alas
y sin vientre
tú sabes
la pasión la obsesión
la poesía la prosa
el sexo el éxito
o viceversa
el vacío congénito
el huevecillo moteado
entre millones y millones de huevecillos moteados
tú y yo
te para dos en la inmensidad del silencio
en el mar intemporal
en el horizonte de la historia
porque ácido ribonucleico somos
pero ácido ribonucleico enamorado siempre
27
Invitación a ser niño
Ana Escoto
Poetisa salvadoreña
28
La voz a ti debida
Pedro Salinas
Poeta español
29
La casa
Diego Muzzio
Buenos Aires, Argentina, 1969
30
El mar se baña en tu cuerpo
31
Estás allí hundida, bañada de mar, de brisa, de sol,
de mi mirada buceadora que te seguiría si te hundieras
hasta donde familiares pulpos
manejan el timón de ladeados buques inmóviles.
32
Ajedrez
Rosario Castellanos
Escritora mexicana
33
Yo misma fui mi ruta
Julia de Burgos
Poetisa de Puerto Rico
34
Aprisionada por la espuma
Eunice Odio
Poetisa costarricense
I
Aprisionada en cárceles de espuma,
en la medida de tu cuerpo,
no veo pasar la noche,
sólo veo el día
que entra por tus axilas transparentes
y te desnuda.
II
Miro el viento y la hierba
desde tu centro misterioso y puro,
desde lo que es tu simiente sagrada
que te incendia y te guarda.
Esperemos.
Esperemos el nacimiento de un río
que es para los años de las abejas
y para que a sí mismas
se vean las constelaciones.
35
Esperemos el color de los astros de primavera
y su revestimiento de alegría.
Esperemos a los silfos que viven entre espumas de oro silvestre
y a los duendes que habitan en oquedades diamantinas.
Aguardemos a los cantantes de la tarde;
a los que le dicen que nunca será de noche
en sus ramajes
y que jamás la vencerá la oscuridad;
que volverá,
radiante y humedecida
a poblar los primeros y los últimos
rincones del mundo.
Entre tanto, rientes como antorchas,
sintiendo nuestra piel como las lámparas su llama
y los pájaros su voluntad,
sonando como regiones de música,
iluminando nuestros cuerpos, permanezcamos en nosotros.
36
VII
Pálmenes Yarza
Poetisa venezolana
37