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Anexo U1 2019

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¿Qué es la literatura?

Explicar qué es la literatura es una tarea muy compleja y es necesario recurrir a


múltiples enfoques teóricos para tratar de bosquejar una respuesta, ya que su concepto ha ido
variando a lo largo de la historia y aun dentro de una misma época, los criterios no son
idénticos.
La palabra “literatura” viene de la latina littera que circula en los textos latinos con
significados diversos: gramática, escritura, alfabeto, entre otros. En realidad, lo que hoy se
conoce como literatura era llamado por los antiguos griegos poiesis que significa –creación o
producción- , término que da origen a la palabra “poesía”.
Durante el siglo XVIII, la literatura constituyó el saber del hombre de letras,
correspondía al saber culto y recién a partir de 1800 pasó a entenderse a la literatura como
creación estética.
Ya bien entrado el siglo XX, una corriente de crítica literaria conocida como el
formalismo ruso se propone hacer de la literatura una ciencia concreta , con objeto y método
propios, que estudie las propiedades intrínsecas del texto literario. Los formalistas sostienen
que el objeto de la ciencia literaria es la literaturidad, es decir, lo que hace que un texto sea una
obra literaria.
Entre los formalistas puede mencionarse al crítico Viktor
Shklovski, quien en su artículo “El arte como artificio” distingue entre
dos tipos de lenguajes: el ordinario o cotidiano y el literario. Este
teórico sostiene que el lenguaje se constituye como literario a partir de
una desviación del uso de la lengua, mediante un proceso que él llamo
extrañamiento, que provoca en el receptor una “desautomatización” de
su percepción, es decir que lo lleva a comprender el texto de un modo diferente , y que en ese
extrañamiento reside la literaturidad. Por lo tanto, el lenguaje literario estaría orientado a
lograr este efecto de extrañamiento y su diferencia con el cotidiano radicaría simplemente en
Anexo -Literatura- Página 1
la forma de utilizar el lenguaje. De este modo, la función de la literatura para los formalistas es
liberar el lenguaje de los automatismos, de las frases hechas, de los lugares comunes que
saturan nuestros discursos cotidianos. En ese sentido, lo propio del discurso literario sería
transformar continuamente la lengua para no convertirla en algo fijo, estable, repetido,
automático. Al mismo tiempo, la obra literaria aspiraría a desautomatizar al lector. Es decir, a
sensibilizar su percepción del mundo, a llamarle la atención sobre los objetos más habituales, a
poner en duda todas sus certidumbres.
Otro exponente de esta línea fue Roman Jakobson, quien en su artículo “Lingüística y
poética”, en el que desarrolla el tema de las funciones del lenguaje, establece que los textos
literarios serían aquellos en donde predomina la función poética, es decir, la que se centra en la
construcción del mensaje mismo. Dicho de otro modo, los textos literarios serían aquellos
donde más que lo que se dice importa el cómo se lo dice. Estas posturas presuponen la
intencionalidad de la creación poética; esto es, que el escritor en el momento de pensar su
obra, la pensó como literatura y la construyó como tal. Por lo tanto, quedarían excluidas de su
análisis las obras nacidas como textos políticos, religiosos o filósofos que hoy son considerados
dentro del dominio de la literatura.
En oposición a las teorías llamadas “relacionales”, que se centran en la relación que el
texto establece con ciertas instituciones sociales y culturales y con ciertos modos de ser leído.
Esta perspectiva niega la posibilidad de que un texto adquiera su carácter literario por su
propia naturaleza, ya que considera que la obra literaria adquiere su valor por parte de un
consenso social, que a su vez es dinámico e inestable. Según esta perspectiva, entonces, lo
literario y lo no literario estaría definido por factores socioculturales fluctuantes.
Desde otro espacio, Terry Eagleton intentó distinguir entre cuatro puntos de vista sobre
cómo poder disertar por escrito la pregunta de: ¿qué es literatura? En primer lugar, la
distinguió como ficción, es decir que el texto contenga un discurso ficcional; como un uso
específico del lenguaje; como un discurso no pragmático, haciendo referencia a que el texto no
tiene utilidad práctica y, por último, a la exageración del término, un discurso valorado
exageradamente, de una forma especial.

Concepto de ficción

Un hecho que nos ayuda a comprender qué es la literatura, aunque


no nos permita definirla por completo, es su carácter ficcional. Ficción no
significa “mentira”, sino “invención”. Nosotros y nuestra sociedad
consideramos que un texto es literario cuando percibimos que es ficción,
es decir, una invención de la realidad, más allá de cuánto se acerque o se

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aleje de lo que percibimos como real.

Pero el concepto de ficción no puede ser concebido como rasgo común de toda la literatura,
porque no todas las sociedades, en tiempos pasados y en el presente, compartieron o comparten los
mismos criterios e cuanto a lo que es la ficción. Por ejemplo, algunas personas leen las biografías de
personajes famosos como literatura, como ficción, porque perciben que parte de esa historia de vida
que se relata allí fue inventada por el biógrafo; por el contrario, otras personas las leen como si fueran
textos históricos, considerándolos relatos que cuentas sucesos verdaderos.

Cosmovisión

Como se remarcó con anterioridad, la literatura y las diferentes expresiones artísticas son
dinámicas puesto que cambian en el tiempo. En cada época predomina un conjunto de códigos
(normas estéticas, pautas culturales, convenciones literarias, costumbres, ideologías, etcétera) que
significan un cambio respecto a la época anterior. En el ámbito artístico es lo que nos permite
distinguir, por ejemplo, diferentes períodos, movimientos y escuelas.

Este predominio de rasgos determinados en una época está relacionado con la cosmovisión que
es inherente a cada contexto histórico. El concepto de cosmovisión deriva del término alemán
Weltanschauung o “visión del mundo” que hace referencia a la manera en que una cultura o una
sociedad interpreta el mundo. Las cosmovisiones son
integrales: abarcan todo un sistema de creencias o
“intuiciones” sobre el mundo que definen, por ejemplo, qué
existe y qué no, por qué existe lo que existe, cómo lo sabemos,
cuál es el lugar que ocupa el hombre en el cosmos, o qué está
bien y qué está mal.

Si nos centramos en las cosmovisiones literarias podemos afirmar que cada una de ellas puede
expresar, a su vez, toda una gama de cosmovisiones literarias: mítica, épica, trágica, realista,
fantástica, maravillosa, etcétera. En cuarto año nos centraremos en las cosmovisiones míticas, épicas y
trágicas.

El concepto de canon literario

El término canon, de origen griego, remite al concepto de norma y subraya la existencia de un


modelo al momento de considerar las obras literarias. En términos amplios, el canon literario es el
total de obras escritas y orales que aún hoy subsisten. Sin embargo, ese canon potencial limita la
posibilidad de acceder a ciertas obras: algunos textos entran en él; otros quedan afuera. De este modo,
podemos afirmar que todo canon es solo una parte de una ilusoria totalidad literaria.
Anexo -Literatura- Página 3
Se considera que la primera vez que se usó esa calificación para textos escritos se refería al
ámbito religioso. En el siglo IV, se definió que las obras pertenecían al canon bíblico cristiano. Una
selección similar se da con los textos literarios. Si hablamos del canon oficial, aquel que representa a
toda una sociedad, debemos decir que las instituciones que lo originan son ámbitos distintos, como el
político, el educativo, el periodístico, el académico, etcétera. No sucede lo mismo, por ejemplo, con el
canon crítico. Allí interviene el campo intelectual; mientras que, en el canon accesible, actúan tanto el
mercado de comercialización como las bibliotecas.

Suele hablarse, además, de un canon clásico, una lista selecta de lo que con frecuencia se llaman
las obras clásicas, esas que se siguen leyendo con interés desde hace siglos, aunque en apariencia nos
parezcan muy antiguas. Esa lista, por general, se mantiene sin grandes variaciones generación tras
generación, ya que el grupo de obras que la conforman goza de sólido prestigio social y se considera
un elemento fundamental de la educación. Son ejemplos de clásicos las tragedias de Sófocles, el Cantar
del Mío Cid o Don Quijote de la Mancha, de Cervantes.

Una mirada crítica

¿Por qué leer los clásicos?, de Ítalo Calvino (1993)

Empecemos proponiendo algunas definiciones.

I. Los clásicos son esos libros de los cuales se suele oír decir: «Estoy releyendo...» y nunca
«Estoy leyendo...».

Es lo que ocurre por lo menos entre esas personas que se supone «de vastas lecturas»; no vale
para la juventud, edad en la que el encuentro con el mundo, y con los clásicos como parte del mundo,
vale exactamente como primer encuentro.

El prefijo iterativo delante del verbo «leer» puede ser una pequeña hipocresía de todos los que
se avergüenzan de admitir que no han leído un libro famoso. Para tranquilizarlos bastará señalar que
por vastas que puedan ser las lecturas «de formación» de un individuo, siempre queda un número
enorme de obras fundamentales que uno no ha leído. (…)

Esto para decir que leer por primera vez un gran libro en la edad madura es un placer
extraordinario: diferente (pero no se puede decir que sea mayor o menor) que el de haberlo leído en
la juventud. La juventud comunica a la lectura, como a cualquier otra experiencia, un sabor particular
y una particular importancia, mientras que en la madurez se aprecian (deberían apreciarse) muchos
detalles, niveles y significados más. Podemos intentar ahora esta otra definición:

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II. Se llama clásicos a los libros que constituyen una riqueza para quien los ha leído y amado
(…).

En realidad, las lecturas de juventud pueden ser poco provechosas por impaciencia,
distracción, inexperiencia en cuanto a las instrucciones de uso, inexperiencia de la vida. Pueden ser
(tal vez al mismo tiempo) formativas en el sentido de que dan una forma a la experiencia futura,
proporcionando modelos, contenidos, términos de comparación, esquemas de clasificación, escalas de
valores, paradigmas de belleza: cosas todas ellas que siguen actuando, aunque del libro leído en la
juventud poco o nada se recuerde. Al releerlo en la edad madura, sucede que vuelven a encontrarse
esas constantes que ahora forman parte de nuestros mecanismos internos y cuyo origen habíamos
olvidado. Hay en la obra una fuerza especial que consigue hacerse olvidar como tal, pero que deja su
simiente. La definición que podemos dar será entonces:

III. Los clásicos son libros que ejercen una influencia particular ya sea cuando se imponen por
inolvidables, ya sea cuando se esconden en los pliegues de la memoria mimetizándose con el
inconsciente colectivo o individual.

Por eso en la vida adulta debería haber un tiempo


dedicado a repetir las lecturas más importantes de la juventud.
Si los libros siguen siendo los mismos (aunque también ellos
cambian a la luz de una perspectiva histórica que se ha
transformado), sin duda nosotros hemos cambiado y el
encuentro es un acontecimiento totalmente nuevo. Por lo tanto,
que se use el verbo «leer» o el verbo «releer» no tiene mucha
importancia. En realidad podríamos decir:

IV. Toda relectura de un clásico es una lectura de descubrimiento como la primera.

V. Toda lectura de un clásico es en realidad una relectura.

VI. Un clásico es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir.

VII. Los clásicos son esos libros que nos llegan trayendo impresa la huella de las lecturas que
han precedido a la nuestra, y tras de sí la huella que han dejado en la cultura o en las culturas que han
atravesado (o más sencillamente, en el lenguaje o en las costumbres).Esto vale tanto para los clásicos
antiguos como para los modernos.

Podemos concluir que:

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VIII. Un clásico es una obra que suscita un incesante polvillo de discursos críticos, pero que la
obra se sacude continuamente de encima. El clásico no nos enseña necesariamente algo que no
sabíamos; a veces descubrimos en él algo que siempre habíamos sabido (o creído saber) pero no
sabíamos. De todo esto podríamos hacer derivar una definición del tipo siguiente:

IX. Los clásicos son libros que cuanto más cree uno conocerlos de oídas, tanto más nuevos,
inesperados, inéditos resultan al leerlos de verdad. Naturalmente, esto ocurre cuando un clásico
funciona como tal, esto es, cuando establece una relación personal con quien lo lee. (…) Llegamos por
este camino a una idea de clásico muy alta y exigente:

X. Llámase clásico a un libro que se configura como equivalente del universo, a semejanza de
los antiguos talismanes. Con esta definición nos acercamos a la idea del libro total, como lo soñaba
Mallarmé. Pero un clásico puede establecer una relación igualmente fuerte de oposición, de antítesis.
(…)

XI. Tu clásico es aquel que no puede serte indiferente y que te sirve para definirte a ti mismo en
relación y quizás en contraste con él. Creo que no necesito justificarme si empleo el término «clásico»
sin hacer distingos de antigüedad, de estilo, de autoridad. Lo que para mí distingue al clásico es tal vez
sólo un efecto de resonancia que vale tanto para una obra antigua como para una moderna pero ya
ubicada en una continuidad cultural. Podríamos decir:

XII. Un clásico es un libro que está antes que otros clásicos; pero quien haya leído primero los
otros y después lee aquél, reconoce en seguida su lugar en la genealogía (…)

XIII. Es clásico lo que tiende a relegar la actualidad a categoría de ruido de fondo, pero al mismo
tiempo no puede prescindir de ese ruido de fondo.

XIV. Es clásico lo que persiste como ruido de fondo incluso allí donde la actualidad más
incompatible se impone. Queda el hecho de que leer los clásicos parece estar en contradicción con
nuestro ritmo de vida (…).

No queda más que inventarse cada uno una biblioteca ideal de sus clásicos; y yo diría que esa
biblioteca debería comprender por partes iguales los libros que hemos leído y que han contado para
nosotros y los libros que nos proponemos leer y presuponemos que van a contar para nosotros.
Dejando una sección vacía para las sorpresas, los descubrimientos ocasionales. (…)

Después tendría que reescribirlo una vez más para que no se crea que los clásicos se han de
leer porque («sirven» para algo. La única razón que se puede aducir es que leer los clásicos. (…).

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Texto y contexto

La literatura es una expresión de los modos en que una época interpreta el mundo. Así, una
forma de periodizar la historia de la literatura es a partir de la cosmovisión que predomina en cada
momento. Podemos demarcar cuatro grandes períodos:

 Período clásico (siglos VIII a.C. –VI d.C.): cosmovisión geocéntrica (la Tierra es el centro del
universo). Unidad y armonía como ideales estéticos. En Europa, se caracteriza por el
predominio de la literatura épica (Ilíada, de Homero), la tragedia (Antígona, de Sófocles) y la
comedia.
 Período medieval (siglos VII-XIV): cosmovisión teocéntrica (el sentido del mundo y del hombre
reside en Dios). Predominio de la literatura religiosa, los romances y los cantares de gesta
como el Poema de Mío Cid.
 Período moderno (siglos XV- XIX): cosmovisión humanista (el hombre es el centro de todas las
cosas). Abarca el Renacimiento (Lazarillo de Tormes) , el Barroco (Don Quijote de la Mancha,
de Cervantes), la Ilustración y el Romanticismo (Los miserables, de Victor Hugo o La cautiva,
de Esteban Echeverría).
 Período contemporáneo (fines del siglo XIX en adelante): cosmovisiones múltiples. Incluye
diversos movimientos y escuelas, por ejemplo: simbolismo, modernismo, vanguardias,
literatura de posguerra, etcétera.

A continuación se detallarán los períodos o movimientos en que se divide la literatura. Veamos


brevemente qué características los destacan. Es de menester destacar que los distintos períodos
no son exactos; entre ellos siempre hay un lapso de transición.

1. Literatura clásica
Corresponde a las producciones de autores griegos y romanos durante los siglos
VI a.C. y I d.C. Las obras se centran en la búsqueda de la armonía y el equilibrio entre el
contenido y la forma. Predominan la épica, la comedia, la tragedia y la sátira. Son
representativas de este período La Ilíada y La Odisea, de Homero; La Eneida, de Virgilio;
y las obras dramáticas de Sófocles, Plauto y Terencio.
Luego, entre el siglo VI y el XIV, transcurre la
Edad Media. En este período surgen las lenguas
romances como consecuencia de la fragmentación
del Imperio romano. Hasta el siglo XII, las obras
literarias fueron una expresión artística oral, que se
difundía por medio del canto, como sucedió con la poesía lírica o por medio de la

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recitación pública ante un auditorio, según ocurrió con la épica heroica de juglaría.
Entre ellas se destacan las hazañas de personajes heroicos y el contenido religioso de la
escritura. Obras fundamentales de la época medieval el Cantar de los Nibelungos, la
Canción de Roldán y Cantar del Mío Cid, escritos en verso y de carácter anónimo,
pertenecientes a los cantares de gesta. Esta literatura tiene un fin didáctico o
moralizante, puesto que el escritor medieval trabaja para la sociedad: para recrearla,
pero sobre todo, para enseñarle. Ese afán didáctico preside casi todas las creaciones de
su literatura, por eso, la Edad Media está transida de ejemplaridad, como en el caso de la
vida del Cid, modelo de caballero, de héroe, de cristiano, etcétera.
Como desprendimiento de los cantares de gesta, aparecen los romances que
circularon activamente, en el siglo XV, entre el pueblo, hasta que en la primera mitad del
XVI un buen número de esas piezas, divulgadas oralmente, se recogen impresas en
pliegos sueltos o en cancioneros mientras que muchas otras pervivieron en la memoria
popular. La palabra romance tiene varios significados: se aplica a las lenguas vulgares
nacidas del latín hablado, sirvió para nombrar de una manera vaga y general a toda la
poesía narrativa en lengua vulgar y también designa a las canciones o poesías
destinadas al canto o a la recitación. Podemos distinguir entre: romances viejos y
nuevos. Los primeros son anónimos, tradicionales y contienen una poesía unida a una
melodía. Fueron compuestos y difundidos inicialmente en forma oral. En cuanto a los
segundos son aquellos que fueron escritos a partir de las últimas décadas del siglo XVI
por los poetas cultos. Aunque nacieron también musicales, su carácter es ya
exclusivamente poético o de poesía para ser leída.

2. Literatura renacentista
Recibe este nombre la época que comienza en Europa en el siglo XV y se extiende
hasta el siglo XVI. Desde el punto de vista histórico, es el momento que sucede a la Edad
Media y que inaugura la Edad Moderna. El nombre Renacimiento proviene del francés
renaissance y fue creado en el siglo XVIII por escritores que vieron en esa revolución
moral y artística un retorno a la antigüedad clásica, un “renacer” de los ideales que el
mundo antiguo había inspirado.

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Este despertar se produce en Florencia, en los albores del siglo XV, pero no queda
encerrado en Italia; se extiende a todos los países del continente europeo, que le ponen
su sello propio. Las características relevantes de este movimiento son:
 La consideración antropocéntrica del mundo, es decir, que el hombre, poseedor de una
nueva escala de valores, es centro y finalidad de
todas las cosas; busca el desarrollo armónico de sus
facultades físicas y espirituales. Está orgulloso de su
saber y de su poder. Es un verdadero gustador de la
belleza.
 Imitación de los modelos griegos y romanos. Este
arte no tiene raíces en una experiencia directa de la
realidad sino en la cultura greco-latina; por eso, es
derivativo, retrospectivo, intertextual, lleno de
resonancias griegas y romanas.
 Refleja la imagen que el hombre quiere tener de sí mismo y quiere que los demás
tengas de él.
 Afán de investigación en el ámbito científico con el objeto de lograr una nueva
interpretación de los fenómenos naturales.
 La visión del mundo como lugar de pleno goce. Concepto de Carpe diem: goza el día, es
decir, disfrutar porque el tiempo huye irremediablemente.
 La estimación del cuerpo como fuente de placer.
 La valoración de la inteligencia como descubrimiento de todo.
 La razón aplicada al hombre y a la naturaleza.
 El ideal del artista renacentista es una visión de la realidad intemporal, abstracta y
clásica.
 La naturaleza vista como parte viva del universo, del que el hombre es la medida.

Es importante remarcar que en esta época la literatura deja de ser anónima. La


invención de la imprenta, en 1450, posibilita que más personas comiencen a alfabetizarse y
a acceder a la literatura. Ejemplares de este período son La Divina Comedia, de Dante o El
Decamerón, de Boccacio. En cuanto a la poesía, se destacan Petrarca en Italia y Garcilaso
en España

3. Literatura barroco
En 1492, España logra liberar Granada, último bastión moro. En el mismo año,
Elio Antonio de Nebrija escribe la primera gramática española y Cristobal Colón cree

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haber arribado a las Indias. La llegada de los españoles a América inaugura una nueva
realidad: la lengua de los conquistadores y sus formas literarias terminarán por
imponerse. En este contexto comienza a transitarse un tercer período llamado
posteriormente Barroco, en el que se pueden distinguir tres momentos: el Manierismo
(1570-1610, con Luis de Góngora), el Barroco clásico (1610- 1630, con Miguel de
Cervantes) y el Barroquismo (1630-1670, con Francisco de Quevedo y Calderón de la
Barca).
El Manierismo designa al período de transición entre el Renacimiento y el
Barroco clásico, es un estilo prebarroco que exagera las formas renacentistas sin
abandonar los temas de esa época. Por lo tanto, hace gala de intelectualismo preciosista,
solo entendible en círculos selectos, es decir, no es popular sino aristocrático. Se
desarrolla, esencialmente, en el ambiente de las cortes europeas, donde reyes y nobles
desempeñan el papel de mecenas. De este período es característico el culteranismo que
basa su búsqueda de la belleza a través de la intensiva utilización de metáforas e
imágenes sensoriales y las citas mitológicas.
En el barroco clásico se manifiesta principalmente en los nuevos temas literarios:
la belleza en contraste con lo monstruoso, la soledad, la fugacidad de todo lo creado, la
muerte, la esencia y la apariencia. El arte refleja el cúmulo de tensiones que ahogan al
hombre del siglo XVII (por ejemplo, el intento de España de consolidarse como imperio,
la conquista de América que provocaban crisis financieras en la hegemonía española, la
división social inamovible –nobleza, clero y estado llano, crisis religiosa, finalización de
la relación de vasallaje, etc.) y, por eso, es un arte más popular, accesible a la
compresión de todo, por ejemplo, el teatro de Lope de Vega y el Quijote de Cervantes.
La última etapa es el barroquismo que se caracteriza por el conceptismo que dio
mayor desarrollo al contenido, especialmente en profundidad, en oposición a una
expresión cada vez más ceñida. En otras palabras, se relaciona con el plano del
pensamiento, se basa en la condensación expresiva y los juegos de palabras, planteando
un desafío placentero a la inteligencia del lector. Debemos remarcar que conceptismo y
culteranismo no son opuestas, puesto que el culteranismo tiene su base en el
conceptismo. Los culteranos eluden nombrar directamente los objetos y acumulan
diferentes recursos: comparaciones, antítesis, metáforas, alegorías. Dificultan la
comprensión al abusar del hipérbaton y provocan la admiración mediante hipérbolas y
alegorías. Los conceptistas basan la dificultad en la agudeza verbal mediante el uso de
juegos de palabras, anagramas1, es decir, conceptos.

1
Transposición de las letras de una palabra, pero de significado distinto. Ejemplo: “Ducados compran ducados/ escudos pintan
escudos” de Góngora.
Anexo -Literatura- Página 10
Entonces, recordemos que:

Renacimiento Barroco
Equilibrio y armonía entre forma y contenido. Desequilibrio, inestabilidad entre forma y
contenido.
Revalorización de lo clásico greco-latino. Revalorización de lo medieval sin olvido de lo
clásico.
Claridad. Claroscuro que provoca dificultad.
Uso medido de los recursos de estilo. Multiplicación y acumulación de los recursos de
estilo.
Lenguaje llano: naturalidad. Renovación lingüística mediante la
incorporación de cultismos y neologismos.
Arte: expresión de la alegría de vivir. Arte: expresión del desengaño vital.

4. Literatura neoclasicista

Al morir Carlos II de Austria a fines de 1700 y luego del caos económico que provocó su
gestión, sumado a que no había dejado descendencia, una nueva dinastía se sentó en el trono español
al mando de Felipe V. La asunción del nuevo monarca cambió el rumbo del pensamiento español.
Influida directamente por Francia, que desde fines del siglo anterior se había convertido en la primera
potencia del continente, España se volcó al Neoclasicismo, movimiento artístico en el que la razón
restringe toda manifestación de la subjetividad y para el cual la perfección estética solo puede
lograrse mediante la imitación de los modelos grecolatinos.

La filosofía que alienta a este movimiento es el racionalismo 2 cartesiano. Su creador fue Renato
Descartes (1596-1650), considera que el principio de todo quehacer filosófico es la duda. De ahí que
haga de la duda el método propio de sus indagaciones. A diferencia del renacimiento, Descartes no
considera válida la evidencia de los sentidos. Ante la idea de que todo cuanto lo rodea es pura ilusión,
concluye que hay algo que no lo es: la existencia humana. Surge así el aforismo: “Pienso, luego existo”.
Ya que el hombre es, en tanto ser pensante, para Descartes lo único válido es la razón. Así nace el
racionalismo. También es importante destacar el auge que adquiere el estudio de las ciencias, esto
provoca que el estudioso del siglo XVIII quiera saberlo todo y llevaron el nombre de ilustrados y
enciclopedistas. Esto último por haberse designado enciclopedia al primer intento de codificar todos
los conocimientos alcanzados por el hombre en un libro.

Las características literarias del Neoclasicismo son:

2
Doctrina filosófica cuya base es la omnipotencia e independencia de la razón.
Anexo -Literatura- Página 11
 El predominio de la prosa: afán de difundir las novedades científicas es que se manifiesta
el género epistolar y hasta las obras de teatro se escriben en prosa. La poesía de esta
época es pobre. Predominan los metros cortos y los temas bucólicos: la represión de los
sentimientos por la razón impide la manifestación empírica.
 Arte sujeto a cánones: al querer imitar el arte grecolatino, indujo a estudiar las
preceptivas literarias de los antiguos y los comentarios y ampliaciones que algunos
enciclopedistas habían hecho de ellas.
 Temática científica y espíritu crítico: se propician los ensayos de divulgación científica.
También son objeto de crítica las costumbres, la lengua y el arte general. .
 Finalidad docente: la literatura se vio influenciada por los avances de la ciencia, es por
ello que se subordinó a su objetivo docente.
Entonces, recordemos que:
Barroco Neoclasicismo
Expresión de angustias y desengaños vitales. Expresión de lo perfecto y razonable.
Desequilibrio. Equilibrio.
Subjetivismo. Objetividad.
Renovación lingüística sobre la base del latín Incorporación de galicismos.
y del griego.
Sentido nacionalista de las artes. Afrancesamiento de la vida y el arte.
Originalidad. Sujeción preceptista.
Derroche de ingenio en fórmulas lingüísticas Claridad expresiva.
con valor retórico.
Finalidad estetizante. Finalidad docente.

5. Literatura del romanticismo


Fue un movimiento intelectual surgido en Alemania y en Inglaterra durante la
última década del siglo XVIII, que se desarrolla y continúa expandiéndose por el resto de
Europa y por América hasta mediados de siglo XIX.
Algunos hacen derivar la palabra romanticismo del sustantivo francés roman
(novela) en el sentido medieval de relato de aventuras en prosa o en verso. Desde el
siglo XVIII se comenzó a dar a la poesía romántica un sentido histórico. Es así que el
Romanticismo se presenta como un fenómeno histórico amplio y complejo y un
verdadero drama espiritual; como un movimiento de dilatada repercusión en el arte, en
la política y en la vida.

Anexo -Literatura- Página 12


En principio, es un período de tránsito y renovación, que coincide con el
despertar patriótico de España, Portugal,
Alemania, Italia e Inglaterra frente a la invasión
napoleónica. Se presenta, además, una reacción
anticlásica frente a los fríos postulados de la
razón y a la concepciones de un pretendido
universalismo
humanitarista; contra la inflexibilidad de las
normas sociales y la rigidez de las preceptivas
literarias, como bien lo expresó Víctor Hugo: “ Apliquemos el martillo sobre las teorías,
las poéticas y los sistemas. No hay reglas ni modelos.”. De este modo, el hombre
“razonable” del neoclasicismo se convierte en un individuo “sensible” en cuya alma se
debaten, conflictivamente, ideas y sentimientos.
Las características más sobresalientes de este movimiento son:
 Espíritu independiente, manifestado en:
-el espíritu estético,
-el ansía de originalidad,
-el culto del yo,
-la plena libertad frente a la autoridad de las normas y de las academias,
-la libre expresión de la sensibilidad.
 Tendencia subjetivista, que se expresa por:
-la primacía de la emoción sobre la idea, del sentimiento sobre la razón,
-la fuerza de la pasión,
-la preponderancia de la imaginación sobre el análisis crítico,
-la licitud de todo lo espontáneo y lo sincero,
- la contemplación en reemplazo de la acción.
 Inadaptación, desubicación con respecto al mundo que le toca vivir, que provoca:
-el “mal del siglo”,
-la tendencia a la melancolía, a la neurosis, al suicidio,
-la evasión de la realidad por el ensueño o por el retorno al pasado
remoto.
 Gusto por lo misterioso y lo fantástico; interés por lo exótico, que les hace encontrar
especial encanto en:
-islas remotas y selvas vírgenes, ciudades fantasmagóricas, cementerios y
ruinas melancólicas.
 El sentimiento fatalista que se advierte en:
Anexo -Literatura- Página 13
-aceptación de un destino ineludible, siempre cruel para el romántico;
-victoria de la muerte sobre el amor.
 Identificación con la naturaleza, representada en:
- inmensa, en libertad, sin cuidados ni cultivos,
- como una visión de la infinita grandeza de Dios,
- como reflejo del estado de ánimo del sujeto que la contempla,
- en sus grandes manifestaciones, como causa de estremecimiento y de gozo a la
vez.
 Tendencia política, diversificada en dos corrientes: movimiento tradicional cristiano
y liberalismo revolucionario.
Recordemos que:

Neoclasicismo Romanticismo
Apego a la tradición grecolatina Culto a la Edad Media
Redescubrimiento de la Mitología. Exhumación de leyendas religiosas.
Disciplina. Anarquía literaria.
Sujeción a normas. Libertad absoluta.
Arte dirigido a la razón. La obra poética, producto de la sensibilidad y
de la imaginación.
Concepción universalista del hombre. Individualismo, egocentrismo.
Objetividad. Subjetividad.
Sentimiento contenido por el deber o por el Desborde de la pasión.
honor.
Tipo humano: el intelectual, hombre Tipo humano: el poeta, el artista, hombre
reflexivo, de cultura enciclopédica. apasionado, de cultura heterogénea.

6. Literatura del modernismo


Hacia 1880, la mayoría de los países hispanohablantes de América ha alcanzado-
después de largas luchas civiles- cierto orden interno que se refleja en una economía
floreciente. En las naciones de mayor poderío económico. La apertura de la corriente
inmigratoria europea multiplica colonias agrícolas. En donde las últimas
manifestaciones de un Romanticismo tardío demuestran la necesidad de una renovación
estética que anuncie al mundo la independencia cultural de los países americanos, para
hallar un equilibrio entre as distintas influencias literarias que presionaban las letras
desde adentro y desde afuera del continente. Así nace el modernismo.

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Este movimiento puede dividirse en tres etapas. La primera se da entre 1882 y
1895 y corresponde al momento de la renovación de la prosa española a través de José
Martí y Manuel Gutiérrez Najera. La segunda, entre 1896 y 1910, manifiesta la
renovación poética ejercida magistralmente por Rubén Darío, que implica la difusión de
los objetivos modernistas por América y Europa. La última etapa es la más duradera
puesto que los escritores contemporáneos remarcaron dos características
fundamentales: afán por alcanzar la originalidad expresiva y la necesidad de afirmar la
identidad de Hispanoamérica.
El Modernismo estuvo basado en el sentimiento de la libertad y en la exaltación
de lo subjetivo que heredara del Romanticismo, y además buscó la perfección de la
forma. Unió a esto el anhelo de la novedad expresiva que predicaron los simbolistas y,
como ellos, consideró la musicalidad como primera condición de la poesía, a la que
engalanó con nuevos ritmos y formas.
Las principales características de este movimiento son:
 Amplia libertad creadora.
 Subjetividad.
 Exaltación de la naturaleza.
 Temática de contenido hispanoamericano.
 Sentido aristocrático del arte.
 Preferencias por temas de inspiración clásica.
 Perfección formal.
 Aproximación de la literatura a la pintura, a la música, a la escultura:
correspondencia entre las artes.
 Renovación de los recursos expresivos.
 Creación de nuevos metros y estrofas.
 Uso de símbolos de elegancia plástica.
 Exotismo y cosmopolitismo.

Para finalizar con las características de este período, compartimos una cita de Federico de Onís:
“El Modernismo- como el Renacimiento o el Romanticismo- es una época y no una escuela, y la unidad
de esa época consistió en producir grandes poetas individuales, que cada uno se define por la unidad
de su personalidad, y todos juntos por el hecho de haber iniciado una literatura independiente, de
valor universal, que es principio y origen de gran desarrollo de la literatura hispanoamericana
posterior.”.

Anexo -Literatura- Página 15

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