La Neuropsicopedagogía
La Neuropsicopedagogía
La Neuropsicopedagogía
neurodesarrollo anatómico
El desarrollo anatómico, la adquisición de la estructura cerebral tal cual será en el cerebro
adulto, es el fenómeno que predomina en el neurodesarrollo prenatal –vida intrauterina–
(¡gracias mamá!).
Para entenderlo aún mejor, podemos a su vez subdividir esta etapa de neurodesarrollo
anatómico en tres, de modo que cada “subetapa” coincida con un trimestre del embarazo y
caracterizar cada trimestre según los fenómenos más significativos que suceden en el
neurodesarrollo:
Al final de la gestación el feto, cada uno de nosotros antes del nacimiento, tendrá un
cerebro en el que pueden distinguirse sin dificultad las estructuras características del
cerebro humano. Si bien la madurez aún está lejos.
Generalizando mucho, podemos decir que será más fácil que las agresiones que pueda
sufrir el neurodesarrollo en esta etapa anatómica causen anomalías en la estructura de los
órganos del sistema nervioso central, lo que inevitablemente causará una disfunción
encefálica.
El cerebro es un órgano que solo sirve a los seres vivos que se desplazan de un lugar a otro.
Los seres vivos “estáticos” carecen de cerebro, de sistema nervioso. Esto es lógico, pues el
cerebro es nuestro órgano de relación, el que nos permite analizar el medio para dar una
respuesta adaptada a lo que sucede en cada momento. A su vez, al movernos, nuestra
capacidad de modificar el medio es mucho mayor que la de los organismos que están
quietos.
Volvamos al neurodesarrollo, en los 3 primeros años de vida la velocidad con que avanza
sigue siendo muy rápida lo que coincide con la máxima velocidad de crecimiento craneal
que alcanzamos en la vida postnatal. La circunferencia craneal media pasa de los 34 cm a
los 50, ¡eso son 16 cm de diferencia! Nunca volverá a crecer tanto en tan poco tiempo.
El
aumento de grosor que sucede en la corteza cerebral durante la infancia, se hace a expensas
de aumentar las conexiones neuronales y de su recubrimiento posterior por la mielina.
Ya sabemos que el crecimiento cerebral postnatal se produce más porque porque las
neuronas aumentan sus conexiones, y por tanto su tamaño, que porque aumente su número.
En este período tan sensible, las agresiones cerebrales provocan más fácilmente daños
difusos. Es en esta etapa cuando se diagnostica con certeza la parálisis cerebral –hacia el
año de vida–, y empiezan a detectarse los retrasos del lenguaje y la interacción social.
A nivel corporal, un niño de 3 años tiene ya todos sus dientes de leche, el abdomen ya no es
redondeado y la longitud del tórax supera la de la cabeza, pierde el aspecto de bebé y se
hace más longilíneo. El crecimiento corporal va haciéndose cada vez más evidente, y
aproximadamente aumenta unos 3 Kg de peso y 7 cm de longitud por año.
Este enlentecimiento del crecimiento se corresponde con una disminución del apetito y del
ritmo de las comidas, y con menos necesidad de horas de sueño, en la mayoría de niños
desaparece la siesta.
En cuanto al neurodesarrollo predomina aquí el progresivo dominio del lenguaje y con él,
la evolución del pensamiento, la comprensión del entorno y la sociabilidad.
Puesto que la principal función del cerebro humano es relacionarse con el entorno, necesita
de una herramienta que le permita comprenderlo, hacerlo suyo, para transmitirlo a otros.
Los trastornos del lenguaje son ya evidentes en esta etapa y afloran las dificultades en los
aprendizajes formales, muy probablemente relacionadas con la falta de maduración y
consolidación de los circuitos que posibilitan la adquisición de los aprendizajes
académicos.
neurodesarrollo de la identidad
A partir de los 10 años de edad, y hasta los 20, se producen cambios muy rápidos y
drásticos en el tamaño y la constitución corporal, que se acompañan de cambios
psicológicos y en la autonomía personal y las relaciones sociales. La revolución final que
lleva a la madurez adulta. Nuevamente se acelera el neurodesarrollo, y esta vez de
verdad… Los humanos dedicamos estos diez largos, pero intensos años, a “esculpir”
nuestra personalidad, a elaborar nuestra identidad, un proceso que continuará a lo largo de
toda la vida, pero que sienta sus bases en la adolescencia.
La región cerebral que más cambia en esta etapa es la corteza prefrontal, el lugar donde se
toman las decisiones. La corteza prefrotnal procesa la información que recibe el cerebro y
la analiza, tras formarse un juicio sobre lo que acontece, decide la respuesta más adecuada a
cada situación y, cuando procede, frena los impulsos y emociones que resultarían en una
conducta inadecuada. En el lenguaje popular se llama “tener dos dedos de frente”.
conclusiones
Para mejor estudiar el neurodesarrollo es posible dividirlo, de forma didáctica, en 4 etapas
consecutivas y bien diferenciadas. Cada una de ellas caracterizada por la adquisición más
relevante en cada momento.
Si hay una alteración del neurodesarrollo, no se hará evidente hasta que no se espere la
aparición de la función a adquirir. De modo que las carencias particulares en el
neurodesarrollo se ponen de manifiesto a partir de determinadas edades, siendo muy difícil
detectarlas con anterioridad.
Entendemos por plasticidad cerebral la capacidad de las células nerviosas para regenerarse anatómica y
funcionalmente, como consecuencia de estimulaciones ambientales. El objetivo es conseguir una mejorar adaptación
funcional al medio ambiente. El cerebro produce respuestas más complejas en cuanto los estímulos ambientales son
más exigentes. Para ello, el cerebro tiene una reserva numérica de neuronas considerable para modular tanto la
entrada de la información como la complejidad de las respuestas.
Esto acarrea el desarrollo de una intrincada red de circuitos neuronales que necesitan de grandes concentraciones
de neuronas capaces de ajustar las nuevas entradas de la información y reajustar sus conexiones sinápticas (enlaces
neuronales). También, de almacenar los recuerdos, interpretar y emitir respuestas eficientes ante cualquier estímulo
o generar nuevos aprendizajes.