Universidad de Sevilla Máster en Escritura Creativa

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UNIVERSIDAD DE SEVILLA

MÁSTER EN ESCRITURA CREATIVA

Trabajo Fin de Máster

Convocatoria: 2017-2018 Diciembre

PREGÚNTATE

Modalidad: Creación – Narrativa

Firma Estudiante:

José María Andrade Carrero

Vº Bº Tutor:

Dª. María Jesús Orozco Vera

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INDICE

I. Pregúntate
“El café de la mañana”
Cartas
Monólogo
Diario Íntimo
II. Relatos
La Metamorfosis
Níger
Orquídea
La Vida, ¿comedia o tragedia?
El Velero y la Mar
La Ceguera
La Verdad del Vuelo
El Placer de la belleza
Sueños de Niñez
El Mendigo
La Aceptación
La Belleza de una Lágrima
A la vanguardia
La Aldea de los Tres Pasos
Café de la Tarde
Esperanzas
Líder
Alentar
Chinatown
El Cupón Diario de los Abuelos
El Atardecer de Hesse
El Momento de los Dioses
La Importancia del Diseño
Salgo o no Salgo
El Silencio de la Espera
Carta a Zenobia

III. Diario Íntimo.


Carta a Carla. “La Incondicional”.
Niños de la Guerra.

IV. Justificación.

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I. PREGÚNTATE.

“Los Ordenadores son Inútiles. Solo pueden darte Respuestas”. Esta frase está atribuida
al pintor malagueño. Y él, D. Pablo, estaba obsesionado, solo y exclusivamente, con las
preguntas. Día y noche pensando, y preguntándose. Y en esa tremenda curiosidad,
además de en sus innatos genes, nació y creció un genio. Si viviera hoy día, seguro que
exclamaba: ¡Cierren ese dichoso portátil. Cierren la búsqueda de respuestas! Salgan al
encuentro de su interior: búsquenlo, hablen con él, pregúntenle, dedíquenle tiempo y
esfuerzo. Es un camino muy válido para construir genios y, sobre todo, PERSONAS.

EL CAFÉ DE LA MAÑANA.

-¿Te apetece un café, Luisa?

-¡Vale P.F! En el lugar de siempre a las 10.30 horas.

-Intenta ser puntual, querida…

-Ya sabes que me muevo en una horquilla de media hora, querido…

A las 10.30 horas aparece P.F por la cafetería “El último tango” con su periódico en la
mano. Busca un lugar cómodo para charlar con Luisa y se sienta. No llama al camarero
sino que espera a que acuda cuando le sea posible. Señales de cortesía. Al cabo de cinco
minutos el camarero acude a su mesa.

-¿Qué le sirvo Sr.?

-Café con leche, por favor, sin azúcar y sin sacarina.

Mientras le sirven el café, P.F comienza a leer detenidamente la contraportada. Hoy


refleja una entrevista con una chica transexual. P.F se considera un hombre de su tiempo

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y le interesan todas las historias vitales de personas que se encontraron con algún tipo
de dificultad durante sus vidas. Está tan inmerso en la lectura que ahora prefiere que
Luisa se retrase un poco más de tiempo para leer íntegro el texto. Cuando llegue Luisa
le contará la historia y extraerán sus conclusiones, aunque Luisa prefiere ir directamente
a las fuentes. La historia conmueve a P.F y él (un hombre de lágrima fácil) comienza a
llorar. Superó la etapa donde no le gustaba que lo vieran llorando en público. Cuando
P.F tiene ganas de llorar, ¡llora!

P.F es un hombre muy elegante. Hoy lleva vaqueros azules desgastados, camisa blanca
y chupa de cuero azul añil. Al ser invierno (P.F detesta el verano) lleva una bufanda que
le cubre su cuello. Continúa inmerso en la entrevista y, en esa concentración plena,
enciende un cigarrillo. P. F se fuma menos de un paquete de tabaco al día, un gran logro
para alguien como él que devoraba los paquetes. Ya no fuma por ansiedad, aunque sí
por placer. Enciende el cigarrillo y bebe a sorbos pequeños su café. Termina de leer el
texto y mira al infinito. Le enamoran la sociedad y sus minorías. Si él pudiera convivir
siempre con minorías lo haría. Es su estadio más cómodo. Es feliz con todos ellos, muy
feliz.

En ese momento de focalización aparece Lucia. Botas altas de color granate y falda a
juego. Lleva una camisa blanca (solo se pone el blanco los días que busca su paz) y una
chaqueta roja de cuero desgastada. Moño recogido con pendientes largos y un pañuelo
negro con lunares blancos.

-Hola P.F, muy buenos días.

-Hola Luisa, buenos días.

-Te veo sentimental, ¿has llorado?

-¡Sí! Justo leí una entrevista en el periódico con una chica transexual y lloré.

-A ver, déjame leerla…

Luisa mira al camarero y le pide un café con leche. El camarero trae su café y enciende
un cigarrillo con la ayuda del mechero de P.F. Ella siempre lleva tabaco pero nunca
lleva mechero. Perdía todos los mecheros y encontró en pedir fuego ajeno esa forma de
sociabilizarse que a veces tanto le cuesta. Entre calada y calada de tabaco, y entre sorbo
y sorbo de café, se bebe el artículo y mira detenidamente a P.F.

-Interesante entrevista, P.F. Gracias por compartirla.

-¿Qué te llamó la atención?

-Por donde comenzar... He vivido todo esto en primera persona, P.F. Lo he visto delante
de mis ojos. Mientras no te realizas sientes una gran angustia y ansiedad. Cuando te
realizas sientes bienestar y paz.

-¿Crees que un niño transexual sabe que es diferente?

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- La chica de la entrevista no comienza a sentirse diferente hasta los 9 o 10 años. A
partir de los 13 años, fue una tormenta de diferencia para ella. Iba al colegio con ropa
interior de mujer, imagínate lo diferente que se sentía. Ella habla de que todo se
convierte en lo tomas o lo dejas y los sentimientos se vuelven fortísimos. No habla de
aceptarse, habla de ansias de volverse una mujer. Es muy importante esta anotación.

- Otro tema desagradable es contarle todo a tu núcleo familiar.

-¡Verdad! Ella acude a un hermano suyo, muchos años después, para que se lo cuente al
resto de su familia. Me parece un drama innecesario. Te paren así, y encima debes sufrir
y dar explicaciones al resto.

-Y la reacción de la gente de tu entorno al enterarse de todo…

-Ahí me ganó esta chica. Estaba decidida a seguir adelante aunque el mundo se
hundiera. A estas alturas de su vida, era cuestión de vida o muerte. ¡De vida o muerte,
P.F!

- En ese momento de la entrevista comencé a llorar, Luisa.

- Sí, es un momento crucial en su evolución vital. Me agrada sobremanera cómo cambia


su vida una vez que decide el cambio a su verdadero sexo. Pasa de la tristeza a la alegría
permanente y estable. Desde ese momento tiene la sensación de estar viva.

-Se queja de pocas cosas pero sí de los insultos de los adolescentes que necesitan
afirmar su masculinidad en el grupo…

-Todo eso se supera con educación, querido, ¡con educación!

- Habla también en la entrevista de los problemas económicos a los que tienen que hacer
frente.

- ¡Totalmente¡ Reitera que las personas transexuales o tienen trabajo propio o son
discriminadas en un trabajo por cuenta ajena. Necesitan resolver ese soporte económico
para vivir y seguir adelante. Una vez resuelto el problema económico -algunas acaban
prostituyéndose por no tener medios para montar un negocio propio- el rechazo de la
sociedad es menor porque hay espacios en los que son aceptados y están a gusto,
viviendo y nutriéndose de esos espacios de aceptación.

- ¿Y la culpabilidad, Luisa?

- Comenta que esas sensaciones de culpabilidad comenzaron en la adolescencia y aún


no han terminado. ¡Toda una vida! Una verdadera tragedia que una chica pase por todo
esto.

-Esta chica transexual fue “profesora” y logró que alumnos, padres y compañeros, que
al verla por primera vez se quedaron con la boca abierta, fueran tomándole cariño y
respeto con el tiempo.

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- Una muestra más de su personalidad, de sus deseos de mejora de la sociedad en la que
habita y de amor a las futuras generaciones. ¡Y todo desde la enseñanza, desde donde se
cambian las cosas!

-Y cuando le preguntan, ¿has sentido vergüenza alguna vez?

-Responde con naturalidad: “Lo mismo que sufres varias clases de agresiones, puedes
sufrir la más sutil, que consiste en hacerte sentir culpable y avergonzada, sin querer
entenderte ni acercarse con cariño para saber lo que sientes y por qué”.1

-Y bien querido, ¿cómo estás?

-Ando regular, Luisa.

-Me lo imaginaba. Siempre me llamas cuando estás regular. Cuando estás mal, lo sufres
en soledad. Cuando estás bien, escribes. Cuando estás regular, me llamas. ¡Así fue toda
la vida!

- Siempre me haces reír y sentirme bien. Por eso acudo a ti…

- Pero una amistad es mucho más que eso, P.F. A veces dudo del concepto de amistad.
No ya de tu amistad, de la que no dudo. Sé que cuando te necesito, te tengo. Sé que
tienes un corazón muy grande, pero no tengo ni remota idea en estos momentos de mi
vida de lo que es la amistad.

-La amistad es placer…

-Sí, ya, y ¿el sexo qué es?

-Son dos conceptos diferentes.

-Y unidos. Tú y yo hemos tenido sexo en el pasado y ahora somos amigos…

-No fue así exactamente. Nos conocimos, tuvimos sexo y ahora somos amigos. Luego
hemos sido amigos posteriormente a tener sexo.

- ¡Sea como sea somos amigos y eso es lo que importa! Hay afecto, simpatía, confianza,
fidelidad, interés recíproco, compromiso y sinceridad, ingredientes básicos en toda
relación de amistad. Por eso tú tienes una amiga, la que suscribe, y yo un único amigo,
vos. Además, la palabra amistad proviene del latín amicĭtas, amicitātis, que se deriva de
amicitĭa, que significa ‘amistad’. Esta, a su vez, viene de amīcus, que traduce ‘amigo’.
Este último término, por su parte, procede del verbo amāre, que significa ‘AMAR’.

-Bonito, querida. ¡No cabe duda de que somos amigos! ¿Qué tal tu madre?

-Está en época de liberación. Es como una gran multinacional. Se ha hecho grande y


fuerte y comienza a diversificarse. Un día sale con un amigo, otro día con otro…y dice
que ¡todos le aburren!

1
Entrevista completa en documentación adjunta.

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-¡Qué mujer!

-No hay quien pueda con ella, P.F. Yo le digo una y otra vez que la odio porque está
fotocopiando mi vejez.

- ¿Tú te ves así?

-Pues sí, a la búsqueda del hombre de mi vida hasta la muerte, sabiendo que nunca lo
encontraré.

-¿Cómo sería tu hombre ideal?

-Lo tengo delante… pero tú renuncias a formalizar una relación. Y podías haber sido
muy feliz conmigo, aunque siendo consciente de todos los riesgos mejor nos quedamos
como amigos.

-Sí, mejor así. ¿Tú padre que tal?

-Bien jodido. Se encerró en casa. No supera lo de Mamá. La quiere a su lado, pero ella
probó la libertad y quiere y desea ser libre. Papá no ve ni escucha; bueno, matizo, dice
Mamá que ve y escucha cuando le interesa.

-Jejeje, qué típico.

-Mamá no tiene dinero para viajar pero siempre encuentra algún amigo para hacerlo. Yo
le digo que eso es egoísmo, y ella con su visión de multinacional dice que eso no es
egoísmo que es ¡subsistencia!

- Tiene razón…

-La tenga o no ella no se desvía de su objetivo vital: vivir. Dice que eso es lo que no
hizo durante muchos años y ahora quiere vivir todos y cada uno de sus días.

- Bueno, bombón, ¿para qué me has llamado?

-Tengo una idea que ronda mi cabeza...

-¿Cuál es esa idea?

-Me quiero ir a África.

-¿A África? No lo digas muy fuerte que Mamá se va contigo…

-Quiero irme en cooperación internacional. Me quedé sin metas ni objetivos, el día a día
me captura y me vapulea. Un día se come al otro y yo no vivo, ¡yo no estoy vivo! Este
mundo no es el mío, querida.

-Yo ahora sí soy feliz aquí P.F, ahora sí… Con anterioridad, me planteé irme a otro
país, odiaba mi vida y mi mundo, pero todo cambió. No quiero sufrir penurias, soy una

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egoísta y lo acepto, pero yo sí quiero y valoro este mundo. Por cierto, ¿dónde te gustaría
irte dentro del continente africano?

-A algún lugar donde me sienta útil, Luisa.

-¿Útil? Puedes sentirte útil cuidando de mí o de otra mucha gente que sufre en tu
entorno cercano.

-Siempre tuve la certeza de que éste no era mi mundo. Estaba aquí, verdad, pero en
realidad no vivía esta vida. Me preparaba, me concienciaba para irme alguna vez. Eso
hice toda una vida: prepararme. Necesitaba y necesito esa experiencia en un entorno
lejano y distinto del ya visualizado. ¡Lo preciso!

-¿Te vas o huyes? Sabes que es distinto querido…

-Huyo.

-Veo que lo tienes claro.

-Meridianamente claro.

-¿Y el lugar?

-Qué más da el lugar. Lo importante es irme de aquí y probar otro tipo de vida. Siempre
viví la misma vida, ¿sabes?, ¡siempre! Quiero y deseo probar otra vida, Luisa.

-Interesante. Huyes en busca de una vida que no has vivido. El tema no es huir, querido,
que se puede huir, el tema es saber en qué dirección hacerlo.

P.F llora desconsoladamente. Parece haber llegado a su límite y sabe que solo puede
ayudarle una persona: Luisa. Solo ella tiene la psicología, la capacidad y el amor
inherente para entenderlo a la primera. El diálogo continúa…

-Por eso te llamé. Eres quien mejor me conoce. Nunca me regalas el oído. Vas directa,
al grano, y siempre tratas de ayudarme.

-Estás muy perdido, P.F.

-Mucho…

-¿Por qué no te tomas un tiempo para analizar la situación? Intenta contactar con gente
que se haya ido antes. Analiza cómo les fue, cuáles fueron sus vivencias, qué obtuvieron
como premio y cuánto sufrimiento soportaron. Eres muy impulsivo. No encuentras tu
sitio en este mundo y ya te quieres ir, sin un plan, sin una adecuada y correcta
organización. Quiero ayudarte. Quiero que pruebes otra vida pero lo harás con
inteligencia y sentido común. No quiero que alguien a quien tanto amo se pierda para
siempre. Lo primero que harás será recopilar información tanto de organizaciones como

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de personas. Procesaremos esa información los dos, y luego adoptaremos una decisión.
Si tanto confías en mí, sabes que te ayudaré a elegir la mejor opción.

-No sé cómo agradecértelo…

-En el futuro te necesitaré, así que te quiero lúcido. Es probable que nunca encontremos
ese amor, ni tú ni yo; por tanto, nos necesitaremos mutuamente en el futuro.

-Si me voy, ¿vendrás a verme?

-No, querido, no. Esperaré a que vuelvas y me cuentes tus andanzas en tierras
desconocidas. Mi lugar es éste, que te quede claro. ¿Pero qué coño quieres? No insistas.
No me moveré de mi lugar. Si te quieres ir, yo te ayudaré en tus aventuras; si deseas que
yo me vaya también, me levanto ahora mismo y me voy. Has vivido sin mí mucho
tiempo. Lo podrás seguir haciendo. No te agobies. Y quiero decirte algo: si te vas, no
serás el mesías. Hay millones de personas anónimas que emigran al exterior en labor
humanitaria. Algunos vuelven con el tiempo. Otros se quedan definitivamente en sus
lugares de destino. Pasó toda la vida y seguirá pasando. No eres un ejemplo de nada. Yo
tampoco lo soy, lo sé, pero tú tampoco, así que baja esos humos de mesías y de
salvador.

-Comenzamos leyendo la entrevista de una chica transexual que aceptaba su destino y


ahí radicaba su felicidad. Tú aceptas tu destino, quieres seguir viviendo tu vida aquí y
eres feliz. Yo no tengo destino, por lo que no puedo ser ni feliz ni infeliz.

-Te veo narcisista P.F…

-¿Narcisista?

-Sí, totalmente. Si quieres irte, ¡sé humilde! Aprende a observar, a ser una esponja y al
100% lograrás defenderte de los innumerables obstáculos que te encontrarás en un
entorno totalmente desconocido. Si vas como el mesías morirás en vida, chaval. ¿Qué
coño has hecho desde que no te veo? ¿Con quién te relacionas? ¡No estás bien
asesorado!

-Voy a un bar nuevo que he descubierto.

-¿Y quién habita allí?

-¡Borrachos, Luisa! Gente perdedora como yo, gente sin objetivos vitales, ilusiones o
sueños que se refugia en la bebida. De esa gente me retroalimento. ¿Y sabes lo que es
peor? Que en ese ambiente soy feliz. No quiero gente triunfadora, gente normal con su
familia, con sus hijos, con sus metas profesionales cumplidas. No me interesan esas
vidas.

-La típica vida del escritor que se retroalimenta de vidas de perdedores. Una pregunta,
P.F. ¿Por eso acudes a mí, no? Para que te saque de esa mierda de vida.

(P.F llora de rabia)


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-¡Solo no puedo! Estoy intentando reinsertarme en la sociedad, dejar el tabaco y el
alcohol, pero esa gente con problemas es mi vitamina para seguir vivo. No soy el único
gilipollas que bebe y fuma, que no tiene ilusiones ni sueños, hay otros como yo…

-Quiero contarte algo…

(Silencio)

-…Algo de mi vida. Sabes lo bueno, lo mejor de mi vida, pero no conoces mi origen, de


donde vengo, cuáles fueron mis obstáculos. Yo era una chica brillante. Hice un
bachillerato maravilloso y entré a triunfar en la universidad. Me comía los libros. Tenía
ilusión de llegar lo más alto posible. Nadie podía frenarme. Mi límite era el cielo.
Estudiaba como la que más y me curraba cada asignatura. En primero arrasé, en
segundo también, y en tercero me quedé sin fuerzas, paralizada.

-Sin fuerzas…

-Sí, totalmente vacía. No tenía capacidad de sentarme y estudiar. Pinché y ya fui al tran
tran. Perdí mi fuerza y mi energía original. Acabé mi carrera sin pena ni gloria y me
puse a trabajar, porque vengo de una familia humilde y no tenía más remedio. Pero me
faltaba algo de lo que tú igualmente careces a día de hoy: ¡alegría, vitalidad y ganas de
vivir! Y todas ellas son excelentes compañeras de viaje, querido amigo.

-No te puedo decir el tiempo que llevo sin reírme de verdad…

-¡Déjame terminar!

-Vale, vale…

-Un día de esos tristes decidí ir a un psicoanalista. Hizo un trabajo espectacular y me


diagnosticó una enfermedad que llevaba arrastrando durante mucho tiempo, querido.
Por fin conocía que tenía algo y le pusieron su etiqueta, una etiqueta que me aportó
mucha fuerza y mucha paz. Y me puse al servicio de la sociedad. Ingresé en un
psiquiátrico. Lloré con todos esos chicos y chicas, y reí con ellos. Al salir del
psiquiátrico, me apunté a un voluntariado y llevo 9 años en ese cometido. Que tú vengas
ahora y me digas que te quieras ir a África conmueve mi corazón. Te animo a hacerlo.
¡Hazlo, ve a un país en desarrollo y ayuda a la gente a ser feliz! Despiértalos con una
sonrisa y acuéstalos con otra. Lucha con ellos y para ellos. Me encanta esa labor social.
Pero con cabeza, muchacho, con cabeza. No puedes estar viviendo en el alambre. Bebes
y fumas y se te ocurre que irte a un país en desarrollo va a hacerte feliz. No, no es así.
¡Primero, cúrate! Ingresa en un centro y quítate la dependencia de alcohol y tabaco
porque allí no podrás fumar tampoco. ¿O vas a tener un placer como el tabaco sabiendo
que hay gente que no tiene para comer? Cuando estés sano y sonriente te vas de labor
humanitaria con toda la fuerza del mundo. O si no te quieres ir también puedes quedarte
en este mundo y ayudar, porque aquí también hay gente que ayuda, ¡no lo olvides! Mi
forma de ayudar no es solo a través de voluntariados, sino también a través de la
escritura. Escribir me sitúa en el mundo y apoya a cierta gente que se identifica con lo

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que escribo. Lo que escribes puede ser bueno o regular, pero si tratas ciertos temas y
conectas con personas con parecidas inquietudes y problemas puedes sanar almas y
corazones. Comencé a hacerlo cuando me psicoanalizaron. No era una obligación, era
una necesidad. Me levantaba por la mañana, cogía el ordenador y me ponía a escribir
durante todo el día. Yo creo que lo hacía porque tenía la necesidad de ordenar toda una
vida. Y además tenía imaginación en esos momentos. Se me ocurrían historias
permanentemente y todas mantenían como sujeto principal la ayuda a los necesitados.
Un día escribía sobre un mendigo, otro día sobre un africano, otro día sobre alguien del
psiquiátrico, yo qué sé, escribía de todo lo que se me ocurría. Sabía que si eso fluía de
mi interior a mi exterior debía reflejarlo de algún modo. Después di un pasito más y
comencé a compartir lo que escribía, y gustaba P.F, ¡gustaba! Yo no era escritora, yo no
había sido una gran lectora, pero lo que escribía llegaba a los demás. Y eso me animó a
continuar. Luego sigue el proceso y comienzas a publicar en revistas minoristas o
incluso en cartas al director. Ahí frené mi evolución pero fue fantástico mientas duró.
No paré de escribir porque no me gustara hacerlo, sino porque llegó un momento en que
todos mis escritos me parecían monótonos. Necesitaba reciclarme: ir a cursos de
formación, conocer a gente con similares inquietudes, leer mucho y enriquecer mi
espíritu. Si en el futuro decides montar una organización de ayuda a los necesitados, a
medida que vaya creciendo tu empresa, la motivación irá en aumento. Yo te animo a
hacer todo aquello que anida en tus sueños, P.F. ¡Hazlo, estás preparado! y si no lo estás
irás aprendiendo durante el camino, porque el camino se hace andando. Lo hermoso de
la vida es tener inquietudes y tú las tienes. Tú quieres ayudar al prójimo pero no sabes
cómo hacerlo. A mí me pasaba igual. Pero el querer ya es un gran primer paso. Después
viene el canalizar cómo hacerlo, pero créeme, si quieres ya has hecho la mitad del
camino. El resto es planificar, organizar, asesorarte y pulir tus habilidades y tu olfato en
aquello que llame tu atención. Tienes toda una vida por delante para hacer lo que te
apasiona y lo lograrás, seguro que alcanzarás todas tus metas y sueños. ¿Sabes lo que es
padecer una esquizofrenia o una bipolaridad? Es una tortura. Una voz interior te habla a
cada momento y no te deja descansar. Acabas exhausto. Con un tratamiento adecuado
yo ahora disfruto de una estabilidad. Mi único sueño es mantener ese estado de armonía
interior. No quiero más molinos y más Don Quijotes. Necesito y anhelo la paz.

(P.F llora como un niño)

-¡No llores! La vida hay que enfrentarla. Nos tenemos los dos, ¿qué más queremos? Yo
te tuve en mis momentos duros. Tú desconocías por lo que yo pasaba pero, a tu manera,
me regalaste todo tu amor y para mí fue muy importante. ¡No sabes cuánto! Y aprendí a
quererte. ¿Sabes? Somos tal para cual. Tú no estás abierto al amor en estos momentos
pero yo tampoco. Vivo mi vida, a veces me ilusiono y motivo con el amor pero sé que
no es posible. Para mí es muy difícil, muy complicado compartir con otra persona. De
hecho sé que no es posible y por eso apenas lo intento. Cuando lo hago son relaciones
esporádicas. Cuando la cosa se pone seria, me abro y vuelvo a mi paz. Y a ti te veo
parecido a mí. Por eso me miraba en ti y hacías de espejo. Veía a alguien como yo pero
en masculino. Al principio, te deseaba. Ahora, te amo profundamente.

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-Yo también te amo, Luisa.

-Lo sé. Pero no nos equivoquemos. Una relación de amor entre nosotros no puede ser.
Nos regalaremos apoyo mutuo.

-Pero antes decías que te quedabas aquí por si aparecía un amor…

-Son formas de hablar…

-¿Formas de hablar?

-Sí, formas de hablar, y punto. Yo puedo ser tu madre, tu padre, tu abuela y tu abuelo
juntos, pero no tu pareja. No me pidas lo que no puedo dar, por favor, que bastante
servicio estoy prestando a la sociedad. ¿Cuándo comenzarás la rehabilitación?

- Inmediatamente.

-Estás demacrado P.F. ¡Con el tipazo que tenías, querido!

-La falta de metas y sueños querida.

-Mi sueño (estar sana y en paz) lo logré. Toda una vida trabajando con psicoanalistas,
psiquiatras, y psicólogos, y por fin he conseguido una estabilidad. ¡Logré mi sueño!
Ahora tenemos que trabajar en los tuyos, pero no te atragantes. Ve poco a poco. Primero
eliminar la dependencia de alcohol y tabaco y, una vez lograda, bucear en toda la
información referente a cooperación internacional. Sé que es una experiencia que no
puedes aplazar. Vas a estar sano pronto porque eres un profesional y, una vez
recuperado, realizarás un trabajo fantástico porque tienes todas las cualidades para ello.
Por encima de todo eres un ser asertivo y esa es una cualidad básica en la ayuda al
prójimo que no todos poseen, solo unos cuantos privilegiados.

- Gracias, querida.

-Ahora tienes mejor cara. ¡Mira, una cosa! Te voy a enseñar algo que aprendí. Hay que
desmenuzar los problemas complejos en trocitos. Las mentes responden
progresivamente, suavemente, lentamente, gradualmente. No le puedes meter problemas
gordos porque se producen cortocircuitos. Ve poco a poco, step to step como dicen los
ingleses. Y hay que tener fe, querido, fe. Yo aprendí cositas en la universidad que me
aplico cada día. ¿Conoces la matriz DAFO? Es una matriz de debilidades, amenazas,
fuerzas y oportunidades. Debes hacerte una matriz DAFO esta noche o mañana
temprano y analiza tu estado actual porque será tu punto de partida. También te puede
venir bien, de forma complementaria, aplicar la Pirámide de Maslow. Desde las
necesidades fisiológicas que están en la base hasta la autorrealización que está en la
cúspide hay una gama de necesidades a cubrir. Tú ahora mismo estás en la base. No te
agobies. Ve poco a poco escalando en la pirámide y todo saldrá bien. No se puede dejar
todo al libre albedrío querido, ¡el crecimiento personal requiere formación!

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Ambos se despiden con un cariñoso beso en los labios.

Dos meses después...

-¿Qué tal P.F.?

-Esto no es tan fácil como yo me había planteado Luisa.

-¡Claro que no es fácil! Nadie había dicho que esto fuera a estar chupado.

-Ingresé en el centro. Allí la gente está muy perjudicada, querida…

-Pues claro, querido. La gente entra en un centro de ese tipo a rehabilitarse y está mal,
por supuesto que está mal.

-Ver sus caras…

-¿Y tú quieres irte de cooperación internacional? ¡Pues sí que vamos bien!

-Al principio miraba sus caras y me asustaba. Luego comencé a cooperar, a ayudar a los
demás. Es hermoso, Luisa. A pesar de estar mal sacas fuerzas de flaqueza para ayudar al
resto. Ahora comprendo perfectamente cómo tú extraías energía de la nada con el único
propósito de alentar mi espíritu y ayudarme. Por cierto, conocí a una chica en el
centro…

-¡Ahh sí!, ¿también se está rehabilitando?

-No, es una chica voluntaria. Es psicóloga y va al centro de forma altruista para ayudar a
la gente de allí. Un día comenzamos a hablar y ahora tengo una especial empatía con
ella.

-¿Ves que la vida cambia a cada momento si tenemos el valor de intentar algo nuevo?
¡Me alegro por ti!

- Gracias, Luisa.

- Ya no me llamas querida…

- Siempre serás una persona crucial en mi evolución como persona.

- ¡Da igual, no te quiero poner en un aprieto! ¿Cómo es ella, P.F?

-Es alguien con unos valores maravillosos.

- Me la describes, por favor.

-Físicamente es muy bonita. Pelo largo hasta la cintura, ojos azul añil y mediana
estatura. Viste con mucho gusto, pero sobre todo me enamora su tono bajo de voz y su
fondo.

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-Su fondo…

-Sí, su forma de actuar, su forma de comportarse, su dedicación total al prójimo sin


esperar nada a cambio.

- ¿Qué os une?

- Nuestros valores. Su vida, al igual que la mía, está impregnada de ayuda a los demás
desde su más tierna infancia. Ella es la mayor de 6 hermanos y siempre asumió su
responsabilidad en casa. Posteriormente, fue una gran profesional y ostentó grandes
puestos de responsabilidad pero siempre necesitaba estar cerca del necesitado, del
desvalido. Por ese motivo, enfocó una trayectoria profesional próxima a esos valores
que atesora. Encontrar a una persona así era la pretensión de mi vida. Unirme a ella es
un sueño hecho realidad.

-¿Qué os separa?

- No te sabría decir, Luisa.

- ¡Anda que también mi pregunta! Estás comenzando una relación y al inicio todo es
grandioso. Qué bonito P.F. Te tengo mucha envidia, ¡envidia sana ehhh!

-Somos como hermanos. No debes tener envidia.

-¡No somos como hermanos, querido, somos algo más! Nuestra vida nos unió para
siempre. Yo deseo un amor pero sé que no es posible. Tú sí puedes disfrutar de ese
amor. Por un lado, me alegro. Por otro lado, me produce envidia sana. Tú podrás
disfrutar del amor y tu amiga disfrutará de ese amor contigo. Ahora estás más guapo.
Has recuperado tu estampa y tu sonrisa. Eres otro. ¡Ven que te dé un abrazo!

-Sin ti no hubiera sido posible, Luisa. Tú me enviaste a rehabilitarme y en esa atmósfera


conocí a Inma. Si no hubiera dado ese paso seguiría en el bar emborrachándome cada
día.

-¿Y tus planes futuros? Háblame de ellos.

-Pues tenemos la pretensión de irnos con una ONG a África el mes que viene.

-¡Qué bien! Me alegro tanto por ti, querido. Eso quiere decir que has superado tus
adiciones. ¿Ya no bebes ni fumas?

- Ni una cosa ni la otra.

-¿Y el bar al que ibas asiduamente?

-Muchos de los que me acompañaban han ingresado en el centro para rehabilitarse y


reinsertarse en la sociedad. Fui a buscarlos al bar, querida, y les conté mi condición de
persona que se estaba rehabilitando. La mayoría decidió acompañarme.

- Te honra ese gesto, P.F. Yo hubiera hecho lo mismo.

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- ¿Y tú como estás, Luisa?

-Yo he pasado un periodo de turbulencias y creo que voy a ingresar en el psiquiátrico.


He perdido mi paz y mi norte. Allí sabrán cuidarme.

- Me siento culpable, Luisa. Has dado todo por mí. Soltaste toda tu energía con la sana
voluntad de ayudarme.

- Pues no te sientas culpable. Tengo una enfermedad congénita y a veces tengo cuadros
depresivos, querido. Tan simple como eso. El otro día leí un libro. Se titula La
Bipolaridad como Don. Desde entonces veo y palpo que no tengo una enfermedad. Sí
tengo una serie de barreras que superar, lógico y evidente, pero como todo el mundo.
No le doy más importancia. Espero que esta nueva Luisa alegre, dicharachera y
dispuesta a ver el prisma positivo de la vida alimente tu espíritu en tierras desconocidas.
¿Me escribirás desde África, P.F? Me haría ilusión saber cómo vive toda esa gente, qué
labor realizáis allí, cómo es el entorno, cómo se comportan los distintos actores que
intervienen en la labor humanitaria. Es un entorno que desconozco por completo y me
gustaría conocerlo mejor por si en el futuro decido seguir tus pasos.

-Te escribiré cada día. Le he hablado extensamente a Inma de ti. Sabe todo lo que
significas para mí y cómo ha sido tu comportamiento conmigo. ¿La quieres conocer,
Luisa?

-Prefiero mantenerme en la distancia, si me lo permites. No sé cómo puedo reaccionar


con Inma. Además, ahora estoy débil P.F, no es el momento oportuno. Como ves ya no
te llamaré querido. Te llamaré por tu nombre. Yo también te escribiré desde el
psiquiátrico y te contaré cómo va mi evolución. No debes preocuparte. Debes estar
tranquilo y continuar con tu gran labor. Vuestra dedicación diaria con los necesitados
será la mejor forma de ayuda que me podéis prestar. ¿Sabes? Yo soñé muchos años con
esa labor humanitaria, pero lo postergué. A veces no me veía con fuerzas. Otras veces
pesaba mucho mi enfermedad y la incertidumbre de verme en un entorno desconocido.
Ahora lo voy a vivir de cerca con ustedes. Quién sabe, quizás en el futuro me anime a
ayudar a toda esa gente que tanto lo necesita. Por ahora, ayudaré a la gente de mi
entorno cercano. No me veo capaz de otros retos por el momento.

Luisa tiene la fuerza de la aceptación de su enfermedad y la experiencia de haber


superado momentos delicados. Algunos médicos piensan que es esquizofrénica
paranoide y otros, bipolar. Tendrá que lidiar con sus bajones cuando vengan. Atesora
una fuerza innata que le permite sobreponerse a los obstáculos y esta vez saldrá
nuevamente bien parada de su recuperación. Ha ayudado a P.F en todo lo que ha podido
pero ahora se tiene que centrar en ella. Le toca recuperarse, escuchar a los médicos y
salir adelante. Disfrutará en la distancia de la labor de P.F con esas minorías que tanto
aman los dos. Mañana, cuando se levante en el hospital, Luisa esgrimirá una sonrisa y
amará y ayudará a todo aquel o aquella que esté a su lado.

15
CARTAS

23 de diciembre.

¡Hola querido!

Hoy es mí primer día de ingreso, justo un día antes de la noche de navidad. No podía
más. En realidad, a veces pienso que este es mi sitio. Con gente que ha sufrido y que
sufre como yo, atendidos por profesionales médicos permanentemente. Soy feliz, P.F.
Tengo todo lo necesario: un techo, comida, atenciones, tabaco, y papel y bolígrafo para
escribirte. Poco a poco voy reencontrando mi equilibrio y mi paz. Me han asignado una
psiquiatra. Es una chica joven pero tengo empatía con ella y me lleva estupendamente.
No la conocía. ¡Es muy guapa! Me ayuda a no olvidar esos sueños que no se pueden
perder y a atajar esa depresión que tanto me pesa. No quiero ser mar violento ahora.
Justo lo que necesito es ser rio y tener su paz. Recuerdo, ahora, un libro que leí. Un
hombre, después de dar muchas vueltas por el mundo, acaba en un rio de balsero. Su
única función es pasar a los caminantes de un lado al otro del rio. Contemplando el rio
cada día, va comprendiendo la vida. El psiquiátrico es mi rio, mi espejo. Aquí,
analizando el funcionamiento del psiquiátrico y el comportamiento de la gente que
habita, comprendo la vida, querido.

Un beso muy fuerte para los dos, y que Dios, si existe, os ayude en vuestro sueño.

23 de Diciembre.

¡Hola preciosa!

No hemos ido a África, querida. Contemplando las necesidades que hay en nuestra
ciudad, hemos decidido crear un centro de apoyo a los necesitados en Madrid. Hemos
alquilado un local, hemos vendido nuestras propiedades y estamos peleando por
nuestros sueños. ¡No hay nada como pelear por tus sueños, querida! El local está a las
afueras de la ciudad. No cobramos nada y ofrecemos un techo, comida, nuestras
experiencias vitales y, por supuesto, nuestro amor por la literatura. Hoy ha llegado el
primer usuario. Es un chico. Tiene 25 años. No tiene padres reconocidos y se hizo a sí
mismo. Es muy inteligente. Estudió con becas. Tiene una enfermedad mental heredada
de su madre. Posee grandes cualidades: siempre atento a lo que le decimos, siempre
cariñoso, siempre predispuesto a todo. ¡Quiero que lo conozcas! Celebraremos nuestra
primera navidad los tres juntos.

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Un abrazo fuerte de los tres y espero y deseo que tu recuperación vaya fantástica. Te
queremos con locura.

25 de diciembre.

¡Feliz navidad, querido!

Me alegro de que tengáis a vuestro primer usuario. ¡Qué gran labor y qué orgullosa
estoy de vosotros! Yo estoy feliz en mi psiquiátrico, mi casa. Justo hoy hablaba con mi
psiquiatra de que me gustaría internarme en un centro de salud mental de por vida. No
hay lugar donde esté más feliz que éste, con gente como yo, gente que me comprende y
me entiende a la perfección. Definitivamente, este es mi sitio y mi lugar, y no quiero
irme de aquí. Soy de la opinión de que cuando uno es feliz no debe tocar nada sino
disfrutar de esa felicidad. Es arduo y complicado localizar tu entorno adecuado y, una
vez que lo encuentras, debes disfrutar de él de por vida. No es algo que me perturbe y
me reste. Además soy muy feliz con los usuarios. Los necesito tanto y me dan tanta
fuerza.

Como estoy desmenuzando mis problemas he escrito sobre esa palabra:

Es de esos vocablos sonoros que suenan bien y, además, resultan útiles por su eficacia y
por su repercusión. Esa palabra se viste con un nombre y se llama desmenuzar. Es una
clara metáfora de la vida. Todo o casi todo en esta vida es complejo, muy complejo. Los
grandes problemas o dilemas se deben fraccionar, dividir, partir. Es inhumano
enfrentarlos en su globalidad, en su totalidad. Y, una vez partidos, desmenuzados,
divididos, debemos enfrentarlos o afrontarlos por partes, por fracciones, por divisiones.
Es más fácil focalizar lo liviano, lo suave, que lo espeso o lo rígido. Entran mejor por la
vista, y por los oídos, y por el olfato, y por el gusto, y por el tacto, porque lo fácil se
puede tocar, se puede oler, pero lo complejo, lo difícil, escapa, huye de nuestras manos,
de nuestra vista, de nuestros sentidos. Por eso, la vida, igualmente, es la suma de
pequeños placeres. Degustar y olfatear uno a uno toda esa suma de pequeñajos placeres
se define o se llama felicidad o bienestar o nirvana en el budismo, ese estado de suma
relajación y serenidad que otorga enfrentarse a la vida con valentía pero con pausa,
sentido común e inteligencia, ¿Brindamos por la Vida? Brindemos: por lo que fue, por
lo que pudo ser, por lo que es, y por lo que será. ¡¡Salud!!

Te quiero mucho. Cuídate. Un beso a los tres.

17
26 de diciembre.

¡Feliz navidad, querida!

Quiero ir a verte. Necesito hablar contigo. No creo que debas estar en un psiquiátrico el
resto de tu vida. Cuando estaba mal me decías que había que desmenuzar los grandes
problemas en partes, fraccionarlos y buscar soluciones a cada una de esas partes para
resolver un gran enigma. También me contabas que las mentes funcionan gradualmente,
progresivamente, poco a poco, y ahora tú haces justo lo contrario de lo que me
aconsejaste. Toma tus decisiones libremente, pero quiero hacerte dudar y de que entres
en razón. No te percibo tan mal como para que ingreses en un psiquiátrico de por vida.
Habla con tu psiquiatra y suminístrale toda la información. No te guardes nada. Pediré
una cita para visitarte. Iré solo.

Te quiero mucho.

27 de diciembre.

¡Hola querido!

Visito a diario a mi psiquiatra. Sabe llevarme perfectamente y, aunque lo dudes, le


suministro toda la información. Lo de permanecer en un psiquiátrico es porque nunca he
sido tan feliz en un entorno como lo soy en éste. No quiero visitar el exterior, no lo
necesito. Aquí tengo todo cuanto preciso: libros en abundancia y almas necesitadas,
como yo, de gran afecto y cariño. ¡Qué quieres que haga! ¿Si soy feliz aquí por qué te
empeñas en sacarme? Me haces llenarme de rabia. Es mi vida, me conozco
perfectamente y sé hacer lo correcto en cada momento. Solo te pido que, si quieres
seguir recibiendo mis cartas, no reiteres tu idea de sacarme de un lugar donde soy tan
feliz.

En cuanto a la idea de venir a verme prefiero, por el momento, que nos relacionemos a
través de cartas.

Os quiero, cuidaos mucho.

18
28 de diciembre

¡Hola querida!

Tenemos a nuestra segunda usuaria. Se llama Blanca y es africana. Conociendo nuestro


amor por ese continente ya sabes lo felices que estamos. Se ha involucrado en las
actividades del centro desde el principio y tiene muy buena relación con su compañero.
Hay mucha afinidad mutua entre ellos dos. Quizás saquemos de aquí una parejita,
¡quién sabe! Por lo demás, no es mi intención sacarte del psiquiátrico pero sí hacerte
recapacitar. Los que piensan, sopesan qué quieren, quiénes son, qué pueden, dónde
están, qué tienen que hacer, y qué hacen. Tú debes pensar y hacer, querida, pero sin
presiones. Si ahora mismo te encuentras bien en el centro continúa ahí el tiempo que
necesites. Bastante sufrimiento te he hecho pasar como para encima obligarte a algo que
tú no estás dispuesta a hacer. Si en algún momento te he herido te pido disculpas por mi
comportamiento.

Un beso muy fuerte, ¡te amo mucho!

30 de diciembre

¡Hola querido!

Hoy me han cambiado de médico. Me han asignado un psiquiatra experimentado de


unos 60 años. Supongo que habrán visto que mi idea de permanecer toda la vida en un
centro de salud mental no es gratificante. No estoy triste porque ya lo entiendo todo. El
nuevo médico es muy cordial y me llevo moderadamente bien con él. Me ha dicho que
reflexione sobre una vida entera en un psiquiátrico. Yo lo tengo claro, pero como él me
ha dicho que me lo cuestione, pues lo hago. Ya sabes que soy una profesional y siempre
trato de atender los consejos de mis médicos. El 31 de diciembre celebraremos una
comida en el centro todos los usuarios. Estoy pensando qué modelo ponerme. Quizás
ese día (sabes que me cuesta mucho) me relacione con otros usuarios y surja una
relación afectuosa. Nunca se sabe. Le he pedido al médico poder usar ropa de calle en el
centro pero ha declinado mi pretensión. Yo le he reiterado que era bueno para mi
autoestima pero él se ha negado tajantemente. ¡Necesito en estos momentos ser yo y la
ropa me ayuda tanto! Por otro lado, me han asignado horarios de visita. Podré salir del
centro una hora cada día. Mi madre dice que hoy vendrá a verme. Si algún día deseas
venir a verme solo lo tienes que pedir.

Un beso y espero que continúe creciendo el número de usuarios. Te quiero mucho.

19
1 de enero

¡Feliz año nuevo, querida!

Hoy han entrado 5 nuevos usuarios e Inma y yo estamos analizando posibles vías de
financiación. Si continúa creciendo el ritmo de usuarios, necesitaremos más fondos.
Nuestra idea es tener pocos usuarios y prestar una óptima atención. Lo primero que
hemos logrado reunir es una maravillosa biblioteca. ¡Te encantaría, querida! Hay libros
de todas las épocas y de todos los géneros. Los chicos y chicas del centro se llevan todo
el día imbuidos en la lectura. Además, los alentamos para que escriban. Un ratito cada
día, sin presiones, pero que no pasen un día sin escribir sus inquietudes y todo lo que
ronda por su interior. Luego nos sentamos todos por la noche después de la cena y
leemos lo que ha escrito cada uno. Me gustaría que te sumaras a la iniciativa y nos
enviaras algo cada día. ¿Te parece correcto? Por otro lado, he hablado con Inma y le
parece bien la idea de que vivas con nosotros. Serías bienvenida y seguro que harías una
gran labor en el centro. Es solo una idea que se nos ha ocurrido. Tú libremente puedes
decidir si es bueno o no para ti. En cuanto a la idea de ir a verte, encantado de visitarte
cuando tú lo estimes. Dime día y hora y allí estaré.

2 de enero

¡Hola querido!

Me parece una idea genial. Lo he hablado con mi psiquiatra y ve bien que cada día
escriba y os muestre mi particular punto de vista. Lo haré a modo de diario, que me
siento más cómoda, aunque comenzaré con un monólogo. Espero y deseo que tú lo leas
primero y así filtres lo que puedes pasarle o no a los usuarios. En cuanto a la idea de
vivir con ustedes sabes que soy una chica independiente y prefiero mi propia casa,
aunque no eludo la idea de ir a visitaros y ayudaros en vuestras tareas cuando esté
mejor. Veo que tu sueño sigue adelante y eso significa que estás física y mentalmente
perfecto.

Os tendré al tanto de mis vivencias, un beso fuerte, se os quiere.

20
MONÓLOGO.

Todo negro. ¿Dónde están mis sueños de juventud? No los veo. Tengo un doble
lenguaje. Uno realista cuando hablo conmigo misma y otro más positivo cuando hablo
con los demás. Nunca les cuento a los amigos mis sensaciones, ni a ti, ¡ni a ti que se
supone eres mi mejor amigo, querido! Siempre con el doble lenguaje, siempre, y todo
para quedar bien. ¡A la mierda quedar bien! Estoy harta de todo. No tengo fuerzas para
seguir mi lucha. ¿No es suficiente? He quemado todas mis naves, he puesto todo lo que
tenía encima de la mesa pero no da, no llega, no es suficiente. No tengo fuerzas ocultas.
Si lo das todo, ¿debes estar contenta o por lo menos en paz? Pues yo di todo lo que tenía
pero estoy en tierra de nadie. Ni mi madre me apoya. Nadie. Estoy sola. Sin fuerzas y
sola. ¿Qué dirección puedo tomar? No lo sé, no lo sé. He luchado años y años para estar
en una tierra que no es la que deseé, ni la que soñé. Miro las caras de los jóvenes y son
felices. Miro las caras de los mayores y son medianamente felices. Soy experta en ver la
felicidad en rostro ajeno. Y en el propio, ¿qué veo? Desolación, tristeza, pena, muerte.
¿La veo tan cerca de mí? Pero hay algo interior que me dice que siga con vida, que
llegarán tiempos mejores, que la vida siempre te sorprende, pero ¿cuándo? ¿Cuándo
llegará la felicidad? ¿Cuándo llegará la risa? ¿Cuándo llegarán los sueños que no deben
morir? Necesito apoyos. Debo buscar amigos y amigas que me ayuden a salir del pozo,
debo moverme y construir un nicho de unión e integración. Pero no tengo fuerzas para ir
al combate, no tengo fuerzas para salir a flote, no tengo fuerzas ni para salir a la calle...
Me levanto cada día con ilusiones y busco dentro de mí. Lo intento cada segundo, cada
minuto, cada hora, pero no es no y me hundo en la miseria. ¿Qué más puedo hacer? Lo
intento, siempre lo intento. Quiero salir del pozo, quiero gritarle a la vida que la amo,
pero ella, la vida, no me escucha y permanece muda, sin respuestas.

Solo me encuentro feliz conviviendo con los libros o con el arte. Palpo un libro y
sonrío, diviso un cuadro y me maravillo. Sé, claro que sé, que hubo otra gente así, que
hubo gente que sufrió lo que yo, personas que nunca encontraron su sitio en la sociedad,
que nunca divisaron o palparon la felicidad en la calle pero sí en los libros, en el cine o
en el arte. ¿Y por qué soy así? ¿Por qué me tocó a mí? Tanto sufrimiento no cabe en un
ser humano. Dios, si existes, ¿por qué no repartiste mejor las cartas? ¿Todo para una? Y
a los demás, ¿cañones de felicidad? No estoy de acuerdo con tu reparto y por eso no
creo en ti. No existes, ¡lo sé! y si existes, ¡no eres justo! Quiero amigos y amigas, quiero
gozar, quiero ser feliz, quiero desarrollar una carrera profesional hermosa. No quiero la
tristeza a mi lado, no quiero llorar, no quiero maldad, no quiero llenarme de odio. ¡No,
definitivamente no! Y los médicos me dicen que hago todo bien, que soy un ejemplo,
que soy una referencia para el resto de dolientes. Todo hermoso y bonito. Y yo que soy
tonta me lo creo y me motivo para volver a caer en el pozo a los pocos días. No, no
pienso ilusionarme de nuevo, digan lo que digan y hagan lo que hagan. ¡Es suficiente!
Solo me ilusionaré con hechos reales, no ficticios. Estoy harta, harta de soñar en balde.
Sueño y sueño y luego, ¡batacazo! Estoy perdida, no sé por dónde caminar, a quién
acudir….La palabra de moda es fluir. Todo el mundo fluye. Deja fluir dicen, ¡cómo si

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fuera fácil! Más quisiera yo fluir y encontrar esos momentos placenteros de felicidad y
ternura.

Estoy decepcionada con mis familiares. Siempre, siempre ayudé al que lo necesitó, pero
ahora que yo lo necesito no encuentro ni rastro de apoyo firme y decidido. Mi madre se
separó y va a su bola. Mi padre no sale de casa. Ningún familiar directo o indirecto
aparece. ¿Y mis amigos? Todos felices, todos sonrientes con su hijos, con su familia,
con sus parejas, con todo, y se olvidaron de mí. Menos tú, querido, que siempre estás
presto a ayudarme, siempre atento a mis sensaciones, siempre alerta a un
desfallecimiento. Tú si eres mi bastión, tú si eres mi islote en tierra firme, tú si eres un
amigo de verdad, pero encontraste tu camino –ese que yo aún no encontré- y tienes todo
el derecho del mundo a disfrutarlo y paladearlo. Ahora es tu momento y yo lo
comprendo a la perfección. Sueño de día y de noche para esquivar la realidad. A veces
sueño con mi pasado, con mi infancia, y recuerdo los momentos felices vividos. Otras
veces sueño con un futuro alentador y esperanzador, pero más pronto que tarde choco
con la realidad, y la realidad es que el hombre de mi vida ha encontrado a otra persona.
¿Cómo salgo de esta? ¿Cómo asimilo que estaré sola el resto de mi vida? No me lo
puedo creer. Es un duro golpe. Antes, aunque estuviera sola, tenía a P.F. Siempre
quedaba con P.F cuando algo iba mal. Ahora, aunque él lo niegue, estaré más sola que
nunca. No me atreveré a llamarlo porque él tiene su pareja. ¿Y yo por qué no puedo
tener pareja? ¿Por qué me parieron tan mal? No me lo puedo creer.

Para vivir sola el resto de tu vida debes prepararte mentalmente, y yo estoy en el


camino, aunque aún no estoy preparada. Si estás sola debes tener amigos y yo tengo a
P.F. ¡Sí, tranquila, no estás sola, tienes a P.F! Inma también puede ser una gran amiga,
luego ya tengo a dos. P.F e Inma, Inma y P.F. También tengo a mi madre que, aunque
vive su vida, me puede acompañar en determinados momentos. Tengo a todos los
chicos y chicas del centro de salud mental que me aman y yo los amo. Tengo a los
médicos que me ayudan en todo lo que pueden. No es todo tan negro. Hay luz en la
oscuridad. ¡Ánimo, ánimo, ánimo! Además, no estoy sola porque me queda la
naturaleza, ¡la más sabia y hermosa!

DIARIO ÍNTIMO.

Mañana iré a la perrera a recoger a un perro. Solo él me puede ayudar a salir adelante,
solo él me dará el amor que yo necesito cada día, solo él me mantendrá con vida. La
naturaleza y yo frente a frente. Me gustaría tener una casita en el campo con su
chimenea y llenar esa casita de animales. Ahí encontraría mi felicidad. Sé que solo eso
me hará feliz, pero no tengo dinero para comprar una casa en el campo actualmente. Así
que por ahora tengo mi casita en la ciudad y el perrito que sacaré de su orfanato. ¿Cómo
lo puedo llamar? ¡Byron, Lord Byron! Me gusta por inconformista. Pensé en Hermann
Hesse, pero no es el momento de la paz. Necesito alguien rebelde y seductor.

22
Definitivamente Lord Byron es el nombre. Me levantaré y me dará los buenos días. Nos
besaremos y nos diremos que nos queremos. Nos ducharemos, nos pondremos guapos y
nos iremos de paseo. Llegaremos a casa y comeremos juntos. Dormiremos la siesta y
luego paseo de media tarde, lectura, cena y cine o series hasta la hora de dormir. ¡Qué
feliz soy con solo imaginarlo! Byron me ayudará a madurar y a comprender de forma
precoz el sentimiento de la melancolía. Y cuando tengamos dinero, nos iremos a vivir al
campo los dos, rodeados de animales, y tendremos nuestra casita con nuestra chimenea.
Y leeremos, y disfrutaremos del arte, y veremos películas, muchas, y soñaremos, y algo
escribiremos aunque el mayor placer es leer, de momento. Todo tiene su tiempo de
cocción y para escribir bien hay que leer bien. Por el momento solo leemos regular por
lo que debemos seguir aprendiendo a leer. Esa es nuestra única meta: leer bien y
disfrutar de lo leído. Nuestro entorno será el adecuado, y seguro que en esa atmósfera
estaremos confortables y seguros. ¿Y los demás qué pensarán de nosotros? ¡Al carajo
los demás! Yo busco mi felicidad plena y está en la naturaleza, en la sabia naturaleza.
Habrá un río cerca de casa. Compraremos, cuando podamos, una barquita y
navegaremos por el río. Pescaremos lo que necesitemos cada día para alimentarnos, no
más, y cuando tengamos fuerzas nos haremos vegetarianos, o mejor, veganos. Si amas
la naturaleza y vives y te alimentas de ella, ese es el camino. ¡Qué felices seremos
querido Lord! Ya solos tú y yo. No veo la hora de tenerte en mis brazos.

****

Ya estamos juntos los dos. Era como había soñado, querido. Te saqué de la perrera con
una patita mala y te he curado todos los días mientras tú me dabas lametones de
agradecimiento. Ahora ya podemos pasear. Tú siempre delante marcando el rumbo
aunque, cuando te vas un poquito lejos, vuelves a mí. Yo te lanzo palos y tú me
devuelves todos. A la hora de comer, te pones a mi lado a ver si cae algo. ¡Qué pillín
eres Byron! Y eso que te compro el mejor pienso del mercado, pero no, tú quieres mi
misma comida. Poco a poco recobro el amor que me falta y estaba oculto en mi interior.
Era clave tu presencia. ¡Estaba tan sola! Ahora iremos a por nuestro sueño: una casita en
el campo con chimenea. No sé cómo hacerlo. Tengo mi pensión, no arrastro deudas,
pero para comprar una casa nos piden un dinero de entrada del que adolezco. Nos toca
ahorrar Lord para cumplir nuestro sueño. Todos los días miro las casitas de alquiler en
internet. Es lo primero que hago cuando me levanto. Lo hacemos juntos, ¿verdad
Byron? Luego te pongo guapo, te echo colonia y nos vamos de paseo como habíamos
soñado. Y después nuestra comida los dos. ¿Sabes? Quizás estudie unas oposiciones. Es
algo que puedo hacer a tu lado. La duda es si estaré en condiciones mentales de ejercer
un trabajo. Pero como en la vida todo se basa en el amor, ahora estoy irradiada de amor.
Por tanto, lograré vencer todas las limitaciones que me regaló la vida.

****

Hoy me levanté pensado que necesitas una chica a tu lado, Byron. ¡Ya lo sé, eres un
adulador y un mujeriego y tu Mami te va a regalar ese deseo! Cuando paseamos por el

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campo y ves a una perrita, te vuelves loco. Atenderé tus deseos. Mañana iremos a la
perrera y sacaremos de las rejas a tu amor, a tu futuro amor.

****

Ya la tienes en casa, bribón. ¡No me digas que no es bonita, Byron! Es la más guapa que
divisé. Blanca y con lunares negros como tú, querido. Parecéis hermanos en lugar de
amantes. ¡Qué buena pareja hacéis! Los dos risueños, los dos coquetos, siempre juntos.
Ese es el amor puro que Mamá leyó en los libros. Presenciar el amor es una forma de
vivirlo, y Mamá lo vive. Ahora no echo nada en falta salvo mi casita en el campo.
Somos ya tres en casa y se nos queda pequeña. Además, queremos vivir al aire libre.
Ayer hablé con mi hermano, el único que tengo. Quiere ayudarme pero no puede
hacerlo porque tiene muchos gastos en casa. Hablé también con un primo hermano que
tiene mucha pasta, pero tampoco podía ayudarnos. No me vengo abajo. Sé que lograré
mis sueños y ahora tengo a alguien por quien luchar: mis dos hijos. El calificativo de
hijos es para quien lo merece y ellos lo merecen con creces. Me dan amor y yo les
devuelvo ese amor. Así de simple. ¡Me sacaron de la tumba! No sé cómo recompensar
tantas muestras de afecto.

****

Hoy encontré una casita en el campo por internet. No es muy cara. Y he quedado con un
director de banco para hablar sobre la financiación. Esta noche soñaré con esa reunión.
No es un asunto de vida o muerte pero sería un regalo del cielo esa casa. Voy a ser
natural en esa entrevista porque no tengo nada que perder. Además, ya sé que en los
bancos no hay sentimientos. O tienes dinero y pagas o no hay nada que hacer.

****

La entrevista ha ido bien. Me financian el 100%. Puedo hacer frente a la cuota


resultante del préstamo y tengo disponible los gastos derivados de la formalización. En
un mes, si todo va bien, firmaremos y tendremos nuestra casita en el campo, nuestro
sueño.

****

Ya estamos en nuestra casa. ¡Qué emoción cuando hemos entrado los tres en ella!
Ahora toca decorarla con gusto pero no tenemos un euro por el momento, así que
iremos al campo y cogeremos flores de todos los tipos. Nuestra casa es muy coqueta.
Tiene dos habitaciones espaciosas por si en el futuro alguien decide visitarnos, salón
con chimenea y una cocina grande como yo quería. Está situada en una dehesa. El
propietario más cercano está a 2 km. El otro día fuimos a conocerlo. Se llama Paco, es
pastor y tiene unos 50 años. La primera pregunta que me hizo fue qué hacía allí una
mujer sola. Yo le dije que no estoy sola, que tengo a mis hijos y él sonrió porque vive

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con 3 perros y 5 gatos. Si estamos en el campo los dos solos será porque no hemos
encontrado nuestro sitio en la ciudad.

****

Voy a ver a Paco todos los días y nos regala huevos y leche recién ordeñada. Aún no me
hice vegana. Es un plan futuro pero debe implementarse poco a poco dado que aún
estoy un tanto débil de sufrimientos pasados. Paco siempre es cariñoso con nosotros. En
cuanto ve llegar a mis hijos le regala un hueso a cada uno. Ha sido muy bueno para
nosotros conocer a Paco. No nos sentimos tan solos y si nos pasa algo sabremos a quién
acudir.

****

Comienza a haber algo entre Paco y yo. Las miradas son diferentes. No sé si nos unió el
amor a la naturaleza, la soledad o ambas. Lo cierto y verdad es que ya tomamos café por
la tarde juntos cada día y ayer vimos nuestra primera película. Paco no tiene estudios ni
ha sido un gran lector. De igual modo, yo carezco de nociones del campo así que hemos
llegado a un trato razonable. Él me explicará cómo nace y crece un huerto, y yo le
regalaré los mejores escritores de mi huerta.

****

Hoy hemos comenzado a sembrar mi huerto. ¡Qué feliz! Comienza el verano y hemos
sembrado semillas de patatas, lechugas, tomates, cebollas, ajos verdes y habas. Cada
día, después del desayuno, voy con un libro al huerto. Mientras riego el huerto, me
siento en mi silla y entro en contacto con la literatura en plena naturaleza. Mañana,
cuando vaya a regar, en lugar de un libro de lectura llevaré un cuaderno y comenzaré a
escribir el mío, ése que está dentro de mí y para el que me he preparado toda una vida.
Ahora me siento con fuerzas y creo que estoy en un momento fantástico para escribir.
Lo tengo todo. He aprendido a leer, tengo dos hijos que me apoyan, un buen amigo, la
naturaleza como espejo y mi querido huerto.

****

Ha salido mi primer tomate. ¡Qué ilusión! No es rojo como los que venden en las
tiendas. Es rosado. ¡Qué rico! Nos lo hemos comido entre Paco y yo acompañado de
una cervecita. Paco cada día está más próximo a la familia. Entonces comienzan a
emerger las barreras que tuve toda la vida. Él no sabe prácticamente nada de mi pasado
y me estoy angustiando porque me veo en la necesidad de contarle mi ciclo vital: mis
ingresos en centros de salud mental, mi trato con los psiquiatras… En estos momentos
tengo ganas de huir –como hice toda la vida- pero me frenan lo felices que son mis hijos
en esta atmósfera limpia y pura. Debo hablar con Paco y contarle mi vida. Seremos
buenos amigos, estoy segura, aunque sé que él quiere algo más de mí. Encontró una
mujer en su espacio natural y eso a día de hoy es casi un imposible.

****

25
Estoy muy nerviosa porque hoy tengo que contarle todo a Paco, pero sé que cuando le
exponga mis motivos me calmaré. Ya lo hice otras veces que me vi desesperada y
atrapada en un posible amor, y todo salió bien. He tenido que tomarme un calmante para
estar tranquila y lúcida. Para mí la relación de pareja es un imposible por más que lo
anhele.

Paco ha entendido todo a la perfección y eso me ha relajado. Es un hombre con muchas


cualidades. Ha interiorizado toda la naturaleza y eso le hace ser un hombre dulce y
comprensible. Cuenta siempre que cuando nace el día la naturaleza se ilumina. Todo
parece igual pero nada es igual. Es la vida que pasa. A partir de ahora podremos ser
amigos. He pensado –y se lo he dicho- que estoy dispuesta a ayudarle a encontrar una
pareja. Como manejo internet, le haré fotos bonitas en el campo y lo incluiré en una
aplicación seria de parejas. Y, cuando se casen, seré su madrina. Ahora me he relajado,
se han ido las tensiones y tengo dos cometidos: mi huerto y mi libro, otros dos hijos
más. Ya tengo cuatro a quien cuidar y en los que pensar.

****

La búsqueda de la novia de Paco ya está en marcha. Hoy me descargué la aplicación, le


hice 10 fotos preciosas y como él no sabe leer ni escribir yo soy la encargada de
dirigirme a las chicas. Al principio Paco se sentía extraño pero poco a poco va
disfrutando del proceso. Hoy ha picado una el anzuelo y mi querido Paco tendrá su
primera cita. He elegido su indumentaria, le he comprado una colonia deliciosa y le he
planchado su ropa. Va la mar de guapo a su cita. Le he dicho que no diga que no sabe
escribir, que eso no viste y él es demasiado natural con esas cosas, y también le he
reiterado que cuide los detalles.

****

Paco ha vuelto tristón de la cita. Dice que la chica se lo ha cepillado en 10 minutos. Lo


he invitado a casa a cenar y hemos estado buscando otras posibles chicas. Con tres
hemos tenido un buen feed back y he planificado las citas semanales para mi Paco.
Ahora todo mi tiempo es para Paco y mi huerto y tengo descuidado mi libro, pero ya
habrá tiempo de meterle mano. Paco fue un caballero y le debo mis atenciones. He
pensado en cómo quiero que sea mi libro y he concluido que serán relatos surgidos
durante mi recuperación. Hay historias que contar, pasión, sabré como estructurarlo
correctamente y me da igual que tenga éxito o no porque yo ya logré todos mis sueños:
mis hijos, mi huerto y escribir mi libro.

****

Paco ha tenido éxito con una de las chicas y la ha invitado a venir al campo. La chica se
llama Carla, tiene melena rubia y larga, mediana estatura, y viste la mar de bien. Paco
ha ido a casa y me la ha presentado. Creo que podemos ser buenas amigas porque ama
la literatura. Mi Paco se ha comportado de forma muy natural. Al irse me hizo un guiño

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de complicidad, así que por fin Paco tiene a su chica y yo tendré tiempo para mi libro de
relatos.

****

Carla viene a verme todos los días y estamos entrelazando una gran amistad. Nos
llevamos horas y horas hablando de nuestros autores predilectos y le cuento cómo va mi
libro. Ella ha comenzado a revisar mi trabajo y es muy crítica. Me hace reflexionar
sobre la estructura, sobre la trama, sobre la psicología de los personajes, ¡sobre todo!

Le he preguntado cómo nació su amor por la literatura, y me ha contestado que su


madre era una gran lectora y que desde que tiene uso de razón la literatura ha sido su
gran amor. Recordaba el primer libro que vio leer a su madre delante de la chimenea:
Guerra y Paz de Tolstoi. Se sentaba en sus pies y veía como pasaba suavemente una
página tras otra, no queriendo que ese libro acabara ¡nunca! Después, ya madura,
encontró en Kafka a su autor predilecto. Todo lo que decía en sus libros le interesaba.
Ella se sintió un escarabajo muchas veces. Percibía que no cuadraba en una sociedad
definida y diseñaba por otros, pero soñaba una y otra vez con otro tipo de vida, con otra
atmósfera, con otros factores que permitieran bascular al exterior los sentimientos
reprimidos internamente. Su familia era pudiente –su madre heredó unas tierras que al
venderse generaron un gran patrimonio- y ello le permitió llevar una vida de continua
formación autodidacta y reglada. Nunca había tenido un trabajo en el sentido estricto de
la palabra, pero sí un trabajo dedicado a dar forma a ese interior sensible y quebradizo.

No ha sido mujer de tener relaciones de pareja. Dice ella que siempre se ha guardado
hasta encontrar el amor de su vida y que lo siente muy cerca en estos momentos. Me he
quedado muda porque he sentido que nuestras vidas eran similares en ese aspecto. ¡He
fluido! Soy feliz. Sonrío.

Repentinamente ha comenzado a llover con gran intensidad y en ese estado de


embelesamiento he recordado días pasados:

27
Hay palabras que suben como el humo y otras que caen como la lluvia. Hay veces que
somos nosotros los que propiciamos días nostálgicos, y otras veces son las
circunstancias meteorológicas las que originan y provocan ese estado. Siempre me
gustaron los días de lluvia, siempre. Recuerdo cómo, de pequeña, me sentaba junto a mi
madre en la estufa y ambas, mudas de placer, disfrutábamos del sonido de esas canales
que acogían todo ese torrencial de agua que derramaban los tejados embriagados de
acuosidad. Esos sonidos te permitían bucear en la nostalgia de días pasados, equilibrar y
ordenar pensamientos e ideas, y mojar y humedecer todos esos sueños incubados desde
la más tierna infancia. A medida que la lluvia cae, la mente despeja todos los obstáculos
y nos ofrece un futuro limpio y claro, un futuro acorde con un alma que quiere volar y
sentirse libre en esos cielos cargados de sueños y de vida.

****

Hoy me he levantado, he ido a mi huerto y me he sentado un rato a reflexionar sobre mi


vida. En un periodo de tiempo razonable todas mis inercias han cambiado. Tengo dos
perros que son mi pasión, un amigo del alma, Paco, una buena amiga con la que
conversar de literatura, Carla, y un huerto que es mi debilidad. Día a día va ampliándose
y ya tengo un huerto muy curioso. Él solito me da de comer cada día. Compré, con unos
ahorros, tres cabritas y las ordeño cada día. Ya soy autosuficiente y Paco no me tiene
que regalar la leche. He comenzado a hacer quesos en casa. Hay un solo “pero”. Las
cabritas son muy traviesas y me rompen todas las paredes del patio exterior. ¡Tengo una
lucha constante con ellas! Ando bastante atareada, pero siempre busco un momento para
plasmar mis emociones en el papel. Ayer escribí sobre los sueños:

¿Qué hay detrás de los Sueños? Trabajo, mucho trabajo, y fe, mucha fe... Al principio
de la partida, los sueños se ubican a lo lejos, casi ni se divisan. Pero a medida que
recorres tu trayecto, a medida que vas superando cada etapa vital, a medida que pules y
das forma a tu personalidad, a medida que vas agregando virtudes y puliendo defectos, a
medida que pierdes miedos y fomentas el atrevimiento, tu atrevimiento, vas sintiéndolos
más y más cerca. Los sueños están fabricados para que puedan alcanzarlos las personas
normales, esas que son como tú y como yo, como nosotros. Quien crea en la belleza de
sus sueños, agrega o añade o suma a su parte racional un tinte irracional, de emociones,
esa parte de la vida que no se ve, pero se percibe, que no se toca pero se siente. Soñar es
dotar de vida a algo inerte. Por ese motivo, a todo aquello que anida en tu imaginación,
debes darle forma y hacerlo veraz, real, y terrenal. No dejes de soñar. Es un derecho
tuyo y, como tal, debes ejercerlo.

****

Hoy vino Carla al huerto como cada día. Venía guapísima. Un traje largo turquesa con
flores blancas y amarillas y melena al aire. Sentí algo especial por ella. Cuando
comenzamos a hablar, nuestras manos se entrelazaron. Carla comenzó a acariciarme la
mejilla, me dio un beso en los labios y se fue.

28
Al atardecer apareció Paco por casa. Me ha comentado que Carla se ha ido y le ha
dejado una carta escrita. Le ha dicho que soy la mujer de su vida, que está
completamente enamorada de mí y que lo suyo con él es un imposible.

Me ha dado mucha lástima por Paco, pero he sentido el amor de forma espontánea por
primera vez. ¡He fluido! Hay veces que descubres el amor por inercia, y hoy sentí que
Carla era la persona que llevaba buscando toda una vida. Tiene una gran relevancia en
todo esto el entorno. Esta atmósfera en el campo, esta paz y tranquilidad han permitido
que todas las sensaciones más puras salgan a flote. No puedo ser más feliz.

He plasmado este momento en un pequeño relato:

A veces leyendo un libro, escuchando una canción, viendo una película o en cualquier
otro escenario, toda tu vida se paraliza. No necesitas hablar, no es necesario añadir una
sola palabra. Tú estás solo, bueno, no solo, tú estás contigo mismo. Enciendes un
cigarrillo, miras al horizonte y fijas la mirada en un punto. Toda tú fuerza, todo tu
pasado, todas tus vivencias, todas tus emociones, todos tus sueños, se concentran en ese
punto. Ahí, en ese pequeño lugar, estás tú y está toda tu vida. Suenan voces, pero tú no
escuchas nada. Suena el viento, pero tú no haces nada por frenarlo o detenerlo. Es el
momento oportuno para dedicarte unos minutos a ti, a ti que lo mereces, a ti que luchas
a diario con todas tus fuerzas por crecer, por vivir, por sentir... a ti que has encontrado tu
espacio, a ti, a ti que has hallado tu momento, el Tuyo.

****

Le he echado valor y le he preguntado a Paco si a él le importaría que yo lo intentara


con Carla y él, que es tan bueno, me ha dicho que en absoluto. He llamado a Carla y me
ha dicho que mañana vendrá a casa. Siento que Carla es el eslabón que falta en mi
huerto. Si ella llega a mi vida, ¡estamos todos!

****

Ha aparecido Carla por casa de forma angelical. Nos hemos abrazado y hasta los perros
se han puesto a ladrar. Nos hemos besado, nos hemos acariciado y hemos hecho el
amor. Por primera vez en mi vida he disfrutado del amor de pareja y pienso que Carla
ha experimentado lo mismo que yo. Hemos cenado juntas, hemos visto nuestra primera
película abrazadas, y luego hemos mantenido una extensa y rica conversación hasta casi
entrada la madrugada. ¡Madre mía, qué inmenso, infinito y maravilloso es el amor!

****

Me he levantado temprano y he preparado el desayuno para Carla y para mí. Luego he


despertado a Carla con un beso y hemos desayunado juntas en la terraza. Es septiembre
y hoy han bajado 10 grados las temperaturas. El campo demanda agua. Esperemos que
pronto vengan las primeras lluvias. Hemos ido al huerto, hemos regado y hemos
recogido los productos de la cosecha. Hemos cocinado juntas y, cuando la comida

29
estaba lista, la hemos apagado y hemos ido a ver a Paco. Si antes estaba en la obligación
de buscarle una novia ahora es una cuestión de estado. Carla y yo dedicamos gran parte
del día a buscarle a Paco una novia por internet.

****

Hoy Carla ha tenido una gran idea. Enseñaremos a leer y a escribir a nuestro Paco. Le
hemos comentado la idea y se ha puesto muy contento. Es preciso que Paco sea
autosuficiente, que Paco disfrute de la literatura, que Paco pueda relacionarse por medio
de la escritura. Así que además de pareja y madres, tenemos una nueva función: ser
profesoras. ¡Qué ilusión!

****

Hemos comenzado a enseñar a Paco a leer y escribir. ¡Qué bien ha asimilado lo nuestro!
Ni un ápice o atisbo de queja o malas pulgas. Solo cordialidad y agradecimiento. El
libro se ha interrumpido de nuevo. Paco pone mucho empeño en aprender a leer y
escribir, así que no creo que tarde mucho en lograrlo.

****

Estamos decididas a hacernos veganas. He tardado tiempo pero con la ayuda de Carla
todo es más fácil. ¡Es tan asequible todo ahora! Todo lo que me propongo lo consigo.
Carla se ha convertido en mi crítica acérrima y corrige todo lo que escribo. A veces
tenemos desencuentros pero son dulces y duran poco tiempo. Es una chica muy
constructiva y siempre tiende puentes para afrontar los problemas.

****

Carla ha vendido su casa en la ciudad y ha decidido que ese dinero lo invirtamos en


nuestra casa de campo. Está decidida a compartir su vida conmigo y ya hablamos hasta
de fecha de boda. La amo tanto y temo tanto perderla. Sólo siento el amor de la vida. La
violencia de la vida se fue no sé a dónde. Estaba en un vacío sin sentido. Realmente era
como una cabrita perdida en la noche que vaga por la montaña. Ahora disfruto de una
felicidad plena, en contacto con el mundo. En estos momentos me sentía inspirada y
escribí sobre las Referencias

30
Nada o casi nada en la vida sucede por Azar. Los árboles parten de unas raíces y de esas
raíces nace un tronco y de ese tronco brotan ramas, y de las ramas hojas, y de las hojas,
frutos. Del mismo modo, una casa parte de una base o cimientos, y de esos cimientos se
engendra una estructura, y esa estructura deriva en una bóveda que culmina en un hogar,
nuestro hogar. Las personas partimos de unos genes y la vida, sus acontecimientos y
nuestro carácter, van moldeando a ese ser. Y ese ser que somos todos y cada uno de
nosotros establecemos o marcamos metas, objetivos, señales de humo que nos marcan
el camino o los caminos a seguir. El contacto con el resto de seres humanos nos regala
un algo y toda esa suma da como resultado un todo. Toda sociedad debe tener
referencias y estándares, en definitiva, personas que nos sirvan de ejemplo o modelos a
seguir: por su comportamiento, por su experiencia, por la grandeza y bondad de sus
actos. Y estas personas que nos sirven actualmente de referencia, tomaron a otras
personas en el pasado de ejemplos, con lo cual, nuestra ética, nuestro comportamiento,
nuestra vida y nuestro ser serán las raíces o las ramas de las que brotarán las hojas y los
frutos de las generaciones venideras.

****

La semana que viene nos casamos. ¡Está decidido! Tenemos una semana para preparar
la boda. ¡Qué ilusión! Estará mi amor, estará Paco no sé con quién, porque ha aprendido
a escribir y está hecho un gigoló, estarán nuestros perros y nuestras cabritas, y estará P.
F con su mujer. Será una velada maravillosa. A Carla la noto un poco nerviosa porque
conoce lo que tuve con P.F y no sabe cómo puedo reaccionar, pero ella palpa que la
amo profundamente y que la vida que llevo es la que soñé, por lo que debe estar
tranquila y calmada, como lo estoy yo.

Me siento ganadora y he escrito sobre mi victoria:

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Hay días que no quieres, no deseas aparecer. No deseas que nada ocurra. Es más, no es
necesario que nada... ocurra. Te da igual ganar o perder, porque interiormente ya te
sientes ganador. Estás en tu sitio, en ese espacio privado e íntimo y cruzas palabras con
la vida. Tú le hablas, despacito, y ella, por cortesía, te responde de igual forma o
manera, despacito. Sonríes porque has encontrado tu espacio, ese espacio que toda la
vida perseveraste en alcanzar. Has logrado el control, estás muy contento, pero no
necesitas exteriorizarlo. Tú lo sabes y eso basta. Piensas qué vas a decir, y piensas qué
decides escuchar. Tu camino ya es el tuyo, el que tú quieres, el que tú anhelas, el que tú
deseas. Y todo eso no se paga con dinero, no hay dinero que pague todo eso. Ésa es tu
victoria: la de tu esfuerzo, la de tu capacidad, la de tu talento, la de tus sueños, la de tu
vida........la Tuya.

****

Quedan dos días para la boda y hoy hemos ido a recoger las flores que decorarán
nuestro hogar. Durante el paseo Carla y yo hemos llorado de felicidad. Estamos muy
emocionadas. Paco ofreció poner un cordero pero le hemos dicho que no, que somos
veganas y queremos solo los productos de nuestra huerta. Carla no sabe cuál será mi
regalo pero llevo sin parar los últimos días. Mi regalo será….¡mi libro de relatos! He
intentado despistarla haciendo dos borradores: uno que es el que ella corrige y otro
paralelo más avanzado.

****

Falta un día para la boda. Me levanté tranquila y fui al huerto a regar y leer un rato
mientras Carla dormía. He escrito sobre la paz estival:

Las estaciones marcan tu Modus Operandi. El verano es una estación para leer, no para
escribir. Leer relaja, evade del circo vital y te permite escapar a aquel lugar que el
escritor detalla y describe en sus libros. En cambio, escribir te obliga a contar, a crear
una historia, a forzar los pensamientos, a suministrar información y el verano se presta

32
más a que te cuenten, a que te muestren nuevos mundos, nuevos escenarios, nuevas
historias. Necesitamos en verano desconectar de todo. El cuerpo pide suavidad, reducir
revoluciones, conversaciones pausadas, sin importancia, sin relevancia, no
sobresalientes. En verano, soltamos el timón. Dejamos que el cuerpo y la mente
naveguen a aguas desconocidas, inusuales, ausentes en el periodo invernal. El invierno
requiere motor, el verano se pliega en velas. El invierno es ritmo, alto voltaje. El verano
es pausa, tranquilidad, evasión. El invierno es fuerza y el verano templanza. El invierno
es oscuro y el verano, todo luz. Al invierno, lo dirigimos y en verano, nos dejamos
llevar. El verano es el paréntesis del año, el descansillo, la recarga de energía, el
nutriente de paz. El verano es todo aquello que no es invierno. El periodo vacacional
que estamos disfrutando nos permite frenar, frenar la vorágine, frenar el alto ritmo y
voltaje de la vida, de nuestra vida, logrando, con esa agradecida pausa recapacitar y
reflexionar sobre las rutas, los caminos, los " Paisajes " que miramos y observamos
mientras permanecemos montados en esos vagones del tren que es la vida de cada cual.
A cierta edad te da igual, te es indiferente ocupar los primeros lugares. Solo deseamos
ocupar un lugar en ese vagón vital donde nos sintamos realizados y felizmente
acompañados. A la vida no hay que pedirle nada, absolutamente nada. Ella es sabía y,
normalmente, por lo general, nos da cuando hacemos lo correcto y nos quita cuando
erramos o cometemos equivocaciones. Medir la vida es fotografiar el momento actual,
aprendiendo de errores pasados y localizando aquellas secuencias, aquellas escenas de
las que nos sentimos especialmente orgullosos. En la tranquilidad y en la calma hay
salud, como plenitud, dentro de uno. Perdónate, acéptate, reconócete y ámate. Recuerda
que tienes que vivir contigo mismo por y hasta la eternidad.

A mi vuelta del huerto hemos desayunado juntas y ha venido Paco a ayudarnos con los
últimos retoques. Todo está listo. ¡Quién me iba a decir a mí que me iba a casar y que
una chica sería mi pareja! Pero la felicidad puede con todo y el grado de armonía entre
Carla y yo es total.

****

Esta tarde nos peinaremos mutuamente para la boda. A Carla le queda perfecto el pelo
liso y suelto. En cambio, a mí me va bien cualquier tipo de recogido. En cuanto a la
ropa, ambas llevaremos trajes largos. El mío será rojo con flores blancas y verdes, y el
de Carla, blanco con flores turquesas y amarillas.

Hemos dado un paseo por el campo y a la vuelta he susurrado estas palabras:

33
Cuando paseamos por el campo, por la naturaleza, todos los caminos están minados de
piedras. Solo están libres de piedras aquellos caminos trabajados y limpiados por el ser
humano. Y eso es una metáfora de la vida. En nuestro camino vital, debemos sortear
todas las piedras y zancadillas. La naturaleza y la vida son sabias. Nos ponen esas
piedras en nuestro camino porque debemos aprender cómo se sortean todas y cada una
de ellas. La suma de esos aprendizajes es llamada experiencia. Somos aprendices. Cada
día vamos aprendiendo los mecanismos para sortear las piedras que sortean el nuestro.
Hoy es mejor que ayer porque aprendimos a superar una nueva situación, una nueva
coyuntura, un nuevo reto...

****

Día de la boda. Me levanto temprano, me sirvo un café y me voy al huerto a regar. Hoy
no quiero leer. Solo quiero disfrutar y paladear cada momento. Es el día más hermoso
de mi vida, doy fe. Después de regar he subido a la casa y he preparado el desayuno
para Carla y para Paco. Queremos que Paco esté con nosotras durante todo el día porque
se lo merece. Ha llegado a casa vestido muy elegante y con lágrimas en los ojos. Nos ha
llamado y nos ha pedido que salgamos a la puerta. Nos ha regalado un caballo blanco
precioso y una burrita pequeña muy tierna. Las dos nos hemos abrazado a él y ya hemos
dado nuestro primer paseo. Carla en el caballo con su pelo suelto y yo en la burrita con
mi pelo recogido.

He escrito sobre el color blanco:

34
El blanco es un color suave y todos precisamos y ansiamos la suavidad. Los escritores
requieren, precisan, la paz interior para escribir y los lectores requieren y precisan de
paz interior para leer y disfrutar de lo leído. Esos momentos son muy placenteros.
Contamos o leemos historias que nos cautivan, que nos seducen, que nos llenan de
satisfacción, y todo el cuerpo lo agradece. Acariciamos el libro y sus hojas, centramos
nuestra atención en las palabras y en su significado, y sentimos un cosquilleo que
recorre todo nuestro cuerpo. Y en blanco se comienza todo en esta vida. Si nos
referimos, si aludimos a los libros, todos comienzan con una página en blanco. Luego,
posteriormente, su autor plasma sobre láminas en blanco todas y cada una de las
historias que ha vivido en su interior. El escritor mira al papel y sonríe o llora y, con esa
sonrisa de complicidad o con esa gota que genera, que crea el llanto, comienza a escribir
todas esas hermosas historias que pasan a formar parte de nuestras vidas.

A la una del mediodía ha llegado P.F con su mujer, en coche. Nos han saludado muy
cariñosamente a Carla, a Paco y a mí, y nos han dicho que tenían una sorpresa
preparada. Ha comenzado a sonar una bocina a gran volumen. Era un autobús con los
100 usuarios de su ONG. ¡Qué alegría! Todos han leído mi diario y estaban al tanto de
todo lo positivo que nos iba sucediendo. Nos han entregado nuestro regalo: una barquita
para navegar por el río. He tenido una conversación privada muy amena con P.F y su
mujer, y nos han comentado que tenían otro regalo sorpresa: un niño en acogida. He
hablado con Carla y estaba de acuerdo. Hemos pensado que se puede llamar Níger.

Por la tarde estrenamos nuestra barca. Mientras paseábamos por el río, he asimilado
toda mi vida de forma positiva y alentadora. Todo tiene su por qué, todo tiene su origen
y su causa, todo tiene su sentido, todo cuadra y encaja. Era el momento oportuno para
entregarle a Carla mi regalo: Mi Libro de Relatos.

Después de ese momento tan emotivo, al llegar a casa, sentí la imperiosa necesidad de
escribir sobre la Esencia:

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¿Quiénes somos? Pues somos esos bebés que nuestras madres dieron a luz. Esos genes
con los que nacimos, esa esencia con la que nos parieron, nos han acompañado durante
nuestra infancia, durante nuestra madurez, durante nuestro trayecto vital, y seguirá a
nuestro lado hasta nuestros últimos días. Aprendemos, mejoramos, erramos, acertamos,
sobre todo, vivimos, pero esa esencia, esa base, ese núcleo, ese sostén, esa personalidad
inicial, nos caracteriza. A veces la perdemos, la olvidamos, tratamos de modificarla, de
cambiarla, de alterarla, pero con el tiempo vuelve, regresa. Y cuando deseamos
encontrarnos, cuando deseamos buscarnos, cuando deseamos identificarnos, regresamos
a ese punto inicial, a ese punto de partida, y decimos, ese o esa soy YO.

Al atardecer he mantenido una conversación a solas con P.F:

-Y bien, querida, ¿cómo estás?

-Muy feliz P.F. En estado perfecto de revista. Disfruto de todo y de todos. He logrado la
armonía que me faltó durante muchas etapas de mi vida. Esto es el nirvana, querido.

-¡No sabes cuánto me alegro! La ratita presumida que no creía en el amor ha encontrado
su nicho de amor.

-Pues así fue. Primero encontré el nicho y luego encontré a la persona con la que
compartir ese nicho. Y sí creía en el amor aunque lo veía complicado de materializar.
Simplemente apareció la persona perfecta para compartir mi vida, tan simple y tan
complicado como eso.

-Cuánto te guardabas…

-Pues no me guardaba tanto. Me vine a vivir aquí porque lo necesitaba. ¿Te acuerdas de
la entrevista con la chica transexual? Era igual. O vida (campo) o muerte (ciudad). Sí
sabía que tenía un bloqueo con los hombres. Era claro y evidente, y yo te lo transmitía
una y otra vez. Aquí en mi nicho, como tú lo llamas, salió toda mi esencia. Comencé a
abrazar la felicidad diariamente. En ese estado de calma y paz que otorga el seguir tu

36
camino apareció Carla. Yo al principio sentía atracción por su belleza y me cuadraba
totalmente el que adorara la literatura, pero ¡era la novia de mí Paco! Ciertamente, era la
primera persona-excluyéndote- con la que podía hablar abiertamente de todo aquello
que había leído en los libros. Y había una especial relación entre nosotras, muy especial.
No surgió de un día para otro sino que fue gestándose poco a poco, gradualmente,
progresivamente. Justo estaba en ese tiempo con un libro de Simone de Beauvoir, La
Mujer Rota. Me estaba fascinando ese libro. Y se lo comenté. Terminé de leer el libro y
ella comenzó a leerlo. No es la historia de una mujer lesbiana aunque pienses lo
contrario. Es la historia de una mujer que se somete a un hombre y que conoce sus
infidelidades. Carla leyó ese libro y cuando lo terminó vino un día al huerto. No me
propuso nada ni me dijo nada. Únicamente me dio un beso en los labios y se fue. Por la
tarde vino Paco a casa contándome que Carla se había ido y le había dejado una carta
escrita explicándole por qué se iba. Esa carta decía que yo era el amor de su vida...

-Acojonante, pero hay algo que no me cuadra. Carla lo intentó con Paco, Carla estaba en
una aplicación buscando hombres…

-Verdad, fue su último intento en una sociedad que aún no aprecia la diversidad real. ¿O
tú cuando paseas por el campo distingues qué flor es homosexual o heterosexual? Es el
ser humano el único que hace esa distinción.

-Ni que lo digas, querida…

-¿Y cómo os va?

-¡P.F me voy casar! Se supone que si me conoces y me caso hoy es porque tengo la total
certeza de que es la mujer de mi vida. Y, aunque te pese, los bloqueos que sentía
contigo o con otros hombres con Carla no los siento. La miro y la amo profundamente.
Estoy en esa etapa de embelesamiento donde todo me gusta de mi pareja. No sé si mis
sensaciones cambiarán con el tiempo, pero yo solo quiero disfrutar del ahora. Tú has
vivido todo esto con Inma. Los inicios son grandiosos. Luego, el camino dictará
sentencia querido amigo.

-La verdad es que has tenido un buen ojo. Carla es una mujer fascinante en todos los
sentidos. Creo que puede proporcionarte esa paz que tú tanto anhelas a cada instante. Os
miro y veo dos gotas de agua: ambas calmadas, ambas intuitivas, ambas imbuidas en la
naturaleza y en el arte, ambas grandes personas con valores de ayuda al prójimo…
¿Tiene hermanos Carla?

-No, no tiene hermanos. Es hija única. Sus padres ya fallecieron. Su padre era oficial de
1ª y su madre ama de casa y amante de la literatura. Ella fue quien le inculcó ese amor.

-¿Conoce lo de tu enfermedad?

-Desde el primer día.

-¿No has tenido ningún bajón en este tiempo?

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-Cero bajones y cero ingresos.

-Me parece genial. Has trabajado tanto tu interior que ahora estás recogiendo la
recompensa a tantos años de esfuerzo y dedicación.

-Siembro un huerto cada día P.F. Cuando recojo los productos del huerto lo interiorizo y
pienso que todo esto es la recompensa a tantos años de lucha y dedicación. Queremos
ayudar a chicos depresivos, bipolares y esquizofrénicos. Hay que tratar de que vean su
enfermedad como un don que les dio la vida. Sé que suena raro pero si la vida lo quiso
así por algo sería. Hay que tratar de amar a la vida, ponerle una sonrisa diaria y
aceptarla tal y como es. Bueno, P.F, ¿y a ti qué tal te va?

-Muy bien. Encontré como tú mi nicho, mi atmósfera y la vida quiso regalarme a Inma.
Ella conoce y ama este mundo y, lo que es más relevante, está dispuesta a sacrificarse
por el prójimo hasta el fin de sus días. Coincidimos en lo esencial y yo aprendo cada día
de ella. Inma es psicóloga y tiene experiencia en voluntariados. Sin su ayuda todo este
proyecto hubiera sido inviable. Como yo no sé lo que va a ocurrir en el futuro trato de
aprender todo de ella. Si algún día me deja podré seguir con mi organización.

-Yo actúo igual con mi campo y mi huerto. Amo a Carla pero sé que si me deja algún
día yo seguiré en mi campo, con mi huerto, con mis animales y con la literatura. La vida
se compone de muchas patas y el amor es una más. Si se va y decide emigrar tendremos
que aceptarlo y continuar nuestro legado.

- ¿Y esa unión tan fuerte por la literatura, Luisa?

- Por encima de todo hay un autor que nos unió a Carla y a mí, P.F.

-¡Kafka!

- Es el autor predilecto de las dos. Por eso te digo que había demasiadas coincidencias
como para que este amor no sea un amor duradero: el amor a la naturaleza, el amor al
prójimo, la literatura, ambas con personalidades muy tímidas… Nos compenetramos en
todo, P.F, ¡en todo!

-¡Esa es mi chica! Te veo genial, mejor que nunca, Luisa.

-Yo a ti también, querido. Por cierto, le conté a Carla lo de querido y querida y no le


hizo mucha gracia.

-Hay cosas, querida, que no se deben contar.

-¿Nunca le contaste a Inma que me llamabas querida?

-¡Ni se lo contaré! Eso me lo guardo para mí.

-Serás pillín..

-Jejeje.

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-¿Recuerdas dónde nos conocimos?

-Perfectamente. Me acuerdo hasta de lo que llevabas puesto.

-A ver qué llevaba..

-Nos conocimos en una discoteca del centro de Madrid. Era un sábado invernal.
Diluviaba aquel día. Yo entré en la discoteca empapado y fui a la barra a pedirme una
cerveza. Allí estabas tú con una amiga bebiéndote un whisky solo. Ibas con falda negra,
camisa blanca y un abrigo rojo de tirabuzones. El pelo lo llevabas corto como ahora.

-Yo también me acuerdo cómo ibas tú.

- ¿Ahh sí?

-Sí. Llevabas vaqueros desgastados, una camisa blanca y una gabardina marrón larga.
También llevabas un sombrero negro de invierno. Tú llegaste, te pediste la cerveza y
comenzaste a mirarnos a mi amiga y a mí. Mi amiga me lo dijo y te invitamos a que te
tomaras la cerveza con nosotras.

-¡Verdad! Y yo solo tenía ojos para ti.

- ¡Ni que lo digas! A mi amiga ni la mirabas.

-¿Y en esos momentos te sentías lesbiana, Luisa?

-Tenía 18 años P.F y mi primera relación lésbica ha sido con Carla a los 35 años. Han
pasado 17 años de aquello.

-¡Pero tú tuviste relaciones sexuales conmigo!

-Verdad, y me retiré porque una retirada a tiempo para mí era una victoria. Por dentro
sabía que iba a sufrir en una relación con un hombre y siempre traté de apartarme de
todo sufrimiento.

-Luego tu interior te decía que era mejor una mujer...

-Mi interior quería paz y la busqué en el campo. Cuando llegó esa paz pude divisar mis
sentimientos reales. Antes no los dejaba fluir. Me reprimía y no dejaba que se
materializaran. Cada persona requiere su sitio y su momento. No se puede forzar a las
personas si ellas no están seguras o no quieren. Todo ser humano debe fluir y encontrar
su sitio en este mundo. Yo no lo vi claro hasta que conocí a Carla. Antes había estado
tratando de recuperarme y reponerme de mi enfermedad. Una vez que sané solo ansiaba
paz y sosiego. En esa paz y en esa tranquilidad apareció Carla, que era como mi alter
ego. ¡P.F la vida no es tan fácil como blanco o negro! A veces hay que recorrer un arduo
camino para encontrar tu verdadera identidad. Lo importante es que ahora soy
plenamente feliz. ¿Te importa algo aparte de eso?

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- De verdad que no, Luisa. Eso es lo único relevante para mí. Que tú hayas encontrado a
tu ser, que hayas localizado una persona para compartir tu vida y que tu entorno sea el
adecuado.

- Gracias por tu comprensión, querido. Quería compartir contigo que al igual que tú has
creado tu ONG yo quiero luchar por los míos, por toda esa gente con problemas
mentales. No quiero que lo vean como un problema sino como un impulso. Si aprenden
a convivir con todo aquello que le regaló la vida, si logran una estabilidad, si logran
explotar todas sus virtudes, pueden ser verdaderos genios. Yo lo sé, querido, ¡yo lo sé!
¿Sabes que siempre formarás parte de mi vida?

- Y tú de la mía, querida.

En esta esfera de complicidad se casó nuestra Luisa y la acompañó nuestro P.F. Ambos
tomaron vidas separadas pero ¿quién puede saber qué nos depara el futuro? Si llegan
momentos delicados, ambos se protegerán con esmero. Hay hermanos de cuna y hay
hermanos que te regala la vida y que te acompañan hasta la eternidad. Aunque
separados físicamente se sienten más próximos que nunca. Ambos luchan porque su
relación se fortalezca con el tiempo y ambos están permanentemente el uno para el otro.
La vida ha querido que no estén solos. Han encontrado sus respectivas parejas en sus
entornos adecuados. Algo hicieron bien: se dirigieron a esos entornos donde son felices,
y ahí todo fue mucho más fácil y asequible. En adelante lo que les queda es vivir. Antes
los días pasaban sin que pasara nada y ahora en un momento, todo pasa.

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II. Relatos y Reflexiones.

La Metamorfosis.

Buenas noches a todos. Y digo buenas noches porque yo siempre escribo de noche. Para
mí, el día es vitalidad y la noche, remanso de paz, y sin paz, sin paz, yo no sé escribir.
La necesito, como la tierra requiere agua para humedecerse o el río un caudal a través
del cual fluir.

Hoy comí cocido. La verdad es que estaba muy bueno, delicioso. No lo hice yo. Lo hizo
mi señora madre. Y ya sabéis, cuando se cocina para una hija todo sale más rico y más
jugoso, porque se le dedica tiempo y cariño y amor, y se pone empeño, mucho empeño
en lo que haces.

Estaba echándole un vistazo a un libro de Kafka, La metamorfosis. Palabra difícil de


pronunciar, ¿verdad? La metamorfosis es un proceso por el cual un objeto o entidad
cambia de forma. Y en el cocido pasa algo, si no igual, muy parecido.

Como todo en la vida, el cocido es un proceso, una sucesión de etapas. Primero


echamos los garbanzos a remojar la noche anterior, para que se ablanden y, después,
añadimos productos típicos de nuestra tierra, productos autóctonos cuidados con esmero
y delicadeza.

Los cocidos de hoy en día ya no son como los de antes. Antes se cocinaba en ollas de
barro y en la candela, a fuego lento. Ya no. La vida tornó amigos y amigas. Se acortaron
las etapas de cocción. Los tiempos se aceleraron. Ya no hay tiempo para cocinar. Y no
porque no nos guste, sino porque la vida es así. Tenemos, realizamos, demasiadas tareas
a lo largo del día, algunas de ellas quizás insustanciales y prescindibles, pero las

41
convertimos en obligatorias. El cuerpo tiene límites y, por ello, a veces, muchas veces,
reclamamos pausa y tranquilidad. En definitiva, cocinar a fuego lento. Sabemos, nuestro
cuerpo, nuestra naturaleza sabe, porque es sabia, que el reposo y la paz deben tener
cabida en nuestra vida, e instintivamente se la proporcionamos, se la procuramos, se la
concedemos.

Los garbanzos podríamos ser todas las personas, ahí mezcladas todas en la olla. De vez
en cuando, hay un garbanzo negro y, si lo razonáis, no hay nadie que sea en absoluto un
garbanzo negro. Todas y todos somos garbanzos negros en ciertas etapas de nuestra
vida. Aquí no existe la perfección, todos erramos, y todos aprendemos, y todos hacemos
la imbécil alguna que otra vez. La olla podría ser la vida. Y el agua podría ser la
experiencia. Nos introducen duros en agua y nos ablandamos, nos hacemos más
sensibles, aprendemos, y ya no cometemos los mismos errores. A veces sí, pero son las
menos…veces.

El aceite que se le añade al agua, podría ser la elegancia, ¿verdad? El aceite le da el


punto, ese gusto diferente a la comida y a la vida, y sí, podría ser la elegancia
perfectamente. Me fascinan las personas elegantes, porque ser elegantes engloba o
abraza innumerables cualidades de un ser humano.

Y el fuego sería la fuerza, el motor de la vida. Esa chispa que tenemos para emprender
nuestros retos. Todo el mundo tiene retos y el que diga que no los tiene, miente, porque
no se puede pasar por la vida sin proponernos ninguna meta o ningún objetivo. El fuego
que se le da a la olla tiene diferentes intensidades. Los jóvenes siempre funcionan con
una intensidad mayor, el fuego al máximo como se diría. Y el tiempo pasa, y ese
máximo va reduciéndose, va pausándose, porque es inviable, es inhumano mantener
toda esa intensidad. Eso solo lo consiguen las máquinas, y nosotros somos personas de
carne y hueso, esa carne y ese hueso que se le echa al potaje. Con el tiempo nos
pausamos. Nos gusta esa pausa, nos la proponemos, nos la imponemos, la deseamos, la
requerimos, la buscamos…

Y al cocido se le echan sus ingredientes; su carne, su tocino, su morcilla, su chorizo,


que serían nuestros padres, y nuestros hermanos, y nuestras parejas, y nuestras amigas y
amigos. Y es así porque le dan el gusto al cocido. Todos desprenden sus propiedades y
sus colores: su amistad, su amor, su complicidad, su respeto y su cariño.

Y la vida puede ser en blanco y negro, pero requiere y reclama color. El invierno es
hermoso, frío y húmedo, pero hermoso. Y el invierno es gris, y el gris gusta, pero
también gusta muchísimo el color. Por eso hay estaciones, porque la naturaleza es lista,
y entiende que la monotonía nos mata, y por eso cambia y torna, del invierno gris a la
primavera colorida, del invierno frío al verano caliente. Y, cuando acaba el verano seco,
la naturaleza nos regala el otoño, para que nos vayamos adaptando al frio lentamente,
pausadamente. Es una metáfora de la vida. Los cambios bruscos nos destrozan
mentalmente. Así pues, del verano pasamos al otoño, para aclimatarnos al duro y frío
invierno. Y del invierno frio y húmedo, pasamos a la primavera, para adaptarnos al seco
y caluroso verano. ¡Que lista es la naturaleza!, ¿verdad? Si nos lo proponemos,
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podemos, por supuesto que sí podemos, aprender mucho, muchísimo, de ella, de la
madre naturaleza.

Existen los caballos y los mulos que siempre nos transportaron, y de ahí inventamos las
motos, los coches o los trenes (mi predilecto, por supuesto). Existen los pájaros que
vuelan, y de ahí inventamos los aviones. Existen los peces, y de ahí inventamos los
barcos o los submarinos. Pasamos de medios de transporte que nos permitían observar
tranquilamente la naturaleza, a medios de transporte más rápidos y veloces. Se cambió
la observación y la contemplación por la rapidez y la aceleración.

Podría seguir, pero os veo cansados, extenuados. Ha sido un duro día de trabajo o de
búsqueda de empleo, y solo quiero desearos buenas noches, y que descanséis. Un
placer, y gracias por leerme, muchas gracias.

Níger.

Era un sábado invernal y llovía a cantaros. Yacía con mi señora en el salón, acopiados
en la estufa y presenciando, a través de la ventana, esa escena. Son momentos de calma,
de reposo, de meditación. Las canales amortiguaban ese torrente fluvial, los caños
tragaban a boca abierta y el pavés de las calles resultaba intransitable.

Mi mujer y yo añorábamos esos mismos momentos que habíamos vivido con nuestros
padres y abuelos.

Tenía un sueño desde pequeña, y ese día, ese día lluvioso de invierno, era el momento
oportuno para compartirlo con mi mujer, y hacerla cómplice.

¡Adoptaremos a un niño africano! Lo educaremos, invertiremos todo nuestro dinero en


su formación, y además, nos vamos a instruir en todos los rasgos de su país, de su gente,
para que el niño no pierda su identidad, sus raíces. No podemos dejar que fallezcan sus

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tradiciones africanas. Compatibilizaremos ambas: la española y su cultura autóctona. Y
cuando el chico crezca y tenga una óptima formación y sea adulto, él decidirá su
destino.

Mi mujer asintió, esgrimió una sonrisa y derramó una lágrima, lágrima que dejó correr
por las facciones de su cara hasta dejarla caer en sus labios. Sus labios humedecidos
besaron los míos, y compartimos ambas su lágrima y nuestro sueño.

Después de exteriorizar todas nuestras emociones, comenzamos a hablar sobre el


continente africano. Teníamos la misma percepción desde pequeñas. África se asocia a
dejadez de occidente, a sequía, a explotación, a dictadores, y a hambre, mucha hambre.

Una vez realizados todos los trámites legales de adopción, y tras una larga espera, llegó
la carta esperada. En una semana, nuestra casa, nuestro hogar, rejuvenecerá, y dará
cobijo a un nuevo integrante, a un niño africano que se llamará Níger, en muestra de
gratitud. Además, con este apelativo, cuando hablemos con nuestro hijo, tendremos
siempre presente nuestra responsabilidad con él, con su país y con su continente. De
igual modo, Níger irá asumiendo con el tiempo sus tradiciones, las de su tierra, y no
cortaremos el cordón umbilical que lo une a su pueblo, a toda su gente.

Durante los dos años que duraron los trámites de adopción, mi mujer y yo nos
empapamos de la historia de Níger, de los rasgos que la definen como nación, y
aprendimos, no sin dificultades, su lengua, El Hausa, dialecto hablado por la mayor
parte de su población. En definitiva, necesitábamos darle un rostro a un país
desconocido por nosotros, y el estudio de su lengua y sus costumbres nos permitió tener
ciertas nociones, ciertas pinceladas con las que rellenar un cuadro hasta entonces vacío.

El niño que recibimos en adopción tenía tres años y presentaba leves síntomas de
malnutrición. Recibió un tratamiento médico y alimenticio adecuado y pronto recuperó
su sonrisa.

Pasamos por momentos delicados durante la infancia de nuestro hijo. Él se veía


diferente al resto de los chicos. Nosotras lo teníamos claro y siempre, siempre, le
decíamos la verdad: somos unas madres en adopción, te hemos acogido para darte un
hogar, una educación, y mucho amor. Estamos orgullosas de tu procedencia, de tus
orígenes y te educaremos en ambas culturas.

El chico fue creciendo. En casa hablábamos su dialecto y en el colegio y con sus amigos
hablaba el español. Además, todos los veranos viajábamos a Níger y pasábamos un mes
con sus padres y hermanos con los que tenía contacto telefónico semanal.

Los domingos celebrábamos en casa el día africano. Cocinábamos comida autóctona de


su país, invitábamos a todos sus amigos, y Níger ejercía de perfecto maestro de
ceremonia irradiando cualquier ápice de su cultura. Sus ojos se enternecían, daban brillo
a cualquier atisbo de oscuridad, y cualquier rastro de duda o maldad palidecían ante ese
reguero de alegría, juventud, vitalidad y amor.

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Tras finalizar el bachillerato, Níger comenzó estudios de psiquiatría. Coincidía con sus
madres en que era necesario conocer el comportamiento humano, el porqué de todas las
sensaciones y reacciones humanas. Era africano, pertenecía a un continente donde cada
día morían cientos de personas, y todo eso no era fácil de asimilar para nadie, y menos
para él.

Níger comenzó a obsesionarse con la escasez de recursos de sus compatriotas, y tomó


las riendas de su vida. Terminó medicina y nos pidió un último esfuerzo económico.
Deseaba realizar un máster de administración de empresas en París. Quería aprender a
gestionar una organización. Vendimos nuestra casa, nos fuimos de alquiler, y Níger
emprendió su aventura parisina. Pasados dos años, regresó, y compatibilizó su trabajo
como doctor con clases de apoyo a colectivos desfavorecidos. Día a día fue puliéndose,
labrándose como persona y como profesional, hasta que llegó el día que sus madres
vaticinamos, auguramos.

Volvió a casa un domingo, un mediodía lluvioso de enero. Celebramos nuestra comida


africana y nos sentamos a tomar café en el salón, observando la lluvia al trasluz de la
ventana. El agua caía torrencialmente. Parecía que nunca más llovería. Toda el agua
debía caer ese mismo día. Níger nos miró y se fue. No era necesario hablar.
Comprendimos que volvía a su país. Llegó su momento. Se sentía preparado para el reto
de su vida: el futuro y bienestar de su gente. Conocía por sus hermanos que el país se
desangraba, que morían cada día miles de niños por las condiciones climatológicas
adversas y por la ineptitud y mala gestión de sus dirigentes.

Nuestro papel como madres no había concluido ni mucho menos. Debíamos apoyarlo en
esos momentos de dudas y tensión que soportaría en el futuro.

Níger partió a su país. Intentó, sin frutos, enrolarse en uno de los partidos políticos
mayoritarios, pero no tenía cabida. Él, por supuesto, no se dejó vencer. Si no me quieren
en ningún partido debe nacer uno nuevo. Creó su propio partido y se rodeó de todos
esos compatriotas que un día partieron en adopción a otros países. Fue buscando uno a
uno a todos esos chicos y chicas que se habían educado y formado en el exterior,
crearon el partido Níger Adoptada y concurrieron a sus primeras elecciones. No
ganaron, pero sembraron la semilla, esa semilla que regarían cada día con elegancia,
capacidad, talento y humanidad. Había un pasado y un futuro en su país, pero ellos y
ellas estaban volcados en el ahora. Su carácter nómada les facilitaba recorrer todos los
poblados y etnias del país buscando adeptos, partidarios de profesionales y expertos que
amaban a su país, que habían sido educados en el extranjero y que estaban dispuestos a
irradiar y exteriorizar todo el amor que habían recibido de sus padres y hermanos
adoptivos en su sociedad, en su tierra. No importaba el camino que había que recorrer,
ni las múltiples caídas. Debían llegar a la meta, sabían hacerlo y lo harían.

Yo le reiteraba a mi mujer, ¡lo conseguirán, Carla! No saben que es imposible, no lo


saben, y esa es su mayor fortaleza.

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Y llegó su momento. Concurrieron a unas nuevas elecciones y el partido Níger
Adoptada ganó por insultante mayoría.

Níger conocía los postulados de una óptima gestión por sus estudios de economía en
París, acumulaba grandes nociones sobre el comportamiento y las reacciones humanas
por sus estudios de psiquiatra, tenía un corazón que no le cabía en el pecho y amaba a su
país por encima de todas las cosas.

Níger en su investidura exclamó:

- África será oscura por el color de su gente pero no por penas, tristezas y hambre.

- Los perezosos siempre hablan de lo que piensan hacer, de lo que harán; los que de
veras hacen algo no tienen tiempo de hablar ni de lo que hacen.

- Un millón de niños se nos muere de hambre y no permitiré que el silencio duerma


contemplándolos.

Orquídea.

Buenas noches a todas. Y digo buenas noches, porque son las ocho de la tarde y espero
terminar este relato dentro de un cuarto de hora. Solo quince minutos para relatar lo que
fue la mañana del domingo pasado.

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Me levanté sobre las 10 de la mañana. Me serví una taza de café, cogí un cigarrillo y me
senté en la terraza. El mar estaba en calma, latía uniforme, y el sol reflejaba en su manta
el remanso de paz de una mañana sin horarios ni obligaciones.

Las parejas paseaban cogidas de la mano, con pausa, sin ningún indicio de prisa. Cada
paso reclamaba una mirada: al sol, a la brisa del mar, a las gaviotas sumergiéndose en
busca de cualquier ápice de comida, a los perros corriendo en libertad y sin ataduras, a
las cañas en la orilla o a los caballos que acariciaban al trote la arena de la playa.

Terminado el cigarrillo, me duché y salí a la calle. Los domingos son los rastrillos en mi
lugar de residencia y siempre acudo en busca de unas aceitunas o de cualquier tipo de
antojo. Antes de acudir al rastrillo, compré tabaco y pan recién horneado. Paseando por
el rastro, me paró una gitanilla:

- ¡Mira qué zapatos. Le van perfectos!-. Amablemente me acerqué y me los probé.

–Ufff, exclamé, me están pequeños, señora, me aprietan la puntera.

-Espera hija, que busco si tengo un número mayor. No lo tengo, lo siento-. Su marido
acudió presto y veloz.

- ¡Espera niña que tengo otros buenísimos, y en oferta! Tome usted, pruébeselos.

-Me están bien, son cómodos, Señor-. En realidad, no me gustaban. Él lo intuyó en mi


mirada.

-Te los dejo a nueve euros, niña.

-Vale, se los compro, pero que usted sepa que los compro porque me cae usted bien, no
porque me gusten.

Salí con mis zapatos en busca de mis aceitunas. Cuando estaba en el puesto, me vino el
gitanillo:

-¡Niña!, te has dejado el pan en mi puesto. Te he buscado por todo el rastro.

-Gracias amigo, eres muy amable, le dije, y sonreí-. Interiormente pensé que cuando te
portas bien con la gente, siempre recibes una recompensa.

Compré mis aceitunas, y me fui a un bar a tomarme mi segundo café y leer el periódico.
Al rato de estar ojeando la prensa, apareció una mujer de unos 80 años. Venía de misa.
Sola, con su bastón, un traje azul mar y un pañuelo de color granate. Muy elegante, con
su pelo grisáceo recién peinado y una estampa de haber sido una mujer muy hermosa.
Llegó y se sentó de cara al sol. Colocó su bastón colgado en la mesa y se retocó su
pañuelo y su pelo.

Hay personas mayores por la que sientes devoción con solo verlas: por sus gestos, por
su comportamiento, por su elegancia, por su clase, por su bondad, por su todo...

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No llamó a la camarera en ningún momento. Sentada, mirando el murmullo de la calle y
el correr y venir de los niños, esperaba pacientemente su turno. La camarera entraba y
salía, del bar a la terraza y de la terraza al bar, a gran velocidad. Ella, la mujer mayor,
sentada, tranquila, retocándose una y otra vez su pañuelo y sin esgrimir una palabra o
una mirada a la camarera.

Al cabo de unos minutos, la camarera acudió. La señora pidió una cerveza y una tapita
de ensaladilla, por supuesto, todo acompañado de un por favor y de un gesto adorable.
Yo cerré el periódico y me puse a observarla, a contemplarla, con mucha discreción,
pero con gran afinidad y complicidad. La chica llegó veloz con su cerveza y su tapa, y
tropezó con la silla. La cerveza cayó en el precioso vestido azul de la señora. La
camarera, sonrojada, le pedía perdón una y otra vez, mientras limpiaba la mesa y secaba
su vestido. La señora no esgrimió ni una sola palabra. Tranquila, reposada, cogió un
pañuelo azul de su bolso, a juego con su vestido, y fue secándolo con movimientos
uniformes y suaves. Al cabo de un par de minutos, guardó su pañuelo en el bolso, y
comenzó a beberse su cerveza y a degustar su tapita. Una cucharada de ensaladilla y un
sorbito a la cerveza. Sin prisas, con la pausa de quien no tiene obligaciones sino
derechos, y con la paz del que desea observar la vida y que la vida le observe.

Quería avisar a la chica, a la camarera, para invitar a esa mujer mayor tan elegante y
educada. Pero, claro, tenía que copiar de ella. A una camarera no se le llama, se le
espera. Pasaban los minutos, la chica entraba y salía reiteradamente del bar con sus
bebidas y sus tapas, y yo seguía pacientemente esperando a que acudiera a mi mesa. Al
fin, tras una mirada, se acercó.

-Perdone, la cuenta de esa señora la pago yo.

-Vale, no se preocupe -me dijo la chica.

Esperé un lapso de tiempo, el necesario para que la exquisita y adorable señora


terminara su cerveza y su tapita. Al igual que cuando se sentó, no llamó a la chica, la
esperó.

-Perdone, ¿me da la cuenta, por favor?

-La ha pagado esa chica que tiene usted en frente-. Lentamente, con esa elegancia
innata, cogió su bastón y lo apoyó en el suelo. Con su otra mano, se ayudó de la mesa y
se levantó. Acudió a la mesa en la que yo estaba sentado.

- Buenas tardes, joven. Le agradezco la invitación, es usted muy amable.

- De nada, señora. Me cautivó usted con su forma de ser, es muy elegante y bondadosa.
¿Cuál es su nombre, señora?

- Mi nombre es Orquídea, hijo, Orquídea.

- ¿Y el de usted?

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- Luisa, mi nombre es Luisa.

- Encantada joven, espero verla otro día, le reitero las gracias.

Lentamente, con toda su elegancia, cogió la acera y se perdió en la multitud con su


vestido azul mar manchado de cerveza, pero lleno de ejemplo, de bondad, de elegancia
y de categoría.

La Vida, ¿Comedia o Tragedia?

¿Comedia o tragedia? Pues, ambas, comedia y tragedia.

Cuando nuestras madres dan a luz, lloramos desconsolados. Vivíamos dentro de ellas,
en la oscuridad, pero protegidos, muy protegidos y, de pronto, sin nuestra autorización,
nos sacan al exterior. Nuestra respuesta al nacer, clara y contundente: angustia, gritos y
lloros. Todos esperando y deseando nuestra salida (una Divina Comedia, como diría
Dante), y nosotros mascando la tragedia, como podría interpretarse del cuadro de
Munch (los cuadros, las imágenes, la música, las palabras, las interpreta cada uno a su

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manera, en función de su personalidad, de sus percepciones, de su educación o
formación artística).

A medida que la vida transcurre, vamos dejando los lloros en la cuna y en las fotos.
Aprendemos a vivir en el mundo y a vivir con nosotros mismos. Vamos dominando
nuestro interior y conociendo nuestro exterior, nuestro entorno. Y aprendemos a
interpretar la vida, la nuestra y la de los demás, y su significado.

El tiempo pasa, la vida circula y acumulamos experiencias. Caemos, aprendemos y nos


levantamos, y logramos descubrir el concepto de amistad y el valor de la pareja.
Asimilamos que en la vida no se puede estar solo. La vida es unión: a una familia, a una
amistad, a tu mitad, a la naturaleza o a ti mismo.

Durante el camino nos marcamos retos, metas y objetivos. Todos somos diferentes, muy
variopintos y, por ende, nuestros retos, metas y objetivos no son análogos. Tampoco
nuestra vida y circunstancias familiares son similares.

Digamos que los retos se estructuran en una escala de menor a mayor.


Hay personas que establecen retos pequeños. Una vez conseguidos, aglutinan seguridad
y confianza en ellos mismos y, posteriormente, se marcan nuevos retos (los llamados
hormiguitas), o deciden quedarse gustosamente en ese eslabón. No le piden un algo más
a la vida. ¿Si soy feliz con lo que tengo, por qué debo aspirar a más? (Los llamados
Virgencita, Virgencita que me quede como estoy).

Otros se marcan objetivos superiores de la escala y trabajan cada día sus cualidades para
alcanzarlos y satisfacerlos. A veces se cumplen, y otras no. Si asimilamos el llamado
fracaso, nos marcamos otros retos menores, más pequeñitos y más a nuestro alcance, o
cogemos aire y de nuevo confianza, y volvemos a intentar los sueños supremos. Los que
no asumen esos fracasos (profesionales, amorosos o de otra índole) entran en estado
depresivo. A veces esas depresiones se superan por uno mismo y otras veces es
necesaria la ayuda de profesionales, de familiares, y de esa cadena que vamos
engrasando con el tiempo y que está compuesta por unos valiosos eslabones llamados
amigos. Como dicen los buenos, donde uno no alcance, que lleguen los demás.

Llegado un momento deseamos procrear y tener descendencia. Se establece una doble


comunicación. Los niños nos enriquecen mediante un cañón de juventud, de
humanidad, de amor, de vida. Recibimos uno de los milagros que la naturaleza nos
regala. Nosotros le ofrecemos al bebé protección y seguridad económica y vital y una
notable educación. Ellos, los jóvenes, nos gritan: vitalidad, nervio, impulso, y nosotros,
los mayores, les gritamos: pausa, calma, equilibrio.

En cambio hay personas que deciden no procrear: porque no se sienten preparados, o


porque no encuentran a su mitad, o simplemente porque son felices y desean volcarse en
ellos mismos, o en sus parejas, o en sus familiares. No necesitan o desean esa
experiencia vital.

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Y, como la vida aparece marcada por ciclos, los lloros y la angustia del nacimiento se
repiten en la muerte, en la tragedia. Morimos, y nuestro entorno cercano llora por
nosotros. Se va un amigo, un familiar o tu mitad. Ese yugo que nos une a ese amor se
quiebra y, cuando algo quiebra y se rompe, lo puedes pegar y unir, pero ya las partes no
encajan. Algo se nos va, algo muere, y la muerte es huida. Huida, por lo general, sin
previo aviso. Y un amor que se va sin avisar, rasga lo más profundo de los corazones, y
los daña, y en un corazón dañado la sangre encuentra espigas y no fluye con
naturalidad. Y esas dificultades internas, las del corazón y las del alma, se trasmiten a
nuestro rostro. Y nuestro rostro es la estampa que muestra al exterior el estado de
nuestro interior.

Esgriman un enorme Grito o gemido a la vida. Que nos escuche, que nos oiga y que se
entere que durante nuestro paseo vital las piedras y zancadillas que nos pongan las
vamos a esquivar. La vida nos impone tragedia en su inicio y en su final. Pues bien,
esgriman una enorme sonrisa e impongan la comedia en su transcurso, impongan la
comedia en la senda de la vida.

El Velero y La Mar.

La mar vivía un día calmado. Las olas apenas rugían y el único sonido provenía de las
gaviotas que monopolizaban los cielos en busca de cualquier atisbo de comida. Sus
aullidos me espabilaron. El sol despertaba la oscuridad de la noche y sus rayos
embriagaban de luz mi habitación.

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Me levanté. Me serví un café cargado y cogí un cigarrillo. A través de la ventana de mi
habitación, divisaba el azul remanso del mar.

Vivía con mis padres en una pequeña población mediterránea del sur de Italia. La pesca
y el turismo eran los medios de vida de los habitantes del pueblo. Los barcos zarpaban a
la mar al atardecer y regresaban de madrugada con sus redes cargadas de pescados
frescos. Los pájaros se situaban a la popa de las embarcaciones, solicitando los peces
que no cumplían los estándares mínimos para su venta. Iban retirándose a medida que se
les premiaba, dando paso a otros compañeros de pesca. Una vez en puerto, los
pescadores se dirigían a la lonja y las subastas les premiaban con su salario. Los
marineros se tomaban su café de la mañana y se marchaban a descansar. Regresaban a
sus casas tratando de recuperar las horas de sueño arrebatadas a la noche.

La marcha de los pescadores daba paso a la llegada a las playas de los turistas. Eran
principalmente originarios de los países del norte y atrapaban esos rayos de sol
inexistentes en sus húmedas y lluviosas tierras. Los cocineros de los restaurantes
limpiaban el pescado fresco y los camareros vestían sus garitos a la espera del almuerzo
de los extranjeros.

Yo era una chica muy solitaria. Muchos en el pueblo me tomaban por autista, pero en
realidad era una chica normal. Era hija única. Mis padres llevaban varios años jubilados.
Entregué mi vida al cuidado de ellos. Era, además, una persona muy observadora, que
no pasiva. Disfrutaba esos momentos de remanso y paz que brinda la vida
contemplativa. Me extasiaba de la mesura, de la serenidad, de la ternura nacarada del
mar, del timbre abaritonado de las olas, del equilibrio del prisma natural.

No quise estudiar, pero era una persona imbuida por la cultura. Devoraba la
imaginación que nos brindan los grandes autores. Cada libro, cada autor, me ofrecía y
regalaba una alternativa, un deseo, un sueño, una historia, un canto a la vida.

Teníamos un pequeño velero. Navegábamos cada día a varias leguas de alta mar.
Mientras mi padre pescaba, divisaba el blanco embelesado y tenue de las nubes, la
belleza de su brisa y el azul del mar. Observaba detenidamente el color marino y
concluía que el mar, la mar, combina con todo, ¡con todo! Y en ese remanso de paz, leía
y escribía. Me fascinaba la poesía. “Ohhh capitán capitán, regalamé el azul del mar.
Ohhh capitán capitán, regalamé su brisa y su paz. Ohhh capitán capitán, mueve sus olas,
las del mar. Ohhh capitán capitán, camina pausado, el mar se agrieta, late violento, y
hemos de regresar”.

Por la noche, después de cenar, me recluía en mi habitación. Encendía varias velas de


color granate y consumía un cigarrillo tras otro mientras disfrutaba de la belleza de los
atardeceres. Todos ellos eran diferentes entre sí. No cabía espacio para la repetición.
Los últimos rayos del sol iluminaban mis ojos verdes, y ese verde encendido irradiaba
de naturaleza al fondo marino. La aparición de la humedad de la noche refrescaba los
tórridos días de verano, y la huida de la luz fomentaba el escenario de la lectura y

52
escritura. Era el momento adecuado para la filosofía: ¿Qué nos llevamos de la vida?
¡Nos llevamos al más allá la vida! Y nos parece poco…

Una de esas noches despertó esa poesía que canta al silencio nocturno e irradia de luz y
colorido las grisáceas almas:

Cubre los cielos de estrellas,

¡ilumina la oscuridad!

La noche viene

y se va.

Que el día sea fuerza y soberbia

y la noche las transforme en bondad,

Que venga suave la noche,

necesito el tesoro de su paz.

La noche viene

y se va.

Localiza un alma

y ponle un disfraz.

Vístela de azul cielo

de verde naturaleza

y de gris embelesado de mar,

la noche viene

y se va.

Cántale a la vida

y a la mar.

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Dile, sin más,

que otra noche se ha ido

y un nuevo día ¡vendrá!

La Ceguera.

La envidia es una declaración de inferioridad. Nací Ciego, y siempre me sentí frustrado


y diferente al resto; inferior, muy inferior. ¿Por qué yo? ¿Por qué yo? Esa era la coletilla
que me atormentaba a cada momento. Siempre me comparaba con algunas de las mal
llamadas minorías. Podría haber nacido homosexual o transexual. ¿Qué más da que te
gusten los hombres o las mujeres? Tienen una gran sensibilidad, posiblemente abonada
por momentos duros pasados y, además, pueden ver, y eso es maravilloso. Podría haber
nacido Síndrome de Down. Son bondadosos, queridos por todo el mundo y, además,
pueden ver. Pero nací ciego y la oscuridad de mi rostro se transmitió a mi alma. Cuerpo
y alma estaban inertes. Quedé inmóvil, sin capacidad de reacción. No contemplaba otras
vías o alternativas. Yo “Solo quería Ver”.

El paso del tiempo me mostró ciertas válvulas de escape. Momentos íntimos que
irradiaban en mi persona un hálito de tregua y remanso durante la tormenta. La lectura
me ofrecía un guiño vital con sus descripciones, y mis familiares y amigos colaboraban
mitigando su protección, esa sobreprotección que me irritaba y me hacía sentir diferente
a los demás.

En la oscuridad de la noche -una más de esas veladas nocturnas en las que despertaban
las negativas sensaciones en mi interior- surgió el monólogo: ¿Cómo es posible que la
vida te prive de la facultad de divisarla? Toda una vida vagando sin la posibilidad de
54
contemplarla. ¿Es justo? La respuesta era siempre No, No y No. Pero esa noche, esa
turbia noche, la rabia interior se aglutinó y exclamé en voz alta: “La vida no entiende de
justicia, la vida es como es; te da lo que te da y no es posible cambiar ciertos rasgos
personales e innatos”.

Decidí aceptarme. Sé esfumó el complejo de inferioridad y la envidia quedó rezagada a


un papel secundario. Cambiaron pautas y sensaciones. La ceguera dejó de ser un lastre y
pasó a ser algo normal, natural como la vida misma. Concluí que podía disfrutar de la
vida, de mi vida. Disponía de cuatro sentidos, uno menos que las personas llamadas
normales y debía explotarlos, extrayendo todo su jugo hasta mitigar esa pérdida de
visión.

Era necesario realizar un óptimo o adecuado trabajo psicológico. Tenía ciertas


sensaciones negativas adquiridas durante un largo periodo de tiempo e inculcadas en mi
interior. Mi mente estaba estructurada sobre un reguero de sentimientos de inferioridad,
de envidia, de odio. Había que extirparlas, sacarlas a flote, y para ello había una clave:
la paz y el equilibrio que otorga la aceptación. Me preguntaba por qué no me acepté
antes. Pues porque no todo el mundo tiene esa capacidad de aceptarse a la primera.
Muchos, la mayoría, necesitamos recorrer un largo trecho antes de llegar a ella, a la
aceptación. Pero ese camino no es en balde. Conlleva un sufrimiento y ese sufrimiento,
ese tormento soportado en nuestro interior durante años, nos hace duros como piedras y
nos allana el camino para degustar el presente y el futuro con más entereza, vigor y
pasión.

El día que me acepté, no solamente comencé a vivir, también comencé a ver. De una
forma diferente al resto, cierto, pero un “Ciego Sí Puede Ver”. Me sentí uno más. Tenía
una deficiencia, pero también poseía virtudes y puntos fuertes. Antes era un Don
Quijote luchando contra molinos de viento. Aparecían esos crueles molinos a cada
momento. Todo era angustia, inferioridad con respecto a los demás. Pero la inercia
cambió. Don Quijote se convirtió en un señor elegante, agradecido a la vida, orgulloso,
fantasioso y soñador.

Ya no salía a la calle aturdido. Mostraba una sonrisa permanente y pedía


encarecidamente a mis amigos que me describieran el rostro y el cuerpo de las bellas
mujeres, el movimiento armonioso de las olas, el vuelo de los pájaros, las jugadas
espectaculares de las estrellas futboleras y toda la belleza que la diosa naturaleza nos
brinda y regala a cada momento.

Recordaba incesantemente frases de D. Jacinto Benavente, premio nobel español: “La


educación no es cosa de un día ni de dos”2 o esta otra: “Al amor y a la vida lo pintan
ciego y con alas. Ciego para no ver los obstáculos, y con alas para salvarlos” 3

Por fin aprendí que “no son los ojos los que ven, sino que somos nosotros los que
vemos a través de los ojos”.
2
(Abdicación, 1948)
3
Benavente, J., (1946). Obras Completas. Volumen 2. Madrid, Aguilar. p. 612.

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La Verdad del Vuelo.

Buenos días, tardes o noches a todos.

Me presento. Soy una Gaviota y no tengo nombre. Somos seres libres y, como tales,
seres anónimos.

Desde la imparcialidad y objetividad que otorga divisar la realidad humana desde los
aires, y sin las ataduras de quien no está sujeto a nada, detallaré los cambios que he
identificado en vuestros comportamientos, en vuestras actitudes, en vuestra vida
cotidiana.

Nosotras, por nuestro instinto animal de supervivencia, nos adaptamos rápidamente al


modus operandi de los humanos. Esa es, probablemente, la razón de conoceros tan bien.

Estoy afincada en España desde hace un tiempo. Antes, en los duros inviernos,
emigrábamos a países más cálidos. Ya no. Los excesos de los humanos propiciaron
cambios en la temperatura global del planeta, y fijé mi residencia en vuestro soleado
país.

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Nuestra naturaleza e instinto localiza siempre diversas vías de alimentación: pequeños
pescados en los mares, en ríos o en lagos, sobras depositadas en las playas o en los
vertederos y un sin fin más de fuentes nutritivas.

Cuando el sol despierta al alba de su letargo, salimos de excursión. Planeamos los cielos
a la búsqueda de cualquier atisbo de alimento.

Antiguamente, los mares estaban minaditos de pequeñas embarcaciones de marineros.


Se hacían a la mar al atardecer y volvían al amanecer cargados de peces. Durante su
trayecto hacia los puertos de destino, limpiaban sus redes y nos ofrecían las piezas más
pequeñas por no cumplir los estándares legales y morales.

Todo cambió. Cada día aparecen nuevas flotas, grandes buques pertenecientes a
relevantes navieros, que pescan durante varios días en alta mar. Al por mayor realizan
sus capturas y al por mayor venden. Es un cambio generalizado. Las grandes empresas u
organizaciones dominan los distintos sectores. Son grandes, y decir grande significa
mayor poder de negociación, menores costes y, por ende, mayores beneficios. Estos
cambios están provocando la drástica desaparición de los pequeños negocios y, en el
caso que nos ocupa, la progresiva agonía del arte de pesca tradicional y artesanal.

La caída de los últimos rayos de sol en la época estival marca la vuelta a casa de los
playeros y nuestra aparición en la arena de las playas a la búsqueda de todo indicio de
residuo, de cualquier ápice de comida.

Cada día acudimos a nuestro banquete nocturno a horas más intempestivas y tardías. La
crisis modificó los horarios playeros de los humanos y, por consiguiente, nuestros
horarios. En estos tiempos que corren, las familias permanecen en las playas hasta bien
entrada la tarde, finiquitando todos sus neveras minaditas de bebidas y alimentos antes
del regreso al hogar. Los chiringuitos cada día son visitados menos a menudo y reina la
comida casera y las baratas bebidas compradas en los supermercados.

Siempre que aterrizamos en cualquier pueblo o ciudad, nuestro primer saludo está
dirigido a las cigüeñas que coronan vuestras bellas iglesias. Su rostro, el de nuestra
amiga, es sinónimo de abundancia o escasez de alimentos.

La calidad de los alimentos decreció. Antiguamente los humanos comían productos más
naturales y, por tanto, sus sobras eran igualmente de mayor nivel energético, de mayor
calidad. Hoy día predominan las sobras de los productos congelados o precocinados, lo
cual repercute ineludiblemente en la belleza de nuestro plumaje.

Cuando entran las personas en los mercados, en las plazas de abastos, esgrimimos una
leve sonrisa. Sabemos que saldrán con sus cestas cargadas de productos frescos. En
cambio, cuando os vemos salir de los supermercados con esos carritos horrorosos de
metal, nos quedamos compungidas… ¡ohhh, hoy toca comida basura!

Antes pasábamos por encima de las casas o edificios y nos llegaba el olor de comidas
cocinadas en ollas de barro a fuego lento. Hoy día, en cambio, casi todo carece de olor:

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carnes, hamburguesas, pizzas y pescados congelados predominan en la dieta diaria de
los seres humanos.

Los pequeños negocios, por desgracia, fueron dando paso a los grandes centros
comerciales. Ofrecen una gran variedad de artículos y servicios (productos textiles,
alimentación, electrodomésticos, restaurantes, ocio y diversión...) y, en un todo
unificado, más aglomerado, más concentrado. Todo se apelotonó, se perdió el
esparcimiento y la atomización de las tiendas, y toda compra pasó a ser más anónima,
con el único acompañamiento de la sinfonía adecuada a cómo quieren esas grandes
superficies que compremos: a veces, música chillona, a veces, música clásica.

Todavía podemos recordar el reparto por barrios del pan recién horneado, de la leche
del día, de los dulces, de los huevos de campo, de las verduras. Era una tradición diaria
el sonido del claxon de las furgonetas que llegaban a nuestro vecindario cargadas de
alimentos. Se distinguían perfectamente los distintos sonidos de las bocinas de los
vendedores. Todo era más social, más familiar.

Igual ocurrió con la ropa. Antiguamente las madres y las abuelas diseñaban los trajes y
los cosían. ¡Cómo no recordar también el trabajo maravilloso de los sastres, con sus
modelos únicos y a medida! Las grandes multinacionales textiles cambiaron estas añejas
tradiciones. Ahora, lamentablemente, paseamos por las calles o asistimos a cualquier
evento y encontramos a personas con nuestros mismos trajes, con semejantes
vestimentas, y experimentamos un cierto desaliento interior.

Los barberos de toda la vida dieron paso a franquicias de peluquería. Se suplió el corte
de pelo a tijera o navaja por maquinillas eléctricas. Se redujeron los tiempos en las
peluquerías y, con ello, se perdieron esas espléndidas conversaciones que manteníamos.
En definitiva, todo más rápido, menos artesanal y, reitero, más anónimo.

Desaparecieron las personas que limpiaban brillantemente nuestros calzados, y


lentamente van agonizando esos profesionales que remiendan nuestros zapatos.
Murieron, igualmente, las rodilleras en los pantalones o chalecos de los niños, y esas
cantimploras de metal para las excursiones. Cuando vas de senderismo todo el mundo
va vestido de la marca Decathlon, ¡qué aburrimiento! Quizás, con la crisis, vuelva algo
de todo eso, pero será transitorio. Si algo palidece, ya no se arregla, toca comprar algo
nuevo. Bienvenidos al Mundo del consumo feroz y compulsivo.

Las gallinas son alimentadas de pienso, de productos químicos, enfocadas con una luz
artificial de día y de noche para que incuben el máximo número de huevos posibles. Ya
no corren en libertad por el campo, ni se alimentan de yerbas. Debemos extender esta
nueva operativa a la crianza de todo animal que se precie a ser consumido: cerdos,
chivos, ovejas, aves, pescados de piscifactoría, etc.

Los jóvenes de antes eran niños y niñas despiertos, de calle, muchísima calle. Todo ello
fomentaba la imaginación, hacia los días muy diferentes los unos de los otros, y la
monotonía no tenía cabida en su existencia. Ya los zagales no van al río a coger

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cangrejos, o a pescar, o a pasear con sus bicicletas o diseñan escopetillas de madera para
matar a las salamanquesas aposentadas en las fachadas blanqueadas de sus barrios. Ya
los chicos no juegan a los futbolines, al billar, a las cartas o a los juegos de mesa. Ya no
se retan despojando, con un hábil movimiento de muñeca, las cuerdas de esas
artesanales trompas o peonzas de madera o compiten por apropiarse de las más bellas
canicas.

De igual forma, recuerdo a esas niñas con sus elegantes uniformes mover en armonía y
compás las cuerdas de la comba, de su comba, mientras el resto de chicas saltaban una y
otra vez. Eran saltos de juventud, de alegría, de sueños, de Vida.

Aunque haya mejorado la sanidad y el periodo vital, la alimentación de los pequeños es,
indudablemente, menos natural. No es lo mismo alimentarse de huevos y patatas frescas
que comer en un McDonald. No es lo mismo beber leche del día, que una leche que
caduca al año de comprarla gracias a aditivos y productos químicos. No es lo mismo
comer pan del día, que pan precocinado.

Antes se estudiaba francés, que era y es un idioma más seductor y elegante. Ahora se
estudia el monopolista y poco glamuroso idioma inglés. Los padres apuntaban a sus
hijos a clases de guitarra, de piano, de solfeo o de pintura. Los niños representaban en
clase obras de teatro, y leían esa poesía de los grandes autores que ablandaban sus
corazones y los hacía más y más sensibles. Cuando los jóvenes regresaban del colegio y
pasaban por las puertas de los hogares, su olfato agradecía esos rústicos y maravillosos
guisos. Los productos congelados y precocinados se adueñaron de vuestras cocinas y se
le perdió el rastro y el respeto a lo artesano y casero. Antes no había televisores y se
conversaba a la hora de la comida o de la cena. Inclusive cuando comenzaron los
televisores, se veían los programas, las películas o los partidos de fútbol en familia. Ya
no. Los niños comen ensimismados e imbuidos viendo cualquier programa y, cuando
terminan de comer, huyen en estampida hacia sus habitaciones a reencontrarse con las
nuevas tecnologías.

En fin, podría seguir pero me conformo con esta retórica para ablandaros el corazón y
volver a lo primario, a todo aquello que nos regaló momentos de felicidad, disfrute y
gozo.

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El Placer de la Belleza.

Nace el día. Luz e intensidad. Muere el día. Oscuridad y paz. Entre ambos, la vida, un
sueño.

A medida que maduramos le contamos a la vida que durante nuestra adolescencia


éramos unos niños o unas niñas, y ella, la vida, ya era una mujer, una mujer
experimentada y curtida en mil batallas.

Escribir es un arte. Y el arte lo propicia, lo crea el artista. Un artesano es un profesional,


un artista que trabaja con sus manos. Y nuestras manos se emplean para dar forma, para
inundar de vida a un ente inerte, sin vida. Nace una idea, y esa idea se convierte en el
argumento central de nuestro artículo. Partimos de algo, y emborrachamos a ese algo
con infinidad de inquietudes relacionadas con esa idea central.

El artista se enfrenta a un folio en blanco o a un óleo en blanco. A medida que van


despertando las ideas, ese blanco tenue da paso a vocablos, a la escritura o a trazos, a la
pintura. En el caso de la escritura, debemos coser, unir palabras, y debemos tallar, dar
forma a las mismas….palabras. El oficio de escritor pasea de generación en generación.
No partimos de la nada. Aprendemos a leer y nos hacemos de un vocabulario, y
analizamos los ritmos que los escritores proporcionan a ese vocabulario. Una
composición está inundada de ideas, de palabras, pero es necesario dar vida a esos
vocablos, otorgarle un ritmo, proporcionarle una musicalidad.

Nos atrae lo diferente, lo nuevo, lo transgresor. Es nuestra válvula de escape a la


monotonía. Nuestra mente está segura en la seguridad, pero vive y se nutre de lo no
habitual, de lo extraordinario, de lo desconocido. Las grandes obras marcaron un hito, y
lo marcaron por romper con el pasado, con lo usual, con lo ya visto y vivido. Ahí radica

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su belleza, en lo excepcional, como podemos apreciar en la foto de esa chica que rompe
con los cánones establecidos. ¿Qué bella es, verdad?

La belleza siempre requiere confirmación y aceptación. Por ese motivo rectificamos.


Puedes crear algo que tú consideras bello, pero esa belleza no es percibida como tal por
los demás. Ello nos lleva a retarnos, a superarnos para buscar el beneplácito del resto de
los mortales. Cantas, y necesitas aplausos. Escribes, y necesitas lectores. Pintas, y
necesitas que te vean. Sin aceptación, no hay obra que sobreviva. Tu obra está muerta si
los demás no intuyen vida y belleza en ella. Hay genios que se van como Van Gogh, y
la belleza de su obra no es apreciada y reconocida en vida. Es una pena para ellos
porque un artista necesita del aplauso y reconocimiento de los demás, como un afluente
requiere un río donde desembocar o un río necesita de la mar.

Hay personas, los llamados artistas, que buscan la belleza. La buscan y la persiguen en
cada momento. Estos artistas tienen una sensibilidad especial. Y especial significa que
no está dentro de la normalidad, de los parámetros normales del resto de la población.
Son únicos, y fabrican, diseñan y crean un mundo mágico, el de su interior. Y ese
mundo mágico atrae nuestra atención. Y la atrae porque nos descubren un misterio: el
de su obra, el de su vida, el de sus inquietudes, el de su sensibilidad, el de sus sueños.
Descubren un algo sagrado y divino, y quieren y desean compartirlo con nosotros. Son
egoístas con ellos mismos, pero generosos con los demás. Tienen talento y son capaces
de enfrentarse a su obra y crear, pero a veces, muchas veces, no son capaces de
enfrentarse a la vida, a su realidad, y puede que así sea porque ellos viven en un sueño,
en su sueño, y los sueños están siempre alejados de la realidad.

Los sueños no pueden ni deben morir. Mientras soñamos, no dormimos, es más,


disfrutamos de un algo que supera la realidad. Penetramos en la ficción, en lo
desconocido, y esa es la causa y la razón principal de que los sueños sean tan bellos y
hermosos.

Toda belleza pide, solicita, una observación. Y para observar, para paladear, para
degustar, necesitamos un bienestar interior, una paz, una cordura, un equilibrio. Todos
percibimos la belleza de forma diferente y es así porque no somos iguales. Nadie es
igual a nadie. La luz nos ilumina a todos y las sombras también nos cobijan a todos.
Buscamos luz en épocas de sombra, al igual que buscamos paz en épocas de excitación.
Todos queremos dibujar sonrisas en rostros con lágrimas, ¡todos!, pero la vida tiene su
parte racional y su parte irracional, al igual que la tiene la economía o la naturaleza. La
razón lucha contra la sinrazón. Es un combate diario. A veces ganamos y a veces
perdemos, pero siempre aprendemos.

La belleza nunca vive sola. No puede ni debe vivir sola. La reclamamos y nos reclama,
la deseamos y nos desea, la amamos y nos ama, la buscamos y nos busca, la
necesitamos y nos necesita. No sirve de nada luchar contra el tiempo, porque esa batalla
más tarde o más temprano siempre la perdemos. Durante nuestro trayecto, disfrutemos
de la belleza: de la propia y de la ajena, de la natural y de la creada.

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La vida desprende belleza desde su inicio. Paladeen esa belleza, búsquenla a cada
momento. La belleza es una fiel compañera de viaje. Si se va, si nos abandona, no
decaigan. Persistan, llámenla, que vuelva y que nos acompañe… hasta la eternidad.

Nota: el Taj Mahal es tan bello porque encierra una historia de amor. ¿Habrá algo más
bello que el Amor? No lo busquen, no lo hay, os lo digo yo.

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Sueños de Niñez.

Soy una niña de 5 años y me gustaría escribir sobre los sueños. Disculpen el
vocabulario porque como comprenderán, con tan breve edad, no tengo un vocabulario
tan rico como podría tener una persona madura. Pero, ¿es necesario escribir bien para
describir uno o varios sueños? Pues, sinceramente, pienso que no es necesario. De todas
formas, intentaré expresarme de la mejor de las maneras. Los sueños de juventud tienen
una virtud: que no los consideramos imposibles. Ese es el gran lema de la niñez: que
sueñas y piensas que todo es viable y posible. Lo que no entiendo es cómo las personas,
a medida que maduran, olvidan que los sueños pueden y deben hacerse realidad. Es algo
que no concibo. A medida que maduras, reúnes una serie de cualidades, una
experiencia, una capacidad, que deberían bastarte para seguir creyendo en la belleza de
los sueños. Yo, y seguro que muchos otros niños, al atardecer, cuando la luna crece y el
sol mengua, miro al cielo, y veo, observo, todos y cada uno de mis sueños. E incluso
logro divisar los sueños de mis amigos y amigas. El cielo se mueve, como se mueve la
vida, y mis sueños se divisan desde la tierra, moviéndose de un lado a otro, corren y
descansan, brillan y se apagan, parpadean, se iluminan, captan vida, pasiones, ilusiones,
se esmeran por aparecer bellos y hermosos, y te hacen llorar, y te hacen reír, y te hacen
vivir. Me siento viva y con fuerzas porque voy a intentar satisfacer todos y cada uno de
los sueños que se incrustan en mi cabeza y en mi mirada. ¿Cómo alcanzarlos? Pues eso
no me preocupa. Ya iré planificando el proceso, las etapas, pero sí sé que los alcanzaré.
Y los tocaré con mis manos, y con mis labios, y los besaré, profundamente, como se
debe besar y sentir un sueño. Él o la que no crea en la belleza de sus sueños seguirá con
vida, por supuesto, pero carecerá de todas esas hermosas sensaciones que
experimentamos los soñadores. Tengo 5 años, no sé apenas escribir, pero si sé

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experimentar y vivir esos sueños de la incipiente adolescencia que jamás nunca pueden
o deben morir. Larga vida a los sueños y a los soñadores.

El Mendigo.

Dormía en la entrada techada de un edificio. Era una noche invernal. Llovía


tímidamente. El frío sorteaba las mantas de abrigo. Mi sueño siempre recordaba la alerta
que debe tener un hombre de la calle. Un llanto despertó el silencio enmudecido de la
noche. Su balbuceo provenía del contenedor más cercano. Me aproximé raudo y veloz.

Abrí el contenedor. Allí yacía un bebe, una niña de un par de meses. La agarré contra mi
pecho y la arropé con mi abrigo. La niña lloraba desgarrada. Acudí a la parada de taxis
próxima al vecindario. No había taxi alguno. Eran las cuatro de la mañana. Tocaba
caminar hacia el centro de salud más cercano. Nos separaban varios kilómetros de
distancia. La noche desprendía toda su humedad.

La niña se tranquilizó. El calor corporal recibido atenuó su excitación. Mitigué mis


pasos. Caminaba despacio. No quería despertarla.

Llegamos al centro. Una chica vestida de enfermera fumaba en la puerta esperando


cualquier llamada o visita de urgencia. Llegué a ella. Se la mostré. Alguien ha dejado a
este bebe en el contenedor. Vengo a traerla. Solo eso señora.

- Gracias señor. Entre usted conmigo, por favor.

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Mientras chequeaban a la niña, la enfermera me sirvió una taza caliente de café. Me
trataba con cariño y con gran respeto. Vestía de verde y llevaba botines blancos. Tras
sus gafas azules lucían unos ojos cándidos y azul mar. Llevaba su melena rubia recogida
con un moño. Desprendía paz. Se levantó. Al cabo de unos minutos apareció con una
muda y una toalla.

- Venga usted al servicio conmigo, por favor. Le cambiaré esa ropa. No quiero que
usted se me constipe.

Ella me desnudó. Y me duchó con agua caliente. Y me puso una nueva muda. Salimos y
me sirvió una nueva taza de café. Charlamos durante un rato. Era risueña. Gesticulaba.
Movía sus manos y sus brazos a la par que entonaba cada frase.

La noche se enfureció. La lluvia arreciaba. Sonaban rayos y truenos. Al rato apareció la


doctora.

- La niña se encuentra bien, señor. Le ruego que se quede esta noche en el centro. La
noche está fea. Disponemos de varias habitaciones libres.

-¿Existe la posibilidad de ver a la niña, doctora?

- Sí claro, puede usted verla. Acompáñeme.

La niña dormía.

- ¡Hola, María!

- ¿Conoce usted su nombre?

-No, doctora, me salió de dentro-. La besé. Desprendía calor. La acababan de bañar.


Solté una lágrima. Mi lágrima recorrió su cuerpo y la envolvió de afecto y cariño.

La enfermera me sirvió otra taza de café y me llevó a una habitación. Me tumbé en la


cama y me quedé dormido.

La luz del alba me despertó. Salí de la habitación. Una enfermera me esperaba en la


puerta. Me ofreció ropa y zapatos, y café, y me llevaron a la habitación donde estaba la
niña. Me acerqué y la besé. La volví a llamar María.

Me propusieron ir a una casa de acogida. Desestimé amablemente su proposición.


Llevaba años compartiendo vida con la calle, con la vitalidad de su luz y de su
atmósfera durante el día, y con su remanso de paz y bohemia durante la noche. Me
habitúe a ello.

Me despedí cortésmente y abandoné el centro.

Al cabo de una semana regresé. Pregunté por Lucía. Era la enfermera que me había
acompañado aquella noche. Lucía vino enseguida.

-Buenos días, Lucia. ¿Qué tal está la niña?

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-Muy bien, señor. Es muy posible que pronto sea dada en adopción.

-Volveré cada semana para que usted me informe de su estado. ¿Tengo su autorización,
Lucia?

- Sí señor, lo haré gustosamente. No se preocupe por ello.

No sabía leer. Nunca lo necesité. Pero la vida, sus hechos, cambian prioridades. Surgen
nuevos retos, y los retos exigen constancia y orden y aprendizaje. Cada noche acudía a
los bares cercanos y les solicitaba a los camareros los periódicos del día. Y con el dinero
que sacaba cada día mendigando, compré un diccionario. Aprender a leer y a escribir se
convirtió en un sueño. Y los sueños se interiorizan. A veces, muchas veces, nos
angustian, y siempre exigen su satisfacción para que nos liberemos de ellos y de su
angustia.

Aceptación.

La conocí en un centro psiquiátrico. Ella era auxiliar de enfermería y yo paciente. Había


ingresado con diagnóstico de esquizofrenia y necesitaba aceptar mi enfermedad, paso
previo a toda recuperación mental. Ella era una chica que había cambiado de sexo, una
chica transexual. Con solo una mirada, nos regalaba la aceptación, el amor y la paz
adherida. Por añadido, nos dejaba un mensaje subliminal: cuando todo es caos, sé
amable. Llora de risa y ríe de pena. ¡Liviandad juguetona y arbitrariedad de la sonrisa!

Ella nos observaba con cariño cada día. Sin serlo, era la mejor psicóloga del centro.
Sabía que era una referencia, un estándar donde mirarse cada día para salir del pozo y
tocar la vida a cada momento.

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Nunca hablé con ella. Siempre mantuve el respeto debido que debe haber entre un
profesional y un paciente, pero su sola presencia callaba el ala del psiquiátrico y todos
asimilábamos la aceptación necesaria del proceso.

Es de esos milagros que te ayudan a salir adelante. Siempre, en mis bajos momentos,
me acordé de esa chica y fue un marco incomparable de vida y de amor.

Belleza de una Lágrima.

Habla para que yo Te Conozca. Y hazlo en libertad. No quiero que tengas miedo. Dime
la verdad. Y lo que me cuentes, y tal y como me lo cuentes, lo transcribiré, dejaré huella
de ello. No se lo decía a un tercero, era un comentario interior, un dialogo entre yo y mi
yo.

Voy a contar algunas sensaciones personales. He dudado antes de comenzar el escrito si


soy suficientemente relevante para contarles algo a los demás. La verdad, ni me
considero relevante, ni quiero aparentarlo o serlo. Me gusta sentirme uno más. No es
importante para mí destacar en nada, lo único que pretendo en estos momentos de mi
vida es sentirme bien conmigo mismo. Ser yo, nada más que eso, esa es mi única
pretensión.

No quiero usar, durante la descripción, vocablos indescifrables, sino palabras sencillas y


cotidianas. Y será así porque quiero ver mi vida fácil, y una vida fácil no puede ser
contada con palabras rebuscadas e indescifrables. Digamos que es una metáfora. Voy a
intentar contar una historia de manera clarividente, y sus vocablos deben estar en
consonancia. Vida fácil, escritura fácil.

En el momento actual todo se resume en preguntarse a uno mismo el porqué de todo.


Por qué esto, y por qué lo otro, y por qué y por qué y por qué. Ello implica ser un poco

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obsesivo, preguntarse a cada momento por qué ocurren las cosas, pero es el estadio
donde me encuentro cómodo en estos momentos, y quiero y debo ser Yo.

Soy español y mi comunidad se llama Anda-Lucía. Anda, camina y gústate Lucía. La


bandera de mi región es blanca y verde. Mi interpretación de colores: el blanco
simboliza claridad de ideas, sentido común, remanso de paz y libertad, y página en
blanco para escribir el legado de todos y cada uno de los andaluces. Entiendo, ahora,
que los más y las más grandes son los más accesibles y los más normales, y los que ven
la realidad tal cual es, dura y esquiva, a veces, y agradecida y bondadosa o generosa
otras…veces. Esa es mi meta. Asimilar y afrontar la realidad, que no es poca cosa. Soy
cauteloso y sé que hay momentos en los que estamos ajenos a la realidad, pero hay que
volver a ella lo más pronto posible. Y el verde de nuestra bandera simbolizaría la
esperanza. Esperanza en una sociedad con ansias de mejora, con ilusiones, con sueños
reales, con inquietudes, con hambre, mucha hambre.

A veces, muchas veces, reflexiono sobre la política. Mi visión: la política debe estar
ocupada por personas formadas, preparadas, generosas y bondadosas, y su única misión
debe ser guiar el talento vital de la sociedad y gestionar con clarividencia y sentido
común unos fondos que aportamos y que se deben redistribuir equitativamente bajo el
cauce de unos servicios que se prestan a la sociedad. Poquito más, poquito más.
Cualquiera no puede hacerlo, unos cuantos privilegiados, nada más. Y eso no es
infravalorar al resto, no lo es, de verdad. ¡Así que los mejores, a gobernar!

La formación y la educación son cruciales, ¡gran verdad! Te aportan libertad. Nadie


puede obligarte a afirmar aquello que no desees ni sientas de verdad. La verdad absoluta
no existe, y el que se lo crea, mal va. Esto es una cadena y cada uno tiene que aportar. Si
un eslabón falla, ahí estamos… los demás. ¡No te puedes rezagar! Continúa tú camino,
continúa tú ruta, YA. Cada uno pare una, dos, tres… mil ideas, sus ideas, y lo demás es
fallar, aprender y avanzar.

La vida es unión. Necesitamos a los demás. La vida es unidad: a unos amigos, a una
familia o a tu MITAD. Y si la mitad fallece o decide emigrar, a volver a empezar, y a
buscar y a buscar o a esperar y esperar, que a veces viene sola, como un regalo de la
mar.

La maldad de la vida es que no es eterna. Viene y se va. Cuando venga, tómala, y trátala
con cariño y con amor y con paz. No sufras, coño, ¡vívela, vívela!, como la sientas,
como la desees, como la quieras. Ahí la tienes, es tuya, ¡cométela, cométela!

Otra cosa más: hay que mojarse en la vida, no andar por andar. Defender nuestros
derechos y trabajar y trabajar. El que no curra no puede ni pedir ni exigir nada. Lo
bonito de la vida es aportar y aportar, luchar por uno mismo, pero también por los
demás. Si nos sobra algo y ya tenemos nuestro pan, ¿habrá algo más bonito que
regalarle un pedazo de pan a quien no tiene de nada?

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En la vida lo más bello es crear, pero también lo es saberse adaptar a los cambios a
escala mundial. Un claro ejemplo, la China actual. ¿Hay crisis, verdad? Pues a fabricar
barato y a montar negocios en toda la esfera global, con productos de calidad media-
baja y precios reducidos, y nada más. Nos están inundando, es una ola brusca de mar.
¿Alguien los puede parar? Ahora mismo, nadie, esa es la verdad. A nivel social, es una
dictadura vestida de pseudocomunismo o de capitalismo salvaje, sin plenas libertades,
sin un mercado de trabajo correctamente regularizado, pero a nivel económico se están
convirtiendo en la fábrica mundial. Se les puede criticar, pero saben lo que quieren, y
eso es importante hacerlo notar. Otro ejemplo cercano, la Alemania actual. El mundo se
hizo global y multinacional y para competir diseñaron empresas modernas de gran
tamaño, fabricando bienes de calidad media alta para un segmento pudiente de la
sociedad mundial. Se les puede, igualmente, criticar, pero…se han sabido adaptar como
nadie al ciclo actual, y eso hay que aprenderlo, desde ya, por el bien de nuestra futura
realidad.

La vida es como el mar, viene y va, viene y va. A veces trae penas, a veces alegrías, a
veces trae guerras, a veces trae paz, a veces pausada, a veces violenta y torrencial.
Viene y va, viene y va. Quiero que vengas clara y no tibia que te quiero contemplar, ven
suave y pausada que te quiero esperar, ven altiva y bella que te quiero disfrutar.

Y quiero terminar con una foto que al inicio verás. Busca tú la interpretación, esa es la
buena, la verdad. Yo reflejo la mía, ahí va: A veces no nos dan a escoger entre las
lágrimas y la risa, sino sólo entre las lágrimas y entonces hay que saber decidirse por las
más hermosas. Y otra interpretación más: Si lloras de alegría, no frenes esas lágrimas,
no las seques jamás, ¡que corra la vida, que es lo más hermoso que hubo, y QUE
HABRÁ!

A la Vanguardia.

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“En primera posición, en el punto más avanzado, adelantado a los demás”. Así define el
diccionario de la RAE este término. Proviene del elegante idioma francés, y con él se ha
designado a movimientos que se oponen a todo lo anterior y proponen nuevos conceptos
de arte, letras, moda o cualquier otra rama de la vida. Se trata de personas que emiten un
enorme grito para romper con todo lo actual. Ese gemido, esa inercia y deseo de ir hacia
adelante, no solapa el valor y el respeto hacia lo añejo, hacia la tradición, hacia lo
artesano.

Después de un rastreo minucioso del mercado laboral, despertó el móvil y brotó la


llamada esperada. Había enviado y entregado cientos de curriculum vitae. En un primer
momento, cada CV que enviaba o entregaba era un sueño; a partir de los 100 o 200 eran
ya un auténtico pésame. A pesar de esa ausencia de respuesta, asimilé que el éxito era
aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse. Esa llamada despertó en mí cierta
nostalgia. Expiraba un ciclo vital, el estudiantil, y comenzaba otro, el laboral. Asimilé
que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir siempre hacia adelante,
aunque ciertos cambios produzcan una cierta melancolía.

Había realizado unos estudios que nada tenían que ver con el periodismo, pero los
medios de comunicación irradiaban una atracción hacia mi persona que no podía ni
quería reprimir. Toda formación, sea autodidacta o reglada, o una combinación de
ambas, proporciona un nivel cultural básico para desempeñar un cierto eslabón de tareas
profesionales. La primera opción planteada era trabajar por cuenta ajena. Si esta vía no
era posible, quedaba la opción de crear algo, solo o en compañía de alguien que me
complementara. Tenía un solo día para concretar el papel que iba a desempeñar en esa
entrevista. Era algo meridianamente cierto que cada uno diseñaba y ensayaba su papel.
Todos intentábamos ser diferentes. Pensaba y meditaba mi argumento, la idea sobre la
que giraría mi actuación. Y vino, repentinamente, a mi cabeza un vocablo, una palabra,
una luz en la oscuridad. La base de mi estrategia sería un concepto que me volvía loco:
“A la Vanguardia”. Consideraba que podía ser una táctica adecuada y precisa para atraer
la atención del entrevistador. Irradiaría a la otra parte de un soplo de aire desconocido,
fresco, moderno, sensual, trasgresor y seductor.

Tenía ciertas dudas en cuanto a la vestimenta. ¿Me ponía un traje largo o ropa informal?
Opté por esta segunda. Era la que asiduamente utilizaba, me posibilitaba ser más yo, y
eso era importante para reforzar mi autoestima y seguridad. Siguiendo estas directrices,
despojé del armario mis vaqueros rotos preferidos y la chupa negra de cuero,
acompañado de un pañuelo negro de lunares blancos y unos pendientes largos. Una vez
vestida, me tomé un cafelito viendo la tele. Recordaba esas palabras de Umberto Eco:
solo los elegantes no salimos en la caja tonta, ¡¡Luisa!!

Antes de salir de casa, un par de gritos de guerra para soltar todo el estrés acumulado y
al lio. Ultimo vistazo en el espejito: ¡¡Vamos Luisa, tú puedes, gústate como los dioses!!
Tenía una foto de la virgen del pueblo que me facilitó gustosamente mi madre al

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comienzo de mis estudios. Creas más o menos, era el momento preciso para contar con
todos los apoyos posibles, incluido, por supuesto, las divinidades y la ayuda de todos los
santos. Salí de casa con tiempo. Había que ir caminando tranquilamente y ensayando el
papel. Recordaba en esa larga caminata las últimas directrices: ser respetuosa y educada,
pero sin pasarse, que eso produce náuseas, estar relajada y tranquila, y evitar el tic
nervioso en la pierna que siempre despertaba en las grandes ocasiones.

El entrevistador podía ser chico o chica. Daba igual. El papel estaba ensayado y no
distinguía entre sexo. Es curioso que en esos locuaces momentos todas las historias que
una ha leído y vivido aterrizan en la mente: la estricta planificación para las citas
importantes de un magnate como Onassis, la ironía desenfadada de Churchill, la
inteligente y mordaz simpatía de Groucho Marx, la paz de las Monjas de Clausura… En
fin, una bendita y maravillosa “locura”.

Haciendo uso de la puntualidad inglesa, previa espera de 3 minutos en la entradilla del


edificio, a las once en punto llegué a la oficina. Me recibió una dama elegante y muy
mona.

- Buenos días, Luisa. Mi nombre es Isabel. Soy una de las responsables de recursos
humanos del periódico. Acompáñeme, por favor.

-Muchas gracias –respondí cortésmente, con un ligero guiño a causa de todo el estrés
acumulado en mi interior, refugiado en el nervio ocular.

Recorrimos la redacción hasta llegar a una oficina iluminada, colorida y con un par de
cuadros de tintes vanguardistas. Observando pícaramente ambas pinturas, solté una leve
sonrisa: ¡viva el vanguardismo, viva mi táctica y viva la madre que me parió!

Tras acomodarnos en nuestras respectivas sillas, se inició lo que yo intuí, por aquellos
tiempos, como el todo o la nada.

- Comenzamos Luisa, ¿Es su primera entrevista de trabajo?

Así es Isabel. Hoy es el primer intento, el primer combate de los muchos que supongo
tendré que librar para ingresar en el mercado laboral.

- ¿Cómo se definiría usted?

No sabría definirme, Isabel, si le soy sincera. Cada día varían mis sensaciones. Mi
mente recopila información de diversas fuentes, las almacena, las procesa, y cambian
rutinariamente mis juicios de valor sobre todo y sobre todos.

Un día me dieron un gran consejo, creo que el mejor. Antes mi actitud era proactiva.
Trataba de dirigir cualquier tipo de conversación. Hablaba y hablaba sin un sentido
claro. ¡Ya no Isabel! Mi mente cambió y experimentó una necesaria evolución. Ahora

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participo de cualquier comentario, de cualquier charla, y trato de escuchar, de oír. Lo
que ya sé, pues se da por sabido, y si hablo y hablo externalizo mis opiniones, pero no
aprendo nada nuevo. Me he convertido en un sujeto receptor de información, pero no en
un sujeto pasivo, que eso es diferente.

Le voy a realizar una serie de preguntas breves, si usted me lo permite, Luisa:

- España, ¿qué opinas de la situación actual de nuestro país?

Si me lo permite, Isabel, voy a realizar un paralelismo entre un país y una persona


enferma. Si alguien desea curarse de una enfermedad, lo primero, antes que nada, es
reconocer que estás enfermo. Si no lo reconoces, pues nunca podrás curarte. Por otro
lado, si no puedes curarte por ti mismo, debes acudir a expertos, contar con la mirada,
visión, o puntos de vista de especialistas nacionales y extranjeros. Estos profesionales
pueden ayudarte a ver la realidad desde otro prisma, y a encontrar soluciones diferentes,
más óptimas y adecuadas para los mismos o semejantes problemas.

- ¡Cric, Cric, Cric! Quiero comentarte algo, Luisa. El periodismo, y en general, las
organizaciones, son como un paso de Semana Santa. Hay dos directores, uno dirige la
banda de música y otro, el palio. La música suena de forma suave, flojita, muy flojita, y
el paso va zarandeándose a su compás, al compás de la música y de forma tenue,
rítmica. No se nos ve, solo se ven nuestros resultados, esos artículos que parimos entre
todos y que la audiencia valora. Cada cierto tiempo, experimentamos, proponemos
cambios de diseño o de contenido, y los lectores, nuestros lectores, juzgan si esas
iniciativas e innovaciones son acertadas o no. Siempre hay varias vías, varios caminos,
varias alternativas en cualquier área de la prensa o de la vida, y se van probando una tras
otra y, a medida que se prueban, se van perfeccionando hasta dar con la partitura óptima
o adecuada.

- A ver Luisa, un poquito de internacional. Obama va a presentarte a las elecciones


americanas de nuevo. ¿Defraudó el Sr. Obama en sus dos mandatos? Donald Trump lo
dejamos a un lado, por desmerecimiento propio.

Considero que su elección fue un orgasmo mundial. Primer negro en la casa blanca,
premio Nobel de la Paz a los pocos meses de ser investido. Su campaña de publicidad
hasta llegar a la casa blanca fue impecable, maravillosa, pero tuvo un pequeño desliz: se
levantaron tantas expectativas, se le endiosó tantísimo al Sr. Obama, que no podía subir
más. Solo podía, o mantenerse o bajar, y bajó. Su mandato llegó a un punto de
inflexión. No podía estar más tiempo involucrado en las guerras abiertas de Irak y
Afganistán. En primer lugar, las guerras despistan. Mientras que los asiáticos, con
China a la cabeza, están creciendo y creciendo, tú estás apagando fuegos pasados. Esas

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guerras dieron victorias electorales en su momento, pero, a día de hoy, pueden provocar
derrotas en las urnas, y Obama y sus asesores, de tontos no tienen ni un pelo. Además,
las guerras suponen un reguero de medios y de dinero necesario para otros cometidos
básicos e ineludibles, como son el crecimiento, y la reducción del déficit y la deuda. En
resumen, el Sr. Obama, rectificó, cerró las guerras, las dejó en manos de los organismos
internacionales, y se centró en acuerdos comerciales internacionales y en crecer, que es
la única vía, el crecimiento, de asumir su bestial deuda y déficit, y en reducir el número
de parados.

Con Donald Trump han vuelto los fantasmas del pasado: el nacionalismo, el
proteccionismo, la mala educación, la falta de respeto a los demás, etc, pero ya sabemos
que es una inercia a escala global. Esperemos que dure cuanto menos, mejor.

- ¿Qué diferencia hay entre deuda y déficit?

A ver… Siempre hago una comparación con las familias. La deuda serían los préstamos
(hipotecas, préstamos al consumo o personales y tarjetas de crédito) que tienen esas
familias, y el déficit se refiere a la situación en la cual los gastos de las familias superan
a sus ingresos. Con nuestros ingresos mensuales debemos pagar todas nuestras deudas,
y además, comer, vestirnos, pagar luz, agua, comunidad, etc., y si nos sobra algo, pues a
eso se le denomina “ahorro”.

- Sigamos con Europa, Luisa, ¿Cómo percibes el pulso de la UE?

En cierta ocasión, un jugador de fútbol inglés, Gary Lineker, ex del Barsa, dijo: “El
fútbol es un deporte que inventaron los ingleses. Juegan once contra once detrás de un
balón y al final siempre gana Alemania”. Europa es una unión compuesta por veintiocho
estados, donde siempre, siempre, ganan los germanos. Si la economía europea crece, los
alemanes venden y venden productos dentro del mercado europeo. Si, por el contrario,
la economía de la unión decrece, el bono alemán se convierte en valor refugio para los
inversores y, de este modo, el estado alemán consigue emitir deuda y financiarse a coste
cero o negativo. Leí algo curioso estos días pasados. Una chica española ha montado en
Londres una empresa dedicada a pasear los perros de las altas clases londinenses.
Ineludiblemente, es más fácil encontrar oportunidades donde huele a dinero, que donde
huele a crisis.

- Reyes y Reinas, Príncipes y Princesas, ¿qué decir?

Nunca me gustaron los reyes, las reinas, los príncipes, las princesas, los duques o
duquesas… prefiero a las personas normales, las de carne y hueso, con sus virtudes y
defectos, con sus caídas y subidas, con su optimismo y pesimismo, con su realidad. Y
tocando la vida, tal cual es, maravillosa a veces, traicionera y esquiva, otras. Un día
estudiando la constitución, busqué la definición de democracia...el gobierno de
todos…y la definición de monarquía...el gobierno de uno…nosotros somos una

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democracia monárquica o una monarquía democrática…el gobierno de uno dentro del
gobierno de todos… ¡no logro entenderlo!

- Globalización de los Medios de comunicación…

La pluralidad de medios proporciona libertad y un lector más formado. Tenemos


diversos puntos de vista sobre un mismo tema u asunto, y eso es perfecto para razonar y
extraer nuestras propias conclusiones.

- Conócete. Acéptate. Supérate. Si Fracasas, da igual. Prueba otra vez, fracasa otra vez.
Cada fracaso le enseña al ser humano algo que necesitaba aprender. Bienvenido a
nuestra organización. Enhorabuena.

- Gracias, Isabel, muy agradecida.

Y con el regustillo de estas palabras y el éxito de mi estrategia salí de la organización y


emprendí el camino de vuelta a casa con la satisfacción de emprender una nueva
aventura, pero ya dentro del mercado laboral.

La Aldea de los Tres Pasos.

Los Tres Pasos era una pequeña localidad del sur de Argentina. Y digo era porque con
la fusión y absorción de pueblos y aldeas quedó unido a otros municipios, y cambió su
denominación. En la Aldea de Los Tres Pasos, los Alcaldes eran elegidos bianualmente
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y prestaban sus servicios al pueblo << sin contraprestación alguna >>. Ser Alcalde se
llevaba en el corazón desde tu nacimiento y era el máximo honor al que podía aspirar
cualquier vecino de la localidad.

Cuando un Alcalde de Los Tres Pasos terminaba su legislatura podía presentarse a


senador de su provincia, de su región, o de su país. Este hecho suponía la cesión del
50% de tu sueldo a asociaciones juveniles de la localidad, con el objetivo de instruir y
formar a los jóvenes de la villa en la buena praxis política.

La política y sus valores se vivían en la ciudad desde la más tierna infancia. Los jóvenes
creaban grupos políticos y se discutían y contrastaban ideas en bandos parlamentarios
diversos. Siempre imperaba la educación y la cortesía y había un objetivo común:
mejorar la vida del pueblo y de sus conciudadanos.

Esta idea (formar a los jóvenes desde su niñez en las buenas artes políticas) surgió de la
afinidad y, por qué no decirlo, de la amistad de dos personas: Julia Areces y quien
suscribe, Luisa Villar. Julia y una servidora fuimos los primeros gobernantes del
municipio que prestamos nuestros servicios sin compensación económica. Debo decir
que no era así del todo, puesto que sí recibíamos contraprestaciones: el amor y el cariño
eterno de toda la aldea y el aplauso de todos los demócratas, no solo de la Argentina,
sino de toda la esfera mundial.

Julia fue la primera compañera que conocí en el colegio. Mis padres decidieron emigrar
a la Argentina en el año 1.850, cuando servidora contaba con tan solo cuatro años de
edad. España, en esa época, se desangraba en reiteradas hambrunas y fuertes presiones
políticas. Yo era hija única, y mis padres buscaban un destino propicio para llevar una
vida en paz y, sobre todo, en libertad. Dicho destino no solo lo eligieron mis padres.
Innumerables familias gallegas partieron a tierras argentinas a labrarse un futuro y un
porvenir. Mi padre era ingeniero industrial y pronto encontró trabajo en una empresa
cárnica de la localidad. Mi madre, en cambio, requirió de un periodo de tiempo más
extenso para encontrar una ocupación. Pasó dos años estudiando oposiciones hasta que
alcanzó una plaza en propiedad en un Instituto de Santa Cruz, aledaño a nuestra aldea.
Volviendo al momento de conocer a mi amiga Julia, el primer día de clase entré en
dichas aulas de la mano del Director. Una vez que este Sr. hizo la presentación de rigor,
una chica sonriente levantó la mano y rogó que me sentara a su lado. Era Dª. Julia
Areces. Una pequeñaja como yo, recién llegado de Galicia. Y que alguien te llame
cortés y educadamente, y reclame que te sientes a su lado, es de los gestos que
agradeces durante toda una vida.

Los niños de Los Tres Pasos cogíamos diariamente el autobús en la parada de la aldea
para ir hacia Río Gallegos, ciudad argentina capital de la provincia de Santa Cruz.
Desde ese día, ambas nos sentábamos juntas en el colectivo (bus en Argentina), y
recorríamos los kilómetros de distancia entre la aldea y la ciudad, observando el paisaje
y el río que lleva el nombre de mi región de origen: Río Gallegos. Julia era silenciosa y
discreta y solo hablaba cuando tenía algún pensamiento lúcido y veraz. No fuimos
alumnas de grandes notas, pero sí muy esmeradas en las artes. Es cierto que con las
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ciencias trabajas el razonamiento y el sentido común, y es lícito decir que eran y son
indispensables, pero las artes, en general, y las letras, en particular, nos enamoraban.
Eran una salida digna para dos idealistas como nosotras. Jugábamos dando rienda suelta
a todo lo que brotaba por nuestra imaginación. No queríamos ser pintoras, pero
trabajábamos el óleo. No queríamos ser escritoras, pero trabajábamos la pluma y el
papel. Lo que inundaba de vida nuestras entrañas era la política, y la política requería la
unión de todas las ciencias y todas las artes. Y así fuimos creciendo. Compartimos
bachillerato y, al finalizar, ambas decidimos estudiar Ciencias Políticas en la Capital,
Buenos Aires. Una vez terminados nuestros estudios universitarios, volvimos a la aldea
y formamos un partido político, tal y como habíamos planificado. Habíamos mantenido
largas conversaciones políticas desde nuestra infancia, y ese era el reto de ambas: la
Política como pilar para construir una sociedad soñadora, pero soñadora con base y
fundamento, es decir, una sociedad preparada y formada para asumir, en cualquier
momento, los retos que el intelecto demande. El intelecto era y es como el amor. Cuanto
más tienes, más quieres. Es insaciable, leal y fiel compañero de viaje.

Nuestra primera campaña política la financiamos gracias a Patricia Suárez, una exitosa
empresaria argentina que confío en nuestros principios y valores. Patricia se hizo de la
nada. Comenzó su andadura empresarial siendo aún adolescente, trayendo a la aldea de
Los Tres Pasos todos esos artículos que eran novedosos y, poco a poco, fue creando una
sólida organización (así la llamaba) que competía en volumen de facturación con las
grandes corporaciones argentinas. Patricia apostaba permanentemente por el desarrollo
de su capital humano. Tenía claro que la formación constante de su plantilla repercutía
en un beneficio común. No solo los formaba específicamente, sino que hacía rotar por
todos los puestos de la empresa a sus trabajadores para darle un sentido amplio y más
real de la misma. Cada trabajador debía conocer todas las áreas y de esta manera tan
loable diseñó una hermosa organización. A Patricia la conocimos en las fiestas locales
del pueblo. Ella se había criado en Los Tres Pasos -era unos diez años mayor que
nosotras- y volvía siempre que podía a saludar a familiares y amigos. Amaba a su
pueblo, y era una enamorada de la normalidad y del crecimiento y enriquecimiento
mutuo. Patricia nos veía a nosotros con ese guiño moderno y de alta formación
intelectual que siempre deseó para sus vecinos.

Por supuesto que ella nos podía aportar ese halo de buen gestor con el que se nace, y lo
hizo, vamos que si lo hizo. Se implicó con nosotros y nos aportó lo que nos faltaba:
gestionar adecuadamente el capital humano de una organización. Y ese capital humano
lo formaba no solo nuestro partido político, sino todos los ciudadanos del pueblo. Ya
teníamos a dos comandantes –Patricia y Julia- y un lugarteniente, quien suscribe. Era un
gozo diario disfrutar del talento, la capacidad, y el amor a la vida de Patricia y Julia, de
Julia y Patricia. Cuando trabajas codo a codo con dos mujeres tan brillantes gozas de
cada momento. A ninguna nos agradaba cómo funcionaba el nicho político por aquel
entonces. Detestábamos que la política se estuviese convirtiendo en un medio de vida y
tratábamos de reflexionar en cómo mejorar la política desde dentro para, en un futuro,
ser más justa, más noble, más equitativa y más democrática. Y ahí fue donde

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concluimos que, despertando la vocación política en los jóvenes, mejoraríamos el statu
quo predominante en esos grises momentos. Ése fue el encargo que me hicieron ambas,
y ahí, en ese ámbito, fue donde yo tuve que operar.

Antes de comenzar, tuvimos innumerables reuniones para dar forma a esas ideas que
teníamos las tres en la cabeza. Había varios pilares básicos ineludibles: motivar a los
jóvenes y alentar su amor por la política, impregnarlos de valores éticos y morales y
formarlos en la oratoria y en todas las artes de la vida. Era un trabajo compartido con
sus profesores y, por supuesto, con sus familiares.

Recordábamos al gran maestro Socrático y las sabias conversaciones que mantenía con
sus alumnos. Esa era nuestra referencia, y ese sería nuestro modelo: enseñar a
reflexionar a los jóvenes, adiestrarlos, embaucarlos y formarlos adecuadamente para
servir altruistamente a su pueblo con todo su potencial. ¡Y qué mejor amor que aquella
tierra que pisamos y labramos desde nuestro nacimiento! ¡Ninguno! Así establecimos el
sistema y así lo alentamos entre todos.

Lo primero que hicimos fue citar a una reunión a todos esos colectivos que influían en
el desarrollo de los niños a diario. Y les pareció una gran idea. Tras el visto bueno de
todos, les trasladamos un boletín que habíamos diseñado concienzudamente. Ese boletín
era el resultado de innumerables horas de trabajo y proyectaba el alma y la pasión de un
político honrado y diligente. Un gran político es aquel que tiene o posee diligencia,
estando asociada esta variable a la prontitud o agilidad (en las respuestas y decisiones),
al cuidado (en las formas y en el trato), y a la eficiencia (capacidad de lograr un fin
empleando los mejores medios posibles). El reto era mayúsculo, pero teníamos el visto
bueno de todos los actores. Comenzamos el proyecto en el año 1875 y lo llamamos
“Embrión”, por ser el inicio incipiente de un sueño compartido por todos. No
esperábamos resultados inmediatos, puesto que lo transitorio no nos interesaba.
Queríamos y deseábamos resultados sólidos y estables, y eso necesitaba y requería
tiempo y esfuerzo. Sin prisas pero sin pausas, como reza la canción. Durante nuestra
legislatura pusimos las bases, la primera piedra. No solo utilizamos nuestros
conocimientos, sino que contactamos con universidades y personalidades de todo el
mundo. Era un plan abierto y, en ese maremágnum, cabía la opinión de expertos de las
diversas ramas del saber. Era meridianamente claro que, en una etapa posterior,
debíamos acotar el proyecto, darle forma, pero en esas etapas incipientes lo que
necesitamos era información y, cuanto más diversa, muchísimo mejor.

Los chicos y chicas fueron creando grupos parlamentarios y recibieron una formación
específica en división de poderes y todo lo concerniente al arco parlamentario. Además
de esa formación específica, los profesores les incitaban a llevar a la práctica
parlamentaria todas las enseñanzas recibidas. Era cuestión de que le vieran una utilidad
práctica a toda formación reglada. Un político no tiene por qué ser poeta, pero sí debe
conocer la esencia de la poesía y la verdad de sus versos. Un político no tiene por qué
ser filósofo, pero sí conocer la historia de la filosofía, la raíz de sus postulados, el curso
de su legado.

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Poco a poco los niños fueron soltándose e introduciéndose en el marco parlamentario.
Mejoraban su oratoria (Julia y yo los adiestrábamos en estas lindes), aprendían a
gestionar una organización gracias a Patricia, nuestra empresaria de cabecera, y ponían
en práctica todas las enseñanzas y directrices recibidas por profesores y familiares. El
bebé iba creciendo día a día, y lo que comenzó como una práctica a nivel local, fue
extendiéndose al resto del país. En esta apertura colaboró Esther Picasso, una amiga de
la infancia de Patricia, con un alto cargo en una empresa pública estatal. Patricia había
contactado con ella para dar publicidad al proyecto y le pareció tan maravillosa la idea
que se implicó en el mismo y lo llevó a las altas esferas públicas. Fuimos llamadas por
Presidencia del Gobierno para explicarles el proyecto y allí nos presentamos Julia y
quien suscribe. Nos propusieron recorrer todos los distritos del país e implementar en
todos ellos lo que habíamos incubado en nuestra población. Peregrinamos (peregrinos
de la excelsa praxis política) el país de norte a sur y de este a oeste, y convertimos un
sueño personal en un sueño compartido por todos los estratos del país. Así, de forma tan
natural, fue creciendo el “Embrión”, el sueño compartido por ambas desde la niñez. De
Argentina pasamos a Brasil y, de éste, al resto de Sudamérica. Necesitábamos un paso
más: llegar a África. Ya habíamos puesto nuestras bases en Argentina y Sudamérica y
podíamos continuar por América del Norte o Europa, pero el continente africano
reclamaba nuestros servicios, nuestro entusiasmo y toda nuestra atención. Había que
intentarlo y morir satisfechos. Llegas a una edad en la que sabes que la vida pasa
deprisa y veloz, y algunos sueños se caen por el camino por cansancio, por dejadez o
simplemente por no tener tiempo material. No podíamos fallarnos a nosotras mismas.
Nuestra vida pedía a gritos otro reto y el de África era mayúsculo. Teníamos que decidir
por donde comenzar, y comenzamos por Sudáfrica. Por una simple razón: queríamos
recorrer el país de sur a norte. Es la misma operativa que utilizamos en Argentina, y nos
fue bien. Es verdad que en Argentina no fue difícil esa elección porque éramos
ciudadanos del Sur, pero nos dio suerte y queríamos repetir la sistemática.

En principio, nos íbamos Julia, una servidora y nuestras respectivas familias, pero hubo
alguien que se integró y nos dio una enorme satisfacción. Patricia, esa empresaria con la
ética y moral más maravillosa que conocimos, nos dijo que se unía al proyecto. Contar
con Patricia fue un alivio porque, aunque habíamos aprendido mucho de ella, con
algunas cualidades humanas se nace, y ella nació con el olfato de directora de orquesta,
con el aliento de quien sabe organizar una organización o un territorio. Nos dijo que era
su último servicio. Ya tenía 79 años y una salud quebradiza. Pero necesitábamos a
alguien más, a alguien africano que conociera, no solo cómo funcionaba este continente,
sino que tuviera unas óptimas relaciones tanto con los poderes legalmente establecidos
como con los poderes fácticos. Con el olfato de Patricia conseguimos contactar con
Shaira. Era una mujer jubilada que había trabajado como técnico en las altas esferas
gubernamentales. Conocía a la perfección África, sus cualidades y quebrantos, sus
debilidades y amenazas, tenía una óptima relación con la clase política y estaba bien
reconocida por los poderes fácticos del continente. Shaira traducido al español significa
“poetisa“ y, para unos enamorados de las letras como nosotros, era un guiño mágico del
destino. Shaira se implicó con el proyecto inmediatamente. Creía en su esencia, y creía

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en nosotros. Por ese motivo nos habló de su hija: Niara. Cuando tú incluyes en un
cometido a la persona que más quieres es por algo. Shaira nos comentó que el
significado del nombre de su hija era “aquella mujer que tiene grandes propósitos”, y así
fue. Niara tenía una fuerza descomunal y era una persona brillantísima. Al poco de
comenzar, Niara ya tomaba las riendas del grupo. Era joven, estaba irradiada de fuerza,
y amaba su continente por encima de todas las cosas. Nosotras éramos longevas y no
duraríamos mucho más tiempo, pero Niara seguiría nuestra obra, la obra de todos, hasta
el último suspiro de sus días.

Patricia falleció a la edad de 81 años, dos años después de comenzar nuestra aventura
africana. Un cáncer de próstata la atrapó y, en pocos meses, la llevó al cielo. Nos sugirió
(ella nunca imponía nada) que esparciéramos sus cenizas en la ciudad donde comenzó
nuestra aventura africana: Ciudad del Cabo.

Seguimos luchando por nuestros propósitos, y de Sudáfrica pasamos a Botsuana, y de


Botsuana a Namibia, y de Namibia a Angola. En Angola se nos fue Julia por una
insuficiencia respiratoria, y nos quedamos solo tres componentes: Shaira, Niara y quien
suscribe. Por respeto a mis compañeras seguí implicado en nuestro sueño hasta que una
congestión me paralizó medio cuerpo. Postrada en mi cama, me comunicaba
diariamente con nuestras dos chicas para saber cómo iba nuestra expansión, la
expansión de nuestra ideología, de nuestros principios, de nuestros valores, de nuestros
retos, de nuestras vidas.

Mi vida se acababa y no teníamos constancia escrita de nuestro pequeño legado. Y ese


fue el motivo de escribir estas líneas. No había ningún objetivo grandilocuente, ni
ningún deseo de pasar a la historia. Simplemente consideraba injusto que las futuras
generaciones no tuvieran constancia de cómo los sueños de juventud se pueden llevar a
la práctica y hacerse veraces y terrenales. Ese sueño brotó durante el recorrido en
autobús desde nuestra aldea, Los Tres Pasos, hasta nuestro colegio en Río Gallegos. Ese
colorido del río, que observábamos desde nuestros asientos, fue el que nos aportó el
impulso y las fuerzas necesarias para emprender algo por y para los demás.

Termino estas líneas desde la desembocadura del Río Gallegos, nuestro origen, nuestra
esencia, el principio de todo. Ya solo me quedan fuerzas para coger una piedra y
lanzarla a su lecho, a su caudal. Las ondas expansivas del agua, al recibir el impacto, me
recuerdan que dos jóvenes labraron día y noche un mundo donde anidan esos sueños
que, a veces, solo a veces, se convierten en eternos.

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Café de la Tarde.

Ayer por la tarde fui al Supermercado. Elegí los productos que escaseaban en mi
despensa y me dirigí a la caja para su abono. Una mujer mayor me precedía.
Amablemente me cedió su lugar: ¡niña, pasa que yo no tengo prisa! Le agradecí el bello
gesto y me fui a tomar un café al bar más cercano. Al rato, salió la señora del
supermercado, previa charla con la cajera. Se sentó en un banco próximo al bar. Alojó
cuidadosamente las bolsas de su compra en el banco y tomó asiento. Con su bastón y un
traje negro, en cortesía de algún familiar cercano perdido, se puso a observar y a

80
disfrutar pausadamente de todo aquello que las prisas le arrebataron en su vida anterior.
Un cuarto de hora después, llegó su marido. Bien peinado, apuesto, se sentó junto a su
señora, probablemente después de una reparadora siesta. Hablaron durante unos minutos
y se acercaron al bar. Las personas mayores no llaman a los camareros. Tienen esa
cortesía y esa educación para esperar que éstos se acerquen a ellos. Pidieron un café con
su media tostada y un trocito de queso. Mientras él leía el periódico, ella observaba
detenidamente a unas chicas que jugaban con su móvil. Parece que le gustaba cómo se
divertían las chicas. Probablemente, sus nietos o nietas también juegan en casa con las
nuevas tecnologías. Las miraba, las observaba y mostraba en su bello y hermoso rostro
una sonrisa. El camarero trajo sus cafés y sus tostadas. Ella untó primero la tostada de
su marido. A él le temblaban las manos, quizás corroídas por el paso del tiempo. Y
untaba la manteca pausadamente, lentamente, sin prisas, sin ese huracán que es el paso
del tiempo para los jóvenes. Untó la manteca y troceó las tostadas y, seguidamente, se
puso a observar cómo su marido con manos sobresaltadas trataba de comerse las
mismas. La vida pasa, el tiempo pasa, los acontecimientos se suceden, las generaciones
nacen, viven y envejecen, pero la educación, el estilo, la elegancia, el amor y el cariño
no tienen edad, no tienen fecha de caducidad. Se aprenden desde la cuna y duran toda
una vida.

Esperanzas.

Observa todo lo blanco que hay en torno a ti, pero recuerda todo lo negro que existe.
Todo en la vida tiene su contrapartida: a la guerra se opone la paz, a la represión la
libertad, a las dictaduras las democracias, al desánimo el aliento, a la tristeza la

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felicidad, al desamor el amor, a la pobreza...lo necesario para vivir sin penurias, no la
riqueza, porque ser rico implica que dispones de recursos sobrantes que otros muchos
necesitan y requieren para vivir con dignidad. Es obvio y lícito decir que se valora todo
más cuando se ha carecido de ello. Si se ha vivido en una dictadura se paladea la
democracia y la libertad, cuando se ha carecido de medios se goza el cubrir las
necesidades básicas, si se ha padecido una guerra se disfruta y saborea la paz, si has
sufrido un periodo de depresión y desánimo se goza y disfruta la alegría, el aliento y la
esperanza. Todo ello viene a colación por el momento actual de nuestro país. No puede
vencer la apatía ante situaciones adversas, por muy adversas que sean, no puede vencer
el desánimo, no puede vencer la corrupción, no puede vencer el conformismo con la
situación actual. Hay que revelarse ante la situación actual, ser rebelde, y sí, podemos
hacerlo, sí, disponemos de instrumentos para ello, sí, debemos aprender de nuestros
fallos y errores, sí que podemos superarnos, sí que podemos esgrimir una sonrisa y tirar
hacia delante. Lo que no podemos hacer es bajar nuestro espíritu y nuestras esperanzas.
Siempre, en todo periodo de oscuridad, hay una luz, una válvula de escape, un aliento
ante la desesperanza. En las noches más oscuras se contemplan las estrellas más bellas.
Fácil no hay nada, nunca lo hubo, nunca lo habrá. Todo requiere mirar la vida desde un
prisma positivo y alentador. Recuerda la oscuridad, observa y analiza las causas que nos
llevaron a ello, pero mira al frente y al futuro de forma altiva, positiva, observando y
analizando pausadamente la vida y sus acontecimientos, aprendiendo de los errores y de
los aciertos, tanto propios como ajenos, y buscando siempre ese manantial de donde
brota la esperanza en un futuro mejor para todos, porque todos conformamos la
sociedad, y todos tenemos derecho a paladear la vida y extraer sus más bellas
enseñanzas.

Líder.

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A veces buscamos las señales de humo de un líder y no nos llegan. Quizás sería más
fácil identificar a alguien que no consideramos un líder y preguntarnos por qué no lo es.

El líder se define como la persona que encabeza y dirige un grupo o movimiento social,
político, religioso, etc o la persona que ocupa el primer lugar en una clasificación o
competición.

El señor de la foto:

- No tiene una personalidad atrayente.

- No es coherente entre lo que dice y lo que hace.

- No tiene un equilibrio entre corazón y cabeza (razón).

- No tiene autoridad, entendido este término como el prestigio cosechado con los años.

- No tiene capacidad para contagiar entusiasmo.

- No es capaz de mostrar en público sus creencias.

- No es un modelo de identidad.

Sabiendo lo que no es un líder también podemos llegar a quien sí lo es.

Alentar.

A veces, muchas veces, las personas con voz pública se afanan en criticar el prisma vital

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actual. Afirman, en infinidad de medios de comunicación, que éste no es el mundo que
ellos soñaban e imaginaban en su juventud, que éste es un mundo vano y sin
inquietudes, que éste es un modelo agotado, que este modo de vida nos llevará al
derrumbe y a un desastre sin parangón. A mí no me gustan estos actores públicos. Los
escucho, los oigo, porque hay que oír a todo el mundo, pero no me seducen. Es normal
que haya etapas en tu vida donde pierdas la motivación y la ilusión. El ser humano, a lo
largo de su vida, contempla y abraza todas las esferas, las positivas y alentadoras, e
igualmente, las negativas y auto-destructoras. Pero una cosa es que pases por un
momento de crisis y otra es ver todo tu futuro sin un rasgo, sin un ápice de aliento. El
mundo presente es el que es, y el ciclo vital y económico actual es el que es. Los
valientes son aquellos que aceptan el mundo actual y luchan por cambiar cualquier
inercia injusta o negativa. No se paran a pensar si los pasados momentos fueron
mejores, no, no es el caso. Se afanan, se esfuerzan en hacer de este mundo un lugar más
cómodo y apacible para todos. No se distraen en espolear y exteriorizar penas y
tristezas. Buscan, a cada momento, soluciones, para sí mismo y para la comunidad. Y, si
me apuráis, eso ya no es ser valientes, eso es tener sentido común y deseos de diseñar
un mundo más relajado, más optimista y más vital. Y para ese cometido no es necesario
vociferar y rugir. A veces, muchas veces, el coraje es una silenciosa pero poderosa voz
interior que dice: mañana lo volveré a intentar. Si no lo intentamos cada día, el mundo
no evolucionará. De todos nosotros depende nuestro presente y nuestro futuro.
Inténtalo, merece la pena. Un Saludo...Alentador.

ChinaTown

Pionero. La Real Academia Española define así a «toda persona que inicia la
exploración de nuevas tierras». Se trata de personas con un toque singular, con rasgos

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personales que les llevan a conocer y vivir en territorios diferentes a sus lugares de
origen o nacimiento. Este tipo de personas no pueden residir toda una vida en una
misma zona, área, o país; necesitan complementar su cultura tradicional con rasgos
nuevos de otra que los haga más ricos o completos.

Para el pionero llega un momento en su vida en que debe tomar una decisión que
marcará el sendero de su destino. Es en esa encrucijada cuando opta por uno de los
caminos sin saber lo que le espera al final del mismo. Esta decisión marca para siempre
el devenir de su vida: está dispuesto a arriesgar en ese trayecto personal de cada uno
denominado vida.

Tienen un lema claro: ¿Qué sería de la vida si no tuviéramos el valor de intentar algo
nuevo?

Chinatown (traducido, la ciudad de los chinos), muestra barrios que se reproducen en


distintas ciudades importantes del mundo. Su origen probable, un nómada chino que
decidió un día surcar las fronteras en busca de nuevas inquietudes. Su enriquecimiento,
su mejor vida y la comunicación de esta a compatriotas, funcionó como un imán que
atrajo en un primer momento a familiares, amigos o conocidos a conocer una nueva
cultura, y posteriormente, gracias a la globalización y sus efectos comunicadores, a una
abundante masa de personas de su país.

En un principio, sus dificultades con el idioma, la ausencia de recursos y de conocidos


con repercusión empresarial, hizo que realizaran trabajos precarios; había que ganarse el
pan desarrollando aquellos trabajos no deseados por el resto de ciudadanos de su país de
adopción.

85
La vida es una carrera progresiva de asimilación de conocimientos, experiencias y
fundamentalmente de aprendizaje de mecanismos de adaptación. Gradualmente, estos
inmigrantes primitivos, fueron aprendiendo a paladear y disfrutar otro entorno diferente;
comenzaron a dominar una nueva lengua, herramienta, la lingüística, básica para
explotar todas sus capacidades. La comunicación en la vida, es condición necesaria y
suficiente; en toda parcela vital es indispensable la presencia de un emisor y un
receptor, y su entendimiento.

Poco a poco, a medida que iban llegando compatriotas, fue desarrollándose una pequeña
urbe y una infraestructura de servicios necesarios para satisfacer sus necesidades.

A medida que una comunidad crece, su poder de negociación es mayor, y pueden


comenzar a exigir y paladear todo aquello que les gusta: Bares, Restaurantes, Bancos,
Tiendas de Ropa y todo tipo de negocios van inundando su nuevo barrio, su nuevo
hogar, con muchos guiños de su cultura tradicional.

Algunas grandes ciudades ofrecen la posibilidad a una persona de ubicarse en aquel


barrio que más se adapte a sus gustos o necesidades. Chinatown se repite en grandes
ciudades del mundo como New York, San Francisco o Londres.

La inmigración, como la vida, se realiza de forma gradual y progresiva. Un ciudadano


chino que emigra a otro país con diferente lengua y cultura, busca en un primer
momento a compatriotas que le faciliten esta adaptación. Pueden comunicarse en su
lengua original, y pueden encontrar un hogar (puede ser una habitación en este caso) o
un trabajo donde puedan vivir y trabajar comunicándose en su lengua materna. Este tipo
de trabajo suele ser una metáfora de un primer trabajo en un ciclo vital, por tanto, las
condiciones laborales y económicas suelen ser precarias. A medida que su adaptación a
un nuevo mundo va mejorando, van buscando mejorar sus condiciones de vida,
disponer de un hogar más decente, y de unas superiores remuneraciones. Pueden cubrir
unas necesidades básicas, y destinar sus excedentes monetarios al ahorro (creación de
Bancos en sus barrios para absorber la nómina resultante de su esfuerzo laboral y el
ahorro) y a vivir mejor (comer fuera de casa, tomarse una copita o desayunar, lo que
conlleva la creación de bares y restaurantes, lucir mejor con la consiguiente creación de
tiendas de ropa, etc).

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Cuando el arraigo cultural es muy fuerte suele predominar “lo suyo”, es decir, prefieren
su ropa, su comida, atención en su lengua, y los chinos suelen ser de esta naturaleza.

En estos momentos que vivimos, la China está presente en nuestra realidad cotidiana.
Ellos son emprendedores, no desean realizar un trabajo por cuenta ajena, sino ser
dirigentes de sus negocios, gobernar en su esfera profesional, posiblemente por su
énfasis en la faceta laboral, esa cualidad de trabajar 7 días a la semana 12 horas al día y
ser beneficiarios principales de ese esfuerzo.

Esta última argumentación puede ser una clara metáfora del actual control mundial
Chino. Los dirigentes del Gran Partido Chino, no adoptan un papel secundario en la
economía mundial, su mentalidad es la de regir, ser la referencia mundial. Hoy día,
tienen una balanza comercial bastante favorable (venden más que compran obteniendo
importantes plusvalías) que les permite invertir ese beneficio en deuda de la mayoría de
los países del mundo, y todo esto les posibilita obtener inmensos intereses o réditos. Se
han convertido en los dueños de la mayor parte de la deuda mundial, es decir, adoptan el
papel de prestamistas del resto de países. Cuando no se cuadra el presupuesto familiar,
de un pueblo, ciudad o país es necesaria una financiación, ya que los costes son
superiores a los ingresos. Desgraciadamente, la mayoría de los países en la actualidad
tienen que financiarse por sus excesos, a pesar de los innumerables e ineficaces
organismos de control, y deben emitir deuda representada en bonos del tesoro; el
principal adquirente de esa deuda: China. Eso da lugar a una gran dependencia, y en la
vida toda dependencia no voluntaria acarrea problemas. Tienes que aceptar que el
prestamista sea el jefe de la manada, subrogarte a sus condiciones y consentirle pues
prácticamente todo, como su precaria democracia y defensa de las libertades.
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China actualmente tiene un sistema político en curso entre el anterior fracasado
comunismo y el actual decadente capitalismo mundial. La clase dirigente, apoyándose
en la protección de un amplio ejército, sigue rigiendo los destinos del país, interviene en
las empresas, en los medios de comunicación, en definitiva, en todas las áreas del país.

Me pierdo por las abarrotadas avenidas de China Town y observo el contracte entre los
inmigrantes chinos asentados con negocios decentes, y los puestos de contrabando de
los que acaban de llegar; palpo esa diferencia notable entre la persona ya asentada y
adaptada a una ciudad y aquel o aquella que comienza su andadura en una nueva
cultura, pero que conoce perfectamente los mecanismos de adaptación y los pasos a
seguir para crecer y disfrutar a su manera la vida en otra ciudad o país.

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El Cupón Diario de los Abuelos.

Ayer por la tarde estuve tomando café. Como cada año, el final de curso de los niños
marca el comienzo del periodo estival de toda la familia. Los abuelos han cuidado a sus
nietos durante el curso, y lo seguirán haciendo durante el verano. Sentado en un bar
tomándome un cafelito apareció un abuelo. Andaba de forma elegante con su bastón
color miel. A su encuentro apareció el cuponero.

-¿Ya estamos aquí?, -preguntó el cuponero al abuelo.

-Sí señor, otro año más –respondió el abuelo.

-¿Quiere usted su cupón diario?

- Sí, señor, contestó el abuelo, pero primero mire usted si tocó algo en el día de ayer.

El abuelo metió su mano en el bolsillo delantero de su camisa, y extrajo su décimo. Sus


manos vibraban a la vez que sacaba su cupón para comprobar si había sido premiado.

-Enhorabuena, señor, le han tocado 6.000 euros.

-¿6.000?

- Sí, señor.

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- Con ese dinero tengo para tapar algún que otro agujero.

- Ni que lo diga, señor.

- Tome usted 50 € para usted y me da el cupón extraordinario de agosto.

El abuelo, apoyado en su bastón, acudió lentamente al bar donde estaba sentado. No


había mesa libre y le cedí un asiento que había en mi mesa.

-Puede usted sentarse aquí, señor, hay dos sillas libres.

- Me han tocado 6000 €, niña.

- Sí, lo he escuchado, señor.

-¿Sabes? Tengo un nieto que ha montado una ONG y este dinero le vendrá muy bien.

- Bonito gesto, señor, le honra.

- Tenía un viaje con la abuela programado. Siempre hablaba con ella de ir a Londres.
Era como un sueño ir a la capital inglesa y visitar el museo británico, pero cuando eres
abuelo todas tus preferencias cambian. Ahora mismo mi nieto necesita más ese dinero
que nosotros un viaje a Londres.

- Yo estuve 9 veces en Londres y es una ciudad preciosa, señor. Hay ciertos periodos
del año en que es barato ir a Londres; quizás pueda cumplir usted sus dos sueños:
ayudar a su nieto y visitar la capital inglesa.

-¿Con 1000 euros se puede visitar? Es preciso que sea en una época donde no haga
mucho frío, que somos mayores. Tenemos ya 90 años.

- Hay compañías de bajo coste, señor, y puede usted visitar Londres varios días con su
señora por 1.000 euros.

- Pues entonces cumpliremos los dos sueños: le daremos a mi nieto 5.000 euros y 1.000
los guardaremos para visitar tierras londinenses. ¿Me deja usted que lo invite al café?

- Los dos cafés están ya pagados, señor, el suyo y el mío.

-¿Tiene usted hijos?

- No, no tengo hijos. Pues en la ONG de mi nieto se forman a los niños para dar en
acogida. Espero que se anime usted. Le voy a dar una tarjeta con el número de mi nieto
y usted lo llama. ¿De acuerdo?

- De acuerdo, señor.

- Dígale que va de mi parte.

-¿Cómo se llama su nieto?

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- P.F, mi nieto se llama P.F.

- ¿Sabe usted que soy íntima amiga de su nieto?

- La vida es tan pequeña, hija mía. ¿De qué conoce usted a mi nieto?

- Conozco a P.F desde hace muchos años y mantenemos una gran amistad. Mi pareja y
yo colaboramos en la ONG de su nieto con talleres de escritura, lectura y teatro, y le
cubrimos las vacaciones a él y a Inma. En realidad, su nieto y yo fuimos amantes en el
pasado. Ahora él tiene su pareja y yo la mía, pero la amistad está por encima de todo
eso, señor. Cuando lo vea, dígale que ha estado con Luisa, con su querida Luisa.

- ¿Hace tiempo que usted no lo ve?

- Si hace tiempo. Nosotras vamos todas las semanas a colaborar con la ONG pero me ha
sorprendido y extrañado que él no estuviera por allí últimamente.

- Ahora anda un poco liado porque las subvenciones tardan en llegar. Están cortos de
liquidez y con este dinero pueden tirar durante un tiempo.

- Es un gesto que le honra.

- Es mi único nieto y toda ayuda es poca para tan noble causa. ¿Su pareja es una mujer?

- Sí, señor.

- Me alegro por usted. Yo soy un abuelo moderno y entiendo el amor de forma abierta.

-¿Qué es para usted el amor, señor?

- El amor es Todo. Y es todo porque es la suma de muchas partes. Amor a unos padres,
a unos hermanos, a una familia, a tú mitad, a unos amigos o amigas, a los
desfavorecidos, a la naturaleza, a los animales, al silencio, y a los ratos en soledad.

¿Cuál es la parte central de la vida? ....el amor.... ¿Cuál es la parte central del cuerpo
humano?....el corazón. El amor y el corazón siempre en medio, siempre en el centro,
siempre la referencia, siempre los protagonistas de una obra magistral.

¿Es posible representar una obra de teatro sin actores y/o actrices? No es posible. ¿Es
posible hablar del amor sin mencionar a sus protagonistas? No es posible.

El amor bascula en un doble sentido: de dentro hacia fuera, y de fuera hacia dentro. Si
no nos amamos a nosotros mismos, difícil, muy difícil amar a los demás. Si incubamos
odio transmitimos odio, sin incubamos paz transmitimos paz, si incubamos amor
transmitimos amor. De igual modo, el entorno nos influye. Y esa influencia provoca que
realicemos una selección de los actores de este entorno que más nos aportan,
alejándonos de influencias adversas o negativas.

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¿Hay que creer en el amor o el amor cree en nosotros? El amor cree y confía en
nosotros, y nosotros lo ansiamos, lo solicitamos, le rogamos que esté siempre a nuestro
lado.

El amor viene y va, como el viento o como la mar. Nace con una fuerza brutal, como un
niño o una niña que no requiere descanso, y solo quiere jugar y jugar. Y la vida va
pasando, y el niño o la niña va madurando, y el amor se va suavizando, porque no es
posible mantener en el tiempo tanta intensidad. Esa inmensa fuerza inicial dura un
tiempo, y luego se va, pero vuelve, vuelve de nuevo como una ola brusca de mar.

Vivir sin amor es inhumano, es como frenar a la mar. La mar es libre, la naturaleza es
libre, el ser humano es libre, el amor es libre, y desea vivir en libertad. Quien ose cortar
o recortar el privilegio de la libertad, encontrará el rechazo de todos los que amamos y
sabemos amar.

-Touché. ¿No ha tenido nunca la sensación de que la vida va muy deprisa?

- Hay días que suena el mar, y tú no lo oyes. Hay días que vuelan los pájaros, y tú, tú no
ves su vuelo. Hay días que nadan los peces, y tú, tú no ves su nado. Hay días que sube
la marea y luego baja, y tú, tú no ves su creciente o decreciente ritmo. Hay días que
nadan los veleros, con sus velas desplegadas, elegantes, armoniosas, y tú, tú no lo ves ni
divisas. Hay días que sale el sol al amanecer y se oculta al anochecer, y tú, tú no lo
presencias. Hay días que tú estás en ti, dentro de ti, y la vida, que es sabia, TE ESPERA.

Y con la misma elegancia que se sentó y trató a todo el mundo, se despidió el abuelo y
se dirigió a casa a comunicarle a su señora de que cumpliría sus dos sueños: ayudar a su
nieto y visitar el museo británico de Londres.

El Atardecer de Hesse.

Nos regalaba Hermann Hesse en Siddhartha, este maravilloso párrafo: <Eres como yo,

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Kamala, distinta de la mayoría de la gente. En tu interior hay un rincón en el que puedes
refugiarte a cualquier hora y sentirte a gusto. Poca gente posee ese recurso, aunque
todos podrían tenerlo>.

Se necesita mucha paz interior para encontrar ese rinconcito, pero ahí está, disponible
para todos nosotros. Va oscureciendo.....la marea baja y baja. Los playeros se dividen en
dos bandos: los que tienen prisa, y al ir desapareciendo el sol van caminando a su retiro,
y los que buscan ese rinconcito en su interior que plasma magistralmente Hesse en
Siddharta. Estos últimos esperan pausadamente, lentamente, la huida de los últimos
rayos de luz y la aparición del atardecer. El atardecer no es solo la llegada de la luna y el
retiro del sol, no, no es así. Ese cuadro collage en el cielo, esa mezcla salvaje de colores
denota la belleza de la vida, lo hermosa que es nuestra vida cuando somos capaces de
frenar, parar nuestro cuerpo y nuestra mente, e interiorizar esa estampa del atardecer. Y
como es el ser humano, es la naturaleza. No hay dos seres humanos iguales, y no, no
hay dos atardeceres similares. Todos son distintos, todos, pero requieren paz, y
requieren observación, y requieren amor. No es cursi decir que observar un atardecer
requiere amor, porque toda belleza exige paz y amor para reflejarse en nuestro interior.
Y si le das eso a la naturaleza, si le entregas todo tu amor y toda tu paz, ella, la
naturaleza viva, te dona, te regala altruistamente, toda su belleza sin parangón.

El Momento de los Dioses.

Es fácil adivinar el status de una población, de una sociedad, por los vocablos que con
más frecuencia se utilizan. ¿Qué palabras son más repetidas hoy día, Crisis o
Crecimiento, Deuda o Ingresos?

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Apolo, Dios de la Luz, nos brinda cada amanecer. Comenzamos cada día esperanzados,
con ilusiones, con esa fuerza que permite enfrentar cualquier tipo de adversidad, de
inercia negativa. Sin embargo, una vez encendemos los medios de comunicación o
salimos al exterior, a la calle, el entorno nos refleja la realidad, nuestra realidad.

Son momentos de tensión, momentos en los que el ser humano activa por inercia los
cinco sentidos. Es necesario extraer el jugo de todos ellos a la vez. La situación lo
requiere y debemos protegernos con nuestros mecanismos de defensa más poderosos.

La sociedad es variopinta. No todos soportamos la misma situación, el mismo pánico,


los mismos matices, la misma realidad, los mismos ritmos o velocidades.

Los mayores caminan pausadamente. Desean paladear sus últimos años. Cerraron la
puerta a la excitación, a la velocidad. La pausa y la tranquilidad reinan en sus vidas. Ya
no tienen obligaciones, tan sólo tienen derechos.

Por el contrario, los jóvenes casados con niños pequeños caminan rápido, angustiados.
Han de llegar a su hora a todas las actividades o tareas que deben cumplir. Salen rápido
de sus trabajos, deben recoger a sus hijos, llevarlos a sus actividades de formación o
recreativas, y luego, velozmente a casa, baño, cena, y a la cama, que mañana espera un
día similar o más duro aún. Todo pasa rápido y veloz para ellos. Un día se come al otro,
y no tienen un intervalo de tiempo diario para pensar y contrastar su realidad. No
pueden permitirse el lujo de corroborar si esa intensa vida les gusta más o menos, si su
vida actual empeorará o permanecerá la misma inercia actual.

La tranquilidad, el equilibrio y la pausa huyen de nuestras vidas cotidianas para dar paso
a lo desconocido. Todo, absolutamente todo, ha pasado desde el largo o medio plazo a
un horizonte temporal más y más reducido. Nuestras decisiones deben tomarse en el
corto plazo. La paz quedó en las personas mayores o en esos cementerios donde todo
sigue igual a excepción del cambio de flores y la limpieza de lápidas.

Muy difícil, muchísimo, vivir de esta manera: sin seguridad, con miedo, mucho miedo
al devenir de los acontecimientos. La empresa en la que trabajo puede retrasar el abono
de sus nóminas o, lo que es peor aún, pueden quebrar y cerrar. Por otro lado, me he
comprometido de forma voluntaria, todo sea dicho, a una serie de pagos mensuales que
requieren una contrapartida, unas entradas monetarias suficientes para no ser deudor.

¿Cuánto cambió la vida, verdad? Estamos en la era de las deudas. Ella es el capo,
impregna todos los ámbitos o resquicios de nuestra vida diaria, y eso, eso no es bueno,
nada bueno. Hoy en día todos debemos dinero: los Ayuntamientos, las Comunidades
Autónomas, los Estados, las Empresas, las Familias o las Personas Individuales.

Hay signos muy claros de esta anómala situación económica: la suerte en las apuestas se
ha convertido en la esperanza de millones de personas, las empresas están potenciando
los departamentos de cobros y pagos, y los dioses se sitúan en el cielo esperando las

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miradas desesperadas de quien no encuentra momentáneamente otra salida en la tierra.
Además, como en toda situación incómoda y de gran tensión, desconfiamos los unos de
los otros, nadie se fía de nadie.

Es momento de solicitar la ayuda de los Dioses del Olimpo. No se me ocurre mejor


opción que acudir a la sabiduría de los Seres Supremos y a la mitología.
Entablaremos lazos de unión con Zeus y Hera, Rey y Reina de todos los Dioses.
Acudiremos a Afrodita y Eros, Diosa y Dios del Amor, para que irradie de amor y
cariño nuestra convivencia diaria. A Atenea, Diosa de la Sabiduría, le rogaremos que
nos inunde de ansias de saber y conocimiento, y a Apolo, Dios de la Luz, le pediremos
que ilumine, con la belleza y elegancia de los Dioses, el camino vital de todas las
presentes y futuras civilizaciones.

La importancia del Diseño.

Cuando leemos un artículo sobre la economía local, nacional o mundial, la mayoría


comienzan con un planteamiento, continúan con un nudo, y derivan en un desenlace.
Normalmente, es una secuencia que nos lleva, desde el pasado al presente, y de éste, a
una previsión futura.

Todas las crisis han sido cíclicas, es decir, los ciclos negativos se han repetido a lo largo
de la historia, pero con diferentes rasgos, en diversos entornos, y con variopintos
protagonistas.

95
Normalmente, las crisis económicas llevan aparejadas crisis políticas, sociales y de
todos los rasgos que definen un pueblo, ciudad, región o país. La vida es un todo, y la
economía no es una ciencia separada del resto de estratos: es un eslabón imprescindible,
utilizado para dotar de contenido monetario a las transacciones que se originan en el día
a día de nuestra vida cotidiana.

Podría referirme a pasadas crisis y buscar paralelismos con la actual. Sin restar
importancia a los acontecimientos pasados, me interesa más referirme al presente (nudo)
y a las previsiones futuras (desenlace).

No obstante, cabe decir, que el relato de los acontecimientos pasados se denomina


historia, y la historia nos muestra los éxitos y fracasos de los modelos políticos y
sociales, y de las personas físicas encargadas de implementar dichos modelos. Añadir
que deberíamos, siempre, usar el pasado como trampolín y no como sofá...

Todos copiamos gran parte de la infraestructura, sobre todo financiera, de la potencia


mundial (EEUU), y cuando el modelo americano entró en barrena, estas anomalías del
modelo estadounidense, en un mundo cada vez más globalizado, se transmitieron
velozmente a escala mundial. Fracasó un modelo con pies de barro, y fracasaron las
copias, buenas y malas, del resto de países.

Hay tres opciones para el futuro: copiar las medidas americanas y del resto de países de
estímulo de la economía, fabricar un modelo mixto con la suma de las recetas mundiales
más las propias o diseñar un modelo propio y autóctono, conociendo el tejido
productivo y la idiosincrasia de nuestro país.

Los diferentes agentes con poder de decisión en nuestro país, rodeados de los más
cualificados técnicos, tanto nacionales como extranjeros (no viene mal una visión
externa e imparcial de nuestro país), deben marcarnos las directrices y el camino para
dibujar las pinceladas de un cuadro Collage (técnica artística que consiste en ensamblar
elementos diversos en un todo unificado) llamado España.

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No tenemos libertad plena. Pertenecemos a un conglomerado de países embrionaria
llamada Unión Europea, pero nos corresponde cierto margen de maniobra en el
DISEÑO económico, político y social de nuestro país. El diseño es el “alma” de todo lo
creado por el hombre.

¿Salgo o no Salgo?

Al nacer, lloramos porque entramos en este vasto manicomio 4. Esa sentencia de


Shakespeare rondaba por mi cabeza, así que esa era mi dicotomía, salir o no salir al
exterior.

Descansaba tranquilamente en el vientre de mi Mami, mientras divisaba el panorama


mundial actual.

El lugar donde me tocaba conocer el mundo era España. Con mi portátil y mi conexión
a internet podía pulsar la actualidad económica, política y social local, nacional e
internacional.

No era el momento ideal de salir al exterior, la verdad. La mejor carta de la baraja


concluía que era más óptimo permanecer un tiempecito dentro del nicho materno, que
ser parido y sufrir los efectos de esta falta de oportunidades que sufren los jóvenes de
este país.

Sí tenía claro que debía aprender inglés porque era el idioma dominante en la esfera
mundial, y me preguntaba, ¿por qué? Deduje que las multinacionales eran las que
imponían el idioma. Las más relevantes pertenecían a los norteamericanos y, lo que era

4
El rey Lear.

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más importante, las multinacionales de las nuevas tecnologías eran de ellos también, por
lo que se aseguraban el control futuro de la lengua.

Tras repasar ligeramente la historia de España, llegué a la conclusión de que éramos el


resultado de todas las civilizaciones que habían pasado por estas hermosas tierras, y que
el nombre de nuestro país se lo debíamos a los Romanos, que nos denominaron
Hispania, imponiéndose a los Griegos con su apelativo Iberia. Echándole un vistazo a la
tele un sólo día, contrasté que los programas más vistos eran los cotilleos de la prensa
rosa rancia. Por supuesto, clara metáfora de la actual raquítica posición que
representamos en el mundo.

Si soy sincero, el pulso actual de la Unión Europea no me preocupaba en exceso. Tenía


claro un par de cosas. En primer lugar, que los capitanes del equipo eran los Alemanes.
Ellos eran los que organizaban el equipo y los que nos daban las instrucciones. Los
demás poquito podíamos hacer salvo aceptar sus órdenes. Y, en segundo lugar, que
estamos en una etapa embrionaria de la unión real. No sé cuántos años tardaron y las
vicisitudes que tuvieron que pasar los americanos para hacer realidad la unión de sus
estados.

A pesar de todo ello me apetecía salir. Sé que aunque sea feo, me recibirán como el más
guapo del mundo. Sé que disfrutaré mi infancia con esmero, la mía y de la de mis
futuros hijos, y sé que la clave de la vida es disfrutar de los pequeños placeres, uno de
los cuales será salir a este mundo y disfrutar de un invento tan curioso y maravilloso
llamado " VIDA".

Nota: no sé cuántos libros me tendré que leer para mejorar mi vocabulario y gramática,
lo que sí tengo claro es que los paladearé con esmero, y que no desperdiciaré mi tiempo
con rancios programas del corazón, o con un móvil, elementos del “progreso” que están
causando un enorme daño a nuestra cultura y al futuro de nuestras generaciones.

El Silencio de la Espera.

El día dictaba sus últimos pasos y regalaba un hermoso atardecer.


Era verano, paseábamos por la playa y había llegado ese momento del día en que todo
se ralentiza y se calma. Estás ahí, en la barriga de tu madre en un paseo por el
crepúsculo de la noche, y toda la vida, toda tu vida, se paraliza. Hay situaciones,
entornos, atmósferas donde la vida reposa y da paso al sigilo y a la duda. Dudas de todo
y todo te hace dudar. Es lógico que las circunstancias naturales propicien este estado
pero tú también lo propicias. Tú eres el que se detiene, el que frena, el que para el
tiempo y la vida para postergar toda inercia grandilocuente y conquistar esos territorios
donde prevalece lo pequeño, lo menudo, lo nimio, lo insignificante. En silencio se
escucha bien, se escucha muy bien. Y propiciar ese silencio requiere un esfuerzo
tozudo, bravo, porfiado, puro. Yo paro porque lo necesito, pero también para crecer. La

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sonrisa y la alegría te elevan, te sublevan ante los problemas y contratiempos, pero ese
estado mudo diario te eleva sobre la faz de la tierra y te codeas con las estrellas. Ahora
tú callas y ellas, las estrellas, en representación del universo, te hablan, ahora tú sonríes
o gimes y el universo se vacía de palabras para hacerte protagonista y escuchar tus
plegarias. Es un dialogo maduro, tenso a veces, y liviano, otras veces. Hablo porque lo
necesito, porque tengo que vaciar mis dudas, porque tengo que encontrar mi espacio y
mi momento y equilibrar mi estado interno. Y el universo se paraliza, y te escucha, y te
respeta, y te coloca en el firmamento, y ahí te ubica porque es tu momento, el tuyo, y la
naturaleza lo ha entendido y comprendido perfectamente. Así me sentía yo en ese paseo
por la playa. Frenamos nuestro ritmo, mi Mami y el que suscribe, y nos sentamos a pie
de mar. Las olas se llevaban nuestras dudas y esas mismas olas nos traían o entregaban
las soluciones a nuestros enigmas. Un niño que se está gestando dentro de la barriga de
su madre requiere esmero, cuidado, mimo, observación, escucha, reflexión, y todas esas
atenciones las cubre una madre con su fuerza, y con su perseverancia, y con su aliento,
y con su ánimo, y con su inteligencia, y con sus guiños y con su instinto. A veces habla
el silencio y a veces calla la palabra, a veces miente la vida y a veces dice todas sus
verdades. A veces ríe y a veces llora desconsolada. A veces muere y a veces sueña con
la vida. A veces quiere ritmo y a veces allana la emboscada. Ese mismo día decidimos
firmar un contrato de por vida. Ella me cuidaría el resto de su vida porque yo era parte
de ella y yo asumía mi responsabilidad de ser feliz porque en mi felicidad estaba gran
parte de nuestra grandeza. Ser feliz conlleva una aceptación. Aceptar ese ser que nace
de un embrión y choca con la vida en muchos momentos. Choca y se endurece, roza y
se pule, como el agua pule a esas piedras a las que acaricia cada día. El amor nace y se
refuerza, se refuerza y se endurece cada día con actos vitales, con guiños que nacen
desde lo más profundo de nuestros corazones. Ese día comprendí que vivir es el acto
más generoso que nos regala la naturaleza. Y hay que vivir acorde y en consonancia con
nuestra esencia y nuestros valores, aceptando los miedos y amenazas intrínsecas que
todo camino encierra y que marcarán nuestro crecimiento personal, y trazando planes
terrenales que nos lleven a conquistar nuestros retos, nuestras epopeyas y nuestros
sueños.

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Carta a Zenobia.

Ése (es) el motivo de mi carta, el motivo de mi anhelo, cruzar con palabras, lo que yo
más quiero. Y ¿sabes lo que yo más quiero?... Saber de ti, amor, saber de ti, y si para
eso he de morir, yo ¡¡ muero ¡¡. No sé si eres azul, como el manto del cielo. No sé si
eres roja, roja sangre, rojo fuego, rojo corazón, rojos sentimientos. No sé si eres verde,
verde esperanza, verde naturaleza, verde joven e inexperto... No sé si eres blanco,
blanco tenue, blanco crudo, blanco vida, blanco ruego… No sé si eres negro, negro
muerte, muerte… cielo. No sé si eres vida, mi amor, o, por el contrario, solo… sueños.
Yo te imagino y, por ende, quiero un amor veraz y sincero. Que de falsas expectativas,
mi hartazgo está lleno. Quiero darte vida, quiero y quiero, soñar un sueño que sea
verdadero. Y si he de pagar por ello, callo y muerdo, muerdo la vida, que me va en ello.
Yo no quiero fortunas, yo no quiero dinero. Yo deseo una vida, en común y longevo.
Pero ven ya, que si no muero, y no quiero soñar en un amor aventurero. Yo quiero, pido
y exijo esa permanencia que un gran amor exclama y ruega a los cuatro vientos. No me
satisfacen pequeños retos. O todo o nada, o en la vida o en los cielos.

Ya no son solo ruegos, ni un consuelo, te necesito, amor, mi empeño va en ello. Ven a


mi vida, te espero. Y te espero con todo: con todo mi cariño, con todo mi amor, con
todos mis sueños. Quiero compartir y dar lo mejor de mí. En mi vida, no hay celos. Y si
los hay, ¿qué malo es tener celos de lo que yo más quiero? Ven a mí, ven a mis sueños,
y sueña solo en mí, que yo en ti sueño y sueño. Me cuesta hablarte, porque mis fuerzas
100
se fueron en sueños. Ya estoy débil, amor, ya es que no puedo pedir más a la vida que te
necesito y te anhelo.

Recuerdo mi primer gran sueño. Tú llegabas, yo esperaba, Tú reías, yo lloraba, Tú


gemías, yo callaba, Tú vivías, yo… soñaba. Y yo me preguntaba ¿Es real vida, o dulces
sueños? No son sueños, eso pensaba, eso creía, eso rezaba. ¡Es verdad, son verdad mis
sueños! Tú ante mí, yo risueño. Ahora, Tú lloras y yo vivo mi Sueño. Ahora, Tú miras y
yo muerdo. Ahora, Tú vives y yo mato a mis sueños. Pero, no muero en vida, que eso es
falaz y grotesco. Yo vivo, en vida, lo que murió en sueños. Y si he ahogado a mis
sueños, es por verte cerca de mí, del Alba al Cris Cielo. Ya no hay blanco o negro, ya
no hay vida o sueños, ya no hay sobra de ruegos. Ya Tú, ante mí, y yo, ante un sueño. Y
a ese sueño lo he vestido de rojo, porque así lo siento… ¡¡Dios mío, Tú, ante mí, yo ante
mi sueño!! Ya no tendré que soñar, ya no tendré que inventar un sueño, ya no tendré
que rogarle a la vida que me acerque lo que anhelo… ya solo Tú, ante mí, ya solo,
juntos ¡¡ Hasta el Cielo !!

Mientras más lo protege una, a la larga es peor para él, pues le impide desarrollar sus
propias defensas. – ZENOBIA CAMPRUBÍ AYMAR –

III. DIARIO INTIMO.

Hoy me levanté, me serví un café cargado y me fui al huerto a regar. Carla ha ido unos
días a ver a su familia y yo me he quedado en casa a cargo de los animales. Es la
primera vez que nos separamos en 6 años de matrimonio. El tiempo pasa volando. Nos
hemos compenetrado a la perfección. Dedicamos el día a nuestros animales, a nuestro
huerto, colaboramos con P.F en su ONG con talleres de lectura y escritura, vamos a los
centros de salud mental como voluntarias, para alentar a esos niños y niñas con
problemas, y hemos montado una asociación de protección de animales. Recogemos
animales abandonados, los llevamos al campo y los alimentamos mientras le buscamos
dueño. Según nuestra contabilidad hemos recogido ya 1000 animales y hemos
encontrado dueños para 980 de ellos. Hemos creado una aplicación en internet que se
llama Carla & Luisa. Cada día tratamos de mejorar y perfeccionar la aplicación, y el
amor a los animales es nuestra fuente de motivación.

Todo me sabe a luz en estos momentos. Miro al cielo y aunque esté oscuro siempre
logro divisar una estrella en el universo. ¡Me acuerdo del Principito, que gran libro! ¿Y
yo que pensaba que la vida para mí solo sería oscuridad? ¿Y yo que pensaba que mi
vida transcurriría en soledad? Nunca he dejado de luchar. Siempre he creído que la vida
recompensa a quien trabaja y yo no he dejado de trabajar jamás por mis sueños. En mis

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malos momentos me acostaba y soñaba con una vida mejor. Y por la mañana me
levantaba y seguía trabajando en mis sueños. La vida tuvo a bien regalarme todo cuanto
soñé. No puedo pedirle nada más. Solo que mantenga mi situación actual. Me acuerdo
ahora de algo que escribí en una de esas noches grises de insomnio:

“A veces quieres más y no puedes, a veces puedes y no quieres más. A veces los días
pasan sin pasar nada, y a veces, en un momento, todo pasa. A veces los días traen luz y,
a veces, simplemente, no amanece. A veces, la vida te da y, a veces, te quita. A veces, el
mundo se agita y, a veces, llega la calma”. La calma ha llegado y con ella toda la
creatividad. Veo y palpo al ser creativo que hay dentro de mí fluyendo a cada momento.
Cojo lápiz y papel y se me vienen historias una tras otra a la cabeza. Estoy pensando en
escribir una novela. Es un paso más en mi evolución como escritora. Intento no
meterme presión. Estuve estudiando a los referentes del Nuevo Periodismo y todos
tenían ese sueño de escribir su novela y tener éxito. Mi enfoque es distinto. Soy feliz y
quiero escribir esa novela por mí y solo por mí, sin más pretensiones.

A media mañana le he escrito una carta a Carla desde el huerto:

La Incondicional

Cuando ni yo mismo confiaba en mí, cuando escribía renglones torcidos, cuando el aire
no llegaba a mis pulmones, cuando mis piernas y mis pies no pisaban tierra firme,
cuando no veía ni percibía un rayo de luz en la oscuridad, cuando mis sentimientos se
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perdieron en uno de los baúles de la vida, cuando el amor, mi amor, se perdía y se unía
al desamor, cuando la vida situaba un punto y aparte a todos mis proyectos, cuando
quería y no podía, cuando el odio y el fracaso teñían una red insalvable en mi futuro y
en mi porvenir, cuando trataba de mirar y no veía, cuando trataba de escuchar y no
escuchaba, cuando solo tomaba decisiones erróneas, cuando trataba de beber de uno de
los cántaros de la vida y me moría de sed, cuando la derrota aparecía y no lograba
despojarla de mis entrañas, cuando todo estaba en contra, cuando decidía tirar la toalla,
aparecía usted y tornaba todo lo negro en blanco, todas las derrotas en victorias, todos
los fracasos en sueños y motivaciones, todas mis anomalías en fuerzas y virtudes, todos
los inconvenientes en ventajas y parabienes, toda oscuridad en luz y claridad. Por todo
ello y mucho más, Gracias Carla.

Al atardecer se ha acercado P.F a casa a tomar café y hemos mantenido una agradable
conversación:

-Hola querido, ¿cómo estás?

- Bueno…

-¿Y eso?

- He terminado con Inma. No estamos de acuerdo en muchos aspectos de la gestión de


la ONG y hemos decidido separar nuestros caminos.

- De nuevo solo P.F…

- No exactamente. No tengo un amor a quien cantar pero tengo muchos proyectos.

- ¿Quién se queda con la ONG?

- Inma se quedará con la ONG. Yo necesito comenzar un nuevo proyecto.

-¿Y qué harás?

- Quiero estudiar periodismo y ser corresponsal de guerra.

- Suena muy bien P.F.

- Estoy en un momento de madurez perfecta para estudiar y materializar todos y cada


uno de mis sueños. ¿Sabes? Llevo tiempo sin estar solo y creo que me vendrá bien un
periodo en soledad. Necesito poner a punto de nuevo mis valores y creencias, ser yo,
que llevo bastante tiempo con inercias que no son las mías.

- ¿Fue un sueño para ti ser corresponsal de guerra?

- Desde pequeño.

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- ¿Y ahora es el momento de llevarlo a cabo?

- Totalmente.

- ¿Y cómo te mantendrás durante este tiempo?

- Voy a trabajar en la ONG de unos amigos. ¿Recuerdas a los borrachos del bar? Pues
uno de ellos comenzó a trabajar con nosotros. Tenía mucha iniciativa y con el tiempo
montó su propia ONG. Me ha ofrecido trabajar para él. No ganaré mucho dinero pero
con esos recursos me pagaré mis estudios. Me dejan comer y dormir por la prestación
de mis servicios, luego me ahorraré todos esos gastos.

- Yo te ofrecería esta casa pero vivo con Carla..

- No te preocupes. Te comprendo perfectamente. Tú tienes tu vida y yo vendré a veros


cada cierto tiempo y os contaré que tal van todos mis proyectos.

- ¿Cuándo comienzas tus estudios?

- El próximo septiembre.

- Vas a rejuvenecer rodeado de zagales a cada momento.

- Y que lo digas. En la ONG rodeado de jóvenes y en la Universidad, igual.

- Eso está bien. Los jóvenes transmiten mucha alegría y vitalidad. Me alegra verte feliz
y con sueños. No es fácil terminar una relación y marcarte tan pronto objetivos vitales
claros y nítidos.

- Lo llevaba madurando mucho tiempo, Luisa, no ha sido cuestión de dos días. Creo que
es mi camino, el camino que me satisface y me hará sentir plenamente realizado.

- ¡P.F! La vida es algo hermoso que ponen delante de nosotros. A veces es dicharachera
y alegre, otras veces, esquiva y malhumorada, pero ante todo la vida es un sueño, y ese
sueño hay que vivirlo.

- Así es querida.

- Cuando seas periodista y reportero me enviarás tus crónicas.

- ¡Por supuesto!

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NIÑOS DE LA GUERRA.

Soy un niño de la guerra civil española. En los años 1937 y 1938 fuimos enviados desde
el bando republicano a Rusia (unos 3.000 aproximadamente), para evitarnos los rigores
de una guerra. Luego la vida quiso que hubiera otra guerra, la segunda guerra mundial,
y unos volvimos a España, otros permanecieron en Rusia y otros fueron a otros
destinos. Los que volvimos a España siempre fuimos controlados por la dictadura o por
la CIA como posibles espías rusos. Yo sobreviví a todo eso y ahora lo puedo contar.
Cuando nos enviaron nuestros padres a Rusia la intención era buena: formarnos humana
y profesionalmente, y evitarnos una guerra. Lo que pasa es que la vida no es 1+1 y una
guerra sucedió a otra. ¡Qué hartazgo de guerras!

En pleno siglo XXI sigue habiendo niños de la guerra porque sigue habiendo guerras.
Incomprensible.

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Según un informe de la ONU en el año 2016 se han documentado 903 casos de niños
soldado en Somalia, 555 atribuidos a la banda terrorista Al Shabab, 218 al ejército de
Somalia5 – lo que es más absurdo aún al contar con el apoyo internacional-. Y uno que
ha sido niño de la guerra no comprende cómo pueden suceder aún este tipo de cosas.
Quien lo ha padecido en primera persona (dos guerras) no comprende cómo el mundo
no se une para evitar que niños inocentes mueran o sufran los rigores de una matanza en
primera persona. "Se les secuestra para lavarles el cerebro con falsas promesas y, tras
someterlos a un entrenamiento despiadado a base de dolor y combates, ya están listos
para cometer atrocidades”6. Así es como nace un niño soldado en Somalia según el
presidente de la región semiautónoma de Puntland, Abdiweli Gaas, al norte del país. ¿Y
qué hace el resto del mundo mientras ambos bandos siguen utilizando a niños soldado
para continuar una guerra que parece no tener fin? Quizás algo, pero no lo suficiente.

5
Guallar, A., (2016) “Niños somalíes: nacidos para matar o ser víctimas” en El Mundo. 15 de julio de
2016.
6
Guallar, A., (2016) “Niños somalíes: nacidos para matar o ser víctimas” en El Mundo. 15 de julio de
2016.

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