Trabajo Templo Egipcio
Trabajo Templo Egipcio
Trabajo Templo Egipcio
Templo de Isis en Filé, con pilones y un patio cerrado a la izquierda y el edificio interior a la derecha
Los templos egipcios fueron construidos para el culto oficial de los dioses y la
conmemoración de los faraones del Antiguo Egipto en las regiones bajo su dominio. Los
templos eran vistos como el hogar de los dioses o faraones deificados a quienes eran
dedicados, y en ellos los faraones y el clero egipcio llevaban a cabo diversos rituales, las
funciones centrales de la religión egipcia: realizar ofrendas a sus dioses, recrear pasajes
mitológicos mediante festivales y protegerse de las fuerzas del caos. Estos rituales eran
vistos como necesarios para que los dioses mantuvieran la maat, el orden divino del
universo.
El cuidado del hogar de los dioses era obligación de los faraones,N 1 que dedicaron
ingentes cantidades de recursos para la construcción y el mantenimiento de los templos.
Por necesidad, los faraones delegaban la mayoría de los rituales en una amplia casta
sacerdotal, aunque la mayor parte del pueblo llano permanecía al margen de la
participación directa en las ceremonias por tener prohibido el acceso a las zonas más
sagradas de los templos. A pesar de ello, el templo siempre fue un importante centro
religioso para todos los egipcios, que iban a ellos a rezar, realizar ofrendas y buscar la
guía de los oráculos.
La parte más importante del templo era el naos o sancta sanctorum, que normalmente
albergaba una imagen de culto, una estatua del dios. Las estancias que rodeaban el
santuario crecieron en tamaño y lujo con el paso del tiempo, y así los templos pasaron de
simples santuarios en el período predinástico (fines del IV milenio a. C.) a los enormes
edificios de piedra del Imperio Nuevo (1550-1070 a. C.) en adelante. Estos templos se
encuentran entre los ejemplos más grandes y duraderos de toda la arquitectura egipcia, y
aparecen decorados y ordenados según los complejos patrones del simbolismo religioso.
Su diseño típico consistía en una serie de salas cerradas, patios abiertos y monumentales
accesos flanqueados por pilonos, todo alineado por un eje que marcaba la ruta de los
festivales procesionales. En torno al templo propiamente dicho se solía crear un muro que
encerraba diversos edificios secundarios. Los grandes templos también poseían gran
cantidad de tierras en las que empleaban hasta miles de laicos para satisfacer sus
necesidades. Los templos fueron, además de centros religiosos, importantes enclaves
económicos. Los sacerdotes que se encargaban de estas poderosas instituciones gozaban
de gran influencia en el gobierno de Egipto, y a pesar de su ostensible subordinación al
faraón, a veces plantearon significativos desafíos a su autoridad.
La construcción de templos en Egipto continuó a pesar del declive de la nación y su
pérdida de independencia bajo el dominio del Imperio romano. Sin embargo, con la llegada
del Cristianismo la religión politeísta egipcia tuvo que afrontar una creciente persecución, y
el último templo fue cerrado en el 550 d. C. Durante siglos, los templos sufrieron
destrucción y abandono. No fue hasta comienzos del siglo XIX, y especialmente tras
la invasión napoleónica de Egipto, cuando crecería el interés por el país del Nilo entre los
occidentales, dando lugar al nacimiento de la egiptología y al auge del turismo para visitar
los restos de aquella civilización. Docenas de templos han sobrevivido hasta nuestros días
y algunos son atracciones turísticas de fama mundial, contribuyendo de manera importante
a la economía del Egipto moderno. Los egiptólogos continúan estudiando los templos
supervivientes y los restos de los destruidos, pues son valiosas fuentes de información
sobre la sociedad del Antiguo Egipto.
Índice
1Funciones
o 1.1Religiosa
o 1.2Económica y administrativa
2Desarrollo
o 2.1Desarrollo temprano
o 2.2Imperio Nuevo
o 2.3Evolución tardía
3Construcción
4Diseño y decoración
o 4.1Cámaras interiores
o 4.2Salas y patios
o 4.3Recinto
o 4.4Decoración
5Personal
6Actividades religiosas
o 6.1Rituales diarios
o 6.2Festivales
o 6.3Animales sagrados
o 6.4Oráculos
o 6.5Culto popular
7Tras el abandono
8Ver también
9Notas
10Referencias
11Bibliografía
12Enlaces externos
Funciones[editar]
Religiosa[editar]
Bajorrelieve que representa al faraón Seti I (izquierda) ante el dios Horus. Templo
de Osiris en Abidos.
De acuerdo con la mitología egipcia, los templos del Antiguo Egipto eran la residencia de
los dioses en la Tierra. De hecho, el término que los egipcios empleaban para
definirlos, ḥwt-nṯr, significa «mansión (o recinto) de un dios».12 La presencia de los dioses
en el templo era un nexo de unión entre el mundo divino y el humano, y permitía a estos
últimos relacionarse con ellos mediante diversos rituales. Según creían, estos rituales
mantenían al dios y le permitían continuar con su papel en la naturaleza, el de garantizar
la maat, el orden ideal de la naturaleza y la sociedad humana según las creencias
egipcias.3 El mantenimiento de esta maat era todo el propósito de la religión egipcia,4 y por
lo tanto también del templo.5
Como se creía que el faraón poseía poder divino,N 2 el faraón era considerado el
representante de Egipto ante los dioses y su más importante defensor de la maat.7 Por
ello, su deber teórico era llevar a cabo los rituales en el templo. Aunque no se sabe en
realidad con qué frecuencia participaba en las ceremonias, la existencia de templos en
todo Egipto hacía imposible que el faraón cumpliera su función en todos ellos y la mayoría
de las veces delegaba esta tarea en los sacerdotes. A pesar de ello, el faraón debía
asegurar el mantenimiento, la provisión y la expansión de los templos en todos sus
dominios.8
Aunque el faraón delegaba su autoridad, la realización de los rituales era un deber oficial,
restringido solo a los sumos sacerdotes. La participación del pueblo llano estaba prohibida
en la mayoría de ceremonias, por lo que la actividad religiosa de los laicos tenía lugar en
privado o en santuarios comunitarios, fuera de los templos oficiales. A pesar de ello, la
condición de vínculo primario entre el mundo humano y el divino que tenían los grandes
templos les aseguraba una atracción considerable entre los egipcios de a pie.9
Cada templo estaba dedicado a una deidad principal, aunque la mayoría también estaban
dedicados a otras divinidades.10 Aunque tuvieran poca o ninguna presencia en los templos,
demonios y dioses del hogar estaban implicados en prácticas religiosas mágicas o
privadas. También existían dioses que tenían papeles importantes en el cosmos, pero por
razones poco claras no eran venerados en templos propios.11 De los dioses que tenían
templos propios algunos eran venerados solo en determinadas regiones de Egipto, y
aunque gozaban de profunda devoción en lugares concretos, no tenían presencia en todo
el territorio.12 Incluso las deidades veneradas en todo Egipto se relacionaban claramente
con las ciudades en que se hallaban sus templos principales. En los mitos creacionistas
egipcios, el primer templo se construyó como morada de un dios, aunque el nombre de
este dios y el emplazamiento del templo en el supuesto lugar desde el que todo se originó
variaban según la ciudad. Por lo tanto, cada templo egipcio se asociaba con ese templo
primigenio y con ese lugar de creación original.13 Como hogar de la divinidad y como
localización mitológica de la fundación de la ciudad, el templo era el centro de su región y
el lugar desde el que el dios patrono la controlaba.14
Los faraones también construyeron templos donde se realizaban ofrendas destinadas a
proteger su espíritu en la vida eterna, a menudo vinculados o cercanos a sus tumbas.
Estos templos son a menudo llamados «templos funerarios» para distinguirlos del resto,
aunque egiptólogos como Gerhard Haeny han dudado de la diferencia entre ambos, pues
los egipcios no los llamaban de forma distinta.15N 3 Tampoco los rituales para los dioses y
para los fallecidos eran mutuamente excluyentes, pues el simbolismo alrededor de la
muerte se encontraba en todos los templos egipcios.17 El culto a los dioses estaba
presente en todos los templos funerarios, sobre lo que el egiptólogo Stephen Quirke ha
dicho que «en todos los períodos el culto real implicaba a los dioses, pero igualmente…
todo el culto a los dioses implicaba al faraón».18 A pesar de ello algunos templos fueron
claramente dedicados a conmemorar faraones fallecidos y realizar ofrendas a su espíritu,
aunque su propósito exacto es desconocido; quizás se quería equiparar al faraón con los
dioses elevándolo a un estatus superior al de otros monarcas.19 En cualquier caso, la
dificultad de distinguir entre templos divinos y funerarios refleja la estrecha interrelación
entre los dioses y la realeza en las creencias egipcias.20
Económica y administrativa[editar]
Los templos fueron centros clave de actividad económica. Los más grandes necesitaban
enormes cantidades de recursos y empleaban decenas de miles de personas entre
sacerdotes, artesanos y obreros.21 El funcionamiento económico de un templo era similar
al de una gran casa egipcia, con sirvientes dedicados a la atención del dios de la misma
manera que lo harían con el dueño de una propiedad. Esta similitud se refleja en el término
egipcio para las tierras de un templo y su administración, pr, que viene a significar «casa»
o «bienes».22
Algunos de los suministros del templo eran donaciones directas del faraón. En el Imperio
Nuevo, cuando Egipto era un poder imperial, estas donaciones provenían de los botines de
las campañas militares o de los tributos entregados por reinos subyugados.23 El faraón
también podía recaudar impuestos que iban directamente al templo,24 mientras que otros
ingresos procedían de donaciones particulares, como tierras, esclavos o bienes a cambio
de servicios sacerdotales, como el rezo por sus almas en el más allá.25
Sin embargo, gran parte del sustento económico del templo venía de sus propios recursos,
especialmente de grandes extensiones de tierras situadas extramuros que incluso podían
encontrarse a mucha distancia. La propiedad más valiosa era la tierra de cultivo, que
producía grano, fruta o vino y mantenía al ganado. Los templos podían explotar
directamente esas tierras, arrendarla a los agricultores por una parte de la producción o
gestionarlas conjuntamente con la administración real. Los templos también enviaban
expediciones al desierto, donde conseguían productos como sal, miel, animales de caza o
minerales preciosos.27 Algunas de estas instituciones religiosas poseían flotas de barcos
que utilizaban para comerciar a lo largo del Nilo o incluso fuera de las fronteras egipcias.
Así pues, como dice Richard H. Wilkinson, los bienes del templo «a menudo representaron
nada menos que una porción del propio Egipto».28 Como grandes centros económicos y
lugares de trabajo de una parte importante de la población, los recintos templarios eran
una parte clave de las ciudades egipcias en que se situaban. Asimismo, cuando un templo
se fundaba en tierra deshabitada, una nueva ciudad se creaba para darle sustento.29
Todo este poder económico estaba en última instancia en poder del faraón, y la
administración real podía ordenar a un templo desviar parte de sus recursos a otro menor
para apoyar su expansión, pues estaba sujeto al sistema estatal de corveas.30 Con ello el
faraón podía incrementar los ingresos de un templo dedicado a un dios al que estuviera
agradecido, y los templos funerarios de gobernantes recientes tendían a desviar recursos
a los de faraones muertos tiempo atrás. Por otra parte, el faraón también podía ordenar a
los templos proporcionar suministros para otros fines, caso de los templos funerarios de
la necrópolis tebana, que supervisaron la provisión de los trabajadores de Deir el-
Medina que construían las tumbas reales.31 La forma más drástica de control de las
propiedades del templo era revisar por completo la distribución de sus propiedades a lo
largo de todo el reino, algo que podía implicar el cierre de algunos templos y alterar
significativamente el panorama económico de Egipto.32 Por lo tanto, estos templos fueron
importantes instrumentos con los que los faraones controlaron los recursos y los
habitantes de su reino.33 Sin embargo, como supervisoras directas de su propia esfera
económica, las administraciones de los grandes templos ejercían una influencia
considerable que podía desafiar la autoridad de un faraón débil,34 aunque no está claro
cuál era su independencia.35
Una vez que Egipto se convirtió en provincia romana, los oficiales romanos trataron de
limitar el poder e independencia de los templos. Les impusieron el pago de impuestos al
gobierno por las tierras que poseían o la entrega de estas al estado romano a cambio de
recibir un estipendio gubernamental.36 Sus cultos fueron minuciosamente regulados,
menos autónomos y más dependientes de las donaciones del gobierno37 y de varias
pequeñas fuentes de ingresos.38
Desarrollo[editar]
Desarrollo temprano[editar]
Los santuarios más antiguos conocidos aparecieron en Egipto en el Período Predinástico,
a fines del IV milenio a. C. Estos primigenios edificios se hicieron con materiales
perecederos como la madera, esteras de caña y adobe.39 A pesar de la transitoriedad de
estas antiguas construcciones, el arte egipcio posterior continuó usando y adaptando
elementos de ellos, evocando los antiguos santuarios para sugerir la naturaleza eterna de
los dioses y los lugares en que habitaban.40
A comienzos del Período Arcaico (c. 3100-2686 a. C.) los primeros faraones construyeron
complejos funerarios en el centro religioso de Abidos siguiendo un patrón general único:
recinto cuadrangular de adobe y montículo de tierra en su centro.41 No está claro si, en
esta primera etapa, los templos de otras zonas de Egipto recibían patronazgo real o solo
estaban influidos por el estilo de los templos reales.42 En cualquier caso, en el Imperio
Antiguo (c. 2686-2181 a. C.) que siguió al período arcaico los monumentos funerarios
reales sufrieron una tremenda expansión, mientras que la mayoría de templos
consagrados a las divinidades permanecieron relativamente modestos. Ello sugiere que la
religión oficial en este período enfatizó el culto al faraón divino por encima del culto directo
a los dioses.43 Los dioses estrechamente relacionados con el faraón, como Ra, recibían
más donaciones reales que el culto a otras divinidades;44 un ejemplo es el templo de Ra
en Heliópolis.45 Mientras, los pequeños templos provincianos mantuvieron diversos estilos
locales del período predinástico, sin influencias por parte de los lugares de culto real.46
Reconstrucción del complejo funerario del faraón Dyedkara Isesi del Imperio Antiguo.
Pilono de entrada al Templo de Lúxor, uno de los templos más importantes del Imperio Nuevo.55
Muchos templos fueron entonces erigidos enteramente de piedra y su plan general quedó
fijado: sancta sanctorum, salas, patios y accesos flanqueados por pilonos, todos
orientados a lo largo de la ruta de las procesiones de los festivales. Los faraones del
Imperio Nuevo dejaron de erigir pirámides como monumentos funerarios en favor de
tumbas alejadas de sus templos funerarios. Sin pirámides en torno a las que organizarse,
los templos funerarios comenzaron a distribuirse según el mismo plan que los dedicados a
los dioses.56
A mediados del Imperio Nuevo el faraón Akenatón convirtió al dios Atón en la única
divinidad del culto oficial y abolió el culto a todas las demás deidades. Los templos
tradicionales se descuidaron en favor de los nuevos dedicados a Atón, cuyo diseño y
construcción difería notablemente. Pero esta revolución religiosa de Akenatón fue abolida
poco después de su muerte, los templos tradicionales reinstaurados y los dedicados a
Atón desmantelados. Los faraones posteriores emplearon aún más recursos a los templos,
particularmente Ramsés II, el más prolífico constructor de monumentos de toda la historia
egipcia.52 La influencia religiosa de la casta sacerdotal aumentó a la par que su riqueza:
los oráculos de los templos, controlados por los sacerdotes, fueron un recurso cada vez
más popular para tomar decisiones.57 El poder faraónico se desvaneció y en el siglo
XI a. C. los sumos sacerdotes de Amón fueron capaces de tomar el control de todo el Alto
Egipto, dando así inicio a la fragmentación política denominada Tercer Período
Intermedio (c. 1070-664 a. C.).58
Con el derrumbamiento del Imperio Nuevo cesó para siempre la construcción de templos
funerarios.59 Sin embargo, algunos gobernantes del Tercer período intermedio, como los
de Tanis,60 fueron enterrados dentro de los templos divinos, continuando así la estrecha
relación entre templo y tumba.61
Evolución tardía[editar]
En el Período Tardío (664-323 a. C.) el debilitado estado egipcio quedó a merced de varias
potencias extranjeras, experimentando solo períodos ocasionales de independencia.
Muchos de estos gobernantes foráneos fundaron o ampliaron templos con la finalidad de
reforzar su pretensión al trono de Egipto.62 Los faraones de Kush de los siglos VIII y
VII a. C. restauraron el templo de Karnak y adoptaron el estilo de arquitectura templaria
egipcia en las construcciones de su originaria Nubia, donde dieron comienzo a una larga
tradición de sofisticada construcción de templos nubios.63 En estos siglos confusos la
fortuna de varios templos cambió, pero la influencia de la casta sacerdotal en general se
mantuvo.62
Construcción[editar]
Véase también: Arquitectura del Antiguo Egipto
Plantas de templos egipcios. Mitad izquierda: Hatshepsut, Seti I, Ramesseum, Gerf Hussein y Abu
Simbel; derecha: Edfu y Kom Ombo.
Los templos se erigieron a lo largo de todo el Alto y el Bajo Egipto, así como en
los oasis del desierto de Libia bajo control egipcio, hasta Siwa, y en puestos avanzados
como Timna, en la península del Sinaí. En los períodos en que Egipto controló Nubia los
gobernantes del Nilo construyeron templos allí, tan al sur como Gebel Barkal.76 La mayoría
de ciudades de Egipto tenían un templo,77 pero en algunos casos, como los templos
funerarios o los templos de Nubia, se creaban de nueva planta en tierras antes
deshabitadas.78 El emplazamiento exacto del templo era decidido por motivos religiosos, y
podría ser el lugar de nacimiento o enterramiento mítico de un dios. La orientación del
templo podía decidirse para alinearlo con lugares de significado religioso, como un templo
vecino, el nacimiento del sol o la posición de alguna estrella. Por ejemplo, el gran templo
de Abu Simbel, está alineado de tal manera que dos veces al año los rayos del sol
naciente iluminan las estatuas de los dioses en el sancta sanctorum. La mayoría de los
templos, sin embargo, se alinearon hacia el Nilo, con un eje que corre aproximadamente
de este a oeste.79N 5
La construcción del templo propiamente dicha iba precedida de una serie de complejos
rituales fundacionales. Tras la finalización del mismo se volvían a realizar rituales
dedicados al dios patrono, los cuales debían ser consumados por el propio faraón como
parte de sus deberes religiosos. De hecho, en la creencia egipcia la construcción del
templo era el trabajo simbólico del soberano,80 aunque en realidad su ejecución era tarea
de cientos de súbditos reclutados por el sistema de corveas.81 Usando en su mayor parte
herramientas de madera y piedra,N 6 los obreros construían para los templos enormes
estructuras que tardaban años o décadas en finalizar.84
El uso de la piedra para levantar los templos egipcios no buscaba más que enfatizar y
asegurar su propósito de servir como moradas eternas para los dioses y los distinguían de
los edificios para uso de los mortales, construidos con el modesto adobe.85 Sin embargo,
en los primeros tiempos los templos eran construidos únicamente de adobe y otros
materiales perecederos, materia prima que en realidad fue la empleada durante toda la
historia egipcia para crear los edificios adyacentes a los templos.86 La piedra más usada
fue caliza y arenisca, muy comunes en el centro y sur de Egipto, mientras que piedras más
duras y difíciles de tallar, como el granito, se usaron en menor medida para elementos
concretos como los obeliscos.87 Los sillares de piedra podían proceder de
una cantera cercana al templo en construcción o ser transportados en barco por el Nilo
desde lugares de extracción lejanos.88
Versión egipcia del Tratado de Qadesh inscrita en un muro del Templo de Karnak.
Para crear los cimientos de los templos se excavaban zanjas en la arena que luego se
rellenaban con losas de piedra.89 Los muros y otras estructuras se levantaban con
enormes sillares de diferentes formas y tamaños,N 7 colocados en hiladas y unidos a
hueso.90 Cada bloque se tallaba para conseguir una perfecta unión con los adyacentes,
obteniéndose sillares prismáticos cuyas formas irregulares quedaban encajadas.91 El
interior de los muros se rellenaba con piedras irregulares, de deshecho, y tierra.92 Para
construir estructuras sobre el nivel del suelo los trabajadores creaban grandes rampas de
tierra, y para excavar cámaras en la roca viva comenzaban desde arriba, abriendo un
espacio cerca del techo desde el que continuar vaciando el resto de la estancia.93 Una vez
completada la estructura del templo, la superficie áspera de los sillares de piedra se pulía
para alisarla y después se tallaban bajorrelieves, generalmente rehundidos y con
acabados de gran perfección. Si la piedra era de mala calidad para tallarla, se cubría con
una capa de mortero de yeso,94 tras lo que todos los relieves acababan de completarse
con dorados, incrustaciones de otros materiales y pintura.95 Las pinturas eran por lo
general una mezcla de pigmentos aglutinados con algún tipo de adhesivo, posiblemente
goma natural.94
La construcción del templo no terminaba cuando el plan original estaba completo, pues a
menudo los faraones ordenaban reconstruir, reponer estructuras deterioradas o añadir
nuevos edificios. En el transcurso de estas ampliaciones, frecuentemente desmantelaban
las viejas construcciones para usar sus materiales como relleno de las nuevas, lo que
podía hacerse por conveniencia o porque esas estructuras y sus patrocinadores se habían
convertido en un anatema, como sucedió con los templos de Akenatón. Esta expansión y
remodelación podía distorsionar considerablemente el trazado original del templo, caso del
enorme recinto de Amón-Ra en Karnak, donde se trazaron dos ejes perpendiculares y
diversos templos satélite.96
Diseño y decoración[editar]
El templo de Ramsés III en Medinet Habu, rodeado por los restos de los edificios auxiliares
Al igual que toda la arquitectura del Antiguo Egipto, los diseños de los templos enfatizaron
el orden, la simetría y la monumentalidad, y combinaron formas geométricas con
estilizadas representaciones vegetales.97 Su diseño rememoraba también las formas de
los primeros edificios egipcios. Por ejemplo, las molduras en caveto en la parte superior de
los muros se crearon para imitar las filas de hojas de palma dispuestas en las paredes
arcaicas, y la inclinación de los muros exteriores, además de para asegurar su robustez,
era también un vestigio de los antiguos métodos de construcción.98 La distribución en
planta de los templos se basaba en un eje que discurría desde el sancta sanctorum a la
entrada principal, y en el patrón plenamente desarrollado empleado en el Imperio Nuevo y
posteriormente, la ruta usada en los festivales procesionales —una gran avenida salpicada
de enormes puertas— sirvió como el mencionado eje central. La ruta era entendida como
la empleada por los dioses en sus viajes fuera del santuario, mientras que la gente usaba
puertas laterales menores.99 Las partes típicas de un templo, como la sala hipóstila llena
de columnas, los peristilos abiertos y los pilonos en las entradas, fueron dispuestas a lo
largo de este eje en un orden tradicional pero flexible. Más allá del templo propiamente
dicho, dentro de los muros exteriores se albergaban numerosos edificios auxiliares.100
Este patrón de templo podía variar considerablemente, incluso al margen de los efectos
distorsionadores de los edificios secundarios. Algunos templos fueron excavados
íntegramente en la roca viva, como el de Abu Simbel, o parcialmente, como las cámaras
interiores con patios y pilonos de mampostería de Wadi es-Sebua, aunque en esencia se
distribuyeron según el patrón de los templos al aire libre. En otros, como el templo
funerario de Deir el-Bahari, la ruta procesional recorre una serie de terrazas en distintos
niveles con rampas de ascensión. Los templos más peculiares fueron los dedicados a Atón
por orden de Akenatón, en los cuales el eje atravesaba varios patios completamente
abiertos salteados de altares.101
El modelo tradicional era altamente simbólico de arquitectura religiosa.102 Era una variante
muy recargada del diseño de una casa egipcia, reflejando su papel de «casa del dios».22
Más allá de eso, el templo representó una parte del mundo divino en la Tierra. El santuario
elevado y cerrado semejaba tanto la colina sagrada primigenia cuando fue creado el
mundo, como la cámara de enterramiento de una tumba, donde habitaba el ba del dios, su
espíritu, del mismo modo que el ba humano habita su momia.103 Según las creencias
egipcias, este lugar crucial estaba aislado de las impurezas del mundo exterior,99 por lo
que el acceso al sancta sanctorum estaba muy restringido y la luz que en él penetraba era
muy tenue. Sin embargo, el templo también representaba el mundo mismo, y así la vía
procesional no era más que el recorrido del sol por el cielo y el santuario la Duat donde se
creía que penetraba en la noche para después renacer. El espacio exterior se equiparaba
así con las aguas del caos que rodeaban el mundo, mientras que el templo representaba
el orden del cosmos y el lugar donde ese orden era continuamente renovado.104
Cámaras interiores[editar]
Las cámaras interiores del templo estaban en torno al sancta sanctorum del dios patrono,
que normalmente se ubicaba en el eje del templo y en la parte posterior del conjunto,
mientras que en los templos de las pirámides estaban situados junto a su base. El
santuario era el centro de los rituales del templo, el lugar donde la presencia divina se
manifestaba más poderosamente, aunque las formas de esta manifestación eran diversas.
En los templos de Atón y en los santuarios solares tradicionales el objeto del ritual era el
propio sol, adorado en patios a cielo abierto.105 En muchos templos funerarios las salas
interiores contenían estatuas del faraón fallecido, o una puerta falsa donde se creía que
aparecía su ba para recibir ofrendas.106
Sin embargo, en la mayoría de templos el foco era la imagen de culto: una estatua del dios
del templo donde se creía que habitaba su ba e interactuaba con los humanos. El
santuario en estos templos contenía una naos, un tabernáculo que albergaba la imagen
del dios o un modelo de barca que contenía la imagen dentro de su cabina y que era
empleada para transportarla durante los festivales procesionales. Para resaltar la
naturaleza sagrada del santuario este se mantenía en oscuridad total.107 Si en los primeros
tiempos el santuario se disponía en el fondo del edificio, en el Período Tardío y el
Ptolemaico se convirtió en un edificio independiente dentro del templo, aunque aislado del
mundo exterior por los corredores y habitaciones circundantes.99
Las capillas secundarias, dedicadas a deidades asociadas al dios principal, se distribuían
alrededor de la principal. Cuando el patrono principal era una deidad masculina, las
capillas secundarias se solían consagrar a sus consortes y descendientes. En los templos
funerarios estas capillas secundarias eran dedicadas a dioses asociados con la realeza.108
Junto al santuario se ubicaban otras salas para almacenar objetos ceremoniales, textos
rituales y objetos de valor del templo. Otras estancias tenían funciones rituales específicas.
La sala de las ofrendas solía estar separada del propio santuario, y en los templos sin
santuario de la barca, existía un tabernáculo para guardarla.109 En los templos más tardíos,
las zonas rituales podían ampliarse con capillas en una segunda planta y en salas
subterráneas.110 Finalmente, en el muro exterior de la parte posterior del templo a menudo
había nichos para que los laicos rezaran al dios patrono, y eran lo más cerca de su morada
que ellos podían estar.111
Salas y patios[editar]
Sala hipóstila del templo de Esna
Las salas hipóstilas, estancias cubiertas y repletas de columnas, aparecen en los templos
a lo largo de toda la historia de Egipto. Durante el Imperio Nuevo se situaban normalmente
enfrente de la zona del santuario.112 Estas salas eran menos restringidas que las cámaras
interiores y se abrían a los laicos en determinadas ocasiones.113 Estaban en penumbra, no
tan oscuras como el santuario: las salas del Imperio Nuevo contaban con altos pasajes
centrales sobre la ruta procesional para que un claristorio proporcionara luz tenue. El
epítome de esta tipología es la gran sala hipóstila de Karnak, cuyas enormes columnas
tienen 21 metros de altura. En períodos tardíos los egipcios prefirieron un tipo distinto, con
un muro bajo para tapar la luz.112 Las salas en penumbra, cuyas columnas suelen imitar
plantas como el loto y el papiro, eran símbolos del mitológico mundo pantanoso que
rodeaba el túmulo ancestral de la creación. Las columnas también podían ser vistas como
los pilares que sostenían el cielo en la cosmología egipcia.114
Más allá de la sala hipóstila existían uno o más peristilos a cielo abierto. Estos patios
abiertos, también llamadas salas hípetras, presentes en los templos egipcios desde el
Imperio Antiguo, se convirtieron en zonas de transición en el plan clásico del Imperio
Nuevo, extendidos entre el espacio público del exterior del templo y las restringidas salas
interiores. Aquí el pueblo se encontraba con los sacerdotes en los festivales. Frente a cada
patio se levantaban los pilonos, un par de torres anchas y trapezoidales que flanqueaban
la puerta principal. El pilono solo se conoce en ejemplos dispersos en los imperios Antiguo
y Medio, pero en el Nuevo rápidamente se convirtieron en las distintivas fachadas de la
mayoría de templos egipcios. El pilono era una torre vigía simbólica contra las fuerzas del
desorden y un jeroglífico del horizonte, tras el que se ocultaba el sol cada día, reforzando
así el simbolismo solar del templo.115
Frente a cada pilono se disponían pares de nichos para emplazar astas con banderas. A
diferencia de los pilonos, estos pares de banderas existieron desde las capillas más
tempranas del período predinástico. Estuvieron tan fuertemente asociadas a la presencia
de un dios, que el jeroglífico de ellas vino a ser el empleado para la palabra egipcia dios.115
Recinto[editar]
Fuera de los edificios del templo propiamente dicho estaba el recinto del templo, rodeado
por un muro de adobe rectangular que protegía simbólicamente el espacio sagrado del
desorden exterior.116 En ocasiones su función fue más que simbólica, especialmente
durante las últimas dinastías nativas en el siglo IV a. C., cuando los muros fueron
fortificados en caso de invasión.117 En los templos tardíos estos muros frecuentemente
alternaban tramos cóncavos y convexos y su parte superior se remataba con una
ondulación vertical. Este patrón podría evocar las aguas mitológicas del caos.118
Lago sagrado del templo de Karnak. Al fondo, el pilono que ordenó construir Horemheb.
Los muros encerraban muchos edificios relacionados con las funciones del templo.
Algunos contenían capillas satélites dedicadas a deidades asociadas al dios principal,
incluidos mammisis que celebraban el nacimiento del niño dios mitológico. Los lagos
sagrados presentes en muchos recintos servían como reservas del agua usada en los
rituales, como lugares en que los sacerdotes se purificaban ritualmente y como
representaciones del agua de la que emergió el mundo.110 Los templos funerarios a veces
contenían un palacio para el espíritu (ka) del faraón, construido frente al propio templo.119
Los sanatorios de algunos templos proveían un lugar para que los enfermos esperaran los
sueños de curación enviados por el dios. Otros templos incluían cocinas, talleres y
almacenes para satisfacer sus necesidades.120 Especialmente importante era la pr-ˁnḫ,
la «Casa de la Vida», donde el templo editaba, copiaba y almacenaba sus textos
religiosos, incluidos los utilizados para los rituales. La Casa de la Vida también funcionaba
como un centro general de enseñanza, pues contenía textos de temas no religiosos como
historia, geografía, astronomía y medicina.121 A pesar de que todos estos edificios se
dedicaron a propósitos más mundanos que el propio templo, todavía tenían un significado
religioso, pues hasta el granero podía ser usado para ceremonias específicas.120
La vía procesional discurría a través del recinto, desde la puerta principal en el muro del
templo. Este camino estaba ornado con estatuas de esfinges y salpicado por las
estaciones de la barca, donde los sacerdotes que la portaban podían descansar durante la
procesión. La vía normalmente terminaba en un muelle a orillas del Nilo, que servía como
punto de entrada de los visitantes que llegaban navegando y de punto de salida para la
procesión cuando esta continuaba por el río.122 En los templos piramidales del Imperio
Antiguo el muelle contaba con un templo entero, el Templo del Valle, unido al templo de la
pirámide por la vía procesional.123
Decoración[editar]
Artículo principal: Arte del Antiguo Egipto
Huecorrelieves policromados en techos del Templo funerario de Ramsés III en Medinet Habu,
construido durante el Imperio Nuevo.
El motivo decorativo más prolífico fue el relieve,127 que se fue haciendo más presente con
el paso del tiempo hasta que, en los templos tardíos, cubría muros, techos, columnas,
vigas y estelas.128129 Los artistas egipcios crearon tanto relieves como rehundidos. El
bajorrelieve permitía unos acabados más sutiles, pero requería más talla. Los rehundidos
se empleaban en piedras más duras y difíciles de trabajar, y también cuando los
constructores querían acabar rápido,130 pues no necesitaba de la extracción de tanto
material como el bajorrelieve. El rehundido era muy apropiado para exteriores, donde la
sombra que creaba la luz del sol realzaba el contorno de las figuras.131 Una vez
terminados los relieves, eran pintados usando colores básicos como negros, blancos,
rojos, amarillos, verdes y azules, aunque evidentemente los artistas los mezclaban para
conseguir otras tonalidades.130 En algunos casos se doraban o recibían incrustaciones
de cristal o fayenza que sustituía a la pintura.95
Los relieves, tanto imágenes como jeroglíficos, se encuentran entre las fuentes de
información más importantes sobre el antiguo Egipto. Contienen calendarios de festivales,
relatos de mitos, descripción de rituales o textos de himnos. Los faraones grabaron en
piedra sus actividades constructivas o sus campañas militares contra los enemigos de
Egipto.127 Los templos ptolemaicos van más lejos e incluyen información sacada de los
libros en ellos almacenados.132 La decoración de cada habitación ofrecía información
sobre las actividades en ella realizadas y tenía un vínculo con su propósito simbólico,
proveyendo abundante información sobre las distintas actividades del templo.133
La escultura exenta del templo incluía obeliscos, altos y apuntados pilares de sección
cuadrada que alcanzaban hasta 32 metros de altura y se asociaban con el sol en la
iconografía egipcia. Se solían disponer en pares enfrente de los pilonos o en otros lugares
a lo largo del eje del templo. Las estatuas del faraón, similarmente distribuidas, también
tenían un tamaño colosal y entre ellas están las más grandes esculturas exentas de todo el
Egipto Antiguo.134 También se esculpían dioses o esfinges que servían de guardianes
simbólicos del templo. Las estatuas más numerosas eran las votivas, donadas por los
faraones, por particulares o por ciudades para ganarse el favor divino y que podían
representar al dios al que iban dedicadas, a la persona que la donaba o a ambos.135 Las
estatuas más importantes del templo eran las imágenes de culto, normalmente hechas o
decoradas con materiales preciosos como el oro o el lapislázuli.136
Personal[editar]
Un sacerdote quemando incienso. Ilustración de un Libro de los Muertos.
Un templo necesitaba mucha gente para realizar los rituales y tareas auxiliares. Los
sacerdotes se encargaban de las funciones rituales esenciales, pero en la ideología
religiosa egipcia eran mucho menos importantes que el faraón. Como nos ilustran las
decoraciones murales de los templos, todas las ceremonias eran ejecutadas, en teoría, por
el faraón, mientras que los sacerdotes estaban sujetos a su autoridad, pues el soberano
tenía el derecho de nombrar a quien quisiera para el sacerdocio. De hecho, en los imperios
Antiguo y Medio la mayoría de los sacerdotes eran funcionarios del gobierno que dejaban
sus tareas durante una parte del año para servir por turnos en los templos.137 Una vez que
el sacerdocio se hizo más profesional el faraón usaba su poder solo para nombrar a los
sacerdotes de más alto rango, por lo general para recompensar a sus funcionarios
favoritos con un trabajo o para intervenir por razones políticas en los asuntos de un
importante culto. Para asuntos de menor calado el faraón delegaba en su visir o en los
propios sacerdotes. En tales casos el titular de un cargo nombraba sucesor a su propio hijo
o los clérigos del templo le concedían decidir quién ocuparía un puesto vacante.138 Ser
sacerdote era sumamente lucrativo, por lo que eran cargos ocupados solo por los
miembros más ricos e influyentes de la sociedad egipcia,139 aunque esto dejó de ser así
cuando las autoridades romanas redujeron los recursos de los templos.140
Los requisitos para el sacerdocio variaron con el tiempo y entre los diferentes cultos a los
dioses. Aunque el conocimiento teológico era la tarea de los sacerdotes, se sabe muy
poco sobre la capacitación o los conocimientos que se les pedían a sus miembros. Sin
embargo, los sacerdotes estaban obligados a observar los estrictos estándares de pureza
ritual en el espacio sagrado. Se afeitaban la cabeza y el cuerpo, se lavaban varias veces al
día y solo vestían ropa limpia. No estaban obligados al celibato, pero las relaciones
sexuales los ensuciaban y los obligaban a una purificación. Los cultos de algunos dioses
imponían restricciones adicionales relacionadas con su mitología, como la prohibición de
comer la carne de animales asociados a la divinidad.141 La aceptación de mujeres en el
sacerdocio fue variable. En el Imperio Antiguo muchas mujeres ejercieron el sacerdocio,
pero su presencia en el clero se redujo drásticamente en el Imperio Medio, para volver a
aumentar en el Tercer Período Intermedio. Los cargos menos relevantes, como el de
músico en las ceremonias, siguieron abiertos a las mujeres incluso en los períodos más
restrictivos, al igual que el papel especial de consorte ceremonial del dios. Este último
puesto era muy influyente y la más importante de estas consortes, la esposa del
dios Amón, llegó a suplantar al sumo sacerdote de Amón en el Período Tardío.142
A la cabeza de la jerarquía del templo estaba el sumo sacerdote, que supervisaba todas
las funciones religiosas y económicas de la institución y en los grandes cultos era una
importante figura política. Bajo él podía haber hasta tres sacerdotes subordinados que lo
sustituían en algunas ceremonias.143 Si bien estos rangos más altos fueron puestos a
tiempo completo a partir del Imperio Nuevo, los primeros grados del sacerdocio todavía
trabajaban en turnos a lo largo del año.144 Mientras que algunos sacerdotes hacían
diversas tareas domésticas, el clero contaba con varios especialistas en rituales.145 Uno de
estos roles especializados era el de sacerdote lector de himnos y hechizos durante los
rituales en el templo, y que también alquilaba sus servicios mágicos a los laicos.146
Además de sus sacerdotes, un templo empleaba cantantes, músicos y bailarines para sus
rituales, además de agricultores, panaderos, artesanos, albañiles y administradores que
suministraban y gestionaban sus necesidades prácticas.147 En época ptolemaica, los
templos también acogían a gente que pedía asilo en su recinto, o quienes de manera
voluntaria decidían llevar una vida de recogimiento al servicio del dios.148 Por lo tanto, en
un templo importante podía haber unos ciento cincuenta sacerdotes a tiempo completo o
parcial,149 y decenas de miles de empleados laicos trabajando sus tierras a lo largo del
reino.150 Estos números contrastan con los un templo medio, que podía tener de diez a
veinticinco sacerdotes, y con los pequeños templos provincianos, que podían tener solo
uno.151
En ciertas épocas existió una oficina administrativa que presidió todos los templos y
clérigos. En el Imperio Antiguo el faraón otorgó esta autoridad primero a sus familiares y
después a sus visires. En el reinado de Tutmosis III la oficina pasó de los visires a los
sumos sacerdotes de Amón, que la mantuvieron durante gran parte del Imperio Nuevo.
Los romanos establecieron una oficina similar, la Idios Logos, que supervisó los cultos
egipcios hasta su extinción.152
Actividades religiosas[editar]
Rituales diarios[editar]
Los rituales diarios en la mayoría de los templos incluían dos secuencias de ritos
de oblación: uno para limpiar y vestir la imagen del dios para ese día, y otro para
presentarle la comida. Sin embargo, la secuencia exacta de estos rituales es incierta.153 Al
amanecer, el sacerdote oficiante abría la puerta y entraba en el santuario portando una
vela para iluminar la estancia, tras lo que se postraba ante la imagen del dios recitando
himnos de alabanza. Tras purificar la habitación con agua e incienso el sacerdote
presentaba al dios una figura de la diosa Maat, acto que representaba el propósito de toda
la ceremonia. Entonces retiraba la figura del dios del tabernáculo, la vestía remplazando la
vestimenta del día anterior y la ungía con aceite y pintura.154 En algún momento el
sacerdote también le ofrecía comida, como carne, frutas, vegetales y pan,155 sustento del
que pensaban que el dios solo consumía la esencia. Esta comida luego se distribuía a
otras estatuas del templo, a las capillas funerarias locales para el sustento de los muertos
y finalmente a los sacerdotes, que eran los que finalmente la ingerían. Los egipcios
llamaban a esto la «reversión de las ofrendas».156N 8
Otros rituales oferentes tenían lugar al mediodía y al atardecer, aunque el sancta
sanctorum del dios no era reabierto.154 Otras ceremonias también se hacían diariamente,
incluidos los rituales específicos de cada dios. Por ejemplo, en el culto al dios solar Ra se
cantaban himnos día y noche por cada hora de viaje del dios a través del cielo.158 Otros
rituales servían para luchar contra las fuerzas del caos y podían implicar la destrucción de
imágenes de dioses hostiles como Apep o Seth, actos que se creía que tenían un efecto
real mediante los principios de la magia egipcia.155
Los egipcios no dudaban en creer que todos los rituales lograban su efecto gracias a la
magia,159 llamada heka, que era una fuerza fundamental que los rituales manipulaban.
Usando magia, la gente, los objetos y las acciones se equiparaban con sus contrapartes
del reino divino y, por tanto, afectaban a los acontecimientos entre los dioses.160 Por
ejemplo, en las ofrendas diarias la estatua de culto se asociaba con Osiris, dios de los
muertos, independientemente de a quién representara esta. El sacerdote oficiante era
identificado con Horus, hijo viviente de Osiris, que en la mitología dio sustento a su padre
tras la muerte a través de las ofrendas. Esta relación fue ejemplo para las relaciones entre
los vivos y los muertos a los que se hacían ofrendas, y con el tiempo se convirtió en el
modelo para todas las relaciones entre los habitantes del mundo de los vivos y el mundo
divino.161 Equiparándose mágicamente con un dios en un mito, los sacerdotes eran
capaces de interactuar con la deidad del templo.160
Festivales[editar]
En los días de particular importancia religiosa los rituales diarios eran sustituidos por
festivales. Estos festivales se celebraban en diferentes intervalos, aunque la mayoría eran
anuales,162 con una temporalidad basada en el calendario civil egipcio, muy distinto del
actual. Por ello, aunque muchos festivales tenían origen estacional, sus fechas no
coinciden con nuestro calendario.163 Por otra parte, a pesar de que la mayoría de festivales
se celebraban en un solo templo, algunos implicaban dos o más templos de toda una
región de Egipto y solo unos pocos se realizaban en todo el país. En el Imperio Nuevo y
después, el calendario de festivales de un templo podía incluir docenas de eventos, pero
es probable que la mayoría de ellos fueran solo observados por los sacerdotes.164 Sin
embargo, en los festivales que incluían procesiones fuera del templo la población local se
reunía para ver y celebrar las que eran las ceremonias más elaboradas del templo,
acompañadas del recitado de himnos y la participación de músicos.165
Sacerdotes purificadores portando una barca de festival con capilla durante una procesión
Algunos templos tenían animales sagrados que se creía que eran manifestaciones
del ba del dios, de la misma manera que este se manifestaba en sus imágenes de culto.
Estos animales eran mantenidos en el templo y adorados por un tiempo variable que podía
ser un año o toda la vida del animal. Al final de este tiempo eran reemplazados por un
nuevo animal de la misma especie, seleccionado por un oráculo divino o sobre la base de
unas marcas específicas, que se suponía indicaban su naturaleza divina. Algunos de estos
destacados animales fueron el toro Apis, adorado en Menfis como manifestación del dios
menfita Ptah, o el halcón de Edfu que representaba al dios halcón Horus.171
Durante el Período Tardío se desarrolló una nueva forma de culto animal que consistía en
que un laico pagaba a los sacerdotes para que matasen, momificasen y enterrasen a un
animal de una especie determinada como ofrenda a un dios. Estos animales no se
consideraban como especialmente sagrados, sino solo como una especie asociada a un
dios que se representaba con su forma. Por ejemplo, el dios Totpodía ser representado
como un ibis o un babuino, animales que le eran ofrendados.172 Si bien esta práctica era
distinta de la adoración de un dios individual, algunos templos mantenían poblaciones de
animales que podían ser seleccionados para este propósito.173
Oráculos[editar]
A comienzos del Imperio Nuevo, y posiblemente antes, las procesiones de los festivales se
habían convertido en una oportunidad para que la gente buscara los oráculos del dios. Sus
consultas trataban cuestiones que iban desde la localización de un objeto extraviado a la
mejor opción para un asunto de gobierno. Los bamboleos de la barca sobre los hombros
de sus portadores —haciendo simples gestos para indicar «sí» o «no», acercando tablas
en las que podían ser escritas las respuestas u orientando la barca hacia personas
concretas de la multitud— se tomaban como indicaciones de la respuesta del dios.174
Hacia el Tercer Período Intermedio los oráculos se expandieron más allá de los festivales
para permitir la consulta frecuente de la gente. Los sacerdotes interpretaban los
movimientos de los animales sagrados, o eran preguntados directamente, devolviendo por
escrito o de palabra las respuestas que el dios supuestamente les había transmitido.175 Se
suponía que los sacerdotes tenían una habilidad especial para hablar con los dioses e
interpretar sus respuestas, lo que les otorgaba gran influencia política y les dio los medios
para que los sumos sacerdotes de Amón dominaran el Alto Egipto durante el Tercer
Período Intermedio.174
Culto popular[editar]
A pesar de estar excluidos de los rituales dentro de los templos, los laicos buscaban
interactuar con los dioses. Se conservan pocas evidencias de prácticas religiosas
individuales en las primeras épocas egipcias,176 por lo que los egiptólogos estiman que, si
bien los egipcios emplearon varias maneras de comunicarse con lo divino a través de
santuarios domésticos y capillas comunitarias, los templos oficiales y sus dioses fueron los
focos más importantes de veneración popular.177
Reconstrucción de un pilono de Karnak a base de bloques talatat, del Período de Amarna, según los
criterios de la anastilosis.193
Ver también[editar]
Anexo:Ciudades del Antiguo Egipto, incluye la ubicación de muchos templos.
Notas[editar]
1. ↑ El término «faraón» proviene del egipcio per-o («la gran casa», por el palacio donde
habitaba el rey), pero este vocablo surgió durante la dinastía XVIII, por lo que no debería
aplicarse a reyes anteriores, aunque por lo general se suele extrapolar. Isaac Asimov: Los
egipcios, Alianza Editorial, Madrid, 1981, ISBN 84-206-1794-6, p. 82.
2. ↑ Muchos egiptólogos, como Wolfgang Helck y Dietrich Wildung, han argumentado que los
egipcios en realidad no creían en la divinidad de sus faraones. Sin embargo, su divinidad
es constantemente enfatizada en los escritos oficiales, tanto de la corte real como de las
instituciones religiosas. Por lo tanto, e independientemente de lo que los egipcios ordinarios
creyeran, la naturaleza divina del faraón es clave en la ideología del templo egipcio. 6
3. ↑ La frase «mansión de millones de años» es a menudo tomada como la definición egipcia
para el templo funerario. Sin embargo, en numerosas ocasiones los egipcios usaron el
término para referirse a los edificios sagrados que no son generalmente considerados
funerarios, como el templo de Luxor.16
4. ↑ Los emperadores cristianos permitieron a Filé continuar funcionando más tiempo que a
otros templos porque era un lugar sagrado para los nubios que vivían inmediatamente al
sur, más allá de las fronteras del reino.75 Bajo Justiniano I esta política fue abolida y el
templo cerrado por la fuerza.61
5. ↑ Dado que el eje fue alineado a 90° de la corriente del río que generalmente discurría sur-
norte, las irregularidades en el curso del Nilo provocaban que esta orientación no siempre
fuera acorde con las corrientes auténticas.79
6. ↑ Los egipcios tenían herramientas de cobre, y a inicios del Imperio nuevo también de
bronce, pero ninguna era lo suficientemente dura para la mayoría de las labores de
cantería de la arquitectura egipcia.82 Para finales del Tercer período intermedio ya eran
comunes las herramientas de hierro, que empezaron a sustituir a las anteriores. 83
7. ↑ En sus primeras construcciones pétreas los egipcios tallaban pequeños sillares en forma
de ladrillos de barro. Los grandes bloques de diferentes formas fueron típicos en todos los
demás períodos, salvo en el periodo amarniense, cuando los templos de Atón fueron
hechos con sillares pequeños, bloques estándar talalat, posiblemente para acelerar la
construcción.90
8. ↑ Las cantidades eran tan grandes, incluso para las comidas diarias, que solo una pequeña
parte podría ser colocada en la mesa de ofrendas. La mayoría iría destinada a usos
secundarios