La Enfermeria y El Profesionalismo
La Enfermeria y El Profesionalismo
La Enfermeria y El Profesionalismo
ISSN
impreso 0121-4500.
Resumen
Enfermería precisa un cambio cualitativo en la práctica profesional, por ello se sugiere
transitar de la profesionalización al profesionalismo en enfermería como camino para
alcanzar la excelencia profesional y la calidad en el cuidado.
La tesis se desarrolla a través de la argumentación dialéctica y desde una perspectiva
cualitativa que pone en acción la reflexividad de las autoras.
Esto con el propósito de exponer al colectivo enfermero la necesidad de transmitir entre
generaciones de profesionales el hábito del profesionalismo como vía para el logro de la
excelencia profesional y la satisfacción personal en la práctica del cuidado.
El argumento presenta al cuidado como objeto de estudio de enfermería y la enfermería como
profesión y disciplina desde una perspectiva histórica integrando el concepto de
profesionalización en enfermería.
A la vez expone el concepto de profesionalismo analizado desde la antropología filosófica y
concretada desde la ética de los cuidados y del cuidado en enfermería.
Esto para mostrarlo como ideal para cada profesional y como un hábito operativo que resulta
de la integración de la teoría (conocimiento) y la práctica (“saber hacer” y “saber moral”) en
el ejercicio de la profesión.
Y para lograrlo se propone enseñar a usar la reflexividad a través de un modelo para la
aplicación del principio universal de bonus integra causa o buena en todas las etapas para
aprender a tomar decisiones con autonomía en la acción de cuidar en enfermería.
Palabras clave: enfermería, satisfacción en el trabajo, antropología, teoría ética, virtudes
(fuente: DeCS, BIREME).
Abstract
Nursing requires a qualitative change in the professional practice. Thereby, we suggest going
from professionalization to professionalism in nursing as a means to reach professional
excellence and health care quality.
The dissertation goes further through a dialectic line of arguments and on the basis of
qualitative perspective that triggers reflection in the authors with the aim of introducing
nurses to the need of passing through the habit of professionalism as a way of achieving
professional excellence and personal satisfaction in health care practices.
The argument resembles care as the subject of nursing studies and nursing as a profession
and discipline from a historical perspective that integrates the concept of professionalization
in nursing.
Similarly, it presents the concept of professionalism analyzed from the philosophical
anthropology materialized in the ethics of care and disabled or ill persons in nursing practices
with a view to showcase it as the ideal for each professional and as an operational habit
derived from the integration of theory (knowledge) and practice (“savoir faire” and “moral
knowledge”) in the practice of profession.
The research proposes to teach how to use reflexivity through a model for applying the
universal principle of bonus integra causa or good at all stages to learn how to make
decisions with autonomy in nursing care actions.
Keywords: nursing, job satisfaction, anthropology, ethical theory, virtues
Resumo
A enfermagem precisa de uma mudança qualitativa na prática profissional, por isso, sugere-
se transitar da profissionalização para o profissionalismo em enfermagem como caminho
para atingir a excelência profissional e a qualidade no cuidado.
A tese se desenvolve através da argumentação dialética e desde uma perspectiva qualitativa
que aciona a reflexibilidade das autoras no intuito de expor ao coletivo enfermeiro a
necessidade de exprimir às gerações o hábito do profissionalismo como caminho à conquista
da excelência profissional e a satisfação pessoal na prática do cuidado.
O argumento apresenta o cuidado como objeto de estudo de enfermagem e a enfermagem
como profissão e disciplina desde uma perspectiva histórica integrando o conceito de
profissionalização em enfermagem.
Por sua vez, expõe o conceito de profissionalismo analisado desde a antropologia filosófica
e concretizada desde a ética dos cuidados e do cuidado de enfermagem para mostrá-lo como
ideal para cada profissional e como um hábito operativo que decorre da integração da teoria
(conhecimento) e a prática (“saber fazer” e “saber moral”) na prática da profissão.
Na procura desse objetivo, propõe-se ensinar a usar a reflexibilidade através de um modelo
para aplicar o principio universal de “bônus íntegra causa” ou “boa em todas as etapas” para
aprender a tomar decisões com autonomia na ação de cuidados de enfermagem.
Palabras chave: enfermagem, satisfação no emprego , antropologia, teoría ética, virtudes
INTRODUCCIÓN
La comprensión del trabajo de enfermería desde una perspectiva histórica y la profundización
en el conocimiento de enfermería, a la vez disciplina y profesión, han llevado a pensar a las
autoras que los profesionales de enfermería requieren dar un salto cualitativo en la
comprensión de la práctica profesional para agregar valor a las acciones profesionales. Para
ello se plantea que enfermería debe transitar de la “profesionalización”, entendida como la
acción y el efecto de dar carácter de profesión a una actividad, al “profesionalismo” (1, p.
138) pensado como las actitudes o la disposición de ánimo manifestado de algún modo o
atributos actitudinales de el(la) enfermero(a) que brinda los cuidados. Esto, como requisito
para que los profesionales alcancen el nivel de excelencia en la práctica profesional, en
cualquier escenario de su actuación. En este sentido, el propósito del artículo es poner de
manifiesto la necesidad de transmitir, en los distintos niveles de formación y prácticas
profesionales, el ideal del profesionalismo como un hábito que contribuye al logro de la
excelencia en la práctica profesional y que mejora la calidad de los cuidados.
EL CUIDADO COMO OBJETO DE ESTUDIO DE ENFERMERÍA
El análisis del problema desde una perspectiva histórica, admite afirmar que enfermería “ha
sido” y “es” en función de la sociedad del momento; es decir, es, en cada cultura, el conjunto
de reglas, roles, prácticas y relaciones que condicionan causalmente su acción y su imagen
en la sociedad, siendo el resultado tanto voluntario como involuntario de la acción y el
pensamiento estructurante que se proyecta del pasado (2, p. 59). Así, la historia de las
mentalidades, en cuidados de salud, permite reconocer los principios que han servido de
soporte o perspectiva para interpretar los fenómenos implicados en los cuidados en las
diferentes culturas. En tanto que el estudio de la historia local, regional o nacional ha
permitido conocer de manera concreta los cuidados vinculados al continuum salud-
enfermedad en épocas específicas y contextualizadas a las culturas en las cuales se han
desarrollado. Además, la historia de enfermería comparada ha permitido contrastar dichos
cuidados. Sin embargo, es la historia de la educación la que aporta una base para el estudio
de los mecanismos de trasformación tanto de técnicas y procedimientos como de valores y
actitudes asociados al binomio salud-enfermedad y sus respectivos cuidados (2, pp. 69-70).
El cuidado como materia de estudio de la Historia de Enfermería se relaciona con las
manifestaciones que han planteado el “saber” y el “quehacer” de la actividad de cuidar a lo
largo de los siglos. El contenido histórico del cuidado se remonta a las “prácticas cuidadoras”
ligadas a la conservación de la especie humana, en que sus elementos constitutivos habrían
estado sometidos a los necesarios vaivenes de las distintas épocas y, por tanto, son capaces
de establecer lazos de totalidad histórica, con base en el sistema de referencia con el que se
relacionan y articulan (3, p. 26). Entonces, los cuidados de enfermería se han constituido
como hechos históricos, por ser una constante que surge, con carácter propio e independiente,
desde el principio de la humanidad (3, pp. 26-27). Además, la historia de los cuidados se ha
desarrollado a través de dos grandes ejes que originan dos orientaciones: asegurar la
continuidad de la vida y enfrentarse a la muerte. Por tanto, la significación histórica de los
cuidados, lo mismo que la historia del hombre, reconoce, desde un enfoque histórico de
temporalidad, tiempos de larga duración y a nivel estructural, estructuras profundas y estables
con las respectivas y oportunas adaptaciones coyunturales (3, p. 27).
No obstante, la enfermería y las propias enfermeras somos las responsables de develar a la
luz de la historia el “contenido propio” de enfermería, tratando de extraer el significado que
ha tenido el cuidado en cuanto a quién lo ha proporcionado, cómo, dónde, por qué y para qué
(4), para así “aprender nuestra existencia como pensadores y hacedores de cuidados de
enfermería, con relación a un todo y a sus múltiples e interesantes interrelaciones” (3, p. 27).
En este contexto cabe preguntarse ¿cuándo se han transformado en disciplina y profesión
dichos cuidados?
ENFERMERÍA: DISCIPLINA Y PROFESIÓN
El diccionario de Oxford define disciplina como una rama de instrucción o educación, un
departamento de aprendizaje del conocimiento y sintaxis distinta. Este hecho determina qué
fenómenos o abstracciones son de interés, en qué contexto se van a ver estos fenómenos, qué
problemas se van a generar, qué métodos de estudio se van a utilizar y qué cánones de
evidencia y prueba se van a exigir, como resultado de la forma compleja de evolución de las
disciplinas (5). La ciencia y la tecnología se han desarrollado dentro del contexto de la cultura
y esta situación implica, en primer lugar, una discusión racional (que puede devenir en un
desacuerdo productivo), donde luego y a partir de la tradición escrita se precisa objetivar las
ideas para la reorientación de la acción y la modificación de las prácticas sociales de la
profesión con base en la aplicación de la teoría, para que estos tres elementos se puedan
combinar en la práctica. Como disciplina, enfermería es más amplia que la ciencia de
enfermería y su singularidad se desprende de su perspectiva, más que de su objeto de
búsqueda o de su metodología (5). Además, una disciplina es inherente a un campo científico
en el que se investigan determinados aspectos de la realidad con el propósito de generar,
utilizar o difundir el conocimiento, y actúa en función social del trabajo y, para algunos, tiene
cierto ingrediente de vocación (6, p. 23).
En el campo profesional, típicamente existe un proceso evolutivo que se presenta a medida
que el campo se mueve de un nivel vocacional, en el cual el arte y la tecnología son
preeminentes, a la racionalización de la práctica y al establecimiento de una base cognitiva
para la práctica profesional (5). Entonces, profesión (del latín professio y onis) desvela su
significado como acción y efecto de profesar; sin embargo, su comprensión en términos
generales y en el tiempo ha sido restringida al ejercicio de un saber o una habilidad. Así, el
uso común del concepto lo ha definido como una actividad permanente que sirve de medio
de vida y que determina el ingreso a un grupo profesional específico y al empleo, facultad u
oficio que cada uno tiene y ejerce públicamente.
En este artículo se intenta recuperar el significado como declaración o confesión pública de
algo, sea una creencia o confesión pública de la misma (7), porque permite hacer alusión a
una colectividad que participa de dichas creencias, como es el caso de quienes otorgan
cuidados. Además, en este sentido se comprende que el desarrollo de las profesiones se
manifieste ligado en forma permanente a la evolución de las sociedades, escenario donde
asumen características que les permiten, dentro de la estructura social a la que pertenecen,
ser consideradas una institución. Así, los teóricos del siglo XIX consideraban las profesiones
como una modalidad de lo que Tocqueville denominó “corporaciones intermediarias”, que
eran organismos por medio de los cuales podía instaurarse un nuevo orden social, en
sustitución de la sociedad tradicional. Mientras que para Max Weber la profesión estaba
vinculada a lo religioso, en la tradición cristiana, puesto que el acto de profesar está
relacionado con la voluntad de consagrarse a Dios, obedecer a un ser superior, con un alto
contenido de ascetismo, de entrega y de sufrimiento (8, p. 25).
El concepto de profesión en el sentido actual se remonta a la época preindustrial y es producto
de la industrialización y de la división del trabajo. Durante el siglo XX, es Flexner quien
sugiere la necesidad de tomar en cuenta la implicación de operaciones intelectuales, que
adquieren su material de la ciencia y de la instrucción. Esto, con un fin definido y práctico, a
partir de una técnica educativa comunicable, que se extienda a la organización entre sus
propios miembros de forma cada vez más altruista (7). Luego Carr Saunders y Wilson
agregan que el estatus de una profesión se alcanza cuando un tipo de actividad no se ejerce
más que mediante la adquisición de una formación controlada, la sumisión a reglas y normas
de conducta entre los miembros y los no miembros y la adhesión de una ética del servicio
social. Y Cogan redunda en esa idea al plantear que una profesión tiene la obligación ética
de proveer servicios altruistas al cliente. Esto, basado en la comprensión de señalamientos
teóricos de algunas áreas de conocimiento específico y sus habilidades (Pou). Pero solo a
partir de estudios realizados en la década de los años sesenta se define profesión a partir de
la existencia de un cuerpo específico de conocimientos para actuar en una realidad social
organizada. En este sentido, Wilensky estableció que la profesión es una forma especial de
organización ocupacional basada en un cuerpo de conocimiento sistemático, adquirido a
través de una formación escolar, y que una actividad se considera profesión cuando supera
las cinco etapas del proceso de profesionalización (8, p. 25).
Entonces, la revisión del proceso de profesionalización permite reconocer el momento en que
el trabajo se convierte en una ocupación de tiempo integral como consecuencia de la
necesidad social del surgimiento y ampliación del mercado de trabajo; cuando se crean
escuelas para el adiestramiento y la formación de nuevos profesionales; cuando se constituye
la asociación profesional donde se definen los perfiles profesionales; se reglamenta la
profesión asegurando así el monopolio de competencia del saber y de la práctica profesional;
y se adopta un código de ética con la intención de preservar los “genuinos profesionales” (6,
p. 25; 8, p. 27). Pero Millerson plantea, además, que toda profesión debe cumplir algunas
características que permitan medir el grado de profesionalización de las diferentes
ocupaciones, ya que los profesionales deberían tener un sueldo elevado, un estatus social alto
y autonomía en su trabajo (9).
PROFESIONALIZACIÓN EN ENFERMERÍA
Respecto a la aparición de la enfermería como profesión en el ámbito mundial, algunas
historiadoras, especialmente las de orientación cristiana, remontan sus orígenes a Fabiola en
las catacumbas romanas; otras ubican el nacimiento de la enfermería moderna en Florence
Nightingale, a partir de la creación de la Escuela de Enfermería del Hospital Santo Tomás en
Londres. Los sociólogos de la asistencia médica consideran que fue hacia finales del siglo
XIX cuando nació la nueva profesión de las enfermeras seglares, que fueron ocupando los
puestos dejados por las religiosas (10). Y en la medida que crecían en número, fueron
conscientes de intereses comunes y en la época de la “Batalla de las enfermeras” (1883-
1893), en el Reino Unido, un grupo de ellas fundó la Asociación de Enfermeras y anunció el
deseo de establecer un registro general de enfermeras. Pero solo en 1883, tras varios años de
controversia, la reina otorga a la asociación un carácter real; sin embargo, no se les dio el
derecho exclusivo de registrar enfermeras ni de ejercer el control sobre la enseñanza de la
enfermería (11).
Por tanto, es en el siglo XX cuando realmente el proceso de profesionalización avanza con
especial relevancia, dejando atrás las limitaciones existentes durante la “etapa
preprofesional”1 (12) en cuanto al análisis intelectual de los problemas que trataba y la toma
de decisiones sobre los mismos; en la subordinación total a la medicina (aunque este extremo
no siempre fue así) y en el prestigio social tanto de la clientela como de los discípulos. En
este sentido, se ha planteado que “si la enfermería continúa tratando de desarrollarse
profesionalmente, se le hará cada vez más necesario identificar qué hacemos, cómo lo
hacemos, para qué lo hacemos y por qué son necesarios nuestros servicios” (13, p. 25).
Por tanto, a partir del aporte de historiadores de enfermería (1, 2, 3) y sus respectivas
revisiones de la historia de esta disciplina en distintos contextos, nos es posible reconocer el
proceso de profesionalización en enfermería. Pero, si se analiza también la historiografía2 de
enfermería con los criterios que han empleado para definir profesión, sociólogos como
Michael Burrage, Konrad, Jarausch y el historiador Hanns Siegrist (14, p. 121), se harán
visibles también los progresos alcanzados por enfermería en cuanto al ejercicio liberal de la
profesión, la introducción en el mercado laboral de sus servicios expertos; la construcción de
una identidad, el gobierno o la autonomía respecto de otras ocupaciones, el desarrollo para
dar un entrenamiento especializado, sistemático a los aspirantes y de erudición al colectivo
profesional, incorporando progresivamente los exámenes, los diplomas y los títulos que, en
los diferentes contextos, controlan la entrada para la práctica ocupacional y también autorizan
el monopolio en el ejercicio de la misma. También, en el hecho de que sus miembros aspiran
a las recompensas, tanto materiales como simbólicas, relacionadas no solo con la
competencia ocupacional y ética en el lugar de trabajo, sino también porque existe la creencia
entre los contemporáneos que sus servicios expertos son de especial importancia para la
sociedad y el bienestar público.
Pero esto no es suficiente si no son las propias enfermeras, y desde la perspectiva de
enfermería, quienes intentan establecer los criterios internos de profesionalización. Y así lo
hicieron Hall, en su ponencia “¿Quién controla la profesión?”, presentada en el Congreso
Cuadrienal del CIE (15), y Leddy y Pepper en Conceptual bases of professional nursing (16).
Una síntesis de los criterios propuestos por ellas se presenta en la tabla 1.
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