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Cuadro 14
Conductas Específicas de la Familia para Apoyar al
Paciente en el Seguimiento del Régimen. 72
Cuadro 15
Cuadro 16
Distribución de las Características de los Pacientes
según Control Glucémico. 76
Cuadro 17
Conocimientos, Apego, Funcionalidad Familiar y conductas específicas
de apoyo familiar al paciente con Diabetes Mellitus Tipo 2. 77
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Z 7 1 6~4
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1 997
V3
1020120846
fQNDQ
UNIVERSIDAD AUTONOMA DE NUEVO LEON
FACULTAD DE TRABAJO SOCIAL
DIVISION DE E S T U D I O S DE P O S T G R A D O
PACIENTE C O N DIABETES M E L L I T U S T I P O 2
T E S I S
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P R E S E N T A fondo
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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN
FACULTAD DE TRABAJO SOCIAL
DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSTGRADO
TESIS
QUE PARA OBTENER EL TITULO DE
MAESTRÍA EN TRABAJO SOCIAL
PRESENTA
ASESOR DE LA TESIS
DR. MANUEL RIBEIRO FERREIRA
COASESOR DE TESIS
DRA. LILIA CÁRDENAS IBARRA
DICIEMBRE DE 1997
FACULTAD DE TRABAJO SOCIAL
UNIVERSIDAD AUTONOMA DE NUEVO LEON
A quien corresponda:
0EE W ^ V A M O R I N
MIEMBRO CÍE LA COMISION P O S T G R A ^ o ^ c T o ^ t ó L A f e l ^ l S I O N DE
DE TESIS
ESTUDIOS DE POSGRADO
San Agustín.
DEDICATORIA
Pág.
ÍNDICE DE GRÁFICAS i
ÍNDICE DE CUADROS ii
1. PRIMERA PARTE. 1
1.1. Introducción. 1
1.2. Justificación y planteamiento del problema. 3
1.3. Antecedentes. 6
1.3.1. Breve reseña histórica de la diabetes. 6
1.3.2. Panorama actual de la diabetes. 7
1.3.3. Día a día con el régimen antidiabético. 12
1.4. La familia. 17
1.4.1. Concepto de Familia. 17
1.4.2. Familia y Salud. 23
1.4.3. La familia del paciente diabético. 24
1.4.4. Disfunción familiar y diabetes. 26
1.5. Apoyo familiar. 29
1.6. El Modelo Rector. 32
1.7. Objetivos. 35
BIBLIOGRAFÍA. 86
APÉNDICES. 97
A. CÉDULA DE ENTREVISTA 98
B. HOJA DE RECOLECCIÓN DE DATOS Clínicos 106
C. APGAR FAMILIAR (Modificado tipo encuesta para este estudio). 108
D. CARTA DE CONSENTIMIENTO 110
E APGAR FAMILIAR 112
ÍNDICE DE GRÁFICAS
Gráfica 1
Ciclo de la función familiar.
Gráfica 2
Género de los Participantes.
Gráfica 3
Gráfica 4
Distribución de las Indicaciones por el Médico
además de la Farmacoterapia.
Gráfica 5
Gráfica 6
Confianza del Paciente en el Régimen.
Gráfica 7
Nivel de Conocimientos.
Gráfica 8
Apego al Régimen Antidiabético.
Gráfica 9
Distribución de Pacientes según Escala de Agobio.
Gráfica 10
Edad al Diagnóstico.
Gráfica 11
Diabetes y Enfermedad Agregada.
Gráfica 12
Modalidad de Tratamiento con Hipoglucemiantes.
Gráfica 13
Control Glucémico.
Gráfica 14
Apoyo Familiar al Régimen Prescrito al Paciente.
ÍNDICE DE CUADROS
Cuadro 1
Modelo Rector. 33
Cuadro 2
Distribución por Edad. 49
Cuadro 3
Escolaridad de los Pacientes con DM Tipo 2. 50
Cuadro 4
Estado Civil de los Pacientes con DM Tipo 2. 51
Cuadro 5
Características de los parientes de los individuos
Cuadro 6
Cuadro 7
Distribución
que de los
le brindaron Pacientes sobre
Orientación segúnelNúmero de Fuentes
Régimen. 57
Cuadro 8
Evaluación de tos Conocimientos sobre cada uno de los
Componentes del Régimen Hipoglucemiante. 60
Cuadro 9
Cuadro 10
Barreras al Seguimiento de las Indicaciones para
Normalizar la Glucemia. 64
Cuadro 11
Cuadro 12
Otras Características Clínicas por Sexo de los
CuadroFrecuencia
13 al Día de Toma de Medicamento. 69
1. PRIMERA PARTE.
1.1. Introducción.
Apoyo Familiar.
Los datos son números; bc.(buen control); con o sin (es de acuerdo a la característica de la
variable en cuestión) por .X2 ManteJ-Haenzsel.
Y en este sentido, los datos que aporta este estudio son elocuentes. Se puede
apreciar que 112 (70.9%) conoce su régimen, 84 (53.16%) se apegan al mismo. En
cuanto a valor APGAR familiar solo 29 (18.3%) sugieren disfunción familiar
(calficación < 7). El 82.2% de los pacientes fueron apoyados por sus familiares en
cuanto a la toma del hipoglucemiante; el 35% los apoyaron en dieta y el 47.4% en el
plan de ejercicio prescrito. La presencia de las características (apego y apoyo en la
dieta y el ejercicio) muestran mayores porcentajes de pacientes en buen control
glucémico (las tres p<0.05).
4. CUARTA PARTE: DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS.
El tipo de familia extendido presento una frecuencia mayor que la reportada por
Ribeiro (1989) en familias de Monterrey, 35% contra 24%. Esta diferencia pude
ser debida a que nuestro universo (individuos con DM tipo 2) estuvo representado
por el subgrupo de adultos maduros de la población de Monterrey. Probablemente
la extensión de la familia ocurra en un intento de solucionar algún problema como
lo propuso Lomittz y Sussman22, que manifiesta que esta última tiene como
aspecto fundamental la ayuda mutua.
Otro punto de interés es que las calificaciones APGAR familiar fueron mas bajas
en las familias extendidas y tampoco se dieron en mayor proporción las conductas
especificas de apoyo en al cuidado de la diabetes. Lo que sugiere que aunque se
presenten un número mayor de posibles cuidadores en este tipo de familias, no
reditúe en una mejor atención y que se siga actuando por crisis (cuando el
síntoma aparece). Por lo tanto, no sorprende no encontrar diferencias
estadísticamente significantes en el control según si la familia es nuclear o
extendida en nuestros estudiados.
Encontramos que el 51.9%, es decir, fue un total de 82 de los 158 pacientes con
DM tipo 2 incluidos en este estudio cumplieron con el "criterio de persona
informada" por trabajo social. No obstante, esto último no es garantía de que los
conocimientos adquiridos sean llevados a la practica. Los hallazgos en cuanto a
barreras para el apego, expectativas del beneficio quf) traería el régimen, así
como el grado de agobio, pueden ser utilizadas para el desarrollo e
implementación de estrategias de engranaje en el cuidado antidiabetico con la
cotidianidad, a fin de mejorar la calidad de vida de las personas con diabetes.
Las conductas de apoyo que mostraron asociación con el nivel de control fueron
las relacionadas con dieta y ejercicio, es decir en los componentes del régimen
que requieren la adopción de nuevos hábitos llevados persistentemente para
lograr el efecto deseado. Los pacientes de estas familias que apoyan, mostraron
un mejor nivel de apego y de conocimiento sobre el régimen prescrito,
independientemente de la escolaridad del paciente. Tenemos que mencionar que
la escolaridad de los familiares, sobretodo de los hijos es muy superior a la del
22
Citado porValadez Figueroa, 1993.
paciente (el 65% de los mayores de 15 años tienen secundaria completa o mas)
por lo que pudieran suplir en esa deficiencia Si hemos de identificar el familiar
proveedor de apoyo fueron las esposas siguiéndoles las hijas y posteriormente
por los esposos, muy similar a lo reportado por Robles Silva.
La educación para la salud del paciente con diabetes y su familia debe ser una
actividad diseñada para facilitar decisiones voluntarias que conduzcan a prácticas
positivas, dirigidas a que asuman la responsabilidad que les corresponde en el
proceso salud-enfermedad. Y donde el propósito fundamental sea que esta
responsabilidad se cumpla de manera habitual, es decir este inmersa en la
cotidianidad de los individuos y sus familias, que forme parte de sus rutinas,
costumbres, y su cultura y no solo se limite a cumplir una encomienda o
indicación del equipo de salud.
Apoyo familiar ha sido estudiado por Schafer et af (1986) en Dakota del Norte
utilizando un instrumento llamado "Diabetes Family Behaivior Checklist" (DFBC)
que traducido es un inventario de conductas sobre diabetes de la familia. Este
instrumento consta de 16 reactivos que excluyendo aquellos que versan sobre
insulina y automonitoreo glucémico; cubre esencialmente los mismos aspectos
que incluimos en nuestro estudio. Cabe mencionar que según la formulación del
reactivo de alguna manera evita intromisión innecesaria, v.g. "¿Le regañan si no
sigue la dieta?". Formato seguido en la mitad de los reactivos del DFBC. Similar
situación encontramos sobre la evaluación de barreras de apego al régimen por
Irvine et al (1990) y sobre ambiente social por Glasgow et al (1988) con
conclusiones acordes.
Finalmente cabe mencionar que ante la escasez de publicaciones sobre el tema
en nuestro país imposibilito el hecho de comparar los datos aquí aportados con
otros estudios. De los tres estudios que abordan este tema, dos (Robles Silva y
cois., 1989; 1995) investigan a través del familiar que proporciona el apoyo y el
tercero de ellos (Rodríguez y Guerrero, 1996) emplea el DFBC,
desafortunadamente se empleo un diseño sesgado, lo que disminuye la
credibilidad de sus resultados. De todas maneras los resultados mostrados por
Rodríguez y Guerrero son congruentes con los nuestros.
Esta última señala una asociación significativa entre las variables de interés
planteadas en nuestra hipótesis. Hecho que hace evidente que el tratamiento
médico de los pacientes con DM tipo 2 sea constantemente apoyado con
programas educativos sustentados por grupos multidisciplinarios de salud, que
incluyan al Trabajador Social. El paciente diabético y su familia, deberán obtener
a través de la entrevista educativa individualizada, un mejor conocimiento acerca
de su enfermedad y una mejor calidad de la comunicación y un menor nivel de
agobio, que le permita reconocer y resolver sus problemas psicosociales que
interfieren como barreras en su control y tratamiento antidiabético. El Trabajador
Social representa un nexo entre el personal médico, y paramèdico con el
paciente, puesto que este profesionista aporta el aspecto sociocultural, además
de tener acceso a la familia a través de las visitas domiciliarias. Estas
herramientas podrían facilitar los cambios requeridos para que la familia adopte
los hábitos mencionados para mejorar la calidad de vida del diabético y reducir la
morbi-mortalidad.
Por último, tomando en cuenta que esta ahora no existe cura para la diabetes y
una de las armas, si no la única que contamos para combatirla, controlarla y
prevenirla (al menos que aparezca en forma más tardía) es sin duda alguna la
educación, que pretende la búsqueda de una modificación de los aspectos
conductuales de la persona enferma, tarea extraordinariamente compleja y nada
fácil, por lo arraigado de los hábitos personales poco o nada favorables a la
salud, en la lucha diaria contra la diabetes.
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APÉNDICES
requeridos por las enfermedades crónicas 1 , representan un esfuerzo aún mayor, es
decir, et cambio de conducta debe tomar la forma de hábito y éste, ha de sostenerse
de por vida (Cárdenas, 1987).
1
Están consideradas como un trastorno de la salud que exige un largo periodo de vigilancia médica. Esta vigilancia puede ejercerse
en la consu Ita extema, Id casa del enfermo, el hospital u otra institución, o mediante una convinación de lo anterior. Puede haber o
no invalidez manifiesta. Ua enfermedad puede ser estable o evolutiva .
2
Citado por Valadez-Figueroa y cois., 1993.
En este sentido la interacción familiar es potencialmente importante en todas las
enfermedades, principalmente en las crónico degenerativas, como la diabetes, ya
que tienen en común su carácter de cronicidad, así como la similitud de los
problemas sociales y médicos que representan.
• son permanentes;
• provocan incapacidad residual;
• tos estados patológicos son progresivos llegando a la irreversibilidad;
• requieren entrenamiento especial de rehabilitación del paciente y
• demandan una vigilancia prolongada de atención médica.
En este tipo de enfermedades intervienen una serie de procesos que afectan por
igual al individuo enfermo, como a su entorno familiar. Es decir, sobrevienen
cambios bruscos que generan crisis irreversibles a las que hay que responder de la
mejor forma posible, lo que no siempre significa que la respuesta elegida sea la más
adecuada o eficaz. En consecuencia implican modificaciones de hábitos fuertemente
arraigados en el paciente y en la familia, así como en las expectativas y proyectos
de vida, e inseguridad y temor con respecto del futuro (Cárdenas, 1987).
Estos cambios se han manifestado con una aceleración tal, que los servicios de
salud, tanto institucionales como privados, no han podido dar respuesta adecuada a
este problema en particular (Escobedo de la Peña, 1995).
Estos hallazgos empíricos nos dieron la pauta para mantener un interés particular de
conocer y descubrir lo que sucede en el entorno familiar del paciente diabético.
Puesto que el individuo no es un ser aislado, sino que forma parte de una continúa
interacción que le lleva a crear relaciones muy arraigadas intra y extra-familiares.
3
Dicho programa ss aplica a ios pacientes diabéticos de los 31 estados federativos del país y 81 Distrito Federad cjué son
trabajadores y a sus familiares con derecho a las prestaciones de la seguridad social.
provocar en el ámbito familiar y social por un lado, y por consiguiente, colaborar con
los integrantes del equipo de salud en mejorar el abordaje y apoyo que se pudiera
utilizar en el manejo de la atención integral del-paciente y su familia.
Es por ello importante destacar que el Trabajador Social, como integrante del equipo
de salud, debe fomentar la participación de la familia en el cuidado del paciente con
DM tipo 2. Ya que es sabido que las interrelaciones familiares son las que sostienen
o bien perjudican la conducta terapéutica del paciente y éstas, en cierta forma, son
el reflejo de algunas características de la familia (Valadez Figueroa y cois., 1993).
A este respecto Sarah Shachor dice que la contribución del trabajador social al
desarrollo de la atención integral de la salud familiar está relacionada con el
paciente y con su familia, con el personal o equipo de trabajo y con la comunidad.
Dentro de cada una de estas funciones está implícita la enseñanza (Sahchor, 1987).
Claro, ésta entendida dentro dei campo educativo de salud, y donde el concepto de
educación para la salud constituye uno de los mecanismos clave para divulgar el
conocimiento de la salud y el fomento de la misma (Carta de Otawa, 1987).
Aún en ei multibillonario sistema de salud de USA se discute quién se hará cargo del
costo inicial de la educación y ei costo corriente de las tirillas, medidores
glucémicos, medicaciones, etc. En el resto de las Américas, la ayuda oficial es
escasa, los sistemas de salud tienen otras prioridades más urgentes que no
permiten programas de educación ni de prevención de complicaciones diabéticas
(Rolla, 1994).
4
Entrevista con e! Dr Joseph Wolsdorf, Jefe del Servicio de Diabetes Juvenil de la Clínica Joslin en Boston,
Mass. en octubre de 1 9 9 3 por la Revista Diabetes Hoy
su familia tengan posibilidades económicas, culturales y sobre todo el deseo de
participar.
1.3. Antecedentes.
Desde ese tiempo hasta hoy día, la historia de la diabetes ha sido dividida en cuatro
grandes periodos: antiguo; de diagnóstico; de tratamiento empírico; y experimental
y/o tratamiento efectivo.
• El segundo comprende desde 1675 hasta comienzo del siglo XIX, es en este
periodo de la historia donde los observadores notaron que la herencia es un
factor importante, ya que varios miembros de una familia estaban afectados con la
"enfermedad de agua dulce". Además en este lapso de la historia, fué registrada
la diabetes que se inicia en la madurez, en la cuál, además de los síntomas
usuales, el paciente se encontraba obeso y sin energía. A diferencia del otro tipo
de diabetes con inicio en la juventud y que fue descrito como "derretirse de la
carne" y produciendo una orina dulce. Estas descripciones históricas fueron
realizadas por Thomas Wilis en el año de 1674; Dabson en 1775 y otros, dando
así importancia al padecimiento y a sus complicaciones.
• El cuarto período data desde 1889 hasta nuestros días, siendo sin duda el
descubrimiento de la insulina por Bating y Best en Toronto, Canadá, en el otoño
de 1921, el acontecimiento más importante de esta etapa y en consecuencia este
hecho involucra nuevos elementos al tratamiento de la diabetes: el ejercicio y la
educación, inicialmente en 1922 y esta última recobra importancia en 1972; los
hipoglucemiantes orales o sulfonilureas en los años cincuenta (Krall, 1981; Martí,
1994; Guillen, 1994; Ovalle, 1994; Ruiz, 1972; Aguilar, 1990)
La diabetes mellitus 5 es una enfermedad extendida por todo el mundo, que afecta al
2 ó 3% de la población occidental, porcentaje que sube al 6% si solo se considera la
población de adultos; y hasta el 16% si nos referimos únicamente a mayores de 65
años (OMS, 1980).
Aunque no existen datos completamente fidedignos hay acuerdo en afirmar que esta
enfermedad va en aumento en el mundo (Cardonet, 1994). Sin embargo en las
Américas, se ha calculado que en 1996, existían por lo menos 30 millones de
personas con diabetes, lo que equivale a más de la cuarta parte del total de los
casos mundiales y estos aumentan rápidamente a medida que asciende el promedio
de vida del hombre, cambia su manera de vivir y se mejora la detección de esta
enfermedad. Por lo que se prevé que para el año 2010 el número de casos en las
Américas llegará a 45 millones (OMS, 1996).
5
Es un trastorno metabòlico en el que la hiperglucemia crónica es la caradterlstica principal.
* Existen otros tipos de diabetes como: Gestacional, intolerancia a la glucosa y secundaría a otras enfermedades.
con sus propias características y que afectan a la mayoría de los pacientes en las
Américas; son: la dependiente de insulina (tipo 1) y la no insulinodependiente (tipo
2). La primera, antes llamada diabetes juvenil, es la más grave de la diabetes
mellitus primaria y afortunadamente la menos frecuente (1 al 2% del total de los
casos en México); se desarrolla con mayor frecuencia en la niñez y en la
adolescencia y tiene una tendencia mayor a la cetoacidosis 7 La segunda se
presenta básicamente en adultos después de la cuarta década de la vida, cursando
casi siempre con sobrepeso y con tendencia al coma hiperosmolar 8 y su prevalencia
aumenta con la edad. Para los fines de esta investigación se estudiará a pacientes
afectos con este tipo de diabetes, porque representa a una población que varía entre
el 90% y el 95% del total de los casos en México (Ríos y Rull, 1994).
La DM tipo 2 es una enfermedad condicionada por los estilos de vida, que se hace
evidente en la edad medida de la vida, en la que los síntomas suelen no ser
evidentes y en la que por lo general el diagnóstico es incidental a tal punto que se
estima que muchas personas pueden estar afectadas sin saberlo (Cardonet, 1994).
La OMS (1985) dice que este tipo de diabetes es un estado de hiperglicemia crónica
que puede resultar de factores genéticos y ambientales que a menudo actúan
conjuntamente (Ruiz y cois., 1994). Dichos factores descritos son entre otros la
herencia, obesidad, alimentación, cambios en los hábitos de vida, actividad física,
stress psíquico y físico, embarazo, endocrinopatías y fármacos. Además del nivel
sosioeconomico y cultural del paciente que sin duda representa un factor de gran
importancia, en especial por su influencia en la accesibilidad a los métodos
terapéuticos y por consiguiente a los servicios de salud. En base a todo lo antes
dicho, se piensa que la etiología de la DM tipo 2 es multifactorial, donde los factores
genéticos interactúan con los ambientales.
7
Es una complicación aguda de la üabetes, que resulata de una deficiencia casi absoluta de insulina que da origen a hiperglicemia
(alto nivel de azúcar).
8
Complicación aguda de la diabetes que afecta de manera habitual a individuos con DMNID, mayores de 50 años y en general se
encuentra un factor desencadenante como el infarto, ebplia o infecciones, entre otros.
costos indirectos que la enfermedad ocasiona por ausentismo laboral, desempleo y
mortalidad entre otros factores (Fajardo, 1992).
Sin duda la occidentalización de nuestro estilo de vida tiene mucho que ver con la
frecuencia aumentada de la incidencia de DM tipo 2. Antes de la revolución
industrial, la ingesta de calorías refinadas era menor y la actividad física mucho
mayor. La relación DM tipo 2 y obesidad eran menos prevalentes. Uno de los
mejores ejemplos de la influencia externa del estilo de vida se ve en los indios Pima
de Arizona. A principios de siglo, los Pima, que eran nómadas y seguían haciendo
su vida tradicional, no presentaban diabetes. Con la modernización su sistema de
vida cambió, y ahora más de la mitad de los Pimas adultos tienen diabetes (Rolla,'
1994).
9
Familiares de pacientes diabéticos o personas obesas (sobrepeso).
A partir de la década de los 60's, se publicaron los primeros estudios de prevalencia
de esta enfermedad en México, efectuados en poblaciones de áreas rurales y
urbanas, tanto del Distrito Federal como de algunos estados de la República, los
cuales mostraron una prevalencia de 1.3% a un 5.4%; en los 70's, varió de 1.24% a
4.6%; en los 80's, de 2.0 a 11.0% (Escalante, 1996), y en los 90's, la secretaría de
Salud, a través del programa nacional denominado Encuesta Nacional de
Enfermedades Crónicas, reporta una prevalencia de DM tipo 2 global de 6.7% en el
país Existen algunas variaciones regionales, siendo el área rural menos afectada
que la urbana, pero aún en esta última se observan variaciones (ENEC, 1994).
González estudió una comunidad de bajo estrato socioeconómico en México, D.F.,
encontrando una prevalencia de 9.3% en población de 35-54 años de edad (Stern,
1992). Mientras que en una población comparable en Monterrey, N. L., Cárdenas
reportó un 24.4% (Cárdenas, 1996). En ambos estudios poblacionales no se detectó
variación significativa de la prevalencia según sexo.
Por otra parte se considera que la participación de esta enfermedad en relación con
la morbi-mortalidad, sobre todo en la segunda mitad de este siglo, ha ido en
aumento (Escobedo y Santos, 1995).
En el estado de Nuevo León, de acuerdo con los datos de la S.S.A., en 1989 esta
enfermedad se situó en el tercer lugar de mortalidad general con una tasa de 31.4
casos por 100,000 habitantes y en el octavo lugar de morbilidad general con una,
tasa de 427.4 casos por 100,000 habitantes (Datos de la Dirección de Planeación
S.S.E. en N. L „ 1989).
La diabetes meíütus tiene un gran impacto en la calidad de vida del paciente a causa
de sus complicaciones a largo plazo, entre las que se encuentran principalmente las
enfermedades cardiacas, renales, neurológicas y oftálmicas (Lerman, 1994). Estas
complicaciones tardías constituyen las principales causas de morbi-mortalidad que,
además, se han considerado como responsables del alto costo de la atención
médica de esta enfermedad (Lee, 1989).
Para obtener un control glucémico en los pacientes con diabetes mellitus se usan los
criterios recomendados por la American Diabetes Association (ADA), para calificarlo
de bueno (menor que 140 mg/dL), regular (141 a 199 mg/dL) o pobre (mayor que
200 mg/dL) de glucosa en plasma en ayunas.
Aunque este estudio se llevó a cabo con 1441 pacientes con DMID, la hiperglicemia
está asociada con la presencia y avance de las complicaciones con los dos tipos
principales de la diabetes, el grupo de investigadores que participaron en el estudio'
antes mencionado concluyeron con respecto a los beneficios de la reducción de la
glicemia se extendiera a los pacientes con DM tipo 2.
10
Se refiere a la vigilancia y regulación de los Indices bioquímicos que suelen medirse por procedimientos rutinarios de laboratorio.
Quedando así demostrada científicamente la premisa enarbolada a principios de
siglo por Elliot P. Joslin estaba acertada: "El estricto control de las glucemias
disminuye las complicaciones crónicas de la diabetes" (Rolla, 1994).
Para la mayoría de las personas tener una buena calidad de vida significa poder
realizar cualquier tarea que su capacidad les permita, sin ningún problema. Ser
autosuficientes para cuidar de sí mismos y de otros que dependan, por su edad o
condición física, de ellos. El poder trabajar en lo que más les agrada y da
satisfacción. El llevar una vida familiar adecuada. En Diabetes, todo ésto se puede
lograr cuando el control glucémico es adecuado (De Alva, 1994).
Desde que se usó por primera vez la insulina en 1922, el tratamiento de la diabetes,
ha sido uno de los capítulos más importantes en la historia de la diabetes (Kralí,
1981). Por lo que el control y la prevención de las complicaciones crónicas propias
de la enfermedad dependen en gran medida del equipo de salud, sinembargo mucha
de la responsabilidad pasa al paciente que debe educarse y controlarse )o más
posible, con grandes sacrificios y sin alterar el resto de su vida (Rolla, 1994).
La diabetes es un padecimiento común, que hasta hoy día no tiene curación; Igual
que en otras enfermedades crónicas, en su tratamiento es necesario atender los
prob'emas del estilo de vida si se desea que se acepten e integren con éxito las
diferentes modalidades del mismo. Vivir con diabetes significa adaptarse a una
nueva forma de vida, de manera que el paciente está obligado a ocuparse a fondo
de sí mismo y a comprender las cosas que influyen en su equilibrio (De Alva, 1994).
Este plan de atención exige que el paciente adquiera nuevos hábitos y costumbres
y, como primer paso, requiere de la educación en relación con la enfermedad, no
solo del paciente sino también de sus familiares. La educación tiene un papel
fundamental en toda enfermedad crónica, y adquiere su máxima importancia debido
a que el paciente necesariamente tiene que tomar decisiones mejor orientadas
frente a su enfermedad (García y Carrazco, 1994). De hecho muy pocas
enfermedades requieren de un conocimiento tan cabal del enfermo como la
diabetes, y ello se debe a que desde el momento de su diagnóstico, éste se ha de
convertir en el actor principal de un drama que le acompañará durante toda su vida.
Un proverbio latino dice que "El primer paso hacia la curación es el conocimiento de
la enfermedad". En este sentido no hay duda, con relación a la educación en
diabetes, que cuando las personas disponen del conocimiento y la destreza
necesaria, así como de la motivación para aplicarse en forma continua, los
resultados son excelentes (Ovalle, 1994).
El plan de alimentación y el ejercicio han sido por tradición la parte fundamental del
tratamiento de la diabetes. El tratamiento médico nutricional es el elemento más
importante en el régimen terapéutico para individuos con DM tipo 2. Para algunos
pacientes, la combinación adecuada de una dieta individualizada y una rutina de
ejercicio es la única intervención terapéutica que requieren para un adecuado
control de su glucemia (ADA, 1994).
Pareciera ser que el principal obstáculo para comer bien es el apego a lo cotidiano,
por costumbre y debido a nuestra cultura, a la dieta que siempre ingerimos, que
aceptamos sin pensar y que automáticamente comemos todos los días debido a la
facilidad de preparación y a la comodidad de no tener que pensar en otras
alternativas.
El cuadro básico de medicamentos del sector salud incluye solo dos tipos de
sulfonilureas: tolbutamida y glibenclamida (IMSS, 1996). Aún cuando los pacientes
adultos con diabetes tipo 2 no son dependientes de insulina exógena para
sobrevivir, muchos de ellos requieren insulina para el adecuado control de la
glucemia. Esta también puede ser necesaria temporalmente para controlar la
hiperglicemia producida por estrés. Sin embargo, se considera que casi el 40% de la
población total de diabéticos tipo 2 requieren de insulina para su tratamiento (ADA,
1995).
Existen otros componentes del tratamiento como la higiene y el cuidado de los pies.
De hecho son los pies los que representan el talón de Aquiles en un paciente
diabético. Debido a que los problemas del pie diabético son causa frecuente de
morbilidad e incapacidad física de personas con esta enfermedad (García, 1994).
No existe ninguna duda que la educación en relación con la rutina de los cuidados
de los pies y la practica de medidas preventivas disminuyen en forma significativa la
frecuencia y gravedad del problema mejorando la calidad de vida del paciente y
simultáneamente reduciendo un rubro significativo de los costos de atención de la
salud (Alleyne, 1995).
12
Son medicamentos para bajar el nivel de azúcar en lia sangre en personas con diabetes tipo 2.
Por lo que un correcto balance para el seguimiento de los componentes del
tratamiento y monitoreo de la diabetes representan la clave para el buen control de
la misma, condicionando una participación muy activa tanto del paciente como de su
familia (Manzano y Zorrilla, 1994).
Lo anterior quiere decir que la enfermedad no se puede separar del marco familiar;
la familia es un sistema abierto y dinámico, en donde por lo general las interacciones
entre sus miembros tienden a mantener patrones estables. Un padecimiento crónico,
como la diabetes, genera cambios en el interior de la familia y ésto es consecuencia
del sufrimiento y de la posible limitación de las capacidades del paciente, ya que
requiere diversos tratamientos o cuidados. Ahora bien, éstos cambios que se
producen en el interior de la familia dependen en gran medida de la etapa en que
ésta se encuentre, del momento de la vida del paciente, del lugar que éste ocupe en
su familia, así como de los requerimientos y demandas del padecimiento (Gutiérrez y
cois., 1994).
Ante este panorama, existe un actor olvidado en toda enfermedad y que puede ser
de gran utilidad en el desarrollo de la misma.
1.4. La familia.
La familia ha ido adquiriendo cada vez mayor importancia como uno de los tópicos
que requieren de un estudio profundo, si se quiere lograr una comprensión mucho
más completa del fenómeno que significa en ésta la presencia de una enfermedad
crónica; ésto para favorecer y fundamentar más sólidamente nuestras estrategias de*
trabajo en la atención integral del paciente.
De hecho, cualquier estudio de una población empieza con la unidad más simple, la
familia y ésta, de uno u otro tipo, ha existido por lo menos durante más de cien mil
años y todo evento humano ha sido parte intrínsica de su historia y evolución
(Baider, 1987). Por otro lado, cada individuo pertenece a cuando menos una familia
y todos virtualmente vivimos en uno o más grupos familiares.
Por supuesto que algunos aspectos de nuestra vida son más individuales que
sociales y viceversa, más no por eso la vida deja de ser una experiencia compartida.
Durante nuestros primeros años compartimos casi exclusivamente con los miembros
de nuestra familia, por lo que ésta constituye la unidad básica de desarrollo y
experiencia, de realización y fracaso, de salud y enfermedad (Ackerman, 1994).
13
citado por Baider, 1967.
En un tiempo la familia fue la única fuente para enseñar a sus miembros lo que
necesitaban saber para llegar a ser adultos. Esto significaba conocer la forma de
como cuidarse y mantenerse a sí mismos, como cuidar y tratar a los demás y cómo
conducirse en el mundo de las cosas. Los conocimientos disponibles eran limitados,
la vida era una cuestión de simple sobrevivencia (Satir, 1991). En nuestra sociedad
actual, no se puede suponer que la familia lo enseñe todo, puesto que existen dentro
de las instituciones especialistas que se encargan de impartir parte de este proceso
de enseñanza.
Sin embargo, frente a una sociedad cada vez más compleja, que fragmenta facetas
de la existencia y los roles que tienen los individuos en el transcurso de su vida, el
espacio familiar es todavía un lugar básico e importante, dentro del cuál el individuo
es considerado globalmente.
A este respecto Satir (1991) sostiene; "el comportamiento de cada individuo dentro
de una familia esta relacionado y dopende del comportamiento de todos los otros",
en este sentido, las familias, son verdaderos sistemas interaccionales y auto-
gobernados de personas. Por su parte Goody (1986), refiere: "el espacio familiar es
todavía hoy como ayer la fuente de ayuda mutua, como los desacuerdos más íntimos
y más universales" (Dandurant, 1986).
Sin embargo, los problemas de adaptación que tienen las familias se relacionan con
sus capacidades para llenar estas funciones, Y aún sabiendo que estas funciones v
varían mucho de un tipo a otro de familia, existen algunas que no dejan de ser
universales además de vitales para los grupos humanos (Ribeiro, 1997). Los .
problemas familiares varían, y por ende también las prioridades de las funciones
familiares.
La vida de un ser humano es un proceso psicosocial dinámico y en cambio
constante. Donde las etapas de la vida ejercen una influencia profunda en la
motivación de la persona y en su capacidad general para aprender, y en el hecho de
que adquiera o no la capacidad o pericia necesaria para tratar su enfermedad en
particular (Assal, 1995).
La familia es dinámica cambia con el tiempo por lo que funciona de distinta manera
según en la fase que se encuentre. El ciclo de la vida familiar puede ser descrito en
una variedad de formas por ejemplo Conn (1974) distingue: cinco estadios o fases
que se describen a continuación:
• Fase de dispersión. Es iniciada desde que sale el primer hijo del hogar hasta
que el último lo hace y se quedan los padres solos. Se le conoce como familia
de adultos jóvenes.
• Fase de retiro y muerte. Esta fase se inicia con el retiro, jubilación o muerte
de cualquiera de la pareja hasta que los dos mueren.
Dichas fases asumen importancia variable para los miembros de la familia, conforme'
a sus necesidades se relacionan con la edad y con ios problemas particulares que
afronten en ese momento.
Por lo que, para fines de este estudio, hemos conceptualizado a la familia como un
grupo psicosocial constituido por el paciente y una o más personas no
necesariamente parientes, niños o adultos, entre los cuales exista el compromiso de
cuidarse, educarse, así como un interés sentimental mutuo.
Todas las personas provienen de algún tipo de familia, de lo que se desprende que
todos saben algo acerca de su estructura y funcionamiento. La familia no solo 3S
una institución universal, sino que una de sus formas especificas, la familia nuclear
se encuentra en la mayoría de las sociedades. Generalmente se supone que los
antecedentes de la familia son secundarios y no escenciales para comprender a la
persona (Baider, 1987).
Todas la familias tienen dificultades; sin embargo, aquellas en las que todos los
miembros participan para afrontarlos, tienen más éxito. Sin embargo la propia
presencia de la diabetes en la vida familiar puede requerir de ciertas adecuaciones
(Gutiérrez y cois., 1994). Nadie conoce en verdad los problemas que ocasiona en la
vida familiar una enfermedad crónica más que los miembros que la conforman.
Un individuo con diabetes se encuentra todos los días ante sus propias
necesidades, dirigiéndose a su familia en busca de ayuda y consejo para solucionar
sus problemas de salud. La respuesta que le brinden influirá positiva o
negativamente sobre su conducta terapéutica y por lo tanto en el control de su
padecimiento (Valadez Figueroa y cois., 1993). De tal manera que la familia puede
influir positiva o negativamente en el apego al tratamiento, es decir, una familia con
actitudes negativas puede propiciar respuestas de comportamiento opuestas por
parte del diabético para lograr el control glucémico.
En el caso de una familia con un enfermo crónico, lo que sucede es que está
continuamente ante un evento tensionante que no solamente afecta ai enfermo, sino
a cada uno de sus integrantes y a la familia como un todo (Garza Elizondo, 1994).
Enfatiza Robles de Fabre (1987): "los cambios que asumirá la estructura familiar
dependerán de la posición del paciente dentro de la misma, de la etapa vital por la
que atraviesan los miembros que la conforman y de los conflictos que acarrean del
pasado". Es por ello que la aparición de ia diabetes, obliga a la familia a encerrarse
para socializar la enfermedad y aprender a convivir con ella.
Según estudios efectuados, algunos de los problemas que ocurren ante la presencia
de una enfermedad, en la estructura de la familia con un enfermo crónico son las
siguientes: en general, las interacciones en la familia se hacen en gran medida en
relación al paciente; el subsistema familiar tiende a perder importancia frente al
parental; el miembro de la familia que se ocupa del paciente disminuye
notablemente sus interacciones con los demás miembros (generalmente la madre o
la esposa); es frecuente que aparezcan conductas disfuncionales en otros miembros
de la familia y por lo general, ios problemas previos a la aparición tienden a
agravarse (Robles de Fabre, 1987).
u
citado por Sauceda y Foncerrada, 1981.
Cada familia sufre una serie de crisis durante su ciclo vital. La mayoría de las
familias probablemente experimenten crisis graves antes de la fase retiro y muerte, y
durante la misma. La capacidad de la familia para ajustarse y afrontar estas crisis es
tan importante como la capacidad para funcionar bien (Conn, 1974).
FAMILIA EN
^.EQUILIBRIOS r - ^ - J T ^ PROBLEMA
/ FUNCIONAL ——-A
Gráfica 1.
1S
Fuente: Gabriel Smilkstein. 1980.
disfuncionales en mayor o menor grado, y recuperarse posteriormente (Chavez y
Velazco, 1993).
Las familias que cuentan con un miembro con diabetes suelen funcionar en base a
características de excesivas fusión, incapacidad para resolver los conflictos,
evitación y desviación de éstos a través del enfermo de la familia y a la excesiva
rigidez (Vázquez Estupiñan y cois., 1994).
Sin embargo, para obtener una visión dinámica de la familia en el plano de las
relaciones interpersonales, en nuestro estudio utilizamos el APGAR familiar
(Smiikstein,1978). Este instrumento puede aplicarse mediante entrevista, mide el
funcionamiento familiar a través de la satisfacción del entrevistado con su vida
familiar. De esta manera se conoce la percepción que el paciente tiene de su
funcionamiento familiar. En síntesis, dicho instrumento constituye una herramienta
útil para determinar si la familia es o no un recurso para el paciente o bien
contribuye a la enfermedad.
En las últimas dos décadas se ha hecho más evidente la manera como los contactos
y los apoyos familiares repercuten en la enfermedad y su desenlace. Por lo que se
considera que el apoyo familiar es algo similar a un amortiguador del estrés
originado por la enfermedad crónica y que además influye en el desarrollo de las
conductas de salud o de autocuidado, así como en la observancia del tratamiento
médico (Robles y cois., 1995).
Las limitaciones que sufre un enfermo con diabetes requieren en cierta medida del
apoyo de la familia, para que lo auxilien en la vigilancia de su enfermedad, en la
toma de decisiones y en la ejecución de las acciones adecuadas para superar una
serie de barreras que se dan en su tratamiento (Valadez-Figueroa y cois., 1993); sin
esta ayuda, refieren los autores, el paciente quizá no le de prioridad a su propia
asistencia.
La identificación de los recursos con que cuenta la familia para promover y servir al
proceso de solución exitosa de problemas inesperados y de la vida diaria, sirven
para nutrir física y/o emocionalmente a los miembros del grupo familiar, y éstos
pueden ser: afectivos, emocionales, adaptativos o instrumentales.
Dicho apoyo puede provenir de muy diversas fuentes, como son los contactos más
íntimos de la familia, los parientes, amigos y las fuentes formales, tales como el
equipo de salud e instituciones (Robles y cois., 1989).
En este sentido, hemos retomado y adecuado para nuestro estudio la definición que
utilizaran Robles y col. (1989), definiendo apoyo familiar como: "el proceso dinámico
de transacciones entre e/ individuo y su grupo primario, en el cual la ayuda se
materializa con conductas de apoyo promotoras de bienestar en las distintas esferas;
además, es el grado en el cuál las necesidades individuales se satisfacen
significativamente en el contacto con otros". Por lo que hemos considerando
entonces como apoyo familiar las diferentes conductas y/oactividades especificas
propias del tratamiento de la diabetes, en las cuales el grupo familiar participa y que
a continuación se describen:
En México los estudios sobre apoyo social y sus fuentes están circunscritos
básicamente a la mujer embarazada. Empero en la bibliografía revisada se
encontraron dos artículos en los que se analizan la asociación entre las redes
sociales de apoyo y el manejo del paciente con DM tipo 2. Los autores encontraron
asociación significativa entre apoyo social y control metabólico (Robles y cois., 1989
;1995).
Los individuos con padecimientos crónicos mencionan como obstáculo para cumplir
con el tratamiento la falta de apoyo en su medio social más cercano, es decir, junto a
los problemas para manejar los cambios y las demandas en los hábitos alimenticios
o de actividad física. La percepción de no recibir apoyo de sus familiares para llevar
a cabo o mantener dichos cambios es una dificultad más que se agrega a la
complejidad de enfrentar la enfermedad (Robles y cois., 1989).
Es importante mencionar que utilizamos como criterio para incluir las variables,
estudios anteriores y el plan terapéutico del control de la DM tipo 2, propuesto por la
ADA.
Cuadro 1.
I. Variable Dependiente:
III. Variables contextúales (de interés que influyen en el control del paciente):
A. Características socio-demograficas:
• Edad al diagnóstico.
• Patología Agregada.
• Tratamiento actual.
• Talla (en m).
• Peso (en Kg ).
• índice de masa corporal IMC. (Kg/m2)
• Cifra de colesterol.
• Presión arterial (Sistólica/Diastólica).
• Indicación del médico sobre dieta, ejercicio y cuidados.
• Registro de actividades de Trabajo social y Nutrición
De tal manera que nuestra hipótesis central de orden general y que es subyacente al
modelo enuncia que:
1.7. Objetivos.
Con base en los datos señalados, el presente estudio tiene como objetivo central
evaluar la participación de la familia, según el paciente, en los aspectos específicos
del régimen antidiabético previo a elaborar un análisis en el que se determine la
asociación entre las principales variables que constituyen algunos aspectos
específicos del apoyo familiar y el control glucémico de los pacientes con DM tipo 2
atendidos en la Unidad de Medicina Familiar N° 15 (I.M.S.S.), en Monterrey, N. L.
La consulta externa de medicina familiar en esta Unidad está conformada por 65 >
consultorios, 33 en el turno matutino y 32 en el turno vespertino, en los cuales se
atiende un promedio mensual de 2 624 pacientes con diabetes a través de la cita
previa mensual o bimestral; se cuenta con servicio de laboratorio para análisis
clínicos de rutina, rayos x, urgencias y farmacia, entre otros.
Todo paciente tiene asignado un médico familiar llevando el control a través de
glucemias plasmáticas determinadas para cada visita, teniendo que acudir el
paciente al laboratorio la mañana de su cita y el reporte de su resultado estará
anexado en el expediente para su próxima consulta. Estas se efectúan en el
laboratorio por el método de oxidaza para ello se cuenta con un aparato Monarca
calibrado al inicio de la rutina y después de efectuar 25 determinaciones con un
coeficiente de variación menor del 10%.
16
El criterio de persona informada se establece cuando un paciente ha sido sujeto a una entrevista de motivación y ha asistido a
minimo dos sesiones educativas y obtiene 80% de calificación en el cuestionario post evaluación
17
La U.M.F. N'15 corresponde la Zona Médica N 8 33
• Pacientes con diagnóstico de DM tipo 2 reciente (menos de un año). Con esto
se pretende evitar evaluar a pacientes que aún se encuentran en el periodo
de aceptación del diagnóstico de la diabetes (ADA; 1994; Andreozzi, 1994).
• Pacientes con DM tipo 2 en crisis por evento estresante mayor (v.g. muerte de
un ser querido, cambio brusco de estatuas socioeconómico y laboral, etc.)
reciente (Martínez, 1994). Es decir, si el período de reclutamiento concluye
antes de cumplir tres meses del evento existente; de otra manera el paciente
volverá a ser elegible para su entrevista.
2.3. Muestra.
Considerando que algunos estudios han mostrado asociación entre función familiar
(APGAR) y control de diabetes mellitus, y se ha sugerido que ésta refleje si la familia
es un recurso para el paciente; lo que nos hace pensar que la calificación APGAR
pudiera servir como substituto de apoyo familiar en la estimación del tamaño de la
muestra, ya que carecemos de trabajos previos directos sobre apoyo farrnliar referido
por el paciente. De esta manera se pensó factible el encontrar una diferencia mayor
del 20% de apoyo familiar entre los grupos (buen control versus pobre control
glucémico). Por lo que el cálculo del número de necesario de sujetos a estudiar se
realizó bajo las siguientes dispocisiones: Se fijó alfa (a) en 0.05 para dos colas y
beta (P) en 0.1 para una sola cola, redituando en un índice de probabilidad (Pl) de
3.24 y tolerando un error delta (6) de 0.3. Aplicamos la fórmula (Hassard, 1991) de la
siguiente manera:
El universo estuvo constituido por todos los pacientes adultos que consultaron por
diabetes al menos en una ocasión durante el período de tiempo comprendido entre
el mes de octubre de 1995 y el mes de marzo de 1996 en la U.M.F. N° 15 del
I.M.S.S. en Monterrey, N. L.
Con esta información listada procedimos a enumerar a los pacientes del número
0001 al 4,387 (empezando con la consulta 1 a la 33 primero en el tumo matutino,
después con turno vespertino procurando siempre seguir el orden del número de
afiliación los pacientes de la misma consulta), posteriormente nos servimos de las
tablas de números aleatorios y así obtener nuestra muestra de los pacientes
seleccionados a contactar para nuestra investigación.
Una vez obtenida esta lista de pacientes seleccionados, nos encargamos de buscar
las tarjetas de vigilancia y control médico e igualmente la agenda de citas del
consultorio correspondiente, para asegurarnos cuándo era la cita más próxima del
paciente para la vigilancia y control de diabetes mellitus y así poder contactarlo en la
clínica e invitarlo a participar en el estudio, confirmando que primero se cumplieran
los requisitos para su reclutamiento.
Las escalas para medir conocimiento, expectativas y barreras al régimen, así como
la de agobio fueron tomados de un instrumento evaluado por Pavlik et al. (1987) en
Medicina Comunitaria de Baylor Collage en Houston Texas. La escala de agobio
también ha sido utilizada exitosamente con pequeñas modificaciones (Polonsky et
al, 1995).
La escala para apego y conocimiento del régimen fueron tomadas del instrumento
utilizado en estudio de Stern et al (1992) "Patient Quantitative Survey" University
Center for Community Health en San Antonio, Texas. De este último también se
tomaron las preguntas sobre la participación de los familiares del paciente en el
régimen que este tiene que seguir para controlar la diabetes (apoyo familiar). La
población estudiada en ambos lugares incluye un porcentaje alto de hispanos de
origen mexicano.
Como el APGAR familiar fue utilizado en la estimación del tamaño de muestra vimos
pertinente incluirlo en nuestro estudio, junto con la información de la estructura y el
ciclo familiar. El instrumento APGAR fue desarrollado por G. Smilkstein (1978), como
tamiz en la medición de la función familiar; permitiendo clasificar a las familias en
funcionales o disfuncionales de acuerdo a la puntuación obtenida (véase apéndice
E). Smilkstein et al (1982), realizaron estudios de validación y contabilidad
calculándose un coeficiente Cronbach's (a) de 0.80. Dicho instrumento ha
mantenido su confiabilidad al ser aplicado en una población de pacientes adultos
tipo 2 (Cárdenas y col, 1986).
Es sabido que algunas preguntas sobre un tema, pudieran influir en las respuestas a
otras preguntas sobre el mismo tema en un segundo instrumento (Nunnally, 1978),
por lo que para equilibrar este efecto se opto por aplicar en un 50% de los pacientes
la cédula de entrevista antes del APGAR. Se modifico la forma de presentación del
instrumento para aplicarlo mediante entrevista al propio paciente, sin perder el
contenido de las preguntas. Dicho instrumento se anexa al final de trabajo en el
apéndice C.
Por último se diseñó una hoja para la recolección de datos clínicos (Apéndice B)
reportados en el expediente de cada uno de los pacientes del estudio, del cual se
obtendrían los valores de glucemia tomados en los seis meses previos a la-
entrevista de estudio. Para ello se tomó en cuenta el criterio de ADA (American
Diabetes Association) en lo referente al control glucémico. Así como también se
consideró tomar en cuenta otros datos clínícos relacionados con el padecimiento
como el tiempo de evolución de la enfermedad, la presencia o no de alguna
patología agregada, el peso y la talla, las cifra de colesterol cérico, presión arterial.
Número de consultas con el médico, si tiene o no indicaciones sobre dieta, ejercicio
y otros cuidados por éste, si estaba registrado en el expediente la asistencia con la
nutricionista, o a las sesiones educativas impartidas por la trabajadora social o bien
al club de diabéticos, esto último particularmente importante para conocer la
información otorgada al paciente por el personal asistencial.
Una vez que ordenamos y conjuntamos los diferentes reactivos que constituirían
finalmente nuestra cédula de entrevista de recolección de datos original, redactamos
una primera versión tomando en cuenta el orden de los indicadores, posteriormente
seleccionamos pacientes usuarios al azar de la consulta por diabetes de un día, en
la clínica para realizar una prueba piloto1. En este ensayo fueron aplicadas seis
encuestas a pacientes con DM tipo 2, con el fin de efectuar de ser necesario las
correcciones pertinentes.
En la realización de esta ardua tarea (de gran volumen, larga duración, complicada y
sin compensación económica), adicional al trabajo de rutina dificultó involucrar a
otros encuestadores, aparte del investigador quien evidentemente tenia más interés
y disponía de tiempo completo para lograr los objetivos del estudio.
Por otro lado, se requería que los posibles candidatos en Trabajo Social se
identificaran con los objetivos del trabajo a desempeñar, estuvieran familiarizados
con los instrumentos aplicar y sobre todo que dispusieran del tiempo necesario para
realizar un mínímo de 30 y máximo de 50 entrevistas. Este número de entrevistas
proporcionaría la oportunidad de detectar errores propios al entrevistador, entre,
otros factores.
1
Los pacientes seleccionados para la prueba piloto no quedaron en nuestra muestra definitiva.
A) aplicar un instrumento es esencial evitar parafrasear las preguntas y reaccionar
ante las respuestas del paciente. Esto para no inducir al entrevistado en sus
posteriores respuestas, evitando en lo posible la subjetividad del entrevistador
(Nunnally, 1978),
Sin embargo, en relación con las estrategias de logística para el rastreo, primer
contacto y en asegurar el tiempo del paciente seleccionado, procurando que éste
hiciera antesala o bien estableciendo acuerdos para una próxima cita, y con ello
contribuir en el logro de la aplicación completa de la entrevista. El apoyo brindado
de mis colegas quienes probaron ser instrumentales en el desarrollo de esta fase,
fue de gran utilidad. Dado que en algunas ocasiones más de un paciente
seleccionado, acudió a su control al mismo tiempo en diferentes consultorios.
Antes de dar inicio a cada entrevista a los pacientes que cumplían con los criterios
de inclusión, el encuestador se presentaba como personal del Departamento de
Trabajo Social e invitaba al paciente a participar en el estudio dando lectura a la
carta de consentimiento (Apéndice D).
Una vez que obteníamos su consentimiento por escrito procedíamos dando inicio a
la entrevista, a partir de las fuentes mencionadas, procurando siempre que ambas
fueran administradas verbalmente en su totalidad. Procuramos en todo lo posible
mantener el contenido, orden y forma de las preguntas, con el fin de evitar la pérdida
de fiabilidad de las mismas (Neunnally, 1978).
Para medir esta variable nos valimos de promedio de las cifras de glucemia
plasmáticas registradas en el expediente clínico de cada uno de los pacientes
durante los seis meses previos a la aplicación de la encuesta y según el criterio de
la ADA (1994); Bueno (menor o igual a 140 mg/dL); Regular (entre 141 a 199
mg/dL); Pobre (mayor o igual a 200 mg/dL).
0 Conocimiento que el familiar tiene sobre el tratamiento del paciente, que este
atento de que el medicamento que tiene en casa le alcance, para evitar que
este deje de tomarlo (V28 y V29).
A. Características sociodemográficas.
• Una de las razones importantes del porque de estas variables fue el papel
fundamental que constituye la familia como pieza clave (con actividades y/o
conductas de apoyo) para el apego del paciente a su tratamiento. Por lo
que tomamos en cuenta variables de la estructura familiar tales como el
tamaño (número de integrantes convivientes); Características de los
familiares (sexo, edad en años cumplidos, estado civil actual, escolaridad
máxima de estudios, ocupación actual); Tipo de composición familiar:
nuclear (padres e hijos), extensa (padres, hijos y otros parientes
colaterales), monoparental (solo uno de los padres e hijos) y unipersonal
(cuando el paciente vivía solo); Ciclo de vida (formación, expansión,
dispersión, independencia, retiro) y Funcionalidad familiar a través del
APGARfamiliar.(véase apéndice E).
En esta lista de variables se conjugan a nuestro juicio, los más importantes factores
del apoyo familiar susceptibles a tener impacto sobre el control glucémico de los
pacientes con DM tipo 2, relacionados con el régimen terapéutico del paciente. No
obstante dista mucho de ser una lista exhaustiva, puesto que no incluimos variables
como nivel económico, origen, religión o antecedentes heredofamiliares, el hecho de
no haber incluido estas variables fue por razones propias de las limitaciones de la
investigación.
Fueron excluidos del estudio 53 (25%) pacientes por no cumplir con los criterios de
inclusión establecidos. Las razones fueron las siguientes: 17 (32.07%) pacientes por
diagnóstico de diabetes reciente (menos de un año), 29 (54.71%) pacientes con DM
tipo 2 que utilizan insulina para su tratamiento; 4 (7.54%) pacientes por no ser
diabéticos, un paciente (1.8%) por tener DM tipo 1, y otro paciente (1.8%) por tener
estado mental inadecuado (esquizofrenia).
Además se eliminó del análisis de los datos de la cédula de entrevista de uno (1.8%)
de los participantes, porque no se encontró en su expediente registro de resultados
de laboratorio de glucemia. Finalmente contamos con 158 participantes, con cédulas
de entrevista susceptibles de análisis. Este tamaño de muestra permitió suficientes
individuos en cada uno de los tres niveles de control glucémico.
Rangos de edad n %
30 a 39 años. 8 5.1
40 a 49 años. 23 14.6
50 a 59 años. 51 32.3
60 a 69 años. 54 34.2
70 a más años. 22 13.9
Total 158 100.0
Fuente: Cédula de Entrevista.
Por otra parte, en relación a la variable sexo del paciente encontramos que del total
de sujetos con DM tipo 2 estudiados, existe una diferencia de un 8% (no significante)
a favor del sexo femenino. En la muestra contamos con suficiente número de
individuos por sexo lo cual permite hacer el análisis los datos según género. Esta
distribución puede apreciarse claramente en la gráfica 2.
Gráfica 2
Género de los Participantes
(n=158)
Femenino
En cuanto al nivel educativo de los 158 pacientes con DM tipo 2 estudiados,
pudimos constatar a través de los datos obtenidos (véase cuadro 3) que en estos,
predominó la baja escolaridad. Dicho de otra manera, encontramos que los niveles
de escolaridad son bajos en un poco más de la mitad de los estudiados, es decir 63
(39.9%) con primaria incompleta, más 21 (13.3%) con ningún año de escuela.
Cuadro 3
Escolaridad de los Pacientes con DM Tipo 2.
Grado de instrucción n %
Analfabeta 21 13.3
Primaria incompleta 63 39.9
Primaria completa 42 26.6
Secundaria incompleta 6 3.8
Secundaria completa 17 10.8
Preparatoria 5 3.2
Profesional 4 2.5
Total 158 100.0
Fuente: Cédula de Entrevista.
80
De acuerdo con los datos derivados de la encuesta en relación al estado civil de los
pacientes con DM tipo 2 estudiados, se observó que el 77.8% estaba casado o unido
con pareja en matrimonio y del restante 22.2% refirió ser viudos, divorciados o
separados en el momento de la aplicación entrevista tal como se muestra en el
cuadro 4.
Cuadro 4
Estado Civil de ios Pacientes con DM Tipo 2.
Estado civil n %
1020120846
3.2 Familia.
Uno de los aspectos investigados sobre familia reveló, en lo que toca al tamaño de
la familia, que el número promedio de personas que conviven con el paciente (595
convivientes) fue de 4 ± 2 habitantes por hogar, de los cuales 297 (49.9%) eran del
sexo masculino y 298 (50.08%) del sexo femenino. Así mismo, observamos que
todos los pacientes entrevistados tienen hijos en estrecho contacto con ellos.
De hecho aquí observamos que de los 595 familiares 119 (20.34%) cumplen el papel
de cónyuge y el 55.79% de hijo (a). Otro dato relevante que aporto la encuesta
aplicada en esta población es que el 20% de los pacientes conviven con alguno de
sus hijos o hijas casados. Predominando estadísticamente estas últimas (p< 0.01),
las cuales corresponden al 68% de los casos.
Cuadro 5
Características de los parientes de los individuos enfermos con DM Tipo 2.
(n = 595)
Parentesco
Esposos 59 (19.9) 60 (20.1) n.s.
Hijos 160 (53.9) 172 (57.7) n.s.
Parientes consanguíneos 54 (18.18) 55 (18.45 n.s.
Parientes políticos 24 ( 8.08) 12 )( <0.01
\
4.02)
Escolaridad
Analfabeta 8 ( 2.7) 10 ( 3.4) n.s.
Primaria incompleta 46 (15.5) 43 (14.4) n.s.
Primaria completa 43 (14.5) 42 (14 1) n.s.
Secundaria incompleta 19 (60.4) 15 ( 5.0) n.s.
Secundaria completa 61 (20.5) 54 (18.5) n.s.
Preparatoria 27 ( 9.1) 15 ( 5.0) n.s.
Profesional 30 (10.1) 27 ( 9.1) n.s.
Otros estudios 41 (13.8) 63 (21.1) <0.05
Menores 22 ( 7.4) 29 ( 9.7) n.s.
Ocupación
Ama de casa 3 ( 1.0) 117 (39.3) <0.01
Empleado 67 (22.6) 58 (19.5) n.s.
Desempleado 23 ( 7.7) 15 ( 5.0) n.s.
Jubilado o pensionado 43 (14.5) 1 ( 0.3) <0.01
Desabilitado 4 ( 1.3) 1 ( 0.3) n.s.
Obrero 45 (15.2) 15 ( 5.0) <0.01
Estudiante 65 (21.9) 60 (20.1) n.s.
Otros 29 ( 9.8) 6 ( 2.0) <0.01
Menores 18 ( 6.1) 25 ( 8.4) n.s.
3.2.2. Estructura, Ciclo y Funcionalidad Familiar.
Los datos relativos a la composición familiar nos mostró, como puede apreciarse en
el cuadro 6, que el tipo de estructura familiar que predomina en los hogares de los
158 sujetos de estudio, es la nuclear en 103 y corresponde al 65.18% de sus
familias (p<0.001) y dentro de estas, el tipo de familia nuclear incompleta o
monoparental en 18 (17.47%) y solo 3 el (2.91%) es unipersonal (pacientes que
viven solos). También encontramos que 55 (34.8%) familias son extensas.
En resumen, éstas cifras nos indican que se han vuelto hogares pequeños y esto va
en relación con el ciclo de vida, el cual aportó datos de 103 hogares con estructura
familiar nuclear, donde el 100% de las familias de ios pacientes estudiados se
encontraban cursando las tres últimas etapas del ciclo de vida familiar.
Cuadro 6
Características de la Estructura Familiar
Nuclear
con cónyuge 20 54 11 85 8.9+1.7*
sin cónyuge 0 9 9 18 8.9±1.2*
Subtotal 20 63 20 103
Extensa
con cónyuge 2 16 20 38 7.7±1.8*
sin cónyuge 1 2 14 17 7.0±2.4*
Subtotal 3 18 34 55
Total 23 81 54 158
Por otro lado, en lo que respecta al tipo de familias que presentaron estructura-
extendida, se confirmó que atravesaban diversos eventos al mimo tiempo, donde la
dinámica circunstancial que viven los miembros que las componen, es
significativamente más compleja que en las nucleares. Por lo tanto, es muy difícil
escoger una sola etapa del ciclo vital en la que esta se encuentra. Sin embargo,
como el paciente es nuestro punto de interés, y es él quien enfrenta sus propios
eventos, es importante saber cual es la etapa del ciclo vital que atraviesa.
Igualmente en este mismo cuadro, aparecen desglosadas las etapas del ciclo vital
en las familias extensas. Encontrando 3 (5.45%) de ellas en la etapa de dispersión,
18 (32.72%) en la de independencia y 34 (61.81%) en retiro y muerte.
En este mismo cuadro se puede apreciar que el 81% de los pacientes que provienen
de hogares nucleares, que están en etapas de dispersión o independencia, mientras
que en las extendidas el 38% de los pacientes están cursando las mismas etapas
(p<0.05). Es notorio que en ambos tipos de familias el 22.15% de los pacientes
expresaron no tener cónyuge, en su mayoría por viudez, pues menos del 5% se
encuentra separado o divorciado.
Otro dato interesante de resaltar es que en las familias extendidas los pacientes
encuestados presentaron calificaciones APGAR significativamente más bajas que en
las nucleares según ANOVA f=6.9 (P<0.001), lo cual es congruente con lo
anteriormente mencionado, referente a que es en este tipo de familias son múltiples
procesos circunstanciales que los pacientes tienen que enfrentar. Sin embargo en
relación con el sexo de los participantes no se encontró una asociación significativa.
Globalmente estos pacientes tienen una media de 8.4 ± 1.9 en calificación APGAR.
Lo cual indica que en su mayoría los pacientes refieren que en sus familias se
resuelven los eventos críticos de una manera aceptable. Prácticamente el promedio
de calificación fue muy similar en los tres grupos, sin embargo en lo referente al ciclo
de vida familiar con la medición de la función familiar, no se reportó una significancia
estadística. Empero en la calificación más baja de la funcionalidad familiar se
observó en familias que cursan la etapa del ciclo familiar de retiro yío muerte.
Gráfica 4
Distribución de las Indicaciones por el Médico además
de la Farmacoterapia.
Ninguno
29%
Dieta, Ejercicio,
Otros cuidados
23%
Dieta
48%
En este punto es bueno hacer notar que en la clínica solo se cuenta con una
nutricionista y seis trabajadoras sociales, para apoyar la atención integral en los 65
consultorios de medicina familiar. Evidentemente, algunos de estos pacientes han
sido instruidos por más de uno de los integrantes del equipo de salud. Por lo que se
muestra la distribución de pacientes según el número de fuentes que le han
brindado instrucciones, es importante mencionar que en este cuadro los subgrupos
pueden ser sumados por ser exclusivos.
Cuadro 7
Distribución de los Pacientes según Número de Fuentes que le Brindaron
Orientación sobre Régimen.
Fuente de instrucción n % %
Acumulado
Medico, Nutrición y Trabajo Social 34 21.5 21.5
Medico y Trabajo Social 22 13.9 35.4
Medico y Nutrición 10 6.3 41.7
Nutrición y Trabajo Social 9 5.7 47.4
Solo el Medico 48 30.4 77.8
Solo Trabajo Social 18 11.4 89.2
Solo Nutrición 5 3.2 92.4
Ninguna * 12 7.6 100.0
Total 158 100
Con respecto a las expectativas (Véase gráfica 6) que el paciente mostró sobre su
régimen, se encontró que 105 (66.4%) de los pacientes entrevistados piensan que
los tres componentes de éste, ayudan mucho a mejorar el control glucémico.
Dicho de otra manera, el promedio del valor (mucho = 3; algo = 2; nada = 1) que el
paciente otorgo a cada uno de los componentes del régimen fue de 8.4±1.1
desviación estándar, con una calificación máxima de 9 y mínima de 5. Esto último
resulta congruente con el porcentaje que acabamos de dar en la gráfica anterior,
donde 105 (66.4%) pacientes tienen confianza en los tres principales componentes
del mismo.
3.3.4. Evaluación del Nivel Conocimientos sobre cada uno de los Componentes
del Régimen Hipoglucemiante.
Para evaluar el conocimiento que los pacientes con DM tipo 2 que tienen acerca de
cada uno de los tres principales componentes del régimen antidiabético, se calificó
como: Satisfactorio, Nociones y Deficiente.
=>En dieta, nótese en este mismo cuadro que una proporción de pacientes de
33 (22.6%) fue calificado como satisfactorio cuando el paciente refería lista de
intercambios y conteo de calorías. Se calificó como nociones cuando éste
mismo aducía a los alimentos densos en calorías o refería utilizar substitutos
de azúcar (casi 62%). La calificación de muy deficiente se le dio a las
respuestas en que solo dijeran que disminuyeran la cantidad de los alimentos.
Cuadro 8
Evaluación de los Conocimientos sobre cada uno de los Componentes del
Régimen Hipoglucemiante.
Gráfica 7
Nivel de Conocimientos.
Es muy notorio que los pacientes se apegan con mayor facilidad al fármaco, esto esv
en 96 (65.7%) pacientes, de los que tienen este tratamiento médico. Lo cual es
esperado con el reporte que damos en la gráfica 8. En el componente de la dieta, es
por el contrario, solo 22 (15.1%) pacientes dicen que se apegan a su plan de
alimentación prescrito. Con respecto al ejercicio 25 (17.2%) pacientes refirieron que
se apegan a este.
Cuadro 9
Apego al Régimen Prescrito.
Gráfica 9
Apego al Régimen Antidiabético.
60i
50^
En los resultados de nuestro estudio agrupamos (Cuadro 10) ocho de los factores o
motivos relacionados con las barreras del tratamiento médico. Encontrando que
entre los relacionados con los tres principales componentes del régimen terapéutico.
En seguida mostraremos en detalle los referentes al:
=>De los 146 pacientes con fármaco prescrito, 50 (34.3%) de ellos fallaron alguna
vez en cumplir esta indicación siendo las causas en 42 (28.8%) de las veces que
fallaron por sentirse alterados emocionalmente, otros 10 (6.8%) lo olvidaron y en
29 (19.9%) se les había terminado el medicamento hipoglucemiante. Estas
respuestas de los entrevistados expresan la necesidad de ayuda de algún familiar
cercano para cumplir con este componente del régimen.
=>En lo que se refiere a las barreras sobre la dieta, de los pacientes entrevistados,
solamente 30 (20.5%) de ellos, refirieron no llevar su dieta porque dependen de
otras personas para comprar o preparar sus alimentos, y por cuestiones
económicas 25 (17.1%) pacientes. En este rubro lo que llama la atención, que 67
(45.9%) pacientes no recordaron la indicación sobre su dieta, lo cual no
concuerda con el expediente clínico, que muestran evidencias de estas. Es decir,
que de estos el 49 (73.1%) tiene indicaciones por el médico y/o la nutricionista.
=> En respuesta a las preguntas sobre el seguimiento o apego para realizar ejercicio
reveló, que 71 (53.4%) pacientes contestaron no haber tenido indicaciones para
la práctica del ejercicio, 34 (25.5%) argüyeron sentirse cansados o enfermos,
otros 26 (19.6%) más por falta de motivación. De los que admitieron tener
indicaciones 16 (12%) no recordaban como hacerlo, redituando en 65.4% para el
factor olvido. En este apartado se descartaron aquellos pacientes que tienen
impedimento físico o médico para realizarlo, a parte de los 12 pacientes excluidos
porque no se les ha proporcionado instrucción alguna.
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3.3.7. Grado de A g o b i o del Paciente c o n Diabetes.
Cuadro 11
Grado de A g o b i o del Paciente con DM Tipo 2.
Calificación n %
< 18 55 34.8
18 a 20 51 32.3
>20 52 32.9
Total: 158 100.0
Fuente: Cédula de Entrevista.
Fue interesante investigar ésta variable (véase siguiente gráfica), la cual nos reportó
una calificación promedio de 18.9, con una desviación estándar de 3.0 en una
escala de 8 a 24 puntos de calificación sobre el agobio del paciente en relación con
la presencia de la enfermedad
Gráfica 9
Distribución de Pacientes Según Escala de Agobio.
Gráfica 10
Edad al Diagnóstico.
30
Edad al Dacpóstico de D M
Fuente: Expediente Clínico.
La presión arterial, tanto sistólica como diastolica, no mostró diferencia por sexo. -
Ambas cifras se mantienen dentro de los niveles deseables, sugiriendo que la
mayoría de los pacientes con patología agregada de hipertensión arterial, se
encuentran bien controlados en este aspecto. Por otro lado las cifras de colesterol
sérico se encontraron registradas solamente en 81 (51.26%) expedientes clínicos.
Cuadro 12
Otras Características Clínicas por Sexo de los Pacientes con DM Tipo 2.
(n= 158)
19
Colesterol en plasma (mg/dL): Normal 200(5, 2); Aceptable < 240 (<6,2); Malo > 2 4 0 (>6, 2).
20
Cuadro Básico de Medicamentos del Sector Salud, 1996.
Gráfica 12
Modalidad de Tratamiento con Hipoglucemiantes.
(n=158)
La mayor parte de los pacientes toman su medicamento tres veces al día, lo que
sugiere que la mayoría de estos pacientes tienen prescritas dosis altas o bien,
máximas de medicamento. Esto va muy ligado con el tiempo que el paciente refiere
estar en ese tratamiento, también en la mayoría más de seis meses, así como se
muestra en le siguiente cuadro, que presenta la distribución de frecuencia al día de
toma del medicamento.
Cuadro 13
Frecuencia ai Día de Toma de Medicamento.
Gráfica 13
Control Glucémico.
Mato
32%
Regular
31%
Bueno
37%
21
Este vocablo es utilizado como en la evaluación de reactivos de instrumentos psicometricos, es decir, significa la frecuencia de la
respuesta correcta o la presencia de la conducta deseada (Pavfflc, 1987).
refiere Cárdenas (1983) que estos pacientes requieren un ámbito familiar que facilite
o al menos que no obstruya el apego (seguimiento) del régimen prescrito.
El cuadro 14 describe los reactivos para evaluar las conductas deseables en los
familiares de los pacientes con diabetes tipo 2. De los cuales desprendemos que:
Cuadro 14
Conductas Específicas de la Familia para Apoyar al Paciente en el Seguimiento
del Régimen.
Familias Apoyan:
Componente del Régimen n (%)
Fármaco**
=> ¿Alguien de su familia, sabe: cual, cuando y como debe
tomar el medicamento? 119(81.5%)
=> ¿Alguien esta al pendiente que no le falte el medicamento? 74 (62.2%)
Dieta*
=> ¿Alguien de su familia sabe su dieta? 38 (26.0%)
=> ¿Alguien de su familia imita su dieta? 25(17.1%)
=> ¿Ninguno de su familia come alimentos chatarra en su 22(15.1%)
presencia?
Ejercicio***
=> ¿Alguien mas en su familia realiza ejercicio? 29 (21.8%)
=> ¿Alguien de su familia le aconseja o acompaña en su 18(13.5%)
ejercicio?
Gráfica 14
Apoyo Familiar al Régimen Prescrito al Paciente
60
Es fácil observar en la gráfica anterior como máximo, un veinticinco por ciento de los
pacientes cuyos familiares lo apoyan en el seguimiento integral del régimen que
tiene prescrito; lo cual deja mucho que desear.
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Entre estas correlaciones se encuentran también las variables referentes al día a día
en el régimen prescrito, en las que encontramos una tendencia de asociación entre
las mismas. Podemos notar que a más puntos de Apoyo familiar se encontró
significantemente (p<0.05) correlacionado con menos barreras para el seguimiento
de dieta y ejercicio, con mas puntos de APGAR familiar, mayor conocimiento del
régimen (sabe), mejor apego, y definitivamente con nivel de glucemia plasmática.
Por su lado también el nivel de glucosa se encontró correlacionada con mayor
información otorgada por el equipo de salud, más conocimientos, buen apego,
menos agobio, y lamentablemente a mejor control mayor IMC.
CÉDULA DE ENTREVISTA:
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AHORA LE HARÉ ALGUNAS PREGUNTAS RELACIONADAS CON EL
TRATAMIENTO DE DIABETES.
V29.-¿Quién está al pendiente sí el medicamento que tiene en su casa alcanza para la siguiente cita?
1) Solo yo
2) Cónyuge
3) Hijo/ yerno fam
4) Hija/ nuera
5) Otro (especifique: )
2) No
8) No se aplica.
V42.- Pensando en el mes pasado ¿cuánto tiempo diría Ud. que pudo llevar su dieta?
1) Siempre | |
2) La mayor parte del tiempo
3) Parte del tiempo
< 4) Casi nunca
5) Nunca
6) No sabe/ No contestó
8) No se aplica.
V43.-¿Del resto de su familia, alguien trata de tlevar una dieta moderada como ía suya?
- 1) Todos fam
2) Algunos (especifique ) '
3) Ninguno
8) No se aplica.
V44.-¿Alguien en su casa come alimentos chatarra, golosinas, abundante postre, etc., frente a Ud.?
1) Todos
fam
2) Algunos (especifique )
3) Ninguno
8) No se aplica.
1) 2) ¡ 3) 4) I
Frecuente Ocasional Nunca N. A.
V45.- Está deprimido o alterado
V46.- Se quedó con mucha hambre
V47.- Está fuera de casa
V48.- Las personas con las que vive no
comen lo que usted
V49.- Tiene antojo de alimentos fuera de su
| dieta
1V50.- Es una ocasión especial (boda, etc.)
| V51.- No tiene dinero para comprar su dieta
JV52,- Depende de alguien más para comprar
| o preparar su comida
i V52 a. Otros (específiaue )
V60.- En el mes pasado, ¿cuanto diría Ud. que pudo llevar a cabo el ejercicio?
1) Siempre
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2) Parte del tiempo
3) Casi nunca
4) No sabe/ No contestó
8) No se aplica
2) 3) 4) I
Frecuente Ocasional Nunca N.A. I
V61 .-No tiene tiempo
V62.-N0 hace buen clima
V63.-N0 se siente motivado
V64.-No hay lugar donde hacer ejercicio en
su colonia
V65.-No hay segundad en su colonia
V66.-Ya hizo suficiente ejercicio en sus
actividades normales
V67.-Se siente cansado
V68.-N0 tiene quien le acompañe
| V69.-Otros (especifique )
2) No (ir a la V91)
V72 - ¿De las siguientes indicaciones delcuidado de sus pies? Le han dicho.
115í 8 ¡»NrUlN.ft, •
2) Cómo cortar las uñas
3) Qué tipo de zapato usar
4) Sobre el uso de medias o calcetines
5)Otros cuidados (especifique ) 1 | || |
V74- ¿Durante eJ mes pasado cuantas veces ha podido cumplir con estas indicaciones?
1) Siempre
2) La mayor pane del tiempo
3) Parte del tiempo
4) Casi nunca
5) Nunca
6) No sabe/ no contestó
6) No se aplica
V75.-¿Alguien en su casa le ayuda a cuidar sus pies? H
1) Si ¿Quien (es) ?
2) No
8) No se aplica
1) 2) 3) 4)
Frecuente Ocasional Nunca N. A.
V76.- Le apena que los demás vean
sus pies
V77.- No puede ver sus pies solo (a)
V78.- Se ocupo en otras cosas o esta
de prisa
V79.- Se le olvido
V80.' No lo considera necesario
V81.- Nadie esta al pendiente de asistirio(a)
V82.- OtrosfEspecifique )
V111.- Además de loque ya hemos hablado. ¿Para cuidar de su diabetes, ha probado Ud. remedio
caseros, consultado con algún curandero o alguna práctica religiosa.
Recuerde, todo lo que Ud. nos diga será confidencial, su médico familiar no sabrá nada al respecto.,
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APÉNDICE C
APGAR FAMILIAR
Si Ud. lo solicita le proporcionaremos una copia firmada de esta forma para que la
conserve. Su firma indica que Ud. ha decidido participar en esta investigación y que
ha leído y entendido la información aquí expresada y que le ha sido explicada. En
caso de que tenga Ud. alguna duda o aclaración, estoy a su disposición en el
Teléfono: 351 91 55 ext. 263
APGAR FAMILIAR
APGAR FAMILIAR
Es un instrumento que fue diseñado por Gabriel Smilkstein en 1978, para ser
utilizado en clínicas de atención primaria rara evaluar la función familiar que permita
la identificación de aquellas familias que requieran atención especial por el médico
familiar. El ahorro de tiempo que permite este instrumento en el proceso de la
evaluación familiar, puede ayudar a promover la exploración más extensa en el
campo de la medicina.
• tiene utilidad para los estudios de investigación, tamizaje además del estudio
de la familia.
Ejemplo:
Puntuación: 4 2 0
V3.- S e x o : 1) masculino • 1
2) femenino f I
V 1 1 ¿ A l g ú n problema grave le ha mortificado en los últimos tres meses? (por ejemplo, como
la muerte de un ser querido, la pérdida del empleo, etc.) Si la respuesta es afirmativa,
suspender la entrevista, y esperar contactado en la próxima cita.
1) Si (especifique) I |
2) No I I