Alteraciones Del Sistema Hematologico

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN


INSTITUTO UNIVERSITARIO DE TECNOLOGIA
JUAN PABLO PEREZ ALFONZO
ITUEPAL
EXTENCION MARACAY

Profesor. Bachiller:

Juan Fernández Rivas yelitza CI:20.651.566

Piña Jacqueline CI:22.286.565

Torres yarimar CI:22.296.691


Introducción

Las alteraciones que afectan a la sangre se denominan trastornos sanguíneos o trastornos


hematológicos. Existen muchos trastornos de la sangre y pueden afectar tanto a la cantidad
como a la funcionalidad de las células de la sangre (glóbulos sanguíneos), a las proteínas
del sistema de coagulación de la sangre o al sistema inmunitario.
Ciertos trastornos sanguíneos pueden provocar una disminución del número de células
sanguíneas: La disminución del número de glóbulos rojos se denomina anemia. La
disminución del número de plaquetas se denomina trombocitopenia.
Otros trastornos de la sangre provocan el aumento del número de células de la sangre: El
aumento de la cantidad de glóbulos blancos (leucocitos) se denomina leucocitosis. El
aumento del número de plaquetas se llama trombocitos o trombocitemia.
Otros trastornos de la sangre afectan a las proteínas del interior de las células de la sangre
o al plasma sanguíneo (la parte líquida de la sangre): Hemoglobina, la proteína que
transporta el oxígeno dentro de los glóbulos rojos (eritrocitos) Proteínas del sistema
inmunológico, como los anticuerpos (también denominados inmunoglobulinas)
Factores de coagulación de la sangre
La sangre fluye hacia todas las células del organismo y es importante para la salud y el
funcionamiento de todos los órganos del cuerpo. Las células y las proteínas de la sangre
realizan las funciones siguientes: Los glóbulos rojos contienen hemoglobina, que transporta
oxígeno a todas las partes del organismo. Los glóbulos blancos (leucocitos) y los
anticuerpos combaten las infecciones y el cáncer.
Las plaquetas y los factores de coagulación de la sangre detienen las hemorragias o
impiden que se produzcan.
Los trastornos de la sangre causan síntomas como consecuencia de la afectación de estas
funciones y estos síntomas pueden surgir en cualquier tejido y órgano que se vea afectado
de manera adversa.
El médico pregunta acerca de los síntomas y realiza una exploración física, pero a menudo
la presencia de un trastorno de la sangre se descubre por un análisis de sangre, como un
hemograma completo que se lleva a cabo cuando el médico está haciendo una valoración
de un paciente o cuando se investiga por qué una persona no se encuentra bien. Para
hacer el diagnóstico de un trastorno de la sangre, el médico normalmente tiene que hacer
otros análisis de sangre y a veces es necesaria una biopsia de la médula ósea.
Biología de la sangre

La sangre es una mezcla compleja de plasma (su componente líquido), glóbulos blancos,
glóbulos rojos y plaquetas. El cuerpo contiene de 5 a 6 litros de sangre. Una vez que la
sangre es bombeada desde el corazón, tarda de 20 a 30 segundos en hacer un viaje
completo a través de la circulación y volver al corazón.
La sangre realiza una gran variedad de funciones esenciales mientras cirulo por el cuerpo.
Reparte oxigeno y nutrientes esenciales (como grasas, azucares, minerales y vitaminas) a
los tejidos del organismo. Transporta hormonas (mensajeros químicos) para permitir que
diferentes partes del cuerpo se comuniquen entre si también transporta componentes que
combaren infecciones, y otros que sirven para la coagulación de la sangre cuando hay
hemorragia.
Componentes de la sangre

Plasma: es el componente líquido de la sangre en el que están suspendidos los glóbulos


rojos y blancos y las plaquetas. El plasma constituye más de la mitad del volumen de la
sangre y está compuesto principalmente por sales disueltas en agua (electrolitos) y
proteína. La proteína que más abunda en el plasma es la albumina. La albumina ayuda a
evitar que el líquido se filtre fuera de los vasos sanguíneos y entre en los tejidos. Además,
esta se une a sustancias como hormonas y algunos fármacos, transportándolos también.
Otras proteínas contendías en el plasma son los anticuerpos (inmunoglobulinas), que
defienden activamente al organismo frente a virus, bacterias, hongos y células cancerosas.
También se encuentran los factores de coagulación, que provienen hemorragias.
Glóbulos rojos: también denominados eritrocitos constituyen el 40% del volumen
sanguíneo.los glóbulos rojos contienen hemoglobina, la proteína que le da su color rojo a la
sangre y que le permite transportar oxigeno desde los pulmones hacia todos los tejidos del
cuerpo. El oxigeno es utilizado por las células para producir la energía que el organismo
necesita, proceso que deja como desecho dióxido de carbono. Los glóbulos rojos
transporta el dióxido de carbono lejos de los tejidos y de vuelta a los pulmones. Cuando el
número de glóbulos rojos es demasiado bajo (anemia), la sangre transporta menos
oxigeno, lo que causa fatiga y debilidad. Cuando el número de glóbulos rojos es demasiado
alto (policitemia), la sangre puede volverse muy espesa, haciendo más probable la
coagulación de la sangre y el bloqueo de las arterias, lo que aumenta el riesgo de un
ataque cardiaco y de un accidente cerebrovascular.
Glóbulos blancos: también denominado leucocitos se encuentran en menor cantidad que
los glóbulos rojos, con una proporción aproximada de 1 glóbulo blanco por cada 660
glóbulos rojos. Los glóbulos blancos son responsables principalmente de la defensa del
cuerpo contra infecciones, existen cinco tipos principales de glóbulos blancos:
Los neutrofilos son el topo más numeroso, ayudan a proteger el cuerpo de las infecciones,
matando e ingiriendo bacterias y hongos, así como mediante la ingestión de residuos
extraños.
Los linfocitos se dividen en tres grupos principales: los linfocitos t y las células asesinas
naturales, que permiten al organismo defenderse de las infecciones víricas y que también
pueden detectar y destruir algunas células cancerosas, y los linfocitos b, que producen
anticuerpos.
Los monocitos ingieren las células muertas o deñadas y ayudan en la defensa contra gran
cantidad de microorganismos infecciosos.
Los eosinofilos matan los parásitos, destruyen las células cancerosas y están
involucrados en las reacciones alérgicas.
Los basofilos también participan en las reacciones alérgicas.

Cuando los glóbulos blancos alcanzan el lugar de una infección, o detectan otro problema
de su competencia, liberan sustancias que atraen a más glóbulos blancos. Cuando el
número de glóbulos blancos es demasiado bajo (leucopenia), es más probable que se
produzca una infección. Un número mayor al normal de glóbulos blancos (leucocitosis)
puede no causar directamente síntomas, pero si ser indicio de algunas enfermedades, tales
como infecciones diversas y leucemia.
Plaquetas: son partículas parecidas a las células, más pequeñas que los glóbulos rojos y
blancos. La cantidad de plaquetas es menor a la de glóbulos rojos, en una proporción de 1
plaqueta por cada 20 glóbulos rojos. Las plaquetas ayudan al proceso de coagulación, ya
que se reúnen donde se produce la hemorragia y se aglutinan formando un tapón que
ayuda a sellar el vaso sanguíneo. Al mismo tiempo, liberan sustancias que favorecen la
coagulación. Cuando la cantidad de plaquetas es muy baja (trombocitopenia), pueden
aparecer hematomas en la piel y hemorragias. Cuando la cantidad de plaquetas es muy
alta (trombocitemia), la sangre puede coagularse excesivamente, lo que puede
desencadenar accidentes cerebrovascular o un ataque cardiaco.
Alteraciones del sistema hematológico

Anemia

La anemia es una enfermedad en la que el número de glóbulos rojos o la cantidad de


hemoglobina (proteína contenida en ellos que transporta el oxigeno) es inferior a lo normal.
Hay muchas formas de anemia, cada una con causas diferentes. La anemia puede ser
temporal o prolongada, y puede variar entre leve y grave.
Causas: Existen tres causas principales de la anemia:
Pérdida de sangre (hemorragia).
Falta de producción de glóbulos rojos.
Mayor velocidad de destrucción de los glóbulos rojos.

Estas causas pueden ser consecuencia de varias enfermedades, problemas de salud o


factores de otro tipo: en el caso de la pérdida de sangre, puede estar causada también por
la disminución de las plaquetas o de algún factor de coagulación; la falta de producción de
glóbulos rojos puede venir motivada por una enfermedad crónica o renal y, en el caso de la
destrucción rápida de estos glóbulos, la causa puede ser, entre otras, una esferocitosis
hereditaria, enfermedad en la cual los glóbulos rojos son demasiado frágiles debido a un
problema genético en una proteína de su estructura. Aunque los glóbulos rojos se producen
en varias partes del cuerpo, la mayor parte de su producción la lleva a cabo la medula
ósea, tejido blanco que se encuentra en el centro de algunos huesos y que genera las
células sanguíneas. Los glóbulos rojos que se consideran sanos duran entre 90 y 120 días,
periodo después del cual algunas partes del cuerpo se encargan de eliminar las células
sanguíneas. La eritropoyetina es la hormona producida en los riñones que se encarga de
dar la señal a la medula ósea para que produzca más glóbulos rojos. Él cuerpo necesita
vitaminas, minerales y nutrientes como el hierro, la vitamina B12 o el ácido fólico para
producir glóbulos rojos. La falta de ellos viene motivada por cambios en el estómago o los
intestinos en el proceso de absorción de los nutrientes (celiaquía, por ejemplo),
alimentación insuficiente, pérdida lenta de sangre o una cirugía en la que se extirpe parte
del estómago o los intestinos.

Tipos

Anemia por deficiencia de B12: causada por una bajada del número de glóbulos rojos
debido a una falta de esta vitamina.
Anemia por deficiencia de folato: provocada por una disminución en la cantidad de
glóbulos rojos debido a una falta de folato, tipo de vitamina B también denominada ácido
fólico.
Anemia ferropénica: ocurre cuando el cuerpo no tiene suficiente cantidad hierro, mineral
que ayuda a producir glóbulos rojos
Anemia por enfermedad crónica: propia de aquellos pacientes que presentan una
enfermedad prolongada catalogada como crónica.
Anemia hemolítica: aquella en la que los glóbulos rojos se destruyen antes de lo previsto,
es decir 120 días.
Anemia aplásica idiopática: afección en la cual la médula ósea no produce suficientes
células sanguíneas.
Anemia megaloblástica: los glóbulos rojos son más grandes de lo normal.
Anemia perniciosa: disminución en los glóbulos rojos que ocurre cuando el intestino no
puede absorber apropiadamente la vitamina b12.
Anemia drepanocítica: enfermedad que se transmite de padres a hijos. Los glóbulos
rojos, que normalmente tienen la forma de un disco, presentan una forma semilunar.
Talasemia: Es un trastorno sanguíneo que se transmite de padres a hijos (hereditario) en
el cual el cuerpo produce una forma anormal de hemoglobina, la proteína en los glóbulos
rojos que transporta el oxígeno. Este trastorno ocasiona la destrucción de grandes
cantidades de los glóbulos rojos, lo cual lleva a que se presente anemia.

Síntomas

Síntomas comunes de la anemia: Fatiga, Falta de energía, debilidad, Dificultad al


respirar, Mareos, Palpitaciones, Palidez.
Síntomas de la anemia severa: Dolor de pecho, Angina de pecho, Infarto de miocardio.
Signos que pueden indicar que el paciente tiene anemia: Cambios en el color de la piel,
Presión arterial baja. Respiración acelerada, Piel fría y pálida, Si la anemia se debe a una
disminución de los glóbulos rojos: ictericia (hace que la piel y las partes blancas se pongan
amarillas).Soplo cardiaco.
Diagnóstico
Los médicos diagnostican la anemia en función a los antecedentes médicos y familiares del
paciente, el examen médico y los resultados de pruebas y procedimientos. Se procederá a
realizar una exploración médica para determinar la gravedad de la anemia e investigar sus
causas. Dicho examen puede consistir en: auscultar el corazón, para ver si los latidos son
rápidos o irregulares, y los pulmones, así como palpar el abdomen para ver el tamaño del
hígado o del bazo. Además el médico podrá realizar otro tipo de exámenes para determinar
posibles pérdidas de sangre.
Hemograma completo: en el que se examinan diferentes componentes de la sangre; si se
diagnostica anemia mediante el hemograma se necesitarán otras pruebas
como electroforesis de hemoglobina, recuento de reticulocitos o pruebas para determinar
las concentraciones de hierro en la sangre y en los depósitos del cuerpo.

Tratamientos

El tratamiento de la anemia depende del tipo, la causa y la gravedad de la enfermedad. Los


tratamientos pueden consistir en cambios en la alimentación, la administración de
suplementos nutricionales, medicinas o intervenciones quirúrgicas para hacer frente a la
pérdida de sangre.
Cambios en la alimentación o suplementos adicionales: aumentar el consumo de
hierro, de vitamina B12, de ácido o de vitamina C.
Fármacos como antimicrobianos para tratar infecciones, hormonas para disminuir el
sangrado menstrual o medicinas para evitar que el sistema inmunitario del organismo
destruya sus propios glóbulos rojos.
En los casos más graves se realizarán intervenciones como la transfusión de sangre,
el trasplante de células madre de la sangre y de la medula ósea para aumentar el número
de glóbulos rojos, blancos y plaquetas o, en casos extremos, la cirugía por hemorragias
graves o potencialmente mortales.

Leucemia
La leucemia es el cáncer de los tejidos que forman la sangre en el organismo, incluso la
médula ósea y el sistema linfático. Existen muchos tipos de leucemia. Algunas formas de
leucemia son más frecuentes en niños y otras tienen lugar, principalmente, en adultos. La
leucemia, por lo general, involucra a los glóbulos blancos. Los glóbulos blancos son
poderosos combatientes de infecciones; por lo general, crecen y se dividen de manera
organizada, a medida que el cuerpo los necesita. Pero en las personas que tienen
leucemia, la médula ósea produce glóbulos blancos anormales que no funcionan
correctamente.
Síntomas

Los síntomas de la leucemia varían según el tipo. Los signos y síntomas frecuentes de la
leucemia son los siguientes: Fiebre o escalofríos, Fatiga persistente, debilidad, Infecciones
frecuentes o graves, Pérdida de peso sin proponértelo, Ganglios linfáticos inflamados,
agrandamiento del hígado o del bazo, Tendencia al sangrado y a la formación de
moretones, Sangrados nasales recurrentes, Pequeñas manchas rojas en la piel (petequia)
Sudoración excesiva, sobre todo por la noche y Dolor o sensibilidad en los huesos
Causas
Los científicos no comprenden con exactitud cuáles son las causas de la leucemia. Al
parecer, se genera a partir de una combinación de factores genéticos y ambientales. En
general, se cree que la leucemia aparece cuando algunas células sanguíneas adquieren
mutaciones en el ADN. Algunas anomalías hacen que la célula crezca y se divida con
mayor rapidez, y que siga viviendo cuando las células normales ya murieron. Con el
tiempo, esas células anormales pueden desplazar a las células sanguíneas sanas de la
médula ósea, lo que disminuye la cantidad de plaquetas, glóbulos blancos y glóbulos rojos
sanos, y causa los signos y síntomas de la leucemia.
Tipos de leucemia: Los tipos más comunes de leucemia son:
Leucemia mieloide aguda: Afecta a las células mieloides y se desarrolla con rapidez. Se
presenta generalmente en personas a partir de los 65 años. Puede afectar, aunque en
menor proporción, a niños y adolescentes.
Leucemia mieloide crónica: Afecta a las células mieloides y, al principio, se desarrolla con
lentitud. Más de la mitad de los pacientes tienen entre 65 años o más, y solo afecta a un
pequeño porcentaje de niños y adolescentes.
Leucemia linfoblástica aguda: Afecta a las células linfoides y se desarrolla con rapidez.
Se presenta fundamentalmente en niños y adolescentes.
Leucemia linfocítica crónica: Afecta a las células linfoides y se desarrolla con lentitud. La
mayoría de los pacientes tienen más de 65 años. Esta enfermedad casi nunca afecta a
niños o a adolescentes.

Diagnóstico
Los médicos pueden descubrir la leucemia crónica en un análisis de sangre de rutina antes
de que comiencen los síntomas. Si eso sucede o si hay signos o síntomas que indican
leucemia, pueden hacer los siguientes exámenes de diagnóstico:
Exploración física. El médico buscará signos físicos de leucemia, como palidez de la piel
por la anemia, ganglios linfáticos inflamados y agrandamiento del hígado y del bazo.
Análisis de sangre. Al observar una muestra de sangre, el médico puede determinar si
tienes niveles anormales de glóbulos rojos, blancos o plaquetas, lo que puede indicar que
tienes leucemia.
Análisis de médula ósea. El médico puede recomendarte que te sometas a un
procedimiento para extraer una muestra de médula ósea del hueso de la cadera. La
médula ósea se extrae con una aguja delgada y larga. La muestra se envía a un laboratorio
para que investiguen la presencia de células de leucemia. Las pruebas especializadas de
las células de leucemia pueden revelar algunas características que se usan para
determinar las opciones de tratamiento.
Tratamiento

El tratamiento para la leucemia depende de muchos factores. El médico determina tus


opciones de tratamiento para la leucemia en función de tu edad y tu salud general, del tipo
de leucemia que padezcas y de si se ha extendido a otras partes del cuerpo, incluido el
sistema nervioso central. Los tratamientos frecuentes que se usan para combatir la
leucemia son:
Quimioterapia. La quimioterapia es la principal forma de tratamiento para la leucemia. Este
tratamiento con medicamentos usa sustancias químicas para matar las células de
leucemia.
Terapia biológica. La terapia biológica funciona mediante tratamientos que ayudan a tu
sistema inmunitario a reconocer y atacar las células de leucemia.
Terapia dirigida. La terapia dirigida usa medicamentos que atacan vulnerabilidades
específicas de las células cancerosas. Por ejemplo, el medicamento imatinib (Gleevec)
detiene la acción de una proteína de las células de leucemia de las personas con leucemia
mielógena crónica. Esto puede ayudar a controlar la enfermedad.
Radioterapia. La radioterapia usa rayos X u otros haces de alta energía para dañar las
células de leucemia y detener su crecimiento. La radioterapia puede utilizarse como
preparación para un trasplante de células madre.
Trasplante de células madre. Un trasplante de células madre es un procedimiento para
reemplazar la médula ósea enferma por médula ósea sana. Antes de un trasplante de
células madre, recibirás dosis altas de quimioterapia o de radioterapia para destruir la
médula ósea enferma. Para Luego, recibir una infusión de células madre formadoras de
sangre que ayudan a reconstruir la médula ósea.

Trombocitopenia

La trombocitopenia es una enfermedad en la que manifiestas un recuento bajo de


plaquetas. Las plaquetas (trombocitos) son células sanguíneas incoloras que ayudan a la
sangre a coagular. Las plaquetas detienen el sangrado aglutinando y formando tapones en
las lesiones de los vasos sanguíneos. Con frecuencia, la trombocitopenia es el resultado de
otro trastorno, como la leucemia o un problema del sistema inmunitario. O bien, puede ser
un efecto secundario de ciertos medicamentos.

Causas:
Muchas enfermedades pueden causar la trombocitopenia.la trombocitopenia puede darse
cuando la medula ósea no produce suficiente plaquetas, como sucede en la leucemia y
algunas anemias.la infección por VIH, el virus que causa el sida, generalmente cursa
trombocitopenia. Las plaquetas pueden quedar atrapadas en un vaso aumentando
aumentando de tamaño, como ocurre en la mielofibrosis y en la enfermedad del gaucher;
con lo que el número de plaquetas en el torrente sanguíneo se reduce. Las transfusiones
importantes de sangre pueden diluir la concentración de plaquetas en la sangre.
Finalmente, el organismo puede utilizar o destruir muchas plaquetas; como ocurren en
muchas enfermedades siendo las 3 más notables la purpura trombocitopenia idiopática, la
purpura trombocitopenia trombotica y el síndrome hemolítico urémico.
Síntomas

Los signos y síntomas de la trombocitopenia pueden comprender: Tendencia a la


formación de hematomas y exceso de hematomas (púrpura), Sangrado superficial en la piel
que aparece en forma de erupción de puntos rojizos morados del tamaño de una cabeza de
alfiler (petequias), generalmente en la parte inferior de las piernas, Sangrado prolongado
por cortes, Sangrado de encías o nariz, Orina o heces con sangre, Flujos menstruales
inusualmente abundantes, Fatiga, Agrandamiento del bazo y Ictericia
Diagnóstico
Análisis de sangre. Un hemograma completo determina el número de células sanguíneas,
entre ellas las plaquetas, en una muestra de sangre. En adultos, un recuento normal de
plaquetas es de 150 000 a 450 000 plaquetas por microlitro de sangre. Si el hemograma
completo indica que tienes menos de 150 000 plaquetas, padeces trombocitopenia.
Exploración física que incluya una historia clínica completa. El médico buscará signos
de sangrado debajo de la piel y palpará el abdomen para ver si bazo está agrandado.
También te preguntará acerca de las enfermedades que tuviste, y los tipos de
medicamentos y suplementos que tomaste recientemente.

Tratamiento
Los pacientes que presentan un recuento muy bajo de plaquetas a menudo son tratados en
un hospital o se les aconseje permanecer en cama para evitar lesiones accidentales.
Cuando la hemorragia es importante, se puede realizar una transfusión de plaquetas. La
trombocitopenia también puede tratarse resolviendo su causa subyacente. La
trombocitopenia causada por un fármaco se suele corregir al suspender su administración.

Trombocitemia
La trombocitemia esencial es un trastorno poco frecuente en el que el cuerpo produce
demasiadas plaquetas en exceso y que conduce a una coagulación anormal de la sangre o
a hemorragias.
Síntomas:
Generalmente, la trombocitemia no produce síntomas. Sin embargo, el exceso de
plaquetas puede dar origen a la formación espontanea de coágulos, los, que bloquean el
flujo sanguíneo a través de los vasos. Las personas mayores con trombocitemia tienes un
mayor riesgo de presentar coágulos que los pacientes menores. Los síntomas son el
resultado de la obstrucción de vasos sanguíneos y pueden incluir hormigueo y otras
sensaciones anormales en las manos y pies, frio en las yemas de los dedos, dolor de
cabeza, debilidad y mareo. Las hemorragias, por lo general leves, pueden producirse en
forma de sangrado nasal o de las encías, fácil formación de hematomas, hemorragias en el
tracto digestivo. El bazo y el hígado pueden agrandarse.
Causas

La trombocitemia esencial es un tipo de trastorno mieloproliferativo crónico. Eso significa


que la médula ósea, el tejido esponjoso dentro de los huesos, produce demasiada cantidad
de un cierto tipo de células. En el caso de la trombocitemia esencial, la médula ósea
produce demasiadas células que crean plaquetas. La causa de este trastorno no está clara.
Casi el 90 por ciento de las personas que padecen este trastorno tiene una mutación
genética adquirida que contribuye a la enfermedad. Las plaquetas se unen para ayudar a
formar coágulos sanguíneos.
Diagnóstico

Si el hemograma es superior a 450.000 plaquetas por microlitro de sangre, es probable que


el médico busque una enfermedad oculta. Descartará todas las otras causas de recuentos
de plaquetas altos para confirmar el diagnóstico de trombocitemia esencial.
Análisis de sangre: Se analizarán las muestras de sangre para controlar lo siguiente: La
cantidad de plaquetas, El tamaño de las plaquetas, La actividad de las plaquetas, Fallas
genéticas específicas, como la mutación genética en JAK2, CALR o MPL, Niveles de
hierro, Marcadores de inflamación
Análisis de la médula ósea: También puede sugerir dos análisis de la médula ósea:
Aspirado de médula ósea. El médico extrae una pequeña cantidad de médula ósea
líquida con una aguja. La muestra se examina debajo de un microscopio para detectar la
presencia de células anormales.
Biopsia de médula ósea. El médico toma una muestra de tejido de médula ósea sólida
con una aguja. La muestra se examina debajo de un microscopio para determinar si la
médula ósea tiene una cantidad más alta de lo normal de las células de gran tamaño que
componen las plaquetas (megacariocitos).

Tratamiento
La trombocitemia puede requerir tratamiento con algunos fármacos que disminuye la
producción de plaquetas. Estos fármacos incluyen hidroxiurea, anagrelida y alfa interferon.
Por lo general, el tratamiento con uno de estos fármacos se inicia cuando el recuento de
plaquetas es excesivamente alto, o cuando hay complicaciones, como trastornos en la
coagulación y hemorragias.la edad de las personas, otros riegos presentes y una historia
previa de trombosis determinan la necesidad de este tipo de tratamiento. El tratamiento se
continúa hasta que el recuento de plaquetas vuelve a un nivel seguro. También puede
utilizarse aspirina a dosis bajas, que hace que las plaquetas sean menos pegajosas y evita
la formación de coagulos.si el tratamiento no frena lo bastante rápido la producción de
plaquetas , se puede combinar o sustituir por un paquetoferesis, un procedimiento para
situaciones de emergencia en el que se extrae la sangre, se quitan las plaquetas y se
devuelve la sangre a la persona sin las plaquetas.
Policitemia vera

Es un trastorno de las células productoras de sangre en la medula ósea, que causa una
producción excesiva de glóbulos rojos. En la policitemia vera, el exceso de glóbulos rojos
incremente el volumen de la sangre y la vuelve más espesa, haciendo que fluya con menos
facilidad a través de los vasos sanguíneos de menor calibre.
Síntomas
Muchas personas con policitemia vera no tienen signos ni síntomas. Otras pueden
presentar: Picazón, especialmente luego de un baño o una ducha caliente, Dolor de
cabeza, Mareos, Sangrado o hematomas, en general, menores, Debilidad, Fatiga, Visión
borrosa, Sudoración excesiva, Hinchazón dolorosa de una articulación, generalmente el
dedo gordo del pie, Dificultad para respirar, Entumecimiento, hormigueo, ardor o debilidad
en las manos, los pies, los brazos o las piernas, Sensación de saciedad o hinchazón de la
parte superior izquierda del abdomen debido al agrandamiento del bazo, Fiebre y
Adelgazamiento sin causa aparente
Causas
La policitemia vera es un tipo de cáncer de sangre conocido como neoplasia
mieloproliferativa. Aparece cuando la mutación de un gen provoca un problema en la
producción de células sanguíneas. Normalmente, el cuerpo regula la cantidad de células
sanguíneas de cada uno de los tres tipos: glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. Sin
embargo, con la policitemia vera, la médula ósea produce demasiadas células sanguíneas
de un tipo. Sé cree que la mutación que causa la policitemia vera afecta un interruptor
proteínico que le indica a la célula que debe crecer. Específicamente, es una mutación de
la proteína quinasa Janus 2 (JAK2). La mayoría de las personas que padecen
policitemia vera presenta esta mutación. Se desconoce la causa de esta mutación, pero
generalmente no se hereda.
Diagnóstico

Análisis de sangre: Si tienes policitemia vera, el análisis de sangre puede revelar lo


siguiente:
Un aumento en la cantidad de glóbulos rojos y, en algunos casos, un aumento en las
plaquetas o los glóbulos blancos
Un aumento en el porcentaje de glóbulos rojos que componen el volumen sanguíneo
total (medición de hematocritos)
Niveles elevados de la proteína rica en hierro de los glóbulos rojos que transporta
oxígeno (hemoglobina).
Niveles muy bajos de una hormona que estimula la médula ósea para que produzca
nuevos glóbulos rojos (eritropoyetina)
Biopsia de médula ósea: Si el médico sospecha, podría recomendar una biopsia o un
aspirado de médula ósea para extraer una muestra de médula ósea y analizarla. Una
biopsia de médula ósea implica tomar una muestra de material sólido de la médula ósea.
Generalmente, el aspirado de médula ósea se realiza al mismo tiempo. Durante la
realización de un aspirado, el médico extrae una muestra de la parte líquida de la médula.
Pruebas para la mutación genética que ocasiona policitemia vera: Si tienes policitemia
vera, un análisis de la médula ósea o de sangre también puede revelar la mutación JAK2
en las células que está asociada a la enfermedad.

Tratamiento
La policitemia vera es una enfermedad crónica que no tiene cura. El tratamiento se centra
en la reducción de la cantidad de células sanguíneas. En muchos casos, el tratamiento
puede reducir el riesgo de tener complicaciones a partir de la policitemia vera y aliviar los
signos y síntomas. El tratamiento puede comprender:
Extraer sangre de las venas. Por lo general, la primera opción de tratamiento para las
personas que padecen policitemia vera es la extracción de un poco de sangre de las venas
en un procedimiento llamado flebotomía. Esto reduce la cantidad de células sanguíneas y
disminuye el volumen de sangre, lo que hace más fácil su funcionamiento.
Dosis baja de aspirina. El médico puede recomendarte que tomes una dosis baja de
aspirina para reducir el riesgo de que se formen coágulos. Las dosis bajas de aspirina
también podrían ayudar a reducir el ardor en los pies o las manos.
Medicamentos para disminuir las células sanguíneas. Las personas con policitemia
vera que no obtienen resultados con la flebotomía solamente, podrían usar medicamentos,
como la hidroxiurea (Droxia, Hydrea), para inhibir la capacidad de la médula ósea de
producir células sanguíneas.
Medicamentos para destruir las células cancerosas. El ruxolitinib (Jakafi) está aprobado
por la Administración de Alimentos y Medicamentos para tratar a personas con policitemia
vera que no responden a la hidroxiurea o que no pueden tomarla. Ayuda al sistema
inmunitario a destruir las células cancerosas y puede mejorar algunos de los síntomas de la
policitemia vera.

Mielofibrosis

Es un trastorno en el cual el tejido fibroso reemplaza a las células precursoras de la sangre


que se producen en la medula ósea, lo que conlleva la producción de glóbulos rojos de
forma anormal, anemia y agrandamiento de bazo.
Síntomas

La mielofibrosis por lo general aparece lentamente. En las etapas muy tempranas de esta
enfermedad, muchas personas no experimentan signos ni síntomas. A medida que la
alteración en la producción normal de células sanguíneas va en aumento, los signos y
síntomas pueden ser: Cansancio, debilidad o dificultad para respirar, por lo general debido
a la anemia, Dolor o hinchazón (sensación de estar lleno) debajo de las costillas del lado
izquierdo, debido al agrandamiento del bazo, Tendencia a la formación de hematomas,
Tendencia al sangrado, Sudoración excesiva durante el sueño (sudoración nocturna),
Fiebre y Dolor de huesos
Causas
La mielofibrosis aparece cuando las células madre de la sangre sufren una mutación
genética. Las células madre de la sangre tienen la capacidad de duplicarse y dividirse en
varias células especializadas que conforman la sangre: glóbulos rojos, glóbulos blancos y
plaquetas. No está claro qué es lo que causa la mutación genética en las células madre de
la sangre. Cuando las células madre mutadas se duplican y se dividen, transmiten la
mutación a las células nuevas. A medida que se crean cada vez más células mutadas,
comienzan a tener efectos graves en la producción sanguínea. El resultado final suele ser
la falta de glóbulos rojos lo que causa la anemia característica de la mielofibrosis y la
superabundancia de glóbulos blancos, con diferentes niveles de plaquetas.
Diagnóstico

Examen físico. El médico realizará un examen físico. Este incluye un control de los signos
vitales, como el pulso y la presión sanguínea, y exámenes de los ganglios linfáticos, el bazo
y el abdomen.
Análisis de sangre. Por lo general, en la mielofibrosis, un hemograma completo muestra
niveles anormalmente bajos de glóbulos rojos, un signo de anemia frecuente en las
personas que sufren la afección. Las cifras de glóbulos blancos y de plaquetas también
suelen ser anormales. Con frecuencia, los niveles de glóbulos blancos son más altos que lo
normal, aunque en algunas personas pueden ser normales o, incluso, estar por debajo de
lo normal. Las cifras de plaquetas pueden ser más altas o más bajas que lo normal.
Examen de médula ósea. La biopsia y la aspiración de médula ósea pueden confirmar el
diagnóstico de mielofibrosis. En una biopsia de médula ósea, se utiliza una aguja para
extraer una muestra de médula ósea sólida del hueso de la cadera. Durante el mismo
procedimiento, se puede utilizar otro tipo de aguja para extraer una muestra de la porción
líquida de la médula ósea. Las muestras se estudian en un laboratorio para determinar la
cantidad y los tipos de células encontradas.
.
Tratamiento
No hay tratamiento disponible que pueda revertir o retrasar de manera permanente la
progresividad de la mielofibrosis. El tratamiento se dirige a retrasar y aliviar las
complicaciones. En casi un tercio de las personas que padecen la mielofibrosis, la
combinación de endrogenos y prednisona aminoran temporalmente la gravedad de la
anemia. En un número reducido de personas, la producción de glóbulos rojos puede ser
estimulada con eritroyetina o darbopoetina, fármacos que estimulan la producción de
glóbulos rojos en la medula ósea. En otras, se requieren transfusiones de sangre para
tratar la anemia. Para las personas que padecen de mielofibrosis, pero que en lo demás
tienen buena salud, el trasplante de medula ósea o de células madres puede considerarse
como opción terapéutica siempre y cuando cuenten con un donante compatible y
apropiado. El trasplante es el único tratamiento disponible que puede curar la mielofibrosis,
pero también tiene riesgos significativos asociados.
Hemofilia
Enfermedad hereditaria que se caracteriza por un defecto de la coagulación de la sangre
debido a la falta de uno de los factores que intervienen en ella y que se manifiesta por una
persistencia de las hemorragias.

Síntomas: La característica principal de la hemofilia A y B es la hemartrosis y el sangrado


prolongado espontáneo. Las hemorragias más graves son las que se producen en articulaciones,
cerebro, ojo, lengua, garganta, riñones, hemorragias digestivas, genitales, nasales, etc.

Causas: Cuando sangra, el cuerpo normalmente reúne células sanguíneas para formar un
coágulo a fin de detener el sangrado. El proceso de coagulación es producido por
determinadas partículas sanguíneas. La hemofilia ocurre cuando presentas deficiencia en
uno de estos factores de coagulación. Existen varios tipos de hemofilia y la mayoría son
heredadas. Sin embargo, alrededor del 30 por ciento de las personas con hemofilia no
tienen antecedentes familiares de este trastorno. En estas personas, ocurre un cambio
imprevisto (mutación espontánea) en uno de los genes asociados con la hemofilia.

Diagnóstico: En el caso de personas que tienen antecedentes familiares de hemofilia, es


posible determinar durante el embarazo si el feto se ve afectado por la hemofilia. Sin
embargo, el análisis presenta algunos riesgos para el feto. Habla sobre los riesgos y
beneficios del análisis con tu médico. En niños y en adultos, un análisis de sangre puede
revelar una insuficiencia en los factores de coagulación. Dependiendo de la gravedad de la
insuficiencia, los síntomas de la hemofilia pueden surgir primero en diferentes edades. Los
casos graves de hemofilia se diagnostican generalmente en el primer año de vida. Es
posible que las formas leves no se manifiesten hasta la adultez. Algunas personas se
enteran por primera vez de que tienen hemofilia después de sangrar de manera excesiva
durante un procedimiento quirúrgico.

Tratamiento: Muchos tipos diferentes de factores de coagulación están relacionados con


diferentes variedades de hemofilia. El tratamiento principal para la hemofilia grave
comprende el reemplazo del factor de coagulación específico que se necesita a través de
una estructura tubular que se coloca en una vena.
Esta terapia de reemplazo puede administrarse para combatir un episodio de sangrado en
curso. También puede administrarse de forma regular en el hogar para prevenir episodios
de sangrado. Algunas personas reciben terapia de reemplazo continua.
El factor de coagulación de reemplazo puede producirse a partir de sangre donada. Los
productos similares, llamados factores de coagulación recombinantes, no se producen a
partir de la sangre humana.
Conclusiones.

Los aspectos más importantes a considerar cuando valoramos un paciente con una
enfermedad hematológica en un conductor son establecer la situación del sujeto en ese
momento con respecto a su enfermedad y la posibilidad de variación que puede tener en
los próximos meses, así como los tratamientos que precisa y que con frecuencia pueden
tener efectos sobre la conducción. Todo ello sin olvidar que en su caso, la conducción
puede ser una actividad necesaria para su equilibrio psicológico.
El diagnóstico de las enfermedades hematológicas con riesgo de trombosis debe ser
urgente, al ser la seguridad vial un aspecto donde puede tener especial repercusión.
El tratamiento anticoagulante, sobre todo en los conductores profesionales, debe ser
rigurosamente controlado para evitar tanto los efectos de una anticoagulación excesiva con
riesgo de hemorragias como escasa con riesgo de trombosis.

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