Guía de Práctica Clínica
Guía de Práctica Clínica
Guía de Práctica Clínica
I. NOMBRE Y CÓDIGO:
Trastornos específicos de la personalidad. CIE 10: Del F60.0 al F60.9
II. DEFINICIÓN
1. Los trastornos específicos de la personalidad son patrones permanentes e
inflexibles de experiencia interna y de comportamiento que se aparta
acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto, tiene su inicio en la
adolescencia o principio de la edad adulta, es estable a lo largo del tiempo y
comporta malestar o perjuicios para el sujeto.
Los trastornos de la personalidad están reunidos en tres grupos que se basan en
las similitudes de sus características. El grupo A incluye los trastornos paranoide,
esquizoide y esquizotípico de la personalidad. Los sujetos con estos trastornos
suelen parecer raros o excéntricos. El grupo B incluye los trastornos antisocial,
límite, histriónico y narcisista de la personalidad. Los sujetos con estos trastornos
suelen parecer dramáticos, emotivos o inestables. El grupo C incluye los trastornos
por evitación, por dependencia y obsesivo-compulsivo de la personalidad. Los
sujetos con estos trastornos suelen parecer ansiosos o temerosos. Es frecuente
que los individuos presenten al mismo tiempo varios trastornos de la personalidad
pertenecientes a grupos distintos.
Incluyen:
2. Etiología
Dentro de una concepción etiológica multicausal se incluyen:
Motivacional: marcado por la necesidad de orientación, ayuda, apoyo y la
aprobación de las demás personas.
Cognitivo: se ve relacionado con la percepción que tiene la persona de sí
misma como incapaz, impotente e ineficaz. Dicha percepción está
acompañada por otra que menciona que los demás sí son competentes y
capaces.
Afectivo: se refiere a la tendencia ansiosa de la persona cuando tiene que
funcionar autónomamente, en especial, cuando va a ser evaluada por
otros individuos.
Conductual: hace énfasis al uso de la amplia gama de estrategias para
introducirse a los demás fortaleciendo los lazos con las personas
dominantes
3. Fisiopatología
Los sujetos con este estilo de personalidad tienen una marcada tendencia a
establecer relaciones sociales. Se anticipan a las necesidades de los demás
intentando complacerles, aunque para ello tengan que sacrificarse. El hecho de
que sus relaciones sean desequilibradas, dando ellos siempre más al otro, es algo
que no sólo no tienen en cuenta, sino que además tienden a buscar parejas
dominantes, dejando que sean, ellos los que tomen las decisiones, evitando, así,
conflictos de poder y discusiones. Este tipo de relaciones funcionan mientras la
otra persona no se aproveche de este estilo servicial de personalidad o el
dependiente no tenga que sacrificar algo realmente importante de su vida para
conseguir que esa relación siga adelante. Se sienten responsables de aquello que
no funciona en su relación de pareja, por lo que, en esos casos, intentan solucionar
los problemas complaciendo aún más al otro. Esto suele complicar la situación, ya
que esta sumisión puede cansar a la otra persona. El estilo dependiente ha de
tener cuidado si su pareja es de tipo sádico o antisocial, ya que es probable que
terminen aprovechándose de él y haciéndole daño. La persona que mejor conecta
con el dependiente es un obsesivo-compulsivo o un paranoide, ya que a estos
últimos les gusta tomar las decisiones y llevar las riendas de la relación y, además,
el paranoide sabe apreciar las atenciones del dependiente. A los narcisistas les
encantan los dependientes, ya que se sienten adulados por ellos teniéndolos a su
servicio, aunque los narcisistas no les pueden brindar la seguridad que los
dependientes necesitan. Al ser, tanto los pasivo-agresivos como los dependientes,
tan resistentes a tomar las riendas en las relaciones, esta combinación de estilos
no parece ser la más estable. Los histriónicos no pueden ofrecer al dependiente la
tranquilidad emocional que éste necesita y los de tipo evitativo no pueden
brindarles la fortaleza para el apoyo que el tipo dependiente desea. Con respecto
a la personalidad límite, a pesar de que dejan que los dependientes satisfagan,
muchas de sus necesidades, su estilo tan variable puede dificultar la relación.
Aunque parezca extraño, cuando acaban juntos dos dependientes, siempre que no
sean extremos, pueden llegar a funcionar apoyándose cada uno de ellos en
ámbitos diferentes de sus vidas.
Baja autoestima.
Falta de asertividad.
Pueden hacer sacrificios extraordinarios o tolerar malos tratos verbales,
físicos o sexuales.
Cuando están solas, las personas con este trastorno quizás manifiesten los
siguientes síntomas:
Nerviosismo
Ansiedad
Miedo
Desesperanza
Las personas que sufren trastornos de ansiedad también tienen algunos de estos
síntomas. Asimismo, aquellas que tienen afecciones médicas tales como depresión
o menopausia tal vez manifiesten algunos de estos síntomas. Si tiene alguno de los
síntomas mencionados anteriormente, comuníquese con el médico, quien le
ofrecerá un diagnóstico preciso.
1. Estilos de vida
Se trata de personas sumisas, necesitadas constantemente de aprobación y
afecto. Pueden sentir angustia e ira intensa ante el abandono real o imaginario, lo
que puede conducirles, especialmente, a actos de violencia machista, sobre todo
cuando hay un abuso de alcohol.
V. DIAGNÓSTICO
DIAGNOSTICO DIFERENCIAL
El principal objetivo de la terapia para sujetos con un TPD es ayudarles a que aprendan a
ser gradualmente más independientes de las personas de su entorno (incluyendo al
terapeuta), aumentar la confianza en sí mismo y la sensación de autoeficacia Esos
pacientes necesitan algunas directrices activas y sugerencias prácticas por parte del
terapeuta con el fin de que se impliquen en la terapia. Sin embargo, cuando el paciente le
pregunta al terapeuta lo que debe hacer, es mejor que éste utilice el descubrimiento
dirigido, con el fin de ayudar al paciente a que encuentre sus propias soluciones. Si es
preciso, se le enseña el proceso de solución de problemas. Además, se puede construir
una jerarquía con actuaciones que impliquen una mayor independencia cada vez. Cuando
los sujetos tienen problemas de habilidades sociales, el entrenamiento de las mismas
parece un objetivo claro de la terapia.
Los patrones desadaptativos en las relaciones sociales constituyen una parte importante
del problema para los individuos con un TPD, por lo que gran parte de la terapia se pasará
tratando con las relaciones interpersonales y los pensamientos automáticos que subyacen
a ellas (la relación con el terapeuta podría ser la situación inicial para la identificación de
esos pensamientos). Para Wessler (en prensa) la estrategia general de trabajo con los
sujetos dependientes es animarles a ser menos pasivos y más activos por sí mismos, y que
se centren en complacerse a ellos mismos en vez de hacerlo con los demás. La simple
explicación al paciente de este objetivo es un buen comienzo. Luego, puede señalarse
cada caso de conducta y expresión pasiva o complaciente. Se anima al paciente a asumir
riesgos fuera de la sesión de terapia, defendiendo sus derechos, ofreciendo opiniones y
tomando decisiones. Algunas tácticas de la Terapia de valoración cognitiva pueden ser
útiles a la hora de llevar a cabo esta estrategia:
1. Dirección activa. Durante esta etapa inicial, se hace que los pacientes con una
dependencia elevada se impliquen en el proceso terapéutico, se les enseña
habilidades conductuales para ayudarles a realizar cambios pequeños, pero
inmediatos, y se les anima a que se comprometan a hacer modificaciones a largo
plazo de su comportamiento. Esta primera fase incluye técnicas como el
entrenamiento asertivo, las tareas para casa conductuales y el control del
estímulo.
VIII. COMPLICACIONES
Poca predisposición del paciente a seguir la terapia.
Escaso apoyo dela familia
Pocas redes de apoyo.
TRIAJE
Consejería individual
y grupal
Charlas Reducción de
informativas y daños
psicoeducativas
Recaída,
complicaciones