Los Restaurantes Populares de Santiago (1936-1942) PDF
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Los Restaurantes Populares de Santiago (1936-1942) PDF
D E H I S T O R I A 45
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS HISTÓRICAS
UNIVERSIDAD DE CHILE - DICIEMBRE 2016: 117-142
*
El presente artículo forma parte del Proyecto Fondecyt de Investigación Postdoctoral
N°3160471 titulado “Inequidad alimentaria y estándar de vida. Las políticas de alimentación
popular en el Chile de entre guerra: 1920-1950”.
**
Académico de la Universidad de Valparaíso. Correo electrónico: [email protected]
CUADERNOS DE HISTORIA 45 / 2016 Estudios
nourishing food and to low cost, and the discussions that it generated
in the political context of the period.
Key words: Restaurantes populares, Food policy, Santiago, Graciela
Contreras, Alicia Cañas.
Recibido: enero 2016 Aceptado: mayo 2016
Introducción
1
Ni los estudios clásicos sobre la salud y medicina en Chile, ni tampoco las investigaciones
más recientes han ofrecido un panorama básico sobre el estado nutricional del país durante el siglo
XX o las acciones del Estado en mejorar la alimentación de la población. Véase, por ejemplo,
Cruz-Coke, Ricardo, Historia de la medicina chilena, Santiago, Editorial Andrés Bello, 1995;
Illanes, María Angélica, “En el nombre del pueblo, del Estado y de la ciencia…”. Historia social
de la salud pública. Chile, 1880-1973, Santiago, Colectivo de Atención Primaria, 1993; Molina,
Carlos, Institucionalidad sanitaria chilena, 1889-1989, Santiago, Lom Ediciones, 2010; Sciolla,
Carolina (Compiladora), Historia y cultura de la alimentación en Chile, Santiago, Catalonia,
2013; Illanes, María Angélica, Cuerpo y sangre de la política: la construcción histórica de las
visitadoras sociales (1887-1940), Santiago, Lom Ediciones, 2006.
2
La profesionalización de distintas áreas de la salud y la existencia de prácticas crecientemente
científicas han abierto canales interesantes en el conocimiento de las políticas sanitarias. En este
sentido se pueden citar algunos trabajos que abordan las políticas de alimentación tanto en el
marco de la formulación de un conjunto de políticas públicas para enfrentar la llamada “cuestión
social”, como de una sociedad que avanza en el bienestar de sus miembros. Al respecto, véase
Cueto, Marcos, El regreso de las epidemias: salud y sociedad en el Perú del siglo XX, Lima,
Instituto de Estudios Peruanos, 2000; Armus, Diego, Avatares de la medicalización en América
Latina, 1870-1970, Buenos Aires, Lugar Editorial, 2005; Zárate, María Soledad, Dar a luz en
Chile. Siglo XIX: de la “ciencia” de hembra a la ciencia obstétrica, Santiago de Chile, Dibam,
2007; Correa, María José, “Espacios y estrategias del saber. Conflictos de la ortodoxia médica
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Juan Carlos Yáñez Andrade “ALIMENTACIÓN ABUNDANTE, SANA Y BARATA”…
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8
Sobre la experiencia de las ollas de pobres, véase Gómez, Juan Carlos, “Crisis, hambre y
socialismo: Chile, 1931-1932”, Andes, N°7, 1988, pp. 101-159. Un capítulo de un reciente libro
sobre la Gran Depresión en América Latina aborda la experiencia de las “ollas de pobres” y los
albergues en Chile, Vergara Ángela, “Los trabajadores chilenos y la Gran Depresión, 1930-1938”.
En Paulo Drinot y Alan Knight, La Gran Depresión en América Latina, México, FCE, 2016.
9
Salas, Demetrio, Cartilla de alimentación, Santiago, Ediciones Retaurant Naturista,
1932. Además, Yáñez, Juan Carlos, La intervención social en Chile (1907-1932), Santiago, Ril
Editores, 2008.
10
Antecedentes y trabajos del Primer Congreso Nacional de Alimentación Popular, Santiago,
Imprenta Aurora, 1932, p. XLIII.
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Juan Carlos Yáñez Andrade “ALIMENTACIÓN ABUNDANTE, SANA Y BARATA”…
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Existen pocos estudios sobre el Comisariato, sin embargo, se puede consultar el trabajo
de Rodrigo Henríquez, en “Estado sólido”. Políticas y politización en la construcción estatal.
Chile, 1920-1950, Santiago, Ediciones Universidad Católica, 2014.
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manifestaciones en contra del alza del costo de la vida, ordenando a sus sindicatos
afiliados a “presentar pliegos de peticiones por aumento de salarios, llevando
sus exigencias hasta el último término, sin vacilaciones ni temores”12. En cuanto
a nuestro tema de estudio, la declaración de la CNS exigía a las autoridades la
apertura de “almacenes de comestibles y restoranes, a cargos del Estado, del
Municipio o de las Cajas de Previsión”13.
A mediados de 1936, la Cámara de Diputados comenzó a debatir un
proyecto de creación de restaurantes populares, desconociendo las facultades
del Comisariato para fundar cocinas, proyecto que no fue aprobado, dejando
abierta la intervención del Estado en la materia. La creación del Consejo
Nacional de Alimentación (CNA) en febrero de 1937 vino a consagrar a nivel
institucional la alimentación como dominio de política pública14, reuniéndose en
su seno un grupo de médicos interesados en promover acciones que enfrentaran
los problemas nutritivos de la población de escasos recursos y en especial de
mujeres y niños. Bajo la dirección de Jorge Mardones y secundado por médicos
y funcionarios públicos del más amplio espectro, se encargó de realizar estudios
y proponer medidas legislativas sobre la materia.
Las autoridades vieron en la difusión de restaurantes populares una buena vía
para implementar de manera fácil y directa una política pública de alimentación,
que contemplara tanto la dimensión médica como la económica, al ofrecer
comida nutritiva y a bajo costo. Es así como el gobierno, a través del CNA,
buscó ofrecer un servicio público que se apegara a las directrices del organismo
y que progresivamente fuera centralizando la gestión de todos los restaurantes
populares existentes en el país, como efectivamente ocurrió en 1939. El Servicio
de Restaurantes Populares (SRP) fue creado por decreto supremo n°1.341 del
1 de abril de 1937, bajo la dirección de Jorge Garcés Gana, con la finalidad de
coordinar la implementación de una red de comedores públicos y someterlos
a las directrices públicas15.
Para las autoridades, los restaurantes populares o comedores públicos tenían
al menos dos ventajas para enfrentar los problemas de nutrición de la población.
En primer lugar, desde un punto de vista organizativo, la “cocina colectiva”
resultaba más económica que la cocina “individual” o familiar, al poder comprar
al por mayor, además de aumentar su calidad al incorporar normas científicas
de elaboración. En segundo lugar, desde un punto de vista cultural, era una
12
La Opinión, Santiago, 13 de junio de 1936.
13
Ibídem.
14
Decreto n°80, Diario Oficial, n°17.699, Santiago, 20 de febrero de 1937.
15
Boletín Municipal de la República, Santiago, N°86, septiembre de 1937, p. 10.
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16
Servicio de Restaurantes Populares, Conferencia sobre alimentación, Santiago, Imprenta
Chile, 1937, p. 13.
17
Boletín Municipal de la República, Santiago, n°86, septiembre de 1937, p. 10.
18
Conferencia del Trabajo de los Estados de América, Acta de Sesiones, Ginebra, OIT,
1936.
19
La Prensa del Tercer Distrito, Santiago, 21 de marzo de 1936. Otras referencias sobre
los restaurantes populares de Lima en La hora, Santiago, 18 de septiembre de 1939 y Frente
Popular, Santiago, 1 de septiembre de 1939.
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20
Consejo Nacional de Alimentación, Memoria anual, 1937, sin datos de edición, p. 19.
21
Consejo Nacional de Alimentación, Regímenes alimenticios para restaurantes económicos,
sin datos de edición, 1938. Además, Mardones, Jorge y Lidia Contreras, Regímenes alimenticios
para Restaurantes económicos de adultos, Santiago, Imprenta Leblanc, 1939.
22
Consejo Nacional de Alimentación, Memoria anual, 1937, op. cit., p. 16.
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alimentario de niños y mujeres, argumento que sería utilizado por los sectores
críticos, como veremos en la próxima sección.
Fue durante el gobierno de Pedro Aguirre Cerda (1938-1941) que se buscó
institucionalizar aún más el servicio, aumentado las atribuciones del Estado
en la creación y funcionamiento de los restaurantes. El gobierno reconoció la
importancia que tenía la entrega de alimentos nutritivos a bajo costo, ofreciendo
un mayor conocimiento sobre la nutrición y dietética, junto con regular el
consumo de alcohol de la población23. Con ese objetivo se dictó el decreto
supremo n°3.283 del 30 de junio de 1939 que organizaba los restaurantes
y hospederías populares, integrando en un mismo servicio las funciones de
alimentación y de residencia para la población flotante del país, formada por
desplazados del campo y extranjeros, especialmente en los puertos y zonas
fronterizas. Administrativamente esto supuso sacar el SRP de la Comisión de
Cesantía, pasando a ser una Dirección General autónoma24.
La situación del país era grave por los efectos que el reciente terremoto de
Chillán (enero de 1939) había provocado en el déficit habitacional, agravado por
las necesidades de las familias que se habían quedado sin hogar y del personal
que se ocupaba de las labores de reconstrucción. El decreto n°3.283 establecía
que las Juntas de Vigilancia debían fiscalizar las hospederías y restaurantes,
recaudando los fondos necesarios para subvencionar su creación y funcionamiento,
aunque solo los intendentes, gobernadores, subdelegados e inspectores estaban
autorizados a solicitar al SRP su creación. Estos fondos serían complementados
con los entregados por el Estado, los que servirían para financiar la instalación
de los locales, que debían funcionar al costo, obteniendo una pequeña ganancia
para amortizar la inversión, para luego funcionar sin ganancias ni pérdidas. Los
artículos 21 y 22 del decreto supremo n°3.283 mostraron el afán centralizador del
gobierno, al establecer que todos los establecimientos debían pasar a depender
del SRP, prohibiendo que los particulares usaran el nombre de restaurante u
hospedería popular y otras denominaciones que indujeran a engaño o error.
De forma paralela, el SRP, bajo la dirección de Víctor Celis, estableció en el
local de Quinta Normal una escuela para administradores, teniendo “por objeto
formar un personal especializado que sepa controlar y dirigir en forma eficiente
23
En el mensaje presidencial ante el Congreso Nacional, Pedro Aguirre Cerda valoró la
labor del SRP, ahora bajo la dirección de Víctor Celis. Citado en un reportaje especial sobre los
restaurantes populares en La Hora, Santiago, 25 de junio de 1939.
24
Frente Popular, Santiago, 3 de agosto de 1939. El Intendente en su calidad de principal
autoridad política de la Provincia de Santiago, tenía un papel de asesoría en el SRP. Al respecto,
véase Archivo Nacional, Intendencia de Santiago, vol.1014, vol. 1020, vol. 1022 de 1939.
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25
La Hora, Santiago, 25 de junio de 1939.
26
La administradora del local de Talagante era la profesora de Economía Doméstica, Mercedes
Vergara de Carvajal “quien fue nombrada luego de haber hecho el curso de especialización en la
Escuela que tiene la Jefatura del Servicio…”, El Mercurio, Santiago, 9 de septiembre de 1939.
27
La Hora, Santiago, 25 de junio de 1939.
28
Zig-Zag, Santiago, 26 de noviembre de 1937.
29
El Mercurio, Santiago, 4 de abril de 1937.
30
Servicio de Restaurantes Populares, Conferencia sobre alimentación, op. cit., p. 16.
31
A esto hay que agregar un restaurante inaugurado en septiembre de 1937 por la Municipalidad
de Coronel, La Región, Coronel, 8 de julio de 1937.
32
Boletín Municipal de la República, Santiago, n°94, mayo de 1938, p. 9.
33
Ibídem, p. 10.
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34
La Hora, Santiago, 25 de junio de 1939.
35
Ibídem.
36
La Hora, Santiago, 8 de julio de 1939. Se proyectaba que el valor del plato fluctuaría entre
$0.80 y $1.40, casi el doble del valor de un plato en un restaurante para obreros en Santiago.
37
A la inauguración asistió el Presidente de la República, Pedro Aguirre Cerda, su esposa
y parte de su gabinete, El Mercurio, Santiago, 22 de octubre de 1939. El valor del menú era de
$3.
38
Revista de Asistencia Social, n°4, diciembre de 1939, p. 521; La Hora, Santiago, 25 de
junio de 1939.
39
La Prensa del Tercer Distrito, Santiago, 15 de agosto de 1936.
40
En la clínica nutricional se daría de comer gratis “para conocer el valor nutritivo de toda
clase de alimentos, tanto en individuos sanos y enfermos, como en trabajadores y cesantes”, La
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Hora, Santiago, 26 de abril de 1936. Por su parte, la Municipalidad de Viña del Mar resolvió
destinar 100 mil pesos a la creación de un restaurante popular, sin embargo, su implementación
no fue inmediata, La Hora, Santiago, 18 de junio de 1936.
41
Sobre la participación creciente de las mujeres en la política, véase Gaviola, Edda, et
al., Queremos votar en las próximas elecciones, Santiago, Centro de análisis y difusión de la
condición de la mujer, 1986.
42
Viveros, Marta, Oscar Prager, El arte del paisaje, Santiago, Fyrma Gráfica, 1997.
43
Municipalidad de Providencia, Presupuesto para 1938, Santiago, Imprenta Imperial,
1938.
44
Municipalidad de Providencia, Presupuesto para 1941, Santiago, Talleres Gráficos Casa
Nacional del Niño, 1941, p. 6. Es necesario constatar que un médico con el grado 21°, en la
misma partida presupuestaria, tenía un sueldo de $6.000 anuales. El restaurante popular tenía
asignado $12.000.
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En otras oportunidades se le ubica en Av. J. M. Infante con Av. Francisco Bilbao.
46
Hamilton, Eduardo, Tienen derecho a vivir, Santiago, Ediciones Ercilla, 1938.
47
La Prensa del Tercer Distrito, Santiago, 8 de agosto de 1936.
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Fotografía N°1
Si bien los diagnósticos sobre la alimentación popular eran compartidos por todos,
con la creación del restaurante no se buscaba ofrecer una solución definitiva al
problema de las carencias alimentarias de la población de escasos recursos, lo
que suponía aspectos más estructurales. En algunos casos su creación se enmarcó
en los debates que cruzaban a la sociedad santiaguina de la época sobre la crisis
que el país vivía y el temor de que los sectores populares se dejasen arrastrar
por ideologías contrarias al orden social. Así lo dejó en claro el regidor Ramón
Achondo Godoy, en el discurso inaugural del restaurante:
48
La Prensa del Tercer Distrito, Santiago, 15 de agosto de 1936.
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49
Boletín Municipal de la República, Santiago, n°75, octubre de 1936, p. 7.
50
La Prensa del Tercer Distrito, Santiago, 8 de agosto de 1936.
51
La Prensa del Tercer Distrito, Santiago, 15 de agosto de 1936.
52
Ibídem, p. 32.
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Fotografía N°2
El problema –se decía– no era la falta de lugares donde comer, sino de dinero
para pagar esa comida, en muchos casos encarecida por las deficiencias en la
53
El Heraldo de Ñuñoa, Ñuñoa, 7 de agosto de 1937.
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Por otra parte, los verdaderos socialistas están de acuerdo en que el Estado no
debe intervenir ni en la producción ni en el consumo, aunque puede y a veces,
debe dirigirlos; pero en cambio tiene la obligación social de intervenir en el
comercio, porque es aquí donde pueden producirse principalmente los abusos,
en la forma de acaparamiento, especulación y usura…54.
Esta nota de prensa fue contestada por una carta al editor del periódico de Ñuñoa
de parte del médico Alejandro González –médico jefe de la Asistencia Pública
de la misma comuna– apelando a los argumentos sanitarios y educacionales
para apoyar la experiencia de la Municipalidad de Providencia. En el fondo
se señalaba que el problema de la alimentación era más bien social y médico
que puramente económico y que los restaurantes populares eran excelentes
escuelas de divulgación científica, al ofrecer una comida balanceada y nutritiva.
La higiene era otro aspecto a destacar de sus ventajas por sobre las cocinerías,
muchas de las cuales ofrecían raciones más baratas pero confeccionadas con
materiales de muy baja calidad55. Además, como se informó en la prensa,
muchas de estas cocinerías se dedicaban más al expendio de alcohol56. Fue en
torno a estos dos criterios –el médico y el económico– que se articularon las
visiones y discusiones sobre la legitimidad de los restaurantes como vía para
solucionar la mala alimentación de las clases más pobres, y de una u otra forma
las autoridades, tanto municipales como del gobierno, debieron responder a
esos dos argumentos para seguir asegurando su existencia.
Es así como el SRP, consciente de las críticas por el costo que significaba
para el Estado la mantención de un sistema que arrojaba pérdidas al presupuesto
de la nación, proyectó una modalidad semi-comercial y descentralizada que
progresivamente se fuera haciendo autosustentable, aunque en la práctica el
sistema siempre requirió de algún tipo de ayuda estatal.
Otra experiencia interesante en la promoción de los restaurantes populares fue
la labor desarrollada en la Municipalidad de Santiago por Graciela Contreras de
Schnake, alcaldesa entre 1939 y 1940 gracias a su nominación por el presidente
Aguirre Cerda57. Esposa del dirigente socialista Oscar Schnake, había tenido una
54
El Heraldo de Ñuñoa, Ñuñoa, 20 de noviembre de 1937.
55
El Heraldo de Ñuñoa, Ñuñoa, 27 de noviembre de 1937.
56
La Hora, Santiago, 12 de marzo de 1939.
57
Existen diferentes estudios que han hecho referencia a Graciela Contreras al mando de
la Municipalidad de Santiago entre 1939 y 1940, incluso señalando equivocadamente que fue la
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primera alcaldesa en dirigir un municipio en Sudamérica, aunque no hay estudios que se hayan
dedicado a abordar su gestión comunal en específico.
58
Sobre el alza de precios y la acción del Comisariato de Subsistencias y Precios en los
años 1930 y 1940, véase Rodrigo Henríquez, en “Estado Sólido” … op. cit.
59
Salazar, Gabriel, Las Ferias libres. Espacio residual de soberanía ciudadana, Santiago,
Sur Ediciones, 2003.
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Rumbo, n°1, Santiago, junio de 1939.
61
Ibídem, p. 25.
62
El Mercurio, Santiago, 30 de junio de 1939.
63
El Mercurio, Santiago, 22 de octubre de 1937. Agradezco esta información, junto a otros
datos aportados, al investigador Jorge Gaete.
64
El Mercurio, Santiago, 4 de abril de 1937.
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CUADERNOS DE HISTORIA 45 / 2016 Estudios
Cuadro N°1
Valor menú en restaurantes populares
Plato Pan Vino Té-café Postre
1936 0,40 ----- ----- ----- 0,30
1937 0,40 ----- ----- 0,20 0,30
1939 0,40 0,20 0,30 0,20 0,30
Sin embargo, no todos los sectores estuvieron de acuerdo con la utilidad de los
restaurantes y su disposición a ofrecer comida abundante y barata. El periódico
Frente Popular, inmerso en una campaña de denuncias por el alza en el costo
de la vida, llevó a cabo una serie de reportajes durante el verano de 1940,
cuestionando tanto las ferias libres como los restaurantes. Particularmente se
criticó que el mejoramiento de las raciones alimenticias se hubiera hecho a
costa del alza en los precios66. Es interesante una entrevista realizada al obrero
Alfonso Carvajal que asistía al local de la calle Portugal, la que por su valor
testimonial transcribimos íntegramente:
-La idea del Gobierno de crear estos establecimientos está muy buena -decía el
trabajador-, pero aún no se ha cumplido la finalidad para que fueron creados.
¿Se subieron los precios? ¿Y qué?… La comida sigue peor, pero dejo constancia
que ahora último ha mejorado un poco, pero “poco”.
Se lleva la manga a la boca y se limpia la saliva de los labios. Se sirve
apresuradamente algunas cucharadas de porotos y sigue:
-Es necesario que el Gobierno o quien esté a cargo de este servicio se preocupe
en mejorar la calidad de los alimentos a fin de que uno quede “a tono y no solo
tibio”, después de almorzar. Además, sale realmente caro, pues se debe tener
65
El Mercurio, Santiago, 1 de marzo de 1939.
66
Frente Popular, Santiago, 19 de marzo de 1939.
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Juan Carlos Yáñez Andrade “ALIMENTACIÓN ABUNDANTE, SANA Y BARATA”…
en cuenta que muchos no tenemos trabajo fijo. Y parece que cuando uno está
cesante siente más hambre. Por eso, comida consistente y barata debe ser el
lema de la Dirección de los Restaurantes Populares.
Don Alfonso Carvajal se levanta. Se pone el sombrero y se retira apresuradamente,
pues a la una debe estar en el trabajo67.
Cuadro N°2
Jornales pagados a trabajadores (promedios)
Minería Cervecería Transporte Metalurgia Papeles
1935 14,74 13,68 14,77
1936 10.30 16,50
1937 11,40 18,70
jornal sería de $10.000 diarios, es decir el menú completo costaría $1.200, cifra que corresponde
al 12% de su ingreso diario.
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CUADERNOS DE HISTORIA 45 / 2016 Estudios
Cuadro N°3
Regímenes calóricos de restaurantes populares
DESAYUNO EMPLEADOS TRABAJO TRABAJO
MEDIANO INTENSO
Leche, 150 g 100 calorías 100 calorías 100 calorías
Azúcar, 15 g 60 calorías 60 calorías 60 calorías
Café ____ ____ ____
Sándwich 350 calorías 350 calorías 350 calorías
ALMUERZO
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Juan Carlos Yáñez Andrade “ALIMENTACIÓN ABUNDANTE, SANA Y BARATA”…
CENA
Guiso 1 con _____ _____ 500 calorías
ensalada
Guiso 2 con 500 calorías 500 calorías 500 calorías
ensalada
Pan, 160 g 400 calorías 400 calorías 400 calorías
1 fruta, 100 g 60 calorías 60 calorías 60 calorías
Café _____ _____ _____
Azúcar, 10 g 40 calorías 40 calorías 40 calorías
TOTAL, DÍA 2.540 calorías 3.040 calorías 3.540 calorías
Estos datos nos permiten cruzar los dos tipos de información que hemos ofrecido
en las páginas precedentes: el costo de la alimentación y su aporte calórico. Para
un trabajador urbano que realizaba un trabajo mediano o pesado, cumplir con las
exigencias calóricas de 3.000 y 3.500 calorías respectivamente, le significaba
desembolsar entre un 32% y un 38% de su ingreso diario, transformándose en
una real solución al problema del acceso a una alimentación barata y nutritiva.
El problema radica en que estos costos correspondían a un solo trabajador,
haciendo abstracción del resto de la familia, la crítica más reiterada que se le
hizo a los restaurantes populares, a saber, el no intervenir en el núcleo familiar.
Por ejemplo, en una entrevista de El Mercurio al Ministro del Interior, Matías
Silva, en marzo de 1938, se le consultó sobre el hecho de que estos locales
alejaban a los trabajadores de sus hogares y restaban recursos a la economía
familiar. A lo cual el Ministro contestó lo siguiente:
Estimo que en este concepto hay una apreciación errónea. Antes de que existieran
los Restaurantes Populares la gran mayoría de los obreros se arranchaba en las
cocinerías y no iba a sus casas por el escaso tiempo de que disponen para almorzar
y porque sus habitaciones quedan muy retiradas. También se arguye que se ha
perjudicado a un comercio modesto. Sin embargo, he tenido conocimiento de
que los restaurantes han servido de modelo a las cocinerías, las que han mejorado
la comida e higienizado sus locales69.
69
El Mercurio, Santiago, 11 de marzo de 1938.
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CUADERNOS DE HISTORIA 45 / 2016 Estudios
Bajo la apreciación del ministro Silva, los restaurantes no eran culpables de los
problemas que podían afectar a la economía familiar, significando un verdadero
avance en la calidad de los alimentos consumidos. La solución debía venir de
otro lado: o toda la familia asistía a los restaurantes a servirse sus tres comidas
diarias o los trabajadores debían acceder a un menú modesto para suplir con
lo mínimo las exigencias calóricas diarias. Lo primero habría significado una
sangría enorme a la economía familiar, por lo cual, al parecer, no pocos optaron
por la estrategia del obrero Alfonso Carvajal (entrevistado por el periódico El
Frente Popular en 1939), es decir, consumir un solo plato. Si bien las autoridades
promovieron la entrega de raciones a domicilio, parece que no fueron masivas70.
Por otra parte, la propuesta de crear una “cocina ambulante” que recorriera las
obras en construcción no fue implementada71.
Las limitantes expuestas en la implementación de los restaurantes y las
decisiones a las cuales fueron obligados muchos trabajadores puede explicar
que las encuestas de los años 1930 mostraran, de manera sostenida, que en torno
a un 30% de la población no cumplía con las exigencias nutricionales mínimas
requeridas para sus actividades diarias72, pese al interés de las autoridades en
apoyar esta inédita y desconocida política de alimentación popular.
Consideraciones finales
70
El sistema no significaba un mayor costo porque no se hacía un reparto a los domicilios,
sino que las personas podían pasar a buscar sus platos calientes para consumirlos en sus hogares.
Sobre sus alcances se puede leer lo siguiente: “somos partidarios de la ampliación de los
servicios de los actuales Restoranes Populares con reparto de viandas a domicilio. En esta forma
se contribuirá a solucionar varios graves problemas en nuestro país: una alimentación popular
barata, científicamente nutritiva, variada, íntegramente aprovechable y sobre todo segura para
la familia de nuestros obreros”, El Mercurio, Santiago, 21 de junio de 1938.
71
En una entrevista, el director del SRP, Víctor Celis, defendía la “cocina ambulante”,
señalando que junto con impedir el traslado de los obreros a sus hogares, se evitaría “que los
alimentos llegaran a manos del consumidor fríos, expuestos a la descomposición producida por
el calor y, además, se le evitaría a la esposa del obrero, que generalmente es la portadora de
los alimentos del marido, el abandonar su hogar y familia para llevarles el alimento. También
evitaría el peligro a que están expuestos los hijos de los obreros que sirven de acarreadores de
estas viandas en las horas de mayor movimiento motorizado”, La Opinión, Santiago, 24 de
diciembre de 1938.
72
Dragoni, Carlo y Etienne Burnet, L’alimentation populaire au Chili: enquête générale
de 1935, Santiago, Imprenta Universo, 1938.
140
Juan Carlos Yáñez Andrade “ALIMENTACIÓN ABUNDANTE, SANA Y BARATA”…
73
Boletín de la Municipalidad de Santiago, Santiago, n°5.174, 29 de enero de 1943.
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