Conocimiento Simbolico
Conocimiento Simbolico
Conocimiento Simbolico
Definición principal
“Una metáfora es un recurso literario utilizado en
una palabra o frase para realizar una comparación
sutil entre dos personas, objetos, animales o
lugares. Pueden ser muy útiles, sobre todo para los
niños cuando están aprendiendo el significado de
algunas palabras.”
La metáfora es una figura retórica en la que se establece una relación
de semejanza entre 2 términos y alguna característica o cualidad que
existe entre ambas, es como cuando hablamos en doble sentido. En la
metáfora hacemos referencia poética a esa característica que queremos
resaltar y decimos lo mismo pero de forma más bella.
La palabra, como tal, procede del latín metaphŏra, que deriva del griego
μεταφορά (metaphorá) que significa ‘traslación’, ‘desplazamiento’.
Las metáforas son imágenes, conceptos o ideas que guardan entre sí
una relación sutil que es convocada o sugerida cuando aparecen
asociadas en un texto, y que produce relaciones impresionantes que
redimensionan el significado literal de las palabras.
Así, en la predicación metafórica «Tus ojos son el mar», el sintagma los ojos es el tenor;
el mar es el vehículo y el fundamento es el color azul oscuro de los ojos. La metáfora se
diferencia de la comparación o símil (que también asocia dos términos en función de su
semejanza) porque en vez de relacionar dichos términos mediante verbos que indican
semejanza («Tus ojos se parecen al mar») u oraciones comparativas («Tus ojos como el
mar»), los une sólo mediante el verbo ser («Tus ojos son el mar») o convirtiendo uno de
los términos en complemento del nombre («El mar de tus ojos») o aposición («Tus ojos,
el mar») del otro. Es decir, una comparación establece que A es como B; una metáfora
dice que A es B o sustituye B por A. La metáfora afirma que los dos objetos de
comparación son idénticos, y la comparación establece una similitud. Dado que esta
diferencia es formal, muchos teóricos posteriores a esa definición,optan por tratar la
comparación (o símil) y la metáfora como un único fenómeno, denominado a veces
imagen.[7]
La metáfora en la que aparecen ambos términos se denomina metáfora explícita.
Cuando el término real no aparece, se la denomina metáfora implícita («Los lagos de tu
rostro»).
Al expresar algo a partir de otra cosa, se establece (o se llega a descubrir) una
correspondencia (la semejanza) entre los términos identificados. Esta puede ser trivial o
resultar sorprendente, en cuyo caso las palabras que expresan el término imaginario
adquieren resonancias inesperadas.[8] A lo largo de la historia de la literatura, se observa
una progresión en la semejanza, que en un primer momento se refiere a aspectos
sensibles como la forma y el color, pero va volviéndose más abstracta, hasta alcanzar un
caso límite (la imagen visionaria) en que lo único que resulta semejante entre el término
real y el imaginario es la emoción que ambos suscitan en el poeta.[9]
Como recurso literario, la metáfora sirve para identificar a dos términos entre
los cuales existe alguna clase de semejanza (en nuestro ejemplo anterior, los
entre el tenor y el vehículo (en este caso, el color verde que comparten los ojos
y las esmeraldas).
entre las palabras o para descubrir atributos insospechados en ellas. Por eso, la
imágen.
En los casos en los que el término real no aparece, sino solamente el metafórico,
estamos frente a una metáfora pura; se utiliza para dirigir la atención sobre el
(balanza=justicia) primero tuvo que ser una metáfora personal, surgida del
Aristóteles definía las metáforas como una comparación entre dos o varias
entidades que a simple vista son diferentes y aseguraba que esta capacidad
persona posee su propia realidad, de este modo las metáforas son la forma
debe tenerse en cuenta que esta teoría propone que existe una manera
pensamientos obsesivos.
nuestra vida contamos con un importante bagaje metafórico, a través del cual
Por último cabe mencionar que en psicología existen dos tipos de metáforas: las
relato del paciente, las primeras deben ser estudiadas con antelación a fin de
que sean significativas para la interpretación del paciente, las segundas sirven
mensaje que emite un paciente no sólo comunica información, sino algo sobre
y que presenta una realidad alternativa sobre la que el terapeuta debe trabajar
Nuestra vida se halla repleta de metáforas, en todos los campos existen y ellas
son las que nos ayudan a entender y aceptar la realidad, así que este concepto
también de la ciencia.
Metáforas vs Símiles
El símil compara dos cosas con el objetivo de crear un
significado. Se reconoce por el uso de la palabra “como”, que da
pie a la comparación. Un ejemplo sería “sus ojos son como el cielo
azul”. Al utilizar esta partícula la característica del símil destaca y se
reconoce. Otros conectores utilizados son: igual que, igual a,
semejante a, así como…
Los ojos son el cielo es una metafora, mientras que los ojos son como el
cielo es un simil
Metáfora de complemento
preposicional
En este tipo de metáfora, uno de los dos elementos se encuentra
unido al irreal mediante una preposición. Por lo tanto, responde a la
fórmula A de B, como por ejemplo “Labios de caramelo”.
Metáfora pura
En la metáfora pura ya no aparece el término real, si no que es
substituido desde el primer momento por el irreal. La fórmula es
B:A, como por ejemplo “El fuego que late en su pecho”.
Metáfora aposicional
La característica principal de este tipo de metáfora es que no existe
nexo entre los términos irreales y reales. La fórmula sería A:B o
B:A, como por ejemplo “Las palabras, palomas grises”.
Metáfora negativa
La metáfora negativa se caracteriza por incluir un adverbio de
negación. Por lo tanto, responde a la fórmula no A, B. Ejemplo: “No es
el infierno, es la ciudad”.
Metáfora sinestésica
Describe la confusión de las sensaciones percibidas por los
diferentes sentidos del cuerpo. Un ejemplo sería “suave ruido” o
“melodía colorida”.
5 ejemplos de métaforas
El tiempo es oro
Ejemplos de alegoría:
Alegoría
La alegoría es una figura retórica que “consiste en hacer patentes en el discurso, por medio de
varias metáforas consecutivas, un sentido recto y otro figurado, ambos completos, a fin de dar
a entender una cosa expresando otra diferente” (*). Esta característica central de “dar a
entender una cosa expresando otra diferente” aproxima la alegoría a otras figuras retóricas,
por lo que es importante establecer diferencias entre ellas para comprender mejor el sentido
de la alegoría. En breve, la alegoría y la metáfora comparten la dualidad en significar una cosa
expresando otra diferente, la distinción es la duración: la metáfora se contiene en sí misma,
mientras que la alegoría se sostiene a lo largo de una composición, con frecuencia a través de
sucesivas metáforas que apuntan a un mismo significado estructural. Aunque en algunos textos
críticos se considera la alegoría una especie de analogía, ésta depende más de la razón, de la
lógica (la comparación), mientras que la alegoría depende más de la imaginación (la metáfora).
Podemos decir igualmente que se diferencia de la fábula o de la parábola en que éstas se
expresan a través de una historia (en prosa o verso) con un objetivo moral que con frecuencia
se reitera de modo explícito y sucinto al final.
(Gómez-Martínez)
____________
(Gómez-Martínez)
____________
(*) Real Academia Española. Diccionario de la lengua española.
Ahora sí que me centraré en el tema del mes, que como ya habréis leído en el título es La
metáfora y la alegoría como expresión de la voz interior.
1) Una metáfora es una figura literaria en la que se sustituye el significado propio por uno
figurado a partir de un parecido existente entre ambos. Se realizan mediante la fórmula A ES
B, por ejemplo: Tu cabello es oro. En esta simple metáfora el pelo se relaciona con el oro por un
parecido de color. Si las metáforas aparecen de forma encadenada y tratan sobre un mismo
campo semántico podemos hablar de alegorías. Un ejemplo de ello sería si describimos a una
persona mediante la utilización de metáforas: Tu cabello es oro, tus dientes perlas, tus ojos
soles…
2) La voz interior es un poco más complicada de definir. Podemos relacionarla con los
sentimientos del poeta que luchan por salir del cuerpo del escritor y plasmarse en el papel.
Una especie de voz de la conciencia que desea ser puesta por escrito.
Si alguna vez ha habido una generación poética que haya sabido conjugar la fuerza de la voz
interior con el tratamiento metafórico, esa ha sido la generación mística. Los poetas místicos
afirmaban que mediante la liberación de lo sensorial (los sentidos) conseguían realizar una
unión interior con Dios. Para ellos la experiencia era tan intensa que no se podía dar una
explicación mediante el lenguaje usual, y por ello recurrían a figuras como las metáforas
(alegorías) para explicarlas de forma simbólica. Gran parte de estos autores (Sobre todo San
Juan de la Cruz que es del que voy a poner el ejemplo) escribían poemas que a primera vista
tratan el tema del amor físico, pero que en realidad son una alegoría de la unión del místico
con Dios. Para entender bien estos poemas que datan del siglo XVI es muy importante que
pensemos como lo hacían en esa época. Hoy en día trataríamos como a un esquizofrénico a
una persona que dice tener uniones divinas mediante la liberación de lo sensorial, pero en
aquella época era algo totalmente posible y que la gente creía a pies juntillas.
A oscuras y segura,
por la secreta escala disfrazada,
¡oh dichosa ventura!
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada. 10
En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz ni guía
sino la que en el corazón ardía. 15
Aquésta me guïaba
más cierta que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía. 20
En mi pecho florido,
que entero para él solo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba. 30
El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería,
y todos mis sentidos suspendía. 35
Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el amado,
cesó todo, y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado. 40
Tras un par de lecturas sosegadas ¿Qué os parece? Si lo leemos sin saber que pertenece a esta
corriente, simplemente vemos en él la historia de dos enamorados que en medio de la noche
salen de sus casas para mantener relaciones (estrofa 5) y quedarse al final relajados apoyados
el uno sobre el otro. Sin embargo, es una alegoría que representa la unión con Dios a través de
metáforas:
La parte final del poema representa la tranquilidad en la que se sume el místico tras la unión
con la divinidad.
En cuanto a la voz interior: Los místicos sufrían estas experiencias en su feudo interno. No eran
experiencias que se podían ver, sino que se desarrollaban en su mente. Eran esos sentimientos
internos, esa voz interior, la que debía ser expresada en la poesía mediante las metáforas. No
se podía expresar mediante el lenguaje que se usa día a día en las conversaciones cotidianas,
sino que era necesario el uso de un lenguaje metafórico.
Todo lo dicho arriba no representa todas las metáforas del poema. Además os habréis fijado
que la interpretación de la noche está entre signos de interrogación.
¿Sois capaces de navegar entre los versos de San Juan y encontrar más metáforas?
¿Qué significado tiene para vosotros la noche?
Podéis pensar qué puede significar la luz (estrofa 3), aire de la almena (estrofa 7), azucenas
(estrofa 8).
¿Por qué creéis que el poeta decide utilizar la historia de los dos amantes para metaforizar su
unión con Dios?
¿Qué más podéis decir de la voz interior del poeta?
No hace falta que respondáis a todas las preguntas, sino que podéis fijaros en aquello que os
llame más la atención. Por supuesto, si alguien quiere contestarlas todas no va a tener ningún
impedimento por mi parte.
En esta parte voy a proponer otras metáforas de cualquier otro poeta para que vosotros al
leerlas penséis cuál es su significado y lo comentéis aquí. Quiero que os fijéis principalmente
en las destacadas en negrita. Cada uno puede tener una interpretación diferente de cada una
de ellas. Eso no quiere decir que se esté equivocado,
GARCILASO DE LA VEGA
Soneto XXIII
En tanto que de rosa y azucena
LUIS DE GÓNGORA
Soneto LXXXVI
Rima XXI
Participación
Ya que hemos hablado de metáforas y alegorías, ¿Os atrevéis a crear vuestras propias
metáforas? Para ello os podéis fijar en todas las que he destacado más arriba. No hace falta
que escribáis un poema entero (si lo hacéis perfecto), solo las metáforas. Ahí va un poema con
unas cuantas mías:
18 de mayo 2011
Muchas gracias por participar Adrián. Enhorabuena por el poema, las imágenes metafóricas
que utilizas son muy bonitas. Sigue escribiendo.
24 de mayo 2011
31 de mayo 2011
PARABOLA
Parábola (literatura)
De Wikipedia, la enciclopedia libre
El retorno del hijo pródigo (c. 1662), obra de Rembrandt inspirada en la parábola del hijo
pródigo que el Evangelio de Lucas atribuye a Jesús de Nazaret.
La parábola designa una forma literaria que consiste en un relato figurado del cual, por
analogía o semejanza, se deriva una enseñanza relativa a un tema que no es el explícito.
Es en esencia, un relato simbólico o una comparación basada en una observación
verosímil.
La parábola tiene un fin didáctico y podemos encontrar un ejemplo de ella en los
evangelios cristianos, donde Jesús narra muchas parábolas como enseñanzas al pueblo.
Índice
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1 Etimología
2 Historia
3 Características de la parábola
4 Véase también
5 Referencias
6 Bibliografía
7 Enlaces externos
Etimología[editar]
El término "parábola" significa comparación (o semejanza), el nombre dado por los
rectores griegos a toda ilustración ficticia en la forma de una breve narración. Más
adelante pasó a conocerse como narrativa ficticia, aludiendo generalmente a algo que
puede ocurrir de forma natural, y por el cual se precisan asuntos morales y espirituales.
Historia[editar]
Las parábolas se caracterizan por la expresión de conceptos espirituales. La forma más
conocida de parábola en el cristianismo es la Biblia, que alberga muchas parábolas.
Además de las ya familiares parábolas de Jesucristo en el Nuevo Testamento, como
aquella del buen samaritano y del hijo pródigo. Dos parábolas en el Antiguo Testamento
son las del cordero, narradas por Nathan (2 Samuel 12:1-9), y la de la mujer de Tekoah
(2 Samuel 14:1-13).
También en la Biblia se encuentra la Parábola del siervo cruel, que narra la historia de
un siervo que no está dispuesto a perdonar las deudas que sus vasallos mantenían con él,
pero sí en cambio esperaba a que Dios le eximiera de sus errores. La parábola apunta,
sobre todo, a que si fue la voluntad divina la de perdonar al deudor, éste ha de ser igual
de tolerante con quienes cometen el mismo error. Cuando el siervo castiga a sus
vasallos, ordenando su arresto y ejecución, Dios se enfurece y multiplica el castigo por
"siete veces siete".
La exégesis bíblica medieval tendía a tratar las parábolas de Jesús como alegorías
detalladas, con correspondencias simbólicas encontradas para cada elementos en las
narrativas breves. Los críticos modernos sostienen estas interpretaciones como
inapropiadas e insostenibles.
Recientemente ha habido un interés en la parábola contemporánea, explorando cómo las
historias modernas pueden ser concebidas como parábolas. Una parábola
contemporánea de mitad del siglo XIX es la Parábola de la ventana rota, que expone
una falacia en el pensamiento económico.[cita requerida]
Características de la parábola[editar]
Una parábola es una de las formas más simples de la narrativa. Evoca a un ambiente, y
describe una acción y sus resultados. A menudo involucra a un personaje que se enfrenta
a un dilema moral, o realiza una acción cuestionable, para luego sufrir las consecuencias
de esa elección. Muchos folclores pueden ser vistos como parábolas.
La parábola prototípica difiere del apólogo, en cuanto es una historia probable y realista
-una que tiene lugar en algún ambiente familiar de la vida. Muchos cuentos de hadas
pueden ser considerados como parábola extendidas, excepto por su entorno mágico.
Platón, según Rafael.
Al igual que la fábula, la parábola suele narrar una acción simple, singular y consistente,
sin detalles extraños ni circunstancias que conlleven a la distracción. En La República
de Platón, las parábolas, como las que aluden a las sombras en la caverna, engloban un
argumento abstracto en una narrativa más concreta y fácilmente asequible.
En el prefacio a su traducción de las Fábulas de Esopo, George Fyler Townsend definió
"parábola" como "el uso designado del lenguaje con el propósito intencionado de
convenir un significado oculto y secreto, más que el que contienen las palabras en sí
mismas, y que puede o no portar una referencia especial al oyente o lector."
Una parábola es como una metáfora que ha sido extendida para conformar una ficción
breve y coherente. A diferencia de la situación que se presenta con un símil, el
significado paralelo de la parábola es silencioso e implícito, aunque no secreto de forma
ordinaria.
Si bien las parábolas a menudo poseen un subtexto prescriptivo fuerte, sugiriendo cómo
se debe comportar o cómo debe creer una persona, muchas parábolas simplemente
exploran un concepto desde un punto de vista neutral. Lejos de proveer una guía y
sugerencias de la acción correcta en la vida, las parábolas ofrecen un lenguaje
metafórico que le permite a la gente discutir más fácilmente ideas difíciles o complejas.
La parábola y la alegoría suelen ser tratadas como sinónimos, pero fueron bien
diferenciadas por H.W. Fowler en Modern English Usage (Uso moderno del inglés): "El
objeto en cada una es iluminar al oyente presentándole un caso en el que aparentemente
no estaba interesado, y sobre el cual deberá obtener un juicio desinteresado de su parte".
Provoca, en otras palabras, que el lector u oyente caiga en la cuenta de que la conclusión
se aplica bien de igual forma a sus propias preocupaciones. La parábola, sin embargo, es
más condensada que la alegoría: un sólo principio viene a portar, del que se deducirá
una sola moral.
Ignacy Krasicki.
Entre algunos ejemplos de parábola encontramos El hombre ciego y el cojo, El rey y los
escribanos, y El borracho de Ignacy Krasicki.
Las características generales de la parábola son:
Su extensión es variable.
Los personajes que participan en la parábola son seres humanos que se enfrentan a un
dilema moral, o realizan una acción cuestionable, para luego sufrir las consecuencias
de esa elección.
Narra una acción simple, singular y consistente, sin detalles extraños ni circunstancias
que conlleven a la distracción.
La parábola de la cizaña.
Parábola de la levadura.
La cuestión de la herencia.
La higuera estéril.
Paradoja
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Una paradoja (del latín paradoxa, ‘lo contrario a la opinión común’) o antilogía es una
idea extraña opuesta a lo que se considera verdadero a la opinión general.[1] También se
considera paradoja a una proposición en apariencia falsa o que infringe el sentido
común, pero no conlleva una contradicción lógica, en contraposición a un sofisma que
solo aparenta ser un razonamiento válido.[2] Algunas paradojas son razonamientos en
apariencia válidos, que parten de premisas en apariencia verdaderas, pero que conducen
a contradicciones o situaciones contrarias al sentido común.[3] En la retórica, es una
figura de pensamiento que consiste en emplear expresiones o frases que implican
contradicción. Las paradojas son estímulo para la reflexión y a menudo los filósofos se
sirven de ellas para revelar la complejidad de la realidad. La paradoja también permite
demostrar las limitaciones de la comprensión humana; la identificación de paradojas
basadas en conceptos que a simple vista parecen simples y razonables ha impulsado
importantes avances en la ciencia, la filosofía y las matemáticas.[4]
Índice
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1 Introducción
2 Tipos de paradojas
2.1.2 Antinomias
4 Véase también
5 Notas y referencias
6 Bibliografía
7 Enlaces externos
Introducción[editar]
El término deriva de la forma latina paradoxum, que es un préstamo del griego
παράδοξον (paradoxon) 'inesperado, increíble, singular', etimológicamente formado por
la preposición para-, que significa "junto a" o "a parte de" más la raíz doxon 'opinión,
buen juicio'.[5]
Ejemplos como la paradoja del mentiroso y otras similares ya se estudiaban desde la
antigüedad en Grecia, y en la Edad Media eran conocidas como insolubilia. La paradoja
del mentiroso es uno de los primeros casos de paradoja autoreferente. De hecho, entre
los temas recurrentes en las paradojas se encuentra la auto-referencia directa e indirecta,
la infinitud, definiciones circulares y confusión de niveles de razonamiento, aunque no
todas las paradojas son de tipo autorreferente.
En filosofía moral una paradoja juega un papel particularmente importante en debates
sobre ética. Por ejemplo, la admonición ética: "amar a tu vecino" no solamente se
encuentra en contraste, sino también en contradicción, con un vecino que intenta
asesinarte: de ser exitoso, entonces, uno no sería capaz de amarlo. Sin embargo, atacar o
reprimir al vecino agresor no sería generalmente considerado amar. Esto puede ser
llamado un dilema ético. Otro ejemplo es el conflicto entre el mandato de no robar y la
responsabilidad personal de alimentar a la familia, la cual bajo determinadas
circunstancias (guerras, revoluciones, desastres naturales) no podría ser mantenida sin
robar.
No todas las paradojas son iguales. Por ejemplo, la paradoja del cumpleaños puede ser
definida mejor como una sorpresa que como una contradicción lógica, mientras que la
resolución de la paradoja de Curry es aún un tema importante de debate.
Tipos de paradojas[editar]
No todas las paradojas encajan con exactitud en una única categoría. Algunos ejemplos
de paradojas son:
Paradojas verídicas[editar]
Son resultados que aparentan tal vez ser absurdos a pesar de ser demostrable su
veracidad. A esta categoría pertenecen la mayor parte de las paradojas matemáticas.
Paradoja del cumpleaños: ¿Cuál es la probabilidad de que dos personas en una reunión
cumplan años el mismo día?
Paradoja de Galileo: A pesar de que no todos los números son cuadrados perfectos, no
hay más números que cuadrados perfectos.
Paradoja del hotel infinito: Un hotel de infinitas habitaciones puede aceptar más
huéspedes, incluso si está lleno.
Paradoja de la banda esférica: No es una paradoja en sentido estricto, pero choca con
nuestro sentido común debido a que tiene una solución que parece imposible.
Antinomias[editar]
Artículo principal: Antinomia
Son paradojas que alcanzan un resultado que se autocontradice, aplicando
correctamente modos aceptados de razonamiento. Muestran fallos en un modo de razón,
axioma o definición previamente aceptados. Por ejemplo, la Paradoja de Grelling-
Nelson señala problemas genuinos en nuestro modo de entender las ideas de verdad y
descripción. Muchas de ellas son casos específicos, o adaptaciones, de la importante
Paradoja de Russell.
Paradoja de Berry: "El menor entero positivo que no se puede definir con menos de
quince palabras".
Paradoja de los números interesantes: Todo número entero presenta alguna propiedad
interesante específica, y por tanto el conjunto de los números no-interesantes es vacío.
Antinomias de definición[editar]
Estas paradojas se basan en definiciones ambiguas, sin las cuales no alcanzan una
contradicción. Este tipo de paradojas constituye un recurso literario, en cuyo empleo se
ha destacado el escritor inglés G. K. Chesterton, a quién se llamó el "príncipe de las
paradojas". Sirviéndose de los múltiples sentidos de las palabras, buscaba marcar
contrastes que llamaran la atención sobre alguna cuestión comúnmente poco
considerada. Estas paradojas, como en su libro "Las paradojas de Mr. Pond" (1936), se
resuelven en el transcurso de los relatos al clarificar un sentido o añadir alguna
información clave.
Paradoja sorites: ¿En qué momento un montón deja de serlo cuando se quitan granos
de arena?
Paradoja de Teseo: Cuando se han reemplazado todas las partes de un barco, ¿sigue
siendo el mismo barco?
Paradoja de Boixnet: Pienso, luego existo, mas cuando no pienso, ¿no existo?
Ejemplos de Paradoja en Chesterton: "Era un extranjero muy deseable, y a pesar de
eso, no lo deportaron". "Una vez conocí a dos hombres que estaban tan
completamente de acuerdo que, lógicamente, uno mató al otro".
Paradojas condicionales[editar]
Sólo son paradójicas si se hacen ciertas suposiciones. Algunas de ellas muestran que
esas suposiciones son falsas o incompletas.
El huevo o la gallina: El antiguo dilema sobre qué fue primero, ¿el huevo o la gallina?
Paradoja de San Petersburgo: La gente solo arriesgará una pequeña cantidad para
obtener una recompensa de valor infinito.
Paradoja del viaje en el tiempo: ¿Qué pasaría si viajas en el tiempo y matas a tu abuelo
antes de que conozca a tu abuela?
Paradojas en matemática[editar]
Paradoja de Banach-Tarski
Paradoja de Frege
Paradoja del cumpleaños: ¿Cuál es la probabilidad de que dos personas en una reunión
cumplan años el mismo día?
Paradoja de Arrow: No puedes tener todas las ventajas de un sistema de votación ideal
al mismo tiempo.
Problema de Monty Hall: Y tras la puerta número dos... (¿Por qué la probabilidad no es
intuitiva?)
Paradoja de San Petersburgo: Cómo no merece la pena arriesgar mucho para ganar un
premio infinito.
Paradoja de los dos sobres: Uno de los sobres contiene el doble de dinero que el otro.
Sin importar cuál de los dos sobres esté en mi poder, las probabilidades siempre
indican que es favorable cambiarlo por el sobre restante.
Paradojas en lógica[editar]
A pesar de que todas las paradojas se consideran relacionadas con la lógica, hay algunas
que afectan directamente a su bases y postulados tradicionales.
Las paradojas más importantes relacionadas directamente con el área de la lógica son
las antinomias, como la paradoja de Russell, que muestran la inconsistencia de las
matemáticas tradicionales. A pesar de ello, existen paradojas que no se autocontradicen
y que han ayudado a avanzar en conceptos como demostración y verdad.
Paradoja del actual rey de Francia: ¿Es cierta una afirmación sobre algo que no existe?
Paradoja del cuervo o cuervos de Hempel: Una manzana roja incrementa la
probabilidad de que todos los cuervos sean negros.
Regresión infinita del presupuesto: "Todo nombre que designa un objeto puede
convertirse a su vez en objeto de un nuevo nombre que designe su sentido".
Paradoja de Galileo: A pesar de que no todos los números son números cuadrados, no
hay más números que números cuadrados.
Paradoja del hotel infinito: Un hotel de infinitas habitaciones puede aceptar más
huéspedes, incluso si está lleno.
Cuerno de Gabriel o Trompeta de Torricelli: ¿Cómo puede ser necesaria una superficie
infinita para contener un volumen finito?
Paradojas en geometría[editar]
Ilusiones ópticas[7]
La serie de Fibonacci[7]
División áurea
Espiral logarítmica
¿Interior o exterior?
Botella de Klein
Banda de Möbius
Paradoja de Olbers: ¿Por qué, si hay infinitas estrellas, el cielo es negro? Olberts calculó
que la luminosidad del cielo correspondería a una temperatura del orden de los
5.500 °C, que, de hecho, no se observa. Actualmente se sabe que la luminosidad
calculada por Olberts no llega a ser tal por el importante corrimiento al rojo de las
fuentes de luz más alejadas, hecho que la teoría más aceptada atribuye al alejamiento
de las galaxias o expansión del universo. Además se oponen la edad finita del universo,
sus cambios notables durante su historia y que la cantidad de galaxias no es infinita. La
paradoja proviene de un tiempo en el que no se conocían las galaxias y tendía a
creerse que el universo era infinito y estático, por lo que también era plausible que
hubiera infinitas estrellas.[8]
Paradojas en economía[editar]
Paradoja de Allais: En cierto tipo de apuestas, aun cuando la gente prefiere la certeza a
la incertidumbre, si se plantea de manera diferente el problema, preferirán la
incertidumbre que antes rechazaban.
Paradoja del pájaro en el arbusto: ¿Por qué las personas evitan el riesgo?
Paradoja del valor (o paradoja del diamante y el agua): ¿Por qué es más barata el agua
que los diamantes, siendo que los humanos necesitan agua, y no diamantes, para
sobrevivir?
Paradoja de Gibson: ¿Por qué están los tipos de interés y los precios positivamente
correlacionados?
Paradoja de Giffen: ¿Puede ser que los pobres coman más pan aunque suba su precio?
Paradoja de San Petersburgo: Cómo no merece la pena arriesgar mucho para ganar un
premio infinito
Paradoja del votante: Cuantas más personas participen en una elección por votación,
menor será el beneficio de ir a votar, al ser cada votante menos decisivo.
Otras paradojas[editar]
Paradoja de Moore: una paradoja en epistemología y en la filosofía del lenguaje, que
examina la aparente absurdidad en frases como Está lloviendo, pero no creo que está
lloviendo.
Símbolo
De Wikipedia, la enciclopedia libre
1 Etimología
2 Evolución
6 Símbolos nacionales
7 Símbolos religiosos
9 Véase también
10 Referencias
11 Bibliografía
12 Enlaces externos
Etimología[editar]
Del latín symbŏlum, y este del griego σύμβoλoν, el símbolo es la forma de exteriorizar
un pensamiento o idea, así como el signo o medio de expresión al que se atribuye un
significado convencional y en cuya génesis se encuentra la semejanza, real o imaginada,
con lo significado. Aristóteles afirmaba que no se piensa sin imágenes, y simbólica es la
ciencia, constituyendo ambas las más evidentes manifestaciones de la inteligencia.
Evolución[editar]
En las muchas etapas que componen la evolución, en la forma de comunicación
humana, del desarrollo del lenguaje hablado a la escritura, los signos visuales
representan la transición de la perspectiva visual, a través de las figuras y los
pictogramas, a las señales abstractas. Sistemas de notación capaces de transmitir el
significado de conceptos, palabras o sonidos simples.
Los signos y símbolos transmiten ideas en las culturas prealfabetizadas y prácticamente
analfabetas. Pero su utilidad no es menor entre las verbalmente alfabetizadas: al
contrario, es mayor. En la sociedad tecnológicamente desarrollada, con su exigencia de
comprensión inmediata, los signos y símbolos son muy eficaces para producir una
respuesta rápida. Su estricta atención a los elementos visuales principales y su
simplicidad estructural, proporcionan facilidad de percepción y memoria.
Características de los símbolos y signos[editar]
Entre signos y símbolos hay diferencias:
Los signos pueden ser comprendidos por los seres humanos y, algunos (como los
signos gestuales), incluso por ciertos animales; los símbolos son específicamente
humanos.
Los signos señalan; son específicos de un cometido o una circunstancia. Los símbolos
tienen un significado más amplio.
El interés por los signos ha dado lugar a un importante campo de estudio: la semiótica.
Ésta trata tanto la función de los signos en el proceso de comunicación, como el lugar
de los síntomas en el diagnóstico médico.
Signos y señales
Símbolos nacionales[editar]
Los símbolos nacionales son aquellos que un país adopta para representar sus valores,
metas, historia o riquezas y mediante los cuales se identifica y distingue de los demás,
además de aglutinar en torno a ellos a sus ciudadanos y crear un sentimiento de
pertenencia. Los símbolos nacionales por excelencia son la bandera y los colores
nacionales, el escudo de armas y el himno. A ellos se añaden en ocasiones otros
emblemas como puede ser una planta, animal u objeto asociado íntimamente con el
país. Su tipología difiere en cada cultura constituyendo un interesante campo de estudio
antropológico, pues aporta abundante información sobre las ideas, conceptos y valores
más significativos de cada sociedad y época.
Véanse también: Heráldica, Numismática y Vexilología.
Símbolos religiosos[editar]
En las sociedades primitivas, los símbolos sirvieron para expresar las cualidades
esenciales de sus creencias religiosas. A lo largo de la historia, la religión ha estado
ligada a una serie de símbolos significativos.
En el Antiguo Egipto se practicó esta costumbre, así, simbólica es su escritura
jeroglífica, su mitología, donde cada una de las divinidades representa un aspecto
cultural, y aún sus manifestaciones artísticas. Igualmente en las formas exteriores de las
religiones semíticas como la asiria y fenicia, en la hindú y en las indoeuropeas, como la
greco-latina, impera el símbolo, pues en ellas se utilizó la representación de los
fenómenos de la naturaleza, personificados en seres mitológicos, que terminaron por
encarnar los valores morales de la sociedad.
Los judíos y los musulmanes prohíben las imágenes como símbolos de adoración. En
lugar de ello, subrayan la palabra y la necesidad de una cultura escrita para la
participación de la oración.
Símbolos cristianos[editar]
Véase también: Simbolismo cristiano
Muchas representaciones de ideas abstractas mediante símbolos son de origen oriental.
Por San Clemente de Alejandría sabemos que los símbolos, que adornaban las
catacumbas y que posteriormente se vieron reproducidos en la pintura y la escultura, ya
eran utilizados por los cristianos en el siglo II, comúnmente adornando anillos, medallas
etcétera; con el propósito de reconocerse entre sí obligados al secreto que la persecución
imponía a los primeros cristianos. Entre otros se empleaban símbolos de unión o
reunión, como los peces de bronce o cristal encontrados en las catacumbas de Roma,
que se entregaban a los bautizados para que los llevaran colgados del cuello. También
era costumbre que los viajeros que habían recibido hospitalidad en una casa, rompieran
un símbolo del que dejaban la mitad de modo que si volvían a visitarse, incluso sus
descendientes, pudiera recordarse la hospitalidad; tal es el uso que debían tener muchas
monedas partidas que con frecuencia suelen encontrarse.
Al margen de estos símbolos convencionales, tuvieron otros a los que la Iglesia dio
mucha importancia, siendo el principal el símbolo de los Apóstoles, que pretendía
proporcionar una sucinta guía al cristiano sobre las verdades reveladas, y para que los
fieles pudieran mostrar una contraseña propia que los distinguiera de los herejes; de este
modo si por cualquier causa cambiaban de congregación podían ser reconocidos como
cristianos ortodoxos si evocaban el símbolo. La iglesia primitiva prohibía entregarlo por
escrito para evitar que cayera en manos de los infieles, de modo que los creyentes
debían aprenderlo de memoria.
El arte figurativo adoptó estos símbolos para representar, en ocasiones desprovistos ya
de carácter religioso o mitológico, atributos o cualidades e incluso determinadas
manifestaciones de la actividad humana, a los que fue añadiendo otros cuando fue
necesario, si bien al principio deudores de las manifestaciones religiosas anteriores que
constituían el patrimonio cultural común.
Aproximación al símbolo desde lo filosófico[editar]
Lo simbólico del arte en Hans Georg Gadamer
Este ensayo está orientado a la reflexión sobre la diferencia entre signo y símbolo y la relación
con la metáfora, así como con otros términos como analogía, alegoría y fábula.
Una de las dificultades que nos plantea el símbolo es la vaguedad con la que a menudo se
utiliza el término y la confusión que existe entre símbolo y signo. La falta de precisión en el uso
y definición de éste, constituye una problemática en el estudio de lo simbólico y también de la
metáfora como símbolo lingüístico.
Signo “del latín signum, seña, señal. Y símbolo del griego sym-ballo, arrojar juntas dos cosas,
volver a reunir como señal de reconocimiento, dos partes de una misma realidad que antes
estaban separadas. Ejemplo, partir una vasija para dos amigos como testimonio de amistad o
pacto. Si nos remontamos ala etimología griega, símbolo significa reunir, juntar, asociar. Para
los griegos el símbolo implicaba una complementación racional; que solo era posible por la
capacidad cognoscitiva del ser humano, con todas sus facultades de inducir, deducir, intuir e
imaginar. Sin embargo a pesar de estas significaciones, el término griego era usado también en
el sentido de signo, es decir, algo que en determinados contextos, sustituye a otra cosa. Pues
el verbo griego de donde proviene insinúa que originalmente estaba presente la idea de
analogía entre signo y símbolo que todavía sobrevive en algunas de las modernas acepciones
del término.
Vemos que la tendencia a identificar o asociar símbolo con signo, es muy antigua, de manera
que se hace evidente que para una valoración más plena del concepto de símbolo se hace
necesario establecer ciertas distinciones entre símbolo y signo. El signo es una cosa que
vemos y nos lleva a conocer algo que no vemos, sustituye u ocupa el lugar de otra cosa: como
el humo, la existencia del fuego; las huellas, el paso de un animal; ciertas nubes, posibilidad de
lluvia y una bandera colorada, muestra de peligro. Los signos más bien dan a conocer algo que
ellos no son.
Los símbolos son más densos de sentido, y tienden a crear comunión, correspondencia: no
sólo notifican, sino que evocan. En este sentido, todo símbolo es signo, pero no todo signo es
símbolo. El símbolo participa de la realidad simbolizada. La bandera dominicana, por ejemplo, a
primera vista es un signo para cualquier ser racional que percibe sólo un lienzo tricolor adherido
aun asta y que representa una señal de algo. Sin embargo, para un dominicano ese mismo
objeto es símbolo, pues la bandera para él participa del poder y dignidad de la nación; una
afrenta a la bandera es una afrenta a nuestra nación. Pues el símbolo participa de una realidad
que se hace inteligible a través del mismo símbolo.
En esto el símbolo se distingue del signo, este no guarda relación de necesidad con lo que
señala, podría ser cambiado a voluntad; mientras que la participación simbólica está
relacionada analógicamente entre el orden natural y el orden espiritual. El río como símbolo del
fluir de Heráclito participa en cierto modo, del devenir del ser, si lo vemos en el contexto de su
planteamiento de que no es posible entrar dos veces en el agua de un mismo río: ya que
nuevas aguas bañan al que entra en él por segunda vez. El agua es distinta aunque el río
permanece. Pero también el fuego en Heráclito no es signo de que algo se quema, sino
símbolo del cambio que se deduce cuando expresa que este mundo, que es igual para todos,
no ha sido hecho por ningún dios ni por ningún hombre, sino que siempre fue, es y será fuego
eternamente vivo que se enciende con mesura.
El símbolo nos abre ciertos planos de la realidad que de otro modo no nos serían accesibles.
Las artes, con sus símbolos nos introducen en esos planos de la realidad que de otro modo nos
serian vedados. Puesto que el arte no es meramente un lenguaje más, es un lenguaje único e
insustituible, sobre determinados aspectos del ser que no se pueden decir de otro modo que
por medio del arte. Basado en ello expresó Picasso que de haber podido decir con palabras el
contenido del Guernica no habría recurrido a los pinceles. Muchos artistas contemporáneos
tienden a la sustitución de las formas reales por signos. A través de una mayor comprensión del
simbolismo, el amante del arte obtendrá del contenido de una obra una apreciación más amplia
y profunda de cualquiera de las formas artísticas.
Los símbolos no deben su origen a una voluntad arbitraria, son formas del pensamiento
colectivo. Símbolo y signo tienen en común el que ambos apuntan a una realidad más allá de
si, pero mientras el signo señala a otra cosa, a otra realidad concreta, el símbolo apunta más
bien a una realidad que nunca puede llegar a ser un objeto empírico concreto. No son
sinónimos los dos términos. Es ejemplo de signo, un silbido (signo artificial) en una estación
como señal de salida de un autobús. Ahí, tanto el signo como el significado tienen una realidad
empírica concreta. También un signo natural como una nube, significa lluvia. El sonido del
timbre significa que alguien esta en la puerta. El verbo significar quiere decir “ser signo de”. El
signo es una señal de algo y es usado como sinónimo de huella, dato, indicio, rastro. También
como cualquier cosa que evoca en el entendimiento la idea de otra. Sinónimo de alegoría e
imagen. Así como cualquiera de los caracteres que se emplean en la escritura. Sinónimo de
cifra, letra, número. El signo es una señal, cualquier objeto o acontecimiento, usado como
evocación de otro objeto o hecho. Los signos pueden no parecerse a las cosas que significan,
aunque existen los signos icónicos que se asemejan considerablemente a lo que representan.
Por ejemplo, una señal de curva en la carretera. En el caso del símbolo se pasa de una
realidad empírica concreta a una realidad abstracta que puede o no tener relación directa con
el mundo empírico. Por ejemplo, el río es una realidad empírica, pero como símbolo del devenir
heraclitiano apunta a una realidad abstracta.
Para Peirce el signo es “algo que, para alguien, representa o se refiere a algo en algún aspecto
o aptitud”. Donde el signo no está por el objeto, sino por un aspecto o faceta de él que retiene y
por lo cual lo representa o recuerda. Así el signo viene a ser una especie de “representador”.
Pero no se basa en una identidad de relación respecto a su objeto, de ahí su compleja división
en las tres clases de signos: iconos, índices y símbolos. Los iconos se refieren al objeto a partir
de sus propios caracteres que pueden ser usados aleatoriamente para denotar (un cuadro,
modelo). Los índices se fundan en relaciones causales respecto al objeto y deben ser
realmente afectados por el (señales de tráfico). Los símbolos son signos que denotan en virtud
de asociaciones usuales como ideas implícitas en el propio signo (la cruz símbolo del
cristianismo).
Comprender un objeto cualquiera (mesa, sillas, libro) supone entender sus nombres (mesa,
sillas, libro), no como designativos de las cosas correspondientes, sino como atribuciones de
sentido que nos hacen accesibles sus entidades correspondientes. Si la referencia es condición
irrenunciable del lenguaje significativo, se abre el abanico sobre los modos de entenderla. Este
punto recuerda a Ricoeur “la hermenéutica no es otra cosa que la teoría que regula la
transición de la estructura de la obra al mundo de la obra. Interpretar es desplegar el mundo de
la referencia en virtud de su disposición, de un género y de su estilo”. La interpretación
hermenéutica está llamada a abrir ese mundo de la referencia, dando cuenta de sus posibles
implicaciones con realidades no inmediatamente designadas. Lo que, de modo eminente,
encuentra su aplicación en el lenguaje poético.
En la esfera del lenguaje, las características del símbolo son aplicables a la metáfora. Del latín
Methaphora. Con la metáfora decimos una cosa pero en realidad queremos dar a entender
otra. Consiste en trasladar el sentido recto de las vocales a otro figurado, en virtud de una
comparación tácita, como por ejemplo en las expresiones “la primavera de la vida”, “la flor de la
juventud”,” las perlas del rocío”, “refrenar las pasiones”. Es la alegoría en que unas palabras se
toman en sentido recto y otras en sentido figurado. Así La metáfora es una figura retórica que
traslada el sentido de una palabra a otra, basándose en una relación de semejanza. Y es usada
muchas veces como sinónimo de alegoría, de imagen y de símbolo.
Por ejemplo, si consideramos el esquema del color, con todas sus etiquetas, estructuralmente
relacionadas (por…relaciones de oposición, contraste, afinidad, etc.), el reino correspondiente
sería el de los objetos que tienen color. Ahora bien, si trasladamos el sistema del color a un
reino diferente, el de los sonidos por ejemplo, obtendremos aplicaciones metafóricas, en la
expresión «sonidos negros» (en el canto flamenco). Así, «alto» puede tener una aplicación
literal, como cuando se afirma «el edificio es alto» y una aplicación metafórica, como cuando se
profiere «cantó una/ nota alta». En el primer caso, «alto» tiene entre los miembros de su
extensión a edificios, el segundo las notas musicales. En resumen, los términos pueden tener
una extensión literal y una metafórica. La diferencia no hay que buscarla en un mecanismo
diferente: el hecho referencial es básicamente el mismo. La diferencia reside en la novedad de
clasificación que supone emplear la metáfora. La aplicación metafórica es una aplicación
transgresora, viola las organizaciones existentes de la realidad. (E. De Bustos. La metáfora,
Fondo de Cultura Económica, Madrid, 2000, p. 109)
La metáfora es una invención libre del discurso, un tropo que puede ser analizado como efecto
del lenguaje y del contexto en el que se inscribe. La Metáfora es una figura lingüística en la
que, por analogía o comparación, un término reemplaza a otro de diferente significado. La
metáfora crea sentido con el no sentido. Por ejemplo cuando decimos que alguien tiene ojo de
águila para expresar que ve también como una águila. Dándose una transferencia de
significado. El enunciado metafórico denota modos de ser perceptibles solo a través del pensar
de otro modo, aquello que el significante usual denota de modo directo. Ejemplo “quisiera ser
un pez para mojar mi nariz en tu pecera”, expresión del cantante Juan Luis Guerra que invita a
reformular su sentido a partir de otros significados. O también, la expresión “Tus labios de rubí
de rojo carmesí” del cantante Sandro, donde se presenta un tropo con el empleo de una
palabra en sentido distinto del que propiamente le corresponde, pero que tiene con este alguna
conexión, correspondencia o semejanza. En el sentido de que el rubí tiene color rojo y un brillo
intenso, y puede ser atractivo en una mujer, pero si contextualizamos la expresión en sentido
recto y en todo su alcance, el rubí es un mineral cristalizado más duro que el acero. De manera
que, si no vemos esta palabra en sentido figurado, como denotando una idea distinta de la que
significa literalmente, desearíamos no estar en el lugar de Sandro, no vaya ser que se nos
rompa un diente. O tal vez llenos de curiosidad y asombro nos preguntaríamos si es que él
siente placer al chupar ese duro mineral. La función (y el origen) del uso de la metáfora es la de
proporcionar placer estético al entendimiento. Todo enunciado metafórico es efecto de la ficción
literaria. La metáfora se produce únicamente a contrapelo de la lengua.
La metáfora no pone en cuestión la estructura del mundo, sino la de nuestra relación con él.
Nos impide asentarnos en una visión fija de la realidad, cuya pretensión de legitimidad es esa
propia fijeza. Su propia y desbordante presencia constituye la prueba de la multiplicidad de
sistemas simbólicos posibles, de la variedad de formas de representación del mundo.
La idea que se expresa a través del lenguaje metafórico desempeña el papel de símbolo pero
también de signo al expresar, en cierto modo, otra cosa. El funcionamiento metafórico debe
servir de guía para interpretar el simbolismo y no viceversa.
La parábola es una narración de un suceso fingido o inventado del que se deduce por
comparación o semejanza, una verdad importante o una enseñanza moral. Es un asunto
imaginario y maravilloso, sinónimo de alegoría, de invención, cuento, ficción, leyenda, mito,
quimera.
Puede denominarse simbolismo a toda expresión que interprete la realidad por medio de
símbolos. Muchos autores consideran que la característica principal del hombre es su
capacidad de simbolizar, esto es de representar la realidad mediante símbolos, entendiendo el
símbolo como una figura que representa objetos que puede pertenecer a cualquier clase. El
simbolismo elude nombrar concretamente los objetos y prefiere sugerirlos o evocarlos,
elevándose a una trascendencia.
La esencia del símbolo y del simbolismo radica en poder evocar una ausencia por la
provocación de una presencia que nos remite aun sentido no evidente. Muchas realidades son
utilizadas como mediaciones cargadas de posibilidades para remitir de manera indefinida la
traslación de significados, pues las cosas poseen virtualidades simbólicas infinitas. La palabra
rueda, por ejemplo, significa lo circular pero puede ser manifestación simbólica de eternidad,
perfección, eterno retorno. De este modo rueda es símbolo en la medida en que se desvincule
del significado que tiene como referencia un objeto circular giratorio y se retenga como
significante de lo cíclico. Pero esto es solo expresable en el uso lingüístico de rueda y no por la
experiencia de movimiento de tal objeto, puesto que es la no identificación del significante con
un significado lo que permite su desplazamiento. Así también, es manifestación simbólica la
rueda de santa Catalina, si se produce tal desvinculación del significado de objeto circular y se
capta desde el ámbito religioso, pues, en el arte medieval, los santos se identifican por los
signos de su martirio.
Los símbolos pueden ser de muchas clases; jeroglíficos, iniciales, emblemas, alegorías, fábulas
y, en el arte moderno, enigmas. Algunos símbolos aproximan mucho a una idea o persona y se
reconocen fácilmente; otros sólo se pueden entender siguiendo alguna remota asociación de
ideas.
El símbolo es para Cassirer todo elemento que a través de un dato sensible expresa una
significación y plantea la capacidad de simbolización como el más especifico entre los atributos
humanos; a esta idea se aproxima Benveniste cuando expresa que el lenguaje representa la
forma más alta de una facultad que es inherente a la capacidad humana, la facultad de
simbolizar. Se entiende por ello, de una manera muy general, la facultad de presentar lo real
por un signo y de comprender el símbolo como representante de lo real y, por tanto, de
establecer una relación entre una cosa y otra distinta. Recordemos a Heidegger cuando dice:
dos monedas de cinco marcos que se encuentran sobre la mesa, decimos: las dos son iguales,
coinciden. Ambas coinciden en su aspecto único. Tienen ese elemento en común. Pero también
hablamos de coincidir cuando, por ejemplo, afirmamos sobre una de las dos monedas: esta
moneda es redonda. Aquí, el enunciado coincide con la cosa. Ahora la relación ya no es entre
cosa y cosa, sino entre un enunciado y una cosa. ¿Pero en qué pueden coincidir la cosa y el
enunciado si los elementos que se han puesto en relación son distintos en lo tocante a su
aspecto? La moneda es de metal. El enunciado no es nada material. La moneda es redonda. El
enunciado no tiene para nada la naturaleza de algo espacial. Con la moneda se puede comprar
algo. El enunciado sobre ella nunca puede ser un medio de pago. Pero, a pesar de toda esta
desigualdad entre ambos, en la medida en que el enunciado es verdadero coincide con la
moneda. Y, de acuerdo con el concepto corriente de verdad, este modo de concordar tiene que
ser una adecuación. Pero cómo puede adecuarse a la moneda algo tan completamente
desigual como el enunciado, adecuación no significa aquí una igualación real y concreta entre
cosas que son distintas.
Maceiras sostiene que a diferencia del signo artificial, dotado siempre de referencia directa y
cuya esencia consiste en expresar una única significación o designar una cosa, el símbolo
sustenta su función significante en la remisión del sentido literal (el ejemplo de la rueda) a otro
figurado no manifiesto (el de la eternidad, el movimiento, etc.) pues se aproximan dos sentidos
en principios ajenos. En el signo artificial el significante y el significado son puramente
convencionales en cuanto ajeno uno al otro, mientras que en el símbolo constituyen una unidad
en la que se vinculan el sentido directo y el indirecto. Por eso el símbolo debe ser interpretado,
mientras que el signo solo pide ser descifrado. El signo no implica provocación con quien se
propone descifrarlo, mientras que el símbolo involucra a su intérprete mediante formas diversas
de provocación afectiva e intelectual, vinculando la esfera del lenguaje con las de las vivencias.
Por eso lo que es símbolo para unos, en virtud de factores subjetivos de diversos tipos, puede
ser simple signo para otros. Por ejemplo la cruz, para un sujeto que no es cristiano puede pasar
como simple signo, mientras que el cristiano católico capta en esa imagen el paso del hijo de
Dios por la tierra y su sacrificio, de manera que la señal de la cruz pasa a significar la redención
de la humanidad por la muerte de Jesús, y ello entraña todo un ceremonial de reproducción a
través de la expresión “en el nombre del padre, del hijo, del espíritu santo, amén”. La fisura
entre lo que se da como real y lo que se espera como posible aclara en que consiste la raíz
interior del simbolismo.
Para kant el símbolo ofrece la regla según la cual reflexionamos, pero no brinda ningún
contenido real. El símbolo no coincide con el ejemplo, porque los ejemplos ilustran de forma
inadecuada las ideas, ya que son extrínsecos a la realidad que por ellos se quiere ejemplificar,
mientras que los símbolos brindan el modo de formar el juicio reflexivo.
Kant pone el ejemplo del molinillo manual como símbolo del Estado despótico, prefiero para
nacionalizar la esencia del ejemplo comentar la expresión que usó Joaquín Balaguer como
presidente de la República ante el anuncio de una huelga: “me tiembla la mano por la edad, no
por miedo” mostrando su mano como símbolo del poder y de la firme decisión de enfrentar a
los huelguistas.
Para Kant el lenguaje está cargado de virtualidades significativas que amplían las posibilidades
de la razón hasta más allá de las que le otorga el conocimiento fenoménico de la experiencia
sensible. Esta ampliación no da conocimiento, pero si da posibilidades, da que pensar. El Uso
simbólico de lo sensible justifica la marcha de la razón hacia lo incondicionado. Esta marcha
guarda el contacto con lo sensible en cuanto que el simbolismo opera reflexivamente sobre la
propia experiencia de la naturaleza tal como ella aparece en el conocimiento regulado por los
esquemas del entendimiento. Para Kant la imagen es un producto de la capacidad empírica de
la imaginación productiva; el esquema de los conceptos sensibles es un producto de la facultad
imaginativa, a priori, por tanto la imaginación no se relaciona aquí con la capacidad de generar
símbolos, sino conceptos.
El foco imaginario de las ideas de la razón, Dios, yo, mundo, es necesario porque configura un
espacio desconocido, aunque no determine los conceptos del entendimiento. Supera la fisura
entre lo sensible y lo inteligible, en cuanto que este último es pensable por mediación de lo
sensible simbólicamente usado. Sobre la existencia de Dios para Kant los argumentos no
demuestran su existencia, pero el conocimiento de Dios puede ser simbólico. A diferencia de
Kant, Schelling se dirige directamente a la mitología como objeto de la filosofía y dirá que la
mitología no es propiamente alegórica, ya que sus dioses son seres realmente existentes que
no son otra cosa, significan lo que ellos son.
Hegel distingue signo y símbolo en un sentido actual. El signo es una cierta intuición inmediata
que representa un contenido enteramente en otro distinto al suyo. El Símbolo, sin embargo, es
una intuición cuya determinación propia, según su esencia y concepto, es más o menos aquel
contenido que la intuición expresa como símbolo. El símbolo en efecto esta intrínsecamente co-
implicado con la realidad simbolizada, lo que no sucede con el signo, que es una expresión no
concernida por la idea o cosa significada, por eso la inteligencia es más libre como
significadora o hacedora de signo que como simbolizadora.
Dice Maceiras que Hegel recurre al concepto de arte simbólico para expresar el tipo de
representación artística que no ha encontrado la forma adecuada a la idea, en cuyo seno están
siempre en lucha pensamiento y figura. Ya que ninguna figura natural puede representar la
plenitud de la idea. El esfuerzo de este arte por encontrar la forma no hallada, busca reducirse
a ser sólo expresión de la belleza natural visible como sucede en el arte clásico. Estas obras de
arte nos ofrecen, en lugar de belleza y regularidad, un aspecto raro grandioso y fantástico.
Para Hegel el símbolo es un objeto sensible que no debe ser tomado en si mismo, tal como se
nos ofrece, sino en sentido más extenso y general. Así, el símbolo es un signo; pero se
distingue de los signos del lenguaje en que entre la imagen y la idea representada hay una
relación natural, no arbitraria o convencional. Es de este modo como León es el símbolo del
coraje; el círculo, de la eternidad; el triángulo de la Trinidad.
Ahora bien, el símbolo no representa la idea perfectamente, si no bajó un solo aspecto. El León
no es siempre animoso, y el zorro astuto. De donde se sigue que el símbolo, teniendo varios
sentidos, es equívoco. Esta ambigüedad sólo cesa cuando ambos términos se han concebido
separadamente y se han unido después; el símbolo, entonces, da lugar a la comparación.
Por diversos caminos el simbolismo prefigura la Identidad tanto individual como colectiva
precisamente por su condición de mediador universal entre el yo y el mundo.
Bibliografía:
—-Balaguer, Joaquín: Mensajes Presidenciales, Editora Corripio, República Dominicana,
1979.
—-Beardsley, Monroe, y Hospers, John: Estética (Historia y Fundamento), Trad. Román de la
Calle, Cátedra, Madrid, 1990.
—-De Bustos, Eduardo: La Metáfora, Fondo de Cultura Económica, Madrid, 2000.
—-Gadamer, Hans-Georg: Estética y Hermenéutica, Trad. Antonio Gómez Ramos, Tecnos,
Madrid, 1998.
—-Gadamer, Hans-Georg: Verdad y método, Trad. Antonio Gómez Ramos, Paidos ibérica,
Barcelona, 1999.
—-García, Mercedes y Rosaura: Introducción a la Filosofía, Minerva Books, LTD, Miami
Florida 1973.
—-Hegel, Friedrich: De lo bello y sus Formas (Estética), Trad. Manuel Granell, Espasa-Calpe,
Madrid, 1946.
—-Hegel, Friedrich: Estética I, Siglo Veinte, Buenos Aires, 1983.
—-Hegel, Friedrich: Estética II, (La idea de lo bello artístico o lo ideal), Siglo Veinte, Buenos
Aires, 1983.
—-Kant, Inmanuel: Critica del Juicio, Espasa Calpe, Madrid, 1999.
—-Maceiras, Manuel: Metamorfosis del Lenguaje, Espasa Calpe, Madrid, 1999.
—-Ortiz-Oses, Andrés: Mundo, hombre y lenguaje critico, (La Neohermenéutica), Ediciones
Sígueme-Salamanca, 1976.
—-Ricoeur, Paul: La Metáfora Viva, Trotta S. A. Madrid, 2001.
*Dustin Muñoz, es Doctor en Filosofía por la Universidad del País Vasco. Licenciado en
Filosofía, con Maestría en Metodología de Investigación Científica por la UASD, donde es
docente. Egresado y también docente de la Escuela Nacional de Artes Visuales. Primer premio
de pintura en múltiples concursos y en bienales, con distinciones como el Premio Nacional de
la Juventud en el 2004 y Joven Sobresaliente de la República Dominicana por JCI Jaycees 72,
en el 2003. Ha realizado 4 exposiciones individuales y numerosas colectivas a nivel nacional e
internacional. Sus obras se encuentran en importantes colecciones públicas y privadas y en
museos nacionales y extranjeros. Tiene murales en dos de las principales catedrales del país y
en el Obelisco de Santo Domingo.
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Definición
La propia definición del término “símbolo” ya es algo resbaladiza, porque
según qué autor o qué contexto, no es unánime. Es quizá el recurso
estilístico más complejo, difícil y polémico que exista. Por ello, es
conveniente adentrarse en él de forma paulatina y comenzando por una
idea sencilla y esencial, para lo cual, transcribo lo que Juan Victorio solía
explicar en sus clases con el siguiente esquema:
Por lo tanto cabe señalar que dicha alusión o evocación no puede ser de
cualquier manera, según Victorio. En esto existe ya diversidad de
opiniones. Estébanez Calderón apunta que para lingüistas y semiotistas
como Ch. S. Peirce “el símbolo es una convención social arbitrariamente
escogida para evocar un referente; al contrario del *icono, caracterizado
por su similitud con dicho referente […]” (1996: 993). Por lo tanto, para
Peirce, la arbitrariedad es compatible con el concepto de símbolo. No lo
es para otros autores, como el mismo Saussure, que sostiene que tiene
que existir “cierto vínculo analógico entre el símbolo y la realidad o idea
simbolizada”, en lo que coinciden O. Ducrot y T. Todorov, quienes
diferencian signo y símbolo: en el signo, “el significante y el significado
mantienen una relación inmotivada […] y a la vez necesaria” (significante
y significado se necesitan mutuamente en el signo), mientras que en el
símbolo, “simbolizante y simbolizado presentan una relación motivada
[…] y no necesaria” (1996: 993). El ejemplo de la balanza es ilustrativo: es
un símbolo de justicia, pero al mismo tiempo ella sola existe de por sí,
sin ser símbolo de nada, de ahí la relación “no necesaria”. Igual sucede
con el cordero que antes mencionamos.
El inconsciente colectivo
La polisemia
Bibliografía