El Sistema Bibliotecario Español: Luisa Orera Orera

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El sistema bibliotecario español

Luisa Orera Orera


Universidad de Zaragoza
Departamento de Ciencias de la Documentación
e Historia de la Ciencia

0.1. Resumen
Se describe la evolución del sistema bibliotecario en España desde su crea-
ción en el siglo XIX hasta nuestros días. Posteriormente centra su desarrollo en
comentar el Sistema Bibliotecario Español , del cual tras enumerar sus bases
legales, pasa a describir brevemente los diversos componentes que forman par-
te de él.
Palabras claves: Bibliotecas públicas. Sistemas bibliotecarios. Cooperación
bibliotecaria.

0.2. Abstract
Description of the historical evolution of the library system in Spain from the
19th century to the present. The current Spanish Library system is characterized,
examining its legal basis and its different components.
Keywords: Public library. Library sistems. Interlibrary cooperation.

1. Introducción
En la actualidad, una nota inherente a la biblioteca es la cooperación. La coo-
peración en el mundo bibliotecario se impone tanto por razones de tipo económi-
co, como por la misma concepción moderna de la biblioteca, que ha de caminar
hacia un sistema de información cuya finalidad más importante es dar al usuario
un servicio cada vez más perfecto, servicio que presenta dificultades para una
biblioteca individual, que no puede ser autosuficiente. Es indudable en cambio,
que la cooperación interbibliotecaria que permite al menos teóricamente dispo-
ner de fondos casi ilimitados, contribuye a perfeccionar este servicio.
Los sistemas bibliotecarios nacionales hay que situarlos en el marco de la
cooperación interbibliotecaria, dentro de políticas de información tanto a nivel
nacional como internacional.

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La ISO entiende por sistema bibliotecario: “Biblioteca o conjunto conectado


de bibliotecas con todas sus divisiones, servicios y unidades que cooperan para
servir a un área geográfica determinada en un campo temático concreto o un gru-
po específico de usuarios” (1). Según esta definición un sistema bibliotecario
nacional es un conjunto conectado de bibliotecas con todas sus divisiones, servi-
cios y unidades que cooperan para servir al territorio nacional. Para llevar a cabo
esta cooperación el sistema bibliotecario necesita una infraestructura legislativa,
material y personal que deben planificar los órganos competentes.

2. Antecedentes Históricos (2)


Para comprender la configuración del Sistema Bibliotecario Español en la
actualidad, es preciso remontarse a sus orígenes, ya que dicho sistema se ha ido
formando sobre una situación anterior que se ha transformado. Para el estudio de
la evolución histórica del Sistema Bibliotecario Español podemos distinguir tres
etapas:
1ª) Abarca todo el siglo XIX y el XX hasta 1931, en que se proclama la
Segunda República.
2ª) Ocupa el periodo comprendido entre 1931 y 1939, coincidente con la
Segunda República.
3ª) 1939-1975, época de la Dictadura Franquista.
A partir de 1975 entramos en la etapa actual del Sistema Bibliotecario
Español (3).
Los antecedentes de la organización bibliotecaria actual hay que buscarlos en
el siglo XIX. Es en este siglo cuando nace la biblioteca pública, base de dicha
organización bibliotecaria.
Por otra parte, en el nacimiento de la biblioteca pública en España, pueden
distinguirse dos grupos muy claros teniendo en cuenta su origen. El primero de
estos grupos se origina en la denominada desamortización de Mendizábal. El
segundo se configura para responder a la incipiente necesidad de lectura pública
por parte de algunos sectores sociales, necesidad que fue recogida por algunas
autoridades políticas.
Como hemos dicho anteriormente, un grupo de bibliotecas públicas españo-
las tiene su origen en la desamortización de Mendizábal (11-10-1835), mediante
la cual se suprimen las comunidades religiosas (4).
En aquellas provincias donde no había otras bibliotecas o museos, los
Institutos de Segunda Enseñanza de la capitales de provincia fueron los encarga-
dos de recoger los fondos bibliográficos procedentes de la desamortización. En
ellos se formaron las primeras bibliotecas públicas.

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Saltan a la vista los problemas que, como bibliotecas públicas, presentaban


aquellas bibliotecas:
• Por su ubicación, no cubrían las necesidades de la población rural.
• Las colecciones respondían a intereses de eruditos, clases cultas, etc, pero
no a los intereses del ciudadano medio. Muchos de los libros llegados esta-
ban en latín, griego, etc. Se daba el caso de la existencia en las colecciones
de diccionarios griegos, árabes y hebreos en provincias donde no había
nadie que conociera esta lenguas. Sus contenidos eran fundamentalmente
religiosos. Los libros científicos más abundantes eran los de los siglos XVI,
XVII y XVIII. Además no había obras literarias en castellano ni de infor-
mación científica o histórica del momento. Por otra parte, los libros que
ingresaron posteriormente no mejoraron la calidad de la oferta de lectura.
• Debido a la falta de personal cualificado, los fondos no recibían el trata-
miento técnico adecuado. Este problema llevó en 1856 a la creación de la
Escuela de Diplomática para expedir el título de Paleógrafo, que más tarde
se convirtió en el de archivero bibliotecario. Posteriormente, por el Decreto
de 17 de julio de 1858 (Ministerio de Fomento), se crea el Cuerpo
Facultativo de Archiveros-Bibliotecarios (G. 18-7-1858).
• A través de todo lo anteriormente dicho, se pone de manifiesto que las
bibliotecas públicas de España nacen con el lastre de ser entidades conser-
vadoras del fondo desamortizado. En realidad más que bibliotecas públicas
son un sistema de recogida y conservación del patrimonio bibliográfico.
Pero a pesar de estos problemas, la creación de estas bibliotecas supone el
nacimiento de una incipiente organización bibliotecaria a nivel nacional:
• Se crea una red que aprovecha bibliotecas y archivos existentes como las
de las universidades y las de los institutos de enseñanza secundaria.
• Hemos visto también que en cuanto a personal va a existir un proyecto
general, con la creación del Cuerpo Facultativo de Archiveros-
Bibliotecarios, que son técnicos empleados y pagados por el Estado, que
atienden fondos de titularidad estatal.
• El “sistema” de bibliotecas cubre necesariamente todo el territorio nacio-
nal, puesto que se define de antemano cual es la biblioteca a la cual van a ir
a parar los fondos desamortizados.
En cuanto al segundo grupo de bibliotecas al que nos hemos referido, pre-
sentan características diferentes.
La célebre Ley de Instrucción Pública (1857), conocida como “Ley
Moyano”, porque fue el Ministro de Fomento Claudio Moyano quien la propuso,
se ocupa de las bibliotecas y más concretamente en el artículo 163 donde dice:

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“Que el Gobierno promoverá los aumentos y mejoras de las bibliotecas existen-


tes; cuidará de que en ninguna provincia deje de haber a lo menos, una bibliote-
ca pública y dictará las disposiciones convenientes para que en cada una haya
aquellas obras cuya lectura pueda ser más útil, atendidas las circunstancias espe-
ciales de la localidad y del establecimiento a que pertenezca”. Esta disposición
demuestra ya una preocupación por modernizar las bibliotecas. Las bibliotecas
públicas no debían servir sólo para recoger los viejos libros de los conventos,
sino para satisfacer los gustos, aficiones, etc. de los lectores.
Las ideas de la Revolución de Septiembre de 1868 -La Gloriosa- influyeron
en el campo de la lectura popular, que tenía otras necesidades que la lectura supe-
rior. En 1869, por Real Decreto de 18 de enero, se crean las bibliotecas popula-
res. Eran bibliotecas cuyas colecciones deberían estar formadas por obras referi-
das a materia propias de la primera enseñanza y a conocimientos útiles, prácticos
y elementales de ciencias, artes, arquitectura e industria, dirigidos a completar la
enseñanza primaria. El sostenimiento y conservación de las bibliotecas corres-
pondía a las diputaciones y ayuntamientos. Se ubicaban en las escuelas y el maes-
tro era el responsable.
En cuanto a organización bibliotecaria se refiere, hay que decir que en 1869
se crea una pequeña unidad administrativa, que se denominó Negociado de
Bibliotecas Populares que se ocupaba exclusivamente de este tipo de bibliotecas.
Posteriormente pasó a ser una Sección (5).
En cuanto desaparecieron los efectos de la Revolución, estas realizaciones
cayeron en el olvido (6). De todas formas, frente a la corriente conservadora, y
esta vez en el sentido literal de la palabra, se fue abriendo paso una corriente
popular que consideraba que los libros proporcionados por las bibliotecas públi-
cas no debían ser sólo para una minoría culturalmente superior. Había numerosas
personas con estudios elementales y medios, que tenían derecho a que se forma-
ran bibliotecas para ellos o a que se reorientaran las ya existentes.
Durante la segunda etapa que hemos distinguido en este estudio histórico, y
que coincide con la Segunda República, la organización bibliotecaria española
experimentará un fuerte impulso.
Las bibliotecas populares se desarrollaron mediante el llamado Patronato de
Misiones Pedagógicas, que se proponía difundir la cultura en general, llevar a
acabo una moderna orientación docente y hacer llegar la educación ciudadana al
medio rural. En esta labor, a las bibliotecas populares se les iba a dar un impor-
tante papel, por lo que el Patronato dedicó al desarrollo de las mismas el 60% de
su presupuesto, consiguiendo crear antes del comienzo de la guerra más de 5.000
pequeñas bibliotecas de 100 volúmenes cada una, dedicados a niños y adultos.

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Estas colecciones se ubicaba preferentemente en las escuelas de los medios rura-


les (7).
La Segunda República, aparte de impulsar la creación de bibliotecas, se ocu-
pó de la organización bibliotecaria. Existen una serie de hechos que lo ponen de
manifiesto:
1) En 1931 se crea la Junta de Intercambio y Adquisición de Libros para las
bibliotecas públicas, dicha Junta será un órgano encargado de la políti-
ca bibliotecaria específica de las bibliotecas públicas.
2) Durante el periodo republicano se elabora también un plan para biblio-
tecas públicas, propuesto por María Moliner. En él las bibliotecas públi-
cas del Estado se dividen en generales, escolares, históricas, científicas
y administrativas. En dicho Plan está prevista la creación de una serie de
órganos centrales para coordinar el funcionamiento del sistema biblio-
tecario estatal:
a) La Sección de Bibliotecas, órgano ministerial encargado de la polí-
tica bibliotecaria.
b) Una Oficina de adquisición de libros encargada tanto de dicha adqui-
sición como de su distribución a toda la red de bibliotecas públicas,
conocidas en el Plan como bibliotecas generales.
c) Un Equipo de catalogadores para tratar los libros adquiridos por la
oficina y también para desplazarse en determinadas ocasiones a las
bibliotecas incorporadas a la red para prestar ayuda técnica.
d) Un Depósito de libros para albergar tanto los pendientes de distribu-
ción a las diferentes bibliotecas, como los expurgados.
e) Una Oficina del Catálogo General, encargada de gestionar el catálo-
go colectivo de las bibliotecas pertenecientes a la red.
f) Una Oficina de Información Bibliográfica.
g) Una Escuela Nacional de Bibliotecarios, y en relación con ella, una
Oficina de Información Biblioteconómica.
h) Una Oficina de Inspección y Propaganda, que se encargaría de ins-
peccionar, de dar normas, así como organizar campañas para la difu-
sión de la lectura.
i) El Cuerpo General de Bibliotecarios.
j) Un Servicio Central de Desinfección, encargado de planificar, con-
trolar y llevar a cabo las medidas necesarias para la conservación del
libro.

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Además de todo ello, a la Biblioteca Nacional se le daba el papel de cabece-


ra del Sistema Bibliotecario.
En cuanto a la distribución geográfica de las bibliotecas, el Plan preveía una
serie de escalones o servicios:
• Las bibliotecas provinciales
• Las bibliotecas comarcales
• Los depósitos, en lugares de 500 habitantes, para los cuales se planificaba
que no hubiera un fondo permanente, sino lotes renovables
• Los corresponsales, existentes en pequeñas aldeas en las cuales no había
depósitos de libros. En ellas el corresponsal, que disponía de los catálogos
de las bibliotecas más próximas y de la provincial, se encargaba de trami-
tar las peticiones de préstamo de los ciudadanos.
A través de todo lo dicho puede afirmarse que: “En el Plan de María Moliner
hay ya un sistema nacional de bibliotecas que tiene además como esqueleto bási-
co las bibliotecas públicas” (8). Sin embargo, el Plan no llegó a aplicarse por la
desaparición de la República.
La tercera etapa de este recorrido histórico abarca, como hemos indicado,
desde el final de la Guerra Civil hasta 1975. Durante la misma, se llevaron a cabo
una serie de realizaciones dirigidas a configurar el Sistema Bibliotecario
Español. En primer lugar, hay que hacer constar que la Junta de Intercambio y
Adquisición de Libros se sustituye por la Dirección General de Archivos y
Bibliotecas, creada por Ley de 25 de agosto de 1939. Por otra parte, la organiza-
ción bibliotecaria en lo que a aspectos legislativos se refiere, queda regulada por
el Decreto de 24 de julio de 1947, del Ministerio de Educación Nacional, por el
que se dan normas para la ordenación de Archivos y Bibliotecas (BOE 17 de
agosto de 1947).
El sistema bibliotecario en esta etapa queda definido sobre todo por:
1) El Servicio Nacional de Lectura. Creado por el Decreto de 24 de julio de
1947, del Ministerio de Educación Nacional, por el que se dan normas
para la ordenación de Archivos y Bibliotecas (BOE 17 de agosto de
1947), sus funciones se desarrollan por el Reglamento de 4 de julio de
1952, en el que se establecen como más importantes, las siguientes:
a) Hacer llegar el libro a todo el territorio nacional
b) Comprar los libros necesarios para todas las bibliotecas públicas.
Para ello se encargaba de la tramitación de las peticiones de compra
y de las facturas correspondientes, presentadas y conformadas por
las bibliotecas públicas provinciales y los centros coordinadores.

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c) Promover la creación de nuevos centros coordinadores y de nuevas


bibliotecas públicas municipales.
d) Dotar a las bibliotecas públicas municipales de un fondo bibliográfi-
co inicial.
e) Organizar la Biblioteca Central Circulante para el préstamo interbi-
bliotecario nacional.
2) Las bibliotecas públicas provinciales. Dependían del Servicio Nacional
de Lectura.
3) Los centros provinciales coordinadores de bibliotecas. Tienen su origen
en una Orden de 18 de noviembre de 1940, por la que se concede carác-
ter oficial al Centro Coordinador de Bibliotecas creado por la
Diputación de Oviedo.
Tomando como modelo Asturias, se decide crear un centro coordinador por
provincia que se ocupará, como órgano delegado del poder central, del desarro-
llo bibliotecario en la demarcación.
Los centros provinciales coordinadores de bibliotecas tenían como misión:
• Elaborar los planes bibliotecarios provinciales
• Inspeccionar y proporcionar ayuda técnica a las bibliotecas públicas de la
provincia.
• Promocionar la creación de bibliotecas públicas municipales en la provin-
cia.
• Encargarse de organizar una biblioteca circulante para el préstamo interbi-
bliotecario de la provincia.
Dichos centros, funcionaban mediante la colaboración presupuestaria de: el
Ministerio, a través del servicio Nacional de Lectura, que subvencionaba la com-
pra de libros; las diputaciones provinciales, que se hacían cargo de los gastos
generales y los ayuntamientos, que se ocupaban de proporcionar o pagar locales
para instalar las bibliotecas, así como de pagar al personal.
A través de todo ello, se creó una organización bibliotecaria nacional, basada
en la existencia de sistemas bibliotecarios provinciales cuya conexión se llevaba
a cabo unificando la dirección técnica del centro coordinador y de la biblioteca
pública del estado correspondiente, que recaía en un único funcionario del
Cuerpo Facultativo de Archivos y Bibliotecas (9).

3. El Sistema Bibliotecario Español en la actualidad


A partir de 1975 el Sistema Bibliotecario Español va a verse afectado por una
serie de cambios, la mayoría de los cuales tienen su origen en la nueva organiza-

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ción del Estado: se pasa de un Estado centralista a un Estado de las autonomías.


La aparición de las nuevas administraciones autonómicas requieren la adaptación
del Sistema a la nueva situación. Este y otros factores determinarán la configura-
ción actual del Sistema Bibliotecario Español del que nos vamos a ocupar en este
apartado y sobre el que hay que señalar que en este momento sólo está desarro-
llado en lo que a bibliotecas públicas se refiere.
3.1. Bases Legales del Sistema Bibliotecario Español
En primer lugar es necesario referirse a las disposiciones legales en las que se
apoya, ya que aunque es obvio que un sistema bibliotecario no se agota en el mar-
co legislativo, es evidente que constituye el paso previo necesario para que dicho
Sistema exista. Por otra parte, este trabajo no se propone agotar todos los aspec-
tos relacionados con el Sistema Bibliotecario Español. Por esta razón vamos a
detenernos en primer lugar en el análisis, somero, de aquellas normas legislativas
que contribuyen a delimitarlo:
3.1.1. Constitución Española.
La Constitución española divide las bibliotecas públicas en dos grupos:
• De titularidad no estatal, sobre las cuales tienen competencia exclusiva las
comunidades autónomas: “Las Comunidades Autónomas podrán asumir
competencias en… bibliotecas… de interés para la Comunidad Autónoma”
(10)
• De titularidad estatal, con la posibilidad de gestión por parte de las comu-
nidades autónomas: “El Estado tiene competencia exclusiva sobre…
bibliotecas… de titularidad estatal, sin perjuicio de su gestión por parte de
las Comunidades Autónomas” (11)
La Constitución establece también: “Sin perjuicio de las competencias que
podrán asumir las Comunidades Autónomas, el Estado considerará el servicio de
la cultura como deber y atribución esencial y facilitará la comunicación cultural
entre las Comunidades Autónomas, de acuerdo con ellas” (12)
3.1.2. Estatutos de Autonomía
Los estatutos de autonomía son leyes orgánicas en las cuales se recogen las
competencias atribuidas por la Constitución Española a las distintas comunida-
des autónomas, en distintas materias y entre ellas las bibliotecas.
3.1.3. Decretos de Transferencia.
Una vez que la Constitución y los estatutos de autonomía delimitan las com-
petencias del Estado y de las comunidades autónomas, aquellas competencias
que antes ejercía el Estado y que han sido cedidas a las distintas comunidades
autónomas han de ser transferidas. Ello se lleva a cabo a través de los decretos de

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transferencias.
3.1.4. Normativa del Estado de aplicación general sobre bibliotecas
• Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español (BOE nº.
155, de 29 de junio de 1985).
• Real Decreto 111/1986, de 10 de enero, de desarrollo parcial de la Ley
16/1985 (BOE nº. 24, de 18 de enero de 1986).
• Ley 7/1985, de 2 de abril, Reguladora de las Bases del Régimen Local
(BOE nº. 80, de 3 de abril de 1985), que establece en su artículo 26 que:
“En los municipios con población superior a 5.000 habitantes, éstos debe-
rán prestar como servicio básico el de la biblioteca pública”.
• Real Decreto 565/1985, de 24 de abril, que reestructura la organización y
funciones del Ministerio de Cultura, Ministerio encargado de todos los
temas concernientes a la lectura y a las bibliotecas a través de su Dirección
General del Libros y Bibliotecas. Posteriormente, se han sucedido distintos
reales decretos que han puesto al día el organigrama de dicho Ministerio. El
último (13), crea el Ministerio de Educación y Cultura, atribuyéndole las
competencias que hasta entonces correspondían a ambos ministerios.
3.1.5. Normativa del Estado sobre bibliotecas públicas
Por el Real Decreto 582/1989, de 19 de mayo, (BOE nº. 129, de 31 de mayo
de 1989), se aprueba el Reglamento de Bibliotecas del Estado y del Sistema
Español de Bibliotecas.
Fundamentado en la Ley 16/1985, del Patrimonio Histórico Español, el
Reglamento se divide en dos títulos diferenciados: el primero de ellos se refiere a
las Bibliotecas Públicas del Estado definiendo su naturaleza, funciones, organi-
zación, condiciones de acceso y servicios. El segundo, trata del Sistema Español
de Bibliotecas al que define como instrumento de cooperación bibliotecaria,
señalando las bibliotecas de titularidad pública que forman parte del Sistema así
como la posibilidad de integrarse en el mismo mediante convenio por parte de
otras bibliotecas, sean de carácter tanto público como privado.
A partir de dicho Reglamento se crea el Consejo Coordinador de Bibliotecas,
dependiente del Ministerio de Cultura, cuyo objetivo prioritario es la moderniza-
ción de las bibliotecas públicas, entendiendo dentro de esta modernización la
racionalización de la gestión bibliotecaria y la optimización de todos los recursos
bibliográficos y documentales.

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3.1.6. Normas de las distintas comunidades autónomas en materia de biblioteca


(14)
Son las distintas disposiciones legales específicas de bibliotecas, emanadas
de las distintas comunidades autónomas y que fundamentan sus sistemas biblio-
tecarios.
3.1.7. Convenios de Gestión entre el Estado y las comunidades autónomas
Mediante los convenios de gestión firmados entre el Ministerio de Cultura y
las distintas comunidades autónomas, las bibliotecas públicas de titularidad esta-
tal pasan a ser gestionadas por las correspondientes Autonomías.
3.2. Descripción del Sistema Bibliotecario Español
El Real Decreto 582/1989, de 19 de mayo, en su Título II determina que el
Sistema Español de Bibliotecas está integrado por:
• La Biblioteca Nacional, que se configura como cabecera del sistema.
• Las Bibliotecas Públicas del Estado.
• Las bibliotecas dependientes de los ministerios y Organismos Autónomos
de la Administración del Estado, excluidas las escolares.
• Las Bibliotecas de las Universidades públicas.
• Las Bibliotecas de las Reales Academias.
• Las redes o sistemas de bibliotecas de Instituciones públicas o privadas o
las bibliotecas de excepcional interés que se incorporen, mediante conve-
nio con el Ministerio de Cultura.
El actual sistema bibliotecario, como ya hemos señalado antes, queda condi-
cionado por el nacimiento de las comunidades autónomas como poder político,
que junto con la administración local y el Estado, van a repartirse las competen-
cias en bibliotecas públicas. Por ello, en el Sistema Bibliotecario Español, pode-
mos distinguir dos ámbitos: el estatal y el autonómico. El primero se sustenta en
la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas, enmarcada dentro del
Ministerio de Educación y Cultura; en la Biblioteca Nacional y en la Red de
bibliotecas públicas de titularidad estatal. El segundo, apoyándose en las compe-
tencias exclusivas ejercidas por las comunidades autónomas en las bibliotecas
públicas que no son de titularidad estatal; la gestión de las de titularidad estatal y
las competencias de la administración local en bibliotecas públicas, ha configu-
rado los sistemas bibliotecarios autonómicos.
3.2.1. La Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas
El Real Decreto 1887/1996, de 2 de agosto, le atribuye las siguientes funcio-
nes en el campo de las bibliotecas públicas:

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“a) La elaboración de programas y planes concertados para la constitución y


fomento de bibliotecas, mediante la oferta de servicios técnicos y asesoramien-
to en materia bibliotecaria.
La creación, dotación y fomento del bibliotecas de titularidad estatal, sin perjui-
cio de la gestión de las mismas convenida o que pudiera convenirse con las
comunidades autónomas.
El diseño y desarrollo de campañas de utilización de bibliotecas.
La obtención, explotación y utilización de datos estadísticos de bibliotecas.
La asistencia bibliotecaria a sectores especiales de población que no pueden uti-
lizar los servicios habituales de las bibliotecas públicas” (15).
El mismo Real Decreto atribuye la ejecución de estas funciones a la
Subdirección General de Coordinación Bibliotecaria, dependiente de la
Dirección general del Libro, Archivos y Bibliotecas.
El Ministerio de Educación y Cultura dispone del Consejo Coordinador de
Bibliotecas como órgano consultivo, creado por el artículo 24 del Título II del
Real Decreto 582/1989, de 19 de mayo, que le atribuye las siguientes funciones:
• Informar sobre las normas técnicas relativas a bibliotecas.
• Informar, igualmente, los programas de cooperación interbibliotecaria.
• Promover la formación de los Catálogos Colectivos y la interconexión de
los servicios automatizados de las bibliotecas del Sistema.
• Proponer cuantas otras medidas estime oportuno para el desarrollo de la
cooperación bibliotecaria y la implantación del Sistema Español de
Bibliotecas.
A la vista de todo ello, el Consejo podría ejercer un importante papel en la
implantación del Sistema, ya que está integrado por representantes de todo tipo
de bibliotecas: universitarias, de CSIC, de los ministerios, etc.
3.2.2. La Biblioteca Nacional
El papel de la Biblioteca Nacional como cabecera del Sistema Bibliotecario
Español, aparece claramente expresado en el Real Decreto 582/1989, de 19 de
mayo. Esta y otras misiones que como biblioteca nacional tiene encomendadas
tanto en el plano nacional como internacional, a la vez que los grandes problemas
con los que se enfrentan en la actualidad todas las bibliotecas nacionales, han lle-
vado a la Biblioteca Nacional a profundas reformas tanto en el marco físico como
en su estructura organizativa.
La estructura actual de la Biblioteca Nacional (16) comienza a gestarse en
1985, buscando un modelo que permitiera hacer frente a los grandes retos con
que se enfrenta la Biblioteca Nacional. El Real Decreto 565/1985, de 24 de abril,
por el que se establece la estructura orgánica básica del Ministerio de Cultura y

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de sus organismos autónomos (BOE de 30 de abril de 1985), determinaba en el


artículo 6.6 la integración dentro de la Biblioteca Nacional de:
• La Hemeroteca Nacional
• El Instituto Bibliográfico Hispánico.
• El Centro del Tesoro Documental y Bibliográfico.
Como organismo independiente se establecía en el Real Decreto anterior-
mente citado, la Biblioteca Nacional de Préstamo, que sólo fue un proyecto dero-
gado por el Real Decreto 834/1989, de 7 de julio, por el que se modifica la estruc-
tura orgánica básica del Ministerio de Cultura y sus organismos autónomos
(BOE del 12 de julio), cuya Disposición Adicional Primera 3, suprime la
Biblioteca Nacional de Préstamo incorporando este servicio a la Biblioteca
Nacional.
El Real Decreto 848/1986, de 25 de abril (BOE de 30 de abril de 1986), deter-
minó las funciones y la estructura orgánica básica de la Biblioteca Nacional.
Dicha estructura básica se desarrollaría posteriormente por Orden del Ministerio
de Cultura de 10 de junio de 1986 (BOE del 21 de junio).
La Biblioteca Nacional a partir de 1990 (17) se constituye en organismo autó-
nomo de carácter administrativo, adscrito al Ministerio de Cultura, condición que
se ratifica en el Real Decreto 1581/1991, de 31 de octubre, por el que se aprueba
el Estatuto de la Biblioteca Nacional (BOE de 8 de noviembre de 1991), modifi-
cado por el real Decreto 253/1997, de 21 de febrero (BOE nº 54, de 4 de marzo
de 1997).
Desde 1993 (18) la Biblioteca Nacional, enmarcada dentro de la estructura
orgánica del Ministerio de Cultura, depende directamente del Ministro. Dicha
dependencia queda confirmada por el Real Decreto 2045/1994, de 14 de octubre,
por el que se establece la estructura básica del Ministerio de Cultura (BOE de 20
de octubre) (19).
Dentro de todas las funciones encomendadas a la Biblioteca Nacional por la
legislación vigente, interesa aquí la de ser cabecera del Sistema Bibliotecario
Español, función que ha de llevar a cabo a través de distintos medios. De éstos
destacamos:
• La colección nacional, basada fundamentalmente en los ingresos proce-
dentes del Depósito Legal. Dicha colección nacional se está viendo nota-
blemente perjudicada por varios problemas, de los cuales el primero que es
necesario resolver es el desfase de la legislación vigente sobre Depósito
Legal, en la que ha de plasmarse el modelo de colección nacional por la que
se quiere optar en España. En este sentido hay que señalar el hecho espe-
ranzador de que el Departamento de Mantenimiento y Desarrollo de

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Colecciones de la Biblioteca Nacional tenga planteado, entre otros retos,


contribuir a la elaboración de una Ley de Depósito Legal que se adecue a la
situación bibliotecaria actual (20). Sin embargo, la elaboración de esta Ley
se enfrenta con grandes dificultades, como demuestra el hecho de la gran
demora en su aparición y depende del concurso de un amplio colectivo
integrado, al menos, por investigadores, bibliotecarios, editores y políticos.
• Préstamo interbibliotecario. En el plano de la cooperación el préstamo
interbibliotecario juega un papel muy importante. Como ya hemos señala-
do anteriormente, suprimida la Biblioteca Nacional de Préstamo, el servi-
cio quedó incorporado a la Biblioteca Nacional, que como primer centro
bibliotecario del país tiene la responsabilidad de su organización y desa-
rrollo. Consciente de ello lleva a cabo una serie de proyectos para potenciar
dichos servicios. De todos ellos el más importante es la creación del Centro
Nacional de Acceso al Documento, situado en el edificio que la Biblioteca
Nacional tiene en Alcalá de Henares, donde dispone de tres módulos de
ocho plantas cada uno y de una superficie de 25.000 m2.
• Bibliografía Nacional Española. Aunque también se edita en papel, desde
1992 lo hace en CD-ROM y puntualmente. Esta última circunstancia hace
que la Biblioteca Nacional cumpla con la responsabilidad que, como cabe-
cera del Sistema Bibliotecario Español tiene adquirida con el resto de las
bibliotecas españolas. Subsanado el problema de su retraso en la publica-
ción con que se enfrentaba en épocas anteriores, actualmente se encuentra
con el riesgo de duplicación que supone la existencia de distintas biblio-
grafías regionales. Este problema hunde sus raíces en el hecho de que toda-
vía no se ha definido con claridad el papel que la Biblioteca Nacional debe
cumplir en el Sistema Bibliotecario Español (21).
3.2.3. Las bibliotecas públicas de titularidad estatal
La existencia de estas bibliotecas aparece recogida en el artículo 149.1 (28º)
de la Constitución española. Conforman una red de 51 bibliotecas, generalmente
situadas en las capitales de provincia, algunas de las cuales nacieron para alber-
gar los fondos procedentes de la desamortización de Mendizábal. Salvo excep-
ciones, han sido receptoras del Depósito Legal desde su creación. En virtud de lo
anterior algunas poseen un importante fondo antiguo y una interesante colección
local.
La condición de ser de “titularidad estatal” se traduce en que el Estado es pro-
pietario de las instalaciones y el responsable de las inversiones que se lleven a
cabo en las mismas. Es también quien establece el Reglamento general como ha
hecho a través del Real Decreto 582/1989, de 19 de mayo. Por medio de los con-
venios de gestión, firmados entre el Ministerio de Cultura y las distintas comuni-

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112 Luisa Orera Orera

dades autónomas., estas bibliotecas han pasado a ser gestionadas por estas últi-
mas (22). Esto se traduce en que las comunidades autónomas. son responsables
de la prestación de servicios. Así mismo se encargan de la elaboración de los
reglamentos de funcionamiento interno. Para llevar a cabo lo anterior se ha trans-
ferido a las comunidades autónomas. el personal y el presupuesto que el Estado
gastaba en el mantenimiento de dichas bibliotecas. Los gastos de inversión nue-
va siguen figurando en los Presupuestos del Estado. En este último plano hay que
citar el Plan de Inversiones en las Bibliotecas Públicas del Estado (INVERCAS),
iniciado en 1983 con el objetivo de construir nuevos edificios o remodelar los
existentes. También el Estado está llevando a cabo un Proyecto de
Informatización de la Red de Bibliotecas Públicas del Estado (PROINRED), que
comenzó en 1987 y que se encuentra en fase muy avanzada.
Consideradas globalmente, a pesar de los avances que en algunos aspectos se
han producido en dichas bibliotecas, en la actualidad presentan algunas caren-
cias. La colección ubicada en estas bibliotecas está por debajo de las recomenda-
ciones de la IFLA, ya que supone un 21,30% respecto a la dotación óptima acon-
sejada, representando 0,43 vol/habitante. Lo mismo ocurre con el personal que
supone un 23,01% también respecto a la dotación óptima aconsejada, represen-
tando un 0,23 por cada 2.500 habitantes. A ello hay que sumar la inadecuación de
la plantilla: 250 bibliotecarios (22,06%) frente a 873 personal administrativo,
subalterno y auxiliar (77,05%). Por otra parte se da una importante carencia de
personal especializado en informática (0,88%).(23)
En nuestra opinión, estas bibliotecas pueden actuar como un elemento impor-
tante dentro del Sistema Bibliotecario Español, ya que esta red de bibliotecas
puede suponer:
• Un elemento de cohesión para el Sistema Bibliotecario Español, al depen-
der la totalidad de las mismas, del Estado.
• Por otra parte, pueden ejercer dentro de los sistemas autonómicos como un
elemento integrador de todas las bibliotecas públicas de la comunidad
autónoma correspondiente, si ejercen como bibliotecas públicas provincia-
les, de las cuales podrían depender el resto de bibliotecas públicas de la
comunidad.
• Finalmente al mantener la titularidad el Estado y la gestión las comunida-
des autónomas, estas bibliotecas pueden actuar como un nexo de unión
entre el ámbito nacional y el ámbito autonómico.

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El sistema bibliotecario español 113

3.2.4. Sistemas bibliotecarios autonómicos (24)


El artículo 148.1 (15º) de la Constitución especifica que las comunidades
autónomas podrán asumir competencias exclusivas en aquellas bibliotecas que
no sean de titularidad estatal. Posteriormente, los estatutos de autonomía van a
recoger estas competencias. Como ya hemos señalado, mediante los decretos de
transferencias, las competencias que la Administración Central tenía en las
bibliotecas públicas municipales, a través de los centros provinciales coordina-
dores de bibliotecas, pasan a las comunidades autónomas. No hay que olvidar,
además, que el artículo 26 del la Ley Reguladora de las Bases del Régimen Local
establece que los municipios de más de 5.000 habitantes tienen obligación de dar
servicio de biblioteca. Por otra parte, las distintas comunidades autónomas ges-
tionan las bibliotecas públicas de titularidad estatal, mediante los convenios de
gestión.
Sobre la base legal constituida por los estatutos de autonomía, los decretos de
transferencias y los convenios de gestión, además de la legislación específica de
bibliotecas -que las distintas comunidades autónomas han desarrollado- se asien-
tan los distintos sistemas bibliotecarios autonómicos.
En cuanto al modelo, dichos sistemas bibliotecarios, aunque con ciertas
variantes, suelen ajustarse a un esquema de tipo general, integrado, salvo excep-
ciones, sólo por bibliotecas públicas. Casi todas las leyes señalan que los corres-
pondientes sistemas bibliotecarios están compuestos por órganos y centros. Los
órganos suelen ser:
• La Consejería de Educación, Cultura, etc. que se encuentra en la cúspide.
De ella depende el Servicio de Bibliotecas, órgano coordinador de la actua-
ción bibliotecaria con un carácter administrativo y técnico. De dicha
Consejería depende también un centro técnico, cabecera del sistema, que es
la Biblioteca Central, Regional, etc.
• El Consejo de Bibliotecas, órgano con carácter consultivo y asesor y for-
mado por una serie de vocales natos o por designación del Consejero de
Cultura o equivalente, entre los cuales suele haber representantes de los
diversos tipos de bibliotecas e instituciones bibliotecarias de la comunidad
en cuestión.
En cuanto a los centros bibliotecarios, casi todas las leyes autonómicas plan-
tean un esquema en el que aparecen las siguientes bibliotecas:
• La Biblioteca Central, que actúa como cabecera del sistema.
• La Red De Bibliotecas Públicas de Titularidad Estatal (sólo en cuanto a su
gestión).

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114 Luisa Orera Orera

• Las bibliotecas públicas municipales que dependen en general, del Servicio


de Bibliotecas, a través de los centros provinciales coordinadores, salvo en
la comunidades autónomas donde se han suprimido.
Los actuales sistemas bibliotecarios autonómicos, hablando siempre de for-
ma general, se enfrentan a problemas heredados -que en algunos casos han
empeorado- y a otros nuevos.(25) Entre los ya heredados hay que citar la secular
falta de medios (insuficiencia de colecciones, de personal, etc.) y la falta de pla-
nificación a la hora de crear bibliotecas públicas municipales, ya que no siempre
se han creado allí donde se necesitaban, sino donde los ayuntamientos las han
solicitado. Entre los nuevos, hay que destacar la indefinición en los canales de
comunicación entre las bibliotecas pertenecientes a los mismos, y por lo tanto la
precariedad de dichos sistemas.
A la desconexión de los antiguos sistemas provinciales, hay que unir la actual
desconexión resultante de la superposición sobre la estructura anterior -basada,
como ya hemos señalado, en la existencia de un Centro Nacional de Lectura, las
bibliotecas provinciales y los centros coordinadores- de otra nueva estructura que
se basa esta vez en la existencia del Servicio de Bibliotecas, la Biblioteca Central,
las bibliotecas públicas del estado y los centros coordinadores de bibliotecas,
pero sin llevar a cabo los ajustes necesarios para intercomunicar todas las biblio-
tecas. El resultado es la falta de claridad en los nexos de unión entre las distintas
bibliotecas que integran los distintos sistemas bibliotecarios autonómicos. De
todas formas, en aquellas comunidades autónomas en las que se optó por un sis-
tema centralizado con la supresión de los centros coordinadores como es el caso,
entre otros, de Aragón, la situación lejos de mejorar, se ha agravado más si cabe
(26)

3.2.4.1. Las Bibliotecas Centrales de las Comunidades Autónomas (27)


Tienen su origen en el nacimiento de los sistemas bibliotecarios autonómi-
cos, dentro de los cuales, son concebidas como los centros bibliotecarios supe-
riores.
De lo dicho se deduce que -excepto la Biblioteca de Cataluña, existente des-
de 1907- son de reciente creación, a través de las leyes y decretos que crean y
desarrollan los recientes sistemas bibliotecarios autonómicos. También, y excep-
tuando de nuevo la Biblioteca de Cataluña, todas ellas se han ubicado en el mis-
mo edificio que la correspondiente biblioteca pública del Estado. Esto ha tenido
en principio algunas ventajas (28) como:
• Un ahorro económico inicial para las comunidades autónomas, al no tener
que construir un edificio para albergar dichas bibliotecas.

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El sistema bibliotecario español 115

• Un ahorro en los gastos de mantenimiento de estas bibliotecas y las públi-


cas, ya que no hay que olvidar que la gestión de las bibliotecas públicas del
Estado corre también por cuenta de las comunidades autónomas.
• Comodidad para el usuario, que accede en el mismo edificio a los servicios
de dos bibliotecas distintas.
• Posibilidad de centralizar o toda o una parte, al menos, de la colección de
la comunidad autónoma, ya que las bibliotecas públicas del Estado suelen
disponer de una parte de la colección retrospectiva por haber sido recepto-
ras del Depósito Legal con anterioridad a la creación de las comunidades
autónomas. La posibilidad de unificación de dichas colecciones varia natu-
ralmente entre comunidades, siendo mayor en las uniprovinciales que en
las comunidades integradas por más de una provincia, ya que en ellas está
más dispersa al disponer de más de una biblioteca pública del Estado. De
todas formas hay excepciones, pues en algunas provincias las bibliotecas
receptoras del Depósito Legal han sido las universitarias.
No obstante, el aprovechamiento de los edificios de las bibliotecas públicas
del Estado, también plantea dificultades:
• Por las características propias de cada una de ellas, el tipo de colección, las
funciones y servicios y los usuarios de ambos tipos de bibliotecas son dife-
rentes. Por tanto los edificios de las bibliotecas públicas no son adecuados
para albergar las bibliotecas centrales.
• El crecimiento de estas bibliotecas ha generado importantes problemas de
espacio que afectan a las bibliotecas regionales y a las bibliotecas públicas,
lo que ha planteado ya el traslado de aquellas a edificios propios. Quizá este
hecho, que supone la construcción o rehabilitación de un edificio y el tras-
lado de los fondos, no solo anula el ahorro inicial que para las comunidades
autónomas. supuso el aprovechamiento de los edificios de las bibliotecas
públicas, sino que supondrá quizá a la larga un gasto añadido.
Las funciones asignadas a estas bibliotecas dentro de las comunidades autó-
nomas. son similares a las ejercidas por la Biblioteca Nacional respecto al Estado
español, con la diferencia obvia de que el marco en que se ejercen unas y otras es
distinto, lo que libera a dichas bibliotecas de las responsabilidades que tanto en el
plano nacional como internacional competen a la Biblioteca Nacional. Las prin-
cipales funciones a que nos referíamos son las siguientes:
• Actuar, dentro de los sistemas bibliotecarios autonómicos como centro
bibliotecario superior.
• Recopilar, conservar y difundir el patrimonio bibliográfico y documental
producido dentro de la comunidad, e ingresado en las mismas a través del

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116 Luisa Orera Orera

Depósito Legal. Asimismo, tiene también las mismas funciones respecto a


todos aquellos documentos producidos fuera de la comunidad, pero que
hagan referencia a la misma.
• Elaborar la bibliografía de la comunidad autónoma, así como el catálogo
colectivo (mediante el correspondiente convenio con el Ministerio de
Cultura).
Si ejercen realmente sus funciones, las bibliotecas centrales pueden llegar a
ser un nexo de unión tanto para las distintas bibliotecas pertenecientes a la comu-
nidad autónoma, como entre el sistema bibliotecario autonómico correspondien-
te y el Sistema Bibliotecario Español, a través de la Biblioteca Nacional.
Una vez que casi todas las comunidades autónomas. han optado por la crea-
ción de una biblioteca central, no nos planteamos ya si son o no necesarias estas
bibliotecas. Sí queremos reflexionar sobre el hecho de que quizá el mayor peligro
inherente a las mismas sea el riesgo de duplicación de colecciones y funciones
respecto a otras bibliotecas, lo que las convertiría en centros antieconómicos y en
cierta medida inútiles. Este riesgo de duplicación se da, por ejemplo, en la fun-
ción de crear la colección bibliográfica de la comunidad. No hay que olvidar que
estas bibliotecas son de reciente creación, y que por tanto, la colección retros-
pectiva se halla situada en aquella o aquellas bibliotecas que habían sido ante-
riormente receptoras del Depósito Legal, generalmente, como ya hemos señala-
do, se trata o de las bibliotecas públicas del Estado o de algunas bibliotecas
universitarias. La ubicación de la colección retrospectiva en estas bibliotecas
supondría o bien el traslado desde las bibliotecas donde estuviera ubicada, algo
no aconsejable, o bien la duplicación de la misma. Por lo tanto en este campo la
misión de las bibliotecas centrales es sobre todo, el estudio de dicha colección
retrospectiva mediante la confección del catálogo colectivo del patrimonio
bibliográfico de la comunidad.
Por otra parte, el riesgo de duplicación se da también respecto a la Biblioteca
Nacional, entre la colección nacional -ubicada en la Biblioteca Nacional- y las
colecciones regionales -ubicadas en las bibliotecas centrales-. Igualmente surge
el mismo peligro en el campo de la bibliografía nacional corriente y las distintas
bibliografías regionales, que algunas comunidades autónomas. ya realizan. La
existencia de los sistemas bibliotecarios autonómicos, con las bibliotecas regio-
nales a la cabeza, y las competencias de éstas en materia de Depósito Legal y
todas las funciones relacionadas con el mismo impone, como ya hemos dicho
anteriormente, la necesidad de un reajuste de la legislación sobre Depósito Legal,
así como la coordinación entre el contenido de la bibliografía nacional y las dis-
tintas bibliografías regionales.

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El sistema bibliotecario español 117

4. Notas
(1) Norma ISO 5.127
(2) Sobre el desarrollo histórico de las bibliotecas públicas en España pueden consultarse
los capítulos correspondientes de : Escolar, Hipólito. Historia de las bibliotecas.
Madrid: Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 1985
(3) Martinez Gonzalez, J. Sistemas de bibliotecas públicas en España y sus órganos de
gestión. Una hipótesis histórica. Boletín de la Asociación Andaluza de Bibliotecarios.
12-13 (Diciembre 1988) p. 77.
(4) Se exceptuaron las dedicadas a la enseñanza de los niños pobres, y a la asistencia de
ancianos. La excepción se amplió después a los conventos que educaban misioneros
para Filipinas.
(5) Martinez Gonzalez, J. Sistemas de bibliotecas públicas… , op.cit., p. 79
(6) No obstante se conservan algunos resultados como las bibliotecas populares de
Madrid, que como se ve siguen conservando el nombre de populares, sin que ello
suponga ninguna diferencia frente al resto de bibliotecas públicas del territorio nacio-
nal. En esta línea hay que situar también al movimiento bibliotecario catalán de prin-
cipios del siglo XX.
(7) Escolar, Hipólito. Historia de las bibliotecas…, op.cit., p. 475
(8) Martínez González, J. Sistemas de bibliotecas públicas… Op.cit., p. 84
(9) Méndez Aparicio, J. El Sistema informativo nacional español. Carencias de sus pila-
res básicos, las bibliotecas públicas // Boletín de la ANABAD. 44:2 (Abril/junio,
1994) 90 ss.
(10)Artículo 148.1. (15º)
(11)Artículo 149.1. (28º)
(12)Artículo 149.2.
(13)Real Decreto 1887/1996, de 2 de agosto, de estructura orgánica básica del Ministerio
de Educación y Cultura (BOE nº 189, de 6 de agosto de 1996).
(14)Pueden consultarse los capítulos correspondientes de: Orera Orera, Luisa. Manual de
Biblioteconomía. Madrid: Síntesis, 1996, donde se recogen algunas de estas normas.
(15)Artículo 7.1.
(16)Sobre la época anterior pueden consultarse algunas disposiciones legislativas tales
como el Decreto orgánico de 8 de marzo de 1957 (BOE de 25 de marzo) y la Orden
del Ministerio de Educación Nacional del 20 de diciembre de 1957, por la que se
aprueba el Reglamento de la Biblioteca Nacional (BOE de 8 de febrero)
(17)Artículo 97 de la Ley 31/1990, de 27 de diciembre, de Presupuestos Generales del
Estado para 1991 (BOE 28 de diciembre)
(18)Real Decreto 1816/1993, de 18 de octubre, por el que se establece la estructura orgá-
nica básica del Departamento y de sus organismos autónomos.
(19)Sobre la organización interna de la Biblioteca Nacional puede el capítulo 20 de: Orera
Orera, Luisa (ed). Op. Cit.

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118 Luisa Orera Orera

(20)Garcia Melero, Luis Angel. El Departamento de Mantenimiento y Desarrollo de las


Colecciones de la Biblioteca Nacional // Bolet’n de la ANABAD. 2 (1994) 208-209.
(21)Véase el apartado 2.2.4.1. de este trabajo, referido a las bibliotecas centrales de la
comunidades autónomas
(22)Convenios de gestión de bibliotecas públicas de titularidad estatal suscritos entre el
Ministerio de Cultura y las CC AA: Andalucía. Resolución de 14-2-84 (BOE nº 16 de
18-1-85); Aragón. Resolución de 9-7-86 (BOE nº 207 de 29-8-86); Baleares.
Resolución de 14-12-84 (BOE nº 16 de 18-1-85); Canarias. Resolución de 14 -12-84
(BOE nº 16 de 18-1-85); Extremadura. Resolución de 9-5-89 (BOE nº 140 de 13-6-
89); Cantabria. Resolución de 14-12-84 (BOE nº 16 de 18-1-85); Castilla-La Mancha.
resolución de 14-12-84 (BOE nº 17 de 19-1-85); Castilla-León. Resolución del 9-6-86
(BOE nº 169 de 16-7-86); Cataluña. Resolución de 14-4-82 (BOE nº 100 de 27-4-82);
Galicia. Resolución de 14-12-89 (BOE nº 103 de 19-12-89); Madrid. Resolución de
9-5-89 (BOE nº 140 de 13-6-89); Murcia. Resolución de 14-12-84 (BOE nº 17 de 19-
1-85); Rioja, La. Resolución de 14-12-84 (BOE nº 17 de 19-1-85); Valencia.
Resolución de 14-12-84 (BOE nº 17 de 19-1-85); Asturias. Resolución (BOE nº 96 de
22-4-86 y nº 168 de 15-7-91). Véase Mogio Jarnés, E. Comentario sobre la legislación
bibliotecaria del Estado. Signatura. 4 (Septiembre/Diciembre 1993) 22.
(23)Bibliotecas Publicas del Estado: Estudio estadístico año 1994. Madrid: Subdirección
General de Coordinación Bibliotecaria, 1995.
(24)Fuentes Romero, J.J.. Sistemas Bibliotecarios en el Estado español: situación actual.
En I Conferencia de Bibliotecarios y Documentalistas Españoles. [Madrid]:
Ministerio de Cultura, Centro de Coordinación Bibliotecaria, 1993, p. 113.137.
(25)Méndez Aparicio, J. El sistema informativo… Op. cit., p. 81-109
(26)Orera Orera, L. Bases legales del Sistema Bibliotecario de Aragón. Revista General
de Información y Documentación, 1993, vol. 3, nº 2, p. 117-129.
(27)Sobre información referida a las distintas bibliotecas regionales existentes en España
puede consultarse el capítulo 20 de: Orera Orera, Luisa (ed). Manual… Op. Cit.
(28)Fuentes Romero, Juan José. Las Bibliotecas Centrales de las Comunidades
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