Ingreso de Contaminantes

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Ingreso de Contaminantes a

Seres Vivos (I)


Mg. Liliana marrufo
El contaminante en Acción

Entra en
CONTAMINANTE Se libera Se Se
contacto con un
transporta transforma
receptor

Ecosistema

Ser vivo

CONTAMINANTE Biotopo Biocénesis


La predicción de la distribución a través de distintos organismos que
constituyen un ecosistema es un asunto más complejo, tanto que haga
inútil un enfoque de este tipo, por lo tanto:

La disposición de un xenobiótico en un organismo individual se


puede representar por la figura que sigue, donde vemos
integrados el movimiento, interacciones y biotransformaciones
que pueden ocurrir en un organismo expuesto a un xenobiotico.
Una vez que el compuesto químico ha entrado en el organismo, pueden
describirse en principio cuatro tipos de sitios:

1) Los de la acción tóxica: Aquí la forma tóxica del compuesto interactúa con
una molécula endógena (ej. proteína, ADN u otra) o estructura (ej. membrana)
y esa interacción a nivel molecular lleva a la aparición de manifestaciones
tóxicas par el organismo entero.
2) Sitos de metabolismo: son las enzimas que metabolizan a las sustancias (o
las reacciones químicas no enzimática que sufre el compuesto). Muchas veces
el metabolismo conduce a una detoxificación, pero en alguna proporción (y
esto es muy frecuente entre los organismos vivos, incluidos nosotros los
humanos!), produce especies químicas mucho más peligrosas (bioactivación).
3) Sitios de almacenamiento: Aquí el xenobiótico existe en una forma
relativamente inerte desde un punto de vista toxicológico. No está actuando
sobre el organismo.
4) Sitios de excreción: la excreción puede darse para el compuesto original, o
para un producto de la biotransformación (metabolito). Cuando los animales
terrestres se exponen a xenobióticos lipofílicos, la excreción se debe
fundamentalmente a los productos de biotransformación (usualmente más
polares).
Adsorción
Movimiento de un Transporte activo
INGRESO O Mecanismos
contaminante dentro Difusión pasiva
ABSORCIÓN de un organismo Difusión facilitada
Endocitosis

Dermis, branquias, pulmones o estómago

Antes de que un contaminante ingrese debe interactuar


primero con la superficie del organismo
la acumulación de una sustancia en el límite
común de dos fases tal como la que existe entre
una solución líquida y sólida.
Algas
Un ejemplo podría ser la adsorción por unicelulares,
intercambio de iones metálicos con un ion branquias de los
Adsorción hidrógeno asociado a un ligando en la superficie peces,
del tegumento de un insecto. zooplancton
La sorción, término más general se utiliza en
lugar de la adsorción, si el mecanismo específico
por el cual un compuesto en solución se asocia
con una superficie sólida es desconocido o mal
definida.
Difusión simple de un ión a
través de un canal de proteína
(no requiere energía) o de una
molecula lipofílica a través de
Es el movimiento de un una ruta lipídica.
Difusión contaminante a través de un
gradiente químico o Difusión facilitada (involucra un
electroquímico carrier, el cual es una proteina,
no requiere energía, es más
veloz que la difusión simple)

Ejemplo: Simple: formas elementales de metales o compuestos


inorgánicos: amonio, cloruro de mercurio, metales
Facilitada: iones unidos a ligandos, aminoácidos, proteínas,
contaminantes orgánicos
Se requiere energía para transportar al contaminante a través
Transporte del gradiente electroquímico. Involucra una molécula como
Activo carrier, ejemplo transporte por membranas unidas a ATPases.
Ejemplos: cadmio que se comporta en forma análoga al calcio.
La ATP es un compuesto de
alto contenido energético
algunos tóxicos inhiben transportadores, caso del CNH utilizado en casi todos los
procesos bioquímicos del
cuerpo humano

a pesar de que pocos tóxicos se absorben por este sistema


algunos lo hacen por su semejanza con determinadas
sustancias fisiológicas
procesos especializados en los que las membranas
Endocitosis celulares se invaginan o fluyen alrededor de un tóxico
y lo engullen; así son capaces de transferirlo a su
interior, sin atravesar estrictamente la membrana.
http://clariangulo.blogspot.pe/2012/10/transporte-traves-de-
membranas.html
Luego de la absorción, los contaminantes son transportados a los
diferentes compartimentos por la sangre y por la linfa (vertebrados) o por
la hemolinfa (insectos).

El movimiento en los órganos y tejidos puede ocurrir por difusión a


través de las barreras de membranas, o en el caso de los compuestos
extremadamente lipofílicos (ej. PCBs), por transporte junto con lípidos.

Las moléculas inalteradas todavía, con alguna solubilidad razonable en


lípidos van a atravesar las membranas por difusión pasiva, un proceso
espontáneo y a favor del gradiente de concentración. Esto sucederá si
tienen una masa molecular no muy alta (por debajo de 800) y un
coeficiente de partición (Kow) favorable.

Muchos compuestos lipofílicos son transportados, ligados de modo


reversible a las proteínas y lipoproteínas. Luego de una degradación
parcial, los fragmentos de proteína son captados por las células (ej.
hepatocitos) por endocitosis, incorporándose así las sustancias extrañas.
Muchos de los xenobióticos orgánicos tienen la suficiente liposolubilidad
para depositarse preferentemente en depósitos grasos u órganos con
alto contenido de grasa. Tal fenómeno puede considerase como
protector en el corto plazo. Pero a la larga, sin embargo, puede ocurrir la
movilización desde esos lugares y la aparición de un efecto tóxico.

La toxicidad demorada muchas veces proviene de tal efecto,


como es en le caso de plaguicidas organoclorados (ej. dieldrin).
La movilidad de un organismo es un factor muy importante a tener en
cuenta en la absorción de este tipo: en el caso de los invertebrados, las
especies predadoras móviles tienden a contactar más suelo o
superficies de plantas que las sedentarias.

En el caso de los vertebrados, el movimiento entre diferentes lugares en


áreas contaminadas (ej. Agrícolas) determinará la magnitud de la
captación de los tóxicos.

Los organismos del suelo, como las lombrices, o los bichos bolita, pueden
estar expuestos de modo continuo a pesticidas persistentes en el suelo.
Esto a su vez debe relacionarse con al disponibilidad de los compuestos
orgánicos, condicionada por la fuerza con que están ligados al medio
(suelo, arcilla y materia orgánica). Mientras que los compuestos disueltos
en el agua del suelo están disponibles libremente para la absorción, la
disponibilidad de compuestos unidos a la fase sólida no está tan bien
entendida.
En contraste, los organismos acuáticos, vertebrados e invertebrados, están
expuestos directamente a muchos contaminantes disueltos o suspendidos en
las aguas superficiales. La captación a través de las superficies respiratorias o
la piel, representa una ruta importante para su entrad. Sin embargo, como en
el caso de los suelos, no se conoce demasiado sobre el pasaje de tóxicos
desde los sedimentos o partículas suspendidas.

La absorción de tóxicos desde el alimento también puede ser importante en


organismos acuáticos. Esto es especialmente cierto en aves predadoras,
mamíferos y reptiles que se encuentran bien arriba en las cadenas
alimentarias, que no parecen incorporar tóxico directamente del agua en una
magnitud apreciable. No tienen branquias, y sus pieles no son tan permeables
a las moléculas orgánicas (pensemos en la permeabilidad de la piel húmeda
de los anfibios).
Por último, la captación de tóxicos por parte de la descendencia desde la
carga tóxica de los padres. Los tóxicos pueden atravesar la placenta de los
mamíferos y llegar al embrión. En las aves y reptiles, los compuestos
lipofílicos son transportados con los lípidos hacia el huevo y
subsecuentemente llegan al embrión. Algunos compuestos lipofílicos (y
metales también) son secretados con la leche y son captados por la cría
al mamar.

Las plantas pueden absorber los contaminantes a través de la cutícula y a


través de las raíces. Estos procesos están bien caracterizados, por su
relevancia en los mecanismos de acción de plaguicidas. Los gases pueden
entrar a través de las aperturas estomatales. El movimiento a través de la
cutícula de la hoja se da por difusión pasiva y depende del Kow.
El modelo puede subdividirse en dos partes.

Los procesos de captación, distribución y metabolismo constituyen el


componente toxicocinético. Las interacciones moleculares en el (los)
sitio(s) de acción son parte de la componente toxicodinámica. La operación
de los procesos toxicocinéticos determina cuanto de un compuesto tóxico
llega al sitio de acción, en la forma que sea activa (dosis biológicamente
activa).

Por su lado, la naturaleza y la extensión de las interacciones entre el tóxico


y el sitio de acción determinará la respuesta tóxica que se producirá.
Siempre deben considerarse estas dos componentes del mecanismo de
acción al analizar los mecanismos que subyacen en un proceso tóxico.
Una sustancia puede ser particularmente tóxica para un ser vivo por
alguna (o ambas) de estas razones:

a) El proceso toxicocinético es tal que una proporción alta de la forma


activa del xenobiótico puede alcanzar el sitio de acción.

b) La toxicodinamica es tal que una gran parte de esa forma activa logra
reaccionar en el sitio de acción, produciendo la respuesta tóxica. Esto
involucra considerar la eficiencia de las defensas celulares y de los procesos
de reparación del daño ocasionado.

Recíprocamente, una especie puede ser insensible a un xenobiótico porque


alguna (o ninguna) de estas componentes opera de modo de producir
toxicidad.
Procesos de distribución

En los vertebrados, los contaminantes absorbidos pueden viajar en la corriente


sanguínea y en menor extensión, también por la linfa. Siempre que la absorción
ocurra principalmente a nivel del intestino, habrá un pasaje vía la circulación
portal por el hígado antes de pasar a la circulación general.

La absorción por los pulmones o la piel conducirá aun perfil diferente de


distribución ya que entonces el hígado competirá con otros sitios del organismo.

Dentro de la sangre o la linfa los contaminantes orgánicos se distribuirán entre los


distintos componentes de acuerdo con sus características de solubilidad Los muy
lipofílicos (valores de Kow altos) se asociarán con lipoproteínas y membranas de
células sanguíneas con poca tendencia a permanecer en el plasma acuoso. Los
compuestos más polares tenderán a permanecer en el agua, asociándose menos
con macromoléculas y membranas.
El movimiento de las moléculas orgánicas en el cerebro es de una relevancia singular
ya que es un sitio crítico para la supervivencia del organismo y un blanco frecuente
de los tóxicos lipofílicos.

Para entrar en el cerebro, las sustancias deben atravesar la barrera hemato-


encefálica, que consiste esencialmente de membranas que se interponen entre la
sangre y el tejido nervioso funcional. En general, los compuestos lipofílicos difunden
libremente por esta barrera, mientras que las moléculas cargadas, no.

En los invertebrados, el movimiento de los contaminantes orgánicos se da por la


hemolinfa, de otro modo sigue un curso similar al descripto para los mamíferos.

Las plantas transportan los contaminantes absorbidos ya sea en el floema


(transporte simplástico) o la corriente de transpiración del xilema (transporte
apoplástico). Las moléculas que entran por las raíces pueden transportarse a las
partes aéreas en el xilema. Las moléculas que entran por las hojas pueden llegar
a otras partes de la planta por el floema.
Almacenamiento
Los xenobióticos pueden alcanzar localizaciones que no pueden
interactuar fácilmente con los sitios de la acción tóxica o que los
metabolizarían.

De particular relevancia son los sitios muy hidrofóbicos, especialmente


los depósitos de grasa, pero también las lipoproteínas en micelas y las
membranas celulares.

Tengamos en cuenta que estos conceptos generales no


necesariamente son válidos en todas la especies: a veces en estos
compartimentos pueden existir blancos de acción o
enzimas con capacidad metabolizante.
Los plaguicidas organoclorados, los PCBs y las dioxinas pueden
almacenarse en la grasa de reserva; la warfarina o algunos plaguicidas de
la familia de los perfluoroctanosulfonatos se ligan fuertemente a la
albúmina.

La cantidad de grasa almacenada puede fluctuar mucho en los


vertebrados.

Cuando el alimento es abundante, los depósitos grasos crecen, a veces


hasta constituir un 20% del peso corporal. Un ejemplo de esto son las
crías de Puffin (Fratercula arctica) que son como bolas de grasa cuando
dejan el nido para iniciar su vida en el mar. Cuando el alimento es
escaso, durante la enfermedad, empolle de huevos o migración, los
depósitos grasos se consumen para proveer energía.
Esa movilización tan rápida puede provocar la liberación masiva
de contaminantes almacenados a la sangre, pudiendo encontrar
ahora el camino a los sitios de acción y de metabolismo. Osea
que, en el corto plazo el almacenamiento en grasas funciona
como factor protector, a la larga puede ser un problema.

El fenómeno de la toxicidad demorada fue ilustrado claramente


con los estudios sobre los efectos del insecticida dieldrin
(organoclorado) y los patos Eider (Somateria mollisisma) en
Holanda, durante la década del 60.
Durante la estación de cría las hembras morían envenenadas mientras
que los machos sobrevivían. Al principio de la temporada las hembras
almacenaban grasa para prepararse para la puesta y el empolle de los
huevos. Debido al tamaño de los depósitos de grasa, no se encontraban
grandes cantidades del tóxico en otras localizaciones del cuerpo del ave:
las concentraciones en la grasa eran entre 10 y 20 veces más
altas que en el hígado o el cerebro. Con la movilización sin embargo, los
niveles plasmáticos de dieldrin subían desde 0,02 μg/ml hasta 0,5 μg/ml,
y las aves resultaban envenenadas porque entonces el tóxico podía
alcanzar concentraciones importantes en otros sitios, como el cerebro.
Este cuadro puede anticiparse con tóxicos similares que se almacenen en
la grasa corporal (DDT, heptacloro, organomercuriales, dioxinas y PCBs).
La importancia del almacenamiento de compuestos lipofílicos
persistentes en la grasa corporal es evidente del análisis de muestras
de animales vertebrados terrestres, marinos y de ecosistemas de agua
dulce. Las concentraciones son particularmente altas en los predadores
que se hallan en la cúspide de las
pirámides alimentarias.
Metabolismo o biotransformación
El metabolismo enzimático de la mayoría de lo xenobióticos
lipofílicos ocurre en dos fases o pasos

FASE I FASE II

La fase inicial involucra oxidaciones, hidrólisis o reducciones y normalmente


produce pequeños cambios en la estructura química de los xenobióticos, pero que
son cualitativamente muy relevantes.
A los productos de reacción entre los xenobióticos o sus metabolitos
de fase I, con moléculas endógenas, fácilmente disponibles en
las células (ej., agua, sulfato, glutation, ácido glucurónico), que se
agregan (conjugan) a ellos para generar los metabolitos de fase II,
generalmente mucho más polares e inactivos biológicamente.

Lo importante es que esta secuencia de reacciones (fase I + fase II)


conducirá aun incremento de la polaridad en el producto final que
incrementará muchísimo la solubilidad en agua, con lo que se
facilitará la excreción por orina o la bilis. Cuando los vertebrados o
insectos se exponen a xenobióticos lipofílicos, la mayor parte de los
productos excretados son conjugados.
El esquema que mostramos más arriba representa una
simplificación de la situación real. Para empezar, la fase I puede
suponer más de una reacción (en paralelo o en serie). También,
muchos xenobióticos pueden alterarse la fase I e ir directamente
a la conjugación si es que son químicamente aptos (ej. presencia
de grupos hidroxilo o hidrógenos ácidos en la molécula).

El problema está en que a menudo la biotransformación de


xenobióticos no conduce a productos inactivos
(detoxificación) sino a moléculas altamente reactivas y de
hecho, las verdaderas responsables de la toxicidad. En
particular las oxidaciones y reducciones de la fase I pueden
generar especies reactivas que oxidan o se unan a
macromoléculas.
Las principales clases de enzimas que metabolizan xenobióticos en
vertebrados e invertebrados se presentan en las tablas. Vemos que la
mayor parte de las reacciones de fase I se localizan en el retículo
endoplásmico, notablemente en el hígado (vertebrados), hepatopáncreas,
tejidos grasos e intestino (invertebrados) Los xenobióticos lipofílicos
tienden a ir al retículo endoplásmico pero sus productos más polares
tienden a pasar al citoplasma. Varias de las enzimas de conjugación se
ubican ene l citoplasma, como las sulfotransferasas y las GSH transferasas.
Si bien la mayoría de las enzimas referidas en las tablas también se
encuentran en las plantas, sus actividades son usualmente bajas en
comparación con aquellas encontradas en los animales.
De las enzimas responsables de las reacciones de fase I, las
monooxigenasas microsomales (oxidasas de función mixta) son las más
versátiles. Tienen muy poca especificidad hacia el sustrato. Se las
encuentra prácticamente en todo ser vivo, y por supuesto son
abundantes en vertebrados e invertebrados, y están presentes
frecuentemente en una variedad de tejidos y órganos en cada
organismo.

Son capaces de una variedad impresionante de biotransformaciones.


La principal excepción la constituyen los compuestos orgánicos
polihalogenados, ya que no es fácil romper uniones carbono–halógeno
(ej. C-F, C-Cl o C-Br).
La actividad monooxigenasa microsomal hepática (MMH) hacia sustratos
xenobióticos puede variar sustancialmente entre diferentes grupos,
especies y cepas. En los mamíferos omnívoros y herbívoros, la actividad
está relacionada inversamente con el peso corporal, o sea que los animales
pequeños tiene una actividad biotransformadora mayor. Los peces tienen
actividades bajas de MMH, sin una relación clara con el peso corporal. Las
aves son mucho más variables en este sentido. Por ejemplo, las especies
herbívoras y omnívoras tienen actividades MMH comparables a los
mamíferos de tamaño similar (en promedio, algo menos), pero las aves
rapaces que comen pescado y otras predadoras especializadas
tienen actividades comparables a las de los peces
Sin embargo, las aves en general y las rapaces en particular muestran las mismas
relaciones entre actividad MMH y peso corporal que los mamíferos.
Estas diferencias se pueden explicar en términos de la función detoxificante de la
MMH. Los vertebrados terrestres dependen de su MMH para la eliminación
efectiva de xenobióticos lipofílicos pero los peces tienen por lejos menos
dependencia de la detoxificación metabólica porque ellos excretan las moléculas
lipofílicas en el agua ambiente por difusión pasiva. El mismo argumento puede
aplicarse a los anfibios que eliminan xenobióticos por difusión a través de la piel.
Los mamíferos pequeños tiene una relación superficie/volumen corporal mucho
mayor que los grandes; estarán más expuestos a los xenobióticos que entran con
el alimento porque necesitan más energía metabólica para mantener la
temperatura corporal. Este argumento no se aplica a los poikilotermos (animales
de sangre fría), de ahí que no deba sorprendernos que la pequeña cantidad de
MMH que poseen los peces no este relacionada con su tamaño, en contraste con
la situación en los mamíferos y aves.
Las variaciones en la actividad MMH pueden explicarse en
términos de los requerimientos de las distintas especies por
mecanismos de detoxificación contra xenobióticos liposolubles.
Entre biotransformación y toxicidad hay una relación
compleja. Puede entenderse la biotransformación como un
proceso necesario para la supervivencia. Protege al
organismo de la toxicidad impidiendo que se acumulen en él
sustancias nocivas. Sin embargo, en ese proceso pueden
formarse, como productos intermedios, metabolitos
reactivos que son potencialmente nocivos. Este fenómeno
se denomina activación metabólica.
De esta manera, la biotransformación puede también
inducir toxicidad.

Metabolitos intermedios oxidados que no se


conjugan pueden unirse a estructuras celulares y dañarlas.
Cuando por ejemplo un metabolito de xenobiótico se une
al ADN puede inducirse una mutación. Si el sistema de
biotransformación está sobrecargado,
puede producirse una destrucción masiva de proteínas
esenciales o de membranas lipídicas. Y ello puede
desembocar en muerte celular.
Sitios de excreción
La excreción de xenobióticos y de sus metabolitos y conjugados ha sido muy
estudiada en los vertebrados. Mucho menos se conoce acerca de estos procesos
en los invertebrados, aunque los insectos han recibido más atención que el resto
de los grupos. A esto se debe que abundemos en ejemplos que provienen de los
vertebrados.

Muchos vertebrados acuáticos pueden "excretar" xenobióticos


lipofílicos por difusión en el agua ambiente. Los peces pueden hacerlo a través
de las branquias, los anfibios como el sapo a través de su piel húmeda. Las aves
acuáticas por su lado, dependen del metabolismo para lograr una excreción
eficiente.

Tanto con vertebrados como con invertebrados, la eliminación efectiva de


xenobióticos lipofílcos depende de la posibilidad de convertirlos en metabolitos
con una apreciable solubilidad en agua.

Algunos xenobióticos liposolubles pueden ser excretados en una cantidad


limitada a través de la leche (mamíferos) o los huevos (aves, reptiles e
invertebrados). Vertebrados excretan estos compuestos por la bilis y/o la orina.
Considerando la excreción urinaria, tengamos en cuenta que se
dará en primera instancia mediante la filtración glomerular, que
luego debe pasar por los túbulos proximal y distal del riñón.
Durante ese pasaje, algunos xenobióticos vuelven a difundir hacia
la circulación. También se observa transporte activo de ácidos
débiles y bases débiles hacia el lumen tubular. Eventualmente la
orina es colectada en la vejiga y es apartada de las heces en el caso
de los mamíferos pero se combina con ellas en el caso de aves,
reptiles y anfibios.
Los conjugados polares y también muchos metabolitos pueden
excretarse por la bilis. El primer paso es la movilización desde los
hepatocitos hacia los canalículos biliares. La bilis formada es
conducida por las vías biliares hacia el duodeno.

Desde allí estos compuestos pueden terminar en las heces, de


donde usualmente no son reabsorbidos debido a su polaridad (poca
lipofilicidad). Si en cambio fuesen degradados por las enzimas
presentes en el lumen, existe la posibilidad que sean reabsorbidos
(regenerado el tóxico original o un metabolito poco polar)
generándose un ciclo enterohepático. De hecho muchos metabolitos
de xenobióticos (o los propios xenobióticos) pueden reciclarse de
esta manera varias veces antes de aparecer finalmente en las heces.
La recirculación enterohepática puede tener consecuencia toxcilógicas
relevantes, como la prolongación de la vida media del compuesto y la
toxicidad aumentada al nivel intestinal. La flora bacteriana muchas veces
introduce cambios adicionales en la estructura química, formando
compuestos más reactivos (esto es el caso de muchos carcinógenos de
colon, por ejemplo).

La proporción en que un xenobiótico es excretado a través de la orina o


de la bilis depende de su peso molecular y otras características
fisicoquímicas. La mayor parte de los conjugados excretados son aniones
orgánicos: si su peso es menor que 300, la vía preferida será la orina. Por
encima de 600, la vía predominante se vuelve la bilis. Entre estos límites,
la ruta preferida para la excreción dependerá de las especies además del
peso molecular.

La situación en los invertebrados terrestres no es tan conocida peor


parece ser similar a la de los vertebrados excepto que el hepatopáncreas
o el cuerpo graso toman la función del hígado.
• UNSAM - Carrera de Especialización en Evaluación de Contaminación Ambiental y su Riesgo Toxicológico
Ecotoxicología
• NEWMAN, Michael C. Fundamentals of Ecotoxicology: The Science of Pollution. 2014.
• http://www.insht.es/InshtWeb/Contenidos/Documentacion/TextosOnline/EnciclopediaOIT/tomo1/33.pdf

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