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La Dislexia

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La dislexia (del griego δυσ- "dificultad, anomalía"; y λέξις, "habla

o dicción") es la dificultad en la lectura que imposibilita su


comprensión correcta. Erróneamente el término se aplica a la
dificultad para una correcta escritura, en este caso el término
médico apropiado es el de disortografía. En términos más
técnicos, en psicología y psiquiatría se define la dislexia como
una discrepancia entre el potencial de aprendizaje y el nivel de
rendimiento de una persona, sin que exista cualquier tipo de
problema, ya sea sensorial, físico, motor o deficiencia educativa
(según el DSM-IV).

Etiología

Existen factores hereditarios que predisponen a padecerla. Sin


embargo, aún no están claros otros factores que pueden estar
implicados en el curso del trastorno, tales como causas
genéticas, dificultades en el embarazo o en el parto, lesiones
cerebrales, problemas emocionales, déficits espacio-temporales
o problemas en cuanto a la orientación secuencial, de
percepción visual o dificultades adaptativas en la escuela.

Estudios del ámbito neurológico han descubierto diferencias en


el giro angular; (estructura cerebral situada en el lóbulo parietal
del hemisferio cerebral izquierdo); entre sujetos disléxicos y
grupos de control. Estudios similares han visto que existe un
funcionamiento pobre de esta región cerebral.

Otras teorías del ámbito médico más minoritarias la asocian a


que el hemisferio cerebral derecho, que sería responsable de
procesar la información visual, realiza su tarea a una velocidad
inferior que el lado izquierdo, encargado de los procesos del
lenguaje, o a que existe una mala conexión interhemisférica.

Asimismo, desde el ámbito de la psicolingüística, se ha visto que


uno de los déficits centrales en la dislexia, especialmente en los
niños más pequeños, es una baja conciencia fonológica. La
conciencia fonológica es el conocimiento que tenemos las
personas para dividir el habla y la escritura en estructuras cada
vez más pequeñas. Esto es compatible con los estudios
neurológicos antes comentados, ya que se han observado
déficits de este tipo en sujetos que han sufrido una lesión
cerebral en el giro angular.

Clasificación

Primera distinción

Algunos autores distinguen entre los conceptos de dislexia


adquirida, dislexia evolutiva y retraso lector.

La dislexia adquirida es aquella que sobreviene tras una lesión


cerebral concreta; mientras que la dislexia evolutiva es la que se
presenta en pacientes que de forma inherente presentan
dificultades para alcanzar una correcta destreza lectora, sin
una razón aparente que lo explique. Por su parte, el retraso
lector es un trastorno lector motivado por causas específicas:
lectura superficial, mala escolarización, etc.
Otra distinción muy importante que confirmaron Bowers y Wolf
(1999, 2000) es consecuencia de un hecho conocido pero a veces
ignorado: no todas las personas mejoran con el mismo
tratamiento (tradicionalmente asociado a un déficit fonológico),
incluso dentro de un grupo aparentemente homogéneo de
disléxicos (disléxicos evolutivos, por ejemplo). Esto se debe a
que la dislexia puede tener su origen bien en un déficit
fonológico, o bien en una lenta velocidad de procesamiento
(estos últimos individuos tienen problemas al decodificar
muchos tipos de información, no sólo texto escrito). Un tercer
tipo sería el de "doble déficit". Estos últimos tienen los mayores
problemas de lectura, ya que reúnen ambos problemas,
fonológico y de velocidad de procesamiento.

Según el tipo de síntoma predominante[editar]

1. Dislexia superficial: Es aquella en la que el sujeto utiliza de


forma predominante la ruta fonológica. La ruta fonológica es
aquella que nos permite leer las palabras regulares a partir de
segmentos más pequeños; (sílabas). Sin embargo los sujetos con
este tipo de dislexia tendrán problemas en aquellas palabras
cuya escritura no se corresponde de forma directa con su
pronunciación (homófonas); esta situación se da
fundamentalmente con los anglicismos como hall, thriller o best
seller.

En castellano estas palabras son raras (hola, ola) por ser una
lengua transparente (son lenguas transparentes aquellas en las
que un grafema sólo puede corresponder a un fonema; es decir;
que siempre se corresponde de manera directa y unívoca la
escritura con la pronunciación)...salvo todas aquellas "U" mudas
que se escriben junto a la "g" y la "q", y los fonemas
representados por más de una letra g/j, k/c/qu, ll/y, b/v, o c/z.
Cometen errores de regularización, repetición, rectificación,
vacilación, silabeo y errores de acentuación, con una lectura
lenta. No presentan dificultad en la lectura de pseudopalabras.

2. Dislexia fonológica: Es aquella en la que el sujeto utiliza de


forma predominante la ruta visual para leer las palabras. La ruta
visual es aquella que nos permite leer de manera global (sin
dividir la palabra en partes) palabras conocidas. Esto lleva a
dificultades en todas aquellas palabras no conocidas o
inventadas. Se cometen errores de lexicalización (lobo/lopo),
derivativos (calculadora/calcular) y errores visuales (pera/pena).
Tienen mayor tiempo de reacción en la lectura de
pseudopalabras a la vez que presentan dificultad en la lectura
de las mismas.

Esta clasificación proviene fundamentalmente de estudios con


población anglo-parlante. El inglés es una lengua muy poco
transparente, en la que tener una dislexia de tipo superficial
dificulta mucho los procesos de lectura y escritura. Sin embargo
una dislexia de este tipo en población española apenas tendría
consecuencias en la vida diaria del sujeto y sería difícilmente
diagnosticable.

Esto podría explicar la existencia de estudios que relacionan


una prevalencia de la dislexia con la no transparencia de una
lengua: la ortografía de una lengua no haría que existiesen más
o menos disléxicos (lo que iría contra la hipótesis genética del
trastorno) sino que facilitaría que se diagnosticasen aquellos
casos de dislexia predominantemente superficial; lo que no
ocurriría en poblaciones de lenguas transparentes.

Otros trastornos en las dificultades de aprendizaje


(D.A.)[editar]

Agrafia: trastorno relacionado con la escritura

Discalculia: trastorno relacionado con las habilidades


aritméticas.

Dismapia: Dificultad para leer los mapas y encontrar lugares,


relacionado con la confusión de los puntos cardinales o con la
orientación espacial.

Disperflexia: Afasia moderada que abarca un espectro de


trastornos.

Según el momento de diagnóstico[editar]

Dislexia específica:que se manifiesta en el período de


aprendizaje de la lectura.

Dislexia de comprensión:que se manifiesta en períodos


posteriores al aprendizaje de la lectura y que no permiten una
comprensión óptima de lo que leen.

Una objeción a esta clasificación sería que los disléxicos de


comprensión pueden no ser más que disléxicos específicos no
diagnosticados. Podría ser que debido a diferentes causas,
como por ejemplo una alta inteligencia, hubiesen compensado o
enmascarado su trastorno hasta que la creciente exigencia de
comprensión de los textos académicos hubiese dejado al
descubierto su trastorno.

Estudio

La neurolingüística y la psicología del lenguaje se encargan de


estudiar la dislexia. La ciencia aplicada que estudia su
tratamiento es la psicopedagogía.

Los profesionales que normalmente la estudian son licenciados


especializados en cerebro y aprendizaje tales como los
neuropsicólogos y los psicólogos del aprendizaje/psicopedagogos
(psicopedagogía).

El tratamiento de la dislexia debe llevarse a cabo por


profesionales especializados; como son los neuropsicólogos y
psicópedagogos, los logopedas (logopedia) o los maestros
especializados en trastornos del aprendizaje.

Cuadro clínico

Edad de diagnóstico y duración del trastorno

Los signos de la dislexia pueden variar a medida que el niño


crece. En general estos trastornos se observan por primera vez
cuando el sujeto está aprendiendo a leer, aunque pueden estar
latentes desde mucho antes. Al mismo tiempo puede ocurrir que
la dislexia no se diagnostique hasta muchos años después. Por
ejemplo es común que los niños que tienen un alto cociente
intelectual, compensen esta patología y pase desapercibida
hasta que las exigencias de comprensión de la escuela
aumentan.

Existe discusión sobre si el trastorno perdura toda la vida y sólo


se minimizan sus consecuencias o si desaparece gracias a los
tratamientos. Sin embargo hay acuerdo en que, cuanto antes se
empiece el trabajo rehabilitador, menores van a ser las
consecuencias.

También es importante tener claro que este trastorno trae


dificultades importantes en la vida diaria, pero que éstas están
localizadas en un dominio específico (lectura y escritura),
mientras que no existen dificultades en los otros dominios. En
general el trastorno, aunque impone ciertas limitaciones una vez
superado el periodo escolar, permite llevar una vida
prácticamente normal.

Curso evolutivo

De los 3 a los 5 años, el niño disléxico puede tener un desarrollo


lento del habla y dificultades de pronunciación, aunque no
siempre tiene que haber dificultades relacionadas con el
lenguaje oral. Algunos autores también afirman que pueden
aparecer dificultades para aprender rutinas y memorizar
números, letras, los días de la semana, canciones o los colores;
dificultades con la manipulación de sus prendas de vestir
(abotonar o subir cierres), etc. Sin embargo existe controversia
sobre si esto es más propio de la dislexia o de otros trastornos
del aprendizaje.
En este período es importante observar cómo se encuentran los
requisitos del aprendizaje de la lecto-escritura. Pese a ello es
raro diagnosticar a los sujetos de dislexia antes del comienzo de
la etapa escolar, al apenas haberse enfrentado a tareas lectoras.

Entre los 6 y los 8 años, la mayor complicación que presentan es


en la asociación grafema-fonema (letra-sonido). Otras
dificultades que aparecen más raramente en la literatura son
dificultades en operaciones de lógica espacial y en la memoria
secuencial. En algunos casos, comienzan a evidenciarse déficits
en otras áreas académicas, como por ejemplo las matemáticas
(discalculia). En la mayoría de los casos esta discalculia no es
primaria sino que se debe a dificultades de comprensión en los
enunciados de los problemas.

En este mismo rango de edad y hasta los 11 años,


aproximadamente, el niño puede confundir los números, las
letras o cambiar el orden de éstas en las palabras; presenta
dificultades en la pronunciación de las palabras que lee y tiene
dificultades para comprender las lecturas.

Posteriormente y hasta la edad adulta las dificultades más


importantes aparecen en la comprensión de textos y son mayores
cuanto más complejo es el texto a leer.

Explicación cognitiva de la evolución sintomatológica[editar]


Desde el paradigma psicológico del procesamiento de la
información estas dificultades se explican porque las personas
sin dislexia automatizan procesos que las personas con el
trastorno tienen dificultades para automatizar.

Para estas teorías, el cerebro tiene unas capacidades de


procesamiento limitadas y si éstas se superan, se ralentizan los
procesos o incluso se cometen errores. Por eso los niños
pequeños leen de forma lenta, cometen errores en la
decodificación grafema-fonema (letra-sonido) y tienen grandes
dificultades para la comprensión. Además, tienen más
dificultades con aquellas palabras menos conocidas o más largas
por exigir éstas más recursos cognitivos. Posteriormente,
conforme los niños van automatizando la mecánica lectora cada
vez tienen más recursos para dedicar a comprender el texto; y
finalmente incluso esto se automatiza en gran parte.

En los sujetos con dislexia esta automatización se da en menor


medida por lo que cometen durante mucho más tiempo errores;
e incluso ya de adultos, cuando a simple vista la velocidad y
precisión de la mecánica lectora parecen correctas tienen
dificultades de comprensión al seguir utilizando la mayor parte
de sus recursos en la decodificación grafema-fonema. Así
mismo los adultos con dislexia es común que sigan cometiendo
más errores y sean más lentos que los grupos control en la
lectura de palabras inventadas o poco comunes.
Tratamiento

Tiempo atrás el tratamiento de la dislexia se anclaba en la idea


del refuerzo del área de lateralidad, la orientación espacial, la
grafo motricidad, la orientación temporal y las seriaciones. Sin
embargo actualmente este tipo de tratamientos están
prácticamente abandonados.

Existe en la actualidad gran cantidad de material específico


para la prevención de la dislexia, entendido éste como un
recopilatorio de ideas para la mejora de su práctica docente.
Entre ellas cabe destacar el uso de los materiales elaborados por
el profesor, contribuyendo de esta manera a la enseñanza más
individualizada que necesitan los alumnos con rasgos disléxicos.
Dicho material específico suele estructurarse en orden de
dificultad y también por edades.1

Indicaciones generales

Una máxima que debe guiar el tratamiento es el


“sobreaprendizaje”. Es decir, volver a aprender la lecto-
escritura, pero adecuando el ritmo a las posibilidades del niño.
También hemos de tener en cuenta que tanto en la escuela
como en casa, para un niño disléxico las tareas escolares le van a
ocupar más tiempo y esfuerzo que a otro niño cualquiera, lo que
las convierte a veces en un trabajo arduo y pesado, y por tanto,
una tarea que causa frustración y rechazo.

Por ello, en la reeducación es importante encontrar actividades


que sean motivadoras para el niño acercándole de una manera
más lúdica a la lectoescritura. Además el tratamiento
dependerá de la edad y momento evolutivo del niño. La
necesidad de este tratamiento diferenciado está muy unido a los
cambios en el curso del trastorno.

Según la edad

En la infancia será fundamental incidir de manera preventiva; y


por tanto sobre todos los niños; en los requisitos de la lectura.
Entre todos ellos será clave el aumento de la conciencia
fonológica. Para ello se utilizarán materiales orales (aún no se ha
comenzado la lectura), en los que los niños deberán crear rimas,
derivar palabras, dividir palabras en sílabas, etc.

Entre los 7 y los 10 años los objetivos serán por un lado


aumentar la conciencia fonológica; tanto oral como escrita; y
por otro mejorar la automatización de la mecánica lectora. Para
lo primero se utilizarán recursos similares a los de la etapa
anterior; para lo segundo se tratará de lograr que el niño
practique lo más posible la lectura en voz alta. Tanto en este
momento, como en los posteriores, es fundamental que el sujeto
lea lo más posible como forma de mejorar sus habilidades. Sin
embargo esto no es tarea fácil, ya que al niño o adulto con
dislexia el leer puede resultarle una tarea agotadora y poco
grata.

Por tanto será fundamental encontrar textos adecuados a la


edad e intereses del sujeto y motivarle de forma que leer le
resulte una actividad atractiva. En esta misma línea también
será fundamental concienciar a los padres y profesores de estas
edades de las dificultades del niño, de forma que no se le exija
por encima de sus posibilidades ni se sienta inferior a sus
compañeros.

A partir de los 10 años está comprobado que es difícil aumentar


la conciencia fonológica y la automatización de la lectura.
Desde este momento los objetivos serán diferentes; buscando
fundamentalmente la enseñanza de estrategias de comprensión
de textos (búsqueda de palabras clave, subrayado, resumen,
etc.)

Estrategias de compensación

Será en la última etapa (a partir de los 10 años) cuando sea


interesante plantear estrategias de compensación de los
déficits, como complemento a la rehabilitación. Las estrategias
de compensación son todas aquellas que sin modificar las
capacidades deficitarias del sujeto le facilitan su adaptación a
la vida diaria apoyándose en sus puntos fuertes.

Algunos instrumentos de ayuda pueden ser las calculadoras,


grabaciones de voz, tablas de datos o la presencia de un adulto
ayudándole con la lectura oral del material de estudio. Los
procesadores de texto también son interesantes al corregir
instantáneamente muchas de las faltas de ortografía y ayudar a
escribir con el soporte de diccionarios personalizados y
temáticos que sugieren palabras.
Terapias de controversia

Existen multitud de terapias que aseguran curas rápidas o casi


milagrosas; que gozan de gran difusión en el mundo; y que sin
embargo no tienen estudios que respalden suficientemente su
utilidad o que incluso estén desaconsejados.

Las siguientes terapias en el mejor de los casos no están


actualmente suficientemente respaldadas por estudios
científicos; en otros casos parten de supuestos que no están de
acuerdo con los conocimientos que actualmente se tienen de la
dislexia. Antes de decidirse por un tratamiento parece
fundamental enterarse por fuentes fiables de si realmente está
comprobada su eficacia.

Texto modificado de "Revista de neurología; 2000; 31 (4)"

Entrenamiento visual optométrico (optometría): se basa en la


teoría de que la dislexia se debe a un defecto visual y consiste
en ejercicios de rastreo visual, control binocular, etc. Una
postura clara y definida respecto a la no utilización del
entrenamiento visual más allá del manejo de una disfunción
visual básica se expresó en una declaración conjunta emitida
por el Comité de Niños con Incapacidades, de la Academia
Americana de Pediatría y un grupo de trabajo ad hoc de la
Asociación Americana de Oftalmología Pediátrica y Estrabismo
y la Academia Americana de Oftalmología.

Lentes de colores: se basa en las teorías de Irlen y pese a que


desde los años 80 este método ha gozado de gran publicidad
como tratamiento de la dislexia no existen suficientes estudios
científicos que prueben su eficacia.2 3

Entrenamiento cerebelo-vestibular: se basa en las teorías que


afirman que el problema de base de la dislexia es en realidad un
problema del cerebelo y el oído (centros del equilibrio); y
consiste fundamentalmente en ejercicios dirigidos a mejorar la
estabilidad, o fármacos anti-vértigo. No hay pruebas que
respalden ni esta teoría ni los tratamientos que propone.

Terapia de integración sensorial: se basa en la teoría de que los


problemas de aprendizaje y los problemas motores se deben a un
déficit de integración sensorial. Se ha comprobado su ineficacia
frente a otros programas de intervención.

Retroalimentación electroencefalográfica (EEG Biofeedback):


se basa en la suposición de que tanto en la dislexia como en
otros trastornos (por ejemplo, el déficit de
atención/hiperactividad) hay un funcionamiento cerebral
anómalo de base. Así los defensores de esta terapia consideran
que si se modifican los patrones electroencefalográficos se
modificarán igualmente las dificultades externas. Además de su
alto coste los estudios que han comunicado su utilidad hasta el
momento son inadecuados desde el punto de vista
metodológico. Los grupos fueron pequeños y sin controles
apropiados.

Cinesiología aplicada (osteopatía craneal): propone que la


dislexia y los trastornos del aprendizaje son secundarios a un
desplazamiento de los huesos temporal y esfenoidal. por lo que
‘una manipulación ósea casi infinitesimal’ corregiría la
discapacidad y desaparecerían los síntomas. Los ‘reflejos
cloacales’ se describen como localizados en la superficie
anterior y posterior de la pelvis; estos reflejos supuestamente
centran la pelvis para coordinar la cabeza y el cuello con la
porción inferior del cuerpo, por medio de los reflejos de
enderezamiento visual y laberíntico, y de los receptores tónicos
del cuello. Se ha propuesto que la manipulación de estas áreas
pélvicas mejora la dislexia. Este tratamiento quiropráctico
(quiropráctica) y osteopático para los trastornos del aprendizaje
no se basa en ninguna investigación conocida y algunos de sus
conceptos anatómicos no coinciden con lo conocido
actualmente.

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