Resumen Demian

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Resumen de Demian (Hermann Hesse)

«Demian: Historia de la juventud de Emil Sinclair» es una novela que narra -como indica el título- la
historia de la juventud de Emil Sinclair. Su tránsito de la infancia a la adolescencia y como a partir
de ese punto su vida se abre paso hacia la madurez.
Se trata por tanto de una novela sobre la experiencia donde se traza ese camino de aprendizaje que
llevará a Sinclair a pasar del mundo luminoso y seguro de la infancia representado por la vida familiar
al mundo oscuro del conocimiento representado por su amigo Max Demian y los que como él llevan
en la frente el «estigma de Caín». En este sentido es también la historia de una amistad. Esta historia
no será por tanto solamente un viaje hacia el mundo de los adultos sino también un viaje hacia el
interior de sí mismo.

Demian es también una repulsa de la sociedad burguesa y masificada. Fue escrita tras las trágicas
experiencias de la Primera Guerra Mundial. La narración que termina precisamente con estos hechos
dramáticos es un llamamiento también a la formación de otros ideales humanitarios que permitan
reconstruir otro hombre (ejemplificado en los que llevan el estigma) sobre los escombros de la guerra.

0. Introducción

Aquí podemos imaginar a un Emil Sinclair maduro que se propone escribir sobre su juventud y
constituye por tanto la declaración de intenciones del narrador.

Del carácter de su relato: «(…) mi historia me importa más que a cualquier poeta la suya, pues es la
mía propia, y además es la historia de un hombre: no la de un ser inventado, posible, ideal o no
existente, sino la de un hombre real, único y vivo.» De sus características humanas: «He sido un
hombre que busca, y aún lo sigo siendo; pero ya no busco en las estrellas yu en los libros, sino que
comienzo a escuchar las enseñanzas que me comunica mi sangre.» «La vida de cada hombre es un
camino hacia sí mismo, el intento de un camino, el esbozo de un sendero». Y finaliza: «Podemos
entendernos los unos a los otros; pero interpretar es algo que sólo puede hacer cada uno consigo
mismo».

1. Los dos mundos

El narrador Emil Sinclair empieza su relato cuando cuenta la edad de «diez años e iba al instituto».
A esa temprana edad percibe dentro de su propia casa dos mundos que se confunden, dos polos
opuestos, el día y la noche, la luz y la oscuridad.

El mundo luminoso lo constituyen los padres, las hermanas, el amor, la caridad, el colegio, los
vestidos límpios, la Biblia y las buenas costumbres. En el otro mundo lo estridente, ruidoso, oscuro
y brutal. Criadas y aprendices, historias de aparecidos, la cárcel y el matadero, los borrachos, las
vacas parturientas, los ladrones y los incendios. Y lo que más le llama la atención es como esos dos
mundos conviven y se entrelazan.
Un día Emil camina con un par de compañeros de clase, «chicos salvajes pero que pertenecían al
mundo bueno y permitido», cuando se les une Franz Kromer, un chico mayor más fuerte y brutal que
ellos. Inician una conversación y los muchachos empiezan a presumir de sus hazañas escolares y
travesuras. Sinclair al principio calla, pero ante el temor de ser excluido empieza a inventar una
historia en la que se atribuye el robo de un saco de manzanas del molino. Los muchachos se quedan
sorprendidos y Franz Kromer le hace jurar por Dios que su relato es cierto. Cuando regresan a casa
Kromer acompaña a Sinclair y en la puerta lo amenaza con contar todo y así cobrar una recompensa
que se ofrece por el ladrón. Ël le ofrece un reloj de plata pero el muchacho no lo acepta, quiere que
le entregue el dinero o irá a la policía. En este momento Sinclair se da cuenta de que ha dado un
paso decisivo hacia el «otro mundo», al que por supuesto pertenece Franz Kromer. Ante la
imposibilidad de pagar su deuda empezará a sufrir el continuo acoso y la extorsión del muchacho, lo
que llevará a Sinclair a la tristeza y la desesperacióp y a que poco a poco se vaya alejando de sus
padres a los que no se atreve confesar lo ocurrido.

2. Caín

Mientras se producen estos acontecimientos algo nuevo va a suceder que librará a Sinclair de
Kromer y lo acompañará de por vida.

Un nuevo alumno llega a la escuela, se llama Max Demian. A todos les llama la atención por su
aspecto maduro y misterioso. Es hijo de una viuda rica y lleva un brazalete negro en la manga.

Un día en que los salones se juntan Demian llega a la clase de Sinclair de Historia Sagrada y juntos
escuchan la explicación del relato de Caín y Abel. A la salida del colegio Demian le propone caminar
juntos. Después de llamarle la atención sobre el escudo que representa un pájaro que se encuentra
en la puerta de la casa de Emil, empieza a hablar sobre la historia de Caín. Demian interpreta toda
la historia de una forma totalmente distinta acomo el maestro la contó, de forma que todo su
significado varía. Caín era un hombre noble y valeroso que llevaba una señal, una distinción que lo
difernciaba y por tanto los demás hobres cobardes inventaron toda la historia para desacreditarlo
porque le tenían miedo.

Todo esto asombra mucho a Sinclair y el narrador declara: «Durante mucho tiempo esta historia de
Caín, con el homicidio y la «señal», fue el punto de partida de mis intentos de conocimientos, duda
y crítica.» Mientras tanto los rumores entorno a Demian crecen y también el interés por él de los
demás muchachos, que inventaban todo tipo de historias sobre su persona.

La influencia de Franz Kromer sobre Sinclair continúa y lo acosa hasta en sueños. En uno de ellos
Kromer instaba al muchacho a matar a su propio padre.

En una conversación Demian sonsaca a Sinclair su historia de miedos y subordinación a Kromer.


Sorprendentemente sin que éste le diga nada Demian va descubriendo toda la trama que une a
Sinclair con Kromer y entonces le aconseja que no le tenga miedo, que debe deshacerse de él e
incluso lo insta a asesinarlo como remedio final. Pasan los días y cuando Sinclair se cruza con
Kromer, éste huye. Cuando vuelve a ver a Demian se da cuenta de que esto se debe a él y le
pregunta como lo consiguió pero no obtiene respuesta.

Al verse librado de su tormento Sinclair regresa al mundo claro y cómodo de su familia y no


demuestra ninguna gratitud hacia Demian, al contrario, se aleja de él por miedo y porque de alguna
forma también él pertenece a ese mundo oscuro. «Porque Demian me hubiera exigido más que los
padres, mucho más; él hubiera intentado hacerme más independiente, con estímulos y reprimendas,
con burlas e ironía. Sí, eso lo sé yo; nada hay más molesto para el hombre que seguir el camino que
le conduce a sí mismo.»

Sinclair un día le pregunta a su padre sobre la historia de Caín. El padre se queda sorprendido y le
dice que esa teoría la profesaban determinadas sectas muy antiguas, como los «cainitas», que por
supuesto era mentira y «un intento del demonio para destruir nuestra fe», que le extrañaba mucho
que un compañero de la escuela hubiera sabido algo de ellas y que le aconsejaba olvidarlas.

3. El mal ladrón

De nuevo aparecen acechantes las cosas del «otro mundo». En este caso es el despertar del
sentimiento del sexo, que trae consigo la tentación, lo prohibido y el pecado. Todo esto anuncia el
cercano fin de la infancia.

La influencia del «otro mundo» que antes representaba Franz Kromer se halla ahora dentro de
Sinclair. Sin embargo Max Demian sigue ahí. Pasan años sin que se vuelvan a hablar. Demian
permanece distante pero Sinclair lo sigue observando. No sabe si siente atracción o repulsión hacia
él. Los rumores en torno a su persona continuaban. No había tomado la confirmación con los otros
niños de su edad en la iglesia. Era judío, o más bien era pagano. Él y su madre pertenecían a una
fabulosa y peligrosa secta. Vivía con su madre como un amante.

Coinciden de nuevo en la clase preparatoria para la confirmación, donde la madre de Demian decide
por fin inscribirlo. Un día que el maestro relata la historia de Caín y Abel sus miradas se cruzan. A
los pocos días Demian utilizando sus extraños influjos sobre los demás alumnos y sobre el profesor
consigue cambiar de sitio y sentarse al lado de Sinclair. La amistad vuelve a surgir. Hablan de nuevo
sobre la posibilidad del influjo sobre los demás y como Demian la utilizó para acabar sentándose al
lado de Emil y también sobre la «adivinación de pensamiento».

La fe religiosa de Sinclair ya está bastante deteriorada pero las dudas en relación a ciertas historias
bíblicas vuelven a aparecer. En este caso es la historia del Gólgota, el relato de la Pasión y Muerte
del Salvador. Demian pone en duda la historia de los dos ladrones. Pinta al arrepentido como un
cobarde y al mal ladrón como un hombre de carácter que sigue su camino hasta el final y no reniega
en el último momento del demonio que le había ayudado hasta entonces. Demian insinúa que tal vez
fuera un descendiente de Caín.

Todo esto vuelve a impresionar a Sinclair y pone en entredicho varias cosas que estaban muy
arraigadas en él. Pero Demian continúa su disertación planteando que su religión con su Dios que
representa lo bueno, lo noble y lo elevado, deja a un lado otras cosas de las que también se compone
el mundo y que se adjudican simplemente al diablo. Se venera a un Dios como parte de la vida pero
se condena la vida sexual. Su opinión es que se debería venerar al mundo en su totalidad, no solo
una mitad oficial. Un culto al demonio junto a un culto a Dios o un dios que integrara en sí mismo los
dos aspectos.

Sinclair siente que todo esto apela a sus propias dudas y a su pensamiento sobre los dos mundos y
decide confesarle a Demian su secreto. Todo esto es duro aunque al mismo tiempo reconfortante
para érl, ya que encierra en sí responsabilidad, soledad y la despedida definitiva de la infancia. Varias
veces vuelven a discutir sobre esto y un día Demian afirma que hablan demasiado, que las palabras
ingeniosas solo lo alejan a uno de sí mismo, que hay que recogerse en uno mismo como las tortugas.

Otro día en clase Sionclair es testigo de otro comportamiento extraño de su amigo. De pronto siente
un vacío, un frío a su lado. Demian tiene los ojos cerrados, parece esculpido en piedra, inerte, pálido
e inmóvil como si estuviera muerto. «Ahora se ha sumergido del todo en sí mismo», piensa Sinclair.
Esto le crea una gran desazón pero al final de la clase todo vuelve a la normalidad.

Pasa la confirmación sin ninguna relevancia. Sinclair empieza a sentir que todo cambia a su
alrededor. Es el fin definitivo de la niñez. Sus padres deciden que después de las vacaciones vaya
a otra escuela. Demian parte de viaje y él se encuentra definitivamente solo.

4. Beatrice

El problema de Sinclair sigue siendo si al final será un buen hijo y un ciudadano modelo o si su
naturaleza lo llevará por otros caminos.

Es internado en otro colegio y mientras echa de menos a Max Demian pasa de sufrir las bromas de
sus nuevos compañeros a ser considerado un solitario antipático.

Pasan los mese y una tarde mientras da un paseo Alfons Beck, el muchacho mayor del internado,
se le acerca. Empiezan a hablar y Alfons lo invita a tomar un vaso de vino. Al poco tiempo se
encuentran en una taberna de las afueras de la ciudad. Hablan sobre muchas cosas y Sinclair
agradece el regreso a conversar con alguien. Beck empieza a contarle cosas de chicas, tema en el
sabía mucho más que Sinclair. Ël vuelve a saborear el placer de la rebeldía ya que se da cuenta de
que todo lo que está haciendo está prohibido. Sin embargo a la mañana siguiente al despertar de la
borrachera se siente sucio y asqueroso, una infame basura que no es merecedora del amor de sus
padres ni de la amistad de Demian. Aunque tiene estos pensamientos también de alguna forma se
siente liberado porque ha pasado muchos meses en soledad.

Sin embargo Sinclair empieza a ir cuesta abajo, las borracheras continúan y se convierte en cabecilla
asiduo de la pandilla de bebedores. También su rendimiento en la escuela empieza a bajar, están a
punto de expulsarlo y su padre lo regaña e intenta llegar hasta él sin ningún resultado.

Pero algo diferencia todavía a Ainclair de sus amigos. Éste nunca los acompaña cuando van en
busca de chicas, ya que las idealiza y le parecen demasiado buenas para él. Sinclair vive entre la
confusión y la soledad, atravesando un camino sucio y enfangado hacia sí mismo. Cada vez se aleja
más de sus padres, añora un amigo de verdad pero siente rencor hacia Max Demian por haberlo
abandonado y no contestar a sus cartas y sigue a un paso de ser expulsado de la escuela.

Un día en el parque ve a una muchacha que es de su agrado. De nuevo encuentra algo en lo que
fija su atención, algo a lo que venerar. De pronto abandona su vida desenfrenada y siente un
repentino enamoramiento, se consagra a la pureza, la felicidad y la belleza de su nueva amada a la
que pone el nombre de Beatrice.
Nunca cruza con ella una sola palabra y sin embargo este enamoramiento tiene un fuerte efecto en
él. Todo el sufrimiento que le había provocado hasta ahora el despertar de la sexualidad se torna de
repente en devoción y luminosidad.

Animado por este nuevo espíritu empieza a pintar y ésta se convierte en una actividad de gran
importancia para él. Empieza a hacer ensayos y por fin intenta pintar a Beatrice. Los primeros dibujos
fracasan, cuando más intenta conseguir el parecido de la muchacha imaginada más se aleja. Decide
entonces pónerse a pintar un rostro cualquiera siguiendo su fantasía. Después de varios intentos un
día pinta un rostro que le dice más que los anteriores, por supuesto no es el rostro de aquella
muchacha, sino más bien una especie de ídolo, de máscara sagrada, medio masculina, medio
femenina, sin edad. Lo guarda en el cajón y de vez en cuando lo saca para observarlo.

Un día parece reconocer en éste el rostro de Demian, como había tardado tanto tiempo en darse
cuenta. Otro día decide colgarlo en el marco de la ventana y através de la luz Sinclair se da cuenta
de que el retrato no es el de Beatrice, tampoco el de Demian, sino el de sí mismo, no se le parece y
sin embargo representa siu interior, su vida y su destino.

Añora a Demian y recuerda un encuentro con él durante las vacaciones que ha omitido hasta ahora
en el relato por vergüenza, ya que Demian de alguna forma le insinuó que eso de estar todo el día
en la taberna era poco interesante. Que aquello que tienes en tu interior conforma tu vida, que «es
bueno tener conciencia de que en nosotros hay algo que lo sabe todo».

Recuerda sus primeros encuentros con Demian y por la noche sueña con él y el escudo de su casa
con el pájaro que él había dicho que le interesaba. En el sueño Demian lo invita a que coma el
escudo y Sinclair despierta con el temor de que el ave heráldica reviva en su interior.

Al despertar dibuja el ave siguiendo sus recuerdoa. Resulta un ave de rapiña con medio cuerpo
dentro de una bola del mundo oscura de la que surge como un huevo gigantesco, sobre un fondo
azul. Decide mandárselo por correo a Demian.

Su cambio de conducta consigue de nuevo el favor de los profesores y de sus padres. Pero él sabe
que es pura casualidad y que todos sus sueños y esperanzas le impulsan hacia Demian y hacia un
destino lejano.

5. El pájaro rompe el cascarón

El pájaro del sueño se pone en camino hacia su amigo y su respuesta llega de la forma más
inesperada. Encuentra un papel metido en su libro sobre su pupitre. Cree que es un mensaje secreto
de los que se envían los muchachoa pero le sorprende porque él no mantiene este tipo de
comunicación con ninguno de ellos. La nota dice: «El pájaro rompe el cascarón. El cascarón es el
mundo. Quien quiera nacer, tiene que destruir un mundo. El pájaro vuela hacia Dios. El dios se llama
Abraxas». Era la respuesta de Demian que le ayudaba a interpretar el dibujo, pero ¿qué significa
Abraxas?

Sinclair se halla absorto ante su descubrimiento y pierde el interés por la clase. Sin embargo en la
siguiente aparece otro maestro con el qie leen a Herodoto. Sinclair sigue abstraído pero de pronto
oye la palabra «Abraxas». Es la voz del maestro que habla sobre la mística de la antigüedad y las
fórmulas másgicas griegas. En este sentido se nombra a Abraxas como una especie de hechicero.
Pero parece que significa más y puede ser el nombre de un dios, cuya función simbólica sea la de
unir lo divino y lo demoníaco. Esto le suena familiar a Sinclair, las conversaciones con Demian sobre
un dios que solo representaba un aspecto de la vida. Ahora aparece este Abraxas que es un dios
que reune en sí a Dios y al diablo.

Empieza a soñar otra vez y el deseo amoroso, el instinto sexual se pone otra vez de manifiesto, pero
ahora busca otras metas diferentes de Beatrice. En esta época aparece un sueño determinado, el
más importante y perdurable de su vida: Regresa a su casa, sobre el portal está el pájaro amarillo
sobre fondo azul. Su madre sale a su encuentro, pero al abrazarla no es ella sino otra persona,
parecida a Max Demian pero distinta, alta, fuerte y femenina al mismo tiempo. Poco a poco se da
cuenta de que en su sueño invoca a Abraxas, un sueño de amor que es ambas cosas, ángel y
demonio, hombre y mujer, bien supremo y hondo mal.

En esa época encuentra un extraño refugio. En sus paseos por la ciudad oye una música de órgano
que sale de una pequeña iglesia de las afueras. Desde aquel día pasa las tarde en los alrededores
de la iglesia. La música del organista refleja fe y piedad, nostalgia y ardiente preocupación por la
propia alma oscura, exaltación de la entrega y profunda curiosidad por lo maravilloso.

Un día sigue al organista a una taberna y entabla conversación con él. Le cuenta de Abraxas y el
organista, joven pero mayor que él, se muestra sorprendido y desconfiado. Le pregunta como supo
de Abraxas y Sinclair le cuenta toda la historia. Deciden que otro día hablaran de todo esto.

El día que es invitado a su casa suben a una habitación grande llena de libros. El organista le cuenta
que su padre es pastor y él un hijo perdido, descarriado que estudió teología y abandonó la
universidad. Lo invita a filosofar, es decir, cerrar el pico y pensar tumbados frente al fuego. Después
de un rato al salir de la casa Sinclair lee en una placa dorada: «Pistorius, párroco».

Al llegar a casa piensa que no ha descubierto nada de Abraxas o de Pistorius, sin embargo se da
cuenta que ha recibido su primera lección al observar el fuego y sentir como esto lo reconfortaba.
Entiende ahora por que el observar las formas de la naturaleza siempre le había gustado. Otro día
el organista le dice que esto se debe a que cada uno de nosotros está constituido por la totalidad del
mundo. Que llevamos en el alma todo lo que desde siempre ha habido en el alma humana. Entonces
Sinclair le pregunta donde queda entonces el valor del individuo, para que se esfuerza si ya lleva
todo acabado en sí mismo. Pistorius le contesta que hay una gran diferencia entre llevar el mundo
en sí mismo y saberlo. De este tipo son sus conversaciones y cada una de ellas parece romper más
el caparazón, ayudar a que le ave saque cada vez más su cabeza del huevo, ayudar a Sinclair a
quitarse una piel.

6. La lucha de Jacob

Lo más importante que Sinclair aprende de Pistorius es a dar un nuevo paso en el camino hacia sí
mismo. Le infunde valor y respeto por sí mismo y le pide que no se avergüenze de ninguno de sus
pensamientos y sentimientos, ya que Abraxas es su dios y éste al ser Dios y diablo no tiene nada
que objetar a ninguno de ellos. Pistorius le pide que respete y viva sus sueños y que renueve el
mundo dentro de sí mismo cada día. Que no tema a ningunos de los pensamientos que tenga,
aunque estos le parezcan aberrantes (como cometer un asesinato) porque debe pensar que es
Abraxas el que en ese momento está fantaseando en su interior. Esto sorprende mucho a Sinclair,
por la afirmación en sí misma, pero también por la coincidencia con el pensamiento de Demian.
Una noche ve a Pistorius por la calle caminando borracho, al principio piensa, «así renueva él el
mundo en su interior» y se mofa de su conducta, pero luego se arrepiente de juzgarlo de ese modo.

Otro día tiene un encuentro con un compañero de clase, Knauer, al que Sinclair nunca había hecho
mucho caso y ahora buscaba su compañía. Éste le pregunta si es espiritista, teósofo y le habla de
magia blanca. Luego le habla sobre otro tema que parece ocasionarle agitación, se tarata de la
castidad y de su total necesidad si uno quiere andar por el camino superior de la espiritualidad.
Sinclair le dice que él no puede ayudarle en nada de esto y que busque su propio camino. El
muchacho desilusionado empieza a insultarlo y Sinclair se aleja.

Vuelve atener el mismo sueño del portal, el escudo, la madre y la mujer, ve tan claros sus rasgos
que al despertarse dibuja un retrato. Éste se parece a veces a Demian, a veces a él mismo. Entonces
recuerda unas palabras no sabe si de Demian o de Pistorius sobre la lucha de Jacob con el ángel
de Dios: «No te dejaré hasta que me hayas bendecido». Mientras pone el retrato a la luz de una
lámpara y al cerrar los ojos ve el retrato dentro de sí mismo. Por la noche se despierta de un sueño
profundo y al buscar el retrato no lo encuentra y le parece haber soñado que lo quemó y se lo comió.
Una gran inquietud se apodera de él, agarra el sombrero y sale arrastrado por un impulso, cruzando
calles y plazas. Llega a un desolado recinto y allí escucha una voz que lo llama, es su compañero
Knauer que le pregunta qué hace allí, como lo ha encontrado. Sinclair se da cuenta de que pretendía
suicidarse y lo saca de allí.

Mientras que Pistorius entiende a Sinclair en todos los sentidos y de alguna forma se convierte en
su guía, Knauer desde aquel momento se convierte en una especie de discípulo, casi un criado.
Knauer de pronto desapareció de la vida de Sinclair sin pena ni gloria, sin explicaciones, pero con
Pistorius va a ser diferente. Poco a poco un sentimiento va creciendo en Sinclair que se niega a
reconocer a Pistorius como guía.

Éste le había ayudado a encontrarse a sí mismo, pero ahora Sinclairsiente que todos aquellos
conocimientos sobre mística y religión eran más curiosos e interesantes que esencialmente vitales.
Un día Sinclair le dice bruscamente que todo lo que está diciendo le suena a arqueología. Pistorius
le da la razón y le promete ya no molestarlo más, Sinclair se da cuenta del efecto que han tenido sus
palabras e intenta enmendarlas pero es inútil. Siguen siendo amigos pero su relación ha cambiado
definitivamente.

Sinclair siente que Pistorius ha vivido demasiado anclado en el pasado y que él sin embargo se da
cuenta de que cada hombre tiene una «misión», alguna vez ha deseado convertirse en escritor, en
sacerdote o pintor, pero ahora cree que la misión de cada uno es encontrar su propio destino, no
uno cualquiera, sino el de su propia individualidad. Escribe sobre un papel: «Mi guía me ha
abandonado. Estoy en plena oscuridad. No puedo andar solo. ¡Ayúdame!» Quiere mandárselo a
Demian pero no lo hace. La época escolar llega a su fin. Sus padres deciden enviarlo a la universidad
a la escuela de filosofía. Ël piensa que hubiera estado de acuerdo con cualquier otro estudio.

7. Frau Eva

Durante las vacaciones Sinclair pasa por la casa en que vivían Demian y su madre. En el jardín hay
una anciana, la casa le pertenece y le invita a entrar. Saca un álbum fotográfico y le enseña una foto
de la madre de Demian. La sorpresa de Sinclair es total. Ella, la madre de Demian, es la imagen de
su sueño. Se pregunta donde podrá encontrarla. Al poco tiempo emprende un viaje y la busca por
todas partes, calles, ciudades desconocidas, trenes y estaciones y al mismo tiempo se da cuenta de
lo absurdo de esta búsqueda.

Un par de semanas después ingresa en la universidad y todo le desilusiona, las clases, los maestros
y sus compañeros. Una noche camina por la ciudad y al pasar por su lado dos hombres oye un jirón
de la conversación. Reconoce la voz de uno de ellos, ¡es Demian! Los sigue por los callejones y
cuando se separan espera a Demian en mitad de la calle. Se reconocen y saludan acaloradamente.
Demian le dice que se alegra de verlo y que su madre también lo hará. Sinclair se sorprende de que
su madre sepa de él. Demian le dice que lo estaban esperando.

Hablan del pasado y también del presente, del espíritu de Europa y del signo de su época. De esta
sociedad de hombres que tienen miedo de los hombres, de la Europa que no ha hecho otra cosa en
cien años que estudiar y construir fábricas, de un mundo que quiere sucumbir y lo conseguirá.
Enzarzados en estas conversaciones llegan a casa de Demian, se despiden y le dice que venga a
visitarlos. Sinclair se duerme pensando en la nueva promesa que ese día le ha deparado. Pronto
conocerá a la madre de Demian y su destino vendrá a su encuentro en una nueva imagen.

Llega el día en que de nuevo se encuentra ante la casa de Demian. La criada le hace pasar y lo deja
solo en un saloncito, sobre una puerta ve un cuadro cono cido para él, el pájaro saliendo del cascarón
del mundo. De pronto en la puerta aparece una mujer alta vestida de oscuro. Es ella.

Conversan entonces sobre la amistad entre él y su hijo y todo lo éste le ha contado de Sinclair y
hablan del camino difícil que ha tenido que recorrer hasta llegar hasta allí. Después ella le dice que
muy pocos amigos íntimos le llaman Frau Eva y que él puede llamarla así. Luego le indica el jardín
donde se encuentra Demian.

Desde aquel día Sinclair frecuenta la casa y lentamente es iniciado en el misterio de los que llevan
«el estigma». Éstos, los marcados con el estigma, son los que han despertado, los que buscan una
conciencia superior y no supeditarse a las consignas del rebaño. Para éstos la humanidad es algo
acabado que hay que conservar y proteger, para los portadores del estigma la humanidad es un
futuro lejano y desconocido hacia el que todos se mueven. Ellos sienten que se aproxima una nueva
aurora y un derrumbamiento del presente.

Sinclair espera su destino y éste tiene para él los rasgos de Frau Eva: ser elegido o rechazado por
ella es el destino. El amor hacia ella se convierte en el único sentido de su vida. Todo lo que es
importante y definitivo adquiere su figura. Poco a poco se va superponiendo el amor sensual y el
amor espiritual, la realidad y el símbolo.

Un día Sinclair entra en un cuarto donde se encuentra Demian, éste se encuentra en una extraña
postura, su rostro vacío y muerto no parece respirar. Entonces recuerda que en una ocasión anterior
ya lo había visto así. Baja a contárselo a su madre y ésta lo tranquiliza y le pide que los deje solos y
se vaya a dar un paseo. Sinclair sale caminando alejándose de la ciudad hacia las montañas,
entonces entre las nubes ve aparecer un pájaro enorme y en ese momento se desencadena la
tormenta. Al cabo de unas horas regresa a casa de Demian y le cuenta lo que vió. Él le cuenta otro
sueño en el que subía por unas escaleras de una torre y al llegar arriba veía el país en llamas. Su
madre también tuvo un presentimiento. Es un presagio. Se acerca la destrucción de un mundo viejo.
El mundo quiere renovarse. Huele a muerte. Algo ha de morir para que lo nuevo nazca. Una sombra
se cierne sobre ellos.
8. El principio del fin

Sinclair comprende que tanta felicidad como ha sentido los últimos días no puede ser duradera. Su
amor por Frau Eva es entonces incluso más poderoso.

Demian llega en su caballo, trae noticias de las tensiones con Rusia, la guerra va a estallar. A todo
esto se referían los presagios que sintieron. Demian es oficial, pronto lo movilizarán y se incorporará.

Sinclair al poco tiempo también marcha al frente. Ahí se da cuenta de que ha subestimado a los
hombres, que caso todos ellos estaban dispuestos a morir por un ideal, pero que este ideal debía
ser colectivo y transmitido y no personal y libremente elegido. En el fondo piensa que hay algo nuevo
en gestación. Algo como una nueva humanidad. «Un pájaro gigantesco luchaba por salir del
cascarón; el cascarón era el mundo y el mundo tenía que caer hecho pedazos».

Una noche Sinclair hace guardia inmerso en sus pensamientos y recuerdos, en Frau Eva y en
Demian. Ve en el cielo, en las nubes una gran ciudad con hombres que caminan en enjambres, en
mitad de ellos aparece una gran figura divina, tiene los rasgos de Frau Eva y estrellas luminosas en
el pelo. Las columnas de hombres son tragadas por ella. La diosa se acurruca en el suelo, el estigma
reluce en su frente. Su rostro se contrae en una mueca de dolor, de pronto lanza un grito y de su
frente saltan estrellas. Una de esas estrellas viene directamente hacia Sinclair. Explota y lo levanta
del suelo y lo vuelve a estrellar contra él. El mundo se desmorona a su alrededor y lo encuentran al
pie de un árbol, cubierto de tierra y con muchas heridas.

Es llevado a una especie de hospital de guerra. Mira a su alrededor, al lado hay una colchoneta y un
hombre sobre ella. Es Demian. Los dos se miran sin decir palabra. Demian se levanta y le dice que
si alguna vez necesita de su ayuda ya no acudirá como hasta ahora, sino que estará siempre dentro
de él. Ahora debe marcharse, pero antes Frau Eva le dijo que si alguna vez le iba mal le diera un
beso de su parte. Sinclair cierra los ojos y siente un leve beso sobre sus labios. Entonces se duerme.

La cura es muy dolorosa. Todo desde entonces fue muy doloroso. «Pero, a veces, cuando encuentro
la clave y desciendo a mi interior, donde descansan, en un oscuro espejo, las imágenes del destino,
no tengo más que inclinarme sobre el negro espejo para ver mi propia imagen, que ahora se asemeja
totalmente a él, mi amigo y guía».

Personajes

Emil Sinclair: Narrador de la historia. Vive grandes contradicciones entre el mundo de la luz y el de
la oscuridad. Su encuentro con Demian lo hará consciente de su pertenencia a los elegidos, los que
llevan «el estigma de Caín» sobre su frente. Toda su historia es la narración de un proceso de
maduración, de autoconocimiento, un camino hacia sí mismo y lo que significa encontrar su destino.
Max Demian: Compañero de escuela de Sinclair. Personaje misterioso que a todos llama la atención.
Emil también se siente atraído por él Max le descubre que pertenece al grupo de los que llevan el
estigma, le ayudará a encontrar su destino y se convertirá en su guía y amigo hasta que la guerra
estalle.
Franz Kromer: Chico más grande y fuerte que Emil. Al oír una historia de un robo inventada por
Sinclair lo empieza a chantajear y se convierte en su pesadilla. Representa un primer paso hacia «el
otro mundo».
Beatrice: Nombre que le pone Sinclair a una muchacha que por un tiempo representa sus ideales
de un amor espiritual y que por un tiempo lo devuelve a un mundo luminoso de veneración y
recogimiento.
Pistorius: Organista de una iglesia, estudioso de la mística y de las religiones antiguas es durante
un tiempo amigo y guía de Sinclair. Aunque luego encontrarán diferencias irresolubles entre ellos le
ayuda a dar un camino más en la búsqueda de su destino.

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