Cara A Cara Con El Verdadero Evangelio

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Son muchos los que asocian este concepto con Elena e White, distorsión que

necesita ser revisada.


Por JUAN C. VIERA (ex director del Patrimonio White, de la Asociación General)
La expresión espíritu de profecía ha sido tradicionalmente usada por los adventistas para referirse
a os escritos de Elena G. de White, a quién la iglesia acepta como la mensajera inspirada por Dios
para ayudar en los comienzos y el establecimiento del movimiento adventista, y para brindar
instrucción a la iglesia.
No obstante, la iglesia oficialmente reconoce que la manifestación prioritaria del espíritu de
profecía se expresa en las sagradas escrituras, a través de la voz de los profetas del Antiguo y
Nuevo Testamento. La iglesia adventista acepta la Biblia como su única norma de fe y práctica
(véase Creencias Fundamentadas de los Adventistas, Nº 1).
Mediante esta exposición nos proponemos plantear lo siguiente:
Las Escrituras profetizaban la aparición de un movimiento religioso en los "últimos días" con el fin
de anunciar la cercanía del juicio de Dios y el establecimiento de su reino (véase Apoc. 14:6).
En este movimiento religioso se manifestó el don profético del mismo modo como ocurrió en otros
tiempos de la historia del pueblo de Dios (Ibíd.., 10:11; 12:17; 19:10).
Esta manifestación especial del don de profecía se expresó por intermedio del ministerio de Elena
de White en un período comprendido entre 1844- 1915. Durante estos 70 años, Dios envió
mensajes de instrucción, amonestación, corrección y orientación a sus hijos, registrados para la
orientación del pueblo remanente de decenas de libros, artículos, cartas y manuscritos.
La mensajera del Señor siempre invitó a sus oyentes y lectores a ir a Cristo y a la Biblia como las
fuentes originales para el conocimiento de la verdad. "Recomiendo al amable lector la Palabra de
Dios como regla de fe y práctica" (extraído de su primera publicación [1851] y citado en Primeros
escritos, p. 78).
I. LA PREDICACIÓN EN TIEMPOS BIBLICOS
A. El Mensaje Profético en el Antiguo Testamento.
Antes de la existencia del canon bíblico, el pueblo de Dios aprendió a escuchar oralmente al
profeta, o repetir a las nuevas generaciones las palabras proféticas escritas en libros (Éxo. 24:1-4;
Deut. 3:9-13).
El respeto por la palabra profética se manifestaba en diferentes circunstancias y eventos de la
historia del pueblo de Dios. El profeta era consultado antes de tomar las decisiones importantes, y
su predicación era escuchada no sólo por su pueblo sino por otras naciones que lo reconocían
como un representante del Dios verdadero (Ilustra este hecho la historia de Jonás y el mensaje a
Nínive.)
Este mismo respeto se manifestaba por parte de un profeta hacia la palabra de otro profeta (Dan.
9:1, 2).
Los dirigentes fieles recomendaban al pueblo aceptar y seguir las instrucciones proféticas (2 Crón.
20:20). En cambio, los dirigentes impíos rechazaban el consejo inspirado , y sus súbditos seguían
sus pisadas (Jer., caps. 26, 36, 37).
B. Cristo como modelo de predicación
El Maestro de los maestros usó profusamente los escritos proféticos, no sólo para contrarrestar los
efectos de las tentaciones satánicas, sino también para reafirmar el mensaje de los profetas y
presentar su propio oficio meseánico, ya previsto en las Escrituras (Mat. 4:16-21; Luc. 24:44-46).
Los grandes sermones de Cristo registrados en los Evangelios están fundamentados en los escritos
de los profetas. La función de Cristo como predicador era aclarar, ampliar y aplicar las enseñanzas
de los profetas, pero nunca anularlas, reemplazarlas o denigrarlas (El Sermón del Monte � Mat.,
caps.5-7 � ilustra este planteamiento).
Aunque era Autor de la doctrina, nunca reclamó para sí mismo esta originalidad. Por el contrario,
su sujeción a la doctrina de Padre, tanto en la predicación como en las enseñanzas, fue total (Juan
7:15-19; 12:49, 50).
C. La predicación apostólica
Los primeros sermones registrados en el libro de Hechos tienen un ingrediente en común: se
basan en los escritos de os profetas para llegar a la conclusión de que Cristo era el Mesías
(sermones de Pedro y de Esteban en Hech., caps. 2, 7).
En un aspecto general, las cartas apostólicas comienzan haciendo referencia a los escritos de os
profetas, o se basan en sus escritos para aconsejar a la iglesia (Rom. 1: 1-4; Heb. 1:1, 2; 2 Ped.
3: 1, 2).
En un sentido más específico, los apóstoles se refieren al espíritu de profecía como su fuente
especial de autoridad y poder, tanto en la predicación como en la enseñanza ( 1 Cor. 2:1-13; 2
Ped. 1:19-21).
En los casos de Pablo Pedro, la predicación de ellos estaba basada en los escritos proféticos del
pasado, pero afirmada y avalada por manifestaciones del espíritu de profecía de su tiempo, y a
través de sus personas.
II. EL CONSEJO INSPIRADO CON REFERENCIA A LA PREDICACIÓN
A. Predicar a Cristo
El consejo bíblico: 1 Cor. 1:18 � 2:2
El consejo de los escritos de Elena de White:
¡Ojalá pudiese yo disponer de un lenguaje suficientemente fuerte para producir la impresión que
quisiera hacer sobre mis colaboradores en el evangelio! Hermanos míos, estáis manejando las
palabras de vida; estáis tratando con mentes capaces del más elevado desarrollo. Cristo
crucificado, Cristo resucitado, Cristo ascendido al cielo, Cristo que va a volver, debe enternecer,
alegrar y llenar de tal manera la mente del predicador, que sea capaz de presentar estas verdades
a la gente con amor y profundo fervor. Entonces el predicador se perderá de vista, y Jesús
quedará manifiesto" (Obreros evangélicos, pp. 167, 168).
"La gente debe recibir algo más que teorías; debe recibir el Pan vivo del cielo. En un lenguaje
simple y claro, decid a cada persona lo que debe hacer para ser salva. Dios es nuestro ayudador.
Él nos llama a dar a conocer las inescrutables riquezas de la gracia e Cristo. No prediquéis
vuestras ideas; predicad a Cristo. Permitid que la luz de su justicia brille en vuestros corazones y
sea revelada en vuestra enseñanza" (Special Tesmonies to Ministers, Nº 7, p. 8).
"Mis hermanos, predicad a Cristo. Necesitamos elevarlo a él ante el mundo, para que los hombres
puedan ver su misericordia y su justicia. Meditad en las lecciones que Cristo diera a sus discípulos,
con el fin de presentarlas otra vez ante el mundo. Este es el Verbo que �fue hecho carne y habitó
entre nosotros�. Los intereses eternos dependen de conocer a Cristo como su salvador personal e
individual" (1888 Materials, p. 8).
B. Predicar la Palabra
El consejo bíblico: 2 Tim. 4: 1-5
El consejo de Elena de White:
"Los ministros no han de predicar las opiniones de los hombres, no han de relatar anécdotas o
realizar representaciones teatrales, no han de exhibir el yo; mas, como si estuvieran en la
presencia de Dios y del Señor Jesucristo, han de predicar la Palabra de una manera que deje la
más solemne impresión en los que la escuchen (El evangelismo, pp. 154, 155).
" �Que prediques la Palabra�. Comparada con la Palabra, cualquier otra cosa es débil en sí
misma. La Palabra de Dios es el arma en nuestra guerra. Educad, entrenad a nuestro pueblo a ser
hacedores de la Palabra, para que moren en Cristo, y Cristo more en ellos. Entonces podrán
discernir los engaños satánicos y no ignorar sus estratagemas" (The Home Missionary, 1º de
diciembre de 1894).
"Predicad la Palabra. Es la Palabra la que demanda vuestra atención. No hay tanta necesidad de
conocer a diversos autores, como de conocer al Libro de los libros. La mente se esfuerza y piensa
profundamente cuando la Palabra es investigada diligentemente. Predicad la Palabra practicad la
verdad, tanto en vuestra vida diaria como en la exposición de la Escritura en el púlpito" (Review
and Herald, 24 de abril de 1888).
"Tengo algo que decir a los jóvenes que han estado enseñando la verdad. Predicad la Palabra.
Puede ser que tengáis mentes inventivas. Puede ser que seáis expertos, tal como loa maestros
judíos, en formular nuevas teorías..Que los que se sienten tentados a complacerse en la invención
de doctrinas caprichosas y llenas de fantasía, caven profundamente en las minas de la verdad
celestial para obtener las riquezas que significan vida eterna al que las recibe. Los que estudian la
Palabra de Dios con fervor obtendrán un tesoro precioso, porque los ángeles celestiales los
dirigirán en su investigación.
"La oposición de las leyes humanas a los preceptos de Jehová producirá el último gran conflicto de
la controversia entre la verdad y el error. Estamos entrando ahora en esa batalla, que no es
simplemente entre iglesias rivales que contienden por la supremacía, sino entre la religión de la
Biblia y las religiones de las fábulas y tradiciones... Los tremendos y eternos resultados que están
en juego exigen de nosotros algo mas que una religión imaginaria, de palabras y formas, que
mantenga a la verdad en el atrio exterior. Dios pide un reavivamiento y una reforma. Las palabras
de la Biblia, y de la Biblia sola, deben oírse desde el púlpito"(Profetas y reyes, p. 461).
III. PROPÓSITOS Y OBJETIVOS DE LOS "TESTIMONIOS"
A. Llevas las mentes a la Palabra.
"Poco caso se hace de la Biblia, y el señor ha dado una luz menor para guiar a los hombres y
mujeres a la luz mayo..."
"El Hno, J... quiere confundir los ánimos tratando de hacer aparecer que la luz que Dios me ha
dado por medio de los Testimonios es una adición a la Palabra de Dios; pero da así una falsa idea
sobre el asunto. Dios ha visto propio atraer de este modo la atención de este pueblo a su Palabra,
para darle una comprensión más clara de ella. La Palabra de Dios basta para iluminar la mente
mas oscurecida, y puede ser entendida por los que tienen deseos de comprenderla. Pero no
obstante todo eso, algunos que profesan estudiar la Palabra de Dios se encuentran en oposición
directa a sus más claras enseñanzas. Entonces, para dejar a los hombres sin excusa, Dios da
testimonios claros y señalados, con el fin de hacerlos volver a la Palabra que no han seguido...
"Además de la instrucción de su palabra, el señor ha dado testimonios especiales a su pueblo, no
como una nueva revelación, sino que él desea presentar delante de nosotros las lecciones claras
de su Palabra para que puedan corregirse errores, para que pueda señalarse el camino correcto,
para que cada persona esté sin excusa" (Extractos del capítulo "La primacía de la Palabra",
Mensajes selectos, t.3, pp. 31-36).
"Los testimonios del Espíritu de dios son dados para dirigir a los hombres a su Palabra que ha sido
descuidada. Ahora bien, si sus mensajes no son atendidos, el espíritu Santo queda excluido del
ser. ¿Qué otros medios tiene Dios en reserva para enseñar a los que yerran y mostrarles su
verdadera condición?" (Mensajes selectos, t. 1, p. 52).
B. Ayudar en la comprensión de la Palabra
"En aquel tiempo [después del chasco de 1844] se nos presentaba un error tras otro, ministros y
doctores traían nuevas doctrinas. Solíamos escudriñar les Escrituras con mucha oración, y el
Espíritu Santo revelaba la verdad a nuestra mente. A veces dedicábamos noches enteras a
escudriñar las Escrituras y a solicitar fervorosamente la dirección de Dios. Se reunían con este
propósito grupos de hombres y mujeres piadosos. El poder de Dios bajaba sobre mi, y yo recibía
capacidad para definir claramente lo que era verdad y lo que era error" (Obreros evangélicos, p.
317).
"En ese tiempo había fanatismo entre algunos de los que habían creído el primer mensaje.
Albergaban grandes errores de doctrina y práctica, y algunos estaban dispuestos a condenar a
todos los que no aceptasen sus opiniones. Dios me reveló esos errores en visión, y me mandó a
sus hijos que erraban para declarárselos"(Joyas de los testimonios, t. 2, p. 271).
IV. CUÁNDO SE DEBERÍAN USAR LOS "TESTIMONIOS"
A. En predicaciones para el público en general
"En el trabajo público no hagáis prominente no citéis los que la Hna. White ha escrito, como
autoridad para sostener vuestra posición. El hacer esto no aumentará la fe en los Testimonios.
Presentad vuestras evidencias en forma clara y sencilla, extrayéndolas de la Palabra de Dios. Un
�así se dice el Señor� es el testimonio más poderoso que podéis presentar a la gente. Que nadie
sea educado a mirar a la Hna. White, sino a Dios poderoso, que de las instrucciones a la Hna.
White"( Mensajes selectos, t. 3, pp. 31, 32).
B. Para establecer una doctrina
"En su Palabra, Dios comunicó a los hombres el conocimiento necesario para la salvación. Las
Santas Escrituras deben ser aceptadas como dotadas de autoridad absoluta y como revelación
infalible de su voluntad. Constituyen la regla del carácter; nos revelan doctrinas, y son la piedra
de toque de la experiencia religiosa.
"El Espíritu no fue dado � ni puede jamás ser otorgado � para invalidar la Biblia, pues las
Escrituras declaran explícitamente que la Palabra de Dios es al regla por la cual toda enseñanza y
toda manifestación religiosa debe ser probada" (El conflicto de los siglos, pp. 9, 10).
C. Cuando no se ha buscado y obedecido la Biblia
"¿Cómo puede el Señor bendecir a aquellos que manifiestan un espíritu que dice: �A mi no me
importa�, un espíritu que los conduce a andar contrariamente a la luz que el Señor les ha dado?
Pero no os pido que toméis mis palabras. Poned a la Hna. White a un lado. No citéis mis palabras
de nuevo en toda vuestra vida hasta que obedezcáis la Biblia. Cuando hagáis de la Biblia vuestro
alimento, vuestra comida y vuestra bebida, cuando hagáis de sus principios los elementos vuestro
carácter, sabréis mejor cómo recibir el consejo de Dios. Exalto la preciosa Palabra delante de
vosotros hoy" (Mensajes selectos, t. 3, p. 35).
CONCLUSIONES
Basados en la declaraciones precedentes, podemos extraer las siguientes conclusiones:
1. El funcionamiento doctrinal y teológico de todos nuestros sermones y predicaciones debe ser la
Palabra de Dios. Sin abrir la Biblia no se debe predicar el evangelio.
2. El centro y foco de todos nuestros sermones y predicaciones debe ser Cristo. Cristo debe
ocupar el primero, el último y el mejor lugar en nuestra exposición del evangelio.
3. La Biblia no debe ser reemplazada por ideas propias, filosofías extrañas o anécdotas que sólo
tienen el propósito de divertir.
4. Cristo debe ser el Centro del Mensaje y no el predicador ni otros autores o pensadores.
5. Aceptar el "consejo inspirado" significa colocar a Cristo y su Palabra en el Centro de nuestro
mensaje.
6. Los escritos del espíritu de profecía tienen como propósito básico ayudarnos a entender la
verdad básica y prevenirnos de posibles errores de interpretación. En este sentido, son una ayuda
primordial para el predicador en la preparación de sus sermones.
7. Los Testimonios dirigen al oyente y al lector a Cristo y a su Palabra. En este sentido, su
inclusión para reafirmar una verdad bíblica, para aclarar un texto con varios posibles significados,
o para exaltar a Cristo, está plenamente de acuerdo con el concepto de un sermón "bíblico" y
"Cristocéntrico".
8. La "palabra profética" es más "segura" o "permanente" que la de otros autpres (2 Ped. 1: 19-
21). En nuestra lista de referencias a usar en un sermón, la "palabra profética" debe tener
prioridad sobre teólogos famosos, autores renombrados, comentarios bíblicos o cualquier otra
referencia secular o religiosa.

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