60 Frases de Amor de Pablo Neruda
60 Frases de Amor de Pablo Neruda
60 Frases de Amor de Pablo Neruda
Neruda
Pablo Neruda (1904-1973) fue un poeta chileno, considerado entre los más destacados
e influyentes autores de literatura del siglo XX. Entre sus múltiples reconocimientos,
destacan el Premio Nobel de Literatura en 1971 y un Doctorado Honoris Causa por la
Universidad de Oxford. Aquí te dejamos esta bella recopilación de las mejores frases de
Pablo Neruda.
Eres libre de tomar las opciones que quieras, pero eres prisionero de sus consecuencias.
Y si no das más, tan solo encuentra lo que hay en tus manos, piensa que dar amor nunca
es en vano. Sigue adelante sin mirar atrás.
Si nada nos salva de la muerte, al menos que el amor nos salve de la vida.
En mi casa he reunido juguetes pequeños y grandes, sin los cuales no podría vivir. El
niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño
que vivía en él y que le hará mucha falta.
Queda prohibido no sonreír a los problemas, no luchar por lo que quieres, abandonarlo
todo por miedo, no convertir en realidad tus sueños.
¿Sufre más aquél que espera siempre que aquél que nunca esperó a nadie?
Estoy mirando, oyendo, con la mitad del alma en el mar y la mitad del alma en la tierra,
y con las dos mitades del alma miro el mundo.
Desnuda eres tan simple como una de tus manos: lisa, terrestre, mínima, redonda,
transparente. Tienes líneas de luna, caminos de manzana.
Yo creía que la ruta pasaba por el hombre, y que de allí tenía que salir el destino.
Las lágrimas que no se lloran, ¿esperan en pequeños lagos?, ¿o serán ríos invisibles que
corren hacia la tristeza?
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he
perdido.
Amo tus pies porque anduvieron sobre la tierra y sobre el viento y sobre el agua, hasta
que me encontraron.
No te amo como si fueras rosa de sal, topacio o flecha de claveles que propagan el
fuego.
Te amo como ciertas cosas oscuras son para ser amados, secretamente, entre la sombra
y el alma.
Amor, cuántos caminos hasta llegar a un beso, ¡qué soledad errante hasta tu compañía!
De todas partes salta la semilla, todas las ideas son exóticas, esperamos cada día
cambios inmensos, vivimos con entusiasmo la mutación del orden humano.
El vino mueve la primavera, crece como una planta la alegría. Caen muros, peñascos, se
cierran los abismos, nace el canto.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con
haberla perdido.
Sentir el amor de las personas a quienes amamos es un fuego que alimenta nuestra vida.
Todo era de los otros y de nadie, hasta que tu belleza y tu pobreza llenaron el otoño de
regalos.
El amor no se mira, se siente, y aún más cuando ella está junto a ti.
Muere lentamente quien evita una pasión y su remolino de emociones, justamente éstas
que regresan el brillo a los ojos y restauran los corazones destrozados.
Pero a partir de cada crimen nacen balas que un día buscar en dónde se encuentra el
corazón.
De pronto mientras ibas conmigo te toqué y se detuvo mi vida: frente a mis ojos estabas,
reinándome, y reinas. Como hoguera en los bosques el fuego es tu reino.
Sólo con una ardiente paciencia conquistaremos la espléndida ciudad que dará luz,
justicia y dignidad a todos los hombres. Así la poesía no habrá cantado en vano.
Llegamos de noche a las Islas Afortunadas, y nuestro amor se extendía como peces en la
red de nuestros besos.
No hay nada mas interesante que los ojos. ¿Ya miraste a los ojos de la otra persona? De
la persona amada y no amada. Del amigo y del conocido. Del jefe y del compañero de
trabajo. De un niño y un anciano…
Yo me crié en esta ciudad, mi poesía nació entre el cerro y el río, tomó la voz de la
lluvia, y al igual que la madera, se empapa en sí en los bosques.