Verdugo, Schalock, Et Al.,2013 Calidad de Vida
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Calidad de Vida
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CAPÍTULO 19
CALIDAD DE VIDA
Miguel Ángel Verdugo, Robert L. Schalock, Benito Arias,
Laura E. Gómez y Borja Jordán de Urríes
1. INTRODUCCIÓN
444 Miguel Ángel Verdugo, Robert L. Schalock, Benito Arias, Laura E. Gómez y Borja Jordán de Urríes
Finalmente, se describen las distintas aplicaciones en los distintos niveles del sistema
(micro, meso y macro) del modelo de calidad de vida. El lector interesado en el modelo
de calidad de vida conviene que amplíe la visión sucinta presentada en este capítulo y
en el capítulo 21 con la lectura de los libros de Schalock y Verdugo (2002, 2012a) en
los que se que expone ampliamente su propuesta.
2. EVOLUCION CONCEPTUAL
446 Miguel Ángel Verdugo, Robert L. Schalock, Benito Arias, Laura E. Gómez y Borja Jordán de Urríes
Calidad de vida es un concepto de uso muy común, pero mal definido habitual-
mente. Sus connotaciones semánticas positivas hacen que se abuse de su uso por parte
de los expertos en marketing, que pretenden asociarlo con productos de cualquier tipo,
o de responsables de campañas de publicidad política y los mismos políticos quienes,
en ocasiones, utilizan demagógicamente la expresión. En ambos casos, lo que predo-
mina es la falta de explicación acerca de lo que significa calidad de vida. Sin embargo,
la investigación y aplicaciones del concepto han permitido evolucionar significativa-
mente el concepto en las últimas décadas.
Desde unos usos iniciales exclusivamente centrados en una perspectiva de análisis
de las sociedades y comunidades y de su nivel de bienestar se pasó, progresivamente, a
un uso del concepto desde perspectivas individuales, mas psicológicas y centradas en la
mejora de la calidad de vida de las personas y, por tanto, de mayor utilidad en los pro-
gramas y en los servicios. A su vez, en lugar de limitarse a describir y comparar con pa-
rámetros globales la calidad de vida de las sociedades o comunidades, se fue desarro-
llando una perspectiva de valoración personal con el uso de indicadores relevantes que
permitieran evaluar los resultados. Finalmente, el concepto ha llegado a ser el marco de
referencia global aglutinador de todo el proceso de apoyo e intervención, desde la sín-
tesis evaluativa inicial dirigida a conocer a la persona y sus necesidades de apoyo, pa-
sando por guiar la implementación de los programas individuales, hasta terminar siendo
el criterio de valoración de los resultados personales conseguidos.
El concepto de calidad de vida ha pasado de ser considerado una noción sensibili-
zadora, hacia las personas como eje central de los esfuerzos, a convertirse en un cons-
tructo social que guía las prácticas profesionales en los programas, la evaluación de re-
sultados y la mejora continua de la calidad. El concepto sirve para medir eso que
llamamos “la buena vida”. La calidad de vida individual se entiende hoy en el modelo
propuesto por Schalock y Verdugo, (2007, en prensa) como:
Una persona puede tener calidad de vida cuando sus necesidades personales están
satisfechas y tiene la oportunidad de enriquecer su vida en las principales áreas de
actividad vital para cualquier persona. La calidad de vida tiene componentes subjetivos
y objetivos que se pueden medir, y se entiende hoy, avalado por múltiples
investigaciones, desde un enfoque multidimensional de las ocho dimensiones siguientes
(Schalock y Verdugo, 2002, 2012a): bienestar emocional, relaciones interpersonales,
bienestar material, desarrollo personal, bienestar físico, autodeterminación, inclusión
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social y derechos (ver Tabla 2). Estas áreas representan en conjunto el constructo
completo de CDV. Schalock y Verdugo (2002, 2012a), junto a otros autores (Gómez,
Verdugo, Arias y Arias, 2010; Schalock, Keith, Verdugo y Gómez, 2010b; Schalock,
Verdugo, Jenaro, Wang, Wehmeyer, Xu y Lachapelle, 2005; Wang, Schalock, Verdugo
y Jenaro, 2010) han validado transculturalmente en las dos últimas décadas este marco
conceptual y de medición de calidad de vida. Los estudios ratifican el modelo de ocho
dimensiones propuesto como el más cabal, el cual consiste en alguna medida en la
búsqueda de tres aspectos principales por parte de la persona: independencia,
participación social y bienestar.
Bienestar emocional (BE). Hace referencia a sentirse tranquilo, seguro, sin agobios, no estar nervioso. Se eva-
lúa mediante los indicadores: Satisfacción, Autoconcepto y Ausencia de estrés o sentimientos negativos.
Relaciones interpersonales (RI). Relacionarse con distintas personas, tener amigos y llevarse bien con la
gente (vecinos, compañeros, etc.). Se mide con los siguientes indicadores: Relaciones Sociales, Tener
amigos claramente identificados, Relaciones familiares, Contactos sociales positivos y gratificantes, Re-
laciones de pareja y Sexualidad. Bienestar material (BM). Tener suficiente dinero para comprar lo que se
necesita y se desea tener, tener una vivienda y lugar de trabajo adecuados. Los indicadores evaluados son:
Vivienda, Lugar de trabajo, Salario (Pensión, Ingresos), Posesiones (bienes materiales), Ahorros (o po-
sibilidad de acceder a caprichos).
Desarrollo personal (DP). Se refiere a la posibilidad de aprender distintas cosas, tener conocimientos y re-
alizarse personalmente. Se mide con los indicadores: Limitaciones/capacidades, Acceso a nuevas Tecno-
logías, Oportunidades de aprendizaje, Habilidades relacionadas con el trabajo (u otras actividades) y Ha-
bilidades funcionales (competencia personal, conducta adaptativa, comunicación).
Bienestar físico (BF). Tener buena salud, sentirse en buena forma física, tener hábitos de alimentación sa-
ludables. Incluye los indicadores: Atención Sanitaria, Sueño, Salud y sus alteraciones, Actividades de la
vida diaria, Acceso a ayudas técnicas y Alimentación.
Autodeterminación (AU). Decidir por sí mismo y tener oportunidad de elegir las cosas que quiere, cómo
quiere que sea su vida, su trabajo, su tiempo libre, el lugar donde vive, las personas con las que está.
Los indicadores con los que se evalúa son: Metas y Preferencias Personales, Decisiones, Autonomía y
Elecciones.
Inclusión social (IS): Ir a lugares de la ciudad o del barrio donde van otras personas y participar en sus
actividades como uno más. Sentirse miembro de la sociedad, sentirse integrado, contar con el apoyo de
otras personas. Evaluado por los indicadores: Integración, Participación, Accesibilidad y Apoyos.
Derechos (DE). Ser considerado igual que el resto de la gente, que le traten igual, que respeten su forma
de ser, opiniones, deseos, intimidad, derechos. Los indicadores utilizados para evaluar esta dimensión
son: Intimidad, Respeto, Conocimiento y Ejercicio de derechos.
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de las personas, relatados frecuentemente por las propias personas. Los enfoques
etnográficos han sido desarrollados por antropólogos y, habitualmente, no contienen
los tipos de técnicas psicométricas o entrevistas que se encuentran en las escalas
multidimensionales antes comentadas.
El enfoque de análisis de discrepancia para evaluar la calidad de vida se basa en
contrastar un estándar o referencia con las puntuaciones o la evaluación de una persona
o grupo. Desde este enfoque se destaca la importancia de la calidad de vida para las
políticas sociales y la mejora de la calidad, y se recomienda su uso para identificar
necesidades insatisfechas en diferentes poblaciones. La información se puede utilizar
para sopesar diferencialmente la importancia de diferentes áreas o dimensiones para
tenerlo en cuenta en la provisión de recursos.
Respecto a las medidas conductuales, algunos investigadores han comprobado que
la observación directa de un número de conductas, como es la participación en
actividades, la frecuencia de interacciones sociales, la libertad personal para decidir o la
autonomía de la persona, correlacionan significativamente con la calidad de vida
evaluada. También se ha observado que la reducción de problemas de conducta facilita
una mejor calidad de vida.
Los indicadores sociales, generalmente, se refieren a condiciones externas basadas en
el ambiente como son la salud, el bienestar social, las amistades, el nivel de vida, la
educación, la seguridad pública, la vivienda, el barrio y el ocio. Estos indicadores son
buenos para medir la calidad colectiva de vida de una comunidad o nación; sin embargo,
son probablemente insuficientes para medir la percepción de calidad de vida de una
persona o los resultados de la educación, atención sanitaria y programas de servicios
sociales. La evolución de este enfoque hacia un tipo de indicadores relacionados
directamente con la calidad de vida permitirá su uso en un futuro inmediato en las
políticas sociales.
El movimiento de autorrepresentación o autodefensores ha dado gran importancia
a la involucración activa de la persona en todo lo que tenga que ver con su vida; por ello
los enfoques de autoevaluación son de gran importancia. La planificación centrada en la
persona como estrategia de apoyo (ver capítulo 6) exige una participación activa de la
persona, y esa participación debe iniciarse con la autoevaluación en diferentes áreas
relacionadas con la calidad de vida. La Escala Integral de evaluación de la calidad de vida
(Verdugo, Gómez y Arias, 2009; Verdugo, Gómez, Arias y Schalock, 2010) ha sido la
primera prueba a nivel internacional en reunir una perspectiva de autoevaluación
(autoinforme, percepción subjetiva) junto a la obervación por otros.
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Frente a conceptos filosóficos o de políticas sociales, que son más globales, como
la inclusión, diversidad, o multiculturalidad, el concepto de calidad de vida va estre-
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Los instrumentos más relevantes de reciente desarrollo en España han seguido el mo-
delo de calidad de vida propuesto por Schalock y Verdugo y permiten la evaluación de
la calidad de vida en contextos educativos para niños y adolescentes con y sin discapa-
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cidad (CIV-CVIP, Sabeh et al., 2009; CCVA, Gómez -Vela y Verdugo, 2009), en la vida
adulta de las personas con discapacidades intelectuales (INTEGRAL, Verdugo et al.,
2006, 2009b), y en aquellas personas que son atendidos en los servicios sociales (GEN-
CAT, Verdugo et al., 2008, 2009a, 2010b; FUMAT, Verdugo, Gómez, Arias, 2009).
Entre ellos destaca, por sus robustas propiedades psicométricas y su amplia utilización
en España y otros países, la Escala GENCAT. Además, hay otros instrumentos desarro-
llados en la actualidad por el Instituto Universitario de Integración en la Comunidad
de la Universidad de Salamanca (INICO) de aparición inmediata (Escala INICO-FEAPS
y Escala San Martín) cuya mayor fundamentación científica y mejor baremación para las
personas con discapacidades intelectuales y del desarrollo hacen muy aconsejables. Estos
últimos, así como la mayor parte de los anteriores, permiten obtener un Perfil e Índice
de calidad de vida, con los cuales se pueden analizar las puntuaciones de la persona en
las distintas dimensiones y compararlas (puntuación total y percentil) con el baremo.
Además, el uso de estas escalas no se limita a la evaluación individual para planificar pro-
gramas, sino que son susceptibles de utilizar los datos agrupados por servicios o pro-
gramas para determinar un perfil organizacional y tomar decisiones de mejora de la ca-
lidad de vida de los usuarios.
Los Cuestionarios de Evaluación de la Calidad de Vida en la Infancia (CVI) para niños
y (CVIP) para padres (Sabeh et al., 2009; Verdugo, 2009) están basados en una sólida
investigación teórica centrada en la infancia y su entorno educativo, y han sido diseña-
dos para la obtención de datos sobre el bienestar de la población infantil, con y sin ne-
cesidades especiales, en las dimensiones de relaciones interpersonales, desarrollo perso-
nal, bienestar emocional, bienestar físico y bienestar material. Las edades más apropiadas
para su uso están entre los ocho y los once años, pero pueden utilizarse a lo largo de dis-
tintos momentos en la escuela primaria. La información proveniente de la aplicación de
los cuestionarios puede orientar la puesta en marcha de planes, programas e interven-
ciones para la mejora de la calidad de vida en la infancia, sustentadas en datos de carácter
empírico. Los cuestionarios se pueden aplicar con diferentes finalidades, entre las que
se pueden destacar: conocer cómo los niños perciben su calidad de vida y cómo la per-
ciben sus padres, para después desarrollar prioridades y actividades educativas de apoyo;
valorar las repercusiones en los alumnos de intervenciones educativas y clínicas; estu-
diar la relación existente entre diferentes clases de apoyo y calidad de vida en alumnos
con necesidades especiales; evaluar las diferencias entre grupos para detectar sectores
vulnerables; indagar la asociación entre calidad de vida infantil y resultados prospecti-
vos; o detectar variables vinculadas con niveles altos y bajos de bienestar percibido.
El Cuestionario de Evaluación de la Calidad de Vida de Alumnos Adolescentes (CCVA),
avalado por una amplia investigación en los últimos años (Gómez-Vela y Verdugo,
2004, 2006; Gómez-Vela, Verdugo y González-Gil, 2007; Verdugo, 2009; Verdugo y
Gómez-Vela, 2004), está dirigido a alumnos entre 12 y 18 años con necesidades edu-
cativas específicas y sin ellas, proporcionando información sobre las siguientes dimen-
siones: bienestar emocional, integración en la comunidad, relaciones interpersonales,
desarrollo personal, bienestar físico, autodeterminación y bienestar material. El cues-
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tionario es útil para desarrollar planes individualizados de apoyo y también para el con-
sejo e intervención tutorial y psicopedagógica. Sus resultados individuales permiten
concretar áreas de intervención que mejoren la calidad de vida de los adolescentes, in-
cluidos aquellos con necesidades educativas específicas. Entre otras aplicaciones, el cues-
tionario puede utilizarse para: a) elaborar perfiles individuales y grupales de las áreas vi-
tales con las que los adolescentes están más y menos satisfechos, pudiendo detectar
aquellas más deficitarias; b) detectar desigualdades entre grupos, e identificar aquellos
con mayores necesidades de atención; c) identificar alumnos con problemas de inadap-
tación vital que presentan mayor probabilidad de emitir conductas de riesgo (abuso de
drogas, violencia juvenil, etc.); y d) avanzar en la práctica de la educación integral
de los alumnos.
La Escala INTEGRAL de Calidad de Vida (Verdugo, Gómez y Arias, 2009) es un
instrumento original e innovador que permite la medición objetiva y subjetiva de ca-
lidad de vida en el ámbito de la discapacidad intelectual. Se trata de un instrumento
único que permite reflejar la calidad de vida desde la perspectiva de la persona con dis-
capacidad y desde la perspectiva del profesional que trabaja con ella, permitiendo de este
modo evaluar y contribuir a la mejora de la calidad de vida mediante la conjugación de
ambas perspectivas. La escala es un instrumento de medida idóneo para obtener datos
de la persona para planificar sus apoyos con una visión integral, holística, del funcio-
namiento y, además, proporciona información de máxima relevancia para los profesio-
nales, los proveedores de servicios y las organizaciones sobre el cual orientar procesos de
cambio y mejora. No obstante, dado que el instrumento no mide las ocho dimensiones
del modelo propuesto por Schalock y Verdugo, se ha desarrollado con éxito y las máxi-
mas garantías psicométricas actuales la Escala INICO-FEAPS (Verdugo, Gómez, Arias,
Santamaría, Clavero y Tamarit, en prensa), la cual estará disponible gratuitamente en
la página Web del INICO.
La Escala GENCAT (Verdugo, Arias, Gómez y Schalock, 2007, 2008a, 2008b,
2009a, 2010) es un instrumento que permite la evaluación objetiva multidimensional
de resultados personales de calidad de vida en usuarios de servicios sociales (personas con
discapacidades intelectuales y del desarrollo, mayores, con problemas de salud mental,
etc.) a partir de los 18 años. Ha sido construida con rigor metodológico, combinando me-
todologías cuantitativas y cualitativas, y desarrollando un proceso de elaboración que ha
servido como modelo en otros países para la construcción de escalas de calidad de vida
multidimensionales centradas en el contexto. El instrumento es completado por un in-
formador que conoce bien a la persona cuya calidad de vida se quiere evaluar pero que,
en el caso de desconocer algún aspecto, puede consultar a tantos otros informadores como
sea necesario para obtener una información precisa y completa. La calidad de vida es eva-
luada a través de 69 ítems distribuidos en ocho subescalas que se corresponden con las
dimensiones del modelo de calidad de vida (Schalock y Verdugo, 2002, 2012a). La GEN-
CAT se aplica extensamente en toda España y en otros países Iberoamericanos con la fi-
nalidad de obtener datos individuales para la planificación de programas individuales de
apoyo en los servicios y programas a personas en situación de dependencia. También ha
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sido utilizada para establecer un Perfil de Proveedores en la CCAA de Cataluña, con mas
de 11.000 aplicaciones a los usuarios de los servicios sociales.
La Escala San Martín (Verdugo, Gómez, Arias, Santamaría, Fernández, Hierro y
Navallas, en prensa), de próxima aparición (Web del INICO), se está desarrollando para
la evaluación de la calidad de vida en personas con discapacidades múltiples y signifi-
cativas por parte de otras personas que les observan. Su publicación contribuirá a sol-
ventar la carencia de escalas de evaluación apropiadas a nivel internacional para las per-
sonas con discapacidades de grave afectación.
Finalmente, otra Escala de la que se espera su publicación para el año 2013, es la
Escala de Eficacia y Eficiencia Organizacional, cuyos autores son un Consorcio Internacio-
nal de Investigación coordinado por el profesor Schalock, y que está dirigida a evaluar
resultados organizacionales en cuatro perspectivas: del consumidor de los servicios, fi-
nanciera, del crecimiento organizacional y de los procesos internos de la organización.
Esta escala abarca un enfoque integral para la mejora continua de la calidad, basado en
la evidencia para la gestión del rendimiento organizacional. La escala está destinado a
ser utilizada por las organizaciones con tres propósitos: planificación estratégica, de-
sarrollo de programas y evaluación organizacional.
Lo más destacable en el Microsistema es que las ocho dimensiones del modelo sir-
ven como marco de referencia para desarrollar Programas de Apoyo Individual. La eva-
luación integral de las necesidades de apoyo de la persona requiere de una estructura or-
ganizadora, como es el modelo multidimensional de calidad de vida, para gestionar
adecuadamente la información diversa proveniente de distintos profesionales y personas
involucradas en los apoyos. La mejor manera de lograr la síntesis necesaria de la infor-
mación existente (Schalock y Verdugo, 2012a) es utilizando ese marco referencial. Ade-
más, el modelo de calidad de vida sirve como referencia básica para el desarrollo de pro-
gramas individuales y también para la valoración de resultados personales. En la
estrategia básica de apoyo en la transición a la vida adulta y en la misma vida adulta,
que es la Planificación Centrada en la Persona (ver capítulo 6), la calidad de vida es el
eje principal en torno al cual giran las actividades de mejora personal y nuevas oportu-
nidades para la persona.
En el Mesosistema las organizaciones ocupan el lugar central habitualmente. Y en
ellas es necesario contar con información personal de sus usuarios centrada en los resul-
tados en calidad de vida. A partir de ella se planifican estratégicamente las actividades
y apoyos de cambio y mejora organizacional. La información de evaluación de la cali-
dad de vida de los usuarios es esencial para la mejora continua de la calidad y la redefi-
nición de las organizaciones (ver Capítulo 21, y Schalock y Verdugo, 2012a). Las orga-
nizaciones deben establecer Perfiles de Proveedores que les permitan agrupar la
información de resultados personales de sus usuarios para examinarla y tomar decisio-
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6. RESUMEN
A lo largo del capítulo se han expuesto los fundamentos del modelo de calidad de
vida, comenzando por examinar el sentido que tiene en la evolución conceptual habida
en las últimas décadas, su raíz ecológica y social, y su vinculación con el paradigma de
apoyos y un enfoque centrado en los derechos de la persona. Se ha precisado cual es el
concepto y su definición actual, destacando que se entiende la calidad de vida como un
estado de bienestar personal que se compone de varias dimensiones, iguales para todas
las personas, pero con la necesidad de ser evaluadas individualmente de acuerdo al con-
texto y características personales. Posteriormente se han examinado detenidamente los
distintos enfoques de evaluación existentes, defendiendo una perspectiva de sistemas y
exponiendo los principales instrumentos que se pueden utilizar en la actualidad. Fi-
nalmente, se han descrito las aplicaciones del modelo de calidad de vida en los progra-
mas de apoyo individual y planificación centrada en la persona (microsistema), en las or-
ganizaciones y asociaciones de apoyo a las personas con discapacidad para la mejora
continua de la calidad (mesosistema) y en el desarrollo de unas nuevas políticas socia-
les que puedan ser evaluadas por los resultados conseguidos (macrosistema).
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Amarú.
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460 Miguel Ángel Verdugo, Robert L. Schalock, Benito Arias, Laura E. Gómez y Borja Jordán de Urríes
9. RECURSOS EN INTERNET
Existen otras muchas escalas de interés para evaluar la calidad de vida, y que se
han descrito en el capítulo CVI-CVIP, CCVA, Integral, INICO-FEAPS, San Martín, Es-
cala de Eficacia y Eficiencia Organizacional.
Con un ejemplar de la escala elegida, examine en grupo de 3-4 personas su conte-
nido y aplíquelo a un caso real. Al final debatir sobre los posibles usos de la escala, sus
ventajas y sus limitaciones.
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