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MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN DIRECTA - Rechazó demanda /

RECHAZO DEMANDA DE REPARACIÓN DIRECTA - Por caducidad de medio


de control/ CADUCIDAD MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN DIRECTA –
Por presentación extemporánea de la demanda

El Tribunal Administrativo de Cundinamarca, Sección Tercera, Subsección B,


Oralidad, mediante auto del 3 de agosto de 2016, rechazó la demanda por
caducidad de la acción. (…) La parte demandante apeló la decisión de rechazo de
la demanda y solicitó que, en su lugar, se admitiera la misma. Consideró que de
acuerdo con la jurisprudencia del Consejo de Estado sobre la materia no era
correcto concluir que había operado el fenómeno de la caducidad, en primer lugar,
porque el daño ha sido continuado y se ha extendido en el tiempo por el
desplazamiento y posterior exilio del que fueron víctimas los demandantes por las
conductas omisivas de las entidades demandadas.

DESPLAZAMIENTO FORZADO - Produce un daño continuado / CADUCIDAD


DE MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN DIRECTA POR
DESPLAZAMIENTO FORZADO - Contabilizada desde el momento en que se
verifica la cesación de la conducta causante del daño

La jurisprudencia de esta Sección, para efectos de contabilizar el término de


caducidad de la acción, ha distinguido el concepto de daño permanente y daño
continuado para señalar que respecto de este último, aquel debe contarse desde
el momento en que se verifica la cesación de la conducta causante del daño. En
casos en los cuales el daño alegado es producto de delitos de carácter
continuado, como ocurre con el desplazamiento forzado, el término de dos (2)
años previsto en la ley solo podrá computarse teniendo en cuenta las
particularidades de cada caso, pues se trata de eventos en que el daño se
prolonga en el tiempo. Así, tratándose de daños con efectos continuados
(desplazamiento forzado, desaparición forzada, secuestro, etc.,), “el término de
caducidad de la demanda debe empezar a contarse a partir de la cesación del
daño, esto es, cuando la persona aparezca, sea liberada o cuando están dadas
las condiciones de seguridad para que se produzca el retorno al lugar de origen o
en su defecto desde la ejecutoria del fallo definitivo adoptado en el proceso penal
–lo que pase primero-“.NOTA DE RELATORÍA: Referente al cómputo del término
de caducidad del medio de control de reparación directa por desplazamiento
forzado, consultar sentencia de 09 de septiembre de 2015, Exp. 20001-23-31-000-
2004-01512-01, CP. Hernán Andrade Rincón.

HECHO DAÑOSO - No se probó daño continuado

Como los recurrentes insisten en el hecho dañoso del desplazamiento forzado, el


cual, según los demandantes, es un daño continuado, porque no ha cesado,
encuentra la Sala que, según lo declarado por el señor Carlos Eduardo Bustos
Soto ante la Policía Judicial, con ocasión del proceso de justicia y paz contra sus
victimarios del secuestro, este habló de la ayuda que recibió de la Fiscalía General
de la Nación para buscar refugio en Canadá, como también de la posibilidad que
tuvieron él y su esposa de acceder a la universidad y a nuevos trabajos. De ahí
que no se encuentra acreditada la razón por la cual los demandantes afirman en el
libelo que “no han podido volver a rehacer sus vidas en Colombia y siguen en
desplazamiento forzado” es decir, no se encuentra probado que el daño alegado
pueda calificarse como continuado.

HECHO DEL SECUESTRO - No es el punto de partida para contar el término


de caducidad del medio de control / SECUESTRO - Fue reparado en proceso
de justicia y paz / CADUCIDAD DE MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN
DIRECTA POR SECUESTRO - Su cómputo inicia desde el día siguiente a que
la víctima recupere libertad

[E]s claro para la Sala que el hecho del secuestro no es el punto de partida para
contar el término de caducidad de la acción en este caso, dado que este cesó una
vez el señor Carlos Eduardo Bustos Soto escapó de sus captores y recuperó su
libertad, además, porque los demandantes fueron reconocidos como víctimas y
partes en el proceso de justicia y paz para obtener una reparación por el mismo.
De hecho, si se partiera de aquel como fuente del daño, de acuerdo con la
jurisprudencia de esta Sección, el cómputo de la caducidad de la acción se
contabilizaría desde el día siguiente a aquel en que la víctima recuperó su libertad
(7 de junio de 2000), por lo que a la fecha de presentación de la demanda (30 de
junio de 2016 o incluso la de solicitud de conciliación prejudicial- 12 de abril de
2016), esta se encontraría caducada, a lo cual se oponen insistentemente los
recurrentes, pues consideran que son el desplazamiento y posterior “exilio” al
extranjero, el daño que aún no cesa y que los habilita para demandar. NOTA DE
RELATORÍA: Referente al cómputo del término de caducidad de medio de control
de reparación directa por secuestro, consultar sentencia de 10 de febrero de 2016,
Exp. 35341, CP. Marta Nubia Velásquez Rico.

TÉRMINO DE CADUCIDAD DE MEDIO DE CONTROL - No puede extenderse


indefinidamente ni depender de la voluntad del interesado / CADUCIDAD DE
MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN DIRECTA - Debe contarse desde la
fecha en la cual los demandantes fueron inscritos en el Registro Único de
Víctimas

Dado que no se encuentra demostrado que el retorno al país no ha sido posible


por causas ajenas a la voluntad de los demandantes y que el término para contar
la caducidad no puede extenderse indefinidamente, ni depender de la voluntad de
los interesados en accionar, la Sala encuentra razonable que el cómputo de la
caducidad deba empezar a contarse desde la fecha en la cual los demandantes
fueron incluidos en el Registro Único de Víctimas por el hecho del desplazamiento
forzado, lo cual ocurrió mediante Resolución No. 2014425357 del 27 de marzo de
2014, suscrita por la Directora Técnica de Registro y Gestión de la Información de
la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas (…) la Sala
encuentra razonable para el cómputo del término de caducidad de la presente
demanda, que aquel sea a partir de la inclusión de los demandantes en el Registro
Único de Víctimas por el hecho del desplazamiento forzado, lo cual ocurrió
mediante Resolución No. 2014425357 del 27 de marzo de 2014, suscrita por la
Directora Técnica de Registro y Gestión de la Información de la Unidad para la
Atención y Reparación Integral a las Víctimas. Lo anterior, por cuanto a partir de
esa fecha los actores no solo fueron visibilizados como víctimas del conflicto
armado interno sino que también, según el artículo segundo de la parte resolutiva
del mencionado acto administrativo, se les anexó “la ruta establecida para que las
víctimas accedan al conjunto de medidas adoptadas en su beneficio, que
posibilitaran hacer efectivo el goce de sus derechos a la verdad, la justicia y la
reparación integral con garantía de no repetición, las cuales contribuirán a
dignificar su condición a través de la materialización de sus derechos
constitucionales”. (…) la fecha de inclusión de los accionantes en el Registro
Único de Víctimas por el hecho del desplazamiento forzado, esto es, la del 27 de
marzo de 2014, será la que se tendrá en cuenta para establecer si el derecho de
acción en este caso, se ejerció o no de manera oportuna.
CADUCIDAD DE MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN DIRECTA POR
DESPLAZAMIENTO FORZADO - Operó fenómeno jurídico de la caducidad

[E]n aplicación del artículo 164 numeral 2 literal i) inciso 2º del Código de
Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo, a partir del 27 de
marzo de 2014 comenzó a correr el término para ejercer el medio de control de
reparación directa, el cual vencía el 27 de marzo de 2016 y la demanda se
presentó el 30 de junio de 2016 y pese a que el 12 de abril de 2016 los
demandantes presentaron solicitud de conciliación prejudicial, para ese momento
ya se encontraba vencido el término de ley, motivo por el que la misma no resultó
útil para efectos de suspenderlo y habilitar el ejercicio del medio de control. (…) De
ahí que, dando aplicación a la jurisprudencia de esta Sección sobre el cómputo de
la caducidad en casos de delitos continuados como lo invocó la parte apelante,
observa la Sala que aunque por diferentes motivos a los del a quo, la demanda
instaurada sí se encuentra caducada y, por tanto, deberá confirmarse la
providencia impugnada.

FUENTE FORMAL: LEY 1437 DE 2011 - ARTÍCULO 164 NUMERAL 2 LITERAL I


INCISO 2

INAPLICACIÓN DEL TÉRMINO DE CADUCIDAD - No se cumplen los


requisitos para su procedencia

Se precisa que en este caso los hechos que originan la demanda y que,
eventualmente, permitirían la inaplicación del término de caducidad a la misma,
como lo ha señalado la jurisprudencia de esta Sección , no se produjeron “como
parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil y con
conocimiento de dicho ataque” (…) Por tanto, al parecer, se trataba de intimidar a
la esposa de la víctima a través del secuestro y lograr el beneficio de
excarcelación a supuestos subversivos que ella se encontraba investigando. De
ahí que no se reunirían los elementos para dar aplicación a un sistema de
excepción frente a la caducidad. NOTA DE RELATORÍA: Referente a la
inaplicación de normas de caducidad, consultar sentencia de 05 de septiembre de
2016, Exp. 57625), CP. Jaime Orlando Santofimio Gamboa.

CONSEJO DE ESTADO

SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO

SECCIÓN TERCERA

SUBSECCIÓN A

Consejera ponente: MARTA NUBIA VELÁSQUEZ RICO

Bogotá, D.C., diez (10) de mayo de dos mil diecisiete (2017)

Radicación número: 25000-23-36-000-2016-01329-01(58017)

Actor: SANTIAGO BUSTOS RAMÍREZ Y OTROS

Demandado: MINISTERIO DE DEFENSA Y OTRO


Referencia: APELACIÓN AUTO - MEDIO DE CONTROL DE REPARACIÓN
DIRECTA

Tema: CADUCIDAD DEL MEDIO DE CONTROL DE REPARACION DIRECTA


CUANDO SE PRETENDE LA REPARACIÓN DE LOS PERJUICIOS CAUSADOS
POR EL DESPLAZAMIENTO FORZADO/ cómputo del término cuando se trata de
delitos continuados no puede depender de la voluntad del interesado – en el sub
judice debe contarse desde la fecha en la cual los demandantes fueron inscritos
en el Registro Único de Víctimas.

Procede la Sala a resolver el recurso de apelación interpuesto por la parte


demandante en contra del auto de 3 de agosto de 2016, proferido por el Tribunal
Administrativo de Cundinamarca, Sección Tercera, Subsección B, Oralidad,
mediante el cual rechazó la demanda por caducidad de la acción.

I. ANTECEDENTES

1.- La demanda

En escrito presentado el 30 de junio de 2016, los señores Santiago Bustos


Ramírez, María Teresa Ramírez Miranda, Carlos Eduardo Bustos Soto, Alejandra
Bustos Ramírez, Antonio José Ramírez Parada, Antonio José Ramírez Miranda,
Teresa Miranda de Ramírez, Manuel Enrique Ramírez Miranda, Silvana Ramírez
Miranda, Luis Alejandro Bustos Soto, Nora Elvira Bustos de Politi y Clara Inés
Bustos Soto, por conducto de apoderado judicial, interpusieron demanda, en
ejercicio de la acción de reparación directa, contra la Nación-Ministerio de Defensa y
la Nación-Fiscalía General de la Nación, con el fin de que se les declarara
administrativamente responsables por todos los daños y perjuicios tanto
patrimoniales como extra patrimoniales causados a los demandantes con ocasión de
los hechos ocurridos el 25 de mayo de 2000 en Cúcuta, generadores del
desplazamiento forzado y posterior exilio de los demandantes1.

Se señaló en la demanda que el 25 de mayo de 2000, el ingeniero Carlos Eduardo


Bustos Soto fue secuestrado, mientras se encontraba laborando en el proyecto de
construcción de vivienda de interés social y club recreacional “Los Molinos”, en el

1
Fls. 7 a 41 c 2.
corregimiento “El Salado” de Cúcuta, cuando un grupo de aproximadamente 10
hombres encapuchados y que portaban armas de largo alcance irrumpieron en el
lugar y se lo llevaron en un bus, que el Ejército de Liberación Nacional ELN usó
como medio de transporte para llevarlo a la selva.

Pocos días después, la señora María Teresa Ramírez Miranda, esposa del señor
Carlos Eduardo Bustos Soto recibió un comunicado del grupo armado ilegal ELN
en el que le solicitaron internarse en la selva, el cual puso en conocimiento de la
Fiscalía General de la Nación, entidad de la cual era funcionaria y que le
recomendó no cumplir con el requerimiento porque ponía en riesgo su vida.

El 6 de junio de 2000, el ingeniero Carlos Eduardo Bustos Soto se escapó de sus


captores y después de correr durante 10 horas por la selva llegó a la estación de
Policía del municipio de Zulia, en donde pudo llamar a su esposa y al grupo Gaula
que lo trasladó a la ciudad de Cúcuta.

Posteriormente, la Fiscalía le recomendó a la señora María Teresa Ramírez


Miranda solicitar sus vacaciones, el traslado a la ciudad de Bogotá e incluso, salir
del país.

El 8 de junio de 2000, el señor Carlos Eduardo Bustos Soto en compañía de su


esposa e hijos menores, Santiago y Alejandra, llegaron a la ciudad de Bogotá.

Nuevamente, la Fiscalía le aconsejó a la señora María Teresa Ramírez Miranda


que pidiera una licencia no remunerada por tres meses, término en el cual esa
entidad se encargó de tramitar con la embajada de Canadá el refugio de la familia.

La Fiscalía le brindó protección a la familia durante el lapso que duró el trámite


ante la embajada canadiense, esto es, hasta el 31 de julio de 2000, fecha en la
cual el CTI los trasladó al aeropuerto El Dorado de Bogotá y comenzaron su exilio
el 1 de agosto de 2000 en Canadá, situación que continúa hasta la fecha.

Lo anterior conllevó a que la señora María Teresa Ramírez Miranda renunciara a


su cargo como Fiscal y a que el señor Carlos Eduardo Bustos Soto abandonara
sus negocios, razón por la cual afrontaron una difícil situación económica y
sicológica cuando llegaron al país extranjero.
2.- La providencia impugnada

El Tribunal Administrativo de Cundinamarca, Sección Tercera, Subsección B,


Oralidad, mediante auto del 3 de agosto de 2016, rechazó la demanda por
caducidad de la acción.

El a quo fundamentó su decisión en que el hecho generador de la demanda fue el


secuestro del que fue víctima el señor Carlos Eduardo Bustos Soto el 25 de mayo
de 2000, el cual terminó el 6 de junio de 2000 cuando este escapó de sus
captores.

Aseguró que como la víctima quedó en libertad el 6 de junio de 2000, la caducidad


de la acción de reparación directa debía contarse a partir de dicha fecha, de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 164 numeral 2 literal i) del Código de
Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo.

De ahí que para el a quo el término para presentar la demanda venció el 7 de junio
de 2002 y el libelo se radicó el 30 de junio de 2016 y, aunque se presentó solicitud
de conciliación prejudicial el 12 de abril de 2016, para ese momento ya había
operado el fenómeno de la caducidad.

No obstante, advirtió que como en la demanda se alegó que los accionantes


fueron víctimas de desplazamiento forzado, tratándose los mismos de sujetos de
especial protección, debía aplicarse lo dispuesto en la sentencia SU-254 de 2013
de la Corte Constitucional, respecto de la forma en que debía contabilizarse el
término de caducidad de la acción.

En orden a lo anterior, señaló que en dicha sentencia la Corte precisó que para
efectos de contar la caducidad en futuros procesos judiciales, los términos para la
población desplazada solo podrían computarse a partir de la ejecutoria de aquel
fallo sin tener en cuenta períodos anteriores, por tratarse de un grupo en situación
de debilidad manifiesta.

Por ello, el Tribunal a quo consideró que debía remitirse a lo dispuesto en los
autos proferidos el 2 de abril y el 13 junio de 2014 por la Corte Constitucional, en
los cuales se especificó el estudio de la ejecutoria de las sentencias de unificación,
en particular, de la sentencia SU-254 de 2013 y en los que se aclaró que aquellas
quedaban ejecutoriadas tres días después de haber sido publicadas.

Así, estimó que como la sentencia SU-254 de 2013 fue publicada el 19 de mayo
de 2013, entonces quedó ejecutoriada el 22 de mayo de 2013, de ahí que en el
sub judice, el término de caducidad debía contarse desde el 23 de mayo de 2013
hasta el 23 de mayo de 2015.

Reiteró que como la solicitud de conciliación prejudicial se presentó el 12 de abril


de 2016 y la constancia de conciliación fallida se expidió el 24 de junio de 2016,
dicho trámite no se realizó dentro del término para surtir los efectos de suspensión
de la caducidad, pues para el momento de presentación de la solicitud la demanda
se encontraba caducada.

Concluyó que los demandantes tenían hasta el 23 de mayo de 2015 para


presentar la demanda de reparación directa y como quiera que ello ocurrió el 30
de junio de 2016, había operado el fenómeno de la caducidad 2.

3.- El recurso de apelación

La parte demandante apeló la decisión de rechazo de la demanda y solicitó que,


en su lugar, se admitiera la misma.

Consideró que de acuerdo con la jurisprudencia del Consejo de Estado sobre la


materia no era correcto concluir que había operado el fenómeno de la caducidad,
en primer lugar, porque el daño ha sido continuado y se ha extendido en el tiempo
por el desplazamiento y posterior exilio del que fueron víctimas los demandantes
por las conductas omisivas de las entidades demandadas.

Lo anterior, por cuanto el daño no terminó con el secuestro del señor Carlos
Eduardo Bustos Soto el 6 de junio de 2000, sino que comenzó con posterioridad al
rapto y fuga de la víctima, dado que debido a la falta de medidas de protección
acordes con su situación, la familia debió desplazarse a otra ciudad y luego a un
país extraño.

2
Fls. 45a 48 cuaderno de segunda instancia.
De ahí que, siguiendo la jurisprudencia en que se apoya la misma providencia
impugnada, no habría caducidad de la acción pues dicho término se debía contar
desde el momento en que se verificaba la cesación de la conducta causante del
daño, hecho que hasta la fecha de presentación de la demanda no ha ocurrido,
dado que las conductas omisivas de las demandadas continuaban y la familia
Bustos Ramírez seguía desplazada y exiliada.

En segundo lugar, porque, a su parecer, era errado aplicar la regla procesal


establecida en la sentencia SU-254 de 2013, proferida por la Corte Constitucional,
sobre el cómputo de la caducidad en casos de desplazamiento forzado, dado que
con ello se ignoraba la jurisprudencia del Consejo de Estado respecto del daño
continuado.

Señaló que la aplicación de la mencionada sentencia de unificación llevaba a


pensar que todo tema sobre desplazamiento debía ser resuelto por la regla allí
planteada, sin que el a quo identificara los supuestos de hecho de dicha
providencia, a fin de evaluar si la regla de caducidad tenía aplicación al sub judice,
actitud que, lamentablemente, llevó al Tribunal a tomar una decisión abiertamente
contraria a los derechos de las víctimas y a la misma jurisprudencia del Consejo
de Estado.

Advirtió que los supuestos de hecho a que se refería la sentencia SU-254 de 2013
versaban sobre sentencias de tutela interpuestas por personas desplazadas
quienes buscaban el reconocimiento de sus derechos, entre otros, la
indemnización administrativa contenida en la Ley 1448 de 2011. Se trató de casos
acumulados por la Corte por comportar situaciones de hecho y de derecho,
análogas o similares por la presunta vulneración del derecho fundamental a la
reparación integral de los daños causados por el desplazamiento forzado.

Por tanto, consideró que la nota característica de los procesos abordados por la
sentencia de unificación correspondía a unas solicitudes de indemnización
administrativa que no habían tenido respuesta estatal y a esos casos se refería la
interpretación de la caducidad en dicha providencia.

Agregó que, incluso, la regla de caducidad de dicha sentencia de unificación se


aplicó, precisamente, para garantizar el acceso a la administración de justicia de la
población desplazada, no como lo hizo la providencia impugnada en la cual el a
quo fue en contra del principio pro actione y pro víctima y con ello negó el acceso
de los demandantes a la justicia.

Adicionalmente, sostuvo que la sentencia de unificación favoreció la posibilidad de


que la población desplazada acudiera a la justicia contenciosa para que a través
de un incidente de liquidación se le reconociera una reparación administrativa, en
aplicación del artículo 25 del Decreto 2591 de 1991, contrario a lo que se
perseguía en el sub judice, relativo a una reparación judicial la cual se regía por
otras reglas procesales como lo precisó la Corte en la providencia de unificación
citada.

Concluyó que ambos tipos de reparación exigían una consideración distinta


respecto de la caducidad y así, en este caso, en el que el desplazamiento y el
exilio no habían terminado, pues dadas las condiciones de seguridad los
demandantes no podían retornar a Colombia, no era aplicable la caducidad de la
acción de reparación directa por tratarse de un daño continuado y que no había
cesado3.
II. CONSIDERACIONES

1.- Competencia

Esta Corporación es competente para conocer del presente asunto, de


conformidad con lo dispuesto en los artículos 125, 150 y 243 numeral 1 e inciso
2 del Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso
Administrativo, que le atribuyen al Consejo de Estado la competencia para
resolver los recursos de apelación contra los autos que rechazan la demanda,
dictados en primera instancia por los Tribunales Administrativos.

2. La caducidad en casos de daño continuado como el producido por el


desplazamiento forzado

La jurisprudencia de esta Sección, para efectos de contabilizar el término de


caducidad de la acción, ha distinguido el concepto de daño permanente y daño
continuado para señalar que respecto de este último, aquel debe contarse
desde el momento en que se verifica la cesación de la conducta causante del
daño4.
3
Fls. 51 a 57 cuaderno de segunda instancia.
4
Consejo de Estado, Sala delo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, auto de 19 de julio de
2007, exp. 31.135, CP: Enrique Gil Botero.
En casos en los cuales el daño alegado es producto de delitos de carácter
continuado, como ocurre con el desplazamiento forzado, el término de dos (2)
años previsto en la ley solo podrá computarse teniendo en cuenta las
particularidades de cada caso, pues se trata de eventos en que el daño se
prolonga en el tiempo5.

Así, tratándose de daños con efectos continuados (desplazamiento forzado,


desaparición forzada, secuestro, etc.,), “el término de caducidad de la demanda
debe empezar a contarse a partir de la cesación del daño, esto es, cuando la
persona aparezca, sea liberada o cuando están dadas las condiciones de
seguridad para que se produzca el retorno al lugar de origen o en su defecto
desde la ejecutoria del fallo definitivo adoptado en el proceso penal –lo que
pase primero-”6.

3.- El caso concreto

Como se observa en la demanda, los actores derivan sus pretensiones no del


secuestro que sufrió el señor Carlos Eduardo Bustos Soto, sino del
desplazamiento al que se habría visto forzada su familia luego de su huida, desde
la ciudad de Cúcuta a la de Bogotá y, posteriormente, hacia Canadá donde se
encontrarían viviendo en el exilio desde el 1 de agosto del 2000 hasta la fecha.

En efecto, así se advierte en el recurso de apelación cuando los recurrentes


señalan que “el daño ha sido continuado y se ha extendido en el tiempo y este
corresponde al desplazamiento y posterior exilio del que fueron víctimas los
demandantes por las conductas omisivas de las entidades demandadas”7.

Ahora bien, para efectos de establecer cómo contabilizar el término de caducidad


en el sub judice, la Sala examinará las pruebas pertinentes sobre el hecho dañoso
que alegan los demandantes, no con el ánimo de hacer un estudio de la
responsabilidad endilgada, el cual no corresponde a esta instancia ni a esta etapa

5
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, Subsección A,
sentencia del 9 de diciembre de 2013, exp. 50001233100020120019601 (48152), CP: Mauricio
Fajardo Gómez.
6
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, Subsección A,
sentencia del 9 de septiembre de 2015, exp. 200012331000200401512 01 y auto del 10 de febrero
de 2016, exp. 050012333000201500934 01(AG), ambas con ponencia del Dr. Hernán Andrade
Rincón.
7
Fls. 53 y 54 cuaderno de segunda instancia.
procesal, sino con el objetivo de verificar los tiempos en que ocurrieron los hechos
y así acreditar el momento a partir del cual corrió el término para ejercer el medio
de control propuesto.

En el expediente se encuentra acreditado que se adelantó investigación penal por


el delito de secuestro del que fue víctima el señor Carlos Eduardo Bustos Soto 8, el
cual fue aceptado por los postulados Edgar Castillo Gelvez y Fredy Omar Lamus,
desmovilizados del Ejército de Liberación Nacional ELN, razón por la cual,
mediante oficio del 12 de diciembre de 2012, el Fiscal Veintinueve Delegado ante
el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, Unidad Nacional de Justicia y
Paz, les informó a los demandantes los requisitos para acreditar dentro de dicha
actuación el daño causado por el delito 9.

El mismo 12 de diciembre de 2012, la Fiscalía Veintinueve Delegada ante el


Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, Unidad Nacional de Justicia y
Paz, reconoció a los señores María Teresa Ramírez Miranda y Carlos Eduardo
Bustos Soto como víctimas del delito de secuestro, cometido por miembros del
Ejército de Liberación Nacional ELN10.

Como consecuencia, el 7 de enero de 2014, el señor Carlos Eduardo Bustos Soto,


en su calidad de víctima directa del delito de secuestro, en entrevista rendida ante
la Policía Judicial declaró acerca de los daños sufridos con ocasión del mismo y
además se refirió a su exilio y al de su familia en los siguientes términos:

“Para mi viaje a Canadá tuvimos apoyo de la Fiscalía General de la


Nación que por ese entonces tenía contacto con el gobierno de Canadá
para apoyar familias en peligro que tenían que abandonar el país. En
Canadá llevamos 13 años y medio, de los cuales, los primeros 5 años
nos dedicamos a aprender el idioma y hacer estudios que nos sirvieran
para trabajar, el gobierno nos prestó plata para poder estudiar en la
Universidad de Alberta, después de esto logré trabajar en empresas
constructoras 5 años después, mi esposa también estudió inglés y
entró a trabajar en una empresa de seguros y por lo cual hasta la
actualidad vivimos de nuestros trabajos”11.

No se allegaron documentos sobre diligencias posteriores del proceso penal


adelantado por el delito de secuestro del que fue víctima el señor Carlos Eduardo

8
Fls. 222 a 510 c 1.
9
Fls. 250 y 251 c 2.
10
Fl. 223 c 2.
11
Fls. 258 y 259 c 2.
Bustos Soto, de manera que a la fecha de esta providencia no se conoce la
decisión definitiva.

Igualmente, se allegó la Resolución No. 2014425357 del 27 de marzo de 2014,


suscrita por la Directora Técnica de Registro y Gestión de la Información de la
Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas, por la cual se incluyó
en el Registro Único de Víctimas al señor Carlos Eduardo Bustos Soto y a su
grupo familiar, por los hechos de secuestro y desplazamiento forzado 12.

Así mismo, se allegaron copias de los pasaportes canadienses de los señores


María Teresa Ramírez Miranda y Carlos Eduardo Bustos Soto, en los que se lee
que esa es su nacionalidad13. Igualmente, se allegaron documentos médicos de la
señora María Teresa Ramírez Miranda por la atención recibida en la Clínica de
Devon de la ciudad de Edmonton, provincia de Alberta, Canadá los cuales datan
de los años 2002, 2007, 2010 y 2015 14. También consta el poder otorgado por los
demandantes a su representante judicial dentro del proceso de justicia y paz,
debidamente apostillado ante el cónsul colombiano en Toronto, Canadá, en el que
señalan que su residencia es la ciudad de Edmonton, en la provincia de Alberta,
Canadá15.

Observa la Sala que los actores fueron acreditados como víctimas de secuestro y
desplazamiento forzado y que fue el rapto sufrido por el señor Carlos Eduardo
Bustos Soto y su posterior huida lo que habría provocado su exilio y el de su grupo
familiar a un país extranjero, al considerar que sus vidas se encontraban en
peligro.

Como los recurrentes insisten en el hecho dañoso del desplazamiento forzado, el


cual, según los demandantes, es un daño continuado, porque no ha cesado,
encuentra la Sala que, según lo declarado por el señor Carlos Eduardo Bustos
Soto ante la Policía Judicial, con ocasión del proceso de justicia y paz contra sus
victimarios del secuestro, este habló de la ayuda que recibió de la Fiscalía General
de la Nación para buscar refugio en Canadá, como también de la posibilidad que
tuvieron él y su esposa de acceder a la universidad y a nuevos trabajos.

12
Fls. 263 a 266 c 2.
13
Fls. 39 y 42 c 2.
14
Fls. 527 a 570 c 2.
15
Fls. 246 a 247 c 2.
De ahí que no se encuentra acreditada la razón por la cual los demandantes
afirman en el libelo que “no han podido volver a rehacer sus vidas en Colombia y
siguen en desplazamiento forzado”16, es decir, no se encuentra probado que el
daño alegado pueda calificarse como continuado.

Tampoco se acredita que solicitaran protección o hubieran sido objeto de un


estudio de seguridad por parte de las autoridades competentes, del cual se
desprenda que no están dadas las condiciones para que los accionantes retornen
a Colombia o que sus vidas se encuentran en peligro.

Por el contrario, lo que advierte la Sala de la declaración del demandante Carlos


Eduardo Bustos Soto, es que él y su familia rehicieron su vida en el país
extranjero, tanto así que obtuvieron la nacionalidad canadiense, de donde puede
inferirse su intención de permanecer en ese territorio.

Así las cosas, es claro para la Sala que el hecho del secuestro no es el punto de
partida para contar el término de caducidad de la acción en este caso, dado que
este cesó una vez el señor Carlos Eduardo Bustos Soto escapó de sus captores y
recuperó su libertad17; además, porque los demandantes fueron reconocidos como
víctimas y partes en el proceso de justicia y paz para obtener una reparación por
el mismo.

De hecho, si se partiera de aquel como fuente del daño, de acuerdo con la


jurisprudencia de esta Sección, el cómputo de la caducidad de la acción se
contabilizaría desde el día siguiente a aquel en que la víctima recuperó su libertad
(7 de junio de 2000), por lo que a la fecha de presentación de la demanda (30 de
junio de 2016 o incluso la de solicitud de conciliación prejudicial- 12 de abril de
2016), esta se encontraría caducada, a lo cual se oponen insistentemente los
recurrentes, pues consideran que son el desplazamiento y posterior “exilio” al
extranjero, el daño que aún no cesa y que los habilita para demandar.

16
Hecho No. 2.46 de la demanda, fl. 19 c 1.
17
Consejo de Estado, Sala delo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, Subsección A,
sentencia del 10 de febrero de 2016, exp. 200012331000200600346-01 (35.341). Original de la
cita: “En el secuestro los daños se producen de manera sucesiva y día a día en el tiempo, razón
por la cual resulta aplicable la jurisprudencia de esta Corporación que sostiene que en los casos en
que se demande un daño continuado, el término de caducidad de la acción debe empezar a
correr sólo desde el momento en que se tenga certeza acerca de la cesación de la conducta
vulnerante que ocasiona el daño, esto es desde el momento en que aparece la víctima -o sus
restos- o con la ejecutoria del fallo definitivo del proceso penal” (negrillas fuera de texto).
Se trata entonces de establecer si el desplazamiento forzado, en este caso en
particular, es un daño continuado, que no ha cesado o que, por el contrario, ya
tuvo un momento de cierre.

Dado que no se encuentra demostrado que el retorno al país no ha sido posible


por causas ajenas a la voluntad de los demandantes y que el término para contar
la caducidad no puede extenderse indefinidamente, ni depender de la voluntad de
los interesados en accionar18, la Sala encuentra razonable que el cómputo de la
caducidad deba empezar a contarse desde la fecha en la cual los demandantes
fueron incluidos en el Registro Único de Víctimas por el hecho del desplazamiento
forzado, lo cual ocurrió mediante Resolución No. 2014425357 del 27 de marzo de
2014, suscrita por la Directora Técnica de Registro y Gestión de la Información de
la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas, por los motivos
que pasan a explicarse.

Si bien los actores insisten en que no han podido retornar al país y que son
víctimas de desplazamiento forzado, de acuerdo con la jurisprudencia de esta
Sección, en casos como el sub judice, el término de caducidad debe empezar a
contarse a partir de la cesación del daño, esto es, cuando estén dadas las
condiciones de seguridad para retornar al lugar de origen.

Los demandantes no demuestran porqué razón no estarían dadas las condiciones


para su retorno, si, se itera, la situación del secuestro y posterior huida del señor
Carlos Eduardo Bustos Soto ya fue objeto de tratamiento por parte de la justicia
penal y ya fueron reconocidos como víctimas él y su esposa, lo que significaría
que aquello que motivó las circunstancias de peligro para sus vidas ya fue
conjurado por la acción de la justicia.

De ahí que, en principio, a partir del reconocimiento de los demandantes como


víctimas dentro del proceso penal de justicia y paz se podría entender cesado el
18
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, Sala Plena, auto del
9 de febrero de 2011, exp. 54001-23-31-000-2008-00301-01(38271), CP: Danilo Rojas
Betancourth: “Frente a estos supuestos la Sala aclara, como lo ha hecho en otras oportunidades,
que el término de caducidad opera por ministerio de la ley, y no puede depender de la voluntad de
los interesados para ejercer las acciones sometidas a dicho término (nota n.° 9 del auto en cita:
‘Ver, entre otras, la sentencia del 24 de abril de 2008. C. P. Myriam Guerrero de Escobar.
Radicación No. 16.699. Actor: Gilberto Torres Bahamón’), razón por la cual, en los casos en que el
conocimiento del hecho dañoso por parte del interesado es posterior a su acaecimiento, debe
revisarse en cada situación que el interesado tenga motivos razonablemente fundados para no
haber conocido el hecho en un momento anterior pues, si no existen tales motivos, no hay lugar a
aplicación de los criterios que ha establecido la sala para el cómputo del término de caducidad en
casos especiales”.
daño, pues aquellos que provocaron su salida del país reconocieron el hecho del
secuestro y se sometieron a la sanción correspondiente, de manera que ya no
habría razón para que el grupo demandante no retornara a su lugar original de
residencia.

No obstante, ello no basta para establecer si están dadas las condiciones de


seguridad para el retorno, pues el hecho que habría generado el desplazamiento
forzado fue perpetrado por miembros de un grupo armado ilegal y se requeriría
saber si en el lugar de origen de los demandantes estos seguirían corriendo
peligro por la acción de dichos actores armados, o en otro lugar de Colombia.

Al respecto, se tiene que nada consta en el plenario respecto de una solicitud de


estudio de seguridad o manifestación de amenaza ante las autoridades
competentes por parte de los actores, o petición similar en la cual requirieran que
se evaluara su situación para verificar posibles obstáculos para su retorno o en el
cual informaran su intención de volver al país.

Además, para la Sala no puede soslayarse lo manifestado por el demandante


Carlos Eduardo Bustos Soto en su declaración dentro del proceso de justicia y paz
que se adelanta contra sus victimarios por el delito de secuestro, según la cual,
luego de trece años y medio de vivir en Canadá, su esposa y él lograron aprender
el idioma, recibieron ayuda para estudiar en la universidad de Alberta, él, quien es
ingeniero, ha podido trabajar con empresas constructoras y su esposa en una
empresa de seguros. Adicionalmente, como se lee en las copias de sus
pasaportes allegadas al expediente, tienen la nacionalidad canadiense y, por
tanto, se encuentran en el uso y goce de los derechos de cualquier ciudadano de
ese país.

Como consecuencia, la Sala encuentra razonable para el cómputo del término de


caducidad de la presente demanda, que aquel sea a partir de la inclusión de los
demandantes en el Registro Único de Víctimas por el hecho del desplazamiento
forzado, lo cual ocurrió mediante Resolución No. 2014425357 del 27 de marzo de
2014, suscrita por la Directora Técnica de Registro y Gestión de la Información de
la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas.

Lo anterior, por cuanto a partir de esa fecha los actores no solo fueron visibilizados
como víctimas del conflicto armado interno sino que también, según el artículo
segundo de la parte resolutiva del mencionado acto administrativo, se les anexó
“la ruta establecida para que las víctimas accedan al conjunto de medidas
adoptadas en su beneficio, que posibilitaran hacer efectivo el goce de sus
derechos a la verdad, la justicia y la reparación integral con garantía de no
repetición, las cuales contribuirán a dignificar su condición a través de la
materialización de sus derechos constitucionales”.

Uno de tales derechos consagrados en el artículo 28 numeral 8 de la Ley 1448 de


201119, es el de retornar a su lugar de origen o reubicarse en condiciones de
voluntariedad, seguridad y dignidad, en el marco de la política de seguridad
nacional.

Los demandantes no allegaron con la demanda evidencia alguna de que desde su


registro como víctimas en la unidad nacional prevista para tal efecto, ocurrido el 27
de marzo de 2014, no han sido beneficiarios de ninguna medida por parte del
Estado para garantizar su retorno al país y que con ello cese el daño con
fundamento el cual interpusieron el libelo de reparación directa, es decir, que a
pesar de su voluntad, no han podido regresar a su lugar de origen o reubicarse en
otro lugar del país por falta de condiciones de seguridad y dignidad.

Por el contrario, la Sala encuentra razonable que a partir de esa fecha, el Estado
conoce la situación de los demandantes y por ende comenzó la ruta de atención y
puso a su disposición las medidas que la Ley 1448 de 2011 les confiere en su
calidad de víctimas del conflicto armado interno 20, sin que conste en el expediente
evidencia alguna de que ello no ha sido así.

Por tales motivos, la fecha de inclusión de los accionantes en el Registro Único de


Víctimas por el hecho del desplazamiento forzado, esto es, la del 27 de marzo de
2014, será la que se tendrá en cuenta para establecer si el derecho de acción en
este caso, se ejerció o no de manera oportuna.

19
Por la cual se dictan medidas de atención, asistencia y reparación integral a las víctimas del
conflicto armado interno y se dictan otras disposiciones.
20
“Ley 1448 de 2011, artículo 9. Carácter de las medidas transicionales. El Estado reconoce que
todo individuo que sea considerado víctima en los términos en la presente ley, tiene derecho a la
verdad, justicia, reparación y a que las violaciones de que trata el artículo 3 de la presente ley, no
se vuelvan a repetir, con independencia de quién sea el responsable de los delitos.
Las medidas de atención, asistencia y reparación adoptadas por el Estado, tendrán la finalidad de
contribuir a que las víctimas sobrelleven su sufrimiento y, en la medida de lo posible, al
restablecimiento de los derechos que les han sido vulnerados. Estas medidas se entenderán como
herramientas transicionales para responder y superar las violaciones contempladas en el artículo 3
de la presente Ley (…)”.
Siendo así, en aplicación del artículo 164 numeral 2 literal i) inciso 2º del Código
de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo, a partir del 27
de marzo de 201421 comenzó a correr el término para ejercer el medio de control
de reparación directa, el cual vencía el 27 de marzo de 2016 y la demanda se
presentó el 30 de junio de 2016 y pese a que el 12 de abril de 2016 22 los
demandantes presentaron solicitud de conciliación prejudicial, para ese momento
ya se encontraba vencido el término de ley, motivo por el que la misma no resultó
útil para efectos de suspenderlo y habilitar el ejercicio del medio de control.

Finalmente, se precisa que en este caso los hechos que originan la demanda y
que, eventualmente, permitirían la inaplicación del término de caducidad a la
misma, como lo ha señalado la jurisprudencia de esta Sección 23, no se produjeron
“como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil y
con conocimiento de dicho ataque”24, sino que, como se afirma en el hecho 2.47

21
La que se tomará en cuenta dado que no se conoce fecha de notificación y firmeza de dicho acto
administrativo.
22
Fls. 571 a 573 c 2.
23
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, Subsección C, auto
del 5 de septiembre de 2016, exp. 05001233300020160058701 (57625), CP: Jaime Orlando
Santofimio Gamboa.
24
“Estatuto de Roma, artículo 7: Crímenes de lesa humanidad:

“1. A los efectos del presente Estatuto, se entenderá por " crimen de lesa humanidad " cualquiera
de los actos siguientes cuando se cometa como parte de un ataque generalizado o sistemático
contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque:

“a) Asesinato;

“b) Exterminio;

“c) Esclavitud;

“d) Deportación o traslado forzoso de población;

“e) Encarcelación u otra privación grave de la libertad física en violación de normas fundamentales
de derecho internacional;

“f) Tortura;

“g) Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esterilización forzada o
cualquier otra forma de violencia sexual de gravedad comparable;

“h) Persecución de un grupo o colectividad con identidad propia fundada en motivos políticos,
raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos, de género definido en el párrafo 3, u otros
motivos universalmente reconocidos como inaceptables con arreglo al derecho internacional, en
conexión con cualquier acto mencionado en el presente párrafo o con cualquier crimen de la
competencia de la Corte;

“i) Desaparición forzada de personas;

“j) El crimen de apartheid;


de la demanda: “a lo largo de estos años se pudo comprobar que algunos
miembros de la estructura del ELN que se acogieron a la Ley de Justicia y Paz -
Ley 975 de 2005 reconocieron el hecho delictivo del secuestro del Ing. Carlos
Eduardo Bustos Soto (…). De su reconocimiento se ha podido evidenciar que este
hecho tenía como objetivo presionar a la doctora María Teresa Ramírez Miranda,
Directora Seccional de Fiscalías de Cúcuta en dicho momento, para obtener la
libertad de miembros del grupo guerrillero que se encontraban privados de la
libertad por cuenta de los empleados a su cargo”.

Por tanto, al parecer, se trataba de intimidar a la esposa de la víctima a través del


secuestro y lograr el beneficio de excarcelación a supuestos subversivos que ella
se encontraba investigando. De ahí que no se reunirían los elementos para dar
aplicación a un sistema de excepción frente a la caducidad.

Con todo, esta Subsección insiste en que las pruebas aportadas y las
particularidades del sub judice sí permiten establecer un cómputo de la caducidad,
como ampliamente se explicó.

De ahí que, dando aplicación a la jurisprudencia de esta Sección sobre el cómputo


de la caducidad en casos de delitos continuados como lo invocó la parte apelante,
observa la Sala que aunque por diferentes motivos a los del a quo, la demanda
instaurada sí se encuentra caducada y, por tanto, deberá confirmarse la
providencia impugnada.

En mérito de lo expuesto, el Consejo de Estado, en Sala de lo Contencioso


Administrativo, Sección Tercera, Subsección A

RESUELVE:

PRIMERO. CONFIRMAR el auto que dictó el Tribunal Administrativo de


Cundinamarca, Sección Tercera, Subsección B, Oralidad, el 3 de agosto de 2016.

“k) Otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente grandes sufrimientos o
atenten gravemente contra la integridad física o la salud mental o física.

“2. A los efectos del párrafo 1:

“a) Por " ataque contra una población civil " se entenderá una línea de conducta que implique la
comisión múltiple de actos mencionados en el párrafo 1 contra una población civil, de conformidad
con la política de un Estado o de una organización de cometer es ataque o para promover esa
política; (…)”
SEGUNDO: Ejecutoriada esta providencia, por Secretaría REMÍTASE el
expediente al Tribunal de origen.

CÓPIESE, NOTIFÍQUESE y CÚMPLASE

HERNÁN ANDRADE RINCÓN

MARTA NUBIA VELÁSQUEZ RICO

CARLOS ALBERTO ZAMBRANO BARRERA

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