Cabaret El Musical
Cabaret El Musical
Cabaret El Musical
Es indudable que "Sally Bowles" (de la obra Cabaret) como personaje es un desafío para
cualquier actriz. Difícil por cierto, ¿cómo actuar una artista de segunda sin ser una artista
de segunda?.
Sally Bowles es compleja y oscura, pero llena de energía. Logra capturar la atención desde
su potente personalidad construída en base a sus carencias. No tiene talento, le falta
afecto, es adicta al sexo y al alcohol. Posee un exagerado y extraviado sentido de la
sofisticación. Cuando ella habla de sí misma con Cliff en el número "Perfectly Marvelous"
es su instinto de supervivencia en acción. Ella es una chica de escaso talento que usa su
femeneidad para obtener lo que quiere. Como el Kit Kat Klub, ella está excluída del mundo
real. Heridas y limitaciones son rápidamente encubiertos con bromas y grandilocuencia.
En su interior ella sabe de sus limitaciones pero no las quiere aceptar.
Sally tiene miedo a ser feliz y tener una vida "normal y saludable". No piensa en sus
decisiones, las toma y acepta las consecuencias.
La Sally inglesa de la obra teatral y la Sally americana del film no son tan distintas, tienen
el mismo corazón y el mismo miedo, que plasmó Christopher Isherwood en el cuento
"Sally Bowles" en Berlin Stories.
Sally realiza un viaje trágico a través de las emociones. Es adorable y deliciosa, ella es la
vida de la fiesta y uno desearía estar alrededor de ella. Y a pesar de que no llega a
quererla, no es su objetivo, por el contrario, ella intenta desagradar y no sentirse querida.
Es la metáfora de la inocencia perdida y destruída de Berlin. El personaje no es político y
trata de no serlo, pero en el final se mezcla con lo que está ocurriendo. Lo realmente
interesante del rol de Sally es que hace cosas que confunden y no es exactamente
compasivo. Ella es una callejera sinvergüenza que trata de sobrevivir de la única manera
que sabe. Sally es sexy y provocadora, te introduce en ese sentimiento dónde entendés
todo y cerca del final te da un golpe.
Gina Gershon la calificó como el "Hamlet de los musicales". Es interesante ese concepto.
Ninguna lo ha hecho igual y todas han tenido algo en común. Grandes actrices la han
interpretado desde Julie Harris, Jill Hayworth, Judi Dench, Alyson Reed, Natasha
Richarson, Susan Egan, Teri Hatcher, Joely Fisher, Brooke Shields, entre tantas (en
español: Andrea Tenuta, Natalia Millán, Itatí Cantoral, Chantal Andere, Alejandra Radano,
Karina K); pero hay una sola en el imaginario colectivo del público en todo el mundo: Liza
Minelli. ¿Por qué todos piensan en Liza y en el film? Supongo que por la misma razón por
la que pensamos en Julie Andrews cuando se nombre a La Novicia Rebelde (The Sound of
Musica) y olvida comosellame quien lo hizo además. Además Kander y Ebb escribieron la
música pensando en Liza. Ellos querían que ella interpretase a Sally Bowles. El director
Harold Prince no la quería. Aducía que era demasiado joven y con un acento muy
americano. A pesar de eso, Liza, estrenó las canciones en sus recitales antes de que se
estrenase la obra, tuvo su revancha en la película, Oscar ganado incluído.
Próxima nota: Andrea Tenuta y el alma de Sally (basado en conversaciones con Andrea en
2001)
(armando de conversaciones con Andrea Tenuta durante el año 2000, para mi libro sobre
Cabaret)
En el film Cabaret, Sally, marcada por la carencia afectiva, toma la decisión de abortar un
hijo que no va a poder criar. Corta esa vida para poder sobrevivir la de ella, que va en un
camino espiralado hacia la autodestrucción. Se maquilla, instala su máscara e irrumpe en
un escenario quemado de luz azul, que la espera como una especie de cielo en el infierno,
pero que ella elige con convicción. Allí entona con fuerza el tema Cabaret.
Con 12 años, Andrea, quedó fascinada con la imagen de aquella Liza-Sally. "Yo quiero eso"
se dijo a sí misma cuando lo vió. En ese momento sintió por primera vez que quería ser
actriz. Cuando Andrea terminaba de cantar ese tema, quitaba de sus labios el rouge con
un fuerte gesto, "no es verdad que Sally ame el Cabaret - dice Andrea- , lo prefiere a la
guerra."
Andrea Tenuta era en esos momentos una joven actriz prometedora. Hija de dos grandes
de la escena rioplatense: Juan Manuel Tenuta y Adela Gleijer, tenía éxitos en cine, algunas
buenas telenovelas y buenos trabajos teatrales. Incluídos su etapa junto a Hugo Midón.
En 1988 su vida cambia cuando es convocada para la obra Cabaret. La obra había quedado
sin protagonista luego de una gran pelea entre Carlos Perciavalle y Nacha Guevara.
Andrea al principio, dudó, quería antes que nada, que los conflictos estuviesen
solucionados. Cuando así fue comenzó con los ensayos de un papel que hasta el día de
hoy la conmueve hasta las lágrimas.
Para Andrea hacer de Sally era un reto que se fusionaba con los sentimientos. Reto que se
transformó en una vorágine debido a que en sólo un mes se ensayó, se preparó el
vestuario, se montó la coreografía. A la par de eso, Andrea, tomaba todos los días clases
de lírico junto a Susana Camacho debido a que las partituras eran muy exigentes. A causa
de esto, la mantuvieron engañada durante un mes, diciéndole que la hacían ensayar un
tono más bajo. Nada más alejado de lo cierto, sin saberlo, Andrea ensayaba las versiones
en su tono justo.
Alguien que fue significativo para ella (aparte de Carlos Perciavalle) en la puesta, fue el
coreógrafo repositor, Rob Baron: "De él aprendí que un profesional de la comedia musical
debe ser una persona alegre y feliz de realizar su trabajo, exigente y con una infinita
claridad para pedir las cosas."
El espectáculo se estrenó en 1988 en el Teatro Metropolitan. Fue protagonizada por
Andrea Bonelli, Carlos Perciavalle, Andrea Bonelli, Mario Pasik y gran elenco. De
inmediato fue un éxito absoluto, manteniéndose un año ininterrumpido en cartel,
haciendo de ocho a nueve funciones semanales.
Andrea era Sally, y como bien dice ella, no reemplazó a Nacha Guevara sino que estrenó el
espectáculo, debido a que lo hecho era una versión totalmente diferente a la planeada
por Nacha.
Hablando de anécdotas, Andrea no puede dejar de conmoverse y se le escapan algunas
lágrimas cuando le pido que me cante "Maybe this time" con la maravillosa adaptación de
China Zorrilla. Para Andrea: "Cabaret, es una de las obras musicales más profundas, que
permite plasmar un momento histórico fuerte con la fantástica metáfora del Cabaret.
Dibujar el inicio del nazismo a través de los ojos de una chica frágil y solitaria como Sally."
Mientras recordábamos, Andrea quiseo destacar la labor de alguien en particular del
elenco, Andrea Bonelli, quien personificaba a Natalia Landauer (la joven judía enamorada
del gigolo). Junto a Sally-Andrea, tenían una escena fundamental y divertida, cuando ellas
se juntan a tomar el té y Natalia le pide consejos sexuales a Sally. Andrea recuerda con
afecto la escena y me remarca la fina actuación de Bonelli, que para ella era un placer
compartir.
Más allá de lo profesional, Andrea vivió una experiencia que la marcó durante las
funciones de la obra. Un sábado, se levantó muy mal, con fiebre, dolor de cabeza, una
fuerte gripe la estaba atacando. No iba a poder hacer la función. Llamó preocupada a
Carlos Perciavalle. La obra pasaba por su mejor momento, y en esa época no había
reemplazos, levantar dos funciones de un sábado podía ser fatal. Carlos le dijo que fuese
para el teatro igual, que él le daría algo que la pondría bien.
Con las pocas fuerzas que le quedaban, Andrea, obedeció a Perciavalle y fue al teatro:
"Allí, en mi camarín me inyectaron con algo que era bastante común en la época. Nunca
supe exactamente lo que era, pero parecía como para levantar caballos. Hice las funciones
en pleno estado de euforia y sin darme cuenta de mi enfermedad. Pero cuando terminó y
el efecto pasó, me sentí peor que antes."
Al otro día, Andrea continuaba con su estado gripal, volvió al teatro y antes de que
vinieran a inyectarla algo sucedió. Sentada frente al espejo tuvo una especie de sueño-
visión. En ella se le aparecía Judy Garland (la mamá de Liza Minelli) mostrándole los
desastrosos efectos que habían hecho daño en ella (y llevado a la muerte) los
estimulantes, también en momentos aparecía la imagen de Liza intentando zafar de ese
destino. Andrea quedó impactada con eso y decidió no inyectarse esa vez y nunca más. "A
partir de ahí supe que era más importante mi propia fuerza desde la sanidad. Ese domingo
hice la función enferma, pero feliz."