Libro
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teoría
crítico-estructuralista
del derecho mercantil
Obras seleccionadas
Traducción de
Laura Criado
Marcial Pons
MADRID | BARCELONA | BUENOS AIRES | SÃO PAULO
2017
Índice
I
EL DERECHO MERCANTIL EN PERSPECTIVA:
HISTORIA, FUNCIÓN Y DISFUNCIÓN
II
ESTUDIOS INTERDISCIPLINARIOS:
INSTRUMENTOS DE CRÍTICA EXTERNA
III
LAS DISTINTAS DISCIPLINAS: CRÍTICA INTERNA
IV
UN NUEVO DERECHO
BIBLIOGRAFÍA................................................................................................. 235
IntroduCCIÓN
LA tradiCIÓN DEL pensamIento crítico,
su renovaCIÓN e importAncia
para EL Derecho mercantil
discrepancia y la crítica de ideas. Por ello, incluyo textos en los que critico di-
rectamente la doctrina y la práctica dominantes 1 o establezco de forma expresa
y manifiesta un diálogo crítico con otro autor 2.
El objetivo es estimular la idea de que es posible un entorno académico
abierto y crítico, algo raro en el tibio medio de falsas alabanzas, cordialidad su-
perficial y falta de debate que impregna el medio jurídico en Brasil y que sigue
impidiendo su desarrollo.
Para concluir, incluyo otro texto en el que intento ampliar los horizontes a
la teoría general del derecho, divagando sobre las posibilidades de extender es-
tas ideas críticas.
Este texto ayuda a explicar el significado del título. La crítica propuesta no
es dispersa, inconexa o inconsciente (como con frecuencia sucede en derecho).
Se conecta en un punto central: el reconocimiento de que se necesita un cam-
bio estructural. Esta obra se organiza sistemáticamente en torno al análisis y la
crítica de las estructuras económicas y jurídicas que dan apoyo al capitalismo y
al Derecho mercantil. La capacidad de transformación de cualquier teoría críti-
ca en derecho es limitada si no hay disposición para el cambio estructural. Las
reflexiones sobre cambios en el orden constitucional, mediante la actuación del
Estado, o las reflexiones críticas sobre el funcionamiento de las empresas o los
mercados están coartadas por las estructuras económicas, que dificultan o res-
tringen los efectos de los cambios. Todo teórico del Derecho que se pretenda
transformador o crítico, en el sentido profundo del término 3, necesita entender
muy bien este hecho, a menos que sus ideales demuestren ser una mera facha-
da o, de ser verdaderos, tengan escasa eficacia. De esta forma, no podían faltar
estos términos (estructuralista y crítica) en el título de una obra (aunque hagan
que sea más pesado, menos sonoro y, tal vez, hasta de apariencia en exceso dog-
mática) que se pretenda crítica 4, que no se limite a identificar contradicciones
y se dedique a estudiar y proponer la transformación de las estructuras que sir-
ven de base del Derecho mercantil y, en buena medida, del sistema capitalista
mismo. Es desde esta perspectiva, de cohesión metodológica en torno a la crí-
tica sistemática de las estructuras, que el otro término del título, «teoría» (has-
ta cierto punto pretencioso para un libro que no busca la integridad de temas)
se justifica.
1
A modo de ejemplo, este es el caso del texto La parálisis del antitrust.
2
Aquí la referencia es a mi texto «Poder econômico: a marcha da aceitação», en el que entablo un
debate con ideas de F. K. Comparato, en F. K. Comparato y C. Salomão Filho, Poder de controle na so-
ciedade anônima, 6.ª ed., Rio de Janeiro, Forense, 2014, pp. 1 y ss.
3
En este sentido, la teoría crítica propuesta es bastante distinta al movimiento Critical Legal Stu-
dies. Aquel movimiento, progresista en sus inicios, pues criticaba el carácter conformista del Derecho,
no fue más lejos y dejó de presentar propuestas o realizar análisis jurídicos transformadores (porque re-
ducía todo a la esfera política). Véase al respecto, C. Salomão Filho, Direito concorrencial, as condu-
tas, 1.ª ed., 2.ª tir., São Paulo, Malheiros, 2007, p. 42, en particular la nota a pie de página 50. Entre las
razones que supusieron la decadencia de este movimiento se encuentra justamente la incapacidad de per-
cibir que el Derecho tiene un potencial transformador, siempre que se analicen las estructuras económi-
cas y jurídicas desde un punto de vista transformador. En este trabajo, se propone un intento de este tipo.
4
Así, si el presupuesto del trabajo es una idea de crítica similar a la de la Escuela de Frankfurt (en
el sentido del reconocimiento de la contradicción en las instituciones jurídicas, lo que resulta evidente
en el texto Lo opuesto al Derecho empresarial), se pretende llegar más lejos, identificando las estructu-
ras que se van a analizar y presentando, por consiguiente, ensayos para una propuesta transformadora.
12 calixto salomÃo filho
1
Cfr. F. Galgano, Lex mercatoria, Roma, Il Mulino, 2010.
2
Fue esta relación entre poder económico y capitalismo que quise perseguir en la historia en His-
toire critique des monopoles, Paris, LGDJ, 2010.
16 calixto salomÃo filho
der. La referencia es, respectivamente, a las obras Macht und Gewalt (Sobre la
violencia), de H. Arendt, y Macht (El poder), de N. Luhmann. Es verdad que
ambas adoptan una concepción muy genérica de poder, pues lo entienden como
cualquier forma de coerción individual. Pero también es verdad que ambas lle-
gan a conclusiones que a los ojos de un observador inocente son, como mínimo,
sorprendentes.
Para H. Arendt, poder y violencia son conceptos antagónicos 3. La violencia
surge cuando desaparece el poder. Bien es verdad que la autora tiene en mente
el poder político democrático, que depende del consenso entre muchos. Pero,
aun así, su conclusión es bastante benevolente e, incluso, elogiosa del poder.
Como ve antagonismo entre poder y violencia, busca las raíces de la violencia.
De modo que las encuentra en la burocratización del poder estatal. La violencia
contra el sistema deriva del hecho de que, en el Estado burocrático, no se puede
identificar al responsable de los problemas. De ahí resulta el uso de la violencia.
Salta a la vista que este análisis, tal vez dirigido a los problemas concretos
de los países desarrollados en el momento en que fue escrito (en particular, la
violencia de los movimientos de protesta estudiantil, a la que hace referencia en
diversas ocasiones), deja de lado toda una serie de preocupaciones relativas a
las organizaciones en general. Se trata de las relaciones de poder dentro de las
organizaciones, incluidas las democráticas, como el Estado contemporáneo, que
hacen que grupos económicos más poderosos tomen cuenta y se sirvan de la or-
ganización en su propio beneficio 4.
El trabajo de Luhmann parte de presupuestos distintos pero llega a conclu-
siones parecidas a las de H. Arendt. Así, para Luhmann, el poder constituye la
sociedad, es un importante medio de comunicación, que determina comporta-
mientos. De esta forma, también ve una distinción entre el poder y la violencia
(o usurpación), el vínculo entre ambos conceptos solo sería típico en sociedades
primitivas, que carecen de distintas formas de comunicación social 5. Recono-
ce la necesidad de limitar el poder, aunque solo en la esfera civil de la sociedad
(de modo que incide en el mismo problema identificado en el pensamiento de
H. Arendt). Sin embargo, acaba concluyendo que debe haber poder, porque en
las organizaciones (instrumentos que, dentro de su teoría clásica de los subsis-
temas, son la mejor forma de control del poder en la sociedad civil) tiene que
3
«Macht und Gewalt sind Gegensätze: wo die eine absolut herrscht, ist die andere nicht vorhan-
den», H. Arendt, Macht und Gewalt, 15.ª ed., München, Zürich, Pipen, 2003.
4
B. de Jouvenel ilustra muy bien esta relación en la importante obra Du pouvoir: histoire natu-
relle de sa croissance, (Genève, Constant Bourquin, 1947, pp. 140 y ss.). Para este autor, al contrario,
la historia demuestra que todo el poder lleva a la creación de élites que tienden a obrar en su propio be-
neficio. Basta con que los objetivos sociales y democráticos dejen de ser continuamente perseguidos en
común y por todos y que su consecución pase a atribuirse a un grupo definido, al que la sociedad tiene
acceso solo en intervalos predeterminados, para que se forme una élite que tiene un interés propio. Se
trata del «exacto opuesto» al que se refiere H. Arendt, es decir, de un razonamiento muy pesimista so-
bre cualquier forma de democracia no directa, pero que, sin duda, tiene base fáctica y que clama por que
se establezcan, al menos, límites estructurales dentro de las organizaciones al ejercicio del poder por di-
cha élite en su propio interés.
5
Cfr. N. Luhmann, Macht, 3.ª ed., Stuttgart, Lucius & Lucius, 2003, p. 31. Hay que señalar que la
idea de pluralidad de formas de comunicación como instrumento de control del poder es bastante intere-
sante. Se basa en la idea habermasiana de comunicación social (véase infra, apartado 1.3). Sin embargo,
el autor llegará a conclusiones bastante distintas a Habermas, sobre todo, por su tendencia a la mitifica-
ción del poder y la tecnología.
HistOria DEL capitalismo Y Derecho mercantil 17
haber poder. ¿Por qué? Solo a través del ejercicio del poder se pueden produ-
cir verdaderas ganancias tecnológicas derivadas de su capacidad de innovación,
que no existe en la comunicación social 6.
La justificación última del poder parece ser, también en este caso (como en
la obra de Arendt), casi una petición de principio, un acto de reverente admi-
ración al poder. En realidad, la razón no es tan simple ni cabría imaginar que lo
fuera en obras de pensadores de este nivel. Lo que sucede es que, en la historia
de las ciencias sociales, desde hace siglos se viene construyendo esta postura
reverente, muy influyente en el pensamiento moderno.
La tensión entre ideal y realidad tal vez sea el rasgo más evidente de la fi-
losofía moderna. Esta tensión es particularmente valiosa para analizar los fenó-
menos de poder.
Así se desprende de los dos grandes polos de la moderna filosofía unitaria.
El mundo ideal, del conocimiento a priori de Kant abre las puertas al positivis-
mo científico y al cientificismo del mundo moderno.
Para esta visión tecnocientífica con relación a los fenómenos sociales y de
poder, resultan de gran utilidad en la filosofía kantiana los conceptos sintéticos
a priori, es decir, los conceptos que, pese a no ser puramente analíticos (deduci-
bles a partir de la lógica) y, por ende, necesitar un análisis y demostración prác-
tica, pueden definirse a priori, esto es, antes incluso de la realidad que les co-
rresponde interpretar 7. Esta idea kantiana es, sin lugar a dudas, el fundamento
filosófico último de toda la construcción teórica clásica y neoclásica y, en con-
secuencia, de buena parte de la construcción económica actual, que ensalza el
poder económico. De hecho, solo un concepto a priori, definido puramente en el
mundo de las ideas y que pueda compararse (pero no confrontarse) con la reali-
dad (como es el concepto sintético a priori) es capaz, por ejemplo, de justificar
el marginalismo en la microeconomía, a pesar de que sus premisas son clara-
mente irrealizables. Como es bien sabido, este marginalismo es el que está por
detrás del neoclasicismo y su visión indulgente del poder económico.
Para Hegel, por el contrario, la realidad parece autoexplicativa y suficiente.
Hegel busca hacer de esta realidad algo ideal e idealizado, que se ajuste a su re-
gla dialéctica universal 8, cuyo principio es la oposición de las partes al todo. Y
Hegel identifica este todo, que tiende a prevalecer, justamente frente al Estado,
que concentra el poder. Aunque no deja de referirse al poder privado, hace una
verdadera apología del poder (estatal) como fuerza organizadora de la sociedad.
6
Cfr. N. Luhmann, Macht, cit., p. 114. Aquí el autor intenta contraponer expresamente la tesis de
Habermas.
7
Cfr. para el concepto de conceptos sintéticos a priori I. Kant, Kritik der reinen Vernunft, Ham-
burg, Felix Meiner, 1956, pp. 48 y ss.
8
Tal vez la mejor explicación de la dialéctica hegeliana se encuentre en su complejo Phänomeno-
logie des Geistes, Suhrkamp Verlag, Frankfurt, 1970, pp. 575 y ss., cuando trata del «absolute wiesen».