INTEMPERISMO
INTEMPERISMO
INTEMPERISMO
DEFINICIÓN
Intemperismo o meteorización es la disgregación o descomposición de los
materiales rocosos expuestos al aire, la humedad, la temperatura y al efecto de
la materia orgánica.
Es la descomposición, desgaste, desintegración y destrucción de las rocas,
como respuesta a su exposición a los agentes de la intemperie (ej. agua, aire,
variaciones de temperatura, acción de organismos)
Puede ser fundamentalmente mecánico o físico (desintegración de la roca en
trozos cada vez más pequeños), O bien dominantemente químico
(descomposición de los componentes originales de la roca a otros diferentes)
Aunque los procesos de ambos tipos se analizan por separado, en la naturaleza
usualmente actúan conjuntamente.
CLASES
Puede ser:
1. Físico, Mecánico o de desintegración
Es causada por procesos físicos, se desarrolla fundamentalmente en ambientes
desérticos y periglaciares.
Es que los climas desérticos tienen amplia diferencia térmica entre el día y la
noche y la ausencia de vegetación permite que los rayos solares incidan
directamente sobre las rocas, mientras en los ambientes periglaciares las
temperaturas varían por encima y por debajo del punto de fusión del hielo, con
una periodicidad diaria o estacional
1.1 Procesos del intemperismo físico
• Por hielo o Gelifracción: El agua
congelada se expande ~ 9% al congelarse.
Cuando ocurre en un espacio confinado, se
ejerce gran presión en las paredes del
recipiente, que se rompe.
En las rocas, el proceso de rotura por cuñas
de hielo se denomina gelifracción.
Una evidencia clara de estos procesos
repetidos es el de los piedemontes, coluviones coluviones o pedregales
en la base de las montañas empinadas.
Esto es también origen de baches origen en las carreteras en las
carreteras de regiones con nieves invernales en la etapa de
descongelamiento.
• Descompresión: La eliminación de una fuente de presión
(desaparición de una roca por erosión) provoca el fenómeno de
“lajeamiento”, ó exfoliación esferoidal.
2. Químico o de descomposición,
Causa la disgregación de
las rocas y se da cuando
los minerales reaccionan
con algunas sustancias
presentes en sus
inmediaciones,
principalmente disueltas en
agua, para dar otros
minerales de distintas
composiciones químicas y
más estables a las
condiciones del exterior.
En general los minerales
son más susceptibles a esta meteorización cuando más débiles son sus enlaces
y más lejanas sus condiciones de formación a las del ambiente en la superficie
de la Tierra.
Conjunto de procesos complejos que descomponen los componentes de las
rocas (estructuras internas de los minerales), generando nuevos minerales, así
como liberando compuestos y elementos al medio (generalmente acuoso).
Los minerales formados por procesos prevalecientes en el interior de la Tierra:
temperaturas y presiones altas, se encuentran químicamente inestables en las
condiciones de temperatura y presión de la superficie terrestre, resultando
entonces fácilmente intemperizables.
Los minerales más inestables en la superficie son los formados a más altas °T y
presiones (silicatos de Fe y (silicatos de Fe y Mg)
Una particularidad del intemperismo químico es que los nuevos productos son
estables en el medio en el que se han producido, manteniéndose inalterados
hasta que el ambiente cambia. El agente de meteorización química más
importante es el agua, por su calidad de solvente casi universal.
A) El metamorfismo de
contacto: ocurre en la
vecindad de una intrusiva
ígnea y resulta de efectos
térmicos y de vez en cuando
metasomáticos del magma
caliente. En el caso clásico un
cuerpo ígneo intruye una serie
sedimentaria o ya
metamórfica produciendo una
aureola de contacto. La
distancia y el gradiente de la
temperatura (variación de la
temperatura con respecto a la distancia de la fuente calorífera = cuerpo ígneo)
dependen
● METAMORFISMO DE
CONTACTO: Presión baja,
fuerte rol de la temperatura.
● METAMORFISMO
REGIONAL: Temperatura
mediana, presión mediana
● METAMORFISMO DE
SUBDUCCIÓN: Alta presión
con temperaturas relativamente
bajas.
3. Facies metamórficas
MOVIMIENTO DE MASAS
Es el movimiento de las rocas y suelo sin consolidar (masa sin consolidación) en
respuesta esencialmente a la atracción de la gravedad. Los glaciares, acción
eólica pueden generar fenómenos de movimiento de masas los que definen la
evolución del paisaje terrestre. Estos movimientos pueden ser lentos o rápidos y
complejos.
Según su textura
Desde el punto de vista textural, se dividen también en dos grandes grupos: los
porosos y fisurales.
En los acuíferos porosos el agua subterránea se encuentra como embebida en
una esponja, dentro de unos poros intercomunicados entre sí, cuya textura
motiva que existe "permeabilidad" (transmisión interna de agua), frente a un
simple almacenamiento. Aunque las arcillas presentan una máxima porosidad y
almacenamiento, pero una nula transmisión o permeabilidad (permeabilidad <>
porosidad). Como ejemplo de acuíferos porosos, tenemos las formaciones de
arenas y gravas aluviales
En los acuíferos fisurales, el agua se encuentra ubicada sobre fisuras o
diaclasas, también intercomunicadas entre sí; pero a diferencia de los acuíferos
porosos, su distribución hace que los flujos internos de agua se comporten de
una manera heterogénea, por direcciones preferenciales. Como representantes
principales del tipo fisural podemos citar a los acuíferos kársticos.
Según su comportamiento hidrodinámico
Por último, desde un punto de vista hidrodinámico, de la movilidad del agua,
podemos denominar, en sentido estricto:
Acuíferos: Buenos almacenes y transmisores de agua subterránea (cantidad y
velocidad) (p.ej.- arenas porosas y calizas fisurales).
Acuitardos: Buenos almacenes pero malos transmisores de agua subterránea
(cantidad pero lentos) (p.ej.- limos).
Acuícludos: Pueden ser buenos almacenes, pero nulos transmisores (p.ej.- las
arcillas).
Acuífugos: Son nulos tanto como almacenes como transmisores. (p.ej.- granitos
o cuarcitas no fisuradas).
Acuífero cautivo o confinado
Son aquellas formaciones cuando el agua subterránea se encuentra encerrada
entre dos capas impermeables y es sometida a una presión distinta a la
atmosférica (superior). Solo recibe el agua de lluvia por una zona en la que
existen materiales permeables, recarga alóctona donde el área de recarga se
encuentra alejada del punto de medición, y puede ser directa o indirecta
dependiendo de si es agua de lluvia que entra en contacto directo con un
afloramiento del agua subterránea, o las precipitaciones deben atravesar las
diferentes capas de suelo antes de ser integrada al agua subterránea. A las
zonas de recarga se les puede llamar zonas de alimentación. Debido a las capas
impermeables que encierran al acuífero, nunca se evidenciarán recargas
autóctonas (situación en la que el agua proviene de un área de recarga situada
sobre el acuífero), caso típico de los acuíferos semiconfinados y los no
confinados o libres (freáticos).
RECARGA
El agua del suelo se renueva en general por procesos activos de recarga desde
la superficie. La renovación se produce lentamente cuando la comparamos con
la de los depósitos superficiales, como los lagos, y los cursos de agua. El tiempo
de residencia (el periodo necesario para renovar por completo un depósito a su
tasa de renovación normal) es muy largo. En algunos casos la renovación está
interrumpida por la impermeabilidad de las formaciones geológicas superiores
(acuitardos), o por circunstancias climáticas sobrevenidas de aridez.
En ciertos casos se habla de acuíferos fósiles, estos son bolsones de agua
subterránea, formados en épocas geológicas pasadas, y que, a causa de
variaciones climáticas ya no tienen actualmente recarga.
El agua de las precipitaciones (lluvia, nieve,...) puede tener distintos destinos una
vez alcanza el suelo. Se reparte en tres fracciones. Se llama escorrentía a la
parte que se desliza por la superficie del terreno, primero como arroyada difusa
y luego como agua encauzada, formando arroyos y ríos. Otra parte del agua se
evapora desde las capas superficiales del suelo o pasa a la atmósfera con la
transpiración de los organismos, especialmente las plantas; nos referimos a esta
parte como evapotranspiración. Por último, otra parte se infiltra en el terreno y
pasa a ser agua subterránea.
La proporción de infiltración respecto al total de las precipitaciones depende de
varios factores:
La litología (la naturaleza del material geológico que aflora e la superficie) influye
a través de su permeabilidad, la cual depende de la porosidad, del
diaclasamiento (agrietamiento) y de la mineralogía del sustrato. Por ejemplo, los
minerales arcillosos se hidratan fácilmente, hinchándose siempre en algún
grado, lo que da lugar a una reducción de la porosidad que termina por hacer al
sustrato impermeable.
Otro factor desfavorable para la infiltración es una pendiente marcada.
La presencia de vegetación densa influye de forma compleja, porque reduce el
agua que llega al suelo (interceptación), pero extiende en el tiempo el efecto de
las precipitaciones, desprendiendo poco a poco el agua que moja el follaje,
reduciendo así la fracción de escorrentía y aumentando la de infiltración. Otro
efecto favorable de la vegetación tiene que ver con las raíces, especialmente las
raíces densas y superficiales de muchas plantas herbáceas, y con la formación
de suelo, generalmente más permeable que la mayoría de las rocas frescas.
La velocidad a la que el agua se mueve depende del volumen de los intersticios
(porosidad) y del grado de intercomunicación entre ellos. Los dos principales
parámetros de que depende la permeabilidad. Los acuíferos suelen ser
materiales sedimentarios de grano relativamente grueso (gravas, arenas, limos).
Si los poros son suficientemente amplios, una parte del agua circula libremente
a través de ellos impulsada por la gravedad, pero otra queda fijada por las
fuerzas de la capilaridad y otras motivadas por interacciones entre ella y las
moléculas minerales.
En algunas situaciones especiales se ha logrado la recarga artificial de los
acuíferos, pero este no es un procedimiento generalizado, y no siempre es
posible. Antes de poder plantearse la conveniencia de proponer la recarga
artificial de un acuífero es necesario tener un conocimiento muy profundo y
detallado de la hidrogeología de la región donde se encuentra el acuífero en
cuestión por un lado y por otro disponer del volumen de agua necesario para tal
operación.
TRÁNSITO
Uno de ellos es el flujo hipodérmico o "interflujo" es aquel que circula de modo
somero y rápido por ciertas formaciones permeables de escasa profundidad, por
lo general, ligada a alveos fluviales (acuíferos subálveos); que proceden de una
rápida infiltración, una alta velocidad de transmisión (conductividad hidráulica), y
un retorno hacia el cauce superficial. Por lo que estos flujos más intervienen en
el balance neto de las aguas superficiales (o de escorrentía superficial) que en
las aguas subterráneas donde solo interviene como balance transitorio. De este
modo, estos flujos suelen ir ligados al propio flujo en el río, dándose a veces al
río el nombre de cauce intermitente, ya que lo que se observa en el río es que
este tiene tramos con agua y tramos secos.
Como medio transitorio, también puede citarse el flujo ligado a hábitats húmedos,
tipo criptohumedal, donde el agua, por debajo del circuito hipodérmico, ya circula
propiamente por la zona saturada de un acuífero, y pertenece, por tanto, al
balance neto de las aguas subterráneas, en diferencia al interflujo, de balance
de escorrentía superficial. Este tránsito favorece el mantenimiento de las plantas
denominadas "freatófilas", que son capaces de succionar las capas saturadas
más someras de los acuíferos, como agua extra a la captada del suelo del
exterior.
DESCARGA
El agua subterránea mana (brota) de forma natural en distintas clases de
surgencias en las laderas (manantiales) y a veces en fondos del relieve, siempre
allí donde el nivel freático intercepta la superficie. Cuando no hay surgencias
naturales, al agua subterránea se puede acceder a través de pozos,
perforaciones que llegan hasta el acuífero y se llenan parcialmente con el agua
subterránea, siempre por debajo del nivel freático, en el que provoca además
una depresión local. El agua se puede extraer por medio de bombas. El agua
también se desplaza a través del suelo, normalmente siguiendo una dirección
paralela a la del drenaje superficial, y esto resulta en una descarga subterránea
al mar que no es observada en la superficie, pero que puede tener importancia
en el mantenimiento de los ecosistemas marinos.