Estudos Avançados
Estudos Avançados
Estudos Avançados
http://dx.doi.org/10.1590/S0103-40141996000200009
AMÉRICA LATINA
Jacques Chonchol
Hay que abrir al máximo las fronteras para las mercancías, los capitales y
los flujos financieros del exterior. Todo ello conducirá a que las empresas
que subsistan sean competitivas y de alta productividad, y las empresas
ineficientes y caras desaparecerán o se reconvertirán.
Causas de la penetración
y desarrollo del neoliberalismo
¿Cuáles son los factores y causas que han impulsado esta dominación mundial de
las ideas neoliberales?
Para esta minoría de satisfechos, las ideas esenciales de una economía sana son las
siguientes:
Esta minoría satisfecha prefiere siempre la inacción del Estado, aún si las
consecuencias de esta inacción pueden ser alarmantes a largo plazo. La
razón es evidente: el costo inmediato de la acción preventiva del Estado
para salvaguardar el largo plazo recaería sobre los actuales privilegiados al
aumentarse, por ejemplo, los impuestos. En cuanto a los beneficios a largo
plazo, seguramente los que los aprovecharán serán otros. Según la teología
del laissez-faire que inspira a estos satisfechos todo terminará por
arreglarse.
Una segunda crítica muy aguda del neoliberalismo es la que hace el economista
francés Michel Albert, presidente de la compañía AGF (Seguros Generales de
Francia) en su libro Capitalismo contra capitalismo, publicado en 1991.
Hablando de las tres etapas del capitalismo, señala que su primera etapa o fase fue
la del capitalismo contra el Estado, que se inició en 1791 con la Revolución
Francesa. La legislación de la época suprimió las corporaciones que venían desde la
edad media, prohibió los sindicatos y estableció la libertad de comercio y de
industria. Durante el siglo XIX, el Estado retrocedió frente a las fuerzas del mercado
concentrándose en la función de Estado policial encargado de proteger el orden
público contra las clases peligrosas, constituidas por el nuevo proletariado
industrial. Se asiste, al mismo tiempo, a la explotación del hombre, al desarraigo
del antiguo mundo campesino, a la opresión económica a la clase obrera y a las
durezas sociales de la revolución industrial.
En este último año, empieza la segunda fase del capitalismo, que es del capitalismo
encuadrado por el Estado. Todas las reformas se dirigen a corregir los excesos del
mercado y a temperar las violencias del capitalismo. El Estado aparece como el
refugio contra lo arbitrario y lo injusto y es él, bajo la presión de las luchas obreras,
quien, mediante leyes y decretos, humaniza las brutalidades del capitalismo por la
legislación del trabajo, el aumento continuo de la fiscalidad y los sistemas de
redistribución.
Pero, desde hace algunos años, el orden de prioridades parece haber cambiado. El
Estado no aparece más como un protector sino como un parásito, un freno, un peso
muerto. Hemos entrado en una tercera fase que se puede denominar la del
capitalismo en lugar del Estado. Los principios básicos son los del neoliberalismo y
se resumen en pocas palabras: el mercado es bueno, el Estado es malo, mientras la
protección social era considerada como un criterio de progreso de la sociedad, se la
denuncia ahora como un incentivo a la flojera y un obstáculo al esfuerzo; mientras
que el impuesto era considerado como un medio esencial de conciliar desarrollo
económico y justicia social, es hoy día acusado de frentar la acción de los más
dinámicos, de los más audaces. Hay, pues, que reducir los impuestos y las cargas
sociales y desreglamentar, es decir, hacer retroceder al Estado en toda línea para
que el mercado pueda liberar las energías creadoras de la sociedad. No se trata
ahora, como en el siglo XIX, de oponer el capitalismo al Estado, se trata de reducir
al máximo el campo de acción de éste y de substituirle las fuerzas del mercado. En
el siglo XIX el capitalismo no podía tomar el lugar del Estado, ni en el campo de la
salud, ni de la enseñanza, ni de la información, por la simple razón que las
escuelas, los hospitales y los diarios dependían de la iniciativa privada. Pero en
nuestra época, en la mayor parte de los países desarrollados, se trata de que todas
estas actividades, empezando por la radio y la televisión, pasen del sector público
al sector privado, desde el servicio de agua potable hasta el correo y la recolección
de basuras.
Esta nueva fase del capitalismo en lugar del Estado, junto con la globalización de la
economía y sobre todo de las finanzas, que ya nadie parece poder controlar, y que
hace que los gestionarios de fondos de pensiones y de seguros y de fondos
comunes de colocación, que disponen de recursos líquidos inmensos, que desplazan
rápidamente de un mercado a otro, según las circunstancias, con el fin de realizar
ganancias especulativas, ha creado un desorden financiero y económico de
enormes consecuencias sociales.
Las críticas al neoliberalismo, desde este punto de vista, son numerosas, tanto en
los países ricos y desarrollados, como en los países en desarrollo. Entre los
primeros podemos destacar al Worldwatch Institute de los Estados Unidos y a su
director Lester Brow, que han hecho numerosas publicaciones en torno a la idea de
construir una sociedad sustentable. Entre los segundos, podemos señalar a la
comisión de los países del Sur, presidida por el ex-presidente de Tanzania Julius
Nyerere y constituida por un grupo destacado de economistas, políticos e
intelectuales de los países del Sur que, en su conocido informe institulado Desafíos
para el Sur, explicó en 1990 las condiciones viables para el desarrollo de estos
países. Entre muchos otros aspectos afirmaron: "las estrategias de desarrollo de los
países del Sur deben considerar que el capital natural del planeta es limitado. El
concepto de desarrollo viable tiene por objetivo llamar la atención sobre la
necesidad de conciliar crecimiento y protección del medio ambiente y debe
considerarse negativa toda modernización económica de óptica inmediata y
estrecha. Una voluntad no reflexiva de modernización a cualquier precio puede
causar daños irreparables a los sistemas ecológicos. La degradación de los suelos,
la polución de las aguas y la desforestación, representan una gran amenaza para el
desarrollo a largo plazo de los países del Sur".
El PNUD considera que este indicador es aún imperfecto, pero en todo caso es muy
superior a la tradicional medición de tantos dólares por habitante-año. Este nuevo
indicador demuestra que crecimiento económico y progreso humano no están
ligados automáticamente. Es, por ejemplo, absurdo y peligroso, desde el punto de
vista del desarrollo humano, suprimir los subsidios a la alimentación y la salud de
los pobres en nombre del liberalismo económico, en los países donde no existe un
sistema de seguridad social compensador.
A lo anterior, hay que agregar, desde el punto de vista social, a partir de la llegada
del primer gobierno democrático, una disminución sustancial del número de pobres.
Conviene, por otra parte, agregar que el método de la línea de pobreza tiene una
limitación. Procede como se la satisfacción de las necesidades básicas dependiera
sólo del ingreso corriente de los hogares, cuando que tengan las familias a bienes y
servivios gubernamentales, a la educación, a la salud y a la vivienda. Aplicando un
indicador más completo: el método integrado de medición de la pobreza se llega a
la conclusión que en 1992 un 50% de los hogares urbanos tenía aún algún tipo de
carencia (agua por acarreo, mutos de desechos o en mal estado; hogares en los
que algún miembro necesitó atención médica, la solicitó y no la obtuvo; más de una
familia viviendo en la misma vivienda etc.).
En los últimos diez años son importantes y evidentes los avances en el crecimiento
y expansión de los sectoresfrutícola y pesquero.
En el caso de la fruta, a pesar de las crisis que se producen de vez en cuando (caso
de las uvas envenenadas, tipo de cambio que, según los exportadores, frena hoy
las utilidades necesarias para la mayor expansión del sector), todos están de
acuerdo en señalar el importante aumento del valor de estas exportaciones (US$
500 millones en 1987, US$ 982 millones em 1992).
El Paraquat está clasificado por la Agencia Ambiental de los Estados Unidos como
extremadamente tóxico, tanto para los seres humanos, como para los mamíferos y
peces.
El Paration, se estima que causa la mitad de las muertes por intoxicación aguda
producidas por plaguicidas en el mundo, y en Chile se usa extensamente.
Pero numerosos técnicos señalan que buena parte de esta expansión se ha hecho
mediante la sobreexplotación del patrimino natural de los recursos marinos, los que
se extraen con objetivos de máxima ganancia, sin consideraciones
conservacionistas ni de protección ecológica. Esta situación plantea un muy serio
problema de sustentabilidad del crecimiento del sector pesquero, a mediano y largo
plazo.
Otro sector del modelo exportador en que la búsqueda de la ganancia a corto plazo
va, en el largo plazo, en desmedro del país es el sector forestal. Se está
condenando a los bosques nativos de Chile a la misma suerte catastrófica que han
corrido los bosques autóctonos de otras partes del mundo.
Los bosques e los renovales que están siendo destruidos por la tala rasa, por el
corte selectivo o por incendios, también son utilizados para la extracción de leña,
maderas de construcción, postes, durmientes y un porcentaje alto se usa,
actualmente, para la fabricación y exportación de astillas. Los interesados en
explotarlo, con el argumento de que el bosque está sobremaduro y degradado,
promueven continuar la tala de los bosques naturales para dar lugar al monocultivo
forestal de plantación. Pero estas plantaciones no son bosques, sino fábricas de
árboles incapaces de prestar las garantías ecológicas de los bosques naturales
(regulación del clima, influyendo directamente sobre la temperatura, la humedad y
la generación de lluvias, protección de cuencas de ríos, lagos y otras fuentes de
agua dulce, fuerte diversidad biológica).
Pues bien, la rentabilidad del mercado está haciendo que en muchas de las mejores
zonas agrícolas del país (Región Metropolitana, por ejemplo) una buena parte de
estas tierras agrícolas están desapareciendo para siempre, dedicadas a
urbanizaciones, parcelas week end de 5 mil metros y otras finalidades, sin que el
Estado haga nada para evitarlo. Toda la legislación que existía anteriormente para
impedir este desastre para el escaso capital productivo agrícola de Chile fue abolida
por la dictadura y los gobiernos democráticas no han hecho nada para corregir este
crimen contra el patrimonio nacional. Esta es una de las consecuencias del
neoliberalismo imperante que se pagará muy caro en el futuro.
En la sola región metropolitana casi 50 mil hectáreas de tierras fueron subdivididas
en 1994, el 70% de las tierras agrícolas restantes están contaminadas con aguas
servidas.
Eliminar estas rigideces en el mercado del trabajo permitiría bajar los costos,
promover la inversión y disminuir el desempleo.
A pesar de algunas leyes de reforma del Código del trabajo, la falta de una
voluntad política más firme de parte de los gobiernos democráticos y la existencia
de una mayoría opositora por el mecanismo de los senadores designados, han
impedido una reforma más sustancial de la legislación laboral.
Para los trabajadores estables, las reformas laborales sobre terminación del trabajo
y estabilidad del empleo, centrales sindicales, negociación colectiva, fondo de
capacitación y formación sindical, protección de los trabajadores etc., han
temperado los aspectos más abiertamente represivos del Código de 1987, pero
para la masa de trabajadores que realizan trabajos domiciliarios, temporales,
subcontratados a plazo fijo – entre ellos las mujeres, jóvenes y niños – las reformas
laborales tienden a avalar y normar las prácticas de trabajo flexible que, de hecho,
ya venían utilizando los empresarios.
En 1992, el 45,5% de los ocupados recibían menos del doble del salario mínimo
necesario para superar la línea de la pobreza.
La muy desigual distribución del ingreso existente en el país muestra que existe un
margen importante para ello. Los años de la dictadura significaron un enorme
concentración del ingreso hacia los más ricos. Entre 1978 y 1990, el 40% más
pobre de la población vio su participación en el ingreso total quedar estancada en
un 7%, mientras que la participación del 10% más rico aumentó de un 30 a 37,2%.
Y esta situación no se ha corregido mucho con posterioridad.
El Estado, que debe fijar las grandes orientaciones del desarrollo y corregir
los efectos negativos del mercado.
Ni Chile, ni ningún país latinoamericano puede ser competitivo en todas las ramas
de la economía. Por ello, es esencial que se formen instituciones gubernamentales
de marketing y evaluación de las tendencias internacionales, a efecto de detectar,
en íntima relación con la empresa privada, nichos de mercado en el campo
internacional y poner en marcha políticas industriales y comerciales apropiadas.