Protocolo General Intervencion Clinica
Protocolo General Intervencion Clinica
Protocolo General Intervencion Clinica
LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA
Índice
1. Introducción ………………………………………………………………...…… 3
2. Objetivos …………………………………………………………………………. 3
2.1. Objetivo general .………………………………………………….…….… 3
2.2. Objetivos específicos….………………………………………….……….. 4
3. Marco teórico ……………………………………………………………………. 4
3.1. Trastorno Límite de Personalidad …………………………….……… 4
3.1.1. Características generales ...…………………………..………………. 4
3.1.2. Prevalencia ….………………………………………...……….………. 8
3.1.3. Etiología ...………………………………………………………………. 9
3.2. Terapia Dialectico Comportamental ………………………………… 11
3.2.1. Características generales ...………………………….……………… 11
3.2.2. Modalidades ….……………………………………..…….………….. 13
3.2.3. Habilidades nuevas para trastorno dual……………………………. 14
3.3. Trastorno por Consumo de Sustancias ……………………….…… 18
3.3.1. Características generales ...…………………………………………. 18
3.3.2. Prevalencia ..……………………………………………….…………. 20
3.3.3. Etiología ………………...……………………………...……………… 22
3.3.4. Comorbilidad TLP- TCS ………………...…………………………… 22
4. Metodología ………………………………………… …………………………. 24
4.1. Tipo de estudio ……………………………………………..……………. 24
4.2. Participantes …………………………………………..…………………. 24
4.3. Instrumentos ………………………………………………….………….. 25
4.4. Procedimiento ……………………………………...……………………. 25
5. Desarrollo ………………………………...…………………………………….. 26
6. Conclusiones …………………………………………………...……………… 42
7. Referencias …………………………………………………………………….. 47
8. Anexos ………………………………………………………………………….. 53
3
1. Introducción
1 Objetivos
1.1. Objetivo General
2. Marco Teórico
2.1. Trastorno límite de personalidad
2.1.1. Características generales
3.1.2 Prevalencia
A través de estudios en poblaciones clínicas el TLP ha demostrado ser el
trastorno de la personalidad más frecuente, dado que su prevalencia oscila entre
30 y el 60% de los pacientes con trastorno de la personalidad, y entre el 1 y el 2%
de la población general. La presencia de trastorno es de aproximadamente un
10% de los pacientes psiquiátricos ambulatorios, y un 20% de los pacientes
hospitalizados. En cuanto a la distribución por sexos, es más frecuente en mujeres
9
que en hombres con una relación estimada de 3 a 1 (Fórum de Salud Mental, &
AIAQS, 2011; Gunderson et al., 2013; Lequesne, & Hersh, 2004; Lieb et al., 2004).
Existen pocos estudios sobre la prevalencia concreta del trastorno límite en
personas jóvenes, su incidencia en menores de 18 años oscila entre el 0,9% y 3%
de la población comunitaria, la mayoría de los pacientes se los diagnostica en
edades entre los 19 y los 34 años (Fórum de Salud Mental, & AIAQS, 2011; Lieb
et al., 2004). Un 10% de individuos con este trastorno se suicidan, lo cual
corresponde a un 50% más en relación a otros trastornos psiquiátricos.
Los pacientes borderline requieren de una mayor cantidad de recursos
asistenciales (como internaciones de emergencia y constante disponibilidad)
debido a su complejidad y alta coexistencia con otras patologías. En relación a la
comorbilidad con otros tipos de trastornos de personalidad la mayor prevalencia se
presenta con los de tipo evitativo (43-47%), dependientes (16-51%), paranoide
(14-30%) y obsesivo-compulsivo (16-25%). Otros de los trastornos con mayor
comorbilidad con TLP son el trastorno depresivo mayor (41-83%), depresivo
persistente o distimia (12-39%), trastorno bipolar (10-20%), estrés postraumático
(46-56%), fobia social (23-47 %), trastorno de pánico (31-48%), uso de sustancias
(64-66%) y trastornos alimentarios (29-53%) (Lieb et al., 2004).
Torgersen et al. (2000) realizaron un estudio en gemelos que sugiere que
los rasgos asociados a la agresión impulsiva y la desregulación del estado de
ánimo característico del borderline sean hereditarios en un 69%. Lo que se trata
de remarcar es que este resultado no está relacionado directamente con el TLP
sino a una tendencia genética a los trastornos de personalidad en general.
También se ha hallado una alta incidencia de personas con TLP en contextos
familiares con abusos físicos, sexuales y emocionales (Johnson, Cohen, Brown,
Smailes, & Bernstein, 1999). Zanarini et al. (2000) publicaron un estudio donde se
registró que el 84% de los pacientes con diagnóstico de TLP han tenido
experiencias de malos tratos, negación emocional de sus experiencias y
negligencia por parte de sus progenitores o cuidadores. Asimismo fue estudiado
que aproximadamente el 81% de los pacientes borderline han experimentado
10
abuso sexual y/o físico en su infancia según explican Bradley, Jenei, y Westen
(2005).
3.1.3. Etiología
Como explica Lieb (2004) el TLP es complejo dado que tiene muchos
componentes como la herencia genética y las experiencias adversas o traumáticas
en la infancia. Estos factores interactúan entre sí de distintas maneras y pueden
propiciar el origen de la desregulación emocional, la impulsividad y, en
consecuencia, los comportamientos disfuncionales, los conflictos y déficits
psicosociales.
En una investigación que trató las características relacionadas a la
personalidad borderline en niños de 12 años se determinó un rango de factores
hereditarios que fueron reportados tanto por menores con TLP como por adultos
con el mismo diagnóstico, en estudios retrospectivos. Algunos de los mencionados
fueron desregulación emocional y capacidades empobrecidas de la cognición y la
conducta (Belsky et al., 2012).
Muchos pacientes con TLP reportaron que en retrospectiva experimentaron
distintos tipos de eventos desagradables como negligencia, o malos tratos pero
uno de los indicadores más frecuentes es el abuso sexual. Bradley et al. (2005)
explican que si bien el abuso sexual se toma como uno de los componentes más
importantes para el diagnóstico, este no es un determinante para la aparición del
trastorno. Los autores aclaran que el abuso no es ni un factor indispensable, ni
suficiente en sí mismo para el desarrollo del TLP, sino que confluye con el
ambiente familiar en el que se desenvuelve la persona, la herencia genética y
demás factores que hacen a la complejidad del mismo.
Torgersen et al. (2000) confirmaron mediante su estudio en gemelos la
fuerte influencia genética que presentan la mayoría de los trastornos de
personalidad. En relación al TLP mencionan que en el pasado sólo se había
confirmado la influencia del entorno familiar en el origen del trastorno, pero que en
su investigación habían encontrado una importante evidencia de su heredabilidad.
La base sobre la que se desarrolla el trastorno puede ser, entonces, una
11
3.2.2 Modalidades
situaciones del día a día. En particular, al principio del tratamiento los pacientes
pueden utilizar este recurso para recibir una guía de su terapeuta en momentos de
crisis. Las llamadas telefónicas no solo brindan un acompañamiento a la persona
durante el tratamiento sino que además fortalece el vínculo con el terapeuta.
Finalmente, la última modalidad es el taller de entrenamiento en habilidades
el cual consiste en una terapia grupal con un formato psicoeducativo, de
frecuencia semanal de 2 horas y media aproximadamente. El mismo es un
requisito de al menos el primer año de terapia, o el tiempo suficiente para que el
paciente llegue a ver todos los temas. Las habilidades que se enseñan se dividen
en cuatro módulos: (1) las habilidades de conciencia plena (mindfulness) son
prácticas orientadas a mantener una completa presencia en el aquí y ahora; (2) las
habilidades interpersonales, en las que se estudia el cómo pedir y negar algo de
forma efectiva, manteniendo el auto-respeto y buenas relaciones con los demás;
(3) las habilidades de regulación emocional, donde se trabaja para cambiar las
emociones que no son efectivas; y finalmente (4) las habilidades de tolerancia al
malestar, en las que se enseña cómo tolerar el dolor de una situación estresante
sin modificar la emoción (Linehan, 1993).
Estudios como el de Neacsiu et al. (2010) han comprobado recientemente
que el entrenamiento en habilidades aplicado solo, ha demostrado ser una
intervención eficaz para una amplia variedad de sujetos en poblaciones clínicas y
no clínicas.
veces aparece como DBT-S (dialectical behavior therapy for subtance abusers),
mantiene lo esencial de la terapia original pero adaptado en función a la población
mencionada y, a través de varios estudios, ha sido demostrada su eficacia para
disminuir el consumo de sustancias en pacientes con diagnóstico dual y
características demográficas homogéneas. El tratamiento también puede ser útil
para pacientes que tienen otros trastornos graves con comorbilidad con TCS o que
no han respondido a otras terapias basadas en evidencia (Dimeff & Linehan,
2008).
Como explican Dimeff, y Linehan (2008) la DBT-S incorpora nuevos
conceptos y modalidades diseñadas para promover la abstinencia y reducir la
duración y el impacto adverso de las recaídas. Esta nueva adaptación contempla
la abstinencia desde el enfoque dialéctico, es decir, desde la perspectiva de
balance entre aceptación y cambio que caracteriza la terapia DBT tradicional. El
proceso que busca alcanzar la terapia puede ilustrarse con lo que Prochaska, y
Diclemente (1982) establecieron, en su modelo transteórico de cambio, como un
proceso de recuperación con un patrón en espiral en vez de uno lineal, debido a
que la mayoría de los sujetos han de incorporar nuevas estrategias y
conocimientos a partir de lo experimentado en las recaídas, con los cuales pueden
vuelven a empezar el recorrido.
Por un lado, como estrategia de cambio, el terapeuta le pide al paciente
aceptar el compromiso de abandonar el consumo de sustancias de inmediato pero
dentro de un periodo de abstinencia que sienta que puede enfrentar. Otra
estrategia clave en este primer momento es la enseñanza de habilidades de
anticipación, en las que el paciente aprende a detectar situaciones o eventos que
puedan poner en riesgo la abstinencia y a preparar posibles respuestas para las
mismas (Dimeff & Linehan, 2008).
Por otra parte, ante la eventualidad de una recaída, el terapeuta habrá de
actuar rápidamente utilizando estrategias de aceptación. La DBT-S trabaja con las
recaídas como un problema a resolver, en lugar de como una evidencia de
inadecuación del paciente o del fracaso del tratamiento. Una estrategia utilizada
ante estas situaciones es la de fallar bien, en la que se guía al paciente a través
17
3.3.3. Etiología
variable social que la condiciona de alguna manera. Por lo tanto, el trastorno por
consumo de sustancias ha de abordarse desde la misma perspectiva multifactorial
y compleja.
Existen numerosas variables sociodemográficas que correlacionan con una
mayor prevalencia de TCS como por ejemplo: el sexo masculino, el rango de edad
joven, menor educación, ingresos limitados, entre otras. Asimismo se ha
demostrado que los individuos con ciertos factores biológicos y genéticos también
presentan una mayor propensión a desarrollar esta afección. De la misma manera,
se ha observado la fuerte comorbilidad de algunos trastornos mentales y de
personalidad con los TCS. Es así como este conjunto de factores pueden hacer al
sujeto más vulnerable a desarrollar un trastorno de consumo de sustancias
(Swendsen & Le Moal, 2011).
En una investigación de Swendsen et al. (2010) se examinaron las
potenciales asociaciones de los trastornos mentales con las transiciones hacia el
consumo de sustancias en un período de 10 años. Entre los resultados surgieron
como los predictores más fuertes y consistentes los trastornos de la conducta y los
antecedentes de uso de sustancias. Si bien la magnitud de la asociación varía
según el desorden, las categorías generales de cualquier trastorno del estado de
ánimo o ansiedad pueden verse ligadas con el inicio del consumo de sustancias.
Según los autores, los trastornos mentales pueden comenzar a ser
conceptualizados como factores de riesgo para el desarrollo de TCS debido al
hecho de que los preceden. Estos resultados fueron consistentes con
investigaciones previas que también asocian los trastornos mentales con una
mayor probabilidad de la aparición de consumo de sustancias.
1985; Merikangas et al., 2010; Merikangas, 2012; Oldham et al., 1995; Rizvi et al.,
2011; Swendsen, 2010; Trull, Sher, Minks-Brown, Durbin, & Burr, 2000; Zanarini,
Gunderson, Frankenburg, & Chauncey, 1989)
Los trastornos comórbidos más frecuentes en los pacientes con TLP son los
de ansiedad y los afectivos, incluyendo el trastorno de estrés postraumático. La
prevalencia global de por vida para estas comorbilidades es de aproximadamente
el 85%, seguido de los trastornos relacionados con sustancias con una
prevalencia del 78% (Kienast et al., 2014). Rizvi et al. (2011) explican que además
de que el trastorno borderline y el de consumo de sustancias presenten una alta
comorbilidad entre sí, este diagnóstico dual presenta disfunciones mayores y de
mayor riesgo de suicidio consumado.
Existen varias hipótesis sobre el origen de esta comorbilidad como por
ejemplo la existencia de una etiología común. En tal caso, ambas deberían ser
englobadas como parte de una misma categoría de psicopatología, por ejemplo, la
desregulación emocional o el trastorno de control de impulsos. Algunos autores
ven el uso de sustancias como una manifestación de impulsividad, la cual es una
característica principal del diagnóstico borderline (Siever, & Davis, 1991; Links,
Heslegrave, & Van Reekum, 1999). Sin embargo, en una investigación de Van den
Bosch, Verheul, Schippers, y Van Den Brink (2002) se menciona que el
tratamiento DBT es efectivo indistintamente de la población cuando el foco esta
puesto en las conductas suicidas y parasuicidas, aunque esta terapia no demostró
mayor efectividad que otras terapias para disminuir las conductas de consumo de
sustancias en los pacientes. De ser entonces, el uso de sustancias una
manifestación del trastorno límite, los pacientes con diagnóstico dual no tendrían
por qué ser tratados de forma distinta que en un tratamiento de DBT estándar
(Van den Bosch et al., 2002).
Según varios autores, la DBT se ha establecido como una terapia eficaz
para el tratamiento del trastorno borderline. Actualmente debido a sus constantes
actualizaciones y últimas modificaciones para la inclusión de la población con
diagnóstico dual, la DBT también acumula evidencia que apoya su eficacia en el
tratamiento de pacientes con comorbilidad TLP – TCS (Linehan et al, 1999, 2002;
25
Van Den Bosch, Verheul, Schippers & Van Den Brink, 2002; Verheul et al, 2003;
Kienast, Stoffers, Bermpohl & Lieb, 2014; Gibert, 2015).
4. Metodología
4.1. Tipo de estudio: El estudio se enmarca bajo una perspectiva descriptiva,
cualitativa.
4.2. Participantes: La primera participante es una Médica Psiquiatra de 38
años, recibida en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Se especializó en
neuropsiquiatría y poco después obtuvo su posgrado en Consumos Problemáticos
y Adicciones. Más tarde realizó formaciones en Psicoterapias Cognitivas
Contemporáneas y en Terapia Dialéctico Comportamental. Actualmente trabaja
atendiendo pacientes internados o ambulatorios, trabajando con sus familias, de
manera particular o interdisciplinaria dependiendo de la institución. Desempeña
sus labores en su consultorio particular, en una Comunidad Terapéutica, y en una
institución asistencial como parte del equipo DBT.
Las demás participantes son las integrantes del grupo de mujeres que
asiste al taller de entrenamiento en habilidades en la institución. El grupo está
compuesto por integrantes mujeres de edades que varían entre 17 y 33 años. El
número de pacientes que asiste varía de semana a semana ya sea porque
algunas comienzan el tratamiento y no lo mantienen o porque faltan, aun así son
aproximadamente 6 las que concurren de forma constante. Todas las participantes
están diagnosticadas con desregulación emocional, 2 pacientes del grupo han
tenido conductas de abuso de sustancias, hoy en día ninguna presenta señales de
consumo o autolesiones, ambas expresaron en algún momento su orgullo por
haber adquirido y aplicado correctamente las habilidades y haber mejorado su
situación o evitado una conducta problema. Otras 2 de las mujeres presentan
comorbilidad con trastornos alimentarios, una mantiene el tratamiento hace más
tiempo y da la apariencia de interesarse con énfasis en las tareas y actividades del
grupo, la otra comenzó el taller hace pocas semanas y es hasta ahora la más
joven del grupo. Una paciente es extranjera, estudiante de medicina y presenta
autolesiones, asiste sin falta a las reuniones y si bien expresa que le es difícil
26
5. Desarrollo
1) Describir los déficits de la DBT en pacientes con comorbilidad TCS-TLP que
encontró la institución y el surgimiento de nuevas habilidades específicas para su
tratamiento.
conducta por tener la disponibilidad de, por ejemplo, un objeto cortante sino a
causa de una desregulación emocional. Por otro lado, una persona con TLP-TCS
con una CP de consumo puede, no solo activar la conducta adictiva a causa de la
desregulación emocional inherente al trastorno TLP, sino también hacerlo en base
a la mera disponibilidad de la sustancia sin necesidad de un factor estresante
previo. El estímulo que provoca la activación automática de un circuito de
comportamiento fuertemente afianzado por repetición en una persona se llama
estímulo discriminativo. La entrevistada subrayó lo anteriormente mencionado
como una diferencia importante entre TLP y TLP-TCS y con la que se ven
relacionadas las habilidades de Abstinencia Dialéctica y Mente Clara (Linehan,
2015) desarrolladas más adelante.
Acorde a la profesional, otro de los déficits de la DBT en pacientes con
diagnóstico dual, está vinculado a que los cravings, la abstinencia y el desarrollo
de tolerancia a una sustancia son vulnerabilidades particulares del trastorno TCS.
Para actuar sobre las mismas la terapia ofrece las habilidades de Quemando Tus
Puentes y Negación Adaptativa (Linehan, 2015). La confluencia de las
vulnerabilidades particulares mencionadas, la desregulación emocional
característica del TLP, otras CP presentes y la constante posibilidad de la
aparición de un estímulo discriminante, predisponen al paciente a un muy alto
riesgo de recaída. Ante esta situación la psiquiatra explica que en terapia se
procede a la realización de un plan de anticipación al deseo de consumir, la
presentación del concepto de la adherencia mariposa al tratamiento y de las
habilidades TLP-TCS (Dimeff & Linehan, 2008; Linehan, 2015)
Uno de los últimos déficits que se mencionó en la entrevista y que impulsó a la
adaptación de la DBT es en relación a la exposición a los estímulos estresantes.
En una persona con diagnóstico TLP, el tratamiento está dirigido a desarrollar
habilidades para manejar la desregulación emocional que caracteriza al trastorno,
acorde a esto se promueve la exposición progresiva del paciente a estímulos que
le generen angustia, para que así la persona pueda convivir con ellos en el futuro
y sin sufrir. En el caso del diagnóstico dual está contraindicado que la persona
vuelva a exponerse a los estímulos discriminantes, dado que el circuito de la CP
30
asociada al mismo esta tan fuertemente asimilado que la sola presencia puede no
sólo promover la desregulación emocional sino también poner al paciente en
riesgo de una recaída.
Como bien explicó la terapeuta cada experiencia es distinta, durante el
tratamiento los pacientes aprenden a observar su propio estado interno y a
registrar progresivamente a que estímulos pueden exponerse y a cuáles no, pero
ante el deseo de consumir, la DBT recomienda llamar al terapeuta, o ir a un grupo
(cualquiera) de autoayuda, ya que, acorde a la doctora “hacer cualquier tipo de
actividad es mejor que estar consumiendo”. Como se habló anteriormente muchas
sustancias de consumo son aceptadas y alentadas en el ámbito social, además
también puede haber una fuerte presión de pares para formar parte de la actividad
de consumir. La DBT propone varias habilidades como ayuda para hacer frente a
esta clase de situaciones pero en relación a las nuevas se menciona a la Rebelión
Alternativa y la Negación Adaptativa (Linehan, 2015) como mecanismos para
mantener la esencia de la rebeldía y superar los cravings, sin alcanzar las mismas
consecuencias autodestructivas en las que derivaría una conducta de consumo en
el paciente.
En cuanto al surgimiento de las nuevas habilidades, previamente se ha
observado la relación de correspondencia entre las habilidades y los déficits
existentes en la terapia antes de la adaptación. Como ya se ha visto antes en los
estudios de Dimeff, y Linehan (1999; 2008) si bien el tratamiento tradicional DBT
obtuvo resultados alentadores en pacientes con diagnóstico dual, las autoras
procedieron a adaptarlo en función a la alta comorbilidad hallada, este pudo
considerarse el primer impulso al desarrollo de las nuevas habilidades.
Acorde a lo mencionado por la profesional, el tratamiento para TCS presenta
una historia de debate entre dos corrientes. Por un lado están los métodos que
buscan la abstinencia, los cuales realizan un pedido explícito al paciente para que
abandone el consumo y se alienta a alcanzar determinados períodos de tiempo,
los cuales se celebran al ser obtenidos y posicionan a la persona en una jerarquía
basada en el mantenimiento de la abstinencia. Por otra parte la corriente basada
en la reducción de daños consiste en conciliar los males producidos por el
31
con las anteriormente aprendidas. Los integrantes del grupo siguen las clases y
tareas con un manual propio que adquieren en la institución, el mismo presenta al
comienzo una serie de normas de buen comportamiento que los pacientes deben
leer y aceptar antes de ingresar. Entre las normas relevantes al presente trabajo
están las que explicitan que los pacientes bajo la influencia de una sustancia no
deberían asistir al taller, aunque de hacerlo deben aparentar sobriedad, y no se
debe platicar fuera o dentro de las reuniones acerca de las actuales o pasadas
conductas problemáticas que puedan ser potencialmente contagiosas para los
demás pacientes (Linehan, 2015).
Las coordinadoras presentaron la ficha de habilidades TLP-TCS de Linehan
(2015) al finalizar el módulo Regulación Emocional, dando comienzo a Tolerancia
al Malestar y la desarrollaron en un total de cuatro encuentros. En la primera clase
se explicó el concepto de una conducta adictiva y como identificarla, a
continuación se dio la instrucción de que cada participante leyera en voz alta un
ítem de la lista que ofrece la ficha sobre posibles actividades o sustancias a las
cuales se puede tener una adicción (Ver Anexo) y finalmente se les preguntó si
tenían alguna sugerencia para agregar. El objetivo de la dinámica consistía en que
cada integrante del grupo pudiera identificar una posible adicción en sí misma y
describirla en su manual para incorporar las habilidades las siguientes clases, las
mujeres que no tenían diagnósticos relativos al consumo de sustancias también
eligieron ítems de la lista.
Una vez identificadas las conductas adictivas en cada paciente, las
coordinadoras aclararon que las nuevas habilidades enseñadas en el taller y su
aplicación deben adaptarse a la sustancia y la situación de cada persona, por lo
cual, en el grupo sólo se orienta su uso y aplicación, pero para profundizar en las
dudas y la práctica de las habilidades se debía consultar en el tratamiento
individual de cada una.
Habiéndose acordado las limitaciones del taller, las coordinadoras pasaron a
desarrollar la primera habilidad, la Abstinencia Dialéctica, que como fue
mencionado anteriormente refiere mantener el equilibrio entre la abstinencia y
control de daños con la finalidad que el paciente no vuelva a involucrarse en
33
Una de las preocupaciones más recurrentes del grupo fue sobre cómo llevar a
cabo la habilidad, es decir, cómo cortar la relación con sus recientemente
descubiertos reforzadores de adicción. Una paciente compartió que si bien se
mantenía limpia hace mucho tiempo, en su familia se consumían otras sustancias
y hacían bromas a costa suya, implicando que su abstinencia la volvió más
arrogante. Es interesante como en relación a lo anterior, se pueden ilustrar
algunos de los múltiples variables que predisponen a una persona a padecer tanto
TLP como TCS como lo son los factores y el entorno familiar y social (Swendsen,
& Le Moal, 2011; Torgersen et al., 2000). Antes de continuar, las terapeutas
contestaron pacientemente a cada inquietud integrando los conceptos vistos
anteriormente en sus respuestas.
Finalmente se delegó la tarea de identificar los propios puentes a quemar,
aclarando que el acto de desligarse de los reforzadores de la adicción es un
proceso complejo que depende del momento de cada una, por lo cual antes de
accionar se recomendaba discutirlo en terapia. Además, las pacientes también
recibieron la encomienda de elegir una serie de estímulos sensoriales, con ayuda
del módulo de Regulación Emocional, que las ayuden a distraerse y a superar los
deseos de consumir en cada una.
En el encuentro de la semana siguiente, luego de la habitual práctica de
mindfulness, se procedió a revisar lo que habían traído las pacientes. Una de las
participantes dio inicio a la corrección de las tareas exponiendo de forma muy
concreta los ítems que consideraba que eran puentes a quemar, uno de los
mencionados era el de abandonar las salidas a bailar por la noche con un grupo
determinado de amigos que la alentaban a consumir. Según la muchacha antes de
comenzar la rehabilitación solía salir con ellos e involucrarse en situaciones
peligrosas y peleas en las calles por estar bajo los efectos de la sustancia. Si bien,
según ella, en la actualidad solo se reúne con esos amigos para frecuentar locales
bailables, se replanteo la posibilidad de estar en Mente Limpia y tomo la iniciativa
de abandonar el grupo. Con el ejemplo mencionado se puede ver no sólo los
criterios del uso peligroso y los problemas interpersonales que plantea APA (2013)
para el diagnóstico de TCS, sino también la incorporación de las habilidades, en
37
este caso, Mente Clara. Ante lo planteado las coordinadoras acotaron que podía
hablar con su terapeuta en mayor profundidad sobre el tema.
Una integrante del grupo pidió amablemente no compartir su tarea ese día, a lo
que las terapeutas accedieron validando su visible malestar e invitándola a
participar cuando lo sintiera adecuado. Otra paciente tuvo mayores dificultades
con la segunda parte de la tarea, ya que su concentración para tratar de
focalizarse en una sensación placentera se veía interrumpida por la intensidad de
los cravings (APA, 2013). Según lo que la mujer contaba había tratado con
jabones y cremas perfumadas, pastillas de menta u otros alimentos con sabores
intensos, pero al pasar unos días notó que lo que le daba mayor resultado era
ponerse un límite de tiempo para soportar el malestar y reiniciar el conteo las
veces que fuera necesario hasta que la sensación se iba. Las coordinadoras
validaron con gran emoción el esfuerzo de la muchacha y comentaron que había
descubierto por si sola la siguiente habilidad, la cual se iba a desarrollar a
continuación.
disfrutar del éxito de mantener la sobriedad. Asimismo, por otro lado, luego de un
desliz pudo poner en marcha su plan de reducción de daños y volver a
comprometerse con el tratamiento hasta alcanzar nuevamente la abstinencia.
En relación a lo anteriormente relatado, la psiquiatra entrevistada mencionó
que si bien cada caso de TLP-TCS es diferente “una de las ventajas de entender
que el desliz es parte del proceso de recuperación es que un pequeño episodio de
consumo no tiene porqué terminar en una gran recaída”. Como menciona la
doctora, los pacientes enfrentan toda clase de situaciones en la vida cotidiana, y
las tentaciones y el desliz son una de ellas, al no entender este concepto las
personas tienden a clasificar sus experiencias en términos dicotómicos, lo cual no
corresponde con la visión dialéctica de la DBT que expresan Dimeff, y Linehan
(2008).
La habilidad Mente Clara permite identificar distintos estados en los que se
puede encontrar la persona, distinguiéndolos entre Mente Adicta, Mente Clara y
Mente Limpia. Existe un complemento de la Mente Adicta llamada Mente Nublada,
que no se clasifica como un estado en sí, e implica que la persona esté bajo los
efectos de la sustancia en el momento (Dimeff & Linehan, 2008; Linehan, 2015).
La terapia busca que el paciente pueda alcanzar la perspectiva de la Mente
Clara, está habilidad consiste en mantener conscientemente la abstinencia sin
subestimar los riesgos que la ponen en peligro. Su utilización en la vida cotidiana
puede verse en el ejemplo de la participante del taller mencionada antes. Cuando
la paciente comenzó a identificar la sensación de incomodidad como precursora
del deseo de consumir y como vinculada al entorno, dejó de subestimar los
reforzadores del consumo y comenzó a aplicar la Abstinencia Dialéctica con una
Mente Clara.
La habilidad Mente Clara identifica en uno de sus extremos a la Mente Limpia,
la cual se pudo observar en el ejemplo de una paciente referida anteriormente. La
misma mantenía un grupo de amigos con los que solía consumir cuando iba a
fiestas, y con los cuales seguía reuniéndose al momento pero sin consumir.
Acorde a la muchacha, en las reuniones la presionaban para que consumiera con
el pretexto de que se iba a divertir más bajo el efecto, sin embargo, cuando la
40
terapeuta le preguntó sobre por qué seguía viendo a esos amigos, la paciente
comentó que podía mantenerse abstinente sin problemas. La mencionada manera
de pensar la situación de la paciente, refleja la Mente Limpia porque sólo se
concentra en mantenerse abstinente y subestima el riesgo de los reforzadores de
la conducta de consumo. En este caso, el riesgo de recaída se incrementa al
combinarse con las vulnerabilidades inherentes al trastorno TLP como los
esfuerzos para evitar el abandono (en este caso de su grupo), la impulsividad o la
inestabilidad afectiva (APA, 2013). El no enfocarse equilibradamente entre la
abstinencia y la reducción de daños puede perjudicar a la persona en un momento
de inestabilidad.
La Mente Adicta es el otro extremo, en el cual se niega tener un TCS o que la
conducta de consumo sea problemática teniendo evidencia de lo contrario. La
terapeuta ejemplifica la Mente Adicta con casos de pacientes que asisten a terapia
por orden de un juez o amenazas de los padre e inclusive en estas situaciones tan
extremas, las personas con TCS suelen defender la idea de que tienen todo bajo
control y pueden abandonar la sustancia cuando lo deseen. Según la profesional,
estos sujetos mantienen el consumo en la vida cotidiana mediante excusas y
mentiras, a veces intrincadas, que justifican la utilidad de consumir. Esto se pudo
observar en el taller en la paciente que se rehusaba a abandonar el cigarrillo
porque la ayudaba a tranquilizarse en una situación laboral estresante que estaba
viviendo. En este caso, la paciente mencionó haber intentado abandonar por
cuestiones de salud pero el malestar causado por la abstinencia no le permitía
mantenerse sin fumar por mucho tiempo. Pueden verse claramente en los
problemas de salud, los intentos de abandono y el síndrome de abstinencia, los
criterios diagnósticos que menciona APA (2013) en cuanto a TCS, sin embargo,
como explicó la doctora en la entrevista, los pacientes tienden a armar la
estructura de su vida en base al consumo y de ser eliminada esta conducta, deben
reemplazarse los eslabones con algo que sea capaz de mantener dicha estructura
para que la persona no se derrumbe.
La habilidad Refuerzos de la Comunidad implica reemplazar los reforzadores
del consumo por reforzadores de la abstinencia, siendo estos espacios físicos,
41
escenarios placenteros, tener cremas o velas con aromas intensos, alimentos con
sabores fuertes como menta o picantes, siempre que sean del agrado de la
persona y le permitan enfocarse en esa nueva sensación y distraerla del deseo de
consumir.
La Rebelión Alternativa como se ha visto, refiere a una forma de accionar que
mantenga el espíritu rebelde sin llegar a consecuencias autodestructivas para la
persona (Linehan, 2015). Para ejemplificar la práctica de esta habilidad en una
situación de la vida cotidiana la profesional mencionó dos casos en que los
pacientes habían ideado formas de combatir los cravings. Por un lado la doctora
contó sobre una paciente que al sentir el deseo de consumir, se iba a correr a una
plaza, y muchas veces la intensa carga emocional hacía que comenzara a llorar
mientras trotaba en el camino. El hacer actividad física lograba que la mujer se
sintiera mejor y al llorar no solo podía descargarse sino también provocaba un
desconcierto en quienes la veían pasar, situación que a la paciente le generaba
mucha gracia en retrospectiva.
El otro caso que compartió la profesional fue el de un hombre que tuvo la idea
de tatuarse en el antebrazo la frase “solo por hoy” a modo de recordatorio,
implicando el límite de tiempo por el cual se proponía mantener la abstinencia.
Como explica la doctora, ambos casos permiten al paciente experimentar la
sensación de rebeldía con actividades que no son autodestructivas como lo sería
el consumo.
En cuanto a la Negación Adaptativa la psiquiatra explicó que la habilidad no
refiere a negar el problema entero, sino negarse a consumir en un momento
determinado. La angustia que provoca el compromiso de no volver a consumir
nunca más se puede ver ilustrada en el caso anteriormente mencionado de la
mujer del taller que sintió una gran frustración ante la idea de parar de fumar para
siempre. Para ejemplificar el uso de la habilidad en la vida cotidiana se puede
retomar el caso del paciente que se tatuó el recordatorio de no consumir “sólo por
hoy” descrito previamente. La doctora, al mencionarlo aclaró que esta habilidad
funciona como una pequeña mentira, es decir, si bien el objetivo es no volver a
consumir nunca más, la abrumadora perspectiva de ese compromiso puede
43
6. Conclusiones
grupales del estado de ánimo en las integrantes del taller, o el efecto inmediato de
la utilización de estrategias dialécticas, tanto en el profesional cómo en el
paciente. Estos elementos, frutos de la interacción paciente - terapeuta, parecieran
ser intrínsecos de la labor psicológica y se consideró importante mencionar su
innegable valor en la práctica aunque carezcan de características mensurables
que los harían variables significativas para los estudios académicos.
Finalmente, se puede afirmar que a través de la elaboración del trabajo se
pudo comprender en mayor profundidad el papel central de la integración de las
modalidades que ofrece la terapia dialéctico comportamental para lograr la
efectividad del tratamiento. Actualmente las adaptaciones para TCS realizadas al
modelo buscan compensar las múltiples variables que se adhieren a la
complejidad inherente del TLP, sin embargo el objetivo final de la terapia se
mantiene firme, y lo que se propone es, como menciona Linehan (1993), que el
paciente pueda lograr una vida que valga la pena ser vivida.
48
7. Referencias
Agrawal, A., Heath, A.C., & Lynskey, M.T. (2011) DSM-IV to DSM-5: The impact of
proposed revisions on diagnosis of alcohol use disorders. Addiction, 106(11),
1935–1943. doi: 10.1111/j.1360-0443.2011.03517.x
Alcohólicos Anónimos (1953) Twelve Steps and Twelve Traditions. New York: Alcoholics
Anonymous World Services, Inc.
Dulit, R. A., Fyer, M. R., Haas, G. L., Sullivan, T., & Frances, A. J. (1990). Substance use
in borderline personality disorder. The American Journal of Psychiatry, 147(8),
1002–1007. doi: http://dx.doi.org/10.1176/ajp.147.8.1002
Fórum de Salud Mental & AIAQS (2011). Guía de práctica clínica sobre trastorno límite
de la personalidad. Barcelona: Servei Català de la Salut. Pla Director de Salut
Mental i Addiccions. Departament de Salut. Generalitat de Catalunya.
Gagliesi, P. (2008). Terapia Dialéctica Conductual en el tratamiento del Desorden Límite
de la Personalidad. Recuperado de
http://www.fundacionforo.com/pdfs/archivo40.pdf
Gagliesi, P., Lencioni, G., Pechon, C., Apfelbaum, S., Boggiano, J.P., Herman, L.,
Stoewsand, C., & Mombelli, M. (2007). Manual psicoeducacional para pacientes,
familiares y allegados sobre el desorden límite de la personalidad. Buenos Aires:
Universidad de Buenos Aires.
Gibert, M. (2015). El trabajo con adolescentes con tendencia límite y trastorno por uso de
sustancias en un hospital de día. Revista de Patología Dual, 2(3), 1-5. Doi:
10.17579/RevPatDual.02.16
Grant, B.F., Goldstein, R.B., Saha, T.D., Chou, S.P., Jung, J., Zhang, H., Pickering, R.P.,
Ruan, W.J., Smith, S.M., Huang, B. & Hasin, D.S. (2015). Epidemiology of DSM-5
Alcohol Use Disorder: Results From the National Epidemiologic Survey on Alcohol
and Related Conditions III. JAMA Psychiatry, 72(8), 757-66. doi:
10.1001/jamapsychiatry.2015.0584.
Gunderson, J. G. (2009). Borderline Personality Disorder: Ontogeny of a Diagnosis. The
American Journal of Psychiatry, 166(5), 530–539. Doi:
10.1176/appi.ajp.2009.08121825.
Gunderson, J. G., Weinberg, I. & Choi-Kain, L. (2013). Borderline Personality Disorder.
Focus, 11(2), 129-145. Doi: 10.1176/appi.focus.11.2.129
Johnson, J.G., Cohen, P., Brown, J., Smailes, E.M. & Bernstein, D.P. (1999) Childhood
maltreatment increases risk for personality disorders during early adulthood.
Archives of General Psychiatry, 56(7), 600-606. doi:10.1001/archpsyc.56.7.600
Johnson, J.G., Cohen, P., Gould, M.S., Kasen, S., Brown, J. & Brook, J.S. (2002).
Childhood adversities, interpersonal difficulties, and risk for suicide attempts during
50
late adolescence and early adulthood. Archives of General Psychiatry, 59(8), 741-
749. 10.1001/archpsyc.59.8.741.
Kernberg, O. (1984). Severe Personality Disorders: Psychotherapeutic Strategies. New
Haven, CT: Yale University Press.
Kienast, T., Stoffers, J., Bermpohl, F. & Lieb, K. (2014). Borderline personality disorder
and comorbid addiction: epidemiology and treatment. Deutsches Ärzteblatt
International, 111(16):280-286. doi: 10.3238/arztebl.2014.0280.
Koerner, K., & Linehan, M. M. (2000) Research on dialectical behavior therapy for
patients with borderline personality disorder. Psychiatric Clinics of North America,
23(1), 151-67. doi: http://dx.doi.org/10.1016/S0193-953X(05)70149-0
Koons, C.R., Robins, C. J., Tweed, L.J., Lynch, T.R., Gonzalez, A.M., Morse, J. Q.,
Bishop, G.K., Butterfield, M.I., & Bastian, L. A. (2001). Efficacy of Dialectial
Behavior Therapy in women veterans with Borderline Personality Disorder.
Behavior Therapy 32, 371-390.
Laquesne, E. R. & Hersh, R.G. (2004). Disclosure of a diagnosis of borderline personality
Disorder. Journal of Psychiatric Practice, 10(3),170-176.
Lieb, K., Zanarini, M.C., Schmahl, C., Linehan, M.M., & Bohus, M. (2004). Borderline
personality disorder. The Lancet, 364, 453-461.
doi:http://dx.doi.org/10.1016/S0140-6736(04)16770-6
Linehan, M. (1993). Cognitive-Behavioral Treatment of Borderline Personality Disorders.
New York: Guilford Press.
Linehan, M. M. (2003) Manual de tratamiento de los trastornos de personalidad límite.
Barcelona: Paidós
Linehan, M. M. (2015). DBT Skills Training Manual, 2nd Ed. New York: The Guilford
Press.
Linehan, M. M., Armstrong, H.E., Suarez, A., Allmon, D., & Heard, H.L. (1991). Cognitive-
Behavioral Treatment of Chronically Parasuicidial Borderline patients. Archives of
General Psychiatry, 48(12), 1060-1064.
doi:10.1001/archpsyc.1991.01810360024003
Linehan, M. M., Dimeff, L. A., Reynolds, S.K., Comtois, K.A., Welch, S.S., Heagerty, P. &
Kivlahan, D.R.(2002). Dialectical behavior therapy versus comprehensive
51
validation therapy plus 12-step for the treatment of opioid dependent women
meeting criteria for borderline personality disorder. Drug and Alcohol Dependence,
67(1), 13-26. DOI: 10.1016/S0376-8716(02)00011-X.
Linehan, M. M., Schmidt, H., Dimeff, L. A., Craft, J. C., Kanter, J., & Comtois, K. A.
(1999). Dialectical behavior therapy for patients with borderline personality disorder
and drug-dependence. American Journal on Addiction, 8(4), 279-292.
doi:10.1080/105504999305686
Links, P. S., Heslegrave R., & Van Reekum, R. (1999). Impulsivity: core aspect of
borderline personality disorder. Journal of Personality Disorders. 13(1), 1-9.
Loranger A., & Tulis E. (1985). Family history of alcoholism in borderline personality
disorder. Archives of General Psychiatry, 42(2), 153–157.
doi:10.1001/archpsyc.1985.01790250047006
Merikangas, K. R., & McClair, V. L. (2012). Epidemiology of Substance Use Disorders.
Human Genetics, 131(6), 779–789. doi: 10.1007/s00439-012-1168-0.
Merikangas, K. R., He, J. P., Burstein, M., Swanson, S. A., Avenevoli, S., Cui, L., Benjet,
C., Georgiades, K. & Swendsen, J. (2010) Lifetime prevalence of mental disorders
in U.S. adolescents: results from the National Comorbidity Survey Replication--
Adolescent Supplement (NCS-A). Journal of the American Academy of Child and
Adolescent Psychiatry, 49(10), 980-989. doi: 10.1016/j.jaac.2010.05.017.
Neacsiu, A. D., Rizvi, S. L., & Linehan, M. M. (2010). Dialectical Behavior Therapy Skills
use as a Mediator and Outcome of Treatment for Borderline Personality Disorder.
Behaviour reserch and Therapy, 48(9), 832–839. doi: 10.1016/j.brat.2010.05.017
Van den Bosch, L.M., Verheul, R., Schippers, G.M. & van den Brink, W.(2002) Dialectical
Behavior Therapy of borderline patients with and without substance use problems.
Implementation and long-term effects. Addictive Behaviors, 27(6), 911-923. DOI:
10.1016/S0306-4603(02)00293-9.
Van Reekum, R., Links, P. S., & Fedorov, C. (1994). Impulsivity in borderline personality
disorder. En K. R. Silk (Ed), Biological and Neurobehavioral Studies of Borderline
Personality Disorder (pp. 1-22). Washington D.C.: American Psychiatric Press.
Verheul, R., Van Den Bosch, L. M., Koeter, M., W., Ridder, M., Stijnen, T., & Den Brink
W. (2003). The British Journal of Psychiatry, 182(2), 135-140.
doi: 10.1192/bjp.182.2.135
Zanarini, M. C. (1993). Borderline Personality Disorder as an Impulse Spectrum Disorder.
En J. Paris (Ed.), Borderline Personality Disorder: Etiology and Treatment (pp. 67-
86). Washington D.C.: American Psychiatric Publishing, Inc.
Zanarini, M. C., Frankenburg, F.R., Reich, D.B., Marino, M.F., Lewis, R.E., Williams A.A.
& Khera, G.S. (2000) Biparental failure in the childhood experiences of borderline
patients. Journal of Personality Disorder, 14(3), 264-273. Doi:
10.1521/pedi.2000.14.3.264
Zanarini, M. C., Gunderson, J. G., Frankenburg, F. R., & Chauncey, D. L. (1989). The
Revised Diagnostic Interview for Borderlines: discriminating BPD from other Axis II
Disorders. Journal of Personality Disorders. 3(1), 10–18.
Doi:10.1521/pedi.1989.3.1.10
Zanarini, M.C., Barison, L.K., Frankenburg, F.R., Reich, D.B.& Hudson, J.I. (2009).
Family history study of the familial coaggregation of borderline personality disorder
with axis I and nonborderline dramatic cluster axis II disorders. Journal of
Personality Disorders,23(4), 357-369. DOI: 10.1521/pedi.2009.23.4.357.
54
8. Anexos
………………………………………………………………………………….
………………………………………………………………………………
55
D ABSTINENCIA DIALECTICA
(Ver Ficha de Tolerancia al Malestar 17)
MENTE CLARA
C
(Ver Ficha de Tolerancia al Malestar 18)
REFUERZO DE LA COMUNIDAD
(Ver Ficha de Tolerancia al Malestar 19)
REBELIÓN ALTERNATIVA
(Ver Ficha de Tolerancia al Malestar 21)
A NEGACIÓN ADAPTATIVA
(Ver Ficha de Tolerancia al Malestar 21)
56
Adicciones comunes
En caso de que hayas pensado que no tenías adicciones, aquí hay una lista.
Actividades deportivas
58
D
Abstinencia Dialéctica
(Haciendo el compromiso de abstenerse de los comportamientos adictivos)
Sin embargo, si hay un desliz, la meta es minimizar el daño y volver a la abstinencia tan pronto
como sea posible.
Pros: ¡Funciona!
Un ejemplo de esperar lo mejor y estar preparado para los puntos más conflictivos: Los
atletas olímpicos deben creer y comportarse como si pudieran ganar cada una de las carreras,
incluso cuando han perdido antes y volverán a perder.
59
C
Mente Clara
Mente Nublada
MENTE
MENTE CLARA MENTE
ADICTA LIMPIA
Impulsiva Ingenua
Monotematica Arriesgada
Dispuesta a hacer cualquier cosa Ignorante de los peligros
por una ‘solucion’.
En la mente limpia, estas limpio pero
En la mente adicta estas regido por negado a los peligros que podrían ser
la adicción. Por los impulsos, por los señal de los problemas habituales en
problemas habituales de conducta tu conducta. Crees que eres
que determinan tus pensamientos, invencible e inmune a futuras
emociones y comportamientos. tentaciones
Mente Adicta:
Mente limpia:
-Participar en conductas adictivas
-Pensar “Realmente no tengo un -Participar en conductas
problema de adicción” aparentemente irrelevantes que en el
-Pensar “Puedo hacerlo un poco” pasado inevitablemente te llevaron a
-Pensar “Puedo darme el gusto de mi la conducta adictiva.
hábito si es sólo los fines de semana” -Pensar “He aprendido mi lección”
-Pensar “Puedo soportarlo” -Pensar “Puedo controlar el hábito”
-Exaltamiento o idealización de la -Pensar “Realmente ya no tengo un
adicción problema de adicción”
-Navegar en la red en busca de -Dejar o reducir la medicación para la
formas de participar en conductas adicción
adictivas. -Estar en ambientes donde otros
-Comprar parafernalia (comida, participan en comportamientos
drogas, videos, etc.) para el adictivos
comportamiento adictivo. -Mantener la parafernalia de la
-Vender o intercambiar artículos adicción
relacionados con las conductas -Llevar dinero extra
adictivas. -Ser irresponsable con las cuentas
-Robar para pagar la adicción. -Vestirse como un adicto
-Prostituirse por dinero o para -No ir a las reuniones
conseguir parafernalia -No enfrentar los problemas que
-Mentir alimentan mi conducta adictiva
-Esconderse -Actuar como si solo el poder de la
-Aislarse voluntad fuese necesario
-Actuar siempre ocupado; “¡me tengo -Aislarse
que ir!” -Creer que puedo hacerlo solo
-Romper promesas -Pensar “Puedo tomar drogas para el
-Cometer crímenes dolor/dietas/involucrarme en
-Actuar como un cadáver conductas adictivas si éstas son
-No tener vida en los ojos prescriptas o he avisado antes”; “No
-Actuar desesperado/obsesionado necesito decir nada sobre mi adicción
-No mirar a la gente a los ojos pasada”.
-Tener una higiene pobre -Otro…………………..
-Evitar a los médicos -Otro…………………..
-Otro………………….. -Otro…………………..
-Otro…………………..
-Otro…………………..
62
C
Refuerzo de la Comunidad
Reemplazando los reforzadores de la adicción con los reforzadores de la
abstinencia
Prueba de abstinencia
-Comprométete a…..días lejos de tu adicción y observa los beneficios que
naturalmente se dan
- Evita temporariamente los disparadores de las adicciones de alto riesgo y
remplázalos con conductas competentes y eficientes para poder transitar este
período de prueba
- Observa todos los eventos positivos extras que ocurren cuando no estás
involucrado en conductas adictivas
63
B
Quemando Puentes, Creando Nuevos
QUEMANDO PUENTES
Aceptar en el nivel más radical que en realidad no vas a volver a caer en la
conducta adictiva de nuevo y luego ponerse activo para cortar con las opciones de
todo comportamiento adictivo.
1. Haz un compromiso absoluto para abstenerte de la conducta adictiva (la cual es:
_____________________)
2. Entrá al garaje de la abstinencia y cerrá la puerta del garaje con todas tus ganas.
(Recordá que la más pequeña hendidura puede permitir que entre un elefante).
3. Hacé una lista y deshacete de todo lo que en tu vida facilita a a la adicción.
o Tirá la información de contactos de personas que actúan en complicidad con vos.
4. Realizá una lista y hacé todo lo posible para que sea difícil o imposible continuar con el
comportamiento adictivo.
Los antojos y las ganas están estrechamente relacionados con imágenes vividas y olores
de lo que se anhela. Cuanto más fuertes sean las imágenes o los aromas/olores, más
fuerte es el deseo.
Barrená el impulso. Atravesá las ganas imaginándote que estas surfeando olas como
si fueran tus impulsos y ganas. Notalas cómo vienen y se van, como suben y bajan,
cómo se van haciendo más pequeñas hasta finalmente desaparecer.
A
Opciones Alternativas
Rebelión Alternativa
Cuando las conductas adictivas son una forma de rebelarse contra la autoridad,
las convenciones y el aburrimiento de no romper las reglas o leyes, probá rebelión
alternativa.
La rebelión alternativa sustituye a la rebelión destructiva y te mantiene en el
camino hacia tus metas.
Ejemplos:
- Afeitate la cabeza,
- Usá ropa interior loca,
- Usá zapatos dispares,
- Tené pensamientos secretos,
- Expresá opiniones no convencionales
- Tené actos de bondad al azar
- Vacacioná con tu familia en una colonia nudista, escribí una carta diciendo
exactamente lo que querés decir a alguien; sin censura – Llevala escondida
cuando estés con esta persona.
- Teñite con un color salvaje,
- Hacete un tatuaje o piercing en el cuerpo,
- Usá prendas del revés,
- No te bañes durante una semana,
- Imprimí un lema en una camiseta
- Pintá tu cara,
- Vestite o desvestite cuando sea inesperado
- LARPing (juego de role play en vivo)
- Otros:…
65
A
Negación Adaptativa
Cuando tu mente no pueda tolerar el antojo y las ganas de las conductas adictivas
probá con negación adaptativa.
Otra: ________________________________
- Postergá la conducta adictiva. Posponla por cinco minutos y luego por otros
cinco minutos, y así sucesivamente, y cada vez repetite "sólo tengo soportar esto
durante cinco minutos." Decite a vos mismo cada día que serás abstinente sólo
por hoy ( o cada hora, sólo por esta hora, y así sucesivamente), diciéndote "Esto
no es para siempre, puedo soportar esto ahora mismo."