Sueño Y Vigilia
Sueño Y Vigilia
Sueño Y Vigilia
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(Y otras páginas Web)
El girar de la tierra sobre su eje y su girar alrededor del sol, representa estímulos
ambientales poderosísimos ante los cuales los organismos han respondido, como una
forma de adaptación, desarrollando conductas cíclicas, los
(ritmos
diurnos).
En relación a estos ritmos los seres vivientes, incluyendo el hombre, muestran en las
24 horas del día una conducta rítmica en la cual su conciencia oscila en tres estados
particulares:
3 el
, caracterizado por un conocimiento permanente de sí mismo
y de su entorno. Es una etapa de actividad.
3 un estado de
en que no hay conciencia. Es la etapa de .
3 un estado intercalado en el dormir, en el que se presentan vivencias no siempre
conscientes. Es la etapa de
.
Los dos últimos estados se relacionan con una actividad conductual muy baja que se
ha catalogado como
.
En esos estados de la conciencia la actividad eléctrica del cerebro cambia. Pasa de un
período de alta actividad (ondas eléctricas de alta frecuencia aunque de baja amplitud),
propias del estado de vigilia, a otro período en el cual las ondas eléctricas se
sincronizan y predominan, entonces,
características de la etapa de
dormir. Estas se ven interrumpidas por etapas de intensa actividad eléctrica que
coinciden con la etapa de sueño (etapa de sueño paradojal), llamadas también etapas
de
porque es un período en que se observan movimientos oculares
rápidos.
En el estado de reposo existen entonces períodos de actividad eléctrica lenta
alternados con períodos de alta actividad.
El dormir es el estado conductual que se alterna, en las 24 horas de cada día, con otro
estado de conducta denominado de vigilia, ocupando alrededor de un tercio de ese
período.
Cuando el sujeto duerme esta corrientemente acostado y presenta un alto umbral (baja
sensibilidad) frente a los estímulos que excitan normalmente sus sistemas sensoriales.
Su actividad motora es muy baja. Pero este ³períiodo´ es discontinuo ya que se ve
interrumpido por períodos en que cambia la actividad eléctrica del cerebro y el tono de
ciertos músculos (períodos de soñar).
×
().
En la medida que el dormir se profundiza, el EEG se enlentece (ritmo teta) y mientras
más lento mayor es el umbral frente a la información sensorial. Cuando la profundidad
del dormir es la más alta, el despertar es muy difícil y, si ocurre, el período de alerta
que resulta es muy breve. Esta etapa se llama
interrumpido, sin embargo, por husos (período de mayor frecuencia), gráfico 2. En ella,
muchas funciones autonómicas y de control, están disminuidas: frecuencia cardíaca,
presión sanguínea, frecuencia respiratoria. Sin embargo, la actividad neuroendocrina
esta aumentada: alta liberación pulsatil de gonodotrofinas y de hormona de
crecimiento.
Ese período de sueño lento y ligero, es seguido por el sueño lento y profundo. A
intervalos y en forma regular, durante el dormir, el EEG se acelera y aparece un estado
de atonía pero de movimientos oculares rápidos, característica esta que se usa para
designar esta etapa del dormir como etapa de sueño REM. En esta etapa se presentan,
además, cambios posturales, pequeñas contracciones musculares y erección del
pene..
En la etapa de sueño REM (gráfico 4), hay estados de conciencia de hechos en que
pueden aparecer desde distorsiones de la realidad hasta alucinaciones, pensamientos
extraños e intensas emociones. Es
.
3 Ondas
(½): 8-13 Hz de frecuencia y de alrededor de 50 V de amplitud.
3 Ondas
(M): 14-30 Hz y de amplitud muy baja.
3 Ondas
(m): 4-8 Hz y de amplitud muy baja.
3 Ondas
(ë): frecuencia menor a 3 Hz y de amplitud muy baja.
La etapa de entrada al estado de sueño o de dormir se le designa también
y se
le considera como un límite entre el estado de vigilia y el dormir. En esta etapa
predomina el ritmo ½ el cual tiende a enlentecerse y a mostrar la presencia de ondas
llamadas
que son de mayor amplitud. Los movimientos oculares son lentos y el
tono muscular desciende. La fase I es de corta duración y ocupa alrededor de 3-5% del
dormir.
La
es de dormir ligero pero de ondas lentas y el EEG es irregular, 2-7 Hz,
presenta espigas de ondas (grupos de frecuencias de más o menos 7 Hz) y/o los
llamados
, que son ondas lentas bifásicas. El tonus muscular es bajo y las
funciones vegetativas son bajas pero regulares.
En los
, el sueño se hace lento y profundo. Se les considera etapas muy
importantes desde el punto de vista funcional. Las ondas del EEG son muy lentas y
predominan las ondas m o ë.
El
, presenta un EEG muy rápido con ondas de alta frecuencia y baja
amplitud. Hay movimientos oculares rápidos pero el tono muscular esta abolido.
1. Registro del EEG humano en estado de vigilia 1. Etapa III del dormir
2. Etapa I del dormir 2. Etapa IV del dormir
3. Eatpa II del dormir 3. Período de sueño REM
El sueño (el dormir) es un estado de conciencia que se presenta siguiendo un ciclo de
tipo circadiano en el cual se pueden distinguir distintas características en la actividad
nerviosa motora somática, en la autonómica, en la actividad electroencefalográfica y en
la psicológica. Durante el dormir se presenta una etapa de gran actividad eléctrica,
etapa REM, que coincide con el soñar.
En las etapas de sueño no-REM que predominan en el dormir, además de cambiar el
EEG, el tonus muscular y la actividad refleja se deprimen, la frecuencia cardíaca y la
presión arterial disminuyen, las pupilas se contraen.
En cada etapa de sueño-REM, que dura alrededor de 20 min, el EEG se
descincronizan y se asemeja al observado durante la vigilia. El tonus muscular
esquelético desaparece, los reflejos se inhiben pero hay movimientos oculares muy
rápidos y algunas breves sacudidas musculares.
Los estados de sueño REM y no-REM se alternan pero esta alternancia varía según la
edad. Alteraciones de esas etapas se relacionan con algunos trastornos como los
insomnios y la narcolepsia. La supresión del dormir puede llevar a trastornos
psiquiátricos. Los mecanismos relacionados con estos tipos de sueños no están
aclarados aunque hay evidencias de que en ellos pueden participar neurotransmisores
como la noradrenalina, la acetilcolina o la serotonina.
Considerados en su conjunto los correlatos fisiológicos que se describen en el sueño
no-REM, nos sugieren que esta etapa representa un estado de conservación de la
energía, de reparación de daños y de defensa contra la depredación.
Los ciclos circadianos tienen una duración de 24 horas y se relacionan con otros ciclos
biológicos como el de actividad-reposo que muestran los organismos cada 24 horas.
Los ciclos dormir-soñar, que duran 90-100 minutos cada uno, se dan en las etapas
consideradas de reposo de los ciclos circadianos. Alrededor de 4 de esos ciclos
ocurren en las 24 horas.
Aun no se tiene claro cuáles son las señales que sincronizan esos ciclos ni cuáles son
los procesos y mecanismos celulares y moleculares involucrados.
1. Neuronas colinérgicas
mesopontinas
2. Tálamo
3. Núcleo magno celular
del bulbo
4. Hipotálamo
5. Núcleo basal de
Maynert
6. Corteza occipital
7. Cerebelo
8. Bulbo olfatorio
9. Nervio ocular motor
10. Nervio facial
11. Substancia gris
periacueductal
12. Locus ceruleus
13. Quiasma óptico
V
noradrenérgica a la
corteza)
9. Vía meso-pontina,
colinérgica
÷
1. Interneuronas gabaérgicas 1. Núcleos tálamicos con interneuronas
que actúan sobre 2 gabaérgicas (4a) y neuronas de proyección
2. Células piramidales de la hacia la corteza
corteza 2. Area preóptica del hipotálamo con neuronas
3. Cerebelo de proyección hacia la corteza
3. Núcleo del fascículo solitario que proyecta
al hipotálamo
En el estado de alerta (vigilia) la unidad cerebro-mente procesa principalmente
información que le llega desde el medio ambiente. En el sueño no-REM ese sistema es
desactivado y en el soñar (sueño REM) las representaciones del mundo exterior, que
están ahora en el interior, se transforman en estímulos. En esos tres estados participan
los neurotransmisores noradrenérgicos y los serotoninérgicos del tronco cerebral.
Los estudios neuroquímicos realizados durante esos estados muestran que las
neuronas del cerebro en vigilia están ³sumergidas´ en noradrenalína que deriva del
locus ceruleus, en serotonina del complejo rafé, algunas de cuyas neuronas descargan
constantemente ya que parecen funcionar como marcapasos.
Cuando llega nueva información aumentan, además los niveles de acetilcolina, que se
libera de neuronas que no son marcapasos.
Ú
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[
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Por Antonia Chornet y José Ángel Oteo, Servicio de Neurofisiología Clínica, Casa de
Salud, Valencia y Departamento de Física Teórica, Universitat de València
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The routine interpretation of
electroencephalograms (EEG) is a clinical task carried out by specialists that no longer
stirs up public surprise. The electric impulses in the brain, which generate EEG signals,
are the consequence of the synchronised activity of millions of neurones. In the article
the authors wonder whether further information could be hidden in EEG, a vestige of the
single neurone non-linear behaviour and the collective synchronisation of neurones.
They outline some ideas about how information and complexity may be measured from
complex signals providing quantitative indexes associated to underlying physiological
processes. The tools they use are borrowed from non-conventional statistics and fractal
geometry.
Una de las formas con que el cerebro expresa su función es mediante la actividad
eléctrica que puede detectarse con un electroencefalograma (EEG). Esta técnica
sencilla, barata y no invasiva se ha desarrollado durante el último siglo y ha alcanzado
grandes cuotas de utilización tanto en la investigación como en el diagnóstico médico
rutinario. Junto a los potenciales evocados, es actualmente la única técnica de
laboratorio realmente accesible para el estudio de la fisiología cerebral. La cuestión que
planteamos es: ¿en qué medida es posible desencriptar la información contenida en el
EEG y desvelar así lo que sucede en niveles más profundos del cerebro?
En 1870, durante una guerra, los médicos prusianos Hitzig y Fritsch observaron que, al
estimular mediante corriente galvánica determinadas áreas del cerebro descubiertas,
se producían movimientos en el lado opuesto del cuerpo. Cinco años después, Richard
Caton descubrió señales eléctricas procedentes directamente de la superficie de
cerebros expuestos de animales. Con todo esto, a finales del siglo XIX se tenían
bastantes pruebas de que el cerebro poseía actividad eléctrica. Pero no fue hasta 1929
cuando Hans Berger anunció al mundo que era posible registrar las débiles corrientes
eléctricas que se generan en su interior (un millón de veces menos intensas que la pila
de un mando a distancia de TV) sin abrir el cráneo. Berger llamó a esta nueva forma de
registro
y estableció las bases de una técnica de gran
importancia en el estudio funcional del cerebro. Tardó en ser reconocida como válida
por sus colegas hasta bien entrados los años treinta, fundamentalmente por las dudas
acerca del origen cerebral de la señal y por las dificultades para reproducir los
registros.
cc
Figura 1
M
El caso fue que consiguieron describir cambios en el nivel funcional del cerebro, como
por ejemplo el sueño, la anestesia, la hipoxia (falta de oxígeno en la sangre) y en
enfermedades nerviosas como la epilepsia. También llevaron a término la primera
descripción de las ondas que contiene el EEG, que llamaron alfa y beta.
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Figura 3
Figura 4
Eso dota al EEG de una cierta estructura y, por tanto, la complejidad media disminuye
(figura 4). Vemos así que la dimensión fractal contribuye al conocimiento de la función
cerebral durante el sueño. De manera más práctica, podría utilizarse en la distinción
entre fases de sueño y de vigilia.
Las conclusiones que se extraen mediante el estudio de la entropía de Shannon
refuerzan las anteriores. Nos indican que en el estado de vigilia, la información circula
en trenes de ondas de una duración típica de la décima de segundo. Con el inicio del
sueño, estos paquetes alargan su duración. En el sueño REM el trazado EEG, que es
muy similar al de la vigilia (y por eso también se le conoce como sueño paradójico),
corresponde a un tiempo característico de medio segundo, propio de una verdadera
etapa de sueño.
sólo hemos llegado a descifrar una parte muy pequeña. Respecto a la caracterización
del EEG mediante técnicas de análisis no lineal, los primeros resultados parecen
prometedores. Por un lado, aparecen contribuciones a la caracterización de la función
cerebral, y por el otro, se gana en conocimiento sobre los mecanismos colectivos del
funcionamiento neuronal. Pero probablemente estamos, en este terreno tan nuevo, en
una situación parecida a la que Berger vivió hace casi un siglo.
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Publicado en la revista nº007
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[Nota: Los términos afecto, sentimiento y emoción son utilizados por Panksepp
indistintamente]
Según el autor esto se debe en parte a que los neurocientíficos, muestran en general
cierto orgullo de ignorar aspectos de un alto nivel de integración, especialmente
algunos como los "estados centrales" que sólo pueden ser medidos de manera
indirecta. Por otra parte, Freud se distanció intencionadamente de los aspectos
cerebrales, en buena medida porque el conocimiento disponible sobre el cerebro
resultaba insuficiente para intentar cualquier aproximación. Un siglo después, del
abandono de la aspiración inicial de Freud de una psicobiología coherente, quizás ha
llegado el momento de intentar una adecuada síntesis entre el pensamiento
psicoanalítico y la neurociencia (Bilder, 1998).
Solms y Nersessian ofrecen una sinopsis de las opiniones de Freud sobre los procesos
afectivos, proporcionando un rico conjunto de ideas y preguntas para generar
asociaciones que pueden ser sometidas a evaluación entre los datos emergentes de la
neurociencia sobre las emociones y los puntos de vista psicoanalíticos. Panksepp
enfatiza que
.
El autor defiende que el fallo en someter sus ideas a la evaluación empírica continúa
siendo la crítica principal al psicoanálisis. Aunque dichas ideas tampoco pueden ser
descartadas, ya que en su mayor parte las tesis de Freud no han sido evaluadas aún,
lo cual sólo puede realizarse de manera efectiva a partir de los avances en
neurociencia, desde la neuroimagen a la psicofarmacología. Asimismo, propone
distinguir claramente entre las tesis sobre el funcionamiento del psiquismo y la teoría
de la técnica, pues para Panksepp, el hecho que el psicoanálisis no consiga aliviar
ciertos síntomas psiquiátricos (como los asociados a la esquizofrenia o ciertos
trastornos autísticos) no limita su credibilidad a la hora de entender la emoción
humana.
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#
(
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Panksepp ofrece una serie de presupuestos básicos, armónicos con los de Freud: Los
valores biológicos y los procesos afectivos neurales por medio de los cuales se
manifiestan penetran todas las estructuras cognitivas del cerebro-mente de los
mamíferos. El comportamiento emocional observable se modula probablemente por un
efecto de fondo de las emociones de bajo nivel (estado de ánimo), y es dentro de estas
influencias a largo plazo que la experiencia emocional puede resultar crucial. Así, para
Panksepp, en la infancia precoz no existe una línea sostenida de pensamiento sin una
línea sostenida de afecto, por lo que si se quiere entender cómo se comportan las
personas y los animales a largo plazo, hay que comprender sus sentimientos. Sólo en
la edad adulta, cuando ya están establecidos los patrones de comportamiento, los
hábitos de pensamiento y las defensas, las conexiones evidentes entre el afecto y la
conducta disminuyen. De hecho, los reguladores afectivos quizá simplemente
cÚ
Freud conceptualizó tales procesos del ello no sólo como las bases de las emociones y
la personalidad, sino también como substratos esenciales de la maduración de las
funciones del yo. Por desgracia, Freud no disponía de una forma creíble de realizar una
taxonomía científica de las funciones del ello, que permanecieron como uno de los
elementos más ambiguos de su teoría. La
ha proporcionado
abundante evidencia de los tipos de funciones básicas del ello contenidas en el cerebro
de los mamíferos [nótese que Panksepp se refiere casi siempre al cerebro de los
mamíferos. Para él los elementos básicos de las emociones están representados en el
cerebro de los mamíferos no humanos (con importantes analogías, sobre todo a nivel
subcortical, con el cerebro de los humanos) y propone que la investigación sobre la
emoción incluya como una etapa el trabajo con animales, lo cual es objeto de
considerable polémica dentro de los neurocientíficos], que van desde los sistemas de
BÚSQUEDA, pasando por los de RABIA, MIEDO, o CUIDADO, a aquéllos que
elaboran el JUEGO. Si quisiera, la neurociencia cognitiva podría destacar la naturaleza
neural de algunas de las defensas del yo que emergen cuando las desenfrenadas
funciones del ello llegan al control neural más elevado, en parte a través del
aprendizaje asociativo y en parte por medio de la evolución de procesos
neuropsicológicos más sutiles reguladores de la emoción, tales como las diversas
defensas conceptualizadas por Freud. La psicología evolutiva apenas empieza a
conceptualizar cómo las estrategias sociobiológicas reflejan de forma marcada las
presiones que permean nuestras racionalizaciones cerebrales más elevadas, pero aún
tiene que lidiar con la naturaleza biológica básica de los afectos.
Al intentar cubrir todos los aspectos (dejando fuera algunos de los más importantes
como la naturaleza subjetiva de las emociones), las modernas teorías de la emoción no
proporcionan las necesarias simplificaciones analíticas desde las que poder desarrollar
evaluaciones empíricas sólidas de los aspectos clave. Panksepp afirma que Freud
acertó situando el afecto (el principio del placer) en el centro de su esquema. Sin esas
funciones, ni siquiera se pueden hacer computadoras realmente inteligentes (Clark,
1997), y los humanos parecen perder su sentido común si se dañan los sistemas
emocionales (Damasio, 1994; Picard, 1997).
Por supuesto, las funciones del ello han de clasificarse de manera más exhaustiva de
la que Freud pudo hacer, a través de una investigación conjunta psicológica y neural,
además de reconocer abiertamente que la investigación animal es absolutamente
×
esencial para resolver los detalles últimos de los sistemas subyacentes con claridad
adecuada.
Freud centró sus esfuerzos en discutir los procesos psicológicos más complejos -cómo
las funciones del yo y el superyó son moldeadas por la experiencia. Panksepp ha
basado su trabajo de los últimos 25 años en la suposición de que, la clarificación de la
neuroanatomía y la neuroquímica de las diversas energías del ello en el cerebro de los
mamíferos, debe ser la base de la comprensión de la naturaleza fundamental de las
formas básicas de experiencia emocional humana y del control de la conducta. Trabaja
bajo la premisa de que las energías del ello aparecieron hace mucho en la evolución y
que permanecen homólogas en las especies cercanas en la evolución al ser humano
(que él mismo reconoce no es compartida por muchos de sus colegas).
Para Panksepp parece razonable asumir que la divergencia evolutiva ha sido mayor en
los estratos más recientes de la evolución cerebral, mientras que permanece muy
similar en los niveles más antiguos. De hecho, algunos de los procesos superiores,
como el lenguaje, a menudo tienden a homogeneizar diversas entidades emocionales
distintivas subcorticales en categorías más amplias de valencia como activaciones de
afecto positivas o negativas, pudiendo confundir aspectos cerebrales más básicos.
Estos conceptos no son más que identificadores de clase de multitud de subprocesos
que deben ser especificados empíricamente, si bien se aceptan con mayor facilidad
que las categorías más concretas, quizás porque parecen simplificar las cosas, cuando
de hecho es posible que estén obstaculizando la investigación de sistemas cerebrales
básicos. Para Panksepp, la investigación conjunta en animales y humanos podría
ayudar a clarificar estos sistemas.
Panksepp señala sus coincidencias con Freud, entre las que destaca el hecho de que
al colocar el afecto en el centro de su análisis, Freud reconoció que la asignación de
valor a la conducta y los procesos psicológicos más elevados era la función clave de
las emociones. Igualmente al registrar la importancia de los eventos del mundo externo,
los afectos permeabilizan las funciones conscientes más elevadas del cerebro-mente.
Más aún, Freud veía el afecto como proveniente de mecanismos biológicos
fundamentales (presumiblemente circuitos cerebrales) que guiaban las tendencias
instintivas a la acción. Los programas cerebrales del afecto (con diversos códigos
químicos, fundamentalmente neuropeptidérgicos) que se han descubierto
recientemente probablemente son la infraestructura inmediata de dichos procesos.
$
)
que el proceso neural "del que el afecto es una percepción" sea fundamentalmente
inconsciente (durante sus etapas evolutivas precoces), y que se hizo preconsciente y
más adelante consciente a medida que ciertos tipos de sistemas neurales adicionales
evolucionaron. El autor afirma que hay que aceptar que una gran parte de la
infraestructura para lo emocional opera automáticamente, con pocas causas
conscientes, pero siempre (al menos en los mamíferos) con el potencial para causar
abundantes efectos en la conciencia. Los estados afectivos pueden constituir el "fondo"
en las relaciones figura-fondo que constituyen las experiencias ordinarias de la
conciencia. Si bien la mente consciente no está preparada para focalizar sobre los
procesos de fondo tan fácilmente como sobre los contenidos figurativos, los estados
afectivos probablemente sean esenciales para la aparición de cualquier forma de
conciencia a lo largo de la evolución.
Panksepp opina que las bases neurales del cuerpo virtual del SELF permiten la
interacción de los estímulos externos (percepciones simples) y los valores internos
×
(estados emocionales) con una representación motora coherente y estable del cuerpo.
En este esquema, los sentimientos reflejarían en último término los distintos tipos de
disposición a la acción que permeabilizan las extendidas neurodinámicas del SELF.
Panksepp asume (si bien recalca que no existe evidencia científica aún para sus
afirmaciones) que este SELF primitivo fija los organismos como criaturas coherentes
con sentimientos y una forma básica de identidad, pero también que sus conexiones
neurales ampliamente diseminadas, especialmente las dirigidas hacia las áreas
corticales frontales, pueden proporcionar diversas formas de activación y coherencia
afectivas a lo largo del neuroeje. La amplia extensión neural de estos sistemas permite
la construcción de abundantes tipos de expresión emocional a partir de los
sentimientos básicos. En esta visión, la esencia de los sentimientos afectivos surge de
varios sistemas operativos emocionales básicos interaccionando con las extendidas
redes del SELF, mientras que los procesos más elevados mnésicos / asociativos
extenderían y modificarían estas formas de disposición a la acción con contenidos
cognitivos (visión compatible con la freudiana, al menos como principio general).
En cualquier caso, Panksepp sugiere que los afectos básicos estarían más
estrechamente relacionados con sistemas básicos instintivos de disposición a la acción
(Panksepp, 1998ª), mientras que los afectos motivacionales estarían más ligados con
los sistemas perceptivos (Solms, 1996). En último término, ambos tipos de afecto son
mediados por capacidades integrativas sensitivo-motoras intrínsecas, no aprendidas de
regiones subcorticales (arcaicas en términos evolutivos), que pueden establecer
diversos tipos de estados afectivos neurodinámicos dentro del cerebro.
Las áreas cerebrales que generan todas estas respuestas afectivas deben ser
anatómicamente distintas de los sistemas tálamo-corticales que median la qualia
básica que deriva de las sensaciones exteroceptivas. Si bien estos sistemas
×
interactúan con múltiples zonas del cerebro, permitiendo a los valores permeabilizar
las percepciones a medida que los estímulos externos acceden a los sistemas internos
de valoración, para ayudar a establecer patrones de conducta aprendidos más
complejos. En la amígdala es donde más se han estudiado las conexiones adquiridas
(LeDoux, 1996), pero se pueden anticipar numerosas áreas donde estos fenómenos
tienen lugar. Por ejemplo, gran parte del aprendizaje social y de la regulación
emocional
(cursivas añadidas) dentro de la corteza frontal y el área anterior
del cíngulo, especialmente para la frustración y las pérdidas sociales (Devinsky, Morrel,
& Vogt, 1995; Drevets et al., 1997). Recientemente existe documentación que apunta
que la psicoterapia puede mejorar la hiperactivación de dichas áreas cerebrales
(Schwartz et al., 1996).
Un aspecto empírico clave es la clarificación del modo en que los diversos estados
afectivos se representan en el cerebro. La respuesta más probable es "ampliamente",
sin embargo, el neocórtex no parece una ubicación probable (por más que el
procesamiento cortical esté afectado de forma masiva por las emociones), pese a lo
cual, se queja el autor, la investigación de la emoción se mueve en una era
corticocéntrica (lóbulo frontal, corteza límbica), mientras que se presta menos atención
a la creciente evidencia sobre los extensamente ramificados circuitos de comando
subcorticales que generan y sincronizan diversas conductas emocionales y los cambios
corporales asociados, esenciales para generar emociones (Panksepp, 1998ª). Como
ejemplo menciona el hecho de que los opiáceos generan más efectos de recompensa
en áreas como el PAG o la tegmental ventral que cuando se administran en áreas más
elevadas como la amígdala o la corteza frontal (David & Cazala, 1996).
Lamentablemente, para la mayoría de los sentimientos se desconoce cuál de los
niveles (cortical o subcortical) es el más importante.
Según la visión subcortical, todos los sistemas emocionales básicos se modulan por un
gran número de inputs, que van desde los simples
que entran en los
sistemas emocionales (p.eje. el olor de los felinos para las ratas) a los asociativos de
niveles más elevados. También existirán parámetros fisiológicos y hormonales
×]
intrínsecos que modulan la sensibilidad de los circuitos, y sobre todo, parece haber una
forma substancial de codificación neuropeptidérgica dentro de la mayoría de los
sistemas emocionales. A modo de ejemplo, los opioides endógenos y la oxitocina son
esenciales para la regulación de las emociones sociales, el factor liberador de
corticotropina (CRF) media una forma de ansiedad muy básica, o la sustancia P es
importante para instigar la agresión.
Para Panksepp, la interacción de los sistemas emocionales con los estratos más bajos
como el PAG pueden ser esenciales para la creación de estados afectivos que son
entonces difundidos ampliamente por el cerebro. Si esto fuera así, identificar los
diversos correlatos neuroquímicos y neurodinámicos que acompañan a los distintos
tipos de emoción y la evaluación de sus papeles causales a través de líneas paralelas
de investigación, serían claves para la comprensión de la naturaleza de los afectos. Si
bien en este momento no puede darse una respuesta definitiva a la pregunta de Solms
y Nersessian "¿de qué son percepciones los afectos?", sí que es un momento en el
que pueden realizarse trabajos empíricos relevantes. En este sentido, urge a los
investigadores a dedicar más atención a regiones cerebrales como el área
centromedial del mesencéfalo y el núcleo reticular del tálamo, donde se coordinan por
primera vez las valencias emocionales y los eventos externos con un mapa coherente
del cuerpo y las percepciones desencadenadas exteroceptivamente. Pueden ser áreas
cerebrales críticas donde los procesos del yo y del ello comienzan su lucha por la
primacía que reverbera a través de los niveles subsecuentes de desarrollo neural de
cada individuo y cada especie. Con cada nuevo estrato de desarrollo, aparecen nuevas
oportunidades a la emergencia de defensas, actividades de desplazamiento, y
sensibilizaciones neurales que son muy difíciles de desentrañar.
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$
$
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Freud consideraba que el afecto estaba controlado de alguna forma por "la cantidad de
excitación presente en la mente". En la actualidad se han identificado numerosos
agentes neuroquímicos, específicos e inespecíficos, en cada uno de los "programas
afectivos" del cerebro. Algunos son muy generalizados, e intervienen en casi todas las
respuestas emocionales y cognitivas [p.eje. noradrenalina (NA), serotonina (5-HT),
acetilcolina (Ach) o glutamato], mientras que otros, especialmente los
neuromoduladores peptídicos, tienen efectos más discretos limitados a estados
afectivos concretos. Así, la oxitocina promueve estados afectivos positivos, mientras
que el CRF y la colecistoquinina (CCK) promueven los negativos. Panksepp asume que
la activación de estos sistemas genera respuestas afectivas distintivas, pero el trabajo
empírico relevante escasea; además, le resulta difícil imaginar cómo podría evaluarse
en humanos sin una investigación de los contenidos mentales con la aportación de los
métodos que proporciona el psicoanálisis. Propone que en un primer momento se
trabaje sobre cada sentimiento y motivación, dejando para un segundo tiempo la
relación de los hallazgos con generalizaciones previas como el principio del placer
freudiano.
×
Panksepp critica la vaguedad del concepto hidráulico de pulsión, que dificulta que los
neurocientíficos trabajen con él para relacionarlo con los componentes inespecíficos, al
disponer de descripciones más específicas de cómo estos sistemas operan en el
cerebro. Por ejemplo, la NA controla la eficiencia del procesamiento cortical de la
información incrementando los efectos de las señales que llegan respecto al ruido de
fondo; La 5-HT tiende a disminuir el impacto de la información en la corteza; y la Ach
focaliza los recursos atencionales.
No obstante, el autor reconoce que el uso del término que Freud hacía es distinto del
suyo (diversos estados cerebrales que surgen directamente de detectores de
necesidades corporales). Para Freud la pulsión representa una tensión o activación
generalizada que acompaña a los distintos desequilibrios homeostáticos. Así, si se
pretendiera reforzar el concepto freudiano con los datos de la neurociencia moderna,
habría que concentrarse en los sistemas de activación e inhibición generales antes
descritos (glutamato y GABA), pero también en los circuitos ascendentes de la DA, NA,
y 5-HT bien conocidos y otros menos estudiados como los histaminérgicos. La mayoría
de estos sistemas responden a ciertas variables de estado corporal, como los niveles
de esteroides circulantes o los estados de alerta. Podría proponerse que la activación
de la DA y la NA, junto con la quiescencia de la 5-HT promueve la pulsión, mientras
que la situación inversa tiende a reducir la percepción de un sentimiento global de
tensión pulsional. Panksepp señala que para apoyar esto sería necesario que añadiera
capacidad de comprensión sobre las observaciones existentes concernientes a la
psique humana, sobre lo cual se carece, por el momento, de datos relevantes.
×Ú
u
*
*
$
Las distintas resonancias de los sistemas emocionales sobre el "cuerpo virtual" pueden
dar lugar a neurodinámicas específicas emocionales, que son difundidas ampliamente
por el cerebro, constituyendo así la verdadera esencia de las emociones. A medida que
los sentimientos se transmiten por el cerebro, presumiblemente interaccionan con las
capacidades para "amortiguar" la información de las áreas cerebrales más elevadas.
Es posible que sea a través de estas interacciones asociativas como la energía
instintiva "libre" quede ligada en redes más elevadas de inhibición y regulación. Es
decir, y de acuerdo con el pensamiento tradicional freudiano, las primitivas funciones
del ello junto con las funciones básicas de la identidad del SELF están estrechamente
relacionadas con las energías afectivas "libres" que emergen de los sistema de
comando emocional ya comentados, mientras que las acciones más deliberadas,
volitivas y guiadas por la moral (las funciones más elevadas del yo), sólo pueden surgir
al amparo de diversas formas de inhibición, la capacidad de amortiguar la información
de la memoria de trabajo y de módulos cerebrales más elevados. Según esta hipótesis,
la mayor parte de las emociones y el pensamiento siguen a la conducta, más
dedicados a preparar futuras estrategias conductuales más que a la generación de
acciones instintivas.
Existen numerosas razones para entender las dificultades de ambas disciplinas para
aproximarse.
La "gran red intermediaria" del cerebro sólo podrá ser desentrañada con un abordaje
conjunto desde lo molecular a la psicodinamia global. Para ello, el psicoanálisis
necesita invertir más intensamente en el estudio de las manipulaciones experimentales,
especialmente las psicofarmacológicas, estudiando los informes subjetivos de las
dinámicas y las experiencias internas tras la inducción sistemática de cambios en el
grado de activación de sistemas cerebrales específicos. Existen finalmente los
instrumentos para ello (técnicas de transcripción computerizada, análisis espectral y
procesamiento de los datos acústicos...).
Los cerebros humanos están diseñados para proyectar afecto (al igual que
percepciones) de vuelta al mudo externo, e incluso los animales de estudio parecen
imbuir los eventos ambientales neutrales con elementos afectivos, ya que exhiben un
condicionamiento contextual con marcada facilidad.
Solms, M. (1997) Î
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% Hillsdale, NJ: Lawrence
Erlbaum.
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