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VERTEX

Volumen XXII - Nº 98 Julio - Agosto 2011

98

HISTORIA DE LA PSIQUIATRÍA
EN AMÉRICA LATINA

Casarotti / Conti / Pereira Cassilia / Sacristán / Stagnaro / Venancio

Revista de Experiencias Clínicas y Neurociencias / Dossier / El Rescate y la Memoria / Confrontaciones / Señales

Volumen XXII - Nº 98 Julio - Agosto 2011 - ISSN 0327-6139


V ERTE X98 REVISTA ARGENTINA DE PSIQUIATRIA

Director: Comité Científico


Juan Carlos Stagnaro ARGENTINA: F. Alvarez, S. Bermann, M. Cetkovich Bakmas, I. Berenstein, R. H.
Director Asociado para Europa: Etchegoyen, O. Gershanik, A. Goldchluk, M. A. Matterazzi, A. Monchablon
Dominique Wintrebert Espinoza, R. Montenegro, J. Nazar, E. Olivera, J. Pellegrini, D. J. Rapela, L. Ricón, S.
L. Rojtenberg, D. Rabinovich, E. Rodríguez Echandía, L. Salvarezza, C. Solomonoff,
M. Suárez Richards, I.Vegh, H. Vezzetti, L. M. Zieher, P. Zöpke AUSTRIA: P. Berner.
BÉLGICA: J. Mendlewicz. BRASIL: J. Forbes, J. Mari. CANADÁ: B. Dubrovsky. CHILE:
A. Heerlein, F. Lolas Stepke. EE.UU.: R. Alarcón, O. Kernberg, R. A. Muñoz, L.
F. Ramírez. ESPAÑA: V. Baremblit, H. Pelegrina Cetrán. FRANCIA: J. Bergeret, F.
Caroli, H. Lôo, P. Nöel, J. Postel, S. Resnik, B. Samuel-Lajeunesse, T. Tremine, E.
Zarifian. ITALIA: F. Rotelli, J. Pérez. PERÚ: M. Hernández. SUECIA: L. Jacobsson.
URUGUAY: A. Lista, E. Probst.

Comité Editorial
Martín Agrest, Patricio Alba, Norberto Aldo Conti, Pablo Gabay, Claudio
González, Gabriela Silvia Jufe, Eduardo Leiderman, Santiago Levin, Daniel
Matusevich, Alexis Mussa, Martín Nemirovsky, Federico Rebok, Esteban Toro
Martínez, Fabián Triskier, Ernesto Wahlberg, Silvia Wikinski.

Corresponsales
CAPITAL FEDERAL Y PCIA. DE BUENOS AIRES: S. B. Carpintero (Hosp. C.T. García);
N. Conti (Hosp. J.T. Borda); V. Dubrovsky (Hosp. T. Alvear); R. Epstein (AP de
BA); J. Faccioli (Hosp. Italiano); A. Giménez (A.P.A.); N. Koldobsky (La Plata); A.
Mantero (Hosp. Francés); E. Mata (Bahía Blanca); D. Millas (Hosp. T. Alvarez);
L. Millas (Hosp. Rivadavia); G. Onofrio (Asoc. Esc. Arg. de Psicot. para Grad.); J.
M. Paz (Hosp. Zubizarreta); M. Podruzny (Mar del Plata); H. Reggiani (Hosp. B.
Moyano); S. Sarubi (Hosp. P. de Elizalde); N. Stepansky (Hosp. R. Gutiérrez); E.
Diamanti (Hosp. Español); J. Zirulnik (Hosp. J. Fernández). CÓRDOBA: C. Curtó,
J. L. Fitó, A. Sassatelli. CHUBUT: J. L. Tuñón. ENTRE RÍOS: J. H. Garcilaso. JUJUY:
C. Rey Campero; M. Sánchez. LA PAMPA: C.Lisofsky. MENDOZA: B. Gutiérrez;
J. J. Herrera; F. Linares; O.Voloschin. NEUQUÉN: E. Stein. RÍO NEGRO: D. Jerez.
SALTA: J. M. Moltrasio. SAN JUAN: M. T. Aciar. SAN LUIS: J. Portela. SANTA FE: M.
T. Colovini; J. C. Liotta. SANTIAGO DEL ESTERO: R. Costilla. TUCUMÁN: A. Fiorio.
Corresponsales en el Exterior
ALEMANIA Y AUSTRIA: A. Woitzuck. AMÉRICA CENTRAL: D. Herrera Salinas.
CHILE: A. San Martín. CUBA: L. Artiles Visbal. ESCOCIA: I. McIntosh. ESPAÑA:
A. Berenstein; M. A. Díaz. EE.UU.: G. de Erausquin; R. Hidalgo; P. Pizarro; D.
Mirsky; C. Toppelberg (Boston); A. Yaryura Tobías (Nueva York). FRANCIA: D.
Informes y correspondencia: Kamienny. INGLATERRA: C. Bronstein. ITALIA: M. Soboleosky. ISRAEL: L. Mauas.
VERTEX, Moreno 1785, piso 5 MÉXICO: M. Krassoievitch; S. Villaseñor Bayardo. PARAGUAY: J. A. Arias. SUECIA:
(1093), Buenos Aires, Argentina U. Penayo. SUIZA: N. Feldman. URUGUAY: M. Viñar. VENEZUELA: J. Villasmil.
Tel./Fax: 54(11)4383-5291 - 54(11)4382-4181
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y promover el intercambio y la reflexión acerca de la manera en que dichos conocimientos
En Europa: Correspondencia modifican el corpus teórico en que se basa la práctica clínica de los profesionales de dicho conjunto
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E.mail: [email protected] VERTEX, Revista Argentina de Psiquiatría, Vol. XXII Nro. 98 JULIO-AGOSTO 2011

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Marisa G. Henry * Vertex, Revista Argentina de Psiquiatría, es una publicación de Polemos, Sociedad Anónima.
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Sol Print SRL, Editor Responsable. Los artículos firmados y las opiniones vertidas en entrevistas no representan
Araoz de Lamadrid 1920, Avellaneda necesariamente la opinión de la revista y son de exclusiva responsabilidad de sus autores.
Volumen XXII - No 98 - JULIO - AGOSTO 2011

SUMARIO REVISTA DE EXPERIENCIAS CLINICAS Y NEUROCIENCIAS


• Familiares de personas con Trastorno
Límite de la Personalidad:
estudio pre-experimental de una intervención grupal
Pilar Regalado, Carola Pechon, Corrine Stoewsand,
Pablo Gagliesi pág. 245
• Tratamientos de la depresión en la
niñez y adolescencia basados en la evidencia
Eduardo L. Bunge, Gabriela Carrea,
Mar Tosas de Molina, Natalie Soto pág. 253
• Síntomas negativos en pacientes
con trastornos psiquiátricos no esquizofrénicos
Vicente F. Donnoli, María Valeria Moroni, Diego Cohen,
Liliana Chisari Rocha, María Marieta,
Tomás Sepich Dalmeida, Matías Bonani,
VERTEX
Revista Argentina de Luciana D'Alessia pág. 262
Psiquiatría

Aparición
Bimestral
DOSSIER
HISTORIA DE LA PSIQUIATRÍA
Indizada en el
acopio bibliográfico
EN AMÉRICA LATINA
“Literatura • El positivismo en Argentina
Latinoamericana en y su proyección en Latinoamérica
Ciencias de la Norberto Aldo Conti pág. 271
Salud” (LILACS), SCIELO y • Evolución y situación actual
MEDLINE. de la historiografía de la psiquiatría en la Argentina
Juan Carlos Stagnaro pág. 281
Para consultar • Breve síntesis de la evolución
listado completo de la psiquiatría en el Uruguay
de números anteriores: Humberto Casarotti pág. 296
www.editorialpolemos.com.ar • Historia de la asistencia
psiquiátrica en Brasil: el caso de la Colonia
Juliano Moreira (1940-1954)
Ana Teresa A. Venancio,
Illustración de tapa Janis Alessandra Pereira Cassilia pág. 307
• Un Estado sin memoria. La abolición
"El inconsciente"
ideológica de la institución manicomial
Artista: Sofía Trobbiani*
en México (1945-1968)
Técnica: división de tono combinada
Cristina Sacristán pág. 314
con retoque digital
30 cm x 40 cm

e-mail: sofi[email protected]
* Técnica en Fotografía profesional, EL RESCATE Y LA MEMORIA
egresada en Nueva Escuela de diseño y
• Revista de la APAL
comunicación
Dr. Guillermo Dávila pág. 318
V ERTE X REVISTA ARGENTINA DE PSIQUIATRIA
98

E
EDITORIAL l Dossier de este número de Vertex está dedicado a la historia
de la psiquiatría latinoamericana. Los vientos que corren en
nuestro continente invitan a visitar raíces y tradiciones que
nos son caras y obligan a reflexionar sobre los antecedentes
que tiene nuestra especialidad en el largo siglo de su exis-
tencia en estos lugares del mundo. Particularmente, cuando
se realiza por primera vez en nuestro país un multitudinario
Congreso Mundial de Psiquiatría -al que le dedicaremos un próximo Dossier- cuyo
lema es “Nuestro legado y nuestro futuro”.
Entre las muchas reflexiones que cabe hacer sobre las tradiciones de la psiquiatría
argentina hay una que merece particular atención de cara a los próximos años y
que debe instruir sobre los balances y proyectos que nos ocupan a los profesionales
de la Salud Mental en el presente: los psiquiatras argentinos siempre estuvieron a la
vanguardia de las innovaciones y transformaciones de la asistencia de los enfermos
mentales en nuestro país, en todos sus aspectos.
En efecto, desde que Lucio Meléndez, primer profesor de la cátedra de Enfermedades
Mentales y primer director del Hospicio de las Mercedes, iniciara su labor pione-
ra humanizando el tratamiento de los pacientes en Buenos Aires, e introduciendo
los primeros métodos terapéuticos y de rehabilitación, una larga lista de recordados
maestros de la especialidad fue jalonando con sus prácticas el recorrido que la espe-
cialidad ha realizado hasta hoy.
Fue así como Domingo Cabred desarrolló el sistema del Open door, fundó hospitales
especializados, modelo en su época, y puso en marcha las campañas contra el alcoho-
lismo; que Cristofredo Jacob, Braulio Moyano, José T. Borda y sus discípulos, incursio-
naron en la investigación mundialmente reconocida de trastornos neuropsiquiátricos;
que Bosch y sus colegas introdujeron muy tempranamente la Liga Argentina de Higiene
Mental para propender al mejoramiento de la asistencia, la prevención y la rehabilita-
ción de los enfermos mentales. En esa época Lanfranco Ciampi fundó la primera cátedra
en el mundo y su servicio clínico anexo de psiquiatría infantil en la ciudad de Rosario,
dando lugar al nacimiento de esa sub-especialidad, la cual se desarrolló con el impulso
de Carolina Tobar García y Telma Reca. Contemporáneamente, Alejandro Korn, llevó
adelante la trasformación de la asistencia en el hospital de Melchor Romero.
Empieza en la década del ‘40 del siglo pasado la gran producción teórica de Enrique
Pichon Rivière creador de los grupos operativos y muchas otras iniciativas en el cam-
po de la psicología social, y se funda la Asociación Psicoanalítica Argentina.
En la década del ‘50 se inició el modelo de la atención psiquiátrica en un hospital
general con la experiencia dirigida por Mauricio Goldenberg en el hospital “Gregorio
Aráoz Alfaro” de la localidad de Lanús. En los años siguientes fue el turno de las
experiencias comunitarias, los hospitales de día y las comunidades terapéuticas que
se extendieron en todo el país y en las que los psiquiatras, convocantes del trabajo en
equipo con los psicólogos y otros profesionales del campo de la Salud Mental, desa-
rrollaron una comprometida tarea haciéndose blanco del Terrorismo de Estado de la
dictadura iniciada en marzo de 1976.
Todas esas experiencias marcaron todos los hitos de progreso y mejora de la atención
en psiquiatría y en el campo de la Salud Mental en la Argentina. En su concepción, su
organización y ejecución los psiquiatras argentinos empeñaron sus mejores esfuerzos.
Es bueno tenerlo presente al hacer balances y proponer reformas ■

Juan Carlos Stagnaro


REGLAMENTO DE PUBLICACIONES
Los artículos que se envíen a la revista deben ajustarse a las normas de publicación que se especifican en el sitio
www.editorialpolemos.com.ar

MÉTODO DE ARBITRAJE
Los trabajos enviados a la revista son evaluados de manera independiente por un mínimo de dos árbitros, a los que por otro lado se les
da a conocer el nombre del autor. Cuando ambos arbitrajes son coincidentes y documentan la calidad e interés del trabajo para la revista,
el trabajo es aceptado. Cuando hay discrepancias entre ambos árbitros, se solicita la opinión de un tercero. Si la opinión de los árbitros
los exige, se pueden solicitar modificaciones al manuscrito enviado, en cuyo caso la aceptación definitiva del trabajo está supeditada a la
realización de los cambios solicitados. Cuando las discrepancias entre los árbitros resultan irreconciliables, el Director de VERTEX toma
la decisión final acerca de la publicación o rechazo del manucrito.

TEMAS DE LOS DOSSIERS DEL AÑO 2011

Vertex 95 / Enero - Febrero


SERVICIOS DE SALUD MENTAL.
LA PERSPECTIVA DEL USUARIO

Vertex 96 / Marzo - Abril


PSIQUIATRÍA INFANTO-JUVENIL

Vertex 97 / Mayo - Junio


PSICOPATOLOGÍA Y VIOLENCIA:
ÉTICA Y PSIQUIATRÍA

Vertex 98 / Julio - Agosto


HISTORIA DE LA PSIQUIATRÍA EN
AMÉRICA LATINA

Vertex 99 / Septiembre - Octubre


XI CONGRESO MUNDIAL DE
PSIQUIATRÍA.
BUENOS AIRES, ARGENTINA

Vertex 100 / Noviembre - Diciembre


DOS DÉCADAS DE PSIQUIATRÍA.
NÚMERO ANIVERSARIO
revista de
experiencias
clínicas y neurociencias

Familiares de personas con Trastorno Límite de


la Personalidad: estudio pre-experimental
de una intervención grupal
Pilar Regalado
Psicóloga Clínica. Coordinadora de Investigación de la Fundación Foro para la Salud Mental
E-mail: [email protected]

Carola Pechon
Psicóloga y docente de la Fundación Foro para la Salud Mental

Corrine Stoewsand
Ph. D. Profesora de la Fundación Foro para la Salud Mental

Pablo Gagliesi
Médico Psiquiatra. Director y docente de la Fundación Foro para la Salud Mental

Resumen
El presente estudio evalúa una intervención grupal estandarizada para familiares de personas con Trastorno Límite de la Personalidad o
con severa desregulación emocional, conductas impulsivas y conflicto interpersonal, según indicado por los participantes del estudio.
La intervención de 12 sesiones incluye psicoeducación, estrategias terapéuticas y entrenamiento en habilidades basadas en la Terapia
Dialéctico Comportamental. El análisis se realizó en dos fases, antes y después de la intervención. En la primera fase, estadísticos des-
criptivos muestran un alto grado de sobrecarga e intenso malestar psicológico en los participantes (n = 42). Se encontraron diferencias
significativas en el grado de sobrecarga, malestar psicológico y conflicto familiar en los participantes cuyos familiares habían tenido
internaciones e intentos de suicidio. En la segunda fase, con análisis de medidas repetidas, se encontró que los participantes que com-
pletaron la intervención mostraron una reducción en el nivel de sobrecarga, malestar psicológico y síntomas somáticos. Los hallazgos
del análisis revelaron ser de gran utilidad para diseñar estudios de eficacia de intervenciones para esta población poco estudiada. El
estudio es un paso preliminar exploratorio hacia diseñar un futuro estudio de eficacia. Se discute sobre los factores psicológicos que
deberían ser tomados en cuenta en el diseño y control de una investigación experimental.
Palabras clave: Trastorno Límite de la Personalidad - Desregulación emocional - Familiares de Trastorno Límite de la Personalidad
- Intervención grupal - Terapia Dialéctica Comportamental.

FAMILY RELATIVES OF PERSONS WITH BORDERLINE PERSONALITY DISORDER: A PRE-EXPERIMENTAL STUDY OF A GROUP
INTERVENTION

Summary
The present study evaluates a standardized group intervention for individuals with a family relative diagnosed with Borderline Perso-
nality Disorder (BPD) or suffering from severe emotional disregulation, impulsive behavior, and interpersonal conflict, as reported by
the participants of the study. This study is a preliminary exploratory step toward a future efficacy study. The intervention is based on
Dialectical Behavioral Therapy and is structured as a 12-week program that introduces participants to psychoeducation, therapeutic
strategies and training skills. An analysis of the degree of caretaker burden and psychological distress among participants was conduc-
ted in two phases –before and after the 12-week program. In the first phase, descriptive statistics present a sample of family relatives
(n = 42) with a high degree of caretaker burden and intense psychological distress. There were significantly higher rates of burden,
distress, and family conflict among the subjects whose family relatives had previous suicide attempts and hospitalizations. Subjects
who completed the intervention experienced a reduction in level of burden, psychological distress and somatic symptoms. The findings are
useful for designing group interventions for relatives of individuals with borderline personality disorder, and efficacy studies to evaluate them.
More is discussed on the psychological factors to be considered for experimental research in this population.
Key words: Borderline Personality Disorder - Emotional Disregulation - Family relatives - Group intervention - Dialectical Behavioral Therapy.

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246 Regalado, P.; Pechon, C.; Stoewsand, C.; Gagliesi, P.

Introducción Objetivos

La vida de las personas con Trastorno Límite de El objetivo general del estudio fue llevar a cabo una
la Personalidad (TLP) se ve regularmente afectada por evaluación pre-experimental de una intervención grupal
crisis que resultan en consultas médicas, tratamientos, estandarizada para familiares de personas con TLP. En
medicaciones e incluso internaciones. A largo plazo, esta etapa preliminar se exploró qué sintomatología de
estas personas requieren tratamientos prolongados y malestar psicológico presenta este tipo de población y
más medicación que otros trastornos de la persona- se analizó si la intervención grupal los reduce. Por lo
lidad (23). Esta situación acciona en detrimento de tanto, se pretendió obtener una muestra de familiares
las relaciones interpersonales de las personas afecta- de personas con TLP para: 1) explorar el perfil psicopa-
das con este trastorno, repercutiendo principalmente tológico y detectar los síntomas que se asocian especí-
en los familiares y allegados (1). Se presume que las ficamente con el TLP de sus familiares; 2) llevar a cabo
relaciones interpersonales son inicialmente afectadas la intervención grupal con dicha muestra y 3) analizar
por la desinformación y/o desconocimiento sobre el si existe una reducción en los síntomas después de la
trastorno y su diagnóstico y, posteriormente, por la intervención.
falta de habilidades para relacionarse asertivamente
con personas con TLP. Método

Algunos estudios etiológicos sugieren que existen Se trata de una investigación exploratoria diseñada
asociaciones entre la estructura de la familia y la pre- para ser analizada en dos fases. En la primera, se reali-
disposición de sus integrantes a desarrollar y mante- zó un análisis descriptivo de una muestra de familiares
ner TLP (10, 15, 17). de personas con severa desregulación emocional, con-
Así, algunas investigaciones revelaron que familia- ductas impulsivas y conflicto interpersonal, que acu-
res de pacientes con TLP muestran mayores índices de dieron a un centro de salud mental1 para participar en
estrés crónico y estrés traumático, trastornos depresi- un taller de grupo de familiares de personas con TLP.
vos y sobrecarga en comparación a la población nor- En esta instancia, antes de la intervención, se evaluó
mal (13). Incluso, se han detectado asociaciones entre el nivel de sobrecarga del cuidador, malestar psicológi-
la psicopatología presente en los padres y la gravedad co y diversos síntomas psicopatológicos. Se exploraron
del TLP de los hijos/as (22). Recientemente, se encon- diferencias en la gravedad de los síntomas en función
tró que la presencia de psicopatología, tanto del eje de la presencia de intentos de suicidio e internaciones
I como del eje II en los padres, particularmente tras- de la persona con TLP, la convivencia y grado de con-
tornos afectivos y del control de impulsos, son fac- flictividad en la relación familiar. En la segunda fase,
tores contribuyentes al TLP de los hijos/as (27). Una se empleó un diseño pre-experimental de medidas pre
fuente importante de desregulación emocional en los y post de grupo. De tal forma fue posible realizar un
individuos con TLP es la conflictividad de sus relacio- análisis de medidas repetidas en el cual se tomaron en
nes interpersonales. Es importante tomar en cuenta cuenta los datos de quienes completaron las evaluacio-
que el desconocimiento acerca de conductas comple- nes previas y posteriores a la intervención grupal.
jas de pacientes con TLP puede resultar en conductas
inapropiadas y dañinas por parte de los familiares. La Participantes
inestabilidad que genera una dinámica familiar afec-
tada en sus relaciones interpersonales, probablemente Fueron evaluados con su consentimiento 42 fami-
sea tanto causa como consecuencia de la inestabilidad liares de personas con TLP. La muestra se recolectó
emocional y psicológica de las personas con TLP. La incidentalmente de tres grupos a lo largo de tres cua-
necesidad de incluir a los familiares en el tratamiento trimestres entre el año 2009 y 2010. Los participantes
ha sido señalada desde distintos abordajes teóricos e acudieron al centro por recomendación de algún profe-
investigaciones científicas (13, 17, 26). Sin embargo, sional o por propia búsqueda de tratamientos relacio-
las intervenciones dirigidas a familiares de personas nados con el trastorno. La media de edad de la muestra
con TLP no han logrado demostrar si ayudan a la per- es de 53,7 años (d.t. = 11,8), el 58,1% mujeres y 41,9%
sona que padece el trastorno y, en dado caso, en qué hombres. Principalmente se trata de personas casadas
aspecto. o en pareja (65,1%), algunos divorciados o separados
La literatura científica ha destacado la ausencia de (21%), solteros (9,3%) o viudos (4,7%). El 41,9% son
programas eficaces estandarizados para familiares de profesionales, el 37,2% empleados de comercio, y el
personas con TLP (14, 15). Si bien se ha reportado sobre resto empresarios/as (7%), amas de casa (9,3%) y un
intervenciones familiares en esquizofrenia (19) y trastor- estudiante (2,3%). La mayoría con nivel de estudios ter-
nos bipolares (20), aún son escasos los estudios empíri- ciario (69,7%), los demás secundario (28%) y primario
cos sobre programas para familiares de personas con TLP (2,3%). El 72,8% con residencia en la Capital Federal y
(11, 22). El presente estudio intenta dar un primer paso el resto (27,2%) en provincia. El 92,5% de participantes
hacia resolver dichos interrogantes. era la madre o padre de la persona con TLP, en menos

1
Fundación Foro para la Salud Mental.

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Familiares de personas con Trastornos Límite de la Personalidad 247

casos se trataba de la pareja (2,5%) u otro familiar (5%). la versión adaptada al castellano la cual ha mostrado
El 50% convive con el afectado en el mismo hogar. El tener un índice de confiabilidad de 0,90, una validez
grado de conflicto entre la familia y la persona con TLP de constructo de r = 0,68 y validez concurrente de r =
resultó ser percibido por los familiares de “regular” a 0,70 (3, 21).
“alto” (media = 3,3; d.t.=1,09; con escala Likert de 0,
muy bajo a 5, muy alto). Los participantes indicaron Symptom Checklist (SCL-90R) (7)
que los problemas que más les generan preocupación
sobre sus familiares son la inestabilidad emocional (al Evalúa patrones de síntomas de malestar psicológi-
76,7% de la muestra), conductas impulsivas (60%), co. Está compuesto por 90 ítems con escala Likert (0,
conductas “manipuladoras” (53,3%), inestabilidad en nada - 4, mucho). La evaluación general se obtiene a
las relaciones (53,3%), trastornos alimentarios (30%), partir de tres índices generales: 1) Índice global de severi-
autolesiones (30%), violencia (23,3%), abuso de sus- dad (IGS): indicador del nivel de gravedad del malestar
tancias y suicidio (20%). psicológico en general, el Índice positivo de malestar, 2)
Los participantes dieron información sobre las per- (PSDI): mide la intensidad de los síntomas percibida
sonas con TLP, sus familiares, por los cuales acudieron por el evaluado, y 3) Total de síntomas positivos (PST):
al taller. Se trata de 30 personas con TLP, mayorita- calcula el número total de síntomas presentes inde-
riamente mujeres (93,3%), con una media de edad de pendientemente de su intensidad. Las subescalas son 9
26,6 años (d.t. = 8,2). El 56,7% tiene estudios secunda- dimensiones que evalúan síntomas de somatizaciones,
rios y el resto universitarios. A pesar de que menos de obsesiones y compulsiones, sensitividad interpersonal,
la mitad conocen su diagnóstico (48%) la gran mayoría depresión, ansiedad, hostilidad, ansiedad fóbica, idea-
se encuentra en tratamiento (92%), ya sea psicológico ción paranoide y psicoticismo. La escala puede ser apli-
(20%) o psiquiátrico únicamente (8%), psiquiátrico y cada en población general y población clínica. Es de
psicológico (24%), complementario psicológico-psi- gran utilidad ya que permite analizar la psicopatología
quiátrico individual y grupal (36%) y algunos pocos del sujeto en tres niveles jerárquicos de complejidad:
en tratamiento alternativo (4%). Aproximadamente la nivel global, nivel dimensional y nivel sintomático.
mitad ha sido internado una o más veces (58,6%) y ha Se utilizó la versión adaptada al castellano de Casu-
intentado suicidarse por lo menos una vez (41,4%). llo (4). Las propiedades psicométricas del SCL-90-R han
mostrado ser estables en diferentes estudios. La fiabili-
Procedimiento dad de las nueve dimensiones alcanza valores cercanos
o superiores a r = 0,70 en la mayoría de los estudios de
Se evaluó, previa y posteriormente a la participa- habilidad test-retest y en torno a 0,80 en los análisis
ción en el taller, el grado de sobrecarga del cuidador, de consistencia interna (12). Para situar el valor de las
malestar psicológico y otros síntomas psicopatológicos medias de la muestra del presente estudio se utiliza-
en familiares de personas con TLP. Durante la primera ron los valores promedio y de dispersión obtenidos del
sesión se invitó a los integrantes del grupo a ser parte estudio de validación en Argentina (4), cuyos baremos
del estudio, explicando el objetivo y procedimiento y utilizamos para determinar la significación clínica de
su carácter voluntario. Todos los participantes otorga- nuestros resultados. La significación clínica se calcu-
ron su consentimiento para su inclusión en el mismo. ló con puntuaciones T (escala de puntaje estándar con
Posteriormente se les entregó una batería de evalua- m = 50; d.t.=10). Una puntuación T mayor a 50 corres-
ción compuesta por una encuesta inicial, el Inventario ponde a un grado “leve a moderado” de los síntomas,
de Sobrecarga del Cuidador (28) y el Symptom Checklist mayor a 63 representa un grado “indicador de riesgo”
(SCL-90R) (7). y superior a 75 indica “patología severa”.

Instrumentos Encuesta Inicial

Inventario de Sobrecarga del Cuidador de Zarit (28). La encuesta fue elaborada ad hoc para la interven-
ción del taller. Recoge información sobre caracterís-
Evalúa el grado de sobrecarga subjetiva de cuidado- ticas socio-demográficas del participante del grupo,
res de pacientes con alguna patología, en este caso TLP. del familiar con TLP y de algunas características del
Está compuesto por 22 ítems que se puntúan con escala trastorno.
Likert (0, nunca - 4, siempre). Se obtiene un índice úni-
co de sobrecarga con un máximo total de 88 puntos. Intervención grupal
Inicialmente se delimitaron 4 rangos de grado de sobre-
carga: nula, leve, moderada o severa (29). Más adelante El taller “Grupo de Habilidades para Familiares y
se estableció un punto de corte estadísticamente váli- Allegados de personas con Trastorno Límite de la Per-
do (23) ubicado en una puntuación de 24, indicativa sonalidad” está diseñado en base a la Terapia Dialé-
de presencia de sobrecarga. Las propiedades psicomé- ctico Comportamental (DBT-Dialectical Behavioral
tricas de validez de constructo y validez de concepto Therapy) de Marsha Linehan (17, 18). Consiste en 12
son sólidas. La consistencia interna de la escala es de sesiones estructuradas, de 2 horas aproximadamen-
0,91 y la fiabilidad test-retest es de 0,86 (29). Se utilizó te, impartidas semanalmente por dos psicoterapeu-

VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 245 - 252


248 Regalado, P.; Pechon, C.; Stoewsand, C.; Gagliesi, P.

tas con entrenamiento en DBT. Al inicio del taller los función de la presencia o ausencia de tres factores en
participantes reciben el Manual de Desorden Límite (8) la persona con TLP: si la persona con TLP ha tenido
como lectura inicial y el cuadernillo Temas Básicos de intentos de suicidio, 2) si ha sido internada y 3) si el
Psicología y Entrenamiento en Habilidades para Familia- familiar y la persona con TLP conviven. Se realizó una
res y Allegados de Personas con Desorden de la Regula- prueba independiente para cada factor del TLP evalua-
ción de las Emociones (9) que sirve de guía a lo largo do (convivencia, internaciones e intentos de suicidio),
del programa. El taller tiene como objetivo entrenar de tal forma fue posible analizar sobre qué síntomas en
a los familiares de personas con TLP en psicoeduca- concreto tiene impacto cada factor. Es preciso aclarar
ción, estrategias terapéuticas y entrenamiento en que la prueba U de Mann Whitney, en vez de compa-
habilidades de la Terapia Dialéctico Comportamen- rar medias entre grupos, como sería en el caso de la
tal. Se imparte a través de 10 módulos de contenido: alternativa paramétrica, compara las medianas de los
relaciones interpersonales, validación, temas básicos grupos. La prueba convierte las puntuaciones de las
de psicología conductual, estrategias de compromiso, variables continuas en rangos permitiendo así que la
solución de problemas, límites personales, tolerancia distribución de las puntuaciones no sea relevante. En
al malestar, afrontamiento de conductas de riesgo, este caso, el control de la distribución es importante
aceptación radical y dialécticas. debido al pequeño tamaño de la muestra. Además, se
compararon las medianas de las evaluaciones iniciales,
Resultados y no las finales, para controlar la intervención como
variable contaminadora. En la Tabla 1 figuran los resul-
Los resultados se presentan en tres secciones. En la tados obtenidos.
primera sección figura el análisis descriptivo al inicio de El análisis reveló diferencias estadísticamente sig-
la intervención grupal. Se describe la caracterización de la nificativas en ciertos aspectos psicopatológicos. Por
muestra, el grado de sobrecarga, los síntomas psicopato- un lado, encontramos que el grado de sobrecarga fue
lógicos evaluados y el malestar psicológico global. En la significativamente mayor para los sujetos cuyos fami-
segunda sección se explican las diferencias en la gravedad liares habían sido internados una o más veces (Md =
de los síntomas en función de algunas características de 44; n = 25) en comparación a los que nunca habían
la persona con TLP. En la última sección, se presentan sido internados (Md = 35; n = 15). La diferencia fue
los datos obtenidos de la evaluación final y la valoración estadísticamente significativa con un tamaño de efecto
de la intervención grupal con medidas pre-post. El nivel mediano (z = -1,9; p = 0,45, r = 0,3) según los criterios de
de significancia estadística se estableció en p < 0,05. Se Cohen (6). Asimismo, los sujetos cuyos familiares con
emplearon pruebas no paramétricas para el análisis con TLP habían intentando suicidarse una o más veces (Md
el programa SPSS versión 16.0. = 1,5; n = 18) presentan mayor gravedad en síntomas
como falta de apetito, sueño intranquilo, sentimientos
Estadísticos descriptivos de culpa, pensamiento de muerte y dificultades para
dormir, a diferencia de los sujetos cuyos familiares con
En la evaluación inicial, el 95,3% de la muestra (n = TLP nunca intentaron suicidarse (Md = ,86; n = 22).
42) presentó algún grado de sobrecarga. En concreto, el La diferencia fue estadísticamente significativa con un
46,5% sobrecarga leve, el 39,5% sobrecarga moderada tamaño de efecto mediano (z = -2,05; p = 0,4, r = 0,32).
y el 9,3% sobrecarga intensa. En términos generales, la No se detectaron diferencias importantes en la presen-
media (m) se situó por encima del punto de corte esta- cia y gravedad de los síntomas en función de la convi-
blecido (24 puntos) (m = 39,7; d.t. = 13,9). De las diez vencia ni de las internaciones.
dimensiones de síntomas algunas alcanzaron relevan- Finalmente, el análisis de correlaciones bivariadas
cia clínica. Las puntuaciones medias para los síntomas con la técnica de Spearman mostró que el grado de
de Sensitividad Interpersonal (m = 0,85; d.t. = 0,65), Hos- sobrecarga (rho = 0,5; p = 0,001), los síntomas ansio-
tilidad (m = 0,65/d.t. = 0,49), Ansiedad Fóbica (m = 0,24; sos (rho = 0,56; p = 0,008), los síntomas de hostilidad
d.t. = 0,41) y Psicoticismo (m = 0,51; d.t. = 0,47) corres- (rho = 0,49; p = 0,02) y el índice de malestar global
ponden a un grado leve (T < 50). Las puntuaciones (rho = 0,48; p = 0,03) correlacionan positivamente con
medias para la muestra en síntomas de Somatizaciones el grado de conflictividad en la relación familiar. Esto
(m = 0,95; d.t. = 0,6), Obsesiones-compulsiones (1,23; d.t. implica que los sujetos que perciben mayor conflicti-
= 0,69), Depresión (m = 1,28; d.t. = 0,79), Ansiedad (m = vidad entre la persona con TLP y su familia, presentan
1; d.t. = 0,72) e Ideación paranoide (m = 0,79; d.t. = 0,75) mayor intensidad en los síntomas mencionados. Es
indican gravedad moderada. Finalmente, los Síntomas preciso remarcar que también los síntomas depresivos
Adicionales (m = 1,2; d.t. = 0,74) y el Índice de Severidad mostraron una correlación positiva con el grado de
Global indica un nivel grave (T > 65) (m = 0,92; d.t. = conflictividad familiar, pero sin alcanzar significación
0,52). estadística (rho = 0,372; p = 0,09).

Diferencias en función de aspectos del TLP Evaluación de la intervención

Se utilizó la prueba U de Mann Whitney para Se utilizó la prueba de Wilcoxon de los Rangos con
detectar diferencias en la gravedad de los síntomas en Signo para calcular diferencias entre la intensidad

VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 245 - 252


Familiares de personas con Trastornos Límite de la Personalidad 249

Tabla 1. Diferencias en la gravedad de los síntomas del familiar en función de la ausencia o presencia de
tres factores de la persona con TLP.

Conviven Internaciones Intento Suicidio


U de Mann
Whitney sí sí sí
no no no
-,395 -1,9* -,710
z
Sobrecarga 41 44 42,5
Mediana
40 35 40
-,635 -1,16 -1,54
z
Somatizaciones ,583 22,2 1,2
Mediana
,79 17,7 ,58
-1,228 -,462 -,858
Obsesiones y z
1,4 1,1 1,2
compulsiones Mediana
1 1,3 1,2
-1,384 -,715 -,436
Sensitividad z
1,2 ,66 1,1
Interpersonal Mediana
,5 ,88 ,55
-1,058 -,96 -1,62
z
Depresión 1,46 1,07 1,26
Mediana
,92 ,84 ,84
-,127 -,28 -1,1
z
Ansiedad 1,1 ,9 1,15
Mediana
,92 ,8 ,75
-,014 -,169 -1,3
z
Hostilidad ,66 ,5 ,66
Mediana
,66 ,66 ,5
-1,091 -,762 -1,4
z
Ansiedad Fóbica ,0 ,0 ,16
Mediana
,0 ,0 ,0
-,014 -,379 -1,4
z
Ideación Paranoide ,66 ,66 ,91
Mediana
,66 ,66 ,5
-,297 -1,46 -1,42
z
Psicoticismo ,44 ,5 ,6
Mediana
1,44 ,3 ,35
-,452 -1,79 -2,05*
Otros síntomas z
,85 1,57 1,57
clínicos Mediana
1,29 ,85 ,86
-,719 -,363 -1,69
Índice Global de z
1,03 ,78 15,2
Severidad Mediana
,73 1,0 8,93

* La diferencia en la gravedad de los síntomas es significativa al nivel p < 0,05.


** La diferencia en la gravedad de los síntomas es significativa al nivel p < 0,01.

de los síntomas en función del momento de la eva- La prueba de Wilcoxon reveló una reducción esta-
luación: al inicio y al final de la intervención. De la dísticamente significativa en el nivel de sobrecarga tras
muestra inicial de 42 participantes, el 70% (n = 29) la participación en el grupo de intervención (z = -2,7;
completaron la intervención y ambas evaluaciones. El p = 0,001), con un tamaño de efecto mediano (r = 0,5)
resto no figura en la muestra final por diversos moti- (6). La puntuación de la escala de sobrecarga se redu-
vos (datos incompletos, ausencia en la última sesión jo de pre-intervención (Md = 40) a post-intervención
y abandono del grupo). En la Tabla 2 figuran los resul- (Md = 30). Asimismo, la gravedad de los síntomas de
tados obtenidos. somatizaciones y el índice global de malestar psicoló-

VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 245 - 252


250 Regalado, P.; Pechon, C.; Stoewsand, C.; Gagliesi, P.

Tabla 2. Diferencias en la gravedad de los síntomas en función del momento de evaluación.


Evaluación
Pre
Prueba de Wilcoxon
Post
n = 29
-2,7**
z
Sobrecarga 40
media
30
-2,2*
z
Somatizaciones ,7
media
,5
-1,6
z
Obsesiones y compulsiones 1,2
media
1
-,5
z
Sensitividad Interpersonal ,7
media
,6
-1,6
z
Depresión 1
media
1
-1,8
z
Ansiedad ,8
media
,65
-,9
z
Hostilidad ,6
media
,5
-,7
z
Ansiedad Fóbica ,0
media
,16
-1,09
z
Ideación Paranoide ,6
media
,41
-0,2
z
Psicoticismo ,4
media
,4
-,9
z
Otros Síntomas ,8
media
1
-2,1*
Índice Global z
,9
Severidad media
,7
* La diferencia en la gravedad de los síntomas es significativa al nivel p < 0,05.
** La diferencia en la gravedad de los síntomas es significativa al nivel p < 0,01.

gico decreció significativamente (z = -2,2; p = 0,02, r = obsesivos compulsivos, depresión, sensitividad inter-
0,4; y z = -2,1; p = 0,03, r = 0,4; respectivamente). En personal, hostilidad, ansiedad fóbica, paranoia y psi-
resumen, la prueba mostró reducciones en el grado de coticismo.
sobrecarga y de malestares relacionados con diferentes
disfunciones corporales (somatizaciones) después de Conclusiones
la participación en el taller. Incluso, el Índice de Seve-
ridad Global disminuyó, lo cual indica que el males- El estudio consistió en evaluar a un grupo de familia-
tar psicológico global también se redujo después de la res y/o allegados de personas con trastorno límite de la
intervención. A pesar de que los síntomas de Ansiedad personalidad (TLP) o que padecen severa desregulación
no alcanzaron significación estadística, se puede apre- emocional, conductas impulsivas y conflicto interper-
ciar una tendencia de disminución en los síntomas. En sonal, en dos instancias: antes y después de una inter-
contraparte, no se encontraron diferencias relevantes vención grupal. Se trata de un programa estandarizado,
entre las puntuaciones iniciales y finales en síntomas basado en preceptos y estrategias de DBT, de habilidades

VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 245 - 252


Familiares de personas con Trastornos Límite de la Personalidad 251

y psicoeducación en TLP. Se eligió DBT por demostrar en los coeficientes estadísticos en futuras investigacio-
ser la más eficaz en estudios controlados para TLP (16, nes; o bien, utilizar muestras independientes para cada
17). análisis. Finalmente, es importante remarcar que el dise-
Inicialmente, nos encontramos con una muestra que ño del estudio no permite atribuir la reducción en los
en su gran mayoría presenta algún nivel de sobrecarga síntomas exclusivamente a la participación en el taller.
e intenso malestar psicológico. Principalmente encon- Un diseño pre-experimental no incluye grupo control,
tramos mayor intensidad en síntomas relacionados con lo cual impide extraer inferencias causales entre la inter-
somatizaciones, depresión, ansiedad, obsesiones y com- vención y la valoración final de los síntomas. Sin embar-
pulsiones, ideación paranoide y síntomas clínicos adicio- go, los estadísticos empleados controlan esta limitación
nales. Es preciso aclarar que la gravedad de los síntomas y permiten establecer asociaciones válidas entre la inter-
es moderada, no alcanza severidad patológica, lo cual es vención y la reducción de los síntomas.
esperable considerando que se trata de una muestra de El estudio pretendió ser una exploración del males-
no-pacientes. El análisis inicial permitió detectar qué fac- tar psicológico de los familiares de personas con TLP e
tores del TLP están relacionados con la gravedad de los intentar detectar aspectos del trastorno con los que se
síntomas. Los sujetos cuyos familiares con TLP habían relaciona. Los resultados muestran que el manejo de cri-
intentado suicidarse presentaron mayor sintomatología sis (internaciones e intentos de suicidio) y la conflictivi-
clínica en falta de apetito, sueño intranquilo, sentimien- dad interpersonal son factores que destacan en el males-
tos de culpa, pensamiento de muerte y dificultades para tar psicológico de esta población. Los familiares son
dormir. Cuando la persona con TLP tenía historia de receptores de conductas complejas y por lo tanto pueden
internaciones, el familiar presentaba mayor sobrecarga. tener reacciones inapropiadas y dañinas. De la literatura
Además, se encontró que el nivel de conflictividad en teórica y científica sabemos que la desregulación emo-
la relación familiar-paciente está asociado al grado de cional de las personas con TLP proviene en gran medida
sobrecarga del cuidador y también al malestar psicoló- de la inestabilidad de sus relaciones interpersonales. Es
gico general, específicamente a los síntomas depresivos, importante desarrollar programas de tratamiento en TLP
ansiosos y de hostilidad. Lo anterior coincide con Stobie que intervengan en el vínculo familiar/interpersonal.
y cols. (26), quienes recientemente señalaron la falta de El presente estudio ha mostrado ser de gran utilidad
estrategias en manejo de crisis y conflictos interpersona- considerando su objetivo inicial: ser un paso previo a un
les en la mayoría de los programas de intervención para estudio de eficacia de la intervención grupal presentada.
familiares de personas con TLP. Incluso, encontramos Los resultados nos adelantan que la participación en el
que las conductas que más preocupan a los familiares taller reduce sintomatología de malestar psicológico y
son la inestabilidad emocional, conductas impulsivas, sobrecarga. Asimismo, nos señalan factores posiblemen-
conductas percibidas como “manipuladoras” e inestabi- te centrales en la intensidad de los síntomas, tales como
lidad en las relaciones; todo ello coincide con lo encon- las internaciones e intentos de suicidio de sus familiares
trado en otros estudios (18, 22). y el nivel de conflictividad en la familia. El análisis de los
Después de la intervención grupal el análisis de medi- resultados nos permite identificar qué factores que deben
das repetidas mostró una reducción en el nivel de sobre- ser evaluados minuciosamente en un futuro estudio de
carga, en el malestar psicológico global y en la gravedad eficacia. Nos indica que si una intervención para familia-
de los síntomas somáticos. A pesar de que no se hayan res es eficaz, debería mostrar no sólo disminución en la
detectado diferencias significativas en los demás grupos sintomatología de los participantes, sino una reducción
de síntomas tras la intervención, claramente se aprecia en la conflictividad entre familiares, mejoría en el mane-
una tendencia de disminución los síntomas de ansiedad jo de crisis y evaluar si la participación de los familiares
y sensitividad interpersonal. La falta de reducción en los en el grupo beneficia en algún aspecto la relación con
síntomas depresivos es para destacar debido que, tanto la persona con TLP. Los hallazgos de esta investigación
en este estudio como en otros anteriores (15), los sínto- pueden guiar a otros profesionales en la elaboración de
mas depresivos comunes en esta población no parecen programas para familiares de personas con TLP y estu-
reducir con intervenciones de esta índole. dios de su eficacia.
Señalar las limitaciones del presente estudio permite
mejorar el futuro de la línea de investigación abordada.
Por un lado, la reducción del número de participantes Agradecimientos
entre la evaluación anterior y la posterior a la interven-
ción representa una limitación a considerar. La disminu- Queremos agradecer ante todo a los participantes del
ción de la muestra fue debida a datos incompletos en las estudio por su amabilidad y por su compromiso con el
evaluaciones, ausencia en la última sesión y abandono bienestar de sus familiares; sin ellos la investigación no
del grupo; tres contingencias que pueden ser previstas, hubiera sido posible. Asimismo, agradecemos al presi-
controladas y utilizadas en el futuro para un análisis más dente de la Fundación Foro para la Salud Mental, Javier
detallado. Por otro lado, debido a que existen riesgos Martín Camacho, por permitir el emprendimiento de
al realizar múltiples cálculos en los mismos datos, sería este proyecto y proveer una fuente de financiación para
recomendable realizar una réplica del análisis o ajustes el mismo ■

VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 245 - 252


252 Regalado, P.; Pechon, C.; Stoewsand, C.; Gagliesi, P.

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VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 245 - 252


Tratamientos de la depresión en la niñez y
adolescencia basados en la evidencia
Eduardo L. Bunge
Licenciado en Psicología, UBA
Director de la Fundación Equipo de Terapia Cognitiva Infanto Juvenil (ETCI) Universidad Favaloro
E-mail: [email protected]

Gabriela Carrea
Licenciada en Psicología, UBA
Coordinadora de Docencia Fundación ETCI

Mar Tosas de Molina


Licenciada en Psicología. Universidad de Barcelona. Fundación ETCI

Natalie Soto
Médica Residente de Psiquiatría Infanto-Juvenil del Hospital Elizalde

Introducción

A la luz del conocimiento actual, se puede afirmar El presente trabajo hará una breve reseña de los aborda-
que los niños suelen padecer depresión, que su conti- jes terapéuticos que se encuentran dentro de lo que se
nuidad a través de las edades es evidente; y que la preva- denomina Psicoterapia Basada en Evidencia (PBE), con el
lencia de dicha patología para adolescentes va del 3% al objetivo de sentar las bases que permitan la elaboración
5% (3, 4). Los costos directos e indirectos de la depresión de programas adecuados a nuestro medio, y su posterior
son los mayores dentro de los trastornos (32); se con- constatación empírica.
sidera que el tratamiento temprano podría prevenir la Al respecto, cabe aclarar que por PBE se entiende, “la
ocurrencia de múltiples episodios que agraven el cuadro práctica psicoterapéutica que apunta a brindar la mejor
(28); y que hay modelos preventivos promisorios (15). asistencia que ofrece la ciencia” (38) o bien, “un modo

Resumen
En el presente trabajo se realiza una revisión bibliográfica de los tratamientos que fueron probados en ensayos clínicos aleatorizados
para la depresión en niños y adolescentes. Se describen las adaptaciones realizadas para el tratamiento de niños con depresión, que
cuentan con apoyo empírico y son considerados como probablemente eficaces; como la terapia de autocontrol (cognitiva-comporta-
mental), el programa de prevención de Penn; y otros tratamientos que se encuentran en fase experimental. Asimismo, se describen
las adaptaciones realizadas para el tratamiento de adolescentes con depresión consideradas como probablemente eficaces: Curso de
Afrontamiento de la Depresión-Adolescentes, Psicoterapia Interpersonal; y otros tratamientos que se encuentran en fase experimental,
como la Biblioterapia y la Terapia Familiar Basada en el Apego.
Palabras clave: Depresión - Psicoterapia - Evidencia - Niños y adolescentes.

DIAGNOSIS AND TREATMENT OF CHILD AND ADOLESCENT DEPRESSION

Summary
The present paper reviews the available literature on the current state of knowledge regarding depression in children and adolescents.
Empirically supported psychotherapeutic treatment adjustments for children are described, such as the Self-Control Therapy (CBT),
Penn Prevention Program; and other treatments that are experimental phase. Similarly empirically supported psychotherapeutic treat-
ment adjustments for adolescents are described, such as Adolescent Coping with Depression, Interpersonal Psychotherapy; and other
treatments that are experimental phase as Biblotherapy and Attachment-Based Family Therapy.
Key words: Depression - Psychotherapy - Evidence - Children and adolescents.

VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 253 - 261


254 Bunge, E. L.; Carrea, G.; Tosas de Molina, M.; Soto, N.

de concebir el cuidado del paciente que alienta al clíni- Los estudios realizados por Stark y cols. (36, 37)
co a considerar y sintetizar la evidencia empírica, expe- sugieren que la terapia de autocontrol cumple los cri-
riencia clínica y valores del paciente en la implemen- terios para un tratamiento probablemente eficaz. Los
tación del tratamiento” (44). Para evaluar la eficacia de resultados de ambos estudios demostraron que el pro-
los tratamientos psicosociales se establecieron una serie grama de autocontrol fue superior a un grupo en lista
de criterios de investigación en los que fueron propues- de espera (36) y a un tratamiento no específico (37). No
tas cuatro categorías: 1) tratamientos bien establecidos, obstante, las intervenciones de autocontrol utilizadas en
2) tratamientos probablemente eficaces, 3) tratamientos ambos estudios no eran idénticas en cuanto a duración
posiblemente eficaces y 4) tratamientos experimentales de tratamiento y el material incluido.
(9, 10). Dicho enfoque presenta ciertos beneficios pero En 1987, Stark y cols. (36) sopesaron la eficacia relati-
también ciertas limitaciones. Dentro de los beneficios va de 12 sesiones de intervención grupal (de 4 a 8 niños
puede considerarse el hecho de realizar intervenciones entre 9 y 13 años) donde incluían la terapia de autocon-
que ya hayan sido probadas y que den cuenta de cierta trol, la terapia de resolución de problemas, y un grupo
eficacia. El uso del manual guía a los profesionales en su control en lista de espera para 29 alumnos de cuarto a
práctica y brinda una secuencia lógica de pasos a seguir sexto grado con elevados síntomas depresivos. La tera-
y en ciertas instancias proveen marcos teóricos a los que pia de resolución de problemas consistió en educación,
se puede recurrir. En lo que a la aplicación de la PBE con automonitoreo de eventos placenteros y resolución de
niños y adolescentes se refiere, resulta útil destacar que se problemas dirigida a mejorar la conducta social.
requiere ser fiel al manual contemplando la flexibilidad Los resultados de este estudio revelaron que ambas
necesaria para adaptarlos al paciente en particular (19). intervenciones experimentales (terapia de autocontrol y
Dentro de las limitaciones de dicho enfoque se plantea terapia de resolución de problemas) eran relativamente
que las problemáticas de la clínica infanto juvenil suelen exitosas en la reducción de los síntomas depresivos en
ser complejas y con múltiples agentes involucrados, lo un contexto escolar. Los resultados del seguimiento a las
cual dificulta la realización de estudios (7). Asimismo, ocho semanas indicaron que el 88% de los niños en el
no se puede suponer que lo que sirve para uno servirá grupo de autocontrol y el 67% de los niños en el gru-
para otros; es decir, las muestras del contexto de inves- po de resolución de problemas obtuvieron puntajes por
tigación pueden no ser representativas por ejemplo debi- debajo del punto de corte para la depresión en el CDI
do a los rigurosos criterios de inclusión que en la clínica (23); asimismo, quienes estaban en el grupo de autocon-
no se presentan. Sumado a esto, debe contemplarse que trol reportaron niveles de autoconcepto significativa-
dichos investigaciones se llevan a cabo en contextos cul- mente mejores que aquellos en el grupo de resolución de
turales diversos, lo cual no siempre es extrapolable. Por problemas y los del grupo control.
último, un detalle no menor, consiste en que la ausen- Basado en los resultados del mencionado estudio, en
cia de pruebas no prueba la ausencia. Es decir, que otros 1991 Stark y cols. (37) evaluaron una versión extendida
tratamientos no cuenten con evidencia de su eficacia no de la terapia de autocontrol (también con una modali-
significa que no sean eficaces, y de este modo podrían ser dad grupal) con alumnos de cuarto a séptimo grado (n
descartados tratamientos potencialmente útiles. = 26). La intervención experimental en este segundo
estudio fue de 24 a 26 sesiones de programa TCC que
Metodología consistía en autocontrol, entrenamiento en habilidades
sociales, entrenamiento en asertividad, entrenamiento
Se realizó una búsqueda de los artículos disponibles en imaginación y relajación y la reestructuración cog-
en las principales bases de datos internacionales, que nitiva. En este estudio no había condición de resolución
presentaran estrategias eficaces para el abordaje de la de problemas.
depresión infanto-juvenil, seleccionando aquellos traba- En las reuniones mensuales para las familias dentro
jos que contaran con algún grado de apoyo empírico. del programa TCC, se alentaba a los padres a ayudar a
Se incluyó también material de los textos de los autores sus hijos en la aplicación de sus nuevas habilidades y a
referentes de la temática abordada. aumentar la frecuencia de las actividades placenteras en
la familia.
El estado actual de los tratamientos Este tratamiento fue comparado con una condición
psicoterapéuticos investigados para la depresión tradicional de asesoramiento diseñada para controlar
en niños (ver Tabla 1) elementos no específicos de la intervención.
La post-intervención y las evaluaciones de seguimien-
1. Terapia de autocontrol (cognitiva comportamental) de to a los 7 meses revelaron disminuciones significativas
Stark y Kendal (1996) para niños deprimidos de síntomas depresivos y un número significativamente
menor de cogniciones depresivas que los niños en con-
La terapia del autocontrol es una intervención que se dición de control.
realiza en el contexto escolar (tanto la evaluación como El modelo de la terapia del autocontrol cuenta con
el tratamiento); está basada en un modelo cognitivo ciertos pasos generales similares en la mayoría de los
conductual y enseña habilidades de automanejo (auto- programas de tratamiento de corte cognitivo: brindar el
monitoreo, autoevaluación, autorefuerzo y atribuciones diagnóstico, realizar la conceptualización del caso y psico-
causales). educar; obtener el consentimiento de los padres, realizar

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Tratamientos de la depresión en la niñez y adolescencia basados en la evidencia 255

las intervenciones individuales y familiares y por último mentales, el terapeuta puede modelar, las primeras veces,
trabajar en la prevención de recaídas. El trabajo con los modos alternativos de interpretación de dichas situacio-
padres va a orientarse a alentar el desarrollo de esquemas nes, y se puede trabajar con historietas donde se hace un
adaptativos en los niños, el uso de habilidades de afron- registro de la situación, los pensamientos, sus emociones
tamiento en ambientes extra-terapéuticos; y a modificar y sus conductas. Las estrategias orientadas a modificar
elementos del ambiente que contribuyan al desarrollo y los esquemas disfuncionales suelen ser complejas.
mantenimiento de los síntomas depresivos. Para ello se
pueden utilizar estrategias basadas en el entrenamiento 2. Programa de Prevención de Penn, incluyendo las modi-
en técnicas de manejo comportamental, como el tiempo ficaciones culturales relevantes observadas en el Programa
especial de juego propuesto por Barkley y cols. (2) y el para el Optimismo de Penn
entrenamiento en modos de brindar instrucciones claras
y efectivas que disminuyan la posibilidad de conflictos. Jaycox y cols. (17) realizaron un estudio donde com-
Por otro lado, en cuanto a las intervenciones orientadas pararon a un grupo de alumnos de entre 10 y 13 años
a mejorar la autoestima del niño se resalta a los padres la en riesgo de deprimirse (de acuerdo a los puntajes obte-
importancia del refuerzo positivo. Asimismo, es de suma nidos en el Cuestionario de Depresión Infantil) quienes
importancia que en ambientes hostiles se pueda enseñar fueron asignados al azar a 12 sesiones del Programa de
a los padres a controlar su propio enojo. Es importante prevención de Penn con una condición de control sin
entrenarlos en la práctica de la escucha empática. tratamiento.
En cuanto a las intervenciones centradas en el niño, Este modelo desarrollado por el grupo de Seligman
en primera instancia se intenta que él mismo pueda (15) apunta a prevenir la depresión en los niños previo
comenzar a ser capaz de comprender sus experiencias al desarrollo del episodio y está basado en el trabajo con
emocionales, estableciendo un vocabulario para sus emo- las escuelas. Allí entrenan a los niños para ser optimistas
ciones y relacionándolas con sus pensamientos y conduc- en su forma de pensar y les enseñan estrategias para la
tas. Luego se intenta programar actividades placenteras: resolución de problemas. Los chicos aprenden a identi-
es importante que el niño pueda reconocer la relación ficar creencias negativas que tienen acerca de ellos mis-
entre hacer cosas divertidas y sentirse bien. De igual mos y luego aprenden a reemplazar estas creencias por
manera, se incluyen actividades de dominio orientadas a otras más positivas. Por ejemplo, los niños aprenden a
la resolución de problemas y el auto-refuerzo. Asimismo entender sus fallas y errores como situaciones tempo-
se recomienda trabajar sobre la conducta interpersonal. rales, específicas y atribuibles a las circunstancias, y no
Aquí la relación con el terapeuta es de suma importan- como cuestiones permanentes, estables y globales acerca
cia, ya que éste puede brindar un marco de aceptación, de sí mismos.
necesario para la alianza, o bien puede observar posibles En la post-intervención los alumnos que habían
problemas que pueden servir de guía para trabajar los estado en la condición experimental autoreportaron
problemas que el niño presente con pares o adultos que reducciones significativamente mayores en los síntomas
lo rodean. El objetivo aquí es el aprendizaje de conductas depresivos en la CDI y en la Escala de Depresión Infantil
más adaptativas y el desarrollo de las habilidades necesa- de Reynolds que aquellos que estuvieron en la condición
rias para lograr patrones de relación más ajustados a las de control.
demandas del contexto. Los hallazgos de la investigación de Jaycox y cols. (17)
Para trabajar con las cogniciones desadaptativas, el llevaron al desarrollo del programa de “Resiliencia de
primer paso suele consistir en que el niño pueda auto- Penn”, nombrado así en honor a la Universidad de Pen-
monitorear sus pensamientos ante eventos positivos o silvania, donde se realizaron estas investigaciones. El pro-
que generen emociones placenteras; de este modo se sor- grama demostró su eficacia reduciendo síntomas depresi-
tea la dificultad de expresar los pensamientos negativos vos entre niños de diferentes grupos etarios y étnicos.
y se puede focalizar en aspectos positivos que el niño Los resultados de diferentes estudios que han eva-
pueda estar dejando de lado debido a sus sesgos cogni- luado el Programa de Prevención de Penn (15, 16, 17,
tivos. Es importante poder establecer un método para 34) han proporcionado información suficiente para con-
registrarlas. Una recomendación importante es evaluar siderar el tratamiento como probablemente eficaz para
el momento de introducción del aprendizaje de estas reducir los síntomas depresivos. Todavía no puede con-
habilidades en el tratamiento, ya que suelen ser difíci- siderarse como bien establecido porque solamente un
les de implementar y esto puede reforzar en el niño la estudio ha demostrado ser superior al placebo psicológi-
evaluación negativa de sí mismo o generar escepticismo co o a condiciones de tratamiento alternativas.
acerca del tratamiento.
Una vez que el niño es capaz de reconocer sus pensa- 3. Tratamientos para niños en fase experimental
mientos, el paso siguiente apunta a que pueda modificar
los pensamientos automáticos desadaptativos. El tera- Dentro de esta clasificación se encuentra el afron-
peuta debe ayudarlo a reconocer su tendencia a pensar tamiento de la depresión (18), el programa de entrena-
negativamente; le puede pedir, por ejemplo: que pien- miento en capacidades de control primarias y secundarias
se en voz alta mientras arman juntos un rompecabezas, (41), el manejo del estrés (39), el grupo de intervención
marcando la relación entre su pensamiento y cambios en duelos (33), la terapia familiar sistémica (40) y la
en su humor. Para enseñarle a modificar dichos procesos intervención temprana (20).

VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 253 - 261


256 Bunge, E. L.; Carrea, G.; Tosas de Molina, M.; Soto, N.

Tabla 1. Resumen de la Clasificación de Tratamientos Basados en la Evidencia para la Depresión Infantil. Estudio
de programas específicos.

Estudios sobre tratamientos


Intervención
que apoyan los beneficios
Clasificación basada en la
significativos en relación a
evidencia
tratamientos alternativos o
TCC grupo control sin tratamiento

Terapia de Autocontrol Stark, Reynolds & Kaslow (1987); Stark, Probablemente eficaz
Rouse & Livingston (1991)

Programa de Prevención de Penn, Jaycox, Reivich, Gillham, & Seligman Probablemente eficaz
incluyendo las modificaciones (1994); Gillham, Reivich, Jaycox, &
culturales relevantes observadas en Seligman (1995); Yu & Seligman
el Programa para el Optimismo de (2002); Roberts, Kane, Thomson,
Penn Bishop, & Hart (2003)

Afrontamiento de la depresión Kahn, Kehle, Jenson, & Clark (1990) Experimental

Programa de entrenamiento en Weisz, Thurber, Sweeney, Proffitt, & Experimental


capacidades de control primarias y LeGagnoux (1997)
secundarias

Manejo del estrés Asarnow, Scott, & Mintz (2002) Experimental

Soporte no directivo /
Psicoeducación

Grupo de intervención en duelos Pfeffer, Jiang, Kakuma, Hwang & Metsch Experimental
(2002)

Terapia familiar sistémica

Terapia familiar sistémica Trowell, Joffe, Campbell, Clemente,


Experimental
Almqvist, Soininen et al. (2007)

Terapia comportamental

Intervención temprana de Wisconsin King & Kirschenbaum (1990) Experimental

El estado actual de los tratamientos Afrontamiento de la Depresión-Adolescentes (CADA)’


psicoterapéuticos investigados para la depresión (11, 26).
en adolescentes (ver Tabla 2) El CADA consiste en un curso psicoeducacional, no
estigmatizante, donde el terapeuta tiene un rol de ins-
4. Curso de Afrontamiento de la Depresión-Adolescentes tructor, distinto al modelo de psicoterapeuta clásico. Las
intervenciones en la fase aguda (16 sesiones semana-
En la investigación sobre la efectividad de la TCC les) con los adolescentes involucra el empleo de técni-
se utilizaron diversos manuales de tratamientos estan- cas como: monitoreo del estado de ánimo, habilidades
darizados; uno de los más replicados fue el ‘Curso de sociales, actividades placenteras, manejo de la ansiedad,

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Tratamientos de la depresión en la niñez y adolescencia basados en la evidencia 257

reestructuración cognitiva, técnicas de comunicación de padres no aumentó de manera significativa los benefi-
y resolución de problemas. Seguido a la fase aguda, se cios que se obtenían aplicando solamente el programa de
incluye una sección de trabajo con los padres, donde se adolescentes (11, 27). Es posible que esto se haya debido
realizan tres sesiones en conjunto con los adolescentes, a la relativa pobre participación de los padres en general,
durante las cuales cada familia practica las habilidades ya que quienes sí participaron de los grupos parecían ser
de resolución de conflictos (27). los padres que menos necesitaban del programa, mien-
Cabe destacar que los estudios sobre el CADA se rea- tras que aquellos que atravesaban conflictos familiares
lizaron, en su mayoría, con muestras bastante homogé- serios eran los que a menudo no les era posible asistir
neas de adolescentes deprimidos de raza blanca, perte- o no estaban motivados para hacerlo (12). Es probable
necientes a la clase media y con muy poca o ninguna que el componente parental resulte más útil en aquellos
comorbilidad dentro de los Estados Unidos (12). Uno de adolescentes cuya depresión tiene que ver con conflic-
los manuales de tratamiento para la depresión que ha tos con los padres o sean más dependientes (12). Lo que
sido traducido al español para su utilización con pobla- si se ha observado es que la presencia de depresión en
ción latina es el ‘Manual de terapia de grupo para el tra- la madre disminuye significativamente la eficacia de la
tamiento cognitivo comportamental de la depresión’ TCC (14).
(31). Éste se utilizó con pacientes latinos de la ciudad de
San Francisco; se encuentra accesible en la red (45) y está 5. Psicoterapia Interpersonal para adolescentes con
pensado para población de escaso nivel de instrucción depresión
y recursos socioeconómicos. Posteriormente, Rossello y
Bernal (35) adaptaron dicho manual para adolescentes Por lo que se refiere a las investigaciones sobre TIP,
en Puerto Rico y lo compararon con la Psicoterapia Inter- se cuenta con dos ensayos clínicos controlados: en 1996
personal (21, 22) y un grupo control de lista de espera. Mufson y Fairbanks (30) compararon la TIP con lista de
En ese estudio los dos tratamientos activos se mostraron espera y en 1999 Rosello y Bernal (35) compararon un
superiores al grupo control. grupo que recibió TIP, con otros que recibieron TCC o
Debido a la alta tasa de adolescentes tratados sin permanecieron en lista de espera. Pese a las limitaciones
recuperación total, se introdujo el concepto de Sesiones metodológicas de estos estudios, se sugiere que la TIP
de Mantenimiento con el objetivo de prevenir la recu- puede resultar un tratamiento eficaz para la depresión
rrencia y las recaídas. Se observó que la inclusión de seis en adolescentes.
sesiones recordatorio después de la finalización del tra- La psicoterapia interpersonal para adolescentes con
tamiento daba como resultado un porcentaje de recaí- depresión (TIP-A) es una adaptación de la TIP, un tra-
das (20%) mucho menor que si recibían las 16 sesiones tamiento breve desarrollado en su origen para adultos
del tratamiento sin las de mantenimiento (25). (22). La misma sitúa al episodio depresivo en el contexto
En cuanto a la incorporación de los padres al trata- de las relaciones interpersonales y se centra en los con-
miento, Lewinsohn y Clarke (28), dirigieron un ensayo flictos interpersonales actuales. Su objetivo es abordar
clínico controlado de TCC en grupo con una muestra de cuestiones comunes del desarrollo adolescente, como
54 adolescentes que cumplían los criterios para depre- por ejemplo la separación de los padres, el desarrollo
sión clínica. Compararon un grupo de tratamiento con de relaciones amorosas, las primeras experiencias con
o sin siete sesiones de grupo con sus padres. Las dos con- la muerte de un familiar o amigo y las presiones de los
diciones de tratamiento activo se compararon con una compañeros.
condición control de adolescentes en lista de espera. Los Esta terapia apunta a que se comprenda cómo las
adolescentes de los dos grupos de TCC mejoraron signifi- relaciones influyen en el estado del ánimo, la impor-
cativamente respecto de los sujetos asignados a la lista de tancia de una adecuada red de apoyo y las posibles
espera. No se observó ninguna diferencia significativa en áreas problemáticas de las relaciones: la pérdida de un
lo referente a la participación o no de los padres. ser querido, las transiciones de rol, las disputas de rol,
Con respecto a la incorporación de las familias en los cómo mejorar las relaciones mediante entrenamiento
tratamientos de los adolescentes con trastorno depresi- en asertividad, comunicación positiva y otras habilida-
vo mayor, Brent y cols. (5, 6) realizaron un estudio con des sociales. En torno a su estructuración, el protocolo
pacientes deprimidos donde incluyeron un grupo de de tratamiento cuenta con tres etapas: sesiones iníciales;
TCC individual, otro de terapia familiar comportamental sesiones intermedias dirigidas a cuatro áreas problema y
y estructurada, y otro grupo que recibió psicoterapia de sesiones finales.
apoyo no directiva. Al finalizar el tratamiento se obser- Las sesiones iniciales apuntan a la exploración de las
varon menores tasas de trastorno depresivo y rápido ali- relaciones más importantes, comenzando con el pre-
vio sintomático para el grupo de TCC individual, pero sente: la naturaleza de cada relación, las expectativas de
al cabo de dos años de seguimiento no hubo diferencias cada relación, la revisión de los aspectos satisfactorios e
significativas en los grupos experimentales. insatisfactorios de la misma y las formas en que le gus-
A pesar de cierto consenso clínico que pueda exis- taría modificar la relación a través de cambios en él/ella
tir entre los terapeutas que trabajan con niños y adoles- o en el/la otro/a.
centes, en las investigaciones el trabajo con los padres Las sesiones intermedias se dividen en cuatro áreas
de jóvenes depresivos aún no ha demostrado producir problema: duelo, disputa de rol, transición de rol y défi-
mejorías en los resultados. La implementación del grupo cit interpersonal.

VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 253 - 261


258 Bunge, E. L.; Carrea, G.; Tosas de Molina, M.; Soto, N.

La primera área problema referida al duelo patoló- (1); programa para la depresión en adolescentes-tiempo
gico tiene como objetivo facilitar el proceso de pérdida al futuro, de Melvin y cols. (29); una versión de la psico-
de un ser querido y ayudar al adolescente a establecer terapia interpersonal para adolescentes (TIP-A) de Young
nuevos intereses y relaciones. Para lograrlo, se alienta y cols. (43); y terapia familiar basada en el apego de Dia-
la expresión emocional, poder pensar sobre la pérdi- mond y cols. (13).
da, verbalizar y procesar los eventos que se produjeron A continuación se describen la biblioterapia autodi-
antes, durante y después de la muerte, explorar sen- rigida y la terapia familiar basada en el apego (TFBA).
timientos asociados a ella, entre otras intervenciones La biblioterapia autodirigida es un tratamiento que
posibles. El terapeuta puede actuar como sustituto de se encuentra en fase experimental ya que ha sido esca-
la red social ausente. A medida que el adolescente vaya samente evaluado. Se cuenta con el estudio de Acher-
progresando, estará más dispuesto a desarrollar nuevas son y cols. (1) en el que se compararon los resultados
relaciones para “llenar el espacio vacío” dejado por la entre un grupo con biblioterapia y un grupo control
pérdida del ser querido. Es en este momento que el en lista de espera. Los resultados revelaron que el gru-
terapeuta podrá ser activo en fomentar que el adolescente po con biblioterapia mostró reducciones significativas
considere y desarrolle nuevas relaciones interpersonales. en la sintomatología depresiva y mejoras en los pensa-
La segunda área problema es la de disputa de rol. mientos disfuncionales relativos al control de acuerdo
Los objetivos aquí son los de clarificar los conflictos a los autoinformes y a los reportes de los padres y clí-
y sus resoluciones, identificar expectativas y ayudar a nicos. Al mes de seguimiento, el grupo de biblioterapia
encontrar las soluciones a las discusiones. En esta área mantenía las mejorías en la sintomatología depresiva
se intenta registrar el estado de la disputa, que puede según sus autoinformes y los de los padres. Del mismo
ser: de renegociación, impase o disolución. La identi- modo, según los reportes clínicos se observó una mejo-
ficación del estado de la disputa tiene como objetivo ra continua en la sintomatología depresiva y los pen-
poder llevarla a un estado de negociación más eficaz samientos disfuncionales. La biblioterapia autodirigida
del que vinieron intentando las partes. consiste en una lectura independiente del libro ‘Sentir-
La tercera área es la de transición de rol. Ésta hace se Bien’ (8) -el cual está basado en la teoría cognitiva de
referencia a transiciones que pueden ser concretas (como la depresión de Beck- y en la complementación de un
por ejemplo: el divorcio de los padres o el cambio de libro de ejercicios.
escuela), o simbólicas (como el nacimiento de un herma- La terapia familiar basada en el apego (TFBA) fue desa-
no/a). Aquí se trabaja evaluando los aspectos positivos rrollada por Diamond y cols. (13). Estos autores realiza-
y negativos del nuevo y del viejo rol y generando un ron un estudio dirigido a reducir las actitudes negativas
nuevo repertorio de destrezas sociales para manejar ade- de los padres de adolescentes depresivos. En el mismo,
cuadamente la nueva situación. hallaron que se puede establecer una relación entre las
La última área problema referida al déficit interperso- intervenciones de la TFBA y un aumento en las actitu-
nal tiene como objetivo trabajar sobre un patrón de rela- des parentales positivas. Identificaron que las sesiones en
ciones interpersonales inadecuadas o ausentes. En este las que se establecía una buena alianza terapéutica, por
tipo de casos, suele ser pertinente ocuparse de elaborar el medio de las intervenciones orientadas a facilitar la rela-
modo de relación que el paciente establece con el tera- ción, eran las de mayor correlación con actitudes paren-
peuta como un modelo de relación del paciente. Asimis- tales no negativas.
mo, se pueden explorar las relaciones pasadas, alentar Diamond y cols. (13) compararon un grupo con
el desarrollo de nuevas relaciones, analizar los estilos de TFBA con un grupo control de lista de espera. El grupo
comunicación y utilizar el juego de roles para practicar experimental (TFBA) presentó niveles significativamente
nuevos patrones de comunicación y modos de reducir la menores de sintomatología depresiva en comparación
distancia interpersonal. con el grupo control y niveles menores de ansiedad y
En cualquiera de estas cuatro áreas problema, la inclu- de conflictos familiares. Al final del tratamiento el 81%
sión de personas significativas en una o más sesiones es del grupo de TFBA no cumplían criterios para la TDM en
particularmente recomendable cuando se trabaja con comparación con un 47% del grupo control. En el segui-
adolescentes, sobre todo cuando se presentan problemas miento a los 6 meses de los 15 adolescentes del grupo de
de disputas interpersonales. TFBA el 87% seguían sin cumplir criterios para TDM.
En cuanto a las sesiones finales, se trabaja sobre la El objetivo de la TFBA para adolescentes con depre-
posibilidad de la finalización del tratamiento y las pre- sión, es poder pasar de actitudes o atribuciones inter-
ocupaciones que esto puede generar, así como sobre la personales negativas como ‘es tan irritable, todo la hace
prevención de recaídas. explotar’ a poner el foco en la vulnerabilidad y el dolor
que están padeciendo, por ejemplo: ‘creo que su tristeza
6. Tratamientos para adolescentes en fase experimental e irritabilidad tiene que ver con...’. Se parte del principio
que las actitudes negativas de los padres están asociadas
Los tratamientos que se encuentran en fase experi- al inicio y mantenimiento de la depresión en los adoles-
mental para los adolescentes con depresión son: afron- centes y para reducirlas la TFBA orienta su trabajo hacia
tamiento de emociones en adolescentes de Kowalenko la facilitación de la relación terapéutica y a las interven-
y cols. (24); el programa de tratamiento de la depresión ciones orientadas al apego.
de Wood y cols. (42); biblioterapia de Ackerson y cols. El tratamiento cuenta con cinco objetivos secuencia-

VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 253 - 261


Tratamientos de la depresión en la niñez y adolescencia basados en la evidencia 259

les interrelacionados: re-enmarcar la relación, construir que ellos también deben ser preparados para el re-apego.
alianza con el adolescente, construir alianza con los El cuarto objetivo es el re-apego en sí, que consiste
padres, el re-apego y la promoción de la competencia del en reinvolucrar a los padres y el adolescente deprimido
adolescente. a través de poder compartir las experiencias pasadas de
En el primer objetivo (re-enmarcar la relación) se tra- ruptura de apego por parte del adolescente combinado
baja la reducción del criticismo y la hostilidad por medio con respuestas empáticas por parte de los padres durante
de un cambio del foco de ‘arreglar al adolescente’ a ‘repa- la sesión.
rar las relaciones’. Por último, el quinto objetivo, es la promoción de
El segundo objetivo (construir alianza con el adoles- competencia, es decir, utilizar a la familia como una base
cente) consiste en reforzar la adhesión al tratamiento por segura mientras el adolescente practica nuevas estrate-
medio de identificar los conflictos familiares y preparar gias de afrontamiento y conductas pro-sociales, como
para el re-apego. mejorar el rendimiento académico, trabajar, retomar
Construir alianza con los padres es el tercer objetivo ya actividades sociales, etc.

Tabla 2. Resumen de la Clasificación de Tratamientos Basados en la Evidencia para la Depresión Adolescente.


Estudio de programas específicos.

Intervención Estudios sobre tratamientos


que apoyan los beneficios
Clasificación basada en la
significativos en relación a
evidencia
tratamientos alternativos o
TCC
grupo control sin tratamiento

Afrontamiento de la depresión en Lewinsohn, Clarke, Hops, & Andrews Probablemente eficaz


adolescentes (1990); Clarke y cols. (1995);
Lewinsohn, Clarke, Rohde, Hops,
& Seeley (1996); Clarke, Rohde,
Lewinsohn, Hops, & Seeley (1999);
Clarke y cols. (2001); Rohde, Clarke,
Mace, Jorgensen, & Seeley (2004)

Afrontamiento de emociones en Kowalenko y cols. (2005) Experimental


adolescentes

Programa de tratamiento de la Wood, Harrington, & Moore (1996) Experimental


depresión

Sentirse Bien (Burns, 1980) Ackerson, Scogin, McKendree-Smith, Experimental


Bibiloterapia & Lyman (1998)

Tiempo al futuro- Programa para la Melvin y cols. (2006a) Experimental


depresión
en adolescentes

Psicoterapia interpersonal

Psicoterapia interpersonal para Mufson, Weissman, Moreau, & Probablemente eficaz


adolescentes con Garfinkel (1999); Mufson y cols.
depresión (2004)

Psicoterapia interpersonal para Young, Mufson, & Davies (2006a) Experimental


adolescentes (TIP-A); Entrenamiento en
habilidades
Terapia familiar
Terapia familiar basada en el apego Diamond, Reis, Diamond, Siqueland, Experimental
& Isaacs (2002)

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260 Bunge, E. L.; Carrea, G.; Tosas de Molina, M.; Soto, N.

Conclusiones culturales, como la terapia del autocontrol, el programa


de prevención de Penn, el curso de afrontamiento de la
La depresión infanto-juvenil es una patología que depresión-adolescentes y la psicoterapia interpersonal
presenta alta prevalencia y que incide significativamente para adolescentes con depresión. Los autores consideran
en los costos relacionados con los trastornos mentales. pertinente la adecuación y evaluación de dichos mode-
Existe en la actualidad una variedad de abordajes con los a nuestro contexto cultural ■
apoyo empírico en otras poblaciones y contextos socio-

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VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 253 - 261


Síntomas negativos en pacientes con trastornos
psiquiátricos no esquizofrénicos
Vicente F. Donnoli
Hospital José T. Borda, Gobierno de la Cdad. de Bs. As. (GCBA), Centro de Investigaciones Clínicas y Psicopatológicas en Esquizofrenia (CICPE)
E-mail: [email protected]

Maria Valeria Moroni


Hospital Tornú, GCBA

Diego Cohen
Hospital José T. Borda GCBA, Centro de Investigaciones Clínicas y Psicopatológicas en Esquizofrenia (CICPE)

Liliana Chisari Rocha


Hospital José T. Borda GCBA, Centro de Investigaciones Clínicas y Psicopatológicas en Esquizofrenia (CICPE)

Maria Marleta
Hospital José T. Borda GCBA, Centro de Investigaciones Clínicas y Psicopatológicas en Esquizofrenia (CICPE)

Tomas Sepich Dalmeida


Hospital José T. Borda GCBA, Centro de Investigaciones Clínicas y Psicopatológicas en Esquizofrenia (CICPE)

Matías Bonani
Hospital José T. Borda GCBA, Centro de Investigaciones Clínicas y Psicopatológicas en Esquizofrenia (CICPE)

Luciana D`Alessio
Hospital Ramos Mejía GCBA

Resumen
Introducción: En este trabajo optamos por un abordaje dimensional de los síntomas negativos, que tiene en cuenta la presencia y exten-
sión de los síntomas atravesando los diferentes cuadros clínicos y no como parte, únicamente, de la esquizofrenia.
Objetivos: Determinar la presencia de síntomas negativos (SN) y su distribución en una población de pacientes con trastornos psiquiá-
tricos no esquizofrénicos, en tratamiento ambulatorio en Hospitales Públicos. Métodos: Se estudiaron pacientes con criterios definidos
de acuerdo al DSMIV para trastornos afectivos, alimentarios, por sustancias, de ansiedad y de personalidad y pacientes con epilepsia
temporal. En todos pacientes se administró la subescala negativa de la PANNS para síntomas negativos de la esquizofrenia. Se calculó el
test de student para determinar la existencia de diferencias de frecuencia de SN entre los diferentes trastornos psiquiátricos estudiados.
Resultados: Se incluyeron 106 pacientes, 60 mujeres, y 46 hombres, edad 38 ± 12.1 años. El 90% de los pacientes presentaron SN con un
puntaje bajo; media 11.6; rango 9.38 -14.29. El retraimiento emocional fue mas frecuente en el trastorno alimentario en comparación
con el trastorno afectivo y con la epilepsia p<0.05 y el retraimiento social fue mayor en el trastorno por sustancias en comparación con
la epilepsia p<0.05. Conclusiones: De acuerdo a los resultados se detecta la presencia de algunos síntomas negativos leves a moderados
en diferentes trastornos psiquiátricos no esquizofrénicos, incluso en la epilepsia del lóbulo temporal.
Palabras clave: Síntomas negativos - Trastornos afectivos - Trastornos alimentarios - Trastornos por sustancias - Epilepsia temporal.

NEGATIVE SYMPTOMS IN PATIENTS WITH NON SCHIZOPHRENIC PSYCHIATRIC DISORDERS

Summary
Introduction: The presence of negative symptoms (NS) in different clinical entities other than schizophrenia, with a dimensional appro-
ach of negative symptoms, was considered in this work. Objectives: Determine the presence and distribution of NS, in a population
of patients with non schizophrenic psychiatric disorders attending ambulatory treatment at public hospitals. Methods: Patients with
define DSMIV diagnosis criteria for different disorders; affective, alimentary, substance abuse, anxiety, personality disorders and pa-
tients with ILAE diagnoses criteria for temporal lobe epilepsy were included. All patients underwent the subscale PANNS for negative
symptoms of schizophrenia. Student T test was calculated to determine the differences of frequency for NS among psychiatric disor-
ders. Results: 106 patients were included; 60 women, 46 men, 38 years ± 12.1. The 90% of patients have a low score of NS. Media 11.6;
Max/min 9.38 -14.29. Emotional withdrawal and passive social withdrawal were more frequent in alimentary disorders than in affec-
tive disorder and than in epilepsy (p<0.05). Emotional withdrawal was more frequent in substance disorders than epilepsy (p<0.05).
Conclusions: According this study, negative symptoms are present in a low to moderate intensity in non schizophrenic psychiatry
entities and in the temporal lobe epilepsy.
Key words: negative symptoms, affective disorders, alimentary disorders, substance disorders, temporal epilepsy.

VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 262 - 267


Síntomas negativos en pacientes con trastornos psiquiátricos no esquizofrénicos 263

Introducción pacientes con trastornos psicóticos, con síntomas psicó-


ticos positivos y /o antecedentes de episodios psicóticos
La separación entre síntomas positivos, negativos asociados, fueron excluidos de este estudio. Los pacien-
y de desorganización de conducta y pensamiento, tes con patologías en fase descompensada, con deterioro
es un reflejo de la pluralidad de la esquizofrenia y la cognitivo y/o retraso mental y en aquellos en los que no
heterogeneidad en sus manifestaciones clínicas (1, 2). se pudo arribar a un diagnóstico psiquiátrico definido
Dentro de esa diversidad sintomática, los síntomas de acuerdo al DSM IV, fueron excluidos de este estudio.
negativos alcanzan particular importancia clínica ya Los trastornos psiquiátricos diagnosticados en la pobla-
que su presencia está relacionada con una baja res- ción estudiada fueron; trastornos afectivos, trastornos
puesta al tratamiento y una peor evolución (3, 4, 5, alimentarios, trastornos por sustancias, de ansiedad y de
6, 7, 8, 9). personalidad
La observación clínica muestra que la población En todos los pacientes incluidos se administró la
psiquiátrica de la consulta general, presenta síntomas subescala negativa de la PANSS (PANSS-N) para síntomas
compatibles con los síntomas negativos, clásicamente negativos de la esquizofrenia (20). Hemos elegido la sub-
descriptos en la esquizofrenia. Los síntomas negativos escala de la PANSS, que a diferencia de otras escalas como
han sido descriptos en la literatura como indepen- la SANS (21), puede ser utilizada para estudiar síntomas
dientes de la esquizofrenia, y presentes en otros tras- negativos en pacientes no esquizofrénicos, como lo han
tornos neuropsiquiátricos mayores como la depresión demostrado otros trabajos (22). Todos los pacientes fue-
mayor (10,11), el accidente cerebrovascular (12,13), ron evaluados por especialistas en psiquiatría, capacita-
y la demencia (14,15). Más recientemente, Eisemberg dos para la administración de la PANSS.
y col. aplicaron la PANSS-N (subescala negativa de la A posteriori, se realizó un análisis comparativo de
PANSS), y describieron la presencia de una dimensión los diferentes puntajes obtenidos para cada subitem de
negativa (sindrome negativo) en pacientes con depre- la escala, y para cada trastorno estudiado. Se calculó el
sión mayor y con trastornos cognitivos (demencia). Test de Student (análisis de las variables cuantitativas;
Estos autores argumentaron que el síndrome negativo medias de los puntajes obtenidos para cada subitem de
involucra un criterio dimensional diagnóstico válido la PANSS-N), con el objetivo de detectar si alguno de los
que atraviesa otras patologías más allá de la esquizo- trastornos estudiados presentaba una mayor prevalencia
frenia y validaron el uso de la PANSS-N para evaluar de algún subtipo de sintomatología negativa. Para reali-
los síntomas negativos en otros trastornos psiquiátri- zar el análisis estadístico se utilizó el programa SPSS para
cos diferentes de la esquizofrenia (16). Windows.
El principal objetivo de este trabajo es el de deter-
minar la presencia de los diferentes subtipos de sínto- Resultados
mas negativos en patologías psiquiátricas diferentes a
las psicosis, y que motivan la consulta en el ámbito de Se incluyeron 106 pacientes, 60 mujeres, y 46
la psiquiatría pública. El análisis de los diferentes tipos hombres, edad; 38 años ± 12.1. Los diagnósticos psi-
de síntomas negativos en otras poblaciones, nos permi- quiátricos de los pacientes incluidos en este estudio
tirá inferir sobre probables mecanismos fisiopatológicos de acuerdo al DSM IV, se resumen en la tabla 1. (Ver
comunes con la esquizofrenia, y a la vez nos permitirá tabla 1)
tener en cuenta criterios clínicos que hacen al pronósti- La mayoría de los pacientes (90%) presentaron sín-
co y a la respuesta terapeútica. tomas negativos (al menos un subitem positivo mayor
o igual a 2 puntos) en la subescala PANSS para SN. Sin
Material y métodos embargo los puntajes máximos obtenidos fueron bajos
(puntaje total máximo entre 9.38 -14.29), lo que indi-
En este estudio se seleccionaron pacientes de consul- ca un índice de severidad de leve a moderado, puntaje
ta externa de centros de atención ambulatoria, pública. máximo de la escala negativa; 49 puntos). (Ver tabla 2)
Se seleccionaron en forma consecutiva los pacientes La distribución de las medias de los puntajes obte-
admitidos entre los años; marzo 2009 y marzo 2010 en nidos para cada subitem de la escala, en los diferentes
consulta externa de servicios del Hospital Borda, un con- trastornos psiquiátricos y/o neurológicos se resume
sultorio externo del Htal. Tornú y el consultorio de epi- en el gráfico 1.
lepsia refractaria del Hospital Ramos Mejía. Al comparar el puntaje obtenido para el total de la
Se incluyeron 74 pacientes con criterios definidos de subescala negativa, no encontramos diferencias signi-
acuerdo al EJE I y II del DSMIV para trastornos psiquiá- ficativas entre las diferentes patologías estudiadas. Al
tricos no psicóticos, en fase crónica estable y compen- comparar el puntaje obtenido para los diferentes subi-
sada, que se encontraban bajo tratamiento psiquiátrico tems de la escala encontramos que; N2 (retraimiento
y 25 pacientes con epilepsia temporal de acuerdo a los emocional) fue significativamente mayor en el tras-
criterios de la ILAE (ILAE 1990) y evaluación psiquiátrica torno alimentario en comparación con el trastorno
completa de acuerdo a protocolo psiquiátrico según EJE afectivo y con la epilepsia y N4 (retraimiento social)
I y II del DSM IV)(17,18,19). Los pacientes con Epilepsia fue significativamente mayor en el trastorno por sus-
refractaria y trastornos psicóticos y/o psiquiátricos aso- tancias en comparación con la epilepsia (p<0.05). Si
ciados a la epilepsia fueron excluidos de este estudio. Los bien se encontraron algunas diferencias en otros com-

VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 262 - 267


264 Donnoli, V. F; Moroni, M. V.; Cohen, D.; Chisari Rocha, L.; Marleta, M.; Sepich Dalmeida, T.; Bonani, M.; D'Alessio, L.

Tabla 1. Pacientes con síntomas negativos.


Número de pacientes Número de pacientes % de pacientes con
incluidos con síntomas negativos síntomas negativos

T. Afectivo 44 41 93.1%

T. Alimentario 11 11 100%

T. Ansiedad 7 6 85.7%

T. Personalidad 13 13 100%

T. Sustancias 6 6 100%

Epilepsia Temporal 25 19 76%

Total 106 96 90.5%

Tabla 2. Puntaje total de la PANSS subescala negativa, de acuerdo al diagnóstico psiquiátrico.


Diagnóstico psiquiátrico * Media Desvío Standard (DS)

Trastorno afectivo 10.5 7.29

Trastorno por sustancias 13 7.8

Trastorno de ansiedad 14.29 10.4

Trastorno alimentario 12.8 7.4

Trastorno de la personalidad 9.38 8

Epilepsia Temporal 9.68 8.74

*No se encontraron diferencias estadísticas significativas en el puntaje total entre los diferentes trastornos psiquiátricos estudiados.

Gráfico 1. Distribución de los síntomas negativos en los diferentes trastornos psiquiátricos estudiados.

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VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 262 - 267


Síntomas negativos en pacientes con trastornos psiquiátricos no esquizofrénicos 265

plejos sintomáticos, las mismas no fueron significati- En esta investigación optamos por un abordaje dimen-
vas entre los diferentes trastornos. Ver gráfico 1. sional de los síntomas negativos. El punto de vista dimen-
sional en el diagnóstico psiquiátrico tiene en cuenta la pre-
Discusión sencia y el comportamiento de los síntomas (en este caso
negativos) en los diferentes cuadros clínicos y no como
En este trabajo, básicamente se mantiene el lineamien- parte, únicamente, de la esquizofrenia. En este sentido,
to fundamental según el cual la denominación negativo y consideramos la manifestación de síntomas negativos en
positivo, está basada en la diferencia que existe entre los los trastornos psíquicos de mayor frecuencia en la con-
síntomas que son producto de una exageración en una sulta institucional mencionada. El modelo de síndrome
función mental normal (positivos) y aquellos que expre- negativo de la subescala negativa de la PANSS (20), permi-
san una falta de función (negativos). Debemos tener en te describir los datos clínicos reunidos en el examen de los
cuenta, sin embargo, que esta caracterización de los sín- pacientes con trastornos psiquiátricos no esquizofrénicos
tomas negativos es en un sentido amplio, que implica un (23). Aunque la manifestación clínica de un mismo sín-
mecanismo fisiopatológico común pero, en un sentido drome (negativo) no sea idéntica en los diferentes grupos
más acotado, la utilización de “negativo” adquiere una de patologías, la utilización de un único instrumento (en
mayor utilidad práctica al incluir una referencia a la res- este caso la subescala negativa de la PANSS) para evaluar
puesta terapéutica y al pronóstico (5, 6). ese síndrome es apropiada en dichos grupos (16).
En este estudio, de acuerdo a los resultados de esta De acuerdo a estos resultados el modelo dimensional
pequeña muestra exploratoria, encontramos la presencia nos aporta datos semiológicos comunes en las diferentes
de síntomas negativos de leves a moderados en la mayo- entidades. Por el contrario, A diferencia de los modelos
ría de los pacientes con diferentes trastornos psiquiátri- dimensionales, la aplicación del modelo categorial deter-
cos crónicos no psicóticos, en fase compensada. Al anali- mina que a una enfermedad le corresponde la afección
zar los diferentes subtipos de SN encontramos que el N2 de una de las diferentes funciones mentales. Así es como,
(retraimiento emocional) y el N4 (retraimiento social), y en históricamente, la psicosis maníaco-depresiva fue descrip-
menor medida el N7 (pensamiento estereotipado), fueron ta como una patología de la afectividad, la psicopatía de
los más representativos en la mayoría de los trastornos estu- la conducta, la esquizofrenia se consideró una enferme-
diados: afectivos, alimentario, por sustancias, trastorno de dad del pensamiento y de la cognición. De esta forma
la personalidad y trastornos de ansiedad. Por el contrario se promovió la búsqueda y la delimitación de síntomas
los síntomas: el embotamiento afectivo; el contacto pobre, patognomónicos, cuya presencia debería concluir el diag-
la dificultad pensamiento abstracto, se presentaron con una nóstico y orientar hacia el trastorno especifico que lo fun-
frecuencia menor, en toda la población estudiada. damente. Hoy sabemos que no se pudieron determinar
Actualmente se considera que los síntomas negativos dichos síntomas patognomónicos de esquizofrenia, ya
no constituyen una unidad, sino que se distinguen según que los síntomas positivos (delirios y alucinaciones) se
su origen en primarios y secundarios (8). El desarrollo de presentan en otros cuadros psicóticos y los negativos se
ensayos farmacológicos puso en primer plano la respuesta observan también en cuadros depresivos y de deterioro
terapéutica como un parámetro de gran difusión en la con- cognitivo (24, 25, 26).
sideración actual de los síntomas negativos. Es así como se La psiquiatría descriptiva, que define el núcleo de las
reconocen “síntomas negativos persistentes” (primarios o manifestaciones de la enfermedad (fenotipo) se encuentra
secundarios) y “síntomas negativos deficitarios” (prima- con una variedad importante de síntomas que caracteriza
rios y duraderos). La denominación “deficitario” se refiere la presentación del cuadro. Si bien este criterio descriptivo
a una forma particular de presentación de la esquizofrenia, logra mayor fiabilidad para que los psiquiatras del mundo se
por ello es utilizable solo en los estudios de dicha patología. comuniquen entre sí, se encuentra con el obstáculo de que
En cambio, los síntomas negativos “persistentes”, que son son pocos los síntomas que se hacen operativos fácilmente.
los que deben estar presentes por lo menos un año antes Esto tiende a restar validez al criterio. Así es como, la expre-
de la evaluación, no requieren que el paciente en cuestión sión clínica de la esquizofrenia no representa el fenotipo.
tenga el diagnóstico de esquizofrenia. En un estudio reali- Por otra parte, el criterio heurístico (dimensional), más
zado en pacientes esquizofrénicos, se identificó la presencia que los síntomas, estudia los mecanismos de la enferme-
de síntomas negativos persistentes primarios en el 15.5% dad que ayuden a identificar la fisiopatología y la etiolo-
del total de pacientes internados por un cuadro psicótico, gía. Por ello, el objeto de estudios y reflexiones es el meta
independientemente del diagnóstico. La prevalencia fue del proceso detrás de los síntomas, el endofenotipo. Ningún
27.5% en pacientes con esquizofrenia, 8.1% con trastornos síntoma o signo único define la esquizofrenia, la gente
esquizoafectivos, 2.3% con trastornos afectivos y 15.6% con que la sufre experimenta anormalidades en muchos tipos
trastornos psicóticos no especificados (9). de actividades mentales (22).
En el presente trabajo estudiamos una población que En la actualidad la visión dimensional tiene en cuen-
se encuentra desde hace mas de un año en tratamien- ta que esa alteración de las diferentes funciones mentales
to ambulatorio de mantenimiento y, a pesar de la persis- se encuentra presente, con características distintivas, en
tencia, no pudo establecerse una distinción entre sínto- diversos trastornos del espectro clínico psiquiátrico. En
mas negativos primarios y secundarios, ya que todos los este trabajo inicial hemos observado que los síntomas
pacientes se encontraban bajo tratamiento psicofarmaco- negativos que se presentan más allá de la esquizofrenia
lógico continuo al momento de la evaluación. se refieren, fundamentalmente, al déficit en el contacto

VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 262 - 267


266 Donnoli, V. F; Moroni, M. V.; Cohen, D.; Chisari Rocha, L.; Marleta, M.; Sepich Dalmeida, T.; Bonani, M.; D'Alessio, L.

emocional interpersonal (27, 28). Esta presencia de sín- en forma leve a moderada en la mayoría de los pacientes
tomas negativos en cuadros no esquizofrénicos, invita entrevistados. Estos resultados nos invitan a reflexionar
a diferentes hipótesis. El trastorno basal que sustenta a sobre un posible mecanismo fisiopatológicos en común
los síntomas negativos podría estar presente en diversas a estos síntomas negativos, o si se trata de varios meca-
entidades clínicas o bien los síntomas negativos son la nismos que confluyen en una forma clínica de manifes-
expresión clínica de diferentes procesos patológicos. De tación. A la vez, la presencia de síntomas negativos en la
todos modos, es necesario continuar con este tipo de mayoría de los pacientes estudiados, nos orienta hacia la
estudios que corroboren o cuestionen estos hallazgos. respuesta terapéutica y el pronóstico de la patología.

Conclusiones

De acuerdo a los resultados obtenidos en este estudio


preliminar y exploratorio, podemos concluir que los sín- Agradecimientos: Dr. Matías Fonseca, Dra. Caroli-
tomas negativos, en particular N2, y N4 están presentes na Talkowski, Dr. Adrián Ventura, Dra Silvia Kochen ■

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VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 262 - 267


dossier

VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 268 - 270


HISTORIA DE LA PSIQUIATRÍA EN
AMÉRICA LATINA

Coordinación
Norberto Aldo Conti
Juan Carlos Stagnaro

Acerca de la Historia

El desarrollo humano en sus diferentes variantes cul- tes significaciones para el presente; es lo que Hans
turales se ha nutrido y se nutre de representaciones Gadamer llamó historia efectual.
acerca del pasado que legitiman y valoran comporta-
mientos, actos y sucesos que se engloban en el marco La Historia de la Psiquiatría
de la Historia; ya decía Platón en la Grecia Clásica
de hace 2.500 años que “Homero ha educado a Si bien los psiquiatras, desde el inicio de la especia-
los griegos” y con esto hacía referencia a que las lidad, se interesaron en la historia de su práctica y,
conductas, actos y valores sostenidos en la Ilíada y la en algunos casos, con gran erudición, solo en la se-
Odisea marcaban una ética compartida por todos los gunda mitad del siglo XX esta actividad, la Historia
habitantes de esa península que, a su vez, los hacía de la Psiquiatría, inició un proceso de innovación de
reconocerse como pueblo. Lo que el rápsoda cantaba su modelo tradicional de corte positivista e incorpo-
en los poemas corresponde a una larga tradición de ró nuevas perspectivas en su dispositivo disciplinar,
historia oral decantada a lo largo de cuatro siglos tanto en sus presupuestos teóricos (historia crítica,
antes de ser puesta por escrito para constituir el historia social de la locura, etc.) como en sus conse-
crisol de identidad nacional de ese pueblo, primer cuencias prácticas (programas de investigación, pu-
pueblo, de cuya cultura somos herederos todas blicaciones especializadas, profesionalización, etc.)
aquellas comunidades reconocidas como parte de que se aceleró desde 1980 en adelante. En efecto des-
occidente. de entonces han surgido importantes grupos que se
La historia, entonces, nos habla del pasado, pero no han ocupado de los aspectos internos: clínica, noso-
de un pasado unívoco, muerto y cristalizado en su grafías, teorías y externos: instituciones, legislación,
ocurrencia material, sino de un pasado que se cons- políticas sanitarias y aspectos sociales y políticos en
truye desde el presente, desde cada presente con sus torno a la Psiquiatría.
propias necesidades, preguntas y demandas; lo que En las páginas de Vertex hemos tenido la posibilidad
un presente escotomiza del pasado otro presente lo de contar con algunos de ellos. En el N° 55 de 2004
ilumina en su propio beneficio y esto sin perder en presentamos un dossier sobre Historia y Epistemolo-
ningún caso la rigurosidad metodológica y el respeto gía de la Psiquiatría en el cual publicamos artículos
por las fuentes que la empresa histórica exige. Ve- de George Lanteri-Laura y Jean Garrabé, dos de los
mos entonces que la narración histórica organiza orientadores de la historia de la psiquiatría en Fran-
y al mismo tiempo interpreta. El sujeto que sopor- cia; de Germán Berrios, iniciador y orientador del
ta esta tarea es un sujeto históricamente situado y Grupo de Cambridge en Gran Bretaña; de Paul Hoff,
desde esa situación escribe su narración histórica historiador del pensamiento de Kraepelin y Presiden-
producto de un presente que, al tornarse en pasado, te de la Sección Historia de la Psiquiatría de la WPA
permitirá que ese mismo pasado, desde un nuevo y de Rafael Huertas, Director de la Sección Historia
presente sea interpelado de otra manera. Podemos de la Ciencia del Consejo Superior de Investigaciones
entonces concluir que las historias que contamos no Científicas de España. Este grupo de referentes eu-
hablan tanto del pasado como de nuestro pasado. ropeos junto a sus equipos de trabajo han realizado
El historiador no es espectador, el historiador es partí dos importantes congresos en la última década, nu-
cipe y la historia es entonces un lugar de permanen cleados en la Asociación Europea de Historia de la

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270 Conti, N. A.; Stagnaro, J. C.

Psiquiatría, en Madrid en 2002 y en París en 2005, Argentinos (APSA), la Casa de Oswaldo Cruz de la
con la posterior publicación de dos libros con los tra- Fundación Oswaldo Cruz (Brasil), el Instituto Mora
bajos presentados. También en el mismo sentido son (México), la Universidad de Antioquia (Colombia), el
destacables las actividades realizadas por la Sección Museo Nacional de Medicina Enrique Laval (Chile) y
Historia de la Psiquiatría de la WPA que sesionará en la Universidad de París III (Francia).
el próximo Congreso Mundial de Psiquiatría a realizar- En el contexto de lo hasta aquí reseñado se inscri-
se en Buenos Aires en el próximo mes de septiembre. ben los trabajos que presentamos a nuestros lectores
en este dossier; se trata de investigaciones originales
La Historia de la Psiquiatría en América Latina y relevantes realizadas en América Latina por inte-
grantes de los diferentes grupos que trabajan el tema
Nuestro continente no ha estado excluido del proceso en nuestro continente.
de profesionalización de la Historia de la Psiquiatría El Positivismo en Argentina y su proyección en
y en él su desarrollo se ha producido de 1990 en ade- Latinoamérica, de Norberto Aldo Conti, pretende
lante acompañando el proceso de democratización dar una mirada de conjunto sobre los fundamentos
regional que alentó toda suerte de desarrollos acadé- de esta corriente filosófica, tan importante en el de-
micos en torno a la cultura y la sociedad. sarrollo de las ciencias desde fines del siglo XIX, su
En Argentina, donde existían honrosos antecedentes importancia crucial en el surgimiento de la ciencia
aislados de trabajos históricos en torno a la Psiquia- en general y de la psiquiatría en particular en la Ar-
tría desde José Ingenieros en adelante, se formó un gentina y su impacto en el resto de los países de la
primer grupo de investigadores nucleados en el Capí- región.
tulo de Historia de la Psiquiatría de la Asociación de Evolución y situación actual de la historiogra-
Psiquiatras Argentinos (APSA) desde 1996 en ade- fía de la psiquiatría en la Argentina, de Juan
lante, algunos integrantes de este grupo crearon en Carlos Stagnaro, es un profundo y documentado tra-
1997 la Revista Temas de Historia de la Psiquia- bajo acerca de las investigaciones, publicaciones y
tría Argentina que continuó, y continúa su apari- corrientes de pensamiento que han intentado narrar
ción durante sus 13 años de existencia. A instancias una historia de la psiquiatría en la Argentina.
de este colectivo y de investigadores de otras discipli- Breve síntesis de la evolución de la psiquiatría
nas afines -psicología, psicoanálisis- de todo el país en el Uruguay, de Humberto Casarotti, presenta un
se iniciaron en 1999 los Encuentros Argentinos panorama general del desarrollo de la especialidad en
de Historia de la Psiquiatría, la Psicología y el ese país desde la época colonial hasta nuestros días,
Psicoanálisis que ya han realizado once encuentros mostrando el intrincado paisaje de relaciones políti-
anuales en diferentes ciudades del país. cas, sociales y culturales que determinan los destinos
También Vertex ha pretendido desde sus inicios in- de las instituciones y las prácticas.
teresar a sus lectores en la historia de la psiquiatría Historia de la asistencia psiquiátrica en Brasil:
a través de la sección El rescate y la memoria en el caso de la Colonia Juliano Moreira (1940-1954),
donde se han publicado ya cerca de 200 referencias, de Ana Teresa Venancio, es un estudio de caso ins-
pasajes y biografías o comentarios de autores y titucional que busca comprender la relación entre la
obras clásicas argentinas, latinoamericanas y euro- asistencia a los enfermos mentales y las políticas sa-
peas para generar referencias históricas a los temas nitarias en el Brasil de la época.
de los Dossiers, estimulando el desarrollo de un pen- Un Estado sin memoria. La abolición ideológica
samiento crítico que ponga a los textos históricos, de la institución manicomial en México, 1945-
muchas veces inhallables, en tensión con las necesi- 1968, de Cristina Sacristán, es un lúcido análisis de
dades clínicas de nuestro presente, como lo exige toda las estrategias de legitimación y deslegitimación que
aproximación actual y honesta al corpus de nuestra pueden desarrollarse desde núcleos de poder científico y
tradición teórica y clínica. político en momentos cruciales de cambio en las estra-
Finalmente en 2009, por iniciativa de los grupos de tegias de asistencia psiquiátrica para la salud pública;
investigación liderados por Juan Carlos Stagnaro, en el inquietante caso mexicano aquí tratado puede servir
Buenos Aires y Rafael Huertas, en Madrid, se creó la también de estímulo para analizar similares estrate-
Red Iberoamericana de Historia de la Psiquia- gias de cambio en otros países de la región.
tría la cual está formada hasta el momento por gru- Ha sido para nosotros un estimulante y saludable
pos de investigación pertenecientes al CSIC (España), ejercicio intelectual el preparar el presente Dossier, es-
la Sección de Historia de la Asociación Española de peramos que nuestros lectores disfruten de su lectura
Neuropsiquiatría (AEN), la Universidad de Buenos y les genere un renovado interés por la historia de
Aires (Argentina), el Capítulo de Historia y Epistemo- nuestra disciplina y la reflexión crítica de nuestras
logía de la Psiquiatría de la Asociación de Psiquiatras prácticas ■

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El Positivismo en Argentina y su proyección en
Latinoamérica
Norberto Aldo Conti

Profesor Titular de Historia de la Psiquiatría, Universidad del Salvador


Docente a cargo de Introducción a la Filosofía, Carrera de Médicos Psiquiatras, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires
Docente e Investigador del Instituto de Historia de la Medicina, Depto. de Humanidades Médicas, Facultad de Medicina,
Universidad de Buenos Aires
Miembro del Capítulo de Epistemología e Historia de la Psiquiatría (APSA)
Jefe de Servicio de Psiquiatría, Hospital José T. Borda (GCBA)

1. El Positivismo: algunas cuestiones en torno a


su definición

En líneas generales existe un consenso en la historia así a tres vertientes del positivismo que si bien compar-
de la filosofía en llamar propiamente filosofía positivista ten ciertos presupuestos o rasgos no son siempre com-
a una forma de pensamiento que se inicia con la obra patibles y suelen ser utilizadas para resolver diferentes
de Augusto Comte a partir de 1830 y se completa con el problemas específicos, me refiero a lo que se ha dado en
pensamiento de Herbert Spencer y Claude Bernard en la llamar: Positivismo Comteano, Positivismo Evolucionis-
segunda mitad del siglo XIX; estos tres autores dan paso ta Spenceriano y Cientificismo.

Resumen
En el presente trabajo se discute el estatuto histórico-epistemológico del positivismo decimonónico europeo para luego desarrollar sus
alcances en la constitución de las ciencias en general y en particular en la conformación de las disciplinas ligadas al comportamiento
humano en el momento de la creación de las Instituciones de la Nación en la República Argentina. Se analiza el sesgo ideológico
normativo y disciplinario que este pensamiento legitima en momentos centrales de construcción de identidad como es la época del
Centenario. Finalmente se presenta una mirada de conjunto sobre la incidencia del positivismo en los países de la región observando
en todos los casos el mismo sesgo planteado para el caso argentino matizado por variantes sociopolíticas y culturales locales.
Palabras clave: Positivismo - Evolucionismo - Psiquiatría - Psicología - Criminología - Pedagogía.

POSITIVISM IN ARGENTINA AND ITS SCOPE IN LATIN AMERICA

Summary
In this paper the historical-epistemological statute of nineteenth-century European positivism is discussed to further develop its
scope in the constitution of Science in general and in the conformation of the disciplines tied to the human behavior in the time of
the creation of the nation’s institutions in Argentina. The ideological bias that this thinking legitimates in key moments of identity
construction, such as the Centenary period, is analyzed. Finally, emphasis is made on the incidence of positivism in other countries
in the region observing in every case the same ideological bias found in the Argentinean case, tinged by cultural and socio-political
variables.
Key words: Positivism - Evolutionism - Psychiatry - Psychology - Criminology – Teaching.

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272 Conti, N. A.

Siguiendo a Kolakowski (33) podemos identificar esos mas de vida marginales de las que nos ocuparemos más
presupuestos compartidos con cuatro reglas: adelante (18).
Nos referiremos brevemente a los tres autores consi-
1. La realidad sólo puede explicarse a través de los derados como positivistas para comprender sus postu-
fenómenos y de la experiencia, no hay esencias que fun- lados en clave social. En primer lugar, Augusto Comte
damenten los fenómenos, aceptar éstas significa aceptar desarrolla su sistema maduro a lo largo de doce años -
una posición metafísica al respecto y el positivismo nie- entre 1830 y 1842, fechas del inicio y final de la publi-
ga el valor cognoscitivo de todo enunciado metafísico. cación de los cinco volúmenes de su “Curso de filosofía
2. El mundo que conocemos es un conjunto de positiva”-. Para él la filosofía positiva es la historia real
hechos individuales observables y todo saber abstracto del espíritu humano, verdadera historia de la evolución
es un modo de ordenación concisa y clasificatoria de los natural del hombre expresada en la “ley de los tres esta-
datos experimentales. dios”, teológico, metafísico y positivo, que marca el pro-
3. Los juicios de valor carecen de importancia cog- greso de la conciencia humana desde un pensamiento
noscitiva. mítico inicial hasta el racionalismo moderno capaz de
4. Existe una unidad fundamental del método de la ordenar, conocer y dominar a la naturaleza a partir de
ciencia; se trata aquí de la certeza de que los modos de la formalización matemática y la contrastación empírica
adquisición de un saber válido son fundamentalmente instrumental. Esta ley lo lleva a estructurar una clasifica-
los mismos en todos los campos de la experiencia e idén- ción de las ciencias ordenadas de los más simple y seguro
ticas las principales etapas de la elaboración de la expe- a lo más complejo e incierto; en la cual el nivel inferior
riencia a través de la reflexión teórica. se integra en el superior y es su condición de posibilidad.
Pero también podemos sostener que este “estilo positi- Queda así el siguiente ordenamiento: matemática, físi-
vista” (33) de representar la realidad puede ser rastreado ca, química, fisiología y física social o sociología. De esta
en otros momentos de la historia de la filosofía occiden- manera la dinámica social se entiende científicamente a
tal al menos desde el nominalismo del siglo XI en ade- partir del análisis de las evidencias empíricas de interac-
lante; en efecto, se trata de un lento y sostenido interés ción social interpretadas a la luz de sus propias leyes pero
por el desarrollo de un análisis empírico de la naturale- siempre sobre el fundamento sucesivo de la fisiología, la
za cada vez más alejado de la tutela divina que alcanza química, la física y, en última instancia, la matemática
un momento culminante en lo que podríamos llamar el (39). Queda así ordenado todo el universo de conoci-
“prepositivismo del siglo de las luces”, pensamiento en el miento humano en función de leyes; nos dice el mismo
cual encontramos una fuerte tentativa por situar al hom- Comte al respecto:
bre en su medio biológico y social natural, por conocer “ .... Vemos que el carácter fundamental de la filosofía
la naturaleza humana a través del discernimiento de la positiva es el de mirar todos los fenómenos como sujetos a
anatomía y fisiología, en definitiva, un intento de colo- leyes naturales invariables, cuyo descubrimiento preciso y
car al espíritu humano en las coordenadas interpretati- reducción al menor número posible constituyen el objeto de
vas de la naturaleza ya domesticada por las matemáti- todos nuestros esfuerzos....”
cas. Situar este aspecto de la filosofía de las luces es de
capital importancia para abordar, como lo haremos más En esta misma dirección se desarrolla, en la segunda
adelante, algunas cuestiones acerca del positivismo en la mitad del siglo XIX el pensamiento científico, y social.
Argentina (13, 14). Por un lado, en 1868, Claude Bernard calibra una meto-
¿Qué es entonces lo privativo del pensamiento inau- dología de contrastación empírica de los procesos de
gurado por Comte para que solo él revista el nombre de salud y enfermedad que por los exitosos resultados obte-
positivismo? La respuesta está en el momento de su emer- nidos se transforma en poco tiempo en el método experi-
gencia en torno a la revolución industrial. Este proceso mental propio del abordaje médico moderno, quedando
extremadamente duro para la población, recientemen- aquellas prácticas que no lo utilizan muy desprestigiadas
te reconvertida de campesinos a obreros, no aportará y virtualmente fuera del campo de la medicina, deveni-
mejoras sociales hasta bien entrado el siglo XIX. Baste da ahora “medicina científica” (33). Por otro lado Herbert
recordar el “Ensayo sobre la población”, publicado por Spencer presenta, a partir de 1860, su Sistema de Filosofía
Malthus en 1798, en el cual aseguraba, con implacable Sintética en el cual propone un pensamiento evolucionis-
asepsia matemática, que mientras la población aumenta ta en clave social. Allí desarrolla los postulados de una
en forma geométrica el alimento lo hace en forma arit- interpretación de la vida social y de la historia humana
mética, concluyendo que nacen más individuos que los que será conocida como positivismo evolucionista; en
que pueden ser alimentados. Semejante dureza provo- ella afirma, a grandes rasgos, que la especie humana ha
cará una feroz competencia emprendida en forma indi- evolucionado desde sus orígenes a través de mecanismos
vidual por hombres, mujeres y niños necesitados de ser de selección natural con la necesaria y aceptable super-
operarios. De aquí en más lo que identifica al individuo vivencia de los individuos más aptos: a mayor evolu-
es su capacidad productiva expresada como fuerza de tra- ción mayor adaptación; en el plano social la adaptación
bajo; ésta le confiere derechos y obligaciones, y también ambiental debe medirse como éxito económico, acceso a
lo introduce en un orden legal y formal de transacciones la educación, mejor calidad de vida, etc., de esta manera
y consumo. Como contrapartida, quien queda fuera del las desigualdades sociales no son más que la expresión
trabajo queda también fuera de ese orden adoptando for- de este proceso natural científicamente interpretado y

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El Positivismo en Argentina y su proyección en Latinoamérica 273

tan inexorable como la rotación de los astros. Se inter- pasos agigantados del viejo orden colonial. En este sen-
pretan así las desigualdades internas y externas al pro- tido los cursos de Ideología ocuparon un lugar central
ceso industrial occidental. Las desigualdades internas, en la enseñanza de la naciente Universidad de Buenos
que corresponden a un cúmulo de individuos exclui- Aires desde 1822 hasta 1842, siendo Juan Manuel Fer-
dos del proceso económico fundamental e integrado nández de Agüero, quien dictó su Curso de Ideología
por desocupados, enfermos, insanos, niños abando- entre 1822 y 1827, su exponente más destacado (13,
nados y delincuentes; este conjunto al que podemos 15, 22, 27); de él nos dirá Ingenieros cien años más
llamar marginalidad es particularmente numeroso en tarde:
las calles de Londres hacia 1880-1890. Las desigualda- “Los puntos de vista aceptados por la psicología bioló-
des externas corresponden a todas las culturas extra- gica y la filosofía naturalista en nuestros últimos cincuen-
ñas a Europa, estas son interpretadas como primiti- ta años, están netamente planteados por Agüero, no como
vas, entendiendo que poseen actualmente un grado vagas intuiciones, sino como ideas definidas dentro de un
de desarrollo muy anterior en el proceso de la cultura sistema coherente y unitario”
occidental, lo cual justifica su colonización para ofre- El pensamiento de este período prepara el desa-
cerles formas de vida más evolucionadas; esto ocu- rrollo posterior del Positivismo en la medida que pre-
rre justo en un momento en el cual es vital para el senta, por un lado, una cosmovisión naturalista de la
sostenimiento del proceso industrial a gran escala la realidad fundamentada en el empirismo gnoseológico
creación permanente de mercado donde colocar sus y en una orientación experimental de las ciencias que
manufacturas (18, 33). será retomada por el positivismo cientificista de Ameg-
Que estas teorías pasaran, en pocos años de conje- hino, y por otro lado muestra una preocupación por
turas heréticas a verdades consagradas, tal vez se pueda los problemas sociopolíticos que se generan a partir
comprender mejor al observar el grado de funcionalidad de la Revolución de Mayo, problemas que serán reto-
que proveen al interior del proceso de industrialización. mados en el positivismo sociológico de la generación
En efecto, el tipo de relación que el hombre entabla con de 1880 durante la constitución del Estado Nacional
sus congéneres y con el resto de la naturaleza en este pro- (15, 52).
ceso no puede ser mejor legitimado que con los presu-
puestos racionalistas subyacentes al naturalismo cientifi- 3. El Positivismo autóctono de la generación
cista y al positivismo evolucionista. De allí entonces que romántica
el uso restrictivo del vocablo positivista sea en referen-
cia a estas modalidades de representación de la realidad La llamada generación de 1837 (4, 63), cuyos expo-
para las cuales la revolución industrial es su condición nentes principales son Juan Bautista Alberdi y Domin-
de posibilidad histórico social y de la cual se constituyen go Faustino Sarmiento, pretendió dar una explicación
en fundamento filosófico. racional de la situación imperante durante la época de
las guerras civiles hasta la organización del Estado Nacio-
2. Prolegómenos del Positivismo argentino: nal; para ello apeló al análisis de factores étnicos, geográ-
Ilustración e Ideología en el Río de la Plata ficos y económicos pretendiendo sentar bases objetivas
que legitimaran sus propuestas de organización política,
La Ilustración llegó a estas tierras a partir de las refor- económica y social (3, 9, 50); este realismo social, como
mas borbónicas con la creación del virreinato del Río lo denomina Ricaurte Soler (52), ha sido interpretado en
de la Plata, pero es a partir de la revolución de mayo el caso de la obra de Alberdi como positivismo autóctono,
de 1810 que su presencia es determinante en el pensa- concepción a la que adherimos ya que encontramos en
miento de los intelectuales porteños; es clara la relación él la condición fundante del positivismo en tanto pen-
de este pensamiento con el proceso revolucionario, el samiento legitimante y legitimado por el proceso de la
cual busca modelos teóricos alternativos al colonial: revolución industrial pero no contaminado por los cua-
Manuel Be1grano tradujo a Condorcet en 1794 y desde dros conceptuales del positivismo europeo que se están
1808 Cosme Argerich enseñaba la filosofía de Cabanis y desarrollando contemporáneamente al pensamiento de
Destutt de Tracy. Mariano Moreno durante sus estudios Alberdi (15, 16); nos dice este autor en su obra de 1853
en Chuquisaca leyó a Montesquieu, Locke, Jovellanos, Bases y puntos de partida para la Organización Nacional
Rousseau y varios enciclopedistas. Sus lecturas econó- (3):
micas incluían a Adam Smith y Condillac e inmediata- “La nueva política debe tender a glorificar los triunfos
mente después de la revolución se encargó de traducir El industriales, a ennoblecer el trabajo, a rodear de honor las
Contrato Social de Rousseau. En la misma época creó la empresas de colonización, de navegación y de industria; a
Biblioteca Pública de Buenos Aires y se ocupó de enviar a reemplazar en las costumbres del pueblo, como estímulo
ella por decreto las bibliotecas privadas más importantes moral, la vanagloria militar por el honor del trabajo; el entu-
de la ciudad (13, 22, 23, 27, 52). siasmo guerrero por el entusiasmo industrial que cambia la
Pero será durante el intento de organización del faz estéril de nuestros desiertos en lugares poblados”
estado llevado a cabo por Bernardino Rivadavia, en la “Nuestra juventud debe ser educada en la vida industrial
década de 1820, que surgirá la Ideología como instru- ... la industria es el calmante por excelencia. Ella conduce
mento intelectual utilizado para vertebrar un discurso por el bienestar y por la riqueza al orden, por el orden a la
político racional, naturalista y anticlerical, alejándose a libertad ...”

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274 Conti, N. A.

4. Situación sociopolítica y económica en torno al el desarrollo interno, en especial de bienes y servicios


surgimiento del positivismo argentino orientados a las exportaciones, tal vez el ejemplo más
relevante sea el sistema ferroviario el cual en 1881 tenía
A mediados del siglo XIX el país estaba muy lejos de un tendido de 2.400 km. y hacía el final de este perío-
insertarse en el mercado mundial; por un lado los países do contaba con 34.000 km. contra 25.000 de México y
en proceso de industrialización mantenían un comercio 22.000 de Brasil. Se debe destacar en este proceso la pre-
regional europeo y aún no requerían insumos de alimen- sencia de la inversión extranjera, indispensable para que
tos y materias primas de ultramar ya que no presenta- el crecimiento tuviera lugar, participaron capitales de
ban un aumento importante de su población y tampoco Gran Bretaña, Francia, Alemania, Bélgica, Italia y Esta-
había explotado su capacidad de producir manufactu- dos Unidos.
ras exportables a gran escala. Por otro lado la Argentina También, a partir de 1890, acompañando el creci-
tampoco contaba con los requisitos mínimos para esta miento de la población y las mejoras en la calidad de
inserción: no se había producido la centralización polí- vida para algunos sectores, asistimos a un desarrollo
tico militar que permitiría la consolidación de un estado industrial significativo con el surgimiento de grandes
nacional y por lo tanto no tenía inversión de capitales ni fábricas de alimentos, bebidas, artículos de indumenta-
crecimiento poblacional para llevar adelante la produc- ria y de ferretería; este proceso se reforzó marcadamente
ción de bienes en gran escala. hacia 1900 por un intenso aumento de la demanda.
Pero esas condiciones externas e internas comenza- En este momento ya se ha consolidado definitiva-
rán a constituirse a partir de la primera presidencia de mente el Estado, esto es, un poder centralizado que ha
Julio Argentino Roca, en efecto como ya lo hemos anali- dominado las situaciones locales y ha federalizado la
zado oportunamente (18): Ciudad de Buenos Aires (25), el país está ahora articulado
al mercado mundial. Esta nueva Argentina se encuentra
“...Roca asume la Presidencia el 12 de Octubre de además embarcada en una transformación social que no
1880 con un discurso en el Congreso Nacional donde conoció ninguna otra nación de la América española, me
presenta las bases conceptuales de lo que será su proyec- refiero al fenómeno inmigratorio, lo que Romero llama
to de Nación y termina el mismo afirmando: el fin de la Argentina Criolla y el comienzo de la Argen-
tina Aluvional. Solo en la ciudad de Buenos Aires entre
“Somos la traza de una gran Nación, destinada a ejercer 1869 y 1904 se quintuplicó la población a expensas de
una poderosa influencia en la civilización de la América y del una inmigración que no condecía con el ideal alberdia-
mundo ... es menester entrar con paso firme en el carril de la no de trabajador europeo, el 90% correspondió a italia-
vida regular de un pueblo; constituido a semejanza de los que nos y españoles que, empujados por el inevitable déficit
nos hemos impuesto como modelo; es decir necesitamos paz habitacional acontecido, se hacinaron en antiguas casas
duradera, orden estable y libertad permanente.” familiares dando origen a una cultura de inquilinato
“Puedo así sin jactancia y con verdad deciros que la divisa conocida en la Argentina como conventillo, se calcula
de mi gobierno será: Paz y Administración.” (2) que, hacia 1904, existían en Buenos Aires alrededor de
140.000 habitaciones con hasta seis personas en cada
Estas últimas palabras del discurso más célebre de una viviendo bajo este sistema. Desde el inicio de la
Roca encarnan los ideales de aquella generación que corriente inmigratoria hacia 1870 y durante los sesenta
lo acompañó en ese proyecto de una gran nación que se años siguientes la población extranjera alcanzó al 60%
continuó hasta la época del centenario. Justamente, la del total en la ciudad de Buenos Aires y casi el 30% en las
historiografía contemporánea toma el período 1880- provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe.
1916 como el momento del desarrollo y optimización Vemos entonces como surge aquí un nuevo actor en
del modelo agro-exportador que posteriormente entra- el escenario nacional, la masa como fenómeno político-
rá en un proceso de continua decadencia. Pero, para los social del cual se debe dar una pronta respuesta y rápida
hombres del centenario hay un convencimiento de ese organización
prometido destino de grandeza que se sostiene en su rea-
lidad contemporánea: entre 1880 y 1916 la economía 5. Surgimiento del Positivismo en Argentina: la
argentina se multiplicó nueve veces, el producto bruto generación del ‘80
creció en forma sostenida un 6% anual y el producto
per cápita superaba levemente en crecimiento al de los Una elite intelectual acompaña el desarrollo de este
Estados Unidos y holgadamente al de Francia, Gran proceso, a ellos conocemos como La Generación del ‘80.
Bretaña y Japón. La Argentina, tercer productor de tri- Esta generación intenta comprender la realidad que se
go del mundo, detrás de Rusia y muy cerca de Estados presenta a sus ojos a través de la retícula teórica del Posi-
Unidos, era entonces “el granero del mundo”; en 1910 tivismo (15, 16, 17, 18, 33, 52).
trigo, maíz, lana y lino constituían las cuatro principales Los pensadores positivistas argentinos pueden ser
exportaciones, apareciendo la carne vacuna recién en el agrupados de la siguiente manera: por un lado los que
quinto lugar. responden a una matriz Comteana quedan ligados a la
Ahora el país sí estaba integrado a la economía mun- actividad pedagógica a través de la Escuela Normal de
dial como uno de los mayores proveedores de materia Paraná; fundada por Sarmiento en 1869 obtendrá des-
prima para los países industrializados y esto permitió de el principio una reputación conocida en todo el país,

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El Positivismo en Argentina y su proyección en Latinoamérica 275

aquí se destacan Pedro Scalabrini, Víctor Mercante y a. La construcción simbólica de la nacionalidad: en esta
Rodolfo Senet, que serán los teóricos de la educación. tarea le cupo un lugar central a José María Ramos Mejía,
Por otro lado tenemos al llamado grupo universitario quien estuvo al frente del Consejo Nacional de Educa-
de matriz Spenceriana, que funda su credo en el biolo- ción y se encargó de organizar lo que Terán ha llamado
gicismo y el evolucionismo con una fuerte influencia la liturgia patria, conjunto de hechos, fechas, anécdotas
del pensamiento cientificista de Florentino Ameghino, heroicas, signos y símbolos patrios, inexistentes hasta
especialmente sus concepciones en torno a la filogenia entonces, cuya finalidad será hacer sentir la nacionali-
y ontogenia extrapolados de la organización natural a dad argentina a la masa inmigrante y fundamentalmen-
la organización social (52). Este grupo tuvo una mayor te en sus hijos a través de la educación pública, gratuita
incidencia en la vida política, sus hombres más desta- y obligatoria (58).
cados se dedicaron a la psiquiatría y la psicología en un
momento en que la incipiente sociología y la psicología b. El desarrollo de un dispositivo de higiene urbana que
experimental estaban en pleno desarrollo (56, 57, 58). Su acreciente la Salud Pública: la prevención de enfermeda-
proyecto intelectual consistió en interpretar los fenóme- des, el aseguramiento de las condiciones básicas necesa-
nos históricos y sociales con los principios de las ciencias rias de nutrición en la población en general son hechos
naturales y desde esa perspectiva intentaron brindar los indispensables para asegurar el normal desenvolvimien-
instrumentos necesarios para resolver los problemas que to de la población económicamente activa. A esta tarea
se le planteaban; este posicionamiento intelectual ha se avocó Guillermo Rawson, presidente de la Asociación
permitido referirse a ellos como la cultura científica del Médica Bonaerense, redactor de la Revista Médico Qui-
Buenos Aires finisecular (59). En esta línea es central el rúrgica y primer Profesor Titular de la Cátedra de Higiene
pensamiento de José María Ramos Mejía, Carlos Octavio Pública de la UBA (32).
Bunge y José Ingenieros. Forman parte también de esta
generación Francisco Ramos Mejía, Eduardo Holmberg, c. La promoción de instituciones y leyes que ordenen y
Ernesto Quesada, Francisco de Veyga, Agustín Álvarez, regulen las relaciones sociales de producción: a este efecto
José Nicolás Matienzo, Rodolfo Rivarola, Luis María Dra- se eleva al Congreso de la Nación un Proyecto de Ley
go, Emilio Mitre y Horacio y Norberto Pinero (52). Nacional del Trabajo en 1904 y en 1905 se promulga la
primera ley obrera. En 1907 el Poder Ejecutivo crea el
6. Positivismo y Nación: respuestas políticas para Departamento Nacional del Trabajo, siendo su primer
males sociales presidente José Nicolás Matienzo (45).

El problema principal que deben resolver por los d. El desarrollo de herramientas jurídicas e institucio-
pensadores positivistas es el del crecimiento vertiginoso nes penales en arreglo a las doctrinas de la criminología
de la población urbana, especialmente los efectos nega- positivista: los reformadores positivistas de la crimino-
tivos de la misma que se expresan bajo las formas de logía argentina fueron Rodolfo Rivarola, José Nicolás
hacinamiento, marginalidad, delincuencia y locura (18, Matienzo y Norberto Piñero, quienes escribieron el Pro-
58, 60). A esta situación se agrega el hecho de que, en yecto de Código Penal para la República Argentina en 1898,
un país que recién se está organizando como nación, que generó una notable influencia en la jurisprudencia
el brusco aumento poblacional es a raíz de la inmigra- posterior (37, 39).
ción europea, pero no precisamente de la manera en que
fuera idealizada en los escritos de Alberdi. En efecto, la 7. Grandes temas del positivismo argentino
mayor parte de los inmigrantes que habitaban la ciudad
de Buenos Aires hacia el final del siglo XIX eran italianos En esta necesidad de dar respuesta a los grandes pro-
del sur de la península, mientras que los inmigrantes del blemas nacionales el positivismo argentino enhebra una
ideario alberdiano eran bien otros, como lo expresa en serie de temáticas con el andamiaje teórico propio del
este párrafo de sus Escritos económicos: positivismo europeo pero también con claras notas dis-
tintivas locales misturadas al rescoldo de los vaivenes
“el suelo más rico o más capaz de ser rico de Sud-América, políticos de turno. En una presentación muy sucinta
será el que por sus condiciones geográficas, geológicas y cli- algunas de estas temáticas son:
matéricas, sea más capaz de atraer y fijar al poblador francés,
inglés, suizo, alemán, italiano y español del norte. Porque 1. Raza
será el trabajo de semejantes pobladores la verdadera causa Existe un convencimiento en la existencia de razas
de la riqueza de que este suelo sea capaz” superiores e inferiores, un racismo científico amparado
en la observación empírica de los “comportamientos
Sobre esta situación no deseada los pensadores de raciales” en Europa y Latinoamérica; justamente a esta
cultura científica, aplicando la metáfora médica propon- última se le adjudica una preponderancia de razas sub-
drán el diseño del Estado, en formación por aquella épo- alternas responsables de sus marcadas dificultades para
ca, a través de un diagnóstico de las enfermedades sociales desarrollar el proceso de modernización impulsado por
y unas terapéuticas correctivas adecuadas a cada situación Europa y que lleva a hablar de un “continente enfermo”
(18); en este contexto las respuestas políticas implemen- (5, 6, 7, 8, 44), como bien lo señala Augusto Bunge en
tadas fueron las siguientes: 1915 en su obra El culto de la vida:

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276 Conti, N. A.

“No creer en la existencia de razas inferiores y superiores mismo objeto de estudio, la sociedad y un mismo marco
podrá ser posible a un romántico pero no lo es en el concepto referencial, el positivismo (16, 18, 52, 58, 59).
naturalista. El negro es antropológicamente inferior al caucá-
sico, y se comprende que lo es también moralmente, si, salien- a) Psiquiatría
do de las vaguedades y de los casos individuales, se examinan Los hospicios de Buenos Aires fueron fundados entre
los hechos en conjunto.” 1853 y 1863 (30, 32, 34, 35) pero recién hacía 1880 se
constituye la primera matriz disciplinar psiquiátrica
2. Nación porteña; ésta se organiza alrededor de la figura de Lucio
Cada conjunto poblacional, geográfica e histórica- Meléndez (54) quien fue nombrado Director Admi-
mente situado constituye una nación y ésta se configura nistrador del Hospicio de las Mercedes en el año 1876
a partir del medio físico y social (8, 28). Cada pueblo o comenzando un continuo proceso de reformas, mejoras
nación presenta una organización mental que expresa y actualizaciones en el campo de la medicina mental que
sentimientos e ideas que se articulan en la tradición y permitieron la valoración pública y reconocimiento de
el folklore que le es propio. A este respecto nos dice José una capa social inexistente hasta entonces, el alienista;
Ingenieros en 1920: en efecto, Meléndez analiza en las páginas de la revista
Médico-Quirúrgica (42), junto a otros importantes higie-
“La nación es la patria de la vida civil ... supone comuni- nistas de la época, la situación social producida por la
dad de origen, parentesco racial, ensamblamiento histórico, inmigración masiva y las respuestas necesarias de imple-
semejanza de costumbres y de creencias, unidad de idioma, mentar desde la salud pública incluyendo el problema
sujeción a un mismo gobierno ... es indispensable que los pue- de la locura. Destaca, en un artículo de 1884, que los
blos regidos por las mismas instituciones se sientan unidos extranjeros constituyen las dos terceras partes del total
por fuerzas morales que nacen de la comunidad en la vida de internados en los hospicios de la ciudad. Meléndez
civil.” es nombrado, en 1886, Profesor Titular de la recién crea-
da Cátedra de Enfermedades Mentales de la Facultad de
3. Inmigración Medicina de la Universidad de Buenos Aires, cargo que
El tópico alberdiano de la inmigración como motor ocupará hasta su jubilación en 1893; durante sus años
del desarrollo de la nación es retomado por los pensa- de magisterio Meléndez alcanzará un gran predicamento
dores positivistas a la luz de los resultados empíricos entre sus colegas y reconocimiento internacional, tam-
obtenidos. Sobre la noción de raza se interpreta el caóti- bién será responsable de un importante cambio en la
co presente urbano producto de la inmigración masiva imagen de los manicomios en la sociedad como bien lo
acontecida, es probablemente Lucas Ayarragaray (5, 7) expresa Norberto Maglioni (12, 16) en su tesis doctoral
quien, en 1916 (6), expresa en forma más descarnada sobre Los Manicomios de 1879 (20):
esa interpretación racista del fenómeno inmigratorio:
“... Es una institución necesaria para el perfecto funcio-
“La fórmula empírica de gobernar es poblar ... nos hizo namiento del Estado y constituye uno de los servicios más
descuidar uno de los factores: el inmigrante, al recibir sin interesantes de la Administración Nacional, su carácter
ningún contralor todos los registros de razas viejas y exte- moral consiste en ser un asilo en donde mediante formalida-
nuadas ...” des legales rigurosas es admitido el enajenado en beneficio de
“Nuestros anales criminales y los anales de los asilos su familia y de la sociedad, recibe la asistencia que exige su
están plagados de ejemplos de inmigrantes que, al poco tiem- curación y bienestar físico y moral, y se halla bajo el amparo
po de su arribo al país, fueron a hospitalizarse o a purgar tutelar de la ley, que, asemejándolo a un menor defiende su
sus crímenes en las cárceles públicas. Por esa razón, es tan persona e intereses”
primordial seleccionar la inmigración por una policía pre-
ventiva y por una legislación previsora, para no recibir en Finalmente, al retirarse, lo sucede en esta empresa
nuestro seno sedimentos o desechos de las viejas sociedades, Domingo Cabred, quien lo reemplaza en la dirección de
y acumular en el país un stock de razas inferiores.” la Cátedra en 1892 y del Hospicio en 1893. Al retiro de
Meléndez el complejo institucional de control de la locu-
8. El Positivismo en el desarrollo de la Psiquiatría ra (18, 60, 61) ya se encuentra constituido; Cabred inten-
y disciplinas afines sificará su desarrollo, siendo uno de sus mayores logros
la inauguración de la Colonia para alienados Open Door
Durante este período de constitución y consolida- en Luján en el año 1901. Durante este período la creación
ción del estado nacional la cultura científica argentina de Instituciones psiquiátricas se abre en todas direccio-
enhebra una serie de prácticas con sus correspondientes nes (21); en 1884 se funda el Hospital Melchor Romero,
basamentos teóricos que generaron la conformación de en 1890 el Hospital de Alienados de Córdoba, en 1908 se
diferentes campos disciplinares interconectados por una inauguran el Asilo Quinta de Lomas, la Colonia de Torres
misma idea: la necesidad de organizar y normatizar las en la Provincia de Buenos Aires y la Colonia de Oliva en
variadas conductas de esta nueva sociedad en formación la Provincia de Córdoba (30, 34). En el plano académico,
en aras de un horizonte de orden y progreso a alcanzar Cabred permanecerá al frente de la Cátedra de Psiquia-
en un corto plazo; surgen así la psiquiatría, la psicología, tría hasta su jubilación en 1916 y será el responsable de
la pedagogía y la criminología las cuales comparten un la creación del Laboratorio de Anatomía Patológica del

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El Positivismo en Argentina y su proyección en Latinoamérica 277

Hospicio de las Mercedes y de la contratación del neuro- mente Onelli, Horacio Piñero, Carlos Rodríguez Etchart,
patólogo alemán Cristofredo Jakob, creador de la escuela Rodolfo Senet, Francisco de Veyga, Florentino Ameghi-
neurobiológica argentina, quien trabajó en el hospicio no, Alejandro Korn, Rodolfo Rivarola, José María Ramos
de hombres entre 1900 y 1910 y, luego de un corto regre- Mejía, Cristofredo Jakob, Eusebio Gómez y Horacio Are-
so a Alemania, se radicó definitivamente en la Argentina co; la Sociedad se disolvió en 1914 (48, 62).
trabajando desde 1912 hasta su jubilación en el hospicio
de mujeres donde también se creó para él un Laboratorio c) Pedagogía
de Anatomía Patológica. La escuela Normal de Paraná, en la provincia de Entre
Ríos, es el punto de partida de la pedagogía positivista
b) Psicología que se desarrolla en estos años en Argentina; en ella se
El desarrollo de la psicología se da, desde principios busca un fundamento científico para todos los niveles
de la década del 90, sobre el horizonte de la reciente- de enseñanza partiendo del estudio de la psicología del
mente creada psicología experimental (48, 62); en efec- niño normal y particularmente de los datos de la psico-
to, doce años después de que Wundt fundara su labora- logía experimental en torno al trabajo escolar. Su primer
torio en Leipzig (1879), en 1891 Víctor Mercante realiza referente fue Pedro Scalabrini, quien enseña las doctri-
la primera investigación de psicología experimental en nas comteanas; su discípulo Víctor Mercante fue, como
la provincia de San Juan con fines pedagógicos (48, ya dijimos, el creador del primer laboratorio de psico-
52, 55). En 1892 Carlos Rodríguez Etchart enseña por logía experimental cuando estuvo a cargo de la Escuela
primera vez Psicología Experimental en el Colegio Normal de San Juan, en 1891, y funda también, en 1906,
Nacional de Buenos Aires y en 1896 se crea la Cáte- los Archivos de Pedagogía y Ciencias Afines. Otro miem-
dra de Psicología en la Facultad de Filosofía y Letras de bro prominente de esta escuela es Rodolfo Senet quien se
la Universidad de Buenos Aires siendo Profesor Titular dedica al estudio de la psicología infantil normal y pato-
Rodolfo Rivarola, quien da un curso estrictamente teó- lógica y sus relaciones con la pedagogía (47, 52, 55).
rico. En 1898 se crea, en el Colegio Nacional de Buenos En al ciudad de Corrientes se desarrolla otro grupo
Aires (31, 62) el primer laboratorio de psicología expe- de pedagogía positivista en torno a la figura de Alfredo
rimental bajo la dirección de Horacio Piñero, quien era Ferreira quien funda junto con Pablo Pizzurno en 1892 la
Profesor de Fisiología en la Facultad de Medicina en primera publicación sobre pedagogía, la revista La Nueva
donde introduce nociones de psicología experimental; Escuela, Ferreira tiene una importante actividad institu-
por este motivo es invitado, en 1901, a dictar un cur- cional como Ministro de Instrucción Pública y Director
so libre de psicología experimental en la Facultad de General de Escuelas de la Provincia de Corrientes y pos-
Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y teriormente como Vice-Director del Consejo Nacional
en 1902 reemplaza a Rivarola en la Cátedra de Psico- de Educación; también fue Presidente del Comité Posi-
logía de esa casa de estudios y crea el primer laborato- tivista Argentino, Vice-Presidente del Comité Positivista
rio universitario de Psicofisiología fundamentando en Internacional con sede en París y redactor de la revista El
la investigación biológica sus desarrollos psicológicos Positivismo (48).
y sociológicos; a esa misma Cátedra accede como Pro- El Congreso Científico Internacional Americano de
fesor Suplente en 1904 José Ingenieros (41) y dos años 1910, realizado en mayo de ese año en Buenos Aires
más tarde Francisco de Veyga (64). En 1906 se funda como parte de los festejos del Centenario, es el esce-
el Instituto Nacional del Profesorado funcionando allí nario en el cual se expresa más claramente el pensa-
una Cátedra de Psicología donde se crea un Laboratorio miento de la pedagogía positivista argentina; allí, en
de Psicología Experimental organizado por Félix Krue- la Sección Ciencias Psicológicas, presidida por Horacio
ger, discípulo de Wundt (48). Piñero, casi el 60% de los trabajos presentados se refie-
A fines de 1908 se crea la Sociedad de Psicología de ren a la niñez y las intrincadas relaciones entre niño
Buenos Aires, según nos dice Ingenieros: normal, niño patológico y educación; Rodolfo Senet en
su trabajo La psicología anormal y la educación, sostiene
“...con el concurso de casi todos los hombres de estudio que “En la escuela ... debe poder realizarse la clínica de la
que cooperan a enriquecer la bibliografía argentina en la conducta del alumno que vendrá a sustituir con diagnósticos
materia y de los profesores universitarios de esta ciencia y más precisos, la vaga denominación del mal estudiante ...”;
sus afines.” la Dra. Elvira Rawson de Dellepiane agrega que, una vez
detectados los anormales, deben ser separados a fin de
Los estatutos de la Sociedad reglamentan la creación que no sean un peligro para los normales y para que se
de cuatro secciones: psicología normal, psicología anor- le pueda aplicar la terapéutica correspondiente. Como
mal, psicología pedagógica y psicología social; en sus conclusión de esta sesión, su secretario Víctor Mercante
pocos años de existencia esta Sociedad desarrolló una sostiene que con los grupos de atrasados, débiles men-
intensa actividad contando entre ellas la organización tales y degenerados, existe la necesidad de segregarlos
de la Sección Ciencias Psicológicas del Congreso Interna- y someterlos a regímenes especiales, pues su contacto
cional Americano de 1910 y la creación de los Anales de pervierte el carácter de los equilibrados. No escapa a
Psicología de los cuales se publicaron tres volúmenes en este grupo de intelectuales de la educación el recono-
1910, 1911 y 1914 con un total de 49 trabajos estando cimiento de los alcances políticos de sus propuestas,
entre sus autores: José Ingenieros, Víctor Mercante, Cle- como bien queda indicado por Rodolfo Rivarola en el

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278 Conti, N. A.

discurso inaugural de la Sección Ciencias Psicológicas yen los diferentes dispositivos de la criminología positi-
cuando dice: vista argentina (11, 18, 37, 48, 52, 64).

“No es indiferente para la educación que el fin del Esta- 9. Conclusiones acerca del positivismo en la
do indique una tendencia ... Hasta hoy educamos sin saber Argentina
claramente si tenemos que preparar guerreros o agricultores ...
Preferimos la educación liberal a la sectaria, y deseamos que El ciclo del pensamiento positivista en la Argentina
el Estado continúe la primera. Pero en la organización de la abarca aproximadamente un siglo, desde los precursores
ciencia no se trata de saber si el temperamento de un ministro cursos de Ideología dictados en la Universidad de Buenos
es sectario o liberal, sino si científicamente debemos aspi- Aires hacia 1822 (13, 27, 29, 52, 53), con su impronta
rar a la seguridad nacional que suprimirá muchas supuestas empirista, fisiologista, antimetafísica y anticlerical, hasta
libertades individuales, o a la independencia individual que los últimos artículos de la Revista de Filosofía publicados
podrá poner en peligro a la seguridad nacional.” hacia fines de la década de 1920 (1). Durante todo ese
largo período el positivismo se comportó siempre como
d) Criminología un pensamiento de acción, nunca cerrado a la especu-
En 1888 se funda en Buenos Aires la Sociedad de lación intelectual, siempre abierto al gran laboratorio
Antropología Jurídica Argentina y, uno de sus principales de la experimentación social a través del cual delineó
animadores, Francisco Ramos Mejía, presenta un trabajo y puso en práctica un amplio bagaje de respuestas a los
pionero titulado “Principios Fundamentales de la escuela problemas de su época, encuadradas en los lineamien-
Positiva de Derecho”; en ese mismo año, otro miembro tos del naturalismo evolucionista de la matriz originaria
fundador de la Sociedad, Luis María Drago, publica Los europea pero siempre aderezadas por el color local (43,
hombres de presa; ambos trabajos son elogiados por Lom- 52, 59), fruto de la economía y política domésticas y de
broso quien además escribe el prólogo de la edición ita- los prejuicios de clase de los actores intelectuales que lo
liana del libro de Drago que se publica, en 1890, con el representaban (5, 10, 11, 19).
título de El criminal nato; para este autor, una vez delimi-
tadas las anomalías somáticas y psíquicas de los delin- 10. El Positivismo en Latinoamérica: una
cuentes es posible tipificar científicamente la constitución aproximación bibliográfica
criminal y obrar en consecuencia. Critica en este punto
el derecho penal de la época por considerarlo benigno e ¿Qué y desde cuándo se ha escrito acerca del positi-
insuficiente ya que afirma: vismo en América Latina? Ésta ha sido la pregunta que
“El Estado no solo tiene el derecho sino el deber de defen- articula nuestra investigación del positivismo por fuera
derse de los criminales, el orden y la seguridad de las socie- del análisis específico del fenómeno en Argentina.
dades dependen de esta función represiva que le está enco- A este respecto hemos encontrado como primera
mendada.” referencia una cita del venezolano Fermín Toro (1806-
En 1892 Francisco de Veyga, médico militar crea 1865) en un artículo de 1845 (46), en el cual dice:
una Sala de Observación de Alienados en el Depósito
de Contraventores de la Policía; su interés se centra en “Conozco que, en el estado actual de nuestra sociedad, en el
ciertos sujetos lindantes entre la patología y la margina- positivismo que comienza a dominarla, es muy difícil hacer
lidad: son los vagos, prostitutas, invertidos sexuales, inmi- valer toda la importancia de un principio moral, absoluto
grantes perdidos, borrachos, mendigos, pequeños delincuen- y universal. El hombre positivo es hoy el dominador de la
tes. de Veyga es nombrado Profesor de Medicina Legal sociedad ...”
en la Universidad de Buenos Aires en 1894 y dicta, en
1897, el primer curso de Antropología y Sociología Cri- Resulta llamativo lo temprano de esta cita pero puede
minal; para este autor crimen, locura e inmoralidad son entenderse en la medida que se trata de un intelectual
nociones inseparables. En 1902 aparecen los Archivos con carrera diplomática en Europa que residió en Lon-
de Psiquiatría, Criminología y Ciencias Afines dirigido por dres entre 1839 y 1841.
José Ingenieros en donde de Veyga publica sus trabajos También es algo anterior, respecto al resto del con-
pioneros sobre inversión sexual; la revista desaparece en tinente, la publicación, en 1858, de Elementos de mate-
1913. En 1907 José Ingenieros es nombrado Director del mática, obra editada en el estado de Bahía, en Brasil, por
Instituto de Criminología de la Penitenciaría Nacional; Antonio Ferrao Moniz Aragao (1813-1887) quien escribe
su función será estudiar científicamente a los delincuen- una introducción al positivismo y es considerado, por
tes, para comunicar sus hallazgos crea un Boletín Médico algunos, el introductor del positivismo en Brasil habien-
Psicológico. En este contexto Ingenieros dirá: do sido discípulo de Augusto Comte y amigo personal de
John Stuart Mill (26, 46).
“La antropometría de los delincuentes es análoga a la Pero es desde 1860 en adelante que se suceden las
de todos los demás degenerados; los caracteres diferenciales publicaciones y las referencias al positivismo a lo largo
deben buscarse en el terreno de la psicopatología” de todo Latinoamérica: en 1860 ocurre la introducción
del pensamiento de Spencer en el Perú en donde es
Vemos así que tipificación científica, medicalización entendido como “la más genuina realización de los ideales
y control social son los ejes sobre los cuales se constru- positivistas” según refiere Salazar Bondy (1965); en 1863

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El Positivismo en Argentina y su proyección en Latinoamérica 279

el mexicano Gabino Barreda (1818-1881) publica La edu- Por otro lado tenemos las publicaciones periódicas
cación moral, el 16 de septiembre de 1867 lee la Oración sobre positivismo europeo en donde desde fecha más
cívica en Guanajuato y en 1875 publica Algunas ideas res- temprana aparecen referencias y trabajos sobre el positi-
pecto de la instrucción primaria (Terán, O. 1986). En 1890 vismo en Latinoamérica; en 1876 Emile Littré publica en
José Gil Fortoul (1861-1943) publica Ensayo de sociología La Philosophie Positive, 12 s., 9 a., N. 3, un artículo titu-
venezolana; en 1899 el mexicano Francisco Bulnes (1847- lado Conferencia sobre la Filosofía Positiva en Santiago
1924) publica El porvenir de las naciones hispanoamerica- de Chile, en la cual hace referencia a la obra de Lastarria
nas. En 1905 el cubano José Enrique Varona publica El Lecciones de Política Positiva publicada en 1874 y reedi-
imperialismo a la luz de la sociología; en 1907 Francisco tada en 1875; esta misma revista publica noticias sobre
García Calderón publica La psicología del pueblo peruano, los desarrollos positivistas enviadas desde Chile, Brasil y
en 1908 el chileno Tomás Guevara (1865-1953) publica México, también allí se publica, en 1878, un artículo de
Psicología del pueblo araucano. En ese mismo año el mexi- Georges Hammeken titulado La Filosofía Positivista en
cano Andrés Molina Enríquez (1868-1940) publica Los México (52).
grandes problemas nacionales; en 1909 el boliviano Alcides Finalmente debemos citar el interés europeo por las
Arguedas (1879-1946) publica Pueblo enfermo. Psicología obras de los positivistas latinoamericanos mensurable
de los pueblos hispanoamericanos y en 1916 Alfredo Espi- a través de las ediciones españolas y las traducciones al
nosa Tamayo (1880-1918) publica Psicología y sociología francés, italiano y alemán de libros de José Ingenieros,
del pueblo ecuatoriano. Vemos así como en aproximada- José Victorino Lastarria, Carlos Octavio Bunge, Florenti-
mente sesenta años el positivismo germina en todo His- no Ameghino, Luis María Drago, Pedro Fígari, José Nico-
panoamérica con una fuerte presencia del pensamiento lás Matienzo, Rodolfo Rivarola, Antonio Dellepiane y
sociológico, pero también, aunque no se refleje en estos Mariano Cornejo, entre los más destacados.
títulos, de la pedagogía y el pensamiento científico (46). Para finalizar podemos decir, en líneas generales, que
Siguiendo esta aproximación bibliográfica encontramos la mayor preocupación que se encontrará en los pensa-
los trabajos escritos por intelectuales europeos acerca de la dores positivistas latinoamericanos es acerca de la mane-
producción positivista latinoamericana; tenemos entonces ra de encausar las problemáticas locales en el tren de la
que en 1881 Severin Smolikowsky publica una obra en pola- historia que se escribe desde Europa, la marginalidad, la
co titulada La doctrina de Augusto Comte sobre el Estado Social pobreza, la desigualdad social, el manifiesto atraso mate-
en la cual, en el tomo I, dedica un apartado a la presencia rial observado en los diferentes países del continente
del positivismo comteano en Latinoamérica y en 1891 el será, casi siempre, interpretado desde la retícula positi-
jesuita holandés H. Grüber publica en alemán una obra tra- vista con un marcado racismo eurocéntrico que remar-
ducida al francés en 1893 con el título Le positivisme depuis cará la causalidad local de las desgracias y la necesidad
Comte jusqu'à nos jours (El positivismo después de Comte de instaurar políticas activas que aseguren los debidos
hasta nuestros días) en la cual trata detalladamente los desa- reacomodamientos de la estructura social dentro de un
rrollos del positivismo brasileño y también reseña estudios orden previamente establecido que permita, en mayor
de algunos autores latinoamericanos como el chileno José o menor medida según los casos, alcanzar el progreso
Victorino Lastarria (1817-1888) y el cubano Enrique José prometido por el sistema ■
Varona (1849-1933) (52).

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VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 271 - 280


Evolución y situación actual de la historiografía
de la psiquiatría en la Argentina
Juan Carlos Stagnaro
Profesor Regular Titular, Depto. de Salud Mental,
Docente e Investigador del Instituto de Historia de la Medicina, Depto. de Humanidades Médicas, Facultad de Medicina, Universidad de
Buenos Aires.
E-mail: [email protected]

Introducción

La historia de la psiquiatría ha conocido un inusitado de la historiografía: el análisis de la historia escrita, de


auge durante las últimas décadas. Según una definición las descripciones del pasado; más específicamente, de
clásica y general1 se entiende que la historiografía es la los enfoques dados a la narración, interpretaciones, uso
historia del registro escrito de lo que se conoce sobre el de las fuentes y métodos de presentación por parte de
pasado de las sociedades humanas y la forma en que los los historiadores; y, también, el estudio de estos mis-
historiadores han intentado estudiarlo. El segundo aspec- mos, y de sus actividades e instituciones de investiga-
to mencionado, se enmarca, para muchos autores, en esa ción entendidos a la vez como sujetos y objetos de la
rama particular de estudios históricos que es la historia ciencia.

Resumen
Las investigaciones históricas centradas en el estudio de las ideas sobre la locura y sobre la psiquiatría como especialidad médica en la
Argentina, publicadas hasta 1980, fueron pocas y dispersas a lo largo de más de un siglo. Algunas de ellas, sin embargo, constituyeron
fuentes de datos útiles para permitir los desarrollos posteriores que están aún, en gran medida, en construcción. En los últimos años
han surgido nuevos proyectos de tipo colectivo que adoptan nuevos perfiles metodológicos para abordar el tema. A tal efecto, resta
establecer un vasto plan de investigación y recopilación de fuentes primarias, organizar y diseñar una formación de recursos humanos
adecuada para investigaciones futuras y asegurar más sólidamente su publicación y difusión. En este artículo de carácter introductorio,
predominantemente descriptivo y panorámico, se pasa revista a las principales obras y autores y a sus concepciones teóricas situándo-
las en el contexto de su época.
Palabras clave: Historiografía - Historia de la locura - Historia de la psiquiatría - Argentina.

EVOLUTION AND SITUATION OF THE HISTORIOGRAPHY OF PSYCHIATRY IN ARGENTINA

Summary
Historical researches focusing on the study of the ideas on madness and on psychiatry as a medical specialty in Argentina publis-
hed until 1980 were few, and they were scattered throughout a time period covering more than a century. Some of them, however,
constituted sources of useful data that contributed to subsequent developments which are still, in great measure, under way. New
collective projects adopting new methodological approaches to address the subject have emerged in recent years. In this respect, the
establishment of a vast plan for the research and compilation of primary sources, the organization and development of a formation
of human resources that may adequately meet future research work, and a more solid assurance of the publication and divulgement
of this research work are still pending. This article –of an introductory nature and predominantly descriptive and panoramic–, reviews
the main works and authors and their theoretical conceptions, situating them in the context of their time.
Key words: Historiography - History of madness - History of psychiatry - Argentina.

N.B.: Este artículo completa y actualiza una comunicación previa aparecida en Frenia, Revista de Historia de la Psiquiatría, Vol. VI, pp.7-37, 2006.
El autor agradece a su Comité editorial la autorización para utilizar ese material en la preparación del presente artículo.
1
Esta definición parece seguir siendo compartida por la comunidad de historiadores como lo demuestra la encuesta realizada por los responsables
del foro Historia a Debate recientemente (ver resultados en www. h-debate.com).

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282 Stagnaro, J. C.

Es desde esta última perspectiva que se presentará, El ordenamiento del campo historiográfico
en las páginas que siguen, una síntesis introductoria,
descriptiva y panorámica de la historiografía de la psi- La clásica advertencia de Henri Berr y Lucien Febvre
quiatría en la Argentina. Puestos a esa tarea, a poco de sobre la periodización, en tanto problema metodológico
analizar los datos disponibles, se comprueba que la his- de importancia primordial en la historiografía4, se aplica
toria de la psiquiatría en la Argentina ha sido insufi- a la historia de la psiquiatría. Una adecuada formulación
cientemente explorada: las investigaciones realizadas, de la misma en el campo específico que estudiamos debe
dispersas a lo largo de un siglo y medio, fueron muy guiarse por la identificación de los cambios cualitativos
pocas. experimentados en su decurso temporal trascendiendo
Ese dato cuantitativo debe complementarse con una la mera secuencia cronológica. En esa tarea uno de los
apreciación cualitativa. Hasta aproximadamente 1980 problemas epistemológicos más complejos para estable-
su factura obedeció a los cánones de una historia que cer una periodización es lograr una homogeneidad teó-
se ha calificado como tradicional2 caracterizada por su rica o un criterio común para todos los períodos que la
gusto por la crónica, la acumulación de datos biográ- componen.
ficos, frecuentemente apologéticos, de los “grandes Los procesos históricos se desarrollan en dos coorde-
maestros” y las reseñas de la evolución edilicia de las nadas: el tiempo y el espacio. Así como el primero es una
principales instituciones hospitalarias. Algunos de esos construcción mental en permanente cambio, que el his-
trabajos, en su calidad de fuentes secundarias, cons- toriador utiliza para enmarcar un determinado espacio
tituyeron recopilaciones de datos útiles para permitir geográfico que le permite situar claramente su objeto de
desarrollos posteriores3. El predominio de esa manera estudio; asimismo, el tiempo es una categoría creada y
de pensar y escribir la historia se vio transformado por periodizada por el hombre para ubicar los procesos socia-
la aparición, en 1982, de La locura en la Argentina de les. De tal forma que sin la perfecta sincronía entre los
Hugo Vezzetti. dos ejes cardinales del quehacer histórico, resulta difícil
Los pioneros en el tema produjeron en soledad y explicar y comprender los hechos históricos5. No obstan-
solamente en los últimos años se han esbozado pro- te, dado que el tiempo es a la vez una categoría filosófica
yectos de tipo colectivo para abordarlo; como también y una medida cronográfica, toda periodización, es artifi-
se detallará luego. A los efectos de organizar la infor- cial y debe ser utilizada como una hipótesis de trabajo,
mación relativa a los enfoques historiográficos que con límites siempre abiertos que permitan cierta flexibi-
presentamos hemos practicado, y comentaremos, una lidad, y no como un hecho dado6.
selección de los autores y textos representativos de las Algunos precedentes en la historia de la medicina y
posiciones más acabadas. Con esto no se agota la infor- de la psiquiatría pueden servir de inspiración7. En ellos,
mación disponible, pero se puede apreciar un panora- como ya se ha señalado para otros campos de la histo-
ma suficientemente amplio como para situarse en rela- riografía8, se puede apreciar la disparidad de criterios
ción al propósito central de este artículo. Es importante que se justifican, al menos en parte, por la construcción
señalar la ausencia de profesionalización entre los his- que cada historiador practicó según las preguntas que se
toriadores de la psiquiatría en la Argentina, por ende, haya hecho y las necesidades de la explicación o narra-
prácticamente toda la producción historiográfica que ción que quiso formular.
vamos a comentar fue resultado de la labor realizada Para la historiografía de la psiquiatría, en tanto parte
por médicos psiquiatras que ejercieron y ejercen, simul- de la historia de las disciplinas, se impone, definitiva-
táneamente con sus investigaciones históricas, una mente, a los efectos de discernir una periodización útil,
tarea clínica en la práctica hospitalaria y/o privada. superar el “internalismo”, dejando lugar a una perspec-

2
Tal como la define Rafael Huertas en Huertas, R. (2001), “Historia de la psiquiatría ¿Por qué? ¿Para qué? Tradiciones historiográficas y nuevas
tendencias”, Frenia, Revista de Historia de la Psiquiatría, I, 1.
3
En este artículo se mencionarán los más importantes. Una enumeración más detallada se puede consultar en Guerrino, A. A. (2002), Bibliografía
Histórica de la Medicina Argentina, Buenos Aires, Editorial Dunken.
4
Berr, H, Febvre, L. (1952), “History and historiography” en Enciclopedia of social sciences, t. VI, Nueva York.
5
Castañeda, C. (1997), El tiempo de la historia y el problema de la periodización, Estudios del hombre, 5: 79-91.
6
Viesca Treviño, C. (1982), “Criterios de periodización en la Historia de la Medicina”, Actas de la Primera Reunión Latinoamericana de Historiadores
de las Ciencias, Puebla, México.
7
Cabe mencionar, como ejemplos, los criterios para dividir las etapas de la historia de la locura y la psiquiatría, aplicados por Gregory Zilbo-
org (Zilboorg, G (1941), A History of Medical Psychology, Norton, New York), Erwin H. Ackernecht (Ackernecht, E. H. (1957), Kurze Geschichte der
Psychiatrie, Ferdinand Enke, Verlag, Stuttgart), Henri Ellenberger (Ellenberger, H. (1970), The Discovery of the Unconscious: The History and Evolution
of Dynamic Psychiatry, New York, Basic Books, Inc.; la recomendación de Pedro Laín Entralgo acerca de la periodización de la historia de la medicina
guiándose por la sucesión de paradigmas en el sentido de T. S. Kuhn (Laín Entralgo, P. (1978), Historia de la medicina. Barcelona, Salvat), criterio
también seguido por Charles Lichtenthaeler (Lichtenthaeler, Ch. (1978), Histoire de la médecine, Fayard, Paris) y aplicado por Georges Lantéri-Laura
para la historia de la psiquiatría europea (Lantéri-Laura, G. (1999), Essai sur les paradigmes de la psychiatrie moderne, Editions du temps, Paris) o pro-
puestas muy alejadas entre sí como las de Paul Bercherie (Bercherie, P. (1980), Les fondements de la clinique. Histoire et structure du savoir psychiatrique,
Navarin, Paris), Pierre Pichot (Pichot, P (1996), Un siècle de psychiatrie. Les empêcheurs de penser en rond, Paris) y Edward Shorter (Shorter, E (1997),
A History of Psychiatry, John Wiley and Sons, New York).
8
Bermúdez, A; Fernándes Bittencourt, M; Martínez Garnica, A; Díaz Pendás, H; González Muñoz, M del C; de Gortari Rabiela, H. da Graça Mateus,
M Ventura (2001), Cuadernos de Historia de Iberoamérica: criterios y orientaciones para su elaboración, Cátedra de Historia de Iberoamérica, Organiza-
ción de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 281 - 295


Evolución y situación actual de la historiografía de la psiquiatría... 283

tiva de análisis que la aborde en tanto objeto epistémico que Carpintero y Alejandro Vainer, que comprende el
complejo y unitario en sus aspectos tanto internos como período 1957-198312. El segundo de estos autores explica
externos. la periodización elegida en los siguientes términos: “...
En el caso particular de su aplicación a la historia de ¿Por qué 1957? ¿Por qué no tomamos 1960? En 1957 se
la especialidad en la Argentina se debe tener en cuenta, dieron tres hechos fundantes del campo de la Salud Mental
también, la condición periférica del país y, por ende, el en la Argentina: la creación del Instituto Nacional de Salud
factor modulador ocasionado por los fenómenos activos Mental, [...] la creación de las carreras de psicología, sociolo-
de incorporación de ideas. gía, antropología y ciencias de la educación en la Universidad
Hasta el momento no se cuenta en el ámbito de estu- de Buenos Aires -un año antes se había creado la carrera de
dio de la historia de las ideas sobre la locura y de la psi- psicología en la de Rosario- [...] y recién había comenzado, a
quiatría argentina con una propuesta que abarque todo fines de 1956, la experiencia del Lanús con Mauricio Gold-
el período de población del actual territorio nacional y emberg que después devendrá mítica. Por eso tomamos 1957
los dos siglos de existencia como nación independiente. como inicio de nuestro estudio. Nosotros trabajamos articu-
Es así que distintos autores han tendido a presentar la lando lo que sucedía en el campo de la salud mental con lo
historia de la especialidad segmentada coincidentemen- que sucedía en nuestra sociedad y lo que sucedía política-
te con las etapas de la historia política nacional (cuando mente. [...] Digo esto por la periodización. El primer tomo,
han escrito sobre un período de varias décadas, como la primera parte termina en 1969, que es exactamente el año
José Ingenieros) o siguiendo la sucesión de “prohombres del Cordobazo en la Argentina. En ese momento ponemos un
de la psiquiatría” (como Osvaldo Loudet), u organizado punto y se inicia para nosotros la década del setenta. Si a la
según tópicos diversos sin sistematización (como es el primera parte le pusimos de título 'Un encuentro fundante
caso de Antonio Guerrino); o bien se han centrado en entre el psicoanálisis y la Salud Mental', por lo que implicará
algún período particular vinculándolo con el momento la hegemonía del psicoanálisis durante la década del '60 en
de la historia general o con la biografía de algún psiquia- la constitución del campo de la Salud Mental en la Argenti-
tra famosos con los que coincidía contemporáneamen- na, la década del setenta comienza con el Cordobazo, donde
te. todo comienza a politizarse y también dentro del campo del
Intentando colmar ese vacío metodológico, Norberto psicoanálisis y la Salud Mental. A esta segunda parte, que
Conti señaló que, durante un siglo (1810-1910), “... desde llega hasta 1966, le pusimos como título `El estallido de las
Juan Manuel Fernández de Agüero hasta José Ingenieros, por instituciones'. La tercera parte, que está en el segundo tomo,
citar el siglo que los separa [...] los avatares sociales y políti- que va del 76 al 83, la llamamos 'El fin de la Salud Mental'.
cos han influenciado profundamente el pensamiento psiquiá- Fue la época de nuestra última dictadura militar, donde hubo
trico...”9 por lo que propuso, combinando los sucesivos 110 trabajadores de Salud Mental y 66 estudiantes [de carre-
momentos políticos con el predominio ciertas corrientes ras afines] desaparecidos. Esta es la época mas oscura de toda
filosóficas en el pensamiento de las elites porteñas: “pen- la historia, y es una época que es necesario iluminar...”.13
sar la historia de la psiquiatría en relación a una periodi- Durante las décadas del siglo XX que se extienden
zación tentativa de la historia de las ideas en nuestro país” entre 1910 y 1950 ocurrieron ciertos acontecimientos de
y dividir el estudio de la especialidad en etapas coinci- importancia en la historia del país y en la historia de
dentes con las de la Ilustración católica (1776-1820); la psiquiatría que podrían servir como puntos de repa-
la Ideología o Ilustración Revolucionaria rivadaviana10 ro para amojonar una periodización del hiato temporal
(1820-1830); el Romanticismo o Positivismo Autóctono antes mencionado. A partir del Centenario de la Revolu-
alberdiano11 (1837-1864) y el Positivismo o naturalismo ción de Mayo (1910), coincidentemente con una pérdida
evolucionista (1880-1910). de influencia del pensamiento positivista, se verificó la
No hay propuesta equivalente para las siguientes crisis estructural del modelo agro-exportador en lo eco-
décadas del siglo XX. Recién para estudiar acontecimien- nómico, se asistió a un ascenso político de los sectores
tos del período que va desde mediados del siglo hasta medios y asalariados que culminó con las repercusiones
hace veinticinco años surge una, que engloba el conjun- de la crisis económica mundial de 1929 en la Argentina y
to del campo de la Salud Mental, formulada por Enri- desembocó, en 1930, en el primero de una larga serie de

9
Conti, N. (2000). “Una propuesta historiográfica para la historia de psiquiatría en la Argentina” en Historia y Memoria, J. C. Ríos; R. Ruiz; J. C.
Stagnaro; P. Weissmann (comp.), Buenos Aires, Polemos.
10
Figura política de empinada relevancia, Bernardino Rivadavia, ministro del Gobernador Rodríguez y luego Gobernador de la Provincia de
Buenos Aires él mismo -cargos que ocupa entre 1821 y 1827- llevó adelante una serie de positivas reformas y transformaciones de corte liberal y
progresista en el plano político, eclesiástico, militar y cultural, pero también fue responsable de otras medidas, sumamente desventajosas en lo
económico, que consolidaron el latifundio ganadero y la dependencia del país hacia Inglaterra.
11
Juan Bautista Alberdi, exponente acabado de la llamada generación del '37, cuya toma de posición política sintetizó en su Fragmento preliminar
para el estudio del Derecho. Sus Bases y puntos de partida para la organización constitucional de la República Argentina fue la máxima fuente de consulta
para la redacción de la Constitución Nacional de 1853.
12
Carpintero, E; Vainer, A. (2004-2005) Las huellas de la memoria. Psicoanálisis y Salud Mental en la Argentina de los ‘60 y‘70. Tomo I (1957-1969),
Tomo II (1970-1983) Editorial Topía, Buenos Aires.
13
Ver www.topia.com.ar . El Cordobazo fue una insurrección popular obrera y estudiantil ocurrida en 1969 contra la dictadura del general On-
ganía que tuvo como escenario la ciudad de Córdoba. El Servicio de Psicopatología del Policlínico “Gregorio Aráoz Alfaro”, sito en los suburbios
de Buenos Aires, en la localidad de Lanús, devino, en esos años, bajo la jefatura de Mauricio Goldenberg, el epicentro del desarrollo de la versión
argentina de la psiquiatría dinámica (ver en nota84 la referencia a Visacovsky, S. (2002), El Lanús...).

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284 Stagnaro, J. C.

golpes de Estado militares14. Durante los años posterio- pital “J. T. Borda”, construcción de otras instituciones y
res, hasta el golpe de Estado militar de 1943 y el posterior propuesta de una nosografía de inspiración sanitarista21.
ascenso del peronismo, el clima político estuvo signado Sin embargo, el tratamiento de las enfermedades menta-
por la metodología del fraude electoral (denominado les no mostró los avances que tuvieron otras especialida-
“patriótico” por sus beneficiarios) que sostuvo gobiernos des médicas y el campo de la salud en general durante la
conservadores. La economía y el debate político sufrieron gestión de Carrillo.
los efectos de la Segunda Guerra Mundial. En ese período, De todas maneras la historia de la psiquiatría durante
en el campo de la psiquiatría se registraron acontecimien- el período que va desde la instauración del voto univer-
tos significativos. Por un lado se asistió al ocaso de los sal en 1916 hasta los gobiernos de Juan Domingo Perón
proyectos de Domingo Cabred15 y el dispositivo psiquiá- (1947-1955), es una larga etapa muy poco estudiada.
trico se estancó en un funcionamiento manicomial16. La Sin duda, que el largo lapso mencionado conforma un
escuela criminológica argentina alcanzó su apogeo con la panorama abigarrado y multifacético difícil de categorizar
obra de Francisco de Veyga y José Ingenieros17. En 1921, en sus múltiples líneas de cruzamiento políticas e inte-
se creó la primera cátedra de psiquiatría infantil del mun- lectuales. Fácil es comprender entonces, al cabo de estas
do en la ciudad de Rosario. Inicialmente en el hospicio de notas, que la condición mencionada antes para formular
las Mercedes y posteriormente en el Hospital Nacional de una propuesta precisa de periodización de la historia de
Alienadas, el neuropatólogo Christofredo Jakob introdujo la psiquiatría -lograr una homogeneidad teórica o un cri-
la escuela alemana. En 1929 fundada por Gonzalo Bosch terio común para todos los períodos que la componen-,
la liga de Higiene Mental comenzó su prédica higienis- no se cumple aún. Por ello, y aunque los esbozos mencio-
ta18. Los años '40 asistieron al desarrollo de la psiquiatría nados pueden ser un punto de partida apto para intentar
infanto-juvenil por iniciativa de Carolina Tobar García19 un esquema global que ordene el programa de investiga-
y Telma Reca y el psicoanálisis hizo su entrada institucio- ciones pendiente, faltos de una periodización completa
nal en la Argentina20. Durante el gobierno peronista su y específica del campo que exploramos, mantendremos
ministro de salud pública, Ramón Carrillo, neurocirujano como guía provisoria para puntuar nuestro derrotero
y sanitarista sobresaliente, puso en marcha planes revolu- las etapas de la historia colonial y nacional general a
cionarios de reforma del hospital público. Remodelación fin de ubicar y ordenar los textos y autores que evoca-
del antiguo Hospicio de las Mercedes que deviene Hos- remos22.

14
Se produjeron en 1943, 1955, 1966 (ver Rouquié, A. (1978), Pouvoir militaire et société politique en République Argentine, Paris, Presses de la Fonda-
tion Nationale des Sciences politiques; POTASH, R. (1971), El Ejército y la política en la Argentina, T. I 1928-1945 de Irigoyen a Perón, T. II. 1945-1962
de Perón a Frondizi, Buenos Aires, Sudamericana) hasta el último de ellos que instauró en el país un régimen de Terrorismo de Estado entre 1976 y
1983 (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (1984), Nunca Más, Buenos Aires, EUDEBA).
15
Heredero de Lucio Meléndez en la dirección del Hospicio de las Mercedes y en la titularidad de la cátedra de Enfermedades Mentales de la Facul-
tad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, cargos que asume en 1893, Cabred, dirigió la Comisión de Asilos y Hospitales Regionales, fundó
a partir de ella varias grandes colonias de alienados, introdujo la clinoterapia y el non restraint y desarrolló una prédica modernista en relación a la
asistencia psiquiátrica que publicitó vigorosamente fronteras adentro (a modo de ejemplo ver Cabred, D. (1899), Discurso inaugural de la Colonia
General de Alienados, Revista de Derecho, Historia y Letras, Buenos Aires; A. A. (1904) Asilo de Puertas abiertas Open door, Anales de Sanidad Militar,
T. 6, p. 770; y el comentario de ambos textos en Vezzetti, H. (1991), Domingo Cabred y el asilo de puertas abiertas, Vertex, Revista Argentina de Psi-
quiatría, II; 3: 59-61) y proyectó inclusive en el espacio europeo (en sucesivos viajes realizados con motivos de estudio y participación en congresos
por Alemania, Francia e Italia) y latinomericano (Stagnaro, J.C. (2006). “Domingo Cabred en Perú: política diplomática y ciencia argentinas en el ámbito
latinoamericano”, VII Encuentro Argentino de Historia de la Psiquiatría, la Psicología y el Psicoanálisis, La Plata, Argentina).
16
Al comienzo de los años '30 el balance es desastroso y el escándalo provocado por su funcionamiento alcanzó la denuncia pública (Bosch, G.
(1931), El pavoroso aspecto de la locura en la República Argentina, La Medicina Argentina, X: 216-256).
17
Francisco de Veyga, teniente general médico, discípulo de Ramos Mejía, Charcot y Lombroso, y maestro de Lucio V. López, Pedro Barbieri y Ne-
rio Rojas, crea integralmente la escuela de Medicina Legal en el país y asegura por vía de sus alumnos la continuidad de la misma. Los temas locura,
delito, inmigración y mala vida pensados en términos de la teoría de la degeneración devienen entonces el núcleo central de la doctrina de ese
grupo (ver Matusevich, D. (1998), José Ingenieros y sus escritos sobre sexualidad en el nacimiento de la prensa psiquiátrica en la Argentina, Temas
de Historia de la Psiquiatría Argentina, 3:3-21; Weissmann, P. (1999), Francisco de Veyga. Prolegómenos de la clínica criminológica en la Argentina,
Temas de Historia de la Psiquiatría Argentina, 7: 3-17; Weissmann, P. (2001), Degenerados y viciosos. Primeras conceptualizaciones acerca de las toxi-
comanías en la Argentina, Temas de Historia de la Psiquiatría Argentina, 12: 3-19).
18
Fundada en el seno de la Asociación en 1930, la Liga Argentina de Higiene Mental surgió inspirada en las experiencias similares de EE. UU. y
Francia. La sección local adhirió a la Liga Internacional y fue precursora del movimiento de Salud Mental de la posguerra que tomó forma en el país
al promediar los años '50, luego del derrocamiento de Perón, con la creación del Instituto Nacional de Salud Mental. Ver Klappenbach, H (1999), Los
orígenes de la Liga de Higiene Mental, Temas de Historia de la Psiquiatría Argentina, 19: 3-17. En el mismo número de Temas se reproducen fragmen-
tos de Gonzalo Bosch, Fernando Gorriti y Arturo Mó describiendo los propósitos y organización de la Liga y la higiene mental en la Argentina. Ver
Klappenbach H. (1999), El movimiento de la higiene mental y los orígenes de la Liga Argentina de Higiene Mental, Temas de Historia de la Psiquiatría
Argentina, 10: 3-17.
19
Lardíes González, J. (1974), Médicas argentinas con aportes sociológicos, Archivos de Historia de la Medicina Argentina, Buenos Aires, 9:26-29;
Fontan Fernández, D. (1995) Doctora Carolina Tobar García. Creadora de las Escuelas Diferenciales, su vida, su lucha, su triunfo. Plus Ultra, Buenos Aires;
Stagnaro, J. C. (2002), Carolina Tobar García, psiquiatría infantil, pedagogía, criminología y prevención, Temas de Historia de la Psiquiatría Argentina,
14:3-9.
20
Una serie de estudios al respecto se mencionará más abajo al enumerar las investigaciones recientes (nota 81).
21
Carrillo, R. (1950), Clasificación sanitaria de los enfermos mentales. Buenos Aires, Talleres gráficos del Ministerio de Salud Pública de la Nación, ver
también García Novarini, R. (1999), Ramón Carrillo: una perspectiva sanitaria de la psiquiatría, Temas de Historia de la Psiquiatría Argentina, 8:3-11.
22
Tomar este partido, teniendo en cuenta lo anteriormente explicado, no excluye considerar prudente la advertencia de Federico Neiburg y Maria-
no Plotkin respecto de no otorgar un determinismo excesivo a los acontecimientos políticos en la conformación de los conocimientos en el terreno
de las ciencias sociales ya que, según afirman “la cronología de la constitución de saberes y campos de saber no siempre coincide con la cronología
política”. Aunque también reconocen, para el caso del estudio histórico del campo de la sociología en la Argentina, la dificultad mayor que plantea
el establecimiento de una periodización válida (Neiburg, F., Plotkin, M. (2004), “Intelectuales y expertos. Hacia una sociología histórica de la producción
del conocimiento sobre la sociedad en la Argentina” en Neiburg, F., Plotkin, M. (comp.), Intelectuales y expertos. La constitución del conocimiento
social en la Argentina, Buenos Aires, Paidós, pp. 21-25).

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Evolución y situación actual de la historiografía de la psiquiatría... 285

Los aportes de la historiografía tradicional precarios hospitales generales de Buenos Aires ayudando
en tareas menores de limpieza a los curas jesuitas y a sus
En función de los modelos historiográficos aplicados, sucesores -luego de la expulsión de América de la orden
se pueden discriminar dos enfoques en la historiografía en 1776-, los monjes enfermeros de la orden de Nuestra
psiquiátrica en la Argentina, uno de tipo tradicional y Señora de Bethlem, llamados popularmente betlehemi-
otro de perfil crítico. El primero de ellos respondió a los tas o “barbones”27.
cánones de una metodología francamente positivista en Coincidiendo con la llegada de los ideales revolucio-
Ingenieros y más inspirada en el modelo rankeano en los narios franceses y el movimiento emancipador expre-
trabajos de Osvaldo Loudet. sado en la Revolución de Mayo de 1810, ciertos inte-
El período colonial, en el territorio de la actual Repú- lectuales porteños iniciaron el estudio y se volcaron a
blica Argentina, discurre entre el momento del descu- la enseñanza de las doctrinas de Condillac, Cabanis y
brimiento del Río de la Plata por Juan Díaz de Solís, Destutt de Tracy. Aunque el introductor de esa corriente
(1515) y el primer asentamiento español en la región (en fue Crisóstomo Lafinur, su mentor principal fue el cléri-
1527 se funda allí el fuerte de Sancti Espiritu), hasta la go Juan Manuel Fernández de Agüero, quién inauguró
introducción de la Ideología en la capital del virreyna- en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Buenos
to a principios del siglo XIX y sus efectos en el ámbito Aires la cátedra de filosofía con el nombre de Cátedra
porteño luego de la Revolución contra el poder español de Ideología26 y tuvo como alumno, entre muchos otros
ocurrida en 1810. intelectuales de la época, a un médico, Diego Alcorta,
Más allá de un difícil estudio etnológico de las ideas quien lo sucedió en la cátedra y fue autor, en 1827, de la
sobre la locura en los pueblos originarios del actual terri- primera tesis de medicina en la Argentina sobre la alie-
torio argentino y en la población de los africanos intro- nación mental27.
ducidos como esclavos, que se encuentra aún por hacer23, Durante el período político siguiente, que abarca
no se registra una preocupación especial por el estudio desde el ascenso del caudillo Juan Manuel de Rosas al
del tema de la locura en esos siglos. Los archivos de Indias poder (1829-1835), y su prolongado gobierno, hasta su
guardan algunos reportes de casos anecdóticos de presen- caída luego de la batalla de Caseros, ocurrida en 1853, la
taciones ante el Tribunal del Santo Oficio ya que en el producción de escritos sobre la locura fue prácticamente
Río de la Plata éste estaba solamente representado por un nula. Las instituciones asistenciales que se encargaban
Comisario dependiente del Tribunal de Lima24. de la salud y la Facultad de Medicina, languidecieron en
Buenos Aires era un pequeño caserío de ranchos de un retraso significativo. Al igual de lo que había sucedi-
adobe que se alzaban en torno al Cabildo, el fuerte y la do con las doctrinas de la Ideología en Francia luego del
iglesia, cercanos a la ribera del Río de la Plata. Los enfer- ascenso de Napoleón Bonaparte al poder y la instalación
mos mentales no tuvieron durante esa época un lugar del eclecticismo de Royer-Collard, en la Argentina, con
especial de tratamiento y vagaron por las calles de los la llegada de Rosas y la prematura muerte de Alcorta, el
pequeños y escasos centros poblados del virreynato, pensamiento ideológico vivió su ocaso y fue reempla-
cuando eran pobres y “mansos”, o dieron con su huma- zado en las cátedras por una enseñanza ligada al cato-
nidad en los calabozos del Cabildo local, particularmen- licismo clerical aliado con el gobierno de la época. Sólo
te en Buenos Aires; mientras que los miembros de fami- se guarda registro, en esos años, de la presentación de
lias acomodadas eran ocultados de la mirada pública en algunas escuetas tesis de fin de estudios presentadas por
el fondo de sus casas o en las quintas de los suburbios unos pocos estudiantes de medicina28.
al cuidado de esclavos. Algunos “locos tranquilos” eran Los estudios relativos a esa época son escasos y, desde
destinados al cuidado de los enfermos internados en los los realizados por Ramos Mejía e Ingenieros (vide infra),

23
Se pueden mencionar, como ejemplos, algunos trabajos aislados en el tiempo y diversos conceptualmente como los de Ingenieros, J. (1929), La
locura en la Argentina, Buenos Aires, Elmer, pp. 13-28; Ambrosetti, J. B. [1917] (2001), Supersticiones y leyendas, Buenos Aires, Emecé; Pagés Larraya
F, Filippo J, Sacchi C. (1988), Tehuelches: antropología psiquiátrica de la extinción, Buenos Aires, Ediciones Culturales Santa Cruz; Lezcano, J. (2003),
Vocabulario indígena del actual territorio argentino para referirse a la locura, Mimeo; Pagés Larraya, F. (2003), “El libro del desconsuelo. El Alucinógeno
Precolombino de la Cultura de la Candelaria”, Seminario de Investigaciones sobre Antropología Psiquiátrica. PEPSI-CONICET, 41, XIV.
24
Lewin, B. (1967), La inquisición en Hispanoamérica. Buenos Aires, Paidós, pp. 184-197.
25
En la práctica general los trastornos somáticos estaban mal diferenciados de las afecciones psíquicas. Se registran pocos casos bien individuali-
zados como el del vecino Francisco Ami Mier y una mujer llamada María, ambos dementes, recluidos por la fuerza por escándalo en la vía pública,
y el de sor Vicenta Alvarez, atacada de manía periódica con delirios, diagnosticada por el prefecto de medicina Juan A. Fernández y el médico de
policía Pedro Rojas (García Belsunce, C. A. (1977), Buenos Aires 1800-1830, salud y delito, T. II, Buenos Aires, Emecé, pp.121-122).
26
Ingenieros, J. [1914] (1963), Las direcciones filosóficas de la cultura argentina, Buenos Aires, Eudeba, pp. 39-61; Ghioldi, D. Varela Domínguez de
(1938), Filosofía argentina. Los Ideólogos, Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires; Ghioldi, D. Varela Domínguez de (1938), “Prólogo” a la obra de
Lafinur, Juan Crisóstomo: Curso filosófico dictado en el Colegio de la Unión del Sud de Buenos Aires en 1819. 1ra Ed., Buenos Aires, Facultad de Filosofía y
Letras de la UBA; Conti, N.A. (1997), Juan Manuel Fernández de Agüero y Diego Alcorta: Ideología y locura en el Río de la Plata, Temas de historia de
la psiquiatría Argentina, 2, pp. 3-16.
27
El texto de la tesis de Alcorta -“Disertación sobre la manía aguda”- fue rescatado del olvido y reproducido por primera vez en Anales de la Biblio-
teca, T II, p. 181. Con el pasar de los años fue nuevamente reproducida en Guerrino, A. (1982), op. cit., pp. 205-213, y acompañando al artículo de
Stagnaro J.C. (1990), Diego Alcorta y la manía aguda: preliminares de la psiquiatría en la Argentina, Vertex, Revista Argentina de Psiquiatría, I, 1, pp.
57-63 y el de Conti N. A. (1997), op.cit.
28
García, M. (1827), Epilepsia su naturaleza y curación; Esquirós, F. (1843) Epilepsia; Lucena, J. (1848) Tesis sobre el histerismo considerado como una
enfermedad nerviosa. A excepción de la primera que se extravió las otras se encuentran en el archivo de la Biblioteca Central de la Facultad de Medi-
cina, Universidad de Buenos Aires.

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286 Stagnaro, J. C.

de sesgo positivista y franca oposición ideológica con facultades; pero no por eso olvidan la anatomía patológica
la figura de Rosas, los autores posteriores no han hecho y creemos con Mr. Sauze que muy pronto tendremos, fuera
sino repetir en forma similar los datos y argumentos de de la locura paralítica y la estupidez otras cuyos desórdenes
los primeros. sean, escalpelo en mano, constatados en todos los casos, úni-
La caída de Rosas abrió la etapa de la Organización co modo de vencer la obstinación y ciego fanatismo que ha
Nacional que se desarrolló, a través de diversos avatares sembrado la filosofía espiritualista”31. Mallo se sitúa así en
institucionales durante veinticinco años hasta el final de las coordenadas de lo que Lanteri Laura identifica en la
la llamada Conquista del Desierto -en realidad la apro- clínica europea como el paradigma de las enfermedades
piación del territorio de las comunidades originarias mentales32; período histórico en el que se organiza la psi-
por vía de su exterminación o anexión al poder de los quiatría como especialidad médica en nuestro país bajo
terratenientes de Buenos Aires- y la primera presidencia la dirección de Lucio Meléndez, primer profesor de la
del general Julio Argentino Roca. La Universidad y los flamante cátedra de Enfermedades Mentales en la Facul-
hospitales de Buenos Aires cobraron un nuevo impul- tad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y pri-
so y a partir de 1865, aproximadamente, se sentaron las mer Director del gran hospital de alienados porteño, el
bases para la aparición del alienismo como especialidad Hospicio de las Mercedes. Presentada en los albores de
médica. Los años siguientes estuvieron signados por una la especialidad en la Argentina el texto de Mallo con-
impronta francamente modernizante; es la etapa llama- tribuye, desde una posición resueltamente organicista y
da de la generación del '80 en alusión al grupo de inte- positivista, a la operación de legitimación de la medici-
lectuales, políticos y militares que abrazando el ideario na, y en ella del alienismo, como la disciplina rectora
liberal y positivista conformaron la elite porteña. del discurso sobre la locura33. Tanto la herencia recibida
La primera revisión general sobre las ideas psiquiátri- del linaje de sabios que reflexionaron sobre la locura a
cas en la cultura occidental publicada por un autor argen- través de los siglos como la actualización a la luz de la
tino se debe a Pedro Mallo, quien escribe, como parte de ciencia positiva, autorizaban a los alienistas a pronun-
su tesis para alcanzar el grado de doctor en medicina de ciarse con la mayor autoridad ante los demás médicos y
la Universidad de Buenos Aires, una introducción his- ante la sociedad.
tórica en la que esboza, en un rápido recorrido (citando Antes de que transcurriera una década, José María
referencias de Thoré, Marcé, Calmeil, Lasègue y Falret, Ramos Mejía marcó su época con la publicación del
entre muchos otros), las concepciones sobre la locura que fue considerado -con la excepción de algunas tesis
desde la Grecia hipocrática hasta la segunda mitad del universitarias poco difundidas, como la ya menciona-
siglo XIX29. da de Mallo- el primer texto psicopatológico argentino:
“La historia de la enajenación mental abraza desde la Las neurosis de los hombres célebres34. En él, Ramos Mejía
cuna de la sociedad humana hasta nuestros días, y sólo utiliza el relato patobiográfico para ilustrar la nosografía
desde Pinel, Esquirol y sus discípulos forma un cuerpo, una psiquiátrica por medio del análisis de la personalidad de
parte complementaria y necesaria de su estudio; pero de la distintos gobernantes, políticos y caudillos, como el fraile
que no poseemos trabajos que la abrace, o por lo menos no Aldao, el almirante Guillermo Brown, Bernardo Monte-
conocemos libro alguno que se ocupe debidamente de ella. agudo y Juan Manuel de Rosas. Esa obra, que transita de
Es sirviéndonos de los documentos esparcidos en multitud de la frenología a la psiquiatría, resultó consagratoria para
obras que vamos a trazar un resumen aunque incompleto de Ramos Mejía a quien calificó su discípulo José Ingenie-
ella”30. ros como “el más fiel representante de la generación del
La polémica entre los psiquistas y los somatistas ale- '80”. La escritura acompañó a la acción en dirección a la
manes retiene el interés de Mallo. Él adhiere a los segun- instalación de un proyecto de nación que guió los pasos
dos, y hace un elogio encendido de la obra de los clí- de ese grupo de intelectuales: dejando atrás los años de
nicos franceses de la segunda parte del XIX: “Con muy la hegemonía rosista y atravesando los avatares de la
raras excepciones en la escuela francesa, todos miran la Organización Nacional, la Argentina debía modernizar-
enajenación mental como una enfermedad del alma ó de sus se, fortalecer su Estado, ordenarse y progresar apoyada

29
Mallo, P. (1864), Algo sobre la enajenación mental. Tesis doctoral, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires, pp. 13-42 (el pasaje de esta
Tesis que se refiere a la historia de la locura se reprodujo en Temas de Historia de la Psiquiatría Argentina, 22, marzo 2005, con un estudio preliminar
sobre el autor y su obra de Fantín, J.C.).
30
Mallo, P. (1864), op. cit.
31
Mallo, P. (1864), op. cit.
32
Lantéri-Laura, G. (1999), Essai sur les paradigmes de la psychiatrie moderne, Paris, Editions du temps.
33
A su tesis Mallo agregará otras iniciativas fundamentales: como historiador la publicación de su libro Historia de la medicina en el Río de la Plata
desde sus orígenes hasta 1822 (1876), Imprenta Viedma, Buenos Aires y, como editor médico, la fundación y primer dirección, compartida con Angel
Gallardo, de la Revista Médico-Quirúrgica, uno de los pilares de la consolidación profesional de la medicina porteña. Dicha publicación apareció,
ininterrumpidamente, desde 1864 hasta1888 e inauguró la serie de publicaciones periódicas que expresaron a los psiquiatras argentinos; la suce-
dieron Archivos de Criminología, Medicina Legal y Psiquiatría (1902-1913); Revista de Criminología, Psiquiatría y Medicina Legal (1913-1935); Revista de
Psiquiatría y Criminología (1936-1950), Acta Neuropsiquiátrica Argentina que comienza a publicarse en 1954 y pasa a denominarse Acta Psiquiátrica y
Psicológica de América Latina a partir de 1962 y Vertex, Revista Argentina de Psiquiatría iniciada en 1990. Las dos últimas continúan su publicación.
34
Ramos Mejía, J. M. (1878-1882). Las neurosis de los hombres célebres de la historia argentina, vol. I y II (con Prólogo de Vicente Fidel López), Im-
prenta Biedma, Buenos Aires; (1915) Reimpr. (con Prólogo de J. Ingenieros), Buenos Aires, La Cultura Argentina.

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Evolución y situación actual de la historiografía de la psiquiatría... 287

en el pensamiento positivista y afianzándose como país ria de la Sociedad de Beneficencia46 al cumplirse los 100
agro-exportador. Inmigración, crimen y locura, fueron años de su fundación.
temas privilegiados para pensar la sociedad y su orga- Pero, la primera obra de conjunto sobre la historia de
nización; los alienistas encontraron en esos temas un las ideas sobre la locura y la psiquiatría en el país fue La
lugar privilegiado de expresión35. En los años sucesivos locura en la Argentina de José Ingenieros. En su “Adver-
con la publicación de otros textos36 Ramos Mejía conti- tencia preliminar” el autor se atribuye, correctamente,
nuó abonando su dilatada tarea de publicista, catedráti- ser el primero que se ha fijado el propósito de iniciar
co, higienista y político37. Por su temática específica vale un registro histórico de la especialidad en el país. Esa
destacar entre esa extensa producción su libro La Locura crónica, que inicia en 1800, luego de mencionar algunos
en la Historia de 189538. Partiendo de la pregunta “¿Qué datos sobre las concepciones de la locura en las culturas
papel desempeñan las perturbaciones mentales a lo largo aborígenes y la época colonial, culmina, poco antes de la
de la historia?”, Ramos Mejía, pinta un gigantesco fresco publicación de la obra, ocurrida en 1919: “... he reunido
de la locura a lo largo de los siglos deteniéndose, entre cuantos datos y publicaciones llegaron a mis manos acerca
muchos otros fenómenos, en los fanatismos religiosos de locos, alienistas y asilos en la Argentina; constituyen una
de judíos y cristianos, la Inquisición, los delirios de pose- verdadera historia de la psiquiatría en el país. Pensando que
sión, la patología mental de Carlos V, la de Felipe II... con mi muerte se perderían, sin la seguridad de que otro pue-
La herencia de la locura y la idea de que la historia está da reunirlos por segunda vez, me he decidido a ordenarlos
determinada por individuos excepcionales por su genio en esta monografía, capítulo para la historia de la Ciencia
o su vesania aparecen así como nociones que organizan Nacional. De lo que podrá interesar a algún alienista del por-
el conjunto de la obra. venir, poco falta; con seguridad, nada esencial.”47
Las primeras trazas de un registro de datos sobre El aporte de Ingenieros, cuyo material le llevó veinte
acontecimientos ligados a la historia de las instituciones años reunir, se inscribe metodológicamente, en sintonía
que albergaron a los enfermos mentales en Buenos Aires con la posición del autor y el contexto intelectual de la
deben buscarse en los escritos de Nicanor Albarellos época en Buenos Aires, en la historiografía de corte neta-
publicados en la Revista Farmacéutica39, los de Samuel mente positivista. Muchos psiquiatras que posterior-
Gache40, Norberto Maglioni41, en el informe que Melén- mente se interesaron en buscar trazas de los orígenes de
dez escribe con Emilio R. Coni (el primer gran higienista la especialidad para sus artículos y otros escritos glosaron
argentino) para el Congreso Internacional de Ciencias este texto liminar de Ingenieros.
Médicas de Amsterdam42, Eliseo Cantón43 y Lucio Gar- A excepción de unos pocos textos de recopilación48,
zón Maceda44. transcurrió casi medio siglo antes de que se publicaran
Una detallada historia de las instituciones psiquiátri- otros estudios sobre el tema: los de Osvaldo Loudet y
cas de Buenos Aires hasta el centenario de la Revolución Osvaldo E. Loudet49 y Antonio Alberto Guerrino50. Estos
de Mayo (1910) se puede encontrar en el informe que autores efectuaron una tarea, en muchos aspectos, basa-
elaboraron José Penna y Horacio Madera45 y en la memo- da en la obra de Ingenieros, agregando, sin embargo,

35
Vezzetti, Hugo (1985), “El discurso psiquiátrico” en El Movimiento positivista argentino, Hugo Biagini (compil.), Buenos Aires, Editorial de Belgra-
no; Terán, O. (1987), Positivismo y Nación en la Argentina, Buenos Aires, Puntosur; Terán, O. (2000), Vida intelectual en el Buenos Aires de fin de Siglo
(1880-1920), derivas de la “cultura científica”, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires.
36
Ramos Mejía, J. M. (1893), Estudios clínicos sobre las enfermedades nerviosas y mentales, Imprenta Biedma, Buenos Aires; Ramos Mejía, J. M. (1899).
Las multitudes argentinas: estudio de psicología colectiva para servir de introducción al libro Rozas y su tiempo, Buenos Aires; Ramos Mejía, J. M. [1907]
(1927), Rosas y su tiempo, 3 vol., Buenos Aires, Editorial Científica y Literaria Argentina Atanasio Martínez; Ramos Mejía, J. M. (1904), Los simulado-
res de talento en las luchas por la personalidad y la vida, Buenos Aires.
37
Ver Dellepiane, A. (1914) José María Ramos Mejía: (1852-1914.), Buenos Aires, Imprenta Coni; Veyga, F. de (1915), Vida y trabajos del Dr. José María
Ramos Mejía, Buenos Aires, Folleto; Loudet, O (1935), La obra intelectual del Dr. J.M. Ramos Mejía. El psiquiatra y el historiador, Buenos Aires, Emecé.
38
Ramos Mejía, J. M. [1895](1927), La locura en la historia. Contribución al estudio psicopatológico del fanatismo religiosos y sus persecuciones (con Intro-
ducción de Paul Groussac), Reimpr., Buenos Aires, Editorial Científica y Literaria Argentina.
39
Albarellos, N. (1863), Apuntes históricos, Revista Farmacéutica, Buenos Aires.
40
Gache, S. (1879), La locura en Buenos Aires, Imprenta Biedma, Buenos Aires.
41
Maglioni, N. (1879), Los manicomios, Tesis de Medicina, Biblioteca Central de la Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires.
42
Meléndez, L. (1880), “Estudio estadístico sobre la locura en Buenos Aires” (en cola¬boración con el Dr. Emilio R. Coni), traducción del francés.
Rev. Médico-Quirúrgica. XVI. pp.451, 484 y 507.
43
Cantón, E. (1928), Historia de la Medicina en el Río de la Plata, Madrid.
44
Garzón Maceda, F. (1916-1917). La medicina en Córdoba, 3 vol., Buenos Aires, Talleres Gráficos Rodríguez Giles,; Garzón Maceda, F. (1927), Histo-
ria de la Facultad de Ciencias Médicas, 3 vol., Córdoba, Imprenta de la Universidad de Córdoba.
45
Penna, J.; Madera, H. (1910), La Administración Sanitaria y la Asistencia Pública de la Ciudad de Buenos Aires, 2 volúmenes, Buenos Aires, Imprenta
G. Kraft.
46
Sociedad de Beneficencia de la Capital (1923), Su origen y desenvolvimiento (1823-1923). T. I y II. Buenos Aires, Talleres Gráficos del Asilo de Huér-
fanos.
47
Ingenieros, J. [1919] (1957), op. cit. p. 7.
48
Lardíez González, J. (1953), La psiquiatría argentina del siglo XIX, Tesis doctoral, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires; Lardíez
González, J. (1954), Los manicomios de Buenos Aires, Trabajo de adscripción, Biblioteca de la Facultad de Medicina de Buenos Aires; Lardíez González,
J. (1955), La cátedra de psiquiatría y sus comienzos, Trabajo de adscripción, Biblioteca de la Facultad de Medicina de Buenos Aires; Lardíez González, J.
(1956), El aporte de J. T. Borda a la psiquiatría argentina, Trabajo de adscripción, Biblioteca de la Facultad de Medicina de Buenos Aires.
49
Loudet, O. y Loudet, O. E. (1971). Historia de la Psiquiatría Argentina, Buenos Aires, Troquel; ver también como antecedente: Loudet, O. (1948),
Política del espíritu. Maestros y Discípulos, Buenos Aires, El Ateneo.
50
Guerrino, A. A. (1982), La Psiquiatría Argentina, Buenos Aires, Ediciones Cuatro.

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288 Stagnaro, J. C.

numerosos y nuevos datos de archivos del período trans- la historia “tal cual ella fue”, al tiempo que le adjudica
currido entre aquel y ellos, y enfocaron su trabajo insis- el valor de herramienta normativa para corregir viejos
tiendo en aspectos cronológicos, biografías de personajes errores y encauzar la especialidad por la senda del pro-
arquetípicos, exaltando su lucha contra la “barbarie y la greso necesario:
ignorancia” en el tratamiento de los enfermos mentales, “Esta revisión histórica de la psiquiatría argentina -que
y abundando en el “datismo” de ciertas genealogías ins- no pretende ser completa- persigue el noble afán de esclare-
titucionales y efemérides. cer sus momentos cruciales, mostrando aciertos y falencias,
Esta historiografía de corte tradicional tuvo como uno entendiendo que tal conocimiento permitirá la correcta eva-
de sus principales objetivos, al igual que en otras latitu- luación del status que posee actualmente y facilitará el cami-
des, una legitimación profesional -dirigida, en general, no hacia la superación.”52
hacia otras disciplinas y, en particular, hacia el resto de la Y como para no dejar dudas al respecto remata las
medicina- y social de la psiquiatría y de sus miembros. últimas líneas de su obra, bajo el subtítulo “La ciencia
El trabajo de los Loudet traza una evolución de la triunfante”, con un elogio encendido acerca de la misión
especialidad articulada a partir de las biografías de los de la psiquiatría y de la historia de la misma en tanto
“grandes maestros” argentinos, “... En esta historia apa- registro de las acciones ejemplares de quienes la forja-
recen médicos generosos y dinámicos, sabios y filántropos, ron: “Exceptuando eventuales coyunturas, se auguran horas
investigadores pacientes y realizadores fecundos, todos ellos victoriosas para la ciencia psiquiátrica, que controla los des-
animados de un gran amor por la ciencia y por el hombre, el víos y desequilibrios de la mente humana en procura de un
hombre que más nos entristece: el náufrago de la inteligencia mundo mejor. La psiquiatría argentina ya tiene brevas madu-
y de la voluntad.”51 ras. Su contribución al panorama científico de América del
Su objetivo es reivindicar a los prohombres de la Sur ha sido significativa, y, con seguridad, las nuevas gene-
psiquiatría argentina otorgándose el rol del historiador raciones cumplirán con decisión el mandato de sus ilustres
objetivo y desinteresado: precursores.”53
“Algunos de estos galenos son conocidos en nuestro mun- La enseñanza de la historia de la psiquiatría argentina
do médico, a otros apenas se los recuerda; los demás son des- se inició en 1976 con el dictado de un primer curso de
conocidos y olvidados. Es necesario, pues, mostrarlos a todos, especialización en psiquiatría para graduados en el Hos-
con sus méritos reales y diversos y, si es posible, ubicarlos en pital “J. T. Borda” -antiguo Hospicio de las Mercedes- de
el sitio que corresponde. La tarea no es fácil y los errores son Buenos Aires por Alberto M. Fierri, a quien sucedió en la
probables. Pero, lo que podemos afirmar es que no nos anima misma tarea, hasta1989, Julio Lardíez González; ambos
otra pasión que la verdad y la justicia”.42 docentes de la cátedra de Historia de la Medicina de la
En la el mismo Prólogo los Loudet hacen una pun- Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.
tuación sobre su labor historiográfica no desprovista de Lardies González54 siguió la estela de sus predecesores en
interés para situar su posición metodológica, pretendida- la corriente de la historiografía tradicional, limitándose
mente imparcial y objetiva, archivística, de inspiración a glosar textos y artículos generales de historia de la psi-
rankeana: quiatría.
“La historia no es una ciencia muerta; es una ciencia viva Algo similar puede decirse de algunos escritos como
que se renueva y se redescubre todos los días. Su estado per- las de Gregorio Bermann55, una de las grandes figuras de
manente es el del descubrimiento y la revisión, la revisión la psiquiatría argentina, quien contribuyó con numero-
desapasionada, inteligente, sin apriorismos ni juicios anti- sos trabajos a la clínica y la orientación general de la
cipados. especialidad en el ámbito social pero que en relación al
De todas las musas, la Historia es la más seductora y la tema histórico no hizo más que repetir la información y
más peligrosa. Clío nos atrae con sus bellos hallazgos y nos el enfoque teórico de Ingenieros.
promete ser fiel, transparente y pura. No obstante, algunas Algunos autores, clínicos e investigadores pertene-
veces nos engaña, nos miente y nos oculta sus desvíos. Se cientes a escuelas psiquiátricas que se inclinaron por una
complace en ignorar nuestro amor fervoroso y nuestro conti- vertiente más neurológica y neuropsiquiátrica se intere-
nuo desvelo. Es fugitiva y traviesa. Cubre con un velo ciertas saron fuertemente en los antecedentes históricos de los
verdades o nos muestra sin pudor graves pecados.”42 estudios cerebrales y publicaron trabajos que revisaron
Por su parte, en la Introducción de su libro La psiquia- el tema desde los escritos de la medicina griega, latina y
tría argentina, Guerrino anuncia su propósito de relatar árabe hasta las teorías de la frenología moderna56. Con

51
Loudet, O. y Loudet, O. E. (1971), “Prólogo”, op. cit., p. 7.
52
Guerrino, A. A. (1982), “Introducción”, op. cit. p. 13.
53
Guerrino, A. A. (1982). op. cit., p. 202.
54
Lardies González, J. (1985), Mirada retrospectiva sobre la psiquiatría argentina, Cerebrum, V. III, 1, pp. 49-63; Lardies González, J. (1991), Historia
de la psiquiatría universal y argentina. Visión sinóptica, Buenos Aires, Promedicina,
55
Bermann, G. (1960), “Las orientaciones psiquiátricas en la evolución nacional” en G. Bermann (comp.) Nuestra psiquiatría, Buenos Aires, Paidós
y Bermann, G. (1965), “Evolución y desarrollo de la psiquiatría” en G. Bermann, La salud mental y la asistencia psiquiátrica en la Argentina, Buenos
Aires, Paidós.
56
Outes D. L.; Orlando J. C. (1979), Historia de la organización anatómica de la corteza cerebral humana, Neuropsiquiatría, X, 1: 35-50; Outes D.
L., Estevez N. (1987), Sobre surcos y circunvoluciones del cerebro humano, Buenos Aires, Boehringer Ingelheim; Outes D. L., Orlando J.C. (1988), Sobre el
origen de las localizaciones cerebrales, Buenos Aires, Centro de Diagnóstico San Martín de Tours.

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Evolución y situación actual de la historiografía de la psiquiatría... 289

la llegada de Christofredo Jacob, neuropatólogo ale- nuestro medio, Saurí, postula que “esa totalidad llamada
mán que se instaló en la Argentina por invitación de ser humano” se estructura a través de un azaroso pro-
Domingo Cabred, se introdujeron de primera mano las ceso en lucha consigo mismo y con la propia enajena-
concepciones de la escuela alemana de neuropsiquiatría ción cuyas variedades son la materia de estudio de la
que se inscribían en el pensamiento de Carl Wernicke. parcela especial denominada antropología psiquiátrica.
Jacob, maestro de Braulio Moyano, director del Hospital Para desvelar los reveses de lo que denomina el tejido
de Mujeres Alienadas, institución que posteriormente o “urdimbre creencial” de la psiquiatría el autor enten-
llevaría su nombre hasta nuestros días, desarrolló una dió como necesario el conocimiento de sus supuestos
intensa labor científica57 y docente. Su enseñanza dejó implícitos. A tal fin, plantea que el estudio de la historia
una impronta de escuela que perdura hasta el presente de la especialidad permite realizar una tarea de desocul-
representada por un grupo de psiquiatras que prolonga- tamiento de la urdimbre creencial de la psiquiatría, es
ron las concepciones de Carl Wernicke y Karl Kleist y decir, de “la infrestructura de aquellas evidencias que el
difundieron vigorosamente en la Argentina la doctrina hombre da por supuestas al pensar de una u otra for-
nosológica de Karl Leonhard. La vida y obra de Jacob ma”; en el caso particular al pensar de cierta manera la
fueron objeto de sendos estudios realizados por Luis locura en cada momento histórico. Dichas evidencias
López Pasquali58 y Jacinto C. Orlando59. son diversas -algunas de ellas son constantes: el cuerpo,
Junto a obituarios y notas críticas se registran a lo lar- el hecho social, la capacidad de conocer, etc.- otras son
go de los años varios estudios biográficos sobre Domingo circunstanciales y están sujetas a los cambios históricos.
Cabred60, José T. Borda61, Francisco de Veyga62, Braulio A lo largo del tiempo, las urdimbres creenciales, en tan-
A. Moyano63, realizados, en algunos casos, por sus res- to tramas fundamentales sobre las que reposan las ideas
pectivos discípulos y algunos eruditos trabajos puntuales de una época, sufren una depuración y mientras algu-
fruto del interés particular de algunos psiquiatras entre nas “pasan la prueba del fuego otras desaparecen en la
los que vale señalar a Enrique Krapff64 y Fernando Pagés hoguera”. Aunque puedan confundirse con las ideolo-
Larraya65. gías, especifica Saurí, las urdimbres creenciales se refieren
a otro concepto: mientras las primeras anclan en la eco-
Historia crítica nomía y los contenidos intelectuales propios de las clases
dominantes, las segundas hacen referencia a los modos
El campo de la historia de la psiquiatría comenzó a de vivir y estructurar los componentes de una cierta
presentar síntomas de renovación durante las últimas situación histórica, e decir, que rigen el nivel histórico
décadas del siglo pasado. Este fenómeno se dio en las existencial. Es así que, por ejemplo, en la urdimbre del
dos direcciones temáticas apuntadas: la historia general naturalismo mecanicista e individualista -afirma- nace la
de la psiquiatría y, especialmente, la exploración de su clínica psiquiátrica matriz de un saber positivo algunos
historia en el ámbito nacional. de cuyos conceptos perduran hasta hoy. Pero, esa misma
En 1969, un siglo después de la tesis de Mallo, apa- potencialidad de la clínica ocultó el conocimiento del
reció Historia de las ideas psiquiátricas de Jorge J. Saurí. desarrollo interno de los fenómenos. La fundamenta-
Sin duda la obra más importante en su género produ- ción de esas tesis conduce a Saurí a realizar un recorrido
cida por un autor argentino66. Con una propuesta de histórico a lo largo de las diversas fórmulas explicativas
corte antropológico, sumamente distante de las anterio- de la locura en occidente. Parte así del naturalismo psi-
res maneras de abordar la historia de la especialidad en quiátrico al que suceden en la crisis de la psiquiatría las

57
Ver, entre otras, su célebre Jacob, C. (1941-1945), Folia Neurobiológica, T. I-IV, Buenos Aires, López Libreros. Una bibliografía completa del sabio
alemán puede consultarse en López Pasquali, L. (1965), op. cit. pp. 113-123.
58
López Pasquali, L. (1965), Chrisfried Jacob, su obra neurológica, su pensamiento psicológico y filosófico, Buenos Aires, López Libreros.
59
Orlando, J. C. (1996), Christofredo Jacob, su vida y su obra (1866-1946), Buenos Aires, Editora Mundi.
60
Malamud, M. (1972), Domingo Cabred, Buenos Aires, Ediciones culturales argentinas; Bonhour, A. (1959), Cabred y la enseñanza de la psiquia-
tría, Psiquiatría, 2:127-130; Loudet, O. (1959), Domingo Cabred, Su obra médico-social, Psiquiatría, 2:119-126; Fierri A. M., Garoselli S. L. (1968), La
contribución del doctor Domingo Cabred al desarrollo de la terapia ocupacional en el enfermo mental y el Reglamento del Trabajo y peculio de los
alienados, Orientación Médica, 798:197-198.
61
Rojas N. A. (1970), El profesor José T. Borda y la psiquiatría de su tiempo, Boletín de la Academia de Medicina de Buenos Aires, Vol. 48, Primer
semestre, pp. 289-298.
62
Bonnet, E. F. P. (1965), Francisco de Veyga. Un maestro de la Medicina Legal, Boletín de la Academia Nacional de Medicina, Vol. 43, Segundo
semestre, 537-552.
63
Outes, D. L. (1960), Braulio A. Moyano, 21/8/1906-7/7/1959, Psiquiatría, 1960, 1:109-130.
64
Krapf, E. E. (1942), Tomás de Aquino y la psicopatología, Tesis para el profesorado de psiquiatría, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos
Aires.
65
Pagés Larraya F. (1980), De Spiritu Acediae, Psychológica, 4, 137-238. También pueden incluirse aquí las traducciones en lengua castellana de tex-
tos seleccionados de la medicina y la psiquiatría clásicas precedidos de sendos estudios preliminares tales como Constantino el africano: De Melancho-
lia con prólogo, introducción y notas de Fernando Pagés Larraya, en Acta Psiquiátrica y Psicológica de América Latina, Suplemento 1, 1992; Sauri J. J.
(compil.) (1975), Las histerias, Nueva Visión, Buenos Aires; Pagés Larraya, F. (2003), Las fuentes del Opusculum de Melancholia del doctor Alphonso
de Santacruce, Seminario de Investigaciones sobre Antropología Psiquiátrica. PEPSI-CONICET, 42, XIV; Pagés Larraya, Place, C. (2004), El Bestiario de
Paul-Ferdinand Gachet. Con la edición de su Tesis de Montpellier “Étude sur la Mélancolie” de 1858, Seminario de Investigaciones sobre Antropología
Psiquiátrica. PEPSI-CONICET, 46, XV.
66
Saurí J. J. (1969), Historia de las ideas psiquiátricas, Buenos Aires, Ediciones Carlos Lolhé. Casi tres décadas después el autor volvió sobre el tema
actualizándolo parcialmente en Saurí J. J. (1997), La crisis de la psiquiatría, Buenos Aires, Lolhé-Lumen.

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290 Stagnaro, J. C.

teorías psicopatológicas -entre las cuales somete a crítica inmigratorio que se incorpora a la Nación en construc-
al psicoanálisis- para finalizar en una presentación de la ción. El espacio manicomial, es decir, las instituciones
antropología psiquiátrica. En apéndice, reproduce frag- hospitalarias, las penitenciarias, las organizaciones y las
mentos escogidos de Maudsley, Chaslin, Janet, Blondel, publicaciones médicas constituyen un dispositivo al que
Von Monakow y Mourgue que ilustran las estaciones de sostiene un sistema teórico, “... un repertorio de nociones
su periplo por las teorías psiquiátricas. que procura ensamblarse y armonizarse, con escasos resulta-
Pero, fue en el ámbito historiográfico centrado en las dos desde el punto de vista de las convenciones científicas que
ideas sobre la locura, propiamente argentino, que se pro- vendrían a fundar una disciplina médica” en la que campea
dujo la mayor producción de investigación en el período la teoría de la degeneración.
mencionado. El nuevo cuerpo profesional tiene intereses propios
Como se dijo en la introducción, la obra que marcó representados en cargos oficiales, universitarios y hos-
un cambio en la manera de abordar el tema en nues- pitalarios que permiten a sus miembros integrarse a las
tro medio fue el texto de Hugo Vezzeti “La locura en la elites y procurarse ingresos acomodados y ascenso social.
Argentina”67. Con el mismo título que el libro de Inge- El loco inmigrante es la figura que encarna el máximo
nieros, ese ensayo inauguró un análisis de la historia de desvarío médico y moral y el mayor peligro para el orden
nuestra psiquiatría dotado de otras herramientas episte- y el progreso social. Allí se puede vislumbrar uno de los
mológicas, propias de la historia intelectual, cultural y núcleos fundamentales del andamiaje argumental del
social. Vertebrando su aparato crítico atraviesan el texto aporte de Vezzetti.
referencias a George Canguilhem, Robert Castel, Klaus En esa clave podríamos leer hoy la vinculación entre
Dörner y Michel Foucault, en lo atinente a la medicina el loco pobre -heredero en el imaginario social, ubicado
mental, y a Tulio Halperín Donghi, Ismael Viñas, José en el mismo lugar subalterno de clase, de aquellos despo-
Luis Romero y Oscar Terán respaldando reflexiones sobre jados que venían a buscar la salvación en América- y su
la historia nacional68. “habitat” obligado en el espacio manicomial argentino
El disparador de la preocupación de Vezzeti es... “... contemporáneo. Este aporte a la reflexión de los sistemas
la locura como objeto de discursos y de prácticas” [...] “en un de atención en medicina mental, que podemos deducir
campo de intersecciones” [...] “Perseguir su constitución y sus de la obra de Vezzetti es un ejemplo de lo que puede
transformaciones -afirma- exige una investigación que des- obtener la crítica a los sistemas actuales de atención en
borda ampliamente los temas propiamente psiquiátricos tal psiquiatría a partir de una historia pensada como ins-
como han sido corrientemente abordados a partir de los tra- trumento para iluminar el presente. Volveremos sobre el
tados médicos” [...] En la Argentina, la formación del Estado particular más adelante.
no puede separarse de este movimiento, en el cual se integran Sin embargo, la tentación es grande de leer tam-
distintos resortes en el proyecto utópico de una reforma men- bién allí una reducción de la psiquiatría a un mero
tal y moral de la población”. aparato ideológico de Estado dirigido, exclusivamen-
Instalada la indagación en esas coordenadas el terreno te, al sojuzgamiento y la domesticación social de los
de demostración en la obra gira en torno a la construc- pobres, carente de justificación científica, y en donde
ción del dispositivo psiquiátrico en el seno de la sociedad el hospicio vino a ser, en aquella “Tebas del Plata”70, el
argentina. Su estudio abarca desde la labor fundacional parangón subdesarrollado de aquel “gran encierro” en
de Meléndez hasta el final de la de Cabred e Ingenieros. los asilos de la Francia del Ancien Régime, del que habló
Desde la generación del '80 al Centenario, en otras pala- Foucault.
bras, el momento de oro del positivismo naturalista en Quizás sea más fructífero pensar a la reflexión his-
términos de Ricaurte Soler69. La higiene social y la medi- tórica como una herramienta para dar la lucha en la
cina mental, se entrelazan, en su interpretación, para dar transformación institucional de la psiquiatría sin olvidar
cuenta de la locura y el crimen estudiados en el aluvión que el hecho psicopatológico es un dato insoslayable de

67
El aporte escrito de Hugo Vezzetti, a la historiografía psi en Argentina no se agota en lo relativo a la psiquiatría sino que abarca un campo mucho
más amplio que recorre, junto a su enseñanza oral y numerosos artículos, varios libros sobre la historia de la psicología (Vezzetti, H. (1988), El
nacimiento de la psicología en la Argentina, Buenos Aires, Puntosur; Vezetti, H. (2004) “Los comienzos de la psicología como disciplina universitaria
y profesional: debates, herencias y proyecciones” en F. Neiburg y M. Plotkin (comp.) Intelectuales y expertos, la constitución del conocimiento social
en la Argentina, Buenos Aires, Paidós y, muy especialmente, la del psicoanálisis (junto a muchos artículos se registran sus dos textos Vezzetti, H.
(comp.)(1989), Freud en Buenos Aires. Buenos Aires, Puntosur y Vezzetti, H. (1996), Aventuras de Freud en el país de los argentinos. De José Ingenieros a
Enrique Pichon.Rivière, Buenos Aires, Paidós), haciendo del conjunto de su obra una referencia imprescindible para esas disciplinas.
68
Canguilhem, G. (1978), Lo normal y lo patológico, México, Siglo XXI; Castel, R. (1978), L 'Ordre psychiatrique. L'âge d'or de l'alienisme, Trad. portu-
guesa: Río de Janeiro, Graal; Dörner, K (1974), Ciudadanos y Locos. Historia social de la psiquiatría, Madrid, Taurus; Foucault, M. (1966) El nacimiento
de la clínica, México, Siglo XXI; Foucault, M. (1976), Historia de la locura en la época clásica, México, FCE; Foucault, M. (1966), Vigilar y castigar,
México, Siglo XXI; Foucault, M (1977), Historia de la sexualidad. La voluntad de saber, México, Siglo XXI; Halperín Donghi, T. (1982), Una nación para
el desierto argentino, Buenos Aires, CEAL; Viñas, I. (1982), Literatura argentina y realidad política, Buenos Aires, CEAL; Romero J. L. (1975), Las ideas
políticas en la Argentina, Buenos Aires, FCE; Terán, O (1979), “Introducción” en Ingenieros J. Antiimperialismo y Nación, México, Siglo XXI.
69
El documentado estudio del panameño Soler, R (1968), El positivismo argentino. Buenos Aires, Paidós; fue otra de las referencias de Vezzetti, como
así también lo ha sido de los demás investigadores enrolados en la historiografía crítica.
70
Según la pomposa expresión con la que designaba Domingo Faustino Sarmiento, en la introducción de su célebre texto, “Civilización y barbarie /
Vida de Juan Facundo Quiroga y aspecto físico, costumbres y hábitos de la República Argentina”, a la pujante y europeizada ciudad de Buenos Aires.

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Evolución y situación actual de la historiografía de la psiquiatría... 291

la condición humana que no puede agotarse en la sola entera. Y es, entonces, en ese momento, en el que el loco
perspectiva de su lugar social. devino el objeto de una verdadera investigación científi-
En tensión con ese reduccionismo estaría un estudio ca que se impuso la presencia de la parte inalienable de
crítico de signo opuesto que busque otras significaciones. su subjetividad73.
En su ya clásica interpretación de la obra de Pinel, Gla- Desde una vertiente complementaria el método
dys Swain71 y la misma autora junto a Michel Gauchet72, “genealógico”, como lo conceptúa Robert Castel, permi-
retoman la investigación sobre los orígenes de la psiquia- te pensar la historia “en presente” o “para el presente”.
tría, dedicándose a mostrar que los comienzos del saber Según él se intenta buscar las filiaciones que entretejen
psiquiátrico, alrededor de 1800, representan una fecha la trama de la historia, es decir, estimar en cada acon-
decisiva para las ciencias del hombre. Los autores men- tecimiento determinado los efectos de “innovación” de
cionados inauguraron una nueva interpretación sobre los que sea portador y, simultáneamente, la persisten-
el tema de la sinrazón en el Occidente moderno, que cia de aspectos “heredados” del período anterior. De esa
M. Foucault había descrito como una vasta reducción manera se logra rescatar lo positivo en los cambios de las
al silencio que culminaba con la pretensión de la razón teorías y las prácticas al tiempo que “desencubriendo las
de proveerse una ciencia objetiva para el alienado. La estructuras ocultas que subyacen a cada acontecimiento en
reconstitución que aportó Swain, del momento funda- la historia de una disciplina, se procede de forma antinorma-
cional de la clínica psiquiátrica en sus términos exactos, tiva apartándose de los discursos apologéticos por medio de
ofrece una imagen profundamente diferente: allí donde los cuales los miembros de esa disciplina puestos a hacer su
la tradición veía un loco encerrado en la soledad de su historia ‘oficial’ caen en la tentación corporativa de dar una
delirio o la ceguera de su furia, los médicos descubrieron imagen de la misma lo más ventajosa posible”74.
un ser que no está cerrado a los otros ni a lo que le acon- En el año 2000, Antonio S. Gentile publicó, junto a
tece. Ni encierro en sí ni ausencia de sí en el alienado, otras investigaciones complementarias75 incluidas en el
sino una desgarrante presencia que se interroga sobre el mismo volumen, un estudio monográfico titulado: La
sentido de su trastorno y una constante preocupación institución de la psiquiatría en Rosario. Reconstrucción histó-
por el otro. De allí la posibilidad de acceder a un inter- rica de su trama ideológica (1927-1940). Este trabajo, es el
cambio terapéutico con ese sujeto que sabe algo de su primero que se adentra, con una metodología historio-
alienación y se defiende contra ella. En otras palabras, gráfica crítica, en el estudio de la aparición y desarrollo
Swain y Gauchet pusieron el acento sobre el concepto de la psiquiatría en una región del interior de la Argen-
fundamental de la empresa de Pinel: cualquiera sea el tina76. El enjundioso recorrido de Gentile revisa, en el
grado de locura del alienado, este último no está nunca marco político, económico y social de la transformación
completamente ajeno a sí mismo; el paciente no adhiere y modernización de la ciudad de Rosario77, el proceso de
jamás totalmente a su propia alienación. Es precisamen- separación de la psiquiatría de la neurología, la constitu-
te esa distancia entre el loco y su propia locura lo que ción de su dispositivo institucional, los criterios fijados
hace posible en los hospicios de Bicêtre y La Salpêtrie- para la enseñanza de la especialidad, la formulación de
re emprender el “tratamiento moral”; ya que se podrá una nosografía original -propuesta por Lanfranco Ciampi
establecer con esa parte sensata del insensato el diálogo y Gonzalo Bosch en la Segunda Conferencia Latinoame-
terapéutico. Mientras Michel Foucault en su Histoire de ricana de Neurología, Psiquiatría y Medicina Legal cele-
la folie à l’âge classique hace de Pinel un heredero directo brada en San Pablo, Brasil, en 1930, para ser adoptada
de toda una tradición, Swain y Gauchet subrayan, por el en toda Latinoamérica-, las publicaciones especializadas
contrario, el valor de ruptura teórica de su propuesta. Si y varios otros aspectos que permiten una comprensión
bien es cierto que retirar a los locos del Hospital General amplia del objeto de estudio.
para alojarlos en asilos específicos dio testimonio de una Más recientemente, y en la misma dirección se pre-
voluntad de exclusión creciente, también debe recono- sentó un estudio exhaustivo, sobre el surgimiento de la
cerse que ese aislamiento en las instituciones monova- especialidad en la Argentina78. Se postula en el mismo
lentes constituyó a la locura como objeto teórico a parte que el acontecimiento aludido se desarrolló a lo largo

71 Swain G. (1977), Le Sujet de la folie, Toulouse, Privat.


72 Gauchet M, Swain G. (1980), La pratique de l’esprit humain. La institution asilaire et la révolution démocratique, Paris, Gallimard.
73 Stagnaro J. C. (2006), Psiquiatras y manicomios: su origen consustancial y notas sobre su evolución, Vertex, Revista Argentina de Psiquiatría, XVII;
65:43-51.
74 Castel, R. (1883), “Introducción” en Alvarez Uría, Fernando. Miserables y locos. Medicina mental y orden social en la España del siglo XIX. Barcelo-
na, Tusquets, pp. 7-13.
75 “La institución de la psiquiatría en Rosario. Reconstrucción histórica de su trama ideológica (1927-1940)”; “Psicoanálisis y medicina” y “La
invención del psicólogo en la Argentina (1954-1960)” en Gentile, S. A. (2000), Ensayos históricos sobre psicoanálisis y psicología, Rosario, Editorial
Fundación Rosso.
76 Con excepción de algunas comunicaciones menores hechas en congresos y jornadas y un artículo previo del mismo Gentile (Gentile, S. A.
(1998), Lanfranco Ciampi y Gonzalo Bosch. El nacimiento de la psiquiatría en Rosario, Temas de Historia de la Psiquiatría Argentina, 5:3-12).
77 Rosario, ubicada estratégicamente en la encrucijada de las vías de comunicación que conectan con Brasil, Chile, Bolivia, Paraguay y Uruguay,
extendida a orillas del río Paraná con su puerto de aguas profundas, industrias y comercios importantes, y más de un millón de habitantes es una
de las ciudades más importantes de la República Argentina.
78 Stagnaro, J. C. (2005) Lucio Meléndez y el nacimiento de la psiquiatría como especialidad médica en la Argentina (1870-1890). Tesis doctoral. Facultad
de Medicina, Universidad de Buenos Aires.

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292 Stagnaro, J. C.

del período 1870 - 1890, es decir, la época en que termi- tos fundamentales del desarrollo del alienismo en el país
nó sus estudios de medicina y asumió el liderazgo de la desde la óptica de la historia interna de la disciplina.
naciente especialidad Lucio Meléndez. Más precisamen- En efecto, se analiza, en profundidad, la forma en que
te, el período de estudio abarca el lapso que comienza en influyó el pensamiento psiquiátrico europeo sobre los
la época en la que Meléndez inicia su colaboración regu- especialistas locales, es decir, el modo de recepción de
lar en la Revista Médico-Quirúrgica (fundada en Buenos esas ideas, se estudia la relación de la psiquiatría con el
Aires, en 1864), incluye los años que transcurren entre el resto de las especialidades médicas y se abunda en otros
momento en el que asume como Director del Hospicio tópicos como, por ejemplo, las nosografías utilizadas, la
de San Buenaventura -luego Hospicio de las Mercedes- terapéutica específica, la epidemiología en la medicina
, en 1876, y titular de la flamante cátedra de Patología mental, los avatares políticos de los ámbitos académi-
Mental de la Facultad de Medicina de la Universidad de cos, ciertos aspectos biográficos poco conocidos de algu-
Buenos Aires, en 1886, hasta su jubilación del primero nos personajes, las maniobras de profesionalización en
de ellos y su renuncia al segundo, ambas en 1893, siendo dirección a “neutralizar” el charlatanismo y las corrien-
sucedido, en ambas tareas, por su discípulo Domingo tes espiritualistas como el espiritismo, etc. Por otro lado,
Cabred. sin ignorar la función de control represivo que se le ha
En rigor de verdad, en un sentido amplio, el conjun- atribuido al sistema oficial de organización psiquiátrica
to del dispositivo psiquiátrico que completó el desplie- como una herramienta al servicio del orden social, se
gue de la especialidad en la Argentina, como se anticipó considera también el aspecto transformador que aporta-
antes, tardó dos décadas más en tomar forma definitiva, ron el humanitarismo y el asistencialismo médicos para
es decir, que con la obra de Cabred creando la red de mejorar la execrable existencia de los enfermos menta-
instituciones psiquiátricas en el resto del país, los desa- les80. Esta manera matizada y, en nuestra obvia opinión,
rrollos de la medicina mental en las provincias de Cór- más ajustada a los hechos históricos, es un ejemplo más
doba y Santa Fe, la consolidación de la escuela crimi- de la aplicación de las nociones metodológicas propues-
nológica en la que se destacaron Francisco de Veyga y tas por Castel.
José Ingenieros, entre otros, la llegada al país de Christo- Podemos retomar desde aquí el relato de la secuen-
fredo Jakob, quien introdujo de primera mano la escue- cia histórica de los acontecimientos políticos nacionales
la alemana en la Argentina y la tarea desarrollada por acaecidos en el último medio siglo.
Lanfranco Ciampi, discípulo de Sancte de Santis, para A partir de la caída de Perón el país atravesó una eta-
iniciar los trabajos de psiquiatría infantil en Rosario, se pa de inestabilidad y convulsiones sociales y políticas,
completarían los grandes ejes que instalaron a nuestra puntuada de golpes de Estado y marcada por el ascenso
psiquiatría con una particular vitalidad; en comparación de los movimientos sociales y guerrilleros, que transcu-
con los demás países de América Latina y del resto de la rrió desde 1955, hasta su retorno en 1973, el breve inte-
periferia mundial. rregno de gobierno hasta su muerte, y la sucesión de su
Sin embargo, queda ampliamente demostrado en esposa Isabel Martínez hasta el golpe de Estado que la
la investigación que comentamos, que el nacimiento, derrocó, en 1976.
propiamente dicho, de la psiquiatría como especialidad La historia de la psiquiatría en la Argentina devino en
médica en la Argentina fue una maniobra que lleva, sin esos años una parte constitutiva del nuevo espacio socio-
lugar a dudas, la rúbrica de Lucio Meléndez y sus discí- sanitario designado como el campo de la Salud Mental.
pulos. El período demarcado en dicho trabajo coincide, Un complejo entramado cultural en el que teorías y
en el plano político interno, con el de la organización del disciplinas se entreveraron en un entrecruzamiento de
Estado-Nación, y la hegemonía de la generación del ’80 discursos y prácticas, en un pensar y hacer vertiginosos,
hasta poco antes del fin del siglo. En esos años la profe- al calor de las luchas políticas y las crisis económicas.
sión médica en su conjunto cobró organización y gozó de El psicoanálisis creció en audiencia, se institucionalizó y
un progresivo reconocimiento social en Buenos Aires79. sufrió crisis en sus estructuras asociativas81. Hubo psiquia-
Sin perder un encuadre abarcador de los factores tras que adoptaron posiciones cercanas al psicoanálisis y
sociales y culturales en juego, se exploran esa tesis aspec- otros enconadamente contrarias. Los primeros, enrola-

79
González Leandri, R. (1999), Curar, persuadir, gobernar. La construcción histórica de la profesión médica en Buenos Aires, 1852-1886.
80
Téngase en cuenta, por ejemplo, el relato que hace Nicolás Albarellos sobre la existencia de los internados en Cuadro de Dementes del Hospital
General de Hombres de la ciudad de Buenos Aires (en Meléndez, L. (1880), Estudio estadístico sobre la locura en Buenos Aires [en cola¬boración
con el Dr. Emilio R. Coni], traducción del francés. Revista Médico-Quirúrgica. XVI. pp. 451, 484 y 507) y la posterior descripción de la atención en el
Hospicio de las Mercedes en la época de Meléndez y, luego, bajo la dirección de Domingo Cabred.
81
La historia de la recepción del psicoanálisis en la sociedad argentina y la de su institucionalización ha merecido diversas publicaciones: Abe-
rastury, A., Aberastury M., Cesio, F. (1967), Historia, enseñanza y ejercicio legal del psicoanálisis, Buenos Aires, Omega; Mom, J., Foks, G., Suárez, J. C.
(1982), Asociación Psicoanalítica Argentina, 1942-1982, Buenos Aires, APA; García, G. (1978), La entrada del psicoanálisis en la Argentina. Obstáculos y
perspectivas, Buenos Aires, Ediciones Artajos; García, G. L. (1991), Oscar Masotta y el psicoanálisis castellano, Buenos Aires, Vezzetti, H. comp. (1989),
Freud en Buenos Aires, 1910-1939, Buenos Aires, Puntosur; BALÁN, J. (1991), Cuéntame tu vida. Una biografía colectiva del psicoanálisis argentino,
Buenos Aires, Planeta; YUNIS, J. y otros (1995), La entrada del pensamiento de Jacques Lacan en lengua española, Analítica del Litoral, 5: 13-92;
Vezzetti, H. (1996), Aventuras de Freud en el País de los argentinos, Buenos Aires, Paidós; Doria Medina Eguía, R. compil. (2001), Grandes psicoanalistas
argentinos, Buenos Aires, Lumen; Plotkin, M. B. (2003) Freud en las pampas, Buenos Aires, Sudamericana; Krieger E. A., Sabsay Foks, G. y otros (2003),
Fragmentos de la historia del psicoanálisis en la Argentina, Buenos Aires, JVE ediciones.

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Evolución y situación actual de la historiografía de la psiquiatría... 293

dos en la psiquiatría dinámica, se encolumnaron, deci- la medicina86. Este fenómeno contrasta con los estudios
didamente detrás de la figura de Enrique Pichon Rivière, de historia de la psicología87. Por un lado, en algunas
psiquiatra -como gustaba decir hasta el final de su vida- Facultades de Psicología se crearon cátedras específicas
y psicoanalista quien formó innumerables discípulos y que dictan la materia en el nivel de grado88, al tiempo
fue, muy probablemente, portador del pensamiento teó- que, en los últimos años, se verifica un más pronunciado
rico más original de la psiquiatría argentina82. interés por la historia de la disciplina en otras cátedras.
La creciente violencia que se adueñó de la sociedad en El intercambio sobre temas de historia entre las diversas
esos años desembocó en la Dictadura Militar que asoló disciplinas que componen el campo psi fue escaso e inor-
el país hasta 1983, poco después de la Guerra de las Islas gánico durante mucho tiempo, manteniéndose cada una
Malvinas. En el campo de la Salud Mental, el gobierno de ellas en compartimentos relativamente estancos. Recién
castrense dejó un luctuoso saldo de muertos y desapa- en los últimos años, se pudo observar un giro particular:
recidos como efecto del Terrorismo de Estado. Las insti- los investigadores en historia de la psiquiatría, la psicolo-
tuciones psiquiátricas83, tanto hospitalarias como cientí- gía y el psicoanálisis tienden a acercarse porque muchos
fico-gremiales, en particular la Federación Argentina de de ellos comparten la idea que, en nuestro país, las tradi-
Psiquiatras, sufrieron desmantelamientos y represión, y ciones en sus disciplinas se entrecruzan particularmente y
la formación de los psiquiatras estuvo, en muchos lados, que una acabada comprensión de los fenómenos históri-
bajo la responsabilidad de especialistas complacientes o cos de cada una de ellas no puede lograrse sin una visión
cómplices del gobierno militar. de conjunto89. Probablemente la génesis de esas profesio-
Luego de algunas comunicaciones de corte testimo- nes en la Argentina signó su conformación, y esto se refleja
nial84 se comienza a contar con aportes importantes que en la escasa nitidez de sus bordes cuando se exploran las
han inaugurado la investigación sobre este período como mutuas influencias representadas en la obra de pensadores
la valiosa y voluminosa investigación encarada por Enri- de frontera y en sus instituciones universitarias. En efecto,
que Carpintero y Alejandro Vainer85, aunque un examen ciertos médicos, psicólogos, y psicoanalistas provenientes
crítico exhaustivo de ese importante tramo de la historia de ambos orígenes universitarios, situaron sus obras en
reciente queda abierto a nuevos desarrollos. dimensiones de interfase, difíciles de clasificar en términos
de las incumbencias disciplinarias estrictas.
Panorama actual En el ámbito específico de la historiografía psiquiá-
trica, el interés de los especialistas en psiquiatría por el
a) Estructuras de investigación pasado de su disciplina ha sido patrimonio de círculos
restringidos. Sólo recientemente se comenzó a dibujar
A excepción de la Universidad de Buenos Aires la en el ámbito de la especialidad un mapa diferente que
enseñanza y la investigación de la historia de la psi- prefigura nuevas posibilidades para el futuro90.
quiatría tuvieron, hasta el presente, una escasa o nula El acercamiento entre médicos puestos a historiado-
representación en el seno de las cátedras de historia de res e historiadores profesionales -la historia de la psiquia-

82
Stagnaro, J. C. (2008). El contexto psiquiátrico internacional en el que Enrique Pichon Rivière introdujo la psiquiatría dinámica en la Argentina.
Temas de Historia de la Psiquiatría Argentina, 24, 26-32.
83
Similar ataque sufrieron psicólogos (como fue el caso de la desaparición de la Lic. Beatriz Perosio presidenta de la Asociación de Psicólogos de
Buenos Aires) y psicoanalistas. Una lista de los trabajadores de la Salud Mental detenidos-desaparecidos se encuentra en Carpintero, E., Vainer, A.
(2004 y 2005), Las huellas...T. II, pp. 289-305 (nota83).
84
Ver por ejemplo: Stagnaro, J. C. Casinelli M. E., Wintrebert D. Souviens-toi, L’Information Psychiatrique, 60, l, 1984 ; Stagnaro, J. C., Wintrebert.
La Psychiatrie en Argentine: Blessures et Espoirs, L’Information Psychiatrique, 65, 4, 1989. Articulando datos clínicos y psicopatológicos registrados
en las víctimas del Terrorismo de Estado con vivencias testimoniales de los terapeutas y datos históricos un grupo de psicoanalistas de la Asociación
Psicoanalítica Argentina dejaron registrada su experiencia en Abudara, O, y otros (1986), Argentina, psicoanálisis y represión política, Buenos Aires,
Kargieman.
85
Carpintero, E., Vainer, A. (2004 y 2005), Las huellas...; Visacovsky S. (2002), El Lanús, memoria y política en la construcción de una tradición psiquiá-
trica y psicoanalítica argentina, Buenos Aires, Alianza Editorial.
86
Hay cátedras de historia de la medicina en las Universidades nacionales de Buenos Aires, Córdoba, La Plata, Tucumán, Nordeste y Rosario.
87
Aunque cabe señalar que el estudio de la historia de la psicología hasta la última parte del siglo XX permaneció, en forma semejante al de la
psiquiatría, prácticamente inexplorado, como lo afirma Hugo Vezzetti en El nacimiento de la psicología en la Argentina, op. cit., p. 11.
88
Existen dos cátedras oficiales en la Universidad de Buenos Aires y una en la Universidad de San Luis, presididas por los profesores Hugo Vezzetti,
Lucía Rossi y Hugo Klappenbach, respectivamente. Además se dictan cursos de grado de Historia de la Psicología en las universidades del Comahue
y La Plata. De esos ámbitos aparecieron publicaciones que registran su producción en ciertos períodos como los Cuadernos Argentinos de Historia
de la Psicología (volúmenes 1995, 1996 y 1997), y libros entre los que se puede mencionar: Vezzetti, H. (1985), El nacimiento de la psicología en la
Argentina, op. cit.; Rossi, L., García de Onrubia, L. y otros (1990), Para una Historia de la Psicología, Buenos Aires, Lugar Editorial; Rossi, L. (1994),
Historiar en Psicología, Buenos Aires, Ed. Tekné; Rossi, L. y colab. (1994), Psicología en Argentina. Capítulos olvidados de una historia reciente, Buenos
Aires, Tekné; Rossi L. y colab. (1997), La Psicología antes de la profesión, Buenos Aires, Eudeba; Vilanova, A. (1997), El carácter argentino, los primeros
diagnósticos, Mar del Plata, Departamento de Servicios Gráficos de la Universidad Nacional de Mar del Plata; Rossi, L. y colab. (2001), Psicología: su
inscripción universitaria como profesión. Una historia de discursos y de prácticas, Buenos Aires, Eudeba.
89
Muchos de los Trabajos presentados en los Encuentros Argentinos de Historia de la Psiquiatría, la Psicología y el Psicoanálisis (vide infra) en estos
años son demostrativos de esta labor de interfase.
90
Desde 1995, un núcleo de psiquiatras, reunidos en el Capítulo de Historia de la psiquiatría de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA), ha
organizado, regularmente, mesas redondas, simposios y cursos sobre el tema en los congresos anuales de su entidad, contribuyendo, fuertemente, a
estimular el interés entre sus colegas por la epistemología y la historia de la especialidad. El mismo grupo ha creado, recientemente, en el seno del
Instituto de Historia de la Medicina de la Universidad de Buenos Aires, un sector específico dedicado a la investigación y la docencia en historia y
epistemología de la psiquiatría.

VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 281 - 295


294 Stagnaro, J. C.

tría no ha constituido un centro de interés para estos la Psiquiatría, recién desde 1999 comenzaron a organi-
últimos- sufre las mismas contradicciones y atraviesa las zarse encuentros nacionales de “Historia de la Psiquia-
mismas dificultades que las observadas en otros países. tría, la Psicología y el Psicoanálisis”, que se celebraron
Rafael Huertas ha dado suficientemente cuenta de esta en distintos puntos del país (Buenos Aires, San Luís, Cór-
controversia demostrando que tal “interacción” entre doba, Rosario, La Plata) comenzando por Mar del Plata
disciplinas puede, bien conducida, resultar muy fructí- (1999)93. Estos eventos fueron convocados por el Capí-
fera para ambos campos y para la tarea común que se tulo de Historia de la Psiquiatría de la Asociación de Psi-
produce en su intersección91. quiatras Argentinos (APSA)94, cátedras universitarias de
Sin embargo, dicho encuentro no se ha producido en varias Facultades de Psicología95, algunos interesados en
la Argentina, aunque algunos puentes comienzan a ten- el tema pertenecientes a instituciones psicoanalíticas y
derse a partir de intereses convergentes en ciertos temas. el Instituto de Historia de la Medicina de la Facultad de
Por oto lado, quienes se dedican a la investigación en Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Sus parti-
el área de la historia de la medicina -y en particular de cipantes son, en su gran mayoría, docentes e investiga-
la psiquiatría- en la Argentina tropiezan con fuertes difi- dores en el tema, con lo cual se ha producido un acerca-
cultades prácticas porque los insumos disponibles para miento y una comunicación fluida entre los mismos que
ello no abundan. Las bibliotecas están poco actualizadas apunta a conformar una masa crítica de especialistas en
y muy descentralizadas92, hay una masa de materiales la historia de esas disciplinas en el país.
dispersa e insuficientemente catalogada, con horarios de Como lo hemos comentado durante la última década
acceso para la consulta muy limitados. Es de suponer que se publicaron diversos trabajos que han enriquecido la
mucho material de fuentes primarias queda aún por ser perspectiva de la historia crítica revisando períodos ya
descubierto. Sólo muy recientemente se ha podido ubicar estudiados por los historiadores tradicionales. Además de
y rescatar de la destrucción una cierta cantidad de docu- los mencionados a lo largo de este artículo, hubo otros
mentos administrativos e historias clínicas que datan de que se ocuparon de diversos tópicos: historia general del
principios del siglo XX, provenientes de los grandes asilos período, historia de las instituciones hospitalarias, bio-
psiquiátricos de Buenos Aires y de Córdoba; mientras que grafías, salud comunitaria y salud mental, crítica de la
eventuales registros de ese tipo pertenecientes a institu- psiquiatría asilar y reformas psiquiátricas96. También se
ciones privadas o provenientes de la consulta particular han practicado estudios bibliométricos de publicaciones
de los psiquiatras argentinos de esa época, y posteriores, psiquiátricas contemporáneas que dejan bases documen-
no han sido motivo de investigaciones hasta el presente. tales de gran utilidad para el estudio de la historia recien-
te de la especialidad y disciplinas conexas97. Por otro lado
b) Reuniones científicas y publicaciones se registran muchos artículos en revistas de la especiali-
Luego de un lejano antecedente, en 1967, que no dad98, tesis doctorales y libros, conteniendo traducciones
dejó mayor traza, las Primeras Jornadas de Historia de y estudios preliminares de textos de la clínica clásica99,

91
Huertas, R. (2001), Historia de la psiquiatría, ¿por qué?, ¿para qué?, Frenia. Revista de historia de la psiquiatría, I, 1, pp. 10-12 y Huertas, R. (2004),
El siglo de la clínica, para una teoría del saber psiquiátrico, Madrid, Frenia, pp. 19-20.
92
Baste como ejemplo la desconexión entre las bibliotecas de las universidades de Buenos Aires, Rosario y Córdoba, que carecen de catálogos
centralizados o la dificultad de acceso a importantes fondos de material histórico como los de las bibliotecas de los primeros hospitales psiquiátri-
cos. En este sentido está haciendo falta un trabajo de organización de fuentes (un ejemplo de ello en España es el desarrollado en Valencia: Dualde
Beltrán, F; Rey González, A; Jordá Moscardó, E. (2002), Bases documentales en la Historia de la Psiquiatría Española, Cuadernos de Psiquiatría Comu-
nitaria, Vol.2, No 2, pp. 84-91.
93
Las ponencias del primer Encuentro quedaron registradas en un libro: Ríos J.; Ruiz, R.; Stagnaro J.C.; Weissmann P., comp. (2000), Psiquiatría,
Psicología y Psicoanálisis. Historia y memoria, Buenos Aires, Polemos. En 2011 se realiza el XII Encuentro en la ciudad de Buenos Aires.
94
Creado en 1995, este núcleo de psiquiatras interesados en la historia ha organizado, también, mesas redondas, simposios y cursos sobre el tema
en los congresos anuales de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA), contribuyendo, fuertemente, a estimular el interés entre sus colegas por
la historia de la especialidad.
95
Facultades de Psicología de las Universidades de Buenos Aires (cátedras de los profesores Hugo Vezzetti y Lucía Rossi), San Luis (profesor Hugo
Klappenbach), Rosario (profesor Antonio Gentile), Mar del Plata (profesor Vilanova), La Plata (profesor Ricardo Ruiz).
96
Sin la pretension de citar a todos podemos mencionar: Balbo, E. (1991), Argentinian Alienism from 1852-1918, History of Psychiatry, 2: 6:181-
192; Jankilevich, A. (1999), Hospital y comunidad. De la Colonia a la Independencia y de la Constitución a la República corporativa, Buenos Aires, Asocia-
ción francesa filantrópica y de beneficencia; Recalde, H. (1997), La salud de los trabajadores en Buenos Aires (1870-1910) a través de las fuentes médicas,
Avellaneda, Grupo Editor Universitario; Galende, E. (1990), Psicoanálisis y Salud Mental, para una crítica de la razón psiquiátrica, Buenos Aires, Paidós.
97
Weissmann, P. (1999), Cuarenta y cinco años de psiquiatría argentina desde las páginas de Acta, Mar del Plata, Departamento de Servicios Gráficos de
la Universidad Nacional de Mar del Plata; Weissmann, P. (2000), Vertex, historia, estudio socio-bibliométrico y análisis cuantitativo de sus Secciones
en su décimo aniversario (1990-2000), Vertex, Revista Argentina de Psiquiatría, Volumen XI / Suplemento II / Segundo Semestre.
98
Acta Psiquiátrica y Psicológica de América Latina (1954-hasta la fecha), Vertex, Revista Argentina de Psiquiatría (1990-hasta la fecha), cuyo índice pue-
de consultarse por Internet: www.polemos.com.ar) y Alcmeón, Revista argentina de clínica neuropsiquiátrica (1990-hasta la fecha), cuyo índice puede
consultarse por Internet: www.alcmeon.com.ar).
99
Además de una gran cantidad de ellos aparecidos en las revistas Vertex y Alcmeón, la colección Clásicos de la psiquiatría reprodujo en varios
volúmenes, por primera vez en español, precedidos por notas preliminares de Juan Carlos Stagnaro, una selección de textos de autores clásicos:
Clérambault G. G. de (1995), El automatismo mental, Buenos Aires, Polemos; Kraepelin E. (1996), La demencia precoz y Las parafrenias, T. I y II,
Buenos Aires, Polemos; Kraepelin, E; Kalhbaum K.; Hecker E. (1996), La locura maníacodepresiva-La catatonia-La hebefrenia, Buenos Aires, Polemos;
Griesinger W. (1997), Patología y terapéutica de las enfermedades mentales, Buenos Aires, Polemos; AA. VV. (1998), Alucinar y delirar T. I y II, Buenos
Aires, Polemos; y, con notas preliminares de Diego Outes: Wernicke C. (1996), Tratado de psiquiatría, Buenos Aires, Polemos; Kleist K. (1997), Diez
comunicaciones clínicas. Introducción a las localizaciones cerebrales en neuropsiquiatría, Buenos Aires, Polemos. En 2008 y 2009 se publicaron respectiva-
mente las traducciones de los Estudios psiquiátricos, T. I y II y del Tratado de las alucinaciones, T. I y II, de H. Ey; en 2010 fue el turno de los Elementos
de Semiología y Clínica Mentales de P. Chaslin, T. I y II, y, en 2011, de una nueva edición en español corregida y revisada de la Dementia Praecox o el
grupo de las esquizofrenias de E. Bleuler.

VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 281 - 295


Evolución y situación actual de la historiografía de la psiquiatría... 295

y una publicación específica: Temas de Historia de la Psi- Por su lado, a fin de reforzar la calidad de la investiga-
quiatría Argentina100. A estas actividades en la Argentina ción sería fundamental encontrar formas de acercamien-
se agregó, a partir de 2008, una iniciativa surgida desde to estable para un trabajo conjunto entre psiquiatras his-
el Capítulo de Historia y Epistemología de la APSA y el toriadores e historiadores profesionales.
grupo de investigadores del Departamento de Historia En el orden temático es necesario situar y pensar el
de la Ciencia del Centro de Estudios Históricos del CSIC campo de la psiquiatría como objeto de la indagación
de Madrid, que fue la creación de la Red Iberoamerica- histórica en sus diversas dimensiones: como disciplina
na de Historia de la Psiquiatría101, coordinada por Rafael científica, estudiando el desarrollo de su historia interna,
Huertas (España) y Juan Carlos Stagnaro (Argentina), y como dispositivo institucional estudiando la evolución
que ya reúne investigadores en el tema de esos dos países de los sistemas de atención, como discurso social y cul-
y de México, Brasil, Colombia y Chile. En sus sucesivos tural a partir de la historia de las ideas sobre la locura y
encuentro científicos este grupo, que incluye historiado- organización profesional a nivel de sus estructuras aso-
res no psiquiatras, se ha dado por misión interrelacionar ciativas científicas y gremiales103.
a los investigadores en historia psi de América Latina y Asimismo, deberían ser objeto de investigaciones
España, para compartir los resultados de sus investiga- futuras los estudios sobre locura y género, sobre la histo-
ciones y crear programas de trabajo conjunto. ria de las profesiones “auxiliares” (en particular la de los
enfermeros, la más antigua, pero también las de los asis-
Conclusiones tentes sociales, los terapistas ocupacionales, los psicope-
dagogos, los acompañantes terapéuticos y otros miem-
En los últimos veinte años se verifica un interés cre- bros de los equipos de salud mental que ya cuentan más
ciente en ciertos núcleos de psiquiatras argentinos por la de medio siglo de existencia), sobre la historia de la psi-
historia de su especialidad. De entre ellos se ha despren- quiatría desde la perspectiva de los propios pacientes, y
dido un grupo que se abocó a la tarea específica de inves- un estudio diferencial entre los “saberes de prestigio” y
tigación y publicación en el tema. Consolidar y ampliar las prácticas concretas, en particular los criterios noso-
el desarrollo del campo de la investigación histórica de la gráficos y terapéuticos que se aplicaron, efectivamente,
psiquiatría en la Argentina requiere profundizar un vasto en las instituciones públicas, en las clínicas privadas y en
plan de investigación y recopilación de fuentes prima- los consultorios e indagar sobre el tema de la percepción
rias, diseñar una formación de recursos humanos adecua- de la enfermedad mental a través del prisma de la diver-
da para investigaciones futuras y asegurar su publicación sidad cultural104.
y difusión. Para alcanzar dichos objetivos es necesario Por su característica de formación social periférica, es
superar la fragmentación impuesta por la centralidad que necesario, para la comprensión de la historia de la psi-
marcó la historia nacional en virtud de la preponderan- quiatría en la Argentina, prestar una particular atención
cia de la ciudad de Buenos Aires, lo cual la convirtió en al estudio del fenómeno de la incorporación de ideas por
escenario, desde la época colonial, de los hechos princi- medio del estudio de las operaciones de lectura realiza-
pales en la historia de las ideas, del poder político y de las das en los distintos momentos de la especialidad a fin de
instituciones en el país. La expresión de este fenómeno poner en evidencia los procesos activos de recepción de
en el terreno que específicamente nos interesa, ha obsta- las mismas al pasar de un ámbito cultural a otro105.
culizado la centralización de información sobre fuentes Por fin, para ordenar y enmarcar el campo de inves-
primarias dispersas en la extensa geografía institucional tigación queda pendiente la elaboración de un criterio
argentina y la conformación de una necesaria red de de periodización más fundamentado de las etapas de la
investigadores que pudiera articular una labor de conjun- historia de la psiquiatría en el país ■
to sobre la historia de la psiquiatría con una mirada abar-
cadora sobre los niveles regional y nacional102.

100
Ver la detallada reseña presentada por Huertas R. en Frenia, (2003), III, 1. Desde entonces Temas continúa con su aparición regular.
101
Ver: http://www.rihp.cchs.csic.es/
102
Los Encuentros mencionados anteriormente constituyen un embrión útil para pensar la creación de esa red institucional.
103
De una manera más sintética, aunque en una dirección similar, María Cristina Sacristán propone modificar la tendencia historiográfica mexica-
na en torno al estudio de la locura y de la psiquiatría, orientándola hacia dos vertientes: historia asistencial y médica, e historia social de la locura,
que atienda la relación del enfermo con la sociedad (Sacristán, M. C. (1991), La locura y la psiquiatría en México: un balance historiográfico, Secuen-
cia, Revista de historia y ciencias sociales (21):165-172).
104
Existen ciertas minorías de las comunidades originarias (mapuche, quechua-aymará, etc.) en diversas regiones del país cuya vinculación con la
asistencia psiquiátrica oficial resta por ser estudiada.
105
Dagfal, A. (2004), Para una “estética de la recepción” de las ideas psicológicas, Frenia, Revista de Historia de la Psiquiatría, vol IV,2:7-16; Stagnaro,
JC. (2005), La réception des idées de la clinique psychiatrique française à Buenos Aires dans la seconde moitié du XIX ème siècle. Actes du 6ème Congrès de l
'Association européenne pour l 'histoire de la psychiatrie, 22-24 Septembre 2005 (en prensa).

VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 281 - 295


Breve síntesis de la evolución
de la psiquiatría en el Uruguay*
Humberto Casarotti
Psiquiatra, neurólogo, médico-legista
E-mail: [email protected]

Introducción

El Uruguay (1) es un país pequeño de América del Sur, tierras, que habían sido valorizadas por la introducción
ubicado entre Argentina y Brasil (2) a 35 grados de latitud de la ganadería (4).
sur y 55 de longitud oeste, que inició su historia cuando
España fundó en 1724-30 la ciudad de Montevideo (3), I. Durante la mayor parte del período colonial, que
con el objetivo de frenar el avance portugués sobre sus se extendió hasta comienzos del siglo XIX, los pacientes

Resumen
En Uruguay, país de América del Sur ubicado entre Brasil y Argentina, con una población de poco más de tres millones de habitantes,
alto porcentaje de alfabetización y de buena cobertura de salud, la atención de los pacientes con trastornos mentales ha sido una
constante histórica. Desde la época de la colonia y en la tradición religiosa española, la asistencia de la alienación mental contó con
la “loquería” del Hospital de Caridad de Montevideo (1788). Medio siglo después de ser un país independiente, con la construcción
del Manicomio Nacional (1880), la psiquiatría inició su desarrollo centrada en el asilo-hospital. En la línea de una medicina francesa,
se crearon instituciones como la Cátedra (1907) y la Sociedad (1923) de Psiquiatría, que con sus actividades académicas vitalizaron
permanentemente el crecimiento de esta rama médica. Desde finales de la década del 60, oscilando entre el pensamiento europeo y la
gravitación norteamericana, se ha ingresado a una transformación progresiva de la psiquiatría con sus luces (extensión de la psiquiatría
a todo el país, mayor pragmatismo de la atención con apertura a la comunidad, desplazamiento académico hacia instituciones no
públicas, integración de modelos, etc.) y sus sombras (riesgo creciente de abandono de la psicopatología y de banalización del diag-
nóstico y la terapéutica).
Palabras clave: Uruguay - Historia de la psiquiatría - Historia de la Salud Mental.

THE EVOLUTION OF PSYCHIATRY IN URUGUAY

Summary
Uruguay, a country in South America situated between Brazil and Argentina, has a population of 3 million, a literacy rate of 97%, and
health coverage of 87% . Treatment of patients with mental disturbances has existed throughout its history. From colonial times and
in the Spanish religious tradition, treatment of mental alienation had recourse to the “madhouse” of the Charity Hospital in Monte-
video (1788). Half a century after independence the National Lunatic Asylum was built (1880), and the field of psychiatry began to
develop, centred on the asylum-hospital. Within a French medical heritage, institutions such as the Chair of Psychiatry (1907) and
the Society of Psychiatry (1923) were created; their academic activities permanently invigorated the growth of this branch of medicine.
Since the late 1960’s, with the contribution of both European thought and the North American influence, psychiatry has begun a
progressive transformation, with positive gains (extension of psychiatry to the whole country, more pragmatic treatments with com-
munity involvement, academic links with non-public institutions, integration between models, etc.), but also with negative aspects
(an increasing risk of abandoning the discipline of psychopathology and of trivialising diagnosis and therapy).
Key words: Uruguay - History of psychiatry - History of Mental Health.

*
El autor agradece al Editor de la Revista de Psiquiatría del Uruguay la autorización para utilizar, actualizados, los datos publicados en el Vol 71
(2007):153-163 de esa publicación.

VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 296 - 306


Breve síntesis de la evolución de la psiquiatría en el Uruguay 297

mentales fueron tratados en Uruguay de la misma mane- principales clínicas europeas (25, 26) y participaron de
ra que en el resto del mundo: vagando por las calles, un pensamiento psiquiátrico francés (27), de carácter
viviendo de la mendicidad y siendo recluidos en prisión vitalista (28, 29). La actividad de la Sociedad de Psiquia-
cuando cometían actos antisociales (5). Al fundarse en tría quedó registrada en la publicación de su revista ini-
Montevideo en 1788 el Hospital de Caridad (6), uno de ciada en 1929 (30). Esta revista ha continuado editándo-
sus primeros pacientes fue un enfermo mental (7), pero se hasta el momento actual (31), registrando no sólo la
sólo a partir de 1817 se contó con algunos espacios dedi- producción local sino también la de colaboradores del
cados a estos pacientes (8), siendo su atención el resul- exterior (32).
tado de la tradición española, religiosa y humanitaria. Al tener que responder a las exigencias del tratamien-
Completado el proceso de la independencia de España y to de la patología mental la asistencia, centrada inicial-
de Portugal entre 1813 y 1825, el país que había nacido mente en la hospitalización de los episodios agudos (33,
dividido (9) ingresó en 1843 en la Guerra Grande (10). 34), se ocupó progresivamente de la prevalencia de la
Aunque durante ese período fue organizándose progre- patología crónica. En 1912 se desarrolló el espacio asis-
sivamente la asistencia médica (11), las condiciones no tencial de tipo “colonia agrícola” como una primera for-
eran favorables a la atención de los enfermos mentales, y ma de comunidad terapéutica, asociado a la creación de
el desarrollo técnico de la psiquiatría se inició al finalizar hogares protegidos o sistema de “Asistencia familiar de
el conflicto y vinculado al “aluvión de médicos arribados alienados”(35).
al Río de la Plata en los navíos de las escuadras francesa De 1933 a 1936 el Uruguay pasó por un período de
e inglesa” (12, 13). quiebre institucional, durante el cual fueron aprobadas
medidas legales relacionadas con los enfermos menta-
II. La praxis psiquiátrica se inició relacionada al aná- les, que aún están vigentes. Por un lado el artículo 30
lisis de casos médico-legales, al igual que en la mayor del Código Penal que reconoce la inimputabilidad por
parte de los países (14). Para cumplir con la atención psi- patología mental, y por otro la ley N° 9581 sobre la orga-
quiátrica se creó para un cuarto de millón de habitantes, nización de la atención psiquiátrica y la regulación de la
el primer “Asilo de dementes” en 1860 y en 1880, dupli- hospitalización de los pacientes (36).
cada la población, se inauguró el Manicomio Nacional
(15), denominado Hospital Vilardebó a partir de 1910 III. Después de la II guerra mundial, el Uruguay
(16). En ambos lugares los responsables de la atención presentó un período de estabilidad político-social y de
fueron inicialmente médicos y homeópatas y progresi- bonanza económica. A eso siguió una crisis, que se ini-
vamente médicos orientados hacia el estudio de la alie- ció en los años 60 con una guerrilla urbana (37) a la que
nación mental (17) influidos en sus conceptos al igual siguió una dictadura militar desde 1973 a 1984. Desde
que en el resto de la medicina, por la escuela médica 1985, retornado el Uruguay a la democracia, se han ido
francesa. sucediendo cambios con incidencia en la formación de
El Manicomio fue construido durante el período los diferentes técnicos de la llamada ‘área de salud men-
militarista (1875-1886) que siguió al agotamiento del tal’ así como en la atención de los pacientes psiquiátri-
viejo “Uruguay comercial, pastoril y caudillesco” (18). cos.
Esa construcción fue uno de los desarrollos del primer
proyecto de modernización del país. En esa época se a) Durante el período de estabilidad política y de
organizó el Estado, se reorganizó la agropecuaria, se bienestar social (1945-1960) que tuvo lugar simultánea-
mejoraron las comunicaciones con integración del país mente con los comienzos de una psiquiatría terapéutica-
interior a la ciudad-puerto de Montevideo, se lograron mente eficaz, se consolidó la Cátedra de Psiquiatría (38)
condiciones de seguridad, se modernizó la producción que integró conceptos dinámicos de acuerdo al desarro-
(19), y especialmente se realizó una reforma del sistema llo del psicoanálisis en el país (39). Fue en ese contexto
educativo primario (1875) y también de la Universidad que se inició la especialización (40), convertida la psi-
Mayor (1885) buscando una dimensión más utilitaria. quiatría en una actividad médica con buena renta (41).
En 1876 fue creada la Facultad de Medicina. El hecho de que la formación en psicología (42) siempre
El Uruguay a partir de la última década del siglo XIX estuvo vinculada al estudio y al tratamiento de la patolo-
y durante los primeros treinta años del siglo XX, cul- gía mental determinó que se generasen diversas polémi-
minó la modernización estableciendo reformas sociales, cas en relación al tratamiento psiquiátrico por técnicos
económicas y políticas que transformaron al país en una no-médicos (43). En los años de bonanza económica los
sociedad equilibrada, progresista, optimista y confiada, psiquiatras que eran un número reducido de técnicos
que fue denominada “la Suiza de América” (20). Duran- repartían su tiempo entre la asistencia de los episodios
te ese período se crearon, en 1908 la Cátedra de Psi- psicóticos agudos en el hospital o en los sanatorios en
quiatría (21), y en 1923 la Sociedad de Psiquiatría (SPU) la mañana y la aplicación de psicoterapias de larga dura-
(22), dos entidades conformadas por pequeños grupos ción en sus consultorios privados durante la tarde. Los
de técnicos. Estas estructuras docentes y científicas (23) modelos que dividían a los técnicos se desarrollaban
funcionando dentro del Hosp. Vilardebó fueron el fac- dentro del ámbito académico de la Sociedad de Psiquia-
tor primordial en el desarrollo de la psiquiatría nacional tría y de la Asociación Psicoanalítica diferenciándose en
(24). Los catedráticos de psiquiatría de este período se el modo cómo procedían con los pacientes crónicos en
formaron o completaron su formación asistiendo a las sus consultorios (neurosis, trastornos de personalidad),

VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 296 - 306


298 Casarotti, H.

pero no en el encare diagnóstico y en el tratamiento de señalar en relación a la asistencia psiquiátrica algunos


los pacientes hospitalizados (psicosis agudas y psicosis aspectos. En el interior del país, el número creciente
crónicas) (44). de psiquiatras radicados en los diferentes departamen-
La atención psiquiátrica, se hacía casi exclusivamen- tos fue mejorando la asistencia. En 1986 fue creada la
te en la capital del país pero la radicación de algunos Asociación Psiquiátrica del Interior (API) (63) la cual ha
psiquiatras en los departamentos del interior comenzó desarrollado de modo continuado la formación de sus
a descentrar la asistencia de la capital (45). Sin embar- integrantes (cf ref. 82). En Montevideo, la asistencia psi-
go, carente de programas de atención de salud pública la quiátrica ha iniciado su transformación (64) pero aún
asistencia se llevaba a cabo sin mayor organización, La carece de un plan de cubrimiento coordinado y continuo
“apertura” de los servicios psiquiátricos determinada por (65). Los cambios, sin estar fundamentados en estudios
la evolución terapéutica, hizo sentir la necesidad de reor- epidemiológicos, encaran principalmente la atención en
ganizar la asistencia en patología mental (46). En 1966 los servicios públicos, a pesar de que las formas de asis-
en base a las conclusiones del informe de un consultor tencia de pre-pago cubren más del 70% de la población
de la Organización Mundial de la Salud (47) se esbozaron (66). La disminución de camas del hospital de agudos ha
algunos cambios menores que quedaron limitados a los sido compensada parcialmente con la creación de camas
servicios públicos (48). psiquiátricas en los hospitales generales, pero en cam-
El modelo psicoanalítico fue preponderante en la for- bio la reducción de camas de pacientes que requieren
mación de los psiquiatras (49) hasta finales del siglo XX. ‘proteccción asilar’ (67) no se ha visto compensada con
Su influencia se extendió a la Facultad de Medicina en formas alternativas de atención (68). Se ha prestado asis-
relación a la formación de los psiquiatras de niños (50) y tencia a los pacientes con psicosis crónicas (69), y desde
también en otros aspectos (51). La evolución política en hace diez años se ha comenzado a encarar, tanto en sus
América Latina hizo que grupos de psicoanalistas muy aspectos asistenciales como preventivos y de rehabilita-
politizados cuestionaron diversos aspectos de su prác- ción, el abuso y la adicción al alcohol y a las drogas (70,
tica (52). El pensamiento lacaniano creó sus grupos de 71) así como la alta prevalencia de suicidios. En relación
trabajo, integrándose sus cultores en diferentes áreas del a la rehabilitación, iniciada a comienzos del siglo con
quehacer psiquiátrico (53). la creación de la asistencia familiar (72), existe un pro-
Uruguay participó de los desarrollos de la psiquia- yecto nacional dirigido a los pacientes psicóticos que
tría latino-americana (54), así como en la creación de la busca coordinar las necesidades de los sectores público
APAL, desde sus comienzos en 1960. A partir de entonces y privado (73, 74). A pesar de ser Uruguay un país con
ha trabajado activamente dentro de la Asociación ocu- alto promedio de vida y con una numerosa población de
pando cargos de responsabilidad institucional (tuvo la ‘tercera edad’, los problemas que generan los procesos
presidencia de la Asociación cuando fue sede de los Con- demenciantes no recibe la atención necesaria (75).
gresos VII (1972) (55, 56) y XXIII (2004) y hoy es respon- Entre las leyes promulgadas en Uruguay durante el
sable de la Secretaría Regional del Cono Sur) (57). año 2007, tres implican una transformación del siste-
ma sanitario. La primera, estableció el Servicio Nacio-
b) A partir del año 1973 Uruguay sufrió una dictadura nal Integrado de Salud (SNIS) dirigido a incrementar el
que se prolongó por once años durante la cual la Univer- rendimiento de los servicios en base a una estrategia de
sidad de la República fue intervenida, viviendo también ‘atención primaria’), la segunda creó el Fondo Nacional
la Sociedad de Psiquiatría una época difícil. Sin embar- de Salud (FONASA) y la tercera estatuyó como servicio
go, los psiquiatras de ambas instituciones continuaron descentralizado a la Administración de los Servicios de
trabajando activamente buscando mantener la continui- Salud del Estado (ASSE). En la atención psiquiátrica,
dad de su funcionamiento (58, 59). donde ha mejorado la integración de los servicios y las
El Ministerio de Salud Pública de la época inició cam- remuneraciones de los técnicos, se plantea un Progra-
bios en la organización psiquiátrica, extendiendo al inte- ma de Salud Mental con implementación progresiva de
rior del país la asistencia por la creación de servicios de formas de psicoterapia. Este proyecto sin embargo, sien-
hospitalización. En Montevideo, se disminuyó la pobla- do el sistema legislado de ‘atención primaria’, al querer
ción de pacientes hospitalizados y se abrieron servicios organizar las psicoterapias se ve enfrentado al problema
en “salud mental” de atención externa intentándose lue- de que esas acciones son técnica y económicamente de
go cerrar el Hosp. Vilardebó y establecer otro hospital en nivel ‘secundario’.
el área suburbana (60). En relación a la asistencia priva- En cuanto a los aspectos docentes y de trabajo aca-
da se decretó la obligación de los Institutos de Atención démico los desarrollos en psiquiatría han sido numero-
Médica Colectiva de cubrir -por 30 días- la hospitaliza- sos y variados. Hasta 1984 Uruguay contaba únicamente
ción psiquiátrica de pacientes con episodios agudos. El con la Universidad de la República (UdelaR) y a partir de
análisis crítico que de estos y otros cambios realizó en ese año se fueron creando otros centros universitarios
1984 una comisión de la Sociedad de Psiquiatría (61), (76). La docencia ha mejorado (77) en los programas de
constituyó la base programática del programa de Salud grado y de post-grado (78) y desde 1990 se desarrollan
Mental” que fue aprobado en 1986 (62). actividades de “educación continua” en psiquiatría (79).
Como una consecuencia del exilio (tb del ‘exilio interno’
c) Durante el periodo que se extiende desde la recu- cf ref. 58) la Cátedra de Psiquiatría sufrió lo que significó
peración democrática hasta el momento actual cabe el quiebre de la continuidad del trabajo administrativo

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Breve síntesis de la evolución de la psiquiatría en el Uruguay 299

y de la formación del personal, dos aspectos esenciales (98) siguiendo los lineamientos de la escuela francesa de
para el desarrollo evoutivo de un servicio docente y de Annales. Estos desarrollos historiográficos, integrando
investigación de base asistencial. Contando con esta conceptos marxistas, psicoanalíticos y estructuralistas,
dificultad, la Cátedra de Psiquiatría ha evolucionado por han realizado lecturas que reiteran la teoría del “poder
tres fases: una de recuperación de una visión holística de médico” y cuyo objetivo central ha sido crear la “historia
la especialidad (E. Probst), otra de organización adminis- de las mentalidades” (99).
trativa con objetivos psicoterapéuticos (A. Ginés) y una En Uruguay, de acuerdo a las reflexiones de A. Scull
tercera de orientación neurobiológica (M. Orrego) (80). (100) y de G. E. Berrios (101) se hace necesario abando-
Otra praxis psicológica en la medicina se estableció con nar la reiteración polémica de la historia de los asilos psi-
la creación de la Cátedra de Psicología Médica orientada quiátricos, y hacer de la aproximación histórica un cami-
al estudio de la ‘relación médico-paciente’ y a las res- no que sea fructífero tanto para los historiadores como
puestas de los pacientes médico-quirúrgicos frente a su para los psiquiatras. De ese modo será posible progresar
enfermedad (81). en las investigaciones diversificadas que exige el estado
En el Uruguay la evolución de la psiquiatría ha deter- actual del desarrollo de la psiquiatría nacional (102).
minado, del mismo modo que en el resto del mundo,
el surgimiento de diversas asociaciones de profesionales. IV. La extensión de la psiquiatría a todo el país, el
Las dos sociedades ‘madres’, la SPU y API, han manteni- mayor pragmatismo de la asistencia con apertura a la
do sus actividades de modo regular (cursos, reuniones comunidad, el desplazamiento académico hacia institu-
académicas periódicas, actividades de educación conti- ciones no públicas y la multiplicación de asociaciones de
nua, encuentros (82) y congresos (83). En la Sociedad psiquiatras han tenido lugar en el contexto de cambios
de Psiquiatría, la sub-especialización creciente del cam- técnicos, sociales y económicos. Entre estos cambios cabe
po psiquiátrico ha determinado la creación de diferentes señalar: el retorno a un encuadre médico de la psiquia-
‘capítulos’ para mejorar su operatividad (psicoterapia, tría, la defensa de los derechos humanos de los pacientes
psiquiatría forense, adicción, etc.). mentales (103), el crecimiento de las demandas por res-
Las agrupaciones que han sido creadas guardan ponsabilidad profesional (104), los cambios en la valora-
relación, unas con modelos globales de psiquiatría por ción y en los tipos de psicoterapia (105) y la existencia
ejemplo: la Soc. de Psiquiatría Biológica (SPBU) (84) y el de un alto número de técnicos (106). La psiquiatría uru-
Centro de Estudios e Investigación en Psiquiatría Hen- guaya, por haberse mantenido a lo largo de su historia
ri Ey (CEIP) (85), y otras con modelos parciales, donde fuertemente anclada en la clínica (107) estuvo siempre
la prioridad la establece la metodología de tratamiento abierta a las diferentes doctrinas (108) por lo cual pudo
(razón por la cual, gran número de los miembros activos evitar hasta hace unos años, las consecuencias pragmá-
de estas últimas no son médicos): Asociación Psicoana- ticas negativas del eclecticismo. La debilidad estructural
lítica del Uruguay (APU) (86, 87), Asociación Uruguaya implicada en el sincretismo psiquiátrico actual ha resis-
de Psicoterapia Psicoanalítica (AUDEPP) (88), Sociedad tido mal el impacto de los DSM (109). Estos manuales
Uruguaya de Análisis y de Modificación de la Conducta con su descriptivismo operacional “ateórico” y su caren-
(SUAMOC) (89), Sociedad de Psicología Analítica Jun- cia de psicopatología (110), constituyen un riesgo real
guiana (90), Sociedad de Psicodrama y de Ensueño diri- de banalización del diagnóstico y la terapéutica y una
gido (91) y Sociedad Uruguaya de Psicología Médica y posibilidad de utilización acrítica de las psicopatologías
Medicina Psicosocial (SUPM) (92). cognitivista y psicoanalítica.
En estas diferentes asociaciones se ha instalado la Los riesgos señalados se ven incrementados cuando
situación contradictoria de buscar cada sociedad incidir no se percibe la diferencia entre ‘la práctica psiquiátrica’
con su modelo psiquiátrico y de desarrollar cuestiones que a diario hacen los psiquiatras, de la ‘especulación sobre
que como resultado de la evolución de la psiquiatría han la práctica psiquiátrica’ que generalmente es efectuada
pasado a constituir un “bien común” (93). La existencia por no-psiquiatras: psicoanalistas, historiadores, aboga-
de esa situación ha hecho que las diferentes sociedades dos y hombres de la cultura en general. Cuando los pri-
reiteren desde su modelo parcial los mismos temas y pro- meros ‘toman a cargo’ a los pacientes que los consultan,
blemas sin verse en la necesidad de buscar modelos que aun cuando participen de ideas anti-psiquiátricas, estas
respondan a la complejidad real de la patología mental no constituyen un obstáculo respecto a la necesidad
(94). del diagnóstico y del plan terapéutico (las ideas antipsi-
Otro desarrollo iniciado en Uruguay durante las últi- quiátricas se fundamentan en principios muy generales
mas décadas ha sido el de los estudios de historia de la que no son aplicables al caso del paciente concreto). En
psiquiatría. Relacionado con el hecho de la corta vida del cambio, los segundos, por no tener las responsabilidades
país, las investigaciones históricas de la medicina nacio- que nacen del acto médico pueden especular, y muchas
nal (95) han sido realizadas como crónicas de aconte- veces esta especulación se hace dentro del contexto de
cimientos y de personalidades relevantes, sin constituir la llamada ‘cultura del rechazo’ (111). Los cultivadores
estudios sistemáticos (96). Lo mismo ha sucedido en de este contexto, que desde los años 60 aun ‘se respira’
relación a las investigaciones históricas de psiquiatría en muchos medios intelectuales, sostienen: a) que todo
realizadas por médicos (97). argumento solo es un ‘discurso’ vinculable ‘a la fuerza
Por otro lado, algunos historiadores profesionales social que habla a través de el’, y b) que se debe lograr
han ingresado a la historia de la psiquiatría uruguaya un consenso sin disentimientos, lo que implica, con-

VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 296 - 306


300 Casarotti, H.

tradictoriamente, la exclusión de quienes disienten. Uruguay realizó en mayo de 2011 su IX Congreso que
Cuando esa teorización es aplicada a la patología mental contó con la presencia de miembros de la Asociación de
(112), razonando en base al mito de la inexistencia de Psiquiatras Argentinos (APSA).
la enfermedad mental y a que el discurso de los psiquia- En diversas ponencias del congreso fueron analiza-
tras es una forma de represión social, se concluye en que dos, por un lado los conceptos de ‘psiquiatría’, de ‘saber-
los ‘locos’ solo lo son, por el hecho de ser marginados hacer del psiquiatra’ y de ‘salud mental’ y por otro la
(‘alienados’) dado que ‘rechazan’ dicen, el discurso que necesidad de proceder con determinados parámetros a la
prevalece en una época (113). hora de legislar sobre la asistencia de los pacientes men-
Los psiquiatras uruguayos reunidos en la SPU y enfren- tales. En relación a este punto se vio que toda legislación
tados al riesgo de la banalización de la psiquiatría y a las en ‘salud mental’ debe fundamentarse sobre la base de
consecuencias negativas del mito de la inexistencia de una psiquiatría identificada con claridad donde se equi-
la enfermedad mental, se han visto en la necesidad de libren los derechos de los pacientes y los derechos de los
precisar la identidad del psiquiatra en el equipo de ‘salud psiquiatras, para que en la relación ‘psiquiatra/pacien-
mental’. Identidad que implica reflexionar sobre el lugar te’ todo se haga ‘por el paciente’ ‘contra su enfermedad
de la psiquiatría en el conjunto de las ciencias médicas mental’ ■
y de las ciencias antropológicas y sobre el saber-hacer de
los psiquiatras. Con ese objetivo la Soc. de Psiquiatría del

Notas y referencias bibliográficas

1. Uruguay es considerado por el Human Development Report, atención privada (Margolis E, Piazza N. Organización de la
2001 de acuerdo a diversos índices, un país de “alto nivel atención médica en Uruguay. Montevideo, Nordan, 1989).
de desarrollo”. Tiene una baja densidad de población 2. Los desarrollos históricos han llevado a proponer dos siste-
(3.360.868 habitantes) y por el bajo índice de natalidad, matizaciones historiográficas enfrentadas en relación al sur-
la no inmigración y un fuerte componente emigratorio el gimiento como estado independiente del pequeño país que
país tiende al envejecimiento con un 12.8% de población es Uruguay (Methol-Ferré A. El Uruguay como problema
con más de 65 años y una expectativa de vida de 74.2 años. (2a ed). Montevideo, Banda oriental, 1971). Por un lado la
El índice de alfabetización es del 97.7% y cuenta con un tesis independentista que ve en el nacimiento del país el fru-
12.6% de población de nivel cultural terciario. El 95% utili- to de una voluntad “nacional”, y por otro, la tesis unionista,
za servicios de salud adecuados y el 98% puede acceder a los más federalista que considera que el surgimiento del país
fármacos esenciales. (Instituto de Estadística del Uruguay, fue el resultado de influencias externas (Caetano G. Notas
2002). El 90% de su población es de raza blanca resultante para una revisión histórica sobre la “cuestión nacional” en
de la inmigración española e italiana de fines del siglo XIX y el Uruguay. En: Cultura(s) y nación en el Uruguay de fin de
comienzos del XX. A diferencia del resto de América Latina siglo. Montevideo: Trilce; 1991. p.23).
que es un continente mestizo, Uruguay no tiene indígenas, 3. La intención de España al fundar Montevideo fue hacerlo
y es muy bajo el índice de población negra y extranjera. como “fortaleza militar para frenar el avance portugués”
Con una urbanización del 90%, el 60% de la población se (Bauzá F. Historia de la dominación española en el Uruguay
concentra en el área metropolitana, particularmente en (t 6). Montevideo, Barreiro y Ramos, 1946). Ese carácter
Montevideo, su capital, distribuyéndose el 40% restante en de “plaza fuerte” impuso en lo cultural y en el comercio
18 departamentos. A pesar de ser un país de llanuras que un “estado larval”, del cual recién comenzó a salir hacia
constituyen una fértil pradera sin accidentes naturales y fines del siglo XIX. A diferencia de otros centros colonia-
abundante riego, con el 87% cultivable, sólo es utilizada les, culturalmente ricos como México y Lima debido a una
una tercera parte de su territorio, estando dedicado en su emigración culta, la que pobló Montevideo y Buenos Aires
mayoría a la ganadería extensiva. La atención médica es “fue más civil que eclesiástica, y más comercial que letrada”
cumplida por servicios públicos, por Instituciones de Asis- (Zum Felde A. Evolución histórica del Uruguay. Montevi-
tencia Médica Colectiva, por seguros de pre-pago y por la deo, M. García, 1945).

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Breve síntesis de la evolución de la psiquiatría en el Uruguay 301

4. Torres J de. Brevísima historia del Uruguay. Montevideo, ción “en bloque” desarrollado cuando, abandonada la teo-
Arca, 1994. p.18. ría miasmática, fue posible crear áreas de socialización como
5. G. Vidal señala que hasta las revoluciones burguesas de fines factor de curación, en edificios rígidamente separados del
del XVIII el tratamiento de los pacientes psiquiátricos era mundo exterior. Posteriormente al igual que en el resto del
deplorable “desgarradoramente inhumano a los ojos de un mundo comenzaron a desarrollarse a partir de comienzos
observador actual, tanto allende como aquende el Atlánti- del siglo XX los espacios tipo “colonias agrícolas”.
co” y que “en 1800 la suerte de un paciente de la mente 16. Gorlero R. A un siglo de la inauguración del hospital “Vilar-
no era mejor en París que en Buenos Aires o Nueva York”. debó”. Rev Psiquiatría Uruguay 1980; 45: 87-96.
(Vidal G. Prólogo de: Mariátegui J. La psiquiatría en América 17. Publicaciones sobre diversas cuestiones psiquiátricas, que
Latina. Buenos Aires, Losada, 1990. p.11-15). a veces eran tesis de doctorado, vieron la luz durante ese
6. Jaureguy MA. Historia del Hospital de Caridad de Montevi- período, por ej. sobre: epilepsia, organización interna de
deo (1788-1925). Montevideo, Fac. Medicina (monografía los asilos, hipnoterapia, legislación sobre alienados, etc. Cf
No.2163), 1952. a) Murguía D, Soiza A. 1990, op.cit.; b) Buño W, Bollini H.
7. A. Soiza, médico-legista ha realizado varias investigaciones Tesis de doctorado presentadas a la Facultad de Medicina de
sobre la psiquiatría uruguaya en la época colonial: a) Soiza Montevideo entre 1881 y 1902. Rev Histórica (Montevideo)
A. Antecedentes históricos sobre el desarrollo de la psiquia- 1980; 52: 154-156.
tría en el Uruguay (1788-1912. Rev Psiquiatría Uruguay 1980; 18. Caetano G, Rilla J. Historia contemporánea del Uruguay (de
45: 97-119; b) Soiza A. Esbozo histórico sobre la psiquiatría la colonia al Mercosur). Montevideo, Fin de Siglo, 1994.
y sus servicios hospitalarios en el Uruguay (1788-1907). Rev 19. Arteaga JJ. Uruguay: breve historia contemporánea. México,
Psiquiatría Uruguay 1983; 48: 1-19; c) Murguía D, Soiza A. Fondo Cultura Económica, 2000.
Desarrollo de la psiquiatría en el Uruguay. En: Mariátegui 20. Aumento de la urbanización, crecimiento de la inmigra-
J. La psiquiatría en América Latina. Buenos Aires: Losada; ción, impulso fuerte de la educación con obligatoriedad de
1990. p. 183-195. En esta última publicación los autores la enseñanza primaria, facilitación del acceso a la formación
analizan cuatro aspectos: 1) la asistencia institucional, 2) el terciaria, sufragio universal, todo lo cual generó el desarro-
comienzo de la actividad psiquiátrica, 3) el desarrollo de un lló de una clase media como una de las características típi-
pensamiento psiquiátrico nacional, y 4) la identidad de la cas del Uruguay durante el siglo XX (cf Arteaga JJ op. cit.
psiquiatría uruguaya. 2000).
8. La Hermandad de Caridad fundadora del hospital, de raigam- 21. Puppo-Touriz H. La Cátedra de Psiquiatría (su evolución his-
bre católica masónica (Ardao A. Racionalismo y liberalismo tórica). Rev Psiquiatría Uruguay 1983; 48: 19-36.
en el Uruguay. Montevideo, Univ. República, 1962. La fran- 22. Martínez-Pesquera G. Reseña histórica de la Sociedad de
cmasonería antes de 1850. p.117-126), que continuó con Psiquiatría del Uruguay. Rev Psiquiatría Uruguay 1983; 48:
sus actividades hasta 1844, no logró organizar una “casa de 37-41.
locos al ser reconstruído el local. 23. Ramírez F. Pasado, presente y esperanza de futuro de la psi-
9. Las dos tendencias políticas que surgieron alrededor de los quiatría nacional. Rev Psiquiatría Uruguay 1980; 45:154-
primeros presidentes después de 1830, los “blancos” y los 168
“colorados”, se convirtieron a lo largo de la historia en 24. a) Cáceres G, Puppo-Touriz H. Relación histórica de la Socie-
dos estilos antagónicos de entender al país, que hasta hace dad de Psiquiatría con el Hospital Vilardebó. Rev Psiquiatría
pocos años aún recogían la adhesión de la mayoría de los Uruguay 1980; 45: 149-153; b) Valmaggia A. 75o aniversa-
habitantes. rio de la Soc.Psiquiatría del Uruguay y 90 años de la Clínica
10. Esa confrontación que duró de 1843 a 1851 y que involucró Psiquiátrica. Rev Psiquiatría Uruguay 1999; 63: 6-7.
inicialmente a los bandos locales, se extendió luego al Río 25. En la época era frecuente que los alienistas hiciesen cursos
de la Plata, y terminó siendo una lucha internacional de la por ej. en Francia con H. Claude, en Italia con A. Tanzi, en
que participaron ingleses y franceses. Montevideo era en esa Berlin con Bonhoeffer, etc. También en neurología, por ej
época, “una colonia europea en el Río de la Plata” ya que de la tesis: “Etude clinique sur la maladie de Friedreich” de FV.
sus 30.000 habitantes, dos tercios provenían de Europa. Soca cuyo nombre ha quedado relacionado con la descrip-
11. Mañe-Garzón F, Burgues S. Publicaciones médicas urugua- ción de esta afección.
yas de los siglos XVIII y XIX. Montevideo, Ofic. Libro AEM, 26. A partir de 1900 la Universidad que contó con importantes
1996. fondos económicos y con equipos docentes de europeos y
12. cf Soiza op. cit, 1983 de uruguayos formados en Europa, comenzó su transforma-
13. Gibert P, Martinez P. La France et les français à Montevideo ción a través de algunos procesos: a) aumento de sus facul-
entre 1830 et 1870. (monographie). Montevideo, UCUDAL, tades y b) ingreso a una política de descentralización, c) bús-
1986. queda de respuesta a los problemas sociales. (Breve historia
14. cf Soiza A. Historia de la medicina legal y de los peritajes de la Universidad República. Montevideo, Universidad de la
médico-forenses en el Uruguay (1724-1883). En: Puppo República, 1989.).
H, Murguía D, Puppo D. Psiquiatría forense. Montevideo: 27. Murguía D. Raíces francesas de la psiquiatría en Uruguay.
Editorial Médica; 1985. p. 1-45. Las primeras clases de psi- Homenaje a Henri Ey, 3/10/1997. Montevideo, Centro de
quiatría que fueron anteriores a la Clínica psiquiátrica, for- Estudios e Investigación en Psiquiatría Henri Ey ( CEIP),
maban parte del curriculum del curso de Medicina Legal, y 1997.
hasta hace pocos años, el examen de patología mental, se 28. El Dr. Bernardo Etchepare primer catedrático de psiquiatría
rendía dentro del programa de Medicina Legal. sólo estimó válidas las teorías biológicas, incluso al inter-
15. En la construcción de los diversos espacios para la atención pretar la psicología freudiana. Su continuador, el Dr. S. Car-
psiquiátrica fue evidente en Uruguay la influencia del pen- los Rossi también consideraba que los conceptos biológicos
samiento europeo. De los cuatro tipos arquitectónicos des- eran los únicos consistentes. Influído por la lectura de las
criptos por Skalevag S. Constructing curative instruments: obras de G. Le Bon y de F. Le Dantec (en la colección de
psychiatric architecture in Norway, 1820-1920. History of E. Flammarion) y participando de la orientación lamarckia-
Psychiatry 2002; 13: 51-68, sólo fueron construídos los últi- na, publicó un libro sobre: Rossi SC. El criterio fisiológico.
mos. Los dos primeros nunca fueron construídos: ni el el Montevideo, Moderna, 1919, donde dominaba el concepto
tipo “radial panóptico” bedlamiano de 1800, donde predo- de adaptación (cf: Mañé-Garzón F. Un siglo de darwinismo.
minaba la “vigilancia”, ni el tipo de “pabellones” separados Montevideo, Fac. Medicina, 1990. p.193-208.).
y ordenados jerárquicamente, de acuerdo a los conceptos 29. a) Murguía DL. Evocación de los que pasaron. Rev Psiquiatría
del “tratamiento moral” de 1820-40. El Manicomio Nacio- Uruguay 1983; 48: 42-54. b) Casarotti H. (ed). Algunas figuras
nal inaugurado en 1880 correspondió al asilo de construc- relevantes de la psiquiatría uruguaya. Do Campo O. Bernar-

VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 296 - 306


302 Casarotti, H.

do Etchepare; Mañé-Garzón F. Santín Carlos Rossi; Murguía presentación de una monografía y pruebas.
D. Antonio Sicco; Bachini O. Elio García Austt. Homena- 41. Entre 1958 y 1969 se realizaron en la Clínica Psiquiátri-
je a Henri Ey, 5/9/1997. Montevideo, Centro de Estudios e ca seis cursos de perfeccionamiento publicados en sendos
Investigación en Psiquiatría Henri Ey ( CEIP), 1997. tomos, como ‘Anales de la clínica Psiquiátrica’ (cf ref no
30. G. Vidal señala en su comentario sobre esta revista que es 80).
la “decana de las publicaciones latinoamericanas” (Vidal G. 42. En el Uruguay los estudios e investigaciones en psicología
Comentario. Rev Psiquiatría Uruguay 1996; 65: 95-96.). se iniciaron en el Lab.de Psicología experimental, luego Lab.
31. En la evolución de la la Revista de la Sociedad de Psiquiatría Psicopedagógico. En la década del 50’ se creó en la Facultad
del Uruguay pueden establecerse dos períodos (Murguía D. de Medicina el Lab. Psicológico de la Clínica Psiquiátrica
El pasado de nuestra revista. Revista Soc. Psiquiatría Uruguay y simultáneamente se creó una cátedra de psicología en la
1998; 62 (1): 7-8). 1er período de 1929-1930 (12 números); Fac. Humanidades, y posteriormente un Instituto, transfor-
2o período con dos épocas: a) la de 1935 a 1991 (56 volú- mado actualmente en Facultad de Psicología.
menes, Nos 1 a 322 publicados regularmente y seguidos de 43. Lo que en 1958 fue una polémica entre psiquiatras y no-
otros, hasta el No 327 de 1993, en que la revista tuvo difi- médicos (Una polémica de nuestro siglo: médicos y psicoa-
cultades de edición y publicación); b) la de 1994 al 2010, nalistas. Cf diversos artículos en la prensa, 1958), se ha con-
en que la revista cambia por dos veces su formato, prime- vertido progresivamente en relaciones de colaboración. Los
ro entre 1994-1997 con 9 números y desde 1998 a la fecha motivos de esta evolución han sido: a) el haber pasado las
en que se presenta con su formato actual. Se publican dos psicoterapias de ser “el” tratamiento en psiquiatría a ser sólo
números por año, correspondiendo el año 2010, al vol 74. “una” de sus técnicas, b) la evolución diagnóstica y tera-
En el No 63 (2) de 1999, y 64 (1) de 2000 se encuentran los péutica lograda en la especialidad, y también c) las nuevas
índices de Autores y de Temas de los dos períodos señalados cuestiones de responsabilidad profesional (consentimiento
(Disponible en: http://www.chasque.apc.org/spu/revista). válido, eficacia real de los tratamientos, etc.)
32. Desde sus comienzos y hasta el momento actual, la psiquia- 44. Los diferentes técnicos que operaban en el área de la patolo-
tría uruguaya ha mantenido vínculos con los medios acadé- gía mental lo hacían dentro del modelo que G. Lanteri Lau-
micos del exterior. Muestra de esto han sido algunos de sus ra llamó de “estructuras psicopatológicas” (Lanteri-Laura G.
ilustres visitantes: L.von Meduna (1936), E. Dumas, E. Mira Essai sur les paradigmes de la psychiatrie moderne. Paris, Du
y Lopez (1940), H. Ey (1957), Honorio Delgado, JJ. Lopez- Temps, 1998). En Uruguay, aunque ese contexto de lectura
Ibor (1960), Alonso-Fernández (1983), R.Tissot (1983), H. “psicológica” primordialmente psicoanalítica desvalorizaba
Akiskal (1994), FK. Goodwin (1996), J. Garrabé (1997), O. las exigencias de formación psiquiátrica, no se llegó a desa-
Kernberg (1997), N. Ghaemi, y otros (cf Martinez-Pesquera rrollar un verdadero movimiento anti-psiquiátrico.
G. op. cit, 1983). 45. Como ejemplo de esta “descentramiento’ de la asistencia
33. a) Murguía DL. Salud mental. Evolución de la asistencia psiquiátrica de la capital del país, cf Alvarez-Paseyro M.
psiquiátrica. Rev Psiquiatría Uruguay 1980; 45: 120-126; b) Estudio de la patología psíquica de la población de Paysan-
Murguía DL. Evocación de los que pasaron. Rev Psiquiatría dú (consulta psiquiátrica en el grupo de 15 a 21 años). Rev
Uruguay 1983; 48: 42-54. Psiquiatría Uruguay 1983; 48: 209-215. El Dr.Alvarez-Paseyro
34. Los pacientes del Hosp.Vilardebó eran en su mayor parte ([email protected]) ha continuado con la tarea de anali-
“pacientes agudos”. De acuerdo a una estadística de 1936, zar el desarrollo de la psiquiatría en el interior del país ini-
de 1663 ingresos: 70% alta, 20% derivados a las Colonias de ciada hace más de 40 años (a) Algunas apreciaciones sobre
crónicos, 10% fallecidos (Sicco A. Razones por las cuales la el Servicio de Psiquiatría de Paysandú con motivo de sus 40
Sociedad de psiquiatría debe proponer la construcción de años de existencia; b) Historia de la psiquiatría en Paysandú
un hospital urbano. Rev Psiquiatría Uruguay 1937; 8: 5-10). (con otros); c) Bases de la Atención Primaria de Salud Men-
35. a) Garmendia F. La asistencia familiar de alienados en el tal en Paysandú).
Uruguay. Rev Psiquiatría Uruguay 1930; 2:639-656; b) Gar- 46. a) Ramirez F, Reyes-Terra JM, Barindelli. Propuesta al Min.
mendia FS. Memoria sobre la Colonia Etchepare. Rev Psi- Salud Pública, 1961; Comisión del MSP: Plan general de
quiatría Uruguay 1927; 1:639-656; c) García-Austt E, Sicco reorganización psiquiátrica; b) Ramirez F. Sobre organiza-
A. Asistencia Familiar en el Uruguay (informe 5/5/1931); ción de la asistencia psiquiátrica. Rev Psiquiatría Uruguay
d) Arduino M, Cáceres D, Grasés E. Aspectos histórico-esta- 1964; 29: 3-18.
dísticos acerca de los pacientes esquizofrénicos internados 47. Chanoit P. Informe sobre la salud mental en Uruguay.
en las Colonias B.Etchepare y S.C.Rossi en un período de 80 Montevideo, OPS-OMS, 1966.
años. Rev Psiquiatría Uruguay 1995; 59: 19-34. 48. Se comenzaron a abrir servicios de psiquiatría en algunos
36. Esta ley fue elaborada siguiendo los lineamientos de la ley hospitales generales y se fueron ampliando las policlínicas
francesa de 1838 en su respeto a la persona del paciente y en de atención externa.
su consideración a la seguridad de la comunidad. Las tera- 49. “El psicoanálisis ha puesto una nota distintiva a toda la psi-
péuticas eficaces con que fue contando la psiquiatría a partir quiatría del Río de la Plata... y del sur de Brasil... con una
de la década del 30 hicieron que en la práctica cotidiana no densidad de psicoterapeutas muy alta...” (cf Vidal G, op cit.
fuera necesario aplicar sus items prescriptivos (Casarotti H, 1990).
Pereira T. Ley 9581 de Asistencia de Psicópatas de 1936. Rev 50. Prego LE. Notas y comentarios sobre los orígenes del psicoa-
Psiquiatría Uruguay 2000; 64: 256-285). nálisis de niños en el Uruguay. En: FEPAL. Psicoanálisis de
37. Sanguinetti JM. La agonía de una democracia. Montevideo, niños y adolescentes en América Latina (desarrollos y pers-
Taurus, 2008. pectivas). Vol.II. Bibl. Peruana de Psicoanálisis.
38. En aquellos años, la Cátedra de Psiquiatría fue dirigida suce- 51. El psicoanálisis repercutió en la Facultad de Medicina donde
sivamente por: A. Sicco, E. García-Austt y F.Ramirez (cf Algu- los psicoanalistas trabajaron en su inserción en el ciclo bási-
nas figuras relevantes de la psiquiatría uruguaya. op. cit). co y en los programas de Psicología médica de los nuevos
39. a) Neme JC, Maggi I. Reseña histórica de la Asociación Psi- planes de estudio (cf Neme JC, Maggi I., 1984). También se
coanalítica del Uruguay. Hoja del candidato 1984; 4: 15-22; dio un intento de crear un postgrado de psicoterapia psicoa-
b) Korovsky E. El psicoanálisis en el Río de la Plata. Rev Psi- nalítica en la Univ. Católica Dámaso A. Larrañaga (cf Koro-
cot Psicoanalítica 1985; 1: 25-44; c) Freire M. Breve historia vsky, op cit, 1985, p.42). (cf ref no 76).
de la Asociación Psicoanalítica del Uruguay. Rev Urug Psi- 52. Hacia el final de los 60 en la Argentina se escindieron de la
coanálisis 1988; (81): 3-10. APA dos grupos muy politizados (Plataforma y Documento)
40. Certificado de Especialista en psiquiatría otorgado por la con los que se relacionaron psicoanalistas uruguayos que
Escuela de Graduados de la Facultad de Medicina, en base expusieron su pensamiento en “Cuestionamos I (1971) y
a un curriculum de 3 años de actividad hospitalaria, con Cuestionamos II (1972). Cf: Korovsky op cit, 1985, p.35)

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Breve síntesis de la evolución de la psiquiatría en el Uruguay 303

53. A partir de 1977 se organizó en Montevideo el “Grupo freu- lizado se plasmó en dos articulos que fueron publicados en
diano de trabajo” que dió paso en 1981 a la Escuela Freudiana 1986: Sociedad de Psiquiatría Uruguay: Comisión de Salud
de Montevideo, inscripta en el movimiento Convergencia. Mental 1984. I. Situación de la asistencia psiquiátrica y
A partir de 1989 se creó la Escuela lacaniana de psicoaná- propuesta de cambio. Rev Psiq Uruguay 1986, 51: 1-16; II.
lisis cuyos cultores sostienen fuertemente que el aporte de Crítica de las medidas en asistencia psiquiátrica adoptadas
Lacan “reclama un espíritu crítico sobre el psicoanálisis,... durante el proceso político actual. Rev Psiquiatría Uruguay
un trabajo que responda a las cuestiones que no cesan de 1986; 51: 59-62.
plantearse al psicoanálisis...” (Capurro R. ¿Lacan en Monte- 62. Algunas características de ese programa determinaron que,
video? En: Homenaje a Lacan, Montevideo 1/12/01). hasta la fecha, solo fuese parcialmente desarrollado. Actual-
54. Mariátegui J. La psiquiatría en América Latina. Buenos Aires, mente se plantea la necesidad de revisarlo a la luz de la
Losada, 1990. experiencia adquirida.
55. a) Murguía DL. Asociación Psiquiátrica de América Latina. 63. Cf Gonzalez-Yossi H. Asociación Psiquiátrica del Interior
Rev Psiquiatría Uruguay 1987; 52: 113-115; b) Bustamante (API): recursos humanos, ámbitos de trabajo, encuesta labo-
JA. Historia de la Asociación Psiquiátrica de América Latina ral. Panel Soc. Psiquiatría, 30/6/2000.
(APAL). Rev Psiquiatría Uruguay 1988; 53:8-16; c) Murguía 64. Strozzi C. Perspectivas del sistema de atención en salud
DL. Aportes para la historia de APAL. Rev Psiquiatría Uruguay mental en Uruguay. XXVI Encuentro Nacional de API, Sal-
1988; 53:17-18. to, 1999.
56. Con el VII Congreso de APAL, se realizó el I Congreso Uru- 65. Se cumple con la atención de los psicóticos crónicos y de
guayo de Psiquiatría. Este congreso reunió a los distintos los pacientes con adicción a drogas cuando los equipos de
grupos de psiquiatras para analizar el estado actual de la “salud mental” creados en Montevideo y en el interior fun-
psiquiatría en el país e iniciar el proceso de reorganización, cionan adecuadamente.
que se vió postergado por la dictadura. (Casarotti HL. Esta- 66. Los sanatorios privados cubren más de la mitad de las hos-
do actual de la psiquiatría en el Uruguay: Investigación. Rev pitalizaciones por episodios agudos. Esos servicios dejaron
Psiquiatría Uruguay 1974; 39: 3-36; Clínica Psiquiátrica Fac. de ser los espacios de asilamiento y de atención de agudos
Medicina. Estado actual de la psiquiatría en el Uruguay: (de meses de duración) que eran en las décadas del 30 y
Aspectos docentes. Rev Psiquiatría Uruguay 1975; 40: 3-30). del 40 del sigo pasado para ser actualmente servicios única-
57. Fueron presidentes de la APAL los Dres. D. Murguía y A. mente de pacientes agudos (cuya organización interna se ha
Valmaggia, siendo actualmente Secretario Regional el Dr. F. visto dificultada por la necesidad creciente de hospitalizar
Pagnussat. a personas con episodios de intoxicación o abstinencia de
58. Durante los primeros años de esa intervención se provocó alcohol y drogas). A partir de 1973 la obligación de cubrir
un ‘exilio interno’ en el sentido de que muchos profesionales la hospitalización de los servicios de pre-pago permitió la
del área psiquiátrica se vieron impedidos de trabajar o cola- cobertura de un mayor número de pacientes, la que se cum-
borar en el ámbito de la Clínica Psiquiátrica (esa situación se ple con menos días de hospitalización. (cf Trujillo D. Datos
modificó cuando asumió como profesor H. Puppo-Touriz). sobre un servicio de hospitalización privado Sanatorio Villa
De 1978 a 1985 se realizaron cursos de perfeccionamiento Carmen, Montevideo, 2002).
que fueron publicados: ‘Actualización en terapéutica psico- 67. Actualmente en Uruguay se encuentran ‘asilados’ en las
farmacológica’ (1978), ‘Personalidades psicopáticas’ (1982), antiguas ‘colonias de alienados’ entre 600-700 pacientes,
‘Involución y vejez’, ‘Adolescencia’ (1983) y ‘Avances tera- lo que corresponde al número esperable de personas que
péuticos en psiquiatría’ (1985). requieren ‘protección asilar’, las cuales son promedialmente
59. En este período de la historia de los servicios de Psiquiatría y alrededor de 15 cada 100.000 habitantes.
de Medicina Legal se participó activamente de los congresos 68. A lo largo de los años, además del Centro Nacional de
mundiales y regionales de Psiquiatría y de Medicina Legal Rehabilitación Psíquica (cf ref. no 73), se han desarrollado
(Mendoza). Se trabajó activamente en la publicación de algunas estructuras para la asistencia alternativa de pacien-
varios libros sobre cuestiones psiquiátrico-forenses (Puppo- tes graves. Entre éllas el Centro Sur Palermo, iniciado en
Touriz et al. Medicina Legal; Puppo-Touriz et al. Medicina 1987, ha destacado por su organización y continuidad.
Legal Latinoamericana). (Pardo V, Curbelo O, del Castillo R, Grunbaum S, Regazzoni
60. Contando con la estructura de un hospital que anterior- E, Kaplan M. Evaluación retrospectiva de un programa de
mente había sido utilizado para pacientes tuberculosos se rehabilitación psicosocial de un Centro de día para adultos.
organizó un segundo hospital psiquiátrico, el Hospital Mus- Rev Psiquiatría Uruguay 2002; 66: 7-33).
to (sito en la zona de Colón a 15 kilómetros del centro de 69. Strozzi C. Tratamiento integral en la comunidad de perso-
la ciudad) donde fueron trasladados la mayor parte de los nas con trastornos psicóticos. Uruguay. Conferencia AMP,
pacientes del H. Vilardebó. A pesar de no ser una estructura Granada, 3/1999.
adecuada para pacientes con patología mental aguda, ini- 70. Especialmente el Centro Izcali del MSP, y otros centros diri-
cialmente contó con la aprobación de la mayor parte de los gidos por “organizaciones no gubernamentales” (ONG).
integrantes de la comunidad docente. Posteriornente, los 71. Junta Nacional de Drogas y Univ.República. Problemas
hechos fueron mostrando que con esa habilitación y trasla- vinculados al consumo de sustancias adictivas y aspectos
do había empeorado la situación de pacientes y técnicos, lo conexos; 1998.
que motivó el cierre de dicho hospital pocos años después. 72. Actualmente el sistema de asistencia familiar continúa vigen-
Uno de las consecuencias más negativas de este proceso fue te en el área metropolitana, donde son asistidos pacientes
la pérdida de las historias clínicas de los pacientes del H. crónicos en hogares protegidos, y en “casas de salud”. cf
Vilardebó (de los servicios del MSP y de la Cátedra de Psi- Ladowski I. Acerca del Programa de Asistencia Familiar de la
quiatría). Colonia de Asistencia Psiquiátrica B.Etchepare. Rev Psiquia-
61. Esta Comisión (H. Casarotti, F. Dajas, G. Bertran, E. Grata- tría Uruguay 1999; 63: 44-66.
doux, G. Rivero, D. Speyer, G. Varela, A. Nin y otros) trabajó 73. O. Curbelo en el Proyecto de desarrollo del Centro Nacio-
reuniéndose en forma regular desde fines de 1983, analizan- nal de Rehabilitacion Psíquica (oct/ 2001) reseña la evo-
do y discutiendo los diversos problemas que enfrentaba la lución histórica de los intentos de atención alternativa y de
psiquiatría nacional en la época, y realizando una encuesta rehabilitación (a) 1912: inauguración de la Colonia Agríco-
sobre el trabajo de los psiquiatras (en la que colaboraron la b) 1929: sistema de Asistencia Familiar de Alienados; c)
diversos colegas de la capital y del interior). Ese trabajo con- 30’ diversos proyectos de ergoterapia en el H. Vilardebó; d)
cluyó con un encuentro el 6 de octubre de 1984, del que 1948: Comisión Honoraria del Patronato del Psicópata (Ley
participaron alrededor de 200 integrantes de los diferentes 11.139); 1968: aporte económico por retardo mental y otras
grupos de técnicos del área de salud mental’. El trabajo rea- formas de invalidez mentales (Ley 13.711); e) 1971: Centro

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304 Casarotti, H.

Nacional de Rehabilitación Psíquica (Decreto 117/971); f) 79. Las diferentes asociaciones de psiquiatras han contribuído
1974: Taller Protegido. con sus aportes específicos al desarrollo de estos programas
74. En el Hosp. Vilardebó opera un Departamento de Rehabilita- aunque se discute sobre el modo de realizar esta “educación
ción que ha desarrollado diversos Programas en los sectores continua” (cf Casarotti H. Educación Médica Continua
de hospitalización (por técnicos especializados integrados en psiquiatría (ponencia y debate). Rev Psiquiatría Uruguay
al equipo asistencial) así como en el Centro Diurno (tam- 2002; 65: 189-222).
bién ‘Proyectos de Pasantías laborales remuneradas’). En 80. Investigación científica en la Clínica Psiquiátrica. Diversas
las salas del hospital se trabaja con proyectos terapéuticos actividades fueron desarrolladas entre 1943 y 2010. La mayor
personalizados que se orientan a un eje de trabajo para que parte del trabajo desarrollado hasta el año 2003 es presenta-
el paciente luche contra la pasividad y el apragmatismo. Se do en: Coll O, Ginés A. Investigación en la Clínica Psiquiátrica
cuenta con docentes de música, teatro, cerámica, informá- de la Fac. de Medicina 1943-2003. Montevideo: Universidad
tica, panadería, horticultura y educación física a través de de la República; 2004. Esta publicación constituye una bue-
convenios con instituciones públicas. En el Centro Diurno na antología de abstracts de los artículos elaborados para
se integran intervenciones individuales y grupales, terapéu- las actividades realizadas en la Clínica Psiquiátrica durante
ticas y de seguimiento. Ceroni C. Rehabilitación: un aborda- los años 1958-1969 (F. Ramirez), 1978-1985 (H. Tobler y H.
je integral para personas con Trastornos Psicóticos. Congre- Puppo-Touriz), 1991-2009 (E. Probst, A. Ginés, M. Orrego:
so Latinoamericano de Psiquiatría Biológica, Uruguay, 2006; período durante el cual se vienen realizando anualmente las
Ceroni C. Importancia del enfoque en Rehabilitación Psico- ‘Jornadas Científicas en Psiquiatría’.
social para el tratamiento integral del paciente con Esquizo- 81. En los hechos, diversos factores han transformado la cátedra
frenia. Educación Médica Continua, SPU, 2009. de ‘Psicología Médica’ en un servicio de ‘psiquiatría de enla-
75. El campo psiquiátrico de la atención de pacientes con ce’. Esa situación no constituye una situación positiva para
demencia ha sido progresivamente ocupado por neurólo- los ‘psicólogos médicos’ que trabajan en una de las áreas
gos y por otra parte ha sido abandonado por la Cátedra de más difíciles de la patología mental pero ‘desgajados’ del
Psiquiatría. En el Instituto de Neurología de la Facultad saber psiquiátrico que se genera en la Cátedra de Psiquia-
de Medicina, en la línea de la escuela de J. de Ajuriaguerra tría, ni tampoco para esta, ya que con esa separación ‘ha
(Bel Air, Suiza), se desarrolló un área de investigaciones de perdido’ una parte esencial de su campo de aprendizaje y
“funciones corticales” que al evolucionar se convirtió en un reflexión.
departamento de “neuropsicología”. Desde hace unos años, 82. La Asociación Psiquiátrica del Interior API (api2002@gmail.
utilizando diversas baterías de tests ha ingresado a áreas psi- com) buscando facilitar la formación continua de sus aso-
quiátricas como demencia y esquizofrenia, trabajando en ciados ha realizado en forma regular dos Encuentros por
estos campos con un modelo dicotómico neurológico y psi- año, encontrándose en el momento actual preparando su
coanalítico y sin relación con la semiología psiquiátrica. La Encuentro no 50. Esta ‘educación continua’ ha cubierto las
situación referida constituye de hecho la pérdida de un área diferentes cuestiones teóricas y prácticas de todo el campo
importante para la formación psiquiátrica de los postgrados psiquiátrico: *de diagnóstico y formas de tratamiento (trast.
de la especialidad. humor, psicosis agudas, psicoterapias, psicosis crónicas, con-
76. Universidad Católica del Uruguay D.A.Larrañaga (UCU- fusión mental, trast.somatomorfos, demencias, adicción,
DAL), O.R.T. y Universidad de Montevideo. La Universi- trast. alimentarios, trast. personalidad, suicidio, violencia,
dad Católica cuenta con grado de psicología y con diversos sexología, neuroprotección, trast. estrés postraumático,
‘Diplomas’ (ej: Estudios en Familia, Psicopedagogía, Psico- trast. bipolar, stress laboral, etc); *de psiquiatría forense y de
logía del Trabajo y de las Organizaciones, Acompañamien- responsabilidad profesional; *de organización de la asisten-
to Psicoespiritual, etc.) así como estudios de postgrado ‘de cia psiquiátrica (experiencias asistenciales, psiquiatría en la
Especialización’ (en psicología ‘clínica’. ‘educacional, ‘del comunidad, SNIS); *de psiquiatría de niños (autismo, déficit
trabajo, etc.). En el campo de las Maestrías (en ‘Psicología atencional, etc); etc.
Clínica Analítica’, en ‘Drogadicción’, en ‘Psicología Clínica 83. La SPU ([email protected]) organizó su I Congreso
Familiar Sistémica’, en ‘Psicología Infantil y Adolescente’, Uruguayo de Psiquiatría conjuntamente en 1972, conjun-
etc. y a partir del 2010 se ha iniciado un ‘Doctorado en Psi- tamente con el VII Congreso de APAL. Los congresos poste-
cología’. // En la Universidad de Montevideo, dentro de la riores fueron: II (1981), III (1983); IV (1988), V “Desafíos a
‘Unidad de Ciencias Biológicas’, se ofrecen cursos como el la Psiquiatría Hacia el año 2000” (1992), VI Congreso Uru-
de ‘Medico de familia’, de ‘Farmacologia’ y seminarios como guayo de Psiquiatría- “Integración y Cambio en Psiquiatría”
el de ‘Geriatria-Gerontologia’ (reconocidos por el M.S.P.) (1995), VII “Psiquiatría -Tiempos y Cambios” (2000), VIII
donde se consideran diversas cuestiones psiquiátricas. // “Psiquiatría en América Latina”; realizado conjuntamente
Otras instituciones privadas (por ejemplo: AUDEPP y APU) con el XXIII Congreso de APAL (2004), IX “Salud Mental e
también han sido reconocidas como ‘institutos universita- Identidad Profesional” (2011).
rios de posgrado’ (cf, ref no 86, 88). 84. La Sociedad de Psiquiatría Biológica del Uruguay (SPBU
77. A pesar de que en el área de “salud mental” de la Facultad [email protected]) a partir de 1992 y en forma inin-
de Medicina la identidad del psiquiatra ha quedado desdi- terrumpida, ha desarrollado un intenso programa de edu-
bujada por el predominio del modelo psicoanalítico y por la cación en los aspectos biológicos de la psiquiatría. Durante
prioridad acordada a otras “praxis psicológicas” dentro de la casi 20 años ha realizado mensualmente y de modo regular
medicina (psicología médica, neuropsicología, etc). un ‘desayuno de trabajo’ en los cuales se ha cubierto una
78. a) El programa actual de formación psicológica y psiquiátri- gran variedad de cuestiones (teóricas y prácticas de la psi-
ca del médico general abarca: 1) desarrollo de temas psico- quiatría, así como también en el campo de la interdisciplina
lógicos en el ciclo básico; 2) clases de “psicología médica” con las diferentes especialidades de la medicina). Por otra
durante tres semestres; 3) clases semanales de psiquiatría parte fueron realizados Cursos con invitados extranjeros,
durante 2 semestres; 4) examen escrito final. b) El post- por ej. ‘ECT’. M. Fink (1992); ‘Psicofarmacología Esencial’,
grado de psiquiatría tiene una duración de 3 años con: 1) S.M. Stahl (1997); ‘Psicofarmacología clínica aplicada’,
6 semestres de clínica psiquiátrica; 2) breves pasantías por Hans-Jürgen Möller (1998); “Neuroimagenologia y Técni-
psiquiatría de niños, neuropsicología, rehabilitación, psico- cas de Estimulación Cerebral”, H. Sackeim (2002). La SPBU
terapia; 3) análisis de una historia clínica y monografía –no también ha llevado a cabo 14 Encuentros Internacionales
tesis- de una cuestión psiquiátrica; 4) pruebas clínicas. c) El de Psiquiatría Biológica sobre, por ej. ‘Trastornos Afectivos’
postgrado de psiquiatría de niños ingresando a un modelo F. Goodwin (1996); ‘Psicosis’ C, Tamminga (1999); ‘Trastor-
más médico ha salido del margen estrecho del esquema psi- nos de Ansiedad’ JC. Ballenger, (2000); ‘El Lóbulo Frontal en
coanalítico previo. la Patología Psiquiátrica’ M. Hawkins (2004); ‘Contribucio-

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Breve síntesis de la evolución de la psiquiatría en el Uruguay 305

nes de las Neurociencias para la Práctica Clínica’ WF. Gattaz to Universitario de Psicoterapia Psicoanalítica (IUPA) que se
(2007), etc. encuentra autorizado a impartir los posgrado de ‘Especiali-
85. El pensamiento de Henri Ey (Bonneval, France) influyó, zación’ y de ‘Maestría’.
desde la década del 40, en la psiquiatría uruguaya. En un 89. En relación a métodos terapéuticos que cuentan con la acti-
viaje que realizó a América Latina en 1957, visitó Uruguay vidad consciente del paciente, también en Uruguay se ha
donde dio cuatro conferencias publicadas en la revista de evolucionado desde procedimientos primariamente com-
la SPU en 1959. A partir del final de los 60, el desarrollo de portamentales a modos de trabajo derivados del ‘modelo
grupos interesados en conocer sus conceptos clínicos y psi- comportamental-cognitivo’ o ‘cognitivo-conductual’. Dado
copatológicos acentuó esa influencia. Posteriormente, hacia que este modelo se estableció en los consultorios como una
el final de la dictadura (1973-1984), y especialmente cuando exigencia clínica, su aplicación ha sido restringida a la pato-
la reapertura democrática, creció el interés de los psiquia- logía mental, con influencia mínima en lo educativo, labo-
tras jóvenes por un modelo pluralista como la perspectiva ral y social. En 1985 se funda SUAMOC (suamoc@suamoc.
órgano-dinámica de Ey. Ese interés determinó la creación en com.uy) (H. Trenchi, H. Silvera) como asociación de carác-
1988 del Centro de Estudios e Investigación en Psiquiatría ter científico con vinculaciones con la Cátedra de Psiquia-
Henri Ey (CEIP). Dicho Centro vinculado con la Association tría. A lo largo de los años se ha constituido en una sociedad
pro-Fondation Henri Ey de Perpignan, nucleado por las ideas que agrupa a técnicos formados en este tipo de psicotera-
más abarcativas de la perspectiva eyiana, se ha constituido pia y que ofrece cursos de formación de ‘terapeuta cogni-
en un espacio alternativo para la reflexión de los problemas tivo-comportamental’ progresando en su nivel académico
psiquiátricos (Casarotti H, Gastal F (eds.). Psicosis y modelo (Zamora R, Lima J. Cognitive Behavioral therapy in Uru-
órgano-dinámico. Pelotas, Educat, 1989) y ha contribuido guay. The Behavior Therapist 2000; 1: 98-100). Ha participa-
de manera destacada en la “educación médica continua” de do y llevado a cabo diversos congresos: a) Congresos lati-
los psiquiatras prácticos de todo el país (cf Cursos del CEIP, noamericanos de terapia cognitivo comportamental (1989
actividades de las diferentes sociedades de psiquiatras, SPU, y 2000); b) XIII Latinoamericano de análisis y modificación
SPBU, API, etc). de analisis y modificacion al comportamiento y I Uruguayo
86. La Asociación Psicoanalítica del Uruguay (APU www.apuru- de psicoterapia cognitivo conductual (2005); c) VII Latino-
guay.org) es una institución fundada en 1955. Integra la americano de psicoterapias cognitivas y II Uruguayo de psi-
International Psychoanalytical Association (IPA) y forma coterapia cognitivo conductual (2008).
parte de la Federación Psicoanalítica de América Latina 90. Desde 1985 se desarrolla un interés creciente por la Psicolo-
(FEPAL). Ha llevado a cabo seis congresos nacionales: (I) gía Analítica, que llevó a la creación de la Fundación de Psi-
‘Los duelos y sus destinos: depresiones, hoy’ (2000), (II) ‘El cología Analítica Carl Gustav Jung. A partir de 1994 se creó
cuerpo en psicoanálisis’ (2002), (III) ‘El Poder de los Ideales, un espacio académico (maestría y postgrado) en la Univ.
Idealización del Poder’ (2004), (IV) ‘Debates sobre la subje- Católica D.A.Larrañaga, en vinculación con la Soc.Brasileña
tividad en psicoanálisis’ (2006), (V) ‘Prácticas psicoanalíti- de Psicología Analítica. Posteriormente se fundó la Sociedad
cas’ (2008), (VI) ‘Desafíos del Psicoanálisis contemporáneo’ Uruguaya siendo sus socios reconocidos por la Asociación
(2010). En el año 2003 su instituto de formación de psicoa- Internacional de Psicología Analítica, con sede en Zürich.
nalistas fue acreditado como entidad universitaria de post- 91. Desde 1959 M. Berta investigó y publicó en la línea del “rêve
grado (Master en Psicoanálisis). eveillé et dirigé” de R.Desoille, modificado por el uso de áci-
87. En Uruguay, la evolución del psicoanálisis, de acuerdo a la do lisérgico. En 1998 se creó la Soc. de Ensueño Dirigido que
praxis de los psicoanalistas, ha cursado etapas semejantes a investiga sobre “Imagogía dirigida”.
lo sucedido en otros países: 1o) interés de psiquiatras y psi- 92. Cuyo objetivo central de: ‘fomentar la formación e informa-
cólogos por el estudio del sujeto como agente inconsciente ción de profesionales y técnicos vinculados a la atención de
de sus síntomas mentales; 2o) utilización de la psicopato- la salud y específicamente en su concepción biopsicosocial
logía psicodinámica como base conceptual de la explica- de la salud y enfermedad’, sigue siendo pensado en relación
ción etiológica de la patología mental, transformando al a un modelo sincrético y ecléctico superado. (cf Ghaemi N.
psicoanálisis en una ‘psiquiatría general’; 3o) hegemonía The rise and fall of the biopsychosocial model. Baltimore,
del psicoanálisis en patología mental, con alejamiento de The Johns Hopkins Univ. Press, 2010).
la medicina y en consecuencia; 4o) caída del psicoanálisis 93. Cuestiones en las que se participa tácitamente son por ejem-
con retorno al equilibrio diagnóstico y terapéutico de la psi- plo: la revalorización del diagnóstico psiquiátrico, el reco-
quiatría y de los diferentes grupos de técnicos que trabajan nocimiento de la heterogeneidad de la patología, la acepta-
con pacientes psiquiátricos (cf Casarotti H. Relaciones entre ción de los desarrollos en neurociencias, la valoración de los
psiquiatría y psicoanálisis: desde finales del siglo XIX hasta tratamientos biológicos, etc.
el momento actual). 94. Entre los extremos de los que reducen la psiquiatría a lo neu-
88. La Asociación Uruguaya de Psicoterapia Psicoanalítica robiológico y los que remarcan el contexto social, las dife-
(AUDEPP www.audepp.org) fue fundada en 1981 con el rentes asociaciones repiten, en base a un encuadre “bio-psi-
objetivo de promover la investigación y el desarrollo de co-social” las mismas actividades, defendiendo la prioridad
los aspectos teóricos y técnicos de la psicoterapia psicoa- de cada modelo y sin buscar la unidad que haga posible la
nalítica (los miembros fundadores fueron entre otros: J. praxis psiquiátrica (docente, asistencial, de investigaciones
Rosa, R. Allegue, I. Mosca, C. Abal, D. Rolando, G. Ricci, epidemiológicas, etc).
L. Valdez, A. Matteo). En sus 30 años de existencia insti- 95. F. Mañé-Garzón interesado, desde la década del 50, por los
tucional ha crecido el número de sus afiliados que asisten estudios históricos en medicina, organizó en 1985 la Soc.
sus a numerosas actividades de formación. teórica y práctica de Historia de la Medicina. Posteriormente creó dentro de
(cursos, jornadas, etc.). A la fecha se han realizado cinco la Fac de Medicina el Depart.de Historia de la medicina
congresos centrados en cuestiones esenciales a la práctica donde se dictan cursos regulares de historia de la medicina
psicoterapéutica psicoanalítica: (I) ‘Transferencia’ (1991); universal y nacional, se realizan seminarios mensuales, y se
(II), ‘Intervenciones Psicoanalíticas’ (1994); (III) ‘La práctica desarrollan diversas investigaciones, debiendo destacarse el
Psicoanalítica en un nuevo contexto’ (1998); (IV) ‘Desafíos esfuerzo editorial que se realiza.
a la Psicoterapia’ (2001); (V) ‘Contextos Inestables-Sujetos 96. Los desarrollos realizados hasta el momento actual no han
vulnerables-Perspectivas psicoanalíticas’ (2009). Desde 1998 posibilitado aún el poder encarar las cuestiones historiográ-
integra la Federación Latinoamericana de Asociaciones de ficas médicas de modo profesional, ya que las universidades
Psicoterapia Psicoanalítica y Psicoanálisis (FLAPPSIP). A par- no cuentan con la estructura ni la continuidad necesaria
tir de 2005 ha institucionalizado la formación en la práctica que permita establecer proyectos de investigación y progra-
de la psicoterapia psicoanalítica con la creación del Institu- mas de estudio.

VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 296 - 306


306 Casarotti, H.

97. por ej. Soiza A. cf infra orientación psicoterapéutica a retornar a cuestiones del
98. a) Barrán JP. Historia de la sensibilidad en el Uruguay. t.I: campo de la psiquiatría y también a ocuparse de motivos de
La cultura bárbara, y t.II El disciplinamiento. Montevideo: consulta “no propiamente patológicos”.
Banda Oriental; 1989 y 1990; b) Barrán JP. Medicina y socie- 106. Para una población de 3.360.000 se cuenta con unos 600
dad en el Uruguay del Novecientos tI). Montevideo: Banda psiquiatras, y se estima la actividad de más de 3000 psi-
Oriental; 1992. El poder de curar. Cap.VIII: El sometimien- cólogos y de un número indeterminado de otros técnicos
to, pp.213.239; Tomo 2 (1995). La ortopedia de los pobres. “psi”.Haciendo una estimación primaria de la prevalencia
Cap II: El manicomio y la razón médica, pp.34-63; Tomo 3 de patología mental de 12-14%, más un 6% de consultas
(1995). La invención del cuerpo. Cap.IV: El combate contra por “códigos V o Z” o “otros motivos de consulta”) en la
la locura y la construcción de la norma(lidad), p.126-172. población uruguaya de 18 años o más (unos 2.400.000) las
99. cf. Revista Uruguaya de Psicoanálisis 1997; 86; I-II, dedicada personas a “atender serían alrededor de 400.000. En base a
a Historia y Psicoanálisis. esa proyección puede estimarse en número de pacientes por
100. Scull A. Psychiatry and its historians. History of Psychiatry año: (a) los pacientes asistidos en consultorio serían alrede-
1991; 2: 239-250. dor de 350 mil, con patología mental menor (200 mil) y con
101. Berrios GE. Historiography of mental systems and diseases. motivos de consulta por problemas existenciales (códigos
History of Psychiatry 1994; 5: 175-190. V, 150 mil); (b) los pacientes seguidos en “medio familiar”
102. Dentro de estas investigaciones es necesario llevar a cabo: serían un porcentaje variable de los pacientes de consulto-
a) el estudio de la evolución de la psiquiatría no institu- rio; (c) los pacientes hospitalizados unos 10 mil y (d) los
cional, b) el análisis de las tensiones de las diversas praxis pacientes institucionalizados o asilados entre 600 y mil. Del
psicológicas dentro de la medicina (“psicosomática”, “psi- análisis de los datos anteriores se puede concluir que el 50%
cología médica”, “neuropsicología, etc.), c) la historia del de las personas que consultan por ‘problemas psicológicos’
psicoanálisis hecha no por sus cultores, d) la investigación no son asistidos por psiquiatras.
de los problemas relativos a la evolución “psiquiatría / ley”, 107. Murguía D, Soiza A. op.cit p.192
etc. 108. G. Vidal se refiere a este estar abierto a las distintas teorías
103. cf. Salud y enfermedad mental en el Uruguay. Compilación de y terapéuticas como la “juvenil porosidad adaptativa” de la
normas jurídicas que regulan su asistencia. Montevideo: IELSUR, psiquiatría latinoamericana (cf op.cit. p.14)
1992. En el momento actual se considera nuevamente la 109. Desde hace dos décadas la psiquiatría uruguaya ha incre-
necesidad y conveniencia de una legislación en relación a mentado sus vínculos con la psiquiatría norteamericana. El
la asistencia de los pacientes psiquiátricos, sobre la base de uso del idioma inglés y la pérdida progresiva del francés, así
que legislar puede ser una de las formas más innecesarias de como la hegemonía norteamericana psiquiátrica actual han
discriminación. (cf ref no 36) llevado al intercambio de técnicos, a la participación en los
104. Partiendo del concepto de que la enfermedad mental cons- congresos anuales de la Asociación Psiquiátrica Americana,
tituye esencialmente una disminución de la autonomía de a la recepción de sus publicaciones, etc.
la persona (cf Ey H. La posición de la psiquiatría dentro 110. En el Uruguay el DSM-IV y el TR a pesar de haber sido
del marco de las ciencias médicas (la noción de enferme- poco utilizados han tenido efectos negativos por el hecho
dad mental). En: Ey H. Estudios Psiquiátricos, 2 vol. Buenos de que, quienes los utilizan como referentes teóricos de sus
Aires: Polemos; 2008; vol I: 67-82) el CEIP trabajó a lo largo actividades, han sido “expertos”, que sin mayor experien-
del año 1991 con abogados considerando cuál es el modelo cia semiológica ni práctica asistencial, han fundamentado
de enfermedad que la realidad de las enfermedades mentales sus enseñanzas en los conceptos de: “medicina basada en la
exige y que debe ser tenido en cuenta por los magistrados evidencia”, “meta-análisis”, “guías para la buena práctica”,
para ejercer una ‘sana crítica’ en las cuestiones de responsa- etc.
bilidad profesional (malpraxis) en psiquiatría. Ese trabajo se 111. Scruton R. Culture counts, Faith and feeling in a world
concluyó con un Encuentro de dos días de duración, entre besieged. New York, Encounter Books, 2007.
psiquiatras, médico-legistas, abogados, magistrados, etc. (en 112. Foucault M. History of Madness. London, Routledge,
prensa). 2009.
105. La disminución de la demanda de psicoterapia de los últi- 113. Fernández G. Locura, imputabilidad y ley penal. Coordina-
mos veinte años obligó a la mayoría de los psiquiatras de dora de Psicólogos del Uruguay (1989): 114-18.

VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 296 - 306


Historia de la asistencia psiquiátrica en Brasil:
el caso de la Colonia Juliano Moreira
(1940-1954)*
Ana Teresa A. Venancio
Doctora en Antropología Social por la Universidade Federal do Rio de Janeiro; Profesora del Programa de Posgrado en Historia de las
Ciencias y de la Salud de la Casa de Oswaldo Cruz/Fundação Oswaldo Cruz - Río de Janeiro, Brasil
E-mail: anavenancio@fiocruz.br

Janis Alessandra Pereira Cassilia


Licenciada en Historia por la Universidade Federal do Rio de Janeiro
Máster por el Programa de Posgrado en Historia de las Ciencias y de la Salud de la Casa de Oswaldo Cruz/ Fundação Oswaldo Cruz
Río de Janeiro, Brasil

Introducción

La historia de la Colonia Juliano Moreira (CJM), entre la creación del Servicio Nacional de Enfermedades Men-
los años 40 y el inicio de la década siguiente, tiene lugar tales (SNDM), en 1941, se observa una expansión cuanti-
en el contexto de conformación de una asistencia a las tativa y cualitativa de la asistencia ofrecida en la Colonia,
enfermedades mentales, dentro a su vez de una política con el incremento de sus métodos de tratamiento origi-
sanitaria dirigida a la planificación y a la implantación nales y el uso de innovaciones terapéuticas. A través de la
de directrices organizativas modernizadoras por parte consulta en fuentes primarias y secundarias, tales como
del propio Estado brasileño. Durante este período, desde registros médicos, documentos del Ministerio de Educa-

Resumen
En este artículo se analiza la historia de la Colonia Juliano Moreira durante la década de 1940 y comienzos de los años 50, buscando
comprender la conexión entre la asistencia a las enfermedades mentales y la política nacional sanitaria en el Brasil de la época. Se
utilizan como fuentes primarias historiales médicos, escritos e informes de la institución, así como documentos oficiales del órgano
responsable de la asistencia psiquiátrica en el período citado: el Servicio Nacional de Enfermedades Mentales del Ministerio de Educa-
ción y Salud. Se observa cómo la Colonia Juliano Moreira, creada en 1924 según el modelo de una colonia agrícola, y fundamentada
en los métodos de la praxiterapia y de la terapia familiar, vivió un proceso de ampliación de sus recursos físicos y asistenciales en el
contexto de la política sanitaria brasileña en el área psiquiátrica.
Palabras clave: Asistencia psiquiátrica - Brasil - Colonia Juliano Moreira - Institución asilar.

HISTORY OF PSYCHIATRIC SERVICE IN BRAZIL: THE CASE OF COLÔNIA JULIANO MOREIRA (1940-1954).

Summary
The article analyzes the history of Colônia Juliano Moreira (Juliano Moreira Colony) during the 1940s and early 1950s, in order to
understand the relationship between mental health services and Brazilian national health policy at that time. Charts, newsletters,
and medical reports of the institution are used as primary sources, as well as official documents issued by the office then in charge of
psychiatric service, the Serviço Nacional de Doenças Mentais do Ministério da Educação e Saúde (Mental Disease National Service,
under the Ministry of Education and Health). It observes how Colônia Juliano Moreira, created in 1924 as an agricultural colony, and
based on praxitherapy as well as family therapy methods, has undergone an expansion of its physical and assistance resources within
the Brazilian psychiatric health policy.
Key words: Psychiatric assistance - Brazil - Colônia Juliano Moreira - Nursing homes.

*
Este trabajo es una versión reducida de un artículo publicado originalmente como VENANCIO, A.T.A. & CASSILIA, J.A.P. “Política assistencial
psiquiátrica e o caso da Colônia Juliano Moreira: exclusão e vida social (1940-1954)”. IN: WADI, Yonissa Marmitt & SANTOS, Nádia Maria Weber
(orgs.). História e Loucura: saberes, práticas e narrativas. Uberlândia: Editora da Universidade Federal de Uberlândia /EDUFU, 2010.

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308 Venancio, A, T. A; Pereira Cassilia, J. A.

ción y Salud, informes, leyes, artículos y noticias de periódi- crónica sobre los distintos momentos de la historia de la
cos, pretendemos discutir los diferentes procesos sociales en psiquiatría en el ámbito brasileño, considerada, en última
relación con la historia de la Colonia en el período citado. instancia, como la mera implantación de un modelo de
Desde punto de vista historiográfico, se trata de inves- exclusión social a ser superado. No sin razón, tales traba-
tigar un momento de la psiquiatría brasileña poco estu- jos se basaban sobre todo en el presupuesto de que la psi-
diado, tanto en lo que se refiere a la historia de dicha quiatría había sido desde siempre una expresión del poder
especialidad médica, como a la relación entre ésta y las disciplinario propio de las sociedades modernas; si bien,
políticas de salud en el Brasil de la época. Las investiga- a menudo, tales análisis parecen inspirarse en una lectura
ciones históricas sobre la psiquiatría en Brasil se han cen- reduccionista de las contribuciones foucaultianas.
trado, mayoritariamente, en el período que va desde la Sin negar el grado de aislamiento y el maltrato que se
creación del primer manicomio brasileño (1852) hasta perpetraba a los pacientes en las instituciones psiquiátri-
mediados de los años 30 (2, 12, 18, 19, 20, 33, 38, 42). Al cas asilares, se hace necesario entender que esa historia de
alcanzar la década de 1940, ésta aparece caracterizada de exclusión se produjo a la par que otros procesos sociales
dos modos distintos. El primero de ellos lo observamos entrecruzados, y estudiarlos también significa intentar
casi siempre en trabajos de médicos interesados por la his- comprender cómo y por qué tales instituciones perdura-
toria de su propia disciplina, y nos ofrece un rico mapa ron en el tiempo. En este sentido, partimos de la realidad
de registros de los acontecimientos (3, 25, 31, 35, 37, 41); de la exclusión social de individuos y grupos amplios de
las referencias a la década de 1940, a veces divergentes personas, para intentar entender cómo esa política asis-
en los distintos textos, provienen del relato y testimonio tencial psiquiátrica también formó parte de la consti-
de sus autores, así como de la consulta a algunas fuentes tución de un Estado nacional, de la planificación de la
primarias. El segundo modo de aludir a la década de 1940 Unión gracias a la creación de una lógica terapéutica que
y comienzo de los 50 es como parte de un amplio y homo- pudiese operar con un imaginario sobre la locura observa-
géneo periodo de la historia de la psiquiatría, que sirvió de da en sus diferentes fases; y también, de la vida cotidiana
base para crear una genealogía del movimiento de trans- de aquellos que vivían en la Colonia Juliano Moreira inte-
formación de la asistencia psiquiátrica brasileña (26, 39, grados en familias.
40), alentado por los propios profesionales del área en el
contexto de la redemocratización brasileña a finales de Asistencia psiquiátrica y políticas públicas de
la década de 1970. Estos trabajos condensan los períodos salud en la década de 1940
previos a la reforma psiquiátrica como expresión del pro-
ceso de mercantilización de la locura, al cual se oponen. Durante el primer gobierno del presidente Getúlio
Muchas veces, tales trabajos presentan una mirada ana- Vargas (1930-1945), se observa una nueva configuración

VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 307 - 313


Historia de la asistencia psiquiátrica en Brasil: el caso de la Colonia Juliano Moreira... 309

de las instituciones y de la estructura del sistema de salud Salud (DNS), que pasa a centralizar todas las acciones de
pública, en el seno de las disputas políticas nacionales: salud. De la misma manera que en el área educativa, todos
la crisis de hegemonía, con la significativa caída de la los órganos de salud pasan a estar subordinados al núcleo
relevancia económica del sector exportador, producto del decisorio del DNS, formado entonces por cuatro divisio-
proceso de industrialización del país, y la tensión entre nes: Salud Pública, Asistencia Hospitalaria, Amparo a la
los proyectos políticos de centralización o de reparto del Maternidad y a la Infancia, y Asistencia a Psicópatas (6).
poder hacia las regiones; ambos procesos envueltos en las Esa centralización decisoria estaba de acuerdo con las
disputas oligárquicas (22). El campo de la salud pública directrices de políticas de salud pública que se discutían
era un ejemplo más del marco de tensión de política surgi- internacionalmente en eventos y congresos, financiados
do a partir de entonces, con la cartera del Ministerio de la principalmente por los Estados Unidos. Entre 1930 y 1945
Educación y la Salud Pública (MESP) -creado en 1930- en la Organización Panamericana de Salud había promovido
manos de tres ministros distintos hasta 1934 (Francisco varias reuniones preconizando el modelo de “centraliza-
Campos, Belisário Penna y Washington Pires), cuando fue ción normativa y descentralización directiva” (22), creando
nombrado Gustavo Capanema para el cargo. distritos sanitarios que comprendían grupos de munici-
La creación del MESP establecía una diferenciación pios. El control de las acciones sanitarias se llevaba a cabo
entre las acciones sanitarias promovidas por el Estado: por medio de estos distritos. La intención era instituir
aquéllas dirigidas a los trabajadores (la fuerza de trabajo una fiscalización municipal bajo la responsabilidad de las
formal) y a sus entidades corporativas en el ámbito de la regiones administrativas (estados), garantizando jerárqui-
Seguridad social, bajo la responsabilidad del Ministerio camente el control federal sobre todas las instancias, y sin
del Trabajo, Industria y Comercio (MTIC); y aquéllas diri- dejar de dialogar con los poderes locales que mantenían,
gidas a los pobres, parados y trabajadores informales, los de esa manera, cierta relevancia en el juego del poder.
que no cotizaban a los institutos de la seguridad social, En abril de 1941, João de Barros Barreto, primer
volviéndose por tanto objeto del MESP (21, 22). director del DNS (1937-1956), instauraba la reforma del
De esta forma, el MESP se encargaba de los asuntos DNS, segmentando las acciones sanitarias en relación
relativos a la enseñanza, la salud pública y la asisten- con determinadas enfermedades. Se pasó entonces a
cia hospitalaria. Estaba formado por los Departamentos implantar las acciones sanitarias del DNS a través de los
Nacionales de Enseñanza, Salud Pública, Medicina Expe- siguientes órganos específicos: Servicio Nacional de Lepra,
rimental y Asistencia Pública, este último responsable de Servicio Nacional de Malaria, Servicio Nacional de Peste,
los servicios de atención a psicópatas y de la asistencia Servicio Nacional de Tuberculosis y Servicio Nacional de
hospitalaria. En 1937 se sustituye el Departamento Nacio- Fiebre Amarilla (9). En este contexto se creó también el
nal de Salud Pública por el Departamento Nacional de Servicio Nacional de Enfermedades Mentales (SNDM) (7),

VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 307 - 313


310 Venancio, A, T. A; Pereira Cassilia, J. A.

el cual reunía la División de Asistencia a Psicópatas (DAP), que hablaba de la necesidad de buscar un nuevo espacio
con campo de acción en todo el país, y la Asistencia a Psi- para las actividades de las colonias de alienados creadas
cópatas, prestada tan sólo en el Distrito Federal. El DNS en 1890 -la Colonia Conde de Mesquita y la Colonia S.
ampliaba su acción en la área psiquiátrica, hasta entonces Bento-, puesto que éstas se encontraban en condiciones
claramente más centrada en la actuación dentro del Distri- inadecuadas. Con el paso de las tierras a manos del Esta-
to Federal. La tarea de formulación de una política asisten- do, en 1918, se inicia el proceso de construcción de la
cial psiquiátrica de ámbito nacional se veía así fortalecida. entonces Colonia de Psicópatas (sólo para hombres), reci-
En ese sentido, es significativo el proceso de reco- biendo el nuevo nombre de Colonia Juliano Moreira en
gida de datos realizado por el Departamento Nacional 1935 (1).
de Salud, acerca de la situación de la asistencia a psicó- La adquisición de material eléctrico y telefónico, la
patas en el país. A partir de este documento, se elaboró conservación de carros de buey, camiones, fertilizantes y
en 1941 el Plan Hospitalario Psiquiátrico, descrito como semillas, medicamentos, reactivos y material para inves-
un conjunto de sugerencias para una acción añadida de tigación en laboratorio, eran algunas de las inversiones
la Unión en el área psiquiátrica. El proceso, iniciado en solicitadas al Ministerio de Justicia y Negocios Interiores.
1937, tenía por objeto la obtención de un diagnóstico de Tales suministros se hacían necesarios para la implanta-
la asistencia psiquiátrica, cuyo resultado fue la demos- ción de la Colonia en Jacarepaguá, un área alejada del
tración de su heterogeneidad en los distintos estados centro de la ciudad. En el momento de su inauguración,
brasileños (13). Con base en ese informe, desde 1941, el la Colonia contaba con redes de luz, agua y cloacas, 15
SNDM pasaría a gestionar la extensión de la asistencia pabellones construidos, además de lavandería, comedor,
psiquiátrica a todo el territorio nacional, siendo sus obje- cocina, casas para empleados, farmacia, laboratorios, mor-
tivos: ...dirigir los establecimientos oficiales de asistencia a gue y enfermería (10, 11). Su base se hallaba, desde el pun-
psicópatas en el Distrito Federal; (...) planificar, para todo el to de vista terapéutico, en la praxiterapia, así como en la
territorio nacional, los servicios de asistencia y protección a asistencia heterofamiliar. La praxiterapia, para el univer-
psicópatas, orientando, coordinando y fiscalizando las respec- so masculino que formaba en exclusiva la institución, se
tivas actividades de acuerdo con normas unificadas, relativas organizaba en actividades encaminadas principalmente
también a las instalaciones y al funcionamiento (14). a la agricultura. El tratamiento heterofamiliar, a su vez,
En 1946, en ese proceso de implantación de las pau- se fundamentaba en la propuesta de Juliano Moreira en
tas para el área de la salud, el Ministerio de Educación y 1910, relativa a la construcción de una colonia de aliena-
Salud estaba autorizado a celebrar acuerdos con los esta- dos en Jacarepaguá que asegurase el contacto sistemático
dos (8), con vistas a intensificar la asistencia psiquiátrica de los enfermos con personas normales y sanas, contando
en las regiones en las que los estudios realizados por el para ello con el trabajo de empleados que ayudasen a la
DNS revelaran deficiencias. Este incremento se haría a inclusión de los pacientes en una vida social mínima y
través de la construcción, dotación y puesta en marcha propiciasen cierta convivencia doméstica (2, 32).
de hospitales y servicios psiquiátricos en los estados. Estas directrices -la praxiterapia y el tratamiento hete-
En las propuestas presentadas por el Plan Hospitalario rofamiliar- siguieron vigentes durante la década de 1940.
Psiquiátrico, el hospital-colonia fue la estructura privile- La propuesta de reglamento del SNDM (1941) y el decreto
giada como “tipo-modelo” por la División de Asistencia de 1944 señalaban a la CJM como una institución des-
Psiquiátrica del DNS de la época, bajo el criterio de que tinada a todos aquellos que pudiesen beneficiarse de la
la “futura acción -como la que ahora se proyecta- no se praxiterapia, mencionando explícitamente la oferta de
vea en la obligación de abandonar lo que hasta aquí se asistencia heterofamiliar y confirmando la construcción
ha realizado” (13). Durante la gestión de Adauto Botelho de casas para tal fin, iniciada entre los años 1941 y 1945
(1941-1954) al frente del SNDM, la institución modelo (27, 28). Se mantenía la idea de que el modelo de hospital-
“hospital-colonia” se implantó ampliamente en distin- colonia encarnaba uno de los más modernos y humaniza-
tos estados brasileños. De los 20 estados brasileños de dos tratamientos psiquiátricos, pues el contacto con una
la época (incluyéndose el Distrito Federal), se constata vida bucólica (en una “villa residencial”), de una parte, y
que en 14 de ellos estaba prevista la construcción o la las oficinas de praxiterapia, de otra, ayudarían mucho más
ampliación de un hospital-colonia o colonia, mientras a la recuperación del enfermo “crónico” que el sistema
que, en los seis estados restantes, se mencionaba la cons- asilar, el cual se asociaba a locales masificados, como ocu-
trucción de un hospital tradicional, o de pabellones en rría en el Hospício Nacional de Alienados en Río de Janeiro.
el interior de éstos (30). La Colonia Juliano Moreira pasó En aquel momento se llevaba a cabo una reorgani-
a ser uno de esos hospitales-colonia. zación de las instituciones psiquiátricas ubicadas en la
capital federal. En julio de 1942, el entonces ministro de
Historias de la Colonia Juliano Moreira Educación y Salud, Gustavo Capanema, expidió una ins-
trucción ministerial (4), por la que se determinaba que la
Instalada en el terreno de una de las más antiguas Colonia debía recibir no sólo a los pacientes del antiguo
haciendas de caña de azúcar de Jacarepaguá (Río de Janei- manicomio, en proceso gradual de extinción, sino tam-
ro), la Colonia fue inaugurada en 1924, aunque ya desde bién a todos aquellos que fuesen allí derivados por la poli-
1912 el Gobierno del Mariscal Hermes da Fonseca había cía, incluso los llamados “casos agudos”. Dos años más
expropiado el barrio de Engenho Novo (5), siguiendo las tarde, en mayo de 1944, la Colonia Juliano Moreira se des-
recomendaciones del Dr. João Augusto Rodrigues Caldas, entendía de la obligación de acoger enfermos “agudos”,

VERTEX Rev. Arg. de Psiquiat. 2011, Vol. XXII: 307 - 313


Historia de la asistencia psiquiátrica en Brasil: el caso de la Colonia Juliano Moreira... 311

hecho que se vería confirmado por el decreto de noviem- las recreaciones modernas como la radio y el cine, la música
bre de 1944, al aprobar el reglamento del SNDM (34). El desarrollada que se hace en el marco de la terapéutica ocupa-
Centro Psiquiátrico Nacional (CPN), creado en 1944, y cional, la musicoterapia o meloterapia, el teatro; y presentan
en particular el Hospital Pedro II, también empezarían a aún grandes posibilidades humanizadoras la lectura bien diri-
recibir pacientes procedentes del antiguo manicomio. En gida y dosificada, la biblioterapia, etc.” (36).
esa nueva organización se establecía una división entre De esta forma, paralelamente al trabajo, la praxite-
enfermos “agudos” y “crónicos”, que deberían ser trata- rapia se realizaba entonces a través de tareas orientadas
dos, respectivamente, en el Hospital Pedro II y en la CJM. hacia el cine, los deportes, la radio (contando con una red
Sin embargo, las opiniones de la Colonia y del Hospital emisora en toda la Colonia) y las artes aplicadas, inclu-
Pedro II en torno a esta división no resultarían unânimes, yendo la pintura y la exposición, en 1950, de los trabajos
pues se consideraba tal distribución como la responsable de pacientes resultantes de esa actividad. En 1951 el Bole-
de efectos no deseados en ambas instituciones (28, 29). tín de la Colonia Juliano Moreira noticiaba la “Instalación
El paciente podía ingresar en la CJM desde el “servicio definitiva del sistema de amplificación sonora y altavoces
cerrado” o el “servicio abierto”. El primero se refería, sobre de la CJM”, afirmando que la radio servía como medio
todo, a los traslados de pacientes desde otras unidades de fijación temporal y espacial de los pacientes, no per-
del SNDM o desde la policía. La modalidad de “servicio mitiendo que perdiesen la noción del ambiente de su
abierto”, a su vez, definía el ingreso de un individuo que tiempo. Inicialmente previsto para funcionar solamente
no hubiera pasado por otras instituciones, pudiendo ser en uno de los pabellones, el servicio de radio se extendió
ingresado por su propia familia o bajo la autorización del por toda el área de la institución, siendo considerado un
director de la Colonia. Las opiniones sobre la importan- beneficio tanto para los enfermos, como para los trabaja-
cia del servicio abierto no fueron unánimes durante este dores y sus familias.
período. En el informe del SNDM sobre el año 1941, el Como hemos dicho, además del colectivo de los
director de la Colonia, Dr. Sampaio Corrêa, evaluaba el ser- pacientes, vivía en la Colonia un número considerable de
vicio abierto como benéfico, y afirmaba que los pacientes empleados, cuyas familias contribuían a la normalización
ingresados de esa forma eran los que más se reinsertaban de la convivencia con los enfermos, brindando al ambien-
socialmente (27). En 1948, el director Heitor Péres afirma- te la vida de una verdadera ciudad. La propia institución
ba que este servicio había contribuido en gran medida a cumplía un papel primordial en ese desarrollo. Las peti-
la masificación de la institución, problema que pretendió ciones de construcción de nuevas casas para el tratamien-
resolver desde el inicio de su gestión en 1946 (15). to heterofamiliar, la mejora del callejero interno de la
Una vez ampliada en su estructura asistencial y física, Colonia y del transporte para acceder a él, que se pueden
esa institución recibiría una cantidad cada vez mayor de ver en el informe del Servicio Nacional de Enfermedades
pacientes, hecho previsto por el reglamento del SNDM Mentales de 1945, reflejan los anhelos de una comunidad
de 1941 (14). El estudio que realizamos de las Fichas de en desarrollo.
Observaciones de los pacientes también demuestra que A eso se suma la creación, por la Colonia, de “órga-
durante la década de 1940 se produjo un incremento de nos auxiliares”, destinados a la asistencia de la población
los pacientes para nuevo tratamiento en la Colonia. En “normal”: la Escuela Primaria Municipal y el Centro de
ese proceso, la Sección de Obras del SNDM quedó encar- Puericultura “Maria Solange Pinto”, dirigidos a los hijos
gada de la construcción de nuevos pabellones, muchos de los empleados; la Cooperativa de Consumo; el Curso
de ellos inaugurados en presencia de varias autoridades. de Educación de Adultos y el Club Atlético de la CJM.
En 1951 (16) la Colonia albergaba aproximadamente a Desde 1946, la institución mantuvo también La Pequeña
3.800 enfermos de ambos sexos y tenía como principales Acción Social, organización no gubernamental subvencio-
unidades hospitalarias cuatro clínicas psiquiátricas, (dos nada por el ayuntamiento del Distrito Federal y reconoci-
en los núcleos masculinos “Ulysses Viana” y “Rodrigues da como asociación de utilidad pública. La nueva entidad
Caldas” y dos en los núcleos femeninos “Teixeira Bran- estaba compuesta en su mayoría por mujeres, muchas de
dão” y “Franco da Rocha”), un Bloque Médico Quirúrgico ellas cónyuges de los médicos y psiquiatras de la institu-
(de clínicas especializadas), dos Pabellones de Tisiología ción, reforzando la importancia y la puesta en valor de
(femenino y masculino), la Pupilera y el Dispensario de las relaciones familiares, dentro del ambiente de sociabi-
Higiene Mental, situado fuera del área física de la Colonia, lidad que distinguía la historia de la Colonia: las familias
en la entonces Avenida Taquara. de los empleados de la asistencia heterofamiliar, y las de
Mantenía como método básico la praxiterapia, los propios médicos, buscaban participar en la reinserción
empleando también la convulsoterapia (eléctrica y quí- social del enfermo y en la asistencia a los trabajadores y
mica), el choque insulínico, la electronarcosis y la psi- sus parientes (17). La vida de la institución expresaba, de
cocirugía. Las actividades del trabajo terapéutico eran, esta forma, no sólo una política asistencial psiquiátrica,
principalmente: la agricultura (de cereales y hortalizas), la sino también la generación de toda una red de relaciones
actividad pecuaria y la de pequeñas industrias, destacando sociales, en torno a la familia y la Iglesia.
entre ellas la de utensilios de mimbre y la fabricación de En cuanto a la familia, cabe destacar todavía las accio-
colchones, con aproximadamente 1600 enfermos asigna- nes dirigidas a los hijos de los empleados de la institución,
dos como “en trabajo” (16). Según el propio director de la como el Parque Infantil, inaugurado el 23 de diciembre
Colonia en la época, Heitor Peres, las actividades realiza- de 1954. De acuerdo con lo que se relata en el Boletín de
das podrían incluir: “...los deportes, los ejercicios colectivos, la Colonia Juliano Moreira, el Parque Infantil estaba ubi-

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312 Venancio, A, T. A; Pereira Cassilia, J. A.

cado junto al Puesto de Puericultura, y consistía en una a las acciones terapéuticas a ser implantadas en las nue-
plaza con elementos lúdicos de juego varios (balancines, vas instituciones y en sus ampliaciones, como la Colonia,
columpios, toboganes, etc); la diversión en aquel espacio encontramos menciones a las más modernas técnicas de
estaba supervisada por una empleada “designada para tal tratamiento: desde las estrictamente “científicas”, guiadas
fin, pues los objetivos del mismo eran recreativos-edu- por estudios y análisis de casos clínicos (como los dife-
cacionales, dentro de las modernas técnicas de los play- rentes tipos de tratamiento por choque) y enraizadas en
grounds” (17). una visión orgánica del paciente; hasta las terapéuticas
La Iglesia, a su vez, participaba de los espacios colecti- de carácter más socializador, como la praxiterapia, en
vos por medio de la celebración de ceremonias religiosas, conexión en aquellos momentos con el cine o la radio
según se recogía en el Boletín de la Colonia Juliano Moreira (sistema de altavoces), entre otras.
de 1954, por el nuevo capellán: la novena de la Inmacula- En ese sentido, al mismo tiempo que la implantación
da Concepción, las primeras comuniones de los alumnos de las nuevas políticas asistenciales psiquiátricas en la
de la Escuela “Juliano Moreira”, así como las de algunos Colonia representó, de hecho, un aislamiento, hemos de
“huéspedes”, las fiestas de Navidad y Año Nuevo, la cele- decir que también contribuyó al desarrollo de una vida
bración puntual de misas en el Bloque Médico-Quirúrgico de carácter social, en la que se veían envueltos al mismo
y en los pabellones de tisiología masculino y femenino de tiempo pacientes, moradores, empleados y familias. Este
uno de los núcleos, y, más regularmente, los domingos en segundo movimiento fue provocado por los tratamientos
la Iglesia Nuestra Señora de los Remedios. más socializadores que, independientemente de su éxito,
acabaron por propiciar un ambiente distinto, en vez del
La distinta asistencia psiquiátrica ofrecida en la Colo- generado por la curación de los enfermos y el trabajo de
nia Juliano Moreira durante el período en cuestión corro- los profesionales, ya que se convertía también en locus de
bora los análisis hechos sobre la práctica de internamiento vivienda de los empleados, con distintos equipos socia-
en los asilos y manicomios (28), el abandono y la desper- les suministrados y mantenidos por la propia institución
sonalización a que estaban sometidos los internos, y la psiquiátrica. La Colonia Juliano Moreira ejerció, de esta
consecuente pérdida de los vínculos sociales (24). En el forma, una función social que iba más allá del tratamien-
caso de la CJM, sin embargo, la percepción que tenemos to y de la exclusión social a que se veían condenados los
respecto de ese proceso de internamiento y aislamiento pacientes a consecuencia del ingreso prolongado y del
de los pacientes, es que se produjo al mismo paso que aislamiento respecto de los centros urbanos, pasando a
otros movimientos que contribuyeron a la consolidación reproducir, paradójicamente, un núcleo urbano, que tenía
de la mencionada institución. como grupo objeto de atención de tal proeza las personas
El primer movimiento fue el de configuración de una consideradas normales y sanas.
política asistencial psiquiátrica empeñada en la planifica-
ción y la implantación de directrices organizativas moder-
nizadoras por parte del propio Estado. Tal política tenía
como objetivo impedir la afluencia de pacientes hacia Agradecimientos: al Programa de becas de Inicia-
los grandes centros urbanos del sudeste del país, en par- ción Científica del CNPQ/Fiocruz, por la beca concedida
ticular los del Distrito Federal que, históricamente y por a Janis Alessandra Pereira Cassilia en el período de agosto
mucho tiempo, habían acogido los alienados. En cuanto de 2007 a enero de 2009 ■

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Historia de la asistencia psiquiátrica en Brasil: el caso de la Colonia Juliano Moreira... 313

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Un Estado sin memoria. La abolición ideológica
de la institución manicomial en México
(1945-1968)
Cristina Sacristán
Doctorado en Antropología Social y Cultural
Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, México.
E-mail: [email protected]

Introducción

En 1910, el presidente de México dio inicio a los fes- Tales expresiones, dichas al calor de un fastuoso even-
tejos conmemorativos del Centenario de la Independen- to al que acudieron más de dos mil selectos invitados,
cia con la inauguración de un manicomio monumental formaron parte de una estrategia del régimen que buscó
que comprendía 25 edificios con capacidad para 1.300 posicionar a México ante el concierto internacional como
pacientes y la posibilidad de extenderse a 2.000 (27). una nación moderna y civilizada y, con ello, exhibir los
El cronista oficial y la prensa de la capital se desborda- progresos logrados por el presidente Porfirio Díaz, pero
ron en elogios hacia su magnífica arquitectura, pero no también hacían honor a los veinticinco años de reflexio-
fueron menos comedidos al valorar lo que representaba nes que estaban detrás (24). Durante todo ese tiempo, alie-
desde el punto de vista médico: el Manicomio General nistas mexicanos influyentes debatieron sobre el modelo
colocaba “a México, en materia de alienismo, a la altura terapéutico más adecuado para México: un gran manico-
de los países más avanzados” (7), tal y como lo exigían mio que acogiera pacientes de ambos sexos divididos en
“los últimos adelantos de la ciencia” (12). pabellones por enfermedades y condición social, que per-

Resumen
Se analiza una campaña realizada por el Estado mexicano, entre la opinión pública y el gremio médico, para difundir una reforma
asistencial que culminó con la apertura de trece Granjas para enfermos mentales y la abolición ideológica del modelo manicomial en
la década de los sesenta del siglo XX. Para ello, reconocidos psiquiatras que ocupaban cargos públicos construyeron una leyenda negra
sobre el manicomio más emblemático del país señalando, como la causa principal de su fracaso, la coerción a la que eran sometidos
los pacientes. Al hacerlo, asimilaron el manicomio a una cárcel y el loco a una amenaza social, pues redujeron la función de esta insti-
tución a la de contención y negaron las muchas experiencias que cabían en ella: lugar de reclusión y refugio, espacio terapéutico y de
producción del saber. Aunque la psiquiatría mexicana se profesionalizó en el espacio del manicomio, el Estado quiso borrar la memoria
sobre ese pasado para sugerir la instauración de una nueva era en salud mental, donde el paciente ya no estaría sujeto a ningún tipo
de restricción que coartara su libertad. Superar el modelo manicomial suponía crear alternativas de “puertas abiertas”, pero se optó por
desvirtuar el pasado para encumbrar el futuro.
Palabras clave: Granjas para enfermos mentales - Manicomios - Estado - México.

A STATE WITHOUT MEMORY. THE IDEOLOGICAL ABOLITION OF THE INSANE ASYLUM IN MEXICO (1945-1968).

Abstract
The present article analyzes a campaign by the Mexican government, among the public and the medical profession, to disseminate a
health care reform that culminated with the opening of thirteen Farms for the mentally ill and the ideological abolition of the insane
asylum in the sixties of the twentieth century. To do this, renowned psychiatrists who held public positions built a black legend over
the most emblematic insane asylum of the country, pointing out as the main cause of failure the constraint to which patients were
subjected. In doing so, they resembled the mental hospital to a prison and the insane to a social threat, because they reduced that
institution �s function and denied the many experiences that would fit in it: a place of confinement and refuge, a therapeutic and
knowledge production space. Even though Mexican psychiatry was professionalized in the space of the asylum, the State wanted to
erase the memory of that past to suggest the establishment of a new era in mental health, where the patients would no longer be
subject to any restrictions which could curtail their freedom. Overcoming the asylum model meant creating “open door” therapeutic
alternatives, but the decision was to distort the past to exalt the future.
Key words: Farms for the mentally ill - Insane Asylums - State - Mexico.

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Un Estado sin memoria. La abolición ideológica de la institución manicomial en México 315

mitiera mantener aislado al enfermo, pero con amplios y refugio, espacio terapéutico y de producción del saber
terrenos para evitarle la sensación de encierro, donde se (23). Al mismo tiempo, celebraron en forma desmesurada
dispusiera de agua abundante, luz y vientos que garan- la principal característica que habrían de tener las nuevas
tizaran la higiene, y se estableciera el trabajo terapéuti- instalaciones, la de no sujetar al paciente a ningún tipo de
co mediante las faenas del campo para los hombres y las restricción que coartara su libertad, aunque en los hechos
labores domésticas para las mujeres, se encontrara bajo la permanecía encerrado, igual que en los manicomios.
dirección de un médico y diera cabida a la investigación y
la enseñanza de la psiquiatría (14). Improvisado no era. La reforma
Medio siglo después se podía leer en las revistas espe-
cializadas, en los periódicos de circulación nacional y Entre 1945 y 1968 el Estado mexicano instrumentó
hasta apreciar en la filmografía de la época, que La Cas- una reforma asistencial que culminó en la apertura de tre-
tañeda, como popularmente se conocía al manicomio, se ce Granjas para enfermos mentales repartidas a lo largo y
había convertido en un depósito de enfermos: “se ve en la ancho del país en dos etapas claramente diferenciadas (26,
necesidad de almacenar, más que de asistir a cuanto enfer- 30). La primera, que tuvo lugar entre 1945 y 1958, logró
mo llega” (28); “sin reformas en su planta física ni recurso concretar la inauguración de tres Granjas inspiradas en el
para su asistencia médica”, aloja a “niños, mujeres y hom- tratamiento ocupacional del psiquiatra alemán Hermann
bres vegetando en un mundo irracional” (17). A estas afir- Simon, cuya obra había ejercido notable influencia desde
maciones, que exhibían su condición asilar, se añadieron la década de los treinta por el valor concedido a la ergote-
otras que cuestionaban sus fundamentos científicos: “se rapia como un mecanismo para sacar del letargo a cientos
puso en servicio en el año de 1910 fundado bajo el anti- de pacientes que consumían sus vidas en total estado de
guo prejuicio contra los enfermos mentales. Más que un ociosidad en los manicomios. Además, la terapia ocupa-
sanatorio, era un reclusorio donde se aislaba al enfermo cional centrada en el trabajo, permitía recuperar habilida-
para proteger a la sociedad”. Según estos mismos testimo- des perdidas como la concentración, la coordinación o la
nios, en ese tiempo al loco no se le consideraba “un ser capacidad para seguir órdenes. También buscaba acercar
susceptible de curación, sino un peligro social. Bajo aquel la vida en el manicomio a la vida en el exterior haciendo
sistema, podría ponerse a las puertas del vetusto edificio sentir a los enfermos que podían ser útiles si eran capa-
la sentencia de Dante a las puertas del infierno: <pierdan ces de desempeñar una actividad productiva, con lo cual
toda esperanza los que entran aquí>” (5). dejaban de ser una carga para la sociedad (18).
¿De quiénes procedían estas punzantes expresiones? Estas Granjas eran explotaciones rurales, relativamen-
¿Acaso de periodistas malintencionados, de pacientes te autofinanciables, gracias a los ingresos obtenidos por el
contrariados por internamientos arbitrarios o hasta de trabajo de enfermos mentales de muy larga estancia que
familiares quejosos por la atención recibida? No precisa- hacían costeable su internamiento (13, 22). Se situaron
mente. Los autores de tan severos juicios eran notables lejos de las zonas urbanas, en antiguas haciendas, junto
psiquiatras que ocupaban cargos públicos desde donde a pequeños poblados, o en superficies limítrofes entre las
dirigían la psiquiatría mexicana y, particularmente, un zonas urbanas y las rurales por la extensión de terreno que
ambicioso programa de reforma asistencial basado en la requerían para las labores agrícolas, ganaderas y manufac-
creación de Hospitales-Granjas. Algunos de estos médicos tureras (26), y pretendieron absorber los pacientes cróni-
habían alcanzado en La Castañeda nombramientos de la cos que saturaban La Castañeda, a fin de transformar el
más alta jerarquía. manicomio en un auténtico hospital psiquiátrico (8, 21).
¿Cómo pudo operarse un cambio de esta naturaleza? Para 1945, La Castañeda resguardaba 3.400 pacientes
¿Por qué quienes debían velar por la buena marcha de que, además de debilitar la imagen de la psiquiatría como
esta institución pública contribuyeron en forma decidi- ciencia, hacían inmanejable dicha institución. Al quedarse
da a su desprestigio? La Castañeda padeció las dos lacras únicamente con los agudos, la medicina podría concentrar
que enfrentaron muchos otros grandes manicomios, la todos sus esfuerzos en tratar a los enfermos con mayores
masificación y la cronificación de los enfermos (3, 20). posibilidades de recuperación (20). Sin embargo, esta pri-
Pero ¿por qué justamente psiquiatras que desempeñaban mera etapa no rindió los frutos esperados por muchas razo-
posiciones públicas orquestaron una campaña en estos nes. La más elocuente, el hecho de que después de inaugu-
términos? ¿No bastaban las ácidas denuncias que de tan- rada la primera Granja, transcurrieron trece años para que
to en tanto salían a relucir en la prensa? se abrieran dos más y ahí se detuvo el proceso (6).
Este artículo analiza los contenidos de los que se valió La segunda etapa recibió un mayor impulso. Entre 1961
el Estado mexicano para difundir, entre la opinión públi- y 1968 se fundaron diez Granjas, pero esta vez con el pro-
ca y el gremio médico, un programa de alcance nacional pósito de poner fin al modelo manicomial, que ya se consi-
destinado a poner fin al modelo manicomial. Para ello, deraba totalmente caduco. En esa década, México se sumó
sus autores erigieron una leyenda negra sobre la institu- al consenso internacional existente sobre la necesidad de
ción que pretendían clausurar señalando, como la causa dar un viraje en las políticas de salud mental, ante el con-
principal de su fracaso, la coerción a la que eran someti- vencimiento de que los enfermos mentales ya no debían ser
dos los pacientes. Al hacerlo, asimilaron el manicomio a confinados en instituciones que los aislaran de la sociedad,
una cárcel y el loco a una amenaza social, pues redujeron pues ello dificultaba su reinserción posterior (15).
la función de éste a la de contención social y negaron las A partir de 1965 los pacientes que aún quedaban en La
muchas experiencias que cabían en él: lugar de reclusión Castañeda fueron trasladados a las nuevas instalaciones y el

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316 Sacristán, C.

manicomio acabó siendo clausurado y demolido. Para ese los sesenta, ocupó el lugar preponderante sobre los demás
entonces, el número de internos había disminuido a 2.800, medios (10).
acaso por la apertura de las otras Granjas o como parte de Francisco del Villar, uno de los documentalistas más
un fenómeno que también se dio en manicomios de otros reconocidos de la época, realizó un documental denomina-
países, ya que en determinado momento la curva de creci- do Puertas cerradas, en alusión a la institución manicomial,
miento comenzó a frenarse (2). el cual fue grabado en La Castañeda y en una de la Granjas
Como haya sido, esta segunda generación de Hospitales inaugurada en 1961 donde, a partir de un discurso muy tre-
campestres, como también se les llamó, estuvo presidida, mendista, el manicomio era asimilado a “un infierno” y la
ya no por el trabajo manual como eje rector del tratamien- locura al “drama más angustioso que padece el hombre”.
to, aunque éste siguió vigente, sino por la idea de libertad Haciendo un recorrido histórico, las imágenes fílmicas se
en oposición al confinamiento. Ciertamente, la creencia de acompañaban de una voz donde se podía escuchar que para
que el fracaso terapéutico del manicomio se debía al aisla- combatir este padecimiento se habían utilizado a lo largo
miento del paciente propició a nivel internacional una serie de los siglos “grilletes en las piernas, camisas de fuerza, coci-
de alternativas que debían instituir un régimen de mayor miento de hierbas y animales venenosos, duchazos de agua
libertad para favorecer la pronta reintegración del enfermo helada, sangrías, azotes, hambre, humillación y despre-
a su medio social. cio”, pues desde tiempos inmemoriales el enfermo mental
Lo llamativo del caso fue la estrategia seguida por el había sido considerado “un ser maldito”, “poseído”, que era
Estado mexicano para dar a conocer las nuevas instalacio- rechazado “con asco, con miedo” o “con lástima”, siendo
nes entre la opinión pública. La publicidad que las acom- escondido “detrás de fuertes rejas, de muros altos, macizos”,
pañaba no se limitó a destacar sus bondades terapéuticas, a ya que el trato hacia su persona había estado presidido por
alentar un modelo asistencial sobre otro, sino que atropelló “la negación y la ignorancia”. El documental concluía seña-
cincuenta años de historia durante los cuales la psiquiatría lando que con los nuevos Hospitales Granjas ya no habría
mexicana se profesionalizó precisamente, desde la platafor- “más puertas cerradas, ni candados, ni cadenas, ni guardias,
ma del manicomio. ni celdas, ni azotes, ni baños de agua helada” (16), es decir,
ningún tipo de coerción.
La difusión de la reforma Aunque sabemos que los pacientes ingresados en gran-
des instituciones evolucionan mal, las imágenes presen-
En 1962, Manuel Velasco Suárez, titular de la Dirección taban únicamente una cara de la moneda: la del paciente
General de Neurología, Salud Mental y Rehabilitación e crónico que sólo salía del manicomio en un ataúd, la del
ideólogo del proyecto de las Granjas en su segunda etapa, enfermo agitado que era contenido con la camisa de fuer-
publicó un artículo en la revista oficial Salud Pública de Méxi- za, la del hombre que tras perder la noción de sí mismo,
co, donde señalaba que el Manicomio General “práctica- vivía con la mirada perdida en el horizonte. Pero además, se
mente no ha evolucionado [...] tenemos que reconocer que, asociaba la locura con un mundo oculto, incomprensible,
en 50 años, México no ha hecho ningún esfuerzo valioso dominado por la magia y la superstición, cuando no por
sino hasta ahora para la mejor asistencia de los enfermos fuerzas ocultas imposibles de dominar. Lo más sorprenden-
nerviosos y mentales” (28). No contento con esta afirma- te era que este discurso estigmatizador del enfermo mental
ción, a los dos años sostuvo que las recién inauguradas y de la enfermedad fue creado por la psiquiatría oficial; no
Granjas estaban sustituyendo a “los sistemas manicomiales resultó obra ni de la religión, ni de un movimiento radical
casi carcelarios, de sujeción del paciente por modernos esta- en pro de los derechos humanos, sino de quienes tenían la
blecimientos de puertas abiertas” (29). El director de una responsabilidad de velar por la salud mental en la institu-
de ellas también compartía estas ideas. Para él, “en tiempos ción más emblemática de la psiquiatría mexicana.
pasados los hospitales mentales funcionaban como simples Un documental como éste borró cincuenta años de his-
centros de aislamiento, justificando su existencia el prin- toria, los que en ese momento tenía el Manicomio de La
cipio de dar protección a la sociedad contra los enfermos Castañeda, una institución que contribuyó poderosamente
y liberarla de su presencia. No importaba el escaso o nulo a la profesionalización de la psiquiatría mexicana. En ella se
interés terapéutico que en ellos existía”; simplemente “ins- impartieron las cátedras de psiquiatría antes de que se abrie-
piraban temor y sugerían hechos y acciones enigmáticos, ra la especialidad en la universidad, así como los primeros
misterios propios de la magia sin relación con la ciencia”. cursos de enfermería psiquiátrica; bajo su techo se fraguó
Se trataba de “un asilo hermético y cerrado, con actividades también la primera revista mexicana especializada en psi-
terapéuticas casi nulas” (26). quiatría y la primera sociedad que aglutinó a neurólogos
La noción del loco y de los pavorosos tratamientos que y psiquiatras, que aún subsiste (1). Como en otros mani-
le eran transmitidos al público en esta cruzada no le iban a comios del mundo, se ensayaron los más diversos tipos de
la zaga a las afirmaciones anteriores. El Departamento de tratamientos, pues aunque con frecuencia se sostiene que
Educación e Higiene de la Secretaría de Salubridad, encar- los manicomios fueron espacios poco medicalizados, supe-
gado de diseñar los programas que requerían las campañas rado el periodo fundacional en el que dominó la terapéu-
de salud mediante exposiciones, festivales, conferencias, tica moral, “el asilo propició durante decenios algunas de
guiones radiofónicos, folletos, carteles y hasta teatro guiñol, las elaboraciones teóricas más decididamente medicalistas
utilizó también la pantalla grande para estos fines. Pelícu- de toda la historia de la disciplina” (15). En su seno flore-
las, cortometrajes y documentales se exhibieron en forma ció el Pabellón Infantil, la Escuela para Niños Anormales y
gratuita hasta que la televisión, después de la década de el Hospital Federal de Toxicómanos (19, 25), así como un

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Un Estado sin memoria. La abolición ideológica de la institución manicomial en México 317

importante campo de investigación en el terreno de las neu- antro abominable y había que acabar con él” (6).
rociencias (4). Sabemos que el manicomio enfrentó la contradicción de
Incapaces de situar históricamente el modelo manico- ser un espacio que partía del aislamiento como el elemento
mial, reconocidos psiquiatras que ocupaban cargos públicos necesario para separar al loco de las condiciones de vida que
desvirtuaron la historia y, con ello, la memoria sobre el pasa- provocaron su enfermedad, pero al mismo tiempo debía ser
do. Crearon una leyenda negra acerca de una institución capaz de crear aquellas que le permitieran al enfermo volver
que el propio Estado abandonó para sugerir la instauración a la sociedad (9). Por eso, superar el modelo manicomial
de una nueva era en salud mental, donde el paciente ya no suponía crear alternativas de “puertas abiertas” como las
estaría sujeto a ningún tipo de restricción que coartara su que se estaban ensayando en otros países en esos años, pero
libertad, aunque sabemos que esto no fue así (11). en México quienes tuvieron en sus manos el diseño de las
Este discurso sobre las Granjas transmitía un contenido políticas en salud mental optaron por desvirtuar el pasado
liberador, muy al estilo del mítico acto de Pinel liberando a para encumbrar el futuro, una mala elección si se piensa
los locos de las cadenas, pero ahora del manicomio. Un tes- que también del pasado se aprende.
tigo de aquellos hechos recordó años después la manera en
que se destruyó ese legado hasta lograr la desaparición física
de La Castañeda con su demolición: “se empezó a hacer una Agradecimientos: Mucho agradezco al Dr. Andrés
propaganda desmedida de lo mal que estaba La Castañeda, Ríos Molina haberme dado a conocer y proporcionado el
todo lo que decían era cierto, pero la forma de presentarlo material fílmico utilizado como fuente en la realización
era para dar al público la impresión de que aquello era un de este artículo ■

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el rescate y la memoria

Revista de la APAL

Con fecha septiembre-abril de 1965/66, hizo su aparición el primer número del órgano científico de la Asociación
Psiquiátrica de América latina (APAL); entidad regional de los especialistas en psiquiatría que ha perdurado y
alcanzado una notoria actividad hasta nuestros días. Actualmente la APAL está presidida por el Dr. Enrique
Camarena Robles, destacado psiquiatra mexicano, a quien acompaña como vice-presidente, el Dr. Alfredo Cía,
colega argentino, presidente de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA). La vocación multidisciplinaria
de la publicación estuvo marcada desde el inicio al precisar en su título: “APAL, revista internacional dedicada
a Psiquiatría, Psicoanálisis, Psicología y disciplinas científicas y filosóficas que aportan conocimientos a la
Psiquiatría Contemporánea”. En esta Sección transcribimos el texto de su primer Editorial escrito por su Director.
En él, además de hacer un historia de las reuniones y decisiones que dieron lugar a los primeros pasos organizativos
y a los primeros equipos de trabajo de la flamante asociación, se relata el intento de formar un ente panamericano
que comprendiera a los psiquiatras de las Américas en su conjunto. Ese proyecto, como es sabido, no prosperó, y
la APAL continuó su camino reuniendo a los profesionales desde el Río Grande hasta la Tierra del Fuego.

EDITORIAL
Dr. Guillermo Dávila

Al aparecer el primer número de la Revista de la


Asociación Psiquiátrica de Amé¬rica Latina (A.P.A.L.)
se cierra una larga y penosa etapa que se inició hace
más de una década, y al mismo tiempo se abre un
nuevo sendero para los colegas de la América Latina.
Creo que es imprescindible señalar los anteceden-
tes y los hechos que dieron lugar al momento que
vivimos. En 1950, durante el Congreso Mundial de
Psi¬quiatría realizado en París, un grupo de precla-
ros delegados de la América Latina que asistieron a
dicho congreso, concibieron la necesidad de estrechar
las ligas entre los psiquiatras de Latinoamérica que
confrontaban problemas similares tanto por la orga-
nización socio-económica y política de sus países,
cuanto por la evolución de las ciencias. Fueron par-
ticularmente, los esfuerzos de José Ángel Bustamante
(Cuba), Carlos Alberto Seguín (Perú), y Raúl González
Enríquez (México), los que dieron nacimiento a una
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Revista de ;la APAL 319

organización que pretendía reunir a los psiquiatras Se resolvió también que el siguiente congreso se lleva-
de Latinoamérica para que pudieran conocerse y dis- ría a cabo en Perú lo cual se logró por los esfuerzos y
cutir sus problemas. Nació así la A.P.A.L., organiza- el dinamismo de su Presidente, Carlos Alberto Seguín,
ción que al año siguiente y bajo los esfuerzos de Raúl en noviembre de 1964. De esta manera se realizó el III
González Enríquez, designado Presidente de la nueva Congreso de la A.P.A.L., habiéndose designado nue-
organi¬zación, celebró su Ier. Congreso en la Ciudad va mesa Directiva que quedó integrada: Presidente,
de México, con la asistencia de delegados de la mayor doctor Guillermo Dá¬vila (México); Vicepresidente,
parte de los países de Latinoamérica. Empezaba la doctor Gregorio Bermann (Argentina); Secre¬tario,
naciente institución a organizarse cuando la trágica doctor Carlos A. Lucero Kelly (Argentina); Tesorero,
desaparición de su Presidente, acaeci¬da en octubre doctor Humberto Roselli (Colombia); y Vocales, doc-
de 1952, dio lugar a una paralización de los trabajos, tores Clovis Martins (Brasil), José A. Bus¬tamante
lo que en cierto sentido hizo que desapareciera el (Cuba), Humberto Rotondo (Perú) y Dionisio Nieto
panorama científico de la A.P.A.L. (México). Al integrar esta mesa directiva se resolvió
Varios años más tarde, gracias a su capacidad de dejar asentado en actas que correspondía la presi-
organización y a su cariño a la Psiquiatría, José Angel dencia al doctor José Ángel Bustamante, pero que en
Bustamante llevó a efecto una reunión en La Haba- virtud de la situa¬ción política imperante y las difi-
na para discutir un estudio transcultural que pensa- cultades que esto traería para su labor, se posponía
ba realizar en algunos países de América Latina. Al su designación para mejor oportunidad dejando cons-
organizar el Grupo GLADET (Grupo Latinoamericano tancia del deseo de los delegados. En dicha reunión se
de Estudios Transculturales), con la idea de iniciar el informó también de las pláticas que se estaban llevan-
estudio de la dinámica familiar en Perú, Cuba y Méxi- do a cabo con el doctor Brody, como representante de
co, volvióse a plantear la posibilidad de reorgani¬zar la Asocia¬ción Psiquiátrica Americana, para buscar la
la A.P.A.L., y más tarde con motivo de un congreso de manera de coordinar las actividades de las dos insti-
Psiquiatría en La Habana, un grupo resolvió reanimar tuciones, y se resolvió posponer la revista un año por
la A.P.A.L.; para esto se estructuró una Mesa Directi- dificultades técnicas para su impresión.
va que tuvo como Presidente al doctor Jesús Mata de Actualmente y vencidos todos los problemas de
Gregorio (Venezuela), Vicepresidente al doctor Anto- orden económico y técnico para la publicación de una
nio Carlos Pacheco e Silva (Brasil), Secretario al doctor revista de la importancia como la que ahora some¬temos
José Ángel Bustamante (Cuba), y a los doctores Car- al juicio de todos los colegas de América Latina, he creí-
los Al¬berto Seguín y Gregorio Bermann como voca- do conveniente señalar las actividades que en el sentido
les (Perú y Argentina) y al suscrito vocal por México. de la coordinación de las principales Asociaciones Psi-
Se organizó y se llevó a cabo el Ier. Congreso de la quiátricas de América se han llevado a cabo.
Asociación Psiquiátrica de América Latina en Caracas Se crea el “Consejo Interamericano de Asociacio-
en mayo de 1961, habiéndose desig¬nado como sede nes Psiquiátricas”
para el II Congreso, a México. En esa ocasión se for- En Noviembre de 1964 durante el III Congreso de la
mularon los estatutos de la asociación y se resolvió Asociación Psiquiátrica de la América Latina, la mesa
realizar intensa labor en toda América Latina a efecto directiva de la A.P.A.L., revisó una idea del Dr. Blain
de que algunos países que aún no habían ingresado a presidente de la A.P.A. (Asociación Psiquiátrica Ame-
la institu¬ción pudieran hacerlo con facilidad. Del 11 ricana) en el sentido de crear una gran agrupación de
al 17 de noviembre de 1962 transcu¬rrió el II Congre- los psiquiatras del Continente Americano. En esta vez
so de la A.P.A.L. organizado por el suscrito. De aquí el Dr. Brody expuso el proyecto a nombre del Dr. Blain
surgió nueva Mesa Directiva quedando como Presi- ya que este presidente de la Asociación Psiquiátrica
dente, doctor Carlos A. Seguín (Pe¬rú) ; Vicepresiden- Americana se vio impedido de acudir al Perú donde se
te, doctor José A. Bustamante (Cuba); Secretario, Car- realizaba precisamente el III Congreso de la A.P.A.L.
los A. Lucero Kelly (Argentina); Tesorero, doctor Abel (Asocia¬ción Psiquiátrica de la América Latina).
Sánchez Peláez (Venezuela); Vocales, doctores Guiller- La respuesta de nuestra agrupación fue de acepta-
mo Dávila (México), Gregorio Bermann (Argentina), ción siempre con una base inviolable: que ese nuevo
Antonio C. Pacheco e Silva (Brasil). organismo americano se formara con las asociaciones
Como aspecto más importante de este congre- psiquiátricas ya existentes en América y conservando
so fue la resolución que se tomó, de organizar una estas su personalidad y autonomía legislativa.
revista científica que sirviera para difundir en toda Siguiendo esta base general rectora se acordó una
América Latina, en el Sur de Estados Unidos y en los reunión en México para febrero de 1965 con la meta
países de Europa, de habla espa¬ñola, las ideas de de desglosar el proyecto del Dr. Blain. En esta ocasión
los psiquiatras de esta región de América, y que die- el Dr. Blain acudió a México; conocía bien y respetaba
ra formalidad a la institución haciendo que existiera la postura de los psiquiatras latinoamericanos.
un órgano científico, capaz de establecer un contac- El presidente de la Asociación Psiquiátrica America-
to directo entre todos los miembros de la A.P.A.L. Se na cambió impresiones conmigo como presidente de
resolvió igualmente que la revista tuviera su sede en la A.P.A.L., el Dr. Gregorio Bermann, Vicepre¬sidente,
la Ciudad de México y que quedara encargado de su y el Dr. Ramón Parrés, de la Sociedad Mexicana de
organización, como Director de la misma, el suscrito. Neurología y Psiquia¬tría.

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320 Dávila, G.

De esto resultó un afianzamiento del plan original segundo por la Asociación Psiquiátrica Americana y el
y una decisión de unir las tres principales asociaciones tercer presidente en turno por la Asociación Psiquiátrica
psiquiátricas de América: La A.P.A., la A.P.A.L., y la Aso- Canadiense. Esta proposición del Dr. Blain fue unánime-
ciación Psiquiátrica Canadiense. Faltaba sólo la forma mente aprobada.
detallada de llevarse a cabo esa unión, el cómo iba a Siguiendo mi sugerencia el funcionamiento interno
componerse ese nuevo organismo. de la mesa directiva sería de la siguiente manera: de cada
Se fijó para sesenta días después la fecha de creación asociación se elegiría un miembro que perdu¬raría duran-
de ese gran cuerpo psiquiátrico. te un año, otro por dos años y el último (tercero) por tres
En la Ciudad de México los días 16 y 17 de abril de 1965 años. En esta forma el cambio de miembros se lograría
nos reunimos los representantes de América Latina, Esta- por terceras partes con lo que se obtendría coordinación
dos Unidos de Norteamérica y Ca¬nadá. La trascendencia y continuidad entre los miembros del Consejo.
del momento se realzaba con la presencia del Dr. D. Ewen Tuve la honra que se me confiriera el cargo de coor-
T
Cameron (Canadá) Presidente de la Asociación Psiquiátrica dinador de actividades hasta la instalación formal del
Mundial. El acontecimiento era de histórica significación Consejo, que se fijó para noviembre de 1965 sin señalar
porque se trataba de una reunión de presidentes de asocia- lugar determinado.
ciones psiquiátricas del Continente Americano. Como clausura de la reunión el Dr. Ewen Cameron
Con esa categoría estuvimos el Dr. Daniel Blain, presi- Presidente de la Asocia¬ción Psiquiátrica Mundial exaltó
dente de la Asociación Psiquiátrica Americana, el Dr. John el beneplácito con el que su asociación veía la creación
D. Griffith representante de la Asocia¬ción Psiquiátrica del Consejo Interamericano de Asociaciones Psiquiátri-
del Canadá y un servidor como presidente de la A.P.A.L. cas. Señaló que este cuerpo psiquiátrico es el primero en
Asistieron además el Dr. A. Lucero Kelly de Argentina el Mundo con sus características y que coincide con los
en su calidad de se¬cretario general de la A.P.A.L., el Dr. objetivos de la Asociación Psiquiátrica Mundial de propi-
Humberto Roselli, (Colombia) tesorero de la A.P.A.L., Dr. ciar la formación de organismos regionales y en este caso
Clovis Martins (Brasil) vocal de la A.P.AL., Dr. Eugene Brody de todo un continente.
(E.U.) miembro de la A.P.A.L., Dr. Lindberg S. Sata (E.U.) del Ofreció todo su apoyo y expresó sus mejores votos
Panamerican Exchange Training Program in Psychiatry, Dr. por el futuro del nuevo Con¬sejo Interamericano de Aso-
René González de la Panamerican Health Organization, el ciaciones Psiquiátricas.
Dr. Abel Sánchez Peláez de Venezuela y el Dr. Ramón Parres A partir de este momento se principió a llevar a cabo
de México que fungió como coordinador. una serie de prepara¬tivos para la primera reunión del
El objetivo básico se alcanzó al declararse formado un naciente Consejo.
cuerpo de asociaciones psiquiátricas al que se acordó deno- Se resolvió efectuarla en Barranquilla por las facili-
minarlo “Consejo Interamericano de Asocia¬ciones Psi- dades de traslado que ofrece para los colegas de Latino
quiátricas”. América y por las ventajas que aportó la Asociación Psi-
El Dr. Brody en representación del Dr. Daniel Blain rati- quiátrica Colombiana.
ficó el criterio que cada asociación integrante conservaría Hubo una modificación en la composición del Con-
su autonomía y que dicho Consejo Inte¬ramericano de sejo surgida de una suge¬rencia del Dr. Blain: dado que
Asociaciones Psiquiátricas funcionaría hacia el intercambio la A.P.A.L., abarca muchos países el Consejo se integrará
y comunicación de sus agrupaciones constituyentes. En con 6 miembros latinoamericanos, 3 de Estados Unidos
cuanto a las metas pri¬mordiales de esa nueva organización, y 3 del Canadá. Un total de 12 representantes. Así se
propuse las siguientes: a) promover con¬gresos regionales, establecería un equilibrio perfecto.
e internacionales; b) unificar la preparación de psiquiatras Se consultó la proposición con la Asociación Psiquiá-
utilizando curriculms y sistemas de entrenamiento simila- trica Canadiense y con la directiva de la A.P.A.L., y al
res; c) estimular el intercambio de maestros y estudiantes recibirse la aceptación de ambas asociaciones se hizo la
de psiquiatría; d) fomentar los estudios transculturales; e) modificación a que ya nos hemos referido.
impulsar la investigación patrocinando aquellos trabajos de En cuanto a nuestra asociación se han hecho encues-
mayor interés y propiciando su financiamiento. tas con las diferentes sociedades científicas nacionales
Los cinco puntos propuestos fueron aprobados. El Dr. llegando a cierta uniformidad de criterio que ha de pre-
René González de la Organización Panamericana de la sentarse en la reunión de Barranquilla para su examen y
Salud ofreció su oficina en Washington como una agen- discusión.
cia central del nuevo Consejo, e informó que un nuevo En este climax histórico es como sale a la luz el pri-
directorio continental de psiquiatras, que está elaboran- mer número de la Revista APAL y me place presentar
do, lo pondría a disposición del Consejo Interamericano saludos y congratulaciones al Dr. Carlos Alberto Seguín
de Asociaciones Psiquiátricas. bajo cuya presidencia se iniciaron las actividades para
En cuanto a la formación de una mesa directiva se estructurar nues¬tro órgano de difusión.
acordó que constara de nueve miembros: tres por cada Como presidente actual de la A.P.A.L., y director de la
una de las tres grandes asociaciones: Canadá, Estados Revista envió a los compañeros un mensaje cariñoso con
Unidos y Latinoamérica. el entusiasmo de una labor que busca que los psiquiatras
El Dr. Blain propuso que el primer presidente del de la América Latina estrechen lazos fraternales y lancen
Consejo Interamericano de Psiquiatría fuese designado al mundo científico los estudios que con tanto mérito y
por la Asociación Psiquiátrica de la América Latina, el tesón llevan a cabo ■

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